Sal del campamento y lleva el vituperio de Cristo

TRANSCRIPT

Vamos a Hebreos capítulo 13, versículo 10, hermanos. Déjenme decirles el origen de este texto y por qué lo he escogido en esta noche. Estaba preguntándole al Señor esta mañana, un texto que pudiera usar como base para la meditación de esta noche que evidentemente es el tiempo de Viernes Santo donde recordamos la crucifixión de Jesús y su sacrificio en la cruz, su padecimiento y las implicaciones que esto tiene para nuestras vidas, y de nuevo, como pasa a veces , yo no sé si le pasa a otra persona que predica o que enseñan pero me vino a la mente inmediatamente un texto y cuando me sucede eso generalmente le pongo mucha atención. Y aunque nunca he predicado sobre ese concepto, lo único que me vino, fue la palabra de padecer fuera del campamento. Y entonces me puse a buscar ese texto porque en realidad conozco de él, lo he oído antes pero nunca he predicado sobre él, nunca me he detenido tanto sobre ese texto y entonces busqué una concordancia y encontré donde está ese texto. Y sentí del Señor predicar sobre eso, no tenía una idea clara de en qué dirección ir, pero según fui meditando en este pasaje fueron surgiendo otras cosas, otras conexiones y de eso quiero hablar en esta noche.

Y una de las palabras que viene a mi mente es eso de salir, salir. Cristo salió fuera del campamento, padeció fuera del campamento. En un sentido la Biblia nos habla también a nosotros de salir del campamento y vamos a ver qué es el campamento. Pero más que eso también, yo creo que el Señor quiere que meditemos un poco acerca de la conexión que hay entre la muerte de Jesús, su sacrificio en la cruz y también el simbolismo que hay en el Antiguo Testamento con la pascua, con el cordero pascual, con el derramamiento de sangre, con los sacrificios de sangre que demandaba el Antiguo Testamento como anticipo de lo que Cristo había de consumar completamente cuando él fuera levantado en la cruz y derramara de su propia sangre.

Y es una conexión que a veces la entendemos como subliminalmente pero no hemos, yo no recuerdo que como congregación, tomáramos tiempo para explorar más detenidamente esa conexión. Y yo sé que muchos de ustedes que son nuevos en el Evangelio quizás no entienden todo esto, de cuál era la conexión entre el derramamiento de sangre que Jesús efectuó en la cruz y los sacrificios del Antiguo Testamento. Todas estas cosas están mezcladas aquí.

Mire conmigo, de nuevo, Hebreos, capítulo 13 con el versículo 10, dice allí:

“….Tenemos un altar…., estamos hablando nosotros los creyentes, el escritor de Hebreos dice,… tenemos un altar del cual no tienen derecho de comer los que sirven al tabernáculo…”

Ahí comienza el escritor de Hebreos una comparación que él hace muchas veces a través del libro de los Hebreos porque es un libro escrito a los judíos cristianos específicamente, que conocen muy el Antiguo Testamento y el escritor de Hebreos, inspirado por el Espíritu Santo está usando el lenguaje simbólico, ritual, sacrificial, litúrgico del Antiguo Testamento y está mostrando cómo Cristo, Jesús lo realiza todo, lo completa todo, lo cumple todo. Y el propósito del escritor de Hebreos es mostrar cómo Cristo es la consumación de todo lo que en el Antiguo Testamento está simplemente como un símbolo.

En otras palabras, la tesis, por así decirlo, del escritor de Hebreos es que todo el Antiguo Testamento y sobre todo esos textos claves que tienen que ver con la adoración y el sacrificio y la purificación de los pecados, todo eso era simplemente como una flecha que apuntaba y que preparaba la sensibilidad de los hebreos y después de toda la humanidad para aquel que habría de consumar y realizar en su propia persona en verdad todo lo que antes era simplemente un simbolismo.

En otras palabras, era como si el escritor estaba diciendo, todo lo que pasó antes en el Antiguo Testamento era como un ensayo, era como un juego simbólico, pero Cristo lo realizó todo. Y aquello que era simplemente una sombra, una promesa, un apuntar hacia, ahora en Jesús se convierte en realidad.

Y nosotros que entramos en esa realidad que Cristo hace posible, tenemos un privilegio que nadie más ha tenido y que ciertamente el antiguo pacto, el antiguo sistema, el antiguo drama no hay comparación, dice el escritor de Hebreos y dice toda la palabra.

En otras palabras, ahora los que estamos en Cristo estamos viviendo la realidad, estamos viviendo lo que Dios desde siglos y siglos y miles de años antes había estado como ensayando. El Antiguo Testamento es como una sombra de lo por venir, así lo dice el escritor del Nuevo Testamento. Es simplemente un apunte. Y ahí es que uno ve cómo la Escritura es tan real, tan verdadera, escrita miles de años, los eventos de la pascua en el Antiguo Testamento cuando Moisés y los hebreos salen de Egipto, estamos hablando de hace 3 mil años y pico, mil y pico de años antes de que se diera el sacrificio de Jesús ya en el libro del Éxodo Dios estaba desarrollando este simbolismo. Lo cual nos convence de esto, la coherencia de la Escritura, cómo Jesús en su propia vida, en eventos de su vida que históricamente sabemos que son reales, incontrovertibles, porque muy poca gente en la historia, historiadores o eruditos sean cristianos o no, niegan que hubo un Jesús, que murió crucificado en una cruz, por lo menos eso. Aunque no crean que resucitó nada por el estilo, pero saben que hubo un personaje que se llamó Jesús y que llevó a cabo estas cosas que el Antiguo Testamento prefigura como un símbolo de lo que había de venir.

Entonces uno ve que desde Génesis prácticamente cuando Abraham, por ejemplo, está allí en su drama de matar a Isaac y está dispuesto ya a meterle el puñal a Isaac, está ensayando lo que Dios habría de hacer, de matar a su propio hijo, en ese sentido hablando, no dejar que él muriera, entregarlo para que muriera en la cruz.

Es decir, que la mente de Dios siempre ha estado pensando en torno a lo que habría de venir, ese sacrificio de Cristo en la cruz, era como la consumación de la humanidad, era el momento cúspide de todo el drama de la humanidad que comienza en Edén cuando el hombre peca, rompe la ley de Dios, quebranta la ley de Dios, el mundo entra en esta lucha y en este quebrantamiento que es el pecado y la muerte, y la mente de Dios está continuamente pensando en ese momento de redención, ese momento de crucifixión en que Cristo había de pagar el precio, había de pararse en medio de nosotros y la ira de Dios y recibir él el golpe del pecado en su propia persona y entonces instalar una nueva época en la historia.

Entonces, entiendan todo esto que está pasando. Eso es bien importante porque nos convence, a mí me convence por lo menos de que la Biblia no es simplemente una colección de libros locos ensamblados físicamente en un pergamino, es algo que tiene coherencia interna, su mensaje, los temas, los símbolos van apuntando hacia una cosa.

Entonces el escritor de Hebreos dice, comienza diciendo, “…. Tenemos un altar del cual no tienen derecho de comer los que sirven al tabernáculo…”

Aquí hay dos cosas, esto de comer y un altar, etc. me recuerda a mí la santa cena donde nosotros comemos del pan y del símbolo del vino que nos recuerda el cuerpo de Cristo quebrado en la cruz, magullado, crucificado y su sangre derramada para un propósito redentor y cuando nosotros participamos de la santa cena estamos recordando ese sacrificio de Cristo.

Y yo creo que el escritor de Hebreos está diciendo nosotros los creyentes, los que creemos en Jesús tenemos un altar, ese momento en que participamos simbólicamente de la sangre y el cuerpo de Jesús, que no es como el altar del tabernáculo, no es como el altar ni siquiera del templo, tan hermoso que es, donde entran los sacerdotes. Nosotros tenemos un altar que ni siquiera los sacerdotes tienen derecho de comer de él, porque no conocen a Jesús, si lo conocen pueden participar de ello, pero nosotros los cristianos podemos comer de algo mucho más poderoso, más significativo, más real. Estamos participando de lo verdadero hacia lo cual apuntaba el Antiguo Testamento con todos sus símbolos. Tenemos nuestra fe, lo que nosotros estamos disfrutando ahora en el cristianismo es algo muy superior y ese es el tema de todo el libro de Hebreos.

Dice, “… porque los cuerpos de aquellos animales cuya sangre a causa del pecado es introducida en el santuario por el sumo sacerdote, son quemados fuera del campamento…”

Él está aludiendo allí a algo que yo espero tener un momento para poder leer a qué se refiere eso. Está diciendo, nos está apuntando hacia Jesús, su sacrificio en la cruz y dice, miren, en el Antiguo Testamento se usaban animales, cuadrúpedos, ovejas, machos cabríos, diferentes tipos de animales cuya sangre era derramada, eran degollados, y su sangre era como la moneda que se usaba para pagar el pecado de Israel, de los israelitas. Cada años se hacía en las fiestas de la expiación un sacrificio de dos machos cabríos y un cordero y cada uno de esos tres animales tenía una función especial.

Entonces, dice, miren, en aquellos tiempos los cuerpos de aquellos animales eran introducidos por el santuario por el sumo sacerdote y eran quemados fuera del campamento. Eso es cierto. Lo dice Levítico, capítulo 16, “….por lo cual también Jesús, es decir, debido a ese simbolismo que esta establecido por el Padre antiguamente, por eso Jesús para santificar al pueblo mediante su propia sangre….”

Es decir, el Señor Jesús ahora se constituía él en ese cordero que antes le daba sanidad espiritual al pueblo de Israel y cada año había que repetir el mismo ritual, volver a pagar el precio. Era como algo continuo que había que pagar simbólicamente por los pecados del año del pueblo, y entonces el Señor se constituye él en ese sacrificio de sangre. Y entonces hace lo mismo que se hacía, hacen con él lo mismo que se hacía con los corderos del Antiguo Testamento y es que lo sacaban fuera de la ciudad. Es decir, lo exiliaban. No era digno que este ser, animal en el Antiguo Testamento, ahora humano, divino en el Nuevo Testamento, Cristo Jesús, con toda esa pecaminosidad no podía permanecer dentro del pueblo. Era exiliado como son exiliados gente en tiempos antiguos eran sacados, eran expulsados de la ciudadanía. El Señor experimentó lo mismo en su persona.

El que no merecía tal cosa asume el pecado nuestro sobre su cuerpo y entonces es echado fuera de la humanidad. Padece fuera del campamento. Es decir, el campamento es el lugar seguro donde está la familia, donde está la gente, donde está la ciudadanía. Ahora, él, como esos machos cabríos y ese cordero que estaban llenos de pecado, porque se le ponía, el sacerdote simbólicamente le imponía las manos y al imponer las manos le tiraba todo el pecado del pueblo a ese animal, entonces había que sacarlo porque estaba lleno de vergüenza y lleno de pecado. Y así dice que Cristo, mire cómo es la mente de Dios, al Señor lo crucificaron fueron de la ciudad, donde se crucificaba a la gente, fuera del muro de la ciudad, fue crucificado afuera.

Ya Dios tenía previsto todo esto y el Señor en su persona ejecutó eso de hacerse exiliado. El que era Hijo del hombre dice, mira, tu no mereces ni siquiera ser hombre, salte de entre nosotros. Usted entiende el sacrificio de Cristo fue tan grande. No solamente fue la cruz física, fue también la vergüenza, fue el ser expulsado, el ser echado fuera, el hacerse tan pecaminoso que no merecía estar entre los seres humanos.

“… por lo cual también Jesús para santificar al pueblo mediante su propia sangre padeció fuera de la puerta…”

Hay una consecuencia de eso que no sé si debo entrar en ello ahora mismo. Dice, “… salgamos pues a él fuera del campamento llevando su vituperio…”

Déjenme ver si yo me acuerdo, porque eso es importante. Esa es la conclusión de todo. Eso es lo que nos toca a nosotros hacer. Hay un salir que nosotros también tenemos que hacer, como consecuencia del salir de Jesús fuera del campamento. Hay algo que a nosotros nos toca hacer. Hay una implicación moral, ética, de comportamiento, de estilo de vida. Porque esto es la cosa, no? Fíjese, el Antiguo Testamento un símbolo. Cristo lo realiza en su persona y nosotros en nuestra vida también lo vivimos. Nosotros también tenemos que en un sentido ser crucificados. Nosotros en un sentido también tenemos que ser sepultados, como el bautismo en agua, entramos, salimos. Nosotros también tenemos que padecer fuera del campamento y nosotros también experimentamos resurrección como Cristo Jesús.

Ve usted? Son como tres piezas, símbolo, Antiguo Testamento, Jesús lo realiza en su persona y nosotros también lo vivimos en nuestra propia vida y en nuestra propia forma de vivir aquí en la tierra.

Pero me estoy adelantando. Y se me olvida, por favor, me lo recuerdan. Porque vamos atrás un momentito porque esto es casi como una lección más bien de Antiguo Testamento, Nuevo Testamento, y conexiones y no quiero que esto se pierda para que entendamos bien todo esto que nosotros celebramos y todas las cosas que hacemos.

Mire aquí en, vamos a Levítico un momento, vamos a Levítico primeramente, Levítico capítulo 16. Mire a qué se está refiriendo el escritor de Hebreos, para que entendamos un poquito mejor esto, en el capítulo 16 habla del sumo sacerdote, lo que debe hacer, en el versículo 3 dice:

“… con esto entrará Aarón en el santuario, con un becerro…. Aarón es el primer sumo sacerdote del pueblo hebreo…. Con esto entrará Aarón en el santuario, con un becerro para expiación y un carnero para holocausto…”

Quién cree usted que es ese carnero, ese becerro en el Nuevo Testamento? Es Jesús. Entonces dice también en el versículo 5:

“… y de la congregación de los hijos de Israel tomará dos machos cabríos…. Eran como tipo chivos más o menos así, aunque macho cabrío suena mejor,…. Para expiación y un carnero para holocausto….”

Entonces hay una serie de cosas que no voy a leer mucho aquí, pero la idea es que estos animales son todos para proveer por los pecados del pueblo de Israel y nosotros somos una extensión de ese pueblo. Entonces, dice aquí más adelante en el versículo 15, porque es largo el pasaje, el versículo 15 dice:

“… después degollará el macho cabrío en expiación por el pecado del pueblo y llevará la sangre detrás del velo… el velo del lugar santísimo, la llevará al lugar santísimo…. Y hará de la sangre con la sangre como hizo con la sangre del becerro y la esparcirá sobre el propiciatorio y delante del propiciatorio…”

Fíjese aquí, degollar, llevar al lugar santísimo, ante la misma presencia de Dios, según el simbolismo hebreo, y allí rociar sangre como símbolo de la expiación de los pecados del pueblo. Todo esto en el Nuevo Testamento, el Espíritu Santo aclara que era todo preparación para lo que Cristo iba a realizar en su propia persona. Dice más adelante, vamos al versículo 20, dice:

“… cuando hubiere acabado de expiar el santuario, el tabernáculo de reunión y el altar hará traer el macho cabrío vivo….”

Mire aquí hay varios animales, pero no se detenga tanto en el macho cabrío o el cordero, lo que importa es que todos estos animales están jugando un papel expiatorio, un papel de redención, un papel de tomar ellos el pecado del pueblo, un papel de ellos pararse en simbolismo, en el lugar del pueblo y ser degollados o su sangre rociada, pero la idea es para que el pueblo no tenga él que pagar con su propia sangre, estos, Dios ha dicho, yo voy a aceptar la sangre de estos animales y la vida de estos animales como una expiación, como un pago simbólico del pecado de ustedes.

“…..Y entonces, cuando hubiera acabado de expiar el santuario y el tabernáculo de reunión y el altar hará traer el macho cabrío vivo….”, porque había dos, uno era sacrificado, matado, degollado y su sangre rociada, y había un segundo animal que dice, “… y pondrá Aarón sus dos manos sobre la cabeza del macho cabrío vivo y confesará sobre él todas las iniquidades de los hijos de Israel….”

Qué dice el libro de Isaías? Dice, él llevó nuestras rebeliones y por nuestros pecados él fue azotado, fue sacrificado. Eso es el, el profeta Isaías, siglos antes de que Cristo, antes de que Jesús padeciera todo esto, está hablando de lo mismo. A través de la Biblia está esta idea de la sangre y de la vida del animal que Cristo va a realizar en su propia persona. Él es esa víctima, pero en este caso fíjese si antes los corderos y estos animales que eran sacrificados no tenían suficiente potencia, por así decirlo, para sanar los pecados del pueblo y de la humanidad, una vez por todas, había que… ese sacrificio había que hacerlo siempre una y otra, y otra vez, porque la potencia se acababa. Era solamente por un pueblo pequeño, pero cada año había que volver a pagar el precio.

Ahora qué pasa? Dios lo hizo muy económico al final, que cogió un cordero, Cristo, perfecto, Dios mismo, imagínese, qué víctima podía pagar? Qué víctima era lo suficientemente valiosa para pagar los pecados de toda la humanidad: Presente, pasada, futura de un solo tirón, una vez para siempre, que no hubiera que hacerlo continuamente? Tenía que ser infinitamente valioso, sí o no? Imagínense. Si un cordero y dos machos cabríos anualmente tenían que ser sacrificados para pagar el precio de un poquito de la humanidad, como era el pueblo judíos, cuánto más, qué podía ofrecerse para pagar de toda la humanidad una sola vez por todas, billones y billones y billones de seres humanos potencialmente. Porque en Cristo hay potencia para salvar a toda la humanidad si la humanidad quisiera, de cualquier época de la historia, tenía que ser algo muy poderoso y por eso yo creo, que tenía que ser perfecto y Dios hombre, porque solamente Dios tenía el valor suficiente.

Y por eso yo creo que el misterio de la redención y el misterio de la crucifixión Dios tenía que descender, Dios tenía que resolver el problema. Cómo me hago yo hombre? Cómo me hago yo mortal? Cómo me hago yo capaz de asumir sobre mí persona el precio de toda esta humanidad que yo debo destruir porque mi justicia demanda que yo la mate porque la paga del pecado es muerte? Y se le ocurrió una idea a Dios, por así decirlo, y la idea fue, yo voy a descender, yo asumiré forma de hombre y yo pagaré el precio de toda la humanidad. Yo voy a ser ese cordero, yo voy a ser ese animal que no tenga que estar uno continuamente sacrificando, sacrificando, sacrificando animales. No, no, una vez por todas y por eso él se constituye en el sacrificio por excelencia, el sacrificio total.

En el Antiguo Testamento aquí en Levítico lo que se está presentando es simplemente cómo pasan las cosas, porque usted ve? Eso es lo que pasa que la diferencia está que cuando estamos en Cristo, hermanos, todo es mucho más fácil. En el Antiguo Testamento había que, miren, derramar sangre, había que estos pobres hombres tenían que estar siempre matando sacrificios, degollando carne. Yo me imagino cómo habrá olido ese lugar del templo. A veces pensamos el templo, ooooh, la gran cosa, pero usted imaginan matando animales todos los días prácticamente y cada año y rociando sangre y estos hombres eran más bien como carniceros los sacerdotes, había que matar y entonces tenían que lavar las manos y sus trajes estaban llenos de sangre.

Óigame, qué difícil es la vida sin Cristo. Cuanto esfuerzo se toma, eh? Martín Lutero hace siglos atrás, no Martin Luter King, sino el otro Martín Lutero, el padre del protestantismo, se dio cuenta de eso, de lo difícil que era, un sacerdote católico, un monje trató de hacer todo lo que él podía, sacrificios, genuflexiones, azotes, ayunos, y todavía no sentía paz en su corazón, se sentía pecaminoso. Sabía que era un hombre pecador hasta que finalmente descubrió que la salvación es por gracia, que es un regalo de Dios, que no requiere tantos sacrificios, que el Señor ya pagó el precio y lo único que nosotros tenemos que hacer es entrar en lo que Dios hizo y firmar nosotros y decir, yo lo recibo, yo acepto que esto es para mí también. Y ya entonces usted puede tener paz con Dios porque ya Cristo hizo todo el sacrificio, él pagó el precio.

Sin embargo, mire aquí todo lo que le costaba a la gente en el Antiguo Testamento, todo este sacrificio, todo este esfuerzo, este continuo degollamiento de animales. Dios dijo, yo voy a resolver este problema de una vez por todas, descenderé yo, tomaré el pecado de todo el mundo y pagaré yo el precio para que ya…

Y yo veo eso continuamente, hermanos, en Cristo Jesús podemos encontrar descanso para nuestras almas. Dice el Señor Jesucristo, llevad mi yugo sobre vosotros porque mi yugo es fácil y ligera mi carga. Yo pienso en este hombre, el paralítico al lado del estanque de Betesta, gracias, tenemos aquí una erudita de la Biblia. Este paralítico está allí y dice la Biblia que cada cierto tiempo venía un ángel, no me explique cómo pasaba eso, y removía las aguas, un ángel invisible me imagino, pero cuando la gente veía que esas aguas comenzaban a moverse sabía, el ángel estaba moviéndolo, y el que más rápido se tiraba era sanado de su enfermedad. El más rápido, el más ágil, el más vivo, el más alerta, y ahí estaba este pobre paralítico, no tenía a nadie, aunque quisiera, aunque viera el agua él primero no se podía tirar porque no podía moverse, por eso era paralítico. Y para mí eso simboliza el Antiguo Testamento, esfuerzo, se necesita fuerza, se necesita vigor, se necesita ser uno el que inicia las cosas, el más rápido, el más fuerte, el que sabe más, como los fariseos y los saduceos, esos son los que tienen acceso a la presencia de Dios. Y ahí está este pobre hombre al lado ahí, caramba, si alguien viniera y me tirar allí cuando esa agua se moviera, que bueno sería. Y viene Jesús y se para y le dice, hey, te gustaría ser sano? Dice, Señor me encantaría pero cómo, si no tengo nadie que me tire al agua. Yo no puedo hacerlo porque soy paralítico. El Señor dice, no, hombre, es mucho más fácil que eso. Se sano simplemente y el hombre toma su lecho y se va caminando sanado, sin hacer nada.

Usted ve la diferencia? La diferencia era eso. Antes de que Cristo pase este hombre necesita fuerza, necesita él hacer las cosas. Cuando Cristo llega él lo hace por ese hombre y no importa que sea paralítico. Es más, mientras más impotente fuera, mejor todavía porque más se glorificaba el Señor en sanarlo y salvarlo, y mostrar su gracia. Que no era por obra, no era por rapidez, no era por fuerza, no era por agilidad, no era por estar alerta, era simplemente porque el Señor quería sanarlo y tenía el poder para hacerlo.

Y para mí eso siempre ha sido la diferencia. Ese evento ha sido como la diferencia entre lo que era el Antiguo Testamento antes que Cristo viniera y lo que es cuando Cristo llega: esfuerzo antes de Cristo, con Cristo, gracia y sanidad de él, no de nosotros. Y entonces eso es todo lo que dice el escritor es eso, mire, nosotros tenemos un pacto mucho mejor, nosotros tenemos algo que ni los sacerdotes hubieran dado cualquier cosa del Antiguo Testamento para poder estar donde nosotros estamos. Y por eso es que desprecia a Jesús, está despreciando la cosa más rica, más hermosa, más potente de toda la realidad humana. El Señor lo hace.

Por eso es, hermanos, que si tu estás atribulado, si tu te sientes cargado por tus pecados, si tu te sientes que no tienes paz, te la estás perdiendo, porque ya el Señor pagó el precio. Algo anda mal, tienes que sintonizarte con la estación de la gracia que es Cristo Jesús, tienes que aprender a descansar en el Señor. Si estás en lucha, si estás batallando con algo en tu vida, mira, yo sé todos pecamos, todos tenemos nuestras cargas, nuestras luchas, halla tu descanso en el… no estoy diciendo, sigue pecando, sigue haciendo lo que te de la gana, pero no te estés lacerando, no te estés condenando a ti mismo, no estés siempre deprimido o deprimida por lo que pasó antes, por lo que te hicieron, por lo que no alcanzaste, por el fracaso que tuviste, por esto o lo otro, descansa en Cristo. Él pagó el precio ya. Si tu vida es una vida de zozobra, de ansiedad, mira, pídele al Señor que te de descanso porque Cristo para eso murió.

El problema no es, oh, el Evangelio me habían dicho que se supone que tuviera descanso y no…. No, el problema está, busca en ti y encuentra el lugar seguro en Cristo Jesús. Porque el problema no es Cristo, ya él hizo lo que él tenía que hacer. En Cristo Jesús entramos en el descanso, en la gracia de Dios.

Y de nuevo, no estoy diciendo que juguemos con el pecado. No. Estoy diciendo que cuando tu estás haciendo todo lo que tu puedes y estás haciendo tu parte, y estás buscando la sanidad, la santidad, el agradar a Dios, mira, has lo que esté de tu parte y entonces descansa en aquel que pagó el precio ya. El Evangelio no es para estar sufriendo. El Evangelio no es para estar en zozobra. El Evangelio no es para estar viviendo para las obras y para asegurarnos de que hagamos lo bastante para que Dios nos ame y nos acepte. Ya él nos aceptó. Ahora, como él nos aceptó ahora tenemos que hacer todo lo posible por agradarlo, porque él ya hizo tanto por nosotros que como podemos nosotros despreciar tanto amor y tanta bondad y tanto sacrificio, si él ya pagó el precio.

Entonces, para mí, la santidad no es para que Dios me ame, para que Dios se agrade de mí. No, es porque ya Dios me ama, y porque ya se agrada de mí, porque ya él es el sacrificio, él es el cordero. Él pagó el precio, ahora él quiere que tu como consecuencia de todo lo que él hizo, de todo ese esfuerzo que tu entres ahora en el descanso que él hizo posible. Y por eso entonces, usted ve, todo esto está aquí. Dice, en el versículo 21, todavía estoy en Levítico 16:

“… y pondrá Aarón sus dos manos sobre la cabeza del macho cabrío vivo y confesará sobre él todas las iniquidades de los hijos de Israel, todas sus rebeliones, todos sus pecados, poniéndolos así sobre la cabeza del macho cabrío y lo enviará al desierto por mano de un hombre destinado para esto…”

Ve? Sáquenlo, sáquenlo de la ciudad. Sáquenlo de donde está la comodidad y el calor humano y tírenlo a errar por el desierto con todo ese pecado que tiene encima, ese animal inmundo ahora, infinitamente inmundo. Sáquenlo, como Cristo fue sacado y llevado afuera del campamento y dice:

“… y aquel macho cabrío llevará sobre sí todas las iniquidades de ellos a tierra inhabitada y dejará ir el macho cabrío por el desierto y entonces, en versículo 27 dice, y sacarán fuera del campamento….”

Dónde escuchamos la palabra campamento y fuera del campamento? Allá en Hebreos cuando comenzamos a leer.

“… y sacarán fuera del campamento el becerro y el macho cabrío inmolados por el pecado…”

Porque había dos animales más, uno se le imponía las manos simbólicamente y lo soltaban para que vagara por el desierto llevando el pecado del pueblo. Había dos que habían sido sacrificados, su sangre rociada sobre el altar, la vida, que estaba siendo pagada por los pecados del judaísmo y de todos los hebreos. Esos dos animales que habían sido inmolados como Cristo también fue inmolado.

“…. el becerro y el macho cabrío inmolados por el pecado cuya sangre fue llevada a santuario para hacer la expiación y quemarán en el fuego su piel, su carne y su estiércol, y en el versículo 30 dice, porque en este día se hará expiación por vosotros y seréis limpios de todos vuestros pecados delante de Jehová….”

Usted ve cómo todo esto lo estaba Dios ensayando y realizando en el Antiguo Testamento para que Cristo lo hiciera realidad. Dice:

“…. Porque si la sangre de los toros y de los machos cabríos y las cenizas de la becerra rociadas a los inmundos santifican para la purificación de la carne, cuánto más la sangre de Cristo el cual mediante el espíritu eterno se ofreció a sí mismo sin mancha a Dios limpiará vuestras conciencias de obras muertas para que sirváis al Dios vivo…”

Gloria al Señor. Hermanos, usted entiende, esto de limpiar vuestras conciencias, en otra parte el escritor dice que los sacrificios no podían limpiar a la gente su conciencia, que pudieran estar tranquilos delante de Dios. Era algo puramente simbólico, animal, material, físico, pero Cristo se supone que nos limpia adentro también.

Por eso si tu conciencia está atormentada por el pecado, si tu estás lleno de dudas, me amará Dios, no me amará? Me iré al infierno, no me iré? Mira, descansa porque ya el sacrificio de Cristo te limpia también y simplemente lo que tienes que hacer es entrar en lo que el sacrificio de Cristo hace posible. Dice el versículo 15:

“…. Así que por eso es mediador de un nuevo pacto para que interviniendo muerte para la remisión de las transgresiones que había bajo el primer pacto los llamados reciban la promesa de la herencia eterna….”

Eso en Hebreos, capítulo 9. Entonces, podríamos continuar pero lo voy a dejar allí. Podríamos continuar porque si usted va a Éxodo, capítulo 12, creo que es, usted va a encontrar allí la pascua. Usted sabe que estamos en el tiempo de la pascua para los judíos? La pascua creo que fue el martes de esta semana, pasaj, para los hebreos. Ellos todavía están celebrando la pascua del Antiguo Testamento. Y la pascua ustedes recordarán era para recordar aquel tiempo cuando Dios iba a matar a los primogénitos de los egipcios y les dijo, para que los hebreos, los primogénitos de los hebreos no sean matados, cojan un cordero y pongan sangre en los dinteles de la puerta, el marco de la puerta, rocíenlo con sangre para que cuando el ángel de la muerte, que va a estar matando a los primogénitos de los egipcios pase por una puerta y cuando vaya a entrar vea sangre pintada y pase por encima, pase por alto.

La palabra passover, en inglés, es pasar por alto, seguir de largo, eso pensaba pero no estaba seguro, seguir de largo. Por un momento me pareció como raro, seguir de largo, lo he dicho tantas veces pero como que … no quiero decir un disparate, seguir de largo. Pascua, en el hebreo original, pasaj, es lo que quiere decir eso, seguir de largo, pasar. El ángel al ver la sangre…

Y usted ve, mire, cree usted que Dios no podía hacer que ese ángel supiera, mira, estas son las direcciones, esta gente tu no le vas a matar los hijos. Dios puede hacer eso y mucho. No, él quería establecer un precedente. Ve? Porque la mente de Dios piensa así. óigame, cuantas cosas habrá en la Escritura que nosotros ni siquiera entendemos que Dios las puso allí para algo.

Por eso yo hablaba con alguien los otros días y le decía, mira, la Biblia es un libro multi, multi dimensional. Pueden pasar por aquí los músicos. La Biblia es un libro multi dimensional, tiene muchas dimensiones. Los hermanos ujieres, por favor, se preparan porque nosotros vamos a hacer nuestra propia ofrenda, el Señor hizo la suya, pero nosotros vamos a tener una ofrenda también.

Mire, la Biblia es un libro multi dimensional donde hay un texto que nosotros leemos y entendemos que es el texto más de arriba, pero por debajo Dios está hablando tantas cosas que nosotros ni siquiera entendemos. En el Antiguo Testamento Dios estaba estableciendo algo allí, esa sangre, él quería, él dijo, yo quiero que la humanidad sepa que yo he estado pensando en mi Hijo, el cordero. Este cordero, no solamente la sangre era usada para eso, sino también se comía porque Cristo también es carne y sangre que nosotros también podemos ingerir simbólicamente y da vida y da alimento y da sostenimiento.

Entonces, este cordero pascual también era símbolo de Jesús. Él es el cordero pascual y por eso en otro texto, que no tengo tiempo para exponer, en Lucas 22 ó 21, creo que es, el Señor en este tiempo como dos días antes de ser crucificado, 2 ó 3 días en el tiempo de la pascua, dijo, cuanto he deseado comer esta pascua con ustedes porque no la volveré a comer hasta que no sean consumadas todas las cosas, hasta que no regrese. Porque el Señor estaba comiendo la última pascua y él iba a ser la última pascua, él iba a ser el último cordero que iba en realidad a tener significado la pascua. Después de eso ya la pascua perdió significado, los judíos celebran la pascua pero ellos no entienden que ya su cordero ya fue sacrificado. Están todavía esperando su cordero, no saben que ya el cordero pasó hace tiempo.

Ahora, cuando Cristo venga otra vez a comer del pan y tomar del vino es para celebrar la cena del cordero y de la iglesia. Por eso él dice, ya yo no la volveré a comer hasta que no vuelva. Entonces, todas estas cosas, yo les animo, yo lo que quiero, hermanos, es que entendamos cuando nosotros celebramos esto del viernes santo, el sacrificio de Cristo en la cruz, hablamos de Cristo como el cordero, su sangre derramada, el nosotros comer del pan, el beber del vino, el echo de que decimos que él llevó nuestros pecados, que él fue sacrificado por nuestras rebeliones, que el pecado de nosotros le fue puesto a él, cuando vemos que él padeció fuera del muro, todas estas cosas ya Dios la había pintado en el Antiguo Testamento. Eso es para mí una de las cosas que prueba en una manera contundente que Jesús es quien él dice que él es, el Mesías, él cumplió todas estas cosas, todos estos símbolos. Ahora nosotros entramos en la realidad, entramos en la realidad de Cristo Jesús y yo sé que ustedes no me han recordado lo que yo les dije que me recordaran porque quiere que termine, pero lo voy a leer de todas maneras porque me prometí que lo iba a hacer, no quiero que perdamos también las implicaciones éticas, hermanos, comportamiento y nuestra vida, no puedo dejar de señalar esto. En el capítulo 13 de nuevo, de Hebreos dice en el versículo 13, dice;

“… Salgamos pues a él fuera del campamento… él está afuera del campamento, salgamos nosotros también fuera del campamento llevando su vituperio porque no tenemos aquí ciudad permanente sino que buscamos la por venir. Así que ofrezcamos siempre a Dios por medio de él, sacrificio de alabanza, es decir, fruto de labios que confiesan su nombre…”

Qué está diciendo el escritor aquí? Hey, no se echen para atrás y simplemente digan, ay, que bueno fue Jesús, mira el pobrecito como padeció, como entregó su vida, como sufrió por nosotros. Dice, no, no es tan fácil así. Salgan ustedes también. Qué te dice eso a ti cristiano? Mira, un cristiano mundano es una contradicción, entiende? Un cristiano que vive en la comodidad del mundo dentro del campamento es una contradicción. Nuestro lugar está fuera del campamento.

Usted ha oído ese himno que dice, no puede el mundo ser mi hogar, no puede el mundo ser mi hogar. Lo hemos convertido en un himno para funerales para ¿saben qué? ese es un himno para hoy también y para ti y para mí. El mundo no puede ser tu hogar. El campamento no es tu lugar de habitación. Dice la palabra que nosotros somos extranjeros y peregrinos. Nosotros vivimos fuera de la ciudad, nosotros buscamos una ciudad no hecha de manos de hombres. Tu tienes que vivir como también un exiliado. Tu estás en el mundo pero no eres del mundo. No te puedes enamorar del mundo. Tu afecto no puede estar en el mundo porque como Cristo tu también tienes que padecer fuera del campamento.

Es lo que dice aquí, lleva el vituperio de Cristo, eso es en realidad, it’s the punch line. Todo lo demás ahí es que va. Que tu también tienes que en tu vida ejemplificar. Y hermanos, yo les digo, nosotros no sabemos, yo no sé lo que estoy diciendo en este momento porque si yo supiera yo creo que viviría de una manera diferente. Mira, tu y yo tenemos que entregarlo todo por Cristo Jesús.

Mira, si Dios te da dinero, si te da belleza, si te da prestigio, si te da una casa preciosa, si te da un carro del último modelo, disfrútalo pero muy livianamente, no te apegues a ellos, sabes? Porque nada de eso es tuyo verdaderamente, nada de eso te debe tocar por dentro, si lo vas a disfrutar, disfrútalo muy tentativamente y siempre mantenlo puesto al Señor, si te lo quiere quitar dáselo enseguida, sabe? Y no te enamores de nada y te sientes como que eres la gran cosa porque tienes esto, tienes lo otro, porque el mundo no es tu hogar, nada de este mundo te pertenece, tu lugar es estar fuera del campamento y llevar el vituperio de Jesucristo en tu corazón, en tu mente.

Lo que tu disfrutes en este mundo eso es tonterías, tu no te apegas a ello, no lo amas, no te sientes la gran cosa porque lo tienes, y no te deprime porque no lo tienes, porque todo eso es basura. Tu estás camino hacia la verdadera ciudad. Tu estás fuera del campamento. Nosotros tenemos que estar fuera del campamento mental, emocional, espiritualmente 24 horas al día porque eso fue lo que Cristo hizo en la cruz. Él padeció.

Yo creo que tu y yo necesitamos una lobotomía, una operación quirúrgica de corazón abierto ahora mismo porque cualquier cosa a la cual tu estás apegado, cualquier cosa que te da placer de este mundo y te hace sentir como que esto es mío, si no lo tengo me voy a morir, sácalo, eso es un cáncer, eso no es de Dios, esa no es tu identidad. Tu estás fuera del campamento, ese es tu estado continuo.

Y dice también que le des al Señor fruto de labio digno de tu llamamiento. En otras palabras, santidad, una vida que sea digna de la altura del llamado que nosotros tenemos. Pureza, limpieza, porque el llamado es tan alto y tenemos que ser diferentes al mundo. Se completa el círculo, los sacrificios como un símbolo, Cristo los realiza, nosotros lo continuamos, lo incorporamos a nuestra vida.

Estás tu dispuesto a padecer fuera del campamento? Estás tu dispuesto a salir de la comodidad de la aceptación del mundo y saber que si tu vives conforme al ejemplo de Cristo, el mundo va a querer que tu salgas del campamento y vas a tener que hacerlo. Si tu no has salido del campamento en tu mente en esta noche, sal del campamento como Cristo y lleva el vituperio de Cristo tu también en tu vida.

Bajemos nuestras cabezas. Bajemos nuestras cabezas y entendamos lo que el Señor realizó en esa cruz algo tan grande, algo tan precioso, algo significativo, mis hermanos, nunca podremos entender todo lo que estaba en la mente de Dios cuando él se inventó este drama de la cruz. Yo le doy gracias a Dios porque él no se contentó con dejarnos en la muerte de nuestro pecado, él hizo todo lo que había que hacer y hoy yo simplemente disfruto del sacrificio de Jesús.

Señor, queremos ser como Cristo. Yo quiero ser como Cristo. Yo quiero entregarte, yo quiero entregarte todo lo que yo amo, todo lo que yo adoro, todo lo que yo valoro, cualquier apetito Señor, lo entrego a ti, lo entregamos a ti en esta noche. Ayúdanos a vivir fuera del campamento. Ayúdanos a nosotros mismos realizar el simbolismo del Antiguo Testamento en nuestras vidas como Cristo lo realizó en su vida y vivir nosotros también la realidad que tu dibujaste miles de años atrás.

Permite que esta iglesia y este que predica y todos sus líderes y todo nuestro programa y todo lo que nosotros hacemos, Señor, y todo lo que se predica y se enseña en esta iglesia y se vive, refleje ese fruto digno de labios que confiesan en nombre de Jesús y que esta sea una iglesia que se caracterice por esa entrega de todo lo que la gente ama y adora a los pies de Jesús, una iglesia que está en el mundo pero que no es del mundo, una iglesia que vive cada día fuera del campamento. Ayúdanos a vivir fuera del campamento, ayúdanos a salir del campamento en nuestra mente, en nuestro espíritu, Señor, y pedimos un pueblo santo, un pueblo que viva con los ojos puestos en esa ciudad no hecha de manos de hombres, esa ciudad eterna donde tu nos esperas, Señor.

Y haznos efectivos para este mundo para que muchos puedan conocer a Cristo como Señor y salvador. Gracias Jesús por tu sacrificio en la cruz. Gracias por lo que tu cumpliste. Gracias por tu muerte. Gracias porque tu eres el cordero, tu eres el macho cabrío, tu eres ese animal que se hizo inmundo aunque era perfecto, no tenía defecto, era sin mancha y tu te constituiste en pecado por mí. Gracias Señor. Queremos ser imitadores de ti en esta noche y todos los días de nuestra vida. Te bendecimos. Gracias Señor. En tu nombre, amén y amén. Amén y amén.