¿Qué dice el cielo de tu vida?

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Me encanta porque hay tanto colombiano. Gloria a Dios. Eso hace que nos sintamos mucho más en casa. Vamos al Evangelio de Mateo, capítulo 16, versículos 13 en adelante.

“…Viniendo Jesús a la región de Cesarea de Filipo, preguntó a sus discípulos diciendo, “¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del Hombre?” Ellos dijeron, “Unos, Juan el Bautista; otros, Elías; y otros Jeremías, o alguno de los profetas.” Él les dijo, “¿Y vosotros quién decís que soy yo?” Respondiendo Simón Pedro dijo, “Tu eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente.” Entonces, le respondió Jesús, “Bienaventurado eres Simón, hijo de Jonás, porque no te lo reveló carne ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos.”

Y aquí tenemos una escena muy hermosa. Jesús está con sus discípulos y él hace dos pregunta a sus discípulos, la primera es, ¿qué dicen los hombres afuera, en la calle, por donde ustedes caminan, quién soy yo? Y fue tan fácil responder esta pregunta, ellos dijeron, “Unos dicen que tu eres Elías, otros dicen que tu eres Jeremías, otros que eres alguno de los profetas.” Pero luego el Señor les miró a ellos y les dijo, “¿Y ustedes quién dicen que soy yo?” era otro concepto, porque ellos habían caminado con el Señor 3 años, habían comido con él, habían vivido con él, habían recibido sus enseñanza. Lo conocían no como lo conocían las multitudes, lo conocían de cerca.

Y hubo un silencio y al poco tiempo solo una voz, la de Pedro, se levantó e hizo la declaración más hermosa que podemos encontrar, “Señor, tu eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente.” Y Jesús le dijo, “Eres bienaventurado porque lo que tu acabas de decir, no te lo reveló ni tu carne ni tu sangre, fue una revelación de mi Padre que está en los cielos.”

Él estaba pidiendo la opinión de afuera y él estaba pidiendo la opinión de adentro. Y ese es el título de mi mensaje para esta tarde, ¿Qué dice el cielo de tu vida? Jesús no estaba preguntando una opinión porque tuviera una crisis de identidad. Cuando vivimos en una crisis de identidad vivimos una vida de mucho estrés, porque queremos mostrar a otros lo que realmente no somos.

No había crisis de identidad en él, no había crisis de propósito, él sabía quién era y sabía a lo que había venido y en esto cuando tu y yo llegamos al punto en nuestra vida cristiana de saber quiénes somos, no lo que hacemos, sino quiénes somos, y qué es lo que Dios nos ha encomendado para hacer, es lo que llamamos una vida de éxito. Saber para qué existo, quién soy y para qué estoy en la tierra.

Y es tan hermoso porque no había crisis de identidad en él. Él sabía quién era, sabía a lo que había venido, pero vivimos en un mundo donde realmente las opiniones de otros nos esclavizan. Hay gente que vive esclava del qué dirán, entonces se vive una vida para querer agradar a otros. Usted ve las campañas políticas, se habla de un experto de imagen para poder proyectar una imagen en la campaña de alguien que la verdad no es. Y esto se ha permeado en la vida cristiana. Yo entiendo las luces, yo vi iglesias donde antes de yo salir acá me tienen que maquillar. Y digo, pero si yo lo hago bien, me conozco, sé qué usar, sé qué me queda bien.

Y se ha permeado de tal forma que vivimos en la vida cristiana en una dimensión de apariencia, proyectando una personalidad y personalidad es lo que yo quiero que otros crean que yo soy, pero la realidad es el carácter lo que yo soy. Por eso alguien dijo, si quieres conocer a Inés camina con ella un mes. Por eso creo que se los dije a las mujeres, novio viene de dos palabras, uno de novio no ve nada. Es el hombre perfecto, la mujer increíble, esa es la mujer maravilla, ese es el hombre y la mujer de mi vida, nos casamos y alguien dijo que el matrimonio era milagroso porque devuelve la vista. ¿Alguien está de acuerdo conmigo?

Causar una primera buena impresión a otros es fácil, mantenerla si esa buena impresión no es verdadera, es bien complicado. La opinión es el concepto que otros tienen de usted y de mí y ese concepto puede ser acertado o no acertado, puede ser bueno o puede ser malo, puede estar basado en hechos reales o en suposiciones. Ese concepto le puede a usted favorecer o le puede desfavorecer.

Pero se ha preguntado alguna vez, ¿cuál es la opinión que Dios tiene de su vida? Siempre estamos pensando y dando y proyectando y haciendo para que otros tengan buena opinión de nosotros, y a veces caemos en un orgullo religioso, y por eso tomamos posturas religiosas.

Hay un video en Cristianos al Horno sensacional, de un niñito que entra a pedirle a su papá algo. Su papá está sentado en un sofá y el niño tiene como 5 años, y el niño llega y se para frente al papá y empieza a temblar y dice, “Oh, amantísimo padre, vengo ante tu divina presencia para apelar a tu corazón misericordioso porque yo sé que tu sabes lo que yo necesito pero hoy vengo delante de ti, oh…” y así sucesivamente. Y él sigue diciendo, “Y tu que me amas, tu que todo lo puedes, tu que no hay nada que se te esconda que yo necesito,” y el papá lo mira y todo raro, y él sigue diciendo, “Vengo ante ti para que tu me des unas monedas para ir a comprar un helado.” Dice, “Basta, basta ya. ¿Y por qué no dice, ‘Papi, dame para comprar un helado,’ y se acabó tanto aspaviento?” “Ah, como yo te veo pedirle así a Dios yo creo que esa es la forma.”

Y, amados, queremos impresionar a la gente, queremos que la gente sienta que somos tan espirituales. Conceptos, opiniones que otros tienen de nosotros. Pero, nos preguntamos ¿qué dice el cielo acerca de tu vida o de mi vida? ¿Qué opinión tiene Dios de ti? Te has detenido a preguntar ¿qué opinas tu, Dios, de mí? Porque eso realmente es lo que nos debe importar, porque esa opinión que Dios pueda tener de mi vida, determinara cómo voy a vivir mi vida, determinará cómo voy a vivirla, si voy a vivirla agradando a la gente o voy a vivir agradando a Dios.

Pero si yo camino agradando a Dios voy a terminar agradando a mucha gente y desagradando a algunos, pero no importa. Lo que importa es la opinión que Dios tiene de mí.

Y he tomado algunos personajes, son muchos, pero solo voy a hablar de algunos personajes de los cuales Dios opinó, dio su opinión. Y vamos a ir al primero del cual Dios opinó, dijo algo, el cielo habló de esa persona, y voy a comenzar con Abrahán. ¿Qué dijo el cielo de Abrahán? ¿Qué dijo Dios de Abrahán? Cuando usted va a Génesis capítulo 18, usted encuentra que Dios va a la tienda de Abrahán, Dios va a visitar a Abrahán, primeros versículo, 1 en adelante, dice:

“Después se apareció Jehová a Abrahán en el encimar de Mamré, estando él sentado a la puerta de su tienda en el calor del día. Y alzó sus ojos y miró y he aquí 3 varones que estaban junto a él, y cuando los vio salió corriendo a la puerta de su tienda a recibirlos y se postró en tierra y dijo, “Señor, – esto es una teofanía, aquí estaba la Trinidad – si ahora he hallado gracia en tus ojos, te ruego que no pases de tu siervo, que se traiga ahora un poco de agua, lavad vuestros pies, recostaos debajo de un árbol, traed un bocado de pan, sustentad vuestro corazón y después pasaréis, pues por eso habéis pasado cerca de vuestro siervo.” Y ellos dijeron, “Has así como has dicho.” Entonces, Abrahán se fue de prisa a la tienda y le dijo a Sara, “Toma pronto la medida de flor de harina, amasa y haz panes cocidos debajo del rescoldo.” Y corrió Abrahán a las vacas y tomó un becerro tierno y bueno…” y usted ya sabe el resto.

¿Qué opinión tenía Dios de Abrahán? Era que Abrahán era su amigo. Un amigo llega así a la casa de otro amigo. Un amigo no está llamando, aunque sean culturas diferentes, yo no llamo a Susan y le digo, “Amiga, ¿será que puedo ir a visitarte en este momento?” yo llego y timbro y si está abre la ventana y dice, “Ay, qué bueno que llegaste.”

La noche que llegamos de viaje fue tan hermoso, para nosotros fue algo muy especial. Siempre que viajamos a ministrar en iglesias comemos en restaurantes. Me encantan los restaurantes, pero yo soy una mujer muy de hogar. Si tu sabes que eres muy cercano a mi corazón y que tengo confianza contigo, no te vamos a invitar a un restaurante en Bogotá, te invitaremos a mi casa. Y esa noche Meche y su pastor nos invitaron a comer a casa. Esto fue increíble. Su pastor preparó la comida. Eso fue mejor. Disfrutamos mucho porque para mí tiene mucho significado, tiene un significado de cercanía, no que me disgusten los restaurantes, no, no se van a limitar por eso, pero esa noche fue muy especial. Fue como la tarde que llegó Dios a la tienda de Abrahán y es increíble que llegó en el calor del día. Habla de un tiempo difícil para Abrahán. Había esperado mucho tiempo, habían pasado casi 25 años de la promesa y Dios llegó.

Un amigo llega en el momento que más tu lo necesitas. Un amigo entra a tu casa como Pedro por su casa. Un amigo puede abrir tu nevera. Un amigo es aquel a quién tu le confías todo, le abres tuy corazón, sabes que jamás te traicionará, sabes que es leal. Puedes compartir con él. Y la opinión que Dios tenía de Abrahán era que Abrahán era su amigo, por eso Dios llegó a cualquier hora. Dios no le puso un What’s App, no le mandó un email, Dios no lo puso un mensaje de texto, Dios llegó.

Y cuando llegó, este capítulo 18 es tremendo, no solamente comió con él, no solamente compartió con él, le traía dos noticias, una buena, el año que viene Sara concebirá y dará a luz a un hijo y nacerá el hijo de la promesa. Pero la segunda, la encuentras en el verso 16. Terminan de comer, salen de la tienda y dice:

“… Y los varones se levantaron de allí y miraron hacia Sodoma, y Abrahán iba con ellos acompañándolos. Y Jehová dijo, “¿Encubriré yo a Abrahán lo que voy a hacer?”

¿Le podré ocultar a Abrahán lo que voy a hacer con Sodoma? Si es mi amigo. Yo quiero que Dios diga que yo soy su amiga. Eso es lo que yo quiero, que me vea como su amiga. Sabe, Josafat lo declaró en su oración cuando vino todo un ejército alrededor de él, cuando tuvo temor, cuando se arrodilló, cuando clamó, en Segunda de Crónicas 20:7, en su oración intercesora él dijo:

“Dios nuestro, ¿no echaste tu los moradores de esta tierra delante de tu pueblo Israel, y la diste a la descendencia de Abrahán tu amigo para siempre?”

Josafat, cientos de años después está clamando y dice, esta tierra tu se la diste a Abrahán tu amigo para siempre. Guau! en el Nuevo Testamento Santiago lo menciona en el capítulo 2, versículo 23 lo dejó registrado y Santiago dice:

“…Y se cumplió la escritura que dice, Abrahán creyó a Dios y le fue contado por justicia y fue llamado amigo de Dios…”

Pocos en el Antiguo Testamento fueron amigos de Dios, muy pocos. En el Nuevo Testamento el Señor dice, ya no les llamaré siervos sino que les llamaré amigos. En sus 12 discípulos él tenía 12, de 12 tenía 3, y de 3 tenía uno, y Dios quiere que tu quieras ser su amiga y su amigo, que el cielo pueda decir, Roberto es mi amigo. Manuel es mi amigo, es lo que yo quiero. Yo quiero tener cada día una relación tan maravillosa. A veces me río sola porque hace unas bromas increíbles, una relación cercana, de amistad con Dios.

Yo tengo una gran amiga, tengo muy buenos amigos, en cada nación Dios me ha dado el regalo de la amistad. De hecho es una herencia en mi casa. La mejor amiga de mi mamá, tuvieron 75 años de amistad, de hecho, mi segundo nombre es Leonor en honor a su mejor amiga. La mejor amiga de mi hermana mayor tiene 50 años de amistad, y la mejor amiga de mi hermana segunda tiene 53 años de amistad. Sus hijos son mejores amigos y sus nietos son mejores amigos.

Pero yo les gano a todos mis hermanos porque yo tengo el mejor amigo que es Dios. ¿Qué dice el cielo de ti? ¿Qué opina el cielo de ti? ¿Qué dijo Dios de Abrahán? Dijo, él es mi amigo, pero dijo algo más, en el mismo capítulo 18 él declaró otra cosa importantísima de Abrahán, él dijo, tengo en Abrahán una confianza generacional. Versículo 17;

“… Y Jehová dijo, ¿Encubriré yo a Abrahán lo que voy a hacer, habiendo de ser Abrahán una nación grande y fuerte, y habiendo de ser benditas en él todas las naciones de la tierra? Porque yo sé – quédese ahí, diga, porque yo sé…

¿Quién estaba hablando esto? Dios. Dios dijo, yo sé. Qué contundencia.

“…yo sé que mandará a sus hijos y a su casa después de sí, que guarden el camino de Jehová, haciendo justicia y juicio para que haga venir Jehová sobre Abrahán todo lo que ha hablado…”

Dios estaba convencido. Yo sé. Yo sé. Yo sé en quién he puesto mis promesas. Yo sé. Y no había tenido todavía a Isaac. Sara era estéril. No había descendencia, pero él dijo yo sé que el día que nazcan sus hijos, él les enseñará mi camino, él los llevará a tener temor de Dios, él les enseñará mis estatutos, él les enseñará, él marcará sus generaciones.

Amados, estamos en un tiempo tan peligroso. La iglesia necesita despertar. Usted y yo necesitamos despertar. Este es un tiempo generacional, el infierno ha desatado contra las generaciones todo su armamento. El mundo lo ha desatado. Este país, nuestros países están luchando por las generaciones, las están realmente tratando de exterminar.

¿Sabe una cosa? Si usted estudia la palabra de Dios usted sabe que una generación judía consta de 40 años. Los cambios venían cada 40 años. ¿Sabe lo que los expertos dicen hoy? no la iglesia, los expertos dicen hoy que una generación está cambiando cada 7 años. ¿Qué tiempo le invierte usted a sus hijos? Oh, ellos van a la escuela dominical. Solo una hora, 45 minutos, ni siquiera estudian en colegios cristianos, están en escuelas públicas. Es el tiempo de marcar nuestras generaciones. Es el tiempo de hacer un trabajo de poner los principios y los valores de esta palabra para que el cielo diga, yo sé, yo sé. Y el día que nuestros hijos tengan que estar en las universidades del mundo, en el río de este mundo, hay una convicción plena en su corazón. Podrán vivir alrededor del humanismo, del materialismo, de hedonismo, de todos los ismos pero ellos sabrán quién es su Dios y sabrán en quién han creído y lo que nosotros no podemos hacer lo hará él. Él pide que haga lo que tengo que hacer y Dios hará lo que yo no puedo hacer.

Cuando nació nuestro primer nieto, los que son abuelos saben de qué hablo. Mi pastor dice, “Si yo hubiera sabido lo hermoso que eran los nietos, los tengo primero, antes que los hijos.” Los nietos, como dice una canción colombiana preciosísima, son la prolongación de nuestra existencia. Los nietos son nuestras coronas, como lo dice la Biblia, los nietos son tu trascendencia generacional y cuando nacieron los nietos, bueno, uno aprendió a ser padre con los hijos, por eso es tan buen abuelo con los nietos.

Cuando nació Jonathan yo tuve el privilegio de recibirlo. El Señor sabe cómo hace sus cosas. Porque estábamos mi esposo, mi yerno y yo esperando ya que nos salieran y en eso tuvieron que mi yerno y mi esposo ir a firmar unos papeles, se demoraron como 10 minutos y en esos 10 minutos sacaron a Jonathan. Y entonces dicen, “El papá de Jonathan Frigerisi.” Y yo dije, “No está, pero está abuela, pásemelo.” Había muchos esperando niños y yo nunca olvido, yo tomé mi nieto, yo no pensé, yo lo levanté antes de besarlo y yo dije, “Dios te entrego esta tercera generación. Lo consagro desde hoy a ti para que te ame todos los días de tu vida y te sirva todos los días de tu vida.” No sé qué más dije, lloré, lo tenía levantado y hablé de su nombre, del significado, lo marqué.

Cuando bajé mi nieto, los que estaban ahí estaban llorando, inconversos. Y una me dijo, “Será que usted se puede esperar hasta que me pasen. ¿Qué significa el nombre que le vamos a poner?”

Un día gozándome, pensando en ese primer nieto, tuve temor, pensando en lo que viene sobre el mundo, en la oscuridad de este mundo, en toda la degradación moral, en todo lo que hoy estamos viendo, y tuve miedo. El Señor qué va a hacer. Y Dios habló a mi vida, me dijo, “Yo cuidé tus hijos, el mismo Dios que cuidó tus hijos cuidará tus nietos.” Han pasado 20 años, hoy ese Jonathan predica con su abuela.

Yo sé que Abrahán mandará. ¿Puede decir Dios de ti, yo sé, yo sé que Ana Sofía está marcándolos, yo sé? Los ángeles te dicen, mira, el mundo… no, no importa. Yo sé, yo sé. Dios dice, yo sé. ¿Puede Dios decir eso de tu vida y de mi vida? ¿Podemos ser coherentes en casa? ¿Nuestros hijos pueden ver a papá y a mamá en la iglesia o a mamá en la iglesia y ser coherentes con lo que ministramos en la iglesia, con lo que hablamos de Dios en la casa? Pero la vivencia que tenemos, ¿hay respaldo en mis palabras con mi vida?

En el derrumbe de matrimonios hoy, ¿podemos nosotros ser realmente el reto para ellos? Hoy que nadie quiere casarse, hoy que todo está distorsionado, ¿será que nuestros hijos y nuestros nietos pueden decir, queremos matrimonio como el tuyo? Queremos ser como tu. Queremos vivir la clase de vida que usted vivió, porque han visto coherencia entre lo que hablamos, predicamos y lo que vivimos.

Te estoy hablando a ti, papá, mamá. ¿Qué dijo Dios de Abrahán? Que era su amigo. ¿Qué dijo Dios de Abrahán? Que tenía una seguridad, confianza generacional, pero dijo algo más. Cuando usted va al capítulo 22 de Génesis, ya había nacido Isaac, ya había crecido Isaac. Los expertos dicen, los comentaristas dicen que para este capítulo 22 Isaac ya debería haber tenido unos 17 años. Mac Arthur dice que debía haber tenido unos 20 años. Bueno, ya era un muchacho. Y Dios viene y en los primeros versículos dice:

“… que Dios probó a Abrahán, y le dijo, “Abrahán, heme aquí. Toma tu hijo, tu único, Isaac, a quien amas, y vete a tierra de Moriah y ofrécelo allí en holocausto…”

Se aseguró, le dijo, “Isaac, a quien tu amas.” Porque si él le dice, “Dame tu hijo,” Abrahán habría sacrificado a Ismael y se había quitado el problema y nos había quitado el problema. Pero Dios sabía y se aseguró y Dios dijo, “Dame tu hijo, tu único, Isaac, a quien tu amas tanto.” Porque no me volviste a hacer ningún sacrificio, desde que nació Isaac, sembró un árbol tamarisco pero no levantó altar. Y Dios le dijo, “Quiero que me lo des.” Y luego le dice algo durísimo:

“…Ofrécemelo en holocausto,” no le dijo sacrificio, porque si hubiera sido sacrificio por lo menos le corta una pata, le corta un brazo, y dice, “Esto te lo ofrezco.” Parcial. Holocausto era total, era todo, … a la tierra que yo te mostraré, y usted conoce la historia. Abrahán sube la cuesta con su hijo, su hijo lleva la leña, llevan el fuego, llevan el cuchillo, llegan arriba e Isaac dice, “Papá, llevamos la leña, llevamos el fuego, ¿dónde está el cordero, papá?” Dice, “No te preocupes, Dios se proveerá.”

Está esa canción tan linda que cantaron, Jehová Jireh, tu eres mi proveedor. Dios te lo proveerá. Llegaron arriba, consiguieron la madera, hicieron el altar e Isaac seguro volvió a preguntar, “Papá, ¿y el cordero?” “Dios se proveerá.” Pero dónde está, hijo. Tu eres el cordero. Tuvo que haber no una lucha de correr, no corrió, no era un niño, pero tuvo que haber una explicación. “Papá, tu has dicho que Dios no quiere vidas humanas.” “Yo sé, hijo.” “Tu has dicho que en mí sería llamada descendencia, ¿cómo Dios va a pedir?” “No sé, no lo entiendo, pero te pidió y lo único que tengo que hacer es entregarlo. Hijo, no te preocupes, Dios va a cumplir su promesa, o él lo impedirá o te resucitará, pero yo sé que sé.”

Porque entonces cómo te explicas que un muchacho de 17 años con un hombre que ya tenía casi 120 años, ese muchacho no se fue corriendo. Isaac subió al altar, después de que lo entendió. Isaac se acostó sobre el altar. Isaac extendió sus brazos. Isaac le dijo a su papá, “Amárrame,” porque Isaac era un tipo de Cristo, usted lo sabe. Cargó la leña, Cristo cargó su cruz. Se fue voluntariamente a la cruz, Isaac fue voluntariamente al altar. Y allí Isaac conoció y oyó la voz de Dios y oyó el carnero, cuando ya lo iban a degollar, oyó el meee, y la voz de Dios, “Detente.”

Pero oyó la voz de Dios y Abrahán oyó el tercer concepto que el cielo tenía realmente de Abrahán. En el capítulo 22, versículo 12:

“…En aquel momento dijo Dios, “No extiendas tu mano sobre el muchacho, ni le hagas nada, porque ya conozco, sé, estoy convencido de que temes a Dios, por cuanto no me rehusaste tu hijo…”

Yo hablé ayer a las mujeres acerca de lo que Dios pide. En el libro de Deuteronomio capítulo 10 y lo primero que pide, que dice Moisés que pide Jehová de ti, que le temas al Señor, que tengas temor de Dios y Abrahán sabía que sabía que si Dios se lo pedía a su hijo, él se lo iba a dar, pero Dios sabía que sabía, que Abrahán tenía temor de Dios.

Déjenme preguntarle algo, ¿puede Dios decir lo mismo de tu vida y de mi vida? ¿Puede decir ese hombre y esa mujer camina en el temor a mí? No el miedo, en la reverencia, en la determinación de no hacer lo que a Dios le desagrada. Una vida de temor de Dios es una vida victoriosa, es una vida de olor fragante a Dios. ¿Qué dijo el cielo de Abrahán? Guau. ¿Puede decir lo mismo el cielo de nosotros?

Permítanme ir a otro personaje. ¿Qué dijo el cielo de Job? Capítulo 1 del Libro de Job. Usted sabe que el capítulo 1, versículo 1 se abre hablando de Job y dice:

“…Hubo en la tierra de Uz un varón llamado Job, recto, perfecto, temeroso de Dios y apartado del mal…”

Cuando usted va al versículo 6 al 8 dice:

“…Un día vinieron a presentarse delante de Jehová los hijos de Dios entre los cuales vino también Satanás. Y dijo Jehová a Satanás, “¿De dónde vienes?” Respondió Satanás a Jehová y dijo, “De rodear la tierra y de andar por ella.” Y Jehová dijo a Satanás, “No has considerado a mi siervo Job – miren lo que dijo Dios, y ¿sabe a quién se lo dijo? A Satanás. – ¿No has considerado a mi siervo Job que no hay otro como él en la tierra, varón perfecto, recto, temeroso de Dios y apartado del mal?”

Se lo dijo a Satanás. No se lo dijo a los ángeles, se lo dijo a Satanás. ¿Lo has visto cómo es? No hay otro como él en la tierra. Él le estaba mostrando su trofeo. Qué hermoso! Y Satanás le responde, “¿Cómo no va a vivir así Job si tu le has dado todo, si aun lo que tiene se lo has rodeado? Mis demonios han ido contra sus propiedades, han ido contra sus negocios y han regresado con los dientes rotos porque hay un cerco que lo protege, pero quita ese cerco y verás si no reniega de ti.”

Y yo te voy a decir mientras tu vivas en esta dimensión, habrá un cerco alrededor de tu vida, y solamente se puede romper el cerco cuando Dios lo permita, pero cuando Dios lo permite Dios estará allí y Dios te sacará de la aflicción y de la prueba y te sacará en victoria al otro lado.

Y el cerco fue abierto. Usted conoce la historia, pero Dios sabía que sabía lo que Job iba a responder. Dios dice en su palabra que él no te dejará ser probado más de lo que tu puedes resistir, sino que juntamente con la prueba él mandará la salida. Él sabe a quién le entrega ciertas dimensiones de tribulación y de prueba, él sabe que sabe en quién ha creído, como lo supo Job acerca de él. Qué tremendo es cuando pierde todo en un día, cuando pierde sus hijos, cuando pierde sus hijas, cuando pierde su ganado, cuando pierde sus obreros, cuando recibe la noticia y vienen a decirle, entonces versículo 20:

“…Entonces Job se levantó y rasgó su manto, rasuró su cabeza, se postró en tierra, con todo el dolor, y adoró, y luego habló y dijo, “Desnudo salí del vientre de mi madre y desnudo volveré allá. Jehová dio, Jehová quitó, sea en nombre de Jehová bendito. Alabado sea el Señor,” y con todo eso no pecó Job, ni le atribuyó a Dios despropósito alguno.”

No fue un hijo, fueron 10 hijos. Se quedó sin nada. Adoró. ¿Puede usted adorar en medio de la prueba? Dios puede decir desde el cielo, “Yo sé, yo sé que adorará.” Los ángeles dirán, “No es muy duro.” “Ella y él adorarán. Yo lo sé, yo sé, yo lo conozco, yo la conozco, aunque pierda todo me adorarán, aunque pierda todo.”

Hay una canción, un himno que es glorioso que es de los himnos antiguos, se llama “Todo está bien con mi alma, todo está bien.” Y lo escribió Horacio Stafford. Ese hombre realmente vivió pruebas tras pruebas, perdió su único hijo varón cuando le dio una fiebre escarlatina, vivía en Chicago. Después de que muere su hijo viene un derrumbe económico y él pierde todos sus negocios y luego vino el incendio de Chicago y acabó con todo. Y cuando quedó sin nada, solo con su esposa, y sus 4 hijitas mujeres, él envió a su esposa y a sus hijas a Inglaterra. Él acabaría de organizar algunas cosas y partiría en 15 días para encontrarse con ellas.

El barco que llevaba a su esposa y a sus 4 niñas llegando a las costas de Inglaterra, chocó con otro barco a las 12 de la noche y el barco se hundió en 10 minutos. Sus 4 niñas se las llevó el mar, sobrevivió su esposa. Cuando él recibió la noticia él salió para Inglaterra para encontrarse con su esposa. En el barco que él iba haciendo su luto como lo hizo Job, ya llegando, recordó la porción de Segunda de Reyes con la mujer de Sonen cuando su hijo muere, cuando va a buscar al profeta, cuando su esposo le dice, ¿”Lo vas a buscar? Está bien, todo está bien.”

Y cuando llegó al profeta, “¿A qué vienes?” “Todo está bien.” Y ahí Dios le inspira ese himno y lo canta. El barco para en el lugar donde sucumbieron sus hijas y allí nace ese himno que hasta el día de hoy no ha perdido su unción. Dice, “cuando el mar tempestuoso y cuando las olas vengan y se lleven lo que más aman, solo podrás decir, todo está bien con mi alma, todo está bien.”

“Desnudo salí del vientre, desnudo volveré, Jehová dio, Jehová quitó, bendito sea su nombre y no le atribuyó a Dios despropósito alguno.”

No dijo, ¿por qué? Dijo, Señor, tu sabes. Una declaración hecha realidad, una declaración que continuó cuando él perdió su salud también. Capítulo 2, versículo 9 y 10, una mujer que tenía su esposa le dice:

“… ¿Aún retienes tu integridad? Maldice a Dios y muérete, estás sarnoso.” Y él le dijo, “Como suele hablar cualquiera de las mujeres fatuas, has hablado. ¿Qué, mujer? ¿Recibiremos de Dios el bien y el mal no lo recibiremos? En todo esto no pecó Job con sus labios.”

Dios conocía la lucha y el dolor de Job. Dios conoció la lucha de su corazón pero Dios se maravilló con las respuestas de este hombre. Más adelante en el capítulo 13, versículo 15 y 16 él dice:

“… He aquí, aunque él me matare, en él esperaré, no obstante defenderé delante de él mis caminos, y él mismo será mi salvación…”

Y en el capítulo 19, versículo 25 al 27 él se paró y él dijo:

“… Yo sé que mi Redentor vive, y que al final triunfará sobre la muerte, y cuando mi piel haya sido destruida todavía veré a Dios con mis propios ojos, yo mismo espero verlo, espero ser yo quien lo vea y no otro, este anhelo me consume las entrañas…”

Ese era un hombre que había perdido todo en la vida, pero que podía estar en pie. ¿Qué dice el cielo de ti cuando pasas por las pruebas, cuando pasas por el fuego, cuando te toca una enfermedad, cuando hay una pérdida, cuando no hay trabajo, cuando la economía se te acaba, cuando los conflictos familiares fluyen, qué dice el cielo de ti? Porque el cielo conoce tu corazón y conoce tus quejas y conoce todo.

Déjenme ir rapidito a otro personaje. Lo encontramos en Juan capítulo 1, versículo 43 en adelante, y es la vida de Natanael, dice:

“… Al día siguiente quiso Jesús ir a Galilea, y halló a Felipe y le dijo, “Sígueme.” Y Felipe era de Betsaida, la ciudad de Andrés y Pedro. Felipe halló a Natanael y le dijo, “Hemos hallado a aquél de quien escribió Moisés en la ley, así como los profetas: a Jesús, el hijo de José, de Nazaret.” Natanael responde; “¿De Nazaret puede salir algo bueno?” Le dijo Felipe, “Ven y ven.” Cuando Jesús vio a Natanael que se le acercaba dijo de él, “He aquí un verdadero israeliita, en quien no hay engaño.”

Jesús dijo de él. He aquí un hombre con integridad, es un verdadero israelita, en su espíritu no hay engaño, no hay falsedad, no hay hipocresía. Voy a ponérselo en nuestros términos de hoy. he aquí un verdadero cristiano, ese es un verdadero cristiano. Ese es coherente entre lo que vive y lo que habla, entre lo que vive y lo que ministra en la iglesia, entre lo que vive y habla en la iglesia y habla en la casa. Es íntegro.

Natanael significa regalo de Dios. Y el concepto que Dios tenía de Natanael era un concepto increíble. Ahora, no solamente Jesús tenía el concepto de Natanael, porque mire usted que cuando Jesús le dice, “He aquí un verdadero israelita, en cuyo espíritu no hay engaño,” Natanael dice, “¿Cómo lo sabes?” me asombra eso. No tenía un espíritu religioso. Ay, no, es por la gracia de Dios. Por supuesto que es por la gracia, pero tu decidiste vivir para él, esa es la diferencia. Y Natanael dijo, “¿Cómo lo sabes? ¿Cómo me conoces? ¿Cómo sabes que soy verdadero israelita? ¿Cómo sabes que odio la mentira? ¿Cómo sabes que no vivo una vida hipócrita? ¿Cómo lo conoces? ¿Cómo sabes que me he determinado a vivir correctamente de tal manera que agrade a Dios?”

¿Puede Dios decir lo mismo de tu vida y de mi vida? He aquí un verdadero cristiano. He aquí una verdadera cristiana. ¿Qué significa ser cristiano? Es uno que vive como Cristo. La primera vez que llamaron a los discípulos cristianos fue en Antioquía. Estaban tan familiarizados, se hablaba de los cesareanos, se hablaba de los herodeanos, ¿quiénes eran? Los que vivían como César, los que seguían a César, los que obedecían a César, los que obedecían a Herodes, pero cuando vieron a los discípulos dijeron, “Esos son cristianos, uno que vive como Cristo, habla como Cristo, camina como Cristo, mira como Cristo, ama como Cristo, perdona como Cristo.”

Hoy en día hay tanto cristino pero no cristiano. Nosotros venimos de un país de mega iglesias, le voy a decir iglesia de 30 mil, 40 mil. Hace 3 semanas yo estaba predicando en una de las que amo, que es una iglesia lindísima, 8 cultos. A veces nos dicen, “Pero mañana les tocan dos cultos.” Le digo, “Ay, Meche, a nosotros nos tocan 7 el domingo, 8 el domingo.” Son miles de personas y la pregunta que yo me hago… Iglesias de 70 mil, y la pregunta que yo me hago, ¿seremos de verdad cristianos?

En un momento de prueba, de persecución, podremos pararnos, como los 21 coptos en el mes de enero, los mártires que decapitaron frente a las aguas y les dieron la oportunidad, niegan y les conservaremos la vida. Los 21 levantaron sus manos y dijeron mirando al cielo, “Nuestro Señor Jesucristo, él es nuestro salvador.”

¿Puede el cielo decir y determinar que de verdad somos cristianos? ¿Nuestros negocios son limpios? ¿Nuestras respuestas son sinceras adentro porque aquí afuera yo puedo decir algo, pero lo que siento es otra cosa? Por eso David dijo en el Salmo 51, versículo 6: “Él ama la verdad.”

En lo íntimo, si queremos ver el cambio en esta ciudad, si queremos verdaderamente una transformación tendremos que convertirnos como lo dice la palabra, usted y yo en medio de la oscuridad, una luz en la universidad, una luz en su oficina, una luz donde usted trabaja, en la casa donde usted trabaja, en el bus, en la tienda, en el caminar diario. ¿Podemos responder de la manera correcta, podemos hacer la diferencia entre el mundo y nosotros?

Y cierro mi mensaje con el último, el más grande, acompáñeme a Mateo capítulo 3 y el versículo 17 y con esto cierro mi mensaje. ¿Qué opinión tenía Dios de Abrahán? ¿Qué opinión tenía Dios de Job? ¿Qué opinión tenía Dios de Natanael? Pero déjenme terminar, ¿qué opinión tenía Dios de su Hijo? Este fue el día de su bautismo, voy a leer desde el 13:

“…Entonces Jesús vino de Galilea a Juan al Jordán, para ser bautizado por él. Más Juan se le oponía diciendo, “Yo necesito ser bautiza por ti y ¿tu vienes a mí?” pero Jesús le respondió, “Deja ahora, porque así conviene que cumplamos toda justicia.” Entonces le dejó. Y Jesús después que fue bautizado, subió luego del agua, y he aquí que los cielos le fueron abiertos y vio al Espíritu que descendía como paloma y venía sobre él. Y hubo una voz de los cielos, que decía, “Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia.”

Si solo te puedo dar este mensaje que determinará la clase de vida que tu y yo debemos vivir. ¿Qué dijo el Padre del Hijo? Este es mi Hijo amado. Otra versión dice, Mi alma se complace en él, él agrada mi corazón, él camina una vida de obediencia, él camina para darme a conocer. Su pasión es dar a conocer a su Padre. Esto es lo que yo quiero. Esto es lo que anhela mi corazón, que Dios pueda decir de mi vida, ella es mi hija amada, mi alma y mi corazón se complace con ella.

Cada mañana cuando despertamos solo quiero mirar hacia arriba y poder ver a Dios en cada mañana y en cada noche cuando tenemos la cara hacia arriba, “Vas bien.” ¿Sabe cómo animamos los niños cuando hacen algo bueno? Lo has hecho súper. Lo estás haciendo bien. Estás agradando mi corazón. Estás agradando mi corazón. Caminas como yo he querido que camines. Me honras por dondequiera que vayas. Lo que haces para mí lo haces con una pasión extrema.

Eso me lleva a recordar y con esto termino, cuando Dios hace 36 años comenzó a levantar mi vida al ministerio en aquel tiempo empezábamos ya a ver los brotes de violencia en nuestra nación, y comenzó un despertar de orar por la nación, como ustedes van a orar el 22, no el 29. Y uno de los jóvenes que dirigía a nivel de la nación, un mover de jóvenes muy lindo, él lideró un movimiento que se llamó SOS por Colombia, era el clamor por una nación diferente. Hoy ese joven es uno de los buenos concejales de la ciudad de Bogotá y un abanderado en la defensa de todos los valores y los principios y le ha costado mucho. Y él en aquel tiempo estudiaba periodismo, y él era quien grababa los programas de la única emisora cristiano que se llamaba La Nuevo Continente, y mi pastora y yo teníamos un programa los domingos. en aquel tiempo yo solo presentaba el programa y mi pastora daba todo y luego yo cerraba el programa y eso para mí era el deleite más grande.

Pues allí me empezaron a conocer y Marco Fidel me invita para esa vigilia de oración, SOS por Colombia, y en una de las iglesias más grandes que había en la ciudad que tendría una capacidad de alrededor de 1500 personas y entonces era toda la noche. A mí me tocaba a las 2 de la mañana. No saben lo que yo oré, lo que sudé, momentos de gozo donde decías, ay, qué privilegio; otros momentos que yo decía, ¿pero para qué me metí en esto? Y nunca olvido, esa noche yo llegué al lugar desde temprano, iba con una de las discípulas que comenzaban pero no me la dejaron sentar adelante, me la pusieron atrás. Y todo estaba hermosos, oración, alabanza, pero antes que yo predicara iba un pastor, el pastor Eduardo Cañas, un hombre a quien yo respeto muchísimo y honro mucho. Es un hombre de Dios, un Apóstol de verdad, trabajamos hoy día juntos con la Coalición Apostólica de Colombia, pero en aquellos pilinos, y yo estaba allí y el pastor Eduardo iba a predicar antes que yo, trágame tierra, en qué me metí, Dios mío, un veterano. Yo decía, Dios del cielo, todas mis noticas que había llevado yo las veía horrorosas. No saben lo que yo sufrí.

Él predicó un mensaje preciosísimo, un maestro de la palabra, y yo era hundida en esa silla. Él termino, ora y todo lo están transmitiendo por la Nuevo Continente y pasan 2 canciones y me pasan a mí. Y yo no imaginas el temor y el temblor, sola, por allá veía a mi discípula que en lugar de estar orando estaba… y yo comencé temblando el mensaje, pero eran las 2.30 de la mañana cuando veo entrar por esa puerta al hermano Lizi Kristi, Director del periódico Desafío, y de Club 700, con su esposa, los sentaron aquí adelante, un hombre muy respetado, pero Lizi Kristi era mi padre espiritual y cuando él se sentó y miró hacia arriba y pasaron 10 minutos y desde ahí abajo comenzó a hacerme… se me fue el miedo, se me fue el susto, el poder de Dios vino sobre mi vida por una aprobación de un padre espiritual.

Créanme que esa noche yo ni supe lo que pasó. Dios tocó por la radio. Dios tocó por todas partes. Y fue el inicio de una apertura puertas abiertas para este ministerio en la nación. Un dedo de aprobación, un padre espiritual cuánto más, cuando el padre te puede decir, eres mi hijo amado. En ti mi alma tiene complacencia.

Póngase de pie, por favor. Gracias Señor, no hable con nadie. Quiero que por un momento cierre sus ojos y por un momento usted mire su corazón adentro. No es una rutina religiosa, es que cerramos los ojos para no entretenernos, es cada uno de nosotros con Dios. Y mi pregunta es ¿cómo está tu vida con Dios? Mi pregunta es, ¿Qué dice el cielo de tu vida? ¿Qué es la opinión que Dios tiene de ti? ¿Cómo has caminado, cómo es tu conducta, cómo es tu comportamiento?¿Como caminan en esta tierra? ¿Caminamos sabiendo que la misma presencia de Dios está en nuestro corazón?

¿Que el espíritu de Dios habita dentro de nosotros? Que el templo no es este lugar, esto es un lugar físico, que la presencia la traemos nosotros. Pero que yo necesito caminar, como dijo Elías y como dijo Eliseo, el Dios en cuya presencia yo vivo. ¿Puede decir Dios de nosotros él es mi amigo? Tengo con él y ella una relación de intimidad tan profunda, me ama y yo le amo. ¿Puede decir que tiene una confianza generacional de que nosotros podremos instruir los hijos que él nos ha dado, las generaciones que él nos ha dado estableciéndolas en esta verdad?

Tomaremos tiempo para ellos. ¿Podemos tener la seguridad de caminar en el temor de Dios? De que en medio de las pruebas y de las luchas Dios tenga la seguridad de que no importa por el fuego o el agua que tu pases, él sabe que sabe que tu le serás fiel. ¿Podemos creer que en caminar diario podamos agradar de tal forma el corazón de Dios que él pueda decir como le dijo a Natanael, ‘he aquí un verdadero cristiano’?

Y por sobre todo, que la voz de Dios la puedas oír diciéndote hoy ‘este es mi hijo muy amado, mi vida, mi alma, se complace contigo.’ Señor, ayúdanos a vivir una vida de tal manera que solo te podamos agradar a ti. Señor, ayúdanos a entender que no es causar una buena impresión en otros sino en vivir de tal manera que nuestra vida te impresione a ti.

Perdónanos, Señor, las tantas veces que no hemos sabido vivir como tu lo mereces. Perdónanos las veces que te hemos negado con nuestras conductas, nuestros comportamientos, nuestras acciones, nuestras respuestas. Perdónanos las tantas veces que hemos sido un tropiezo para otros, que nos han mirado diciendo, ¿y esto es ser cristiano? Perdónanos cuando hemos traído vergüenza a tu nombre Señor.

Hoy, Señor, queremos levantar nuestras manos delante de ti, rendirnos delante de ti. Señor, entendemos los tiempos que estamos viviendo, donde tu estás demandando a tu iglesia una verdadera vida de consagración. Esto no es un juego, esto es una vida y vida para ti. Ayúdanos Señor a vivir de tal manera que tu puedas expresarlo, que complace nuestra vida tu corazón. Gracias te damos, Señor. Muchas gracias en el en el nombre de Jesús. Amén. Amén.