Sin amor nada vale

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En este año más que nunca Dios me ha guiado a meditar sobre el amor. Es posible que sea que uno llega a cierta a edad ya empieza quizás a revaluar su vida y ver cómo está en las cosas importantes de la vida. Fue el año que también cumplimos 25 años de casados, y fue el año que una de nuestras hijas se casó. Y fue el año donde por primera vez estamos experimentando lo que es ser abuelos. Y todas esas cosas hacen que uno medite con profundidad cómo ha llegado ahí y cómo puede mejorar para el futuro.

Y he descubierto que el mayor tesoro que yo tengo es el amor de mi Padre celestial. Es la conciencia de su presencia en mi vida el hecho de que él es el que pilotea mi avión y que todos los aspectos de mi vida están bajo su control y que a él nada se le escapa, aún lo que yo no veo él lo ve. Y yo le quiero decir en esta noche que el amor de Dios es invariable. Siempre ha estado y siempre estará sobre ti. Ninguno de nosotros es un error y ninguno de nosotros escapa a los ojos de amor de nuestro Padre.

Nuestro Dios es un Dios que busca, él busca a sus hijos con celo y con pasión y desea tener un trato personal e íntimo con cada uno de ustedes. La palabra dice en Jeremías, con amor eterno te he amado. Es un amor que nunca termina. El amor de nuestro Padre se manifiesta en todos los aspectos de nuestra vida. Comienza con la visión y el futuro, el destino que él ha puesto en cada uno de nosotros. Se manifiesta en su perdón, en la atención a todos los detalles de nuestra vida, al proveer a todas nuestras necesidades, y aún en su consuelo y ne la afirmación sobre quién es cada uno de nosotros.

Y yo he aprendido que a Dios le agrada mucho lo que hacemos por su Reino, pero que aún más le deleita quiénes somos en él, le importa quiénes nosotros somos en nuestra privacidad, cuáles son nuestras motivaciones y nuestras actitudes. Y los momentos donde yo siento más el amor de Dios y la presencia de Dios no es en los momentos de hacer sino en los momentos de ser, cuando soy su hija y en esos momentos en que me concentro en saber quién soy en él y recibir sus tiernas palabras de amor y su abrazo amoroso y aún su palabra de corrección. Así que esos son los momentos más importantes, más significativos en mi caminar cristiano.

Esta es la primera vez yo creo que hacemos este dúo. Tenemos que hacerlo más a menudo como te digo. Siempre le estoy diciendo que debe predicar más, ¿verdad que sí? Amen. Así que yo estoy dispuesto a traducir cuando tu quieras.

Y quiero que vayamos a la palabra en el pasaje por excelencia sobre el amor, sería obviamente Primera de Corintios 13 y vamos primero a leer del primero al versículo 3 que dice así:

“… si yo hablase lenguas humanas y angelicales y no tengo amor vengo a ser como metal que resuena o címbalo que retine. Y si tuviese profecía y entendiese todos los misterios y toda ciencia, y si tuviese toda la fe de tal manera que trasladase los montes, y no tengo amor nada soy. Y si repartiese todos mis bienes para dar de comer a los pobres, y si entregase mi cuerpo para ser quemado y no tengo amor, de nada me sirve….”

Así que eso es una confirmación de lo que estaba compartiendo anteriormente que por más grandioso que sea lo que nosotros hagamos no vale absolutamente nada si no está gestado y bañado en amor. Y seguimos leyendo en el mismo pasaje, Primera de Corintios 13, versículo 4 a la primera parte del versículo 8 y ahí dice:

“… el amor es sufrido, es benigno, el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece, no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor, no se goza de la injustita más se goza de la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta….”

Y la última parte que vamos a leer dice, “… el amor nunca deja de ser…”

Este es el amor que yo aspiro tener en mi vida. Quizás muchos de ustedes han oído acerca de que el amor no es un sentimiento, ¿verdad? Aunque parte es sentimiento sino que es más bien una decisión. El amor tiene que estar fundamentado en un genuino deseo de honrar a Dios y cuando proviene de esa fuente del amor inagotable de Dios es cuando entonces se convierte, tiene un poder sobrenatural. Nunca subestimes el poder de los actos de amor que tu haces en el nombre del Señor.

Y en este final de año yo quiero extenderle tres retos con relación a lo que es el amor. El primero es dedícate a conocer a tu Padre como él es. Trata de desechar la imagen mundana que tu has adquirido en tu vida acerca de quién es Dios. Todos tenemos que hacer eso porque no conocemos a Dios como él es de verdad y actuamos muchas veces y reaccionamos contra Dios en maneras que, como hemos aprendido en nuestra vida, en base a nuestras experiencias en la vida.

Así que yo quiero animarles a que abra su corazón a Dios como el corazón de un niño. Greg estaba haciendo alusión a ese mismo principio. Cómo un niño pequeño se acerca a su padre amoroso; lo hace con libertad, con abandono, con confianza. Se trepa en la falda de su papá y se aprieta al regazo de su papá, busca la protección cuando la necesita, el consuelo cuando lo necesita, le trae su juguetito dañado para que su papá se lo arregle, y muchas veces hemos aprendido a tratar a Dios con mucho formalismo, aunque lo que él desea es que vayamos a él como un niño.

Así que ese es el primer reto que quiero hacer, dedícate a conocer a Dios, los atributos de Dios como él es, porque en eso vas a tener libertad.

Ahora me vino a la mente cuando yo recibí el bautismo del Espíritu Santo lo que el Señor me repitió una y otra vez era la frase, amor de padre, amor de padre es. Como por una hora Dios me repitió eso, amor de padre, amor de padre es. Y fue cuando comencé a tratar a Dios como mi papá de verdad porque antes de eso para mí era un Dios formal, lejano, un juez. Y de ahí en adelante todo cambió, ahí tuve la libertad de acercarme a él como su hijita y de llamarlo por primera vez mi aba, mi papá. En mi mente yo sabía que esa era la imagen que yo debía tener y desde ahí pues Dios ha seguido revelándose a mí y ha puesto en mí hambre de buscar de él como mi papá y me ha hecho una persona mucho mejor por eso porque me ha completado y me ha libertado.

El segundo reto que quiero extenderles es que no te conformes en cómo tu amas hoy. Aspira a crecer en el amor. Evalúa dónde tienes que cambiar, ¿amas como esa descripción que acabamos de leer de Primera de Corintios 13? Reconoce tus faltas. Sabes que muchos de nosotros nos quedamos estancados y nos conformamos con un amor mediocre cuando en realidad tenemos todos los recursos del cielo para poder amar como Dios ama, y seguir creciendo en el amor de Dios.

Así que eso sería, pídele a Dios que transforme tu corazón de manera que puedas aprender a amar como un niño. Un principio de la consejería es que si no hay cambio, no hay cambio. Así que si tu quieres mejores relaciones con tu cónyuge, con tus hijos, con tus hermanos, con tus compañeros de trabajo, vecinos, cualquier persona que sea, entonces tienes que hacer cambios. Así que ese es el otro reto.

Y dentro de eso también, no esperes a que otros cambien para que tu cambies. Muchas veces nos quedamos estancados en la misma situación porque señalamos al otro como el primero que tiene que hacer el cambio, cuando en realidad nosotros podemos empezar. Y lo maravilloso es a veces cuando hacemos aquello, incorporamos cambios positivos en el amor, en el trato con los demás, vemos que eso libera una disposición quizás de Dios para él obrar en la situación porque estamos siendo obedientes a Dios de hacer lo que él ha mandado a hacer.

Así que el primer reto es dedícate a conocer a Dios como él es, a tu Padre como él es. Aspira a crecer en el amor, y el tercero es crece en tu demostración de amor hacia otros. Cada uno de nosotros es un embajador de amor del Señor. Un hogar donde reina el amor, donde impera la gracia es el mejor testimonio que puede haber del poder transformador de Cristo y es el lugar donde estos niños que estaban aquí al frente y tantos más van a aprender a amar.

Así que, querido hermano, querida hermana, no importa tu edad, tu estado civil ahora mismo tienes dentro de poco tiempo, 365 días de oportunidades delante de ti para demostrar amor genuino.

Así que yo te animo a que aproveches al máximo cada día. Amen. Pues vamos a orar para que así sea. ¿Por qué no nos ponemos de pie? Pedimos que el Señor haga eso posible, crecer en el amor genuino de Dios, manifestarlo y también expresarlo.

Gracias Señor, nos presentamos Señor delante de ti, tal como somos y te pedimos, Señor, que tu nos ayudes a entender mejor cómo llegar a conocerte a ti como tu verdaderamente eres. Padre, nos presentamos delante de ti como somos y te pedimos que tu hagas cambios en este año en nuestra vida de manera que podamos ser más sensibles a tu amor.

Señor, abre nuestro corazón para ser más sensibles a tu amor. Padre, ayúdanos a crecer en ser como niños para llegar a ti como tu quieres que lleguemos a ti, con abandono, con entrega, con alegría, con amor. Yo te pido, Señor, que en cada hogar haya una transformación primero por el poder de tu amor, por la eternidad que tu pones en el ser humano, por la gracia tuya sobre cada vida. Y Señor, por los cambios que cada uno de nosotros va a establecer en su hogar, en todas nuestras relaciones, de manera que verdaderamente demos testimonio de tu amor.

Ayúdanos a amar, Señor. Padre, cuando se nos hace difícil ayúdanos a amar. Ayúdanos a amar a aquel que nos ha herido, y te pido también, Señor, que tumbes toda barreras que nos impide amar como tu quieres que amemos. Padre, que tu amor sanador sea la marca de cada persona aquí, de cada familia, Señor, enséñanos, Señor. No podemos en nosotros mismos, en nuestra fuerza, dependemos de ti, como niños nos sentamos en tu regazo, te pedimos, Señor, tu amor y nos refugiamos en tu amor, nos deleitamos en tu amor y nos preparamos para amar también a otros. Gracias, Padre, amen, en el nombre de Jesús, amen, amen. Gloria al nombre del Señor. Buen fundamento para comenzar el año recordando el más básico de los principios espirituales: el amor de Dios en nuestra vida manifestándolo, sintiéndolo y aprendiendo el amor de Dios y de ver a Dios como él es. Gloria al Señor.