Porque te quita Dios algo que amas?

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Gloria a Dios por ministerios que ofrecen sanidad y libertad. Esperamos, hermanos, que todo lo que entre por los atrios de esta iglesia o cualquier iglesia cristiana buscando libertad, buscando sanidad, que hallen esos lugares, sea donde sea, sea aquí, sea en su país, si nos está viendo por el Internet, pero eso es lo que debe ser una iglesia.

Y hermanos, el Señor va a cumplir su promesa con nosotros. el Señor si promete sanidad él quiere estar seguro que en ese lugar haya sanidad; si promete libertad él se va a asegurar, hermanos, de cumplir con esa promesa de libertad. Y hermanos, hace unos días, hace un tiempo ya que el Señor ha estado trabajando este mensaje en mi vida y lo he compartido en otros contextos. La primera vez compartí este mensaje en un shelter de desamparados, esa misma semana que, a propósito, dirigen unos hermanos muy violentos y valientes de esta congregación, la hermana Dilma y su equipo poderoso, que entra en un shelter calladitamente todos los martes en la noche, anónimamente y ahí ministrando a una gente que ese es su hogar, quedan ni siquiera a dos cuadras de aquí.

Compartí una versión de este pensamiento, un miércoles en la noche con el grupo Lázaro y en otro lugar, un par de semanas atrás, pero lo que no me había dado cuenta era que el pastor Roberto el día 6 de julio trajo un mensaje, si usted no lo llegó a oír, le recomiendo que lo busque por el Internet, profético, yo creo que marcó la vida de esta iglesia. Es más compenetró, ha compenetrado nuestro vocabulario aún de oración en esta tarde, así se sabe que un mensaje es profético, cuando aún las palabras pronunciadas por el pastor, reverberan en nuestras oraciones y nuestras intervenciones. Y solo anoche tuve el privilegio yo de escuchar ese mensaje, solo esta mañana tuve el privilegio de escuchar el mensaje del pastor Omar y les puedo decir, hermanos, que las ideas principales de estos mensajes yo lo hallo perfectamente compaginado.

¿Qué es el mensaje? Hermanos, si acaso no escuchen otra cosa reciban esto. ¿Cree usted que el Señor le ama? ¿Cree que el Señor conoce lo mejor para ti y quiere cumplir lo mejor para tu vida? Entonces, hermanos, recibe este mensaje en el nombre de Jesús.

A veces la manera en que mayor se manifiesta el amor de Dios hacia nosotros no es en lo que nos da, sino en lo que nos quita. A veces la mejor manera que el Señor te muestra que te ama no es tanto en lo que te da sino en lo que nos quita. Vamos a la presencia del Señor.

Ahora, Jehová, te invito a que hables. Espíritu de Dios que llene este lugar como te acostumbraste a llenar el templo. Y aún si este sacerdote no podrá ministrar por la perfección y el poder de tu presencia que sea así. Pero llena este lugar con tu presencia, sopla espíritu de Dios sobre esta palabra y que brote vida. Lo pedimos en el nombre de Jesús.

Vamos a Marcos, Capítulo 11, versículo 12 al 25. tal vez una de las razones por qué este mensaje me ha tocado a mi tanto es porque por la mayoría de mi vida yo no entendía esta palabra, esta porción bíblica de esta manera. Y esto ha sido una revelación, Marcos, el Evangelio de Marcos, Capítulo 11, versículo 12 al 25. amen. Gloria a Dios.

Mis hermanos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo: “... al día siguiente cuando salieron, esto es Jesús y sus discípulos, de Betania tuvo hambre....”

Ok, un poco de contexto aquí, mis hermanos. Al día siguiente quiere decir el día después de su entrada triunfal, lo que nosotros celebramos como el domingo de Ramos. El día anterior el Señor había entrado por las puertas de la ciudad de Jerusalén y gritaban la gente así como nosotros cantamos hoy, Jerusalén bendito el que viene en el nombre del Señor. Hosanna, hosanna al rey que vive. El Señor entró a la ciudad ese día, parece que era tarde, entró al templo, dio una mirada, revisó el templo y se fue. ¿Para adónde? Y esto es un contexto que ustedes verán en todo este pasaje. Al entrar el Señor en la ciudad, hermanos, era el tiempo de la pascua, no había dónde quedarse en todo Jerusalén. Jerusalén no tenía un Holiday Inn express, no se había inventado, Travelocity. No había dónde quedarse en Jerusalén.

Pues, lo que hacían la mayoría de los peregrinos a la pascua era quedarse en ciudades en los alrededores. Muchos de ellos quedándose al aire libre en los campos y los montes para celebrar la pascua en Jerusalén. Jesús hacía esto. Jesús se quedó en la cuidad de Betania y tal vez hasta en el hogar de su amigo, Lázaro. Pues, eso es lo que ustedes van a ver. Ustedes van a ver este orden: el Señor y sus discípulos entrando en la ciudad, saliendo para la ciudad. Ok, bien.

“... al día siguiente cuando salieron de Betania tuvo hambre y viendo lejos una higuera que tenía hojas fue a ver si tal vez hallaba en ella algo, pero cuando llegó a ella nada halló, sino hojas pues no era tiempo de higos. Entonces Jesús dijo a la higuera, nunca jamás coma nadie fruto de ti y lo oyeron sus discípulos....”

Estoy seguro que Jesús quiso que los discípulos lo oyeran. Usted se puede imaginar cómo reaccionaría usted. Me imagino que los discípulos reaccionaron de la misma manera que tal vez, si queremos ser honestos, nosotros no hubiésemos reaccionado como, qué le haría esta higuera a Jesús para merecer esto.

“...Pues, siguiendo de allí vinieron pues a Jerusalén y entrando Jesús en el templo comenzó a echar fuera a los que vendían y compraban en el templo y volcó las mesas de los cambistas, y las sillas de los que vendían palomas y no consentía que nadie atravesase el templo llevando un pinchillo, o sea mercancía, alguna, y les enseñaba diciendo, ‘no está escrito mi casa será llamada casa de oración para todas las naciones, más vosotros las habéis hecho cuevas de ladrones...”

Se levantaría el Señor de mala gana ese día.

“... Y le oyeron los escribas y los principales sacerdotes y buscaban cómo matarle porque le tenían miedo, por cuanto todo el pueblo estaba admirado de su doctrina, pero al llegar la noche Jesús salió de la ciudad y pasando por la mañana vieron que la higuera se había secado desde las raíces. Entonces Pedro acordándose le dijo, Maestro, mira, la higuera que maldijiste se ha secado, respondiendo Jesús le dijo, ‘tened fe en Dios porque de cierto os digo que cualquiera que dijere a este monte, quítate y échate en el mar, y no dudare en su corazón, sino creyere que será hecho lo que dice, lo que diga le será hecho. Por tanto os digo que todo lo que pidieres orando creed que los recibiréis y os vendrá. Y cuando estés orando perdonad si tenéis algo en contra de alguno para que también vuestro Padre que está en los cielos os perdone a vosotros vuestras ofensas, porque si vosotros no perdonáis tampoco vuestro Padre que está en los cielos os perdonará vuestras ofensas....”

mis hermanos, tal vez no parece al principio pero el Señor me llegó a revelar que estos textos están enlazados con un propósito. Miren bien, ¿qué ocurre primero? Primero el Señor entra en la ciudad, tiene hambre, se encuentra con esta higuera, un árbol de higos y eso era propiedad pública, o sea, hermanos, en Jerusalén en particular en este tiempo, era una era muy agrícola y estos árboles de higos, estas higueras crecían dondequiera, eran árboles silvestres, eran propiedad de nadie y de todo el mundo a la vez.

Tal vez en Boston nosotros no reconocemos como es eso, pero en nuestros países eso existe, que donde hay tanta belleza natural, el Señor ha bendecido, ha enriquecido nuestros países con tantos recursos naturales que hay fruto y hay de comer donde quiera. No sé de ustedes, pero en la República Dominicana yo experimenté algo así. Marina me introdujo a la manera en que uno tumba almendras del árbol, muy romántico. Uno le tira con una piedrita para ver si uno tumba una almendra. Con razón esos muchachos salen peloteros, ¿verdad? Y era algo así.

Había estos árboles donde quiera. El Señor se acerca, él ve un árbol con sus hojas, se acerca a él y ve que tenía muchas hojas pero estaba vacía y la maldijo, maldijo a la pobre higuera. Ahora, por qué el Señor haría esto, con qué razón. Si no era tiempo de higos, ¿verdad? No lo dice muy claro la palabra? Ah, pero tenía hojas. Esto lo tuvimos que investigar un poco. Lo que nosotros ahora en el siglo XXI no nos damos cuenta y a menos que uno está alrededor de estas higueras no se da cuenta, es que la higuera da fruto por lo menos dos veces al año. La cosecha principal, el tiempo de los higos es en el verano, pero la higuera da un primer fruto, unas primicias en la primavera y este fruto brota aún antes de que el árbol eche hojas y parece que el propósito de este primer fruto que da la higuera, estas primicias por así decirlo, es que abre y prepara el árbol para la cosecha principal. O sea, es inferior pero muy necesario para que en el verano este árbol florezca de verdad y de fruto.

Y hermanos, lo que se entiende es que el no dar este primer fruto es una buena indicación, que tampoco daría fruto en el verano. El Señor se acerca a esta higuera en particular, ve muchas hojas pero sin fruto. Luego el Señor entra a la ciudad, él ve desorden, él ve mercadeo, él ve gente vendiendo y comprando a donde se supone que estén orando. Ahora, estamos casi seguros, hermanos, que el lugar a donde tenían este mercadeo, el lugarcito que ellos escogieron para poner estas mesas y este negocio de cambiar monedas, eran los atrios de los gentiles. El único lugar en el templo del Señor a donde los gentiles tenían el permiso de entrar y tal vez.... Y gentil a propósito, todos aquí menos Cherrie estaría limitado a ese lugar. El único lugar a donde tenían la esperanza de oír la palabra de Dios, el único lugar donde más cerca se podrían ellos alcanzar a la gloria shekiná de Dios era esos atrios, era allí que había este lío, este desorden, este mercadeo.

Y el Señor les cerró bodega de una forma violenta y les dijo, no habrá más mercadeo, váyanse de aquí, esto se supone ser una casa de oración para todas las naciones, para todo el pueblo. Ahora, hermanos, ¿qué tendrán en común estos textos? Yo creo que una de las ideas, hermanos, que más me resalta, o por lo menos unas de las cosas que oí de parte del Señor al leer estos textos fue esto: Sammy, a veces nosotros nos acostumbramos a las cosas que son porque siempre han sido así y no nos imaginamos que nuestras vidas pueden ser distintas. Es que ni siquiera nos ha iluminado la idea que tal vez lo que nosotros nos hemos acostumbrado a vivir no es la perfecta voluntad de Dios para nuestras vidas, que tal vez en el corazón de Dios él ha imaginado otra cosa, otro futuro, otro sueño por así decir, para nosotros, y ni cuenta nos damos. We have no clue. We can’t even imagine.

Y eso es lo que yo veo en este texto. Muchos comentaristas han dicho que la maldición de la higuera estéril es un símbolo profético anticipando a Jesús maldiciendo un templo corrupto y una religión vacía. Y yo creo que con razón.

Hermanos, yo leí comentarios hasta de ateos y ellos todos están de acuerdo con esto, y algunos de ellos, hermanos, concluyen, ustedes ven, ustedes ven que este Jesús hablan de un Dios de amor, hablan de un Dios de comprensión, ¿qué ven aquí? Vemos un Jesús iracundo, maldiciendo una higuera, ¿qué le hizo esta pobre higuera a Jesús? Y el templo, ¿cómo se va a portar el Hijo de Dios y en la casa de Dios? Pero saben lo que yo veo aquí, y yo creo que sabe lo que ve el Señor? Tal vez esta gente, no tal vez, yoi estoy casi seguro, que nadie en ese templo, ni siquiera se acordaba de los días en que la presencia del Señor llenaba ese lugar de tal manera que ni siquiera los sacerdotes podían ministrar, pero Jesús sí.

Nadie en esos días que se encontraba en ese templo podía imaginarse de los días a donde el Rey de Israel Josafat se tiró postrado delante del altar, en ese lugar, buscando la presencia de Dios. No podían ellos imaginar los levitas levantándose espontáneamente alabando y adorando al Señor y que la gloria del Señor se revele y del pueblo que subiera palabra profética y el Señor dirigiendo su pueblo, animando su pueblo, venciendo a sus enemigos almacenados contra ellos. Era imposible que ellos recuerden algo así, pero Jesús sí. Jesús sí sabía. Jesús sí sabía lo que era este templo y qué era lo que representaba.

Tal vez nadie allí respetaba la gloria shekina de Jehová, y el poder que había detrás de ese velo. Pero el Señor no había perdido el respeto, el Señor sí sabía no qué, quién y para qué moraba ahí. Lo que sí había, hermanos, era una religión vacía, mucha forma, mucha religiosidad, muchos pitos y flautas y cosas sin poder, sin poder. Un sacerdote abriendo un rollo, desempolvándola y leyendo esas palabras sin revelación, sin unción, sin autoridad, sin poder, y hermanos, mientras esto se llevaba a cabo, lo que después escribiría Pablo, la apariencia de piedad, la apariencia de piedad pero negando el poder de ella.

Mientras tanto, hermanos, la gente llegaba hambrienta y el Señor vio esto, el Señor vio gente entrando al templo por una puerta encadenado y saliendo igual, gente entrando endemoniados y esa misma gente entrando por otra puerta igual o peor de cómo ellos entraban; gente haciendo contacto con el templo de Jehová en camino al infierno, y no había nadie que lo podía alcanzar, una palabra de unción, una palabra de libertad, una palabra de poder, una palabra que podría transformar su trayectoria a una de vida. él veía esto, entrando quebrantados, saliendo quebrantados.

Y, hermano, sabes qué? Dicen que el Señor se enojó, está bien. Yo creo que está bien que se enojara. Hermanos, yo no me puedo imaginar nada que enfurezca a Dios más que eso. Yo no me puedo imaginar nada que pueda enfurecer al Señor más que la idea de ofrecer una promesa de vida y de libertad y de sanidad y de poder y que gente llegue esperando eso, esperando un encuentro con un Dios vivo, esperando palabra de transformación, esperando esperanza para su vida, esperando alguien con la autoridad suficiente para pararse en contra de las huestes del enemigo que se ha levantado contra ellos y poder en el nombre de Jesús espantarlos. Y el Señor dijo, ¿saben qué? Jamás, jamás comerá fruto de ti aquí, jamás, jamás entrará alguien a este lugar con la invitación, con las hojas invitándote a entrar y compartir vida solo para encontrar vacío, solo para que los engañen. Jamás eso acontecerá en este lugar.

Y ¿saben por qué lo hace? ¿Quiere saber su motivo? Él lo hace no porque él es un Dios iracundo, pero todo lo contrario. Él es un Dios de amor, como así. Hermanos, tu quieres que Dios te ame? Ten cuidado, porque cuando Dios ama, él ama de una forma apasionada, él ama de una forma completa, él ama de una forma insistente. Él es como uno de esos chamaquitos que se enamoró de ti en la gramática, que te seguía mandando notitas y no te podías despegar de él, él ama insistentemente. Él ama, su amor es un fuego consumidor. Él ama como un padre que toma en serio sus hijos y su esposa y que a todo costo los protegerá, a todo costo, él está dispuesto a hacer lo que haya que hacer para asegurarse que jamás nada y nadie nos engañará.

Y ¿saben qué? es porque él nos ama que el Señor no tolera que algo ocupe espacio y abono y agua y luz y sudor y esfuerzo para no dar fruto. Él nos ama demasiado para eso. él te ama demasiado, él nos ama demasiado, hermanos para dejar que nos muramos de hambre esperando fruto de una higuera estéril, que te mueras de hambre esperando algo que te ha engañado con una promesa de vida. he loves youtoo much to let you starve waiting for something that will never happen.

Y ¿saben qué? Esto nos regresa a la higuera. Y el hecho de que el mismo Dios que ama, el mismo Dios que toma autoridad en ese templo se enfoque en ti. Y aquí es donde tal vez el mensaje se particulariza un poco. There is where it gets personal.

Hermanos, piensen por un momento, tal vez habrá en nuestras vidas, en el jardín de nuestras vidas, higueras que nosotros hemnos tolerado por un buen tiempo, demasiado tiempo sin dar fruto. Tal vez hay una higuera en tu vida que el Señor ha maldecido y hace tiempo que te ha dicho, arráncala, está ocupando espacio de más. What are we talking about, Sam? Pastor, Sam, ¿de qué hablas tu?

Háblame claro. Bueno, hermanos, francamente tal vez es una relación que desde su comienzo el Señor te ha dicho, mira esto nunca jamás dará fruto, pero ahí está, una amistad, unas relaciones, lo que sea, en el jardín de tu vida ocupando lugar. Tal vez es una carrera o aún un anhelo, un sueño que tu has tenido y tu plantaste eso allí y lo has tolerado y tu has ido, un negocio tal vez, un afán. Está en tu jardín ocupando espacio y tu has regresado esa higuera año tras año, has revisado sus hojas, nunca te ha dado fruto, nunca te ha dado fruto o tal vez, hermanos, es una adicción que no puedes soltar en el jardín de tu vida tomando espacio, chupando tu dignidad, tu tiempo, tu sudor, tu matrimonio, tus finanzas, tus emociones, tu sueño, tu bienestar, ocupando espacio sin dar fruto de gozo, de paz, de amor, de vida, de bondad, de templanza, de paciencia, sin dar fruto en tu vida.

Hermanos, ¿saben qué? Tal vez te acercaste a esa higuera, sea lo que sea, sea quien sea, francamente porque tuviste hambre. You were hungry. Estabas tu en camino al templo, pasaste por allí, viste las hojas, te invitó y te acercaste. Y lo revisaste porque tuviste hambre y te quiero decir algo, hermano, tu Dios sabe lo que es tener hambre, tu Dios sabe lo que es tener necesidad, él entiende tu deseo, él entiende tu vacío, él entiende lo que es buscar vida de esta cosa, pero lo que él te dice, es ¿sabes qué? Quiero arrancar lo que no te conviene y quiero que vivas.

Y tal vez, hermano, tu dirás pero Señor, yo he invertido tanto en esta higuera. Es verdad, este año no dio fruto, tal vez el año que viene dará, tal vez el mes que viene dará, tal vez este es el año de la cosecha, pero el Señor te ha dicho, reality, chuck. Este árbol jamás te dará fruto. Lo que el Señor te está diciendo en esta tarde es, déjame entrar, déjame arrancar lo que he maldecido, y tened fe en Dios, tened fe en Dios. No te apures por la higuera. Como buen labrador el Señor sabe que para que no nos muramos de hambre él sabe para qué el Señor te hizo a ti, y el Señor te hizo para que des fruto y el Señor te dice en esta tarde, yo te doy autoridad en el nombre de Jesús, es más hermanos, pongámonos de pie.

Yo te doy autoridad en el nombre de Jesús, no solo para arrancar las higueras en le jardín de nuestras vidas que ni siquiera deberían estar aquí en tu vida, pero él dice, si tu crees en esta tarde toda montaña que obstruye tu camino, toda cosa que se opuesto al lugar a donde el Señor quiere que tu llegues, si tu crees en esta tarde tu puedes dirigir la palabra a ese monte y en el nombre de Jesús echarlo al mar.

Hermanos, ¿saben qué? El Señor tiene un destino para tu vida. Hay algún lugar a donde el Señor quiere que usted llegue, hay un propósito por el cual el Señor te ha creado. Hay un camino sobre el cual usted no estuviera aquí, si usted no estuviera determinado a trazar el camino para llegar a ese lugar. Tal vez tu sabes, tal vez usted ni siquiera sabe donde este lugar es, pero tu sí sabes que es un lugar bueno, es un lugar que Dios ha preparado, es un lugar que solo usted lo puede ocupar, si no fuera por la distracción de esta higuera, si no fuera por este monte que está en tu camino, y el Señor en esta tarde te da esa autoridad.

Hermanos, en esta tarde el Señor te dice cree en mi, tened fe en Dios. Tened fe en Dios. Tened fe que el Dios que te llamó a esta jornada no va a permitir aunque el mount Everest se atraviese entre ti y el propósito que él tiene para ti, pero tienes que estar dispuesto, que el Señor entre en tu corazón, entre en el jardín de tu vida y haga lo que él tenga que hacer, limpie lo que él tenga que limpiar, arranque lo que él tenga que arrancar. Y hermanos, en esta tarde toma esa autoridad, autoridad sobre higueras de actitudes, hábitos, vicios, adicciones, patrones de vida.

Vamos delante del Señor y deja que el jardinero entre, revise y que te ame. Deja que el Señor te ame de la manera que él desea amarte, quitando para que haya lugar para su gracia, para que haya lugar para su poder, para que haya lugar para su bendición, para que haya lugar para su revelación, para que haya lugar para su unción, para que haya lugar para su paz, para que haya lugar para el ministerio por el cual él te ha llamado, para que haya lugar, ese lugar en tu papel como Padre, hermano, esos hijos que te ven, te admiran, aún sin entenderte, conociendo tus líos, conociendo ven que papi sale y trata con esta higuera, y serías tu el héroe de la casa si lo arrancara hoy. Recibiría el aplauso de toda tu generación si tu dices de una vez, a la basura contigo. Yo voy a plantar, es más, el árbol eres tu, el árbol que él quiere plantar eres tu, un árbol de vida, un árbol plantado cerca de las corrientes de las aguas que da su fruto a su tiempo y su hoja no cae y todo lo que hace y todo lo que hace prosperará, eso es lo que quiere Dios, eso es lo que quiere Dios para ti, esa es la intención de Dios para ti, pero primero él tiene que arrancar porque te ama.

Vamos delante del Señor, pidamos permiso que entres a nuestro jardín ahora. Señor, gracias porque tu nos amas tanto para no dejar que el enemigo nos engañe con promesas falsas de vida. Padre, decimos como Pedro, solo tu, solo tu, solo tu tienes palabra de vida, Padre, y declaramos Señor, declaramos que brotará fruto, Señor, a donde solo ha habido esterilidad y te damos Maestro permiso que arranques lo que no nos conviene, que quites y quemes lo que no es tuyo, lo que jamás te has imaginado que nosotros tengamos en nuestros medios. Padre, planta en su lugar vida, planta en su lugar fruto de vida abundante. Padre, que cada vida aquí de para 30, para 60 y para 100, Señor, eso es tu propósito para nuestras vidas.

Si en esta tarde tu deseas oración en particular y tu dices, pastor Samuel, yo sé que el Señor tiene un lugar para mí pero estoy confrontando montañas hasta hoy, pero el el nombre de Jesús yo no vuelvo a casa igual, yo no voy a volver a jugar la vida como el enemigo ha tratado que yo la juegue. Yo declaro que las montañas, tu me das autoridad en esta tarde de echarlas la mar y yo heredo, es más yo te invito hermanos a heredar. Si ese eres tu, tu dirás, hermano pastor, yo tomo esto en serio y yo declaro que hasta hoy había montes pero en el nombre de Jesús yo los voy a echar, en el nombre de Jesús lo voy a echar, yo te invito que pases en el nombre de Jesús. Si tu nunca has recibido al Señor como tu salvador, si la vida ha sido un enredo para ti, no ha tenido sentido y tu necesitas que el Señor sea el Dios de tu vida, también yo te invito a pasar en este momento, venga hermano, en el nombre de Jesús.