SERMONES

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Recibiréis poder

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Una vida sobrenatural. Hechos, capítulo 1 comenzando con el versículo 6, versículo 7, versículo 8. Mientras están buscando, hermanos, esta palabra les quiero animar a ver si usted está aquí, no todos, pero muchos de ustedes tal vez la mayoría de nosotros, tal vez no todos pero gran parte estamos aquí porque estamos confrontando algo grande, aparentemente insuperable. Yo estoy hablando de si hay problemas, pero le digo que hay problemas y hay problemas que no son problemas, ya es modo de vivir. Hay problemas que son tan grandes y tan aparentemente insuperables que ya nos hemos acostumbrados a ellos, ya es casi parte de la familia. Ya hemos dictado una vida a través de ellos, controla la escena de tal manera que ya dicta nuestra manera de pensar, las decisiones que hacemos, cómo criamos nuestros hijos, cómo trabajamos, por qué trabajamos, a dónde trabajamos. Ya dictan como vivimos, nos controlan, nos controlan.

Y usted está aquí porque le está pidiendo al Señor, Señor, habrá una manera de superar esto de una vez y conquistar esta colina. Y lo que le dice el Señor, y esto lo que el Señor le está compartiendo acerca de esta palabra, es que esa no es la visión del Señor para ti, primeramente lo superes. Dios quiere más, espera más de ti y por ti. El Señor no solamente quiere que superes estos problemas aparentemente insuperables, el deseo es que lo conquistemos, que lo conquistemos. Y para eso tienes acceso a su poder sobrenatural.

“…..Entonces los que se habían reunido le preguntaron diciendo, Señor, restaurarás el reino de Israel en este tiempo? Y les dijo, no os toca a vosotros saber los tiempos o las sazones, o sea, los tiempos y los momentos clave que él ha determinado, no os toca a vosotros saber los tiempos o las sazones que el Padre puso en su sola potestad, pero recibiréis poder y cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria y hasta lo último de la tierra…”

Mis hermanos, cada uno de nosotros, no se pueden identificar ustedes con los discípulos. Imagínense, ellos le preguntan al Señor, Señor, antes de que te vayas, antes de que asciendas, no piensas tu restaurar a Israel, no piensas tu arreglar estas cosas que están fuera de quicio y se supone que el Mesías iba a arreglar? Se supone que tu atenderías y para eso llegaste? Hermanos, entiende bien, este el momento de mayor gloria aparentemente, parece que el Cristo resucitado se va en el momento de su gran triunfo. Vieron a Jesucristo vencer sobre la muerte, lo ven incorporado después de haber muerto, ven claramente que Jesús es el Señor. No hay duda que él es el Mesías, ahí él está resucitado.

Por qué ahora decide el Señor irse al cielo con tanto que no se ha resuelto? Qué hace el Señor, qué locura es esto? El Señor dejar la escena así con tantas cosas fuera de control. Y no es así. Declaramos un Evangelio que dice que Jesús ha resucitado de entre los muertos, que está sentado a la diestra del Padre, que tiene toda autoridad y ustedes mismos no han hecho esta pregunta cuando no conocían al Señor. Conocías así y por qué tanto desorden? Si es así, por qué tanta injusticia? Si es así, por qué estas leyes tan injustas? Si es así, por qué tantas enfermedades? Si es así, por qué la economía está como está? Si es así, por qué hay tantas cosas fuera de control? Ustedes no han oído eso? Usted no han hablado así?

Y ¿saben qué? nosotros todos entramos a este mundo ya con sistemas y políticas en su lugar en el momento que nosotros llegamos y nosotros no teníamos ningún control sobre ellos. En el momento que llegamos, en el momento que naciste ya había cosas en su lugar sobre las cuales usted no tuvo control. Ahí están, ahí están. Y no sabemos por qué, no sabe por qué Dios permite que estas cosas estén ahí, por qué lo ha permitido.

Pero la respuesta del Señor es mira, hay ciertas cosas por las cuales el Padre no quiere ni siquiera que te molestes. Y hermanos, hay ciertas cosas que usted le ha estado pidiendo al Señor y yo les puedo animar, vengan delante del Señor, traigan sus peticiones al Señor, traigan sus preguntas al Señor, traigan sus incertidumbres al Señor, pero no se escandalice si acaso las respuestas del Señor es, eso no te toca a ti, mi hermano, eso usted nunca tendrá la respuesta, nunca conocerá el corazón de Dios acerca de eso. El Señor por alguna razón ha permitido esto y lo otro.

Sabe, y es así, el Señor le dice, mira, no os toca a vosotros saber estas cosas. Hay cosas que están fuera de su control y fuera de sus manos y así lo quiso Dios. Antes de que se deprima les voy a decir que esta escena va a cambiar, pero stay with me, por el momento y sepa que ahí Dios tiene un plan con esto, créeme, pero por el momento sepa que Dios ha permitido ciertas cosas que estén fuera de su control y fuera de sus manos. Nosotros no escogimos como nacimos. Usted nació como y donde y a través de los padres que el Señor escogió para usted. No escogiste como naciste, no escogiste quiénes iban a ser tus padres, no puede cambiar su estatura, su raza, su piel o el color de sus ojos, no puedes cambiar lo que los antepasados le hicieron a los suyos. Usted no ve gente viviendo todas sus vidas todavía peleando una guerra que aconteció 150 años atrás? Y esa es su razón de vivir. Tratando de corregir injusticias que estuvieron aquí antes de ellos nacer y estarán aquí si Dios permite, después que nosotros nos vayamos y así viven.

O más todavía, no podemos cambiar ni siquiera lo que usted ha hecho, lo que hicimos años atrás. Lo hecho, hecho está. Las decisiones que usted hizo 5 años atrás, 10 años atrás, el mes pasado, eso hecho está. Y está escrito en la historia. Ahora, cómo usted reacciona al oír eso? Y esta es la diferencia. La actitud sobrenatural sabe que puede escoger.

En esta noche y esta es la diferencia del poder sobrenatural, usted puede escoger el síntoma de víctima, usted puede escoger en esta noche y decir, bueno, yo no tengo control sobre estas cosas y nos podemos vivir lamentando nuestros fracasos, lamentando lo que hemos perdido o lo que nunca has tenido. Usted puede vivir así. Y hay muchos que viven, la gran mayoría de la humanidad vive así.

Pero usted está aquí en esta noche porque Dios te ha mostrado una puerta número 2, una alternativa. Usted está aquí porque por alguna razón gloria a Dios, el Espíritu Santo ha trabajado en tu espíritu y te ha dicho, no tienes que vivir así. No tienes que vivir lamentando lo que no puedes controlar porque podemos recibir poder.

Hermanos, tal vez no sea así o no se oiga así en su interior, pero tal vez la vocecita que usted oyó que le trajo aquí le dijo algo así, algo semejante a esto. Sabe, no entiendo por qué lo siento así, pero siento que nací para algo más. Aunque nadie en mi familia, aunque ninguna de mis circunstancias digan que yo voy a sobrevivir esto, algo me dice que mi vida puede cambiar. Es más, algo y este algo indefinido que hay una esperanza aunque yo no veo cómo puede haber esperanza, que hay una solución aunque es imposible ver la fuente de esa solución. Y por eso este misterio del Evangelio, la voz de las cascadas, como dice el salmo 42, hablando en la profundidad de nuestras almas, el susurro del Espíritu Santo invitándonos a buscar algo más.

Dice el Señor, sí, ok, hay cosas que no te tocan entender y tal vez hay cosas que no te tocan controlar, pero esto te dice el Señor, recibiréis poder. Cuando el Espíritu Santo se descienda sobre vosotros, sabe, no es suficiente… el propósito de Dios no es que usted controle sus circunstancias, eso no es la meta de la iglesia de Jesucristo. Hay muchos programas que ofrecen eso. El mundo ofrece eso. El mundo secular, la mente secular puede ayudarte a sobrellevar tu situación pero el propósito del Reino de Dios no es que controlemos nuestras circunstancias ni siquiera que superemos nuestras circunstancias, el propósito del Reino de Dios es que conquistemos nuestras circunstancias.

Qué quiere decir con esto? Viajemos a Romanos, capítulo 8, por un momento. Todo esto lo hace la presencia del Espíritu Santo en ti. Romanos, capítulo 8, versículo 11, este es el proceso. Usted oye ese susurro de parte del Señor, dentro de una iglesia, ve, busca donde este hermano adora, su hermano, su vecino, su primo que va a esa iglesia. Ve. Tal vez su situación puede cambiar, ese momento usted tiene un encuentro con el Espíritu Santo y la palabra declara así:

“… y si el espíritu de aquel que levantó de los muertos a Jesús mora en vosotros, el que levantó de los muertos a Cristo Jesús vivificará también vuestros cuerpos mortales, por su espíritu que mora en vosotros….”

O sea, estamos hablando de uno y el mismo espíritu que levantó a Jesucristo de entre los muertos. Qué quiere decir eso? Primeramente, número 1, lo primero que muere es la muerte. El Señor te está prometiendo vida eterna. En el momento que el Espíritu Santo mora en ti tu recibes a Jesucristo como tu Señor, borra tus pecados, él, el Cristo vivo vive en ti, el Señor escribe tu nombre en el libro de la vida, pero hay más. Cuando el espíritu de Dios mora en uno cosas tienen que cambiar y así declara la palabra. Vamos entonces al versículo 31:

“… qué pues diremos a esto, si Dios es con nosotros quién contra nosotros?...” versículo 37, “… antes en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó por lo cual estoy seguro que ni la muerte ni la vida, ni ángeles ni principados, ni potestades, ni lo presente ni lo por venir, ni lo alto ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada….”, leyes son cosas creadas, su familia es algo creado, la situación que te trajo aquí fue algo creado…., “… ninguna otra cosa bajo el trono de Dios te puede separar del amor de Cristo y su autoridad…”

Bueno, al ras del suelo qué quiere decir esto? Transformación. En esta misma noche hermanos, si usted dice, y esto es un proceso. Primeramente usted tiene, como le dijo Jesús a sus discípulos, busquen el Espíritu Santo, anhelen el Espíritu Santo, enamoren al Espíritu Santo, dile, yo te necesito. Esto no puede cambiar a menos que tu no lo cambies. Esto te requiere, espíritu de Dios. Señor, has mi vida un lugar digno, digno, Señor, de tu presencia.

Y qué pasa? Tal vez en ese momento usted no sentirá nada, pero en el momento que usted va a su casa, usted y su mundo cambiarán. Primeramente usted no verá a la vida igual. Lo primero que pasa cuando el Espíritu Santo comienza a morar en usted es que ves puertas abiertas cuando había muros, ve esperanza y gozo cuando solo reinaba depresión y mortandad. O sea, lo primero que pasa, pasa dentro de nosotros. No le sucedió a usted así? parece algo paulatino pero de momento usted entra a su departamento, sube a su carro, camina las calles, el mismo día que usted recibió al Señor Jesús y de momento usted dice, espérate, algo no anda igual. Y tal vez usted se está dando cuenta de más problemas. El desorden en su casa, el desorden en sus finanzas, el desorden en su familia, bienvenido a la vida, despertaste de entre los muertos. You are alive. Estás vivo. Por fin el Señor abrió los ojos de tu entendimiento, y no solo eso, el mundo a tu alrededor comienza a ver la autoridad de Dios en ti.

Hay algo indefinido que acontece cuando el Espíritu Santo mora dentro de ti. Y ya las leyes del universo tienen que doblegarse al Espíritu Santo que está en ti. Hermanos, por el hecho de que el Espíritu Santo está en ti puertas comienzan a abrirse que antes usted ni siquiera se daba cuenta que existían.

Poder, quiere decir puedes. Por el hecho de que el Espíritu Santo está en ti puedes recibir sabiduría para una decisión que hace años, cosas que han sido un obstáculo para su vida, ya de momento usted ve el Señor le ilumina su mente y recibir la mente de Cristo. Puede por fin tener control sobre sus finanzas. Puede por fin tener control sobre adicciones y fallos de carácter que lo han estado siguiendo por toda su vida. Puedes por fin ser el padre que ese muchacho necesita. Puedes por fin ser la madre que ese hogar le hacía falta. Y me seréis testigos.

Y ese es el punto. Jesús tenía un plan, tenía un plan para que el Reino volviera a Israel. Sabe, cual era su plan? Su vida.

El domingo pasado en una clase de discipulado los hermanos daban su testimonio por qué estaban ellos en… qué fue lo que los conmovió a seguir a Cristo y qué fue lo que les conmovió al entrar en el discipulado? Y cada uno de esos hombres de distintos países, de distintas edades, con distintos trasfondos dijeron la misma historia: yo vi a mi madre llegar al Señor y vi como su actitud cambió, como dejó de fumar, como dejó de desvelarse, como venció la depresión, y por fin yo dije, guau, hay algo en esto y me tengo que acercar que ver qué es lo que hay aquí. Vi a mi esposa, mi esposa llegó primero, y vi que como Dios la transformó. Y al principio yo la acompañé por acompañarla, pero al fin y al cabo, la palabra me llegó y mi vida no ha sido igual.

Mis hermanos, el mundo puede porfiar con nuestra teología, pero el mundo no puede porfiar ni en esta época ni hoy con milagros. Hermano, usted es una fábrica de milagros. En el momento que el Espíritu Santo mora en ti tu eres una máquina a través de la cual el Señor produce resultados milagrosos. Y serás un testigo.

Pongámonos de pie. Yo les voy a invitar a recibir poder en este momento. Tu eres más que vencedor, a través del espíritu de Dios que mora en ti. Y comienza con él, comienza con un diálogo con él. Hermanos, hay momentos que yo soy uno de estos discípulos y yo mido las señales y miro las noticias y miro lo natural y me turbo, yo les voy a confesar, me turbo porque dejo de mirar el hecho de que dentro de mi mora el espíritu del Dios resucitado, de Cristo resucitado. Mis hermanos, dialogue con el espíritu de Dios en este momento. Jesús a través de tu espíritu invito tu poder. Señor, a través de tu espíritu, enfoca tu poder y dile dónde, dile dónde, dile dónde. Si usted es uno de esos di, Señor, esto tiene solución, yo no tengo que vivir con una sentencia perpetua de este problema, de esta adicción, de este muro para eso tu resucitaste y por eso tu espíritu mora en mí. Te invito espíritu de Dios, te invito espíritu de Dios, te invito espíritu de Dios, te invito espíritu de Dios. Declaro que mi cuerpo es tu templo, declaro que toda autoridad, toda potestad cae a tus pies. Declaro Jesús, que tu eres ahora el que gobierna. Ahora, mora sobre toda circunstancia, en el nombre de Jesús tu me has hecho más que vencedor. Sea hoy, sea mañana, pero Señor, tarde o temprano me declaré vencedor sobre todo lo que se opone a tu reinado en mi vida. Lo declaramos en el nombre de Jesús.

No eres nuevamente un ganador, hermanos, sepa lo que eres, somos más que vencedores. We are more tan conquerors. Más que vencedores, por medio de ti Jesús. Thank you Jesus.

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De Muerte a Vida

1 de marzo 2010 - Por Marina Miranda

“Estimada para Dios es la muerte de sus santos.” Salmo 116:15

Aún como cristianos a veces no tenemos una idea bíblicamente correcta sobre la muerte. En el Jardín del Edén Dios declara que la paga del pecado es muerte. Y es verdad que ésta es una sentencia negativa. Más desde el principio Dios tenía un plan para abrogar la muerte eterna a través de su Hijo Cristo. Jesús declara: “Yo soy la resurrección y la vida, el que cree en mí aunque esté muerto vivirá “(Juan 11:25).

Poco Después de la muerte de mi madre, una mañana mientras tendía la cama, hablaba con Dios. Le decía con dolor: “Señor, yo pensaba que tú ibas a sanar a mi madre.” A los pocos instantes, sentí en mi espíritu que Dios me respondía: “Yo la sané.” Ya ella no siente más dolor; no más pastillas; no más enfermedad. Nunca ha estado más viva.” Aún en medio del dolor sentí esa paz “que sobre pasa todo entendimiento.”

Luchar con la pérdida de un ser querido no es fácil y ciertamente es un proceso que lleva su tiempo. El proceso puede ser más largo para unos que para otros dependiendo de la persona y las circunstancias. A veces la tristeza nos embarga de momento con algún recuerdo y cuando menos lo esperamos surge el llanto y el dolor. Pero también está ese bálsamo sanador que es la palabra de Dios. Traigámosle a Dios nuestro dolor y permitamos que nos hable y nos conforte. Como cristianos no lloramos como el que no tiene esperanza ya que si creemos la palabra de Dios sabemos que un día también nosotros nos reuniremos con ellos.

Oración: Gracias Dios por el precio que pagaste en la cruz para darnos vida eterna. Ayúdanos a valorar el regalo de la vida y tu sacrificio. Amén

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Una comunidad ungida y diversa (Parte 2)

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Esta mañana tuve el privilegio de poder traducirle al Pastor Greg su mensaje en inglés ya que él estaba predicando en inglés y hoy, pues, ahora quisiera traer más o menos los mismos puntos que él trajo y añadirle algunas otras cositas que el Señor también ha puesto en mi corazón. Pero va todo más o menos en la misma línea. Digamos que es la segunda parte de ese mensaje.

Así que si quiere escuchar la primera parte vaya al Internet y oye la primera parte y ahora recibe la segunda. Pero le va a hacer sentido como quiera. Primera de Corintios Capítulo 12. Leemos en la Escritura. Voy a comenzar leyendo en el verso 4. Dice: “Ahora bien, hay diversidad de dones pero el Espíritu es el mismo. Hay diversidad de ministerios pero el Señor es el mismo. Hay diversidad de operaciones pero Dios que hace todas las cosas en todos, es el mismo. Pero a cada uno le es dada manifestación del Espíritu para provecho.

Porque a éste le es dada de Palabra por el Espíritu de sabiduría, a otro Palabra de ciencia según el mismo Espíritu, a otro fe por el mismo Espíritu. A otros dones de sanidad por el mismo Espíritu, a otro hacer milagros, otro profecía, otro discernimiento de espíritus, a otros diversos géneros de lenguas y a otros interpretación de lenguas. Pero todas las cosas las hace uno y el mismo Espíritu repartiendo a cada uno en particular como Él quiere”.

Vuelvo y repito ese verso 11: “Pero todas estas cosas las hace uno y el mismo Espíritu repartiendo a cada uno en particular como Él quiere”. Hay algo de lo cual yo quisiera hablarles en esta tarde y es acerca de las dinámicas de un cuerpo sobrenatural. ¿Cuántos de ustedes entienden que tienen un cuerpo sobrenatural? Si se mira de lado o si se mira de frente o si se mira de espalda usted puede decir yo tengo un cuerpo sobrenatural. ¿Cuántos pueden decir eso?

¿Cuántos de ustedes se están mirando con los ojos de la fe? Si nos miramos con los ojos de la fe todos tenemos un cuerpo sobrenatural, ¿verdad? Pero ¿saben qué mis hermanos? Todos nosotros somos parte de un cuerpo sobrenatural y eso es el cuerpo de Cristo. Y hay algo que está inmerso en este pasaje, lo cual yo he querido reflexionar hoy. Y he querido más o menos poner esto en contexto, mis hermanos, porque yo creo que el Pastor Greg dijo unas cosas que son bien importantes esta mañana y yo quiero que ustedes las reciban también.

Que hay algo que para nosotros poder entender la dinámica de este cuerpo de Cristo, de esta comunidad de fe, esto es algo que se adquiere o que se puede entrar en ese tipo de dinámica solamente por la impartición del espíritu de Dios obrando en medio de nuestras vidas. Toda persona que ha recibido ese bautismo del Espíritu Santo que ha entrado, que ha accedido a aceptar la persona de Jesús en su vida, en su corazón, esto es la llave que abre esa puerta para nosotros ser parte ahora de esta familia, de esta comunidad.

No es una comunidad perfecta pero aún así sigue siendo una comunidad sobrenatural. Por aquél que opera en medio de esa comunidad. Y el Espíritu Santo y como ustedes ven, este pasaje es ese agente que funciona que imparte de parte de Dios, de parte de Jesús. O sea en este pasaje, mis hermanos, yo voy a leer un poquito más adelante en el verso 4. Yo quiero que ustedes vean esto. Dice: “Diversidad de dones pero el Espíritu es el mismo”.

“Diversidad de Ministerios pero el Señor –hablando de Jesús- es el mismo y diversidad de operaciones pero Dios que hace todas las cosas, en todos es el mismo”. Aquí primero que nada nosotros vemos una clara representación de lo que es la Trinidad, mis hermanos: Dios Padre, Dios hijo, Dios Espíritu Santo que está operando en ese cuerpo. Esa energía que este cuerpo recibe no lo recibe de ningún otro ser, de ninguna otra cosa que fue creada sino que la recibe de parte de un Dios trino.

Un Dios que tiene una entidad en sí solo pero que a la misma vez tiene esas funciones que lo distinguen. Greg decía esta mañana –me gustó mucho esto- que si usted trata de entender la Trinidad va a perder la cabeza. Pero si no trata de entenderla de alguna forma u otra puede perder su alma. Por eso es que es tan importante nosotros reconocer, mis hermanos, que Dios nuestro Dios opera en distintas formas pero a la misma vez lo hace impartiendo sobre su cuerpo, el cuerpo de Cristo. Las bendiciones, la influencia que él quiere que este cuerpo tenga.

Ahora cuando hablamos de cuerpo, mis hermanos, nosotros aquí Congregación León de Judá somos un cuerpo, somos una familia, somos una comunidad de fe. Pero asimismo esta comunidad es parte de un cuerpo aún mayor. Lo que se dice la Iglesia universal y no estoy hablando de denominación, consta. Estoy hablando de la iglesia de Cristo que se reúne alrededor de todo el mundo. Usted puede ir a China y se encuentra con una iglesia cristiana y usted es parte de ese cuerpo en el nombre de Jesús.

Usted puede llegar a la Patagonia y se encuentra con una iglesia cristiana y allí usted está en el cuerpo de Cristo. Usted puede ir a Alaska al tope de una de las montañas más frías y si allí hay hermanos y hermanas que están viviendo y adorando al Rey de reyes y Señor de señores usted es parte de ese cuerpo, también. Yo quiero que nosotros tengamos esto bien claro, mis hermanos, porque esto tiene grandes implicaciones.

Tiene implicaciones bien serias para cada uno de nosotros de cómo vivimos y nos movemos en este cuerpo. Y hay tres cosas que yo quiero enfatizar aquí hoy. Voy a ser rápido en esto. Tres cosas: número 1, esos tres aspectos de ese cuerpo tienen algo que es sobrenatural y número uno es que recibe de parte de Dios, se nutre y transmite. Son tres partes que quiero mencionar con ustedes.

Primero esta idea de que recibe esa impartición particular. La recibe de parte del Espíritu de Dios. Esto no es algo merecido, mis hermanos, ni es por mérito sino que viene por la gracia de Dios sobre cada una de nuestras vidas. Nosotros entendemos muy bien que nada de lo que nosotros hacemos puede, como quien dice, ganarnos crédito delante de Dios. Porque lo que Dios da para nuestras vidas, Él lo da por gracia, lo da porque te ama.

Lo da porque aún cuando nosotros éramos pecadores Él mandó a su hijo a morir por nosotros y así fue como Él mostró su favor para cada una de nuestras vidas. Así que esto no es por mérito sino que es por la gracia de Dios que pertenecemos a esta familia. Miren, cuando yo veo allí en ese verso número 7 que dice: “Pero a cada uno le da la manifestación del Espíritu para provecho”.

Esto me da a entender que cada uno de nosotros mis hermanos, cada uno de nosotros, ustedes donde ustedes están; los que están sentados atrás en la esquina, por allá detrás, aquí al frente los que están arriba, cada uno de ustedes recibe una impartición particular de parte del Espíritu. Cada uno de ustedes tiene un don de parte de Dios. Tal vez usted lo conoce o tal vez usted es ignorante a ese don. Pero hay algo de parte de Dios en usted.

Y eso que Dios ha puesto en su vida es importante para el funcionamiento de este cuerpo. Si eso que Dios ha puesto en usted no se pone en función, este cuerpo no va a funcionar en su plenitud. Ahora, pero si cada uno de nosotros hacemos lo que tenemos que hacer por más grande o más pequeño que sea, este cuerpo va a estar funcionando en todo su apogeo. En su mayor eficiencia posible como Dios intenciona.

Y claro está hay distintas cosas mis hermanos como ustedes ven esa lista de dones y créanme yo hago eco de algo que mencionó el Pastor Greg esta mañana. Recuerden que un don no es lo miso que un talento. ¿Cuántos de ustedes tienen talentos aquí? ¿Sí? ¿Cuántos de ustedes pueden tocar una guitarra? ¿Cuántos de ustedes pueden cantar en la ducha? Eso es un talento también. ¿Cuántos de ustedes tienen un buen ojo para el arte, qué usted puede hacer una buena pintura o algo?

¿O que tal vez usted es un fotógrafo o una fotógrafa y usted puede tomar fotos que nadie más puede tomar porque su ojo lo tiene ahí? Cualquier cosa. Usted puede escribir una carta, usted puede hacer una llamada de teléfono y eso puede ser algo que le sale innato a usted. Usted puede correr una milla en 5 minutos y el Pastor Samuel puede correr en ocho. ¡Eso es un talento! ¡Qué estamos talentosos en una forma u otra!

Tengo que coger a alguien de punto, ya que Patricia me cogió a mi de punto yo voy a coger al Pastor Samuel ahora de punto. Gracias Patricia, donde quiera que estés. El asunto es mis hermanos que cada uno de nosotros tenemos algo innato, nacemos con algo, pero eso no lo hace un don. Usted puede tener un talento y usted puede dedicarlo al Señor. Usted puede orar y decir “Señor, esto que yo tengo lo dedico a ti. Dios lo puede usar para bendecir a este cuerpo”.

Pero cuando hablamos de dones son aquellas cosas que vienen directamente del espíritu de Dios y que son ahí sembradas en nuestros corazones, en nuestras mentes, en nuestro ser completo para que eso funcione para edificar el cuerpo de Cristo. Ahora es bien interesante porque Pablo comienza ese capítulo número 12 con el verso 1 diciendo: ‘Hermanos yo no quiero que ignoren acerca de los dones del Espíritu’.

Y eso es bien importante porque ninguno de nosotros podemos ser ignorantes de esto. No importa donde usted esté en su carrera, en su vida, usted no puede ser ignorante de cómo Dios quiere que usted funcione, que Dios quiere que usted opere en medio de este cuerpo. Lo que usted es, su vida con sus altas y sus bajas, con sus lados oscuros y sus lados claros, todo lo que usted es funciona como parte del propósito de Dios para que el cuerpo de Cristo pueda funcionar como Él intenciona.

Y nosotros recibimos eso de parte de Dios. Ahora cuando recibimos esto mis hermanos, también, nos nutrimos precisamente de esa impartición de parte de Dios. ¿Cómo nos nutrimos mis hermanos? Cuando aprendemos a vivir y vemos como es esas cosas que Dios da se manifiestan en medio de nosotros. De alguna forma u otra, mis hermanos el Espíritu de Dios nos permite el nosotros poder discernir, el nosotros poder ver como Él se está moviendo.

No tan solamente en medio de nuestras vidas individuales sino también como Él se mueve a través de las historias y de los relatos de otras personas que nosotros tenemos alrededor. Y a través de eso nosotros podemos aprender. Podemos recibir de Dios esa gracia para saber como funcionar mis hermanos.

Y esto es bien importante porque esto significa que nosotros tenemos que buscar intencionalmente las oportunidades de que este cuerpo pueda estar juntos.

Y que podamos, como quien dice, rozar nuestros hombros, nuestros codos y poder crecer unos con otros. En el Libro de Hebreos capítulo 10, los versos 23 y 25 se nos exhorta a que nosotros no dejemos de congregarnos. Esto es bien importante, mis hermanos.

Cada vez que nosotros tengamos la oportunidad de venir a cualquiera de las reuniones que tenga la iglesia no podemos dejar de congregarnos porque ahí es donde, como quien dice, ese fuego se enciende aún más en medio de nuestras vidas. Si usted coge los carbones en el barbacue, ¿verdad? Y los separa, ¿qué pasa? Se van a apagar. Pero si los mantiene todos juntos y los llena se mantienen ahí hirviendo, cocinando esa carne que usted pone en el grill para los que tienen hambre. Buena ilustración.

Busquemos intencionalmente, mis hermanos, esas oportunidades y a la misma vez cuando somos parte de ese cuerpo, nosotros resistimos –escuchen bien- tenemos que resistir cualquier cosa de rechazar o evadir a otros miembros de ese cuerpo. Y aquí es donde yo quiero hacer un alto. Vayan conmigo al verso 20.

Dice: “Pero ahora son muchos los miembros pero el cuerpo sigue siendo uno. Ni el ojo le puede decir a la mano ‘¡Ey! No te necesito. Ni tampoco la cabeza le puede decir a los pies ‘No tengo necesidad de ustedes’. Antes bien, los miembros del cuerpo que parecen más débiles son los más necesarios y aquellos del cuerpo que nos parecen menos dignos a estos vestimos más dignamente y los que en nosotros son menos decorosos se tratan con más decoro’.

‘Porque los que en nosotros son más decorosos no tienen necesidad pero Dios ordenó el cuerpo dando más abundante honor al que le faltaba para que no haya desavenencia en el cuerpo sino que los miembros todos se preocupen todos unos por otros’. Aquí mis hermanos yo veo dos cosas que el Pastor Greg también mencionó. Perdonen que esté repitiendo lo que dijo el Pastor Greg pero quiero ser fiel a las palabras que él también mencionó esta mañana aquí hoy.

Pero aquí hay dos cosas. Aquí hay un sentido de inferioridad y también hay un sentido de superioridad reflejado en esos versos. El mero hecho de que una persona diga ‘¡Ah! Como yo soy el dedo más chiquito del pie y no soy ojo pues no significa que no soy del cuerpo o que no funciono en el cuerpo’ o que una persona diga ‘¡Ah! Porque yo soy el ojo y no soy el pie, pues no necesito al pie’. Ahí es donde se ve la superioridad. Uno se considera más importante que el otro o el otro se considera más pequeño que el otro porque está más cerca del piso o algo.

Mire, yo le aseguro si usted coge su cuerpo físico ahora mismo y le cortan el dedito chiquito del pie [murmullo] ¿Qué pasa si le cortan el dedo chiquito del pie a usted? ¿Además de que le va a doler, claro está? El balance se le va a ir a ajuste. ¡Usted no va a tener balance! El tímpano en el oído, ¿qué es lo que hace el tímpano? Afecta el balance. Cuando a usted le da una afección de oídos ¿qué es lo que pasa? Uhhh, se va en un viaje de repente.

¿Qué es lo que hace el hígado? Estoy dando una clase de anatomía aquí. ¿Cómo fue? Oí muchas cosas. El hígado limpia ¿qué? Yo pensaba que eso eran los riñones que purificaban la sangre. Estamos ahí relacionados, no se apuren. No estoy esperando que ustedes sean maestros de ciencias ahora. Pero miren lo que les estoy diciendo, mis hermanos. Esas partes que parecen más pequeñas, que parecen más indecorosas o que tal vez no se ven.

Que alguien diga: ‘¡Ah! Porque soy la vesícula y no estoy expuesto y no me ven, pues la vesícula va a decir “no soy importante”. Aunque yo se que la vesícula hay veces que se la sacan a la gente y la gente sigue funcionando como si nada. Pero la vesícula es una parte importante del cuerpo. En la misma forma, mis hermanos, yo quiero que ustedes vean esta ilustración porque así funcionamos nosotros en el cuerpo de Cristo.

Nadie aquí le puede decir a Hernán: “Hernán yo no te necesito porque tú no funcionas dentro de mi Ministerio”. Yo no puedo hacer eso. Yo no le puedo decir –deja ver a quien más puedo coger de punto, me voy a desquitar ahora. A ver, a ver… me voy a desquitar ahora. Deja ver a quien puedo ver por ahí - ¡Danny! Danny ahí atrás. Mi hermano Danny, levanta la mano, Danny. Yo no le puedo decir a Danny: ‘Danny como tú no predicas igual que yo, pues yo no te necesito en esta iglesia”. Yo no puedo decir eso. Dios me libre de decir eso.

Déjame ver a quien más puedo coger de punto. ¿Rosa tú quieres que yo te coja de punto? Tú estas haciendo así. Es más, Tatiana. Tatiana ahí atrás. Tatiana perdón te cogí de punto. Levanta la mano, Tatiana, di hola. Yo no le puedo decir a Tatiana, ‘Tatiana yo no te necesito en esta iglesia porque yo no te he visto haciendo nada’. Yo no puedo decir nada de eso, ella es parte de esta iglesia.

Yo no le puedo decir al hermano Roberto Naranjo, ahí atrás, ¡ay! imagínese. Yo no le puedo decir al hermano Roberto Naranjo: ‘Roberto Naranjo como usted no, es más voy hacer un chiste: ‘como usted necesita 3 distintos espejuelos para leer la Biblia, yo no, no puedo usarlo a usted aquí en la Iglesia’. Yo no puedo decir eso, y voy a explicarles el por qué del chiste, ¿Me das permiso Roberto? ¿Puedo?

Miren esto fue algo jocoso en el día de ayer. Voy a hacer un paréntesis. Ayer nosotros estábamos celebrando la vida de nuestro hermano Ernesto González. Gracias a Dios por la familia González los bendecimos. Pero a mi hermano Roberto ayer le tocó compartir una palabra y mi hermano Roberto mientras se preparaba a leer la biblia, el sacó un set de espejuelos de este del bolsillo y esos no eran, sacó otro set de espejuelos de aquí y esos tampoco eran, y todo el mundo tuvo que, nos tuvimos que echar a reír por que era como ¿cual de todos son los que el usa para leer la biblia? Hasta que sacó los que eran y se los puso para poder leer.

Miren mis hermanos, esas cosas así, eso es lo que hace el cuerpo de Cristo algo sobrenatural. Y tal vez a los ojos de este mundo eso va ha parecer como una locura pero eso es lo que hace a el cuerpo de Cristo algo sobrenatural. Por que Dios trae esta diversidad de personas de tantos lugares. Dios trae una diversidad de caras, Dios trae una diversidad de personalidades, Dios trae una diversidad de historias, unos trasfondos que muchas veces si nos sentamos a escuchar todas esas historias ¡Guau! Podemos hacer una novela, que gana cinco estrellas.

Pero el asunto es que Dios une todas estas cosas, mis hermanos, y hace un cuerpo tan y tan y tan diverso, que ahí es donde se ve esa naturaleza sobrenatural de Dios. Es ahí donde se da esa manifestación del Espíritu donde la gente lo busca es algo mas homogéneo donde todo el mundo podamos conectar, Dios lo hace a través de diversidad. Dios funciona a través de diversidades.

Y miren aquí en la Iglesia, está bien que uno pueda compartir con gente que son de su propio país o que mas o menos comparten los mismos estilos, las mismas ideas, pero eso no es el todo. Dios intenciona que nosotros vivamos con un sentido de incomodidad a la misma vez por que somos parte de ese cuerpo y hay algo que fluye y nos nutre para nosotros poder funcionar como parte de ese cuerpo.

La historia suya y la historia mía, por mas distinta que pueda ser, con todo y eso forma parte de la historia de Dios, para que sus planes y sus propósitos se puedan cumplir en el tiempo en el cual nosotros estamos viviendo. ¿Podemos decirle Amen a eso? Miren, hay algo que yo me puse a reflexionar esta mañana. Y yo me pongo a pensar a veces ¿cual es ese elemento, ese vinculo que mantiene la unidad en todo este cuerpo? ¿Algunos de ustedes me pueden decir? ¿Qué es lo que mantiene este cuerpo vivo funcionando? El Espíritu Santo, claro está, el Espíritu Santo.

Si nosotros pensamos en el cuerpo humano, ¿Cuáles ustedes me dirían que son los dos órganos más importantes en el cuerpo humano? El corazón y el cerebro y el oído. Ahí hay alguien que entiende que es oído y quiere mencionar que el oído es importante también. Mire, ¿Sabe que su cuerpo puede funcionar sin el cerebro? Una persona que cae en coma, su cerebro esta totalmente apagado, pero si ese corazón sigue bombeando, esa persona, su cuerpo va ha estar vivo entre comillas.

Ahora si su corazón se apaga, ahí si que se va todo lo demás, pero hay algo mucho más sutil. Gracias. La sangre mis hermanos. ¿Acaso eso no es interesante? La sangre es la que lleva el oxigeno a los lugares mas recónditos del cuerpo humano. Si de repente hay un coagulo que le tapa la vena que le lleva sangre a su dedo gordo del pie, ¿Qué le va ha pasar a ese dedo? ¿Cómo es que se dice? Le da ¿gangrena es? Se empieza a morir ese dedo y detrás de ese dedo sigue la otra parte del pie.

Si hay un coagulo que le tapa una arteria de las que van al cerebro ¿qué le va a pasar a su cerebro? Se va ajuste. Si hay un coagulo que se mete en alguna de las arterias carótidas que van al corazón ¿Qué le pasa al corazón? Se va. Un paro cardiaco eso es así. La sangre es la que corre por todos lados. Es la sangre la que lleva el oxigeno limpio, es la sangre la que coge todas las toxinas y las elimina, es la sangre la que hace eso.

Que interesante que en el cuerpo de Cristo es la sangre de Jesús, la que nos limpia es la sangre de Jesús, la que nos libera, es la sangre de Jesús la que limpia todas las toxinas en medio de nuestras vidas, es la sangre de Jesús la que mantiene tu parte, mi parte, la que mantiene, lo que tú haces, el don tuyo que lo mantiene corriendo que lo mantiene fluyendo. Es la sangre de Cristo con todo su poder obrando en medio de nosotros.

Ahora yo no estoy diciendo que cojamos, yo no estoy diciendo mis hermanos, que cojamos una cubeta así de sangre y nos tiremos ¡no, no, no!, eso es algo pagano no piensen eso. Recuerden que la sangre de Cristo es el símbolo espiritual que permea todo lo que nosotros hacemos. Cuando uno esta orando por el poder de la sangre de Cristo mire los demonios se tienen que ir huyendo de donde quiera que estén, por que no pueden resistir el poder que se encierra en la sangre de nuestro Señor Jesús y en el sacrificio que el hizo por cada uno de nosotros.

Cuando nosotros somos parte de ese cuerpo, es esa misma sangre la que nos une y el significado detrás de esa sangre que lo que viene detrás de eso es el amor de Dios. Lo que el amor de Dios estaba haciendo en cada uno de nosotros, mire, el amor de Dios es el fundamento de todas las cosas. Pablo mismo dice en Colosenses dice: “Vestíos todos, pues, de amor que es el vinculo perfecto” ¿de qué? “de unidad”. Es el vínculo perfecto de unidad, mis hermanos.

Aquí en esta Iglesia, con toda la diversidad de personas que tenemos, miren, nosotros podemos decir que somos una Iglesia mayormente hispana verdad. ¿Cuántos están de acuerdo conmigo? Pero aún dentro de esta comunidad hispana hay una gran diversidad, ¿verdad que sí Pastor Samuel? Él es el primero que tiene una gran diversidad por dentro.

Él dice que es puertorriqueño pero yo digo que es “new yorkrican”.

No es puertorriqueño de pura cepa como yo. Pero como quiera somos parte del mismo cuerpo. Dentro de la comunidad hispana aquí hay casi como 20 veintes países representados. Usted menciónelos y así mismo nosotros nos dolemos. ¿Cuántos de ustedes cuando escucharon la noticia del terremoto que sucedió en Chile, cuantos de ustedes no se sintieron, verdad? Ahora voy a hacer una pregunta más.

¿Cuántos de ustedes se recordaron de sus hermanos chilenos aquí en la iglesia y rápido se pusieron a pensar “Caramba algún familiar en la iglesia tendrá alguien allá”? Eso es lo que hace es el cuerpo de Cristo. Yo les confieso que antes cuando yo vivía en Puerto Rico y escuchaba esos desastres y lo más que me salía de la de la boca “¡Ay! Bendito que Dios los cuide”. Eso era lo más que me salía de la boca y estoy siendo bien honesto.

Pero ahora que Dios me ha puesto, me ha sembrado aquí en este cuerpo y estoy en contacto con tantas y tantas personas de distintos lugares cada vez que yo oigo algo así lo primero que me viene a la cabeza “¿Quién en la iglesia nosotros tenemos que es de ahí?” Que no vaya a ser que tengan algún familiar que haya sufrido o algo. Cuando sucedió lo de Haití también lo mismo. Es más hasta rápido pensamos en la República Dominicana pensando en como las ondas de ese terremoto pudieron afectar.

Y nos ponemos a pensar en todas esas cosas. Eso es lo que hace la conexión del cuerpo de Cristo, mis hermanos. Es por eso que yo me enfatizo tanto en lo que dicen estos versos, mis hermanos. Nosotros tenemos que rechazar esa idea, eliminarla por completo de nuestro sistema de que “Mira yo no me puedo rozar con este o no puedo hablar con esta persona o no puedo trabajar con esta persona porque su estilo no me gusta o tiene el pelo demasiado grifo o porque tiene el pelo rubio” o sea lo que sea mis hermanos.

No podemos dejar que eso afecte el funcionamiento de este cuerpo. A la primera que nosotros dejemos entrar a eso este cuerpo comienza a "desfuncionar" en otras palabras. No podemos, mis hermanos, no podemos darnos y miren yo les estoy hablando esto y yo solamente les estoy pidiendo a Dios que nos de discernimiento para saber como estas palabras se aplican a nuestras vidas.

Como se aplican a nuestros ministerios, como se aplican a nuestras familias. Nosotros tenemos que buscar cuidar este cuerpo, mis hermanos. Cuidar la diversidad que Dios ha puesto en este cuerpo. Es más, cuidarla y honrarla y celebrarla mis hermanos. En el primer servicio nosotros celebramos la idea que teníamos personas que son directamente de África, africanos que teníamos aquí.

Africanos que vienen con su estilo. Que muchas de estas personas se visten con sus trajes típicos de África y vienen con estos sombreros así bien grandes que parecen como una flor a veces en su cabeza. Pero eso, hay veces que uno lo mira como que “¿Y esa persona de donde salió?” Pero Dios lo mira como que ‘ese es una hija mía, eses es un hijo mío y yo quiero que tú celebres eso’.

Que si por casualidad llega una persona así bien vestida y con un vocabulario bien “proper” y ‘Hola ¿cómo está?’ y tratando a todo el mundo de usted y su vocabulario es bien filosófico, bien elaborado y es como poesía a mis oídos cada vez que escucho a una persona hablando así. Y de repente me encuentro con alguien de la calle “Ay a ‘mano ¿qué es lo que pasa, muchacho? Tú sabes como es”, “Mira m’hijo tú no te enteraste la última” y me vienen hablando así y hermano Elías ¿tú sabes como es la cosa, verdad?

Y lo único que te dicen es eso “¿Tú sabes como es, verdad?” Porque así es como hablamos en la calle. Mira hay veces que uno dice ¿con quien me gustaría más hablar, con esta persona proper o con este así de la calle que es todo así ‘Mira ‘mano tú sabes’? Mira en el cuerpo de Cristo tenemos que abrazarlos a ambos. Yo tengo que aprender como hablar. [Aplausos]. Yo tengo que aprender como hablar en una forma informada con esta persona que es bien proper y cosas así.

Y también tengo que venirme acá al otro lado y hablar con mi hermano en el lado de acá y relajar con él: “Chilling you know”. Es verdad que nunca me van a ver con un pantalón a mitad de… ya tú sabes donde, pero si puedo conectar con esa persona. Este cuerpo tiene un llamado también mis hermanos y es el llamado de transmitir esa misma gracia de Dios que está en nosotros.

No es tan solamente para que este cuerpo se nutra entre sí mismo, que nosotros podamos mirarnos y podamos vernos y digamos “¡Guau! ¡Qué chévere! No puedo esperar a que llegue el miércoles para verte de nuevo. No puedo esperar a que llegue el domingo para verte la cara otra vez”. Es como que siempre está ese deseo de conectar con mis hermanos y hermanas. Pero a la misma vez esa bendición que Dios trae aquí tenemos que regarla aquí afuera donde quiera que vamos.

Porque Dios nos llama a que ese cuerpo sea un cuerpo contagioso y no es que le estemos contagiando viruses malos ahí sino que estemos contagiando esa misma gracia de Dios. Miren esto. El mismo Jesús hablando en el Libro de Juan Capítulo 17 el verso 21 cuando Jesús está en esa oración tan intensa y tan intima con el Padre, una de las cosas que Jesús le dice al Padre es que Él le dice es “Señor que ellos puedan ser uno como tú y yo somos uno”.

“Padre que en su unidad, el mundo crea que” ¿qué? “que Tú me has enviado”. Es en esa unidad muchas veces mis hermanos, en esa cotonía que es la expresión teológica diría yo, en esa comunidad, en ese compartir, en ese compañerismo, cuando estamos todos en un mismo sentir, en una misma mente y en un mismo espíritu que la misma sangre corre por todos nosotros.

Cuando viene alguien que no es parte de ese cuerpo, mira, y ve esa energía que está corriendo ahí, esa persona no va a poder evitar y resistir el decir: “¡Guau! Espérate aquí hay algo mucho más interesante de lo que está sucediendo allá”. Hay algo mucho más genuino de lo que yo me estoy encontrando afuera en la calle. El cuerpo con el que yo me conecto en la barra de la esquina que estamos ahí hasta las 3 de la mañana bebiéndonos las penas y después llego al mi casa y estoy totalmente solo, ese cuerpo no está funcionando.

Pero si esa persona llega aquí y se encuentra con un hermano, con una hermana que le recibe que lo saluda, que le da una sonrisa, que le dice “Oye, ¡que bien te veo!” aunque esté andrajoso, mira, esa persona va a recibir algo distinto aquí. Es esa unidad que transmite la verdad de Dios obrando en medio de nosotros. Hay otro texto cuando Pablo, en Segunda de Corintios capítulo 2 verso 15 él dice: “Donde quiera que nosotros vamos llevamos el olor o el aroma de Cristo a todos los lugares”.

Pregúntale a la persona al lado suyo ¿a qué tú hueles? Dile ¿a qué tú hueles que hueles tan rico? Digo, si huele rico, consta. Chantel, aquí tienen Chantel, qué se yo, Champs, Channel, whoops! Viste ya ahí… Okay. A los que huele a Maja, hay un perfume que se llama Maja o Majo. ¿A qué hueles? Llevas el aroma de Cristo contigo. Donde quiera que vas tú puedes decir que tú hueles a Cristo, que la gente se te pega y es como que ¡Ah!

Samuel huele a Cristo definitivamente aún en el segundo servicio. Aún más todavía. (Aplausos). Miren en Efesios 3, este me gusta mucho, voy terminando ya. Pablo también dice otra cosa que es muy importante. Él está hablando aquí en Efesios 3, verso 10, él está hablando del llamado de la iglesia como parte de la iglesia dice “para que la multiforme sabiduría de Dios sea ahora dada a conocer por medio de la iglesia, los principados y potestades en los lugares celestes”.

Esa frase “la multiforme sabiduría de Dios”. ¿Qué es algo multiforme? Que tiene distintas formas obviamente. Dios no tiene forma de caja, Dios no tiene forma de círculo, Dios no tiene forma de pentágono. Dios no tiene forma de triángulo. Yo quiero que usted se imagine todas esas formas metidas en una, ¿Cómo se verá eso? Eso es como una molécula química.

Saben las moléculas químicas que tienen como distintas formas que se van una pata por allá y una pata por allá.

Y se siguen extendiendo así y uno no sabe que tipo de forma tiene pero tiene una forma. Esa es la multiforme sabiduría de Dios. Dios se le puede revelar, hermano César, en una forma totalmente distinta a una forma en que se le puede revelar a mi hermana Ana Andújar. Dios se le puede revelar en una forma totalmente distinta a mi hermana Clarita y se le puede revelar en una forma totalmente distinta a mi hermano Quique también.

Dios se le puede revelar en una forma totalmente distinta a mi hermana Lisie y se le puede revelar en una forma totalmente distinta a ¿cuál es tu nombre? No, a él, ¿cuál es tu nombre? Daniel. Daniel, iglesia, iglesia Daniel, mucho gusto. Se le puede revelar en una forma totalmente distinta. Dios se revela en distintas formas, mis hermanos y hermanas. Por el mero hecho de que Él se te revele a ti en una forma y a otra persona en otra no significa que tú eres más importante que el otro.

¡No! Porque Dios como quiera se está revelando a su cuerpo, está transmitiendo algo, está comunicando algo. Y mis hermanos nosotros tenemos que entender esa dinámica que cuando vemos que Dios se mueve en distintas formas y el cuerpo entero con sus líderes como que busca entender lo que Dios está comunicando y cuando lo recibimos, when we grasp it, es como que podemos tener el alcance total de ese conocimiento de Dios.

Entonces ese cuerpo está llamado a comunicar esos misterios de Dios al mundo, a la sociedad en la cual nosotros vivimos. Eso es algo que el mismo cuerpo de Cristo no lo puede limitar o impedir. A la primera que el cuerpo de Cristo deje de ejercer ese contacto hacia afuera pierde parte de su funcionalidad. Porque entonces el cuerpo se va a estar aquí llenando, llenando y llenando.

Nos vamos a estar poniendo todos gordos, de “grasa espiritual” y entonces el cuerpo poco a poco se va a ir dañando. Más sin embargo cuando nos mantenemos activos que estamos alcanzando nuestra comunidad siempre, buscando la forma en como alcanzar a más personas para Cristo, a como compartir su amor, a como trabajar en ese propósito de transformación de nuestra sociedad, de nuestra comunidad.

Cuando nos ejercitamos de esa forma, mire, ese cuerpo va a tener una forma sobrenatural sin duda alguna porque va a estar ejerciendo un llamado, un propósito que es de Dios, sale del corazón de Dios. Así que mis hermanos y hermanas en esta tarde yo quiero cerrar con esto: cada una de estas partes del cuerpo se necesita a sí mismo. Esa frase es clave en este texto. Yo no le puedo decir a nadie “Mira, no te necesito, échate para allá”.

Yo no puedo decir eso. En alguna forma u otra aún esas partes que nos se ven, aquí mismo en medio de nosotros, mire, hay gente que en forma secreta en sus casas están orando. Hay gente que pasan horas orando, intercediendo por alguno de ustedes, intercediendo por nosotros los líderes, intercediendo por los propósitos de la iglesia a nivel local y el propósito de la iglesia a nivel mayor.

Hay gente que están orando y tal vez usted nunca los va a conocer. Es más, puede ser que usted hasta los haya saludado pero no sabe que esa persona tiene ese llamado. Que su función es esa, de estar orando, de estar intercediendo en cualquier parte de su casa o donde quiera que va, esa persona está constantemente orando, intercediendo. Ninguno de nosotros le podemos decir a esas personas “¡Ah! ¿Pero quién tú eres? Yo no te veo, yo no te necesito”.

Mire, Dios reprenda eso. Mentira del diablo porque esas son las personas que más necesitamos, que mantienen ese aceite de oración corriendo a través de este cuerpo funcionando y mantienen esa maquinaria ahí corriendo en todo momento. Cada una de las partes son necesarias mis hermanos. Desde la persona que trae un vasito de agua al predicador para que no se ahogue cuando esté hablando hasta la persona que hace llamadas por teléfono.

La persona que cuando se encuentra con alguien ahí afuera en la calle y lo reconoce, le llama por su nombre “¡Ey! ¿Cómo estás? Mira, me alegro que estés viniendo a la iglesia, sigue viniendo con nosotros”. O que estás así trabajando y tienes un colega y ese colega lo viste y lo reconoce ¡Ah! Mira esta persona lo vi en la iglesia los otros días. Y tú vas y te le acercas y puedes hablar con esa persona y esa persona se desborda en lágrimas y te cuenta todos sus traumas.

Y tú como que ¡Guau! ¿Qué hago ahora? La gracia de Dios está funcionando a través de ti. Eso es lo que este cuerpo está llamado a ser sin ser un cuerpo diverso y reconocer esa diversidad, celebrarla pero a la misma vez funcionar de acuerdo a las intenciones y los propósitos de Dios. Mírese usted mismo, mi hermano, mi hermana.

Si en algún momento por su cabeza le ha cruzado ese pensamiento, ‘esta iglesia es muy grande para mi. Aquí nadie me conoce, yo me siento solo. Yo me siento sola’. Mire ahora mismo elimine ese pensamiento. Esta iglesia es cuerpo de Cristo. Esta iglesia es una comunidad de fe, esta iglesia es su familia. Usted es tan parte de esta iglesia sea que llegó ayer, sea que llegó hoy, como si estuviese aquí desde los 25 años que esta iglesia lleva funcionando.

Usted es parte de esta familia. Que hay partes en la que usted pueda conectar, sí, y nosotros como iglesia tenemos el llamado en buscar la forma en como ayudarle a conectar con esas otras partes del cuerpo. Pero que usted se sienta que no es, (sonido onomatopéyico de ‘no’). Not here. Aquí no. Tal vez usted nos se va a poder aprender los nombres de las novecientas y pico de personas que vienen aquí constantemente los domingos. Pero si se aprende el nombre de al menos de cincuenta o de 25 o de 5 o de 10 o de otra persona, usted es parte de esta iglesia.

Usted es parte de esta comunidad, usted es parte de este cuerpo. En otras palabras usted es parte de Cristo. Usted es parte de Dios. (Aplausos) Usted es parte de Él y Él es parte suya. Él es parte suya también. Así que yo quiero que se ponga de pie. Vamos a orar. Y voy a hacer lo mismo que hizo el Pastor Greg esta mañana. Con mucho respeto yo le pido que usted mire a la persona que está al lado suyo y que usted le diga a esa persona “Mira, yo te necesito”.

Te necesito para mi crecimiento, te necesito para tener gozo, para tener vida. Mira si es su esposo o su esposa aprovéchese. Déle el beso y el abrazo que no le ha dado en el día de hoy. Si es su mamá o su papá aproveche, déle también ese cariño y si es un hermano o una hermana en la iglesia, mire, edifique el cuerpo de Cristo mejor dicho. Vamos a decirle así. Señor Jesús estamos delante de ti. Tú eres la cabeza de este cuerpo Señor.

Es de ti que proviene toda la vida Señor. Es tú sangre la que corre por toda las partes de este cuerpo, Señor, limpiándonos, purificándonos, trayendo vida, trayendo ese oxigeno que necesitamos para poder funcionar. Y Señor ahora mismo, yo presento de ti a todas las partes de este cuerpo por más grandes o más pequeñas que sean. Señor sea que seamos partes públicas, expuestas mi Dios en nuestra labor, en nuestro funcionamiento o sea que seamos partes que funcionamos tras bastidores, mi Dios.

Donde nadie nos ve pero que estamos ahí bien activos, Señor. Nutriendo la vida de esta iglesia, de esta comunidad. Tú nos estás haciendo un llamado a reconocer ese aspecto sobrenatural de este cuerpo Señor donde si operan milagros, sanidades, pero uno de los milagros más grandes que podemos ver es la hermandad que existe entre cada uno de nosotros, Señor. Ese es un milagro de cada día, de cada momento.

Que tal vez a pesar de nuestras diferencias, Señor, a pesar de los malos entendidos que podamos tener en algún momento u otro, Señor, podemos una vez… más y encontrarnos con esa persona y disculparnos, Señor y abrazarnos. Y mira, seguir trabajando juntos, Señor, no nos extirpamos el uno al otro sino que buscamos sanarnos unos a otros, Señor. Cuando una parte de ese cuerpo se duele nos dolemos todos con esa parte, Señor. Y cuando una parte de ese cuerpo recibe honra, Señor, todos recibimos honra.

Y nos alegramos con esa parte, Señor. Padre yo celebro la vida que está aquí ahora mismo Señor. Celebro la vida de esta comunidad, Señor Jesús, la diversidad que existe en medio de nosotros. Padre sigue trayendo esa diversidad en medio de nuestras vidas y enséñanos a saber como recibirla, Señor, como nutrirnos de esa diversidad, como aprender a vivir unos con otros.

Para a la misma vez poder seguir transmitiendo tu gracia, tu poder y tu unción, Señor en los distintos lugares donde nosotros podamos entrar. Padre, que esto sea una comunidad transformadora, un cuerpo transformador, Señor. Que las personas que se sigan uniendo aquí puedan ser impactados con el poder de tu amor funcionando en medio de ellos y que todos, mi Dios, podamos ser, podamos llamarnos que somos parte de tu cuerpo. Que somos todos una familia, Señor.

Que siempre podamos estar dispuestos para escuchar, Señor cuando es tiempo de escuchar. Para poder hablar cuando es tiempo de hablar. Para poder extender la mano cuando hay que extenderla, para poder abrazar cuando hay que abrazar, para poder llorar cuando tenemos que llorar y poder reír cuando hay que reír, Señor. Para guardar silencio cuando hay que hacerlo y para declarar tu justicia cuando también es el momento oportuno para hacerlo. Yo bendigo a este pueblo, Señor.

Que tu gracia y tu poder pueda seguir funcionando, Señor día tras día, hora tras hora, minuto tras minuto, Señor Jesús. Que tu gracia funcione, Señor, en una forma bien fluida aquí en medio de nosotros. A ti te damos la gloria y el honor por siempre Señor Jesús. Gracias te damos Papá. Aleluya. Amén, amén. Gracias Jesús. Oiga, salude al pie, a la mano, al ojo, al oído que está ahí al lado suyo. Salude a la vesícula que está al lado suyo. Salude al pulmón que está ahí al lado suyo.

Saludo al átomo, a la molécula más pequeña que está ahí al lado suyo. Salúdele en el amor, Señor. Hermanos, que el Señor les bendiga, que el Señor les guarde. Adelante en el siempre. Será hasta la próxima. Bendiciones.

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Dios puede cambiar cualquier situación

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Si pueden ir conmigo a Segundo Libro de Reyes, capítulo 2 versos del 19 al 22. Vamos a estar mirando cuatro versículos en esta noche. Segunda de Reyes capítulo 2 versos del 19 al 22. Dice la Palabra de Dios: ‘Y los hombres de la ciudad dijeron a Eliseo “He aquí el lugar donde está colocada esta ciudad, es bueno, como mi Señor ve. Mas las aguas son malas y la tierra es estéril.

Entonces él dijo ‘Traedme una vasija nueva y poned en ella sal’. Y se la trajeron. Y saliendo él a los manantiales de las aguas echó dentro la sal y dijo así ha dicho Jehová: ‘Yo sané estas aguas y no habrá más en ellas muerte ni enfermedad’. Y fueron sanas las aguas hasta hoy conforme a la palabra que habló Eliseo”. Estos son cuatro versos muy simples aparentemente que relatan uno de los milagros que hizo Eliseo luego que Elías había partido de dentro de su presencia.

A simple vista uno lee esto y dice: pero ¿qué puede uno sacar de estos cuatro versos? Vemos que Dios hizo un milagro a través de Eliseo, que sanó unas aguas y todo lo demás pero ¿cómo eso se aplica en nuestra vida? ¿Cuál es el mensaje oculto en estos versos? Y cuando yo estaba estudiando este pasaje esa fue la pregunta que me hice: ¿y para qué me va a servir este pasaje? ¿Estos cuatro versos? ¿Qué yo voy a aprender de estos cuatro versos?

Una historia muy bonita y para mi sorpresa el Señor ministró a mi vida de una manera muy especial mientras yo estudiaba este pasaje. De una manera que yo no esperaba. Y en esta noche lo quiero compartir con ustedes lo que el Señor compartió a mi vida. Y quiero enfocarme, quiero que a medida que estudiemos este pasaje juntos en esta noche mantengan en su mente que Dios puede cambiar cualquier situación por medio de su Palabra.

Esa es la idea central de este pasaje. Dios puede cambiar cualquier situación sin importar lo imposible que parezca por medio de su palabra y yo se que muchos de nosotros atravesamos diferentes situaciones –hoy día, en esta noche: venimos del trabajo, de la escuela, de la casa, cansados con sólo Dios sabe con cuantos problemas ya sean problemas emocionales, problemas financieros, problemas de salud.

Problemas que quizás a simple vista nosotros no podemos hacer nada al respecto porque se escapan de nuestras manos. Problemas que venimos delante de Dios orando ya hace mucho tiempo y todavía aparentemente no recibimos una respuesta. Cosas que se nos escapan de las manos y que no podemos cambiar por nuestras propias fuerzas. Pero a través de este pasaje vamos a ver como Dios a través de su palabra puede tornar lo imposible en posible.

El pueblo de Israel en este contexto se encontraba en una situación que estaba fuera de su control. Durante el tiempo de este pasaje existía un fenómeno de idolatría muy fuerte en el pueblo de Israel. Ustedes saben que en el Antiguo Testamento ese era uno de los problemas más grandes de estas personas: que se iban tras dioses paganos, dioses ajenos en buscas de soluciones a sus problemas.

Y por lo tanto desobedecían la ley de Dios y en este pasaje el ídolo principal de estas personas era Baal un dios pagano que era supuestamente el dios de la fertilidad y de los efectos naturales. Ese dios se caracterizaba porque supuestamente controlaba la lluvia, el viento, la tierra y un sinnúmero de cosas que le tenía que ver con los efectos naturales. Pero vemos que en este pasaje está hablando de que hay un problema con las aguas de la ciudad.

En un mundo donde reina el ídolo de Baal. Si recuerdan, ¿cuántos de ustedes recuerdan la historia de Elías cuando se enfrentó a los cuatrocientos profetas? ¿Verdad? Porque había una sequía durante ese entonces y Elías confrontó directamente a estos profetas que adoraban… Eran profetas ¿de quién? De Baal, ¿verdad? Eran cuatrocientos profetas de Baal. Ellos adoraban a Baal y todo. Ese era el ídolo preeminente en ese entonces.

Y en este pasaje se está retando de forma directa el poder de Baal en contra del poder de dios. Las personas en aquel entonces no entendían por qué en su ciudad había un problema con las aguas y si Baal era el ídolo del momento por qué Baal no había resuelto este problema. Pero para darle un poquito más de información acerca de la ciudad, estamos hablando de Jericó. Una ciudad que se encontraba relativamente cerca como a 5 millas del Río Jordán que era un río muy fructífero en una zona muy desarrollada.

Era una ciudad magnífica, el único problema de esta ciudad era que el agua era mala. El agua causaba infertilidad y por lo tanto en esa tierra no había frutos de árboles. Algunos comentaristas dicen que las mujeres en cinta perdían sus hijos porque el agua está contaminada. Y para nosotros no es nuevo pensar en el agua como un símbolo de vida, ¿verdad?

Cuando uno piensa en agua uno piensa en vida, el agua que fluye a través de la cual los árboles se alimentan. Nosotros necesitamos mucha agua para poder hidratar nuestro cuerpo y poder desenvolvernos. Entonces, en una sociedad donde el agua estaba contaminada era difícil ser productivo. Y ese era un problema que estaba afectando esta ciudad que irónicamente se encontraba cerca del río Jordán.

Y las aguas del río Jordán eran buenas, eran fructíferas. Pero ¿cómo entonces esta ciudad tan cercana a ese río tenía un problema con las aguas que se escapaba de sus manos? Que quizás los científicos de aquel tiempo no podían explicarse, no podían arreglar el problema. Era algo sin precedentes que ellos no se explicaban. Y entonces ¿qué pasa con ellos? Ellos vienen donde Eliseo y le presentan el problema.

Le dicen en el verso 20: “Los hombres de allá dijeron a Eliseo ‘el lugar donde está colocado la ciudad es bueno, es una ciudad [imagínese la ciudad de Cambridge aquí en Boston cerca del río Chas una ciudad muy atractiva, ejecutiva, con muchas escuelas y todo pero que de repente diga: hay un problema con el agua. El agua en esa ciudad es un desastre. No se puede vivir por más linda que sea la ciudad, por más edificios que tenga, el agua está mala, no se puede vivir en esa ciudad.]

Entonces sería un tiempo muy interesante para las personas tratando de vender o rentar apartamentos, promover su localidad sabiendo que hay un problema así. Era un problema similar el que afectaba a esta ciudad. Y estas personas se preguntaban: ‘¿Dónde está Baal? ¿Dónde está el dios Baal? ¿Qué está pasando con Baal?’. Muchas veces nosotros como cristianos tenemos dioses ajenos aparte de Dios.

Que durante nuestra vida recurrimos a ellos. Vamos a decir “el dinero” puede ser que sea uno de esos dioses que nosotros tenemos. Muchos de nosotros dependemos del dinero para hacer todo. Y ponemos el dinero en un lugar tan alto en nuestras vidas que se convierte en un ídolo. Pero sin embargo al pasar de los años uno se da cuenta de que hay cosas que el dinero no puede resolver.

Y uno dice: Y ¿qué pasa con mi dinero que no me puede sanar de esta enfermedad? No puede sanar mi corazón, no puede sanar una relación rota, no puede sanar a mi hijo, mi hija, mi esposo, mi esposa. Cosas que se nos salen de la mano y entonces acudimos a Dios. Algo similar era que estaba pasando en el contexto de este pasaje. Sin embargo había algo más allá de lo que estas personas podían entender.

Que era la razón por la cual el agua en esta ciudad estaba mala. Si van conmigo a Josué 6:26. El libro de Josué. Dice aquí –vamos a leer desde el 25 para darle un poquito el contexto-: “Mas Josué salvó la vida de Raab la ramera y a la casa de su padre y todo lo que ella tenía y habitó ella entre los israelitas hasta el día de hoy por cuanto escondió a los mensajeros que Josué había enviado a recoger Jericó.

En aquel tiempo hizo Josué un juramento diciendo: maldito delante de Jehová al hombre que se levantare y reedificare esta ciudad de Jericó sobre su primogénito hecho en los cimientos de ella y sobre su hijo menor asiente sus puertas. Esto ocurrió inmediatamente después que los israelitas habían marchado siete veces alrededor de la ciudad de Jericó y las murallas se cayeron.

¿Cuántos de ustedes recuerdan esa historia? Una historia muy famosa ¿verdad? Que Jericó era una ciudad que oprimía a los israelitas entonces ellos marcharon siete veces, se cayeron las ciudades. Inmediatamente luego de eso Raab que fue la persona que Dios utilizó para que ayudara a Josué luego de que ella fue salva, Josué declaró una maldición encima de esa ciudad.

Y está diciendo aquí que “maldito el hombre que delante de Jehová se levantare y reedificare esta ciudad de Jericó sobre su primogénito hecho sobre los cimientos de ella y sobre su hijo menor asienta sus puertas”. Declara una maldición sobre esta ciudad. Pero cuando vamos más adelante, el pasaje de nosotros en Segunda de Reyes nos dice que esta ciudad era Jericó. O sea que años después, alrededor de 500 años más tarde la ciudad había sido reedificada.

Y era una ciudad, un lugar bueno aparentemente, pero había un problema que no se podía explicar que se relataba hasta este evento, aquí, en el libro de Josué. Una maldición proclamada por Josué y endorsada por el mismo Dios. Pero ¿quién construyó la ciudad otra vez? Bueno en primera de Reyes 16:34 nos da el relato de un hombre.

Dice: “En su tiempo Jirel de Betel reedificó a Jericó a precio de la vida de Avían su primogénito echó el cimiento y a precio de la vida de Segub su hijo menor puso sus puertas. Conforme a la palabra que Jehová había hablado por Josué hijo de Non”. Aquí vemos que hubo un individuo que construyó esa ciudad a precio de la sangre de sus hijos.

Esto es una abominación terrible delante de los ojos de Jehová. Inmediatamente esta persona hizo eso, la maldición de Josué tomó en efecto. Y esta era una ciudad que había estado oprimida ya por alrededor de 500 años bajo una opresión divina que había sido permitida por manos de Dios. Pero ¿por qué? Por causa de la desobediencia de esta persona.

En el tiempo de los Reyes el Señor se comunicaba con esa persona a través de los Profetas. Los Profetas servían como un recordatorio de que ‘Dios está en nuestro medio y Dios está hablando’ y Eliseo estaba recordándoles a ellos la presencia de Dios en sus vidas. En el verso 20 dice: “Y él dijo ‘tráiganme a mi una vasija nueva y pongan en ella sal’ y ellos lo trajeron a él. Los hombres obedecieron”.

¿Por qué pide él una vasija nueva y con sal? Ellos están hablando de que el agua en la ciudad está mala y él dice “tráiganme una vasija nueva y con sal” y hay quien pregunta ¿qué vas a hacer tú con una vasija nueva y con sal? ¿Acaso tú vas a resolver la situación con una vasija y con sal? Y si es una vasija ¿cuánta sal tú necesitas? Yo me imagino que estas fueron las cosas que estaban pasando por su mente a medida que Eliseo responde de esta manera.

Pero sin embargo, ellos obedecieron y le llevaron su vasija nueva y su sal. Sin preguntas. Para que Dios trabaje en nuestras vidas el primer paso que tenemos que dar es: obedecer sin preguntas. A veces no vamos a entender exactamente cual es el propósito de Dios a través de las cosas que nos rodean y la cosa más absurda puede ser el instrumento que Dios use para llevar a cabo su plan en nuestras vidas.

Entonces estas personas trajeron la vasija nueva y la sal. La sal, como ustedes saben, es un símbolo de purificación y de preservación en el Antiguo Testamento. Todo esto era simbólico. Y la vasija nueva quizás representaba el nuevo ministerio endorsado por Dios del Profeta Eliseo. El Profeta conocido en aquel tiempo por Elías porque Elías fue que se había enfrentado –esto ocurrió después de la confrontación con Elías y los profetas de Baal.

Él era el profeta preeminente en aquel entonces y Eliseo era un muchachito nuevo que acaba de llegar y que todo el mundo: “Vamos a ver si Eliseo puede hacer algo”. Entonces quizás este lenguaje de vasija nueva y sal era algo simbólico. Pero noten lo que dice el Verso 21 dice: “Saliendo él a los manantiales de las aguas echó dentro la sal y dijo: ‘Así ha dicho Jehová: “Yo sané estas aguas y no habrá más en ellas muerte ni enfermedad” “.

¿Qué hizo Eliseo? El fue a los manantiales. Los manantiales es como la fuente donde nacen las aguas ¿verdad? La mayoría de la gente identificó un lugar por donde pasaba el agua y eso. Él fue a la fuente, él identificó la raíz del problema y allí fue y echó la sal. Pero sin embargo, él no está diciendo que fue la sal que hizo la purificación o la preservación.

Él está dando crédito a la Palabra de Dios. Ni siquiera está tomando crédito para si mismo como el profeta de Dios que acaba de hacer este milagro. ¡No! Él está apuntando todo otra vez a Dios y dice: “Así ha dicho Jehová: ‘Yo sané las aguas y no habrá más en ella muerte ni enfermedad´”. Dios había cambiado una maldición que estaba oprimiendo esta ciudad por más de 500 años a través de su Palabra.

Y el significado profundo que hay aquí es que Dios cambió algo que estaba muerto y dio vida. Esas aguas estaban malas, contaminadas y causaban muerte y esterilidad. Y Dios por medio de su Palabra cambió todo eso demostrando su poderío en contra del ídolo de aquel tiempo, que era ¿quién? Baal. Fue Dios que lo hizo. Fue un recordatorio que Él estaba dando otra vez a estas personas de que “Yo soy el Dios verdadero”.

Y una vez que ellos habían agotado todos sus recursos que ya no tenían ninguna otra forma de solucionar el problema tuvieron que acudir a Dios. Entonces dice que “ya no habrá más muerte ni enfermedad”. Listo todo. Y el verso 21 dice: “fueron sanas las aguas hasta hoy conforme a la Palabra que habló Eliseo”. O sea el resultado de la intervención de Dios hasta hoy fue eterno.

No fue que las aguas se sanaron y que años después tuvimos el mismo problema y se pinchó una tubería y yo no se qué. ¡No, no! Cuando Dios obra, Dios obra de por vida. Y así es que Dios quiere transformar nuestras vidas. No importa que problema nosotros tengamos, ni por cuantos años hemos lidiado con ese problema. Ya sea nosotros, nuestras familias, sea un problema financiero, un problema emocional, un problema causa del pecado. No importa.

Yo no se cual es tu problema pero la Palabra de Dios dice que Dios lo puede cambiar a través de su Palabra. El mismo Dios de ayer es el mismo Dios de hoy. Y si nosotros creemos que Dios hizo esto y que levantó una maldición que Dios mismo había endorsado encima de una ciudad, Dios puede levantar cualquier maldición que hay en tu familia.

Cualquier opresión que hay en tu familia. Dios la puede levantar pero en su tiempo. A estas personas les tomó 500 años. Y muchos de ellos decían: ‘¡Oh! Será que Dios cambió de opinión finalmente”. No, Dios no cambió de opinión. Para ellos parecía que Dios había cambiado de opinión. Pero Dios desde antes de declarar la maldición, Dios sabía que había declarado una maldición y que 500 años después la iba a levantar.

Dios en su soberanía sabía. Pero Él quería mostrarles a estas personas quien era el verdadero Dios. Y así es que Dios decide glorificarse, manifestarse a través de nuestras vidas. Cualquier opresión que nosotros estemos atravesando tiene que ser obvia para las personas que nos rodean. ¿Por qué? Porque Dios se quiere glorificar a través de eso. Esta situación era obvia para la ciudad entera.

Y las ciudades de alrededor, me imagino, que dirían “¡Oh! En esa ciudad no se puede vivir. Ahí hay un problema”. Entonces era algo obvio. Pero así es que Dios decide hacer las cosas para glorificarse. Para que cuando el mundo dice “no se puede”, Él entrar y decir “Sí se puede”. Yo no se cuantas veces tú has escuchado en esta semana “No se puede. No se puede”. Quizás tú creciste en una familia que eso era lo único que escuchabas: no se puede.

Pero Dios a través de su Palabra te dice: “Si se puede” y los cambios van a ser eternos. Pero tienes que obedecerme. Lo único que yo quiero es que me obedezcas y que si te pido una vasija con sal por más ridículo que parezca que me la entregues. Y yo me voy a glorificar. Me voy a glorificar para que las personas en tu comunidad, en tu escuela, en tu hogar vean que fui yo que transformé y redimí tu vida.

Que transformé y redimí tu relación tu relación con tu papá, tu relación con tu mamá, tu relación con tu hijo, con tu vecino, con tu jefe. Así es que Dios trabaja en nuestras vidas. Y Él transforma algo que está muerto y lo llena de vida hasta el día de hoy. Y tenemos muchos ejemplos de esto a través de la Biblia entera.

En el Antiguo Testamento, ahí en el mismo Libro de Reyes, Elías resucitó al hijo de la viuda de Zarepta. Estaba muerto. Muerto. Era una situación imposible. Ya se murió ¿qué vamos a hacer? Pero a través de la palabra de Dios el niño resucitó. En el Nuevo Testamento la hija de Jairo se murió. Todo el mundo vio, los vecinos, todo el mundo vio. Jesús fue, la levantó de entre los muertos para que fuera algo obvio.

No importa que situación sea imposible. A veces nos pasando la vida entera orando por un familiar que queremos que venga a los pies de Cristo y no pasa nada, y no pasa nada. Y bueno, ya, perdimos toda esperanza. No pierda la esperanza hermano, porque Dios lo va a hacer en su tiempo. Sea dentro de dos días, dentro de 10 años, el Señor lo va a hacer.

La vida de Saulo, Pablo, antes de que él fuera Pablo él era el perseguidor de la iglesia. Él se conocía porque perseguía a los cristianos. Los encerraba y los mataba. Si había una persona mala para con la iglesia, que la iglesia quizás no quería saber de esa persona, era Pablo, Saulo. Yo imagino que un Pastor veía que Saulo llegaba a su iglesia y se sentaba, diría “sáquenmelo de aquí por favor. Ese hombre tendrá una bomba o algo. Yo no se”.

Era una persona que en cuanto a los criterios humanos no tenía perdón de Dios. Era imposible que Saulo reaccionara y cambiara. Pero sin embargo a él fue que Dios utilizó para ser una de las personas más importantes –prominentes- en el desarrollo dentro de la iglesia. Él fue un misionero que a través de su trabajo millones de personas escucharon el Evangelio de Dios.

Y Dios se encontró con Él directamente y él escuchó la voz de Dios audible. Escuchó, entendió y obedeció, ¿verdad? Entonces no importa, hermanos, lo que haya pasado en tu vida. Todo el drama, todo el pecado, toda la maldad que hayas hecho o que una persona en tu vida te haya hecho, el Señor lo puede cambiar. Pero tenemos que venir a Dios y pedirle a Dios que lo cambie Él.

Y cuando le pedimos a Dios que lo cambie tenemos que estar dispuestos a entregarle lo que Dios nos pida. Yo no se que el Señor te está pidiendo a ti que le entregues para que Él pueda glorificarse pero recuerda: por más ridículo que parezca, sabes que es lo que el Señor te está pidiendo que le entregues. Sea tu carrera, tu vocación, tus recursos. Entrégaselo a Dios y deja que Él haga el milagro para que las personas puedan ver y Dios sea glorificado.

Vamos a orar. Señor te damos gracias porque tu Palabra es viva y eficaz, Padre. Gracias porque Tú eres el Dios que torna lo imposible en posible por medio de tu Palabra, Señor. En esta noche venimos a ti, Padre con diferentes problemas, diferentes necesidades, Señor. Tú las conoces. Muchos de nosotros, ya cansados de orar, cansados de esperar sin entender tu propósito, Señor.

Y te pedimos para que Tú renueves nuestras fuerzas, Señor. Nos des tu paciencia para poder esperar en Ti, Señor. Ayúdanos a obedecer tu Palabra y a entregarte lo que nos pides para que Tú puedas glorificarte en medio de nuestras vidas, Señor. Gracias porque Tú eres un Dios de orden y porque eres el mismo ayer, hoy y siempre, Señor.

Y nosotros declaramos Padre que de la misma forma en que Tú llenaste una ciudad de vida donde antes había muerte, Tú puedes llenar nuestra ciudad de vida en medio de muerte, Señor. Tú puedes llenar nuestras vidas de una nueva vida, Señor y purificarnos. Ayúdanos a escuchar tu voz, Señor. A entender tu voz, Dios mío, y a obedecer tu voz, Padre.

En el nombre de Jesús. Amén.

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Ora a Menudo

22 de Febrero del 2010 Por Carmen Samano

Mañana, tarde y noche clamo angustiada, y él me escucha. Salmo 55:17 (NIV)

Hablando con mi hermana me decía que su nieto, que ya tiene dos años y medio, empezó a ir a la Escuela Dominical. El domingo pasado le enseñaron como orar al Señor, la maestra tomó la misma melodía de una canción que él ya sabía, “The Muffin Man” para que él en una forma muy simple pudiera aprender a orar. Y así oraron:

“Yo puedo orar con Dios, orar con Dios, orar con Dios, yo puedo orar con Dios en
cada momento, antes de dormir, antes de comer o cuando voy a la iglesia”.

Y me puse a pensar que esto también nos puede servir a nosotras para preguntarnos ¿con qué frecuencia pensamos o hablamos con Dios en el transcurso del día? El escritor de éste Salmo nos recuerda que nosotras podemos clamar al Señor en la angustia y él escuchará nuestra voz. Yo se que Dios nos escucha siempre.

Yo se que a veces solo podemos hacer una simple oración donde solamente inclinamos nuestro rostro, el Señor quiere oír nuestro clamor. Él siempre está allí las 24 horas del día, siete días a la semana, los 365 días del año. Cuando estemos en tiempos de necesidad, antes de ir con la vecina, la amiga, o tu cuñada, acuérdate de clamar a Dios. Siempre puedes confiar en su consejo, él siempre nos guiará a la verdad y nos dará la dirección que necesitamos.

Con amor y oración.

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Anatomía de una decisión

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Hoy quiero hablarles acerca de la “Anatomía de una Decisión”. Quiero que analicemos un momento en la vida de la Iglesia en los comienzos mismos del Evangelio. En el primer capítulo del Libro de los Hechos. Y este incidente, este momento en la vida de la Iglesia tiene mucho que comunicarnos a nosotros acerca de que hacer cuando nos encontramos en situaciones similares.

Yo les decía a los hermanos esta mañana que por un momento casi iba a olvidarme de ese texto y pasar al capítulo 2 del Libro de los Hechos. Como ustedes saben, estamos estudiando el Libro de los Hechos y mi deseo a través de este estudio –vuelvo y les reitero el propósito- es que nuestros hermanos al examinar estos pasajes de la Escritura que nos muestran como era la vida de esos primeros cristianos que conquistaron el mundo, que estaban disfrutando de la unción del Espíritu Santo.

Que al nosotros ver como ellos vivían la vida cristiana nosotros también seamos inspirados, que podamos imitarlos a ellos, que podamos aprender de esto que constituye una vida llena del poder del Espíritu Santo y como se llega a ese estado. Al nosotros analizar esos pasajes –por eso el Espíritu Santo lo dejo allí- nosotros concebimos un deseo de integrar esos elementos a nuestras propias vidas.

Dios quiere un pueblo ungido. Dios quiere hacer los mismos milagros que Él hizo en el Siglo I quiere hacerlos en el Siglo XXI y simplemente lo que Él está esperando es un pueblo que pague el precio. Yo creo que un momento como el que experimentamos esta mañana durante el servicio adorando al Señor con esa intensidad, muy parecido, quizás a lo que podemos ver uno de los pasajes aquí de la Escritura.

Vamos a ver, aquí, por ejemplo –a ver si no les parece familiar- en el capítulo 4 del Libro de los Hechos estaban reunidos los discípulos en un salón orando y adorando al Señor y ellos comienzan a orar y alabar a Dios y en el versículo 28 están orando al Señor. Dice: “Para hacer cuanto tu mano y tu consejo habían antes determinado que sucediera. Y ahora Señor mira sus amenazas. Concede a tus siervos que todo denuedo hablen tu Palabra mientras extiendes tu mano para que se hagan sanidades y señales y prodigios mediante el nombre de tu Santo Hijo Jesús”.

Yo me imagino a esta gente encerrados ahí en ese espacio, adorando y clamando al Señor y orando y todo el mundo alabando a la misma vez. Yo no creo que sea esto una cuestión allí de una oración suavecita, cada uno allí esperando. ¡No! Cada uno estaba allí como estamos nosotros aquí. Algunos quizás tirados con los rostros postrados ante el suelo, otros con las manos levantadas, de pie, otros circulando alrededor del salón. Todos clamando al Señor.

Dice el 31 que: “Cuando hubieron orado el lugar en que estaban congregados tembló y todos fueron llenos del Espíritu Santo y hablaban con denuedo la Palabra de Dios”. Es decir, esa visitación, en ese momento al ellos orar y clamar fueron llenos de un ánimo nuevo, una unción fresca, un propósito nuevo de predicar el Evangelio y Dios les dio convicción y les dio intensidad. Y salieron allí fortalecidos.

Eso es lo que crea una Iglesia guerra, eso es lo que crea una Iglesia agresiva. Es en momentos como esos donde dejamos que el Espíritu fluya y el Señor hace lo que tiene que hacer y viene la unción. Y quizás hay gente que de afuera está mirando eso. Vienen a visitar o lo que sea. No entienden esa cosa. Dice: “¡No! Esta gente están locos”. Somos unos Pentecostales arrebatados allí que necesitan terapia psicológica. Porque la gente que no está en eso no entiende esas cosas. Creen que eso es emocionalismo y que es simplemente extremismo.

Pero nosotros sabemos que esa es la unción de Dios que se está moviendo, nos está fortaleciendo. Estamos llenándonos de esa unción fresca y podemos salir fortalecidos. Hay que permitir que esos momentos… al nosotros ver esas cosas: “yo quiero eso, yo quiero esa actitud, esa postura radical, ese desenfado ante Dios, ese adorarlo sin barreras, adorarlo sin cadenas ni nada, adorarlo sin miramientos, soltar esa alabanza delante de Dios” y en ese momento la unción de Dios desciende. Amén.

Entonces, eso es lo que nosotros queremos. Por eso nosotros servimos al Señor. Hay alguien que casi le da un ataque al corazón, el que estaba sentando al lado de ese hermano. Gloria a Dios. Amén. Hay que adorar al Señor, hay que adorarlo con libertad. Ahora bien, vamos a ver uno de esos momentos y vamos a ver que provecho le podemos sacar. Allí en el Capítulo 1 Versículo 12. Por eso les digo, este evento yo casi lo paso por alto porque no parecía que tenía mucho que enseñar.

Bueno, un evento interesante y todo pero no parecía que tenía tanta carne comparado con el Capítulo 2: el bautismo del Espíritu Santo. Lenguas de fuego que caen sobre los hermanos, hablar en lenguas. Una multitud de miles de personas que se conviertan al Señor. Ahí está la enseñanza. Pero después el Señor me habló acerca de este pasaje y he estado pensando en él mucho tiempo.

Porque es un momento en que los primeros cristianos regresan de una experiencia poderosísima. Como vimos el domingo pasado, vieron a Cristo resucitado, levantarse, ascender al Cielo, desaparecer cubierto por una nube y como dijimos entrar a la presencia del Padre. Sentarse a la diestra de Dios. Un evento espectacular. Y de momento tienen que regresar otra vez a Jerusalén después que los ángeles les hablan y les prometen que Él mismo que vieron subir vendrá de igual manera.

Ahora llega el momento de regresar a Jerusalén y vamos a ver aquí, dice en el versículo 12: “Entonces volvieron a Jerusalén desde el Monte que se llama del Olivar el cual está cerca de Jerusalén camino de un día de reposo. Allí vieron al Señor ascender al Cielo”. Yo me imagino que ya los últimos destellos de su presencia se veían, ellos estaban asombrados. Pero ¿qué pasa? Uno no se puede quedar todo el tiempo en el Monte del Olivar. Hay momentos en que uno tiene que regresar a Jerusalén.

Volver a la vida cotidiana, volver a la vida del lunes por la mañana. ¡Qué bueno cuando uno está en la iglesia! Uno se siente un general ahí adorando al Señor y todo. Pero llega el lunes a las 5 de la mañana y está ese despertador cruel que lo levanta. Usted tiene que hacer el desayuno y ponerse la ropa y salir a ese frío cortante a trabajar. Ahí es donde de verdad usted tiene que saber si es salvo o no porque a veces hasta uno duda de su salvación.

Yo pienso en los discípulos en el Monte de la transfiguración viendo a Jesucristo en toda su gloria, se transfiguró, brilló como el sol y ahí se les aparece Moisés y se les aparece Elías, también. ¡Qué tremenda parranda tuvieron esa gente allí arriba en el Monte de la transfiguración! Pedro dijo: “Señor, vamos a ser tres tiendas y vamos a quedarnos aquí, vamos a comprar refrescos y vamos a estar todo el día aquí. Nos quedamos aquí en esta gloria”.

¿Quién quiere bajar de esa gloria? Pero abajo había un padre con un hijo endemoniado que necesitaba ministración. No se podían quedar todo el tiempo allí arriba. La iglesia no se hizo para estar siempre celebrando. Se hizo para meterle manos a la vida, la paternidad y el trabajo, el matrimonio, estudio, meterse en la Ruta 93 con ese tapón que hay a veces a las 8 de la mañana o siete y media. Y ahí es donde verdaderamente tenemos que coger la gloria que hemos experimentado y comenzar a transferirla poquito a poquito, cucharita a cucharita para llevar a cabo las tareas de la vida.

Y eso les pasó a estos discípulos. Ellos descendieron del Monte del Olivar, entran a Jerusalén. Dice que: “Entrados subieron al aposento alto donde moraban Pedro y Jacob, Juan” –estos eran todos los apóstoles, estaban allí en este lugar. Era un salón grande. Quizás era un salón alquilado, inclusive y ahí estaban 120 de ellos. Y Pedro y los demás regresan y se encuentran allí con los demás hermanos.

Dice que “Todos estos perseveraban unánimes en oración y ruego”. Esta gente no estaba allí escuchando el juego de beisbol, estaban orando, estaban clamando al Señor. ¿Qué estaban haciendo allí? Esperando la visitación del Espíritu Santo. El Señor les dijo: ‘No salgan de Jerusalén hasta que no reciban la unción’. Hermanos, la oración. La oración es clave en la vida de la Iglesia.

Yo le doy gracias al Señor porque más y más hermanos cada día están sumándose a las filas de la gente que ora. Yo le animo en el nombre de Jesús a ser una mujer, un hombre de oración. La oración cuesta, la oración es trabajo. A veces uno no quiere orar pero sabe que esa es la gasolina del hijo de Dios, la hija de Dios. La oración ablanda las piedras de la vida, la oración da sabiduría, la oración da convicción, nos renueva, fortalece. La oración es el canal, el hilo a través del cual la unción de Dios desciende sobre nuestras vidas.

Y vienen las respuestas a las cosas que necesitamos. Y esta gente estaba clamando. Yo no creo que una iglesia puede ser poderosa si no ora. Una iglesia es poderosa cuando hay reuniones de oración, cuando hay gente siempre buscando la unción fresca del Espíritu Santo, cuando hay grupos de diferentes personas orando en las casas, orando de mañana, viniendo a las reuniones de oración. Buscando ese poder del Espíritu Santo.

Esta gente estaba orando. La iglesia primitiva, la iglesia que Dios usó y visitó era una iglesia que oraba y clamaba al Señor. Y eso lo vemos aquí cuando los demás regresan del Monte del Olivar, encuentran allí a todos perseverando unánimes en oración dice “con las mujeres y con María la madre de Jesús y con sus hermanos”. Me impactó eso que decía ‘con María la madre de Jesús y con sus hermanos’. ¿Por qué eso es importante?

Bueno, esta es la última vez que se menciona a María en toda la Escritura. Después de eso María desaparece de las páginas de la Escritura. Y yo creo que es importante. Fíjese. Señalan a María y le dan cierto nivel de importancia porque era la madre de Jesús y porque Dios la usó para un propósito pero tampoco la exaltan más de la cuenta. Su presencia es importante pero tampoco se detiene uno mucho sobre su persona.

Y yo creo que ese es el balance que nosotros le damos a María la madre de Jesús. Reconocemos su importancia pero sabemos también que era simplemente una persona especial, digna de señalamiento pero más de ahí no requiere. Interesante también que dice ‘y con sus hermanos’. ¿Qué hermanos? No eran los hermanos de María, los hermanos de Jesús. María tuvo otros hijos. Jesús tuvo otros hermanos.

María una vida matrimonial normal y concibió otros hijos y esta no es la única referencia en la Escritura que habla de los hermanos de Jesús. Entonces se describe esta escena aquí ¿no? Están orando, están clamando a Dios, están buscando oración del Señor. Ahí está María, ahí están los hermanos de Jesús y entonces Pedro se levanta en medio de estos hermanos. Y esto es interesante aquí porque nos señala algo acerca de Pedro.

La figura de Pedro comienza a tomar importancia en la vida de la iglesia. El Señor le había dicho a Pedro que ‘él sería una columna de su iglesia’. Sería un pilar de apoyo para la iglesia primitiva. Y Pedro comienza a ganar autoridad. Pedro, en realidad era como el mayor de todos los apóstoles y lo vemos varias veces ganando ascendencia en la vida de la iglesia. Y ahora Pedro se pone de pie delante de los hermanos.

Y les dice “Varones, hermanos, era necesario que se cumpliese la Escritura en que el Espíritu Santo habló antes por boca de David acerca de Judas que fue guía de los prendieron a Jesús. Y era contado con nosotros y tenía parte en este ministerio”. ¿Qué está haciendo Pedro aquí?

Les está señalando algo importante a los discípulos y es que Jesús dio instrucciones de que hubiera doce apóstoles. Judas tentado por el enemigo traicionó al Señor y fue separado de los doce.

Dice la Palabra aquí mismo que terminó suicidándose, terminó tomando el dinero que le dieron, rechazándolo, se suicida y desaparece del mapa. Hay aquí algo interesante. Fíjese. La versión que da Pedro de la muerte de Judas y todo lo que sucedió es un poquito diferente a la que da Mateo en el Capítulo 27 de su Evangelio. Sin embargo, hay suficiente parecido en las dos versiones para sugerir que más bien se trata de una perspectiva diferente de lo que sucedió. En realidad es la misma cosa.

Judas se llenó de arrepentimiento tardío y no quiso aceptar el dinero que le ofrecieron por entregar a Jesús y simplemente fue y se suicidó. Pero Pedro sabía que el Señor había declarado que eran 12 apóstoles que tenían que ministrar en esos principios de la iglesia y Pedro quiso seguir al pie de la letra las instrucciones de Jesús y les dice: “Tenemos que escoger a una persona que reemplace a Judas”.

Entonces dice aquí en el versículo 21 “Es necesario, pues, que de estos hombres que han estado juntos con nosotros todo el tiempo que el Señor Jesús entraba y salía de entre nosotros comenzando desde el bautismo de Juan hasta el día en que de entre nosotros fue recibido arriba. Uno se ha hecho testigo con nosotros de su resurrección”. En otras palabras, Pedro está diciendo ‘tenemos que encontrar a otra persona que sustituya a Judas para que llene ese lugar’.

Yo veo aquí algo interesante, hermanos. Pedro no recibió una palabra directa de Jesucristo acerca de que tenía que hacerlo así pero él estaba razonando bíblicamente. Pedro conocía las Escrituras y en el Salmo 69 había algunas profecías que se sabía eran profecías dirigidas a la vida del Mesías. Y allí en ese capitulo, en el Salmo 69, dice que Pedro lee y dice “sea hecha desierta su habitación no haya quien more en ella –hablando de Judas- y tome otro su oficio”.

Pedro quiso ser fiel a esa Palabra y entendió ‘tenemos que reemplazar a ese apóstol que falta y buscar un sustituto’. Lo que a mi me impacta acerca de Pedro es su deseo de ser fiel a las instrucciones del Señor. Pedro no tenía una palabra directa de parte del Espíritu Santo o de Jesucristo pero conocía la Palabra, conocía los propósitos de Jesucristo de que hubiera doce. Doce quizás como interpretación de las doce tribus de Israel y él quiso obedecer al Señor y establecer la elección de ese apóstol número 12.

Yo creo que lo que a mi más me ha impactado de todo esto –y por eso este pasaje lo escogí así para comentar un momento sobre ello-es este cambio que está dando la iglesia. De ser una iglesia dirigida directamente por Jesucristo quien les decía lo que tenían que hacer, a quien tenían que escoger; ya el Señor se ha ido. Ahora están ellos en la realidad de ser la iglesia de Jesucristo en la Tierra, ahora tienen el llamado del Señor, el envío del Señor y ahora lo único que pueden hacer es depender de la Palabra.

Depender de los recuerdos de lo que el Señor dijo y hacer la vida de la iglesia día a día.

Vemos aquí, como el comienzo de la iglesia institucional. La iglesia que iba a convertirse en lo que es la iglesia de Jesucristo dos mil años después. Por eso es que para mi es interesante este hecho de que ellos dejan a Jesús quien se ha ido, y ahora están simplemente trabajando. Comenzando a hacer decisiones, a establecer nuevos oficiales en la iglesia, a descubrir como se hacen las cosas en esta nueva dispensación que ya no tienen a Cristo directamente con ellos.

Y yo creo que para nosotros es importante ver eso porque nosotros tenemos que hacer decisiones en la vida continuamente. Tenemos que depender, como dependió Pedro, simplemente de la Palabra de Dios, depender del Espíritu Santo, depender de las instrucciones que Cristo nos ha dejado y tratar de resolver los problemas de la vida con las herramientas que Dios nos ha dado. ¿Cómo decidieron ellos quien iba a ser el apóstol número 12?

Bueno, dice aquí “primero Pedro habla con ellos” y es interesante que uno de los requisitos para ese nuevo apóstol es que ‘comenzando desde el bautismo de Juan hasta el día que de entre nosotros fue recibido arriba uno sea hecho testigo con nosotros de su resurrección’. En otras palabras, esta persona que escogieran tenía que haber caminado con Jesús, haberlo visto a través de su carrera aquí en la Tierra y haberlo acompañado hasta su muerte, hasta su Resurrección y hasta su levantamiento en los Cielos.

Eso iba a determinar que esa persona pudiera ser. Había varios candidatos dentro de eso y finalmente ellos escogieron dos hombres que llenaban ese requisito. Y dice aquí algo que a muchos de nosotros nos puede causar un poquito como de extrañeza: ‘echaron suertes’. No tenían dados como tenemos hoy en día pero echaron suertes. No sabemos exactamente si fue que escribieron los dos nombres. Algunos creen que en el tiempo de los judíos se escribían unas piedrecitas con los nombres de las personas.

Se metían en una botella o en lo que fuera y se sacaba uno de los dos nombres. Algo así fue o quizás cogieron dos palitos uno más largo y uno más corto y entonces el más largo fue el de Matías o el del otro discípulo. Como fuera. El caso es que ellos usaron un método un poquito extraño ¿no? Ahora dice que ‘habiendo orado, primero’. Oraron primero. Dijeron ‘Tú, Señor que conoces los corazones de todos muestra cual de estos dos has escogido’. Oraron y entonces echaron suertes.

Y de esa manera fue que decidieron quien iba a ser la persona que iba a reemplazar a Judas. Así salió Matías. Ahora no me cojan ustedes ideas de cómo entonces resolver los problemas en sus vidas, echando suertes. Esa no es la cosa. Yo creo que para mi lo más importante es que esta gente tenían que hacer una decisión, tenían que escoger a una persona. Y yo creo que aquí vemos algo de esa iglesia que está con un pie todavía en el judaísmo haciendo las cosas quizás como se hacían dentro del judaísmo.

Y una iglesia que está buscando, también, la dirección del Señor para hacer sus decisiones, para comenzar a ser la iglesia en toda su plenitud; que tenía que escoger diáconos y obispos y pastores y plantar iglesias y hacer decisiones misioneras y determinar como distribuir el dinero. Para todas esas cosas la iglesia necesitaba sabiduría y van a tener que construir de la maquinaria de la iglesia. Y yo creo que es importante hermanos que nosotros seamos gente que sepa hacer decisiones en la vida

Tenemos que pedirle al Señor sabiduría. Tenemos que pedirle al Señor entendimiento sobre como hacer las decisiones que nosotros tenemos que hacer en nuestras propias vidas. Yo no creo que esta gente hizo las cosas totalmente de la mejor manera. Yo creo que, más adelante cuando tienen que escoger a los diáconos, en el capítulo 6, ellos deciden tener una reunión y que sean elegidas las personas y dan descripciones de trabajo, dan descripciones del carácter.

Tienen que ser gente llena del Espíritu Santo, tienen que ser gente que tengan buen testimonio, gente de oración y ya como que las cosas se van poniendo un poco más sofisticadas. Pero al inicio ellos hicieron una decisión con lo poco que tenían disponible y no dejaron que su falta de experiencia les impidiera hacer una decisión e ir adelante en la obra, en el trabajo de la iglesia.

Hermanos, tú también tienes que hacer decisiones en tu vida. Tú tienes cosas que Dios quiere que tú hagas y tú también necesitas buscar esa sabiduría que viene de Dios. Pedirle al Señor que te de entendimiento, que te de su consejo, su guianza para tú hacer decisiones también sabias y poder tú manejar los asuntos de tu vida. La palabra del Señor dice en Santiago “Si alguno tiene falta de sabiduría pídala a Dios”. Si tú tienes alguna decisión en tu vida de algo que tienes que hacer en este tiempo, ve delante del Señor, ora. Busca sabiduría de parte de Dios.

Hay otra cosa, también. Mucha gente se pregunta ‘Bueno, ¿cómo puedo yo hacer decisiones sabias?’ ‘Tengo una gran decisión que tengo que hacer y ¿cómo aprendo yo, como decido yo, como se yo lo que Dios quiere? Tengo esta opción, tengo esta otra y no tengo claridad acerca de cómo debo hacer’. Bueno, yo creo que aquí hay varias cosas. Primero yo creo que esta gente, las decisiones que hicieron las hicieron en un ambiente de oración.

Estaban continuamente orando, estaban continuamente buscando la presencia de Dios. No esperes al momento en que tienes que hacer una decisión para entonces empezar a orar. Yo creo que el hijo de Dios tiene que estar continuamente orando, continuamente buscando la presencia de Dios. Y cuando tú estás en esa presencia de Dios tu mente está abierta, está porosa, es penetrable y entonces Dios te puede hablar.

Cuando tienes una decisión que hacer estás preparado ya por lo menos para la parte principal. De ahí tú le pides al Señor sabiduría. [Hermanas si necesitan por aquí hay asiento, por aquí adelante hay espacio. Si usted tiene un asiento vacío levante su mano para que alguna hermana pueda saber]. Entonces hermanos, ¿cómo crea uno sabiduría para hacer decisiones?

Número 1: una vida continuamente orando y recibiendo dirección, gozando de la presencia de Dios y entonces cuando tienes que hacer una decisión específica como esta tú también le oras al Señor específicamente por esa decisión. Yo creo que no se puede cultivar sabiduría si no hay oración. En Segundo lugar, la palabra de Dios. ¿Sabes qué? Cuando tú lees la Biblia continuamente, cuando tú estudias la Biblia, la Biblia es un libro de sabiduría, la Biblia es un libro vivo.

Cuando tú estudias la palabra y estudias los patrones de la palabra tú comienzas a adquirir sabiduría, prudencia para las decisiones de la vida. La Biblia tiene cantidad de enseñanzas con respecto a esto. La persona que quiera ser sabia estudia la palabra de Dios, estudia la Biblia. Yo pensaba en uno de los versículos, por ejemplo en Proverbios –no tengo ahora el pasaje, déjenme ver si por casualidad lo marqué aquí- no lo tengo. Dice: ‘Si alguno sale fiador [creo que es] de su amigo… Proverbios 6 parece que es. Parece que tú tuviste experiencia con eso, o ¿qué? ¿No recuerdas el versículo específico? Proverbios 6:1.

Mire por ejemplo el Libro Proverbios 6:1 dice: “Hijo mío si salieres fiador por tu amigo, si has empeñado tu palabra a un extraño te has enlazado con las palabras de tu boca y has quedado preso en los dichos de tus labios. Haz esto ahora, hijo mío, y líbrate ya que has caído en la mano de tu prójimo. Ve, humíllate y asegúrate de tu amigo”. ¿Qué quiere decir eso?

Mira, a veces la gente viene ‘Oye me podría firmar aquí. Yo tengo un préstamo y necesito tu firma’ y a veces uno se deja… y ¿sabe qué? Muchas veces salimos mal. No levanten su mano pero yo se que aquí hay dos o tres que han estado en esa, ¿verdad? Miren como la Biblia le da sabiduría. Al usted estudiar la Biblia le dice ‘Mira no te metas en esa situación. Dile “hermano lo siento mucho pero no puedo” o hazle un cuento o lo que sea pero no te dejes enlazar de esa manera’.

Hay sabiduría. Cuando yo leo las narrativas de la Escritura yo veo donde quiera cosas que me ayudan a mí que me dan sabiduría y conocimiento preventivo para las decisiones que yo tengo que hacer en la vida. Por ejemplo, yo veo cuando Jacob y Esaú que la mamá de esos dos muchachos se presta para un engaño y Jacob engaña a su padre para que le de la bendición a él y le quita la bendición –en un sentido- a su hermano Esaú.

Claro que la voluntad de Dios era, porque Esaú era un hombre que no apreciaba lo que tenía. Pero esta madre se prestó a favoritismo y desató una enemistad entre esos dos hermanos que uno casi mata al otro. Y de ahí se desataron unas dinámicas espirituales que duran hasta nuestros tiempos todavía. Entonces uno aprende allí. ¿Sabes qué? Como padre, como madre yo tengo que tener cuidado como trato a mis hijos. No mostrar favoritismo.

Amarlos igualmente, una cantidad de cosas ¿no? La manipulación a veces en la familias que hay, los secreteos, las maniobras de los padres para ganarse al hijo y usan a los hijos uno contra otros. Entonces uno aprende acerca de la vida familiar. Como evitar esas cosas. La Biblia es un libro de gran sabiduría y cuando nosotros lo estudiamos devocionalmente para extraerles sus conocimientos –nunca lea la Biblia por curiosidad o simplemente para almacenar información- lea la Biblia para recibir instrucción práctica para la vida.

Para recibir consejo, para ganar experiencia. Al usted estudiar todos estos eventos de tanta gente a través de la historia y como Dios obró con ellos y como ellos relacionaron los errores que cometieron usted va ganando sabiduría para hacer decisiones que tiene que hacer en la vida. Entonces la oración le da sabiduría, le da unción de Dios. La Palabra es un estudio de casos, continuamente que le enseñan muchas cosas importantes y usted también va ganando sabiduría.

La Biblia, la lectura de la Biblia dice que alumbra el entendimiento, alumbra el rostro. ‘Lámpara es a mis pies tu Palabra y lumbrera a mi camino’. Lea la Palabra. Eso le va a dar sabiduría para hacer decisiones en su vida. En tercer lugar, yo creo que una cosa que ayuda mucho es el consejo de gente madura y de gente sabia. Péguese a gente de experiencia en las cosas del Señor. Cuando usted tiene una decisión que hacer, consulte. No haga la decisión usted solo.

Si tiene que hacer una decisión seria consulte con su esposa o con su esposo, es más consulte a veces con sus hijos. Consulte con su Pastor o con una persona madura en la Congregación, una hermana o un hermano que usted sabe que es una persona que tiene sabiduría. No vaya donde la persona que siempre está hablando por teléfono, chismeando y diciendo… no, no. Vaya donde una persona que tenga experiencia en la Palabra. Péguese a ellos, consulte con ellos.

Hay veces que yo tengo que hacer decisiones bien serias concernientes a la iglesia por ejemplo, y ¿sabe qué? Yo escojo a las personas que conocen de ese tema o conocen de esa situación. Les pregunto, consulto con ellos, busco sabiduría y no pienso solamente en lo que yo quiero hacer sino que primero… dice la Biblia que “en la multitud de consejeros hay sabiduría”, ¿ven? No sean llaneros solitarios. Hay mucha gente que por su mala cabeza siempre anda con los ojos amoratados y con chichones en la cabeza por todas partes.

Porque ellos creen que ellos son los únicos y ellos hacen sus decisiones y no consultan con nadie. Consulte. Use la gente, los recursos alrededor de usted. Sea humilde y llévese de consejos. Es muy importante. Siempre tenga dos o tres personas sabias alrededor de usted que le ayuden a hacer decisiones serias. Esa es otra cosa bien importante. Otra cosa que yo he aprendido para uno hacer decisiones sabias: no salte inmediatamente. No decida impulsivamente.

Una hermana me decía acerca de esto que le vino muy bien el sermón esta mañana porque quiere comprar un carro y como que de momento el mensaje le dijo ‘Aguántate, espérate un momentito, suave’. ¿Qué pasa? Algunas veces usted va al salón donde venden carros y ¡olvídese! Usted ve ese carro brilloso que le dice “Ven, ven, ven te necesito” ¿no? Y todo le parece tan fácil, ¿no? Cómpralo y no no hay downpayment y los primeros seis meses gratis.

Después olvídate que tiene que pagar los seis meses y los otros seis más mas adelante, ¿no? Y tú no tienes dinero quizás en el Banco pero todo parece tan fácil y el carro se ve tan brilloso y esas gomas están tan llenas de aire, ¿sabes? Usted dice “No, este es mío. Este me lo llevo yo de aquí” Y cuando vende a ver firma, no sabe lo que está haciendo y ¡pum! Se va con su carro pero entonces comienza ‘¿Pero qué he hecho?’

Ya no puede ir para atrás. Viste a esa muchacha que es la cosa más bella del mundo y ya te enamoraste de ella y vamos a casarnos. Vamos a buscar al Pastor Miranda para que nos case mañana. Después resulta que ella es una neurótica tremenda y ya ha vuelto locos a cuatro diferentes novios antes que tú y te metiste en tremendo lío. Espera. Date un viaje, ve a Europa, visita. Estate unos días por allá, vuelve otra vez. Si es para ti se van a dar. Pero no saltes de momento.

Hay que pensar las cosas, hay que meditar. No todo lo que brilla es oro, dicen por allí, ¿no? Yo he aprendido que a veces hay cosas que parecen definitivamente “esto es”. No hay nada, absolutamente nada de malo con esta decisión, pero cuando tengo tiempo de pensarlo un poquito voy y respiro y cuento hasta 10, duermo sobre el asunto y al otro día como que las cosas se ven diferentes ¿sabe?. Usted ve factores que no vio en el momento del calor de la decisión. Y el esperar a veces…

Hay veces que hay que hacer una decisión y hay que hacerlo rápido porque si no se te pasa el momento. Pero yo he aprendido que en la mayoría de los casos cuando tú sientes ese fuego y esa cosa, mejor espera. Medita y haz la decisión con más tiempo habiendo pensado más seriamente, más detenidamente las cosas. Muchas veces vas a descubrir que no era tan necesario ni tan urgente hacer las cosas.

Así que, también eso de esperar. Y yo diría que junto con eso también es madurar las cosas a largo plazo. Hay decisiones que tienes que hacer que hay como que bañarlas en oración, hay que ablandarlas en oración. Y dejar que poco a poco el Señor vaya preparando el ambiente y llevándote a través del proceso porque son decisiones grandes y serias y tú tienes que orar mucho y todos los días irlas ablandando porque tú sabes que hay un proceso largo por delante y que tienes que ir poco a poco, comiéndote ese elefante mordida a mordida. Poco a poco.

Yo recuerdo la primera vez –yo se si ya compartí eso con ustedes- que yo tuve en mi mente la imagen de ese nuevo Santuario fue en el año 1996-97. Tiene que haber sido como en el 96 porque nosotros compramos el edificio, concluimos en el 94 la compra de este edificio. Lo vimos en el 93, en le 94 como para marzo, por ahí concluimos el papeleo y entonces, comenzamos el proceso. Y como a los dos años, más o menos, quizás sí como en el 94 ó 95.

Yo estaba sentado en el segundo piso en el salón de la esquina, el 208, sentado sobre una caja de leche de madera mirando a través –no creo que ni siquiera estaba la ventana que está ahí- mirando al estacionamiento que era un pedazo de tierra baldía con un poquito de pavimento que quedaba de sabe Dios cuando. Y todavía esto estaba hecho escombros aquí adentro. Y ahí el Señor me implantó la idea de que cuando esta iglesia tuviera dos servicios los domingos, que se llenaran los dos servicios.

Yo dije ¿sabes qué? Cuando esta iglesia tenga dos servicios llenos los domingos, va a ser tiempo para construir ya el nuevo Santuario. Tendremos suficientes recursos probablemente. Y yo lo vi claramente en mi mente. Vi un Santuario sobre pilotes sobre el estacionamiento con un auditorio y un piso encima de él. Cuente desde el 96, digamos que fue en el 96 hasta el 2010, ¿Cuántos años van? 14 años. Y yo comencé a madurar eso desde entonces.

No habíamos bien comenzado prácticamente aquí estamos a una cuarta parte del proceso. El Señor ya tenía un plan. Ahora desde ese momento, hermanos, yo he estado trabajando en muchas diferentes cosas. Yo creo que algo así pasa cuando tú haces una decisión. Entonces tú lo que haces tú sientes un pequeño germen. Es como la mujer cuando concibe que lo que hay es una cosita que ni se puede ver con el ojo humano.

Pero es una chispa de vida que está depositada dentro de ti. Con el tiempo esa decisión, esa impresión, ese sueño, esa visión, lo que sea, que está dentro de ti, tú lo vas desarrollando poco a poco y tú vas orando y bañando eso en oración y tú lo vas dejando allí en remojo. Si es de Dios se va a confirmar. Si no es de Dios, Dios te lo va a arrancar. Una vez que tú concibes eso tú dices: ‘Padre, Okay, creo que escuché algo. Creo que vi algo ahí, un fuselaje que me pasó enfrente’.

‘Si es de ti, tráemelo otra vez. Confírmalo. Y entonces muéstrame lo que Tú deseas’. Yo lo dejé así y dije ‘Bueno. Amén’. Según fue pasando el tiempo, hace, quizás unos siete años, unos seis, siete años después de eso yo comencé a ver que la iglesia estaba creciendo. Y dije ¿sabes qué? No podemos esperar a que estemos ya ahogados con gente para entonces comenzar a planificar. Yo sabía que nos iba a tomar mucho tiempo. Estoy describiendo esto para que ustedes vean la anatomía de una decisión. Como se toman las decisiones en la vida.

Entonces yo le pedí al Señor que lo primero que yo necesitaba era un arquitecto. Le dije ‘Señor si esto es de ti, un arquitecto’. El Señor me guió a ese arquitecto. Una persona que yo había conocido años atrás y me lo puso enfrente. Yo dije ‘Si esto es de Dios, este hombre va a acceder porque yo no le puedo pagar gran cosa. Pero si es de Dios esto’. Y este hombre captó la visión y es el arquitecto que ha diseñado el edificio y que está ahora con nosotros aquí.

Dios fue poco a poco y esto fue, hermanos, objeto de oración, de mucha búsqueda, de mucho clamor al Señor, muchos titubeos, decisiones, batallas, buscar en la Palabra de Dios, explorarme a mi mismo, consultar con mucha gente. Todas estas cosas han estado ahí unidas. Observar el medio ambiente. Cuando tenga que hacer una decisión observa tu medio ambiente. ¿Cómo encaja lo que tú estás tratando de decidir con el estado donde está tu familia en ese momento?

Tu propio estado personal, tus capacidades en ese instante. Uno tiene que ser sabio, tiene que ser prudente. Uno también tiene que mirar el ambiente, ver que resonancia tienen las cosas en general ¿Qué está pasando alrededor? Si yo hubiera visto que la iglesia iba decayendo en su crecimiento, que había problema, que el ánimo de la iglesia estaba subiendo y bajando, etc., pues yo hubiera dicho ¿sabes qué? No nos vamos a meter en eso.

Ahora si yo veo una iglesia que está creciendo, que su unción está aumentando, que numéricamente está creciendo, que tiene potencial eso me da ánimo a mí. Entonces yo digo ‘Okay, la visión, la oración, lo que yo sentí, las cosas que estoy viendo todo concuerda’ y eso me da a mi empuje para seguir adelante. Así pasa en la vida con las decisiones que tú tienes que hacer también.

Examina tu medio ambiente. ¿Qué te dice tu medio ambiente? No es que eso va a ser la única cosa pero uno lanza diferentes coordenadas y de todas esas cosas uno va ganando inteligencia y sabiduría para hacer la decisión que uno tiene que hacer. Uno tiene que darle tiempo a las cosas. Hay decisiones que se toman, y si es de Dios, Dios te la va a confirmar y Él te va a ir abriendo camino.

Lo otro que tenemos que hacer también es mira, después que tu has orado, ayunado, buscado consejo, dado tiempo a que las cosas se maduren, consultado con gente sabia y entendida. Examinándote a ti mismo, esa es otra cosa importante. Examínate a ti mismo y se honesto entre paréntesis contigo mismo. Porque muchas veces lo que tú crees que estas haciendo para gloria de Dios o para beneficio de tu familia o para avance para tu carrera puede que sea simplemente orgullo, vanidad dentro de ti, temores que tú quieres sanar cubriéndolo con algo artificial.

Tú tienes que tener la sabiduría y el discernimiento personal para examinarte a ti mismo y decir ‘¿Sabes? Ese carro ¿por qué yo lo quiero? ¿Lo quiero porque verdaderamente necesito un carro nuevo y porque es importante que yo tenga un carro nuevo? O lo quiero simplemente para impresionar a mis amigos o porque yo tengo una compulsión de comprar, como pasa muchas veces, ¿no?

Nuestro carro está perfectamente bueno, está funcionando bien pero ¡no! yo quiero otro del año porque eso es lo que tienen mis amigos en el trabajo. Entonces uno tiene que examinarse a si mismo y tiene que tomarse dos aspirinas y decir ¿sabes qué? ¿Por qué estoy yo decidiendo hacer esto? ¿Es por qué verdaderamente es de Dios, lo necesito? O ¿por qué verdaderamente eso es lo que Dios quiere? Examínate a ti mismo y hazte tu propio psicoanálisis y asegúrate que lo que estás haciendo lo estás haciendo porque verdaderamente es algo que tiene una justificación, un propósito en si.

Ya hasta se me pasó lo último que iba a decir porque tuve ese paréntesis. Así que el caso es que cuando tú decides, habiendo visto todas esas cosas, una vez que tú haz hecho toda tu parte. Tú le has sometido al Señor todo esto y haz hecho tu parte, mira, entonces lánzate en el nombre del Señor. Sal de la barca y comienza a caminar en fe y cree que Dios estará contigo. Y no mires hacia atrás. Porque muchas veces nosotros aún haciendo todas esas cosas podemos todavía equivocarnos.

Pero ¿sabes qué? Dios dice: “No, yo quiero que tú camines en fe. Yo ya estoy en el Cielo, mi Hijo está sentado a mi diestra, yo he dejado el Espíritu Santo. Yo te he dado mi Palabra, yo te he dado la sabiduría colectiva de mi iglesia”. Tú tienes todos esos instrumentos. No andes por ahí buscando que una palabra profética, que un profeta que te diga lo que tienes que hacer. Hay gente que anda por ahí buscando una palabra.

Dios dice: “Tú tienes en tus manos las herramientas para hacer decisiones en tu vida. Decide con lo que yo he puesto en tus manos. Y cuando tú decidas, lánzate que yo estaré contigo donde quieras que tú vayas. Yo te he entregado la tierra”. Confía en el Señor. Uno no puede dejar que el temor domine a uno. Hay mucha gente que cuando llega el momento de hacer decisiones serias ¡uff! Uno comienza a pensar: ‘y si no se da esto’, ‘si no pasa lo otro’, ‘si me equivoqué’, ‘si esto’.

Llega un momento que tú tienes que decidir. Esta gente, yo estoy seguro que, cuando tuvieron que decir ‘¿Cuál de estos dos hombres escogemos? ¿Cómo hacemos la decisión? El Señor no nos dejó un manual aquí de cómo sustituir a Judas’. Ellos hicieron lo que pudieron y en el proceso fueron aprendiendo como hacer mejores decisiones como iglesia hasta que llega el momento ya en que son mucho más sofisticados.

Y así nosotros tenemos que hacer en la vida. No podemos ser como el siervo infiel en la parábola de Jesucristo que cuando el Señor le dio un talento y le dijo ‘negocien hasta que yo venga’, ¿recuerdan la parábola? Los demás invirtieron y cuando vino el Señor le dijeron ‘Señor tu mina ganó tanto’ y el otro tanto. Y el Señor les dijo “Amén, ¡que bueno! Bien hecho”.

Mire, fíjese, algunos ganaron mucho, otros ganaron menos pero todos recibieron la misma bendición de parte del Señor. Sólo uno fue reprendido y ¿cuál fue ese? El que dijo ‘Señor yo se que Tú eres un hombre que hay que tenerle miedo. Y yo tuve miedo de perder la cantidad de dinero que Tú me dabas y lo que cogí fue que la envolví en un pañuelo y la metí debajo del colchón. Así que aquí tienes tu mina’.

Dejó que el miedo lo congelara y no hizo nada y entonces el Señor lo reprendió y le dijo: ‘Siervo infiel, tú bien sabes que yo soy un hombre exigente. Porque al menos no cogiste la mina y la metiste en el Banco para que hubiera los intereses aunque fuera’. Hermanos no permitas que el temor te impida hacer decisiones en tu vida. Usas las herramientas básicas que Dios te da. Pídele al Señor, sabiduría y después que tú has hecho tu parte entonces camina en fe.

Dios te irá abriendo el camino delante de ti. Mejorarás. El perfeccionismo nunca llevó a nadie a nada bueno, ¿sabes? Comienza a caminar. Si Dios tiene un llamado para tu vida. Dios te ha dicho: ‘Yo quiero que tú me sirvas. Yo quiero que tú prediques mi palabra’. Quizás el primer día que comiences a predicar eres un fracaso total, pero la segunda vez habrás aprendido algo. Sigue adelante confía, cree que el Señor te ha llamado y sigue, sigue, sigue hasta que tú veas la Gloria de Dios manifestarse.

Dios quiere un pueblo que hace decisiones y un pueblo que usa las herramientas de la Palabra de Dios [aplausos] y que camina en fe. Y el Señor estará contigo. Yo se que el Señor tiene esta Palabra para muchos de ustedes. Yo creo que mucha gente en este tiempo tiene que hacer decisiones serias de diferentes maneras. Y el Señor les está diciendo ‘Mis hijos, yo quizás no estoy visiblemente, corporalmente con ustedes, pero mi Espíritu Santo está con ustedes, mi Palabra está con ustedes. La sabiduría que yo doy está con ustedes. Pídanme sabiduría’.

La Palabra del Señor dice “Si alguno de ustedes tiene falta de sabiduría, pídale a Dios el cual da abundantemente y sin reproche. Y le será dada”. ¿Saben mis hermanos que Dios quiere derramar sabiduría sobre su pueblo? Yo creo que la sabiduría es como una esencia. Es algo casi como tangible y cuando una persona tiene hambre de sabiduría y la busca y la escudriña como el oro, como la plata, Dios le da a esa persona sabiduría.

Dios le da entendimiento para resolver los problemas de la vida, para atender a las situaciones de la vida. Dios quiere un pueblo sabio. Y si tú te dedicas a ser un hombre, mujer de sabiduría, Dios te va a dar esa sabiduría. Usa la sabiduría que Dios da y yo te prometo que tú vas a ver. Pídele a Dios. Hazte una persona con hambre y con sed de sabiduría y ponte a buscarla y Dios te dará esa sabiduría para que tú puedas hacer decisiones seria en la vida.

Les dejo con unos versículos de la Escritura. Mire lo que dice Proverbios 1:20, dice: “La sabiduría clama en las calles. Alza su voz en las plazas. Clama en los principales lugares de reunión. ¡Hasta cuando, oh, simples amaréis la simpleza! y los burladores desearán el burlar y los insensatos aborrecerán la ciencia. Volveos a mi reprensión. He aquí que yo derramaré mi espíritu sobre vosotros y os haré saber mis palabras”.

Miren más adelante, en el Capítulo 2: “Hijo mío –versículo 1- si recibieres mis Palabras y mandamiento guardares dentro de ti haciendo estar tu oído a la sabiduría. Si inclinares tu corazón a la prudencia, si clamares a la inteligencia y a la prudencia dieres tu voz, si como a la plata la buscares y la escudriñares como a tesoros, entonces entenderás el temor de Jehová y hallarás el conocimiento de Dios. Porque Jehová da la sabiduría y de su boca viene el conocimiento y la inteligencia. Él provee de sana sabiduría a los rectos”.

¡Qué hermosa promesa para nosotros! Mire lo que dice el 3:5: “Fíjate de Jehová de todo tu corazón. No te apoyes en tu propia prudencia. Reconócelo en todos tus caminos y Él enderezará tus veredas. No seas sabio en tu propia opinión. Teme a Jehová y apártate del mal porque será medicina a tu cuerpo y refrigerio para tus huesos”.

Y con esto termino 3:13:”Bienaventurado el hombre que haya la sabiduría, que obtiene la inteligencia porque su ganancia es mejor que la ganancia de la plata y sus frutos más que el oro fino”. 19: “Jehová con sabiduría fundó la Tierra, afirmó los Cielos con inteligencia. Hijo mío no se aparten estas cosas de tus ojos. Guarda la ley y el consejo y serán vida a tu alma y gracia a tu cuello. Entonces andarás por tu camino confiadamente y tu pie no tropezará. Cuando te acuestes no tendrás temor sino que te acostarás y tu sueño será grato. “

Léase esos primeros capítulos de Proverbios. El Señor está deseoso de darle sabiduría sus hijos. Lo que pasa es que nosotros no lo hemos tomado en serio. Y Dios quiere sabiduría para hacer decisiones, sabiduría para desempeñar tu profesión de la mejor manera. Sabiduría para administrar los asuntos de tu casa, sabiduría para crecer en conocimiento de ti mismo y del conocimiento la Palabra de Dios.

Hermanos, Dios está deseoso allá arriba buscando gente que le diga “Padre, dame sabiduría para hacer decisiones” y Él te dará esa sabiduría. Vamos a ponernos de pie. Vamos a pedirle al Señor que nos inunde con su entendimiento. Estos discípulos tenían que hacer decisiones. Ya era el tiempo. Ya el Maestro no estaba con ellos físicamente pero había otras maneras, había otros recursos que ellos podían usar y así también nosotros tenemos otros recursos que nosotros podemos usar.

Mañana cuando tú salgas al mundo del trabajo o cuando estés en tu casa limpiando la casa o meditando, o cuando estés en la escuela y tengas que comenzar a manejar los asuntos de tus estudios, sabe que no estás solo en las decisiones que tienes que hacer. Tú tienes el Espíritu Santo dentro de ti. Cualquier cosa encomiéndasela al Señor inmediatamente y ora. Ora, ora, baña cada problema en oración, ablándalo en oración, recibe la sabiduría que viene de Dios.

Lánzate decididamente y camina en fe porque Dios está contigo. Así que Padre por esta Palabra pedimos Señor que tú nos llenes de una fresca unción de tu sabiduría. Queremos ser un pueblo sabio. Gracias por lo que tú prometes a tu hijo en estos tiempos en que mucha gente está confundida y no saben a donde ir para su pan diario. Si se quedan en una ciudad, si se van a otra, si escogen un trabajo; como administrar su dinero, si van a la escuela. Si siguen trabajando. Necesitamos sabiduría, Padre.

Y yo declaro una unción especial en esta tarde sobre tu pueblo por esta Palabra, Señor. Yo declaro conocimiento y prudencia sobre tus hijos. Declaramos, Señor que no serán avergonzados cuando estén en las plazas y en las calles. Tú les vas a dar entendimiento y no les faltará lo que necesitan. Bendecimos, Señor a tu pueblo. Declaramos unción y éxito en todo lo que ellos emprendan. Que el temor no nos robe la paz, Señor. Que nuestro sueño sea apacible porque sabemos que Tú estás con nosotros en toda situación.

Gracias, Señor. Bendice a tu pueblo. Gracias por tu promesa. El Señor te está diciendo: ‘yo estoy contigo. Yo voy contigo. No vas a ser avergonzado, no vas a ser avergonzada. Pase lo que pase yo te voy a respaldar y yo voy a enderezar tus caminos. Si hiciste una decisión inadecuada yo voy a enderezar esa dirección. Pero busca mi consejo, busca mi rostro. Yo te enseñaré como salir adelante. Yo estoy contigo’, dice el Señor.

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¿Entiendes hacia dónde te encamina Dios?

Transcripción

Yo me siento muy contenta de estar aquí, de ver hermanas que yo amo, que yo aprendí a convivir, que estuvieron en mi vida es un momento muy, muy difícil, cuando llegué a este país hace casi 11 años atrás, llegué sola y después de un año el Señor me trajo a mis 3 hijos que en la época eran bien chiquitos pero ahora ya están bien grandes. Mi hijo más grande tiene 19 años, llegó aquí con 9 años, Hudson, está en el College en Nueva York, vive en New Jersey pero está estudiando en el College en Nueva York, y es un pegador de fútbol americano. Está bien grande, 6 pies y 4, un muchacho bien grande. Tengo mi hija que tiene 18 años que se va a casar ahora en agosto y mi hijo chiquito que tiene 16, Felipe. Y todos llegaron aquí bien chiquitos. Y tuvimos momentos muy, muy lindos en esta congregación. Yo siempre digo donde paso que esta sigue siendo mi iglesia. El Pastor Roberto y Meche siguen siendo mis pastores. Yo puedo estar en cualquier lugar del mundo, yo nunca voy a olvidar a los hermanos de esta iglesia, los hermanos que cuando yo estaba recordando esos días hablando con una amiga, una hermana que también congregaba aquí y estaba recordando que cuando las hermanas de esta iglesia, Marta y Janet, todas, todas, todas, Mayra, todas, Diana, Ana, todas, todas, Marlene, y estábamos aquí vendiendo pastelitos para traer a mis hijos. Es verdad. Eso fue la mayor, más grande demostración de amor que yo pude tener en esta congregación amén del apoyo que el pastor Roberto y Meche me daban por un momento tan difícil que yo estaba pasando, de apoyarme y ayudarme en todo, espiritualmente, financieramente, en todo, yo debo mucho, mucho a esta congregación y para mí hoy estar aquí delante de ustedes es un privilegio muy grande.

Primero porque cuando Meche me llamó y me invitó para estar aquí, le dije, Meche, estás segura que tu quieres que yo hable? Pero ella dice, sí, sí, estoy segura, tu eres una mujer de fe, eres corajosa porque Dios mío, (…..) todavía no está tan bueno. Pero ahora yo tengo un gran desafío, más un gran desafío, aprender bien español porque la iglesia de mi futuro esposo son todos hermanos hispanos, no hay ningún brasileño. Entonces yo tengo que aprender a hablar bien español. Estoy muy feliz, muy contenta por estar aquí. Y quería invitarlos a abrir vuestras Biblias en el Libro de Ester, libro de una mujer que tiene una historia bien bonita y yo estoy segura que esa historia de Ester se asemeja mucho a tal vez, a historias de nosotras. Yo pienso que cada uno de nosotras que no llegamos tal vez a formalmente ser una reina pero tenemos una historia bien parecida, bien semejante a lo que esta mujer pasó, una historia de desafíos, una historia de tantas conquistas, una historia de coraje, una historia de mucha determinación, una historia de ser escogida por Dios para hacer algo muy grande. Yo no sé si vamos a seguir hablando con eso aquí porque yo me muevo, yo no consigo estar parada. Pero es una historia seguramente habla mucho en nuestros corazones.

Yo vengo como Meche dice, yo soy brasileña, nací en una región bien caliente de Brasil que es la región nordeste, una región de muchas playas, playas muy bonitas, vengo de una familia cristiana, vengo de familia de mi abuelo que ya duerme en el Señor, fue un pastor, mi pastor, mi abuela, una mujer de Dios la cual me enseñó muchos principios bíblicos, principios morales. Vengo de una familia que mis padres son cristianos, primos, tíos, primas, son pastores y vienen de una familia que gracias a Dios tuve la oportunidad de entender, de aprender sobre la palabra de Dios. Nací en una iglesia bautista en Brasil, toda mi familia es bautista y aprendimos mucho y yo glorifico al Señor porque Dios en todas las cosas, él tiene un propósito en nuestra vida, mismo para esta lucha que usted tal vez hoy esté aquí muy bonita, muy arreglada, muy perfumada y tal vez las personas la miren a usted y digan, pero que la hermana está tan bonita, la hermana está tan linda, está oliendo tan bien, pero que solamente Dios sabe cómo está su corazón. Porque solamente Dios puede sondar nuestro corazón, solamente Dios puede sondar nuestra alma, solamente Dios tiene el poder de mirar para adentro de uno y decir así…., mira, no, no puedo Marlene, sorry, no funciona, conmigo no funciona. Perdón. Yo me siento muy parada. Y solamente Dios tiene el poder de mirar a uno adentro, aquel lugar que nadie puede mirar, alguien puede ver su apariencia, su manera de ser, su manera de hablar, pero solamente Dios puede sondar lo que hay en su corazón. Solamente Dios puede saber lo que hay adentro en un recóndito bien escondido de su corazón. Tal vez usted ya compartió, tuvo la oportunidad de compartir muchas cosas como mucha gente pero hay algo dentro de usted que estará muy escondidito, que nadie sabe, pero yo quiero decirte que el Señor sabe.

Y el tema que usamos para estar ministrando en esta mañana es entiendes hacia dónde te encamina Dios? Hay caminos que el Señor tiene trazados para nosotros, que no tenemos cómo entender, no tenemos y por más que tratamos de entender no vamos a llegar a una conclusión hasta que Dios nos lleve al camino que él nos tiene, al lugar que él nos tiene determinado para llegar. Tal vez usted como yo tiene una historia, tiene una experiencia tal vez un tanto dolorosa, amarga, un poco triste, pero yo estoy segura de lo que les digo en este día, en esta mañana, que el Señor tiene el control. Dios nunca perdió ni perderá el control del camino al que él está llevándote. Nunca, nunca, nunca el Señor siempre tendrá el control.

Y esta historia que yo quería compartir un poquito con ustedes en este día está en Ester, capítulo 4, versículo 13 y 14. Ustedes me entienden bien? Sí? Que bueno, el Señor es bueno. Ester 4, 13:14 dice así;

“…. Entonces dijo Mardoqueo que respondiese a Ester, no pienses que escaparás en la casa del rey más que cualquier otro judío porque si callas absolutamente en este tiempo respiro y liberación vendrá de alguna otra parte para los judíos, más tu y la casa de tu padre pereceréis. Y quién sabe si para esta hora ha llegado al río…”

Pero la pregunta que Mardoqueo su tío, su tío primo estaba haciendo, tenía mandado, algún que le preguntara a Ester y Ester, su nombre significa en la cultura persa, estrella, su nombre en hebraico era Jadasa, quiere decir una pequeña murta, un pequeño arbusto de flores perfumadas, símbolos de cosas muy agradables. Y Ester era una muchacha como nosotros, yo pienso que todas ustedes ya conocen esa historia de Ester, una muchacha que no tenía padres, que era huérfana de padre y de madre y que su tío primo Mardoqueo la corrió para criar, para educar y la palabra del Señor dice que Mardoqueo cuando tomó a Ester para educarla, para criarla, yo creo que Mardoqueo como hombre de Dios, como hombre que conocía al Señor, como hombre que temía al Señor, en lo hondo de su corazón, en su alma él entendía, en creía que Dios tenía un propósito muy grande para Ester, para Jadasa.

Y eso tanto nos prueba en la palabra de Dios que cuando Mardoqueo, cuando aconteció el problema que aconteció con la reina Vashtí, que era la esposa del rey Asuero, aquel rey en aquella provincia, una provincia muy, muy rica, muy grande, Asuero era un rey que tenía un gran poder sobre grandes provincias, sobre grandes ciudades y la palabra del Señor dice que Vashtí, como esposa del rey Asuero era fue invitada para comparecer, para que se presentara delante del rey. El rey que era su esposo, Asuero. En aquel tiempo cuando un rey invitaba a alguien para que se presentara delante de él nadie podía negar a un pedido del rey. Un pedido del rey no era como un pedido, más era como un mandato, tu tienes que presentarte y Vashtí como su esposa no podría salir de esas reglas porque como esposa más todavía tenía que obedecer, tenía que estar complaciendo a su esposo. Y ella fue llamada para presentarse delante del rey Asuero y de los príncipes de aquella ciudad, de aquella provincia y ella se negó a ir. Y ese mal ejemplo de la reina Vashtí para aquel pueblo, para el rey y para sus súbditos sonaba como un gran mal ejemplo. Por qué? Porque Vashtí como reina, ella no podría darse el luja de desobedecer al mandato de su esposo, porque antes de ser esposo él era un rey. Entonces ella no podría negarse a presentarse delante de él. Y cómo mal ejemplo? Los súbditos del rey, empezaron a reivindicar al rey, que ella tenía que ser castigada y el castigo más grande para ella sería perder su corona. Ella no sería más reina en la provincia, ella no sería más la esposa del rey Asuero.

Y eso trajo grandes consecuencias para la vida de la reina Vashtí porque primero ella entró por un camino que nosotros conocemos mucho, que cuando desobedecemos, la desobediencia trae grandes consecuencias. La desobediencia en cualquier área de nuestra vida trae grandes consecuencias, trae grandes resultadas que muchas veces no son tan buenos, son marcas en nuestra vida y la reina Vashtí perdiendo su corona, perdiendo su reinado, el rey dictó un decreto para que fuesen invitadas muchachas jóvenes, bonitas, preciosas para que se presentaran del rey Asuero, y sería escogida una, una que sería la futura reina, que substituiría el lugar de la reina Vashtí, que tenía ya perdida su corona.

Y la palabra del Señor dice que cuando Ester a pesar de ser una muchacha huérfana, a pesar de no tener padres, de haber sido criada por su tío Mardoqueo, Ester, lo que le llama la atención en esa historia de Ester, muchas cosas me llaman la atención pero que lo que me llama la atención en ese ejemplo de Ester es que Ester ella no puso excusas, ella no puso excusas para decir, no, yo soy una pobre muchacha, yo soy huérfana, yo no tengo padre, yo no tengo madre, yo fui criada por mi tío, tal vez yo no tengo una buena formación académica para la universidad, yo no tengo muchos conocimientos, pero una cosa que me llama la atención en Ester, sabe qué es, es la obediencia. Ella escuchó a su tío Mardoqueo que era un hombre de Dios y estoy segura que estaba dirigido por el espíritu de Dios, y ni una sola vez en el libro de Ester, es mencionado el nombre de Dios. Pero nosotros podemos ver la acción de Dios, la mano de Dios allí en la vida de Ester, de una manera poderosa.

Y muchas veces nosotros nos preocupamos muchas veces con el nombre y nos olvidamos que el Dios está allí. Fue hablado aquí por Ana y yo me identifico mucho con Ana porque pasamos historias en nuestras vidas de criar a nuestros hijos solas y pasamos un tiempo muy apegadas con Ana cuando vivíamos aquí en (…) cuando yo congregaba en esa iglesia, y podemos ver que Dios cuando está en silencio no es porque él está ajeno a nuestro dolor, no es porque él está ajeno a aquello que estamos pasando o sintiendo. No, yo puedo decir que eso para ustedes con mucha particularidad, con mucha prioridad, porque yo tengo pasado y pasé por caminos, yo atravesé muchos valles, porque yo sé que antes de llegar a una montaña el Señor siempre nos va a conducir a pasar por un valle, siempre hermanas, siempre. Nunca se olviden de eso. Siempre antes de llegar a una montaña, hay un valle que tenemos que atravesar. Y este valle muchas veces, el valle es un lugar que nadie quiere estar, nadie quiere estar abajo, nadie quiere estar sola, nadie quiere estar triste, nadie quiere estar con necesidades, nadie quiere sentirse rechazada pero muchas veces nosotras, todas nosotras pasamos por ese valle, pasamos por el valle de la soledad. Cuanto tiempo que yo pasé por el valle de la soledad: 18 años ahora en agosto van a hacer que estoy divorciada, 18 años sola, sola, solita. Pero solita, solita, 18 años que nunca ni un hombre me miró.

Mi mamá cuando venía aquí todos los años decía así: mi hija, yo no consigo entender porque, no sé cómo se dice en español la palabra (…) aquella ave que tiene los ojos bien grandes que está por la noche. Lechuza. Guau! Qué diferencia. En Brasil tenemos un dicho que dice la lechuza no cree que sus hijos son feos. Ella cree que son los más lindos y en Brasil está ese dicho. Y mi mamá decía así, pero yo no consigo entender cómo es que usted, una mujer tan bonita, es mi mamá….. tan bonita, tan inteligente está sola todo ese tiempo. Será posible que en este país no tenga un hombre que mire a usted. Y yo le decía, mami, no te preocupes porque todo tiene su tiempo. Todo tiene su tiempo. Como fue dicho aquí por Ester, como fue leído aquí en la palabra en Eclesiastés, capítulo 3, hay un tiempo para todo. Hay un tiempo para llorar, pero hay un tiempo de reír, hay un tiempo de plantear, pero hay un tiempo de gozar en el Señor. Hay un tiempo, hermanas, hay un tiempo para todos los propósitos debajo del cielo. La palabra del Señor es muy enfática, es muy firme en eso, hay un tiempo para todo.

Y Ester tuvo que pasar por ese tiempo, un tiempo de preparación. La palabra del Señor dice que Ester cuando se alistó para estar allí con las otras muchachas que fueron escogidas por el rey Asuero para ser la futura reina, Ester tuvo un tiempo de 12 meses de preparación, 12 meses de preparación. Tenía que preparar su cuerpo, con aromas, con tantas cosas para que cuando llegara el tiempo de presentarse delante del rey. Pero Ester no tenía la certeza, la convicción que sería ella la escogida. Ella no sabía. Pero Ester al tiempo que fue determinado, los 12 meses, un año, ella hizo su parte, ella se preparó, ella se preparó para presentarse delante del rey. Y cuando fue a presentarse delante del rey, aquella persona, aquella muchacha que el rey extendiera el cetro sería la escogida, y tenía que ser presentada delante de él. Y Ester estaba delante de aquella muchacha, era un gran desafío.

Y lo que me llama la atención aquí es que Ester no puso la excusa del rechazo, ella no puso la excusa de la soledad, ella no puso la excusa de complejos que tenía, ella no puso la excusa de frustraciones, de traumas que cargaba sobre ella, que tal vez algunas de nosotros cargamos en nuestras vidas, cargamos la frustración de que queríamos alcanzar un nivel profesional más grande y no pudimos alcanzar por falta de recursos financieros, por falta de oportunidad, pero Ester no puso excusas delante del gran desafío que estaba delante de ella. Y lo que me llama la atención es que Ester aún sin poner excusas, ella sabía que delante de ella el Señor estaba dándole una gran oportunidad, estaba delante de ella un gran desafío.

Cuantas de nosotras no enfrentamos desafíos en nuestras vidas. El desafío de llegar a este país, llegar aquí, romper la barrera del idioma, el inglés, que hasta hoy estoy tratando de aprender. Pero antes de llegar a los 90 años yo voy a aprender perfectamente. Yo estoy segura de antes delos 90 yo voy a llegar, Marta, a hablar un inglés así, sin barreras, sin barreras, sin barreras.

Pero hay tantos desafíos delante de nosotras. Está el desafío del idioma, el desafío de los biles que tenemos que pagar todos los meses y muchas veces el dinero se queda un tanto corto para pagar. Las responsabilidades, la familia que dejamos en nuestros países para ayudarlos. Hay tantos desafíos. Y muchas veces el desafío que todas nosotras pasamos cuando llegamos a este país es el desafío de la soledad. Muchas veces nos sentimos solas, yo me acuerdo que cuando antes de que llegaran mis hijos, Meche, yo venía a la iglesia, yo cantaba en la alabanza y yo venía para los dos servicios, porque yo decía, no, yo tengo que quedarme, si hubiera un tercer servicio yo me quedaba, porque yo no quería estar sola. Yo no quería estar sola y me quedaba aquí en el primer servicio, llegaba temprano a las 8.30 y estábamos aquí orando, preparándonos, veníamos para los ensayos y estábamos aquí. Cuando terminábamos los servicios siempre tenía algo que para almorzar, para comer. Wanda cocinaba arroz con (…) que me fascina, arroz con frijoles negros. Yo aprendí a comer comida hispana y yo les aseguro que yo la amo. Y siempre teníamos algo para hacer y después cuando yo volvía para la cosa donde yo estaba viviendo, para mi cuarto, yo me sentía a veces muy sola, porque yo sentía parte de mis hijos. Pero existía una promesa de Dios pero existía delante de mi también un desafío de vencer la soledad, de luchar para traer a mis hijos a este país porque existía una promesa.

Sabe una cosa que nosotras, hermanas, nunca podremos olvidar es que mismo que delante de nosotras tengamos muchos desafíos, tengamos muchos gigantes que se levanten delante de nosotros, como se levantó el gigante Goliat delante de David. David no temió, no tuvo miedo, David enfrentó, más David lo enfrentó, sabe por qué? Porque David sabía que delante de David estaba el Señor, delante de él tenía al Señor, existía el desafío del gigante pero existía también la presencia de Dios que era sobre la vida de David, que este presencia, esta unción es lo que le dio fuerza y coraje para que David pudiera enfrentar a aquel gigante en el nombre del Señor. Entonces hay muchos desafíos delante de nosotros, hay tantas cosas que pasamos. Cuántas de nosotros fuimos rechazadas. Yo vi de una historia de un casamiento, yo fui casada con un pastor, mi esposo era pastor, el papá de mis hijos en Brasil, y yo tuve 3 hijos.

Pero antes de llegar a ese casamiento, yo pasé por muchas cosas. Yo pasé por experiencias que algunas de las hermanas aquí saben un poco de mi testimonio. Yo, con dos años de edad, yo fui acometida de autismo y de epilepsia. Yo era autista. Yo no hablaba, hermanas. Mi mamá dice que hoy yo hablo demás. Hoy tiene que mandarme a callar. Pero hasta los 15 años, Diana, yo no hablaba, yo tenía principios de autismo. Yo tomaba remedios controlados por un psiquiatra, por neurólogo. Yo tenía un acompañamiento de psicólogos de mi país. Yo no hablaba.

Pero hermanas, lo que yo quiero traer para ustedes hoy en este día, y yo quiero que ustedes tengan eso bien claro en sus mentes y en sus corazones, hay una promesa de Dios sobre nosotras. Hay una promesa de Dios sobre nuestros hijos. Hay una promesa de Dios sobre tu familia. Hay una promesa de Dios sobre tu matrimonio. ¡Aleluya! Y el Señor no se olvidó de ninguna de las promesas que le hizo, ninguna. Yo usted nos podemos olvidar de las promesas que escuchamos 20 años atrás, a 15 años atrás, pero el Señor no se las olvida a ni una sola palabra. Ni una sola palabra el Señor se olvida. Aquello que le tiene prometido va a hacer, y hermana, cree que él lo va a hacer.

Pero hay una cosa que yo tengo aprendido con el Señor, que entre el cumplimiento de la promesa hay un tiempo de preparación de Dios. Dios no nos va a dar nada a nosotras si antes no nos preparamos para estar listas para recibirnos. Dios nos va, Dios va a permitir. No es porque él sea malo, no es porque sea un Padre que nos olvida, no es un Padre que le gusta ver a sus hijos sufrir. No, el Señor es un buen Padre. Es un Padre maravilloso y la propia palabra del Señor nos dice, pueden tu padre y tu madre abandonarte, rechazarte, pero que el Señor nunca te olvidará. El Señor nunca nos olvidará, hermanas. Tenemos que tener eso bien claro en nuestra mente, en nuestra alma, en nuestro espíritu, en nuestro corazón. Usted puede estar pasando por un momento de valle, ahora, muy difícil. Está pasando por una prueba dura en su matrimonio, tal vez como yo, fue rechazada una vez. Cuando mi esposo se fue yo tenía 24 años, yo tengo 41, este año en octubre yo cumplo 42 años y estoy 18 años sola. Pero el Señor tiene cuidado de mí. El Señor no se ha olvidado de mí. Y hermanas, yo puedo decir que fui rechazada por mi esposo, pero nunca fui, nunca seré rechazada por el Señor. ¡Aleluya!

Saben por qué? Hay una promesa de Dios, hay un palabra de Dios, hay una palabra de un hombre que es todopoderoso, que cuida de nosotras, en los mínimos detalles, las mínimas cosas, el Señor cuida de nosotras. En todo, aquello que a nosotros nos gusta vestir, aquello que a nosotros nos gusta comer, el Señor cuida de nosotras.

Y existía una palabra cuando mi mamá estaba embarazaba, esperando porque yo soy la primera de 6 hijos que mi madre tiene. Y yo soy la primera hija y cuando mi mamá, dice, que cuando estaba embarazada el Señor (usó un pastor que ella duerme en el Señor) y le dijo a ella, la niña que está en tu vientre será una misionera, predicará mi palabra y donde ella no pudiera llegar, su voz llegará. Existía una palabra de Dios empeñada sobre mi vida. El salmo 139 nos dice que el Señor nos sonda y nos conoce y él nos conoce, no ahora que estamos crecidos, o grandes. Él nos conoce antes de que seamos formados, en el vientre de nuestra madre. Él ya nos conocía. Él sabía cómo sería cada una de nosotras, nuestras características, nuestra personalidad, nuestro temperamento, nuestro nombre, el color de nuestros ojos, cómo sería nuestro porte físico, tal vez como yo sea fuertemente elegante, porque yo no soy gorda, yo soy fuertemente elegante. (….) fuertemente elegante, dónde están? Dónde están? Porque yo no acepto que me llamen gorda, yo no soy gorda, yo soy fuertemente elegante. Un poquito de barriga pero (…)

Pero el Señor hizo una honra muy grande en mí, ¿saben por qué? Porque yo llegué un size 22 W. y ahora estoy en 16 y 14 W. Pero hubo un camino que yo tuve que pasar. Hubo un camino, hubo un camino. Y yo quiero volver a lo que estaba hablando antes, que cuando yo nací, con dos años de edad yo fui acometida de esa enfermedad y mi mamá decía, si Señor, dónde están las promesas que tu me hiciste cuando mi hija estaba en mi vientre? Tu dijiste que mi hija sería una predicadora de tu palabra y ella predicaría tu palabra, y ella no habla. Ella no habla. Mira como las cosas son, hermanos. Dios muchas veces va a permitir situaciones en nuestras vidas que van a contradecir la palabra que él nos dijo. Ustedes están entendiendo? Dios te va a hablar de alguna forma, te va a hacer una promesa pero las circunstancias que nos rodean van a tratar de llevarnos a creer que eso no va a ocurrir. ¡Aleluya!

Yo siento el espíritu de Dios que el está hablando con alguien aquí en esta mañana. Mire, hermana, tu puedes estar pasando por circunstancias, por situaciones que estén tratando de avalar tu fe, avalar tu confianza, tu convicción en el Señor, pero yo quiero decirte hoy con la autoridad del Señor, hay una palabra de Dios sobre tu vida, hay una palabra de Dios sobre tu matrimonio, hay una palabra de Dios sobre tus hijos, hay una palabra de Dios sobre ministerio que él te tiene que entregar.

Hay una palabra de Dios, no es la palabra de cualquier persona, es la palabra del Señor. La palabra del Señor dice que el Señor tiene su tiempo, hay tiempo de restauración, pero yo quiero decirte, antes de Dios hacer cualquier obra a través de tu vida, sabe cuál es la primera obra que él quiere hacer en tu vida, antes de que tu puedas ser usada por el Señor él quiere sanar tu vida, él quiere sanar tus heridas, él quiere que tu perdones.

Yo me recuerdo cuando llegué a esta iglesia, yo traía dentro de mí, a pesar de ser cristiana desde que nací, yo nunca conocí nada del mundo, yo nunca bebí, yo nunca fumé, yo nunca hice nada que el mundo ofrece, porque vengo de una familia cristiana y yo traía dentro de mí una magua muy grande: amaba a mi esposo, el papá de mis hijos, me había dejado por la tesorera de la iglesia, se había ido con la tesorera y me había dejado con 2 hijos y uno en mi vientre. Yo estaba esperando a mi hijo chiquito, Felipe, que hasta hoy no conoce a su papá. Tiene 16 años y pueden creer que he tenido una tarea tan difícil, tan ardua pero el Señor ha estado allí conmigo, de trabajar en la vida de mi hijo, de ministrar la vida de mi hijo, que mi hijo no vaya a cargar sobre él un magua de su papá. Él no va a cargar ningún rechazo contra su papá, más él lo va a amar igual aunque él lo abandonó. Porque el Señor nunca lo abandonó. Oh ¡Aleluya! ¡Aleluya! ¡Aleluya!

Y yo traía, cuando llegué a esta congregación un dolor tan grande en mi alma, porque mi papá, cuando mi esposo se fue yo no tenía un lugar para vivir, con mis dos hijos y estaba embarazada, yo fui a casa de mi padre y mi padre un día, pegó todas ropas, ropas de mis hijos, en medio de la sala, y dijo, yo no te quiero más aquí porque yo no tengo ninguna obligación de cuidar, de sustentarte, yo ya te crié y yo no tengo obligación de criar a tus hijos. Y yo me acuerdo que en aquel día, yo iba a coger mis ropas, coger mis hijos y yo iba para la calle. Yo no iba para la casa mi familia, yo iba para la casa de nadie, yo iba para la calle. Pero yo estaba segura que el Señor iría a abrirme una puerta porque el Señor, como dicen ustedes aprieta pero no ahoga. Él permite la prueba para probarnos pero nunca nos va a abandonar, nunca, nunca el Señor nos va a abandonar.

Y yo me acuerdo que aquel día mi mamá dijo así, donde no caben mi hija y mis nietos yo no quepo, y mi papá recapacitó y allí me quedé en la casa de él casi 5 años y 6 meses, viviendo en aquella casa y Dios estaba trabajando en mí, porque yo dependía primeramente totalmente del Señor y de mi padre para comer, para vestir, yo y mis hijos. Y yo pasé por aquel valle y yo decía, Señor, dónde están tus promesas? Señor, dónde estás? Yo cargaba dentro de mí un magua de papá de mis hijos, de mi padre, porque ahora cuando yo más lo necesitaba mi papá quería abandonarme.

Y yo llegué a esta iglesia, Meche, yo me acuerdo el nombre de la pastora, una pastora portorriqueña, alguna cosa como Colón. Alguna cosa así, Ronda Colón, esta mujer, nunca me voy a olvidar de ella. Dios me habló tan fuerte en aquel retiro que la mujer salió del lugar que estaba, en la plataforma predicando y fue donde yo estaba. Pero hermanas, existía un dolor en mi pecho y yo decía, yo golpeé mi pecho y decía, Señor, arranca este hoyo que tengo, Señor, arranca esa magua, yo necesito perdonar al papá de mis hijos y a mi padre. Yo no puedo cargar este muerto dentro de mí. Porque la falta de perdón, hermanas, es un muerto que uno carga, es un peso que uno carga que no es de uno, que no pertenece a uno. Y yo cargaba y yo golpeaba mi pecho y le decía, Señor, Señor, yo quiero servirte. Señor, yo quiero desenvolverme en tu casa. Señor, yo quiero dar frutos para ti, pero siempre que yo quería buscar a Dios, estaba aquel recuerdo en mi mente, tu tienes que perdonar a tu papá, tu tienes que perdonar a tu esposo.

En aquel día Dios usó a la pastora Wanda y fue donde yo estaba y decía, hoy el Señor te libera de estas cadenas, hoy el Señor te libera y tu vas a fructificar, tu vas a crecer porque yo tengo una obra en tu vida. Pero yo necesité buscar eso, lo que necesitamos muchas veces nosotras es que cargamos dentro de nosotras traumas del pasado, recuerdos del pasado, y que muchas veces son impedimentos, son piedras que están delante de nosotros, impidiéndonos pasar, de pasar fronteras, de pasar cosas que el Señor tiene establecido para nosotras. Es como si fuese esa marca, esa línea aquí, hay una línea, esa línea está diciendo que hay un límite aquí.

Pero yo necesito traspasar ese límite, yo tengo que atreverme a pasar ese límite, yo tengo que tener fe, yo tengo que tener fuerza, yo tengo que tener determinación para pasar eso. Si yo quiero avanzar, yo sé que yo puedo avanzar, yo necesito romper los límites. Los límites que muchas veces son colocados sobre nuestra vida, no por el Señor, más muchas veces por el diablo, por el diablo que nos pone límites que dicen así, tu no vas a pasar de aquí, te vas a quedar aquí, viviendo con ese problema, viviendo con ese rechazo, viviendo esta falta de perdón porque el sabe, ¿saben qué? Que el potencial de Dios que hay sobre tu vida, él sabe que el llamado que el Señor tiene sobre tu vida y el no quiere que ninguna de nosotras avancemos, más el papel del diablo es matar, robar y destruir. Mata tus sueños, matar tus sueños, el sueño de superarse, el sueño de ser una mujer llena del espíritu de Dios, el sueño de ser una mujer usada por Dios.

Muchas veces nosotros pensamos que mujeres usadas por Dios es solamente quien predica, es solamente quien canta. No, tu eres una mujer usada por Dios. Saben por qué? El Señor te quiere levantar como intercesora, como una mujer que puede tener una palabra para ayudar a otra hermana. Tu puedes ser una mujeres que vaya a ayudar a tu hermana a llevar esta carga, que esa hermana está llevando y que muchas veces se encuentra sin fuerzas para llevarla.

Y yo, cuando el Señor me liberó, cuando yo abrí mi corazón le dije al Señor, yo perdono al papá de mis hijos. Señor, yo perdono a mi padre porque me abandonaron. Pero el Señor nunca me abandonó. Él sabe lo que nosotros necesitamos y necesitamos entender que tenemos que tener una relación de padre e hijo con el Señor. Nosotros debemos poder vencer esas cosas, esos límites que nos son impuestos, sabe cuándo? Cuando entendemos y creamos una relación de padre e hija. Principalmente nosotras mujeres tenemos una carencia afectiva muy grande, nosotras fuimos hechas por el Señor para que seamos amadas, para que seamos cuidadas, para que seamos protegidas, pero nosotras no podemos esperar eso simplemente de hombres, del esposo, del marido, del hijo, nosotras tenemos que esperar eso primero del Señor.

Por qué? Yo fui abandonada, pero yo no me quedé postrada delante de ellos. El Señor me dio fuerzas para romper, el Señor me dio fuerzas para pasar por esa prueba y yo puedo asegurarles, hermanas, que no fue fácil, fue bien difícil. 3 hijos, sola, venir para este país, crié mis hijos prácticamente sola, porque solo tengo una hermana aquí y estaba muchas veces pasando por problemas de enfermedad, pero el Señor me dio gracia, el Señor me capacitó para poder vencer.

Como capacitó a Ester para llegar a donde Dios quería llevarla. Dónde Dios quería llevar a Ester? Ester sería la mujer, la muchacha usada por Dios para salvar todo un pueblo, el pueblo judío. El pueblo judío, el destino de aquel pueblo el Señor tenía colocado delante de Ester. Y Ester segura que no conseguía entender por qué camino el Señor estaba llevándola, pero una cosa, hermanas, Dios nos lleva a un camino y este camino nos va a llevar a victoria, este camino nos va a llevar a bendición, este camino nos va a llevar a un camino de unción de Dios, de presencia de Dios en nuestra vida. Nosotros podremos ser probados, sí, mientras estemos en este mundo, vamos a ser probadas. El Señor nos dice que el Señor nos prueba en la jornada de la aflicción. Somos probadas como oro. Por qué? Porque hay en nosotras algo sublime, algo especial dado por Dios y que el Señor para que eso pueda desabrochar, para que eso pueda salir tenemos que ser probadas por el Señor.

Y yo me acuerdo que cuando yo liberé el perdón para mi padre, para mi esposo, las cosas en mi vida ministerial empezaron a aparecer, a crecer, a desenvolverse en mi vida. Yo empecé a crecer más en el Señor, yo dejé de ser una persona amargada, y pasé a ser una persona feliz con el Señor, no mirando las circunstancias que me rodeaban, la falta de dinero, la escasez, pero yo sabía que el Señor esta allí, el Señor estaba allí, porque yo sabía, yo no estaba entendiendo por qué camino el Señor me estaba llevando, pero yo me dejé llevar por el camino que el Señor me conducía. Porque lo que nosotros tenemos que entender es que aunque no consigamos entender por qué estamos pasando por eso, nosotras tenemos que tener bien claro que el camino que estamos yendo es en la dirección del Señor, nos va a llevar a un camino de bendición, nos va a llevar a un camino de bendición, nos va a llevar a un camino de crecimiento, nos va a llevar a un camino de tener experiencias con el Señor.

Y con 15 años el Señor me sanó, el Señor me sanó, empecé a hablar, pasé por todo un proceso. Aplaudo al Señor porque él es digno. Solo él podía hacer eso hermanos. Y yo era una muchacha que mis padres dicen que los médicos decían para ellos y para mis abuelos, que no esperasen nada de mí porque yo no sería normal como mis hermanos, yo no iba a hablar, yo no iba a estudiar, yo no iba a tener hijos. Mira, mira, como el diablo es mentiroso. Mira como el diablo es mentiroso, hermanos.

Cuantas veces el diablo tiene dicho muchas veces delante de nosotros que nosotros no vamos a conseguir, nosotros no vamos a alcanzar, que nosotros no podemos. Son mentiras de él. Nosotros podemos porque podemos todas las cosas en Cristo que nos fortalece, que nos fortalece el Señor. Usted puede estar pasando por un problema hoy, grande, en su vida, pero no deje que ese problema, no se postre delante de ese problema, no se postre delante de él. Yo sé que los problemas muchas veces nos afligen y afligen nuestras emociones, nuestro corazón, nuestra alma, lloramos, nos quedamos tristes, pero no se quede postrado delante de ese problema, luche, luche. No se rinda. Nosotras mujeres tenemos un poder dado por el Señor, somos persistentes. Nosotras somos persistentes. Si estamos fuertemente elegantes queremos quedar flaquitas. Luchamos. Ustedes no saben el esfuerzo que yo tengo hecho para bajar de peso. Dios mío. Dios mío. No se imaginan. Y a mí me encanta comer. Me encanta, me encanta, me encanta. Yo digo siempre, el siervo de Dios me fue hecho para dos cosas, dar gloria a Dios y comer. Porque lo que el creyente no toma, creyente come. No entendieron? Lo que nosotros como cristianos no tomamos, comemos. Ahora entendieron. Comemos porque es bueno comer. (……………………….. caminar, caminar y caminar). Y aguanta ni quedar en pie pero nos gusta comer.

Y yo pasé por todo ese proceso cuando salí de aquí de Boston el Señor me llevó para New Jersey, para Nueva York, yo fui a trabajar con el ministerio de mujeres, pasamos 5 años y allá el Señor me hizo pasar por otro valle. Me pasó por un valle bien duro, que yo pensé que no iba a conseguir pasarlo. Yo tuve cáncer hace dos años en la garganta, en la tiroides. Todo mi pelo se cayó, me quedé en size 22, me quedé con 250 libras. Imagínenme a mi en ese tamaño. Imagíneme a mí, bajita con 250 libras. Era una bola caminando, una bola. Y pasé. Cuando aquella doctora me dijo que yo tenía cáncer en la tiroides, hermanas, yo les puedo asegurar que yo pensé que en aquella hora vinieron todas las promesas del Señor en mi mente, y yo digo, Señor, yo no acepto eso. Eso que el doctor está diciendo, eso no es tu palabra sobre mi vida. Sobre mi vida una palabra del Señor, es una promesa, es una promesa. Y yo digo, Señor, yo no acepto eso, yo tengo mis hijos para criar, yo tengo Señor, muchas cosas para hacer en tu obra, en tu casa, yo no puedo.

Y hermanas, yo salí de aquel hospital con un diagnóstico de cáncer y la doctora dice, usted va a tener que tomar las medicinas orales porque estaban al principio y ella vio que yo no estaba todavía preparada para hacer una quimioterapia directa. Y yo le dije, doctora, yo no estoy preparada para quedarme sin pelo, yo no estoy preparada para eso. Y ella dijo, nosotros vamos a tratar de darte la medicina oral. Pero va a ser el mismo efecto de la quimioterapia. Y yo dije, por lo menos no me manden para el hospital a hacerme quimioterapia porque yo no estoy preparada. Y ella pasó las medicinas, me hicieron muchos exámenes y se constató y empecé a tomar la medicina, y esas medicinas me daban muchas nauseas, muchas ansias de vómito, muchos calambres en las piernas. Yo tenía en el servicio en la iglesia predicando, cantando y eran tantos calambres que yo fui a recostarme en un lugar, yo me podría haber caído. Y pasaron sí, y yo pasé 6 meses con ese diagnóstico sin decirle a nadie. Mi mamá no sabía, mi hermana no sabía, mis hijos no sabían, mi pastor no sabía. Y 6 meses, yo digo, Señor, yo voy a hacerte una prueba. El Señor nos dice que nosotros podemos hacer pruebas de ti y ver que eres bueno. Y yo digo, Señor, yo tengo promesa y tu palabra dice que quien tiene promesa del Señor no muere antes que la promesa se cumpla. Es palabra de Dios.

Lo nos falta a nosotros saben lo que es muchas veces, hermanas? Es conocer la palabra y reivindicar lo que tenemos derecho de la palabra. La palabra del Señor es para nosotras, es para que tomemos posesión de ella, es para hablar, es para reivindicar, Señor, yo soy tu hija. Señor, hay una promesa tuya en mi vida. Hay una palabra tuya en mi vida. Yo no acepto esta situación. Pero que muchas veces cuando vienen las luchas nos acomodamos. Ay, yo estoy con cáncer, yo sé que voy a morir. Y nos postramos en un sillón y nos quedamos esperando la muerte con la boca abierta, sin comer, eso es peor, porque comer es bueno, sin comer.

Yo digo, no, yo no me voy a poner aquí en este sillón con la boca abierta y sin comer, mucho menos. Ahora que voy a comer, quiero ser mujer con la barriga llena. No voy a parar de comer. Pero pasé por la prueba, 6 meses después estaba en mi iglesia, en la oración de la madrugada, de 10 a medianoche que todos los días teníamos (…) esa oración y yo estaba llorando tanto, tanto en aquel día, yo lo estaba pasando tan mal, tan mal, y yo le digo Señor, será que yo voy a amanecer el día de mañana de tan mal que yo me sentía? El pelo ya se me había caído muchísimo. Tenía poquito pelo porque yo siempre tuve mucho pelo y me asustaba, y aquellos dolores que yo sentía, digo, Señor, ayúdame. Y los hermanos me preguntaron, hermana, por qué su pelo está caído? Y yo decía, porque yo estoy con estrés. Y el estrés hace eso? Y yo digo, sí, hace. Pero yo dije, Señor, yo no voy a abrir mi boca porque hasta el último momento yo creo en los milagros, yo creo. Y Dios en aquella noche del lunes, usaba mi pastor, y decía así, (…) yo no sé lo que pasa pero el Señor me muestra que está sobre cuerpo una enfermedad y el Señor en esta noche quiere curarla, quiere sanarla. Miren hermanos, Dios nos conoce, hermanas. Él conoce hasta donde yo y usted podemos llegar a ir. Él sabe nuestras limitaciones. Él sabe hasta dónde soportamos. Y en aquel día Dios usó al pastor Fernando, era la noche, y me dice, mira, hermana (…) yo no sé lo que pasa. Y yo sabía en mi espíritu que el pastor sabía lo que pasaba conmigo. Pero él quería decir que yo tenía una enfermedad maligna, pero no tenía valor para decirme que el Señor le había rebelado a él el cáncer. Y cuando estábamos en un círculo con muchos hermanos orando yo dije al pastor, yo sé que no soy carne ni sangre que te reveló, fue el Señor porque yo tengo cáncer.

Hermanos, la cara de los demás se quedaron así, mirándome a mí. Y fue la época, hermanos, que yo más canté. Y muchas veces fui a cantar con dolores aquí que ustedes no se imaginan, aquí me picaba como si tuviese unas agujas, me picaba por aquí. Era mucho dolor y los días que yo estaba más mal, las noches que iba para la iglesia, para los servicios, eran los días que el pastor más me llamaba para cantar. Yo le digo, Señor, me va a matar hoy. Yo voy a morir aquí en ese altar, yo voy a morir cantando aquí. Era verdad, hermana, yo aseguraba así en el púlpito, yo decía, Señor, dame fuerzas para cantar. Y hermana (…) repite el himno. Y yo cantando y él, repite de nuevo. Yo digo, Señor, él me va a matar hoy. Hoy él me mata. Pero el Señor me estaba llevando por un camino de milagros, era el camino que Dios estaba llevándome, era el camino de milagro. Oh ¡Aleluya!

Y yo descubrí algo con el Señor, sabe cuándo nosotros tenemos más que cantar? Cuando la cosa está peor. Cuando las cosas se pusieron negras, mire hermana, abre tu bocota y empieza a cantar. No te preocupes si eres afinada, si eres desafinada. No te preocupes si tu voz es bonita, no te preocupes. Canta. Adora al Señor. El camino de la victoria, el camino de los milagros es tu adorar al Señor en medio de la prueba. Cuando las cosas se ponen feas empieza a adorar y di, Señor, yo no estoy entendiendo nada, yo no estoy entendiendo por qué estoy pasando por eso pero te quiero alabar, Señor, porque yo sé que tu tienes el control de esa situación, yo sé que mi marido no está en tu camino, no está en tu presencia, pero está en la palma de tus manos, Señor. Yo sé que mi hijo no está sirviendo, pero yo sé que es una promesa tuya sobre la vida de mi hijo y de mi hija.

He ahí que tenemos que adorar con Dios cuando todo está bien es fácil, es fácil, cuando tenemos el dinero para pagar el alquiler, la hipoteca, y para pagar el carro, para comprar la comida, para ir al mall y comprar una ropa, pero cuando no hay dinero, cuando no hay salud, no hay esposo, cuando no hay hijos cerca, cuando hay muchas luchas es difícil adorar a Dios. Pero en esta hora que el Señor quiere de nosotras un sacrificio. Oh el Señor no nos va a pedir nada que no nos cueste, hermanas. Porque el Señor muchas veces quiere ver en nosotras el sacrificio, la entrega que tenemos que tener. Cuando las cosas se ponen malas y difíciles ahí es hora de adorar al Señor, ahí es hora de glorificar al Señor.

Pasé todo ese proceso del cáncer y después de 9 meses cuando terminé todo el tratamiento yo volví al hospital universitario y ellos constataron que no tenía más cáncer en mi garganta. ¡Aleluya! Oh, hermanas aquel día fue el día más feliz de mi vida. Cuando yo hice aquella biopsia y la doctora dijo que no hay más cáncer en la tiroides, no vamos a necesitar operarte, no vamos a necesitar nada. Tienes que estar siempre haciendo chequeos, tienes que tomar tus medicinas todos los días en ayunas, tienes que cuidarte pero el período del cáncer desenvolvió en mi una diabetes. Miren hermanas, fuera el cáncer y tenía diabetes, yo digo, Señor, el Señor reprende si (….) porque es que la diabetes es la mujer del diablo. (….) que pastor, que dice así, mira, reprende esa diabla porque diabetes es mujer del diablo. Yo dije, es solamente eso lo que me faltaba. Es solamente eso lo que me faltaba. Diablo, diabetes, mira. El Señor reprenda.

Fuera! Yo soy propiedad exclusiva del Señor. Yo soy prioridad de él. Desarrollé una diabetes, hermanas, y empecé a tomar la insulina. Yo digo, Señor, yo no acepto insulina en mí. Yo no acepto, Señor, yo no acepto, yo no acepto, hermanas, yo llegué tan mal que estado de pre coma, me quedé internada 3 días en el hospital universitario y estaba allí luchando pero confiada deparando la palabra del Señor sobre mi vida. Pasé, hoy tengo que tomar, no insulina gracias a Dios, pero tengo que tomar mi medicina tres veces al día, tengo que cuidarme con la comida. Ay Dios mío, el arroz que tanto me gusta. Ay. Tengo que comer cada dos horas, siempre tengo que andar con una galletita, una frutita en mi bolsa, porque hay veces el azúcar baja mucho y hay veces que sube, pero estoy ahí. La diabetes no me va a parar. La diabetes no me va a detener de hablar del Señor. La diabetes no me va a callar mi boca. La diabetes ni ninguna enfermedad me va a dejar que yo diga que el Señor es bueno. Porque él es bueno. Con diabetes o sin diabetes, el Señor es bueno. Con lucha o sin lucha el Señor sigue bueno.

Entonces nosotros debemos, hermanas, tener claro en nuestra vida, en nuestra mente que el Señor nunca perdió ni perderá el control de nuestra vida. Usted puede estar pasando por un problema, Dios puede estar llevándote a un camino que tu ahora no estés entendiendo. Pero no murmure, no murmure. Ustedes entienden murmurar? Reclamar, no se queje al Señor. Alábelo, alábelo. El secreto es alabar al Señor. Señor, yo no estoy entiendo nada, está doliendo, Señor, está doliendo, porque quien quiere pasar por lucha, nadie quiere pasar por lucha. Pero muchas veces Dios permite la lucha en nuestra vida, no es para matarnos, no es para quedarnos postrados, sino para que podamos levantar nuestros ánimos, necesitar nuestra fe, declarar, usar nuestra boca. Porque muchas veces es más fácil reclamar que alabar al Señor, lo que es declarar una palabra.

Y el Señor quiere de nosotros hermanas, que podamos estar posicionadas delante de él. Estamos delante del problema y decir, problema yo sé que tu estás aquí. Problema, yo sé que tu estás en mi matrimonio; problema yo sé que tu estás aquí en la vida de mis hijos que tal vez estén en la droga; problema yo sé que tu estás en ese problema financiero que estoy perdiendo la casa, estoy perdiendo todo lo que construí con tanto esfuerzo, con tanto trabajo; problema yo sé que tu estás, pero yo quiero presentarte, problema, a mi Dios, a un Dios que es grande, que es mayor que tu, problema, y que me va a dar fuerza y me va a dar victoria. Eso es lo que tenemos que entender, hermanas, que el Señor está en el control, que el camino que él nos lleva nosotros podemos no estar entendiendo nada, ahora, nada, pero este camino que él te está llevando ahora va a ser un camino que en adelante, después que tu atraviesas este valle, el Señor tiene una montaña para (contrar). Y la montaña habla sabe de qué? De victoria, la montaña habla del lugar de destaque, la montaña habla de un lugar que eso llega en la montaña quien va escalando la montaña y subiendo, y subiendo, y subiendo. No es fácil subir una montaña, no es fácil, es difícil. Tiene que tener una preparación. Y el Señor está usando ese tiempo para prepararte para donde él quiere llevarte.

Las mujeres aquí en este lugar ahora, en esta congregación, mujeres que Dios va a levantar grandemente, usando a través de la palabra, a través de profecías, a través de cántico, de alabanza, mujeres intercesoras, y hermanas, no te preocupes por el título que tu vas a tener, no te preocupes por el título, preocúpate en ser una sierva del Señor, una mujer que entiende el llamado de Dios, una mujer está en la posición para obedecer al llamado de Dios, una mujer que teme al Señor, una mujer que ama al Señor, una mujer que quiere servir al Señor y hermanas, nosotras sabemos que el hombre, es la cabeza de la familia pero nosotros, las mujeres somos la columna espiritual. Qué hace la columna? Sustenta el cuerpo. La cabeza está aquí, nosotras nunca vamos a ser mayores que nuestros esposos, aunque tu esposo no sea cristiano, que sea un hombre que no sirva el Señor, él sigue siendo cabeza. Y nosotras tenemos que ser sumisas, tenemos que ser sumisas. La sumisión es un principio tremendo que si nosotros no respetamos y no necesitamos eso en nuestra vida vamos a tener problemas. La sumisión primeramente a Dios, a nuestros líderes, a nuestros pastores, a nuestro esposo, a nuestros jefes en el trabajo. Nosotros siempre tenemos que tener alguien que está siempre arriba de nosotros y entonces tenemos que ser sumisas.

Y una cosa que yo tengo aprendida del Señor, nosotras somos la columna espiritual, el marido puede mandar, el marido puede tener la última palabra porque tiene, pero nosotras a través de nuestras rodilla en el piso, orando al Señor, nosotras vamos a conquistar cosas tremendas, nosotras vamos a declarar sobre nuestros hijos. Hermanas, cuántos veces yo decía, Señor, será que yo voy a conseguir criar mis hijos? Es verdad. Diana, yo estaba mirando hace unos días atrás las fotos de mi esposo con mis hijos cuando llegaron aquí, chiquitos. Felipe tenía 6 años y yo decía, si el Señor me ayuda. Cuántos hermanos aquí en este congregación vistieron a mis hijos, inclusive Ela y el esposo, Ana, y tantas otros aquí, Marta, tanto que hicieron por mí, tanto que me ayudaron en la hora que yo necesitaba de la comida, en la comida que yo necesitaba del dinero. Meche, el pastor, tantos hermanos, Jeannette, tanta gente aquí en esta iglesia. Hermanas, yo pasé por ese camino para estar donde estoy hoy.

Sigo pasando mis pruebas, sí, pero no como antes, no como antes. El Señor me llevó por un camino y me tiene conduciéndome, yo sé que ese camino va a resultar en bendición para mi vida. Cuantas veces yo decía, Señor, será que nunca nadie me va a mirar? Dios mío. Señor, 18 años, abuela ya dentro de poco. Solita. Pero el Señor tiene preparado alguien para mí, un pastor viudo, un hombre de Dios, y el Señor…. Es interesante hermanos que cuando el Señor me trajo para esa iglesia yo decía, Señor, por qué yo estoy en esa iglesia que habla español. Yo aprendí a hablar español aquí, en esta iglesia, fue aquí con los hermanos, hablando portuñol, y los hermanos enseñándome. Eh, Maira, portuñol. Gonzalo me puso en alabanza. Y yo digo, Señor amado, cómo voy a hacer, Señor? Yo cantar en alabanza. Pero los hermanos tenían paciencia conmigo, me enseñaban y fue tan bueno el tiempo que yo pasé aquí.

Y hoy mira dónde el Señor me está llevando. Mis hijos están prácticamente criados, están todos los tres sirviendo al Señor. Hermanas, para mí esa es la más grande bendición que el Señor me podría dar. Mira, si el Señor no quisiera darme un esposo, yo me quedaba triste, pero bien. Si el Señor no quiere que yo bajara de peso, yo me quedaba triste, pero está bien. Pero la mayor alegría, la más grande alegría que yo tengo es saber que mis hijos sirven al Señor. Mi hija canta en la iglesia, mi hijo chiquito también trabaja en la iglesia, mi hijo más grande toca el teclado en la iglesia. Está lejos de mí, está viviendo en otro estado pero está firme con el Señor, sirviendo al Señor. Dios ha llevado a mi hijo a un proceso de fe muy grande. Está en el College, está estudiando y el Señor abrió esa puerta para nosotros y ahora recibimos la noticia, el mes pasado que el va a tener una beca durante 6 meses, no voy a necesitar pagar el College de él. Hermanas, eso es para mí una gran bendición porque yo sé, yo nunca perdí el foco en el Señor, mi (….) el Señor, y yo sé por caminos que él me permitió pasar que yo no entendí pero seguí, seguí, no me quedé postrada delante del problema. Ay, no tiene esposo, estoy solita abandonada, 3 hijos y ahora me voy a morir. No, no yo no me quedé así. Yo no me quedé así. Cuantas veces, Meche, veníamos para el servicio y yo estaba en la alabanza con las muchachas y bien alegre, y cuando el pastor después me llamaba para irnos al frente, para ministrarnos yo lloraba, lloraba, el Señor me ayuda, Dios me da fuerza porque yo no tengo fuerzas, Señor. Yo no tengo fuerzas.

Hermanas, nosotras no somos súper mujeres, no somos súper mujeres súper cristianas que tenemos muchas veces momentos difíciles en nuestras vidas, pero no podemos quedarnos delante de ellos.

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¿Entiendes hacia dónde te encamina Dios?

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Yo me siento muy contenta de estar aquí, de ver hermanas que yo amo, que yo aprendí a convivir, que estuvieron en mi vida es un momento muy, muy difícil, cuando llegué a este país hace casi 11 años atrás, llegué sola y después de un año el Señor me trajo a mis 3 hijos que en la época eran bien chiquitos pero ahora ya están bien grandes. Mi hijo más grande tiene 19 años, llegó aquí con 9 años, Hudson, está en el College en Nueva York, vive en New Jersey pero está estudiando en el College en Nueva York, y es un pegador de fútbol americano. Está bien grande, 6 pies y 4, un muchacho bien grande. Tengo mi hija que tiene 18 años que se va a casar ahora en agosto y mi hijo chiquito que tiene 16, Felipe. Y todos llegaron aquí bien chiquitos. Y tuvimos momentos muy, muy lindos en esta congregación. Yo siempre digo donde paso que esta sigue siendo mi iglesia. El Pastor Roberto y Meche siguen siendo mis pastores. Yo puedo estar en cualquier lugar del mundo, yo nunca voy a olvidar a los hermanos de esta iglesia, los hermanos que cuando yo estaba recordando esos días hablando con una amiga, una hermana que también congregaba aquí y estaba recordando que cuando las hermanas de esta iglesia, Marta y Janet, todas, todas, todas, Mayra, todas, Diana, Ana, todas, todas, Marlene, y estábamos aquí vendiendo pastelitos para traer a mis hijos. Es verdad. Eso fue la mayor, más grande demostración de amor que yo pude tener en esta congregación amén del apoyo que el pastor Roberto y Meche me daban por un momento tan difícil que yo estaba pasando, de apoyarme y ayudarme en todo, espiritualmente, financieramente, en todo, yo debo mucho, mucho a esta congregación y para mí hoy estar aquí delante de ustedes es un privilegio muy grande.

Primero porque cuando Meche me llamó y me invitó para estar aquí, le dije, Meche, estás segura que tu quieres que yo hable? Pero ella dice, sí, sí, estoy segura, tu eres una mujer de fe, eres corajosa porque Dios mío, (…..) todavía no está tan bueno. Pero ahora yo tengo un gran desafío, más un gran desafío, aprender bien español porque la iglesia de mi futuro esposo son todos hermanos hispanos, no hay ningún brasileño. Entonces yo tengo que aprender a hablar bien español. Estoy muy feliz, muy contenta por estar aquí. Y quería invitarlos a abrir vuestras Biblias en el Libro de Ester, libro de una mujer que tiene una historia bien bonita y yo estoy segura que esa historia de Ester se asemeja mucho a tal vez, a historias de nosotras. Yo pienso que cada uno de nosotras que no llegamos tal vez a formalmente ser una reina pero tenemos una historia bien parecida, bien semejante a lo que esta mujer pasó, una historia de desafíos, una historia de tantas conquistas, una historia de coraje, una historia de mucha determinación, una historia de ser escogida por Dios para hacer algo muy grande. Yo no sé si vamos a seguir hablando con eso aquí porque yo me muevo, yo no consigo estar parada. Pero es una historia seguramente habla mucho en nuestros corazones.

Yo vengo como Meche dice, yo soy brasileña, nací en una región bien caliente de Brasil que es la región nordeste, una región de muchas playas, playas muy bonitas, vengo de una familia cristiana, vengo de familia de mi abuelo que ya duerme en el Señor, fue un pastor, mi pastor, mi abuela, una mujer de Dios la cual me enseñó muchos principios bíblicos, principios morales. Vengo de una familia que mis padres son cristianos, primos, tíos, primas, son pastores y vienen de una familia que gracias a Dios tuve la oportunidad de entender, de aprender sobre la palabra de Dios. Nací en una iglesia bautista en Brasil, toda mi familia es bautista y aprendimos mucho y yo glorifico al Señor porque Dios en todas las cosas, él tiene un propósito en nuestra vida, mismo para esta lucha que usted tal vez hoy esté aquí muy bonita, muy arreglada, muy perfumada y tal vez las personas la miren a usted y digan, pero que la hermana está tan bonita, la hermana está tan linda, está oliendo tan bien, pero que solamente Dios sabe cómo está su corazón. Porque solamente Dios puede sondar nuestro corazón, solamente Dios puede sondar nuestra alma, solamente Dios tiene el poder de mirar para adentro de uno y decir así…., mira, no, no puedo Marlene, sorry, no funciona, conmigo no funciona. Perdón. Yo me siento muy parada. Y solamente Dios tiene el poder de mirar a uno adentro, aquel lugar que nadie puede mirar, alguien puede ver su apariencia, su manera de ser, su manera de hablar, pero solamente Dios puede sondar lo que hay en su corazón. Solamente Dios puede saber lo que hay adentro en un recóndito bien escondido de su corazón. Tal vez usted ya compartió, tuvo la oportunidad de compartir muchas cosas como mucha gente pero hay algo dentro de usted que estará muy escondidito, que nadie sabe, pero yo quiero decirte que el Señor sabe.

Y el tema que usamos para estar ministrando en esta mañana es entiendes hacia dónde te encamina Dios? Hay caminos que el Señor tiene trazados para nosotros, que no tenemos cómo entender, no tenemos y por más que tratamos de entender no vamos a llegar a una conclusión hasta que Dios nos lleve al camino que él nos tiene, al lugar que él nos tiene determinado para llegar. Tal vez usted como yo tiene una historia, tiene una experiencia tal vez un tanto dolorosa, amarga, un poco triste, pero yo estoy segura de lo que les digo en este día, en esta mañana, que el Señor tiene el control. Dios nunca perdió ni perderá el control del camino al que él está llevándote. Nunca, nunca, nunca el Señor siempre tendrá el control.

Y esta historia que yo quería compartir un poquito con ustedes en este día está en Ester, capítulo 4, versículo 13 y 14. Ustedes me entienden bien? Sí? Que bueno, el Señor es bueno. Ester 4, 13:14 dice así;

“…. Entonces dijo Mardoqueo que respondiese a Ester, no pienses que escaparás en la casa del rey más que cualquier otro judío porque si callas absolutamente en este tiempo respiro y liberación vendrá de alguna otra parte para los judíos, más tu y la casa de tu padre pereceréis. Y quién sabe si para esta hora ha llegado al río…”

Pero la pregunta que Mardoqueo su tío, su tío primo estaba haciendo, tenía mandado, algún que le preguntara a Ester y Ester, su nombre significa en la cultura persa, estrella, su nombre en hebraico era Jadasa, quiere decir una pequeña murta, un pequeño arbusto de flores perfumadas, símbolos de cosas muy agradables. Y Ester era una muchacha como nosotros, yo pienso que todas ustedes ya conocen esa historia de Ester, una muchacha que no tenía padres, que era huérfana de padre y de madre y que su tío primo Mardoqueo la corrió para criar, para educar y la palabra del Señor dice que Mardoqueo cuando tomó a Ester para educarla, para criarla, yo creo que Mardoqueo como hombre de Dios, como hombre que conocía al Señor, como hombre que temía al Señor, en lo hondo de su corazón, en su alma él entendía, en creía que Dios tenía un propósito muy grande para Ester, para Jadasa.

Y eso tanto nos prueba en la palabra de Dios que cuando Mardoqueo, cuando aconteció el problema que aconteció con la reina Vashtí, que era la esposa del rey Asuero, aquel rey en aquella provincia, una provincia muy, muy rica, muy grande, Asuero era un rey que tenía un gran poder sobre grandes provincias, sobre grandes ciudades y la palabra del Señor dice que Vashtí, como esposa del rey Asuero era fue invitada para comparecer, para que se presentara delante del rey. El rey que era su esposo, Asuero. En aquel tiempo cuando un rey invitaba a alguien para que se presentara delante de él nadie podía negar a un pedido del rey. Un pedido del rey no era como un pedido, más era como un mandato, tu tienes que presentarte y Vashtí como su esposa no podría salir de esas reglas porque como esposa más todavía tenía que obedecer, tenía que estar complaciendo a su esposo. Y ella fue llamada para presentarse delante del rey Asuero y de los príncipes de aquella ciudad, de aquella provincia y ella se negó a ir. Y ese mal ejemplo de la reina Vashtí para aquel pueblo, para el rey y para sus súbditos sonaba como un gran mal ejemplo. Por qué? Porque Vashtí como reina, ella no podría darse el luja de desobedecer al mandato de su esposo, porque antes de ser esposo él era un rey. Entonces ella no podría negarse a presentarse delante de él. Y cómo mal ejemplo? Los súbditos del rey, empezaron a reivindicar al rey, que ella tenía que ser castigada y el castigo más grande para ella sería perder su corona. Ella no sería más reina en la provincia, ella no sería más la esposa del rey Asuero.

Y eso trajo grandes consecuencias para la vida de la reina Vashtí porque primero ella entró por un camino que nosotros conocemos mucho, que cuando desobedecemos, la desobediencia trae grandes consecuencias. La desobediencia en cualquier área de nuestra vida trae grandes consecuencias, trae grandes resultadas que muchas veces no son tan buenos, son marcas en nuestra vida y la reina Vashtí perdiendo su corona, perdiendo su reinado, el rey dictó un decreto para que fuesen invitadas muchachas jóvenes, bonitas, preciosas para que se presentaran del rey Asuero, y sería escogida una, una que sería la futura reina, que substituiría el lugar de la reina Vashtí, que tenía ya perdida su corona.

Y la palabra del Señor dice que cuando Ester a pesar de ser una muchacha huérfana, a pesar de no tener padres, de haber sido criada por su tío Mardoqueo, Ester, lo que le llama la atención en esa historia de Ester, muchas cosas me llaman la atención pero que lo que me llama la atención en ese ejemplo de Ester es que Ester ella no puso excusas, ella no puso excusas para decir, no, yo soy una pobre muchacha, yo soy huérfana, yo no tengo padre, yo no tengo madre, yo fui criada por mi tío, tal vez yo no tengo una buena formación académica para la universidad, yo no tengo muchos conocimientos, pero una cosa que me llama la atención en Ester, sabe qué es, es la obediencia. Ella escuchó a su tío Mardoqueo que era un hombre de Dios y estoy segura que estaba dirigido por el espíritu de Dios, y ni una sola vez en el libro de Ester, es mencionado el nombre de Dios. Pero nosotros podemos ver la acción de Dios, la mano de Dios allí en la vida de Ester, de una manera poderosa.

Y muchas veces nosotros nos preocupamos muchas veces con el nombre y nos olvidamos que el Dios está allí. Fue hablado aquí por Ana y yo me identifico mucho con Ana porque pasamos historias en nuestras vidas de criar a nuestros hijos solas y pasamos un tiempo muy apegadas con Ana cuando vivíamos aquí en (…) cuando yo congregaba en esa iglesia, y podemos ver que Dios cuando está en silencio no es porque él está ajeno a nuestro dolor, no es porque él está ajeno a aquello que estamos pasando o sintiendo. No, yo puedo decir que eso para ustedes con mucha particularidad, con mucha prioridad, porque yo tengo pasado y pasé por caminos, yo atravesé muchos valles, porque yo sé que antes de llegar a una montaña el Señor siempre nos va a conducir a pasar por un valle, siempre hermanas, siempre. Nunca se olviden de eso. Siempre antes de llegar a una montaña, hay un valle que tenemos que atravesar. Y este valle muchas veces, el valle es un lugar que nadie quiere estar, nadie quiere estar abajo, nadie quiere estar sola, nadie quiere estar triste, nadie quiere estar con necesidades, nadie quiere sentirse rechazada pero muchas veces nosotras, todas nosotras pasamos por ese valle, pasamos por el valle de la soledad. Cuanto tiempo que yo pasé por el valle de la soledad: 18 años ahora en agosto van a hacer que estoy divorciada, 18 años sola, sola, solita. Pero solita, solita, 18 años que nunca ni un hombre me miró.

Mi mamá cuando venía aquí todos los años decía así: mi hija, yo no consigo entender porque, no sé cómo se dice en español la palabra (…) aquella ave que tiene los ojos bien grandes que está por la noche. Lechuza. Guau! Qué diferencia. En Brasil tenemos un dicho que dice la lechuza no cree que sus hijos son feos. Ella cree que son los más lindos y en Brasil está ese dicho. Y mi mamá decía así, pero yo no consigo entender cómo es que usted, una mujer tan bonita, es mi mamá….. tan bonita, tan inteligente está sola todo ese tiempo. Será posible que en este país no tenga un hombre que mire a usted. Y yo le decía, mami, no te preocupes porque todo tiene su tiempo. Todo tiene su tiempo. Como fue dicho aquí por Ester, como fue leído aquí en la palabra en Eclesiastés, capítulo 3, hay un tiempo para todo. Hay un tiempo para llorar, pero hay un tiempo de reír, hay un tiempo de plantear, pero hay un tiempo de gozar en el Señor. Hay un tiempo, hermanas, hay un tiempo para todos los propósitos debajo del cielo. La palabra del Señor es muy enfática, es muy firme en eso, hay un tiempo para todo.

Y Ester tuvo que pasar por ese tiempo, un tiempo de preparación. La palabra del Señor dice que Ester cuando se alistó para estar allí con las otras muchachas que fueron escogidas por el rey Asuero para ser la futura reina, Ester tuvo un tiempo de 12 meses de preparación, 12 meses de preparación. Tenía que preparar su cuerpo, con aromas, con tantas cosas para que cuando llegara el tiempo de presentarse delante del rey. Pero Ester no tenía la certeza, la convicción que sería ella la escogida. Ella no sabía. Pero Ester al tiempo que fue determinado, los 12 meses, un año, ella hizo su parte, ella se preparó, ella se preparó para presentarse delante del rey. Y cuando fue a presentarse delante del rey, aquella persona, aquella muchacha que el rey extendiera el cetro sería la escogida, y tenía que ser presentada delante de él. Y Ester estaba delante de aquella muchacha, era un gran desafío.

Y lo que me llama la atención aquí es que Ester no puso la excusa del rechazo, ella no puso la excusa de la soledad, ella no puso la excusa de complejos que tenía, ella no puso la excusa de frustraciones, de traumas que cargaba sobre ella, que tal vez algunas de nosotros cargamos en nuestras vidas, cargamos la frustración de que queríamos alcanzar un nivel profesional más grande y no pudimos alcanzar por falta de recursos financieros, por falta de oportunidad, pero Ester no puso excusas delante del gran desafío que estaba delante de ella. Y lo que me llama la atención es que Ester aún sin poner excusas, ella sabía que delante de ella el Señor estaba dándole una gran oportunidad, estaba delante de ella un gran desafío.

Cuantas de nosotras no enfrentamos desafíos en nuestras vidas. El desafío de llegar a este país, llegar aquí, romper la barrera del idioma, el inglés, que hasta hoy estoy tratando de aprender. Pero antes de llegar a los 90 años yo voy a aprender perfectamente. Yo estoy segura de antes delos 90 yo voy a llegar, Marta, a hablar un inglés así, sin barreras, sin barreras, sin barreras.

Pero hay tantos desafíos delante de nosotras. Está el desafío del idioma, el desafío de los biles que tenemos que pagar todos los meses y muchas veces el dinero se queda un tanto corto para pagar. Las responsabilidades, la familia que dejamos en nuestros países para ayudarlos. Hay tantos desafíos. Y muchas veces el desafío que todas nosotras pasamos cuando llegamos a este país es el desafío de la soledad. Muchas veces nos sentimos solas, yo me acuerdo que cuando antes de que llegaran mis hijos, Meche, yo venía a la iglesia, yo cantaba en la alabanza y yo venía para los dos servicios, porque yo decía, no, yo tengo que quedarme, si hubiera un tercer servicio yo me quedaba, porque yo no quería estar sola. Yo no quería estar sola y me quedaba aquí en el primer servicio, llegaba temprano a las 8.30 y estábamos aquí orando, preparándonos, veníamos para los ensayos y estábamos aquí. Cuando terminábamos los servicios siempre tenía algo que para almorzar, para comer. Wanda cocinaba arroz con (…) que me fascina, arroz con frijoles negros. Yo aprendí a comer comida hispana y yo les aseguro que yo la amo. Y siempre teníamos algo para hacer y después cuando yo volvía para la cosa donde yo estaba viviendo, para mi cuarto, yo me sentía a veces muy sola, porque yo sentía parte de mis hijos. Pero existía una promesa de Dios pero existía delante de mi también un desafío de vencer la soledad, de luchar para traer a mis hijos a este país porque existía una promesa.

Sabe una cosa que nosotras, hermanas, nunca podremos olvidar es que mismo que delante de nosotras tengamos muchos desafíos, tengamos muchos gigantes que se levanten delante de nosotros, como se levantó el gigante Goliat delante de David. David no temió, no tuvo miedo, David enfrentó, más David lo enfrentó, sabe por qué? Porque David sabía que delante de David estaba el Señor, delante de él tenía al Señor, existía el desafío del gigante pero existía también la presencia de Dios que era sobre la vida de David, que este presencia, esta unción es lo que le dio fuerza y coraje para que David pudiera enfrentar a aquel gigante en el nombre del Señor. Entonces hay muchos desafíos delante de nosotros, hay tantas cosas que pasamos. Cuántas de nosotros fuimos rechazadas. Yo vi de una historia de un casamiento, yo fui casada con un pastor, mi esposo era pastor, el papá de mis hijos en Brasil, y yo tuve 3 hijos.

Pero antes de llegar a ese casamiento, yo pasé por muchas cosas. Yo pasé por experiencias que algunas de las hermanas aquí saben un poco de mi testimonio. Yo, con dos años de edad, yo fui acometida de autismo y de epilepsia. Yo era autista. Yo no hablaba, hermanas. Mi mamá dice que hoy yo hablo demás. Hoy tiene que mandarme a callar. Pero hasta los 15 años, Diana, yo no hablaba, yo tenía principios de autismo. Yo tomaba remedios controlados por un psiquiatra, por neurólogo. Yo tenía un acompañamiento de psicólogos de mi país. Yo no hablaba.

Pero hermanas, lo que yo quiero traer para ustedes hoy en este día, y yo quiero que ustedes tengan eso bien claro en sus mentes y en sus corazones, hay una promesa de Dios sobre nosotras. Hay una promesa de Dios sobre nuestros hijos. Hay una promesa de Dios sobre tu familia. Hay una promesa de Dios sobre tu matrimonio. ¡Aleluya! Y el Señor no se olvidó de ninguna de las promesas que le hizo, ninguna. Yo usted nos podemos olvidar de las promesas que escuchamos 20 años atrás, a 15 años atrás, pero el Señor no se las olvida a ni una sola palabra. Ni una sola palabra el Señor se olvida. Aquello que le tiene prometido va a hacer, y hermana, cree que él lo va a hacer.

Pero hay una cosa que yo tengo aprendido con el Señor, que entre el cumplimiento de la promesa hay un tiempo de preparación de Dios. Dios no nos va a dar nada a nosotras si antes no nos preparamos para estar listas para recibirnos. Dios nos va, Dios va a permitir. No es porque él sea malo, no es porque sea un Padre que nos olvida, no es un Padre que le gusta ver a sus hijos sufrir. No, el Señor es un buen Padre. Es un Padre maravilloso y la propia palabra del Señor nos dice, pueden tu padre y tu madre abandonarte, rechazarte, pero que el Señor nunca te olvidará. El Señor nunca nos olvidará, hermanas. Tenemos que tener eso bien claro en nuestra mente, en nuestra alma, en nuestro espíritu, en nuestro corazón. Usted puede estar pasando por un momento de valle, ahora, muy difícil. Está pasando por una prueba dura en su matrimonio, tal vez como yo, fue rechazada una vez. Cuando mi esposo se fue yo tenía 24 años, yo tengo 41, este año en octubre yo cumplo 42 años y estoy 18 años sola. Pero el Señor tiene cuidado de mí. El Señor no se ha olvidado de mí. Y hermanas, yo puedo decir que fui rechazada por mi esposo, pero nunca fui, nunca seré rechazada por el Señor. ¡Aleluya!

Saben por qué? Hay una promesa de Dios, hay un palabra de Dios, hay una palabra de un hombre que es todopoderoso, que cuida de nosotras, en los mínimos detalles, las mínimas cosas, el Señor cuida de nosotras. En todo, aquello que a nosotros nos gusta vestir, aquello que a nosotros nos gusta comer, el Señor cuida de nosotras.

Y existía una palabra cuando mi mamá estaba embarazaba, esperando porque yo soy la primera de 6 hijos que mi madre tiene. Y yo soy la primera hija y cuando mi mamá, dice, que cuando estaba embarazada el Señor (usó un pastor que ella duerme en el Señor) y le dijo a ella, la niña que está en tu vientre será una misionera, predicará mi palabra y donde ella no pudiera llegar, su voz llegará. Existía una palabra de Dios empeñada sobre mi vida. El salmo 139 nos dice que el Señor nos sonda y nos conoce y él nos conoce, no ahora que estamos crecidos, o grandes. Él nos conoce antes de que seamos formados, en el vientre de nuestra madre. Él ya nos conocía. Él sabía cómo sería cada una de nosotras, nuestras características, nuestra personalidad, nuestro temperamento, nuestro nombre, el color de nuestros ojos, cómo sería nuestro porte físico, tal vez como yo sea fuertemente elegante, porque yo no soy gorda, yo soy fuertemente elegante. (….) fuertemente elegante, dónde están? Dónde están? Porque yo no acepto que me llamen gorda, yo no soy gorda, yo soy fuertemente elegante. Un poquito de barriga pero (…)

Pero el Señor hizo una honra muy grande en mí, ¿saben por qué? Porque yo llegué un size 22 W. y ahora estoy en 16 y 14 W. Pero hubo un camino que yo tuve que pasar. Hubo un camino, hubo un camino. Y yo quiero volver a lo que estaba hablando antes, que cuando yo nací, con dos años de edad yo fui acometida de esa enfermedad y mi mamá decía, si Señor, dónde están las promesas que tu me hiciste cuando mi hija estaba en mi vientre? Tu dijiste que mi hija sería una predicadora de tu palabra y ella predicaría tu palabra, y ella no habla. Ella no habla. Mira como las cosas son, hermanos. Dios muchas veces va a permitir situaciones en nuestras vidas que van a contradecir la palabra que él nos dijo. Ustedes están entendiendo? Dios te va a hablar de alguna forma, te va a hacer una promesa pero las circunstancias que nos rodean van a tratar de llevarnos a creer que eso no va a ocurrir. ¡Aleluya!

Yo siento el espíritu de Dios que el está hablando con alguien aquí en esta mañana. Mire, hermana, tu puedes estar pasando por circunstancias, por situaciones que estén tratando de avalar tu fe, avalar tu confianza, tu convicción en el Señor, pero yo quiero decirte hoy con la autoridad del Señor, hay una palabra de Dios sobre tu vida, hay una palabra de Dios sobre tu matrimonio, hay una palabra de Dios sobre tus hijos, hay una palabra de Dios sobre ministerio que él te tiene que entregar.

Hay una palabra de Dios, no es la palabra de cualquier persona, es la palabra del Señor. La palabra del Señor dice que el Señor tiene su tiempo, hay tiempo de restauración, pero yo quiero decirte, antes de Dios hacer cualquier obra a través de tu vida, sabe cuál es la primera obra que él quiere hacer en tu vida, antes de que tu puedas ser usada por el Señor él quiere sanar tu vida, él quiere sanar tus heridas, él quiere que tu perdones.

Yo me recuerdo cuando llegué a esta iglesia, yo traía dentro de mí, a pesar de ser cristiana desde que nací, yo nunca conocí nada del mundo, yo nunca bebí, yo nunca fumé, yo nunca hice nada que el mundo ofrece, porque vengo de una familia cristiana y yo traía dentro de mí una magua muy grande: amaba a mi esposo, el papá de mis hijos, me había dejado por la tesorera de la iglesia, se había ido con la tesorera y me había dejado con 2 hijos y uno en mi vientre. Yo estaba esperando a mi hijo chiquito, Felipe, que hasta hoy no conoce a su papá. Tiene 16 años y pueden creer que he tenido una tarea tan difícil, tan ardua pero el Señor ha estado allí conmigo, de trabajar en la vida de mi hijo, de ministrar la vida de mi hijo, que mi hijo no vaya a cargar sobre él un magua de su papá. Él no va a cargar ningún rechazo contra su papá, más él lo va a amar igual aunque él lo abandonó. Porque el Señor nunca lo abandonó. Oh ¡Aleluya! ¡Aleluya! ¡Aleluya!

Y yo traía, cuando llegué a esta congregación un dolor tan grande en mi alma, porque mi papá, cuando mi esposo se fue yo no tenía un lugar para vivir, con mis dos hijos y estaba embarazada, yo fui a casa de mi padre y mi padre un día, pegó todas ropas, ropas de mis hijos, en medio de la sala, y dijo, yo no te quiero más aquí porque yo no tengo ninguna obligación de cuidar, de sustentarte, yo ya te crié y yo no tengo obligación de criar a tus hijos. Y yo me acuerdo que en aquel día, yo iba a coger mis ropas, coger mis hijos y yo iba para la calle. Yo no iba para la casa mi familia, yo iba para la casa de nadie, yo iba para la calle. Pero yo estaba segura que el Señor iría a abrirme una puerta porque el Señor, como dicen ustedes aprieta pero no ahoga. Él permite la prueba para probarnos pero nunca nos va a abandonar, nunca, nunca el Señor nos va a abandonar.

Y yo me acuerdo que aquel día mi mamá dijo así, donde no caben mi hija y mis nietos yo no quepo, y mi papá recapacitó y allí me quedé en la casa de él casi 5 años y 6 meses, viviendo en aquella casa y Dios estaba trabajando en mí, porque yo dependía primeramente totalmente del Señor y de mi padre para comer, para vestir, yo y mis hijos. Y yo pasé por aquel valle y yo decía, Señor, dónde están tus promesas? Señor, dónde estás? Yo cargaba dentro de mí un magua de papá de mis hijos, de mi padre, porque ahora cuando yo más lo necesitaba mi papá quería abandonarme.

Y yo llegué a esta iglesia, Meche, yo me acuerdo el nombre de la pastora, una pastora portorriqueña, alguna cosa como Colón. Alguna cosa así, Ronda Colón, esta mujer, nunca me voy a olvidar de ella. Dios me habló tan fuerte en aquel retiro que la mujer salió del lugar que estaba, en la plataforma predicando y fue donde yo estaba. Pero hermanas, existía un dolor en mi pecho y yo decía, yo golpeé mi pecho y decía, Señor, arranca este hoyo que tengo, Señor, arranca esa magua, yo necesito perdonar al papá de mis hijos y a mi padre. Yo no puedo cargar este muerto dentro de mí. Porque la falta de perdón, hermanas, es un muerto que uno carga, es un peso que uno carga que no es de uno, que no pertenece a uno. Y yo cargaba y yo golpeaba mi pecho y le decía, Señor, Señor, yo quiero servirte. Señor, yo quiero desenvolverme en tu casa. Señor, yo quiero dar frutos para ti, pero siempre que yo quería buscar a Dios, estaba aquel recuerdo en mi mente, tu tienes que perdonar a tu papá, tu tienes que perdonar a tu esposo.

En aquel día Dios usó a la pastora Wanda y fue donde yo estaba y decía, hoy el Señor te libera de estas cadenas, hoy el Señor te libera y tu vas a fructificar, tu vas a crecer porque yo tengo una obra en tu vida. Pero yo necesité buscar eso, lo que necesitamos muchas veces nosotras es que cargamos dentro de nosotras traumas del pasado, recuerdos del pasado, y que muchas veces son impedimentos, son piedras que están delante de nosotros, impidiéndonos pasar, de pasar fronteras, de pasar cosas que el Señor tiene establecido para nosotras. Es como si fuese esa marca, esa línea aquí, hay una línea, esa línea está diciendo que hay un límite aquí.

Pero yo necesito traspasar ese límite, yo tengo que atreverme a pasar ese límite, yo tengo que tener fe, yo tengo que tener fuerza, yo tengo que tener determinación para pasar eso. Si yo quiero avanzar, yo sé que yo puedo avanzar, yo necesito romper los límites. Los límites que muchas veces son colocados sobre nuestra vida, no por el Señor, más muchas veces por el diablo, por el diablo que nos pone límites que dicen así, tu no vas a pasar de aquí, te vas a quedar aquí, viviendo con ese problema, viviendo con ese rechazo, viviendo esta falta de perdón porque el sabe, ¿saben qué? Que el potencial de Dios que hay sobre tu vida, él sabe que el llamado que el Señor tiene sobre tu vida y el no quiere que ninguna de nosotras avancemos, más el papel del diablo es matar, robar y destruir. Mata tus sueños, matar tus sueños, el sueño de superarse, el sueño de ser una mujer llena del espíritu de Dios, el sueño de ser una mujer usada por Dios.

Muchas veces nosotros pensamos que mujeres usadas por Dios es solamente quien predica, es solamente quien canta. No, tu eres una mujer usada por Dios. Saben por qué? El Señor te quiere levantar como intercesora, como una mujer que puede tener una palabra para ayudar a otra hermana. Tu puedes ser una mujeres que vaya a ayudar a tu hermana a llevar esta carga, que esa hermana está llevando y que muchas veces se encuentra sin fuerzas para llevarla.

Y yo, cuando el Señor me liberó, cuando yo abrí mi corazón le dije al Señor, yo perdono al papá de mis hijos. Señor, yo perdono a mi padre porque me abandonaron. Pero el Señor nunca me abandonó. Él sabe lo que nosotros necesitamos y necesitamos entender que tenemos que tener una relación de padre e hijo con el Señor. Nosotros debemos poder vencer esas cosas, esos límites que nos son impuestos, sabe cuándo? Cuando entendemos y creamos una relación de padre e hija. Principalmente nosotras mujeres tenemos una carencia afectiva muy grande, nosotras fuimos hechas por el Señor para que seamos amadas, para que seamos cuidadas, para que seamos protegidas, pero nosotras no podemos esperar eso simplemente de hombres, del esposo, del marido, del hijo, nosotras tenemos que esperar eso primero del Señor.

Por qué? Yo fui abandonada, pero yo no me quedé postrada delante de ellos. El Señor me dio fuerzas para romper, el Señor me dio fuerzas para pasar por esa prueba y yo puedo asegurarles, hermanas, que no fue fácil, fue bien difícil. 3 hijos, sola, venir para este país, crié mis hijos prácticamente sola, porque solo tengo una hermana aquí y estaba muchas veces pasando por problemas de enfermedad, pero el Señor me dio gracia, el Señor me capacitó para poder vencer.

Como capacitó a Ester para llegar a donde Dios quería llevarla. Dónde Dios quería llevar a Ester? Ester sería la mujer, la muchacha usada por Dios para salvar todo un pueblo, el pueblo judío. El pueblo judío, el destino de aquel pueblo el Señor tenía colocado delante de Ester. Y Ester segura que no conseguía entender por qué camino el Señor estaba llevándola, pero una cosa, hermanas, Dios nos lleva a un camino y este camino nos va a llevar a victoria, este camino nos va a llevar a bendición, este camino nos va a llevar a un camino de unción de Dios, de presencia de Dios en nuestra vida. Nosotros podremos ser probados, sí, mientras estemos en este mundo, vamos a ser probadas. El Señor nos dice que el Señor nos prueba en la jornada de la aflicción. Somos probadas como oro. Por qué? Porque hay en nosotras algo sublime, algo especial dado por Dios y que el Señor para que eso pueda desabrochar, para que eso pueda salir tenemos que ser probadas por el Señor.

Y yo me acuerdo que cuando yo liberé el perdón para mi padre, para mi esposo, las cosas en mi vida ministerial empezaron a aparecer, a crecer, a desenvolverse en mi vida. Yo empecé a crecer más en el Señor, yo dejé de ser una persona amargada, y pasé a ser una persona feliz con el Señor, no mirando las circunstancias que me rodeaban, la falta de dinero, la escasez, pero yo sabía que el Señor esta allí, el Señor estaba allí, porque yo sabía, yo no estaba entendiendo por qué camino el Señor me estaba llevando, pero yo me dejé llevar por el camino que el Señor me conducía. Porque lo que nosotros tenemos que entender es que aunque no consigamos entender por qué estamos pasando por eso, nosotras tenemos que tener bien claro que el camino que estamos yendo es en la dirección del Señor, nos va a llevar a un camino de bendición, nos va a llevar a un camino de bendición, nos va a llevar a un camino de crecimiento, nos va a llevar a un camino de tener experiencias con el Señor.

Y con 15 años el Señor me sanó, el Señor me sanó, empecé a hablar, pasé por todo un proceso. Aplaudo al Señor porque él es digno. Solo él podía hacer eso hermanos. Y yo era una muchacha que mis padres dicen que los médicos decían para ellos y para mis abuelos, que no esperasen nada de mí porque yo no sería normal como mis hermanos, yo no iba a hablar, yo no iba a estudiar, yo no iba a tener hijos. Mira, mira, como el diablo es mentiroso. Mira como el diablo es mentiroso, hermanos.

Cuantas veces el diablo tiene dicho muchas veces delante de nosotros que nosotros no vamos a conseguir, nosotros no vamos a alcanzar, que nosotros no podemos. Son mentiras de él. Nosotros podemos porque podemos todas las cosas en Cristo que nos fortalece, que nos fortalece el Señor. Usted puede estar pasando por un problema hoy, grande, en su vida, pero no deje que ese problema, no se postre delante de ese problema, no se postre delante de él. Yo sé que los problemas muchas veces nos afligen y afligen nuestras emociones, nuestro corazón, nuestra alma, lloramos, nos quedamos tristes, pero no se quede postrado delante de ese problema, luche, luche. No se rinda. Nosotras mujeres tenemos un poder dado por el Señor, somos persistentes. Nosotras somos persistentes. Si estamos fuertemente elegantes queremos quedar flaquitas. Luchamos. Ustedes no saben el esfuerzo que yo tengo hecho para bajar de peso. Dios mío. Dios mío. No se imaginan. Y a mí me encanta comer. Me encanta, me encanta, me encanta. Yo digo siempre, el siervo de Dios me fue hecho para dos cosas, dar gloria a Dios y comer. Porque lo que el creyente no toma, creyente come. No entendieron? Lo que nosotros como cristianos no tomamos, comemos. Ahora entendieron. Comemos porque es bueno comer. (……………………….. caminar, caminar y caminar). Y aguanta ni quedar en pie pero nos gusta comer.

Y yo pasé por todo ese proceso cuando salí de aquí de Boston el Señor me llevó para New Jersey, para Nueva York, yo fui a trabajar con el ministerio de mujeres, pasamos 5 años y allá el Señor me hizo pasar por otro valle. Me pasó por un valle bien duro, que yo pensé que no iba a conseguir pasarlo. Yo tuve cáncer hace dos años en la garganta, en la tiroides. Todo mi pelo se cayó, me quedé en size 22, me quedé con 250 libras. Imagínenme a mi en ese tamaño. Imagíneme a mí, bajita con 250 libras. Era una bola caminando, una bola. Y pasé. Cuando aquella doctora me dijo que yo tenía cáncer en la tiroides, hermanas, yo les puedo asegurar que yo pensé que en aquella hora vinieron todas las promesas del Señor en mi mente, y yo digo, Señor, yo no acepto eso. Eso que el doctor está diciendo, eso no es tu palabra sobre mi vida. Sobre mi vida una palabra del Señor, es una promesa, es una promesa. Y yo digo, Señor, yo no acepto eso, yo tengo mis hijos para criar, yo tengo Señor, muchas cosas para hacer en tu obra, en tu casa, yo no puedo.

Y hermanas, yo salí de aquel hospital con un diagnóstico de cáncer y la doctora dice, usted va a tener que tomar las medicinas orales porque estaban al principio y ella vio que yo no estaba todavía preparada para hacer una quimioterapia directa. Y yo le dije, doctora, yo no estoy preparada para quedarme sin pelo, yo no estoy preparada para eso. Y ella dijo, nosotros vamos a tratar de darte la medicina oral. Pero va a ser el mismo efecto de la quimioterapia. Y yo dije, por lo menos no me manden para el hospital a hacerme quimioterapia porque yo no estoy preparada. Y ella pasó las medicinas, me hicieron muchos exámenes y se constató y empecé a tomar la medicina, y esas medicinas me daban muchas nauseas, muchas ansias de vómito, muchos calambres en las piernas. Yo tenía en el servicio en la iglesia predicando, cantando y eran tantos calambres que yo fui a recostarme en un lugar, yo me podría haber caído. Y pasaron sí, y yo pasé 6 meses con ese diagnóstico sin decirle a nadie. Mi mamá no sabía, mi hermana no sabía, mis hijos no sabían, mi pastor no sabía. Y 6 meses, yo digo, Señor, yo voy a hacerte una prueba. El Señor nos dice que nosotros podemos hacer pruebas de ti y ver que eres bueno. Y yo digo, Señor, yo tengo promesa y tu palabra dice que quien tiene promesa del Señor no muere antes que la promesa se cumpla. Es palabra de Dios.

Lo nos falta a nosotros saben lo que es muchas veces, hermanas? Es conocer la palabra y reivindicar lo que tenemos derecho de la palabra. La palabra del Señor es para nosotras, es para que tomemos posesión de ella, es para hablar, es para reivindicar, Señor, yo soy tu hija. Señor, hay una promesa tuya en mi vida. Hay una palabra tuya en mi vida. Yo no acepto esta situación. Pero que muchas veces cuando vienen las luchas nos acomodamos. Ay, yo estoy con cáncer, yo sé que voy a morir. Y nos postramos en un sillón y nos quedamos esperando la muerte con la boca abierta, sin comer, eso es peor, porque comer es bueno, sin comer.

Yo digo, no, yo no me voy a poner aquí en este sillón con la boca abierta y sin comer, mucho menos. Ahora que voy a comer, quiero ser mujer con la barriga llena. No voy a parar de comer. Pero pasé por la prueba, 6 meses después estaba en mi iglesia, en la oración de la madrugada, de 10 a medianoche que todos los días teníamos (…) esa oración y yo estaba llorando tanto, tanto en aquel día, yo lo estaba pasando tan mal, tan mal, y yo le digo Señor, será que yo voy a amanecer el día de mañana de tan mal que yo me sentía? El pelo ya se me había caído muchísimo. Tenía poquito pelo porque yo siempre tuve mucho pelo y me asustaba, y aquellos dolores que yo sentía, digo, Señor, ayúdame. Y los hermanos me preguntaron, hermana, por qué su pelo está caído? Y yo decía, porque yo estoy con estrés. Y el estrés hace eso? Y yo digo, sí, hace. Pero yo dije, Señor, yo no voy a abrir mi boca porque hasta el último momento yo creo en los milagros, yo creo. Y Dios en aquella noche del lunes, usaba mi pastor, y decía así, (…) yo no sé lo que pasa pero el Señor me muestra que está sobre cuerpo una enfermedad y el Señor en esta noche quiere curarla, quiere sanarla. Miren hermanos, Dios nos conoce, hermanas. Él conoce hasta donde yo y usted podemos llegar a ir. Él sabe nuestras limitaciones. Él sabe hasta dónde soportamos. Y en aquel día Dios usó al pastor Fernando, era la noche, y me dice, mira, hermana (…) yo no sé lo que pasa. Y yo sabía en mi espíritu que el pastor sabía lo que pasaba conmigo. Pero él quería decir que yo tenía una enfermedad maligna, pero no tenía valor para decirme que el Señor le había rebelado a él el cáncer. Y cuando estábamos en un círculo con muchos hermanos orando yo dije al pastor, yo sé que no soy carne ni sangre que te reveló, fue el Señor porque yo tengo cáncer.

Hermanos, la cara de los demás se quedaron así, mirándome a mí. Y fue la época, hermanos, que yo más canté. Y muchas veces fui a cantar con dolores aquí que ustedes no se imaginan, aquí me picaba como si tuviese unas agujas, me picaba por aquí. Era mucho dolor y los días que yo estaba más mal, las noches que iba para la iglesia, para los servicios, eran los días que el pastor más me llamaba para cantar. Yo le digo, Señor, me va a matar hoy. Yo voy a morir aquí en ese altar, yo voy a morir cantando aquí. Era verdad, hermana, yo aseguraba así en el púlpito, yo decía, Señor, dame fuerzas para cantar. Y hermana (…) repite el himno. Y yo cantando y él, repite de nuevo. Yo digo, Señor, él me va a matar hoy. Hoy él me mata. Pero el Señor me estaba llevando por un camino de milagros, era el camino que Dios estaba llevándome, era el camino de milagro. Oh ¡Aleluya!

Y yo descubrí algo con el Señor, sabe cuándo nosotros tenemos más que cantar? Cuando la cosa está peor. Cuando las cosas se pusieron negras, mire hermana, abre tu bocota y empieza a cantar. No te preocupes si eres afinada, si eres desafinada. No te preocupes si tu voz es bonita, no te preocupes. Canta. Adora al Señor. El camino de la victoria, el camino de los milagros es tu adorar al Señor en medio de la prueba. Cuando las cosas se ponen feas empieza a adorar y di, Señor, yo no estoy entendiendo nada, yo no estoy entendiendo por qué estoy pasando por eso pero te quiero alabar, Señor, porque yo sé que tu tienes el control de esa situación, yo sé que mi marido no está en tu camino, no está en tu presencia, pero está en la palma de tus manos, Señor. Yo sé que mi hijo no está sirviendo, pero yo sé que es una promesa tuya sobre la vida de mi hijo y de mi hija.

He ahí que tenemos que adorar con Dios cuando todo está bien es fácil, es fácil, cuando tenemos el dinero para pagar el alquiler, la hipoteca, y para pagar el carro, para comprar la comida, para ir al mall y comprar una ropa, pero cuando no hay dinero, cuando no hay salud, no hay esposo, cuando no hay hijos cerca, cuando hay muchas luchas es difícil adorar a Dios. Pero en esta hora que el Señor quiere de nosotras un sacrificio. Oh el Señor no nos va a pedir nada que no nos cueste, hermanas. Porque el Señor muchas veces quiere ver en nosotras el sacrificio, la entrega que tenemos que tener. Cuando las cosas se ponen malas y difíciles ahí es hora de adorar al Señor, ahí es hora de glorificar al Señor.

Pasé todo ese proceso del cáncer y después de 9 meses cuando terminé todo el tratamiento yo volví al hospital universitario y ellos constataron que no tenía más cáncer en mi garganta. ¡Aleluya! Oh, hermanas aquel día fue el día más feliz de mi vida. Cuando yo hice aquella biopsia y la doctora dijo que no hay más cáncer en la tiroides, no vamos a necesitar operarte, no vamos a necesitar nada. Tienes que estar siempre haciendo chequeos, tienes que tomar tus medicinas todos los días en ayunas, tienes que cuidarte pero el período del cáncer desenvolvió en mi una diabetes. Miren hermanas, fuera el cáncer y tenía diabetes, yo digo, Señor, el Señor reprende si (….) porque es que la diabetes es la mujer del diablo. (….) que pastor, que dice así, mira, reprende esa diabla porque diabetes es mujer del diablo. Yo dije, es solamente eso lo que me faltaba. Es solamente eso lo que me faltaba. Diablo, diabetes, mira. El Señor reprenda.

Fuera! Yo soy propiedad exclusiva del Señor. Yo soy prioridad de él. Desarrollé una diabetes, hermanas, y empecé a tomar la insulina. Yo digo, Señor, yo no acepto insulina en mí. Yo no acepto, Señor, yo no acepto, yo no acepto, hermanas, yo llegué tan mal que estado de pre coma, me quedé internada 3 días en el hospital universitario y estaba allí luchando pero confiada deparando la palabra del Señor sobre mi vida. Pasé, hoy tengo que tomar, no insulina gracias a Dios, pero tengo que tomar mi medicina tres veces al día, tengo que cuidarme con la comida. Ay Dios mío, el arroz que tanto me gusta. Ay. Tengo que comer cada dos horas, siempre tengo que andar con una galletita, una frutita en mi bolsa, porque hay veces el azúcar baja mucho y hay veces que sube, pero estoy ahí. La diabetes no me va a parar. La diabetes no me va a detener de hablar del Señor. La diabetes no me va a callar mi boca. La diabetes ni ninguna enfermedad me va a dejar que yo diga que el Señor es bueno. Porque él es bueno. Con diabetes o sin diabetes, el Señor es bueno. Con lucha o sin lucha el Señor sigue bueno.

Entonces nosotros debemos, hermanas, tener claro en nuestra vida, en nuestra mente que el Señor nunca perdió ni perderá el control de nuestra vida. Usted puede estar pasando por un problema, Dios puede estar llevándote a un camino que tu ahora no estés entendiendo. Pero no murmure, no murmure. Ustedes entienden murmurar? Reclamar, no se queje al Señor. Alábelo, alábelo. El secreto es alabar al Señor. Señor, yo no estoy entiendo nada, está doliendo, Señor, está doliendo, porque quien quiere pasar por lucha, nadie quiere pasar por lucha. Pero muchas veces Dios permite la lucha en nuestra vida, no es para matarnos, no es para quedarnos postrados, sino para que podamos levantar nuestros ánimos, necesitar nuestra fe, declarar, usar nuestra boca. Porque muchas veces es más fácil reclamar que alabar al Señor, lo que es declarar una palabra.

Y el Señor quiere de nosotros hermanas, que podamos estar posicionadas delante de él. Estamos delante del problema y decir, problema yo sé que tu estás aquí. Problema, yo sé que tu estás en mi matrimonio; problema yo sé que tu estás aquí en la vida de mis hijos que tal vez estén en la droga; problema yo sé que tu estás en ese problema financiero que estoy perdiendo la casa, estoy perdiendo todo lo que construí con tanto esfuerzo, con tanto trabajo; problema yo sé que tu estás, pero yo quiero presentarte, problema, a mi Dios, a un Dios que es grande, que es mayor que tu, problema, y que me va a dar fuerza y me va a dar victoria. Eso es lo que tenemos que entender, hermanas, que el Señor está en el control, que el camino que él nos lleva nosotros podemos no estar entendiendo nada, ahora, nada, pero este camino que él te está llevando ahora va a ser un camino que en adelante, después que tu atraviesas este valle, el Señor tiene una montaña para (contrar). Y la montaña habla sabe de qué? De victoria, la montaña habla del lugar de destaque, la montaña habla de un lugar que eso llega en la montaña quien va escalando la montaña y subiendo, y subiendo, y subiendo. No es fácil subir una montaña, no es fácil, es difícil. Tiene que tener una preparación. Y el Señor está usando ese tiempo para prepararte para donde él quiere llevarte.

Las mujeres aquí en este lugar ahora, en esta congregación, mujeres que Dios va a levantar grandemente, usando a través de la palabra, a través de profecías, a través de cántico, de alabanza, mujeres intercesoras, y hermanas, no te preocupes por el título que tu vas a tener, no te preocupes por el título, preocúpate en ser una sierva del Señor, una mujer que entiende el llamado de Dios, una mujer está en la posición para obedecer al llamado de Dios, una mujer que teme al Señor, una mujer que ama al Señor, una mujer que quiere servir al Señor y hermanas, nosotras sabemos que el hombre, es la cabeza de la familia pero nosotros, las mujeres somos la columna espiritual. Qué hace la columna? Sustenta el cuerpo. La cabeza está aquí, nosotras nunca vamos a ser mayores que nuestros esposos, aunque tu esposo no sea cristiano, que sea un hombre que no sirva el Señor, él sigue siendo cabeza. Y nosotras tenemos que ser sumisas, tenemos que ser sumisas. La sumisión es un principio tremendo que si nosotros no respetamos y no necesitamos eso en nuestra vida vamos a tener problemas. La sumisión primeramente a Dios, a nuestros líderes, a nuestros pastores, a nuestro esposo, a nuestros jefes en el trabajo. Nosotros siempre tenemos que tener alguien que está siempre arriba de nosotros y entonces tenemos que ser sumisas.

Y una cosa que yo tengo aprendida del Señor, nosotras somos la columna espiritual, el marido puede mandar, el marido puede tener la última palabra porque tiene, pero nosotras a través de nuestras rodilla en el piso, orando al Señor, nosotras vamos a conquistar cosas tremendas, nosotras vamos a declarar sobre nuestros hijos. Hermanas, cuántos veces yo decía, Señor, será que yo voy a conseguir criar mis hijos? Es verdad. Diana, yo estaba mirando hace unos días atrás las fotos de mi esposo con mis hijos cuando llegaron aquí, chiquitos. Felipe tenía 6 años y yo decía, si el Señor me ayuda. Cuántos hermanos aquí en este congregación vistieron a mis hijos, inclusive Ela y el esposo, Ana, y tantas otros aquí, Marta, tanto que hicieron por mí, tanto que me ayudaron en la hora que yo necesitaba de la comida, en la comida que yo necesitaba del dinero. Meche, el pastor, tantos hermanos, Jeannette, tanta gente aquí en esta iglesia. Hermanas, yo pasé por ese camino para estar donde estoy hoy.

Sigo pasando mis pruebas, sí, pero no como antes, no como antes. El Señor me llevó por un camino y me tiene conduciéndome, yo sé que ese camino va a resultar en bendición para mi vida. Cuantas veces yo decía, Señor, será que nunca nadie me va a mirar? Dios mío. Señor, 18 años, abuela ya dentro de poco. Solita. Pero el Señor tiene preparado alguien para mí, un pastor viudo, un hombre de Dios, y el Señor…. Es interesante hermanos que cuando el Señor me trajo para esa iglesia yo decía, Señor, por qué yo estoy en esa iglesia que habla español. Yo aprendí a hablar español aquí, en esta iglesia, fue aquí con los hermanos, hablando portuñol, y los hermanos enseñándome. Eh, Maira, portuñol. Gonzalo me puso en alabanza. Y yo digo, Señor amado, cómo voy a hacer, Señor? Yo cantar en alabanza. Pero los hermanos tenían paciencia conmigo, me enseñaban y fue tan bueno el tiempo que yo pasé aquí.

Y hoy mira dónde el Señor me está llevando. Mis hijos están prácticamente criados, están todos los tres sirviendo al Señor. Hermanas, para mí esa es la más grande bendición que el Señor me podría dar. Mira, si el Señor no quisiera darme un esposo, yo me quedaba triste, pero bien. Si el Señor no quiere que yo bajara de peso, yo me quedaba triste, pero está bien. Pero la mayor alegría, la más grande alegría que yo tengo es saber que mis hijos sirven al Señor. Mi hija canta en la iglesia, mi hijo chiquito también trabaja en la iglesia, mi hijo más grande toca el teclado en la iglesia. Está lejos de mí, está viviendo en otro estado pero está firme con el Señor, sirviendo al Señor. Dios ha llevado a mi hijo a un proceso de fe muy grande. Está en el College, está estudiando y el Señor abrió esa puerta para nosotros y ahora recibimos la noticia, el mes pasado que el va a tener una beca durante 6 meses, no voy a necesitar pagar el College de él. Hermanas, eso es para mí una gran bendición porque yo sé, yo nunca perdí el foco en el Señor, mi (….) el Señor, y yo sé por caminos que él me permitió pasar que yo no entendí pero seguí, seguí, no me quedé postrada delante del problema. Ay, no tiene esposo, estoy solita abandonada, 3 hijos y ahora me voy a morir. No, no yo no me quedé así. Yo no me quedé así. Cuantas veces, Meche, veníamos para el servicio y yo estaba en la alabanza con las muchachas y bien alegre, y cuando el pastor después me llamaba para irnos al frente, para ministrarnos yo lloraba, lloraba, el Señor me ayuda, Dios me da fuerza porque yo no tengo fuerzas, Señor. Yo no tengo fuerzas.

Hermanas, nosotras no somos súper mujeres, no somos súper mujeres súper cristianas que tenemos muchas veces momentos difíciles en nuestras vidas, pero no podemos quedarnos delante de ellos.

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La prueba produce esperanza

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Quisiera compartir algo con ustedes que me pareció muy curioso. Bueno no curioso, es algo bien real pero hace tiempo que no tocó un mensaje en este tono. Pero fue alguien que me enseñó este video en YouTube. ¿Cuántos de ustedes ven videos en YouTube? No me diga de qué, pero ¿cuántos de ustedes ven videos en You Tube? Marlene ¿Lo puedes agrandar que coja toda la pantalla? Abajo en la esquinita, aquí estamos.

Entonces como decimos en mi pueblo le puedes “dar ‘play’. En Romanos capítulo 5 hay un versos -bueno son muchos los versos que pueden hablar acerca de esta verdad- pero yo me voy a enfocar en este pasaje de Romanos capítulo 5 que dice: “Justificados, pues, por la fe tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo por quien también tenemos entrada por la fe a esa gracia en la cual estamos firmes y nos gloriamos en la esperanza de la Gloria de Dios”.

Y no sólo esto sino que también nos gloriamos en las tribulaciones sabiendo que la tribulación produce paciencia -déjame repetir eso otra vez: sabiendo que la tribulación produce paciencia- dígale a la persona de al lado suyo como en forma de pregunta: ‘Oye, ¿Tú sabías que la tribulación produce paciencia?’. ¡Oh! Y no se queda ahí, por si no lo sabían y la paciencia produce prueba.

¡Como si no fuera suficiente, ¿verdad?! La paciencia produce prueba y la prueba produce esperanza. Déjenme analizar unas cositas aquí, mis hermanos. Primero que nada la razón por la cual yo me enfoqué en ese video de hoy es porque muchas veces nosotros nos olvidamos de una de las cosas más importantes en nuestra vida cristiana, en nuestra vida de fe. Y como ustedes vieron ahí, esos ejemplos, que muchas veces la gente se cree que es como que “¡Ah! Pero yo hice esto bueno, yo fui a un shelter una vez y ayudé a los homeless”

“Yo le repartí comida a la gente” o como decía uno por ahí, “Yy fui a África y cavé pozos de agua para que la gente tuviera qué beber”. “Donaba sangre todos los meses”. You name it! Usted puede decir todo lo que usted quiera. Pero si la persona de Jesús no está presente, it’s not good enough. Y es una verdad, mis hermanos, podrá sonar bien simple pero es una verdad bien fuerte. Es una verdad que a mucha gente se le hace difícil lidiar con ella.

Hay veces que hasta los mismos teólogos que tratan de interpretar las Escrituras muchas veces luchan con esa verdad. Pero es una verdad que está ahí plasmada. Si la persona de Jesús no está ahí presente, si nosotros no somos justificados por esa fe que nosotros ponemos en el Señor Jesús, miren no importa. Podemos traer un file, un archivo completo de cosas que hayamos hecho pero al fin y al cabo it’s not good enough.

El mismo Pablo nos dice en Efesios capítulo 2 verso 8 dice: ‘Porque por Gracia somos salvos por medio de la fe’. Y esto no proviene de nosotros, esto es un regalo de Dios. No es por obras para que nadie se gloríe. Miren que cosa, mis hermanos, esto es algo que es bien importante. Hay veces que creemos que podemos, como quien dice, tratar de manipular a Dios. “¡Ah! Pero yo me voy a portar bien”. Yo voy a hacer las cosas bien para ganar puntos con Dios.

Pero esto no es cuestión de ganar puntos. Usted puede tratar de ganar puntos con su jefe, puede tratar de ganar puntos con su esposo, con su esposa. Puede tratar de ganar puntos con el Pastor y ser bien “lame ojos” como decimos en Puerto Rico, a veces. ¿Entiende lo que es lame ojos, verdad? Por si acaso. ¿Cómo se dice en Santo Domingo? Limpia sacos. Okay. ¿Cómo se dice en algún otro lugar? Por si acaso. Lambón, ese peor. ¿Hay alguno que se oiga “más mejor” por si acaso? Un yo-yo. Vamos a dejarlo ahí, sí.

¿Cómo se dice en España, Noemí? ¿No quiero saberlo? Pues bien, no quiero saberlo como se dice en España. No voy a ir para allá. Y ¿en Chile? ¿Cómo se dice en Chile? Un chupa medias. Para beneficio de los chilenos que nos ven por el Internet. ¡Guau! Estoy aprendiendo cosas nuevas. En otras palabras, mis hermanos, la cosa es que no podemos ganar esos méritos así por las obras que nosotros hagamos, mis hermanos. Ya Dios tenía un plan de antemano.

Y el plan que Dios tenía es que a través de la muerte de su hijo Jesús es que nosotros y nuestra fe puesta en ese acto, así es como nosotros obtenemos entrar. Ese foul que abrió ahí al final lo único que decía es “este es un hijo de Dios”, este está marcado. Tiene el sello mío en su vida, está esa gotita de sangre que cayó sobre su corazón y que lo transformó o la transformó. Y eso es suficiente para entrar delante de Él.

Y ¿saben por qué a mi me pareció tan interesante cuando yo veo que Pablo empieza a hablar de todas estas cosas que dice de que “¡Ah! Pero no sólo esto sino que también nos gloriamos”? En otras palabras ¿nos alegramos en las tribulaciones sabiendo que la tribulación produce paciencia y la paciencia produce prueba y la prueba esperanza? Miren, mis hermanos, este vocabulario yo lo veo bien conectado con todas estas cosas.

Porque hay veces que obviamente las tribulaciones que nosotros tenemos en nuestra vida nos van a hacer tirarnos por un lado o por otro. O me porto bien o me porto mal. O cedo a lo que las tribulaciones de este mundo me inclinan a hacer, si la tribulación de este mundo -como quien dice- flaquea mi carne para yo responder de una forma que no es dirigida por Dios o dejo que las tribulaciones de esta vida me formen o me moldeen de tal forma que entonces yo pueda proceder en la forma que Dios quiere para mi.

Y obviamente el yo ir por esa línea no significa que yo pues, Okay, me voy a comportar de esta forma para ganar méritos con Dios y como quien dice poder entrar al Cielo. Pero no se trata acerca de eso. No es cuestión de “Me voy a portar bien para tener entrada segura al Cielo”. No es eso, sino es más bien el mero hecho, mis hermanos, de que lo que nosotros hacemos lo hacemos por amor a Dios.

Porque hay un amor que nos ha dado a nosotros, o sea, piensen en eso, que aún cuando nosotros éramos pecadores, miren el verso 8 ahí mismo en Romanos: “Mas Dios muestra su amor para con nosotros en que aún cuando nosotros éramos pecadores Cristo murió por nosotros”. O sea esto es una de las verdades más crazas de nuestra vida cristiana, de nuestra vida de fe. Que muchas veces nos pasa, así, por el frente y no le prestamos atención.

Más sin embargo eso es algo clave. Clave que aún ni cuando yo había escuchado de la palabra de Dios, ya Dios había pensado en mí. Ya Dios había pensado en ti. Y Él usa todas las cosas de la vida: lo bueno, lo malo, lo feo, lo lindo; Él usa todo para formar en ti el tipo de hombre, el tipo de mujer que Él quiere que tú seas. ¿Cuántos de ustedes le han dicho a alguien en algún momento “Mira cuando estés orando no pidas por paciencia porque te van a venir más pruebas”?

¿Verdad? Ustedes lo han dicho. Me da permiso para decir algo. No diga eso. No lo diga, porque si usted lo dice se está yendo en contra del patrón bíblico. Nos estamos yendo en contra del patrón bíblico. Tengo que reconocer que yo también he dicho eso. Mire si eso está aquí escrito sabiendo que la tribulación produce paciencia, produce como un sentido de resistencia en nosotros y obviamente esa resistencia se va a afinar aún más cuando nos encontramos con distintas pruebas en nuestra vida. Se va a afinar aún más.

Pero lo más bello de nosotros, mis hermanos, hay veces que cuando vemos la palabra “prueba” como que nuestra atención se queda ahí: prueba, prueba, prueba por aquí y prueba por allá y prueba esto. Y ¿a qué te sabe? ¿Te sabe a sherry? ¿A qué te sabe la prueba? Prueba, prueba, prueba. That’s an inside joke. Pero miren el punto que nos está diciendo aquí, mis hermanos, es que esa prueba produce esperanza.

Miren esa palabra. Produce esperanza. Aquí es donde yo conecto esta palabra con ese video que yo les enseñé. Produce esperanza. ¿Sabes qué? Yo se que cuando uno deposita su fe en Cristo Jesús lo que enseña ese video, cuando llegue ese momento, yo estoy seguro que algo así va a ser. Tal vez no tan jocoso, va a ser algo tal vez un poco más serio, pero así va a ser. Donde nosotros vamos a llegar y nos van a presentar toda esta película de nuestra vida.

Y va a ser como que ¡uff! Ya van a enseñar todo en nuestra película. Dios va a tener un video ahí desde los días que yo estaba en el vientre de mi madre hasta el día que llegué a la tumba. Tener un video así, mis hermanos, donde como quien dice, usted va a tener esa persona que dice “Hiciste esto, hiciste aquello, hiciste lo otro” y te van a enseñar todo. Te van a enseñar lo bueno, lo malo que hiciste. ¡Guau!

Van a ver tu pedigree como quien dice. Pero al fin y al cabo cuando tú te trepes en ese scales y te toque ver cuanto pesas o no para entrar al Reino de los Cielos lo que va valer ahí es lo que Cristo Jesús ha hecho por nosotros. Y ahí en donde yo me enfoco en ese sentido de esperanza, mis hermanos. Porque aún yo mismo ahora hay veces que yo mismo me digo como que “¡Guau! Yo voy entrar mi cabeza baja no voy a entrar con mi cabeza en alto. Si usted me pregunta, mi hermano, mi hermana yo tengo que ser honesto.

Yo estoy seguro que yo me voy a acercar a ese momento delante de la presencia de Dios y lo más que yo voy a poder hacer es como que … No, mis hermanos, no nos riamos un momentito. Perdónenme. No nos riamos un momentito porque yo quiero que piensen en la seriedad de lo que estoy diciendo. No, no yo se, yo se. Los voy a hacer reír ahorita otra vez pero por ahora yo quiero que pensemos en la seriedad de esto.

O sea porque si yo me pongo a pensar ¡Guau! Yo que he entregado mi vida desde joven tratando de vivir por Cristo y aún así yo veo que tengo mis imperfecciones y cosas así. Y cuando llegue ese momento, o sea, el que tiene la palabra es Él. No voy a ser yo. Yo voy a ser como uno de esos que llegó ahí y ‘Mira, hice esto, hice aquello, hice lo otro. Traté de hablarle bien a esta persona. Traté de aconsejar a aquél. Llevé a este de un lugar a otro. Yo se que hice esto, hice aquello y eso no estuvo bien delante de Ti’.

Pero cuando llegue ese momento yo voy a estar como que esperando el veredicto final. Puede ser que yo hasta le diga “Pero Señor si yo oraba 2, 3, 4 horas corridas, ahí consagrado a Ti” y cosas así. “Y ayunaba y todo esto”. Pero cuando llega el momento de la verdad, mis hermanos, ahí es donde mi esperanza se va a probar. Ahí es donde después de todas esas pruebas que yo haya tenido en mi vida, pruebas que tal vez yo mismo haya ocasionado o pruebas que hayan venido hacia mí por cosas fuera de mi control.

Y como yo haya respondido a esas pruebas de acuerdo a la fe que yo haya cimentado en mi vida, que yo haya experimentado de parte de Dios y que yo haya procedido con eso. Hay una parte en mi que dice “Sí, I know I’ll go in” pero si les soy honesto hay otra parte en mi que dice “It’s up to you and I’ll be there like… You call the shots. You tell me”. Ahí es donde está nuestra esperanza, mis hermanos.

No quiero que se asusten, yo no estoy dudando, o sea sí hay … siempre está ese granito de duda por ahí. Pero yo en mi corazón, yo se en quien he puesto mi fe. Podrá sonar contradictorio mis hermanos, y ¿saben qué? La vida está llena de contradicciones también. Pero aquí y ahora mismo yo lo declaro delante de ustedes, lo declaro delante de Dios yo en mi tiempo personal cuando yo oro, yo digo “Señor yo se que mi vida está segura en Ti”.

Y ahí está mi esperanza, ahí está mi esperanza. Que a pesar de todas esas pruebas, mi esperanza no va a traer vergüenza a mi vida. Yo lo digo. Esa esperanza no va a traer vergüenza a mi vida a menos que yo intencionalmente haya traído vergüenza a Él, pues ya eso es otra cosa. ¿Verdad que me estoy metiendo en aguas bien profundas aquí? Pero yo quiero decir esto mis hermanos: va a llegar el momento sea a nivel de la eternidad o sea en esta vida aquí presente, porque yo creo, como quien dice, Dios nos mide, nos tasa y nos juzga aún aquí en este momento que estamos viviendo ahora.

Llegará el momento donde Dios va a traer una circunstancia a nuestras vidas, donde nuestras vidas van a ser pesadas y medidas y muchas veces estos son los mensajes que a muchas personas no les gusta escuchar pero los tenemos que escuchar. Porque estos son mensajes que nos ayudan a nosotros a mantenernos viviendo en la forma que Dios manda para cada uno de nosotros. De nuevo, yo no estoy diciendo “Miren, vivan bien para que ganen punto con el Señor”.

Yo no estoy diciendo eso. De acuerdo a nuestros fundamentos que recibimos de las Escrituras, mire, ¿usted declara con su boca, con toda fe de que el Señor es el Salvador, que Él murió por usted, que a través de Él nosotros somos reconciliados con el Padre y que a través de Él nosotros tenemos vida eterna? Mire si usted declara eso con todo su corazón y lo confiesa con su boca, eso se aplica a su vida. De ahí en adelante como vivimos obviamente, yo se que Dios mide cada uno de nuestros pasos.

En Abacú se dice ‘¡Ey! Meditad sobre vuestros caminos’. Es una frase que constantemente se menciona: meditad, meditad sobre vuestros caminos. El mismo salmista dice ‘¡Ey! Ved si hay en mi caminos de perversidad y guíame por el camino recto’. En otras palabras: examíname Señor. Si estoy yendo en un mal camino, muéstrame para venir de nuevo y caer donde tengo que caer.

Déjame terminar con esto. La prueba da esperanza y la esperanza no avergüenza. ¿Por qué? Porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que se nos fue dado. Ahí es donde está ese sello que yo digo que afirma mi esperanza aún más. Yo creo que el amor de Dios ha sido derramado sobre nuestras vidas. Yo creo que el amor de Dios ES derramado sobre nosotros constantemente. Cada día que uno se levanta el amor de Dios está ahí.

Si no fuera por esa gasolina que nos mantiene corriendo, ¡Uff! ¡Qué sería de nosotros! Si no fuera por esa gracia constante que está corriendo, que está fluyendo, ¡qué sería de nosotros! Si yo siguiera leyendo ¿qué es lo que dice el capítulo 6? El verso 1 del capítulo 6, ¿qué dice? El verso 6 de Romanos capítulo 6 miren lo que dice: ‘¡Oh! ¡qué pues le vamos a decir a estos! ¡Qué vamos a seguir pecando para que la gracia abunde?’.

¿Qué dice? Ahí mismo nos da la respuesta. No significa eso. Ya les di el preview para el próximo mensaje. Mis hermanos, hay un amor que ha sido derramado sobre nosotros y tenemos que vivir que vivir de acuerdo a lo que ese amor pide de nuestras vidas. A veces que yo pienso que el amor de Dios es incondicional. Sí, el amor de Dios es incondicional hasta cierto punto, después de eso hay condiciones bien interesantes con las cuales uno tiene que vivir. Eso es un secreto que se los comparto hoy y lo voy a elaborar más después.

Pero, déjenme atribularlos. Hay veces que salimos de aquí ‘¡Guau! ¡Qué chévere ese mensaje! Yo creo que esta noche es uno de esos mensajes que nos va a hacer pensar y meditar un poquito más. Yo no quiero que usted salga hoy de aquí con mucho “chiqui chija”, bueno sí, haga “chiqui chija” porque sabemos que somos salvos por esa Gracia del Señor Jesús, pero a la misma vez ¿cómo vivimos? ¿Cómo vivimos cada día? ¿Cómo vivimos con nuestro prójimo? ¿Cómo vivimos con nosotros mismos? ¿Cómo vivimos delante de Dios?

¿Cómo vivimos cuando estamos a solas? En todos los aspectos, ¿Cómo vivimos? ¿Vivimos en una forma digna del Reino de Dios? ¿ O no? Padre, en el nombre de Jesús yo te doy las gracias porque solamente a través de Ti y Tu sacrificio nosotros tenemos vida eterna y tenemos entrada al Señor. A ese Reino que Tú tienes preparado para cada uno de nosotros y aún muchos más alrededor del mundo entero.

Y Padre mi deseo es que estas palabras que yo he compartido en esta noche, Señor, mi deseo es que estas palabras infundan sobre nosotros esperanza. Estas palabras no están intencionadas para causar temor sino más bien para hacernos pensar, para reargüir nuestras mentes, nuestros corazones sobre como estamos viviendo delante de ti, Señor. Cuán en serio estamos tomando los principios de tu palabra, Señor y los implementamos, Señor a nuestro ser.

No por ganar mérito delante de ti sino por el mero hecho de hacerlo como una respuesta a ese amor que Tú has derramando sobre nuestras vidas a través de tu Espíritu. Señor yo te pido que en esta noche a medida que nos preparamos para salir de aquí y en este silencio así tan claro, mi oración es que cada uno de nosotros -incluyéndome a mi mismo, Señor- que podamos pensar y meditar en estas verdades que podrán sonar bien simples pero que son bien profundas.

Que estas verdades verdaderamente calen en nuestro corazón, rearguyan nuestra vida, rearguyan nuestra alma sobre como es que Tú quieres que nosotros vivamos hoy día, Señor. De nuevo, no por ganar méritos contigo sino vivir en una forma que demuestre nuestro amor hacia Ti, Señor. Que sea un amor recíproco de parte tuya a nosotros y de nosotros hacia ti.

Yo bendigo a mis hermanos y hermanas, Señor. Que esta noche Tú les concedas un sueño reparador, tranquilo y Señor si se cuela algún sueño medio nebuloso ¡ey! Danos sabiduría para saber discernir.

Porque hay veces que Tú nos hablas a través de los sueños, también. Que no nos llenemos de pánico, Señor, sino que podamos recibir de ti la sabiduría y el discernimiento para entender lo que Tú quieres para nosotros y saber como proceder en cada día, Señor. Bendigo a cada uno de mis hermanos y hermanas.

Y te pido que ellos puedan salir de aquí llenos de tu paz, llenos de tu amor y confiados en la esperanza de que solamente a través de ti y de tu amor tenemos acceso y entrada a una vida eterna contigo, ¡oh, Dios! Te damos las gracias por tu Hijo Jesús. Amén y amén.

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La bendición de someternos a nuestros maridos

15 de febrero del 2010 Por Vanessa Santos Mirabal

Así mismo, esposas, sométanse a sus esposos, de modo que si algunos de ellos no creen en la palabra, puedan ser ganados más por el compartimiento de ustedes que por sus palabras, al observar su conducta íntegra y respetuosa. 1 Pedro 3:1-2 (NVI)

Amada hermana,

He pedido la dirección del Espíritu Santo para hablar sobre este delicado tema, sobre todo por el momento presente que vivimos hoy, en donde las mujeres ocupamos puestos de importancia en empresas, participamos en política, nos preparamos académicamente, ejercemos liderazgo en diferentes esferas de la vida, muchas somos económicamente independientes, y las lista no termina…porque vamos logrando más cada día…pero aún en medio de todo ese progreso Dios nos dice que hay bendición si nos sujetamos a nuestros maridos.

Esto ha sido algo revelador y transformador para mi, en la etapa que estoy viviendo, porque tantas veces he analizado la situación de muchas mujeres que se preguntan ¿cómo Dios va a querer que yo me sujete a un hombre que no ha asumido su rol en la familia o peor aún, a un hombre que no está sometido a la voluntad de Dios? y recientemente creo que encontré la respuesta o el misterio de todo esto. Encontré que cuando somos obedientes a ese llamado del Señor, es Él quien hace la obra en nuestros esposos, y no nosotras con nuestras “cantaletas” sobre la conversión , la fe y la vida cristiana.

Por muchos años he venido orando por mi esposo, quien ha sido una pareja maravillosa, y a quien amo profundamente, pero a pesar de tener tantas cosas buenas tenía una resistencia grande para las cosas del Señor, y ahí venían nuestras diferencias y conflictos. Me sentía tan decepcionada y otras veces enojada, porque no podía entender su ceguera espiritual. No podía entender cómo era posible que no reconociera lo que Dios estaba haciendo en medio nuestro o los planes buenos que Dios tenía para nuestra familia. Sentía que la necedad y terquedad se habían apoderado de él, y cada vez que intentaba abordar el tema de la fe y del propósito de Dios para nosotros, terminábamos disgustados y distanciados.
Por años este tema causó muchas tensiones familiares y no podíamos abordarlo con profundidad, porque no lográbamos ponernos de acuerdo. No fue hasta unos años atrás cuando el Señor puso en mi camino un libro que se llama “El Poder de la Esposa que Ora”, que pude entender que Dios estaba diciendo “cállate y ora” y eso comencé a hacer. Dios comenzó primero a obrar en mi, mientras oraba por mi esposo. Las cosas no cambiaron de un día para otro. Los progresos se fueron viendo poco a poco a través de los años. Pero recientemente hubo una palabra del Señor que me impactó cómo nunca antes y desató la bendición del Señor para mi esposo y fue la palabra que compartí con ustedes al principio. Yo misma le preguntaba al Señor que cómo era que yo me iba a someter a un hombre que no estaba sometido a Él, y en ese versículo de 1 Pedro 3:1-2, Él me dio la respuesta, diciéndome que es con mi comportamiento respetuoso e íntegro que él iba a ser ganado y a creer en la palabra. ¡Aleluya!

Dios es un dios sabio. Sabe lo que dice y porque lo dice y si Él nos esta mandando a hacerlo, hagámosle caso aunque no lo entendamos, porque Él promete que es Él quien hará la obra, a través de nuestro ejemplo y cuando nosotras sabiamente nos sometamos a nuestros maridos. Debemos aprender a descansar en Él y a saber que es en Su tiempo y a Su manera que Él hace la obra.

Tenemos que entender, que a pesar de todos los avances y logros que hemos alcanzado como mujeres, nuestro rol es ser el corazón de la casa y no la cabeza; ese es el rol de nuestro marido. Si nos revelamos contra eso, somos nosotras mismas quienes pagamos las consecuencias. Dice la palabra en Proverbios 14:1 que la mujer sabia edifica su casa, más la necia con sus manos la destruye. Sepamos que en nuestra lengua hay poder de vida o muerte y si lo que vamos a decir a nuestro esposo es recibido con indiferencia o irritación, el próximo paso es mantenernos calladas y orar. Dios siempre respalda nuestra obediencia y se manifiesta en medio nuestro.

Cuando entendí esta verdad, descansé y pude ver al Señor obrar en mi esposo. Solté esa presión interna que sentía por la vida de fe de mi esposo y se la entregué a Él. Le permití a Dios que fuera Él el que obrara y no yo. Me sometí en obediencia al Señor. Mi esposo ahora lee la palabra, ora con regularidad, busca del Señor, toma clases de discipulado, quiere servir en la iglesia y lo más importante, él ha declarado a Jesús como su Señor y Salvador. Dios es fiel, y cumple sus promesas. Él escucha y responde. No desmayes.

Pasos a dar:

1. Reconocer mi rol como esposa según lo que dice la palabra.
2. Hablar sólo palabras que edifiquen.
3. Aumentar nuestra vida de oración por nuestros esposo y sujetarnos a ellos, mientras Dios hace la obra.
4. Pedir sabiduría y dirección al Espíritu santo sobre este tema si todavía nos resistimos a someternos.
5. Saber con certeza que encontraremos ayuda en el Señor.
6. Perseverar.

Oración:

Amado Señor, hazme la ayuda idónea para mi esposo; que yo sea un instrumento de reconciliación, paz, sanidad en mi matrimonio. Enséñame a orar por mi esposo y a sujetarme a él. Capacítalo a él para que sea la cabeza del hogar como tú lo creaste y muéstrame cómo apoyarlo y respetarlo. Trae unidad y acuerdo entre nosotros. Ayúdame a no cansarme de hacer el bien, sabiendo que a su debido tiempo cosecharé, si no me doy por vencida. En el nombre de Jesús, tu hijo amado. Amén.

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Hazlo como Moisés y entrega tu vara a Dios

Transcripción

La manera principal que nosotros podemos demostrarle nuestro amor sincero al Señor es a través de nuestro servicio. Sirviéndole a Él con un corazón entregado. Cada uno de nosotros se emociona cuando usted le pide algo a alguien y esa persona con tanto gusto y deleite va y hace lo que usted le pide, de acuerdo a la necesidad que usted tiene. ¡Qué hermoso es eso! ¿Verdad? Cuando le decimos a un hijo “Ve por favor, tráeme agua” y ese niñito corre, o ese adolescente corre a la cocina nos trae esa agua, le echa hielito, lo trae en un platito, una servilleta y todo lo demás. Y nos lo entrega con amor.

Eso enternece nuestro corazón, ¿verdad?, y afianza las relaciones. Asimismo es con nuestro Padre Celestial cuando nosotros somos obedientes a Él y le servimos de acuerdo a lo que Él nos ha mandado. Asimismo Él se deleita con nuestra ofrenda y se alegra. Nosotros tenemos que ofrendarle a Él con un corazón alegre y asimismo alegramos el corazón de Dios. Solo por el hecho de que tú eres hijo o hija de Dios ya eso automáticamente sabes que has recibido el llamado a colaborar en su Reino aquí en la Tierra.

No importa que lleves mucho tiempo sirviéndole al Señor, no importa que hayas llegado hoy a su Reino. No importa. No importa que seas jovencito, niño, joven adulto o que seas una persona ya en edad. No importa que ha pasado en tu vida. Si has tenido éxitos o fracasos o donde hayas estado. Eso no le importa a Dios. Si somos hijos de Dios automáticamente sabemos que Él nos ha llamado a colaborar en su Reino. Ninguno de nosotros está excluido, pues Dios sabe lo que Él ha depositado en cada uno.

Dios no comete errores, Él sabe, Él conoce nuestro interior. Él sabe lo que ha depositado en cada uno, sabe como nos puede usar y te conoce por dentro y por fuera y también conoce las necesidades que hay a nuestro alrededor. Por si fuera poco, Dios tiene los recursos que tú y yo necesitamos para crecer en nuestro llamado y ser obedientes y servirle a Él como Él necesita que le sirvamos. Él está buscando corazones dispuestos.

Hay un versículo que dice que ‘los ojos de Jehová contemplan toda la Tierra para mostrar su poder a favor de aquellos que tienen un corazón perfecto para con Él’. Y ahí “perfección” no quiere decir que lo tenemos todo en orden, planchadito. Lo que quiere decir es que tenemos un corazón dispuesto, sensible, enseñable para que Él nos use. Así que yo creo que todos nosotros queremos que Dios muestre a favor nuestro su poder. Así que todos estamos incluidos. Nadie, nadie se escapa de eso.

Y la Biblia tiene muchos ejemplos de personas, de hombres y mujeres y niños también, porque sabemos que hay en la Palabra a quien Dios ha llamado desde la niñez y aún desde el vientre de su madre. Así que en la Palabra hay personas así como tú y yo, personas totalmente ordinarias, comunes que Dios ha usado para su gloria. Y uno de ellos es Moisés. Encontramos su vida, su biografía, como Dios lo usó en el Libro de Éxodos que es el Segundo Libro de la Palabra.

Y antes de entrar a Capítulos 3 y 4 de Éxodos yo quiero que hagamos un recuento muy rápido. Se que muchos conocen detalles de la vida de Moisés, pero vamos a dar un recuento a vuelo de pájaro. Sabemos que Moisés nació esclavo, de padres esclavos, en Israel –que era una nación que había sido esclavizada por Egipto por cientos de años en el momento en que Dios levanta a Moisés. Nace en un momento en que el Faraón ha declarado un Edicto de que “todo varón que nazca de los Hebreos tiene que ser eliminado”.

Y los padres de Moisés en vez de hacer esto, en Fe, toman una decisión muy importante. La mamá de Moisés calafatea una pequeña arquilla, una canasta, le pone brea –asfalto- la protege, la sella y la pone en el río con el bebé Moisés de tres meses dentro de la canasta. Providencialmente la hija de Faraón se acerca por ese lado del río y lo ve, tiene compasión de él y lo más importante es que no solamente se queda ahí la provisión de Dios sino que Dios se las ingenia de manera que manda a este bebito a ser criado por la mamá biológica de Moisés.

Así que es ella la que es nodriza, lo amamanta, quizás no sabemos –la Palabra no dice- cuanto tiempo. Pueden ser dos, tres, cuatro años pero por un tiempo Moisés estuvo criado precisamente por su propia mamá. Al cumplir cierta edad, fue, pasó al palacio del Rey ya como hijo adoptado de la hija del Faraón y ahí vivió en el país más poderoso de esa época. Fue enseñado en todas las artes, las ciencias de su época. Vivió como príncipe hasta los 40 años de edad en que un día él tiene que salir huyendo por su vida.

Porque Faraón quiere matarlo porque él ha matado un egipcio por defender a un israelita a un hebreo y obviamente se acarrea la ira de Faraón y tiene que salir huyendo. Sale huyendo, deja su vida de príncipe atrás a los 40 años y va, entonces, a vivir, a morar en el desierto de Madián y ahí está 40 años más. Y es ahí en ese tiempo, en esa encrucijada de la vida de Moisés que yo quiero que entremos para el mensaje de esta tarde.

Y vamos entonces a Éxodo capitulo 3 y vamos al versículo 2. Ahí encontramos a Moisés pastoreando ovejas. Lo ha estado haciendo, ya, por 40 años día tras día. Versículo 2 dice: ‘Y se le apareció el ángel de Jehová en una llama de fuego en medio de una zarza y él miró. Y vio que la zarza ardía en fuego y la zarza no se consumía. Entonces Moisés dijo: “Iré yo ahora y de esta grande visión porque causa la zarza no se quema”.

Viendo Jehová que él iba a ver lo llamó Dios en medio de la zarza y dijo: “Moisés, Moisés” y él respondió “Heme aquí”. Así que ese es un día que amaneció igual que cualquier otro en el desierto. Moisés no esperaba que sucediera nada fuera de lo común pero Dios se le revela ese día. Llama la atención de Moisés con esta zarza que está ardiendo en fuego pero no se consume porque está pasando algo extraordinario. Capta la atención de Moisés. Y es importante notar que es cuando Moisés deja a un lado su ocupación.

Moisés está pastoreando cuando él mira, ve la zarza y es cuando él se mueve, sale de donde él está y se mueve para ver que es lo que está pasando. Es entonces que Dios le habla y él le contesta ‘Heme aquí’. Yo creo que ese es un detalle importante porque es importante que nosotros estemos al tanto, alerta a como Dios nos está hablando a nuestra vida. Si vemos que Dios nos habla, está por allá y hay alguna indicación de que Él quiere hablarnos y nos quedamos en el mismo lugar y no hacemos un intento de conectar con eso, pues no va a pasar nada.

Ahí se queda el asunto. Pero Moisés fue a investigar y fue ahí cuando Dios vio que él se movió entonces le llamó. Es posible que 40 o 50 años antes en sus días de esplendor como príncipe en Egipto, Moisés hubiera contestado de una manera diferente. A lo mejor no hubiera dicho solamente ‘Heme aquí’ sino que nos hubiera dado su resumé como príncipe de Egipto. Pero en este momento Dios le está hablando a un Moisés que ha pasado por la escuela de Dios del desierto.

Ya no es el Moisés de antes. Ya han sido muchos años que aquella etapa de su vida terminó y es un hombre diferente. Moisés ha pasado 40 años ya en un apartado para heder de la tierra con pocos logros a su nombre. Ha tenido mucho tiempo para meditar y para dejar las ínfulas que quizás él adquirió en el tiempo en que fue príncipe en Egipto. Por eso simplemente contesta ‘Heme aquí’.

Dios no te puede usar, no me puede usar a mí, no pudo haber usado a Moisés si él hubiera estado lleno de sí mismo, con altanería y con vanagloria. Moisés le respondió a Dios de la manera que Dios necesitaba oír. Así quiere Dios que nosotros le contestemos a Él, simplemente con un “Heme aquí”. Nosotros tenemos que vivir en la continua expectativa de que Dios nos habla en lo más común de los días, en la más común de las circunstancias y aún cuando estemos o hayamos pasado por el desierto. Por un desierto.

Por más terrible que el desierto de nuestra vida haya sido. En esta etapa de la vida de Moisés ya él tiene 80 años y seguramente ya a los 80 años, ¿qué es lo que uno está pensando? No en hacer un cambio de carrera, ¿verdad? Uno hace esos cambios a los 40, como tarde 45. Ya él tiene 80 años, así que seguramente ya él pensaba que él iba a seguir laborando en el desierto como pastor de ovejas y que ahí iba a terminar sus días, criando su familia, atendiendo sus cosas de la vida diaria y apacentando ovejas.

A los ojos del mundo Moisés podría ser considerado como poca cosa. Pero para Dios era diferente, ¿sabes por qué? Porque Dios no mira las apariencias, Él no mira lo externo, Él mira lo interno, Él mira el corazón. Él mira lo que la persona tiene por dentro, la disposición de ser usada por Él. Dios conocía –como rayos-X- el interior de Moisés, así que Él sabía que él iba a ser un poderoso instrumento en sus manos. Y además de conocer a Dios así de una manera intima, Dios también conocía la necesidad de su pueblo Israel.

Si vemos en el verso 7 del mismo capítulo 3 de Éxodo, miren lo que dice ese verso: ‘Dijo luego Jehová: “Bien he visto la aflicción de mi pueblo que está en Egipto y he oído su clamor a causa de sus exactores; pues he conocido sus angustias y he descendido para librarlos de manos de los egipcios”. Muy importante ese versículo y ‘Él ha descendido para librarlos de manos de los egipcios’. “Y sacarlos de aquella tierra a una tierra buena y ancha, a tierra que fluye leche y miel a los lugares” –de unos pueblos que menciona mas adelante.

Y sigue en el versículo 9: “El clamor, pues, de los hijos de Israel ha venido delante de mí y también he visto la opresión con que los egipcios los oprimen”. O sea que vemos en ese pasaje que Dios no solamente sabe, conoce que Moisés va a ser un buen instrumento en sus manos sino que también está al tanto de la necesidad de su pueblo. Un pueblo que había estado en esclavitud más de 400 años en esa época y que por mucho tiempo había sufrido terrible angustia en manos de los egipcios.

Y Dios está al tanto. Y haciendo un aparte en ese punto, qué importante es saber que asimismo como Dios estaba al tanto de las necesidades de su pueblo Israel, asimismo Él está al tanto de nuestras necesidades. Así que a veces pensamos, sufrimos a solas, tenemos fracasos y pensamos que estamos a solas, que nadie se compadece, que el Dios del Universo se ha olvidado de nosotros. Pero no es así. Si Él se ocupó y sabía la aflicción de su pueblo, ¿Cómo no va a conocer la aflicción de cada uno de nosotros?

Cada uno de nosotros es importante para Él. Y es importante uno saber eso, que uno no está solo que en algún momento Él va a proveer el oportuno socorro.

Y lo que tenemos que hacer en esos tiempos es no resolver las situaciones a nuestra manera, rápidamente en la carne sino esperar en Él y esperar que Él nos guie y nos de la sabiduría que necesitamos. Porque los planes y las intenciones de Dios siempre son mejores que las que nosotros tenemos aún sobre nosotros mismos.

Hasta el verso 9, Moisés solamente había escuchado –si recordamos el pasaje- como latía el corazón de Dios con respecto al dolor y la opresión de su pueblo y acerca de que Él había descendido para librarlos de las manos de los egipcios. Pero en el verso 10, Dios le extiende un llamado a Moisés que cambia su vida para siempre. Un llamado contundente. Y miren lo que dice ese verso, porque hasta ese punto, Moisés ha dicho “Sí, Señor, es verdad. ¡Cuánto sufren mis pobres hermanos allá!”.

Pero en el verso diez Dios ya lo compromete a él y miren lo que le dice: ‘Ven por tanto ahora y te enviaré a Faraón para que saques de Egipto a mi pueblo, los hijos de Israel’. Eso suena como que Él quería de verdad decir lo que estaba diciendo: “Ven por tanto ahora y te enviaré” y le da un llamado bien exacto, contundente a Moisés. Dios determinó que Moisés era su respuesta a la necesidad de su pueblo. Yo imagino que la primera reacción de Moisés fue mirar para atrás a ver ‘¿Será que le está hablando a otro?’.

Pero se acordó que él estaba solo en el desierto y que lo único que había ahí eran ovejas y Dios no llama ovejas. Aunque nos llama ‘ovejas’ en la Palabra, sí. Pero el llamado era para él y además había mencionado su nombre: lo había llamado por su nombre. Le había dicho “Moisés, Moisés”. Algunos de nosotros actuamos así mismo también. Sabemos que ya Dios nos ha escogido para una tarea de servicio pero estamos buscando en el horizonte a ver quien lo va a hacer.

‘Dios ha puesto esta llama en mi de trabajar con los niños, de discipular en niños, de visitar los enfermos en hospitales, de visitar a los presos en la cárcel’. Cualquier cosa que sea que su corazón está como vibrando que usted desea para el Señor. Pero entonces no nos mirando a nosotros mismos como que nosotros somos la respuesta de Dios sino que estamos buscando a ver quien lo va a hacer. Así que hacemos el papel de Dios, estamos llamando a otros a hacer lo que ya sabemos que Dios nos ha llamado a nosotros a hacer.

Y vemos que lo primero que salió de la boca de Moisés –en ese momento después del llamado- no fue ‘Heme aquí, envíame’. Por lo contrario en el verso 11 dice: ‘Entonces Moisés respondió a Dios: “¿Quién soy yo para que vaya a Faraón y saque de Egipto a los hijos de Israel?”. Así que todo lo contrario, you know, ¿qué es esto? ¿Cómo voy yo a hacer esto que Tú dices? Evidentemente, Moisés no escuchó dijo.

Si volvemos al verso 8, vemos que ahí Dios claramente que fue Él, o sea Dios no Moisés, el que descendió para librar a su pueblo de manos de los egipcios. Sin embargo, Moisés en su humanidad ante la asignación que Dios le da, se paraliza y se enfoca no en Dios sino en él mismo. No se enfoca en el poder de Dios sino que se enfoca en él mismo y en las limitaciones propias que él también sabía que tenía.

Nosotros somos expertos, nosotros podemos darle a otro una lista con lujo de detalles de nuestras carencias, de nuestros problemas y de aquello que yo no tengo. En eso se enfocó Moisés en ese momento. Cuando nosotros nos confrontamos con un llamado de Dios inmediatamente se nos pasa una película del pasado que nos grita, a veces ‘no estás cualificado, tú no sirves para eso. Cuidado vas a fracasar, fracasaste antes y ya tú sabes a la tercera va la vencida. Así que mejor quédate donde estás porque te estás arriesgando’.

‘No eres digno de ser usado por Dios porque ya tú le fallaste antes. Tú hiciste aquello, tú has estado tantos años haciendo lo otro. Tú no has estudiado. Tú tienes record criminal’. O sea una lista larga de cosas que enseguida se nos pasa en la mente diciendo ‘eso debe ser para otro. Para mi no es’. Y creo que eso mismo le pasó a Moisés. Primero él se miró por fuera y ¿qué vio? ¿Qué vio Moisés cuando se miró por fuera? Imagínense ustedes a él después de 40 años en el desierto. Vio su piel tostada, maltratada por el embate diario del sol del desierto.

Cuarenta años de sol es mucha cosa, ¿verdad?, vio los surcos de su piel –porque recuerden que ya no era una persona joven, ya era una persona de 80 años- y unas manos toscas por el duro trabajo en el desierto. Y miró sus pies y los vio cubierto de las materias orgánicas del desierto –eso por ponerlo fino, ¿verdad?- y miró su ropa y ¿qué vio? Una tela quizás raída, descolorida por el sol. En otras palabras, no era una apariencia tan agradable. Es mucho tiempo haciendo lo mismo en un ambiente inhóspito.

Luego, él se miró –se miró primero por fuera- por dentro y ensartó muchos pensamientos. Tuvo un tremendo monologo interior. Él puede haberse dicho algo así como “en un tiempo remoto –hace mucho tiempo- yo fui alguien, ahora solo soy un pastor de ovejas. Es muy tarde para dejar esto y hacer algo nuevo. ¿Cómo yo voy a saber que hacer si yo me presento ahí si hace años que yo no voy a una Corte egipcia y menos hablar con un Faraón? Además una vez en mi vida yo pensé que podía hacer algo por liberar a mi pueblo y me fue muy mal.

Decidí matar al egipcio y en vez de ganarme el respeto, el agradecimiento de los hebreos, lo que hicieron fue que me despreciaron. Despreciaron el acto de valentía que yo tuve. Y no solamente eso, sino que, Faraón dio orden de muerte contra mí. Si fracasé en ese momento en hacer esto que es liberar al pueblo, precisamente, voy a fracasar nuevamente. Y además yo ya he vivido en este desierto muchos años. Ya yo lo conozco, yo se donde está cada zarza, cada piedra, todo. Donde está un poquito de hierba, ya yo me conozco este ambiente también.

Así que yo no me voy a poner en esta etapa de mi vida a hacer algo para mi.” Eso es yo imaginándome ahí a Moisés cavilando después de ese llamado. Del verso 10 en adelante sigue una muy interesante conversación entre Dios y Moisés. Esta conversación nos demuestra que nuestra propia humanidad es el mayor obstáculo para que se cumpla el llamado de Dios sobre nuestras vidas. A veces no necesitamos ayuda, en este caso, nosotros mismos somos más que suficientes, más que capaces de cancelar el llamado de Dios al principio del llamado.

Leamos en las palabras de afirmación de Dios después de que Moisés se declara rotundamente descalificado cuando él le dice “¿Yo? Yo no soy. ¿Cómo voy a ser yo el que vaya a Egipto?”. En el verso 12, miren que palabras tan hermosas, dice –Dios le dice a Moisés-: ‘Ven porque yo estaré contigo’ y lo repito ‘Ven porque yo estaré contigo’. En otras palabras Dios le estaba diciendo a Moisés “deja de poner tus ojos sobre ti mismo. Tú eres mi instrumento, pon tus ojos sobre mi. Ve tranquilo porque en esta empresa yo voy contigo. Yo soy el responsable. Tú no estas solo”.

Estas palabras del Señor ‘Ven porque yo estaré contigo’ son como agua refrescante para cualquier hijo o hija de Dios que quiera hacer su voluntad. Porque no tenemos por que preocuparnos, porque cuando venga esa ansiedad de “¿Cómo voy a hacer esto?” Sabemos que Él ha dicho ya ‘Ven porque yo estaré contigo’. Yo recuerdo algo tonto que yo pensé cuando una vez que ya estábamos, que yo vi que el retiro de mujeres iba a ser un evento anual, ya habían pasado como dos.

Yo recuerdo que yo estaba un día así como medio temblando como diciendo “esto hay que hacerlo todos los años. Pero yo no soy lo suficientemente creativa como para tener una idea diferente cada año para este retiro”. Es irrisible, como ¿en qué Dios yo había creído? Si Él me había llamado a hacer algo, yo no tengo que preocuparme porque sale de mí, tengo que ocuparme en desarrollar esa relación con Él de manera que yo pueda recibir su guianza y su sabiduría para hacer lo que Él me ha llamado.

Así que son cosas que a veces pensamos de una manera tan ridícula y tan pequeña. Y eso nos pasa a todos, especialmente al comienzo del caminar y en etapas cuando ya vemos que Dios nos está expandiendo, nos está sacando de una zona cómoda a una zona –digamos- de riesgo. Es ahí que temblamos. Pero Dios tiene la respuesta para todo y Él nos va a capacitar. Cuando vienen esos temores, cuando vienen los desánimos y las dificultades que ciertamente van a venir cuando nosotros respondemos al llamado de Dios.

Mire, puede ser que estemos aún en el centro de la voluntad, exacta del Señor y aún ahí vamos a tener desánimos, dificultades y temores. Sí o sí, ¿verdad que sí qué es así? Todos lo hemos experimentado. Pero esta verdad de que Él está conmigo nos sirve a la vez como un ancla y como una brújula para nosotros seguir en ese camino que Él ha determinado que nosotros sigamos y reconforta nuestra alma. Porque sabemos que, ‘mira, yo no tengo que preocuparme que eso sale de mi’. Yo tengo que ser diligente y tengo que seguir aprendiendo.

Pero no tengo que preocuparme que el poder para hacer lo que Dios me ha mandado hacer venga de mí porque viene de Dios. Dios es la única y verdadera fuente de la efectividad del Hijo de Dios. No hay nada más. Fuera de Él no podemos hacer nada. Es muy posible que en nuestras propias fuerzas hagamos cosas que pueden resultar bien y hasta son buenas pero no va a ser lo mejor de Dios. Sino que yo creo que cada uno de nosotros quiere lo mejor de Dios.

Es fácil que nosotros nos metamos cuando estamos así en la obra del Señor, que nos metamos tanto en lo que hacemos por Dios que se nos olvide que lo más importante es lo que somos en Él. Hay una gran diferencia. Uno puede ser, estar afanoso haciendo, dedicarle 24 horas del día al ministerio, al servicio del Señor. Pero eso no es necesariamente lo que Él quiere. Lo que Él quiere es nuestra obediencia. Tenemos que ser obedientes. Mientras más yo estoy en los caminos del Señor, más cuenta y más real se me hace ese principio.

De que lo más importante para Dios no es lo que nosotros hagamos sino es el corazón obediente con que lo hagamos. Igualmente que cuando usted tiene una necesidad y necesita algo en el momento, ¿qué es lo que le agrada? Que sea cumplido en el momento no después cuando la persona determina que es el tiempo. Tiene que ser en el momento que usted necesita. Asimismo tenemos que hacer, la obediencia es lo más importante. Obediencia, obediencia, obediencia.

Eso es algo que me repito yo continuamente. Porque Él no puede respaldar aquello que Él no ha mandado y si estamos fuera de tiempo tampoco puede ser. Muchas personas han iniciado esfuerzos buenos otra vez, pero lo han hecho fuera del tiempo de Dios. Y hay mucha gente que ha discernido correctamente el área en que Dios quiere que ellos sirvan pero se han adelantado al tiempo de Dios y por lo tanto han fracasado. Algo parecido le pasó a Moisés. Yo creo que es muy posible –y yo creo que la Palabra lo confirma- que desde joven en el hubiera el deseo de librar a su pueblo, ¿verdad? Porque él se crió como príncipe en Egipto pero tuvo un tiempo que tomó de la leche de una mamá que creía en Jehová y de seguro no desaprovechó ningún momento para hablarle a él de quien él era, que él era parte del pueblo de Dios. Que él tenía una misión en su vida por eso había sido rescatado de las aguas, que tuviera cuidado en ese ambiente donde él iba a entrar.

Y claro un niño pequeñito quizás no entienda la complejidad de lo que su padre quiere enseñarle pero yo creo que ella le habló al espíritu. Esa madre le habló al espíritu de Moisés para que eso se quedara ahí. Y yo creo que esa es una gran lección para los padres de que nosotros no debemos desaprovechar ningún momento. Cada momento que nosotros tenemos bajo nuestra tutela a nuestros hijos, aprovechar para impartirles esa presencia de Dios, esa búsqueda de Dios, esa identidad de quien él o ella es en Dios.

El tiempo se va volando y a veces uno piensa “bueno todavía me queda tiempo para enseñarles estas lecciones a mis hijos”, pero el tiempo se va tan rápido. Su hijo puede ser que esté bajo su tutela 17, 18, 19, 20, 25 años, quizás no más, así que tenemos que aprovechar esos tiempos desde la niñez. Desde que un niño es pequeñito ir impartiéndole eso. Aunque nosotros creamos que su mente no entiende yo creo que su espíritu puede estar receptivo. Porque es un acto de fe.

Así que eso era un aparte para animarlos a –precisamente eso- aprovechar cada día para grabar en nuestros hijos eso. Ella le habló acerca del pacto, seguro que le habló acerca del pacto de Dios con su pueblo, con Abraham, con Isaac, con Jacob y le habló acerca de su identidad como parte de ese pueblo. Así que yo creo que eso estaba ahí. Adentro en el espíritu de Moisés y llegó un día en que él quiso hacer algo por eso. Pero ¿qué pasó? Lo hizo fuera de tiempo. Lo hizo en la carne.

Fue, vio que había un egipcio que estaba maltratando a un hebreo y en su propia causa, en la carne decidió matarlo y pensó que eso le iba a traer quizás el agrado del pueblo hebreo. Pero fue lo contrario, vemos que no resultó. Pero que bueno que Dios, es el Dios de las múltiples oportunidades. Él no desechó a Moisés en ese momento por su desobediencia y su altanería. Tampoco te desecha a ti ni me desecha a mí. No importa que experiencias o que pecados o fracasos haya habido en nuestras vidas.

Hay un llamado, definitivamente hay un llamado de Dios sobre la vida de cada uno de ustedes. Y Él tiene todos los recursos para restaurarnos para su Gloria. Una de las cosas que hacemos continuamente es auto condenarnos, descalificarnos de la obra de Dios por vergüenza y por sentirnos indignos. Pero el Salmo 40, versículo 2 le dice a cada uno de nosotros: “Y me hizo sacar del pozo de la desesperación, del lodo cenagoso, puso mis pies sobre peña y enderezó mis pasos”.

Así que ahí vemos que no nos quedamos en el lodo cenagoso. Y yo creo que cada uno de nosotros tiene una experiencia del lodo cenagoso. Tenemos un pasaje en algún área porque antes no teníamos la luz de Cristo y ahora si la tenemos. Cada uno de ustedes tiene no solamente talentos naturales, tiene una vocación, un temperamento, una personalidad única, unos dones que Dios ha depositado en cada uno de ustedes, sino que tienen esta experiencia del lodo cenagoso en su vida.

Y Dios sabe quien necesita escuchar de ti. Él sabe que en el mundo hay una necesidad y Él sabe como unir al instrumento de Dios con la necesidad. Así que aún eso que quizás te avergüenza, aún eso que tú quisieras olvidar cuando lo sometemos al Señor con alegría pidiéndole a Él que Él haga la obra aún eso puede servir para bien y puede ser usado para su Gloria. Dios no desecha nada, Él no desperdicia nada.

Ya vimos en Éxodo 3:12 que Dios le prometió a Moisés que Él estaría con él. Pero Moisés aún no se convence de que ese llamado es para él y expresa su resistencia y sus excusas cuatro veces más. Es un hombre persistente. Moisés no es el único que le ha pasado eso, ¿verdad? Tú y yo somos tan vulnerables como lo fue él. Yo se que, por experiencia propia, es común que detrás de un llamado se asomen inseguridades y temores y los asuntos emocionales no resueltos.

Y nosotros tenemos dos opciones para hacer con esto cuando vemos aquello que está dentro de nosotros que se opone al llamado de Dios. Tenemos dos opciones. Cuando Dios nos llama podemos quedarnos enanos y cómodos ahí donde estamos. Esa es una de las opciones. La otra opción es: podemos aceptar el reto de crecer. Así que ¿qué uno quiere? Nadie quiere truncar su crecimiento en ningún área. Así que esas son las dos opciones. O nos quedamos en lo cómodo y de ahí no pasamos, enanos sin crecer; o aceptamos el reto a crecer.

Y si ya estamos sirviendo y vienen dificultades en el ministerio –que van a venir- también tenemos dos opciones: podemos quedarnos enanos [otra vez] y salir huyendo, dejar aquello: ‘esto es muy difícil, esto no es para mí’; o podemos someternos al proceso de crecimiento de Dios en nuestras áreas de necesidad. Porque es precisamente cuando Dios nos llame y trabajamos con otra gente, eso no es fácil. Trabajar con gente es difícil, ¿sí o no? ¿Verdad que sí? Es difícil, trae sus complicaciones.

Pero no es imposible y es ahí donde uno tiene que decir: “Okay. Se me está subiendo el fuego, la candela está más caliente, ¿qué hago? ¿Me voy, dejo todo esto? Esto es muy difícil, Dios no me llamó a esto o me quedo y veo que Dios quiere hacer con mi vida y hago cambios para que el llamado de Dios se cumpla. Las inseguridades y temores de Moisés le salieron a flor de piel igual que nos salen a nosotros. Y se registran para nuestro beneficio en los capítulos 3 y 4 de Éxodo.

Es una conversación que yo encuentro fascinante. En el capítulo 3 versículo 13 dice: ‘Dijo Moisés a Dios [hipotéticamente él le habla a Dios]: “He aquí que yo llego a los hijos de Israel y les digo: el Dios de vuestros padres me ha enviado a vosotros. Si ellos me preguntaren ¿cuál es su nombre? ¿Qué les responderé?”. Esta pregunta proyecta unos sentimientos con los cuales todos podemos identificarnos y es la emoción o el sentimiento del orgullo.

Porque puede ser que usted aparentemente sea una persona humilde, sencilla, pero todos tenemos orgullo, ¿verdad? En algún lado se nos sale. A lo mejor en muchas situaciones no se nos sale, pero hay algunas en que se sale por más humilde que seamos. Porque eso le pasó a Moisés. Por orgullo muchas veces nosotros queremos tener todos los detalles en orden, conocer todas las respuestas, queremos evitar cometer cualquier error, no quedar en vergüenza delante de los demás. Y con tal de nosotros protegernos del rechazo.

Todos nosotros detestamos que nos rechacen, es una cosa que al ser humano se le hace difícil. A nadie le gusta el rechazo y unos somos más sensibles que otros en cuanto a eso, pero por orgullo no queremos ser rechazados. Nos intimidamos por lo que los otros piensan. Mucha gente ha dejado de hacer cosas que Dios le ha mandado porque está intimidado, porque se congela por lo que los demás puedan creer; o piensa que si queda mal ¿qué va a pasar? A veces le damos más peso a la opinión de los demás sobre nosotros que a obedecer a Dios.

Eso nos pasa con mucha frecuencia. ¿Por qué? Porque tenemos orgullo en nuestro corazón. Y miren la respuesta de Moisés. Él dice: “Yo soy el que soy”. Y dijo: “Así dirás a los hijos de Israel: ‘Yo soy me envió a vosotros’. Ahí Dios identifica con su nombre divino. En ese nombre está incluida la existencia absoluta y eterna de Dios, sus atributos y su carácter; en ese “Yo soy”. Y le repite a Moisés que Él es el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob.

Además en ese mismo pasaje –un poquito después- le da consolación para que él le lleve a los hijos de Israel un mensaje de consolación y de liberación. Y además, como si eso fuera poco, como Moisés tiene este temor de que él vaya a llegar allí y le van a cerrar la puerta en la cara, también le asegura que los ancianos de Israel lo van a recibir, lo van a escuchar y van a saber que fue Dios el que le envió. Así que le da esas palabras de ánimo: ‘No te preocupes Moisés. Yo te digo ya que ellos te van a escuchar’.

‘Y además voy a hacer grandes maravillas ante Faraón y no solamente eso sino que el pueblo de Israel al salir de Egipto va a despojar de una manera muy fácil a Egipto de manera que va a llevar riquezas con ellos’. Así que Dios le dice muchas cosas que deben haber ya tranquilizado la incomodidad o intranquilidad que tiene Moisés ante el llamado. En Éxodo 4:1 Moisés sigue su campaña de resistencia al llamado.

Entonces Moisés respondió diciendo: “He aquí que ellos no me creerán ni oirán mi voz porque dirán ‘No se te ha aparecido Jehová’. Pobre, sigue diciendo lo mismo: no me van a creer. Dios le dice ‘te van a creer, te van a recibir, te van a escuchar’ y dice ‘No, no. Yo me voy a aparecer allí y me van a decir ‘no se te ha aparecido Jehová’. Y que interesante la respuesta que Dios le da al insistente Moisés. En ese caso Dios le dice:’ ¿Qué es lo que tienes en tu mano?’ Y Moisés le respondió ‘una vara’.

Y en ese momento Dios procedió a convertir la vara en una culebra y nuevamente la convirtió en una vara y además le dio dos señales más para que supiera el pueblo de Israel y Faraón que él había sido enviado por Dios. Para este punto de la conversación ya Moisés sabe que ya la causa está perdida. Tiene las de perder. Sabe que tiene que batear un home-round con Dios en términos de una excusa formidable que lo saque a Él de la carrera y le haga entender finalmente a Dios que él no es el hombre correcto, que Dios se equivocó de dirección.

Y llegó allí al desierto de Maridan cuando en realidad no era allí donde Él tenía que llegar. Él tenía que llegar a otro lugar a buscar a otra persona. Y miren lo que le dice, lo que se le ocurre a Moisés. En el capítulo 4 versículo 10: ‘Entonces dijo Moisés a Jehová: “¡Ay, Señor! Nunca he sido hombre de fácil palabra. Ni antes ni desde que Tú hablas a tu siervo, porque yo soy tardo en el habla y torpe de lengua”. Yo creo que muchos de nosotros nos podemos identificar con eso, ¿verdad?

Cuando tenemos una oportunidad donde se nos mande: ‘Mira tú puedes orar por tal cosa en público, tú puedes traer una meditación de 5 minutos, tú puedes hacer esto, lo otro’. ‘Tú puedes dirigir este grupo, tú puedes abrir tu casa para una célula’. Enseguida lo que nos viene ¡ay! Pero yo no soy muy bueno en esa área. Pero es interesante que Moisés es una de sus áreas, también, de aparente debilidad. Para ahora ya Moisés ha presenciado pruebas contundentes del poder de Dios y le dice a Dios –ha visto tantas maravillas.

Ya vio la vara convertirse en culebra, la culebra otra vez convertirse en vara y otras cosas más. Ha visto la zarza que ardía y no se consumía. Ha estado hablando con el Dios del Universo pero eso no lo ha inspirado lo suficiente y miren la escusa que le da: ‘Yo no tengo las destrezas de oratoria que Tú necesitas, Dios’. ‘Eso no es lo mío’. ‘Yo creo que ya tú sabes, ya hemos hablado suficiente, ya Tú debes entender que yo no soy el que Tú estás buscando’.

Y Dios le da una respuesta que va directo al blanco de la necedad de Moisés, le dice en el versículo 11: ‘¿Quién dio la boca al hombre o quien hizo al mundo y al sordo, al que ve y al ciego? ¿No soy yo Jehová? Ahora, pues, ve y yo estaré con tu boca y te enseñaré lo que hayas de hablar’. En otras palabras: “Moisés, muy buena la excusa pero ve, you’ re going to Egypt. Tú vas para allá. Tú vas para Egipto. Tú eres el que yo tengo señalado para eso.

El Dios del Universo tiene los recursos para capacitarnos en nuestra área de carencia o de debilidad, eso es lo que tenemos que creer. Y miren esta frase: Dios no llama al capacitado sino que capacita al llamado. Otra vez: Dios no llama al capacitado sino que capacita al llamado. Esa es para usted y para mí. Él no extiende un llamado para empujarnos al fracaso. Dios no es loco. Él no nos va a hacer eso. No nos va a decir: “Tú puedes, ve, tírate al agua” y después nos va a dejar hundir y ahogar. Él no va a hacer eso porque Él es un Dios de amor.

Nuestra parte es creer y movernos en fe. Y pensamos pues que ahí se quedaría todo. Pero Moisés insistió en seguir con la mirada puesta en sí mismo, en sus limitaciones en vez de transferirla al Todopoderoso. Y vemos el versículo 13 que Moisés le dice: “¡Ay, Señor! [Otra vez: ¡ay, Señor!] Envía te ruego por medio del que debes enviar”. Otra vez, no soy yo, te equivocaste. Busca al otro, al que Tú tienes que enviar.

Y finalmente esto enojó a Dios. Pero aún así, Dios no descartó a Moisés, demostrándole sus atributos eternos de paciencia y de misericordia. Dios recogió otra vez porque sabía que él era su respuesta a la necesidad de su pueblo. A pesar de este comienzo tan frágil de Moisés, él fue creciendo en la fe. En su fe. Y de hecho yo les animo –es muy poquito obviamente lo que podemos compartir de la vida de Moisés en este tiempo- a que la lea completo desde el comienzo hasta el final. Es una historia maravillosa donde hay tantas lecciones para nuestra vida personal, para nuestra vida ministerial, el liderazgo.

Para muchas áreas de nuestra vida. Así que yo les animo a seguir leyendo y entendiendo más el proceso de Dios, el llamado de Dios sobre la vida de Moisés y como Dios lo usó. Así que a pesar de este comienzo tan frágil, tan humilde de Moisés ahí en el desierto, él fue creciendo en fe. Y ¿cómo pasó esto? Él fue caminando lado a lado con Dios, desechando su mentalidad humana, su mentalidad puramente natural.

Se fue desechando y fue adquiriendo una mentalidad sobrenatural acerca del poder de Dios, acerca de lo que es el llamado, acerca de lo que es crecer en el Señor. Él decidió abrazar el llamado de Dios para su vida con todos los privilegios y gozos al igual que con sus responsabilidades y dificultades y por eso vemos en el capítulo 11 de hebreos que es el capítulo de los héroes de la fe. Está incluido Moisés. Si vamos ahí, capítulo 11 de hebreos en los versículos 24 en adelante dice: ‘Por la fe, Moisés, hecho ya grande rehusó llamarse hijo de la hija de Faraón, escogiendo antes ser maltratado con el pueblo de Dios que gozar de los deleites temporales del pecado.

Teniendo por mayores riquezas el vituperio de Cristo, que los tesoros de los Egipcios porque tenía puesta la mirada en el galardón. Y de ahí en adelante otra parte del pasaje va diciendo otras cosas acerca de lo que Moisés pudo lograr precisamente porque había puesto a caminar su fe en Dios. Y quiero concluir con un versículo muy interesante que se encuentra [si los músicos pueden pasar, por favor] en Éxodos 4:20 y que toma lugar cuando Moisés ya se ha convencido de que es Dios el que lo ha llamado y va de camino a Egipto.

Entonces dice así el versículo, Éxodo 4:20: “Entonces, Moisés, tomó su mujer y sus hijos y los puso sobre un asno y volvió a tierra de Egipto”. Y miren esta parte del versículo: “Tomó también, Moisés, la vara de Dios en su mano”. Y la vara, hasta ese momento había sido el símbolo de su vida y de su ocupación por 40 años. Era una posesión, un tesoro de Moisés. Pero ahora en este momento, cuando ya llegamos a ese versículo, ya ha habido una transformación espiritual en Moisés. Ya él está pensando diferente.

Ahora le ha cedido la vara a Dios y ya no es más la vara de Moisés. Hasta antes, por 40 años fue la vara de Moisés, esa es mi vara. Es símbolo de mi vida. Ahora ya no es la vara de Moisés sino la vara de Dios. Y yo creo que nosotros también tenemos, cada uno de nosotros podríamos extendiendo el simbolismo ese, tiene una vara. Y ¿qué simboliza tu vara? Tu vara puede ser tu ocupación, tus talentos, tus recursos financieros, tus posesiones, tu trabajo, tu familia. O sea todo aquello que te representa a ti. Eso es lo que es tu vara.

Y yo creo que el Señor nos invita hoy a hacer lo mismo que hizo Moisés: a seguir su ejemplo, a entregarle nuestra vara personal con todo lo que eso pueda implicar. Y ¿sabes por qué? Porque Él sabe que tú eres su respuesta a una necesidad. Eso es con lo que quiero que te vayas en este día. Dios sabe, Él necesita la entrega de tu corazón, de tu vara porque Él sabe que tú eres la respuesta a una necesidad. Ya Él las unió ambas.

Y yo quiero que también que tú sepas que no subestimes, no desprecies aún aquello que parece un llamado pequeño. En el Reino de Dios no hay tal cosa como llamados pequeños y llamados grandes. Si Dios te ha llamado a ti a visitar enfermos en un hospital calladamente, aún sin que lo sepan los líderes de la iglesia, pues eso es a lo que Dios te ha llamado. Si Dios te ha llamado a tomar el teléfono y animar a aquellos que necesitan ánimo, ese es tu llamado, abrázalo. Si Dios te ha llamado a predicar, empieza a prepararte para predicar.

Si Dios te ha llamado a abrir tu hogar para que otros sean sanados por tu consejo, también hazlo. O sea, no menosprecies, ni subestimes. Y la otra cosa es que los llamados comienzan pequeños –no podemos obviamente cubrir la vida de Moisés en este momento, pero él fue dando esos pasos pequeños de fe. El primer paso fue mirar a la zarza y buscar; después de ahí escuchar a Dios e interaccionar con Él; después ir donde su suegro Jetro y decirle ‘Yo me voy de aquí. Regreso, voy a visitar a mi familia en Egipto’. Y llevó a su familia con él.

En el camino Dios siguió la transformación en el corazón de Moisés. Eso es lo Él hace, lo que Dios espera de nosotros es que nuestro corazón sea sensible a Él; que deseemos hacer su voluntad; que miremos la necesidad a nuestro alrededor y digamos “esa necesidad es para que yo la llene porque Dios me ha enviado a hacerlo”. Así que no menosprecies lo que parece chiquito. Muchos grandes héroes de la fe modernos empezaron limpiando baños.

Pero lo hicieron porque sabían que a eso los había llamado Dios en ese momento: a limpiar los baños que relucieran lo más posible, el baño más limpio de la Tierra. Y de ahí Dios fue, los saca y los va llamando. Dios va cambiando nuestro llamado según nuestra vida va progresando en Él. Así que abraza tu llamado. Pregúntale a Dios, ten esa conversación con Dios: ¿Qué es lo que Tú quieres que yo haga, Señor?

Pero recordando siempre que lo más importante es lo que somos y no lo que hacemos. Pero así a la misma vez Dios se glorifica y se agrada de nuestra ofrenda de servicio a Él. Así que en esta mañana vamos a cerrar haciendo la oración de entrega de vara. Imagínese que usted tiene su vara que representa quien es usted. Pues vamos a ponernos de pie. Los buenos cristianos se ponen de pie para hacer declaraciones. Imagínese que usted tiene su vara en su mano y vamos a entregársela al Señor. Vamos a pedirle al Señor que Él la use para su honra y su gloria.

Señor, en este momento y esta mañana, en este día, Señor, nosotros presentamos delante de ti nuestra vara, Señor que representa lo que somos, lo que hacemos, nuestra ocupación, nuestros recursos y aún nuestras carencias, nuestras limitaciones y nuestras debilidades, Señor. Y a veces un pasado que ha sido difícil, Señor. Señor, no importa en que situación estamos ahora, Señor. Sea en una situación liviana y de tranquilidad y de felicidad o sea en un desierto en nuestras vidas, Señor.

Te presentamos esa vara que representa lo que ya te hemos dicho. Señor, ya queremos renunciar a que la vara es nuestra. No es mi vara, Señor, ya no es mía. Ya no tiene mi nombre, ya tiene tu nombre. Yo te pido, Señor, que Tú santifiques mi vara, que la uses para tu obra y tu gloria, Señor. Señor lleva mi vara a lugares que yo jamás pensé. Señor úsame para tu gloria. Señor, yo delante de ti, Señor, con un corazón abierto y dispuesto a que Tú obres en mi, llévame a los lugares que Tú quieres, Señor.

Señor permíteme ver la necesidad a mi alrededor y enséñame a guiar mis pasos hacia donde Tú quieres que yo la lleve, Señor, que lleve mis pasos y mi caminar. Hazme un obrero útil, Señor. Un obrero que traiga Gloria a tu nombre, primero, Señor y que traiga una sonrisa a tus labios, Señor. Padre, que mis servicios sean servicios de alegría y de entrega total. Te amamos, Señor. En este día te entrego quien yo soy deseando que Tú me uses.

Señor no para que mi nombre sea engrandecido sino para que el tuyo sea engrandecido, Señor, en este tiempo. Padre en este tiempo en que esperamos una cosecha grande por el avivamiento que viene pronto, Señor, yo te pido, Señor que en esta iglesia no haya dos o tres personas haciendo tu obra y recargándose. Sino que en este lugar se levanten cientos y aun miles de personas dispuestos a hacer tu obra cuya vara tiene tu nombre, Señor.

Que eso sea, Señor, la verdad en nuestra iglesia. La realidad, Señor, de esta comunidad: ser usada grandemente por ti. No mirando a que el otro haga, el que está al lado mío sino a lo que yo haga y a lo que Tú me has llamado y siendo fieles en lo que Tú nos pongas a cada uno, Señor. Trabajando como un equipo, Señor. Un equipo de trabajo bien concertado, Señor, en unidad perfecta delante de ti, Señor. Gracias Padre.

Señor, levanta este pueblo, Señor para tu obra y tu gloria, Señor y úsanos, Señor, efectivamente, el ciento por ciento, Señor. En este tiempo y hasta que Tú vengas, Señor. Gracias Padre. En el nombre de Jesús, Amén.

 

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Hazlo como Moisés y entrega tu vara a Dios

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La manera principal que nosotros podemos demostrarle nuestro amor sincero al Señor es a través de nuestro servicio. Sirviéndole a Él con un corazón entregado. Cada uno de nosotros se emociona cuando usted le pide algo a alguien y esa persona con tanto gusto y deleite va y hace lo que usted le pide, de acuerdo a la necesidad que usted tiene. ¡Qué hermoso es eso! ¿Verdad? Cuando le decimos a un hijo “Ve por favor, tráeme agua” y ese niñito corre, o ese adolescente corre a la cocina nos trae esa agua, le echa hielito, lo trae en un platito, una servilleta y todo lo demás. Y nos lo entrega con amor.

Eso enternece nuestro corazón, ¿verdad?, y afianza las relaciones. Asimismo es con nuestro Padre Celestial cuando nosotros somos obedientes a Él y le servimos de acuerdo a lo que Él nos ha mandado. Asimismo Él se deleita con nuestra ofrenda y se alegra. Nosotros tenemos que ofrendarle a Él con un corazón alegre y asimismo alegramos el corazón de Dios. Solo por el hecho de que tú eres hijo o hija de Dios ya eso automáticamente sabes que has recibido el llamado a colaborar en su Reino aquí en la Tierra.

No importa que lleves mucho tiempo sirviéndole al Señor, no importa que hayas llegado hoy a su Reino. No importa. No importa que seas jovencito, niño, joven adulto o que seas una persona ya en edad. No importa que ha pasado en tu vida. Si has tenido éxitos o fracasos o donde hayas estado. Eso no le importa a Dios. Si somos hijos de Dios automáticamente sabemos que Él nos ha llamado a colaborar en su Reino. Ninguno de nosotros está excluido, pues Dios sabe lo que Él ha depositado en cada uno.

Dios no comete errores, Él sabe, Él conoce nuestro interior. Él sabe lo que ha depositado en cada uno, sabe como nos puede usar y te conoce por dentro y por fuera y también conoce las necesidades que hay a nuestro alrededor. Por si fuera poco, Dios tiene los recursos que tú y yo necesitamos para crecer en nuestro llamado y ser obedientes y servirle a Él como Él necesita que le sirvamos. Él está buscando corazones dispuestos.

Hay un versículo que dice que ‘los ojos de Jehová contemplan toda la Tierra para mostrar su poder a favor de aquellos que tienen un corazón perfecto para con Él’. Y ahí “perfección” no quiere decir que lo tenemos todo en orden, planchadito. Lo que quiere decir es que tenemos un corazón dispuesto, sensible, enseñable para que Él nos use. Así que yo creo que todos nosotros queremos que Dios muestre a favor nuestro su poder. Así que todos estamos incluidos. Nadie, nadie se escapa de eso.

Y la Biblia tiene muchos ejemplos de personas, de hombres y mujeres y niños también, porque sabemos que hay en la Palabra a quien Dios ha llamado desde la niñez y aún desde el vientre de su madre. Así que en la Palabra hay personas así como tú y yo, personas totalmente ordinarias, comunes que Dios ha usado para su gloria. Y uno de ellos es Moisés. Encontramos su vida, su biografía, como Dios lo usó en el Libro de Éxodos que es el Segundo Libro de la Palabra.

Y antes de entrar a Capítulos 3 y 4 de Éxodos yo quiero que hagamos un recuento muy rápido. Se que muchos conocen detalles de la vida de Moisés, pero vamos a dar un recuento a vuelo de pájaro. Sabemos que Moisés nació esclavo, de padres esclavos, en Israel –que era una nación que había sido esclavizada por Egipto por cientos de años en el momento en que Dios levanta a Moisés. Nace en un momento en que el Faraón ha declarado un Edicto de que “todo varón que nazca de los Hebreos tiene que ser eliminado”.

Y los padres de Moisés en vez de hacer esto, en Fe, toman una decisión muy importante. La mamá de Moisés calafatea una pequeña arquilla, una canasta, le pone brea –asfalto- la protege, la sella y la pone en el río con el bebé Moisés de tres meses dentro de la canasta. Providencialmente la hija de Faraón se acerca por ese lado del río y lo ve, tiene compasión de él y lo más importante es que no solamente se queda ahí la provisión de Dios sino que Dios se las ingenia de manera que manda a este bebito a ser criado por la mamá biológica de Moisés.

Así que es ella la que es nodriza, lo amamanta, quizás no sabemos –la Palabra no dice- cuanto tiempo. Pueden ser dos, tres, cuatro años pero por un tiempo Moisés estuvo criado precisamente por su propia mamá. Al cumplir cierta edad, fue, pasó al palacio del Rey ya como hijo adoptado de la hija del Faraón y ahí vivió en el país más poderoso de esa época. Fue enseñado en todas las artes, las ciencias de su época. Vivió como príncipe hasta los 40 años de edad en que un día él tiene que salir huyendo por su vida.

Porque Faraón quiere matarlo porque él ha matado un egipcio por defender a un israelita a un hebreo y obviamente se acarrea la ira de Faraón y tiene que salir huyendo. Sale huyendo, deja su vida de príncipe atrás a los 40 años y va, entonces, a vivir, a morar en el desierto de Madián y ahí está 40 años más. Y es ahí en ese tiempo, en esa encrucijada de la vida de Moisés que yo quiero que entremos para el mensaje de esta tarde.

Y vamos entonces a Éxodo capitulo 3 y vamos al versículo 2. Ahí encontramos a Moisés pastoreando ovejas. Lo ha estado haciendo, ya, por 40 años día tras día. Versículo 2 dice: ‘Y se le apareció el ángel de Jehová en una llama de fuego en medio de una zarza y él miró. Y vio que la zarza ardía en fuego y la zarza no se consumía. Entonces Moisés dijo: “Iré yo ahora y de esta grande visión porque causa la zarza no se quema”.

Viendo Jehová que él iba a ver lo llamó Dios en medio de la zarza y dijo: “Moisés, Moisés” y él respondió “Heme aquí”. Así que ese es un día que amaneció igual que cualquier otro en el desierto. Moisés no esperaba que sucediera nada fuera de lo común pero Dios se le revela ese día. Llama la atención de Moisés con esta zarza que está ardiendo en fuego pero no se consume porque está pasando algo extraordinario. Capta la atención de Moisés. Y es importante notar que es cuando Moisés deja a un lado su ocupación.

Moisés está pastoreando cuando él mira, ve la zarza y es cuando él se mueve, sale de donde él está y se mueve para ver que es lo que está pasando. Es entonces que Dios le habla y él le contesta ‘Heme aquí’. Yo creo que ese es un detalle importante porque es importante que nosotros estemos al tanto, alerta a como Dios nos está hablando a nuestra vida. Si vemos que Dios nos habla, está por allá y hay alguna indicación de que Él quiere hablarnos y nos quedamos en el mismo lugar y no hacemos un intento de conectar con eso, pues no va a pasar nada.

Ahí se queda el asunto. Pero Moisés fue a investigar y fue ahí cuando Dios vio que él se movió entonces le llamó. Es posible que 40 o 50 años antes en sus días de esplendor como príncipe en Egipto, Moisés hubiera contestado de una manera diferente. A lo mejor no hubiera dicho solamente ‘Heme aquí’ sino que nos hubiera dado su resumé como príncipe de Egipto. Pero en este momento Dios le está hablando a un Moisés que ha pasado por la escuela de Dios del desierto.

Ya no es el Moisés de antes. Ya han sido muchos años que aquella etapa de su vida terminó y es un hombre diferente. Moisés ha pasado 40 años ya en un apartado para heder de la tierra con pocos logros a su nombre. Ha tenido mucho tiempo para meditar y para dejar las ínfulas que quizás él adquirió en el tiempo en que fue príncipe en Egipto. Por eso simplemente contesta ‘Heme aquí’.

Dios no te puede usar, no me puede usar a mí, no pudo haber usado a Moisés si él hubiera estado lleno de sí mismo, con altanería y con vanagloria. Moisés le respondió a Dios de la manera que Dios necesitaba oír. Así quiere Dios que nosotros le contestemos a Él, simplemente con un “Heme aquí”. Nosotros tenemos que vivir en la continua expectativa de que Dios nos habla en lo más común de los días, en la más común de las circunstancias y aún cuando estemos o hayamos pasado por el desierto. Por un desierto.

Por más terrible que el desierto de nuestra vida haya sido. En esta etapa de la vida de Moisés ya él tiene 80 años y seguramente ya a los 80 años, ¿qué es lo que uno está pensando? No en hacer un cambio de carrera, ¿verdad? Uno hace esos cambios a los 40, como tarde 45. Ya él tiene 80 años, así que seguramente ya él pensaba que él iba a seguir laborando en el desierto como pastor de ovejas y que ahí iba a terminar sus días, criando su familia, atendiendo sus cosas de la vida diaria y apacentando ovejas.

A los ojos del mundo Moisés podría ser considerado como poca cosa. Pero para Dios era diferente, ¿sabes por qué? Porque Dios no mira las apariencias, Él no mira lo externo, Él mira lo interno, Él mira el corazón. Él mira lo que la persona tiene por dentro, la disposición de ser usada por Él. Dios conocía –como rayos-X- el interior de Moisés, así que Él sabía que él iba a ser un poderoso instrumento en sus manos. Y además de conocer a Dios así de una manera intima, Dios también conocía la necesidad de su pueblo Israel.

Si vemos en el verso 7 del mismo capítulo 3 de Éxodo, miren lo que dice ese verso: ‘Dijo luego Jehová: “Bien he visto la aflicción de mi pueblo que está en Egipto y he oído su clamor a causa de sus exactores; pues he conocido sus angustias y he descendido para librarlos de manos de los egipcios”. Muy importante ese versículo y ‘Él ha descendido para librarlos de manos de los egipcios’. “Y sacarlos de aquella tierra a una tierra buena y ancha, a tierra que fluye leche y miel a los lugares” –de unos pueblos que menciona mas adelante.

Y sigue en el versículo 9: “El clamor, pues, de los hijos de Israel ha venido delante de mí y también he visto la opresión con que los egipcios los oprimen”. O sea que vemos en ese pasaje que Dios no solamente sabe, conoce que Moisés va a ser un buen instrumento en sus manos sino que también está al tanto de la necesidad de su pueblo. Un pueblo que había estado en esclavitud más de 400 años en esa época y que por mucho tiempo había sufrido terrible angustia en manos de los egipcios.

Y Dios está al tanto. Y haciendo un aparte en ese punto, qué importante es saber que asimismo como Dios estaba al tanto de las necesidades de su pueblo Israel, asimismo Él está al tanto de nuestras necesidades. Así que a veces pensamos, sufrimos a solas, tenemos fracasos y pensamos que estamos a solas, que nadie se compadece, que el Dios del Universo se ha olvidado de nosotros. Pero no es así. Si Él se ocupó y sabía la aflicción de su pueblo, ¿Cómo no va a conocer la aflicción de cada uno de nosotros?

Cada uno de nosotros es importante para Él. Y es importante uno saber eso, que uno no está solo que en algún momento Él va a proveer el oportuno socorro.

Y lo que tenemos que hacer en esos tiempos es no resolver las situaciones a nuestra manera, rápidamente en la carne sino esperar en Él y esperar que Él nos guie y nos de la sabiduría que necesitamos. Porque los planes y las intenciones de Dios siempre son mejores que las que nosotros tenemos aún sobre nosotros mismos.

Hasta el verso 9, Moisés solamente había escuchado –si recordamos el pasaje- como latía el corazón de Dios con respecto al dolor y la opresión de su pueblo y acerca de que Él había descendido para librarlos de las manos de los egipcios. Pero en el verso 10, Dios le extiende un llamado a Moisés que cambia su vida para siempre. Un llamado contundente. Y miren lo que dice ese verso, porque hasta ese punto, Moisés ha dicho “Sí, Señor, es verdad. ¡Cuánto sufren mis pobres hermanos allá!”.

Pero en el verso diez Dios ya lo compromete a él y miren lo que le dice: ‘Ven por tanto ahora y te enviaré a Faraón para que saques de Egipto a mi pueblo, los hijos de Israel’. Eso suena como que Él quería de verdad decir lo que estaba diciendo: “Ven por tanto ahora y te enviaré” y le da un llamado bien exacto, contundente a Moisés. Dios determinó que Moisés era su respuesta a la necesidad de su pueblo. Yo imagino que la primera reacción de Moisés fue mirar para atrás a ver ‘¿Será que le está hablando a otro?’.

Pero se acordó que él estaba solo en el desierto y que lo único que había ahí eran ovejas y Dios no llama ovejas. Aunque nos llama ‘ovejas’ en la Palabra, sí. Pero el llamado era para él y además había mencionado su nombre: lo había llamado por su nombre. Le había dicho “Moisés, Moisés”. Algunos de nosotros actuamos así mismo también. Sabemos que ya Dios nos ha escogido para una tarea de servicio pero estamos buscando en el horizonte a ver quien lo va a hacer.

‘Dios ha puesto esta llama en mi de trabajar con los niños, de discipular en niños, de visitar los enfermos en hospitales, de visitar a los presos en la cárcel’. Cualquier cosa que sea que su corazón está como vibrando que usted desea para el Señor. Pero entonces no nos mirando a nosotros mismos como que nosotros somos la respuesta de Dios sino que estamos buscando a ver quien lo va a hacer. Así que hacemos el papel de Dios, estamos llamando a otros a hacer lo que ya sabemos que Dios nos ha llamado a nosotros a hacer.

Y vemos que lo primero que salió de la boca de Moisés –en ese momento después del llamado- no fue ‘Heme aquí, envíame’. Por lo contrario en el verso 11 dice: ‘Entonces Moisés respondió a Dios: “¿Quién soy yo para que vaya a Faraón y saque de Egipto a los hijos de Israel?”. Así que todo lo contrario, you know, ¿qué es esto? ¿Cómo voy yo a hacer esto que Tú dices? Evidentemente, Moisés no escuchó dijo.

Si volvemos al verso 8, vemos que ahí Dios claramente que fue Él, o sea Dios no Moisés, el que descendió para librar a su pueblo de manos de los egipcios. Sin embargo, Moisés en su humanidad ante la asignación que Dios le da, se paraliza y se enfoca no en Dios sino en él mismo. No se enfoca en el poder de Dios sino que se enfoca en él mismo y en las limitaciones propias que él también sabía que tenía.

Nosotros somos expertos, nosotros podemos darle a otro una lista con lujo de detalles de nuestras carencias, de nuestros problemas y de aquello que yo no tengo. En eso se enfocó Moisés en ese momento. Cuando nosotros nos confrontamos con un llamado de Dios inmediatamente se nos pasa una película del pasado que nos grita, a veces ‘no estás cualificado, tú no sirves para eso. Cuidado vas a fracasar, fracasaste antes y ya tú sabes a la tercera va la vencida. Así que mejor quédate donde estás porque te estás arriesgando’.

‘No eres digno de ser usado por Dios porque ya tú le fallaste antes. Tú hiciste aquello, tú has estado tantos años haciendo lo otro. Tú no has estudiado. Tú tienes record criminal’. O sea una lista larga de cosas que enseguida se nos pasa en la mente diciendo ‘eso debe ser para otro. Para mi no es’. Y creo que eso mismo le pasó a Moisés. Primero él se miró por fuera y ¿qué vio? ¿Qué vio Moisés cuando se miró por fuera? Imagínense ustedes a él después de 40 años en el desierto. Vio su piel tostada, maltratada por el embate diario del sol del desierto.

Cuarenta años de sol es mucha cosa, ¿verdad?, vio los surcos de su piel –porque recuerden que ya no era una persona joven, ya era una persona de 80 años- y unas manos toscas por el duro trabajo en el desierto. Y miró sus pies y los vio cubierto de las materias orgánicas del desierto –eso por ponerlo fino, ¿verdad?- y miró su ropa y ¿qué vio? Una tela quizás raída, descolorida por el sol. En otras palabras, no era una apariencia tan agradable. Es mucho tiempo haciendo lo mismo en un ambiente inhóspito.

Luego, él se miró –se miró primero por fuera- por dentro y ensartó muchos pensamientos. Tuvo un tremendo monologo interior. Él puede haberse dicho algo así como “en un tiempo remoto –hace mucho tiempo- yo fui alguien, ahora solo soy un pastor de ovejas. Es muy tarde para dejar esto y hacer algo nuevo. ¿Cómo yo voy a saber que hacer si yo me presento ahí si hace años que yo no voy a una Corte egipcia y menos hablar con un Faraón? Además una vez en mi vida yo pensé que podía hacer algo por liberar a mi pueblo y me fue muy mal.

Decidí matar al egipcio y en vez de ganarme el respeto, el agradecimiento de los hebreos, lo que hicieron fue que me despreciaron. Despreciaron el acto de valentía que yo tuve. Y no solamente eso, sino que, Faraón dio orden de muerte contra mí. Si fracasé en ese momento en hacer esto que es liberar al pueblo, precisamente, voy a fracasar nuevamente. Y además yo ya he vivido en este desierto muchos años. Ya yo lo conozco, yo se donde está cada zarza, cada piedra, todo. Donde está un poquito de hierba, ya yo me conozco este ambiente también.

Así que yo no me voy a poner en esta etapa de mi vida a hacer algo para mi.” Eso es yo imaginándome ahí a Moisés cavilando después de ese llamado. Del verso 10 en adelante sigue una muy interesante conversación entre Dios y Moisés. Esta conversación nos demuestra que nuestra propia humanidad es el mayor obstáculo para que se cumpla el llamado de Dios sobre nuestras vidas. A veces no necesitamos ayuda, en este caso, nosotros mismos somos más que suficientes, más que capaces de cancelar el llamado de Dios al principio del llamado.

Leamos en las palabras de afirmación de Dios después de que Moisés se declara rotundamente descalificado cuando él le dice “¿Yo? Yo no soy. ¿Cómo voy a ser yo el que vaya a Egipto?”. En el verso 12, miren que palabras tan hermosas, dice –Dios le dice a Moisés-: ‘Ven porque yo estaré contigo’ y lo repito ‘Ven porque yo estaré contigo’. En otras palabras Dios le estaba diciendo a Moisés “deja de poner tus ojos sobre ti mismo. Tú eres mi instrumento, pon tus ojos sobre mi. Ve tranquilo porque en esta empresa yo voy contigo. Yo soy el responsable. Tú no estas solo”.

Estas palabras del Señor ‘Ven porque yo estaré contigo’ son como agua refrescante para cualquier hijo o hija de Dios que quiera hacer su voluntad. Porque no tenemos por que preocuparnos, porque cuando venga esa ansiedad de “¿Cómo voy a hacer esto?” Sabemos que Él ha dicho ya ‘Ven porque yo estaré contigo’. Yo recuerdo algo tonto que yo pensé cuando una vez que ya estábamos, que yo vi que el retiro de mujeres iba a ser un evento anual, ya habían pasado como dos.

Yo recuerdo que yo estaba un día así como medio temblando como diciendo “esto hay que hacerlo todos los años. Pero yo no soy lo suficientemente creativa como para tener una idea diferente cada año para este retiro”. Es irrisible, como ¿en qué Dios yo había creído? Si Él me había llamado a hacer algo, yo no tengo que preocuparme porque sale de mí, tengo que ocuparme en desarrollar esa relación con Él de manera que yo pueda recibir su guianza y su sabiduría para hacer lo que Él me ha llamado.

Así que son cosas que a veces pensamos de una manera tan ridícula y tan pequeña. Y eso nos pasa a todos, especialmente al comienzo del caminar y en etapas cuando ya vemos que Dios nos está expandiendo, nos está sacando de una zona cómoda a una zona –digamos- de riesgo. Es ahí que temblamos. Pero Dios tiene la respuesta para todo y Él nos va a capacitar. Cuando vienen esos temores, cuando vienen los desánimos y las dificultades que ciertamente van a venir cuando nosotros respondemos al llamado de Dios.

Mire, puede ser que estemos aún en el centro de la voluntad, exacta del Señor y aún ahí vamos a tener desánimos, dificultades y temores. Sí o sí, ¿verdad que sí qué es así? Todos lo hemos experimentado. Pero esta verdad de que Él está conmigo nos sirve a la vez como un ancla y como una brújula para nosotros seguir en ese camino que Él ha determinado que nosotros sigamos y reconforta nuestra alma. Porque sabemos que, ‘mira, yo no tengo que preocuparme que eso sale de mi’. Yo tengo que ser diligente y tengo que seguir aprendiendo.

Pero no tengo que preocuparme que el poder para hacer lo que Dios me ha mandado hacer venga de mí porque viene de Dios. Dios es la única y verdadera fuente de la efectividad del Hijo de Dios. No hay nada más. Fuera de Él no podemos hacer nada. Es muy posible que en nuestras propias fuerzas hagamos cosas que pueden resultar bien y hasta son buenas pero no va a ser lo mejor de Dios. Sino que yo creo que cada uno de nosotros quiere lo mejor de Dios.

Es fácil que nosotros nos metamos cuando estamos así en la obra del Señor, que nos metamos tanto en lo que hacemos por Dios que se nos olvide que lo más importante es lo que somos en Él. Hay una gran diferencia. Uno puede ser, estar afanoso haciendo, dedicarle 24 horas del día al ministerio, al servicio del Señor. Pero eso no es necesariamente lo que Él quiere. Lo que Él quiere es nuestra obediencia. Tenemos que ser obedientes. Mientras más yo estoy en los caminos del Señor, más cuenta y más real se me hace ese principio.

De que lo más importante para Dios no es lo que nosotros hagamos sino es el corazón obediente con que lo hagamos. Igualmente que cuando usted tiene una necesidad y necesita algo en el momento, ¿qué es lo que le agrada? Que sea cumplido en el momento no después cuando la persona determina que es el tiempo. Tiene que ser en el momento que usted necesita. Asimismo tenemos que hacer, la obediencia es lo más importante. Obediencia, obediencia, obediencia.

Eso es algo que me repito yo continuamente. Porque Él no puede respaldar aquello que Él no ha mandado y si estamos fuera de tiempo tampoco puede ser. Muchas personas han iniciado esfuerzos buenos otra vez, pero lo han hecho fuera del tiempo de Dios. Y hay mucha gente que ha discernido correctamente el área en que Dios quiere que ellos sirvan pero se han adelantado al tiempo de Dios y por lo tanto han fracasado. Algo parecido le pasó a Moisés. Yo creo que es muy posible –y yo creo que la Palabra lo confirma- que desde joven en el hubiera el deseo de librar a su pueblo, ¿verdad? Porque él se crió como príncipe en Egipto pero tuvo un tiempo que tomó de la leche de una mamá que creía en Jehová y de seguro no desaprovechó ningún momento para hablarle a él de quien él era, que él era parte del pueblo de Dios. Que él tenía una misión en su vida por eso había sido rescatado de las aguas, que tuviera cuidado en ese ambiente donde él iba a entrar.

Y claro un niño pequeñito quizás no entienda la complejidad de lo que su padre quiere enseñarle pero yo creo que ella le habló al espíritu. Esa madre le habló al espíritu de Moisés para que eso se quedara ahí. Y yo creo que esa es una gran lección para los padres de que nosotros no debemos desaprovechar ningún momento. Cada momento que nosotros tenemos bajo nuestra tutela a nuestros hijos, aprovechar para impartirles esa presencia de Dios, esa búsqueda de Dios, esa identidad de quien él o ella es en Dios.

El tiempo se va volando y a veces uno piensa “bueno todavía me queda tiempo para enseñarles estas lecciones a mis hijos”, pero el tiempo se va tan rápido. Su hijo puede ser que esté bajo su tutela 17, 18, 19, 20, 25 años, quizás no más, así que tenemos que aprovechar esos tiempos desde la niñez. Desde que un niño es pequeñito ir impartiéndole eso. Aunque nosotros creamos que su mente no entiende yo creo que su espíritu puede estar receptivo. Porque es un acto de fe.

Así que eso era un aparte para animarlos a –precisamente eso- aprovechar cada día para grabar en nuestros hijos eso. Ella le habló acerca del pacto, seguro que le habló acerca del pacto de Dios con su pueblo, con Abraham, con Isaac, con Jacob y le habló acerca de su identidad como parte de ese pueblo. Así que yo creo que eso estaba ahí. Adentro en el espíritu de Moisés y llegó un día en que él quiso hacer algo por eso. Pero ¿qué pasó? Lo hizo fuera de tiempo. Lo hizo en la carne.

Fue, vio que había un egipcio que estaba maltratando a un hebreo y en su propia causa, en la carne decidió matarlo y pensó que eso le iba a traer quizás el agrado del pueblo hebreo. Pero fue lo contrario, vemos que no resultó. Pero que bueno que Dios, es el Dios de las múltiples oportunidades. Él no desechó a Moisés en ese momento por su desobediencia y su altanería. Tampoco te desecha a ti ni me desecha a mí. No importa que experiencias o que pecados o fracasos haya habido en nuestras vidas.

Hay un llamado, definitivamente hay un llamado de Dios sobre la vida de cada uno de ustedes. Y Él tiene todos los recursos para restaurarnos para su Gloria. Una de las cosas que hacemos continuamente es auto condenarnos, descalificarnos de la obra de Dios por vergüenza y por sentirnos indignos. Pero el Salmo 40, versículo 2 le dice a cada uno de nosotros: “Y me hizo sacar del pozo de la desesperación, del lodo cenagoso, puso mis pies sobre peña y enderezó mis pasos”.

Así que ahí vemos que no nos quedamos en el lodo cenagoso. Y yo creo que cada uno de nosotros tiene una experiencia del lodo cenagoso. Tenemos un pasaje en algún área porque antes no teníamos la luz de Cristo y ahora si la tenemos. Cada uno de ustedes tiene no solamente talentos naturales, tiene una vocación, un temperamento, una personalidad única, unos dones que Dios ha depositado en cada uno de ustedes, sino que tienen esta experiencia del lodo cenagoso en su vida.

Y Dios sabe quien necesita escuchar de ti. Él sabe que en el mundo hay una necesidad y Él sabe como unir al instrumento de Dios con la necesidad. Así que aún eso que quizás te avergüenza, aún eso que tú quisieras olvidar cuando lo sometemos al Señor con alegría pidiéndole a Él que Él haga la obra aún eso puede servir para bien y puede ser usado para su Gloria. Dios no desecha nada, Él no desperdicia nada.

Ya vimos en Éxodo 3:12 que Dios le prometió a Moisés que Él estaría con él. Pero Moisés aún no se convence de que ese llamado es para él y expresa su resistencia y sus excusas cuatro veces más. Es un hombre persistente. Moisés no es el único que le ha pasado eso, ¿verdad? Tú y yo somos tan vulnerables como lo fue él. Yo se que, por experiencia propia, es común que detrás de un llamado se asomen inseguridades y temores y los asuntos emocionales no resueltos.

Y nosotros tenemos dos opciones para hacer con esto cuando vemos aquello que está dentro de nosotros que se opone al llamado de Dios. Tenemos dos opciones. Cuando Dios nos llama podemos quedarnos enanos y cómodos ahí donde estamos. Esa es una de las opciones. La otra opción es: podemos aceptar el reto de crecer. Así que ¿qué uno quiere? Nadie quiere truncar su crecimiento en ningún área. Así que esas son las dos opciones. O nos quedamos en lo cómodo y de ahí no pasamos, enanos sin crecer; o aceptamos el reto a crecer.

Y si ya estamos sirviendo y vienen dificultades en el ministerio –que van a venir- también tenemos dos opciones: podemos quedarnos enanos [otra vez] y salir huyendo, dejar aquello: ‘esto es muy difícil, esto no es para mí’; o podemos someternos al proceso de crecimiento de Dios en nuestras áreas de necesidad. Porque es precisamente cuando Dios nos llame y trabajamos con otra gente, eso no es fácil. Trabajar con gente es difícil, ¿sí o no? ¿Verdad que sí? Es difícil, trae sus complicaciones.

Pero no es imposible y es ahí donde uno tiene que decir: “Okay. Se me está subiendo el fuego, la candela está más caliente, ¿qué hago? ¿Me voy, dejo todo esto? Esto es muy difícil, Dios no me llamó a esto o me quedo y veo que Dios quiere hacer con mi vida y hago cambios para que el llamado de Dios se cumpla. Las inseguridades y temores de Moisés le salieron a flor de piel igual que nos salen a nosotros. Y se registran para nuestro beneficio en los capítulos 3 y 4 de Éxodo.

Es una conversación que yo encuentro fascinante. En el capítulo 3 versículo 13 dice: ‘Dijo Moisés a Dios [hipotéticamente él le habla a Dios]: “He aquí que yo llego a los hijos de Israel y les digo: el Dios de vuestros padres me ha enviado a vosotros. Si ellos me preguntaren ¿cuál es su nombre? ¿Qué les responderé?”. Esta pregunta proyecta unos sentimientos con los cuales todos podemos identificarnos y es la emoción o el sentimiento del orgullo.

Porque puede ser que usted aparentemente sea una persona humilde, sencilla, pero todos tenemos orgullo, ¿verdad? En algún lado se nos sale. A lo mejor en muchas situaciones no se nos sale, pero hay algunas en que se sale por más humilde que seamos. Porque eso le pasó a Moisés. Por orgullo muchas veces nosotros queremos tener todos los detalles en orden, conocer todas las respuestas, queremos evitar cometer cualquier error, no quedar en vergüenza delante de los demás. Y con tal de nosotros protegernos del rechazo.

Todos nosotros detestamos que nos rechacen, es una cosa que al ser humano se le hace difícil. A nadie le gusta el rechazo y unos somos más sensibles que otros en cuanto a eso, pero por orgullo no queremos ser rechazados. Nos intimidamos por lo que los otros piensan. Mucha gente ha dejado de hacer cosas que Dios le ha mandado porque está intimidado, porque se congela por lo que los demás puedan creer; o piensa que si queda mal ¿qué va a pasar? A veces le damos más peso a la opinión de los demás sobre nosotros que a obedecer a Dios.

Eso nos pasa con mucha frecuencia. ¿Por qué? Porque tenemos orgullo en nuestro corazón. Y miren la respuesta de Moisés. Él dice: “Yo soy el que soy”. Y dijo: “Así dirás a los hijos de Israel: ‘Yo soy me envió a vosotros’. Ahí Dios identifica con su nombre divino. En ese nombre está incluida la existencia absoluta y eterna de Dios, sus atributos y su carácter; en ese “Yo soy”. Y le repite a Moisés que Él es el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob.

Además en ese mismo pasaje –un poquito después- le da consolación para que él le lleve a los hijos de Israel un mensaje de consolación y de liberación. Y además, como si eso fuera poco, como Moisés tiene este temor de que él vaya a llegar allí y le van a cerrar la puerta en la cara, también le asegura que los ancianos de Israel lo van a recibir, lo van a escuchar y van a saber que fue Dios el que le envió. Así que le da esas palabras de ánimo: ‘No te preocupes Moisés. Yo te digo ya que ellos te van a escuchar’.

‘Y además voy a hacer grandes maravillas ante Faraón y no solamente eso sino que el pueblo de Israel al salir de Egipto va a despojar de una manera muy fácil a Egipto de manera que va a llevar riquezas con ellos’. Así que Dios le dice muchas cosas que deben haber ya tranquilizado la incomodidad o intranquilidad que tiene Moisés ante el llamado. En Éxodo 4:1 Moisés sigue su campaña de resistencia al llamado.

Entonces Moisés respondió diciendo: “He aquí que ellos no me creerán ni oirán mi voz porque dirán ‘No se te ha aparecido Jehová’. Pobre, sigue diciendo lo mismo: no me van a creer. Dios le dice ‘te van a creer, te van a recibir, te van a escuchar’ y dice ‘No, no. Yo me voy a aparecer allí y me van a decir ‘no se te ha aparecido Jehová’. Y que interesante la respuesta que Dios le da al insistente Moisés. En ese caso Dios le dice:’ ¿Qué es lo que tienes en tu mano?’ Y Moisés le respondió ‘una vara’.

Y en ese momento Dios procedió a convertir la vara en una culebra y nuevamente la convirtió en una vara y además le dio dos señales más para que supiera el pueblo de Israel y Faraón que él había sido enviado por Dios. Para este punto de la conversación ya Moisés sabe que ya la causa está perdida. Tiene las de perder. Sabe que tiene que batear un home-round con Dios en términos de una excusa formidable que lo saque a Él de la carrera y le haga entender finalmente a Dios que él no es el hombre correcto, que Dios se equivocó de dirección.

Y llegó allí al desierto de Maridan cuando en realidad no era allí donde Él tenía que llegar. Él tenía que llegar a otro lugar a buscar a otra persona. Y miren lo que le dice, lo que se le ocurre a Moisés. En el capítulo 4 versículo 10: ‘Entonces dijo Moisés a Jehová: “¡Ay, Señor! Nunca he sido hombre de fácil palabra. Ni antes ni desde que Tú hablas a tu siervo, porque yo soy tardo en el habla y torpe de lengua”. Yo creo que muchos de nosotros nos podemos identificar con eso, ¿verdad?

Cuando tenemos una oportunidad donde se nos mande: ‘Mira tú puedes orar por tal cosa en público, tú puedes traer una meditación de 5 minutos, tú puedes hacer esto, lo otro’. ‘Tú puedes dirigir este grupo, tú puedes abrir tu casa para una célula’. Enseguida lo que nos viene ¡ay! Pero yo no soy muy bueno en esa área. Pero es interesante que Moisés es una de sus áreas, también, de aparente debilidad. Para ahora ya Moisés ha presenciado pruebas contundentes del poder de Dios y le dice a Dios –ha visto tantas maravillas.

Ya vio la vara convertirse en culebra, la culebra otra vez convertirse en vara y otras cosas más. Ha visto la zarza que ardía y no se consumía. Ha estado hablando con el Dios del Universo pero eso no lo ha inspirado lo suficiente y miren la escusa que le da: ‘Yo no tengo las destrezas de oratoria que Tú necesitas, Dios’. ‘Eso no es lo mío’. ‘Yo creo que ya tú sabes, ya hemos hablado suficiente, ya Tú debes entender que yo no soy el que Tú estás buscando’.

Y Dios le da una respuesta que va directo al blanco de la necedad de Moisés, le dice en el versículo 11: ‘¿Quién dio la boca al hombre o quien hizo al mundo y al sordo, al que ve y al ciego? ¿No soy yo Jehová? Ahora, pues, ve y yo estaré con tu boca y te enseñaré lo que hayas de hablar’. En otras palabras: “Moisés, muy buena la excusa pero ve, you’ re going to Egypt. Tú vas para allá. Tú vas para Egipto. Tú eres el que yo tengo señalado para eso.

El Dios del Universo tiene los recursos para capacitarnos en nuestra área de carencia o de debilidad, eso es lo que tenemos que creer. Y miren esta frase: Dios no llama al capacitado sino que capacita al llamado. Otra vez: Dios no llama al capacitado sino que capacita al llamado. Esa es para usted y para mí. Él no extiende un llamado para empujarnos al fracaso. Dios no es loco. Él no nos va a hacer eso. No nos va a decir: “Tú puedes, ve, tírate al agua” y después nos va a dejar hundir y ahogar. Él no va a hacer eso porque Él es un Dios de amor.

Nuestra parte es creer y movernos en fe. Y pensamos pues que ahí se quedaría todo. Pero Moisés insistió en seguir con la mirada puesta en sí mismo, en sus limitaciones en vez de transferirla al Todopoderoso. Y vemos el versículo 13 que Moisés le dice: “¡Ay, Señor! [Otra vez: ¡ay, Señor!] Envía te ruego por medio del que debes enviar”. Otra vez, no soy yo, te equivocaste. Busca al otro, al que Tú tienes que enviar.

Y finalmente esto enojó a Dios. Pero aún así, Dios no descartó a Moisés, demostrándole sus atributos eternos de paciencia y de misericordia. Dios recogió otra vez porque sabía que él era su respuesta a la necesidad de su pueblo. A pesar de este comienzo tan frágil de Moisés, él fue creciendo en la fe. En su fe. Y de hecho yo les animo –es muy poquito obviamente lo que podemos compartir de la vida de Moisés en este tiempo- a que la lea completo desde el comienzo hasta el final. Es una historia maravillosa donde hay tantas lecciones para nuestra vida personal, para nuestra vida ministerial, el liderazgo.

Para muchas áreas de nuestra vida. Así que yo les animo a seguir leyendo y entendiendo más el proceso de Dios, el llamado de Dios sobre la vida de Moisés y como Dios lo usó. Así que a pesar de este comienzo tan frágil, tan humilde de Moisés ahí en el desierto, él fue creciendo en fe. Y ¿cómo pasó esto? Él fue caminando lado a lado con Dios, desechando su mentalidad humana, su mentalidad puramente natural.

Se fue desechando y fue adquiriendo una mentalidad sobrenatural acerca del poder de Dios, acerca de lo que es el llamado, acerca de lo que es crecer en el Señor. Él decidió abrazar el llamado de Dios para su vida con todos los privilegios y gozos al igual que con sus responsabilidades y dificultades y por eso vemos en el capítulo 11 de hebreos que es el capítulo de los héroes de la fe. Está incluido Moisés. Si vamos ahí, capítulo 11 de hebreos en los versículos 24 en adelante dice: ‘Por la fe, Moisés, hecho ya grande rehusó llamarse hijo de la hija de Faraón, escogiendo antes ser maltratado con el pueblo de Dios que gozar de los deleites temporales del pecado.

Teniendo por mayores riquezas el vituperio de Cristo, que los tesoros de los Egipcios porque tenía puesta la mirada en el galardón. Y de ahí en adelante otra parte del pasaje va diciendo otras cosas acerca de lo que Moisés pudo lograr precisamente porque había puesto a caminar su fe en Dios. Y quiero concluir con un versículo muy interesante que se encuentra [si los músicos pueden pasar, por favor] en Éxodos 4:20 y que toma lugar cuando Moisés ya se ha convencido de que es Dios el que lo ha llamado y va de camino a Egipto.

Entonces dice así el versículo, Éxodo 4:20: “Entonces, Moisés, tomó su mujer y sus hijos y los puso sobre un asno y volvió a tierra de Egipto”. Y miren esta parte del versículo: “Tomó también, Moisés, la vara de Dios en su mano”. Y la vara, hasta ese momento había sido el símbolo de su vida y de su ocupación por 40 años. Era una posesión, un tesoro de Moisés. Pero ahora en este momento, cuando ya llegamos a ese versículo, ya ha habido una transformación espiritual en Moisés. Ya él está pensando diferente.

Ahora le ha cedido la vara a Dios y ya no es más la vara de Moisés. Hasta antes, por 40 años fue la vara de Moisés, esa es mi vara. Es símbolo de mi vida. Ahora ya no es la vara de Moisés sino la vara de Dios. Y yo creo que nosotros también tenemos, cada uno de nosotros podríamos extendiendo el simbolismo ese, tiene una vara. Y ¿qué simboliza tu vara? Tu vara puede ser tu ocupación, tus talentos, tus recursos financieros, tus posesiones, tu trabajo, tu familia. O sea todo aquello que te representa a ti. Eso es lo que es tu vara.

Y yo creo que el Señor nos invita hoy a hacer lo mismo que hizo Moisés: a seguir su ejemplo, a entregarle nuestra vara personal con todo lo que eso pueda implicar. Y ¿sabes por qué? Porque Él sabe que tú eres su respuesta a una necesidad. Eso es con lo que quiero que te vayas en este día. Dios sabe, Él necesita la entrega de tu corazón, de tu vara porque Él sabe que tú eres la respuesta a una necesidad. Ya Él las unió ambas.

Y yo quiero que también que tú sepas que no subestimes, no desprecies aún aquello que parece un llamado pequeño. En el Reino de Dios no hay tal cosa como llamados pequeños y llamados grandes. Si Dios te ha llamado a ti a visitar enfermos en un hospital calladamente, aún sin que lo sepan los líderes de la iglesia, pues eso es a lo que Dios te ha llamado. Si Dios te ha llamado a tomar el teléfono y animar a aquellos que necesitan ánimo, ese es tu llamado, abrázalo. Si Dios te ha llamado a predicar, empieza a prepararte para predicar.

Si Dios te ha llamado a abrir tu hogar para que otros sean sanados por tu consejo, también hazlo. O sea, no menosprecies, ni subestimes. Y la otra cosa es que los llamados comienzan pequeños –no podemos obviamente cubrir la vida de Moisés en este momento, pero él fue dando esos pasos pequeños de fe. El primer paso fue mirar a la zarza y buscar; después de ahí escuchar a Dios e interaccionar con Él; después ir donde su suegro Jetro y decirle ‘Yo me voy de aquí. Regreso, voy a visitar a mi familia en Egipto’. Y llevó a su familia con él.

En el camino Dios siguió la transformación en el corazón de Moisés. Eso es lo Él hace, lo que Dios espera de nosotros es que nuestro corazón sea sensible a Él; que deseemos hacer su voluntad; que miremos la necesidad a nuestro alrededor y digamos “esa necesidad es para que yo la llene porque Dios me ha enviado a hacerlo”. Así que no menosprecies lo que parece chiquito. Muchos grandes héroes de la fe modernos empezaron limpiando baños.

Pero lo hicieron porque sabían que a eso los había llamado Dios en ese momento: a limpiar los baños que relucieran lo más posible, el baño más limpio de la Tierra. Y de ahí Dios fue, los saca y los va llamando. Dios va cambiando nuestro llamado según nuestra vida va progresando en Él. Así que abraza tu llamado. Pregúntale a Dios, ten esa conversación con Dios: ¿Qué es lo que Tú quieres que yo haga, Señor?

Pero recordando siempre que lo más importante es lo que somos y no lo que hacemos. Pero así a la misma vez Dios se glorifica y se agrada de nuestra ofrenda de servicio a Él. Así que en esta mañana vamos a cerrar haciendo la oración de entrega de vara. Imagínese que usted tiene su vara que representa quien es usted. Pues vamos a ponernos de pie. Los buenos cristianos se ponen de pie para hacer declaraciones. Imagínese que usted tiene su vara en su mano y vamos a entregársela al Señor. Vamos a pedirle al Señor que Él la use para su honra y su gloria.

Señor, en este momento y esta mañana, en este día, Señor, nosotros presentamos delante de ti nuestra vara, Señor que representa lo que somos, lo que hacemos, nuestra ocupación, nuestros recursos y aún nuestras carencias, nuestras limitaciones y nuestras debilidades, Señor. Y a veces un pasado que ha sido difícil, Señor. Señor, no importa en que situación estamos ahora, Señor. Sea en una situación liviana y de tranquilidad y de felicidad o sea en un desierto en nuestras vidas, Señor.

Te presentamos esa vara que representa lo que ya te hemos dicho. Señor, ya queremos renunciar a que la vara es nuestra. No es mi vara, Señor, ya no es mía. Ya no tiene mi nombre, ya tiene tu nombre. Yo te pido, Señor, que Tú santifiques mi vara, que la uses para tu obra y tu gloria, Señor. Señor lleva mi vara a lugares que yo jamás pensé. Señor úsame para tu gloria. Señor, yo delante de ti, Señor, con un corazón abierto y dispuesto a que Tú obres en mi, llévame a los lugares que Tú quieres, Señor.

Señor permíteme ver la necesidad a mi alrededor y enséñame a guiar mis pasos hacia donde Tú quieres que yo la lleve, Señor, que lleve mis pasos y mi caminar. Hazme un obrero útil, Señor. Un obrero que traiga Gloria a tu nombre, primero, Señor y que traiga una sonrisa a tus labios, Señor. Padre, que mis servicios sean servicios de alegría y de entrega total. Te amamos, Señor. En este día te entrego quien yo soy deseando que Tú me uses.

Señor no para que mi nombre sea engrandecido sino para que el tuyo sea engrandecido, Señor, en este tiempo. Padre en este tiempo en que esperamos una cosecha grande por el avivamiento que viene pronto, Señor, yo te pido, Señor que en esta iglesia no haya dos o tres personas haciendo tu obra y recargándose. Sino que en este lugar se levanten cientos y aun miles de personas dispuestos a hacer tu obra cuya vara tiene tu nombre, Señor.

Que eso sea, Señor, la verdad en nuestra iglesia. La realidad, Señor, de esta comunidad: ser usada grandemente por ti. No mirando a que el otro haga, el que está al lado mío sino a lo que yo haga y a lo que Tú me has llamado y siendo fieles en lo que Tú nos pongas a cada uno, Señor. Trabajando como un equipo, Señor. Un equipo de trabajo bien concertado, Señor, en unidad perfecta delante de ti, Señor. Gracias Padre.

Señor, levanta este pueblo, Señor para tu obra y tu gloria, Señor y úsanos, Señor, efectivamente, el ciento por ciento, Señor. En este tiempo y hasta que Tú vengas, Señor. Gracias Padre. En el nombre de Jesús, Amén.

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Posesiones de gran valor

8 de febrero del 2010 Por Meche López-Miranda

“Y el Señor os haga crecer y abundar en amor unos para con otros y para con todos….
I Tesalonicenses 3:12

Hace unos días aparté un tiempo para reorganizar mi joyero. Era una tarea que seguía postergando porque muchas otras cosas parecían mas importantes. Pero ese día me propuse no posponerlo más.

Mi joyero tiene un contenido que podríamos llamar humilde. No se hayan en el joyas de oro y mucho menos piedras preciosas. Se encuentran en el prendas sencillas que he comprado yo misma o que he recibido como regalo de muchas personas especiales para mí. Al organizar, separando por categorías: prendas doradas, prendas plateadas, prendas de diferentes colores, descubrí tres prendas que había olvidado.

Una de ellas es un collar corto de pequeñas cuentecitas rojas y negras. Ha estado en mí posesión por casi 27 años. La otra prenda es un brazalete que consiste de cuentecitas multiformes y multicolores con varios diseños de animalitos. Las cuentecitas están ensartadas en un hilo elástico. Esta prenda ha estado en mí poder por casi 22 años.

La última prenda que redescubrí la he tenido por 20 años. Es un pequeñísimo brazalete de hospital con el nombre y fecha de nacimiento de una personita.

Cada una representa un ser a quien amo con todas las fuerzas de mi corazón. El sencillo collar es un regalo que mi esposo de solo dos días me regalo durante nuestra luna de miel. El brazalete con cuentecitas ensartadas en un hilo elástico me llegó por las manos tiernas y llenas de emoción de mi hijita mayor a los 4 años. Aún recuerdo que con su mirada me preguntaba si su regalo de verdad, de verdad, me había gustado. El brazalete de hospital es el recuerdo del nacimiento de mí segunda hija.

El valor monetario de cada una de estas prendas es mínimo. Para otras personas no tendrían ningún significado. Sin embargo, para mí son un tesoro. Son un tesoro porque me recuerdan la riqueza de una vida compartida. Me recuerdan comienzos y etapas diferentes de mí caminar sobre esta tierra. Más que nada me recuerdan que la mano de Dios ha estado sobre mi enseñándome a disfrutar a mi familia y dándome la sabiduría para ser instrumento de Su amor en la vida de cada uno de ellos. ¡Qué increíble privilegio! ¡Qué tesoros maravillosos ha depositado Dios en el joyero de mi vida!

Oración:

Amado Dios ayúdame a disfrutar a mis seres queridos. Que pueda apreciar a cada uno como una joya de valor incalculable y que pueda ser yo un instrumento que tú uses para ministrar a cada una de sus necesidades.

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La iglesia apostólica sabe regirse por patrones de autoridad

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Vamos a la Palabra del Señor en el Libro de los Hechos. Como ustedes saben estamos estudiando estos pasajes de un Libro tan hermoso, tan significativo como es el Libro de los Hechos y queremos impregnar la mente de la Congregación en el aspecto de esa vida y esa mentalidad sobrenaturales de la cual el Libro de los Hechos nos habla en una forma tan elocuente.

Vamos al primer Capítulo del Libro de los Hechos y ustedes recordarán que el domingo pasado leímos los primeros cinco versículos del pasaje. Yo bien voy a hacer un recuento bien breve, un resumen de esa parte y luego vamos a entrar en la próxima parte. Pero aquí en el versículo 6 dice: ‘Entonces los que se habían reunido le preguntaron diciendo: “Señor, ¿restaurarás el reino a Israel en este tiempo?” y les dijo: “No os toca a vosotros saber los tiempos o las razones que el Padre puso en su sola voluntad. Pero recibiréis poder cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria y hasta lo último de la Tierra”.

‘Y habiendo dicho estas cosas, viéndolo ellos, fue alzado y le recibió una nube que le ocultó de sus ojos. Y estando ellos con los ojos puestos en el Cielo entretanto que Él se iba, he aquí se pusieron junto a ellos dos varones con túnicas blancas los cuales también les dijeron: “Varones galileos ¿por qué estáis mirando al Cielo? Este mismo Jesús que ha sido tomado de vosotros al Cielo así vendrá… al Cielo” ‘. Bendiga el Señor su Santa Palabra.

Padre, pedimos ahora que nos des tu sabiduría al meditar, Señor sobre tu Palabra, sobre tu enseñanza. Activa, Señor, tu poder en medio nuestro; activa, Señor, tu Espíritu Santo del cual precisamente hablar más y necesitamos integrarlo más a nuestras vidas. Danos Señor la capacidad para hacerle justicia a tu hermosa Palabra en esta hermosa mañana y salir de aquí con enseñanzas que nos ayuden ¡Oh, Dios! a ser siervos más efectivos, siervas más poderosas, Señor en el ministerio que Tú nos has encomendado.

Bendecimos este tiempo, Padre. Satúralo ahora con tu presencia en el nombre de Jesús, Amén. Amén. Hermanos, el domingo pasado estuvimos hablando acerca de lo que constituye una mentalidad sobrenatural. Y decíamos que en el Libro de los Hechos una y otra vez hay como un modelo mental, una actitud, una forma de pensar que se manifiesta continuamente en todos los eventos que describe el Libro de los Hechos.

El Libro de los Hechos, es un libro inminentemente histórico y siempre está mostrando diferentes eventos que se dieron en esos primeros años de la iglesia que se llama la iglesia primitiva, no porque eran cavernícolas sino porque era la primera iglesia. La iglesia primera que Dios levantó. Y esos eventos que caracterizaron… más o menos dice los comentaristas de la Escritura que son como treinta años más o menos. El tiempo que describen los eventos del Libro de los Hechos.

Una forma de pensar, una forma de procesar los eventos de la vida, una actitud que yo creo era el secreto del poder que tenía esta iglesia. Tantos logros evangelísticos, tantos logros misioneros que vemos que esta iglesia alcanza. Tanto poder y tanta efectividad en la vida cristiana. No era una iglesia perfecta, pero sí definitivamente era una iglesia ungida. Y hemos visto que esa mentalidad sobrenatural que es la mentalidad que nosotros queremos absorber y manifestar tenía ciertos elementos clave.

Mencionamos, número uno, la centralidad de Jesús. El nombre de Jesús, la persona de Jesús. Y lo vimos eso al inicio mismo cuando Lucas en su introducción habla de que todas las cosas que Jesús comenzó a hacer y a enseñar. Hablamos de la centralidad de Jesús. Yo creo que la mentalidad sobrenatural, una persona llena del Espíritu Santo con una mente que piensa en términos espirituales siempre piensa en términos de Jesucristo. Jesucristo es el centro, el fundamento, la base. Es la fuente, el poder.

Entonces, eso es una cosa. Otra cosa, como señalamos, las cosas que Jesús “comenzó a hacer y a enseñar”. Eso está en el primer versículo mismo, ¿no? La idea de que la vida cristiana no es solamente lo que Cristo enseñó. Jesucristo no era solamente un maestro sino que también era un hacedor de milagros en el sentido más poderoso de la palabra. Era un hombre, Dios sanador, libertador de personas oprimidas, vencedor de Satanás, vencedor de la muerte, resucitó muertos, liberó paralíticos, liberó gente oprimida por el diablo.

Una buena parte del ministerio de Jesús, no solamente fue la enseñanza, sino fue obras de poder que lo señalaron a Él como el hijo de Dios. Y que señalaban aspectos diferentes de su ministerio y que también nos decían a nosotros a través de esas obras: “esas obras van a continuar. Ustedes también las van a hacer. Yo a través de mi Espíritu morando en ustedes, también voy a continuar haciendo estas cosas”.

Por eso es que yo creo que de paso el domingo pasado no tuve tiempo para decir eso, pero fíjese que dice “las cosas que Jesús comenzó a hacer y a enseñar”. ¿Por qué “comenzó”? Porque Él sigue haciéndolas todavía. Y además de eso, hay un pasaje en la Escritura –no se en que Libro está- que dice que si se fueran a señalar todas las cosas que Cristo hizo en aquel tiempo, todos los libros del mundo no bastarían para registrar todas las cosas que Cristo hizo.

Es decir, que en los Evangelios solo tenemos algunas de las cosas que Cristo hizo. Pero también sabemos Él continúa haciendo milagros. Él continúa hoy haciendo obras de poder. La mente sobrenatural está orientada hacia ¿qué va a hacer Dios en mi vida? ¿Qué está haciendo Dios en mi vida? ¿Cómo puedo yo hacer las obras de Jesús? Nosotros tenemos que ser hombres y mujeres que tengamos esa expectativa.

De que Dios el mismo Dios, el mismo Jesús que se movió en los tiempos de Galilea también se mueve en nuestro tiempo haciendo esas mismas obras de poder. Aunque la enseñanza es buena pero es igualmente importante que el poder de Dios se manifieste en nuestras vidas. Hablamos también acerca de la importancia que tenía la resurrección de Cristo para los primeros discípulos, para los Apóstoles. Y antes de que el Señor fuera recibido arriba, después de haber dado mandamiento a los Apóstoles y se presentó vivo con muchas pruebas indubitables para los discípulos.

Era absolutamente importante que se supiera que Cristo no se quedó en la tumba, sino que fue resucitado de la muerte. Y que Él dio pruebas de que estaba resucitado. Y decíamos que si nosotros no creemos que Cristo resucitó corporalmente, físicamente, históricamente, entonces en realidad no somos cristianos fidedignos. Tenemos que enfatizar el hecho de que la resurrección es un hecho histórico. Es un hecho verídico y real.

Eso era muy importante. Es más, miren algo muy interesante cuando –íbamos a hablar un poquito de eso aunque no lo leí- más adelante en ese capítulo uno llega un momento en que los primeros Apóstoles tienen que escoger a un duodécimo Apóstol que sustituya a Judas. Que como ustedes saben, traicionó a Jesús y lleno de culpabilidad de ahorcó. Y había que buscar a un sustituto. Y mire como ellos hablan en términos de ese Apóstol que van a escoger para resucitar.

Dice: ‘Que uno sea hecho testigo con nosotros de su resurrección’. Ellos dicen “vamos a escoger un sustituto para que sea con nosotros testigo de la resurrección de Jesucristo”. Mire lo importante que era para ellos la resurrección que estaba dentro de la función principal de un Apóstol testificar acerca de la resurrección de Jesús. Porque ellos sabían que eso era como el argumento más poderoso de la deidad de Jesucristo y de su carácter mesiánico.

Y para nosotros también la resurrección es algo absolutamente importante. Y la cuarta cosa que yo señalé el domingo pasado fue esto lo que yo llamaría la agencia del Espíritu Santo, la acción del Espíritu Santo. Para la mente sobrenatural, una persona que piensa en términos sobrenaturales, yo diría que la tercera persona de la Trinidad del Espíritu Santo es absolutamente importante.

Una de las cosas que yo quiero que ustedes entiendan como miembro de esta Congregación es que nosotros enfatizamos mucho la obra del Espíritu Santo y la persona del Espíritu Santo. Nosotros sabemos que aparte del Hijo y del Padre que son tan esenciales, evidentemente, en toda la economía de la Biblia, el Espíritu Santo como fuente de poder para nuestras vidas. Como uno que da testimonio de Jesucristo en nuestros corazones, como uno que está allí para fortalecernos y animarnos en los momentos difíciles de la vida.

Por eso se le llama el “paracletos”, el animador, el consolador, el que nos fortalece cuando estamos pasando por pruebas. El que nos ilumina cuando tenemos situaciones de necesidad, el que nos da pasión y denuedo –para usar una palabra bíblica- cuando testificamos acerca de Jesucristo. El que hace milagros, señales y prodigios a través de nosotros. El que nos da poder y efectividad para testificar acerca de Jesús. El que pone convicción en nuestros corazones, el que pone como ese sello de su presencia.

¿Sabe usted? Yo creo que una persona llena del Espíritu Santo –como decía yo el domingo- quizás no sea perfecta. Pero yo he visto eso, que la gente que ha tenido encuentros con el Espíritu Santo y que ha recibido esa llenura del poder del Espíritu Santo, tiene como algo. Un sabor espiritual que hay una pasión en ellos, hay una efectividad, hay como un peso espiritual que tienen en su vida. Hay una convicción que usted sabe que a esa persona no se le puede vender gato por liebre.

Ella está segura de lo que cree y va a ser muy difícil que esa persona se aparte de los caminos del Señor. Una vez que esa persona es sellada con el Espíritu podrá tener sus problemas, sus dificultades, pero va a mantenerse anclada. Porque el Espíritu Santo es como –dice la Escritura- eso, ese sello que nos pega y nos arraiga al Reino de Dios. Y tenemos que buscar esa intimidad, esa llenura del Espíritu Santo.

Yo voy a hablar más acerca de la llenura del Espíritu Santo en una próxima intervención y que caracteriza eso y por que tenemos que buscarlo y todo lo demás. Es muy complejo lo del Bautismo del Espíritu Santo pero yo les animo para que ustedes busquen siempre esa experiencia de ese bautismo del Espíritu Santo en sus vidas. Que no se conformen simplemente con una experiencia religiosa, intelectual, digamos institucional de la vida cristiana.

Sino que tengan ese entusiasmo, esa pasión que viene de la presencia del Espíritu Santo. Una de las cosas que uno ve a través de toda la Escritura y del Libro de los Hechos en particular es que siempre se están haciendo referencias al Espíritu Santo. El Espíritu Santo hizo esto, el Espíritu Santo hizo lo otro, habló, dio una visión. Aquí por ejemplo el mismo pasaje dice “dados los mandamientos por el Espíritu Santo a los Apóstoles que había escogido”.

Acá hay un punto que yo no toqué el domingo pasado y es esto que dice “haber dado mandamientos por el Espíritu Santo a los Apóstoles que había escogido”. Dice ‘A quienes también se presentó vivo con muchas pruebas indubitables’. ¿Por qué para mi es significativo esto de que los Apóstoles? La iglesia del Libro de los Hechos es una iglesia Apostólica, es una iglesia que se dirige por las instrucciones, las enseñanzas, la autoridad de este grupo de hombres que Jesucristo escogió cuando estaba sobre la Tierra y los hizo parte de su consejo central, de su consejo íntimo.

Y Él escogió a estos hombres y los comisionó como si fueran, digamos, ancianos. Lo que iba a ser más adelante su iglesia. Él los comisionó específicamente y les dio a esos hombres un grado de autoridad que no tenían los demás discípulos. Él los constituyó como su gobierno central. Y la iglesia primitiva, vemos, la iglesia del Libro de los Hechos se deja dirigir y encabezar por estos hombres. Y el Señor canaliza sus instrucciones a la iglesia y sus enseñanzas a través de este gobierno central que Él ha constituido.

De paso, más adelante, por ejemplo en el Libro de los Hechos… el Apóstol habla de que Dios ha constituido a los Apóstoles y los Profetas, que la iglesia está fundamentada en la enseñanza y en la palabra de los Apóstoles y los Profeta. Y esto es bien importante que entendamos. Hay una estructura de autoridad que Dios establece. Dios es un Dios que piensa en términos de autoridad. En la iglesia Él pone una autoridad pastoral, hay ancianos, también que encabezan la iglesia. En los grupos de clase de discipulado hay maestros.

Y una de las cosas que yo creo acerca de la mentalidad sobrenatural es que es una mentalidad que sabe regirse por patrones de autoridad. Respeta a sus autoridades y eso no quiere decir que se conviertan en gente que no piensa o que no tiene criterio individual, personal. Pero yo creo que una de las cosas distintivas de una persona que verdaderamente tiene el sello del Espíritu Santo en su vida es que se siente cómodo sujetándose a la autoridad.

Vemos claramente que la iglesia Apostólica definitivamente la Iglesia del Libro de los Hechos es una iglesia que piensa en término de sus autoridades. Dios escoge hombres o mujeres, los dota con su poder con su unción y el resto del pueblo sabiendo que esa gente está ungida y llena del Espíritu Santo y que recibe de Dios busca de ellos sus instrucciones. Y se someten gozosamente a esa autoridad. Por ejemplo, recuerdan ustedes –y eso lo discutiremos más adelante- se da un caso en que el Señor bautiza con el Espíritu Santo a Cornelio y su familia. Algo que nunca se ha visto.

Lo judíos eran ellos solamente y los demás son paganos, gente que no conoce de Dios. Y de momento el Señor bautiza a Cornelio que es un soldado romano. Y a toda su familia los llena con el Espíritu Santo. Envía a Pedro para que venga y les predique el mensaje. Y de momento comienzan más gentiles a convertirse y entonces hay una disputa entre los judíos cristianos –los que se han convertido de que si los nuevos conversos –los paganos, los gentiles que se han convertido tienen también que usar todas las reglas y todos los mandamientos y todas las estipulaciones ceremoniales y de comida y de vestido y todas las cosas que los judíos ortodoxos guardaban.

Y algunos decían que había que hacerlo, otros que no. Bueno, ¿Quién iba a resolver el problema? Mandaron a hablar a los Apóstoles que estaban en Jerusalén y le mandaron preguntar a ellos, ‘¿Qué hacemos? Esto no está en ningún manual, no hay ninguna regla al respecto porque es algo nuevo que Dios está haciendo. No sabemos que hacer’. Entonces el Concilio en Jerusalén, estos Apóstoles que estaban en Jerusalén se reúnen –me imagino que oraron, buscaron sabiduría de parte de Dios- Pedro mismo fue allá y les dio un reporte acerca de lo que Dios había hecho, etc.

Y de todas esas conversaciones sale un Edicto, un mandamiento de parte del Concilio en Jerusalén que dice “Nos ha parecido bien al Espíritu Santo y a nosotros” -¡Guau!- ¿quién se atrevería a decir eso: ‘Nos ha parecido bien al Espíritu Santo y a nosotros? No suena eso como un poquito orgulloso, ¿verdad? Pero, no ellos dijeron así ¿por qué? Porque ellos conocían su autoridad. Ellos sabían que Dios los había llamado, Cristo los había comisionado para una obra específica. Ellos se movían. No había orgullo en eso sino simplemente una declaración de un hecho.

Ellos sabían que eran llamados, comisionados, ungidos, iluminados por el Espíritu Santo. Y después de ellos discutir el asunto, ellos dicen “Nos ha parecido bien al Espíritu Santo y a nosotros que no se les moleste a los nuevos creyentes con toda las reglas del judaísmo”. Sino simplemente mandan un par de mandamientos básicos –que ellos creen que son fundamentales- y lo demás simplemente que continúen con su cultura normal y que reciban a Cristo como Señor, claro, y que tengan una vida espiritual sólida.

Pero una vez que los Apóstoles dieron su veredicto toda la iglesia se alinea a lo que los Apóstoles declararon. ¿Por qué? Porque era una iglesia que fluía conforme a ese principio de autoridad. Yo creo que una de las cosas que pasa muchas veces en las iglesias en nuestro tiempo moderno es que como que todo es por democracia. Todo es bueno, vamos a votar y vamos a ver que decide todo el mundo y hay una reunión y cada uno dice esto, lo otro. Se arma un ‘sal pa’ fuera allí’ y el que es más bocón es el que lleva la voz cantante y se resuelve la cosa a veces por votación. Y no es necesariamente lo que Dios quiere.

Entonces yo creo que hay que tener un balance. Yo creo en la voz congregacional y ustedes saben que nosotros tenemos reuniones congregacionales y otras cosas. Creo en el gobierno compartido. Nosotros aquí en nuestra iglesia tenemos ancianos diáconos que son gente que ustedes mismos los confirman. Se escogen a través de un proceso de oración y de reflexión mutua. Pero también creemos que es importante que nosotros respetemos a nuestras autoridades.

Ahora mismo yo quisiera no ser el Pastor para decirles esto. Y es que la Biblia dice que tenemos que respetar a nuestros pastores. Tenemos que sujetarnos a ellos. Donde quiera que usted vaya, si un día el Señor, le lleva a otra iglesia, respete a su Pastor; sujétese a sus autoridades. Sea una persona que honra a las autoridades. Hay bendición en eso, hay protección en eso. Hay protección cuando uno se ciñe a una iglesia. Hay gente por allí que anda en su propia bicicleta ellos solos, por toda la ciudad, y no se sujetan a ninguna iglesia.

Usted los ve saltando de una iglesia a la otra. Cuando se les contraría en algo, se les contradice en algo, o tienen una mala experiencia, echan un pie, van a otra y a otra y a otra y su vida es simplemente un salto. No sé, entiéndanme lo que estoy diciendo, hermanos. Yo se que hay circunstancias, hay situaciones que cambiamos. Eso está bien. Pero cuando uno cambia de Congregación debe hacerlo después de mucha oración, mucha reflexión, buscar del Señor. En todo lo posible hablar con sus autoridades y dar un paso, entonces, seguro y bien pensado y bien meditado.

No hacerlo simplemente por razones de que “¡Ah! Fue allá y me gusta y este tiene una corbata tremenda que usa todos los domingos” o “me gusta como habla” o lo que sea. A veces hacemos las decisiones por razones así, ¿no? “Tuve, me dijeron esto y no me gustó y me fui. No me dieron un puesto y voy a buscar uno donde me den un puesto”. Tantas razones superficiales que la gente usa en vez de sujetarse a sus autoridades, sujetarse a una iglesia. Yo creo que uno siempre, donde quiera que uno vaya, a una ciudad o donde se mude uno siempre debe buscar una iglesia que le de cobertura.

Una comunidad a la cual uno le de cuentas y que uno se sienta cubierto por una autoridad pastoral, ministerial. Uno debe respetar a sus autoridades. Cuando uno está trabajando, por ejemplo, en un ministerio cualquiera que sea el ministerio ¿sabe lo difícil que es dirigir un ministerio? Sea lo que sea. Sea una célula, sea Ministerio de adoración o de ungieres. Es duro uno estar en la cabeza. No es fácil uno pastorear gente de diferente países y de diferentes nacionalidades y de cultural. Entonces nosotros tenemos que hacerles la vida fácil a nuestros líderes y tenemos que ser gente de una mentalidad de equipo. Trabajar juntos, ayudar a nuestras autoridades.

Ser un recurso para la gente que está sobre nosotros. No azotarlos, no hostigarlos, no hacerles la vida imposible. Porque muchas veces nosotros deformamos a nuestros líderes cuando no los respetamos y no le damos el reconocimiento que ellos requieren. No estoy hablando de estar ahí tirándose al piso y adorándolos, no. Estoy hablando de ese respeto y ese reconocimiento de que lo que el líder está haciendo es algo muy difícil y que tenemos que ayudarlos en todo lo posible.

Esta semana he estado viendo un documental sobre Richard Nixon. ¿Cuántos recuerdan a Richard Nixon? Yo se que la mayoría de ustedes no estaban vivos en ese tiempo pero Richard Nixon es un hombre trágico. Es una figura trágica, verdaderamente. Un gran estadista, un hombre que tuvo grandes logros, cosas tremendas. La apertura a la China, el tratado con Egipto, tratados con el Medio Oriente. Muchas cosas importantes. Hizo una cantidad de iniciativas judiciales, legales aquí en Estados Unidos muy importantes.

Estaba muy avanzado para su edad, para su tiempo, pero también era un hombre con unos demonios, ahí, internos de rencor y de sentirse perseguido y no apreciado. Y una de la cosas que yo vi, viendo el documental sobre el gran fracaso que él tuvo finalmente. Ustedes saben que él mandó a meterse ilegalmente en una oficina del Partido Demócrata. Y eso le explotó en la cara, él trató de esconderlo y finalmente salió en desgracia. El único presidente que ha sido obligado a renunciar. Pero una de las cosas que me impactó acerca de Nixon: este líder solitario, aislado, que era como un patito feo.

Richard Nixon a pesar de ser un gran hombre era un hombre tímido más bien. Algunos han dicho que debió haber sido profesor universitario en vez de Presidente. No bregaba bien con la gente y tenía conflictos emocionales y se sentía como rechazado por la gente. Y yo creo, en parte, que aunque cometió el error que cometió, pero en parte esos errores la misma gente; la prensa por ejemplo que lo detestaba y muchos enemigos que él tenía cuando llegó a la presidencia, distorsionaron a este hombre emocionalmente.

Ya las heridas que él tenía como hombre, como ser humano, cuando llegó a esa posición de poder y toda la gente que se le tiró encima y toda la crítica y todos los ojos que no querían que él tuviera éxito sacaron lo peor en él en vez de la parte mejor. Y yo me encontré pensando que si ese hombre hubiera encontrado gente que en vez de hostigarlo a esos niveles altos de poder lo amara, lo afirmara, lo ayudara, ese hombre hubiera sido uno de los presidentes más grandes en toda la historia de Estados Unidos en vez de salir en desgracia. Y me interesó que al final Henry Kissinger lo pone en un momento dice exactamente eso que yo estaba pensando, que a Richard Nixon como que lo llevaron contra la espada y la pared con su liderazgo.

Porque la gente que estaba alrededor de él y aún grandes sectores de la nación norteamericana, la guerra de Vietnam distorsionó esto, el movimiento estudiantil se le tiró encima y le atacó. Y este hombre no tenía las destrezas emocionales y sociales para lidiar con esa lucha, con esa guerra tan grande que estaba lidiando. Y finalmente como que él sacó todos los demonios que él tenía: el odio, el rencor, el sentirse perseguido, el querer hacer las cosas en secreto. Que importante es, por lo tanto, hermanos que nosotros entendamos a nuestros líderes, nos sujetemos a ellos, los ayudemos, oremos por ellos, los afirmemos.

Y claro, si llega un momento en que usted no puede estar bajo el liderazgo de una persona, pues mire, hay muchas cosas se puede hacer. Hable directamente con la persona, aconséjelo directamente y si llega un momento, pues mire, sálgase discretamente del ministerio y busque donde usted pueda verdaderamente donde usted pueda sentirse bien. Eso no es ningún problema. Pero lo que quiero decir es, usemos eso. Hay otro líder en la Biblia así que lo llevaron hasta el punto de sacarle todo y destruirlo, no destruirlo pero si le costó mucho.

¿Recuerdan a Moisés, qué los judíos lo criticaron tanto? Y de paso, yo me siento muy contento con ustedes, ¿saben? Me siento feliz, no estoy aquí sacando nada. Al contrario esto es parte de enseñanza. Gloria a Dios. Yo me siento enamorado de mi Congregación y le dio gracias a Dios que siempre han sido tan generosos conmigo y de gran bendición. Pero no se trata tanto de eso sino de que tantos otros líderes en nuestra congregación, otros líderes con los cuales ustedes van a tratar a través de toda su vida. Ayude a sus líderes, sea un recurso para ellos. Aprenda a sujetarse a la autoridad.

Yo veo aquí que desde el mismo inicio, el Señor les habla a los Apóstoles que había escogido para que ellos se encarguen de transmitir los mandamientos, las enseñanzas al resto del pueblo cristiano. Y esa es una regla, yo creo, que espero que cada día más y más nuestra iglesia pueda fluir en ella: el respeto a la autoridad. Gente respetuosa. Y eso hermanos, les digo que trae una gran, gran bendición a la vida de una congregación. Entonces ahí tienen algunas cosas.

Ahora hay otra cosa bien interesante aquí que fue lo que leímos en el Versículo 6. Dice que estaban los discípulos reunidos, el Señor se les aparece. Está listo el Señor ¿para qué? Para ascender. Aquí tenemos una doctrina explicada muy bonita que es la doctrina de la Ascensión. El levantamiento de Jesús después de su resurrección. Cuando el Señor resucita se pasan unos cuarenta días, más o menos, dice la Biblia y se le aparece a los discípulos en diferentes contextos. Dice que en una se le apareció a quinientos de ellos.

¿Usted se imagina una congregación como esta más o menos, más o menos este grupo de gente aquí y ver al Señor resucitado? ¿Cómo habrá sido eso? Yo estaba pensando en eso esta mañana. ¡Qué espectáculo más grande! Lo vimos crucificado, vimos que lo mataron, sabemos que lo enterraron y ahora está, se le aparece a quinientos de ellos en una reunión y comienza a hablar con ellos. Yo quiero ver ese video cuando yo llegue al Cielo. Debe haber sido algo increíble. A quinientas personas el Señor se les apareció.

Entonces ya cuando Él ha tenido todas estas apariciones llega el momento de Él ascender al Cielo. Entonces en ese momento en ese momento Él les habla y les da unas últimas instrucciones. Y recuerde esto porque esto es una doctrina importante ¿no? Que el Señor no fue como en Star Trek que simplemente se deshizo y se fue al Cielo. Literalmente Él fue levantado y dice que ‘una nube lo recibió arriba y lo cubrió y entonces Él’… tenemos hasta música de trasfondo aquí, ¡qué bueno!

Eso es una enseñanza, era una enseñanza de las Escrituras, ¿no? el aspecto del ascenso, la ascensión de Jesús. Yo no se, el único que a mi me dicen… hay una doctrina que dice que María también ascendió si no me equivoco. Eso es una enseñanza, ¿verdad que sí? Yo no veo en la Biblia ninguna parte donde María es tomada. Eso es algo que no está en la Biblia en ningún lugar. Es simplemente, es bonito y espectacular eso pero no tiene nada de verídico conforme a la Escritura. El único que asciende al Cielo es Jesús.

Y esta doctrina es bien interesante porque tiene un par de enseñanzas en ellas. Ahora, Cristo asciende y entonces, dice la Biblia, que Él se sienta a la diestra de Dios Padre. Dice ‘donde está sentado hasta su segunda venida’. Aquí hay dos cosas bien importantes que se están enseñando aquí: la ascensión de Jesús y la segunda venida. Recuerde esto, que la ascensión de Jesús también involucra ahí y está implicada esa idea de que cuando Él asciende, Dios lo recibe y dice la Biblia ‘que Él se sienta a la diestra del Padre'. Yo no creo que eso es una metáfora solamente. Sino que es algo que es real.

Si usted mira en Efesios capítulo 1 versículo 20. Dice aquí: ‘La cual operó en Cristo’, es decir el poder de Dios. ‘La cual operó en Cristo, el cual resucitó de entre los muertos y sentándole a su diestra en los lugares Celestiales’, Efesios 1:20. “Resucitándole de los muertos”, eso fue cuando el Señor también asciende al Cielo. Y ‘Dios lo sienta a su diestra en los lugares Celestiales. Sobre todo principado, autoridad, poder y Señorío y sobre todo nombre que se nombre no solo en este siglo sino también en el venidero’.

¿Por qué asciende Dios al Cielo? El Señor asciende al Cielo para sentarse a la diestra del Padre. ¿Por qué a la diestra del Padre? Está usando ahí una imagen de un Rey que a su derecha está la segunda persona más poderosa en su reinado, la persona escogida, la persona preferida, el príncipe. Podríamos decir el Padre y a su diestra está sentado –señalando la autoridad absoluta de Jesucristo por eso dice sobre todo principado, sobre todo poder, sobre todo señorío. Ahora mire algo bien importante. En el mismo libro de Efesios en el Capítulo 2 en el Versículo 6 nos dice aquí: ‘Y juntamente con Él nos resucitó a nosotros y asimismo nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús’.

¿Sabe usted que usted está también con ese Cristo que ascendió y fue sentado a la diestra del Padre en señal de su autoridad total sobre todo principado, sobre toda potestad? Usted en término de los derechos que usted tiene, el poder que usted tiene, usted también está sentado con Cristo a la derecha. Hay una sillita allí pequeña que tiene su nombre y usted está sentado allí en esa silla al lado de Jesús. Está el trono del Padre, está el trono del Hijo y hay una sillita de oro donde está usted sentado allí como un gran potentado a la diestra de Dios Padre. ¿Por qué dice el escritor bíblico y por qué es importante que nosotros entendamos eso?

Porque, hermanos, nosotros tenemos gran autoridad. El mismo poder, dice, que levantó a Cristo de entre los muertos se mueve dentro de nosotros también. El mismo poder que levantó a Jesús y lo hizo ascender después de resucitar, ese mismo poder está en tu vida. Por lo tanto yo creo que parte de la tarea del creyente es no tanto que Dios nos de poder sino que nos hagamos conscientes del poder que tenemos. Y que cultivemos ese sentido ese sentido de que “yo tengo autoridad porque yo estoy sentado a la diestra de Dios Padre junto con Cristo Jesús”.

Y que yo tengo poder sobre las circunstancias, tengo poder porque estoy por encima de las circunstancias. Mi posición judicial me pone por encima de toda situación. El mismo Cristo que fue resucitado, que fue levantado y que fue sentado a la diestra de Dios Padre es el que está dentro de mí y al lado del cual yo estoy sentando también. Es una señal de la autoridad del creyente. Y ese hecho de la ascensión de Jesús y estar a la diestra del Padre y de yo también estar a la diestra del Padre se señala una y otra vez. Miren Apocalipsis Capítulo 3 Versículo 21 también. Dice aquí: “Al que venciere le daré que se siente conmigo en mi trono. Así como yo he vencido y me he sentado con mi Padre en su trono”.

Jesús es levantado, tomado al Cielo y recibido y sentado en el Trono y nosotros también tenemos ese mismo derecho. Esa misma imagen se enfatiza una y otra vez. Mire, Hebreos capitulo 1 versículo 3. Esto es como un estudio bíblico que le estoy dando aquí, después puede repasar esta doctrina. Dice “El cual siendo el resplandor de su gloria y la imagen misma de su sustancia –es decir la deidad de Cristo que es igual al Padre, hecho de la misma esencia que el Padre-y quien sustenta todas las cosas con la palabra de su poder. Habiendo efectuado la purificación de nuestros pecados por sí mismo se sentó a la diestra de la Majestad en las Alturas”.

Cuando el Señor asciende, asciende para sentarse a la diestra del Padre. Por eso el credo apostólico dice “que está sentado a la diestra de Dios Padre”. ¿Cómo es? Los católico o ex católicos, alguien que me ayude. Si el credo de los Apóstoles, ¿no? y que viene de nuevo a juzgar a los vivos y a los muertos. Pero una de las doctrinas básicas de la Iglesia Cristiana es eso de que Cristo está sentado, subió a los Cielos, se sentó a la diestra de Dios Padre y de ahí viene a juzgar a los vivos y a los muertos.

Ahora fíjese que siempre que esta idea de que Cristo es tomado y asciende y se sienta a la diestra de Dios Padre es para exaltar su poder, su señorío, su deidad. Y un último versículo es en hebreos el capítulo 10, versículo 12. Nos dice aquí: “Pero Cristo habiendo ofrecido una vez para siempre un solo sacrificio por los pecados” –fíjese que interesante, siempre está vinculado esto del Señor ascender al Cielo y sentarse a la diestra de Dios Padre, está vinculado a su sacrificio en la Cruz.

Todo eso la crucifixión de Cristo, su muerte y su resurrección, su ascensión, el sentarse a la diestra de Dios Padre, su segunda venida, todas estas doctrinas son esenciales para un creyente y forman parte de la esencia misma. No podemos jamás permitir que nos roben esas doctrinas. Esas enseñanzas son básicas. Si usted oye por allí algún llamado Cristiano negando una de estas cosas, literalmente, huya de ellos porque no son cristianos, por lo menos no se están llevando de las doctrinas básicas que la iglesia ha sostenido durante dos mil años.

Hoy en día hay mucho cuestionamiento de esa doctrina. Pero es bien claro. Entonces dice aquí en el 10:12 que “habiendo ofrecido su sacrificio por los pecados, se ha sentado a la diestra de Dios”. Se ha sentado a la diestra de Dios. El señorío de Cristo. Se me ocurre también ¿por qué es tan importante que entendamos todo esto de todas las etapas de la vida de Jesucristo? Porque como usted ve una de las cosas que la Biblia quiere señalar una y otra vez es esa superioridad de Jesús.

Hay escuelas de pensamiento cristiana, por ejemplo, como los Testigos de Jehová –lo digo con respeto- que tratan como de rebajar la unicidad de Cristo. Ese carácter superior de Cristo. El hecho de que Cristo es Dios mismo, que es la misma sustancia del Padre, que es la misma esencia del Padre; que tiene una autoridad suprema, que está al mismo nivel del Padre. Todo este tipo de cosas está implicado en las Escrituras y tenemos siempre que agarrarnos de eso. Y entonces dice: “se ha sentado a la diestra de Dios. De ahí en adelante esperando a que sus enemigos sean puestos por estrado de sus pies”. ¿Para qué? Esperando que eso suceda ¿para qué? Para regresar otra vez, la segunda venida de Cristo.

Es decir, Él está allí, no sabemos que Él está haciendo en ese tiempo porque Él hace muchas cosas, no solamente está sentado allí vegetando por dos mil años. El Señor en su Espíritu hace muchas cosas. Pero su posición judicial, su posición de autoridad es a la diestra del Padre. Y el Cielo está esperando algo para que llegue el momento en que le den la palabra al Hijo para volver a descender y venir en su segunda venida. Aquí lo menciona esto que es ‘está esperando a que sus enemigos sean puestos al estrado de sus pies’.

Yo creo que Dios espera, hay otro pasaje que dice que ‘está esperando la consumación de los tiempos’. Dios está esperando como un momento y yo creo que ese momento se acerca cada día más y más. Yo creo que la iglesia acá en la Tierra, Dios quiere que la iglesia haga algo absolutamente poderoso. Como yo les he dicho, hay algo que tiene que suceder en la humanidad antes de que Cristo venga. Yo no creo que Cristo va a venir a buscar la iglesia que actualmente está. Yo creo que llega un momento que la iglesia va a tener que dominar hasta cierto punto. Va a tener que llegar un momento de gloria sin precedentes de regir naciones, de tener autoridad a un nivel como nunca antes lo ha tenido.

Entonces –yo creo, yo no se cuanto tiempo va a durar ese momento- porque yo se que va a estar acompañado de otras luchas, también, otras cosas. Pero entonces, Cristo, en ese momento se le dará el ‘Sí’ para que venga a recoger a su iglesia y llevársela con Él y viene la consumación de los tiempos. Mientras tanto el Señor está allí a la diestra del Padre, esperando el momento en que Dios le de la luz verde.

Ahora volvamos entonces, ya con esto terminamos, al capítulo 1 de Hechos versículo 6. Entonces “los que se habían reunido le preguntaron ¿Señor restaurarás el reino de Israel en este tiempo? Y les dijo ‘No os toca a vosotros saber los tiempos o las sazones que el Padre puso en su sola potestad’. Eso ya son unas últimas palabras, una última conversación que Él está teniendo con ellos. Vamos al versículo 9 dice: ‘y habiendo dicho estas cosas y viéndolo ellos fue alzado y lo recibió una nube que le ocultó de sus ojos. Y estando ellos con los ojos puestos en el Cielo entretanto que Él se iba’… imagínese ese espectáculo.

El Señor está siendo levantado poco a poco y ellos lo están mirando como una nave que está yéndose y se está haciendo más pequeñito, más pequeñito y ellos lo están mirando así fascinados con esta imagen que están viendo. Y dice ‘he aquí se pusieron junto a ellos dos varones con vestiduras blancas’. Esa es una de las imágenes más bellas de toda la Escritura. Para mi es memorable eso. Ellos tienen sus ojos puestos en este espectáculo que están viendo y cuando vienen a ver de momento se encuentran que hay dos hombres con vestiduras resplandecientes que evidentemente eran ¿qué? Eran ángeles.

Eran ángeles y les dicen: “Varones galileos ¿por qué estáis mirando al Cielo? Este mismo Jesús que ha sido tomado de vosotros al Cielo así vendrá como le habéis visto ir al Cielo”. Esa es una de las promesas más bellas de la Escritura: de que el mismo Jesús que fue levantado, así también ha de venir por segunda vez. Y que así como lo vimos a Él corporalmente, así como estos hombres lo vieron corporalmente subir, así también nosotros lo veremos aparecer en el Cielo.

Dice que “todo ojo le verá”. Hoy en día con el Internet y las comunicaciones yo creo que no sabemos como va a ser sino que va a ser una visión mundial que todo el mundo va a poder ver al Señor. Físicamente no creo que sea posible eso, tendrá que ser una experiencia como espiritual o yo no se exactamente. Pero ciertamente “todo ojo le verá cuando Él venga”. Él viene visiblemente, Él viene en gloria, Él viene en la misma manera física en que se fue así mismo ha de venir también. Y mientras tanto, mientras Él viene, nosotros aquí en la Tierra ¿qué estamos haciendo? Trabajando, evangelizando, predicando la palabra, trayendo gente al conocimiento de Jesucristo, fortaleciendo su iglesia, dándole al Señor, sirviendo, sacrificándonos, esforzándonos para traer el mayor número posible de almas al conocimiento de Jesucristo.

Por eso cuando ellos le preguntan “¿Señor Tú vas a restaurar a Israel?” Ellos están pensando ahí en escatología y en preguntas teóricas y teológicas y misteriosas. Ellos quieren respuesta allí a su curiosidad y el Señor les dice ‘¿Saben qué? No se metan. Eso no es asunto de ustedes. Eso le toca al Padre resolverlo. Él sabe el momento’. Mientras tanto, dice “Recibiréis poder y me seréis testigos en Jerusalén, en Judea, en Samaria y en toda la Tierra”. En otras palabras que dice Él: ‘No se me pongan a estar elucubraciones y curiosidades oscuras de cuestiones apocalípticas y escatológicas, no. Lo importante es que ustedes van a recibir poder y que me van a ser testigos’.

El creyente es un testigo de Jesucristo. Eso es lo que tú has sido llamado a ser. Por eso es que necesitas armarte del poder de Dios y necesitas armarte de estos conocimientos básicos de la Escritura. Cosas prácticas para que tú puedas ser ese testigo efectivo de ese Cristo Jesús que es resucitado. Vamos a ponernos de pie. Vamos a darle gloria al Señor. Vamos a pedirle al Señor que nos llene con esa fuerza, con esa energía para serle testigos en Boston, en Massachusetts, en Estados Unidos y a todos los continentes de la Tierra.

Que de aquí de León de Judá salgan multitudes a predicar el Evangelio. Cada uno de nosotros sea hecho un testigo de ese Cristo resucitado. Ese Cristo que fue levantado por el Padre, ese Cristo que está sentado a la diestra de Dios, ese Cristo que nos ha dicho “vengan ustedes y siéntese a mi lado también y reinen. Ejerzan poder sobre toda situación y sobre toda circunstancia”.

Señor, te bendecimos, te adoramos. Llena nuestras mentes en esta mañana de esa imagen del Cristo resucitado, del Cristo de poder, del Cristo que está sentado a la diestra del Padre. Danos esa mentalidad Señor que no tiene miedo de aceptar la veracidad de estas enseñanzas. Que nosotros podamos creer en esos relatos misteriosos, Señor, que muestra tu palabra. Que para nosotros no resulte extraño, ni raro, ni difícil pensar en un Cristo que se levanta y que es llevado después de resucitar y de padecer por nuestros pecados. Es levantado por el Padre, es recibido en el Cielo y sentado con gloria a la diestra de Dios esperando el día en que el Padre de la palabra para venir de nuevo y cambiar la historia por toda la eternidad.

Nosotros deseamos estar en ese momento, Padre. Deseamos ser parte de esa iglesia redimida. Mientras estamos aquí en la Tierra, queremos que Tú nos llenes con el poder del Espíritu Santo, que Tú nos bautices con tu poder, Señor. Que Tú nos des nuevas lenguas, Padre, que Tú derrames dones de profecías, de lenguas, de interpretación de lenguas, de revelación, de sanidades.

Señor todos los carismas y los dones que Tú has puesto Señor en la mano de tu iglesia. Te bendecimos en esta mañana, Padre. Sácanos de aquí ahora con tu bendición, con tu gozo, Señor a vivir como lo que somos: gente que ha sido puesta en autoridad, gente que tiene poder sobre toda circunstancia. Gente que tiene a Cristo resucitado a su favor, gente que tiene al Espíritu Santo dentro de ellos y por lo tanto somos más que vencedores. Te adoramos y te bendecimos. Gracias por este tiempo, Padre. Entregamos este tiempo a ti en el nombre poderoso de Jesús. Amén y amén.

 

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Completa la obra, Señor!

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El domingo pasado yo escuché una frase en el mensaje del Pastor Roberto que se me quedó bien grabada en mi mente y en mi corazón. Obviamente es una frase que sale de un texto Bíblico. Era el texto de Hechos Capítulo 1 del cual estuvimos escuchando el domingo pasado. Ese el texto donde Lucas está diciendo a Teófilo, él le está diciendo: ‘Mi querido Teófilo en el Primer Libro que te escribí comencé a hablarte de las cosas que Jesús comenzó a hacer y enseñar’.

Yo no se pero yo me quedé, me frené en esa frase. “Las cosas que Jesús comenzó a hacer y a enseñar”. Obviamente el Pastor siguió hablando de muchas otras cosas y yo estaba prestando atención a lo que él decía. Pero mi cabeza volvía de nuevo a esa frase. “Las cosas que Jesús comenzó a hacer y a enseñar”.

Cuando yo escucho que Jesús comenzó a hacer algo no significa que lo que comenzó terminó cuando Él murió o se fue al cielo sino que las cosas continuaron. Cuando Lucas le estaba escribiendo a Teófilo, lo que estaba haciendo era que estaba continuando la obra que Jesús había comenzado a hacer y le estaba enseñando a Teófilo lo que Jesús le había enseñando a él. Yo me puse a pensar, “las cosas”. Yo no se pero han escuchado esa palabra hoy muchas veces, ¿verdad? “cosas”, “cosas”, “cosas”. El Salmo 65 verso 5 dice: ‘Con cosas tremendas Dios obrará en su justicia’.

Y ahora, Lucas está diciendo “las cosas que Jesús comenzó a hacer y a enseñar”. Yo me pregunto: ¿Cuáles son aquellas “cosas” que Jesús hizo? Y miren hay un listado que haríamos una vigilia entera si me pongo a enumerar cada una de ellas. Pero yo sé que no voy a hacer eso. Pero yo me centré en una, una de las muchas. Está en el Libro de Lucas Capítulo 17. Yo quiero que lean este pasaje conmigo. Lucas Capítulo 17, verso 11.

Lucas 17 verso 11. Yo se que es una historia que tal vez muchos de nosotros conocemos, pero solamente quiero meditar algunas cositas aquí bien rapidito. Son como quien dice mis “nutshells” que les voy a tirar ahí a ustedes para que se lo lleven esta noche. Dice –Lucas 17, verso 11-: ‘Yendo Jesús a Jerusalén pasaba entre Samaria y Galilea’ –ahora yo quiero que ustedes visualicen algo, yo soy bien visual.

Imagínense ustedes un mapa del área de Israel, tienen este canto de tierra al lado de… a su lado izquierdo está el Mar Mediterráneo, entonces obviamente al lado de acá está todo el terreno de Israel. Samaria es uno de los pueblos que está en el mismo medio, un poquito más abajo del Mar de Galilea. Imagínese el Mar de Galilea en la parte de arriba, el río Jordán que desemboca en el Mar Rojo. Samaria está en algún lugar ahí entre medio y Galilea está al norte de Samaria.

Así que imagínense que Jesús estaba haciendo una jornada de sur a norte. Exacto, si tiene un mapa en su Biblia lo puede ver ahí. Ahora, obviamente Jesús estaba pasando de un pueblo donde Él no era bienvenido como judío, más sin embargo, ahí estaba Él. Y entonces estaba pasando a Galilea que era, como quien dice, el área donde Él salió, donde Él nació, donde Él mismo dice: “¡Guau! No hay profeta con honra en su propia tierra”. Más sin embargo ahí estaba yendo Él. Nada lo detenía, una vez más.

‘Pasaba entre Samaria y Galilea y al entrar en una aldea le salieron al encuentro diez hombres leprosos los cuales se pararon de lejos y alzaron la voz diciendo: “Jesús, Maestro, ten misericordia de nosotros”. Cuando Jesús los vio les dijo: “¡Hey! Vayan y muéstrense a los sacerdotes” ‘. Me voy a parar ahí un momento para que entiendan esto. En la historia de la vida de los judíos, ellos tenían una serie de rituales con los cuales, como quien dice, se podía comprobar si ellos estaban limpios delante de Dios. Ellos tenían rituales espirituales que era donde si tenían que sacrificar un pollino o una cabra o algo así, dependiendo el pecado que tenían. Si era un pecadito chiquito pues era una paloma, si era un pecado grande pues ya era un búfalo bien grande que sacrificaban delante de Dios.

Pero también tenían rituales que tenía que ver con la purificación de sus propios cuerpos cuando había alguna enfermedad. Y a los leprosos una de las cosas que les pasaba era que cuando ellos estaban enfermos de lepra ellos tenían que irse a un lugar apartado del resto de la aldea. Y una vez que ellos fueran curados, lo que ellos tenían que hacer era que ellos se tenían que ir y presentar delante del Sumo Sacerdote y él era el que, como quien dice, él era el médico que se quitaba su sombrero de sacerdote y se ponía el sombrero de médico y él analizaba la piel de estos hombres para comprobar si verdaderamente estaban curados o no.

Y él era el que daba la orden final para que ellos pudiesen reintegrarse una vez más a la sociedad. Así que cuando Jesús les estaba diciendo esto, imagínense ese escenario. Imagínense a Jesús por allá y a estos hombres en la otra esquina y desde acá le dicen: “¡Hey, Jesús! Sabemos que no nos podemos acercar pero haz algo. Sananos de alguna forma u otra”. Y tal vez ellos estaban esperando que Jesús dijera: “Ahora mismo les declaro sanos”. Así bien estilo Pentecostal como a muchos de nosotros nos gusta.

Tal vez ellos estaban esperando que hiciera eso. Tal vez alguno de ellos estaba esperando a que Jesús hiciera, así, una mezcla de fango o algo como hizo con un ciego y les tirara una bola de fango así desde lo lejos. “¡Pah! Ahora mismo sé sano”. O que cogiera una botella de agua y les tirara agua y “Ahora recibe”. Pero Jesús no hizo nada de eso. Jesús lo que hizo fue ¿qué? Él les dio una orden y les dijo: “Vayan ahora mismo a presentarse delante del Sumo Sacerdote”.

En otras palabras lo que les estaba diciendo era ‘ustedes están sanos, ya’. ‘Ya tú estás sano, ve preséntate delante del Sumo Sacerdote para que tú veas’. O sea, yo quiero que analicemos algo aquí, mis hermanos. Y ustedes saben que a mi me gusta pensar mucho. Y yo me digo: ¿cómo funciona la fe de estas personas? Estas personas de acuerdo al texto, cuando Jesús dijo “vayan y muéstrense a los sacerdotes” y ‘aconteció que mientras ellos iban fueron limpiados’.

Miren que interesante. Hay otros textos donde dice: ‘inmediatamente se fueron y ahí se sanaron’ pero dice que ‘aconteció que mientras ellos iban…’ O sea que yo me imagino que tuvo que haber una pausa entre el tiempo que Jesús dijo esa palabra y que ellos calcularon como que “Okay, como que no hace sentido pero ¡Ey! Tú lo dijiste eso. Vamos”. Si hubiese sido yo, tal vez yo hubiese dicho eso. Yo no se usted, pero hago mi confesión. Yo hubiese dicho eso.

Si Jesús me hubiera dicho: “Mira Omar, ve y preséntate delante del Sumo Sacerdote y estás curado. No te apures”. Yo me hubiese que –si yo hubiese tenido una bata o algo- yo hubiese dicho como que “bueno, tengo una llaga aquí y otra aquí. Mi cara está desfigurada. Are you sure? ¿Estás seguro de lo que tú me estás pidiendo?” Pero como ellos sabían que Él era Jesús lo declararon “Tú eres Jesús, el Maestro. Ten misericordia”.

Si Tú das esa palabra, entonces vamos. Fue como Pedro, ¿se acuerdan cuando Pedro estaba así como que después de haber estado intentando pescar que no cogió nada más sin embargo Jesús le dice “Mira tira la red ahora mismo y tú verás la pesca que vas a coger? Y Pedro le dice “Pero Jesús, yo ya se de esto más que tú. Ya he intentado y no ha funcionado. Pero a tu palabra ‘Let´s do it’. ‘I’m taking you on your word’. ‘Te estoy tomando en tu palabra. Vamos a hacerlo, vamos a atrevernos’.

Está ese elemento como “risk” como de riesgo, como de uno arriesgarse muchas veces en su vida de fe, donde tal vez uno quisiera que las cosas estuvieran resueltas, así, en el momento. De tener todo el panorama claro, pero lo que Dios nos anima es que como “nos lancemos”. Tú lo dijiste pues, mira, yo voy a confiar en tu palabra. Te voy a tomar en serio en tu palabra y vamos a echarle mano.

¿Quién sabe? Si de camino allá ¿qué fue lo que pasó? Y ‘aconteció que mientras iban, ellos fueron limpiados. Pero uno de ellos viendo que había sido sanado, volvió glorificando a Dios a gran voz y se postró rostro en tierra a sus pies, dándole gracias. Y este era’ –miren como se desenvuelve el drama, la novela. Esto es una novela. Esto es mejor que “Sortilegio”, mejor que ¿qué otra? ¿Qué otra novela hay por ahí? “Alma gemela”, “Corazón partido”, que se yo. Más sabe el diablo que… ¡Ey! Chorro de noveleros tenemos aquí hoy.

Iba a decir algo, pero no. Yo confieso que mi esposa me hizo ver los últimos capítulos de las “Tontas no van al cielo”. Me confesé. Anyway. Miren como se desenvolvió este drama en el texto. Miren como se desenvolvió este drama. O sea de diez personas lo primero que me causa la atención es que solamente uno volvió. Uno volvió cuando iba de camino. Tal vez los otros iban como que “Okay, vamos a ir a hablar delante del Sacerdote y que se yo”.

Tal vez se dieron cuenta que estaban sanados pero dijeron “Pues, Jesús nos dijo que fuéramos al Sacerdote pues, vamos allá al Sacerdote. Vamos a terminar de obedecer lo que Jesús dijo”. ¡Ey! That´s fine. We’re following orders. Estaban siguiendo órdenes. Pero ¿saben qué mis hermanos? Solamente uno de ellos, solamente uno. Yo me recuerdo hasta de una canción que dice ‘Más uno de ellos se quedó cuando gracias a Dios y dijo quiero tomar un momento para darte las gracias. Las gracias por tu amor’. Okay.

Solamente uno volvió. ¿Qué es lo que Jesús hace? ¿Qué son esas cosas que Jesús comenzó a hacer? Que donde quiera que Él meta su mano, donde quiera que Él hable una palabra las cosas cambian. Las cosas cambian. Y miren tal vez hay algunos que están ahí tan pendientes a su condición que no se dan cuenta de esas cosas maravillosas que Él hace; sino que seguimos como que “ya obtuve lo que yo quería, después lo sigo por ahí de rolling-pin”.

Más sin embargo hay personas que ese gesto de Dios, ese milagro sobrenatural que Él hace, hay personas que traumatiza su vida de tal forma que dicen “Espérate yo no puedo seguir así como yo estaba antes. Yo tengo que volver otra vez a esta persona”. Hay algo de Él que atrae. Hay algo de Él que es como que consume: “Yo no me puedo quedar así como así o sea después de tanto que vine aquí a la Iglesia. Que me tiraba aquí, lloraba y dejaba mis lágrimas en el altar y ya recibí lo que quería y ya pues sigo por ahí como pajarito soñando. Y ¿no volver otra vez al autor, a esa persona que hizo ese cambio, que hizo esa obra?

Si hay algo que, si hay algo tremendo que Jesús hace en medio de nosotros es desarrollar un corazón agradecido. Eso es una de las cosas más grandes que el Señor Jesús puede hacer en medio de nuestras vidas. ¿Saben qué? Un corazón agradecido no es solamente una persona que está por ahí dándole gracias a tutti li mundi. Sino un corazón agradecido es una persona, mire, que desde que se levanta y hasta que se acuesta, y aún durante su sueño, en algún lugar bien profundo en su ser hay algo que está como que “¡Guau! Gracias Señor”.

Hay algo que es inexplicable. Hay algo que “tal vez, mira me enteraré de malas noticias, que tal vez algo malo sucederá”. Pero hay algo dentro, bien profundo que sabe que está agradecido de Dios. Y que aún en medio de esas circunstancias tan adversas se atreven a decir “Pues, mira Señor, esto está difícil, esto está feo, pero Gracias. Gracias porque Tú algo vas a hacer”. Miren lo que hace un corazón agradecido.

Un corazón que es hipócrita, que es envidioso, un corazón que es orgulloso, altanero, un corazón así siempre va a estar enfocado en su propia necesidad. Siempre va a estar enfocado en “yo, yo, yo”. “Yo necesito esto” o “yo quiero esto” o “nadie me entiende”. Y hay veces que cuando los vemos aquí en la iglesia, son personas que su oración es todo “yo Señor”, “yo quiero esto, yo quiero lo otro”; y nunca lo oyen orando por otra persona. Sino que todo es “yo”.

Miren, hermanos, un corazón agradecido, su vocabulario cambia por completo. Un corazón agradecido que ha recibido esa transformación de Dios torna su enfoque de “aquí” lo torna a “allá”. Como hizo este leproso. Tornó su enfoque de su enfermedad, de su necesidad y lo tornó en glorificación a aquella persona que hizo el milagro en él. Y lo mismo sucede con cada uno de nosotros o al menos así debe ser.

Un corazón agradecido, que verdaderamente, cuando experimenta el toque de Dios, es inevitable, mis hermanos. Hay algo en nosotros, hay algo que causa ese toque de Jesús en medio de nuestras vidas que nos va a causar a volver otra vez a Él. Y al volver a Él, miren, se disfruta aún más de lo que nosotros podamos recibir.

Porque no lo estoy… imagínense esto: los nueve que se fueron estaban disfrutando su sanidad por allá en la presencia de aquel que lo sanó. Aquellos estaban celebrando, tal vez, con un fariseo que era medio cascarrabias y que hasta tal vez les empezó a cuestionar “¿Quién te hizo esto? ¿Quién puso sus manos sobre ti?” Para saber si era el día de reposo. Peor todavía. El texto no dice nada que era el día de reposo so no voy a poner eso ahí. Elimínenlo.

Pero, sabe Dios, cuantas preguntas le hizo ese Sacerdote a esos nueve muchachos que llegaron ahí. “¿Quién hizo esto? ¿Quién hizo lo otro?” Tal vez buscando poner a Jesús en problemas. So esos nueves en vez de enfrentarse con una fiesta: “¡Guau! Estamos sanados”, se enfrentaron a un cuestionamiento. Más sin embargo este único que volvió daba fuego, ahí en la presencia de Jesús. Fue como que “¡Ay!” se volvió loco ahí en la presencia de Jesús. Y Jesús se puso a bailar ahí con él también. Le dijo: “Vamos a aprender a bailar. Es así. Ahí vamos”.

Miren, mis hermanos, yo me alegro que ustedes se rían pero ¿saben qué? Yo espero que en la misma forma reciban este mensaje. Reciban este mensaje con la veracidad que tiene porque esto es algo que solamente el Señor lo puede hacer en medio de nosotros. Y consta. Y esto es algo que yo siempre digo. Yo no estoy ignorando, ni estoy obviando las situaciones tan difíciles que nosotros vivimos día tras día. Situaciones de enfermedad, situaciones financieras, en sus matrimonios, en sus familias, sus trabajos. You name it. Llene el blanco, usted póngalo ahí.

Pensamientos negativos de inferioridad que uno pueda tener. Esas áreas oscuras con las cuales uno batalla día tras día en su ser. Son tantas las cosas que vienen una y otra vez. Pero la cosa es que el Señor Jesús anhela, desea manifestarse aún medio de esas situaciones y cuando lo hace, lo hace para hacer algo en nosotros. Desarrollar en nosotros un corazón agradecido. No tan solo Él quiere satisfacer esas necesidades tangibles que están ahí al frente de nosotros sino que Él también anhela y desea hacer una obra mucho más profunda en medio de sus vidas.

Así que ¿saben qué? Yo voy a hacer algo fuera de lo normal este miércoles. No se si Quique está por ahí que pueda subir otra vez. Pero yo quiero hacer algo. No se, no, sí se. Yo quiero hacer una ultima oración en esta noche, mis hermanos. Yo no quiero orar así que usted se quede allá en su asiento y yo por acá. Pero yo quiero invitar a esos leprosos que se puedan encontrar aquí hoy o leprosas.

Yo quiero hacer una invitación para esos leprosos y leprosas que se encuentran aquí hoy. Yo no se que tipo de leprosos somos, si somos de los nueve que nos vamos o si somos ese único que volvemos agradecidos pero miren ¿saben qué, mis hermanos? Yo quiero hacer una oración porque el único, el único, que verdaderamente puede hacer esa diferencia en nosotros; el único que puede sanar no tan solamente las heridas de nuestro cuerpo físico sino también nuestras áreas de nuestro corazón.

El único que verdaderamente puede sanar las profundidades de nuestras emociones donde ningún psicólogo, ningún psiquiatra se puede meter, donde la droga puede llegar, donde el alcohol no puede inundar. Ahí es donde Él se mete. Donde ninguna joya preciosa puede hacer nada, la cuenta bancaria más grande no puede hacer nada, el seguro de vida más grande que usted se pueda conseguir no puede hacer nada.

Solamente Jesús lo puede hacer. Yo me considero uno de esos diez leprosos que necesita que Dios haga algo. Que Dios, que Jesús diga una palabra que imparta sanidad. Y yo quiero ser de ese un por ciento que vuelva atrás agradecido. Que todos nosotros podamos ser ese un por ciento que regresa agradecido. Ese un por ciento, puede hacer muchas cosas, mis hermanos. Ese un por ciento va a disfrutar de la presencia de aquel que verdaderamente puede hacer la obra en nosotros.

Los otros nueve, mira, si gozan superficialmente lo que sucedió pero jamás experimentan la profundidad del toque de Jesús en medio de sus vidas. Así que Señor, en este momento aquí nos encontramos, aquí nos encontramos este grupo de personas que reconocemos muy bien cuales son esas áreas fallidas, esas áreas enfermas en nuestras vidas. Reconocemos muy bien cuales son nuestras dolencias, reconocemos muy bien los dramas de nuestra vida, las novelas de nuestra vida.

Reconocemos muy bien, Señor ese tendón de Aquiles que nos hace caer cada vez. Pero Padre ahora mismo, ahora mismo Jesús, como hicieron esos diez hombres nos acercamos a ti. Tal vez muchos de nosotros venimos escondidos porque no queremos que nadie nos vea. Tal vez muchos de nosotros nos acercamos porque nos sentimos enajenados, nos sentimos alienados, nos sentimos que no nos quieren, que nos rechazan, que nos dan de codazos.

Padre Tú sabes cual es la necesidad con la cual tus hijos e hijas se acercan a este altar en esta noche. Y Padre en el nombre de Jesús yo te pido que Tú declares una palabra de sanidad sobre nuestras vidas. Se Tú diciendo la palabra, se Tú diciendo la palabra, Señor. Tú desde el trono del Padre habla Señor, traspasa que Tu palabra traspase los cielos y que llegue aquí a este lugar y que penetre a lo más profundo de nuestros corazones.

Ahora mismo, sobre cada cual que está aquí, Señor. Yo no puedo llegar a su corazón como solo Tú lo puedes hacer así que Espíritu de Dios yo te pido que me respaldes ahora mismo. Se Tú tocando ahora a cada uno de tus hijos e hijas. Tócales, tócales, tócales. Minístrales cualquiera sea su dolencia, cualquiera sea su necesidad.

Espíritu de Dios, ahora mismo sopla un aliento de vida sobre ellos, sopla un aliento de vida sobre ellos. Sopla Tu sanidad sobre tus hijos e hijos y sana, mi Dios, sana esos corazones. Sana esas mentes, sana esos cuerpos. Y Dios causa en nosotros un corazón agradecido, Jesús. Enséñanos a tener un corazón agradecido contigo, Señor. Enséñanos a siempre darte las gracias. Enséñanos Jesús que no importando las circunstancias que siempre podamos decir gracias.

Enséñanos Jesús que aunque otros nos den la espalda, que aunque otros nos digan que no, que aunque otros nos reten, Señor con sus actitudes o sus pensamientos, nosotros podamos decirte gracias. Gracias. Gracias, Jesús. Te glorificamos a ti Dios por esas cosas que has comenzado a hacer y Tú nos has enseñado. Son cosas que no han terminado sino que continúan desarrollándose en medio de nuestras vidas.

Completa la obra. Completa la obra. Completa la obra, Señor, sobre tus hijos e hijas aquí y ahora mismo y causa, Señor, causa gratitud. Provoca gratitud en nosotros. Enséñanos a ser agradecidos mi Dios en cosas tan sencillas como cuando disfrutamos de un plato de comida, Señor. Que siempre te demos las gracias. Que con cada pieza de ropa que nos podamos poner, Señor, que siempre te demos las gracias. Que cuando podamos mirar a nuestros seres queridos a los ojos no importando los dilemas, que podamos darte gracias.

Cuando tenemos calefacción en nuestra casa con la cual nos podamos calentar, Señor que podamos darte gracias. Que si tenemos un carro donde montarnos que te demos las gracias. Que si tenemos amigos o amigas, hermanos o hermanas con los cuales compartir nuestras historias de vida que siempre te demos las gracias. Padre por aquellos momentos que tal vez perdemos cosas que tal vez queremos, por esos momentos que se va de nosotros algo o alguien, enséñanos a darte las gracias.

Que cuando estamos esperando una respuesta de parte tuya, Señor, por más impaciente que pueda ser la circunstancia te podamos dar gracias, Señor. Enséñanos a ser agradecidos, mi Dios contigo. Es mejor disfrutar agradecidamente en Tu presencia que disfrutar fuera de ella.

Gracias. Gracias, Señor. Gracias, Señor. Gracias. Eres tan bueno con nosotros. No hay palabras para decirte gracias. Gracias por el alimento espiritual que Tú nos has dado aquí en esta iglesia, Señor.

Gracias porque Tu palabra aquí es viva, Señor. La podemos vivir, Señor, podemos absorberla de tantas formas, podemos disfrutarla en tu presencia. Gracias por la celebración con mis hermanos, Señor porque podemos reírnos, podemos disfrutar en tu presencia, Señor. Gracias. Gracias por eso, Señor. Por la vitalidad que Tú tienes aquí en este lugar, Señor que tal vez hay muchos otros lugares que desearían tenerlo pero aquí lo tenemos contigo, Jesús.

Gracias, Señor por poderme gozar con cada uno de mis hermanos y hermanas y disfrutar y mirarnos a las caras y sonreírnos, Señor a pesar de las cosas. Podemos reírnos porque Tú vives en nosotros, porque Tú eres real. Porque Tú eres el que hace la diferencia en medio de nuestras vidas, Señor. Porque eres Tú el que vive en nuestro ser día tras día, Señor. Gracias, gracias. Gracias mil. Gracias mil, Señor. ¡Oh, gracias, Señor! Gracias mi Dios

Padre yo ahora declaro tu bendición sobre mis hermanos y hermanas. Que a medida que nos preparamos para salir de aquí de este lugar, Señor, podremos irnos de aquí pero nunca nos vamos de Tu presencia. Que tu presencia nos acompañe, Señor, como una columna de fuego en la noche y que nos dirija, Señor hasta nuestros lugares. Llévanos con bien, llévanos con Tu protección, Señor.

Llévanos con gozo, llévanos con gozo, Jesús. Que estas palabras que hemos podido compartir, Señor sigan haciendo eco en nuestra mente y cuando lleguemos a casita, Señor, sea que nos comamos un mantecado con un bizcocho, sea galletitas con leche o una fruta o un guineo, sea lo que sea, Señor. Un cafecito, un té, un bañito caliente, lo que sea, lo que sea, Padre, que Tu palabra continúe ahí haciendo eco en nosotros. Que cada vez que saboreemos un cantito de mantecado, Señor, que salga una sonrisa porque somos agradecidos de Ti, Señor.

Que nos recordemos de este mismo momento, Señor y que traiga una sonrisa a nuestra cara, Señor porque Tú lo haces posible, Señor. Que cuando nuestra cabeza toque la almohada, Señor, que haya una sonrisa en nuestro rostro porque podemos dormir tranquilos porque Tú estás con nosotros, Señor. Y que en la mañana cuando salga el sol o si hay nubes o si está lloviendo, si está haciendo frío, sea lo que sea, pero Señor que esa sonrisa esté ahí. Porque somos un pueblo agradecido por lo que Tú haces en nosotros, Señor. Gracias Papá. Te damos toda la gloria y toda la honra solamente a Ti, Señor. Por Tu Hijo Jesús te damos gracias. Amén y amén.

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¿No Debería de Arder Nuestro Corazón?

1 de febrero del 2010 - Por Gloria Marroquín

Y se decían el uno al otro: ¿No ardía nuestro corazón en nosotros, mientras nos hablaba en el camino, y cuando nos abría las Escrituras? Lucas 24:32

Cuando leemos la palabra o escuchamos un mensaje, cuando sentimos al Espíritu de Dios hablando a nuestras vidas ¿no debería de ser esa nuestra reacción, que nuestro corazón ardiera en deseo de su presencia, no deberíamos de sentir necesidad por escuchar su voz?

Llegamos a nuestros hogares y a la primera oportunidad, chequeamos nuestros mensajes, en el teléfono, la maquina contestadora, los e-mails, queremos saber que nos dicen los que nos rodean, cual es la última noticia del día, tenemos doble línea en caso que estemos conversando con alguien y entre otra llamada, no nos queremos perder la comunicación de quien nos llama, en caso que sea más importante que la llamada que estamos respondiendo en este momento.

Se nos pasa el día y respondemos nuestros mensajes, pero no hablamos con nuestro Padre Celestial, no le agradecemos, por cada bendición que nos regala, por cada detalle que suple nuestras necesidades, por cada amanecer nuevo que nos bendice, por la bendición que nos envía en una sonrisa, en un abrazo, en un techo sobre nuestras cabezas. Él nos envía bendición en su amor, en sus promesas, en su palabra.

Antes de todo, tomemos tiempo para meditar en la Palabra de Dios, en agradecerle por su bondad y su gran misericordia, cuéntale de tu día, de lo bueno que te alegra y de lo que te entristece, toma tiempo para enviarle un e-mail espiritual. Su número nunca está ocupado para ti, nunca pagaras gastos por larga distancia, en el cielo la señal siempre llega sin interferencia. Pídele que ponga fuego en tu corazón para que arda como una ofrenda grata y agradable para él.

Oración:
Amado Dios ayúdanos a manejar nuestro tiempo de tal manera que sea un depósito de confianza en ti, que acumulemos la riqueza de una confesión agradecida, que afirme nuestra fe, que aprendamos a comunicarnos a diario, contigo, antes que el mundo nos confunda, tráenos a memoria tus promesas, tus milagros tu resurrección, tu esperanza , tu sabiduría. En el nombre de Jesús. Amén

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Una mentalidad sobrenatural

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Libro de los Hechos capítulo 1. Esta mañana hablamos de una mentalidad sobrenatural. Dios quiere que su pueblo adopte una mentalidad sobrenatural.

Ciertamente, yo se que León de Judá, esta iglesia bella que Dios ha permitido que se forme en el corazón de Boston, es formada por hombres y mujeres que están siendo más y más configurados conforme a una mentalidad sobrenatural. Que cada vez, cuando Dios vea sobre esta congregación y mire, mire mentes que están conjugando la vida y procesando la vida conforme a los principios y las energías que están encerrados en este libro. Una mentalidad sobrenatural.

Y yo siento que es una de las cosas que Dios nos ha dado para este año, meditar más y más sobre esa actitud sobrenatural. Esta semana leí una oración que tuvimos enfatizó la vida sobrenatural. Hay un coro muy lindo que el Señor nos ha dado en estos días para cantar precisamente con ese título así “Sobrenatural”. Y este año, yo siento que vamos a estar hablando bastante del Libro de los Hechos, porque el Señor me puso eso que usáramos…

Porque si hay un Libro en la Escritura que ejemplifica una iglesia viviendo al filo de lo sobrenatural es el Libro de los Hechos. Yo creo que Dios dejó este Libro de los Hechos allí en la posición donde lo dejó, después de los cuatro Evangelios y antes de las Cartas del Apóstol Pablo y de los demás Apóstoles. Lo dejó allí en el centro entre esos dos momentos. Los primeros cuatro Libros…

Las cartas son más bien como preparatorias. Son declaraciones de los principios de la iglesia. Son cartas más bien consejos, declaraciones, enseñanzas. Pero entonces, el Libro de los Hechos, es como que Dios dijo ‘¿Sabes qué? Yo no quiero que la gente vaya a pensar que los milagros y las acciones poderosas de Dios son solamente a través… solamente mi Hijo las hacía. Ya cuando Él terminó su obra, ya esas cosas terminaron.’

Ni tampoco Dios quería que el pueblo de Dios solamente pensara en las declaraciones de Pablo. Porque yo pienso, sinceramente, que si sacamos el Libro de los Hechos del Nuevo Testamento, muchas de las cosas de las cuales habla el Apóstol Pablo, por ejemplo, o Santiago o Juan o Pedro no tienen el mismo sentido. Ahora como nosotros siempre estamos leyendo el Libro de los Hechos se ha hecho parte y entonces sin darnos cuenta muchas de las cosas que dice el Apóstol Pablo en sus cartas las entendemos a través de lo que ya conocemos del Libro de los Hechos.

Pero como que Dios quería –porque el Antiguo Testamento es todo narrativas. Son narraciones, hay muy pocas cosas declaratorias así en teoría. Son mayormente narrativas, cuentos, historias, relatos de lo que pasó en el pasado. Interesantemente, el Libro de los Hechos es como un punto de contacto hacia el pasado con sus historias: los libros del Antiguo Testamento y hacia el futuro con los principios nuevos que explica acerca de la iglesia y como debe vivir su vida la iglesia de Jesucristo en esa nueva economía que Cristo desató también por medio del Espíritu Santo.

Entonces el Libro de los Hechos es como un punto de enlace y un puente entre el Antiguo Testamento con sus historias de liberación y de milagros. Por el Mar Rojo el fuego de Dios que baja, sanidades y resurrecciones, profetas con gran unción y gran poder. Y la forma de ver la vida un poco más intelectual, más meditativa, más basada en principios y teología que representa la gran parte del Nuevo Testamento.

Y el Libro de los Hechos está ahí extendiendo su mano hacia los dos extremos de la vida del pueblo de Dios. Y por eso es que este Libro es tan importante. Yo deseo, y el Espíritu Santo, desea hermanos que nuestra Iglesia cada día aprenda a mirar la vida más y más en términos sobrenaturales. Y que ustedes crezcan cada día más y más en ser hombres y mujeres llenos del Espíritu Santo que sepan que ustedes están hechos para vivir una vida sobrenatural.

Que los milagros se sucedan en su vida, que las transformaciones se den en su vida. Que ustedes puedan hablar como esta hermana, aquí, que hoy vino al servicio y ningún psiquiatra pudiera haber hecho lo que Dios hizo en unos minutos con esta hermana. La liberó. ¿Usted sabe todo lo que le hubiera costado a ella y a un psicoanalista? ¿Cuántas veces hubiera tenido que estar ahí sentada contando tonterías y boberías a un psiquiatra? Gloria a Dios por los psiquiatras. Amén.

Pero cuesta dinero, 125 por hora, creo que es lo que cuesta ahora un psiquiatra. ¡Imagínese! Ella sentada aquí en un momento dado, Dios la tocó y cómo pasó eso, nadie puede decir. Dios la liberó. Porque eso es lo que pasa. La vida del creyente cuando está buscando de Dios, cuando está viviendo la vida en esa manera sobrenatural, es una vida de milagros, intervenciones fulminantes, cosas que nos hace, liberaciones. Esa es la vida que Dios quiere.

Por eso es tan importante que ustedes y yo cada día crezcamos más en ser una iglesia que viva la vida sobrenaturalmente. Yo se que para muchos de ustedes que son nuevos quizás en el Evangelio, quizás mucho de lo que yo esté diciendo no esté perfectamente claro. Pero yo les animo a continuar. A continuar leyendo, indagando, orando y escuchando y yo se que Dios va a ir haciendo eso más y más claro con el paso de los tiempos.

Yo podría terminar aquí, pero no lo voy a hacer. Esto es una introducción, pero bien breve. No se preocupe voy a ser bien juicioso en el uso del tiempo y ya vamos a terminar bien rápido porque todo lo que hemos estado haciendo es parte de la enseñanza.

Pero, conmigo rápidamente, el primer capítulo del Libro de los Hechos y voy a leer solamente los versículos del 1 al 5 y voy a sacar ahí rápidamente algunos principios y eso es todo. Entonces podemos irnos a seguir disfrutando de esa vida sobrenatural que Dios tiene para nosotros.

1:1 Hechos dice: ‘En el primer tratado o Teófilo’ –este es Lucas, escribió el Libro de los Hechos. Así como también Lucas escribió ¿qué otro Libro? El Evangelio según San Lucas. Esos dos libros los escribió el mismo hombre. Lucas era médico, por si acaso. Era un hombre muy instruido. El Señor no sabemos como lo llamó a sus caminos y Lucas era también un historiador muy logrado y escribió estos dos libros: El Evangelio según San Lucas y el Libro de los Hechos. Inspirado por el Espíritu Santo.

Se lo escribió a un hombre llamado Teófilo que era aparentemente un hombre noble, quizás un funcionario en el Imperio Greco-romano y que… un hombre de cierta importancia y este hombre parece que era temeroso de Dios, curioso acerca del Evangelio. Y Lucas le escribió a Teófilo un reporte de la vida de Jesucristo y de la vida de los primeros cristianos. Interesante. Y una de las cosas que caracteriza la visión de Lucas y sus valores es la vigencia del Espíritu Santo.

Si usted lee el Evangelio según San Lucas, hay mucho allí, más que quizás en ninguno de los otros Evangelios acerca del mover del Espíritu Santo. Y es por eso, porque Lucas estaba impregnado con una impresión muy fuerte acerca del Espíritu Santo.

Entonces dice: ‘En el primer Tratado’, es decir en el Primer Libro que escribí, la primer Escritura que hice o Teófilo, ‘hablé acerca de todas las cosas que Jesús comenzó a hacer y a enseñar hasta el día en que fue recibido arriba después de haber dado mandamientos por el Espíritu Santo a los Apóstoles que había escogido a quienes también después de haber padecido se presentó vivo con muchas pruebas indubitables. Apareciéndose durante cuarenta días y hablándoles acerca del Reino de Dios.

Y estando juntos les mandó que no se fueran de Jerusalén sino que esperasen la promesa del Padre la cual les dijo “Oísteis de mí”. Porque Juan, ciertamente, decía el Señor Jesucristo bautizó con agua, más vosotros seréis bautizados con el Espíritu Santo dentro de no muchos días’. Bendiga el Señor su Palabra.

El domingo pasado hablamos acerca de una comunidad armoniosa. Fuimos hacia adelante y ahora vamos hacia atrás. Hablamos de la vida de esos primeros cristianos, uno de los grandes milagros que Dios hizo en ese pueblo naciente era la armonía que había entre ellos, el amor que se tenían, el compartir, el convivir juntos, el darse generosamente unos a otros. Esa mentalidad que se hizo tan real en sus vidas de que ‘yo no tengo nada. Todo es del Señor, mi vida pertenece a Dios, mi dinero pertenece a Dios. Yo soy un instrumento de Dios. Si el Reino de Dios, si mi hermano necesita algo yo lo voy a compartir porque nada es mío. Y yo lo tengo todo’. En un sentido.

Esa mentalidad de armonía. Una comunidad que se amaba, se apoyaba, compartía juntos, nada era de nadie. Era una especie de comunismo pero en el sentido más hermoso de la palabra. Y hablamos de que Dios quiere esa generosidad y esa actitud de parte de un pueblo porque el Libro de los Hechos es que nos permite mirar como desde un punto privilegiado en el techo de la casa de esa primera comunidad naciente. Y mirar por un hoyito como vivían cada día.

Y entonces, al nosotros ver como ellos vivían y como bregaban con las enfermedades, los demonios, la persecución, el llamado a evangelizar, los retos en diferentes culturas, los reversos naturales de la vida cristiana. Todos estas cosas y como ellos bregaban con todo eso a la luz de los valores que Cristo les había infundido, entonces que nosotros también los imitemos a ellos y aprendamos de ellos.

Esta es una comunidad no perfecta, tiene muchos problemas, como nosotros también, pero era una comunidad que podía hacer grandes cosas, grandes hazañas porque tenían ciertos elementos en su vida que si nosotros absorbemos esos elementos, los imitamos, los integramos a nuestra vida vamos a tener el mismo poder, la misma efectividad que ellos también. Y de eso se trata: que usted al escuchar estas palabras, ingiriendo y diciendo ‘esto es para mí, esto es para mí. Yo quiero esto, yo voy a incorporar esto en mi vida. Yo le voy a dar al Señor para traiga esa cosa a mi vida’.

Entonces, ¡que interesante! Esta es la introducción apenas. Una introducción no se supone que tenga mucho que… en realidad ¿Cuántos de nosotros cuando leemos un libro leemos la introducción? Sea sincero. Muy pocos. ¿Cuántos de ustedes leen el prólogo de un libro? Generalmente ¿usted qué hace? Usted va al primer capítulo. ‘Ese prólogo sólo lo escribieron para dos o tres gentes que no tienen nada que hacer. Pero yo quiero ir a la carne, quiero ir de una vez a los primeros relatos’.

Interesantemente que aún la introducción al libro ya tiene muchos elementos que nos permiten ver que es lo que compone y constituye una mentalidad sobrenatural. ¿Qué es una mentalidad? Una mentalidad es una actitud. Una mentalidad es una forma de ver las cosas; una mentalidad es una postura hacia la vida; una mentalidad es una visión del mundo y una mentalidad es los lentes a través de los cuales vemos la vida que vivimos.

Es algo que muchas veces forma tan parte de nosotros y de nuestra forma de conjugar la vida que nos damos cuenta cuando la perdemos. Es un lente interpretativo acerca de la vida. Esa es una mentalidad y cada uno de nosotros tiene una mentalidad, para bien o para mal. Entonces lo que Dios quiere es que la mentalidad que nosotros tengamos, que nosotros usemos para procesar todo lo que entra a nuestra vida. El programa que nos permita hacer todas las transacciones de la vida, sea un programa sobrenatural, y que incorpore el lenguaje que Dios ha codificado y ha metido en su palabra.

Entonces, al nosotros leer el libro de los Hechos y ver como esta gente computaba la vida cuando venían situaciones a su vida, nosotros se supone que le pidamos al Espíritu Santo que nos ayude a ser de esa manera. Entonces Lucas era un hombre lleno del Espíritu Santo. Viajó con Pablo, vio grandes milagros. Su mentalidad era una mentalidad sobrenatural. Y al él haber escrito aún su introducción, ya está mostrando ciertos elementos que son importantes para una vida sobre natural.

Mire, por ejemplo, cuando él escribe eso en el Primer Tratado…’que Jesús comenzó a hacer y a enseñar’. ¿Cuál es la palabra clave allí? Jesús. Fíjese que no ha adelantado ni siquiera una sola oración y ya surge el nombre de Jesús. Y yo digo que una de las cosas que caracteriza una mentalidad sobrenatural es una fijación sobre la persona de Jesús. La centralidad de la persona de Jesús.

El hombre o la mujer cristiana que tiene una forma sobrenatural de ver la vida, que tiene un poder sobrenatural metido en su persona, es una persona consciente intensamente de la importancia de Jesús: su persona, sus acciones, su vida, sus milagros, su carácter sobrenatural y su virtud salvífica y regeneradora.

Entonces es bien importante que nosotros vivamos siempre pegados a Jesús. Jesús no es simplemente una cosita que usted de vez en cuando lo saca del gavetero y lo pone otra vez allí con un cuadrito en una mesita de noche. Jesús es la esencia. Usted debe ser un adicto a Jesús. Yo soy adicto a Jesús. Cada día me adicto más y más. Cada día se que tengo que estar pegadito de Él. Y es que Jesús tiene algo que es mágico. A fuerza de usted meditar en la persona de Jesús, a fuerza de que su nombre pase por sus labios.

A fuerza de usted meditar en sus hechos y en su palabra, a fuerza de usted usarlo como una espada y una llave mágica para la enfermedad, para las tribulaciones, para los ataques demoníacos, para recibir virtud y fortaleza, usted cada día va creciendo más y más en poder y autoridad y vigor. El nombre de Jesús, la persona de Jesús, cuando usted medita en Él, es algo que tiene un poder vivificador increíble, revitalizador.

Por eso es que el Señor dijo: ‘Permaneced en mi y yo en vosotros’ y ¿qué? ‘Y llevareis mucho fruto’. Como la fruta no puede permanecer viva y vital sino está pegada a la sabia en el árbol, nosotros no podemos hacer nada si no permanecemos pegados a Jesús. De el Señor sale virtud. Aún miles de años después de caminar sobre la Tierra, la persona de Jesús suelta Gracia.

La mujer con el flujo de sangre en medio de una multitud entendió esto y extendió su mano entre la gente y tocó el bordecito, la punta, un hilo del manto de Jesús. Y ¿qué dice? ‘Salió virtud de él’. Y Él sintió una descarga porque Jesús es como uno de esas maquinarias eléctricas que están rodeados los vecindarios. ¿Usted ha visto a veces esos lugares de electricidad que tienen una malla bien grande alrededor? Y que si usted se mete ahí probablemente sale carbonizado porque esa máquina tiene electricidad.

Si usted toca en el lugar inadecuado se le va a pegar a usted. Cristo es una fuente de poder y autoridad. La gente que tiene a Cristo como el centro de su vida, que lo ama, que lo imita, que lo exalta, que usa su nombre como una espada cuando vienen las crisis de la vida: “Señor Jesús, yo apelo a Ti”, “Cristo yo me encomiendo a Ti”. Usa el nombre de Jesús.

El nombre de Jesús es una lanza, es una espada, es un proyectil que usted puede enviar contra las crisis de la vida, contra los demonios que quieren atacar su vida… Mirando cara a cara como al descubierto el rostro de Jesús somos hechos más y más como Él. Somos conformados como Él. Hay algo misterioso que simplemente pegarnos a Él, meditar en Él, su palabra, su persona. Reconocer su carácter salvador, su señorío, su vida perfecta nos da vitalidad y fuerza.

Y por eso es que Lucas no podía ir demasiado lejos sin mencionar a Jesús. Él escribió acerca de Jesús en su Evangelio y ahora también está escribiendo. Hay mucha tela que cortar pero Cristo dice ‘Sin mi nada podéis hacer’. Esta sociedad necesita cristianos radicalmente comprometidos con Jesús, que no estén por ahí dejando que…

El diablo quiere que engavetemos a Jesús y que hablemos simplemente de espiritualidad y de fe y de amor. Pero ¿sabe qué? Es Cristo. No deje que nadie le robe el nombre de Jesús. Tenemos que ser radicales acerca de Jesús. No comprometemos el nombre de Cristo, ¿o sí? Si yo amo a los musulmanes, amo a los budistas, amo a toda esa gente. Son gente a veces más honesta que muchos cristianos. Pero ¿sabe qué? Cristo dice ‘Yo soy el camino, la verdad y la vida. Nadie viene al Padre si no es por mi’

O Cristo estaba confundido o era un gran mentiroso o era verdad lo que Él dijo. Y Él es el único camino hacia el Padre. Yo no creo que Dios hubiera enviado a Cristo a morir en la cruz si se hubiera dado todo el lío y el problema de sangrarse en una cruz si hubiera tantos otros caminos alternativos al Padre. Yo no sé, pero creo que tenemos que exaltar el nombre de Cristo.

Hoy en día hay tanto demonio allá afuera que solo el nombre y la persona de Jesús puede derribar los muros de Jericó para que el pueblo de Dios pueda entrar y cosechar lo que tiene que cosechar. Solamente el nombre de Cristo. Y tenemos que estar exaltando más el nombre de Jesús en vez de dejar que nos lo metan en una gaveta. Hay tanta gente que dice “Háblame de todo pero no hables de Jesús”.

Hay vecindario, hay gente aquí en esta ciudad que cuando usted menciona el nombre de Jesús es como que tira una bomba en medio de una reunión. Usted siente como los demonios de una vez se levantan y hay como algo, un vacío se establece. Eso es intimidación del diablo y hay que reprenderlo en el nombre de Jesús. Y nosotros tenemos que ser radicalmente comprometidos con el nombre de Jesús. Mucha tela que cortar.

Pero dice acerca de todas las cosas que ‘Jesús comenzó a hacer y a enseñar’. ¿Por qué Lucas dice no solamente dice que Él comenzó a enseñar? Porque uno podría decir todas las cosas que Él enseñó tan lindas. El Evangelio está lleno de enseñanzas de Jesús pero fíjese que la mentalidad sobrenatural sabe que la vida cristiana es más que enseñanza, es obras, es acción. Pablo dice en Primera de Corintios capítulo 4: ‘Porque el Evangelio no consiste en palabras, sino en poder’.

Y también dijo ‘No me avergüenzo del Evangelio porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree’. Cristo no solamente fue un gran genio espiritual que anduvo por ahí emitiendo grandes verdades espirituales. Cristo fue un hacedor de milagros, Cristo confrontó directamente, cuerpo a cuerpo al diablo y lo derrotó. Cristo anduvo deshaciendo las obras de Satanás durante su vida.

Cristo calmó la multitud y dio de comer a través de sus milagros. Calmó la tormenta a través de la palabra, levantó a paralíticos y cojos. Le soltó la boca a los mudos, dio vista a los ciegos. Toda su vida fue acciones de poder y liberación que mostraban que Él no solamente era un genio espiritual como los otros que habían venido antes de Él y vendrían después de Él sino que Él era el Hijo de Dios. Acciones y palabras.

¡Oh, si, es buena la doctrina! Es buena la enseñanza, es bueno el estudio bíblico, es bueno conocer muchas cosas de la vida cristiana. Pero la vida cristiana es ante todo obras de poder, hermanos. Transformaciones en nuestra vida. Una comunidad experimentando cambios y siendo instrumentos de cambio en el mundo. Una comunidad que pueda decir: “No, a mi no es que me engatusaron un día y me vendieron la religión. ¡No! Yo se que Cristo vive, porque vive en mi y ha hecho cosas en mi vida. Y es real”.

Y todavía calma la tempestad, todavía da vista a los ciegos, todavía levanta al caído, todavía resucita muertos, todavía liberta de lasa cadenas del diablo. Todavía hace milagros y los hace en mi vida y los hace a través de mí también. No es solamente enseñanza, sino es también acción. La mentalidad sobrenatural es una mentalidad que tiene un apetito de ver la gloria de Dios manifestada. De ver obras de poder y de aprender como hacer y llevar a cabo esas obras de poder.

Cada cristiano tiene que tener su lista de hazañas que Dios hizo en su vida y que Dios lo usó a él o a ella para hacer también. Como los grandes soldados que han estado en la guerra mucho tiempo, que se sientan a hacer reminiscencias y recordatorios de las batallas que libraron y como hicieron grandes actos heroicos y las cosas que vieron y ahora tienen sus medallas allí. Cada creyente tiene que tener su lista de hazañas que Dios ha hecho en su vida y que Dios ha hecho a través de ellos, también.

Y si no las tiene, comience a pedirle al Señor. Desata hambre dentro de ti: “Padre yo quiero tener una lista de hazañas. Yo quiero tener una lista de acciones que Tú has hecho en mi vida. De hechos que Tú has cumplido en mi vida, que dicen que Cristo es real y vive en mi corazón”. Porque Dios no solamente es palabra sino también es acción y hechos. Y ese Cristo que se movió en aquel tiempo se mueve y quiere moverse en tu vida y en la mía y en esta iglesia cada día más y más.

Una mentalidad sobrenatural es una mentalidad de hechos, acciones y no solamente de palabras y enseñanzas. Tercero –y voy a las millas, perdonen pero esto es bien importante– dice aquí: ‘Hasta el día que fue recibido arriba después de haber dado mandamiento por el Espíritu Santo a quienes también después de haber padecido se presentó’ –¿cómo?– ‘Vivo’.

Digan todos: “Vivo”.

‘Con muchas pruebas indubitables que no podían ser negadas’. Una de las cosas también de la mentalidad sobrenatural, la importancia de la resurrección de Cristo. El Cristo resucitado. Cristo no se quedó en la tumba, Dios lo levantó de entre los muertos. Para los primeros cristianos ese era un hecho absolutamente clave. Los primeros sermones de Pedro, de Juan, de Pablo, de Esteban señalaban la centralidad de la resurrección.

De que Cristo era real, de que estaba vivo. Que su presencia, sus obras no habían terminado con su presencia física en la Tierra y que aún cuando Él se había ido al cielo, todavía estaba a la diestra de Dios Padre intercediendo por nosotros y inclusive haciendo una vida más victoriosa que si Dios se hubiese quedado en la Tierra porque ahora Él intercedía ante Dios Padre y facilitaba las obras de Dios en nuestras vidas.

Para los hijos de Dios que viven una vida sobrenatural el Cristo resucitado que camina con nosotros, que sigue haciendo milagros, que es una realidad cada día, que nos habla, nos aconseja, nos disciplina, nos forma es algo central. Importantísimo. Cristo ha resucitado de entre los muertos y ese hecho es primicia y nosotros le seguiremos algún día. Y la resurrección es absolutamente clave.

Un pueblo, una mujer, un hombre que no cree en la resurrección no sirve para nada. Hay que echarlo a la basura porque no es un cristiano fidedigno. Hoy puedo decir eso con más claridad. Yo amo a los que dicen que la resurrección es una metáfora y algo muy bonito, algo muy poético. Pero mire, algo que distingue a un hombre, a una mujer bíblica de Dios es creer que Cristo resucitó físicamente, corporalmente y que se mueve hoy entre su pueblo por medio del Espíritu Santo.

Y eso es bien importante. La resurrecciones nuestra garantía de que nosotros también vamos a resucitar. Si Cristo no resucitó tenemos que irnos a vender tamales por ahí, pero no venga a la iglesia porque no se trata de eso, hermanos. Cristo es el centro, ese Cristo resucitado que camina entre su pueblo. La centralidad de la resurrección. Absolutamente importante. De la resurrección se desprende gloria, se desprende poder, se desprende esperanza. Lucas se detiene: ‘Se presentó vivo’.

Cristo quería que supieran que Él no era un fantasma, que Él no era una proyección, no era un video en tres dimensiones de Dios cuando resucitó. No. Dijo ‘busquen un pan, búsquenme pescado’. Comió para probarles a ellos ‘Yo tengo cuerpo, tengo tres dimensiones’, como lo tiene en tu vida ahora mismo. Se presentó “Vivo”.

Por último –voy a terminar aquí– por el Espíritu Santo dice aquí. Mire dice en el versículo 2: ‘Hasta el día que fue recibido arriba después de haber dado mandamientos’ –¿por quien?– ‘por el Espíritu Santo a los Apóstoles que había escogido’. Y entonces más adelante en el versículo 4 dijo ‘Cuando estaban juntos todos se les apareció y les ordenó que no se fueran inmediatamente en su entusiasmo de Jerusalén a predicar el Evangelio’. Les dijo “No, esperen porque yo tengo lo mejor todavía para ustedes. El mejor vino está reservado para el final. Tengo un bautismo para ustedes y la promesa que mi Padre hizo yo la voy a hacer real”.

Juan, gran hombre de Dios, tenía buena palabra, buena enseñanza. El Evangelio de arrepentimiento, prepararnos pero “Yo tengo una porción, tengo una fórmula que los va a emborrachar a ustedes, que los va a poner a saltar como corderitos. Y les va a meter una gasolina que ustedes van a gritar y van a danzar con poder y van a hacer los mismos milagros que yo he hecho”. Y eso se llama el “Bautismo del Espíritu Santo”.

“No se vayan hasta que no se tomen una píldora de estas y entonces pueden salir a predicar el Evangelio”. Porque ahí da dos cosas: está el Evangelio ético, el Evangelio espiritual, moral, teológico. Muy importante. El Evangelio de Juan. Pero hay un Evangelio que es dinamita, un Evangelio que es espada, un Evangelio que es cócteles molotov, es un Evangelio explosivo, dinámico, agresivo, es el Evangelio del Espíritu Santo. Y Dios quiere que tú tengas ese bautismo, esa llenura, esa transformación en tu vida.

La mentalidad sobrenatural entiende que el Bautismo del Espíritu Santo, la presencia del Espíritu Santo, la inmersión en el Espíritu Santo es bien, bien importante en la vida de un hijo de Dios. Que los milagros y las grandes obras de la vida cristiana se hacen por medio de esa llenura del Espíritu Santo. Déjenme decir, hermano, que cuando usted comienza a buscar del Espíritu Santo aunque usted no tenga todo bien claro, nadie lo tiene; hay mucho misterio y muchas cosas que no están totalmente puntualizados acerca del bautismo del Espíritu Santo.

Pero hay algo de lo cual habla la Biblia que es de un estado de embriagamiento, un estado de inmersión que se llama la “llenura y el bautismo del Espíritu Santo” y tú quieres buscar eso. Hay que tener apetito por eso. Muchos de ustedes quizás no lo han recibido. No pueden decir con seguridad “Yo lo tengo”. Yo les animo a continuar en este caminar cristiano anhelando esa experiencia. Esa experiencia viene en muchas maneras diferentes.

Puede venir en un momento de adoración cuando tú le dices “Señor yo me abro a Ti” y cuando tú pasas al frente, quizás, y tú sientes esa infusión de intensidad que entra a tu vida. Yo creo que ya mucha gente ha recibido el bautismo del Espíritu Santo en esta iglesia y quizás no lo saben porque quizás no se les enseñó que podían abrir su boca y hablar en lenguas y no desataron algo allí. Pero ya quizás esa intervención de Dios y quizás lo expresaron a través de un llanto irreprensible.

¿Cuántas veces hemos estado en la iglesia o en nuestro hogar y nos ha venido…? A mi hermana Nancy –creo que es– le vino cuando estaba planchando un día en su casa, una soltura del Espíritu Santo. Quizás te viene a través de lágrimas que fluyen, quizás te viene a través de un gozo que te invadió y tú sentiste esa irreprensibilidad de energía dentro de ti. Quizás comenzaste a hablar y a glorificar a Dios y no entendías todo lo que estabas diciendo pero ¿Cuántas veces hemos visto gente caer al piso y tener experiencias allí? Y no entienden que quizás ese fue el momento.

Yo no creo que la única forma de saber si recibiste al Espíritu Santo es porque hablaste en lenguas. Yo creo que es algo bueno y hay modelo de eso. Pero yo no creo que nadie puede probarme a mí que es la única de recibir al Espíritu Santo. Yo no creo que Dios es tan mecánico así. Pero yo te pido “busca eso”. Ahora cuando el Espíritu Santo llega a tu vida, si se siente, se sabe. Hay algo que pasa, hay una emoción fuerte. Hay algo que sucede. Pero hay muchas maneras.

Y una vida llena del Espíritu Santo es una vida que expresa esa vitalidad, ese gozo, esa intensidad, esa pasión. Hay que buscar eso, en la manera en que sea. Tú tienes que decir como el salmista: ‘Como el siervo brama por las corrientes de las aguas, así clama por Ti ¡Oh Dios! El alma mía’. Mi alma tiene sed de Dios, del Dios vivo. ¿Cuándo vendré y me presentaré delante de la casa de Dios? Eso lo tienes que estar clamando al Señor: “Señor, yo quiero, ¿Cuándo voy a venir? ¿Cuándo voy a recibir? ¿Cuándo voy a sentir esa explosión de poder dentro de mí?

¿Cuándo voy a sentir ese fuego? ¿Cuándo voy a sentir esa irrupción de gracia en mi vida? Si tú la buscas la vas a encontrar porque Dios nunca deja sediento a los que lo buscan. Sigue buscando. Esa experiencia es para ti, es necesaria y Dios te la quiere dar. Y es necesaria para tú tener una vida victoriosa y poderosa. No te conformes con decir simplemente que crees. Busca el bautismo del Espíritu Santo, busca la llenura. Porque eso es lo que te va a dar capacidad para testificar de Cristo con efectividad, tener pasión, autoridad, iniciativa.

Muchas cosas pasan, vienen sanidades también del alma cuando una persona es llena del Espíritu Santo. Viene a través de la palabra, a través de estar en ambientes como estos, a través de escuchar predicación como esa que estamos hablando. Ayuno, oración, servicio al Señor, disciplinas espirituales. Todas esas cosas van metiendo aire en la goma y haciéndola cada día más fuerte y más poderosa. Esas son un hombre, una mujer llena del espíritu Santo.

Yo creo que es eso. Una persona que refleja vitalidad espiritual porque está comiendo buena comida y está haciendo los ejercicios y está viviendo la disciplina que Dios quiere. Y eso indudablemente va a llevar a una explosión porque vas a tener tanto dentro de ti que va a estallar por los poros de tu vida. Llenura del Espíritu Santo, consciencia de Jesucristo, consciencia de su resurrección y la centralidad de Jesús –la cuarta cosa– de acciones. Obras sobrenaturales, obras de Dios en nuestra vida.

Esas cuatro cosas, por lo menos, importante que estemos conscientes de ellas. Las busquemos cada día y Dios continuará levantándose una congregación poderosa. Vamos a ponernos de pie. Vamos a darle Gloria al Señor y con eso somos despedidos. Yo se que nuestros niños están aquí hace rato. Hermano, eso es lo que pasa, ¿sabe? Cuando Dios se está moviendo los servicios de una hora o de cuarenta y cinco minutos se hacen imposibles, ¿sabe?

Cuando Dios está haciendo cosas eso es, uno tiene que venir y entregarse a las consecuencias. Hay un precio que pagar. Cuando la vitalidad de Dios está, está pasando muchas cosas. Dale al Señor tu vida. Media hora no te va a matar, al contrario, va a crecer más y vas a recibir más. Damos Gloria al Señor por todo lo que hemos recibido. Aprieta esta palabra.

Yo quiero invitar también, cuando ya todo haya terminado, ustedes se despiden calladamente allí, si algunos hermanos quieren pasar aquí adelante vamos a orar por ustedes discretamente. Vamos a activar esa obra creciente y futura del Señor. Yo le voy a pedir a nuestros hermanos Pastores y Pastoras y otros hermanos y hermanas que saben que su vida refleja esa presencia del Espíritu Santo que me acompañen un ratito aquí. Vamos a orar por estos hermanos. Vamos a pedir.

Yo siento que Dios me ha dicho que esas veces que hemos intercedido y hemos ministrado a los hermanos aquí al frente que no han sido jamás desperdiciados. Yo creo que parte de lo que vemos de esa creciente vitalidad en la iglesia espiritual vienen por acciones como esas donde hemos sacado tiempo para –proféticamente– infundir la llenura del Espíritu Santo en la vida de nuestros hermanos. Y hemos abierto pozos que Dios entonces comienza a llenar con su aceite.

Tenemos que seguir ministrando el bautismo del Espíritu Santo, tenemos que seguir por fe, profetizando por los hermanos, y creándonos y levantando una iglesia poderosa. Una iglesia que va a venir un día que el techo va a volar de esta iglesia hermanos, de tan grande que va a ser la unción. Y las paredes van –no se que va a pasar aquí, pero algo va a pasar traumático– pero muy bello porque tenemos que seguir cultivando, cultivando esa mentalidad guerrera, esa mentalidad sobrenatural.

Dios quiere sanar, Dios quiere libertar, Dios quiere ungir, Dios quiere llenar, Dios quiere transformar, Dios quiere comisionar y enviar. Vamos a hacer la obra del Señor. Si usted siente que Dios lo está llamando pase aquí adelante, sin mucho alarde, sin mucho ladrido ni mucha cosa vamos a orar por usted y vamos a bendecirle en nombre del Señor. Y vamos a dar lo que tenemos. Como dijo Pedro y Juan ‘No tenemos oro ni plata pero lo que tenemos te damos’ y ya el Señor se encargará de que es.

Pero venga con fe, crea y vamos a orar juntos aquí. Vamos a ministrarnos juntos. Vamos a creer que Dios tiene algo que quiere darnos en esta tarde, que vamos a salir más fuertes que lo que llegamos. Amén. Gloria a Dios. Les bendigo. Reciba algo ahí en su corazón. Diga “Padre lo que yo he recibido guárdalo dentro de mi. No permitas que nadie me lo arrebate. Lo recibo en mi corazón y me lo llevo ahora”. Y le bendigo en el nombre de Jesús y le envió a vivir esa vida sobrenatural.

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La comunidad de inmigrantes está en el corazón de Dios

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Me considero un hijo de Dios y donde mejor yo encuentro inspiración es en la palabra de Dios. Mientras yo me estaba preparando en esta noche yo me recordé de una canción de Franco de Vita. ¿Yo no se cuántos de ustedes conocen a Franco de Vita? ¿Conocen a Franco de Vita? Vamos a ver, hagan una confesión. ¿Cuántos conocen a Franco de Vita? Okay.

Franco de Vita tiene una canción que se titula ‘Yo soy latino’. No se si la han escuchado. La canción dice: ‘Yo soy latino, y ¿qué tiene de malo? No soy de Nueva York sólo hablo el español. “Yo soy latino, y ¿qué tiene de malo? No me acusen de ilegal”. Eso es lo que dice la canción. ‘No me acusen de ilegal, aquí tienen mi Green Card’. Él hace unas rimas con sus palabras. Es increíble ese hombre.

Pero yo estaba pensando en esa canción y decía así: ‘Yo soy latino’. Y yo sé mis hermanos, que la comunidad de inmigrantes tiene muchos nombres. Tiene muchas caras, tiene muchos rostros. La comunidad de inmigrantes viene en color café con leche como también viene en color café oscuro totalmente. La comunidad de inmigrantes viene con pelo rubio y ojos azules como también viene de pelo colorado y rostros rojos, también. La comunidad de inmigrantes viene de muchas formas.

Y ¿saben qué? La comunidad de inmigrantes está en el corazón de Dios. No hay ninguna otra forma de cómo ver eso.

Cuando yo veo las escrituras desde el tiempo de Abraham hasta el tiempo de nosotros, hoy día, Dios siempre ha tenido negocios con la comunidad de inmigrantes. Es más, yo creo que la inmigración ha sido plan de Dios porque Dios mismo es el que manda a la gente en jornadas, los saca de sus países y los manda en viajes que tal vez ellos no saben en donde van a parar más sin embargo, Dios los termina en otro lugar. Y hacen negocios a lo largo de todo el camino y tienen sus altas, tienen sus bajas, se pelan las rodillas pero cosechan. Logran hacer grandes cosas y todo porque Dios es el que los está moviendo.

Y cada no de nosotros, yo me digo: nosotros somos esa comunidad. Yo soy un inmigrante aunque políticamente y por documentos yo soy legal al ser de Puerto Rico, pero yo soy un inmigrante también. Y me identifico con las necesidades de está población. Y yo se que Dios también se identifica en lo más profundo de su corazón. Miren lo que Dios dice en Primera de Pedro, capítulo 2. Voy a leer esto bien rapidito.

Primera de Pedro, capítulo 2, el verso 9 dice así: ‘Pero ustedes,” -estoy leyendo de una versión, la nueva versión internacional- “son linaje escogido, real sacerdocio. Una nación santa, un pueblo que le pertenece a Dios –subrayo eso- para que ustedes proclamen las maravillas de aquel que los llamó de las tinieblas a su luz admirable’. Mira eso. Ya mismo voy a hacer conexiones aquí. ‘Ustedes que antes ni siquiera eran pueblo, pero ahora son pueblo de Dios. Ustedes que no habían recibido misericordia más sin embargo ahora la han recibido’.

‘Mis queridos hermanos, yo les ruego como extranjeros y peregrinos en este mundo que se aparten de los deseos pecaminosos que combaten contra la vida, mantengan entre los incrédulos una conducta tan ejemplar que aunque los acusen de hacer el mal, ellos observen las buenas obras de ustedes y glorifiquen a Dios en el día de la salvación’. Déjame ponerle una pausa ahí.

Mientras yo pensaba en esto, mis hermanos, en esta idea de que somos, yo me digo el “somos” está bien conectado al ser. Nuestro ser, nuestra identidad, lo que nosotros verdaderamente tenemos por dentro. No se pueden desconectar esas dos partes. Y ese ser integral conlleva una serie de beneficios y responsabilidades también. Los beneficios los acabo de leer. El mero hecho de yo saber que mi ser está conectado al ser de Dios ya me da ese beneficio de yo no soy cualquier cosa ni soy cualquier gente, sino que mi identidad está totalmente conectada a Dios. Mi identidad está totalmente conectada a un poder que va más allá de los poderes de esta Tierra, de este mundo en el cual vivimos.

El mero hecho que la Palabra me dice que yo soy una generación escogida, yo soy una gente nueva, yo soy una familia, yo pertenezco a una familia. Tengo mi familia de sangre que está allá en Puerto Rico pero tengo una familia espiritual que es mucho más grande y mucho más poderosa que esa familia que yo tengo allá en Puerto Rico. Y yo soy parte de esa familia porque Dios lo hace así. El mero hecho de que yo soy parte de ese pueblo escogido, un pueblo que pertenece a Dios. El mero hecho de que pertenezco a Dios es porque Él nos compra, Él nos saca, nos aparta, nos hace una nación Santa.

Esa idea de ser santo -como siempre decimos- no significa que yo ando con una aureola así, sino que la idea de ser santos es que somos separados, somos apartados, somos algo distinto. Una cadre totalmente distinta a todas las demás. Hay algo que nos separa. Hay un DNA que nos hace distintos a todos los demás. Y el mero hecho de que soy parte del pueblo de Dios me da un propósito. Un propósito en la vida, una razón de ser.

Y esa razón de ser aquí en este texto me está diciendo que yo pueda anunciar, que yo pueda hablar de las maravillas de Dios. Y esas maravillas de Dios -cuando hablamos de maravillas de Dios no solamente estamos hablando de los buenos, las bendiciones grandes, así, bonitas que Dios nos da; que si podemos tener una casa, un trabajo, lo que sea- también tienen que ver con su palabra de justicia. De yo declarar y reclamar la justicia aquí en el tiempo en el cual nosotros vivimos.

A través de esfuerzos como los que hace Alpha, a través de movidas que nosotros podemos hacer como iglesias cuando le extendemos la mano a alguien que está en necesidad. Nosotros estamos declarando la justicia de Dios, para esa persona también. Eso es lo que significa ‘anunciar las maravillas de Dios’. Pero así como disfrutamos esos beneficios o en términos políticos derechos, también tenemos responsabilidades. Y Dios marca unas responsabilidades aquí bien claras. Y yo creo que cuando nosotros nos mantenemos fieles a esas responsabilidades, las bendiciones que disfrutamos son mucho más abundantes.

Pero algunas de esas responsabilidades -como está diciendo este pasaje aquí- mira verso 11 estoy leyendo: ‘Hermanos, yo les ruego como extranjeros y peregrinos en este mundo, que se aparten de los deseos pecaminosos que combaten en contra de la vida’. Si yo fuera a leer esa frase en otra forma, esto lo que está diciendo es que nosotros podamos vivir como es digno de aquel que nos ha separado a nosotros.

Que cuando nosotros nos enfrentamos a las injusticias del mundo en el cual vivimos… mire si yo le pregunto en realidad cuando nosotros nos enfrentamos a una injusticia ¿qué es lo que sale de nosotros? ¿Cuál es nuestra primera reacción?

Nuestra primera reacción es cortarle la cabeza a la otra persona. Esa es nuestra reacción humana. Es como… Y ya eliminado. Esa es nuestra reacción humana. Yo soy así, por si, hay veces que hago chistes aquí con la gente. Hoy estoy tranquilo. Hoy estoy aquí. Otras noches estoy allá. Pero me voy a quedar aquí. Pero esa es nuestra reacción humana. Es como lo nulo, lo malo de nosotros al enfrentar injusticias, como que se revienta y quiere responder en la misma forma.

Pero Dios nos está diciendo que no hagamos eso. Que cuando nos encontremos ante esas injusticias, “Mira, aguanta, resiste”. ¿Se recuerdan lo que dije hace un miércoles atrás? Que era –no lo voy a hacer de nuevo- pero era aguantar así, resistir hasta que Dios sea el que haga justicia por nosotros.

¿Saben por qué, mis hermanos? Aquí mismo nos da la respuesta. Que nosotros podamos vivir-miren como dice- ‘que podamos conducirnos bien entre aquellas personas que no nos hacen justicia a nosotros. Porque si nos portamos de esta forma aunque ellos hablen mal en contra de ustedes- miren lo que dice- ellos van a ver el bien que ustedes hacen’.

Si nosotros logramos portarnos en la forma que Dios espera de nosotros. Mire, la gente de afuera va a estar diciendo ‘Tú eres un ilegal, tú eres un criminal, tú no vales la pena, tú eres un vividor, tú eres un parásito,’ y ¡sabe Dios cuantas otras cosas nos pueden decir!

Pero si nosotros nos mantenemos parados firmes en la verdad que Dios nos identifica a nosotros, mira, esos comentarios –como yo digo en buen puertorriqueño- ‘báñese con aceite y vístase con lechuga’ porque esos comentarios chocan y resbalan por completo. Porque sabemos donde estamos parados y nada ni nadie nos saca de ahí. Y en ese momento cuando usted se mantiene ahí firme, aunque en el momento duela, mire yo se que duele. Lo que yo estoy diciendo no es fácil. Aguantar esas injusticias no es fácil. Yo se que duele, yo se que molesta y uno quiere hacer algo al respecto.

Yo no estoy diciendo ‘¡No!’ que uno se quede de brazos cruzados. Pero cuando uno logra esperar que Dios opere en su justicia, mire, las cosas funcionan de una forma totalmente distinta. Aquellas personas que abrieron su boca en contra suya, se van a tener que meter la lengua en el estuche. Fácilmente lo van a tener que hacer así porque Dios es quien va a avergonzar a aquellos que hablan en contra de sus hijos, de sus escogidos. O acaso ¿nos hemos olvidado de lo que dice la Palabra? Y yo voy a terminar con esto. Un texto bien sencillo, que todos nosotros conocemos.

Cuando somos pueblo de Dios, ¿qué es lo que nos recuerda el Apóstol Pablo en Primera de Corintios Capítulo 1 verso 26? Cuando él dice: ‘Hermanos, miren esto. Cuando ustedes fueron llamados ninguno de ustedes eran sabios, según la carne’. En otras palabras ninguno de ustedes eran sabios según los conceptos del mundo en el cual ustedes viven.‘Y muchos de ustedes no eran ni poderosos ni ricos. Pero lo necio del mundo, escogió Dios para avergonzar a lo sabio y lo débil del mundo escogió Dios para avergonzar para avergonzar a lo fuerte y lo vil del mundo y lo que era menospreciado por otros, eso fue lo que escogió Dios para avergonzar lo que no es y para deshacer lo que es’.

Nosotros vivimos en un gran misterio. Tal vez en el diario vivir nosotros no sabemos que voy a hacer mañana. ¡Guau! Uno puede planear pero no sabe que va a decir el mañana. Yo no se como se van a resolver los papeles, yo conozco mucha gente aquí, que mira –gloria a Dios- sus papeles se les han organizado y para la gloria de Dios lo digo. Pero cuando iban en esa trayectoria, en ese proceso yo recuerdo, yo lo veía en sus caras. Sus caras me decían como que ‘yo no sé como va a pasar esto. Yo no se cuando, yo no se como, yo no se donde’. Y yo veía en sus caras, habían veces que sus caras me decían ‘me regreso, me quedo, me arriesgo o no’. Y yo sufría eso.

Más, sin embargo, Dios se ha encargado de hacer justicia a cada una de esas personas. Algunos ya se han ido adelante, otros todavía están esperando. Hay unos que quien sabe si están empezando y quien sabe si hay otros que están todavía escondidos bajo las sombras porque no se atreven ni a decir ni ‘y’. Más, sin embargo, Dios tiene sus ojos sobre cada uno de ellos. Porque esos que son considerados como –otro término político- minoría, mira ¿saben lo que Dios dice? ¿Qué quiere decir ‘minoría? Go ahead. Que te digan minoría.

Consta, no estoy yendo en contra de la campaña. Estoy monitoreando bien mi retórica. Pero en el lenguaje de Dios, ‘minoría’ significa mayoría. Eso es lo que yo acabo de leer: minoría significa mayoría. Debilidad significa fuerza, pobreza significa riqueza. Lo que parece débil, lo que se pueda ver así como algo débil, eso es lo que Dios usa y lo pone fuerte para hacer algo totalmente grande y poderoso, mis hermanos. Cada uno de nosotros aquí somos testigos de eso. Cada uno de ustedes como agencia, han vivido eso en distintas etapas de sus vidas. Y miren, lo van a seguir viviendo. Hay veces que uno tiene nuevas iniciativas y hay veces que uno las lanza y mueve gente aquí y allá, en California, en Texas y en donde sea. Y ¡guau, vamos adelante! Y de repente viene un Congresista allá que no sabe ni donde tiene la nariz y [pam] lo tumbó todo y es como que ¡ah!

Pero mira ¿Qué uno hace? Gear back up, brush it off. Vamos a seguir, buscamos otra vez, buscamos gente, llamamos aquí y allá. Y mira sobre todas las cosas reconocemos que tenemos un Dios que es el que nos da la sabiduría para saber como mover todas esas aguas.

Así que, mis hermanos, esta noche, yo quiero que ustedes piensen esto: en esta noche yo estoy seguro que nosotros estamos haciendo una declaración bien fuerte y bien firme delante de Dios. El nosotros podemos reconocer esto: lo que somos. Lo que somos delante de los ojos de Dios contradice lo que somos a los ojos del mundo de hoy.

Si hay algo que se enseña aquí en esta iglesia, es que nosotros aprendamos a ver nuestras vidas a través de los lentes de Dios y no los lentes del mundo en el cual vivimos. Porque los lentes de Dios dicen algo totalmente distinto acerca de nosotros que no se compara para nada con lo que pueda decir este mundo de hoy.

Una vez más, yo no estoy ignorando la dificultad que se pueda vivir. Pero hay una palabra del mismo Dios que dice ‘Bástate de mi gracia. Porque mi poder se perfecciona cuando más débil tú te sientas’. Cuando tú creas que no hay esperanza, que no hay alternativa, cuando tú no ves una luz al final del túnel, Dios se convierte en esa luz. Dios es el que se encarga de levantarnos, Dios es el que encarga de equiparnos, Dios es el que se encarga, mis hermanos, de poder escoger una mujer que tal vez lo único que tenía es un cuarto grado de educación y de repente de la nada esa mujer terminó con una maestría y ahora es una profesional, es una profesional, tiene una familia, tiene una casa. Su vida está en orden.

Eso es algo que sólo Dios puede hacer. Un hombre, que tal vez vino aquí cargando con su esposa en un brazo y sus cuatro hijos en otro y que cada paso que daba, tal vez, ese hombre decía ‘Yo no se como voy a hacer esto’. Más, sin embargo, ahora es el dueño de una empresa. Sus hijos han logrado graduarse, están trabajando, son profesionales. Sufrieron, lloraron, botaron sangre, más sin embargo, Dios honró cada gota de sudor, lágrima y sangre que esa familia vertió. Porque Dios tiene poder para hacer eso. Lo que nosotros somos está fundado en Dios y no está fundado en lo que dice el hombre.

Vivamos siempre bajo la luz de esa verdad. Somos un pueblo de Dios, mis hermanos, no somos ninguna otra cosa. Así que yo les invito, mis hermanos, vamos a levantarnos, vamos a orar. Vamos a cerrar esta noche.

Gracias, Dios. Señor Jesús, una vez más, nosotros declaramos que somos tu pueblo, Señor. Y te damos las gracias por esta noche. Gracias. Gracias mil. Nuestro corazón está agradecido, Señor por lo que Tú haces, por lo que Tú vives, por lo que Tú manifiestas por cada uno de tus hijos. Aquellos que somos los más menospreciados, Señor, son los que más atención Tú prestas.

Padre, sabemos que hay mucho terreno por conquistar, hay mucho terreno, hay mucho camino que andar. Más, sin embargo, Padre en esta noche decimos que cada paso lo damos confiando en Ti Que cuando parece que no sabemos donde va a caer nuestra próxima planta del pie, Tú te encargas de poner algo ahí, donde nosotros podamos pisar firme y seguir adelante.

Señor bendecimos una vez más las agencias aquí representadas: Alpha, Nella y Centro presentes, Señor. Todas estas agencias a nivel de la nación que están trabajando fuerte y arduamente por la comunidad inmigrante aquí en los Estados Unidos. Los bendecimos. Bendecimos a nuestros líderes políticos, nuestros Congresistas, Senadores, el Presidente. Declaramos que Tú te reveles a sus vidas, Señor. Qué Tú ablandes sus corazones para que puedan prestar atención a las voces de estas personas que pueden hacer la diferencia aquí en esta nación.

Y Señor, sobre todas las cosas, pedimos que Tú Iglesia –con ‘i’ mayúscula- alrededor de toda esta nación se pueda levantar y reconocer el llamado que Tú tienes sobre esta población de inmigrantes, Señor. Que Tú los traes aquí con un propósito y ese propósito no es maldecir la tierra, sino de bendecir la tierra que Tú mismo has consagrado, Señor. Qué Tú mismo has separado para Tu Gloria y Tu honra.

Bendigo a mis hermanos en esta noche, Señor. Que las palabras en las cuales hemos reflexionado hoy, Señor, se queden en su corazón y les inspiren el ánimo, la esperanza, los afirme, Señor en Tus planes, Tus promesas y que mañana, si así Tú lo permites, nos podamos levantar con nuevos ojos, con nuevo ánimo, con nuevo ímpetu, mi Dios para echarle mano a la vida en tu nombre, Jesús.

Te damos la gloria y la honra sólo a Ti porque Tú lo haces posible. Lo que para nosotros parece imposible, para Ti es todo posible, Señor. Así que te damos las gracias en el nombre de tu hijo Jesús.

Amén y amén. Gracias Señor Jesús. Gracias Dios. Hermanos que Dios les bendiga.

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Una comunidad armoniosa

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El Señor ha puesto en mi corazón compartir con ustedes, en las próximas semanas, como Él dirija del Libro de los Hechos. Orándole al Señor que comenzamos ahora en este nuevo año y una serie de enseñanzas y vamos a estar compartiendo del Libro de los Hechos, de la vida de una comunidad vital como era la comunidad primitiva. La primera Iglesia que Dios levantó bajo la dispensación de Cristo, digamos la economía de Cristo.

Y ¿cómo era esa iglesia? ¿Qué valores tenía? Por alguna razón el Espíritu Santo designó a Lucas para que dejara un registro de cómo era la vida de esos primeros creyentes.

Porque Dios quería que la vida de esos primeros creyentes fuera como un paradigma, como un modelo, una norma a la cual debíamos apuntar.

Y al nosotros ver como esos primeros cristianos vivían, el fervor, el amor, la pasión, la unción, la dirección continua del Espíritu Santo; la centralidad del Espíritu Santo. El deseo de manifestar el poder de Cristo y su Resurrección.

Que esos valores fueran valores distintivos de todas las comunidades cristianas a través de la historia.

Y por eso es importante que nosotros volvamos periódicamente a visitar cuales eran los distintivos de esa comunidad de fe, como vivían. Yo creo que es natural, ¿no? que como vemos, según fueron pasando los siglos y la iglesia se fue haciendo cada vez más compleja, adquiriendo más alcance, más impacto, más números, necesidad de organización, estructura, jerarquía, influencia, interacción con el mundo secular. Esa esencia que nos plantea Hechos, se fuera haciendo más compleja y más como es la vida normal. Y siempre habrá una tensión entre la pureza de esa vida que nos expresa el libro de los Hechos y la realidad de la vivencia cristiana diariamente.

Es posible que no podamos llegar siempre a la altura de lo que nos expresa el Libro de los Hechos, pero eso debe ser nuestro blanco y nuestra meta. ¿Amén?

Esa intensidad de vida que vemos aquí en el libro de los Hechos y yo creo que ese es el secreto de una comunidad poderosa, una comunidad contagiosa.

Y al nosotros ver como esos primeros cristianos vivían su vida nosotros debemos sentirnos inspirados a imitarlos y a ser como ellos. Ciertamente nuestro deseo pastoral es que esta iglesia cada día vaya más y más en dirección a lo que vemos aquí plasmado en las páginas del Libro de los Hechos.

Yo les sugiero que lean este libro que lo estudien a fondo, cómprese algún comentario oren acerca de ello. Háganlo sujeto y tema de sus meditaciones y que Dios nos ayude este año, estos meses ir aprendiendo mucho acerca del Libro de los Hechos.

Yo no voy a comenzar al principio, en algún momento tocaremos alguno de los eventos del principio, pero el Señor me puso más bien esta mañana un pasaje en el Capítulo 4 del Libro de los Hechos, versículo [yo no se que pasó la imprenta como que se puso más chiquita de momento] 32 del Capítulo 4 del Libro de los Hechos.

Y vamos a comenzar allí y después iremos hacia atrás, hacia adelante. Vamos a ver como Dios ensambla esto.

Pero hay un elemento allí que de hecho, esta mañana en el servicio de las nueve, ese elemento que el Señor me había señalado se hizo muy real al ver nosotros a los hermanos anglo-parlantes del servicio en inglés participando de una manera tan vital y Dios se movió de una manera tan bella que en realidad dijimos, “¿Saben qué? Vamos a cancelar el servicio en inglés” y estuvimos todos aquí juntos.

Y al ver nosotros esa compenetración entre anglosajones, latinos, africanos, afro-americanos, polacos, asiáticos, yo dije “Gloria a Dios”. ¡Qué lindo es la diversidad cuando hay unidad!

Y fue bello ese tiempo que tuvimos esta mañana.

Aquí hay unos elementos que Dios quiere que resaltemos aunque sea brevemente hoy antes de salir de aquí.

Miren el Capítulo 4 versículo 32, Libro de los Hechos, dice: ‘y la multitud de los que habían creídos era de un corazón y un alma’.

El griego original decía había un corazón y una “psique”-una mente. ‘Eran de una forma de sentir y de una forma de pensar, su razón y corazón, emociones e intelecto estaban unidos, compenetrados. Había una forma de sentir y de pensar. Era la misma.

¿Qué hacía posible esa unidad? La vigencia del Espíritu Santo. Un solo Espíritu los dirigía, una sola cabeza: Cristo Jesús. ‘Eran de un corazón y de un alma, una mente. Y ninguno decía ser suyo propio, nada de lo que poseía, sino que tenían todas las cosas en común’.
Otro distintivo. Primero había unidad mental y emocional y de propósito y en segundo lugar había un sentir de que lo yo tengo no es mío sino que es para el reino de Dios y para las necesidades de los santos. ¡Guau!

Yo no se si estoy a la altura de ese versículo. Quiero estar y yo no creo que estemos al nivel. Ero ese sentido de que todas las cosas pertenecen al Reino, no es mío es de Dios, eso es lo que está detrás del concepto de mayordomía. Pero también cuando hay una necesidad en el pueblo de Dios yo debo ser un recurso y un instrumento para bendición de mis hermanos.

¿Cuántos pueden decir amén, aunque sea por fe, a ese valor? Nosotros tenemos que ser una comunidad generosa.

La unción de Dios se transmite no solamente a través de señales, milagros, prodigios sino también a través de una vida de generosidad y de compartir unos con los otros nuestras necesidades.

Tenían todas las cosas en común. Dice: ‘Y con gran poder los Apóstoles daban testimonio de la Resurrección del Señor Jesús’.

Poder, unamis, autoridad, unción, llenura del Espíritu Santo, efectividad en el Evangelismo, convicción y autoridad al testificar de Cristo. Y no de cualquier aspecto de Cristo, sino de un aspecto muy importante: de la Resurrección.

¿Por qué la Resurrección? Porque era lo que avalaba la deidad de Jesús y su carácter mesiánico. Para los Apóstoles el hecho de que Cristo hubiera resucitado y que Dios lo hubiera resucitado era como la impronta, el sello de que ese es el Mesías.

Era como la señal de que Jesús es el Señor.

Por eso es que yo les digo, no se dejen meter gato por liebre. No crea en ningún cristiano ni en ninguna iglesia que le digan que la Resurrección es algo simplemente simbólico y que es algo como un símbolo de la gracia y del poder de Dios. Tratan de poetizar y profetizar la resurrección.

¡No! Para los primeros cristianos la resurrección era un hecho, histórico. Si Cristo no resucitó somos los más dignos de pena, en el universo, porque eso es lo que centraliza los reclamos de Cristo Jesús.

Cristo resucitó en cuerpo [y hemos hablado acerca de eso].

Él se encargó de que ellos supieran que no era un fantasma, no era una proyección de video lo que estaba caminando entre ellos, y comió para demostrarles.

Y yo no creo que era como Casper que vieron la comida bajándole por el estómago así transparente. Él comió y dijo “Hm, qué rico está ese pescado. Dame otro pedacito más, Pedro, por favor”. Le pusieron ajo, cebolla, limón. El quería que supieran que él era un ser viviente que estaba en medio de ellos: el Cristo resucitado.

¿Sabe que? Yo creo que Jesús, sentado a la diestra de Dios Padre, tiene todas las marcas de la cruz en sus manos y en sus pies. Quizás me estoy metiendo en terreno caliente, teológico, pero yo creo que lo veremos, veremos sus señales, veremos sus marcas.

Eso no desapreció con la Resurrección, eso está allí. Entonces daban testimonio de la Resurrección del señor Jesús.

¿Y qué pasa? Dice que “abundante gracia, cariz, era sobre ellos”. Gracia. Gracia de donde y Gracia de qué.

Abundante gracia era sobre ellos. Bueno, pero ¿qué es gracia primeramente? Yo creo que abundante gracia quiere decir ‘gran favor era sobre ellos’ yo creo que gran bendición era sobre ellos, grandes recursos venían a sus vida. Gran prosperidad venía sobre ellos, gran éxito en lo que emprendían era sobre ellos. Gran favor estaba sobre sus acciones, declaraciones, propósitos, esfuerzos.

Ahora, ¿de dónde venía esa gracia? Yo creo que hay dos cosas. Mire, cuando una comunidad –yo voy a entrar un poquito más a fondo sobre este asunto de cuando hay esta armonía en el pueblo de Dios- dos cosas: unidad y generosidad es lo que declara el primer versículo. Cuando hay unidad en el pueblo de Dios, cuando hay generosidad, ese es el conducto perfecto para que el poder de Dios corra a través de una comunidad.

¿Qué dice el escritor, el salmista? Dice: “Mirad, cuan bueno y cuan delicioso es habitar los hermanos juntos en armonía”. Porque a veces estamos juntos y no estamos jalando los pelos, ¿no? Esa no era la idea, estamos juntos pero estamos en armonía. Habitar juntos en armonía, ¿por qué? “Porque –dice- allí envía Jehová bendición y vida eterna”.

Es como el ungüento que baja por la cabeza de Aarón, el sacerdote: baja por su cabeza, corre por sus barbas y llega hasta el borde sus vestiduras.

Donde hay armonía, donde hay relaciones auténtica, donde hay genuino amor de parte del pueblo de Dios. Allí el espíritu Santo viene y derrama bendición, y la derrama en abundancia.

Porque la imagen del salvo es esas que hay un aceite que es tan abundante que corre hasta bajar por las vestiduras.

Pero el “sine qua non”, la cualidad central, absolutamente irremplazable es que el pueblo de Dios viva en esa armonía y en esa generosidad donde todo es de todos, en un sentido que entendemos que nada mío. Si mi hermano sufre, yo sufro. Somos un cuerpo. Si mi hermano tiene una necesidad. Tú no tienes esa necesidad. Si mi hermano necesita consuelo, si necesita dinero para algo y es genuina su necesidad. No es porque es ‘lambón’ sino porque necesita verdaderamente.

[Risas generales]
Hay gente por ahí que abusa de la generosidad. La Biblia dice que tenemos que trabajar con nuestras manos. No podemos abusarnos de los otros. A veces hay gente tan abusiva que mata la generosidad de la gente. Pero cuando hay genuina generosidad, nosotros tenemos que decir ‘presente’ y apoyarnos unos a otros. Estar conscientes. ¿Por qué no vino mi hermano esta semana? ¿Por qué hace tres semanas que no lo veo? ¡Ah! Tengo que llamar al Pastor para que lo visite. ¡No! Visítelo usted, haragán. Llámelo por teléfono. Usted es guarda de su hermano. Invite a su hermano a comer si hay una necesidad. Si su hermano está solitario, llámelo por teléfono e invítelo a su casa. Si su hermana está en necesidad, vaya y ore. Llévese dos o tres hermanas y oren y ayunen juntos. Sobrellevar las cargas uno de los otros. ‘Preferimos unos a los otros’.

Pero, fíjese que como consecuencia de ese estilo de vida que describe aquí “abundante gracia era sobre todos ellos”.

Gracia, ¿Quién sentía gracia para con estos cristianos? Yo creo que había dos entidades que sentían gracia y daban gracia: una era Dios evidentemente, que prodigaba sus dones, su unción, la llenura de su Espíritu, prosperaba sus propósitos, sus esfuerzos. Les daba winsomeness, simpatía. Los hacía simpáticos y atractivos y bendecía su vida comunitaria. Gracia era sobre ellos. ¿Pero sabe quien más tenía gracia para con los apóstoles y los cristianos? ¿Quién más ustedes creen? El pueblo, la gente, la comunidad.

La gente veía a esta comunidad de hombres y mujeres comiendo juntos, compartiendo el pan, orando juntos, demostrando una vitalidad tan grande espiritual. Viviendo en una forma tan diferente a como vive las demás comunidades que la gente decía “¡Guau! ¡Qué bueno que tenemos esa gente en la comunidad! ¡Qué bendición tan grande que haya cristianos en medio de nosotros!”.

El pueblo estaba sorprendido y como que decían: ‘Aunque no son judíos, aunque tienen una creencia diferente a la de Moisés… ¡guau! Pero esta es gente especial.’

Crecían en gracia ante Dios y ante los hombres, como Cristo Jesús.
Cuando el Espíritu Santo está en una comunidad, en una iglesia, en una comunidad verdaderamente y sus valores espirituales entran al nivel del comportamiento y de la vida diaria y de las relaciones entre ellos, el pueblo, la comunidad cree en ese Evangelio.

¿Por qué hay tanta gente endurecida hoy en día contra el Evangelio? No es porque sean duros de corazón y detesten. Muchas veces nosotros mismos, cristianos, les hemos hecho difícil creer en el Evangelio. ¿Entienden?

Porque no vivimos en un Evangelio genuino, autentico que glorifique el nombre de Jesús. Y porque no reflejamos.

Si usted anda por ahí todo deprimido y decaído y quejándose y murmurando de la gente, ¿Quién va querer creer en ese Evangelio, dígame? Mejor que se queden allá afuera y son malos totalmente.

Pero cuando la gente ve cristianos viviendo la vida cristiana genuinamente, con amor, con gracia, misericordia, generosidad, poder, vitalidad, autoridad… ¿a quién no le gusta eso? Como dicen los merengues Dominicanos.

Todo el mundo quiere entrar. Hemos visto eso una y otra vez. Cuando la gente escucha la voz del maestro, la gente siente lo genuino y saben que están ante lo genuino y hay resonancia en su espíritu.

“Un abismo llama a otro a la voz de tus cascadas”. El Espíritu le habla al Espíritu y la gente siente deseo y no saben porque. Es porque están viendo el Evangelio manifestándose.

Cuando una comunidad vive así abundante gracia es sobre todos. Hay gracia de Dios, los dones se manifiestan, el poder de Dios.
Todas las cosas que vienen con la gracia, el carisma, la “caris” de Dios se manifiestan.

Y miren cual es el resultado de todo eso: “Así que no había entre ellos ningún necesitado, porque todos los que poseían heredades o casas las vendían y traían el precio de lo vendido lo ponían al pie de los apóstoles y se repartía a cada uno según su necesidad”.

Fíjese que hemos comenzado no tanto con el bautismo del espíritu santo, las lenguas que hablaron los discípulos en el día de Pentecostés, los grandes milagros, la curación del cojo a la puerta de la Hermosa, la liberación de Pedro y Juan por el ángel cuando estaban en la cárcel, el suelo que tembló cuando oraron los discípulos, las llenuras que hubo del Espíritu Santo; sino con la vida ética de la Iglesia.

Porque para mí eso es bien importante. El comportamiento. Mucha gente habla de ‘poder, poder, poder’; pero ‘poder’ ¿para qué?

Para que quiero yo un cable eléctrico lleno de electricidad en mi mano, lo que va a hacer es me va a calcinar la casa y me va a quemar a mi y también a mi familia.

Uno quiere la energía de Dios corriendo en una manera disciplinada, haciendo obras transformadoras en la vida del pueblo de Dios: sus finanzas, relaciones, familia, estudios, intelecto, emociones… todo los aspectos de la vida.

La vida ética del pueblo de Dios. Eso es lo más importante. Que haya integridad en la forma en que vivimos la vida, que haya generosidad. Ese es el gran milagro y eso es lo que le interesaba al escritor aquí.

A los principios mismos del Evangelio enfatizar. Mire como se manifestaba eso y hay mucha tela que cortar aquí.

Yo no creo –hermanos no piensen que les estoy diciendo que ahora mismo quiero al ATM saquen todo su dinero y lo traigan aquí y lo pongan a los pies míos o de los pastores- que la Iglesia de Cristo…

Por eso decía que esto es un desarrollo histórico a largo plazo. Yo, personalmente, no pienso que nosotros somos llamados a vivir en comunismo. En una comuna grande donde todos como hippies evangélicos tenemos todo en común. Esto está hablando de algo que Dios estaba haciendo en ese momento y que cuando había necesidades la gente se sentía movida…

Yo creo hermanos, que Dios, sí espera que nosotros tengamos gestos extravagantes de generosidad unos para con los otros. Yo he oído de gente que ha dado cosas muy preciosas para el Reino de Dios y para que otros también sean bendecidos en su iglesia.

Si Dios le llama a usted a bendecir a un hermano, un familiar, un miembro de la familia de la fe o alguien de afuera con una bendición material… hágalo y no tenga temor y crea.

Sea generoso con sus bienes.

Yo creo que el giro final de esto es primero: todo lo que usted tiene pertenece a Dios, nada es suyo. Ni sus hijos son suyos. Hermanas, su matriz no es suya, por si acaso, ¿sabe?

Varón, su dinero no es suyo, su masculinidad no es suya. Usted no tiene nada. Ese carro que usted brilla todos los sábados por la mañana, eso no es suyo es del Señor. Entienda eso. No hay nada.

Y eso es lo que yo creo que dice aquí: “nada es mío. Todo pertenece al Reino. Todo yo lo agarro livianamente.” Si hay una necesidad que tiene mi hermano, mi iglesia, el Reino de Dios, yo tengo que darle y tengo que gozarme al darle y compartirlo.

Cuando uno vive con esa generosidad, hermano, la gloria de Dios sobre la tierra.

¿Usted sabe la mejor manera de ser feliz? De, de, de. Sea generoso.

¿Sabe la mejor manera de hacerse rico y de tener abundancia? Comparta sus bienes.

Sea un dador alegre. No deje que la bendición de Dios se estanque dentro de usted. No sea un depósito, simplemente un tanque donde se llena, llena, llena, ¡No! De.

Deje el agua corre y eso es bendición.

Alguien me dijo: “Mira cuando tú sales de tu casa en invierno y baje la temperatura para que no se te congelen las tuberías, abre la llave de manera que salga una gotita continuamente, de agua. Si sale una gotita de agua, tu tubería nunca se va a congelar’.

Tu gotita de agua cayendo, una sola gotita de vez en cuando hace que fluya el agua y no se congele y no se les rompan las tuberías.

Hay gente que se les está rompiendo la tubería del dinero, porque la tienen bien cerrada y lo que hacen es acumular, acumular.
[Risas generales]
Y viene el frío de la vida y les destruye lo que tanto han almacenado. Mire siempre hay una gotita y no simplemente una gotita, sino varias gotitas de bendición fluyendo para otros a través de su vida.

Comparta, de generosamente.

Mientras usted más da, más tiene.

Ese es el secreto de la prosperidad. Mientras usted más comparte con sus hermanos, mientras usted más generoso es con el Reino de Dios, más usted recibe.

Lo que mata las posesiones es eso, es el creer que mientras yo más tenga más feliz voy a ser.

Las posesiones nunca hicieron a nadie feliz.

Y yo les digo, hermanos, de vez en cuando suelte. De a mano llena y usted verá que hay bendición.

No sea tampoco imprudente, evidentemente. Pero sea un dador y caracterícese por ser generoso, porque eso hará que la Gracia de Dios fluya.

Lo que yo veo aquí es una comunidad que estaba tan enamorada de Cristo, tan en ese primer amor, en esa primera pasión por Dios que se tropezaron con una verdad tan poderosa.

Ahora, ojalá que nosotros pudiéramos vivir a ese nivel de vapor: dando, dando, dando.

Pero la ley de la vida es que siempre se llega a un momento de normalidad.

Pero yo deseo y el Espíritu Santo desea que la normalidad nuestra sea generosidad. Y que bajemos de esa gloria perfecta que describe aquí a una vida donde siempre estamos dando y compartiendo con los otros. Una vida de transparencia de unos con los otros. De amor, de preferirnos unos a los otros.

Los valores del Reino de Dios que tanto enfatiza la Palabra de Dios.
Mire, para que usted vea que esto no es solamente algo así por así.

Vaya conmigo para atrás al capítulo 2 de Hechos versículo 43. Es lo que yo llamo una vida de mutualidad en el Reino donde los valores del reino de Dios de generosidad y de compartir unos con los otros caracterizan.

Esta semana ha sido preciosa, hemos estado juntos toda la semana viniendo aquí, riéndonos juntos, orando, llorando juntos. Orando unos por los otros. Ministrando unos por los otros.

Yo digo, esa es la vida del pueblo de Dios.

Esta es una comunidad muy diversa, gente de todos los países, todas las nacionalidades, colores, niveles socio-económicos, niveles de educación.

El deseo de Dios es que esta comunidad glorifique a Cristo viviendo en armonía unos con los otros. A pesar de nuestra diversidad que haya generosidad y unidad.

Entonces, mire como dice aquí en Hechos capítulo 2 versículo 43. Dice.’ Y sobrevino temor a toda persona y muchas maravillas y señales serán hechas por los apóstoles’.

Había milagros, señales, prodigios.

‘Y todos los que habían creído estaban juntos y tenían en común todas las cosas. Y vendían sus propiedades y sus bienes y los repartían a todos según la necesidad de cada uno. Y perseverando unánimes cada día en el Templo y partiendo el pan en las casas, comían juntos con alegría y con sencillez de corazón alabando a Dios y teniendo favor con todo el pueblo’.

Ven lo que decía “Gracia de parte de los hombres y de parte de Dios”.

‘Y el Señor añadía cada día a la Iglesia los que habían de ser salvos’.
Hay mucha tela que cortar en ese pasaje. Cuando hay una vida, una vivencia genuina, bendecida por Dios, cuando hay compañerismo, amor, mutualidad, respaldo mutuo, humildad los unos para con los otros, preferirnos los unos para con los otros, teniendo relaciones verdaderamente conforme a los principios del reino de Dios; ¿sabe qué? la gloria de Dios se desata.

La gente nos bendice y quiere estar con nosotros. La gente es convertida y pasan a los caminos del Señor. El Espíritu Santo manifiesta su poder y sus dones y nos buscamos unos a otros, nos gozamos de estar unos con los otros.

Yo le pido al Señor: ‘Cada día más y más limpia los aires en esta iglesia. Quita toda contaminación, toda murmuración’. ¿Tiene usted deuda con alguien o alguien con usted? Perdónesela y bendígalo. ¿Usted tiene que perdonar a alguien? Perdónelo. ¿Tiene que pedir perdón? Pida perdón.

No este ahí guardando cuentas y cogiendo intereses cada día y buscando la forma de darle la zancadilla al que hizo algo. Perdone y pida perdón. Si usted cree que usted sabe más que alguien. Mire, esa persona tiene mucho que enseñarle. Yo digo siempre en las iglesias los humildes tienen mucho que enseñarle a los poderosos y los poderosos a los humildes. El hombre de negocios con dinero puede enseñarle al pobre como hacer dinero y el pobre enseñarle al poderoso como apreciar las cosas pequeñas de la vida: la tortilla con sal y frijoles fritos y disfrutarla.

A veces el rico no puede porque el dinero no se lo deja. El pobre ahí tranquilito ahí en su casa, ¡ah! Es la cosa más grande del mundo. Es así todos tenemos algo que enseñarnos unos a otros. Tenemos que ver el valor que tiene la otra persona y quitar cualquier contaminante. Si hay alguien que no le cae bien en la iglesia, pregúntese por qué e invite a esa persona a su casa y métala adentro de la casa. Invítelo a comer y ponga el mejor manjar sobre la mesa para decirle al diablo “No te vas a salir con la tuya”.

Tenemos que hacer actos proféticos. Hermanos, eso tiene un poder increíble. ¿Sabe lo que va a avergonzar al diablo? Una vida ética, una vida vivida conforme a los valores del Reino de Dios. Al diablo no le importa la gente que grita mucho, habla muchas lenguas, se le cae el moño danzando. Al diablo no le importa eso, él puede bregar con eso. Cuando el diablo no sabe que hacer cuando una persona vive a la luz de los valores de Dios. Una persona que manifiesta el fruto del Espíritu Santo. Una iglesia que se distingue porque se aman unos a otros.

El Señor Jesucristo en su oración sacerdotal [Juan 17] dijo: “Padre que sean uno, como tú y yo somos uno para que el mundo crea que tu me creaste”.

La apologética mayor acerca de la deidad de Cristo y su mesianismo es que nos amemos unos a otros como él nos amó y que seamos uno como Él y el Padre son uno. Eso es lo que más convence al mundo.

Y yo veo a veces mucho crecimiento en Latinoamérica, grandes iglesias, grandes avances, muchos evangelismos. Pero a veces no veo el impacto del Evangelio sobre la sociedad y mucha gente pobre y mucha gente rica cada una por su lado. Hay gente rica en las iglesias que no les habla a los pobres. La sirvienta llega y se sienta en la parte de atrás mientras el rico está adelante y no se ven allí. Se ven cuando llega a la casa la sirvienta para que le den orden y la traten mal y no le paguen el salario que deben pagarle.

Y sin embargo, en la iglesia está todo el mundo adorando. Eso no es de Dios.

El Evangelio cuando entra es una bomba explosiva que pone todo patas arriba y patas abajo. Deshace todo los esquemas del hombre, instala la justicia, instala el amor, instala la integridad. No hay divisiones.

Yo no creo en iglesia de clase media, de clase alta, iglesia de clase baja. Es todos mezclados, todos bendiciéndose unos a otros, respetándose unos a otros. Eso es lo que Dios quiere. Una iglesia donde los valores del Reino de Dios destruyen todos los esquemas carnales del hombre e instalan los valores del Reino de Dios.

El rico sirve al pobre; el pequeño es tenido como el más importante. El más frágil es atendido por el fuerte y el fuerte se humilla ante el pobre porque el pobre tiene algo que enseñarle. Y el rico comparte sus bienes. Y el pobre se le da oportunidad para expresar los valores que Dios ha puesto en ellos o llegar a la altura que tiene que llegar.
El Evangelio tumba todos los esquemas humanos e instala los esquemas divinos y nos permite vivir como ángeles y como miembros del Reino de Dios como carnales, terrenales biológicos.

¿Ustedes entienden lo que estoy diciendo? ¿Saben lo que va a glorificar a Dios? ¿Cuál es la señal, el prodigio más grande que puede hacer el Espíritu Santo? Es una comunidad donde los valores del Reino de Dios se manifiestan cada día: el amor, la humildad, la mansedumbre, la paciencia, la tolerancia, el perdón.

Donde están esos valores allí está la gloria de Dios. Allí los milagros se dan sin uno darse cuenta, porque sí. Porque esa vida conforme los valores del Reino atrae, abre un vacio por donde entra la gracia y el poder de Dios continuamente.

Y tenemos que esforzarnos por hacer eso, tenemos que esforzarnos por ser una iglesia que manifieste los valores del Reino de Dios. Nuestro apetito, nuestra hambre es eso, ver una comunidad prosperada. Niños que están estudiando y aprendiendo porque tienen padres que en vez de comprarles revólveres les compran libros y en vez de ponerlos ahí a que vean un video tonto los sábados por la mañana, los llevan a un museo para que se compenetren con las obras de arte y con la cultura. ¿Entienden?

Ese es el Reino de Dios. Hombres sirviendo a sus mujeres o esposas, esposas perdonando las ofensas del pasado y sirviendo a sus esposos también y no señalándole lo que le falta al hombre: “¡Ah tú en la iglesia y mira como te comportas!”

Sirva a su esposo, sujétese a su esposo y esposo no abuse de la gentileza de su esposa. Matrimonios reconciliados y convertidos. Jóvenes en High School aprendiendo en vez de dropping out, viviendo vidas puras en vez de viviendo vidas promiscuas, en control de sus emociones y sus apetitos. Esa es la gloria, ese es el milagro, ese es el hecho.

Ese es el Pentecostés que Dios quiere. Iglesias donde los valores del Reino de Dios se manifiestan en todas las dimensiones. El gobierno del Reino de Dios se manifiesta. Es gente siendo bendecidos en sus finanzas, ahorrando, no metiendo la tarjeta de crédito hasta el rojo vivo sino pagando sus cuentas a tiempo, viviendo vidas ordenadas, comprándose una casita en el tiempo de Dios no en el tiempo en que el Banco le dice ‘Mira te voy a dar el interés del 6% y en 18 meses te lo voy a subir al 15%’. Y uno dice Amén, salga ‘pato gallareta’, lo voy a hacer y después está con el agua hasta el cuello, no.

En el tiempo de Dios, en el tiempo de Dios. Dios va a bendecir, Dios está bendiciendo ya. Yo se que con los años esta comunidad va a ser una iglesia prosperada en grandes medidas. Pero va a ser a fuerza de aplicar los valores del Reino de Dios.

[Aplausos]
Mire, abandonemos esa mentalidad mágica de que si yo lo nombro yo lo voy a recibir. ‘¡Oh, Señor! Yo reclamo ese Cadillac de último modelo -ahora es ese BMW, ese Beemi como dicen por ahí- yo reclamo esa casa del 18 dormitorios’.

¡No, no, no! Trabaja, haragán. Ponte a trabajar duro y a ahorrar y organiza tu vida.
[Aplausos]
El poder de Dios, el poder de Dios va a traer voluntad, dominio propio y sabiduría, estrategia, inteligencia, energía física y eso se va a hacer una realidad.

El milagro de Dios va a correr por las tuberías de tu vida y se va a manifestar en una bendición creciente, en los tuyos, tus generaciones van a ser bendecidas.

Ese es el milagro, esa es la vida milagrosa de Dios. La prosperidad milagrosa de Dios manifestándose de esa manera. Ahora también va a haber manifestaciones milagrosas. Pero yo creo que la norma de la vida cristiana es cuando Dios canaliza sus gracias, su favor y su poder a través de normalidad. Donde es como ‘vamos, alguien nos está cargando’. Y nada, estamos trabajando pero como que no nos cansamos porque hay una brisa de Dios, detrás de nosotros que facilita lo que hacemos. Nuestras inversiones, nuestros esfuerzos, son bendecidas, fortalecidas y avaladas y respaldadas por la gracia de Dios que es con nosotros. ¿Entiende? El favor de Dios.

Es como que uno se esfuerza y en vez de quemarse se siente más fuerte porque uno está descansando en los valores del Reino de Dios.
Yo creo que eso es lo que Dios quiere para sus congregaciones. El viento de Dios está soplando sobre la humanidad. Tiempos increíbles vienen, cambios poderosos van a suceder en el terreno humano y Dios quiere bendecir a su pueblo, Dios quiere prosperar a su pueblo. Y está esperando un pueblo que viva conforme a los valores del Reino de Dios para manifestar su favor, para manifestar su poder, manifestar su gloria en formas inauditas sin precedente.

Yo te digo: amárrate del cinturón porque lo mejor está por delante. Espera grandes cosas de Dios pero asimismo ponte a aplicar los valores del Reino de Dios.

Quiera Dios, hermanos, comenzando con el que les habla que nosotros podamos vivir vidas que honren el nombre de Jesucristo, vidas como dice aquí, ¿no? ‘donde lo horizontal y lo vertical se encuentran en la cruz. Lo místico y sobrenatural se encuentra con lo ético y lo cotidiano’.

Hay una mezcla de la cruz: lo vertical y lo horizontal. Las dos cosas. Una vida a los dos niveles, donde el poder de Dios se manifiesta a los dos niveles. Eso es lo que Dios quiere para nosotros. Ese es el gran Pentecostés que Dios está esperando para derramar sobre su pueblo.
¿Amén?
Vamos a ponernos de pie y a vamos a pedirle al Señor que haga eso una realidad en nuestras vidas en el día de hoy; que su gloria se manifieste cada día más y más.

Damos toda gloria y toda honra al Señor. Pedimos que su palabra se instale en lo profundo de nuestros corazones y que esta bella comunidad que Dios está levantando ningún ardid, ninguna acechanza del diablo logre hacerle daño.

Vamos a pedir que la sangre de Cristo cubra esta comunidad y cubra a sus líderes, a sus pastores de manera que el diablo no tenga una rendija por donde meterse.

Pidámosle al Señor que nos santifique, que nos guarde.

Nosotros declaramos nuestra fragilidad esencial, nuestra dependencia total de la cobertura de Dios. Ninguno de nosotros por nosotros mismos es lo suficientemente poderoso para protegerse, para vivir una vida que agrade al Señor. Es solamente por la misericordia y la gracia de Dios.

Yo quiero declarar eso en esta tarde sin ninguna duda, ningún temor, ninguna cosa que diluya ese reconocimiento.

Esta iglesia permanecerá porque Dios está en medio de ella y la cubra con su sangre y su misericordia. Sus líderes podrán caminar en integridad o porque tengan integridad en ellos sino porque la misericordia de Dios los cobija y los cubra y que las oraciones del pueblo de Dios los cubra y los bendigan a ellos y los mantengan caminando íntegramente delante de Dios.

Esta iglesia podrá vivir en armonía porque el Espíritu Santo diseminará el carácter de Cristo en medio de ella. Esta iglesia podrá vivir con la palabra como su fundamento porque Dios nos de la sabiduría para saber que sólo en ella hay refugio, para un mundo siniestro poblado de bestias salvajes que quieren matar, robar y destruir. Y solo los que son pastoreados por el Pastor de Pastores pueden aspirar a llegar a una vida victoriosa al final del día.

Si esta iglesia va a ser lo que Dios quiere que sea tendrá que ser por la gracia y la misericordia de Dios y a esa gracia y a esa misericordia nosotros nos confiamos en esta tarde y decimos “Señor, tu pueblo sabe que es un niño frágil que solo por la mano de Padre tomándolo y guiándolo a través de los abismos de la vida podrá llegar a donde tiene que llegar”.

Declaramos nuestra dependencia de Ti, Señor y nuestro deseo de honrarte en todas las cosas. Renuévanos en el vuelo y danos nuevas fuerzas para servirte cada vez mejor y no nos dejes caer de las alturas a la cual Tú nos has apuntado y bendice a tus hijos y a tus hijas, Señor. Fórmate un pueblo digno de tu nombre que traiga alegría a tu corazón cuando Tú lo mires desde tu trono.

Bendecimos este pueblo, bendecimos esta iglesia, bendecimos cada alma que ha venido aquí en el día de hoy, cada familia, cada comunidad aquí representada, Señor.

Pedimos que Tú bajes con Tu gloria, Señor y tu gracia y llenes toda la Tierra, Padre. Nosotros desatamos el mover de tu espíritu en el mundo Señor amado. Espíritu Santo llena la Tierra de tu gloria.

Abre los cielos y baje la gloria de Dios. Tu matriz, Señor, se abra y suelte el agua que Tú tienes para darle agua a esta humanidad, Señor, sedienta de Ti

Rescata, Señor a tu creación. Rescata a tu pueblo, Padre. Rescata a los que han de ser rescatados en esa última cosecha y prepara tu iglesia para ser madre de naciones, Señor y para ser discipuladora de naciones, Señor.
Prepara a tus hijos, prepara a tus apóstoles, tus profetas, tus evangelistas, tus pastores, tus maestros, tus poetas, tus consejeros, tus teólogos. Señor, tus administradores prepáralos, Padre.

Envía tu poder, derrama tu poder. Que se hagan señales, prodigios, milagros. No para glorificar ningún nombre ni ninguna iglesia sino para glorificar el nombre de Jesús.

Señor, haz los cielos tan finos que Tu gloria pueda subir y bajar: desde el Cielo a la tierra y desde la tierra al Cielo. Que las barreras entre la eternidad y el tiempo, Señor se desdibujen de manera que podamos subir y ascender como la escalera de Jacob, Padre.

Tu gloria descienda, la oración de tu pueblo ascienda, las declaraciones de tu pueblo lleguen ante tu trono, Señor y sean honradas.

Y baje la bendición tuya, Señor sobre la humanidad. Cubra la tierra, señor. Queremos ver tu gloria manifestada y queremos ser instrumentos tuyos, queremos ser cables transmisores de tu gracia y de tu poder, Señor, aquí en la Tierra.

Queremos ser hombre y mujeres que caminen como ángeles sobre la Tierra, Padre. Restaura tu pueblo, sana a tu pueblo, sáname a mi primero, sana a tus líderes, sana a los que predican tu palabra.

Envía obreros a tu mies, levanta congregaciones que reflejen la vitalidad del Reino de Dios.

Señor, envía tu espíritu, envía tu gracia. Restaura, Señor a tus hijos. Mira las generaciones Padre, mira a los jóvenes en esta ciudad, necesitan ser rescatados, Señor. Necesitan un modelo, necesitan pastores y pastoras que vayan y les prediquen el Evangelio.

Señor mira las instrucciones que el diablo nos ha robado, mira el recurso que una vez estuvo en las manos de tu pueblo y hoy pertenecen a los impíos y a los confundidos.

Regrésale a tu pueblo, Señor los recursos y las pertenencias que son de tu pueblo.
Regresa Señor las vasijas que han sido llevadas a Babilonia, regrésalas a tu templo, los utensilios de tu templo, Padre.

Regresa el Arca que ha estado cautiva, Señor en manos de los filisteos y ponla otra vez en medio de Jerusalén para que sirva para llevar a cabo las batallas que tu pueblo tiene que pelear.

Envía tu espíritu, envía tu poder. Bautiza a tu pueblo con un bautismo nuevo. Derrama, Señor, tu unción sobre la tierra. Un nuevo Pentecostés sobre la tierra. Envía tu espíritu. Que sea como los tiempos de Joel, Señor donde los ancianos sueñen sueños, los jóvenes vean visiones, Señor.

Los siervos y las siervas profeticen, Padre. Derrama tu gloria sobre toda carne, Señor, sobre las naciones, sobre India, sobre el Medio Oriente. Declaramos la caída de todo espíritu anti-cristiano Señor que resista las predicaciones de tu Evangelio, Padre.

Declaramos que el Medio Oriente vendrá a los pies de Jesucristo también, Señor. Esa cortina caerá, Padre. Tú abrirás canales para que la palabra llegue al Medio Oriente, Asia, Señor, China, Japón. Padre, Tailandia, Vietnam, todos esos países, Señor del Asia lleguen a conocer a Cristo. Rusia, Padre, Mongolia, los extremos de la Tierra, Padre Santo lleguen a conocer a Jesucristo.

Australia, Europa, Padre lleguen a conocer a Jesús.

Que los poderes y los principados de la razón sean avergonzados y caídos. En esta misma nación donde Tu palabra una vez se predicó con respeto.

Que vuelva a nacer, en la casa Blanca misma, Señor. Reverencia por Cristo Jesús y una fe fundamentada en Cristo. No en fe genérica, sino fe en el unigénito hijo de Dios.

Pedimos, Señor, restauración, África, la consagramos a Cristo. Valores, Señor. Esas naciones esclavizadas por la corrupción, Padre. Pon gente que los dirija con temor de Dios y con amor a su prójimo.

Haití lo bendecimos, Señor. Bendecimos Latinoamérica, Padre. Todas esas naciones bajo corrupción y explotación y latrocinio, Padre. Que tengan líderes justos, amorosos, honestos, misericordiosos y que el Evangelio corra, Señor como fuego por un pastizal con todos sus valores, todos sus nutrientes y todos sus mandamientos y preceptos íntegros transformando sociedades y culturales.
Y aquí mismo en Boston. Declaramos que Boston pertenece a Cristo. Y todas esas aldeas de Nueva Inglaterra con iglesias a veces confundidas por la herejía que vuelvan a ser restauradas a un evangelio puro y bíblico, Señor.

Devuélvenos la tierra Padre. Tu pueblo reclama la Tierra, Señor. Tu pueblo reclama lo que es de él. Tu pueblo reclama los valores del evangelio.
Dele gloria al Señor. Bendecimos a Dios. El Señor está aquí. Declaramos nuevos tiempos, declaramos un nuevo fluir del espíritu. Declaramos la restauración de lo que Dios ha declarado durante siglos. Una iglesia que sea capaz de hacer lo que Dios ha querido que haga su iglesia.

Declaramos nuevos tiempos.

Declaramos nuevos tiempos.

Declaramos un fluir genuino y autentico de Dios sobre la Tierra y sobre su iglesia.

Ven Espíritu Santo, ven Espíritu Santo.

Invita al Espíritu Santo a tomar control de esta iglesia, de esta nación, de toda la Tierra.

Que Dios haga lo que él ha querido hacer desde la creación y antes de la fundación del mundo.

Queremos ver la gloria de Dios.

Señor danos el privilegio de ver tu gloria instalada sobre la tierra.

Y perdónanos por hacerte la cosa difícil muchas veces Padre.

Queremos ser gente útil a tu Reino.

Danos ojos para ver y corazones para sentir, Señor.

Y mentes para razonar conforme a la mente de Cristo.

Te adoramos, te bendecimos, te glorificamos.

Dele gloria al Señor.

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español christian De Santiago español christian De Santiago

Honraré a los que me honran

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Hoy día el Señor me dio una introducción, unas preguntas, una serie de preguntas, el Señor me habló a mi alma a través de esto. Y es raro que yo comparta con ustedes palabra por palabra algo que sentí de parte del Señor, me dio pero me permiten hacerlo en este momento porque no quiero perder ni una gota del sentido de Dios en esto. Amen.

Y sentí que el Señor me daba para preguntarle a su pueblo, para que juntos le preguntemos al Señor como un gesto profético y lo profético será un tema en toda esta palabra que vamos a compartir hoy. Y la pregunta es así; ¿qué habría pasado a esos tiempos cuando Dios hablaba a reyes y líderes a través de sus profetas? Cuando los reyes oían la voz de los profetas de Jehová y temblaban, cuando Dios se sentaba como rey soberano sobre la faz de la tierra, ejecutando sus propósitos divinos, poniendo y quitando reyes, creando y desmoronando gobiernos de acuerdo a su agenda divina. ¿Qué habría pasado, qué habrá pasado en esos tiempos? Nada dice Jehová. Vivimos aún en esos tiempos.

Esos tiempos no han cesado, Dios sigue hablando, Dios sigue usando su pueblo y por más que se rebelen contra él, Dios sigue siendo rey. Amen. Mis hermanos, antes de entrar en esta palabra y este es el hecho, que Dios aún habla a través de sus profetas y de una forma clara y de una forma que muchas veces nos asusta y tal vez hasta nos choca cuando es palabra de Dios. Y como un ejercicio de eso hemos traducido, yo traduje con ayuda de una de las hermanas del ministerio de traducción, una palabra profética que el Señor le entregó al hermano Chris Atow, que dirige la casa de oración aquí en la iglesia diariamente. Tal vez la mayoría de ustedes ni siquiera, a menos que ustedes se integren al ministerio de inglés, ni siquiera lo conocen. Pero el Señor le entregó esta palabra y yo tengo dos palabras de cautela antes de leerles esta palabra.

Primeramente, especialmente en la luz de estos días, es más, especialmente a la luz de este día que hay elecciones en Massachusetts, nosotros somos capaces de oír estas palabra en forma política. Y hermanos, yo les suplico que no lo lean así, será muy difícil no leerlo así, y ese es el punto. Dios está dirigiendo esta palabra, no a un partido político, y no a un mover político, sino él está dirigiendo esta palabra a su pueblo. Esto es como si fuera una carta escrita a la iglesia de Jesucristo y hermanos, eso es un punto. A usted, al nosotros entrar en esta casa, esta casa, llamada por el nombre del Señor, quitamos nuestra etiqueta de demócrata, quitamos nuestra etiqueta de republicano, y nos ponemos una etiqueta mucho más honrada, somos cristianos, somos el pueblo de Dios.

Y esta palabra es dirigida a los oídos del pueblo de Dios, pues esta es la primera palabra de cautela. Intenten oír esta palabra a la luz de lo que eres, un seguidor de Cristo. Número dos, esto se va a oír muy familiar, y ese es el punto, pero tengan en cuenta la fecha en que Dios le entregó esto al hermano Otto. El Señor le entregó esta palabra el día 20 de mayo del año 2008. 20 de mayo del año 2008. Y lee así:

“La casa de Elí no hay limitaciones, there are no longer any limitations. No hay limitaciones. Como el elefante encadenado a una estaca, te has imaginado limitado por lo que puedes hacer o no hacer. No hay cadenas, no hay limitaciones, puedes entrar a tu destino. La generación de los hijos de Elí ha terminado. Estoy a punto de iniciar una segunda revolución americana. Esta revolución restaurará el primer propósito de Dios para América. Este primer propósito fue usurpado por dioses falsos y una falsa religión. Hay leña seca en Nueva Inglaterra. Esta leña está a punto de explotar en un fuego feroz que arrasará toda Norteamérica. Será marcada por vitalidad espiritual, una teología sana, señales, prodigios y milagros, el gobierno de Dios….”

Ted Kennedy es señal del fin del gobierno del hombre, el fin del reinado de los hijos de Elí, el fin de hacer lo que mejor le parece en sus propios ojos. Su muerte desatará un nuevo espíritu de libertad, el fin de la resistencia al gobierno de Dios. Nueva piedad, nueva justicia, nuevo orden, nueva libertad. El Espíritu Santo comenzará a moverse en Massachusetts, habrá un cielo abierto sobre Boston Common, reuniones masivas se convocarán en Boston Common, iglesias apóstatas regresarán a la fe sana, habrá nuevos cánticos, una avivamiento de la cultura, esto se extenderá por toda la costa oriental del los EEUU. Lakeland, y la referencia a Lakeland es referencia a un avivamiento que se desató en el esto de Florida y el hermano Otto escribe aquí: Lakeland es una señal, solo un leve temblor.

Ahora oigan esto, el verdadero estremecimiento está por llegar, el estremecimiento, él escribió esto en el año 2008, el estremecimiento medirá 7 punto cero en la escala de Richter. Todo lo que puede caerse caerá. La generación de los hijos de Elí será enterrada viva bajo escombros y nadie vendrá a su rescate. Caída, caída está la casa de Elí, jamás se levantará. Una nueva revolución americana ha comenzado, libertad y justicia para todos, libertad y justicia para todos, libertad y justicia para todos.

Hermanos, ahora, aquí les ofrezco un breve mini estudio acerca de cómo interpretar una palabra profética y medir, será el Señor o no será. Primeramente hermanos, miremos, busquemos en la palabra, cuando usted oiga una palabra profética, yo les sugiero, yo les insto busquen primeramente coherencia interna. Y hermanos, el hermano Otto, en el año 2008, cuando él escribió esto nada de esto tendría sentido para él. El espíritu de los profetas está sujeto a los profetas, era imposible aunque él no vio esto, él no lo vio. Dios lo vio. Dios lo vio.

Era imposible que en esos momentos uno pueda en Massachusetts imaginar lo que se está llevando a cabo hoy. Aún en mayo del 2009 era imposible imaginar lo que se está llevando a cabo hoy en Massachusetts. Y era súper imposible imaginar un terremoto y predecir por así decirlo, con exactitud la escala del temblor. ¿Y saben lo que eso me dice, mis hermanos? Nosotros como dijo el Apóstol Pablo, nosotros vemos por un espejo oscuro, nosotros vemos estos eventos, vemos una elección que, vemos un terremoto en Haití que nos parte el corazón y nos debe partir el corazón, ¿y tenemos una idea qué tendrá Dios en mente con esto? ¿Qué quiere Dios con esto? ¿Qué propósito tendrá Dios con esto? Vemos estas elecciones que se están llevando a cabo hoy que de nuevo León de Judá, esta ciudad se encuentra en el epicentro de un mover y toda la nación, y todo el mundo se ha enfocado en una elección local, casi privada, sin significancia, por así decirlo, y pensamos, tiene que ver algo el uno con el otro pero no estamos seguros qué. Nosotros vemos piezas como en un rompecabezas y no lo vemos todo. Dios ve coherencia. Dios ve propósito.

Pero el punto que quiero llegar, mis hermanos, es esto, simplemente esto: Dios ve. Él ve. Él sigue viendo. Él sigue viendo y él sigue hablando. Y sigue revelándose a su pueblo. Primeramente veamos esto, sería, y yo creo que el hermano Otto, el Señor lo movió a escribir la fecha por una razón y guardarlo. Y él mismo se olvidó de eso, hasta que él dijo, el viernes, ¡caramba! Esto se oye familiar. Y él desenterró esta palabra y la difundió.

Ahora, lo próximo que deberíamos hacer con una palabra así es pasarla por el cedazo de la palabra del Señor. Habrá consistencia bíblica con esta palabra. Lo que él está, por más, y hermanos, yo no les culpo si esta palabra, partes de esta palabra les son difíciles de oír, chocantes aún. Puede ser que choque con su entendimiento de Dios y su gracia y su misericordia. Puede ser que choque con sus ideales políticos y yo les advertí, no oír la palabra así. Puede ser que choque con muchas cosas, pero hermanos, las palabras de Isaías fueron chocantes.

En contexto, hay como, ustedes saben el Senador Ted Kennedy, ocupó su puesto en el Senado casi 40 años, y era un puesto, él era uno de los senadores más influyentes, más significantes del Senado americano. Y por cierto, en un país de casi 300.000 almas, el Senado se compone de cien personas. Aparte de la presidencia de los EEUU es el cuerpo más poderoso que existe, es la legislatura americana. Y él era uno, entre ellos él era uno de los senadores más poderosos. Él falleció y el estado de Massachusetts tiene la responsabilidad de nombrar un senador para que ocupe ese lugar. Y por meses yo creo que estos son hechos, por meses se entendió que francamente un demócrata lo heredara y tal vez aún lo hará, todavía no sabemos cuáles son los resultados. Pero esto será un guiso, por así decirlo, para el candidato demócrata, que un republicano, cambios así, era imposible.

Y de momento surge casi de la nada, solamente las últimas dos semanas un candidato republicano que hasta los otros días nadie había oído de él, ahora ha corrido una candidatura fuertísima y es el favorito para ganar este puesto. Y esto ha desatado un temblor por así decirlo, en el establecimiento político en Washington DC y tiene repercusiones nacionales. Ahora, ¿qué quiere decir esto? ¿Y qué quiere Dios con esto?

Y hermanos, el pastor dijo el domingo, y yo hermanos, yo lo respaldo, francamente, esto no tiene que ver…, oigan bien, esta palabra no se dirige a un candidato u otro, se dirige a su pueblo. Y algo que Dios está desatando en su pueblo. Y como dijo el pastor el domingo, la candidatura de cualquiera de estos dos es problemática y si quieren yo les puedo explicar, después de este mensaje los detalles de por qué un candidato u otro son igual, tienen sus problemas.

Pero el gesto aquí es esto, y el mensaje yo creo es este: el hombre no puede hacer conjeturas de su poder. Y que Dios tiene la autoridad de quitar y de poner lo que Dios ha decidido quitar y poder. Ahora, él hace referencia a la casa de Elí, ¿de qué estará hablando el Señor? Vamos ahora a primera de Samuel, capítulo 2, comencemos a leer desde el versículo 21 y vean, ustedes verán un contraste.

“… Y visitó Jehová a Ana, esto es Primera de Samuel, capítulo 2, versículo 21, y visitó Jehová a Ana y ella concibió y dio luz a tres hijos y dos hijas y al joven Samuel, su primogénito quien ella había entregado al Señor para que sirva como sacerdote, el joven Samuel crecía delante de Jehová, pero Elí era muy viejo y oía de todo lo que sus hijos hacían con todo Israel y como dormían con las mujeres que velaban a la puerta del tabernáculo de reunión, y les dijo: por qué hacéis cosas semejantes? Porque yo oigo de todo este pueblo vuestros malos procederes. No, hijos míos, porque no es buena fama lo que yo oigo, pues hacéis pecar al pueblo de Jehová. Si pecare el hombre contra el hombre, los jueces les juzgarán, más si alguno pecare contra Jehová, ¿quién rogará por él? Pero ellos no oyeron la voz de su padre….”

Fíjate, su padre no los quitó, los reprendió pero no los quitó. “…..Pero ellos no oyeron la voz de su padre porque Jehová había resuelto hacerles morir. Y el joven Samuel iba creciendo y era acepto delante de Dios y delante de los hombres….”

En los versículos siguientes uno lee que “…. un profeta de Jehová se acerca a Elí, el sacerdote en esos días, y le dijo; sus hijos morirán y toda tu casa, la casa de Elí será maldecida y aunque seguirán en función como sacerdotes, serán marginalizados y ya no tendrán acceso a mi presencia y vivirán de desgracia en desgracia….”

Es la palabra que el Señor muchos años antes de que se cumpliera, el Señor le dio al profeta Elí, y el profeta incluye estas palabras en el versículo 30 en esta profecía de este hombre anónimo, este profeta anónimo, le dice a Elí, “….por tanto Jehová, el Dios de Israel dice, yo había dicho que tu casa y la casa de tu padre andarían delante de mi perpetuamente, más ahora ha dicho Jehová, nunca yo tal haga porque yo honraré a los que me honran…”

Digan conmigo, porque yo honraré a los que me honran y los que me desprecian serán tenidos en poco. Amen.

Ahora, viendo la palabra que el Señor le dio al hermano Otto y viendo ahora esta palabra, qué podemos sacar de esto? Qué es la aplicación? Y yo les sugiero estas tres cosas, hermanos, primeramente, yo creo que esto es lo primero que el Señor quiere en esta tarde sobre todas las tardes, en Massachusetts, y que oiga el pueblo que esté oyendo, dondequiera. Yo recibí hoy textos de Pensilvania, amigos allí, de Florida, amigos allí, todos están siguiendo esto, están mejor enterados aún que nosotros. Y el Señor declara esto, a esta generación, reciban esta palabra de Dios y todo el que me escucha, las tierras es gobernada por un rey soberano. La tierra es gobernada por un rey soberana y él honrará a los que lo honran, incluyendo nuestros políticos. Qué quiere decir esto? Hermanos, una de las reacciones que tal vez usted tenga, y yo creo que justamente es esto; el senador Kennedy hizo mucho bien, usted dirá, y yo no lo contradigo, el senador Kennedy tal vez hasta intervino en su caso de inmigración, él ha hecho eso. Pero eso tampoco contradice esta palabra y tampoco contradice la palabra profética del hermano Otto. Porque no es que hagan bien o dejen de hacer bien, la idea es esta; estarán mi corazón y mi agenda, y mis propósitos en línea con la agenda y los propósitos del rey soberano de toda la tierra, Jehová Dios de los Ejércitos?

Saben, el rey, ejemplos aquí, el rey Herodes, en la historia el rey Herodes tiene fama de ser un rey, créelo o no, que hizo mucho bien. El templo a donde se sacrificaban las pascuas, eso fue hecho, eso fue ejemplo del trabajo del rey Herodes. El rey Herodes restableció el templo, el rey Herodes estableció ciudades fortalecidas, el rey Herodes hizo mucho trabajo de infraestructura, pero aún así el Señor lo condenó. Y esa es la idea. Dios no tiene favoritos, sean demócratas o sean republicanos. El político demócrata que va delante de la presencia del Señor y dice, he aquí tu siervo, háblame y úsame. Ese político será bendecido. Dios estará con él. Dios le abrirá puertas.

En este momento en que está viviendo, y esa es la palabra que declara el hermano Otto, el gobierno de Dios, Dios lo respaldará y lo iluminará, no tiene que ver con el partido, y también el Señor sabe reprender, partido o sin partido. No reprendió él a David? Y lo castigó? No puso él a Saúl y cuando tuvo que destituir a Saúl lo hizo? No puso él un Salomón y le dio sabiduría como cualquier otro hombre, pero cuando le tocó separar y quitar la gran parte del reino de los herederos de Salomón, no lo hizo Dios? ¿No cubrió él al Rey Usías, que era hasta el momento que él se desvió de la agenda de Dios, hasta ese momento, no lo cubrió de lepra y lo separó de su presencia y de u reinado? Y cuando le tocó entregar a Israel a un exilio, por su falta de caerse de acuerdo con la agenda de Dios, no lo permitió Dios. Y Nabucodonosor, que era un rey pagano, el Señor ¿no lo humilló delante de su presencia? Y en el momento que él reconoció a Dios como el Dios del universo, ¿no lo puso de nuevo en su poder y lo bendijo? Un rey de Babilonia. Y cuando le tocó al Señor cumplir su palabra y sacar a Israel de manos de Babilonia y Persia, ¿no encontró el Señor su mano y de donde estaban ellos, los arrancó del cautiverio y los estableció en su lugar de nuevo y los bendijo y los movió en su poder?

El punto es este, nuestro Dios es rey. Y está en el negocio de quitar y de poner, de bendecir y de maldecir y de honrar a los que lo honran. Y esta es la segunda aplicación, mis hermanos. Pueblo de Dios, hermano, si usted supiera, y esto es el propósito de esta palabra que trajo el hermano Otto, saben, si ustedes supieran lo exaltado de su papel. La iglesia de Jesucristo es un órgano profético, la iglesia de Jesucristo canaliza el poder de Dios sobre esta tierra. La iglesia de Jesucristo está en este lugar para difundir y medir, ustedes son los Ezequieles, los Jeremías, los Isaías. Y qué quiere decir eso, hermanos?

En esta semana sobretodo, está buscando algo qué hacer, cómo dirigir sus oraciones en esta semana? Busquemos, busquemos, mis hermanos, el favor de Jehová. Busquemos deleitar a Jehová. Hermanos, primeramente y esto es en círculos concéntricos, comience con su corazón, comience con su constitución interna y pregúntate al nivel de tu corazón y mente, está mi vida, está mi corazón, está mi mente, está mis finanzas, está mi familia, está mi propósito, estarán mis planes en línea con la agenda de Dios y lo que Dios quiere conmigo? Y besar la mano de nuestro Rey y hacer lo que él desea.

Porque el Señor tiene un propósito contigo y para ti. Eres un canal del poder de Dios. Y hermanos, cuando el hermano Chris hace esta declaración él está hablando de usted. Esas reuniones masivas, anónimas, esa célula a donde usted se encuentra, esa decisión que usted hace en el recóndito de tu corazón, esa interacción que solamente el Señor lo ve y tu, todo eso le da poder al Reino de Dios. Busquemos, tenemos un Rey.

Hermanos, como ha declarado el pastor una y otra vez, aún cuando a nuestro alrededor parece que el juego está en contra de nosotros, mira, lo que está diciendo el Señor aquí a través de su palabra, los grandes y los poderosos del mundo, los reyes, los líderes, los presidentes, los congresistas, todos los otros, lo que nos creemos otra cosa somos perrillos, perdonen la comparación, pero perrillos que el Señor tiene guardado en una soga y esa soga está en su mano fuerte, su diestra y cuando el Señor tiene que jalar esa soga, él lo hace. Busquemos la gracia del Señor. Busquemos el favor de Dios.

Y por último hermanos, esta aplicación es dirigida específicamente al ministerio de hombres y estos tiempos y esta palabra. El hermano hablaba de una nueva revolución americana y al leer esto y compartiendo esta palabra con los otros pastores, con Greg yt con Omar, se me ocurrió esto, y hermanos, yo les invito a recibir esto aún como un nombre profético sobre ustedes. No tienen que cambiar su nombre, hombres en crecimiento, gloria a Dios, lindo nombre, pero yo creo que el Señor les tiene un nombre profético y es esto: hijos de libertad. Sons of liberty.

Eso es directamente, ¿saben qué? Esto es directamente de la historia americana, oyó? La revolución americana. Yo soy un estudioso de la revolución americana. Deme dos minutos aquí. Saben ustedes el milagro que fue la revolución americana y lo imposible que era esa cosa? No éramos doce estados, éramos doce colonias. Sabe lo que era una colonia? Son países pequeños soberanos, separados, con distintas culturas y distintas agendas. Batallando lo que era la combinación de los Estados Unidos y Rusia del mundo, en el año 1775. Era un milagro, era una imposibilidad que ganara esa revolución. Saben cómo comenzó? Comenzó 30, 40 años antes en algo llamado el Gran despertar, el Gran despertar. Esa revolución comenzó en los púlpitos de los Estados Unidos, en las predicaciones de hombres así como Cotton Mather, Jonathan Edwards, George Withfield, y el Señor recordándose de su pacto con los peregrinos que llegaron aquí, y el momento que ellos llegaron aquí, mis hermanos, eso es otra historia, no crea usted que todo le fue fácil.

Hubo resistencia, ya Satanás estaba allí esperando a los peregrinos aquí. Hubo batallas aquí, batalla teológica, separaciones, era una guerra espiritual desde el momento que ellos llegaron aquí. Y parecía que ese experimento iba a desmoronarse. Pero el Señor comenzó a decir, yo tengo un propósito con este país, ustedes no son poca cosa, yo voy a hacer algo nuevo a través de ustedes, yo voy a hacer algo que nadie puede imaginar. Y usando a estos hombres de Dios para traer esta palabra. Y estos hombres, estos hijos de libertad, que nunca habían conocido… la ironía es que ellos nunca habían conocido la libertad. Así como tal vez ustedes. Estamos anhelando algo que nunca hemos visto, estamos anhelando algo que nuestros padres no han visto, estamos anhelando una tierra que no hemos habitado, pero que Dios nos lo ha prometido.

Y los profetas del Señor, los Roberto Miranda del mundo, perdonen que el pastor está aquí, pero sí, los George Withfield, los Jonathan Edwards, los Roberto Miranda, y el Señor…, ustedes ven el patrón? El Señor levantando ministros y Apóstoles para pregonar la palabra de Dios , domingo tras domingo. Eran tan peligrosas esta gente que los ingleses llamaban a los pastores ese día, la brigada negra de la revolución americana. Negra por las cotonas de un pastor cuando predicaba.

Y hombres comunes, sin ningún trasfondo político o militar comenzaron a oír esta palabra, oír esta palabra, digerir esta palabra, hablar entre sí y ellos comenzaron a preguntarse entre sí, será posible? Será posible? Podrá Dios hacer esto? Nos atrevemos a creer la palabra de Dios, nos atrevemos a arriesgar nuestras vidas para que esta visión se realice.

Mis hermanos, ustedes, nosotros estamos viviendo en esos tiempos. Y aunque la palabra es pregonada por voces apostólicas, es creída por corazones abiertos, creída por corazones listos para alinear sus propósitos con la agenda, con el propósito de Dios y no cansarse hasta que Dios realice y cumpla sus propósitos que a través de señales y a través de prodigios el Señor muestra que serán fieles y se cumplirán.

Lo que me dice la palabra que el Señor le dio al hermano Otto, y lo que me dice esta palabra de reflexión es que el ojo de Dios está sobre esta ciudad y sobre este pueblo. Y fíjate, si usted se atreve a creer la palabra del Señor, sobre usted, sobre sus hijos, sobre la generación de Samuel, como predicaba el pastor, que nos seguirá y heredará esta tierra y veremos los cielos abiertos sobre Boston Common, y veremos el Espíritu Santo moverse como nunca antes y veremos los reyes de este mundo inclinarse a la voz profética y preguntar cuál es propósito, cuál es el corazón de Dios para esta nación y para mi vida. Y esa es la herencia. Pueblo humilde para algo el Señor te trajo aquí y es para eso. Eres un revolucionario en el nombre de Jesús.

Pongámonos de pie. Esos músicos, les invito a que me acompañen de nuevo, esos adoradores. Yo les voy a invitar, hermanos, si ustedes sean como señal de rendirse y recibir, es más, comencemos levantando nuestras manos delante del Señor.

Oh my goodness. Como el pueblo de Dios que eres, un pueblo de sacerdotes y reyes. Yo estoy… saben lo que estoy mirando en este momento? Estoy mirando a reyes y sacerdotes. Reyes y sacerdotes que el Señor usa para ejecutar su propósito sobre esta tierra. El Señor te ha separado para eso. El Señor te ha traído para eso. El Señor tiene eso para ti. Vivimos en días emocionantes y él es un Dios que levanta a los humildes para humillar a los poderosos, y eso eres tu. Tu eres vara en la mano de Jehová.

Estas reuniones martes tras martes, esas oraciones, hermano, que usted levanta a las cinco de la mañana, esas reuniones a las 10 y media los sábados, son hijos de libertad. Ustedes son hijos de libertad y por eso ustedes conocerán una libertad que nunca habían conocido en sus vidas, que sus padres no conocieron, que su linaje no había conocido, por esos sus hijos vivirán una libertad que no ha costado tener porque el Señor está contigo y porque él honra a los que lo honran. Y Señor, alíneanos, alíneanos, he aquí tus siervos somos, ovejas de tu prado, tu rebaño, la vara en tus manos, tu voz, Señor, tu megáfono, Maestro, para pregonar tu palabra, Señor, alíneanos con tu agenda. Alíneanos con tu propósito, alíneanos, Señor.

He aquí tus siervos, he aquí tu siervas, he aquí tu pueblo, he aquí, Señor, mi vida es tuya, mi corazón es tuyo, mi mente es tuya, mi bolsillo es tuyo, mi casa es tuya, mi apartamento es tuyo, mi coche es tuyo, mi profesión es tuya, mis anhelos son tuyos, mis planes son tuyos, la matrícula de mis hijos es tuya. Señor, los sueños bellos son tuyos, todo lo que soy yo es tuyo, una extensión de tu gloria, tuberías, Señor, para canalizar tus planes, cablería para que tu toques y tu electricidad, tu vida, tu sangre corra a través de Nueva Inglaterra levantando un pueblo, levantando, Señor, huesos secos y dándoles piel y propósito y voz y armándola para la gloria de tu nombre. Es lo que queremos es tu gloria y juntos te declaramos como Rey, juntos te declaramos como Rey. Juntos declaramos que tu eres soberano sobre la faz de la tierra y que tu palabra es ley y tus edictos no serán cancelados porque son poderosos y eternos y nos cedemos a ello, Maestro, en el nombre de Jesús, en el nombre de Jesús. ¡Aleluya! Gloria al nombre de Jesús. Praise the Lord.

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