Debemos juzgar a los demás - o no?

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Quiero invitarles a ir a sus Biblias en Romanos, Capítulo 2. Vamos a ir al Capítulo 2 y simplemente quiero extraer algunos puntos, algunas ideas. Recordarán que estamos estudiando esta epístola a los Romanos y debido a diferentes compromisos y cosas han pasado ya varias semanas.

Ustedes quizás ni se acuerda a dónde está la epístola a los Romanos en la Biblia, pero aquí estamos otra vez para retomar. Ustedes saben, ha habido muchos viajes y muchos diferentes compromisos pero esta es una epístola eterna, lleva dos mil bendiciendo al pueblo de Dios y está ahí esperándonos en este día para instruirnos y proveer principios para nuestra vida como pueblo de Dios.

Yo voy a estar extrayendo así diferentes pasajes según vamos cronológicamente atravesando este libro y tocando los puntos que esos pasajes ofrecen a nuestra vida. Vamos a leer unos cuantos versículos representativos de este Capítulo, no lo vamos a leer todo para que podamos emprender nuestra exploración en esta mañana.

Capítulo 2, Romanos. Dice “.... por lo cual eres inexcusable oh hombre, quien quiera que seas, tu que juzgas.”

Yo creo que una de las palabras ahí clave es inexcusable. Vamos a ver por qué dentro de un momentito. Otra palabra sería ‘quien quiera’ también.

“.... quien quiera que seas tu que juzgas, pues en lo que juzgas a otro te condenas a ti mismo, porque tu que juzgas haces lo mismo. Más sabemos que el juicio de Dios contra los que practican tales cosas es según verdad.”

Vamos más adelante, vamos allí al versículo 5, “.... pero por tu dureza y tu corazón no arrepentido atesoras para ti mismo ira, para el día de la ira y de la revelación del justo juicio de Dios el cual pagará a cada uno conforme a sus obras. Vida eterna a los que perseverando en bien hacer, buscan gloria y honra e inmortalidad, pero ira y enojo a los que son contenciosos y no obedecen a la verdad sino que obedecen a la injusticia.”

Dice el versículo 11 “....porque no hay acepción de personas para con Dios”

Y entonces miren el versículo 17, estamos saltando aquí versículos representativos de este Capítulo. Dice aquí “..... he aquí, tu tienes el sobrenombre de judío y te apoyas en la ley y te glorías en Dios y conoces su voluntad, e instruido por la ley apruebas lo mejor y confías en que eres guía de los ciegos, luz de los que están en tinieblas, instructor de los indoctos, maestros de niños que tienes en la ley la forma de la ciencia y de la verdad. Tu pues, que enseñas a otros, ¿no te enseñas a ti mismo?, tu que predicas que no se ha de hurtar, ¿hurtas?”

Vamos más adelante al versículo 28, dice “... pues no es judío el que lo es exteriormente, ni es la circuncisión la que se hace exteriormente en la carne, sino que es judío el que lo es en lo interior y la circuncisión es la del corazón en espíritu no en letra, la alabanza del cual no viene de los hombres sino de Dios”.

Bendiga el Señor su bendita palabra. Hermanos, para muchos que leen este Capítulo, por ejemplo, y algunas partes de los primeros Capítulos de Romanos, este tipo de lectura puede parecer muy estéril y muy especializada. Muchos leemos esos Capítulos y en realidad no sabemos tanto a qué se están refiriendo y tendemos como aburrirnos y a pasarlos de largo. Y ahí es donde es importante uno tener un poquito de idea acerca de la historia y del contexto religioso y cultural en el cual el Apóstol Pablo escribe esta epístola y también toda la Escritura. Para leer ciertos pasajes de la Escritura y comprenderlos tenemos que entender algo acerca de su contexto histórico y cultural y ciertamente este es uno de esos pasajes.

También tenemos que entender a veces cuál es el propósito del libro en general, cuál es el argumento central que atraviesa todo el material que es tratado por el libro. Romanos es una carta que depende mucho de conocimiento interno, de la intención del Apóstol, el contexto en el cual escribe, la audiencia a la cual fue destinada la carta, y aún la postura personal y la experiencia personal del propio Pablo como ex fariseo y como miembro de una comunidad judía, y miembro de un cristianismo que está todavía tratando de definirse a diferencia del judaísmo, y tratando de encontrar su balance, su identidad dirigido por el Espíritu Santo.

Así que todas estas cosas están aquí entre líneas, dentro de ese Capítulo que acabamos de leer. No podemos entenderlo tan bien si no recordamos lo que está en el Capítulo anterior, en el Capítulo 1. Ustedes recordarán hace semanas atrás, cuando tocamos acerca del Capítulo 1 donde el Apóstol Pablo primero, como un abogado argumentando un juicio ante un jurado o ante un juez, comienza a establecer su caso, parte por parte; a montar todo un armazón de argumento lógico ante sus oyentes o la audiencia que tiene por delante.

En el primer Capítulo el Apóstol Pablo lanza una condenación fulminante contra el mundo no judío, el mundo pagano, los griegos, los romanos, toda esa humanidad que no conoce a Dios, el Dios monoteísta, el Dios verdadero, Jehová, el Dios judío, y que se han pervertido a través de la idolatría haciendo de Dios imágenes de reptiles y de animales, o de hombres también; y que han en un sentido abaratado, han rebajado la dignidad, la gloria de Dios porque les conviene más hacer eso. Y que se han rebelado contra la enseñanza moral y los reclamos morales del Dios que los ha creado. Y que como consecuencia de su rebeldía y de su obstinación en mantenerse haciendo las cosas que ellos quieren, y que crean el Dios que a ellos les da la gana crear, entonces Pablo dice, Dios los entrega a una mente, dice, una mente reprobada.

En el griego original reprobado quiere decir una mente rechazada, una mente que una vez que ha sido examinada, recibe un sello de ‘no aceptable’; una mente que ha fracasado el examen, que no ha pasado el examen, que no ha pasado quality control. Una mente podríamos decir, deficiente, una mente disfuncional, una mente que no razona correcta y coherentemente. Esa es la retribución que Dios hace contra una humanidad que persiste en pecar y rebelarse contra el Dios verdadero.

Dios les dice, ok, eso es lo que ustedes quieren hacer, pues yo los voy a abandonar a sus propios razonamientos a ver qué pasa. Y esa mente, entonces, rechazada por Dios comienza a pensar en una forma borracha, loca, distorsionada y aparentemente hace sentido, pero es como una computadora que está funcionando pero que cuando usted mete dos y dos le dice que son siete, y sale con resultados inadecuados. Razona en una forma alocada, moralmente y en otras maneras, y entonces comienza a corromper todo lo que está a su alrededor. Como la mente es el asiento de la legislación humana, de la moral, la ética, el arte, la filosofía humana; una mente pervertida, una mente disfuncional va a producir sistemas disfuncionales.

Entonces, qué pasa, el hombres se va degenerando cada vez más y más. Cuando se ha alejado de Dios y Dios lo ha relegado a sus propios recursos, el hombre, qué pasa, sin la brújula y la norma que guía correctamente de Dios y su palabra, es como un niño que se mete en el bosque y se va perdiendo y mientras más trata de encontrar el camino, más se mete en la profundidad del bosque y más perdido se encuentra.

Y por eso en el Capítulo 1 el Apóstol Pablo, miren el versículo 26 del Capítulo 1, y de nuevo estas cosas las tratamos y no alcanzamos a tratarlo todo pero vamos haciendo progreso. En el versículo 26 Pablo dice, por ejemplo, “.... por esto... –recuerde que está hablando del mundo que no conoce a Dios, el mundo greco romano, con sus perversiones, con sus casas de prostitución sagrada, con sus religiones prostituidas, con su adoración a los dioses pervertidos de la mitología griega, y todo esto, él está argumentando contra ellos, primeramente.

Dice, “....x esto –versículo 26- Dios los entregó a pasiones vergonzosas....” –en otras palabras, Dios los abandonó a pasiones, es decir a fuegos, inclinaciones, necesidades vergonzosas. Esa palabra es muy importante. Dice, - “....pues aún sus mujeres cambiaron el uso natural por el que es contra naturaleza”, para fusin, es decir contraria, fuera de lo natural, de lo que Dios ha constituido al hombre para ejercer según su físico, según su constitución biológica.

Eso es muy importante porque uno de los argumentos más claros contra la homosexualidad es precisamente, mire la anatomía del hombre, la anatomía de la mujer, en su complemetaridad. Miren el reino animal, igualmente, la naturaleza de lo biológico, y usted verá claramente que la naturaleza misma grita que la relación sexual está hecha para ser entre un hombre y una mujer, entre el varón la hembra, sea en el animal o en el mundo humano. En el reino animal la homosexualidad es casi inexistente, absolutamente. Hay casos así bien.... pero no hay algo como en el reino humano que se.... no solamente está practicando hoy en día sino que se está instituyendo.

Entonces Pablo dice, ¿y por qué señala él la mujer aquí en primer lugar? ¿Y por qué señala él la homosexualidad como primer ejemplo de la perversión del hombre? Porque para Pablo, hay mucha gente que dice, bueno, si la homosexualidad no es peor que ningún otro pecado. Es cierto en un sentido absoluto de la palabra, en un sentido diríamos, ontológico, cualquier pecado, el tu robarte un dulce en el supermercado, en términos de violación de la ley de Dios es tan ontológicamente serio como matar a un hombre, porque es una violación de la ley divina.

Pero nadie me diga a mi que robarse un dulce es de la misma seriedad en términos gráficos, como matar una persona. ¿Verdad que no? Entonces en un sentido, claro que si, adulterar es tan pecado como homosexualidad, como borrachera, como mentir, como explotar a tu prójimo. Pero hay algo en la mente divina, hay algo en la mente bíblica que rechaza ese pecado como una ilustración gráfica del alejamiento de Dios.

Y aún dentro del comportamiento homosexual hay algo todavía que Pablo dice, es peor, y es que la mujer, hermanos, la hembra, la varona de la raza humana, tiene un recato todavía un poquito más fuerte que el hombre. El hombre, el varón es un ser mucho más sexualizado que la mujer, por diferentes razones, largo de explicar. La psicología respalda ese hecho.

El varón tiene una tendencia más fuerte a lo sexual, aunque eso está siendo reprogramado hoy en día, de paso les digo. Las mujeres están sexualizando tanto como los hombres, eso es aparte. No me quiero meter en mucho lío ahora mismo. Pero, naturalmente el varón tiende a ser menos pudoroso, menos cuidadoso en su comportamiento sexual. La mujer a través de la historia, a través de los siglos siempre se ha mirado como más recatada, más cuidadosa.

Entonces Pablo dice, ‘aún sus mujeres’, hablando del mundo greco romano sobre todo, el lesbianismo. Han llegado a tal nivel de perversión que aún la mujer, con su recato natural, instituido por Dios, lo ha abandonado y se ha metido también en el cultivo de la práctica homosexual. Es decir, es una ilustración gráfica del grado hasta el cual puede llegar el seres humano cuando decide alejarse de Dios y comienza a razonar según sus propios principios.

Hoy en día, en el siglo XXI, si usted lee acerca de la cultura griega y la cultura greco romana, la homosexualidad no es nada nuevo en la cultura humana. Hace 20 siglos, los primeros 11 de los primeros 14 emperadores romanos eran homosexuales, lo avala la historia. En la cultura griega, Platón, Sócrates y otros grandes filósofos hablaron muy altamente acerca de la homosexualidad como una práctica muy noble.

Y estas cosas, estas constelaciones de comportamiento, el desarrollo del arte, la cultura, el cultivo del cuerpo, como hoy en día lo tenemos, la práctica de la homosexualidad y la exaltación de la mente y la razón independiente de Dios, dondequiera que se exaltan esas cosas, usted va a ver también el crecimiento de la homosexualidad. Y ¿saben también lo que va a ver? El deterioro de la cultura y de la nación que lo practica y su superación por otras culturas más puras y más fuertes, que no han sido degeneradas y debilitadas por esas prácticas inmorales.

El fundamentalismo musulmán, con toda su fuerza y todo su vigor, que amenaza con arropar el mundo occidental, y que está siendo un aguijón a la cultura occidental, esa es la repetición de ese patrón. Las culturas en decadencia son atacadas y asediadas por culturas más viriles, más fuertes que todavía retienen su vigor porque no se involucran en las prácticas degenerantes y debilitantes de las culturas más avanzadas racionalmente.

Y eso es lo que va a pasar en esta nación, por eso nosotros resistimos estas cosas, porque sabemos sus consecuencias, la historia lo sugiere. No es solamente un grupo de gente fanática por allí, evangélica, tratando de aguarle la fiesta a esos pobres homosexuales y de impedirles que se casen. Es porque sabemos que hay estructuras sociales, morales, humanas, que cuando se violan llevan a la destrucción de una sociedad. Y es el amor que nos lleva a decir ‘no’ a una práctica que destruya nuestros hijos, destruya nuestra familia y destruye los fundamentos de la sociedad.

Entonces Pablo está diciendo todo eso y Pablo ataca, no vamos a entrar en muchos detalles, porque también más adelante ataca todo tipo de carnalidad. Cuando el hombre se pervierte, se pervierte totalmente. Y por eso en el versículo 28 del Capítulo 1 dice:

“... como ellos no aprobaron tener en cuenta a Dios, Dios los entregó a una mente reprobada para hacer cosas que no convienen, estando atestados de toda injusticia: fornicación, perversidad, avaricia, maldad, llenos de envidia, homicidios, contiendas, engaños y malignidades...”

Y surge una lista de pecados habidos y por haber incluyendo el ser desobedientes a los padres, y ser altivos, injuriosos, etc. No es solamente al homosexual, finalmente Pablo dice, mira, cuando la humanidad comienza a pervertirse todas las obras de la carne comienzan a proliferar. Es primavera para la carne y todos los pecados y todas las actitudes destructivas habidas y por haber comienzan a proliferar y a florecer en la comunidad, en la cultura.

No estamos muy lejos en el siglo XXI, eso es una de las cosas que me convence tanto de la veracidad de la palabra de Dios. Entonces, ahí Pablo concluye su ataque a la cultura alejada de Dios, el equivalente hoy en día en el siglo XXI sería aquellos que no conocen a Dios, que no conocen a Cristo, que se han rebelado contra él, tienen una mente racional, secularizada, humanista, rebelde contra Dios. Y nosotros aquí en la iglesia decimos, oh, gloria a Dios porque yo no soy de esos. Yo soy un evangélico de hueso colorado, y vengo a la iglesia todos los domingos y doy mis diezmos y me porto bien, etc. etc. Pero ¿saben qué? No nos podemos escapar del juicio de Dios tampoco, solo por la gracia de Jesucristo, hermanos.

Y la idea de Pablo es, él quiere poner a toda la humanidad bajo el dedo acusador de Dios, porque los judíos cuando veían estas cosas y miraban a los griegos y a los romanos, y a los paganos y a los que no conocían a Dios y los despreciaban, los odiaban. Hermanos, el odio y el desprecio nunca deben llenar nuestro corazón contra el hombre que no conoce a Dios. Nunca permita que el sentido de superioridad o de religiosidad o de justicia personal invada su corazón.

La palabra dice que si alguno hubiere pecado, vosotros que sois espirituales restauradle con espíritu de mansedumbre mirando que tu mismo no seas tentado de la misma manera.

Siempre tenemos que decir, solo por la gracia de Dios. Y mirar al pecador con extrema humildad y temor de que eso me podría pasar a mi si no fuera solamente por la gracia de Jesucristo y por la misericordia de Dios. Tengamos cuidado porque esa es una de las lecciones de este Capítulo 2, cómo nosotros señalamos el pecado. Hay que hacerlo con temor y temblor, con extrema humildad, mirándonos a nosotros mismos primeramente, y diciendo, Padre, líbrame porque yo se que yo ahí también podría estar si no fuera por tu gracia y tu misericordia.

Eso es lo más importante, eso es lo que nos puede curar y cuidar a nosotros del ataque cínico del diablo. Porque cuando usted comienza, y ese es uno de los elementos de este Capítulo 2, a apuntar el dedo de juicio -yo voy a aclarar qué es juzgar dentro de un momento-, usted se abre al ataque cínico del diablo. La mejor manera de usted librarse de los ataques de Satanás es usted denunciarse primeramente a usted mismo, siempre. Y ser el primero en decir, yo soy un pecador que necesita la gracia de Dios y si no tuviera la gracia de Dios estaría en el infierno igual que los demás, pero por la misericordia de Dios y la sangre de Cristo que me lava y me limpia yo puedo tener acceso al trono de la gracia de Dios porque es por gracia que somos salvos. Y eso es lo que Pablo quiere llevar a sus lectores, a entender eso, que todos estamos bajo el dedo acusador de Dios, unos por una cosa y otros por otra.

Entonces, cuando él termina de denunciar en una manera totalmente clara y contundente al mundo pagano, rebelde contra Dios, va ahora a los judíos. Y por eso aquí en el Capítulo 2, él comienza, no es obvio todavía que se refiere a ellos, pero más adelante es evidente que él está entrando aquí en el Capítulo 2, en esta parte de su elaboración para hablar acerca de los que son religiosos, los que se creen mejores que los demás.

Entonces dice, por lo cual es inexcusable. Ese es un tema que está aquí en este Capítulo, la inexcusabilidad del hombres. Un día mucha gente va a aparecerse ante el trono de la Gracia y van a decir, oh Dios, o el trono del juicio y van a decir, oh es que yo no sabía, es que mi papá abusó de mi o mi mamá no me dio suficiente afirmación, o un sacerdote abusó sexualmente de mi, etc. Y Dios le dirá, si, pero también tu recibiste palabra de parte de mi pueblo y de mi mensaje de cómo tu podías sanarte y que tu podías ir a mi Hijo y recibir sanidad y no lo hiciste. Y que en mi había gracia para cambiar tu comportamiento y sanar tus heridas, y enderezar tu mente y no quisiste.

En el día del juicio nadie tendrá excusa, hermanos, nadie porque habrá un jurado y un sistema judicial mucho más poderoso que el actual en el siglo moderno, porque ese sistema judicial tendrá acceso no solamente a las acciones externas, sino los videos de las intenciones más profundas e íntimas del corazón, los pensamiento más íntimos, los movimientos del alma más pequeños, el subconsciente del hombre estará allí claramente.

Por eso es que nadie debe atreverse a pensar que puede comparecer ante el trono de Dios y pensar que solamente por sus propios argumentos se va a salir con la suya, porque el sistema de Dios es tan penetrante que solamente una remisión directamente de parte de la sangre de Jesús podrá permitirte ser justificado ante Dios. Sino por más bien que tu hicieras aquí en la tierra, por más rectamente que tu caminaras, siempre habrá pecados que Dios podrá tirarte en la cara y decir, por eso tu no puedes entrar a mi reino. Y tu vas a tratar de argumentar y no vas a poder hacerlo, porque contra la justicia de Dios nadie puede.

La palabra dice, para que seas reconocido justo en tu juicio y tenido por puro en tus palabra, contra ti, contra ti solo he pecado y he hecho lo malo delante de di, dice el salmista en el salmo 51. Porque Dios nunca va a ser neutralizado, ningún hombre va a ser reconocido como justo por su propia justicia excepto por la justicia de Cristo. Todos han pecado y están destituidos de la gloria de Dios, dice la palabra del Señor.

Entonces Pablo está montando su caso y en el Capítulo 2 dice aquí, por lo cual es inexcusable hombre quien quiera que seas, ya ahí él está comenzando a armar su caso contra los judíos. Quien quiera que seas... tu que juzgas. El pueblo judío era un pueblo que juzgaba continuamente a los demás. “.... pues lo que juzgas a otro te condenas a ti mismo porque tu que juzgas haces lo mismo”.

Hermanos, ahí, hay bastante material para infundirnos miedo y santo temor a todos nosotros, de no juzgar. Ahora, yo quiero hacer una pregunta, ¿qué quiere decir juzgar? Porque hoy en día se nos tira a la cara, cuando nosotros hablamos del pecado que hay en estas leyes y todas estas cosas y nos dicen, ustedes están juzgando y la Biblia dice que no juzgues.

La palabra tiene un entendimiento muy complejo de lo que es juzgar. Y esa palabra se usted la rastrea a través de la Biblia es una palabra bien compleja. Porque hay casos donde si se nos dice que podemos juzgar, y yo se lo puedo probar a usted.

Busque conmigo, por ejemplo, vamos a Primera de Corintios, Capítulo 5, versículo 3, para que entendamos esto cuando alguien le diga, porque eso siempre yo lo oigo de parte de muchos evangélicos, y por lo menos si aclaramos eso hoy en día, habemos cumplido con nuestro compromiso como predicadores.

Primera de Corintios, Capítulo 5, versículo 3, dice aquí, “...ciertamente –este es el Apóstol Pablo, el mismo que dice que no juzguemos en el Capítulo 2, hablando de un caso de inmoralidad que se había dado en la iglesia Corintia y que él había denunciado; un hombre que estaba conviviendo con la mujer de su papá, y él lo denunció y se tomó acción. Entonces él escribe ahora, diciéndoles a ellos:

“....ciertamente yo como ausente en cuerpo pero presente en espíritu, ya como presente he juzgado al que tal cosa ha hecho en el nombre de nuestro Señor Jesucristo, reunidos vosotros en mi espíritu el tal sea entregado a Satanás para destrucción de la carne a fin de que el espíritu sea salvo en el día del Señor Jesús.”

Pablo mismo está diciendo, yo he juzgado este caso. ¿Está contradiciéndose él? No, lo que él está diciendo es yo he examinado críticamente a la luz de la palabra este caso, y objetivamente he concluido que eso viola la palabra del Señor, y he hecho una declaración al respecto.

Vamos a otro pasaje, ahí mismo en Primera de Corintios. Vamos al Capítulo 6, hablando de los litigios delante de los incrédulos también, ese es otro pasaje bien ilustrador con respecto a esto de juzgar.

Capítulo 6, versículos 2 y 6, dice aquí hablando de las peleas que hay entre los cristianos en Corintio, eso no es nada nuevo, hermanos, por si acaso. Y Pablo señala, ustedes están peleándose, se están llevando a los tribunales, están haciéndose demandas unos a otros, en vez de lavar su propia ropa sucia dentro de ustedes mismos, ¿no? y dando mal testimonio a la gente.

Dice el versículo 2, “....¿o no sabéis que los santos han de juzgar al mundo? Y si el mundo ha de ser juzgado por vosotros ¿sois indignos de juzgar cosas muy pequeñas o no sabéis que hemos de juzgar a los ángeles?”

Y en el versículo 5 dice, “.... para avergonzaros lo digo, pues ¿qué? ¿no hay entre vosotros sabio ni aún uno, que pueda juzgar entre sus hermanos sino que el hermano con el hermano pleitea en juicio, y esto ante los incrédulos?”

El está diciendo, ustedes pueden juzgar entre ustedes. ¿Para qué tienen que ir a un juez secular que no conoce la palabra del Señor? Si ustedes un día van a juzgar hasta los mismos ángeles, no pueden juzgar sobre un pedazo de terreno o lo que sea, cuando ustedes tienen problemas entre cristianos.

 

 

Óigame si eso hiciéramos los abogados dejarían de existir en un momentito. No serían necesarios si nos dejáramos llevar por la palabra del Señor. Entonces, ¿qué es lo que está diciendo Pablo? ¿Se está contradiciendo cuando dice que no juzguemos? No, hermanos, yo creo que cuando la Biblia dice, no juzguéis se está refiriendo a una actitud que critica en una forma superficial, en una forma de auto justicia. Yo juzgo en la forma negativa cuando miro a alguien haciendo algo y digo, ese perverso, qué bueno que yo soy tan diferente. Yo nunca haría eso. Mientras por otra parte, sin embargo yo muchas veces estoy sintiendo lo mismo, haciendo lo mismo o tengo algo peor en mi vida.

Por eso el Señor Jesucristo dijo, por qué no miras primera la viga que está en tu ojo antes de juzgar la paja que está en tu prójimo. En otras palabras, muchas veces el problema de juzgar en esa forma negativa es que lo hacemos en una forma superficial, no pensando en nuestra propia fragilidad, nuestro propio pecado. Y hay un sentido de superioridad, de auto justicia, de ataque contra la persona, de acusación que no admite gracia.

Como el caso por ejemplo de la mujer adúltera en que estos hombres la querían apedrear y no se estaban identificando con el drama interior que había en ella. Querían matarla pero ellos no estaban pensando en sus propios pecados. El Señor les dijo, por eso, bueno el que no tenga pecado pues que tira la primera piedra, famosas palabras.

En otras palabras, cuando nosotros vemos una situación, un comportamiento que contradice la palabra del Señor, no se los dice, oh, simplemente vive y deja vivir como dicen hoy en día, no traces diferencia entre el bien y el mal, cada cual que haga lo que le da la gana. Eso es lo que hoy en día la gente quiere allá afuera. Eso no es lo que Dios dice, Dios nos llama a llamar lo malo, malo y lo bueno, bueno, pero hacerlo en una forma que permita gracia, que permita auto examen. Yo mirarme a mi mismo primeramente, que permita misericordia, que permita humildad, que se ponga a tono con el drama de la otra persona.

Si yo veo una persona, por ejemplo, sumido en la droga o en el alcoholismo, en vez de yo decir, uf, mira ese pobre diablo, ese.. ojalá que nunca visite mi iglesia. Yo nunca haría eso. Ese pasa hambre porque quiere, porque le da la gana y es un sinvergüenza y por eso está metido en la droga. Ese tipo de juicio no es conveniente al cristiano. El cristiano ve el mal, lo identifica y siente temor de Dios, siente misericordia, siente amor por el pecador, pero no deja de señalar que es pecado.

Nosotros, los cristianos, no tenemos nada, es decir cuando yo, por ejemplo, hablo acerca de la homosexualidad o todas estas cosas, no es que yo estoy obsesionado con eso. La palabra del Señor lo indica que eso no es de Dios, pero tenemos que amar al pecador y tenemos que decirle, en Cristo tu puedes tener salvación y sanidad. Y tenemos que decir también, Padre, guárdame a mi y gracias porque en tu misericordia tu no me has expuesto a estos cosas. O yo no tuve un sacerdote que me abusó, o un encuentro fugaz con un muchachito a los 8 años que me dejó atrapado en la mente del homosexual o este tipo de cosas. En tu gracia tu me salvaste.

Es decir, el juicio sano, bíblico es un juicio complejo, es un juicio atenuado por la misericordia, el amor, la humildad, el auto examen, la gracia y contra ese juicio no hay ley, hermanos, dice la palabra.

Si tu puedes identificarte con ese tipo de actitud sana, mansa, humilde, sencilla tu no estás juzgando en el sentido negativo de la palabra. Estás simplemente haciendo una diferenciación entre el bien y el mal. ¿Me explico, hermanos? Estoy tratando de señalar algo que es bastante complejo, pero que es muy importante para que no nos dejemos sobornar emocionalmente hoy en día y explotar emocionalmente por gente que nos dice, oh, ustedes están juzgando, simplemente porque estamos llamando a algo que es malo, malo y a algo que es bueno, bueno, eso es todo.

Asegurémonos, sin embargo, y ese era el problema del pueblo judío. El pueblo judío tenía un sentido de superioridad, de auto justificación, de derecho y de desprecio contra los que no conocían al Dios verdadero. Se sentían que ellos eran los únicos. Y Pablo dice, eso es mentira, ustedes están tan condenables como los otros que no conocen de Dios.

Aquí hay también una advertencia, hermanos, contra la hipocresía religiosa, muy importante esto. Guardémonos de la hipocresía religiosa. El Señor me ha hablado tanto acerca de eso en estos días que tenemos que andar con pulcritud en los caminos del Señor.

Si nosotros nos vamos a meter en el negocio de hablar de moralidad, será mejor que como dicen por ahí, no estemos predicando moralidad en calzoncillos. Porque ¿saben qué? el diablo no perdona, el diablo tiene un ojo clínico que penetra hasta lo profundo y es un acreedor que no perdona una sola deuda y que muchas veces está esperando el momento preciso para cobrarte con máximo provecho y beneficio.

Este caso triste de este predicador muy conocido aquí nacionalmente, y no menciono su nombre por respeto a él y a su familia, que mientras predicaba y hacía tantas cosas contra la homosexualidad y representaba supuestamente al pueblo evangélico fue encontrado involucrado en un caso homosexual, de 5 años con un prostituto homosexual. Ha hecho mucho daño en la nación y el diablo está sacándole mucho provecho a la carnalidad del pueblo evangélico.

En estos tiempos, hermanos, en que la humanidad cada día se mete más y más en la práctica de la perversidad y en el pecado, hay un llamado bien claro a nosotros, a mi y a ustedes, que el pueblo de Dios redoblemos nuestro propósito de vivir vidas santas y agradables delante de Dios. Más que nunca sentimos el temor de Dios en nuestros corazones y decimos, Padre, ten misericordia de nosotros y líbranos del mal, y ayúdanos a caminar rectamente delante de ti.

Eso quiere decir, hermanos, que más que nunca del pueblo de Dios se debe esperar transparencia. Denunciarnos a nosotros mismos continuamente, guardar cuentas cortas con Dios. Si pecas, asegúrate de que inmediatamente confieses, te arrepientas y rectifiques tu vida y te pongas otra vez en el camino correcto, porque el enemigo va a estar con su ojo clínico buscando la forma.

La Biblia dice que no le demos lugar al diablo, no le demos asidero, no le des ni una uña al enemigo porque el enemigo agarra todo lo que puede y lo explota para máximo provecho en nuestras vidas. Vivimos tiempos peligrosos, hermanos, tiempos peligrosos. Este es el día malo del cual habla el Apóstol Pablo en Efesios 6, y tenemos que revestirnos con toda la armadura de Dios y con una humildad terrible y con un deseo de integridad implacable. Y con una actitud de ceñirnos lo más posible a la voluntad y a la palabra estricta de Dios porque ese es el problema hoy en día con la iglesia evangélica. Nos hemos metido a denunciar muchas cosas pero no estamos cuidando nuestra propia casa y el diablo está sirviéndose con la cuchara grande.

¿No ve usted lo irónico? Hasta hace un tiempo los grandes escándalos aquí en EEUU era de predicadores y pastores con respecto a adulterio con mujeres. Últimamente ha sido homosexualidad. ¿Es una coincidencia eso? No, es que el espíritu demoníaco que anima el mundo, el príncipe de este siglo sabe ahora cómo tiene que dirigir sus ataques para neutralizar la verdad de Dios que está siendo predicada por el pueblo de Dios.

Entonces nosotros tenemos que tener mucho cuidado, hermanos, yo primero, de caminar rectamente delante de Dios. Este es un mensaje que Dios está trayendo a su pueblo claramente y que está pesando profundamente sobre mi corazón en estos días.

Y Pablo aquí es bien claro en ese sentido, ¿no? Cuidado de estar atacando allá afuera, a la otra parte del mundo que no conoce a Dios mientras nosotros hacemos cosas iguales o peores.

Miren lo que dice en el versículo 21, Capítulo 2: “... tu pues, que enseñas a otro, ¿no te enseñas a ti mismo? Tu que predicas que no se ha de hurtar, ¿hurtas? Tu que dices que no se adultere, ¿adulteras? Tu que abominas de los ídolos, ¿cometes sacrilegio? Tu que te jactas de la ley, con infracción de la ley deshonras a Dios, porque como está escrito el nombre de Dios es blasfemado entre los gentiles por causa de vosotros.”

Me impacta lo que dice más adelante. Dice “.... porque Dios no hace acepción de personas”. Hermanos, no creamos que podemos sobornar a Dios con nuestros diezmos, nuestra alabanza, nuestro venir a la iglesia, nuestro vestirnos bonitos los domingos. Dios no hace acepción de personas, el alma que pecare, ésa morirá. Todo lo que el hombre sembrare, eso también segará. Se haga dentro de la iglesia evangélica o fuera de la iglesia evangélica.

Es una advertencia clara. Lo que a mi me conmueve más de Dios y me da miedo de él muchas veces, es su carácter absolutamente vertical, insobornable. El le da una bofetada al más bonito, al que más quiere. A ése, si tiene que hacerlo, lo hace.

Y tenemos que dejar de hablar, hermanos, mucha retórica evangélica pero poca vivencia. Como les digo, tenemos que predicar nuestro mensaje todos nosotros, nos envuelve a todos, nos involucra a todos. Eso es algo que se sale de estas páginas claramente de que es simplemente, es vivencia.

Se ha hablado muchas veces de la pugna entre Santiago y Pablo acerca de la ley o la gracia. La salvación es por obras o es por gracia. Bueno, es las dos cosas. Pablo argumenta en el libro de Romanos de que la salvación es por gracia porque nadie puede ser salvo por las obras, sino por gracia. Pero a la misma vez dice, no creas tu, porque estás en la gracia puedes darte el lujo de violar la verdad de Dios y comportarte en una forma que contradice el carácter de Dios. Es las dos cosas. Es obras en gracia, ¿usted entiende? Es santidad, después que tu estás en la gracia y eres salvo, Dios espera que tu vivas una vida que sea agradable a él, porque ahora tienes el recurso del Espíritu Santo que te capacita para vivir una vida santa.

Mucha gente cree, bueno, porque estoy en la gracia, entonces puedo vivir como me da la gana. Esa es una mentira del diablo, diabólica. Todos los escritores de la Escritura rechazan esa idea. Hay gracia que Dios da para llegar a la vida eterna, pero Dios demanda entonces que vivamos como gente que ha sido redimida por la sangre de Jesús, que vivamos a la altura del Evangelio y bien claro.

Como él dice por ejemplo, ya termino con esto, en el versículo 29 del Capítulo 2, dice “sino que es judío el que lo es en lo interior y la circuncisión es la del corazón en espíritu no en letra”.

Lo que está diciendo allí, hermanos, ese aspecto... hay dos cosas aquí: el judío dependía de las cosas externas, los rituales. Como hay mucho evangélico que depende simplemente de venir a la iglesia, dar diezmo, alabar, saltar, hablar lenguas y que se le caiga el moño cuando están cantando y ya con eso supuestamente agradaron a Dios. Y Pablo dice, eso no es así, no es rituales vacíos. La santidad comienza en el corazón, la circuncisión del corazón, porque tu te circuncides por fuera como hacían los judíos, no quiere decir que tu eres verdaderamente circuncidado, tienes que circuncidar tu corazón, tu mente, tus emociones, tus apetitos. Esa es la verdadera santidad que agrada al Señor.

Entonces, de esa circuncisión de la mente, de esa mente renovada, transformada por la palabra y por el Espíritu Santo nacerán buenas obras. Y eso es lo que agrada al Señor. No es que Dios no le guste que.... que quede claro, deben diezmar, hermanos, no se vayan de aquí pensando que no. Pero la Biblia dice que si todo lo que tu haces es diezmar y tu corazón y tus acciones no reflejan lo que esa acción implica, no te vistas que no vas. Porque Dios no es engañado ni es sobornado por cosas externas.

Y eso no es solamente del Nuevo Testamento sino que eso está en el Antiguo Testamento. Les dejo con una lectura aquí de Deuteronomio porque es que Dios siempre ha razonado de la misma manera. No es como Dios mil años después dice, ah, ahora tengo más experiencia así que voy a cambiar mis valores. Dios es el mismo ayer, hoy, por todos los siglos.

En Deuteronomio, allá en el Antiguo Testamento, mira lo que dice en el Capítulo 10, versículo 12. Dice “..... ahora pues, Israel, qué pide Jehová de ti sino que temas a Jehová tu Dios, que andes en todos sus caminos y que lo ames y sirvas a Jehová tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma, que guardes los mandamientos de Jehová y sus estatutos que yo te prescribo hoy para que tengas prosperidad..”

Versículo 16 “... circuncidad pues, el prepucio de vuestro corazón porque Jehová nuestro Dios es Dios de Dioses y Señor de Señores, Dios grande, poderoso y temible que no hace acepción de personas ni toma cohecho”

En otras palabras, no puede ser sobornado, no les una mordida, como dicen los mexicanos, a Dios porque no te la va a aceptar. Lo único que al corazón contrito y humillado no despreciarás, tu oh Dios. Holocaustos no te han agradado, dice la palabra del Señor, lo único que toca el corazón de Dios es un corazón frágil, tierno, tocado por la santidad de Dios y que sabe y reconoce. Como el salmista David dice, ten piedad de mi oh Dios conforme a la multitud de tus piedades, borra mis pecados y mis ofensas.

Es muy complejo, hermanos, caminar en los caminos del Señor y a la vez es sencillo también. Démosle al Señor primero nuestro corazón, nuestra mente. Vivamos con un sacrificio vivo, santo, agradable al Señor. Esa es nuestra verdadera adoración, dice Romanos 12, versículo 1.

Y recordemos siempre, miremos primero nuestra propia fragilidad, nuestra humanidad, nuestro pecado, nuestra inherente capacidad para ofender a Dios y hagamos todo lo posible por vivir vidas que ejemplifiquen la altura, la nobleza del Evangelio. Y cuando miremos el pecado en otros, hagámoslo con misericordia, con amor, con temor y temblor.

Pueblo de Dios, Dios te llama, me llama, nos llama a santificarnos, a abandonar una vida evangélica superficial y a adoptar la santidad que conviene a un pueblo redimido por una sangre que costó mucho, mucho, mucho. Contra esa actitud, contra esa conducta, contra ese pueblo, el diablo y sus demonios jamás podrán prevalecer.

Las puertas del infierno nunca prevalecerán contra una iglesia quebrantada, crucificada, humillada delante de Dios, y deseosa de vivir conforme a la altura del carácter de Dios.

Quiera el Señor que hoy ese llamado a la coherencia, a la consistencia en el comportamiento se haga poderoso en nuestras vidas, que el Señor nos toque con su temor santo.

Póngase de pie en esta mañana y vamos a humillarnos delante de Dios. Vamos a reconocer que todos hemos fallado, todos hemos fracasado, todos hemos fallado el examen. Hay una gran F sobre mi examen que dice, ‘fallaste’, y solo por mi gracia ahora puedes entrar a mi reino.

Camina livianamente sobre esta tierra y ten cuidado con los juicios que haces y las aseveraciones que haces. Y redobla tu intención de servirme, obedecerme y caminar conforme a mis mandamiento porque yo no hago acepción de personas. Tengo que condenar a veces y me duele el corazón hacerlo, pero lo hago porque no puedo violar mi justicia. Pero quiero, en tu arrepentimiento, en tu humildad, en tu reconocimiento de pecado, ahí quiero moverme y sanarte y ponerte otra vez en perfecta comunión conmigo.

Así que, Padre, nosotros reconocemos en esta mañana, hemos pecado contra ti, te hemos ofendido, Señor. Hemos violado tu ley. No somos mejores que los que están allá afuera. Lo único que nos recomienda es la sangre de Jesús y el nombre suyo que hemos adoptado a nuestro favor para remisión de nuestros pecados. Ten piedad de nosotros, oh Dios.

Conforme a la multitud de tus piedades, borra nuestras rebeliones, lávanos más y más de nuestra maldad y límpianos de nuestros pecado, porque nosotros reconocemos nuestros pecados. Nuestra ofensa está siempre delante de nosotros, Señor.

Alabado sea tu nombre. Ten misericordia de este mundo, Padre. Ayúdanos a ser lumbreras en esta humanidad que ha perdido su derrotero, ha perdido su rumbo, Padre. Que podamos brillar como una ciudad puesta sobre una montaña, Padre, por nuestra conducta de vida y por la belleza que tu hagas habitar entre nosotros, Señor, por medio de la limpieza que hay en tu palabra, Padre, en los principios de tu reino.

Te adoramos, Señor, en esta mañana y te bendecimos. Guárdanos del mal, Padre. Guárdanos del mal, Señor. Tu palabra ha prometido, caerán a tu lado mil y diez mil a tu diestra, más a ti no llegará. Reclamamos esa palabra para nuestras vidas, nuestros hijos, nuestra familia, nuestro matrimonio, nuestro ministerio, Señor, nuestra iglesia, en el nombre de Jesús. Haz tu obra, Padre, tu extraña obra en esta humanidad en el siglo XXI, Padre. Comienza aquí en Boston.

Te adoramos y te bendecimos, Señor. Recibimos tu palabra, Padre. No queremos escabullirnos de ella, o escaparnos de ella, la recibimos frontalmente. Entre y penetre y haga su obra en nosotros. Gracias Señor, en el nombre de Jesús. Te adoramos, Señor. Amen. Amen.