El Dios que nos guarda sin caída

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El libro de Judas es una carta súper interesante, muy recta, muy directa en muchas cosas. Me encanta la claridad y la transparencia con que escribe este apóstol. Y esta carta lee así ¿saben? Cuando yo leo esta carta, yo leo como un signo de exclamación. Ustedes conocen el signo de exclamación, cuando hay un palito largo y un puntito. Y vamos a leer el puntito.

Es como que llega, llega, llega, pum, hasta el punto. Y el punto es como si esta carta terminara con fuegos artificiales por donde quiera, en esta doxología. Estos son, para mí, dos de los versículos tal vez más preciosos que se encuentran en el Nuevo Testamento. Beautiful. Versículo 24 y 25. Y solamente hay un Capítulo. Si quieren, capítulo 1, no hay un Capítulo 2. Versículo 24 y 25.

Es más, hermanos, les recomiendo si nada más esta noche cuando lleguen a la casa, antes de acostarse, usted no sé cuál sea su rito, se da su bañito, tal vez se toma su cafecito, su tecito. No prenda la televisioncita para que no se le vaya la uncioncita tampoco. Y antes de acostarse, recite este texto y léaselo al Señor. Léaselo al Señor. Haga lo suyo y dígale: “Aquel que es poderoso para guardados sin caída”. Diga “sin caída”. Y presentaros sin marcha delante de su gloria con gran alegría, al único y sabio Dios, nuestro salvador, sea gloria y majestad. Imperio y potencia. Ahora y por todos los siglos. Dos versículos. Y uno puede estar predicando por semanas estos dos versículos, pero nos vamos a concentrar en algo que a mí me agarró el Señor, me bendijo tanto a través de eso y he estado yo meditando, ha sido de tanta bendición para mí.

Se me ocurre que en la primera línea de esta, lo que se llama una doxología. Doxología, que quiere decir una alabanza al Señor, escrita, como un poema a Dios. En esta doxología, un canto de alabanza al Señor, comienza él con esta declaración “Aquel que es poderoso para guardados sin caída” y se me ocurrió esto. Fíjate, el Señor me dijo ¿Sabes Samuel? El autor aquí está celebrando a Dios en otras razones, por cosas que aún no le han sucedido. Cosas que aún no le han sucedido ¿Se dan cuenta? El que me ha librado de caídas y tropezones de las cuales Dios los libró y sólo Dios sabe cuáles son. Él lo adora por guardarlo de cosas desconocidas que Dios no permitió que le sucedieran.

O sea, él está adorando al Señor por una protección encubierta, una bendición oculta aún a él. Cosas que aún no le han sucedido, que Dios no permitió que le sucedieran. El Señor en su misericordia fue un escudo y lo guardó. Hermanos, en esta noche, nosotros tuvimos un tiempo muy deliberado. Yo creo que la manifestación del Espíritu Santo que nosotros recibimos es la liviandad de algo así. Dar lectura al Espíritu de Dios. Liviana su corazón para que como un corazón que ya ha entregado sus caldas al Señor, usted queda libre para disfrutar de la plena belleza del Espíritu del Señor. Por eso nosotros traemos nuestras peticiones al Señor. Por eso nosotros, por eso él nos invita a traer nuestras intenciones delante del Señor.

Pero sabe, usted tal vez en esta noche está muy al tanto de sus luchas y de sus pruebas y de las cosas que le han afligido, supongo. Puede ser del tamaño del dolor de cabeza a las cosas mucho más serias. Nosotros traemos al Señor quebrantos que no se van de una noche a la mañana, quebrantos crónicos que se quedan con su vida. Hay de todos tamaños, aflige al pueblo de Dios. Y no le tengo que recordar a usted, es muy experto en eso. Pero eso es solo parte de su historia. Esa es la parte de la historia la cual usted puede contar. Esa es la parte, si nosotros nos sentáramos en Iaho, o en Flower, o en Merengue a tomar un café y te digo: “Dime tu historia”.

Tal vez podamos llenar las horas en que usted me puede contar sus tropezones, sus luchas, sus pruebas, las cosas que… sus cargas. Pero es sólo parte de la historia. Es mitad de la historia. Mitad de su historia. Fíjate. Es su historia, y le digo en esta noche que usted solamente conoce una parte. Pero un día, cuando veamos a Dios, me encantó. Where are you? Thank you. Thank you. I love that song. I don’t know where it came from but you know. By popular claim, bringing it back. Porque un día cuando veamos a Dios, él correrá el velo. Él correrá el velo. Y nos mostrará la otra parte de la historia. La palabra dice que en ese día, nosotros ahora vemos como si fuera a través de un espejo oscuro, un vidrio, digamos, empañado, es lo que quiere decir esa palabra.

Pero un día, dice la palabra, que lo conoceremos interesantemente. Dice con Dios, lo conoceremos como hemos sido, como hemos sido. Conocido. O sea, el Señor te va a mostrar a ti mismo la otra mitad de tu jornada. Cosas que ahorita son un misterio para ti. Todas las cosas de las cuales él nos protegió sin nosotros darnos cuenta. La manera en que él luchó por nosotros, protegiéndonos de un enemigo vengativo. Hermano, te aseguro, si el diablo hubiese salido con la de él, por más ardua que ha sido su vida, por más agonizante y crónica que ha sido su prueba, si sale el diablo con la de él, no queda nada de ti. Si sale el diablo con la de él, no queda nada de ti. Sin ese pare divino, sin ese escudo eterno, no quedaría nada. Es su blanco, su carne es su vida ahorita.

Eso, para Satanás, va y viene. Él está detrás de tu alma, detrás de tu bienestar, te quiere destruir. Pero Dios estuvo allí. Estuvo allí protegiéndonos, estuvo allí cubriéndonos. Declara la palabra que nosotros descansamos bajo las alas del Altísimo, bajo su sombra. Desconocidamente mil caen a nuestro lado. Desconocidamente, diez mil caen a nuestra izquierda. Ni siquiera nos damos cuenta. ¿Te das cuenta tú de la pestilencia que anda en la oscuridad o de los dardos que vuelan de día? Usted no se da cuenta. Un día de estos, el Señor correrá el velo y usted se dará cuenta lo fiel que el Señor ha sido su protector. Que comparado, hermanos, comparado a las cosas que sí usted llegó a experimentar, usted se va a dar cuenta si eso fue una mera molestia comparado a lo que me hubiese acontecido si no hubiese sido por el Señor. Si no hubiese sido por él.

Si no hubiese sido por su filtro, por su escudo. La palabra habla de muros de fuego a nuestro alrededor. La palabra promete que ninguna alma forjada contra ti prosperará. Por algo lo dice el Señor. Y un día de estos, el Señor te lo va a revelar, conocerá como ha sido conocido, la manera que hoy, ahora, Dios ha sido tu protector y te ha guardado de caídas. Ahora, ¿por qué importa esto? Yo le entrego dos razones, porque es [inaudible] esta noche. Aparte de una linda meditación que usted vaya a su casa esta noche imaginando ángeles a su alrededor. Con su espada desvainada, sus dientes rugientes, contra todas esas almas y los jueces que quisieran entrarte, fíjate. Pero el Señor no lo permite. El Señor no lo deja, te ama demasiado. Te vigila, te guarda ferozmente.

You’re gonna know. You’re gonna know. Te vas a dar cuenta. ¿Por qué importa esto, mis hermanos? Por dos razones. Primero. Hay cosas que sí Dios ha permitido llegar a su vida. Esas pruebas, esas aflicciones, esas tribulaciones. Si el Señor es nuestro filtro, lean el libro de Job. ¿Por qué se escapa una o dos? ¿Sabes por qué? Usted puede confiar que este Dios que te ha guardado de caídas, si permite Dios lo que permitió, es con un propósito redentor. Será para bien y no para mal. Allá lo conoceremos. Hoy caminas por Fe. Allá conoceremos toda la historia, el por qué de esa aflicción, el por qué de esa tribulación, la confianza que el Señor te ha dado ¿Sabes? El Señor declara que él, la palabra te promete que usted no será tentado más allá de lo que usted podrá sobrellevar.

O sea, es un… Mire sus aflicciones como un cumplido de Dios. Wow, God thinks I can handle this. El Señor cree… porque yo no creo que puedo con esto. Pero Dios por alguna razón cree que tengo el stuff, tengo la madera para lidiar con esto. Bueno, Señor, por algún bien será porque yo confío en ti y tú eres el que me guarda de caídas. Y yo sé también ¿Sabes Señor? Tu palabra también prometa que todo obra para bien para aquellos que aman a Dios y son llamados por su propósito. Algún bien, alguna obra redentora, algo, alguna bendición, algo en mi carácter será puesto en orden. Algo, algún lado, una faceta del rostro de Dios yo veré a través de esto. Saldré de este proceso. Este es el lavacarros de Dios, que el Señor está haciendo una obra eterna en mí.

Está formando en el hombre, en la mujer que en mi corazón yo sé que soy, que él me revela que soy. Esa es la fragua, el horno que separa el oro de la basura. Y lo que saldrá de esto brillará. Si tu Dios te guarda de caídas, y permite X que llegue a tu vida, para alguna bendición será. La segunda razón, mis hermanos, en esta noche que yo les insto que piensen cuando lleguen estas cosas, declaren al Señor. Usted tiene su garantía que tu Dios te guardará de caer. Hermano, cuando venga lo que venga, lo inesperado, lo intolerable, lo que te desilusiona, lo que reprograma tu vida, sosténgase, deje que esas aguas pasen por un momento. Pero sobre sus pies declara “mi Dios me guardará de toda caída”.

En el nombre de Jesús, no importa lo que venga, él no me va a permitir caer. Él no me va a permitir caer. Venga lo que venga, el Señor me sostendrá. Yo puedo confiar que mi Dios fielmente, me guardará de toda caída. Pongámonos de pie, hermanos. Pasemos, demos la ofrenda antes de ser despedidos.

Ahora mi hermano, te invito, bajen sus rostros por un momento, vamos a ser despedidos. Hermanos, si usted, una palabra sencilla pero una palabra bastante importante, y si usted prestó atención y lo pone por obra, usted será indestructible. Indestructible. Indestructible, mi hermano. No hay un ejército que Satanás pueda o el mal contraer. ¿Sabe? Las puertas del mismo infierno no [inaudible] contra ti. Contra un alma que conoce a su Dios, que conoce a la obra de su Dios por él.

En nombre de Jesús, Padre, yo declaro bendición sobre tu pueblo. Señor, yo declaro que sus vidas tienen razón, que sus vidas tienen orden, que sus pruebas es para algo, Señor, ennoblecerlos, purificarlos, maestro, hacerlos más como tú. Señor, todo lo que viene de tu mano es bendición. Te recibimos. Venga lo que venga, Padre, tu pueblo te bendice porque seguimos un Dios que nos guarda de toda caída. Nos protege sin mancha, sin mancha, hasta el día de su gloria, y yo declaro que eso será el fin de cada hombre, de cada mujer, de cada niño, de cada anciano, de cada joven que aquí se encuentra. Yo declaro que su fin será un fin de victoria. Yo declaro que tú eres su escudo, mi dios, y podemos confrontar el día seguros que nuevas son tus misericordias cada mañana.

Y tu pueblo puede salir de este lugar a lo que venga en victoria para la gloria de tu nombre, hasta que te veamos en gloria y te demos las gracias en persona, mi dios. Hasta ese día que el velo será corrido y conoceremos tu gloria en persona. Guárdanos maestro, bendice a tu pueblo, en el nombre de Jesús.