Una exhortación a los padres

TRANSCRIPT

Esta mañana yo quiero hablarles, hacer una exhortación acerca de la paternidad y la maternidad. Yo sé que hoy es el día de las madres, pero vamos a incluir a todo, mamá y papá, porque el mensaje es para ambos. Y para empezar yo quiero que comencemos leyendo un pasaje en Marcos 10, del versículo 13 al 16. Este es un pasaje conocidísimo. Yo creo que prácticamente todos ustedes lo conocen, es el pasaje donde se dice que Jesús bendecía a los niños, un pasaje muy conocido por muchos de nosotros.

Y yo quiero que nos imaginemos la escena, algo que ayudar a darle vida a la palabra de Dios es imaginarnos, es cerrar nuestros ojos e imaginarnos que estamos allí, ponerlo a todo color. A veces nosotros leemos la palabra en blanco y negro, pero la podemos leer la palabra tridimensionalmente con high definition, con colores preciosos, así es que Dios quiere que nosotros leamos la palabra. Así que vamos a imaginarnos esa escena. Está Jesús posiblemente era un campo, un campo abierto. Yo me lo imagino a él sentado en una piedra grande, imagino que hay gente a todo su alrededor pero que hay un espacio que los mismos discípulos y quizás el mismo Jesús ha dejado abierto para que vengan a él. Así que está él rodeado de gente, yo me lo imagino mirando a la gente, haciendo contacto visual con ellos, y deseando darles las palabras de vida que ese pueblo necesitaba escuchar.

Así que vamos a leerlo así, y quiero que lo vean desde la perspectiva de padre y madre este pasaje. Dice así la palabra en Marcos 10 13 al 16:

“… y le presentaban niños para que los tocase….” Eso era una costumbre en aquel tiempo, cuando había una persona de cierta importancia, fuera espiritual, política, los padres muchas veces deseaban traer a sus hijos a esas personas para que los tocasen, simplemente un toque, ustedes han visto los políticos hoy, ustedes han visto en la televisión pasa a cada rato, especialmente en el tiempo de elecciones, que la gente está las barreras para que la gente no pase de cierto punto para que los políticos tengan su espacio y su seguridad y están los papás ahí muchas veces con sus hijos pequeños y lo que quieren es que el político, aunque sea toque un poquito al hijo. Pero obviamente en este caso ellos quieren que alguien que tiene obviamente tenían conocimiento que tenía una profundidad espiritual, un mensaje que esa persona tocara a sus hijos.

Los discípulos reprendían a los que los presentaban. Los discípulos se tomaron la prerrogativa de decirle a estas personas que estaban presentando a los niños, les decían, no, no, no. Yo me imagino que la razón es el Maestro está ocupado, esto no es para niños, su tiempo es limitado así que tiene que dedicárselo a los adultos no a los niños, esto es una pérdida de tiempo, los niños total qué van a recibir con eso, es mejor que él pueda declarar sus palabras, su mensaje sin esas interrupciones que los niños proveen. Y evidentemente no habían escuchado los mensajes de Jesús acerca de la humildad.

Y entonces decía, cuando él vio esto, Jesús obviamente siempre estaba pendiente de todo, tenía ojos por todos los lados de la cabeza, ¿verdad? Como hacemos muchas mamás y papás que sabemos, tenemos ojos por atrás de la cabeza también. Pues Jesús estaba pendiente de todo el cuadro y cuando vio esto, cuando vio que los discípulos estaban reprendiendo a las personas que presentaban a los niños, qué dice la palabra en el próximo versículo? Dice:

“….viéndolo Jesús, qué dice?, se indignó y les dijo…”

Se indignó. Qué quiere decir indignarse? Estamos hablando es un enojo fuerte, ¿verdad? Y es un enojo que la palabra aquí lo que quiere decir es que se enojó pero a la mismo vez había dolor en su espíritu por lo que él estaba viendo, por lo que los discípulos estaban haciendo. O sea que no simplemente cuando nos enojamos porque estamos frustrados, algo superficial, no, cuando habla que el Señor se indignó fue que él vio que esto no podía pasar, que él tenía que hacer algo en el momento, tenía que dar una lección de que eso estaba incorrecto. Y le causó dolor en su espíritu ver lo que los discípulos estaban haciéndole a estos niños. Y dijo Jesús:

“… dejad a los niños venir a mí y no se lo impidáis…”

Muchas veces yo he escuchado personas leyendo este pasaje, lo dicen, dejad a los niños venir a mí y no se lo impidáis, como un tono así como de…. Cuando uno está indignado, uno no usa ese tono, uno usa un tono categórico, fuerte. Así que yo creo que el Señor dijo aún quizás más fuerte que esto:

“… dejad a los niños venir a mí y no se lo impidáis….”

Se lo dice dos veces, por si no entendiste, dejar a los niños venir a mí, te digo, no se lo impidáis. Es una orden doble para darle más énfasis. Entonces miren por qué?

“…. Porque de los tales es el Reino de Dios, entonces sigue añadiéndole a este concepto de que los tales es el Reino de Dios, dice, de cierto os digo que el que no reciba el Reino de Dios como un niño no entrará en él…”

En otras palabras, los niños son modelo para todos nosotros. Si ustedes miran, cuando leía este pasaje vi un viaje unos cuantos años atrás cuando yo era niña y recordé momentos en los que yo todavía los recuerdo donde yo sentía la presencia de Dios en mi vida, donde había un deseo de conocer a Dios y tener hambre de Dios y servirle. Estamos hablando de una niña de 3, 4, 5, 6 años. Yo recuerdo que a mis hermanitos yo los sentábamos y jugábamos a la iglesia; yo era la pastora y ellos eran los congregantes. Y yo les enseñaba la palabra y oramos juntos y digo de dónde salió eso? Es que los niños, si ustedes traten de hacer ese viaje mental para que ustedes vean la sensibilidad que hay en los niños. Los niños obviamente también hay una mancha de pecado en los niños también, eso lo vemos en el egoísmo que tienen. Los niños no son perfectos así que yo no creo que a eso apunta la palabra sino más bien lo que está diciendo es que ellos son ejemplo para nosotros porque tienen una confianza en su mamá y en su papá como nosotros debemos tenerla en nuestro Padre celestial.

Los niños, si usted le dice a un niño, siéntate ahí que yo te voy a traer una galletita ya mismo. Qué hace el niño? Ahí se queda y está pendiente a donde está la jarra de galletas porque sabe que de verdad si mamá dice te voy a traer la galletita ya mismo, es porque lo va a hacer. Es una confianza. Y el niño no está preguntándose, me lo dará, no me lo dará? Qué motivaciones tendrá mi papá de darle la galleta, será que quiere otra cosa, será que….? No, el niño simplemente confía y no solamente eso, sino va a su padre y pide.

Nuestro nietecito viene a nuestra casa y él ahora tiene un truquito nuevo, él siempre dice tita, tita, es galletita, él sabe dónde están y todo y señala para las titas, entonces ahora, como a veces le decimos que no hay galletita porque no es tiempo, ahora dice, una. Y obviamente quién se va a resistir que te dice así con la carita una? Nadie. Así que él tiene la confianza de que va a obtener lo que él quiere ya que los que proveen para él, de los que le aman. Así que a eso yo creo que a esa cualidad del niño se refiere el Señor. El niño cree sin cuestionarlo.

Nosotros vivimos en una época donde todo lo cuestionamos. El niño cree sin cuestionar. Simplemente si usted le dice, sí papito, o mamita, esto es rojo, aquello es azul, el sol se pone a las 5, a las 6, él lo cree, no tiene problemas con eso. No está cuestionándolo. Así que esa cualidad es la que tenemos que tener nosotros para entrar al Reino de Dios. Y ellos son modelo para nosotros.

Y después en el versículo 16 dice; “… y tomándolos en los brazos, poniendo las manos sobre ellos los bendecía…”

Tomándolos en los brazos, poniendo las manos sobre ellos los bendecía. Eso me dice a mí que Jesús en este caso hizo mucho más allá de lo que estaban esperando los que traían a los niños a Jesús. Porque fíjense que en el primer versículo 13, qué les dice? Y le presentaban niños para qué? para que los tocase. Estos padres, o estos quienes fueran, se conformaban con que Jesús los tocase. Pero Jesús no solamente los tocó sino que, no puso su mano así levemente, algo superficial sino que los tomó en los brazos, puso las manos sobre ellos y los bendecía.

Imagínense la escena, él está sentado en esta piedra grande, coge a cada niño individualmente o quizás dos a la vez, es posible que hayan sido…. No, pero no puede ser dos porque necesitaría muchas más manos. Así que cogía uno a la vez, así que si ahí había no sé cuántos, 30, 50, 100 niños, él hizo eso con cada uno de esos niños, los tomó en los brazos, puso la mano sobre ellos y los bendijo.

O sea que usó muchas maneras de llegar al espíritu de ellos. El contacto físico es tan importante para nuestros hijos, es esencial aún biológicamente está comprobado que el contacto físico ayuda aún a la digestión, así que algo tan sencillo que uno ve, y por eso no ve que los niños están en orfanatos o en hogares donde hay negligencia en el cuidado, en el cariño, esos niños sufren en todo, emocionalmente, físicamente, en todas las áreas de su ser sufren. Así que el contacto físico es importante. Jesús los tomó en los brazos, ellos sintieron la presencia del Señor, puso la mano sobre ellos. Yo no sé, yo me imagino quizás se la puso en la cabecita que es lo que muchos hacemos, ¿verdad? Ponemos la mano sobre la cabecita de un niño, lo bendecimos, y los bendecía. Así que también declaró palabras de vida sobre cada uno de ellos.

Y cuando uno ve eso entonces uno tiene que preguntarse, bueno, quiénes llevaban a los niños? Uno asume que eran los padres, ¿verdad? Los hermanos mayores quizás, podría ser, pero yo asumo que mayormente serían los padres los que trajeron a los niños a Jesús. Esa es uno de nuestras funciones principales en la vida, o la principal, no una sino la principal, es traer a nuestros hijos a Jesús.

Y esto es un modelo para nosotros. Lo que Jesús hizo con estos niños es un modelo para cada uno de nosotros. El tomar a nuestros hijos en nuestros brazos, poner las manos sobre ellos y bendecirlos. Bendecirlos es declarar palabras de bendición. Muchas veces palabras proféticas de lo que Dios nos ha dicho acerca de lo que ese niño es o va a ser.

Yo creo que sinceramente si yo les pregunto a cada uno de ustedes, padres, abuelos, tíos, hermanos mayores, cada uno de ustedes quieren que los niños en su vida tengan una relación personal con Jesús ¿verdad que sí? Eso no hay duda. Y cada uno de nosotros de ver un peligro, si usted ve que viene un carro acercándose a un niño, qué usted hace? Está en peligro. Usted corre y deja lo que sea y usted se pone en medio para proteger a ese niño ¿verdad? O si vemos cualquier peligro, un perro que se abalanza sobre ellos, cualquier cosa, nos ponemos en alerta enseguida y accionamos. Esa es parte de nuestra función como padres es precisamente proteger a nuestros hijos. Lo que pasa es que hay muchas cosas. El carro es evidente, el perro es evidente, muchos otros peligros para nuestros hijos son evidentes, pero hay otros que no son tan evidentes.

Así que lo que yo quiero hacer en esta mañana es exhortarlos en diferentes áreas acerca de la crianza de nuestros hijos para que expandamos nuestra visión. Digamos, son cosas que yo he aprendido, ese es el beneficio de la edad. Cuando vivimos en el Señor y aprovechamos el tiempo como Dios quiere, eso nos da sabiduría. Le pedimos sabiduría, las experiencias vividas en el Señor, nos traen más sabiduría.

Así que hoy lo que quiero es de lo que yo he aprendido compartir con ustedes. Y una cosa que yo creo que es muy importante es entender que Dios creó al ser humano con mente, cuerpo y espíritu y esto no es diferente en la vida de un bebé recién nacido o de un niño pequeño. En otras palabras, el espíritu de un niño no es más pequeño que el espíritu suyo, que ya es adulto, no es más pequeño. Es igual, está lleno de potencial en el Señor, es un espíritu vivo, ya definido por el Señor desde antes de la fundación del mundo.

Yo creo que eso hace una diferencia, porque si nosotros entendemos con qué material estamos trabajando, eso nos debe motivar a ser más responsables y más intencionales en cómo criamos a nuestros hijos. Eso es bien importante. Eso para mí fue una revelación cuando yo me di cuenta, yo no puedo descuidarme, yo no puedo perder el tiempo con otras cosas. Yo tengo que enfocarme en criar, en nutrir el espíritu de mi hijo o de aquellos niños pequeños y aún adolescentes. Los niños en mi vida tienen que ser nutridos y hay que hacerlo desde pequeños.

Nosotros tenemos a veces una tendencia a pensar que los niños se entretienen cuando son chiquitos, y entonces después más adelante nos ocupamos de enseñarles las verdades espirituales. No es así, yo creo que desde el vientre nosotros debemos empezar a bendecir la vida de ese niño, a declarar proféticamente sobre el espíritu del niño.

Fíjese los niños son tan sensibles. Hay estudios que han comprobado que un niño oye música y que un niño que escucha música dentro del vientre de su madre, cuando nace va a ser más sensible a la música, así que si eso es verdad, y estamos simplemente de mecanismos de oído, mecanismos cerebrales, cómo no va a ser verdad también que el espíritu también recibe desde que está dentro del vientre de su madre. Así es esa es la primera verdad que yo quiero compartir con ustedes: ver a ese niño y entender el potencial y determinar desde temprana edad a precisamente nutrir ese potencial.

Yo tuve una experiencia, y perdonen otra vez que saque lo del nieto, es que sabe que esas etapas, a veces uno se ríe de los abuelos que todas las historias son de los nietos, pero cuando uno llega ahí uno se da cuenta por qué es. Es que es otra etapa. Ya ustedes, las que no han llegado a ella verán. Pero de todas maneras, un día yo estaba cuidando a Caleb en la casa y tenía 5 meses, se había dormido en mis brazos y yo simplemente me había quedado disfrutándolo, me había quedado con él así agarrado, y de momento el espíritu del Señor me llevó a profetizar sobre su vida.

Y así empecé, bien calladita, en una voz bien callada, o sea que no iba a despertar a nadie, muy calladamente empecé a declarar el favor de Dios sobre su vida y lo que Dios va a hacer en su vida, lo que el Señor me iba diciendo, yo lo declaraba sobre él en una voz muy calladita. Saben, ese niño estaba profundamente dormido. Ustedes saben que los bebés a los 5 meses duermen y duermen. Y él de momento tan pronto yo empecé a profetizar sobre él, él abrió los ojos bien fijos, me miró fijo a mis ojos, me miró tan pronto yo terminé dije la última palabra, dije amén, él cerró los ojos y siguió durmiendo. Podemos decir, es casualidad, yo sé que no fue casualidad, yo sé que él estaba respondiendo al espíritu de Dios que le estaba hablando por medio de mí. Eso me enseñó una lección que yo no desaprovecho ninguna oportunidad ahora sobre la vida de él, sobre la vida de otros niños, y sobre la vida de los adultos también. Si Dios me dice algo, vamos a bendecir a la persona en el momento.

Así que en la palabra también tenemos muchos fundamentos para saber que el espíritu de un niño, el llamado de Dios sobre su vida está ahí desde temprano. Fíjese, vamos a las Escrituras, no tienen que buscarlo, solo tienen que apuntar, en Isaías 49, versículo 1 dice:

“Oídme Costas, este es Isaías hablando, y escuchad pueblos lejanos, Jehová me llamó desde el vientre, desde las entrañas de mi madre tuvo mi nombre en memoria…”

Y si vamos al versículo 5 de ese mismo pasaje del capítulo 49 en Isaías, dice:

“Ahora pues dice Jehová, el que me formó desde el vientre para ser su siervo...”

Qué nos dice eso? Llamado los ojos de Dios ya puestos sobre Isaías desde el vientre, no cuando Isaías tenía 50 años, ni 40, ni 30, desde el vientre. No les cambia eso la perspectiva de cómo tenemos que creer acerca de los niños aún desde el vientre?

En Jeremías que es otro ejemplo, y en la palabra hay muchos más ejemplos pero estos son los únicos que vamos a ver hoy, en Jeremías en el primer capítulo, versículo 4 dice:

“… vino pues palabra de Jehová a mí diciendo, antes que te formase en el vientre te conocí, y antes que nacieses te santifiqué, te di por profeta a las naciones…”

Guau! Así que ya un llamado, pleno sobre la vida de Jeremías. Dice antes de que te formaras en el vientre, o sea que no estamos hablando de vientre, aún antes, ya Dios puede tener planes y propósitos para nuestros hijos porque Dios no solamente llama a los adultos. Como nos dice en esos versículos en Isaías y Jeremías, Dios llama aún antes de nacer.

Y yo creo que parte de los privilegios que nosotros tenemos como padres es preguntarle a Dios qué él tiene para cada uno de nuestros hijos? Si no le preguntamos él no nos va a contestar, así que tenemos que preguntarle a Dios, Señor, qué tu tienes para este chiquitito que solamente dice, gu, gu, gu y llora, y que tengo que cambiarle el Pampers cada dos horas, qué tu tienes para este bebé?

Yo lo sé por experiencia que yo desconocía esta verdad cuando tuve a mi primera hija, pero ya cuando llegó la segunda ya yo había aprendido. Y el Señor me habló acerca de mi hijo. Después me habló acerca de la mayor también cuando ya era un poquito más grande. Pero en el momento en que ella nació Dios me dio el llamado de ella. Así que Dios si nosotros tenemos la disposición, el entendimiento para entender cómo son estos asuntos espirituales sobre nuestros hijos, Dios nos lo va a revelar. Él nos va a revelar lo que él tiene para cada uno de nuestros hijos y cómo es él quiere usarlos.

Así que nosotros como padres somos observadores, todo el tiempo viendo cómo es mi hijo, qué tendencias tiene, cómo es su temperamento, qué veo que a él le gusta, qué sensibilidad espiritual tiene. O sea, todo eso nosotros tenemos que verlo y nutrirlo, igual que nosotros nutrimos la mente de nuestros hijos, vamos a nutrir el espíritu igualmente.

Si volvemos al pasaje de Jeremías, el primer capítulo de Jeremías, el verso 6 entonces, nosotros vemos la respuesta que Jeremías le dio a este llamado, a las palabras de Jehová de que iba a ser profeta de las naciones y que lo había conocido aún antes de nacer. Fíjese lo que Jeremías le contesta en el versículo 6, dice:

“… y yo dije, ah, Señor Jehová, he aquí no se hablar porque soy niño… y qué le dice Jehová? Oigan la respuesta en el verso 7, dice “… no digas soy un niño porque a todo lo que te envíe irás tu y dirás todo lo que te mande…”

En otras palabras, el mismo Señor, el mismo Dios qué hace? Jeremías se auto limita dice, pero yo soy solamente un niño. Y qué le dice Jehová? Que no tome en cuenta su niñez, que eso no es un factor el hecho de que sea niño. Claro, sabemos que el llamado de Jeremías se fue desarrollando con el tiempo. Nosotros entendemos eso. Un niño que ha sido llamado a ser profeta no es necesariamente profeta desde los 3 meses ni los 10 años, a lo mejor, pero está en preparación. Entonces nosotros tenemos que nutrir eso, tenemos que ser partícipes de ese proceso de limitación.

Y otro ejemplo en cuanto a esto está en el primer capítulo de Lucas, en el versículo 76, ahí encontramos cuando Zacarías da unas palabras proféticas sobre su hijo Juan, que sabemos que después sería Juan el Bautista. Miren las palabras que declara Zacarías, este padre, sobre su hijo en Lucas 1:76, dice:

“… y tu niño, profeta del Altísimo serás llamado porque irás delante de la presencia del Señor para preparar sus caminos….”

Esto es un padre profetizando sobre la vida de su bebé y este bebé en ese momento estaba recién nacido. Así que eso es lo que Dios nos llama a profetizar sobre la vida de nuestros hijos, a estar observando cómo está el espíritu de ese niño, cómo yo puedo ayudar a nutrirlo. Y como una parte yo les animo a escoger el nombre que Dios quiere para sus hijos.

Mucha gente pone nombres sin discernimiento y escogen, bueno, yo voy a mirar el nombre de la abuela tal con la tía tal, acá, y voy a hacer un nombre nuevo, y no nos preguntamos…. Si usted quiere hacer eso, usted tiene todo el derecho de hacerlo, yo sé eso, pero busquen, busquen qué es lo que Dios les está diciendo acerca de ese niño, esa niña para que usted pueda poner el nombre de acuerdo. Los judíos practicaban eso y hasta el día de hoy lo practican. Yo creo que es una buena práctica y yo me gozo, yo veo dentro de nuestra congregación hemos a través de los últimos años cómo la gente está haciendo precisamente eso. Yo no sé si ustedes se han dado cuenta pero estoy pendiente de los nombres de los niños pequeños de nuestra congregación y me he hado cuenta que hay un deseo de honrar a Dios con el nombre y de estampar una personalidad proféticamente en la vida de los niños.

Así que si usted tiene algo que ver con eso, por favor busque del Señor para saber qué nombre ponerle a los niños, especialmente si son los suyos, los ajenos no se los ponga, pero los suyos sí. Sí, porque hay gente que también quiere poner su nombre y hay que respetar lo que los padres quieren. No hay nada más importante que la salvación de nuestros hijos. No hay nada más importante que su vida espiritual.

Muchas veces nosotros tenemos metas muy específicas en cuanto a la educación de nuestros hijos, todo el mundo quiere que sus hijos estudien una vocación o una carrera, queremos que crezcan en diferentes áreas, en el deporte, pero también tenemos metas en cuanto al carácter de Dios que nosotros queremos ver formados en ese niño, en cuanto a la profundidad de su relación con el Señor. Eso es importante, igual que tenemos metas para lo demás, tenemos que tenerlo para eso. Tenemos que ser bien consecuentes y diariamente trabajar en esas metas.

Yo recuerdo, cuando yo mi hija mayor tenía 2 añitos Dios me confrontó con la realidad de que yo no tenía muy claras mis metas en el sentido espiritual sobre su vida. Yo recuerdo que entré a su cuarto, iba a orar por ella y Dios me redarguyó, me dijo, tu tienes que ser más específica en cuanto a lo que pides sobre la vida de tu hija. Ya después aprendí, con la segunda fue diferente, fue un proceso de aprendizaje. Así que yo les estoy dando perla de sabiduría a ustedes.

Desde ahora empiece, pregúntele a Dios, Señor, qué metas yo tengo que ponerme? Qué prácticas yo tengo que incorporar en mi vida para que mis hijos crezcan espiritualmente desde que son niños, no esperando a que sean más grandes, sino desde que son niños. Una trampa en este mundo es pensar este asunto de, ellos tienen que escoger. Cuando mi hija o mi hijo sean más grandes, pues ya escogerán cómo sirve al Señor, qué dones Dios le va a dar. Eso no es así, imagínese qué tonto sería que nosotros escogiéramos libros de texto, libros de matemática, de ciencia, de lenguaje, de literatura, los tiramos ahí al piso, se los tiramos en el cuarto al hijo, y le decimos, hijito, cuando a ti te plazca, cuando tu crezcas, cuando tu sientas la inclinación de estudiar matemáticas, pues ahí está el libro. Tu lo coges cuando tu quieras. Eso sería tonto ¿verdad que sí? Ninguno de nosotros haría eso. Hay un orden y hay que hacer las cosas, hay que hacer las tareas, hay un orden y una disciplina. Eso mismo tenemos que llevarlo a lo espiritual. Claro, sin rigidez. No estamos hablando de rigidez ni de legalismo. Porque las lecciones mejor aprendidas son las que se aprenden en el ambiente natural y en el momento natural. Esas son las mejores lecciones, no las que se nos imponen con tablazo, o un biblazo en la cabeza. Esa no es la idea. Pero estemos pendientes y guiemos a esos chiquitos desde el comienza y aún… no importa la edad que tengan, nunca es tarde para sembrar en la vida de nuestros hijos. Pero si empezamos temprano en la vida mucho mejor resultado.

Y fíjese vamos a leer un pasaje, ese pasaje está en Deuteronomio 6, vamos a leer los versículos 1, 2 y del 5 al 7, porque es un versículo clave acerca de cómo el hogar es el verdadero lugar de discipulamiento para nuestros hijos. Y son palabras de Moisés al pueblo de Dios, Deuteronomio 6 dice:

“… estos pues son los mandamientos, estatutos y decretos que Jehová, vuestro Dios, mandó que os enseñase para que los pongáis por obra en la tierra a la cual pasáis vosotros para tomarla…”

El pueblo estaba pronto a entrar en la tierra prometida, así que está ahí Moisés dándole las últimas encomiendas de parte de Dios al pueblo.

“… para que temas a Jehová, tu Dios, guardando todos sus estatutos y sus mandamientos que yo te mando…” Y fíjese lo que dice ahora, dice: “… tu, tu hijo, y el hijo de tu hijo…”

O sea, estamos hablando de que esto no es solamente para ti, es para tus hijos, tus nietos y todos los demás.

“… todos los días de tu vida para que tus días sean prolongados y amarás a Jehová, tu Dios, de todo tu corazón y de toda tu alma y con todas tus fuerzas, y estas palabras que yo te mando hoy estarán sobre tu corazón y las repetirás a tus hijos y hablarás de ella estando, díganlo conmigo, en tu casa y andando por el camino y al acostarte y cuando te levantes…”

Ok, así que a quién le corresponde discipular a los hijos en las cosas del espíritu? A los padres, es a la familia en todo momento. Fíjese todos esos son momentos cotidianos de la vida, en la casa, andando por el camino, llevándolos a la escuela, recogiéndolos de la escuela, llevándolos al dentista, llevándolos a la práctica de soccer, lo que sea que usted haga y al acostarte. Esos momentos tan lindos que el niño ya está en la cama tranquilito, ya es como que uno lo ve diferente, ese alivio. Yo no sé qué es, yo no sé si es por amor al hijo o es por alivio. Ya se va a acostar, ya puedo seguir, ya puedo tener un rato de tranquilidad. Yo creo que parte es eso también. Pero en tu casa, andando por el camino, al acostarte y cuando te levantes. O sea, en todo tiempo nosotros tenemos que hablarles de las maravillas de Dios, declararle los estatutos y los decretos de la palabra de Dios a nuestros hijos. Y como decía antes en maneras orgánicas y naturales.

Y yo quiero decirles que la iglesia no es la que tiene la responsabilidad de discipular a los hijos, a nuestros hijos. Alguna gente cree eso. Pero no es la iglesia. Claro, sí es importante, es esencial que una iglesia tenga programas de discipulamiento para todas las edades, en particular para niños y jóvenes. Eso es esencial en una iglesia, es parte de la vida de una iglesia. No es que yo no estoy subestimando la importancia de eso. Pero esos ministerios caminan a la par con nosotros como padres o como abuelos, o tíos, lo que sea, están a la par, son recursos para nosotros enriquecer lo que ya estamos haciendo en nuestra casa. No es un sustituto. No es que aquí es que vienen a leer la Biblia, o aquí es que vienen a orar. No, no es así. en la casa los guiamos, los discipulamos y entonces la iglesia viene a ser otro recurso que nosotros podemos aprovechar, y es bueno que lo aprovechemos para enriquecer aún más la vida de nuestros hijos.

Porque en realidad los niños que necesitan son los modelos diarios, el modelo diario de una fe en acción. La fe nuestra en nuestras bocas, en nuestras manos, en nuestros pies, una fe en acción, es lo que los niños necesitan ver cada día. Nosotros somos colaboradores de Dios en ese sentido, en el aspecto espiritual. Y nosotros le modelamos la vida cristiana, los niños van a aprender, van a imitar lo que ven que nosotros vivimos. Así que tenemos el inmenso privilegio, la responsabilidad de enseñarle a nuestros hijos cómo es que se vive la vida cristiana.

Cada uno de nosotros es un libro abierto para nuestros hijos, un libro abierto y nuestros hijos van a leer cada hoja aún las que usted se cree que están ahí pegadas y que nadie las puede ver. Nuestros hijos tienen una visión más allá de 20 20 y van a leer esas hojas también. Así que por eso nosotros tenemos que seguir creciendo, tenemos que tener cuidado con nuestra integridad y tenemos que tener cuidado cómo nosotros tratamos a nuestra esposa, nuestro esposo, como manejamos nuestro dinero, como manejamos nuestro comportamiento porque los niños van a aprender mucho más con eso que con lo que nosotros le hablamos. Así que tenemos que tener muchísimo cuidado con eso.

Y en Timoteo hay otro ejemplo de la palabra donde Pablo le habla a este nuevo pastor, este pastor joven, Timoteo, que ha estado bajo su cobertura. Él lo ha estado mentoreando y el Apóstol Pablo le comenta a su discípulo que lo recuerda sin cesar en sus oraciones y en el versículo 5 dice:

“… trayendo a la memoria no fingida que hay en ti….”

O sea eso es lo que dice Pablo acerca de la fe de Timoteo, que es no fingida, es natural, es genuina.

“… la cual habitó primero en tu abuela Loira, y en tu madre Eunice, y estoy seguro que en ti también…”

Eso es lo que hace una vida familiar sana, una fe vivida en integridad, no en perfección. Mire, yo sé que aquí no hay nadie perfecto, empezando conmigo, no hay nadie perfecto, pero tenemos siempre que hacer lo mejor que podamos con lo que sabemos, con lo que tenemos, lo mejor que podamos y siempre estar creciendo y mejorando, desechando todo aquello que nos impida vivir la vida cristiana como nosotros debemos vivirla. Porque nuestros hijos van a ver eso también, van a ver al antes y el ahora y van a estar contentos de los cambios que ven. Así que eso es un ejemplo más: Timoteo, que la fe que él aprendió, primero estuvo en su abuelo, luego estuvo en su madre y entonces llegó a él y una fe genuina, que eso es lo que nosotros queremos que nuestros hijos logren.

Nosotros no tenemos que enseñarles a nuestros hijos religión. Religión es algo, eso está pegado con tapes del barato, o sea se pega ahí y ahora mismo viene una humedad, un agüita, un viento y el tape se despega. Eso no es lo que nosotros queremos. Nosotros queremos que la relación que nosotros modelamos con Dios, ellos la imitan también y esté impregnada en su espíritu, no pegada con tape sino impregnada en su espíritu como pasó en el caso de Timoteo.

En el hogar se presentan montones de oportunidades, yo les llamo momentos enseñables, en inglés es teaching moments, momentos enseñables que nosotros tenemos que aprovechar. En la palabra hay un versículo bien conocido que creo que todos los domingos se pone aquí cuando es hora de que los niños suban a sus clases, dice, Proverbios 22:6 dice:

“…Instruye al niño en su camino y aún cuando fuere viejo no se apartará de él….”

Así que otra vez leíamos antes en Deuteronomio que esto es asunto del camino, de la casa, de la entrada, de la salida, al acostarse, al levantarse. Y eso es lo que quiere decir instruir. Instruir quiere decir que el que instruye, el instructor lo hace con propósito, con discernimiento, con orden, con disciplina, con intencionalidad. O sea, no es al azar, sino es algo que pasa que nosotros planeamos, que nosotros buscamos de Dios y entonces instruimos al niño.

Instruimos no por sermones de estar a veces papapapapppa, hablando y los niños después de 30 palabras apagaron el cerebro. No es solamente por las palabras, que las palabras son importantes obviamente, sino también con la manera que los afirmamos, que los corregimos, por el tiempo que pasamos con ellos, preguntándole acerca de sus sueños, viéndolos juntos, compartiendo cosas agradables, hablando de las situaciones en su vida, de sus preocupaciones, trayéndolos con nosotros a adorar, haciéndolos partícipes de nuestra vida espiritual. O sea todas esas son maneras bien… momentos enseñables. Nosotros tenemos que buscar ese momento donde el espíritu de nuestros hijos está poroso, está dispuesto a recibir, mirarlos, aprovecharlos y entonces impartir vida en nuestros hijos.

Nosotros vivimos en un ajoro tan grande, ¿verdad? Muchos de ustedes, el trabajo, la casa, los deportes, las otras cosas que permitimos que entren a nuestra casa, que quitan tiempo, tantas cosas, ese ajoro que vivimos que muchas veces nos impide hacer precisamente eso, estar presente y discernir cuáles son esos momentos enseñables y aprovecharlos.

Yo quiero darles dos ejemplos de mi vida cuando mis niñas eran pequeñas donde yo vi eso claramente, aproveché el momento enseñable para que ellos hicieran su decisión por el Señor. Mi hija mayor a los 6 años, un día estábamos…. Algo totalmente cotidiano, yo estaba alimentando a la chiquita que tenía menos de un años, tenía meses, estaba en su sillita de comer, y yo le estaba hablando de la maravilla, mira que lindo que tenemos ahora una hermanita, una hijita, un miembro más de nuestra vida, tenemos que estar tan agradecidos a Dios por eso, y ella estaba… ella misma añadió sus palabras de felicidad porque ella estaba feliz, ella no sabía que hacer con el hecho de que tenía una hermanita. Y entonces la llevé en ese momento a hablar acerca de Jesús, de la bendición de Dios sobre nuestras vidas, sobre la vida de ella y la guié para que ella pudiera hacer su decisión por Jesús en ese momento, que su espíritu estaba abierto y poroso en ese momento para recibir al Señor.

Sé que después al tiempo ella tuvo que hacer otra decisión, ¿verdad? Porque van madurando, pero es importante uno buscar esos momentos cuando son pequeños e infundirles eso en ese momento. Con la pequeña fue una situación parecida, estábamos de camino, yo estaba llevándolos a la escuela, ellas estaban en una escuela lejos de nuestra casa y en el camino yo prendí el televisor en una estación cristiana y había una canción que a ella le gustaba, una canción acerca de verdades espirituales. Y yo vi cómo ella reaccionó a la canción y empezó a cantarla y empezamos a hablar de la canción, y yo le pregunté, tu quisieras ahora mismo aceptar a Jesús como tu salvador? Y yo recuerdo su carita, así moviéndose, que sí, que ella quería hacerlo y yo dije, bueno, ahora es el momento, así que paré, iba manejando. Paré el carro debajo de un árbol, hasta el día de hoy ella recuerda donde está ese árbol. Y ahí ella hizo su profesión de fe.

A eso me refiero con buscar esos momentos así donde el espíritu del hijo está abierto a recibir para nosotros enseñarle algo o impartirle alguna palabra de vida. Y si estamos con tanto ajoro todo el tiempo a veces vamos a desaprovechar esos momentos. Así otra vez, busque los momentos enseñables.

Y otra vez, usted no tiene que tener hijos, a lo mejor es su vecinito que vino a su casa, o su sobrina que vino de visita. No importa, sus nietos, no importa quién sea, usted puede ser una influencia en la vida de ese niño.

Otra cosa que yo creo que es bien importante es que nosotros le regalemos una comunidad de fe a nuestros hijos. Muchas personas vienen a la iglesia, vienen como que ponchan la tarjeta los domingos, vienen, llegan muchas veces tarde, se sientan en su asiento, participan, escuchan, pero luego, antes que se termino a veces el servicio, ya está corriendo saliendo. Eso no es vida de comunidad, eso es mejor que nada, nos alegramos y si eso es solamente lo que usted puede hacer por ahora, gloria a Dios, estamos felices de que usted venga y no participe de nada más. Pero eso no es lo que es la vida cristiana. La vida cristiana también se vive en comunidad. Así es bien importante que usted le cree el deseo en el niño de venir a la iglesia, de que aquí estén sus amigos, sus madres y sus padres espirituales. Es tan bonito uno ver niños que siempre quieren venir a la iglesia porque saben que es un fun place, es un sitio donde yo disfruto, es un sitio agradable, donde recibo, donde soy parte de una comunidad, donde tengo un nombre, donde me conocen y me aman. Y eso no se hace corriendo, entrando corriendo, estar aquí hora y media o dos horas y salir corriendo. Hay que dedicarle un poquito más de tiempo a eso.

Y a la misma vez entonces que usted trae a sus hijos, lo importante es que usted los supervise durante estas actividades de adoración y de discipulamiento que usted viene. A veces nosotros tenemos esta mentalidad de que venimos a la iglesia por nosotros, el adulto es el que recibe, el niño se entretiene. Y eso es una mentira del diablo. Los niños no vienen a la iglesia a entretenerse, vienen a ser discipulados por el Señor, y por los recursos que aquí hay, aparte de lo que ya reciben en su casa. Así que es bien importante eso que ellos vengan sabiendo a lo que vienen. Que ellos entiendan que este es un lugar de reverencia donde la presencia del Señor está aquí, donde hay poder en el hecho de que se reúnen los hermanos y adoran juntos. Eso nosotros tenemos que interpretárselos a ellos como padres, no simplemente vienen ahí, los traemos así corriendo, a veces los tiramos aquí, nosotros seguimos y usted no sabe lo que está haciendo el niño, qué esta recibiendo, no le preguntamos qué aprendiste hoy en la escuela bíblica. Tenemos que darle seguimiento. Si nosotros le estamos proyectando a ellos que eso no importancia, ¿saben qué va a aprender el hijo? Que no tiene importancia, que eso es simplemente es algo que hacemos los domingos y estamos cometiendo un error y desaprovechando un recurso muy importante.

Miren, hace como tres meses yo bajé al sótano, cuando ya había pasado media hora del servicio, había comenzado el servicio hacía media hora, y en el sótano en una mesa redonda había 8 jovencitos preteens y early teens ahí ellos tenían una fiesta oyendo ipod, conversando, riéndose. Ya había empezado el servicio y era media hora en la alabanza, la alabanza ungida en la presencia del Señor y ellos allá abajo con su propio asunto riéndose. Y lo peor de todo fue que cuando yo les hablé con respeto les pregunté qué hacían ahí, que era hora de irse, que tenían que buscar cada uno a sus padres, lo peor fue que ninguno de ellos se movió. Tuve que levantarles la voz para que ellos reaccionaran. Guau, qué estamos haciendo? Un recurso tan precioso.

Y eso, miren, no es trabajo de los ujieres, no es trabajo de los maestros, eso es trabajo de los padres, tener que buscarlos, tiene que estar pendiente de dónde están, qué está haciendo, si no hay clases, dónde tienen que estar ellos? Tienen que estar al lado de usted sirviendo también.

Hay una señora joven que pasa muchos domingos aquí al frente, ella pasa con su jovencita, una niña de edad elemental y un niño y eso me parece tan bonito, danzan juntos, oran juntos, es muy especial ver como ella viene.

Y otro día, volviendo a los ejemplos no tan agradables, eran las, otra vez ya había comenzado el servicio, había 4 jovencitos, uno de ellos con un aparato de videojuegos, muy conectado. Había buscado conectarlo en la pared allá arriba, por ahí detrás, muy conectado él, muy inteligente, y ahí jugando videojuegos, eran 4 en total. Y yo digo, y los papás no saben que este nene trajo un videojuego, que lo está usando en la iglesia? Yo creo que tenemos que poner un letrerito que dice, Son las 9, va a comenzar el servicio, sabes dónde está tu hijo?

Parece que it struck a chord, eso es trabajo de los padres más que nada. Ok, yo sé que …. Tenía mucho más que hablar pero unos minutitos más. Una cosa importantísima es aprovechar los recursos que la iglesia ofrece, venga, traiga a sus hijos. Vaya a la inconveniencia de traerlos, haga otras cosas. Cómprele materiales cristianos, videos cristianos, música que a ellos les guste cristiana, haga algo por nutrir a su hijo en ese aspecto. Ore con sus hijos y por sus hijos. Pídale a Dios que le de el discernimiento para saber cuáles son las necesidades espirituales de su hijo.

Miren, todos nosotros tenemos grietas en nuestra armadura, empezando por los adultos, tenemos grietas. No somos perfectos, tenemos inconsistencias. Y la paternidad es un lugar muy importante, nosotros tenemos que ver cuáles son mis inconsistencias y cómo afectan la manera en que yo crío a mis hijos.

Un ejemplo es por ejemplo, ser demasiado permisivo, dejar que los hijos hagan todos. Muchas veces es porque nos hemos criado en un hogar tan rígido que queremos entonces compensar con nuestros hijos, dándoles todo lo que ellos quieren. Eso obviamente no va a conducir a nada bueno. Hay muchísimos ejemplos que nosotros podríamos dar de cosas en nosotros que nos limitan en la manera en que nosotros ejercemos nuestra paternidad.

Y entonces miremos también cuáles son las grietas en la armadura de mi hijo. Aún desde chiquito, muchas veces puede ser excesiva timidez, niños que no se quieren relacionar con nadie, que tienen miedo a la gente, pues, ore por el niño, provéale experiencias naturales para que supere eso. Pueden ser niños que a lo mejor tienen la tendencia a ser enojados, un poco egoístas, poco generosos. O sea, vamos a ver cuáles son esas cosas que tiene nuestro hijo, las grietas en su armadura y vamos a ayudar a discernir y en oración, ora acción, como dice Roberto. Orar y acción para ayudar al hijo a superarla.

Y también vean, vamos a observar cuáles son los rasgos que ese niño tiene de sensibilidad espiritualidad y vamos a guiarlo más y más por eso. Puede ser un niño que sea muy sensible a las necesidades de los demás, pues entonces vamos a proveerle oportunidades para que ese niño crezca en su liderazgo respondiendo a una necesidad por los demás.

Así que hay tanto que uno puede hacer con un niño, cosas prácticas. Otra cosa es discernir qué influencias están compitiendo por el corazón de nuestros hijos. Eso es tan importante. Nosotros tenemos que ver qué nosotros estamos permitiendo que nuestros hijos reciban. Usted no permitiría que viniera un camión de la basura a descargar su podredumbre en su sala, ¿verdad que usted no permitiría eso? Que entrara un camión de basura a su casa y plum, le depositara toda esa basura maloliente en su casa, esa contaminación. De ninguna manera, haríamos todo lo posible por poner barreras, por impedir que eso sucediera.

Sin embargo, como padres, nosotros muchas veces no nos ponemos en la brecha y permitimos que entren influencias a nuestros hijos que son dañinas. Y obviamente es fácil pensar en muchas. No estoy hablando, fíjese no es droga necesariamente, ni otras cosas, a veces son cosas como el televisor, como el uso del internet, como el ipod, como todos esos aparatos. No es que yo esté en contra de eso, todo lo contrario, yo los uso diariamente, pero muchas veces nosotros no ponemos reglas, no enseñamos a nuestros hijos a usar esos recursos, permitimos que ellos tengan acceso libre.

Y yo quiero, sé que estamos corriendo con el tiempo, pero permítanme solamente para abrirles su entendimiento a esta realidad, quiero compartir con ustedes unas estadísticas pequeñas, no las voy a poner todas las estadísticas que tenía preparadas por falta de tiempo, pero una cosa importante es por ejemplo, que en los últimos 5 años ha aumentado dramáticamente el uso diario de los jóvenes de 8 a 18 años lo que es los medios de comunicación. Tenemos que los niños 8 a 18 años usan diariamente por lo menos 7 horas y media de los medios de comunicación. Y eso incluye todo, incluye televisión, incluye el uso del internet, el ipod, no incluye el teléfono celular para hacer llamadas y recibir textos. Dicen que diariamente los niños de 8 a 18 en promedio reciben y dan mensajes una hora y media diariamente. Solamente en text messaging, usted se imagina lo que es eso: una hora y media. Y 7 horas y media de los medios de comunicación.

Eso, no se ustedes, pero a mí me alarma bastante. Y dicen 30% de los niños que se entrevistaron en este estudio que solamente la tercera, que 30% de los entrevistados, de estos niños que participaron en este estudio, solamente el 30% de esos niños sus padres le ponen algún límite en el uso de los medios de comunicación. En otras palabras, el 70% están usando su ipod como les parece, donde les parece y cuando les parece, la computadora sin ningún tipo de restricción y viendo toda la televisión que ellos quieren ver.

Eso es, me parece, bastante alarmante. 64% dicen que el televisor está prendido durante la cena. 45% dicen que el televisor está prendido casi todo el tiempo. Yo he ido muchas cosas donde el televisor… no hay nadie viendo el televisor pero el televisor está prendido, es como que les da confort, llena el espacio de algo, no sé de qué es, el asunto es que obviamente los niños donde el televisor está prendido la mayor parte del tiempo, ven más televisión que los demás.

En una más adelante vemos que los niños hispanos ven 5 horas y media de televisión diaria más que los niños blancos. Así que eso nos toca a nosotros. Y saben, yo creo que parte de eso son novelas y quién prende las novelas? Ok, nada más, vamos a decir nada más acerca de eso.

El asunto es que el ver televisión, los medios de comunicación, todas esas cosas, eso lo que trae es daño a nuestros niños. Pudiéramos hacer una lista muy larga de las cosas que traen. Traen aumento en la agresividad, en la violencia, el aprovechamiento escolar se reduce, porque obviamente tienen el cerebro embotado, está lleno de todo lo que ven. No tienen espacio, no les queda espacio para entrar la matemática y la ciencia. No hay espacio, todo está embotellado con cosas que no se deben.

Y así por el estilo. Otra cosa, uno de los daños es falta de tiempo de la familia. Ustedes han ido a familias donde todo el mundo está en lo suyo? Hay uno por acá, viendo televisión para no molestar a los demás, a veces tiene un headphone. El otro está por allá, haciendo asignaciones con un ipod prendido. Cada uno en lo suyo. En otras palabras, tenemos medios de comunicación bombardeando nuestra casa pero no hay comunicación. La comunicación en la familia se está erodando y está despareciendo, es casi como un animal extinto.

Pero usted puede hacer algo por eso. Usted puede poner límites en no regalarle un celular a su hijo, no le de ese privilegio sin darle una lista de reglas de cómo debe ser usado. Y una de las cosas que a mí más me preocupe, es la última, la estadística de la página enough is enough. Una de las cosas que más me preocupa es que el 79%, dice otro estudio, de los niños están siendo expuestos a la pornografía en el hogar.

Estamos hablando, no es niño necesariamente que están buscando activamente la pornografía, sino que usando el internet, sin reglas, sin ningún tipo de provisión de cómo lo usan por sus padres, están entrando a estos websites por error. Yo recuerdo una vez yo puse, yo estaba buscando acerca del fruto del espíritu en la computadora en un website, y puse algo de amor, no sé qué fue lo que puse en la computadora, el asunto es que saben lo que me salió? Un web pornográfico para mujeres… por si acaso, no miré, no busqué, pero lo encontré sin estar buscándolo, totalmente inocentemente.

Así que imagínense, son niños usando estos medios en su casa, solos, qué están haciendo? Tienen todo tipo de acceso. Así que eso se lo digo para que usted tenga discernimiento y establezca orden en su hogar. La mayor parte de los niños de los que están adictos a la pornografía, eso comienza en la casa, es en nuestros hogares, en los hogares cristianos. Y entonces si ven el televisor que está prendido en programas que son dudosos, donde hay mujeres con escasa ropa, y escenas que los niños no deben estar viendo con los padres presentes, pues qué dice el niño? Esto no es malo, mi papá y mi mamá ven esto durante el día. Así que yo se los digo como mamá, como una mamá, por favor tenga cuidado. No permita que la basura entre a la sala de su casa. Haga algo, póngale un no a esto, es por el bien de sus hijos.

Sus hijos son como un esponja, si están llenos de basura, si eso es lo que están absorbiendo no hay espacio en la esponja para que absorban las verdades del espíritu y lo que Dios quiere hacer con ellos. Esas dos esencias no mezclan. Así que es nuestra responsabilidad, nosotros impedir que eso suceda.

Y lo último que quiero decirles es animarlos a no subestimar todo lo que ustedes hacen por el crecimiento espiritual de sus hijos. Es posible que hoy usted no vea resultado de lo que usted está haciendo, pero no se preocupe que un día eso que usted está haciendo por sus hijos va a dar fruto. Yo sé, lo sé por mi vida, todavía hoy en día yo disfruto de los beneficios de lo que recibí de mis padres espiritualmente hablando y tengo el ejemplo de mi hermana, mi hermana Sonia es 16 años menor que yo, así que yo fui como figura de mamá para ella, teníamos a nuestra mamá pero yo fui figura maternal para ella. Yo recuerdo que desde chiquitita, cuando ella iba a dormir yo me acostaba cerca de ella y le leía lecturas de la Biblia, historias de la Biblia y ella dice que cuando ella se convirtió después al tiempo, como a los 27 años que ella se convirtió, que Dios me permitió a mí el privilegio de traerla a los caminos del Señor, ella después de haber vivido una vida, pues difícil, con muchas luchas, malas decisiones, ella finalmente aceptó al Señor, como a esa edad, a los veintitantos, y ella dice que una de las cosas que ella más le ayudó finalmente a tomar su decisión, es recordar las historias que yo le leía de niña. Eso parece que es algo como que no tiene tanta importancia, pero aún ahí. Y hoy en día ella se casó con un pastor, ella u su esposo pastorean, tienen 3 hijas preciosas que están levantando para el Señor, así lo que nosotros pensamos que era imposible que se lograra, por la trayectoria de vida que ella llevó en su juventud, ha sido todo lo contrario. Dios ha usado todo lo que se invirtió en ella.

sí que no tenga usted temor aún puede ser que usted tenga un hijo que ya pasó de la niñez, no tenga temor, siga invirtiendo en la vida de su hijo, orando por él, bendiciéndole. Hace poco yo le decía a una mamá que tiene 4 hijos, yo le decía, bendice, estábamos hablando de esto, de este tema de hoy, yo le decía bendice a tus hijos y ella se quedó así, nunca se me había ocurrido, y es una mujer cristiana. Nunca se me había ocurrido que yo puedo bendecir en el momento conmigo presente puedo declarar palabras proféticas y de bendición sobre mi hijo. Y de hecho lo hizo con uno de sus hijos y estaba feliz, dice, guau, qué hermoso, yo sentí la presencia del Señor mientras yo declaraba estas palabras de vida sobre mi hijo. Y beneficio, no solamente yo creo que lo recibió mi hijo sino que lo recibí yo.

Así que nosotros como padres estamos posicionados en el mejor lugar, en el lugar más estratégico para impactar la vida espiritual de nuestros hijos. Nadie más tiene ese privilegio, nadie más, solamente nosotros.

Así que discierna lo que el espíritu le está diciendo. Ponga barreras donde tiene que ponerlas en maneras bien prácticas. La vida cristiana no es solamente orar por nuestros hijos, a veces es disciplinar, es confrontar, pero vamos a hacer todo eso en el espíritu del Señor, sabiendo que con fe él va a hacer lo que nosotros queremos que él haga. Sean bendecidos.

Vamos a terminar orando por todo esto que hemos hablado y si quieren ponerse de pie, yo sé que han estado sentados un ratito.

Señor te damos gracias, Padre, por tu presencia en este lugar. Yo te doy gracias por la presencia tuya en la vida de todas las madres y padres aquí presentes, Padre. Yo te pido, Señor, que tu bendigas la vida de cada uno. Señor, yo sé que desde lo alto tu pones tu mano de amor sobre cada uno de los padres y las madres presentes. Señor, yo sé que tu abrazas a cada uno, yo sé que tu los bendices, yo sé que tu declaras palabras de afirmación y de amor sobre cada uno.

Señor, yo te doy gracias porque en tu palabra está la respuesta a todos los dilemas de la vida, Señor, en especial en esta área de la crianza de nuestros hijos. Padres, yo te pido, Señor, que tu obres de una manera poderosa. Yo te presento a los hijos, a los niños, aún a los que no han nacido, Señor, a los niños pequeños, a los de todas las edades, a los jóvenes de esta congregación. Padre, yo te pido que ni uno se pierda, Señor, que cada uno de ellos, Señor, tenga una experiencia personal contigo. Yo te pido, Padre, que en especial uses a cada persona aquí presente, sea madre o padre, o no lo sean, Señor, para ser instrumental en la vida de un niño, de un joven, para traerlo a tus caminos, Señor, y guiarlos.

Padre, además de ser padres y madres biológicas, de hacer todo lo demás que un padre y una madre hace, yo te pido, Señor, que en este lugar tu levantes padres y madres espirituales, Señor, hombres y mujeres llenos de tu presencia con tu unción, Señor. Yo te pido, Señor, que esa sea la manera en que esta tierra se sane, Señor, que estos niños sean criados en hogar donde padres y madres estén enfocados en presentar los hijos a ti, Señor.

Yo te pido Señor, que ningún impedimento, que nada que el mundo pueda inventar, nada que Satanás pueda pensar, nada, nada, nada, se interponga en la obra que tu quieres hacer en la vida de cada niño de esta congregación, Señor. Gracias por el privilegio de ser mamá y papá, en tu nombre Señor, yo bendigo ese ministerio, esa vocación de ser madre y padre, Señor. Gracias por tu amor, Señor. En el nombre de Jesús. Amén.