Una persona exitosa gobierna su lengua

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Felicitación a los padres de nuestra iglesia. Ustedes son esenciales y cuando yo llego a la iglesia y veo un grupo de hombres así, entregados al Señor, que su razón de ser es adorar al Señor, eso a mi me llena de seguridad y de gozo, porque se que Dios está obrando. Y eso mismo yo les insto a ustedes hombres a hacer en su hogar portadores de palabras de bendición, hacer el trabajo que Dios les ha encomendado, a no tener temor a hacerlo bíblicamente, a ser una persona que bendiga su hogar en todas las maneras, su comunidad, su iglesia. Ustedes son importantes, no solamente importantes, esenciales y no hay nadie que los pueda sustituir. Así que hagan su trabajo como para el Señor, porque es para el Señor que lo hacen.

Y quiero también animar a ustedes padres, que tienen hijos lejos, que no conviven con ustedes por diferentes razones: porque ha habido un divorcio, porque usted está aquí y sus hijos están en otro lugar, a mantener contacto con ellos; sea por carta, por teléfono, a sostenerlos económicamente.

En muchas ocasiones cuando yo me reúno con alguien en sesiones de consejería, surge la herida de que no han tenido contacto con un padre, que la figura de un padre no estuvo ahí, estuvo ausente o estuvo a medias, o no dio palabras de bendición. Así que eso es esencial. Nunca usted puede bendecir demasiado a sus hijos con la palabra y con la presencia. Así que les animo a hacer todos los que ustedes puedan por ser padres presentes que traigan honra y honor al Señor, ahí en medio del hogar que es lo que más importa. Aunque usted sea muy efectivo en otras áreas de su vida, si en el hogar usted no es portador de la bendición de Dios, algo muy grave está ausente. Así que yo les animo a hacer lo mejor que ustedes puedan y le admiro y los necesitamos y nos llena de gozo verlos haciendo la labor del Señor.

En las últimas semanas Roberto ha estado predicando acerca de principios de una vida exitosa basado en Hebreos 12, 1 al 2, que me imagino que ya todos se lo saben de memoria porque él ha ido con mucho detalle, rompiendo, desmenuzando esa palabra para aplicarla a las vidas.

Y en esta mañana yo quiero añadir un principio más a esos principios a una vida exitosa y este principio, yo lo he llamado así, es que una persona exitosa gobierna su lengua y edifica a otros con sus palabras.

Otra, voy a repetirlo: una persona exitosa gobierna su lengua, tiene el gobierno sobre su lengua y edifica a los demás a través de sus palabras.

Quiero compartir con ustedes lo que la palabra de Dios dice acerca del uso de la lengua, y uno de los versículos que quizás todos ustedes conocen está Proverbios 18:21 y dice que “....la muerte y la vida están en poder de la lengua”.

Imagínense que gran poder, un miembro tan pequeño del cuerpo, y dice que “... la muerte y la vida están en poder de la lengua”. La lengua es la que determina eso, muerte o vida. Porque nuestras palabras no son neutrales. Nunca son neutrales, siempre tienen una reacción, una influencia.

Con las palabras nosotros podemos edificar o podemos destruir, o sea podemos ser constructores o podemos ser demoledores, que es todo lo contrario. Podemos promover el ánimo o podemos causar desánimo. Podemos infundir vida o apagar vida. Así que ese es el poder que está en nuestra lengua.

Y, hoy yo quiero enfocarme mayormente en lo que son palabras de vida, pero antes de eso quiero establecer digamos el otro lado de la moneda. Yo se que todos conocemos esas cosas, pero quiero establecer el contraste de lo que son algunos tipos de palabras de destrucción, que traen muerte, y lo que son las palabras de vida más adelante.

Y entre las palabras de muerte les voy a mencionar algunas, una es la crítica destructiva, que es cuando nosotros precisamente, hacemos eso, crítica y lo que hace es que crea distancia entre las personas, porque no es una queja, es una crítica, estamos asestando un golpe, quizás al carácter de la otra persona. Así que esa es una palabra que es destructiva.

Otro tipo de palabras son los epítetos como tonto, estúpido, tu no sirves para nada, y otros tipos de palabra que no podemos mencionar aquí, que quizás ustedes han escuchado. Las bromas, las bromas que hacemos delante de otro, a veces a expensas de alguien. La burla, usar la burla; el chisme, la calumnia, el sarcasmo, sabe cuando asumimos que tenemos una posición de superioridad sobre otro y es un tipo de burla.

Y de hecho los psicólogos han estudiado el sarcasmo y dicen que es uno de los indicadores principales de que se avecina un divorcio en un matrimonio, cuando usamos sarcasmo. Parece algo inocente, pero un sarcasmo habitual destruye una relación.

Otro, es las malas palabras, que contaminan el ambiente, que muchas veces nos hemos criado en un hogar donde esas palabras se dan día a día, pero cuando nosotros venimos al Señor, pues tenemos que ya renunciar a todas esas cosas y a muchas más que no voy a mencionar por falta de tiempo, que son palabra destructivas.

Nuestros ambientes muchas veces están cargados de este tipo de palabras y nosotros tenemos que evitar dar entrada a esas palabras en el ambiente donde nosotros estemos porque somos luz y donde nosotros estamos no puede haber, o no debe haber palabras destructivas de este tipo.

Porque si uno mira a toda esa lista que yo les he mencionado, usted cree que puede salir algo bueno de esas palabras destructivas. ¿verdad que no? Nada bueno puede salir de ahí. Y si nosotros estamos llamados a traer precisamente bendición al ambiente donde nosotros estamos, tenemos que renunciar a todo tipo de palabras que traigan destrucción.

Y de hecho Santiago llama a todas esas palabras destructivas, las llama ‘veneno mortal’. Eso es lo que nosotros usamos o estamos diseminando, veneno mortal, si usamos ese tipo de palabras.

Yo creo que es muy fácil, cuando usted recibe, es recipiente de una de esas palabra es fácil reconocerla. Enseguida usted dice, sarcasmo, falta de respeto, bromas que no debiste hacer, esa palabra es hiriente; se nos hace fácil reconocer cuando las recibimos, pero es más difícil y menos común reconocer que somos nosotros los que estamos usando esas palabras.

Y yo se, lo se por experiencia que he caído en esas trampas algunas veces, de usar algún sarcasmo, de dar una palabra hiriente, de recordar cosas del pasado que no debo estar trayendo a la luz en ese momento, así que yo se, que caemos en eso. Pero lo importante es que reconozcamos eso, que impidamos que eso se hago un hábito en nuestras vidas y que pidamos perdón.

Primero tener arrepentimiento adelante del Señor porque a menos que nosotros no reconozcamos que tenemos un rasgo en nuestro carácter, en nuestros hábitos que no agrada al Señor, y no agarremos el toro por los cuernos y de verdad pidamos perdón, busquemos arrepentimiento, busquemos arrepentirnos adelante del Señor y recibamos el perdón de Dios , vamos a seguir haciendo esas mismas cosas.

Así que, hay que reconocerlo. Y si hemos herido a alguien debemos ir a donde esa persona y pedir perdón, y más que nada hacer un propósito de nunca volver a caer en esas trampas. Esas son trampas. Esas son cosas que envenenan cualquier matrimonio, son cosas que envenenan relaciones de padres e hijos, que envenenan relaciones entre hermanos, entre compañeros de trabajo. Así que nosotros tenemos que renunciar a todo esto, y en vez de hacer estas cosas tenemos que sustituirlas con palabras que sean edificantes, que traigan gloria y honra al Señor.

En Efesios 4:29 Dios nos comanda lo siguiente. Dice “... ninguna palabra corrompida salga de nuestra boca, sino la que sea buena para la necesaria edificación y a fin de dar gracia a los oyentes.”

Es algo contundente, “......ninguna palabra corrompida salga de nuestra boca”. Eso quiere decir que si está a punto de salir usted le pone un Stop, freno con eso y no deje que esa palabra porque va a traer destrucción, algo se va a dañar, algo feo va a pasar.

Y cuando ahí habla, en ese ver de Efesios 4:29 habla acerca de una palabra corrompida, eso quiere decir una palabra podrida. ¿Qué puede ser más dañino y más contaminante que algo podrido? ¿Verdad? Cuando uno llega a la casa y algo no huele bien uno corre, la basura,.... saca la basura.... hasta que no salimos de eso no estamos tranquilos.

Así que las palabras que salen de nuestra boca que están corruptas son palabra podridas, que tenemos que eliminarlas también porque dan mal olor, contaminan el aire. Y por el contrario, en vez de dar esas palabras de corrupción, nosotros tenemos que hablar solo aquello que va a tener un efecto positivo a los que la escuchen. Esa es nuestra función, a hablar palabras positivas que llenen una necesidad específica, como dice ahí en el versículo, dice “... sino la que sea buena para la necesaria edificación”. Es ver la necesidad y dar una palabra que llene esa necesidad.

Así que tu conversación de día a día dondequiera que tu estés, como creyente, debe extender la gracia de Dios a todo el que interacciona contigo. Recuerden que nosotros somos, como creyentes, somos quizás la única Biblia que la gente a nuestro alrededor va a leer. Si esa Biblia que nosotros somos, habla palabras corruptas, vamos a hacer un daño. Así que en todas nuestras conversaciones tenemos que usar palabras que sean edificantes.

Si ustedes recuerdan en su pasado, ¿verdad que todos recuerdan palabras hirientes? ¿Algunos de ustedes recuerdan palabras hirientes que ustedes han recibido en su vida? ¿Verdad? Todos hemos tenido esas oportunidades donde hemos recibido palabras muy hirientes que han, es como un puñal en el corazón muchas veces. Pero también podemos recordar las palabras edificantes que hemos recibido.

Así que nosotros no podemos hacer nada con respecto a lo que hemos recibido, ni aún en cuanto a las palabras que nosotros hemos dado que no son edificantes, pero si sabe lo que podemos hacer? Hacer un propósito de hoy en adelante asumir la responsabilidad de gobernar nuestra lengua para que solamente aquello que sea edificante salga de nuestra boca.

Porque nuestras palabras traen honra al Señor o traen deshonra al Señor.

Como decíamos al principio no hay palabras neutrales. Todas tienen un efecto y todas van a traer gracia al oyente o van a tener el efecto contrario.

O sea que yo creo que eso es suficiente en cuanto a hablar de cosas que .... palabras que no son de vida, o el uso destructivo de la lengua, y yo quiero entrar ahora a hablar lo que ... con respecto a lo que son palabras de vida.

Por un momento yo les pido a ustedes que interaccionen conmigo ahí en sus asientos y definan en su mente ¿qué es una palabra de vida? Si a ustedes les dicen escriba dos oraciones acerca de lo que significa para ti una palabra de vida, piensen ahí un momento, ¿qué dirían ustedes que es una palabra de vida?

Mi definición de lo que es una palabra de vida, es una palabra que trae verdad, regala verdad, regala consuelo, regala esperanza, aprecio, afirmación, gratitud, una nueva perspectiva. Muchas veces nosotros necesitamos un regalo de una nueva perspectiva, estamos estancados y necesitamos que alguien nos renueve nuestra perspectiva para seguir adelante. Son palabras que exhortan, que infunden ánimo, que inspiran, que avivan los sueños que hemos perdido.

Cuantas veces yo he hablado con personas que tenían sueños en un tiempo y han dejado de soñar porque la vida les ha dado tan duro, o han cometido quizás, han tomado decisiones equivocadas y sus sueños han muerto o están ahí como en un anaquel cogiendo polvo. Una palabra de vida también aviva los sueños.

Otra cosa que hacen las palabra de vida es que nos empujan a tomar la acción correcta. Así que todas esas cosas, eso es una palabra de vida. La palabra de vida por distintivo siempre va a tener un efecto positivo, va a tener un efecto y el efecto va a ser positivo.

¿Cuántos de ustedes necesitan una palabra así? Todos necesitamos, ¿verdad? Todos necesitamos palabras así, porque siempre vamos a tener una necesidad. Vivimos en un ambiente social, Dios nos hizo así, criaturas sociales, así que nos alimenta y nos nutre cuando recibimos palabras de vida y asimismo los que están a tu alrededor, no importa quién sea, todos los que están a tu alrededor necesitan tus palabras de vida, no te las quedes tu. Sácalas, que cojan aire y cumplan con su propósito.

Yo pienso que los hijos de Dios más que nadie en el mundo deberíamos estar preparados para regalar liberalmente palabras de vida a todo el que las necesite. Y nosotros podemos hacerlo porque nosotros en un tiempo estábamos en la oscuridad, estábamos sin esperanza y Dios, el Señor nos trajo de una posición de oscuridad a una posición de luz, en la luz de su Evangelio.

¿Y qué es Evangelio? ¿Cuál es la definición de Evangelio? Buenas nuevas, en otras palabras, buenas noticias. Así es esencial que nosotros a través de nuestra palabra podamos dar esas buenas noticias, a través de palabras de vida.

En todo el universo, saben que solamente el ser humano tiene la capacidad para comunicar ideas, sueños, opiniones, percepciones.-solamente el ser humano puede hacer eso por medio de las palabra y aún en eso nos parecemos a nuestro Padre Celestial. Nuestro Padre Celestial es un comunicador y es tanto un comunicador que plasmó su amor, una carta de amor para nosotros, para la humanidad donde él da un plan de salvación en la palabra escrita. Así que Dios es un Dios comunicador, continuamente se comunica con nosotros y como si fuera poco todavía hoy en día se comunica a nuestro espíritu por medio del espíritu santo. Así que Dios continuamente está dándonos palabras de vida de muchas maneras, a través de su palabra, a través de su presencia, a través de sueños, a través de palabras proféticas, a través de la convivencia con nuestros hermanos. Todas esas son maneras que Dios utiliza como herramientas para traernos vida a través de la palabra.

Al crearnos a su imagen y semejanza nuestro Padre Celestial también depositó en nosotros el don de impartir vida por medio de las palabras. También nosotros tenemos ese don que debemos usar. Y Dios toma en absoluta seriedad el uso que nosotros damos de ese don de las palabras, por eso se encargó de incluir en la Biblia muchos pasajes y muchos versículos que nos enseñan acerca de cómo usar la lengua responsablemente.

Hay muchísimos versículos, mi tentación era,... o mi problema era cuál uso, porque hay tanto que dice la palabra acerca del uso de la lengua y estos pasajes nos enseñan acerca de la mayordomía de la lengua, o sea cómo nosotros vamos a usar ese don. Y recuerden que la mayordomía espiritual por definición es de índole sobrenatural y se opone a lo que nuestra carne cree y quiere hacer.

Pablo habla de esa lucha de que lo él quiere.... en una de sus epístolas, de lo que él quiere hacer, no hace.... así que todos nosotros estamos en esa lucha. Si somos sinceros sabemos que esa lucha está dentro de nosotros.

¿Cuántas veces usted no ha estado dispuesto ya a usar su lengua para hacer daño en una manera?, y el Señor le habla y le crea conciencia de que eso va a hacer daño y tiene que aguantarlo. Eso es una labor casi de toda la vida. Mientras vamos en proceso de santificación, vamos aprendiendo, pero siempre vamos a tener alguna tentación de usar la palabra en manera indebida y así que tenemos que aplicar los conceptos de mayordomía espiritual, que no es solamente esfuerzo humano, esfuerzo mental, es conocer la palabra y ser obediente a lo que la palabra dice acerca del uso de la mayordomía de la lengua.

Porque uno de los mayores retos de la convivencia humana especialmente en el matrimonio y en la familia en general es devolver palabras de vida cuando nosotros hemos sido ofendidos o heridos. Eso es sumamente difícil o ¿yo soy la única que tiene dificultad ahí o....? ¿Verdad? Todos tenemos dificultad cuando hemos sido heridos u ofendidos, sea cierto o sea por nuestra percepción lo primero que se van las palabras de vida y la tentación que viene es usar que ofendan y que devuelvan..... si hemos recibido palabras de muerte, devolver palabras de muerte.

Pero ¿sabes una cosa? Que alguien tiene que ser lo suficientemente fuerte en cada lugar para no sucumbir a esa tentación de devolver palabras de muerte por palabras de muerte recibidas. Alguien tiene que decir, ‘yo no voy a caer en esto’. Alguien tiene que decir ‘yo voy a romper este ciclo vicioso que se ha establecido en mi trabajo, en mi hogar, en mi matrimonio.’ Alguien tiene que ser el primero. Y usted no espere que sea el otro.

Generalmente en las relaciones cuando hay problemas, yo hago cuando él haga, y uno se pone así muy digno. Y está esperando que él otro haga para entonces uno hacer, pero eso no es lo que la palabra de Dios nos dice. Nosotros tenemos que tomar la iniciativa y por lo menos debemos evitar dar palabras de muerte cuando hemos recibido palabras de muerte. Eso nada más. Si solamente hiciéramos eso ganaríamos un gran terreno y podríamos tener victoria en nuestras relaciones.

Hace unos años yo estaba aconsejando a una pareja que estaba preparándose para casarse y estaban... la relación era bien, bien negativa, donde uno amenazaba al otro: si tu haces tal cosa, yo me suicido; y tu eres esto y esto y esto; y la otra decía ‘si tu sigues así, te dejo, y esto y esto y esto.’ Y añadían muchos epítetos, muchas palabras bien fuertes el uno al otro.

En la primera sesión que yo tuve con ellos yo fui bien clara: yo les dije ‘a menos que no cambien las palabras aquí no va a suceder nada y estamos todos perdiendo el tiempo.’ Doy gracias a Dios que esa pareja tomó el deseo de ser proactivo, tomó el reto y la situación cambió dramáticamente en unos días. Solamente con ellos escoger, retener esas palabras de muerte y no decirlas, todavía las pensaban, todavía estaban ahí, pero decidieron no darles curso, no sacarlas al aire, y el Señor los ha bendecido tanto. La relación cambió, pero yo lo veo todavía y no lo creo, cómo Dios los ha bendecido, porque solamente aceptaron un consejo de dominar la lengua y no usar la palabra contra destrucción del otro. Eso es lo que Dios puede hacer.

Tengo otro ejemplo de un joven que tenía problemas en su hogar, era un joven adulto con problemas con la mamá. La mamá le daba palabras duras y él se las devolvía igualmente duras, y llegó al punto que eso era la única comunicación que había entre esta mamá y este hijo adulto, era comunicaciones difíciles y feas, con palabras ásperas, y ya ni siquiera se querían ver. Ya cambiaron los horarios para ni siquiera verse en la casa de tan fea que era la situación ya. Y yo otra vez, yo le di el reto a este joven, yo le dije, ‘bueno, alguien tiene que ser aquí el primero que rompa este ciclo negativo’, y él, gracias a Dios, tomó el reto también y empezó... Yo le dije, ‘tu tienes que darle a tu madre, aunque no lo sientas al principio, tienes que darle palabras que la honren y que muestren que tu tienes aprecio por lo que ella hace, en momentos apropiados.’ Saben, yo le expliqué cómo hacerlo.

El hizo eso mismo, al principio su mamá estaba muy sospechosa pensando ¿qué será lo que él quiere en realidad?. Pero cuando se dio cuenta de que era algo verdadero, sincero comenzó ella también a devolver palabras edificantes y palabras de vida. la cuestión es que al mes ya se habían reconciliado, ya estaban pasando tiempo juntos e hicieron el propósito entre los dos, hicieron un pacto de nunca más volver a usar palabras hirientes o destructivas en su hogar, aún cuando hubiera molestias. Porque molestias siempre va a haber. ¿Verdad que donde hay gente hay problema? Esa es la verdad, siempre va a haber algo que a mi no me gusta aunque al otro o a la otra le gusta.

Así que ellos hicieron ese pacto y el Señor los bendijo otra vez porque una persona tomó el reto de gobernar su lengua, entonces el otro también cambió. Porque nosotros somos responsables de nosotros mismo. Yo no puedo ser responsable, ni controlar lo que otra persona piensa, diga y habla. Eso es imposible. Nadie puede hacer eso, pero si puedo controlar lo que yo digo, lo que yo pienso y lo que yo hago. Así que mi responsabilidad como creyente es eso: es controlarme yo, es edificarme yo, vivificarme yo, ser obediente, santificarme para entonces poder traer esas palabras de vida y cambiar el ciclo en que estamos.

Y muchas veces nuestros ambientes están contaminados y lo que se necesita es una persona, hágalo en fe. Una persona que empiece a romper ese ciclo y usted verá que la mayor parte de las veces va a tener un buen resultado.

Un principio que rige la mayordomía de la lengua se encuentra Gálatas 6:7 y 8. ahí dice “todo lo que el hombre sembrare, eso también segará porque el que siembra para su carne, de la carne segará corrupción, más el que siembra para el espíritu, del espíritu segará vida eterna”.

Otra vez, “todo lo que el hombre sembrare, eso también cosechará”. Si usted baja a un depot a la sección de jardinería, compra unas semillas de maíz y las siembra, ¿qué usted va a cosechar? Maíz, ¿verdad? Si compra de tomate, la siembra, ¿qué va a cosechar? Tomates, ¿verdad? Espero que eso si, si tiene un green thumb, o sea si es un buen cosechador va a cosechar tomates, si siembra semillas de tomates.

Si usted siembra palabras destructivas, ¿qué va a cosechar? Palabras destructivas a la misma vez. ¿Y qué pasa si usted decide sembrar palabras de vida, qué va a cosechar? Va a cosechar palabras de vida. Así que es así, usted va a cosechar lo que usted siembra. Es un principio que todos tenemos que seguir, por lo tanto tenemos que sembrar generosamente para nosotros poder cosechar palabras de vida también generosamente.

Se generoso con tu alabanza de otros, con tu afirmación de los demás. Habla bien de la gente en público y en privado. Usted se dará cuenta que cuando usted dice algo bueno de alguien en privado, usted puede estar seguro que le va a llegar a la persona de quien usted habla. Qué bonito, ¿verdad? que alguien donde usted y le diga, ‘fulanito me dijo que tu esto, esto, y esto.’ ¡Qué hermoso! ¿verdad? Eso te levanta el ánimo y uno va caminando así como en las nubes, porque eso es lo que hacen las palabras de alabanza, nos ayudan a crecer y nos animan a ser aún mejores.

Un refrán, o una enseñanza que yo recibí en mi hogar, que nos inculcaron a todos los hijos es ‘si no tienes nada bueno que decir de alguien, mantén tu boca cerrada’. ¿Otros más lo han oído? Si, si no tienes nada bueno que decir, no digas nada, mejor. Eso es un buen principio que debemos nosotros practicar y enseñarle a nuestros hijos también.

Se generoso en declarar palabra sinceras de vida a todos los que la necesitan a tu alrededor, en todos tus círculos de influencia, porque todos lo necesitan como hemos dicho antes, pero muy en particular en el hogar. Una de las maneras más efectivas de criar hijos saludables, que a su vez formen hogares saludables, es criarlos en un hogar que los bendice activamente con palabra de vida y de afirmación.

Los hijos que han sido criados en un hogar así es muy poco probable que caigan en relaciones destructivas o relaciones de abuso porque saben lo que es un ambiente saludable y saben reconocer cuando algo no es saludable. Así eso es esencial, nosotros dar esas palabras de afirmación en nuestros hogares, esposo alaba a tu esposa, esposa alaba a tu esposo especialmente en presencia de tus hijos, porque cuando los hijos ven eso, ven a papá alabando a mamá y a mamá alabando a papá, diciendo cosas buenas el uno del otro, eso les va a dar un sentido de seguridad y de alegría y de pertenencia, y van ellos también a aprender a hacer eso mismo en su hogares cuando los tengan.

Así que nosotros somos responsables de la calidad del aire que se respira en nuestro hogar y aunque quizás nosotros no seamos responsables de lo del otro, nosotros por lo menos podemos hacer nuestra parte en nuestra familia para que sea lo mejor posible por nuestras palabras.

Hace un momento decíamos que Dios toma muy en serio el uso que nosotros damos del don de las palabras. Pero muchas veces nosotros somos irresponsables y descuidados y es porque se nos olvidan ciertos principios espirituales acerca del uso de las palabras, la perspectiva que Dios tiene acerca de eso.

Y la primera de estas perspectivas la encontramos en el salmo 139, en los versos 1 y 4. Ahí dice “Oh, Jehová tu me has examinado y conocido, pues aún no está la palabra en mi lengua y he aquí, oh Jehová, tu la sabes toda.”

Así que nuestras palabras no las decimos en el vacío, las decimos y son escuchadas primero que nada por el Señor, que aún antes de que las profiramos, ya él conoce. O sea que nosotros ninguna de nuestras palabras se da en lo oculto, o en un vacío de privacidad, sino que están dadas en presencia de Dios y por lo tanto tenemos una gran responsabilidad.

 

 

Si nosotros de verdad viéramos con nuestros ojos espirituales al Señor sentado en nuestro hogar mientras nosotros conversamos, ¿cambiaríamos la manera de hablar? Pero lo que pasa es que no tomamos tanto cuidado porque no estamos tan concientes de esa verdad. Así que recuerde que todas sus palabras están dadas frente al Señor, en presencia del Señor.

La otra verdad es que nosotros vamos a dar cuenta de cada palabra. Escuchen las palabras que Jesús dice en Mateo 12:36 y 37. “Más yo digo que de toda palabra ociosa que hablen los hombres de ella darán cuenta el día del juicio porque por tus palabras serás justificado, y por tus palabras serás condenado”.

Así que vamos a dar cuenta de cada palabra que nosotros digamos. Una gran realidad que no debemos evitar dar palabras de muerte por miedo, pero es bueno recordar que vamos a dar cuenta un día de todas las palabras que hagamos. En el cielo va a haber un video con todas las palabra y vamos a querer escondernos para no escuchar lo que ese video dice muchas veces.

Lo otro es que el dominio de la lengua es la marca del verdadero cristiano y nosotros no podemos ser inconsistentes con el uso de la lengua. En Santiago 3:12 declara que “..... de una misma boca proceden bendición y maldición. Hermanos míos, esto no debe ser así acaso alguna fuente echa por una misma apertura agua dulce y amarga?”

Así que no podemos ser inconsistentes, tenemos que una cosa o la otra, y no podemos mezclarlas. Tenemos que dar obviamente agua dulce lo que debe dar nuestra boca.

Y en otro verso, también en Santiago en el Capítulo 1 versículo 26 dice, “... si alguno se cree religioso entre vosotros y no refrena su lengua, sino que engaña su corazón, la religión del tal es vana”.

En otras palabras que nosotros podemos practicar todo tipo de ritos religiosos, podemos hacer todo el bien que queramos pero si no gobernamos la lengua, todo lo externo no tiene valor. Es necesario hacer todas estas obras pero a la misma vez tenemos que gobernar la lengua para verdaderamente ser un discípulo de Cristo. Es una de las primeras área que el Señor tiene que discipular.

El uso de la lengua es una parte esencial de nuestro testimonio. Cristianos si ustedes recuerdan en el pasaje que Roberto estuvo predicando las últimas semanas, que es Hebreos 12:1, dice “..... por lo tanto nosotros también teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante.”

En otras palabras nuestras palabras no caen en el vacío, siempre va a haber una gran nube de testigos alrededor de nosotros escuchando. Así que tenemos que tener mucho, mucho cuidado. Nosotros no podemos quitarnos el traje de embajador de Jesucristo en un momento y hablar palabras que no son de Dios y después volver a ponerlos. En todo momento nosotros somos representantes de Cristo, dondequiera que nosotros estemos.

Así que nuestras conversaciones en todo lugar tienen que ser conversaciones donde reine la pureza y la verdad de Dios, y que sean palabras edificantes. Que no nos de vergüenza en ningún momento lo que estamos diciendo, porque estamos hablando delante del Señor y sabemos que son palabras puras y edificantes, porque esa es una de las áreas principales de nuestro testimonio.

Otra gran verdad acerca del uso de la lengua es que nuestras palabras están directamente ligadas a la condición de nuestro corazón. Hay una relación directa, palabras que salen de nuestra boca y la condición de nuestro corazón.

Hay un versículo que dice que “....de la abundancia del corazón habla la boca”, y sigue ese versículo más adelante dice “... el hombre bueno del buen tesoro de su corazón saca buenas cosas, y el hombre malo del mal tesoro de su corazón saca malas cosas”.

Así que lo que nosotros hablamos está ligado a la condición de nuestro corazón. Y por eso yo quiero tomar los últimos minutos para describir cuáles son esos tesoros que debe haber en el corazón de una persona que usa palabras de vida, cuáles son las cualidades de ese corazón de esa persona.

Y la primera de estas cualidades es que es un corazón seguro y con lo que yo quiero decir es un corazón que sabe, conoce cuál es su identidad en Cristo, sabe quién él es en Cristo. Hay estabilidad en ese corazón porque no tiene duda de cuál es su identidad espiritual, no solamente su identidad natural, su identidad sobrenatural.

Por ejemplo en la palabra dice que “.....nosotros somos templo del espíritu santo, dice que somos sal de la tierra, que somos más que victoriosos, que somos coherederos en Cristos, ministros de reconciliación, ministros competentes”. Hay muchas descripciones en la palabra que describen, valga la redundancia, nuestra identidad en el Señor.

Así que si nosotros somos todas esas cosas ¿cómo no vamos a tener poder para gobernar nuestra lengua, cómo no vamos a ser luz del mundo y traer bendición a los demás? Es imposible. Estamos seguros, así que tenemos que dar palabras de vida basados en esa seguridad.

Otra cosa que este corazón es además de ser un corazón seguro, es que es u corazón amoroso. El amor del corazón es la cualidad que nos permite a nosotros salir de nuestra zona de comodidad de donde yo soy, donde lleno mis necesidades y me permite a mi extender gracia a los demás. Eso es ser un corazón amoroso, un corazón que extiende misericordia, perdón, gracia, palabras de vida. Y un lugar donde nos describe ese corazón de amor es en Primera de Corintios 13, que no voy a leer por falta de tiempo, pero que usted puede meditar en eso: esas cualidades de un corazón amoroso.

Así que el corazón de una persona con palabras de vida es seguro, es amoroso y además es positivo. Y lo que yo quiero decir con que es positivo es que lucha por superar cualquier mala actitud o negatividad dentro de sí mismo. Una de las barreras más grandes para nosotros dar palabras de vida es que a veces hay negatividad dentro de nosotros mismos, y entonces cuando abrimos la boca traemos negatividad a nuestro ambiente también. Pero un corazón positivo lucha y vence contra esa negatividad y decide hablar palabras de vida. Es un corazón que se ha puesto como meta, siempre ver lo bueno y siempre traer algo positivo a todo lugar donde él esté. Que dondequiera que usted llega, usted aporta algo positivo a ese ambiente. ¡Qué bello sería eso!

¿Ustedes se imaginan que en todas las reuniones familiares suyas, en todas las reuniones de la iglesia, en todas las reuniones de trabajo la gente estuviera peleando no por decir cosas negativas de uno al otro, sino por decir cosas buenas, porque quiere alabar a los otros, quiere bendecir a los otros, ustedes se imaginan qué reuniones tan bellas serían esas?

No sería material para la columna de chismografía de la iglesia, eso ahí.... nadie estaría escribiendo: “fulanito dijo esto, y esto de fulanita”. Pero ¿saben qué? harían un gran trabajo para unificar la iglesia, para crear más hermandad y más unidad entre todos nosotros.

En Filipenses 4:8 hay un versículo que quizás algunos de ustedes lo conoce bien, ese versículo es uno de mis versículos lema en cuanto a ver lo positivo en los demás. Ese versículo dice “.... por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo que es honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre, si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza en esto pensad.”

Que bueno sería que pudiéramos aplicar eso a la gente que está alrededor de nosotros, ¿verdad? y estar buscando todo el tiempo lo bueno en esa persona. Como seres humanos nosotros tenemos la tendencia, unos la tienen un poco más que otra, a ver lo negativo en los demás. A lo mejor lo positivo es algo maravilloso y grande, pero muchas veces nos concentramos en lo negativo, en lo que nos disgusta, en lo que choca con mi personalidad que a mi no me gusta.

Ustedes se imaginan que Dios hiciera lo mismo con nosotros, que estuviera enfocado en nuestros defectos, en nuestras limitaciones. Pero Dios no hace eso. El ve lo bello en nosotros y le saca el mayor provecho a eso. Así que eso es algo que tenemos que estar concientes de eso.

Vamos a ver lo positivo en los demás y vamos a estar menos dispuestos a quejarnos de lo que no nos gusta y más positivos a dar palabras de alabanza y de afirmación.

Muchas veces las palabras de crítica salen a todo color, con detalle de lujos de fechas y todas esas cosas, pero las palabras de afirmación, esas se tardan un poquito más y se nos quedan un poquito estancados en la garganta. Así que vamos a dejar que esas palabras de afirmación y de alabanza también fluyan en nuestros ambientes.

Así que el corazón positivo que ya declaramos, a eso le añadimos un corazón visionario, que tiene que ver con ser positivo, pero va más allá. El corazón visionario es aquel que ve el potencial de los demás, no ve el pedazo feo del carbón feo que ..... el pedazo ese rústico, no ve eso, sino ve el diamante en los demás; que es lo que Dios hace con nosotros precisamente.

Y en la palabra nosotros vemos el ejemplo de Pedro cuando, se acuerdan después de que Pedro negó al Señor 3 veces, cuando Jesús resucitó él fue al lago donde estaban Pedro y otros pescadores estaban pescando, y cuando Pedro vino a la orilla reconociendo que era su Señor, el Señor entabló con él una conversación que le dio unas palabras de vida maravillosas a Pedro. Fue una conversación transformadora. En esa conversación él le preguntó 3 veces: ‘Pedro, ¿me amas?’, y Pedro tuvo la oportunidad de declararle su amor al Señor 3 veces también, cancelando la traición que él había hecho al Señor.

Así que Dios no solamente concilió a Pedro a sí mismo y una reconciliación de Pedro con su Señor, lo sanó, lo restauró, sino que también le dio una comisión de ser un apacentador de sus ovejas. Y todos sabemos por medio de la Escritura todas las cosas grandes que Pedro hizo.

Quien sabe a nuestro alrededor, cuánta gente así hay, que serían transformadas sus vidas si nosotros nos tomamos el tiempo de declarar palabras de vida sobre ellos, sobre nuestros cónyuges, nuestros hijos, nuestros familiares y a todo tipo de personas. Así que yo los animo a ser visionario en cómo ven a las personas.

Además un corazón, además de ser seguro, amoroso, positivo y visionario, es un corazón sensitivo y discernidor, porque decir palabras de vida no es decir palabras simplemente agradables o ‘nice’, sino es dar vida por medio de la palabra, es un concepto mucho `más allá que simplemente palabras agradables y nosotros lo que tenemos que hacer es estar observando a nuestro alrededor, observar a la naturaleza humana, observar a nuestra familia, conocerlos bien para saber qué palabra nosotros tenemos que darle a cada uno de ellos.

Eso requiere tiempo, ¿verdad? y requiere observar. En muchas familias son como barcos de vela en la noche, los barcos pasan en la oscuridad de la noche en el mar, pasa uno en una dirección y el otro en otra, pero no hay comunicación entre eso dos barcos, no hay comunicación significativa. Así que eso es un área que todos nosotros tenemos que promover más y crecer más, en conocer a los miembros de nuestra familia para poder dar la palabra que cada uno necesita, siendo sensitivos y discerniendo esa necesidad.

Y ligado a eso también está otra cualidad que es que el corazón que da palabras de vida también es un corazón intencional. Usted no va a dar palabras de vida a menos que se proponga dar palabras de vida porque eso es un arte, una disciplina espiritual así que todos tenemos que crecer en esa área, tenemos que reconocer dónde necesitamos y entonces empezar a movernos en eso, en dar palabras de vida, siendo intencional, escuchando del Señor a ver en qué momento, cómo, cómo Dios quiere que demos la palabra.

Yo no se si ustedes les ha pasado pero en ocasiones Dios le trae a uno el nombre de una persona insistentemente, o el rostro en la mente de una persona, le trae un sueño donde hay una persona. Muchas veces lo que Dios está haciendo es animándonos a hacer contacto con esa persona, orar por esa persona.

Alguna hermana hace unos años compartió un ejemplo de que ella en tres ocasiones Dios, bueno ella después supo que era Dios, le venía el nombre de una mujer a su mente, una amiga de ella a su mente, en tres ocasiones. Y en una de esas ocasiones le vino como con dolor, como un sentido de carga por esta mujer que era amiga de ella, pero no hizo nada al respecto, no la llamó, dice que apenas oró por ella. Al mes se la encontró en el supermercado y ahí esta mujer le dijo que un mes antes había estado padeciendo de una depresión terrible donde había contemplado el suicidio.

Así que eso fue una gran lección para ella. Sabe, ahí ella se comprometió con el Señor a cuando el Señor trajera un nombre a su mente, un rostro, dar una palabra de vida. Puede ser que usted esté en un lugar, llega a un lugar y ve a alguien que no se siente parte del lugar, acérquese, extiéndale amistad, extiéndale palabras de vida para que esa persona se sienta en comunidad. O sea en todos los lugares en los que usted esté, en todos los lugares usted puede ser intencional acerca de dar palabras de vida y recuerde que vamos a dar cuenta un día de las palabras que usamos, pero además miren las palabra de Benjamín Franklin.

El dijo acerca de este tema de ser intencionado acerca de las palabra, dijo “... un día daremos cuenta no solo por las palabras inapropiadas que hemos dicho, sino también por cada silencio innecesario.”

Así que donde hay una necesidad de una palabra de vida, dela. Sea fiel, sea obediente de esa palabra.

Y finalmente un corazón que da palabras de vida es un corazón sabio. No sabio por su propio conocimiento intelectual o mental, sino porque está arraigado en el conocimiento de la palabra, en las verdades que son eternas y que se aplican a todas las situaciones de la vida.

En Proverbios 31 hay un versículo acerca de la mujer virtuosa que dice que “....ella abre su boca con sabiduría y la ley de clemencia está en su lengua.”

Eso es muy gráfico, uno imaginar la ley de clemencia en la punta de su lengua, ¿verdad? Y la boca abriéndose y trayendo sabiduría a todo el que la escuche. Así es la palabra de Dios. Hay unas imágenes muy poderosas y muy gráficas que nos ayudan a nosotros a ser obedientes.

En Isaías, 50 versículo 4, hay un versículo que es uno de mis favoritos que es uno de los versículos que el Señor me dio como lema cuando me llamó a la consejería, me dio este versículo y Isaías 50, versículo 4 que dice “Jehová, el Señor, me dio lengua de sabios para saber hablar palabras al cansado, despertará mañana tras mañana. Despertará mi oído para que oiga como los sabios.”

¡Qué versículo tan bello!, ¿verdad? Me ha dado lengua, el Señor nos ha dado lengua de sabios, pero para tener lenguas de sabios, ¿qué tenemos que hacer primero? Tenemos que tener oído de sabio y es un proceso de día a día, es un proceso de aprendizaje, porque dice que para saber hablar.... En otras palabras tenemos que aprender primero para entonces saber.

Y ese verso a mi me llena de confianza porque me da la seguridad de que si Dios me ha llamado a dar palabra de vida y ese es un llamado para todos nosotros que estamos aquí, también él se encarga si yo mantengo mi relación con él, si estoy apegada a él, si tengo mi oído atento a él, él se va a encargar de darme las palabras que necesito.

Yo siempre confié en eso. Cuando yo voy a hablar a alguien en consejería la imagen que me viene a mi a la mente es de yo agarrada al manto de Jesús. Yo siempre le pido, ‘Señor, que virtud salga de ti’, porque yo no quiero que las palabras que yo de sean mías, sino que provengan del Señor y que sean palabras verdaderamente sabias y edificantes.

Así que en la medida en que tu corazón sea más seguro, más amoroso, más positivo, más visionario, más sensitivo, más intencional y más sabio, así podrás ser un instrumento efectivo en edificar las vidas de todos los que estén alrededor de ti. Porque tu estás en el negocio de construir vidas y de edificar vidas.

Y lo último que les quiero comentar es que si nosotros crecemos en todas esas cualidades que yo les he mencionado, si esos tesoros están dentro de nuestro corazón, ¿sabe quien va a ser la persona más beneficiada? ¿Quién creen? Cada uno de nosotros, ¿verdad? va a ser la persona más beneficiada. No los que reciben las palabras, sino nosotros mismos porque vamos a ser personas más positivas y más agradables y aún nuestro rostro va a cambiar. Nuestro rostro se va a relajar más, vamos a tener menos de esto, y más de esto, más relajado, más hermoso el rostro, más atrayente a los demás. La gente se va a sentir más atraída a nosotros. Vamos a ser como miel para los demás. Van a querer estar cerca de nosotros porque saben que nosotros somos fuente de agua dulce, una fuente de palabras de vida.

Vamos a estar también menos centrados en nosotros mismos, menos egoístas, y vamos a ser más como Cristo, vamos a aprender a ser más como Cristo y vamos a contagiar esta positividad a todo el mundo, porque igual que lo negativo es contagioso, lo positivo es más contagioso todavía. Así que otros van a querer imitar eso y hasta van a querer ser mejor que el maestro. Así que eso sería hermoso, ver eso en nuestro hogar, en nuestra iglesia. Y nuestras relaciones van a mejorar ciento por ciento, como algunos de los ejemplos que yo les he comentado en esta tarde y además vamos a desarrollar un don que no pasa de moda nunca y que vamos a poder usar hasta el último día de nuestras vidas.

Yo tengo el ejemplo de eso en mi suegra, Toñita que tiene 91 años, ella no se puede mover mucho, pero desde su casa tiene una estación de palabras de vida, ella se pasa todo el tiempo en el teléfono, la llaman y ella tiene palabras de vida. Así que no importa en qué ministerio usted esté, no importa qué temporada de su vida usted esté, este don de la palabra, de dar palabras de vida lo puede usar siempre para bendición de todos los que están alrededor de usted.

Así que yo espero haberlos convencido con lo que dice la palabra de ir a donde usted vive, a donde usted se mueve a dar esas palabras de vida y a que se multipliquen más y más en su familia y traigan bendición a sus vidas y a las vidas de todos los que los rodean.

Así que si me acompañan a orar para terminar esta parte, porque tenemos la santa cena en un momento.

Gracias, Padre. Gracias por tu palabra, Señor que es una guía eficaz. Gracias por ese manual de vida que tu nos has dado. Señor, gracias por traer convicción a nuestro corazón de lo que a ti no te gusta en términos del uso de nuestras palabras, Señor.

Padre, nos comprometemos delante de ti, Señor, a ser mejores mayordomos de nuestras palabras, a que nunca salga palabra corrupta de nuestra boca, Señor, sino solamente aquella que sea edificante. Gracias, Señor porque no solo beneficias a los demás, Señor, no solo se expande tu reino, sino nosotros mismos somos edificados, Señor al usar estos principios dondequiera que tu nos has puesto. Gracias, oh Dios. Gracias por tu presencia, que siempre desarrollemos la conciencia de que toda palabra que profiramos, Señor, está dada frente a tu presencia y que somos responsables de ellas ante ti, Señor.

Gracias, Padre. Gracias por tu amor. Gracias por entrar a nuestra vida. gracias por renovar nuestra mente y nuestra lengua, Señor, de manera que seamos de bendición, Señor, y que seamos constructores y edificadores de vida, Señor. Gracias, Padre. En el nombre de Jesús, amen.