SERMONES

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Homosexualidad - un desvio en la jornada hacia la madurez sexual

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Andrew Comiskey es muy conocido en el mundo Cristiano y en muchas partes del mundo. Andrew ha escrito varios libros acerca de la experiencia del quebrantamiento sexual en diferentes manifestaciones. Él mismo ha salido de un estilo de vida que ha sido destructivo. Y lleva ya veinte y pico de años sirviendo al Señor, escribiendo libros, hablando a la sociedad y al mundo Cristiano acerca de cómo Dios es un Dios poderoso para sanar todo tipo de situaciones, todo tipo de distorsiones en la vida humana.

Él ha sido presidente de una gran organización que ministra a homosexuales que están tratando de salir del estilo de vida. Se llama Éxodos International, la cual alcanza a millones de personas a través de toda la tierra con todo tipo de publicaciones. Sus libros son muy conocidos, y es un hombre de Dios lleno del Espíritu Santo. Está aquí en Boston actualmente en la Iglesia Vineyard con su esposa llevando a cabo un taller, un retiro sobre matrimonio. Y nosotros tenemos la bendición de tenerlo hoy en medio nuestro. Y a Esther también. Bienvenida Esther. Gusto tenerte aquí con nosotros.

Hola, buenos días. Quisiera poder hablar más de su hermoso lenguaje. Crecí en California del Sur donde absolutamente se necesita poder hablar español, pero nunca aprendí porque soy terco y estúpido, así que perdónenme. Yo hago mucho trabajo en el mundo Latino. Puertas se han abierto allí para nosotros para equipar las iglesias para bregar con gente quebrantada, gente que verdaderamente ama a Jesús, pero quienes bregan con áreas profundas y vergonzosas de sus vidas. Y algunas veces es un trabajo muy difícil poder obtener victoria en áreas profundas y difíciles de nuestras vidas. Sabemos que hay victoria en Jesús, pero actualmente no sabemos como esa victoria se relaciona con áreas profundas, entrañables de nuestras vidas. Así que muchas veces encontramos difícil. No queremos deshonrar a nuestros padres, por ejemplo. No queremos deshonrar el nombre de Jesús. Pero aún no queriendo deshonrar a Jesús o a nuestras familias, luchamos con cosas verdaderamente deshonrosas.

Así que trabajamos con iglesias alrededor de todo el mundo para ayudarlas a tratar a nuestra gente con dignidad cuando experimentamos estas dificultades y tentaciones a fin de que no tengamos que ir fuera de la Iglesia en busca de respuestas, no tener que escuchar a falsos profetas y pastores. Podemos descubrir entonces al buen pastor donde nosotros adoramos en algunas de estas áreas profundas en las cuales luchamos. Y esto es algo muy difícil para nosotros, porque cuando llegamos a la iglesia inmediatamente queremos la victoria.

Y no nos gusta tener que admitir y decir, “Verdaderamente no tengo la victoria total que yo quiero.” Pero en realidad, ahí comienza la verdadera sanidad. Es en admitir y decir, “Esta área de mi vida verdaderamente no se está poniendo mejor.” Y entonces encontrar gente que se pare a nuestro lado y nos acompañen hasta que obtengamos esa victoria total. A veces se toma mucho tiempo, y eso es muy difícil. No me gusta nada acerca de eso, pero es la verdad. Y el hecho de que no me guste no lo hace menos verdadero. Así que tenemos que ayudarnos unos a otros. Y aún, quizás especialmente dentro de nuestras familias tenemos que entendernos unos a otros. Y eso es muy difícil sobre todo respecto al problema de la homosexualidad.

No queremos hablar de eso con nuestras familias. No queremos que nuestros padres sepan acerca de eso. Es más vergonzoso la homosexualidad que la mayoría de los problemas. ¿Verdad, no? Es más fácil por ejemplo decir, “Cometí adulterio,” o “Estoy teniendo relaciones ilícitas con mi exnovia o mi novio,” o “Estoy metido en la pornografía.” Esas son cosas también vergonzosas. Pero en una manera como que son un poquito más normales. ¿No les parece? Y pensamos, “Bueno, yo entiendo eso. Puedo entenderlo.” Pero cuando se trata de la homosexualidad, entonces pensamos, “Bueno, no puedo meterme ahí en ese mundo. ¿Cómo puedes tú hacer eso? ¿Por qué hacer algo normal como adulterar, por ejemplo?”

¿Sabes qué? Si somos honestos en nuestra cultura Latina, el adulterio es muy común. ¿Sí o no? Y nosotros todos los sabemos. Todos ustedes han tenido familiares que han cometido adulterio. Pero no se habla de eso, porque uno no quiere avergonzar a esas personas. Así que todos sabemos como guardar secretos. ¿Sí o no? Aún para proteger a las personas. Pero eso no los libera. Eso no detiene el desangramiento interior. Así que todos guardamos secretos. Y a fin de poder ser libres para confiar nuestros secretos, tenemos que confiar en la gente, aprender a confiar. Así que por eso es que tenemos que aprender a confiar en la gente en la iglesia, porque es allí donde reciben las respuestas a través de Jesús, en su cuerpo. Tenemos entonces una posibilidad verdadera de ser libres. Y eso es lo que nosotros hacemos. Ayudamos a la iglesia a proveer refugios, lugares seguros, para gente que tiene problemas vergonzosos y profundos, y que están dispuestos a confiar sus secretos a fin de llegar a conocer a Jesús a fin de poder vivir la verdad en las áreas no vistas, no públicas.

Ahora, me inspiró mucho esta puerta que se ha abierto para decirle no al matrimonio homosexual aquí en Massachussets que hace poco decidió la legislatura. Eso me animó muchísimo. Y pensé, “Señor, aquí hay una puerta abierta. Que el pueblo de Massachussets pase por esa puerta, Señor. Permitan que el pueblo diga lo que siente.” Yo vivo ahora en Kansas City, en el estado de Missouri dentro de una casa de oración que involucra a más de 600 intercesores a tiempo completo, así que yo pienso encabezar a mi casa de oración este año para que en el 2007 y en el 2008 esa puerta se mantenga abierta cuando los legisladores voten de nuevo, para que el pueblo pueda votar. Eso es la puerta abierta de la cual hablo. Deja que el pueblo decida.

Así que esto me intriga, me provoca muchísimo esta posibilidad, de que los 50 estados se unan en decirle no al matrimonio homosexual. Porque mi ministerio es un ministerio global, mundial, yo estoy muy claro en la poderosa influencia de los Estados Unidos en el resto del mundo, aún esos países que odian y detestan a los Estados Unidos. Y hay muchísimos hoy en día. Todavía están profundamente influenciados por la cultura norteamericana. Qué poderosa voz sería si nosotros le dijéramos no al matrimonio homosexual como nación. Si la puerta se cerrara en Massachussets, entonces yo creo que todos los Estados Unidos habrían hablado a través de este estado. Aún cuando no se dé una enmienda nacional federal, si la puerta se cierra en este estado, los Estados Unidos de América verdaderamente estaría constituidos en una unidad con respecto a este asunto. Así que esto me anima muchísimo.

Tenemos una responsabilidad de sostener la verdad acerca del matrimonio. Y tenemos una responsabilidad también hacia la gente quebrantada. Tenemos que proveer poderosas avenidas de sanidad para aquellos que luchan con la homosexualidad y las tendencias… Si no proveemos sanidad, entonces estamos contristando al Señor de la misma manera que el matrimonio homosexual contrista el corazón de Dios. El mensaje central de Jesús fue dirigido hacia gente pecadora. Los evangelios están llenos de ese tipo de ejemplos. Él invitó a personas quebrantadas sexualmente a entrar bajo el dominio de su reino misericordioso. Y al hacer eso, Él envió un mensaje también a la gente religiosa. Él les dijo, “Las prostitutas están entrando al reino de Dios antes que los Fariseos.” Así que tenemos que hacer todo el esfuerzo posible para proveer oportunidades de sanidad a la gente.

Me encanta la historia en Lucas 7, verso 7… Lucas 11, 7 al 17. Me encanta esa historia, ese relato. Se trata de cómo Cristo resucitó el hijo de una viuda. Y quiero usar esta historia como un ejemplo de cómo Cristo me levantó a mí personalmente de la muerte de la homosexualidad. Permítanme leer estos versos con ustedes. “Jesús fue a un lugar llamado Naín. Y sus discípulos en un gran grupo fueron con Él. Y cuando Él llegó a la puerta de un pueblo, había un hombre joven, muerto que estaba siendo sacado.” Lucas 11-7. “El único hijo de su madre, era una viuda. Y una gran multitud estaba con ella. Cuando el Señor la vio, le dijo, “No llores.” Entonces Él tocó el ataúd, y todos los que estaban cargando el ataúd se quedaron tranquilos. Y dijo, “Joven, a ti te digo. Levántate.” Lucas 7, es Lucas 7. “Y el joven que estaba muerto comenzó a hablar, y el Señor se lo regresó a su madre. Y todos se llenaron de asombra hacia Dios. Y dijeron, ‘Un gran profeta se ha levantado entre nosotros. Dios ha visitado a su pueblo.’” Está aquí el texto, así que si no tienen su Biblia, pueden mirarlo y leerlo.

Lo primero que vemos acerca de este joven es que está muerto. Está siendo llevado fuera del pueblo para ser enterrado. Yo quiero usar esta muerte como una metáfora, una ilustración como una ilustración de lo que pasa cuando una persona que tiene un problema homosexual asume como si su identidad fuera de ser un homosexual. Y estas son dos cosas diferentes de las que estoy hablando. Porque hay mucho poder en identificarse, llegar a ese punto de identificarse como que yo soy homosexual.

Veamos cómo se desarrolla ese tipo de identidad y de auto-conciencia. Esto podría probablemente aplicar a algunos de ustedes en esta iglesia hoy en día. Tú estás consciente de que tienes ciertas atracciones hacia personas de tu mismo sexo. Generalmente te habrás dado cuenta de esto a la edad de diez u once años. Y te causa mucha vergüenza. No quieres que nadie lo sepa, así que no lo dices a nadie. Y todavía estás tratando como de encontrar tu camino, de descubrir qué está pasando. No quieres hablar a tus amigos acerca de ello. Tienes miedo de hablarle a tus padres acerca de ello.

Así que comienzas a escuchar otras voces. ¿Qué dice Oprah en su show de televisión acerca de esto? ¿Qué dice mi escuela acerca de homosexualidad? ¿Y si yo voy anónimamente a un consejero escolar, qué me va a decir? O quizás tu vas a la Internet donde puedes entonces desarrollar relaciones a través de la Internet. O quizás surjan imágenes entonces en tu mente de gente teniendo relaciones homosexuales o pornografía, y lo puedes hacer a través de Internet también. Y todo eso lo que hace es darle gasolina a tu deseo, a tu pasión. Y quizás entras a tener correspondencia a través de la Internet con alguien que tiene ese mismo tipo de tendencias homosexuales. Y comienzas a desarrollar relaciones secretas.

Y lo que tú vas a escuchar departe del mundo es, “Mira, simplemente eres homosexual. Eso es lo que tú eres. Así que simplemente reconcíliate con la idea.” Y si nosotros comenzamos a acordar, a estar de acuerdo con esto. Diremos, “Sí, eso es lo que soy. Soy homosexual. Soy una lesbiana.” Esto implica la muerte a tu verdadero yo. Y yo he oído esto departe de mucha gente, gente que ha luchado durante mucho tiempo cuando se afirman a si mismos como homosexuales. Cuando dicen, “Esta será mi verdad, esta será mi paz, este será el yo que yo le he representar al mundo, la identidad que le presentaré. Eso en realidad constituye una muerte al verdadero yo.

¿Cómo se da esto? Yo quiero decir lo que yo pienso. Yo quiero decirles que yo pienso personalmente que no hay tal cosa como un hombre homosexual o una mujer lesbiana. Simplemente creo más bien que hay gente que está llevando ciertas heridas en su ser, que tienen ciertos anhelos de relación y de intimidad con alguien que simplemente no comprenden, no saben figurar bien. Y cuando están confundidos y en tinieblas, en la oscuridad, cuando no hay buen pastoreo, la luz de la verdad, y de la luz, y de la razón, entonces nos hacemos vulnerables y abiertos a falsos profetas a aquellos que son demasiado rápidos en imponernos manos, y decir, “Eso es lo que tú eres.” Para confirmarnos como algo que verdaderamente no somos. Nadie nace un heterosexual madura, y realizado y definido. Amen. Uno no ve un bebe, y dice, “Ah, tú eres un heterosexual maduro.” Tú dices, “Oh, tú eres una bebita linda,” por ejemplo. O, “Tú eres un bebé precioso. Uno entonces tiene delante de si un gran camino hacia la madurez de identidad. Pero nosotros queremos, bebé, llevarte adonde tienes que llegar.”

Nosotros sabemos cuál es la meta. Un hombre para mujer, mujer para hombre. Pero estamos ahora hablando de hombres adultos, mujeres adultas. Hay un camino muy largo, una trayectoria muy larga, muchos valles, muchas montañas. Hay muchos escombros en el camino, y muchas veces podemos quedar atrapados. Podemos atorarnos. Podemos atorarnos en los matorrales, o quedarnos en un valle simplemente dando vueltas, no sabiendo qué sucedió. El abuso sexual, el descuido de los padres, tantas cosas que pueden quebrantarnos y entrar como influenzas negativas en nuestra vida juvenil. Y esas cosas nos dan miedo, y también nos excitan, nos confunden, de tal manera que nos atoramos en esta jornada que hemos proseguido.

Y aquellos que tienen atracciones del mismo sexo, aquellos que tienen que admitir honestamente, “Mis deseos sexuales son para gente de mi mismo sexo, no para las del sexo opuesto.” Esas personas quedaron atoradas en la jornada en formas en que ellos mismos no pueden entender ni responder. Eso es lo que sus deseos les dictan. Pero nosotros les podemos ayudar en esa situación. Nosotros les podemos decir, “Gracias por compartir esto que estás luchando. Necesitas ayuda. Necesitas sanidad. Y nosotros queremos ayudarte a reasumir esa jornada hacia la madurez, esa jornada en la cual todos estamos implicados en alguna parte del camino.”

Todos nosotros hemos tenido problemas en esa jornada hacia la madurez sexual. La mayoría de ustedes no se quedaron atorados ahí en el nivel del deseo homosexual, pero simplemente porque usted llegó al punto en su jornada de tener deseos normales, heterosexuales, no quiere decir necesariamente que usted sea maduro. ¿Sí o no? Lo único que tiene que hacer es cásese, y comience a ver entonces. “Ah, Señor, veo que todavía necesito ayuda. Necesito ayuda para ayudar a esta mujer en la forma correcta. No entiendo a este hombre. Ah, Señor, ten misericordia. Todos necesitamos ayuda.” La homosexualidad es simplemente que requiere un tipo específico de ayuda. La meta es la misma: una heterosexualidad madura. Esa es la meta de Dios para toda la creación humana.

Ahora, cada hombre, cada mujer aquí es diferente. Un hombre tiene que entrar en un sentido completo de su poder como hombre, su fuerza varonil. Tenemos que hacer paz con lo que verdaderamente somos, como hombres o como mujeres. Un hombre necesita sentir poder, ser poderoso para cuidar verdaderamente a una mujer. Y una mujer necesita sentirse segura de que este hombre va a usar este poder en una forma que la va a ayudar y a defender en su camino. Pero vivimos en un mundo tremendamente confundido. Muchos hombres están muy inseguros de cómo usar su poder verdaderamente. Y muchas mujeres se sienten muy inseguras acerca del poder masculino. Y en esta inseguridad, la de-estabilización de los hombres y las mujeres, somos muy vulnerables entonces a buscar refugio en las armas, en las manos, en los brazos de gente de nuestro propio sexo.

Ahora, déjenme decirles, la familia juega un rol importantísimo en todo este proceso, sobretodo el padre. Necesitamos padres poderosos que puedan involucrarse con cada hijo, cada hija que puedan entrar en esas zonas sombrías de tinieblas y de sombras en esas incertidumbres que la vida joven pueda estar experimentando. El poder de la afirmación paternal a través de la vida de un joven o una joven. Esto es quizás la influencia más importante, más influyente en la vida, en la formación de la identidad de un niño. Muy importante.

Y cuando el padre no está presente para cubrir y ser un verdadero padre, los hijos y las hijas entonces se hacen mucho más vulnerables a oír otras voces, para escuchar otra gente y otros recursos que les van a decir entonces quiénes ellos supuestamente son. Eso fue lo que me sucedió a mi. Mi padre es un buen hombre, pero no sabía cómo ser un verdadero padre. Yo ahora soy un padre ya de cuatro jóvenes adultos. Y ahora siento mucha más compasión por mi papá que lo que sentía antes. Pero él no sabía como ser padre. Y durante esos años críticos de mi vida en que yo no sabía quien yo era verdaderamente, él no estuvo allí. Él estaba demasiado ocupado con su propia vida. Él me dio a la vida, fue papá biológico, pero no supo cómo ser padre espiritual, emocional. Y entonces yo me encontré muy vulnerable. Cuando estaba físicamente presente, muchas veces estaba airado, molesto. Así que la cara que yo tenía de mi padre era un rostro airado. Así que simplemente puse una pared, y dije, “Me alegra de que no estés presente.” Pero al rehusarlo a él y rechazarlo, también regresando a hacer paz conmigo mismo acerca de lo que yo era como hombre, identidad masculina. Y esto jugó un rol importantísimo en el desarrollo de mis tendencias homosexuales. No lo estoy culpando a él, pero esto definitivamente fue una influencia. Y entonces cuando yo asumí una identidad homosexual. Cuando dije, “Esto es lo que yo soy. Esto es lo que voy a hacer con mis sentimientos, entonces comencé a pecar, y entonces me sometí a unas tinieblas muy profundas.”

Una de las cosas que sabemos acerca de este hijo de la viuda de Naín es que no tenía padre. No tenía una voz masculina que le diera fuerza en su debilidad, nadie diciéndole, “Camina en esta dirección. Evita eso que vas a encontrar en el camino. Yo caminaré, te acompañaré en el camino,” que te diga, “Necesitamos ahora caminar por una encuesta bien alta, pero te voy a ayudar.” Simplemente no ascendí ese camino empinado. Convertirse en un hombre maduro es un verdadero logro. No es algo que simplemente se da automáticamente cuando uno nace. Toma mucha mentoría, mucho trabajo. Es una subida muy empinada y forzosa. Necesitamos a alguien que nos diga, “Por aquí es el camino. Camina en él.”

Mucha gente como yo entonces nos entregamos a una cultura de gran libertad y abandono sexual. Yo crecí en California del Sur, una cultura tremendamente liberal. No había ninguna dificultad en ese tiempo en entrar en relaciones homosexuales. Había mucho placer sexual, aún la bendición de mis semejantes. No era en ninguna forma difícil encontrar apoyo departe de otros homosexuales. Esto es más todavía verdadero que antes, muy cierto en la ciudad de Boston. Así que el comportamiento sexual está creciendo cada día más y más entre los jóvenes. La cultura juvenil es una cultura tremendamente amigable hacia la homosexual. Es una cultura muy sexy, muy alegre, muy atractiva. Ese sentido de vergüenza ya desapareció. Es más, uno se siente como bendecido y privilegiado de salir del closet. Se ve como algo valeroso y heroico en vez de una movida mala. Simplemente se ve como una opción entre muchas otras, pero no es una muy buena. En este salón estamos ahora lidiando con otro tipo de cultura, en este lugar. Es como una cultura dentro de una cultura. ¿No es así? Es una cultura, la que nosotros representamos, que estamos diciendo, “No, no vamos a hacer o a ser así. Vamos a ser una cultura Cristiana.” Amen.

¿Pero qué es lo que puede pasar muy fácilmente en una cultura Cristiana? Buena vergüenza, por así decirlo. El tipo de vergüenza que dice, “Ey, quizá yo no debo actuar sobre esos impulsos homosexuales. Yo quiero hacer lo correcto.” Y esa vergüenza positiva puede convertirse en vergüenza negativa o mala, diciendo, por ejemplo, “Ah, no quiero que nadie sepa acerca mis tendencias, mis luchas.” Y esta cultura que nosotros representamos entonces se puede convertir en una cultura no receptiva a ese tipo de confianza, de confesión.

Déjenme preguntarles algo. Alguna vez en su vida, usted le ha confiado a algún Cristiano, y después se ha arrepentido de haberlo hecho? Levante su mano si es así. Y uno dice, “Ah, eso fue una mala idea. No mantuvieron el secreto.” O le dieron muy mal consejo, como por ejemplo, “No se lo digas a nadie.” De veras? Y uno puede ver inmediatamente en su rostro, como que se horrorizaron ante lo que tu les confiaste. Y de ahí en adelante, dijiste, “Hm, de aquí en adelante me guardaré el secreto más bien.” Y eso es lo que pasa muchas veces bien fácilmente en una cultura Cristiana no receptiva. “No quiero decirle a nadie lo que está pasando dentro de mi.” ¿Y entonces, qué sucede? Lo que pasa aquí en Lucas 7. Toman el cuerpo, y lo sacan afuera del muro, de la cultura, de la ciudad, del lugar.

La persona que está en lucha entonces dice, “Ah, me voy a salir de ese mundo. Voy a resolver mis problemas afuera. Y en un sentido, nosotros decimos, “Amen, estamos de acuerdo contigo. Salte.” Quizás a veces en formas obvias, o a veces en nuestra propia confusión y sentido de vergüenza de lo que estamos escuchando. Y decimos, “No metas eso en el seno de la familia. No metas eso entre nosotros. Eso no es santo.” ¿Así que entonces qué pasa? Que lo tratamos como si estuviera muerte. Lo vemos como infeccioso como ese joven muerto, donde literalmente llevaron su cuerpo fuera de las fronteras comunitarias, de las barreras, para que literalmente el cuerpo no infectara a la sociedad. Y eso es normalmente lo que hacemos con gente que comete infracciones sexuales: la hija, por ejemplo, que resulta en cinta fuera de matrimonio, el hombre en su adulterio, el esposo en su adulterio, y el hijo o hija en su práctica homosexual.

Y es difícil para nosotros. ¿Verdad? La cultura Latina es una cultura de honor. Y ustedes son gente de honor. Ustedes respetan autoridad. Ustedes quieren honrar a sus familias en una manera que resulta ejemplar para la cultura Anglosajona. Nosotros demasiado rápido muchas veces deshonramos a nuestras familias en la cultura Anglosajona. Pero a ese honor también hay un lado negativo y peligroso cuando no decimos la verdad, cuando no nos sentamos con ese hijo o esa hija, y les preguntamos, “¿Oye, qué está pasando? ¿Qué estás haciendo con tu vida? Hablemos acerca de esa amistad que tienes. ¿Estás tu bregando con homosexualidad? Necesitamos hablar la verdad. ¿Por qué estamos bailando alrededor del asunto?” Así que afuera hay una cultura de licencia, de libertinaje, pero como cultura, la Iglesia puede también crear una subcultura de mentiras y de secretos, de cosas escondidas no expresadas donde intencionalmente rehusamos crear lugares seguros donde la gente pueda abrirse y decir la verdad. Yo estaría muerto hoy si no hubiera encontrado una iglesia sanadora.

 

 

Mis amigos de escuela superior con los cuales salí del closet… Esto es otro beneficio de la iglesia Latina. Es como el Las Vegas de la iglesia. Bota el reloj. Todos mis amigos de escuela superior están muertos del SIDA. Están muertos. No habían los cócteles, las medicinas especiales que hoy en día existen para sanar o mantener el AIDS. Están muertos, simplemente apagados en lo mejor de sus vidas. Y la única diferencia en mi caso fue que yo encontré un grupo de gente en el nombre de Jesús donde yo podía decir, “Esto es lo que estoy trabajando, con esto es que estoy bregando. Amo a Jesús. Yo sé que en Él está la victoria. Yo sé que Él es la vida, pero estoy bregando, estoy luchando fuertemente.” Y esta comunidad tiene que convertirse en algo mucho más poderoso a mi favor que esa comunidad que está allá afuera.

Hablemos acerca de alguna de las llaves, las claves para poder crear una comunidad sanadora. Primeramente, intercesión. Número uno, la intercesión. El poder de la intercesión. Eso comienza de rodillas. Dice aquí que la mamá de ese joven muerto estaba llorando por su hijo. Esto quiere decir para mí que ella no se dio por vencida. No abandonó la batalla a favor de su hijo. A pesar de que estaba muerto, todavía estaba orando, todavía intercediendo. Otra razón por la cual yo estoy aquí hoy en día es por la oración de los santos de Dios, gente que estaba consciente de la naturaleza de mi lucha, quienes sabían que yo me identificaba como homosexual, y que oraban oraciones muy sencillas. Dios, cógelos. Agárralos. No se requiere mucha sofisticación. Dios, cógelos.

Y mi mamá fue probablemente la más poderosa intercesora de todas. Y de hecho no era una pentecostal Latina, tampoco. Era una Anglicana de hecho, episcopal, muy racional, muy cognitiva. Yo ni siquiera sabía que ella oraba. Imagínense. No quiero ofender a los Anglicanos, pero yo ni siquiera sabía que ella oraba. Y un día yo llegué a mi casa, y era un lío total. Y ella me miró directamente. Me dijo, “Andy, tú necesitas, verdaderamente necesitas a Jesús.” Y entonces me dijo, “Andy, yo quiero más para tu vida de lo que tienes.” Me dijo, “Yo he conocido mucha gente que ha vivido ese estilo de vida, pero no llegaron a vivir una vida plena, abundante. Yo quiero más para ti.” No fue algo pesado, religioso, abrumador. No me estaba condenando. Más bien me estaba invitando a algo mayor, más positivo, en el poder del amor de una madre y sus lágrimas. Y eso me quebrantó mi corazón. Sus lágrimas me penetraron. Predicación religiosa no hubiera entrado a mi ser en ese momento, pero alguien que me amaba verdaderamente, y que me conocía como yo era, llorando sobre ese destino que estaba delante de mí, eso tuvo tenía poder. Tuvo poder en ese momento.

En segundo lugar, hay un tipo de muerte que tiene que darse. No ese tipo de morir físico como el que vemos aquí en el relato, o la muerte que es asumir una identidad homosexual, pero morir en el sentido de estar dispuesto a abandonarse a algo, un camino que es inseguro, y no familiar que se abre cuando uno… una voluntad de deshacerse de los placeres, abandonar los placeres del pecado. Este es un tipo de muerte. ¿Sí o no, también? Muchas familias, familiares y amigos dicen, “¿Bueno, qué me pueden decir acerca de mi amigo o familiar homosexual?” Y unas de las cosas que yo les pregunto es la siguiente, “¿Está el muerto ya? ¿Todavía está muerto? ¿Ya él está haciendo la pregunta todavía?

¿Verdaderamente quiere él a Jesús ya?” Porque muchas veces queremos arrastrar a la gente hacia la resurrección. Queremos nosotros mismos levantarlos de la muerte, pero todavía no han llegado a ese punto de muerte, de morir a si mismos. No quieren resurrección. No están listos todavía. Y el tiempo preciso es muy importante, así que muchas veces los que nos queda hacer es orar y esperar el momento de Dios, seguros de que Dios puede forjar las circunstancias necesarias mientras nosotros hacemos nuestra parte para crear una comunidad sanadora. Así que cuando estén listos, haya un lugar preparada para su resurrección. Así que mientras tanto podemos orar poderosamente. Señor, abre la puerta. Mientras tanto, nuestra iglesia, nosotros como iglesia podemos orar. Podemos arrepentirnos. Yo creo que mucho de esto se da de rodillas mientras Dios va cambiando nuestros corazones. Algunos en la iglesia necesitamos arrepentirnos de lo duros que hemos sido con los homosexuales. Nosotros creemos … que lo que tenemos es un odio santo, pero lo que es es simplemente un odio carnal.

Simplemente creemos que son malos y perversos, y creemos que esto es justicia, es una ira justa. Y sentimos, ah, la Biblia está de nuestro lado. Romanos 1, es la peor forma de idolatría, decimos. La homosexualidad ciertamente es una poderosa expresión de idolatría, pero también tenemos que leer Romanos 2. Y allí el Apóstol Pablo dice, “Cuidado con juzgar, porque ustedes mismos también están sujetos a similares tentaciones y pecados.” Entonces el verso culminante, “Es la bondad del perdón y la misericordia de Dios la cual nos lleva al arrepentimiento.” Romanos 2, versículo 4.

Algunos de nosotros necesitamos arrepentirnos de nuestra ignorancia de que verdaderamente no sabemos lo que sucede en el corazón homosexual, las luchas y las tensiones. Lo trivializamos, lo superficializamos. Hemos simplemente adoptado una postura de simplemente “di no”, niégate a obedecer. “Simplemente deja de hacerlo de la manera que yo dejé de fumar, o la manera que yo estoy tratando de perder peso. Es lo mismo.” Y eso es ignorancia.

Las raíces de la homosexualidad son tremendamente profundas. Las heridas relacionadas con la homosexualidad requieren mucha atención. Uno no le dice por ejemplo a alguien que ha sido golpeado por un carro, que ha tenido un accidente automovilístico, “Ey, simplemente párate hombre. Camina como yo estoy caminando. Lo puedes hacer, especialmente si tú eres un Cristiano. Tu tienes autoridad sobre el dolor… Párate, bebé, coño.” Simplemente tenemos que ser honestos.

Nuestras oraciones muchas veces, o nuestras respuestas que hemos ofrecido, muchas veces han sido demasiado sencillas, superficiales. O Señor, danos sabiduría, danos una verdadera comprensión, un espíritu de revelación y de sabiduría para que cuando nos confrontemos con las personas necesitadas, cuando oremos por ellas, podamos proveerles verdadera ayuda. ¿Dicen Amen ustedes hermanos? Es muy importante. Muchas veces también podemos arrepentirnos del quebrantamiento y las distorsiones sexuales que hay en nuestras propias vidas y en la vida de nuestra propia familia, prestar arrepentimiento por eso.

La homosexualidad siempre sale y emerge de una heterosexualidad deformada y quebrantada. Por ejemplo, pecados generacionales, de generación en generación, pecados de adulterio, adicciones sexuales, abuso de la esposa o el esposo, abandono, falta de un padre y su atención, hostilidad entre hombres y mujeres. Les voy a pedir que se queden aquí todos. Todas estas cosas contribuyen a la homosexualidad y a la formación de la homosexualidad. Así que podemos comenzar arrepintiéndonos del quebrantamiento que hay en nuestra propia heterosexualidad y en nuestras vidas muchas veces.

Ahora mismo estoy trabajando por ejemplo con un joven de Puerto Rico. Su padre es un pastor Cristiano. Estuvo demasiado ocupado todo el tiempo durante la juventud de ese joven, su niñez sirviendo al Señor. Él amaba al Señor fuertemente, pero este pastor nunca se conectó emocionalmente con su hijo joven. Su niño joven lo necesitaba verdaderamente. Y este padre, en el curso de su ministerio, tuvo una relación adultera con una mujer, se fue de la familia, y plantó una iglesia con su nuevo esposa. ¿Así que qué pasó? Que la madre se soldó, se unió emocionalmente en una forma muy poderosa con su hijo varón. Y entonces se unieron en su herida emocional contra el papá. Y el joven entró en una práctica, un estilo de vida homosexual. Y ahora él está volviendo a regresar a esa jornada de sanidad, y está diciendo, “Quiero a Jesús. Quiero lo mejor de Él para mi vida.” Pero hay ahora una gran barrera en su camino. Es su papá. Así que esto va a constituir un gran paso en su camino de una vez más abrir esa puerta al Padre.

Cuando nosotros nos arrepentimos, cuando decimos, “Dios haznos un lugar de refugio, un lugar de sanidad en la iglesia,” sabe qué va a pasar? Dios va a enviar mucha gente quebrantada a nuestras vidas. Y algunos de ustedes mismos van a sentirse entonces invitados a decir, “¿Ey sabe qué? Yo también estoy quebrantado.” Algunos de ustedes ya han recibido sanidad profunda en algunas de estas áreas, y entonces ustedes podrán ser grandes ayudadores en esta comunidad nueva sanadora. Ustedes le darán un rostro al concepto de sanidad en su comunidad. Y yo le garantizo, cuando ustedes hagan esto, cientos vendrán a ustedes. Cientos vendrán.

Ahora quizá usted dirá, “Bueno, yo no conozco nadie que esté por ahí luchando con estos asuntos, por lo menos Cristianos serios y comprometidos.” Pero esperen un ratito, y cuando ellos comiencen a salir y a acercarse a ustedes, y digan, “¿Ey, puedo hablar contigo?” No digas, “¿Tú?” Diga, “Wow, gracias por compartir eso. Hay un lugar para ti aquí.” Este mandamiento que vemos en Lucas 7, versículo 14, “Joven, a ti te digo, levántate,” es un gran mandamiento. Proyecta una necesidad de una respuesta, nuestra necesidad de involucrarnos con Dios y los demás en el proceso de nuestra propia resurrección.

Necesitamos volver de nuevo a la jornada. Y en mi propia sanidad, yo puedo ver que hubo diferentes etapas de resurrección, puntos específicos de la jornada donde Dios, Jesucristo me dijo, “Andy, levántate. Sigue adelante. Deja de hacer cosas y actos homosexuales. Brega en el dolor de tu niñez. Perdona a tus ofensores desde tu corazón. Profundiza en tu relación con tus hermanos porque tú necesitas el amor de ellos. Atrévete a entrar en relaciones sanas con otras mujeres. Tú puedes ser un buen don, un buen regalo a una mejor. Levántate Andy. Ofrécete a ti mismo. Todos estos son pasos en el camino capacitados por el poder del Espíritu Santo a través del mandato del Señor. Sigue adelante. Sigue adelante. No te mantengas atorado en el mismo lugar.”

Nosotros podemos, por ejemplo, tratados de sanidad, ponernos en lugares estratégicos en nuestras iglesias para que gente quebrantada como yo puedan escuchar y responder a este llamado de resurrección. Yo sé que ustedes aquí en esta iglesia tienen un grupo, y necesitamos más. Y eso es realmente lo que nosotros hacemos. Nosotros … que comiencen grupos poderosos de sanidad en sus iglesias. Vamos a trabajar juntos en esto. Vamos a ser socios para hacer de esta iglesia un lugar de sanidad.

En la misma manera en que ahora en Massachussets tenemos una puerta abierta para impedir el matrimonio homosexual en Massachussets, también atravesemos esa otra puerta de proveer una avenida poderosa y ancha para la resurrección de muchos. Jesús quiere esto para nosotros. El quiere que nosotros levantemos estándares de justicia en los lugares de trabajo y de negocios. Pero a Él le deleita cuando proveemos medios de que la gente pueda verdaderamente vivir a ese estándar de justicia que Él establece. Amen.

¿Por qué no nos ponemos de pie todos y oremos? Gracias por este pueblo, Señor. Gracias por sus vidas hermosas, buenas y quebrantadas. Todos tenemos historias, Señor, de quebrantamiento. Señor, formas en que la jornada fue difícil también para nosotros, y algunas veces no fue nuestra culpa, algunas veces nuestro propio pecado. Señor, pedimos que la luz de Tú resurrección brille sobre nuestras propias historias personales, que Tú nos des ojos para aquellos que no tienen pastor. Señor, en vez de ver un activista furioso, ayúdanos a ver un hijo o una hija perdida. Ayúdanos a ver a alguien que no tiene pastor.

Te pedimos Señor en Tú misericordia, que Tú dirijas a aquellos que están perdidos hacia este iglesia, este lugar. Señor, yo pido por los que están perdidos, por los que están llorando y clamando, diciendo, “¿Esto es todo lo que hay? ¿Este es mi destino?” Señor, que Tú les muestres su verdadero destino, y que ellos puedan recibir departe Tuya, hombres y mujeres, en esta iglesia, que puedan venir y unirse a ellos para poderlos ayudar en su camino por el desierto para libertar agua en su desierto. Haz un camino o Dios. Abre las puertas en esta iglesia, Señor. Abre las puertas de la sanidad. Abre las puertas de la justicia para que Tus hijos puedan volver a casa. Suéltalos Señor del norte. Suéltalos desde el sur. Suéltalos desde el oeste. Suéltalos desde el este o Dios. Tráelos a casa de nuevo o Dios, y prepáranos para recibirlos, sí Señor. Que sea así para esta iglesia. Que sea así Señor. Gracias Señor. Gracias Jesús. Aleluya. Aleluya. Gracias Señor. Gracias Jesús. Amen, Amen, Amen. Gracias Señor. Gracias Jesús. Aleluya. Gracias Jesús. Señor te alabamos, Te bendecimos. En el nombre de Jesús, Amen, Amen. Gloria a Dios. Gloria a Dios. Gracias Jesús.

Yo quisiera hacer algo… que todo aquel que quiera pasar aquí al frente, ya sea por que sienta algún llamado de Dios, hacer, a que Dios lo esté llamando a un ministerio sanador a personas con diferentes tipos de problemas así de identidad, o que usted tiene algún familiar, algún amigo que necesita sanidad en cualquier área de las cuales, no solamente homosexualidad, si no cualquier área de quebrantamiento sexual, que usted quiera orar, interceder. Y no quiero ver solamente mujeres, porque hay muchos hombres que son llamados a este ministerio, pase aquí al frente, y vamos a pedir que Dios nos constituya, y que comience un proceso de prepararle a usted para ser un sanador. Que Dios nos haga presencias sanadoras en nuestras comunidades. Amén. Y que esta iglesia, vamos a pedirle al Señor, que esta iglesia sea un lugar de sanidad para nuestra comunidad allá afuera. No solamente que seamos nosotros que decimos, “No, no, no” a la homosexualidad y al matrimonio homosexual, si no que también seamos parte de la respuesta para sanar a mucho. Que el Espíritu Santo obre en nuestra iglesia.

O Señor, Isaías 61, la unción de Isaías 61, que el Espíritu del Dios soberano sea sobre nosotros para predicar buenas nuevas a los pobres, para soltar a los que están en exilio, para abrir puertas de prisión. Señor, pido por los intercesores aquí, los que oran por sus hijos, que oran por sus hijos y sus hijas, que oran por aquellos que están perdidos que todavía no conocen. Señor, pido que una vez más prendas ese fuego de la fe, de la fe sencilla, de que cuando oremos, Tú actúes. O Señor, te damos gracias por esto. Te pido que prendas una base de oración en este lugar para las personas que están quebrantadas sexualmente para que Tú salgas a través de estas oraciones, para que Tú rompas la decepción, el engaño, quebrantes en las mentes decididas, principados de pensamiento mental. O Señor, pido que Tú hagas esto a través de las oraciones de tu gente fiel. Gracias Señor. Gracias.

Te pido que esta sea la fundación, el fundamento, que esta intercesión sea el fundamento. O Señor, te pido por aquellos que están siendo llamados para unirse a los que están quebrantados, para unirse a ellos, semana, tras semana, tras semana, para incluirlos en sus vidas. Señor, te pido por aquellos que han sentido quebrantamiento por sus seres queridos, o por aquellos que han sido quebrantados dentro de si por sus propios pecados. O Señor, te pedimos que esto se convierta en un quebrantamiento redentor, que Tú creas espacio en sus corazones para esas vidas quebrantadas. O Señor, te pido estrategias para la sanidad, sabiduría, fronteras, barreras, y un camino, un riel en el cual los que están quebrantados puedan naturalmente ir de un lugar a otro en su jornada a fin de llegar a la verdadera madurez. O Señor, yo pido que Tú lo hagas a través de Tus sanadores, a través de Tus intercesores, a través de Tus maestros, a través de lo profético, a través de los pastores. O Señor, te pedimos que todos puedan hacer su propia parte para hacer un camino para una comunidad verdaderamente sanadora en este lugar. Que así sea o Dios. Que así sea o Señor. Gracias, Señor. Gracias.

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Ephesians 4 (Part 3)

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Let’s go to Ephesians, Chapter 4. And for the third time, I’m going to choose the same text, the same passage and go over it again. Remember what I said last time that, you know, God’s word is multilayered, multidimensional.

And you can take the same text and explore it from different perspectives. And using that metaphor of several layers of interpretation, you can peel off a layer, almost like a transparency, and it has some things in it, and you can put it on top of another layer, and together they make a pattern. And you can put another layer, and together those three make a pattern as a whole, but each one of them separately is also a pattern onto itself. And those are the messages that you can preach on a text. So you can take the same text… Thank you so much, I appreciate it. You can take the same text, and you can just keep mining it many times, several, several times, and you will always find new elements, new dimensions, new sermons, new meditations for that same text. So even though we’re exploring the same text, remember, we will not be going through the same terrain, and I hope to show that again to you. So verse 9, chapter 4, Ephesians, and I do hope you have your Bibles. If not, just listen. Actually, let’s go to verse 11, because verse 9 is really preparatory.

Verse 11. It says, it was He—meaning God of course—who gave some to be apostles, some to be prophets, some to be evangelists, and some to be pastors and teachers. For what? To prepare God’s people for works of service. Another place says to equip the saints for the work of the ministry. That’s another, the King James version, or the new King James version. And I like that. To equip God’s people or the saints for the work of the ministry, so that the body of Christ may be built up until we all reach unity in the faith and in the knowledge of the Son of God and become mature attaining to the whole measure of the fullness of Christ. Now, as a result of all of that, all those things that we’re going to try to unpack, this is what happens. Then, as a consequence of all those different things that are going to happen to believers, we will no longer be infants tossed back and forth by the waves and blown here and there by every wind of teaching and by the cunning and craftiness of man in their deceitful scheming. That’s the negative thing that we will not be. The positive thing that we will be is instead, speaking the truth in love, we will in all things grow up into Him who is the head. That is Christ. From Him, the whole body, joined and held together by every supporting ligament, grows and builds itself up in love as each part does its work.

Notice there, in case I forget later on or I don’t get to it, all of a sudden the present kicks in in verse 16… grows and builds itself up in love as each part does its work, meaning what? That this is an ongoing thing. Using the present in that literary way is a way of saying, hey, this is an ongoing feature of the life of the Church. We’re always doing that. It’s a never-ending process. It’s an ongoing thing, this growing up and becoming joined together, and building ourselves up in love, each of us doing our own thing within the body and the Kingdom of Christ.

OK. We talked last time that I was speaking about this multiplicity of ministries, of gifts, of passions, I called it, that some people call functions in the Church, or offices, apostles, prophets, evangelists. And I pointed our attention to the fact that God releases His spirit upon His people in a supernatural sort of way, and His people develop different kinds of ministries. Now, this list, as I said, is not exhausted. There are all kinds of other lists that could be concocted. And there are, as a matter of fact in the Epistles, different kinds of works or functions or specialties that different people carry out in the Kingdom of God, all designed for the purposes that we’re going to see now.

But it is the one God doing that kind of giving out. He gave some to the apostles. Look at how, beginning with verse 7, there’s this idea of God giving. To each one of us, grace has been given. And then, in the quotation of that sound that He later on said, “When he ascended on high, he led … and gave gifts to men. And then He gave some to be apostles.” This is why these skills are called gifts, because it is God who is giving. He is giving in very diverse sorts of ways, but they’re all working together for the same purpose. And each of these people: apostles, prophets, pastors, teachers, evangelists, each one has their own temperament, their own capacity, their own outlook, their own way of doing things, their own focus, and that is their power, and it is also their limitation. You know, no leader is perfect. You are not perfect. I am not perfect. And our strengths are sometimes also our weaknesses. So for example, a prophet, the gift that a prophet receives enables that individual to be in touch in a very special way, in a very supernatural and powerful way with God’s revelation for a specific moment, a specific place, a specific people, a specific situation. But it doesn’t require the development of other skills, so often prophets can be very deficient on the relational side. Many prophetic people are often weaker on the side of maturity and relational gifting, and being able to see the institutional side of the Church. And that can lead them sometimes to get into conflict with pastors, for example, and to become sometimes a little bit of a, what is the word, goad. There’s a word, on the side of the pastors, you know, just a sting there. It can be bothersome at times. They’re wonderful. They can really have some powerful insights, but it can be problematic in that sense.

On the other hand, pastors, for example, are very good. Most pastors in the area of caring for people, of, you know, seeing the whole institution, of being very sober many times and prudent about making decisions. But also, that means that sometimes they’re not visionaries, and it’s very hard for them to be daring and enterprising and to undertake things that are ambitious, because they are more given to be prudent, because that’s usually the skill that is most useful and applicable to a pastor. So sometimes, you know, if you’re expecting your pastor, or the evangelist, or the prophet to be everything, it’s a problem. You have to understand that there’s a gifting that goes with each. And God’s spirit is giving them a particular skill, a particular gift that they can carry out.

And on the other hand, you know, altogether, they work together like a body, so you know, the evangelists are more aggressive and enterprising, and they’re always looking out there, and being the front, and being missionaries, and all kinds of… They can help. So if a church has people who are of a missionary temperament, that church will generally—and if the evangelists are given room appropriately to develop their gifts and to carry it out—that church will never be lacking in evangelistic activity. You know, these people with an evangelistic gift will always be prodding the pastor. “Hey, let’s do this, let’s do that. I mean, there’s a new neighborhood that’s opening up. Let’s go and give cards out on Saturday. Or let’s…” You know, they’re very enterprising in that sense. So the pastor, if he’s wise, he will understand that maybe evangelism is not his strength, his forte, so he should give those people more room to work that out.

And you know, prophetic people are necessary, because many times prophetic people can get in touch with a particular revelation of God. And it may not necessarily be through some sort of divine vision or dream, or some kind of spectacular revelation of God. It may simply be an impression that they have, an understanding that they have about some particular way that the Church could be going. They may come to the pastor, and say, “Pastor, I have a feeling that, you know, the holiness element in the Church is not as strong as it should be, and we need to be encouraging the congregation to look more at the aspect of holiness, because I feel, we feel that if we don’t do that, we are opening ourselves up to demonic attack.” Now, that person is getting an instinctive impression from the spirit of God, so it doesn’t have to be always the spectacular thing. “Thus said the Lord, o pastor.” It can be an impressionistic kind of thing, but it is still of the spirit. And these people here, and for example, in the Latino congregation I have often benefited from those individuals who, you know, they’re always getting into dreams, and revelations, and impressions, and they’re always coming to me. Sometimes I kind of, you know, I take it with a huge grain of salt, actually a whole bottle or box of salt. But many times they are a target, and I have learned to respect their insights, and I have learned to say, “Well, sister, I will pray about that. Thank you very much.” And sometimes they are right on the money. And so as a pastor, for me, that’s a great source of intelligence, so to speak, about the spirit world. And the pastor is very good if he benefits from that.

And then, you know, you have the teachers, people who are good at inquiring about the word, and they have a curiosity about the intricacies and the subtleties about the world of God, and they are very good at sometimes discerning the theological and Biblical health of the congregation. And they have a desire to foment and to encourage the teaching aspect and the discipling aspect of the life of a congregation. And the pastor should also, as the overseer, as the head elder, allow those people to have their place and encourage their ministries, and encourage their educational heightening in preparation.

So all of these different individuals should be in the Church. You see? That’s why I cannot understand when people say, “Well, these gifts we just for the first century before the Bible was written.” There is that interpretation in many evangelical churches. These functions are no longer in play in the modern church or in the post-Biblical, post-Bible church. That was necessary only before we had the texts of the cannon. You’ll find that in many places. I think it’s an absolute mistake, and a deadly one, and one that impoverishes the complexity that God designed the Church to function in. And you know, it doesn’t mean that we have to have these sort of spectacular, supernatural manifestations in the Church. I think many of these offices, they manifest themselves today in the life of God’s church, of the Church of Jesus Christ in very unspectacular sorts of ways. In every church, I think you will find people of a prophetic nature, of an evangelistic nature, of a teaching nature, of a pastoral nature. And in some cases, there will be individuals that God is forming for an apostolic function as well. And you know, God designed it that way so that nobody would have the entire puzzle, so that we would all be forced to depend on each other, and to give the glory to God, and to function as a body. How wonderful it is when I know my faults, my flaws, my weaknesses, my deficiencies, and I see my brother or my sister in the congregation as a resource that God has sent to bolster and to strengthen that side of my ministry, because … it’s not my ministry, it’s not her ministry. It is Jesus Christ’s ministry through a congregation that matters. Yes or no? Can I hear an Amen for that? Yeah.

So you know, it’s wonderful, because it requires a complementarity that glorifies Christ, because when a congregation is able to live like that, so harmoniously, then what happens is that everybody gets to develop their gift. You know that everyone, and you will see this time and time again in all of scripture: every believer who has the Holy Spirit in him or her has a gift, has a calling, has some measure of divine energy in them. Everyone here has a gift, has a skill, something to provide to the Kingdom of God, and part of our challenges… Lord, how can I find that? How can I get in touch with that gift that you have given me? That’s a matter for an entire sermon or more. But know that God has gifted you. He gave to all of us something. God’s design for the Church is that everybody in the Church would be working in complementary sorts of ways, nobody doing the same thing.

I remit here to First Corinthians, chapter 12, where the Apostle Paul develops this beautiful idea, very fully, that he also treats in other parts of scripture about the body, that we are all like different parts of the body. The ear does one thing, the eye does another, the hand does another, the heart, the lungs, the internal organs, the brain. All of them working together to produce a functional organism. That is what the Church is. And blessed is the Church that can learn to work that way, acknowledging, recognizing, encouraging the gift that each individual has. But look at this, not only is it that. Not only is the Church designed like that, to function as a composite of different gifts, different skills, different temperaments, different ways of seeing the world, different perspectives, different ways of apprehending the Kingdom of God, but look, it says, it gave some apostles, evangelists, so on for what? Was it just to have them around, a bonding? What a great gathering of different people so that we can, like in a zoo, go and contemplate all these different specimens? It wasn’t for that. No. It was for a very functional purpose. It was for a very utilitarian—to use a big word—purpose. It was for a specific result that was to happen, and teach us to prepare God’s people for works of service.

The other translation that I read to you, which is more close to the Greek: “to equip the saints for the work of the ministry,” the aconia is the word that is used for service. OK, so that’s why these different gifts exist in the Church. You see, what is a church? What should be a church? Some of us think that a church is a place where I can come and be fed, and be encouraged, and be consoled, and have a good social repertoire that I can benefit from on, you know, different occasions, and have interesting people that I can associate with, and have pastors and counselors, you know, that can rub me in the back when I’m discouraged, or when I’m having problems, or psychologists that I can sit with and get me a good counseling when I’m in trouble. Yes, all of those things are good, and those are some of the things that a church does, but you know? That’s not why the Church exists, and that is not why God has distributed his gifts. It is really for the Church, a church to be a place for training. Now, we don’t like that. See? Because in the 20th, 21st century, in the last part, I think there has been developed this idea that the Church is kind of a service center, you know? That churches should have really nice children departments, and great music departments, and good counseling departments where people can come and be serviced, and they pay for the service. You know? That’s an abomination before the eyes of God. I think it is a travesty of what the Bible projects for the purpose of the Church. The Church is a training center.

Remember what I was saying in the last preaching that I did of this muscular way in which the Church is portrayed in this passage. These images, these metaphors that the apostle uses of a body, of an edifice that is built up, of speaking the truth in love, a body joined and held together by every supporting ligament, honor or none. You know, when you look at this image, it’s not of the Church as this place of, you know, kind of rubbing people’s backs. It is a place of great activity. It is a place of great undertaking. It is a place of service. It is a place of warring. It is a place of preparing. And it goes totally against the grain of this entitlement culture that we live in where if I am not serviced correctly, I’ll just find a place where they’ll do it, have a nice parking lot where I can park my car, and it won’t be scratched, and you know, I don’t have to do anything. I juts give my, at the best circumstances, my tithen. That’s it. I’m done. Now, give me a good service. Give me good preaching, good worship, and this and that, and then I’ll stay. It’s not that. The Church of Jesus Christ exists for the purpose of propagating the Gospel, spreading the Gospel and the preparing men and women to become servants of Jesus Christ, to serve the Church, to serve the Kingdom of God, and to serve the world. You are in a church to be prepared for service. You’re not in the Church to be served and to be catered to. You’re not in the Church to be a client. I’m not in the Church to be a client. I am in the Church to prepare to be a warrior, to become a servant of Jesus Christ. Can I hear another Amen to that? Even if you don’t believe it, say it. You might start believing it if you say it.

You know, I prefer, to me, I prefer that understanding of the Church of Jesus Christ. It appeals so much more to my enterprising nature to see the Church like that and to see yourself and myself like that. We are ministers in potential, and God gives his gifts to provide the necessary nutrients so that when people come into a congregation, they can be prepared in turn to become servants and ministers, and then they will in turn be able to prepare others to become servants and ministers, and those in turn will produce another generation of servants and ministers. And that is what has kept the Church for two thousand years.

When a church misses its true reason for being, it starts dying out. The spirit and the gift start drying up, because the gifts of the spirit only exist insofar as the Church discharges its true nature and its reason for being. When a church stops doing that, stops training people, starts lubricating itself by continuous exercise of its gifts and producing, the Holy Spirit holds back. Do you see? Do you understand then well how, why the Bible says that to him who, you know, those who have more will be given to them? And those who don’t have even what they have will be taken away from them? If you don’t use your talent either individually or corporately in the life of the Church, the Holy Spirit is grieved and holds back the natural, continual flow of its energy and nutrients. And that’s why churches begin to die out. That’s why churches lose their vitality. That’s why entire regions begin to dry up, and the spirit of God stops speaking, stops flowing, stops blessing, stops giving, because the Church loses its missionary outlook, its outlook of preparation, of teaching, of preparing, of conquering, of giving.

And that’s why, you know, I’ve always said, and through these meditations based on service. Look at them, read them or hear them again on the Internet, and you will see that this is insistence that the secret of a powerful, vibrant, joyful, ever-growing, Christian life is giving of yourself, not seeking your own comfort, not licking your own wounds, not overly obsessing over who you are, your problems, your limitations, not being sorry for yourself. As you give, as you serve, as you concern yourself with the Kingdom of God and its justice, all the other things are given unto you, all the other concerns that you have, all of the other things that people kill themselves to receive, they are given to you. And you enter into the joy of the Lord, and God begins miraculously, mysteriously, the power and the life of the Spirit begins to flow through you, and you feel your organism breathing. All those ligaments begin to be lubricated, all the arthritis in the spirit realm leaves, and you begin to experience a vitality, which comes, because you are moving. You are consuming. And immediately an order is given in the heavenly realms, “Give more,” because that organism is using the energy and the nutrients of the spirit, so they need more. You will only receive what you need, so if you don’t move, if you don’t act, if you don’t serve, you don’t receive, because you don’t need it. Do you see what I’m saying?

 

 

So the best way to receive and to thrive and to always wallow in the blessing, in the abundance of the spirit of God is by serving, because that’s what you were made out to do. That’s what churches were made out to do. That’s what regional churches were made out to do. That’s why the Church of Jesus Christ at the universal level was made out to do, to be a place of service, of conquest, of new ideas, new energies, new enterprises for the Kingdom. And when the Church exercises that, it will always be receiving more, and the more it does, the more it receives, and the greater it becomes, the more powerful it becomes, the more abundant, the more contagious it becomes, the more aware of God’s faithfulness, and the truth of God’s promises and God’s word, because it is confirming it day by day. You know, that undertakes the work of the Kingdom. That’s a secret. If I could give you anything that can be useful to you of a powerful Christian life at the corporate level or at the individual level: serve, give, enter into your true identity, your true calling. Do not be so concerned about what is being given to you. Be concerned as to what you can give. The famous words of John F. Kennedy: “Do not ask what your country can do for you.” Do not ask what the Kingdom of the Church can do for you. Ask what you can do for your Church or for your Kingdom. That is the secret.

And so this is implicit here in this idea that these gifts of evangelism, of apostolic intuition, and prophetic power, and so on, are given to prepare, to equip God’s people for works of service. By the way—I mean, we could just dwell on that alone—the word that is translated here in the … be prepared and in the King James ‘to equip’ is the word catartismo, which means essentially… It’s a very complex word. It has a lot of different meanings, and it’s used differently, but it all has like an underlying message. Catartismo means to put something in the condition that it was designed for. So for example, there’s a passage where, you know, it refers to, in Greek literature, there are passages where in the Bible… a broken limb, to set it in such a way that it will function again as normal, or to mend nets that have been broken through the fishing exercise, and to put them back to normalcy so that they can function again.

So it is this idea of setting something into the condition that it is meant to exist in. And so you can see then here that this idea of, you can say, in order to make sure that God’s people reach the state that they are meant to be in, that they attain the identity that God destined them to have and to obtain. That is the reason why the Church exists. When an individual walks through the Church, accepts Jesus Christ, all the mechanisms of the Church immediately should kick in to conform that individual to the image of the ideal believer serving, equipped with the right knowledge, with the right attitudes, with the right character, in order to become a source of power and service for the Kingdom of God. The Church is carrying out its intended function, when it is able to do that.

And so really, the mission vision of a church is very simple. I mean, in a sense, we don’t have to kill ourselves. You know, churches… We’ve gone through the stages of every church has to have a mission vision statement, and after a while they all start sounding the same. Why? Because, I mean, ultimately, you know, it’s not rocket science. Really, we know the mission vision of a church has really been given by Jesus Christ to prepare people for the work of the ministry. So everything that we do should be geared toward that. Our preaching should be geared not to entertain, not to rub people’s backs, not to raise their self-esteem. All of that is good, and there should be elements of that. But really, there should be this idea of teaching people, giving them the skills. Some people get angry or bothered, “Oh, you know…” And I’m not giving any direct things here, but, “You know, the teaching in my church is not… You know, why can’t it be more encouraging, and you know, more like Joel Osteen, you know about, you know power and success, and all this stuff.” Well, that’s great. That’s a great message, you know? But after a while, the message of the Church has to be so much more diverse. I mean, it has to train people. It has to give them spinach every once in a while, not just pizza and French fries. Do you know what I mean? It has to give them some vegetables, and it has to give them some carbohydrates and proteins, and all kinds of other things to provide a balanced nutrition so that human being can become fully serviceable and a service-oriented individual.

The teaching ministry of the Church should be the same way. It’s not to fill people’s heads with lots of theology and grand ideas and you know, all that kind of stuff. That’s all good, but it is to teach people how to become powerful believers. It has to be of a practical nature. And at the same time, you know, at the Church it’s great to have fellowships, and social times, and all that kind of stuff. That’s wonderful, but that’s not why the Church exists. You know, that is simply a way of consolidating, of giving people some sustenance in the emotional realm. That’s all good, but it is designed ultimately to give them some rest and relaxation like you do to soldiers. You get them out of the battlefield for a while, you give them some nice rest with their family, you know, you beef them up again, and then you get them back into Iraq. You know, it doesn’t sound to pastoral to put it that way, but really, I was never too much of the nurturing type, I must admit.

And really, I believe that there’s such beauty, such power, such heroic elegance, and that kind of understanding of our lives as believers. And you know, the Church exists to equip the saints for the work of the ministry of the aconia. Service. We are to serve. We are servants. We serve others. We are ministers, not in the sense of these people who are supposed to be looked at with great respect and awe. No. We’re lowly servants. Wherever there’s a need, there we are to fill it. Where’s the need in your church? Where’s the need in your office? Where’s the need in your building? Where’s the need in your neighborhood. You are a servant. I am a servant. I have power. I have been giving resources. I have been given the nutrients of the Kingdom. I carry them with me. I have God’s atomic energy with me. I can afford to look at the needs of anywhere that I am and see myself as a representative of the Kingdom to address those needs. And wherever there is a need, if I can in any reasonable way, help as a representative of the Kingdom of God, I must say, “Yes, Lord.” We have to be careful with that. We don’t want to burn ourselves up, or anything like that. I mean, within a certain amount of soberness and maturity, we have to always say, “Lord, I am here. How do you want to use me?”

I see a lot of people in churches, in neighborhoods, Christians who when there’s a need, I mean, you can almost see the wind behind them as they scramble to disappear before people can point out to them. On the contrary, it should be the very opposite. If there is a need, and I can fill it, and I know that God will give me more as I give, I say, “Yes, here I am. How can I help?” And there’s such glory, such beauty in that. I encourage you to embrace that heroic understanding of the Kingdom of God and of your nature as a servant of Jesus Christ. And I assure you that you will always be raised up. It is the… Added to … in Jesus Christ. That’s why in Philippians 2, 5-11, it says, let there be in you the same spirit that was in Jesus Christ, who being God divested Himself of his glory and adopted the shape of a man. And at that, of a servant, and suffered a death, and not just any death, but death on the cross, for which reason God lifted him up, and gave him a name that is above every other name. Before the name of Jesus Christ, every knee shall bow and every tongue confess that he is the Son of God, that he is Lord.

You see? There’s that same dynamic that will manifest itself in your life and in my life. As we divest ourselves of our rights, of what we are entitled to receive, and what we have a right to claim, whether privacy, rest, normal life, whatever, and we give it up, and we die… when the grain of wheat dies, it bears much fruit. As we die, we are entitled while we have a right to expect and to ask of life, of a church, whatever, and we become servants, man, you know what happens? God then lifts you up, and gives you stature, gives you power, gives you energy, gives you more gifting, gives you authority. A lot of people don’t feel the authority of the Kingdom because they do not serve. And the way to authority in the Kingdom of God is by service, by humbling, by abnegation, by self-divesting like Jesus did. There is no other way to power. A lot of people are seeking power, authority, recognition, position in the Kingdom by cajoling, or manipulating, or blackmailing. “Pastor, if you don’t give me a position, I’m going to leave, and I’m going to take my ties with me.” “Well, God bless you my sister. I hope you find a very good church.”

It is not, that’s not the way. You are killing yourself by doing it that way. You must run the race legitimately, not by taking shortcuts. The only way to authority, as Jesus said in another passage, is by dying, by serving others. Remember when the disciples came? Lord, when you’re in Your Kingdom, may we sit one at your right hand, and one at your left hand? Well, can you participate in the same baptism that I’m going to participate in? And what did He mean by that? The baptism of the cross, of deep suffering. And then he said, Hey, bring me a towel, and bring me a basin. He washed their feet and said, Hey, that’s the way to true authority. Serve, humble yourself, humiliate yourself, and then you will have what you’re seeking. You cannot enter into the fullness of the Christian life unless you go through that apprenticeship that Jesus went through, because that’s what you were made out to be.

God has established certain processes. They are laws, as unbreakable as the laws of physics. And when you abide by them, when you dwell within them, when you acknowledge their validity. Whether people see you doing it or not, it doesn’t matter. The laws have life unto themselves, because they have been breathed out by God, so they have life, because God is life. And so they have consciousness. When you navigate the old Christian experience through those laws, you will be blessed always regardless of who’s watching, and the result that those laws provide will always manifest themselves in your life.

Now, when you violate them, the same thing happens. The benefits will not manifest themselves. If you get yourself into a position of authority or influence in the church without following the legitimate path of service, humiliation, apprenticeship, self-divesting, you will never have the power, the legitimate power that you were supposed to have. And in the end, your authority will not last. It will be a very fragile authority, and it will turn against you sooner or later. So why take the shortcut? You’re only fooling yourself. You’ll have to pay the interest at the end anyway. It’s so much better to follow the path to the Kingdom.

And I tell you, there’s such beauty in that, and there’s such legitimacy in that, and then nobody can take that authority away from you. There are a lot of people who are scared. Oh, you know, if I allow so and so to be in my church, they’re going to do this, and they’re going to take, you know. Hey, what God has given you, nobody can take away. Now, if you got it, it’s a different story, because you have to defend it, but if God gave it to you, He will defend it, because you have function according to the design of the entire machinery.

OK? So I’m going to stop here, but this essential idea that we have gotten stalk on here: God’s gift, God’s offices, God’s mysterious endowments are always given for the purpose of producing servants. And wise is the man or woman in the Kingdom of God who understands that they exist, their identity, the identity of service, and that when they come into the Kingdom, it’s not to be served, but to serve. And that when they serve, the wind of the Lord is behind them, and whatever they do will be prospered. There will be so much less effort costly, and the blessing of God will be there, because you are in within your identity. You are doing what you were created to do. You have entered into your true calling. So may the Lord tonight reinforce again in our hearts the sense of calling, and to keep our eyes open. God wants to use you. God already has given you a calling, He already has a destiny for you, He already has a purpose for your life. He already has thinned out in laser-like precision a portion of His incredible personality, and has said, I want him or her to have this aspect of my being. And He ascended from Heaven, from his throne to Earth, and it got to you the moment you became a believer, the moment God’s spirit entered into your life. Now, you have the gift inside. Now you have to fan it into flame. This is why the Apostle Paul tells Timothy, “I urge you to fan into flame the gift of God that is in you. It’s in you,” by the imposition of my hands, or whatever it is. I mean, there are different ways to receive a gift. Now, you have the gift. Your calling is to fan it into flame. How do you fan it into flame? By acting, by moving, by exercising, by probing, by experimenting, by praying, by studying, by serving. As you do that, that gift will all of a sudden start breathing into life. That flame will start shining.

I believe many people say, well, I don’t know what my gift is. Start serving. Start moving. As you move, and as you do things, as you exercise, your gift will become manifest sooner or later. As you throw out your feelers all over the place in God’s Kingdom, you will begin to see a pattern emerging. That’s your gift. That’s your passion. That’s your particular perspective on the Kingdom. Start serving, ‘cause you will see God’s beautiful promises come to life, God’s beautiful life that He has promised for you and for me to become fully manifest in your life.

Father, once more, we pray that we might gain your perspective on the Kingdom, we might be able to see with Your eyes this wonderful organism that is Your church, this wonderful life that is the life of a believer, this heroic life, this tragic, in the best sense of the word, life, that is the life of the hero of the Kingdom. May we embrace it, Father. Help this church to fill its mandate by being a church that will equip people to be servants of Jesus Christ. Give us more, Father, so that we may be able to give more. And allow us to give more that we might be able to receive more. I bless each one of these men and women as they embrace Your word, as they open themselves to Your word tonight, Father. I pray that the gifting of Your spirit will be exulted, will be enhanced in their lives. Just take a moment to welcome the gift of God in your life and to welcome the call of God to service. Will you take a moment even to ask for forgiveness if you have not seen the Kingdom of God in that perspective of serving? Will you take a moment to repent of maybe the tendency to be too conservative in the use of your energies, and your gifts, and your resources for the Kingdom of God, and to say, “Father, from today on, I will make every effort to be more and more of a servant, more and more of a resource for Your Kingdom. And I repent of the expectation that my church has to serve me, or people have to serve me. I want to become a servant, and I trust that as I do that, You will take care of me, and You will bless me, and You will give me all that you have said that you will give me. And I’ll be able to live a full life in the Kingdom of God. Father, we receive Your word tonight. We receive Your calling. We embrace it, and we declare Your faithfulness. Thank you, Lord. In Jesus’ name, Amen.

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De la crisis a la bendición

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Capítulo 20, Segundo de Crónicas, un evento muy, muy significativo en la historia de Israel. Y es uno de esos eventos que es como un modelo para la vida Cristiana. ¿Qué hacemos cuándo estamos en crisis? Yo podría llamar esta meditación De la Crisis a la Bendición, De la Crisis a la Bendición. Y nos enseña cómo atravesar ese camino, cómo ir de las profundidades de la crisis a las alturas de la bendición. Y eso es lo que nosotros queremos guardar este año en nuestros corazones y siempre en nuestra vida al confrontar situaciones difíciles.

Yo voy a relatar parte, para no leerlo todo, pero mire en el versículo 12 del capítulo 20 el Rey Josafat, en medio de una terrible crisis nacional rodeado por enemigos, se acerca el enemigo, y el Rey Josafat, que es un rey justo, le dice, “O, Dios nuestro. No los juzgarás Tú? Porque en nosotros no hay fuerza contra tan grande multitud que viene contra nosotros. No sabemos que hacer. Y a Ti volvemos nuestros ojos.”

El Rey Josafat era un nombre, como decimos, como hemos dicho, un hombre justo, un hombre que amaba al Señor. Cometió sus errores y todo, pero era un hombre que amaba a Dios, y temía al Señor. Y eso es bueno, porque cuando vino el momento de la crisis en su tierra, él supo qué hacer en un sentido espiritual de la palabra. Dice la palabra que vinieron algunos hombres, ahí como estaba en el versículo 20, adonde el Rey Josafat, y le dijeron, “Contra ti viene una gran multitud, y he aquí están en Asesonta Mar, qué es en Gadi.” Usted mira un mapa, usted verá que… Bueno, hoy en día, en carro, en Gadi, o en Geddi, hasta Jerusalén es como una hora y media de camino. Me imagino que ese tiempo habrá sido más, un día de camino quizás o algo así, o un poco más. Pero venía un ejército grande desde el sur yendo hacia el norte, hacia Judá. Dice, “Entonces él tuvo temor, y Josafat humilló su rostro para consultar a Jehová, e hizo pregonar ayuno a todo Judá.”

Usted ve que pasa. Muchas veces cuando tenemos problemas en la vida, cuando hay crisis grandes, claro, es natural sentir temor. No somos hechos de goma. Sentimos miedo, sentimos temor cuando hay situaciones difíciles en nuestra vida. Viene el bill del gas por ahí, y no tenemos, no nos llegó el cheque a tiempo, y sabemos que tenemos que pagar porque si no va a pasar fríos, y no sabemos de dónde va a venir el dinero, no? Y hay temor en nuestros corazones. Se nos acabaron la colecta, y todavía no aparece el trabajo, y ya nos queda como una semana o dos, y no sabemos qué va a pasar, y hay temor en nuestro corazón. Muchas veces lo que hacemos en esos casos es simplemente, seguimos temiendo, seguimos cosiéndonos en el jugo del temor y de la angustia, y damos vueltas, y perdemos el sueño. Pero el Señor ha dicho, ya en Sus palabras, a través del Apóstol Pablo, dice, “Por nada estéis afanosos si no sean conocidas vuestras peticiones en toda oración y ruego.” Eso es lo que con la acción de gracia, eso es lo que nosotros tenemos que hacer. Ve? Cuando hay crisis, cuando hay necesidad en nuestra vida, lo que tenemos que hacer es buscar el rostro del Señor.

El Apóstol Santiago dice también así, “¿Por qué no recibís,” dice. “Porque no pedís.” La palabra siempre está invitándonos, hermanos, llamándonos a orar. Si nosotros pasáramos más tiempo de rodillas, y menos tiempo haciendo más cosas, nuestra vida sería diferente. Nosotros tenemos que aprender a orar a tiempo y a destiempo. Tenemos que aprender a orar de noche y de día, mientras estamos acostados, mientras nos estamos bañando, mientras estamos en el carro, mientras caminamos hacia el trabajo, mientras estamos operando la máquina en el trabajo, mientras estamos lavando los platos, tenemos que cultivar… El Apóstol Pablo dice, “Orad cómo?” Sin cesar. Lo que él está implicando ahí es que en toda situación de la vida, nosotros tenemos que hacer de la oración como la respiración. Continuamente tenemos que estar trayendo nuestras necesidades al Señor. Cada vez que ustedes escuchen una necesidad, tengan una necesidad en su vida, en vez de dejarla así simplemente en el terreno del tiempo, y del espacio, de lo humano, bendígala y sacralícela, conságrela, y levántesela al Señor. Diga, “Padre, aquí está mi necesidad.”

A alguien le preguntaron, a un gran hombre de Dios, un gran profeta de Dios que hacía muchos milagros—no recuerdo su nombre ahora—pero le preguntaron que cuánto tiempo él oraba, porque pensaban, este tipo tiene que estar orando horas y horas ahí todo el día. El decía, “Bueno, les voy a decir la verdad. Yo no oro mucho tiempo, pero tampoco paso mucho tiempo sin orar.” Él quiso decir que él estaba siempre orando. Su vida estaba puntualizada por la oración. Y nosotros tenemos que cultivar ese arte de siempre estar trayendo nuestras necesidades al Señor. Si usted se despierta a las tres de la mañana, mire, en vez de estar ahí dando vueltas en la cama, comience a orar, y usted verá que a los quince minutos está durmiendo como un bebé. ¿Sí o no? Y no es que la oración sea aburrida. Es que mejor que contar ovejas, ore. Y es la mejor pastilla de dormir que hay en el mundo. ¿Porque qué pasa con usted? Cuando su espíritu se pone en contacto con el Señor, eso le trae descanso a su alma, y eso es como un masaje a su mente, y como que su espíritu comienza a sentir, no yo, estoy en los brazos de mi Papá. Y cuando tu vienes a ver, ah, se está durmiendo ahí. Y esos ronquidos llegan hasta la esquina allá del vecindario, porque es así, es así.

Tenemos que aprender a orar. Tenemos que aprender a buscar el Señor. Dios quiere un pueblo de oración, un pueblo que siempre esté clamando al Señor, que Dios sea tan real para nosotros. Que para nosotros ponernos en contacto con Dios sea tan fácil como pues cambiar de canal, boom. En un momentito estamos en el tiempo y el espacio. En otro momento estamos en la eternidad ante el trono de Dios, rápidamente, porque tenemos práctica en eso. Siempre estamos trayendo nuestras necesidades al Señor. Dios quiere un pueblo que ora. Cultive la oración. La oración no viene fácilmente. La oración no es algo que nos nace naturalmente. Es algo que se cultiva. Es un arte. Es una disciplina que se cultiva, pero cuando la aprendemos trae una bendición increíble.

Él tuvo temor, y Josafat humilló su rostro para consultar a Jehová. Humilló su rostro. Él entendió… Este rey fuerte, guerrero, con tanta autoridad, humilló su rostro, y se fue a consultar al Señor. Cuando tenemos problemas, vamos a consultar a Dios. Si alguien tiene falta de sabiduría, pídala a Dios. Cuando tú estás en una estación difícil en tu vida, un problema, una dificultad, humilla tu rostro, y consulta al Señor. Admite que tú no tienes la respuesta. Y dile, “Padre, tengo las manos vacías, y me están pidiendo algo bien grande, pero no tengo nada que dar, así que Señor, me voy a encomendar a ti. Ayúdame. Provéeme. Dama la salida, dame la sabiduría, dame la respuesta, dame el entendimiento.” Humilla tu rostro. Confiesa tu ineptitud, y consulta. Me gusta eso de que para consultar a Jehová. Usted no consulta a alguien en que usted no cree. Usted no consulta a alguien que no sea real para usted.

E hizo pregonar ayuno a todo Judá. Hay algo hermoso en el ayuno. Nosotros cada año tomamos nuestro tiempo de ayuno, y a veces pienso, y me temo que se puede convertir en una rutina. Y tenemos que volver a renovar de alguna manera, porque la gente como que da por sentado, ok, sí, al comienzo del año, pues vamos a tirar un ayunito ahí. Y la misma gente olvídense que se hartan más que yo creo todas las demás semanas del año. Pero el ayuno tiene poder, y el ayuno colectivo tiene poder, hermanos. El ayuno tiene poder. Hay unción en el ayuno. Y tenemos también que aprender la disciplina del ayuno, aunque sea un rato, un mediodía, un día. Hay que buscar, hay que practicar.

¿Qué es el ayuno? El ayuno es subrayar su petición. El ayuno es ponerle micrófono a su petición. El ayuno es darle volumen a su oración. El ayuno le da gasolina a su petición. El ayuno también a usted mismo le ayuda a hacerse más consciente de lo que usted está pidiendo, y le da más pasión, y más intensidad para clamar a Dios. O sí, Dios sabe lo que tú necesitas, pero también nosotros necesitamos llegar a ese punto de convicción en lo que estamos pidiendo, porque muchas veces pedimos, pero pedimos como así a la distancia y vagamente. Pero el ayuno enfoca, y te obliga a concentrarte en lo que tú estás pidiendo. Y a veces a Dios le gusta que clamemos así.

A mí me gusta a Bartimeo, el ciego, que le gritaba al Señor, “¡Señor, hijo de David! ¡Jesús hijo de David! Ten misericordia de mí.” La gente le decía, “Cállate, muchacho, que Él está demasiado ocupado para ti. El decía que gritaba más duro, “¡Señor, hijo de David, ten misericordia de mí!” Porque a veces hay que clamar, y hay que subrayarle al Señor la intensidad de nuestra necesidad. Hay que reclamarle. Al Señor le gusta de vez en cuando que tiremos una perreta, y digamos, “¡Señor, te estoy pidiendo! ¿Cuándo vas a responder?” El ayuno nos ayuda a llegar a ese nivel de intensidad en nuestra oración. A veces el ayuno no es tanto para Dios como para nosotros. ¿Sabe? Es para purificar y enfocar lo que nosotros le estamos pidiendo al Señor.

Y hay poder cuando una congregación, cuando una comunidad de Cristianos, cuando un grupo de amigos… Fíjese que él no se tiró esa pelea él solo. Buscó a su pueblo, y dijo, “Ey, yo no soy el único que voy a llenar aquí. Vamos a llenar a todo el mundo, hasta el gato también. Todo el mundo vamos a llenar, porque yo necesito…” Esta es una batalla grande y fuerte, y necesitamos todos. Hay poder en la unidad. El Señor dijo que dónde están dos o tres, ahí está Él. Si dos se pusieran de acuerdo sobre cualquier cosa, les será hecho. Hay poder en la unidad. Hay poder en clamar. Porque tengo un problema, búsquese a tres o cuatro guerreros o guerreras, y dígales, “Hermana, tengo una necesidad. Necesito que tú me apoyes en oración y en ayuno.” Hay espíritus que sólo salen con ayuno y oración. Hay necesidades, hay respuestas que sólo van a venir por medio de un clamor subrayado. Y ese es el ayuno.

Aquí había una situación terrible. Venía un gran ejército, una multitud poderosísima, y venían caminando ahí. El problema se iba acercando. Iba progresando milla por milla. Y él no lo veía porque no había televisión en ese tiempo. No había satélite para ver ese ejército, pero él sabía que venía. Era peor todavía que si lo hubiera visto, porque en algún momento iban a llegar, y no sabían cuando, pero venían. Y ese ejército, él casi se lo podía imaginar. Pero él decidió, “No sé qué hacer.” Y buscó el rostro del Señor, y se reunieron los de Judá para pedir socorro a Jehová. Y también de todas las ciudades de Judá, vinieron a pedir ayuda a Jehová. Entonces después de eso—después lea el capítulo—se reúne él con todo el pueblo en la asamblea de Judá y de Jerusalén, en la casa de Jehová, delante del atrio nuevo. Él fue a la casa de Dios.

Hermanos, nunca pierdan el enamoramiento de la casa de Dios. Que el venir a la iglesia no se convierta en una rutina. Venga a la iglesia a buscar respuestas, a buscar fortaleza, a buscar renovación, aunque sea gateando, pero llegue a la iglesia. Hay poder en la casa de Dios. Hay que amar los atrios del Señor. Ahí hay respuestas. Para nuestras necesidades se acercó al atrio y convocó allí una asamblea de toda la nación, y se dirigió al Señor, “No eres Tú Dios en los cielos, y tienes dominio sobre todos los reinos de las naciones? No está en tu mano tal fuerza y poder que no hay quien te resista?”

Hermano, cuando usted esté en prueba y en necesidad, vaya a la palabra para recordar las cosas que Dios ha hecho a través de la historia. Pero también usted puede ir a su propia vida y recordad situaciones en que todo parecía negro y sin posibilidad de respuesta, y Dios de alguna forma le respondió, y le sacó adelante. Cuántos de nosotros no podemos decir que hay algo en nuestra vida que ha sucedido, que hemos visto la mano de Dios obrando cuando no parecía que podía haber respuesta, y Dios lo hizo. ¿Sí o no?

Yo creo que todos los que estamos aquí podemos, sabemos que ha habido algún momento en nuestras vidas en que Dios dice, como dice el salmista, “Pacientemente clamé al Señor, y Él se inclinó a mí, y escuchó mi clamor, y me hizo sacar del pozo de la desesperación del lodo cenagoso, y puso mis pies sobre peña, y enderezó mis pasos.” Todos podemos decir eso en algún momento de nuestra vida. Pues no se olvide de eso, y cuando venga la próxima prueba, vaya a esos momentos, y recuerde lo que Dios hizo, y tome fuerza y ánimo de eso. Eso fue lo que hizo Josafat. Él recordó. “¿No echaste tú a los moradores de esta tierra delante de tu pueblo Israel, y la diste a la descendencia de Abraham, tu amigo para siempre, y ellos han habitado en ella, y te han edificado en ella santuario a tu nombre?” Recuerden al Señor su palabra cuando usted esté orando, y usted le dice… Recuérdele Su palabra. Él la sabe, pero la palabra es como cuando el abogado viene ante el juez, y usa las leyes de la nación para apelar a favor de su cliente, o a favor de la causa de su cliente si es un caso civil. Y él usa la ley como una palanca para recibir lo que él quiere, y el juez consulta la ley, y dice, “Hm, es legítimo lo que él está diciendo, a la luz de la ley de la tierra, es justo, y es adecuado, y el juez dice, “Sí, lo que él dice está conforme a la ley de la tierra.” Y le otorga su fallo al abogado, porque está fluyendo dentro de la declaración de los principios legales de la tierra. Y por eso es que nosotros tenemos que conocer a la palabra, porque es conforme a la palabra nosotros podemos palanquear y recordar que tenemos derecho para pedir al Señor. Y es tan lindo cuando nosotros oramos a la luz de lo que Dios nos ha dicho qué podemos aspirar, lo que Dios nos ha prometido, lo que Dios nos ha dicho que es cierto, los principios de la palabra. Por eso es que tenemos que aprender ese principio.

Hay muchas, podríamos aducir muchos ejemplos acerca de esto. Pero recuerde la palabra. Cuando usted esté en clamor, en necesidad, pídale al Señor conforme lo que Él ha hecho, lo que Él ha dicho, lo que Él ha prometido. En el versículo se dice, “Ahora, pues he aquí los hijos de Amón y de Moab.” Eran tribus que odiaban a Israel, tribus poderosísimos. “Y los del Monte de Seír, a cuya tierra no quisiste que pasase Israel, etcétera. He aquí. Ellos nos dan el pago, viniendo a arrojarnos de la heredad que tú nos diste en posesión.”

El Señor ha dicho, “Yo te entrego toda la tierra que pise la planta de tus pies.” El Señor ha dicho, “Yo he venido para que tengas vida, y para que la tengas en abundancia.” El Señor ha dicho, “Yo te he bendecido con toda bendición espiritual en los lugares celestiales.” El Señor ha dicho que tuya es la tierra. El Señor ha dicho que Yo te he sentado en los lugares celestiales al lado de Jesucristo. Eso quiere decir que tú puedes usar esos principios. El Señor te ha entregado el derecho. Tú tienes derecho a vivir una vida buena, a vivir una vida positiva. Tú tienes derecho a pedir salud. Tú tienes derecho a pedir provisión financiera material. Tú tienes derecho a pedir sanidad de tus enfermedades. Tú tienes derecho a pedir sanidad de tus heridas emocionales y tus traumas. Tú tienes derecho a pedir defensa y justicia en tus situaciones de necesidad. Él te ha dicho que esas cosas son tuyas. Lo que Josafat estaba diciendo del Señor. Tú nos diste esta tierra. Tú derrotaste a las naciones, y nos diste esta tierra en posesión, y ahora vienen a quitárnosla. Eso es una contradicción. Tú no puedes permitir eso. Así que estamos apelando a Ti. “¿O Dios nuestro, no los juzgarás Tú?” En otras palabras, no vas a usar Tú tu palabra, tus promesas, tus leyes para decir, “Ustedes no tienen derecho para estar en esta tierra. Esta tierra pertenece a…” Qué pasa cuando dos vecinos tienen pugna acerca de a quién pertenece una tierra. ¿Van a los records de la ciudad, y buscan allí un survey, una exploración de la tierra y esa exploración dice, mira los linderos van por aquí? Que eso pertenece a fulanito, y así tenemos nosotros que hacer. Cuando el diablo quiere robarnos parte de nuestra tierra, vamos adonde Papá y le decimos, “Papá, Tú me diste esa tierra, y mira este manganzón, este abusador aquí quiere sacarme de ella, así que sic ‘em.” Tíratele encima.

Tenemos que usar los principios de la palabra de Dios. ¿No? Tú nos diste la tierra. No los juzgarás tú? Porque en nosotros no hay fuerza contra tan grande multitud que viene contra nosotros. A mí me encanta eso. No sabemos qué hacer, y a Ti volvemos nuestros ojos. Yo creo que pocas veces en la escritura, hay una expresión más tierna y más humilde de petición que esa. Señor, no sabemos qué hacer.

Yo creo que hermanos, la mejor posición donde uno puede estar en la vida es cuando uno no sabe qué hacer. Que simplemente tú estás en la carretera yendo a setenta millas por hora en el highway, y te quitas las manos del volante, porque simplemente Dios te dice, “No puedes.” Y Tú tienes que encomendarte a la gracias y a la misericordia de Dios para no estrellarte contra la pared. Hay momentos así en la vida en que uno ha buscado todas las posibles salidas y todas las soluciones posibles, y no se ofrece una salida. Y qué bueno cuando uno simplemente tira las manos a los lados, y dice, “Señor, ya. He tratado todo. No tengo respuesta. Hacia Ti vuelvo mis ojos.” El salmista dijo, “Alzaré mis ojos a los montes. ¿De dónde vendrá mi socorro? Mi socorro viene de Jehová. Mi socorro viene de Jehová que hizo los cielos y la tierra.” Hacia Ti, Señor, volvemos nuestros ojos. Yo me imagino que esa gente estaba ahí llorando, pensando en ese gran ejército, aún mientras nosotros estábamos orando. ¿Por qué no se pusieron mejor a filar los machetes y a preparar los bates que tenían, sacarlos del dormitorio, o las ollas para darnos aunque sea en las cabezas, las mujeres a veces… No. Se fueron al templo a clamar a Dios, a orar, a buscar del Señor solución. Y todo Judá estaba en pie delante de Jehová con sus niños, y sus mujeres, y sus hijos. Y mire de ahí… Mire de dónde Dios sacó la respuesta a necesidad. Había allí un profeta, un hombre de Dios, lleno del Espíritu Santo.

Qué importante son la gente de oración, la gente llena del Espíritu, la gente que conoce los caminos del Señor, la gente que está de rodillas, y que puede oír departe de Dios. Estaba allí Jaciel. ¿Si tú vas a tener un hijo, por qué no le pones el nombre Jaciel? Hay tantos nombres tontos. Jaciel es un buen nombre. Jaciel, le quitas la H y la A. Simplemente Jaciel. Hijo de Zacarías, hijo de Benaías, hijo de Jeyel, hijo de Matanías, Levita de los hijos de Jesab, sobre el cual vino el espíritu de Jehová en medio de la reunión. Ese hombre… quizá eso fue lo único grande que hizo en su vida, pero con eso justificó toda su existencia. El espíritu del Señor descendió sobre él. Hermanos, yo creo que el espíritu de Dios todavía desciende sobre los hijos del Señor. Todavía. Cuando nosotros clamamos al Señor, oramos, ayunamos, buscamos el rostro del Señor, el espíritu del Señor puede venir sobre tu vida, y tú puedes profetizar, y puedes recibir revelación de Dios, puedes recibir una respuesta de Dios, puedes recibir una opción, una solución que tú no tenías antes. Dios puede iluminarte y sacarte adelante. Dios lo ha hecho, y lo puede seguir haciendo. Dios vino sobre Jaciel, y Jaciel levantó su voz en medio de la reunión, y dijo, “O Judá, todos y vosotros moradores de Jerusalén, y tú Rey Josafat. Jehová nos dice así, ‘No temáis, ni os amedentréis delante de esta multitud tan grande, porque no es vuestra la guerra, si no de Dios.” Aleluya.

Hermanos, la guerra no es tuya en última instancia. La guerra es de tu Papá que te ama más de lo que tú te amas a ti mismo. Recuerda eso siempre. Tú no estás solo. Tú tienes a tu Papá que te ama ferozmente. Y Él dice, “Yo voy a pelear por ti, mi hijo.” En este caso, Dios les dijo, “Yo voy a pelear por ustedes. Yo me voy a poner en frente de ese abusador, y yo les voy a mostrar que con mis hijos no se puede jugar.” En este caso, la guerra no es… Y en todos los casos, en última instancia, hermanos, la guerra no es nuestra. A veces Dios nos va a poner a pelear. Y en algunos casos, Dios puso a los hebreos a pelear, pero en este caso, Él quería como mostrar su gloria pura, pura, pura. Quería mostrar su corazón protector completamente, y dijo, “Mis hijos, esta me la tiro Yo. Yo voy a pelear por ustedes. Yo voy a defenderlos.”

Hermanos, van a haber momentos así en tu vida en que tú no vas a tener fuerza, no vas a tener sabiduría, el enemigo va a ser demasiado grande para ti. Todo va a estar en contra de ti. Y en esos casos simplemente quita las manos del volante, y dile, “Señor, me abandono totalmente a tu misericordia, a tu gracia. Pelea Tú por mí. Sal a camino.” Hermanos, yo creo… Es más, si nosotros tuviéramos suficiente fe para hacer eso… Lo que pasa es que muchas veces hacemos cosas así, pero no hay suficiente fe para una hazaña de ese tipo. Pero cuando hay suficiente fe, nosotros podemos decir, “Papá, tírate Tú encima del enemigo. Defiéndeme Tú. Yo confío en que Tú lo vas a hacer.” Y el versículo 17, “No habrá para que peleéis vosotros. En este caso…” ¿Usted ve?

Hay veces que hay que pelear uno, aunque sea hacer un amaraco allí, pero esta vez ni eso siquiera. No habrá que peleéis en este caso. Uf. Parados. Estad quietos, y ved la salvación de Jehová con vosotros. Gloria al Señor. Tres cosas. Parados. ¿Pero qué pasa? A veces uno está parado, pero está comiéndose las uñas. Si no estaiseis parados, estad quietos, y ved, ved la salvación del Señor. Muchas veces, cuando nosotros nos paramos, y estamos quietos, hermanos, es un estar quieto, pero no sé, es el estar quieto del ojo del huracán. Es un estar quieto que es como todo contenido. Es como poder. Es como el hoyo negro del espacio que es simplemente la materia tan poderosamente concentrada que se traga a si misma. Y traga hasta la luz que no puede siquiera salir. Por eso le llaman hoyo negro. Hay tal condensación de la materia, es tan fuerte la atracción de la gravedad, que ni la luz se puede escapar. Y así hay muchas veces que, hay una quietud que yo le pido, “Señor, ayúdame a llegar a esa quietud en mi vida, a cultivar el arte de estar quieto.” Pero es una quietud terrible. Es una quietud de poder. Es una quietud que es más poderosa que una bomba atómica. Cuando el ser humano aprende a descansar en el Señor, y a concentrarse en Señor, y decir, “Yo no voy a hacer nada.”

Hermanos, hay mucha gente, hay muchos Cristianos afanosos. Hay muchos Cristianos que siempre están metiéndose en medio de Dios, y Dios dice, “Déjame Yo obrar. Déjame Yo a hacer las cosas. Déjame a Mí. Tú siempre te estás metiendo en el medio.” Dice, “Estate tranquilo muchacho. Me estás interrumpiendo mi obra.” A veces tenemos que aprender a quietarnos, dedicar más tiempo a la oración, dedicar más tiempo a la oración, dedicar más tiempo a la alabanza, dedicar más tiempo a esperar en el Señor, dedicar más tiempo a cultivar ese poder dentro de nosotros que atrae la bendición. Al concentrarnos tanto, toda nuestra materia se concentra, y adquirimos un poder que atrae, una fuerza de gravedad que atrae la bendición de Dios. Parados. Estad quietos, y ved la salvación de Jehová. O Judá y Jerusalén, no temáis ni desmayéis. Salid mañana contra ellos, porque Jehová estará con vosotros. Gloria al Señor.

Y la última escena está aquí, que dice en el versículo 20, “Cuando se levantaron por la mañana, salieron al desierto de Tecoa, y mientras ellos salían…” Pero miren, más bien el versículo dice, “Y se levantaron los Levita de los hijos de Coad y de los hijos de Coré para alabar a Jehová desde Israel con fuerte y alta voz.” La alabanza juega un papel muy importante en esta guerra. Esto es uno de los grandes, grandes pasajes de la escritura donde la alabanza muestra todo el poder que puede tener. La alabanza. Eso fue lo que hizo la diferencia. Y nosotros tenemos que aprender esa gran lección en esta noche, hermanos. El poder de la alabanza. Hermano, cultive el corazón de un adorador. Aprenda a adorar al Señor. Aprenda a lubricar sus oraciones con alabanza. Entre y salga de la alabanza. Cuando usted esté orando, y venga una alabanza a su mente, suéltela, y úsela para darle alas a su oración, y para renovar su ánimo y su fuerza. El corazón de un adorador es tan importante, enamorarnos del Señor, amar la presencia del Señor, declararle al Señor. Al Señor le encanta que lo arrullen, al Señor le encanta que lo besen, al Señor le encanta que recostemos nuestra cabeza sobre Su pecho, al Señor le encanta que le digamos palabras bonitas. Él no es tan grande que no le importe eso. Al Señor le encanta a los hijos alameros como la mujer con el vaso de alabastro, que quebró su vaso, y se lo derramó el perfume sobre el Señor, y le lavó al Señor con sus cabellos, y con sus lágrimas, y secó sus pies y sus manos con su cabello. Al Señor le encanta un alma adoradora, un alma que vierte su amor sobre Él, la alabanza.

En el versículo 20 al final dice, “Creed en Jehová, vuestro Dios, y estaréis seguros. Creed a sus profetas, y seréis prosperados.” Y habido … con el pueblo, puso a algunos que cantasen y alabasen a Jehová. Esto lo voy a leer porque es una escena preciosa, “Vestidos de ornamentos sagrados mientras salía la gente armada, y que dijesen, ‘Glorificad a Jehová porque su misericordia es para siempre.” Y mire que bello, “Dice, y cuando comenzaron a entonar cantos de alabanza, cuando comenzaron a entonar cantos de alabanza, puso contra los hijos de Amón, de Moab, y del Monte de Seir, las emboscadas de ellos mismos que venían contra Judá, y se mataron los unos a los otros.”

¿Hermano, sabe que la alabanza crea confusión el reino de las tinieblas? La alabanza, los demonios no pueden soportar la alabanza. La alabanza crea estática en las comunicaciones de los demonios. La alabanza molesta los oídos, porque contradicen todo lo que ellos representan que es la rebeldía contra el Señor. La alabanza es adoración y reconocimiento del señorío de Dios, los atributos de Dios, la gloria y la santidad de Dios. Cuando el pueblo está alabando al Señor, sus oraciones ascienden con más rapidez, y la bendición de Dios desciende con más fluidez a nuestras vidas. La alabanza es poderosa. Cultivemos la alabanza. Aprendamos a alabar. La alabanza no es cuestión de buena voz o buen oído. Es asunto del corazón. Al corazón contrito y humillado no despreciarás Tú o Dios. Dios busca adoradores creados en espíritu y en verdad. Y cuando nuestra alabanza sale del corazón, no importa que salga desafinada. Dios la arregla cuando llega allá a su trono. Aprendamos a adorar, a adorar, a alabar, porque la alabanza es guerra. Cuando uno dice, “Torre fuerte es el nombre del Señor.” Mire, eso es una lanza, una daga que se mete en el corazón del diablo. A Él correrá el gusto. Hay otras palabras que dicen, “Golpes de espada es la alabanza.” Otro dice que el Señor se mueve en la alabanza de su pueblo. Él habita la alabanza de su pueblo. Hay poder en la alabanza. Hay poder en alegría. Hay poder en declarar las verdades y las virtudes y los atributos del Señor.

Y el final es maravillosa. Viniendo entonces Josafat de su pueblo a despojarlos, hallaron entre los cadáveres muchas riquezas. Así vestidos con alhajas preciosas que tomaron para si. Tantos que no los podían llevar. Tres días estuvieron recogiendo el botín, porque era mucho. De la crisis, a la bendición. De la crisis a la bendición.

Yo estuve en México hace un tiempecito—con eso termino—y vi una, era un negocio Cristiano que se llamaba Beraca. No era un nombre… En español no suena muy bonito. Beraca. Yo me preguntaba… Beraca. ¿Qué es eso? Yo sabía que lo había oído en la Biblia, pero no sabía… Beraca viene de aquí. Dice que ellos le llamaron a ese lugar Beraca, que quiere decir, bendición. Bendición. Beraca. En hebreo. Es decir, ellos fueron de la crisis y la impotencia a la bendición y a la abundancia. Hermano, esa misma trayectoria puede ser tuya. En cualquier situación de tu vida que tú confrontes este año. Cualquier situación. No importa. Mientras más grande sea el enemigo, más… Mientras más alto, más redondo cae, dice el Señor. Mientras más grande y poderoso sea el obstáculo, más se glorificará Dios en darte la victoria. Amén. Mientras más débil tú seas, más poderoso será Dios dentro de ti. En la debilidad se perfecciona el poder de Dios. Ponte de pie. Aleluya. Vamos a hacer esa última declaración en esta noche. Vamos a movernos. Lea ese capítulo este año varias veces. Léalo, y reciba toda la unción y toda la bendición que sale de ese capítulo.

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Morir para Vivir

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Continuando con nuestro estudio de nuestra carta de Romanos, reiniciamos el año continuando con una enseñanza muy, muy poderosa. Y les recuerdo a los hermanos y a los visitantes también cuál es el corazón de esta carta y es hasta aquí hemos visto al Apóstol Pablo mostrarnos una cosa: el hombre, la mujer, el ser humano, no se puede salvar por si mismo, necesita un salvador y ese salvador es Cristo Jesús.

Pablo se dedica en los primeros Capítulos a mostrar que los inconversos, los judíos que son el pueblo de Dios, y hoy en día podríamos decir, los Evangélicos o los Católicos, o cualquier cristiano, nadie se puede salvar por sus propias obras de justicia, todos, dice, estamos destituidos de la gloria de Dios porque hemos pecado. Ningún ser humano, por si mismo puede ser salvo y por eso Dios ha provisto a Cristo Jesús. La salvación es ¿por qué? Por gracia, por la generosidad de Dios para con nosotros. Cuando el hombre, cuando la mujer, entiende su incapacidad para ser salvo por si mismo y se acoge a la obra de Cristo en la cruz del calvario y le dice al Padre, ‘Padre, yo creo que tu Hijo es el salvador de mi vida y de la humanidad y lo confieso con mi boca’, el Señor dice, ‘está bien, hija, ya no hay condenación para ti, ahora yo te justifico’.

Y el Señor entonces nos acredita justicia, nos acredita santidad y sana nuestras deudas y estamos bien con Dios. Por eso el Apóstol Pablo dice más adelante, “... ahora pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús”.

¿Por qué dice eso? Porque cuando tu estás en Cristo ya no hay condenación. Cristo anuló, dice, el acta de los decretos que nos era contraria en la cruz del calvario. Ya el diablo no te puede acusar. Ya tus obras no te pueden impedir entrar al Reino de Dios. Ya Dios te dice, ‘Yo te recibo como mi hijo’. Recibes papeles ¿de qué? De adopción al Reino de Dios. Diga amen, aunque sea para animarme un poquito. Gloria a Dios.

Usted recibe un acta de nacimiento que dice, ‘esta es una nueva criatura. Recibe papeles de ciudadanía mejores que los de los EEUU. Usted se hace un ciudadano del Reino de Dios a través de Cristo Jesús. Y eso es lo que Pablo dice.

Primero pinta una imagen muy negra, muy sombría. Nadie se puede salvar, todos han pecado, pero dice, ¿saben qué? La solución es Cristo Jesús. Gracia, perdón, misericordia, solamente conectándose uno a la sangre que fluye del costado de Jesucristo. Ese es el misterio del Evangelio.

Y entonces Pablo elabora todo eso en diferentes maneras, es por gracia. Ahora en el Capítulo 6, él como teólogo logrado y como pensador muy coherente que él es, él matiza lo que acaba de decir y se anticipa a un error lógico que algunos pueden cometer muy convenientemente y él, como dijera yo, se adelanta a ese error y lo neutraliza inmediatamente y el Capítulo 6 está dedicado a señalar cuál es ese error.

Vamos hacia adelante en el Capítulo 6, al versículo 12, estos dos versículos, 12 ó 13 al 14, resumen en un sentido todo el Capítulo 6. Dice: “....No reine pues el pecado en vuestro cuerpo mortal, de modo que lo obedezcáis en sus concupiscencias, ni tampoco presentéis vuestros miembros al pecado como instrumentos de iniquidad, sino presentaos vosotros mismos a Dios como vivos de entre los muertos y vuestros miembros a Dios como instrumentos de justicia, porque el pecado no se enseñoreará de vosotros, pues no estáis bajo la ley, sino bajo ¿qué? bajo la gracia”.

Recordemos eso siempre, hermanos. Nosotros no estamos bajo la condenación de la ley, sino que nosotros vivimos bajo la gracia de Dios. Ahora, sabe cuál es el problema cuando eso se dice muchas veces en las iglesias, que siempre tenemos la tendencia a irnos a los extremos. La doctrina de la gracia, es una de las doctrinas más bellas que Dios le ha dado a la iglesia. La doctrina de la gracia nos quita la atención. La doctrina de la gracia nos invita a reposar en Dios y en las obras que cristo consumó en la cruz del calvario. La doctrina de la gracia nos quita ese sentido de condenación y de inseguridad acerca de nuestra salvación eterna y de que estamos dependiendo del vaivén de nuestras obras y de nuestra humanidad, tan propensa a traicionarnos una y otra vez.

La doctrina de la gracia le quita la fragilidad a la doctrina de la salvación . Pero ¿saben cuál puede ser el error también? Que muchas veces nos podemos enamorar tanto y entusiasmar tanto por esa idea de que yo soy salvo por gracia, que se me olvida de que Dios también espera de que yo viva en santidad.

¿Cuántos dicen amen a eso? Y que yo debo ser obediente a los mandamientos de Dios. la doctrina de la gracia no neutraliza la doctrina de la santidad. Lo que la doctrina de la gracia dice es los siguiente: Dios te salva gratuitamente. Ahora, una vez que tu estás salvo, él espera que tu vivas en santidad.

Es decir, Dios te justifica para que tu te santifiques. Alguna gente piensa que uno tiene primero que santificarse para ser justificado. Y hay muchas iglesias que se van al lado contrario y dicen: tu tienes que vivir una vida adecuada y todo es ley, todo es mandamientos, todo es ‘tienes que hacer esto, tienes que hacer lo otro, no puedes hacer esto, no puedes hacer aquello.’ Y la gente se crea a veces la idea de que tienen que accionar para que Dios los salve, tienen que vivir bien para que Dios los salve. Y la doctrina de la gracia cambia el orden y dice, ‘No, tu tienes que salvarte y entonces vivir bien’. O también dice, ‘Como tu eres salvo, entonces tienes que vivir conforme a los mandamientos de Dios’.

Y lo que Pablo hace en el Capítulo 6 es tratar de mantener un balance entre las dos doctrinas y eso, al la iglesia no entender esto, ha llevado a la iglesia de Jesucristo a través de los siglos a unos extremos tremendos. Yo creo que hoy en día en el siglo XXI parte del problema de muchas iglesias cristianas que son muy misericordiosas y muy avanzadas teológicamente, es que el péndulo se les ha ido del lado de la gracia. Entonces, todo es aceptar, amar, tolerar, no mencionar mucho el pecado para que la gente no se le agüe el almuerzo después del servicio. Y no se vayan de la iglesia, porque si van entonces van a ir al infierno.

Y entonces, hay como un temor de hablar del pecado porque tienen temor de que si hablan del pecado están neutralizando la doctrina de la gracia. Y lo que Dios quiere es que mantengamos una sana tensión entre ambas cosas, de que entendamos que nuestra salvación no depende de nuestras obras, pero nuestras obras expresan nuestra salvación. ¿Usted entiende? Las dos cosas están unidas.

Miren, por ejemplo, digamos la luz. La luz es una energía y unida a la luz está inevitablemente el ahuyentar las tinieblas, una cosa va con la otra. Luz implica ahuyentar tinieblas. No puede haber luz si hay tinieblas, ¿si o no? Porque dondequiera que hay luz las tinieblas huyen, entonces es la misma idea. Si tu tienes la luz de la salvación dentro de ti eso quiere decir que no puede haber tinieblas que contradigan la presencia de la luz en ti. Hay mucha gente que dice, ‘No, yo soy salvo. Soy salvo por gracia’, pero su vida no refleja. Su vida es tinieblas. Entonces, la Biblia dice, no.

Por eso es que Pablo dice, la fe sin obras, es muerta. No es que él estuviera diciendo que las obras son lo que justifican la fe o la hacen posible. Pero él está diciendo que donde hay verdadera fe en Dios y en la palabra de Dios, si no hay acción que evidencie esa fe, entonces hay una mentira allí. Por ejemplo, él dice, tu no puedes decirle a una persona que tiene hambre y está desnuda, ‘hermano yo te amo mucho, que Dios te bendiga. Voy a orar por ti’, y tu tienes 50 dólares en el bolsillo y no le das siquiera diez pesos para que se compre una comida y un abrigo, o lo que sea, ¿no?

Él dice, ‘No, si tu tienes amor, tu amor se va a desbordar en acción porque el amor no es algo simplemente que existe en teoría. El amor se manifiesta en alguna manera’. Y es verdad.

Entonces tu tienes que bendecir a esa persona con misericordia, con acción, cubriéndolo, proveyéndole, mostrándole amor. Lo mismo es con la gracia. Si Dios te ha salvado, si Dios te ha tocado, si Dios ha infundido su espíritu dentro de ti y ahora tu eres un hijo de Dios, no es posible que entonces tu vivas practicando y esclavizado al pecado.

Ahora, no está diciendo que tu tienes que vivir una vida absolutamente perfecta, porque nadie la puede vivir, pero está diciendo, ‘tu vida no puede reflejar un patrón de pecado. Tu vida no puede reflejar una conciencia endurecida que peca indisciplinadamente y que no siente dolor y temor y angustia por ese pecado, sino que tu vida debe reflejar una lealtad a la santidad que pide el Evangelio.

Y por eso Pablo en el Capítulo 6, mire cómo él comienza diciendo: “... ¿qué pues diremos? ¿Perseveraremos en el pecado para que la gracia abunde?”.

Esa palabra perseverar, es muy reveladora, porque quiere decir ‘¿nos mantendremos en el pecado, viviremos en el pecado, practicaremos insistentemente el pecado, nos definirá el pecado? Esa es la idea de perseverar.

Para que la gracia abunde: ¿por qué él está haciendo esa pregunta? Dondequiera que usted ve la palabra pues, generalmente quiere decir que se está refiriendo a algo anterior.

Mire lo que dice el versículo 20 del Capítulo 5, mire allí un momentito. Dice “... pero se introdujo para que el pecado abundase, más cuando el pecado abundó sobreabundó la gracia”.

Pablo está diciendo algo aquí que es absolutamente esencial que nosotros entendamos. Es uno de los elementos que se repiten en varias ocasiones a través de la Biblia, y es lo siguiente: ¿por qué proveyó Dios la ley judía si él sabía que los judíos a la larga iban a revelarse como incapaces de vivir conforme a la ley, como pasó. Él los tuvo que exiliar, los tuvo que sacar de su tierra, porque no fueron capaces de vivir conforme a sus mandamientos.

Lo que a Dios le interesaba, hermanos, no fue, de paso, no fue como que Dios se sorprendió un día y dijo, ‘Caramba, esta gente que yo levanté esta nación, yo esperaba que me iban a obedecer, y qué sorpresa me he llevado de que se están portando mal.’ No, Dios tenía, recuerde que el plan de Dios es un plan eterno, desde la eternidad hasta la eternidad. A Dios nada le coge por sorpresa. Todo lo que ha sucedido en la historia, Dios lo ha planificado y lo ha esperado. Dios estableció la ley para establecer lo que yo llamo, un precedente legal para toda la humanidad.

Él tomó a Israel como un microcosmos de la humanidad. Israel era como un representante de toda la humanidad. Así como Cristo es el Hijo del hombre que representa toda la humanidad en su sacrificio en la cruz. Y cuando Cristo murió en la cruz, estaba muriendo, óigame esto, toda la humanidad con él. ¿En qué sentido? En que él estaba llevando en su cuerpo toda la muerte de todos los hombres que merecían la muerte por su pecado. El lo llevó en la cruz. Yo creo que en potencial, en potencialidad, y yo espero aquí que los teólogos como el doctor Edwin Villafañe y Gregory no me vayan después a acusar de esto. Pero podríamos decir, yo no voy a insistir demasiado en esto, pero podríamos decir que un sentido judicial, potencial, en la cruz, Cristo estaba en potencial llevando todos los pecados de la humanidad, presente, pasada y futura, porque él era el Hijo del hombre, y él representaba la muerte de una humanidad que merecía la muerte.

Ahora bien, Israel, en ese sentido judicial, yo creo, que ejemplifica la humanidad y Dios estaba creando un precedente universal, judicial, a través de su trato con este pueblo. Él les dio las mejores condiciones posibles: su palabra, su espíritu que moraba dentro de ellos, los levantó como pueblo. Y entonces, estableció una cantidad de mandamientos y de leyes y de preceptos y principios morales y les dijo, o él se dijo a si mismo, ‘ahora vamos a ver si ellos son capaces, como un microcosmos de la humanidad, de vivir conforme a esos principios’. Y evidentemente no pudieron. Él sabía que no iban a poder. Porque él estaba pensando ya, adelantándose en el futuro, cuando él iba por gracia a perdonar a la humanidad.

Y este pueblo que él levantó en las mejores condiciones y que le proveyó todas las posibilidades para que vivieran según sus mandamientos, fracasó totalmente. Y por extensión, entonces, él podía decir, ‘nadie ahora puede decir que puede vivir conforme a mis mandamientos. Todos han pecado, todos están destituidos de la gloria de Dios’.

Dios es un ser que piensa judicial, legalmente. Estableció un precedente legal, judicial a través de Israel y preparó algo para entonces, ¿qué? Para poder salvar a toda la humanidad conforme a la gracia.

Déjeme, que he dicho algo bien serio y ahora voy a apuntalarlo bien, ya que no quiero que vayan a pensar que me estoy dando guille de teólogo aquí. Mire, por ejemplo, vamos a ver, estoy tratando de encontrar aquí algunos pasajes que puedan ayudarme a declarar esto mejor. Vamos al versículo 29 del Capítulo 11 de Romanos.

Dice, “.... Porque irrevocable son los dones y el llamamiento de Dios, pues como vosotros también en otro tiempo erais desobedientes a Dios, pero ahora, habéis alcanzado misericordia por la desobediencia de ellos, así también éstos ahora han sido desobedientes, para que por la misericordia concedida a vosotros, ellos también alcancen misericordia. Porque Dios sujetó a todos en desobediencia ¿para qué? Para tener misericordia de todos.”

Y miren, cuando Pablo comienza a pensar, y hay otros versículos. Cuando Pablo comienza a pensar en lo complejo que ha sido el plan salvífico de Dios, todas las cosas que Dios ha hecho a través de la historia, y cómo se las ha ingeniado para llevar a la raza humana a un callejón sin salida, donde tuvieran que admitir y tirar los brazos al lado y decir; “Ciertamente, yo no me puedo salvar por mis propios actos”.

Cuando Pablo contempla la complejidad del plan de salvación de Dios, el versículo 33 lo lleva a admirarse y a hacer una declaración de asombro, y dice:

“....Oh, profundidad de la riqueza, de la sabiduría de Dios y de la ciendia de Dios. Cuán insondables son sus juicios e inestimables sus caminos”

En otras palabras, que a Dios se le ocurriera un plan judicial tan complejo, para él hacer una cosa al final de todo, y era mostrar su gracia y su misericordia.

Una de las cosas que Pablo traza a través de todo el libro de Romanos es esa idea y también en el Libro de Efesios lo vemos. Todo lo que Dios hace a través de la humanidad es simplemente para gloria de él. Él ha elaborado todas las cosas para que sea evidente que él es el que salva, no es el hombre.

Recuerde que yo he dicho que la controversia mayor de Dios es ese asunto de que el hombre se está tomando la gloria y no dándosela a él. Entonces, Dios se las arregló a través de la ley para mostrar que es por gracia y no por obras. Dios desarrolló una cantidad de mandamientos y le dijo a la humanidad a través de Israel, ‘¿Miren a ver si ustedes pueden vivir por ellos?’

La ley, dice Pablo, es simplemente un ardid, es un método, un instrumento que Dios ha usado para señalar pecado. Yo les decía a los hermanos esta mañana: piensen en una señal de STOP en una calle. Piense por un momento una calle donde no hay una señal de STOP y usted viaja todos los días por esa calle y como no hay una señal de PARE, usted simplemente pasa esa cuadra y no hay problema. Pero un día, la ciudad decide poner una señal de PARE y usted de lo más contento, lo más campante sigue manejando, no ve la señal de STOP, la pasa y hay un policía que está detrás de usted enseguida tocándole la sirena.

¿Cuántos saben de lo que estoy hablando? No tienen que levantar la mano. Y usted le dice al policía, ‘Bueno, lo siento, señor policía, no vi la señal. Yo siempre he pasado por aquí y nunca vi una señal.’ El policía dice, ‘No, un momento. Desde que se puso esa señal y usted no la respetó, ya usted está violando la ley.’

La Biblia habla de que donde no hay ley, no hay pecado. Y la ley Dios la usó, hermanos, para establecer violación. La ley no era el último propósito de Dios para salvar a la humanidad, porque él sabía que no iban a poder hacerlo. La ley fue simplemente un paso intermedio y Dios le dio STOP signs por dondequiera a los judíos y a la raza humana. No matarás, no adulterarás, no dirás falso testimonio, no comerás esto, guardarás el sábado, esto y lo otro. Y dondequiera puso cientos de signos de PARE y quién puede decir que en algún momento no hay violado un signo de PARE en su vida. Siempre. Todos lo hemos hecho.

Y Pablo dice, ‘eso es la única función de la ley es mostrarle a la humanidad que ellos no se pueden salvar por si mismos.’ Y entonces, él poder presentarse como el gran salvador, el que rescata a la humanidad en su caballo blanco y le dice ‘Yo se que ustedes no pueden hacerlo por si mismos. Ahora entren en la gracia que yo tengo preparada a través de mi Hijo Jesús. Esa es la obra.

Ahora, fíjense en eso. Dice aquí que cuando abundó el pecado, entonces sobreabundó la gracia. ¿Qué pasó? Cuando ya el hombre estaba perdido en sus pecados, como dice Efesios, entonces la gracia de Dios se derramó abundantemente sobre la humanidad. La lluvia de bendición y de perdón que cayó sobre la humanidad fue mucho mayor que el número de pecados que la humanidad había cometido.

El segundo Adán, fíjense por qué llaman a Cristo el segundo Adán. Porque era como la raza humana representada en él, así como el primer Adán representaba a la primera raza humana, y por el pecado de uno, toda la raza, porque ejemplificaba a la raza, fue maldita. Ahora, por la obediencia del otro segundo Adán, la humanidad en potencial fue bendecida pero con más abundancia de bendición que la maldición que cayó a través de Adán. Eso está en el Capítulo 5. Léalo y gloria a Dios por esa bendición que en Cristo Jesús.

Pablo dice, una y otra vez, la riqueza del plan del salvación a través de la gracia es mucha mayor que la maldición de vivir sin Cristo Jesús. Nosotros entramos en la bendición de Dios. Entonces, aunque hubo pecado, aunque la ley sirvió para señalar todo el pecado que había en la humanidad, la gracia de Dios fue mucho más abundante.

Ahora, ¿qué pasa? Que hay mentes perversas por allí que decían, ‘Guau, déjame ver, si cuando abunda el pecado, sobreabunda la gracia, pues vamos a pecar más para que haya más gracia’. ¡Qué conveniente! ¿verdad?

Hay personas que pensaban así o que podían pensar de esa manera. O hay otros que dirían, ‘bueno, como es por gracia, pues entonces eso quiere decir que lo que yo haga no importa’. Y hay gente que ha caído en ese error, gente muy temerosa de Dios y muy doctos en el examen de la palabra que dicen que si tu eres salvo, tu te vas a meter de cabeza, llegan a ser tan radicales, y eso es una contradicción que no se puede resolver en el calvinismo es hiperdesarrollado, porque muchas veces hay en las teologías, que si tu eres salvo, tu no te puedes perder, una vez que tu aceptaste a Cristo y si Dios quiere salvarte, él te va a meter de cabeza, de jondión, como decimos los dominicanos, dentro del cielo, aunque tu no quieras hacerlo porque él lo dictó.

Para mi eso es un error, porque siempre está este asunto de ese llamado, ese llamado que es inescapable de que si, la salvación es por gracia, pero tu tienes que vivir, con la ayuda de Dios una vida que manifieste que tu verdaderamente eres salvo. Y no puedes tu agarrarte de que es por gracia y por lo tanto seguir pecando. Yo creo que hay muchos evangélicos que cometen ese error y vivimos vidas descuidadas, hermanos, y quizás aquí entre nosotros puede haber algunos que estamos tan concientes del aspecto de la gracia que nos olvidamos de que Dios espera que vivamos en santidad, vivamos en entrega al Señor.

 

 

Si alguien puede bajar un poquito, your earphone may be a little bit too high. Would you lower it a tiny little bit? I’m just hearing some translation. Can you lower, Sharon, just a tiny little bit? Just a little bit so that we can…. Ok, great! Just, whoever, I am so sensitive to sound many times that…., maybe I’m the only one here. But thank you, forgive me for this clarifying that…. Anyway.

De nuevo, hermanos, tengamos cuidado de no descuidarnos. Dios está llamando a su pueblo a ser más cuidadoso que nunca. El diablo ha sido soltado sobre la humanidad como nunca. A Satanás se le ha dado poder en esta cultura como nunca para arrebatar vidas. El poder del pecado que hay en el siglo XXI, yo creo que es mucho más abrasador que en cualquier otro tiempo de la historia, aún en el Imperio Romano o Griego o aún cuando el mundo vivía en el paganismo. Porque es pecado tremendamente sofisticado. Es un pecado acompañado del poder de la razón que puede resistir y desconstruir a Dios y desmontarlo, y convertir a Dios en un impulso electroquímico del cerebro.

Hoy en día, el hombre ha adquirido una capacidad para explicarlo todo y sujetarlo todo a lo eléctrico, a lo químico, a lo biológico, que puede hasta esfumar hasta a Dios mismo, y puede justificar su pecado en maneras terribles.

Hoy en día, tenemos demonios racionales, filosóficos, teológicos que han penetrado a la humanidad. Y hoy en día es más peligroso que nunca caminar en el mundo. Jesús dijo que en los últimos tiempos las cosas se pondrían tan difíciles que Dios acortaría los días de la gran tribulación porque sino nadie sería salvo, hermanos. Dios acortaría esos días de pecado.

Y es la verdad, hoy en día nosotros tenemos que encomendarnos a nosotros mismos y a nuestros hijos cada día a la misericordia, a la protección de Dios porque hay leones allá afuera que quieren matar, robar y destruir el alma. Y a menos que nosotros no vivamos vidas sobrias y vigilantes, no vamos a ganar la batalla.

La palabra dice “... sed sobrios y velad porque vuestro adversario, el diablo, como león rugiente anda alrededor buscando a quien devorar”.

La palabra también dice “...ocupaos de vuestra salvación ¿cómo? Con temor y temblor”.

Y ese mismo pasaje lo dice en otra parte, ahí mismo, en ese mismo pasaje está hablando de que Dios es quien hace la obra y esto y lo otro y dice, “... por tanto ocupaos de vuestra salvación”.

Hay una contradicción allí que es parte de lo que estamos hablando aquí. Dios quiere que se nos quite a nosotros, como se dice en inglés, el ‘baby fad’, la inocencia que tenemos muchas veces como cristianos. Y yo creo que hay muchas personas que vienen a las iglesias cada día y cada domingo pero no entienden lo serio que es caminar en el Evangelio y que es asunto de sobriedad, de tener cuidado, de como caminamos ante Dios, de tener cuidado las aperturas que le abrimos a la obra tentadora, destructiva de Satanás.

Si hay áreas en tu vida que están abiertas al ataque del enemigo. Si hay áreas de tu vida, de tu conducta, de tu vida mental, de tu comportamiento, de tus relaciones con los demás, lo que sea, prácticas secretas que tengamos, yo te suplico en el nombre del Señor, cierra esas puertas lo más pronto que tu puedas. Porque tenemos un enemigo que no olvida ninguna deuda y que muchas veces puede esperar días y días, y hasta años de prácticas pecaminosas para un día sacar con interés, provecho a esas áreas.

Y el Apóstol Pablo dice, ‘no permitas, no perseveres en el pecado aún cuando has recibido gracia de parte de Dios’.

Vamos, de nuevo al versículo 12, ya voy aterrizando. Vamos al versículo 12 de nuevo en el Capítulo 6. Yo creo que podemos entender mejor lo que dice aquí en el versículo 12, Capítulo 6 “...no reine pues, el pecado en vuestro cuerpo mortal, de modo que lo obedezcáis en sus concupiscencias...”

Hay una palabra aquí importante ‘reinar’ y otra palabra ‘obedecer’. El que se somete al pecado, el que practica el pecado hace del pecado su rey y se convierte en esclavo del pecado. El diablo se vale mucho de una trampa muy grande que nos tiende continuamente y es creer que si yo simplemente de vez en cuando me doy una escapadita, o cometo un pecadito aquí y algo allí que yo puedo vivir impunemente. El Señor dice que cuando nosotros pecamos y practicamos el pecado tarde o temprano el pecado termina poseyéndonos, enseñoreándose de nosotros.

Y Dios dice, ustedes son libres. Cristo los ha hecho libres. No dejen que el pecado, que nada se enseñoree de ustedes excepto Cristo Jesús y Dios. Todo ser humano tiene dos seres a quien servir: o sirven a Dios o sirven a Satanás; o son esclavos de Jesucristo o son esclavos del diablo; o son esclavos de la justicia o son esclavos de la iniquidad.

Y Dios nos dice, ¿a cuál de esos dos reinos usted quiere servir? Evidentemente el cristiano está llamado a sujetarse al Reino de Dios, al espíritu de Dios. Tengamos cuidado. Yo creo que uno de los problemas con esta cultura precisamente, hay mucha gente atada. Estamos atados a tantas cosas , el problema por ejemplo, con el mundo homosexual, es precisamente que entraron en ese mundo, practicaron el pecado y cuando han querido salir, se dan cuenta que no pueden y entonces dicen, ‘ve, yo no puedo. Entonces eso quiere decir que es algo genético. Yo nací así.’ ¿Por qué? Porque es más fácil tu decir eso que luchar contra el pecado. Llega un momento en que tu dices, ya, si me someto a esta lucha me voy a morir, así que mejor la acepto y me meto dentro de ella.

Y por eso para ellos, la idea de que una persona se pueda salir de la homosexualidad, dondequiera que se menciona la palabra ex homosexual, esta gente reacciona como un caballo que le hubieran metido una espuela. ¿Por qué? Porque eso les dice que lo que están viviendo es una mentira. Ellos necesitan creer que eso es lo que ellos son, porque están esclavizados. Entonces cuando hay alguien que se ha liberado de eso con su lucha y lo que sea, eso contradice su idea. ¿Por qué? Porque muchas veces el pecado es tan adictivo, hermanos, que cuando queremos salirnos de él, descubrimos que estamos atrapados dentro de él.

Por eso yo les digo a los jóvenes, por ejemplo, jóvenes, si ustedes por ejemplo, han visitado una página, y esto lo digo porque es algo que está afectando tanto a la juventud, el Internet, por ejemplo, la pornografía está destruyendo a la juventud en el Internet, a los hombres también y a las mujeres cada día se van adictando más a eso. Si no lo has hecho nunca, no lo pruebes porque puedes quedar atrapado en ello. Si nunca has entrado en alguna actitud pecaminosa de prácticas indebidas, mejor, no lo hagas una sola vez. Si no has probado un cigarrillo de marihuana, o una droga más fuerte, no lo hagas, porque quedas atrapado muchas veces y el pecado entonces reina sobre tu vida, se establece, se adueña de ti y si estás en ello, no te sometas a ello, no dejes de luchar. Busca ayuda, habla con alguien a quien tu le puedes tener confianza. Delátate a ti mismo en una manera apropiada. Habla con un pastor, habla con una persona madura y oblígate a salir de la clandestinidad.

Una de las cosas más poderosas para romper la trampa del pecado es denunciarse a si mismo, sacarlo a la luz de alguna manera y hablarlo. Por eso Pablo dice, “...confesaos vuestros pecados unos a otros para que seáis sanados”.

Una de las maneras más fuertes de romper la trampa es humillarte a ti mismo. ¡Que humillante es uno decir ‘yo he pecado’ ante otro ser humano! Pero es el comienzo de la sanidad, vivir vidas transparentes y buscar ayuda de parte de Dios. Orar, confesar, clamar al Señor.

Hermano, te puedo decir algo, lo único que Dios busca, yo creo, es conflicto interior para él cubrirnos con su gracia. Cuando hay conflicto interior y hay una persona que está luchando y deseando agradar a Dios, para esa persona no hay condenación, yo diría.

Mire, lo que Dios no quiere es la persona que está pecando y pecando y no siente compunción, no siente dolor, no siente arrepentimiento y no está tratando todo lo posible, con la ayuda del Espíritu Santo. Pero si tu quieres agradar a Dios, la misericordia, la gracia va a estar allí contigo siempre tratando, trabajando contigo, ayudándote, llevándote. No abandones la pelea, en otras palabras.

Muchos están batallando con diferentes cosas. Dios dice ‘Hijo, hija, lo que yo quiero es que tu me busques, que tu confíes, que tu reconozcas tu pecado, que tu te acojas a mi gracia, que tu busques ayuda, que tu hables a otros, que busques los recursos que hay en mi reino y yo voy a estar contigo. Y en esa batalla yo me voy a glorificar. En esa lucha yo voy a infundir en ti las cosas que yo necesito infundir.

El Apóstol Pablo luchó con cosas interiores, que no sabemos cuál era su naturaleza, dice que Dios le envió un mensajero del diablo para humillarlo, y tres veces él vino ante el Padre diciendo, ‘Señor, líbrame de esto’, y ¿cuál fue la respuesta del Padre? Bástate mi gracia. ¿Por qué? Porque mi poder se perfecciona en la debilidad.

Él le quiso decir, ‘mira, yo no te voy a quitar eso aunque tu lo quieres, porque mi gracia está obrando en eso. Así que si tu tienes una batalla en tu vida, yo te estoy diciendo, esa batalla es indicio de que Dios está obrando, paradójicamente, en ti.

Ahora, no quiere decir que tu la practiques por eso, pero te estoy diciendo simplemente hay misericordia, hay bendición, hay esperanza, y un día el Señor te va a dar una victoria completa. Lo importante es no abandones la batalla, no quites la mano del arado, no te entregues al pecado, no perseveres en el pecado. Dios aún en eso, también se está glorificando.

“....No reine pues el pecado en vuestro cuerpo mortal de modo que lo obedezcáis en sus concupiscencias, ni tampoco presentéis vuestros miembros al pecado como instrumentos de iniquidad”.

¿Qué miembros? Manos, mis ojos, mi mente, mi cuerpo, todas las partes de mi ser. La palabra presentar, ‘paristemi’, es una palabra muy profunda que usted va a encontrar después en el Capítulo 12, donde dice “presentad vuestros cuerpos en sacrificio vivo, como sacrificio vivo”.

La idea de presentar es como entregar, es como un niño cuando se presenta a Dios, que se consagra a él para su uso y para su señorío. Eso es lo que hacemos con nuestros niños. Y Pablo usa ese mismo concepto aquí, de presentar nuestra vida. Él dice, ‘no entregues tu ser, no entregues tu cuerpo, no entregues tu mente para hacer cosas de iniquidad’.

Nuestra vida, hermanos, nuestro cuerpo, nuestra mente, nuestros recursos deben estar consagrados para agradar al Señor, para traer gloria al Señor, para bendecir a la humanidad, para agradar a Dios que nos ha rescatado. Y nosotros tenemos que decir, ‘mi cuerpo, mi vida, yo no se la voy a rendir al diablo. Yo no voy a someter mi vida para propósitos pecaminosos porque yo soy un templo del Espíritu Santo.

¿Qué dice Pablo por ejemplo con eso de tener contacto con prostitutas como se hacía en el siglo en que él vivía, con prostitutas sagradas y todo esto? Él dice, ‘tu eres un templo del Espíritu Santo, tu condición es de ser un ser exaltado, de ser un ángel aquí en la tierra, de ser un instrumento de justicia, ¿cómo tu vas entonces que incluir dentro de tu cuerpo una energía negativa que va a hacer que el Espíritu Santo conviva con el pecado dentro de ti? Nuestra condición es más bien de seres que tenemos que ser usados para la gloria de Dios, por lo tanto no podemos permitir que nuestro cuerpo sea usado para algo que sea contrario a lo que Dios quiere.

“... sino presentaos vosotros mismos a Dios como vivos de entre los muertos y vuestros miembros a Dios como instrumentos de justicia”.

¿Por qué? “.....porque el pecado no se enseñoreará de vosotros pues no estáis bajo la ley sino bajo ¿qué?, bajo la gracia”.

Esa palabra ‘enseñorearse’ es la misma palabra que se usa para Cristo ‘ecurios’, el Señor ‘ureguei’ es la palabra en griego que se traduce aquí enseñorearse.

En otras palabras, nosotros tenemos un solo Señor, hermanos, es Cristo Jesús. El único Señor al cual tu te debes sujetar y al cual tu no debes resistir es Cristo Jesús. Todos los demás señores que demanden su sujeción, tu debes decirles ‘aquí no, yo sirve a Cristo Jesús’.

Cualquier área de tu vida que sea contraria a los valores del Reino de Dios, cualquier área de tu vida que contradiga o desmienta el señorío de Cristo en tu vida, señálala y resístela en el nombre de Jesús.

Mire como Pablo, ya con esto termino, como él dice “... no me dejaré dominar...”, Primera de Corintios, Capítulo 6, versículo 12:

Dice, “...todas las cosas me son lícitas más no todas convienen. Todas las cosas me son lícitas ¿qué? más yo no me dejaré dominar de ninguna.”

En otras palabras, no te dejes dominar de nada en tu vida que desmienta el Reino de Dios. Y hasta aquí me doy cuenta, yo he usado muchas imágenes en el área de la moralidad sexual, pero déjenme decirle que esta idea de no dejar que el pecado reine en nosotros se refiere a todas las dimensiones de la vida. El dinero, por ejemplo, no debe reinar en el corazón de un ser humano cristiano, de un cristiano particularmente, nadie pero el cristiano.... si el dinero ocupa el centro de nuestra vida y nosotros estamos dispuestos a sacrificar el Reino de Dios por el dinero, los valores del Reino de Dios por el dinero, entonces nuestro rey es el dinero.

Si yo me sujeto, por ejemplo, a una boca maldiciente y obscena que siempre está diciendo malas palabras, entonces yo me he sujetado a la maledicencia. Si yo soy una persona rencorosa y tengo un rencor allí que no suelto, y el que me la hace, me la paga, y yo siempre estoy midiendo a la gente a través del rencor y a través de la ley, y criticando a los demás y todo esto, eso contradice el principio de gracia, de perdón, de misericordia, de amor del Reino de Dios y por lo tanto, yo me estoy sujetando a un principio pecaminoso, que se llama rencor, que se llama juicio. Y yo tengo que decir, ‘yo no me voy a dejar sujetar de ninguna de esas cosas porque yo soy libre en Cristo Jesús.’

Nadie diga, hermanos, que hay algo que usted está haciendo, o que estoy haciendo que no podemos romper. Todo lo que hay de pecado en nosotros, todo puede ser sujetado a la disciplina del Espíritu Santo. Diga amen a eso.

Miren lo que dice, voy a buscar una última cita aquí que quiero compartir con ustedes acerca de precisamente ese punto. Bueno, usted sabe, dice ‘no nos ha sobrevenido ninguna tentación que sea imposible de resistir sino que Dios, junto con la tentación provee ¿qué? la salida.

Cualquiera de nosotros que tenga cualquier tipo de lucha, no digamos ‘yo no puedo romper con eso.’ No, no. ‘Yo nací así y así soy y ya....’ No, hermano, Cristo Jesús te ha hecho libre de toda esclavitud. Por eso es que nosotros los cristianos debemos aspirar a vivir vidas poderosas, vidas de perpetua transformación. Sea lo que sea, el Señor puede vencerlo en tu vida. Cualquier problema, no digas por ejemplo, ‘yo soy una persona depresiva, yo padezco de depresión y así me voy a morir toda mi vida’. Cristo puede romper el poder de la depresión en tu vida, porque contradice la vida abundante que él te ha mandado vivir.

No digas, ‘yo soy una persona que no puedo hablarle a nadie porque me pongo nerviosa y yo no sirvo para testificarle’. No, en Cristo Jesús tu eres más que vencedor, todo lo puedes en Cristo Jesús.

Yo creo que Pablo se está refiriendo a que ningún principio negativo, pecaminoso que contradiga el Reino de Dios debe esclavizarnos, nada, nada de este mundo, porque somos libres en Cristo Jesús. Y como libres y somos hechos un poquito menor que los ángeles, ¿cómo nos vamos a sujetar al diablo o al pecado o a ninguna cosa que contradiga la condición exaltada en la cual vivimos?

Es una invitación, hermanos, a este año no dejar que vivamos vidas mediocres, vidas sometidas a la indolencia, a que no puedo hacer esto, que no puedo ir a la iglesia. Tanta gente hace buenos propósitos al principio del año: quiero ser una mujer de Dios, quiero bendecir a mi congregación, voy a tomar una clase de discipulado, voy a servir en la iglesia, voy a ayudar en algo en el Reino de Dios. Y llegan dos o tres meses y ya viene el cansancio y el tiempo, y el trabajo o un fracaso o un problema y volvemos otra vez a una vida mediocre.

Y Pablo dice “... no dejes que el pecado reine en vuestro cuerpo mortal”. Más bien hagan que sus miembros sean miembros de justicia, que ustedes vivan vidas positivas, vidas que reflejen la gloria de Dios en ustedes. No prestes tu vida a nada que contradiga la exaltada condición que Dios ha hecho posibie a través de la gracia en ti por medio de Cristo Jesús. Vive una vida victoriosa, una vida sobre abundante, una vida vencedora. Presenta tus miembros como instrumentos de justicia. Amen.

Vamos a ponernos de pie en esta tarde. Lea ese pasaje porque tiene tanto, tanto, tanto que enseñarnos. Dios nos ha dicho, en esta tarde, ‘mi gracia es simplemente un punto de partida para que tu vivas una vida santa y poderosa que refleje los valores que me caracterizan a mi.

Mi gracia no es una licencia para pecar. Mi gracia es una plataforma para que tu, liberada de condenación y de incertidumbre, tengas la suficiente energía y confianza para emprender cosas audaces que a ningún otro ser humano le son permitidas, para que tu concibas altas visiones de vida moral, ética, triunfante, para que tu te atrevas a aspirar a lo mejor de ti mismo; para que tu no vivas arrastrándote al nivel del suelo, sino que surques las alturas como el águila que yo te he hecho.

Mi gracia es para permitirte entrar en el disfrute de todo lo que yo tengo para ti, no para que tu te acuestes a dormir y vivas una vida mínima, sino todo lo contrario, espero que vivas una vida máxima, una vida que honre a mi Hijo, que honre mi Reino, que honre mi palabra, que le diga al mundo, ‘esta persona está viviendo a un plano que no es posible para un ser humano’. Por lo tanto tiene que haber algo allí sobrenatural en él o ella y entonces ese pueblo que vive a esa altura, porque ha sido liberado por la gracia de Dios, va a ser contagioso, irresistible. La gente va a querer venir donde nosotros estamos porque verán el poder libertador de Cristo a través de nosotros. Esa es la gran lucha de esta generación, hermanos, vivir a la altura del Evangelio, vivir a la altura del Cristo que pagó el precio.

Y yo quiero vivir a esa altura. Yo le pido al Señor ‘ayúdame, Padre’, y yo quiero tener compañeros como ustedes también en esa batalla. Amen.

Vamos a ser una iglesia que se caracterice por ser hombres y mujeres éticos, hombres y mujeres íntegros, hombres y mujeres que estén peleando la buena batalla de cada día. Cuando nos levantamos, nos ponemos enseguida la armadura, otra vez a la pelea. Y si fallamos en el curso del día, nos arrepentimos, confesamos pecado, vamos ante el Padre, nos sanamos y volvemos a tomar la espada en la mano y a seguir hasta que un día él nos quite la espada finalmente y nos diga, ‘ok, ahora entra en mi reposo’. Amen. Mientras tanto no abandones la pelea. Y ahí estaría el título de este sermón ‘No abandones la pelea’, sigue adelante, sigue adelante en la fe. No te sujetes a nada. No te des por vencido a nada. No admitas derrota en nada, porque el Cristo que Dios ha hecho morar dentro de ti es más poderoso que cualquier inercia que el universo pueda traer a tu vida.

Padre, nos entregamos de nuevo a ti. Confesamos que tu nos has llamado a vivir vidas altas, vidas exaltadas, Señor, y necesitamos de ti, pero en esta tarde, Señor, nosotros decimos ‘No dejaremos de esforzarnos. No usaremos excusas baratas. No nos esconderemos detrás de tu gracia, sino que liberados por ti, vamos a vivir vidas que ejemplifiquen los más altos valores del Reino de Dios y que honren el sacrificio de Cristo Jesús en la cruz y que honren también, tu plan increíblemente complejo y eterno que tu has elaborado para salvar a esta humanidad y llevarla al punto de culminación que es Cristo Jesús y la salvación por medio de su obra.

Y un día, Señor, te agradecemos tanto que tu tomaras todos los hilos de la historia humana y del universo y los unirás todos en tu Hijo Jesucristo y lo harás a él, en efecto, la cúspide, el elemento unitivo de todo lo creado, todo el universo y toda lengua confesará que Jesucristo es el Señor.

Gracias, Padre porque somos parte de ese tejido increíblemente complejo que tu estás elaborando y hemos entrado en tu plan. Bendecimos a tu pueblo, Padre. Permítenos ser una iglesia que traiga gozo a tu corazón, que traiga alegría a tu corazón herido de Padre, por esta creación que tanto te ha traicionado, Señor. Queremos ser diferentes. Queremos agradarte, así que ven Espíritu Santo. Ven y ayúdanos. Danos fortaleza hoy. renueva nuestras fuerzas en ese sentido en el nombre de Jesús lo pedimos. Amen. Amen.

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Becoming honest

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You know I really think that God is at work in a rather unique way here in this setting. And I believe that it pleases him that the primary gifted leader that this is built around is Roberto Miranda, and I mean that based on the sense that he’s a senior pastor of this assembly of ministries and of ministers and of congregants and of outreaches, and we were talking, not this last time, but the time before, and as we were sharing and we’re talking there was this freedom in Roberto’s spirit that I was able to just hear and receive and really lean into and it was the sense that it’s all God’s, this is all God’s, that there’s no presupposition about how God is going to do whatever it is that he is going to do.

You know, I would really invite all of us to just be able to enter into the gift that there truly is and that truly brings because it’s a gift for you. It’s a gift for everyone of us. But as we come and as we gather, as we offer our praise that we never permit ourselves the trap of feeling as though somehow some portion of expression, of ministry or function, is ours for the possession and ours for the territorial taking. Believe there’s territories to be taken but they’re not taken that way, but with the humility of spirit that comes and says ‘we are here as servants’.

And I truly believe that we’re here in a very special time in the life of this body life, all of us. I consider this formation, I consider this season and this time of something that God miraculously as he does again and again out of his creative nature, he takes and he mixes stuff, lives, impressions, anointings, different dynamics that are pulled from hither and yon and you don’t know where and why and you don’t know for how long, or for what reason or purpose, but it’s like he flavors us with one another and with his grace.

Now, in the sharing and the teaching that I feel to bring emphasis to hear this evening, I’d like us to begin by looking at a single verse of scripture which will not be the primary text, but it’s that very familiar portion from John, the gospel of John, chapter 1 and verse 14, that says: “.. and the word became flesh, made its dwelling among us and we have seen his glory. The glory of the one and only who came from the Father full of grace and truth”.

We’re going to look into the life of David and some of the things from the psalms and the hard cry that is there in him as a man, as the primary focus of where we’re going to draw our text and some of the things that I feel like that the Lord would want for us to say, but what I really feel is the key thing to understand is that Jesus is giving us an invitation into his personhood in a greater measure, in a greater measure than perhaps we have any of us tasted or seen. And his manifestation when he came was the fulfillment of the filling full of both grace and truth. These two things that seemed to be somehow cosmically distant from one another, are forged in the person of Jesus and I am not scholarly enough to even begin to make any kind of an exegetical attempt at trying to give voice to the depth of what that all means. I just know that it’s absolutely power-pack with this combination of dynamics that is so life-giving, because we live in a world and we come from a culture and the imprint upon our lives throughout our church experience by and large has heavy leanings in one direction or another.

And you look at what has happened historically with the church and giving a little bit of background I was raised in the church, my parents preached to God with not a flexiglass pulpit because they hid me in a ……….. underneath the pulpit. And I hope I was well fed so that I didn’t go screaming. But, from the time I was the tiniest, I was in and around stuff about God, and the kingdom, and preaching, teaching and I’m glad for the heritage. I’m very, very grateful for it.

But, you know, there is and there was a real mixture of dynamics that happened, and that’s because of our fallibility and our humanity, and we’ll never get it all right. We can’t present it fully complete and to think that we will is really erroneous, because we have made mistakes and will make mistakes and it’s just a part and a parcel of life and process that we grow in.

But we see that in the imprint of the church and the imprint of what happens in life is, there’s either this vast emphasis on grace and anybody can do anything; or there is this uptightness about the rigidity of perfectionism and truth that can absolutely cut to the core and you can wipe people out with it, and we’ve been wiped out with truth, you know, and we’ve been led astray into sin through grace. But God has this cohesively masterfully put into a whole in the person of Jesus Christ.

Now, I’m going to invite us to take a look at some of the scripture that are from psalm 32, that really talk about David and you know, I’m going to read some of this from the King James version, not that I read the King James version all that much, but there’s just a couple of ways of the phrases are turned that I just feel to do that here. I do have it in the NIB as well and I will make reference to some of that, but it’s a psalm of David.

“Blessed is he whose transgression is forgiven, whose sin is covered. Blessed is the man unto whom the Lord imputeth not iniquity and in whose spirit there is no guile.

When I kept silence, my bones waxed all through my roaring all the day long. For day and night thy hand was heavy upon me. My moisture is turned into the drought of summer”. And it gives a pause and says “Selah.”

Stop and think about that and I want you to stop and think about that for a moment.

“My moisture is turned into the drought of summer.”

We’re going to emphasize that and come back to it.

“I acknowledge my sin unto thee, and mine iniquity have I not hid. I said, ‘I will confess my transgressions unto the Lord and thou forgavest the iniquity of my sin. For this shall every one that is godly pray unto thee in a time when thou mayest be found: surely in the floods of great waters, they shall not come nigh unto him. Thou art my hiding place, thou shall preserve me from trouble, thou shall compass me about with songs of deliverance. I will instruct thee and teach thee in the ways which thou shall go: I will guide thee with mine eyes.

Be ye not as a horse or a mule, which has no understanding, whose mouth must be held with a bit or a bridle, lest they come near unto thee. Many sorrows shall be to the wicked, but he that trusted in the Lord mercy shall compass him about.”

I heard today an interpretation from the dictionary that mercy is an act of excessive kindness that goes beyond what is required for a given situation.

“…..mercy shall compass him about.” Then, the last verse “Be glad in the Lord and rejoice, ye righteous and shout for joy, all ye that are upright of heart”.

Father, we really ask that you will break this word to our souls as manna and as bread. Father, we come here into your presence and we ask Lord, that you would tryly make us as guileless children, that you would break off of us every hint of what we seem to be cluttered with: presumptuousness, assumptions, carrying around yokes of presuppositions. Father, we really ask that you will not just break our paradigms in the sense that we necessarily must have something different, but, Lord that we are available for everything different that you would want to impart, for everything, Lord, that carries the life of your spirit into us as beings.

Lord, I ask that you would put your hand over we, who are gathered in this moment, and that truly you would fashion us, and that you would form us and we don’t tell you what that looks like, or what that means, but we are intentional Lord in coming before you and saying ‘Lord, visit. Lord, make entrance.’

David said in anguish of soul over the broken condition of his moral failure ‘when I kept silence, my bones waxed all through the roaring, my roaring, all the day long.

The NIB says, “when I kept silent my bones wasted away through my groaning all day long”

In our sin, the primary deceit that Satan perpetrates on us is that we can’t tell anyone about our failures, about our broken condition. That we can’t, we just can’t do that. But David said, he said his bones waxed all or they literally they lost moisture, that’s the reason why I wanted to use this particular version. They lost moisture as turning to drought. The dryness of the condition that happens, I want us to begin to understand the parallel between what takes place when we are transparent, when we are vulnerable, when we are available and how that there is a biblical order of disseminating that as being moisture, or that being plenty, or that being abundance. And when we put the guard up, when we do not unveil, when we refuse to really honestly communicate the content of what’s going on in the arena of our soul, there is a shriveling that takes place, there’s a dryness that happens, and it is the result of what goes on many, many different levels.

Now, in verse 32:5 “I acknowledge my sin, he said, unto thee and mine iniquity have I not hid, I said I will confess my transgression unto the Lord and thou forgavest the iniquities of my sins.”

I’ve got some questions that if you are taking notes, and you would like to write them down, I invite you to do so. The questions are these:

Why should anyone commit to the process of becoming honest? The process to coming to honesty is really not an automatic process. It’s not something that’s natural to the natural man.

The question number two is: How is my coming to honesty, how is it like, the peeling back of the layers of an onion in my life?

I want you to ask it of yourself. In my life, what does that look like. How has that manifested itself? How has the process of moving from being guarded, being solitary, being individualized? How has the process of coming to transparency and honesty been like, the peeling back of layers of an onion? Just even put down a couple of thoughts about what that has looked like for you.

The third question I want us to ask: How have I learned and practiced the habits of hiddenness in my life? Because we all have done this. How have I practiced the habits of hiddenness?

Allow these questions to become deeply personal to you. Don’t just think, well, it’s another message, it’s just something somebody is asking. It’s kind of a literary device that’s being used by a preacher as some kind of technique.

Let God use this, just let him use it. I’m going to reframe them, ask them again and the three questions.

Why should anyone commit to the process of coming to honesty? Why should anybody do that?

Number 2: How is my coming to honesty, how is that like, like peeling back the layers of an onion? What has happened in my life? Where you’ve seen that, where you’ve seen some kind of parallel to that?

Number 3: How have I learned and practiced the habits of hiddenness in my life, in my soul?

I would offer up to you that hiddenness is learned from behavioral modification. It takes place as we are being raised as children. It’s not necessarily, even bad, in and of itself in these ways, that as children we have learned what behaviors need to be exhibited that we be rewarded and we manifest those behaviors that get rewarded and get affirmed. And likewise, we learn what behaviors are going to be judged, and are going to be seen as unhealthy or somehow scorned, or unappreciated and devalued. And so, we learn this process as we grow. It’s all through the culture, it’s not specific to Christianity. It’s everywhere, it’s ubiquitous, it’s in the air, it’s in the fiber of how we are growing as human kind.

So, we learn these behaviors and we learn what is going to be rewarded, and we learn what is not going to be appreciated or is going to be punished and it usually takes coming…. No, backup here a second…

There are things that go on within us where we may consciously understand and know that according to the morale and the times and the setting that we live in, that there are certain things that we ought not do but that there are certain impulses that are there, that are pushing or driving, or attracting to certain things that are taboo or unrewarded or things that are looked at as sin, and yet something in there wants to move towards that.

And so it’s in the place where we find that we are trapped, so to speak, by the impulses and the things that are going on inside of us and those things are looked at and they are judged and so we hide it, we drive it into the closet. So, then, what happens is we become duplicities, we become compartmentalized, and we live our lives in two kinds of streams: our public persona and that which is approved, and that which is affirmed, and that which we get strokes for, and that what we get promotions for, or that which we get rewarded financially, and in every other way, and then there is the compartmentalization of these issues that somehow we have clues that this is not good, this is not right, this is not affirmed, this is not something that what we want. But yet there are these intangible drawings to those types of behaviors, attitudes, thoughts, internal workings and we hide them.

Going back to John, chapter 1, verse 14. “the word became flesh dwelling among us. We’ve seen its glory, the glory of the one and the only who came from the Father full of grace and truth”.

Without going into all details of my life story which I am happy to do, adnosium, I have experienced and I know this stuff, I know it, I know it. I know it. I know it tragically and by the grace of God I know it victoriously. I know both of these things, I know both sides of these issues.

The invitation that God is making because where he wants to take us, he wants to take us back to pre-fall in the Garden, walking and talking with God face to face, no shame, standing before one’s mate in nakedness, not even knowing of the nakedness. We’re not going to get there, I don’t think, you know, in this life, on this earth, but it’s where God is taking us and is where your soul longs to live. It’s where everything inside of you wants to be able to let it all hang out.

God, I believe, is wanting to lead the church of Jesus Christ into a place where we can be before one another in honesty, without shame, without reactive pain. In order for that to be accomplished it is going to take us really to experiencing a community and an environment that will be full of grace and truth. It’s going to take truth because we really don’t find out about ourselves without exposing our stuff to others so we can have feedback, because we’re so screwed up in how we think and how we process, that we can walk out behaviors over time that are done in secret and feel very justified: it’s called rationalization.

We rationalize things and we live our lives out of touch with what is really happening and God is calling us into truth. And we will find that truth, but we won’t find that truth without the unveiling of our souls in the community of people. But in order to have that kind of unveiling it not only has to be that truth element, but there has to be great grace. There has to be a grace to be able to receive people where they are at with the unresolved issues, with the tensions, with the brokenness, and not to say ‘I don’t know where you belong, but you don’t belong here’. Do you understand?

The natural response is to set up a culture that has a given shape to it, has a certain rigid set of standards and say ‘you’re welcome to come as long as you fit these standards’. And God is going to have to help us to grow into a people that are beyond that, that are different than that, and he is. I do not believe that the next great visitation that God will give the earth will be able to be fashioned after the pharisaical set of standards that many of us have grown up with, that many of us have been imprinted with. I don’t think it will happen that way.

But God is calling us, each as individuals, to some place of examination and some place of contemplation, not contemplation in the individual level in the closet all by ourselves, not the reading of the Bible. It’s that there is not a place for our private devotional lives, there is. It must be there. But, often times, the trap of the spirit man and woman is to live monastically, disconnected and really out of touch with what’s really going on, because there’s no way of be able to perceive from others and their input.

So, God by his mercy, is going to call us, this place, this time, whatever it is that he does, however he manifests himself, it’s going to come by us being willing to be vulnerable, unavailable to one another, and again without presuppositions.

So, I don’t know that I’ve got a lot more to say about this, but I’d like for us to pray and really ask God: how does this apply to my life? What is hidden? What’s the next layer that God in his mercy and grace is kindly going to lift back? How am I going to respond to what I perceive as the pain of that exposure? How am I going to react?

I’m going to do this little thing, you know, bow your heads, close your eyes, just in the sense of asking God to speak on the more intimate level, the heart level, asking him:

Father, we invite you because you are kind and you are merciful and we are confident in your love, so we ask you, Father, to come and give us revelation on what you want to unveil, and what you want to reveal at this time, in this place, on this night.

I don’t know if you’ve got the courage to do this, but in just simply asking for the wisdom of God, let me say this. If God gives you the confidence to be able to speak to somebody over the next 24 hours about something that you’ve been afraid to unveil and you haven’t really had the courage to go there, that you would take the initiative because at the end of that is the moisture, at the end of that is the death of dryness.

You wonder why you feel dry? You wonder perhaps, where the passion is going to ride, it’s because, like David said, when I shut these things up, when I refuse to admit, when I close down on the process that’s when felt like the dryness in my bones, life, life was going out of me.

You want revival? Individually, collectively? It’s not hard, I don’t mean to be super simplistic, but it is as fundamental as foundational, as opening, say ‘ok, I’m going to stretch one more time and one more area. I’m going to unveil. I’m going to lay back the hindrances, the things that have kept me from being vulnerable.

You think that the price of being vulnerable is going to be too much. That’s what we are told. That’s the lie that the evil one says. And the fact of the matter is we have been wounded by being vulnerable and I tell you a truth: you will be again.

But what is the choice? Poverty of spirit, dryness of soul, empty patterns of ritualistic doing? Our life, our life. This is life. It’s life. It’s life.

I love to sing the worship songs, I love to hear it, except the preachers preach sometimes, love is not too much of me, but I love to see men and women yielding to the spirit of God and taking a step forward in the risk of it all, in the attempt to say ‘yes’, even in the haltingness of our endeavors, even in the stumbling of our steps, even in all of the ambiguity and insecurity. It’s all there and it’s going to be there, but God’s grace, he is building a people that understand the process. He is building a people that can endure each other as we unveil.

I want you to know this: I speak this for me, but I know this of Roberto too, there is nothing that you’ve done, or you’ve thought that could stop me from loving you. There’s nothing.

I’ve been there. I’ve done it. You know, the problem with passionate people is they sometimes really get themselves in trouble. I am a passionate person, I’ve gotten in trouble. There’s a problem with prophetic people, with visionaries, with dreamers: sometimes they don’t see themselves accurately because they’re seeing under the future, they’re believing for something, there’s something… it’s really creative of God what’s at foundation to it, but it can take you astray, it can take you off track.

We need the authenticity of transparency. We need it. And as we go there, as we become that, as it leaves the literary images of theology and ideas and gets transferred into the foot on the ground living of life, God will be all the people.

I’m volunteering. I want to be part of that crowd. Amen. As Brandt was speaking a couple of texts came to my mind, just verses that remind us of what he was saying: John 8, for example, 8:32. You don’t need to read it, just hear, it says:

“….and you shall know the truth and the truth shall make you free”.

Then Galatians, chapter 6, it says: “… Brethren, if a man is overtaken in any trespass, you who are spiritual, restore such a one, in a spirit of gentleness, considering yourself lest you also be tempted. Bare one another burdens and so fulfill the law of Christ for if anyone thinks himself to be something, when he is nothing, he deceives himself. But let each one examine its own work and then he will have rejoicing in himself alone and not in another.”

James 3:17 “But the wisdom that is from above is first pure, then peaceable, gentle, willing to yield, full of mercy and good fruit, without partiality and without hypocrisy”.

And finally James 5:16 “Confess your trespasses to one another and pray fro one another that you may be healed”.

All of these verses in one way or another hover around the words that have been shared with us tonight. It invites us to be a community of transparency, of openness, of humility, of self examination, not in an obsessive way, but in a confident grace filled sort of way, and also when we receive that kind of confession from someone, we must receive it in a spirit of humility, of grace because in order for people to be truthful there has to be grace, there has to be people aware of their own brokenness and who can open themselves up to receive the brokenness of others and empower them and validate them, and bless them and turn that confession into a healing process.

Father, thank you for these words. We receive them and we do pray to be able to be that community, to become that community of people who can be transparent to each other, open to each other, loving to each other and aware of our brokenness, Father, and grateful that we have you to lean on. You know us and yet you choose to love us. That’s a wonderful relief, Lord. Thank you, thank you, we glorify you. We worship you, Lord. Amen, amen.

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Mensaje navideño

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El ángel les dijo, ‘No temáis, porque he aquí os doy nuevas de gran gozo que será para todo el pueblo, que os ha nacido hoy en la ciudad de David un salvador, que es Cristo, el Señor. Esto servirá de señal, hallaréis al niño envuelto en pañales, acostado en un pesebre. Y repentinamente apareció con el ángel una multitud de las huestes celestiales que alababan a Dios y decían, ‘Gloria a Dios en las alturas y en la tierra paz, buena voluntad para con los hombres’.

Vamos luego al relato allí en el versículo 25 de cuando el Señor es presentado en el templo. Han pasado ya unos días, 8 días para ser específico, al octavo día el niño varón se circuncidaba y se llevaba al templo para ser presentado. Y ellos llegan al templo en Jerusalén y allí se da algo muy interesante.

Dice en el versículo 25: “....y he aquí, había en Jerusalén un hombre llamado Simeón, y este hombre justo y piadoso esperaba la consolación de Israel. Y el Espíritu Santo estaba sobre él, y le había sido revelado por el Espíritu Santo que no vería la muerte antes que viese al ungido del Señor”.

¿Qué quiere decir eso del ungido del Señor? Por eso es la palabra Mesías, Cristo quiere decir ungido.

“...Y movido por el espíritu vino al templo y cuando los padres del niño Jesús le trajeron al templo para hacer con él conforme al rito de la ley, él le tomó en sus brazos, -y mire cómo él bendice a ese niño y qué dice- ...y bendijo a Dios diciendo, ‘Ahora, Señor, despides a tu siervo en paz, conforme a tu palabra porque han visto mis ojos tu salvación, la cual has preparado en presencia de todos los pueblos. Luz para revelación a los gentiles y gloria a tu pueblo, Israel.’

En el versículo 36 dice “....que estaba también allí Ana, profetiza, hija de Fanuel de la tribu de Aser, de edad muy avanzada, pues había vivido con su marido 7 años desde su virginidad y era viuda hacía 84 años.”

Es decir que era una mujer ya de 90 y pico, quizás hasta más.

“... y no se apartaba del templo sirviendo de noche y de día, con ayunos y oraciones, y ésta presentándose en la misma hora, daba gracias a Dios y hablaba del niño a todos los que esperaban la redención en Jerusalén.”

Es decir, como ustedes ven, el carácter especial de ese niño, su función extraordinaria, un salvador, iba a traer paz a la humanidad, muchas cosas importantes que se estaban dando y si nosotros solamente tuviéramos los relatos de los Evangelios, los 4 Evangelios: Mateo, Marcos, Lucas y Juan. Si eso fuera todo lo que tuviéramos, en realidad, imagínese, uno no podría entender en realidad qué querían decir estas gentes, con eso de que era el salvador, que era el Mesías ungido. Los judíos mismos, según sus Escrituras no entendían bien cuál era la función de este ser misterioso que había sido predicho por los profetas siglos antes.

Ellos pensaban que era un rey que iba a venir a salvar a Israel de sus opresores, e iba a volver a darle a Israel el señorío sobre las naciones. Veían al Mesías en términos políticos, en términos puramente militares, gubernamentales. Eso era todo lo que entendían. Ellos no sabían exactamente qué iba a hacer este ser que había sido predicho por los profetas y que Dios desde el inicio mismo allá en la creación, en el huerto del Edén, ya había predicho que vendría un ser que pisaría la cabeza de la serpiente y quitaría la maldición.

Pero en realidad la gente no entendía, cuál era el significado, cuál era la función de este ser, y aún nosotros leyendo esos relatos del Evangelio no podemos entender cabalmente qué era lo que se suponía que ese ser hiciera. Y si leemos los relatos de los Evangelios aún durante la vida de Jesús, usted se da cuenta que hay muchas cosas que quedan no dichas, no explicadas exactamente. Nosotros entendemos los Evangelios porque ya hemos leído los pasajes de las cartas de Pablo y todas estas cosas, pero solamente leyendo los relatos y la narrativa, no podemos entender cómo era que Jesús, cómo era que él salvaba a la humanidad. ¿Qué quería decir eso? ¿Cuál era su función? Etc.

Eso, le toca a esas epístolas, a esa segunda parte del Nuevo Testamento que son las epístolas de Pablo, de Pedro, de Juan, Santiago y todas estas cosas. Eso completa la revelación que leemos en los Evangelios.

Por ejemplo, Romanos es maravilloso en ese sentido, porque Romanos es una explicación de cuál es la verdadera función de ese Mesías que es anunciado a los pastores y por qué los pastores dicen ‘Paz a los hombres de buena voluntad’. Y por qué Ana y Simeón hablan de un salvador que va a traer redención a la humanidad, etc. Eso es lo que Pablo relata en su carta a los Romanos.

Vamos al Capítulo 5 ahora de Romanos para entender un poco más algunas cosas. Recuerden que el domingo pasado discutimos el Capítulo 4 donde Pablo señala finalmente que es por fe que el hombre es salvo, y es por fe que el hombre tiene tratos con Dios. Es por creerle a Dios lo que Dios dice, es por creerle a Dios. Cuando Dios dice, por ejemplo, el día en que Cristo es bautizado dice, ‘Este es mi Hijo amado en quien tengo complacencia, a él oíd...’

En otras palabras, pónganle atención a él. Él es mi Hijo amado, es la persona que yo he escogido para que desarrolle y revele mi voluntad a la humanidad. Si uno le cree a Dios lo que él dice, entonces uno entra en ese mandato de Dios. Entonces oigo lo que dice Jesús, las palabras de Jesús.

El Señor dijo, ‘El que oye mis palabras y las hace, ese será salvo’. Entonces es creyéndole a Dios lo que él dice acerca de su Hijo, que él es el mediador entre él y los hombres que nosotros podemos ser salvo. Esa es la salvación que Pablo desarrolla en el Capítulo 4 cuando dice, por ejemplo, vamos al versículo 24, dice que “... sino también con respecto a nosotros a quienes ha de ser contada, esto es a los que creemos en el que levantó de los muertos a Jesús, Señor nuestro, el cual fue entregado por nuestras transgresiones y resucitado para nuestra justificación.”

Eso es lo que nosotros tenemos que creerle a Dios, lo que él dice acerca de su Hijo. Y nosotros tenemos que entrar en esa revelación de Dios por fe. Entonces en el Capítulo 5, Pablo desarrolla esa idea, de que así como Abraham le creyó a Dios y eso le fue contado por justicia, para salvación de Abraham, entonces ahora, nosotros también siguiendo el ejemplo de Abraham, también le tenemos que creer a Dios acerca de Jesucristo.

Entonces, dice el Capítulo 5, “...justificados pues por la fe...” ¿Qué es ser justificados? Justificados quiere decir que nosotros teníamos una deuda muy grande para con Dios, éramos culpables por nuestros pecados. Éramos reos de muerte, estábamos condenados a muerte. Estábamos en la cárcel esperando para ser ejecutados, pero viene Cristo y dice, ‘esa persona no tiene que morir, yo voy a morir en su lugar’. Entonces él paga el precio de mi culpabilidad y entonces yo vengo a ser salvo por el sacrificio de Jesús. Y yo creo eso, y entonces eso se hace una realidad en mi vida y Dios me justifica a mi.

En otras palabras, él anula el pecado que hay en mi y me dice, ‘ahora yo te considero justo a ti’. Por eso dice, “justificados pues, por la fe, fe en ¿quién? En ese niño nacido en Belén, en esa criaturita frágil, totalmente impotente, requería un salto muy grande de la mente para creer que ese niñito, nacido en un pesebre que ni siquiera tenía dinero para un hotel, que esa criatura, ahí está Dios.

Ayer, Stephen Johnson predicaba acerca de lo absurdo de la navidad. Y es cierto porque era imposible pensar que ese niñito nacido de dos personas pobrísimas, en una aldea insignificante.

Hermanos, si usted va a Israel, una de las cosas que uno descubre en Israel cuando uno viaja es que todo es pequeñito. Israel es más pequeño que el estado de Rhode Island, que es el estado más pequeño de Nueva Inglaterra, y allí todo es pequeño. Y a veces uno va a esos lugares como Capernaún, por ejemplo, a veces cuando lee la Biblia uno piensa que Capernaún es una aldea y uno ve mucha gente caminando y uno piensa casi como la Quinta avenida aquí en Nueva York. Mire Capernaún es un hoyito, ahí en medio de un desierto prácticamente y lo que hay es unas ruinas pequeñitas, y uno dice, ¡Guau, eso es todo! Y uno está como que está buscando algo más, más grande, ¿no?

Y Belén era todavía más pequeñito. Belén era una aldea insignificante para el tiempo en que nace Jesús en ella. Y pensar que allí en esa aldea, en un pesebre de vacas y de animales malolientes, un niñito envuelto en telas que ese era el Hijo de Dios, el Salvador de la humanidad, eso requiere un salto de la imaginación muy grande y eso es lo que Dios nos pide.

Él dice, ‘esa criatura, imposible allí de pensar, ése es mi Hijo amado’. Y el que quiera creer eso es salvo por creerle a Dios. ¿Ve? Eso es lo que Pablo está diciendo aquí:

“...justificados pues por la fe tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo”.

Usted entiende por qué el ángel le dice a los pastores, ‘No temáis, porque os doy nuevas de gran gozo que será para todo el pueblo, que os ha nacido hoy en la ciudad de David un salvador que es Cristo, el Señor.’

Y dice que ‘cuando las huestes celestiales alaban a Dios dice, ‘Gloria a Dios en las altura y en la tierra, ¿qué? paz, buena voluntad para con los hombres.

Es decir, y Pablo dice, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo. Por eso es que la Biblia llama a Jesús, el Príncipe de paz, porque Cristo vino a traer paz y reconciliación a una creación que estaba dividida y en conflicto. La caída, el pecado cuando entró en la creación rompió la armonía que Dios había establecido cuando creó el mundo perfecto. Todo entró en una relación de conflicto. El hombre con la mujer, el rico con el pobre. La tierra ya no le daba al hombre su fruto a menos que no fuera cavándola e hiriéndola y trabajándola. La mujer antes daba a luz sin dolor y ahora tiene que pasar por todos los trabajos y todo el sufrimiento del parto.

Dice el Apóstol Pablo también más adelante en el Capítulo 8 de Romanos, ó 9, creo que es ‘que la creación misma gime con dolores de parto esperando el día de su liberación.’ Y en esa creación angustiada, en conflicto, en guerra, ahí está Cristo Jesús trayendo paz para con Dios, trayendo paz a nuestro interior, trayendo reconciliación al hombre que está dividido dentro de si mismo, en esas luchas que producen ansiedad, agonía en nosotros. Cristo viene a traer paz a todo eso.

¿Y cómo se halla esa paz? Por medio de Jesús, creyéndole a Jesús. Ese Jesús en quien creyó Carlos, el hermano pintor que estaba aquí con nosotros. El se atrevió a creerle. Carlos estaba, el alcoholismo, las drogas, todas esas cosas son formas, trampas en que caen los hombres porque hay algo en ellos que no tiene paz, y están buscando esa satisfacción. Los hombres buscan la paz en el sexo, en el dinero, en la aprobación de los demás, en la fama, en las drogas, en todas esas cosas están buscando algo que necesitan. Y cuando encuentran a Cristo y lo aceptan y lo reciben en su corazón como Señor y salvador, entonces como que todo se reconcilia. Y entonces ese hombre es liberado para que lo que Dios ha puesto en él o en ella pueda salir, en ese caso, ese bello don de la pintura.

Estaba ahí, pero estaba como una cantidad de escombros caen sobre algo bello, una joya, y está perdida entre los escombros, sucia. Y Cristo viene, y cuando ese hombre permite a Cristo entrar en su casa llena de escombros, el Señor viene y comienza a ordenar todo, comienza a armonizar todas las cosas. Quita las vigas sucias y corroídas y quita el polvo y limpia y echa fuera toda la basura, y de momento esa joya que estaba ahí metida bajo todo ese derrumbe, comienza a brillar.

Paz. Usted ve. Eso es lo que Cristo hace posible. Paz entre Dios y el hombre. Cuando el hombre no tiene paz con Dios va a estar en guerra consigo mismo también. La humanidad que no tiene paz con Dios, por eso está en guerra. Hoy mismo seguramente hay decenas de personas muriendo en Irak y en Afganistán porque no conocen, no le han creído a Dios. Aún en este país muchas de las cosas que pasan, las guerras y las cosas que hay es porque en este país los gobernantes no le han creído a Dios. Ellos dicen que creen y de boca dicen que creen en Jesucristo, pero de corazón no creen. Y no tienen suficiente fe para decir si nosotros obramos conforme a los principios del Evangelio, nosotros vamos a tener paz en este país.

No, lo que gobierna la política de los EEUU es el real politic, como se llama en alemán, quiere decir ‘ser realista’. Es velar por los intereses de esta nación, nada de idealismo, nada de moralidad, sino simplemente lo que es práctico, lo que es pragmático. Eso es lo que está rigiendo hoy en día, y a Bush se le acusa de haber sido demasiado idealista. El problema con Bush es que quiso ser idealista, yo creo, pero no tuvo, no lo fue lo suficiente. Es peligroso uno hacer las cosas a medias, ¿sabe? Usted, o la hace completa, usted si se va a meter en ciertas aguas, métase de lleno, pero no se meta a mitad porque entonces no va a estar ni con Dios ni con el diablo, y los dos le van a caer encima.

Y eso es lo que pasa. Pero hoy en día muchos ya están diciendo, ya Bush fracasó. Esa idea de la política idealista de traer la democracia a las naciones, de tratar de defender a las naciones de sus dictadores, eso no sirve. Volvamos a los intereses de nuestra nación, eso es lo que debe... realismo, realismo.

Y Cristo dice, ‘No, no es realismo, es créanle a Dios’. Créanle a Dios que si ustedes ponen a Cristo en el primer lugar, y sus principios en el primer lugar, aunque parezca contradictorio, Dios va a establecer la paz y la prosperidad. Esa es la diferencia. Y eso es lo que pasa con nosotros también, cuando nosotros escogemos por fe creer que los principios de la Biblia producen prosperidad, bendición, éxito en la vida, reconciliación familiar, liberación de las cosas que nos atormentan y ponemos en práctica esos principios, aunque parezca imposible, Dios trae bendición a nuestra vida. Y lo vemos, hermanos, lo vemos, que funciona porque poco a poco todo se va ordenando y viene la paz que Dios promete. Ah, pero que requiere fe.

Porque cuando alguien te dice, ‘mira, haz este negocio. Miente allí, pon que esa leche es pura ciento por ciento, pero nada es 80%, el 20% es agua. Pero no te preocupes porque así tu vas a ganar más dinero. Tienes más leche para vender, y pon que es ciento por ciento pura. Eso suena bien, al hombre real, al hombre material, pragmático, dice ‘claro que si, 20% más eso es todas las deudas de salario y de renta y de luz. Yo lo puedo pagar allí y ya todo lo demás es ganancia para mi. Esa es la mente, ¿no?

Pero el hombre de fe, la mujer de fe que le cree a Dios dice, ‘No, la mentira nunca lleva a bendición. Digo la verdad y Dios me va a bendecir de alguna manera y no voy a robarle a mi prójimo, no voy a engañar a mi prójimo, voy a hablar la verdad a mi prójimo y el Señor se va a encargar de las cosas’. Y ¿sabe qué? Usted lo hace y la gente se va a reír de usted, los que piensan con la mente humana se van a reír, porque usted dice ‘no, yo le voy a creer al Señor, le voy a creer a los principios, a la palabra de Dios’. Y usted a la larga es bendecido. Y lo que usted tiene no lo hecha en saco roto sino que es medida apretada, dice, que permanece, y usted es bendecido. Y Dios se convierte en el defensor de sus finanzas.

Eso es creerle a Dios, es vivir por los principios de fe. Cuando usted le da al Señor su dinero, su tiempo, su energía, la gente dice, ‘No, tu te estás volviendo fanático, le estás dando todo a la iglesia y que esto y que lo otro.’ ‘Estate tranquilo, yo se en quién he creído.’ Usted vive y Dios bendice, Dios prospera, Dios le da mucho más porque es por fe.

Y asimismo pasa con Jesucristo. La mente le dice, ‘Mira, pero hay tantos otros dioses, tantas otras cosas que tu puedes creer y esto y lo otro y nadie ha probado jamás que él existiera ni siquiera, esto .... Usted dice, ‘No, yo voy a creerle a Dios y yo voy a creer que mi justificación está, no en hacer buenas obras, no en portarme bien, no en darle dinero a los pobres, sino en Cristo Jesús que murió por mi en la cruz y me justificó. Ese bebé nacido en un pesebre en Israel hace dos mil años, yo ni siquiera he visto una foto de él, ni siquiera estoy ciento por ciento seguro de que existió, pero yo creo lo que dice la palabra del Señor y yo se que en él voy a poner toda mi esperanza de vida eterna, de salvación, de todo aunque mi mente me diga, ‘es mentira’, yo voy a creer en eso.

Y ¿sabe qué? Cuando usted le cree a Dios entonces usted es justificado y usted recibe vida eterna y recibe paz en su corazón y reconciliación.

“Justificados pues por la fe tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo”.

Ese Jesús que nació en Belén y que fue presentado por sus padres allí humildemente nos da paz a nosotros.

“...por quien también tenemos entrada por la fe, dice el versículo 2, a esta gracia en la cual estamos firmes”.

Hay que estar firme en esa fe, hermanos, porque hay muchas cosas que van a desmentir a Cristo, y van a venir cuestionamientos a su vida, y circunstancias, pero usted se mantiene firme y entonces usted tiene entrada a esa gracia que Dios hace posible por medio de Cristo Jesús.

 

 

Más adelante dice en el versículo 8, “...porque Cristo cuando aún éramos débiles a su tiempo murió por los impíos. Ciertamente, apenas morirá alguno por un justo con todo pudiera ser que alguno osara morir por el bueno, más Dios muestra su amor para con nosotros en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros.”

¿Qué dice la Biblia? Que cuando estábamos nosotros muertos en pecados, Cristo vino al mundo. Cristo vino al mundo, no cuando la humanidad le pidió que viniera al mundo, no cuando la humanidad estaba preparada para que Cristo viniera. Habían ya reconocido que éramos reos de muerte y entonces la humanidad le suplicó a Dios ‘Señor, envía un salvador para que nos saque de nuestras tinieblas’. No, dice la Biblia que cuando estábamos perdidos en nuestros pecados, cuando más enmarañados estábamos, la humanidad, en el pecado, en ese momento fue cuando Dios envió a Cristo a morir.

Es decir, que Cristo muere, no por gente que está buscándolo, sino por gente que no tiene deseo de conocerlo. Los romanos no lo querían, los judíos ciertamente los rechazaron, los griegos tampoco estaban interesados, estaban muy metidos en su asunto de sabiduría humana y de filosofía. Nadie quería a Jesús. Era el paganismo, la sensualidad del mundo, y no hablemos de los aztecas o los mayas, aquí en América, en ese tiempo; o en África. Nadie estaba buscando a Dios. En ese tiempo el Señor envía a Jesús para que muera por nosotros. En ese tiempo Dios envía a Jesús para que nazca en ese humilde pesebre en Israel.

Y por eso es que nosotros adoramos a Jesús, servimos a Jesús. En el Capítulo 5, versículo 12, el Apóstol Pablo, lo que hace entonces es que continua desarrollando esta imagen del Señor Jesús como.... Aquí hay algo que quiero explicarle a ustedes, esto del primer Adan y el segundo Adán.

Es muy importante este asunto, porque cuando ustedes pasan por estos pasajes, yo quiero que ustedes entiendan de qué se trata y de qué está hablando la Biblia. Si nos ayudan, por favor, estoy tratando de.... la bebita... you could just quiet a little bit. Thank you, I’m so sorry, I am having hard time keeping up. Sorry, thank you.

Hermanos, dice aquí “… por tanto como el pecado entró en el mundo por un hombre, versículo 12, y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres por cuanto todos pecaron, pues antes de la ley había pecado en el mundo pero donde no hay ley, no se inculpa de pecado, no obstante reinó la muerte desde Adán hasta Moisés, aún en los que no pecaron a la manera de la trasgresión de Adán, el cual es figura del que había de venir”

¿Qué está diciendo aquí la Biblia? Está diciendo, él está desarrollando el ministerio del Mesías, ese niño que vino a nacer en Belén, vino a neutralizar el daño que hizo el primer Adán. El Adán que pecó en el huerto del Edén trajo maldición a la humanidad. Cuando Adán y Eva pecaron allí en Edén destruyeron la obra perfecta que Dios había hecho, la dañaron. Y dejaron un mundo pervertido y distorsionado.

Entonces cuando ese niño nace es como un nuevo Adán. Es una nueva humanidad. Jesús es el primogénito, él es el que representa un nuevo orden en la humanidad, es un nuevo comienzo para la humanidad. Jesús es el primogénito, es decir, es el primero de una raza nueva, redimida, y él representa entonces el anti Adán. Él viene ahora, cada cosa dañina que hizo Adán, él viene a neutralizarla. Pero no solamente viene a neutralizarla sino que viene a rebasarla y a abrumarla con mucho más bendición que la maldición que Adán causó.

En otras palabras, el Señor no solamente neutralizó cada cosa que hizo Adán en su equivalente, sino que fue mucho más allá. La bendición que Cristo suelta sobra la humanidad es mucho mayor que la maldición que el primer Adán dejó. Entonces, por eso que todo esto que está aquí, dice:

“... Pero el don, es decir, Jesús, el regalo a la humanidad no fue como la trasgresión, es decir, como lo que hizo la desobediencia de Adán. Porque si por la trasgresión de aquél uno, es decir de Adán, murieron los muchos, es decir, toda la humanidad que muere como consecuencia del pecado de Adán, abundaron mucho más para los muchos la gracia y el don de Dios por la gracia de un hombre, Jesucristo.”

Por eso es que el Apóstol Pablo habla de un mejor pacto por medio de Jesús. Y yo quiero que entendamos esto, hermanos, que lo que Cristo ha hecho a través de la navidad es desatar sobre todos aquellos que creemos en él, una posibilidad de bendición mucho más grande que la maldición bajo la cual nosotros existíamos antes.

Si tu estás en Cristo por medio de ese pacto que tu has hecho en él, yo quiero que usted sepa, que tu tienes muchas más bendiciones que las que tenían los judíos bajo el pacto mosaico. Porque el pacto de Cristo es un pacto mucho mejor.

Por eso es que Dios les dijo a los hebreos, ‘Si ustedes me siguen, me obedecen, hacen mi voluntad, ninguna de las enfermedades que yo puse sobre los egipcios, la voy a poner sobre ustedes’.

Eso quiere decir, hermanos, según yo entiendo, que nosotros los cristianos tenemos derecho a una vida mucho más saludable físicamente que la que no conocen a Dios por medio de Cristo Jesús, porque la maldición del pecado suelta todas esas enfermedades en las cuales nosotros vivimos en el mundo moderno. Pero a través de Cristo Jesús nosotros podemos aspirar por fe a una vida saludable, a una vida vigorosa, hermanos, a una vida sana, en el nombre de Jesús.

¿Sabe lo que pasa? Es que nosotros no meditamos los suficiente en eso y no hemos hecho de eso una, algo sobre lo cual vivir, la salud de Dios en nosotros, el vigor de Dios en nosotros, la abundancia de Dios en nosotros. No le hemos creído a Dios lo suficiente. Porque lo que Cristo está diciendo, está diciendo el Espíritu Santo a través de Pablo aquí es eso: mire, cuando Adán pecó desató maldición, desató enfermedad, muerte, carencia, violencia, conflicto, pero ahora en Cristo Jesús todo eso está neutralizado. La maldición está neutralizada y nosotros podemos aspirar a vivir una vida saludable, una vida feliz, una vida próspera, una vida bendecida, una vida de prosperidad y de armonía en nuestros hogares.

Ahora, eso hay que creerlo y hay que vivir por la palabra de Dios. Hay que obedecer al Señor. Yo no estoy diciendo que no van a venir enfermedades y luchas a tu vida, lo que estoy diciendo es que si vienen, tu las puedes vencer en el nombre de Cristo Jesús. Hay una gracia especial, hay abundancia. Yo creo que si nosotros pensáramos más en nuestras vidas en salud, prosperidad, bendición, vigor, armonía, paz, y no pensáramos en miedo, desastre, violencia, conflicto, enfermedad, y si pusiéramos nuestra mente más y más en la bendición que hay a través de Cristo Jesús, ese niño recién nacido en la navidad, nosotros podríamos vivir una vida mucho más bendecida y fructífera y productiva.

Pero lo que pasa es que muchos de nosotros no hemos cambiado la estación de la radio. Y estamos recibiendo señales y mensajes de mal, de temor, de angustia, de enfermedad, de soledad. Muchos de nosotros nos estamos preparando antes de llegar a la vejez, para una vejez solitaria, endeble, enclenque, enfermiza, senil. Y claro, si tu eso es lo que estás esperando, despreocúpate que tu fe te va a llevar allí porque hay fe positiva y hay fe negativa.

Pero si tu dices, ‘No, yo tengo un mejor pacto. Cristo es le mediador de un mejor pacto. Cristo neutralizó la maldición del primer Adán. Yo ahora vivo en la bendición del segundo Adán que él hizo posible a través de su venida al mundo. Y tu meditas en eso, y vives en eso, y lo obedeces y vives por fe y pones en práctica sus principios y sus mandamientos, hermanos, la bendición va a acompañar tu vida.

Como dice el salmista en el salmo 23, ‘ciertamente el bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida’. ¡Aleluya!

Eso fue lo que el segundo Adán hizo posible. Eso es la navidad, hermanos, eso es lo que nosotros celebramos en la navidad. Es el mediador de un mejor pacto, es el nuevo Adán, es la nueva creación. Por eso la palabra dice en Segunda de Corintios, creo que es 5:17 ó algo así, ‘si alguno está en Cristo, nueva criatura es’.

¿Ve? Porque somos una nueva creación. Por medio de un nuevo Adán. Es como si Dios estuviera comenzando desde cero otra vez. Nosotros ahora vivimos en nuestro propio Edén creado por el segundo Adán, que es Cristo Jesús. Aún caminando en este mundo, lleno de problemas y de dificultades, estamos en nuestro propio huerto del Edén, donde yo voy está Edén, eso es lo que hay que decir, hermanos, porque el nuevo Adán lo hizo posible.

Eso es lo que Pablo está estableciendo aquí, dice que “....el don, versículo 15, no fue como la trasgresión, porque si por la trasgresión de aquél uno murieron los muchos, abundaron mucho más para los muchos, la gracia y el don de Dios por la gracia de un hombre, Jesucristo”.

Y mire lo que dice el 16, “... y con el don no sucede como en el caso de aquél uno que pecó, es decir, de Adán, porque ciertamente el juicio vino a causa de un solo pecado, cuando Adán comió de ese fruto que Dios dijo, ‘no coman de él’; un solo pecado trajo maldición a la humanidad.

¿Entiende usted por qué Pablo dice, ‘nadie puede ser salvo por las obras de la ley’? Nadie puede aspirar a salvarse por portarse bien. ¿Por qué? Porque un solo pecado es todo lo que se necesita para que un hombre ya caiga en desobediencia y merezca la muerte, un solo pecado. ¿Y quién me puede decir a mi que no ha cometido un solo pecado en su vida? Todos, todos, y como yo he dicho, lo único que te permite pasar el examen de Dios es un cien perfecto, una A redondita, y nadie puede sacar un cien ante el juicio de Dios. Por eso es que necesitamos a Cristo Jesús.

Porque, fíjense, un solo pecado en el Edén dañó todo el plan de Dios por muchos, muchos siglos y tuvo que venir el nuevo Adán para corregir eso.

Dice, “...pero el don vino a causa de muchas trasgresiones para justificación”.

Si la condenación y la muerte vino por un solo pecado, ahora, el don de Dios, la bendición de Dios vino por muchos pecados que la humanidad había colectado a través de los siglos y los siglos.

“...pues si por la trasgresión de uno solo reinó la muerte, mucho más reinarán en vida por uno solo, Jesucristo, los que reciben la abundancia de la gracia y el don de la justicia.”

Hermanos, ahí está bien, bien claro. Mucho más reinarán en vida por uno solo, Jesucristo, los que reciben la abundancia de la gracia y el don de la justicia.”

Eso es lo que yo quiero hermanos, reinar en vida, ¿sabe? A mi me gusta la idea de irme al cielo, pero aquí todavía me quedan unos añitos, yo quisiera reinar aquí en vida, ¿no, también? Disfrutar la vida. ¿No les gustaría eso a ustedes también? ¿No le gustaría a usted disfrutar de una vejez saludable, de bendición, de su familia, de un matrimonio bendecido, de hijos que amen al Señor, de una economía línda? ¿Por qué no? Tenemos muchos años aquí en la vida. Y Cristo dijo, ‘Yo he venido para que tengan vida y para que la tengan en abundancia’.

El cristiano tiene que aspirar a reinar aquí en vida. Abandone de su mente esa idea de fracaso, una vida, como dicen, del plato a la boca, viviendo allí a cucharita, poquito a poquito. Tenemos que aspirar a una vida abundante, una vida de triunfo, porque eso es lo que Cristo hizo. Cristo se hizo pobre, dice, para que nosotros fuéramos ricos. Él tenía todas las riquezas del universo y de adelgazó, se despojó asimismo, dice Filipenses 2, y se hizo pobre, asumió la forma increíblemente frágil de un bebé pobre. Nació en una aldea de un país insignificante para que nosotros pudiéramos reinar en vida.

Y desgraciadamente los cristianos vivimos como miserables muchas veces, porque hemos escogido no adoptar esa receta de vida que Cristo ha dado. Aún los cristianos, hemos aceptado a Cristo pero no hemos cambiado nuestra forma de pensar. Vivimos conforme a los mismos patrones de antes, de miserable, de gente que siempre está guardando la cuenta a los demás. Me robó un poquito, pues le voy a mantener ahí, el deseo de venganza y lo voy a maldecir, y le voy a hacer esto. Me hizo aquello, y yo le voy a hacer lo otro, en vez de decir, ‘hey, yo soy rico. Voy a perdonar, voy a bendecir, voy a derramar gracia porque yo vivo en abundancia’.

Hermanos, la abundancia es la palabra del cristiano. Abundancia. Porque eso es lo que el nuevo Adán hizo posible. Por eso es que cuando los ángeles se revelan a los pastores, les dicen ‘No temáis, porque aquí os doy nuevas de gran gozo que serán para todo el pueblo que os ha nacido en la ciudad de David un salvador que es Cristo, el Señor’. Y ahí lo dijo todo. Nuevas de gran gozo.

Por eso es que nosotros tenemos que vivir en gozo. Si somos hijos de Dios tenemos que vivir en gozo, en abundancia y si de vez en cuando te da un poquito de depresión y tristeza, tu tienes que moverte rápidamente y azotar eso y echarlo a un lado, como se echa a un perro sarnoso porque ese no es tu estado natural, o tu estado sobre natural es de gozo, abundancia, esperanza, es realización plena en Cristo Jesús.

Tenemos que cambiar el programa, hermanos, en otras palabras, porque eso es lo que es la navidad. La navidad solo tiene sentido a la luz de ese Cristo que hizo posible....

Le voy a pedir a los músicos que pasen por aquí por favor.

Por eso es que yo me rebelo contra la idea, hermanos, de querer tomar la navidad y convertirla en algo puramente secular. A mi eso, de todas las cosas que más me molestan es que nos quieran robar la navidad, porque la navidad no tiene sentido sin la obra que Cristo hizo posible al venir al mundo.

Si quitamos a Cristo de la ecuación esta, lo único que nos queda, hermanos, ¿qué es? Es como yo aspirar a meterme en el cascarón de un carro que le han sacado el motor, la transmisión, los cables y la electricidad, y las 4 ruedas y querer ir de aquí a Nueva York en ese cacharro, esa porquería. Eso es, y eso es lo que la gente quiere, ¿no? Le quieren sorber a la navidad todo su significado espiritual, quita a Cristo, quita los magos, quita a María y a José, quita la cruz, quita todo y déjanos solamente con la carrocería sucia. ¿Para qué sirve eso? ¿Para qué sirve? Simplemente los anuncios y las tiendas y los regalos, si eso lo que causa es más bien dolor en la gente, borracheras y problemas y gastos de dinero.

¿Eso es la navidad? Qué porquería, qué mentira más grande. Lo que hace la navidad posible es Cristo Jesús, lo que él hizo por medio de su sacrificio en la cruz. Y eso es lo que nosotros celebramos, el mensaje de ese Dios que vino y dijo, ‘todo el que cree en mi será salvo. Creed en mi y seréis salvos. Yo he venido para darles mediación entre Dios y ustedes’. Y esa es la navidad. Es el comienzo de esa obra mágica que hace Cristo Jesús a través de los siglos. Todo aquel que en él cree no se pierde sino que recibe vida eterna, vida aquí en la tierra y vida allá en el cielo.

Gloria al Señor. Vida abundante aquí y vida absolutamente inconcebible allá en el cielo. ¡Qué paquete más lindo, qué regalo más lindo! Esa es la navidad, hermanos. Y el que pierde eso de su visión es un miserable.

Hoy en día tanta gente está pensando solamente en la fiesta, en la bebida, y eso es todo. ¡Qué terrible engaño! Es como coger la banana, el guineo, botar la carne que está adentro y comerse la cáscara. Quizás los monos hacen eso, yo no se si lo hacen. Yo creo que ni los monos lo hacen. La pelan, ¿verdad que si? Sin embargo eso es lo que están haciendo tanta gente hoy en día, y creen que están engañando a Dios, se están engañando a si mismos. Es imposible.

El mensaje, lo que Pablo habla en ese Capítulo 5 de Romanos. Eso es “...justificado pues por la fe tenemos paz para con Dios por medio de Cristo Jesús”. Esa es la navidad, hermanos. Y eso es lo que nosotros celebramos en esta mañana.

¿Ha nacido Cristo en tu corazón, ha nacido Cristo en tu vida? Si es así, di amen en esta mañana. Amen. Gloria a Dios.

Y si Cristo no ha nacido en tu corazón, yo te quiero animar en esta mañana de que lo hagas y voy simplemente a hacer la pregunta porque hay que hacerla. ¿Ha Cristo amanecido en tu vida? ¿Te ha nacido Cristo a ti? Y si no te ha nacido yo te invito a levantar tu mano para orar contigo en esta mañana para que Cristo entre a tu vida y tu puedas recibir esa salvación y vida eterna.

¿Habrá nacido Cristo en tu vida? Sino levanta tu mano para orar por ti y para ponerte en ese camino de relación con Jesucristo. ¿Habrá alguien que lo ha hecho antes y que quiera recibir esa salvación hoy por medio de Jesús? Doy un momento para que lo pensemos bien. Amen.

Si no es así, ¿todos aquí estamos claros en nuestra fe en Jesús? Gloria al Señor, tu te vas como tienes que irte y si no sabe que la navidad no tiene significado para ti verdaderamente. No hay navidad para aquel que no está en Cristo Jesús, pero hay navidad, si, para aquel que está en Jesucristo.

Padre, gracias por el mensaje navideño. Gracias por lo que Cristo ha hecho en la cruz del calvario. Gracias por la salvación recibida.

Padre, entregamos nuestras vidas a ti de nuevo. El hermoso mensaje navideño que amanezca en nuestras vidas. Siga orando ahí un momentito.

Señor, que el mensaje navideño nunca salga de nuestros corazones. Aunque lo celebramos hoy, pero la semana que viene y en las próximas semanas del año futuro, 2007, Padre, queremos que esa navidad permanezca siempre allí, cada vez que vengamos a la iglesia, cada vez que estemos en la carretera, en el trabajo, en la casa, que siempre recordemos que ya Cristo nació y nos ha nacido a nosotros día tras día en nuestros corazones, cada día, por fe, cuando lo recibimos, lo aceptamos, vivimos en él, es navidad de nuevo en nuestras vidas.

Gracias porque tu has hecho paz entre Dios y los hombres. Paz, reconciliación, mediación, comunicación. Cristo es el puente, la puerta, es el camino hacia nuestro Padre Celestial del cual estábamos apartados y enajenados. Celebramos tu nacimiento Señor Jesús. Gracias porque ese niño que le fue anunciado a los pastores, que Simeón y Ana pudieron ver en el templo, hoy nosotros, por los ojos de la fe también lo vemos, ese Cristo resucitado, ese Cristo de poder, ese Cristo que se hizo pobre para que nosotros fuésemos ricos por su pobreza. A él celebramos en esta mañana, Señor. Y al él damos toda la gloria y toda la honra. Te bendecimos, Padre. Gracias, en el nombre de Jesús.

Denle un gran aplauso al Señor.

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Reflections on Christmas

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Tonight as we continue to gather in the name of Jesus Christ which is what we do every week, we have a special time tonight because we get together in his name and to celebrate his birth. And we did a lot of reading throughout the service so far, we looked at Genesis, Deuteronomy, Second Samuel, Isaiah, Micah, Luke, Mathew. We’re going to look to a few more books of the Bible tonight. That’s a lot of reading, but the reason we did that is because that’s kind of the starting point. If you’re not aware of Jesus coming to this earth as a baby, then it’s really shocking.

I was reading a book about this Max Locato, actually one of the readings that Tola did tonight is from the same books by Max Locato. And he writes about a story where someone is sharing about how God who created the universe, comes to earth as a baby, trading his white robes of righteousness for dirty rags…………. Now they are probably clean but he’s making a point, you know.

This dirty little manger, he talks about the rats scurrying across the floor, he talks about, that we heard about the manure and the stench of the place. That God would do that is absurd, it’s completely absurd, that God would give up all that he has to come to this earth as a little baby to be born in a manger. But the absurd story that we have to tell is true and that’s the reason we’re here tonight, because there’s an absurd story that’s true.

As we think about that it should strike us some place deep in our soul, deep in our psyche that we’re not worthy of this absurd story…… for one second, we’re not worthy of this absurd story.

But I just want to take a moment to recap because we’re talking about how Israel really from before there was an Israel, from the time of Adam, there’s been this expectation that a Savior was coming. Expectation that a conqueror was coming, expectation that a king was coming.

And as we look in the Old Testament, all throughout the Old Testament you can see that avidness in the scripture but those these passages we read tonight and a lot of these prophesies about Jesus have to do with this idea that a savior is coming, someone who’s going to redeem Israel, someone who’s going unite the world in harmony and peace. And once again, where it’s apart and torn us under previously. And that’s the whole back line of the birth of Jesus.

You have this people who have a great history and a great God who’s done reckless things through them and he’s brought them out of very horrible situations before. We talked about, in that last song, Jesus going into Egypt and hearing the song of the captive children and that alludes to the captive children of Israel who were slaves in Egypt for 400 years, and God provided a way for them to come out. He delivered them. And the people of Israel were expecting God to deliver them, and he did.

What happened is that through time, through the course of history Israel was bound again, they were bound by foreign oppressors and invaders, they were bound by legalistic leaders who enforced a very strict interpretation of what God had called Israel to be and to do, that was not accurate. They were bound by circumstances that were going on around them, world circumstances, and they were bound by their own sin. And they knew they needed a Savior, they knew they needed a deliverer.

And I ask you: are we in such a different place today? Are we in such a different place from Israel that we don’t need a Savior? Don’t we have oppression around us? And some of us feel it more than others, admittedly. But isn’t it there? Don’t you look around and see that things aren’t right? There are people in power who use their power to benefit only themselves and not to take care of others, right? There are people who use their power to put other people down. There are people who use their power from money at the expense of other people’s health.

Just a little thing, we were watching, Sonia and I were watching a documentary on food, and it was talking about the way food is processed and the way food is being genetically tampered with in experiments to create different types of food and how these companies are putting down these private farmers so that their profitable alter crops can be grown. There’s, it’s kind of, you know, there’s an agenda behind the person making the documentary. That’s fine. But that’s the picture of what happens in our world, because use their power to pull others down, people use their power so that they can be lifted up and a lot of times we are underneath that.

And don’t we have world situations around us that we feel at mercy to. There’s a war in Middle East, most of the wars are in the Middle East. There are economic situations here at home, there are international relations that are strained all over the western hemisphere, north and south America. There are all kinds of problems in the world and we have our own sin. Just like Israel. Just like the people of Israel we have our own sin and we need a Savior, just like they did.

And so what happens is that you have thousands of years where these people are expecting the Savior. And they are expecting someone to come in and rule with a sword and bring righteousness and whip the people on shape and get things going and really restore Israel to what it was before, in their mind what the perfect life was: when there was plenty of wine, and plenty of grain and lots of gold and silver flowing through the streets of Israel, lots of power in Israel.

And what they got was a little baby. And they weren’t expecting it. And all of Jesus’ life throughout the gospel you read things like, this guy can’t be the Messiah, this guy can’t be the Savior, because we know his parents. We know his brother, we know his sister. This guy can’t be a Savior, this guy can’t be something special. Or can anything good come from Nazareth? You know, this statement, can the Savior come from this little, back water place that’s not supposed to be a great place? Shouldn’t the Savior come from Jerusalem? You know, we have repeatedly in the gospel these instances where people are not able to grasp who Jesus is simply because how he came into this world.

And that’s the absurd part. And that’s why it’s hard to believe. I think it’s one of those things were they had, and we also have, preconceptions that prevent us from seeing something when it’s right in front of our face. Prevent us from seeing the truth when it’s right in the front of our face.

You know, all these prophesies from the Old Testament that we look at now and say, oh, that’s Jesus, that’s Jesus, that’s Jesus, in the psalms, that’s Jesus. In Isaiah, that’s Jesus. In Micah, that’s Jesus. Everywhere in the Old Testament, oh, that’s Jesus and they couldn’t see it, because they couldn’t get over that little fact that Jesus came in an unexpected way. He came as a little baby in a dirty place, from a little teenage girl who was poor in the middle of nowhere, so to speak.

And again, that’s the same problem that a lot of times we have with Jesus. We think, and some of us, think: how can I put my trust in a man, how can I put my trust in a person who lived 2000 years ago and I can’t even prove that he existed?

If you are fortunate, or unfortunate, depending on your perspective, last night you may have seen a program that Barbara Walters did on heaven, what is it called? Heaven, where is it and how do you get there? And we got to hear from really intelligent people about where heaven is and how you get there. People like the Dalai Lama, which is probably and intelligent person, from some Catholic bishops, from Joel Austeen, from some rabbis, from Richard Gere. Richard Gere was telling us this is how… now of course, Richard Gere says, heaven’s on earth and we don’t need to die to go to heaven. You know, thank you, Barbara Walters for letting us know what Richard Gere thinks about how we get to heaven. But it’s this interesting thing, that people are still trying to figure out how we get to heaven and we already know.

And that’s the point. Jesus came so that we could go to heaven. Jesus came so that we could have life with God, so that we could experience life and relationship with the Father. And you probably know the passage in John 3:16, it’s a very simple passage, but it just talks about why Jesus came. So we know that Jesus came, you know, we do. A lot of us here know that Jesus came, we believe Jesus came. But we’ve heard about that tonight, he came as a baby, in an absurd way, in a manger, through a little teenage girl, with manure and urine and sweat and smell, dirty old shepherds who came –if you are a shepherd, I apologize- dirty old shepherds who came to worship him. You know, and some magi too, some kings or magi. But the first ones there were just the shepherds, they’re outcasts in the society and that’s how Jesus came.

But the second question is: why did he come? In John 3:16, John tells us for God so loved the world, actually it’s Jesus talking, for God so loved the world, the manner in which God loved the world was this: that he gave his one and only son, that whoever believes in him shall not perish but will have eternal life. Life with God heaven.

And he goes on to say, “for God did not send his son into the world to condemn the world, but to save the world through him.”

Now, when God tells us that he sent his son to save the world and to give eternal life, that’s it, folks. We don’t need Richard Gere any more. We don’t need the Dalai Lama. We don’t need, honestly, we don’t need the priest or the pastor or the rabbi, because we have Jesus Christ telling us right here. Jesus, who is God is saying, God sent me so that you could have eternal life. So that you wouldn’t perish, so that you wouldn’t be condemned. So that whoever believes in him is not condemned, but whoever does not believe stands condemned already because he does not believe in the name of the one and only Son.

And that was one of the questions posed last night: what happens to the people who don’t believe in Jesus Christ? The honest thing ……, it’s not because of us, not because of our Christian religion but because of what Jesus Christ says; there is only one way to get to heaven, and that’s through him. And if we don’t accept him we stand condemned already.

So that’s the first message of Christmas. The first message of Christmas to us is that God sent his Son so that we could have everlasting life, so that we could go to heaven, so that we could be saved. Saved from our circumstances, saved from our sin, saved from oppression. That he would deliver us, that we don’t have to fight ourselves, that he would for us on our behalf, that he would come into the earth and take hold of our lives and direct them the way that they should be directed, the way God desires them to be directed and the way we need for them to be directed. Because there is no difference between what God desires in our life and what we need in our life. There is no difference, though we often think that there is.

But that’s why Jesus came. And if you know the story, you know that he wasn’t just someone born and someone who walked around the earth, but Jesus actually paid quite a price so that we could have salvation, so that we could have a relationship with God, so that we could go to heaven.

Jesus paid quite a price for that. He died an innocent man’s death, for he died a guilty man’s death but he was an innocent man doing it, that clarifies. He was an innocent man who was basically killed by capital punishment, died on a cross, but not for his own sins, but for the sins of the world. And the gospel teaches us that Jesus took our penalty upon himself when he died.

And there’s really, it doesn’t get more complicated than that in a sense. We can study this the rest of your life, we can try to discern the deeper insights of the scripture and of salvation, but the basic idea is this: Jesus came to this world and while he was here, he died for our sins so that we could be saved. And that’s the gospel. Amen. That’s right.

And again, that’s parts of the message of Christmas, because without a baby and a manger, we have no salvation from our sin. Without a God on earth, without some person who is God and man, which again, how do you …… on that? How do you figure that out, other than just say that it’s true. And we affirm and believe that is true, but how do we understand it? We can’t, but we trust and we believe because that is through Jesus Christ, again, that we have salvation.

So, as we think about Christmas, it’s really easy for us to get distracted, right? How many of us have bought all our Christmas presents already? How many of us haven’t bought all of our Christmas presents yet? Right. You know, who has their Santa Claus, and their Reindeer and their elves and other things up and out and decorations? Who has their nativity? I’ll be honest, I don’t have a nativity, my daughter, we dress as an elf but she has little pointed ears, so I don’t know what that says about us, but it’s easy to get distracted in the way of how we’re going to pay for all these presents, and how are we going to do all these things and how much credit card debt are you going to have in January, right? And we get distracted.

But again, I want to reiterate. I want to say again, the message of Christmas is that God came to this world to save you from your sins. And as we focus on that, I think what happens, or what should happen in our lives is that we should approach not just Christmas differently, but life differently.

I was being interviewed recently, I was ordained recently by my home church, back in Memphis, Tennessee and they kind of grill you with all these questions, and they ask you all about what you believe, and your past and how you feel about your calling and all these things like that, and one of the questions they asked me is something about when did you first commit your life to Jesus Christ. And I told them that I was a 13 year old boy, I was on some trip with the church and the pastor was preaching this very message that I’m preaching to you, not a Christmas message but the message of the gospel: that if you put your trust in Jesus Christ you will be saved, very simple. You put your trust in Jesus Christ, you will be saved.

And somehow just clicked that if God indeed came to earth and if he indeed died for my sins then this is the biggest thing ever, there is nothing bigger than this. There’s nothing better than this, there’s nothing more important than this and what else can I do except devote my life to this. Now, whether that means being a pastor or just being a person who just commits himself to the Lord in your life, it’s really, that’s not the important thing, the important thing is this: there’s nothing more important, there’s no story that has a greater importance, a greater way.

And it’s actually interesting if you read C.S. Lewis, he talks about a thing called a true myth. And a true myth, just like any other myth, is this kind of grandiose story that carries either a moral or it carries some type of meaning for a culture, a society, a group of people, it kind of creates and under current for that culture. But it’s true, it’s a true myth. And that’s what the gospel is. The gospel is a myth, it’s this grandiose, absurd story that creates a foundation for everything that we do, that runs through all of our life, that it’s not just some moral but it’s something that we latch on to and we build our lives around, and we build our culture around, as a people. And it’s true.

And again, it’s just some of these things that are not really profound, other than to say that, in any other way than that they are absurd but true. As I wrestle with that the last few days, this message that’s crazy, absurd, ridiculous, a myth grandiose, but true, it’s really hit me. That this is the most important thing ever, and we have to shape our lives around it because it is something that grounds our culture as a body. It is something that should focus our lives as believers.

And so, kind of the second message of Christmas, is that our lives need to be devoted to this gospel, to this Jesus who came in a manger, who walked the earth, who died for our sins, not to mention that he rose again. How crazy is that? Raise from the dead, you know, from … the King of all Creation was murdered, you know, capital punishment, then he was placed in a tomb that he couldn’t even afford to buy, he had to borrow. Then he rose from the dead and appeared to hundreds of people. You know, that’s an absurd story but it’s true.

And I keep repeating that because it’s important. It’s important that you not just of this as a cute little story for Christmas time. It’s important that we not see a manger setting and think, oh how cute! We need to look at a manger setting and think, oh, my goodness how can it be? My Lord, how can it be that you sent your Son to die for me?

Now, that’s the response we should have to Jesus Christ at Christmas. But there is one other message of Christmas. So, we have the message that God on earth to die for your sins. We have the message that we should devote our lives to the Savior. And then there’s a final message, and that’s this:

When you read in the Nuevo Testament when people present the gospel, one of the things that shows up time and time again is not just that Jesus died, was raised again, but also that he’s coming back. We have a God who, he’s gone through this all process and he’s going to do it again. He hasn’t left us high and dry. He hasn’t gone off to some other more important things. He’s not too important to come back where he was before to finish what he started.

And if we read in Acts, Chapter 1,ou see Jesus talking with his disciples. Let’s see…. And in verse 3, “after his suffering he showed himself to these men and gave many convincing proofs that he was alive, like maybe he was walking and talking and healing, I don’t know. He appeared to time over a period of 40 days and spoke about the Kingdom of God.

On one occasion while he was eating with them, he gave this command: Do not leave Jerusalem away for the gift my Father promised, but you’ve heard me speak about. For John baptized with water but in a few days, you’ll be baptized with the Holy Spirit. So when they met together they asked him more, are you at this time going to restore the Kingdom of Israel? He said to them: ‘It is not for you to know the time or the day the Father has set by his own authority, but you will receive power when the Holy Spirit comes on you, and you will be my witnesses in Jerusalem and in all Judea and Samaria and to the end of the world.

After he said this, he was taken up before their very eyes and a cloud hid him from their sight. They were looking intently up into the sky as he was going, when suddenly two men dressed in white stood beside them, ‘Men of Galilee, they said, why do you stand there looking into the sky? The same Jesus who has been taken from you into heaven will come back in the same way you have seen him go into heaven.”

How many of us wake up every morning wondering if this is the day? I don’t. It’s really easy after 2000 years of defer gratification to continue to expect something to happen, right? It’s very hard. It’s not just the daily tasks that we have to do that distract us. It’s not just the simple absent-mindedness that every person probably has about things that aren’t right in front of their face.

But I think on some level, there might even be a hint to disappointment. And we’ve hoped before and we’re afraid to hope again. We thought, ‘Jesus, come soon. You know, come and take me to be with you, take me out of this difficult life.’

I’m not talking about wanting to take your own life, but saying, ‘Jesus, come take me out of this. Let me be with you.’

Paul talks about it, he says, you know, I want to be here with you to help you but it’s really to my benefit to go and be with the Lord. And how many times have we thought, you know, maybe when you first became a believer, when you were a little kid: Jesus is coming. And he didn’t come.

And it’s hard because, I think a lot of times we do get a little disappointed and we don’t want to hope too much. Yeah, he’s coming some day. Yeah, maybe in my lifetime, maybe in my daughter’s lifetime, maybe in my grand child’s lifetime. Maybe a hundred years from now,

Check, check, colonized all the planets and the solar system, maybe after we’ve done all that, Jesus will come back. You know, where’s the expectation? Because we’ve lost hope.

And the third message of Christmas, every year, it reminds us: don’t lose hope. Your deliverer is coming. Your deliverer is standing by. That’s the third message of Christmas.

And we can’t sit idly by pretending that he’s not coming back when we celebrate when he came. Because, if he came, he’s coming back. It may not seem logical. But if he came he has to come back, because God promised he was coming and he came. And God promised he’s coming back, so he’s coming back. That’s the message of Christmas.

So, ready your heart, prepare yourself now because Jesus is coming again. He didn’t just 2000 come years ago, he’s going to come again. And it could be tonight. It could be tomorrow. You don’t know, stay ready. Don’t lose hope. Don’t come to the point when you’re disappointed so much that you don’t want to hope any more, that you don’t want to try to believe any more, because you have to try, don’t you?

It’s not like you just sit back and all the time thinking about, Jesus might be coming, Jesus might be coming. You have to try to believe because it’s not easy after 2000 years of a delay. You know, a lot of people in Jesus’ time when he went up to heaven, they thought he was coming back in their lifetime. And you see, everyone, you couldn’t do this today, and some people do this today, but Christians sold everything they had and just kind of lived together and shared everything. One of the reasons they did that is because they didn’t thing their property was going to be worth much in a few years, because Jesus was coming back, all new things starting. Why would you invest? Why would you save? Why would you plan for tomorrow when tomorrow is not coming?

It’s like that Sting song, brand new day, sell the stock and spend all the money. We’re starting a brand new day. That’s what you do when you think is coming tomorrow, right? That’s what you do. What you do when you don’t think Jesus is coming tomorrow, …. Do this, do this, invest, save, prepare for the future, do that. Yes, if you need help with that. Talk to somebody. You have to do that. But you also have to live with the expectation that you don’t need to.

But how do you do that? How do you do that? I don’t know, so I’m not going to tell you how, but I know that we have to. I know that in our lives we have to live as if Jesus were coming back. We have to live lives that are crafted around the truth of the gospel because we have to remember and know that God came to earth and he’s coming again.

So, with all that, it’s kind like a lot of stuff, but it’s really some simple, profound truth, we need to think about that this season, because this is the best time of year to do it. It’s not easy, you know, doing taxes, and… to think about Jesus coming, dieing for us, for our sins and coming again. You know, it’s not even easy for you students, at the end of school, you’ve got finals, you know, you probably had finals last week, so now that you’re on break, focus on this for a little bit. If you’re off work this next week, focus on this for a little bit. If you’re at your job, Mark, I know you’re going to be at work, focus on it at your job. You know, hey, it’s not snowing, right? you’re blessed.

So, this is the time because it is easier now, believe or not that in any other time. So as we close I’m going to pray a prayer for us that we will be able to focus our lives around these truths.

So, if you will, let’s pray. Bow you heads with me. Let’s pray. Father, again, we thank you and we praise you for this time. We thank you that there is a Christmas, we thank you that we have a reason to celebrate Christmas. Father, we thank you that we have a time set aside whether Santa Claus is involved or not, our entire culture sets aside time to celebrate your birth. Or to celebrate the day that God became man, that you came to earth.

Father, we thank you that you had a purpose for coming. That you came so that we could have life with you, so that we could be reunited with you, Father, just as Mary was united with her baby upon that delivery, came face to face with the God of the universe.

Father, Jesus has made a way for us to be united with you, to come face to face with you in full, open relationship. And God for that we thank you.

Although we also ask in this time that you would compel us to remember, Father, not only what you’ve done but what you’re going to do.

Father as we think about the promises you’ve made and fulfilled, let us not forget the promises that have yet to be fulfilled. …. Shape our life, let them shape the way we think, shape the way we act. Father, we will ask in this time, Christmas season, that we will make some space that you’ll allow us to make some space for that, so we can focus on those things and think about how that might impact us.

Father, we do await your Son. We do await his coming and glory, the way he left, he will return. Not a baby in a manger, but a powerful lawyer, a powerful deliverer, a powerful savior.

I saw heaven standing open and there before me was a white horse whose rider is called faithful and true with justice, he judges and makes war. His eyes are like blazing fire, and on his head are many crown. He has a name written on him that no one knows but himself. He is dressed in a robe dipped in blood and his name is the word of God, the armies of heaven were following him, riding on white horses and dressed in linen, white and clean. Out of his mouth come a sharp sword with which to strike down the nations. He will rule them with the armed sector, the treads the wine press of the fury of the wrath of God almighty. On his robe, on his thigh he has this name written: King of Kings and Lord of Lords.

He’s not coming the way he came last time, but he’s coming the way he left; in power, in glory and he’s going to come down from the air.

And as we await that let’s enjoy this Christmas season.

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Romanos 4 - Como funciona la fe?

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Vamos al Capítulo 4 de la Epístola a los Romanos, la carta a los Romanos, Capítulo 4. Continuamos con nuestro estudio de la Epístola a los Romanos y vamos esta mañana a hacer algo un poquito diferente. Yo voy a combinar la lectura de este pasaje con otros pasajes que nos vinculan con el drama navideño también. Y muy interesante como el Señor me habló esta mañana acerca de eso y voy a compartirlo más adelante, pero vamos primero a Romanos, Capítulo 4, versículos 1 al 5 y yo les voy a estar mostrando, luego el versículo 11, y tremendo, creo que lo vamos a poder proyectar aquí el texto para los hermanos que visitan y que no tienen sus Biblias.

Capítulo 4, Romanos. Pablo continua con su elaboración de la salvación como que es por medio la fe y no por las obras. Dice aquí “...¿Qué pues diremos que halló Abraham, nuestro padre, según la carne? Porque si Abraham fue justificado por las obras tiene de qué gloriarse, pero no para con Dios”

Es decir, si la salvación de Abraham vino por algo bueno que él hizo, por sus acciones, su comportamiento, bueno entonces él podría jactarse de eso y Dios no tendría nada que ver en el asunto. ¿Porque qué dice la Escritura? En Génesis, Capítulo 15, versículo 6 dice “.... creyó Abraham a Dios y le fue contado por justicia”. ¿Dónde está eso de nuevo? Cuando Dios se le apareció a Abraham una de esas veces, y le dijo ‘vas a tener un hijo, Abraham’, y ya Abraham tenía 80 y pico, 90 y pico de años, la primera se le apareció él tenía 75, pero después varias veces le dijo ‘vas a tener descendencia.’ Y finalmente le dijo cómo la iba a tener, que le iba a dar un hijo ya en su vejez a través de su esposa que había sido estéril toda su vida, que también era una mujer ya muy avanzada en edad. Abraham le creyó a Dios, dice, y Dios vio eso con agrado y como que le contó eso como obras de justicia, agradó al Señor.

Cuando una persona vive en fe y le cree al Señor, eso agrada a Dios y Dios le cuenta eso como bendición.

Entonces “... creyó Abraham a Dios y le fue contado por justicia, pero al que obra no se le cuenta el salario como gracia”

En otras palabras, si usted trabaja 40 horas a la semana y el viernes le dan un cheque de 250, ó 500, ó 750 dólares o lo que sea, no le están haciendo un favor, usted se lo ganó, usted trabajó y ahí no hay ninguna gracia, ni nada, sino simplemente usted ganó ese dinero.

“.... al que obra no se le cuenta el salario como gracia, sino como deuda, más al que no obra....”, -es decir al que se le da el dinero sin haber trabajado, al que se le da bendición y justicia sin habérsela ganado por buen comportamiento, sino que cree simplemente. Miren todas las veces que en estos pasajes se habla de creer, creer. Ese es el vínculo, ese es el instrumento que Dios usa para hacer correr sus bendiciones en la vida del creyente.

“... más al que no obra sino cree en aquel que justifica al impío, su fe le es contada por justicia”.

Vamos ahora al versículo 11 de ahí mismo, dice hablando acerca de Abraham “.... que Abraham recibió la circuncisión como señal, como sello de la justicia de la fe que tuvo estando aún incircunciso para que fuese padre de todos los creyentes no circuncidados a fin de que también a ellos la fe les sea contada por justicia”.

Recuerden que yo voy a conectar todo esto con el relato navideño. Pero ¿qué está haciendo Pablo aquí en este Capítulo 4? Los primeros tres Capítulos ustedes lo vieron probar que toda la raza humana había pecado. Ni los cristianos, ni los paganos, ni los judíos podían salvarse por si mismos, todos necesitaban la misericordia y la gracia de Dios.

Entonces en la mente de Pablo siempre, él está, recuerden, él está escribiendo a gente que vive en la ciudad de Roma, cristianos romanos, pero también él escribe como un fariseo convertido que vivió toda su vida en el judaísmo y el Espíritu Santo le había revelado también que lo que él estaba diciendo tenía implicaciones muy serias para todos esos judíos a través de los siglos y en todas partes del mundo, que se iban a preguntar ¿pero cómo es eso? ¿Entonces qué pasó con todo el judaísmo? Y ¿qué papel juega el judaísmo dentro de los planes de Dios? Simplemente Dios se arrepintió y botó eso todo a la basura o cuál es la relación entre el pueblo israelita y el cristianismo ahora, esta nueva dispensación en la cual Dios está tratando con humanidad.

Y Pablo siempre está tratando de responder a cualquier objeción que le pudieran hacer los judíos a lo que él estaba diciendo. Entonces él escoge a Abraham como la ilustración máxima de que Dios obra por fe y por obras. Porque algunos judías dijeran, Abraham, por ejemplo, nuestro padre ahí tu tienes, él fue bendecido por medio de la ley. Y Pablo dice: ‘ah, ah, no fue así. Vamos a la historia y vamos a ver qué pasa.

Cuando Dios se le aparece a Abraham, Abraham todavía no está bajo la ley. No hay tal cosa como judaísmo. No hay ni siquiera judíos porque él fue el primer hombre que a través de él nació una nación que se iba a llamar nación judía. No había sistema de sacrificios, ni nada. Él era un beduino, un morador del desierto que Dios lo escogió a él y lo llamó, y le dijo: ‘Yo te voy a dar a ti una descendencia que va a bendecir la tierra. Y yo te voy a dar hijos que tu vas a tener que van a continuar tu linaje’.

Y entonces, Abraham, sin ninguna justificación le creyó a Dios lo que Dios le decía. Y entonces Dios le contó eso por justicia y le dijo entonces acerca de la circuncisión y todo lo demás.

Y Pablo dice, ‘ustedes ven, el pacto de Dios con Abraham fue hecho antes de que entrara el judaísmo en efecto, por lo tanto eso nos prueba una cosa, y es que Dios siempre a través de toda la historia siempre ha tratado con la humanidad de la misma manera: a través de la gracia, a través de la fe, no por las obras.

La ley vino después de la fe. Y Pablo dice, Dios hizo eso para que Abraham pudiera legalmente, judicialmente, ser padre, no solamente de los judíos sino también de los gentiles que no estaban bajo la ley. Porque él entró en su trato con Dios fuera de la ley y por medio de la gracia como todos nosotros tenemos que entrar en nuestro trato con Dios. El está enfatizando una y otra vez la salvación, la justificación es por gracia. Es simplemente por creerle a Dios y nada más.

Entonces, en el versículo 17 dice “... como está escrito te he puesto por padre de muchas gentes, delante de Dios a quien creyó, él cual da vida a los muertos y llama a las cosas que no son como si fuesen. Abraham creyó en esperanza contra esperanza para llegar a ser padre de muchas gentes conforme a lo que se le había dicho. Así será tu descendencia.”

En otras palabras, cuando Dios le habló a Abraham, Abraham estaba casi muerto, ya era un hombre, un anciano de una edad extremadamente avanzada y Dios de momento le dice, ‘mira, yo te voy a dar un hijo’. No había podido tener hijos cuando era joven y ahora Dios le dice así.

¿Y por qué dice que Dios llama a las cosas que no son como que son? Porque Dios le estaba diciendo a Abraham algo que era imposible, que no era, le estaba hablando como a un muerto como si estuviera vivo. Le estaba diciendo, tus generaciones serán.... en ti serán benditas todas las naciones de la tierra y eso ni siquiera podía ser concebible y sin embargo Dios lo estaba declarando.

¿Y qué hizo Abraham? Abraham creyó. Abraham miró a su alrededor, miró su cuerpo, miró las circunstancias y no contradijo a Dios, sino dijo, ‘yo creo lo que Dios me está diciendo’. Y eso agradó al corazón de Dios. Y Dios lo bendijo y tuvo tratos con él.

Y nosotros podemos hacer lo mismo, eso es lo que está diciendo Pablo al final de la cuenta. Dios hoy nos dice, mi hijo, Jesucristo, es el salvador de la humanidad. Ustedes no se pueden salvar por las obras, no se pueden salvar por su buen comportamiento, no se pueden salvar porque son evangélicos y porque van a la iglesia los domingos, y porque dan dinero a las arcas de la iglesia. Nada de eso puede salvar a ningún hombre, solamente el creer que Cristo es el Hijo de Dios, el salvador de la humanidad.

Cuando tu crees, es decir, ¿a quien le estamos creyendo? A dos personas: le estamos creyendo a Dios primeramente que dice este es mi hijo amado en quien tengo complacencia, a él oíd. Le creemos a Dios y también creemos en Cristo como nuestro Señor y salvador. Y es esa fe en Jesús lo que hace el milagro.

Y eso de creer es aplicable a Abraham, es aplicable a los hebreos que están bajo la ley, es aplicable a todos los gentiles que habían de venir a través de Jesucristo, es aplicable a nosotros en el siglo XXI.

Hermanos, los tratos de Dios con el hombre, con la humanidad siempre son un asunto de fe, un asunto de creerle a Dios.

Y cuando yo estuve esta mañana, yo estaba pensando. Me levanté temprano y como siempre estaba buscando qué quería Dios que yo compartiera con ustedes en esta mañana, y estaba en el dilema de, bueno, este es el tiempo navideño, estamos ya a una semana de nochebuena, y como pastor uno se pregunta: ¿sería apropiado mejor predicar un sermón navideño en este domingo? Pero también quería continuar con la exposición de Romano. Y estaba ahí en una encrucijada. Y a veces uno como que se atora y no sabe por dónde ir, y se me ocurrió orar.

Fíjense qué cosa. Qué milagro. Se me ocurrió orar y pedirle al Señor qué quería, y le pregunté a él qué tu quieres que yo predique en esta mañana, cómo resolver este dilema. Y se me ocurrió en mi mente preguntarle al Señor, ¿Padre, sería posible en alguna manera unir el relato navideño con este pasaje de Romano? Y si es así, dame entendimiento de cómo hacerlo.

Y hermanos, les dijo, instantáneamente, inmediatamente mientras yo estaba sentado allí con una taza de café en mi asiento donde me siento por las mañanas, me vino a la mente el relato de María, Zacarías, los magos y el hecho de que esos relatos, todos, dicen lo mismo: hay que tener fe en el Señor, hay que creerle al mensaje de Dios. El trato de Dios con María, con José, con los magos, con Zacarías, fue un trato de fe. Lo que hace posible los milagros de Dios en nuestra vida es cuando tenemos fe.

Fe es la moneda, es el material, es el instrumento que Dios usa para desatar sus obras en nuestra vida. La Biblia dice que sin fe es imposible agradar a Dios, lo cual quiere decir que con fe es posible agradar a Dios.

La única manera de nosotros hacer ver los milagros de Dios en nuestra vida es cultivando en el espíritu de Dios la capacidad para creerle a Dios. Y eso fue lo que hizo María, eso fue lo que hizo Zacarías, eso es lo que es el relato navideño: gente que le creyó a Dios.

Mi esposa y yo fuimos a ver la película The Nativity hace poco y fue muy interesante. En esa película se traza el dilema de María, como estas jóvenes que leyeron, María era una jovencita, no se había casado y Dios le dice, ‘Vas a tener un hijo’. Y ella sabía lo que eso implicaba, la vergüenza pública porque quién iba a creer que un ángel le había dicho a ella que ese hijo iba a ser por generación, engendramiento de Dios. Venía con eso la vergüenza, venía la gente apuntándola a ella, venía el peligro de que su prometido la acusara de traicionarlo. Tantas cosas.

Esta muchacha no podía entender lo que le estaba pasando y sin embargo Dios le dijo, ‘yo necesito tu cuerpo para llevar a cabo mi obra’. María tuvo que también ponerse en esperanza contra esperanza como hizo Abraham y decidir, ¿le voy a creer a Dios o voy a continuar mi vida como a mi me complace, como a mi me conviene? Y en ese dilema había la sustancia de la fe.

Vamos al Evangelio según San Lucas, Capítulo 1, para que ustedes vean claramente cómo se desarrolla este elemento de fe y de que cuando nosotros le creemos a Dios, entonces Dios puede hacer sus obras. Pero yo les voy a mostrar a través de dos personajes, no solamente María, sino primero Zacarías. Y qué interesante que en el relato de Zacarías y de María, el nacimiento de Juan el Bautista, en el nacimiento de Jesús, hay mucho parecido con los orígenes de Isaac como hijo de Abraham. En todos estos casos siempre es lo mismo: una mujer que biológicamente no puede concebir pero que Dios la escoge a ella para ser la portadora de una vida que va a bendecir a la humanidad. Un imposible que Dios le plantea a una persona y siempre esa persona tiene la opción de decir ‘no creo’ o de decir ‘si’, aunque no entiendo todo pero voy a creerle a Dios y voy a unirme a su propósito.

En el caso aquí de Zacarías, Capítulo 1, versículo 11. Zacarías era sacerdote por profesión, miembro de la casta levítica. Está en el templo oficiando según le tocaba a él en ese día, y toda la multitud, dice en el versículo 10, estaba afuera orando a la hora del incienso. Zacarías está dentro del templo oficiando el rito sacerdótico “.....y se le apareció un ángel del Señor puesto en pie, a la derecha del altar del incienso y se turbó Zacarías al verle y le sobrecogió temor. Pero el ángel le dijo, ‘Zacarías, no temas porque tu oración ha sido oída y tu mujer Elizabeth te dará a luz un hijo y llamarás su nombre Juan, y tendrás gozo y alegría y muchos se regocijarán de su nacimiento porque será grande delante de Dios. No beberá vino ni sidra, y será lleno del Espíritu Santo aún desde el vientre de su madre.”

Así por el lado, fíjense que esa criatura aún dentro del vientre de su madre podía ser llena del Espíritu Santo. Muchos dicen que una criatura en el vientre de la madre es propiedad de la mamá, que ella tiene derecho a hacer lo que quiera con esa criatura porque es simplemente un pedazo de carne. Mire, ese pedazo de carne podía ser habitado por el Espíritu Santo. Así que ahí hay algo acerca de lo sagrado de la vida.

Los tratos de Dios son desde el vientre. Dice, antes de la creación del mundo inclusive. Es algo sagrado, es algo muy bello, muy importante. Y esa criatura que iba a nacer en el vientre de Elizabeth y por medio de Zacarías, Dios tenía un propósito especial con esa criatura. E iba a nacer de gente que no podía dar a luz, no tenían las capacidades. Y dice que “.....hará que muchos de los hijos de Israel se conviertan al Señor, Dios de ellos, e irá delante de él con el espíritu y el poder de Elías para hacer volver los corazones de los padres a los hijos y de los rebeldes a la prudencia de los justos para preparar al Señor un pueblo bien dispuesto.”

Era una orden muy alta la que este niño iba a cumplir. Juan el Bautista era el que le iba a abrir el camino al salvador del mundo. Iba a ser un profeta que iba a preparar al pueblo con su mensaje, con su enseñanza. Y Zacarías iba a ser el instrumento usado por Dios.

Pero ¿qué pasa? Cuando Zacarías oye eso, su mente se llena de duda. El ángel intuye que no le está creyendo a Dios y Zacarías le dice al ángel “...¿En qué conoceré esto?” En otras palabras, qué prueba tu me vas a dar de que lo que tu me dices es verdad. Ahí falló.

¿Saben qué? Cuando Dios te dice muchas veces no te va a dar ninguna prueba de que es él quien te está hablando. Esta mañana cuando yo estaba allí sentado y tratando de resolver mi dilema, me vino ese pensamiento a la mente. Ningún ángel se me apareció y me habló en voz audible, pero yo creí que lo que Dios me estaba diciendo: usa estos textos, únelos, y muéstrale a mi pueblo que mi trato con mi gente a través de los siglos ha sido siempre a través de la fe. Yo decidí creer que esa palabra venía del Señor y tuve que obrar en ella por fe. Y aquí estoy parado haciendo esas conexiones, mostrando lo que Dios me ha dicho. Pero no hay nada que me asegure a mi que así es.

Y nosotros tenemos que tener mucho cuidado muchas veces cuando Dios nos habla, de no estar pidiendo al Señor pruebas contundentes y los tratos de Dios son por fe. Quizás Dios te ha hablado a ti en algún momento de algo que él quiere hacer a través de tu vida, algo que él quiere desarrollar en tu vida, algún don que él te quiere dar, algún llamado.

Yo se que Dios está tratando con muchos de ustedes y diciéndoles ‘Yo quiero que tu vayas a la universidad’. A algunos les está diciendo ‘Yo quiero que tu seas una consejera para mujeres’. A otros les está diciendo ‘Yo quiero que tu seas un mentor de un par de niños y que les enseñes. No tienen padre pero yo quiero que tu seas ese padre con ellos.’ A otros les dice, ‘Yo quiero que tu aprendas inglés porque yo te quiero usar en tu trabajo y en otros lugares.

Y nosotros vamos a escuchar esa voz de Dios y vamos a tener que preguntarnos como Zacarías, ¿cómo será esto? Muchos de nosotros decimos, yo no tengo estudio, yo nunca he ido a la escuela, yo no soy fácil con los idiomas. Pero lo que Dios pide, simplemente obedece, lánzate en el nombre del Señor. Créele a Dios y Dios irá abriendo camino según tu obedeces a la voz del Señor.

Zacarías no creyó. Su pregunta muy diferente a la de María, porque María también le preguntó al ángel, ¿cómo será esto pues yo no he conocido varón? Pero evidentemente en la pregunta de María, era más bien curiosidad lo que había. ¿Cómo tu vas a hacer esto? Mientras que Zacarías, en la pregunta de Zacarías hay duda. ¿Cómo tu me vas a probar a mi de que eso que tu me estás diciendo es verdadero? Entonces el ángel le responde, “‘Yo soy Gabriel, que estoy delante de Dios y he sido enviado a hablarte y darte estas buenas nuevas.”

En otras palabras, él hace uso de su autoridad, de ser un mensajero de Dios. Lo que yo te estoy diciendo, Zacarías, es verdadero, viene directamente de Dios “.....y ahora quedarás mudo y no podrás hablar hasta el día en que esto se haga por cuanto no creíste mis palabras, las cuales se cumplirán a su tiempo.”

Hermanos, cuando nosotros no le creemos a Dios hay consecuencias negativas. Cuando le creemos a Dios viene la bendición. Hay mucha gente a quien Dios le ha dicho, ‘recibe a mi Hijo, él es tu salvador. Él es la única manera que tu puedes entrar al cielo’. Y hay gente que comienza de una vez a hacer preguntas y a cuestionar a Dios.

‘Bueno, y por qué hay tantas denominaciones. Y por qué entonces están los católicos, y los evangélicos. Y qué de los Testigos de Jehová y... todas las preguntas y todos los argumentos que ofrece la gente cuando usted le predica el Evangelio, ¿no? Y quién se casó se Caín para tener hijos, si solamente estaba Eva en la película y no había otras mujeres en ese tiempo.

Y hay gente que nunca progresa en el Evangelio, porque siempre están buscándole 5 patas al gato. Siempre están cuestionando algo, ¿no? Siempre están mirando las peleas de los evangélicos, de la gente que se porta mal en el Evangelio, la gente de que a pesar de que va a la iglesia, no hace lo que tiene que hacer en el trabajo, los que mienten a pesar de que van a la iglesia, los que caen otra vez en el mundo y se dejan escandalizar de todas esas cosas, y no entran a los caminos del Señor. Y siempre se están preguntando, bueno, que si Confucio, que si Buda, que si Mahoma y todas estas cosas, que si la ciencia, que si la evolución.

Hermanos, la salvación es creerle a Dios. Creerle a Dios aunque tu mente te esté gritando lo contrario, aunque haya argumentos que te sugieran algo diferente. Alguien ha dicho que creer en Cristo es como saltar al abismo, es simplemente echarse en el nombre del Señor y va a haber siempre voces que te van a invitar a cuestionar lo que tu has hecho. Va a haber situaciones en tu vida, va a haber traumas, va a haber dificultades financieras, van a venir enfermedades y te van a cuestionar que lo que tu hiciste fuera verdaderamente de Dios o no.

Y en esos casos nosotros tenemos que hacer como Abraham. Miró a su alrededor, se vio viejo, vio a su esposa avanzada en edad, cien años de edad, nunca habían tenido hijos. Pero Abraham creyó, se fortaleció en fe y dijo, ‘Señor, yo te creo’. Y entonces esa creencia le fue contada por justicia.

Yo les digo, hermanos, lo más importante en la vida del cristiano es pedirle al Señor, ‘Padre, aumenta mi fe cada día. Ayúdame a creer.’ No es por vista, es por creerle a Dios.

Pedro, cuando estaba en la barca y vio a Jesús caminando sobre las aguas, le dijo ‘Señor, -en un arranque de fe- haz que yo pueda caminar e ir hacia ti sobre las aguas’. Su fe le dio para pedirle a Jesucristo que le diera esa oportunidad. Y el Señor le dijo ‘adelante, ven’. Pedro se salió de la barca y comenzó a caminar sobre las aguas. Pero ¿qué pasó? Comenzó a ver las olas de la tormenta, comenzó a oír el viento que rugía, comenzó a ver el spray del agua y los truenos y los relámpagos y dice que “comenzó a temer”.

¿Y qué pasó? Su mente comenzó a traicionarlo. El comenzó a decir ‘¿cómo puedo yo hacer eso? Yo soy un mero hombre y estoy caminando sobre las aguas. Einstein dijo que no se podía caminar sobre las aguas, comenzó a hundirse porque cuestionó, miró la circunstancia en vez de poner la mirada puesta en Jesús que le dijo, ‘ven hacia mi’.

Y mientras se hundía le dijo al Señor, ‘Señor, sálvame’, y el Señor Jesucristo extendió su mano, lo sacó del agua, lo metió a la barca y le dijo, ‘¿Por qué dudaste hombre de poca fe?’.

Hermanos, nunca se dejen llevar por las circunstancias alrededor de usted. Nunca se deje llevar por su pasado. Nunca se deje llevar por su falta de pedigrí familiar. Nunca se deje llevar por el hecho de que usted haya hecho altos teológicos o no. Nunca se deje llevar porque usted no haya sido la persona más entregada al Señor y ahora Dios lo esté llamando. A Dios le encanta coger gente insignificante y tornarla en gigantes para su gloria. A Dios le encante coger lo imposible y tornarlo en posible.

Es más para Dios mientras más imposible parecen las cosas, más se deleita él en mostrar todo lo contrario. Así que yo les animo a no dudar, a no cuestionar, a no mirar alrededor los eventos y las circunstancias y cuestionar a Dios, sino en el nombre del Señor lanzarse, agarrarse de la palabra de Dios.

Por eso el Señor Jesucristo dijo ‘No solo de pan vivirá el hombre, sino ¿de qué? de toda palabra que sale de la boca de Dios’.

Nosotros tenemos que aprender a mirar lo que dice la palabra de Dios. Por eso es tan importante que nosotros conozcamos esa palabra, porque en esa palabra está el camino al corazón de Dios, por medio de esa palabra usted sabe cómo abrir la puerta de la bendición en los cielos. Por esa palabra usted sabe cómo Dios razona, cómo Dios piensa, cómo Dios resuelve los problemas.

Cuando usted viene y conoce esa palabra y usted ve los relatos de la Biblia, que Dios siempre ha trabajado a través del conducto de la fe, y que esa fe puede cambiar cualquier circunstancia, cualquier situación. No hay nada en este mundo que no obedezca a la palabra de fe, hermanos.

Por eso el Señor Jesucristo dijo, ‘si ustedes tienen fe, como un grano de mostaza, tan poderosa es la fe, ustedes le van a decir a una montaña ‘sal de allí y échate al fondo de la mar’, y esa montaña lo va a obedecer. Fue una hipérbole, quizás una exageración, pero lo que Cristo estaba diciendo es, no hay situación que tu no puedas resolver por medio de la fe en el Dios que ha prometido.

El problema muchas veces está en que nuestra fe es débil y no hemos cultivado la fe. ¿Cómo se cultiva la fe? La fe se cultiva compenetrándose con la palabra de Dios, leyendo los textos de la palabra continuamente y viendo la forma en que Dios ha obrado a través de la historia y eso va reforzando nuestra mente. La fe se cultiva contagiándose con la fe de los demás.

Yo creo que la fe es algo contagioso. Si tu te juntas con gente que tiene fe, tu fe va a crecer. Si tu te juntas con gente que habla en fe y gente atrevida en el Señor, y gente que tiene experiencias con el Señor, y que sabe a Dios es real, tu fe va a ir aumentando.

Ahora, si te juntas con gente que están pensando en pajaritos en el aire continuamente, que su mente está en lo secular, en lo mundano, en el tiempo y el espacio, siempre la cabeza metida en televisión y en cosas de hombres, tu mente va a ser igualita así de pequeña, en términos de fe.

Júntate con gigantes espirituales y tu fe va a crecer también. Y tu fe aumenta poniendo a Dios a prueba, aunque haya temor en tu corazón. Hay muchas veces, hermanos, que cuando Dios te hable, tu vas a tener que dar un paso de fe y tu vas a estar temblando mientras lo haces, pero sigue adelante en el nombre del Señor. Y aunque tu corazón dentro de ti, te esté diciendo, ‘te vas a estrellar contra el pavimento. Estás loco’. Y aunque los que están alrededor de ti también te digan lo mismo, sigue adelante en el nombre del Señor. Sigue insistiendo, sigue confiando en el Señor y al tu ver al Dios de los cielos abrir el camino delante de ti, tu fe va a ir en aumento.

¿Qué le pasó al ciego Bartimeo? Bartimeo era un hombre de fe. No podía ver pero oyó que Jesucristo estaba pasando cerca de él. ¿Y qué hizo Bartimeo? Comenzó a gritar a voz en cuello, ‘Señor, hijo de David, Jesús, hijo de David, sálvame, sáname? ¿Y qué hizo la gente alrededor de él, incluyendo a los discípulos? Cállate, no molestes al Maestro. ¿No? Lo estaban contradiciendo.

Usted ve, cuando usted se mueve en fe siempre va a haber voces alrededor de usted. Muchas veces bien intencionadas, bien intencionadas que le van a querer callar, porque esas voces no entienden la onda en que usted está funcionando en ese momento. Muchas veces van a ser gente que lo aman, muchas veces van a ser gente que quieren cuidarlo y defenderlo de cometer un problema.

Hay gente que le va a decir, ‘Mira, tu estás yendo a la iglesia demasiado tiempo, te estás volviendo loca, te estás volviendo fanática. La vida no es así, hay que hacer esto, hay que hacer lo otro. Ayúdate que yo te ayudaré, dice la Biblia, etc. etc, ¿no? Tu nunca has hecho eso, eso nunca se ha visto. Nadie ha hecho eso. Y si uno se deja llevar, hermanos, eso te mata tu fe. Y tu mismo a veces dentro de tu corazón, vas a decir ‘yo no puedo hacer eso. Yo nunca lo he hecho. No tengo la preparación, no tengo los recursos, no tengo experiencia en eso’.

Pero fe no es ausencia de duda. Yo he aprendido eso. Al contrario fe, yo creo que requiere duda en algún nivel, porque fe es lo que se repone, lo que se sobrepone a la duda. Fe es lo que escucha la voz de la carne pero dice ‘yo confío más en Dios que en la carne’, y avanza y va hacia adelante y da pasos de voluntad.

Bartimeo, mientras le decía ‘cállate’, dicen que él más duro gritaba entonces. ‘Señor, Jesús, hijo de David, ten misericordia de mi.’ Y dice la Biblia que el Señor se detuvo. ¿Ustedes no creen que el Señor lo escuchó la primera vez? Yo creo que si. Pero al Señor le gustaba probar a la gente y le gustaba ver si verdaderamente iban a persistir o no.

Muchas veces, nosotros hacemos una oración en el nombre de Jesús, amen, nos seguimos comiendo el cereal y nos creemos que ya hicimos lo que tenemos que hacer. Y Dios dice, ‘no, yo no voy a responder a oraciones superficiales.’ Dios responde las oraciones que salen de lo profundo del corazón. Dios responde a la oración que ha sido cultivada en la oscuridad, en las noches de desvelo, en la esperanza, contra esperanza, en la duda, en el temor, en la ansiedad, la persistencia, y entonces eso es lo que toca el corazón de Dios.

Y cuando ese clamor de Bartimeo llegó a su nivel preciso, el Señor se volteó y dijo ‘tráiganmelo’. Y qué interesante que aquellos que le estaban diciendo a Bartimeo ‘cállate’, ahora le dice ‘mira, el Señor te está llamando. Ven, ven y acércate a él’.

La fe es contagiosa. El mundo necesita gente de fe que le muestre a los incrédulos que la fe vale, que la fe abre puertas, que la fe mueve montañas. Y otros entonces son animados por la fe de nosotros.

 

 

El Señor lo acercó y le dijo, ‘¿Qué quieres que te haga?’, como si no pudiera ver que el hombre era ciego, ¿no? Porque la fe también requiere expresiones verbales.

A veces, hermanos, hay que hablar las cosas. Esa es otra cosa: si tu quieres que tu fe crezca, no solamente debes leer la palabra, codearte con gente de fe, caminar a pesar de las dudas y el temor, pero también la fe se cultivo declarando las cosas que uno espera de Dios, como si fueran. Algunos se reían con mi mamá cuando ella... que le preguntaban ‘Toñita, ¿cómo está usted?’ Bien, a pesar de que tenía dolores de diferentes tipos, neurológicos y había otras cosas en su vida, pero ella decía ‘bien’. Y era frustrante a veces porque uno quisiera que ella dijera, ‘mira, me duele aquí o tengo esto’. No, siempre era la misma palabra, ‘bien’.

Porque el creyente, hermanos, puede usar la voz como para desafiar las circunstancias. Dios habla y crea por medio de su boca. Dios dijo, ‘sea la luz’, y fue la luz. ‘Nazcan los peces en el mar y aves en los cielos,’ y de momento se pobló el mar y el aire de seres vivientes. Y dijo ‘sea la luna, y sea el sol’, y surgió la luz en la noche y en el día. Porque Dios crea por medio de su boca.

Nosotros somos hijos de Dios, hechos a su imagen y semejanza y también creamos y operamos sobre la realidad por medio de nuestra boca y nuestra confesión. Cuando nosotros aprendemos a verbalizar lo que deseamos en Dios eso nos compromete, ¿si o no?

Es muy fácil uno ahí en su corazón, donde no hay riesgo, uno estarle pidiendo a Dios cosas, pero hay duda muchas veces, hay una seguridad que está diciendo, ‘yo no quiero comprometerme, porque si me comprometo y después no se da, entonces quedo en ridículo’.

Y por eso muchas veces uno tiene que, con discernimiento, declarar las cosas que uno espera. Y yo he aprendido en mi vida que muchas veces cuando yo verbalizo ciertas cosas en fe, se dan mucho más rápido. Es como que se activa algo.

Y por eso el Señor en muchas ocasiones le pregunta a la gente, ‘¿qué tu quieres que yo te haga?’, porque hay algo que desata el poder de Dios cuando uno verbaliza, cuando uno presenta sus argumentos delante de Dios, cuando uno se compromete con otros, delante de otros y dice ‘yo se que Dios va a hacer esto. Yo creo que Dios me va a bendecir. Yo creo que Dios va a traer a mi hijo a su conocimiento, lo va a sacar de la droga. Yo creo que mi esposo se va a convertir al Señor. Yo creo que mis finanzas van a mejorar este año. Yo creo que Dios me va a sanado, y es más, Dios me ha sanado porque Dios llama a las cosas que no son como que son.

Si Dios lo hace, nosotros también podemos hacerlo. Hay una confesión de poder que desata el mover de Dios y Cristo le dijo, ‘¿qué tu quieres que yo te haga?’ Señor, que vea, que sea sano. Y el Señor le extendió su mano, lo tocó y Bartimeo fue inmediatamente sanado porque había fe en él.

Y esa es una de las cosas que uno tiene que persistir en medio del grito de tu conciencia, de tu mente, de alrededor que te dice ‘No lo hagas, no debes’. Uno sigue avanzando en el nombre del Señor y el mar se abre del de uno. Hay que tomar riesgos si uno quiere que nuestra fe se ponga en acción.

En el Antiguo Testamento el Señor le dijo a los hebreos cuando iban a cruzar el río Jordán. Era primavera y todas las nieves de las montañas se habían derretido y el río Jordán, cuando venía la primavera, toda esa nieve que se derretía corría hacia abajo y llenaba el río. Era imposible pasarlo en seco para entrar a la Tierra Prometida. Y Dios les dijo, ‘Pongan a los sacerdotes delante del pueblo. Pongan el arca delante de los sacerdotes’, porque el arca simbolizaba la presencia del poder de Dios.

¿Usted ve? Es importante, cuando tu vayas a emprender cualquier cosa en tu vida pon primero el poder de Dios delante de ti. No importa lo que sea en tu vida, tu necesitas visualizar el poder de Dios, llenarte de las promesas del Señor. Tu tienes que ser como un atleta que comienza primero a hacer calesténicas y a ejercitarse, tienes que alabar al Señor, tienes que confesar la palabra de Dios, tienes que visualizar lo que tu quieres que Dios haga en tu vida, tu tienes que hacer gestos que te ayuden a ver la presencia de Dios en tu problema. Y cuando tu llevas ese motor a cierto nivel.

¿Usted ha visto un avión cuando va a despegar en el aeropuerto? ¿Qué hace primero? Prenden los motores y esos motores comienzan a subir hasta que chillan, comienzan a revolver y a rotar hasta un momento en que están ya en máxima potencia y entonces el piloto suelta el cambio, o lo que sea, yo no se como se da eso, pero el avión arranca de momento porque no tiene mucho espacio y hay que mover esa mole inmensa que es ese aparato en poco tiempo. Es decir que el motor no tiene tiempo a comenzar lentamente a moverse poco a poco, sino nunca llega. Tiene que estar fuerte y entonces despega y comienza a correr por la plataforma y puede subir a tiempo.

Nosotros tenemos que hacer lo mismo. Muchas veces tenemos que llevar el arca de Jehová en nuestra mente a cierto nivel de especificidad y de claridad en nuestra mente. Tenemos que pedirle al Señor, ‘lléname de confianza en ti’. Tenemos que quitar, poner a un lado todas las distracciones, todas las dudas, visualizar lo que queremos que Dios haga en nuestra vida. Tenemos que hacerlo a veces varias veces por días y semanas, preparando el espacio en el cual Dios va a ser su milagro.

Saben ustedes, hermanos, muchas veces la gente cree que la fe es algo que solamente Dios es el único jugador en la película. Sabe que el hombre tiene mucho, mucho que hacer en los milagros de Dios. Hay una parte que a nosotros nos toca que Dios no va a hacer nunca.

Y yo creo que nosotros tenemos que entender eso, que si nosotros queremos que Dios se mueva en poder en nuestras vidas, hay una parte que yo tengo que hacer. Hay una mecánica de la fe que es importante uno conocerla. Porque muchas veces le damos a Dios todo y decimos, oh, si Señor, tu eres el único. Yo creo que es un error. A veces queremos ser católicos que el papa, como dicen por allí. Queremos como quitarnos a nosotros del panorama y Dios dice, ‘no, yo quiero trabajar en sociedad contigo’.

Es decir, que nosotros tenemos que aprender cuáles son esas reglas, cuáles son esos mecanismos de la fe. Y ciertamente hay una parte de preparación y de participación nuestra donde nosotros tenemos que llevar nuestra visualización, confesar versículos y textos de la Biblia, tomar riesgos, cultivar la confianza en el Señor, quitar todas las distracciones y todos los temores, pedirle a otros que oren con nosotros, ayunar.

Si hay problemas grandes en nuestra vida, esas montañas solo van a salir, dice la Biblia, con ayuno y oración. Hay cosas pequeñitas que se pueden mover a veces con una oración más simple, pero hay cosas grandes en nuestra vida que solo van a obedecer a un tratamiento intensivo y a largo plazo, donde nosotros vamos a estar allí levantando el arca del Señor en nuestra mente, preparándola, acumulando la fuerza del espíritu, confesando todas estas cosas. Y ya cuando las condiciones están en su lugar entonces ahora nosotros vamos a movernos en el nombre del Señor y Dios hace lo que tiene que hacer.

Cuando él dijo, ‘pongan el arca de Dios delante, pongan a los sacerdotes allí que vayan con esa arca, y entonces vengan los demás del pueblo detrás de ellos’ y dijo, ‘comiencen los sacerdotes a caminar. Y cuando la planta de los pies de los sacerdotes pise el agua, el río se abrirá.’

Fíjense que no lo hizo antes. Él no dijo, ‘cuando el río se abra, entonces pasen’. Les dijo, no, caminen como generales aunque ustedes vean allí el agua hasta lo sumo y ustedes crean que se les van a mojar los zapatos y que van a hacer el ridículo, sigan caminando adelante, no teman. Y cuando lleguen al punto mismo, en ese momento....

Yo creo que si tuviéramos una película que pudiéramos ver eso, veríamos que cuando la planta de los zapatos tocó el agua, en ese momento el agua se abrió y nunca se le mojaron los zapatos.

Hay una lección allí, hermanos, muchas veces Dios, porque todo en la vida es Dios tratando de eliminar el orgullo del hombre, la dependencia del hombre de su razón, de si mismo, para que Dios se lleve la gloria. Y muchas veces los procesos de Dios se toman tanto tiempo porque Dios está bregando con aspectos de nuestra vida que necesitan primero ser trabajados y tratados antes de darnos el milagro que él está esperando.

Muchas veces el milagro de Dios no va a venir cuando tu lo quieres. Se va a tomar tiempo. Y miren lo interesante que aquí mismo en el pasaje con respecto a Zacarías, en el versículo 20 del Capítulo 1, dijo “... por cuanto no creíste mis palabras las cuales se cumplirán a su tiempo”. Se cumplirán ¿cuándo? A su tiempo.

Parte del problema de la fe es que tenemos que esperar el tiempo de Dios y no el tiempo nuestro. Dios es un Dios que se toma tiempo para hacer sus milagros. Él es un cocinero que no venga usted a apurarlo y decirle, ‘ya, tengo hambre, dámelo rápido’. Él dice, ‘no, no, yo me voy a tomar mi tiempo. Te voy a preparar una buena comida pero es en mis métodos y en mi tiempo’. Y eso a veces hace que nosotros nos pongamos impacientes y que abandonemos la pelea antes de tiempo.

Moisés esperó 80 años antes de entrar en su ministerio. Abraham, cien años, antes de tener su hijo. El pueblo de Dios ha tenido que esperar cuánto tiempo para la segunda venido de Cristo, aunque Cristo dijo hace tiempo, ‘yo vengo pronto’. Imagínese.

Dios tiene su tiempo y así tiene su tiempo en nuestras vidas también. Dios te ha dicho cosas que él quiere hacer en tu vida y se ha tomado mucho tiempo y muchos de nosotros hemos entregado la pelea y ya dejamos de soñar y dejamos de pedirle al Señor y dejamos de orar sobre lo que Dios nos ha prometido. Y quizás lo hicimos prematuramente. Dios se toma tiempo para las cosas que él quiere hacer en nuestra vida.

Yo les he dicho a ustedes, hay cosas que Dios me ha hablado en mi corazón y en mi espíritu que yo llevo toda mi vida esperándolo. Y he tomado riesgos en mi vida creyendo en la promesa del Señor y todavía no lo he visto, pero como Abraham yo sigo esperando. Y yo sigo diciéndole al Señor, ‘hey, tu me dijiste algo, vamos a ver cuándo se va a dar’. Porque las cosas del Señor se cumplen en su tiempo.

Y por eso es que la fe está unida a la paciencia. Si tu quieres que los milagros de Dios se hagan en tu vida requiere paciencia. No te rajes demasiado temprano, como dicen los mexicanos. Deja que el Señor complete su trabajo en tu vida y en el tiempo del Señor, entonces vendrá el milagro, vendrá la respuesta.

La fe requiere tiempo, requiere proceso. La fe no es algo mágico que tu dices una palabrita mágica, ‘ábrete sésamo’, y las cosas pasan. A veces Dios tiene otros propósitos. Dios quiere sacar provecho del proceso de espera, de quebrantamiento, de búsqueda, de oración, de clamor y todo eso redunda en gloria para su nombre y en bendición para tu vida.

Hay muchos milagros que si Dios te los hubiera dado ya, tu los hubieras desperdiciado. Y primero él está preparando tu corazón, tu vida, tu mente para que cuando llegue el milagro tu puedas entonces aprovecharlo y disfrutar de él y retenerlo y por eso es que, les digo, la ciencia de la fe es algo bien, bien profundo.

Cuando el Señor le habla a María, le dice, ‘Tu vas a tener un hijo’. María le dice ‘Heme aquí, la sierva del Señor. Hágase conforme a tu voluntad’. María era una muchachita sencilla, ignorante probablemente, insignificante en su pequeña aldea, en una región insignificante en la tierra. Dios le dijo, ‘tu vas a ser la mamá de un ser extraordinario, maravilloso, milagroso, será llamado Hijo de Dios. Será el continuador del linaje de David y su reino no tendrá fin. Será el salvador de la humanidad’.

Era algo demasiado inconcebible para esta muchachita insignificante. ‘Serás bendita entre todas las mujeres’, y María al final le dijo ‘Señor, hágase tu voluntad. Aquí está mi cuerpo, úsame como tu quieras’.

Cuando el Señor hable a tu vida, cuando el Señor ponga un sueño en tu vida te va a costar muchas veces, porque los procesos de la fe son costoso. La fe siempre involucra lucha, involucra oposición.

El Señor me habló esta mañana de la figura de Herodes, ya voy a terminar. Herodes, en el relato navideño, simboliza todo lo que se levanta contra las promesas de Dios. Dondequiera que hay una gran promesa de fe hay un Herodes.

Herodes simboliza el elemento demoníaco, diabólico, terrenal que siempre se está oponiendo a los planes de Dios. Ese Herodes puede ser tu mente, ese Herodes puede ser un familiar bien intencionado que te está diciendo, ‘no vivas conforme a esos sueños de hadas’. Ese Herodes puede ser alguien que se opone a ti directamente. Ese Herodes puede ser una enfermedad que se levanta, cuando tu le pediste al Señor, ‘sáname’, sale algo peor en tu cuerpo. Ese Herodes puede ser ese ........ orando que Dios lo sane de la droga y ahora se mete a criminal a asaltar bancos.

Ese Herodes es el faraón que trata de matar a los hebreos primogénitos para que el pueblo de Dios no crezca. Ese Herodes es todos los que se opusieron al pueblo hebreo cuando iba a entrar a la Tierra Prometida para que no recibieran su heredad. Ese Herodes es los hermanos de José que lo venden como esclavo para que no llegue a su sueño.

Y sin embargo ¿qué pasa? Cuando tu crees Herodes termina trabajando para ti. Dios toma las oposiciones para formarte, para trabajarte, para pulirte, para quebrantarte, para aumentar tu fe, si tu te mantienes en lo que Dios te ha dicho. Si tu no te pones a pensar, ‘bueno, ahora se puso peor el muchacho, entonces voy a dejar de orar para ver si las cosas se mejoran’. Si tu, cuando se te dañó el carro, porque recibiste al Señor Jesucristo y venías a la iglesia el domingo y en el momento, ese carro que nunca se dañó, hoy no prende, y tu dices, ‘ah, si es así, pues yo no voy a ser cristiano’. Pero tu persiste, busca un taxi, vienes a la iglesia, sigues adorando al Señor.

La Biblia dice, ‘resistid al diablo, huirá de vosotros’. Cuando uno se mantiene en fe en lo que Dios ha declarado y uno persiste dando pasos de fe, el mar se abre delante de uno. Herodes tiene que huir tarde o temprano, Herodes muere y tu puedes regresar de Egipto para que la voluntad del Señor se cumpla en tu vida, como María y José. Por un tiempo tuvieron que irse para Egipto, pero después Herodes muere y el Señor puede continuar su ministerio.

Hermanos, la fe. Abraham, a pesar de ser el padre del judaísmo, dio una lección muy grande y es que los tratos de Dios siempre con la humanidad, han sido por fe. Y eso es lo que Pablo quiso probar a través del texto de Romanos, Capítulo 4, que no hay tal cosa como un hombre que se pueda justificar por sus obras o por sus acciones o su comportamiento. Lo que Dios quiere hacer en nuestras vidas, el mayor milagro de todos, que es la salvación de nuestra alma, se va a dar cuando nosotros procedamos por fe. Y de ahí en adelante nosotros tenemos que caminar por fe. Todos nuestros tratos tendrán que ser por fe.

¿Qué dice la palabra del Señor? El justo por la fe ¿qué? vivirá. Todas tus batallas, tu tienes que librarlas por medio de la fe. La moneda que compra y vende en el Reino de Dios es la fe. Cualquier situación en tu vida, pon tu fe a trabajar, preséntale tu causa al Señor, obra creyendo en Dios.

Yo le pido al Señor, ‘Padre, dame la fortaleza para que todos los asuntos de mi vida yo les pueda trabajar con fe.’ Cuando yo deseo algo en mi vida y tengo un sueño, yo lo primero que hago es comienzo a adobarlo y a mojarlo en fe, para ablandarlo y a veces comienzo a orar años antes de que se de la batalla, preparando la batalla para que cuando llegue el gigante ya esté, que con un soplo nada más se caiga.

A veces hay cosas que hay que comenzar a orar por ellas desde que le salen a uno en el momento el pensamiento, hay que comenzar a fertilizarlas con oración, con fe, con confesión de que Dios es poderoso para hacerlo.

Ese edificio allá afuera encima de ese estacionamiento, hermanos, yo llevo años orando por él. Todavía no se ve allí. No se ve. Pero hace años, yo me paré en el salón 208, allá arriba, todavía este edificio estaba sin terminar y Dios me habló y me dijo, ‘allí es donde se va a construir el nuevo templo. Cuando este templo se llene, ese va a ser el lugar del nuevo tempo.’

No se había dado un solo servicio aquí en este lugar. Les digo la verdad, hermanos, mi fe no daba para pensar que iba a haber dos servicios aquí llenándose cada domingo. Pero Dios, yo sentí en mi corazón, ese va a ser el lugar. Y ya yo llevo años fertilizando y, como digo yo, ablandando esa piedra grande de ese edificio en oración, y visualizándolo. En mi oficina tengo una maqueta, un modelo del nuevo templo. Y yo oro continuamente, y mi mente está siempre dando vuelta alrededor de ese edificio, y siempre se lo traigo al Señor. Y al decir yo esto, ¿usted sabe el compromiso que eso significa públicamente de que eso se va a dar? Pero yo creo en un Dios que hace milagros, el Dios todopoderoso. Yo creo en un Dios que dice, ‘no serán avergonzados cuantos en él confían’.

Hermanos, yo les puedo decir, que todas las batallas que yo he emprendido en el nombre del Señor, en fe, Dios me ha dado la victoria en todas. Y yo creo que esto no será diferente. Así puede ser en tu vida.

Yo no soy nada excepcional, mi fe muchas veces flaquea y muchas veces yo estoy temblando cuando me meto en los líos en que me meto, y digo. ‘Señor, ¿cómo me vas a sacar de esto?’ Pero Dios en su misericordia siempre se las arregla y me bendice.

Y Dios puede hacer lo mismo en tu vida. No hay nada imposible. Joven, Dios te puede dar victoria en tus estudios. Dios te puede sacar de la ignorancia. Anciano, Dios te puede dar una nueva carrera, un nuevo ministerio en tu ancianidad. Mujer, Dios te puede convertir en una gigante espiritual y Dios te puede proveer lo que tu necesitas. No temas. Mira hacia el futuro, mira hacia esa tierra prometida, y di, ‘En el nombre del Señor yo la voy a poseer. En el nombre del Señor yo voy a cruzar el Jordán. En el nombre del Señor mis pies no se van a hundir en el agua, yo voy a salir adelante. En el nombre del Señor, yo voy a concebir la vida de Dios en mis entrañas y voy a dar a luz la bendición de Dios al mundo.’

No importa que parezca difícil, grande la promesa, inmenso lo que Dios quiere hacer en tu vida. Cree. La vida se vive por fe. Los problemas, las luchas de la vida, los retos de la vida se vencen por fe. No en ti, en el Dios todopoderoso, que es fiel para cumplir lo que él ha prometido.

Un pueblo así es lo que Dios necesita para en este tiempo hacer la obra que él quiere hacer en la ciudad de Boston, en EEUU, en toda la tierra. Y Dios puede usar un grupo de inmigrantes para darle un ejemplo a la humanidad inclusive, ¿por qué no?

Dios puede hacer cosas imposibles. Usó a una mujercita pequeña, ignorante, en una aldea judía, oprimida por el Imperio Romano y bendijo a toda la humanidad a través de miles de años, ¿por qué no puede usarnos a nosotros en el siglo XXI para bendecir a nuestra ciudad, bendecir nuestra nación? Dios lo puede hacer.

Estamos en la misma categoría o quizás un poco más alto inclusive que la misma María. No hay nada imposible para Dios.

Ponte de pie. Vamos a pedirle al Señor, aumenta mi fe, Señor, en este día. Enséñame los misterios, enséñame la ciencia de la fe. Enséñame cómo ser un hombre, una mujer de fe, cómo pelear mis batallas en fe, cómo ser un Abraham, cómo ser una María, cómo ser un rey mago, que vino desde la distancia del Medio Oriente caminando, dudando de si habría de encontrar lo que su mente le había dicho que podía encontrar y su fe. Y cuando llegaron al lugar, ahí estaba el Hijo de Dios y pudieron hacer su ofrenda y presentársela al Hijo de Dios.

Nosotros podemos ganar la batalla. No importa cómo nos sintamos, no importa lo que veamos, no importa lo que no tengamos. Dios bendice al hombre que cree. Dios es galardonador de los que le buscan. A Dios le agrada y cuenta por justicia cuando le creemos a él, que él es galardonador de los que le son fiel, los que lo aman, los que se atreven a dar pasos de fe y se arriesgan a creer y a mojarse los pies.

Pero, el Señor dice, ‘no te preocupes, vas a entrar en tu tierra prometida. Vas a matar a los gigantes y vas a habitar en la morada que yo tengo para ti.’

Vamos a pedirle al Señor que aumente nuestra fe en esta tarde. Padre, en el nombre de Jesús, quizás al decirte auméntanos la fe, tu te ríes un poco, porque dirías, ‘si tuvieran fe como un grano de mostaza yo abriría las ventanas de los cielos y haría milagros magníficos delante de ustedes’.

Pero, Padre, en la medida en que tu quieras, danos el don de la fe para que podamos siempre mantener la mirada puesta en ti solamente. Tener el oído puesto en las palabras que salen de tu boca, Señor. Tener los ojos puestos en esta maravillosa Escritura que nos enseña tu corazón, tu fidelidad, tu poder, tu continuidad a través de la historia, tus métodos que nunca cambian, tu instrumento milagroso que es la fe, el creerte a ti, Señor, que es lo que trae salvación y trae bendición a la vida.

Pedimos que en esta tarde, Señor, por esta palabra que ha sido predicada dos veces, tu hagas nacer en nosotros el germen de la fe, Señor. Si hay alguien en este día que está dudando, está confuso, su circunstancia desmienten tu fidelidad y tu promesa, Padre, yo pido que amanezca y que nazca en ellos la llama de la fe, el don de creerte a ti, Señor.

Padre, que tu avives los sueños muertos, Señor. que tu avives las ilusiones que dejamos atrás porque abandonamos la batalla antes de tiempo. Vuelve a iluminar en nosotros la luz del creer en algo bello que está delante, la esperanza que nazca en nosotros, Señor.

Padre, nosotros creemos en ti. Creemos en ti. Creemos que tu eres el mismo ayer, hoy y por todos los siglos. Creemos que el Dios que abrió el Mar Rojo puede quitar dificultades en el siglo XXI. Creemos que el Dios que dijo que nuestros jóvenes verían visiones, nuestros ancianos soñarían sueños, Señor, que tu enviarías un gran avivamiento, nosotros creemos que tu lo puedes hacer, Señor, que tu lo estás haciendo.

Nosotros creemos que tu puedes darnos una gran cosecha de almas, Señor, que tu puedes sanar nuestras enfermedades, que tu puedes proveer nuestras finanzas, que tu puedes bendecir nuestros hijos, nuestro linaje, Señor, que nuestra iglesia puede crecer y llenar esta ciudad y ser de bendición a esta ciudad y restaurar las ruinas antiguas, Señor, y bendecir la ciudades que están caídas.

Nosotros abrazamos tus sueños, Señor, abrazamos tu intención para este tiempo. Ayúdanos a creerte, en lo grande y en lo pequeño y a caminar por fe, Padre, como hizo Abraham y como han hecho todos esos héroes de la fe que señala Hebreos, Capítulo 11.

Gracias, Señor. Gracias, gracias. Recibimos tu fe. Proclamo fe en este lugar. Declaro fe, profetizo fe. Profetizo señales, prodigios, sanidades. Profetizo avivamiento en el nombre de Jesús. Profetizo bendición. Profetizo un nuevo amanecer en el pueblo de Dios. profetizo miles de almas llegando al conocimiento de Jesús en esta ciudad. Profetizo la caída de los gigantes que se rían de la iglesia e insultan al pueblo de Dios. Profetizo vientos que se llevarán toda esa contaminación, esa oscuridad que ha caído sobre esta ciudad. Profetizo huestes angelicales que vienen a defender al pueblo de Dios y a echar fuera las huestes demoníacas que quieren poseer lo que Dios le pertenece. Profetizo muerte contra todos los Herodes que se levantan para matar nuestros sueños y matar lo que tu has puesto en nuestros corazones, Padre, en el nombre de Jesús.

Levanta la temperatura espiritual en tu iglesia, Padre, y en esta comunidad de Boston, Señor. Y levántate, oh Dios, levántate de tu trono, Señor y golpea la tierra para que el hombre sepa que tu eres el Rey de Reyes y el Señor de Señores. ¡Aleluya! Creemos, creemos, creemos en fe.

Hermanos, yo quiero invitarles a hacer un gesto... salirse de su asiento y todos los que puedan vengan aquí adelante un momentito y vamos a creer lo que hemos declarado en esta tarde, de que Dios va a poner fe en nuestros corazones.

Todos los que puedan y los que no simplemente desplácese un poquitito de su asiento en señal de que usted quiere ser parte de este asunto. Vengan bien hacia delante y vamos a declarar la bendición de Dios sobre esta ciudad. Vamos a declarar la bendición de Dios sobre nuestras familias.

Vamos a poner nuestro espíritu a moverse ahora, porque eso es parte de lo que es la obra de fe. Es uno creer, es uno incomodarse, es uno dar una señal al diablo y al infierno, a Dios y a los ángeles de que yo creo, y de que yo estoy dispuesto a incomodarme y a moverme de mi zona de confort para que Dios haga su obra.

Dios va a hacer milagros, hermanos, en el nombre del Señor. esto es una acción profética. Esta es una acción profética lo que estamos haciendo en esta tarde. Glorifique el nombre del Señor. glorifique el nombre del Señor. Gracias, Señor. gracias, Dios. gracias.

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Ephesians 4:7-14

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Welcome to our service tonight, it’s good to see you and some new visitors who are coming. That’s wonderful. We’re so happy to have you here tonight and we bless you and we are rejoiced to see some additional new elements coming into the church and kind of coming and blessing us with your continued attendance for as long as the Lord would have be in fellowship with us. That’s wonderful.

I tell people many times, come as a missionary endeavor. Come as an investment in the Kingdom of God, to help this vision for this congregation to become grounded and established in a, how should I say, in a tenable sort of way, that could continue. You know, like little children when they’re very young and they’re in the their infancy, they need a lot of care and they need a lot of vigilance because, you know, they’re very fragile. Now, as they get older and become more self sufficient, then you kind of let go and so on. And so those first few months are so key, both in the just the maintenance of life as a whole, but also in the formation of the identity of that baby. Those first influences are so powerful in later life. And it’s like that with a congregation as well.

You know, what you put into the congregation those first few months, those first couple of years, both in declaring the word of God, in the people who come, the kind of ministries that begin to be established . They will probably influence that congregation for the rest of its existence. So this is a crucial time, so we encourage you to continue coming regularly, bless us. You don’t know how it blesses my heart, how it encourages me and all the ones who are working in the leadership of the church to see you here tonight and may the Lord continue giving us more and more of you.

So, again, as I say, see that as a missionary investment in the Kingdom of God. And you know, before I begin in the substance of the text, and I was talking to John, by the way John, thank you for leading us and accompanying us with the keyboard and blessing us in that way and the worship team, did such a wonderful job also bringing us closer to the presence of the Lord.

And, you know, I was speaking with them before the service began about the vision of this church and you know, people want to know, well, what’s this church about? What are some of the governing values that this congregation that is beginning to be found has as its basic values?

So, let me just quickly before, just, if you ask me, what Roberto, what do you think this church should be like and what do you seek? If you could tailor-make this church, if you could place an order in the Kingdom of God to the king of congregation that could be here ten years from now, in the English speaking. And it’s not very different from the congregation in Spanish, by the way. But I’ll give you some of the things that you might remember and I’ll just throw them out them.

What kind of qualities? What kind of distinctive should we seek for this church? We hope that this congregation becomes a spiritual congregation, emphasizing the gifts of the spirit, emphasizing the dynamic, spirit filled life, the vibrancy, the relevance of the Holy Spirit for today. The gifts of the spirit are not just something for you know, the year number one or year number 30, you know, 2000 years ago. It is for today. The gifts never stopped working and they’re here for us today.

We hope to have a church of balance and one might even say tension. A church that keeps opposites in place, whether it’s holiness and grace, spirit fullness and program and balance and institutionally that is. You know, institutional coherence and planning, and strategizing. So, sometimes those are in tension. So, you know, balance as a congregation.

Number three: a church of excellence. A church that we do, we want to do it well. We want to plan for good services, good solid preaching, good facilities, excellence in the physical aspects of the congregation, excellence in our finances and the way we administer and manage our church, excellence in everything that we do. You know, just because you’re spirit filled and charismatic, you don’t have to be shoddy or disorganized by any means.

And we want a church that will have a community social impact, that will be a presence. We just don’t want to be a church that just raises a lot of dust inside the four walls and nobody knows about it outside. We want a church that is impacting the community and making the presence of the Kingdom of God felt, and having a transforming influence on the community.

We want a church that is evangelistic as well, that has a passion for souls, that it’s not just people coming and you know, studying the word and getting full of the word, and you know, a lot of Greek and Latin and Hebrew, but also seeking souls and growing through conversions. Passionate for souls, I mean, hunting down souls, bringing them into the Kingdom of God.

Also a church that emphasizes holiness, a church that doesn’t compromise the word of God, doesn’t compromise the call to holiness. Holiness is a very complex word, we don’t have time to develop it, but holiness is both consecration to the kingdom, is being set apart and for. Many churches in the desire to see souls come in, I think, sometimes we are tempted to compromise the preaching of the word of God, the vertical explanation of the word of God, God’s holy commands. God is a holy God and we want a church with people that understand the moral standards that God sets for us. We’re going to preach holiness for the world out there, we must live it here as well.

We want a church that is biblical and Bible founded, I mean, it’s preaching. That’s why I’m doing this expository type of preaching, you know, in the beginning. I think it’s a prophetic act, that I’m saying the word of God matters, it’s not just nice themes that help people feel good and so on. You know, we want meat and again, in the tension balance side, even as we preach the fullness of the Holy Spirit anointed, worship, dynamic, flowing in the spirit, we need to be founded on the word of God and we’ll always be a church that emphasizes the teaching of the word of God with excellence, with clarity, with a lot of study and understanding the word of God, Bible literacy from the pulpit on.

We want a church that is diverse. Diverse in several ways, diverse ethnical, even now in this small group, we are a very diverse group right here. It’s a diverse community and I want this multiplied by hundreds. That’s the idea. So, we want a church that is diverse ethnically and racially. We want a church that is diverse socio economically. We want rich people, some of them will be saved you know that, and they can do a lot of good for the kingdom if they are spirit-filled and kingdom-minded. So, God has nothing against money, believe me. God loves people that are prospered. I mean, prosperity is distinctive of the Kingdom of God.

But we also want people who are working class. I mean, we are passionate, God deliver us from a church that is just upper middle, upper middle class, or upper class. God deliver us from that. We want a church that is working class, middle class, upper middle class, upper upper class, I don’t care. If Bill Gates wants to consecrate himself to the Kingdom of God and come here, we will welcome him. But we will also welcome a working class, a labor, a union man, I would be delighted. We would welcome people who are homeless, people who are in transition in their life. Praise the Lord for them. We want a diverse, because each other of them has something to give to the other.

We can all be blessed because God has given a fifth to each of those groups. So, we want a church that is ethnically, socio economically, age wise. I just don’t want a bunch of twenty something, or thirty something. I love them, praise the Lord for that. But I would feel alone. So, I want to see older people here: thirties, forties, fifties, sixties, seventies, eighties, nineties and a hundred if the Lord allows to have a few of those. Diversity age wise, because again, different ages they bless each other. If we only have one age range, oh, man that’s dangerous. We don’t even want to think about that. So, we want diversity age wise as well.

And we want diversity in the spiritual background. People who come radical pentecostal background, but also people who are exploring the gifts and you know, who are more mellow and quiet and we don’t have to be all rowdy Pentecostals. I mean, there are individuals who are more interiorly oriented and praise the Lord. Let them praise and worship quietly. Some will be more evangelical in their outlook. Praise God, let them feel good here. But also those who want to be a little rowdier and you know, flow in the spirit, we want those as well. So, we want a diverse church even also in spirit backgrounds.

We want a church that has worship, that is spirit-lead and dynamic. I pray that the Lord will allow us in the future to have longer periods of worship, flowing in praise and prayer and intercession and anointing, and ministry to the needy, and to the sick and to those who need healing. You know, that will come in time, as we learn to worship the Lord more effectively as we grow numerically and as the dynamic of the spirit itself calls for more, we will give more. But it has to be organic and it has to be called for by the spirit.

Last Saturday we had an amazing spirit-filled time at the end of the service and even before, during the inte4rfcession want. We didn’t plan for that, the spirit did it and we acknowledged the presence of the spirit and so we gave more. And we just, you know, said, forget about the 7.30 limit, let’s just stay and worship as long as necessary. It is a church that will revel and enjoy worshiping the Lord in a dynamic, spirit-filled way.

And then, I’m going to an end, we want a church that has a transformational emphasis, that you come into the Kingdom of God to be transformed. You don’t come into the Kingdom of God to form the Kingdom of God according to your presuppositions, that you had in the word. No, you come to the Kingdom of God to confront you, break you and change you into a follower of Jesus Christ. So people should come into the church expecting that they’re not going to leave the same way that they came.

Everybody needs transformation. That transformative ministry means that we will emphasize discipleship. We will emphasize the formation of disciples, followers, devout followers of Jesus. We will emphasize teaching that points to the need to change or temperaments, our life experiences and that we will become radically committed to the Kingdom of God. Transformation also in the sense that people will see that they need to serve the Lord. I’m going to speak a little bit about service tonight, but you know, that the Christian life is a life of service, that is a life of healing in all dimensions. We all come into the Kingdom of God deformed and traumatized and misshapen and we come to be set or reset in our brokenness and so, this church should be a place of healing, where people be healed emotionally, mentally, physically, intellectually, healed in every sense of the word: from demonic oppression, from sickness, from financial disease and from physical disease as well, all the implications of healing a nd salvation and wholeness in the Kingdom of God. We will emphasize that.

And finally, consecration to the Kingdom of God, radical consecration. I don’t live for myself, I live for the Kingdom of God. And what I have, what I own, what I am, my gifts, my energies, my body, it all belongs to the Kingdom of God and I’m just an instrument for the grace of God to flow in this world. My vacation will be go to heaven. I’ll have thousands and thousands of years to enjoy rest. While I’m here I’m going to dry myself up, giving myself to the Kingdom of God and I’m just an instrument for the Kingdom of God. And that’s the kind of thing that we need to emphasize. So that’s all on the transformational ministry.

And finally, again, what I’m talking about is radical Christianity. We want a church that emphasizes radical commitment. Radical comes from the Latin word meaning root, you know, it is a church that is rooted, people who are rooted in the Kingdom of God, radically committed in their foundations, in their very essence people who are committed to the Kingdom of God. These are dangerous people, with fire in their eyes and foam in their mouths, saying where’s that giant, I want to cut his head off and anything that stands in the way of the Kingdom of God we will have enmity with it, we’ll be sworn enemies of darkness, of death, of disease, of anything that militates against the abundant life that Jesus Christ has come to declare upon creation, we will be enemies of that. We will go against it, whatever form it takes. That’s radical Christianity. We want radical Christians.

So, you get an idea of the church that we’re looking for? I’m announcing that prophetically tonight in the name of Jesus and we will repeat that every once in a while for myself, my own benefit as well, and for yours. Well, these are some of the elements that we hope will be the distinctive of this congregation.

All right, you guys are ready to go home by now, right? No, but I just want to share a few thoughts with you. Go to Ephesians, chapter 4 and we spoke about unity two Saturdays ago. Last Saturday we had a wonderful time with Abram Gillespie as our guest preacher. So tonight I want to continue in our study of Ephesians and you know, we’re going closer to the end, praise the Lord for that. There’s so much in the Bible that we can explore, be excited about.

I spoke about unity and I stayed mainly in verses 1 to 6 in chapter 4 of Ephesians, about the unity of the body of Jesus Christ. Now, I didn’t have a chance to continue but I want to look at these other verses in the light of service. As you will read this, think about service and see how these texts, these verses have point us toward the concept of service and Christians being oriented to being servants of the Kingdom of God and servants of each other and servants of others outside of the kingdom.

It says in verse 7: “… But to each one of us grace has been given….”

Notice the word giving will appear two more times in the next few verses.

“But to each one of us grace has been given as Christ apportioned it –that means as Christ distributed it- this is why, it says, when he ascended on high he lead captives in his train –not that there were trains in that time, that is following him, that is following him- he lead captives in his train and gave gifts to men.”

By the way that’s from psalm 68, verse 18, if you want to take a look at that psalm. It’s interesting psalm 68:8, there’s a change in …. It’s not exactly the quotation that is in psalm 68:18, but that was what he was alluding to.

“What does ‘he ascended’ mean? Except that he also descended to the lower earthly regions. He who descended is the very one who ascended higher than all the heavens in order to fill the whole universe. It was he, who gave –there’s the word again, third time: gave gifts to men; grace has been given; and now it was he who gave- some to be Apostles, some to be pastors and teachers, to prepare God’s people for works of service so that the body of Christ may be built up until we all reach unity in the faith and in the knowledge of the son of God and become mature attaining to the whole measure of the fullness of Christ.

Then we will no longer be infants –you see, what follows in verse 14 on is sort of the behavioral manifestations of what has been described in the previous verses, verse 12, as you prepare people for works of service, the body of Christ will be built up in unity of faith and in the knowledge of the son of God, maturity. Then, you know, that manifests itself in daily life in this way, we will no longer be infants, that’s one thing –toss, back and forth by the waves –that’s how infants, he’s not talking about chronological infancy, he’s talking about spiritual infancy, immaturity would be a better word, ok?

“…. No longer be infants tossed back and forth by the waves and blown here and there by every wind of teaching and by the cunning and craftiness of men in their deceitful scheming. Instead, -this is the positive alternative of how this will be manifested, this maturity- speaking the truth in love we will in all things grow up into him who is the head that is Christ. From him the whole body, joined and held together by every support8ng ligament grows and builds itself up in love as each part does its work.”

Paul loved the metaphor of the body, he inserted it everywhere he could and he did a great job here. I mean, he must have consulted with Luke about the whole ligaments joined with the bones. There’s something about, remember that…. It just occurred to me now that there’s a little, it’s not a limerick really but about the bone joined to the ligament and the ligament joined to the muscle and so on and so forth, people who study anatomy.

You know, he’s giving an anatomical imagery here of the structure of the body in all its intricacy but working coherently, a system of pieces interlocking with each other and working harmoniously towards a given end.

So, you know, I’m impressed when I read this about the complexity of the body of Christ. You know, when you look at the human body you see the same thing. The human body is the most marvelous, not machine, you can call it organism, call it the most marvelous structure, system that was ever devised. It does so many different things, so fluently, so harmoniously and you know, so dynamically. It’s the same like the planetary system, where planets are circulating around the sun at thousands of miles an hour staying within their orbit, not clashing with each other and sustaining life and these things they function there are holes, there are systems but inside they have such powerful dynamic and speed and complexity. And when I see the Apostle Paul, lead by the Holy Spirit meditating on the nature of the church, I always see that great dynamism combined with great coherence and order.

A diversity of pieces brought together in harmony with each other. So there’s a lot of stuff going on but it goes on in such a way that it is orderly and it moves toward a given end in an efficient sort of way. And so, you know, I see that when he speaks about…. Every time, even in other apostolic meditations, the Apostle Peter and others, it’s interesting that when they speak about unity as they speak in the previous verses that we started a couple of weeks ago, immediately somehow diversity comes into play as well. So th4e unity of the people of God is the unity that is somehow made possible by the Holy Spirit, by Jesus Christ being the center and it doesn’t suppress diversity. On the contrary, unity requires diversity. And so, you know, what we need to seek as a church is not everybody thinking the same, it’s not everybody being the same, it’s not everybody having the same gifts, it’s not everybody having the same spiritual temperament, but rather everybody in their own gifting, their temperaments, their own preferences, their own backgrounds, their own personalities, somehow coming together in harmony, united by the power of the Holy Spirit, united by a common doctrine, united by a common purpose, united by a common spirit and understanding of the Kingdom of God, each of us like one planet rotating around the same sun, doing our own work, having our own gifting but all of it oriented to advancing the Kingdom of God and bringing people into the saving knowledge of the Jesus Christ and building up the church.

 

 

So each of us is different, each of us has a gifting, each of us has a different perspective, a different specialty if you will, and we all work together for the same thing. So, we salute each other on the road and one is doing one thing, the other is doing another, and we acknowledge each other, we are all part of the same kingdom. The church of Jesus Christ should be one big bee hive with working bees, with queen bees, with warrior bees, all kinds of different bees humming and buzzing and all working to keep the bee hive alive and producing honey for the Kingdom of God.

And so, you know, that is the vision, that Paul…. It’s a dynamic thing. It’s a structural thing. There are so many metaphors here of structure, the body being built up, for example, the different offices, pastors, teachers, Apostles, evangelists, prophets. These ligaments, the whole body joined, held together by every supporting ligament, growing and building itself up in love. It’s a very dynamic universe that is somehow presented before us through these verses and that is the way the church should be.

The church is dynamic, the church shouldn’t be boring. Church should not be bored. If you’re bored you’re missing the whole point of being a Christian, I’m telling you right now. If you’re bored and you are, you know, yawning in the service and yawning at being a Christian, you have missed the train. Find out where you are and where the train went, and ran after it and get back on it because you’re not in the Christian train. The Christian life is exciting, it’s dynamic, it’s demanding, it’s heroic, it’s adventurous, it is dangerous. Praise the Lord for that. It is risky, it is agonizing. It’s heroic and you know, because we enter into a very dynamic universe that demands a lot of us. And so that’s what I see here.

Now, you see that this all comes from Paul saying ‘I urge to live a life worthy of the calling you have received’, verse 1, 4:1. One of the ways that we live a life worthy of the calling we have received is by serving the Lord, by being committed to serving God. I am telling you, if you are not serving God, you are living an unworthy Christian life. You’re missing it. Every believer should be doing something for the Kingdom of God, every one of us.

The thing I see time and time again in scripture is this insistence that each of us has received a portion of faith, a portion of gifting, a portion of grace, each one of you and me. Do not tell me that, oh, I’m too incapable, I’m too impotent, I don’t have an education. You know, my parents traumatized me when I was young. It doesn’t matter. You have been gifted, you have been gifted. If you are a child of God, if the have the Holy Spirit inside of you, you have been gifted to do something, you have the presence of the Holy Spirit. You have a portion of God’s power in you. It is a p…….., vibrating, brilliant piece of energy that is somewhere inside of you seeking to manifest itself in concrete acts of service.

This is why he says here in verse 7, “…but to each one of us…” Please say, each one. That means you and I. It doesn’t say to some grace has been given as Christ apportioned… No, each to each one of us, you have a gift and therefore you have a calling and therefore you have a duty and therefore must serve.

So, when you come into the Kingdom of God, once it dawns on you, that you are part of the Kingdom of God immediately you should be compelled to ask, what can I do? How can I serve? How can I give up myself? How can I spend myself in the Kingdom of God? I do not believe in passive Christians.

Passive, comfortable Christians are an abomination before the Lord, I’m telling you. The only way you can grow, the only way you can develop, the only way you can experience the passion of being a believer, the only way you can experience the gifts of the Holy Spirit, the only way you can feel affirmed in the Kingdom of God, the only way you can experience the abundant life of the Kingdom of God that Jesus Christ says that you will have, is by serving the Lord, by giving yourself, by spending yourself, by investing yourself. In the Kingdom of God you cannot conserve, you cannot conserve, you cannot hoard. If you hoard you’re in trouble. You must become simply a channel through which God’s grace, gifts, resources, flow and they stay a moment inside of you but then they must go on and bless somebody else.

If God gives you money, praise the Lord. If he gives you the faculty of making money, praise God, but that money belongs to the Kingdom of God. It’s not for you to go every day and visit the ATM and rejoice at how many more thousands of dollars you have in your account. It’s for you to use that money to serve others, bless others, and in the process you do bless yourself. But as you give, you receive more.

If you have received the gift of counseling or of wisdom, or of intellectual development, or of developing good social relationships, charisma, whatever you call it, those gifts are not for you to go around like a peacock showing them off and becoming famous through them or getting a lot of ego boost on it. No, you use these things for the Kingdom of God. You bless others with it. If you are a great intellectual and you’re writing books and being influential, make sure that you are at the most powerful apologists for the Kingdom of God as you do these things.

It doesn’t mean that you cannot develop scholarly excellence. You should and if you have the mind of Christ you can be the best scholar in the world. But you better be using it for the Kingdom of God. Don’t tell me this stuff about, oh, my political life, my intellectual life is one thing and my spiritual life is another. That two tier mentality is another abomination of God, it’s a lie of the devil. You know, the Kingdom of God and the human reality, human history are all one. The Christian world view permeates every aspect of life.

Politics, economics, law, media, art, philosophy, the Kingdom of God is a leaven that penetrates everything until it fills everything with its power and its life. So, if you have intellect, that intellect better be permeated by the spirit and the values of the Kingdom of God. If you have money, that money better be permeated by the values of the Kingdom of God. If you have political influence, you better manifest the values of the Kingdom of God.

So don’t tell me you’re a senator, by day you’re a pagan and then on Sunday when you come into the church, somehow magically you become a Christian. No, you’ll be 24 hours a day a Christian senator, or a Christian teacher. It doesn’t mean you have to carry a chip on your shoulder announcing, ‘Christian teacher’. No, you will find ways to manifest the Kingdom of God through your teaching. Even as you manifest excellence in your teaching and you’re the best teacher in the school, you also somehow exude and express the values of the Kingdom of God and you influence your students and your environment for the Kingdom of God. That’s what, you know, when you are called to serve, when you are called, you are called to serve, in other words and you have received the gift for service, and you have received a gift. I could take time here and prove it to you through several texts.

And it’s interesting that there’s always this emphasis here, to each one of us grace has been given… Why grace? Why the concept of grace here? Grace, caris, caris, it means gifting, gratis, it means free. Gracious, graceful. It’s the idea, God gives these gifts because he is loving, because he is merciful, because he is gracious, because he is generous, because unilaterally he feels out of his bountiful provision, he says, ‘I’m going to give of my gifts’. I have the gift of intellect, I will give that. I have the gift of creativity, I will give that. I have the gift of prosperity and creation of material things, I will give that. I have the gift of counseling and healing of emotions, I will give that. God gives out of his grace and we receive.

My gifts are not my own, my gifts are mine as long as I use them for the Kingdom of God. The moment that I use them in other ways for gain, or personal gain, or in a perverse sort of way, for whatever purpose humanly I conceive, I’m dead in the water. The gifts are conditionally given for the use of the Kingdom of God.

Now, they can be misused, but I think that the way that they flow in all their authenticity and beauty and blessing and life affirming influence is as we use them knowing that they’re not mine. They’re not for my benefit. They come from God, they belong to God and God gives them to me for a moment for me to flow in them. And as I flow in them I am blessed.

And so, he says, “each of us grace has been given as Christ apportioned it.” That’s an interesting qualification there. As Christ apportioned it, in other words, as Christ distributed, divided it, in different portions to different people.

You remember the parable of the talents. He gave a certain amount of talents to one, some to others, and some to others. He didn’t give to everybody the same amount of money for investment. So, to some God gives, you know, very powerfully, very publicly, very universally in influence. To others he gives local influence. You’ll see that in the different offices that he manifests here, Apostles, prophets, evangelists, pastors and teachers, you know, Apostles were at the top of the chain, the food chain, in other words, spiritually speaking. Apostles had universal influence, you know, these Apostles that we see in scripture and throughout history I think God has raised Apostles, are people who have a gifting for encompassing influence. They have authority and they are gifted accordingly, in terms of perception, authority, linkage to the wisdom of God, courage and all kinds of other things that they need to be Apostles, theological acumen and perceptions, so that they can rule the church in the positive sense of the word, at a universal encompassing level.

Now, you have pastors and teachers who exercise their influence at a congregational level. A teacher teaches a class or mentors a students, or disciples two or three people. It’s much more localized. But just as beautiful and just as influential. Apostles need pastors. Pastors need evangelists and prophets. Prophets need pastors. God do they need pastors, they need to be pastured. Their prophetic insight is only good for certain things, but when they get out of their prophetic insight and they’re very tempted to do that many times, they’re lost, clueless and they need pastors with their wisdom to come and bring them back into prudence and wisdom.

So, it’s a body. You know, these different people, but they interesting thing is that each of them has different levels of gifting according to what is required for them to carry out in the Christian economy.

So, as Christ apportioned it. To some he have gave huge amounts of provisions, a Billy Graham, you know, was given mounts of stuff, I mean, God opened a couple of extra windows and just threw on him the evangelistic gift. And there are others who have a more localizes evangelistic gift, but the thing is this; that nobody can say, ‘I didn’t get a thing’. That’s the key. Everybody has something and what you have is exactly what you need and you should rejoice in it and not be lusting after the other person’s gifting.

Read Romans chapter 12. If God has given you a gift to teach, teach. If he has given you a gifting to preside, that is to exercise leadership, exercise leadership. If he’s given you a gift to distribute and share wealth, share it simply, generously, without strings attached and give. See. That’s the idea.

So, you must flow in the gifting that you have received, but you must flow. If you do not flow, you will become stagnant. And you know what happens to water that becomes stagnant, it smells bad. There’s a lot of Christians who smell bad because they do not flow, they do not do anything.

You know, I go back to my original insight which was this: we are called to flow. If God gives you something, flow in it, share it, give it away. You know, more and more in my life I see that. I cannot afford to be conservative in the way I live, conservative mentality is the mentality of death. You know, winter comes, 4.30 pm it’s dark outside, what do you want to do? You want to go inside your house as soon as you get from work, you rush and you take your coat off, drink a nice cup of tea or whatever and start heating up that television so that when you cook dinner you bring your tray and you sit before the television and enjoy being this warm place, looking at those poor, dam souls walking outside through your window. And they say, oh, come to church or come and take a discipleship class or go evangelize, and you say, no, tomorrow I get up at 5 am and got to prepare to go to work and I’ve to protect myself, I’ve got to go to bed early and you know, I got to get my rest and I got to get my lunch prepared in the morning and all this stuff and you’re conserving. You’re thinking, ‘I want to live a comfortable life. I want to protect myself. I want to protect my privacy. I want to protect my body. I want to protect my sleep. I want to protect my energy’.

And you know what? Paradoxically, ironically, sadly the very opposite of what you’re seeking happens in your life. You’re continually tired. You’re continually grouchy. You lose sleep, you’re anxious. Money doesn’t somehow enable you to make ends meet. Why? Because you’re stagnant. Because you’re not flowing. And you’re depressed and you…. oh, all the problems that I have in my life and all this.

And start giving. Stop caring about yourself. Stop thinking about yourself. Stop protecting your energies. Give to the Lord in the spirit in the name of Jesus Christ and God will give you more and more and more. The depression will leave, the anxiety will leave, the ‘achaques’, How do you say that? The pains in the body will leave because sometimes the pains in the body are lack of lubrication, you’re so stuck that your joints become moldy and rigid. As you flow the gifts, the lubrication of the spirit and you’re blessed. There is nothing like living life for the kingdom and for others.

Magically, beautifully you are blessed, you are prospered, you are energized. You receive more. The Bible says that those who have will receive more, those who don’t, even what they have will be taken away from them. Yes, or no?

As you move in the spirit by faith. Some people say, I’m too poor, I cannot give. Well, because you’re too poor you must give, because as you give you’ll get more. People say, no, I got to wait until I have to give. No, if you have a penny, give that penny. If you have a quarter, give that quarter. Whatever it is invest it in the kingdom and as you give it will become magnetic, it will attract more. That’s the power of flowing in service, flowing in the spirit.

Many people experience lack in their life, whatever manifestation of that lack is, because they’re not flowing, they’re stagnant. So, if you want to revolutionize your life, if you want to get out of the pit, start moving and start giving. Forget about yourself and give to the Kingdom of God. Serve. Forget about the pains and the sorrow and stop licking your wounds, start caring for others. Start giving to others and the healing will take place magically, beautifully. As you start walking the sea, the river opens before you and you cross it dry. That is the magic, that is the mystery, that is the secret of a fulfilled abundant life in the Kingdom of God.

A personal little, I’ll stop here, because there’s so much, but you know, I’m celebrating, we’re celebrating as a family the fact that Abby, our daughter just today, before coming to the service, received the letter, early decision acceptance to Boston College and praise the Lord for that. And this is why I tell you this: that was her first choice, that’s where she wanted to go. And you know, I’ve been concerned because she’s been traveling an hour and a half from home to school because the school she goes, the Christian school Boston Trinity Academy moved far so we haven’t been able to take her in the morning and it’s an hour and a half each way. It’s taken a toll on her and it’s been difficult but tonight when she told me that she was going to come to the service to do the transparencies, it was like fiveish, no, it was fourish, like 4 o’clock something, you know, a little pin went through my head, you know, I said, ‘maybe she should stay home and study’. That’s the human reasoning. That’s the carnal, the natural mind, see, saying she should conserve, she’s got to be careful because she was applying for early decision and grades, and these last grades… I was an admissions officer so I know what I’m talking about, you know, I know how admissions officers look, they’re thinking of the last minute thing. They’re going to look at those grades so, you know, I could have seen it perfectly ok, you know, conserve, stay home, stay away for a few weeks from church even and dedicate yourself to your studies. You know, that’s the natural way.

So, I was blessed when today, when she was walking out to go to the train station, her mother was going to carry her, I get a call about 30 seconds later, ‘Dad, pick up the phone, pick up the phone. I got accepted into Boston College’. She got the later when she was walking out to come to church of acceptance. And I think that’s a prophetic thing.

See, always in my life I have always said, if I serve God he’s going to take care of me. I don’t care if I have an exam tomorrow morning, a final exam, if there’s somebody who needs me for a counseling session, I practice that, I say this just you know, for the glory of God, whether at Princeton, at Harvard or wherever. I always said, first, serve the Lord. Even when I was living like a pagan, a bit in other ways, but I always had that thing of serve God and serve others, and God always blessed.

And today my ethics is ‘Father, take care of my family, my daughters, my wife, my finances, my health, and I will take care of your kingdom. Just take care of the things that I love and that I need and allow me to dedicate fully to serving you.’

When you live like that God blesses. When you live for the Kingdom of God. When you say God has gifted me, God has given me and I’m going to spend my life serving him and not going to worry about preparing this whole mountain for me to dwell in, but simply I’m going to serve the Lord, I’m going to give, I’m going to flow and he will take care of me. As I take care of his kingdom, as I seek first the Kingdom of God and all its justice, God will give me all the desires of my heart, those things that people burn themselves to acrispt to obtain and to deform themselves and misshape themselves. God will give them, I mean, at the end I’ll be nice and fresh like a lettuce because he will have done it. That’s the key to happiness: serving the Lord.

That’s how you live a life that is worthy of the calling that you have received by service. And God commits himself to empower you to gift you, that’s the idea. That’s why he begins saying, Jesus Christ gave, because you know, he doesn’t serve me like a slave that has not been fed or clothed or given rest. No, God says, I’m going to give you rest, I’m going to give you gifts, I’m going to give you energy, I’m going to give you power. Now, in that power, serve me.

How easy can it be? And then as you serve me, I will give you more and the more you serve me, the more I’ll give you, the more I’ll bless you. I mean, that’s a great deal, if you ask me. You don’t have to be a rocket scientist to say, that’s a great deal, and that’s what’s implicated in this whole chapter. We don’t have time to go deeper into it but I think the Holy Spirit is emphasizing that dimension of his word tonight, flowing service, give yourself, spend yourself. Do not be concerned about how will I replenish, where will I get the next tank of gas? He knows, he will find it for you, don’t worry about it. Your call is to serve. Your call is to flow in the gifting that you have received and as you serve him recklessly, hilariously, he commits to giving you more and giving you that happiness, that fulfillment that you’re seeking. How many can say amen to that tonight? It’s the word of God, it’s not me. It’s the word of God, the spirit of God speaking to your life right now.

Let’s stand. Father, we say yes, we say amen to your revelation tonight. We say amen to your calling. I thank you, Father, because I do not deserve a thing from you, and yet you unilaterally, sovereignly, generously decided to open up your extreme reserve and drop into my life gifts that bless me first, bless my family and now can bless others as well.

Lord, we want to be worthy of your calling. We want to be worthy of your investment. We want to be worthy of your expectations. May your word come and impregnate your people tonight. May this call to service become a radical, repetitive, insistent presence in each of our lives. And Father, I cast this word into this congregation, those who are here and those who will come, and those who are not here tonight, who consider themselves a part of this body. And I pray that this value, this governing value of service, radical service, radical giving, holiness, consecration to your kingdom will be a distinctive quality of this congregation for as long as it lives, of all its leaders, of its ministers, of every person who is a part of this congregation, now and in the future.

I preach this message prophetically, Father, in your spirit and I cast it out into the essence of this congregation. I send it out, Father, to impregnate and vibrate, and inform everything that we do in the future. And may it stay in us first, Father. Thank you for the fact that you have first gifted us and then you ask us to serve you in that gifting, and then you promise to bless us. We receive that promise and we bless your name in the name of Jesus we pray. Amen. Amen. Amen.

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Justificado por fe sin las obras de la ley

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Vamos al versículo 21, Romanos 3:21, del 21 al 31. En realidad vamos a estar tocando todo el Capítulo pero estos versículos son representativos del contenido del resto del Capítulo.

Dice: .... Pero ahora... –hay dos cosas ahí bien importantes, un ‘pero’ y también dice ‘ahora’. Recuerde que el Apóstol Pablo está hablando en términos de su tiempo. Ahora, ¿por qué? Porque ha habido un cambio en la situación del hombre, de la humanidad en el tiempo de Pablo. Ese ahora es en Cristo-.

Dice: “....Pero ahora aparte de la ley –otro término revelador- aparte de la ley se ha manifestado la justicia de Dios testificada antes –yo pongo ahí antes- por la ley y por los profetas....”

Es decir, la justicia de Dios se había manifestado hasta el tiempo de Pablo por medio de la ley y los profetas, las ordenanzas, los mandamientos, los principios del Reino de Dios habían sido manifestados a través de la ley judaica, el Antiguo Testamento.

“.... por la ley por los profetas, pero ahora la justicia de Dios por medio de la fe en Jesucristo...”

Es decir, ahora dice Pablo la justicia de Dios se está manifestando en una forma diferente, ahora es por medio de la fe en Jesucristo.

“.... para todos los que creen en él.” Eso me recuerda ese pasaje, ¿no¿ para salvación de todo aquel que cree, todo aquel que creen el él.

“.... porque no hay diferencia...” Recuerden que este es un tema que el Apóstol Pablo ha estado elaborando continuamente, esto de que no hay diferencia. No hay diferencia entre el judío, el griego, el romano y vamos a ver que incluye ni siquiera a los cristianos en qué sentido.

“..... para todo aquel que cree porque no hay diferencia, por cuanto todos pecaron”

¿Cuántos saben ese versículo de memoria? Dígalo conmigo:

“....por cuanto todos pecaron y están destituidos de la gloria de Dios, siendo justificados gratuitamente.”

Ese es un término bien importante también, ‘gratuitamente’, quiere decir sin costo alguno. ¿Por qué? Por su gracia. Y ¿usando qué instrumento, por qué medio?

Dice “.... mediante la redención que es en Cristo Jesús a quien Dios puso como propiciación”

¿Qué quiere decir la palabra propiciación? Quiere decir como rescate, quiere decir como cuando una persona ha sido secuestrada que se le pide un rescate a los familiares. Es una idea más o menos así, no. El Señor fue puesto como rescate por nosotros. El `pagó el precio, él se puso en el lugar nuestro. Todas esas ideas están metidas en esa idea de propiciación.

“.... como propiciación por medio de la fe en su sangre para manifestar su justicia a causa de haber pasado por alto en su paciencia los pecados pasados con la mira de manifestar en este tiempo –el tiempo de Pablo pero de ahí en adelante esto alcanza hasta nuestro propio tiempo- su justicia a fin de que él sea el justo y el que justifica al que es de la fe de Jesús.”

Fíjense que Dios tiene un propósito como personal en hacer las cosas de esa manera, de que la salvación sea por Cristo y por gracia y por fe. El dice para que él reciba la gloria y el crédito. A Dios le interesa mucho su gloria, hermanos, y vamos a explicar un poquito por qué. Para que él sea el justo y el que justifica al que es de la fe de Jesús.

Entonces dice aquí “ ¿Dónde pues está la jactancia?” En otras palabras, esto es una pregunta retórica más bien. La jactancia es un tema que Pablo ha estado trabajando continuamente, la jactancia del hombre, el orgullo del hombre y la jactancia de los judíos que se creían mejores que nadie, la última Coca Cola en el desierto, como dicen por ahí. Ah, nosotros tenemos la ley, tenemos a Moisés, tenemos los profetas, tenemos la revelación del Dios único, y se jactaban de ser la gran cosa.

Por eso Pablo ya los atacó antes: “he aquí tu tienes el sobrenombre de judío, te apoyas en la ley, te glorías en Dios y conoces su voluntad e instruido por la ley y apruebas lo mejor y confías en que eres guía de los ciegos, luz de los que están en tinieblas, etc.”

Ya Pablo les ha dicho, ustedes no son nada, ha hablado a los judíos, y dice entonces aquí “¿Dónde pues está la jactancia?” No hay jactancia si la salvación es por fe nadie se puede jactar, nadie se puede gloriar.

¿Dónde pues está la jactancia? Queda excluida, en otras palabras queda neutralizada, queda anulada completamente ¿por cual ley? ¿Por la ley de las obras del Antiguo Testamento? No, dice “... por la de las obras no, sino por la ley de la fe”.

Y aquí está la conclusión de Pablo de todo esto, que yo voy a elaborar un poquito más en un momento, pero Pablo como un teólogo y como una persona que está escribiendo un tratado lógico, coherente, secuencial, él ha estado montando sus argumentos en una forma muy elaborada, muy concreta, dice:

“... concluimos pues, que el hombres, es decir la humanidad es justificado por fe sin las obras de la ley”.

Ahora, hermanos, los que están aquí que no conocen mucho de este lenguaje y estas imágenes bíblicas, que son nuevos, como digo en el Evangelio, cuando dice las obras de la ley se está refiriendo a la obediencia a todos esos mandamientos que Dios estableció a través de la ley mosaica. Cuando usted va a libros como Deuteronomio, Levítico, Éxodo, hasta un poco de Éxodo también, y todos esos libros donde está la ley y la ley establecida de... usted va a ver que había muchos mandamientos allí de dieta, mandamientos formales de lavarse las manos, de hacer esto, de hacer lo otro, y ¿saben qué? no contentos con esos mandamientos los judíos elaboraron una cantidad ... el Talmud eran literalmente cientos y cientos de tratados y de mandamientos adicionales para asegurarse de que esos mandamientos de la ley fueran cumplidos. Entonces se convirtió en un aparato increíble, una mogolla de mandamientos que gobernaba todo, absolutamente todo, toda la vida del hombre estaba... el judío no se podía mover sin que una ley tuviera algo que ver con cualquier funcionamiento. Se había convertido en algo aparatoso y abrumador en la vida del pueblo hebreo.

Y Pablo trae algo revolucionario, una revelación que tenía que venir de Dios, que él está aclarando ahora, porque cuando Cristo vino, murió en la cruz, no había por allí un libro que dijera qué significaba eso y cuáles eran las implicaciones detalladas de esa muerte del Señor en la cruz.

Tuvo que Dios usar a un hombre como Pablo y otros de los escritores de la Biblia para darle a la gente la explicación de qué quería decir, por qué era necesario que Cristo muriera, y cuál era la importancia de su muerte y cuáles eran las consecuencias positivas de la muerte de Jesús. La gente no entendía eso, Dios usó al Apóstol Pablo para aclararnos a nosotros el significado de todas esas cosas.

Entonces, Pablo dice el hombre es justificado por fe sin las obras de la ley, es decir, aparte de todos esos mandamientos porque había muchos judíos que se convirtieron a Jesucristo que creyeron que él era el Mesías, pero como no se les había explicado, creían que ellos tenían que seguir guardando toda la ley de Moisés, siguiendo con todas esas ataduras religiosas y todos esos mandamientos, y todos esos rituales y que Cristo era simplemente como la cereza que se le pone encima al bizcocho, al pastel. Bum, una cerecita allí que lo hace bien bonito y lindo. Pero Pablo dice, no, no, Jesucristo no es la cereza. Jesucristo es el pastel completo. Ve, cuando Cristo murió él anuló ... vino un viento y se llevó toda esa porquería que era puramente mandamientos y elaboraciones de hombres. Además de eso Dios estableció la ley más tarde vamos a ver, para proveer un trasfondo para lo que iba a venir que era la gracia a través de Cristo Jesús. Vamos a aclarar eso también más adelante.

Pero todo eso está implicado en esa expresión “el hombre es justificado por fe aparte sin las obras de la ley”, por eso en el versículo 21 “pero aparte de la ley...” aquí lo dice en manera diferente.

“Concluimos que el hombre es justificado por fe sin las obras de la ley”.

Ahora, una de las conclusiones de esto es lo que dice el versículo 29: “¿Es Dios solamente Dios de los judíos? ¿No es también Dios de los gentiles? Ciertamente, también de los gentiles”

Ese fue uno de los grandes misterios que Dios le confió al Apóstol Pablo para que le revelara a la humanidad. Era que la salvación no era solamente para un grupito escogido de personas, nacidos en un pueblito que se llamaba Israel, sino que la salvación era para toda la humanidad, toda carne será salva, dice el escritor Joel.

Entonces, “.....también de los gentiles, dice, porque Dios es uno y él justificará por la fe a los de las circuncisión –es decir a los hebreos- y por medio de la fe a los de la incircuncisión –es decir a los gentiles, los que no nacieron en el judaísmo-. Luego ¿por la fe invalidamos la ley? En ninguna manera, sino que confirmamos la ley.”

Ustedes ven hermanos por qué yo estoy tomándome este tiempo para trabajar estos conceptos. Hermanos, es que es importante que ustedes jóvenes y viejos en la fe, conozcan los principios básicos de la Biblia y de la fe cristiana.

Cuando yo me tomo tiempo, como me estoy haciendo, para ir peinando diferentes pasajes del libro de Romanos, lo estoy haciendo porque quiero darle un mensaje subliminal, un mensaje subconsciente, y no tan subconsciente porque lo estoy explicando ahora, y es que es importante que ustedes conozcan la Biblia, es importante que ustedes estudien los conceptos que están encerrados en ella.

Es importante tener un pueblo que sea alfabetizado bíblicamente, porque tenemos muchas iglesias y mucha gente que son analfabetas bíblicamente. No conocen los principios de la fe, no conocen los términos de la fe, no conocen exactamente qué es lo que creen, no conocen los personajes de la Biblia, no conocen los grandes eventos de la Escritura, no conocen la diferencia entre los profetas y los reyes del antiguo Testamento y los patriarcas, no conocen es el Nuevo Testamento y Antiguo Testamento. Hay tantas cosas que ustedes deben conocer, hermanos, y que yo les animo en el nombre del Señor a que se metan a fondo y estudien la palabra de Dios y conozcan estas cosas y al nosotros tomar tiempo para desglosar la Biblia, de esa manera estamos diciéndole, es importante que ustedes sepan, cuando leen algo a qué se está refiriendo. Y eso se toma tiempo, pero todos podemos llegar a eso.

Yo les aseguro que esto no es para los superdotados, todos ustedes pueden recibir ese tipo de enseñanza. Ahora, recuerden bien, que Pablo ya le ha cortado la cabeza a los paganos, los romanos y los griegos. Dijo “los están bajo pecado, han desobedecido a Dios, lo han convertido en un ídolo, lo han convertido en una imagen de reptiles, de animales, de hombres y Dios está molesto con ellos y sus pecados los descalifican de ser salvos”.

Y entonces se dirige después de los romanos y los griegos y toda la demás humanidad que no conoce al Dios verdadero, se dirige a los judíos y dice: “y ustedes también, judíos, no se crean demasiado importantes porque ustedes también, ustedes dicen que guardan la ley y esto y lo otro, pero ustedes también pecan continuamente. Nadie se salva por las obras de la ley”.

Y entonces Pablo también le quita cualquier reclamo de justicia a los judíos y dice, ustedes también, como vimos en el Capítulo 2, han pecado y han desobedecido a Dios y también son hijos de pecado. Por la ley nadie se salva.

Pero ¿saben qué? Que ahora en el Capítulo 3 también dice lo mismo aún de los cristianos que se creen que ellos también pueden ser salvos por sus buenas obras.

¿Cuántos evangélicos conoce usted que se creen que porque vienen a la iglesia, y dan dinero o danzan o son miembros del grupo de diáconos o lo que sea, son salvos? Hay gente que tiene un sentido de justicia personal y se creen que, bueno porque pertenecen a León de Judá o porque son evangélicos, o porque su papá era pastor, o su abuela era una mujer de fe y oración, que ellos son salvos.

Y Pablo dice, mire, nadie puede ser salvo por la obra ni de nadie, ni de sus propias obras. Por eso Pablo dice aquí en el versículo 9: “...¿Qué pues somos nosotros mejores que ellos? -Hablando de los judíos- En ninguna manera, pues ya, dice Pablo, versículo 9, Capítulo 3, hemos acusado a judíos y a gentiles que todos están bajo pecado.”

Es muy importante para Pablo y para nosotros entender eso. Hermanos, no hay un solo ser humano caminando sobre esta tierra, ni que haya caminado sobre la tierra que pueda decir, que por sus buenas obras puede entrar al Reino de Dios.

Por eso es que hay tanta gente cuando usted le dice, mira, recibe a Cristo como tu Señor y salvador. Conviértete de tus pecados. Dicen, pero ¿para qué tengo yo que convertirme y arrepentirme? Yo no mato a nadie, yo no robo, yo no le hago daño a nadie, yo no ando por allí pateando perritos en la calle. Yo soy una persona buena. Yo no necesito arrepentirme de nada. Hermanos, todos, todos, dice la Biblia, hemos ofendido a Dios en alguna manera u otra. Ya sea de pensamiento, ya sea cosas que no hemos hechos, cosas que hemos hecho, miradas que hemos dado, deseos que hemos tenido en nuestra mente, cosas pequeñitas o grandes que hemos hecho, nadie entra al Reino de Dios por sus obras.

¿Cuántos dicen amen a eso? Lo único que podría permitirle a un hombre, a una mujer entrar al Reino de Dios por sus obras es si fuera impecable y perfecto. Desde que usted cometió un solo pecado, ya usted queda descalificado. Lo único que le permite a usted pasar por su propia inteligencia o astucia, o recursos, el examen de Dios es una A perfecta. ¿Y qué ser humano puede decir yo nunca he hecho nada malo?

Y eso es lo que Pablo quiere desarrollar aquí. El dice “no hay justo ni aún uno –citando la Biblia, ¿no? él está citando aquí el salmo 14. Si usted va al salmo 14 dice lo siguiente, hablando acerca de la humanidad, dice “se han corrompido, hacen obras abominables”. Ese eres tu y yo hermano. No hay quien haga el bien.

Dice “Jehová miró desde los cielos sobre los hijos de los hombres para ver si había algún entendido que buscara a Dios”. ¿Y saben cuál fue su conclusión al final de esa búsqueda? Dice: “todos se desviaron a una se corrompido, no hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno”.

Cuando alguien le dice a usted que es una persona buena, que no tiene nada de qué arrepentirse, está haciendo a Dios mentiroso, porque ya Dios lo dijo, no hay nadie que se pueda salvar por su propia bondad.

Y eso es lo que Pablo ha querido hacer claro antes de entrar en lo positivo. Primero él ha dicho: humanidad, todos ustedes son dignos del infierno. Nadie se puede salvar por obedecer a sistema religioso. Nadie se puede salvar por portarse bien y hacer lo correcto. Todos, y él lo prueba, uno por uno, paganos, judíos, cristianos, todos están bajo la misma condenación, excepto –y aquí es donde él comienza a ponerse positivo- excepto por la fe en Cristo Jesús.

Dice Pablo, la salvación en última instancia es por gracia divina, es por un favor divino, es porque Dios se ha propuesto hacerlo así. Por eso mire lo que dice en el versículo 25, dice:

“A quien Dios puso como propiciación por medio de la fe en su sangre para manifestar su justicia a causa de haber pasado por alto en su paciencia los pecados pasados”.

En otras palabras, el Señor dijo, ¿saben qué? esta gente por más que quieran nunca se van a salvar por si mismos, así que ¿saben qué? yo voy a perdonarles sus pecados por medio de la sangre de mi hijo. Voy a pasar por alto sus pecados y los voy a salvar a todos.

¿Cuántos han ido a una biblioteca pública? Saben que a veces las bibliotecas tienen días de perdonarle las multas a las personas, les interesa que les devuelvan sus libros y dicen: hoy, vamos a perdonarle a todo el mundo que tiene multas y tráigannos los libros que se los vamos a perdonar. A ellos les interesa que les traigan los libros. ¿Por qué? Porque hay gente que no quieren aparecerse en la biblioteca porque le deben dinero entonces quedan con los libros en la casa. Dicen, vengan hoy que les vamos a perdonar todas sus multas, pero devuélvanos los libros.

¿Saben qué? Dios ha dicho asimismo a la humanidad. Miren, ¿saben qué? voy a perdonarles sus pecados, no se los voy a tomar en cuenta, pero hay una cosa que tenemos que hacer. ¿Sabe cuál es? Recibir el sacrificio de Cristo como aplicable a nosotros. Eso es lo que Pablo está diciendo.

Cada uno de nosotros, la única manera de poder ser salvos es cuando nosotros admitimos, Señor, por mi mismo, yo estoy frito, por mi mismo, yo me iría al infierno ahora mismo, pero ahora yo acepto el sacrificio de Jesús en la cruz del calvario como sustito por mi pecado y yo creo que por sangre yo soy salvo. Y yo lo recibo a él como mi salvador.

¿Usted entiende lo que quiere decir ahora recibir a Cristo como salvador? Quiere decir, yo reconozco que por mi propia fuerza yo no puedo salvarme, pero Cristo murió por mi y entonces tu pagas el precio de mi pecado. Y eso te hace salvo.

Y lo que Pablo está insistiendo aquí, eso es una doctrina tan importante en la vida cristiana de que la salvación es gratuita, de que la salvación es por gracia, de que la salvación es por medio de fe y que la salvación es por medio de Cristo Jesús, porque todos han pecado y están destituidos de la gloria de Dios. No hay remedio humano que valga contra la pecaminosidad del hombre. Solamente la sangre de Jesús.

Entonces, por eso en el versículo 27, miren lo que dice:

“¿Dónde pues está la jactancia?” En otras palabras, cuando uno entiende eso, que yo no me puedo salvar por mi mismo, que solo Cristo salva, eso me cancela inmediatamente cualquier orgullo que yo pueda tener.

Recuerdan que yo les he dicho algo que una de las grandes controversias de Dios, es más, la más grande controversia de Dios con la humanidad es con respecto al orgullo y la soberbia humana. Mire que desde Edén Dios ha estado bregando con el orgullo. El primer orgulloso fue Lucifer, el ángel más exaltado que Dios creó, que dice la Biblia, sugiere la Biblia que quiso hacerse como Dios y ponerse en el lugar de Dios, se llenó de orgullo.

Si usted lee ahí en Ezequiel, habla acerca de esto, dice que se llenó de soberbia y se quiso poner en el lugar de Dios y por eso Dios lo arrojó del cielo. Y ese es el Satanás que hoy en día nos crea tantos dolores de cabeza aquí en la tierra. Y ese Satanás tienta al hombre y el hombre a su vez, hace lo mismo. Dios le dice, no toques de ese árbol del conocimiento del bien y del mal, y el hombre lo hace y se revela contra Dios.

Y usted sigue la torre de Babel, los hombres volviendo otra vez a hacer lo mismo, enorgulleciéndose, diciendo, vamos a construir una torre bien alta como un monumento a nuestra sabiduría y nuestra grandeza. ¿Y qué hace Dios? Le da una patada a ese castillo de arena y le confunde las lenguas y los lanza por toda la tierra; orgullo de nuevo.

Y después, saca un pueblo de la nada, de un pobre beduino errante por allí que se llama Abraham, viejo ya, y seco y muerto casi, y le da un hijo y crea una nación y esa gente malagradecida y orgullosa salen de Egipto, de la esclavitud, y no bien han salido ya se están quejando de Dios y se revelan contra él en el desierto.

 

 

Y después, lo traicionan y adulteran con otros dioses mientras Dios los bendice, los bendice y los bendice. Y se creen lo mejor de lo mejor, y se revelan contra el Padre, le violan su realeza, su dignidad paternal, lo insultan continuamente.

Y eso lo hacen los romanos, lo hacen los griegos, lo hace toda la humanidad a pesar de que Dios le ha dado una revelación natural para que conozcan porque el hombre sabe, tiene instintivamente el bosquejo de la personalidad divina escrita en sus genes. El hombre sabe quién es Dios en forma general y aún así persiste en rebajarlo.

Entonces, hermanos, yo veo a Dios como a un ser, un rey tremendamente consciente de su dignidad, su realeza, su santidad, continuamente ignorado por sus hijos.

Óigame los que son padres saben a qué me refiero. Un hijo rebelde, un hijo que descuida a su padre y a su madre, dice la Biblia que por eso Dios aborrece, ¿por qué es que Dios toma tan en serio a los hijos rebeldes insultantes con sus padres y desobedientes y descuidados con sus padres? ¿Por qué uno de los mandamientos primeros es ‘honra a tu padre y a tu madre’? ¿Por qué? Porque Dios sabe de lo que está hablando. Porque Dios sabe la ofensa que la humanidad continuamente lo ha descuidado, lo ha despreciado.

Y por eso ¿saben qué? Dios se ha asegurado de que el hombre nunca pueda salvarse por si mismo. Porque si se pudiera salvar por si mismo quitarían a Dios completamente de la película. Por eso es que aquí dice, entonces, ¿dónde pues está la jactancia? Queda excluida. ¿Ve?

Y en el versículo 26 “... con la mira, dice, Dios estableció las cosas de esa manera, con la mira, es decir, con el propósito de manifestar en este tiempo su justicia a fin de que él sea el justo y el que justifica”.

Porque hemos visto eso, hermanos , cada vez que el hombre puede hacer cualquier cosa por si mismo, enseguida saca a Dios del asunto. Por qué Dios cogió a Gedeón y le dijo: mira, tienes treinta mil hombres contra todo el ejército de cientos de miles, pero son demasiados, porque si ustedes ganan con esos treinta mil, se van a creer que fueron ustedes que lo hicieron. Así que llévamelos allí y dile a todos los que se quieran ir que se vayan, y después dice: aún todavía son muchos. Aún todavía pueden decir quizás que fue por una buena estrategia, o por su valor o su destreza militar. Dice: no, llévamelos a las aguas y pruébamelos y lo dejó con 300 hombres. ¿Por qué? Para que cuando ganaran tuvieran que darle la gloria a él.

Hermanos, es fascinante. Si tuviera la capacidad novelística para expresar toda la historia humana es Dios buscando el reconocimiento de su criatura, buscando que su criatura entienda que no hay nada más importante que sujetarse a él, el Padre, el soberano, el rey, el Señor. Por eso, hermanos, es que Dios ama tanto la humildad y la mansedumbre. Por eso es que la Biblia dice que al corazón contrito y humillado, Dios no lo despreciará. Por eso es que, hermanos, es importante respetar nuestras autoridades. Es importante que los jóvenes aprendan a respetar las canas. Es importante no andar con una actitud rebelde que todo lo cuestiona, que todo lo critica, que todo lo rebaja como esta generación actual, porque Dios aborrece al corazón rebelde, porque él sabe y por eso es que Dios siempre hace las cosas de manera que no le quede gloria al hombre, sino la gloria sea para él, porque todo lo que existe, existe porque Dios lo ha creado.

En última instancia, hermanos, todo es ilusión excepto la mente de Dios que concibe al hombre. Sin Dios no hay nada. Sin Dios no hay nada. Entonces por eso es que Dios se las arregló para establecer un sistema de miles de años para ir llevando a la humanidad como a un callejón sin salida, poco a poco, es como los vaqueros que cogen las reces y las van llevando poco a poco hasta meterlas en el corral. Dios elaboró un sistema que se llama la ley y le puso al hombre, dice, bueno, ¿tu te quieres justificar por ti mismo?, ok, no hay problema, te vamos a dar la manera de hacerlo: unos mandamientos y cuando tu llenes esos mandamientos, pues entonces puedes salvarte.

Y ¿saben qué? el hombres al final va a tener que concluir: no puedo. Ya agotado, cansado, Señor, la verdad es que no puedo salvarme. La ley fue un ardid, fue una trampa que Dios le metió la hombre, una zancadilla que Dios le metió al hombre. Eso es la ley. Fue una forma de Dios establecer un trasfondo de terciopelo negro sobre el cual poner el diamante de la figura de Cristo Jesús, hasta poético me puse allí.

Es el trasfondo negro del fracaso del hombre, el pecado del hombre. Y Dios estableció todo ese sistema de la ley. Por eso es que Pablo dice, no es que la ley sea mala, al contrario. Juega un papel bien importante, es un espejo ante el cual el hombre puede ver su incapacidad de salvarse a si mismo, así que juega un papel bien importante.

Ustedes recuerdan la fuente de bronce que tenían los sacerdotes en el Antiguo Testamento. Antes de ellos ministrar tenían que mirarse y si había una mancha o algo, tenían que lavarse las manos y los pies, como simbólicamente, las extremidades, antes de ministrar delante del Señor, tenían que mirarse en el espejo de bronce de la fuente y entonces se podían lavar. La ley es el espejo que le ha permitido a la humanidad concluir que no se puede salvar a si misma, obligándola a ir y tirarse a la misericordia y la gracia de Dios.

Entonces, qué maravilloso es lo que está diciendo Pablo, ¿no? Humanidad, tu has pecado, estás destituida de la gloria de Dios, no tienes derecho a nada de parte de Dios, ahora solamente te queda una opción: Cristo Jesús, la sangre de Cristo. La propiciación que viene por medio de la sangre de Jesús.

¿Cuántos dicen amen a eso? La verdad hermanos, la verdad es que yo no me atrevería a venir ante el trono de Dios el día del juicio, y pretender como que yo puedo argumentar a mi favor, porque ya hermanos, yo me descalifiqué hace miles de años, solamente por la misericordia y la gracia de Dios.

Qué triste va a ser aquellos que no tengan a Cristo como su abogado y que pretendan presentarse ante el trono de Dios y argumentar según sus propios argumentos, que es algo que Pablo también ha dicho.

Dice, hay gentiles que no conocen de Cristo. ¿Cuántos se han preguntado, bueno y qué pasará con aquel indio metido por allá en la jungla del Amazonas que no tiene ni un radio a transistor y que nunca ha oído de que Jesucristo salva y Yiye Ávila nunca llegó allá ni nada por el estilo? ¿Qué va a pasar con esa persona? ¿Podrá Dios condenarlo si nunca oyó de Cristo? Ese es un tema que, como se dice, le ha comido el cerebro a tanto teólogos, pero lo que Pablo intima y sugiere es lo siguiente: esas personas cuando lleguen al día del juicio, según la manera en que han vivido y según sus argumentos personales, Dios les va a decir, ok, te puedes defender a ti mismo. Vamos a ver, dentro de lo que tu conocías y recibiste, dentro de la luz que tu tenías disponible, cómo te portaste según lo que tu sabías.

Y dice la Biblia que dice, Pablo que va a tener que defenderlo sus propios razonamientos. Es como si usted fuera ahora a la corte de aquí de Boston a resolver un caso de manutención o de seguro o lo que sea, y no hay un abogado allí y usted tiene que fajarse allí a bregar con la ley de Boston que ni siquiera habla inglés, imagínense. Y tiene que usted ser su propio abogado. Dicen por ahí que la persona que se defiende a si mismo tiene por abogado un idiota o algo así.

Hermanos, en una corte, todo está hecho .... es un lenguaje, es toda una simbología, es un sistema críptico que usted necesita un conocimiento especializado. Imagínese comparecer ante Dios y tratar usted de defenderse por sus propios argumentos. Ah, que mi mamá no me trató bien, que me dio una bofetada cuando yo tenía tres años y eso me traumatizó. Y de ahí salí un criminal, un adicto a drogas. El Señor va a decir, si, pero cuando te dijeron a ti que Dios te ama y que te arrepientas, y que él te puede sanar y qué ahí.... entonces.... la idea es que nadie se podrá defender por si mismo, necesitamos un abogado que es Cristo Jesús que nunca ha perdido un caso.

Digan los pentecostales, gloria a Dios. ¡Aleluya!

Eso es. Así que concluyo con esto hermanos, qué dice eso acerca de cómo entonces nosotros debemos comportarnos. Primeramente, cristiano, ¿cuáles son las consecuencias de ese conocimiento? Número uno es que ya tu no tienes que vivir en agonía preguntándote si al final del examen te van a pasar o no. Porque ya Dios ha dicho, mira yo se que tu eres un sinvergüenza de todas maneras, pero te voy a pasar de todas maneras, así que lo que Dios dice es, mira, podemos descansar. No tenemos que estar bajo condenación, sintiéndonos culpables todo el tiempo: me salvaré, no me salvaré.

Si tu confías tu vida a Cristo Jesús y sabes que él ha pagado la deuda, tu eres salvo. Que si confesamos nuestros pecados, si creemos que él es el hijo de Dios, que él lo levantó de los muertos, somos salvos, dice la palabra. No es por obra, no es por lo que tu puedas hacer, al final del día habrá mil maneras que Dios te puede condenar si es porque lo hicieras todo bien. Cuando tu llegues al final del día y hayas tratado todo lo que tu puedas y hayas fallado, tu puedes decirle: Padre, ahora me confío a tu gracia y a tu misericordia porque yo se que no es por las obras de la carne, no es por las obras de la ley, sino es por tu misericordia.

Dios, cuando tu hayas hecho tu parte, Dios hará la suya de cubrir la falta, la deuda. Así que tu puedes estar confiado, tu puedes descansar en el Señor. Así que esa es una de las cosas, no es por obra sino por la misericordia de Dios.

Número dos: yo creo que una de las cosas que tenemos que hacer es darle gloria a Dios, darle gracias a Dios, darle gracias a ese Padre tan misericordioso que nos ha perdonado nuestras ofensas y que nos ha dicho, no te preocupes, hijo, yo se que tu no lo puedes hacer por ti mismo, pero yo te perdono.

Yo creo que el cristiano tiene que estar continuamente poseído por un sentido de profunda, consumidora gratitud y humildad para con Dios y por eso tenemos que darle siempre gloria al Padre, alabarlo por esta salvación que nos ha dado gratuita. Y decirle, Señor, gracias por sacarme del infierno. Gracias por no tomarme en cuenta todos mis pecados. Tu eres bueno, tu eres misericordioso.

Tercera cosa muy importante, que asimismo tengamos misericordia de los demás. Porque si yo se que yo soy pecador y que yo no me puedo salvar a mi mismo, y que solo por la misericordia de Dios yo soy salvo, eso quiere decir que yo no me puedo estar allí dando alardes con los demás que están en pecado. No hay lugar para estar enjuiciando a los demás. No hay lugar para despreciar al pecador.

La Biblia dice “si alguno es sorprendido en alguna falta, ustedes que son espirituales restáurenlo con espíritu de mansedumbre mirando que no seas tu mismo tentado también en la misma manera”.

Dios nos llama continuamente a reconocer que como yo soy pecador, yo no puedo andar por allí con el dedo acusador apuntando a todos los demás. Yo primero tengo que mirar mi propia falta y mirar a los demás con ese mismo ojo de misericordia y de bondad y de gracia.

Cuando usted mire al homosexual, cuando usted mire al adicto a drogas, cuando usted mire a la adúltera, cuando usted mire al drogadicto o al alcohólico, cuando usted mire a la persona que está sumida en algún tipo de pecado, mírese a usted mismo allí excepto por la gracia de Dios y la misericordia de Dios.

No enjuicie. Recuerdan que hablamos acerca de enjuiciar a la gente, de juzgar con ese ojo que se deleita en ver la marca del pecado en los demás. No, cuando nosotros miremos a los demás primero veamos nuestra propia incapacidad de ser salvos y entonces tengamos misericordia y tratemos de ayudar a esa persona a salir de su pecado y bendigámoslo y seamos misericordioso. Mira primero la viga que está en tu ojo que te impediría entrar al Reino de Dios y después mira la paja que está en el ojo ajeno.

Qué bueno es Dios y qué hermoso es el Evangelio. Somos salvos por gracia, no por obras para que nadie se gloríe.

Pongámonos de pie. Y yo quisiera invitar en esta tarde a mis hermanos, primeramente a reconocer que estamos descalificados del Reino de Dios por nuestra propia cuenta. Confesemos ahora mismo, Señor, por mi mismo yo no puedo ser salvo.

Padre, yo soy el primero en confesar que solo por la gracia y la misericordia y la fe en Cristo Jesús y de te doy gracias Jesús porque tu moriste en la cruz por mis pecados y por eso yo soy salvo, y por eso yo estoy seguro que si me muerto ahora mismo iré al cielo, porque tu pagaste el precio. Tu pagaste el rescate, Señor, y te doy gracias por eso.

Padre, admito que te he ofendido muchas veces, te hemos ofendido y no podemos pretender tener nuestra propia justicia, nuestra propia santidad.

Perdónanos por enjuiciar a otros, perdónanos por mirar a otros con desprecio o con soberbia. Ayúdanos a ser gente de misericordia, de humildad, de gracia y extender gracia a los demás, así como tu has extendido gracia sobre nosotros también.

Padre, que esta iglesia siempre tenga una santidad frágil, una santidad condicional, una santidad transparente, una santidad que siempre esté con el ojo puesto en ti, con la mirada puesta en Jesús, con la mano metida en tu mano, Señor, no confiando en nosotros mismos sino siempre pegados a ti, nuestro Padre celestial.

Ayúdanos a ser una iglesia de santidad pero también una iglesia de amor y de misericordia, de gracia para con el caído y de gente que confiese continuamente sus pecados delante de ti para que tu nos sanes y nos salves.

Queremos, Señor, la espiritualidad de ese publicano que decía ‘ten piedad de mi, oh Dios, porque soy pecador’. Y ayúdanos a ser una iglesia así, Señor, que esté siempre consiente de la importancia de Jesús y por tu gracia lo llegaremos a hacer, Padre.

Hermanos, yo quiero invitarles también, si hay alguien aquí en esta tarde que no ha entregado su vida a Jesucristo todavía, a que levante su mano ahora y haga lo que dice el Apóstol Pablo, haga de Cristo su sustituto.

Yo quiero preguntarle si usted no ha dado ese paso de fe todavía, si usted le gustaría hacerlo en esta tarde. No conozco su vida, pero si alguien quiere dar ese paso de fe, yo quiero invitarlo en esta tarde a decir, “Señor, yo te recibo como mi propiciación, es decir mi sustituto”.

¿Habrá alguien por cual yo pueda orar en esta tarde que quiera dar ese paso de fe? Dondequiera que esté levante su mano si no lo ha hecho antes, y ponga su vida en las manos del Señor. ¿Habrá alguien que no haya hecho eso todavía, que lo quiera hacer ahora en el nombre de Jesús? ¿Habrá alguien? Amen.

Dios bendiga esa hermana aquí. Dios te bendiga, hermana. Tu estás diciendo: Señor, yo no me puedo salvar por mi misma pero por Cristo Jesús yo puedo ser salva. Tu estás diciendo eso. Amen.

Hay otra mano que se ha levantado por acá también, donde aquí, al lado de Araceli. Ok, amen, gloria a Dios. Si, veo la hermana aquí detrás. Amen.

¿Alguien más que quiera dar ese paso de fe en esta tarde, oremos por usted, lo encomendemos a la mano del Señor? Allí, este caballero allí detrás levanta su mano. Usted está haciendo lo que dice la Biblia, ¿no? admitiendo: yo no me puedo salvar por mi mismo, solo por Cristo Jesús así que quiero firmar ese contrato. Quiero que quede claro, no es por mi, sino por Cristo.

¿Alguien más quiera dar ese paso de fe en esta tarde? Queremos orar por usted. ¿Alguien más?

Porque no pasa aquí rápidamente. Venga aquí. Acompáñele alguien, esos hermanos que han levantado su mano. Vengan por aquí un momentito rápido. Vengan acá, no se preocupen. Vamos a orar. Eso es todo lo que vamos a hacer, encomendarle a las manos del Señor y bendecir su vida y ponerle en las manos de Jesús. Pase por acá un momentito.

Ya usted dio la parte más difícil que es públicamente declarar eso. Venga aquí un momentito nada más. No le queremos avergonzar ni queremos ponerle en aprietos sino simplemente orar por usted.

La palabra dice que el que me confiesa ante los hombres, yo le confesaré ante mi Padre que está en los cielos. Y eso es todo, usted no se está comprometiendo con León de Judá, ni conmigo, no con nada. Es con el Padre Celestial, eso es todo. Aquí no hay ataduras humanas sino ataduras de amor en Dios.

Padre, yo bendigo este varón, esta dama que han pasado aquí al frente y esa dama que levantó su mano también, allí detrás, la bendigo también. Tu sabes su corazón, Padre, se con ella también.

Padre, tu has dicho que si confesamos nuestros pecados somos salvos por medio de la sangre de Jesús y ellos hacen esto en esta tarde, así que envía tu gracia ahora sobre sus vidas y endereza lo torcido, y entra a su corazón como dice tu palabra, “yo entraré a ellos, cenaré con ellos y ellos conmigo”.

Bendice sus vidas, confírmalos en la fe, Padre. Ilumina sus mentes para que puedan entender tus misterios y cancela toda acusación del diablo, todo reclamo sobre su vida, lo neutralizamos ahora y lo declaramos libres para vivir esa vida victoriosa y abundante en Cristo Jesús.

Gracias, Señor. Tu pueblo dice, amen. Gracias, Jesús. Hermanos, Dios les bendiga. Te amamos. Sigan en la fe.

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An irresistible presence

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We just quiver in response to the fact that you, the holy God ….., would invite us into union and communion with ….. Lord is a miracle that we are completely undeserving, we are completely unable to find anything ….. us, but for your blood, but for your grace, but for you coming and doing what you do when you transcend earth and heaven, space and time.

Lord it’s what we long for and what we are experiencing and we say, Lord, we are grateful. We say we are grateful. Lord, it’s your presence that we long for, that we earn for, it’s your glory that makes life bearable. Lord, it’s when you come and visit us and we experience you and you take and make alive all the deadness God, that otherwise is ruling, we see it ruling in the planet in so many ways. But God when we come into your presence we are just made alive. We just say, thank you Lord. Thank you, Lord. Thank you, Lord.

I’m going to invite you to be seated but I really want to stay really present with what God’s doing here, and do our best to be fully conscious and fully aware of what the Lord is wanting to get done.

Today I was looking at some of the scriptures that really pertain to the life of Saul in particular. You know, Saul is such a mixture of so many things that we see. We observe him and we see the bigger and the strength and the potential, I suppose, in so many ways, and that becomes what we fixate on during the early seasons of his life.

And then we see the tragedies that befall him, the weaknesses that are exposed in him and the character that remained undeveloped and the inability for him to really fulfill everything that I would guess looking at it, that God would have intended for him, that is that amazing, wonderful potential that is present in everybody, and realized in some measure and some degree and not realized in some other measures and degrees.

If you have your Bibles I will invite you to turn with me over to First Samuel, chapter 10 and you might leaf on over and just put your finger into chapter 19, because we’re going to visit that as well.

But looking at verse 1 of First Samuel 10 it says: “… Then Samuel took a flask of oil and he poured it on Saul’s head and he kissed him saying, has not the Lord anointed you leader over his inheritance? When you leave me today you’ll meet two men near Rachel’s tomb at Zelzah, on the border of Benjamin, and they will say to you, ‘the donkeys you set out to look for have been found and now your father has stopped thinking about them, and he is worried about you. He is asking, what shall I do about my son?’

And verse 3 it says, “…. Then you will go on from there until you reach the great tree of Tabor. Three men going up to God at Bethel will meet you there. One will be carrying three young goats, another three loaves of bread, another a skin of wine. And they will greet you and offer you two loaves of bread, which you will accept from them. And after, you will go to Gibeath of God where there is a Philistine outpost. As you approach the town you will meet a procession of prophets coming down from the high place with lyres and tambourines, flutes, harps being played before them and they will be prophesying the spirit of the Lord will come upon you in power and you will prophesize with them and you’ll be changed into a different person. Once these signs are fulfilled do whatever your hand finds to do for God is with you.

Go down ahead of me to Gilgal and I will surely come down to you to sacrifice burnt offerings and fellowship offerings, but you must wait seven days until I come to you and tell you what you are to do.

As Saul turned to leave Samuel, God changed Saul’s heart and all these signs were fulfilled that day. When they arrived at Gibeath a procession of prophets met him, the spirit of God came upon him in power. He joined in their prophesying. When all those who had formally known him saw him prophesying with the prophets, they asked each other, ‘what is this that has happened to the son of Kish? Is Saul also among the prophets?

A men who lived there answered, ‘and who is their father?’ So it became a saying, is Saul also among the prophets? After Saul stopped prophesying he went to the high place.

Now Saul’s uncle asked him and his servant, ‘where have you been?’. ‘Looking for the donkey’, he said, but when we saw they were not to be found we went to Samuel. Then Saul’s uncle said, ‘tell me what Samuel said to you’. Saul replied, ‘he assured us that the donkeys had been found’. But he did not tell his uncle what Samuel had said about the kingship.

Samuel summoned the people of Israel to the Lord at Mizpah and he said to them, ‘this is what the Lord, the God of Israel says, I brought Israel up out of Egypt and I delivered you from the power of Egypt and all the kingdoms that oppressed you, but you have now rejected your God who saves you out of all your calamities and distresses and you have said, ‘No, set a king over us’. So now present yourselves before the Lord by your tribes and clans’.

When Samuel brought all the tribes of Israel near, the tribe of Benjamin was chosen. Then he brought forward the tribe of Benjamin, clan by clan, and Matri’s clan was chosen. Finally Saul, the son of Kish was chosen but when they looked for him he was not to be found.

So they inquired further of the Lord, ‘Has the man come here yet?’ and the Lord said, ‘Yes, he has hidden himself among the baggage’. They ran and they brought him out and as he stood among the people he was a head taller than any of the others.

Samuel said to all the people, ‘Do you see the man the Lord has chosen? There is no one like him among all the people.’

Then the people shouted, ‘Long live the king’.

We’re going to go in a minute over to First Samuel chapter 19. We’re going to look at another piece of Saul’s life. But I wanted just bring our focus and our attention back to verses 5 and 6 and 7. The word that came to Saul as a young man, after he will go up to Gibeath of God where there is a Philistine outpost as you approach the town, you will meet a procession of prophets coming down from the high place, with lyres, tambourines, flutes, harps, being played before them and they will be prophesying and the spirit of the Lord will come upon you in power and you will prophesy with them. You will be changed into a different person.

What I want for us to really ask and examine is the fragility of our humanity, that which is a part and a parcel of our makeup. You know, all of us are like Saul, all of us have God potential. Each and every one of us, under the anointing of God can do great miraculous and mighty things. That’s what it says. “Once these things are fulfilled do whatever your hand finds to do, for God is with you.”

When you’re under the anointing of God and I’m going to say this rather in a broad, blanket statement. I’m not going to carvel nitches where you could say, you might see this and take exception with that, because I’m sure that you could make those kinds of cases if you look at all of these things and you try to examine them under a microscope. But the reality is, when God is at your back, when he is doing the pushing, and is not initiated out of the humanity and the self and the striving and the human desire, I mean, you can be bold, incredibly, incredibly bold.

And what I felt, pastor Roberto, when I was asking the Lord about what to share here, is to look at these scriptures and to talk about this place in the light of being among the company of those who prophesize.

Now, I am not trying to get uniquely divergent …………… some kind of passage that would lead to wild, charismatic and excesses in prophesy and prophesying and all of that. And I do want to say that because language is important and it can communicate a lot of different things to a lot of different people. I’m talking about the power of God to speak forth the word in boldness and authority. I’m talking about prophesying not in the sense of just mystically foretelling something futuristically, but in the sense, I believe, the true biblical sense, that which has the broad, sweep of all of scripture, that is when the power of God comes on people. This is the language they use, they prophesy.

And we are going to look in a moment at some of the different stages that took place in Saul’s life and how did Saul when he would come under that anointing, he would be transformed and he would be changed. But how that the reality is, it’s that what happens to you, and that’s what happens to me, and that we become different people when we are under the anointing of God. we really aren’t just the same.

Now, that’s not to try to speak of some kind of duplicity, but it is when we are amerced in his presence, when we sense his presence, when we are in and around his presence is transformative. It changes our very core nature. When, as we see, the jealousy that arose in Saul’s life took root and the fear that was kind of eluded to in the very early stages there, when he was about to be announced as king, he couldn’t be found. Why couldn’t he be found? Because he was hiding in the baggage. Why was he hiding in the baggage? Because something was …… in his thinking, because he didn’t believe that he belonged, he didn’t believe that there was, you can call it shyness, you could kind of divided and try to figure out exactly what was going on psychologically inside of him as a human being when he was faced with that. Haven’t you felt that? I felt it. You’ve experienced it, haven’t you. you’ve been in certain setting, you’ve been called in to some kind of place, you’ve had opportunities and you think, ‘I’m not ready for this’, ‘this can’t be for me’.

So, it’s not like we’re sitting here looking at Saul in some kind of judgmental sense and thinking of him, you know, what was the matter with him, you know. He had Samuel, he was under the anointing, he had all of these things that were going on. The reality it’s that’s a reflection of what happens inside of us as life goes on, because we become subject to different influences and depending on the influences that we are subject to we really become very different people.

Now, I’m not trying to scare you. I don’t know what happened at the end of Saul’s life. I don’t know why he went to the witch in Endor and ultimately chose to align himself adivination with advanation, feeling somehow that he had been alienated from the loving God who had given him so much privilege and so much opportunity. And I don’t know how God is going to judge all of that. I just don’t know. I’m not here to try to figure that out, nor am I trying to paint a picture in your mind of anything in particular about him or his journey. But I want for us to do is I want for us to begin to understand something about the core of this, is to understand something about creating an environment where the anointing is present, where the spirit of prophesy in the broad sense of the interpretation of that word is resident, and where when people come in to that place they become different people. That’s where I’m going with this.

But on my way I want to take you over to chapter 19. As we look at some of the more difficult things, beginning at verse 17, you have to just quickly do a little encapsulating of some of the background on this. Michal was Saul’s daughter and it was a pretty twisted relationship between Michal and Saul, the father. I don’t mean necessarily, sick sinful, in that way, but in the sense of very manipulative, very divisive, very positional, trying to figure out how to… Saul being very jealous of the fact that David was extremely successful in battle and receiving accolades from people, and try to figure out how to get his daughter hooked in and use that as a means of control. You know, you just see so much, I mean, this guy needed 20 years of work, you know, with the best of counseling to be able to try figure out all of the things that were going on inside of his heart and inside of his mind.

And Saul said to his daughter Michal, “Why do you deceive me –this is later on, she’s married to David at this point and he’s is trying to find a way of killing David and using Michal to be able to get close to actually assassinate him and so he’s saying to his daughter Michal- he says: “Why do you deceive me like this? and send my enemy -who’s David- away so he escaped. And Michal told him –her father- she said, “he –meaning David- said to me ‘Let me get away. Why should I kill you?

And when David had fled and made his escape he went to Samuel at Ramah and he told him all that Saul had done to him. Then, he and Samuel went to Naioth and stayed there.

Word came to Saul David is in Naioth and at Ramah so he sent men to capture him, but when they saw a group of prophets prophesying with Samuel standing there as their leader, the spirit of God came upon Saul’s men and they also prophesied.

Now, understand this, Saul has sent his men out to capture and to kill David. They come and they meet Samuel and they run into him and the group of people that are around him that are prophesying, and instead of being assassins they start prophesying, they come under the anointing of God’s spirit. And it just shakes things up.

Then Saul was told about it and he sent more men and they, it says, prophesied too. This is verse 21, chapter 19 “… Saul sent men a third time and also prophesied.”

Now, I don’t know about you, but that would tend to get somebody’s attention you would think. You know, you’re sending your men, your army, your stealth raiders, your commandos, your delta force, you’re sending them to go and kill who he perceived to be the enemy. And, every time they get close they run into this spirit of prophesy. They meet up with something that transforms and changes them.

And so, what does it say in verse 22? “Finally, Saul, he himself, left for Ramah and he went to the great cistern at Secu and he said, ‘Where are Samuel and David? Over in Naioth at Ramah’, they said. So Saul went to Naioth at Ramah, but the spirit of God came even upon him and he walked along prophesying until he came to Naioth.

Then he stripped off his robes and also prophesied in Samuel’s presence. He lay that way all that day and night. This is why they say, ‘Is Saul also among the prophets?’

It’s sounds like a bizarre story and it is. It is. But I’m going to offer to you my belief in the hope that that kind of anointing is possible. That kind of presence is irresistible. I do not believe that this is just a biblical fiction, or pipe dream or something that might have happened hundreds of years ago that you know, you could look back in a historical sense, and say, well, you know, they were superstitious our whatever.

I’m here to tell you that in simple faith, in a quietness of spirit, I believe in a God who can do that in lives. I believe that that evident presence and power of God is so great that when mankind meets and encounters that kind of presence and power, there is no standing in the way.

Remember the guy who was sent to prophesy against Israel and he was riding the donkey and he couldn’t… he got up to prophesy every time against you know, Israel, and he couldn’t do it.

We are living in a culture and we are living in a time that is going to take that kind of evidence of God’s presence and power to transform. I don’t mean this in a critical way, in a critical sense. I really don’t. But all of the good psychological, analytical preaching and teaching can’t really affect this culture. We can’t use the tools of this culture. It doesn’t mean that we try to be irrelevant and that we are aware and they’re not speaking the language of the people who live in this culture in this time. I’m talking about that, but what I am saying, and I’m saying as firmly as I know how to say it, the tools and devices that the world uses to effect change in the culture, they are not going to work for us in the kingdom. They’re not going to work. They’re not wrong, and there are wonderful churches that do so many things that are really so right and no criticism of any church ever, anywhere or any person who’s doing the best that they know how to do to accomplish things. We’re all doing that. We’re all doing it. We’re doing it every day, but is going to take something outside of the realm of rationality to be able to see the transformation happen in lives, in this day and time.

So, when we look at this I want us to ask some questions. You know, there’s a lot of example in the Bible, we could look at it, we could draw from it, and those examples in the Bible are there for the feeding of our souls, and they’re there to remind us and they’re there to speak to us. We can talk about Peter being in prison and the church being all in a panic of the fact of the despairing for what’s going to happen to him and angel comes and releases him.

We can look at Paul and Silas , ….. 16 and there in stocks. And you know, our natural mind wants to try to figure all of this out and say, yes, there was an earthquake that took place, and we look at it on a natural level and we say, yeah, they sang out and said, no, no, don’t worry we’re all here and along comes the tailor and he gets saved.

But there is something absolutely divine about the timing of being in tune with the spirit of God to be singing and to be worshiping at midnight and so they are in tune with the time that God’s going to send the earthquake and they are in place for the miracle to happen. They’re at that moment when God’s ready to step through and reveal himself and they aren’t shocked by it.

We could look and we could talk about many, many different things, but one of the points that I want to make is that we look at the condition of people and about the condition of their souls and we think, how on earth are they going to be reached? How on earth are the ungodly going to find God? How are they going to come to faith and come alive?

Well, this I want to say: when the presence and the power of God is there, just get them there. Just get them there. There are two things to happen, there needs to be a people, there needs to be a people that will lift their hearts with a purpose that they are going to preserve, cooperate with, yield to, move with the spirit of God, so that there is something of his power that is fertile. The analogy that is there is ……… about the keeping of the holy fire, the holy flame is very applicable. It’s not just something that’s distant, something that’s out there, that’s thousands of years old and that we don’t have any paradigm for today. We have a paradigm for it today. It’s a community of people. It’s a community of people that will be alive with God. It’s a community of people that will keep the presence and the power of God available, available, and that when people touch Jesus, when they walked up alongside of him, he sends the power had gone out of them, the virtue had gone out of him

God is looking for a people that as a community will determine that not in singularity, but in the sense of community, that we will keep the presence and the power of God, we’ll cooperate with the spirit of God so he can do it. Because he’s going to do it. He’s looked through history, he’s always ready.

Now, we can argue some theology here if you want, and some of you can correct me, I’m sure. But, my belief is that God is always ready and that he is waiting for us. He takes initiative. He always takes initiative in people’s lives, but it’s uniquely when there is this apex of time and people when they come together, when they are ready, when they collectively say yes to the living God. When that happens all kinds of things take place, all kinds of things take place.

I for the last many years, I’ve been doing a lot of video production work and one of the things that I was doing this past year was over at Yale and capturing some of the speakers and some other things and George……… Junior was there and he was sharing about the things that he has observed, he personally has watched and observed, and we need to pray for Fiji because of the things that are going on there in the Fijian Islands right now and I’m not quite sure exactly what all is happening. I know there is tumult and there overthrow and a general has risen up and etc. and we do need to be in prayer about that.

But he talked about how on planet earth today there is no place that he is aware of, and he does this as a discipline to study. There is no place on planet earth today that has been like it over the last 5 years where the whole region has gone from horrible, horrific poverty to abundance and blessing, that it’s not just been that people have been able to work together and get jobs and …….. the economy, and that, but it literally it has been the presence of the power of God over the area.

Coral reefs that have been dead, dead, unproductive, not producing fish, not producing life, have come to life. Ground that has not produced food when planted in, and not just through technical means of agrarian information that we might gather through our scientific mind, but supernaturally come alive to produce abundance, abundance in cooperation with a society that has moved in mass in response to God, coming to God.

And people, what I am just sharing here is that God is looking for that, there has been prophetic words that have gone on about Boston and about the region and humanly, I don’t know about you, but I have lived here long enough to feel pain in my soul at times at hearing those words.

But God is looking for a place and he’s looking for a people. I’m not going to return to the scripture and read more of it. It’s there to be read in chapter 19.

There are people walking up and down these streets, at some place, at some time it could be here. They are going to come in, in their drunken stoopers, in their drug induced, comatose shuffles and be transformed by the power of God, the presence of God. The presence of God and the power of God does that. The anointing of God does that.

Charlotte, I kind of like you to share a little bit about some of the things that you saw when you were a child in your church. This is my wife Charlotte, my daughter Bony. Would you mind if she just came and shared a little bit? Charlotte’s father was a preacher for many years and she grew up in an environment where….. she’ll tell you.

I’ll just be brief but I really saw as a child a God moving in some unmistakable ways that were just so awesome that I could never, never doubt his power. And for a period of about while we lived first of all in a smaller Canadian city, which was about an hour and half east of ……. A city of thirty thousand and our church at the time was about 800 people and all our kids were born there.

We lived there 13 years, but there wasn’t a Sunday that I can even recall as a child about what families for not coming to the Lord an we just seemed to live in a constant state of renewal and revival, just incredibly so and we would have, you know, back in those days, in the fifties, had ten meetings and in the summer we’d be out in this big tent and I would see literally see, blind eyes opened, of people that we knew were blind. It wasn’t just somebody’s hype or somebody’s you know, try manipulating something. These were people who lived in our community.

And I just really could never doubt the power of God. And then when we moved to Terano, it’s a city about ten million people, it was just a mixture of people. People from all over the world, and young and old, and rich and poor, sitting side by side and it was just amazing, but we would see often street people coming in and being transformed by the power of God.

And during those years in the late sixties of course the Jesus movement began and we would have literally, rows and rows and rows of you know, young people with long hair and stinky bodies and all the rest, and they were coming to Jesus, they were coming to Jesus.

And often at time in the Sunday night service, up in the balcony would be many, many rows of young priests, Catholic, Roman Catholic priests in training for the priesthood, but they were hungry for the Holy Spirit. They were hungry for the gifts of the Holy Spirit and we saw many of them come into glorious infilling of the Holy Spirit.

God can do so very, very much. We, Brand and I, stand here as miracles tonight. We are just a regular people, we’re very ordinary people. We can tell you how God restored our marriage too. We were separated for five years, which is a long story which I certainly can’t get into tonight, but God has restored us and brought us back literally from a wasteland, an incredible wasteland. God can do anything. He really can. His power is great. His faithfulness is incredible and we just stand here tonight as miracles of that and it’s so great to be with you and to encourage you and to give you hope to keep pressing in that God really can do the impossible.

Just very simply, I want us to ask God if he would help us to really say yes, to really become a community of people available, available.

Father, please just stand. Father, Father, we want to just yield Lord to you. Father, we want to just yield to you right now. Lord, we are just really mere images of the things that we see in Saul’s life, but God we’re reminded that there are choices that are involved, there are choices, Lord that we have on the level, on the degree, on the measure that we are going to be able to say yes to you. God would you, would you just roll back the veil a little bit this night, would you just send your spirit to light upon this place. Would you give us the ability to welcome your angels to be our guides? We know that they’re there in the protective sense, we fear eyes about a lot of things concerning the work that their assignments have in regard to interfacing with us. We don’t understand it well, Lord, but we don’t even want to pretend that we have knowledge of that which is so mysterious, but we ask, Lord, would you just, just take your hand and brush back the veil.

Lord, we’re reminded of Paul’s words about the heavens were his …… how it’s a picture that is given to us of this impenetrable membrane between earth and heaven, this hard and fast, we’re here, you’re there kind of concept, but Lord, I just ask would you just thin out the membrane between earth and heaven.

Lord, just even like that translucent state so that we could lift our eyes and we could really see your glory, not just wishfully hopefully, God, not just in the sense of singing about it, God, not just in the sense of …… and yearning to be there, but Lord in a sense where you transform our realities, our preceptors become different.

Lord, we are reminded of Saul, determined in his heart that he’s going to go and kill somebody, and he walks into that environment and he can’t do it. He’s different. Lord, you and I, you and us, Lord, we have this one thing in common, we want to be at the intersection together where God and men meet. We want to get there in our lifetime, we want to say, like Job, that we would beheld your glory with our eyes, that we have seen something that is utterly transformative, Lord, because we have been where you intersect with humanity.

Father, we don’t want to just be spiritualizing, we don’t’ want to just be saying words, we don’t want to be guilty, Lord, of pretence. But we are asking Lord, would you come now, would you bring us up, would you do whatever it takes, Lord, to cause the coming together of you, the holy God, we, the fragile people.

Holy Spirit, we tell you we don’t know how to do this, we don’t know how to do it. We don’t know the mechanics. But Lord, you’ve said to us that it’s really about being led by your spirit, those who are led by your spirit will be called the sons of God and we ask Lord, that you would lead us.

Father, this place, this group of people, this night, wrap us Lord in your presence. Lord, we can’t make ourselves different, some of us have been in and out of groups and in and out of therapy, and in and out of this thing and that thing, Lord, it’s you that changes and transforms.

Come, come, Lord. Come.

Holy Spirit of God, we need you now We need you, Lord

You know, in order for that kind of anointing to take place, we need to take risks, there’s a part that we need to do. We declare certain things, we declare that we believe the word of God and then we need to open spaces for that to happen and we need to take risks in terms of places ourselves in the place where the Holy Spirit can use us for that to happen.

I think tonight before we leave here, as a congregation that is seeking to be a space where God can do his work and move among us, I’d like to us any one and please do not feel at all pressured individually to do this, only if you feel that you’re comfortable with that and that God is speaking to you particularly, to come forward and I have some anointing oil here and I’d like Brand to come forward and myself and we’re just going to anoint to those who are seeking that greater flow of the spirit in their lives. I know I want that spirit to flow in my life.

And you know, it begins like that, the Holy Spirit wants to do things in us but we have to take a step. God doesn’t do everything, because if he does everything then, we’re just parasites, we don’t develop the gifts, we don’t develop the skills, we don’t develop the attitude, so it requires that the people of God who are hungry for God take steps of faith, and as we take steps of faith then God moves. That’s the pattern of scripture time and time again. We grasp on the word of God, we take a risk, we act upon it and then let him be responsible. It’s not us, I’m nobody. The oil is nothing either, these are just symbols that we activate through our faith.

So, if you want to come forward tonight in a very simple way. I just like to anoint you and pray the spirit of God in your life, the flow of the gifts of the spirit in your life. That’s what we want. We want an anointed community, an anointed community, that’s what God wants to raise in this city: an anointed body of men and women who are living the word of God, living yoked together in love and in sincerity, allowing the Holy Spirit to raise that community and make that community of power and of authenticity, where people who come from the outside and say, guau! There’s something different in this community, there’s something that I’m not used to seeing in the outside. God must be there and I want that for my life.

And if you have the faith it can happen in your life tonight. You know, this is not about any spectacular thing, I mean, it’s by faith. As we declare the anointing of the Holy Spirit in your life, the gifts of the spirit, I want you to inside of you say, ‘yes, Lord, I receive your anointing’. It’s not because of the man who’s anointing me or praying for me. It’s because you are acting through your word and I, in faith, activate that word within myself.

And I believe that tonight as I say yes to your spirit, I will receive something different and will walk out of this place with something different. And then, I’m going to begin to walk in faith as if I had received that. I will pray for the sick. I will go to bed believing that tonight you’re going to give me a dream or revelation. I will believe that you will give opportunities in my job to speak about Christ with authority and that I would bring people to a saving knowledge of Jesus Christ. I believe that you will heal. I believe that you will make me an instrument of your prophetic word. All these things, these are the gifts of the spirit. They can begin to flow through your life as you act in faith and as we pray for the anointing of the Holy Spirit in your life.

I want you to interact with us as we in obedience ask for the anointing of the Holy Spirit on your life and believe that God will do it in his way, in his ways, not man’s way, but in his way. God will do it tonight. Let’s say amen to that.

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Ephesians 4

TRANSCRIPT

Book of Ephesians which I am sort of working through as the Lord gives me the opportunity to do so. We’re in chapter 4 and I just want to take the first section of chapter 4, verses 1 through 16 and work through as much as we can that passage tonight.

And it says in Chapter 4, I’ll tell you what, let’s do something a little bit more creative. Anybody wants to lead, come up here and read just two or three verses. Quickly, don’t hesitate, come on right up and help me out here and maybe we can have a little variety here. Great! How are you, brother? Just take four or five of those verses.

Ephesians 4. “I therefore, the prisoner of the Lord, beseech you that you walk worthy of the vocation wherewith you are called, with all loneliness and meekness, with long suffering forbearing one another in love, endeavoring to keep the unity of the spirit in the bond of peace. There is one body and one spirit even as you are called in one hope of your calling. One Lord, one faith, one baptism. One God and Father all, who is above all, through all, and in you all”.

Who’s the next person who’d like to read four or five verses? Come on up quickly. Come on. Don’t make yourself, don’t make me beg you. There you go, come on right up. Was that the King James version? Yes, the King James version, we have such a beautiful translation. My God. All right, so you begin up here in verse 7, read about three or four verses.

“….. But to each one of us grace has been given as Christ apportioned it. This is why it says: when he ascended on high, he led captives in his train and gave gifts to men. What does he ascended mean except that he also descended to the lower, earthly regions? He who descended is the very one who ascended higher than all the heavens, in order to fill the whole universe.”

Ok, so there it speaks about Christ’s ascension and descent or his descent first and then his ascent. Somebody else, come on up. Let’s give a little variety here. Who would like to be next? Let’s see. Ven por acá. You have it there. Come right up.

“It was he who gave some to the Apostles, some to the prophets, some to the evangelist and some to be pastors and teachers, to prepare God’s people for works of service, so that the body of Christ may be built up until we all reach unity in faith and in the knowledge of the Son of God and become mature, attaining to whole measure of the fullness of Christ.”

And then I will finish in verse 14, it says “…. Then we will no longer be infants, tossed back and forth by the waves and blown here and there by every wind of teaching and by the cunning and craftiness of men in their deceitful scheming, instead speaking the truth in love we will in all things grow up unto him who is the head that is Christ, from him the whole body joined and held together by every supporting ligament grows and builds itself up in love as each part does it work.”

It occurs to me that we just did here is in a sense illustrative of the content of this passage which is, we had different people come up and read this one text and sort of add their own flavor, their own translations, and their styles and so on and so forth and that’s the beauty of the body. And this is really what this text is all about. It’s about the unity that there should be in the church of Jesus Christ, the harmony, I think it’s a nice word, harmony, because harmony presupposes different voices, different streams sort of coming together and producing one pleasing, lovely melody. And this is really the essence of this passage. It’s unity in diversity almost.

So, if we just said unity I think we would be missing an important part of the Apostle thinking inspired by the Holy Spirit. It is unity in diversity, unity in variety of gifting and callings and so on and so forth.

Last time I shared with you a couple of weeks ago I spoke about the fact that the book of Ephesians is divided in two, like two sections: the first three chapters comprise one section and the last three chapters comprise another section, and the emphasis on each of those two sections is different. In the first three chapters you have this wonderful revelation of God’s work through eternity in the church, the mystery of Jesus Christ, all the way the church has been called, all the inheritance that has been received, the power that has been given to us, the gifts that we have access to through the spirit of God. Those first three chapters give us sort of an insider’s view on God’s action in the universe and in the church. It’s a bird’s eye view. It’s a wonderful, sublime revelation of God’s work and it is almost spoken with tones of reverence and the special nature of what is being spoken, so the tone is grandiose, the tone is major notes.

And all of a sudden it changes, when we get to chapter 4. The Apostle Paul goes theology and revelation to ethics, to behavior, to how we walk in the Christian life. You know, the tone becomes a lot more humble, a lot more quotidian to use a big word, dealing more with daily life and the way we should relate to each other, the way we should behave in the Christian walk. And we have said that the second part depends of the first part and the first part leads to the second part, so this is why in chapter 4 Paul says, as a prisoner for the Lord then, in other words, as a consequence of what I have just said, I urge you to etc.

In other words, in the light of what we have just understood, this is the way that we should act, we should live. And I have always said that theology without life and ethics it’s really truncated, it’s incomplete, it’s an aberration. And so, this is why the next three chapters are going to be so important for us to look at very carefully, because it is a call to us.

In the light of all these wonderful things that God has done let’s live in such and such a way. And by the way it’s very interesting, and I have found that a little bit intriguing because I haven’t seen this in any of the commentaries that I have read, I just found that it’s like my own little secret. I’m sure somebody has seen it because there’s so much stuff written that there’s nothing new in the world any more.

But, if you look at Romans, this chapter 4 of Ephesians is extremely related to chapter 12 in the book of Romans. Ephesians chapter 4 and I encourage you to do a study on your own later on in your house, and see how the same units of thought can be found in Ephesians, chapter 4 as in Romans chapter 12. And it’s interesting that Romans follows the same kind of procedure. The first eleven chapters, are chapters on God’s work and major theological truths that are being expounded for the benefit of the readers in Rome. And then in chapter 12 the Apostle Paul very interesting, says something very similar to what he says in Ephesians, chapter 4.

Here in chapter 12 of Romans he says, therefore, see, I urge you, brothers in view of God’s mercy to offer your life, your bodies as a living sacrifice…. It’s the same idea of then, therefore…. And I urge you…. in the light of the great things that God has done to live in such and such a way.

And then he goes on, very interestingly, using the same kinds of ideas which leads me to you know, something that I think that is very important for you to know, as you read the Bible you know, many times critics of the Bible particularly those who are more rationalists in the way of looking at things, when they have seen like two miracles that seem very similar but have slight differences, or words of Jesus that have slight variations in one section or another, there led sometimes to think that these were written by two different authors or gathered together by different authors, or that there’s contradiction in the Bible and often what there is, is simply variety in how truths are being presented.

And you know, here Paul is doing what a lot of us preachers do, you know, most preachers we have certain truths that we cut and paste and we kind of put together in different sermons. I mean, anybody who has done significant amount of preaching can say that. You know, many times I mean we are given like a repertoire of principles and things that we have gleamed from the word of God and then you know, we might preach in a Sunday and might bring out something of that truth and then three months later, we might say something very similar but in a different way. But it’s really the same content. And then, three months later we might take another piece of that first sermon and put it into another sermon. It’s not contradiction, it’s simply variety.

And the Apostle Paul evidently, there were some truths that were really important for him and that keep cropping up in his writings time and time again. And here, he’s speaking about one of the most important things that he stresses and that the Bible stresses as a whole, and that’s the unity of God’s people, the harmony that must exist among us, whether it is in a congregation or whether it is in the bigger picture of the church universal.

God calls us to be one family. And you remember that last week we talked about this God from whom all the families in the world, remember get their name. I don’t remember where exactly that is in the book of Ephesians, but you know, there is this idea of God, the Father, unifying us. Jesus bringing everybody together, Greeks and Romans and Jews and believers and … it is Jesus become sort of the unifying element of all of creation.

And if he is the unifying element of all creation, how much more so should he be the unifying element of the church, God’s people. You know, this is so important that we understand this because the Bible leads to think that the Holy Spirit will not manifest its blessing in a body, in a family of believers that is not united, in a family of believers where there is strife, secret resentments, things that are not being resolved, pickering, and in fighting and gossiping about each other, and criticism of each other and competition and unforgiveness, and manipulation and imposition of each other’s agendas and rights.

You know, that has an amazingly neutralizing effect on the blessing of God. And so, there’s a negative side which is that we should avoid at all costs disharmony and division in the body of Christ because it has a deadly effect on the blessing of God.

On the other hand, where there is unity, where there is love, where there is an effort to keep the unity of the body of Christ and to keep harmony, the blessing of God comes. You remember, that psalm, I think it’s psalm 127 maybe or 126, 133, ok, somewhere around there, 133. I got a feeling…. Where it says, “……behold how good and how pleasant it is for brethren to dwell together and then in the ends it says, because there God sends his blessing”.

That’s in the Old Testament, imagine this. There’s this idea of the unity and if you see the way that God spoke to the people of Israel time and time again about taking care of each other and not exploiting each other economically. You know, a Jew should lend money without taking interest, taking care of the weak and the poor and the widows. There was all this kind of stuff about the Jews to take care of each other and to bless each other because why? Because they inhabited a very hostile environment. They were surrounded by unbelief and so they need to stick together and besides that they had one Father, one common heritage.

I think believers retain that same call for similar reasons because we are surrounded by an unbelieving world. We are also surrounded by a hostile enemy who will give no quarter and will have no mercy upon us and we need to watch out for each other. We are like soldiers in a war, the bullets are whizzing by us and we are in a trench and we need to give each other the courage, we need to watch each other’s back and we need to complement each other’s eyes so that we can protect each other and preserve our lives.

In that same manner believers are called to exercise that same ethos, that same ethic of unity and closeness to each other. Besides that the Israelites had been called to give testimony to the unbelieving tribes around them about the superiority of life under Jave, under the one true, living God. They were called to show the light, to be a light on to the nations and to convict and convince the surrounding cultures of the beauty and the superiority of the revelation that they had received through their God by the quality of their life and by the way that they related to each other.

And it is the same way that we, as believers, are called to exercise the same kind of unity, that same kind of harmonious living because as the world sees the beauty of our relationship and the unity that is not possible out there, no matter how much men try to keep unity, it keeps falling apart time and time again. There has never been in the whole history of the world, more knowledge about diplomacy, about cultures and I would say, more respect also about the diversity of the human race in our time. Read all the books, you know, everything is an exultation of respect for different cultures and different ethnics groups, ethnicities and so on, and yet ironically, it is the time of most division and strife in the history of the world as well.

We thought that with the fall of the Iron Curtain so much would be resolved. You know, people spoke, oh the great opportunity for all this money that’s not going to have to be spent in missiles now to be used for social programs and for educational programs and all kinds of… they said, man, this is it! This is the millennium. Peace, finally, you know, everything is ok. The big, evil empire has been destroyed. Hey, there was another enemy just waiting around the corner: fundamentalism, terrorism. And look where we are, right back, facing an even worse enemy than before.

Why this ironic result? Because unity is not possible by using unifying elements that come from the mind of man, on the contrary what we have today is this clash of civilizations, with a book written by a Harvard historian, Samuel Huntington, about this idea that really the world now is divided along the lines of different cultures, different civilizations, different sort of clusters of civilizations and cultures and religions.

And as we attain to the unity that only Jesus Christ can make possible, it is an incredible apologetic, it is an incredible argument for the fact that, guau! I mean, this can only be possible because something supernatural is happening.

As I look at you here tonight in this relatively small group of people, I see Portorricans, and I see second generation Bostonians, and I see Anglos and Africans and you know, Dominicans and all kinds of different groups of people, Brazilians, and all kinds of different people here. I got it right, and Colombians and it is this beauty in different classes, different levels of socio economic level and academic attainment. You know, this kind of harmony, this kind of beauty is only possible because the spirit of God makes it possible.

And so, there’s this call time and time again in the Scripture to value that unity, to realize its huge importance and to defend it and cultivate it at all costs. You know, I’m not talking about some very kind of ethereal, poetic quality in the life of the church, I’m talking about something that’s very, very important, as important as holiness, as important as the gift of the spirit, as important as the gifts of healing or all kinds of other things.

Unity, the preservation of the unity of the body of Christ is so crucial. This is why Jesus in his priestly prayer of John 17, in his last moments on earth, before going to his crucifixion, the Apostle John led by the Holy Spirit gives us kind of a close up of Jesus alone, probably in a moment surrounded by darkness, praying for his followers that were to come, and for those that were already with him, saying, Father, make them one, enable them to be one. My prayer is not for them alone, those who are now with me, he says in John 17:20, I pray also for those who believe in me through their message.

He was looking centuries ahead, “…that all of them may be one, Father, just as you are in me and I am in you. May they also be in us so that the world may believe that you have sent me”. Guau!

I mean, we could spend a lot of time just breaking up that passage: may they be one in the same way that you and in….. that level of intimacy, that level of mutual submission, or rather Jesus submitting to the Father but that enabled an intimacy to come about us. We submit to each other as Ephesians also says in chapter 5, later on. In that element of submission there’s unity, there is intimacy and then when that unity takes place in a body, when it is cultivated, when it is worked on, the world begins to believe.

What is one of the biggest obstacles when we preach the gospel to people out there, to unbelievers, particularly in this cynical time that we live in towards the church and towards Christianity? When are you guys going to get your act together? I mean, who am I going to believe, am I going to believe the Christian scientists, the Adventists, the Jehovah’s Witnesses, Catholics, the Protestants and even the Protestants can’t get their act together because there’s so many of them, so many different denominations, and so many different groups and on, and on and on.

And then you look at history you see the religious wars of the 16th century…. I was in the Czech Republic years ago and I got to go to a museum in a small town that I was staying in, and I got to see some of the incredible weaponry that was developed during the 16th century in order for Christians to kill each other because of the religious wars. And the amazingly creative ways and violent, cruel ways that they designed these weapons to kill and mane and wound and destroy fellow believers in Christ, boggles the mind.

And we have that blood in our hands as a church. Jesus prayer still is waiting to be realized and I pray that it will be realized here among us as a body of believers. That we will overcome by the urgency and by the importance of the call of the word of God to cultivate a community that love each other, that bless each other, that support each other, that have patience with each other and that have tolerance for each other. It is a very, very difficult calling. It is not easy, but I hope that I have at least, helped to brand in your mind the concept of the importance and the urgency of unity in the Bible.

It is such a crucial, crucial element of the Christian life. Do not underestimate it because its blessings are huge and its negative consequences in its absence are also huge.

 

 

And this is why the Apostle Paul, he says here, you know, “…I urge you to live a life worthy of the calling you have received, and then he develops that idea by saying, be completely humble, and gentle, be patient, bearing with one another in love, make every effort to keep the unity of the spirit through the bond of peace.”

In other words, look what he’s saying. He’s saying, all this stuff that I have spent time guided by the Holy Spirit, revealing to you about the nature of God’s actions in the church and in the universe, now demand that you life a life that is up to par, that is at the same level of that which has taken place.

And therefore, how do you live that? How do you carry out a life that is worthy of the sublime gospel that you have received? Well, by bearing with one another in love, by being completely humble and gentle and patient towards each other, by making every effort to keep the unity of the spirit through the bond of peace.

You know, he could have chosen a lot of ways of illustrating how we can live the Christian life at the level of what God has done to call forth his church in the universe and the first thing that comes to his mind, inspired by the Holy Spirit is the way to do that, is by living in unity with each other and by reflecting the character of Christ towards each other. That’s a powerful thing because it gives you the level of importance that this has.

And why is this so important? Because, I tell you, if we can learn to relate to each other in the way that that passage describes, then that means that there’s a whole lot of other things that will have been attained in the process, that are also part of the Christian life. And the power, the beauty, the quality, the sublimity of the Christian life is measured by how well we project and manifest the character of Jesus Christ, the fruit of the spirit.

You know, it is not so much the power that you have, the faith that you have, the knowledge of the Bible that you have, the charisma that you have, the energy that you exude, the money that you give for the furtherance of the gospel, how many people you convert. That’s not really what impresses God, that’s not what leads to blessing, that’s not what leads to powerful ministry, lasting ministry, effective transforming ministry. It’s none of that.

The Apostle Paul again inspired by the Holy Spirit in First Corinthians 13 took care of that. When he said, you know, if I had all the faith in the world in such a way that I cast mountains into the see, and if I have such generosity of heart that I give my body to be burnt up for people, and I give up all my money to others, and none of that is fueled and inspired by all consuming love, then whatever I do is of no worth and it doesn’t impress God at all, and it’s as if I had done nothing, because it is love which is the sum total of all the other qualities that make it up, which are the qualities of the fruit of the spirit that we see in Galatians, chapter 5 that really enables anything that we do to really make sense in the light of the gospel.

And so, when Paul calls us here in Ephesians, chapter 4 to be completely humble and gentle, patient, bearing with one another, what is he talking about? He’s talking about the fruit of the spirit. He’s talking about the character of Christ. He’s talking about those qualities that we need to make an effort to cultivate with the power and the grace of the Holy Spirit.

Only a church, a community made up of individuals that have been submitted to the process that creates godly character can dwell in harmony. A church that is made up of people whose flesh has not been crucified, whose character has not been submitted to God, whose wounds have not been healed and treated by the Holy Spirit, who have not been submitted to the breaking influence of the spirit as he takes us and scans us, and makes a diagnosis of what our needs, our wounds, our defects, our deformations of life, and then comes out with a treatment plan for the next 30, 50 years of your life, and says, I’m going to submit you now with your permission and your desire to a process to conform to the image of my Son. I’m going to take all the blemishes, all the distortions, all the twists, all the knots, all the deformations and I’m going to treat them one by one and I’m going to turn you slowly from a biological, earthly bound creature, to a spiritual, minded, other worldly, angelic being almost, through a process of work and treatment, breaking, suffering, blessing, learning, relationship and I’m going slowly turn you more and more into the image of my Son, Jesus Christ.

Only churches, only communities, only families that are made up of individuals that have allowed themselves to be treated thusly will be able to manifest that unity that is being spoken about here. It is the only way that we are going to produce that gentleness, that patience, that humility, that forbearance that we need to have towards each other.

So, if we allow that to take place, you see, that unity will simply be the byproduct, the result of a process whereby our character will be shaped and formed according to the values of the Kingdom of God. And this is what we need to aspire, my brothers and sisters. You know, our life, our Christian life should be a one big desire to be made more and more like Christ because in doing so we will be able to lose all those edges, all those sharp parts of ourselves that lead to conflict with our brothers and sisters.

What does the Apostle James say? Where did the wars come from in you? you remember that passage? Let me see if I can find it very quickly here. If somebody finds it even sooner, that’s even better for me.

“….What causes fights and quarrels among you? Don’t they come from your desires that battle within you? You want something but don’t get it. You kill and covet but you cannot have what you want. You quarrel and fight. You do not have because you do not ask God. When you ask you do not receive because you ask with wrong motives, that you may spend what you get on your pleasures….”.

And then in verse 7 it says “… submit yourselves then to God…” so that’s how we can be made in such a way that then we can have the kind of character that enables harmony to take place.

“…Come near to God and he will come near to you. Wash your hands, you sinners and purify your hearts, you double minded. Grieve, mourn and wail, change your laughter to mourning and your joy to gloom. Humble yourselves before the Lord and he will lift you up….”

And here it says, “…. Brothers do not slander one another, anyone who speaks against his brother or judges and speaks against the law and judges it,…..” on and on.

You see that the Apostle James’ mind is dwelling precisely on the relationship of brothers and sisters among themselves. And there’s a connection being made by the Holy Spirit that the conflicts that take place in the church of Jesus Christ are the result of those areas inside of us, those carnal impulses and areas of our lives that have not been allowed to be treated by the Holy Spirit of God.

And so, we need to understand that that unity which we are seeking, that unity which is all important in the Christian life needs to come as a result of our allowing ourselves to be treated and to be broken and shaped by the Holy Spirit. That is so important. It is so important that we live a life as open…. Lord.

Just be completely transparent, be humble, be honest with the Holy Spirit, be honest with your brothers and sisters, admit your flaws, admit your defects, confess, ask for prayer, seek forgiveness and say, Father, I want to be completely shaped by you that I may be a source of harmony and blessing when I move among my brothers and sisters, when I move at home, when I move in my marriage, when I move with my relationship with my friends and my colleagues at work. Be completely humble and gentle.

I don’t have time and I’m going to close up in a couple of minutes to exegete each of those qualities: be humble, gentle, patient, forbearing, that was the word that was used in the King James, bearing with one another in love.

In verse 3 it says, “… make every effort to keep the unity of the spirit through the bond of peace”. As I’ve said before, unity does not come spontaneously. Unity, harmony doesn’t happen by sort of spontaneous generation, just because…. You know, we get along great and that’s it. No, unity is always, particularly in a diverse group of people, the product of individuals making every effort.

In the Greek original, as I understand, the suggestion is “great effort, extreme effort to bring about something”. You know, the Holy Spirit will do his part but there’s a part that only we can do and it is make every effort to keep that unity.

You know, just today for example, I want to commend Greg, he called me this morning at home. We had an activity here in the morning that was sponsored by the Fellowship of Latino Pastors in New England and we had an activity here in the church and that meant you know, different churches, leaders from different Latino churches coming to hear a panel of speakers reflect on the subject of pastoral excellence and so on.

Well, Greg called me because he didn’t know until the last minute that this activity was taking place, because of his work with discipling and cell ministries and all kinds of other stuff. He had convened a gathering of leaders from our congregation on third floor on that same day and he was concerned about the fact that they could have been here and benefited a lot from this very same activity, but he was going to have a parallel apparently competing activity on the third floor. And so he called me to clarify, you know, and to seek my opinion as to whether I thought it was ok to have that activity parallel to this one. And you know just to communicate that he wasn’t aware until the last minute and if he would have known with enough time he could have planned to have them here.

Now, why do I mention that? Because many times harmony doesn’t come necessarily from being remedial and solving a problem or a conflict that took place and forgiving somebody or asking for forgiveness, or correcting a wrong. Sometimes, unity is sustained by our being preventive and by being so attentive to unity and harmony that we sort of foresee how our brother or sister may think in the light of an action that we are going to take, and we are ready to explain and to share our motives and to forestall and avoid any kind of unnecessary conflict or wound in the heart of our brother or sister, so that we are attentive. You see, we’re diligent about protecting the peace and the unity of the body.

And that’s so important my brothers and sisters, see because many times we’re thinking just in the defensive, ok, he did something to me so I have to forgive him. I did something to him, so I have to ask for forgiveness and all this stuff.

You know, when we are careful and attentive to unity, we will always be seeking out any situation that may contaminate my relations with my brothers and sisters and I will seek it out with vengeance and I will eliminate is as soon as possible. If I see anything that’s wrong in my relationship I’m going to go after that, I’m going to destroy it as soon as possible, because it is this idea, make every effort.

It is such an important value that we determine to protect it at all costs because God is pleased with it, God is blessed. And that requires humility. He doesn’t have to do that, I mean, he could say, well, that’s tough luck, you know, nobody told me about it. Let them find out what happened and so. It requires humility and meekness to come to somebody that you don’t really have to give him the time of day, you don’t need them, and to say brother, you know, I wont be able to attend your invitation because of this and this and that. Or, you know, forgive me, I passed you and then three minutes later I realize that I didn’t say hello to you so, I’m coming back to say, hi, how are you doing? I was just, my mind was some place else….

You know, it’s that attentiveness to keeping good relationships with people. That works in married life, it works with your children, it works with your friends, it works in the work place, it works with your neighbors. Make every effort to keep the unity of the spirit.

So, I pray tonight that there’s so much more that we can glean out of this passage and maybe I’ll come back to it in my next intervention. But tonight I want to encourage you and I to revisit that call of the Holy Spirit to make every effort to keep the unity of the body. That unity of the body will always take place in a context of diversity and variety. That’s the whole thrust of the rest of the Apostle Paul’s meditation.

In this kind of variety, diversity of people who are here. By the way, I welcome my two brothers who just walked in, God bless you. I’m so glad to have you tonight. Welcome.

You know, it is in that context of diversity and of difficulty and of threat to unity t… tendency of the universe is toward chaos. That’s very well stated in one of the laws of physics. This tendency to greater disorder, to greater inertia, the stopping of things. That’s the natural course of the universe, this sinful fallen world is toward conflict. That is the consequence of the fall: conflict, competition, criticism, infighting.

We are a counter cultural people. We don’t live according to, necessarily we are submitted to the laws of the universe of course, but in Christ we are called to live in a higher plain, in a higher order. And so we counteract the natural tendency of the world and of human relationships to conflict and chaos, and deterioration as happens in the world.

You know, as friendship grow older and older, they grow more sameness and you know, monotonous. They go towards silence and separation. As believers it should be the opposite. As we get to know each other, as we interact with each other, rather than wearing out each other’s patience and tolerance for each other, and sort of familiarity breathing contempt, it should be the very opposite. It should lead to greater harmony, greater love, greater intimacy, more friendship, more honesty, more transparency, more brotherhood, sisterhood.

That is the call of the spirit. That is the mark of the presence of God in a community. May that be the distinguishing mark of whatever group we inhabit, whatever unit we may be a part of, particularly of this church, this community that is emerging now. May the Lord give us that grace, that wisdom, that self control, that power to live as members of one family, one God, Father, one spirit, one Jesus Christ, the Son, unifying in one faith and one baptism, one lordship, one confession.

Father, we release your word back to you. You have allowed us to handle it for a while and we do so with such reverence, Father, with such fear and trembling, because it is such a high privilege and your word has entered our lives and it has left its sediment within tonight. We want to treasure that. We want to hold on to it, Lord. We want to hold on to its message as it reverberates inside of us. We want you to seal your call to be an instrument of unity and harmony in this world that is so characterized by the very opposite. Enable us to glorify that Jesus Christ, to glorify that Father, that spirit of God which is so wonderful by living lives that speak to the harmony and the beauty and the oneness that there is in your kingdom.

I bless each of my brothers and sisters here tonight. Father any of us who are entangled in relationships that are conflictive or any area of resentment in our lives or any kind of attitude in our temperament that makes us a source of conflict in our relationships right now, Father, we release that to you and we pray for the infilling of your Holy Spirit, the specific treatment of your Holy Spirit in that area of our lives. We want to be like Jesus. We want to be like you, Lord Jesus Christ. We bless you tonight. We pray for your peace in our families, our churches, our city, our neighborhoods, our places of work and may the world be a little bit more harmonious because we are in it. We thank you for your word, Father. It will return to you but it will have done its work because it never returns to you void. And we bless you for that. We honor your tonight Holy Spirit, and we honor your word in Jesus precious name we pray. Amen. Amen.

God bless you my brothers and sisters.

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Porque tienes sed todavía?

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Vamos ahora a la palabra del Señor, yo quisiera que ustedes buscaran en el libro de Juan, Capítulo 4. Permítanme orar antes de seguir adelante.

Dios te damos la gracia una vez más por la bendición que tenemos de poder ir ahora y entrar en una mediación, Señor, que tiene vida porque es una vida que proviene de ti, Señor. Palabras que salgan de mi boca serán solamente palabras, pero cuando esas palabras están ungidas y cubiertas por tu espíritu, Señor, tienen el potencial de hacer grandes cosas, no por el mérito de uno como predicador, sino por el tuyo Jesús, porque eres tu quien trae vida a los corazones que reciben esas palabras. Así que ahora mismo, Señor, me pongo en tus manos y que esta palabra, Señor, pueda ser de bendición a mis hermanos y hermanas y que los traiga directamente al centro de ti, al centro de tu vida, Jesús. Gracias Dios. Amen. Amen.

Bien, hermanos, es bien interesante el poder estar aquí hoy y compartir con ustedes después de todo lo que ha acontecido a través de esta semana. Yo me imagino que muchos de ustedes han tenido la oportunidad de poder comer con familiares, algunos de ustedes aprovecharon el viernes pasado, ¿cuántos se levantaron bien temprano en el viernes pasado? No se apuren, no les voy a decir que hicieron mal o algo así. ¿Cuántos se levantaron bien temprano?, y tal vez no necesariamente para orar, sino para aprovechar los especiales que estaban aconteciendo en el..... a ver, ¿cuántos se atreven a levantar la mano para eso? No se apuren, no les voy a decir que están en pecado ni nada por el estilo así que no se apuren.

Pero es bien interesante, yo creo que esta etapa en el año, es una etapa bien interesante porque uno es como que comienza a entrar en una transición de una etapa a otra. Unos comenzamos a... ese tiempo de acción de gracia nos empieza a entrar en todo lo que es este holiday season de vacaciones, para muchos, y tiempo en familia, y compartir, y comer en una buena comida con amistades, dar regalos, comprar, comprar, comprar y comprar.

Para muchos eso es lo que significa este tipo de temporada. Pero yo quisiera tratar de enfocarnos una vez más en algo mucho más importante que envuelve toda esta temporada. No tan solamente algo, sino más bien, alguien que envuelve toda esta temporada. Y ese alguien se encuentra en la persona de Cristo Jesús. Así como nuestro hermano Jessie estaba diciendo, cuando uno habla de la misericordia de Dios puede ser un tema bien emocional, porque uno se pone a pensar a si mismo, caramba todas las cosas por las cuales me ha traido y yo veo como esa misericordia ha estado trabajando activa. Uno tiene que tener un corazón de piedra para no llorar. Yo creo que aún los corazones de piedra se rompen cuando la misericordia de Dios verdaderamente llega a nuestras vidas. Es algo que no se puede resistir. Así que, hermano Jessie, te comprendemos cuando sientes esa emoción y esa pasión. We’re with you, my brother.

Juan, Capítulo 4, verso 5, dice así la palabra del Señor: “...Vino pues a una ciudad de Samaria llamada Sicar, junto a la heredad que Jacob dio a su hijo José. Y estaba allí el pozo de Jacob, entonces Jesús cansado del camino, se sentó así junto al pozo. Era como la hora sexta, -buen español, algunos entienden que esto era como mediodía- De pronto vino una mujer de Samaria a sacar agua, y Jesús le dijo, ‘dame de beber’, pues sus discípulos habían ido a la ciudad a comprar de comer. La mujer samaritana le dijo, ‘¿cómo tu siendo judío me pides a mi de beber que soy mujer samaritana?’ –porque judíos y samaritanos no se llevan bien- Respondió Jesús y le dijo, ‘si conocieras el don de Dios –y hago un hincapié en esa frase, si conocieras el don de Dios- y quién es el que te dice, dame de beber, tu le pedirías y él te daría agua viva. La mujer le dijo, Señor, no tienes con qué sacarla y el pozo es hondo. ¿De dónde pues tienes el agua viva? ¿Acaso eres tu mayor que nuestro padre Jacob que nos dio este pozo del cual bebieron él, sus hijos y sus ganados?"

Y a esa pregunta yo vuelvo y le pongo esa frase ‘si supieras, si conocieras el don de Dios’. Yo estoy seguro, hermanos, que muchos, la mayoría de todos nosotros conocemos de rabo a cabo, de principio a fin, lo conocemos, lo hemos escuchado de muchas maneras, pero mientras yo estaba reflexionando en este pasaje, algo me chocó con el cual no me había encontrado antes.

Sabemos que parte del relato de la historia, Jesús estaba saliendo de Jerusalén porque los fariseos estaban calzando como un tipo de complot en contra de él, cuando comenzaron a decir, oh, Jesús está haciendo más discípulos de los que hacía Juan, el Bautista. Y ese tipo de comentario lo que estaba causando era que la gente comenzara a tener más atención en la persona de Jesús que antes, pero Jesús sabía que esa atención podía traerle un tipo de fama el cual él no estaba buscando.

Y por evitar eso, Jesús decide salir de Jerusalén en dirección a Galilea, y para llegar a Galilea tenía que pasar por el pueblo de Samaria. Y en este relate es entonces donde nos encontramos con esta conversación entre Jesús y esta mujer samaritana.

Ver a Jesús que está ahí presente junto a este pozo y esta mujer se acerca y Jesús intencionalmente le dice, mujer, dame un vaso de agua, o dame una copa de agua o una jarra de agua, lo que sea que tengas. Y la mujer rápidamente lo confrontó, pero cómo es posible que tu me vayas pedir esto, si ustedes los judíos y nosotros los samaritanos no nos llevamos bien.

Pero algo que me llamó la atención de esto es que esta mujer aunque era de Samaria tenía un conocimiento del pueblo judío que tal vez muchos de nosotros no estamos al tanto, y esto es que esta mujer reconoce a Jacob como su padre también. El pozo donde Jesús estaba sentado se conoce que era el pozo de Jacob, uno de los pozos que el mismo Jacob plantó de los muchos que había recibido en herencia a la misma vez.

Ahora, yo no se cuántos de nosotros estaremos al tanto de algo que está ocurriendo detrás de esta historia y eso es algo que yo quiero compartir con ustedes, porque ese relato del pozo de Jacob me hizo pensar en algo que no había visto antes. Y es el mero hecho de que ese pozo de Jacob mostraba una promesa de Dios a esa descendencia que estaba saliendo de Jacob.

¿Quién era el papá de Jacob? A ver, a ustedes que han pasado por discipulado: Isaac, ¿verdad? ¿Y quién era el papá de Isaac? Abraham.

En un relato en Génesis, Capítulo 26 hay un relato que cada vez que yo lo leo me llama mucho la atención. En Génesis Capítulo 26, y si lo quieren buscar pueden sentirse libres de hacerlo. Génesis Capítulo 26, nosotros vemos a Isaac que comienza a establecerse en la tierra de Abimelec e Isaac en ese entonces había recibido ya una promesa de parte de Dios, y era una promesa que había recibido primero de parte de su padre.

¿Cuál fue la promesa que Dios le dio a Abraham? Yo te multiplicaré, haré que tu descendencia sea como las estrellas de los cielos, como la arena que está en el mar y te voy a repartir a ti y a tu descendencia toda esta tierra. Dondequiera que tu vayas yo estaré contigo y te prosperaré. Esa fue la promesa que Dios le dio a Abraham y ¿saben en qué momento ocurrió eso? Cuando Abraham iba a sacrificar a su hijo Isaac más sin embargo Dios lo detuvo. Ese gesto fue el que inició una cadena de promesa que se iba a llevar a cabo a lo largo de toda esa generación.

Y esa promesa llega a Isaac. Es la misma promesa para él. Yo voy a extender tu descendencia. Yo te voy a prosperar dondequiera que tu vayas y esta tierra la voy a repartir a ti y a todos tus descendientes. Y es bien interesante porque esa tierra muchas veces se medía por las posesiones materiales que ellos podían tener. Y en este pasaje de Génesis, Capítulo 26, vemos a Isaac cómo entró en un momento de pleito con las personas que moraban en la tierra del rey Abimelec.

Miren por ejemplo, el verso 12, el verso 26, dice: “.... y sembró Isaac en aquella tierra y cosechó aquel año ciento por uno y le bendijo Jehová. El varón se enriqueció y fue prosperado y se engrandeció hasta hacerse muy poderoso”

Verso 15 dice: “...y todos los pozos que había abierto los criados de Abraham, su padre, en sus días, los filisteos los había segado y llenado de tierra, entonces dijo Abimelec a Isaac, apártate de nosotros porque mucho más poderoso que nosotros te has hecho. E Isaac se fue de allí y acampó en el valle de Gerar y habitó allí y volvió a abrir Isaac los pozos de agua que habían abierto en los días de Abraham, su padre, y que los filisteos había segado después de la muerte de Abraham, y los llamó por los nombres que su padre los había llamado.”

Pero miren la parte interesante”... Pero cuando los siervos de Isaac cavaron en el valle y hallaron allí un pozo de aguas vivas, los pastores de esa área de Gerar riñeron con los pastores de Isaac diciendo, el agua es nuestra –porque tal vez estaba en su tierra- por eso llamó el nombre del pozo Esek porque habían altercado con él.”

Esek es otra palabra para pleito, había un pleito ahí. Luego, el verso 21, “.... luego abrieron otro pozo y también riñeron sobre él y le llamó su nombre Sitna –que también es un nombre parecido a ese tipo de pleito, hubo una discusión allí entre medio de Isaac, sus siervos y los moradores de aquella tierra- .....y entonces Isaac se apartó de allí y abrió otro pozo y no riñeron sobre él y llamó su nombre Rehobot y dijo porque ahora Jehová nos ha prosperado y fructificaremos en la tierra.”

Este relato a mi me estuvo tan interesante, mis hermanos, porque aunque Isaac tenía una promesa de Dios de que Dios le iba a prosperar, de que Dios iba a estar con él, de que Dios iba a multiplicar su descendencia, había una parte que Isaac también tenía que hacer. Había un trabajo que él tenía que hacer. Es como decir, Dios, si tu me has dado bendición no significa que yo me tengo que sentar y esperar que esa bendición llegue a mi sino que yo tengo que hacer mi parte.

Isaac fue y trabajó, buscó trabajar con el sudor de su frente, la labor de sus manos, el dolor en su loma más sin embargo en medio de esa acción, esas eran las acciones que Dios estaba bendiciendo y prosperando. Pero aún em medio de todas esas cosas, Isaac se encontró con conflictos a lo largo del camino, personas que quisieron tomar de lo que él había logrado alcanzar, y pelearon, riñeron en contra de esas cosas. ¿Por qué? Porque él estaba peleando por la bendición de Dios. Esas cosas materiales, ese pozo de agua significaba un sentido de sobrevivencia.

El agua era lo que proveía vida, no tan solamente para ellos sino también para su ganado, también para el plantío que ellos podían sembrar. El agua era lo que mantenía todas esas cosas moviéndose. Eran cosas materiales que se podían tocar y medir, pero Isaac sabía que detrás de todas esas cosas lo que había era una promesa de Dios que estaba sobre su vida. Isaac estaba dispuesto a pelear y moverse, y buscar hasta que él consiguiera aquellas cosas que iban a permitir que su vida se preservara para todos aquellos que venían detrás de él, y después de él, esos pozos fueron heredados entonces, ¿por quién? Jacob, su hijo Jacob.

Después de Jacob, si uno sigue viendo toda la cronología, mis hermanos, y créanme que voy a llegar a un punto con esto, es bien importante que podamos entender. Si uno va viendo toda esta cronología, de Abraham a Isaac, de Isaac a Jacob, de Jacob, ¿quién fue uno de sus hijos que hizo un impacto bien grande en el pueblo de Israel? José, fue el que como quien dice, los ayudó a establecerse en la tierra de Egipto.

Después de eso pasaron cientos de años y ¿quién fue el próximo líder que se levantó después de José? Moisés. Moisés fue el que llevó al pueblo de Israel a otro nivel y de ahí siguieron subiendo distintos líderes. El pueblo de Israel pasó por exilio. Fueron exiliados a otras tierras y allí los judíos se mezclaron con otras naciones, con otros grupos étnicos. Cuando se suponen que no tenían que haberlo hecho, más sin embargo lo hicieron.

Y ¿saben lo que es el pueblo de Samaria, si volvemos al pasaje de Juan? Los samaritanos eran un grupo de judíos que se habían mezclado con otras tribus paganas también. Eso eran los samaritanos, por eso es que cuando esta mujer se atreve decir, nuestro padre Jacob, le identifica a ella también como que parte de su descendencia era una descendencia judía. Era una descendencia judía que estaba mezclada con otro tipo de grupo étnico en el cual ellos habían estado.

Y por eso era que había riña entonces con los samaritanos y con los judíos. Porque los judíos veían a los samaritanos como una raza híbrida, por así decirlo, no pura, porque estaba mezclada con otra y no los podían recibir entonces. Los judíos se concentraban en su adoración en Jerusalén y entonces los samaritanos decidieron hacer un templo, un altar en esa área de Gerizim donde ellos pudiesen adorar en la forma que ellos entendían que era la que ellos debían hacer.

Eso es lo que está detrás de todo este pleito. Y esa promesa de Dios, mis hermanos, miren qué interesante, esa promesa de Dios seguía, seguía a lo largo de todas esas generaciones. Lo que pasa es que en la generación de esta samaritana, o de ese pueblo samaritano, esa promesa se había diluido con muchas cosas que habían contaminado la mente, las emociones, las creencias de ese grupo en particular. Su mezcla era tan, como lo puedo decir, era una mezcla tan, no voy a decir mezclada pero ya lo dije, era una mezcla tan diversa que las promesas que traían esos patriarcas se fueron diluyendo a lo largo de todas esas generaciones hasta que llegó el punto donde esta mujer se encontró con Jesús.

Y miren cómo podemos empezar a atar cabos. Dios solamente pidió un simple vaso de agua, pero ese vaso de agua era como un anzuelo para ir a algo mucho mayor. Jesús sabía donde estaba. Jesús sabía que él estaba en el pozo de Jacob. Y esa frase de Jesús, ‘si conocieras el don de Dios’.

Miren ese verso 10, “si conocieras el don de Dios y quién es el que te dice dame de beber, tu le pedirías y él te daría agua viva”. Miren cómo la mujer le responde a Jesús: “¿acaso eres tu mayor que nuestro padre, Jacob, que nos dio este pozo del cual bebieron él, sus hijos y sus ganados?”

Yo imagino que cuando Jesús escuchó esa pregunta, él tuvo que haber hecho ‘ehm’ , ‘si supieras’. ‘si supieras que yo fui el que estuvo con tu padre, Jacob, cuando él estaba durmiendo con su cabeza en una piedra, y él vio una escalera que descendía desde el cielo, ángeles bajaban, ángeles subían. Y fui yo el que le di a él la promesa, fui yo el que le habló a tu papá, Jacob, la promesa de que Dios iba a estar con él, de que Dios iba a prosperar su descendencia, de que Dios era el que iba extender toda su generación como las estrellas del cielo y como cada granito de la arena. Si supieras, mujer.

Pero obviamente Jesús no se quería dar patadas en el pecho, así que lo dejó tranquilo. Pero yo quiero dirigir nuestra atención, mis hermanos, a esa frase, porque yo me pregunto si nosotros mismos entendemos esto también. Hay una gran diferencia entre yo decir, si supiera, y yo decir, si conocieras.

Dígale a la persona que está a su lado, si supieras. ¿Qué es lo que implica eso, hermanos, si supieras? Usualmente nosotros usamos esa frase cuando, ¿qué? Alguien se está riendo, mira, shsh, si supieras lo que pasó! Ay, muchacho si tu supieras cuánta comida se comió fulano de tal en la mesa de tal y tal. Si tu supieras quién fue el que pidió el cuello del pavo. Ay, si tu supieras.

Si tu supieras viene de saber. Saber es mero hecho de tener un conocimiento, de tener una información. Eso es lo que implica el yo poder decir, si tu supieras. Y Jesús no estaba interesado en transmitirle a esta mujer un mero conocimiento o un mero suceso de información. Jesús lo que le dijo a esta mujer fue, si conocieras el don de Dios.

Y hay una diferencia bien grande porque el yo decir, si tu conocieras. ¿Qué es lo que implica eso? No tan solamente experiencia, eso implica también el tu conocer a alguien. Cuando usted le pregunta, mira tu conoces a fulano de tal o fulana de tal. ¿Qué es lo que implica eso? Es si tu conoces personalmente a la persona, si has podido estrechar su mano, o si le has podido dar un abrazo a la persona, ¿verdad? Eso es lo que implica el conocer, no es tan solamente que tengo una información gravada en mi mente, sino que yo personalmente he tenido un encuentro con esa persona, he podido estrechar su mano, he podido hablar con esa persona cara a car. Eso es lo que implica conocer.

¿Cómo yo puedo llegar a esto? Miren, por ejemplo, en el verso, la conversación de Jesús y esta mujer samaritana, vamos a llamarla Elena, por si acaso. Aquí no hay nadie que se llame Elena, ¿verdad? Ok. Elena y Jesús estaban hablando, miren lo que le dice en el verso 19:

Le dijo Elena “... Señor, me parece que tu eres profeta. Nuestros padres adoraron en este monte –una vez más, miren la palabra que usa, nuestros padres. Ella se sigue identificando con el pueblo de Israel al hacer referencia a sus padres. ¿Y quienes eran los padres? Abraham, Isaac y Jacob. Esos eran los padres. Y ella decía, nuestros padres adoraron en este monte y vosotros, ustedes los judíos, dicen que en Jerusalén es el lugar donde se debe adorar.

Esta mujer estaba hablando acerca de una información que ella tenía en su mente que había sido transmitida de una generación a otra. Más sin embargo lo que Jesús quería era traerle un conocimiento vivo. Jesús lo que quería hacer era reanudar una vez más, revivir una vez más, esa promesa que había sido dada a esos patriarcas del pueblo de Israel. Eso era lo que Jesús estaba haciendo. Estaba cogiendo esa promesa y trayendo una revelación totalmente nueva a este pueblo que para muchos parecía ser que era un pueblo rechazado por el resto del pueblo de Israel, pero Jesús estaba trayendo a este pueblo una vez más a esa promesa de una generación que se iba a multiplicar, una generación que iba a conquistar, a llenar el resto de toda la tierra.

Y en esa promesa, hermanos, donde yo veo que Jesús le dice a esta mujer, le dice, mujer si tu conocieras el don de Dios, si tu conocieras ese regalo de Dios, si tu conocieras que las promesas de Dios son un regalo para ustedes. Cada promesa de Dios es un regalo. ¿Saben por qué? Porque un regalo es algo nuevo, es como que me da esperanza de que alguien me quiere, de que alguien tiene atención de mi, de que alguien está velando por mi, y para mostrar esa atención que esa persona tiene me entrega algo. Y yo aprecio ese tipo de gesto.

Es lo mismo con una promesa cuando Dios hablaba con una promesa a su pueblo, él les estaba dejando saber, este es mi regalo para ustedes. Yo les estoy prometiendo una vida larga. Yo les estoy prometiendo una vida larga a cada uno de ustedes. Eso es lo que Jesús estaba haciendo con esta mujer cuando le dice, si conocieras el don de Dios y quien es el que te dice, dame de beber, tu le pedirías y él te daría agua viva.

Un verso más adelante respondió Jesús y le dijo, “....cualquiera que bebiera de esta agua del pozo volverá a tener sed, más el que bebiere del agua que yo le de, ¿qué dice? No tendrá sed jamás, sino que el agua que yo le daré será en él o en ella un fuente de agua que salte para vida eterna.

¿Vieron cómo se ve la promesa? Que empieza a ser revelada en una forma nueva aquí. Dios le había revelado a Abraham y a Isaac y a Jacob, yo te voy a dar una vida larga, se va a demostrar en tu descendencia, van a conquistar toda la tierra, y así es como yo les voy a bendecir a ustedes. Y estaba hablando de una vida larga aquí en la tierra, más sin embargo la promesa que se nos da a cada uno de nosotros ahora en Jesús, no es tan solamente una vida larga aquí en la tierra, sino que es una vida que perdura por la eternidad. Esa es la promesa que se nos da ahora a nosotros, esa es la promesa que Jesús estaba revelando a esta mujer, que no se trata del tiempo que uno vive aquí en la tierra sino del tiempo de Dios y como uno vive por la eternidad en Dios.

Ese es el tipo de revelación que Jesús estaba trayendo ahí en ese momento y ¿saben qué, mis hermanos? Ese es el tipo de revelación que Jesús sigue trayendo a cada una de nuestras vidas hoy día. Hoy día, mis, hermanos, Dios sigue trayendo ese tipo de revelación a nosotros a través de su hijo Jesús, en medio de cada uno de nosotros.

 

 

Saben por qué. Yo me pongo a pensar, tratando de ver cómo las imágenes de todo este pasaje lo podemos aplicar aquí nosotros ahora. Yo me imagino de cómo nosotros igual que esta mujer rutinariamente o habitualmente, venimos aquí a este lugar, a este templo, a este edificio, venimos a este edificio a sacar agua. Venimos aquí a este edificio a sacar agua, venimos con nuestros cántaros, llegamos, le ponemos la soga, lo tiramos por ahí, esperando que se llene de agua, lo sacamos y cuando lo sacamos volvemos de nuevo a nuestras casas y después tal vez los que vienen los miércoles, pues vienen los miércoles. Volvemos de nuevo, echamos el cántaro, sacamos agua, y volvemos una vez más a nuestras casas. Y después habitualmente tenemos que volver una vez más para tirar nuestros cántaros, echarles aguas, rellenarlos de nuevo y volver una vez más.

Pero si se dan cuenta lo que yo estoy diciendo, mis hermanos, yo estoy diciendo, un gesto habitual. Como lo que estaba haciendo esta mujer. Esta mujer como seguía viviendo de un agua que estaba en este pozo, ¿qué pasó? Volvía a tener sed, y como volvía a tener sed, ¿qué tenía que hacer? Volvía de nuevo a sacar agua, como algo habitual, como algo rutinario, tenía que volver una vez más. Era un ciclo que se seguía repitiendo y repitiendo y repitiendo.

Pero no fue hasta que se encontró con Cristo Jesús que la historia cambió por completo. Y eso es, mis hermanos, a lo que yo quiero traer nuestra atención ahora porque hay veces que yo me pregunto y no estoy apuntando a nadie, que le caiga la gotita que se moje, pero yo hay veces que me pregunto, cuántas veces nosotros venimos a este edificio, venimos a este templo, y miren las palabras que estoy usando. No estoy diciendo, iglesia, estoy diciendo templo, estoy diciendo edificio. Porque pensamos que el mero hecho de venir aquí nada más ya estoy viniendo para buscar agua para el resto de mis días y ya ahí se acabó todo. Sigo viviendo el resto de mis días, por toda la semana y después cuando llega el miércoles, o cuando llega el domingo, pues, vuelvo de nuevo con mi cántaro encima de mi lomo y vuelvo a sacar agua una vez más.

Pero qué diferencia hay cuando venimos a este edificio en forma habitual, buscando una solución que pueda satisfacer una sed interna, cuando vengo a este edificio buscando algo que pueda darle un nuevo sentido de vida a mi vida.

Y yo no estoy diciendo que eso sea mal, lo que yo estoy diciendo es que cuando venimos aquí, ¿cuál es la verdadera fuente de agua de la cual estamos nosotros nutriéndonos, hermanos? ¿Cuál es la verdadera fuente de agua a la cual nosotros venimos con nuestros cántaros para podernos llenar por completo?

Una cosa es yo poder creer con el mero hecho de yo venir aquí los domingos ya mis problemas van a ser resueltos. Otra cosa es cuando yo reconozco que vengo delante de la presencia de aquel que es el verdadero recurso de esa agua. Esa fuente de agua viva que puede brotar en mi en una forma sin final, en una forma continua. Cuando yo vengo a ese recurso, cuando yo vengo ahí, a esa persona de Jesús, es ahí cuando mi vida verdaderamente encuentra un sentido de dirección que no tenía antes.

Y eso fue lo que Jesús hizo con esta mujer, hermanos. Jesús le trajo a esta mujer un sentido de dirección que su vida no había tenido antes. Jesús le recordó a esta mujer un sentido de promesa que ella no había experimentado antes, una promesa que a lo largo de los años perdió su valor, perdió su fuerza y ahora ella estaba viviendo en forma de rutina, no estaba viviendo en forma de una experiencia genuina. Más sin embargo Jesús lo que estaba haciendo en ese encuentro, era diciendo, mira este es el verdadero significado de la promesa. Hoy esa promesa que se le dio a tus padres está cara a cara contigo y no tan solamente te traigo vida que pueda durar en todos tus días aquí en la tierra, sino una vida que pueda durar para mucho más allá de la vida que tu puedas tener aquí.

El mejor regalo, hermanos, si verdaderamente conociéramos ese don de Dios. Yo no estoy diciendo que nosotros no lo conozcamos. Si lo conocemos, por ejemplo, el miércoles pasado, hermanos, cuando estuvimos aquí en nuestro servicio de Acción de Gracias, tuvimos la oportunidad de poder escuchar testimonios de distintas personas de cómo Dios ha obrado en sus vidas, testimonios de sanidad increíbles que yo mismo cuando los escuchaba me estremecía cuando lo escuchaba. Personas que han sido sanadas de cáncer, personas que cuando pensaban que no iban a encontrar un trabajo, lo encontraron; personas que han recibido una vivienda; todo porque han confiado en Dios y porque han sabido cómo llegar a ese recurso donde todas las cosas provienen.

Y al yo escuchar esos testimonios yo me decía, de esto se trata, de esto es de lo que verdaderamente se trata. No es tan solamente de los beneficios materiales que yo pueda recibir de pàrte de Dios, sino de cómo yo puedo experimentar el verdadero poder de Dios obrando en mi vida. Eso se va por encima, mis hermanos, se va por encima de cualquier recurso material que yo pueda tener en mi vida o en la vida de usted. Ahí es donde tiene que ver, en nosotros poder conocer ese don de Dios.

Si nosotros verdaderamente pudiésemos conocer ese don de Dios que yo no vengo aquí a este edificio por querer conocer a ese recurso que puede proveer solamente a mis necesidades físicas y materiales y que una vez si ya tengo todas esas cosas, pues, entonces me desaparezco del planeta porque no tengo más necesidad de. Eso es una persona que no ha conocido el don de Dios.

El miércoles por la noche también reflexionábamos en el pasaje de los diez leprosos cuando se encontraron con Jesús a la distancia y desde la distancia le gritaron, Jesús, ten misericordia de nosotros, por favor sánanos. En un gesto de fe, Jesús les dijo, vayan y muéstrense ante el sacerdote para que él confirme que verdaderamente ustedes están sanos. Y en un gesto de fe verdaderamente los diez se fueron creyendo en la palabra de Jesús. Y mientras iban caminando su piel se sanó por completo. Más ¿qué es lo que dice la historia? Solamente uno, solamente uno volvió y se tiró de rodillas delante de Jesús. Solamente uno tuvo la oportunidad de verdaderamente conocer el don de Dios. Ese uno fue el que se llevó el privilegio, el mejor regalo de que no tan solamente su piel haya sido limpiada, sino de que su vida entera hubiese encontrado salvación. Eso es lo que hace la diferencia de los que saben y los que conocen.

Esa es la verdadera diferencia de los que saben y los que conocen. Muchos saben, muchos saben, muchos saben de Dios de acá arriba. Pero pocos conocen a Dios desde acá adentro. Y ese es el mejor regalo que nosotros podemos dar, hermanos. Pero para nosotros darlo tenemos que conocerlo primero.

Yo quiero invitarlos a cada uno de ustedes hermanos, yo estoy tratando de hacer un esfuerzo bien grande aquí por no romperme de verdad, porque yo quiero que usted reciba este mensaje. Dios quiere que usted pueda conocer ese verdadero don. No importa los años que usted lleve viniendo aquí a este lugar. No importa los años que usted haya estado caminando en los pasos del Señor, siempre hay algo nuevo que conocer de ese don maravilloso de Dios. Siempre hay algo nuevo que nuestras vidas pueden recibir para entonces poder dar.

La mujer samaritana, Elena, recibió agua viva y no se quedó con ella, la compartió a otros. Y esos otros vinieron a conocer ese don de Dios y su vida no fue la misma.

Hoy, mis hermanos, yo quiero compartir esto con ustedes, yo quiero compartir a Cristo Jesús contigo. No hay especial de acción de gracias que te pueda conseguir la felicidad y la plenitud que solamente Cristo te puede dar. No hay fila en una caja que pueda satisfacer más que la fila de yo poder estar delante de Dios para recibir un abrazo y un toque de él.

Esa si es una fila que yo estoy dispuesto hacer, por no importa lo larga que sea. Y eso es lo que yo quiero ofrecerles a ustedes, hermanos, en este tiempo en el cual estamos. Miren bien, hermanos, Jesús es el pozo de fuente de agua viva que tu necesitas. Así como le pasó a Isaac que tuvo pleitos para poder mantener esos pozos abiertos, más sin embargo se los taparon con arena una vez más, y él seguía moviéndose de lugar en lugar hasta que pudiese abrir un pozo que pudiese suplir a toda su familia. ¿Saben qué? En la misma forma situaciones alrededor de tu vida van a tratar de tapar y hundir el pozo de agua que Cristo ha puesto ahí, van a tratar de tapar ese pozo de agua, más tu sigue moviéndote, sigue buscando, sigue tocando, sigue pidiendo para que ese pozo de agua pueda permanecer abierto y que tu puedas experimentar esa agua de vida que solamente fluye de Jesús.

¿Saben qué? Yo necesito esa agua de vida. Yo como pastor, necesito esa agua de vida y no estoy diciendo que estoy mal, pero yo como persona necesito esa agua de vida que esté constantemente fluyendo en mi. Yo reconozco que yo solo no tengo las fuerzas para hacer todas las cosas. Yo necesito de Dios.

Y yo te invito a ti, mi hermano, en esta mañana si tu quieres probar esa agua de vida una vez más, hoy ese pozo puede abrirse en tu vida. Hoy tu puedes conocer el mejor don que Dios puede dar a cualquier hombre o a cualquier mujer.

Así que yo te quiero invitar hoy, si tu no has conocido ese don, si tu nunca has tomado la decisión de conocer ese don, yo te invito a que hoy tu hagas de este momento esa oportunidad donde tu puedas conocer ese don. Yo te invito a que dondequiera que tu estés tu puedas levantar tu mano, si no lo habías hecho antes que tu puedas levantar tu mano y decir, yo quiero conocer ese don de Dios.

Es más te voy a invitar a hacer algo más. Yo me imagino a Jesús sentado al borde de ese pozo diciendo, si tan solo conocieras el verdadero don de Dios.

Hermanos es aquí donde verdaderamente nosotros dejamos de ser quienes somos y entregamos todo lo que somos en sus manos. Jesús reveló la condición de esa mujer, ¿qué impide que nosotros podamos esconder lo que verdaderamente somos delante de él? Nada. Nada.

Jesús conoce lo que hiciste ayer, lo que hiciste esta mañana, lo que vas a hacer mañana, ya Jesús lo sabe. En medio de todas esas cosas él sigue ofreciendo agua viva. Yo te invito, mi hermano, mi hermana, que si tu quieres probar una vez más esa agua de vida, yo te invito a que tu pases aquí, que tu te unas conmigo, que podamos decir, Señor, yo quiero de esa agua de vida. Yo quiero renovar esa agua de vida una vez más en mi corazón.

Y si tu lo quieres hacer por primera vez en tu vida, yo te invito a que tu dejes atrás todo lo que impida que tu puedas verdaderamente recibir ese toque que pueda transformar tu ser. Déjalo atrás. Ven y corre a encontrarte con él. Ven y corre a encontrarte con él, el único que verdaderamente puede saciar todo lo que esté en tu ser.

Hombre que me escuchas, yo te hablo a ti también. Si tu conocieras el don de Dios. Si tu conocieras cuan poderosa puede ser tu vida cuando tu vida verdaderamente está en las manos de aquel que te formó, de aquel que te creó. Si tu supieras y conocieras todo lo que Dios puede hacer a través de ti.

Nosotros seríamos unos de los primeros en correr aquí y entregarnos por completo a él. Si tan solo supiéramos.

Mujer, si tu también supieras, si conocieras ese don de Dios y como ese don de Dios puede transformar tu ser por completo, y la vitalidad que puede traer a tu ser para que tu te conviertas en un pozo de agua viva también para otros, para otras.

Joven que me escuchas, tu que estás en universidad o que estás en escuela, si tu conocieras ese don de Dios y como ese don de Dios puede hacer de ti un instrumento de gracia, un instrumento de misericordia, un instrumento de restauración, ahí en esas escuelas, en esa universidad donde tu estás.

O tu joven profesional que trabajas en una oficina día tras día, si tu conocieras ese don de Dios, que puede hacer de ti un impacto en ese ambiente donde tu trabajas. Si tan solo conociéramos.

Señor Jesús, tu pueblo está delante de ti ahora mismo, tanto los que estamos sentados como los que estamos de pie aquí en este altar. Jesús tu quieres que nosotros te conozcamos a ti. Hay dimensiones nuevas de ti que conocer en cada momento, por qué nos vamos a conformar con lo poquito que tenemos. Por qué insistimos, Señor en hacer de nuestras vidas un hábito, un ritual tan monótono a veces, cuando sabemos que eres tu Señor el que puede traer una aventura nueva, Señor en cada día, Dios, en cada hora, en cada minuto que pasa, tu eres el que puede traer una aventura nueva, Jesús.

Jesús, yo te pido que nuestros corazones no se endurezcan, que nuestros corazones no se pongan como piedras, Señor, por las distintas circunstancias en las cuales pasamos, Señor, que muchas de ellas son pasajeras, triviales, Señor, y muchas si son de gran envergadura.

Oh, Señor, si tan solamente pudiésemos conocer cómo tu puedes obrar en medio de esas situaciones y no tan solamente cuando las cosas van mal, sino también cuando las cosas nos están yendo bien. Cómo podemos conocer una dimensión nueva de parte tuya cuando las cosas se ven pacíficas a nuestro alrededor, cuando todo parece estar normal, cuando todo parece que está cada pieza cayendo en su lugar, Jesús.

No dejes, Señor que... no permitas, Señor, que nosotros solamente busquemos tu dirección solamente cuando estemos en necesidad. No dejes que caigamos en ese círculo, Señor, tan erróneo muchas veces, sino permite, Dios, que nosotros podamos vivir en esa agua viva que solo tu das, esa agua viva que solamente, Señor, se puede experimentar cuando estamos en una constante relación vital contigo, Señor, una relación en la cual conocemos tu amor en una dimensión nueva, en una forma nueva, en cada momento, Señor, un amor, Señor, que posesiones materiales a nuestro alrededor jamás, jamás la podrán suplir, sino que eres solo tu, Señor, el que mantiene, Señor esa vida corriendo en medio de nosotros.

Jesús, tu eres el centro de nuestras vidas. Señor, perdónanos por favor cuando perdemos el foco, cuando perdemos nuestro norte. Perdónanos, Señor, cuando seguimos viniendo a un pozo que solamente da agua que puede suplir por minutos. Perdónanos Señor, cuando no te hacemos a ti el eje central de nuestras vidas, el único que verdaderamente trae sentido y dirección a lo que nosotros podemos ser.

Jesús, por favor derrama tu agua viva sobre nosotros, derrama tu agua nosotros sobre tus hijos e hijas aquí hoy. Vuelve a nacer en nosotros y que esa agua, Señor, sane y restaure todo nuestro ser, Jesús. Sacia nuestra sed de ti, Jesús. Son tantas las cosas que podemos hacer afuera, son tantas las obras que podemos hacer con nuestras manos, pero todas esas cosas se quedan nulas cuando tu no estás en medio de cada una de ellas. Regrésanos a ti, Señor. Regrésanos a ti una vez más.

Limpia nuestras vidas, Jesús. A mis hermanos y hermanas que están aquí en el altar, dales de esa agua de vida, Jesús, esa agua que solamente proviene de ti. Tu eres el agua de vida, Jesús. Tu eres el agua de vida que puedes con un torrente, Señor, llevarte todas esas fealdades de nuestras vida, Señor, tu te las puedes llevar, Señor, por completo, esa agua viva puede venir como unas compuertas de una represa que se abren y arrasan, Señor, con todos los escombros que puedan a ver. Y a la misma vez puede ser ese río, Señor, que fluye en una manera fluida, suave, Señor, y trae sanidad, trae restauración, trae paz, trae alivio, que trae frutos, Señor.

Padre, por favor, permite que tu agua hoy pueda hacer esas cosas de limpiar nuestro ser de todo pecado, de cualquier obstáculo que pueda haber en nosotros que pueda ser quitado por completo con esas aguas frescas tuyas y que a la misma vez nuestro ser pueda ser rejuvenecido por ti, Señor. Rejuvenece nuestras vidas y que ahora que nos dirigimos a la navidad, Señor, que tengamos claro, Señor, que tu eres, tu eres la navidad, Señor. Tu eres el autor y consumador de esas cosas que hoy celebramos, tu eres el que está, tu eres la promesa que está detrás de todas esas cosas y nosotros somos un pueblo que vivimos de acuerdo a esas promesas, Señor.

Nuestra esperanza está basada en esa promesa de vida eterna y te damos las gracias, Jesús, gracias por esa vida eterna que solo tu sabes dar, que solo tu puedes dar, Señor. Gracias, Señor. Gracias, Señor. Amen.

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Debemos juzgar a los demás - o no?

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Quiero invitarles a ir a sus Biblias en Romanos, Capítulo 2. Vamos a ir al Capítulo 2 y simplemente quiero extraer algunos puntos, algunas ideas. Recordarán que estamos estudiando esta epístola a los Romanos y debido a diferentes compromisos y cosas han pasado ya varias semanas.

Ustedes quizás ni se acuerda a dónde está la epístola a los Romanos en la Biblia, pero aquí estamos otra vez para retomar. Ustedes saben, ha habido muchos viajes y muchos diferentes compromisos pero esta es una epístola eterna, lleva dos mil bendiciendo al pueblo de Dios y está ahí esperándonos en este día para instruirnos y proveer principios para nuestra vida como pueblo de Dios.

Yo voy a estar extrayendo así diferentes pasajes según vamos cronológicamente atravesando este libro y tocando los puntos que esos pasajes ofrecen a nuestra vida. Vamos a leer unos cuantos versículos representativos de este Capítulo, no lo vamos a leer todo para que podamos emprender nuestra exploración en esta mañana.

Capítulo 2, Romanos. Dice “.... por lo cual eres inexcusable oh hombre, quien quiera que seas, tu que juzgas.”

Yo creo que una de las palabras ahí clave es inexcusable. Vamos a ver por qué dentro de un momentito. Otra palabra sería ‘quien quiera’ también.

“.... quien quiera que seas tu que juzgas, pues en lo que juzgas a otro te condenas a ti mismo, porque tu que juzgas haces lo mismo. Más sabemos que el juicio de Dios contra los que practican tales cosas es según verdad.”

Vamos más adelante, vamos allí al versículo 5, “.... pero por tu dureza y tu corazón no arrepentido atesoras para ti mismo ira, para el día de la ira y de la revelación del justo juicio de Dios el cual pagará a cada uno conforme a sus obras. Vida eterna a los que perseverando en bien hacer, buscan gloria y honra e inmortalidad, pero ira y enojo a los que son contenciosos y no obedecen a la verdad sino que obedecen a la injusticia.”

Dice el versículo 11 “....porque no hay acepción de personas para con Dios”

Y entonces miren el versículo 17, estamos saltando aquí versículos representativos de este Capítulo. Dice aquí “..... he aquí, tu tienes el sobrenombre de judío y te apoyas en la ley y te glorías en Dios y conoces su voluntad, e instruido por la ley apruebas lo mejor y confías en que eres guía de los ciegos, luz de los que están en tinieblas, instructor de los indoctos, maestros de niños que tienes en la ley la forma de la ciencia y de la verdad. Tu pues, que enseñas a otros, ¿no te enseñas a ti mismo?, tu que predicas que no se ha de hurtar, ¿hurtas?”

Vamos más adelante al versículo 28, dice “... pues no es judío el que lo es exteriormente, ni es la circuncisión la que se hace exteriormente en la carne, sino que es judío el que lo es en lo interior y la circuncisión es la del corazón en espíritu no en letra, la alabanza del cual no viene de los hombres sino de Dios”.

Bendiga el Señor su bendita palabra. Hermanos, para muchos que leen este Capítulo, por ejemplo, y algunas partes de los primeros Capítulos de Romanos, este tipo de lectura puede parecer muy estéril y muy especializada. Muchos leemos esos Capítulos y en realidad no sabemos tanto a qué se están refiriendo y tendemos como aburrirnos y a pasarlos de largo. Y ahí es donde es importante uno tener un poquito de idea acerca de la historia y del contexto religioso y cultural en el cual el Apóstol Pablo escribe esta epístola y también toda la Escritura. Para leer ciertos pasajes de la Escritura y comprenderlos tenemos que entender algo acerca de su contexto histórico y cultural y ciertamente este es uno de esos pasajes.

También tenemos que entender a veces cuál es el propósito del libro en general, cuál es el argumento central que atraviesa todo el material que es tratado por el libro. Romanos es una carta que depende mucho de conocimiento interno, de la intención del Apóstol, el contexto en el cual escribe, la audiencia a la cual fue destinada la carta, y aún la postura personal y la experiencia personal del propio Pablo como ex fariseo y como miembro de una comunidad judía, y miembro de un cristianismo que está todavía tratando de definirse a diferencia del judaísmo, y tratando de encontrar su balance, su identidad dirigido por el Espíritu Santo.

Así que todas estas cosas están aquí entre líneas, dentro de ese Capítulo que acabamos de leer. No podemos entenderlo tan bien si no recordamos lo que está en el Capítulo anterior, en el Capítulo 1. Ustedes recordarán hace semanas atrás, cuando tocamos acerca del Capítulo 1 donde el Apóstol Pablo primero, como un abogado argumentando un juicio ante un jurado o ante un juez, comienza a establecer su caso, parte por parte; a montar todo un armazón de argumento lógico ante sus oyentes o la audiencia que tiene por delante.

En el primer Capítulo el Apóstol Pablo lanza una condenación fulminante contra el mundo no judío, el mundo pagano, los griegos, los romanos, toda esa humanidad que no conoce a Dios, el Dios monoteísta, el Dios verdadero, Jehová, el Dios judío, y que se han pervertido a través de la idolatría haciendo de Dios imágenes de reptiles y de animales, o de hombres también; y que han en un sentido abaratado, han rebajado la dignidad, la gloria de Dios porque les conviene más hacer eso. Y que se han rebelado contra la enseñanza moral y los reclamos morales del Dios que los ha creado. Y que como consecuencia de su rebeldía y de su obstinación en mantenerse haciendo las cosas que ellos quieren, y que crean el Dios que a ellos les da la gana crear, entonces Pablo dice, Dios los entrega a una mente, dice, una mente reprobada.

En el griego original reprobado quiere decir una mente rechazada, una mente que una vez que ha sido examinada, recibe un sello de ‘no aceptable’; una mente que ha fracasado el examen, que no ha pasado el examen, que no ha pasado quality control. Una mente podríamos decir, deficiente, una mente disfuncional, una mente que no razona correcta y coherentemente. Esa es la retribución que Dios hace contra una humanidad que persiste en pecar y rebelarse contra el Dios verdadero.

Dios les dice, ok, eso es lo que ustedes quieren hacer, pues yo los voy a abandonar a sus propios razonamientos a ver qué pasa. Y esa mente, entonces, rechazada por Dios comienza a pensar en una forma borracha, loca, distorsionada y aparentemente hace sentido, pero es como una computadora que está funcionando pero que cuando usted mete dos y dos le dice que son siete, y sale con resultados inadecuados. Razona en una forma alocada, moralmente y en otras maneras, y entonces comienza a corromper todo lo que está a su alrededor. Como la mente es el asiento de la legislación humana, de la moral, la ética, el arte, la filosofía humana; una mente pervertida, una mente disfuncional va a producir sistemas disfuncionales.

Entonces, qué pasa, el hombres se va degenerando cada vez más y más. Cuando se ha alejado de Dios y Dios lo ha relegado a sus propios recursos, el hombre, qué pasa, sin la brújula y la norma que guía correctamente de Dios y su palabra, es como un niño que se mete en el bosque y se va perdiendo y mientras más trata de encontrar el camino, más se mete en la profundidad del bosque y más perdido se encuentra.

Y por eso en el Capítulo 1 el Apóstol Pablo, miren el versículo 26 del Capítulo 1, y de nuevo estas cosas las tratamos y no alcanzamos a tratarlo todo pero vamos haciendo progreso. En el versículo 26 Pablo dice, por ejemplo, “.... por esto... –recuerde que está hablando del mundo que no conoce a Dios, el mundo greco romano, con sus perversiones, con sus casas de prostitución sagrada, con sus religiones prostituidas, con su adoración a los dioses pervertidos de la mitología griega, y todo esto, él está argumentando contra ellos, primeramente.

Dice, “....x esto –versículo 26- Dios los entregó a pasiones vergonzosas....” –en otras palabras, Dios los abandonó a pasiones, es decir a fuegos, inclinaciones, necesidades vergonzosas. Esa palabra es muy importante. Dice, - “....pues aún sus mujeres cambiaron el uso natural por el que es contra naturaleza”, para fusin, es decir contraria, fuera de lo natural, de lo que Dios ha constituido al hombre para ejercer según su físico, según su constitución biológica.

Eso es muy importante porque uno de los argumentos más claros contra la homosexualidad es precisamente, mire la anatomía del hombre, la anatomía de la mujer, en su complemetaridad. Miren el reino animal, igualmente, la naturaleza de lo biológico, y usted verá claramente que la naturaleza misma grita que la relación sexual está hecha para ser entre un hombre y una mujer, entre el varón la hembra, sea en el animal o en el mundo humano. En el reino animal la homosexualidad es casi inexistente, absolutamente. Hay casos así bien.... pero no hay algo como en el reino humano que se.... no solamente está practicando hoy en día sino que se está instituyendo.

Entonces Pablo dice, ¿y por qué señala él la mujer aquí en primer lugar? ¿Y por qué señala él la homosexualidad como primer ejemplo de la perversión del hombre? Porque para Pablo, hay mucha gente que dice, bueno, si la homosexualidad no es peor que ningún otro pecado. Es cierto en un sentido absoluto de la palabra, en un sentido diríamos, ontológico, cualquier pecado, el tu robarte un dulce en el supermercado, en términos de violación de la ley de Dios es tan ontológicamente serio como matar a un hombre, porque es una violación de la ley divina.

Pero nadie me diga a mi que robarse un dulce es de la misma seriedad en términos gráficos, como matar una persona. ¿Verdad que no? Entonces en un sentido, claro que si, adulterar es tan pecado como homosexualidad, como borrachera, como mentir, como explotar a tu prójimo. Pero hay algo en la mente divina, hay algo en la mente bíblica que rechaza ese pecado como una ilustración gráfica del alejamiento de Dios.

Y aún dentro del comportamiento homosexual hay algo todavía que Pablo dice, es peor, y es que la mujer, hermanos, la hembra, la varona de la raza humana, tiene un recato todavía un poquito más fuerte que el hombre. El hombre, el varón es un ser mucho más sexualizado que la mujer, por diferentes razones, largo de explicar. La psicología respalda ese hecho.

El varón tiene una tendencia más fuerte a lo sexual, aunque eso está siendo reprogramado hoy en día, de paso les digo. Las mujeres están sexualizando tanto como los hombres, eso es aparte. No me quiero meter en mucho lío ahora mismo. Pero, naturalmente el varón tiende a ser menos pudoroso, menos cuidadoso en su comportamiento sexual. La mujer a través de la historia, a través de los siglos siempre se ha mirado como más recatada, más cuidadosa.

Entonces Pablo dice, ‘aún sus mujeres’, hablando del mundo greco romano sobre todo, el lesbianismo. Han llegado a tal nivel de perversión que aún la mujer, con su recato natural, instituido por Dios, lo ha abandonado y se ha metido también en el cultivo de la práctica homosexual. Es decir, es una ilustración gráfica del grado hasta el cual puede llegar el seres humano cuando decide alejarse de Dios y comienza a razonar según sus propios principios.

Hoy en día, en el siglo XXI, si usted lee acerca de la cultura griega y la cultura greco romana, la homosexualidad no es nada nuevo en la cultura humana. Hace 20 siglos, los primeros 11 de los primeros 14 emperadores romanos eran homosexuales, lo avala la historia. En la cultura griega, Platón, Sócrates y otros grandes filósofos hablaron muy altamente acerca de la homosexualidad como una práctica muy noble.

Y estas cosas, estas constelaciones de comportamiento, el desarrollo del arte, la cultura, el cultivo del cuerpo, como hoy en día lo tenemos, la práctica de la homosexualidad y la exaltación de la mente y la razón independiente de Dios, dondequiera que se exaltan esas cosas, usted va a ver también el crecimiento de la homosexualidad. Y ¿saben también lo que va a ver? El deterioro de la cultura y de la nación que lo practica y su superación por otras culturas más puras y más fuertes, que no han sido degeneradas y debilitadas por esas prácticas inmorales.

El fundamentalismo musulmán, con toda su fuerza y todo su vigor, que amenaza con arropar el mundo occidental, y que está siendo un aguijón a la cultura occidental, esa es la repetición de ese patrón. Las culturas en decadencia son atacadas y asediadas por culturas más viriles, más fuertes que todavía retienen su vigor porque no se involucran en las prácticas degenerantes y debilitantes de las culturas más avanzadas racionalmente.

Y eso es lo que va a pasar en esta nación, por eso nosotros resistimos estas cosas, porque sabemos sus consecuencias, la historia lo sugiere. No es solamente un grupo de gente fanática por allí, evangélica, tratando de aguarle la fiesta a esos pobres homosexuales y de impedirles que se casen. Es porque sabemos que hay estructuras sociales, morales, humanas, que cuando se violan llevan a la destrucción de una sociedad. Y es el amor que nos lleva a decir ‘no’ a una práctica que destruya nuestros hijos, destruya nuestra familia y destruye los fundamentos de la sociedad.

Entonces Pablo está diciendo todo eso y Pablo ataca, no vamos a entrar en muchos detalles, porque también más adelante ataca todo tipo de carnalidad. Cuando el hombre se pervierte, se pervierte totalmente. Y por eso en el versículo 28 del Capítulo 1 dice:

“... como ellos no aprobaron tener en cuenta a Dios, Dios los entregó a una mente reprobada para hacer cosas que no convienen, estando atestados de toda injusticia: fornicación, perversidad, avaricia, maldad, llenos de envidia, homicidios, contiendas, engaños y malignidades...”

Y surge una lista de pecados habidos y por haber incluyendo el ser desobedientes a los padres, y ser altivos, injuriosos, etc. No es solamente al homosexual, finalmente Pablo dice, mira, cuando la humanidad comienza a pervertirse todas las obras de la carne comienzan a proliferar. Es primavera para la carne y todos los pecados y todas las actitudes destructivas habidas y por haber comienzan a proliferar y a florecer en la comunidad, en la cultura.

No estamos muy lejos en el siglo XXI, eso es una de las cosas que me convence tanto de la veracidad de la palabra de Dios. Entonces, ahí Pablo concluye su ataque a la cultura alejada de Dios, el equivalente hoy en día en el siglo XXI sería aquellos que no conocen a Dios, que no conocen a Cristo, que se han rebelado contra él, tienen una mente racional, secularizada, humanista, rebelde contra Dios. Y nosotros aquí en la iglesia decimos, oh, gloria a Dios porque yo no soy de esos. Yo soy un evangélico de hueso colorado, y vengo a la iglesia todos los domingos y doy mis diezmos y me porto bien, etc. etc. Pero ¿saben qué? No nos podemos escapar del juicio de Dios tampoco, solo por la gracia de Jesucristo, hermanos.

Y la idea de Pablo es, él quiere poner a toda la humanidad bajo el dedo acusador de Dios, porque los judíos cuando veían estas cosas y miraban a los griegos y a los romanos, y a los paganos y a los que no conocían a Dios y los despreciaban, los odiaban. Hermanos, el odio y el desprecio nunca deben llenar nuestro corazón contra el hombre que no conoce a Dios. Nunca permita que el sentido de superioridad o de religiosidad o de justicia personal invada su corazón.

La palabra dice que si alguno hubiere pecado, vosotros que sois espirituales restauradle con espíritu de mansedumbre mirando que tu mismo no seas tentado de la misma manera.

Siempre tenemos que decir, solo por la gracia de Dios. Y mirar al pecador con extrema humildad y temor de que eso me podría pasar a mi si no fuera solamente por la gracia de Jesucristo y por la misericordia de Dios. Tengamos cuidado porque esa es una de las lecciones de este Capítulo 2, cómo nosotros señalamos el pecado. Hay que hacerlo con temor y temblor, con extrema humildad, mirándonos a nosotros mismos primeramente, y diciendo, Padre, líbrame porque yo se que yo ahí también podría estar si no fuera por tu gracia y tu misericordia.

Eso es lo más importante, eso es lo que nos puede curar y cuidar a nosotros del ataque cínico del diablo. Porque cuando usted comienza, y ese es uno de los elementos de este Capítulo 2, a apuntar el dedo de juicio -yo voy a aclarar qué es juzgar dentro de un momento-, usted se abre al ataque cínico del diablo. La mejor manera de usted librarse de los ataques de Satanás es usted denunciarse primeramente a usted mismo, siempre. Y ser el primero en decir, yo soy un pecador que necesita la gracia de Dios y si no tuviera la gracia de Dios estaría en el infierno igual que los demás, pero por la misericordia de Dios y la sangre de Cristo que me lava y me limpia yo puedo tener acceso al trono de la gracia de Dios porque es por gracia que somos salvos. Y eso es lo que Pablo quiere llevar a sus lectores, a entender eso, que todos estamos bajo el dedo acusador de Dios, unos por una cosa y otros por otra.

Entonces, cuando él termina de denunciar en una manera totalmente clara y contundente al mundo pagano, rebelde contra Dios, va ahora a los judíos. Y por eso aquí en el Capítulo 2, él comienza, no es obvio todavía que se refiere a ellos, pero más adelante es evidente que él está entrando aquí en el Capítulo 2, en esta parte de su elaboración para hablar acerca de los que son religiosos, los que se creen mejores que los demás.

Entonces dice, por lo cual es inexcusable. Ese es un tema que está aquí en este Capítulo, la inexcusabilidad del hombres. Un día mucha gente va a aparecerse ante el trono de la Gracia y van a decir, oh Dios, o el trono del juicio y van a decir, oh es que yo no sabía, es que mi papá abusó de mi o mi mamá no me dio suficiente afirmación, o un sacerdote abusó sexualmente de mi, etc. Y Dios le dirá, si, pero también tu recibiste palabra de parte de mi pueblo y de mi mensaje de cómo tu podías sanarte y que tu podías ir a mi Hijo y recibir sanidad y no lo hiciste. Y que en mi había gracia para cambiar tu comportamiento y sanar tus heridas, y enderezar tu mente y no quisiste.

En el día del juicio nadie tendrá excusa, hermanos, nadie porque habrá un jurado y un sistema judicial mucho más poderoso que el actual en el siglo moderno, porque ese sistema judicial tendrá acceso no solamente a las acciones externas, sino los videos de las intenciones más profundas e íntimas del corazón, los pensamiento más íntimos, los movimientos del alma más pequeños, el subconsciente del hombre estará allí claramente.

Por eso es que nadie debe atreverse a pensar que puede comparecer ante el trono de Dios y pensar que solamente por sus propios argumentos se va a salir con la suya, porque el sistema de Dios es tan penetrante que solamente una remisión directamente de parte de la sangre de Jesús podrá permitirte ser justificado ante Dios. Sino por más bien que tu hicieras aquí en la tierra, por más rectamente que tu caminaras, siempre habrá pecados que Dios podrá tirarte en la cara y decir, por eso tu no puedes entrar a mi reino. Y tu vas a tratar de argumentar y no vas a poder hacerlo, porque contra la justicia de Dios nadie puede.

La palabra dice, para que seas reconocido justo en tu juicio y tenido por puro en tus palabra, contra ti, contra ti solo he pecado y he hecho lo malo delante de di, dice el salmista en el salmo 51. Porque Dios nunca va a ser neutralizado, ningún hombre va a ser reconocido como justo por su propia justicia excepto por la justicia de Cristo. Todos han pecado y están destituidos de la gloria de Dios, dice la palabra del Señor.

Entonces Pablo está montando su caso y en el Capítulo 2 dice aquí, por lo cual es inexcusable hombre quien quiera que seas, ya ahí él está comenzando a armar su caso contra los judíos. Quien quiera que seas... tu que juzgas. El pueblo judío era un pueblo que juzgaba continuamente a los demás. “.... pues lo que juzgas a otro te condenas a ti mismo porque tu que juzgas haces lo mismo”.

Hermanos, ahí, hay bastante material para infundirnos miedo y santo temor a todos nosotros, de no juzgar. Ahora, yo quiero hacer una pregunta, ¿qué quiere decir juzgar? Porque hoy en día se nos tira a la cara, cuando nosotros hablamos del pecado que hay en estas leyes y todas estas cosas y nos dicen, ustedes están juzgando y la Biblia dice que no juzgues.

La palabra tiene un entendimiento muy complejo de lo que es juzgar. Y esa palabra se usted la rastrea a través de la Biblia es una palabra bien compleja. Porque hay casos donde si se nos dice que podemos juzgar, y yo se lo puedo probar a usted.

Busque conmigo, por ejemplo, vamos a Primera de Corintios, Capítulo 5, versículo 3, para que entendamos esto cuando alguien le diga, porque eso siempre yo lo oigo de parte de muchos evangélicos, y por lo menos si aclaramos eso hoy en día, habemos cumplido con nuestro compromiso como predicadores.

Primera de Corintios, Capítulo 5, versículo 3, dice aquí, “...ciertamente –este es el Apóstol Pablo, el mismo que dice que no juzguemos en el Capítulo 2, hablando de un caso de inmoralidad que se había dado en la iglesia Corintia y que él había denunciado; un hombre que estaba conviviendo con la mujer de su papá, y él lo denunció y se tomó acción. Entonces él escribe ahora, diciéndoles a ellos:

“....ciertamente yo como ausente en cuerpo pero presente en espíritu, ya como presente he juzgado al que tal cosa ha hecho en el nombre de nuestro Señor Jesucristo, reunidos vosotros en mi espíritu el tal sea entregado a Satanás para destrucción de la carne a fin de que el espíritu sea salvo en el día del Señor Jesús.”

Pablo mismo está diciendo, yo he juzgado este caso. ¿Está contradiciéndose él? No, lo que él está diciendo es yo he examinado críticamente a la luz de la palabra este caso, y objetivamente he concluido que eso viola la palabra del Señor, y he hecho una declaración al respecto.

Vamos a otro pasaje, ahí mismo en Primera de Corintios. Vamos al Capítulo 6, hablando de los litigios delante de los incrédulos también, ese es otro pasaje bien ilustrador con respecto a esto de juzgar.

Capítulo 6, versículos 2 y 6, dice aquí hablando de las peleas que hay entre los cristianos en Corintio, eso no es nada nuevo, hermanos, por si acaso. Y Pablo señala, ustedes están peleándose, se están llevando a los tribunales, están haciéndose demandas unos a otros, en vez de lavar su propia ropa sucia dentro de ustedes mismos, ¿no? y dando mal testimonio a la gente.

Dice el versículo 2, “....¿o no sabéis que los santos han de juzgar al mundo? Y si el mundo ha de ser juzgado por vosotros ¿sois indignos de juzgar cosas muy pequeñas o no sabéis que hemos de juzgar a los ángeles?”

Y en el versículo 5 dice, “.... para avergonzaros lo digo, pues ¿qué? ¿no hay entre vosotros sabio ni aún uno, que pueda juzgar entre sus hermanos sino que el hermano con el hermano pleitea en juicio, y esto ante los incrédulos?”

El está diciendo, ustedes pueden juzgar entre ustedes. ¿Para qué tienen que ir a un juez secular que no conoce la palabra del Señor? Si ustedes un día van a juzgar hasta los mismos ángeles, no pueden juzgar sobre un pedazo de terreno o lo que sea, cuando ustedes tienen problemas entre cristianos.

 

 

Óigame si eso hiciéramos los abogados dejarían de existir en un momentito. No serían necesarios si nos dejáramos llevar por la palabra del Señor. Entonces, ¿qué es lo que está diciendo Pablo? ¿Se está contradiciendo cuando dice que no juzguemos? No, hermanos, yo creo que cuando la Biblia dice, no juzguéis se está refiriendo a una actitud que critica en una forma superficial, en una forma de auto justicia. Yo juzgo en la forma negativa cuando miro a alguien haciendo algo y digo, ese perverso, qué bueno que yo soy tan diferente. Yo nunca haría eso. Mientras por otra parte, sin embargo yo muchas veces estoy sintiendo lo mismo, haciendo lo mismo o tengo algo peor en mi vida.

Por eso el Señor Jesucristo dijo, por qué no miras primera la viga que está en tu ojo antes de juzgar la paja que está en tu prójimo. En otras palabras, muchas veces el problema de juzgar en esa forma negativa es que lo hacemos en una forma superficial, no pensando en nuestra propia fragilidad, nuestro propio pecado. Y hay un sentido de superioridad, de auto justicia, de ataque contra la persona, de acusación que no admite gracia.

Como el caso por ejemplo de la mujer adúltera en que estos hombres la querían apedrear y no se estaban identificando con el drama interior que había en ella. Querían matarla pero ellos no estaban pensando en sus propios pecados. El Señor les dijo, por eso, bueno el que no tenga pecado pues que tira la primera piedra, famosas palabras.

En otras palabras, cuando nosotros vemos una situación, un comportamiento que contradice la palabra del Señor, no se los dice, oh, simplemente vive y deja vivir como dicen hoy en día, no traces diferencia entre el bien y el mal, cada cual que haga lo que le da la gana. Eso es lo que hoy en día la gente quiere allá afuera. Eso no es lo que Dios dice, Dios nos llama a llamar lo malo, malo y lo bueno, bueno, pero hacerlo en una forma que permita gracia, que permita auto examen. Yo mirarme a mi mismo primeramente, que permita misericordia, que permita humildad, que se ponga a tono con el drama de la otra persona.

Si yo veo una persona, por ejemplo, sumido en la droga o en el alcoholismo, en vez de yo decir, uf, mira ese pobre diablo, ese.. ojalá que nunca visite mi iglesia. Yo nunca haría eso. Ese pasa hambre porque quiere, porque le da la gana y es un sinvergüenza y por eso está metido en la droga. Ese tipo de juicio no es conveniente al cristiano. El cristiano ve el mal, lo identifica y siente temor de Dios, siente misericordia, siente amor por el pecador, pero no deja de señalar que es pecado.

Nosotros, los cristianos, no tenemos nada, es decir cuando yo, por ejemplo, hablo acerca de la homosexualidad o todas estas cosas, no es que yo estoy obsesionado con eso. La palabra del Señor lo indica que eso no es de Dios, pero tenemos que amar al pecador y tenemos que decirle, en Cristo tu puedes tener salvación y sanidad. Y tenemos que decir también, Padre, guárdame a mi y gracias porque en tu misericordia tu no me has expuesto a estos cosas. O yo no tuve un sacerdote que me abusó, o un encuentro fugaz con un muchachito a los 8 años que me dejó atrapado en la mente del homosexual o este tipo de cosas. En tu gracia tu me salvaste.

Es decir, el juicio sano, bíblico es un juicio complejo, es un juicio atenuado por la misericordia, el amor, la humildad, el auto examen, la gracia y contra ese juicio no hay ley, hermanos, dice la palabra.

Si tu puedes identificarte con ese tipo de actitud sana, mansa, humilde, sencilla tu no estás juzgando en el sentido negativo de la palabra. Estás simplemente haciendo una diferenciación entre el bien y el mal. ¿Me explico, hermanos? Estoy tratando de señalar algo que es bastante complejo, pero que es muy importante para que no nos dejemos sobornar emocionalmente hoy en día y explotar emocionalmente por gente que nos dice, oh, ustedes están juzgando, simplemente porque estamos llamando a algo que es malo, malo y a algo que es bueno, bueno, eso es todo.

Asegurémonos, sin embargo, y ese era el problema del pueblo judío. El pueblo judío tenía un sentido de superioridad, de auto justificación, de derecho y de desprecio contra los que no conocían al Dios verdadero. Se sentían que ellos eran los únicos. Y Pablo dice, eso es mentira, ustedes están tan condenables como los otros que no conocen de Dios.

Aquí hay también una advertencia, hermanos, contra la hipocresía religiosa, muy importante esto. Guardémonos de la hipocresía religiosa. El Señor me ha hablado tanto acerca de eso en estos días que tenemos que andar con pulcritud en los caminos del Señor.

Si nosotros nos vamos a meter en el negocio de hablar de moralidad, será mejor que como dicen por ahí, no estemos predicando moralidad en calzoncillos. Porque ¿saben qué? el diablo no perdona, el diablo tiene un ojo clínico que penetra hasta lo profundo y es un acreedor que no perdona una sola deuda y que muchas veces está esperando el momento preciso para cobrarte con máximo provecho y beneficio.

Este caso triste de este predicador muy conocido aquí nacionalmente, y no menciono su nombre por respeto a él y a su familia, que mientras predicaba y hacía tantas cosas contra la homosexualidad y representaba supuestamente al pueblo evangélico fue encontrado involucrado en un caso homosexual, de 5 años con un prostituto homosexual. Ha hecho mucho daño en la nación y el diablo está sacándole mucho provecho a la carnalidad del pueblo evangélico.

En estos tiempos, hermanos, en que la humanidad cada día se mete más y más en la práctica de la perversidad y en el pecado, hay un llamado bien claro a nosotros, a mi y a ustedes, que el pueblo de Dios redoblemos nuestro propósito de vivir vidas santas y agradables delante de Dios. Más que nunca sentimos el temor de Dios en nuestros corazones y decimos, Padre, ten misericordia de nosotros y líbranos del mal, y ayúdanos a caminar rectamente delante de ti.

Eso quiere decir, hermanos, que más que nunca del pueblo de Dios se debe esperar transparencia. Denunciarnos a nosotros mismos continuamente, guardar cuentas cortas con Dios. Si pecas, asegúrate de que inmediatamente confieses, te arrepientas y rectifiques tu vida y te pongas otra vez en el camino correcto, porque el enemigo va a estar con su ojo clínico buscando la forma.

La Biblia dice que no le demos lugar al diablo, no le demos asidero, no le des ni una uña al enemigo porque el enemigo agarra todo lo que puede y lo explota para máximo provecho en nuestras vidas. Vivimos tiempos peligrosos, hermanos, tiempos peligrosos. Este es el día malo del cual habla el Apóstol Pablo en Efesios 6, y tenemos que revestirnos con toda la armadura de Dios y con una humildad terrible y con un deseo de integridad implacable. Y con una actitud de ceñirnos lo más posible a la voluntad y a la palabra estricta de Dios porque ese es el problema hoy en día con la iglesia evangélica. Nos hemos metido a denunciar muchas cosas pero no estamos cuidando nuestra propia casa y el diablo está sirviéndose con la cuchara grande.

¿No ve usted lo irónico? Hasta hace un tiempo los grandes escándalos aquí en EEUU era de predicadores y pastores con respecto a adulterio con mujeres. Últimamente ha sido homosexualidad. ¿Es una coincidencia eso? No, es que el espíritu demoníaco que anima el mundo, el príncipe de este siglo sabe ahora cómo tiene que dirigir sus ataques para neutralizar la verdad de Dios que está siendo predicada por el pueblo de Dios.

Entonces nosotros tenemos que tener mucho cuidado, hermanos, yo primero, de caminar rectamente delante de Dios. Este es un mensaje que Dios está trayendo a su pueblo claramente y que está pesando profundamente sobre mi corazón en estos días.

Y Pablo aquí es bien claro en ese sentido, ¿no? Cuidado de estar atacando allá afuera, a la otra parte del mundo que no conoce a Dios mientras nosotros hacemos cosas iguales o peores.

Miren lo que dice en el versículo 21, Capítulo 2: “... tu pues, que enseñas a otro, ¿no te enseñas a ti mismo? Tu que predicas que no se ha de hurtar, ¿hurtas? Tu que dices que no se adultere, ¿adulteras? Tu que abominas de los ídolos, ¿cometes sacrilegio? Tu que te jactas de la ley, con infracción de la ley deshonras a Dios, porque como está escrito el nombre de Dios es blasfemado entre los gentiles por causa de vosotros.”

Me impacta lo que dice más adelante. Dice “.... porque Dios no hace acepción de personas”. Hermanos, no creamos que podemos sobornar a Dios con nuestros diezmos, nuestra alabanza, nuestro venir a la iglesia, nuestro vestirnos bonitos los domingos. Dios no hace acepción de personas, el alma que pecare, ésa morirá. Todo lo que el hombre sembrare, eso también segará. Se haga dentro de la iglesia evangélica o fuera de la iglesia evangélica.

Es una advertencia clara. Lo que a mi me conmueve más de Dios y me da miedo de él muchas veces, es su carácter absolutamente vertical, insobornable. El le da una bofetada al más bonito, al que más quiere. A ése, si tiene que hacerlo, lo hace.

Y tenemos que dejar de hablar, hermanos, mucha retórica evangélica pero poca vivencia. Como les digo, tenemos que predicar nuestro mensaje todos nosotros, nos envuelve a todos, nos involucra a todos. Eso es algo que se sale de estas páginas claramente de que es simplemente, es vivencia.

Se ha hablado muchas veces de la pugna entre Santiago y Pablo acerca de la ley o la gracia. La salvación es por obras o es por gracia. Bueno, es las dos cosas. Pablo argumenta en el libro de Romanos de que la salvación es por gracia porque nadie puede ser salvo por las obras, sino por gracia. Pero a la misma vez dice, no creas tu, porque estás en la gracia puedes darte el lujo de violar la verdad de Dios y comportarte en una forma que contradice el carácter de Dios. Es las dos cosas. Es obras en gracia, ¿usted entiende? Es santidad, después que tu estás en la gracia y eres salvo, Dios espera que tu vivas una vida que sea agradable a él, porque ahora tienes el recurso del Espíritu Santo que te capacita para vivir una vida santa.

Mucha gente cree, bueno, porque estoy en la gracia, entonces puedo vivir como me da la gana. Esa es una mentira del diablo, diabólica. Todos los escritores de la Escritura rechazan esa idea. Hay gracia que Dios da para llegar a la vida eterna, pero Dios demanda entonces que vivamos como gente que ha sido redimida por la sangre de Jesús, que vivamos a la altura del Evangelio y bien claro.

Como él dice por ejemplo, ya termino con esto, en el versículo 29 del Capítulo 2, dice “sino que es judío el que lo es en lo interior y la circuncisión es la del corazón en espíritu no en letra”.

Lo que está diciendo allí, hermanos, ese aspecto... hay dos cosas aquí: el judío dependía de las cosas externas, los rituales. Como hay mucho evangélico que depende simplemente de venir a la iglesia, dar diezmo, alabar, saltar, hablar lenguas y que se le caiga el moño cuando están cantando y ya con eso supuestamente agradaron a Dios. Y Pablo dice, eso no es así, no es rituales vacíos. La santidad comienza en el corazón, la circuncisión del corazón, porque tu te circuncides por fuera como hacían los judíos, no quiere decir que tu eres verdaderamente circuncidado, tienes que circuncidar tu corazón, tu mente, tus emociones, tus apetitos. Esa es la verdadera santidad que agrada al Señor.

Entonces, de esa circuncisión de la mente, de esa mente renovada, transformada por la palabra y por el Espíritu Santo nacerán buenas obras. Y eso es lo que agrada al Señor. No es que Dios no le guste que.... que quede claro, deben diezmar, hermanos, no se vayan de aquí pensando que no. Pero la Biblia dice que si todo lo que tu haces es diezmar y tu corazón y tus acciones no reflejan lo que esa acción implica, no te vistas que no vas. Porque Dios no es engañado ni es sobornado por cosas externas.

Y eso no es solamente del Nuevo Testamento sino que eso está en el Antiguo Testamento. Les dejo con una lectura aquí de Deuteronomio porque es que Dios siempre ha razonado de la misma manera. No es como Dios mil años después dice, ah, ahora tengo más experiencia así que voy a cambiar mis valores. Dios es el mismo ayer, hoy, por todos los siglos.

En Deuteronomio, allá en el Antiguo Testamento, mira lo que dice en el Capítulo 10, versículo 12. Dice “..... ahora pues, Israel, qué pide Jehová de ti sino que temas a Jehová tu Dios, que andes en todos sus caminos y que lo ames y sirvas a Jehová tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma, que guardes los mandamientos de Jehová y sus estatutos que yo te prescribo hoy para que tengas prosperidad..”

Versículo 16 “... circuncidad pues, el prepucio de vuestro corazón porque Jehová nuestro Dios es Dios de Dioses y Señor de Señores, Dios grande, poderoso y temible que no hace acepción de personas ni toma cohecho”

En otras palabras, no puede ser sobornado, no les una mordida, como dicen los mexicanos, a Dios porque no te la va a aceptar. Lo único que al corazón contrito y humillado no despreciarás, tu oh Dios. Holocaustos no te han agradado, dice la palabra del Señor, lo único que toca el corazón de Dios es un corazón frágil, tierno, tocado por la santidad de Dios y que sabe y reconoce. Como el salmista David dice, ten piedad de mi oh Dios conforme a la multitud de tus piedades, borra mis pecados y mis ofensas.

Es muy complejo, hermanos, caminar en los caminos del Señor y a la vez es sencillo también. Démosle al Señor primero nuestro corazón, nuestra mente. Vivamos con un sacrificio vivo, santo, agradable al Señor. Esa es nuestra verdadera adoración, dice Romanos 12, versículo 1.

Y recordemos siempre, miremos primero nuestra propia fragilidad, nuestra humanidad, nuestro pecado, nuestra inherente capacidad para ofender a Dios y hagamos todo lo posible por vivir vidas que ejemplifiquen la altura, la nobleza del Evangelio. Y cuando miremos el pecado en otros, hagámoslo con misericordia, con amor, con temor y temblor.

Pueblo de Dios, Dios te llama, me llama, nos llama a santificarnos, a abandonar una vida evangélica superficial y a adoptar la santidad que conviene a un pueblo redimido por una sangre que costó mucho, mucho, mucho. Contra esa actitud, contra esa conducta, contra ese pueblo, el diablo y sus demonios jamás podrán prevalecer.

Las puertas del infierno nunca prevalecerán contra una iglesia quebrantada, crucificada, humillada delante de Dios, y deseosa de vivir conforme a la altura del carácter de Dios.

Quiera el Señor que hoy ese llamado a la coherencia, a la consistencia en el comportamiento se haga poderoso en nuestras vidas, que el Señor nos toque con su temor santo.

Póngase de pie en esta mañana y vamos a humillarnos delante de Dios. Vamos a reconocer que todos hemos fallado, todos hemos fracasado, todos hemos fallado el examen. Hay una gran F sobre mi examen que dice, ‘fallaste’, y solo por mi gracia ahora puedes entrar a mi reino.

Camina livianamente sobre esta tierra y ten cuidado con los juicios que haces y las aseveraciones que haces. Y redobla tu intención de servirme, obedecerme y caminar conforme a mis mandamiento porque yo no hago acepción de personas. Tengo que condenar a veces y me duele el corazón hacerlo, pero lo hago porque no puedo violar mi justicia. Pero quiero, en tu arrepentimiento, en tu humildad, en tu reconocimiento de pecado, ahí quiero moverme y sanarte y ponerte otra vez en perfecta comunión conmigo.

Así que, Padre, nosotros reconocemos en esta mañana, hemos pecado contra ti, te hemos ofendido, Señor. Hemos violado tu ley. No somos mejores que los que están allá afuera. Lo único que nos recomienda es la sangre de Jesús y el nombre suyo que hemos adoptado a nuestro favor para remisión de nuestros pecados. Ten piedad de nosotros, oh Dios.

Conforme a la multitud de tus piedades, borra nuestras rebeliones, lávanos más y más de nuestra maldad y límpianos de nuestros pecado, porque nosotros reconocemos nuestros pecados. Nuestra ofensa está siempre delante de nosotros, Señor.

Alabado sea tu nombre. Ten misericordia de este mundo, Padre. Ayúdanos a ser lumbreras en esta humanidad que ha perdido su derrotero, ha perdido su rumbo, Padre. Que podamos brillar como una ciudad puesta sobre una montaña, Padre, por nuestra conducta de vida y por la belleza que tu hagas habitar entre nosotros, Señor, por medio de la limpieza que hay en tu palabra, Padre, en los principios de tu reino.

Te adoramos, Señor, en esta mañana y te bendecimos. Guárdanos del mal, Padre. Guárdanos del mal, Señor. Tu palabra ha prometido, caerán a tu lado mil y diez mil a tu diestra, más a ti no llegará. Reclamamos esa palabra para nuestras vidas, nuestros hijos, nuestra familia, nuestro matrimonio, nuestro ministerio, Señor, nuestra iglesia, en el nombre de Jesús. Haz tu obra, Padre, tu extraña obra en esta humanidad en el siglo XXI, Padre. Comienza aquí en Boston.

Te adoramos y te bendecimos, Señor. Recibimos tu palabra, Padre. No queremos escabullirnos de ella, o escaparnos de ella, la recibimos frontalmente. Entre y penetre y haga su obra en nosotros. Gracias Señor, en el nombre de Jesús. Te adoramos, Señor. Amen. Amen.

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Ephesians 3:14-21

TRANSCRIPT

I want to go back to our study on Ephesians and I know that we have had different people touching on different aspects of the book of Ephesians, but what I’d like to do today is just make a quick summary, a recap of what we have been reading and studying until now . But I’d like to concentrate on verses 14 through 21 of chapter 3 tonight, after I give that recap of the book until this point.

So, in chapter 3 verse 14 it says, “…..for this reason I kneel before the Father from whom his whole family, in heaven and on earth, derives its name. I pray that out of his glorious riches, he may strengthen you with power through his spirit in your inner being, so that Christ may dwell in your hearts through faith. And I pray that you being rooted and established in love may have power together with all the saints, to grasp how wide and long and high and deep is the love of Christ. And to know this love that surpasses knowledge that you may be filled to the measure of all the fullness of God. Now to him who is able to do immeasurably more than all we ask or imagine, according to his power that is at work within us, to him be glory in the church and in Jesus Christ throughout all generations forever and ever. Amen.”

Now, when you read verse 20, it says “….Now to him who is able to do immeasurably more than all we ask or imagine, according to his power….”, etc. don’t you get the sense of something that is closing. I mean, usually this kind of expression accompanies the end of a letter. It is after the Apostle Paul has finished writing a letter, he ends with a word of praise and worship to God, and you get the sense that you know, in these two verses he’s sort of putting a closing remark to something. It’s almost like you expect the book to end there, with that great doxology, that’s what it’s called. You know, an expression of glory and praise and worship to the Lord.

So, one would expect almost that the book would end right there, but it doesn’t. It continues. The reason why that kind of language is because in the Apostle’s mind it’s almost as if he has completed something, and is giving a closing period to that something. And in this case, preparing to open up something completely different, not completely different of course, because they’re both related, but it is a change in tone, a change in content and certainly when you read the next three chapters, you clearly get that sense that something else has begun.

Now, what makes for that difference. And in order to understand the book of Ephesians you have to see that those first three chapters deal with almost, what I have said, I think I have mentioned this before. It is a kind of, I call it a back stage view of the saving work of God. A back stage view of the gospel.

It’s almost like we have been treated to a privileged perspective on God’s work in the universe, particularly as it related to the human race. And the Apostle Paul spends a lot of time in these first three chapters talking about all that God has done in the world and he takes us to the beginning of the universe almost and then to the ends and in between he shows us this glorious work that God has carried out on behalf of his church and he speaks about Jesus Christ, about the church, about the mystery of God’s work, vis a vis the church. And all this grandiose concepts that he takes time to develop and show us.

So, those first three chapters are a theologians, but not just any theologian really. You have a theologian who has had access to God’s revelation and he is speaking from the mind of God and giving an X ray understanding of what God has been doing in his church and through Jesus Christ and you know, to redeem the human race and on and on and on, and about the nature of Christ, the nature of the church, the nature of God’s saving work in the universe. All these big ideas are expounded in the first three chapters of Ephesians. And then, now beginning with chapter 4 it’s almost as if Paul says, well enough of these grandiose, these great ideas, these great revelations, now I want to get into the down to earth implications and consequences of what you have just been taught and given revelation to.

Now, I want you to meditate upon what are the consequences in terms of your behavior and in terms of your relationships as you ponder upon the great saving work of God. And you know, this is a theme of mine these days in my life and in the life of the church that I think the church fails, the church of Jesus Christ, that means me and you and us, we fail because often we are too spiritual, our mind is always thinking about the grand ideas, our language is too spiritual, our language is too grandiose, our language is too you know, ethereal and out there, too abstract.

And we don’t consider enough the ethical implications of the gospel, the down to earth implications for daily, mundane life, behavior, relationships, self transformation, self growth. And you know, the church needs to bring down the gospel to the level of behavior and of relationships and of inner life, the ethical. What I call the ethical implications, the behavioral implications of the gospel and that’s what Paul is going to do from chapter 4 onwards. He’s going to be showing us what that means. So, he’s going to be talking about how we should relate to each other, the unity that there should be in the church.

He talks about how husbands and wives should relate to each other, how children should relate towards parents, and how parents should relate toward children. He speaks about how, in the case of Greek, Greco roman society, how slaves were to relate to their masters. In our case it might be, how we must related to those who are in authority over us, whether it is our, those who are superior to us in our jobs, or whatever.

But, it’s the decantation, to use a big word, it is the distillation of that grandiose revelation that we have been treated to in the first three chapters, now coming down to earth in terms of behavior. So that’s what I want you to understand.

When you read the book of Ephesians see it as if it were two pieces, two pages: one page looks to the heavenlies and to God’s work and the other page looks to the earth, behavior. One is almost one could say vertical and spiritual, quote unquote. The other is horizontal and human and world related. Ok? So, that’s one big thing.

Because, you know, it is such a… it is that alone, for us to understand there’s a big, big pedagogical, forgive for using these words, I don’t find any better ones, a pedagogical asset to us, because we can now understand this thing that we need to live out the truths of the gospel. It’s not enough to keep them out there in our brain and in our spirit, and in our theological understanding. We need to live it, we need to live the gospel. We need to ask ourselves, this that I just read, what does it mean in terms of my self transformation, my needs, my flaws, my behavior, my relationship with others, my mental life. That’s the deep question that we should always be asking ourselves.

So, that’s one thing that I wanted to draw out before you. The second thing: let’s make a quick, quick sojourn, a journey through those first three chapters. And I’m going to try to just run right through it.

Let’s go to chapter 1. In those first 14 verses, we have the Apostle Paul showing us the choosing of the church, all the work that God has done behind the scenes to choose his select to call them, to predestine them, to adopt them, to prepare them. The key verse here is verse 4 “…. For he chose us in him before the creation of the world to be holy and blameless in his sight. In love he predestined us to be adopted as his sons through Jesus Christ in accordance to his pleasure and will.”

And then he goes on about all that God has invested in order to make the church possible, to bring it into existence. And then, in verse 11 he continues: “…. In him we were also chosen, having been predestined according to the plan”.

It’s all saying, these are the origins of the church. This is what God has done to bring about the existence of the church. These are your exalted origins in the mind of God and before even the creation of the world people of God. And Jesus himself is the essential element in that work of God. He has been created, or not created, but rather he has been established by God as the unifying element of all that exists in the universe. And God’s plan is that one day Jesus would become the chief cornerstone, the essential unifying element in everything that exists. Ok?

So, those are the first 14 verses. Then, in verse 15 he says “… for this reason…”, and here you have a Paul again going back to the down to earth, the world, you know, the life, human life, “… for this reason, ever since I heard about your faith I have not stopped giving thanks”.

And so now, up to verse 23 he’s going to speak about you know, when I heard that you guys were part of God’s grand plan and that you were emerging as a church, you, Ephesians I started giving thanks to God because his plan was coming into fruition through you. You were one more manifestation of God’s universal work. And so I give thanks, and I’m so enthusiastic about your emergence as a church that I’m also asking that you be able to understand how much power you have. You know, this is what he says here, “I pray -in verse 18- that the eyes of your heart may be enlightened in order that you may know the hope to which he has called, the riches of his glorious inheritance and his incomparably great power”.

So here, in these next verses Paul is saying, you know, now you know your origins, well, I want you also to know how much power has been given to you, how many riches, how much wealth, how many resources have been given to you as believers in Jesus Christ. So that’s the other part.

And then, chapter 2, he now goes from that great vision of the church, receiving all this power and asking that they be able to understand that power, he kind of looks at the condition that we were in before we became you know, that church. It is a description of what is the condition of a person who does not know Christ.

“You were dead in your transgressions, -chapter 2, verse 1- and sins in which you used to live”. You were under the kingdom of the air and you know, gratifying the cravings of your sinful nature, on and on, and on. And yet, he says, you know, but God in his love took you out of that and seeded you with Christ.

And then in verse 6 he says, “for it’s by grace you have been saved through faith and it’s not from yourselves, it is the gift of God”.

So, we have here then, a description of what we were like in the down to earth, in time and space before God’s saving work started manifesting itself in us, in this case, the Ephesians.

Now, in verse 11, from verse 11 to verse 22 of chapter 2, the end he continues talking about the condition now that the gentiles, all the world. What Paul is saying without the saving work of Christ, the whole world is divided. Jews hate Greeks and people who are highly developed intellectually hate the ignorant. And the whole world is divided without Christ.

Remember, in verse 12, that at that time you were separate from Christ, excluded from citizenship in Israel and foreigners of the covenant of the promise, and then in verse 14 he talks about Jesus being our peace. Remember, Jesus is the element that makes harmony possible in the entire world. Jesus is what enables this broken, divided, fragmented world to come together and this is what he’s saying in that whole passage there.

And then in chapter 3, he begins talking about a mystery that he has been chosen, he, Paul, has been chosen to share with humankind, which is the mystery that Christ is, or rather that the gentiles have been chosen as well as the Jews to be part of God’s saved humanity.

Remember the Jews believed that only they were chosen, everybody else was destined to hell. The Jews looked at all the gentiles with disdain and even hatred. And they thought themselves as the only, the elect, and Paul says, guys, I have a revelation for you. There’s a mystery here, you’re not the only ones, but God has assigned me to tell you that also the gentiles are part of this thing.

In verse 6, chapter 3, “… this mystery is that through the gospel the gentiles are heirs together with Israel, members together of one body, and sharers together in the promise in Jesus Christ”.

And I want to use some of this water, I hope somebody doesn’t have any contagious diseases, but I’m going to use it. So, that part, that first part of chapter 3 talks about the mystery. And you know, it’s almost a digression because Paul says in chapter 3, “for this reason, I, Paul, the prisoner of Jesus Christ for the sake of you gentiles….” Then it says, surely you have heard about the administration of God’s grade.

You know, he gets diverted. He’s going to say something but when he mentions, I, Paul, the prisoner of Jesus Christ for the sake of you gentiles, he remembers about the gentiles being part of the church and so he goes on as Paul can do sometimes and just starts talking about his calling. I don’t think it’s to show himself off or anything like that, it’s not out of pride, it’s simply that he realizes how important this piece of the whole puzzle is, that the gentiles need to be considered an integral part of God’s saved humanity.

So, he goes off for several verses in talking about this mystery and what role Jesus plays in all that mystery. So that’s up to chapter 3, verse 13. And then he enters into verse 14 and on which I’ll just touch upon very briefly, before we go on later on to chapter 4 and all its ethical implications.

So, you know, see that in verse 1, chapter 3 it says “for this reason I, Paul, and he says, surely you have heard…”

Now, look in verse 14, he says “for this reason…” in other words, he’s picking up where he began and left off. Now, he’s back on track, now he’s back to his original intent, when he started writing this part of the chapter. So, he says, “for this reason I kneel before the Father, from whom his whole family in heaven and on earth derives its name.”

What is the reason that leads Paul to kneel before the Father. Remember, it’s not going to be found in the beginning of chapter 3, it’s going to be found in all these verses, chapter 2, verses 11 through 22, where he is lead to ponder upon the fact that the gentiles have been grafted into the body that Jesus Christ is the unifying element that brings the entire human race together, that there’s no longer a need for people to hate each other and to be divided, or that now it is possible for all of us to be part on one humanity with Jesus Christ as the center. And that vision, that understanding leads him to do what? To worship God, to praise the Lord for his marvelous grace, his wisdom, his grand plan. And so he marvels at that, he is lead to kneel before the Lord.

Remember that the Jewish posture for praise was what? Standing up with the hands spread up. Here, Paul is so overcome with amazement and awe and admiration, and gratitude before the Lord that he kneels. Really, in the Greek original is I bow my knees, doblo mis rodillas, as it says in Spanish. I bend my knees, it’s even more expressive.

So, you know, when we consider what God has done in our lives, his forgiveness, his investment throughout the ages, his love, his forgiveness, his patience with humanity and with me. What can we do except humble ourselves and worship him and thank him, and say, Father, I don’t deserve that you would take so much time and so much energy to fashion this plan of salvation and to usher me so patiently through it, every time I fail you, every time I offend you and yet you still persist, and you have made this possible. So we kneel.

You know, worship, this kind of worship is so important in our lives. It is so important that we, every once in a while be overcome by this sense of awe at the love and at the greatness of God. There’s no shame in that. I wish that more of us, every once in a while with just a big Alleluia! would just come out of our lips and that would startle the pigeons in the park, because we are overcome by this sense of, you know, God you are so special.

Most of us, you know, we have this mundane understanding of God. We never go into those levels of worship. Paul could because he knew exactly what that meant.

So he says, for this reason I kneel before the Father, and you know, when he chooses that expression, he could have said, I kneel before God, or I kneel before the creator, or I kneel before the maker of heaven and earth, or before our savior. But no, he chooses at this moment to employ the image of God as Father, that tender image of a God who nurtures us and who invests in us, and who has done all this generous work on our behalf.

“… before the Father, from whom his whole family in heaven and on earth derives its name”.

So, you know, when we think about all that God has done to create this church, that is the church of Jesus Christ, we need to see ourselves as a family. You know, this great God has invested all this time, all this love in putting together the saved humanity of which we are a part. And it’s so important that we see ourselves as a family, the church…

You know, we’re not just a conglomeration of individuals sitting down in a place like this, unified by some sort of abstract body of knowledge. No, we are a family. We are a people who are united by the blood of Jesus Christ, I mean, there should be all kinds of love and passion and feeling unifying us.

You know, when we come into the Kingdom of God is to love each other, to protect each other, to cover each other, to support each other, to be patient with each other, to lead ourselves through the struggles of life and of the Christian walk, it is that kind of journey. And we need to see ourselves as loyal to each other and absolutely and passionately attached to each other.

So, he says, “…I kneel before the Father from whom his whole family…” You know, and we are a family, not just human beings but also the angels and also all those who are in heaven before us, we’re all part of this big, redeemed family. And we derive our name, the church, or our identity from that fact that we have a common Father in heaven.

And it says, “… I pray that out of his glorious riches..” he goes now into another prayer, one more of those prayers that he always gets into as he did in the beginning. You know, as he thinks about it he says, I pray that out of his glorious riches, and he uses the same vocabulary that he’s used so often in Ephesians, this vocabulary of abundance. God has lavished upon us many things, you know, there’s a generous vocabulary that he uses it.

For example, in the beginning, in chapter 1 he says, “…God has blessed us in the heavenly realms with every spiritual blessing…”. And then in verse 8, chapter 1 he says, “… God’s grace that he lavished on us with all wisdom and understanding”. And you know, in chapter 1, verse 18 he says, “… I pray also that the eyes of your heart may be enlightened in order that you may know the hope and the riches of his glorious inheritance and his incomparably great power.”

He uses God has provided for us and he’s blessed us in a magnificent sort of way. This is why Paul is always using this very, very abundant vocabulary. The prefix uper which is hyper in English is very close to Paul’s vocabulary. Paul is always speaking in hyper terms because he knew the abundance of God’s love, the power. You know, when God gives he gives generously and most of us, unfortunately we live out of a tea spoon in our lives.

God loves us so deeply, God has blessed us so richly, God has empowered us so abundantly and yet somehow we are never able to attain to that abundant understanding of how much God has given us. We are always seeing ourselves as miserable and needy and minimal in what we have. And Paul again is saying, “I pray that out of his glorious riches he may strengthen you so that Christ may dwell in you and so…..” on, and on and on.

He does that again, as you saw in verse 18, chapter 1, “…. I pray also that the eyes of your heart may be enlightened in order that you may know the hope…” etc.

He’s offering a prayer that first we may be strengthened with power through his spirit in our inner being. Two, that Christ may dwell in our hearts through faith, and three, that being rooted and established in love, we may have power to grasp how wide, and long and high and deep is the love of Christ.

 

 

You see, again, he’s saying, I pray, let me go the last one. It says, I pray that you will be able to grasp, to understand really how incredibly encompassing the love of Christ is towards you guys. Oh, I do hope that when we feel far from Christ, when we feel that we have offended, and that somehow we’re not so special for him after all. Or that maybe he loves us, yes, but you know, he’s so busy that he doesn’t have the time to give the attention that we would like to us.

Paul says, guys I hope that the spirit of God will enable to truly understand how much God, through Christ, how much Christ loves you. I mean, if I could understand that, life would be so much easier for me, if I could truly understand how much Christ loves me, and how impossible it is for anything to take me out of his love, as he says in Romans, chapter 8.

I pray that we tonight will understand you know, God loves you, God loves me. He passionately loves you and he has plans for your life. So, he says, I pray, we already have seen that we may be able to grasp the depth of the love of Christ. In verse 16, I pray that out of his glorious riches he may strengthen you with power… Remember the language of power is so prevalent in the book of Ephesians, it’s everywhere. You know, the language of power, as Christians we should be seeking power and that I think is the genius of the pentecostal charismatic wing of the church, it’s the emphasis on power, which also has its dangers if that’s all you think about. Remember, we’ve talked about that.

It’s not just power but wow, power is huge, it’s important and as believers we need to be seeking power in our lives. We need to be seeking the power of the Holy Spirit, we need to be seeking the gifts of the Holy Spirit. We need to remember that we have power to conquer the devil. We have power to overcome the defects and the flaws of our character. We have power to vanquish addictions and dependencies and oppressive spirits in our lives. We have that power.

We need to keep asking the Lord, Father, enable me to enter more and more into the use and the feeling, and the assurance of that power. We need to pray to the Lord and we need to seek all the sources of power that there is in the gospel, whether is the word of God, prayer, fasting, worship, association with the saints through collective gathering, service in the Christian walk. All of these things are sources of power, they increase our power and we should practice them. Because we’re like athletes, the more we exercise ourselves in those areas, the more authority, the more power, the more assurance of the presence of God we have in our lives.

So, Paul is saying, I pray that you will be strengthened through his spirit in your inner being. That’s an expression that Paul uses a lot. Where are we to be strengthened? It’s not in our mind, it’s not in our emotions. No, it’s in the inner, that’s where the seat of power in Christian, the inner being is what he calls the inner man, is that inner dimension of our personality, that spiritual dimension of our personality. It is there, call it the soul, call it the spirit, call it the will. But there is a part of us that is deep and spiritual that is the seat of God’s power. So, he prays, I pray that you would be strengthened there, so that Christ may dwell in your hearts through faith.

You know, Christ is dwelling in us. Jesus says, if you open the door, I will enter and I will sup with you and you with me. There are many places where Jesus speaks of coming into us and dwelling inside of us. As believers the Holy Spirit, which is the spirit of Christ is in-dwelling us. We have the spirit of God in us, 24 hours a day. How do we make this possible? It’s through faith, it’s not emotions. You know, one day you may wake up and you’ve got a stomach ache or it’s Monday morning and you’re depressed because it’s raining outside and you’ve got to go to work and you don’t feel so much the presence of Christ in your life. You say, God, what happened? Maybe he’s taken a vacation or maybe he went to Florida because he didn’t like the cold here and I’m going to have to wait until summer when he gets back to Boston.

And you know, we cannot depend on emotions to know that God is in us, that Christ is in us. I learned, you know, if I feel depressed, that’s my problem, it’s not God’s problem. I know God is in me. You know, if I feel a little dark in my emotions, I tell my mind, hey, Christ has not abandoned me, Christ is not depressed and he’s not bored. He’s still with me because he said, I am with you every day until the end of time. And so therefore, I know that he’s in there. Maybe there’s a cloud covering him, but he’s in there, ok? Just like the sun, you know, clouds come and you don’t say, wow what happened to the sun? My God, I mean, we’ve got to call it back. No, you know that the sun is there, it’s just being covered by a cloud.

And it’s the same way with the presence of God. We have to accept Christ through faith. Christ is with me, I don’t care whether it’s in hell or in a rack which may be the same thing, or whatever, but you know, he’s with me and wherever I go Christ goes with me, and I can call him any time, and I can call upon him any time, no matter how I feel, no matter what I see around me, no matter what they tell me, no matter what the demons whisper into my psyche, Christ dwells in me 24 hours a day.

That’s so important that we keep that in mind. Because our emotions are going to betray, circumstances are going to betray us and we have to just learn to discipline our emotions and live by shear faith because of what God has declared. It doesn’t depend on me, on my convictions, it depends on what God has said, his faithfulness.

So, he says, I pray that….. so that Christ may dwell in your hearts through faith and I pray that you being rooted and established in love. Ok, that’s important, you know, because what is the very foundation of our conduct and our walk as believers? You know, we have talked about power and I just said that it’s not absolutely and exclusively important. It is very important and as people who subscribe to the charismatic point of view, we believe the power is important, but I’m telling you people, what First Corinthians 13 says is absolutely valid.

If I have all the power in the world, and all the faith so that I tell mountains move and they move and they go into the sea; but if I don’t have love in my life, then it is worth absolutely nothing. Power is conditioned and balanced by love because without love power becomes dictatorial, oppressive, manipulative, controlling and absolutely grotesque. The only thing that makes power beautiful and attractive and God like is the love of God lubricating it and giving it bounds and life and vibration and moisture. Otherwise it’s just one big rock that breaks people’s head.

And we have to ask the Lord, Father, make me a person of love. You know, make a person of power and authority and truth, yes, but have all of that be penetrated and founded on love. You have to ask the Lord to balance our personality. Make me merciful, make me gracious, make me humble, make me accepting of others, make me tolerant, even as I manage your love and I move in your love and your firmness.

That’s what I see, that beautiful balance in Jesus Christ that I keep going to time and time again. Jesus was a man of power, of authority, of clarity, of absolute manliness. When I see him dealing with the Pharisees, when I see him dealing with his own disciples, when I see him dealing with the devil, when I see him dealing with …. Thread of death, I see a man who’s very sure and powerful and clear and unshakable.

But then, when I see him dealing with little children and I come to him, or with that woman who was caught in adultery, or with Zacaias, the sinner who’s looking at him and thinking, this guy is not going to give the time of day, and Jesus says, no, hey, I’m going to have supper at your house; I see the balance, so beautiful.

And we have to ask God, give us that balance, Lord, give us that balance. And so, you know, he says, and I pray that you, being rooted and established in loved. He uses two metaphors here, rooted is the metaphor of a tree, of nature, of agriculture; and established, the Greek word is like founded, like the foundation of a building, which are two metaphors that Paul uses continually: the church as a building and the church as a tree growing in a balanced sort of way, or as a body really.

So, one is out of life and the other is out of material things, but they all talk about our being established, rooted, founded. All that we do, the power that we wield has to be rooted and established in love. And I pray that you, being rooted and established in love, may have power together with all the saints to grasp how wide and long, and high and deep is the love of Christ.

You see, that is all these different things that he’s asking that we receive: power to live victorious lives, love to use that power correctly and with good intentions and for the benefit of others, and understanding of how great is the deep love of Christ for us. And no matter what happens his love is going to be there for us.

“And to know this love that surpasses knowledge that you may be filled to the measure of all the fullness of God.”

I will leave it there. To know this love that surpasses knowledge, there’s almost a contradiction there. How can you know something that surpasses knowledge? Don’t you see the contradiction, the paradox? Well, yes, I can know the love of God that is impossible to know. Do you know how? In my spirit. I may not be able to process it rationally, my intellect may not be able to break it down and to understand it in all its manifestation, but I can experience it to whatever degree I can, just by feeling it, by wallowing in it, by experience it.

You know, it’s like you love someone. How do you describe the love that you have for a loved child or a loved woman or husband, whatever? You can’t describe it. I mean, you can break it down as the psychologists are trying to do and locate in one certain part of the brain and decide what hormones are released when you’re feeling loved and all that kind of stuff. But, does that explain love? Come on. Does that explain a nice candle light dinner in a great restaurant as you’re looking at that loved one through across the table and your heart is pumping at a hundred miles an hour and all kinds of endorphins are being release and you feel this joyful feeling? Of course not. It would be stupid to think that because you have described a certain dimension, the material hormonal dimension of love, that you understand love. But you feel it and it engulfs you. It saturates and baptizes you.

And you know, it is like that with the love of Christ. He says, I pray that you may know this love that ultimately, really surpasses all academic, intellectual, rational knowledge, that you may experience it as he could have said, you may experience and be convicted and convinced of it. Wow! I pray, Lord, help to experience de love of Christ. Help to be consumed and gulfed by that feeling of your love. I don’t want to have just an intellectual experience of the gospel. God forbid. I want my gospel to be full of emotions and adrenaline and sweat and good feelings because that’s what God wants for us, his people. No intellectual love for me, please. No intellectual experience although that’s an important part of the gospel. No, we want more than that, we want the experience. That you may be filled to the measure of all the fullness of God. Wow!

That’s what I want. No superficial gospel for me, please. I want to go for the gold. I want the whole enchilada, as they say, the whole thing, the emotions, the theology, the jumping around, the crying the tears, the scary moments, the up and down ride in the roller coaster, the whole thing, the fullness of God, his cross and his power, his joy and his tears, his suffering and his victory, the whole thing, the fullness of God. He’s all of that and that’ what we want as believers.

And only the spirit can do that for us, but if we want it, it can be possible. Do not ever be content with a mediocre experience of the gospel. I rebuke that in the name of Christ right now in each of us. No mediocre experience of the kingdom for me or for you, for this church. We want something that is consuming and enthusiastic and full of joy and full of whatever it is but give us the whole cup, Father, give us the whole revelation, the whole experience as we want. Amen. Amen. And to him be the glory.

That’s why he finishes with that great doxology. What can you do after you’ve meditated upon all this great plan of salvation? What you can do is just say, God we worship you, we glorify you, we bless you. amen.

Father, give us that complete experience. Father, may we go to the depth, may we go to the heights, may we always be possessed by this grand understanding of all that you have done for your people. May we have this noble, real, royal understanding of what it is to be your church here on earth and open our eyes, open the eyes of our understanding that we may know the fullness of the love of Jesus Christ for us in his name. Amen. Amen.

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5 pasos para la sanidad interior

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El Dr Rafael Dunker es un hombre de Dios, es psiquiatra él, educado en España en la escuela de Medicina de allá, es médico pero también ha sido director de varias instituciones académicas en República Dominicana. Es un terapeuta familiar y ha dirigido diferentes instituciones médicas, hospitales y todo esto. Así que tiene una vasta experiencia como psiquiatra, pero sobre todo su fundamento es la palabra del Señor. Es un hombre sencillo que habla con palabras sencillas y que yo se que se necesita hoy en día esa enseñanza sana, la sana doctrina, la sana palabra del Señor.

Nos bendijo muchos escucharlo a él ayer ante los hombres y nosotros vamos a recibir palabra de Dios. Cuántos están deseosos de escuchar la palabra del Señor. Invitamos al Dr Dunker a pasar por acá. Denle un aplauso de bienvenida a nuestro hermano. Dios le bendiga hermano, gracias por estar con nosotros.

Gracias, hermano, Dios te bendiga. Amen. Amen. Bien, agradezco la invitación del pastor Roberto para venir a compartir con ustedes desde República Dominicana. Supongo que hay dominicanos aquí. ¿Quiénes son dominic.....? ¡Oh! Hasta sibaeños hay, ¿verdad? ay, ay, ay. Bueno, yo nací en San Pedro de Macorí pero pasé 20 años en Santiago ejerciendo la profesión y ahora vivo en Santo Domingo.

¿Y de qué otra parte hay gente aquí? ¿Hay otra gente del Caribe? Portorriqueños, si, Puerto Rico. Ay, ay, ay. Somos la misma cosa y.... ¿de Colombia no hay nadie? De Colombia... a ver... Bolivia, ¿dónde están los bolivianos? Amen, amen. Tengo algunos amigos en Bolivia, si, si.

¿Y de Centroamérica? Costa Rica, Panamá, Salvador también, Salvador. Amen. Amen. ¿Qué otro país? Chile. Allá en Chile tenemos nuestro programa de integración familiar que nosotros producimos. Se transmite por 20 emisoras en Chile. ¿No se si algunos han estado allá? Pero llegamos a Chile, gracias a Dios.

¿Hay otro país que se nos quedó? Uruguay. ¿Dónde está Uruguay? Uruguay. Dios lo bendiga, varón. Dios lo bendiga. Venezuela, ¿dónde están? Cuba, ¿dónde están los de Cuba? Dios me lo bendiga hermanos.

Bueno, somos..... México lindo y querido. Que bien. también estuve en México. Allá asistí a un congreso de mi especialidad hace varios años y fue muy bueno estar ahí en la plaza, ¿cómo es que se llama? Donde hay muchas.... la plaza, bueno, no recuerdo, Garibaldi. Estuve por Garibaldi por ahí. Bueno, hermanos, gracias por la oportunidad. Quisiera invitarles a abrir sus Biblias. Creo que vamos a tener el proyector ayudándonos y perfectamente. Vamos a leer en el salmo primero... Si quieren estar de pie, hermanos, y leamos al unísono los tres primeros versos del Salmo Uno. Leamos al unísono los tres primeros versos del Salmo Uno. Leamos todos, así dice la palabra de Dios:

“Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos, ni estuvo en camino de pecadores, ni en silla de escarnecedores se ha sentado, sino que en la ley de Jehová está su delicia. Y en su ley medita de día y de noche. Será como árbol plantado junto a corrientes de aguas que da su fruto en su tiempo y su hoja no cae, y todo lo que hace prosperará.”

Cuánto alaban a Dios. Muchas gracias, Padre, por tu palabra, y por estas grandísimas promesas, Señor, a los cuales nos acogemos. Oh, Señor, tu has prometido estar con nosotros, acompañarnos, bendecirnos y darnos esa calidad de vida especial que viene a través de la llenura de tu Espíritu Santo. Usa todo lo que vamos a hacer, Señor, para traer sanidad interior, para que nos apropiemos de la vida que tu nos has prometido en el Evangelio y vivamos, Señor, por encima del nivel de vida común y tradicional. Danos, Señor esa vida. Úsalo todo para tu gloria y nuestra bendición. En el nombre de Jesús. Amen. Amen.

Pueden sentarse. Bien, quisiera hablar sobre 5 reconciliaciones para la sanidad interior. Yo quisiera mostrarles algunos pasos para promover una calidad de vida. quisiera mostrarles, hermanos, por qué enfermamos. Cuál es el proceso que nos lleva a no disfrutar de la vida que Dios tuvo al principio. Y 5 pasos, 5 herramientas que Dios ha puesto en nuestras manos para que tengamos una mejor calidad de vida.

¿Cuántos quieren sanidad interior? ¿Cuántos quiere apropiarse de la vida que Dios tiene para nosotros? Y que no quieren depender solo de los médicos, del sistema de salud, sino apropiarse de las herramientas que Dios ha puesto a nuestro alcance.

Yo quisiera mostrarles en primer lugar un aprendizaje que he tenido, de lo que llamo, la ruta crítica personal. Ese es el camino que nos lleva hacia la enfermedad y la muerte prematura. Quisiera mostrarles en este cuadro la primera... Imagínense unas paradas que vamos recorriendo desde un punto hasta otro y son las paradas que determinan el deterioro de la calidad de vida hasta la muerte.

La primera parada es traumas familiares. La palabra de Dios no permite utilizar esa palabra con propiedad porque hay por lo menos dos situaciones en la Biblia que correctamente pueden ser designadas como traumas. Una es la que se encuentra en Proverbios 29, versículo 15 donde dice, ‘el hijo consentido avergonzará a su madre’. Conocen ese pasaje, ¿verdad?

“La vara y la corrección dan sabiduría más el muchacho consentido avergonzará a su madre”.

Eso es un trauma. Yo recuerdo aquella señora con su esposo que vinieron a verme al consultorio porque el hijo había tomado un mal camino: el camino de las drogas. Y después de hablarme un rato, al final de la entrevista, la madre sollozando dice, ‘doctor, por qué tenía que pasarnos esto a nosotros. Ese hijo lo hemos criado como la niña de nuestros ojos, no le hemos negado nada. Le hemos dado todos los gustos’. Y mientras ella iba diciéndome todo esto, yo pensaba dentro de mi, ahí mismo es que está el problema.

El hijo consentido avergonzará a su madre, a su padre, a la familia, a la iglesia y a toda la sociedad. Dios nos lo dijo antes, por eso podemos decir con autoridad, el consentimiento perjudica a los hijos. Decirles siempre que si, hacerle creer que son los reyes del universo, crearles la fantasía de vivir en un mundo sin límite, sin frontera, le hace daño a los hijos. Eso es un trauma familiar. Algunos de nosotros nos criamos en un ambiente de consentimiento. Fuimos consentidos y eso nos marcó y ese es el inicio de la ruta crítica.

Otro pasaje que nos permite hablar de trauma es Efesios, Capítulo 6, cuando Pablo hablando sobre la familia, dice de la siguiente manera, dice en el Capítulo 6 verso 4:

“... Y vosotros padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos, sino criadlos en disciplina y amonestación del Señor.”

Esto es lo contrario, resentimiento. Criar hijos con una dureza extrema. Cuando viví en San Pedro de Macorí, República Dominicana, tenía un vecino que le llamaban ‘Papachón’. Papachón era un muchacho travieso y le daban lo que allá en República Dominicana antes se llamaba pela con guayo. Guayo es una cosa que sirve para rayar el coco, el que lo sepa lo entenderá mejor. Una pela con guayo significa que a Papachón le caían a fuetazos, a golpes y cuando terminaban de darle todos esos fuetazos, lo hincaban en el guayo, le ponían una piedra en la cabeza, a pleno sol, y él tenía que permanecer así. Si se le caía la piedra, venía otra tunda de fuetazos. Y nosotros al lado veíamos a ese pobre muchacho sufriendo todo eso.

Pero después crecimos y cada vez que yo regresaba a mi pueblo me contaban de las andanzas de Papachón. Papachón se metió en un grupo de izquierda, un grupo militante, comunista y ahí lo entrenaron a poner bombas. Y cada vez que en mi pueblo sonaba una bomba la policía andaba buscando a Papachón.

¿Cómo aprendió Papachón a tirar bombas? No la habrá aprendido con esos fuetazos que le daban cuando él era muchacho. Un muchacho resentido. El resentimiento perjudica. Pasarnos de la raya con el castigo es la otra forma de trauma.

De modo que la ruta crítica comienza con esos traumas. Pero inmediatamente los traumas determinan actitudes perjudiciales. Yo quiero explicarles, hermanos, que cuando nos criamos en ambientes como dice el psicólogo, disfuncionales, ambientes familiares que no son apropiados, eso determina actitudes.

El muchacho que se cría con mucho castigo, él desarrolla un carácter como evasivo, porque siempre está esperando que le van a dar un fuetazo. El llega a grande pero sigue así como esperando que le van dar. El otro, el que lo consintieron demasiado, ese siempre está esperando que lo van a poner en primer lugar porque lo criaron sin límites.

Entonces, esas son actitudes perjudiciales. O sea, el trauma familiar nos daña y determina actitudes perjudiciales. Y son las actitudes con las que vamos a bregar en la vida cristiana. nosotros venimos aquí a la iglesia pero venimos con todos esos traumas que arrastramos de nuestra niñez. Son traumas que determinan, como dice la Escritura, raíces de amargura que luego, como ustedes van a ver, se traducen en malestar físico emocional y social.

A partir de ahí, entonces tenemos que definir que los traumas nos conducen a conflictos. Eso es. En tercer lugar, la tercera parada son conflictos. Como dice el dicho, Dios los cría y el diablo los junta. ¿Verdad? Usted se encuentra con su igual y ahí viene el problema. Yo se que uno lo resuelve muy fácil.

Cuando uno tiene un problema con la gente, ¿de quién es el problema? Por supuesto, de la gente. O sea, yo soy el que cuenta la historia, la cuenta a su manera. Entonces uno dice, los otros se han cogido conmigo, me tienen envidia, los otros. Pero son los otros siempre y yo por supuesto soy la parte más.... pero quiero darle una noticia diferente: somos parte del problema. Porque tenemos actitudes perjudiciales es que nos vemos en problemas con las demás personas. Entonces, esos son problemas son la tercera parada de la ruta crítica.

Entonces, eso determina que nos vemos en problemas que causan estrés. Usted oyeron hablar de esa palabra ‘estrés’, ¿verdad? Es una palabra de nuestro siglo. El estrés viene por conflicto. Usted va a decir, yo tengo problema con mi suegra. ¿Alguien tiene un problema con su suegra? Pero yo no pienso en eso. Oiga, usted no piensa, pero hay una computadora por allá dentro en el cerebro. El cerebro es la magnifica y tremenda computadora que no borra nada y la computadora de nuestro inconsciente si elabora eso, y eso termina causando estrés.

O sea, los conflictos general estrés. Y el estrés causa disfunción. Una parte de nuestro ser funciona mal, hay gente que lo siente en el estómago, desde que se le tranca el juego sienten como una cosa ahí, una acidez, un alivio, un qué se yo, no puede explicar, pero lo sienten en el estómago. Hay otros que cuando tiene estrés les da gripe, a algunos les da gripe cuando están sometidos a estrés. Hay otros que no duermen; a otros se les va el apetito; otros comen demasiado; otros se ponen ..... tienen que estar yendo.... O sea, cada cual reacciona a su propia manera.

Hay alguien que sale a la calle a inventar, a hacer cosas y se intoxica, sexo descontrolado. O sea porque hay un momento en que el organismo se descompensa. El estrés crónico, los médicos nos explican que el estrés inicial es más bien saludable. El estrés es una preparación para la lucha o la huida, para enfrentar situaciones y entonces el organismo nos prepara con la mayor cantidad de energía posible; el corazón late, la sangre se llena de los elementos para producir energía y todo el cuerpo está preparado para enfrentar peligros.

Al principio eso es conveniente pero cuando eso se prolonga por demasiado tiempo, entonces el estrés comienza a hacer los daños, vienen estas disfunciones. Usted va ir al médico y el médico le va a decir, usted tiene la presión alta pero usted no es hipertenso, ¿qué problema? ¿Usted tiene problema?

O sea, el médico se da cuenta al principio cuando hace un electrocardiograma que esa presión es reactiva. Lo que el médico le está diciendo es que usted está en la etapa de disfunción. O le hacen un estudio de su sangre, azúcar en sangre, una glucemia, y le van a decir, tiene el azúcar elevado pero usted no es diabético, ¿qué le pasa? Usted tiene problemas, me decía un colega endocrinólogo que el tenía este paciente bien controlado, sin problema, y tomando su medicina y de repente se le descontrola y cuando él va y averigua dice, es que se le fue la hija con el chofer. Eso le sube el azúcar a cualquiera.

Pero al principio es una disfunción, es una disfunción. El cuerpo comienza a descontrolarse de alguna manera. Si eso continúa entonces, viene lo que yo quiero llamarle etapa de lesión. Ya el daño se hace más estable, el médico le va a decir, usted sufre de la presión, usted sufre de azúcar, usted sufre de tiroides, usted es un deprimido, usted es esquizofrénico, usted es alcohólico. Le pone una etiqueta y sabe lo que eso significa: a partir de ahora, tu vives para mantenerme a mi. Usted contribuye a sostener a los colegas, la mafia blanca. Perdonen los colegas.

El médico no se lo va a decir con toda claridad, pero a partir de ahí, usted deja de ser un objeto pensante, dignidad, y todas esas cosas. Usted es una cosa que en un momento dado llega y lo meten por un, le van a hacer una tomografía computarizada. Y usted es como una cosa que la meten por ahí y la sacan. Y siéntate ahí y lo inyectan y le hacen. Usted ya perdió todo ese orgullo de ser individual, autosuficiente. Usted es una pobre víctima dependiente del sistema de salud.

Y a partir de ahí, tenemos dos paradas más en la ruta crítica. La siguiente es que viene una complicación. Saben lo que es ¿verdad? una complicación. Y finalmente la gente va a decir, tan bueno que era. Porque todo el que se muere era bueno. La gente se pone como, se identifica con el muerto y se olvida de todas sus cosas malas. Cuando usted ve que están hablando bien de alguien en la prensa, en la televisión, diga, ah, ese se murió. Porque mientras uno está vivo lo que le encuentran es defectos. Que problema con la gente. Mientras uno está viva, no le ven las cosas buenas, nada más es atacando todo lo malo y todos tenemos cosas malas. Pero desde que uno se muere, hay, pero tan bueno que era y comienzan a ver la....

Bueno, ese es el cuadro. Y quisiera partir de aquí. Lo que quisiera ver, hermanos es qué podemos hacer, qué podemos hacer. Porque esto es simplemente una radiografía, una ruta crítica de por qué morimos antes de tiempo. Entonces yo quisiera ahora que revisemos esta ruta de abajo hacia arriba, de abajo hacia arriba para ver qué herramientas Dios ha puesto en nuestras manos que podemos utilizar para una mejor calidad y esperanza de vida.

¿Cuántos lo quieren hacer? Diga amen. Vamos a ver entonces, qué podemos hacer. Lo primero es que no podemos hacer nada ante el hecho de la muerte. Dios ha dado a cada persona recursos para proteger su propia salud. No podemos entregar totalmente nuestra salud al monopolio de los médicos. Veremos a continuación 5 reconciliaciones y las medidas que cada persona puede tomar para su sanidad integral.

Bien, en primer lugar yo quiero plantear para enfrentar el estrés, de ahí en adelante sí podemos manejar la situación. Y quiero darles una buena noticia. Tenemos recursos para manejar el estrés. Yo se que ustedes conocen los tranquilizantes. Pero yo quiero darle recursos que están a su alcance para usted cortar esa ruta crítica que conduce hacia la muerte prematura.

Y hay tres cosas que podemos hacer. Y las tres implican una reconciliación con el medio natural. Y Dios dijo que todo era bueno en gran manera. Pero entonces el hombre comenzó a inventarse cosas. Inventarse cosas que nos destruyeron la bondad de la obra de Dios.

En primer lugar, la primera medida, la siguiente es la gimnasia. Dios no nos hizo, hermanos y hermanas, para vivir sentados. Dios nos hizo para movernos. Y cuando nos movemos y sudamos, nuestro cuerpo se sana por dentro. ¿Cuántos dicen amen? Una investigación del National Institute of Mental Health de este país, una investigación que ellos han repetido varias veces, demostró que 30 minutos de ejercicios físicos diariamente, son tan efectivos como tranquilizantes o antidepresivos. ¿Cuántos dicen amen? Les estoy dando una información importante. Si usted hace gimnasia diariamente su cuerpo se libera de las toxinas que nos enferman. Lo que pasa que el sistema está hecho para que no hagamos ejercicio. Usted tiene su carro, ¿verdad? y todo eso, y usted llega a la gran tienda y ahí hay un ascensor que usted se sube y sin moverse, y todo es automático. Los grandes edificios tienen también ascensores y uno casi no se mueve. Uno lo que hace es permanecer estático, pero si nos movemos nos sanamos. Camarón que se duerme se lo lleva la corriente, dice el dicho.

Tenemos que aprender a movernos. Por eso es que usted ve que la gente anda corriendo por la calle porque todos los médicos de todas las especialidades están recomendando a sus pacientes lo que la ciencia médica ha descubierto, que cuando uno hace ejercicio, el cuerpo funciona mejor. Así que vamos, se los estoy diciendo. Si usted lo hace, usted está tratando su cuerpo con cariño. Si usted no lo hace, si usted se deja llevar de la rutina de vida acelerada que caracteriza esta gran nación, usted está descuidando su mayordomía corporal.

Y en segundo lugar, hay otra experiencia que se ha demostrado científicamente, es que cuando uno entra en contacto con la naturaleza el cuerpo de equilibra por dentro. Mire, se ha hecho el siguiente experimento: a una persona se le coloca un monitor, eso significa un aparato que le mide pulso, presión, temperatura, todas las constantes biológicas, así dice el médico. Entonces, esa persona la ponen a ir al trabajo y a atender clientes que vienen, o sea que los clientes son impredecibles, y eso es perder el control. Y cuando esa persona está en su trabajo cotidiano la presión sube, el pulso sube, el estómago se descontrola. O sea, todo el organismo entra en crisis. Y eso se mide en el aparato, el monitor. Cuando esa misma persona hace así, y se dirige al río y mete un pie en el agua del río, y el agua hace contacto con su cuerpo, la presión baja, el pulso se controla. Eso es medido científicamente.

Desde que usted mira la luna, el sol, la montaña, el verdor de la planta, o usted juega con un niño, usted entra en contacto con la naturaleza, el cuerpo se sana por dentro. ¿Cuántos dicen amen? ¿Saben lo que eso significa, hermanos? Que el paraíso es el mundo natural que Dios hizo. Si vivimos en paredes todo el tiempo, dentro de vehículos de motor, en estructuras humanas, nos enfermamos. El estilo de vida normal debe incluir volver al mundo que Dios creó, volver al río, al mar, a la montaña, a los animales. Y de esa manera nos sanamos por dentro y el estrés se desaparece. ¿Cuántos alaban a Dios?

Finalmente, está también demostrado que un régimen alimenticio natural contribuye a bajar el estrés. Miren, el sistema nos ha engañado. El sistema en que vivimos nos ha engañado. Tenemos ya las herramientas para construir el paraíso sobre la tierra, pero el sistema mercantil, sociedad de consumo en que vivimos nos ha hecho un fraude y nos ha metido cosas que hacen más daño que bien.

En primer lugar les menciono el agua. Hermanos, nuestro cuerpo necesita agua. Pero el hombre se inventó la Coca Cola. Entonces usted no tiene sed de agua, sino de tomar Coca Cola. Todo lo que tiene la Coca Cola hace daño, excepto el agua que es la base. Entonces usted puede elegir entre tomar Coca Cola o toda esa otra cosa que existe por ahí o tomar el agua que Dios creó. Lo mismo pasa con la fruta. Mire, cuando usted se come una fruta....

Yo estaba en Puerto Rico en una conferencia y me hospedaron en casa de una hermana misionera y cuando estábamos cenando ella me dice, ‘hermano Dunker, estas cápsulas para la diabetes, para la jaqueca, para el corazón, para...’ y me dio como 15 enfermedades y como yo soy médico, yo no quise contradecirla y tomé la medicina y me puse a ver cuál era esa sustancia mágica que podía hacer tantas cosas. ¿Y saben lo que era? Es un producto natural hecho de cáscara de frutas disecadas, pulverizadas y hechas cápsulas, y eso funciona.

Está demostrado que los vegetales tienen una sustancia que se llama residuos fibrosos, que son buenos para todo eso. Usted se come una naranja, por ejemplo, y cuando usted se come no solamente el jugo sino la parte blanca de la naranja, eso es bueno para todo: mejora la digestión, es bueno para la diabetes, para todas esas enfermedades. Dios puso en la fruta elementos para proteger nuestra salud, para desintoxicarnos. Pero el hombres se inventó el jugo de naranja artificial. Y usted va al supermercado, y ‘tengo un jugo de naranja’, es un fraude. No son jugos de naranja en verdad.

Una hermana que trabaja en Nueva York en una fábrica de jugos me dijo, ‘hermano Dunker, si usted ve cómo lo hacen, usted no se lo toma’. No tienen las vitaminas naturales, no tienen los residuos fibrosos, no tienen el tipo de azúcar que Dios puso en el jugo. Tienen azúcar artificial, tiene una serie de sustancias para darle color, para darle sabor y todo eso se está demostrando que hace daño.

Cuando usted vaya al supermercado acuérdese de mi. Y en lugar de comprar toda esa basura, compre frutas. Tenga en su casa frutas para comer. Eso fue lo que Dios hizo. Usted quiere sanarse por dentro, reconcíliese con el universo que Dios creó. Alabe a Dios comiendo lo que él hizo. Y coma productos integrales. ¿Sabe lo que significa eso? Que usted se come el trigo que Dios hizo, el arroz que Dios hizo, y no el que se ha inventado el sistema.

Yo he comentado en otra parte que hubo un momento en este país en que había tal prejuicio contra los negros que ellos querían blanquearlo todo, hasta la comida. Y entonces un sabio de esos descubrió que quitándole la cabecita al trigo hacían una harina blanquita como la quería el sistema. Y ese el pan blanco que usted a veces come. Un trigo desnaturalizado, un trigo al cual le han quitado los elementos nutritivos principales que Dios puso en él para comer.

Nos está engañando el sistema. Lo mismo pasa con el arroz. El arroz no es blanco, pero le quitaron la cabecita y se pone blanco. El azúcar no es blanca, pero le echan un poquito de cal y se pone blanca. Porque el sistema lo quería todo blanco. Así que cuando usted vaya al supermercado acuérdese de mi. Usted puede comer pan negro, pan blanco, bueno, escoja. Pero si usted quiere comer el pan que comía Jesucristo, el pan que Dios esperaba que comiéramos, exija pan integral. ¿Cuántos dicen amen?

 

 

Bueno, yo se que ustedes no se van a llevar de mi, porque la costumbre hace ley, pero se lo estoy diciendo. Dios me ha mandado a traerles este mensaje hoy para que ustedes no se dejen engañar del sistema y viva n más de acuerdo con el mundo natural.

En segundo lugar, para enfrentar los conflictos tenemos que lograr reconciliación con personas. Para vivir en paz necesitamos una actitud de reconciliación hacia todas las personas.

Les quiero dar unos pasajes de la Escritura que claramente nos describen esto. Miren este versículo tan hermoso, hermanos, qué hermosa palabra de Dios.

“Si es posible en cuanto dependa de vosotros, estad en paz con todos los hombres”

¿Cuántos dicen amen? Uno a veces lee esto, uno lee la Escritura y uno piensa que ese es un Dios caprichoso, mandando cosas simplemente por mandar. Pero Dios sabe que cuando perdonamos o cuando pedimos perdón, nos sanamos por dentro. Y nuestro cuerpo funciona mejor. Por eso este verso debe ser un reto para nosotros, estad en paz con todos los hombres.

El cristianismo es una doctrina de reconciliación. Los judíos no conocieron el misterio del perdón que viene después que Cristo muere en la cruz por nuestros pecados. Los árabes tampoco conocen la doctrina del perdón, por eso es difícil la guerra del Medio Oriente.

Pero es el Evangelio que nos dice la sangre de Jesucristo nos limpia de todo pecado y nos capacita para perdonar y para pedir perdón.

Hay otro pasaje, nuestro Señor Jesucristo en el sermón de la montaña, “...si tu hermano peca contra ti, ve y repréndele, estando tu y él solos, si te oyere has ganado a tu hermano”. Eso está en Mateo 18, es el discurso sobre el protocolo de Jesucristo para las relaciones interpersonales.

Ve y repréndele, no hagas chisme. No comentes con otro, ve a la persona. Jesucristo sabía que iban a haber problemas. Miren, este grupo que estoy mirando tan hermoso, heterogéneo es muy bonito verlo desde aquí. Pero, miren la convivencia, rozamos unos con otros. Por eso dice en tantos pasajes de la Escritura, “...soportándoos los unos a los otros”.

Yo te soporto a ti y tu me soportas a mi. Y eso obliga a que tengamos que pedir perdón. Hermano, perdóname que lo rocé un poquito. Te perdono. Hay que perdonar y pedir perdón y eso es lo que nos dice el otro pasaje, este si es del sermón:

“...si traes tu ofrenda al altar y allí te acuerdas de que tu hermano tiene algo contra ti, deja allí tu ofrenda delante del altar, y anda, reconcíliate primero con tu hermano y entonces ven y presenta tu ofrenda”.

Hermanos, todos ofendemos. En toda clase de pecados, todos los pecados tienen el mismo tamaño. La diferencia está en que algunos se arrepienten y abandonan el pecado. Si vas a pararte aquí arriba, antes de subir Cristo te pide, examínate, no hables, no prediques, ni siquiera dejes que el sol se ponga sobre tu enojo, reconcíliate primero con tu hermano. Perdona, pide perdón.

¿Cómo puedes tu orar?, dice la canción, si no estás reconciliado. O sea, Dios nos pide que para acercarnos a él estemos en buena relación los unos con los otros. Que Dios nos ayude entonces a estas recetas claramente de la Escritura que nos muestran el camino de la reconciliación.

En tercer lugar, uno de los problemas más difíciles es revisar nuestras propias actitudes personales. La anterior.... exactamente. Miren las palabras de Jesucristo en el sermón del monte. Jesucristo es el gran conocedor de la naturaleza humana y dice Mateo 7:25

“... por qué miras la paja que está en el ojo de tu hermano y no echas de ver la viga que está en tu propio ojo”

O cómo dirás a tu hermano, déjame sacar la paja de tu ojo, y he aquí en el ojo tuyo. Hipócrita. Saca primero la viga de tu propio ojo y entonces verás bien para sacar la paja del ojo de tu hermano.

Muchas veces viene a mi consultorio una hermana, a veces casada con un esposo inconverso, y está delante de mi y comienza a decirme, ‘ay, hermano Dunker, usted tiene que ayudarme con mi esposo. Mire, lo tengo ahí afuera. Ese hombre...’, y comienza a decirme las maldades de ese esposo y yo escuchando, y ay pero.... hermana, que pena que tenga un hombre tan..... déjeme ver a su esposo. Y entonces entra el esposo. Y esto me ha ocurrido varias veces cuando él está delante de mi entonces me dice él, ‘mire doctor, yo no quería venir a esta entrevista, pero ya que yo estoy aquí, déjeme decirle quién es esa mujercita que acaba de pasar por ahí...’ Y comienza este hombre a decirme de su mujer, a veces una esposa cristiana, y al final yo me digo a mi mismo, pero quién es el malo o la mala de esta película. ¿Qué piensan ustedes? Los dos, ni Juan, ni Juana, sino Juan y Juana.

¿Saben ustedes como yo me gano el dinero en mi consultorio de terapia familiar? Se los voy a decir aquí porque ustedes no van a Santo Domingo a decírselo a la gente. Pero a ustedes le voy a decir el secreto. Miren cómo yo me gano el dinero. Viene una pareja con problemas en su matrimonio entonces yo hablo con uno primero, el que está más ansioso y cojo todos los datos: ah, él hace esto, él hace esto, él hace lo otro. Y yo lo apunto, porque ya la experiencia y mi formación me han confirmado que todo lo que una mujer me dice de su marido es verdad. Eso escríbalo y después entra el marido y yo voy anotando todo lo que me dice de su mujer, y yo se también que todo lo que un marido me dice de su mujer es verdad. No se equivocan, saben más que cualquier psicólogo, pero de lo otro, entonces cuando yo tengo todo eso ahí, todo esos datos yo ya se que es lo que yo tengo que trabajarle en las siguientes citas.

Entonces la próxima cita yo sencillamente trabajo lo que ellos me han dicho. No hay ninguna magia. Yo trabajo lo que ellos me han dicho. Ellos vienen a consultas sucesivas, pero cada consulta me la tienen que pagar, usted ve. Pero yo estoy trabajando la misma cosa que ellos me han dicho. La moraleja de todo esto es que si un hombre escucha a su mujer y una mujer escucha a su marido, no necesitan terapeuta familiar.

Si usted aprende a escuchar, mire, yo le doy gracias a Dios porque he aprendido a escuchar a Fiorda Lisa. Yo antes pensaba, ‘pero Señor, si esta mujer como que no...’ pero después descubrí que es que la mujer tiene una manera diferente de ver las cosas. Precisamente lo que yo no veo es lo que ve Fiorda Lisa. Entonces si yo escucho a Fiorda Lisa nadie puede contra mi.

Entonces, así me gano yo el dinero. Yo se que ustedes no me van a hacer caso, por suerte, y que van a seguir viniendo al consultorio a pagarme la consulta, porque no van a escuchar a su pareja. Ustedes van a seguir diciendo, hay que cambiar a mi esposo, hay que cambiar a mi mujer. Doctor, mire, aquí se la traje. Esta mujer yo no la soporto. La culpa está en ella. 50, 50, mitad y mitad. Tenemos que aprender a ver la viga que está en nuestro propio ojo.

Yo apliqué eso en mi matrimonio y en una ocasión estelar que las cosas no funcionaban yo me fui a un sitio e hice esa oración. Le dije a Dios, ‘examíname, oh Dios, Fior dice que yo soy el malo. Examíname oh Dios y ve si hay en mi camino de perversidad’. Porque hasta ese momento yo solamente decía, Señor cámbiale el corazón a Fior. Yo pensaba que con eso se arreglaba el juego, porque ella era a la que había que cambiar. A partir de esa oportunidad Dios comenzó a mostrarme que habían unas cositas, no muy grandes, ustedes ven, pero algunas cositas.... algunas cositas que yo tenía que cambiar. Y con esa brecha Dios salvó mi matrimonio.

Hoy yo tengo un matrimonio feliz por la gracia de Dios. No por mi psiquiatría ni mi psicología, ni mi medicina, sino por la gracia de Dios. Porque él me enseñó a ver este camino abierto en el cual uno participa igual que su pareja de la crisis.

Entonces esa es la manera de combatir las actitudes perjudiciales. Cuando usted aprende a cambiarse, a observarse, no diga ‘yo soy así’. Usted puede cambiar. Eso es lo que hace el Evangelio, cambiar nuestras actitudes, crecer, santificación. Todo eso lo que implica es que usted se va asemejando a la persona de Cristo, a la madurez, a la estatura de Jesucristo. Un cristiano no puede decir ‘yo soy así y hay que aceptarme de esa manera’. Usted puede cambiar, que Dios le ayude hacerlo. ¿Cuántos dicen amen?

“Barro soy, moldéame Señor”, dicen tantas canciones. Que el Señor lo haga con nosotros.

Y en cuarto lugar, llegando a lo que para el psicólogo es la raíz del problema, los traumas familiares, yo quiero decirle que la clave para esto está en este versículo de la Escritura, y es lo que leemos en Efesios y en los 10 mandamientos, “honra a tu padre y a tu madre para que tu día se alargue, en la tierra que Jehová, tu Dios te da”.

Y luego, Pablo repite esto cuando dice “....honra a tu padre y a tu madre, que es el primer mandamiento con promesa, para que te vaya bien y sea de larga vida sobre la tierra”.

Miren, hermanos, es una palabra que es una palabra dicha con toda la mayor inteligencia del mundo. El que inspira a Pablo a decir esto es un Dios que nos hizo y nos conoce. Y la verdadera raíz del trauma está en este versículo. El mandamiento es “honra a tu papá y a tu mamá”, tenlos en un pedestal. Y la promesa, para que te vaya bien y seas de larga vida sobre la tierra.

Recuerdan la ruta crítica que les presenté al final, que termina con la muerte prematura, pero comienza con el trauma familiar. Cuando usted se sana con papá, con mamá, sana la raíz que los psicólogos ven en el problema, y usted resuelve el problema de los traumas familiares.

Yo hablaba de esto en una reunión de jóvenes en la playa, en Boca Chica, República Dominicana y cuando termino de hablar, uno de los jóvenes, líderes del grupo se pone de pie llorando y me dice, ‘hermano Dunker, usted me dice que honre a papá y a mamá, pero papá fue un vagabundo, nos abandonó. Mamá se quedó con nosotros, nos echó para adelante y llegamos a ser personas por mamá. Y usted me dice que honre a papá como yo honro a mamá.’

¿Qué piensan ustedes? Es lo que dice la palabra de Dios. Honra al papá que yo te di, honra a la mamá que yo te di. Yo he tenido ese papá irresponsable, abusador en mi consultorio, y ¿saben lo que pasa cuando uno conoce la historia de ese papá? Que él también fue abusado en su niñez. Y ese hijo, sino se sana, va a seguir la cadena y va a reciclar el mismo abuso con sus propios hijos.

Por eso Dios dice, ‘tenemos que parar esa cadena de maldición’. Al papá que yo te di, perdónalo, hónralo y tenlo en un pedestal. ¿Cuántos dicen amen? A la mamá que yo te di, hónrala y tenla en un pedestal. Miren, y todo el psicólogo habla de psicoterapia en el fondo se reduce a eso, a una reconciliación con papá y a una reconciliación con mamá. Eso, a veces es un camino tortuoso y difícil, pero cuando usted lo hace se sana por dentro. Que Dios le bendiga y le ayude a hacerlo.

Finalmente, tengo que añadir un punto, porque aquí termina el psicólogo, pero nosotros tenemos que añadir un punto adicional y es la reconciliación con Dios. Hemos visto la reconciliación con el mundo natural, la reconciliación con uno mismo, reconciliación con la gente, la reconciliación con los padres, de todo eso habla la psicología, pero hay un punto que es la raíz del problema, y es la muerte espiritual del hombre, la separación de Dios.

Es por eso que nos apartamos de su propósito santo y vienen todas las consecuencias, como es la enfermedad. Y qué interesante que un hombre como Pascal se le atribuye esta expresión. El dijo “nuestra alma tiene un vacío con la forma de Dios y mientras Dios mismo no llena ese vacío estamos insatisfechos.” ¿Cuántos dicen amen?

Dios nos hizo para él. Y nuestra alma mientras no se llena de él, se llena de diocesillos substitutos que buscamos en el mundo, pero que no logran satisfacer el alma humana. Como dijo Jesucristo a la mujer samaritana “...el que bebiere de esa agua volverá a tener sed, más el que bebiere del agua que yo le daré será en él como una fuente que salte para vida eterna”. ¿Cuántos alaban a Dios? Bendito sea su nombre.

Por eso una investigación médica realizada en California, esto salió en una revista Selecciones, con una población de varios miles de personas, ellos demostraron que las personas que van a la iglesia como ustedes que vienen cada domingo a la iglesia, se enferman menos que los que no van a la iglesia. ¿Cuántos dicen amen?

Y cuando se enferman les va mejor en su enfermedad que la gente que no tiene fe. Y viven más años. ¿Cuántos alaban a Dios? ¿Cuántos quieren dar un aplauso a Dios? Un aplauso.

Porque, hermano, usted dice venir aquí, alguna gente dirá, perder el tiempo, pero le voy a dar una buena noticia. Mire, cuando ustedes vienen aquí, esto vale, hermano, venir al culto, ustedes creen que tiene valor emocional y del punto de vista sanitario, esta oportunidad de encontrar gente, saludarla, abrazarla. Dios te bendiga. ¿Ayuda eso? Ayuda.

Cuando usted está de pie y comienza a alabar a Dios y levanta sus manos, se entrega a la alabanza. ¿Tiene que ver eso algo con la vida interior? Eso es igual que gimnasia aeróbica, se va todo el estrés. Y cuando usted se para a escuchar la predicación para ayudarle a vivir una vida más ordenada, ¿cuál es la diferencia? La diferencia es que usted el domingo diga, ¿qué voy a hacer? ¿qué hago hoy? Entonces se pone a inventar cada domingo y se inventa cosas que terminan haciéndole daño. Por eso esta estadística nos muestra que venir aquí a alabar a Dios, repercute sobre toda nuestra salud interna.

Sea bendito su nombre. A él sea la gloria. A él sea la gloria. Por eso podemos concluir, las 5 reconciliaciones, como combatir el estrés, reconciliación con el mundo natural. Cómo combatir los conflictos siguiente, reconciliación con la persona, perdonar y pedir perdón. Cómo combatir las actitudes perjudiciales, reconciliación con uno mismo, un espíritu de autocrítica. Cómo combatir los traumas familiares, reconciliación con papá y mamá. Y finalmente cómo combatir la muerte espiritual, reconciliación con Dios.

Y esto nos lleva al pasaje que tuvimos al principio. Miren hermanos, qué hermoso. Amen. “será, -esa es la promesa. Agárrese de ahí, hermanos,- como un árbol plantado junto a corriente de agua que da su fruto en su tiempo y su hoja no cae y todo lo que hace prosperará”. Bendito sea su nombre. Amen. Amen.

Vamos a orar. Vamos a orar. Quisiera invitarles a orar y si usted quiere hacer una oración especial, póngase de pie en este momento. Y yo espero que algunos de ustedes van a hacer decisiones en su corazón, van a hacer decisiones en su corazón, decisiones para cambiar su estilo de vida, para cambiar su estilo de vida. Algunos van a tomar decisiones para perdonar o pedir perdón a su pareja, o a alguna otra persona. Algunos van a perdonar a papá. Usted va a tomar la decisión de perdonar a papá. Eso es sanidad interior. Y es posible que haya alguien aquí también que no ha recibido a Jesucristo como su salvador personal, y que en esta mañana quiere decir, yo recibo a Jesucristo como mi salvador personal.

Yo quisiera invitarles, si alguno quiere venir aquí al frente, yo quiero hacer una oración por usted, porque usted va a hacer cambios en su vida. Yo quiero dar esa oportunidad de que venga aquí al frente para que podamos tener esa oración. Amen. Ventan aquí al frente. Si usted quiere hacer cambios en su vida, cambio en su estilo de vida, si usted está decidiendo perdonar, si usted está decidiendo pedir perdón, si usted está decidiendo recibir a Jesucristo como su salvador persona, si usted quiere que esta palabra llegue a usted y que este domingo signifique un cambio de dirección en su vida, yo le invito a venir aquí al frente para que participemos de esta oración.

Padre nuestro, muchas gracias por tu palabra. Gracias porque es una lámpara que nos alumbra en medio de las tinieblas de este mundo. Señor, el mundo tiene mucha tecnología, muchos conocimientos, pero no tiene la luz de la vida. Eso se encuentra en tu palabra. Muchas gracias, Señor, porque no estamos perdidos en el mundo. Gracias porque hay un camino, una orientación que podemos seguir.

Yo quiero pedirte, Señor, por mis hermanos en esta mañana, especialmente por los que han venido al frente. Señor, algunos de ellos han decidido perdonar, otros han decidido pedir perdón, dales la voluntad de hacerlo tan pronto sea posible, Señor. Perdonar a papá, perdonar a mamá, a los hermanos, a los tíos, al esposo, a la esposa, al amigo, al compañero de trabajo, oh Señor, da espíritu de perdón, de reconciliación en tus hijos para que haya sanidad interior.

Señor, y algunos también han venido para recibir a Jesucristo como su salvador personal, tu lo conoces. Señor, que no salgan de aquí sin esa decisión que es el boleto a una nueva vida, Señor.

Oh, Señor mira sus corazones. De cada una de estas personas que toma decisión en este momento que este día marque un nuevo rumbo en sus vidas. Oh Señor, yo los bendigo en tu nombre, los bendigo para que disfruten la vida abundante que tu prometes en el Evangelio para que les vaya bien en su salud, en sus cuerpos, en sus emociones, para que les vaya bien en sus matrimonios y para que sean ciudadanos efectivos y responsables en medio de esta sociedad corrupta. Los bendigo en tu nombre, Señor. gracias, porque tu lo harás en el nombre de nuestro Señor y salvador Jesucristo. Amen. Amen. Gracias, hermanos, Dios les bendiga.

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Si no es con amor, de nada vale

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Bueno, eh, me dijeron que me presentara y yo siempre me defino como un injerto gringo en la rama colombiana de la viña de Jesucristo y dichosamente soltera para Jesús. Gracias al Señor. Y vamos a abrir la palabra en esta mañana, o esta tarde ya, en una escritura para entrar en un tema muy sencillo y al mismo tiempo lo que yo considero que es el mayor reto en nuestras vidas como cristianos. Por favor acompáñenme a Primera de Corintios 13 y vamos a leer versículo1 al 3.

Dice la palabra “... si yo hablase lenguas humanas y angélicas y no tengo amor, vengo a ser como metal que resuena o címbalo que retiñe. Y si tuviese profecía y entendiese todos los misterios y toda ciencia, y si tuviese toda la fe de tal manera que trasladase los montes y no tengo amor, nada soy. Y si repartiese todos mis bienes para dar de comer a los pobres, y si entregase mi cuerpo para ser quemado y no tengo amor, de nada me sirve.”

Señor, gracias por tu palabra en esta mañana. Te pido que esta palabra sea como espada de doble filo, que llegue muy dentro de nuestros corazones, que nos rete, Señor y que nos cambie. Te pido que nadie salga por esa puerta igual a como entró en esta mañana. Te pido, Señor, que tu palabra y tu espíritu haga una obra profunda en nuestro corazón. En el nombre de Jesucristo. Amen.

Ahora, en este pasaje el Señor menciona aquí muchas cosas que hacemos para él. Dice que pudiéramos profetizar, entender los misterios de la ciencia, que pudiéramos movernos en toda la fe de tal manera que trasladase los montes. Dice que incluso podríamos dar todos nuestros bienes para los pobres, y hasta pudiéramos dar nuestra vida por él como mártires, pero dice que si no es con amor, de nada vale. De nada vale.

Ahora, sabemos que no vamos a ser juzgados cuando pasamos a la eternidad para salvación o para perdición porque tenemos a Cristo en el corazón. ¡Aleluya! Hemos sido lavados en la sangre del Señor Jesucristo, hemos nacido de nuevo. Pero la palabra habla del tribunal de Cristo y en el tribunal de Cristo, las obras que hacemos aquí en la tierra, serán juzgadas. Y esas obras solamente ganarán algún galardón en el cielo según la motivación del corazón con la cual las hicimos aquí en la tierra. Y sea lo que sea la obra, hacer el desayuno para la familia, darle un vaso de agua a alguna persona necesitada, hacer lo que viene en esta lista, si no es con amor de nada vale. De nada vale. Es según el corazón cuando lo hacemos.

Por favor voltéate alguien a tu lado y dile, lo que no es con amor de nada vale. Lo que no es con amor de nada vale. Y esto suena tan sencillo en esta mañana pero por lo menos en mi vida, yo lo veo como el reto más grande en la vida cristiana, andar en amor.

¿Cuántos han descubierto que no es tan fácil andar en amor? Y la palabra nos manda a amar. Ahora, en Romanos 12, versículos 9 al 11 dice la palabra “... el amor sea sin fingimiento, aborreced lo malo, seguid lo bueno, amaos los unos a los otros con amor fraternal. En cuanto a honra prefiriéndose los unos a los otros....”

Y sigue en el 11 y dice “...en lo que requiere diligencia no perezosos.”

Ahora, el amor sea sin fingimiento. El Señor quiere un amor verdadero, un amor sincero en nuestros corazones. Y el amor verdadero y el hecho de amar verdaderamente no es solamente un sentimiento, el amor se expresa, se expresa con palabras, si, se expresa con hechos, se expresa con actitudes. Y muchas veces no es tan fácil. No es solo un sentimiento.

Yo estoy convencida, hablamos tanto hoy día de guerra espiritual, yo creo en la guerra espiritual, pero estoy convencida que el amor de Dios y el perdón son las dos armas más potentes que Dios nos ha dado para ganar batallas. El verdadero amor rompe barreras, derriba muros, destruye cosas que el enemigo ha levantado.

Dice la palabra que amar a un enemigo es como echar carbón encendido sobre su cabeza. Es algo que no aguanta. El amor es tremendamente fuerte y gana batallas.

Ahora, en esta mañana vamos a estar mirando a tres grupo que he podido identificar, puede que hayan más, pero en la Escritura he podido encontrar tres grupos a los cuales el Señor nos manda amar. Y él empieza aquí de manera, tal vez, vamos a empezar con el grupo supuestamente más fácil de amar.

Vamos a Primera de Juan 2, por favor, del 9 al 11. Y vamos a leer esto en voz alta, todos juntos por favor.

“El que dice que está en la luz y aborrece a su hermano está todavía en tinieblas. El que ama a su hermano permanece en la luz y en él no hay tropiezo. Pero el que aborrece a su hermano está en tinieblas y anda en tinieblas y no sabe a donde va porque las tinieblas le han cegado los ojos.”

Aquí el Señor nos habla de la familia de Dios, de nuestros hermanos. Y uno entra en la iglesia, y uno piensa, uy, aquí va a ser sobrado de fácil amar la gente. Y rápidamente descubrimos que no. ¿Cuántos rápidamente descubrieron que no? Y ¿cuántos se han dado cuenta que a veces tu no eres fácil de amar? Yo debería levantar las dos manos aquí.

Por favor voltéate a alguien a tu lado y si estás con un familiar mejor, y dile, a veces no soy fácil de amar. Y ahora dile, y a veces tu tampoco eres fácil de amar.

¿Cuál es nuestro problema? Somos perdonados pero no somos perfectos. Seguimos a veces con problemas aquí en el corazón, nuestro carácter está siendo tallado por el Señor. Estamos siendo obrados por Dios, obrados. Y el lugar realmente donde más el Señor va ajustándonos es en la familia y en la iglesia porque es donde formamos las relaciones más cercanas.

Es muy fácil demostrar todo el fruto del Espíritu Santo con gente con la cual andas una hora a la semana. Te pueden ver como súper santo allí, porque una hora no es difícil controlarte, pero cuando tu entras en tu casa, cuando tu estás aquí trabajando ya de cerca en la iglesia, ya en comunión cercana, ¿qué empieza a pasar? Hay choques. ¿Cierto? Hay diferencias, hay malentendidos y muchas veces los ataques tremendos contra nuestra vida vienen de los mismos hermanos de la iglesia, de otras ovejas. Y allí vamos descubriendo que no somos tan fáciles. Perdónenos Dios. Perdónanos, Señor. El es muy paciente con nosotros, con su pueblo.

Ahora, hace un tiempo en Colombia se levantó una hermana, una pastora, una misionera, se levantó contra mi de la noche a la mañana y honestamente no se que le hice. Tiene que ser que le haya hecho algo pero nunca pude saber qué fue. Era mi amiga hice lo posible por ayudarle a levantarse en el ministerio, y como dijo David, si hubiera sido un extraño de la calle que se hubiera levantado contra mi, no me hubiera dolido tanto, pero era mi hermano, dice David, con quien entrábamos juntos a la presencia de Dios. eso fue lo que me pasó. Y ella empezó a calumniarme, empezó a decir muchas cosas y, hablando con los pastores, y gracias a Dios que en ese tiempo, pues algunos pastores me conocían y no le creyeron. Pero, otros que no me conocían le creyeron, entonces ella hizo lo posible por destruirme. Y el Señor venía vez tras vez y me decía, perdónala y yo no quería. No quería. Y yo le decía, ah, ah, ella sigue hablando, Dios. Y volvía y decía, perdónala. Y yo le decía, Señor, ¿no escuchaste lo que ella dijo ayer? Perdónala, decía. Pero Señor, es que sigue hablando, no quiero, no quiero. Y el Señor, nos ama tanto que él no permitirá que sigamos por ese camino porque donde sigamos por el camino de la falta de perdón podemos perder todos, se dañará el corazón.

Y por un año yo no la perdonaba, por un año. Por un año bajo la suave de Dios, no la quise perdonar. Pero cuántos saben que Dios sabe dar nalgadas bien dadas. Y pasando un año recibí mi buena nalgada celestial y bien merecida. Y yo iba volando en una avioneta sobre la selva amazónica, sobre un departamento en Colombia que se llama El Vaupés, es pura selva, pura selva. Se puede volar horas en esa selva sin ver dónde aterrizar, un lugar de poder aterrizar en una emergencia. En una avionetica de un solo motor y seis asientos. Íbamos un piloto misionera, una misionera que trabajaba con los indígenas y mi persona que iba para otra tribu de indígenas, allí en la selva. Una avionetica de muy pocos instrumentos, el piloto tenía que poder ver para pilotear y de repente, de un cielo azul en cuestión de segundos, se presentó lo que yo estoy convencida que puede haber sido la peor tempestad desde los días de Noé. Es terrible. Caía agua, caía agua, el viento terrible, esa avionetica subía, bajaba, subía, bajaba. Los pocos instrumentos que tenía se descontrolaron por la violencia de la tempestad. El metal sonaba como si las alas se fueran a desprender. Y yo estaba con el corazón en la garganta, asustadísima y por dentro estaba orando. Pero al mismo tiempo me estaba consolando y pensando, bueno, el Señor debe estar acostumbrado a esto. Y en eso el piloto cristiano se volteó y nos miró. Estaba pálido, estaba sudando y no usó exactamente estas palabras pero el sentir era, ¡oren o nos vamos a morir!

Entonces allí yo ya empecé a clamar en voz de ...... yo empecé a clamar en voz alta, Señor, ayúdanos, Señor. Y apenas empecé a orar en voz alta el Señor me hizo recordar de esta hermana que yo no quería perdonar. Y muy consciente de que probablemente me quedaban máximo minutos, y a lo mejor segundos sobre esta tierra, yo no quería llegar con ese pecado en mi corazón, y con esa excelente motivación la perdoné. Pero, bien perdonada. Como dicen los guatemalteco, requete perdonada, que la dejé allí, pero bien, bien, de todo corazón la perdoné.

Y ¿saben qué pasó? Paró la tempestad, instantáneamente yo la perdoné y paró la tempestad. Usted se acuerdan la historia de Jonás y cómo Jonás iba en rebeldía y cómo toda la tripulación de ese barco tuvo que pasar por esa tempestad. Hasta el día de hoy no me he atrevido a decirle a ese piloto que esa tempestad fue culpa mía. Yo se lo voy a decir en el cielo donde no va a haber más rabia.

La perdoné y fue algo tan lindo porque se me fue una carga. Pero la mujer seguía hablando y entonces a las pocas semanas después de eso, el Señor me dio una visión de ella que me sanó totalmente el corazón. Y en esa visión yo vi a esta mujer en la mano de Dios y esta mujer en la mano de Dios tenía la forma de un martillo, y con ese martillo Dios me estaba dando a mi, pracate, pram, prum prum y me estaba formando. Estaba formando su carácter en mi. Y yo entendí que gracias a Dios yo tengo mucha gente que son bendecidos con el ministerio, bendecidos a través de mi vida, que me animan, que me dicen. Pero yo entendí que yo necesito martillos también.

Yo entendí que yo necesito quien me baje. ¿Están conmigo en esta mañana? Porque entendí que yo sería capaz de levantarme en orgullo y que se pudiera destruir todo, entonces yo necesito los martillos.

¿Cuántos tienen martillos en su vida en este momento? Oh, y cuando el Señor me mostró a esta mujer como un martillo, la siguiente vez que yo la vi ella siempre meditaba, ella no se dejaba abrazar, no se dejaba saludar, me daba la espalda. Pero pasaron unos días y la vi en un evento y estaba de espalda, y yo corrí antes de que ella me pudiera parar, yo corrí, la agarré, la volteé y la abracé y le dije, te amo, tu eres una bendición en mi vida. Y la solté. Y ella quedó... y se sanó esa relación. Pero nunca le dije que fue de bendición por ser martillo.

Necesitamos ser tratados por Dios. Necesitamos y a veces los ataques vienen de los mismos hermanos en la iglesia, pero Dios puede usar esas cosas para formar el carácter de Dios en nosotros.

Dice la palabra que nosotros somos vasijas de barro. Dice la palabra que nuestro propósito en esta vida es que mi vasija de barro lleve la presencia de Dios, lleve su gloria. Pero aprendí algo en la universidad, estudiando el arte. Cuando uno va a hacer una pieza de barro, casi hay que gastar más tiempo trabajando, preparando el barro, que formando la misma pieza. Hay que coger ese barro, tirarlo, golpearlo, aplastarlo, volverlo a tirar, aplastarlo y el barro debería estar diciendo, no voy a sobrevivir esto. Pero ¿¿saben por qué? Porque hay que quitarle todas las burbujas, porque si queda una burbujita en ese barro, se forma la pieza, se mete al horno y el calor hará que se estallará todo la pieza a causa de esa burbuja.

En nuestras vidas, hay burbujas de orgullo. En nuestras vidas hay burbujas de autosuficiencia. En nuestras vidas hay burbujas de celos, de envidias, de tantas cosas. Entonces Dios permite que esos martillos vengan, guau, gua, gua, aplastando burbujas.

Si tu tienes un martillo en tu vida, toma este momento, levanta tu mano, mire al Señor y dile, Señor, gracias por el martillo. Dile, gracias Señor, por el martillo. Y dile, Señor, enséñame a amar a este martillo. Amen.

En este proceso, con esta mujer ¿saben lo que se desarrolló en mi corazón? Una determinación de amarla. Fuera lo que fuera su reacción. Por eso el primer grupo, el segundo grupo el Señor ya extiende la frontera de nuestro amor.

Vamos a Mateo 22, del 37 en adelante. Todos juntos por favor lean conmigo. Bueno, primero le preguntan en el 36, “Maestro, ¿cuál es el gran mandamiento en la ley? 37: “.... Jesús le dijo, amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente. Este es el primero y grande mandamiento y el segundo es semejante, amarás a tu prójimo como a ti mismo. De estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas.

Dos mandamientos, amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente, y el otro, amarás a tu prójimo como a ti mismo. El primero es fácil de cumplir, porque Dios es fácil de amar. No es nada difícil amar a Dios. El Señor nunca hace nada en contra de nosotros. El Señor nunca tiene una motivación incorrecta hacia nosotros. El Señor nunca nos calumnia. El Señor nunca tiene crueldad hacia nosotros. ¿Cuántos se han dado cuenta de que Dios es muy fácil de amar? No es difícil de amar. El es increíblemente creíblemente fantástico. Maravilloso. Es único.

Pero con el segundo mandamiento se nos complica. Y amarás a tu prójimo como a ti mismo. Amarás a tu prójimo, ya no está diciendo, solamente a los hermanos de la iglesia, ya va más allá, amar a los inconversos como a ti mismo también. Nosotros, como cristianos tenemos un problema con nuestro trato con los inconversos, y nuestro problema es esto, exigimos que vivan como si fueran creyentes y no lo son.

Muchas veces los criticamos y los rechazamos porque están en adulterio, porque están en homosexualidad, estos días, porque son borrachos, porque son drogaditos, porque están en esto y lo otro, pero el problema de la persona no es que sea adúltera, el problema de la persona es que no conoce a Cristo. Y muchas veces nosotros somos la única vasija a través de la cual Dios puede demostrar su presencia, su carácter, su amor, su gloria para que esa persona pueda ver. Y muchas veces nosotros no lo hacemos.

Y yo tengo una pregunta para ti en esta mañana: en tu familia y en los que te rodean, en el trabajo secular en donde estés, ¿los inconversos pueden ver a Cristo en ti? ¿Pueden ver a Cristo en ti?

Por favor acompáñenme aquí a una Escritura, Segunda de Corintios 2:14. Gracias Señor. Todos juntos por favor: “Mas a Dios gracias el cual nos lleva siempre en triunfo en Cristo Jesús y por medio de nosotros manifiesta en todo lugar el olor de su conocimiento.”

Por favor voltéate a alguien y dile, tu tienes cierto olor. Y ahora dile, tranquilo, es el olor a Cristo que tu tienes. Esta es nuestra meta, dilo conmigo, esta es mi meta, oler a Cristo en todo lugar. Es la meta mayor de mi vida, oler a Cristo, dar fragancia a Cristo por donde vaya pasando. Y mi pregunta en esta mañana es: ¿los inconversos alrededor de ti, pueden sentir el olor a Cristo en tu vida?

Yo tengo una prima, mi prima se metió en todo menos Dios. Lo que hubiera, lo habido y por haber ahí se metió ella. Andaba en brujería, nueva era, andaba en tantas cosas, ateísmo, humanismo, y mi madre y sus cuatro hijos cristianos, bautizados en el Espíritu Santo, mi papá faltaba, él llegó hace poco a los pies del Señor, gracias a Dios. Pero en nuestra casa, mi madre y sus hijos, éramos todos cristianos, amábamos al Señor de todo corazón. Y esta prima fue a hacer su universidad en nuestro estado y los sábados mi mamá la invitaba para que fuera a almorzar con nosotros.

Desde que pasaba por la puerta buscando guerra andaba. Impresionante. Era, pero andaba y prac.... solo le faltaba tirar la puerta físicamente. Golpeaba con sus palabras, insultaba, ofendía, era algo muy tremendo y entonces ... y con mis hermanos estábamos que la acabábamos y ¿saben lo que hacía mi mamá? Cuando ella decía sus locuras, mi mamá iba y la abrazaba, y eso que le tocaba abrazarla casi a la fuerza, y le decía, no te preocupes, cariño, un día tu vas a entender estas cosas.

Terminaba el almuerzo y nosotros todos dándole gracias a Dios en el corazón, que el tiempo había terminado y mi madre decía, vuelves el otro sábado, ¿no? Y nosotros por dentro, que no vuelva, como así que va a volver. Así mucho tiempo. Mi prima, en los cuatro años de estar allí estudiando en nuestro estado, nunca demostró ni una gota de interés por Dios. Pero cuando se murió mi madre en el año 2000 mi tía estaba allí con nosotros y mi prima estaba en el estado donde vivía, y mi tía, la madre de ella, llamó para avisarle que mi mamá se había muerto. Y les cuento que por toda la casa, allí en Colorado, se escucharon los gritos de mi prima por teléfono. Y lo que ella gritaba era esto, gritaba, no puede ser, no puede ser, se acaba de morir la única persona en esta tierra que yo estaba segura que me amaba. No puede ser, no puede ser.

Y mi prima allí donde estaba tiró el teléfono, cogió su carro, salió cegada por las lágrimas y allí ya llorando y gritando a Dios tuvo un encuentro con el Señor Jesucristo ese día. Gracias, Señor. Gracias, Señor. Ese día mi madre murió y mi prima nació, pero me da vergüenza pararme aquí hoy, hermanos, y decirles que si hubiera sido por mi testimonio, mi prima no estaría en los caminos del Señor hoy, no estaría. Yo no quería verla ni en pintura. No. Yo no quería. Me irritaba, yo quería mantenerla lejos.

Pero se que eso es lo que pasa con nosotros, con muchos de nuestros familiares, con muchos de los que nos rodean. Pero somos llamados a amarlos, somos llamados a amarlos, no a aprobar su pecado, a rechazar el pecado pero amar el pecador. Es un reto, el Señor nos ha llamado a amar a los inconversos también.

Ahora, el tercer grupo que queremos ver en esta mañana el Señor va más lejos aún, más allá. En Mateo 5 del 44 al 48. Gracias Señor. “Pero yo os digo, amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen. Más que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos que hace salir su sol sobre malos y buenos y que hace llover sobre justos e injustos porque si amáis a los que os aman, ¿qué recompensa tendréis? No hacen también lo mismo los publicanos. ¿Y si saludáis a vuestros hermanos solamente, qué hacéis de más? ¿No hacen también así los gentiles? Sed pues, vosotros perfectos como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto.”

Nos está diciendo, sed perfectos en el amor. Y empieza diciendo, amad a vuestros enemigos. Ahora, los enemigos no son solamente los que van en contra de nuestras creencias, son los que van en contra de nuestras vidas. Son los que nos odian, son los que hacen cosas contra nosotros. Un verdadero enemigo quiere lo peor para uno, lo peor, y la palabra aquí nos dice que deberíamos amarlos. Yo creo que esto es de los retos más grandes que hay: amar a los enemigos. Pero cuando tomamos esta decisión y cuando empecemos a amarlos vamos a ver victorias muy, muy grandes.

Hace un tiempo ministrando en el Perú yo vi al Señor hacer de las cosas más grandes que lo he visto hacer. Si hay peruanos aquí en esta mañana saben historias del Sendero Luminoso. Por razones que solamente ellos y el diablo pueden entender, en el Perú el Sendero Luminoso se levantó en contra de los cristianos de manera aterradora. Hicieron masacre de pastores. No se cuántos pastores murieron asesinados, muchísimos de todas las misiones. Fue tan fuerte el ataque que las iglesias tuvieron que bajar los letreros, cualquier cosa que mostrara que era un grupo cristiano, había que quitarlo en este tiempo.

Ellos fueron arrestados, fueron puestos en varias cadenas perpetuas fue su condena. Y varias condenas perpetuas, fue su condena para que nunca pudieran salir de las cárceles. Pero allí en esas cárceles llegó el Espíritu Santo y Dios hizo cosas hermosas. Y habían algunos que fueron salvos en las cárceles, transformados en las cárceles y Dios hizo milagros para sacarlos de allí. Y cuando yo fui a ministrar, fui a ministrar en una escuela pastoral, para pastores y para los que estaban en entrenamiento para ser pastores. Era un grupo grande, y en el transcurso de la semana me buscaron tres hombres por aparte. Y pidieron consejería, ahora cuando yo hago consejería con un hombre, yo nunca lo hago a solas, yo lo hago en un lugar donde nos pueden ver pero no nos pueden escuchar, por testimonio. Entonces así hice con cada uno de ellos, todos los tres habían sido del Sendero Luminoso. Habían sido salvos en la cárcel y ahora se estaban preparando, Dios hizo un milagro para sacarlos, y ahora se estaban preparando para el ministerio. Y una mañana el tema fue el perdón. Y esa mañana, al final cuando yo di oportunidad para que perdonaran a sus enemigos, yo no sabía que otros en el lugar conocían a estos tres. Y yo vi a Hilda, una viuda de las asambleas de Dios, una mujer bajita. Su esposo fue asesinado por el Sendero Luminoso. Y yo vi que Hilda se salió de este lugar, de este lado y se fue, y fue derechito a uno de estos tres hombres. El era alto, ella bajita, ella le jaló el brazo para que se bajara y le dijo algo al oído. Y cuando ella le dijo algo al oído, el hombre cayó de rodillas con un grito desgarrador. Era impresionante, pero lo que gritó fue, gracias. Y empezó a gritos, gracias, gracias, decía él. Yo sabía que Dios me había perdonado pero nunca pensé que usted me pudiera perdonar por haberle matado a su esposo. Gracias, decía, gracias.

Y cuando pasó eso, empezaron a venir de este lado viudas y huérfanos que ya habían heredado a la iglesia de su papá, huérfanos ya grande que estaban pastoreando, se vinieron, rodearon a estos tres, todos los conocían, y empezaron a proclamar perdón sobre ellos. Fue algo tan hermoso. Allí resultaron las familias víctimas de estos hombres, resultaron abrazando y amando a los ex asesinos, ahora hermanos en Cristo. Y cuando terminó eso, yo mirando eso, yo lloraba. Yo pensaba, Señor no hay poder más fuerte, no hay poder más grande, Señor, que tu amor y tu perdón, porque puedes sanar todo, todo, Dios. Y cuando terminaron de ministrar entonces Hilda le dijo a este hombre, le dijo, hijo, yo conozco tu hogar. Yo se que nunca tuviste una madre que viera por ti, y ella le dijo, hoy yo quiero tomarte como mi hijo. Dijo, yo quiero que cuentes conmigo como pudieras contar con una madre. Y él se botó a abrazarla. Allí quedaron totalmente sanadas las familias víctimas y los ex asesinos también.

Amar a los enemigos y cuando vi eso y pensé en realmente cuáles son las cosas que nosotros normalmente, ahora puede haber gente aquí que ha vivido esto, lo que vivieron los peruanos. Pero en la vida diaria, normal nuestra, cuáles son nuestras luchas para perdonar y para amar. Y en comparación con eso, son bobadas, son bobadas. Pero el poder del amor y el perdón de Dios está para nosotros hoy, para poder ganar batallas grandes, tremendas, en nuestra vida.

Son los tres grupos, los creyentes, inconversos y los enemigos. Ahora, es un riesgo amar. Cuando yo me abro para amar, yo me arriesgo porque yo arriesgo porque me pueden rechazar, se pueden burlar de mi, me pueden aprovechar, pueden hacer muchas cosas. Es un riesgo, pero ¿saben por qué podemos amar? Porque somos amados. Y cuando conocemos nuestra posición en Dios y cuando entendemos cuánto él nos ama, ya no nos da miedo arriesgarnos, ya estamos tan seguros en nuestra posición en él que no me importa si me rechaza porque yo se que aquí hay brazos que me rodean, que son los brazos de él. Ya puedo ser valiente para amar. Ya puedo arriesgarme, ya no me importa lo que me puedan decir, lo que me importa es esa persona, la necesidad de esa persona, porque conozco mi posición.

Por favor acompáñenme aquí rapidito a unas Escrituras y vamos a orar en un momentico. Vamos a Isaías 49. Gracias Señor, del 14 al 16. Todos juntos, ¿cuál es mi posición en el Señor? Todos juntos en voz alta, por favor, “...Pero Sión dijo, me dejó Jehová y el Señor se olvidó de mi, se olvidará la mujer de lo que dio a luz para dejar de compadecerse del hijo de su vientre, aunque olvide ella, yo nunca me olvidaré de ti. He aquí que en las palmas de las manos te tengo esculpida, delante de mi están siempre tus muros”,- está escrito en femenino porque es a Jerusalén, pero es para nuestra vida.

Entonces él dice “...en las palmas de las manos te tengo esculpida”. Por favor levanta tu mano un momento y mira esa palma, y haz de cuenta que esta es la mano de Dios. Y mírate esculpido en esa mano. No pegado, esculpido.

Ahora, voltea tu mano y sacúdela. ¿Se puede caer lo que está esculpido? No, no se puede desprender de allí, así te tiene el Señor.

Ahora vamos a Efesios 3 del 16 al 19. “Para que os de conforme a las riquezas de su gloria el ser fortalecidos con poder en el hombre interior por su espíritu”. Pablo está orando por ellos.

“Para que habite Cristo por la fe en vuestros corazones a fin de que arraigados y cimentados en amor seáis plenamente capaces de comprender con todos los santos cuál sea la anchura, la longitud, la profundidad y la altura y de conocer el amor de Cristo que excede a todo conocimiento para que seáis llenos de toda la plenitud en Dios.”

Arraigados y cimentados en amor. Levanta tu mano otra vez, por favor, y mírate allí esculpido en esa mano, ahora arraigado. Ahora, mírate echando raíces. Raíces profundas, voltea tu mano, sacude la mano. Lo que está esculpido y arraigado ¿se puede caer? De ninguna manera. Pero el Señor no para allí, dice cimentado.

Levanta tu mano otra vez, estamos haciéndolos como niños en esta mañana para que esta verdad quede en tu corazón. Ahora, mírate otra vez, mírate esculpido, mírate arraigado, y ahora mírate cimentado en esa mano. Ahora, voltéate la mano, sacúdela. Lo que está esculpido, arraigado, cimentado ¿se puede caer de allí? No, pero el Señor no para allí. Su amor es tan grande sobre nosotros.

Vamos a Efesios 1:13, por favor. Y lean conmigo, “En él también vosotros habiendo oído la palabra de verdad, el Evangelio de vuestra salvación y habiendo creído en él fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa”.

Levanta tu mano otra vez. Y mírate esculpido, arraigado, cimentado y ahora toma tu otra mano, y di conmigo, y sellado. ¡Aleluya! Sellado en el amor de Dios. Di conmigo, Dios me tiene esculpido, arraigado, cimentado y sellado. ¡Aleluya!

Gracias, Señor. Gracias, Dios. Gracias, Dios. Oh, gracias, Señor. Dile a alguien a tu lado, yo soy muy amado, supremamente amado. Si alguien puede ir por los niños y los adolescentes, por favor, a llamarlos y en esta mañana Dios quiere hacer algo en nosotros aquí.

Si tu te has dado cuenta con este mensaje, como yo me doy cuenta cada vez que doy este mensaje o sobre este tema, si te has dado cuenta que te ha faltado amor en tu trato con los demás, te invito a ponerte de pie allí donde estás. Gracias. Gracias, Señor.

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Sin reservas, sin retorno y sin nada que lamentar

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¡Aleluya! Primera de Corintios 9:24 al 27. Estábamos orando con Susan, cuál era la palabra que cada una tenía que traer. Esta es una palabra que el Señor me dio hace poco y que ha ardido en mi corazón y creo que es una palabra que el Señor quiere que comparta en este primer servicio.

Primera de Corintios 9:24 al 27. “¿No sabéis que los que corren en el estadio todos a la verdad corren, pero uno solo se lleva el premio? Corred de tal manera que lo obtengáis. Todo aquel que lucha de todo se abstiene. Ellos a la verdad para recibir una corona corruptible, pero nosotros una incorruptible. Así que yo de esta manera corro, no como a la aventura, de esta manera peleo, no como quien golpea el aire, sino que golpeo mi cuerpo y lo pongo en servidumbre no sea que habiendo sido heraldo para otros, yo mismo venga a ser eliminado.”

El título del mensaje que quiero compartir con ustedes esta mañana se llama “sin reservas, sin retorno y sin nada que lamentar”. El Apóstol Pablo está aquí presentando una porción en su carta a los Corintios. Ustedes saben que la iglesia, los Corintios, era una iglesia que vivía en el mover de los dones del Espíritu Santo profetizaban, oraban en lengua, caían al suelo, temblaban, había toda clase de manifestaciones, pero vivían una vida en la carne, con una inclinación hacia lo que era pecado. Había fornicación, había pecado, incesto, había muchas cosas en la iglesia de Corinto, una iglesia que Pablo amaba profundamente y que en sus cartas vemos sus exhortaciones con infinito amor e infinita misericordia, pero también con mucha justicia de Dios.

SIN RESERVAS

Y él toma esta figura, muy común para ellos en ese tiempo, la figura de las carreras en el estadio. El día viernes tuvimos el día libre y nosotros con Susan tomamos un tour de la ciudad en un trole porque es primera vez que estamos en Boston y todo el mundo que sabía que veníamos a Boston nos decía, es una ciudad bellísima. No pueden perder conocer esa ciudad. Así es que nosotros tomamos nuestro tour y nos llevaron a conocer las partes más importantes de la ciudad. Quedamos impresionadas porque a mi personalmente me encanta mucho la parte histórica, me encantan los monumentos antiguos y las antigüedades tienen algo muy especial en mi corazón. Mi casa está decorada entre moderna y antigua, entonces para mi es algo muy especial. Lo disfrutamos a pesar de que yo estaba muy enferma con este ojo.

Pero el director, el que iba dirigiendo el tour, él habló en determinado momento acerca de una carrera que es muy famosa aquí, una carrera que ustedes hacen, una maratón, ¿cierto? Y él habló mucho de eso, se ve que era algo muy especial y él habló también de una mujer enana que murió pero que logró culminar la carrera, logró correr de tal manera a pesar de sus imposibilidades físicas, a pesar de que tenía la estatura de una niña compitiendo con los grandes, pero logró terminar la carrera.

Y ese es el cuadro del Apóstol Pablo acerca de nosotros, los cristianos, él utiliza el cuadro de esa carrera que era tan famosa en los tiempos de los griegos y de los romanos. Y él comenta varias cosas comparándola con lo que es nuestra vida cristiana. Dice que los que corren a la verdad en el estadio, todos están corriendo, pero a la final uno solo se lleva el premio. Y nos exhorta a correr la carrera cristiana de tal manera de que podamos obtener el premio.

Ahora, tu dirás, bueno, nosotros ya obtuvimos el premio y el premio es nuestra salvación, como cantábamos ese coro tan hermoso. Pero, nosotros también sabemos a través de Primera de Corintios que habrá un día donde estemos en el cielo, que se llevará a cabo lo que es el Tribunal de Cristo donde cada uno de nosotros recibiremos una recompensa, coronas y Pablo peleaba por esa corona. Pablo caminaba en pos de esa corona, de ese galardón. Y él dice, corramos de tal manera que podamos obtener el premio, nos motiva a obtener un premio.

Luego en el versículo 25 él dice, “todo aquel que lucha”, lo que quiere decir, todo aquel que está corriendo también se abstiene de todo. O sea hay una disciplina en su vida. Si quiero ser un buen atleta, si quiero ganar la carrera tiene que haber una disciplina en mi vida. Tengo que dejar de comer cosas que no van a ser buen efecto en mi cuerpo. La disciplina tiene que ver con la alimentación, con el ejercicio, tiene que ver que al correr también tengo que llevar la clase de ropa que debo llevar, eso lo habla Hebreo Capítulo 12, versículo 1 cuando habla de que corramos despojándonos de todo peso y de todo pecado, para que corramos la carrera que se nos ha sido impuesta y dice Hebreos, puestos los ojos en Jesús. Y Pablo está hablando, corramos de tal manera hacia la meta. Tu y yo tenemos que correr esta vida cristiana hacia una meta y nuestra meta es poder llegar a cumplir lo que el Señor ha establecido en su llamamiento para cada uno de nosotros.

Pablo sigue hablando en el Capítulo 9 que acabamos de leer, él dice, yo corro y no corro como aventura, o sea, no corro sin dirección, yo corro de tal manera que yo voy a una meta, a un blanco. Luego dice, y peleo de tal manera, y golpeo mi cuerpo; él está hablando de afectar toda esta carne, que se nos trata a veces de salir hasta por los poros. Es un cuadro lindo, es un cuadro que necesitamos hoy recapacitar.

Tengo carga en mi corazón, tristeza en mi corazón muchas veces porque cuando miramos si un crecer numérico. En Latinoamérica tenemos un gran crecer numérico. Las iglesias crecen todos los días, cuando vemos lo que aquí en los EEUU, iglesias de miles de personas, pero saben tengo carga y tristeza en mi corazón porque veo que hoy hay una vida cristiana muy superficial. En vez de la iglesia afectar al mundo, el mundo está afectando la iglesia.

Tengo tristeza en mi corazón cuando en Latinoamérica los cristianos se deslumbran por los programas de televisión que se ven que nos llegan de acá, cristianos donde es un espectáculo de Hollywood. Tengo tristeza en mi corazón porque hoy el pastor está a millas de distancia de sus ovejas. No huele a oveja. Solo trabaja con un grupo muy reducido de personas. Tengo tristeza en mi corazón porque no hay contacto. Tengo tristeza en mi corazón porque hoy a lo bueno se le llama malo, y a lo malo se le llama bueno.

Tengo tristeza en mi corazón porque hoy tenemos un liderazgo tan superficial que en cualquier tormenta hemos visto caer a muchos líderes. Tengo tristeza en mi corazón porque hoy está pasando lo que sucedió en la época cuando David en el Capítulo 2 de Primera de Samuel o 1, él hace una endecha por la muerte de Saúl, el gran rey, el primer rey, y él por tres veces en su endecha exclama con dolor y dice, la gloria de Israel ha perecido. Pero él estaba hablando de otra cosa, porque los últimos días de Saúl fue a consultar a una adivina. Como han caído los valientes, dijo, hermanos de los filisteos. Y junto a ese Saúl cayó su gran amigo, Jonatan, un hombre de Dios, fiel a su padre y 3 veces David dice, cómo han caído los valientes, cómo han perecido las armas de guerra.

Y yo tengo tristeza en mi corazón porque hoy nuestros jóvenes tienen pocos modelos. Hay muchos héroes, pero tu sabes que los héroes caen rápidamente, pero hay pocos modelos. Y somos responsables ante una generación que está emergiendo. Se acabó la disciplina en la iglesia, eso es arcaico. Ya no se debe poner en disciplina. Se ha acabado un liderazgo santo, pero obviamente hay sus remanentes. ¡Aleluya!. Y por esos remanentes el Señor quiere hablarnos, tu y yo necesitamos vivir una vida como a Dios le agrada aunque para otros cristianos entre comilla, lo que tu y yo vivimos les parezca que es anticuado y arcaico. Pero si eso anticuado y arcaico está basado en esta palabra, entonces tiene que decir que tu estilo de vida según Dios es demasiado contemporáneo. Porque esa palabra es demasiada contemporánea, se aplicó ayer, se aplica hoy y se aplicará mañana, porque Jesucristo es el mismo ayer, hoy y por todos los siglos y él dijo que el cielo y la tierra pasarán pero su palabra nunca pasará.

Por eso quiero compartir esa palabra sin reservas, sin retorno y sin nada que lamentar. Hace un tiempo, unos años, dos años atrás tal vez, meditando en mi devocional encontré en el librito de devocional encontré una historia que tocó mucho mi corazón, y era acerca de un hombre que nunca yo le había oído nombrar.

Era un joven llamado William Burten, estadounidense, hijo de una familia multimillonaria en este país, han sido los dueños de lo que es la leche, los Burten’s milk y también de los pegantes y todo eso, una familia supremamente millonaria. William Burten fue muy afectado en su vida espiritual por su madre. Su madre fue una influencia maravillosa en la vida de William Burten. A la edad de 16 años terminado sus estudios de bachillerato, sus padres le regalaron un viaje por ciertas partes del mundo y él después de regresar de ese viaje, él vino encendido con un fuego muy grande en su corazón por misiones. Y Dios tocó su corazón por un llamado a trabajar en la China con los musulmanes de la China. William Burten entró en la universidad de Yale y de Princeton y cuando él entró a la universidad su única meta era prepararse para servir a Dios. Universidades cristianas.

Su padre murió y él fue llamado para administrar los negocios de su familia y él se negó rotundamente a hacerlo porque él dijo, Dios, mi Padre celestial me ha llamado a sus negocios. El recibió después de la muerte de su padre una multimillonaria herencia y él oró mucho al Señor y él sintió entregar todo, toda su herencia para la extensión del Reino. El no dejó nada para él y cuando él hizo esto, él escribió en la portada de su Biblia, en la primera página, él escribió una frase que es el primer punto de mi mensaje en esta mañana, él escribió la frase, sin reservas, sin reservas.

Sin reservas, reservar quiere decir guardar, quiere decir retener algo. Hablándolo en nuestros términos significa no darle todo a Dios. Es cuando reservamos una parte de nuestra vida o de nuestras posesiones y le damos a Dios el 80% o el 70%, pero no lo damos todo.

Cuando se va al Evangelio de Marcos, Capítulo 10, los versículo 17 al 22, el Señor tiene un encuentro con un joven, Marcos 10:17 al 22. Dice: “...Al salir él para seguir su camino vino uno corriendo e hincando la rodilla delante de él le preguntó, Maestro bueno, ¿qué haré para heredar la vida eterna? Jesús le dijo, ¿por qué me llamáis bueno, ninguno bueno, sino solo uno, Dios? Los mandamiento sabes, no adulteres, no mates, no hurtes, no digas falso testimonio, no defraudes, honra a tu padre y a tu madre. El entonces respondiendo le dijo, Maestro, todo esto lo he guardado desde mi juventud. Entonces Jesús mirándole le amó –que interesante, dice le amó- y le dijo, una cosa te falta, anda, vende todo lo que tienes y dalo a los pobres, y tendrás tesoros en el cielo. Y ven, sígueme tomando tu cruz. Pero él afligido por esta palabra se fue triste porque tenía muchas posesiones.”

El fue atraído por Jesús y él le dijo que podría hacer para ganar la vida. Y el Señor comienza, conociendo su corazón, comienza a darle ciertas pautas. Los mandamiento practícalo. Oh, Señor todo lo he hecho. He honrado a mi padre y a mi madre, soy bueno. Pero al final puso el dedo en la llaga, vende todo lo que tienes y dalo a los pobres. Porque dice la palabra que él era muy rico y tocó el área débil, el dinero, las posesiones materiales. Y dice que aquel joven entristecido se retiró, no podía desligarse de sus posesiones.

Ahora, el Señor no estaba interesado en sus posesiones. El Señor estaba interesado en su corazón pero él sabía que el problema en el corazón era eso. No me malentienda, las posesiones materiales no son malas, lo malo es que las posesiones materiales nos posean a nosotros. Es que lo que Dios nos da nos posean de tal manera que nos imposibiliten servir con libertad al Señor, tener no es malo, lo malo es que lo que tengamos nos tenga a nosotros.

El problema del joven era la parte del dinero. Pablo entendió muy bien, desde el principio de su conversión lo que significaba sin reservas. En Filipenses, Capítulo 3, donde encontramos realmente su hoja de vida, su currículum, Pablo está hablando de lo que él era antes de estar en Cristo. El describe su identidad, él habla de que él era un hebreo de hebreos, un cumplidor de la ley, un hombre celoso de su religión, perseguidor de la iglesia, era irreprensible en el cumplimiento de la ley. El habla donde se educó a los pies de Hamaliel, pero luego que él hace este recuento, me encanta cuando Pablo dice, pero todas estas cosas, todo esto que yo consideraba que era lo más grande, hoy lo tengo por basura, hoy lo tengo....

Y la nueva versión internacional lo dice más fuerte, dice lo considero estiércol, por el conocimiento de mi Señor Jesús, por amor del cual lo he perdido todo y hoy lo tengo por basura. Pablo perdió todo para ganar a Cristo. Perdió su reputación dentro de su religión, perdió su posición dentro de su religión, perdió su honra religiosa y no le importó nada por ganar a Cristo. Todo lo entregó y tu y yo sabemos que la vida de Pablo fue una entrega desde el momento cuando Jesús se le revela en el camino a Damasco y él rendido dice, Señor, ¿qué quieres tu que yo haga? Desde ese día Pablo entregó todo.

Yo espero que usted haya entregado todo y que hoy sea confrontado con esa palabra por si ha habido alguna reserva, sin reservas. La vida cristiana es sin reservas.

F. B. Meyer un gran hombre de Dios estudió en un seminario bíblico. El comenzó a predicar, su iglesia tenía cierto número de personas, tenía un ministerio bueno. Un día llegó a su ciudad un compañero de seminario bíblico. Iba a estar 8 días en su ciudad y él lo invitó a predicar esos 8 días en su iglesia. Fue una revolución. 8 días este hombre predicó de la manera más sencilla, pero con una unción y un poder del Espíritu Santo que Meyer nunca lo había visto. El fue impactado, la gente fue tocada, pero él fue impactado. Al final de esos 8 días mientras su amigo estaba empacando la maleta, él se acercó a la habitación y habló con él. Y de manera muy orgullosa ministerialmente le preguntó, ¿cuál ha sido el éxito de esto? ¿Por qué Dios te usa de esta manera? Y su amigo le dijo, sencillo.

Un día yo fui confrontado por el Señor mientras oraba y sentí que Dios vino a mi vida y tocó mi vida. Y Dios me pidió que yo le entregara todas las llaves de mis cuartos cerrados. Y desde el día que yo le rendí todo a él, el ministerio cambió, mi vida cambió. Vivo en una dimensión diferente. Meyer no le pidió que orara por él. A veces los ministros tenemos un orgullo que no podemos pedirle a otro que haga una oración por nosotros. Hay muchos que sienten que están perdiendo su dignidad ministerial cuando al contrario la está ganando.

Cuando él fue a dejar a su amigo al tren y volvió, él se arrodilló en su cama. Meyer hizo lo mismo, empezó a orar y dijo, Dios hoy quiero hacer una rendición total a ti. Y mientras estaba en oración, él sintió la presencia de Jesús venir al lado de él. Y era tal la presencia de Jesús en su habitación que él casi no se podía mover. Y él sintió que Jesús venía para pedirle las llaves. Entonces, Meyer tomó las llaves y las levantó en su mano y con su corazón rendido le dijo, oh, Señor, toma todas las llaves de mis cuartos cerrados. Te rindo todo. Y las puso en las manos de Jesús. Y luego él sintió que Jesús le dijo, ¿son estas todas las llaves? Y Meyer dijo, casi todas, Señor. No te preocupes, algunas que dejo son pequeñas cosas, de eso yo me encargo. Y sintió que Jesús le devuelve las llaves y le dijo, Meyer, o todas o nada. Y dio la vuelta y en ese momento su corazón fue estremecido y comenzó a llorar y le gritó, todas, Señor. Y él rindió todas las llaves de sus cuartos vacíos. Porque sabes, en nuestra vida hay cuartos cerrados que están vacíos aunque creemos que están llenos, que no le hemos rendido al Señor, cosas que a veces ni nosotros mismos nos damos cuenta, situaciones de carácter, situaciones que nos ligan a personas a cosas, pero en la vida cristiana es sin reservas.

Es entregándole todas las llaves, es entregándole todas las áreas de nuestra vida, es sabiendo que no puedo reservar nada para mi, es sabiendo que tengo que vivir una vida al estilo de vida de Dios, cosas que me agradan pero que tengo que mantenerme como dijo el Apóstol Pablo, yo martirizo mi carne, yo golpeo mi carne, crucifico mi carne porque el problema es que hoy los cristianos crucifican la carne con puntillas de dos pulgadas y la carne tiene que crucificarse con los clavos de la cruz.

El problema es que hoy los cristianos quieren pasar por liberación, por todo le atribuyen al diablo todo, pero no reconocen que es su carne, su carácter que son situaciones en su vida. Sin reservas. Dios te quiere sin reservas.

Hoy es un día para entregarle a Dios todas las llaves. Hoy es un día para que nada más nos afecte, nada más nos ligue ni al mundo ni a ninguna otra situación, ni sentimientos personales que no son correctos. Sin reservas. Díganle a la persona que está al lado, sin reservas.

Es entregarle todo a Dios, es entregarle nuestra vida, es entregarle nuestras fuerzas. Jóvenes, es entregarle tu juventud pero qué va a pasar. Pasará lo mejor. Es entregarle todo.

Cuando yo estudiaba en el colegio, yo era capitana de uno de los equipos de basketball. Me encantaba el basketball, y cada vez que teníamos que competir con otros de los equipos de nuestro colegio, entonces nuestro instructor estaba allí trabajando con nosotros. Había una disciplina, había que compartir el tiempo entre el estudio y la disciplina de entrenar. Y nunca olvido, cada vez que íbamos a jugar el entrenador nos miraba a cada uno de nosotros, y él decía, poniendo el dedo nos decía, entrega todo lo que tienes. Y nos hablaba así, entrega todo lo que tienes. Y nosotros sabíamos que cuando él hacía este dedo, él estaba diciendo, entrega todo lo que tienes. Y luego repetía, no se olviden, den todo.

Y muchas veces mientras estábamos jugando, y a veces íbamos perdiendo, y lo mirábamos para ver qué instrucción había, solo había una instrucción: entrega todo. Y cuando veíamos este dedo, entregábamos todo, a veces el cuerpo estaba cansado pero le entregábamos todo hasta que ganábamos. Sin reservas.

La vida cristiana es sin reservas. Yo llevo 31 de haber conocido al Señor y te quiero decir, hasta aquí, mi vida fue sin reservas. Ha sido sin reservas. Yo me entregué hoy a Cristo y mañana, era sin reservas. Algo pasó en mi vida, algo impactó mi vida, en medio de una ciudad pequeña, de una sociedad muy estricta. Fui la primera persona de nuestra sociedad en conocer al Señor y la familia me dio la espalda, nos amigos nos dieron la espalda. Ser evangélico en ese tiempo era un precio demasiado grande.

Nací en la costa, nacía bailando, todos los que nacimos en la costa, las mujeres de la costa bailamos muy bien. Amen. Alabado sea Dios!

Oh, tu estás en el vientre de tu madre y .... mira cuando yo di a luz mi segundo hijo, estábamos bailando con mi parido cuando nos dieron los dolores de parto. Puedes imaginar. Y nacimos bailando, y desde que tu naces tu mamá, chiqui chiqui chiqui, o sea llevas el ritmo en la sangre, por eso yo entiendo el merengue. ¡Aleluya! la salsa y el control, y es bueno porque son ritmos nativos que tenemos que usarlos para adorar y alabar al Señor.

Así es que mi vida era el baile. Era una juventud muy sana. Cada sábado en la noche nuestros amigos, a bailar, no teníamos mucho plata entonces llegábamos a un salón, pedíamos dos coca cola y 12 vasos. Porque nuestra meta era poder ir y había que consumir algo, ¿no? así es que con 12 vasos, lo importante era bailar tres horas, con la mejor orquesta caribeña.

Cuando me casé y me enamoré de mi esposo y después nos casamos, yo sabía, mi esposo, es del interior del país y yo sabía que estaba enamorada de él. Les voy a decir cuál fue la señal: ninguna mujer que baila bien en la costa se casa con un hombre que no sabe bailar. Y mi esposo no sabía bailar.

Voy a ....., ya puedes imaginar. No sabía bailar y yo estaba tan enamorada que le enseñé a bailar. Obviamente él no se iba a mover como nosotros nos movemos, pero ya había aprendido. Así es que todos los sábados nosotros bailábamos. Pero cuando yo me convertí a Cristo y el pastor que me instruyó la siguiente mañana después de haberme entregado a Cristo, él me dijo: sabe el Señor la quiere, y yo dije, pero no me vaya a decir que tengo que dejar nada. Porque yo conocía la mentalidad de los evangélicos. El fue tan sabio que me dijo, no, usted no tiene que dejar nada, él la quiere así. Ah, bueno, así, si.

Y allí esa mañana, un día martes en la mañana, yo rendí todo al Señor. Martes en la tarde jugábamos canasta en el club las mujeres. Me encantaba el juego. Martes en la tarde, tu vas a creer que yo no fui al juego, me llamaron. Por primera vez estaba leyendo esta Biblia-. El fuego de Dios apasionó mi corazón.

El sábado siguiente mi esposo dijo, listos, nos vamos. Yo dije, no, yo no quiero, el Señor me quitó todo. Algo, un cambio al extremo. Sin darme cuenta yo rendí todo y han pasado 31 años y te voy a decir, cada vez estoy rindiendo más, más, más en la medida en que el Señor me muestra, sigo rindiendo.

El mundo ya no fue mi placer. Mi placer y mi único gozo es él. El me llena todo. Sin reservas. Sin reservas. Díganle al que está al lado, sin reservas.

SIN RETORNO

Vamos al segundo punto del mensaje. Sin retorno. Dígale al que está al lado, sin retorno. Cuando William Burten tenía 25 años, había acabado sus estudios universitarios y cuando William Burten salió para la China para cumplir su llamado, él escribió la segunda frase en su Biblia, después de haber escrito sin reservas, él escribió sin retorno.

Sin devolverse, allí él escribió, sin retorno. Cuando usted va a Lucas Capítulo 9, versículo 57 al 62 hay un encuentro de tres jóvenes con el Señor. Lucas 9:57 al 62 dice:

“Yendo ellos, uno le dijo en el camino, Señor, te seguiré a donde quiera que vayas, y él les dijo, las zorras tienen guaridas y las aves de los cielos, nidos, más el Hijo del hombre no tiene dónde recostar la cabeza. Y dijo a otros, sígueme. Él le dijo, Señor, déjame que primero vaya entierre a mi padre. Jesús le dijo, deja que los muertos entierren a sus muertes, y tu ve y anuncia el Reino de Dios. Entonces también dijo otro, te seguiré, Señor pero déjame que me despida primero de los que están en mi casa.”

Estaban hablando, allí hay tres jóvenes que tenían su corazón en lo material, en la familia, en los amigos, en los parientes, y en el versículo 62 el Señor lanza una palabra, una frase y dice “... Jesús les dijo, ninguno que poniendo su mano en el arado y mira hacia atrás es apto para el Reino de Dios.”

Y él está diciendo aquí ninguno que ponga su mano en el arado y mire hacia atrás es digno del Reino de Dios. William Burten, cuando salió para cumplir su llamado a misiones, él dijo, sin retorno. Una vez que pongo mi mano en el arado para servir y seguir al Señor, no puedo volver atrás. Y este es el problema de muchos. Que un día si y otro día dicen no. es el problema de muchos que hoy son entre comillas cristianos radicales y luego les vemos retroceder.

La vida cristiana es una caminar hacia delante, nunca hacia atrás. La vida cristiana es caminar en pos de una meta que está delante de nosotros, que se llama el blanco. El Apóstol Pablo dijo en Filipenses Capítulo 3 versículo 13, dice “yo no he alcanzado lo perfecto, yo no soy perfecto, pero una cosa hago, olvidando lo que queda atrás, olvidando la religiosidad, olvidando el fariseísmo, olvidando los honores, olvidando las glorias pasadas, yo me siento hacia adelante, hacia el premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús.”

La vida cristiana es una marcha hacia adelante nunca hacia atrás, porque cuando tu miras hacia atrás no puedes alcanzar lo que está adelante. El pueblo de Israel en el desierto, cada vez que salieron ellos, cada vez que avanzaba y venía una prueba y venía una lucha, y se les terminó el alimento, ellos comenzaron a mirar a Egipto. Y miraron el alimento de Egipto, y miraron lo que comían en Egipto. Les faltó agua y miraban a Egipto. Ojalá muriéramos. Esa generación nunca alcanzó la promesa. Esa generación nunca alcanzó la tierra prometida porque su caminar fue hacia atrás, nunca hacia adelante. Solamente Josué y Caleb fueron los de esa generación que alcanzaron la bendición de Dios y la promesa. Josué y Caleb que afectaron la siguiente generación, que impactaron la siguiente generación, cada vez que moría alguien en el desierto y venían y decían, Josué, murió la familia tal, Josué decía, ¡alabado sea Dios!

¿Sabes por qué decía ¡alabado sea Dios! Porque ellos son menos, ellos tienen que quedar enterrados en el desierto, sus propias palabras los enterraron en el desierto. Ya quedan menos, ya vamos a alcanzar la tierra, ya vamos a llegar a la tierra. Porque Josué y Caleb caminaban hacia adelante.

Pablo caminó hacia delante. Usted y yo tenemos que mirar hacia delante. No importa que vengan las pruebas, no importa que vengan las luchas, no importa que vengan las tentaciones, si su vida está fundamentada en la roca inconmovible de Cristo, los vientos y las tempestades más duras, no le podrán derribar, usted seguirá mirando hacia delante. Se moverán, se le caerán algunas hojas, se le quebrarán algunas ramas, pero su meta está hacia delante. Sin retorno. La vida cristiana es sin retorno.

Cuando usted va a Génesis Capítulo 19, en el versículo 17, en la destrucción de Sodoma y Gomorra, los ángeles advirtieron muy bien a Lot y a su familia lo que ellos tenían que hacer si querían ser salvos de la destrucción. Y en el versículo 17 las recomendaciones le dijeron ellos, cuando los hubieran llevado afuera, le dijeron escapa por tu vida y, miren la recomendación, “no mires tras de ti, no pares en esta llanura, escapa al monte, no sea que perezcas”. Pero cuando tu vas al versículo 26 del mismo Capítulo dice, “....entonces la mujer de Lot miró atrás a espaldas de él y se volvió estatua de sal”.

Correcto. Ella miró atrás. Una vez que tu y yo miremos atrás quedaremos convertidos en estatuas de sal, porque es sin retorno. Es sin reservas pero sin retorno.

Como me gusta la vista de Eliseo. En Primera de Reyes en el Capítulo 19, si avanzo un poquito usted se va a dar cuenta la vida de este joven profeta llamado por el Señor para servirle como profeta. Elías acababa de pasar un tiempo muy duro, Elías había estado en una depresión muy profunda a causa de la amenaza de Betsabé. Lo vemos luego subir a Oreb, el monte de Dios, y ahí Dios le reconfirma su llamado y le dice, hay un nivel mayor, tu vas a ir, tu vas ahora a preparar a tu sucesor y lo vas a encontrar, vas a extenderle el manto, vas a ungir reyes.

 

 

En el versículo 19 está el encuentro de Elías con Eliseo y dice, “...partiendo él de allí, halló a Eliseo, hijo de Zafad que araba con 12 yuntas delante de sí. Y él tenía la última y pasando Elías por delante de él, echó sobre él su manto. Entonces dejando él los bueyes, vino corriendo en pos de Elías y dijo, te ruego que me dejes besar a mi madre y a mi padre, y luego te seguiré. Y él le dijo, ve, vuelve ¿que te he hecho yo?”

Aquí está un hombre joven que estaba arando. Tenía posesiones materiales, tenía tierra, estaba arando la heredad que le correspondería. Había una relación muy linda familiar. Seguramente Eliseo, como todos los jóvenes de ese tiempo, anhelaban un ministerio profético. El ministerio de Elías había sido impactante en Israel. Elías fue uno de los más grandes profetas, hasta hoy el pueblo de Israel lo espera. Cada vez que celebran la pascua, en cada familia hay un lugar reservado en la mesa, para el profeta Elías.

Así es que Elías impactó su generación. Había una escuela de profetas. Elías pone el manto sobre Eliseo, eso era la confirmación de un llamamiento. Qué gozo para Eliseo, había soñado con el ministerio que Dios le había dado a Elías, y ahora era la confirmación. Pero hace una cosa sabia, y él le dice, permíteme regresar por un momento a despedirme de mis padres.

Tu dirás, pero los otros jóvenes pidieron lo mismo, pero esto era diferente, la motivación del corazón era diferente. Usted va a ver lo que Eliseo hizo. Y dice, ¿qué te he hecho yo? Lo que le quería decir es, yo no te he llamado, el que te ha llamado es Dios. Yo solo estoy confirmando tu llamado. Haz lo que quieras. El vuelve a casa, dice que él besó a su padre y a su madre. ¿Por qué? Porque él sabía que el llamamiento era sin retorno. El besó a su padre y a su madre porque él dijo, hasta aquí. Hasta aquí estoy con ustedes, los amo, los honro, pero Dios me está llamando. Él volvió e hizo algo más. En el versículo 21 dice:

“...Y se volvió y tomó un par de bueyes, los mató y con el arado de los bueyes, coció la carne y le dio al pueblo para que comiese. Después se levantó y fue tras de Elías y le servía”.

Sin retorno. El no solo se despidió de sus padres, él tomó lo que era su trabajo, sus bueyes. Lo que él hizo fue un acto profético. El cogió los bueyes y los mató. El tomó las yuntas, él tomó sus herramientas de trabajo, las partió y con eso asó los bueyes y se los dio a sus empleados. Estaba diciendo, nada me puede hacer volver. Nada, ni lo material ni lo familiar, una vez que yo estoy caminando en pos del llamado de Dios, es sin retorno, es hacia adelante, nada me puede hacer volver. Estoy quemando todo lo que me puede ligar al corazón, todo lo que me puede hacer volver, porque desde este día Elías, yo solamente te voy a servir. Voy a caminar al lado tuyo. Mire, era un hombre rico, pero fue a servir.

Sin retorno. La vida cristiana es sin retorno. Nada nos puede hacer volver, nada. Hoy nosotros vemos gente que empieza con una explosión de gozo la vida cristiana y uno dice, van bien, pero cuando sale el sol, como dice la semilla que cayó entre pedregales, no hay profundidad, y en la primera prueba, pregunta, ¿y por qué, Dios? Y retrocedemos. Pero la vida cristiana es sin retorno.

Número uno, sin reservas. Número dos, sin retorno. Dígale al que está al lado, sin retorno. Y vamos a la tercera frase rápidamente, diga sin nada que lamentar.

SIN NADA QUE LAMENTAR

William Burten tenía 25 años cuando salió a su llamado. Yendo para la China tenía que quedarse en Egipto, primeramente recibiendo un curso práctico de misiones. William llegó a Egipto y su entrenamiento en Egipto solo duró 25 días. Porque le dio una meningitis en la espina dorsal que luego afectó su cerebro. Y en 25 días, William Burten, murió. Y cuando su cadáver fue traído a los EEUU, y cuando su familia abrió el ataúd encontró la Biblia en los brazos de William Burten. Sus compañeros de misiones la habían colocado allí. Y al abrir la Biblia estaba escrita la tercera frase: sin nada que lamentar.

Escuche bien: sin nada que lamentar. William Burten no solo entregó todo su dinero, dio su vida para servir al Señor. para muchas personas tal vez podrían decir, fue una pérdida. ¿Cómo un hombre con tanta pasión y con tanta entrega solo duró 25 años? Para muchas personas tal vez su vida fue un desperdicio. Pero yo quiero decirte lo que habla Internet acerca de él.

Dice que el día de su entierra cientos de jóvenes vinieron a consagrarse completamente a Dios. Dice que después de su entierro la cantidad de jóvenes que vinieron para servir al Señor en misiones fue impresionante. La vida de William Burten impactó a su generación. La vida de William Burten sigue impactando todavía hoy. Aunque poco se sabe de él sigue impactando para los que le conocen. A mi personalmente la vida de este muchacho me ha impactado.

Leíamos en Internet que hace un año o dos años trajeron uno de los soldados norteamericanos que estaban peleando en Irak y el día del entierro, que estaban poniéndole allí con la bandera de los EEUU, sus padres se pararon frente al ataúd y hablaron las palabras que William Burten había escrito. Ellos dijeron al enterrar a su hijo: vivió sin reservas para esta nación, vivió sin retorno, y vivió sin nada que lamentar. Lo dio todo por su nación.

William Burten dio todo por el Evangelio. Su vida fue una inspiración. Cuando él llegó a las universidades para estudiar los comentarios que se hicieron es, él llegó a las universidades, él no quería que nadie se diera cuenta que él era un hijo de millonarios. El vivió bajo una apariencia normal. El no quería que nadie se diera cuenta, pero al poco tiempo en las universidades, la gente si se dio cuenta de quién era William Burten, no por el dinero que tenían, sino por el estilo de vida que vivía. El impactó a la juventud, él vivió una vida correcta delante de Dios. El aún enfrentó a sus profesores cuando quisieron traer nuevas ideologías a las universidades cristianas. El los retó, él los confrontó, él salía de sus estudios y él caminaba por las calles y él compartía el Evangelio a toda persona que encontraba en las calles. El caminaba por las calles y cuando había mendigos, los cogía, los llevaba a un restaurante, les pagaba el almuerzo o la comida y mientras compartía con ellos el almuerzo y la comida, les compartía el pan de vida que es Cristo.

El no pasó desapercibido en medio de su generación. El impactó su generación, no por el dinero que tenía sino por el tesoro más grande que él tenía, que era Cristo Jesús. El pudo vivir sin reservas. El pudo vivir sin retorno y él pudo cerrar sus ojos diciendo, sin nada que lamentar. Los dolores de la enfermedad fueron terribles, pero eso no hizo renegar. Al contrario sabía que los 25 años que había vivido los había vivido muy bien.

Hace 3 años cuando me encontraron el cáncer en el riñón, toda la noticia nos afectó. Estaba una tarde con mi hija en el sofá en mi casa, yo estaba recostada. Ella estaba llorando y por supuesto yo también estaba llorando. Y yo dije, si el Señor me permite o quiere llevarme a los 54 años, mira yo lo único que quiero que tu sepas es que los he vivido bien. No usé esas palabras que usó William Burten, pero yo dije, Señor, permíteme vivir más porque hay mucho por hacer, pero si aún tu me quieres llevar ahora, yo podré decirte que he disfrutado hasta el último segundo de mi vida. Sin nada que lamentar.

Y yo quiero concluir con esto. Que vivamos de tal manera nuestra vida que no haya nada que lamentar. Hoy estamos viendo con tristeza a muchos grandes caer. Gente que comenzó bien, gente que comenzó muy bien y ...... que nosotros decimos, ¿cómo pudo pasar esto? En cualquier momento descuidaron un área en su vida.

Y Pablo dice en la primera porción que leímos de Primera de Corintios 9, en la última parte él hace una exhortación y él dice “... yo corro golpeando mi cuerpo, lo tengo por servidumbre, no siendo que habiendo sido heraldo para otros yo mismo venga a ser eliminado”.

Habiendo sido heraldo. Vuelvo y repito lo que dije al principio. Nuestra generación que se está levantando, que tu tienes que mirarla con pasión porque es una generación que Dios está llamando para retar el mundo en los últimos tiempos. Estos jóvenes que tenemos necesitan modelos de vida, necesitan retos de vida, retos de vida que hayan vivido sin nada que lamentar.

Muchos están cayendo, muchos árboles grandes están cayendo porque comenzaron bien. Lo importante, amados, no es comenzar bien es terminar bien. Sabes cuando David comenzó, en sus comienzos cometió muchas fallas, tuvo muchas caídas. Pero David fue un hombre que impactó su generación, impactó la nación. Cuando David murió el lamento de la gente fue, se ha apagado la lámpara de Israel. Que tremendo testimonio.

Dice, se apagó la lámpara de Israel, porque David terminó bien. Comenzó mal pero terminó bien. Y fue un impacto para sus generaciones, cuando usted estudia los libros, el libro de Reyes, los libros de Reyes hablan más de los reyes del norte y los reyes del norte fueron reyes malos. Pero cuando usted va a Crónica usted ve un recuento detallado de lo que fueron los reyes del sur, que hubo muchos reyes buenos, como Josafat, como un Ezequías, como un Josías, como un Asa y es interesante cuando se habla de ellos y dice, que cuando ellos eran muy jóvenes asumieron el reinado. Ellos dicen, buscaron a Jehová con todo su corazón y siguieron los caminos de David, su padre.

Me llama la atención porque David no fue su padre biológico. Pero ellos soltaron la herencia de sus padres biológicos, como la herencia de una amor en Josías que era su padre perverso y de un abuelo como Manasés, que solo al final de sus días tuvo un encuentro con Dios por la grande y extrema misericordia de Dios. Pero dice que Josías siguió los caminos de David, su padre. Lo que quería decir es que ellos tomaron la determinación de seguir los padres espirituales. Y hoy tu y yo tenemos que convertirnos en padres espirituales que marquen una generación que se está levantando para que aún tengan que renunciar a la herencia de sus padres biológicos, que tal vez no siguen los caminos del Señor, para poder seguir la bendición de la herencia en sus padres espirituales.

Se ha apagado la lámpara de Israel. No importante no es comenzar bien. Alguien dijo esto que me tocó mucho, alguien comparó el ministerio y la vida cristiana como un paracaidista tirándose de un avión. Escuchen, bien amados, no importa el paracaidista cuántas piruetas haga en el aire, lo importante es que el paracaidista termine bien, caiga bien. No importa cuántos piruetas tu y yo hagamos. Lo importante es terminar bien.

Solo llévame, vas conmigo a dos Escrituras, Segunda de Timoteo, Capítulo 4 versículos 6 y 8, una Escrituras muy conocida, sus últimas cartas que Pablo escribió a su discípulo Timoteo y al final de su carta, él escribe esto:

Segunda de Timoteo, Capítulo 4, versículo 6: “...porque yo ya soy para ser sacrificado. El tiempo de mi partida está cercano. He peleado una buena batalla. He acabado la carrera. He guardado la fe, por lo demás me está guardada la corona de justicia la cual me dará el Señor, juez justo, en aquel día, y no solo a mi sino a todos los que aman su venida.”

Pablo podía decir con satisfacción he terminado todo lo que Dios me encomendó. He vivido correctamente, he vivido sin reservas, nunca retorné. He terminado a satisfacción sin nada que lamentar.

Te quiero decir eso al final. La última Escritura, Primera de Samuel, Capítulo 2, versículo 2 al 5. Cuando Samuel, el juez, le profeta, el sacerdote de Israel terminó sus días, ya era anciano, y él está frente a todo el pueblo y qué hermoso cuando Samuel confronta al pueblo, versículo 1 en adelante:

“...Dijo Samuel a todo Israel, he aquí yo he oído vuestra voz en todo cuanto me habéis dicho, y os he puesto. Ahora pues, he aquí vuestro rey va delante de vosotros, yo ya soy viejos, lleno de canas pero mis hijos están con vosotros.”

Miren lo que él dice “...Y yo he andado delante de vosotros desde mi juventud hasta este día. Aquí estoy frente a ustedes, atestiguad contra mi delante de Jehová, y delante de su ungido si he tomado el buey de alguno, si he tomado el asno de alguno, si he calumniado a alguien, si he agraviado alguno o si de alguien he tomado cohecho para secar mis ojos con él y os lo restituiré. Entonces dijeron, nunca nos has calumniado, ni agraviado, ni has tomado algo de la mano de ningún hombre. Y él les dijo, Jehová es testigo contra vosotros y su ungido, también es testigo en este día que no habéis hallado cosa alguna en mi mano; y ellos respondieron, así es.”

Delante del pueblo Samuel podía testificar que había vivido sin reservas, que había vivido sin retorno y que había vivido sin nada que lamentar. Mayor ejemplo no pueden tener ustedes.

Ha partido para estar con el Señor, que no pudimos conocer con Susan personalmente, pero que vivió sin reservas, que vivió sin retornar a pesar de las pruebas y de las luchas, y que hoy ustedes dan testimonio porque desde que entramos a esta iglesia, al hablar esta mañana con Meche por el teléfono, su corazón estaba quebrantado, había tristeza, porque amamos a esa clase de gente que es un impacto para nuestras vidas y nuestras generaciones.

Nuestra hermana Antonia ha partido con el Señor, pero ha dejado un legado muy grande. El nombre de Antonia significa de un valor incalculable. Ella vivió sin reservas, lo dio todo. Ella vivió sin retorno a pesar de los huracanes y de las tempestades y de la fuerte lucha. Y ella al cerrar sus ojos ayer, podía decir, sin nada que lamentar.

Yo quiero vivir esa vida. Oh, que el Señor nos ayude, tienen el mejor ejemplo. Podría hablarle de William Burten, he podido hablarles de uno y de otro, pero ustedes vivieron alrededor de una mujer que vivió sin reservas, sin retorno y sin nada que lamentar.

Cada testimonio que oímos mientras llegamos a la iglesia, Mary estaba compartiendo los buenos consejos, los sabios consejos. Una mujer que tuvo visión aún de lo que venía y fue sensible para darlo. Una mujer que vivió en integridad y en verdad y les ha dejado un legado, no solamente a sus hijos y a sus nietos, sino a la iglesia entera. Que bueno vivir así.

Ay, piensa en el cielo, quiero creer que cuando ella partió con el Señor, el Señor se levantó como levantó cuando Esteban fue apedreado, y le dio la bienvenida al cielo, y le dijo, buena sierva fiel, me diste todo y caminaste sin mirar atrás y cumpliste hasta el final. Puedo creer que el Señor se paró ayer y le dio la bienvenida a su hija amada porque corrió la carrera y llegó a la meta, vivió el tiempo que el Señor le permitió sin nada que lamentar.

El Señor nos ayude a vivir de esa manera. Que el Señor nos ayude. Oh, jóvenes, que el Señor nos ayude. Ella fue un modelo para ustedes, un modelo para su generación, para los jóvenes, para los jóvenes. Aún a pesar de tener 92 años, vidas así necesitamos tener entre nosotros para que podamos vivir sin reservas, sin retorno, sin nada que lamentar.

Por favor, como me gustaría que mientras yo hago un llamado pequeño, canten la última canción que cantaron de salvación, ¿recuerda? Que hermosa canción. Que hermoso himno. Me dice Susan que ese himno fue compuesto por un hombre que perdió todo en la tragedia del Titanic. Y habiendo perdido toda su familia podía cantar las letras que nosotros escuchamos.

Cierre su Biblia por favor. Mire un poquito hacia adentro esta mañana. Solo permítanme hacer un llamado, tal vez usted ha reservado todavía algo. Tal vez hay cosas y áreas en su vida que usted todavía no las ha rendido, no las ha entregado. Tal vez hay llaves con las que se ha cerrado algunas puertas y le ha dicho al Señor, hasta aquí tu puedes tomar, pero esto no. Tal vez hay personas que necesitan rendir hoy áreas de su carácter. Yo no se cuántas cosas conozco de mi pero no de ti.

Permíteme hacer una oración por ti. Y si hay algo que tienes que entregar, quiero pedirte que pases y te pares aquí por un minuto, tomes la decisión hoy de vivir sin reservas. Si hay personas que han tratado de mirar atrás en medio de las situaciones difíciles, yo quiero que camines hacia delante para decirle, Señor, ahora pase lo que pase yo no podré mirar atrás. Yo quiero caminar sin retorno. Sin retorno, Señor, tu lo sabes. Tu lo sabes, camina hacia delante por un momentito. No mires, no hables con nadie, por un momento, tu sabes lo que tienes que rendir, tu sabes. Tu sabes si has mirado atrás y has retrocedido. En él hay esperanza.

David habla de sus muchas y extremas misericordias. Yo no se que clase de vida has llevado, tal vez nadie lo sabe, pero Dios lo sabe. Dios te conoce, Dios sabe tu corazón y hoy es una mañana para rendir todo. Hoy es una mañana para no volver atrás, es una mañana para decirle, Señor, eres tu lo único.

Mientras estás allí levanta tus manos por un momento, cierra tus ojos allí, cierra tus ojos allí, y mientras tienes sus ojos cerrados mira al Señor que está delante de ti. Hagamos esta oración. Tu sabes lo que tienes que entregar y dile al Señor, tu me has llamado a vivir sin reservas. Tu diste todo por mi, tu dejaste tu gloria, Señor. Tu dejaste tu gloriosa gloria allí arriba y viniste a esta tierra y sin reservaste te diste, fuiste a la cruz, derramaste la última gota de tu sangre por mi. Fuiste vituperado, fuiste humillado, oh tu eres el Hijo de Dios, tu eres el Dios viviente y tu tuviste que ir a la cruz, la maldición de la cruz, la muerte más vergonzosa, la muerte más terrible, allí perdiste tu dignidad, allí te hiciste pecado por mi, allí tuviste el cruel abandono de saber que Dios tenía que cerrar sus ojos a su Hijo amado. Oh, allí sufriste la soledad de no tener al Padre cerca cuando nuestro pecado fue cargado por sobre ti. Y Señor, perdiste todo, sin reservas, nunca retrocediste, aún en el Getsemaní cuando lloraste y tu sudor como grandes gotas de sangre, no retrocediste. Solo tuviste que decir, Padre, si es posible quita de mi esta copa pero no se haga mi voluntad sino la tuya. Y diste la palabra en hebreo que tu estabas mirando hacia delante, que no importó todo el sufrimiento, dice la palabra que fue por el gozo puesto delante de ti, sufriste la cruz y menospreciaste todo sufrimiento porque allí el gozo éramos nosotros. El gozo era mi vida, el gozo que tu podías ver y lo que te mantuvo para seguir adelante era que querías darme tu salvación. Nunca retrocediste, Señor.

Oh, fuiste el fiel modelo que queremos seguir y hoy estamos delante de ti, y aguantaste nuestros palos. Haga una lección allí entregando el área de su vida que usted tiene que entregar. ......... allí sus labios sin que nadie le oiga, pero hable con el Señor, dígale, Señor, entrego áreas, entrego ligaduras ........, entrego, Señor, áreas de mi carácter que no han sido buenas, te rindo todas las llaves de mis cuartos cerrados. Hoy me entrego sin reservas a ti, quiero darte todo para vivir una vida correcta, algo bueno tiene que pasar en mi vida. Hoy ríndalo todo allí, abra sus labios, usted sabe que tiene que rendirle al Señor. oh, dígale al Señor, hable con él allí. Hable con él un momentito y ríndale todo. Ríndale todo. Ríndale todo. Hoy rindámosle todo a él. Rindámosle nuestras posesiones, rindámosle todo lo que nos liga a este mundo. Rindámosle toda relación que no es correcta y usted lo sabe, toda relación que le he estado pidiendo.

Oh, Señor te entregamos todo. Y hoy te levantamos nuestras manos, desde hoy queremos caminar para terminar nuestra carrera como la terminó Pablo, como la terminó William Burten, sin nada que lamentar; como la terminó Samuel, pero como la terminó nuestra hermana Antonia, sin nada que lamentar.

Levante sus manos y dígale, hazme un ejemplo, hazme un modelo que rete mi generación, hazme un modelo, Señor, que viva de tal manera que mi luz nunca se apague delante de ellos. Oh, Señor ayúdame a terminar la carrera y cada de esta vida cristiana que sea un reto y un compromiso marcado con la vida de santidad, con la vida que te agrada a ti, hoy, hoy Señor, ayúdame a romper con el pecado, a romper con toda la atadura de la carne. Ayúdame a golpear mi cuerpo para rendirte lo mejor y lo más precioso.

Te doy gracias, Señor. gracias, Señor, muchas gracias, muchas gracias, muchas gracias, Señor. ¡Aleluya! ¡Aleluya! ¡Aleluya!

PALABRA PARA DR. MIRANDA

Pastor Roberto solo déjeme terminar esto. Yo tengo una palabra para usted, el Señor le dice, él conoce su corazón y el Señor me puso esta mañana después de que hablamos esta palabra para usted, el Señor le dice, mi pacto contigo ha sido de vida y de paz. Las cosas que te he dado en tu corazón para que me temas y has tenido temor de mi. Reverenciástelo. Has andado bien delante de mi nombre, has vivido humillado, la ley de verdad ha estado en tu boca, e iniquidad no ha sido hallada en tus labios, en paz y en justicia has andado conmigo, a muchos has hecho apartar de la inequidad y hoy te digo, los labios de sacerdote han de guardar la sabiduría. De tu boca el pueblo buscará la ley porque eres mensajero de Jehová de los Ejércitos.

Pero hay algo más, el Señor te ha dado una unción apostólica, muy fuerte y te veo como un hombre de ciudad, guardián de las puertas de esta ciudad. Se te han entregado unas llaves muy grandes. Esa llave grande, cuídalo con celo, te dice el Señor, porque te he colocado como un instrumento de justicia y de verdad. Muchos pastores, muchos líderes vendrán, abrirán su corazón porque en ti hay consejo. Lo has visto antes, pero en los días que vienen será mayor. Te estoy colocando como guardián y como príncipe entre la gente de mi pueblo, porque tu corazón es como el mío, he puesto un poquito de mi corazón en ti. Has amado mis ovejas, te has dolido con mis ovejas, has llorado con mis ovejas, y has encaminado mis ovejas.

Has tenido un corazón sencillo, hijo, un corazón que no se ha vanagloriado con la sabiduría sino que al contrario, ha buscado más de mi. He visto la sed que hay en tu corazón por mi y el hambre por mi. Y con los días que vienen hay niveles mayores, este es un nuevo tiempo. Es una nueva estación y así como has estado familiarizado con las estaciones que suceden en esta nación, yo te digo ahora hay un tiempo nuevo. Es el tiempo de primavera, es el tiempo donde verás florecer muchas cosas.

Tus ojos van a tener visión y tu corazón visión. No será tu visión sino la mía. Prepárate para pasos muy grandes que hay que dar, pasos que marcarán destino. Para muchos tal vez, locura, pero en lo profundo de tu corazón sabrás que estás en lo correcto porque hay un sentir profundo. Oh, toca la trompeta cuando haya que tocarla porque yo revelaré a ti tiempos de peligro donde tienes que tocar la trompeta, no solo para tu pueblo sino para mi pueblo en esta ciudad y en esta nación.

Toca la trompeta, tu entenderás lo que te estoy diciendo en los días que vienen, porque he colocado el sonido de la trompeta, tan agudo que lo oirás en tu corazón. Hay diferentes sonidos y tu sabes, hijo, será revelado a ti los diferentes sonidos de la trompeta y yo te lo revelaré cuando sea de convocación, tiempo de anunciar peligro y me revelaré a ti y tu lo sabrás.

Dirige a mi pueblo en mi ley. Profundízalo en mi ley. Llévalo a las profundidades de mi ley, de mi palabra. Enséñales el camino santo y recto. Háblales santidad, oh predica la cruz que tanto se ha olvidado. Predícala, hijo, es un deleite para tu corazón. Predícasela a mis pastores. Predícasela a mis líderes, porque te he puesto como hombre de liderazgo y de influencia. Días nuevos y estaciones nuevas, unción nueva para este tiempo, verás mi gloria. No temas por dice el Señor, yo iré delante de ti. ¡Aleluya!

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La sofisticación falsa del diablo

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Vamos a la palabra del Señor en la Epístola a los Romanos, Capítulo 1, yo les dije para los que nos visitan o los que no estuvieron aquí el domingo, hace como 2 domingos atrás, de... hablamos acerca de que íbamos a estar haciendo una serie de sermones sobre la epístola, o basada en la Epístola a los Romanos.

Yo comencé, ustedes recordarán, con el Capítulo 8 como simplemente una pequeña meditación. El Señor me llevó a cuatro sermones basados en el Capítulo 8 y decidí, mira por qué continuar en la Epístola a los Romanos que tiene tanta profunda enseñanza. Algunos han dicho que es la corona de las epístolas y de los libros teológicos de la iglesia. Es un documento, un tratado tremendamente profundo y rico en enseñanza doctrinal y hay mucho aquí que nosotros podemos aprovechar, así que estamos yendo en esa dirección.

Vamos al versículo 18 del Capítulo 1, yo simplemente voy a tomar algunos conceptos de aquí hasta donde el Señor me de tiempo en esta mañana. Romanos 1:18. Quiero retar a los hermanos del audiovisual en el futuro, que ojalá que podamos poner, cuando se pueda las, yo se que eso va a tomar un tiempecito hacer eso, pero quizás que podamos poner los textos aquí para que algunos hermanos que todavía están llegando ahí a ese punto de traer sus Biblias todos los domingos puedan leer la palabra aquí arriba, ¿no?

Pero, Romanos 1:18, dice “.... porque la ira de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres que detienen con injusticia la verdad, porque lo que de Dios se conoce les es manifiesto.”

En otras palabras, les es claro, les es aparente y obvio.

“....pues Dios mismo se lo manifestó, porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas. De modo que no tienen excusas, pues habiendo conocido a Dios no le glorificaron como a Dios ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos. Y su necio corazón fue entenebrecido. Profesando ser sabios se hicieron necios y cambiaron la gloria del Dios incorruptible en semejanza de imagen de hombre corruptible, de aves, de cuadrúpedos y de reptiles. Por lo cual también Dios los entregó a la inmundicia en las concupiscencias de sus corazones de modo que deshonraron entre sí sus propios cuerpos, ya que cambiaron la verdad de Dios por la mentira honrando y dando culto a las criaturas antes que el creador, el cual es bendito por los siglos, amen. Por esto Dios los entregó a pasiones vergonzosas, pues aún sus mujeres cambiaron el uso natural por el que es contra naturaleza y de igual modo también los hombres dejando el uso natural de la mujer se encendieron en su lascivia unos con otros, cometiendo hechos vergonzosos, hombres con hombres y recibiendo en sí mismos la retribución de vida a su extravío.”

Y es necesario que yo lea esta parte para balancear lo que acabamos de leer, permítame. Yo se que es una lectura un poquito pesada y desagradable hasta cierto punto, pero ahí es donde estamos y vamos a ir a otras áreas más adelante, pero ahí es donde estamos ahora.

Dice, “... y como ellos no aprobaron tener en cuenta a Dios, Dios los entregó a una mente reprobada para hacer cosas que no convienen, estando atestados de toda injusticia –mire aquí una lista grande de pecados que no incluye solamente el pecado de la homosexualidad que hemos señalado sino una serie total, muy abarcadora de diferentes tipos de pecados-

“.... injusticia, fornicación, perversidad, avaricia, maldad, llenos de envidia, homicidios, contiendas, engaños y malignidades, murmuradores, detractores, aborrecedores de Dios, injuriosos, soberbios, altivos, inventores de males, desobedientes a los padres, -eso como que está raro ahí en medio de todos esos crímenes, ¿no?- desobedientes a los padres, jóvenes pongan atención, necios, desleales, sin afecto natural, implacables, sin misericordia...” –son todas las obras de la carne que Pablo relata también en Gálatas Capítulo 5, en una manera diferente.

“...quienes habiendo entendido el juicio de Dios, que los que practican tales cosas son dignos de muerte, no solo las hacen sino que también se complacen con los que las practican.”

Palabra de Dios. Como digo, hermanos, es una lectura pesada para un domingo cuando uno quiere simplemente que le diga que Cristo le ama y que te espera un buen almuerzo al final del servicio, pero no venimos a la iglesia simplemente para que nos arrullen y nos hagan sentir bien. Amen.

Venimos para que nos apliquen la sana palabra de Dios, la sana doctrina, la lejía, el jabón ese fuerte que nos limpia y que al escucharlo se produce una catarsis, una limpieza al meditar en estas cosas, podemos exorcizar y sacar fuera de nosotros en una manera esas tendencias que todos tenemos, y que todos compartimos en una manera u otra.

Pero es la palabra del Señor y yo creo que uno debe detenerse donde la palabra de Dios se detiene y pasar a través de la palabra del Señor, no huir de ella ni dar... hacer atajaderos ni dar la vuelta por otros lugares como haces a veces tantos cristianos y tantos pastores en el deseo de no escandalizar, no confrontar, evitamos lugares que son desagradables y lo que hacemos entonces es que les robamos a nuestras congregaciones la posibilidad de ser sanadas por la palabra de Dios y ser instruidas por la palabra del Señor.

Yo creo que la verdad de Dios tiene que ser anunciada en un espíritu de gracia, de amor, pero también de justicia y de verdad, con temor y temblor, mirándose uno mismo, no sea que uno también caiga en lo que uno no está proclamando.

Pero la humildad y la mansedumbre y el reconocimiento de nuestro propio pecado, no excluye el anunciar la verdad de Dios. Creemos que son dos cosas, como que... ay, si tu no tienes las cosas perfectas entonces por qué.... No, nosotros predicamos lo palabra del Señor y ella primero pasa por nosotros, nos lava a nosotros y después lava al pueblo de Dios que la escucha, y después lava a los que están allá afuera también, que no conocen la palabra del Señor.

Ese es mi etos, ese es mi ética como pastor y como predicador de la palabra del Señor, para que usted sepa por qué predicamos acerca de estas cosas. No tenemos una agenda acerca de estas cosas pero cuando la palabra del Señor nos llama a predicarla, como en este caso, la predicamos y después seguimos a otras cosas también, ¿no?

El Apóstol Pablo en el versículo 16 y 17, como vimos la última vez que prediqué, acaba de hacer una declaración muy bella. Dice “... no me avergüenzo del Evangelio porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree”. Y entonces habla de que en el Evangelio la justicia de Dios se revela por fe y para fe.

Esa es como la tesis de toda la carta, esos dos versículos. Eso es el resumen de lo que él quiere dejar claro. Ahora, en el versículo 18 en adelante él entra en una elaboración de esa declaración y todo lo que sigue va a ser, en una manera u otra un desarrollo de ese pensamiento inicial que él acaba de declarar: el poder del Evangelio que revela la voluntad de Dios y la gracia de Dios. La importancia del Evangelio porque revela lo que es Dios .

A diferencia de lo que el hombre trata de hacer, que es lo que él comienza a desarrollar aquí. La meta de Pablo en estos próximos versículos y Capítulos va a ser mostrar que todo hombre, toda mujer, todo ser humano, sea judío, sea griego, sea intelectual, sea ignorante, sea pagano o sea religioso, está bajo la condenación de Dios. Todos, por cuanto todos pecaron y están destituidos de la gloria de Dios. Esa es su meta, como un abogado él va a hablar ante el jurado y el juez y él quiere probar que todo hombre, todos nosotros incluyendo el que les predica, está en un sentido u otro bajo la ira de Dios. Somos rebeldes, hemos abandonado a nuestro Dios y todo lo que él predica le cae primeramente al judío que se cree la gran cosa porque tiene los mandamientos, y tiene el monoteísmo, y tiene la ley y todo el aparta de la adoración al Dios verdadero y por eso se sienten muy orgullosos, muy grandes, pero que vive una vida completamente vana y superficial, y religiosa y auto justificándose.

Y él dice, primeramente al judío y también al griego. El griego, en un sentido símbolo de los que están alejados de Dios, en una cultura totalmente secular, racional, pagana, alejados allá como lo veía el judío a todos los gentiles, completamente sin posible redención.

Y Pablo quiere probar eso, entonces él comienza hablando de la perversión en que ha caído la humanidad. Y es interesante como él traza esto y lo que tenemos aquí, hermanos, en un sentido es como una radiografía del pecado. Es como, en un sentido, una trayectoria, es un estudio por un hombre que está iluminado por la visión de Dios cómo es que el pecado se desarrolla en la humanidad.

Es una visión macro cósmica, una visión global y a vuelo de pájaro desde lo alto, de cómo el pecado termina manifestándose en el corazón de cada hombre y en su totalidad en la humanidad. ¿De dónde vienen...? Es como una revelación de cuáles son los orígenes radicales del pecado, cuáles son las fuentes fundamentales de donde sale el pecado en el hombre y que explican la corrupción de la humanidad.

Y es interesante cómo Pablo lo plantea aquí, porque dice, “...porque la ira de Dios se revela desde el cielo”. Interesante esto, hermanos, porque uno hoy en día mira, por ejemplo, toda la corrupción que hay en el siglo XXI, toda la maldad, toda la perversión tan terrible que parece que está tomando cada vez más y más la humanidad, y uno piensa que es solamente el hombre actuando en un sentido él solo, soberanamente el hombre, metiéndose en toda esa impureza y practicando todos esos pecados él solo por su propia voluntad.

Pero aquí lo que Pablo está diciendo que es algo radical, es que mucha de esa perversión y mucha de esa corrupción en que está enmarañada la humanidad del siglo en que Pablo habla, pero qué interesante que esto podría aplicarse absolutamente al siglo XXI también, dos mil años después. Pero Pablo cuando habla aquí está pensando en todo lo que él como un judío que ha viajado mucho, observa en el mundo pagano. Y lo que él dice es, que esa perversión que se puede observar en el mundo que no conoce a Dios en parte, en una buena parte es porque Dios mismo ha entregado al hombre a eso, ha permitido que el hombre caiga en eso, la ira de Dios.

Fíjese que en este caso la ira de Dios es interesante como se manifiesta. No se manifiesta con fuego y azufre como un día se manifestará. No se manifiesta con la destrucción de los impíos y la condenación eterna de la humanidad, sino que se manifiesta como en una forma fría y sistémica. Se manifiesta en una acción que Dios toma de decir, pues me desentiendo de ustedes. Allá ustedes, vamos a ver qué ustedes hacen si yo quito las manos de ustedes y de sus sistemas sociales y culturales. Vamos a ver si yo los abandono a ustedes, a sus propios razonamientos a dónde ustedes van a llegar. Ustedes no me quieren a mi, ustedes están diciendo que ustedes son capaces de ustedes gobernarse a si mismos y determinar su propio destino y su propia sistema, está bien. Hagan lo que ustedes quieran, yo los entrego entonces a las fuerzas que ustedes mismos van a desatar, y vamos a ver a dónde ustedes pueden llegar con sus propios razonamientos y sus propias mentes. La ira de Dios se manifiesta. ¿Usted ve? Se revela desde el cielo.

 

 

El Señor ha hecho una decisión jurídica desde su trono y da un decreto y dice amen, que así sea. Ustedes tienen esta actitud, pues vamos a ver, yo los suelto, los abandono a sus propios designios. “...Se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres que detienen con injusticia la verdad”.

¿Qué es lo que hace que Dios sienta esa ira, esa indignación más bien? Yo creo que una palabra mejor sería la indignación de Dios. Es la indignación de un soberano que siente que su realeza y su dignidad están siendo ofendidas y subestimadas. Es la indignación de un padre que ve a sus hijos rebelándose contra él y como el hijo pródigo diciendo, dame la herencia que me pertenece porque me quiero ir a un lugar....

Y es interesante, ahora que digo eso que esa es la dinámica precisamente que Cristo traza en la parábola del hijo pródigo. El hijo viene ante el padre y se rebela contra la autoridad del padre. Estoy leyendo un libro precioso de hecho, que es de Henry Nowen sobre una meditación sobre la pintura de Rembrandt sobre el hijo pródigo. Preciosa meditación, muy interesante. Les recomiendo el libro. No tengo el nombre ahora mismo pero es Henry Nowen y es una meditación sobre el hijo pródigo y el retrato este de Rembrandt, tiene una foto del retrato allí. Quizás me recuerdo la próxima vez que hable se los voy a recordar.

El caso es que el hijo pródigo viene ante su papá y le dice, entrégame lo que me pertenece. Un acto de rebeldía, es un insulto contra el padre y es un rechazo de la protección del hogar paterno. Y él prefiere mejor irse, según su propio destino. No espera a que llegue el momento en que el padre muera y entonces él quede suelto de la autoridad del padre, sino que renuncia y rechaza la autoridad del padre, ofende y se rebela contra su gobierno y dice prematuramente, dame mi adultez y dame mi gobierno propio. Y el padre lo abandona, lo entrega y le dice, está bien, hijo, ¿tu quieres eso? No hay problema, toma tu dinero, y se lo reparte. El hijo se va, dice, a un lugar lejano, como se ha ido la humanidad. La humanidad se ha alejado de Dios.

Usted ve, hermanos, la lucha principal del padre en todos los siglos y siglos que tiene la humanidad sobre el planeta tierra, es la desobediencia y la rebeldía. Por eso es que Dios odia la rebeldía. Por eso es que la Biblia dice que la rebeldía para Dios es como la brujería, es como el ocultismo. Dios revela el corazón rebelde. Dios odia, detesta la desobediencia, el corazón altanero, dice la Biblia, Dios lo mira desde arriba. Dios lo desprecia, dice, y al corazón humilde él lo ama, pero al altivo mira de lejos. Porque hay algo.... la esencia del drama de la caída del hombre en la tierra y de todo el pecado que existe en el cosmos es por la rebeldía.

La primera rebeldía grande fue la rebeldía de Luzbel, ese ángel que Dios creó que se rebeló contra su creador y se arrogó una independencia que no le pertenecía y Dios también.... ¿qué hizo con los ángeles que se rebelaron contra él? Dice que los entregó a prisiones de oscuridad. Les quitó su gracia y desde el momento que Dios quitó su mirada y sus ojos de esos ángeles hermosos, se convirtieron en lo que se convierte todo hombre si la gracia de Dios no está abundando en él: un perverso, una corrupción, una caricatura de la humanidad.

El hombre que se mete en el pecado, que se aleja de la cobertura, de la protección de Dios va secándose como una mata que han arrancado de la tierra, porque lo que nos mantiene como seres humanos privilegiados es la imagen de Dios, imago dei, la imagen de Dios en usted y en mi, la estampa divina en nosotros.

Si Dios no nos retuviera eso, hermanos, seríamos demonios. Pero porque Dios en su misericordia no nos retira su gracia, aún cuando nos rebelamos contra él, todavía somos reconocibles como seres humanos. Pero, por eso es tan importante estar pegaditos de la gracia de Dios.

Como dice el salmista David, como el niño destetado de su madre. Hermanos, estamos en unos tiempos que tenemos que caminar como los muchachitos en los malls, que tienen miedo de que su mamá se les vaya a perder, que se agarran de la falda de la mamá, y la mamá tiene que estar empujándolo porque no la dejan caminar. Tenemos que estar pegados así, porque es solamente esa gracia de Dios transmitida a nosotros en este tiempo que nos puede guardar del mal que hay en la humanidad. Porque cuando nos alejamos estamos perdidos.

Ese joven en la parábola se fue en ese lugar lejano y qué pasó. Se le fue el dinero rápidamente, se le fue toda su dignidad, todos sus recursos, vivió perdidamente y ¿qué pasó? Al final estaba comiendo de las algarrobas que comían los cerdos. ¿Qué era eso? La depravación total, queda reducido a un estado animal.

 

 

Esa es la trayectoria espiritual de todo ser que se separa de la autoridad del Padre. Todo acto de rebeldía termina en la perversión total, la pérdida de la imagen de Dios, el creciente enlodasamiento del ser humano. Solamente cuando Dios a través de su tubería mágica está administrándonos su gracia continuamente y las bendiciones de su palabra podemos permanecer limpios y ser hechos a la imagen de Cristo Jesús.

Pero ese joven al alejarse de la tutela de su padre, cae en lo peor, ser como un animal. ¿Y cual es la ilustración más grande del animal? El cerdo. El cerdo que se goza en el lodo. El cerdo es la imagen de todo lo sucio, todo lo vil, ¿no? Y ahí termina hasta que vuelve en sí y regresa a la autoridad del padre. Y entonces, ¿qué pasa? Que su belleza le es restituida, su dignidad le es restituida, el anillo de autoridad de la casa, la ropa, y su posición de hijo, vuelve otra vez y esa es la trayectoria. Todo hombre, toda mujer que persiste en vivir según su propia voluntad termina en todo lo contrario: queriendo ser alto se hace pequeño; queriendo ser noble se hace bajo; queriendo ser digno se hace totalmente perverso. Pero cuando se humilla entonces es levantado otra vez.

Nunca trates de vivir tu vida conforme a tus propios designios. Mientras tu más te rebajes ante el Padre Celestial, más Dios te levantará. Mientras tu más te humilles delante del Señor, más bendecido serás. Mientras más obediente seas, más digno vas a ser. Mientras más tu busques lo aprobación y la voluntad del Padre, más gloria vendrá a tu vida.

Pero aquí, Pablo nos dice otra cosa, muy diferente, dice que Dios como los hombres se rebelan contra él, fíjense dice, “....la ira de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia....”. La palabra en el griego original es ‘asebia’ y ‘adiquiai’. Son dos palabra que indican falta de algo. Ese prefijo ‘a’ que se usa también en el español, quiere decir carente de. Por ejemplo, asebia, la palabra griega para piedad es ‘eusebia’. Simón, por ejemplo, en la Biblia en el comienzo del Evangelio era un hombre eusebio. De hecho si alguien se llama Eusebio aquí, quiere decir piadoso, eso es gratis ahí, no les voy a cobrar nada por eso.

Asebia, la ira de Dios se revela contra dos cosas, ¿ve? ¿Por qué Dios se aira? ¿Cuál es el origen de esa perversión del hombre? Antes de que la ira de Dios se revele contra el hombre viene la rebeldía del hombre, viene el rechazo de Dios. Esa palabra asebia, que en inglés se traduce ‘godlessness’ quiere decir, es una actitud más bien. Asebia se refiere a una actitud de rechazo de Dios, altanería contra Dios, rebeldía, resistencia contra Dios. Es una actitud de ensimismamiento y de ponerse en contra de Dios, es algo interno de la mente y del corazón.

Y es así, hermanos, que pasa, lo primero que hace el hombre es que en su corazón se rebela contra Dios, en su corazón dice yo no quiero a Dios, no me interesa, prefiero mis propios caminos, prefiero mis propias definiciones, prefiero las cosas que a mi me dan placer y que me parecen mucho más nobles y mucho más altas, más sofisticadas, más complejas que lo que me ofrece ese Evangelio sencillo, esa palabra sana. El hombre siempre se va detrás de los ajos y las cebollas y los picantes de Egipto. No quiere el maná de Dios.

Yo creo que cuando Dios le dio maná al hombre en el desierto estaba diciendo algo. Es, miren, cuando yo doy comida, yo no le pongo tabasco, no le pongo sal, no le pongo ajo. Mi comida es sencilla, sana, pero da vida, es pan del cielo. Por eso es que los placeres de la santidad no son tan atractivos como los placeres de la corrupción. Y por eso es que los hombres nos enamoramos y nos hacemos adictos a los placeres de la corrupción, porque hay que admitir que son más sabrosos y más picantes que los placeres de la santidad.

La sexualidad sana de Dios no es una sexualidad tan atractiva y tan placentera como la sexualidad digna y sana de una vida matrimonial. ¿Usted entiende? Tiene su belleza la vida matrimonial, pero no tiene ese sazón que lo que hace es que te da dolor de estómago después que lo disfrutas. Esa resaca que te queda después de la noche de la borrachera y que te quema tu cerebro y te quema tus fuerzas, no es el placer....

Cuando Dios te da un placer es un placer suave, digno hermoso que te deja un buen sabor en la boca, te edifica, te levanta, te fortalece, pero lo que el diablo da es algo que te quema, te destruye, y te carcome por dentro y te sorbe la bendición que él aparentemente te dio, recuerda eso siempre. Te metes una dosis de droga y te sientes allá en las nubes, y ves ángeles y ves extraterrestres y ves de todo, pero cuando baja lo que queda es una adicción que te va trayendo más y más a la imagen del diablo, y te va sorbiendo la vida y destruye tu matrimonio, destruye tu mente, destruye tus emociones, destruye tu espíritu, destruye tus relaciones humanas, te quita la vitalidad de hombre o de mujer, te quita la imagen de Dios. El diablo te dice, mira, te voy a dar una experiencia que vas a volar por la estratosfera, pero cuando te caigas te estrellas contra el suelo, ¿Sabe? Y lo que queda es un huevo frito sobre la superficie caliente sobre la cual te caíste.

Y tenemos que ser inteligente, hermanos. Tenemos que decidir, ¿quiero yo los placeres de Egipto o los placeres suaves pero benéficos y bendecidos del pueblo de Dios, el maná de Dios? ¿Qué quiero yo? Las ollas de Egipto o el maná de Dios. Tenemos que decidir eso en algún momento cada uno de nosotros tiene que decidir, el maná de Dios o las ollas de Egipto. Eso es lo que Dios le está diciendo a su pueblo en este tiempo.

La ira de Dios se manifiesta porque los hombres prefieren rebelarse contra Dios, prefieren los placeres y las experiencias que le depara su propia mente. Me he quedado, no me puedo salir de este punto.

Hermanos, ¿qué fue lo que le pasó a Eva y a Adán en el huerto del Edén? ¿Cuál es el drama que se desarrolla allí? Dios les dice, mira, les voy a dar de todo lo que ustedes quieran en este jardín, y eso es una imagen de que Dios nos dice, mira, hijo, hija, yo tengo para ti todo lo que tu quieras del mundo. Disfruta de todas las cosas, pero respeta mis límites que yo te pongo. Y Dios les dijo, hay un árbol allí, hay una esencia, hay una sustancia, hay una experiencia que yo no quiero que tu tengas todavía, porque no estás preparado para tenerla, es la lucidez que te va deparar esa sustancia, que si tu la pruebas, te va a abrir, te va a dar una percepción diferente de quién tu eres y de la realidad.

 

Fíjense que Dios no les estaba diciendo que fuera mentira eso, estaba diciendo simplemente, eso no es para ti ahora mismo. Y hay algo, hermanos, que el hombre intelectual, el hombre racional adora en el siglo XX, en el siglo XXI, yo creo que desde el Renacimiento para acá eso se ha hecho un tema de todos los documentos que uno lee en la literatura, en el arte, la filosofía, en la ciencia. Hay algo cuando el hombre se aleja de Dios, usted ve, hay una percepción del mundo y de la realidad que solamente se da cuando uno pierde la inocencia y se aleja de la gracia de Dios. Entonces, cuando tu te sueltas a tus propios razonamientos y le dices no a Dios, hay una capacidad intelectual muy grande que viene a tu vida. Hay una capacidad analítica, crítica, muy poderosa que tiene el hombre moderno, rebelde contra Dios, no se le puede desquitar eso, es verdadero. Cuando usted estudia en esas grandes universidades, cuando usted lee los tratados de la gente generalmente que se han alejado completamente de Dios, hay un tipo de razonamiento que yo no veo mucho en el pueblo de Dios, aún en los intelectuales, aún una persona tan grande como un Francis Shafer, por ejemplo, que adoramos los evangélicos. Cuando usted lee sus escritos no tienen la complejidad, ni la sofisticación de muchos escritores seculares, rebeldes contra Dios. Es un hombre muy altamente desarrollado, pero no tiene la sofisticación que uno ve en las grandes universidades, los grandes centros de conocimiento de la humanidad. Porque es que la rebeldía contra Dios le da al hombre una cierta percepción. Cuando tu dejas de usar a Dios como la norma de referencia acerca de todas tus conclusiones y tus análisis, eso te permite ver la realidad en una manera muy diferente y le da al apetito de orgullo del hombre, una gratificación muy grande.

El hombre, entonces, se enamora de lo complejo de sus razonamientos y va cada día enmarañándose más y más en eso. Cuando el hombre en el huerto del Edén comió de ese árbol del bien y del mal, del conocimiento del bien y del mal, de la ciencia del bien y del mal, se le deparó ilegítimamente una lucidez y un entendimiento, una capacidad crítica que él no podía manejar. Y entonces, ya no podía ver a Dios de la misma manera como el niño ve a su papá, que todo lo que le dice su papá el niño dice, sí y amen. Y si su papá le dice que él puede levantar un tanque de guerra con una mano, el niño dice, guau! Papi, qué fuerte tu eres. El niño no cuestiona al padre, el niño ve a través de los ojos del padre. Y eso le da al niño una protección muy grande, pero también le da una sencillez muy grande. El niño no es muy complejo en su forma de ver las cosas.

Y Dios quería esa inocencia en el hombre. Dios quiere, hermanos, la sabiduría de Dios es una sabiduría sencilla, es una sabiduría que no destruye. No es una sabiduría muy sofisticada, ni muy.... y eso habría que trabajarlo más aún todavía, porque hay una sabiduría que Dios da después que es muy sofisticada, pero viene solamente después que uno se ha humillado y uno ha entregado su voluntad al Señor, entonces Dios te la da en una forma legítima.

Yo creo que un día Dios le hubiera dicho a Adán y Eva, pueden comer de ese árbol ahora, ya cuando me obedecieron, ahora cómanlo. Pero vino Satanás que ya había probado de esa lucidez y se había rebelado contra Dios y le dijo a Adán y Eva, ahora coman, coman. Lo que pasa es que Dios es un viejo envidioso que no quiere que ustedes coman de eso porque si lo comen van a ser igual que él.

Usted ve, era una lucha por el conocimiento, la capacidad crítica, la capacidad inclusive para criticar a Dios y para criticarse a sí mismos y verse a sí mismos con una lucidez que antes no podían verse. Por eso cuando comen del árbol se dan cuenta de que están desnudos y comienzan a verse críticamente, comienzan a ver su cuerpo y a decir, uh, pero tu estás un poquito demasiado gordito, demasiado flaco, Adán.... yo no te recuerdo así. Y Eva, espérate, qué.... ¿usted entiende? Comienzan a verse a sí mismos en una forma crítica y por eso se encubren. Antes eran como niños inocentes, se veían pero no se veían. No tenían esa capacidad penetrante, cortante de discernir, de dividir, de criticar. Eso es lo que tiene el hombre sofisticado hoy en día en el siglo XXI porque se ha alejado de Dios.

Ahora, cuando Dios visita tu vida, él sana esa sabiduría maliciosa que tenemos los hombres y comienza a purificar tu mirada, tu mente, tus razonamientos, tus pensamientos.

Mire lo que dice el Apóstol Santiago en el versículo 13 del Capítulo 3, dice “... ¿quién es sabio y entendido entre vosotros? Muestre por la buena conducta sus obras en sabia mansedumbre...”

En el versículo 17 dice, “...pero la sabiduría que es de lo alto...”

No, no, vamos atrás, versículo 14, dice “... pero si tenéis celos amargos y contención en vuestros corazón no os jactéis ni mintáis contra la verdad porque esta sabiduría, ve, este conocimiento no es la que desciende de lo alto sino es terrenal, animal, diabólica....”

Ve usted sobre tonos de la misma corrupción que Pablo está estableciendo en los versículo 16 y 17 de Romanos. Hay una sabiduría, y si usted continúa leyendo, como lo vamos a hacer, en Romanos, en ese mismo pasaje, que como ven me he quedado atorado en el principio mismo, usted va a descubrir que muchos de lo que Pablo menciona originalmente la caída del hombre, donde primero se manifiesta es en el corazón y en la mente.

Dios los entregó a la vanidad de su razonamiento, dice “... Dios los entregó a una mente reprobada”. Y por eso es que en Romanos 12, Pablo habla de que transformaos por medio de ¿qué? de la renovación de vuestro entendimiento y de vuestra mente.

Si tu quieres verdaderamente que Dios haga una transformación en tu vida tu tienes que comenzar a pedir al Espíritu Santo que comience a trabajar en los patrones de tu pensamiento, tu forma de verte a ti mismo, de analizarte a ti mismo, de analizar la realidad humana, de analizar las relaciones humanas, analizar tu matrimonio, tu sexualidad, tu concepto de la justicia, lo que es bello, lo que es digno, lo que es amable. Tu tienes que cambiar todas tus definiciones.

La renovación del hombre, la transformación del hombre comienza en la renovación de la mente. ¿Por qué? Porque la mente sin Dios es corrupta. Cuando tu entras al Reino de Dios tiene que operarse una transformación gradual. Y tu tienes que comenzar a cambiar todos los esquemas de pensamiento, todas las formas de pensar, de razonar y comenzar a pensar en una forma contra cultura.

 

 

“No os conforméis a este siglo....” En otras palabras tu tienes que comenzar a cuestionar todo lo que tu antes considerabas sabio y digno y bueno y hermoso y justo. Por eso es que muchos intelectuales entran a la iglesia, mucha gente educada entra a la iglesia y creen que lo que van a hacer, es que van a crear a la iglesia a su propia imagen y semejanza, y se requiere una iglesia, y líderes que digan no, usted entró a la iglesia, la iglesia lo va a cambiar a usted, no usted a la iglesia.

Lo que está pasando en el siglo XX, siglo XXI es que muchas iglesias se están dejando conformar a la imagen del mundo y la gente entra a la iglesia, y le dice, yo me voy a quedar si tu dejas de predicar esto, dejas de predicar lo otro, si tu cambias tus definiciones, si tu no me molestas con esto o lo otro. Y Dios dice, no es así. El que entra al Reino de Dios entra con la cabeza bien bajita.

Y hay que pedirle a la humanidad, a la sociedad, a cada individuo que entra que se prepara para recibir la obra transformadora de Dios en su mente y en su sensibilidad. La iglesia tiene que pararse clara y decir, todo el que entra al ámbito de Dios tiene que estar preparado para experimentar una metamorfosis, un cambio de forma, un cambio de ser, un cambio de naturaleza. Es un proceso a largo plazo que se va a dar.

Pero todos nosotros tenemos que pasar por el proceso de nuestra mente ser renovada, cambiada, porque lo que el hombre experimenta fuera de Dios es la perversión de la mente, la perversión de sus pensamientos, su forma de criticar, de analizar. Y Dios tiene que sanar eso. ¿Ve?

Entonces la sabiduría demoníaca, diabólica, terrenal, animal, todos esos términos están en el análisis de Pablo, es una sabiduría que lo que lleva es a los celos amargos, a la contención en el corazón, toda esa.... a la perversión, la mala conducta, la rebeldía contra los valores del Reino de Dios.

Ahora mire lo que dice aquí, dice “...porque donde hay celos y contención allí hay perturbación y toda obra perversa.”

Ahora mire lo que dice “...pero la sabiduría que es de lo alto...”, es la sabiduría de Dios, el entendimiento de Dios, la forma de ver al mundo y de ver al hombre que viene de parte de Dios.

“... la sabiduría que es de lo alto es primeramente pura, -contraria a la perversión que Pablo diagnostica en el Capítulo 1- ... después pacífica, amable, benigna, llena de misericordia y de buenos frutos, sin incertidumbre ni hipocresía, y el fruto de justicia se siembra en paz para aquellos que hacen la paz”.

Usted ve, hermanos, lo único que puede producir la sabiduría del hombre es contención, división, guerra, conflicto, separación, porque esa es la capacidad crítica del hombre: separa, divide, hace juicios minuciosos y separa todo. Y el hombre sin Dios, la sabiduría humana, carnal, terrenal, diabólica, lo que hace es que crea contención. Por eso es que él después entra, de dónde vienen las guerras. No es de las cosas que están dentro de ustedes, etc.

Pero cuando la sabiduría de Dios comienza a tomar poder en ti y a tomar control de tu vida, tu comienzas a razonar y a analizar y a relacionarte con los demás en una forma que conduce a la paz en tu hogar. Antes había contención en tu matrimonio, ahora hay paz, cuando tu dejas que Dios renueve tu mente. Antes había guerra con tus hijos, ahora hay bendición y armonía. Antes tu no te soportabas ni a ti mismo, te apestabas tu mismo, como dicen por ahí en buen caribeño, pero ahora tu estás contento porque sabes que Dios mora dentro de ti. Y tus emociones, tus traumas, tu odio de ti mismo, tu mala conciencia, tu ansiedad, Dios lo va calmando poco a poco y te va dando una actitud apacible.

La sabiduría de Dios es mansa, es sencilla, es bendecida, es suave, conduce a la paz, conduce al gozo. No es tan picante, no es tan sabrosa, no es tan espectacular como la sabiduría del diablo, pero da vida, da justicia, es lo que dice, fruto de justicia se siembra en paz para aquellos que hacen la paz.

¿Entiende usted, mi hermano? Todas esas cosas están ahí en la mente del Apóstol Pablo cuando está hablando... hay unas profundidades de pensamiento que es difícil uno avanzar demasiado. Pero yo creo que es bueno que entendamos ese nivel de análisis. Entonces la ira de Dios se manifiesta porque los hombres han escogido rebelarse contra Dios e irse detrás de sus propios razonamientos, sus propios placeres, sus propios deseos y construirse ellos su propio destino.

Entonces Dios dice, pues ok, está bien, háganlo así y allá ustedes. Ustedes quieren rechazarme a mi con su asebia, su impiedad. Amen. Ustedes quieren rechazarme a mi con su conducta y su comportamiento, su adiquia, su injusticia. Está bien, adelante.

Y hay otra cosa bien importante, ya con esto voy a terminar. Dice aquí, “....contra toda impiedad e injusticia de los hombres que detienen con injusticia la verdad”.

Este es otro indictment, otra acusación terrible contra la humanidad. Dice que detienen con injusticia la verdad. La palabra detienen más bien se podría traducir suprimen, resisten, contradicen activamente. Detener es muy pasivo para lo que Pablo quiere decir en el griego original. La idea es los hombres están empeñados en resistir la justicia de Dios y contradecirla.

Usted ve, hermanos, no es que Dios se ha airado contra una humanidad que sinceramente ha dicho, bueno, eso no me parece, yo no veo el razonamiento allí, y que honestamente están buscando la verdad y que simplemente no la han encontrado. No, Dios ha intuido que en sus corazones lo que hay más bien es willful rebeliousness, es una rebeldía voluntariosa. Es una rebeldía que atrinchera los pies y como el mulo se mete, mete las pesuñas en la tierra y dice, de aquí tu no me vas a mover.

Y fíjense qué interesante, suprimen con injusticia la verdad. En otras palabras, a la verdad de Dios oponen un comportamiento totalmente contrario y quieren neutralizar la verdad de Dios con un comportamiento rebelde completamente. Y eso es lo que Dios intuye en la humanidad.

Que no me diga el siglo XXI y que no me digan que aquí en Massachussets no saben cuál es la verdad de Dios porque en sus corazones ellos saben. Los legisladores que están metidos allá en el Estate House cuando votan contrario a la verdad de Dios, ellos lo saben, hermanos, escúchenme. Lo que pasa es que han decidido que aman más su puesto que la verdad de Dios.

Y hay muchos hombres y mujeres cristianos, por eso es que a veces yo quisiera ser políticamente correcto, pero no puedo, hay mucho cristiano hoy en día, que sabe lo que dice la palabra pero aman... hay muchos pastores, Dios me perdone si estoy siendo.... que saben que deben predicar la verdad de Dios, pero aman mejor ver los asientos llenos de gente que predicar la verdad de Dios. Y hay muchas iglesias, ese aplauso es para el Señor definitivamente, no es para mi.

Hermanos, hay mucha iglesia que está haciendo tratos con el diablo y sutiles tratos con la humanidad caída allá afuera. La humanidad le está diciendo, nosotros entramos en sus iglesias si ustedes no predican este tipo de Evangelio y se están dando unas transacciones muy sutiles en los aires. Entonces la iglesia en este tiempo está poco a poco abandonando terreno, los cristianos estamos abandonando terreno y el diablo está ganando más y más terreno. La iglesia no está anunciando la verdad, no está proclamando para que los hombres sean sanados y confrontados, entonces lo que está pasando es que los hombres allá afuera están abandonados, más y más a su propio razonamiento.

Pero hay mucha gente allá afuera que saben.... cuando yo oigo de todas estas decisiones legales, es algo que yo he observado tanto, hermanos, que ya me duele, me rompe el corazón porque hoy en día yo veo a la humanidad que ya ha decidido desbocarse por el pecado. En estos países del occidente la gente ha dicho, no nos molesten ya más con esas doctrinas vanas de la Biblia, nosotros queremos ensuciarnos, queremos hacer lo que queremos hacer y lo vamos a hacer. No nos molesten más. Todo lo demás es simplemente un adorno, es una excusa es una pantalla, pero lo que hay dentro es la rebeldía del hombre, el corazón del hombre se ha rebelado y ha decidido, yo no te quiero más, dame mi herencia, yo me voy para mi país.

Y por eso el Apóstol Pablo escribió.... esto es, hermanos, un documento que durante dos mil años ha estado denunciando a la humanidad, diciendo no crean que ustedes engañan el corazón del Dios soberano. El sabe que el problema de ustedes es que ustedes lo han rechazado y ustedes no quieren lo que él ofrece. Y por eso, él está indignado contra ustedes y los ha abandonado a sus razonamientos, y los ha abandonado a las consecuencias. ¿Y cuáles son esas consecuencias? La perversión, la adicción, la destrucción, la pérdida de la paz, del gozo y de la dignidad humana.

Dos minutos denme para terminar en una nota positiva. Después que todo eso se ha dado, podemos volver al versículo 16 del Capítulo 1, vuelva allí conmigo. Romanos 1:16 y 17, dice:

“Porque no me avergüenzo del Evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree, al judío primeramente y también al griego porque en el Evangelio la justicia de Dios se revela por fe y para fe”.

Mire qué interesante, en el versículo 18 “la ira de Dios se revela”, y en el versículo 17 “la justicia de Dios se revela por medio del Evangelio”.

¿Por qué Pablo no se avergüenza del Evangelio? Porque él sabe, hermanos, el Evangelio es lo único que puede proteger al hombre de esa inmundicia y de esa corrupción. El Evangelio es ese redil que protege a las ovejas para que el lobo no entre. El Evangelio es esa sana doctrina que al tu sujetarte a ella, te mantiene en el camino de la verdad, de la santidad, del amor, de la paz, del gozo, de la salvación, de la esperanza, de la armonía.

Por eso Pablo dice, ¿cómo voy yo a avergonzarme de algo que es lo que protege a la humanidad de todo lo que le viene cuando se aleja de Dios? Es a través del Evangelio que nosotros entendemos la voluntad del padre, el carácter de Dios, su dignidad, su amor, su paz, su gracia, su mansedumbre, su paciencia, su justicia. Ahí, es a través del Evangelio como nosotros podemos entender qué es puro, qué es bueno, qué es justo a diferencia del hombre que lo único que tiene es su propio razonamiento para que le den una definición de lo que es bueno y lo que es justo, y lo lleva a la perversión que estamos viendo hoy en día.

Por eso es que yo amo al Evangelio, hermanos. Y por eso es que yo le pido al Señor, Padre, agárrame y no me dejes ir porque yo me voy a agarrar de ti con uñas y dientes. Y éntrame en puerto seguro porque hoy en día más que nunca hermanos tenemos que entender que solamente es en el territorio sagrado del Evangelio donde el hombre puede encontrar refugio para sus necesidades y donde puede encontrar protección verdaderamente del turbión y de los ataques de un demonio que quiere solo matar, robar y destruir.

Así que hermanos, dile al Evangelio, entra en mi cada día más y más. Padre, queremos hacer tu voluntad, queremos agradarte, queremos mantenernos, Señor, dentro de tu legitimidad, queremos permanecer, Dios, dentro del redil seguro. No nos interesan los ajos, las ollas de Egipto, Señor, queremos lo que tu nos quieras dar. Envía tu gracia sobre este pueblo, Señor. Ayúdanos a caminar humildemente, Padre, no andar con soberbias, no andar con pretensiones, no andar con orgullos espirituales.

Señor, ayúdanos a razonar en una forma sabia, apacible, espiritual, legítima, Señor. La sana doctrina es lo que queremos. Queremos ser gente sencilla de corazón, Padre, abandonamos la sofisticación falsa del diablo, Señor, rechazamos la arrogancia del hombre y abrazamos la humildad del hijo que se humilla ante el padre.

Bendice esta iglesia, Padre, ayúdala a caminar, ayúdanos a caminar en sencillez. Padre, gracias porque tu nos has rescatado, nos has rescatado del hoyo, del lodo cenagoso. Ninguno de nosotros merece ni siquiera mirar a tus ojos ni decir Padre siquiera, Padre, porque te hemos ofendido. No somos mejores que nadie pero tu nos has elevado a los lugares celestiales con Cristo Jesús por tu misericordia y tu bondad. Así que sigue con nosotros, Señor, sigue con esta iglesia, sigue sanándola y sigue creándote un pueblo que sea agradable delante de ti.

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