La lucha entre la vida y la muerte

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Tengo el gran privilegio de presentarle a ustedes a John Ensor. Antes de él salir de Massachusetts John fue dirigido por el Señor a iniciar una organización A Woman’s Concern, preocupación de una mujer, traducción más o menos adecuada, que hace trabajo increíble en el área, como digo, proveerles a las mujeres alternativas sanas al aborto. Y John comenzó ese ministerio aquí en Massachusetts pero ahora ya está en otras partes: Miami, Los Ángeles.

La organización que ahora dirige nuestro hermano John Ensor ha ido más allá de Woman’s Concern. Ya se han fundado varios Capítulos en diferentes ciudades, Miami, Los Ángeles, pero ahora John es Presidente de una organización que se llama Heart Beat International, sería como latido del corazón internacional, refiriéndose quizás al bebé que está dentro de la madre cuyo corazón late ya, con vida. Y esta organización provee alternativas a mujeres sobre todo en las áreas de bajos ingresos, donde muchas veces la industria del aborto tiene más éxito en engañar a mujeres con el aborto como una salida fácil a un problema que es tremendamente complejo, y que reconocemos su complejidad. Y John hace un trabajo maravilloso a nivel nacional ahora.

Ha escrito varios libros, yo sé que él va a hablar un poquito acerca de ello. De hecho, hay un libro que él escribió recientemente muy exitoso, mucho impacto, Cuestión de Vida o Muerte, en español, está traducido ahora. Está traducido al español por Zondervan, una casa publicadora muy conocida aquí en Estados Unidos. Y trajo desgraciadamente unos pocos ejemplares y muy razonable el precio, ni siquiera voy a abaratar la cosa diciendo el precio, pero es bien, bien razonable y yo me temo que se van a ir en los primeros cinco minutos. Un gran libro y les animo a conseguir una copia de ello y no quiero una estampida ahora ya, a buscar los libros al final del servicio. Pero va a estar disponible.

A nuestro hermano John Ensor, un gran aplauso de bienvenida.

Buenos días a todos. Es un honor y un gozo estar con ustedes. Hace un par de meses me llamó mi madre. Tiene 80 años. y me dijo, “tengo pulmonía”. Y yo le dije, “Tienes que ir al hospital.” Dijo, “No puedo ir al hospital hasta que no vaya a mi clase de español. Mi mamá comenzó a aprender español el verano pasado. Y va a Guatemala dos veces al año. Y dice, “Yo debo aprender su idioma desde el corazón”. Así que yo me avergüenzo, me siento abochornado ahora mismo delante de ustedes. Porque fui a Miami en el año 2006 y debí haber aprendido español.

Así que les pido disculpas. Pero gracias a Dios por ti y por ti también. Te perdonamos. Y todavía hay tiempo.

Quiero invitarles a ir al libro del Apocalipsis, Capítulo 12, y les voy a leer una porción de la Escritura muy seria.

“….Apareció en el cielo una gran señal, una mujer vestida del sol con la luna debajo de sus pies…”

Ahí lo tienen en español.

Es una porción muy seria de la Escritura. Y usted no tiene que entender todos los detalles de ella para obtener una impresión clara y precisa de este texto. Pueden todos ver el hecho de que estamos todos involucrados en una gran lucha? Esta lucha comenzó mucho tiempo atrás, antes de que el mundo mismo fuera creado. Esta es una lucha que se está dando en el cielo mismo, principalmente entre Dios y el maligno y más precisamente es una lucha entre el plan de Dios para dar vida y el plan del enemigo para dar muerte y su deseo de muerte.

Todos hemos experimentado esta lucha entre la vida y la muerte. De vez en cuando se me recuerda lo maligno, la maldad, o la maldad excesiva del mal. Un tiempo atrás leí acerca de las personas que venden abortos. Estas personas apuntan específicamente hacia nuestros jóvenes, los teenagers, con su plan de hecho de que queden encintas para venderlas más abortos. Déjeme leerles esto.

Esta señora se llama Carol Everett testifica de cómo ella le vendía abortos a los jóvenes. Y ella escribió lo siguiente: Yo me presentaba ante los adolescentes como una experta en asuntos de sexo. Les explicaba que sus padres no los ayudarían con su sexualidad pero que yo sí lo haría. Yo los separaba de su sistema de apoyo número uno y ellos me escuchaban. Segundo, nuestros médicos prescribían a estos adolescentes dosis bajas de píldoras anticonceptivas, lo cual daba como resultado un alto índice de embarazos a sabiendas de que estas píldoras necesitaban tomarse con mucha precisión diariamente a la misma hora o el embarazo ocurriría.

Esto aseguraba que los adolescentes serían mis mejores clientes, ya que los adolescentes normalmente no son lo suficientemente responsable para seguir por su cuenta instrucciones médicas tan rígidas y precisas. Yo sabía que su actividad sexual incrementaría de no tener ninguna o de una vez a la semana a cinco o siete veces a la semana una vez que fueran introducidos a este método anticonceptivo. Entonces yo podría alcanzar mi meta: 3 ó 5 abortos por cada adolescente de entre 13 a 18 años.

Según el libro de Apocalipsis esta lucha a la cual nos referimos, involucra una lucha entre el diablo y Dios. Involucra al diablo devorando a los niños y tenemos a nuestros adolescentes como una meta, como un blanco para ser devorados, para ser arruinados, para ser comprometidos y heridos y entonces caer como víctimas del mal.

Cuando yo vivía en Boston y yo trabajaba con la organización Preocupación de una Mujer, Woman’s Concern, llegó una mujer a nuestra clínica y nos dijo que acaba de llegar ahora mismo de la clínica de abortos. Había estado sobre la mesa en la clínica y estaban a punto de hacer un aborto, y dijeron: Tu tienes mellizos que eso te costará $ 350 más.

Ella era de Latinoamérica, indocumentada, no hablaba inglés, estaba desesperada, abandonada, pobre, asustada, y cuando salió de la clínica alguien la trajo a nosotros. Y comenzamos a ayudarla. Le proveímos un ultrasonido, solamente había un bebé, no tenía mellizos, un solo bebé. El diablo viene a devorar, para engañar y explotar y para destruir. Pero Dios vino al rescate.

En el 2006 fui a Miami porque descubrí que en Miami tienen 37 clínicas de aborto. En el Boston mayor solamente tenemos de 5 a 6 clínicas de aborto. Y entonces comencé a hacer investigaciones acerca de la localidad de esas 37 clínicas de aborto en Miami. Y como 30 de esas clínicas estaban ubicadas en los vecindarios afroamericanos y latinos, devorando esos vecindarios, devorando los niños en esos vecindarios.

A través de toda América actualmente, las mujeres latinas componen el 13% de la población, pero sufren el 20% de todos los abortos. Y las mujeres afroamericanas componen el 12% de la población total femenina, sin embargo experimentan el 36% de todos los abortos que se dan. Juntas, las mujeres latinas y las mujeres afroamericanas, componen el 25% de la población femenina en Estados Unidos, pero experimentan el 56% de todos los abortos en la nación.

Como sabemos, la comunidad cristiana está creciendo y desarrollándose más sobre todo en la comunidad afroamericana y latina, pero el diablo está devorando a los niños. Y esto es lo que yo llamo la maldad excesiva del mal.

En Apocalipsis dice que el dragón estaba listo para devorar al hijo de Dios, en versículo 4, dice allí:

“… El dragón se paró en frente de la mujer que estaba a punto a dar a luz a fin de que cuando diera a luz el niño pudiera devorarlo…”

Esto nos indica la manera que Satanás estaba esperando con ansiedad el nacimiento de Jesucristo. Atacar mientras está joven. Sácalo del escenario. Esto es en contraste directo en la forma en que Juan el Bautista le dio la bienvenido a Jesús. Uno dice, ah, sí, él bautizó a Jesús. No, es el lugar donde él le dio la bienvenida a Jesús, donde lo saludó primeramente. En Lucas, Capítulo 1 dice que:

“… María vino a visitar a Elizabeth. Elizabeth tenía 6 meses de embarazo con Juan el Bautista y María solo tenía una semana de embarazo, pero Juan el Bautista desde el vientre, le dio la bienvenida al Hijo de Dios…”

Y aquí en el verso 42 dice que Elizabeth dice lo siguiente: “… Y por qué se me concede a mí que la madre de mi Señor venga a mí. Porque he aquí que cuando el sonido de tu saludo llegó a mis oídos, el bebé en mi vientre saltó de gozo…”

Gozo. De matriz a matriz adoración. Nunca dudemos que cuando tu estás en el vientre tu eres tanto una persona como lo que eres hoy en tu adultez también. Juan estaba adorando tanto dentro de la matriz, como fuera de la matriz. Y cuando nosotros destruimos a nuestros hijos antes de nacer destruimos a los hijos de Dios.

El diablo vino para devorarlo, y Juan vino para darle la bienvenida. Y esto representa un lado, una decisión que tenemos que tomar. No hay lugar intermedio, neutral. El diablo usa el instrumento burdo de destruir a todos los niños a fin de capturar o destruir ese hijo esencial, ese hijo único.

Recuerdan cuando María dio a luz Satanás motivó a Herodes, y Herodes vino a él. Qué pasó? Herodes mató solamente al Hijo de Dios, a Jesús o terminó matando a todos los hijos? No solamente los niños de 2 años para abajo, los menores de dos años para impedir que el Hijo de Dios, para neutralizar al Hijo de Dios Satanás mata muchos niños.

Y esta no es la primera vez que él trata de hacer esto. Lo trató con Moisés también, recuerdan? Cuando Moisés estaba emergiendo como el salvador del pueblo de Dios, Satanás se lanzó detrás de Moisés como niño, motivando al faraón y creando una ley invitando a las personas a matar a todos los bebés niños. Pero las parteras dijeron, no nos importa si tenemos permiso o no para hacer esto, no lo haremos. Y luego se hizo una ley que decía tienen que hacerlo, pero las parteras dijeron, temeremos a Dios, no nos importa lo que digan las leyes.

Si el diablo desea destruir al pueblo de Dios tiene muchas maneras de hacerlo. Pero una de ellas simplemente es sacarte del medio antes de que nazcas. El aborto es el devorar a nuestros hijos a menos que crezcan y que reconozcan a Jesús, y vayan al mundo y extiendan el Reino de Dios. El aborto no quiero que eso se de, para que apresuren el día de la venida de Jesús si nacen.

En otras palabras, el diablo está tratando de destruir a los niños como una acción que dilate su propio juicio, que él ha de recibir. Como dice el pasaje que acabo de leer, dice que él sabe que su tiempo se acerca.

Yo acabo de regresar ahora mismo de la China. En la China ahora mismo el Evangelio está creciendo más rápidamente que en cualquier otro lugar en toda la historia de la humanidad, está creciendo. Algunos reportes dicen que 200.000 creyentes surgen cada día en la China ahora mismo, China comunista. Pero la China es la única nación en todo el mundo que hay una ley que exige que las familias solo pueden tener un solo niño, un solo hijo. Y yo pude ver cien pastores llorando, lamentando porque ellos saben que ellos, los ancianos de su iglesia, sus esposas, ellos han tenido que abortar a sus propios niños y esto les causa gran dolor. El diablo no puede detener a esta generación, pero él tratará de devorar a la venidera, a fin de ganar un poco de tiempo antes de su juicio final.

A menos que el pueblo de Dios diga lo mismo que dijeron las parteras del Antiguo Testamento, nosotros rescataremos nuestros propios hijos, no importa cuán difícil, no importa que esté casado o no, nunca voy a derramar sangre inocente. Tenemos que decir, yo confiaré en que Dios le dará de comer a mi hijo, porque Dios no abandona a los suyos. Amén.

En Apocalipsis se nos dice que el diablo sale para devorar al niño. Pero el Señor viene al rescate del niño. Y en el versículo 13 dice que persiguió a la mujer que estaba a punto de dar a luz, y cuando ya está a punto de agarrarla, dice que Dios le da a la mujer las alas del águila.

En la historia nosotros sabemos que Dios advirtió a José y a María que huyeran a Egipto. Satanás vino a devorar pero Dios vino a salvar, y salvarlos de las obras del diablo. Satanás entonces le envío agua a que la tratara de ahogar, pero dice la Biblia que la tierra se abrió y se tragó el agua. Dice, el diablo vino a devorar pero Dios viene a salvar.

Y Dios nos llama a nosotros a ser salvadores junto con él. En Proverbios en el Capítulo 24, en el versículo 11, dice:

“… Rescata a aquellos que están siendo llevados a la muerte, aguanta a aquellos que están siendo llevados a la matanza. Y si dices, ah, no sabíamos esto, acaso no lo entenderá el que pesa los corazones? El que mira por tu alma, él lo conocerá…”

Que es una manera de decirnos, hey, no pretendas que no sabes lo que está pasando. Tu y tus hijos están en la mira del maligno. Su principal estrategia es devorar a los niños de que sean nacidos, y nosotros vamos a rescatar a aquellos que están siendo arrastrados hacia la muerte.

En el Salmo 82, en el versículo 4 dice: “… Rescata a los débiles y a los necesitados y sálvalos de la mano de los malos. Dios lanzó a Satanás a la tierra. Se dice que Jesús vino a deshacer a destruir las obras del diablo, el devorar a los niños, esa es su obra. Y Dios apunta hacia destruir esa obra llamando a su pueblo al rescate.

El Reino de Dios desciende en el mismo momento en que los poderes del diablo son también lanzados, descienden a la tierra. Y así que Dios entonces llegó a esa mujer que estaba vendiendo abortos. Él envió gente como tu a la vida de ella, de esta mujer que citamos. Ella vino a tener fe en Jesucristo. Puede Dios perdonar a alguien que ha vendido abortos? Sí. Esta mujer que citamos aquí comenzó a testificar y sacar a la luz, y exponer sus propias obras malignas. Y se convirtió en un testimonio poderoso. Inspiró a otras personas como ustedes a saber y entender cómo rescatar a mujeres del aborto.

Hoy en América hay 2300 centros de ayuda para mujeres en crisis de embarazo. Hace 40 años ninguno de esos centros existía. Esos centros han sido iniciados por nosotros, la comunidad cristiana. Nosotros los construimos, nosotros pagamos por ellos con nuestros donativos, y nosotros somos voluntarios en esos centros, trabajamos en ellos, hemos comprado máquinas de ultrasonido. Hemos traído enfermeras y doctores para que estén trabajando allí. Por qué? Porque el diablo estaba devorando a nuestros propios hijos.

Pero Dios nos llama a rescatarlos. Y eso es lo que hacemos. No es más que simplemente la parábola del buen samaritano. Ahí tenemos un hombre a punto de morir. Y qué hace el amor en ese caso? El amor no dice, ah, yo no sé, yo no lo estoy haciendo, yo no creo en eso. Y yo digo, bueno yo no estoy en pro del aborto. Y ¿Saben qué? No es suficiente.

El amor requiere que tu rescates al débil, al desamparado. Dice la parábola que el samaritano tomó al hombre, lo levantó, y lo que tienes que hacer es como el samaritano, lo pones sobre el asno y lo llevas al lugar de albergue y pagas por su cuidado y su sanidad. No tienes que ir a la escuela para entender esto. Simplemente tienes que amar a tu prójimo y descubrirás lo que tienes que hacer en el camino. Es fácil? No necesariamente. Te cuesta mucho. Y eso se llama cargar la cruz para la que carga al niño.

Cada vez que una mujer llama a Teresa al centro del Woman’s Concern, esa mujer está en problemas, necesita ayuda. Teresa, sus voluntarios, su personal, ellos vienen al rescate. Cómo pueden ellos hacer esto? Porque ustedes están ayudando a Teresa, ustedes son parte de Woman’s concern, porque nosotros rescatamos a los débiles y a los inocentes, y los rescatamos de la mano de los impíos y los malignos, no importa el costo.

La mujer que no podía hablar inglés, a esa mujer se le dijo que iba a tener mellizos. Descubrimos, como ustedes saben, que solamente había un bebé. Nosotros salimos a su rescate de que se le mintiera y fuera explotada. Pero, definitivamente, necesitaba mucha ayuda. Y ya que ella era venía desde la ciudad de Lowell, entonces nosotros contactamos iglesias allá en Lowell. Por qué? Porque vecinos deberían ayudar a sus vecinos.

Antes de que tu puedas ayudarla, ellos, sus vecinos allá en Lowell, debían ayudarla. Por otra parte, si mujeres en la Ciudad de Boston que necesitan ayuda, quién entonces las va a ayudar? Yo vivo en Atlanta. Ven, cómo funciona esto? Creen ustedes que necesitan ayudar a aquellos que están en Atlanta? No, hasta que las personas de Atlanta las ayuden a ellas. Es el poder del amor del prójimo, del vecino. Ama a tu prójimo, a tu vecino, rescata a tu vecino. Se cargador de la cruz para la que carga al niño.

En Miami nosotros comenzamos dos centros de embarazo en el mismo corazón de la comunidad cubana en Highalia. Allí hablan español. Esos cubanos son bien orgullosos de su herencia. Tenemos cubanos aquí? ustedes saben lo que quiero decir. Las iglesias latinas cubanas se unieron y comenzaron esa clínica. Abrimos un lunes y el jueves ladrones se metieron a la clínica y se robaron la máquina de ultrasonido. Es como que el diablo quiere sacar de lado y patear la obra de Dios. Me llamaron del centro, fuimos allá, estábamos llorando, estábamos orando, cantando, nos estábamos gozando porque lo único que el diablo podía hacer era robarnos una máquina.

Así que conseguimos una nueva, otra mejor. Dos días después estábamos funcionando a la perfección. Y hoy esa clínica atiende como a 15 mujeres cada día, mujeres que hubieran ido a una de esas 37 clínicas de aborto. Pero Dios abrió la tierra, se tragó el río que quería destruir a la mujer y llamó a su pueblo para que entrara a la pelea. Cuando uno ayuda, cuando tu ayudas a una mujer a salvar a su bebé, el bebé salva a la mujer. Amén. Porque ahora la iglesia ve hermanas, personas involucradas personalmente en su vida, ayudándola a casarse, por ejemplo, o ayudándolo a él a encontrar un trabajo, o ayudándola a la mujer a separarse del hombre si eso es lo que se requiere. Y todo el tiempo la iglesia está derramando el amor de Cristo en sus vidas.

Cómo conquistamos el mal? Ahí lo dice en el pasaje que acabamos de leer. Dice: “… Y lo conquistaron por la sangre del cordero y por la palabra de su testimonio…”

Quizás usted diga, bueno, pastor John, yo he tenido un aborto. Yo tengo sangre en mis manos. Yo creí en esa mentira, yo fui engañada. Yo devoré mi propio hijo. Quizás, tu hermano, varón, tu volteaste la cara y te fuiste del lado. Quizás la hiciste a ella vulnerable al aborto porque no estuviste allí. O la persuadiste a que no estaban listos para casarse. O quisiste esconder tu pecado, no querías ser avergonzado y abochornado en medio de la iglesia. Yo sé, el hecho de que 20% de las personas que tienen abortos todos los días son cristianos. Esto no es un problema que está allá afuera de la iglesia. Nosotros, todos, tenemos sangre en las manos, aún Roberto y yo porque nosotros somos sus pastores y nosotros hemos fallado en convencerlos a ustedes de salir a rescate como debiéramos hacerlo. Todos nosotros tenemos, en un sentido, culpabilidad de sangre.

Y entonces, cómo podemos conquistar? De la misma manera en que todos los demás lo hacen, por la sangre del cordero. Jesús derramó su sangre, él derramó sangre inocente para limpiarnos de los pecados y de derramar la sangre de otros. Él derramó su sangre para lavar todos nuestros pecados; los pequeños, los medianos, como por ejemplo, digamos la murmuración, y los grandes también que estamos tan avergonzados de ellos que los hemos mantenido como un secreto. Uno conquista al maligno reclamando la sangre del cordero, y uno conquista al maligno también por la palabra de nuestro testimonio. Uno abre su boca y dice yo una vez fui pecador, yo tuve un aborto y entonces tu le hablas a la mujer que está a punto de hacerse un aborto. Hombres, ustedes abren su boca y hacen un testimonio, y dicen, yo fui egoísta y tenía miedo, era más fácil pagar por un aborto que asumir la responsabilidad, pero yo he confesado mi pecado a Jesucristo y hoy tu le puedes decir, yo te quiero ayudar a que guardes y mantengas a tu bebé y entonces uno se sale al rescate confesando la sangre del cordero y dando testimonio por medio de la experiencia de uno. Uno no necesita hacer más nada.

Esas dos armas son poderosas y destruirán las obras del diablo. Yo te estoy pidiendo que te conviertas en un cargador de la cruz para las cargadoras de los niños. Te estoy pidiendo a ti y que determines, nunca me haré un aborto. Yo te estoy pidiendo que resuelvas, que determines, yo nunca voy a permanecer inactivo cuando alguien se quiera hacer un aborto.

Por ejemplo, si alguien quisiera lanzarse de un puente, tu le dirías, bueno quiero que sepas que yo voy a apoyarte en tu decisión no importa cuál sea. Lo que tu dirías es, hey, ven conmigo, no importa lo que fuera que te trajera a este punto donde tu estás dispuesta a saltar, hay otra solución, tu le dirías. Y yo te ayudaré a encontrar esa solución. Y bueno, tu me puedes decir, bueno, necesito dinero. Tu puedes decir, yo no tengo mucho dinero. Tu no tienes mucho dinero, pero Dios tiene muchísimo dinero y siempre hay espacio en este mundo para tu hijo, le puedes decir, o para el hijo de tu amigo, o para el hijo de tu hija, o para tus nietos.

Entremos nosotros en la pelea a favor de la vida. Únanse a mujeres y a parejas, aquí en la iglesia, en nuestras familias, en el trabajo, dondequiera que estemos y sepa que Dios nos usará para rescatar a estos niños y para ser testigos al perdón de Dios y el poder de Dios. Amén, amén. Gloria al Señor. Amén, amén.

Déjeme compartir con ustedes un par de minutos, una palabra pastoral ahora. John, te damos las gracias por ese llamado tan apasionado que has hecho en esta mañana. Yo sé que es algo bien difícil llegar aquí a las 9 de la mañana y escuchar este tipo de mensaje. Y mi corazón, de alguna forma u otra, se va hacia esas mujeres que en alguna forma u otra, o han tenido o han experimentado un aborto. Y yo espero que ustedes hayan escuchado nuestro corazón de compasión y no de condenación, y nuestra insistencia de que si usted confiesa sus pecados, el Señor Cristo le perdona y eso se queda a un lado, se echa atrás.

Así que si usted ha participado en o ha tenido algún aborto, nosotros queremos que usted sepa que creemos en esa restauración que proviene a través de Cristo Jesús en su vida. Queremos invitarle a orar por esta situación y le invitamos a que también pueda buscar algún tipo de consejería a través de sus pastores, o algún líder de célula, o algún diácono de la iglesia, o un hombre o mujer que usted le puede confiar estos asuntos y con quien usted pueda orar.

Pero tenemos que entender que muchas veces la iglesia por una inquietud de evitar que la gente se sienta incómoda, para evitar tal vez el que algunos visitantes se sientan incómodos, o que piensen en una forma distinta, o tal vez el evitar ofender a otros que puedan proceder en una forma más cautelosa para discutir estos temas.

Como bien decía nuestro hermano John, la iglesia muchas veces se convierte en un co conspirador de los hechos del diablo también. Y usted conoce el estilo de nuestra Congregación, conoce nuestro compromiso de querer honrar a Dios primero que al hombre, y también nuestro compromiso con deshacer las obras del enemigo. Así que preferimos incomodarle en vez de deshacernos de esa responsabilidad que tenemos como creyentes delante de Dios.

Y espero que ustedes puedan entender que nosotros somos motivados por amor y no por odio, no es por justicia personal. Como bien dijo John, nosotros hemos todos pecados y necesitamos esa gracia y misericordia de Dios. Y quiero terminar con este pensamiento. Como bien dijo John, a medida que usted tal vez lee la historia de esos alemanes nazis, donde alrededor de 6 millones de judíos y quién sabe si más fueron asesinados en estos campos de concentración allá en Alemania, cuando usted analiza este fenómeno histórico, este juego fue posible porque millones de personas se hicieron de la mente de este juego no estaba sucediendo.

Cuando todo este holocausto comenzó a suceder, mucha gente dijo, ah, nosotros no sabíamos. Y puede ser quizás que tal vez algunos, muchos no sabían de esto en su totalidad. Pero la historia bien nos dice una y otra vez que muchos sí sabían de esta situación y de alguna forma u otra se sedaron personalmente para no prestarle la atención que este asunto merecía o necesitaba. Y cuando muchas personas estaban más preocupadas por su comodidad y su moralidad o su relación con Dios, el diablo estaba muy ocupado haciendo lo que precisamente Jesús dice que a él le encanta hacer, que es matar, robar y destruir a la gente. Y conocemos también de la historia de aquellas personas en esa Alemania de los nazis que sabían sí de esta situación, y decidieron pararse y dijeron, no vamos a permitir que esto suceda. Ellos ganaron para sí mismos gran honor y nosotros les honramos a ellos, y aquellos que participaron en aquellos hechos han sido cubiertos por una gran vergüenza sobre sus vidas.

Así que tenemos que preguntarnos a nosotros mismos, en qué lado vamos a estar nosotros? Queremos tal vez estar del lado de una minoría que sí dice, vamos a estar en el lado de la verdad? Que vamos a experimentar ese martirio de lo que significa seguir a Jesús y defender a otros a nuestro alrededor? o tal vez como ese hombre en la parábola, vamos a decir, no, estoy muy ocupado, eso es algo muy sucio, no me gusta, no me voy a meter ahí?

Así que por favor, entienda lo que verdaderamente nos motiva a nosotros a seguir una pasión como esta, en la forma en que John también lo ha hecho hoy para nosotros. Y bendecimos a aquellos que están trabajando en esas líneas de batalla que tal vez toman y asumen esa posición, ese lugar de incomodidad para bendecir a aquellos que están pasando por esa situación.

Así que a medida que nos preparamos para irnos, quisiera que todos se puedan poner de pie, y quiero tomar una oportunidad para orar por aquellos hombres y mujeres, especialmente aquellas mujeres que tal vez de alguna forma u otra han experimentado, o han estado involucradas en algún tipo de experiencia de un aborto. Y no te voy a pedir que levantes tu mano, pero sí te pido que ahí donde estás en tu asiento puedas visualizar el amor de Cristo y recibir el toque sanador de parte del Señor, quien nos limpia a cada uno de nosotros de todo pecado, y agradecerle también a ese mismo Jesús porque él vino para limpiarnos y permitirnos llevar una vida libre y aún a pesar de todos los pecados que hemos cometido.

Así que no tienes que esconderte más por ese pecado. Puedes sí reconocerlo delante de Dios y puedes regocijarte en el hecho que a través de Cristo Jesús tu recibes un total perdón de parte de él y un comienzo nuevo en tu vida. Así que yo declaro ahora la sanidad de Dios en tu corazón, mujer o hombre, la gracia de Dios sobre tu vida y nos comprometemos como iglesia a ser ayuda a aquellos que no tienen el conocimiento o el poder para resistir esto.

Así que queremos orar por John Ciso y John Ensor y Teresa también. Pueden extender sus manos hacia ellos ahora.

Padre, te damos gracias, Señor, por hombres y mujeres profetas en tu tierra, por hombres y mujeres que lo dejan todo, Señor, para defender la causa del que no puede defenderse a sí mismo. Señor, los bendecimos, Señor, por nombre te presentamos a John, a John Ciso a Teresa, gracias por la obra práctica que ellos hacen aquí en la tierra, Señor, para crear conciencia de esta necesidad y de esta identidad que los hijos tuyos tenemos para colaborar en liberar y rescatar aquellos entre nosotros que no pueden hacerlo por sí solos. Los bendecimos, Señor.

Señor, recompénsalos y mil y una maneras, renuévalos en sus fuerzas físicas. Señor, que siempre beban del agua fresca de tu palabra y que la fresca unción tuya los renueve cada día.

Señor, que muchos, muchos miles, millones, los sigan a ellos. Gracias, Padre, por permitirnos verlos, conocerlos, escuchar de ellos. Señor, que su palabra nunca calle y que muchos decidan llegar a la posición necesaria por el testimonio de ellos. Señor, y declaramos una unción de multiplicación por sus vidas, que muchos, muchos sigan el ejemplo de ellos para la salvación de millones en esta tierra, Señor.

Señor, sana esta tierra. Señor, que nuestra iglesia sea lugar de refugio para todo aquel que esté posibilidad de caer en este pecado. Señor, levántanos, danos una voz que grite desde lo alto y trae a nosotros, Señor, aquellos que necesitan escuchar este mensaje.

Gracias Señor, por lo que hemos escuchado hoy y cómo nuestras mentes y nuestros espíritus han sido transformados por la palabra viva que tu has declarado en este lugar. Señor, ahora llévanos a cada uno a nuestros hogares, a nuestros lugares de empleo, a dondequiera que tu nos quieras llevar portando este mensaje de vida, Señor. Amén.

Les bendecimos hermanos, en el nombre de Jesús. Declaramos la paz de Dios sobre sus vidas, la gracia de Jesucristo. Salúdense unos a otros y bendíganse unos a otros. Amén y amén.