SERMONES
Te paras por los cojos cuando vas a la iglesia?
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Diga cada uno de ustedes, “Que bueno es estar en la casa del Señor. Aquí en la casa del Señor suceden cosas maravillosas”. Hay algunos que todavía nos cuesta a veces entender que el Señor quiere hacer cosas grandes en medio nuestro. Así que, qué le parece si hoy día podemos decirle a nuestro hermano que está a nuestro lado, “el Señor quiere revolucionar nuestro corazón”.
Es interesante porque por mucho tiempo hemos tratado de motivar a la iglesia en diferentes lugares a que podamos estar disponibles para el uso que el Señor quiere hacer de nosotros a través del Espíritu Santo. Cada uno de nosotros puede ser un instrumento tan útil, tan grande, de tanta bendición cuando nos podemos poner en una línea con el Señor y dejar que el Espíritu Santo obre en el tiempo preciso, a la hora acordada, a la persona indicada.
¿Saben qué? Yo creo que el Señor hoy día quiere volver a que nosotros recordemos, según el Génesis, Capítulo 1, que todo lo que él había hecho había sido bueno. Han sido buenas las cosas que el Señor ha hecho con usted? Alguien tiene alguna queja con el Señor? Si levanta su mano, le pido que pase al frente y oramos por usted por ingrato.
Creo que el Señor ha hecho todas las cosas bien para nosotros. Él ha sido fiel, él ha sido leal, él ha sido nuestra provisión, nuestro sustento. Y quiero invitarle a abrir su Biblia en el libro de Hechos, Capítulo 3. Hay un acontecimiento interesante desde el punto de vista de la obra del Espíritu Santo en nuestra vida. Hay un acontecimiento interesante porque creo que esta es la actitud que el Señor está buscando en su pueblo cuando nos reunimos. Dice el salmo 133:
“… Mirad cuán bueno y cuán delicioso es habitar los hermanos juntos en armonía…”
Y hay una serie de detalles en ese Capítulo y al final del Capítulo dice:
“… porque allí envía Jehová bendición y vida eterna…”
Sabe, esa expresión de bendición y vida eterna, no es solo llenarnos los bolsillos de dinero, no es solo llenarnos de casa, llenarnos de carro, llenarnos de zapatos, llenarnos de ropa, bendición y vida eterna está también diciendo, yo traigo milagros. Yo traigo transformaciones. Yo traigo restauración. Yo traigo una nueva vida hoy día para ti y para el mundo. Eso está diciendo el Señor ahí. No solo está diciendo cosas que nos convengan, está diciendo cosas que lo glorifiquen a él también. El mundo necesita ver que nuestro Dios es un Dios poderoso y que hoy día sigue siendo el mismo de ayer, como dice el libro de San Juan, que Jesucristo es el mismo ayer, hoy y para siempre, y las obras que él hacía ayer, las puede hacer hoy día.
Cuántos creen eso? Estaba preocupado, pensé que no había nadie. Miren, quiero invitarlos a Hechos, Capítulo 3. Una palabra que me impactó mucho y vamos a tomar un poquito también algo del Capítulo 2, pero solo quiero dejar esto en su corazón, versículo 1 en adelante.
“…Pedro y Juan subían juntos al templo a la hora novena, la de la comida, la de la oración…”
La primera observación que nosotros tenemos es que debe haber en el hombre y en la mujer de Dios un tiempo específico para el obrar específico del Señor en nuestra vida. Y había un propósito en tiempo específico para Pedro y Juan, subir a una hora, a la hora de la oración. Después vamos a ir viendo por qué es tan importante el detalle, la especificación de esto.
“… Y era traído un hombre cojo de nacimiento a quien ponían cada día a la puerta del templo que se llama La Hermosa, para que pidiese limosna de los que entraban en el templo. Éste, cuando vio a Pedro y a Juan que iban a entrar en el templo, les rogaba que le diesen limosna. Pedro con Juan fijando en él los ojos, le dijo, “Míranos”. Entonces, él les estuvo atento esperando recibir de ellos algo…” ─Aquí viene la gran frase de Pedro, esta es la que muchos decimos cuando estamos afuera─ “… Más Pedro dijo, “No tengo plata, ni oro, pero lo que tengo te doy en el nombre de Jesucristo de Nazaret, Levántate y anda.” En el nombre de Jesucristo de Nazaret, levántate y anda.”
Cierre sus ojos un momento. Hoy día el Señor no nos trajo hasta este lugar solo para ser expectantes de lo que podía pasar en el servicio. Hoy día el Señor te trajo hasta aquí porque tu eres una persona portadora del poder del Espíritu Santo y todas las bendiciones que trae consigo a través de ti.
Señor Jesús, gracias por tu palabra. Gracias Señor, porque creo que tu hoy día estás hablando a una iglesia que está siendo renovada, transformada, que está siendo, Señor, tocada por ti de una manera tan poderosa. Creo que el poder sobrenatural de Dios en estos tiempos se está manifestando de una manera tan grande que aún los que se paran en las puertas puedan recibir una gloria, un impacto tuyo tan grande. Gracias, Señor, porque así como Pedro y Juan, así estamos nosotros, entrando cada día al templo. Señor, que fluya y que brote poder de nosotros en el nombre de Jesús. Amén. Amén.
Me impactó esto, muchos años nos han hablado de esto y hay un montón de maneras de enfocar esto. Solo que yo siento que este es un tiempo interesante. Los grandes estudiosos de la Biblia, y algunos no tanto, siempre coinciden de que el libro de los Hechos, aún no se ha terminado de escribir. Eso es como la parte poética de toda esta parte de las Escrituras. Que el libro de los Hechos aún no se termina de escribir, que han pasado más de dos mil años y todavía se está escribiendo lo que el Espíritu Santo está haciendo en medio de la iglesia.
Pero hay algo interesante que el Espíritu Santo está tratando de que nosotros no solo continuemos en el proceso poético de seguir escribiendo el libro de los Hechos, a través de los años, sino que de vez en cuando miremos cuando se inició todo esto. Sino que de vez en cuando refresquemos nuestra mente y veamos cuál era el poder que el Espíritu Santo estaba trayendo a la iglesia en esos momentos.
Era interesante cómo dos hombres se iban a hacer algo que estaba dentro de su agenda, iban a orar a la iglesia, a una hora determinada. Quién sabe cuántas veces habían ido, era algo tradicional, era algo normal en ellos ir a la iglesia, pero algo pasó un día específico en el caminar de ellos en esta rutina. Había un hombre que estaba todos los días ahí, algo pasó que no lo vieron antes, pero algo pasó ese día que ese día, el Señor tenía una respuesta para ese hombre.
Sabe, nosotros venimos muchas veces a la iglesia esperando que nos solucione el Señor nuestros problemas, esperando del Señor la respuesta a nuestras necesidades, pero caminamos por la calle y estamos seguros de que pasamos al frente de muchos cojos, de muchos ciegos, de muchos sordos, de muchos menesterosos que están esperando algo de la iglesia del Señor.
Pero primero nosotros, después ellos. Primero que el Señor haga algo por mí para que yo pueda predicarle a otros con autoridad. El Señor está llamando a una iglesia que se deje revolucionar por el poder del Espíritu Santo.
Aún mayores cosas haréis, dijo el Señor Jesús al final de los Evangelios. Aún mayores cosas haréis. Saben lo que me atrae de este pasaje es este hombre que representa la necesidad del mundo mirando a la iglesia del Señor. Sabe lo que estaba esperando este hombre? Algo. Algo. Algo que pudiera satisfacer su alma. Algo que pudiera hacer descansar su dolor. Algo que pudiera hacerlo mirar hacia el futuro de una manera distinta. Algo. Unas moneditas, una mirada, una sonrisa.
El mundo, hoy día, está mirando a la iglesia para recibir algo. Y aunque muchos de nosotros podamos decir, el mundo está lejos de Dios, la gente afuera está viendo a la iglesia para recibir algo. Muchas veces no le damos nada, ni el saludo, ni siquiera los miramos, ni siquiera sentimos el dolor de ellos, ni siquiera estamos sintiendo su frustración, su tiempo de desánimo, su muerte espiritual, no la estamos sintiendo.
El Señor está llamando a una iglesia más perceptiva, una iglesia que pueda estar atenta a las necesidades de la gente, pero no a esas necesidades de limosna, no a esas necesidades de sonrisitas, no a esas necesidades de unas monedas, a esa necesidad que diga, “Mira, yo no tengo lo que tu quieres probablemente pero sí tengo algo más poderoso. Tengo al Señor Jesucristo que puede sanarte. Tengo al Señor Jesucristo que puede transformarte. Tengo el poder del Dios Espíritu Santo que puede trastornar tu vida de una manera grande.”
Esa es la iglesia que hoy día debe estar pisando la tierra. Yo no sé si usted está de acuerdo conmigo, pero creo que hoy día es el tiempo oportuno, apropiado para que la iglesia muestre el poder de Dios en donde vivimos, en donde trabajamos, en donde nos juntamos.
Pedro y Juan iban al templo a orar. No se iban a reunir con el hermano porque iban a tratar de negocios. No, no iban ahí porque tengo que hablar con la hermana para la cocina del arrocito con el pollo que vamos a hacer para el domingo. Pedro y Juan iban al templo a la hora de la oración, a la hora donde mayormente la comunicación con Dios debe estar libre de cualquier vicio. No iban a la iglesia solamente a agarrar un micrófono y cantar o tocar un instrumento. Iban a un momento donde realmente la presencia del Señor podía hacer cosas grandes.
Y este milagro en el cojo revela que muchos de nosotros debemos caminar por las calles, cuando venimos al templo y estar atentos cuando el Espíritu Santo pueda hacer algo en ti y te diga, “Háblale”, y te diga, “Ora por él”, y te diga “No es acerca de ti, es acerca de mi amor para el mundo.” Esto no se trata de venir a la reunión de oración y dejar solo mis cargas, ya porque a mí me interesan que mis cargas sean solucionadas.
Esto es acerca de lo que el Señor quiere hacer con el mundo a través de nosotros. Este cojo representa a la gente triste de la calle, a la gente hambrienta de la calle, a la gente que no tiene justicia en la calle. Este cojo representa a aquellos que sufren de violencia, que sufren de abuso. Este cojo representa una condición de la humanidad que no puede valerse por sí misma porque muchas veces el precio del pecado los ha llevado a estar postrados espiritualmente, sin salida y es ahí donde los hijos del Señor debemos mostrar a la iglesia de Cristo obrando como el Señor obraría en la tierra.
A usted le causa algo interesante el poder saber de que en sus manos está la autoridad del Señor para ser desatada en la vida de las personas? No le parece interesante esto que en gente tan normal, tan imperfecta, tan llena de faltas, el Señor está depositando en nuestras manos esta oportunidad de hacer que el mundo no solo nos pida algo, sino que le entreguemos todo lo que Dios ha preparado para ellos. No necesitan bajar ángeles. No se necesitan abrir los cielos y hacer una serie de cosas. Se necesitan hombres y mujeres que caminen en la hora oportuna al tiempo de comunión con el Señor. Que caminen hombres y mujeres en el momento preciso cuando el Señor quiere usar tus palabras para poder traer poder a través de tu boca, a través de lo que digas, a través de lo que mires.
Hoy ya llegaste con necesidad? Yo creo que sí. Y yo creo que el Señor ya miró tu necesidad, pero creo que cuando caminaste hacia acá tu te diste cuenta de muchos cojos que estaban en tu casa, de muchos cojos que estaban en tu trabajo, de muchos cojos que estaban en la calle y que venían en el bus que pasaron cruzando la calle. Tu te diste cuenta de muchos de ellos, y que muchas veces no tenemos el discernimiento para hacer que el Señor poderoso nos use para entregar su gran premio.
El cojo entró corriendo al templo. Mire el efecto de un hombre o una mujer haciendo la voluntad del Señor en su vida. El mundo comienza a reconocer que adentro de la iglesia del Señor hay vida. Él entró contento, él entró saltando, él entró alabando, él entró gritando, reconociendo que en la iglesia del Señor hay poder y que no es un mito, y que no es falsedad y que no es solo una idea religiosa, la iglesia del Señor es una iglesia donde hay vida, donde hay poder, donde hay transformación. Y yo agregué una palabra estos días en la iglesia mía, debemos ser trastornados.
Saben lo que es un trastornado? No me lo diga. Los locos son capaces de hacer cosas irracionales, no naturales. Nosotros usamos la palabra transformado porque suena más cuerda, más racional, más lógica. Claro, nosotros somos transformados, vamos a orar por este cojo, por este paralítico, por este ciego, por este sordo. Transformados, pero el Señor nos quiere trastornados por el poder del Espíritu Santo en nuestra vida. Es la única manera como Pedro trastornado, se le ocurrió caminar por el agua. Porque estaba siendo trastornado por este poder de fe, del Espíritu Santo en la vida de él, que lo hizo creerle al Señor.
La única manera de creerle al Señor es sacando nuestra lógica, es sacando nuestra racionalidad, es sacando nuestro orgullo, es sacando nuestra soberbia, es sacando todos nuestros cuestionamientos, y decir, “Señor, esta cuestión es por fe.”
Ya el hecho de hablar de fe ya es una cuestión de locos. Así que de loco a trastornado, no nos queda mucho. La gente afuera, Pablo dice, yo prefiero estar cuerdo para Dios y loco para el mundo. No le hace sentido? Y Pablo llegaba a Roma y Roma se desarmaba. Solo Pablo pisaba Roma y la gloria del Señor descendía en esa ciudad.
No hay que ser transformado para eso. Hay que ser un trastornado por el poder del Señor. Una iglesia trastornada es la que le dice, “Mira, no tengo plata ni oro, pero lo que tengo te doy en el nombre de Jesús de Nazaret, levántate y anda.”
Un racional no hace eso. Hay evangélicos racionales, por si acaso? Hay cristianos racionales, pensadores, y no digo que le hacen mal a la iglesia, provocan un balance. Pero ya cuando se meten en las cosas de la fe, donde hay solamente hay que estar loco para decirle que sí al Señor, ya ahí comienzan a hacer daño.
Hasta donde tengamos que ser racionales seamos, pero cuando el Señor quiera usarte, no le preguntes a él, en qué libro de filosofía sale eso; en qué parte de la Biblia sale eso; o en qué libro de educación cristiana sale eso. El Señor cuando te quiere usar, no usa ni un manual, lo hace y no importa cómo y no importa cómo quedes, la gloria de él es la que va a ser mostrado a quien él te ha mandado a hacer algo.
Así es. Tu no viniste aquí hoy día por un asunto tuyo, viniste aquí hoy día porque el Señor quiere derramar un poder especial sobre tu vida. No viniste aquí hoy día solo porque estás enfermo, porque tienes necesidad de esto, porque tienes necesidad de lo otro, porque tienes estos sueños, el Señor hoy día quiere transformar tu vida y quiere ponerla en un proceso de trastorno que puedas hacer las cosas que él te está pidiendo que hagas. Un trastorno santo, un trastorno espiritual, un trastorno que te lleva a ver la misma gloria del Señor obrando a través de ti.
Esa es la iglesia que hoy día debemos comenzar a cultivar en esta ciudad, en este estado, en este país, y en el mundo. Esta es la iglesia que el Señor comenzó a hacer en los primeros años, cuando tu vuelves a los versículos en el Capítulo 2, versículos 43 en adelante, dice que los primeros cristianos, esos primeros que estaban como recién fresquitos por el poder del Espíritu Santo dice que estaban llenos de temor, y se llenaron de temor, versículo 43 del Capítulo 2:
“… y sobrevino temor a toda persona…”
Saben lo que estaba haciendo el Señor? Estaba llenando de milagros esa zona. Estaba llenando de su gloria esa zona. La gente no había visto nunca la gloria del Señor activa de esa manera. Hoy día, sabe qué? Si vemos un milagro tienen que orar por nosotros para resucitarnos, nos caeríamos de espanto.
Cuándo fue la última vez que vio un milagro, un cojo que se le alargó la pierna? Ya. Pastor Andrés, esas cosas ya no existen. Pastor, ya los ciegos ya no, si ya hoy día hasta lo operan.
Hay algunos, miren, yo les voy a contar un caso, no voy a decir el nombre para no ofender. Estábamos orando por una persona hace algunos años y oramos, Señor, sana. Y yo veía que la persona estaba muy indiferente. Señor, sana de esta parálisis que tenía en la pierna. Señor, sánalo. Señor, sánalo. Al final no lo sanó. Ya, para hacer el cuento corto.
Hablando con esta persona le digo yo estábamos orando, “Mira, cómo te sentiste?” “Bueno, sí, bien, pastor, recibí una bendición del Señor.” Ah, que bueno! Pero sabe, pastor, yo no quiero que el Señor me sane. Y por qué? Le digo yo. Porque pierdo el dishability, porque voy a tener que comenzar a trabajar, voy a tener que contar mi dinero para la renta. Pastor, no quiero que el Señor me sane. No me conviene la sanidad del Señor.
Saben, esto parece chistoso. Bueno, no era chistoso, pero bueno, si se rieron hay que reírse. Pero la iglesia hay muchos que no quieren ser tocados por el poder del Señor para no perder los beneficios del estado.
Estos días mi hermano hizo lo que se llama un espíritu inmundo de welfare. Hay gente que no quiere ser tocada por el Señor para no perder sus beneficios. Y eso es verdad. Si usted mira a su alrededor y hace la pregunta esa a sus amistades que tiene por ahí, que viven de esto. No, a mí no me conviene pagar más renta. Está bien con los $ 80 que pago. Pero están sujetos a una maldición eterna.
Y el Señor los quiere sacar de ahí. Hablamos de prosperidad. Hablamos de abundancia. El Señor también hace todas esas cosas, nos saca de los proyectos. Sabe para qué? Para que otros con necesidad puedan realmente estar ahí. Y hay algunos que el Señor los tiene ahí también, también creo en eso. Pero llegar a decir, no, yo no quiero que el Señor me sane porque me quitan los beneficios. Yo no sabía si reírme, si llorar, si golpearlo. Por último, dale la otra pierna ya para que lo cobre doble.
Deje que el Señor saque todas esas barreras, todas esas frustraciones. Siguiendo el Capítulo 2, versículo 43:
Había un asombro enorme por lo que el Señor estaba haciendo milagros. Dice que los Apóstoles eran usados en señales y maravillas. Dice que la iglesia estaba junta, que la iglesia era persistente, que la iglesia continuaba siempre en comunión, tenían en común todas las cosas, la iglesia seguía alabando y la iglesia se juntaba en las casas alegremente.
Hay una parte bien interesante en este Capítulo, en el versículo 46, dice:
“… Y contaban con el favor del pueblo…”
Saben lo que está diciendo ahí? Que el pueblo sabía dónde llevar a sus enfermos. Que la ciudad sabía dónde llevar a sus hambrientos. Que la ciudad sabía, el pueblo sabía dónde llevar al que estaba triste, dónde llevar al que estaba solo. ¿Saben qué? Hoy día la gente ya no trae su gente a la iglesia, porque dice que salen peor. Para qué los vamos a llevar si salen peor?
La primera iglesia es esto, el reflejo del carácter, de la imagen de Dios que debe estar reflejada en nosotros, con su poder, con lo que realmente podamos proyectar: amor, poder, autoridad, sanidad, transformación, libertad, libertad de endemoniados.
Creo que el Señor hoy día es el mejor tiempo que nos está dando para poder ver lo sobrenatural del poder de Dios en estos tiempos a través de su iglesia. No esperemos que venga alguien famoso a hacerlo. Tu te puedes parar, estás bien orando al Señor, tienes un tiempo de comunión grata con el Señor, yo estoy seguro que donde pongas tus manos, el Señor va a volar una sanidad. Donde pongas tus manos el Señor va a llevar una bendición, donde pongas tus manos, donde pongas tus pies, ahí el Señor se glorificará, porque hay un hijo, hay una hija de Dios dispuesto a declarar la gloria del Señor por sobre todas las cosas. Esa es la iglesia, esa es la iglesia que se supone debemos seguir escribiendo después del libro de los Hechos.
Ahora es tiempo. No hay un problema de edad, no es porque sea joven o porque seamos viejos. El Señor te va usar igual, solo ven a hacer lo que tienes que hacer. Deja que el Señor poderoso se acuerde de tu comunión con él y te entregue esta unción, esta gracia del Espíritu Santo.
¿Saben qué? Esto no es acerca de nosotros, es acerca de lo que él es y que él quiere hacer en el mundo. Hay muchos cojos, hay muchos ciegos, hay muchos sordos. Hay muchos hambrientos, muchos necesitados. Cuando vengas acá tu puedes orar por todos ellos y decirles “no tengo plata, no tengo oro, pero te doy lo que el Señor me ha dado, poder, el poder del Espíritu Santo”.
Cierre sus ojos. Cierre sus ojos y dígale al Señor que usted quiere ser un vaso útil para que el poder del Espíritu Santo pueda fluir a través de usted, porque el Señor es el espíritu y donde está el espíritu del Señor hay libertad.
Hay algunos cojos, hay algunos enfermos que te rodean cada vez que tu caminas a la iglesia, cada vez que tu caminas hacia la célula? O te juntas en algún grupo específico? Hay alguien que tu sabes que pasas por al lado de él o de ella, y necesitas que te detengas y lo mires atentamente, dice atentamente, dice atentos a los ojos esperando recibir algo. Lo que tu tienes para darle es tan maravilloso, es tan precioso que solo un hombre y una mujer de Dios tiene autoridad y autorización para dárselo.
Señor Jesús, muchas veces Señor, tenemos las motivaciones equivocadas, cuando nos acercamos a compartir con nuestros hermanos en la iglesia, en la célula o en algún grupo específico. Señor, enséñanos a entender que cada vez que caminamos por las calles, que estamos frente a nuestras familias, a nuestras amistades, a nuestro compañeros de trabajo, incluso al frente de nuestros hermanos en la iglesia, somos potencialmente proveedores del poder tuyo, Señor, para la sanidad de otros.
Enséñanos, Señor, a ser sensibles a tu gloria en nuestra vida. Y así como te le preguntaste al profeta, en Ezequiel, Capítulo 37, profeta, estos huesos vivirán? Señor, tu sabes que vivirán. Señor, este cojo sanará? Señor, tu sabes que el cojo puede sanar, porque para ti no hay nada imposible, y para el que cree todo, todo, todo es posible. Gracias, Señor. Gracias, Jesús.
Las sandalias de Jesús
7 de febrero del 2011 - Por Sandra Pérez
Antes bien, creced en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. 2 Pedro 3:18
Hace ya muchos años mi esposo y yo regresábamos de visitar a unos amigos. Nuestra hija, que en ese entonces tenía 6 añitos, estaba sentada en el asiento trasero del carro, aparentemente dormida. Mi esposo y yo veníamos conversando de los acontecimientos del día cuando repentinamente nuestra hija grito: “¡Yo vi a Jesús!” Nosotros sorprendidos nos volteamos a mirarla, ella repitió: “Jesús estuvo aquí, sentado en el carro”. Mi esposo y yo nos pusimos a conversar con ella y le pedimos que nos contara los detalles del sueño que había tenido. A lo que ella nos contestó: “No, yo no me soñé. Yo lo vi. El estuvo aquí en el carro” “¿Y cómo tú sabes que era Jesús?”, le pregunté. “Porque yo vi sus pies. El tenía sandalias puestas”, contestó ella con total seguridad.
¿Podemos nosotros reconocer al Señor así con la certeza y convicción que mi hija lo reconoció a pesar de su corta edad?
Muchas veces nos pasamos tan ocupadas que se nos pasan los días y no apartamos tiempo para acercarnos a los pies del Señor, no solo para dejar nuestras cargas a sus pies, sino también para oír su voz. Cuando creemos que todo anda bien cometemos el error de descuidar la comunión con El que nos mantiene espiritualmente saludables. Y no es hasta que nos confrontamos con la prueba que caemos rendidas ante Jesús. Entonces sí deseamos ver las sandalias en sus pies.
Propongámonos de hoy en adelante conocerle mejor. Quizás al principio nos cueste forjarnos el hábito de buscarle diariamente en oración y lectura de Su Palabra, pero al hacerlo vamos a recibir una gran recompensa. Los beneficios van a ser magníficos. Imagínense hablar todos los días con el Rey de Reyes y Señor de Señores. Imagínense conocerle más cada día a través de su Palabra. ¡Qué privilegio!
En la Epístola de Santiago 4:8 dice: “Acercaos a Dios, y El se acercará a vosotros”
Amadas, acerquémonos a Dios para que le conozcamos mejor. El nos anhela celosamente (Santiago 4:5). Si sinceramente deseamos reconocerle y poder decir con certeza “Este es mi Señor Jesús que me está hablando, que me está guiando, que me está corrigiendo, que está sentado junto a mí, que camina conmigo” tenemos que rendirnos a Sus pies. Será entonces que cada una podrá anunciar con la misma convicción y deleite de mi hija: “Yo ví a Jesús”.
Santidad es obediencia
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Comenzamos este año, la noche de Año Nuevo, meditando sobre santidad y el llamado de Dios en este año, no solamente en este año, sino para nuestra iglesia en todo su futuro hacia santificarnos y prepararnos para lo que Dios tiene para nosotros.
Una de las imágenes que recuerdo que usamos en ese llamado a la santidad de nuestra iglesia y de nuestras vidas, fue la imagen de Josué esperando guiar a su pueblo, el pueblo de Israel a la tierra prometida. Y Dios llama a Josué, la noche antes de iniciar ese mover suyo para finalmente entrar a ese pueblo, que ha esperado tanto, hacia su destino, lo llama a santificarse. Y Dios le dice a Josué, “Santifica al pueblo, circuncida al pueblo, porque mañana yo comenzaré a hacer entre ustedes maravillas.”
Ese pueblo necesitaba consagrarse porque Dios nunca se mueve a través de vasos impuros, vasos que están contaminados por el pecado. No es que necesitemos ser perfectos, me apresuro a aclarar, pero sí nuestro corazón tiene que estar entregado al Señor. Nuestra voluntad tiene que estar rendida al Señor. Tenemos que purificarnos.
Dios no obra a menos que no sea a través de un pueblo consagrado a él, un pueblo frágil, un pueblo que está deseoso de hacer su voluntad, un pueblo que lo prefiere a él por encima de todas las demás cosas, un pueblo que está dispuesto a confrontar las huestes mismas del infierno para honrar a Dios, como David, por ejemplo, cuando confrontó al gigante Goliat. Un pueblo que está dispuesto a andar solo en medio de una humanidad que no lo entiende ni lo acepta porque prefiere la aprobación antes que la aprobación de los hombres. Cuántos entienden a lo que me estoy refiriendo?
Un pueblo que se goza en la mirada aprobadora de Dios antes que la mirada aprobadora de los que gobiernan el mundo y supuestamente tienen derecho para asignarnos valor o aprobación. Y eso para mí es la santificación.
Santificación es preferir a Dios antes que todo lo demás. Santificación es amar a Dios por encima de todas las cosas. Santidad es estar uno dispuesto a poner a un lado sus aspiraciones, sus preferencias, sus placeres para que Dios sea entronizado y que se agrade de nuestras vidas.
Y eso es lo que Dios busca, un corazón que sea entregado a él, un corazón que lo ama con pasión. Quizás no somos perfectos como en el libro de Josafat, por eso yo me puse a escribir este libro, porque hay lucha, en la vida cristiana es lucha, la vida cristiana es conflicto, la vida cristiana es agonía, es tensión entre nuestras aspiraciones de agradar a ese Dios y nuestra realidad humana.
Pero Dios se apiada del corazón que está al rojo vivo buscando su gloria y buscando su aprobación. El hombre, la mujer que ha dicho, Padre, ya yo muero al mundo, yo muero a mis placeres, yo muero a mis aspiraciones, yo muero a mi deseo de tener mucho dinero, de tener una casa grande, de tener un carro de primer año, de tener la aprobación de la gente, de que la gente piense que yo soy la gran cosa.
Yo pongo a un lado mi deseo de crear un nombre para mí mismo, para mi descendencia, y quiero que tu nombre sea glorificado. Y yo pongo a un lado todo. Dame lo que tu quieras, yo te entrego todo y dame entonces lo que tu quieras. Eso es santificación, es apartarse para Dios.
Y es apartarse y ser entonces como uno de esos vasos del templo que ya tenía el nombre de Jehová escrito en él y no podía ser usado para ninguna cosa profana. Eso es lo que Dios quiere de nosotros. Esa obediencia radical de nuestras vidas.
Ustedes recordarán que la última vez estuvimos hablando acerca de algunos aspectos de la santidad y la teoría de la santidad. Y desgraciadamente aún en ese sermón yo no pude entrar en todo el detalle y la amplitud en que entramos en el primer servicio de las 9. Y esta mañana en el servicio de las 9 lo que yo hice fue basarme en un texto de la Biblia, un relato, una narrativa de la Escritura, para ilustrar aquellos principios a los cuales yo me referí en el servicio anterior.
Desgraciadamente en el servicio de las 12 no pude, como digo, entrar con toda la amplitud en esos aspectos teológicos, digamos, y teóricos de lo que es la santidad que Dios quiere de nuestras vidas. Y entonces me estaba debatiendo allí, Señor, predico sobre el primer sermón que no llegué a predicar en el servicio de las 12, o predico el segundo sermón que es una ilustración de lo que es la santidad?
Y siento del Señor, más bien entrar directamente y después quizás voy a voltear el orden con ustedes y quiero que ustedes vean en carne propia, es decir, en vida a través de una narración, porque por eso es que Dios diseñó estas narraciones y estos textos narrativos y estas historias, porque las historias son capaces de apretar y contener mucha, mucha enseñanza que a veces las declaraciones abiertas no pueden contener. Entienden lo que le estoy diciendo?
A veces un poema, o una historia puede apretar mucha más enseñanza que una declaración teórica punto por punto en una forma racional, lineal de algo tan complejo como es la santidad. Y por eso estas historias son tan multifacéticas, multidimensionales, tienen múltiples significados y podemos ir a ellas una y otra vez como la humanidad ha hecho a través de siglos y siglos y recibir nueva enseñanza, nuevo contenido, nueva inspiración para nuestro caminar de fe.
Y esta historia se encuentra en el libro de Josué en el Capítulo 7. Y aquí vemos nosotros algunas ideas, algunos apuntes de lo que es la santidad, porque en última instancia, hermanos, Dios me ha hablado que santidad, cuando le quitamos toda su complejidad a un tema tan complejo que los teólogos se han roto la cabeza a través de los siglos dando diferentes definiciones y escribiendo libros, y libros, y libros acerca de lo que es la santidad, al fin de cuentas la santidad es esta palabra, obediencia.
Obedecer al Señor. Ponernos a tono con su corazón, con sus intenciones, con su voluntad. No importa cuáles sean nuestras preferencias, o que nos diga nuestra mente, nuestro cerebro, sino qué dice el Señor.
Y en última instancia la respuesta a esa compleja pregunta se encuentra en las sagradas Escrituras. Si estamos nosotros dispuestos a sujetarnos a la palabra de Dios. Si nosotros creemos que esta es la palabra de Dios. Cuántos creen que esta es la palabra de Dios? Yo espero que si usted está aquí que usted crea que este libro es la palabra de Dios dada una vez para siempre a los santos, como dice la Escritura. Y que esta es nuestra consigna.
Aquí nosotros encontramos cómo vivir y cómo ponernos a tono con el corazón de Dios. Porque santidad es eso. Santidad es tu vivir, fluir, actuar, desarrollar tu carrera aquí en la tierra en afinidad con el deseo y la preferencia y la voluntad de Dios. Si yo puedo adecuar mi vida al carácter de Dios eso es santidad porque Dios es santo, santo, santo, dice la Biblia.
En varios pasajes hemos visto que la Biblia dice santidad a Jehová, porque Dios es santo, nosotros tenemos que ser santo, porque Dios es santo y nosotros somos creación y expresión de él, nosotros tenemos que expresar su santidad. Y esa es la agonía del hombre o la mujer que decide vivir conforme a la palabra de Dios. Porque la palabra de Dios me revela quién es Dios, cuáles son sus preferencias, cuáles son sus deseos, qué le agrada, qué le molesta, qué quiere de mí activamente. Y entonces yo tengo que adecuar mi vida, mi personalidad, mi sentimiento, mis emociones, mis preferencias, mis definiciones, mi moralidad, mi ética, mis relaciones humanas, mis aspiraciones para la vida, no importa lo que yo desee o prefiera, lo que Dios dice, eso es lo que yo tengo que hacer.
Y si yo tengo que cortar partes de mi ser y mis preferencias y mis anhelos para que yo pueda ser agradable a Dios, yo tengo que hacerlo. No importa. Sabe, una de las cosas difíciles de la vida cristiana, cuando muchos de nosotros entramos a la vida cristiana, ya estamos tan distorsionados por la vida del mundo, que entonces entrar a la vida cristiana y poder participar plenamente de la esencia de Dios, requiere un proceso de morir a tantas cosas que ya se han posesionado de nosotros.
Por eso es que la vida cristiana es una vida agónica. Porque cuando usted entra a los caminos de Dios, sepa que usted viene a morir, usted viene a ser crucificado, usted viene a sangrar. Ahora, también viene a gozarse y a celebrar. Eso es lo lindo. Porque en la medida en que usted le entrega a Dios cosas, usted se va despojando de pesos. El diablo quiere que tu pienses que la santidad es para aguarte la fiesta. Todo lo contrario. La santidad es para que tu puedas disfrutar de la fiesta. La santidad es para que tu puedas saltar y celebrar y danzar delante del Señor.
Pablo dice que nos despojemos de todo peso que tenemos sobre nosotros para que podamos correr con ligereza la carrera de la fe. Es más, yo diría, no solamente la carrera de la fe, porque eso suena muy espiritual, la carrera de la vida. Para que nuestros matrimonios puedan ser bendecidos, nuestros hijos puedan entender lo que es servir al Señor como sus padres, nuestros hogares sean un templo donde Dios pueda habitar, nuestras vidas, nuestros cuerpos sean instrumentos para que el Señor manifieste su gloria, que nuestras emociones puedan ser sanadas de todas las neurosis y todas las distorsiones, y todas las deformaciones que el mundo ha creado sobre nosotros para que podamos dormir bien, para que podamos tener salud en nuestros cuerpos, para que podamos reírnos despejadamente, para que podamos comer bien y gozarnos de lo que estamos comiendo sin tener la ansiedad que mata tantas veces, la incertidumbre acerca de la vida, para que podamos ser buenos amigos, buenos esposos, buenos padres, buenos adoradores.
Eso es lo que Dios, por eso la santidad no está diseñada para crearte una cantidad de cargas encima, como les pasó a los fariseos, sino es para que tu la persigas con gozo y deseo porque tu sabes que mientras tu más agradas a tu Dios y más te conformas a él, más fluye la bendición a través de ti y se queda en ti, y pasa hacia otro también. La santidad no es un llamado a una vida neurótica, triste, deprimida, ansiosa, incierta, arrojando carga, carga, carga sobre nuestros hombros cada día. No, la santidad es para que tu puedas tener comunión con tu Padre celestial, para que cuando Dios desciendo a Edén, como dice en el libro de Génesis.
Ustedes recuerdan la historia? Dios le dijo a Adán y Eva, no coman de este árbol. Pueden comer de todo lo demás, pero de ese árbol no coman. Cuántos saben que Dios nos ha dicho, mira, disfruta de todo esto, yo te pongo un jardín, este mundo es un jardín, hermanos, este mundo usted puede disfrutar de tantas cosas bellas. Yo le doy gracias a Dios por estar en este tiempo de la historia porque puedo disfrutar de la tecnología que tiene este tiempo, puedo disfrutar del cuidado médico que tiene este tiempo, puedo disfrutar de los microwaves, y la nevera y los hornos y los carros y los aviones, y todas las cosas bellas que hay en este tiempo. Dios me ha dicho, disfruta todo, disfruta el cine, disfruta la música, disfruta la literatura, disfruta la filosofía, disfruta el arte, pero que todo sea dentro del marco que yo he establecido. Usted entiende la diferencia?
Dios ha puesto este mundo para que lo disfrutemos, pero tenemos que obedecerlo. Que el diablo que tu pienses que no, que es que Dios como que, es simplemente un sangrigordo que quiere aguarte la fiesta, que quiere que tu no disfrutes. No, Dios hizo el mundo para que tu lo disfrutes. Dios hizo todas las cosas, la comida, el sexo, el sueño, la tecnología, el arte para que tu lo disfrutes. Pero él te dice, mira, pero de eso no. aquello yo lo he reservado para mí. Y Dios pone señales para ver si nosotros queremos obedecerlo o no.
Yo creo que el árbol en Edén era simplemente una señal. Algo que Dios le dijo, mira, yo no te exijo mucho, pero no me comas de eso. Yo creo que un día, ¿Saben qué? Yo sospecho, cuando yo llegue al Reino de Dios, ahí arriba, al cielo, yo le voy a preguntar al Señor, Dios, si Adán y Eva no hubieran comido de ese árbol cuando pasara un tiempo, tu se lo hubieras permitido que lo comieran? Yo creo que Dios iba a decir, sí, es cierto, la pegaste, Roberto. Yo creo que, mi sospecha es que Dios en algún momento, cuando él viera que Adán y Eva respetaban su mandamiento, se ceñían a él, un día Dios los iba a invitar una comidita por ahí, con un cafecito bueno y les iba a decir, ¿Saben qué, Adán y Eva? Hoy decidí que ya ustedes pueden comer también de ese árbol.
Pero no, vino el diablo y dijo, ¿Saben qué? No, es que Dios no quiere que ustedes conozcan, Dios no quiere que ustedes usen su propio pensamiento, él quiere esclavizarlos. Y así nos dice el mundo muchas veces, si tu obedeces a Dios, si tu te ciñes a esto tu estás entregándole tu racional, tu estás entregándole tu conocimiento, estás estregándole, te estás esclavizando a él, te estás esclavizando a esta Biblia. Y el diablo te dice, no, juega con estas palabras, has lo que tu quieras de ella, cambia su significado, métela dentro del conocimiento arqueológico, racional, teológico y mete tu material dentro de ella y hazla decir lo que tu quieres que ella diga, porque después de todo tu tienes derecho, es tu cultura, es tu ciencia, es tu tecnología. Estas cosas cambian eso.
Y esa es la gran cosa acerca de la santidad. El diablo siempre está diciendo, no, pon tus preferencias, tus definiciones, tus apetitos antes que lo que Dios te ha dicho. Y si tu lo haces así entonces tu vas a poder comer de todo. Es el problema de la cultura moderna que quiere conocimiento.
Yo sé que en esa idea de que no comas del árbol, de la ciencia, del bien y del mal, hay un misterio allí porque ese es el problema de la cultura a través de todos los siglos. Es el hombre queriendo comer, tener ese conocimiento, esa dimensión de libertad en sus razonamientos que Dios ha dicho, no, es cuando yo lo diga y como yo quiero. Pero el diablo dice, no, no, ejerce tu intelecto, ejerce tu prerrogativas humanas, piensa como tu quieres pensar, no como Dios dice.
Y entonces, ¿Saben qué? Muchos de nosotros comemos de ese árbol, nos olvidamos del llamado de obedecer a Dios, de consagrarnos a él, de caminar como él dice, y entonces mordemos el fruto. Y entonces, en vez de bendición viene maldición, en vez de vida, viene muerte, en vez de felicidad viene infelicidad, en vez de armonía en las relaciones humanas, viene conflicto, como sucedió con Adán, con Eva, con la naturaleza, con la tecnología, todo se convierte entonces en una fuente de maldición.
Porque aún todo lo bueno que es la tecnología, la cultura, el arte, la ciencia, los placeres que Dios nos ha dado que disfrutemos, todo eso se convierte en maldición. Y entonces la comida se convierte en una fuente de adicción, el sexo se convierte en una fuente de maldición, de debilidad, la tecnología se convierte en armas para matar a la gente y para oprimirla y para controlar su forma de pensar. El internet, en vez de ser una bendición para la humanidad, se convierte en un canal para pornografía, para enajenamiento de los jóvenes con sus padres y sus superiores. Se convierte en el proveedor de pornografía, de tantas otras cosas que dañan el mundo. Y el gobierno en vez de hacer algo que es bueno para el hombre, se convierte en una fuente de maldición, de opresión, de robarle al pobre, de un grupo establecer su control sobre los demás. Todas las cosas que Dios dijo son buenas, se convierten en fuentes de maldición.
Cómo vamos a regresar a Edén? Tenemos que regresar reconociendo que hemos pecado y Padre, queremos que tu nos enseñes de nuevo, porque Dios quiere tener comunión con nosotros y Dios quiere tener conversación, él vino a Edén pero ya el pecado había puesto distancia entre los hombres y Dios, entre Adán y Eva, y Dios. Y entonces ya no podían tener compañerismo.
Así que, es obediencia lo que Dios quiere. Es ceñirnos a su voluntad. Es caminar como niños. Cristo dice, si no os hacéis como niños no podéis entrar al reino de los cielos. Tu y yo tenemos que pedirle al Señor, Padre, hazme como un niño, enséñame tu lo que debo creer, enséñame tu cuáles son los placeres que yo tengo que disfrutar y cómo debo disfrutarlos, enséñame tu qué tu quieres de mi vida, enséñame tu cuáles son las prioridades que tu quieres, enséñame como conocer tu voluntad a través de tu palabra y acercarme a tu palabra humilde, sencillamente y si tu me dices, no hagas esto, yo no lo voy a hacer. Si me dices, haz esto, yo lo voy a hacer. Si me dices, camina por aquí, yo voy a caminar por allí. Si me dices, no camines por allí, yo me voy a apartar de ese sendero porque yo quiero tu gloria, yo quiero tener comunión contigo.
Eso es santidad. Y quiere decir que tu tienes que quitar de tu vida todo lo que tu amas, todo lo que tu prefieres. Mucha gente se pregunta, no, y por qué tengo yo que dejar esto, por qué tengo yo que dejar lo otro. Yo me defino de esta manera, yo soy así, qué de malo hay en eso? No agrada a Dios. Dios sabe que ese es un camino de mentira y de maldición. El diablo te dice, no, puedes disfrutarlo, pero tu tienes que decir, no, Dios dice que no, entonces voy a hacer lo que Dios dice.
En este pasaje aquí, denme un poquito de tiempo para desarrollar estos puntos, en el Capítulo 7 de Josué vemos ilustrados todos estos principios que yo ya he anunciado prematuramente, pero de todas maneras vamos a mezclar todo esto, a hacer un zancocho excelente esta mañana. Dice:
“…. Pero los hijos de Israel cometieron una prevaricación ─ un pecado, una desobediencia, ─ en cuanto al anatema…”
Usted ve esa palabra pero los hijos de Israel… eso quiere decir que hay algo antes de esta narrativa. Y lo que sucedió fue que el pueblo de Israel acababa de venir de una gran victoria. Los muros de Jericó, esa ciudad inexpugnable, impenetrable habían sido destruidos y derribados por el poder de Dios, interviniendo a favor de su pueblo. La primera gran victoria que Israel experimentaba en su entrada a la tierra prometida. Y el pueblo de Dios estaba gozoso, Dios les había dado una ciudad que parecía imposible de penetrar, estaban en guerra y estaban viendo la gloria de Dios. Era un momento de gran celebración porque cuando hay obediencia, hay victoria, hay celebración.
El problema con la iglesia en el siglo XXI nos quejamos, oh, el mundo no nos escucha. La gente descuida la iglesia y no le pone atención a la palabra de Dios. La cultura se ha lanzado a buscar sus propias prioridades y las declaraciones de la palabra de Dios ya no hacen mella en el mundo. La iglesia está caída. La iglesia está pobre. La iglesia no tiene influencia sobre la cultura. Quizás es porque nosotros hemos abandonado la búsqueda de la gloria de Dios. Quizás es porque hay cosas que impiden.
Cuando la iglesia fluye, conforme a los dictados contra intuitivos de Dios, la bendición viene, la efectividad viene y el pueblo de Dios acababa de tener una gran victoria porque habían seguido las directrices de Dios. Dios les dijo, ¿Saben qué? Cómo van a destruir esos muros? No lo van a hacer cogiendo martillos y dándole duro. Esos muros son impenetrables. No, les voy a dar una receta totalmente loca. Den 6 vueltas, una cada día alrededor de los muros, y en el séptimo día den 7 vueltas y cuando le den la séptima vuelta, griten y los muros se caerán.
Ve? Cuando Dios dice algo, muchas veces no hace sentido, pero si usted lo obedece, usted ve el resultado. El pueblo siguió lo que Dios le dijo y a la vuelta número 13 gritaron. Yo me imagino esos pobres judíos diciendo, oh, vamos a gritar. Esta gente ya piensa que estamos locos de todas maneras. Y gritemos y si gritamos y nada pasa? Usted se imagina, ¿verdad? Sin embargo, gritaron y los muros se cayeron.
Entonces, hay una gran victoria, hay una gran victoria pero dice que pecaron, un pecado. Mire que interesante también otra cosa que dice:
“… Los hijos de Israel cometieron un pecado en cuanto a la anatema…”
Dios les había dicho a los hijos de Israel, al pueblo de Israel, cuando ustedes entren a Jericó, cuando esos muros se caigan, yo no quiero que ustedes toquen una sola cosa de ese lugar que yo maldigo. Se han dado a la inmundicia, se han dado a adorar a otros dioses, lo que esa gente representa, lo que tienen, sus posesiones, están maldecidas.
La palabra anatema quiere decir maldición. La palabra anatema quiere decir algo que está dedicado para la destrucción. Eso es anatema, geren es la palabra en hebreo, y quiere decir dedicado para destruir. Dios había dicho, yo quiero que ustedes me consagren todo eso, excepto el oro y la plata porque eso es mío y úsenlo para mí adoración. Pero nadie se quede con nada de lo que está en esa ciudad.
Hermanos, nosotros tenemos que ser un pueblo santo y hay muchas cosas en este mundo que Dios dice, no participen de ellas, por más atractivas que sean, porque yo lo maldigo, yo no apruebo y nosotros tenemos que bajar la cabeza y decir, Señor, tu eres Señor. Amén, si tu lo dices, eso es lo que vamos a hacer.
Pero qué pasó? Hubo un problema. Y se violó, un hombre violó el mandamiento de Dios. Y que interesante, que aquí dice que los hijos de Israel prevaricaron. Sin embargo, un hombre cometió el pecado, Acán. Si usted lee el resto de la narrativa, usted verá que Acán cuando entró cogió de lo que Dios había dicho no lo toquen. Pero aquí dice que los hijos de Israel prevaricaron. Todo el pueblo, dice aquí, por qué? Porque Dios es un Dios sumamente delicado.
Sabe una cosa? Eso es lo que la sociedad a veces no entiende y las iglesias no entendemos y los cristianos no entendemos. Muchas veces un padre que esté practicando cosas que no son agradables a Dios puede maldecir su familia. Muchas veces una práctica que se da a las 3 de la mañana, cuando la esposa está en la cama y los hijos están durmiendo, que no agrada a Dios, puede sembrar una semilla de maldición en un hogar. Muchas veces una práctica que se da solamente en un sector de la nación y que la nación aprueba y permite, puede maldecir a toda una nación.
Eso es lo que pasa en este caso. Los judíos estaban en guerra y necesitaban pureza sobretodo cuando usted está en guerra y la iglesia está en guerra contra un enemigo poderoso, se llama Satanás, ese diablo está en poder de la cultura y de muchas otras cosas. Él es príncipe de este mundo, nosotros estamos en guerra, este un tiempo donde Dios quiere bendecir a la iglesia y darle autoridad a la iglesia como nunca antes en la historia, pero la iglesia tiene que prepararse y tiene que ser un vaso agradable delante de Dios. Estamos en guerra y necesitamos el poder sobrenatural de Dios porque esos muros de Jericó que constituyen la cultura allá afuera, no se van a caer, a menos que no sea con poder y fuego de Dios, a través de un pueblo que clama y adora y vive conforme a los principios de la palabra de Dios.
Sabe lo que va a hacer que el poder de Dios descienda sobre la tierra? Sabe lo que va a hacer que sea desatado el poder de Dios? La crucifixión de los hijos de los hombres. La crucifixión es lo que hace que la vida de Dios se manifieste, el sajarnos, no en el sentido físico de la palabra, pero quebrantarnos y someternos al trato de Dios, presentar nuestros cuerpos como sacrificio vivo, dice Romanos, Capítulo 12, para que podamos comprobar la buena voluntad de Dios.
Si queremos que el poder de Dios se manifieste, tiene que haber eso. Y muchas veces hay situaciones en nuestras vidas y nos preguntamos por qué nuestros hijos no están aprendiendo, por qué nuestros hijos no están sirviendo a Dios, por qué nuestros hijos no están cobrando ese amor por las cosas de Dios. Por qué nuestra cultura, por qué nuestros jóvenes afroamericanos latinos no están aprendiendo. Por qué están funcionando, por qué no están yendo a la universidad, por qué no se están graduando de la escuela superior, por qué están sumidos en la promiscuidad y el embotamiento mental e intelectual.
El viernes, yo hablaba con una joven de esta iglesia que es maestra, una muchacha excelente, ha crecido en los caminos del Señor y ama a Dios y quiere dar de su conocimiento y su espiritualidad en el desempeño de su función de maestra. Y ella me decía, Pastor, estoy ya agotada. Voy a salirme del magisterio, de la enseñanza, porque es frustrante. Yo trato y trato y trato y no puedo comunicar. Creo que enseña historia del arte o arte, y estos jóvenes no les interesa para nada. Están embotados. Es como tirar semillas sobre una piedra.
Nuestros jóvenes están penetrados por un veneno que el diablo les ha metido en tantas diferentes maneras. Y la cultura tiene sus paradigmas y sus principios de cómo la educación no se hable de Dios, no se le enseñe cosas morales porque vamos a ofender a un grupo o a otro, no se hable de respeto a las autoridades, no se hable de disciplina. Y mínimamente se hace. Entonces, hemos creado una sociedad artificial, conforme a valores de hombres y nuestros hijos están pagando el precio de eso.
Y cuando la iglesia trata de hacer lo que puede nos atan las manos, y nos dicen, no, no hable de Dios, no hable de Cristo, no hable del Espíritu Santo, no hable de moralidad porque vivimos en una sociedad pluralista, supuestamente. Sin embargo, quién está pagando eso? Nuestros hijos.
Ahora, pregúntele a los afroamericanos y a los latinos, los padres allá afuera en la calle, si ellos quieren que se hable de Dios y yo creo que el 90% va a decir, claro que sí, queremos que se hable de Dios. Pero hay una élite intelectual que gobierna nuestros países, nuestras ciudades, nuestros estados, que dice, no queremos que se hable de Dios.
Dónde está la dictadura entonces? Dónde está la democracia? Usted entiende lo que le estoy diciendo? El hombre pone sus preferencias. Hay maldición en la tierra. Hay maldición en los hogares, y sabe que hay maldición en las iglesias porque las iglesias no estamos viviendo a la altura de lo que dice la palabra de Dios. Nosotros mismos, nos hemos corrompido, hermanos.
Hay prácticas en nuestras iglesias, hay actitudes. Yo no me refiero solamente a las formas fáciles de ver la moralidad. No me estoy refiriendo solamente a adulterio, pornografía, homosexualidad, abuso sexual, pedofilia. No, me estoy refiriendo a una cantidad de otras cosas, valores en nuestros hogares, nuestras vidas, resentimiento, murmuración, abuso físico, abuso emocional, no hay suficiente alabanza en nuestros hogares, no hay consagración al Señor, no hay búsqueda de la voluntad de Dios, no hay gente ardiendo al rojo vivo porque la gloria de Dios sea manifestada.
Hay mucha comodidad, mucha privacidad, mucho ser conservadores con nuestros dones, talentos, energías. Nuestro dinero es nuestro y al Señor le damos una limosna, un pedacito para que no diga que no se hizo algo. Dios dice, no, dame el diezmo, dame a mí primero.
Entonces, estamos en desobediencia. Le pedimos al Señor, Señor, bendice mis finanzas. Señor, bendice mi cuerpo. Señor, bendice mi casa, bendice mi vecindario. Tanto el mundo allá afuera como la iglesia hemos perdido la visión de lo que Dios quiere. Hemos ofendido a Dios.
Yo quiero ver la gloria de Dios en mi vida. Y yo siento que una de las cosas que tenemos que hacer para que Dios manifieste su gloria y saque el velo que cubre nuestras oraciones, nuestra fe, nuestro servicio de adoración, para que se descorra el velo, nosotros tenemos que enamorar al Padre de nuevo. El Padre ha sido ofendido por su iglesia. Siglos y décadas de convivir con el mundo y de acostumbrarnos a nuestros pecados, y de ofrecer un Evangelio reducido a lo básico, al average, al promedio, han herido el corazón de Dios.
Y Dios está allá… él quiere bendecir, pero tenemos que enamorarlo de nuevo, tenemos que decirle, Padre, te hemos ofendido. Padre, hemos pecado contra ti. Padre, no hemos tomado en consideración lo suficiente tu gloria. No hemos entendido lo que es decir tu eres santo y nosotros somos llamados a ser santos. Nos hemos permitido todo tipo de lujos y libertades por no nos competían y ahora te decimos, perdónanos, nos afligimos, nos arrepentimos, visítanos si tu quieres, y vuelve a estar en nuestro medio, y haz descender tu gloria. No lo merecemos pero si tu quieres, Señor, haz descender tu gloria.
Por eso es que tenemos que darle gloria a Dios. Cuando nos reunimos en nuestro servicio, hermanos, y decimos, pasen aquí adelante, vamos a adorar al Señor, y a veces nos extendemos más tiempo de lo que dice el programa para adorar a Dios, es que esas son crucifixiones que tenemos que hacer para que Dios sea glorificado. Hay que darle gloria a Dios, hay que sacar tiempo para exaltar su nombre.
Ahora, no solamente es labios que adoran su nombre, sino corazones también que hacen obras de justicia y de amor y de rectitud, vidas entregadas a Dios que entonces con labios santos adoran al Señor, y la gloria de Dios desciende sobre las Congregaciones, sobre las comunidades, sobre los hogares, sobre las escuelas y Dios hace lo que él tiene que hacer y hace que se caigan los muros de Jericó.
Pero Señor, enséñanos el camino, enséñanos cómo morir, enséñanos cómo hacer descender tu gloria porque solo tu gloria puede hacer caer los muros. Hay mucho camino que andar y otros caminos que desandar. Pero es la única manera que vamos a ver la gloria de Dios. El corazón de Dios está herido y está ofendido. Tenemos que re enamorarlo, como un esposo que ha sido… pongámoslo en imágenes bíblicas, como una esposa que ha sido infiel a su esposo y ha herido su corazón y lo ha enajenado. El esposo está ofendido y ahora esa mujer arrepentida viene y le dice, yo sé que te he ofendido más allá de lo aceptable, si tu me quieres rechazar y no me quieres ver la cara una vez más, yo entiendo perfectamente, pero dame una segunda oportunidad y recíbeme y acéptame de nuevo como tu esposa.
Eso es lo que la iglesia tiene que decirle a Dios en este tiempo. Eso es lo que la cultura tiene que decirle, eso es lo que la creación tiene que decirle a Dios. Eso es lo que la humanidad tiene que decirle a Dios. El hombre tiene que humillarse ante los principios que Dios ha establecido y decirle, Señor, te hemos ofendido, y hemos permitido que la anatema entre a nuestros hogares, entre a nuestras iglesias, entre a nuestras comunidades, entre a nuestra nación, y te pedimos, Señor, ven y visítanos una vez más.
Si usted se lee, no lo voy a hacer ahora, pero léase Joel, creo que es el Capítulo 2, donde vemos allí que el vino ha faltado, el aceite ha faltado, la harina ha faltado, el pan ha faltado, los enemigos están poseyéndose del pueblo de Dios y Dios dice,
“…Declaren ayuno, declaren una Congregación santa, una convocación santa y quién sabe si Dios se arrepienta y visite con bendición y provisión y sanidad a la tierra. Los sacerdotes humíllense y conságrense al Señor. Los esposos y las esposas vivan el duelo delante de Dios, clamen al Señor para que Dios visite de nuevo su tierra. Y dice, y Dios misericordioso y bondadoso, enviará lluvia temprana y tardía, y hará florecer la tierra de nuevo, y derramará….”
Y entonces ahí es que dice la palabra “….Y los postreros derramaré de mi espíritu sobre toda carne y los ancianos soñarán sueños, los jóvenes verán visiones, las siervas y los siervos profetizarán, derramaré mi espíritu…”
Ese es el tiempo que nosotros estamos. La iglesia tiene que estar, Señor, perdónanos, sánanos, conságranos, santifícanos, y por favor visítanos porque esto es una locura. No tenemos nosotros la solución. Y Dios dice, yo haré descender mi espíritu sobre toda carne.
Yo creo que Dios tiene algo poderoso para este tiempo de la historia, una visitación como nunca antes en la historia. Pero primero el pueblo de Dios tiene que enamorar a Dios, decirle, Padre, nos arrepentimos. Vamos a poner a un lado nuestros placeres, la fiesta, las celebraciones, vamos a vivir para ti y desciendo, por favor, e irradia la tierra con tu espíritu.
La creación está como una batería que está perdiendo ya toda su fuerza. Es como nuestros celulares, que llega un momento en que ya no es verde parcialmente sino es rojo, por la falta de la batería, se está agotando. Y te dice, te queda 10%, te queda 9%, te queda 8%, y al final usted oye un ruido bien feo, algo así, que dice, oh, en cualquier momento viene el desastre.
Así está la creación. El hombre con su entrega a sí mismo y su apartamiento del amor y la voluntad y el aprecio y el agrado de Dios, está como una batería. Esta creación se le está acabando ya la energía. El hombre, esta cultura, Estados Unidos, los grandes países del gran mundo occidental están perdiendo ya la vida, y si Dios no entra esto va a ser un desastre, más de lo que es. Y nosotros tenemos que clamar a Dios y decir, Señor, recarga la batería de esta creación. Visita la tierra.
Dios quiere reconciliación con su creación pero él dice, acérquense ustedes a mí y no yo a ustedes, ya yo me acerqué a través de mi Hijo, ahora ustedes vengan y acérquense. Conviértanse ustedes a mí y no yo a ustedes. Yo quiero reconciliación pero no en sus términos sino en los míos.
Dios quiere visitar la tierra. Hermanos, yo creo que Dios no quiere destruir la tierra. Yo creo que Dios está allá en su trono diciendo, oh, creación mía, hijos míos, si ustedes entendieran el amor que yo tengo para ustedes, yo no quiero destrucción, yo quiero bendición, pero yo no puedo hacerlo a una creación rebelde y desobediente. Clamen a mí y yo les responderé. Arrepiéntanse, y eso tiene que comenzar con la iglesia, con nosotros, conmigo, contigo y tenemos que clamar delante de Dios.
Decirle, Señor, necesitamos tu visitación. Yo creo que esa visitación quiere venir. Dios quiere darle al mundo una oportunidad. Después vendrán otras cosas, vendrá juicio, vendrá el final de los tiempos, vendrá todas las cosas que vemos en Apocalipsis, en los documentos proféticos, pero hay un tiempo que yo creo que se acerca y eso requiere la santificación del pueblo de Dios.
Y que nosotros entendamos los misterios de cómo Dios se mueve, los misterios de la guerra espiritual, los misterios de un reino que se llama el reino de las tinieblas, que quiere destruir, matar, robar, que quiere sembrar discordia, desobediencia, neurosis, matar todo lo bello, todo lo que recuerde a Dios en esta creación. Ese reino es poderosísimo que llena los aires, es el príncipe de este mundo, es la potestad más poderosa. Está detrás de gobiernos, está detrás de movimientos intelectuales, está detrás de grandes avances tecnológicos, está detrás del mundo de las finanzas y del mundo de la política y todas estas cosas, está como un marionetero gobernando y controlando a todos aquellos que no se refugian bajo la iluminación y la seguridad de la palabra de Dios.
Él está haciendo lo que le da la gana sobre la historia, sobre todos los elementos de esta creación. Él controla la mente, controla los aires, controla las comunicaciones, controla las cosas que forman la sensibilidad de la cultura. Y Dios quiere cortarle los hilos al marionetero y darle a la creación una última oportunidad para que experimente.
Yo creo que Dios no va a terminar la historia hasta que el mundo no funcione como Dios lo diseñó en Edén, aunque sea por un momento. Y ese momento se acerca, pero nosotros tenemos que prepararnos para que entonces Dios visite la tierra. Y después continuarán otras cosas. Pero yo creo que el tiempo en que Dios dice santifíquense y no permitan… porque, de nuevo la ignorancia de estas cosas hace que nosotros…hay tanta gente bien intencionada en la iglesia y fuera de la iglesia que creen que con sus definiciones de lo que es la verdad, y de lo que es bueno, y lo que es justo, y lo que es agradable van de alguna manera a sobornar a Dios para que Dios se olvide lo que él ha declarado en su palabra. Y entonces por eso Dios no puede hacer nada.
No entendemos cómo es el corazón de Dios. Dios dijo, no hagan esto y Acán se dejó deslumbrar, dice la Biblia, que Acán cuando entraron a Jericó vio un pedazo de oro, un lingote de oro, bien formadito, brilloso, bello, vio un manto precioso hecho por el mejor artista, vio un par de otras cosas que deslumbraron, dicen que lo codició. Su corazón se apegó a eso. Eran cosas bellas y yo me imagino que Acán habrá dicho, Caramba, que desperdicio más grande! Yo estoy seguro que Dios no quiere que ese lingote de oro se meta y se derrita con el fuego de la ciudad y que se pierda. Ese manto, que bello! Yo estoy seguro que se lo regalo a mi esposa me va a perdonar todas las cosas que le he hecho en los últimos 3, 4 meses. Y Acán se dejó deslumbrar.
¿Saben qué? Las cosas que nos matan son las cosas que nos deleitan muchas veces. Hay cosas que nosotros decimos, pero por qué quiere Dios que yo le sacrifique eso, tan lindo que es, tan bello que es. No veo por qué, dónde está el problema, dónde está el error. Yo me digo eso muchísimas veces, Señor, por qué tu me dices que no disfrute de eso tan bueno y tan sabroso que es? Pero Dios me dice, no, es que tu no entiendes, yo he diseñado el universo de esta manera y si tu te metes en ese funcionamiento vas a destruir el mecanismo, vas a estar viviendo forzada, contradictoriamente a lo que yo he diseñado. Tus acciones van a contaminar a tu familia. Tu familia va a contaminar la cuadra donde tu vives. Tu cuadra va a contaminar tu ciudad. Tu ciudad va a contaminar la región. La región va a contaminar la nación. La nación va a contaminar la tierra.
Estados Unidos es el gran Satán para una gran porción de la tierra. Por qué? Porque exporta pornografía a través del internet, exporta rebeldía, exporta entretenimientos dañinos. Yo entiendo el mundo islámico, musulmán, por qué odian tantos aspectos de nuestra cultura porque son más santos muchas veces que nosotros. Mal dirigidos, mal encaminados, completamente errados, pero viven con cierto grado de integridad. Y de aquí se exporta tanta porquería a través de Hollywood y a través del internet, y tantas otras cosas, supuestamente porque son bellos, son lingotes de oro que maldicen las comunidades. Y nuestra nación, en vez de bendición, como Dios la destinó a ser, está siendo de maldición para la humanidad, y por eso tenemos que santificarnos.
Tiene que comenzar conmigo, yo que predico de aquí arriba. Cuando yo predico estos sermones, yo digo, Señor, ten misericordia de mí porque es un Evangelio muy alto que estoy predicando. Cúbreme y resguárdame con tu gracia y ayúdame a vivir lo que estoy predicando porque es terrible. Porque yo sé que si mi vida no responde a lo que Dios quiere, yo contamino mi Congregación, contamino mis pastores. Mis pastores contaminan a la iglesia. La iglesia contamina a sus familias. Y la maldición de Dios comienza así a correr. Tenemos que comenzar con nosotros. Tenemos que santificarnos delante de Dios. No importa cuál sea el gusto.
Entonces Acán pecó, nadie lo vio, nadie se dio cuenta. Yo creo que ni su esposa supo, él fue y metió todas esas cosas debajo de su tienda, cavó un hoyo bien grande, lo metió en papel de aluminio y lo puso ahí adentro y cerró el hoyo. Y dijo, voy a esperar que pasen 6, 8 meses o un año y entonces lo voy a sacar cuando se hayan olvidado de todo. Pero Dios lo vio.
Tu sabes que un tumor en tu organismo, aunque tu sepas que está ahí o no te va a afectar? Sabes tu que un pequeño problema en tu cuerpo, aunque tu no sepas que está allí va a tener su impacto sobre tu vida? Sabes tu que un pecado no reconocido definido y re empacado en una manera que te agrade a ti pero que no cambia el pensar de Dios va a afectar tu vida? Y que ese pecado, esa práctica, esa actitud que tu no le has traído al Señor…, porque hermanos, yo entiendo una cosa. La santidad es una lucha, recuerdan lo que yo les dije antes? Santidad no es un estado es un proceso.
Yo sé que hay luchas entre nosotros y el que me diga que no, está en la iglesia equivocada porque esta iglesia predica procesos y dice ahí este libro Pies de barro, lo que me llamó a escribir este libro es eso que yo sé que la vida cristiana es una vida de lucha y agonía. Y Dios nos ama, pero lo que Dios quiere es que queramos desesperadamente agradarlo a él. Él sabe que tu estás hecho de barro, él sabe que tu vas a pecar y vas a ofenderlo, y en esta iglesia no hay lugar, les debo decir, para gente santurrona, farisaica, legalista, no lo hay. Entiéndame eso. Esto es una iglesia para gente que sabe que somos pecadores y estamos buscando la sanidad de Dios. Pero deseamos la gloria de Dios.
Sabemos que tenemos que clamar y cuando pecamos no le ponemos otro nombre, sino que clamamos y nos arrepentimos y lloramos lágrimas delante de Dios. Y nos encomendamos a la gracia de Cristo, porque yo creo en la gracia de Dios. Yo creo que en un Dios perdonador, un Dios que se compadece, que como el Padre se compadece, los hijos de compadecen de los que lo buscan o lo que sea.
Dice, porque él conoce nuestra condición, se acuerda de que somos polvo. Yo no estoy predicando un Evangelio santurrón, farisaico, legalista. Estoy predicando un Evangelio de lucha, como Pablo, en el Capítulo 6 de Romanos, agonizando, y en el Capítulo 7, miserable de mí, quién me librará de este cuerpo de muerte. Porque queriendo agradar a Dios descubro que hay otra ley en mí, que me arrastra al pecado y cuando quiero hacer algo no lo hago, y cuando quiero no hacer algo lo hago. Esa es la lucha. Pero él estaba en lucha, el problema es cuando abandonamos la lucha, cuando nos gozamos en lo que hacemos, cuando abandonamos ya la pelea y nos entregamos y le ponemos una definición diferente a nuestras actitudes, a nuestro comportamiento.
Lo que Dios quiere es un pueblo que sepa que Dios es santo, y que diga, Señor, yo me ajusto a tus definiciones y aunque no las cumplo completamente hasta el último día de mi vida, yo trataré de ajustarme a ellas, darte a ti la gloria y cuando caiga, me tomaré una pastilla de gracia y me encomendaré a tu misericordia y diré, ok, y Dios te dirá, comienza de nuevo, no te preocupes, yo estoy contigo. Yo te amo, sigue adelante, estoy orgulloso de ti, te ensuciaste la rodilla, pero te voy a comprar pantalones nuevos, no te preocupes. Y esos te los voy a mandar al dry clean para que te los pongas de nuevo.
Dios es un Dios misericordioso, pero también requiere sanidad y santidad de nuestra parte, hermanos, las dos cosas, juntas, unidas. Acán se enamoró de su definición y dijo, no, no es posible que Dios quiera que ese lingote se pierda. No es posible que Dios que dio inspiración a ese hacedor de ese manto tan bello, quiera que ese manto termine en el fuego. Lo escondió y, hermanos, Dios no ha cambiado su manera. Energías.
Cuando hay una energía maligna en una Congregación, en una familia, en un hombre, y está metida en lo hondo, y lo hemos escondido, lo hemos redefinido, lo hemos re empacado, le hemos puesta otra etiqueta, lo hemos envuelto en papel de colores, y entonces hemos venido a la iglesia a adorar al Señor, a danzar, saltar, hablar en lengua, le hemos dado el diezmo al Señor, hemos servido en el cuerpo de diáconos, Dios dice, me obedeciste, me obedeciste? No, Señor, pero te estoy sirviendo, estoy dando. Pero, me obedeciste? Ajustaste tu mente a lo que yo te dije? Oh, no, Señor, pero sabes qué? Acabo de traer alguien a la iglesia para que se convierta. Pero, me obedeciste? Y usted mira adentro y ve el lingote de oro y el manto babilónico metido en su tienda, ah, como le pasó a Saúl. Dios dijo, destruyan a toda esa multitud de gente porque no los quiero, están malditos. Y déjeme decirles, esas cosas a mí me causan terrible confusión. Por qué Dios llama a la destrucción. Yo no sé. Pero sin embargo no le voy a poner otro nombre, yo prefiero vivir en la tensión de las cosas que me son raras, que salirme de ella y darle otro nombre.
El caso fue que Saúl, Dios le preguntó a Saúl, porque sabía, hiciste lo que yo te dije de destruir todas esas naciones, todos los animales y todo? Y Saúl le dice, sí, claro que sí, Señor, lo hice. Y Dios dice, ja, y esos balidos de vacas y de bueyes que yo oigo por ahí? Esos son unos muñequitos que tu tienes en el televisor o qué? De dónde vienen? Oh, Señor, es que preservamos algunas de esas vacas porque eran lindas y estaban tan gordas y dan tan buena leche, que no tuvimos el corazón de matarlas.
Yo le dije que destruyeran a su rey, y dónde está el rey? Oh, Señor, sabemos que tu eres un Dios de misericordia y de perdón así que le perdonamos la vida. Yo dije, me agrado yo de vacas y de sacrificios, no me agrado yo de que me obedezcan. Y le dijo, por eso tu reinado te es quitado. Y quitó a Saúl, porque fue desobediente. Un detalle, hermanos, algo, una anatema que estaba en su comportamiento en la vida de ese hombre y de esa nación.
Dios quiere obediencia. Acán dijo, no, esto es demasiado lindo para yo sacrificarlo. Hay cosas, hermanos, con esto ya termino, como pastor, hay cosas que yo quisiera quitar de mi predicación y no tener que hablar de ellas. Y gran parte de mi agonía y mi martirio, y de muchos otros que predicamos, que estamos comprometidos con la palabra de Dios es que sabemos que al hacerlo, estamos excluyendo un sector de la cultura que ellos quieren entrar en las cosas de Dios, pero su lingote de oro y su manto babilónico no lo quieren soltar.
Y muchas veces mi dolor es, yo creo que nosotros podemos tener una Congregación más grande, más distinguida, muchos otros sectores de la comunidad tuvieran que estar, pero, hermanos, yo no voy a sacrificar la voluntad de Dios. Yo tengo una apuesta con Dios y es que si nosotros somos fieles al Señor, él nos dará la tierra, pero hay que pagar un precio al principio.
Hay que decirle que no al manto babilónico. Yo quiero el corazón de esa juventud afroamericana y latinoamericana. Yo quiero el corazón de mi comunidad. Yo quiero esta ciudad, pero Dios me dice, pero no te la voy a dar usando las estrategias del diablo. Tu tienes que crucificarte y perder primero y morir primero, y entonces yo te doy lo que yo te he prometido. Eso es lo que yo creo.
He apostado mi vida y mi ministerio a eso. Cuando Cristo está dispuesto a entrar en su ministerio, ya ha sido bautizado por Juan, el Espíritu Santo ha descendido sobre él, se mete al desierto y el diablo se para delante de él y le dice, sabes qué? Todos estos reinos de la tierra me pertenecen a mí y yo se lo puedo dar a quien a mi me de la gana. El Señor no lo contradijo. El diablo es el rey de esta tierra por un tiempo, aunque Dios tiene soberanía al final. Pero si tu solamente me adoras yo te lo voy a dar todo, te puedes evitar la cruz, te puedes evitar 3 años de ministerio doloroso, te puedes evitar los dos mil años que vienen también de desobediencia de tu iglesia. Todo lo puedo hacer bien fácil, yo te lo entrego todo, pero solamente usa mi metodología, adórame.
Usted ve? Y yo me imagino que el Señor, no que él pensara eso, porque él sabía bien la respuesta, pero imagínese si usted puede coger un atajadero y evitarse años y años de trabajo y esfuerzo para llegar a lo que usted sabe que Dios quiere. Y usted dice, ah, si yo hago esto, si yo digo esto, si no prediqué esto, si hago las cosas de esta manera, parece muy fácil. Hay 20 mil metodologías que me parecen más fáciles que la que Dios me ha designado para ganar la tierra, pero no puedo. Si perezco que perezca, hermanos. Si nos quedamos así como somos, gloria a Dios.
Cuando llegue allá al cielo le preguntaré al Señor, por qué no pasó lo que yo pensaba que iba a pasar. Pero yo no voy a cambiar la metodología, no me voy a quedar con el manto babilónico. Dios me dijo, sacrifícamelo y yo tengo que sacrificarlo. Así tu tienes que hacer en tu vida con cualquier cosa que tu amas. Lo que tu aprecias, los rasgos de tu carácter, tu personalidad, hábitos, cosas que tu amas. No te explica por qué tienes que entregárselos a Dios, te parecen buenos, son placenteros, sacrifícaselos al Señor porque Dios dice, es anatema, y no lo quiero.
Ese es el llamado de Dios a su iglesia. Quiero que los músicos pasen por acá rápidamente, por favor. Un llamado, hermano, radical, terrible. Acán no entendía la dinámica espiritual. Esta cultura, muchos evangélicos y en el mundo occidental y en todas las naciones de la tierra, en realidad, esto es un problema de toda la iglesia carismáticos, pentecostales y liberales, todos estamos en el mismo problema. Y es que queremos poner nuestros métodos antes que los métodos de Dios porque no entendemos los principios del mundo del espíritu, que hay fuerzas demoníacas con las cuales estamos en guerra y esas fuerzas solo serán neutralizadas por el poder de Dios que solo va a ser canalizado por medio de un pueblo que tenga las destrezas y las cualidades y las características que puedan hacer posible la canalización del poder de Dios.
Si usted no entendió todo lo que dije, busque la grabación la semana que viene, por ahí está el resumen de esto. Es poder, es poder. Si el hombre fuerte no es atado, la casa no será saqueada. Y el único que puede atar al hombre fuerte es el espíritu de Dios. Y solamente el espíritu de Dios habitando en un pueblo que se entrega a los valores del Reino de Dios y que ejemplifica el carácter de Cristo.
Y hermanos, no es solamente, de nuevo lo digo, lo que pasa de la cintura pa bajo, como decía una misionera amiga mía, sino también lo que pasa en el corazón y en la mente, la forma en que hablamos, nos tratamos, sentimos, sacrificar todas esas características, esas cualidades del carácter también que ofenden a Dios, que hacen daño a nuestros hogares, nuestras relaciones, y ser como Cristo.
Quieres tu pedirle al Señor, Padre, santifícame, hazme como Cristo. Yo quiero ser lo que tu quieras que yo sea. No voy a definir la vida religiosa como yo quiero definirla, sino que la voy a definir como tu me dices que la defina. Yo quiero fluir en perfecta afinidad contigo, Señor, yo quiero que mi vida te agrade, yo quiero que mi pensamiento te agrade, yo quiero que mis sueños te agraden, yo quiero que mis palabras te agraden. Y yo te voy a dar todo lo que tu me pidas, y lo voy a perder todo, y lo voy a sacrificar todo, y lo voy a poner a un lado todo, para que tu entonces me des lo que a ti te de la gana, lo que tu quieras, Señor. Sacrifico mis sueños, mis aspiraciones, todo y quiero pelear legítimamente la batalla de la fe, no usando otros métodos, sino el método que tu has definido. Y si muero, que muera. Si no llego a todo lo que yo quería hacer, no importa. Pero mi único deseo es que tu te agrades de mí y de mi vida, Señor.
Ponte de pie en esta tarde y pídele al Señor que cumpla su propósito en mi vida, tu vida, tu iglesia, tu familia, Congregación León de Judá, Dios te llama a algo extraordinario. Tu que te convertiste ayer, la semana pasada, Dios te llama a algo extraordinario, no te conformes con una vida mediocre religiosa.
Vamos a pedirle al Señor que envíe su lluvia. Pero comienza contigo. Dios quiere enviar lluvia temprana y tardía, Dios quiere hacer cosas en su pueblo. Dios quiere hacer cosas grandes que hagan reteñir los oídos de la gente, pero él no va a dar un tesoro tan grande a un pueblo que no esté consagrado y entregado a él. Eso comienza conmigo, es el peso que yo llevo sobre mi cabeza en este tiempo, Señor. Necesito prepararme, necesito encabezar a tu pueblo, necesito que tu saques la última espina para poder servirte y hacer lo que tu quieres.
León de Judá, Dios te llama. Conságrate. Vive a la altura de tu nombre. Dios te llama para hacer proezas, conquistar naciones, canalizar el poder de Dios en este tiempo, pero él dice, paga el precio, usa mi método, no uses el arma de Saúl, usa la honda y la piedra que yo te he dado, con eso tu vas a derribar al gigante. Yo no necesito grandes aparatos, yo no necesito grandes tecnologías, yo no necesito grandes procedimientos de mercadeo. Yo lo que necesito es un pueblo que me ame y que reciba mi estrategia y con esa estrategia vaya a la guerra y destruya a pueblos y naciones, y principados y potestades que quieren gobernar esta tierra que yo he dicho, es mía.
Pero tenemos que santificarnos. Yo les suplico que no salgas de aquí sin un compromiso de seguir meditando en el llamado de Dios para tu vida y comprometerte, que tu no vas a vivir conforme a nada común y corriente.
Pídele al Señor, manda la lluvia. Este himno me encanta, porque dice no nos vamos a conformar con nada ordinario. Estos no son tiempos ordinarios, son tiempos de pedirle al Señor que envíe su bendición.
Vamos a cantar esa versión, después en otro momento cantaremos la otra. Está bien. Esa es la idea. Manda la lluvia, Señor. Manda la lluvia. Y una cosa, antes de que comencemos, si tu no has entregado tu vida a Jesucristo, yo no me voy a detener mucho en ese llamamiento.
Pero si tu sientes que Dios te está llamando, todavía quizás no has entregado tu vida a Jesús y todo comienza allí, rendir nuestra vida a Jesucristo y decirle, entra a mi vida. Yo quiero invitarte donde tu estás, levanta tu mano y dile al Señor Jesús, entra a mi vida, primero. Yo te entrego mi vida, Señor. Levanta tu mano bien en alto, que se pueda ver y muévela un poquito. Si tu no lo has hecho todavía, si no lo has hecho yo te invito en esta tarde, dile Señor, yo entrego mi vida a ti. Entra a mi corazón. Posee mi vida. Yo me consagro a ti, Señor, yo recibo a Cristo como mi Señor y mi salvador. Yo reconozco que él es el Hijo de Dios, él es el único mediador entre Dios y los hombres, él murió en la cruz, a través de su muerte mis pecados fueron perdonados. Yo lo declaro mi Señor. Dilo ahí en tu corazón ahora mismo, confiésalo con tu boca. Si quieres pasar al frente, pasa al frente. Sino quédate allí, pero recuerda que hiciste un voto de entrega al Señor en esta tarde. Y entonces vive.
Si tu quieres consagrarte a Dios pasa al frente también entonces, seas cristiano o no, pasa aquí y dile, Señor, yo entrego mi vida a ti. Me comprometo a morir, me comprometo a hacer un sacrificio vivo delante de ti, Señor. Te entrego mi vida a ti, Señor. Te adoramos, Señor. Recibe el ofrecimiento, el sacrificio, la ofrenda de tus hijos, Padre. Dedicamos esta iglesia a ti, consagramos esta iglesia a ti, Señor. Yo consagro a este pueblo, me consagro a ti, Padre, envía tu espíritu, envía tu espíritu, Señor, envía tu espíritu, Padre. Entregamos nuestros recursos a ti, oh Dios. Entregamos nuestras vidas a ti, Señor.
Receta para la felicidad
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En el Capítulo 4 de Filipenses, en el versículo 4, dice:
“… Regocijaos en el Señor siempre, otra vez dijo, regocijaos. Vuestra gentileza sea conocida de todos los hombres. El Señor está cerca, por nada estéis afanosos sino sed conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús…”
Aquí está [inaudible] poner Receta para la felicidad. Qué le parece, bonito título ¿verdad? Receta para la felicidad. ¿Verdad que sí? Si yo pongo eso en internet yo estoy seguro que lo va a buscar muchísima gente [inaudible] Receta para la felicidad o Receta para ser feliz, también.
Para mí es uno de los pasajes más densos de la palabra de Dios, acerca de cómo mantener la paz del corazón y cómo mantenernos felices y gozosos aún en medio de las pruebas. Esta epístola que es la epístola a los filipenses, fue escrita a gente que vivía en la ciudad de Filipos, por eso a los filipenses. Se llamaba así a los ciudadanos de esta ciudad de Filipos donde el Apóstol Pablo entró. Él le escribió esta epístola a esa gente mientras él estaba en la cárcel. Él estaba en la cárcel cuando escribió esta epístola.
Como ustedes saben las cárceles romanas no eran como las cárceles de Estados Unidos, que uno tiene aire acondicionado y televisión en colores y se queja porque lo que sirvieron fue arroz con pollo guisado y no otra cosa más exquisita. Las cárceles romanas eran cárceles bien, bien difíciles y muy oscuras y frías y terribles. Era una tortura en sí. La gente no era muy bien tratada.
El Apóstol Pablo en este caso ni siquiera estaba seguro de si iba a salir vivo o no de esa prisión. Así que imagínese, hubiera sido comprensible que él escribiera esta carta y que sonara un poco deprimido y triste, no? Después de todo estaba en una condición muy difícil en su vida. Sin embargo, esta carta se ha llamado la carta del gozo, la epístola del gozo. Porque tiene una cantidad de versiones de la palabra gozo, regocijaos, expresiones como mi gozo, gozad. Es una epístola que rebosa alegría, rebosa tranquilidad.
Y uno se pregunta, bueno, cómo pudo este hombre en circunstancias tan adversas no deprimirse y escribir una epístola que más bien llama a los que lo escuchen los que están afuera a regocijarse y a gozarse si él mismo habla.
[Inaudible] si usted ve al comienzo mismo de ella, ya está mencionándolo, la palabra gozo. Dice en el primer Capítulo, versículo 4:
“… Siempre en todas mis oraciones rogando con gozo por todos vosotros…”
Y más adelante él habla acerca de que él se goza porque sus prisiones han resultado más bien para provecho del Evangelio. Y en muchos pasajes donde se mencionan esta palabra de gozo y de la seguridad que tiene [inaudible]
Ahora, cuál era el secreto de Pablo? Por qué él estaba tan gozoso? No es [inaudible] Pablo sabía que él estaba en las manos de Dios y que ya si él moría o si vivía, su vida, su muerta estaba bajo la protección, la supervisión divina. Y que todo lo que pasaba en su vida tenía un propósito, tenía algo bueno por lo cual sucedía.
Ahora, dice, aún estando en la prisión me he dado cuenta que al estar aquí yo puedo testificar a los guardas que me rodean y el Evangelio yo veo que [inaudible] palacio del mismo César. Así que, que bueno que está sucediendo eso. Dice que él sabe que para él morir en [inaudible] presencia de Cristo. Es decir, ya la muerte a él no lo amenazaba porque él sabía que la muerte era simplemente una puerta [inaudible] y por eso es que decía, para mí yo creo [inaudible] porque estar con Cristo, porque él sabía que morirse era equivalente a estar con Cristo. Y por eso mucha gente a veces le tiene miedo a la muerte, porque no saben lo que les espera. Y aún muchos cristianos tienen miedo a la muerte. Pero cuando uno piensa que yo voy a estar con Cristo.
Y él decía, para mí estar con Cristo es mucho mejor. Entonces decía, si el quedarme en el mundo redunda en avances para el Evangelio, pues está bien, entonces me quedaré. Es decir, él se resignaba a vivir más que [inaudible] porque para él [inaudible] vivir es Cristo y morir es qué? Ganancia.
Así que es como el cristiano debe verlo. La vida y la muerte. Entonces, Pablo ya había entregado todo esos apegamientos que a nosotros nos mantienen aferrados a [inaudible]. Otra cosa que decía también, yo sé vivir en pobreza y en riqueza, en abundancia y en pobreza, carencia. Yo me conformo con cualquier cosa. Es lo que pasa es eso, que yo creo que mientras más [inaudible] eternidad, menos pesa este mundo y sus vaivenes.
Mientras más la eternidad sea [inaudible] para nosotros, menos debe importarnos el mundo. Hay gente que si la gente le da aplausos y lo aprueba y están contentos con ellos, están felices. Y si la gente los critica entonces no están contentos con ellos, quieren pegarse un tiro, porque su felicidad y su tristeza dependen de lo que pase en el mundo. Si todos los [inaudible] Dios existe, es bueno, pero si no se sabe de dónde va a venir el próximo cheque pues entonces Dios no me ama, Dios no existe, [inaudible].
El cristiano está convencido, sabe que este mundo es pasajero, este mundo es ilusorio. Si estamos bien, gloria a Dios, no hay nada de malo en [inaudible] televisor de 42” y hasta [inaudible]. Si usted tiene [inaudible] yo lo recibo muy bien. pero eso no es lo que nos da felicidad. Nosotros sabemos que la felicidad depende de otras cosas espirituales. Yo creo que mientras más lo eterno se hace poderoso en nuestras vidas, menos debe pesar [inaudible].
[inaudible] casi al terminar la epístola Pablo dice, “regocijaos en el Señor siempre”.
Sabe que ese es un llamado a los creyentes? Sabe que Dios te llama a regocijarte? El llamado gozo es algo emocional, es casi [inaudible] mandamiento que sería casi como una contradicción. Tienes que regocijarte. Pero es un llamado que él nos hace a regocijarnos.
Sabe yo creo que uno de los distintivos del creyente, sano, saludable y [inaudible] compenetrado para [inaudible] es el motivo de regocijarse. Poder reírse, poder celebrar, poder [inaudible] una buena música, una buena conversación, una taza de café con leche fría, azúcar parda, un poquito de canela [inaudible] disfrutar de cosas sencillas en la vida, eso es bueno.
La vida cristiano es una vida de gozo. Yo no creo que [inaudible] allí cabizbajos y deprimidos con la cara seria, [inaudible]. No, no, tenemos que regocijarnos. Tenemos que cultivar el regocijo. Sabe que regocijarse es una decisión yo le diría. Le cuesta tanto regocijarse como deprimirse. Es más, es una decisión, llegar al punto de estar deprimido requiere tanto esfuerzo como cultivar el gozo. Tenemos que cultivar el gozo y entender que la posición natural del creyente debe ser el regocijo y de vez en cuando si tenemos que deprimirnos un poquito, pues, amén, que vamos a hacer.
Pero la depresión debe ser como algo [inaudible] que viene como un perro sarnoso, váyase para allá enseguida. Usted no lo deja acercarse durante mucho tiempo. Esa ave de mal agüero [inaudible] quiere aceptar a uno [inaudible].
Pero qué pasa? Si usted las deja viene la depresión y se acerca y le pone el brazo alrededor. Y usted como que va [inaudible] depresivo. Y cuando viene a ver la depresión lo abraza y ya usted ve como ha [inaudible]. No, el momento rápido para cortar la depresión es cuando comienza a llegar a su vida, enseguida [inaudible] y remuévase, échela afuera, lejos de su vida. Ore, clame, adore, llame por teléfono a un buen amigo que le diga un chiste, o ponga un CD de adoración o vístase bien o póngase su [inaudible] y salga a la calle [inaudible] que sea alegre.
Regocijarse es una decisión, es un esfuerzo que uno tiene que hacer en la vida. Y es algo que a veces usted no va a querer regocijarse, pero entonces cuando usted hace un esfuerzo, usted descubre que tiene gozo, pero usted tiene que poner de su parte. Eso es muy importante, por eso es que Pablo dice, regocijaos en el Señor siempre, porque es un llamado, es una decisión.
Usted puede hacerlo. No me diga que no puede hacerlo. Usted puede regocijarse. [Inaudible] no lo pude hacer en la mañana, pero ahora lo estoy haciendo aquí, excelente, excelente, que bueno. Gracias a Dios que tengo fuerza para palear en la nieve. Padre, envía más, para hacer más ejercicios.
Uno debe, porque eso es lo que yo decía a Meche ahora cuando veníamos para acá, y le dije, ¿Sabe qué? Ya no me voy a quejar más de la nieve. A veces cuando salen los vecinos nos encontramos como refugiados de una guerra, paleando tres o cuatro, cada uno en su casa y nos miramos como sobrevivientes de una [inaudible].
Con la pala en la mano nos miramos y [inaudible] Y entonces decimos, oh, this is really bad! [Inaudible] saben que yo [inaudible] hacer una tontería, [inaudible] seguimos paleando y [inaudible] en algún momento se cansa, ya viene la primavera. En julio yo dudo que [inaudible] así que yo [inaudible] abril o mayo, por ahí, ya sé que se cansa de [inaudible] así que mientras tanto voy a gozarme, qué voy a hacer?
Si me quejo mucho, [inaudible] dentro de mí. Así que uno tiene que aprender a cultivar, hay formas de uno cultivar el [inaudible].
Aquí dice, regocijaos en el Señor. Sabe que eso es lo que hace la diferencia. Es cuando uno está tan lleno del Señor, yo creo que uno tiene que siempre estar cargando su batería en el Señor. Cuando usted está consciente del Señor eso es cuando usted puede aprender a regocijarse. Porque el diablo querer esquivarle el gozo y la consciencia de Cristo. Él va a querer que usted se enfoque en la nieve, se enfoque en los biles que tiene que pagar, en lo difícil del trabajo en ese [inaudible] que usted detesta, y todas estas cosas [inaudible] en eso, se concentre en eso y le quite la [inaudible] del Señor.
Entonces, regocijaos en el Señor. Yo creo que el creyente tiene que estar bien consciente de la presencia de Cristo siempre. Y tenemos que cultivar, por eso es que uno tiene en todo lo posible, en qué tu pasas el tiempo y en qué cosas tu dedicas tu mente, a qué cosas tu dedicas tu mente, tus pensamientos. Yo creo que tienes que tratar en todo lo posible de hacerte consciente siempre de la persona de Cristo [inaudible].
Si estás en la calle, si está manejando, estás en lugar… yo a veces me pregunto si yo tuviera que predicar ahora mismo en este momento me sentiría preparado? La verdad es que muchas veces no, me siento alejado, me siento como que este mundo pesa demasiado sobre mí y yo tendría que conseguirme [inaudible], cantar unos buenos [inaudible] para entonces poder estar en el humor de predicar. Yo creo que un hombre debe estar listo en cualquier momento para predicar la palabra, o para orar, lo que sea, porque uno siempre está cultivando la presencia de Cristo, la consciencia del Señor, la consciencia de que Jesús es eterno.
A veces un coro cantar, o un versículo recitar para mantener viva esa presencia del Señor en nuestras vidas. Regocíjese en el Señor. Hay veces también que yo no voy a querer regocijarme en la carne, y emociones, y voy a tener que regocijarme en el espíritu. Eso quiere decir que muchas veces, quizás las emociones, a flor de piel yo no me voy a sentir como que me quiero reír, pero muchas veces un regocijo del espíritu interior, uno sí puede sentir y cultivar. Y eso es importante.
O sea, regocijaos en el Señor siempre. Otra vez, digo, regocijaos. Hay que recordarle eso. Entonces, vuestra gentileza será conocida de todos los hombres…”
Por qué cree usted que Pablo dijo eso? Vuestra gentileza será conocida de todos los hombres, inmediatamente después de decir regocijaos. Yo creo que sí, yo creo que es algo… fíjate, una persona [inaudible] y deprimida no va a ser [inaudible], no va a parecer muy gentil. Ahora, usted sabe que una persona que tiene una sonrisa que es agradable, que está contenta, que es positiva en su actitud, verdad que la gente va a pensar, guau! Que simpática esa persona. Uno puede decir, vuestra simpatía sea conocida a todos los hombres.
Sabe lo que aleja mucha gente? Así el cristiano [inaudible], santurrón, [inaudible], siempre con una palabra espiritual en la boca, no se ríe con nadie, no se ríe de un chiste, todo es malo, todo es pecado. Esa persona no es atractiva. Ahora, cuando uno tiene gozo en su corazón y uno se alegra la gente ve eso y dice, guau! Qué simpática esa persona. Qué agradable. Para mí una de las cosas más atractivas de un cristiano es eso, y una de las cosas que más atrae a la gente hacia el Evangelio es la alegría del pueblo de Dios.
A mí me gusta cuando la gente, [inaudible] y sonriente [inaudible] y siempre dicen, guau, tu iglesia el domingo vino este hermano judío [inaudible] y [inaudible] una ciudad de Inglaterra. Y yo entré a saludarlo, darle las gracias por haber venido y todo eso, y me dijo, mira, que linda es tu iglesia, que alegre, que simpáticos, nos trataron tan bien. Tiene una iglesia preciosa. La alabanza tan linda, y nos sentimos como en nuestra casa.
Yo creo que [inaudible] eso, ¿verdad? Claro. Y ¿Saben qué? La gente viene, tenemos muchos defectos pero una de las cosas que la gente siempre dice es que somos una iglesia simpática, una iglesia hospitalaria, la gente y por favor tenemos que cultivar eso. Ojalá hubiera aquí 500 personas para poder decírselo, que nosotros como iglesia tenemos que cultivar eso, tenemos que cultivar la armonía, el gozo, la alegría, la risa. A mí me gusta cuando la gente se ríe en el servicio, en vez de esa actitud de oh, santo glorioso y [inaudible] te alabamos, oh, Jehová.
En vez de decirle, Padre, te amamos. Que bueno tu eres. Dios no necesita fórmula. Dios no necesita tanto [inaudible]. Dios es un Dios sencillo. Y nosotros tenemos que ser así. La risa agrada al Señor. Venid a su santuario con alegría, con gozo y regocijo. Al Señor le gusta la risa.
Entonces dice, vuestra gentileza, esa es una palabra bien profunda, [inaudible] esa palabra es una palabra tan maravillosa que quiere decir también, vuestra gracia, vuestro cariño. Es una palabra que quiere decir, cuando tu te das para la gente asumiendo que son buenos y te tienen que probar que son malos, entonces para tu creer, pero tu primero crees eso [inaudible] que se encuentra que son malos.
Es una actitud también, como la actitud de un abuelo, que tolera mucho, perdona mucho, asume lo mejor de la gente. Eso quiere decir la palabra gentileza, trata la gente con gracia, misericordia, amor, perdónalos, bendice, tolera. Es una cualidad preciosa que nosotros los cristianos tenemos que cultivar, hermanos, la gracia.
Para mí, yo creo [inaudible] vale más que óigame, esa actitud de gracia y de simpatía debe ser la cosa más preciosa para un hijo de Dios. Yo quiero con el paso de los años ser más agradable a la gente, más atractivo a la gente, más cordial, porque eso es lo que refleja el carácter de Cristo Jesús, [inaudible] endúlzame, endúlzame porque es necesario.
Muchos de nosotros parece que hemos sido saturados con una porción de limón agrio. [inaudible] y nos cultivaron por días y días y días. Señor, endúlzanos. Porque [inaudible] Señor, endúlzanos.
[Inaudible] la gentileza sea conocida de todos los hombres y sabe qué, hermano? Mire, cuando usted tiene que darse para los demás ese es uno de los antídotos más grandes para la depresión. Mucha gente vive deprimida porque juzgan a los demás, siempre están criticando a los demás, siempre están asumiendo lo peor de los demás. Se creen que todo el mundo está en contra de ellos, hay tanto rencor en su corazón.
Pero cuando usted perdona, cuando usted tolera, cuando usted tiene gracia para con los demás, usted va a ser una persona más saludable funcionalmente. Y usted va a sentir gozo sobre la [inaudible] y paz en su corazón. Va a dormir más tranquilo.
La persona que critica, la persona que siempre está viendo lo malo de los demás no puede hacer [inaudible] amor y su afecto hacia los demás. Esa persona, esa actitud crítica se [inaudible] hacia adentro y le causa depresión, contamina su paisaje interno. Entonces, uno de los antídotos contra la depresión, la tristeza, es eso. Y una de las cosas que hace que uno más se sienta gozoso es eso, el tener gracia para con los demás.
Ya voy terminando. Dice aquí, el Señor está cerca. Por qué dice él? Después de ese regocijaos, dice, vuestra gentileza sea conocida, y entonces añade, el Señor está cerca. [Inaudible] el Señor está cerca. Saben por qué? El Señor está cerca, por qué? Por qué es importante? Una persona cuando sabe que Cristo está cerca [inaudible].
Ahora, qué quiere decir el Señor está cerca. Eso se puede interpretar en dos maneras diferentes. El Señor está cerca puede querer decir, el Señor viene pronto, la venida del Señor. No sabemos exactamente qué Pablo quiso decir con esta expresión: el Señor está cerca. Pudo querer decir que el Señor viene pronto.
Pero a mí me parece como que yo podría entender eso, pero y si es así, eso [inaudible] cómo puedo el sentir que la venida de Cristo está cerca ayudarnos a tener una vida más feliz? Alguien me puede decir? Cómo puedo eso impactar mi gozo? Cuando [inaudible] está cerca que la palabra del Señor [inaudible] porque yo estoy más cerca [inaudible] O sea, el Señor se puede decir que está a flor de piel, por eso es que dice, yo estoy en la puerta [inaudible] con él y él conmigo. [Inaudible]
Apenas uno lo busque lo encuentra. Exactamente. Yo creo que cuando dice regocijaos en el Señor siempre [inaudible] estar cerca [inaudible] mañana [inaudible]
Es una manera, es cierta. Las dos interpretaciones están cerca. Por acá.
Yo creo que Pablo es un evangelista, yo creo que [inaudible] la gentileza es una actitud, es una orden. Lo vemos como gentileza, como una [inaudible] es un fruto [Inaudible]
Yo creo que todas estas interpretaciones son apropiadas. [Inaudible]
Cuando dice el Señor está cerca, yo lo puedo sentir como que está [inaudible]
La cercanía del Señor. [Inaudible] tener tan cerca, debe ser de [inaudible] tantas cosas [inaudible] de complicarse la existencia [inaudible] su vida porque el Señor está cerca. No sabemos cuándo [inaudible]
Entonces, yo creo que lo importante es eso, hay muchas maneras. Esto es una expresión que es muy rica en sus explicaciones. [Inaudible] Cristo viene pronto y si Cristo viene pronto, para qué me preocupo? Ya pronto va a ponerle fin a este mundo cruel. No más [inaudible], no más peligro, no más caída en el hielo, el Señor está cerca. Ya toda esta tragedia en la vida [inaudible] es una manera.
La otra manera es el Señor está cerca de mí. El Señor está ahí pegado a mí. Él te escucha. Él está tan cerca como tu corazón y entonces [inaudible] cualquier momento. [Inaudible] tu ayuda, él tiene una respuesta para toda la necesidad. Entonces la cercanía del Señor, él no está tan lejos.
Hay un pasaje, no me acuerdo exactamente, [inaudible] tan lejos que [inaudible]. Es decir, que cuando tu sabes que Cristo está tan cerca de ti, he aquí, yo estoy con vosotros, todos los días hasta el fin del mundo. [Inaudible] por que tu estarás conmigo. Yo estoy a la puerta y llamo, si tu me abres la puerta, yo entraré y cenaré con él y él conmigo. Hay una relación continua.
Y entonces, si Cristo está tan cerca de ti tu puedes hablar a él en cualquier momento. Él es tu fortaleza, él es tu seguridad. Entonces, tu no tienes que sentirte desamparado, el Señor está accesible, en otras palabras, y está tan cerca como tu próxima oración. [Inaudible]
El Señor está cerca. Entonces dice, “… por nada estéis afanosos, sino sean reconocidas delante de Dios en toda oración y ruego por acción de gracia…”
No estén afanosos por nada, hermanos, sino más bien [Inaudible] que la oración es una válvula de escape para mí. Cuando yo estoy ansioso [inaudible] yo clamo al Señor y yo después [inaudible] Señor, necesito [inaudible]
Para mí orar no es tanto dar una receta al Señor, una lista de compra, como dejar salir mi ansiedad, mi temor, mi angustia, conversar con mi gran amigo, mi Padre, mi Dios. Y eso me da a mi paz. Sabe que [inaudible] como un buen psiquiatra por una hora [inaudible] claro que sí. Para mí la oración es más eso que otra cosa, es estar consciente de la eternidad, estar consciente de la cercanía de mi Dios, un lavado de cerebro literalmente donde yo me sumerjo en las aguas de lo eterno.
Miren, deje de estar ansioso, ore, pásese 15 ó 20 minutos orando. Si quiere llorar, llore delante de Dios. Tiene que quedarse [inaudible] con Dios. Si usted está contento con Dios, háblale con respeto, [inaudible] pero comparta con el Señor su molestia. A Dios no le molesta que usted se queje. Muchos de los salmos son quejas delante de Dios: por qué me has salvado? Por qué me has dejado?
Entonces, use ese recurso de la oración. Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas por [inaudible]. [Inaudible] por qué no recibí? Porque no pedís. Preséntele al Señor una y otra vez sus peticiones, clame al Señor y eso también es un antídoto contra la depresión, la ansiedad, [inaudible], la tristeza.
Clame a Dios. De una buena llorada delante del Señor. Déjele saber sus peticiones, sus necesidades, cuitas, temores, y eso va a poner paz a su espíritu. El Señor lo va a escuchar.
Entonces, fíjense hay muchas cosas, gentileza y gracia para con los demás. El cultivar el regocijo como algo valorativo en la vida. El estar conscientes de la presencia de Dios y cultivar la presencia [inaudible] en su vida y en lograr continuamente.
Yo les digo una cosa, hermanos, cuando yo tengo que orar, si paso mucho tiempo sin orar el verdadero Roberto sale a la luz enseguida, un tipo neurótico, ansioso, y en algún punto depresivo, un monstruo. Es como Frankestein, me va saliendo por todos los lados [inaudible] Mi verdadera naturaleza se manifiesta. Yo tengo que tomarme pastillas de oración cada dos horas para poder mantener a raya la verdadera naturaleza mía. Si yo no oro, el monstruo sale. Así que yo [inaudible] a orar continuamente y cómo poder vivir, [inaudible], sentir, delegar todas las presiones de la vida y del ministerio si no es estando siempre cerca de su mundo [inaudible]
Les digo hermanos que eso funciona. Yo soy un adicto a la oración, porque si no la tengo comienzo a temblar [inaudible], ponerme neurótico.
Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y cuál era el resultado de eso? La paz de Dios que sobrepasa todo entendimiento mantendrá vuestros corazones en Cristo Jesús.
El resultado de todo eso es paz, gozo, regocijo, descanso. La paz de Dios mantendrá vuestro corazón y mente en Cristo Jesús [inaudible].
Usted quiere gozar de la vida, mantenerse contento en medio de las pruebas? Cultive recursos. Recursos. [inaudible] de la vida cristiana, ser una persona gentil, simpática, perdonadora, llena de gracia, cultivar el sentido de la presencia de Cristo en su vida, y de su segunda venida y orar siempre como una práctica higiénica, [inaudible] la válvula [inaudible] hará que venga la paz a su espíritu y entonces mantendrá su corazón, su mente, dónde reside la ansiedad, el temor, la angustia, la depresión? En la mente.
Entonces, si esas cosas son mantenidas en Cristo Jesús usted va a ser una persona saludable, va a ser una persona gozosa y podrá vivir en paz. Así que ahí usted tiene la receta de un maestro. Receta para ser feliz.
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31 de enero del 2011 - Por Betsy Behan
"La harina de la tinaja no escaseará,
Ni el aceite de la vasija disminuirá"
1 Reyes 17:14
"y la harina de la vasija no escaseó,
Ni el aceite de la vasija menguó"
1 Reyes 17:16
El 2010 inicio con el gran terremoto de Haití, al que se le sumaron otros en diferentes partes del mundo, también están los cambios climáticos, las epidemias, falta de trabajos, pérdidas de propiedades, en fin la realidad de los últimos días.... En medio de todo esto la gracia de Dios se mantiene viva para los que en El confían. Su Palabra dice: No he visto justo desamparado, ni su descendencia que mendigue pan. Salmo 37:25
En primera de Reyes capitulo 17 leemos sobre la gran sequia que predijo Elías. El Señor lo envió al arroyo de Querit de donde tomaba agua, y El Señor enviaba cuervos que le daban de comer. La sequia eran tanta que el arroyo se seco, y el por mandato del Señor se fue hasta Sarepta de Sidón. Cuando Elías llego a la puerta de la ciudad se encontró con una viuda, a la cual le pidió un poco de agua....después de ella traerle el agua, él le rogo le trajera un bocado de pan.....a lo que ella le respondió: “Solo tengo un puñado de harina en la tinaja, y un poco de aceite en la vasija...para comerlo con mi hijo y nos dejemos morir”.
Elías le dijo: No tengas temor ve hazme a mi primero una torta, porque Jehová Dios de Israel ha dicho así: "La Harina de la tinaja no escaseará, ni el aceite de la vasija disminuirá" La viuda confió en la promesa de Dios, fue preparo la torta para Elías; y comió el, y ella, y su casa, muchos días. "La harina no escaseó, ni el aceite menguó, como dijo Jehová Dios". Elías no tenía nada, solo mucha hambre, y la viuda solo tenía un poquito de harina, y de aceite, pero mucha compasión....ella confió en la promesa de Dios y actuó en fe compartiendo lo que tenía con Elías.
En el presente estamos enfrentando mucha necesidad, por lo que hay muchos necesitados. Hay quienes tienen un poquito más que otros, y hay quienes no tienen nada. No sé cual sea tu situación, pero si tienes la facilidad de ayudar a una persona o familia en necesidad, no dudes en hacerlo, te aseguro que la harina de tu tinaja no escaseará, ni el aceite de tu vasija disminuirá...porque Jehová Dios de Israel así ha dicho.
En todo os he enseñado que, trabajando así,
se debe ayudar a los necesitados, y recordar
las palabras del señor Jesús, que dijo:
Más bienaventurado es dar que recibir.
Hechos 20:35
Renacer
24 de enero del 2011 - Por Myrza Marilys Lassús
Theodore Roosevelt dijo: “Es difícil fracasar, pero es peor nunca tratar para tener éxito”.
1 Pedro 1:3 “Bendito el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que según su grande misericordia nos hizo renacer para una esperanza viva…..”
Nacemos y morimos. Esa es la vida. Esto es parte de la verdad. Pero, nos olvidamos del intermedio: “vivimos”. Y en ese intermedio suceden muchas cosas: crecemos, aprendemos, estudiamos, amamos - y - nos equivocamos. Pero aún en nuestras equivocaciones tenemos la oportunidad de renacer.
Ahora que comienza un nuevo año, pienso en el año anterior y todas las cosas buenas y las no muy buenas que me sucedieron. Y reflexiono en lo maravilloso que es nuestro Señor con nosotros. Escuché una predicación hace poco que hablaba del fenómeno de el final de año. Se termina una época, unos sueños, relaciones, ilusiones y muchas cosas más…. Pero lo más interesante es que cuando termina o muere algo, algo comienza…. RENACE.
Para que un árbol nazca, la semilla tiene que morir. Para que venga la primavera, el invierno tiene que terminar. Para que el amor nazca, el egoísmo tiene que morir. Para que vivamos eternamente, tenemos que morir. Y mientras vemos el principio y el final, el vivir pasa. Durante este período nos damos cuenta que todo tiene un proceso. El año que paso me enseñó que yo no soy la mujer maravilla, que yo no lo sé todo, que yo cometo errores, que yo fallo muchas veces, que yo no sé nada. Pero, también me enseñó que soy una mujer digna delante de Dios, que tengo la sabiduría dada por El, que yo soy redimida por la sangre de Jesucristo, que Dios es misericordioso conmigo, que en El tengo todo el conocimiento que necesito.
Que este comienzo del 2011 sea el Renacer de nuestras vidas. Entendiendo que cada momento de nuestras vidas es una oportunidad para crecer y aprender. Que Dios no permite nada en tu vida a menos que no sea para tu crecimiento. Que nuestra oración para este nuevo año o sea buscar más de Él y perseverar en Su presencia. Que nuestro renacer sea para su gloria y su verdad.
Gracias Señor nuestro por habernos dado un año más para servirte y para adorarte. Así como tu palabra nos dice que hay tiempo para todo, que este nuevo año o sea el tiempo de nuestro renacer espiritual. Que nuestra vida del año pasado muera para que tu verdad nazca en nosotros. Que seas tú y solamente tú el que viva en nosotros. Pido esto en el nombre dulce de nuestro Señor Jesucristo. Amén.
El privilegio de ser discípulo
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Es un privilegio poder ser un discípulo del Señor. Yo no sé cuántos de ustedes pensarán igual, pero yo creo que es un privilegio el poder ser eso, poder ser un discípulo de Cristo. Y obviamente, cuando digo un discípulo de Cristo no me refiero a la denominación, al grupo denominacional, pero estoy hablando del concepto de discipulado genuina, que se encuentra aquí en las Escrituras y que nosotros aprendemos.
Y yo no sé cuántos de ustedes en algún momento, el algún momento en su historia, la historia de su vida, usted ha tenido un maestro, o una maestra que de alguna forma u otra transformó su vida. Y no me estoy refiriendo necesariamente a los tipos de maestros o maestras que tal vez le rompían una regla encima. No me refiero a ese tipo de maestros. Sino que más bien me refiero a un maestro, una maestra que verdaderamente hizo la diferencia, marcó su vida, sea ya por su ejemplo, sea ya por su estilo de enseñanza, o sea por el mero hecho de que tomó en algún momento un tiempecito para sentarse con usted y llevó la milla extra.
Pero yo puedo pensar o puedo entender que la mayoría de nosotros sí hemos tenido personas así, que los recordamos y podemos traer a memoria esos momentos que uno dice, como que guau, si no hubiese sido por este maestro, o esta maestra que me dijo aquello, me dijo lo otro, quién sabe dónde yo hubiese estado ahora.
Yo por mi parte, yo puedo decir que sí, yo he tenido maestros, he tenido pastores, he tenido mentores. Y yo recuerdo a uno de mis pastores, que yo puedo decir que tengo tres pastores que han hecho la diferencia en mi vida. Obviamente uno de ellos es el pastor Roberto y él lo sabe, yo se lo digo, y no es por lamberle el ojo consta, pero yo se lo digo porque es la verdad. otro de los pastores que yo he tenido es el pastor Rafael Osorio, que él está en una iglesia bautista aquí en la ciudad de Springfield, en Massachusetts.
Pero uno de los pastores que más yo recuerdo en mi vida, es el pastor Samuel Caravallo, él fue el primer pastor que yo tuve en Puerto Rico. Y la razón por la cual yo recuerdo a este hombre, no era tan solamente por su dinamismo en su estilo pastoral, sino más bien es por lo que él hacía después de ese rol pastoral. Este pastor era mi entrenador de atletismo cuando yo estuve en mis años de escuela superior. Y yo recuerdo que siempre, de lunes a viernes, después que se acaba la escuela, él nos montaba en la guagua, en el bus, y nos llevaba al parque del morro, allá en la punta de San Juan, en Puerto Rico.
Y era allí en el morro donde él nos mandaba a correr, a darle vueltas al morro, subiendo y bajando colinas y respirando todo el salitre que salía del mar. Y una de las cosas que más yo recuerdo de él, mis hermanos, que más memorable era para mí, era que cuando nosotros nos cansábamos, que ya no podíamos correr, él había veces que venía y se paraba al lado de nosotros y empezaba a correr a lado de nosotros y nos decía: “tranquilo, respira, concéntrate y sigue corriendo”. Y tenía que seguir corriendo. Y después al final, cuando resumíamos la práctica, él se sentaba con nosotros, mientras nosotros hacíamos nuestra estiramiento de flexibilidad y cool down, él nos hablaba, él encarnaba lo que era la Biblia en nosotros. Usaba precisamente esas experiencias de entrenamiento, el sufrimiento que uno pasaba, los dolores de cabeza que uno pasaba, utilizaba eso y traía a la luz verdades bíblicas para enseñarnos a nosotros en esos momentos.
Yo creo que eso es una de las razones por las cuales yo recuerdo tanto esta persona. Y lo estimo aún hasta el día de hoy. Y si él me estuviese viendo por el Internet también se lo dejo saber que, pastor Caravallo, usted sigue siendo un ejemplo en mi vida aún hasta el día de hoy. Y si estoy aquí es por usted también, y por eso le doy gloria a Dios también.
Pero la razón por la cual menciono esto, mis hermanos, es porque de eso uno aprende lo que es un discipulado genuino. Mire, hay una diferencia bien grande entre ser un estudiante y ser un discípulo. Un estudiante es la persona que llega a la clase, se sienta, hace su tarea, lee los libros, hace uno que otro comentario en la clase y ya. Pero el discípulo es el que además de hacer eso, busca aprender mucho más allá de lo que un libro puede enseñar, busca estar en contacto con el maestro, la maestra. Si tiene una pregunta o una duda, va directamente donde el maestro y quiere sacarle información directamente de él o de ella, porque no se conforma con lo que recibe sentado en un pupitre, sino que necesita tener esa conexión directamente con el recurso de información que está impartiendo esa clase. Eso es lo que define un verdadero discípulo.
Es más, yo podría decir que un verdadero discípulo es esa persona que hasta está tan y tan afinado con su maestro, su maestra, que le conoce tan y tan bien, que es capaz de terminar sus oraciones antes de que las termine. Y saben, en la Biblia hay un ejemplo acerca de este tipo de discipulado, que es muy importante, y es muy para cada uno de nosotros. Es importante para aquellos que se han graduado de sus discipulados como también para el resto de todos nosotros en nuestra vida cristiana. Porque sea que usted esté tomando una clase de discipulado o no, el mero hecho de que usted esté aquí, usted se convierte en un seguidor de Cristo, en un discípulo de Cristo. Usted es un alumno del Señor Jesús.
Y cuando yo miro la Biblia, la Escritura, uno de los mejores ejemplos de discipulado que yo tengo se encuentra en el libro de Juan, y quisiera que vayan ahí conmigo, al Libro de Juan, capítulo 15. yo diría que esto es una de mis partes favoritas de toda la Biblia, los capítulos del 13 al 16 del libro de Juan, del Evangelio de Juan, es una de mis partes favoritas. Y la razón por la cual digo esto, es porque aquí es uno de los pocos momentos donde nosotros vemos que Jesús se abre como un libro y comienza a compartir con sus discípulos los secretos más íntimos del Reino de Dios.
Es aquí, en estos capítulos donde Jesús se atreve a quitarse su bata y amarrarse una toga y lavarle los pies a sus discípulos, algo que no lo hubiese hecho en algún otro contexto. Pero en ese nivel de intimidad con sus discípulos, lo hizo. Fue en ese nivel de intimidad donde Jesús logró identificar la persona quien lo iba a traicionar, y fue en ese nivel de intimidad donde Jesús vertió todas las verdades del Reino de Dios para que sus discípulos lo pudiesen entender, lo pudiesen conocer, lo pudiesen saber y supiesen cómo vivir a la luz de esto. Juan, capítulo 15, vamos a comenzar a leer desde el verso 4, dice así:
“…Permaneced en mí y yo en ustedes. Así como el pámpano no puede llevar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco ustedes si no permanecen en mí. Yo soy la vid y ustedes son los pámpanos. El que permanece en mí y yo en él, este lleva muchos frutos, porque separados de mí nada pueden hacer. El que en mí no permanece será echado fuera como pámpano y se secará y lo recogen y los echan en el fuego y arden. Pero, si permanecen en mí y mis palabras permanecen en ustedes, pidan lo que quieran y les será hecho...”
Cuántos de ustedes pueden decirle amén a esa parte de la Biblia? Cuántos de ustedes le pueden amén a la parte que dice, si permanecen en mí y mis palabras en ustedes? Ah, okay, los voy a coger ya mismo.
Miren, mis hermanos, cada vez que nosotros leemos esto, para mí estos versos me son bien reveladores. Porque cuando yo oigo a Jesús decir, “pidan todo lo que quieran y le será hecho”, eso es una oferta bastante generosa, ¿verdad? Eso es una oferta muy grata, muy digna. Le da a cualquier persona como que un sentido de estímulo. Pues, espérate, vamos a pensar entonces qué puedo pedir aquí?
Cuando uno ve la dinámica que Jesús tenía con sus discípulos en estos momentos, que Jesús les estaba dando a conocer estos secretos. Eso que Jesús dijo ahí es un secreto y se lo estaba dando a conocer a sus discípulos.
Y miren, yo les puedo decir, uno de los beneficios más grandes de uno ser un discípulo, es el mero hecho de que usted pueda conocer, que usted pueda saber algo. Yo no sé usted, pero el que usted sepa algo le da a uno como que un sentido de valor, le da a uno un sentido de importancia. Es bien diferente ser una persona ignorante, que no sabe nada de la vida, y usted lo ve que anda por ahí, como que espaciado en el aire, a ser una persona que conoce cosas de la vida.
Una persona que tiene conocimiento de distintas etapas de la vida, es una persona que vive con un sentido de estima fuerte, alto y seguro y segura de sí mismo y de sí misma. Solamente porque conoce algo. Miren, yo les cuento una historia. Aquí en la iglesia hay un hermano que se llama Tonio Díaz, tal vez alguno de ustedes no lo conocen, pero el hermano Tonio Díaz, cuando yo compré mi primera casa en Randolph, la cocina se tenía que renovar por completo. Era un desastre esa cocina, yo sabía que estaba comprando una casa que iba a necesitar remodelación. Pero obviamente yo no sé remodelar y no teníamos el presupuesto para pagarle a alguien. Así que el hermano Tonio me dijo, “Mira, yo te voy a ayudar.” Y yo, “Pero, Tonio, si yo no sé ni cómo trabajar con una caladora y tu me vas a ayudar a mí? No te apures”
Él se tomó dos semanas de vacaciones. Obviamente él es dueño propio de su trabajo, so él se tomó dos semanas de vacaciones, y en esas dos semanas el hermano Tonio llegaba a mi casa, y él no hacía el trabajo, él me decía, “Mira, Omar, así es como se hace esto. Así es como tu tienes que medir.” Este hombre me enseñó a trabajar con una caladora, con una sierra, con una sierra de mesa. Me enseñó cómo agarrar la madera y hacerle un corte bien fino. Él me enseñó a cómo poner gabinetes, cómo poner los countertops. Él me enseñó a cómo hacer plomería de fregadero. Él me enseñó a cómo tirar cables de electricidad para el counter. Él me enseñó a cómo hacer la mezcla para las losetas y cómo poner las losetas o la losa. Él me enseñó a hacer todo esto, mis hermanos, y ¿saben qué? A este hombre yo lo voy a recordar por el resto de mi vida porque sacó de su tiempo para enseñarme algo, y el mero hecho que me enseñó a mí, cuando la gente llega a mi casa, y me dicen, “Guau, Omar, que cocina tan bonita” es como que… quién te hizo ese trabajo? Yo, con un poquito de ayuda. Dios me libre, Tonio sabe que le debo mucho a él.
Pero en ese sentido, mis hermanos, cuando usted sabe hacer algo, cuando usted conoce algo, le da a usted un sentido de honorship, es como guau, yo sé hacer esto. Yo sé lo que significa esto.
Sabe otro contexto donde esto pasa mucho? En las parejas. Cuántas parejas tenemos aquí? Y las parejas que se están formando también por ahí. Miren, no hay nada más preciado para un cónyuge, sea hombre o sea mujer, que cuando está hablando con su pareja y de repente surge un tema y la otra parte, como que no está muy al tanto del tema, y uno sí sabe lo que uno está hablando, porque a mí me ha pasado con Heidi, que estamos hablando y de repente traemos un tema y ella dice, y de qué tu me estás hablando? Y yo, oh, espérate, tu no sabes este tema? Y cuando ella me dice que no, yo tengo que freezar, tengo que congelar ese momento y absorberlo. Estoy explicándole algo a mi esposa que ella no sabe, pero pasa viceversa, porque hay veces que ella me tiene que hablar de algo que yo no estoy muy al tanto, y ella también desearía freezar ese momento por horas, solamente para absorber el hecho de que yo no sé y ella me está explicando algo.
Pero, eso mis hermanos, trae un sentido de llenura, de satisfacción, el uno poder conocer y darle una información a otra persona que puede edificar la vida de esa otra persona y elevarla a un nuevo nivel. Ese conocer, mis hermanos, nos ayuda a impartirle una bendición a otras personas a nuestro alrededor.
Otro contexto que yo puedo mencionar. Cuántos de ustedes tienen buenos amigos? ¿Verdad? Cuando ese amigo le comparte un secreto, algo bien íntimo de su vida, cómo usted se siente? Verdad que usted se siente importante? Usted se siente como que guau, esta persona me está compartiendo algo muy personal. Y no es que usted va a ir ahora, como un vocero por ahí, a decirle todo lo que esta persona le compartió. No, no, pero cuando yo estoy hablando dentro del contexto de una amistad genuina, que uno valora esa confidencialidad, esa confianza que le dan a uno, el yo conocer esas cosas íntimas de esa persona, me hacen sentir importante a mí, porque estoy compartiendo la jornada de vida que lleva esa persona, y esa persona me ha compartido eso a mí para yo ayudarle, sostenerle, motivarle a lo largo de cualquiera sea la situación que compartió conmigo.
Y ese conocimiento, mis hermanos, nos da un sentido de guau, espérate, esto es importante. En la misma forma pasa con este contexto de discipulado de Jesús, en el cual Jesús está dando a conocer los secretos del Reino de Dios a sus discípulos y los discípulos entonces se quedan como que, guau, espérate, esto es bien importante. Esto me está dando a mí un nivel de privilegio que otros no tienen, porque Dios a través de Jesús está dándome a demostrar lo que él quiere hacer conmigo.
Pero, aquí viene el pero, porque mis hermanos, no todo en la vida es gratis, ¿verdad? a menos que usted vaya a Stop and Shop y se encuentre un producto que diga, compra uno y el segundo le sale gratis, ¿verdad? pero ¿saben qué?, eso no es verdad, porque lo que están haciendo es reduciendo el precio y más o menos lo están haciendo mitad y mitad. Se supone que se rieran ahí.
El asunto es este. Miren cómo dice esto. “Si ustedes permanecen en mí y mis palabras permanecen en ustedes, pidan todo lo que quieran y les será hecho.” Verdad, que suena bien bonito, mis hermanos? Pero ese pedir viene con una condición, viene con un precio. Para tu poder pedir y recibir lo que anhelas y deseas en tu vida, tienes que permanecer en el Señor, tienes que permanecer, ser obedientes a sus mandamientos, a las cosas que él pide de ti.
Miren, yo les hago una pregunta. Cuántos de ustedes creen en el amor incondicional? Déjenme ver, por mano, una muestra de manos. Cuántos de ustedes creen en el amor incondicional? Okay. Cuántos de ustedes creen que el amor es condicional? Hay algunas manos que están como que no sé. Okay, déjame explicarme.
El único amor que yo conozco en el mundo entero que sea incondicional es el amor de Dios. Amén, gloria a Dios. Al menos eso lo podemos responder bien. Es incondicional en el sentido de que aún cuando nosotros éramos pecadores, qué pasó? Cristo murió por nosotros. Es incondicional en el sentido de que la salvación es por gracia y no por obras. Suena bien lindo hasta ahí, ¿verdad? pero, cuando usted decide aceptar ese amor, cuando usted decide vivir a la luz de ese amor, sigue siendo incondicional? O es una combinación de ambos? Es una combinación de ambos, mis hermanos.
Qué pasó con los diez mandamientos? Qué eran los diez mandamientos? Eran una muestra del amor incondicional de Dios? Es más, el mero hecho de que Dios diga, si tu quieres experimentar mi bendición no puedes tener ningún otro Dios sino yo, todo tu amor es para mí. Eso suena incondicional? Eso es un amor bien condicionado. Y con unas expectativas bien claras y bien marcadas.
Saben que de los diez mandamientos a lo largo de toda la Escritura hebrea del Antiguo Testamento surgieron alrededor de 600 y pico de leyes que salen a la luz de los diez mandamientos y el pueblo de Israel se regía por esos 600 y pico de leyes. Pero en la persona de Jesús, claro está, esas leyes fueron, como quien dice, consumadas en la persona de Jesús y ahora Jesús se convierte en nuestra ley. Nosotros vivimos de acuerdo a lo que Jesús pide de nosotros.
Pero como quiera, sigue siendo un amor condicional. Es más si sigo leyendo un poquito más adelante. Miren el verso 12, cómo dice?
“… Este es mi mandamiento que ustedes se amen unos a otros como yo les he amado. Nadie tiene mayor amor que este que uno ponga su vida por sus amigos. Ustedes son mis amigos si hacen lo que yo os mando…”
Miren, les voy a contar un chiste. Hoy estoy medio jocoso con chistes yo. Mi hijo Lucas está en esa etapa de la vida donde a todo le pregunta, are you my friend? Eres mi amigo? Lucas y yo estábamos jugando con uno de sus trencitos hace poco en la sala de la casa, y obviamente tenemos dos trenes. So él, bien contento, cada vez que yo le digo, vamos a hacer el trencito? Uf, él se luce y “Okay, papi, this is your train, this is my train.” Y él a mí me da el tren que corre más lento. Así que montamos la pista de Thomas Train, la montamos y él cada vez que él me dice, “Papi, hazlo así” es porque él quiere que el trencito pase por debajo, como si fuera un puente. So, yo tengo que hacerme el ingeniero y el arquitecto y hacer el tren de tal forma. El asunto es que cuando estamos corriendo los trenes, como el tren de él se mueve más rápido, pues, alcanza al mío y entra a chocar. Entonces él me dice, “No papi, no puedes chocar”, y él quiere coger el trencito y sacarlo. Y yo le digo, “No, pero Lucas, we’re sharing, we’re sharing.” Y es como que se empieza a molestar. Okay, él lo coge y lo pone al frente y cuando vuelve y da la vuelta pues choca con él. “No papi, estás chocando.” La cosa es que mi chico se molestó. Y va allá a donde su mamá y le dice, yo lo oigo desde acá de la sala, y le dice, “Mami, papi is not sharing.” Digo, “mami, no te apures, todo está bajo control.”
El asunto es, miren qué estratega es mi hijo. Él molesto, con chu, se sienta en el piso, justamente al lado de la pista del tren. Y cuando ve que mi tren va pasando, lo coge y lo saca, y dice, “You’re not my friend any more.” Pero ven acá. O sea, primero que nada yo no le enseñé eso, consta, y lo segundo que yo me digo, miren que interesante que hasta la niñez en esa etapa pueden desarrollar un amor condicional. En el sentido de que si jugamos, tienes que jugar de acuerdo a mis términos. Y yo estoy seguro que muchos de ustedes aquí cuando estaban en la escuela elemental, si alguno de sus amigos no jugaba de acuerdo a sus términos, usted le decía, “ah, no te voy a hacer caso, tu no eres mi amigo más.” O me equivoco? No, todos ustedes son unos santitos, claro.
Pero el asunto es, mis hermanos, esto de lo cual yo les estoy hablando, se basa en un amor, mis hermanos, que tiene sus condiciones. Una pareja, mire, si alguien aquí, si una de las parejas aquí viene y me dice, “Ay, pastor, yo amo a mi esposo o a mi esposa incondicionalmente”, mmm… y digo esto con mucho respeto, mis hermanos, consta. Pero de todo lo que yo he visto, si usted coge un vaso lleno de agua y lo empieza a verter en otro vaso, y no hay nada que llene este vaso de agua. Qué va a pasar con ese vaso? Se va a vaciar en algún momento.
So, ese amor tiene una condición, yo te amo, pero espero recibir tu amor para atrás también. No esperes que yo te esté lavando los calzones, planchándote la ropa, haciéndote comida todo el tiempo si tu no vas a hacer algo por mí en algún momento. Amen.
Ahí se movió el Espíritu Santo, yo lo sentí. Jesús está haciendo lo mismo en este contexto, mis hermanos, de lo que es el discipulado, y un discipulado genuino, es un discipulado que está basado en amor, que está basado en una intimidad, en una afinidad que Jesús tenía con sus discípulos y que él quería que sus discípulos lo tuvieran con él.
Cuando Jesús le estaba diciendo a sus discípulos, miren, ya yo no los voy a llamar más siervos, los voy a llamar amigos, porque el siervo no sabe lo que está haciendo el dueño o el padre, pero el amigo sí lo sabe. Miren, yo sé que muchos de nosotros, hay veces que nuestro vocablo religioso, decimos, ah, no, si yo soy un mero siervo humilde del Señor. Miran, amén, somos todos siervos del Señor, pero si usted me dice, yo prefiero decir, yo me considero un amigo de Dios y antes que eso me considero un hijo de Dios. Prefiero ser un hijo, y después un amigo y después un siervo. Si usted me pregunta mis prioridades yo las pondría así: prefiero ser un hijo primero, después un amigo y después un siervo. Por qué? Por el mero hecho de intimidad, de cercanía que uno puede disfrutar con Dios.
Y es una cercanía que el Señor no las quiere dar a todos nosotros, pero hay veces que nosotros somos un poco medio testarudos y queremos que dar frutos fuera de la vid. Nos creemos que por nuestra propia cuenta podemos hacer todas las cosas y miren, sí, si usted ve la vida por ahí, hay cosas que la gente logra alcanzar por su propia fuerza. Pero lo hace como quien dice, hasta cierto nivel. Pero cuando uno tiene a Dios por el lado, yo te digo, las posibilidades son mayores entonces, son ilimitadas.
Y miren, yo les digo, mis hermanos, esto que Jesús le estaba diciendo a sus discípulos de permanecer en él, no se los estaba diciendo por decirlo, se los estaba diciendo en un momento bien importante. Jesús está hablando de esta intimidad con sus discípulos momentos antes de ser arrestado. Y él le estaba diciendo, ustedes tienen que permanecer en mí, en mis enseñanzas porque Jesús sabía que al momento que él fuera arrestado, sus muchachos se iban a escandalizar. Y ahora qué hacemos? Nuestro maestro, nuestro líder, nos lo han quitado, lo quieren matar. El líder que nosotros pensábamos que iba a restaurar todo Israel, ahora de repente no se encuentra.
Él sabía que sus muchachos iban a salir corriendo cada cual por su lado. Y por esa misma razón, el Señor les estaba diciendo, mira, ustedes tienen que permanecer en mis enseñanzas, en mi palabra. Si ustedes verdaderamente quieren demostrar que me aman, tienen que permanecer ahí.
Miren, yo les digo algo muy revelador, mis hermanos, yo ahora estoy trabajando con un libro, estoy leyendo un libro, que habla acerca de lo que es la generación, la filosofía, el idealismo desde una generación postmoderna. Y eso es algo bien difícil de explicar pero en la noche y en una forma bien resumida. La generación postmoderna se describe por el mero hecho de que no creen en una verdad absoluta. Y con eso me refiero, una persona que si usted le dice, Cristo es el camino de la verdad y la vida, esa persona te va a decir, “Hm, eso es lo que tu te crees, pero no es lo que yo necesariamente creo.”
Nosotros decimos que Jesús es el único camino, la mente postmoderna dice, hay muchos caminos para llegar a Dios. Esa es la generación en la cual nosotros estamos viviendo ahora. Gente, miren cómo va la cadena, que al no creer en una verdad porque no tienen esa verdad entonces su identidad personal está abierta a cualquier otra verdad que venga por ahí y si esa identidad está abierta a cualquier tipo de influencia, mire, eso significa que la identidad de esa persona va a estar insegura en todo tiempo, porque un día va a creer una cosa y otro día cuando salga la nueva Pompeya, ah, pues vamos a creer esto ahora. Y cuando salga la nueva moda de ropa, pues, ah, pues ya no me gusta el pantalón hasta los tobillos, ahora me quiero poner el pantaloncito pegado de cuero para que se me vea lo poquito que tengo.
Así es como piensa la gente en esta generación. Así que, lo tanto cuando uno está diciendo estas palabras, guau, mira, sí, yo quiero pedir lo que yo quiero, pero me están dando una condición, la generación postmoderna va a decir, por qué yo voy a vivir de condiciones? No. Yo pongo mis propias condiciones y se empeñan en eso, en poner sus propias condiciones.
Por qué estoy diciendo eso, mis hermanos? Porque hoy día, más que nunca, esto que Jesús nos está diciendo presenta un reto bien grande para nuestras vidas. Que para uno poder ser un discípulo, una discípula bien genuino, bien claro, bien real, al tuétano, uno tiene que saber cómo enfrentar estas cosas que van a tratar de contradecir lo que nosotros creemos. Una generación postmoderna tal vez le hubiesen dicho a Jesús como que, y por qué yo tengo que permanecer en lo que tu estás diciendo, lo que tu me estás pidiendo? Por qué no puedo creer en lo que este otro mengano por acá me está diciendo, que suena más fácil que lo que tu me estás proponiendo?
Pero no, mis hermanos, nosotros somos esa generación que permanece fiel a lo que el Señor Jesús manda de nosotros. Porque hemos visto que él es esa verdad sólida, es ese eje donde todas las demás cosas se agarran y si uno se sale de ahí, como está bien diciendo el texto, “… si tu eres un pámpano que quiere vivir fuera de la vid, qué te va a pasar? Mira vas a terminar como una pasita de arrugada, sin fruto, sin sabor y sin nada. Pero si permanecemos conectados a lo que él es, lo que él significa, tu vida va a llevar un fruto bien grande, mis hermanos.
Y es por eso que yo comparto esto con ustedes, de ese privilegio que nosotros tenemos, mis hermanos, de poder ser llamados discípulos del Señor Jesús. Primero que nada tenemos un acceso directo al Padre. Miren, cómo Jesús dice en el capítulo 14. Déjenme leerles esto rapidito. En el capítulo 14, verso 12 dice:
“…De cierto les digo, el que cree en mí, las obras que yo hago, él también las va hacer y aún mayores porque yo voy al Padre y todo lo que le pidan al Padre en mi nombre, yo lo haré para que sea glorificado a través del Hijo…”
Y otra vez enfatiza, todo lo que pidan en mi nombre subráyelo, él dice, lo haré. Pero para nosotros poder vivir a la altura de ese secreto, tenemos que ajustarnos a lo que él está pidiendo. Y lo bello de todo esto, mis hermanos, es que eso no es un proceso que lo vamos a hacer nosotros solos por nuestra propia cuenta o por nuestra propia fuerza o por nuestra propia intuición, por decir algo más místico, sino que es algo que viene de la obra de Dios a través del espíritu en nosotros.
Miren cómo dice también, más adelante en el verso 14:
“… El que me ama, mi palabra guarda y mi Padre le va a guardar a él y vendremos y haremos morada con él. El que no me ama, no guarda mis palabras y la palabra que ustedes han oído no es mía sino que es directamente de Dios y yo les he dicho estas cosas estando con ustedes, pero el consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él les enseñará todas las cosas y los recordaran todo lo que yo les he dicho…”
Miren la obra del Espíritu Santo que nos ayuda en todo este proceso, mis hermanos. No nos deja solos cuando él vaya a ser quitado, sino que él está ahí a través del Espíritu Santo como una presencia viva, tangente en nuestro ser que nos ayuda a nosotros poder conocer qué es lo que Dios tiene para nuestras vidas.
Cada vez que cantamos esa canción Rey de gloria, que decimos quién es ese Rey de gloria. Que me persigue con su amor. Me asombran sus palabras, susurrando en mi interior. Y miren, cómo dice: mi conciencia me recuerda que necesito su perdón. Él es el Rey de gloria que me lo ofrece hoy. O sea, estas palabras son tan profundas, mis hermanos, porque reflejan precisamente este dinámica de cómo el Espíritu Santo a través de distintos eventos, momentos en nuestra vida, está como manteniéndonos on check, manteniéndonos on check de qué es lo que Dios quiere, pide y demanda de nosotros. Recordándonos cuáles son sus propósitos para nuestras vidas.
Qué mejor privilegio podemos tener que ese? Un acceso directo al Padre, los misterios que él tiene en su corazón para cada una de nuestras vidas y que no son misterios que se quedan en uno nada más, sino que nos mueven a compartirlos con otros también. Y que es una obra que en una forma misteriosa se opera a través del Espíritu Santo morando en nosotros.
Y por último, mis hermanos, el mero hecho de que Jesús nos llame amigos. Óigame, yo le doy gracias a Dios por los amigos íntimos que yo tengo, de verdad. la vida pastoral puede ser un poquito medio solitaria, en el sentido de que uno siempre tiene como esa tendencia de guardar su vida personal, su privacidad. Pero yo le doy gracias a Dios por amigos íntimos con los cuales uno puede decir, Mira, podemos ir a tomarnos un café? Vamos, como no. Y nos sentamos, hablamos, hacemos chistes y soltamos las cosas que tiene uno por dentro. Por qué? Porque yo sé que ese amigo no va a, como quien dice, a, “tu, que eres pastor, cómo va a ser”.
Mire, si yo empezara a compartir algunas de mis intimidades que yo tengo, la mitad de ustedes saldría corriendo de aquí. Pero no voy a pensar, yo no soy tan malo por favor, yo soy un hombre en proceso, igual que todos ustedes. Pero ahí es donde yo veo, mis hermanos, la validez de poder tener un amigo, una amiga, una persona en quien uno pueda confiar. Y eso lo digo con mucho cuidado porque tal vez algunos de nosotros hemos sido traicionados por alguien que nosotros considerábamos que era un buen amigo, una buena amiga, y son cosas que pasan. Pero no es la última Coca Cola en el desierto tampoco.
Dios tiene personas a nuestro alrededor. Y mire, al decir esto, yo no me estoy refiriendo que todos nosotros vayamos a ser un billete de cien para todo el mundo. Yo no puedo ser amigo íntimo de todos ustedes ni ustedes lo pueden ser de mí. Pero sí, como Jesús, que Jesús tenía sus círculos concéntricos de amistades, aún dentro de los mismos discípulos. Él tenía sus 12 discípulos pero solamente con 3 de ellos se iba aparte a orar, y solamente uno de ellos podía recostar su cabeza en el pecho de Jesús.
So, yo aprendo. Eso para mí es bien revelador del mismo Jesús, de que uno tiene que tener sus niveles de amigos. Y no es que uno no quiera más a unos que al otro, pero es que es así. Es así. Todo esto lo estoy compartiendo con ustedes, mis hermanos, para que podamos sacarle verdadero valor a esa dinámica de discipulado en la cual nosotros estamos. Sí, discipulado a través de las clases que se dan, pero discipulado al nivel de que Jesús es nuestro maestro, de que Jesús es ese amigo que quiere compartir los secretos que él tiene en su corazón para con cada uno de nosotros. Que son secretos que pueden transformar nuestra vida, son secretos que pueden movernos a nuevos niveles, son secretos, mira que sí nos van a confrontar en algún momento y nos va a jalar las orejas, y como que no.
Yo tengo aquí en la iglesia un amigo personal que en varias conversaciones me ha hecho eso. Me ha jalado las orejas, y me lo ha hecho con toda confianza y yo lo respeto por eso. Pero en la misma forma yo lo hago con él también. Y así mismo Jesús lo hace con cada uno de nosotros, mis hermanos. Él quiere sacar lo mejor de usted. El Señor quiere sacar lo mejor que está en ti porque él sabe lo que ha puesto en ti. Él sabe lo que él ha hecho en tu vida. Y es por eso que él quiere que tu veas el privilegio de lo que es ser un discípulo de él.
Así que yo los invito, mis hermanos, vamos a ponernos de pie y vamos a terminar, reflexionando en esto. La única manera de nosotros poder disfrutar de todas las cosas que yo les he dicho, es teniendo una relación estrecha con el Señor Jesús, es la única forma en la cual lo podemos disfrutar, mis hermanos. Si usted no permanece unido a esa vid, el disfrute va a ser a medias, va a ser como el disfrute de las multitudes, porque las multitudes le sacaban beneficio a Jesús sea como sea. Había milagros que se hacían aquí y allá, pero eran cosas bien esporádicas. Pero si usted quiere el beneficio total, no tan solamente de esas bendiciónes que puedan ser esporádicas y superficiales sino también de tener esa conexión íntima, esa conexión directa con el Padre, la clave está en permanecer en Jesús.
Tu quieres pedir todo lo que tu tienes en tu corazón? Pídelo. Dios te lo va a dar, pero para poder llegar ahí, you need that connection, my brother and my sister, if you don’t have that, you’re not going anywhere. Guau!
Sí, vas a llegar a algún lugar pero te vas a quedar a medias. Lo tengo que decir así. Dios anhela tener esa conexión con nosotros. Así que ahí donde tu estás, yo te quiero invitar a que tu cierres tus ojos y piensa en la etapa en la vida en la cual tu estás ahora mismo, piensa lo que Dios ha hecho por ti, los años pasados, lo que él está haciendo ahora, lo que él puede hacer, lo que él va a hacer.
Y Señor, ahora mismo, nosotros dirigimos nuestros pensamientos a ti, Señor, dirigimos nuestro corazón a ti. Gracias por esta palabra a la cual hemos sido expuestos, porque es una palabra de vida, Señor, que transforma nuestro ser. Gracias porque a través de ti, Jesús, tenemos un acceso directo a Dios, a los secretos, los misterios, los deseos que están su corazón. Y porque a través de tu Espíritu Santo nosotros podemos recibir ese tipo de llenura que proviene tan solamente de ti. Y gracias por el mero hecho, Señor, de que tu nos llamas amigos, tu nos llamas amigos, Señor Jesús. Al abrir tu corazón y compartir las cosas que están en ti y con nosotros, tus nos llamas amigos, y te mueves, mi Dios, a ese nivel de intimidad con nosotros.
Padre, yo quiero orar por mis hermanos y hermanas, Señor, si tal vez alguno de ellos se siente que tal vez se ha alejado un poco de la vid, que tal vez ha querido tratar de dar fruto por su propia cuenta, y estas palabras están trayendo esa conciencia, activándola y trayendo un sentido de convicción, Señor. Yo te pido que a cada uno de esas personas, dondequiera que se encuentren, que puedan ahora mismo, en este momento, Señor, restaurar esa conexión contigo, Señor.
Tu eres un experto en hacer injertos así que si tienes que hacer un injerto una vez más en la vid para que esa persona pueda dar el fruto que tiene que dar, Padre, tu tienes el poder para hacerlo. Padre, y si hay alguien que no ha conocido ese amor, si hay alguien que no sabe lo que es estar, aunque sea conectado a la vid, yo te pido que esta tarde sea un momento donde se pueda dar esa conexión, Señor, que hoy tu abras los cielos, mi Dios, y deposites sobre ese hombre, sobre esa mujer, sobre ese joven, esa convicción de lo que tu amor puede hacer en medio de su vida, Señor.
Yo les entrego en tus manos, a cada uno de mis hermanos y hermanas, Señor, a nosotros como iglesia, Señor, queremos permanecer en la vid, queremos permanecer contigo, Señor, en tus mandatos, en tus enseñanzas para poder dar el fruto que tu quieres que nosotros demos.
Ayúdanos, mi Dios, somos seres imperfectos. Ayúdanos y que nosotros podamos salir de aquí con esa convicción, con esa certeza, Señor, de que tu estás con nosotros, de que tu caminas con nosotros, que tu eres quien nos anima a lo largo del camino, que tu eres quien nos consuela, quien nos levanta, quien nos corrige, quien nos sana, quien nos restaura y que nos enseñas el camino en el cual debemos andar.
Yo bendición a cada uno de mis hermanos y hermanas aquí en esta tarde y sobre todos y cada uno de nosotros, Señor, derrama tu bendición. La anhelamos y la deseamos y te damos las gracias por ese privilegio de poder ser tus amigos, de poder ser tus discípulos, Señor, en este mundo en el cual vivimos. Te amamos, Señor, y te bendecimos por tu Hijo Jesús, amén y amén.
Gracias Señor.
La importancia de un amigo (parte 1)
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Quisiera hablarle acerca de la importancia de un amigo. La importancia de un amigo. Y si yo fuera a hacer una pregunta, la voy a decir para que vayan pensando porque les voy a hacer una entrevista. Si yo les preguntara, qué significa para usted un amigo? Qué usted me respondería? Qué significa para usted un amigo, una amiga, sea lo que sea? Qué es un amigo para usted? Un hermano.
Qué es un amigo para ti? Alguien que se puede confiar. Qué es un amigo para vos? Eso mismo. Qué es un amigo para ti? Estamos iguales. Un amigo, qué es un amigo? Qué es un amigo? Una persona que se abre, que comparte. Qué es un amigo? Alguien a quien amamos y que nos ama. Voy terminando. Qué es un amigo? Un amigo es alguien que nosotros amamos y que nos ame y que nos entienda nuestras situaciones. Qué lindo se oye eso, yo no lo podría haber dicho mejor.
Hay una canción que dice, amigo es aquel que te extiende la mano, te cuida y vela por ti. Yo he sido el único que he escuchado esa canción o no? miren, vayan conmigo a Juan, Capítulo 15, porque este tema no me lo estoy sacando de la manga, consta. Juan Capítulo 15, verso 14. Enrique, en México qué significa un amigo? Oh, una responsabilidad, eso está bueno porque es bien cierto. Eso está bien cierto. Eso me gustó. Una responsabilidad, buena o mala? Buena.
Juan, Capítulo 15, verso 14, deja ver si este verso los hinca igual como me hincó a mí.
“… Jesús dice, vosotros sois mis amigos si hacen lo que yo les mando…”
Díganme acerca de una amistad con condiciones, eh? porque nosotros decimos, sí, yo te doy una amistad incondicionalmente. Pero hay amistades que tienen condiciones. Ustedes son mis amigos si hacen lo que yo les mando, y el verso 15 dice:
“…Ya no los llamaré siervos porque el siervo no sabe lo que hace su señor, pero los he llamado amigos porque todas las cosas que oí de mi Padre, yo les he dado a conocer…”
Este es el texto que yo voy a usar como base para lo que yo entiendo que van a ser dos o tres mensajes. Ahí hay dos amigos que están hablando. Esto lo voy a tener que dividir como en tres partes, porque no me va a dar el tiempo para poder correr todo lo que tengo aquí.
Pero miren, basado en las respuestas que ustedes dieron y otras cosas que tengo aquí en mi cabeza, y si yo uso, por ejemplo, Proverbios 17, miren cómo dice Proverbios 17:17, dice:
“…En todo tiempo ama el amigo y es como un hermano en tiempo de angustia. En todo tiempo ama el amigo y es como un hermano en tiempo de angustia…”
Miren, hoy día hay muchas personas que buscan, que viven y anhelan, y desean tener amistades genuinas. Yo soy uno de ellos. Yo no creo que haya nada malo con poder decir eso. Y la razón por la cual están buscando eso es porque de alguna forma u otra hay un sentido de soledad en su interior. Y puede ser, nosotros habremos visto en algún momento, personas que tienden a aislarse, que ustedes los ven que están solos o solas por su cuenta y como que nadie me mire. Como también puede ser una persona que tiene a muchos otros a su alrededor y usted lo ve que es una persona bien social y qué sé yo, pero a pesar de eso, hay un sentido de soledad. No se siente genuinamente conectado con otra persona.
Y la gente está buscando ese sentido de amistad. Hay muchos que lo desean con ansias, con ganas. Hay otros que han sido traicionados por lo que pensaban que era una amistad genuina. O sea, esto es algo que abarca una multitud de cosas y yo espero en estos próximos miércoles que tenga la oportunidad de poder abarcar en este tema y tocar alguno de esos puntos.
Pero miren, ese sentido de amistad yo puedo decir que está engranado en la misma naturaleza de Dios. O mejor dicho, en la imagen de Dios en nosotros. Si nosotros somos creados a la imagen de Dios, y nosotros sabemos que Dios es un Dios trino, Padre, Hijo y Espíritu Santo, tres seres habitando en uno, que hay una relación, una dinámica entre estos tres individuos que constantemente se hablan y se nutren y se informan el uno al otro, y toman acción el uno al otro. Esa misma imagen que está en Dios, esa misma imagen está en nosotros.
Por ende, en nosotros hay una necesidad de poder estar en conexión con otra persona. Muchos de nosotros encontramos esa conexión íntima en un cónyuge, un esposo, una esposa. Muchos de nosotros encontramos esa conexión en nuestros padres, o madres, o un hermano, o una hermana, un abuelo, una abuela, un tío, una tía, o en un pastor, o lo encontramos en un amigo, en una amiga que tenemos a nuestro alrededor. hay algunos que lo encuentran en el perro, en el gato o en la cotorra.
Válgame! Pero el asunto es que esa necesidad de conexión, de estar en relación, de interdependencia es algo innato en nosotros porque es parte de la naturaleza de Dios en nosotros. Así que el querer tener un amigo, una amiga es algo que se nos va a salir de los poros en alguna forma u otra.
Pero bueno, si yo les fuera a decir, cómo podemos definir la amistad? Ustedes me pueden creer que yo fui al diccionario de la Real Academia Española y no encontré una definición que me hiciera, hmm, que bueno se oye eso! No la encontré. La tuve que hacer yo.
So, les voy a dar una definición de acuerdo al diccionario de la Real Academia de Omar Soto. Miren lo que yo pienso que es una amistad, a ver si les convence, a ver si les puedo vender mi diccionario. Esto es lo que yo digo:
“La amistad, o un amigo, es una persona que profesa y vive una afinidad íntima con otro o con otra, de acuerdo a valores similares compartidos, sin exceder los límites de lo que pueda ser justo u honesto en esa relación.”
Es miércoles, Omar, no es domingo, por favor. Deja ver cómo puedo… déjenme darle para atrás un momento. Lo digo otra vez.
La amistad, o un amigo, es una persona que profesa y vive una afinidad íntima con otro o con otra, de acuerdo a valores similares compartidos, sin exceder los límites de lo que pueda ser justo u honesto en esa relación
Primero yo digo que es algo que se profesa y se vive. En otras palabras, no tan solamente María te estoy diciendo que soy tu amigo, sino que también en mi vida yo te muestro que soy tu amigo. Me siguen por dónde voy?
So, yo digo que soy amigo de una persona y mis acciones valorizan o le dan valor a lo que yo digo que soy. Así que se profesa, se vive. Cuando hablo acerca de una afinidad, estoy hablando de una afinidad basada en valores o intereses compartidos que puedan tener esas personas.
Y aquí esto puede ser un poquito tricky, porque puede ser que a una persona le gusta el futbol y al otro le guste el baseball, pero lo que pueden tener en común es que les gustan los deportes, ¿verdad? So, tal vez no hay algo genuino que comparten pero en esencia sí lo hay.
Por último, son personas que conocen sus límites y los respetan. En otras palabras, no están metiéndose todo el tiempo en sus cosas personales sino que le dan a la otra persona su espacio también.
So, qué tal ese definición, les convence sí o no? okay. Cómo surgen las amistades? Cómo surge una amistad? Aquí yo puedo decir que también esto depende, depende de cómo pueda surgir una amistad. Porque puede ser que una amistad se coja mucho tiempo, como puede ser que una amistad también empiece ahí del primer encuentro.
Miren un ejemplo bíblico. Vayan conmigo a Primera de Samuel, Capítulo 18, miren lo que pasó aquí, en el primer verso. Si les relato la historia que está antes, la historia que está antes es obviamente cuando David derrotó a Goliat, le cortó la cabeza y obviamente a él lo reportan y lo traen delante del rey Saúl y en una conversación entonces con el rey Saúl. Yo quiero que ustedes imaginen esto, en el palacio, David llega del campo ahí todo sucio, y tal vez con sangre salpicada en su cuerpo, y llega con la cabeza de Goliat, ahí en la mano. Y entonces está el rey Saúl sentado en su trono de frente, sus advisors están al lado de él, y por ahí, por una esquinita está su hijo Jonatán, viendo todo lo que está pasando. Entonces en Primera de Samuel, Capítulo 18, verso 1 dice:
“… Aconteció que cuando él hubo acabado de hablar con Saúl… ─él, siendo David ─ … el alma de Jonatán quedó ligada con la de David y lo amó Jonatán como a sí mismo. Y Saúl le tomó aquel día y no le dejó volver a la casa de su padre e hicieron pacto Jonatán y David porque él le amaba como a sí mismo y Jonatán se quitó el manto que llevaba y se lo dio a David y otras ropas suyas, hasta su espada, su arco y su talabarte…”
Miren esto. Esto fue una amistad que salió corriendo del primer cantazo. Es como que Jonatán se dio por completo, se identificó con David. Hubo algo que cuando se miraron cara a cara, fue como una conexión directa el uno con el otro. Hijo, tu eres mi panita fuerte, se escupieron, pon la mano ahí, por no decir que cogieron cuchillos y se cortaron la mano y un pacto de sangre ahí por siempre.
Pero eso fue una amistad que surgió rápido. Sabe una amistad que se tomó mucho tiempo en surgir? A qué no saben cuál es? La de Jesús con sus discípulos. Por qué, pastor Omar? Se recuerdan el verso que acabamos de leer, Juan, Capítulo 15? Saben que a los discípulos les costó 3 años para escuchar de Jesús que saliera de su boca, que él pudiese decirle a ellos, ustedes son mis amigos. Porque estas palabras que Jesús les estaba diciendo a sus discípulos, se las estaba diciendo momentos antes de él ser arrestado. Así que si ustedes cuentan el tiempo en que Jesús comenzó su ministerio antes de haber escogido a sus discípulos, hasta que los escogió y siguió desarrollando con ellos una conexión de maestro, aprendices, y llegó a ese punto, horas antes de ser arrestado y ahí fue donde les dijo, ustedes son mis amigos.
Esa relación de amistad se tardó 3 años en desarrollarse. Muchas historias, muchas jornadas, mucho tira y jala, mucho cuestionamiento, mucho aprendizaje, hasta uno le dijeron “apártate de mí, Satanás. No te conozco.”
Se tardan algunas relaciones en crecer. Así que todo depende. Pero la clave que yo puedo decir para toda amistad es tiempo. Es el tiempo, el tiempo, miren cómo yo digo, el tiempo intencional que uno le dedique a conocer y darse a conocer. Hay dos partes aquí. el tiempo que tiempo que uno dedique intencionalmente en poder conocer a alguien y darse a conocer también.
Ok, me explico. Si yo fuera hablar de acerca de alguna de estas características. Voy a dejar eso un momento. Vuelvo ahí a esa parte de ser intencional. Miren algunas características de la amistad. Yo no sé cuántos de ustedes han visto un email que se titula “La amistad es un arte”, a mí una vez me enviaron un email que decía así. No lo han leído ese email?
Es un email que básicamente lo que dice es que la amistad es un arte, porque un amigo lo que quiere hacer es saludarte, hablarte, escucharte, abrazarte, molestarte, aconsejarte y puedo seguir diciendo otras cosas que tienen que ver con arte pero no las voy a decir, me voy a enfocar en esas nada más.
Por lo tanto la amistad es un arte y el arte es algo difícil, es algo que coge tiempo. Una cosa es tirar colores en un canvas y otra cosa es ir detalladamente dándole forma a ese arte. Pero a la misma vez que es un arte, yo puedo decir que la amistad tiene distintas variantes. Están las personas que son los conocidos, están las personas que son los amigos, y está el o la amigo o amiga. Tu manita fuerte, como quien dice. Tu uña o tu carne como le quieras decir.
Ahora, pero asimismo yo digo que uno no puede ser un billete de 20 para todo el mundo. So, para darle paz en su corazón, es más, hasta el mismo Jesús, yo me atrevo a decir que hasta el mismo Jesús tenía sus círculos concéntricos, sus círculos de amistades, el mismo Jesús tenía esos círculos de amistades, aún dentro de sus propios discípulos. Saben por qué? Cuántos discípulos eran? 12, ¿verdad? Uno de ellos hay que descontarlo, so, vamos a pensar que eran 11. So, imagínense eso, uno de esos amigos ya estaba designado a que lo fuera a traicionar.
Pero dentro de esos 12, ok, Jesús compartía con cada uno de ellos, pero dentro de esos 12 habían 3 en particular con los cuales Jesús se apartaba a orar con ellos 3. Quiénes eran esos 3? Juan, Pedro y Jacobo. Estaban esos tres. Pero de esos 3 había solamente uno que Jesús le permitía que se recostara sobre su pecho. No, no fue Pedro. Juan.
Así que si ustedes ven, o sea, si yo veo este ejemplo de Jesús, que Jesús como quien dice, tenía su grupillo, por así decir, tenía sus niveles con quién entraba en intimidad de alguna forma u otra, y es bien interesante si usted ve los cuatro Evangelios, usted va a ver esa dinámica que se repite en distintas formas. Pero el asunto por el cual digo esto, mis hermanos, es que para que usted tenga paz. O sea, hay otro proverbio que un hombre puede tener muchos amigos, pero amigo que sea como hermano, solamente hay uno. Y hay veces que uno en ese deseo de poder tener amistades, uno se quiere vender como si fuera el mejor amigo de todo el mundo, pero a la misma vez no está logrando alcanzar nada. Porque queremos abarcar mucho y apretamos poco.
Así que, de nuevo, usted puede que quiera ser un amigo, pero no a todo el mundo usted le va a caer como un billete de 20. Algunos usted va a ser un billete de 1, para otros tal vez un billete de 10, para otros tal vez un billete de 50 o uno de 100. Así que, no voy a decir que para nadie usted va a ser un centavo, por favor, no lo voy a bajar a ese nivel.
Ahora, voy terminando con esto. De nuevo, voy a tener que darle un ‘to be continued’ a esto. Obviamente las amistades no son fáciles para desarrollar. Qué es lo que dice Proverbios 27, verso 17? Esto es algo que hemos oído mucho. Dice:
“…El hierro afila el hierro y así mismo el hombre afila a su amigo…”
Suena bien bonito esto, en inglés suena mejor: “Iron sharpens iron”. Suena nítido así. Pero ¿Saben qué? Ese proceso de que un hierro afile otro no es nada fácil. El proceso de que el hierro afile otro pedazo de hierro es un proceso que es bien duro. Y es más, hasta algunas personas puede ser que le de dentera, por así decirlo. Es más, yo me atrevo que, usted se recuerda ese sonido que hace cuando alguien arranca las uñas en una ventana de metal? Puede ser que nada más de yo mencionar eso y usted recordarse de ese ruido, ya usted esté como apretando los dientes. Yo solía hacer eso de maldad cuando estaba en la escuela.
Me estoy dando a conocer. Pero miren esto, yo recuerdo que en mi casa, mi papá tenía una piedra de afilar machetes. Nosotros teníamos un árbol al frente de la casa que lo podábamos obviamente con un machete. En aquel entonces no había de esos trimmers que se usan ahora para podar árboles, así que nosotros usábamos un machete. Y cuando yo aprendí a usar esa máquina, obviamente la piedra viene en esta dirección, dando vueltas, y uno tiene que agarrar el machete en la dirección contraria, para que pueda coger filo.
So, yo recuerdo que como mis manos no eran tan fuertes, cada vez que yo pegaba el machete a la piedra, se me iba con la piedra, porque no lo podía aguantar. Y yo, al ver esa imagen, en yo pensar en esa imagen, yo me digo, guau, que interesante porque cuando un hierro está afilando otro, son dos metales súper duros que están yendo en direcciones opuestas, más sin embargo el mero hecho de que van en direcciones opuestas, ahí es donde se le saca su mayor provecho. O sea, ahí es donde se afilan. Y ahí es donde yo veo, mis hermanos, donde está la belleza de uno poder tener un amigo.
Y aquí es donde yo voy a resumir, al menos esta parte para terminar. Ahí es donde yo veo la belleza de tener un amigo. Porque un amigo no necesariamente es la persona que te va a estar haciendo reír en todo momento. Un amigo es la persona que también se va a atrever a confrontarte y decirte lo que estás haciendo mal. Sí, un amigo es la persona que te va a tirar el brazo y va a llorar contigo, y te va a aconsejar, pero un amigo real es el que si te ve que estás, como con quien dice, te cogió con las manos en la masa, te lo va decir, papito, mamita, hay que revisar algo aquí. es la persona que se atreve a verdaderamente apuntar a quien tu realmente eres. Eso es un amigo de verdad. Porque es el amigo el que sí se va a sentar contigo tomándose un café, te va a escuchar, va a buscar entenderte. Si no entiende algo de lo que tu dices va a hacer un esfuerzo adicional por, dime más de esto, porque quiero verdaderamente entender qué es lo que tu estás procesando, qué es lo que tu estás viviendo, qué es lo que tu estás sintiendo. Está ese sentido de empatía que me voy a quitar mis zapatos para meterme en los tuyo y aunque sean incómodos, pero quiero entender a dónde tu estás.
Y eso, obviamente, mis hermanos, yo tengo que entender que no todo el mundo lo puede hacer. No todo el mundo lo puede hacer. Es más, usted no lo puede hacer con todo el mundo. Usted no está diseñado a abrirse como un libro a tutti li mundi. No. solamente con aquellas personas que usted haya encontrado una afinidad, que usted pueda hacer como Jonatán, que usted se quita su manto y se lo da a esa persona, se quita su espada y se la da a esa persona. Es como quien dice, usted se está desarmando por completo, y vertiendo en esa persona lo que usted es, lo que usted tiene.
Ahí es donde verdaderamente se mide un verdadero amigo. Donde no tan solamente apuntamos a las cosas bonitas, sino que también vemos esas asperezas y buscamos cómo afilarnos. Es el amigo que te va a decir, mira, esto hay que arreglarlo. Y si en algún día tu ves algo en mí que yo tengo que arreglar, por favor, no te lo calles, dímelo. Digo, lo estoy diciendo en el contexto de la predicación, no es que me vayan a dar a donde mí, pastor Omar, estoy viendo esto en usted. Bueno. Si viene inspirado de Dios se lo recibo.
Pero, me siguen por dónde voy, mis hermanos? Miren, hay un punto al cual yo quiero llegar con todo esto. Obviamente no lo voy a hacer hoy. Pero yo quiero que usted vaya pensando en estas palabras que yo estoy compartiendo con usted. Usted necesita un buen amigo, una buena amiga, y yo sé que en Jesús tenemos el mejor de todos los amigos, pero hace falta tener ese amigo o amiga que nos podemos pulsear, bueno, no pulsear, pero que podemos ir ahí de tu a tu. Ese amigo hace falta. Es el amigo que si tu dices a las de siete de la tarde, mira, necesito ir a comerme a pizza, quieres ir conmigo? Pues, vamos a comernos la pizza. O si tienes que tomarte un café a las 9 de la mañana porque necesitas procesar algo antes de ir a tu trabajo y necesitas procesar algo con alguien y ahí está tu amigo, y tu sabes que él puede sacar su tiempo para sentarse contigo, lo hace. O que si estás en un momento de necesidad y necesitas saber de alguien que verdaderamente va a orar por ti, no que necesariamente tu le dices, mira, fulano, ora por mí. Y te dice, sí, sí, sí, no te apures que yo te voy a mantener en oración, pero que va a ser una persona que cuando tu lo llames, ahí mismo en el teléfono te va a decir, vamos a orar ahora mismo.
Hace falta tener esos amigos. Estamos viviendo en un mundo donde ese sentido de amistad, mire que interesante, las ironías de la sociedad en la cual vivimos. Vivimos en un mundo donde ese sentido de amistad se busca por todos lados, más sin embargo se tergiversa en el sentido de que nadie confía en nadie. Y obviamente todo eso viene por un bagaje de otras cosas que las diré después.
Pero mire, hay alguien que está buscando en usted un amigo o una amiga. Usted está buscando en alguien un amigo o una amiga. El propósito de Dios no es que nadie esté solo, y eso que se habla en Génesis, no tan solamente se aplica a un contexto de pareja de hombre y mujer. También se aplica a nuestro diario vivir de que nadie esté solo, sino que nosotros podamos saber, como que guau, tengo una persona en quien puedo contar, que si necesito hablar con alguien, mira, sí, lo podemos hacer. Los pastores, mira, puede ser que nosotros los pastores seamos un billete de 20 para algunos, pero puede ser que alguien, mejor que nosotros, sea un billete de 50 o sea un billete de 100 para su vida. Pero todos juntos formamos un conglomerado que nos permiten ser parte de una familia.
Y mire, no se sienta mal. Si usted quiere tener una amistad bien íntima con una persona, pero esa persona no le responde. Fine. Busque otra persona. No hay nada malo en eso. Lo peor que puede pasar es que usted se frustre como que fulano no me quiere. Si fulano o fulana no te quiere, búscate a zungana que lo más seguro ella sí te quiere, búscate a melano que lo más seguro es que sí te quiere. Eso es lo mejor que hizo Dios, creó a toda una humanidad.
Pero, miren, lo voy a dejar aquí. solamente los quiero poner a pensar, a reflexionar en esa idea. Jesús nos llama a nosotros amigos, esa es la otra parte que voy a leer, y qué de Dios, qué de Dios. Cómo él es nuestro amigo y cómo nosotros somos amigos de él? Así que continuará.
Padre, te doy las gracias por esta noche que hemos podido compartir con mis hermanos y hermanas. Señor, en esta noche yo te pido que a medida que ellos se preparan para salir de aquí hoy, que tu los lleves con bien, que tu los lleves con tu dirección y que en su descanso de la noche, que tu te encuentres con ellos, que tu hables en sus sueños, Señor, y que su espíritu, su alma podrá estar receptible a lo que tu tengas que decir, y que mañana si así tu lo permites, nos concedas la fuerza, la sabiduría y la energía para poder lograr hacer lo que el día de mañana y lo que tal vez no logramos terminar hoy.
Así que, Señor, todo está en tus manos. Yo bendigo a tus hijos e hijas. Llévanos con bien a nuestros hogares, te lo pedimos en el nombre de Jesús. Amén y amén. Gracias, Señor. Bendiciones hermanos.
En el principio
17 de enero del 2011 - Por Raquel De Jesús
En el principio creó Dios los cielos y la tierra. La tierra estaba desordenada y vacía, las tinieblas estaban sobre la faz del abismo y el espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas. Génesis 1:1-2
¿Cuántas veces hemos leído este pasaje de la biblia y nos hemos concentrado en la belleza de que en el principio Dios creó lo cielos y la tierra? ¿Pero cuantas otras veces hemos pasado por alto el hecho de que después que Dios lo hizo todo quedo desordenado y vacio?
Muchas veces en nuestro caminar con el Señor pasamos por diferentes etapas, pero nadie nos ha advertido que muchas veces antes de que el Señor de su palabra de que se haga la luz hay un momento de desorden, donde todo es oscuridad, donde hay un vacío que no podemos explicar.
Y muchas veces como consecuencia nos sentimos culpables, porque ¿cómo se explica que si yo sirvo a Dios y sé que El está conmigo aun siento este vacío? Sin embargo en el versículo dos dice que en medio del desorden y el vacio el espíritu de Dios se movía sobre la fax de las aguas. No encontramos explicación a nuestro sentido de soledad en este mundo, nos sentimos como que nada tiene sentido, y aun cuando muchas veces estamos sirviendo a Dios de la manera que se supone que lo hagamos sentimos que nada es suficiente.
Es cierto que en esos momentos, cualquier palabra que alguien nos pueda decir nos suena como simple discurso, nada nos puede llenar, ¿qué explicación damos a todo esto? Yo todavía estoy buscando respuestas a mis preguntas. Solo hay una verdad que me ha dado la confianza y la fortaleza para seguir adelante; no tengo de que preocuparme porque, siempre llegar a Gen 1:3 donde la palabra dice “Y dijo Dios sea la luz; y fue la luz” yo no sé cuánto tiempo el desorden, la oscuridad y el vacio puedan durar pero yo confió en que ese momento donde Dios dice ¡SEA LA LUZ!! Llegará mucho antes de lo que yo misma me puedo imaginar.
Yo no le puedo decir cuánto tiempo esto puede ser pero confié que el Señor está trabajando en nuestras vidas porque él nos ama y el ha de completar su obra en nuestras vidas.
Padre yo oro por mi hermana que pueda estar leyendo este pensamiento en este momento. Te pido que tú la fortalezcas y la llenes de tu paz aun en medio de este desorden que ella pueda estar viviendo. Padre y que ella pueda confiar que tu estas trabajando y que tú has de decir una palabra creativa para su vida antes de lo que ella misma se puede esperar.
La lucha entre la vida y la muerte
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Tengo el gran privilegio de presentarle a ustedes a John Ensor. Antes de él salir de Massachusetts John fue dirigido por el Señor a iniciar una organización A Woman’s Concern, preocupación de una mujer, traducción más o menos adecuada, que hace trabajo increíble en el área, como digo, proveerles a las mujeres alternativas sanas al aborto. Y John comenzó ese ministerio aquí en Massachusetts pero ahora ya está en otras partes: Miami, Los Ángeles.
La organización que ahora dirige nuestro hermano John Ensor ha ido más allá de Woman’s Concern. Ya se han fundado varios Capítulos en diferentes ciudades, Miami, Los Ángeles, pero ahora John es Presidente de una organización que se llama Heart Beat International, sería como latido del corazón internacional, refiriéndose quizás al bebé que está dentro de la madre cuyo corazón late ya, con vida. Y esta organización provee alternativas a mujeres sobre todo en las áreas de bajos ingresos, donde muchas veces la industria del aborto tiene más éxito en engañar a mujeres con el aborto como una salida fácil a un problema que es tremendamente complejo, y que reconocemos su complejidad. Y John hace un trabajo maravilloso a nivel nacional ahora.
Ha escrito varios libros, yo sé que él va a hablar un poquito acerca de ello. De hecho, hay un libro que él escribió recientemente muy exitoso, mucho impacto, Cuestión de Vida o Muerte, en español, está traducido ahora. Está traducido al español por Zondervan, una casa publicadora muy conocida aquí en Estados Unidos. Y trajo desgraciadamente unos pocos ejemplares y muy razonable el precio, ni siquiera voy a abaratar la cosa diciendo el precio, pero es bien, bien razonable y yo me temo que se van a ir en los primeros cinco minutos. Un gran libro y les animo a conseguir una copia de ello y no quiero una estampida ahora ya, a buscar los libros al final del servicio. Pero va a estar disponible.
A nuestro hermano John Ensor, un gran aplauso de bienvenida.
Buenos días a todos. Es un honor y un gozo estar con ustedes. Hace un par de meses me llamó mi madre. Tiene 80 años. y me dijo, “tengo pulmonía”. Y yo le dije, “Tienes que ir al hospital.” Dijo, “No puedo ir al hospital hasta que no vaya a mi clase de español. Mi mamá comenzó a aprender español el verano pasado. Y va a Guatemala dos veces al año. Y dice, “Yo debo aprender su idioma desde el corazón”. Así que yo me avergüenzo, me siento abochornado ahora mismo delante de ustedes. Porque fui a Miami en el año 2006 y debí haber aprendido español.
Así que les pido disculpas. Pero gracias a Dios por ti y por ti también. Te perdonamos. Y todavía hay tiempo.
Quiero invitarles a ir al libro del Apocalipsis, Capítulo 12, y les voy a leer una porción de la Escritura muy seria.
“….Apareció en el cielo una gran señal, una mujer vestida del sol con la luna debajo de sus pies…”
Ahí lo tienen en español.
Es una porción muy seria de la Escritura. Y usted no tiene que entender todos los detalles de ella para obtener una impresión clara y precisa de este texto. Pueden todos ver el hecho de que estamos todos involucrados en una gran lucha? Esta lucha comenzó mucho tiempo atrás, antes de que el mundo mismo fuera creado. Esta es una lucha que se está dando en el cielo mismo, principalmente entre Dios y el maligno y más precisamente es una lucha entre el plan de Dios para dar vida y el plan del enemigo para dar muerte y su deseo de muerte.
Todos hemos experimentado esta lucha entre la vida y la muerte. De vez en cuando se me recuerda lo maligno, la maldad, o la maldad excesiva del mal. Un tiempo atrás leí acerca de las personas que venden abortos. Estas personas apuntan específicamente hacia nuestros jóvenes, los teenagers, con su plan de hecho de que queden encintas para venderlas más abortos. Déjeme leerles esto.
Esta señora se llama Carol Everett testifica de cómo ella le vendía abortos a los jóvenes. Y ella escribió lo siguiente: Yo me presentaba ante los adolescentes como una experta en asuntos de sexo. Les explicaba que sus padres no los ayudarían con su sexualidad pero que yo sí lo haría. Yo los separaba de su sistema de apoyo número uno y ellos me escuchaban. Segundo, nuestros médicos prescribían a estos adolescentes dosis bajas de píldoras anticonceptivas, lo cual daba como resultado un alto índice de embarazos a sabiendas de que estas píldoras necesitaban tomarse con mucha precisión diariamente a la misma hora o el embarazo ocurriría.
Esto aseguraba que los adolescentes serían mis mejores clientes, ya que los adolescentes normalmente no son lo suficientemente responsable para seguir por su cuenta instrucciones médicas tan rígidas y precisas. Yo sabía que su actividad sexual incrementaría de no tener ninguna o de una vez a la semana a cinco o siete veces a la semana una vez que fueran introducidos a este método anticonceptivo. Entonces yo podría alcanzar mi meta: 3 ó 5 abortos por cada adolescente de entre 13 a 18 años.
Según el libro de Apocalipsis esta lucha a la cual nos referimos, involucra una lucha entre el diablo y Dios. Involucra al diablo devorando a los niños y tenemos a nuestros adolescentes como una meta, como un blanco para ser devorados, para ser arruinados, para ser comprometidos y heridos y entonces caer como víctimas del mal.
Cuando yo vivía en Boston y yo trabajaba con la organización Preocupación de una Mujer, Woman’s Concern, llegó una mujer a nuestra clínica y nos dijo que acaba de llegar ahora mismo de la clínica de abortos. Había estado sobre la mesa en la clínica y estaban a punto de hacer un aborto, y dijeron: Tu tienes mellizos que eso te costará $ 350 más.
Ella era de Latinoamérica, indocumentada, no hablaba inglés, estaba desesperada, abandonada, pobre, asustada, y cuando salió de la clínica alguien la trajo a nosotros. Y comenzamos a ayudarla. Le proveímos un ultrasonido, solamente había un bebé, no tenía mellizos, un solo bebé. El diablo viene a devorar, para engañar y explotar y para destruir. Pero Dios vino al rescate.
En el 2006 fui a Miami porque descubrí que en Miami tienen 37 clínicas de aborto. En el Boston mayor solamente tenemos de 5 a 6 clínicas de aborto. Y entonces comencé a hacer investigaciones acerca de la localidad de esas 37 clínicas de aborto en Miami. Y como 30 de esas clínicas estaban ubicadas en los vecindarios afroamericanos y latinos, devorando esos vecindarios, devorando los niños en esos vecindarios.
A través de toda América actualmente, las mujeres latinas componen el 13% de la población, pero sufren el 20% de todos los abortos. Y las mujeres afroamericanas componen el 12% de la población total femenina, sin embargo experimentan el 36% de todos los abortos que se dan. Juntas, las mujeres latinas y las mujeres afroamericanas, componen el 25% de la población femenina en Estados Unidos, pero experimentan el 56% de todos los abortos en la nación.
Como sabemos, la comunidad cristiana está creciendo y desarrollándose más sobre todo en la comunidad afroamericana y latina, pero el diablo está devorando a los niños. Y esto es lo que yo llamo la maldad excesiva del mal.
En Apocalipsis dice que el dragón estaba listo para devorar al hijo de Dios, en versículo 4, dice allí:
“… El dragón se paró en frente de la mujer que estaba a punto a dar a luz a fin de que cuando diera a luz el niño pudiera devorarlo…”
Esto nos indica la manera que Satanás estaba esperando con ansiedad el nacimiento de Jesucristo. Atacar mientras está joven. Sácalo del escenario. Esto es en contraste directo en la forma en que Juan el Bautista le dio la bienvenido a Jesús. Uno dice, ah, sí, él bautizó a Jesús. No, es el lugar donde él le dio la bienvenida a Jesús, donde lo saludó primeramente. En Lucas, Capítulo 1 dice que:
“… María vino a visitar a Elizabeth. Elizabeth tenía 6 meses de embarazo con Juan el Bautista y María solo tenía una semana de embarazo, pero Juan el Bautista desde el vientre, le dio la bienvenida al Hijo de Dios…”
Y aquí en el verso 42 dice que Elizabeth dice lo siguiente: “… Y por qué se me concede a mí que la madre de mi Señor venga a mí. Porque he aquí que cuando el sonido de tu saludo llegó a mis oídos, el bebé en mi vientre saltó de gozo…”
Gozo. De matriz a matriz adoración. Nunca dudemos que cuando tu estás en el vientre tu eres tanto una persona como lo que eres hoy en tu adultez también. Juan estaba adorando tanto dentro de la matriz, como fuera de la matriz. Y cuando nosotros destruimos a nuestros hijos antes de nacer destruimos a los hijos de Dios.
El diablo vino para devorarlo, y Juan vino para darle la bienvenida. Y esto representa un lado, una decisión que tenemos que tomar. No hay lugar intermedio, neutral. El diablo usa el instrumento burdo de destruir a todos los niños a fin de capturar o destruir ese hijo esencial, ese hijo único.
Recuerdan cuando María dio a luz Satanás motivó a Herodes, y Herodes vino a él. Qué pasó? Herodes mató solamente al Hijo de Dios, a Jesús o terminó matando a todos los hijos? No solamente los niños de 2 años para abajo, los menores de dos años para impedir que el Hijo de Dios, para neutralizar al Hijo de Dios Satanás mata muchos niños.
Y esta no es la primera vez que él trata de hacer esto. Lo trató con Moisés también, recuerdan? Cuando Moisés estaba emergiendo como el salvador del pueblo de Dios, Satanás se lanzó detrás de Moisés como niño, motivando al faraón y creando una ley invitando a las personas a matar a todos los bebés niños. Pero las parteras dijeron, no nos importa si tenemos permiso o no para hacer esto, no lo haremos. Y luego se hizo una ley que decía tienen que hacerlo, pero las parteras dijeron, temeremos a Dios, no nos importa lo que digan las leyes.
Si el diablo desea destruir al pueblo de Dios tiene muchas maneras de hacerlo. Pero una de ellas simplemente es sacarte del medio antes de que nazcas. El aborto es el devorar a nuestros hijos a menos que crezcan y que reconozcan a Jesús, y vayan al mundo y extiendan el Reino de Dios. El aborto no quiero que eso se de, para que apresuren el día de la venida de Jesús si nacen.
En otras palabras, el diablo está tratando de destruir a los niños como una acción que dilate su propio juicio, que él ha de recibir. Como dice el pasaje que acabo de leer, dice que él sabe que su tiempo se acerca.
Yo acabo de regresar ahora mismo de la China. En la China ahora mismo el Evangelio está creciendo más rápidamente que en cualquier otro lugar en toda la historia de la humanidad, está creciendo. Algunos reportes dicen que 200.000 creyentes surgen cada día en la China ahora mismo, China comunista. Pero la China es la única nación en todo el mundo que hay una ley que exige que las familias solo pueden tener un solo niño, un solo hijo. Y yo pude ver cien pastores llorando, lamentando porque ellos saben que ellos, los ancianos de su iglesia, sus esposas, ellos han tenido que abortar a sus propios niños y esto les causa gran dolor. El diablo no puede detener a esta generación, pero él tratará de devorar a la venidera, a fin de ganar un poco de tiempo antes de su juicio final.
A menos que el pueblo de Dios diga lo mismo que dijeron las parteras del Antiguo Testamento, nosotros rescataremos nuestros propios hijos, no importa cuán difícil, no importa que esté casado o no, nunca voy a derramar sangre inocente. Tenemos que decir, yo confiaré en que Dios le dará de comer a mi hijo, porque Dios no abandona a los suyos. Amén.
En Apocalipsis se nos dice que el diablo sale para devorar al niño. Pero el Señor viene al rescate del niño. Y en el versículo 13 dice que persiguió a la mujer que estaba a punto de dar a luz, y cuando ya está a punto de agarrarla, dice que Dios le da a la mujer las alas del águila.
En la historia nosotros sabemos que Dios advirtió a José y a María que huyeran a Egipto. Satanás vino a devorar pero Dios vino a salvar, y salvarlos de las obras del diablo. Satanás entonces le envío agua a que la tratara de ahogar, pero dice la Biblia que la tierra se abrió y se tragó el agua. Dice, el diablo vino a devorar pero Dios viene a salvar.
Y Dios nos llama a nosotros a ser salvadores junto con él. En Proverbios en el Capítulo 24, en el versículo 11, dice:
“… Rescata a aquellos que están siendo llevados a la muerte, aguanta a aquellos que están siendo llevados a la matanza. Y si dices, ah, no sabíamos esto, acaso no lo entenderá el que pesa los corazones? El que mira por tu alma, él lo conocerá…”
Que es una manera de decirnos, hey, no pretendas que no sabes lo que está pasando. Tu y tus hijos están en la mira del maligno. Su principal estrategia es devorar a los niños de que sean nacidos, y nosotros vamos a rescatar a aquellos que están siendo arrastrados hacia la muerte.
En el Salmo 82, en el versículo 4 dice: “… Rescata a los débiles y a los necesitados y sálvalos de la mano de los malos. Dios lanzó a Satanás a la tierra. Se dice que Jesús vino a deshacer a destruir las obras del diablo, el devorar a los niños, esa es su obra. Y Dios apunta hacia destruir esa obra llamando a su pueblo al rescate.
El Reino de Dios desciende en el mismo momento en que los poderes del diablo son también lanzados, descienden a la tierra. Y así que Dios entonces llegó a esa mujer que estaba vendiendo abortos. Él envió gente como tu a la vida de ella, de esta mujer que citamos. Ella vino a tener fe en Jesucristo. Puede Dios perdonar a alguien que ha vendido abortos? Sí. Esta mujer que citamos aquí comenzó a testificar y sacar a la luz, y exponer sus propias obras malignas. Y se convirtió en un testimonio poderoso. Inspiró a otras personas como ustedes a saber y entender cómo rescatar a mujeres del aborto.
Hoy en América hay 2300 centros de ayuda para mujeres en crisis de embarazo. Hace 40 años ninguno de esos centros existía. Esos centros han sido iniciados por nosotros, la comunidad cristiana. Nosotros los construimos, nosotros pagamos por ellos con nuestros donativos, y nosotros somos voluntarios en esos centros, trabajamos en ellos, hemos comprado máquinas de ultrasonido. Hemos traído enfermeras y doctores para que estén trabajando allí. Por qué? Porque el diablo estaba devorando a nuestros propios hijos.
Pero Dios nos llama a rescatarlos. Y eso es lo que hacemos. No es más que simplemente la parábola del buen samaritano. Ahí tenemos un hombre a punto de morir. Y qué hace el amor en ese caso? El amor no dice, ah, yo no sé, yo no lo estoy haciendo, yo no creo en eso. Y yo digo, bueno yo no estoy en pro del aborto. Y ¿Saben qué? No es suficiente.
El amor requiere que tu rescates al débil, al desamparado. Dice la parábola que el samaritano tomó al hombre, lo levantó, y lo que tienes que hacer es como el samaritano, lo pones sobre el asno y lo llevas al lugar de albergue y pagas por su cuidado y su sanidad. No tienes que ir a la escuela para entender esto. Simplemente tienes que amar a tu prójimo y descubrirás lo que tienes que hacer en el camino. Es fácil? No necesariamente. Te cuesta mucho. Y eso se llama cargar la cruz para la que carga al niño.
Cada vez que una mujer llama a Teresa al centro del Woman’s Concern, esa mujer está en problemas, necesita ayuda. Teresa, sus voluntarios, su personal, ellos vienen al rescate. Cómo pueden ellos hacer esto? Porque ustedes están ayudando a Teresa, ustedes son parte de Woman’s concern, porque nosotros rescatamos a los débiles y a los inocentes, y los rescatamos de la mano de los impíos y los malignos, no importa el costo.
La mujer que no podía hablar inglés, a esa mujer se le dijo que iba a tener mellizos. Descubrimos, como ustedes saben, que solamente había un bebé. Nosotros salimos a su rescate de que se le mintiera y fuera explotada. Pero, definitivamente, necesitaba mucha ayuda. Y ya que ella era venía desde la ciudad de Lowell, entonces nosotros contactamos iglesias allá en Lowell. Por qué? Porque vecinos deberían ayudar a sus vecinos.
Antes de que tu puedas ayudarla, ellos, sus vecinos allá en Lowell, debían ayudarla. Por otra parte, si mujeres en la Ciudad de Boston que necesitan ayuda, quién entonces las va a ayudar? Yo vivo en Atlanta. Ven, cómo funciona esto? Creen ustedes que necesitan ayudar a aquellos que están en Atlanta? No, hasta que las personas de Atlanta las ayuden a ellas. Es el poder del amor del prójimo, del vecino. Ama a tu prójimo, a tu vecino, rescata a tu vecino. Se cargador de la cruz para la que carga al niño.
En Miami nosotros comenzamos dos centros de embarazo en el mismo corazón de la comunidad cubana en Highalia. Allí hablan español. Esos cubanos son bien orgullosos de su herencia. Tenemos cubanos aquí? ustedes saben lo que quiero decir. Las iglesias latinas cubanas se unieron y comenzaron esa clínica. Abrimos un lunes y el jueves ladrones se metieron a la clínica y se robaron la máquina de ultrasonido. Es como que el diablo quiere sacar de lado y patear la obra de Dios. Me llamaron del centro, fuimos allá, estábamos llorando, estábamos orando, cantando, nos estábamos gozando porque lo único que el diablo podía hacer era robarnos una máquina.
Así que conseguimos una nueva, otra mejor. Dos días después estábamos funcionando a la perfección. Y hoy esa clínica atiende como a 15 mujeres cada día, mujeres que hubieran ido a una de esas 37 clínicas de aborto. Pero Dios abrió la tierra, se tragó el río que quería destruir a la mujer y llamó a su pueblo para que entrara a la pelea. Cuando uno ayuda, cuando tu ayudas a una mujer a salvar a su bebé, el bebé salva a la mujer. Amén. Porque ahora la iglesia ve hermanas, personas involucradas personalmente en su vida, ayudándola a casarse, por ejemplo, o ayudándolo a él a encontrar un trabajo, o ayudándola a la mujer a separarse del hombre si eso es lo que se requiere. Y todo el tiempo la iglesia está derramando el amor de Cristo en sus vidas.
Cómo conquistamos el mal? Ahí lo dice en el pasaje que acabamos de leer. Dice: “… Y lo conquistaron por la sangre del cordero y por la palabra de su testimonio…”
Quizás usted diga, bueno, pastor John, yo he tenido un aborto. Yo tengo sangre en mis manos. Yo creí en esa mentira, yo fui engañada. Yo devoré mi propio hijo. Quizás, tu hermano, varón, tu volteaste la cara y te fuiste del lado. Quizás la hiciste a ella vulnerable al aborto porque no estuviste allí. O la persuadiste a que no estaban listos para casarse. O quisiste esconder tu pecado, no querías ser avergonzado y abochornado en medio de la iglesia. Yo sé, el hecho de que 20% de las personas que tienen abortos todos los días son cristianos. Esto no es un problema que está allá afuera de la iglesia. Nosotros, todos, tenemos sangre en las manos, aún Roberto y yo porque nosotros somos sus pastores y nosotros hemos fallado en convencerlos a ustedes de salir a rescate como debiéramos hacerlo. Todos nosotros tenemos, en un sentido, culpabilidad de sangre.
Y entonces, cómo podemos conquistar? De la misma manera en que todos los demás lo hacen, por la sangre del cordero. Jesús derramó su sangre, él derramó sangre inocente para limpiarnos de los pecados y de derramar la sangre de otros. Él derramó su sangre para lavar todos nuestros pecados; los pequeños, los medianos, como por ejemplo, digamos la murmuración, y los grandes también que estamos tan avergonzados de ellos que los hemos mantenido como un secreto. Uno conquista al maligno reclamando la sangre del cordero, y uno conquista al maligno también por la palabra de nuestro testimonio. Uno abre su boca y dice yo una vez fui pecador, yo tuve un aborto y entonces tu le hablas a la mujer que está a punto de hacerse un aborto. Hombres, ustedes abren su boca y hacen un testimonio, y dicen, yo fui egoísta y tenía miedo, era más fácil pagar por un aborto que asumir la responsabilidad, pero yo he confesado mi pecado a Jesucristo y hoy tu le puedes decir, yo te quiero ayudar a que guardes y mantengas a tu bebé y entonces uno se sale al rescate confesando la sangre del cordero y dando testimonio por medio de la experiencia de uno. Uno no necesita hacer más nada.
Esas dos armas son poderosas y destruirán las obras del diablo. Yo te estoy pidiendo que te conviertas en un cargador de la cruz para las cargadoras de los niños. Te estoy pidiendo a ti y que determines, nunca me haré un aborto. Yo te estoy pidiendo que resuelvas, que determines, yo nunca voy a permanecer inactivo cuando alguien se quiera hacer un aborto.
Por ejemplo, si alguien quisiera lanzarse de un puente, tu le dirías, bueno quiero que sepas que yo voy a apoyarte en tu decisión no importa cuál sea. Lo que tu dirías es, hey, ven conmigo, no importa lo que fuera que te trajera a este punto donde tu estás dispuesta a saltar, hay otra solución, tu le dirías. Y yo te ayudaré a encontrar esa solución. Y bueno, tu me puedes decir, bueno, necesito dinero. Tu puedes decir, yo no tengo mucho dinero. Tu no tienes mucho dinero, pero Dios tiene muchísimo dinero y siempre hay espacio en este mundo para tu hijo, le puedes decir, o para el hijo de tu amigo, o para el hijo de tu hija, o para tus nietos.
Entremos nosotros en la pelea a favor de la vida. Únanse a mujeres y a parejas, aquí en la iglesia, en nuestras familias, en el trabajo, dondequiera que estemos y sepa que Dios nos usará para rescatar a estos niños y para ser testigos al perdón de Dios y el poder de Dios. Amén, amén. Gloria al Señor. Amén, amén.
Déjeme compartir con ustedes un par de minutos, una palabra pastoral ahora. John, te damos las gracias por ese llamado tan apasionado que has hecho en esta mañana. Yo sé que es algo bien difícil llegar aquí a las 9 de la mañana y escuchar este tipo de mensaje. Y mi corazón, de alguna forma u otra, se va hacia esas mujeres que en alguna forma u otra, o han tenido o han experimentado un aborto. Y yo espero que ustedes hayan escuchado nuestro corazón de compasión y no de condenación, y nuestra insistencia de que si usted confiesa sus pecados, el Señor Cristo le perdona y eso se queda a un lado, se echa atrás.
Así que si usted ha participado en o ha tenido algún aborto, nosotros queremos que usted sepa que creemos en esa restauración que proviene a través de Cristo Jesús en su vida. Queremos invitarle a orar por esta situación y le invitamos a que también pueda buscar algún tipo de consejería a través de sus pastores, o algún líder de célula, o algún diácono de la iglesia, o un hombre o mujer que usted le puede confiar estos asuntos y con quien usted pueda orar.
Pero tenemos que entender que muchas veces la iglesia por una inquietud de evitar que la gente se sienta incómoda, para evitar tal vez el que algunos visitantes se sientan incómodos, o que piensen en una forma distinta, o tal vez el evitar ofender a otros que puedan proceder en una forma más cautelosa para discutir estos temas.
Como bien decía nuestro hermano John, la iglesia muchas veces se convierte en un co conspirador de los hechos del diablo también. Y usted conoce el estilo de nuestra Congregación, conoce nuestro compromiso de querer honrar a Dios primero que al hombre, y también nuestro compromiso con deshacer las obras del enemigo. Así que preferimos incomodarle en vez de deshacernos de esa responsabilidad que tenemos como creyentes delante de Dios.
Y espero que ustedes puedan entender que nosotros somos motivados por amor y no por odio, no es por justicia personal. Como bien dijo John, nosotros hemos todos pecados y necesitamos esa gracia y misericordia de Dios. Y quiero terminar con este pensamiento. Como bien dijo John, a medida que usted tal vez lee la historia de esos alemanes nazis, donde alrededor de 6 millones de judíos y quién sabe si más fueron asesinados en estos campos de concentración allá en Alemania, cuando usted analiza este fenómeno histórico, este juego fue posible porque millones de personas se hicieron de la mente de este juego no estaba sucediendo.
Cuando todo este holocausto comenzó a suceder, mucha gente dijo, ah, nosotros no sabíamos. Y puede ser quizás que tal vez algunos, muchos no sabían de esto en su totalidad. Pero la historia bien nos dice una y otra vez que muchos sí sabían de esta situación y de alguna forma u otra se sedaron personalmente para no prestarle la atención que este asunto merecía o necesitaba. Y cuando muchas personas estaban más preocupadas por su comodidad y su moralidad o su relación con Dios, el diablo estaba muy ocupado haciendo lo que precisamente Jesús dice que a él le encanta hacer, que es matar, robar y destruir a la gente. Y conocemos también de la historia de aquellas personas en esa Alemania de los nazis que sabían sí de esta situación, y decidieron pararse y dijeron, no vamos a permitir que esto suceda. Ellos ganaron para sí mismos gran honor y nosotros les honramos a ellos, y aquellos que participaron en aquellos hechos han sido cubiertos por una gran vergüenza sobre sus vidas.
Así que tenemos que preguntarnos a nosotros mismos, en qué lado vamos a estar nosotros? Queremos tal vez estar del lado de una minoría que sí dice, vamos a estar en el lado de la verdad? Que vamos a experimentar ese martirio de lo que significa seguir a Jesús y defender a otros a nuestro alrededor? o tal vez como ese hombre en la parábola, vamos a decir, no, estoy muy ocupado, eso es algo muy sucio, no me gusta, no me voy a meter ahí?
Así que por favor, entienda lo que verdaderamente nos motiva a nosotros a seguir una pasión como esta, en la forma en que John también lo ha hecho hoy para nosotros. Y bendecimos a aquellos que están trabajando en esas líneas de batalla que tal vez toman y asumen esa posición, ese lugar de incomodidad para bendecir a aquellos que están pasando por esa situación.
Así que a medida que nos preparamos para irnos, quisiera que todos se puedan poner de pie, y quiero tomar una oportunidad para orar por aquellos hombres y mujeres, especialmente aquellas mujeres que tal vez de alguna forma u otra han experimentado, o han estado involucradas en algún tipo de experiencia de un aborto. Y no te voy a pedir que levantes tu mano, pero sí te pido que ahí donde estás en tu asiento puedas visualizar el amor de Cristo y recibir el toque sanador de parte del Señor, quien nos limpia a cada uno de nosotros de todo pecado, y agradecerle también a ese mismo Jesús porque él vino para limpiarnos y permitirnos llevar una vida libre y aún a pesar de todos los pecados que hemos cometido.
Así que no tienes que esconderte más por ese pecado. Puedes sí reconocerlo delante de Dios y puedes regocijarte en el hecho que a través de Cristo Jesús tu recibes un total perdón de parte de él y un comienzo nuevo en tu vida. Así que yo declaro ahora la sanidad de Dios en tu corazón, mujer o hombre, la gracia de Dios sobre tu vida y nos comprometemos como iglesia a ser ayuda a aquellos que no tienen el conocimiento o el poder para resistir esto.
Así que queremos orar por John Ciso y John Ensor y Teresa también. Pueden extender sus manos hacia ellos ahora.
Padre, te damos gracias, Señor, por hombres y mujeres profetas en tu tierra, por hombres y mujeres que lo dejan todo, Señor, para defender la causa del que no puede defenderse a sí mismo. Señor, los bendecimos, Señor, por nombre te presentamos a John, a John Ciso a Teresa, gracias por la obra práctica que ellos hacen aquí en la tierra, Señor, para crear conciencia de esta necesidad y de esta identidad que los hijos tuyos tenemos para colaborar en liberar y rescatar aquellos entre nosotros que no pueden hacerlo por sí solos. Los bendecimos, Señor.
Señor, recompénsalos y mil y una maneras, renuévalos en sus fuerzas físicas. Señor, que siempre beban del agua fresca de tu palabra y que la fresca unción tuya los renueve cada día.
Señor, que muchos, muchos miles, millones, los sigan a ellos. Gracias, Padre, por permitirnos verlos, conocerlos, escuchar de ellos. Señor, que su palabra nunca calle y que muchos decidan llegar a la posición necesaria por el testimonio de ellos. Señor, y declaramos una unción de multiplicación por sus vidas, que muchos, muchos sigan el ejemplo de ellos para la salvación de millones en esta tierra, Señor.
Señor, sana esta tierra. Señor, que nuestra iglesia sea lugar de refugio para todo aquel que esté posibilidad de caer en este pecado. Señor, levántanos, danos una voz que grite desde lo alto y trae a nosotros, Señor, aquellos que necesitan escuchar este mensaje.
Gracias Señor, por lo que hemos escuchado hoy y cómo nuestras mentes y nuestros espíritus han sido transformados por la palabra viva que tu has declarado en este lugar. Señor, ahora llévanos a cada uno a nuestros hogares, a nuestros lugares de empleo, a dondequiera que tu nos quieras llevar portando este mensaje de vida, Señor. Amén.
Les bendecimos hermanos, en el nombre de Jesús. Declaramos la paz de Dios sobre sus vidas, la gracia de Jesucristo. Salúdense unos a otros y bendíganse unos a otros. Amén y amén.
Un nuevo comienzo
10 de enero del 2011 - Por Betsy Behan
Estando persuadido de esto, que el que comenzó en nosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo. Filipenses 1:6
Entre otras cosas tenemos un nuevo comienzo cuando iniciamos un nuevo trabajo, un nuevo negocio, una nueva carrera, un nuevo año, un nuevo lugar para vivir. Este último fue mi motivación para empezar de nuevo, cuando decidí a principios de enero del año 2005 obedecer al Señor mudándome desde New York hasta Boston. Esta decisión ahora suena fácil decirla, pero por varios años estuve totalmente en contra de tomarla.
Amigas, al llegar a Boston yo estaba, y me sentía en pedazos, para empezar cuando me mude no tenía una cama propia donde dormir, emocionalmente me sentía destruida, y con el ánimo en el suelo, pero gracias a Dios su fidelidad se manifestó con aliento que mantenía mi fe viva de que El Señor me ayudaría. ¡El Señor nos da sorpresas! En esta ocasión me sorprendió tomando los pedazos de mi vida, y en lugar de armarlos me rompió en pedacitos tan pequeños que sólo Él podría armarme de nuevo, es decir que pasé de pedazos a cenizas; por otro lado las cosas no eran como parecían, lo que el enemigo utilizó para traer duda a mi mente con la constante pregunta de: Si estoy aquí en obediencia ¿porqué todo está en mi contra?
Al principio yo no entendía nada de nada, y mi deseo era regresar a New York...algo así como el pueblo de Israel cuando se vio en el desierto y deseaban regresar a Egipto, pero El Señor sabe más que bien que hay momentos en los cuales debe llevarnos hasta el polvo para poder hacernos de nuevo. Cuando enfrentamos situaciones que nos dejan en pedazos el proceso de armar nuestras vidas se hace doloroso, pero si le permitimos al Señor que sea El que nos arme, aún si El considera necesario rompernos más, el dolor se hace más llevadero, y estamos seguros que El nos hará conforme al modelo indicado para la misión que tiene designada para cada uno, y no debemos olvidar que SU OBRA EN NOSOTROS NO TERMINA. Es decir que él sigue moldeándonos.
Las experiencias vividas, y las situaciones que enfrentamos "Definen nuestro carácter" Saquemos lo mejor de ellas, esto nos proporcionará un carácter de bendición para nosotros mismos, y para los demás.
Cuando le permitimos a Dios que nos tome en sus manos, y sea El que nos moldee estamos confiados porque estamos en las manos perfectas. Cuando le permitimos al Señor que nos haga, y nos coloque en el lugar que él quiere, estamos preparados para vencer, y nuestra base se mantiene firme, porque El conoce mucho más de lo que podamos entender, y conocer. El se toma Su tiempo, nos arma, con amor y misericordia, lo hace pausada, delicadamente, y con mucho cuidado porque "Somos Su más valiosa pieza de arte"
Dios nos reviste de Su gracia, y nos toca con su Espíritu Santo. Amigas, éste año nuevo es una buena oportunidad para permitirle al Señor que nos moldee, para renovar nuestros votos, en general, un "Nuevo Comienzo".
Amado Dios: Te entregamos nuestras vidas en tus manos, renuévanos con un nuevo comienzo, moldéanos. Ayúdanos a ser como quieres que seamos, y a estar donde quieras que estemos. Queremos entender que la buena obra que comenzaste en nosotros la perfeccionarás en Tu día. ¡Amén!
Llamado a una vida de santidad
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Siento del Señor retomar una palabra que Dios nos dio en la noche de Año Nuevo y como apretar un poco más esa palabra de Dios a nuestros corazones y de nuestra Congregación. Algunos de ustedes me han dicho que fue de bendición esa palabra y como que quisieran que la desarrollara un poquito más. Y yo mismo había sentido lo mismo, de que no era bueno dejarla así, simplemente como un llamado general a la santidad.
El 31 en la noche Dios nos hablaba acerca de que este año meditemos más en su llamado a una vida de santidad, de consagración a él, de entrega a él, de santificación, de santificarnos al Señor. Y yo le pido al Señor que este año nos recuerdo eso varias veces a través de nuestro programa de predicación. Que Dios quiere un pueblo consagrado a él, un pueblo santificado, un pueblo entregado a él.
Y la santidad es un tema complejísimo. Se tomaría muchas semanas para hacerle justicia a este tema tan importante. Pero queremos aunque sea apuntar algunas cosas acerca de ello. Y por eso les invito a ir a Primera de Pedro. Hay muchos pasajes que podríamos usar como punto de entrada o de partida hacia este tema de la santidad o la santificación, pero este pasaje me pareció muy, muy rico y denso así que quiero que lo estudiemos con otros pasajes, junto a algunos puntos que Dios me ha dado para que nos ayude a enriquecer nuestro entendimiento de la santificación y de la santidad.
Primeramente, antes que nada, qué quiere decir ser santo? Vamos a ver qué quiere decir la palabra santidad o santo? Apartado, ¿verdad? Apartado. Y esa palabra apartado, uno puede ser apartado de algo, ¿verdad? Pero también uno puede ser apartado para algo. Y la santidad es así. La santidad no es solamente algo negativo, como que no hagas, no hagas lo otro, no pienses así, no digas esto, etc. No es solamente negativo, sino que también es un llamado a cierta vida, ciertas acciones, ciertas actitudes, ciertas posturas de vida.
Entonces, nosotros somos apartados del mundo que no conoce a Dios y que no le da prioridad a las cosas del Reino de Dios. Somos apartados del pecado, somos apartados de las obras del mal, pero somos apartados también para ser vasos útiles al Señor, para ser instrumentos al Señor, para ser voz de Dios aquí en el mundo, anunciando, como dice el Apóstol Pedro en otro pasaje, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable.
Entonces, somos apartados para servir al Señor. Apartados para serle agradables a él, apartados para dar fruto agradable que honre al Señor. Es decir, que es un doble llamado. Separarnos de ciertas cosas, dejar atrás ciertas cosas pero también ir hacia ciertas cosas hasta que la imagen de Cristo sea formada plenamente dentro de nosotros.
Así que aquí, es importante, esta idea de santificación, es consagrarse, dedicarse completamente al Señor para un solo propósito. Como las vasijas del Antiguo Testamento del templo, como todos los objetos del templo eran dedicados exclusivamente para la obra del Señor. No se podía usar una olla que estuviera en el templo, una vasija no se podía usar para hacer un sancocho. Era solamente para contener el aceite de Dios; o las lámparas no se podían usar para que el sacerdote cuando saliera del santuario se fuera para su casa alumbrándose en la noche. No, eran exclusivamente para el uso de la adoración.
Y ahí tenemos una imagen de lo que es la santificación. Esos objetos eran separados del uso mundano. Había un momento en que se consagraban y se dedicaban exclusivamente para el uso de los asuntos de Dios y después ya no se podían usar más, excepto para dar gloria al Señor y ser usados en el rito litúrgico, en la adoración a Dios. Y esa es una buena imagen.
Nosotros somos vasijas que somos usados y consagrados para el uso de los propósitos de Dios. Entonces eso es una buena imagen con la cual comenzar. Primera de Pedro, 1:13 al 25, dice aquí:
“… Por tanto ceñid los lomos de vuestro entendimiento…”, es decir, prepárense, póngase, enderécese en su asiento, quiero verlos así enderezarse. “… ceñid los lomos de vuestro entendimiento, sed sobrios y esperad por completo en la gracia que se os traerá cuando Jesucristo sea manifestado. Como hijos obedientes, escuche eso, no os conforméis a los deseos que antes teníais…, es decir, no se ajuste a ello, no se deje dominar por ellos, no se someta a ellos,… estando en vuestra ignorancia, sino como aquel que os llamó es santo, sed también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir…”
Hay mucho material, mucha tela que cortar en ese pasaje. Como el es santo, nosotros también tenemos que ser igual que él.
“…Porque escrito está, sed santos porque yo soy santo. Y si invocáis por padre a aquel que sin acepción de personas juzga según la obra de cada uno, conducíos en temor todo el tiempo de vuestra peregrinación…”
No puedo reprimir un comentario antes de continuar. Fíjense que nosotros decimos, bueno, vivimos bajo la gracia de Dios, ya no vivimos conforme a las obras, como se vivía en el Antiguo Testamento, que los hombres y las mujeres tenían que hacer diferentes cosas para ganarse la aprobación de Dios.
Ahora, nosotros habitamos bajo la gracia pero eso no quiere decir que no tenemos que hacer buenas obras, o que las buenas obras son irrelevantes, que no tienen nada que ver con la vida cristiana. Un hijo de Dios que ha sido lavado con la sangre de Cristo, una persona que sirve a Dios se espera que refleje las obras de una persona sanada y salvada por la sangre de Cristo. No podemos decir, yo soy salvo, y practicar el pecado sin remordimiento. Vamos a pecar, pero tiene que ser una excepción y tiene que ser algo que nosotros hagamos en contra de nuestra voluntad. No podemos adaptarnos al pecado porque Dios sí, juzga a una persona que dice que yo soy cristiano, yo soy siervo de Dios pero vive una vida contraria, practica una vida que es contraria a la voluntad de la palabra de Dios, hay una contradicción inherente. No se puede.
Por eso es que tenemos un llamado, porque Dios sí, nos trata en un sentido, no somos salvos por obras, pero una vez que somos salvos se supone que produzcamos buenas obras. Y si no hay una contradicción. Tu ves? Por eso es que hay una tensión allí bien delicada, hay una ambigüedad en la palabra bien interesante. Dice;
“… y si invocáis por Padre a aquel que sin acepción de personas juzga según la obra de cada uno, conducíos en temor todo el tiempo de vuestra peregrinación. Sabiendo que fuiste rescatados de vuestra vana manera de vivir…”
Rescatados, por qué? Por la sangre de Cristo. El que nos salvó a un precio tan alto no espera que nosotros le rebajemos su sacrificio con una vida que no esté a la altura de su sacrificio.
“… no con cosas corruptibles como oro o plata, sino con la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin contaminación, ya destinado desde antes de la fundación del mundo pero manifestado los postreros tiempos por amor de vosotros. Y mediante el cual creéis en Dios quien le resucitó de entre los muertos y le ha dado gloria para que vuestra fe y esperanza sean en Dios. Habiendo purificado vuestras almas por la obediencia a la verdad mediante el espíritu para el amor fraternal, no fingido, amaos unos a otros entrañablemente de corazón puro, siendo renacidos, no de cimiento corruptible sino de incorruptible, por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre. Porque toda carne es como hierba y toda la gloria del hombre, como flor de la hierba. La hierba se seca y la flor se cae, más la palabra del Señor permanece para siempre. Y esta es la palabra que por el Evangelio os ha sido anunciada…”
Ven ustedes lo complejo, lo rico que es ese concepto de la santidad? Hay mucho allí. Podríamos pasar horas desglosando y desmontando ese pasaje tan rico. Pero déjeme apuntar unas cuantas cosas, unos cuantos pensamientos. No todos van a estar relacionados con este pasaje, pero uso este pasaje como punto de partida. No lo voy a exponer expositivamente, pero quiero comenzar con algunos principios porque quiero sobretodo dejar ahí un fundamento de ideas y de pensamientos acerca de la santidad.
Miren, lo primero que tenemos que entender es esto. Nosotros somos un pueblo de sacerdotes. Servir y sacerdotisas, apartados para servir y glorificar a Dios. Cuantos saben que somos sacerdotes? Por eso la santidad es tan importante. Miren lo que dice Primera de Pedro 2:9 al 11, dice:
“… más vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable…”
Somos un real sacerdocio, un linaje escogido, una nación santa. Y usted sabe que los sacerdotes cuando eran escogidos por Dios tenían que santificarse. Los sacerdotes eran un pueblo muy especial, era una casta, un grupo que no vivía como vivían las demás personas en Israel. Una de las cosas, por ejemplo, los sacerdotes no tenían tierra privada como tenían las demás personas. Porque Dios les dijo, yo soy su herencia. Así que ellos no tenían propiedad privada. Ellos vivían de las ofrendas del pueblo y tenían unas tierras colectivas que Dios les había dado para que ellos las vivieran. Pero ellos vivían en una manera muy diferente y eran consagrados.
Miren, por ejemplo, usted va a Éxodo, Capítulo 28, versículo 40, dice aquí el Señor:
“… Y para los hijos de Aarón, es decir, los que iban a ser sacerdotes, esa familia de sacerdotes… haréis túnicas, también les harás cintos y les harás tiaras para honra y hermosura, y con ellos vestirás a Aarón, tu hermano, y a sus hijos con él, los que habrían de ser sacerdotes… y los ungirás y los consagrarás y santificarás para que sean mis sacerdotes…”
Para que sean mis sacerdotes los santificarás y los consagrarás. Entonces, si en Primera de Pedro 2:9 dice que nosotros somos un real sacerdocio, una nación santa, apartados por Dios, adquiridos por su sangre para anunciar, para que sirvamos al Señor al avance del Reino, entonces nosotros tenemos que vivir una vida así misma de consagración y de entrega al Señor. Y esa es la cosa, que muchos de nosotros a veces como que no pasamos por ese proceso de concientizarnos acerca de lo que nosotros somos.
Tomamos esas palabras como algo poético, una metáfora. Oh, somos reales sacerdotes. No, Dios nos ve como continuadores de esa tradición. Antes, antiguamente los sacerdotes eran un poquito de gente muy escondida, un linaje familiar, una apellido. Pero ahora, en Cristo Jesús, todos somos sacerdotes.
Di conmigo, yo soy un sacerdote consagrado para la obra de Dios. Entonces, por eso es que tenemos que ser santificados. Nuestra vida tiene que reflejar la consagración de un sacerdote, una sacerdotisa.
Ahora, otro punto bien importante es este. La santidad, hermanos, es el requisito o pre requisito para las bendiciones de Dios en la vida del creyente. Si tu quieres bendición plena en tu vida, si tu quieres prosperar, si tu quieres gozar de todo lo que Dios ha prometido en tu vida, si tu quieres sentir el gozo del Señor, la paz del Señor, salud mental, salud física, bendición de Dios, lo que Dios ha prometido para tu vida, hay un requisito. Dios espera que tu vivas una vida que sea digna de que esas bendiciones de Dios desciendan sobre tu vida.
Ahora, Dios bendice al malo y al bueno, pero hay unas bendiciones especiales en la vida cristiana, hay una continuidad de la bendición que fluye en ti, en tu vida, que la santidad es un requisito. Por qué muchas veces tenemos dificultades en la vida y tantas diferentes cosas que suceden? No todas son de pecado, pero muchas veces es porque no estamos viviendo conforme a los principios de la palabra de Dios.
Qué dice Juan 15:10, por ejemplo, ya les dije que íbamos a usar nuestras Biblias. Una de las cosas que hace una persona santificada, es que carga su Biblia siempre. Por eso me gustó cuando Betsy pasó por acá y tenía su Biblia allí en la mano soldada, eso está bueno. Me gustan esos cristianos así, que son radicales. Juan 15:10 dice:
“…. Si guardares mis mandamientos, santificación, obediencia, permaneceréis en mi amor, así como yo he guardado los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor…”
Ve? Y en Romanos 12:2 habla acerca de que presentemos nuestros cuerpos como sacrificio vivo, santo, agradable a Dios el cual es nuestro culto racional. Dice, “…. Para que comprobéis la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta…”
Para que comprobéis la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta. En otras palabras, dice, para que tu puedas experimentar y comprobar, gustar la buena bendición de Dios, agradable y perfecta, tu necesitas entregar tu vida como un sacrificio al Señor. Mientras tu más te santificas, más te entregas, más te consagras, más te das al Señor, más mueres al yo y a tu propia realización y gusto, ¿Saben qué? La gracia de Dios se mueve con más facilidad en tu vida. Hay más bendición. Lo que Dios promete tu dices, es verdad, lo compruebas porque Dios no se cansa de derramar su bendición sobre tu vida. Así ese punto es bien importante. La santidad, la santificación, la consagración es el pre requisito para la plenitud de vida en Dios, para todas las bendiciones de Dios en la vida del creyente.
En segundo lugar, la santidad es la plataforma para la manifestación del poder de Dios. Uno es bendiciones en general, disfrutar de la paz, la presencia, la comunión, la bendición de Dios en tu vida. Pero si tu quieres una vida de poder, si tu quieres que Dios te use con autoridad, con aplomo, con unción, que el poder de Dios pueda correr libremente a través de tu vida, tienes también que consagrarte más y más a él. Por qué? Porque de nuevo, el aceite no podía descender sobre vasijas sucias en el Antiguo Testamento, esas vasijas tenían que estar limpias. Y la unción de Dios tiene que descender sobre hombres y mujeres que sean santificados.
Juan 15:16 “… No me elegisteis vosotros a mí, sino que yo os elegí a vosotros. Y os he puesto para que vayáis y llevéis fruto y vuestro fruto permanezca para que todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, él os lo de…”
Tu quieres oraciones contestadas? Tu quieres que cuando tu oras por alguien, la unción de Dios fluya en tu vida? Tu quieres que la gracia de Dios se manifiesta a través de tu vida? Pídele al Señor que cada día te entre más y más en lo hondo de su santidad.
Recuerdan ustedes el pasaje de Josué que yo mencioné. Claro que sí, porque ustedes se recuerdan de todo lo que yo digo, ¿verdad que sí? El 31 en la noche Josué y el pueblo hebreo, antes de entrar a la tierra prometida, ellos iban a pelear con gigantes, Dios se iba a manifestar en sus vidas en una manera poderosa. Iban a ver milagros, señales, prodigios en esa tierra nueva. Qué fue l o primero que Dios les dijo que tenían que hacer antes de entrar ya en la tierra prometida? Tenían que circuncidarse, recuerdan? Tenían que consagrarse al Señor. Dios le dijo a Josué que dijera al pueblo:
“…Santificaos porque Jehová hará mañana maravillas entre vosotros…”
Santificaos porque el Señor quiere hacer maravillas entre ustedes. Yo decía el 31 que Dios quiere usarnos como Congregación para grandes cosas. Dios tiene propósitos y planes para esta Congregación y por eso es que yo creo que esa urgencia de que yo, ustedes, nos santifiquemos cada día más y más, nos preparemos porque Dios quiere hacer maravillas entre nosotros.
Y el que quiere moño alto, que aguante jalones, dicen por ahí los dominicanos. El que quiere gloria necesita dedicación. Eso es así. Noblece oblige, dicen los franceses. La nobleza tiene sus responsabilidades. Somos reales sacerdotes. Entonces, si tu quieres que el poder de Dios se manifieste en tu vida, tienes que santificarte. Si tu quieres que las bendiciones de Dios se hagan reales en tu vida, y su aprobación se haga manifiesta en tu psiquis, en tu vida familiar, en tu trabajo, en tus finanzas, tienes que santificarte.
Y en tercer lugar, ya hemos sugerido que la santidad es un requisito para el servicio a Dios. Ya mencionamos eso así que no voy a insistir mucho en ello. El hecho de que usted es un sacerdote, se supone que tu sirvas al Señor, Dios te hace un llamado hacia la santificación.
Hasta aquí, me van siguiendo? Cuántos se durmieron ya y se chequearon ya, se fueron a otro lugar? No. Están aquí todos? Amén. Okay.
Bien, otro punto bien importante acerca de la santidad, apúntelo allí. Quiero ver esos lápices al rojo vivo. La santidad nos protege de los ataques y acusaciones del enemigo. Tu quieres protección en tu vida? Tu quieres cobertura de Dios en tu vida? Y voy a poner un asterisco al lado de eso, pero no quiero adelantarme demasiado.
La santidad nos protege de los ataques y acusaciones del enemigo. Es una forma de nosotros protegernos. Muchas veces Dios quiere bendecirnos, Dios quiere cubrirnos de ciertas cosas en nuestra vida, pero como estamos en el terreno del diablo con nuestro comportamiento, el diablo es un acusador tremendo, es un legalista. Es el primer fariseo de toda la historia. Él nos acusa y él obliga, en un sentido, más bien él le dice a Dios, tu tienes que hacer cumplir tu justicia, esta persona dice que te ama, que te sirve, que ha sido lavado con la sangre y míralo por allí practicando ciertas cosas. Tienes que dejarme tocarlo. Así pasa muchas veces. El diablo es un acusador.
Y Dios a veces quiere cubrirnos con su sombra. Una persona que está metida en drogas y haciendo cosas indebidas, está en el terreno del diablo y a veces Dios quiere cubrir esa persona, pero ahí viene, puede ser un sida, puede ser una bala perdida en una discoteca o en un lugar de mal comportamiento o mala muerte. Y Dios en su misericordia a veces tiene que permitir ciertas cosas en nuestra vida para poder santificarnos y purificarnos más.
Entonces Dios quiere sanarnos de ciertos ataques del enemigo, pero nosotros tenemos que caminar dentro del terreno divino. Recuerdan la famosa imagen de Jesús en el monte de los olivos, antes de ser crucificado? Le dice a Jerusalén, “Jerusalén, Jerusalén, cómo quise yo cubrirte, como la gallina cubre a sus polluelos y no quisiste, y ahora tu eres abandonada y dejada para los ataques del enemigo.” Y ahí vino la gran invasión romana con toda la destrucción porque el pueblo hebreo se rebeló contra Dios, rechazando a su Mesías, y se rebeló contra los romanos también, y vino una destrucción terrible contra Jerusalén, contra Israel, un castigo muy fuerte. Por qué? Dios quería cubrirlo pero había ciertas cosas que él esperaba a ellos hicieran.
Y por eso también la santificación es tan grande, tan importante, que nosotros caminemos dentro de las previsiones del Señor y las estipulaciones del Reino de Dios para que Dios pueda plenamente cubrirnos.
Ahora, quiero decir esto, que el tu caminar en santidad no te exime de ser probado por Dios o de ser atacado por el enemigo. Ahora, cuando tu seas atacado y probado, será para una de varias cosas. Será o para la gloria de Dios o para el avance de sus propósitos, que él te va a usar a ti misteriosamente para avanzar sus propósitos, o para tu propia formación espiritual. Pero si Dios permite que tu seas tocado por el mal, mientras tu caminas en sus caminos, él le pondrá un límite a Satanás y a la larga eso redundará en gloria y honra para su nombre y bendición para tu vida.
Ven, por eso es que la Biblia dice que los que aman a Dios todas las cosas ayudan a bien. Job era un hombre justo, casi perfecto en sus caminos, podría uno decir, pero había un drama allí. Que el diablo quiso usar a Job para avergonzar a Dios. Dios dijo, ok, vamos a ver? Entonces Job sufrió extremadamente, pero en ese sufrimiento estaba implicada la gloria de Dios. Óigame y de cuánta bendición ha sido el libro de Job para la humanidad. Mire nosotros aquí, en el siglo XXI hablando de Job, pobre, ya él está bien allá arriba, ya está descansando, y cuánto jugo le hemos sacado a Job a través de los siglos y los siglos. Fue de bendición para nosotros, fue de gloria para Dios y me imagino, que él también fue iluminado y aprendió muchas cosas como el mismo libro de Job nos enseña.
Es decir, que cuando tu estás en los caminos de Dios, puede que sufras, puede que pases por prueba, puede que experimentes pérdida, pero siempre vas a ser bendecido. El diablo no se saldrá con la suya en tu vida. Dios tornará todos tus sufrimientos y padecimientos para gloria de Dios.
Y que bueno es cuando uno sufre, pero uno sabe que yo amo a Dios, yo estoy sirviendo a Dios, yo estoy buscando de él. Así que Dios me sacará adelante, él sabe lo que él hace.
Ok, entonces, nos protege de los ataques y acusaciones del enemigo y si somos probados y entramos en dificultades, siempre saldremos victoriosos.
Ahora, hay otro pasaje que quiero usar para los próximos puntos que se encuentra en Romanos 7 del 14 al 25. Hay otro punto que quiero apuntar aquí, valga la redundancia, una cosa que quiero apuntar es la santidad es un proceso. Diga, proceso. La santidad es un proceso no un estado. Entienden la diferencia o es demasiado temprano para ser tan sutil? Yo espero que ustedes hayan desayunado bien antes de venir aquí esta mañana. Porque la santidad es un proceso, no un estado. Ah, yo soy santo, ya no tengo nada que aprender. Olvídate que ya estás en la profundidad del infierno, mi hermano.
No, la santidad es un proceso. Nosotros siempre vamos hacia la santidad, es una lucha, es un proceso dinámico, es algo que siempre está dándose en nuestras vidas. Nunca llegamos a decir, ok, ya, llegué! Eso le pasó al fariseo ese que en la parábola de Jesucristo, oh, gracias Señor, te doy porque no soy como este publicano aquí, este sinvergüenza, yo diezmo, voy a la iglesia todos los domingos y los miércoles también, soy diácono. Gloria a Dios. ¡Aleluya! Él se sentía muy contento con su comportamiento y su estado, y Dios le decía, yo te aborrezco, yo no recibo tu ofrenda.
El otro, el publicano estaba allí, oh, Señor, ten piedad de mí porque soy pecador. Y qué dice el Señor, ese, el que reconocía su pecado, se fue bendecido y perdonado. El otro que estaba seguro de su santificación y muy satisfecho de haber llegado, el Señor lo aborrece. La santidad es un proceso.
Y yo digo eso en un sentido también para tu propia tranquilidad. Porque mientras luchamos por la santidad y vamos hacia la santidad tenemos que saber que nunca lo vamos a lograr completamente. Eso quiere que no tenemos que andar por ahí con un látigo con 7 puntas de bronce dándonos en la espalda todo el tiempo porque hoy me porté mal, hoy hice esto, hice lo otro. Es un proceso. Estamos en trabajo. Somos una obra en construcción y tenemos que también darle espacio al tiempo y a la obra de Dios en nuestras vidas.
Mientras perseguimos la santidad apasionadamente, también tenemos que saber que vamos en el camino, vamos a experimentar contradicciones y luchas y eso es parte, y tenemos que también no ser demasiado exigentes. Tengo más que decir acerca de eso con nosotros mismos. Ok, no podemos ser legalistas con nosotros mismos.
La santidad es un proceso. Miren Colosenses, antes de ir a Romanos, Colosenses, Capítulo 3, porque esto tiene tantos textos, Colosenses 3:9 y 10 dice:
“…No mintáis los unos a los otros habiendo despojado del viejo hombre con sus hechos y revestido del nuevo, el cual conforme a la imagen del que lo creó se va renovando hasta el conocimiento pleno…”
Ve ahí proceso? Mientras usted se va revistiendo de nuevo cómo lo hace? Conforme a la imagen de lo que creó, usted se va renovando hasta llegar a la plenitud del conocimiento. Y sabe usted cuándo usted llega a la plenitud del conocimiento? Cuando se muere ahí es que a usted se le quita la venda de los ojos y dice Pablo que ahora veo cómo he sido visto. Ahora vemos como por espejos, oscuramente, más entonces veremos cómo nosotros hemos sido vistos.
Ve? Usted está siempre yendo hacia la santidad, usted está siempre siendo mejor. Esa es la idea. Pablo dice, hijitos míos, por los cuales padezco dolores de parto hasta que Cristo sea formado en vosotros. Es como una madre que siempre está dando a luz. Hermanas, no quiero pesadillas para ustedes pero… el infierno podría ser eso, una mujer siempre dando a luz. Ese sería el infierno para muchos de nosotros. La idea es esa, Pablo decía, siempre estoy luchando para ver a Cristo formado.
Porque Cristo se está formando en nosotros siempre. Un poquito más, un poquito más, un poquito más. Siempre siendo más y más como Cristo. Es un proceso, es un ir hacia.
En Romanos, el pasaje de Romanos 7, yo veo aquí a Pablo. Este gran hombre de Dios que disfruta de unos conocimientos increíbles diciendo en el 7:21:
“… Queriendo yo hacer el bien hayo esta ley, que el mal está en mí, porque según el hombre interior me deleito en la ley de Dios, pero veo otra ley en mis miembros, que se revela contra la ley de mi mente y que me lleva cautivo a la ley del pecado que está en mis miembros. Miserable de mí! Quién me librará de este cuerpo de muerte?...”
Véase este hombre, siervo de Dios, lleno del Espíritu Santo, bendecido con unas visiones tremendas. Escribió dos terceras partes del Nuevo Testamento y todavía diciendo, miserable de mí, quién me librará de este cuerpo de muerte? Porque estaba en formación. Él de vez en cuando se veía haciendo cosas y diciendo cosas que él no quería hacer porque estaba en proceso.
Así que, mi hermano, si tu tienes luchas en la vida cristiana, bienvenido al club, tiene buena compañía. Es un proceso. Pero tenemos que meternos en ese proceso. Muchos estamos dirimiendo a pierna suelta y dice Dios, despiértate, manganzón y ponte las pilas. Entra en el proceso de la santificación. Ese proceso dura toda la vida.
Otro punto bien importante, la santidad involucra lucha. Digan todos ‘lucha’. Involucra conflicto interior, una decisión deliberada. Cómo se compara al cristiano en la Biblia? Con un guerrero, un soldado, un atleta, un labrador. Todas esas profesiones tienen lucha.
Pablo dice que él corre para que corramos con ligereza la carrera de la fe. Dice que nuestra lucha no es contra carne y sangre sino contra principados y potestades. Hay una implicación de lucha y de guerra en la vida cristiana. La vida cristiana no es para cobardes.
Nietzsche, el gran filósofo alemán, que no era tan grande después de todo, porque era un ateo empedernido, dice la Biblia que, dice el necio de corazón no hay Dios, pero era un gran filósofo de todas maneras. Él decía que el cristianismo era para esclavos, era una religión para esclavos, gente débil que no podía luchar con las cosas de la vida y por eso tenía que apelar a un Dios imaginario.
Pero ¿Saben qué? Él decía eso porque no conocía la Biblia como nosotros la conocemos. No conocía la vida cristiana como nosotros la conocemos. La vida cristiana es una vida de luchas. Si tu la vives verdaderamente como tiene que ser vivida, es una vida agónica, es una vida apasionada, es una vida de guerra contra ti mismo, guerra contra el mundo y la carne, guerra contra el diablo que quiere destruir tu vida y hacerte tropezar una y otra vez. Es una lucha interior.
Por eso Pablo dice, miserable de mí, quién me librará de este cuerpo de muerte? Según el hombre interior, mi espíritu yo quiero hacer la voluntad de Dios, yo quiero agradar a Dios, yo quiero hacer lo que dice la Biblia pero encuentro en mí otra ley biológica, carnal, terrenal, diabólica que me arrastra a hacer lo que yo no quiero, aún mientras bendigo a Dios, y le digo, Padre, ayúdame, estoy pecando y yendo hacia el pecado. Es una lucha agónica, agonía, es lucha.
Por eso yo digo, si tu estás cómodo allí, echándote fresco en la vida cristiana, como diciendo, y, esto es un jardín, que lindo. Tu no sabes lo que es la vida cristiana.
Ahora, no es que tampoco tu vivas paranoide, neurótico y lleno de ansiedad. No me refiero a eso, pero es la lucha del soldado. Tu estás hecho para la guerra. Tu eres un atleta y tu tienes que abrazar tu estado, tienes que abrazar tu llamado. Dios me llama a estar ahí en lucha, no acomodarme al pecado.
No os conforméis a este siglo, dice Romanos 12. No se ajusten a esta cultura, sino presentad vuestros cuerpos en sacrificio vivo. Es una entrega. Es una lucha. Pero es una lucha que no te hace neurótico. Si tu estás neurótico en la lucha de la vida cristiana, you’ve missed the point. Te equivocaste. Porque es la lucha del pelotero que le batean una bola bien alto, y casi parece que va a llegar fuera de jonrón y él está midiendo la bola y él está en tensión, él está en lucha, sus ojos, su cerebro, su cuerpo, sus manos, él está midiendo dónde va a caer, no vaya yo a caer también. Yo también estoy en lucha porque no me falle la ilustración aquí.
Entonces, él está esperando la bola y él la está buscando y pasan 5 segundo, 3 segundo, no voy a exagerar demasiado, entonces él está en tensión, su cuerpo está en tensión, su mente está en tensión, todas sus facultades están buscando esa bola y esperándola. Él se posiciona para cuando la bola caiga y su cerebro está calculando, su computadora cerebral está haciendo unos cálculos increíbles que ninguna computadora humana lo puede hacer, yo le aseguro. Son unos cálculos matemáticos terribles que él mismo no sabe lo que está haciendo.
Pero qué pasa? También usted lo ve y parece de lo más relajado. Él se tiene que relajar. Si él está… probablemente se pone nervioso no va a agarrar. Es una combinación de relajamiento y tensión, ¿verdad que sí? Así es la vida cristiana. Tu te esfuerzas por servir al Señor. Tu trabajas duro, tu estás en lucha pero también respiras, disfrutas de la vida, te gozas de la vida porque tu sabes que vas a llegar a la meta porque Dios ya se aseguró de que tu ganaras la batalla.
Tu sabes que vas a agarrar la bola, es cuestión nada más de estar ahí debajo de ella cuando llegue. Pero, tienes que esforzarte, es una lucha paradójica. Es una ansiedad hermosa. Es una tensión relajada. Porque hay mucha gente que solo están tensos, y eso son los que usted ve que están constreñidos y estreñidos en la vida cristiana, una cara seca y todo es religión y ley, y compromiso, y esto y lo otro.
No disfrutan de la vida, es como el hermano del hijo pródigo: “Papá, yo he estado siempre haciendo lo bueno y tu nunca me diste ni siquiera un corderito para que lo matara.” Ese no entendía lo que era estar cerca del Padre, porque era todo acción, obra. Marta, acción, hacer las cosas para el Reino de Dios, y María tranquilita. No, yo quiero que Marta y María se unan en una sola persona. Que Marta haga lo que tiene que hacer, pero también que lo haga relajadamente, no se canse, no se mate en la vida cristiana. Es lucha, sin embargo, pero no es una lucha destructiva.
Entonces, es una lucha, es un conflicto interior. Involucra una decisión deliberada. Voy a terminar ya porque es tanto, quizás vamos a tener que seguir una vez más aunque sea.
Lo último que quiero decir es esto, que la santidad sin embargo, aunque es lucha, no es producto de nuestro propio esfuerzo. Tu no, en última instancia, tu no produces la santidad. Por más que tu aprietes los dientes y trates de ser santo, lo único que te va a suceder es que vas a tener que ir al dentista para que te arregle las muelas que te desgastaste. La santidad no la producimos nosotros, la santidad es producto de la presencia y el mover del Espíritu Santo y la vida de Dios dentro de nosotros. Es producto de nosotros reconocer el llamado de Dios a la santidad y entonces pegarnos al poder del Padre, buscar del Espíritu Santo, llenarnos de la palabra de Dios, hacer nuestras disciplinas espirituales cada día. Tomarnos nuestras vitaminas del espíritu cada día, dejar que Cristo se haga grande en nosotros y que él obre a través de nosotros y produzca los frutos de la santidad.
Cuántos entienden lo que le estoy diciendo? Amén. Esto es importante porque muchos de nosotros queremos producir la santidad amarrándonos a un palo para no hacer nada malo, sin embargo todavía estamos dentro de nosotros aquí pensando malos pensamientos. No se puede.
De nuevo, hablando de que eso es producto de un esfuerzo pero también de un relajamiento. La santidad viene cuando tu haces tu parte, pero también cuando tu dependes de Cristo Jesús y del Espíritu Santo. No maldigas el pecado en ti, bendice la santidad de Dios en ti. Guau, que bien me salió eso! Apúntelo para que no se me olvide. No vivas peleando con la carne, abraza la vida de Cristo dentro de ti y trata de pegarte lo más posible a Cristo para que entonces tu puedas producir los frutos de la santidad.
Volviendo a Juan, Capítulo 15, los versículos del 1 al 8, mire cómo dice Cristo aquí:
“… Yo soy la vid verdadera y mi Padre es el labrador…”
Pido a los músicos que si son tan amables de pasar por acá.
“…Yo soy la vid verdadera y mi Padre es el labrador. Todo pámpano que en mí no lleva fruto lo quitará… ─ ahí está el llamado a la santidad ─ … y todo aquel que lleva fruto lo limpiará para que lleve más fruto…”
Ve, hay algo aquí, que el Padre te está limpiando. El Padre está tratando contigo. El Padre está formándose en ti para que tu produzcas los frutos de la santidad.
“… lo limpiará para que lleve más fruto, ya vosotros estáis limpios por la palabra que os hablado…”
La palabra de Cristo en nosotros, la palabra de Dios cuando habita en nosotros, cuando meditamos en ella, cuando la memorizamos, cuando la recibimos y le damos la bienvenida a nuestra vida, cuando moramos en ella, y la recibimos como palabra de Dios, esa palabra es viva dentro de nosotros y hace cosas en nosotros, y produce lo que ella misma dice que va a producir. Entonces dice:
“… Si guardares mis mandamientos permaneceréis en mi amor así como yo he guardado los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor...”
Donde quiero ir es más atrás, Juan 15 del 1 al 8. Dice:
“… Yo soy la vid verdadera, mi Padre es el labrador. Todo pámpano que en mí no llva fruto lo quitará, y todo aquel que lleva fruta lo limpiará para que lleve más fruto. Permaneced en mí, versículo 4, y yo en vosotros, como el pámpano no puede llevar fruto por sí mismo…”
Usted ve? Tu no puedes llevar fruto de santidad por ti mismo.
“… sino permanece en la vid, así tampoco vosotros sino permanecéis en mí. Yo soy la vid, vosotros los pámpanos, el que permanece en mí y yo en él, éste lleva mucho fruto porque separado de mí nada podéis hacer…”
Hermanos, eso es lo bello. Hoy en día, tu y yo, si queremos vivir una vida que sea agradable a Dios lo que tenemos que hacer es irnos más hacia Cristo, meternos más dentro de Cristo, entregarnos más a él, consagrarnos más a él, tener más comunión con él, meditar más en él, en su obra, su persona, su nombre, su verdad, sus mandamientos. Buscar de Cristo, dónde está él? Cómo permanecemos en Cristo? Cómo nos metemos en Cristo? Es a través de todas las ayudas posibles, la disciplina cristiana, la oración, el ayuno, la lectura de la palabra, la comunión con los santos, el servicio al Señor. Todas estas son cosas que nos acercan más y más a Cristo. Cuando reconocemos que él es nuestro Dios, nuestro Señor, nuestro Rey, cuando morimos más y más a los apetitos del mundo y al deseo de la propia realización y mis propios placeres, y cada día nos vamos metiendo más dentro de Cristo. Nuestro fruto va injertándose más y `más orgánicamente en la persona de Jesús, entonces el fruto de Jesús, la santidad de Jesús se va transmitiendo a través de nosotros.
Que diferente a yo matarme por producir obras, por hacer esto, hacer lo otro, y cuando veo que no creo que agrada a Dios, me pongo las gríngolas con los caballos, voy en la otra dirección. Hay una paranoia, una neurosis, una compulsividad que no es de Dios.
Mientras que cuando uno dice, ¿Saben qué? Yo lo que voy a hacer es que voy a meterme más en Cristo, voy a bendecir más a Dios, voy a pensar más en las cosas de Dios, voy a apartarme de aquellas cosas que contaminan mi mente y militan contra los principios del Reino de Dios. Entonces, según Cristo se va adueñando más y más de ti, de tu vida, tus hábitos, tu tiempo, tu comportamiento, él va entonces haciendo la obra y tu te encuentras dando frutos de justicia para el Señor.
Un árbol de manzana, no dice cuando llega la primavera, oh, llegó abril así que tengo que ponerme a dar fruto. El árbol tiene la genética de árbol de manzana y reacciona a ciertas cosas que hay en el ambiente y cuando llegó ese momento se da unos procesos y él da fruto naturalmente sin dolor. Así somos nosotros también. Los frutos de justicia de la santidad lo damos cuando nos injertamos en Jesús, en su palabra, la obra de Jesús en nosotros. Amén.
Por eso no andes por allí tratando de hacer esto, o hacer lo otro. No, no, a la vez que te esfuerzas, también dile, Señor, aduéñate más de mí, lléname más. Toma control de mi vida y hazme un dador de buenos frutos para gloria de tu nombre. Cuántos sienten ese llamado de Dios a la santidad. Amén. Gloria al Señor. Gloria al Señor.
Pongámonos de pie un momento. Pongámonos de pie un segundo. Ve, la vida cristiana, hermanos, es compleja, pero también maravillosamente hermosa. Dios nos llama. Purifíquense, mis hijos. Yo creo que voy a tener que continuar un poquito más porque hay mucha tela que cortar en esto, pero Dios quiere que seamos un pueblo que sea agradable a él, hermanos, y que lo agrademos con nuestra vida.
Así, ahora mismo ahí en tu espíritu, dile al Señor, Señor, ayúdame a dar los frutos de un siervo, una sierva tuya.
Lord, help me to be a giver, a bearer of the fruit of the spirit. May Jesus become more and more the ground of my being, the source of my good works, the guarantor of my sanctification, if you will. Ask Jesus to take hold, take control of your life, complete ownership of your life.
Recuerda, tu eres una sacerdotisa, un sacerdote del Señor, para que las bendiciones de Dios se manifiesten en tu vida, tienes que ser santo. Para que el poder de Dios se manifieste a través de ti, necesitas santificarte, para que el enemigo no tenga poder para hacerte daño en tu vida, y que las pruebas de la vida redunden en bendición para tu vida, necesitas santificarte.
Y Dios no te llama a la agonía, no te llama a sufrimiento, a padecimiento, te llama a soltura, paz, gozo, a esperanza, al disfrute de la vida mientras te lanzas hacia la lucha de la santidad. Es un proceso que durará toda tu vida pero ¿Saben qué? Cada día más y más te parecerás a Cristo y ahí donde viene la verdadera felicidad en la vida. Así que, gracias, Señor, te bendecimos y te exaltamos, te damos gloria y honra, Señor, y pedimos que esa vida de santidad se haga real en nosotros cada día.
Ayúdanos a ser un pueblo que obedezca ese llamado tuyo, Señor. Oh, ayúdame a mí, Padre, primeramente y bendícenos a todos y danos un año de gran crecimiento espiritual, ir más hondo de tus caminos, en el nombre de Jesús. Y el pueblo de Dios dice amén. Gloria al nombre del Señor. Amén.
La mentalidad correcta para alcanzar tus metas
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Ya que estamos comenzando este nuevo año, la gente siempre se pone sus resoluciones de cosas que quieren alcanzar y muchas veces nosotros siempre vamos a la mesa de dibujo, como quien dice, y empezamos a trazar planes de cosas que queremos alcanzar. Puede ser que hayan algunos planes del año 2010 que nosotros todavía traemos y tenemos que seguir trabajando en ellos para este próximo año. Como también puede haber cosas nuevas que estamos alcanzando, metas que tenemos por delante.
Y algo que el Señor puso en mi corazón fue el hecho de que para nosotros poder alcanzar esas metas todo depende de la forma en la cual nosotros pensamos. Nosotros nos podemos trazar las metas más descabelladas que uno se pueda imaginar, pero si no tenemos la mentalidad correcta para hacerlo, nunca lo vamos a hacer. Y obviamente yo estaba meditando en ese pasaje de Romanos, Capítulo 12, verso 2 que dice que nosotros tenemos que cambiar nuestra forma de pensar para que así pueda cambiar nuestra forma de vivir.
“…Transformaos pues, por la renovación de nuestro entendimiento para que así seamos transformados en nuestra forma de vida…”
Y cada vez que nosotros nos enfrentamos a un nuevo año que pensamos en resoluciones y yo estaba hablando de 4 áreas primarias. Yo estaba hablando a nivel personal y eso tiene que ver mucho con nuestra salud, mucha gente que dice, pues este año voy a perder 30, 40, 50 libras o hay algunos como yo que tal vez decimos que me gustaría ganar aunque sea 5 ó 10 libras. Yo siempre trato pero no puedo. Algunos me dicen, ay, Omar, dame ese don que tu tienes. Pero ahí vamos.
Otra área tiene que ver acerca de nuestra familia, tal vez, uno quiere ser mejor esposo, mejor esposa, mejor padre, mejor hijo, mejor hija y nos trazamos nuestras metas a ese nivel también, a nivel de vocación profesional. Uno quiere ser o un mejor empleador o un mejor empleado y uno se busca la forma de poder funcionar en esas distintas áreas, y claro está, esa dimensión de nuestra relación con Dios, de cómo siempre podemos crecer, mejorar en nuestra relación con Dios.
Y por eso es que yo les estaba diciendo esto, mis hermanos, que nosotros nos atrevemos a creerle a Dios. Dígale otra vez a la persona a su lado, ‘atrévete a creer’. Y por qué yo digo, atrévete a creer? Eso suena como si nosotros no creyéramos ya, pero ¿Saben qué, mis hermanos? Hay veces que yo voy bien esto, obviamente yo siempre les hablo de mi corazón así que hoy estoy abriendo mi corazón a ustedes también. Pero yo me atrevo a decir que muchas veces las distintas circunstancias de vida por las cuales uno pasa, como que tronchan ese sentido de nosotros poder creer, de poder confiar, de que Dios puede hacer algo. Y tenemos la tendencia de tomar nosotros el control de las cosas porque como vemos que Dios está tardando en hacer algo, en obrar de alguna forma, pues, nosotros queremos intervenir en nuestra forma. Y muchas veces ese tipo de actitud puede tronchar también los planes de Dios.
Muchas veces eso puede tronchar esa forma de cómo Dios quiere obrar en medio de nuestras vidas. Y miren, yo los dirijo a un pasaje que para mí es clave. Está en Juan, Capítulo 14, si pueden ir conmigo. Juan, Capítulo 14 del verso 12 en adelante, dice:
“…. De cierto les digo que el que en mí cree las obras que yo hago, él las hará también. Y aún mayores hará porque yo voy al Padre y todo lo que pidan al Padre en mi nombre, lo haré para que el Padre sea glorificado en el Hijo… ─ Verso 14 dice: ─…Si algo pidieran en mi nombre yo lo haré…”
Que bonito, ¿verdad? Son palabras claves para nuestra fe cristiana, para nuestra certeza, nuestra confianza en el Señor. Porque obviamente son palabras que no vienen de ningún hombre, son palabras que vienen de Jesús, es una promesa que viene de Jesús y nosotros depositamos toda nuestra fe en esas palabras.
Y claro está, mis hermanos, a lo largo de mi vida yo he visto momentos en los cuales yo he podido ver esas palabras en acción. Y yo estoy seguro que todos nosotros en alguna forma u otra, hemos visto estas palabras y las hemos visto concretizarse en medio de nuestras vidas. Que hemos pedido algo a Dios en el nombre de Jesús y Dios en su forma, a su manera, lo ha hecho. Como también yo puedo testificar que yo he tenido momentos en mi vida donde estas palabras se han desparecido, porque he pedido, he pedido, y he pedido y nada, nada sucede. Y yo no creo que no sea porque Dios no quiera, yo creo que hay muchas otras circunstancias en el mundo que impiden el que esas cosas se lleven a cabo.
Puede ser que hasta yo mismo esté pidiendo en una forma que no es correcta, y por eso es que Dios no lo permite. Pero lo que yo quiero enfatizar hoy, mis hermanos, es el asunto de que nunca podemos dejar de creer en Dios. Nunca podemos dejar de creer en Dios. Creerle a Dios. De que él se va a encargar de hacer lo que tiene que hacer en medio de nuestras vidas.
Yo miro aquí a lo largo del salón y yo me imagino la serie de novelas que se están llevando a cabo en medio de sus vidas. Y no estoy hablando de las novelas de Univisión, conste. Estoy hablando de las novelas de ustedes, de cómo ustedes se baten día tras día en todas las cosas que hacen, cómo ustedes lidian con sus alegrías, con sus gozos, con sus victorias, y cómo ustedes lidian también con sus dilemas, con sus frustraciones, y cómo yo me imagino, que Dios está en acción en medio de cada una de esas cosas. Situaciones que de repente salen que uno se queda como que, guau, espérate, y esto de dónde salió? Yo no me esperaba esto. Y uno tiene que enfrentar eso y echarle mano.
O hay veces que cuando sale uno se asusta tanto que entonces uno se echa para atrás, y dice, no, yo no voy a meter mis manos ahí. Pero sea como sea mis hermanos, estamos hablando que son circunstancias, situaciones que están ahí en la olla con nosotros y tarde o temprano vamos a tener que lidiar con ello. Son situaciones que o fortalecen nuestra fe o debilitan nuestra fe. Y está en nosotros el que una o la otra se de.
Claro está, si yo miro esas palabras que nosotros estamos leyendo es porque tenemos la certeza de que nuestra fe puede ser fortalecida en el Señor y que tenemos que creer a lo que él quiera hacer en medio de nosotros y cómo él quiere y cuándo él quiera. Si yo me dejo llevar mucho por ese aspecto de que mi fe se debilita, entonces es porque estoy quitando mis ojos de esa promesa que el Señor nos ha dado, de que todo lo que pidiéramos en su nombre él lo hará.
Saben por qué digo esto, mis hermanos? Yo hago referencia a este otro pasaje de Hebreos, Capítulo 12, que fue otro pasaje que usé anoche también. Hebreos, Capítulo 12, muchos de nosotros lo conocemos, pero para beneficios de aquellos que tal vez no están muy familiarizados con este pasaje, es el que dice:
“… por tanto nosotros también teniendo a nuestro alrededor una gran nube de testigos, despojémonos de todo el peso y del pecado que nos acedia y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante... ─ cómo dice después? ─… puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, pero yo diría de nuestra fe…”
Yo me imagino que cada uno de ustedes en las distintas resoluciones, metas, que usted se está trazando para este nuevo año, o las que usted está cargando del año 2010, las situaciones con las que usted se puede enfrentar porque póngale el sello de que van a salir circunstancias buenas que van a impulsar lo que usted pueda alcanzar esas cosas, como también van a salir circunstancias difíciles que lo van a poner perplejo y no va a saber cómo proceder. Pero en medio de todas esas cosas, mis hermanos, si hay algo que yo les puedo decir es que usted mantenga sus ojos puestos en el Señor. Mantenga sus ojos puestos en esas promesas que Dios nos ha dado a cada uno de nosotros, promesas que de acuerdo a nuestras vidas, el Señor se encarga de cumplirlas en su debido momento, en su debida forma, en la forma que él mejor entienda para usted.
Mira, puede ser que tal vez a este caballero que está ahí atrás, el Señor decida hacer algo con él en una forma distinta a cómo lo haga con este joven que está aquí al frente, también. Puede ser que la forma en que Dios obre conmigo sea una forma distintas de cómo lo que va a hacer también con esta niña aquí.
Mis hermanos, pero en medio de todas esas cosas, lo más importante de saber es que si Dios ha dado una promesa él va a cumplir su parte del trato, del deal, como quien dice. Él se va a encargar de cumplir eso. Está de nosotros entonces que nosotros nos atrevamos a creerle al Señor.
Miren, ustedes se recordarán de este proverbio, libro de Proverbio, Capítulo 3, solamente voy a hacer referencia a algunos de estos pasajes. Proverbios, Capítulo 3, verso 5, miren cómo dice:
“…Fíate de Jehová de todo tu corazón y no te apoyes en tu propia prudencia. Reconócelo en todos tus camino y él enderezará tus veredas. No te creas sabio en tu propia opinión, teme a Jehová y apártate del mal, porque será medicina a tu cuerpo y refrigerio a tus huesos…”
Este proverbio, cuando yo lo leo, para mí es clave. Al yo enfrentar un nuevo año, para mí esto es clave. Yo puedo hacer mucho planes y fácilmente dejar a Dios fuera de esos planes. Pero lo que estas palabras me están diciendo es que yo tengo que hacer esa acción intencional de reconocer a Dios en todo lo que yo hago.
Y ¿Saben qué? Esto yo lo puedo decir, ok, voy a escribir en esta libreta todos mis planes y después voy a decir, ok, Señor, qué tu crees de todo lo que escribí? Versus, primero decir, Señor, qué yo debería hacer en este nuevo año para entonces venir a la libreta y empezar a escribir en esa inspiración.
Y yo no estoy diciendo que una sea mejor que la otra, conste. No quiero decir eso porque yo creo que Dios honra también ese aspecto de que uno sea proactivo y que uno se trace sus planes y pedir el favor de Dios en eso. Pero muchas veces tenemos que aprender a irnos también por ese otro lado, aprender a buscar de parte de Dios, creer, miren cómo lo voy a decir, creer, creer que Dios tiene la capacidad de darnos revelación a nosotros de qué es lo que él quiere hacer en medio de nuestras vidas.
Y que no tan solamente creamos cuando Dios empiece a mostrarnos esas cosas, sino con esa creencia venga la sensibilidad de poder responder en una forma afirmativa a lo que Dios nos inquiete a nosotros a hacer. Que nosotros nos salgamos de nuestra comodidad un poco y podamos aceptar los retos que Dios traiga a nuestras vidas y alcanzar aquello para lo cual él nos está llamando a nosotros.
Y yo les soy honesto, mis hermanos, muchas veces nosotros queremos jalar a Dios a nuestros planes y decir, no Señor, esto es lo que yo quiero. Y de nuevo, está bien decir, Señor, mira, yo quiero esto, pero aunque que tengamos esa actitud, que nosotros también podamos ser lo sensible suficiente que si Dios nos dice a nosotros, tu quieres eso, pero que tal si consideramos esto? Me siguen por dónde voy?
Usted se quiere identificar como un verdadero hijo, una verdadera hija de Dios? Podemos ser una de dos clases de hijos: los que queremos amoldar a papá a nuestros planes, o podemos ser el tipo de hijo que si papá nos jala y nos dice, vamos a hacer esto primero, que lo hagamos. No a regañadientes, pero con un corazón sensible, humilde, dispuesto, obediente.
Yo no sé, mis hermanos, pero yo me atrevo a decir, es más, lo voy a decir para mí, si yo me atrevo a creerle a Dios que cuando él quiere hacer eso en mi vida las cosas van a ir bien, yo estoy seguro que voy a ver cosas grandes.
En la misma forma me atrevo a decir, que si usted se atreve a creerle a Dios cuando él empieza a hacer eso con usted, usted también va a ver cosas grandes. Podrá sonar sencillo lo que estoy diciendo, mis hermanos, pero yo sé que no lo es. A nadie le gusta que lo muevan de un lado a otro. A nadie le gusta, pero si entendemos que Dios es nuestro Padre, y tal vez algunos de nosotros venimos con un trasfondo donde la imagen paterna es medio turbia, esa figura de autoridad como que la resistimos a veces. Pero si esa es la situación, con más intención todavía Dios quiere agarrarnos, movernos, moldearnos, disciplinarnos para que entonces nosotros podamos ver lo él quiere hacer en nosotros.
Así que, mis hermanos, yo sé que solamente yo soy un poco más jocoso, pero hoy no es el momento de ser jocoso. Porque lo que estoy diciendo tiene un peso, lo que estoy diciendo lo estoy diciendo con temor y temblor. Porque yo sé que lo que estoy diciendo no es nada fácil de hacer. Muchos menos en el tipo de sociedad en la cual nosotros vivimos, donde se nos anima y se nos motivo, y se nos instruya a que nosotros asumamos control de nuestras vidas. Lo que yo estoy diciendo es que nosotros soltemos ese control al trato de Dios.
Y ahí es donde viene ese aspecto de atrevernos a creer que lo que sea que él quiera hacer en nosotros, es mucho mejor de lo que nosotros podamos hacer, mucho mejor de lo que nosotros podamos decidir o pensar. Fantástico, hagan sus planes, planeen su vida, sean proactivos, tomen acción, por favor háganlo. No se queden ahí sentados entonces esperando a que Dios haga algo. No, no, no, tome acción, haga las cosas que está haciendo o que planea hacer, reconozca a Dios en todos su camino, y él se va a encargar de enderezar sus veredas.
A eso es a lo que se refiere lo que yo estoy diciendo. Usted reconoce a Dios en su camino, y cuando él endereza… imagínese esa acción de enderezar algo. Usted tiene algo que está todo virado, torcido, que doloroso sería ese proceso de ponerlo todo en su lugar.
Miren, hay veces, yo no sé si usted se ha dado cuenta, pero hay veces que yo me jorobo y mi espalda se va para el frente y yo sé que eso puede ser un peligro para mí. Si yo mismo cuando yo trato de enderezarme, que yo mismo siento el dolor en mis vértebras cuando se acomodan otra vez, cuán más doloroso sería el que otra persona lo haga por mí, con la fuerza que necesita para poderme enderezar.
Suena bien bonito ese proverbio, “reconócelo en todos tus caminos y él enderezará tus veredas.” Ese punto de Dios es doloroso. Pero miren, a través de ese dolor viene algo nuevo, algo bueno, porque entonces uno se siente más derecho, más firme para poder enfrentar cualquier cosa que venga.
Así que, mis hermanos y hermanas, yo los quiero dejar con esta palabra en esta noche. Sea cual sea la meta, los planes que usted tenga, sea cuales sean los retos, las dificultades que puedan llegar a su vida en este año 2011, miren, atrévase a creer. Atrévase a creer como dice el Señor Jesús, que lo que usted pida al Padre en el nombre de él, él lo va a hacer. Tal vez no lo haga a su tiempo, pero lo va a hacer.
Y reconózcalo en todos sus caminos, y cuando usted sienta el dolor de que lo están tirando en una dirección que usted no pensaba, suéltese y deje que el Señor lo enderece.
Vamos a ponernos de pie y vamos a orar. Padre, te doy las gracias, Señor Jesús, en esta bella noche, Señor Jesús. Cada vez que tenemos la oportunidad de exponernos a tu palabra, cada vez que tenemos la oportunidad de escuchar, Señor, lo que tu tienes para nosotros, es un privilegio, Dios. Yo lo considero como un privilegio. Y Padre, asimismo, yo tengo que reconocer que lo que tu pides de nosotros no es nada fácil, muchas veces, quieres darnos sí una vida abundante, una vida bendecida, pero también tiene sus procesos dolorosos.
Así que, Señor, yo te quiero pedir por cada uno de mis hermanos y hermanas, a medida que ellos continúan adentrándose a este nuevo año 2011, Señor, yo sí declaro tu cobertura, yo declaro tu protección sobre sus vidas, Señor, que tu los libres de todo mal, Padre, líbralos de todo mal. Que tu cuides su entrada y su salida, su acostarse y su levantarse, Señor, pero aún después de haber dicho esto, Señor, si llegaran esos momentos duros y difíciles en la manera que se puedan manifestar, sí sabemos que no podemos evitar las dificultades, Señor, nosotros podemos controlar todo lo que sucede a nuestro alrededor, podemos tratar de cuidar nuestra salud, pero eso no impide que podamos enfermarnos en algún momento.
Podemos tratar de guiar con precaución pero líbranos, tu Señor, un accidente puede ocurrir en cualquier momento. Podemos luchar por tener familias sólidas y estables, pero eso no impide que haya momentos de roces, de corajes, de molestias. Pero no quiero enfocarme tampoco en esas cosas negativas, Señor, quiero también resaltar todas las bendiciones con las cuales nos vamos a encontrar. Quiero resaltar también esos momentos donde vamos a ver tu mano moviéndose con poder, Señor, donde vamos a ver peticiones que sean concedidas, Señor. Donde vamos a ver puertas que se abran de par en par, Señor, que nosotros no tengamos ninguna otra opción que decir, guau, Señor, esto definitivamente eres tu que te estás moviendo aquí! eres tu el que me ha dado la fuerza para hacer esta riqueza, o para escribir todas estas cosas. No ha sido la fuerza de mi propia mano, sino que has sido tu, Señor, el que lo has hecho.
Así que, mi Dios, yo te ruego, Padre, que a lo largo de lo que va comenzando de este año 2011, Señor, yo te pido que tu fomentes en cada uno de mis hermanos y hermanas, ese sentido de fe que todos necesitamos, Señor, para atrevernos a creerte a ti de que tu te encargarás de proveer las cosas.
Señor, mira, yo me atrevo a decir que van a haber personas aquí que van a tener que tomar decisiones riesgosas, van a tener que tomar decisiones donde si se dejan llevar por lo que pueda suceder, nunca lo van a hacer. Pero Señor, van a tener que tomar esas decisiones como quieran. Algunos van a tener que cambiar de trabajo, algunos van a tener que cambiar de localidad, algunos van a tener que cambiar de formas de pensar y concebir esa idea es bien difícil, pero, Señor, aún en medio de esos riesgos, yo declaro, Señor, que tu estarás ahí, que tu responderás a las oraciones de tus hijos e hijas, Señor, y que tu no los vas a dejar caer en vergüenza, Señor Jesús.
Padre, cualquiera sea el caso, Señor, desde lidiar con una persona difícil en el ámbito de trabajo, hasta lidiar con un cónyuge o una persona nueva que vayamos a conocer, Señor, yo te pido, por gracia, por discernimiento, Señor, nuestras palabras, atrevernos a creerte a ti, Señor, de que tu puedes infundir en nuestras mentes esa gracias para saber cómo hablar, para no ser tan rápidos de juzgar a otros, Señor, sino que sepamos ver a las personas como tu los ves a ellos primero, Señor.
Oh, Dios, mira, ayúdanos a enfatizar esta enseñanza que tu nos das. Que antes de quitarla la pajita que pueda tener otra persona en su ojo, que siempre podamos quitarnos nosotros primero las vigas que tenemos en nuestros ojos para poder ver mejor, Señor.
Padre, yo bendigo a tus hijos e hijas, Señor, en esta noche. Yo les bendigo, Padre, yo declaro sobre ellos, sobre sus familias, sobre todo lo que ellos hacen, sobre todo lo que ellos poseen, Señor, yo declaro tu bendición, yo cancelo cualquier obra del enemigo, Señor, que trate de destruir lo que tu estás haciendo en sus vidas, Señor, yo lo cancelo en tu nombre, y yo declaro que todas las cosas obrarán para bien, Señor, para todos aquellos que te aman, Señor, y yo sé que aquí hay un grupo bien grande de personas que te aman, Señor.
Sea cual sea la forma que tu quieras usar para llamarnos la atención, para enderezar nuestros caminos, ayúdanos a tener esa sensibilidad de espíritu y de corazón para poderte obedecer y responder en la forma que tu quieres que respondamos. A ti te damos toda la gloria y todo el honor, Señor, llévanos con bien hasta nuestros hogares, bendícenos, Señor, danos un sueño tranquilo, reparador, mi Dios, para las energías de nuestro cuerpo y que mañana si así tu lo permites, Señor, podamos echarle mano a un día más y poder lograr las cosas que estén a nuestro alcance y si tu nos das la oportunidad de hacerlo algo más por otra persona, Señor, mira, que nuestro brazo no se estreche, no se acorte, sino que podamos extender nuestras manos y servir a aquellos a nuestro alrededor.
Bendecimos tu nombre en esta noche, Señor, en el nombre de Jesús. Amén.
Cuidado con el asesino silencioso
3 de enero del 2011 - Por Carmen Samano
Llegaron a Mara, lugar que se llama así porque sus aguas son amargas, y no pudieron apagar su sed allí. Comenzaron entonces a murmurar en contra de Moisés, y preguntaban: “¿Qué vamos a beber?” Moisés clamó al SEÑOR, y él le mostró un pedazo de madera, el cual echó Moisés al agua, y al instante el agua se volvió dulce.
En ese lugar el SEÑOR los puso a prueba y les dio una ley como norma de conducta. Les dijo: “Yo soy el SEÑOR su Dios. Si escuchan mi voz y hacen lo que yo considero justo, y si cumplen mis leyes y mandamientos, no traeré sobre ustedes ninguna de las enfermedades que traje sobre los egipcios. Yo soy el SEÑOR, que les devuelve la salud.”
--Éxodos 15:23-26
El murmurar o quejarse es un pecado que muchas veces ignoramos. Algunas veces nos enfocamos más en los “pecados grande” como el homicidio y el adulterio, de tal manera que no le damos importancia a este pecado. Pero el Señor no lo pasa por alto, sino todo lo contrario. La murmuración es un asesino silencioso. ¡Este pecado fue la causa de una plaga que mató a miles de Israelitas! (Ver Números 16.) Arriba leemos cómo los Israelitas, quienes tenían una sed desesperante, sólo miraron que el agua que habían encontrado estaba amarga y no se podía tomar. ¡Qué rápido se olvidaron del Dios que los sacó de Egipto, con señales y prodigios! Ellos habían sido testigos de cómo Dios había dividido el Mar Rojo y destruido a los que los habían esclavizados. Aún así, prontamente volvieron a mirar los problemas en frente de ellos, olvidándose por completo del poder milagroso de su Dios.
Entonces comenzaron a murmurar contra Moisés. Pero en realidad ¿no estaban ellos dirigiendo su murmuración en contra de Dios? Una vez más, Moisés intercedió por ellos. Les reveló la fidelidad de su Dios que respondía a todos sus problemas y proveía para todas sus necesidades. Una vez más, Moisés les enseñó con su ejemplo. Ellos sólo tenían que clamar delante de Dios en humildad para ser escuchados.
Muchas veces, al igual que los israelitas, nosotros miramos nuestras circunstancias sólo con nuestros ojos físicos. Al no mirar con ojos de fe caemos en la trampa de estarnos quejando. Y si eres como yo, es posible que cuando empiezas a quejarte se te hace difícil parar. Muchas veces cuando he dejado correr mi actitud de queja, Dios me habla y me pregunta: “¿No es realmente contra mí que estás murmurando?” Yo tengo que recordar que debo dejar a Dios obrar en mis problemas para evitar caer en el pecado de la murmuración. No dejes que éste pecado tome control de ti. Examínate continuamente porque tanto tú como yo somos vulnerables.
El mismo Dios hacedor de maravillas que sacó a los hijos de Israel de Egipto, sigue obrando hoy. No permitas que tus murmuraciones y quejas te impidan recibir las bendiciones que Él tiene apartadas para ti.
Cuando Dios cambia todos tus planes
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Feliz año, Congregación León de Judá! Felicidades en el año 2011. Espero que en todo lo que le venga a su vida en este año sea de bendición y prosperidad. Lo esperado y lo inesperado. Que todo sea de bendición para sus vidas.
Y de eso se trata el mensaje de hoy. Abramos nuestras Biblias en Mateo, Capítulo 1, por favor. Mis hermanos, casi les tengo que pedir disculpas porque aquí van a oír de nuevo José, María, Jesús. Me descorazoné esta semana caminando por mi cuadra viendo árboles de navidad en la acera y yo no suelto la navidad tan fácil. Me encanta esta época del año.
Pero, hermanos, yo les aseguro que, bueno sí, se puede llamar un mensaje navideño, pero a la verdad, el Señor me dio este mensaje para este día en particular, este día. Este primer día de un nuevo año. El primer día de un nuevo año que comienza una nueva década, se da cuenta? Y si usted como yo, muchos de ustedes, estarán comenzando un nuevo comienzo. Tal vez mañana regresarán a sus trabajos, tal vez después de un espacio, muchos de los estudiantes aquí, tal vez con dolor en su corazón se van a despegar de su hogar y regresan a la universidad y a sus estudios. Y cuántos han hecho planes para el año 2011? Amén.
Eso, les animamos. Muchas veces se ha predicado eso aquí. Queremos hacer planes, tener metas, amén, queremos lograr cosas ambiciosas delante del Señor. Tenemos peticiones que tenemos delante del Señor, sueños que anhelamos realizar en este año. Y a la vez, si usted como muchos de nosotros, como acabamos de orar, queremos que a la vez el Señor abra los cielos sobre nosotros.
Cuántos anhelan eso? Señor, yo tengo mis planes delante de ti, pero sobre todo yo anhelo que me visite el espíritu de Dios en este año, no? es esa su oración? Señor, quiero una visitación de tu santo espíritu. Y aún mientras planificamos y hacemos nuestros planes, le pedimos al Señor que él derrame su gracia sobre nuestras vidas y él tiene que mirar nuestras vidas patas arriba. Cuántos le han pedido eso al Señor? Hazlo. Queremos que Dios nos tenga en su mira. Sea lo que nosotros planifiquemos o no, que el Señor nos tenga en su mira y que nos use de la manera que le de gloria a él.
Queremos ser parte de algo de él, queremos ser parte de su propósito divino, no? así oramos el viernes. Señor, queremos que rompas brechas en nuestra vida, algo espectacular. Padre, que tu derrames tu gracia y tu espíritu sobre nuestras vidas.
Una pregunta mis hermanos, cuando el espíritu de Dios te visite así, en este año, lo reconocerás? Cuando el espíritu de Dios te visite de la manera que le acabas de pedir, cómo vendrá? Cómo anunciará su venida?
Más importante, mis hermanos, cuando el espíritu de Dios visite tu vida y visite tu hogar, cómo cabrán tus planes con los planes de Dios? Esos planes que acabas de elaborar. Y aún antes de este mensaje, mis hermanos, les dejo este consejo. No tengas temor de recibir, no tengas temor, mi hermano, de aceptar y cubrir y ser mayordomo de lo que Dios tenga para tu vida en este año. Por más inesperado que sea, por más amargo o incómodo que parezca al principio, no tengas temor de recibir tu María en este año. Puede ser que de esa manera el Señor cumpla sus propósitos en ti y se glorifique a través de ti.
Vayamos al Señor y luego a la palabra. Señor, yo me añado a las voces de los hermanos, de los santos que acaban de cantar delante de ti. Ábrenos los cielos. Espíritu de Dios, sopla sobre esta palabra. Una y otra vez, Señor, se ha declarado sobre este altar y aún en esta mañana, sin reserva, Señor, nuestras vidas son tuyas y así lo hemos a declarar. Señor, con temor y temblor tal vez ni siquiera dándonos cuenta de todo lo que eso representa, toma estas vidas, nuestras vidas, nuestros días, este año y visítanos con tu espíritu. Te pedimos en el nombre de Jesús.
Versículo 18 de Mateo, Capítulo 1:
“….El nacimiento de Jesucristo fue así. Estando desposado María, su madre, con José, antes que se juntasen se halló que había concebido del Espíritu Santo. Y José, su marido, como era justo y no quería infamarla quiso dejarla secretamente. Y pensando él en esto, he aquí un ángel del Señor le apareció en sueños y le dijo; “José, hijo de David, no temas de recibir a María, tu mujer, porque lo que en ella es engendrado del Espíritu Santo es, y dará a luz un hijo, y llamará su nombre Jesús porque él salvará al mundo de sus pecados.” Todo esto aconteció para que se cumpliese lo dicho por el Señor por medio del profeta, cuando dijo, “He aquí una virgen concebirá y dará a luz un hijo, y llamará su nombre Emanuel, que traducido es Dios con nosotros.” Y despertando José del sueño hizo como el ángel del Señor le había mandado y recibió… que este espejo mágico se hizo pedazos.”
No sé cómo él se enteró. Yo me imagino que fue la misma María. Te tengo noticias, don’t get upset! Esto es de Dios. Es del Espíritu Santo. Estoy en estado. Ahá. Ahá. Y uno ve, él de momento ese espejo se hizo pedazos. Sus planes, todo lo que él tenía en mente. Y hermanos, es tan fácil que nuestros espejos mágicos se hagan pedazos.
El viernes pasado, el viernes que despedimos el año nuevo aquí, en un momento el pastor hizo un llamado para todos aquellos que han perdido a alguien en el año que acabamos de despedir o algo serio: trabajos, hogares, pérdidas serias. Como muchos de ustedes se han enterado, yo perdí mi papá en el domingo después del día de Acción de Gracias. Yo fui el primero que pasé con Marina a mi lado, pero no fui solo. Y no estaba solo por mucho tiempo. De momento yo sentí una mano sobre mi hombro y vi a la hermana Carmen que amo muchísimo, y que ella también en este año perdió una hermana. Y detrás de la hermana Carmen yo vi una multitud de hermanos a mi alrededor. no te puedo decir cuántos, pero decenas de hermanos alrededor de mí. Todos ellos, todos nosotros teníamos algo en común. En el año 2010 perdimos a alguien o perdimos a algo en este año.
Una asamblea de los walking wounded, los heridos ambulantes, ahí delante de la presencia del Señor recibiendo sanidad. Gracias a Dios por ese llamado. Pero una pregunta, hermanos, qué hace uno, qué decisión hace uno cuando el espejo de su vida se hace pedazos así, o cuándo tiene una pérdida así? Y hermanos, creo que la verdad es que tenemos dos opciones. En ese momento uno puedo o decidir resistir este cambio a tus planes, uno puede intentar rechazar los planes que ha hecho con tu vida. Hay muchos que intentan hacer eso. Y por el resto de su vida, ir rechazando estos cambios. O puedes escoger recibirlos, recibirlos.
Recibirlo como José recibió a María. Hermanos, cómo se hace eso? Primeramente, y no es sorpresa, eso es la opción que yo les recomiendo a ustedes, a la iglesia de Jesucristo. Primeramente, cómo uno recibe esos cambios? Primeramente, tome tiempo para escuchar de Dios antes que nada y antes de actuar. José, en un momento, como ustedes van a ver, José es un hombre decidido, un hombre de acción, y él de un momento, él ya había decidido lo que él iba a hacer. Yo me imagino oyéndolo, “las ganas que tengo es matarla. La podría matar. Tengo todo el derecho de matarla, no la voy a matar, lo la puedo matar. No, no, no la voy a matar. Calladitos nos divorciamos, no va a haber gran cosa.” Pero él se apartó, se echó un sueñito y en ese sueño el ángel del Señor le habló.
Y hermanos, yo les recomiendo, nuestro primer instinto muchas veces es actuar de una manera. Haga un espacio, haga un espacio, mi hermano, para oír de parte de Dios. Cuanto más seria sea la pérdida o más violentos sean los cambios a tus planes, más tiempo necesitas a solas para oír la voz del Señor, y para discernir para qué y por qué. Porque lo inesperado viene, mi hermano, lo inesperado es inevitable.
Y en esos momentos, toma tiempo para estar a solas con el Señor. Ahora, mis hermanos, nuestra cultura no celebra la soledad o el silencio. Tal vez eso no es algo normal para usted. No es algo normal tomar tiempo en quietud para estar aparte con el Señor, procesar tu vida, llevar delante del Señor, Señor, esto era mi plan, esta otra cosa completamente cambió todo lo que yo había planificado para mi vida. Por qué? Haz hecho eso, mi hermano? Yo te lo recomiendo porque, mis hermanos, el Señor quiere oír de ti también.
Yo no creo que el Señor se hubiese ofendido si el Señor hubiese oído, yo me imagino a José diciendo Señor, yo soy un hombre justo. Ahí lo dice, José fue un hombre justo. No merezco esto, esto no es lo que yo tenía planificado. Eran planes… tu habías entregado esta muchacha, tu me habías dado estos sueños. Ahora entonces, qué?
Ustedes ha hecho esas oraciones? Me alegro si lo ha hecho. Eso es saludable. Ven delante del Señor, derrama tu corazón delante de él. Estoy hablando de un tiempo a solas con el Señor. No estoy hablando de nosotros convertirnos en ermitaños. De eso vamos a hablar ahorita. Pero sí tomar un tiempo para oír la voz del Señor y que el Señor derrame su luz y ordene nuestros pasos y declare sobre nosotros el por qué.
Y justamente le respondió a José a través de un ángel. Y el Señor le dijo a través de este ángel, José, hijo de David, no temas de recibir a María, tu mujer. No temas de recibirla porque lo que en ella ha engendrado del Espíritu Santo es.
Hermanos, tenga cuidado de no resistir lo creado de Dios para ti. Tenga cuidado de apresuradamente rechazar lo que el Espíritu Santo ha concebido para ti sin querer. Sabe, muchas veces nosotros rechazamos las cosas que no son concebidas por nosotros. Y de eso viene muchas veces nuestro instinto a resistir o rechazar los cambios que el Señor ha puesto en nuestras vidas o él ha dictado en nuestras vidas.
Hay un elemento de orgullo en eso. Porque estamos determinados de que lo que el Señor haga, lo haga precisamente como nosotros hemos determinado que lo haga. Y que todo se lleve a cabo como nosotros lo hemos planificado. O sea, insistimos que lo que se lleve a cabo sea la cosa que nosotros hemos concebido. Y tal vez rechazamos lo que el Señor nos ha dado, tal vez a veces por temor o por vergüenza, o por aferrarnos a nuestros planes o ilusiones. Rechazamos sin saber lo que el Espíritu Santo concibió para nosotros, para un propósito que ni siquiera podemos imaginar. Sin saber te visitó el espíritu de Dios y lo rechazaste. Sin saber el espíritu de Dios por fin, oyó tu oración, te visitó donde estabas, tal vez no en la forma que tu quisiste, o de la manera que has soñado, pero fue él. Es él. Este es el momento, el momento por el cual usted nació, precisamente la manera en que Dios se ha de glorificar en su vida y no nos damos cuenta, por aferrarnos a nuestros propios planes. No nos damos cuenta, por resistir lo que no fue concebido por nosotros.
Hermanos, lo que el Espíritu Santo concibió para nosotros es mil veces mejor de lo que nosotros podemos concebir, mil veces mejor. Pues, tenga cuidado de no rechazar lo que el Espíritu Santo le da.
Y tercero, mis hermanos, así como nosotros recibimos el espíritu de Dios, te dice el Señor, mira, este ser de nacer, José, es para salvación de muchos incluyéndote a ti, incluyéndote a ti. Y no tengas temor de hacer precisamente lo que te toca hacer en este momento, recibir a María, por una razón si tan solo por una razón: Dios está contigo, Emanuel.
Y esa es una de las razones por qué me encanta la navidad. Me encanta el concepto del Emanuel. No sé cuántos recuerdan un mensaje que prediqué el año pasado por este tiempo del año, pero ahí con toda esta idea de Dios con nosotros. Hermanos, ya con eso, tiene todo el equipaje que usted necesita, toda la herramienta que usted necesita para confrontar lo que venga. Dios con nosotros.
Dios no es un lejos, Dios es un Dios que está cerca de ti, envuelto en tus cosas. Él está en este drama. Dios con nosotros. Quiere decir que es un Dios que está a tu favor, él no está en contra de ti. Él te ama. Él quiere verte vencedor. Él quiere ver que sobre esta cosa, el Señor te levante y te use de una forma poderosa y glorificarse a través de ella.
Dios está contigo. Dios con nosotros. Eso quiero decir que hay un Dios apoyándote, un Dios levantándote, un Dios abriendo caminos delante de ti, un Dios que no solamente quiere que tengas la victoria, está allí para garantizarlo. Emanuel. Dios está contigo.
Mis hermanos, nosotros podemos perderlo todo o como Job, de un momento. El hecho de que Dios está contigo te debe dar la seguridad que tu redentor vive. Tu redentor es el que garantiza que el mismo que te dio estos anhelos y estos sueños, te los puede volver a nacer.
Y esto me lleva, mis hermanos, creo que la razón primordial por qué estos eventos inesperados son muchas veces los regalos más preciosos que Dios nos da. Pero para eso finalmente, hermanos, tenemos que aprender una cosa que es lo más que yo admiro de José, su fidelidad, su fidelidad.
Hermanos, el versículo 24, “… y despertando José del sueño hizo como el ángel del Señor le había mandado y recibió a su mujer…”
Hermanos, si vas a recibir a María, sea cual sea tu María en este año, el Señor te envía una María y te dice, recíbela. Si usted va a recibir su maría un consejo: recíbela. No lo hagas a medias. Sabe lo que quiere decir esa palabra? Esa palabra es casarse con, hacerse mayordomo de, hacerse responsable por, celebrar el hecho de que María es tu mujer. No, me vas a acompañar, pero ya sabes que es de mala gana. O sí, voy a hacer esto, pero ya sabes, yo sé que ese muchacho no es mío. O, sí, lo voy a hacer pero si le tengo que dar sus nalgadas, sabe que se lo voy a dar.
No recibas tu María regañadamente. Si el Señor te acaba de decir, esto es concebido por el Espíritu Santo, celébralo. Si esto es lo que el Señor te ha enviado, abre tu corazón, abre tu imaginación, abre tus bienes, toma tus planes, quémalo en el fogón de navidad, sácalo con el árbol si lo tiene que hacer para que lo recojan el próximo día, haz lo que tengas que hacer con esos planes, hermanos, esos planes. Cámbialos por lo que Dios ha concebido para ti. Reciba su María, si lo va a hacer.
Mis hermanos, José es uno de mis héroes espirituales. Y una de las razones por qué es uno de mis héroes espirituales es porque por lo menos la palabra lo registra, que él jamás mandó que bajara fuego del cielo, jamás la palabra no registra que el Señor usó para sanar a nadie, por lo que sepamos él nunca predicó un sermón a una multitud. Es más, no es ni siquiera que él predicaba un mensaje. En toda la palabra no se registra ni una palabra a José. Not one.
Bueno, ya vamos a ver, tal vez una palabra muy especial dentro de poco. Eso no era así. Pero sí era un hombre decidido. I love that about this guy. Me encanta esto de este hombre. Era un hombre de acción. En el momento que él recibió la palabra de Dios a través de este sueño, y esto se ve una y otra vez en este relato, esta es la primera vez que se ve en este relato, pero una y otra vez vemos este patrón. José en un sueño, el ángel del Señor lo visita. El ángel le avise, le dice, le revela. El próximo día, próxima mañana, muchas veces ni siquiera llegaba hasta la mañana, en medio de la misma noche, se levantaba y obedecía.
Hermanos, eso es lo que el Señor nos está llamando a hacer, fidelidad. En medio de la fidelidad, no te sorprenda si usted es el único que entiende por qué usted está siendo fiel. En medio de la fidelidad no te sorprenda si nadie más entiende la misión a la cual el Señor te ha llamado. En medio de la fidelidad no te escandalices si nadie jamás te aplaude, como compartía el pastor el viernes. Nosotros estamos rodeados de una nube de testigos. No te apure, hay un coro celeste aplaudiéndote, viendo este drama.
Hay un Señor intercediendo por ti. Bueno, Samuel, entonces qué sacó José con esto? Qué sacó? Saben, tantas veces yo leyendo este pasaje y este año estas palabras como que resaltaron más que nunca. El último versículo de este Capítulo de Mateo, declara: “… sí pero José no la conoció hasta que dio a luz a su hijo primogénito y le puso por nombre Jesús…”
Saben lo que quiere decir eso? En inglés es aún más claro. And he, en otras palabras, José, he, y pido que por favor los músicos me acompañen en este momento, y José le puso por nombre Jesús.
Ahora, piensen esto. Este es su hijo primogénito, un hombre judío, de quién era el privilegio en la cultura judía de ponerle el nombre al hijo? Del papá, del padre. Claro, no le iba a poner Jacinto, no le iba poner Samuelito, no le iba a poner el nombre que le daba la gana. Ya el Señor le había dictado a ellos, lo llamará, esto es lo único que pido que hagas, llévalo, que de luz esta mujer, y el momento que nazca le pondrás por nombre Jesús. Esa es tu asignación, simplemente, sencillamente. Confiamos en ti.
En ese momento nace y yo me imagino esta escena. Levantan este muchacho recién nacido. Se lo entregan al papá y le preguntan, José, cómo se llama este muchacho? Y por primera vez en la historia humana un ser humano declaró ese nombre por primera vez, Jesús. José tuvo el privilegio de ser el primer ser humano en invocar este nombre que ante el cual toda rodilla se doblará y toda lengua confesará como Señor. Pero José fue el primero.
En la escena de mi mente yo veo un terremoto, algo tiene que acontecer de momento que él declara ese nombre, Jesús.
Pongámonos de pie. El pastor declaraba antes del mensaje que todos los planes de Dios para tu vida son buenos, son buenos. Y en este momento, hermanos, yo primeramente le pido al Señor por aquellos que están todavía mirando por su retrovisor al año 2010. Hermanos, entrégale eso al Señor porque hay algo precioso, poderoso, lindo, bello, concebido por el Espíritu Santo para ti en el año 2011.
Gracias a Dios por el 2010, pero lo que Dios tiene para tu vida en el 2011 no tiene nombre. Tal vez haya algunos hermanos aquí que miran el año 2011 y hay muchas cosas, tal vez, que son inciertas y temen, temen lo que no ha acontecido todavía, temen lo inesperado, también hermanos, yo les aseguro, si Dios está contigo lo que viene para ti es bueno. Y el Señor se glorificará a través de ello. Amén.
Entra liviana al Nuevo Año
27 de diciembre del 2010 - Por Meche López-Miranda
Si fueras una maratonista, ¿cómo te prepararías para poder llegar a la meta? Seguro que lo primero que te viene a la mente es que te sería necesario estar en buena forma y hacer progreso en incrementar las distancias que corres cada día. Algo más, que a primera vista puede no parecer tan importante, es qué atuendo escoges para la carrera. Este tendría que ser el más liviano posible. Pues el cargar sólo unas pocas onzas en exceso por tan larga distancia malgastaría tu energía y disminuiría tus posibilidades de llegar a la meta. Si tu intención fuera verdaderamente tener éxito en esta empresa te despojarías diligentemente de todo peso innecesario.
Tú y yo tenemos en Cristo el mejor modelo que jamás haya existido de lo que significa despojarse:
...el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y, estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz.” (Filipenses 2:6-8)
Sabemos que, diferente a nosotros, Cristo no tuvo que despojarse de nada pecaminoso o insano. Él, que es la perfección, no se aferró a su posición sino que lo dejó todo por amor a ti y a mí.
El autor de Hebreos menciona a muchos que, manteniendo sus ojos en el Señor, permanecieron fieles hasta llegar a la meta. Éstos son los llamados héroes de la fe, que la Palabra nos invita a imitar. Hebreos nos anima a nosotras a despojarnos de todo aquello que pueda impedir que alcancemos lo que ellos alcanzaron:
Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante.
Muchas pensamos que sólo tenemos que despojarnos de aquellos comportamientos que son obviamente pecaminosos. Pero en realidad estamos llamados a vivir en obediencia y pureza aún en las áreas que aparentemente no tienen efectos espirituales. Es necesario que pasemos por el cedazo de Dios todos nuestros hábitos y apegos, aún los aparentemente inconsecuentes, como, por ejemplo, cómo gastamos nuestro dinero, qué programas de televisión vemos, con quién nos relacionamos, y muchos otros. Él es el que determina si nuestros comportamientos, hábitos, y actitudes nos encaminan a persistir firmes en la carrera o a aumentar las distracciones que nos atrasan o desvían de ella.
Al comienzo de un nuevo año, muchos acostumbran hacer una lista de resoluciones para los siguientes 12 meses. Ésta es una buena práctica, pero permíteme animarte también a hacer un inventario de las experiencias vividas en el año que ya está llegando a su fin. ¿Qué has aprendido? ¿En qué áreas tienes que crecer? ¿De qué necesitas despojarte para correr la carrera livianamente? ¿Qué cambios tienes que hacer para aminorar distracciones y enfocarte en lo verdaderamente importante?
Al comenzar el nuevo año ¿puedes afirmar con toda sinceridad que quieres deleitar el corazón de tu Padre con tu obediencia tanto en los asuntos de gran importancia como en los aparentemente insignificantes? ¿Estás determinada a sobreponerte a cualquier obstáculo que se interponga ante tu propósito de tener éxito en arribar a la meta?
Querida hermana, ante el gran potencial que nos ofrece el 2011 con sus 365 días, decidamos apropiarnos de las inspiradas e inspiradoras palabras de Pablo:
No que lo haya alcanzado ya, ni que ya sea perfecto; sino que prosigo, por ver si logro asir aquello para lo cual fui también asido por Cristo Jesús...olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús. (Filipenses 3:12, 13b, y 14)
Permita Dios que, al final de este próximo año, podamos mirar atrás con la satisfacción de haber completado un tramo más de la carrera. Que podamos saborear el gozo de saber que el habernos despojado de pesos innecesarios nos ha permitido correr más livianamente y producir un mayor deleite en el corazón de nuestro Padre. A fin de cuentas es ese el propósito principal de la carrera.
¡Feliz Año Nuevo!
Sermon clásico #6057: Judo espiritual
Dice allí la palabra del Señor: “… oísteis que fue dicho, ojo por ojo y diente por diente pero yo os digo, no resistáis al que es malo, antes a cualquiera que te hiera en la mejilla derecha, vuélvele también la otra, y al que quiera ponerte a pleito y quitarte la túnica, déjale también la capa. Y a cualquiera que te obligue a llevar carga por una milla, ve con él dos. Al que te pida, dale. Y al que quiera tomar de ti prestado, no se lo rehúses. Oísteis que fue dicho amarás a tu prójimo y aborrecerás a tu enemigo, pero yo os digo, amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen y orad por los que os ultrajan y os siguen para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos, que hace salir su sol sobre malos y buenos, que hace llover sobre justos. Porque si amáis a los que os aman qué recompensa tendréis? No hacen también los mismos los publicanos? Y si saludáis a vuestros hermanos solamente, qué hacéis de más? No han también así los gentiles? Sed, pues, vosotros perfectos como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto….”
El Señor me ha estado hablando acerca de la necesidad de nosotros meditar sobre esa verdades que a veces tendemos a dejar como en un plano de segundo lugar en nuestro deseo de buscar el poder de Dios y de buscar la gloria de Dios en nuestra vida, buscamos a veces las cosas más llamativas y más espectaculares, y nos olvidamos de esas cosas sencillas que tienen que ver con las actitudes de nuestro corazón, que tienen que ver más con el ser de la vida cristiana que con el hacer de la vida cristiana.
Porque hermanos, si nuestra vida relacional no está bien y no es agradable a Dios, no importan cuántas cosas grandes queramos hacer y cuantas oraciones elevemos delante de Dios, cuántas veces ayunemos. Lo que nos entre por un lado asimismo se ha de escapar por el otro. Muchas de las derrotas que sufre el pueblo de Dios, cualquier nivel, sea el nivel de la familia, el nivel del matrimonio, el nivel de la iglesia, el nivel del ministerio, vienen yo creo, por esa falla que hay en nuestro carácter y esas zonas de nuestra vida que no están tratadas por el Señor, y esas actitudes y esa forma de relacionarnos unos con los otros, que no son agradables a Dios y que por lo tanto le dan cabida al principio satánico a operar en nuestra vida.
Y nosotros tenemos que aprender técnicas tanto ofensivas como también defensivas, y por eso a mi me gusta cada año sacar una porción de mis sermones y dedicarlo a que reflexionemos un poco sobre esa dimensión un poco más sutil de la vida cristiana.
Yo quiero hablarles acerca del yudo espiritual. Han oído esa expresión alguna vez? Yudo espiritual? El yudo es uno de las artes marciales. Yo le voy a hablar un poquito acerca de eso. Yo creo que el Señor Jesucristo en este pasaje acerca del amor hacia los enemigos y de vencer el mal con el bien estaba hablando acerca de yudo espiritual.
Recuerdo que el domingo pasado hablábamos acerca de sobrellevar las cargas unos de los otros. Y yo decía que para que la iglesia pueda ser una comunidad verdaderamente sanadora, y para que la familia pueda ser un organismo sanador y para que nosotros podamos ser individuos sanadores que Dios pueda usar para canalizar su gracia a otros que están en necesidad tenemos que sobrellevar las cargas unos de los otros como yo hablaba de Pablo que decía, hijitos míos, por los cuales padezco dolores de parto hasta que Cristo sea formado en vosotros, yo les decía, que así nosotros cada uno tenemos que padecer dolores de parto los unos por los otros hasta que el propósito de Cristo y la personalidad de Crista sea formada en cada uno de nosotros. Desgraciadamente hablábamos, muchas veces las iglesias no son ese lugar, como Pablo decía, restaurador donde hay espacio para que Dios vaya trabajando y para que a veces cometamos errores y caigamos, y entonces unos nos levantemos a los otros y haya esa intención restauradora. Como decía el Apóstol Pablo, si alguno de vosotros cayere en la trampa y fuere sorprendido en alguna falta vosotros que sois espirituales, dice, restaurad con espíritu de mansedumbre, mirándote a ti mismo, no sea que tu también seas tentado por lo mismo que el otro cayó. Ahí hay unos principios que elaboramos, de que para que Dios pueda sanar y restaurar y cumplir su propósito en la vida de la iglesia, de la familia, tiene que haber gente que asuma un poco de la carga y el peso que lleva la otra persona. Y eso se tiene que traducir en paciencia, en mansedumbre, perdón, en soportar las inconsistencias y las inexactitudes y los pecados de los demás en lo que Cristo va elaborando su propósito.
Decía yo que la iglesia es un hospital, que en un hospital habrá manifestación de enfermedad. Todos estamos enfermos en un grado u otro, entonces para que la iglesia pueda sanar tiene que haber una atmósfera de tolerancia y de amor y de paciencia. Yo creo, de igual manera, que para que en la vida de la iglesia, de la familia, en el trabajo, en la comunidad, haya canales para que la gracia de Dios corra y se manifieste a través de ellos tiene que haber un espíritu de mansedumbre y tiene que haber ese espíritu del cual habla Jesucristo de yudo espiritual.
Yo le voy a explicar qué yo quiero decir con eso. Si usted busca el yudo en sí en su forma puramente como deporte o como arte marcial, el yudo establece como principio primordial el usar la fuerza del contrincante en su contra para ventaja del otro contrincante. Es decir, esa es la forma en que, según el yudo, una persona mucho más débil puede derrotar a una persona mucho más fuerte. Usa la fuerza del enemigo y su superioridad de fuerza la usa en contra y eso permite que haya una victoria, usa el impulso y la agresividad del otro para derrotarlo. En un sentido caso no resistiéndolo sino dejando que el ímpetu que lleva el individuo lo haga tropezar y lo derrote. Es un misterio, en un sentido, es una paradoja. El yudo usa la paradoja para obtener la victoria.
Y Cristo habla en este pasaje precisamente de ese tipo de dinámica en que nosotros usamos la agresividad y la violencia y la maldad que hay en el otro, y en vez de oponernos frontalmente y pararnos y tratar de oponer fuerza en contra, usamos la fuerza del enemigo para en un sentido derrotar y vencer. Claro, mi palabras ponen las palabras de Jesucristo en un contexto como militar o de guerra, aunque Cristo aquí no las trata de esta manera pero yo creo que cuando el Señor habla de correr la segunda milla, o de no resistir al que te pide tu capa o que te pide tu túnica está usando situaciones que son potencialmente de conflicto para que nosotros podamos entonces usar los principios de los Evangelio, el principio del amor y de la paz y del perdón para neutralizar esa agresividad, para derrotarla.
Miren lo que dice Romanos, capítulo 12, versículos del 19 al 21, dice:
“… No os venguéis vosotros mismos, amados míos, sino dejad lugar a la ira de Dios porque escrito está mía es la venganza, yo pagaré, dice el Señor. Así que si tu enemigo tuviere hambre, dale de comer, si tuviere sed, dale de beber pues haciendo esto ascuas de fuego amontonarás sobre su cabeza. No sea vencido de lo malo sino vence con el bien el mal….”
Yo creo que ahí, en este pasaje de Romanos está más claro esta idea de qué es lo que nosotros estamos persiguiendo en un sentido. Yo no creo que el Señor Jesucristo estaba hablando de dejarnos pisotear, o de dejarnos abusar o simplemente ser víctimas que la gente haga lo que le de la gana con nosotros. El Señor nos estaba enseñando cómo obtener la victoria más bien en situaciones de conflicto y de guerra usando principios de luz en vez de principios de las tinieblas. La Biblia dice que nuestras armas no son armas carnales, nuestros principios no son principios de guerra carnal sino de guerra espiritual. Nosotros luchamos con armas que Dios ha revelado a nuestras vidas, con actitudes y con comportamientos que obtienen la victoria pero sin agredir, sin dañar, sin ofender, sin destruir a nuestro contrincante.
Y yo creo que esto neutraliza la idea entre muchos que han leído este pasaje y que lo han rechazado, porque asumimos que lo que Cristo estaba diciendo es que simplemente nos convirtamos en víctimas, que la gente pisotee una y otra vez. Yo no creo que haya un principio bíblico que asegure más una vida victoriosa y una vida de dignidad y de provecho y de progreso que este principio que Cristo ha establecido aquí.
La resistencia a este principios, yo diría, que reside muchas veces en que va tan en contra de la intuición natural de nosotros, las ideas que nosotros tenemos que cómo funciona la vida humana y las relaciones humanas, este principios de Cristo del amor hacia los enemigos es tan contra intuitivo, tan contrario a lo que nosotros entendemos como la forma en que debemos tratar a los demás que por eso a veces resistimos la idea de practicarlo.
Viene, yo creo, en parte de ver la vida como una forma desintegrada y atomizada. Cada elemento, cada individuo por su parte, cada persona por su lado en vez de ver la vida humana y las relaciones humanas como un sistema, como una red de relaciones en el cual todos estamos ubicados. Ahora mismo yo miro esta congregación y yo veo hilos invisibles que van de una persona a la otra y hay una red de relaciones entre nosotros como iglesia. Si pudiéramos ver este lugar con los ojos de Dios veríamos hilos invisibles y si lo miráramos desde arriba, desde la parte superior del techo veríamos hacia abajo una red luminosa que va de persona a persona y que establece puntos de contacto entre todos los que estamos aquí y nos constituye en un sistema de relaciones espirituales, emocionales, físicas, de comunicación, etc. todo esto, no somos, dice por ahí, ningún individuo, nadie es una isla, ningún hombre es una isla hay un dicho en inglés. Ningún ser humano es una isla, todos somos parte de un continente, todos somos parte de una red, de un sistema de relaciones.
Y precisamente yo creo que las peleas y las luchas y esa forma agresiva en que muchos de nosotros nos tratamos unos a otros viene de no entender ese sentido de comunicación y de sistema que nos une a todos en una sola unidad, en una sola familia. Y yo creo, hermanos, de nuevo, que para que en una iglesia pueda reinar el amor y la armonía de Dios nosotros tenemos que entendernos unos a otros en esa manera. Sino no se va a dar el propósito de Dios en la vida de la iglesia. Lo que menos encuentra a veces en la iglesia es ese espíritu de sobrellevar las cargas unos de los otros y restaurar al caído.
Y les digo, hermanos, que lo que menos reina muchas veces en la vida de la iglesia es el espíritu de amar al que percibimos como nuestro contrincante y por eso muchas iglesias se dividen y se rompen y se quebrantan, y yo creo que el problema más grande de las iglesias no es tanto los ataques de Satanás sino lo que hay en el corazón humano que Satanás usa para dividir y para disgregar esa unidad que Cristo ha establecido entre su pueblo.
Pero yo creo que cuando comenzamos a vernos como parte de un sistema, como todos unidos en lazos indisolubles unos con los otros, que lo que yo hago aquí afecta todo lo que pasa en la vida de la congregación y que mis palabras aparentemente dichas y aisladamente van a reverberar sobre toda la congregación y que la manera en que yo resuelvo un conflicto con mi hermano, allá en la oficina del pastor, o por teléfono tarde o temprano va a diseminar sus influencias negativas o positivas, toda la vida de la congregación. Y cuando yo entiendo que yo soy parte de un tejido mucho mayor que yo, entonces las cosas comienzan a cambiar. Es la forma en que nos percibimos.
Cuando yo veo a mi hermano allá afuera en la calle como parte de un sistema mayor o cuando yo me veo en mi trabajo donde hay quizás, 20, 30, 40 personas como parte de un sistema y yo estoy implicado dentro de ese sistema y nada que yo haga o diga va a dejar de afectar todo el sistema, entonces las cosas cambian en la manera en que yo actúo, en la manera en que yo reacciono a lo que yo percibo es un ataque, o un error, o un cualquier acto negativo de parte de mi hermano en contra. La manera en que yo lo perciba a él y el lugar que él ocupa en mi vida, y en ese sistema de relaciones, esa forma va a determinar cómo yo voy a reaccionar.
Déjenme darle un ejemplo, porque esto suena un poco teórico, pero yo quiero aplicarlo a lo que Cristo dice aquí, el que quiera ponerte a pleito y quitarte la túnica déjale también la capa; cualquiera que te obligue a llevar carga por una milla, ve con él dos. Eso no lo podemos aceptar y no lo podemos practicar y no lo podemos entender a menos que no veamos ese sentido de familia y de unidad y de sistema dentro del cual nosotros nos movemos.
Déjenme darle el ejemplo del matrimonio, por ejemplo, en el matrimonio el conflicto sostenido, esa guerra a veces fría que continuamente hay en los matrimonios o el conflicto que surge una y otra vez en los matrimonios que siempre están en lucha y en pugna y en pelea, eso viene del cada uno verse separado y pensar en sí mismo como un elemento separado y no verse como parte de una unidad que compone al esposo y a la esposa. Por eso es que cuando nos casamos y venimos ante el pastor y él lee la porción que dice, y serán una sola carne y dice, yo los declaro marido y mujer y ahora ustedes pasan a ser como Cristo y la iglesia, una sola cosa. Eso nos pasa por aquí, suena muy bonito, pero no entendemos las implicaciones de eso. Entonces en el matrimonio hay lucha y hay pugna. Yo digo que cuando el matrimonio tiene una pugna continua, no las pugnas aisladas que van a surgir inevitablemente, pero cuando la pugna y la lucha se convierten en el principios rector de la vida matrimonial es porque a la raíz cuando usted busca y usted coge todo el follaje, el ramaje y todas las hojas y va a la raíz, usted encuentra egoísmo. Es decir, cada uno, el esposo y la esposa pensando en términos individuales y no viéndose como una unidad, como un sistema que es el matrimonio. Entonces no somos capaces de pensar en la pareja como una unidad, como un organismo sino que cada uno está pensando como algo separado el uno del otro.
Y entonces cuando surge un conflicto o hay una ofensa, o se hace algo que ofende al otro, el otro se tranca y se siente ofendido y quiere contraatacar y quiere en un sentido entre comillas vengarse, ya sea a través del insulto, a través del silencio, a través de una acción dañina al otro. Por qué? Porque piensa la persona que lo que hace no está afectando el sistema, sino que está afectando a la persona que él o ella percibe como el origen de su incomodidad, o de su dolor, o de su ofensa, pero no está viendo a la pareja como un sistema en el cual lo que yo hago en esa dirección también me rebota y me va a afectar a mi. Cuando hay ese tipo operación, uno de los dos cónyuges no estaba pensando en que yo le estoy haciendo daño, no a mi cónyuge, sino a la pareja de la cual yo soy parte. Lo que yo estoy haciendo con mi esposa está afectando al otro sistema que es la familia, que incluyen entonces a mis hijos. Y lo que nosotros estamos haciendo está rebotando de él o de ella y pasando a los hijos y de los hijos unos a los otros y de los hijos entonces otra vez al padre o a la madre que comenzó todo, o el que reaccionó, al que inició todo.
Es decir, es algo bien complejo pero hay una red de relaciones en que cada uno está afectando al otro y si nosotros nos percibiéramos como parte de esa red indisoluble, entonces las cosas cambiarían. Porque lo que comienza como una ofensa de un solo individuo en realidad está afectando al otro individuo y la reacción del otro individuo está afectándolo a él mismo, al que está reaccionando, y al que originó la ofensa, y entonces está afectando a los demás. Y esto se convierte en una cadena que se refuerza a sí misma, como un disco que está siendo tocado una y otra vez, ese patrón se va haciendo más y más fuerte y las ranuras más y más hondas, más difícil se hace escapar de ese círculo vicioso. Porque no estamos entendiendo que lo que yo estoy haciendo y la forma en que estoy reaccionando está afectando todo el sistema, sino que yo pienso que solamente es una pugna entre dos personas y que mi acción solo afecta a la persona a quien está dirigido.
Esto no es geometría pero es una familia bien pequeña. Aquí usted tiene arriba el esposo y la esposa, ven, y aquí usted tiene usted tres hijos solamente. No los quise poner muy grande, aquí usted tiene en esta parte una familia, un poquitito más extendida, suegro 1, suegra 2, suegro 3 y suegra 4, y entonces aquí usted tiene las relaciones entre estas 9 personas, cada flecha, por ejemplo, del esposo va una flechita a cada uno de los hijos y a la esposa. De la esposa a cada uno de los hijos y al esposo, y del hijos hacia el papá y la mamá y entre ellos también. Usted entiende el diagrama? Y cada uno de esas flechas quiere decir influencias que van de un lado al otro; el esposo afecta a la esposa, la esposa afecta al esposo, los hijos afectan al esposo y a la esposa, y viceversa, se afectan unos a otros, y ese es el sistema de la familia nuclear, es decir, la casa, solamente papá, mamá y tres hijos.
Pero entonces hay también las relaciones entre los suegros, ellos se relacionan entre sí uno con el otro, pero también ellos se relacionan con la familia, con el hijo o la hija de una sola. Imagínense si yo pusiera aquí 4 ó 5 hijos más con sus propia familia lo complicado que sería ese diagrama ¿verdad? Pero toda esta gente se están afectando unos a otros en diferentes maneras y lo que pasa en el hijo de arriba, la ‘h’ primera va a influenciar lo que pasa aquí, porque una cosa va ligada a la otra. Es como una conexión eléctrica que el sistema de la casa está todo vinculado uno al otro.
Entonces muchas veces hay un hijo pequeñito por allá que está haciendo unas cosas, y nosotros creemos que lo que hay que hacer es atender el hijito eso. Pero de dónde viene ese problema, en alguna parte comenzó. Y ese hijito va a afectar todo el sistema de la familia y entonces nosotros tenemos que entender, hermanos, que cuando nosotros hacemos algo, decimos algo, estamos afectando a mucha gente a nuestro alrededor. Cuando hay conflicto, cuando dejamos que las reacciones negativas rijan un pequeño aspecto de la familia, estamos envenenando todo el sistema. Y ese sistema me está envenenando a mí también que soy solamente una piececita. Así que cuando yo reacciono y cuando trato de resolver un problema, una pugna, una lucha, yo tengo que entender que lo estoy haciendo no solamente por mí y por mi cónyuge sino un nivel mucho más amplio de relaciones. Ya mis acciones y mis reacciones tienen un peso mucho, mucho mayor del que yo jamás podría pensar si yo me veo solamente como una piececita aislada de todo el sistema.
Por eso los psicólogos hablan del paciente identificado, porque muchas veces en la familia puede que el individuo X esté manifestando ciertas neurosis y ciertos problemas y ciertas reacciones, y entonces las reacciones, vamos a llevarlo al psiquiatra porque está pasando un problema para que el psiquiatra nos lo cure. Pero la familia tiene que ver cómo ese individuo está siendo afectado por todo el sistema familiar. Toda la familia necesita sanidad en un sentido.
Cuando mi esposa me ofende o el esposo ofende a la esposa no es solamente que unilateralmente ella o él está haciendo eso, está reaccionando a algo y la forma en que yo reaccione va a rebotar de ella, en la manera en que yo actúe y va a afectarme a mí también. Así que conviene muy bien yo resolver el problema en una manera que no le haga daño a ella, ni me haga daño a mí, le haga daño a los hijos, le haga daño a la iglesia ni al Reino de Dios ni a la comunidad.
Una piedra que yo tiro en un lago tiene reverberaciones que llegan hasta el fin del universo, porque el universo y las relaciones humanas son toda una red de relaciones bien bien (….) y por eso tenemos que tener cuidado cómo nos tratamos. Tenemos que tener cuidado cómo resolvemos los problemas unos entre los otros, porque somos responsables. Muchos pueblos en última instancia, las acciones que yo lleve a cabo va a afectarme a mí, la manera en que yo trate a mi enemigo, si yo lo apuñalo, o si yo lo venzo como un principio positivo de bien y de amor, va a determinar la calidad de mí vida interior y sanidad emocional, la manera en que yo disfrute de la vida, la manera en que yo hable, la calidad de persona que yo sea, la calidad de cristiano que yo sea. Así que a mí me conviene, para yo defenderme a mí mismo y para yo tener ventaja para mí mismo, yo tengo que obrar conforme al principio de Jesucristo porque la manera en que yo reaccione para con mi contrincante va a determinar la manera en que yo viva también.
Así que al yo defender a mi contrincante y buscar una forma no destructiva de vencerlo, yo me estoy defendiendo a mí mismo porque los dos somos parte de un sistema. Déjenme darle un ilustración de este principio de cuerpo y de unidad que no se puede separar. Cuando nosotros nos quemamos por casualidad, alguien coge una olla caliente por el mango, se quema y arde. A uno le da ira ¿verdad que sí? Pero usted no coge un martillo y le da a la mano por haber cogido el mango caliente por lo descuidada que fue la mano, ¿verdad que no? Por qué? Porque usted sabe que su mano está vinculada a su brazo y que el que cometió el error quizás fue el cerebro porque usted dice, qué tonto fui yo. Usted no dice, esta mano es tan estúpida, me la voy a cortar para que no lo vuelva a hacer. Por qué? Porque sabe que si usted da el martillazo a la mano el que va a sentir el dolor es todo el cuerpo y el que tiene la culpa es todo el cuerpo, incluyendo el cerebro que estaba ahí adentro. Usted dice, yo tuve la culpa. Que tonto soy. Y eso es si lo dice bien. Otros decimos otras cosas. Pero la idea es que todo mi cuerpo y todo mi ser cometió el error y agarró el mango en última instancia. La mano fue simplemente el punto de contacto. Por qué? Porque yo soy una totalidad, yo soy una unidad.
Lo mismo pasa en el matrimonio y en la relación con los hijos y la iglesia. Cuando nosotros nos vemos como esa totalidad que todos somos el producto unos de los otros, y que nos afectamos unos a otros y que nos hacemos daño unos a otros en cualquier acción, ya entonces cuando adquirimos ese sentido de cuerpo y de organismo y de unidad, la forma en que resolvemos los conflictos y que tratamos los errores que cometemos unos con los otros, es muy diferente. Yo soy parte del problema siempre porque yo soy parte del sistema y por lo tanto yo soy parte de la solución. Y tengo que tener mucho cuidado cómo yo resuelva el problema porque no solamente soy yo parte de este sistema de aquí, sino que yo soy parte del Reino de Dios y del pueblo de Dios. Y lo que yo haga afecta el nombre de Dios.
Cuando Abraham y Lot tuvieron problemas Abraham se acercó y dijo, la implicación fue, mira, alrededor de nosotros están todas estas tribus, todos estos grupos, tu y yo somos hermanos, no traigamos vergüenza en un sentido a nuestra relación familiar entrando en conflicto. Vamos a resolver el problema.
Cuando David pecó violando a la esposa de Urías, el profeta Natán le dijo a David, tu hiciste blasfemar a los hijo de Dios. Por qué? Porque hay una relación entre una cosa y la otra. Lo que David hizo allí a escondidas afectó a Urías, afectó a los enemigos de Dios, afectó a Dios, afectó las generaciones futuras de David, todo fue dañado.
Cuando Adán y Eva pecaron en el Edén toda la humanidad por el resto de la historia fue afectada y todavía nosotros sentimos las reverberaciones de ese acto mínimo y privado que se cometió allá en el Edén. Porque todos somos parte de una comunidad indisoluble, y la forma en que nos tratamos unos a otros y la forma en que nos vemos unos a otros va a tener unos daños terribles sobre el nombre de Dios y la calidad de la vida en nuestra familia, la iglesia. Por eso es que nos conviene tratar las cosas conforme a este espíritu de mansedumbre y de bondad y de sanidad, por eso es que hermanos, depende de cómo nos concibamos a nosotros mismos, de esa manera, nosotros nos vamos a tratar unos a los otros.
Voy a usar un ejemplo, una ilustración: el concierto de Juan Carlos Alvarado. Una operación de esa magnitud usted ve que la gente llega y dos o tres horas todo se esfuma. Horas y horas y días y días de preparación en dos o tres horas todo está consumado, y la gente llega bien vestidita y se sienta y no saben que detrás de todo eso hay un sistema inmenso operando de días y de días que ha sido capaz de producir esos minutos de adoración y de alabanza y de gozo. Y detrás de todo eso, hermanos, ha habido, yo diría, docenas de oportunidades para que el espíritu de ese concierto se dañara y que al final lo que quedara era malos sentimientos entre todos los que participaron. Hubieran podido pasar muchos disgustos bien grandes en ese tiempo.
Ahora, qué fue lo que permitió que esos momentos de calor y de potencial conflicto fueran neutralizados y que al final pudiera haber un espíritu tan lindo de armonía y de paz y de bendición? Te voy a dar tres momentos en que pudo haber un conflicto bien serio. El primero fue cuando hace unos días se nos notificó ya a última hora y casi por coincidencia que Marcos Vidal, el segundo cantante que venía, no iba a llegar. La tendencia de uno es a decir, nos han engañado, no nos han dicho las cosas como tenían que decirnos y uno reacciona violentamente e insultar a las personas o entrar en un conflicto serio, y dañar toda la cosa. Porque así es que se resuelven los conflictos en el mundo. Usted ve? Ese es uno de los principios que cuando usted permite espacio y lugar a Dios en vez de usted querer tomar las decisiones usted y resolver los asuntos usted, y buscar su propia justicia usted por fe le permite a Dios espacio para ser honrado, para ser bendecido. Ese el yudo espiritual y usted gana la victoria al final y Dios entonces llena ese espacio con gran bendición. Primer problema.
Segundo problema fue que cuando Juan Carlos Alvarado llegó al lugar entonces fue nuestra oportunidad para pedirle disculpas a él. A la larga él mismo me dijo, está bien, no hay problema, vamos a tocar con esto y la gloria de Dios se dejó sentir allí. Dios llenó el espacio. Yo no me puedo preocupar por mi propia dignidad solamente pequeñita ofendida, yo tengo que pensar en términos del beneficio del Reino de Dios a la larga, cómo lo que yo haga y lo que yo diga puede afectar almas que van a ser salvadas en el futuro. Ve? Eso se llama pensar sistémicamente, pensar en términos de todos los demás. La mayoría de nosotros pensamos solamente aisladamente, lo que a mí me toca.
La última cosa que sucedió fue que nosotros le habíamos llamado por teléfono con mucha anticipación para pedirle que si podíamos hacer un video del concierto y ellos nos habían dicho que sí, que no había ningún problema, y cuando llegaron aquí el representante de la firma de discos que graba las grabaciones de Alvarado, cuando se dieron cuenta que se estaba tomando este video, nos llamaron aparte, estaba allí el representante de firma y entonces ellos me dicen, la firma dice que eso no se puede usar. Bueno, me presentaron una ley, qué podía yo hacer en ese caso, ponerme a pelear, etc.? Ellos eran bien tajantes en su situación. Yo dije, bueno hermanos, miren, ya faltaban como unos minutos para el concierto. No nos vamos a poner a pelear aquí. Mandamos a hablar con ustedes y se nos dijo que podíamos hacerlo y si eso es lo que hay, no se preocupe. Mire, sabe, en ese momento cuando yo dije eso, cambió la cara. Yo lo vi y algo cayó en ese momento y entonces uno de ellos llamó al otro y se retiraron un poquito de mí. Y entonces se susurraron algo y vinieron y dijo, mira, vamos a permitir que se hagan 100 videos y hagan ustedes lo que quieran con esos 100 videos. Yo dije, bueno, gracias. Al ratito, como a los 3 segundos dice el ejecutivo de la firma, que hagan 150. Según iba progresando el concierto hacia el final de la noche, se acercó el mismo ejecutivo y dice, mire, hagan todos los que ustedes quieran. Hermanos, yo no tuve que disparar un solo tiro. La muralla cayó sin siquiera soplar, ojalá yo hubiera soplado aunque sea sobre la muralla.
Hermanos, qué hizo la diferencia? El yudo espiritual. El uno sobrellevar la carga del otro en ese momento. Uno asumir el pecado que haya en el grupo o donde sea y uno entender que en ese momento no podíamos dañar el ambiente, no podíamos darle gloria a Satanás, no podíamos entrar en una pugna de insultarnos unos a otros y pelear unos con los otros. Eso no lleva a nada. Un dinerito se saca de dondequiera y Dios es glorificado y a la larga Dios lo suple y Dios lo colma de bendiciones y Dios los multiplica.
Y simplemente uso esta experiencia que está allí así de esa manera, yo les podría dar tantas experiencias en mi matrimonio, en la relación con los hijos, en la vida de la iglesia. Hermanos, Dios nos ha puesto bajo un sistema muy diferente al que el mundo de afuera opera. El mundo allá afuera solo sabe a lo máximo la ley del talión, el principio diabólico es el principio de explotarnos unos a otros, matarnos unos a otros, buscar ventajas unos sobre los otros. Ese es el principio darwiniano de la evolución: el animal más grande se come al más pequeño. Ese es el principio diabólico de la carne y la biología que gobierna el universo y detrás de todo eso está Satanás que es el padre de ese principio carnal.
Ahora, Cristo ha establecido un principio totalmente diferente y es el principio de vencer el mal con el bien, el principio de vencer el odio con el amor, el principio de vencer la guerra con la paz, el principio de vencer la palabra hiriente con el silencio preñado de fuerza espiritual que neutraliza y que apaga el mal que hay en esas palabras hirientes.
Ahora, dónde está tu fe? Que si tu no crees en un Dios que interviene en las cosas más pequeñas de tu vida, eso no tiene sentido para ti. Tu solo crees que la vida y tus victorias y tus derrotas dependen de ti solamente, que Dios no está atento a las cosas de este universo, entonces tu no vas a entender lo que yo estuve diciendo. Ahora, si tu crees que Dios está metido ahí a tu lado, cuidando todas las cosas y velando por aquellos que lo honran, creyendo que la venganza es mía, dice el Señor, no tu darte el gusto de tu perpetrar tu propia venganza, entonces de esa manera tu vas a entender que Dios se ha comprometido contigo.
La gente más feliz que yo conozco es la gente que aprende a vivir conforme a ese principio. Yo todavía estoy, pero muy, muy lejos de poder estar a la altura de lo que yo mismo le estoy predicando. Ahora, noto que cuando tengo el valor y la fe necesaria para aplicar esos principios siempre Dios honra y siempre Dios bendice.
Así que hermanos, cómo nos vamos a ver nosotros? Nos vamos a ver cada uno como un individuo aislado, o nos vamos a ver como parte de una familia, partes de una red maravillosa que Dios ha establecido? Tenemos que velar los unos por los otros porque tenemos que perdonarnos unos a otros.
Yo les reto y me reto a mí mismo en el nombre del Señor, vamos a vivir conforme a los principios del reino, vamos a, como dicen por ahí, poner nuestro dinero donde está nuestra boca, te decimos cada domingo, vamos a vivir, vamos a darle el lugar a Dios y vamos a poner a Dios a prueba. Yo les garantizo en el nombre del Señor que si usted aprende a usar ese principio de yudo espiritual usted será una persona mucho más feliz y mucho más victoriosa a diario. Que el Señor nos bendiga.
Adoración genuina
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Dios puso algo en mi corazón esta mañana y funciona perfectamente bien con lo que los niños acaban de hacer hoy. Y tiene que ver con nuestro llamado fundamental como congregación, nuestro centro mismo de lo que somos, nuestra identidad.
Qué significa la palabra Judá, nosotros somos la congregación León de Judá. No tienen que gritarlo ni nada pero si saben lo que quiere decir Judá pueden asentir con la cabeza. Quiere decir alabanza, adoración. Judá quiere decir alabanza porque cuando nació Judá en el Antiguo Testamento, su mamá dijo, “Finalmente, saben lo que voy a hacer? Voy a adorar al Señor”.
Y nuestro llamado como iglesia se resume en muchas maneras en nuestro nombre. El león es una imagen de guerra, de realeza…. A nosotros como congregación a entrar en ese espíritu de guerra espiritual, pero también se nos llama a ejercer esa guerra espiritual a través de la alabanza y la adoración. Cada uno de nosotros tiene ese llamado. Y en el relato navideño vemos el concepto de la adoración relacionado y entrelazado con todo los relatos de la navidad.
Así que, por favor, abran conmigo sus Biblias en Mateo, capítulo 2. No sé si lo pueden poner en la pantalla en inglés entonces, Mateo, capítulo 2, versículos del 1 al 12.
“….Cuando Jesús nació en Belén de Judea en días del rey Herodes, vinieron del oriente a Jerusalén unos magos diciendo, “Dónde está el rey de los judíos que ha nacido porque su estrella hemos visto en el oriente y venimos a adorarle. Oyendo esto, el rey Herodes se turbó y toda Jerusalén con él, y convocados todos los principales sacerdotes y los escribas del pueblo, les preguntó, “Donde había de nacer el Cristo? Ellos le dijeron, “En Belén de Judea, porque así está escrito por el profeta y tu Belén, de la tierra de Judá no eres la más pequeña entre los príncipes de Judá, porque de ti saldrá un guiador que apacentará a mi pueblo, Israel. Entonces Herodes, llamando en secreto a los magos, indagó de ellos diligentemente el tiempo de la aparición de la estrella y enviándoles a Belén, dijo: “Id allá, y averiguad con diligencia acerca del niño y cuando le halléis hacédmelo saber para que yo también vaya y le adore. Ellos habiendo oído al rey se fueron y aquí la estrella que habían visto en el oriente iba delante de ellos hasta que llegando se detuvo sobre donde estaba el niño. Y al ver la estrella se regocijaron con muy grande gozo y al entrar en la casa vieron al niño con su madre, María, y postrándose lo adoraron. Y abriendo sus tesoros le ofrecieron presentes, oro, incienso y mirra, pero siendo avisados por revelación en sueños, que no volvieses a Herodes, regresaron a su tierra por otro camino…”
Oramos. Padre, en el nombre de Jesús hay algo en los corazones de los magos que tu quieres que nosotros tengamos, Señor. Señor, danos este corazón, el corazón de adorador en espíritu y en verdad que marque una nueva época en nuestras vidas y como congregación, Señor, para que podamos darte el tributo que mereces. Te lo pedimos en el nombre de Jesús. Amén.
Los reyes vinieron a adorar al Señor, lo dice dos veces en realidad. Por eso vinieron ellos. Si usted lee los relatos navideños usted encuentra una y otra vez el tema de la alabanza y la adoración. En el principio mismo del relato cuando Zacarías, el papá de Juan, sacerdote, está ofreciendo su sacrificio y su adoración en el santuario, afuera, en el santuario había una multitud de personas adorando mientras él dirigía la alabanza dentro del santuario.
Fue durante ese tiempo de adoración congregacional que el ángel se aparece a Zacarías. Si vemos hacia el final del relato y pensamos en Simeón y en Ana también, quienes vieron a Jesús mientras él estaba siendo presentado en el santuario, qué hacían ellos una y otra vez en el templo?
Pasaron día y noche orando y adorando en el santuario, y cuando Simeón ve el bebé lo toma en sus brazos, mira a ese bebé, y le dice, “Dios, sabes qué? Terminé mi función.” Bendijo al Señor y dijo, “ya me puedes llevar contigo, estoy listo para ir, he visto a Jesús, he visto su gloria.”
Yo conozco gente como Simeón pero ya volveremos otra vez a esa parte. Hay otro lugar ahí donde se habla de adoración. Había otra persona que ni siquiera había nacido pero que también adoró a Jesús. Todavía estaba en el vientre de su madre. Saben de quién estoy hablando? María se aparece, va a visitar a su prima, Elizabeth. “Hola, cómo estás?” y en el momento en que Elizabeth escucha la voz de María, es llenada con el Espíritu Santo y el bebé salta dentro de su vientre.
¿Saben qué? Mi hijo Noé era uno de esos saltarines. Uno se le acercaba a Kenny cuando ella estaba encinta, y enseguida lo sentía… Noé daba unas patadas tan fuertes dentro del vientre de su mamá.
¿Saben qué? Juan el Bautista, in Vitro, dentro de su madre, saltaba en adoración. Que Dios nos de un corazón así que salte. Cuando uno entra en la adoración le ha pasado alguna vez? Uno entra y algo dentro de uno salta. Es su espíritu reconociendo a aquél que ha hecho ese espíritu.
Les digo, mi mejor momento favorito durante cualquier día, es cuando yo veo a Noé, mi hijo y a Caris mi hijita, y no los he visto un buen rato y vienen saltando como…. Y Caris llega a mis rodillas su cara, y… mis llaves y mi celular en mi bolsillo, …. Contra…pero eso no la detiene. Es esa sensación de que no te he visto durante mucho tiempo y quiero estar cerca de ti. Que Dios no de…..que cuando entramos a adorar, algo dentro de nosotros diga, “Papi, Aba, te amo, te veo de nuevo”.
Oh, que nosotros seamos niños, una congregación inocente como niños. Y saben ustedes la palabra que alude a esa idea de saltar de deleite, Elizabeth salta de alegría, hay una palabra en hebreo gail. Es como que la misma palabra expresa…..
La palabra Abigail quiere decir simplemente volverse loco de alegría, estás gritando, estás gimiendo de felicidad. Es solo una notita… Abigail es de aba, mi papá, mi papi, y gail es gritar de alegría. Alegre, y nosotros tenemos que ser alegres.
La palabra dice que “Dios se regocijará con canciones sobre ti.” Como nosotros gozamos en su presencia él gozará también en nuestra presencia. Ser como niños, vimos hace un momento a esos niños haciendo esa adoración espectacular. Algunos de esos niños me matan. Y me parece increíble que pudieran conseguir que un varoncito que hiciera esa parte….
Eso conllevaba una adoración sistemática, bien elaborada, bien planificada. Pero también hay un tipo de adoración que es una adoración infantil cuando sacamos las sillas del medio y simplemente saltamos como monitos adorando y gozándonos en la presencia de Dios. Que Dios nos de ese tipo corazón, esa capacidad para liberarnos en la adoración y alabanza.
Pero, saben algo? No podemos hipnotizarnos o entrar en eso forzadamente, psicológicamente. Tiene que ser algo genuino, algo del corazón. Y hay otro elemento acerca de la adoración que es meramente externa, formal, de afuera. Digo ilustraciones concernientes a niños. Mi hijo Noé de vez en cuando asume una cierta mirada. Nunca se me olvidará, tenía año y medio, más o menos, lo llevamos al acuario un día, qué hace? Se pega al vidrio del acuario del tanque y pega la cara sobre eso y está mirando a los peces pasando y yo lo miré de momento y vi esa mirada en sus ojos. Es como que estaba allí pero también estaba en otro lugar. Y pensé para mí, guau, estoy contemplando lo que es esa mirada de maravilla, de asombro que sale del alma de una persona. No dura mucho, en un niño de esa edad.
Esa mirada también la vi en el despliegue de fuegos artificiales el 4 de julio. Y hace un par de semanas inclusive, la vi otra vez. En I wanna, el programa de los niños, y hay un tipo que se viste de león, es la mascota de I Wanna. Quizás nos visite por aquí algún domingo. Él llegó a una de las clases de escuela dominical donde están los niños de 3 y 4 años, y yo estaba espiando. Y vi a Noé, mi hijo, acercársele y está mirando a ese león raro y tiene esa mirada a la cual me estoy refiriendo.
Saben ustedes? Hay gozo pero también hay como un poquito de temor en esa mirada. Lo que está mirando es un león y no estoy seguro si me va a comer, y lo hace más interesante. Estoy tratando de enseñarle a mi hijo acerca del temor y Halloween y todo eso, y por qué no lo celebramos, y le digo, hay cosas a veces que nos da miedo. Y él me dijo, se siente bien tener miedo. Y tuve que hablarle acerca de eso. Pero ¿sabe qué? En realidad nada más aterrador que Dios.
Las crónicas de Narnia, una película, el león de esa historia y los niños en la historia dicen, “Ah, un león!” Es seguro, se puede confiar en él? Y el otro niño dice, “Bueno, no es muy seguro, no es muy manso el león”. Es un león, no es manso necesariamente pero es bueno.
Cuando nosotros adoramos, adoramos al león de la tribu de Judá. Adoramos a un Dios majestuoso y maravilloso. No es un Dios con quien podemos jugar, no se debe tomar livianamente tampoco, pero es bueno, que Dios nos de ese corazón de asombro y de maravillas.
Saben ustedes, los discípulos cuando estaban con Jesús, algunas veces se sentían cómodos con él y hablaban libremente, pero un día el Señor se quedó dormido en la parte de atrás de la barca. Recuerdan lo que pasó? Una tormenta se desató de momento. Los discípulos se están volviendo locos de miedo. Señor, no te da temor de que nos estamos muriendo aquí en el barco? Me imagino al Señor levantándose, tocándose la cara y mirando alrededor… Y el Señor dijo, “Tormenta, cálmate!” Y todo de momento se calmó.
La reacción de los discípulos, dice la Biblia, fue que tenían miedo de la tormenta, pero el texto bíblico aclara en una forma muy enfática, que tenían miedo a la tormenta, tenían terror de Jesús al ver su autoridad. Después de este milagro se preguntaron, bueno, qué es lo que tenemos dentro de esta barca? Podría ver todos se pusieron de un solo lado mirando con terror a esta figura misteriosa que era Jesús.
Que Dios nos de ese sentido de asombro y de temor… En el libro de los Hechos, vemos también que al ver los milagros que hacían los discípulos, dice que la multitud miraba y que la palabra que en el griego original se usa, se refiere a miedo, había como terror de lo que estaban mirando.
Dice en el salmo, adorad al Señor en el esplendor de su santidad. Yo tengo un amigo que una vez se encontró en una conferencia en la ciudad de Kansas, y allá visitó una iglesia que se mueve mucho en el ámbito profético. Y el pastor líder dijo, saben qué? Vamos a tomar un momento y yo voy a orar para que el Señor nos revele el temor del Señor en este momento. Silencio de momento y nada más, y este amigo me relata que lo único que él pudo hacer durante los próximos 90 segundos, fue tirarse al piso, quedarse en el piso tirado con su rostro al suelo y rogarle al Señor que no lo matara. Absoluto terror, temor.
Ahora, entendemos ese es un momento extremado, pero de vez en cuando es bueno tener un sentir así, un saborcito de temor a Dios. Le da peso cuando nos reunimos como congregación para adorar al Señor. Podemos ser como niños que agarramos el león y jugamos con la melena del león y nos subimos encima de él y le damos gracias a Dios que le está rugiendo a los malos, no a nosotros. Cuando Satanás nos ataca o cuando hay gente que quiere perseguirnos, no tenemos que tenerles temor a esas personas porque tenemos a un Dios que es mucho más aterrador que esos malos… y él está de nuestro lado.
Los tres Reyes Magos comprendieron ese espíritu de reverencia delante de Dios. Sabían que un gran rey estaba naciendo en su vida en ese momento, y llegaron a adorar a ese rey. No vinieron simplemente a hacerle caricias y chulerías a un bebé, vinieron a pagarle tributo reverente a un nuevo rey, a un gobernador que ellos sabían que tenía mucha más autoridad que la que ellos tenían.
Saben ustedes, hay muchas palabras en el Antiguo Testamento y en el Nuevo Testamento que aluden al sentido y al acto de la adoración. Yo hablé acerca de esto en la mañana. Los esquimales tienen como veinte palabras que se refieren todas a la misma cosa, la nieve. Tienen nieve que se puede apretar fácilmente, nieve liviana, polvorienta que se puede esparcir en el aire, la nieve que está ya como fuerte y pegada en la superficie. Por qué tienen ellos tantas palabras para referirse a un fenómeno que se llama nieve? Probablemente porque es una parte muy importante de sus vidas, la nieve.
Les animo a ir a google, al Internet, y buscar la palabra adoración en el griego, por ejemplo. Usted verá página tras página de palabras en el griego original y en la Biblia que se refieren a la adoración. Por qué? Probablemente porque era la esencia de sus vidas. Porque la adoración para un creyente es como respirar. La adoración es como el centro alrededor de lo cual todos nosotros giramos y nuestra vida se desenvuelve.
Estos reyes usan la misma palabra tres veces para referirse a su adoración a ese niño recién nacido. Es la palabra griega proscuneo y se refiere a arrodillarse y postrarse rostro abajo y darle tributo a un gran rey. Es como rebajarse a sí mismo para exaltar a uno que es mucho mayor que el adorador.
Tome su Biblia y mire el salmo 2. Describe muy bien esto a lo cual yo me estoy refiriendo. Dice, por qué conspiran las naciones y tratan de hacer cosas contra Dios en vano. Los reyes de la tierra tratan de hacer cosas en contra del Señor contra su ungido. Dicen ellos, rompamos el yugo de Dios en nuestra vida, saquemos las cadenas que han puesto sobre nosotros. Pero la Biblia dice, el que está en el trono en el cielo se reirá de ellos, se burla de ellos. Y entonces los reprende en su ira y los aterroriza en su ira, y dice, he instalado a mi rey en Sión sobre mi monte santo. Yo proclamaré la declaración de mi Dios. Dios ha dicho, tu eres mi Hijo hoy, yo te engendré.
Saben ustedes la frase Hijo de Dios? Claro, eso alude que Cristo es divino. Yo tengo un hijo, por ejemplo, y es humano como yo. A menos que sea cosa de ciencia ficción el niño sale diferente. Pero la frase que tenemos en la Biblia Hijo de Dios, implica también esta idea de Rey. Al rey se le llamaba también el Hijo de Dios. Así que cuando Cristo es bautizado y esa voz del cielo dice, “Este es mi Hijo”, también diciendo, “Este es mi Rey, el Rey que ha venido. Escúchenlo a él.”
Y el salmo 2 continua y dice, pídeme y te daré por herencia a las naciones, le dice al Rey, a su hijo. Vas a dominar sobre ellas con tu cetro y las quebrarás como si fueran piezas de barro. Así que, reyes, sean sabios, admitir amonestación, oh jueces de la tierra. Servid a Jehová con temor y alegraos con temblor. Honrad al Hijo, para que no se enoje y perezcáis en el camino, pues se inflama de pronto su ira. Bienaventurados todos los que en él confían.
Los reyes aquí en Mateo, en el relato que acabamos de leer, es como si hubieran salido exactamente del salmo 2. Ellos saben que un rey nuevo aparece en el escenario. Este es un rey que no se puede matar, un rey que tomará control de toda la tierra y realmente yo quiero estar del lado de ese rey. Así que estos reyes magos vienen, se postran sobre sus rodillas delante de él.
Y es la misma palabra que vemos en el libro de Apocalipsis también. Proscuneo habla acerca de todos esos ángeles que están alrededor, postrados alrededor del trono de Dios. Y dice en Apocalipsis que ellos se postran sobre sus rodillas y tiran al suelo sus coronas delante de ese gran Rey, y dice, alabanza, y gloria, y sabiduría, y gracias, y honor, y poder, y fuerza a ese, nuestro Dios por siempre y siempre. Proscuneo. Adoración.
Nosotros hemos estado orando al Señor, clamando por un gran avivamiento durante mucho tiempo para que venga sobre nosotros el Reino de Dios. Y en la medida en que ese reino va llegando a nosotros, mientras nosotros adoramos al Señor, y ese velo es levantado y vemos a Jesús en su majestad real, ese es el tiempo para nosotros arrodillarnos, y dejar nuestras propias coronas, ponerlas a sus pies, y decir, toda la gloria y el honor te pertenecen a ti Jesús.
Cuando nosotros adoramos, declaramos, Señor, tu eres el Dios, el Rey. Eres el Rey de mi vida y eres el Rey de esta tierra y tu estás tomando control.
Una notita adicional aquí. Estos tres reyes que llegaron a adorar a Jesús, probablemente no eran del mismo país ellos tres. No eran todos boricuas o lo que fueran, no eran de una sola nación. Tenemos reyes cada uno, en un sentido de autoridad de nuestros diferentes países. Allí en ese lugar había como unas Naciones Unidas en esos tres reyes. Eso en realidad era algo profético. Dios dice que un día todas las naciones vendrán a adorar a los pies de Cristo.
Eso es algo que tiene mucha vigencia para nosotros como congregación. Miren alrededor de ustedes. Habrá alguna línea de asientos que no tenga representantes de diferentes países? Quizás usted está sentado al lado de su esposa, o algo así pero. Es cierto, cuando uno mira desde aquí y ve una cantidad diferente de… Y también ahora que tenemos el ministerio en inglés, todavía la cosa se pone mucho más interesante y sazonada. Hemos contado en esta iglesia y tenemos ya más de 30 nacionalidades en nuestra congregación. Y la Biblia dice que eso constituye una señal profética, porque cuando personas de diferentes países se reúnen juntos para adorar al Rey, como los reyes que vinieron a adorar al bebé Jesús, estamos haciendo una declaración. Estamos diciendo, un nuevo Rey ha llegado a la tierra. Antes de ser gringo, nos estamos diciendo, soy ciudadano de ese nuevo reino. Amén. Gloria a Dios. Al unirnos en esta diversidad estamos diciendo que algo nuevo ha descendido sobre el ámbito humano, y que la llave a esto es, yo creo, la adoración.
Saben ustedes el texto que hay en apocalipsis que están rodeando el trono y dicen, con tu sangre, Señor, tu nos has comprado a nosotros, de cada tribu y lengua, nación y etnicidad, dice, tu los constituido en un reino. Nosotros tenemos un reino nuevo entre nosotros y estamos tomando control, porque el rey ha llegado.
Pero no termina allí el relato, dice, nos has hecho un reino pero también nos has hecho sacerdotes. Qué hace un sacerdote? Un sacerdote es un mediador a la adoración. La adoración es la clave. El texto apocalíptico dice que de momento surgieron voces de miles y de millares en el santuario, rodearon el trono y comenzaron a hacer un ruido de adoración diciendo, el cordero es digno.
Qué es lo único que puede mantener unificada una iglesia de más de 30 naciones? Vamos a ver. Buena organización, buen programa? O simplemente una idea de que es bueno estar contentos y estar unidos bien romántico. Nada de eso. No se trata de una organización, es de ser un organismo, al vivo. No es esto de tener altos ideales. Se trata de tener una experiencia común, la experiencia de adorar un rey que tenemos en común todos nosotros. Eso fue lo que unificó y trajo a ese mismo lugar a estos tres reyes. Y saben, eso es lo que nos unirá, eso es lo que nos mantendrá unidos a través del tiempo.
Saben, cualquier avivamiento que ha surgido a través de los siglos, siempre se ha caracterizado por ese fenómeno. Cuando el espíritu se mueve la gente comienza a cantar y a declarar, la gente comienza a adorar al Señor, y gente que normalmente no se verían juntos unos con los otros se hacen amigos.
Fue escandaloso el avivamiento en Azuza a comienzos del siglo XX, de que gente afroamericana, negros y blancos se unieran para adorar juntos. Era escandaloso! Solamente el poder del Espíritu Santo… Era adoración declarando que el Rey de Reyes ha llegado al escenario. Y Dios nos ha llamado, hermanos, a nosotros a hacer lo mismo, de asegurarnos de que cuando adoramos estemos declarando de que un día toda rodilla se doblará y toda lengua en los cielos y en la tierra, y debajo de la tierra confesará que Cristo es el Señor para gloria de Dios, el Padre. Y ese es nuestro llamado. Oh, Señor, que sea sincero ese llamado de adoración.
Saben, hermanos, no toda la adoración es sincera, genuina. En el relato que tenemos aquí de los reyes, los tres reyes, saben, no solamente había reyes buenos. En realidad debiera ser el relato de los 4 reyes, no los 3 reyes. Los tres buenos y un cuarto rey inexpresablemente malo. Uno de los versículos más aterradores de toda la Biblia, el Rey Herodes, parte judío y probablemente con una bella sonrisa en sus labios, diciéndoles a los magos siniestramente, hey, cuando encuentren al bebé déjenmelo saber porque yo también quiero adorarlo. Saben hermanos, no toda la adoración es la misma.
Jesús dijo acerca de los fariseos, en vano esta gente me adora. Son religiosos pero son hipócritas. En el Antiguo Testamento en el libro de Isaías, hay un momento en que Dios dice, ¿saben qué? Estoy harto de sus sacrificios y sus festivales de alabanza. ¿Saben qué? Déjenme descansar, esa adoración me apesta. Por qué no aprenden a comportarse bien, muestren misericordia con el pobre, con el huérfano. Aprendan a hablar la verdad. Aprendan a adorar con su vida y no solamente con su boca.
En el Nuevo Testamento vemos la adoración, nos dice, ofrece todo tu cuerpo como un sacrificio vivo, santo y aceptable, agradable a Dios para que eso es tu verdadero acto de adoración. No hay una línea divisoria entre lo físico y lo espiritual. Dios te dio un cuerpo. Es bueno, así que úsalo para buenos propósitos.
Saben ustedes, el símbolo cuando uno levanta sus manos. Por qué hacemos eso de levantar las manos? No les parecía eso a usted cuando usted era nuevo en el Evangelio eso de que la gente levantara la mano? Yo recuerdo ir a una iglesia pentecostal cuando era un nuevo creyente, recuerdo que yo pensaba, me gusta el sermón pero ese lío de que estar levantando la mano y haciendo gestos, eso no me cae tan bien. Qué quiere decir esto de levantar uno su mano? Qué quiere decir normalmente en la vida cotidiana cuando uno levanta su mano? ¿Saben qué? No tengo armas. Puede arrestarme oficial. Simplemente lléveme donde usted quiere pero no dispare. En ese tiempo bíblico quería decir, en el tiempo del Nuevo Testamento quiere decir lo mismo, levantar las manos: quiere decir rendirse, darse por vencido. Por eso es que es tan difícil uno hacer eso cuando uno no entiende lo que está detrás. Quiere decir rendirse. Quiere decir, Señor, sabe qué, entrego las armas. He tratado de hacer las cosas a mi manera pero simplemente no funcionan. Así que, tómame, llévame como tu prisionero, Señor.
Se nos habla en el Nuevo Testamento acerca de una mujer que adoró a Jesús con todo su cuerpo. Tenemos a Jesús cenando en la casa de un fariseos, un líder religioso, ahí están ellos teniendo una cena muy decente. Esta mujer de la calle con esa actitud callejera, se dice a sí misma, saben qué, yo voy a meter a ese lugar y voy a ver a Jesús. Ella pasa a través de la gente que está a la puerta, se mete ahí al lugar de la cena, se arrodilla delante de Jesús, comienza a llorarle a Jesús encima.
A veces hablábamos de que los Kleenex debieran ser como el símbolo, el logo de nuestra iglesia. Y no es porque nosotros estemos de luto, sino porque el Señor está sacando nuestro dolor. Le ha pasado a usted alguna vez? Usted está en la iglesia y de momento salen lágrimas y usted se pregunta, pero de dónde salieron esas lágrimas? Es el dolor que está saliendo a través de sus ojos. Esta mujer comenzó a derramar su dolor a través de sus lágrimas sobre Jesús. Pienso que no había hujieres ahí pasando Kleenex. Era un lío. Ella está usando su cabello para limpiar el rostro de Jesús. Los fariseos religiosos se escandalizan de lo que están viendo. Dicen, cómo puede Jesús permitir que esta mujer lo toque? Casi me puedo imaginar a Jesús, esto es imaginario, pero puedo ver a Jesús tomando su rostro, levantando su mandíbula y diciéndole no te preocupes, no los mires a ellos, no les pongas atención a lo que están diciendo. Ella dijo, tu me acabas de ungir para mi sepultura. Mírame a mí, pon atención, tus pecados te son perdonados. Y me imagino esas palabras penetrando el alma de esa mujer.
¿Saben qué? Esa mujer no era pasiva, era sincera y estaba enfocada y estaba comprometida y determinada a adorar a Jesús. Y también los mismos reyes. Eso reyes eran poderosos, eran hombres ricos, pero tenían un mismo corazón.
Yo puedo visualizar en mi mente, hombres poderosos, ricos, pero con una mirada infantil, pero tenían la misma pasión, tenían esa misma obsesión de encontrar ese rey. Esta mañana nos reíamos acerca de la palabra obsesión, normalmente no se trata de una buena palabra, no la asociamos con cosas santas. Quiere decir, bueno, hey, necesitas relajarte un poquito. Pero saben algo? El Señor Jesús puede convertirse en nuestra obsesión magnífica. Deja que el Señor se convierta en tu adicción, como ese adolescente obsesionado diciéndole a su novia que no puedo mantenerme alejado de ti. Como el salmista que dice, mi corazón tiene sed de Dios, quiero estar cerca de mi Dios. Y por eso es que usted confrontó la nieve y vino aquí, a la casa del Señor. No fue por otra razón, por qué vino usted hoy a la iglesia? Porque yo quiero estar cerca de mi Dios. Yo quiero adorar a Jesús hoy. Por eso usted ha llegado a la casa del Señor. Esa es nuestra obsesión.
Saben ustedes, nuestros músicos, no es simplemente un acto más, no es un evento musical, artístico más para ellos. No es otro guiso para ellos. Dios nos ha dado adoradores aquí, gente con talento, con grandes dones espirituales, con un corazón obsesionado para adorar al Dios viviente y nosotros somos un reino de sacerdotes. Somos el equipo de adoración.
Ahora, el espíritu de adoración tiene que ser cultivado. Saben, adorar, en un sentido es como la cosa más natural del mundo. Qué es lo que vamos a hacer finalmente cuando estemos en el cielo por toda la eternidad. Yo creo que sí, va a haber un reino nuevo, una tierra nueva, cielo nuevo, va a haber mucha acción también. Yo no creo que vamos a estar ahí como fantasmas, simplemente flotando en el aire, yo creo que el enfoque de nuestra existencia va a ser adorar.
Aquel, dice la palabra, que va a reemplazar el sol mismo, no necesitaremos el sol más, porque la gloria de Dios su resplandor, será nuestra luz, dice la Biblia. Hermano, tu fuiste hecho para adorar a Dios pero simplemente porque sea algo natural, no quiere decir necesariamente que surja dentro de ti naturalmente. Es natural, por ejemplo, comer? Cuántos de nosotros sabemos que es difícil muchas veces con un niño de 2 ó 3 años llevarlo a que coma su comida?
La adoración tiene que ser cultivada. Algunas veces quizás no te sientas como que quieres adorar. Algunas veces quizás te sentirás como que eres pecador, no te vas a sentir bien, te vas a sentir como cruel, indispuesto, con sueño. A veces sabe que uno se levanta los domingos y no se siente exactamente como un cristiano. Y esas son las mañanas en que más debemos escoger adorar.
Saben, por ejemplo, ayer por la mañana, pusimos algunos regalos debajo del árbol navideño. Nuestros dos hijos se levantaron y les dijimos, quédense allá arriba que vamos a entregar los regalos. Ellos saben simplemente que es un juego y entonces pusimos los regalos, y los niños comienzan a bajar por la escalera y estamos ahí esperando en expectativa. Y Caris, mi hijita de año y medio, quien sabe exactamente lo que ella quiere en la vida, se acerca y tenemos una cantidad de regalos, ¿saben qué? Ella deja los regalos y se va a las galletitas. Y le decíamos, aquí hay regalos, nos tomó mucho tiempo envolverlos, tuvimos que convencerla que vea los regalos y después lo que más le interesó fue el papel de envoltura. Pero cómo puede ella llegar a entender que eso es una actividad que es alegre y agradable.
La oración es algo que necesitamos desempacar. La Biblia dice, probad y ved que es bueno el Señor. No hay nada más delicioso que gustar de la dulzura del Espíritu Santo. Pero eso es algo que adquirimos, es un gusto que no nos viene naturalmente, tenemos que aprender. Es algo que tenemos que cultivar.
Una historia más acerca de Noé y ya…. Un día estoy yo jugando con Noé afuera, cuando es otoño y hay muchas hojas en el piso, y ese día estábamos visitando a mis padres donde hay árboles y mucha grama, y yo estoy allí barriendo un montón de hojas secas, y yo voy afuera con Noé y le digo, Noé puedes jugar con las hojas, dos años tiene. Y él me mira y dice: Qué es lo que quieres que haga? Por qué crees que yo voy a creer jugar con las hojas? Entonces yo tomé y lo tiré dentro de las hojas, y se quedó ahí patas arriba, boca arriba, mirando como, no estoy seguro de que me gusta esto. Pero entonces, de momento, como que su rostro comenzó a cambiar y se dio cuenta, guau, esto va a ser muy divertido. Entonces comenzó y se lanzó otra vez sobre las hojas.
Dios ha preparado un montón de hojas, ha preparado una mesa para nosotros. Todavía no nos damos de cuan disfrutable es eso. Ese es el gozo de experimentar lo que es la adoración. Quizás, esa experiencia de adoración será diferente para cada uno de ustedes. A veces la adoración puede ser algo bien alto, bien ruidoso. A veces cuando lee los salmos, uno como que tiene esa sensación de que estos judíos sabían adorar.
Pero saben que muchas veces en la Biblia también la adoración es silenciosa y callada. Algunas veces el silencio puede estar más lleno del espíritu de adoración que la canción más alta que podamos levantar delante de Dios. La adoración va a ser una experiencia diferente en tiempos diferentes. Nos encontraremos componiendo cosas de exquisita belleza delante de nuestro Dios. Por ejemplo, el servicio de adoración de navidad el domingo pasado. Guau, qué les pareció eso? Como una persona detrás de la otra y uno se pregunta, guau, son profesionales? No, eran gente nuestra, nuestro pueblo y la danza hermosa aquí delante del altar. Algunas de las cosas más exquisitamente bellas que la humanidad ha elaborado a través de la historia fueron elaboradas para la gloria de Dios.
Ustedes habrán escuchado, por ejemplo, acerca del gran compositor Juan Sebastián Bach. Al final de cada una de sus maravillosas composiciones musicales, Juan Sebastián Bach siempre ponía 3 letras: SDG, soli Deo gloria, a Dios solamente la gloria.
Saben hermanos, Dios va a levantar gente en esta Congregación para que hagan grandes cosas para Dios también, escriban hermosa poesía para la gloria de Dios, para que puedan jugar con una destreza maravilloso para la gloria de Dios, que puedan pintar para la gloria de Dios, que puedan edificar edificios para la gloria de Dios. Vamos a adorar al Señor con excelencia un día.
Pero ¿Saben qué? La adoración puede ser también un poco desordenada en un sentido. Por ejemplo, cuando David danzó delante del Señor, ¿Saben qué? No era ballet necesariamente clásico. Él se ….. se quedó en paños menores y simplemente saltó como un loco delante de la presencia de Dios. Y dijo, ¿Saben qué? Eso yo lo hice delante de mi Dios y me rebajaré aún más si es necesario para su gloria.
Hermanos, hay diferentes tipos de adoración y lo importante es que lo hagamos, que participemos en ello en cada lugar, en cualquier manera, en cada minuto, lugar de nuestras vidas escribamos siempre SDG, solamente de Dios la gloria. ¡Aleluya! Dios nos está llamando a adorarle. Nos ha hablado proféticamente como Congregación acerca de nuestro llamado adorador.
Recuerdan ustedes, una reunión de oración que tuvimos hace unos meses atrás? Cuando una hermana que casi nunca participa en el servicio públicamente Dios le dio como una canción susurrada y no tenía palabras, era como un gemido, era como una alabanza sin palabras, era simplemente el espíritu viniendo, llamando a Dios sin palabras, era una palabra profética de momento que surgió de la Congregación y en esa profecía el Señor nos decía, los voy a entrar a un nuevo tipo de adoración como iglesia. Y yo quiero decirle sí Señor, amén, a ese llamado.
Y quiero cerrar con esta ilustración final. La Biblia dice que cuando adoramos a Dios, cuando contemplamos su gloria, nosotros a la misma vez reflejamos la gloria de Dios. Como Moisés, por ejemplo, cuando estaba allá arriba en la montaña y qué pasa? Su rostro estaba refulgiendo tanto que la gente se asustó de él.
Quiero compartir esta historia y tengo permiso de parte de una familia para compartir esta historia. Una mujer de nuestra familia Congregacional cerca ya de la muerte, los doctores había dicho probablemente hoy puede morir y su hija me llamó para que fuera al hospital a orar por su mamá, y ella sabe que ella misma hubiera podido orar con su madre pero quiso que yo fuera allá. Entonces nosotros llegamos allá, y era una abuela ahí peleando por su vida sobre el lecho de la muerte. Y uno podía detectar que a través de su vida esta mujer había tenido que pelear muchas veces. Esas matriarcas que han sufrido arduamente por sus familias, y se sentía muy incómoda esta abuela, esta mamá, y estaba muy seria, y mientras yo estaba allí apenas me contestó, yo estaba tratando de conversar con ella, nada, no contestaba, no contestaba.
Y yo le pregunté a ella, hermana, le gustaría recibir a Jesús? Y ella asintió con su cabeza silenciosamente. Entonces yo comencé a orar con ella, a lo máximo yo esperaba que ella simplemente asintiera con su cabeza lo que yo estaba diciendo. Y yo dije, Señor Jesús, y de momento escuché una voz, Señor Jesús, con gran firmeza, eran las primeras palabras que ella había dicho, era como que estaba diciendo, “¿Saben qué? Conversación superficial no me interesa, voy a usar mis últimas fuerzas para lo importante”. Entonces oramos con ella. Eso nos ha pasado varias veces con abuelas aquí de nuestra Congregación, yo regreso después, ¿Saben qué? Ella había cambiado su rostro, un día mucho mejor, entonces yo regresé y pudimos hablar un poquito más que la primera vez.
Sinceramente ella estaba poniendo su fe en el Señor, ahora ya estaba en un hogar de cuidados donde ya se sentía un poco mejor, estaban cuidando menos intensivamente, y ¿Saben qué? Les aseguro, llego al cuarto donde ella está, y esta vez estaba brilloso y una sonrisa y una mirada que se había suavizado. Y había una belleza que brillaba a través de ella. Y dice su compañera de cuarto que en medio de la noche muchas veces escuchaba su adoración. Y saben cuál es el nombre de esta señora? Luz. Su nombre quiere decir Luz.
Saben hermanos, cuando nosotros adoramos, cuando nosotros abrimos nuestros corazones al Señor, la gloria de Dios nosotros la reflejamos. Hermanos, que seamos una Congregación adoradora que adora en espíritu y en verdad. Oh, que sea genuina nuestra adoración. Quiero invitarles a ponerse de pie y vamos a cerrar en oración.
Mensajeros de Su paz
20 de diciembre del 2010 - Por Fanny Rodríguez
“Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra paz, Buena voluntad para con los hombres.” Lucas 2:14
Estas fueron las palabras de la multitud de ángeles que alababan a Dios y anunciaban la gloriosa llegada del Mesías tan esperado. ¿Entiendes tú el mensaje maravilloso de PAZ que vino a establecer Jesús? Estamos en tiempo de celebración, Jesús nuestro Salvador descendió dejando su gloria para traernos el regalo de su PAZ.
En estos últimos días hemos sido impactados con la noticia de jóvenes militares que han perdido su vida en el mismo inicio de su carrera. Uno de ellos, Scott viajó un mes después de su graduación, con alegría de poder servir a su patria. La semana pasada la familia recibió su cadáver.
Nos preguntamos en éste tiempo que celebramos la PAZ que el Rey del Universo vino a traer ¿donde está esa PAZ? En el evangelio de Juan 14:27 Jesús nos dice: “La paz os dejo, mi paz os doy…” El Señor nos dio pautas claras para vivir una vida abundante, algunos de éstos consejos son: poner la otra mejilla, perdonar los que nos ofenden, tolerarnos los unos a los otros, soportar el agravio. Si sus leyes rigieran de seguro no habría guerra.
Parece que el establecimiento de la PAZ no depende de Dios sino de nosotros. No podemos entender éste misterio, que el Príncipe de PAZ no puede establecer de manera arbitraria la PAZ sino que permite que nosotros seamos agentes de su PAZ.
El significado de la Navidad es Jesús, Dios con nosotros; no permitamos que los afanes, y otras distracciones le quiten el sentido a este tiempo maravilloso. Es nuestra responsabilidad llevar el mensaje de Paz, primero en nuestras vidas aunque estemos en luchas y situaciones difíciles. Después a nuestros hogares, nuestras familias, nuestras amistades, compañeros de trabajo y en todo lugar donde tenemos influencia.
Padre Celestial te doy gracias por la encarnación de tú hijo y por el regalo de la Paz. Pido por las familias que hayan perdido sus hijos en la guerra, dales paz en sus corazones y que ellos sean también mensajeros de Paz. Bendice esta nación y trae un mover de tú Paz. Cubre nuestras familias y permite que tú paz que sobrepasa todo entendimiento desate armonía, gozo, esperanza y sobre todo salvación. Que al recibir el nuevo año entremos con la convicción clara de que somos mensajeros de tu Paz. Amén
El lado guerrero de la navidad
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Quiero invitarles a ir conmigo a la palabra del Señor en la primera Epístola del Apóstol Juan, Capítulo 3, versículo 8. Es una expresión un poquito enigmática y algunos dirían como que es poco apropiada para una lectura el día de navidad en este momento tan lindo en que estamos celebrando la luz, el gozo y la alegría que Cristo trae al mundo. Hablamos de paz que Cristo trae. Hablamos de noche de paz, hablamos de un humilde bebé nacido en un pesebre. Y tenemos que recordar que la esencia de la navidad es Cristo, la venida de Cristo al mundo. Después de todo eso, ese es el resumen de la navidad.
Aunque en este tiempo la sociedad en su deseo de ser inclusiva y pluralista en esta cultura en que vivimos donde hay tantas diferentes razas y religiones y denominaciones, tratan de hacer genérica la navidad. Y se ha tratado, quizás no a propósito, pero en muchos lugares uno casi como que se siente avergonzado de decir, feliz navidad, merry christmas. Hoy en día, lo políticamente correcto es decir, happy holidays. Algo genérico que abarque a todo el mundo, pero en realidad este tiempo, al única manera que tiene significado es cuando recordamos que en este tiempo Jesús, Cristo nació en el mundo.
Y el mundo tratará de robarnos todos los días que el cristianismo le ha regalado a la humanidad, pero no podemos hacerlo. Tenemos que recordar eso que es la venida de Cristo al mundo. Entonces, yo estaba meditando esta mañana y dije, Señor, qué tu quieres que predique? Y le pedí al Señor no uno de esos mensajes genéricos, esos textos genéricos que siempre leemos del nacimiento de Jesús en el pesebre, la aparición a los pastores, los tres reyes magos, anunciamiento a María o a Elizabeth. Son los textos que generalmente escogemos para celebrar la navidad. Pero no queremos ser genéricos, queremos darle al Señor un texto.
Y entonces, queremos predicar algo que venga al caso, que venga al momento de hoy. Qué palabra tiene Dios para nosotros hoy en esta mañana, esta tarde, en este lugar, a esta Congregación? Y al pedirle al Señor eso, vino a mi mente este texto y les confieso que luché un poquito con él porque es un poquito tétrico, es más, yo podría llamar esto como, este sermón, como el Lado Siniestro de la Navidad, pero no lo voy a hacer.
El Apóstol Juan, en el Capítulo 3, ver 8, la última parte de ese versículo dice:
“… para esto apareció el Hijo de Dios, para deshacer las obras del diablo…”
Para esto apareció el Hijo de Dios, para deshacer las obras del diablo. Y usted puede ver inmediatamente como que eso choca a la sensibilidad navideña, porque quizás estamos buscando algo mucho más relajante, y más sencillo, no queremos cosas muy complicadas. Y quizás alguno está diciendo, pastor Miranda, denos una vacación, caramba, díganos algo celebratorio y alegre y no tan pesado. Pero yo creo que eso es lo que Dios quiere enfoquemos en esta tarde.
Porque de nuevo, navidad es la venida, la aparición. Este versículo me vino porque para esto apareció, vino Jesús, aterrizó Jesús en el mundo. El Señor vino con una misión a esta tierra. Y es interesante que este pasaje nos da una perspectiva muy diferente a lo que normalmente pensamos que Cristo vino a hacer al mundo. Uno pensaría, bueno, esto lo diría uno de esos pentecostales de rajatabla, que solo piensan en guerra espiritual o demonios y todo este tipo de cosas, la parte negativa, siempre buscando el reverso de las cosas.
Pero yo creo que le hemos hecho una gran injusticia a la navidad, porque hemos muchas veces reducido la navidad y reducido a Jesús a ese bebito perenemente frágil y como que Jesús siempre se quedó el niñito Jesús en la sensibilidad de mucha gente. Siempre se quedó allí frágil y muchas veces presentamos a Jesús, aún cuando ya está como adulto, con una mirada lánguida en los ojos y un cuerpo bien delicadito y con pelo rubio y sus ojos verdes, que no los tenía, estoy seguro, porque era un judío del siglo primero, y era un semita que parecería más bien como un árabe. Y al hacer esto, yo creo, que reducimos la navidad a solamente su dimensión más superficial.
Pero tenemos que entender que la navidad tiene un lado de conflicto, aún en el anunciamiento del ángel, le dijo a María, que una espada traspasaría su corazón. Y Cristo mismo dijo, yo he venido a traer la espada y no solamente la paz. La navidad tiene también sobre tonos de conflicto, de tinieblas y de lucha. Yo creo que en el momento en que Cristo nació hubo un choque de poder en los aires y casi se hubieran podido escuchar los truenos cuando el frente del Reino de Dios se chocó con el frente de las tinieblas, porque el niño representaba la gloria de Dios. Ese niño frágil encarnaba la plenitud de la vida de Dios y ese niño venía con una misión militar, venía a arrebatarle al diablo el poder. Satanás había ocupado la creación, se había apoderado ilegítimamente de lo que a Dios le pertenece, y lo que a la humanidad le fue legado por Dios.
Y entonces el Señor aparece para arrebatar eso y para volver a establecer el orden de la creación. Tenemos que recordar que en medio de ese tiempo de luz y de celebración hay también magos que son científicos y hombres de alta categoría que vinieron de un lugar lejano, atraídos por algo misterioso que era una estrella, y vinieron viajando grandes distancias. Tenemos que recordar la angustia de José y María mientras buscaban un lugar donde pudiera nacer su hijo porque ya los dolores del parto estaban apresurándose y acelerándose y María tenía que encontrar un lugar y había dolor. Hubo rechazo de parte de las personas, la sociedad para que ese niño encontrara un lugar donde nacer. Hubo un rey que era una encarnación del mal, Herodes, que cuando escuchó que había un posible contrincante, según él lo veía, y claro que sí, porque lo era, de sus reclamos de autoridad ilegítima, quiso matar al niño. Y recordamos la fuga, la huida hacia Egipto.
Y hay muchas cosas que nos recuerdan que la navidad no es solamente la parte esa que se presta a las postales navideñas, sino que hay también otra dimensión de guerra. Y una dimensión también de promesa y de redención, porque en eso había esperanza para la humanidad, había bendición para nosotros también.
Entonces, yo creo que Juan, el Apóstol Juan, capta esa dimensión de la navidad y nos dice que Cristo apareció para deshacer las obras del diablo. Una de las razones para la navidad, sí, fue para hacer posible que nosotros tuviéramos redención y vida eterna, reconciliación con Dios, vino para deshacer las consecuencias de la caída adánica, vino para hermanar a los hombres y a las mujeres y hacer una nueva humanidad, una iglesia redimida. Pero, detrás de todo eso interesantemente se nos dice que él vino también para guerrear contra la industria del mal.
Todo lo que alimenta el mal en el mundo, todas las obras, erga, dice en el griego original, todas las acciones, todos los movimientos del mal, el Señor vino a deshacerlos y hacer guerra contra ellos.
Y uno se puede preguntar, bueno, obras, las obras del diablo, cuáles son las obras del diablo? Uno siempre inmediatamente piensa solamente en las manifestaciones más obvias del mal. Pensamos en la guerra, pensamos en la pobreza, pensamos en el crimen, pensamos en la promiscuidad, pensamos en todas las cosas tétricas, el abuso, pero también Cristo vino a deshacer cosas menos obvias acerca del mal. Vino a deshacer la injusticia, vino a deshacer la opresión del hombre contra el hombre, vino a hacer guerra contra la mentira, contra la manipulación, contra la insinceridad, el egoísmo, y aún más allá todavía de eso, vino a hacer guerra y a deshacer la cultura que está en contra del señorío de Cristo.
El Señor vino a deshacer, yo creo que un día en esos museos del mundo, donde hay obras preciosas de arte, si esas obras no se hicieron para glorificar el nombre del Señor, si no se hicieron con reverencia ante el autor de esas obras, en realidad, que fue el que dio el don, esas obras van a perecer, se quemarán, arderán en el fuego. Y gobiernos y leyes que no glorifican el nombre de Dios, que no obedecen al espíritu que da vida y que anima la vida de Dios, esas obras también van a tener que ser deshechas aún en el mundo religioso, hermanos, religiones que no reconocen el señorío de Cristo, que mantienen a la gente con un sustituto, con una droga sustituta, para que la gente se sienta piadosa y falsamente segura, pero que un día los conducirá a una eternidad sin Dios. Esas obras van a ser también, y están siendo deshechas por el Hijo de Dios.
Él vino para deshacer todas esas cosas y aún más todavía, aún en la religión cristiana, en las iglesias hay tanta cosa que no es de Dios, tantas actitudes, tantas prácticas, tantas costumbres, tanta manipulación, tanto abuso del poder, tanta corrupción aún esas cosas el Señor vino a deshacer todas esas obras y a establecer su reino de justicia. Los gobiernos en sus acciones, que son injustas y que no cumplen el propósito de un gobierno, que es bendecir a los gobernados, animar la vida, fortalecer al débil, expresar compasión y misericordia con los que no tienen poder y proteger a los que no tienen voz y ayudar a que los ignorantes se eduquen y que los oprimidos salgan del yugo de la opresión el amor y la justicia y la gracia en el mundo, aún esas obras, Cristo vino a deshacer todas esas cosas.
Yo comentaba con el grupo de las 9 que, y no puedo reprimir esto, aunque sea un comentario político, de todas maneras yo creo que hay que hacerlo, mi corazón se quebrantó al leer acerca de esta decisión que tomó el gobierno de los Estados Unidos, la casa de representantes y el senado para matar el Dream Act, ese acto que hubiera hecho posible que jóvenes inmigrantes, latinos de otras nacionalidades, que lo quieren es estudiar y bendecir a esta nación.
Muchos de ellos llevan toda su vida prácticamente aquí, no son ciudadanos pero han vivido mucho, es todo lo que conocen aquí. quieren estudiar, no quieren vender drogas, quieren bendecir a esta nación con sus estudios, con sus destrezas y vienen de familias que saben lo que es el trabajo duro y lo que es el esfuerzo y hay tanto joven hoy en día sin propósito, vendiendo droga, matando, haciendo tantas cosas, llenando las cárceles, y estos jóvenes quieren estudiar, ir a la universidad y hacer sus estudios y un grupo de personas, en mi opinión obstinadas, por no dar su brazo a torcer y por no ejercer misericordia y amor, matan los sueños de tantos jóvenes inmigrantes. A mí me parece que es una de las obras que Cristo vino a destruir y a deshacer.
Quizás usted piensa diferente, pero desgraciadamente yo soy el que tiene el micrófono, así que yo soy el que estoy hablando y respeto su punto de vista, pero yo creo que hay que denunciar esas cosas, porque se ha perdido una oportunidad para que esta nación haga lo que tantas otra veces ha hecho es abrir sus playas, y abrir su riqueza para que gente de afuera puedan encontrar un lugar de refugio. Esta hubiera sido una gran oportunidad para ejercer misericordia y gracia y amor y compasión.
Yo creo que este asunto de la inmigración no se va a resolver con ley, con fariseísmo, sino se va a resolver con justicia, con amor, con compasión hacia el pobre, hacia el débil, hacia el necesitado, gente que viene a bendecir esta nación con sus valores y con su temor a Dios, en vez de tanta gente que hay por ahí sembrando muerte en esta nación, muy altamente educados, pero con una mente reprobada que no conoce al Señor.
Y yo creo que eso hay que denunciarlo también. Lo que quiero decir, hermanos, es que Cristo vino, apareció en esta tierra para confrontar y deshacer todas las obras del diablo en cualquier manifestación que fuera. La Biblia dice que el diablo se viste comunidad un ángel de luz muchas veces y yo creo que una de las cosas que el Señor más vino a hacer a este mundo, fue a establecer gracia y misericordia. Si los gobernantes de este mundo entendieran lo que es gracia, se extendieran a la historia, tendrían que llegar a esa primer día de acción de gracias, donde los primeros puritanos que eran ilegales, de hecho, porque había ya gente aquí residiendo, que eran los indios, que eran los verdaderos dueños de este país.
Y llegaron esta gente aquí a despojar y desposeer a todas unas naciones, había muchísimas naciones, grupos pequeños, cientos de miles de gente aquí que eran los verdaderos inmigrantes. Esos vinieron indocumentados aquí. Hoy en día ellos desprecian y atacan a los otros que vienen también buscando un pedacito del pastel y huyendo de naciones que muchas veces están como están porque nosotros aquí hemos contribuido al mal que hay allá también, pero no vamos a comenzar a hablar de eso porque nos va a tirar muy lejos.
Pero yo creo que hay que denunciar esas cosas y hay que entender que el Señor vino a denunciar y a deshacer todo el mal en el mundo. Y por eso yo le digo al Señor, Señor, ayúdanos cada día, porque lo me lanzó en esa línea de meditación es que a veces nosotros pensamos en la iglesia, somos tan superficiales, en la manera en que nosotros vemos la obra redentora de Cristo, y creemos que es cuestión simplemente de usted ponchar una tarjeta, conseguir un carné de evangélico. Ok, ya pasé al frente, ya dije que recibo a Cristo y ahora me acuesto a dormir hasta que él venga y me lleve.
No, hay mucho que hacer adentro de nosotros. ¿Saben qué? Las obras del diablo tienen que ser deshechas dentro de nosotros, en nuestra propia consciencia mala. Las cosas que tenemos, el Señor está deshaciendo obras diabólicas en mí vida y en la tuya ahora mismo y nosotros tenemos que cederle al Señor nuestro ser, mente, alma, cuerpo, emociones, voluntad, recuerdos, todo y decir, Señor, deshace las obras del diablo dentro de mí porque yo quiero ser más como Cristo. Yo entrego al Señor todo lo que no sea de él, le entrego al Señor el egoísmo, le entrego al Señor la manipulación, le entrego al Señor el deseo de gloria. Le entrego al Señor el creerme que yo siempre tengo que mis derechos me los tienen que dar, le entrego al Señor de siempre mantener mi pedacito del pastel y no sacrificar nada por los demás. Y en mi matrimonio hay obras del diablo que tienen que destruirse también. Yo tengo que ser mejor esposo, mejor esposa, tengo que ser mejor padre, tengo ser mejor hijo, tengo que poner a un lado la rebeldía, que es lo que caracteriza al diablo, si soy joven y sujetarme a las autoridades. Tengo amar a mi prójimo, tengo que dar a los demás, tengo que sacrificarme para que otros sean. Porque es el espíritu navideño, es el espíritu de Jesús. Él se despojó de su divinidad, se despojó de su gloria, vino al mundo y encarnó en un humilde bebé para darnos redención y vida eterna. Yo tengo que imitar el espíritu de la navidad.
Yo creo que nosotros tenemos que estar en el asunto de cada día ser más y más como Cristo, que cada día Dios destierre las obras del diablo en nuestra consciencia. Yo le pido al Señor que nuestra iglesia siempre sea un lugar de gracia, de amor, de misericordia, porque eso es lo que caracteriza al Reino de Dios. Tenemos que ir más hondo, hermanos, que simplemente el ser evangélico, ser religiosos, porque el espíritu de Cristo es un espíritu que dondequiera que ve algo que le recuerde… porque el espíritu diabólico es el espíritu darwinista, es el espíritu de que el fuerte es el que gobierna, es el espíritu de que yo me salgo con lo mío porque yo tengo el derecho de hacerlo y porque si otro no lo hace, yo lo voy a hacer. Es el espíritu que no considera, no se sacrifica por el otro, que no perdona, que demanda siempre su libra de carne como dicen en inglés. Si me la hicieron me la pagan. Y ese espíritu darwinista, ese espíritu farisaico, estéril, eso es lo que nos mata, hermanos.
Y sabe lo que avergüenza al diablo? Saben lo el enemigo no puede jamás destruir en nosotros? Es el espíritu de Jesús. Ese fruto del Espíritu Santo en nosotros, esa gracia de Dios en nosotros, porque eso es lo que representaba ese bebé frágil, era el mentís, era la contradicción de todos los paradigmas que rigen la humanidad sin Cristo. Todo lo que este mundo, el gobierno de este mundo, Cristo vino a cuestionarlo todo, ponerlo patas arriba y boca abajo. Por eso él nació como un niño, creció y nació en una familia pobre, miserable, no en un lugar rico. Por eso el anuncio primero se lo dieron a pastores, hombres que eran considerados impuros, por su profesión por la gente alta de la sociedad y por los religiosos de su cultura. Se le apareció a humildes pastores.
Y por eso trajo gente de afuera de la cultura judía, hombres que estaban buscando, tenían hambre y estaban indagando en los astros con razones impuras, porque era astrología y ocultismo, pero tenían hambre de lo sobrenatural, tenían hambre de Dios. No había recibido la verdad y yo digo, ¿Saben qué? Allá donde ustedes están a cientos y cientos de millas de distancias los voy a traer, los voy a guiar para que ustedes vean a mi Hijo y lo conozcan antes de que los otros lo conozcan.
Porque el Señor estaba diciendo, no son los adentro, son los de afuera a quienes yo quiero muchas veces. No los que se sienten cómodos, no los poderosos, sino los que son frágiles. A esos son los que Dios viene a buscar. Y yo creo que en ese drama navideño, en todas las cosas que se dan, cantidad de cosas, una humilde mujer, María no tenía un doctorado, no era una mujer de renombre, una humilde doncella que seguramente tenía un corazón de niña, a esa Dios le dio el privilegio, no a una reina, no a una princesa, a una mujercita pequeña y humilde. A esa le dijo, tu vas a ser la portadora de mi Hijo. Tu vas a dar a luz divinidad, porque el Señor estaba diciendo, yo quiero que ustedes sepan, cada vez que hablen de la navidad que yo vine a deshacer todas las obras del diablo dondequiera que sea, sea en el palacio, sea en la casa de gobierno, sea en la casa religiosa, sea en el museo de arte, sea en la universidad, sea en la oficina de trabajo social, dondequiera que no haya el amor de mi Padre, allí yo voy a deshacer esas obras.
Uno de los pasajes que a mí siempre me gusta en la Escritura, cuál es la esencia de la obra de Cristo en el mundo? Es el pasaje de una humilde mujer que dice que el Señor fue a una sinagoga un día de reposo, que es interesante porque el día de reposo, el día de descanso, el día en que encontramos refugio a nuestro trabajo, nuestros afanes, porque es donde el Señor quiere llevarnos, para eso él vino, para darnos reposo. Darle reposo a la humanidad. Y en ese día de reposo, él se encuentra con una pobre mujer. Dice que estaba encorvada durante 18 años, creo que era algo así, una eternidad esa mujer así, encorvada.
En el griego original sunquoto, ella estaba como doblada como sí misma. Yo he visto personas así caminando por las calles, me han quebrado el corazón, completamente su espina dorsal doblada. Es algo demoníaco. Yo he visto eso y algo malo tiene que haber allí, porque es como un espíritu que se goza en quebrar un ser humano y se goza en agonía, mirando siempre para abajo. Y así estaba esa mujer ahí, el día de reposo. Y el Señor la vio con compasión y misericordia, gracia, amor. Y usó su poder redentor, porque para eso vino él.
Él estuvo allí en medio de ese lugar, vio esa escena y él vino a deshacer las obras del diablo. Y esa era una mujer que estaba bajo opresión, tenía un espíritu dice, de enfermedad en ella, y el Señor le dijo, “mujer, eres libre de tu azote”, y esa mujer se desdobló y se enderezó de nuevo. Y el Señor manifestó de esa manera su espíritu redentor, porque eso es lo que él vino a hacer, vino a deshacer las obras del diablo.
Pero qué pasa? Que ahí mismo en esa casa de religión, el jefe de la sinagoga, el pastor, el sacerdote en estos casos el equivalente sería, se airó con Jesús, se airó con Jesús porque tenía un espíritu diferente al de Jesús.
Porque les digo, hermanos, de nuevo, en las iglesias se encuentra a veces tanta maldad y tanta obra del diablo como afuera, desgraciadamente es la verdad. Por eso es que tenemos que tener cuidado. No digo esto para que nos deprimamos, lo digo para que estemos alerta. Tenemos que buscar la levadura. Esa costumbre que tenían los judíos en el tiempo de uno de sus festivales de meterse las mujeres a buscar la levadura en todas partes, era un símbolo de buscar el pecado dondequiera que se encontrara en la casa.
Nosotros tenemos que pedirle al Señor, Señor, ilumínanos cada día, dónde están las obras del diablo? En mi mente, mi corazón, mi voluntad, mis recuerdos, depresión, angustia, ansiedad, manipulación, rebeldía, abuso, egoísmo, todas estas cosas. Tenemos que buscarnos, no con afán ni con paranoia. No, no, tenemos que buscarnos sabiendo que ya somos restaurados. Ya Cristo nos ama. Ya Dios nos redimió, pero ahora tenemos que darle al Señor lo mejor, tenemos que deshacer las obras del diablo en nuestras vidas, tenemos que ser agentes de bien.
Y tenemos que decirle al Señor, como dice el salmista, examíname oh Dios, y conoce mi corazón, pruébame, y conoce mis pensamientos, y ve si hay en mí camino de perversidad. Ponga allí, obra del diablo. Y ve si hay en mí camino de perversidad, y guíame por el camino eterno. Ese es el clamor que nosotros debemos hacer cada día como iglesia, como individuos, como ministerios, como líderes. Señor, dónde están las obras del diablo en mí vida, en esta iglesia y ayúdanos a deshacerlas, porque a veces están en los lugares más insospechados. Donde están las obras del diablo ahí está el diablo, y puede estar en nuestros hogares, puede estar en nuestro matrimonio, puede estar en nuestros hijos. Y yo le digo, Señor, quita todas las pistas de aterrizaje que el diablo tenga en mi vida, todas, para que no tenga dónde aterrizar y traer su droga de muerte y todas sus cosas dañinas y terribles. Porque el Señor vino a deshacer.
Entonces, este fariseo se airó contra Jesús y dijo, mira, cómo te atreves a sanar una mujer en el día de reposo? Si la vas a sanar hazlo en los otros 6 días de la semana. Y el Señor dijo, hipócrita, yo me imagino que se llenó la boca con la palabra hipócrita. Hipócrita, dice, si tu tuvieras un animal y ese animal cae en un hoyo en el día sábado, no lo rescatarías tu? Cuánto más esta pobre mujer que el diablo, dice, tenía atada. No merece ella, es una hija de Abraham también, como tu te consideras hijo de Abraham.
Y yo veo allí, esa confrontación del amor y la gracia, y la misericordia de Dios chocando contra las obras del diablo en el corazón de ese fariseo que no tiene compasión por esta mujer. No tiene gracia. Es que la religión desprovista de gracia, misericordia, amor y compasión, bondad, el espíritu de Cristo, el fruto del Espíritu Santo, es tan diabólica como matar a alguien con una pistola. Es terrible. Es más, es más terrible todavía porque lleva a la gente a una eternidad sin Dios, sin Cristo, pensando que van a ir a la eternidad con Dios, porque le da un sustituto que es muerte, y los hace sentirse piadosos cuando no son, no están redimidos.
Tenemos que tener cuidado. Yo le pido, Señor, permite que nuestra iglesia sea una iglesia de gracia, de amor y de misericordia, aún mientras proclamamos santidad y aún mientras buscamos agradar a Dios en todo lo posible. Pero tenemos que hacerlo con un espíritu relajado, un espíritu de gozo. Ya Dios se agrada de nosotros y ahora tenemos que darle lo mejor porque él ya dio lo mejor por nosotros.
Entonces, nuestra búsqueda de santidad no es para agradar a Dios ni para mostrar que somos mejores que nadie. No, es porque tenemos que celebrar con obras de bien la bondad de Dios para nuestras vidas. Ve? Es una perspectiva muy diferente, y eso nos deja libres entonces para ser más santo y más agradables delante de Dios. Buenas obras que suplantan las obras del diablo.
Entonces, Dios nos dice, mira, busca las obras del diablo, y busca las obras del bien donde tu menos piensas que están. Dios nos anima a ir a un nivel mucho más alto de ética. Muchas veces los evangélicos somos tan torpes y tan toscos en nuestra moralidad y en nuestra ética que creemos que simplemente tirándole a Dios unas monedas en el cesto de diezmos, y viniendo a la iglesia el domingo, ya con eso cumplimos. No, es alabar y adorar a Dios y hacer las obras del bien es entregarnos con un sacrificio vivo, santo, agradable a Dios para que nuestra vida sea un continuo desangramiento de todo lo malo y una llenura del espíritu de Cristo Jesús en nuestras vidas. Deshacer las obras del diablo.
Termino con esta idea. Hay muchas cosas muy bellas aquí en este pasaje pero una de las cosas que más me gusta es esa idea de que Cristo vino a deshacer las obras del diablo, deshacer. Esa palabra en el griego original es luso, que quiere decir, desmontar sistémicamente, sistemáticamente, despedazar, romper a pedazos. Es como si usted se imagina un papel y ve unas manos poderosas rompiéndolo en 20 mil pedazos, deshaciéndolo.
Esa es la idea de lo que Cristo vino a hacer al mundo en la navidad. Él vino a quitarle su coherencia, yo diría, al mal en este mundo. Vino a cuestionarlo radicalmente, vino a quitarle su legitimidad. Vino a mostrar su bancarrota. Vino a dondequiera que estuviera, arrancarle esos pedazos y esa es la idea, que no es solamente bien burda y obvia, no?
El Señor está buscando en todo el mundo, dondequiera que hay algo dañino, allí el Señor dice, yo voy a deshacer eso, voy a destruirlo y el Señor está en su proceso de redención en la historia. ¿Sabes qué? Tu y yo somos los continuadores de la obra de Cristo Jesús. Él ha dejado su iglesia aquí en la tierra para que continúe la obra de deshacer las obras del diablo.
Cada vez que nosotros nos reunimos en un día como este, por ejemplo, cada vez que venimos el domingo a la iglesia, cada vez que nos reunimos en una célula de hogar, cada vez que nos invitamos a comer en la casa y a celebrar nuestra hermandad como hijos de Dios, cada vez que hacemos una obra de bien, cada vez que manifestamos amor hacia alguien, cada vez que nos callamos cuando nos ofenden para que haya paz en el hogar o en la escuela, o en el lugar de trabajo, cada vez que hacemos una obra como las obras de Cristo, estamos participando en deshacer las obras del diablo. Cada día, cada día, nosotros, tu y yo, y por eso es que tenemos que purificarnos.
Si usted mira ese pasaje de Primera de Juan, Capítulo 3, esa declaración poderosa de que él vino a deshacer las obras del diablo se da en el contexto de un llamado a vivir una vida santa, purificarnos, a no practicar el mal, porque el que practica el mal es el diablo y Cristo vino a deshacer las obras del diablo. Entonces nosotros tenemos que vestirnos también más bien de la luz, nosotros tenemos que usar las armas de la luz. Nuestras armas no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas. Tenemos que derrotar el mal con el amor, por la gracia, la misericordia. Tenemos que ser una Congregación de gracia, amor, aceptación, bondad, perdón. Aún, como digo, no subestimando la importancia de la santidad, pero hay una manera de ser santos que incluye esa actitud benévola de Cristo Jesús.
Yo me gozo cada vez que veo a mis hermanos reírse entre ellos y para mí uno de los placeres de estar aquí todos los días de la semana es, cuando toda la gente que trabaja en esta iglesia e invito a los músicos por favor que pasen por aquí un momentito, cuando toda la gente que trabaja en la iglesia, en los días cotidianos de la semana, y yo camino los pasillos de estos edificios y yo oigo risa y alegría y celebración entre los miembros del personal de esta Congregación, cuando hay manifestaciones de amor y de gracia. Y cuando gente viene a la iglesia y dice, ¿Saben qué? Cuando entré por esas puertas sentí la presencia de Dios. Y eso es lo que glorifica verdaderamente al Padre.
Y eso es lo que Dios quiere en nuestros hogares y en nuestros trabajos, que nosotros seamos agentes de paz y bien y de bendición, deshaciendo las obras del diablo. Cada vez que nosotros declaramos a través de la música y el canto la alabanza a Dios, estamos informándole a los principados y a las potestades, que Cristo es el gran iluminador de la humanidad, el que bendice la humanidad, el que redime la humanidad, el que deshace las obras del mal en el mundo.
Nosotros estamos haciendo la obra del Señor. Tu eres un instrumento de la obra salvífica de Dios. Y el mejor canal para esa obra es la bondad, el amor, la misericordia para con los demás, el espíritu de Jesucristo. Y eso te bendecirá a ti, bendecirá a tu familia, no permitirá que el diablo tenga asidero en tu casa, en tu corazón, en tu matrimonio, en tus hijos. Seamos portadores de esa gracia y deshagamos las obras del mal, dondequiera que se encuentren.
Hermanos, que en esta navidad nosotros recordemos ese espíritu dadivoso, generoso de Jesús. Yo pido al Señor que nuestra iglesia, nuestra familia, sea una iglesia de bondad y de misericordia siempre deshaciendo las obras del diablo. Seamos humildes cazadores, pero muy poderosos dondequiera que haya mal, tiniebla, maldad, ahí estaremos nosotros desmintiendo esas obras con nuestra vida, nuestro ejemplo, nuestras palabras, nuestra actitud, nuestros corazones, nuestro espíritu generoso.
Que ese espíritu anide en ti y en mí en este día. Vamos a ponernos de pie un momento. Damos gracias al Señor por su obra de bondad. Gracias, Señor Jesús, porque tu viniste a deshacer las obras de las tinieblas y nosotros tenemos el privilegio de continuar esa obra, Señor. Te bendecimos, Señor, te damos gracias.
Baja tu cabeza un momentito, y dile al Señor, Señor, dónde están las obras de las tinieblas en mi vida? Yo quiero entregarte esas obras. Yo quiero entregarte esas obras. Te entrego todo mi ser Señor Jesús. Te entregamos, Señor, nuestras vidas. Gracias Jesús. Gracias Jesús. Te adoramos, Señor, te bendecimos. Gracias, Señor. Gracias.