Podemos regocijarnos que somos un pueblo bendecido

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Quiero compartir un pasaje del Salmo 103, y quiero dejar con ustedes una Palabra de ánimo que Dios ha puesto en mi corazón para compartir, es un Salmo de alabanza por la misericordia del Señor y es una invitación de parte del Espíritu Santo para que recordemos todas las cosas que Dios tiene para nuestras vidas; los derechos, los recursos, las bendiciones que Dios pone en nuestras manos, ese Dios maravilloso que nosotros tenemos y que podamos regocijarnos de que somos un pueblo bendecido.

El salmista David dice en el Salmo 103 versículos del 1 al 5: "Bendice alma mía a Jehová, y bendiga todo mi ser Su Santo Nombre. Bendice alma mía a Jehová y no olvides ninguno de sus beneficios. Él es quien perdona todas tus iniquidades, el que sana todas tus dolencias, el que rescata del hoyo tu vida; el que te corona de favores y misericordias, el que sacia de bien tu boca de modo que te rejuvenezcas como el águila." Qué precioso salmo, qué bendición.

Yo he querido en esta tarde hermanos compartir con ustedes porque hace dos domingos cuando estuve aquí predicando la última vez antes de que viniera nuestra hermana el domingo pasado, el sermón que compartí con ustedes, admito, era un poquito pesado hasta cierto punto y a mí me gusta siempre balancear las predicaciones, porque la Palabra de Dios tiene consejo para todos los momentos de la vida, y hay momentos en que nos llama a pensar en nuestras responsabilidades, nos llama a pensar en nuestros deberes, nos llama a recordar los principios de la Escritura.

A veces la Palabra del Señor nos llama a recordar el llamado a la santidad. A veces nos llama el Señor a recordar que la vida cristiana también tiene aflicciones, tiene pruebas, tiene dificultades, y que tenemos que seguir adelante en medio de las tribulaciones y las pruebas, y que Dios muchas veces se vale de pruebas para fortalecernos y formar el carácter de Cristo en nosotros.

Pero hay momentos también en que la Palabra de Dios nos acaricia, y Dios nos llama a regocijarnos en las cosas bellas que Él provee, y a recibir esa brisa fresca que nos recuerda de que Dios está allí con nosotros también; y entonces a Dios lo que le interesa es simplemente arrullarnos y acariciarnos, y decirnos: Hijo mío, hija mía, Yo estoy contigo, confía en Mí y descansa en Mí.

Y este salmo como que contrapesa un poquito porque el domingo antepasado yo les hablaba acerca de que, muchas veces cuando nosotros pensamos que ya podemos descansar y que podemos terminar nuestra faena, Dios dice: Todavía no te quites el aparejo de encima, tienes que trabajar un poco más todavía. Y que somos siervos inútiles, que no importa cuánto hagamos por Dios, nunca haremos lo suficiente, y que no tenemos derecho en última instancia a sentir como que Dios nos debe nada. Si vamos a ver somos siervos inútiles como dice el Señor Jesucristo.

Y decíamos que la palabra siervo quiere decir mas bien: esclavo. Somos propiedad de Dios, Dios puede hacer con nosotros lo que Él quiera, y nosotros debemos armarnos de esa mentalidad, preguntarle siempre al Señor: Señor ¿qué Tú quieres que yo haga, qué Tú requieres de mí? y estar dispuestos a entregarle al Señor todo lo que Él quiera.

Y esa es una Palabra pesada en un sentido ¿no? Y aunque hablamos también de que Dios no nos trata como esclavos sino que nos trata como amigos, a final de cuentas, a pesar de que esa es nuestra condición digamos, judicial, de ser propiedad del Reino de Dios, Dios aún así en Su misericordia nos trata como amigos, y terminamos en ese punto.

Pero en esta tarde yo quiero poner el énfasis en el otro lado, el lado de la bendición. El lado de la bondad y de la misericordia de Dios, el lado de recordar todas las cosas buenas a las cuales nosotros tenemos acceso como hijos del Señor y este Salmo 103, y estos versículos sobre todo, son como el paradigma de todas las cosas que nosotros recibimos de parte de Dios y tenemos derecho a esperar de parte de nuestro Dios amoroso.

El salmista comienza diciendo: "Bendice alma mía a Jehová" es un llamado a su propia alma a bendecir al Señor. Hermanos qué importante es que nosotros recordemos que, adorar al Señor y bendecir Su Nombre es algo que nosotros debemos hacer en todos los momentos de nuestra vida. Y hay veces en que vamos a llegar a la Iglesia, nos sentiremos cargados, nos sentiremos cansados, tendremos problemas que estamos arrastrando, habrá dificultades financieras, y la verdad es que si somos honestos, no desearemos alabar al Señor; nuestra alma estará cansada. Pero ¿sabe qué? es en esos momentos quizás cuando más tenemos que adorar al Señor y decirle a nuestra alma, a nuestra mente, a nuestras emociones, a nuestro espíritu: alma mía, bendice al Señor.

A veces tú tienes que hacerlo por principio simplemente. Y ¿sabes? alguna gente dice: no, yo no quiero alabar al Señor porque no me siento con ganas de hacerlo y no quiero ser hipócrita. ¿Sabe qué? a Dios no le importa que tú lo alabes aunque no tengas deseo, al contrario; Él se goza en ese sacrificio de alabanza que tú le ofreces. Adora al Señor sea como sea pero adóralo, levanta tu alma y llámala a la adoración.

La adoración es una disciplina y es algo que nosotros tenemos que cultivar de mañana, de noche, recordar las muchas bendiciones que Dios trae a nuestras vidas y adorarlo. Ese lindo coro que cantamos muchas veces ¿no? "Alabar a Dios cuando las cosas te salen bien ¡qué bueno es! alabar a Dios cuando no tienes ningún problema ¡qué cosa buena! pero si le alabas entre tus quebrantos, ese Cristo santo se glorifica dentro de ti" aleluya. Y tenemos que saber que a veces cuando menos queremos alabar al Señor y decidimos hacerlo es cuando Dios más se glorifica en nuestra vida.

El Señor Jesucristo ha dicho: "El espíritu siempre está dispuesto pero la carne es débil" alabamos al Señor con nuestro espíritu, no tenemos que alabarlo necesariamente con nuestras emociones. Esa adoración emocional es muy bonita, pero a Dios le gusta que lo alabemos en espíritu y en verdad, eso quiere decir por principio, lo alabamos porque reconocemos que Él necesita ser alabado.

¿Y sabe lo que pasa cuando usted comienza a alabarlo? las penas se van despejando. El Espíritu del Señor entra a nuestra vida y esos aceites que están secos y duros ahí comienzan a aflojarse, gloria al Señor, y usted comienza a experimentar ese gozo de Dios en su corazón porque su espíritu está entrando en contacto con el Espíritu del Señor, y esa bendición comienza a fluir. Y usted comienza a preguntarse: pero ¿de qué estaba tan preocupado, por qué? su mente ha cambiado y ya usted ve las cosas de manera diferente. Bendice alma mía a Jehová, es un mandato que tú le tienes que dar a tu alma continuamente.

Y luego él dice: "Y bendiga todo mi ser su santo nombre." Añade: "Bendice alma mía a Jehová y no olvides ninguno de sus beneficios." ¿Sabe que a veces tenemos que hacer así, no olvidar los beneficios que Dios trae a nuestras vidas? qué fácil es olvidarse de todas las cosas que Dios ha hecho sobre nuestra vida. Cuando se nos pasó el susto ya nos olvidamos de lo que Dios hizo, aunque cuando estábamos oliendo a pólvora todavía decimos: yo jamás me voy a olvidar de Dios, voy a buscar de Dios pero ¡qué fácil! cuando vienen los tiempos de descanso ya volvemos otra vez a la rutina y nos olvidamos de las muchas bendiciones que Dios nos ha dado. Yo me he prometido recontar esos momentos en que la liberación de Dios ha venido a mi vida y recordarlos como un principio de vida.

Yo le decía a los hermanos esta mañana que hay tantas cosas, hay tantos beneficios, que a fuerza de ser tan naturales y tan parte normal de la vida nos olvidamos de que son provisión activa de Dios hasta que nos faltan, y entonces recordamos. Porque a veces nos sentamos, nos comemos una buena comida pero ¿qué hay del estómago saludable que la está digeriendo, no? o los dientes que tenemos con los cuales podemos masticar esa comida.

A veces las cosas más sencillas, yo les decía a los hermanos también y creo que compartí con el servicio de las doce, de que a veces nosotros tenemos tantas cosas en nuestras casas. Ese tubo de pasta que cuando se termina tú tienes otro y abres el gabinete, y ahí está listo. El cepillo cuando se te desgasta, simplemente tienes uno o dos más por ahí listos, y hay gente que ni siquiera un cepillo tiene para cepillarse. Una buena parte del mundo no tiene esas cosas a las cuales nosotros estamos tan acostumbrados.

El agua con que nos bañamos, agua tibia. Abrimos una llave, hay agua tibia. Mucha gente sabe que tiene que ir con una lata ahí al río o a una llave comunal a llenarla y a llevarla a su casa, y bañarse con agua fría los pobres, y nosotros tantas cosas que tenemos, y las damos por sentadas, la generosidad, la bondad de Dios.

Yo creo que es un buen ejercicio que nosotros nos sentemos a veces y nos pongamos a recontar todas las bendiciones que Dios ha traído a nuestra vida. La salud que nos da, la mente para reconciliar nuestro pensamiento, la compañía de seres queridos, un trabajo que nos da. Esa comida que llega de alguna manera a nuestras casas, todos los beneficios. Poder venir y adorar al Señor. Saber que nuestra vida está segura, que aunque nos muramos tenemos entrada al Reino de los Cielos. Que estamos reconciliados con Dios, que Dios ha perdonado nuestros pecados, que Dios no nos ha tratado conforme a nos merecemos, todos los beneficios. El tener acceso al Trono de Dios en oración.

Tantas cosas que tenemos que ser agradecidos. La Biblia dice: "Sed agradecidos." Cuando tú le agradeces al Señor y le manifiestas tu gratitud eso genera más bendición. La expresión de gratitud nos limpia, nos liberta, rompe ataduras. A veces nos estamos continuamente quejando y entonces esa queja lo que hace es que trae más peso y más sufrimiento a nuestras vidas. Tratemos la alabanza, tratemos la expresión de gratitud, recordemos activamente todas las bendiciones que nosotros continuamente recibimos del Señor y nuestra vida será bendecida por eso. No olvides ninguno de Sus beneficios.

Y entonces David entra en una serie de beneficios específicos que él considera ha recibido pero que nosotros también nos podemos identificar con ellos. Él dice: "Él es quien perdona todas tus iniquidades." ¿Por qué puso David eso como la primera consideración que era importante para él? porque David sabía que él era un hombre pecador. David sabía que había cometido graves errores a través de su vida. Él amaba a Dios y Dios lo amaba a él grandemente, pero David también sabía que tenía un récord con unas cuantas manchitas por allí ¿sabe?

¿Sabe que cuando David quiso construirle un santuario nuevo al Señor, Dios le dijo: David, muchas gracias pero ¿sabes qué? tú has derramado demasiada sangre? David era un guerrero. David era un rey conquistador que llevó a su pueblo a un nivel muy alto de prominencia en el Medio Oriente. Pero en el curso de eso, mató a mucha gente, derramó mucha sangre y el Señor le dijo: ¿Sabes qué? Yo necesito que la persona que me construya Mi Santuario, algo tan sagrado como eso tenga las manos un poquito más limpias que las tuyas David, gracias. Pero ¿sabes qué? lo que voy a hacer es que voy a dejar que tu hijo me construya el Santuario. Y entonces David tuvo que entregarle a Salomón todo lo que él había colectado para construir ese Santuario.

Entonces David sabía: yo he derramado mucha sangre, y yo me asumo que cuando él estaba diciendo eso también recordaba de ese terrible momento cuando él cometió adulterio con Betsabé y que usó de su autoridad como rey para imponerse sobre esta mujer, lleno de lujuria, lleno de deseo. Y después cuando esta mujer quedó encinta, David queriendo esconder su pecado, quiso hacer una trama para que el esposo de ella, que era general de su ejército, un hombre fiel, honesto, valiente y de gran integridad, quiso traerlo del campo de batalla para que se acostara con su esposa para que creyeran que había sido él quien la había impregnado, y él dijo: yo no puedo hacer eso porque tengo que estar con mis hombres que están pasando trabajo en el campo de batalla, y David terminó finalmente matando a este hombre para encubrir su pecado y Dios lo supo, y le dió un castigo muy, muy serio a David, porque Dios desgraciadamente nos ama pero también nos disciplina. Y la vida de David y sus generaciones fueron perseguidas por la sangre que él había derramado de este hombre justo.

Y David recordaba esto me imagino. Ahí está ese Salmo: "Ten piedad de mí oh Dios conforme a Tu misericordia." Ese Salmo de expresión, de dolor de David cuando Dios lo confrontó. David no fue un buen Padre tampoco. Todo indica que fue un padre descuidado. Absalón, su hijo, se rebeló fuertemente contra David cuando el mismo Absalón cometió un error pero David como que no supo atenderlo. Tuvo muchas mujeres, hijos de diferentes mujeres, esto creó problemas en su linaje. Y vemos ya al final de su vida, este anciano ya, rey David presto a morir, la última escena que registra la Biblia de David es dándole consejo a Salomón: quiero que mates a ese que me trató mal cuando yo estaba huyendo de mi hijo, no lo dejes que se vaya a la tumba tranquilo. Qué cosa.

Este hombre que hizo tantas cosas buenas, el último retrato de él es: buscando venganza contra uno de sus adversarios, dándole consejo a su hijo que va a entrar a ser rey, a sustituirlo a él. Y esas son las cosas que a mí me impactan acerca de la Biblia, que no nos presentan santos de yeso sino hombres imperfectos radicalmente, como David ¿no? amó a Dios grandemente, descabezó un gigante por pelear por la honra de Dios, amaba a Dios desesperadamente pero también tenía áreas de pecado en su vida, y él estaba muy consciente de que le había fallado al Señor. Y yo creo que por eso David lo primero que pone ahí es eso: Él es quien perdona todas tus iniquidades, él sabía de lo que estaba hablando.

Mi hermano: yo puedo decir que todos nosotros nos sentimos retratados en eso. ¿Quién no ha quedado corto delante de Dios? ¿quién ahora mismo no puede recordar algo que ha violado, en una forma muy fuerte, la Voluntad de Dios para su vida? todos tenemos nuestro récord ¿no? Y continuamente tenemos que venir ante Dios y presentarnos ante Su Gracia y Su Misericordia.

Dios nos perdona a nosotros también. Y yo sé que nosotros hablamos mucho acerca de ser íntegros delante de Dios, de la santidad que conviene a la Casa del Señor. Pero no olvidemos hermanos, dentro de eso, que siempre que hablamos del llamado a la santidad lo hacemos en el contexto de que somos pecadores, nuestra propia naturaleza caída, que tenemos que estar conscientes de nuestra necesidad, que tenemos acceso a la Gracia divina, que tenemos un Dios que es asombrosamente capaz de perdonar a aquéllos que confiesan su pecado delante de Él.

La Palabra dice: "Como el padre se compadece de los hijos se compadece Jehová de los que le temen, porque Él conoce nuestra condición, Él se acuerda de que somos polvo." Lo que nos permite muchas veces descansar en el Señor muchas veces es ese hecho, de que tenemos un Padre que es misericordioso con nosotros; no tenemos un capataz ahí con el azote listo para golpearnos cada vez que pecamos. Pero la Palabra del Señor dice que: "Si nosotros confesamos nuestros pecados Él es fiel para perdonarlos." El Señor dice que si nuestros pecados fueren rojos como la grana, vendrán a ser blancos como blanca lana.

Y el Señor dice también que cuando nosotros confesamos nuestros pecados y Dios nos perdona Él no se acuerda más de nuestros pecados, Él nos trata como si nunca hubiéramos pecados ¿sabe? A través de la sangre de Cristo Jesús nosotros somos como bebés inocentes, aunque somos unos sinvergüencitas por allí, lo sabemos; pero Dios es misericordioso y bondadoso.

Yo te animo: no abuses de la Gracia y la Misericordia de Dios pero cuando tú necesites un poquito de savia, de unción allí sobre tus espaldas, ve ante tu Padre celestial y confiesa tu pecado, eso es lo que nos da entonces fuerza para seguir adelante. Porque yo creo que cuando nosotros le presentamos al mundo un Dios allí uraño y siempre listo para azotarnos cada que nosotros lo ofendemos, entonces hacemos como Adán y Eva: nos escondemos de Dios. Pero ¿sabe qué? tú no tienes que esconderte del Señor. Lo único que Dios quiere es que tú reconozcas tu pecado y vengas delante de Él, y recibas gracia y misericordia, y Él siempre ha de perdonarte.

Ahí tenemos esa elocuente imagen del publicano que viene ante Dios, se acerca a adorar al Señor y su corazón está lleno porque este hombre es un criminal, abusa de su posición gubernamental, explota a la gente, y dice: Señor ten piedad de mí que soy pecador. Dice la Biblia que ese hombre, por su dolor y su reconocimiento, se fue justificado por el Señor, mientras que había otro ahí al lado que supuestamente no hacía nada, no rompía un plato, no hacía ningún tipo de cosas malas, un fariseo y decía: Señor gracias porque no soy como este publicano acá, no soy como este sucio pecador. Ayuno, doy diezmo, voy a la Iglesia tres veces por semana. Y dice la Biblia que ese se fue con todos los pecados encima así como había entrado al templo. El otro reconoció.

Yo decía a los hermanos que estamos en una cultura hoy en día, actualmente que está sumida en pecado, como lo han estado todas las demás culturas a través de los siglos, pero esta cultura en particular en que nosotros vivimos se empecina en no reconocer su pecado y ponerle otro nombre a su pecado. Hoy en día llamamos al pecado: derechos humanos, llamamos al pecado simplemente: bueno, una condición genética, llamamos al pecado otras cosas. Y creemos que cambiándole la etiqueta al pecado Dios allá arriba va a hace una transacción y va a cambiarle también el nombre. Y ¿sabe qué? a la larga en nuestra consciencia, sabemos que estamos pecando.

¿Por qué cree que en esas comunidades hay tanto suicidio, tanta depresión, tanta neurosis? Y es porque el hombre puede ponerle título a las cosas pero su consciencia sabe que está alejado de Dios. Yo digo: ¿por qué no dejas de estar sufriendo y simplemente vienes ante el Señor, confiesas tu pecado y le pides que te perdone, te limpie, te sane? Confiesa tu pecado, restáurate, sigue adelante, lucha en el Nombre del Señor y Dios es poderoso para restaurar tu vida. Menos esfuerzo.

Nosotros los hijos de Dios nunca encubramos nuestro pecado hermanos, seamos transparentes delante del Señor. Guarda cuentas cortas delante de Dios. Si tú ofendes al Señor tírate enseguida a los pies del Señor y arregla tu situación con Dios. Confiesa tu pecado y no peques más, porque así le dijo el Señor a la mujer adúltera. Mujer: Yo no te voy a condenar, vete. A la gente se le olvida esa parte también ¿no? le gusta mucho lo de: Yo no te condeno, pero se olvidan que el Señor le dijo: Vete y no peques más. Tenemos que comendarnos entonces al Señor y a Su Gracia y Su Misericordia. Dios es tan bueno. No solamente te perdona cuando pecas sino que te ayuda a no pecar por medio de Su santo Espíritu. Encomiéndate al Señor y encomienda tu vida a Él, y Él será fiel para ayudarte en todo lo posible. Entonces el Señor perdona nuestras iniquidades.

David continúa diciendo: "El Señor es quien sana todas tus dolencias." Tenemos un Dios sanador hermanos. Dios se especializa en sanarnos, Él es quien sana todas nuestras dolencias. Ese plural: dolencias, y yo creo que el mismo nombre, no dice enfermedades aunque esa es una implicación ¿no? Pero ese plural: dolencias, implica la amplia gama que cubre el poder sanador de Dios en Su gran misericordia.

Nuestras enfermedades son diversas, puede ser de diferentes índoles: físicas, emocionales, espirituales. Dolencia puede ser simplemente un hijo que nos causa dolor, un matrimonio difícil, una situación con una amistad que nos está costando, algo en el trabajo. Dolencia es todo aquéllo que nos quita el gozo de la vida, todo lo que es resultado de la caída de este mundo en que nos encontramos. Pero todas esas cosas Dios las sana, Dios interviene en todas esas áreas de nuestra vida.

Una de las imágenes más lindas de sanidad que yo veo en la Biblia se encuentra en Éxodo capítulo 15: las aguas sanadas por Dios en Mara. Dice la Biblia que los judíos andaban por el desierto y llegaron a un lugar, a un oasis donde había agua, y ellos muy contentos fueron a tomar de las aguas pero descubrieron que las aguas estaban amargas, no eran saludables. Y entonces se comenzaron a quejar delante de Moisés por haberlos traído al desierto y sacarlos de Egipto, etc. Porque eso es lo que hacemos muchas veces ¿no? cuando tenemos dificultades ¿qué hacemos? nos quejamos con Dios, le echamos la culpa al Señor de nuestras deudas. Lo que tenemos que hacer es clamar al Señor y presentar nuestras necesidades delante de Dios.

¿Y qué hizo Dios? le dijo a Moisés: Coge un árbol y échalo en esas aguas amargas. En el versículo 25:15, Éxodo: "Y Jehová le mostró un árbol; lo echó en las aguas y las aguas se endulzaron. Y el Señor le dijo a Moisés y le dijo al pueblo de Israel: Si oyes atentamente la Voz de Jehová tu Dios, y haces lo recto delante de Sus ojos, y das oído a Sus mandamientos, y guardas los estatutos del Señor, ninguna de las enfermedades de las que envié a los egipcios te enviaré a ti, porque Yo soy Jehová tu sanador." Yo soy Jehová tu sanador.

¿Usted ha oído la expresión: Jehová Rafa? Rafa, esa palabra que en hebreo quiere decir: sanador, viene de ahí. Yo soy Jehová Rafa, Yo soy Jehová, ese es uno de los nombres de Jehová en la Escritura, nuestro sanador, el que sana todas nuestras dolencias. Qué hermosa imagen de este árbol.

Muchos intérpretes de la Escritura han visto en ese árbol una imagen de la cruz, porque Cristo fue crucificado en madera que venía de un árbol, y han visto esta señal como que cuando la cruz entra en nuestras dolencias, cuando Dios echa en nuestras aguas amargas de nuestra vida el Poder de la cruz de Cristo recibimos sanidad.

Cuando tú tengas una situación en tu vida que te esté quitando el ánimo, el gozo del Señor, ve a la cruz, pídele al Señor que sane. La Biblia dice que el Señor llevó en Sus espaldas nuestras dolencias y pecados, y el Señor es poderoso para sanar todas nuestras enfermedades.

De paso les digo: la sanidad es un misterio. A veces Dios sana y a veces le pedimos, y seguimos con una situación de enfermedad. Hay muchas cosas diferentes que intervienen en el misterio de la sanidad. Quizás no es el tiempo de Dios. Quizá Dios está permitiendo algún sufrimiento en nuestra vida para cumplir un propósito mayor que no entendemos. Pero lo que yo les digo es esto hermanos: la Palabra de Dios nos invita a concentrarnos en el poder de Dios para sanar. Yo creo que el énfasis de la Biblia es sobre el Dios que es nuestro sanador.

Esa imagen de mara siendo endulzada por el árbol de Dios es lo que yo veo a través de toda la Escritura, una y otra vez nosotros vemos al Señor sanando. Si usted ve en Lucas capítulo 4, en el comienzo mismo de Su Ministerio, el Señor abrió el Libro del profeta Isaías y dijo: "El Espíritu del Señor está sobre Mí, por cuanto me ha ungido para traer buenas nuevas a los pobres. Me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón, a pregonar libertad a los cautivos y vista a los ciegos. A poner en libertad a los oprimidos, a predicar el año agradable del Señor."

En el capítulo 4 ahí mismo de Lucas, dice la Biblia que: "Al ponerse el sol, todos los que tenían enfermos de distintas enfermedades, los traían a Él y Él, poniendo las manos sobre cada uno de ellos, los sanaba. También salían demonios de muchos dando voces y diciendo: Tú eres el Hijo de Dios, pero Él los reprendía y no les dejaba hablar, porque sabían que Él era el Cristo." Qué imagen más bella de un Cristo que toda la gente que traían a Él los sanaba a todos.

Yo no he visto todavía ni un solo pasaje de la Escritura en que un enfermo se acercara a Él y el Señor no lo sanara. Ahora, si tú has orado al Señor y no has recibido la sanidad que tú le estás pidiendo al Señor sigue orando, sigue esperando, sigue confiando, sigue confesando del Señor. A veces ponemos tanto el énfasis en por qué Dios nos sana que nos olvidamos que Dios dice: Yo soy tu sanador.

Yo creo que la postura nuestra siempre debe ser: yo voy a venir al Señor creyendo que Dios me va a sanar hoy, voy a clamar al Señor y lo demás se lo voy a dejar a Él; oremos por las personas que están enfermas, unjamos a los enfermos con aceite y dejémosle entonces lo demás al Señor.

Inclusive yo digo: tenemos que orar cuando estamos en salud, no solamente cuando estamos enfermos. No oremos para remediar enfermedades solamente, oremos para promover salud en nuestra vida. Ora cuando estás totalmente saludable y declara la vida de Dios en tu vida. Ora por tus articulaciones, por tus venas, por tus pulmones, por tu sistema nervioso, por tu cerebro, por tu espina dorsal; ora por tu piel, ora por tus ojos, ora por todo y di: Señor irradia Tu Poder sanador en mi vida, lléname de salud, lléname de vigor. Visualiza la bendición de Dios en tu vida porque cuando nosotros visualizamos salud, eso hace más fácil entonces el descenso de la salud de Dios en nuestra vida. No pensemos tanto en lo negativo. Pensemos en ese Dios que nos invita a creer en Él como nuestro Dios sanador, el que sana todas nuestras dolencias.

Otro elemento de la vida que Dios interviene en Él es cuando nos encontramos en dificultades y problemas. Dice la Palabra del Señor que: "El que rescata del hoyo nuestra vida." De paso ¿saben ese sonido? yo creo que es Caleb, mi nieto que me está llamando pidiendo face-time, él no sabe que yo estoy predicando acá así que, hablaremos después. El Señor nos recuerda también de las cosas buenas de la vida ¿no? aún cuando estamos predicando acá arriba. El que rescata del hoyo tu vida, cuando nos metemos en dificultades.

La palabra que traduce el salmista: hoyo o que se traduce al español como hoyo es la palabra: shaha, que quiere decir literalmente: un pozo donde no hay agua, es un hoyo donde cae a veces por ejemplo un animal atrapado y no puede salir de él. También se refería al Seol, esa región misteriosa de la cual habla la Escritura y no sabemos exactamente, pero los antiguos creían que había un lugar como un limbo, un lugar gris y tenebroso donde las almas, como intermedio entre la vida y la muerte.

Y es una imagen interesante ¿no? porque a veces estamos así como en el Seol. Cuando uno tiene situaciones difíciles en la vida, uno como se siente atrapado y todo se ve mal, hay como una atmósfera gris sobre nuestra vida, estamos en aprietos; una situación de la cual no podemos librarnos y David dice: "El que rescata del hoyo tu vida."

David era un especialista en hoyos, él muchas veces se metió en hoyos él mismo y él sabía de qué estaba hablando cuando decía que Dios lo rescataba de hoyos. Él se metió a veces, y cuántas veces nosotros por nuestra mala cabeza nos metemos en hoyos. Es más, hay personas que uno les aconseja y yo sé que está diciendo: bueno, yo me voy a meter en el hoyo y después yo veré cómo salgo, ¿sí o no? es así. Hay gente que tú les aconsejas: mira no te metas en esa relación porque no te va a ir bien y ellos dicen: bueno no, salgo del aprieto y después ya veré, el Señor me sacará de alguna manera ¿no? Mira: no te metas en un hoyo. Si sabes que es un hoyo no te metas en él para que Dios no tenga que venir entonces a sacarte de él.

Pero ¿sabe qué hermano? aún cuando a veces cometemos errores y hemos caído en hoyos de nuestra propia echura el Señor aún así no nos abandona. Estoy en una situación, no puedo resolverla, pero Tú tienes la respuesta.

Sabes que yo a veces hasta me conforta encontrarme en una situación donde yo no puedo salir ni yo sé cómo puedo salir porque yo sé que en esa imposibilidad, Dios puede entrar y llevarse la gloria, y Él me va a sacar de alguna manera.

Yo hablaba con alguien hace poco y estábamos discutiendo una situación en que esta persona se encontraba que francamente, yo mirándola, humanamente no hay manera de que pueda salir ilesa de esta situación esta persona. Es una situación muy engorrosa, intrincada, muy difícil. Yo le decía: ¿sabes qué? puedes ahora entonces con toda confianza ir ante el Señor y decir: Padre, yo no sé cómo voy a salir de esto pero te encomiendo a Ti esta situación, y ¿sabe qué? el Señor saca un conejo de un sombrero de alguna manera que usted no puede explicarse pero Él lo hace.

El rey Josafat cuando se encontraba rodeado por un ejército tremendamente poderoso y ese ejército venía irremisiblemente a poseer a Judá, y esa Palabra yo siempre la he llevado en mi corazón, porque Josafat se presentó ante su pueblo, convocó una gran reunión nacional en la plaza principal de Jerusalén y dijo al Señor estas palabras tan poderosas, dijo: "Señor, no sabemos a dónde ir y hacia Ti volteamos nuestros ojos."

Y de esa reunión salió la voz de un profeta que le dijo a Josafat exactamente lo que tenía que hacer, y Josafat no tuvo que dar un golpe solamente; Dios resolvió la situación y mató a todo ese pueblo enemigo inmenso. Se tornaron las espadas unos contra otros y recogieron despojos todo el día. El Señor sabe cómo va a resolver.

A veces, una solución que parece absolutamente imposible para Dios es fácil y uno se ríe de lo fácil que es cuando Dios se mete en los asuntos. No te preocupes: si estás en una situación difícil apela al Señor, Él es tu misericordia, Él es la fuente de la solución a tu problema. Cuando te encuentres en aprietos, clama al Señor y Él te sacará hacia adelante.

"Alzaré mis ojos a los montes; ¿de dónde vendrá mi socorro? Mi socorro viene de Jehová que hizo los cielos y la tierra" aleluya. Si el Señor hizo los cielos y la tierra todo lo que está dentro de ellos está bajo Su dominio y Él es poderoso para sacarte de cualquier situación, simplemente clama a Él, llena tu corazón de fe, declara tu expectativa de que Dios va a resolver tu problema. No dejes de clamar al Señor, tírate a los pies del Señor. Presenta tu causa una y otra vez, y el Señor no te dejará quedar en vergüenza.

Yo he tenido que hacer esto una y otra vez, cada vez que nos hemos metido en todas estas construcciones, yo he tenido que venir al Señor: Señor, no vas a permitir que Tu pueblo quede en vergüenza, Tú nos vas a sacar adelante. Uno se mete en los hoyos. Ese hoyo es un buen hoyo para gloria de Dios ¿sabe?

Pero uno a veces se mete en esos hoyos y no sabe cómo va a salir o no. Francamente cuando nos metimos a construir este edificio yo no sabía lo que iba a intervenir en esos años, pero como dice la Palabra: "Si perezco, que perezca." Hay veces que uno tiene que meterse por fe en las cosas y ya Dios se encargará de salir adelante. Él fue más que poderoso una y otra, y
otra vez para sacarnos adelante.

Le puedo decir un pequeño ejemplo, por ejemplo: cuando estábamos con esa cuestión de todo ese dinero que teníamos que pagar cada mes. Cada mes, veníamos al final del mes o al principio del próximo mes, y ahí está Yoxmar que no me deja mentir. Cada principio de mes, por siete u ocho meses, después que nos sentábamos y mirábamos las posibles entradas nos quedaban como sesenta o setenta mil dólares que teníamos que pagar todavía. A ese banco había que pagarle dinero, había contratistas, había gastos de construcción. Mire: por seis, siete meses el Señor una y otra vez abrió el mar delante de mí.

Y yo puedo decir, tantos hermanos, están aquí algunos de ellos. La primera fue una hermana que me dijo: Pastor, y yo ¿con qué cara vengo a pedirle a una persona? Esta hermana vino, nos dió un cheque de cincuenta mil dólares de su, me dijo: aquí está esto, usted no tiene que pagarlo por ahora; por ahora ¿no? importante. Vino un hermano literalmente con una bolsa de papel marrón, con papeletas de 50 dólares, 100 dólares, cincuenta mil dólares: Pastor, aquí está este dinero, lo he estado ahorrando. Haga lo que usted necesite con ello. Nunca le pedimos nada.

Dios nos sacó del hoyo una y otra vez, al Señor sea la gloria. Dios no nos dejó y así, el Señor no te dejará en ningún momento. Yo le doy gracias al Señor por el ejemplo de mi madre que me dejó una actitud de confianza radical en el Señor, de que Dios es capaz de abrir el Mar Rojo delante de nosotros. Y esa fe la hemos heredado nosotros y nos ha sido de bendición. Dale esa herencia a tus hijos y cree en un Dios que te saca de cualquier aprieto si tú clamas a Él, y Él te responderá. No serán avergonzados cuantos en Él confían.

Y mi punto final, según dice el salmista aquí ¿no? dice que: "Dios es quien nos corona de favores y misericordias, el que sacia de bien nuestra boca de modo que nos rejuvenezcamos como el águila." Aquí tenemos una imagen de abundancia abrumadora, la abundancia de Dios, la provisión de Dios, inmensa y generosa. Las bendiciones que hemos señalado antes son como de un carácter defensivo, son remedios. El que sana todas tus dolencias, el que rescata tu vida del hoyo, el que todas tus iniquidades. El Señor corrige cosas negativas pero ¿sabe qué? que también Dios se especializa en bendecirnos sin que sea para sanar algo negativo. Aquí es simplemente Dios te bendice, Dios te sacia de bien tu boca, Dios te abruma con Sus bendiciones.

Yo digo hermano, yo creo firmemente que la vida de un creyente, de un hijo de Dios que se guía por los principios de la Palabra es una vida de bendición, de provisión y de prosperidad, mis hermanos. Lo que pasa es que a veces no saturamos nuestra mente.

Tenemos que reprogramar a veces nuestra mente, porque cuando estamos en el mundo el diablo nos daba por la espalda cuando le daba la gana, y cuando venimos a los caminos del Señor y no entendemos que ahora tenemos una ciudadanía celestial, que tenemos un Padre celestial que ha cambiado nuestra condición; ahora tenemos todos los recursos del cielo a favor nuestro. Ahora podemos apelar al Señor y Él nos cubre con Su bondad y Su Misericordia. Ahora tenemos derecha a venir delante del Trono de la Gracia y recibir oportuno socorro de parte del Señor. No cambiamos de programa.

Y entonces continuamos en nuestra vida como esperando desastre y destrucción, y entonces nos sentimos como energúmenos que no contamos en los caminos del Señor. Pero Dios tiene buenas cosas para ti y para tu linaje.

Dios ha cambiado el programa, Dios ha cambiado tu condición. Tú has pasado de ser un extraño a ser un hijo adoptado del Rey de reyes y Señor de señores. Tú tienes derecho a venir y traer tu causa ante el Señor, y recibir bendición de parte del Señor. Tienes que pedirle al Señor: Señor, cambia mi programa.

Sabe que, el tener esa mentalidad de bendición, eso requiere un cambio en nuestra vida. Requiere un régimen continuo, buen alimento en la Palabra, oración, confesión de la bondad de Dios, con nuestra boca decir buenas cosas, escuchar buena música, programas nuestros pensamientos para confesar la bendición de Dios y constituirnos entonces en imanes de la bendición del Señor. Tú tienes que creer que, por ser un hijo de Dios, tú tienes derecho a recibir grandes bendiciones del Dios que te ha creado.

Y entonces podemos decir como el salmista en el Salmo 128 y con esto termino, Salmo 128: "Bienaventurado todo aquél que teme a Jehová." ¿Tú temes al Señor? eres bienaventurado. "Bienaventurado todo aquél que anda en sus caminos. Cuando comieres el trabajo de tus manos, bienaventurado serás y te irá bien. Tu mujer será como vid, tu esposo, tus hijos como vid que lleva fruto a los lados de tu casa. Tus hijos serán como plantas de olivo alrededor de tu mesa. He aquí que así será bendecida el hombre, la mujer que teme a Jehová. Bendígate Jehová desde Sión y veas el bien de Jerusalén todos los días de tu vida, y veas a los hijos de tus hijos." Amén, gloria al Nombre del Señor. Bendecimos tu vida mi hermano, mi hermana, ponte de pie.

Vamos a darle gracias a Dios por todas Sus bendiciones. Yo quiero que te vayas esta tarde con esa seguridad de que tú tienes una herencia increíble, tú tienes todos los recursos del cielo a tu disposición. La Palabra del Señor dice que Dios nos ha bendecido con toda bendición espiritual en los lugares celestiales. No dice que nos va a bendecir, dice que ya nos bendijo. Lo que tenemos que hacer es aprender a habitar en las bendiciones que Dios nos ha dado. Lo que tenemos que hacer es saturar nuestra mente de esa mentalidad de bendición que entonces atrae las bendiciones de Dios a nuestra vida. Recíbela en el Nombre del Señor.

Yo quiero invitar: si hay alguien en esta tarde que todavía no ha entrado en esa bendición de ser un hijo de Dios, un miembro de la familia del Señor. Si tú quieres confesar tu fe en Dios en esta tarde, quizá el Señor te ha hablado a través de la adoración o a través de este mensaje, y tú necesitas, sabes que necesitas hacer tu paz con Cristo y entregar tu vida al Señor. Este lugar está abierto ahora mismo.

Si tú sabes que Dios te está llamando pasa por acá y vamos a orar por ti, vamos a entregarte a los brazos del Señor. Si hay alguien que no lo ha hecho antes pase por acá y vamos a disfrutar de este momento de intimidad con el Señor, venga y vamos a entregar su vida a Dios. Dios les bendiga mis hermanos, amén.

¿Hay alguien más hermanos? gloria a Dios, pasen por acá todos los que quieran. La Biblia dice que: "A todos los sedientos: venid a las aguas." ¿Alguna familia que sabe que necesita de Dios? ¿alguna pareja, algún joven? vamos a estar un momento aquí en la Presencia de Dios, ¿habrá alguien más? Si usted sabe que hay alguien que necesita, anímelo y que venga acá, acompáñelo, vamos a orar por ellos, un Dios bueno. Dios quiere bendecir nuestra comunidad. La comunidad latina necesita de Dios hermanos. Los vecindarios de esta ciudad necesitan de Dios.

La única solución para nuestro pueblo es entregar su vida al Señor. La única solución para esta ciudad es clamar a Dios. Dios tiene poder para cambiar tu vida.

Cuando pasamos aquí al frente lo que hacemos es confesar al Señor, Padre: yo soy pecador y necesito Tu Gracia, confesamos a Cristo, lo confesamos como nuestro defensar y nuestro ayudador. Si hay alguien más, este lugar está abierto, pase por aquí. Y sobre tu vida hijo de Dios, hija de Dios yo declaro felicidad, gozo y salud.

Y recuerdo en este momento también a hermanos que están pasando sus tribulaciones que el Señor los saca del hoyo, el Señor los saca del aprieto. El Señor saca a Persio de su enfermedad, a Dalia, la bendecimos en el Nombre del Señor. También a Carolina y a Pedro, una pareja joven de nuestra Iglesia que están en un aprieto también, en el Nombre de Jehová los bendecimos ahora mismo.

A los hermanos que están acá que yo sé que algunos están pasando por tribulaciones y dificultades en este momento, hermanos: yo bendigo tu vida, y declaro la Gracia del Señor, no dejes de clamar a Dios. "Clama a Mí" dice la Palabra "y Yo te responderé, y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no conoces." No aceptes un dictámen de mal en tu vida. Cree en el Dios que tiene buenos propósitos para ti. Busca del Señor.

Ahora mismo confiesa a Cristo como tu Señor y Salvador, reprende al enemigo de tu alma y dile: ya no tienes poder sobre mi vida. Yo creo que Jesús murió por mí en la cruz del calvario, perdonó mis pecados, sanó mis heridas, anuló todas las acusaciones del diablo contra mi vida y el Señor me da una nueva identidad hoy, confiésalo así, cree en Cristo como tu Señor y Salvador. Arrepiéntete de tus pecados y el Señor no te dejará en vergüenza. El Señor cambiará la condición de tu alma como si fueras un bebé salido del vientre de tu madre sin récord absoluto. Dios lo limpia tu récord y te da una nueva oportunidad.

Si hay alguien más, todavía hay tiempo, queremos orar por ti. Gracias Señor, gracias Padre por el privilegio, el privilegio de caminar en Tus caminos. Gracias porque Tú eres bueno Padre. Gracias porque Tú siempre nos das una nueva oportunidad Señor. Gracias por lo que estás haciendo en la vida de Tus hijos y Tus hijas. Oren por este hermano también por favor, alguien que lo acompañe. Gracias Padre por almas preciosas que Tú amas y que Tú bien conoces. Dale gracias porque hay esperanza para nosotros.

Pedimos que Tu Iglesia Padre sea un refugio para las almas, que Tu Iglesia pueda ofrecerle esperanzas a los que están trancados en un callejón sin salida, Padre. Que Tu pueblo pueda servir como profetas y profetizas que declaren la buena Voluntad del Señor sobre la ciudad. Gracias porque Tu Palabra nos anima a tener fe y a confiar que el futuro es bueno porque Tú estás en nuestro medio Señor, gracias por lo positivo de Tu Palabra, te confesamos como nuestro Dios, como nuestro Salvador, la fuente de nuestra bendición, gracias Señor Jesús.

Sigan ahí orando por sus hermanos, algo suave. Mientras nuestros hermanos ahí están recibiendo gracia del Señor y si todavía usted quiere pasar aquí al frente, por la razón que sea, venga y vamos a orar con usted aunque no sea para recibir salvación. Si usted siente que quiere que oremos por usted todavía, pase aquí, vamos a pasar un momentito delante de la Presencia de Dios. Tenemos un Dios bueno, y otros hermanos que pasen y oren unos por los otros.

Vengan y si usted siente del Señor estar un momento en el altar de Dios aquí y recibir el toque del Espíritu Santo, mire, nunca hay redundancia, nunca está demás venir y buscar otra vuelta de bendición de parte del Señor. Vengan por acá hermanos, oremos por estos hermanos que están y hagamos de este momento un momento de ministración profunda espiritual, Dios quiere tocar tu vida. Dios está aquí para gracia, para sanidad, para bendición. Recibe gracia del Señor en tu vida, confiesa la bondad de Dios ahora mismo en tu vida. Gracias Señor, gracias, gracias Dios.