El aceite de la viuda

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Segundo de Reyes, Capítulo 4. Hablando de Fe, hablando del Dios proveedor. El Señor impresionó mi espíritu con este pasaje. Precisamente esta mañana mientras oraba a Dios para buscar su bendición en el servicio de hoy y coincide muy bien con los temas que hemos estado tratando, que es el tema de la Fe este año.

Por lo menos mis sermones y yo sé que mis hermanos Pastores -que han estado predicando también- han estado encajando en este tema de Fe. Porque este es un año de Fe, este es un año para creerle al Señor, para saber que Dios es más poderoso que las circunstancias, que Dios es más poderoso aún que nuestra incapacidad, nuestros errores, nuestros defectos, nuestros pecados. La Fe vence, la Fe hace que se muevan montañas, la Fe quita los obstáculos, la Fe es la gasolina que hace posible el mover el vehículo del hijo o la hija de Dios.

¡Qué bien me salió eso! Diga Amén, aunque no sepa lo que dije allí.

La Fe es el combustible, la Fe es lo que hace posible todo lo demás. Está la Biblia, está el sistema de alabanza de la Iglesia, están los programas de la Congregación, están las declaraciones de Dios en su Palabra y las promesas para sus hijos. Todo eso es como un carro, es como el gear, los asientos, el motor, la transmisión, el muffler del carro y todos los demás componentes de un carro.

¿Pero qué pasa si usted no tiene gasolina en el carro? ¿A cuántos les ha pasado que se han quedado sin gasolina alguna vez? Admítalo. A mí me ha pasado por lo menos una vez en mi vida, si fuera honesto tendría que añadir 'muchas veces más que eso'.

Pero, en otras palabras, la gasolina es lo que moviliza, capacita que las partes del carro que son potencialidad se conviertan en actualidad, que se puedan mover, que puedan actualizarse. Y así pasa. Las promesas de Dios, están aquí. Las declaraciones eternas de Dios están aquí. Los derechos del hijo o de la hija de Dios están aquí.

Pero si nosotros no los activamos por medio de nuestra fe se quedan como el carro... parados. Hay gente que tienen un carro bellísimo pero lo tienen en la marquesina en el garaje y de ahí no se mueve, cogiendo polvo.

Hace poco salió una noticia en Londres, un médico se murió -ya anciano- y cuando los descendientes de él fueron a limpiar el garaje -que estaba lleno de cachivaches y todo eso- descubrieron un carro que valía como 5 millones de dólares, una antigüedad. Creo que era un modelo de Rolls Royce muy antiguo, como de los años 30 por ahí… 37… 40, por ahí. Muy antiguo, en impecables condiciones, pero lleno de polvo. Y cuando lo llevaron a la subasta 4 millones y pico de dólares consiguió. Pero este hombre lo tenía allí metido en el garaje, no lo usó.

¿Y qué pasa muchas veces? ¿Que así pasa con nuestra Fe y con las promesas de Dios? Están allí encerradas, pero muchos de nosotros ni siquiera leemos la Biblia a veces y si la leemos, la leemos en una forma pasiva en vez de entrar en lucha con ella y sacarle sus nutrientes y ponerlos en práctica.

Y la fe es lo que hace posible que se mueva el vehículo de Dios, el creerle a Dios, el ponerle pies y manos y acción a las promesas de Dios, a la Palabra de Dios. Por eso tenemos que decir: "Señor, activa mi Fe. Hazme cada día un hombre, una mujer de fe, que se atreva y que ponga en movimiento la maquinaria de Dios".

Es creerle a Dios, es atreverse, es dar un paso en el nombre de Jesús y creer que lo que Dios ha prometido se va a actualizar en mi vida. Por eso cuando Dios te dice: "Dame en el nombre de mi nombre y yo te bendeciré." Tú tienes que actuar en fe y hacerlo y Dios te ha de bendecir.

Aquí hay un caso muy parecido a este caso, que nos muestra la fidelidad de Dios.

Por eso -de nuevo- estamos queriendo enriquecer el concepto de Fe que tenemos y por eso quiero discutir este pasaje que incorpora algunos de esos elementos de Fe que nos van a ayudar a ser gente, precisamente, de Fe.

Capítulo 4, Versículo 1 dice, "una mujer, de las mujeres de los hijos de los profetas, clamó a Eliseo" -digan todos 'clamó', muy importante. Clamar al Señor en nuestro tiempo de necesidad. "Clamó a Eliseo" -hay está Fe, se requiere Fe para uno clamarle a Dios.

Y clamar no es una palabra cualquiera ¿verdad? Clamar es una palabra intensa, urgente, deliberada, agresiva. Muchas de nuestras oraciones son oraciones pasivas, genéricas, generales, ahí de paso, rápido porque tenemos otras cosas más importantes que hacer.

Pero clamar es gritarle a Dios como Bartimeo le clamó a Jesús cuando Él pasaba cerca de él y dijo: "Jesús, Señor, hijo de David, ten misericordia de mí".

Es clamarle a Dios, es atreverse uno, es llevar la petición al rojo vivo.

Es la petición del amigo a media noche -que también discutimos- que con la urgencia que tiene de no quedar en vergüenza con sus visitantes, le toca y le toca ahí a su vecino para que le de esa tacita de azúcar que necesita y esas tres cucharaditas de café para darle a la gente que ha llegado imprevistamente.

Es la fe de la mujer siro-fenicia que le clama al Señor, que le dice, "Señor mi hija está gravemente atormentada por un demonio" y que no se da por vencida cuando el Señor le dice "¿Sabes qué? No tengo tiempo, ese es no es mi llamado. Yo tengo que primero atender a los judíos y quizás más adelante tenga tiempo para los gentiles" y ella le dice "No, Señor, aún los gentiles tienen derecho a comer de las migajas que caen de la mesa" y el Señor dice "Mujer, grande es tu fe "por esa palabra, tu hija es..."

Es la fe de la mujer con el flujo de sangre que toca el manto de Jesús y ese tocar constituyó un clamor también implícito, silencioso pero físicamente muy poderoso y les robó poder a Jesús y también ella se fue con su milagro.

Discutimos eso. ¿Recuerdan también? ¿Cuántos recuerdan ese tiempo, verdad?

Es la fe de los amigos que traen a su amigo paralítico en su lecho y rompen el techo y bajan al pobre hombre este y se lo presentan allí a Jesús y le dicen "Vamos a ver que tú vas a hacer con él ahora aquí. No tienes escapatoria. Está llena de gente la casa. Tienes que hacer algo."

Y el Señor movido por la fe de ellos dice "Sanó al amigo" y el hombre se fue con su camilla a cuestas que antes lo sostenía a él y ahora él la sostiene a ella. Porque hay clamor, ¿no?

"Ella clamó a Eliseo diciendo, 'Tu siervo, mi marido, ha muerto y tú sabes que tu siervo era temeroso de Jehová"'. Note "tu siervo" dos veces. "Qué tu siervo era temeroso de Jehová y ha venido el acreedor"...

¿Quién es el acreedor? Es la persona que viene a cobrarte a ti, no el que cree, es el que cree que tú le debes dinero y viene a pedirte ese dinero. Hay una diferencia entre acreedor y creyente muy grande. Un par de letras pero hacen todo un mundo de diferencia.

Dice "Ha venido el acreedor para tomarse dos hijos míos por siervos". Este acreedor no era fácil. Él quiere llevarse dos hijos de esta pobre mujer como esclavos por lo que le debían. "Y Eliseo le dijo: '¿Qué te haré yo?'"

Recuerdan esa pregunta cuando viene Bartimeo a Jesús con el bastón... el pobre hombre viene con el bastón... evidentemente está ciego y el Señor le dice, "¿qué tú quieres que yo te haga?" Y Bartimeo le dice, "qué me sanes, que me des la vista". Gracias a Dios que fue mas respetuoso que eso. Le dijo, "Señor, que recobre la vista". Se lo dijo humildemente. ¿Por qué le preguntó Jesús '¿qué quieres que te haga?'?. Porque al Señor le gusta oír de nuestra boca lo que nosotros necesitamos.

Eso es un principio que uno ve una y otra vez en la palabra.

El Apóstol -creo que Santiago- dice, "¿por qué no recibís? Porque no pedís". Porque no piden, no reciben. Hay que pedirle al Señor y hay que ser específico, hay que ser claro, hay que describir la necesidad y hay que describir lo que nosotros queremos con lujo de detalles; nombre y apellido. A Dios le gusta que nosotros nos expresemos.

Él sabe, pero hermano, si usted no clama, si usted no ora, si usted no toma tiempo para definir sus necesidades, no espere que recibirá cosa alguna del Señor. A veces Dios en su misericordia nos da algo pero ya cuando llegamos a la madurez, Él espera que nos comportemos como gente madura y que presentemos al Señor nuestras necesidades.

Entonces... ella... "¿Qué quieres, qué necesitas, qué te haré yo? Declárame que tienes en casa". ¡Guau! Hay mucha tela que cortar allí. ... y ella dijo: "Tu sierva ninguna cosas tiene en casa".

¡Qué triste hubiera sido si ella se hubiera quedado allí! Pero en el momento se le prendió la bombilla, "pero una cosa ti tengo, una vasija de aceite". ¿Ve lo reveladora que es la palabra del Señor? “Ella añadió, 'no tengo nada en mi casa sino una vasija de aceite.’ Y Él le dijo, "ve y pide para ti vasijas prestadas de todos tus vecinos. Vasijas vacías, no pocas".

Hay mucho allí de instrucción específica, ¿no? "Entra luego, enciérrate tú y tus hijos y echa en todas las vasijas y cuando una esté llena ponla aparte".

Yo me imagino a esta señora tomando nota... busquen un papel, allí rápido, mientras Eliseo le decía. “Okay, tengo que hacer esto, tengo que buscar vasijas de los vecinos, llenarlas todas, encerrarme con mis hijos y cuando una esté llena ponerla aparte".

Una serie de instrucciones especificas. "Y cuando una esté llena ponla aparte. Y se fue la mujer y cerró la puerta, encerrándose ella y sus hijos. Y ellos le traían las vasijas y ella echaba del aceite. Cuando las vasijas estuvieron llenas, dijo a un hijo suyo 'Tráeme aún otras vasijas'.

La mujer estaba entusiasmada ya con lo el asunto, ¿verdad? le gustó lo que estaba pasando.

Ya estaba cobrando ahora animo ella, "Mm, me gusta esto."

Imagínense si hicieran eso con dinero. 'Búscate un dólar y dáselo y cuando ese dólar se multiplique busca otro'. Imagínese, ¡Qué lindo sería así ¿no?!

'Cuando las vasijas estuvieron llenas, dijo a un hijo 'Tráeme aún otras vasijas. Y él dijo "No hay más vasijas".

Entonces ¿qué pasó? "Cesó el aceite. Vino ella luego y lo contó al barón de Dios". Hay que testificar cuando Dios hace milagros, hay que ir. Mucha gente recibe milagros y se quedan callados y entonces se quedan ellos con el gozo y no lo comparte con otros. Si Dios hace un milagro en tu vida, mira, testifica, déjale saber a otros.

…"y volvió el barón de Dios el cual dijo "Ve y vende el aceite y paga a tus acreedores. Y tú y tus hijos vivid de lo que quede".

¡Gloria al nombre del Señor! ¡Qué lindo milagro! Este es uno de los primero milagros que hace Eliseo y yo creo que vamos a estar hablando de la vida de Eliseo en estos próximos tiempos en que yo este interviniendo. ¿Qué le paso? ¿No les gustó el mensaje? No, mentira.

Es la segunda vez que yo hago eso y la primera no me salió bien así que siéntese tranquila. El segundo milagro que registra la Biblia a cerca del Profeta Eliseo en su nuevo rol. Eliseo era aprendiz de Elías y ahora Eliseo tiene la unción de Elías. Elías ha sido tomado, Eliseo es su sucesor y comienza a registrar aquí la Biblia milagros que hace Eliseo.

Por eso les dijo que vamos a estar tratando un poco con la vida de Eliseo... porque la vida de Eliseo ejemplifica muchos de esos grandes milagros que son parte del proceso de fe y ¿cómo es qué Dios hace los milagros en nuestras vidas? ¿Cual es la dinámica?

Este pasaje si usted lo desgrana y lo desmonta en sus partes constituyentes, encierra lecciones que usted se puede llevar a la casa y aplicar en su vida y que van a hacer cosas grandes en su vida, también.

La fe de esta mujer ejemplificada en estas acciones que se dan entre ella y Eliseo son para nosotros también. Están registradas aquí porque es la manera en que Dios nos informa a nosotros y nos dice, ‘lo que le pasó a ella también te puede pasar a ti si usas los mismos principios’.

Entonces nuestra pregunta es, ¿cuales son esos principios que están encerrados allí? y el Espíritu Santo nos ilumina a través de ellos. Enfoquemos un momentito la Palabra "acreedor" o "acreedores". Esta mujer llega donde Eliseo, clama a él. Viuda... no hay social security... se acabó el social security, se acabó Medicare. No hay estampas, ni cupones, ni nada por el estilo. Ella está totalmente dependiente de la misericordia, la intervención divina.

Y vienen los acreedores que le dicen, "tu marido nos debía. La tarjeta de crédito tiene 3 mil dólares aquí la Visa y la MasterCard tiene mil quinientos y tienes que pagarnos y si no, nos vanos a llevar dos hijos tuyos.

Para mí los acreedores, representan ese aspecto duro de la vida, la vida en todo su peso en su demanda de nosotros, que nos desgasta que pide algo de nosotros. Es la parte dura de la existencia humana, es la necesidad del ser humano. Es como el amigo a media noche que llega y tiene una necesidad y que representa al hombre, la mujer en su estado de "NECESIDAD".

La vida es así, la vida es ciega en sus demandas y a la vida no le importa que tu seas joven o anciano, mujer, hombre, que te portes bien o no.

La vida viene con una enfermedad, viene con una deuda, viene con un fracaso financiero, viene con un problema familiar, matrimonial y demanda algo de ti. Demanda energía, demanda intervención de algún tipo y te dice tienes que pagarme, te estoy demandando estoy poniendo un peso sobre ti. Esa es la vida, Cristo dijo que en el mundo hallareis "aflicción". En el mundo siempre hay fricción, todo en la vida es fricción y roce, todo cuesta algo.

El dinero que necesitamos para pagar nuestras cuentas cuesta algo. Es que la vida es una acreedora increíble y la vida viene con sus demandas, viene con su peso a nosotros, viene con sus crisis a nosotros. Periódicamente van a venir diferentes tipos de situaciones. "¡Ah! que los muchachos tienen que ir a la Universidad. Tenemos que pagar y no tenemos dinero para pagarle la Universidad. Acreedores. El matrimonio se pone duro y difícil. Acreedores.

El hijo que hasta entonces era un niño obediente comienza a juntarse por allí con jovencitos de mal caminar y comienza a exhibir comportamientos que amenazan nuestro bienestar y nuestra paz, el futuro de él y son los acreedores de la vida.

Y entonces la pregunta es: ante los acreedores de la vida, cuando viene la tragedia, cuando viene la pérdida ¿Como vamos nosotros a reaccionar? ¿Cual es la alternativa, la opción que tiene el hijo de Dios para bregar con los acreedores… de la vida?

¿Qué hacemos nosotros… qué hace el ser humano cuando viene el acreedor a su vida?

Bueno muchos se lamentan y se quejan: "¿Por qué yo? ¿No habría otro por allí a quien le cayera mejor este problema?”. “¿Por qué yo? Si yo hago lo que puedo, voy a la iglesia, si yo sirvo al Señor”. “¿Por qué yo? Si yo diezmo, ¿por qué me viene este vil, que yo no esperaba?”. Nos quejamos, nos lamentamos, acusamos a Dios de no ser fiel en sus promesas. Otros nos deprimimos, otros nos llenamos de ansiedad.

Diferentes cosas podemos hacer y se nos amarga la vida. Dejamos de ir a la Iglesia, dejamos de orar, o simplemente nos ponemos la mano en la cabeza y nos escandalizamos por lo que viene y nos envenena la vida.

O… podemos hacer como hace esta mujer, que clama y va a la fuente, va a donde esta el poder, va a donde ella sabe que esta la solución. Ella va a donde esta Eliseo, que es ahora el sucesor de Elías el profeta de Dios. Eliseo representa la presencia de Dios, representa la autoridad divina. Esta mujer era en un sentido como esposa de un pastor, podíamos el equivalente, los hijos de los profetas de los cual habla aquí, era como una comunidad de siervos de Dios a los cuales Elías encabezaba.

Había algo así como una escuela de Profetas un Seminario que producía siervos de Dios, que servían recuerden un contexto donde estaba, Acab, Jezabel, Ocosias, estos reyes de Israel impíos y estos hombres servían al Señor allí.

Entonces, esta mujer viuda de un Sacerdote, no un Sacerdote oficial, sino como un profeta -podíamos decir un Pastor-, no tiene a nadie donde ir pero ella sabe que en la persona de Eliseo esta la Unción que había antes en Elías, que se la transfirió antes de ser llevado por Dios.

Así que Elías representa la presencia de Dios, Elías representa los recursos del reino de Dios. Elías representa un hombre lleno del Espíritu Santo que tiene autoridad divina para hacer transacciones en el mundo del espíritu.

Hoy nosotros gracias a Dios no necesitamos a Eliseo. Tenemos acceso al Padre a través de Cristo Jesús. Diga Amen. ‘Podemos entrar confiadamente -dice la palabra- al trono de la gracia y recibir oportuno socorro’, dice el escritor de hebreos. Nosotros no tenemos que ir hoy en día necesariamente a Eliseo.

Es bueno cuando compartimos nuestras necesidades con el Pastor, o con un hermano de la Iglesia para que nos ayude a orar y eso es bueno. Yo no estoy diciendo que no. Pero, ¿sabe qué mi hermano, mi hermana? Usted, por medio Cristo Jesús y el Espíritu Santo -que mora en usted- usted, puede ir directamente a la fuente y presentar su necesidad al padre. Usted puede clamar a Dios.

Cuando viene el problema a nuestra vida en vez de ponernos la mano en la cabeza, levantemos las manos al Dios Todopoderoso, el Dios que quiere socorrernos, quiere ayudarnos.

Hermanos, aprendamos a orar, aprendamos a clamar a Dios, aprendamos a ser gente de Oración. Yo digo siempre, que… sin embargo nosotros no debemos esperar a que tengamos al enemigo encima de nosotros para entonces clamar. No debemos esperar que tengamos el agua al cuello, para entonces buscar de Dios.

Yo les animo más bien a vivir una vida de oración continua. Una vida de higiene espiritual donde usted siempre esta trayendo sus necesidades delante de Dios y las esta haciendo proactivamente.

Ya cuando su hijo esta entrando a High School comience a Orar por la beca. Cuando él se gradúe, dentro de cuatro años, no espere que le llegue la cuenta de la Universidad para entonces decir: “¡Oh Señor, ten misericordia de mi!” Comience a Orar. Es mas, comience a Orar cuando este en el vientre y diga, “Señor, él va a ir a la Universidad”.

Mejor todavía: “Y necesito que Tú vayas preparándome ya esa beca”. O mejor todavía: “El dinero para yo mismo pagarlo”. ¿Entienden lo que quiero decir?

Tenemos que estar orando proactivamente presentando nuestras necesidades continuamente. Yo creo mucho en la oración proactiva. Yo creo mucho. No ore cuando usted tenga el problema de salud y Gloria a Dios. Si es lo único que puede hacer, hágalo en el momento, pero ore por salud en su cuerpo siempre. Bendiga su cuerpo, declare sanidad sobre su sistema conductivo, sus venas, su corazón. Declare sanidad sobre su sistema digestivo, sus huesos, declare mi cuerpo esta sano. Visualice sanidad, todos los días declare la sanidad de Dios en su vida. No espere a tener que pelear.

Ayuda mucho uno orar proactivamente. Ore por sus finanzas cada día, bendiga sus finanzas. No espere de nuevo hasta que este con el problema financiero. Pídale al Señor todos los días "Padre bendice mis finanzas. Yo declaro tu provisión”. La oración es clave el clamor a Dios.

Ahora cuando viene la necesidad cuando viene la crisis, dice la palabra, ‘por nada estéis afanosos, si no sean conocidas vuestras peticiones en toda oración y ruego delante de Dios’.

Cuando viene la necesidad, clame a Dios, en vez de afanar… Orar.

Y esto fue lo que hizo esta mujer, ella fue a la fuente, fue al profeta y le pidió. ¡Y qué lindo es su manera de presentar sus necesidades! Dice, “Tu siervo era temeroso de Jehová y a venido el acreedor para tomarse a mis hijos” ¿No? Y tu siervo mi marido ha muerto.

¿Por qué enfatiza ella "tu siervo"? Porque este no era un hombre cualquiera. Era muy importante que el profeta Eliseo supiera, que este hombre había sido fiel a Dios, que este hombre había servido fielmente a Elías como cabeza de una comunidad de Fe que servía al Señor. Entonces, ella se esta identificando y se está personalizando e individualizando ante el profeta. Le esta diciendo aquí están mis credenciales. Yo soy viuda de un hombre que sirvió al Señor.

Hermanos, qué importante es que cuando vengamos ante el Señor, tengamos autoridad; que nuestras oraciones estén respaldadas por una vida de servicio al Señor; por experiencias con Dios.

Por eso es que dice el Señor, ‘que tenemos que amontonar buenas obras en los cielos, invertir en los cielos donde el ladrón no roba, donde el oxido no corrompe las cosas’. Que nuestras vidas sean vidas de fidelidad.

Yo se que les digo no esperemos a que estén los Moros encima de nosotros para entonces convertirnos en Cristianos que vamos a la Iglesia todos los domingos. Vamos a vivir nuestra vida en la santidad del Señor, vamos a vivir nuestra vida en servicio al Señor, en obras buenas de servicio a Dios. Porque cuando venga la necesidad eso nos va a dar autoridad, seguridad para clamar delante de Dios.

Esta mujer vino y dijo, “mira este hombre servía a tu señor Elías y ahora él a muerto y vienen a tomar a sus hijos, yo soy su esposa”. Hay autoridad hermanos. Nosotros tenemos que acumular esas cosas.

No es que nuestras obras sean las que motiven a Dios. Pero es muy bueno cuando nuestra vida esta vivida en ese comportamiento, que nos da a nosotros esa seguridad de que podemos venir ante nuestro Padre Celestial. Y Él es bueno y fiel para bendecir nuestra Fe y nuestro buen comportamiento.

‘Ha venido el acreedor para tomarse sus dos hijos’, y Eliseo le dijo, “¿qué te haré yo?” De nuevo, hermanos, ahí simplemente subrayo eso. Una y otra vez el Señor pide que nosotros en nuestra vida de Fe, seamos específicos cuando le presentamos nuestras necesidades.

Simplemente digamos, ‘Señor Bendíceme’, o ‘Señor Provéeme en el nombre de Jesús Amen’.

El Señor dice: “Bueno ¿qué es lo que necesitas que yo provea?”

- ‘Una bicicleta’

- ‘Y ¿de cuantas ruedas la quieres, de dos o quieres dos chiquitas al lado porque no sabes todavía... ¿Quieres una JWIN o que marca la quieres?’ ¿No? ‘¿cuan gruesa quieres las ruedas?’.

Hay que presentarle al Señor necesidades específicas. Hay que cultivar esa seguridad de que es lo que yo quiero, que es lo que yo pido. Yo creo que muchas veces Dios aguanta sus respuestas por que Él quiere llevarnos a definir nuestras necesidades y que seamos específicos delante del Padre.

Que seamos proactivos en buscar la bendición de Dios. En presentarle lo que nosotros necesitamos. Que tomemos tiempo. Esas oraciones ahí pasadas por agua de 3 minutos mientras nos cepillamos los dientes eso tiene que pasar ya a la historia.

Los hijos de Dios tenemos que sacar tiempo para ser deliberados. Si el presidente Obama llegara a su casa, estoy seguro que usted no le diría, “mire siéntese allí que yo vengo dentro de un momentito,” y mientras esta lavando los platos habla con él, ¿verdad que no?

Dios quiere que usted sea deliberado. Saque tiempo. Levántese un poquito más temprano. Esté su mente lucida; tómese un cafecito para que esté bien clara su mente. Entonces, hable con Dios, muéstrele a Dios que usted lo toma en serio a Él. Y mire, hermano, yo le digo, ese tipo de oración hace una diferencia increíble en como usted se siente después que termina.

Entonces, “¿qué tú quieres que yo te haga? declárame qué tienes en casa”. A Dios siempre le gusta que nosotros aportemos algo. Escuche esa es una de las lecciones mas fuertes que yo le puedo dar de todo este pasaje y para su vida de fe.

Escuche esto bien: A Dios siempre le gusta que usted le de algo. Que usted invierta algo en el milagro. Nosotros tenemos a veces esta idea de nosotros mismos como esas aguiluchitas chiquititas, que viene el águila mama y le pone la comida ahí mismo en la boquita, ¿no? Y Dios quiere hombres y mujeres guerreros. Dios quiere hombres y mujeres que sean parte del milagro.

¿Por qué usted ve cuando los discípulos le dicen al Señor, “Señor no tenemos comida para darle a toda esta multitud.” El Señor les ha dicho, “denle ustedes de comer.”? El Señor dice, “vayan y vean entre la multitud qué hay,” y, cuando regresan… ¿con qué regresan? Cinco panes y dos peces.

Encontraron algo. Al Señor le gusta que usted haga algo. ¿Por qué? Porque el Señor lo toma en serio. Porque el Señor no quiere crear parásitos que siempre estén nada mas recibiendo. El Señor quiere gente de Fe, gente que ponga algo en el milagro, que se ejerciten un poquito.

Es como el padre que no quiere simplemente cuando viene el hijo, "papa, necesito 20 dólares" “Okay, toma aquí está”. “Necesito 100 dólares”. “No hay problema aquí está”.

¡No! Dice “Vete a trabajar aunque sea al supermercado y aunque sea de esos 20, gánate 5” ¿no? Para que aprenda desarrolle independencia. Nunca le de a sus hijos todo lo que le pidan, hermano, por favor. Yo sé que muchos de ustedes no tienen problema en eso.

Pero los que sí, hermano, ponga a sus hijos a hacer su parte. Porque así es que crean personalidad, independencia, solvencia, desarrollan sus dones, etc. Ayude pero no sustituya. ¡Qué bonito cayo eso! Ayude pero no sustituya. Eso es Dios. Dios siempre quiere obrar con nosotros y a través de nosotros por eso le dice, "¿qué hay en tu casa? busca algo”.

A Moisés le dice, “¿qué tienes en la mano?” “Una vara”. “Bueno ve con eso donde Faraón y yo voy a hacer un milagro a través de esa vara”. Dios siempre quiere que nosotros pongamos algo.

Si tú quieres que Dios obre en tu vida pregúntate a ti mismo ¿qué puedo yo hacer para poner a correr la maquina? ¿Qué puedo yo hacer para comenzar el proceso? Muchas veces queremos, ‘¡Oh Señor yo quiero estudiar, yo quiero sacar mi grado universitario!’.

Pero estamos ahí aplatanados viendo la televisión todos los días y no hacemos nada.

Coge el teléfono llama a la oficina de admisiones y pide que te envíen un catalogo a la casa. O ve tu mismo si no te atreves a llamar por teléfono, ve y encomiéndate a los santos y llega allí con temor y temblor y toca una puerta y dice, “¿alguien que hable español aquí?” -aunque sea. “Quiero aprender ingles,” y pregunta y busca algún papel o algo y comienza.

Y esa persona te va a decir, “bueno yo no soy la persona adecuada, pero yo se alguien aquí hay otro departamento,” y cuando vienes a ver tienes lo que necesitas.

Dios comienza a obrar en tu depósito. Hay un depósito que nosotros podemos poner siempre en nuestra vida y Dios quiere eso de tu parte. Dios quiere una acción de tu parte. Dios quiere un esfuerzo de tu parte. Por eso es que es tan importante que nosotros entendamos hermanos, que Dios no nos sustituye a nosotros.

Dios quiere bendecirnos, pero Él está diciendo, ‘okay, yo te di ya la palabra, yo prometí la bendición. Ahora toma la bendición y comienza a caminar en Fe de que yo voy a abrir el mar delante de ti.” Golpea el mar y el mar se abrirá.

Yo creo que es una de las cosas que mas necesita la comunidad latina, para poder romper la inercia del estudio y de nuestra situación económica, de nuestras familias desmembradas y quebrantadas.

¿Cómo va a salir la comunidad latina de su atolladero? ¿Cómo vamos a tener la próxima generación que sea de gran bendición? Nosotros mismos. Hay que fajarse, hay que ser gente de disciplina, hay que trabajar, hay que esforzarse, hay que creerle a Dios, hay que comenzar a ordenar la vida, hay que comenzar a hacer esfuerzos.

Si tú quieres comprar una casa no esperes que te vas a sacar la lotería y que así es que la vas a comprar. Hay mucha gente así. “Bueno quiero una casa. Yo confió voy a orarle al Señor para que me pegue la lotería. Voy a comprar dos o tres tickets en la farmacia para la lotería,” ¿no?

¡No! Mejor ponte a ahorrar y arregla tu vida financiera y cree que ese es el comienzo de la bendición de Dios. Comienza a preguntar por ahí que oportunidades hay; comienza a moverte. No, que tienes en casa, siempre hay algo en tu vida que tu tienes que con eso Dios, ese es el respaldo, la base que Dios quiere usar para apoyarse en el espíritu para de ahí entonces lanzarse en el mundo.

Mire qué interesante. ¿Por qué Dios no bajo a Jesucristo simplemente como un espíritu y tuvo que ir donde una María y pedirle permiso para usar su vientre, para que su hijo encarnara en ella y entonces comenzara a caminar sobre la tierra?

¿No ve usted allí algo de que el milagro de Dios, necesita una base humana para entrar a correr en el mundo del tiempo y del espacio? Y por eso Dios obró.

Él necesitaba una base y María era la base. Cristo era la joya y María era el engaste del anillo.

Dios siempre necesita algo de ti.

Los milagros de Dios la energía divina para correr en esta tierra necesita un conducto material, un alambre y ese alambre eres tú, ese alambre es tu fe, ese alambre es tus acciones de fe, ese alambre son tus iniciativas, tus esfuerzos. A veces torpes, inadecuados pero eso es todo lo que Dios necesita: un pequeño esfuerzo de tu parte.

El esfuerzo no será lo suficiente pero a Dios no le importa, lo que Él quiere es, "dame algo, dame una base, dame un punto de apoyo".

¿Cuántos aquí, los que son ya más avanzados en edad en nuestros países cuando no podían comprar una pelota cogían una piedra y la envolvían con hilo? No levante la mano, no tiene que levantarla, no se preocupe. Y después le pegaban esparadrapo alrededor y con eso tenían una pelota allí para jugar. No era hilo solamente, porque si hubiera sido hilo solamente no tenía la solidez... necesitaba una piedra adentro para todo lo demás alrededor.

Y yo creo que es así ¿no? El milagro de Dios es etéreo, es espiritual, es abstracto, es una esencia, una energía. Pero las energías necesitan un conducto físico para encajar.

Y es así en nuestra vida que Dios quiere hacer un milagro en tu vida pero necesita tu acción, necesita tu inversión, necesita tu vientre, necesita tu fe, necesita tu iniciativa, necesita tu esfuerzo que parecerá inadecuado pero eso es lo que Él quiere para que se cumpla la ley, por así decirlo, y que entonces venga el milagro y la acción de Dios.

Me he detenido mucho aquí. Creo que voy a redondearlo allí, me voy a quedar a mitad del sermón. Y, el Señor nos ayudará a seguir adelante en algún momento si Él quiere. Pero voy a ser prudente.

Quiero terminar señalando ese hecho, ¿no? Y quédese con eso solamente de que él dice, "¿qué tienes en casa?" Entonces ella dice, "tu sierva ninguna cosa tiene en casa".

Enfoquemos en ese asunto de que, 'okay, ¿qué puedo yo darle al Señor para que haga su milagro? ¿Qué puedo yo contribuir?

En última instancia una de las cosas que tenemos que decir es, ¿sabes qué? Mira la verdad es que yo no puedo, yo no tengo la solución. Es importante. Antes que Dios obre en nuestra vida y haga algo, yo creo que, en un sentido, en una primera etapa es decir, 'Señor, yo no puedo. Yo no tengo. Yo no soy la solución.'

Yo creo que es bueno que el hombre y la mujer de Dios sepan que, 'yo no soy la última Coca-Cola en el desierto. Yo soy débil, yo soy frágil, yo... Señor, este problema es demasiado grande para mí y la verdad es que yo no sé que hacer.' Es bueno que uno llegue a ese punto primero.

Cuando uno reconoce que una situación es muy grande, uno en vez de decir, 'No, yo puedo. Yo sé lo que tengo que hacer y yo voy a bregar con esto y alguna solución yo voy a tener'.

¡No!, diga: '¿Sabes qué, Señor? Como dijo Josafat "Señor, no sabemos que hacer y hacia Ti volvemos nuestros ojos". ¡Qué linda esa expresión!

"No sabemos que hacer y hacia Ti volvemos nuestros ojos".

Todo milagro comienza con un reconocimiento: Yo no tengo la solución y la verdad es que yo no tengo los recursos para resolver la situación. Yo no tengo la fuerza para dominar esta adicción, este problema, esta dificultad... ¡ah! pero yo puedo hacer algo. Yo puedo clamar y yo puedo hacer un comienzo.

Bueno, "lo único que tengo es unas vasijas de aceite". Bueno ese tiene que haber sido el Espíritu Santo que la iluminó porque, ¿qué iba a hacer una vasija de aceite en un problema como ese? Pero lo único que tengo de valor aquí en mi casa, lo único que yo podría pensar... El aceite era valioso en el Medio Oriente y lo es todavía en muchas partes del mundo. 'Lo único que tengo es una vasija de aceite.’

A veces, -de nuevo-, eso no era suficiente. Nosotros no tenemos, pero hay algo, hay un germen que nosotros podemos contribuir y eso es. Entonces Eliseo dice: "¿Sabes qué? Con eso ve y pide para ti, vasijas vacías" y vamos a ver que va a hacer. Lo dejo allí. Después vamos a seguir más adelante.

Pero yo quiero que tú te enfoques en esta mañana en el hecho de que Dios te está diciendo, “yo quiero obrar un milagro en tu vida. Yo tengo la solución a tu problema pero hay una parte que yo quiero que tú hagas. Yo quiero que tú clames a mí desesperadamente, que saques tiempo para pelear tu milagro, que inviertas." Y... “No me digas que tú no tienes nada. Yo entiendo y acepto tu humildad de decir que no puedes, pero también hay algo. Busca. Hay una parte que yo quiero que tú hagas. Hay un esfuerzo que yo quiero que tú emprendas. Hay unos gestos de fe que yo quiero que tú te atrevas a hacer porque eso va a ser el vehículo, la base que yo voy a usar para moverme en tu vida y hacer el milagro. Y yo voy a obrar en esas acciones tuyas de fe".

'Echa tu pan a las aguas porque después de muchos días volverá a ti,' dice el Señor. Si tú no echas el pan a las aguas no va a volver a ti. Tienes que atreverte a invertirlo, tienes que atreverte a moverlo a hacer algo con lo poquito que tú tienes.

Conviértete en una persona de acción en tu vida, pero que sea una acción disciplinada, en fe, en quietud. Porque tú haces las cosas, te esfuerzas, tú das todo lo que tú puedes y entonces descansas al final del día porque tú dices, ‘ya yo hice lo que podía hacer. Lo demás ahora lo tiene que hacer el Señor. Yo hice mi parte.’

Ese es el depósito que yo estoy poniendo en las manos de Dios.

Ahora, yo creo que en eso el Señor va a encarnar y Él va a enviar su milagro a mi vida y yo voy a seguir trabajando. Yo voy a hacer lo que yo puedo hacer. Lo único que yo tengo es un poquito de aceite y muchas vasijas vacías. Un corazón grande, ancho que espera ver la Gloria de Dios. Y en ese corazón ancho y dispuesto Dios va a echar su unción. Amén.

Dios quiere que nosotros le creamos a Él. Créele. No hay fracasos en la vida del hijo de Dios.

Hace poco yo leí una pregunta, '¿Si tú supieras que no puedes fracasar, qué tú harías? ¿A qué te atreverías a emprender?' Si tú sabes que no puedes fracasar ¿qué te atreverías tú a tratar de hacer? ¿Qué esfuerzos emprenderías si tú sabes que la bendición de Dios está, la promesa de Dios está sobre tu vida?

Vamos a ponernos de pie en el nombre de Jesús. Toma esa palabra y deja que te marque, que impacte tu vida en esta mañana. Dios quiere bendecirte. La circunstancia, la crisis de la vida no te va a destruir, no te va a vencer. Las crisis de la vida son ejercicios que Dios ha permitido en tu vida para hacerte más fuerte, eso es todo.

"No morirás, sino que vivirás", dice el Señor. Dios tiene tu milagro, Dios tiene tu solución. Créele al Señor. Camina en fe. Toma acciones de fe y deja que Dios te extienda la mano, no te vas a hundir. Sal de tu barca comienza a caminar. El Señor está contigo como poderoso gigante. Recibe esa palabra de Fe en esta mañana, aprópiatela y di "eso es para mi, eso es mío". Señor, marca mi mente, marca mi sensibilidad. Marca mi espíritu. Ayúdame a vivir así. Cuando venga el gigante, en vez de salir huyendo, yo voy a donde mi papá y se lo echo encima. Yo hago mi parte. Yo le tiro una pedrada si puedo pero el Señor es quien va a poner la unción allí.

El Señor va a hacer la otra parte. Amén. ¡Aleluya! Padre, gracias, Señor. Ármanos de fe en esta mañana, Señor. Ármanos de Fe. ¡Aleluya! Ármanos de fe, Señor. En el nombre de Jesús, yo declaro la provisión de Dios sobre tu vida. En el nombre de Jesús, yo declaro hombres y mujeres terriblemente peligrosos para el diablo.

Gente llena de fe, gente atrevida, gente arrojada. Gente activa en la Fe. Padre, haznos guerreros tuyos. Haznos héroes, Señor, tuyos. Créate un pueblo, Padre, digno del Cristo grande que tenemos. El Cristo Todopoderoso. Perdónanos por no vivir a la altura, Señor, del llamado y del reino que nosotros hemos recibido.

Pero queremos mejorar, Señor. Queremos ser más conforme a lo que Tú esperas de nosotros.