Yo soy Pedro

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Vamos a la palabra de Dios, hermanos, en esta noche preciosa. Quiero invitarlos a ir al Evangelio según San Lucas, capítulo 22; y vamos a ir a los versículos 54 en adelante. En una noche como ésta en donde recordamos, este tiempo de padecimiento. Si en un tiempo como éste - no estamos seguros en que momento específicamente- pero sabemos que fue un viernes, el Señor fue arrestado y entró plenamente en su tiempo de padecimiento y sufrimiento y de crucifixión y todas estas cosas. Y ese aspecto que se llama "La Pasión de Jesucristo" tiene mucho que enseñarnos a nosotros.

Pero en ese tiempo sombrío, en esas horas sombrías que el Señor vivió, una de las cosas terribles que sucedió fue: la negación de Pedro. Y vamos a ver que podemos nosotros extraer, que enseñanza podemos extraer de esto. Dice que: "Prendiéndole -arrestándole- a Jesús le llevaron y le condujeron a casa del Sumo Sacerdote y Pedro le seguía de lejos y habiendo ellos encendido fuego en medio del patio, se sentaron alrededor y Pedro se sentó también entre ellos. Pero una criada al verle sentado al fuego, se fijó en él y dijo: ‘También éste estaba con Él’". Es decir, refiriéndose a Pedro, lo acusó: "Sabes que éste también anda con ese que han arrestado, él es parte de su grupo". ‘También éste estaba con Él’, "pero Pedro lo negó diciendo: ‘Mujer, no lo conozco’. Un poco después viéndolo otro dijo: ‘Sí, tú también eres de ellos’ y Pedro dijo: ‘Hombre, no lo soy’, como una hora después otro aún afirmaba diciendo: ‘Verdaderamente, también éste estaba con Él, porque es Galileo’ y Pedro dijo: ‘Hombre, no sé lo que dices’ y enseguida mientras él todavía hablaba, el gallo cantó.”

Entonces " vuelto el Señor miró a Pedro" -esas miradas que daba el Señor- "vuelto el Señor...", pero no era una mirada... yo sospecho que la mirada de Jesús no era una mirada condenatoria, no era una mirada severa, ¿Entienden? No era una mirada acusadora, era una mirada entendida, yo imagino que el Señor lo miró y se sonrió un poquito, se sonrió un poquito con una mirada como triste y de mucho entendimiento y le caló hondo a Pedro cuando lo miró así. Porque vamos a ver por qué razón. Entonces miró a Pedro, y Pedro se acordó de la palabra del Señor que le había dicho: ‘antes que el gallo cante me negarás tres veces’ y "Pedro saliendo fuera, lloró amargamente". Bendiga el Señor su Santa palabra.

Saben que hace unos días atrás, yo estaba en tiempo de meditación por la mañana y no sé por qué razón me tropecé con ese pasaje de la negación de Pedro y me impactó, e hice una nota en mi agenda para este viernes Santo -para hoy- y yo nunca he predicado un viernes Santo, creo, acerca de la negación de Pedro específicamente. Pero me impactó, así de una manera muy fuerte, ese momento en todos los diferentes momentos que hubo en la Pasión de Jesucristo, el drama. No estoy seguro, porque a veces eso me pasa a mí, que un pasaje me impacta y yo -algo en mi espíritu responde a él y yo no estoy seguro que es- pero entonces tengo que darme a la tarea de escarbar dentro de mi espíritu para tratar de descubrir que fue lo que el espíritu vio y unirlo con mi mente. Y lo puse allí y anoté que iba a predicar acerca de ese pasaje y lo que el Señor me trajo a la mente, así embriónicamente mientras meditaba sobre ello, es que en un sentido Pedro al negar a Jesús de esa manera es un representante de cada uno de nosotros. Y lo que... el título que me vino a la mente es "Yo soy Pedro", concerniente a éste pasaje, "Yo soy Pedro". Y ¿sabes qué? Tú eres Pedro.

En este momento de la jornada dolorosa de Jesús, hay algo allí por lo cual quedó registrado esto, y es para recordarnos algo del drama divino, del drama de Dios en su relación con la Humanidad con su criatura. Yo no sé si ustedes se atreven a pensar conmigo por un momento, si yo dijera: "Yo voy a predicar un sermón acerca de la soledad de Dios"; quizá algunos teólogos se escandalizarían y dirían: "Eso es un disparate, porque Dios no puede sentir soledad", "Dios tiene la Trinidad en perfecta armonía, perfecta compañía, Él es perfecto. La soledad implica, quizás carencia, algo de incompleto. Dios es perfecto, Dios es completo, por lo tanto Dios no puede sentir soledad". Pero yo creo que a veces en nuestro deseo de glorificar a Dios y exaltar su singularidad, nosotros olvidamos que Dios tiene pasiones como nosotros, también. Es más, nosotros tenemos pasiones porque Dios tiene pasiones; porque nosotros hemos sido hechos a la semejanza y a la imagen de Dios. Yo creo que si el hombre padece tristeza, gozo, ira, indignación, amor, pasión, es porque esas emociones en una forma muy pura, muy bella, muy exaltada están en el corazón de Dios por así decirlo. No es que Dios tiene un corazón físicamente como nosotros, pero ese lado que siente de Dios.

Yo no creo en absoluto que hago irreverencia a la grandeza y totalidad de Dios al decir que Dios siente. Yo veo, si yo leo la Biblia, veo a Dios sintiendo ira, ira terrible; indignación, sentido de ser traicionado; veo a Dios sintiendo un amor pero absolutamente -yo creo que si nosotros pudiéramos sentir por un momento el amor que Dios siente por su criatura- nos moriríamos de un ataque al corazón. No podríamos procesar el Amor, es más, yo creo que nos calcinaríamos, nos secaríamos en un instante, porque el amor de Dios es tan consumidor.

Hay momentos en que Dios siente dolor por la traición de Israel y se ve a si mismo como un esposo traicionado, lleno de ira, como buscando a alguien a quién destruir porque está lleno de un sentido de indignación de ser traicionado. Y ¿por qué no decir que Dios puede sentir, quizás en algún momento -yo diría quizás no soledad como nosotros le sentimos- pero sí un sentido a veces de abandono de su criatura? Yo creo que en el corazón de Dios hay un dolor por esa separación que hay entre el hombre, la mujer que Él ha creado y su persona; y Dios quiere tener absoluta intimidad con nosotros.

El pecado se interpuso entre esa intimidad que Dios quiere y nosotros y Cristo vino precisamente a salvar ese abismo y a sanar esa distancia. Pero el corazón de Dios se duele porque esta creación que Él ha fabricado con sus manos, con su aliento, no lo reconoce a Él como lo que Él quiere ser reconocido. La Humanidad no le ha dado a Dios esa reverencia total, esa entrega total y por eso es cuando Dios ve un hombre, una mujer que lo ama -aunque sea imperfectamente- pero que lo ama apasionadamente, el corazón de Dios salta y se vuelca hacia esa persona y la bendice, bendice, bendice aunque tenga sus imperfecciones. Porque es que Dios vive ávido del amor de su criatura y a Dios le gusta tener comunión con nosotros y le gusta tener intimidad con nosotros. Yo creo que es algo... pero verdaderamente es raro pensar que a Dios le gusta cuando nosotros le buscamos en oración y buscamos comunión con Él.

Uno pensaría que ese Ser tan basto, tan infinitamente grande no se inmutaría, porque una criatura tan pequeña como nosotros hiciera gestos de acercamiento hacia Él. Uno dice "¡Ah! entre los billones de personas que quizás están en este momento acercándose a Él de alguna manera ¿Cómo va él a identificar mi acercamiento o mi dejadez?" Pero yo creo que sí, que Dios en maneras que no entendemos, como un padre que aunque tenga muchos hijos o una madre los ama a todos en diferentes maneras, cuanto más Dios es capaz de hacer eso; y Dios desea.

Miren, ahí vemos en Génesis al Señor, supuestamente en una forma -no sabemos cómo- pero bajando a buscar compañía con Adán y Eva, ¿recuerdan? Y, ¿qué pasa cuando Dios entra al huerto a buscar compañía, a tomarse un cappuccino con Adán y Eva a las tres de la tarde, cogiéndose un break de darle vuelta a los mundos en el Universo? ¿Qué pasa? Los encuentra distantes, los encuentra cubiertos con hojas y dice: "Hm, yo nunca he visto esto antes, ¿qué ha pasado aquí? vamos a ver" y descubre que su criatura lo ha traicionado y lo ha desobedecido en una manera fundamental y que ha quebrado la relación entre Él y ellos.

Pero Dios buscando, en ese momento compañía con su criatura, descubre que lo han traicionado. Antes de eso había habido una traición todavía más significativa cuando Luzbel -ese Arcángel maravilloso, la cúspide de las criaturas de Dios- traiciona a Dios y se llena de orgullo creyéndose igual a Dios o queriéndose hacer igual a Dios y traiciona a Dios, se revela contra Dios y Dios también tiene que tomar esa criatura que Él tanto ha amado y me imagino tan orgulloso como padre se sentía de haberlo creado también tiene que separarlo. ¡Qué dolor habrá sentido Dios! y ángeles según dicen -no hay claridad en la Escritura acerca de esto pero -muchos teólogos creen que cuando el Satanás propició una rebelión entre las huestes angelicales y que una parte bastante grande de ángeles se separó de Dios y Dios los arrojó de su Gracia y eso explica la existencia de los demonios. "Ángeles caídos", dice la Biblia, que "han sido reservados en prisiones de oscuridad" pero que de alguna manera tienen acceso a esta dimensión humana pero son ángeles también que traicionaron a Dios y no le dieron la Gloria y el Señorío que a Él le pertenecía y lo traicionaron.

Yo creo que el Señor estaba… ustedes ven esa dinámica: Dios está siempre buscando gente que lo honre, gente que lo adore, gente que le rinda el tributo que Él necesita. ¿Recuerdan de lo qué estoy hablando? La traición de uno de sus discípulos más cercanos, el rechazo, la negación, el abandono de uno de sus discípulos más cercanos: Pedro; y de los otros también que lo abandonaron también, después de caminar con Él todos esos años y de ver milagros y toda una cantidad de cosas. Recuerde eso porque estoy hablando de eso específicamente, y vamos a ver como una cosa empata con la otra. Hay un significado en todo esto. Entonces a través de los siglos yo creo que el corazón de Dios está sangrando porque su criatura no lo ama como Él quiere ser amado. Y ¿sabes qué, mi hermano, mi hermana? Uno podría decir "... y bueno, está bien. Esos son los de afuera: los ateos, los musulmanes, las otras religiones que no conocen a Jesucristo. Nosotros somos diferentes". Pero miren hermanos, yo quiero llevarlo a un punto mayor, llevarme a mí mismo y decir que ¿sabes qué? en última instancia nosotros no somos diferentes. Y eso es terrible de contemplar, pero, nosotros...

Dios quiere en esta noche recordarnos de eso, no para que salgamos de aquí sintiéndonos culpables o diciendo: "Oh, Dios mío ¿qué va a pasar?" No, simplemente para que nosotros sobriamente pensemos: "Okay, ¿qué hago yo con eso?", de qué yo también tengo la tendencia de descuidar a mi Padre y no darle todo lo que Él amerita.

Me vino a la mente otra asociación aquí. ¿Recuerdan ustedes a Simón el fariseo y la mujer que vertió el vaso de perfume sobre la figura de Jesús? Simón, el fariseo, invita a Jesús a la casa para examinarlo y lo trata seca, distante, fríamente; como nosotros muchas veces hemos tratado a Dios. Le damos al Señor a veces las sobras de nuestro día, le damos al Señor lo que nos queda, le damos al Señor lo que no necesitamos. Nos aseguramos primero de atender todas las demás cosas y si acaso quedan unos minutos para orarle ahí rápidamente o para darle un servicio a medias- porque después de todo tenemos que vivir, tenemos que hacer otras cosas- se lo damos. Y el Señor dice: "¿Dónde está la primicia? ¿Dónde está lo mejor? ¿Dónde está lo escogido? ¿Dónde está lo que yo merezco? ¿Dónde está la preferencia? ¿Dónde está la pasión feroz?", que dice primero mi Padre, primero mi Dios, tengo que honrarlo, tengo que darle lo mejor, tengo que asegurarme de bendecirlo y que no haya duda en nadie de que Él es lo primordial, lo primero en mi vida.

Eso lo que toca el corazón de ese Padre herido que a través de los siglos ha sido traicionado una y otra vez por sus hijos y sus hijas; Dios vive ávido de encontrar hombres y mujeres con un corazón que lo honre verdaderamente. Porque esa es la controversia principal que hay en el corazón del Padre, ese el dolor número uno.

Por eso yo creo que la Palabra dice: "los ojos de Dios recorren toda la Tierra buscando a aquellos de corazón perfecto para Él," para mostrar su Misericordia, su bondad para con ellos; para mostrarse fuerte para con ellos.

Yo no sabía de dónde venía ese pasaje. Hace ... pero ahora que he estado estudiando la vida del Rey Josafat, descubrí exactamente el contexto de ese pasaje; y es cuando Josafat antes... no perdón Haza, el padre de Josafat, cuando el Rey Haza entrega los tesoros del templo y también los tesoros de su propio palacio y se lo da a un Rey para buscar una alianza para salir de un problema militar que tiene; y un profeta se le aparece al rey Haza y le dice: "Mira, ¿Cómo es posible que tú primero buscaste ayuda en un Rey humano, y no lo buscaste en Dios? ¿No te acuerdas tú de aquella vez cuando había un ejército de etíopes mucho más poderoso que ese otro ejército del cuál tú ahora trataste de librarte y el Señor te dio una victoria rotunda?" y "locamente has hecho..." le dice, "porque ahora vas a tener guerra todo el tiempo, porque los ojos de Dios recorren toda la Tierra buscando aquellos de corazón perfecto para con Él, para mostrar su favor para con ellos".

El corazón de Dios se sintió denigrado, ofendido. Dios se vio, entonces como un ciudadano de segunda clase, segundo recurso, en vez de buscarlo primeramente. Usted ve... si usted mira continuamente en la Palabra está eso: el corazón del Padre, Dios, que quiere la honra y el respeto, la adoración, la preferencia que Él sabe que Él merece. Porque Él ha creado, Él es la fuente de todo: Él es creador, Él es sustentador.

Entonces yo creo, hermanos, que en el paquete de la Pasión -por así decirlo- esa temática se incluyó allí para recordar ese aspecto del sufrimiento de Dios a través de Jesucristo. Yo creo que si nosotros pudiéramos entender todos los detalles que entraron en la Pasión de Jesús, yo sospecho que si tuviéramos un libro dónde fueran escrito todos los temas y los subtemas teológicos divinos, sagrados que se incluyeron en la Pasión de Jesús, descubriríamos que todos los temas del dolor de Dios estaban incluidos.

No era solamente el padecimiento en la Cruz, los clavos, la sed, la tortura, no, había dolores de Dios también que estaban siendo ensayados a través de la persona de Jesús, mucho más exquisitos que esos. Dolores acerca de la soledad, el abandono, la traición, el pecado que sintió ese Ser perfecto sobre su persona lo cual debe haber aborrecido, el abandono de Jesús de sentirse separado de su Padre, todo eso era parte del sufrimiento. Y parte del sufrimiento no fue en la Cruz, sino también en esos momentos de soledad en que muchas otras cosas del drama de Dios se dieron también, y uno de ellos fue, precisamente, eso, el abandono de la Humanidad, el rechazo de la Humanidad, la traición de los que Dios... aquellos para los cuales Dios ha dado todo. Miren acerca de eso, cuando el Señor les dice a sus discípulos que lo van a dejar.

Vamos un momento, aquí mismo, en Lucas... no he de conseguir el... vamos a Mateo capítulo 26, un momento. Creo que es Mateo:26 donde el Señor le dice: "...y cuando hubieren cantado el himno salieron al Monte de los Olivos" y entonces Jesús les dijo: " Todos vosotros os escandalizaréis de mí esta noche", mire "escandalizar" es una palabra bien seria, no quiere decir simplemente: ustedes se van a avergonzar, me van a dejar, me van a abandonar, no, "ustedes se van a escandalizar de mí"; quiere decir: ustedes se van a avergonzar pero en una manera extremada, yo voy a ser un objeto de escándalo para ustedes. Porque escrito está "Heriré al pastor y las ovejas del rebaño serán dispersas". ¿Por qué? ¿Por qué el Señor dijo esta profecía? ¿Por qué tenía que estar eso incluido allí de que sus discípulos lo abandonaran y se escandalizaran de Él y que Pedro lo negara? Porque ese drama estaba allí metido, el drama de Dios, la soledad de Dios. En todo esto de la crucifixión, el padecimiento, estaba ese asunto de la separación de su criatura. Y, miren, entonces respondiendo Pedro le dijo: "Señor, aunque todos se escandalicen de ti, yo nunca me escandalizaré" y Jesús le dijo: " De cierto te digo, que esta noche antes que el gallo cante, me negarás tres veces."

Ahora ¿Fue que esa profecía de Cristo causó que Pedro lo negara? o ¿La profecía simplemente anunció lo que ya estaba predeterminado? No sabemos, pero el caso es que Pedro como un discípulo fuerte de Jesús, que compartió momentos bien íntimos, bien poderosos de Jesús era el que menos debía haberlo rechazado y por lo tanto su escándalo de Jesús, su negación rotunda tres veces era indicio de cuán lejos estaba la Humanidad que él representaba de esa lealtad que Jesús se merecía.

"De cierto te digo que esta noche antes que el gallo cante, me negarás tres veces" y Pedro insiste, le dijo: "Aunque me sea necesario morir contigo, no te negaré" y todos los discípulos dijeron lo mismo; como a veces nosotros decimos. Nosotros decimos: "¡Ah! aunque esta Humanidad empedernida, aunque ahí en el estate house, aunque en Vermont te nieguen, aunque en California te nieguen, nosotros aquí en Congregación León de Judá nunca te vamos a negar. Estaremos contigo Señor hasta la muerte". Y el Señor con mirada triste nos dice: "Hey, ustedes no saben lo que están diciendo, ustedes también".

Por eso es que yo digo que este sermón a mí, yo lo llamaría "Yo soy Pedro", porque aún los más cercanos, nosotros... hermano, verdaderamente examínate tú, en esta semana, como yo lo puedo hacer y lo he hecho. ¿Cuántas veces hemos hecho cosas que sabemos que niegan a Jesús? ¿Cuántas veces? ¿Cuántas veces en nuestra vida después de ser cristianos, después de conocer a Jesucristo, después de conocer su palabra, nosotros hacemos cosas que rotunda, poderosa, radicalmente niegan a Jesús? El Jesús que nosotros conocemos. Yo levanto la mano, hermanos. Okay. Nosotros hemos rechazado, hemos negado, hemos contradicho nuestro voto de Fe al Señor, nuestra confesión al Señor y herimos el corazón de Dios una y otra vez.

Vayamos cientos de años atrás, para que ustedes vean que esto no es un tema aislado. Ya voy arropando esto aquí, vayan a Isaías: 51 que yo leí al principio del servicio, versículo tres, hablando acerca de Jesucristo en profecía del Profeta Isaías: "Despreciado y desechado entre los hombres", "Varón de dolores, experimentado en quebranto y como que escondimos de Él el rostro". Está hablando en el inclusivo, segundo persona plural "nosotros". ¿Quién es nosotros? ¿Nosotros el pueblo de Dios? ¿Congregación León de Judá? ¿Tú y yo? ¿Mi familia, tu familia? "Nosotros, como que escondimos de Él el rostro". Ese "como que escondimos" quiere decir como que nos hicimos que no lo conocíamos, ¿no? Escondimos el rostro de una manera sutil, leve para que no se dieran cuenta pero como que escondimos el rostro del Señor; "como que escondimos de Él el rostro, fue menospreciado y que no lo estimamos", ese es el problema, hermanos. Dios te está preguntando a ti y me pregunta a mí: "¿Cuánto tú me estimas?" "¿Cuánto tú me estimas?".

Hermano, ¿Cuánto refleja tu vida mi vida? ¿Los momentos de nuestra vida, la estima en que debemos tener a Dios? ¿Puedes tú decir, puedo yo decir que yo estimo a Dios como Él merece ser estimado? ¿A Cristo cómo Él merece ser estimado? ¿Puedo yo decir verdaderamente qué yo venero a mi Padre y que lo tengo en el lugar dónde Él merece estar? Yo no puedo decir que sí completamente. Cada día como Pedro, vamos a ver más adelante, yo llego al punto de decir: Señor cada vez que, sólo Tú sabes, yo no estoy seguro. Yo creo que te amo, pero la verdad es que eso sólo Tú lo sabes completamente. Porque cuando nosotros somos sinceros con nosotros mismos y examinamos nuestra vida, paso a paso, vemos que nos falta mucho todavía.

Yo digo esto para animarte, no para condenarte. Para que de ese momento de reconocimiento de que a mí me falta mucho, tú y yo saltemos entonces, a un nivel de mayor entrega al Señor, de mayor compromiso con el Señor, de mayor honrar, preferir, adorar, amar, defender la honra del Señor, estar allí primero para darle los veinte pesos al Señor. Y no sentir como que le hemos dado la gran cosa, si Él lo dio todo por nosotros.

Ese decir "presente" cuando hay una necesidad de alguien que sea la mano o la boca o el corazón de Dios en el mundo y que digas: "No, no es posible que donde hay un hijo de Dios, que está representando el Reino de Dios falte esto o falte lo otro; no se haga esto o no se haga lo otro si yo soy representante del Reino de Dios". Y, que cuando tú estés en algún lugar, o en una situación donde tú vayas a ofender a tu Padre o vayas a negar, tú digas: "Espera, ¿sabes qué?, Pedro, yo soy Pedro. Déjame no caer en eso, déjame yo preferir a mi Padre en ese momento y darle". Eso es una lucha diaria, una decisión que tenemos que hacer diecisiete veces o cincuenta veces al día, no negar al Señor, darle preferencia, amar al Señor, expresar nuestra adoración.

Miren el versículo seis de Isaías, dice: "Todos nosotros", digan: "Todos nosotros." "Todos nosotros nos descarriamos como ovejas. Cada cual se apartó por su camino", ¿Qué dice la Biblia? "Por cuanto todos pecaron y están destituidos de la Gloria de Dios".

Un último versículo, váyase a Romanos, capítulo uno. Romanos Capítulo uno o dos, déjame ver, por ahí, es el dos en realidad, ahora que lo visualizo aquí. Romanos: 2:1. En el Capítulo uno de Romanos, Pablo acusa a toda aquella gente que ha rechazado a Dios, que ha violado su mandamientos, que no le han reconocido a Dios su señorío por cuanto no le rindieron a Dios la adoración que Él merecía, sino que se las dieron a la criaturas, Dios los desechó y les entregó una mente reprobada, rechazada para hacer cosas que no convienen. Y yo me imagino que había los judíos y mucha gente decía: "Sí, Amén. Eso es cierto. Esos paganos sucios, hay que tirarlos todos al infierno, por sinvergüenzas que son. Como decimos nosotros a veces acerca de la gente, ¿no? del mundo allá afuera.

Pero miren lo que dice en el Capítulo dos: "Por lo cual eres inexcusable oh, hombre quien quiera que seas tu que juzgas", León de Judá, Roberto Miranda, quien sea que juzga. ¿Sabes que? Pues en lo que juzgas a otro te condenas a ti mismo, porque tú que juzgas haces lo mismo. Todos nosotros nos hemos separado de Dios, todos nosotros no le hemos dado al Señor, lo que el Señor necesita y eso es parte de su Pasión, eso es parte de su sufrimiento y necesitamos nosotros identificarnos con eso, decir, Padre perdóname, yo también. Por eso es que cuando Pedro lo niega a Jesús y lo niega tres veces y hay un pasaje paralelo que dice que maldijo en una, digo yo, una palabra... una palabra por allí, ¿Quién sabe qué palabra dijo?, "Yo no conozco a este hombre", como para sellar, como una maldición.

Óiganme, ¡Qué cosa más terrible!, Pedro no podía hacer algo más terrible que eso: negar al Señor así con maldición. ¿Por qué razón se encargó el que quien quiera que fuera que propició eso? ¿Dios usó un espíritu maligno? Yo no sé; ¿Dios usó la carne de Pedro? Yo no sé; ¿Fue el Espíritu Santo para darle una lección a Pedro y a nosotros a través de los siglos? El caso es que Pedro selló con una maldición su negación. Este hombre tan cercano a Jesús, lo negó de esa manera. Y entonces ahí está ese momento, ese momento terrible en que el Señor mira a Pedro con una mirada entendida, compasiva y misericordiosa como quien dice: "Tú ves, Pedro, eso es lo que yo he estado pasando desde Adán y Eva. Eso que tu acabas de hacer, ¿Tú ves?". En esa mirada, que Jesús le dio le dijo todo eso:"Tú ves, Pedro, ese es mi dolor, ese es mi sufrimiento, eso es lo que yo padezco. Y eso es lo que tú y tu Humanidad que tú representas en este momento han hecho conmigo. Y eso es parte de la cruz que yo llevo". Y por eso, todo esto tenía que pasar.

¿Recuerdan el pasaje de Jesús orando y los discípulos durmiendo? "De nuevo me han dejado solo". Cuando Él va a hablar con ellos, a buscar confort en su compañía, están todos rendidos de sueño. Lo han dejado, la soledad. Ese era uno de los padecimientos del Señor, el abandono.

Nosotros tenemos que pedirle al Señor: "Padre ayúdame", y ¿Qué le dice el Señor Jesucristo? "Orad para que no entréis en tentación". Hermanos nosotros tenemos... la única manera que yo creo que nosotros podemos tener la fuerza para amar a Cristo como Él merece ser amado para servirlo con la Pasión, es buscando la fortaleza del Espíritu Santo cada día consagrándonos más y más, buscando el poder de Dios, viviendo una vida de privaciones, de ayuno, de oración, de lectura de la palabra, de estar en la casa del Señor, de buscar la compañía de los Santos, de servir a Dios para mantenernos con ese amor, ese ardor que Dios necesita.

Finalmente, es importante que entendamos esa tendencia humana a abandonar a Dios, a no darle lo que Dios merece, a no darle lo que al Señor le toca. Primero, para redoblar nuestros esfuerzos, para serles fieles y no dejarlo solo, ¿okay?

En esta noche yo lo que quiero es que tú recapacites como yo lo quiero hacer también y que digas: "¿Sabes qué? Yo necesito hacer un voto más fuerte que nunca de yo darle siempre la preferencia a mi Dios. Darle siempre el primer lugar, amarlo por sobre todas las cosas, honrarlo, adorarlo, darle el momento mejor de mi día, servirlo, obedecerlo, preferirlo. Redobla tu esfuerzo, y en segundo lugar es importante que entendamos esa tendencia humana para no enorgullecernos y creernos mejor que los demás.

Es bueno estar siempre nosotros consientes de ese déficit, de esa deuda que tenemos con Dios y saber que "Mira, yo no soy diferente al que está allá afuera", la única diferencia es que Cristo en su misericordia cargó mi pecado por medio de su cruz y yo me pegué a eso; pero sino yo merecería la misma muerte que los que están ahí afuera, a pesar de que estoy aquí adentro. Y que nosotros tengamos siempre esa compasión, esa gracia, esa misericordia para con los demás. Yo imagino que Pedro, el Pedro que dijo: "Señor aunque todos estos cobardes te dejen, yo nunca te voy a dejar" y se lo dijo dos veces. Ah, ahora después de lo que ha pasado, imagino que ya Pedro podía entender mucho mejor aquel que huyó desnudo cuando lo querían agarrar ¿Recuerdan? Pedro ha dicho: "Mira ese cobarde cuando yo lo agarre le voy a dar una paliza bien grande. Mira como se fue corriendo, con el trasero afuera, dejando toda su"... ¿Por qué? Por cobarde que era". ¿Recuerdan el que salió huyendo, ese personaje cómico que hay en el drama de la Cruz, que salió huyendo porque le arrancaron parece la ropa? Y él dijo: "Mejor que se quede la ropa, pero yo me salgo". Yo imagino que cuando Pedro vio eso, dijo:"¿Tú ves ese? Ese no vale nada, a ese hay que crucificarlo también". Pero ahora yo me imagino que Pedro después de haber hecho eso, dijo: "Mira, ¿Sabes qué? Yo no soy diferente a él, yo soy peor que él en un sentido". Y me imagino que habrá tenido mucho más misericordia. Y así, nosotros hermanos, siempre recordemos eso: "No, yo no soy mejor que nadie, tú no eres mejor que nadie" nosotros hemos violado la lealtad y la preferencia que le demos a nuestro Dios y tenemos siempre que encomendarnos a la Misericordia del Señor y ser compasivo con los demás.

Y finalmente, es importante entender esto para buscar la unción de Dios cada día. Para que Él renueve nuestro amor y nuestra pasión por Él, para que podamos amarlo como Él verdaderamente merece ser amado. El Señor es compasivo, hermanos.

Quiero invitarlos a los músicos, que pasen por aquí un momentito, por favor. El Señor quiere comunión con nosotros, Él sabe que lo hemos ofendido. En esta noche eso es parte de la pasión de Dios, yo soy parte de Pedro. Yo soy Pedro, tú eres Pedro o sino eres Pedro eres Petra, pero eres.... somos Pedro y el Señor quiere simplemente que recordemos esto. ¡Qué bendición tan grande cuando Jesús se encuentra con el Pedro escarmentado al final! y Pedro esperaba que el Señor lo iba a rechazar, lo iba a odiar, le iba a decir: "Ya no quiero saber de ti, ya no hay perdón para ti. Ya tú no mereces ser mi discípulo", y el Señor con esa misericordia le dice:" Pedro, ¿me amas?". Me imagino que se estaba casi riendo a carcajadas. "¿Me amas?" "Sí, señor. Tú sabes que te amo," todo agachado allí. "Pedro, ¿me amas?" "Sí, señor tu sabes que te amo". Le dijo tres veces para neutralizar las tres amargas negaciones de antes. Delante de Él.

¡Qué maravilloso! ¡Qué lindo es el Señor, ¿no?! "Pedro quiero borrarte con azúcar lo que tú hiciste aquella vez. Te voy a dar la oportunidad para que me confieses tu amor. Y, ¿Sabes qué? Te lo voy a creer, te lo voy a creer". "Pedro, ¿me amas?" "Bueno, Señor tu sabes todas las cosas. Tú sabes que sí, no estoy seguro ahora mismo, pero tú sabes… tú sabes que te amo". ¡Qué lindo es el Señor, ¿no?!

Así que vete de aquí en esta noche, no sintiéndote rechazado, no sintiéndote fracasado, pero vete más bien con ese propósito. Como Pedro cuando se encontró con el Señor. "Tú ¿sabes qué, Señor?" "La próxima vez voy a tratar un poquito más. Voy a tratar de hacerlo mejor". Quiere el Señor sacarnos de aquí en esta noche, más comprometidos que nunca con nuestro Dios para servirle. Gracias a Dios.

Pedro, dice la tradición, dice la historia que finalmente le llegó su oportunidad de redimir completamente ese momento. Alguien ha dicho que Pedro murió ¿Cómo fue? Fue a... él pidió que lo crucificaran boca abajo porque no merecía morir como su Señor. Eso lo dice la tradición histórica. ¿Eh? Finalmente con el poder del Espíritu Santo yo imagino un Pedro bautizado con el Espíritu Santo tuvo el valor para morir de una manera todavía más noble y más sacrificial.

Así que siempre hay una oportunidad para nosotros, hermanos. Pero salgamos de aquí, deseosos de poder dar nuestra vida al Señor y darle la honra que Él se merece. Y damos gracias a Dios por sus bondades... Vamos a ponernos de pie y vamos a decirle: Señor te adoramos, te bendecimos, te damos gracias por todas tus bondades, todas tus maravillas. Lo bueno que Tú has sido. Pídele perdón al Señor como yo le he pedido perdón al Señor meditando en este pasaje. Por todas las veces que yo lo he negado, he dicho: "Padre perdóname, perdónanos, límpianos, sánanos y derrama Señor tu Gloria sobre nosotros. Te necesitamos, Señor, te necesitamos Jesús. Sigan ahí en oración, hermanos.

Gracias, Señor. A ti sea la Gloria y la honra. Gracias, Jesús. Señor entregamos nuestras vidas a ti de nuevo, entregamos a ti nuestro tesoro de nuevo. Entregamos a Ti todo lo que tenemos, todo lo que somos. Padre ayúdanos, ayuda a esta Iglesia a ser una Iglesia que te prefiera, Señor. Ayuda a esta Iglesia a ser una Iglesia no para nuestra gloria, sino para gloria tuya, de hombres y mujeres radicalmente comprometidos contigo. Radicalmente comprometidos contigo, Señor. Radicalmente deseosos de ver tu Gloria manifestada en esta Tierra, Padre. Dispuestos a entregarte todo. ¡Qué esta palabra cale hondo, Señor, en nuestros corazones en esta noche! Bendigo a tus hijos, Padre. Tráenos de nuevo aquí el domingo para darte a Ti toda la honra y toda la Gloria de nuevo. Gracias, Jesús. Amén y Amén.