Prosperar en el exilio

TRANSCRIPT

Yo quiero leer ahora el último capítulo del libro. Es como un resumen hasta cierto punto. Y a través de él usted va a poder ver un poquito de lo que yo trazo a través de todo el libro.

De nuevo, aquí hablo mucho de paso de la Congregación León de Judá, hablo mucho de nuestra Iglesia, personajes, familias de nuestra congregación. La historia de León de Judá está aquí en un capítulo, como Dios nos inició allá en Cambridge, nos trajo aquí a Boston. Muchas cosas acerca de la comunidad latina aquí en Nueva Inglaterra, hablo acerca de la inmigración hispanoamericana en Estados Unidos, de como los indocumentados están siendo de bendición a esta nación. Como Dios está usando la inmigración latina -entre otras inmigraciones- para fortalecer los cimientos que establecieron los peregrinos, los puritanos aquí en el Siglo XVII cuando fundaron esta nación.

El título del libro se refiere al hecho de que los hispanos que venimos aquí a esta nación, que fue fundada por los peregrinos, tenemos más en común con esos peregrinos del Siglo XVII que los mismos descendientes de ellos ahora que han abandonado la fe Cristiana y se han ido detrás del secularismo y del humanismo y se han apartado de la fe que esta gente vino a establecer aquí cuando vinieron de Europa.

Nosotros en un sentido somos los continuadores de esa visión espiritual que ellos fundaron. Estamos en esta tierra de los peregrinos, pero también nosotros somos peregrinos, porque este es un país de inmigrantes. Estamos tratando de encontrar nuestra identidad como una una nueva nación aquí en este país que bendiga a esta nación.

Así que yo voy a leer un poquito del último capítulo donde hablo del tesoro que nosotros representamos para esta nación.

Digo aquí: "En Jeremías Capitulo 29, uno de los textos importantes de la Biblia, el profeta Jeremías le dirige una carta de aliento y esperanza al pueblo de Israel exiliado en Babilonia por el pecado de la idolatría y la desobediencia.

Durante siglos Dios había tolerado la dureza de corazón de los hebreos, los había disciplinado por medio del acoso y la invasión de naciones vecinas. Por momentos había suprimido su cobertura y protección para que se dieran cuenta de que su seguridad nacional y su prosperidad dependían exclusivamente de Él y no de sus débiles fuerzas como nación. Les había enviado jueces y profetas para que los sacaran de sus crisis cuando se arrepentían y clamaban a Jehová. Como un esposo traicionado pero dispuesto a perdonar una y otra vez, Jehová da expresión constante a través de las Escrituras a su ira y su sentido de dignidad ofendida. En una ocasión Dios le ordena a uno de sus Profetas que se case con una mujer adúltera para que encarne simbólicamente su propio drama Divino con respecto a su relación con ese pueblo idolatra e infiel que era Israel.

Y cito aquí de Oseas: 'Me dijo Jehová: 'Ve, ama a una mujer amada de su compañero aunque adúltera, como el amor de Jehová para con los hijos de Israel los cuales miran a dioses ajenos'. Finalmente Dios cumplió su amenaza de siglos de desterrar al pueblo hebreo y llevarlo cautivo a otra nación.

Ahora nos encontramos en Babilonia, exiliados y deprimidos, lejos de la tierra que tanto amaban. Están seguros de que Dios los ha abandonado para siempre. Sus inequidades, piensan, los han separado irrevocablemente del amor y de la misericordia de Jehová. Descorazonados, se sienten inclinados a dejar de luchar, a resignarse a su triste destino y a asumir la autoimagen del esclavo y el oprimido, a asumir el rol de una comunidad pasiva e invisible.

En medio de su penosa situación, Dios les envía una carta de amor y de ánimo a través del Profeta Jeremías quien ha permanecido en Jerusalén con un débil remanente. Les anima a no perder la esperanza, a no darse por vencidos, sino todo lo contrario: a emprender una vida normal y dinámica, a negociar y prosperar y asumir un rol activo en la comunidad en la cual Él los ha hecho transportar".

Y cito aquí en Jeremías 29: "Así ha dicho Jehová de los ejércitos, Dios de Israel: 'A todos los de cautividad que hice transportar de Jerusalén a Babilonia. Edificad casa' -y ese es el mensaje de Dios para nosotros- 'Edificad casas y habitadlas, plantad huertos y comed del fruto de ellos, casaos y engendrad hijos e hijas. Dad mujeres a vuestros hijos y dad maridos a vuestras hijas para que tengan hijos e hijas y multiplicaos ahí y no os disminuyáis y procurad la paz de la ciudad a la cual os hice transportar y rogad por ella a Jehová porque en su paz tendréis vosotros paz'. Eso es Jeremías 29 del 4 al 7.

Ahora el hecho de que Dios se identificara como Dios de Israel, Él les dice Dios de Israel, Jehová, dice así: "Esto debe haberles infundido esperanza a esos hebreos exiliados. Quizá Jehová no se había desentendido completamente de ellos después de todo. Quizá todavía podían contar con su ayuda y respaldo en esa tierra inhóspita a la cual habían sido exiliados". No sólo eso, sino que Dios los estaba invitando a asumir un estilo de vida pleno y optimista, a invertir en la nueva tierra en la cual se encontraban, a echar raíces y negociar, a trabajar y multiplicarse. Lo más sorprendente de todo quizás era que Dios les estaba pidiendo que fueran de bendición activa para esa nación enemiga que los había cautivado y apartado violentamente de su tierra amada. Dios los llama a procurar la paz de la ciudad a la cual los ha hecho transportar y a rogar por ella a Jehová. Palabras fuertes e intensas que sugieren una postura activa y comprometida a favor de la nación a la cual Dios los ha llevado. Dios espera que ellos se involucren entusiastamente en los asuntos de esa nueva nación y que oren para que Dios la bendiga y prospere, que envíe su "Shalom", su bienestar pleno y abarcador a esa nueva tierra de residencia.

En los Versículos 8 y 9 Dios les advierte implícitamente contra la tentación, a resistirse a los planes que Él tiene para ellos. Deben aceptar el destierro, la disciplina espiritual que Él les ha asignado por los próximos setenta años y no ceder a la tentación de buscar una salida prematura por medio de las maquinaciones políticas y militares con otras naciones. Deben entrar obedientemente en en plan específico que Dios tiene para ellos y beber plenamente de la copa que Él les ha asignado hasta que Él levante su juicio al cabo del tiempo determinado.

Mientras dure el exilio, se supone que ellos sean un agente evangelístico en medio de esa sociedad profundamente pagana, deberán bendecirla con su conocimiento del Dios verdadero y pedirle activamente a Jehová que la bendiga y prospere en todas las dimensiones de su vida nacional.

Al analizar este texto me impacta descubrir cuán aplicable es a la tesis central de este libro. Como los hebreos exiliados en Babilonia, Dios ha traído el pueblo hispano, lo ha hecho transportar a Estados Unidos con un propósito profundamente espiritual. Nuestra presencia en este país no es simplemente el producto de fuerzas geo-políticas o económicas, ciegas. No estamos aquí en última instancia por las acciones de dictadores opresivos, terratenientes avaros u oligarcas opresivos. A fin de cuentas, no son las guerras civiles, ni la pobreza consumidora o la violencia terrorista las que nos han exiliado a esta nación tan ajena. Nos encontramos aquí en realidad porque Dios quiere bendecirnos y porque quiere bendecir a esta nación cuyas raíces espirituales históricas están tan profundamente insertadas en el suelo de su Palabra. Los pactos y oraciones de esos piadosos puritanos que echaron los cimientos espirituales e intelectuales de esta nación todavía retienen su vigencia y Dios ahora envía refuerzos: nosotros, para reavivarlos en este tiempo.

Babilonia fue simplemente el instrumento físico que Dios usó para ejecutar su disciplina paternal sobre Israel. Detrás de las acciones imperialistas de esa poderosa nación estaba la mano bondadosa de Dios ejecutando su voluntad para en última instancia bendecir a su pueblo. Por eso extrañamente se refiere a Nabucodonosor, Rey de Babilonia, como “Mi siervo” en Jeremías 25:9. Como bien aclara este pasaje Dios estaba usando a Babilonia como su instrumento disciplinario aunque después también ejecutaría su disciplina sobre Babilonia por su crueldad y su falta de misericordia para con el pueblo de Dios.

Como decíamos, Dios tiene un propósito doblemente benévolo al traernos a este país. Él quiere bendecirnos al permitirnos participar de las oportunidades y recursos que esta próspera nación ofrece pero también quiere bendecirla a ella fertilizándola y renovándola con la riqueza espiritual que nosotros encarnamos.

El libro de Daniel ofrece un fascinante ejemplo de como se desarrolla ese misterioso proceso de fertilización mutua. Daniel se educa en Babilonia y asciende a un alto nivel de influencia política y social en su nación adoptada. Pero de igual manera bendice él a esa nación dando testimonio de su fe en el Dios verdadero, mostrando una integridad ejemplar en el desempeño cotidiano de su espiritualidad. El mismo Rey Nabucodonosor se beneficia por medio de su contacto con la profundidad espiritual que ofrece el hebreo exiliado. Después de su humillante confrontación con el Dios vivo que adora Daniel, el orgulloso Rey confiesa: "Ahora yo, Nabucodonosor, alabo, engrandezco y glorifico al Rey del Cielo, porque todas sus obras son verdaderas y sus caminos justos y Él puede humillar a los que andan con soberbia".

Seguramente la vida de Daniel no fue la única que Dios usó para introducir su mensaje en el seno de la vida nacional de Babilonia. Esa palabra profética de Jeremías 29 se habrá realizado en miles de formas minúsculas y notorias durante toda la estadía del pueblo judío en Babilonia.

De paso en el libro yo hablo mucho de familias de esta iglesia como están bendiciendo a Nueva Inglaterra. Hablo por ejemplo de la familia López, los López que han bendecido en muchas maneras a nuestra Iglesia a través de su liderazgo alfa y otras cosas.

Hablo también de otra familia que le cambio el nombre pero es de nuestra Iglesia también y como Dios la tomó de ser una familia paupérrimamente pobre cuando llegaron a Cambridge y como Dios ha bendecido esos hijos ahora de esa familia, que todos son profesionales y están haciendo un trabajo increíble aquí en Estados Unidos ahora. Hablo de las contribuciones que han hecho familias e individuos de la Congregación León de Judá.

Entonces continúo diciendo: "Dios quiere que el pueblo latino asuma un rol visible y positivo en la vida física y espiritual de esta nación. Como en el caso de los hebreos en Babilonia, Dios nos llama a multiplicarnos y a no disminuir". Ese no es problema para nosotros, nos está multiplicando a diestra y a siniestra. "A abrazar gozosamente el llamado, a trabajar, a negociar y a celebrar. Los judíos desterrados debían concentrarse en echar raíces en su nueva tierra mientras durara el exilio y no permitir que su nostalgia por la patria abandonada les robara la energía que necesitaban para vivir exitosamente en su nuevo lugar de residencia".

Nosotros también, hermanos, debemos mirar resueltamente hacia adelante, debemos resistir la tentación a vivir una vida dividida con un ojo aquí y otro en la patria que dejamos atrás. Desterrados en un limbo emocional que nos impide abrazar plenamente el reto que tenemos por delante. Nos movemos en la voluntad activa del Dios creador, nuestros tiempos están en Sus manos y Él sabe precisamente cuanto ha de durar y como se ha de desarrollar el proceso histórico que vivimos. Nuestra parte es discernir Su voluntad, aceptarla obedientemente y entrar plenamente en esa aventura espiritual que se abre delante de nosotros.

Jeremías dirige su carta a los ancianos que habían quedado de los que habían sido transportados y a los sacerdotes y profetas y a todo el pueblo que Nabucodonosor llevó cautivo de Jerusalén a Babilonia y ciertamente ahora esto es para los líderes. Hay una parte importante de la carta de Dios al pueblo latino en Estados Unidos que tiene que ver con las autoridades espirituales que lo dirigen, Pastores, los líderes, los Ministros. Como hemos visto anteriormente esa parte tiene que ver con la responsabilidad de educar el pueblo hispano acerca de su llamado espiritual, a ser un canal de la Bendición de Dios a esta nación. Debemos levantar la conciencia de que tú y yo, nosotros somos una presencia profética en esta nación. Estamos aquí para bendecir, para enriquecer esta nación y tenemos una responsabilidad de vivir la mejor vida posible para ser una semilla de vida para esta nación. Pero también tiene que ver con el reto de concebir una visión clara y definida para guiar efectivamente a nuestra comunidad durante su peregrinaje en este país.

Yo hablo mucho en el libro de que la iglesia hispana, los Pastores, los líderes tienen que aprender a funcionar en una manera mucho más alta. Debemos desarrollar iglesias prósperas, iglesias bien administradas, iglesias con involucramiento comunitario, Pastores bien entrenados teológicamente con la Unción de Dios pero también con capacidad para predicar, para administrar, para educar y usar a nuestros jóvenes adultos como esa segunda generación ahora de líderes, para llevar la iglesia hispana a otro nivel que la capacite para servir efectivamente a la comunidad latina aquí en Estados Unidos.

Finalmente, está relacionado con el deber de ayudar a los Pastores y líderes Ministeriales y las Congregaciones Hispanas de este país a entrar en un nivel más alto de desempeño de la tarea evangelística y pastoral.

Para que nuestro pueblo hispano logre convertirse en un agente del Shalom de Dios en esta nación, se requerirá una iglesia capaz de preservar sus distintivos espirituales y de capacitarlo para llegar a ser esa comunidad ejemplar e influyente que Dios quiere que seamos.

En Jeremías 29:11 al 13 Dios subraya su propósito de bendecir a su pueblo con una afirmación inequívoca de su buena voluntad para con ellos. Dice: "Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros", dice Jehová." Pensamientos de paz y no de mal para daros el fin que esperáis. Entonces me invocaréis..." dice el Señor "... y vendréis y oraréis a mí y yo os oiré y me buscaréis y me hallaréis porque me buscaréis de todo vuestro corazón y seré hallado por vosotros..." dice Jehová. Esa es la promesa de Dios para nosotros, hermanos.

Estas palabras deben haber sido como un bálsamo espiritual para un pueblo que se sentía culpable y justamente abandonado por el Dios que tan abiertamente habían desobedecido y ofendido. Dios les estaba prometiendo que sus intenciones para con ellos no eran de destrucción y abandono como se merecían sino todo lo contrario. Tenía el firme propósito de bendecirlos, de escuchar sus oraciones y de tener Comunión con ellos. Trataría con ellos y los llevaría a un nuevo nivel espiritual de manera que lo invocarán y buscaran de todo corazón. De igual manera, la idea de que como comunidad en este país nos movemos en el buen propósito de Dios, que tenemos el viento del Espíritu detrás de nosotros en todo lo que emprendamos debe infundirnos ánimo para vivir vidas optimistas y para concebir grandes sueños. La voluntad de Dios es que prosperemos y que nuestra prosperidad se desborde para bendecir a otros. Un pueblo arraigado en la Palabra de Dios en los valores del Reino no tiene límites en lo que puede alcanzar. La riqueza espiritual y cultural que encierra el pueblo hispano es un hermoso don que puede aportar para la renovación y enriquecimiento de esta nación. Sólo se requiere una iglesia ungida, capacitada para preservar, fortalecer y desatar esa dotación profunda que yace dentro de nosotros.

Específicamente, ¿en qué consiste esa riqueza que Dios ha infundido en nuestro pueblo para bendecir esta nación? Ya hemos señalado alguno de esos atributos a través de este libro, pero conviene ahora mencionarlos y resumirlos en una forma más sistemática y específica. Como hemos visto la profunda espiritualidad de nuestro pueblo hispano, nuestra sensibilidad profundamente cristiana se ofrece inmediatamente como un elemento enriquecedor. Aún en el caso del hispano nominalmente cristiano se puede distinguir un sano temor de Dios, un reconocimiento de su existencia y gobierno sobre el Universo que late en el corazón y guía las principales decisiones de la vida.

En la gran mayoría de los casos aún aquellos hispanos que no asisten a ninguna iglesia y viven en el marco general de una cosmovisión cristiana, pero que reaccionan con respeto y reverencia a la mención de los símbolos y temas del Cristianismo. En el caso del gran y creciente número de hispanos en este país que tienen una fe apasionada y personal, la importancia de los principios cristianos para la vida cristiana es aún mayor. En el caso de los católicos y evangélicos hispanos que se consideran creyentes comprometidos como hemos señalado anteriormente, su espiritualidad y concepción del mundo es muy similar a la que caracterizó a los peregrinos que fundaron esta nación. Esa sensibilidad cristiana, clásica y ortodoxa de tantos cristianos en este país representa un elemento espiritual con gran potencial regenerador.

Voy a saltar un poco porque el tiempo avanza.

O sea que la diversidad de nuestra composición racial es otra cosa. Nuestra espiritualidad, nuestra diversidad racial y étnica se ofrece como otro elemento de gran valor potencial para esta nación profundamente dividida racialmente. Las sangres y culturas de muchas naciones corren por las venas del pueblo hispano.

A través de los siglos diversas razas han chocado violentamente y se han fundido en el continente Latinoamericano. Ciertamente el racismo todavía existe y se manifiesta en nuestra cultura, estamos muy lejos todavía de una utopía racial en Latinoamérica. Pero la mezcla de razas que se ha dado en nuestros países, reflejada entre otras cosas en nuestra música, nuestra espiritualidad, nuestras comidas es algo verdaderamente excepcional. África, Asia, Europa y el Medio Oriente se expresan libremente en nuestra cultura y lenguaje aunque lejos de ser ideal el grado de comunicación y armonía que existe entre los diferentes grupos raciales que componen nuestro pueblo es mucho mayor que el que se manifiesta en este país.

Nuestro pueblo latino con su larga experiencia histórica en el cruce de las razas y su identidad profundamente multiétnica puede servir como un puente y un elemento facilitador para la reconciliación racial en este país. La belleza de los rostros y los delicados matices raciales que se pueden observar en mucha de nuestra gente latina es un elocuente testimonio que cuán superior es el abrazo amoroso de las razas a la esterilidad social que resulta del racismo, los resentimientos históricos y la discriminación. Esperemos que el cruce de razas y culturas que encarna nuestro pueblo latino resulte contagioso para esta nación de comunidades separadas y que nuestro ejemplo desate una nueva cultura de acercamiento mutuo a través de las fronteras étnicas y culturales de este país.

Yo hablo también de la importancia de la familia, pero quiero saltar un poco porque no quiero extenderme demasiado. Pero hablo acerca de la importancia que tiene la familia y la familia extendida para nuestra cultura y la importancia de que la Iglesia mantenga en este tiempo que se está experimentando tanto con la sexualidad y con la familia es muy importante mantener nuestra cultura enfocada sobre la importancia de la familia. Entonces añado aquí: paradójicamente nuestra pobreza y nuestros sufrimientos históricos representan un don que los hispanos podemos ofrecerle a esta nación. Una comunidad sufrida como la nuestra tiene mucho que enseñarle a esta nación. Sin romantizarlos demasiado nuestros padecimientos como pueblo a través de la historia indudablemente han contribuido a nuestra riqueza espiritual como comunidad.

Siempre que viajo a Latinoamérica me conmueve la belleza espiritual de los pobres. En mucha gente pobre de nuestros países se observa muy poco del efecto deformante y deshumanizador que tiene la vida en los ghettos de este país. Sin duda alguna la miseria en nuestros países es siniestra y es necesario eliminarla a cualquier costo pero también produce unos ejemplares humanos con unos atributos espirituales muy hermosos. La dulzura y calidez humana que tanto abunda en los barrios de nuestros campos y ciudades latinoamericanos es verdaderamente impresionante. La capacidad de sacrificio y la generosidad de nuestro pueblo sufrido es un holocausto que en alguna manera debe agradar el corazón de Dios.

Mucha de esa gente emigra a las urbes hostiles de Estados Unidos y trae consigo esa visión trágica pero noble del mundo. En alguna manera misteriosa, su manera humilde y poco exigente de abordar la vida, su profundo aprecio y agradecimiento por los placeres pequeños que les permite la vida en este país tiene que bendecir las calles y vecindarios de las ciudades donde viven y trabajan estos pobres de la tierra.

Voy a leer así una ilustración breve que hago, porque en el libro hago muchas ilustraciones de personas y de individuos que ilustran estos principios. Yo creo que para que tengan una idea de muchas cosas y que en el libro ustedes pueden encontrar en esta dirección, quiero entusiasmarlos para que vean que esto no es solamente algo puramente evangélico sino que mucha gente se puede beneficiar a nivel puramente literario y cultural de este libro. Digo aquí: "El domingo pasado en la mañana viajaba con mi esposa hacia una Iglesia donde me habían invitado a predicar. Cruzábamos un barrio de Boston el cual recientemente ha experimentado un aumento considerable de la población hispana".

De hecho, iba a predicar en la iglesia Tiempo de Dios. "Me tuve que detener en un semáforo y por unos instantes pude observar a un hombre de apariencia humilde, posiblemente centroamericano..." hubiera podido ser dominicano o lo que fuere, no importa, "...que acababa de salir de una licorería en una mano llevaba una bolsa plástica de comestibles. Su rostro reflejaba el mestizaje de tanto latinoamericano, líneas suaves de dolor y quebrantamiento, quizá demasiada familiaridad con el alcohol a través de los años. No parecía particularmente inteligente o educado. Su cara manifestaba sutilmente los estragos de la pobreza y el sufrimiento.

Me impresionó, sin embargo, la leve expresión de contentamiento en su rostro, como si anticipara el placer de encerrarse en su apartamento protegido de esa mañana fría y lluviosa. Me lo imaginé pasando ese día domingo viendo televisión o conversando con algunos amigos mientras se daba unos cuantos tragos. Manteniendo a raya el día lunes, el cual llegaría demasiado rápido. Evidentemente hubiera sido mejor si se hubiera estado dirigiendo hacia alguna iglesia, sin embargo, me enterneció la imagen de ese pobre obrero, muy posiblemente indocumentado, disfrutando inofensivamente en su día libre de las comodidades sencillas que le deparaba la vida en este país. En su tierra natal, probablemente, no hubiera tenido acceso a un día como ese." No puedo dejar de pensar que esta nación es bendecida al darle albergue a gente como ese humilde trabajador.

De alguna manera que no podemos entender el favor que él recibe lo devuelve a esta sociedad con su mera presencia, con su extremada humildad, con toda la historia y el drama humano de una raza oprimida que arrastra consigo. Estoy seguro que los inmigrantes contribuimos muchas cosas más a la ecología humana y espiritual de esta sociedad. Algunas difíciles de justificar en términos meramente racionales o económicos; los elementos que nutren a una comunidad y la preservan del decaimiento y la auto destrucción no siempre se muestran accesibles al escrutinio superficial y materialista. Podríamos mencionar formas evidentes en que los hispanos hemos enriquecido a esta nación. Muchas de nuestras comidas y especies ya han pasado al repertorio culinario. Boston, por ejemplo, disfruta de un impresionante surtido de restaurantes caribeños, brasileños, colombianos, argentinos, peruanos, centroamericanos. Somerville, la ciudad donde vivo, se ha poblado de buffet brasileños. ¿Cuántos han comido un buffet brasileño alguna vez? Con sus ricas carnes a las brasas, concurrido por parejas mixtas y sombríos obreros anglosajones durante su hora de almuerzo.

Los ritmos y acordes de nuestra música, nuestra artesanía enriquecen cada vez más y más el panorama artístico de esta nación. Las bodegas que se han abierto en tantas esquinas de vecindario donde han llegado latinos introducen al anglosajón a las virtudes del plátano, el cilantro y la malta Goya. Humildes pero diestros albañiles y carpinteros entrenados en nuestros países hacen excelente trabajo en nuestros barrios por un precio razonable, etc., etc.

Hay muchas cosas, voy a tener que saltar ya. Voy a saltar ya a los últimos dos párrafos.

Quiero decir aquí: el pueblo evangélico hispano verdaderamente es un pueblo del espíritu, hablo acerca de los evangélicos, específicamente, hispanos, gente como ustedes, como yo. El pueblo evangélico hispano es verdaderamente un pueblo de espíritu. En su inmensa mayoría reconoce que no es con el ejército ni con fuerza sino con el espíritu. A dicho Jehová de los ejércitos: "Nuestro pueblo evangélico se goza en darle libertad al mover del espíritu en sus reuniones". Reconoce que su futuro en este país, el provecho que derive de su estadía aquí y la contribución que haya de aportar al bienestar de esta nación que lo ha acogido depende de la Gracia de Dios y de la Unción del Espíritu que pueda acumular por medio de la alabanza, la santidad, el servicio, la guerra espiritual y la oración.

Y esta es la conclusión de todo el libro. El reto que confronta el pueblo cristiano anglosajón para traer a esta nación de nuevo a los caminos del Señor parece insuperable a estas alturas. La sociedad norteamericana se ha sumido demasiado en las profundidades de la razón, la tecnología y la búsqueda de espiritualidades alternas. Si Dios todavía tiene trato con Estados Unidos, si los pozos espirituales cavados por los peregrinos, cegados ahora por el orgullo y las rebeldías espirituales de esta generación han de ser abiertos de nuevo, esto sólo se realizará por medio de un poderoso ventarrón del Espíritu.

Ni las mega-iglesias con su impresionante prosperidad y recursos, ni los flamantes conceptos que actualmente se aplican en las áreas de liderazgo, administración y el crecimiento. Ni el esfuerzo de tanta iglesia urbana para presentar una cara más simpática, tolerante y sofisticada de los evangélicos en este país podrán volver el corazón de este pueblo ultra sofisticado hacia la humildad y sencillez que se requieren para entrar en el Reino de los Cielos.

La poderosa iglesia evangélica norteamericana requerirá de los refuerzos espirituales que le pueda proveer gente humilde que conozca el poder desnudo de Dios. Ella misma, esa iglesia norteamericana poderosa, tendrá que humillarse y abandonar su apetito de control, orden y elegancia y abrazar armas más sencillas y menos atractivas pero mucho más poderosas para la destrucción de fortalezas espirituales. En el tiempo más oscuro de la historia espiritual de esta nación, Dios prepara las condiciones para el avivamiento más poderoso que jamás se haya visto. Es muy posible que Dios en su ironía acostumbrada, haya resucitado a los peregrinos de antaño, esta vez con piel más oscura -nosotros- y con la sangre de los ocupantes originales de esta tierra corriendo por sus venas para venir a este país y ayudar a reconquistar la tierra y devolverla a la visión espiritual que la engendró originalmente.

Esta es la Palabra del Señor. Dios me ha dado, hermanos, esa es la visión que Dios me ha dado para nosotros, para nuestro pueblo. Yo espero que esta Palabra, que yo creo es una Palabra profética de Dios para la comunidad latina en Estados Unidos llegue a mucha gente. Mi deseo no es que mi libro se venda o que mi nombre corra por ahí, sino que la Palabra que Dios tiene para fecundar a nuestro pueblo, dar una visión diferente de trabajo, de esfuerzo, de expectativa de la visión de Dios, de una iglesia que evangeliza nuestro pueblo a gran escala se difunda. Yo les pido que oren porque yo creo que hay algo allí que puede ser de bendición para nuestra comunidad latina; pero necesitamos que ese libro llegue a las manos de mucha gente y que sea el primero de muchas otras cosas que Dios ha puesto en mi corazón para compartir.

Así que yo les animo en nombre del Señor, antes de ustedes irse, que pasen por aquí, llévense una bolsa, dos bolsas de ese libro. Si no los puede vender, regréselos; lo único que les pido es que sea un compromiso sagrado. Amén. Qué si usted va a cogerlo, que lo haga y si no puede vender algo lo regrese porque se puede diseminar de otra manera. Pero yo quiero sobre todo que Dios permita que esta Palabra que yo he declarado se cumpla. León de Judá, yo quiero que sea un modelo para Gloria de Dios, de una comunidad siendo bendecida, siendo de Bendición en esta área de Nueva Inglaterra, en esta tierra de los peregrinos. Aquí. Mi deseo es que los norteamericanos digan: "¡Guau! ¿Qué es lo que tiene esta gente? ¡Cómo Dios los está bendiciendo! Nosotros queremos lo que ellos tienen" y que nosotros podamos ser una levadura de bendición para toda esta comunidad.

Vamos a ponernos de pie y vamos a pedirle al Señor; Fanny, yo creo que tú tenías algo... rápidamente pasa por acá bien pronto... y hay un reto que queremos darle y entonces con eso concluimos. Así que quédense un momentito más.

Fanny: Hermanos, solamente quería aclararles que dentro de cada libro hay un sobre como éste donde pueden ustedes colocar después el dinero de los libros que vendan o de los libros que ustedes compren. Entonces les pido el favor de no colocar ese dinero en los sobres de Diezmos o en los sobres de Pro-Templo sino que usen estos sobres que son los de los libros, porque eso es la donación que hace el Pastor para la Iglesia para lo del Santuario.

Entonces si usted va a ir a alguna Institución y va a tratar de hablar con personas a cerca del proyecto del nuevo Santuario puede tomar uno de estos, si usted está planeando, después nosotros, usted nos puede pedir y le podemos dar un folleto de estos con información acerca de la Iglesia para que usted le presente a las personas que quieran hacer un donativo; recibir el libro y dar una cantidad para la construcción del Santuario. Eso es todo, que no se olviden y pueden colocar el dinero en estos sobres. Cada libro tiene un sobre de estos y en las próximas semanas vamos a tener sobres disponibles.

Gracias, Fanny. La idea es que usted va a pensar en gente que usted conoce, familiares, amigos, compañeros de trabajo; gente que usted crea que pueda ver positivamente este proyecto. Que usted le diga: "Mira mi Pastor acaba de publicar este libro, puede ser de mucha bendición para tu vida y además va a ayudar a que nuestra Iglesia construya su nuevo Santuario. Estamos pidiendo donativos de $20 o cualquier cosa adicional que tú puedas dar para bendecir a nuestra Iglesia". Si quieres dar más, pero yo creo que debe ser por lo menos $20 porque es lo que vale el libro en sí; son trescientas páginas y su contenido vale mucho más que eso.

Así que ustedes le dicen a la gente: "Ayuda a nuestra Iglesia y quiero bendecirte con esto" y entonces usted toma ese dinero, que es de la persona, y lo pone en un sobre y lo trae aquí cada domingo. Y si al final no puede vender los libros por favor, regrésenlos y no hay ningún problema. De nuevo lo estamos haciendo así porque creemos en la honestidad y creemos en el compromiso espiritual.

Para mí esto es un proceso sagrado de diseminar esto, hermanos, y mi visión es que nuestra Iglesia reciba de esta forma un gran avance en su proyecto de construcción de este Templo.

Yo quiero orar y bendecir esto, hermanos, y por favor: "Padre en el nombre de Jesús nosotros ahora recibimos este compromiso, lo aceptamos como algo que Tú nos estás dando Señor.

Yo pido, Padre, que nuestros hermanos reciban una Unción especial para hacer llegar este mensaje y que esto se distribuya a través de toda la Comunidad, Padre y sobre todo pedimos Señor gran provecho en nuestro proyecto financiero.

Gracias por lo que Tú ya has hecho, Señor. Ahora pedimos Padre que nosotros podamos recaudar, pon un corazón generoso en la gente allá afuera y pon en nuestro pueblo una Unción especial para presentar este proyecto de una forma simpática y convincente, Padre. Quita todo temor, toda timidez y creemos, Señor, que el provecho será grande y que será una oportunidad para testimonio y que a través de estos gestos que ellos van a hacer se van a abrir oportunidades también para que ellos testifiquen del llamado de Dios para prosperar a todos aquellos que reciben a Cristo como su bandera. Así que Padre bendice esta visión y permite que sea una Palabra profética, fertilizando y fecundando el corazón de esta comunidad, Padre.

Que lo que hemos declarado aquí, de que Tú tienes intenciones grandes para bendecir nuestros hijos, para bendecir nuestros trabajos, bendecir nuestras familias, Señor. Tú nos has traído a esta nación como llevaste a los hebreos a Babilonia. Mientras estuvieran allí para bendecir y proclamar el Shalom de Dios, así nosotros creemos que Tú has llamado a este pueblo; todos los colores Señor que tiene y la belleza que representa para ser una semilla de vida en esta nación y para que ellos mismos sean prosperados y bendecidos. Yo declaro Tu prosperidad, Señor, sobre este pueblo ahora y te doy gracias. Ayuda a que esta Iglesia sea una fuente de bendición y que el pueblo latino sea evangelizado en Nueva Inglaterra por esta Iglesia y otras Iglesias, Señor. Qué acepten el llamado Tuyo. Gracias Padre. En el nombre de Jesús, Amén y amén".