Fe basada en la Palabra

TRANSCRIPT

Déjenme compartir con ustedes brevemente algo que el Señor ha estado poniendo ahí en mi corazón desde el miércoles pasado. Vamos a decir que es una continuación del mensaje que compartí con ustedes el miércoles pasado. Se recuerdan el miércoles pasado hablamos acerca de ¿qué? como andamos nosotros. Como era que decía el texto, ah, bueno, como que se me quedaron dormidos.

Ok, déjenme hacer un paréntesis, vamos a hacer un paréntesis. Yo quiero que usted agarre a la persona al lado suyo y le haga cosquillas o algo, se levante, si está dormido o dormida. Ok, ya se despertaron. Estuvimos hablando el miércoles pasado acerca de esta idea: nosotros andamos por fe y no por vista y esto era un pasaje que estaba hablando acerca de cómo Dios ha puesto un tesoro en nosotros que es el tesoro de su poder en medio de nuestras vidas, pero que no es poder que muchas veces se puede medir por cosas físicas a nuestro alrededor sino que es algo que uno lo tiene que creer y recibir como bien estaba diciendo ahorita por fe.

Esto es algo que solamente obra y opera en medio de nosotros por fe. El elemento de la fe en nuestra vida cristiana, mis hermanos, es clave. Ninguno de nosotros se puede llamar un cristiano si no tiene fue. Aunque dude pero si duda y tiene fe usted se puede llamar que usted es un cristiano verdadero y genuino o genuina. Pero sin el elemento de la fe no sé, es un filósofo o una filósofa que entonces solamente está pensando en cosas esotéricas o algo así.

Pero miren, vayan conmigo al libro de Efesios, capítulo 3, desde el verso 14. Hoy les voy a hablar acerca de fe en ¿qué? ¿Fe en qué? fe en el amor. Uno pone su fe en el amor. Hay algunos que ponen su fe en el dinero. Money, Money, Money….. hay otros que ponen su fe en otra persona, pero fe en qué? ok, vamos al texto, Efesios, capítulo 3, verso 14 dice así:

“… por esta causa doblo mis rodillas ante el Padre de nuestro Señor Jesucristo de quien toma nombre toda familia en los cielos y en la tierra para que él les de, a ustedes, conforme a la riquezas de gloria, de nuevo esa idea de que hay un tesoro que está puesto en vasos de barro, que él de conforme a las riquezas de su gloria el ser fortalecidos con dinamita…. El ser fortalecidos con arroz y habichuelas, el ser fortalecidos con una buena chuleta o costilla lo que sea a usted le guste…. Ya les di hambre ¿verdad? El ser fortalecidos, ….lo más seguro es que alguno diga que ese es su pasaje favorito y yo se lo desmoroné por completo. He hecho una herejía aquí y ahora. No, …. Que les de el fortalecidos con poder en el hombre o la mujer interior por su espíritu para que habiten, quién?, por qué? en dónde?. Ok, vamos a parar ahí.

Para que habite Cristo por medio de la fe en sus corazones. Hay 4 cosas que yo quiero mencionarles hoy. Fe en qué mis hermanos, en qué ustedes creen que se basa nuestra fe? Nuestra fe se basa en la persona de Cristo Jesús pero Pablo en Romanos 9 dice que nuestra fe es por el oír y el oír de qué? de la palabra de Dios. Todo lo que nosotros creemos está cimentado en la palabra de Dios, está cimentado en las cosas que han salido, las pronunciaciones que ha hecho Dios de su palabra propia, de su boca, que salen de su corazón. Si la Biblia dice que de la abundancia del corazón habla la boca, eso también se le aplica al Dios mismo. Que cuando Dios habla, cuando Dios decreta una palabra es una palabra que está saliendo de lo más profundo de su corazón y al salir de su corazón, que sale por su boca, esa palabra tiene un efecto en aquel o en aquella que lo recibe.

Nuestra fe está fundada, está cimentada en esa palabra de Dios. No es tan solamente esta palabra escrita sino en la palabra que Dios declara sobre su vida día tras día y noche tras noche, minuto a minuto, segundo a segundo. Usted va a decir, pastor Omar, usted piensa que Dios le está hablando ahí sin parar todo el tiempo? No, no necesariamente pero yo creo que la palabra de Dios es constante, es eterna. No tiene principio ni final. Puede ser que usted haya recibido una palabra del Señor en su corazón o en su vida hace unos 5, 10, 15, 20 años atrás y usted podrá pensar como que esa palabra era en aquella temporada, en aquel entonces, pero eso no anula esa palabra sino que esa palabra sigue siendo viva y activa y se sigue refrescando en medio de su ser.

Qué es lo que nos dice el libro de Hebreos? Que la palabra de Dios es qué? vamos a leerlo. La palabra de Dios es viva y eficaz y más cortante que toda espada de dos filos y penetra hasta partir el alma, el espíritu, las coyunturas y los tuétanos. Y la mejor parte, y discierne, qué?, los pensamientos y las intensiones del corazón. Hebreos 4:12 por si acaso no lo sepan.

Yo les digo, la palabra de Dios tiene pepa, como diría un buen portorriqueño, tiene pavo. Cuando Dios decide decir algo nada lo detiene. Es más, otro de mis pasajes favoritos, se los voy a leer. Estoy compartiendo pasajes favoritos con ustedes hoy. Isaías, miren esto, Isaías capítulo 55, verso 10, empezando en el verso 10, dice:

“… porque como desciende de los cielos la lluvia y la nieve y no vuelve allá sino que riega la tierra y la hacer germinar y producir, y da semilla y al que siembra y pan al que come, miren cómo dice, así será la palabra que sale de la boca de Jehová. No volverá atrás vacía sino que hará lo que yo quiero, esto es Dios, y será prosperada en aquello para lo cual Dios la envía…”

Fe en qué? palabra, promesa. Yo no sé cuantos se recuerdan de ese verso que dice, porque Dios no es hombre para que mienta ni hijo de hombre para que se arrepienta. Dónde está eso? Números, libro de Números, yo lo sé porque yo lo busqué, tuve que pasar un ratito buscándolo. Números, capítulo 23, verso 19:

“… Dios no es hombre para que mienta ni hijo de hombre para que se arrepienta, él dijo y no hará, habló y no ejecutará…”

Miren, yo puedo seguir enumerando libros, pasajes, versos que precisamente enfatizan esta verdad de Dios, que una vez y Dios decreta una palabra sobre sus hijos, sus hijas, esa palabra crea lo que a su tiempo se va a dar. Esa semilla a su tiempo se va a dar.

Y miren, déjenme decirles algo, solamente por consuelo de sus vidas y de sus corazones, no todas las semillas crecen al mismo tiempo, conste. Déjenme decirlo otra vez porque no sé si lo entendieron. No todas las semillas crecen al mismo tiempo. Cuantos de ustedes hicieron una vez un experimento en su escuela de la habichuela, ¿verdad? Cuantos hicieron ese experimento una vez, ¿verdad? En cuantos días empieza a salir ese retoño? A los 3 días, a los 3 días empieza a salir ese retoño rápido. Cuántos han sembrado una pepa de mango? Cómo se dice mangó, mango, es que yo le pongo el acento en la o. la semilla del mango, cuánto se tarde eso en retoñar? Esa se tarde más, ahí estamos hablando ya de…. Cómo es? Hasta se le olvida a uno que la sembró y cuando vienes a ver, dices, de dónde salió ese árbol? 3 meses después uno tiene un árbol de mango en el patio de la casa.

Miren, mis hermanos y hermanas, ahora mismo es bien interesante, para mí esto es bien revelador, porque ahora mismo es la semilla de la palabra de Dios en medio de nuestros corazones. Esa semilla puede ser que usted la recibió cuando usted tenía 5 años pero esa semilla estaba ahí, y no fue tal vez hasta sus… hasta ahorita, vamos a dejarlo así para no revelar los años que han corrido, no fue hasta ahorita que esa semilla empezó a germinar, empezó a salir y empezó a salir un retoño. Cada semilla crece al tiempo que Dios tiene determinado.

Pablo en Primera de Corintios él está hablando acerca de este dilema que tiene la gente que algunos tienen favoritismo, que algunos dicen que ay, yo prefiero seguir las enseñanzas de Pablo, yo prefiero seguir las enseñanzas de Apollo, y qué es lo que Pablo le responde a estas personas? Miren, mis hermanos, qué pues es Pablo y qué es Apollo? Solamente servidores por medio de los cuales ustedes han creído y eso según lo que cada uno concibió el Señor. Yo planté Apollo regó, pero quién da el crecimiento? Dios. Dios es el que da el crecimiento.

Fe en qué? fe en las promesas y en las palabras de Dios sobre nuestras vidas. Esa fe, mis hermanos, esa fe como decíamos la semana pasada, trae a nuestras vidas un poder que ninguna otra persona puede experimentar. Esa fe en nuestras vidas causa algo como decía algo, hay un tesoro y ese tesoro es ese poder de Dios, esa unción de Dios que está en vasos que pueden romperse en cualquier momento más sin embargo ahí es donde Dios lo ha depositado y esa fe está en medio de nosotros con un propósito, no tan solamente el propósito de mantenernos a nosotros alineados y a la voluntad y el propósito del Padre, de poder vivir en una forma reconciliada con él, de apartarnos del pecado y vivir para Dios, por Dios y en Dios. Esos son los propósitos que tiene pero a la misma vez esa fe nos dirige a nosotros a cumplir con aquello que Dios tiene para nuestras vidas. Esa fe nos da un sentido de razón de ser, nos da un propósito, nos da una dirección a la cual nosotros podemos proseguir. Que si vienen distracciones alrededor nuestro o si esas distracciones nos tratan, como quien dice, de apartar de lo que Dios nos tiene a nosotros, esa fe es la que vuelve y nos encamina una vez más en los planes y las intenciones que Dios tiene para nuestras vidas.

Déjenme leerles este otro verso en Efesios, capítulo 2, estoy como quien dice leyendo la línea de pensamiento de Pablo aquí. Efesios capítulo 2, verso 8, miren lo que dice.

“… porque por gracia ustedes son salvos por medio de la fe, una vez más, y esto no es de nosotros pues esto es un don de Dios, no por obras para que nadie se gloríe, miren aquí es donde está el hincapié que yo quiero hacer, porque nosotros somos hechura de Dios…”

En otras palabras, nosotros somos una pieza de arte en las manos de Dios, somos hechos por él. Miren cómo dice:

“… creados en Cristo Jesús para buenas obras….”

Miren, déjenme compartirles mi dilema, aquí les voy a abrir mi corazón. Yo no sé cuántas veces nosotros tratamos de usar este salmo que dice, “…deléitate asimismo en Jehová y él te concederá las peticiones de tu corazón…? ¿Verdad? Salmo 37. Y nosotros podemos coger nuestra fe y la amarramos, a nuestra fe la amarramos muchas veces a ese texto y decimos, yo tengo fe que todo lo que yo pida al Señor, pues el Señor me lo va a dar. Y hay veces que nos empecinamos en eso y es como que nadie me saca de ahí. Dios tiene que conceder mi petición porque es su promesa, es su palabra y él me la tiene que conceder.

Pero miren aquí es donde está mi dilema porque hay veces que esas cosas que nosotros pedimos no están alineadas con las obras para las cuales Dios nos creó a nosotros en Cristo Jesús. Me siguen la línea de pensamiento aquí por donde voy? Esa idea de yo deleitarme asimismo en Jehová, lo que conlleva esa frase es este sentido: que el yo deleitarme en Jehová significa, Señor, yo me deleito en lo que sea que tu quieras para mí. Mi deleite está en hacer tu voluntad. Mi deleite no está tan solamente en yo querer alcanzar las cosas que yo personalmente quiera y consta, punto y aparte. No significa que uno no vaya a como quien dice, a ser proactivo y emprendedor en las cosas que uno quiere en la vida. Yo creo que hay planes, que hay propósitos que el Señor bendice, que obviamente están en uno, metas que uno quiere alcanzar y que yo estoy seguro que el Señor va a decir, hey, let’s go for it. Vamos, alcánzala, yo estoy contigo. Yo te echo porras. Echa adelante.

Yo estoy seguro que nuestra fe se puede aplicar a ese contexto también donde si algo sale en nosotros, pues mira, que Dios como quien dice, que es lo que hace un abuelo con sus nietos? Consiente, que Dios por consentirlo a usted pues mira, él dice, tu quieres eso? Let’s go, go for it. Pero hay otras cosas, mis hermanos, donde nuestros deseos personales van a estar en roce con los deseos del corazón de Dios. No necesariamente porque sean malos sino porque tal vez, para ese tiempo, para esa temporada, para ese momento en tu vida no están alineados con los deseos del corazón de Dios para ti o para mí.

Y esto es difícil asimilarlo, mis hermanos, es difícil asimilar esto. Pero yo lo estoy diciendo con un propósito porque cuando yo leo ese texto, creados en Cristo Jesús para buenas obras, miren lo que dice después, no he llegado a la otra parte, “…. Las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas….”

Yo no sé tu, pero eso huele como que Dios nos está diciendo, that’s for me to know and for you to find out. Eso es para yo saberlo y para tu averiguar qué es lo que es. Es como que Dios sabe obviamente, Dios sabe el plan, Dios sabe el camino, Dios ve mucho más allá de lo que nosotros vemos y en ese camino nosotros vamos a tener nuestros tropezones y nuestras decisiones y qué sé yo, y obviamente Dios va a tener que hacer mucho troubleshooting como quien dice con nosotros, para volvernos a encaminar en lo que él tenía intencionado para nosotros, pero sea como sea, esa fe que está puesta en nosotros cobra una vida aún mayor cuando nosotros usamos ese poder para verdaderamente descubrir esas obras que Dios quiere que nosotros hagamos y poder vivir a la luz de ellas.

Cuando nosotros estamos alineados a ese sentir, miren, nuestra vida de fe cobra un sentido totalmente distinto, cobra un sentido totalmente diferente porque hay una diferencia bien grande: vivir la vida con anhelo de querer hacer algo o alcanzar algo versus el vivir la vida con un sentido de vocación y con un sentido de llamado.

Cuando nosotros vivimos nuestra vida de esa forma, créanme, que no importa cuantas veces usted se desvíe del camino, ese sentido de llamado y vocación, lo va a volver a alinear una vez más.

Conversaba yo la semana pasada con mi hermano Roberto, Roberto si no te molesta voy a hacer mención a nuestra conversación, by the way, escuché grandes cosas de ese mensaje, Dios te bendiga y que esa palabra siga dando frutos, así que gloria a Dios por eso. Pero yo conversaba con Roberto, estábamos hablando y estábamos hablando precisamente de eso, muchas veces las veces que hemos experimentado en nuestras vidas que pensábamos que estábamos en el camino correcto pero a medida que íbamos por ahí, nos dábamos cuenta como que era como que, that’s not the way. Y lo único que nosotros pudimos entender y experimentar que nos enderezó nuestros pasos una vez más fue la fe que ambos teníamos en ese sentido de llamado que Dios había depositado en medio de nuestras vidas, que aunque fue un llamado que recibimos hace tiempo atrás, pero sea hace 15 ó 17 años que recibimos eso, esa palabra que Dios decretó, que Dios sembró, que Dios la coció y la selló con su espíritu en nuestras vidas, esa fue la palabra que en esos momentos volvió y nos encaminó.

Fueron momentos en los cuales tal vez Dios nos habló por una impresión directa en nuestros corazones y nos dejó saber, como que, aquí hay algo raro, tengo que volver otra vez. Como también ambos experimentamos hombres y mujeres de Dios que proféticamente Dios los usaba para recordarnos precisamente de ese llamado que Dios tenía en nuestras vidas, y esas palabras el Señor las usaba para refrescar eso en nuestras mentes y en nuestros corazones y volver una vez más al camino.

Pero las interesantes ¿saben qué? fue cuando Dios usó piedras para recordarnos de ese llamado. Saben a lo que me refiero, ¿verdad? La gente que menos ustedes se esperaba, aún no cristianos señores y señoras, salió Juan Pedro de la casa y yo no sé de dónde rayos, de la casa, exacto, y de repente viene y le habló algo a uno que uno se queda como que, guau, esto literalmente es Dios hablando a través de las piedras.

Dios se va a buscar la forma de que esa semilla que se sembró en usted de el crecimiento a su tiempo, de el crecimiento a su temporada. Y no tan solamente el crecimiento sino que también de su fruto. Crecimiento y fruto van una con la otra. Y esto mis hermanos, lo creemos todo por fe.

Fe en qué? no es fe en nuestras propias fuerzas, no es fe en nuestra propia sabiduría o inteligencia. Miren, nuestras propias fuerzas así se pueden ir, así como oramos para poder dormir bien, así mismo pueden venir las ansiedades de la vida y le atrochan el sueño otra vez, pero en el nombre de Jesús eso no va a suceder. Amén.

Pero cuando nuestra fe está cimentada en esas palabras, en esas promesas del Señor que cuando yo recuerdo lo que dice la Escritura, el cielo y la tierra pasará más su palabra no pasará, la palabra de Dios es eterna. La palabra de Dios no tiene ni principio ni fin. Tendrá un principio y un fin en nuestras vidas pero en Dios no lo tiene. Dios mora en la eternidad y desde la eternidad Dios viene e inunda nuestro espacio, Dios inunda nuestro entorno y comienza a darnos como que una nueva faceta a todo lo que nosotros somos, todo lo que hacemos, todo lo que yo digo, todo lo que yo pienso, todo lo que yo hago. De yo poder tener la fe de que si yo veo a alguien que yo sé que está luchando, que está decaído, que esa fe en mí no va a permitir que las ansiedades de esa persona me digan como que, ah, tu no tienes esperanza, tírate de un puente.

Pero que esa fe que Dios ha puesto en mí me va a obligar, me va a obligar, sí, es un deber, me va a obligar a decirles a esa persona, mira, no, Dios no ha terminado contigo. Dios tiene sus propósitos contigo. No te rindas, no desmayes, levántate, eleva tu mirada a él. Te dejó el novio, la novia, has pasado un divorcio o te despidieron de un trabajo, sea lo que sea, o te botaron de tu país, sea lo que sea, mira, no desmayes, mantén tu fe puesta en el Señor, mantén tu fe afirmada en los propósitos, en las promesas que Dios ha declarado sobre ti.

Es más, yo voy a subrayar algo ahora y lo digo confiando en el Señor con toda certeza. Puede ser que en algún momento en tu vida alguien declaró una palabra sobre ti que tal vez hasta te confundió, que tu dijiste como que, guau, está fuera de orden, qué pasó allí? Puede ser que alguien quiso decirte una palabra con sus buenas intenciones pero esa palabra como que tergiversó algo en ti. Mira, yo te digo, en el nombre de Jesús que aún las palabras que se dijeron incorrectamente el Señor las puede tomar y sacar algo bueno de ellas. El Señor puede coger esa semilla que tal vez cayó en un terreno equivocado que Dios la puede coger una vez más y ponerla en el terreno que tiene que ir. O una palabra que tal vez fue comunicada con unas intenciones equívocas, el Señor puede coger esas palabras y a lo largo de tu vida puede darle una nueva forma y una nueva dirección a esas palabras y esas promesas.

Que si tal vez alguien te dijo, ah, tu te vas a casar con un pastor y vas a tener 4 hijos, y 2 de ellos van a ser mellizos y tal vez ni en tu vida te has casado con un pastor y tuviste una nena y te salió con pelo grifo…. Parte de la belleza de Dios, mi pelo representa eso también. Pero el asunto es mis hermanos, que digamos que la esencia de esa palabra fue que tu pudieras tener una vida fructífera, que tal vez el fruto en aquel entonces se medía con tener un esposo, una esposa de tal calibre y tantos números de hijos. Pero la bendición que Dios tenía, la medida que Dios tenía para ti se ha reflejado en otras formas. Pero sigue siendo la misma bendición de Dios que fue declarada sobre ti.

Eso también lo produce la fe. La fe produce eso, mis hermanos. Esto es material para otro mensaje. Pero la fe produce esto, que cualquier palabra que se haya declarado sobre tu vida, cualquier promesa que se haya declarado sobre tu vida, mira, la fe permite a uno decir, Señor, que sea tu voluntad y no la mía. Si esa palabra que se me ha dado en la forma que se me adornó y se presentó, si hay algo en ese paquete que tu a lo largo de mi vida lo quieres cambiar, esa fe que está en mí, ese poder que está en mí me va a permitir decir, Señor, dame el discernimiento para yo saber cómo ese paquete se va a ir desenvolviendo a lo largo de mi vida. Y para yo poder saber discernir cómo tu le das forma para saber cómo responder a ese llamado tuyo.

Fe en qué? finalmente como bien dijimos al principio, fe en el mismo Señor Jesús que es una palabra que proviene de ahí.

Mis hermanos y hermanas, yo les invito, vamos a orar. Yo creo que Dios nos está animando a que nuestra fe pueda ser fortalecida, que nuestra fe pueda ser cimentada cada vez más y más en el Señor, y ¿saben qué? yo les digo, la vida no es fácil, el mismo Señor Jesús nos advirtió que en el mundo vamos a tener aflicciones, van a haber personas que nos van a dar dolor de cabezas, van a haber situaciones que van a ser contrarias a lo que uno esperaba o lo que uno deseaba vivir, pero eso no implica que esas situaciones están ausentes del poder de Dios.

Es tu fe, esa fe que está en ti, ese poder que se ha vertido en ti, ese poder que se ha depositado sobre ese vaso que es corruptible, es esa fe la que va a permitir que Dios permee todas las cosas. Es esa fe la que cuando uno está en la barca que está batiéndose de lado a lado por los vientos y las olas, es esa fe la que me permite estar confiado sabiendo que el Señor tiene control de mi barca. Que aunque la barca pueda coger agua por un tiempo, pero el Señor se va a encargar de mantenerme a flote.

Y mire, me atrevo a decir, que si se hunde la barca, el Señor va a traerle un salvavidas para que su cabeza se mantenga fuera del agua. Y si usted termina debajo del agua, se va a encargar de traerle un tanque de oxígeno con una máscara y un tubo para que pueda respirar. Reciba esa palabra, mis hermanos, porque eso es fe. Eso es fe.

Dios se encuentra con usted en el aire aquí en la tierra y debajo de la tierra y en el agua también, Dios se encuentra con usted. Ahora, no se vaya a tirar debajo del agua a propósito, consta. No tenemos agallas como peces para respirar debajo del agua.

Vamos a orar, mis hermanos, vamos a orar. Señor Jesús, cuan bella y admirable son tus obras, sobre todas cosas cuán bella es la palabra que tu hablar a nuestras vidas. Señor, tu palabra que no tiene límites, tu palabra que trasciende tradiciones, trasciende religiones, trasciende trasfondos étnicos, culturales, mi Dios, de experiencias, tu palabra que llega a niños, que llega a jóvenes, que llega a adultos, que llega a ancianos, tu palabra que llega al que habla inglés como el que habla español, chino, coreano, suajili, sea cual sea portugués, tu conoces, tu palabra no tiene límites. Es más, tu palabra tiene un lenguaje que es de los cielos, que no se compara a los lenguajes que están en esta tierra.

Más sin embargo así tu palabra llega e invade nuestros espacios, invade nuestro tiempo, invade nuestras agendas, invade nuestras vidas, pero lo invade con un propósito y con un propósito divino, con propósitos eternos porque tu sabes los pensamientos que tienes para nosotros, Señor, pensamientos de bien y no de mal, para darnos el fin que esperamos que es un fin lleno de ti, Señor, un final mi Dios, que está definido por tu gloria, Señor, un final que está repleto de la altura, la profundidad, la longitud de tu amor, Señor.

Y no tenemos que esperar al final para experimentar eso sino por la fe lo podemos vivir en el día de hoy, en este mismo momento, Señor, cada cual en su silla y en la comunidad con nuestros hermanos y hermanas podemos experimentar esa bendición de lo que es vivir en ti, por ti, para ti, Señor.

Padre, yo te ruego que a través de estas palabras que han salido de mi boca, Señor, yo te pido que la fe de cada uno de mis hermanos y hermanas en esta noche pueda ser afirmada aún más, que a pesar de las dudas, Señor, su fe pueda ser fortalecida en tu palabra, Señor, en tus promesas sobre sus vidas.

Oh mi Dios, que no importa la etapa de crecimiento que tenga esa semilla. Padre que el terreno de esos corazones pueda ser nutrido constantemente por ti, Señor. Tu has traído personas que han sembrado una semilla, tu has traído personas que riegan esa semilla, Señor, con agua fresca, algunos tal vez tratarán de regarlo con agua sucia, contaminada, pero sea como sea, Señor, tu te encargas de dar el crecimiento en esa semilla, Señor. Hay una semilla en nuestros corazones, hay algunos corazones que ya tienen una planta completa, hay algunos que tienen un arbusto completo, hay algunos que están dando y experimentando sus frutos, Señor, hay distintas etapas que están aquí representadas. Más sin embargo lo que define y lo que une a cada uno de ellas eres tu. Tu eres el elemento que unifica cada una de esas experiencias, el nutriente, Señor, que alimenta nuestras vidas.

Así que, Señor, hoy nuestra fe recibe esos nutrientes que solamente provienen de ti, Señor. Yo declaro fe sobre la vida de cada uno de mis hermanos, Señor, fe que si ellos no pueden ver esa luz al final del túnel, mi Dios, que hoy puedan salir de aquí viendo, no tan solamente a la luz sino también la salida, Señor. Padre, yo declaro fe para recibir sabiduría sobrenatural, fe para saber administrar los recursos que tu pones en nuestras manos, tanto a nivel de familia, a nivel personal, como a nivel de trabajo, Señor, fe para saber cómo lidiar con relaciones interpersonales, fe, Señor, para saber cómo acercarnos a ti, crecer, en los propósitos que tu tienes para nuestras vidas. Te damos la gloria solamente a ti, Señor. Recibe, mi Dios, de parte nuestra, de parte de tu iglesia la honra y el honor, mi Dios, es toda para ti, Señor. Te adoramos Jesús. Gracias, gracias, Señor, gracias por tu palabra, por tus promesas. Decimos que sí y amén a cada una de ellas en el nombre de Jesús. Amén, Señor. Gracias, Dios.