Una ciudad de refugio

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Voy a estar leyendo en el libro de Marcos, capítulo 10, versos 46 al 52 y voy a leer de la versión Internacional.

“Después llegaron a Jericó, más tarde salió Jesús de la ciudad acompañado de sus discípulos y de una gran multitud. Un mendigo ciego llamado Bartimeo, el hijo deTimeo, estaba sentado junto al camino, al oír que el que venía era Jesús de Nazaret se puso a gritar, “Jesús, hijo de David, ten compasión de mí.” Muchos lo reprendían para que se callara pero él se puso a gritar aún más. “Hijo de David, ten compasión de mí.” Jesús se detuvo y dijo, “Llámenlo,” así que llamaron al ciego, “Ánimo, levántate, te llama,” él arrojando la capa dio un salto y se acercó a Jesús. “¿Qué quieres que haga por ti?” le preguntó. “Rabí, quiero ver,” respondió el ciego. “Puedes irte,” le dijo Jesús, “tu fe te ha sanado.” Al momento recobró la vista y empezó a seguir a Jesús por el camino.”

Dios siga bendiciendo su palabra. En esta mañana en el tema que vamos a estar hablando es para que veamos. Y celebramos en esta mañana especial la discapacidades que existen dentro de nuestra sociedad y cómo las personas pueden vivir la vida dentro de estas discapacidades. Y eso me llama a mí la atención que a veces uno en la vida piensa, Señor, cuándo yo podré ver a un ángel? Por qué no puedo ver ángeles? Me gustaría verlos y hablar con ellos.

Sin darnos cuenta que muchos de estos ángeles han tomado forma humana, de una manera simbólica y los tenemos alrededor. Y esto me recuerda una historia cerca de 20 años atrás. Había una pareja esperando su bebé, una pareja cristiana, ellos están contentos, alegres, y hasta pensando lo que sería ahora con esa nueva llegada su familia. Ellos no estaban pensando que tener un bebé es como tener un mortgage, una hipoteca. Ellos están pensando en la alegría, en el detalle que esa criatura va a traer a ese hogar.

Compartían con sus hermanos y hermanas en la iglesia ese impacto positivo que sería en la vida de este joven matrimonio esta criatura. Esta joven pareja servía fielmente al Señor, comprometidos gozaban de un momento indescriptible de paz y alegría. Pasan los meses, llega el momento del alumbramiento, momento tan esperado, la criatura nace y una vez que es traída al hogar, la atmosfera en el hogar seguía de una alegría inmensa. Tenemos un pequeño ser humano que Dios nos ha dado con la bendición de poderlo levantar y que en el futuro sea alguien de provecho para la sociedad y un creyente.

Disfrutando ellos de esta criatura, cuando la criatura llega a los 2 años se dan cuenta que algo no está saliendo como se debe esperar de una criatura a los 2 años. Toman su criatura y la llevan a los profesionales del campo de la salud y los médicos les dicen a ellos, “Bueno, su criatura tiene uno de los espectrum de autismo, aspberger. Es un momento de choque, es un momento de enfrentarse con una realidad no esperada. Es un momento en el que surgen las dudas por qué a mí, si he sido fiel al Señor, si yo le he dedicado toda mi vida a servirle, qué pasó?

Pero la pareja que era una pareja experimentada en el Señor, no tomó ni dejó que este momento de tragedia se convirtiera en un monumento que apagara la alegría o el gozo que esta criatura había traído al seno de su familia. Al contrario, después de meditar y pensar deciden que ahora vamos a comenzar un nuevo viaje con retos nuevos y oportunidades. En vez de hacer un momento de tragedia, y quedarnos cimentados y anclados en esa tragedia y seguir llorando y lamentándonos, nos vamos a mover y vamos a disfrutar de nuestra criatura, la bendición que Dios nos ha dado. Este no será un momento de tragedia, este será un momento de bendición, un momento de alegría, un momento de decirle al Señor, “Señor, tu has dado, tu podrás quitar siempre será tu nombre bendito.”

Es fácil llegar a esta determinación cuando están discutiendo yu planificando solamente los padres, pero ahora hay que prepararse porque la sociedad te va a preguntar, la familia va a preguntar, la iglesia va a preguntar, y a veces es como si uno tuviera que hacer una lista y cuando te saluda y te preguntan, ¿y qué tiene el tuyo? Sacas la lista, porque la gente a veces no tiende, no sabe, es ignorante. Pero esta pareja tiene una esperanza, ellos saben que la sociedad lo señala como un error. Los sistemas educacionales los catalogan educación especial, pero la iglesia, oh la iglesia, la iglesia es diferente.

So, ellos tienen en su corazón que no importa lo que pase en nuestra sociedad, cuando lleguemos a mi iglesia – y de hecho estoy hablando de otra iglesia – ah, ellos van a entender, nos van a recibir. Lamentablemente cuando la pareja llega y va a la iglesia, la gente comienza a pararse y a hablar por la criatura, porque asume que tiene demonios. Usted se imagina eso? que tu hijo o hija tiene una discapacidad y la iglesia en vez de escuchar, preguntar, ser compasiva, entender, tiene demonios.

Y servicio tras servicio los padres tenían que llenarse de paciencia, tener sabiduría, cuando se levantaba un hermano o una hermana muy bien intencionada pero ignorante, porque no estaba educada en lo que estaba pasando, y a veces las buenas intenciones no son suficientes, nos tenemos que educar. Yo me trato de poner en ese sitio, he llegado a la casa de Dios a alabarle, a servirle, a bendecir, a estar con mi familia y mi familia me dice a mí que mi hijo está lleno de demonios y que por eso actúa de esa manera.

Estamos aquí en esta iglesia en un programa de evangelismo que nuestro pastor está hablando y explicando, y hablando con Roberto en esta semana de este mensaje, Roberto me dijo, “Dile a la iglesia que mi corazón, que congregación León de Judá pueda ser una ciudad de refugio,” grábate eso en tu mente y en tu corazón, ciudad de refugio.

Si dejásemos la historia ahí, esta familia tenía suficientes excusas y razón para dejar la iglesia, para olvidarse del Evangelio, para olvidarse del Señor, discriminados por la sociedad, discriminados por las comunidades, discriminados por la familia, discriminados por la iglesia, quién entonces queda? Pero ellos sabían, ellos entendieron que hay un Dios por encima de la comunidad, hay un Dios por encima de la sociedad, hay un Dios por encima de la iglesia que mantiene sus brazos abiertos todo el tiempo para recibirlos como somos, como venimos y como estamos.

Han pasado un poco más de 20 años y hoy en día los dos hijos de esta pareja están estudiando en la universidad. Fíjense, de tener demonios, de ser rechazados, los padres no se quedaron y construyeron un edificio, en ese rechazo se movieron. Y estos niños tienen nombre, Gabriel Medina y Taina Medina. Sus padres son Maritsa y Omar Medina. Démosle un aplauso a Omar que nos deleita en esta mañana con una alabanza.

Cuántos pueden alabar al Señor? La historia no tuvo un triste final, la historia no tuvo un final de tragedia porque el Señor siempre ha estado con sus brazos abiertos.

Desde el principio fuiste llamado,

Yo te escogí desde mucho antes.

Fuiste separado para servir.

Solo no estás, contigo siempre estaré

Cada paso que tu das, yo estoy contigo en la hora oscura

Yo soy tu paz, soy la luz y la verdad que alumbre el camino.

Un fiel amigo hasta el final.

No temas, no desmayes, porque Jehová tu Dios, está contigo.

Del enemigo te guardará, con su diestra te sostendrá.

Solo no estás, contigo siempre estaré.

Cada paso que tu das, yo estoy contigo en la hora oscura

Yo soy tu paz, soy la luz y la verdad que alumbre el camino.

Un fiel amigo hasta el final.

Cada paso que tu das, yo estoy contigo en la hora oscura

Yo soy tu paz, soy la luz y la verdad que alumbre el camino.

Un fiel amigo hasta el final.

Cada paso.

Hace algunos años la iglesia metodista americana hizo un research, exactamente 4 años atrás, hizo una encuesta nacionalmente con todos sus miembros que tenían alguna discapacidad. Y le hizo una sola pregunta en la encuesta, si puedes soñar tener el presupuesto de crear la iglesia perfecta que atienda y entienda las discapacidades de tu familia, tus hijos, o tus puras discapacidades, qué harías? Qué esperas? Y dice que el 80% de las personas contestaron con algo que no tiene que ver con dinero ni edificios, dijeron, una actitud de amabilidad cuando llegamos a la iglesia. Una mano que nos diga bienvenidos. Welcome to church.

Quizás debemos imitar la actitud de Walmart. Hi! Una de las cosas que me llama la atención de Bartimeo cuando vamos al contexto histórico de este pasaje es que Bartimeo no tenía nombre. Digo pero, guau, siempre lo llamamos Bartimeo. Y descubro que en esa época toda persona que era discapacitada dentro de la cultura judía del primer siglo, no se le daba un nombre. So, tras que nace con una discapacidad, sin todavía tener consciencia de lo que le espera, imagínense en el primer siglo, va a ser rechazado por su familia, porque le recuerda a ellos que eso es el fruto de una maldición. Va a ser rechazado por la sociedad, por la familia, jamás podrá visitar ni una sinagoga y encima de todo eso, no tiene nombre.

En otras palabras, no existe. Te imaginas luchar como ser humano en el primer siglo bajo esas circunstancias. Cada vez que lo ven, ahí está Bartimeo, eso quiere decir, ahí está el hijo de Timeo. No era digno de tener un nombre. Y encima de ser ciego tenía lo peor, era mendigo. Dice que se sienta a la orilla en el camino – déjenme decir también algo. Si se nacía en la cultura griega o la cultura romana, y tenías una discapacidad hacían 2 cosas, o te mataban, la familia tiene derecho de matarte al nacer esa criatura, o te llevaban al desierto y te dejaban y te defiendes por ti mismo. Para que vean la realidad de ese primer siglo.

Trayéndolo ahora al siglo XXI nosotros que vamos a empezar a hacer un programa de evangelismo, estaba leyendo y se hizo un estudio en el gobierno federal que mundialmente hay registrados 700 millones de discapacitados, y decía este reporte si los cogemos a todos y los ponemos en uin país, será el tercer país más grande de todo el mundo, después de la China y de la India, solamente de discapacitados. Qué implica eso? un país que no va a tener derecho a la educación, un país que no va a progresar, un país que va a tener que mendigar.

Dice este ciego, mendigo, él no puede ver, está en el camino, tiene su manto. El manto es bien importante porque el manto es cómo él consigue el dinero porque como él no ve. En esa época todavía no se había inventado lo de los vasos o los sombreros. Era el manto sobre sus piernas y ahí la gente tiraba el charity, el dinero, porque él no ve, pero él podía escuchar. Y sentado en ese camino él ha visto muchas personas pasar a través de los años, muchas personas pasar, pero esta vez está escuchando un ruido diferente. Alguien viene que hay un ruido diferente.

El curso de la vida de este hombre está por cambiar. La escena de su vida que no tiene futuro, que no tiene esperanza, que está sumergida en desalientos, amarguras y rechazos, dice que escucha ese bullicio y el supo que el que venía no era Jesús Gonzalez ni Jesús Rodríguez, era Jesús de Nazaret.

Oh, hermanos, cuando leemos este relato bíblico sí es bueno celebrar que Dios lo sana, pero hay que entender las condiciones en que él estaba, en que él vivía, lo que él pasaba para poder entender entonces le milagro que no es solamente que ve. ¿Cuántas veces pasamos por los caminos y no vemos a esos bartimeos de la vida? ¿Cuántas veces en nuestro diario vivir le decimos al Señor, dame la oportunidad de hablarle a alguien del Evangelio. Padre, dame las herramientas de decirle a alguien las buenas nuevas de salvación. Y después le decimos, Padre, y tercero, ponen a alguien en el camino que yo le pueda hablar. Pero realmente es que caminamos tan y tan erguidos que no nos fijamos en que si miramos hacia abajo vemos la necesidad imperante de la gente que está a la orilla del camino esperando que alguien le diga, yo tengo a Jesús de Nazaret para ofrecértelo.

Cuando el pastor Roberto le estaba hablando a los pastores acerca del programa de evangelismo, él preguntó, ¿alguien tiene alguna idea, alguna historia, alguna experiencia? Yo tengo una experiencia no sé si es positiva o negativa, pero una experiencia. Cuando estaba en seminario, gracias al Señor fui al seminario por una beca que se me otorgó. So, casi al final de mis años de seminario me había sobrado un dinero de la beca y pensaba, cómo puedo usar ese dinero para algo educativo. Y anuncian en el seminario que va a venir un famoso evangelista americano que se dedica a hacer trabajos de evangelismo. Y solamente había 300 asientos disponibles en el área que él iba a estar y costaba so much. So, yo aproveché, fui a registraduría, yo quiero que este dinero lo pongan para este evento porque yo quiero estar ahí porque yo quiero saber qué es lo que este experto de evangelismo reconocido mundialmente hace, porque yo lo quiero aprender, porque tenemos que estar dispuestos a aprender.

So, me acuerdo que llegué ese día, había 8 muchachos del seminario, mucha gente había viajado de Estados Unidos para escuchar a esta persona. Usualmente me siento en la parte de atrás pero ese día yo estaba sentado al frente porque yo quería saber cuál es el secreto. Y cuando a ese hombre lo presentan y comienza a decir, ustedes han venido aquí para descubrir el secreto del evangelismo. Todo el mundo yeee. Y quieren tener las herramientas para alcanzarla. Y todo el mundo, síiii. Y yo le decía a mi amigo, tu sabes, ya llegamos. Y él dice, voy a empezar cómo yo lo hago cuando estoy en el aeropuerto.

Y él cogió unos minutos de pausa. Yo pienso, bueno, me imagino que debe estar verificando cómo está vestida la persona, de dónde viene la persona, si está en un buen área, si está en el terminal, entonces yo acá meditando. Y él se para y dice, cuando estoy esperando para abordar el avión con mi boleto en mano le pregunto al que está atrás de mí, ¿tu conoces a Jesucristo como el Señor y salvador? No. y ahí le digo lo básico del Evangelio. Y le pregunta al de enfrente, ¿tu conoces a Jesucristo como tu Señor y salvador? No. le digo el plan de salvación.

Yo estoy esperando que diga algo más. Me monto en el avión, cojo mi asiento, cuando viene la azafata a preguntarnos si queremos algún aperitivo, le pregunto a ella, ¿tu conoces a Jesús como tu único y exclusivo salvador? Y yo digo en mi mente, yo no he venido a esta conferencia para que me digan que el gran programa de evangelismo es abrir la boca y comunicar las buenas nuevas de salvación. Yo estoy buscando algo más complicado, más complejo, algo más especializado, algo más técnico.

Él nos dice a nosotros, podemos aprender las técnicas, podemos tener las herramientas, pero la manera más tocante, la manera que hace más efecto es cuando usted, que es la mejor arma que tenemos en el reino de los cielos, abre su boca y comunica sencillamente a otro las buenas nuevas de salvación.

Cuando llegué a mi apartamento estaba mi mamá esperándome y me dice, “¿Cómo fue esa conferencia?” Well, es solamente abrir la boca y contar el Evangelio. Y ella me dice, “Pues entonces págame el dinero a mí porque eso es lo que yo hago.”

Se levanta Bartimeo y comienza a dar gritos, “Jesús, hijo de David, ten compasión de mí.” Eso me recuerda a veces nosotros estamos tan enfocados, tan busy en nuestro diario vivir que nos llaman y los que están a nuestro alrededor dicen, déjalo tranquilo, deja tranquila, llámalo después. Ahora no. pero él gritaba más. ¿Usted ha pasado por esa experiencia? Yo pasé por esa experiencia hace algunos años cuando vivía en la ciudad de Nueva York y esto realmente pasó en Nueva York.

Me preparaba con la familia para ver el juego de los Yankees e ir 4 a un estadio de baseball es costoso. So, decidimos, vamos a comer bien, los vamos a llenar bien, para cuando lleguemos al parque no se compre nada. Pero se me olvidó un detalle, eso suena bien entre adultos, no con niños. So, Vivian y yo tomamos el tren, llegamos al parque, nos sentamos, estamos recordándole a los hijos, “Acuérdense cuando nos sentemos en el parque vamos a ver el juego de baseball, no vamos a comprar nada.” Okay. Todo está bien hasta que una familia se nos sienta inmediatamente al frente. Era el papá con 3 muchachos. Y él compró popcorn, compró hotdogs, compró soda, compró Cracker Jack, y el hijo mío pequeño, Isaac Gabriel, siempre el pequeño…

Yo noto que el caballero le da de comer a sus hijos pero se pasa mirando a Isaac Gabriel. Y le digo, bueno ¿qué estará haciendo Isaac Gabriel que llama la atención de este caballero? So cuando yo miro a Isaac Gabriel, él está así… ¿Qué pasó? Terminamos comprando Cracker Jack, hotdog y sodas. Algo chistoso, algo bonito. Pero cuando la experiencia es negativa no nos reímos.

Cuando somos los que nos están olvidando, los que no se fijan en nosotros, los que no tienen ni siquiera un nombre, así nos sentimos, sentados en la congregación, metidos entre mucha gente pero nadie sabe que nos sentimos desalentados, nos sentimos solos, nos sentimos como que no tenemos nombre, no tenemos personalidad, solamente porque hemos llegado de un mundo que nos rechaza, de una sociedad que nos señala y de un mundo que nos mira como que no tenemos ningún valor.

Pero déjame decirte algo en esta mañana, se ha llegado a esta congregación en esta mañana con ese sentimiento, con esa problemática emocional de rechazo, sacúdete, que esta congregación estamos con los brazos abiertos. Yo sé que a veces nos tenemos que echar aceite en las coyunturas… nuestra expresión vale más que tener un edificio que está preparado para discapacitados. Tenemos elevadores, nuestras puertas tienen las medidas correctas, de acuerdo al gobierno federal para poder pasar una silla de ruedas, los baños están preparados para todo eso. la facilidad está preparada para recibir discapacitados, la pregunta es, ¿la gente que puede hablar en esta iglesia está preparada para recibir a los discapacitados? O los mantendremos en una esquina sin nombre, porque el Cristo que yo recibo él me dio a mí un nombre, un nombre nuevo. Aleluya!

Jesús dio la orden, “Llamadle.” Qué dirían esos Apóstoles que estaban con Jesús? Se habrá vuelto loco Jesús? Cómo Jesús le va a dar a este mendigo ciego un tratamiento de VIP. Hace 68 años, 1948 en Puerto Rico, mi tío Domingo Rivera, era un adicto al alcohol y un jugador de cartas, un hombre que podía ganar en una noche 5000 dólares pero los perdía, porque su vicio era jugar. Rechazado por la sociedad, viviendo en las calles, nadie de mi familia conocía al Señor. Y un domingo a la mañana Domingo estando sin camisa, con unos pantalones, sin zapatos, sin medias, borracho en la acera, porque no todos venimos de alta alcurnia, yo me acuerdo de dónde yo vine y no me olvido de eso.

Dice que este hermano esperando por la [inaudible] pública, que iba a una iglesia en aquel entonces en la parada 14 en Santurce, una iglesia que iba el gobernador de Puerto Rico, una iglesia de alta alcurnia, llega a la parada de vehículos y ve a este hombre tirado en el suelo borracho y le pregunta, “¿Cómo te llamas?” Y él le dice, “Domingo.“ “Domingo, ¿tu quieres cambiar tu vida?” “Sí.” “Ven el próximo domingo y espérame en esta parada de guaguas y ven conmigo para la iglesia.”

Pasó una semana, mi tío vive en la calle, ¿qué hizo mi tío? Llega el sábado por la noche, tiene que tener la ropa para llegar a la iglesia y no sé si en otros países, pero en Puerto Rico se acostumbraba cuando uno lava ropa, y no hay secadora, uno pone la ropa afuera y la tiende. So, él fue por diferentes casas haciendo shopping y dice que Dios lo bendijo mucho. So, mi tío era un hombre de 6.4, un hombre bien alto, y los pantalones le quedaban como si estuviera cruzando el río, sin correa, tenía una soga como correa, una camisa, zapatos sin medias.

Cuando llega este caballero, este hermano la próxima semana y lo ve, él está en la parada esperando al hermano de la iglesia que lo vaya a llevar, el hermano lo coge, le paga la transportación pública, llegan a la iglesia, está el gobernador dentro de la iglesia, hay muchos senadores dentro de la iglesia, y Domingo le dice al hermano, “¿Quieres que me siente atrás.” Dice, “No, no, vente conmigo.” Y lo sentó al frente.

Y durante las predicaciones él le decía a este hermano, “Me levanto ahora y acepto a ese Jesús.” “No, tienes que esperar a que hagan el llamado.” Okay. La historia cuenta que Domingo se convierte al Señor, 1948. Un hombre rechazado por la sociedad. Esa conversión de Domingo Rivera cambió a toda la familia Rivera.

Jesús [inaudible] congregación, como decía el pastor la semana pasada, tratemos al que no conoce al Señor con un tratamiento VIP, porque por esa persona fue derramada la sangre de Cristo en la cruz del calvario.

Es interesante que Jesús sabe lo que va a pasar, pero Jesús no era ligero de palabra. Él no es rápido y se encuentra con este hombre y le dice… lo llamaron, arrojó la capa, lo que implica que si ahí había dinero, el dinero se fue, él está dejando su modo actual de ganarse la vida, sin todavía tener la sanidad. El sale y tira ese manto, él sabe que algo va a pasar, está esa expectativa, algo va a pasar.

Si nosotros fuéramos Jesús que es nuestro rol en esta época, y nos encontramos con alguien con discapacidades o alguien alcohólico, o alguien bajo los efectos de la drogadicción, automáticamente sabemos qué es lo que la persona necesita pero no nos tomamos el tiempo de preguntarle a esa persona, ¿qué tu necesitas? No lo que yo creo que tu necesitas, qué esa persona necesita. Porque al preguntarle a esa persona qué necesita, le estamos dando a esa persona la dignidad. Le estamos dando importancia, le estamos diciendo que es un ser humano, le estamos diciendo que nosotros estamos dispuestos a escuchar aunque no tengamos la respuesta, pero si no tenemos la respuesta, podemos decir como Pedro y Juan, no tenemos ni plata, ni oro, pero de lo que tenemos te vamos a dar, que es el poder de Dios en acción.

Jesús preguntó, ¿qué necesitas? ¿Y qué dijo él? Que vea, quiero ver. Rabí, yo quiero ver. En el ministerio de inglés hay una persona que a veces sirve en el Departamento en el programa de ujieres, que también tiene una discapacidad, es cuidado por personas que están en el ministerio de español. Y este muchacho que aparentemente no está escuchando o tiene problemas cognitivos, dicen ellos, me contaban que caminando una vez por la calle junto con este muchacho, él vio alguien que estaba tirado, un homeless, y ellos siguieron caminando pero él fue donde el homeless y le dijo, “Si quieres cambiar tu vida ven a la iglesia para que conozcas a Jesús.” Ellos se quedaron. Dios hablando el mensaje de salvación.

Y en otra ocasión, conozco a otra persona que tiene también un problema cognitivo. Le estaban enseñando cómo caminar sin perderse y dónde él iba a hacer su terapia quedaba un Burger King como a unos 4 ó 5 bloques, y la idea era que poco a poco fuera solo, fuera del sitio de rehabilitación a Burger King, comprara su Whoper y regresara sin tener ayuda. Y dice que caminando hacia Burger King viene alguien que también está en la calle y le pide dinero y él siguió caminando, lo ignoró, pero se recordó y regresó para atrás. Y le dijo, “Te puedo comprar comida, si me acompañas a Burger King y escuchas mi historia, entonces te compro en el Burger King.”

Hermanos, estamos viendo, Bartimeo no veía pero escuchó que venía el Cristo. Y ese Cristo cambió la escena de la vida de una vez y por todas. Estás tu viendo? Si no puedes ver no puedes escuchar, si no escuchas no puedes ayudar, si no puedes ayudar no estás beneficiando el Reino de los cielos.

En este día Dios te da la oportunidad de ser un agente de cambio. Muchos de nosotros con una buena vista y buenos oídos esperamos por los Bartimeos de esta época para traerlos a Jesús. Lamentablemente no estamos viendo. No puedes ver los Bartimeos en tu familia, en tu trabajo, en tu comunidad, los que nos rodean, los que están a la vuelta de la esquina. Muchas veces oramos, Dios dame la oportunidad de compartir la buena salvación. Lo que deberíamos decir es, Señor, abre mis ojos. Padre, abre mis ojos para yo poder ver a los Bartimeos de esta vida, que no solamente se quedan los Bartimeos en el ministerio de inglés, que también vengan al ministerio de español, que vengan a nuestro servicio, gente que habla español que no tiene dónde vivir, que pueda venir aquí y se sientan cómodos, gente con síndrome de Down, gente con autismo, gente con traumatic brain injury, gente rechazada por la sociedad, gente que sale de la cárcel, que pueda venir aquí y decir, “Cuando llego a esta iglesia la gente me recibe, cuando llego aquí la gente me llama por mi nombre, porque Dios me ha dado un nombre.”

Que contento me puse hace algunas semanas recibiendo un texto de mi Miguel Eusebio Ramírez, nuestro ministro en la cárcel, cuando me manda un mensaje pero con una fotografía, como un Face, está él con 4 ex presos que acabaron nuestro discipulado haciendo evangelismo en la calle. Y le pregunta, “¿Pero ustedes tienen entrenamiento?” “Pastor, nuestro mejor entrenamiento es que estábamos perdidos, nos encontramos con Jesús y ahora somos nuevas criaturas.”

En esta mañana Dios nos dice, no paremos, llámenle, no paremos, llámenle, no paremos, llámenle. Cuando veamos a alguien que està discapacitado darle la mano, nadie sabe lo que está pasando el que está sentado a nuestro lado, por las batallas que pasa durante el día de la semana, sed de ánimo para que al final del tiempo podamos decir, “Señor, yo veo, y si yo veo soy usado para tu gloria, soy usado para tu causa, para que el reino sea expandido.”

Yo no quiero cuando yo llegue al cielo yo me pregunte, “te puse mucha gente en el camino.” “Padre, pero yo no lo vi.” Porque estabas mirando con ojos de ignorancia, con ojos de discriminación, con ojos de prejuicio, cosas que no tienen cabida ni lugar dentro del cuerpo creyente. Reprendemos todo espíritu de discriminación, todo espíritu de recepción negativa, de rechazo, porque somos una iglesia que recibe al que necesita, porque tenemos a Jesús, predicamos a Jesús y vivimos a ese Jesús.

Dios les bendiga en esta mañana. Y quiero dejarles con una última alabanza, antes de que te vayas en esta mañana, esta iglesia tiene un programa que se llama body system y eso es buscando voluntarios que den un domingo al mes, una hora y media, con niños que son discapacitados para que sus padres se puedan sentar y escuchar también el mensaje del Señor. Una hora y media, de lo contrario los padres no vienen, se quedan en la casa viendo el servicio por internet porque no pueden venir a congregarse. Es tiempo de empezar a ver porque ya Dios llamó, ya Dios dio la orden, es tiempo de empezar a ver.

So, cómo traducimos esta acción, dona tu tiempo, una hora y media al mes para que una familia pueda recibir el mensaje de la palabra del Señor. Atrás estará Melvin y mi esposa Vivian. Dios les bendiga.