En el día de la angustia

7 de junio del 2010 - Por Gloria Marroquín

...invócame en el día de la angustia; te libraré, y tú me honrarás. Salmo 50:15

Cuando nos sacude una prueba, cuando no sabemos cuando terminará una tormenta, o si algún día volveremos a sentirnos libres del dolor, nuestro primer impulso es huir, negar la realidad, llorar, lamentarnos y pensar que no llegará la solución.

Clamamos una y otra vez pensando en las cosas que están mal, casi las repetimos de memoria, retroalimentándonos con ellas. Pero si continuamos viendo nuestras circunstancias, lo único que lograremos es el desánimo y la depresión, y con ello secaremos poco a poco nuestra fe.

No permitamos que las cosas de la vida nos quiten la mirada de aquel que todo lo puede, estemos seguras que nada nos robará su promesa de vida eterna. Él prometió que estaría con nosotros todos los días, búscalo con todas tus fuerzas en el día de la angustia, pero mejor aún búscalo en el día que todo está bien. Aumenta el depósito de tu fe, para que cuando venga el dia malo nos encuentre firmes, tomadas de su mano sabiendo que Él nos librará.

Aprópiate de sus promesas. Si tu situación es de escases económica, proclama sus bendiciones financieras y su abundancia sobre tu vida, si tu prueba es enfermedad, proclama sus promesas de sanidad. Si te han ofendido, herido, robado, defraudado; regala el perdón del maestro, su gracia es infinita, da por gracia lo que por gracia has recibido.
Si no tienes paz clama al Espíritu Santo que te llene y que su abundancia rebase tus expectativas. Calmará tu sed porque de tu interior fluirán ríos de agua viva para transformar tu vida y para bendecir a otros.

Oración:
Amado Dios pedimos perdón por abrir las puertas al desánimo y poner la mirada en las noticias del mundo y los dolores de esta tierra. Espíritu Santo guíanos a poner la mirada en las cosas que no pierden valor. Que tus promesas sean nuestra confesión diaria, y que la comunión con el amor del Padre, la gracia de Jesucristo y la llenura del Espíritu Santo sean nuestro alimento y nuestro plan para servirte. Por Jesús, amén.