Un poquito de Dios puede llegar lejos

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Versículo 20 de Mateo 9: “He aquí una mujer enferma de flujo de sangre desde hacía doce años se le acercó por detrás y tocó el borde de su manto; Porque decía dentro de sí: si solamente tocare el borde de su manto seré salva; Pero Jesús volviéndose y mirándola dijo: ten ánimo hija, tu fe te ha salvado. Y la mujer fue salva desde aquélla hora.”

Antes del sermón les voy a pedir un favor, vamos a repetir conmigo unas palabras en voz fuerte, vamos a decir estas palabras: “un poquito de Dios puede llegar lejos”, un poquito de Dios puede llegar lejos, muy bien.

Aún si te olvides de todo lo demás del sermón pero si te acuerdas de esa palabra solamente estamos bien, es el título de este sermón y también el punto clave principal, ¿listos? ahí vamos.

Antes en este año yo enseñé una clase de Jesús en el seminario donde yo enseño y como parte del curso yo asigné mucha lectura, leimos libros de arqueología que hablan de la vida cotidiana de la época de Jesús, leimos libros antiguos cristianos y judíos que trataban del mundo greco romano en el que se encuentra la vida de Jesús, leimos libros de historia moderna también que tratan de todo el contexto de la vida de Jesús, y más que todo leimos los Evangelios. Hicimos todo eso para aprender del contexto de la vida y el Ministerio de Jesús.

Ahora, es mi práctica, cuando yo asigno una lectura me siento obligado a leerla con ellos también ¿no? siempre se me olvida eso, es un error asignar mucho porque tengo que leer con ellos, me complico la vida, asigno mucho, tengo que leer mucho, y fue eso lo que me obligó a leer otra vez los Evangelios.

He leído esos libros, los cuatro Evangelios muchas veces antes en mi vida, es algo lindo leer y releer los Evangelios una y otra vez. Cuando uno lee otra vez y repite la Palabra encuentra nuevas maravillas ahí en la Palabra, y a veces uno ve detalles que no vió antes, o tal vez habían cosas que antes tú sabías pero ahora te llaman la atención de una forma nueva y te hablan en una manera fresca y nueva.

Y eso es lo que me pasó a mí cuando leí esta historia de la mujer con el flujo de sangre otra vez, esta vez me llamaron la atención cuatro palabras ahí en el texto en inglés pero esta vez yo las ví con ojos nuevos, las palabras son en español: “si tan sólo pudiera”, si tan sólo pudiera. No solamente me fasciné de esta palabra pero comencé a obsesionarme y enfocarme mucho en esas palabras. Mi esposa sabe que yo puedo ser un poquito obsesivo de vez en cuando.

Pero me hice la pregunta: ¿por qué el Apóstol Mateo, bajo la guía del Espíritu Santo, sintió poner esas palabras ahí? si se puede contar la historia sin estas palabras ¿no? sigue haciendo mucho sentido la historia sin estas palabras.

Pero ella decía dentro de sí: si tan sólo pudiera tocar el borde de Su manto seré salva. Esas primeras palabras me llamaron la atención, si solamente pudiera, ¿cuál es la importancia de esas palabras? si tan sólo pudiera, y por qué ponerlas ahí cuando se puede contar la historia sin estas palabras, ¿qué quería decirnos el Espíritu Santo a través del escritor mediante estas palabras? ¿por qué? ¿por qué? ¿por qué?

Y como les digo soy un poquito obsesivo, yo comencé a leer comentarios de la Biblia y varias cosas para saber con seguridad que esta Palabra de verdad está en el texto original, aprendí que sí, ahí están, así que me sentí aún más convencido de que estas palabras quieren decirnos algo especial de esta historia que sabemos, quiero compartir eso con ustedes hoy.

Pero antes de hacerlo yo quiero repasar e imaginar, y visualizar un poquito la historia de esta mujer analizando los detalles de su vida, y yo creo que esos detalles convierten el texto en algo aún más memorable e interesante para nosotros. Primero quiero enfatizar que esta historia de la mujer con el flujo de sangre se cuenta en tres de estos cuatro Evangelios que tenemos, Mateo, Marcos y Lucas en todos se incluye, y esto nos muestra que los cristianos primitivos, los primeros cristianos sabían que esta historia era importante para ellos.

También encuentro interesante que los cristianos del segundo siglo después de Cristo sentían que esta mujer heróica no debe quedar anónima, sin nombre, le puse nombre, le llamé Verónica ¿hay alguna Verónica entre nosotros?

La Biblia no da el nombre de ella, sólo sabemos su historia, su sufrimiento, y sabemos que en esa época era una sociedad patriarcal que muchas veces no enfatizaba los nombres de personajes importantes que eran mujeres, a veces, por eso es que a veces no se mencionan los nombres, pero me gusta que los primeros cristianos sentían que había que, hay qué lástima, yo quiero saber el nombre de esta mujer, yo creo que esa mujer entregada, una mujer de fe merece que recordemos su nombre ¿no?

Así que yo en honor a ella voy a llamarla Verónica, recuerden ese nombre. La Biblia dice que ella sufrió de una hemorragia de sangre por doce años, es probable que ella sufría de una menstruación continua que no paraba por doce años. Los Evangelios de Marcos y Lucas también hablan de que ella gastó todo lo que tenía buscando una cura, tal vez ella gastó todo su dinero con curanderos que se sentían con poderes para sanar, no había un hospital general, no había un Boston medical, no había Obama Care (risas), la gente iba a veces a curanderos ¿no? como hoy en día también, pero Verónica en lugar de mejorarse se ponía peor y peor.

Ese detalle de que tuvo que gastar todo lo que tenía tal vez indica que era viuda, en esa época no era común que una mujer fuera dueña de propiedades o que tuviera mucho dinero ella sola, las mujeres que tenían propiedades y mucho dinero lo tenían porque se les había muerto el esposo, tal vez no se menciona a su esposo porque se le había muerto. No se mencionan niños tampocos, es posible que no tuviera hijos.

Así que lo que vemos es una mujer que tal vez fue tocada por la tragedia y la pérdida en su vida. Tal vez perdió a su esposo, no tenía hijos que la ayudaran. Así que pensando en su familia más cercana parece que ella estaba solita en el mundo sin ayuda en absoluto. Así que vemos la situación difícil que ella tenía que enfrentar sola.

Y como si todo eso no fuera suficiente se le vienen encima más problemas, ahí esta vez la vemos sufriendo con una enfermedad fuerte, debilitante que también viene con vergüenza social que le hizo perder todo lo que ella tenía.

Y si nosotros pensamos en la enfermedad que ella tenía era una enfermedad realmente cruel ¿no? vino con consecuencias sociales también, pensando en lo biológico tal vez por perder tanta sangre era una mujer anémica, sin fuerzas, una mujer débil, tan debilitada por perder sangre que tal vez ni podía caminar mucho, las personas que han perdido mucha sangre también tienen que bregar a menudo con fiebres y deshidratación. El cuerpo reacciona defensivamente ante la pérdida de sangre. También tenemos que recordar que las personas con enfermedades en la sangre como la hemofilia y también las hemorragias viven con el temor constante de morir en cualquier momento por perder demasiada sangre, no habían bancos de sangre, no habían hospitales donde tú pudieras recibir más, no habían opciones.

Además de todo eso quiero que pensemos en la vergüenza y la incomodidad que ella tenía que manejar todos los días. Imaginamos una rutina constante todos los días de su vida limpiando la ropa y los trajes para manejar ese flujo de sangre, limpiando, limpiando constantemente bregando con las manchas y la incomodidad. El flujo de sangre puede conllevar un olor, pensemos en la vergüenza que ella tenía que tolerar por eso también.

Tal vez lo más difícil es el aislamiento social y religioso que ella tuvo que sufrir por todos estos largos años. Sabemos que por su flujo constante era considerada como impura o inmunda por la ley judía. Según la ley del Antiguo Testamento una mujer que sufre de flujo de sangre por muchos días, más allá del período normal de la menstruación, era considerada inmunda o impura, Levítico 15:25 al 27 habla de eso, y es contagioso, cualquier persona que la toca se queda también impura o inmunda.

Por ese flujo de sangre ella era impura constantemente por años aislada de personas para no tocarlas y contaminarlas a ellas también. Le excluía de adorar a Dios en el templo, no podía congregarse en las sinagogas, no podía participar de muchos aspectos de la vida cotidiana, esta era la vida, la situación de Verónica, así que espero que podamos pensar en eso cuando cantemos la canción que trata de esa situación aquí en la Iglesia, que pensemos en ella y nos sintamos conmovidos, el nivel de su sufrimiento debe contristarnos.

Yo me imagino una vida sin abrazos de amigos, de esposos, de sus padres tampoco sin roces cotidianos, ni siquiera pudo disfrutarlos en el matrimonio, una vida constante lavando ropa tratando de sobrellevar esa incomodidad, pobre y sin recursos porque había gastado todo lo que tenía ¿y cómo iba a conseguir un trabajo en esas condiciones? pobre y sin ingresos ¿cómo iba a comer bien?

Todo eso nos hace pensar en esto: Verónica era una mujer pobre, aislada, rechazada, anémica, que sufría mucho y muy probablemente hasta el punto de la muerte. Pero, pero, pero, gracias a Dios, a ella lo que no le faltaba era la esperanza, tenía tres razones para tener esperanza. Era una mujer fuerte de la fe que estaba a punto de tener un encuentro con Jesús mismo.

De aquí en adelante las cosas mejoran para Verónica de aquí en adelante ¿no? una mujer entregada, determinada y un Jesús incomparable. Pero antes de entrar en eso, antes de llegar al final feliz de la historia yo quiero destacar la tenacidad, la fe y la perseverancia de esta mujer. Verónica pudo haberse quedado en la casa, tenía todas las razones del mundo para estar desanimada y deprimida, y para quedarse ahí. Había estado enferma doce largos años, había gastado todo buscando sanidad, trataba de todo y quedó peor, tal vez cansada y débil todo el tiempo.

La idea de llegar a Jesús, salir de la casa y atravesar la multitud tiene que haber sido algo bien, bien abrumador pensar en todo esto. La amenaza de vergüenza era real pero había más, la amenaza de ser apedreada y morir así era real por poner a los demás a su alrededor en peligro de ser contaminados también, pero ¿quién le iba a ayudar? no tenía a nadie, no tenía a nadie a quien pedirle el favor de llegar a Jesús e interceder por ella, sola no tenía intercesor para abogar por ella.

No podía pedirle un favor a los ancianos judíos, no era líder de una sinagoga, no había nadie a quien pudiera pedirle favores, Verónica tenía toda razón de sentir lástima por sí mismo, mucha razón para sentirse abandonada y sola, deprimirse y quedarse ahí sin esperanza. Pero a pesar de todo esto ella no perdió su espíritu, su fe, su esperanza, ella tenía esa esperanza, no perdió su fe en Dios y eso es lo que tenemos que aprender hermanos.

Verónica sabía que si ella aún quería la posibilidad de un milagro tenía que buscar la manera de arrastrar su cuerpo debilitado hasta donde Jesús estaba, tenía que vencer su temor a la vergüenza pública, su temor a ser reconocida por los demás, su temor a ser castigada y aún apedreada, tenía que juntar cada gramo de energía en su cuerpo para empujarse y seguir adelante hasta llegar a donde estaba Jesús ¿y sabes qué? eso es lo que hizo exactamente.

Ella venció todo obstáculo y llegó a Jesús creyendo que el milagro estaba allí a su alcance. Parece que Verónica había escuchado lo que Jesús estaba haciendo en la Tierra, el currículum de Jesús, tal vez escuchó que una vez una persona endemoniada vino, Jesús echó fuera el demonio y este salió, tal vez ella había escuchado que Jesús sanó a la suegra de Simón con sólo tocar su mano, tal vez habrá escuchado que Jesús habló con un paralítico, le mandó que se levantara y llevara su cama a la casa caminando, y caminó hasta la casa por sus propias fuerzas, y no solamente lo sanó físicamente sino también espiritualmente, sus pecados perdonados.

Verónica tal vez habrá escuchado de un hombre que guardaba una legión de demonios, Jesús les ordenó que salieran y ellos tuvieron que salir, habrá escuchado que levantó a Lázaro de la tumba, tal vez habrá escuchado de Jesús sanar un hombre ciego sólo colocándolo lodo en sus ojos y Verónica habrá dicho ¿por qué no a mí también? ¿por qué no a mí también? si todos los demás pueden ser sanados ¿por qué yo no?

Yo quiero destacar aún más el nivel de fe que tenía Verónica, como dicen mis amigos dominicanos: esta tipa está pasa’a. Yo encuentro interesante que ella estaba convencida de que si tan sólo tocaba el borde del manto de Jesús podría ser sanada, estaba segura que solamente tenía que tocar el borde del manto. Si pudiera tan solamente tocar ese manto, y ahí llegamos al punto que quisiera expresar.

La razón por la que el escritor incluyó esas palabras: “si tan sólo pudiera” es que él quiere que sepamos que aún un encuentro pequeño con Dios puede producir resultados gigantescos de milagros, ¿crees eso?

Todo lo que necesitamos es un pequeño encuentro con Dios, es todo lo que necesitamos, solamente un toquecito de Dios puede cambiarnos para siempre, esa es la fe que necesitamos hermanos.

Mira lo que pasó con ella: el Evangelio dice que ella se levantó, que ella salió de su casa, se dirigía hacia Jesús y tal vez pensó dentro de sí: “a mí no me importa que nada haya funcionado hasta aquí, no me importa que ya vamos doce años con esta enfermedad, no me importa que solamente haya empeorado en todo este tiempo, no me importa que llegar a Jesús va a ser difícil y que voy a tener que atravesar y quitar gente en la multitud, no me importa porque yo creo que esta vez, este encuentro será diferente, no me importa porque yo sé que esta vez la cosa será diferente, no me importa nada porque yo sé que esta vez voy a tocar la encarnación misma, a Dios mismo esta vez, y esta vez seré sanada.” Vamos a darle gloria a Dios (aplausos).

Qué mujer ¿no? gracias a Dios, una mujer muy admirable. Y después Verónica se supera a sí misma, hace más, ella convencida que cuando llegó a Jesús solamente era necesario tocar el borde de Su manto, no necesitaba todo el manto ¿no? sólo el borde, era todo lo que necesitaba, ella creía que el poder de Jesús iba a entrar en su cuerpo y crearla de nuevo.

Yo creo que Verónica se disfrazó para que sus vecinos no la reconozcan, tal vez se puso mucha ropa encima para taparse y gastó cada gramo de energía que tenía para llegar a Jesús, y cuando llegó comenzó a dar codazos y empujarse ahí en la multitud, y tal vez cayéndose al piso cuando llegaba a Jesús extendió la mano para tocar solamente el borde y ser sanada.

Ahora, este es el tema. Verónica peleó la buena batalla de la fe, mantuvo su enfoque en Jesús y mostró su fe por su perseverancia, su decisión de buscar a Jesús. A mí me gusta pensar que Verónica no imaginó que tenía que idear un plan muy elaborado para llegar a Jesús, ella no se dejó pensar que tenía que estar a los pies de Jesús y pedir misericordia de Él, ella no pensó que fuera necesario gritar para llamar Su atención, no se dejaba pensar que tenía que convencer a Jesús y persuadirlo para que vaya a visitarla tampoco, no se dejó pensar que tenía que bajar por un techo o usando un cable de una forma rara para quedar cara a cara con Él, no se dejaba pensar que tenía que abrazar a Jesús para exprimir Su Poder, no, nada que ver, ella pensó: si solamente pudiera, si solamente pudiera, si solamente pudiera, si solamente pudiera tocar el borde de Su manto seré sana.

Si Verónica hubiera hecho todo complicado tal vez hubiera fracasado, tal vez no hubiera llegado a Jesús ni hubiera sido salva, tal vez no hubiera conseguido la sanidad. Ella no se dejó pensar que solamente un plan elaborado y complicado funcionaría, si lo hubiera hecho tal vez ella misma se hubiera impedido de llegar a su sanidad. Verónica pensó que solamente un toquecito sencillo de la ropa de Jesús le daría sanidad, y hay una lección para nosotros en eso.

A veces pensamos que tenemos que llamar la atención de Dios, pensamos que para ganar Su aprobación, pensamos que para conseguir Su ayuda tenemos que crear un gran proyecto para recibirlo, una agenda grande cuando tal vez un toquecito sencillo es más que suficiente.

A veces pensamos que tenemos que orar por mucho tiempo, que tenemos que vivir vidas perfectas o casi perfectas, que debemos ser como ángeles caminando sobre la faz de la Tierra, nos ponemos tanta presión a veces para cumplir con expectativas que son a veces imposibles de cumplir, las ponemos ahí solamente para fracasar y ponernos obstáculos. Quiero dejar muy claro que todos estos esfuerzos que acabo de mencionar, todas esas cosas tienen su lugar, su mérito, pero también tenemos que recordar que la Gracia de Dios es mayor que nuestro mérito y nuestro favor, el amor y la compasión de Dios es mucho más que nuestras virtudes, mis esfuerzos, que el Poder de Dios está más allá de mi comprensión, que la bendición de Dios es mucho más que mis logros. Tenemos que aprender que encuentros sencillos con Dios, momentitos con Dios, toquecitos aún breves con Dios, un poquito de Dios nos lleva muy lejos.

Y ese es el significado de esas palabras en la historia, si tan sólo pudiéramos creer que un poquito de Dios puede llevarnos muy lejos tal vez nos animemos a buscar más de Él para vivir y experimentar más de Él, y vivir vidas más vivas y alegres.

Ese es el punto de esta historia y dos más que tengo que mencionar, no se preocupe. El primer punto principal es que un encuentro pequeño con Dios puede lograr grandes resultados, un poquito de Dios llega lejos, pero otra cosa que quiero observar aquí es que no tenemos que dejar que las circunstancias de la vida nos definan, no tenemos que dejar que nuestras imperfecciones, nuestras enfermedades, nuestras limitaciones físicas, nuestros problemas aún psicológicos, nuestros recursos económicos limitados, nada de eso tiene que definir quién yo soy y lo que Dios tiene para mí. Verónica no permitió que sus circunstancias difíciles la definan, nosotros tampoco debemos hermanos.

Una tercera importante que debemos aprender de esta historia es que no importa cuán desesperada parece la situación, nunca perdamos la esperanza. Tenemos que vivir la vida creyendo en la Gracia de Dios, que Dios se mueve entre nosotros, que nuestro bienestar está a sólo un toquecito lejos de nosotros, un toquecito, no está nada lejos, a sólo un toquecito está todo esto. ¿De verdad lo crees?

¿Cuál es el desafío de tu vida? ¿cuál es tu enfermedad, cuál es tu condición? ¿cuál es tu hemorragia? ¿cuál es tu necesidad? Yo creo que Verónica quiere que sepamos que el manto de Jesús todavía está aquí esperando ser tocado por nosotros, ella quiere que sepamos eso, que la Presencia misericordiosa de Dios está aquí ahora mismo, no está lejos, está aquí. Quiere que sepamos que tú puedes ser sano, sólo tienes que tocarlo, eso es lo único.

Tenemos que recordar las palabras: si tan sólo pudiera, si tan sólo pudiera, si tan sólo pudiera, si tan sólo pudiera, si tan sólo pudiera, si tan sólo pudiera, si tan sólo pudiera, si tan sólo pudiera tocar el borde de Su manto seré salva.

La esperanza de Dios está aquí, el manto de Dios está aquí sobre nosotros, el borde de Su manto está esperando que tú tomes el paso y te acerques a Él, el manto está aquí sobre nosotros esperando el toque de ti, hazlo, ¡tócalo, tócalo, toca ese manto, verás el cambio que solamente Él puede hacer!

Si estás pasando una necesidad sólo un toquecito sencillo de Dios puede hacerte sano, allí donde estás, ni siquiera tienes que acercarte si no quieres pero aquí está, ahí donde estás, aquí, donde quieras, el manto de Jesús no está fuera de alcance, está ahí para tocarlo, está esperando a que tú lo toques, ha bajado al alcance, el manto de Dios está allí para que puedas alcanzarlo, alcanzarlo y tocarlo.

Y mientras esperamos a prepararnos mientras los músicos tocan de fondo, vamos a hacer una oración de intercesión, vamos a cerrar con una oración de sanidad, vamos a cerrar con una oración de liberación pidiendo guía, un poquito de Dios llega lejos, estira la mano, estira el corazón.

Te doy gracias porque no estás lejos de nosotros Señor, yo te doy gracias que somos muchos Verónicas aquí en este lugar Señor, gracias Padre por el poder que está allí disponible para nosotros Señor, gracias porque Tú entiendes el sufrimiento de Tu pueblo, Tú sabes lo que era para ella sufrir doce años largos de hemorragia, todo el dolor de su corazón Tú lo veías y gracias Padre porque Tú sí tenías nombre para ella, Tú le llamabas: hija, hija, y Señor en el Nombre de Jesús nosotros rechazamos toda esta palabra sobre nuestras vidas, toda maldición y toda palabra que no es de ti la rechazamos, somos hijos e hijas de Dios, estamos tocando a Jesús nuestro Salvador ahora en este momento, Espíritu Santo te invitamos a moverte aquí en este lugar ahora, oh Señor haz la obra, haz la obra, que fluya virtud de Ti, que fluya virtud de Ti y Poder Señor, solamente de Ti, no confiamos en estrategias de hombre y carisma de hombre, confiamos en Tu Poder Jesús.

Somos un pueblo desesperado por Ti Señor, desesperado por Ti porque sabemos que Tú eres nuestra esperanza Señor, que fluya sanidad en este momento de Ti ahora Señor, o como Tú has prometido en Tu Palabra como el ejemplo que esta mujer nos da, gracias Padre por corazones que han decidido buscarte a Ti, por corazones que no importa lo que haya pasado, no importa nada de lo que ha pasado sino que hay un Jesús que está pasando por aquí y que vamos a tocarlo a Él. Oh Espíritu Santo muévete en este lugar, muévete en este lugar, haz Tu obra.