¡Unas meras elecciones no nos dividirán!

 

Si la Iglesia no puede dar un ejemplo de cómo actuar cuando estamos en conflicto, entonces hemos fallado miserablemente.  No hay esperanza para el mundo.

 Este momento de división política en nuestra nación, representa una prueba para nosotros los cristianos.  ¿Permanecemos en relación solo cuando estamos de acuerdo?  ¿Podemos perdonar el dolor y la incomodidad que otros nos causan cuando tienen puntos de vista políticos que consideramos ofensivos y desconsiderados?  ¿Podemos tolerarnos incluso cuando nos decimos cosas que nos causan dolor e incomodidad?

Es el momento perfecto para poner en práctica algunos de los valores más exaltados del Reino de Dios.

En Efesios 4:2, el apóstol Pablo nos llama a "soportarnos unos a otros". Y luego aclara, "en amor".

Esta es una distinción importante.

Podemos soportarnos el uno al otro a regañadientes mientras apretamos los dientes y aguantamos lo mejor que podemos. O podemos soportarnos con generosidad, extendiéndonos gracia unos a otros, esperando pacientemente hasta llegar al otro lado, donde nos esperan la resolución y la reconciliación.

La palabra que el apóstol Pablo usa para “amor” es, por supuesto, ágape, una de las palabras más sublimes de todo el Nuevo Testamento.

Sobre el tema de amarnos y soportarnos unos a otros en amor ágape, el erudito William Barclay hace esta profunda declaración:

"El verdadero significado de 'ágape' (amor) es benevolencia invencible. Este amor ágape es un asunto, no sólo de las emociones, sino también de la voluntad.

Es la capacidad de retener una buena voluntad invencible hacia los que no son atractivos y amables, hacia los que no nos aman, e incluso hacia los que no nos agradan.”  

En este momento de profundo desacuerdo y polarización que estamos viviendo como familias, iglesias y comunidades, debemos aplicar como nunca antes el llamado del evangelio a sobrellevarnos en el amor ágape.

Es allí donde se revela la verdadera naturaleza del amor de Dios.  Y tenemos la oportunidad en momentos como el que estamos viviendo de poner en práctica la forma en que Dios nos ama.

Dios no solo nos ama cuando somos atractivos, cuando somos obedientes y santos.  No solo nos ama cuando lo hemos hecho todo bien.

Él no se acerca a nosotros sólo cuando lo buscamos primero. La Biblia declara:

 Efesios 2:4-6

4 Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó,

aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia sois salvos),

y juntamente con él nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús,

Dios nos amó incluso cuando no lo merecíamos.  ¡Debemos extendernos ese mismo privilegio el uno al otro!

Los creyentes que aman a Donald Trump deben expresar amor ágape con aquellos que lo detestan y lo ven como la encarnación misma del anticristo.

Los creyentes inmigrantes indocumentados que están profundamente ofendidos y que sufren bajo las políticas gubernamentales actuales, deben soportar con amor ágape a aquellos que creen que hacer cumplir esas políticas es legítimo y necesario.

Los republicanos comprometidos deben hacer todo lo posible por reconocer la sinceridad y la piedad de aquellos que votarán con los demócratas por convicción bíblica genuina.

Los cristianos demócratas a favor de Joe Biden deben extender la mano de la paz a sus contrapartes que votarán con júbilo por una segunda administración republicana.

Jesús fue muy claro que la máxima manifestación de amor es aquella en la que extendemos nuestra bondad y benevolencia a quienes, según nuestro entendimiento, no lo merecen o no nos pueden darnos nada a cambio:

 

 Lucas 6:32-36

32 Porque si amáis a los que os aman, ¿qué mérito tenéis? Porque también los pecadores aman a los que los aman.

33 Y si hacéis bien a los que os hacen bien, ¿qué mérito tenéis? Porque también los pecadores hacen lo mismo.

35 Amad, pues, a vuestros enemigos, y haced bien, y prestad, no esperando de ello nada; y será vuestro galardón grande, y seréis hijos del Altísimo; porque él es benigno para con los ingratos y malos.

 

 Es ese tipo de amor basado en principios, que puede contener muy poca emoción y egoísmo, al cual apuntan  las palabras de Jesús.

Es una Gracia que puede que no se sienta fácilmente o no sea espontánea, pero que se extiende en pura obediencia a la enseñanza del Evangelio.

Es la bondad que va más allá de la mera biología humana y nuestra capacidad natural de amar a quienes son como nosotros, y que se conecta con la capacidad sobrehumana de amar con sacrificio, lo cual es un distintivo de lo Divino.

La unidad que disfrutamos como familia de Dios es sublime y está más allá de cualquier cosa que se pueda encontrar en el mundo. Pablo lo describe en los términos más espirituales:

 

 Efesios 4:4-6

un cuerpo, y un Espíritu, como fuisteis también llamados en una misma esperanza de vuestra vocación;

un Señor, una fe, un bautismo,

un Dios y Padre de todos, el cual es sobre todos, y por todos, y en todos.

 

Cuando se mira de esta manera, unas simples elecciones parecen endebles e insignificantes en comparación.  No podemos permitir que nada de este mundo rompa este vínculo divino que nos mantiene unidos.

Incluso cuando reconocemos que podemos estar irritados con nuestros hermanos en la fe, debemos saber que, tarde o temprano, tendremos que perdonarnos, abrazarnos y reconocer que somos familia.

Tenemos una misma fe en Cristo, lo cual constituye el vehículo que conduce a nuestra salvación. Todos compartimos un mismo Padre, que reina supremo y que está por encima de todo principado y poder y gobierno humano, e incluso por encima de la historia.

Finalmente, tenemos la sangre más preciosa de todas corriendo por nuestras venas espirituales, la cual nos mantiene unidos. ¡Somos un Cuerpo, la Iglesia de Jesucristo, unidos inseparablemente por la energía del Espíritu de Dios!