En el centro de la voluntad de Dios

Transcripción

En el centro de su voluntad, Lucas 1:45, “…Y bienaventurada la que creyó porque se cumplirá lo que le fue dicho de parte del Señor.”

Este es nuestro texto clave y este texto nos habla, o el pasaje completo nos habla de 2 mujeres que estaban en el centro de la voluntad de Dios. Y esto tendría implicaciones para la raza humana. En términos de responsabilidad ante Dios aunque sabemos que tenemos nuestra responsabilidad y nuestro primer ministerio es nuestro hogar, pero no existimos solo para esto, no existimos solo para cumplir con nuestros roles como mujeres, existimos para obedecer a Dios y para procurar estar en el centro de su voluntad, en cuanto a nuestro rol de servicio a Dios y en el plan divino, en nuestro llamado individual y en nuestro llamado cada parte de la iglesia del Señor.

Y qué es estar en el centro de la voluntad de Dios? El diccionario Oxford define centro como punto o lugar que está en el medio, más o menos equidistante de los límites o extremos, punto o lugar que está en el medio, más o menos equidistante de los límites o extremos.

Cuando hay un centro todo en derredor se mide en base a ese punto central. Cuando hay un centro todo lo que le rodea se mide en base a ese punto central. Cuando en nuestra vida tenemos un centro todo lo que rodea nuestra vida y todo lo que hacemos se debe medir en base a ese punto central.

Voluntad de Dios. Millard Erickson, en su libro de Teología sistemática, define la voluntad de Dios en general como el deseo de Dios y es la intención general de Dios, lo que Dios desea. Pero también se define la voluntad de Dios como voluntad–voluntad, refiriéndose a la intención específica de Dios en una situación concreta, en una situación particular. En otras palabras, lo que Dios decide que tiene que suceder en una situación en particular.

Así que la voluntad de Dios no está determinada por otros factores aparte de Dios mismo, es su deseo, lo que sale del corazón de Dios. Y si definimos entonces qué es la voluntad de Dios podemos decir que estar en el centro de la voluntad de Dios es vivir vidas en mente, en corazón y en acción conforme a lo que Dios deseo, conforme al deseo de Dios y a lo que él ha determinado para cada uno de nosotros. Tenemos que apuntar a dónde? Tenemos que apuntar hacia el centro.

La voluntad de Dios nunca se va a ver frustrada. Pueden ocurrir inconvenientes, puede parecer que las cosas no están saliendo como esperamos o como creemos que Dios quiere salgan, pero la voluntad de Dios nunca se ve frustrada. Dios tiene un plan, Dios tiene un propósito, Dios tiene un plan conforme a su voluntad.

Ahora bien, esto no elimina que aunque Dios establece su deseo, su voluntad, lo que él quiere hacer, esto no elimina nuestra responsabilidad de actuar. Porque el plan de Dios incluye los medios por los cuales Dios va a llegar a ese fin, incluye los medios por los cuales Dios va a cumplir su propósito, su voluntad.

Observemos entonces principios importantes para estar en el centro de la voluntad de Dios. Y el primero que voy a mencionar y no lo voy a explicar mucho porque se sobreentiende, es la voluntad de Dios la encontramos en primer lugar en su palabra. La gente que busca y ora y revelación, necesito una revelación de tu voluntad, busca primero en su palabra. Obviamente hay cosas particulares que en la palabra no dice si mañana tengo que ir a cierto lugar o no tengo que ir a cierto lugar, pero en la palabra sí habla de que yo camine en santidad así que lo que yo haga mañana lo tengo que hacer caminando en santidad.

Y cuando hay cosas en nuestra vida y asuntos y situaciones que tenemos que tomar determinaciones, y queremos estar en la voluntad de Dios, y no encontramos algo, un versículo bíblico que lo diga en específico, qué tenemos que hacer? Procura entender los principios bíblicos detrás de cada pasaje. Aprópiate de ellos y aplícalos a tu situación particular. Así que la voluntad de Dios la encontramos en primer lugar en su palabra.

El segundo punto, debemos disponer nuestro corazón a creer a Dios. La fe es una acción nuestra en el sentido que comienza cuando tornamos el corazón hacia Dios. En ese sentido es una fe nuestra, es acción de Dios, porque esa fe Dios la pone en nosotros, pero nosotros tenemos que tornar el corazón hacia Dios. Qué hizo María? María tornó el corazón hacia Dios toda su vida y cuando Dios le habla y se revela de los propósitos que tiene con ella, qué hizo ella? Siguió tornando su corazón ante Dios. Es importante tener fe en respuesta a las promesas divinas.

Dios te puede decir, yo voy a hacer esto, o lo otro contigo, o voy a hacer esto en tu familia, en tu casa, con tu esposo, pero tenemos que tener la respuesta de parte nuestra ante lo que Dios está comunicando, ante lo que es el deseo de Dios debemos responder en fe, debemos responder creyendo a lo que Dios está diciendo. Dios te revela lo que va a hacer de la forma que él decida hacerlo y es ahí donde comienza nuestro punto de acción en el creer a lo que Dios nos ha dicho. Tener fe en respuesta a las promesas divinas.

A María se le dice, bienaventurada la que creyó. Pero veamos un poquito el contexto, primero hay un anuncio dentro del contexto de este pasaje bíblico que se le da a María, se le dice, “salve, muy favorecida, el Señor es contigo, le dice el ángel, bendita tu entre las mujeres,” en el versículo 28 de ese capítulo.

Así que el saludo de por sí tiene ya un sentido de regocijo, algo lindo de gozo se le va a comunicar a esta mujer. Y es interesante que el tiempo del verbo que se traduce como ‘muy favorecida’ denota que María fue escogida desde mucho tiempo atrás. El tiempo del verbo que se utiliza ahí denota que Dios la había escogido desde mucho tiempo atrás. Muchas veces aunque nosotros no sepamos Dios nos ha escogido desde mucho tiempo atrás para su propósito, para algo en particular, para con tu familia, para con la iglesia, para con las vidas que no conocen al Señor, aunque no lo sepamos ya Dios nos ha escogido.

El Señor es contigo. Y esta expresión es una expresión que en el Antiguo Testamento indica que la persona indicada ha sido escogida para un oficio especial. El Señor es contigo, créetelo. Dios te ha escogido, créetelo. Tu eres la persona indicada, créetelo. Nosotros somos las Marías de Dios de estos tiempos. El Señor nos ha escogido. Y por qué el Señor escogió a María? En ese pasaje bíblico no se nos dan detalles, pero cuando nosotros vemos la vida de María uno de los detalles que – solamente voy a mencionar uno – vemos en la narración bíblica acerca de María es que por ejemplo, ella era una mujer que guardaba las cosas en su corazón. Y el Mesías no iba a exponerse públicamente hasta cierta edad. Y esa mujer tenía que saber guardar en su corazón que ella era la madre del Mesías y que su Hijo, el que ella veía jugar cada día, el que ella vio crecer, era el Mesías prometido.

Y las escrituras nos hablan de que ella guardaba en su corazón. Y ese es uno de los aspectos que las escrituras nos dejan ver claro por qué Dios escogió a esta mujer. Tenemos que aprender a guardar en el corazón las cosas que Dios nos muestra y en su tiempo se darán, pero tenemos que ser responsables ante Dios.

Ahora bien, cuando el ángel le está hablando a María en el contexto, María pensaba, qué salutación sería esta de este saludo que me está dando el ángel? Y el término griego para pensaba implica una intensa reflexión. María no estaba pensando, qué será? No entiendo. No, estaba poniendo su pensamiento con interés en lo que está ocurriendo cuando tiene este encuentro cuando el ángel se le aparece y comienza a hablarle de la voluntad de Dios, y comienza a hablarle del deseo de Dios. Y esa reflexión que María está teniendo, una reflexión profunda, va a continuar hasta en el momento que después vamos a ver, que ella dice, “hágase tu voluntad, hágase tu propósito, Señor.”

Así que lo que María va a hacer será de tanta importancia, casi sin paralelo en los planes divino, aparte de lo que es la venida del Mesías mismo. “No temas, porque has hallado gracia delante de Dios, le dice el ángel.” Esa gracia tenía que ver con el propósito y la voluntad de Dios.

No temamos cuando Dios muestra su propósito, pues somos bienaventuradas y su gracia, su favor está con nosotros para llevar a cabo lo que Dios quiere. Si Dios te ha hablado y te ha dicho algo que te suena como muy grande, como ¿yo seré capaz de esto? No temas. Si Dios te ha dicho, él lo hará. La gracia de Dios estará contigo como estuvo con María. No temas porque has hallado gracia delante de Dios.

“Cómo será esto, pues no conozco varón, dijo María.” María no está pidiendo una señal para creer, está pidiendo una explicación de cómo ocurriría lo que se le está anunciando. No está pidiendo una señal para creer porque luego cuando se le dice, ‘bienaventurada la que creyó,’ la escritura nos demuestra que creyó. Así que ella simplemente está preguntando pero cómo será esto? Claro, era virgen. Cómo va a tener un hijo su vientre si era virgen?

Así que eso da por sentado que María, no como en nuestros tiempos tan modernos que hay tanta libertad sexual, María está muy clara en que José no tiene nada que ver en este asunto que se le está revelando. José no está en el plan de esta concepción. Lo que Dios está diciendo es algo que viene del cielo. Cómo será esto, sino conozco varón. Lo que se le está anunciando es contrario a la naturaleza misma.

Pero el ángel le responde, ‘el Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra por lo cual el santo ser que nacerá será llamado Hijo de Dios.’ Ahí está la respuesta, cuando tu no puedes, Dios sí puede. El poder del Altísimo está sobre ti. Y Dios es el que hace en nosotros conforme a su voluntad. A nosotros nos corresponde disponer nuestro corazón a tener fe.

Pero el ángel le sigue hablando, y el ángel le da el ejemplo de Elizabeth que ya ha concebido, en el versículo 36. En otras palabras, si Dios lo hizo con Elizabeth, lo puede hacer contigo María. Si Dios lo hizo con la hermana fulana, lo puede hacer contigo. Si Dios lo hizo con aquella persona que te contaron el testimonio, lo puede hacer contigo. Dios tenía propósito con María y estaba mostrando su voluntad para su vida.

La respuesta de María entonces, “He aquí al sierva del Señor, hágase conmigo conforme a tu palabra.” Se atrevió a creer. Y tenía que creer en algo que no eran fácil. Tenía que creer en algo difícil, pero lo difícil, lo imposible, Dios lo hace posible. Ante el anuncia, ante la revelación, se determinó a creer. Aquí vemos un acto de fe grande pero también vemos un acto de humildad. ‘He aquí la sierva del Señor.’

Y luego de todo este evento y de esta revelación y de ella creer y aceptar la voluntad de Dios para suy vida, va a visitar a Elizabeth y viajó unos 150 ó 180km que en ese tiempo tomaba varios días y se atrevió a tomar acción ante lo que se le había revelado. Iba a ver a aquella mujer en quien Dios había hecho lo imposible. Tenemos que ir y ver y observar aquello que Dios ha hecho en otras vidas para sostener nuestra fe y seguir creyendo lo que Dios nos ha mostrado.

María quería gozarse con Elizabeth por lo que estaba sucediendo en ambas. En Elizabeth y en María vemos que ambas eran mujeres de promesa. Elizabeth cargaba en su vientre también por milagro, por concepción humana pero por milagro porque su esposo ya a la edad que tenía no podían tener hijos, era una mujer estéril, pero Dios intervino soberanamente porque ella cargaría en su vientre a Juan el Bautista quien anunciaría y prepararía el camino al Mesías.

Así que ambas eran mujeres de promesa. Ambas tenían las promesas dentro de ellas. La promesa de Dios para ellas y la promesa de Dios para la raza humana, para el mundo. Ambas estaban en el centro del plan divino para hacer la voluntad de Dios. Una llevaba a Juan quien prepararía el camino y la otra llevaba al Mesías mismo. Y ambas creyeron al anuncio de Dios. Ambas estaban preparadas para ese embarazo. Ambas estaban preparadas para cargar la voluntad de Dios dentro de ellas. Una lo deseó por años y no se le había concedido, más Dios terminó concediéndoselo. La otra le llegó como de sorpresa, pero también estaba preparada. Una tenía la experiencia de la vida, mujer madura de edad avanzada; la otra era una mujer joven sin experiencia pero obediente a Dios.

Así que para estar en el centro de la voluntad de Dios no tenemos excusa, no hay edad, no hay condiciones de vida, es creer y obedecer. Ambas creyeron. Hay que creer a lo que sale de la boca de Dios. Si creemos se cumple.

Y el mensaje del ángel es confirmado cuando estas mujeres se encuentran y el niño Juan, el niño que está en el vientre de Elizabeth saltó en el vientre. Y ya Elizabeth tenía unos 6 meses de embarazo para este tiempo. El niño salta en el vientre y esto sirve de confirmación a todo lo que Dios ha estado mostrando. María no estaba buscando confirmación porque creyó fue donde Elizabeth, más Dios vuelve a confirmar lo que ha estado hablando.

A veces nosotros luego de Dios hablarnos seguimos pidiendo confirmación. Confírmame, Señor. Y yo creo que hay tiempo para pedir confirmación, yo no me muevo a la ligera. Tenemos que ser responsables para estar claro en que estamos entendiendo la voluntad de Dios y hay tiempo de pedir confirmación. Pero hay veces que pedimos confirmación y ya Dios nos confirmó 1, 2 veces y 3 veces, y seguimos pidiendo confirmación. Confírmame, confírmame, Señor. Y el Señor está ya con sus brazos cruzados sentado diciendo, pero si ya te confirmé por qué no acabas de caminar en lo que ya tu sabes que tienes que hacer.

Cuando ya sabemos lo que Dios quiere con nosotros, lo que resta es hacer la voluntad de Dios apuntando hacia el centro y creyendo. Vemos entonces en el pasaje bíblico que Elizabeth profetiza a María y declara bendición sobre ella. Declara que ella es la madre de su Señor. Revelación divina.

Aquí todo es obra del Espíritu Santo, la concepción de María, intervención milagrosa para que Elizabeth pudiera concebir con su esposo, intervención milagrosa en cómo el niño de Elizabeth se mueve en su vientre para confirmar los planes y el propósito de la voluntad de Dios. Dios se está moviendo aquí milagrosamente porque Dios es un Dios de milagros, porque Dios es un Dios sobrenatural. Así mismo Dios se mueve en nuestras vidas. No nos extraña que Dios haga cosas sobrenaturales.

Y Elizabeth declara, bajo la unción del Espíritu Santo y por revelación divina, ‘bienaventurada la que creyó.’ En la narración bíblica María no le había dicho nada a Elizabeth, pero cuando se encuentran la revelación del Espíritu Santo viene y Elizabeth declara que ella es la madre de su Señor y que es bienaventurada por haber creído. Dios se está moviendo en todos aspectos y en todos los detalles dentro del plan perfecto de su voluntad.

María creyó y aceptó ser partícipe del plan y propósito de Dios. Dios nos llama a creer y a aceptar a ser partícipes de su plan, de su propósito. Y vemos también en el contexto lo que se ha llamado el magnífico del cántico de María, y ese cántico aunque no voy a entrar a hablar en detalle, solo quiero mencionar algunas cositas.

María alaba a Dios y se goza por lo que Dios ha hecho con ella y dice, porque me ha hecho grandes cosas el Todopoderoso. Ella sabe que está en el centro de la voluntad de Dios y que Dios está haciendo cosas grandes con ella y en ella. Y ella sabe que Dios ha mirado la bajeza de su sierva, que ella es sierva, tiene una actitud humilde, independientemente de las revelaciones que Dios nos de, independientemente de lo grande, mediano, pequeño de la voluntad de Dios y el plan de Dios para nuestras vidas, independientemente de la exposición que Dios te de, especialmente a aquellas que predicamos, que vamos a un lugar y a otro, y que Dios nos ha dado ciertas herramientas o preparación, independientemente de todo lo que Dios haga, guarda tu corazón en humildad. Guardemos nuestro corazón en humildad porque servimos que un Dios grande que hace cosas grandes, pero todo depende de él y todo es para su gloria. Nosotros somos instrumentos de Dios.

Hace muchos años cuando yo tenía como 3 ó 4 años de convertida ayudaba mucho en la iglesia, en todo lo que podía, era parte de los líderes, Dios me usaba en dones de conocimiento de profecía, y era como si Dios me estuviera desarrollando en esa área mucho, mucho, mucho. Pero yo no enseñaba en ese tiempo ni siquiera escuela bíblica, y yo recuerdo que en un culto de oración una hermana que está visitando llega donde mí y me dice, ‘tu eres maestra del Señor.’ O sea, no es que yo lo quería creer, es que Dios estaba declarando algo que en ese momento yo no era. Entonces, yo simplemente sabía que Dios usaba esta mujer, yo sé que Dios me habló porque identifiqué que Dios estaba hablando pero no entendía… empecé a hacer como María en el sentido de analizar esto profundamente porque cómo Dios lo hará? Yo no lo sé.

Y saben que eso fue en los primeros años de convertida y miren todas las cosas que Dios ha hecho. A veces Dios nos llama de una forma… Dios llama lo que no es como si fuera porque él lo ve conforme al propósito de su voluntad.

Así que la fe es una acción nuestra en el sentido que comienza cuando tornamos el corazón hacia Dios pero después de hacer nuestra parte tenemos que entender que hay que creer, hacer nuestra parte pero ulteriormente todo depende de Dios. Él es el que hará que se cumple lo que digo.

María era humana, con sentimientos, razonamientos, incertidumbre y todo lo que implica estar en esta tierra y mujer, que ustedes saben cómo somos nosotras de emocionales. María era una mujer que tenía todo, y pasaba y atravesaba por todas las emociones internas que nosotras procesamos, pero se atrevió a creer. Así que si Dios lo hizo con María lo puede hacer contigo. Atrévete a creer.

El próximo punto. Mencioné que tenemos que ver la palabra de Dios donde encontramos su voluntad y que tenemos que disponer nuestro corazón a creer. El próximo punto es escuchar la voz de Dios y obedecer con atrevimiento, con denuedo. María escuchó y obedeció.

La respuesta de María fue una de completo sometimiento a la voluntad de Dios. Ella tenía que tener tremendo atrevimiento y tremendo denuedo porque lo que le fue anunciado iba a tener consecuencias sociales. En las costumbres judías ella estaba desposada y el estar desposada implicaba el mismo tipo de compromiso como lo tenía el matrimonio, pero no había intimidad sexual. Así que el desposar era un acto jurídico y duraba un año y solo podía ser disuelto a través del divorcio, pero no había intimidad sexual.

Pero esta mujer que estaba en tiempo de desposario, no en el tiempo de noviazgo como en nuestros tiempos, sino conforme a las costumbres judías, creyó a Dios que ella concebiría pero de quién? Del Espíritu Santo. Pero a la misma vez tenía que tener atrevimiento y denuedo porque se estaba exponiendo al hacer la voluntad de Dios al malentendido de José, que ciertamente lo hubo. La razón bíblica y lo usamos mucho en navidad, es muy lindo como Dios se le reveló a José, pero lo hubo el malentendido. Pensó dejarla secretamente pero Dios trabajó conforme a su voluntad e hizo lo que tenía que hacer.

Así que ella se estaba exponiendo al malentendido de José que cuando supo que estaba embarazada quiso dejarla secretamente para no difamarla. Por lo menos tenía un buen corazón. Se estaba exponiendo a la pérdida de su reputación, se estaba exponiendo a la maldición de ser considerada una mujer pecadora y por ende a la gran posibilidad de ser apedreada hasta morir conforme a la ley establecida.

Así que María creyó pero María al creer tuvo atrevimiento y tuvo denuedo. Nosotras somos llamadas a creer pero no solamente a creer sino a escuchar la voz de Dios y obedecer con atrevimiento, con denuedo. Ella arriesgó todo lo que tenía en obediencia. Se atrevió a arriesgarse.

Y nosotras, nos arriesgamos? Acepto solo lo que es fácil y sin riesgos o acepto aquello que es la voluntad de Dios independientemente de las consecuencias o los riesgos que tengamos que asumir? Qué estamos arriesgando nosotras, hermanas? Qué estoy arriesgando yo ahora? Qué estamos arriesgando? Preguntémonos a nosotras mismas, estamos teniendo denuedo para avanzar hacia la voluntad de Dios o estamos viviendo vidas un poco acomodadas, recostadas y tratando de obedecer pero como que sí y como que no, y como que no arrancamos.

Necesitamos el denuedo del Espíritu Santo, necesitamos la determinación, necesitamos creer pero necesitamos obedecer y tomar acción. El tener el favor de Dios como lo tuvo María no implica que las cosas son fáciles y placenteras. El caminar hacia la voluntad de Dios, que suena, ay, sí Señor, yo voy a hacer tu voluntad, qué lindo, qué hermoso, qué poético! Eso no implica que las cosas sean fáciles, que todo va a salir color de rosas. La voluntad de Dios no es solamente disfrutar las bendiciones de Dios y el favor de Dios, es obedecerle y tener determinación. Es una obediencia radical aunque haya riesgos.

Le decía a las líderes el jueves pasado que aunque hay momentos en que sentimos temor para hacer algo y ahora aplicándolo a procurarse la voluntad de Dios, debemos hacer lo que Joyce Mayer menciona, cuando viene el temor a fracasar o a que las cosas no salgan bien, hágalo con miedo pero hágalo. Atrévase. Temblándole las piernas, Señor, yo voy a caminar, estoy temblando, voy con temor pero hágalo. Camine y avance hacia el propósito de Dios. Hay que ser ovejas y escuchar la voz de Dios. Por qué? Porque Dios también escucha a quienes lo obedecen.

Si alguien es temeroso de Dios y hace su voluntad, dice Juan 9:31, a ese oye Dios. Atrévete a hacer la voluntad de Dios y verás cómo Dios te escucha y te sigue encaminando conforme a su propósito.

Ahora bien, sabemos que al hacer la voluntad de Dios para procurarse la voluntad de Dios, tenemos que no ser ligeras pero tampoco quedarnos recostadas esperando a que las cosas vengan. Hay que trabajar, hay que obedecer, hay que atreverse. Pero hay ocasiones en que estamos en espera – voy a tratar eso un poquito más adelante – pero en ese tiempo de espera hay un tiempo también de preparación porque a veces pensamos que Dios nos revela hoy y mañana tiene que ocurrir lo que Dios nos dijo.

A veces hay tiempos de espera, hay tiempos de preparación pero hay ocasiones en que a veces entramos en una preparación eterna y no acabamos de obedecer. Y estamos en preparación para lo que Dios tiene y llega el Señor y nosotros todavía estamos preparándonos. Hay que hacer la voluntad de Dios hoy, para lo que Dios tiene para nosotros hoy.

También tenemos que entender al hablar de la voluntad de Dios que a veces Dios muestra su voluntad o propósito condicionado a nuestra obediencia. Y a veces algunas cosas vemos que no se están cumpliendo, no porque Dios haya fallado sino porque Dios dijo, voy a hacer A y B contigo pero recuerda que esto es condicionado a que tu hagas C y D. Tu tienes que hacer esto y yo voy a hacer esto. Y hay veces que Dios muestra su voluntad de esta manera, con unas condiciones y cuando nosotros no cumplimos nuestra parte y vemos que el tiempo pasa y no se cumple lo que Dios dijo, entonces entra la frustración porque no entendemos. Pero analicemos, hemos hecho lo que Dios nos ha dicho que teníamos que hacer para que se cumpliese su propósito?

Les cuento una experiencia de un pastor que mencionó cómo Dios lo movió de un lugar para otro porque iba a extender su ministerio. Y luego que llega a ese lugar, como que nada pasaba, pero miren, no estaba haciendo la voluntad de Dios. La palabra de Dios no se cumplió. Pues no se cumplió porque tu no hiciste tu parte. Era condicionado. Pues entonces Dios no va a hacer su parte.

Y hay ocasiones en que Dios muestra su voluntad de esa manera, condicionada a ciertas cosas que nosotros tenemos que hacer. Así que por lo tanto, somos llamados a escuchar la voz de Dios y somos llamadas a obedecer con atrevimiento.

Antes de pasar al próximo principio quiero mencionar algo. Un punto bien importante, el principal factor que nos aguanta o detiene de estar en el centro de la voluntad de Dios, yo pienso que somos nosotras mismas con nuestras emociones, cómo nos sentimos, nosotras mismas también con nuestra fuerza de voluntad.

A veces nos dejamos guiar por las emociones, que las emociones dirijan nuestra vida y Dios está mirándonos, esperándonos que accionemos conforme a su plan y nosotras envueltas en nuestras emociones. Y nosotras mismas impedimos o interferimos en el propósito de Dios con nuestras vidas. Lo que pensamos de nosotras mismas, las frustraciones, el no creernos que somos capaces de que Dios nos use en equis o ye ministerio o tarea o labor. No nos la creemos por circunstancias vividas en el pasado. Es tiempo de dejar el pasado atrás y es tiempo de caminar hacia adelante. Valórate como Dios te valora. Si Dios te llama tu eres su María. Nosotros somos las Marías de Dios para estos tiempos y tenemos que atrevernos dejando a un lado el pasado, experiencias negativas, cosas emocionales que nos aguantan y avanzando hacia el propósito de Dios.

Y también mencioné en relación a nosotras mismas como el principal factor que nos aguanta o detiene de estar en el centro de la voluntad de Dios, nuestra fuerza de voluntad. A veces tenemos una fuerza de voluntad tan fuerte que queremos avanzar a nuestro antojo y como a nosotros se nos parece que deben ser las cosas. Tenemos que tener corazones dóciles pero en nuestros tiempos y especialmente las mujeres – esto no es como el siglo pasado o décadas atrás – las mujeres estamos metidas en diferentes posiciones en nuestra sociedad y en posiciones de trabajo y especialmente mujeres que están en posiciones de trabajo somos tan efectivas en nuestras carreras en la empresa, también en asuntos del hogar somos tan efectivas que hacemos las cosas y nuestro hogar va caminando como debe caminar.

Tenemos autoridad en nuestras posiciones de trabajo para tomar decisiones y trasladamos todo eso inconscientemente a nuestra relación con Dios. Yo sé hacerlo y lo hago a mí manera porque yo sé, yo soy capaz, yo estoy capacitada. Claro que sí, toda esa gracia que Dios nos ha dado a través de lo que hemos estudiado, a través de la experiencia en el trabajo, a través de la experiencia de cómo guiar un hogar y llevar nuestra familia hacia adelante, de cómo administrar el hogar, a través de todo eso, todo eso nos sirve pero ¿sabes qué? Todo eso sujeto a la voluntad de Dios, no a mi fuerza de voluntad, sino a la voluntad de Dios en nuestras vidas.

Nosotras mismas a veces somos quienes aguantamos o detenemos ese plan perfecto de Dios para nosotros. Alguien dijo que el Titanic no se hundió por el agua que estaba en derredor sino por el agua que estaba dentro. Qué hay dentro de nosotros que nos aguanta de poder caminar hacia la voluntad de Dios? Qué aspecto de nosotras mismas aguanta o nos ha detenido y Dios desea que desechemos eso, lo dejemos a un lado y avancemos hacia su propósito prestando atención al centro, prestando atención a lo que Dios desea hacer.

El próximo punto que quiero mencionar, tenemos que renovar continuamente nuestro entendimiento. Si nosotras mismas podemos ser el impedimento tenemos que trabajar internamente y por eso este próximo punto. Tenemos que renovar continuamente nuestro entendimiento.

Somos transformadas y siendo transformadas al renovar nuestro entendimiento podemos hacer la voluntad de Dios. Esto es un proceso continuo. Efesios 4:22 al 24 dice:

“Y renovaos en el espíritu de vuestra mente,” pero en el contexto esa renovación de vuestra mente tendría su fruto en la conducta moral y en la conducta con las demás personas. En otras palabras, en el diario vivir.

Romanos 12:1 al 2. Quiero observar brevemente esos versículos. El Apóstol Pablo dice, “Así que, hermanos, os ruego por la misericordia de Dios que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios que es vuestro culto racional.”

Cuando dice ‘así que’ me implica que lo que ha dicho antes, por causa de lo que ha dicho antes debemos hacer lo que está diciendo ahora. Y qué es lo que ha dicho antes, el Apóstol Pablo en Romanos estaba hablando de las grandes misericordias de Dios, de la salvación por gracia, de la justificación por gracia, de la presencia del Espíritu Santo en nosotros, de la gloria venidera, de que somos hijos/hijas de Dios, de que somos coherederos con Cristo y en vista de todas estas misericordias, Pablo ruega y pide y exhorta a que hagamos una renovación y consagración continua ante nuestro Dios, que presentemos nuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios. Todo nuestro ser, porque este es nuestro culto racional.

Y la palabra que se utiliza ahí para culto significa servicio, y en sus orígenes era no esclavitud sino aceptación voluntaria del trabajo. Este culto racional que le damos a Dios tiene que ser voluntario, tiene que ser de corazón, tiene que ser de entrega genuina y este tipo de adoración que tenemos que dar a Dios o servicio que tenemos que dar a Dios es un servicio lógico, de acuerdo con la razón, es un servicio que es genuino del corazón pero con entendimiento. No hacemos las cosas a lo loco, no hacemos las cosas… sale de esta forma, pues como salga. No. es una entrega total de todo nuestro ser, de toda nuestra mente, de nuestro corazón, es una adoración lógica.

Y adoración lógica implica el servicio que es digno y apropiado de una criatura racional. Es un servicio inteligente. Es un servicio con consciencia, es un servicio con conocimiento así que lo que Pablo está diciendo es en reconocimiento de lo que Dios ha hecho por nosotros yo les exhorto a que hagan consagración a Dios completa de sus cuerpos, todo su ser, como sacrificio vivo, santo y agradable.

Una consagración de mente, de corazón y con entendimiento. En la vida práctica podríamos decir, toma toda tu vida, en el trabajo, hogar, escuela, y todo lo que debes hacer cada día y ofrécelo como un acto de adoración.

“No os conforméis a este siglo – versículo 2 – sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.”

Si queremos saber cuál es la voluntad de Dios para nuestra vida tenemos que transformarnos, tenemos que renovarnos y no podemos conformarnos a este siglo. Y la palabra conformar significa dar la misma figura o apariencia de, y está en la voz pasiva y esto significa que no podemos conformarse uno mismo.

Tu misma, yo misma, no me puedo conformar o acomodarme a este siglo. Y a este siglo se refiere a la manera de vivir de este mundo. No podemos tomar la forma en mente y corazón de este mundo. No podemos tomar un patrón diferente al patrón que tenemos en el reino de los cielos, a lo que somos en Dios, hijas de Dios, hijas del Dios todopoderoso. No podemos asimilar las cosas de este mundo y tomar la forma de este mundo como el camaleón.

El camaleón se confunde sus tonalidades y usted ve un camaleón cerca de un tronco de un árbol y se confunde, usted no sabe porque cambia de color conforme a lo que está cerca de él. No podemos cambiar de color conforme a lo que nos rodea. Nuestro color son los colores del reino de los cielos. Tenemos que ser transformada nuestra mente y nuestro corazón cada día para poder comprobar cuál es la voluntad de Dios, agradable y perfecta.

Y dice ‘transformaos’ y el término transformaos es metamorfos, meta implica cambio y morfos implica forma. Y del tiempo del verbo lo que significa, tiene la fuerza de seguid siendo transformada. Así que no nos acomodemos nosotras mismas a este mundo que nos rodea. Y luego se nos dice, seguid siendo transformadas. Es un proceso continuo, transformando nuestra mente y nuestro corazón no acomodándola a los patrones y principio de este mundo.

Nuestra sociedad en estos tiempos aprueba lo que no se aprobaba antes. Y en la iglesia – no en este – pero en la iglesia se están colando los patrones del mundo. No podemos tomar la forma de este mundo sino que tenemos que seguir siendo transformadas continuamente. Y es una acción nuestra, disponiendo nuestro corazón y nuestra acción.

Y cómo ocurre esa transformación? Por medio de la renovación del entendimiento de la mente, por medio de la renovación y la renovación implica hacer por primera vez de nuevo algo. Cuando usted y yo nos convertimos al Señor nacimos de nuevo. Ese mismo término es el que se utiliza aquí. Renovar, cada día renovarnos en el Señor. Cada día renovar nuestra mente nuevamente. Cada día procurando hacer la voluntad de Dios.

Y cuando hacemos eso, cuando nos renovamos continuamente podemos ver que estamos ajustando la visión moral y espiritual de nuestro pensamiento a la mente de Dios. La visión moral y espiritual conforme al reino de los cielos y va a tener su propósito para llevar a cabo un efecto transformador en nosotras, ajustando nuestro pensamiento, ajustando nuestra visión, ajustando lo que permitimos que entre a nuestra mente y a nuestro corazón y somos transformadas día a día para poder entender cuál es la voluntad de Dios para nosotras.

Y si todas estas palabritas griegas suenan un poquito difíciles, yo se los voy a poner más sencillo. A veces nos acostumbramos a vestir de cierta manera, especialmente a ciertas edades – yo estoy en los 50. Las jóvenes quizás esto no les cae mucho. Pero nos acostumbramos a vestir y a peinarnos de cierta manera y color de pelo de cierta manera y pasan los años y seguimos con el mismo color y con el mismo estilo. La moda cambia – yo trato de estar al día con la moda, pero un poco conservadora, pero me gusta el asunto de la moda. Pero a veces las modas cambian y uno con lo mismo, con el mismo estilo, otro color pero el mismo estilo y trata de cambiar y la hija o la amiga más joven te sugieren, tu sigues con lo mismo y lo mismo.

Había el caso de una mujer que tomó la determinación de hacer unos cambios y comenzó a comprar piezas para su atuendo, piezas importantes. Hizo su inversión fuerte – yo no lo voy a hacer – con una diseñadora y primero compró una pieza particular que era esencial y que tendría bastante uso para su atuendo. Compró esa pieza y cuando le llega porque era lo que la diseñadora determinara, imagínese. Invierte dinero, compra la pieza, le llega la pieza y cuando le llega no le gustó. Y ella no era que tuviese mucho dinero, hay quien puede, yo no puedo, pero hay quien puede, pero hizo un tremendo esfuerzo y no le gustó y estaba defraudada, frustrada. Después de pagar a una diseñadora – pero sabe por qué estaba frustrada? Porque no quería transformar su manera de pensar en cómo vestirse. Así que no importa la pieza que la diseñadora le enviase hubiese pasado lo mismo.

Pero llega un momento en que se decide ponerse la pieza y sabe qué hizo? She made a statement con lo que se puso, impresionó cuando llegó a su trabajo. Y de ahí en adelante comenzó a gustarle, le comenzó a gustar el cambio porque su mente comenzó a ser transformada. A veces estamos muy acomodadas a este mundo y es necesario transformarnos. Tener que permitir que el diseñador por excelencia nos transforme día a día. Tenemos que ponernos en la mano del diseñador. Solo así vamos a comprobar cuál es la voluntad de Dios agradable y perfecta.

El próximo punto que quiere mencionar es que tenemos que estar enfocadas y que nada nos distraiga. Enfocadas en el centro, en el punto central, no en la circunferencia. La circunferencia tiene relación con el centro pero nosotros vamos a estar enfocadas en el punto central, enfocadas mirando hacia arriba, poniendo la mirada, dice el Apóstol Pablo, en las cosas de arriba.

Y cuando el Apóstol Pablo en Colosenses 3:1 menciona esto el término que utiliza implica poner la mente, pensar de cierta forma en cuanto a algo. Y esto tiene que ver otra vez con entendimiento, tenemos el raciocinio que Dios nos ha dado y Dios desea que lo pongamos en práctica para poder hacer su voluntad. Enfocadas y poniendo la mirada, nuestra mente, nuestro corazón en las cosas de arriba, mirando el panorama general, mirando la circunferencia de lo que nos rodea pero enfocadas en el punto central.

Cuando usted está manejando y usted tiene que estar enfocada porque sino no llega al lugar. Pero cuando usted está manejando usted está mirando hacia el frente. Si usted mira hacia el lado va a chocar y va a tener un accidente y aunque tiene los espejos retrovisores usted tiene que estar procurando tener balance en cuándo mira hacia atrás por el espejo. Pero si usted baja su mirada usted va a chocar. Tenemos que estar enfocadas en el propósito de su voluntad, enfocando hacia el punto central.

A veces estamos queriendo estar enfocadas y estamos orando, sí, Señor, lo que tu quieras para mí y estamos orando por el propósito de su voluntad y de momento, ay, las habichuelas y el arroz! Que la nena llega a cierta hora, sí, Señor, okay. Y nos desviamos nuestra mente, nuestra oración para el otro lado. Y nuestro enfoque se va y tenemos que someter nuestra mente y nuestro corazón, mirando hacia arriba. Nuestras antenas espirituales enfocadas, alertas para detectar por dónde Dios va y por dónde también el enemigo quiere venir para impedir e interrumpir el paso de lo que Dios tiene para con nosotros.

Enfocadas también no solamente mirando hacia arriba sino también a mí me gusta, mirando desde arriba, tomando una posición en las alturas, mirando como Dios ve, mirando como las águilas. Desde las alturas las cosas se aprecian mejor. Cuando viene una situación en tu vida en vez de desesperarte, y qué hago, Señor, ayúdame a ver como tu lo ves. Guíame, Señor, para entender tu voluntad en medio de esto que no entiendo. Las águilas tienen una visión aguda que les permite visualizar potenciales presas a distancia, en particular el águila real posee dos puntos focales, uno para mirar de frente y otro para localizar la mirada hacia los costados escudriñando a la distancia. Nosotros tenemos que ser como las águilas en el sentido espiritual.

Ojos espirituales, mirando desde arriba y mirando a la distancia. El águila real puede ver 8 veces más lejos que lo que ven los seres humanos. Por ejemplo, puede ver un conejo a 2 millas de distancia. Cuando nuestra mente es transformada, cuando somos transformadas constantemente vemos a la distancia lo que tengamos que ver porque estamos mirando con los ojos espirituales.

Nos podemos proyectar hacia el futuro, podemos planificar el futuro, nos visualizamos en el futuro y en el centro de la voluntad de Dios, hasta donde alcance tu visión hasta ahí vas a llegar. Así que para tener una visión extendida, larga, hacia la voluntad de Dios transformémonos constantemente. Mirando desde las alturas, bajo la unción y la gracia del Espíritu Santo las águilas levantan su vuelo cuando viene el aire caliente, cuando el aire caliente del Espíritu Santo viene a tu vida, levanta vuelo para que puedas mirar desde las alturas.

Enfocadas aunque vengan obstáculos, no mirando los obstáculos sino que lo que va está más allá de ese obstáculo. Todos tenemos obstáculos en nuestra vida, todos tenemos situaciones que se presentan cuando menos uno se la espera, pero tenemos que mirar más allá del obstáculo y si hay que darle una patadita al obstáculo se lo damos, y si hay que saltar saltamos, y si hay que tomar por el lado del obstáculo, si no puedo saltar porque tengo mi pierna un poquito afectada, okay, me voy por el lado, paso y rodeo pero sigo caminando hacia la voluntad de Dios.

Recuerda que a veces tu puedes ser tu propio obstáculo. Enfocadas y rodeándonos de personas enfocadas. María estuvo 4 meses en la escuela de Elizabeth. Cuando Dios se le revela la voluntad de Dios para su vida, no se fue a descansar, no se fue a considerar cosas, se fue donde estaba la bendición de Dios, se fue donde había ocurrido lo imposible porque con ella también ocurriría lo imposible. Y se quedó 4 meses en casa de Elizabeth, 4 meses contemplando el propósito de Dios, 4 meses enfocada en el propósito de Dios, entra a la escuela de Elizabeth.

Pégate a personas que estén enfocadas, no en personas que te quiten tu visión sino a personas que estén en el centro de la voluntad de Dios y te ayuden a caminar a tu también estar enfocada en el centro de la voluntad de Dios.

Tenemos que tener visión enfocada cada día y hacia el futuro, porque a veces pensamos centro, apuntando y estaba hablando de cosas futuras, el plan de Dios futuro, pero Dios tiene su voluntad para cada día de nuestras vidas. Procuremos hacer lo que es la voluntad de Dios para el día de hoy. Hay tiempos de espera para otras cosas pero cada día Dios tiene su voluntad para nosotros. Hay ocasiones que a veces estamos haciendo la voluntad de Dios y no lo sabemos.

No siempre las cosas vienen por revelación, Dios se puede revelar, tener una revelación sobrenatural cada día, pero en nuestro diario vivir Dios se está moviendo y estamos haciendo su voluntad y a veces no nos damos cuenta pero lo estamos haciendo. A veces estamos haciendo la voluntad de Dios y no lo sabemos.

Vemos un niño jugando en el círculo. Está ahí jugando bien cerca del centro pero él no lo sabe. Asimismo debemos vivir la vida cristiana cada día, creyéndole a Dios cada día, haciendo lo que tenemos que hacer cada día en el centro de su voluntad.

El último punto a mencionar. En la espera hay que mantener un sentido de expectativa y seguir creyendo. Tenemos que ejercitar nuestra fe y someternos a Dios pero también tenemos que entender que Dios tiene un tiempo específico para lo que va a hacer. En ese proceso y en ese tiempo de espera hay que estar en expectativa y continuar creyendo.

Estamos embarazadas de la voluntad de Dios. Una mujer embarazada está en expectativa de la llegada de este bebé. Así que solteras o no todas estamos embarazadas hoy, solteras o casadas, estamos embarazadas del propósito y la voluntad de Dios para nuestra vida. Y una mujer embarazada disfruta y observa los cambios que se van dando en su cuerpo. La mujer embarazada tiene gozo, alegría por ese niño, esa niña, esa criatura que ha de venir y nosotros espiritualmente hablando tenemos que gozarnos con lo que Dios tiene para nosotros mientras estamos en espera, mientras estamos en la expectativa.

Vamos a experimentar cambios que no son cómodos, porque en un embarazo hay cambios que no son cómodos, pero nos gozamos por lo que ha de venir. Experimentamos cambios en nuestra trayectoria espiritual y ministerial, cambios que son cómodos a veces por hacer la voluntad de Dios pero enfoquémonos hacia la voluntad de Dios porque al final nos vamos a gozar al alcanzar lo que Dios tiene para nosotros. Tenemos que ajustarnos a los cambios que nos llevan a la voluntad de Dios, hacer los ajustes necesarios y seguir caminando.

Tengamos cuidado, por otro lado, de no tener un embarazo ectópico o un embarazo utópico. El embarazo ectópico o extra uterino es cuando el óvulo es fecundado y se implanta fuera del útero, casi siempre en las trompas de Falopio, y qué pasa con ese embarazo? Se pierde porque no está en el centro, no está en el útero donde tiene que estar. Cuidado que no tengamos este tipo de embarazo, que no estemos en el centro y se pierda todo lo que hagamos porque no estamos en el centro de la voluntad de Dios.

O cuidado de tener un embarazo utópico o psicológico donde la mujer cree estar embarazada pero en realidad no lo está. Pero el cuerpo responde como si estuviera embarazada y hay cambios en el cuerpo como si estuviera embarazada, pero no lo está. Y ¿sabes qué? Hoy en día hay tantos y tantos – y yo menciono esto no para criticar sino para ayudarnos a abrir nuestros ojos – mensajes motivacional y yo tengo que predicar también mensaje motivacional, hoy mismo lo estoy haciendo aunque tiene base bíblica sólida, pero hoy en día hay tanto mensaje motivacional que predomina tanto, domina tanto el mensaje lo motivacional que hoy en día todo el mundo tiene que tener un sueño grande, hoy en día todo el mundo tiene un llamado para un ministerio grande y todo es en grande.

Y si Dios te ha dicho que va a ser algo grande camina hacia lo grande que Dios tiene contigo, pero Dios tiene diferentes llamados, diferentes ministerios, diferentes dones y lo que Dios tiene contigo es contigo y es de la forma que él determina hacerlo, así que cuidado que no tengamos un embarazo utópico y estemos deseando la voluntad de Dios por algo que escuchamos y nos tratemos de apropiar de eso pero no sea eso lo que Dios quiere para nosotros.

María no tenía un embarazo ectópico ni tenía un embarazo utópico, María estaba en el centro de la voluntad de Dios. Así que en el tiempo de espera mantengámonos en el centro de la voluntad de Dios, en el tiempo de espera mantengamos la expectativa y sigamos creyendo. Siempre vamos a tener que trabajar con el elemento de no conocer cuándo lo que Dios nos ha dicho se va a cumplir. Eso es algo que siempre lo vamos a tener que trabajar con ello, pero mientras trabajamos en la espera, mantengamos nuestra fe. Sigamos creyendo.

Cuando se asoma la duda en medio de la espera, no temas, sigue creyendo, se le dijo a Jairo. Cuando se asoma la duda son pensamientos que vienen, renueva tu mente. Alguien dijo, si usted va a dudar de algo, dude de sus dudas, no dude de la palabra de Dios, no dude de su fe, duda de tus dudas y cree tus creencias.

Y ya casi termino sin dejar de decirles esto, cuando hablo de la voluntad de Dios tengo que mencionar el punto de que la voluntad de Dios a veces es un misterio. Charles [Inaudible] dijo, su soberanía aunque es inescrutable tiene dominio sobre todos los impedimentos, todas las aflicciones, todos los momentos de impotencia. Su soberanía está en actividad a través de todas las decepciones porque tenemos decepciones, de todos los sueños rotos porque hay sueños rotos, y de todas las dificultades que persistan, y aún si no podemos comprender totalmente el por qué de las cosas, Dios lo sabe.

Aún cuando no podemos explicar las razones, él entiende y cuando no podemos ver el final, porque a veces apuntamos al centro pero no vemos el final, él está ahí dándonos su aprobación: Sí, ese es mi plan. Tu sueño no se ha desvanecido en las manos de Dios. Dios lo está perfeccionando, Dios lo está delineando. A veces yo no veo claramente por dónde Dios va, pero yo sé que estoy apuntando hacia el centro de su voluntad.

Tenemos que creer a Dios, tenemos que escuchar su voz, tenemos que obedecer con atrevimiento, tenemos que renovar continuamente nuestra mente, tenemos que mantenernos enfocadas y a la expectativa manteniendo la fe, entonces somos bienaventuradas y podemos decir que estamos en el centro de su voluntad.

Debemos tener una visión amplia, no limitada a nuestro propio punto. Mantente observando el panorama del plan divino para con tu vida y la iglesia en medio de una sociedad que continuamente cambia sus parámetros sociales y morales. Mantente en expectativa y presta atención a por dónde Dios va contigo y cómo en el rompecabezas del plan de Dios para su pueblo, tu eres una pieza importante. Y tenemos que ubicarnos y estar en el lugar preciso, en el centro de su voluntad.

María tenía en su corazón la revelación divina, en su vientre llevaría al Mesías. Qué tienes en tu corazón? Qué tienes en tu vientre? María esperaba la primera venida del Mesías. Nosotros esperamos su segunda venida. Hay un sentido de urgencia de Dios para su pueblo, sacudámonos del letargo y la comodidad. Cristo viene pronto. Atrévete a vivir en el centro de su voluntad.

Puestos de pie, por favor. Te adoramos, Dios. Te adoramos, Señor. Quiero hacer un llamado para si hay alguna persona que no conoce al Señor en su corazón, que no ha recibido al Señor en su corazón, el primer paso para entrar en el centro de la voluntad de Dios es venir a él. Si lo que hemos compartido en este día ha tocado tu corazón, Dios está trabajando contigo, necesitas al Señor, ahí donde estás levanta tu mano. Yo quiero orar por ti. Alguien quiere recibir al Señor? Las demás hermanas, por favor sus manos bajadas, solo quiero ver si hay alguna mano de alguna mujer, alguien que quiera recibir al Señor hoy. Queremos darle la oportunidad de comenzar a entrar en el centro de su voluntad. Hay alguna mano levantada? Sino vamos a orar.

Padre, te damos gracias por tu palabra, te damos gracias, Espíritu Santo. Padre en esta hora, Señor, disponemos nuestro corazón para decirte que queremos ser transformadas día a día en ti, para poder caminar conforme a tu propósito, para poder entender cuál es la voluntad tuya para con nuestras vidas. Te decimos que queremos obedecerte, queremos someter nuestra mente y nuestro corazón a ti, Señor, y queremos ser como María, las Marías de este tiempo, las Marías que tu tienes, Señor, para estos tiempos, para proclamar tu palabra, Señor, para alcanzar al que no te ha conocido, para bendecir al que esté en necesidad, para llevar a cabo, Señor, tu propósito en esta tierra y en esta sociedad.

Padre, sostennos, ayúdanos y aquí estamos, Señor, corazones abiertos a ti para que tu nos uses, Señor. Corazones abiertos a ti para que tu nos uses y dispuestas a escuchar tu voz y a obedecerte con denuedo y con atrevimiento. Gracias, Señor. Gracias, Señor, te damos en esta hora. Amén.