SERMONES

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La oración mueve el corazon de Dios

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Segunda de Reyes, capítulo 20, la oración del rey Ezequías, para meditar un momento sobre el poder de la oración, como lo hemos hecho a través de la semana. Y hemos examinado el derecho, el privilegio de orar delante de Dios desde diferentes aspectos, y hemos tocado diferentes dimensiones de la oración. Nuestro deseo es enriquecer su vida de oración, mostrarle que la Biblia misma nos enseña que Dios quiere que oremos, que clamemos a él, que no hay nada imposible, no hay nada fuera del alcance de Dios, no hay un teman, no hay una situación de nuestra vida, no hay una circunstancia, no hay un acto, un problema de nuestra vida que no tenga una posible solución en Dios y en acercarnos al trono de la gracia.

Dios mismo nos invita diciendo que entremos confiadamente al trono de la gracia para recibir oportuno socorro. Dice el escritor Santiago, también que cuando alguien esta enfermo, ore, y la oración de fe sanará al enfermo. Dice que si tenemos falta de sabiduría, qué dice? Pídala a Dios. Y cómo da Dios? Con una cucharita, con una gotera, un gotero? Dice, el cual da abundantemente.

Si a ustedes le preguntan, bueno, cómo da Dios, cómo responde Dios a las oraciones? Diga, abundantemente, y qué más? Y sin reproche. Qué quiere decir eso? Que cuando tu vienes al trono de Dios y le pides algo a Dios, Dios no se molesta y dice, bueno, para salir del paso te voy a dar eso pero no me vuelvas a molestar más. No, dice, sin reproche. Eso quiere decir, a Dios nunca le molesta que tu le expongas tu fragilidad delante de él. Oh, cómo se te ocurre traer eso a mi persona? Cómo se te ocurre haber tenido esa tentación? Cómo se te ocurre haber caído en esa situación? Cómo se te ocurre que tu permitas que tu matrimonio llegue hasta ese punto?
No, cuando tu vienes al trono de la gracia. Gracia, quiere decir que Dios te recibe con amor, Dios te recibe gentilmente. Dios te recibe diciéndote, hijo mío, qué necesitas que yo te haga? Hija mía, cuál es tu petición? Dios está dispuesto para responder a nuestras necesidades. El corazón de Dios está preparado.

Y yo creo que si nosotros entendiéramos eso, que el trono de Dios es un trono de gracia, no es un trono de condenación. Condenación para los que están fuera de él, los que no han apelado a Cristo. Pero si tu estás en Cristo Jesús, tu amas a Cristo, tu vida está centrada en Jesús, tu tienes gracia delante de Dios. Habrá corrección en momentos, porque él te ama y su gracia incluye su corrección, pero su gracia es generosa, gentil, fraternal, amorosa. Y eso debe, a nosotros también, predisponernos, aprovechar el privilegio de la oración.

Yo quiero presentarles el caso del rey Ezequías, un hombre justo, no perfecto, tenía pies de barro, como los tenía Josafat. Cometió un error que nos dice la Biblia, no se nos deja saber exactamente en qué consistió su pecado, pero al final de su vida parece que se enorgulleció y Dios lo corrigió, pero él se humilló y volvió otra vez a alinearse con la voluntad de Dios, y Dios lo bendijo y lo perdonó.

Pero era un hombre que tomó muy en serio la gloria de Dios, creía en el poder de Dios, hizo reformas significativas en su reino para eliminar la adoración a los baales, eliminó los lugares altos donde adoraba la gente a los baales, estableció de nuevo la adoración genuina a Dios. Era un hombre que venía, de hecho, de un padre corrupto, un rey injusto, un rey que no reconoció a Dios verdadero, un Dios pagano y adorador de dioses falsos. Y este hombre, Ezequías resultó todo lo contrario a su padre. Amó al Señor, hizo reformas del templo, estableció la adoración en el templo, reestableció a los levitas y los sacerdotes, mandó noticias a todo Israel de una gran celebración de la pascua, que parece que no se celebraba durante muchos años, había caído en desuso la adoración a Jehová y él la reestableció. Amó al Señor grande, grandemente.
Mire aquí donde entra este relato. Capítulo 20, Segundo de reyes, dice que:

“…En aquellos días, - vamos a ver cuáles fueron aquellos días dentro de un momento - … En aquellos días Ezequías cayó enfermo… - no de un resfriado, no de un virus que lo molestaba, no de una artritis, sino cayó enfermo de muerte. Una enfermedad mortal - …y vino a él el profeta Isaías, hijo de Amos, - su reinado se dio en tiempos del ministerio del profeta Isaías - … y le dijo, Jehová dice así,… - mire de dónde venía la noticia de muerte, mire de dónde venía la sentencia de muerte, no era de un médico equivocado que había hecho una radiografía y se había equivocado el diagnóstico. No, venía de Jehová mismo, - … Jehová dice así, Ordena tu casa porque morirás… - y por si acaso le quedaba dudas - … y no vivirás…”

Para que tuviera claro en qué consistía la sentencia. Ahora, qué hizo Ezequías? Dijo, bueno, Señor, si esa es tu voluntad, amén. Yo me someto a ti, ya mis días se cumplieron, amén, llévame contigo Jehová. Eso es lo que nosotros haríamos. Es la respuesta piadosa y religiosa muchas veces y evangélica. Y si lo hubiera dicho, nosotros diríamos, mira, amén, que hombre más entregado, más obediente, más sumiso. Pero Ezequías no se iba a quedar así tranquilo. Tenía un corazón apasionado y dice que:

“… Entonces él volvió su rostro a la pared… - yo no sé si él estaba acostado o estaba de pie y se volteó simplemente a adorarlo. Yo sospecho que él estaba acostado porque estaba de muerte, estaba acostado, yo creo quizás había sirvientes alrededor de él, - … volteó su rostro a la pared y oró a Jehová…”

Diga conmigo, oró a Jehová. Usted ve, yo he predicado que la oración cambia la situación. Aquí hay uno de los casos más dramáticos, de cómo una oración, cambia una situación que parece cerrada, bien cerrada.

“… Oró a Jehová y dijo, Te ruego, oh Jehová, te ruego… - a veces hay que repetirle al Señor, no es que él sea sordo pero hay que atraer sus peticiones una y otra y otra vez, hasta que sepamos que ha llegado al trono de la gracia nuestra oración. –

“… Te ruego, Jehová, te ruego que hagas memoria de que he andado delante de ti en verdad y con íntegro corazón, y que he hecho las cosas que te agradan… - Ojalá que nosotros pudiéramos orar así cuando tenemos necesidad, con esa autoridad, no con un sentido de auto justificación, sino con un sentido de que, Señor, yo he querido agradarte, yo he hecho todo lo que he podido, Padre, por qué?

“… Y lloró Ezequías con gran lloro… - yo creo que lo oyeron los vecinos en el otro extremo de la ciudad, lloró con gran lloro. No tengas temor de llorar, hombre. - …Y antes que Isaías, oiga esto, antes que Isaías saliese hasta la mitad del patio de la propiedad real, vino palabra de Jehová a Isaías, diciendo, Vuelve y di a Ezequías, príncipe de mi pueblo, así dice Jehová, el Dios de David, tu padre, yo he oído tu oración y he visto tus lágrimas. He aquí que yo te sano. Al tercer día subirás a la casa Jehová y añadiré a tus días 15 años y te libraré a ti y a esta ciudad de manos del rey de Asiria… - le dio una ñapa tremenda también. - … y ampararé esta ciudad por amor a mí mismo y por amor a David, mi siervo. Y dijo Isaías, tomad masa de higos y tomándola, la pusieron sobre la llaga y sanó. Y Ezequías había dicho a Isaías, qué señal tendré de que Jehová me sanará y que subiré a la casa de Jehová al tercer día? Respondió Isaías, esta señal tendrás de Jehová de que hará Jehová esto que ha dicho. Avanzará la sombra diez grados, está refiriéndose al sol, su circulación, la forma de medir las horas en estas culturas no demasiado desarrolladas científicamente, un reloj de algún tipo que medía el curso del sol y según la sombra del sol iba estableciéndose la tarde iba progresando. Entonces ellos podían medir qué hora era.

“… Avanzará la sombra diez grados o retrocederá diez grados? Y Ezequías respondió, “Bueno, fácil cosa es que la sombra decline diez grados… - fácil es que el reloj vaya hacia la derecha, uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis, un reloj normal, moderno - … fácil cosa es que la sombra decline diez grados pero no que la sombra vuelva atrás diez grados…”

Hermanos, si ustedes ven la aguja de su reloj yendo para atrás huya, corra. O tírese de rodillas a orar y clamar a Dios porque está ocurriendo algo bien raro.

“… pero no que la sombra vuelva atrás diez grados. Entonces el profeta Isaías clamó a Jehová e hizo volver la sombra por los grados que había descendido el reloj de Acas, diez grados atrás…”

Ese es uno de los relatos más escandalosos que hay en toda la Biblia y muchos científicos y apologistas cristianos se han roto la cabeza tratando de justificar cómo era posible que eso se diera. Hizo Dios que retrocediera el sol? Hizo Dios que simplemente fuera algo local, una visión o lo que fuera? Pero el caso es que Ezequías recibió la señal que tanto necesitaba.

Como ustedes ven este es un relato bello, un relato ejemplar, un relato que nos deja con un buen sabor en la boca, de que es posible. Por qué registró Dios este evento en la vida del rey Ezequías? No solamente para registrar un hecho histórica, una curiosidad histórica que pasó. Dios quería dejar un relato que cuando el pueblo de Dios lo leyera siglos y siglos después, se sintiera motivado a creer que Dios es un que escucha las oraciones, que Dios es un Dios que hace cosas imposibles, que Dios es un Dios inclusive que está dispuesto a cambiar sus propios edictos, sus propias declaraciones y decisiones a respuesta de un hombre o una mujer que se atreva a creerle a él, y que como Ester diga, “si perezco, que perezca, pero yo voy a ir y voy a entrar al trono de Dios y voy a postrarme y le voy a presentar mi necesidad y él entonces sabrá lo que hace, si responde o no.”

Cuando usted va a orar no se pregunte, bueno, será esto posible? Querrá Dios hacerlo? Estaré yo orando correctamente? Amén, usted puede quizás pedirle al Espíritu Santo sabiduría, pero mire, traiga su necesidad delante de Dios, presente su necesidad delante de Dios, guerree por su necesidad y si Dios le da victoria, amén, sino eso es asunto de él, pero usted haga su parte. Usted clame claramente delante de Dios. No esté dudando.

Eso es lo que pasa, muchas veces cuando oramos hay como inseguridad, incertidumbre, me va a responder Dios, no me va a responder? Será esto de Dios, no será de Dios? Y entonces, yo creo que una vez que usted ha decidido, yo tengo una necesidad, necesito una respuesta de Dios. Venga seguro delante del Señor, adelgace su oración como un rayo láser y preséntela a Dios. Por eso el Apóstol Santiago dice, “pero pida con fe”, cuando dice ore al Señor, Dios da abundantemente, dice pero pida con fe, no dudando nada. Guau! Hay que pedirle al Señor, Señor, auméntanos la fe, aumenta mi fe.

Yo les digo la verdad, cuando uno ora, si usted es honesto, si usted es honesto y yo soy honesto, es interesante, yo he observado ese fenómeno psicológico cuando nosotros oramos. Es como que hay un velo, hay una membrana extremadamente delgada, cuando nosotros oramos, como que amortigua nuestras oraciones. Y esa parte es la biología humana que impide que nosotros oremos con toda soltura y con toda fe, con toda creencia delante de Dios.

Cuán delgada, cuán gruesa es esa membrana depende de la unción de Dios en nuestra vida y la cantidad de fe que Dios nos ha dado. Pero yo creo que todo ser humano, por razón de ser biológico en su naturaleza, tiene algo que le impide pedirle a Dios con la soltura con que usted le pediría a Obama, si lo tuviera ahí, que le diera un puesto en su administración. No es lo mismo.
Usted ve? Porque es como que uno le está pidiendo pero hay secretamente en nuestro subconsciente hay algo que dice, bueno, escuchará Dios o no? Y el Apóstol Santiago nos dice, mire en todo lo posible, pídale a Dios o vaya adquiriendo esa convicción. Yo creo que según la bendición de Dios cae sobre nuestra vida, la unción de fe cae sobre nuestra vida, más convicción hay de que estamos hablándole directamente a Dios. Y que él está dispuesto a escuchar.

Tenemos que decirle, Señor, ayúdame a quitar todas esas cosas subconscientes, esos frenos subconscientes que están en nosotros, esas contaminaciones subconscientes que jalan en diferentes direcciones, de manera que el rayo de mi oración no vaya en línea recta sino que vaya siempre como esparcido y zigzagueando y llegue no en el centro mismo de la oración. Y eso viene de la práctica de la oración, viene del ayuno, viene de la compenetración con la palabra de Dios, viene de la santificación, viene de la comunión continua con el pueblo de Dios, viene de servir al Señor. Todas estas cosas juntas van dándole poder y convicción a nuestras oraciones.
Cuando esas cosas están faltas en nuestra vida, le restan fuerza, le restan convicción. Por eso es que tenemos que pedirle al Señor claro, porque Dios está dispuesto a escuchar.

Aquí tenemos a este hombre, Ezequías había experimentado grandes milagros de parte de Dios. Dios había hecho un tremendo milagro cuando literalmente eliminó a todo un ejército poderoso que tenía cercada su ciudad y en respuesta a una oración que Ezequías hizo, cuando no podía más cogió una carta, que era una declaración de guerra de Zenakerib, un rey muy poderoso, y Ezequías cogió la carta donde decía que iba a destruir su ciudad, y sabe lo que hizo Ezequías? En vez de ponerse a llenar esa carta de lágrimas, cogió la carta y la llevó al templo. Y se metió en el templo y dijo, Señor, este es tu problema, este no es mi problema. Mira lo que este hombre me está diciendo. Va a destruir mi pueblo. Y Ezequías clamó al Señor. Y dice el relato que Dios le mandó una profecía a través de Isaías y le dijo, yo me voy a encargar de ese asunto. Y esa misma noche, dice, que Dios mandó a su ángel y destruyó completamente ese ejército, y las naciones alrededor tuvieron miedo porque vieron la gloria de Dios manifestarse en la vida de Ezequías.

Después de esa gran victoria le viene una enfermedad terrible a Ezequías. Por eso dice, después de aquellos días, o en aquellos días le dan una sentencia de muerte a través de una enfermedad. Qué nos dice eso? Hermanos, la vida cristiana es una vida dinámica. Puede haber momentos en tu vida que vas a tener gran bendición de Dios, puede haber momentos en que todos los biles van a estar pagados, tu matrimonio va a estar muy armonioso, tus hijos van a estar yendo a la iglesia y buscando de Dios, tu te vas a sentir lleno de entusiasmo por las cosas de Dios, tu trabajo va a estar muy bien, tu jefe va a estar contento contigo, vas a tener buenas relaciones con tus compañeros de trabajo, y en esos tiempos gózate, alaba al Señor, asiste a la iglesia, celebra la bendición de Dios, trata de llenar la cuenta de banco lo más que puedas, porque también vendrán días de pruebas y de dificultades en tu vida.

El cristiano que quiere solamente mares tranquilos toda su vida, no sabe de lo que está hablando. Tenemos que ser marineros de agua dulce y también de agua salada. Cuando viene la prueba tenemos que estar preparados para saber qué hacer también, porque la aflicción viene. Dice Jesucristo “en el mundo hallareis aflicción”. Esa es la naturaleza del mundo.

Ezequías tuvo una gran victoria, gran bendición pero de momento viene una crisis a su vida. Y que bueno que en ese momento no se desplomó, sino que sabía lo que tenía que hacer. Yo digo algo muy importante en el libro “Pies de barro”, y es que cuando las cosas te van bien en tu vida, ese es el tiempo que tu debes usar para fortalecer los muros interiores de tu vida espiritual.
Mucha gente cuando todo va bien se descuidan. Yo he visto muchas personas que cuando las cosas le están yendo bien, hay mucho trabajo, le ofrecen part time y over time de momento, ya usted sabe, se mete en eso y se olvida de la iglesia. Todo está bueno, todo en la vida está bien, entonces bueno, vamos de vacaciones. La iglesia hoy, pues vamos a la playa mejor y vamos hacer esto, vamos a hacer lo otro. Y nos olvidamos del Señor.

¿saben qué? Yo he aprendido algo, que cuando las cosas me van bien yo tengo que usar cada minuto de paz y de tranquilidad para atesorar fuerza en mi espíritu. Es cuando más yo debo servir al Señor, debo aprovechar para tener más tiempos de vigilia, de ayuno, de buscar el rostro de Dios temprano en la mañana, de leer la palabra, de estudiar, de servir más a Dios. En los tiempos de quietud y de bonanza en tu vida, atesora energías, sirve a Dios.

Dice la palabra, está alguno alegre? Qué debe hacer, bueno, cante alabanza, adore al Señor. Está triste? Pues entonces, ore y busque solución, busque sanidad. Hay tiempo para todo dice el profeta.

Entonces, por qué yo digo esto? Porque cuando viene la crisis a tu vida, cuando el diablo está rompiéndote la puerta a martillazos, si tu no tienes en ese tiempo las actitudes de un cristiano guerrero, y no conoces de Dios, si tu vida de poder no está como debe estar, si tu no sabes a quién ir, si no hay autoridad espiritual en tu vida, te vas a desplomar y el diablo se va a servir con la cuchara grande en tu vida.

Por eso es que en los tiempos de paz, prepárate para la guerra, para que en los tiempos de guerra tu sepas lo que tienes que hacer. Imagínense un soldado, que cuando las balas están silbándole por encima de la cabeza comienza a leer su manual acerca de cómo hacer una trinchera o cómo usar el rifle, o cómo usar técnicas de defensa. Ese no es el momento, el momento es cuando tu…

Nosotros tenemos que vivir la vida cristiana enmarcada en las cosas del espíritu, sea tiempo bueno, sea tiempo malo, yo soy un hijo de Dios, yo soy un ser espiritual, mi vida tiene que estar definida en términos de mi identidad espiritual.

Gracias a Dios que Ezequías era un hombre que sabía que Dios tiene poder y que Dios contesta la oración. Él tenía experiencias con Dios. Él había pasado su vida sirviendo al Señor. Él había vivido una vida lo más íntegra que podía. Yo estoy seguro que no era un hombre perfecto, pero él dice, cuando viene la guerra a su vida, él tiene de dónde sacar reservas. Él tiene a donde apelar, y por eso él obtiene la victoria. En vez de desmoronarse y decir, oh, Señor, tu eres injusto, por qué tu permites que eso me pase si yo he hecho… No, él no recrimina a Dios, él apela a Dios.

Y uno ve eso una y otra vez, la gente de Dios cuando viene la crisis sacan de las reservas que han acumulado durante los tiempos de paz. Miren otra cosa aquí en este pasaje. La sentencia de muerte era absolutamente clara. Como yo decía, una cosa es que un médico te diga, mira, tienes un cáncer terminal, y otra cosa es que te digan, Dios dice que tienes un cáncer terminal y que te prepares para morir.

Yo creo que esto lo registra el escritor así porque quiere hacer más dramática todavía la respuesta que recibió Ezequías de Dios. Y para mí ese es uno de los grandes misterios de Dios. Aquí se nos da una entrada, primero al corazón de Dios, la intención de Dios y la voluntad de Dios. Y la voluntad de Dios es que este hombre muera, su tiempo ha llegado y él le dice, prepárate porque ya Dios ha determinado…

Y esto es una cosa que a los teólogos les crea mucha confusión muchas veces y eso genera a veces teología rara de que Dios no conoce todo lo que va a pasar en el futuro, etc. Aquí hay una complejidad bien grande. Sabía Dios o no que Ezequías iba a orar y que él lo iba a sanar? Yo creo que sí. Ahora, yo no me voy a romper la cabeza en cómo es que Dios compagina el tiempo y el espacio y la eternidad, su absoluto conocimiento y la limitación del hombres.

La Biblia es un libro que registra lo eterno, lo absoluto, lo infinito y trata de hacerlo en un lenguaje y en unas categorías racionales muy limitadas. No podemos incluir todo la complejidad de Dios. Lo que sí me dice aquí es una cosa, es que Dios había dicho y había determinado que este hombre iba a morir, pero Isaías clamó al Señor, oró y cambió. Yo voy a decirlo de esta manera para no entrar en muchas historias acá, cambió la voluntad de Dios, cambió la intención por lo menos, de Dios. Y Dios, que es fiel, misericordioso, perdonador y compasivo, retiró su decreto de muerte y tuvo la gracia de extenderle la vida a este hombre.

Hay pocas situaciones tan claras, tan gráficas en la Biblia que me dicen a mí, Roberto, ora y clama a Dios. Por eso es que hicimos lo que hicimos aquí esta mañana. Yo creo en la oración, creo que la oración cambia los aires, creo

que vivimos en un mundo tremendamente misterioso, creo que cuando hacemos guerra espiritual y confrontamos los poderes de las tinieblas y declaramos victorias espirituales, el diablo dice que él es el hombre fuerte que gobierna las naciones, gobierna ciudades, gobierna economías, gobierna sistemas que rigen los países y las ciudades, y cuando el pueblo de Dios contraataca y lo ata y hace difícil su obra de destruir vidas, él se dirige y quiere matar, robar y destruir y hacer daño y nosotros tenemos que contrarrestar esa fuerza llamando la gracia y la misericordia de Dios.

Ezequías hizo esto. Ezequías clamó a Dios, dijo, Señor, yo te he servido, qué está pasando? Por qué? Yo no creo que Ezequías clamó así porque le tenía miedo a la muerte. Yo creo que Ezequías clamó así porque él entendía instintivamente que su tiempo no había llegado. Yo creo que Ezequías quería todavía hacer cosas para Dios.

Que interesante que cuando Dios le dice, sabes qué? Te voy a sanar y al tercer día vas a ir a mi casa. Fíjese que no le dice al tercer día te vas a montar en tu caballo real y vas a volver otra vez a tus negocios normales de gobierno. No le dice te vas a tomar unas vacaciones de dos semanas para que te repongas del susto que has pasado. Le dice, no, en tres días vas a ir a mi casa.

Mire cómo, es decir, la Biblia define, enmarca, computa los eventos de la vida del hombre, la mujer de Dios en términos de su relación con Dios. Cuándo fue la última vez que usted recibió una noticia bien grande y lo primero que usted piensa es, voy a ir a la iglesia hoy a darle gracias al Señor? Mucha gente dice, no, vamos a ir a cenar, vamos a celebrar esta noche. Vamos a ver una buena película, vamos un fin de semana a pasarnos a Nueva York. No vamos a darle al Señor el diezmo, vamos a celebrar en la casa de Dios, vamos a testificar de lo que Dios ha hecho en nuestras vidas.

Yo creo que Ezequías quería, era un hombre que amaba a Dios y él dijo, Señor, todavía mi tiempo no ha llegado, hay cosas que yo quiero hacer. Ten misericordia de mí y clamó.

Se recuerdan lo que yo decía el domingo pasado acerca de la oración de Jabes, el oh de Jabes. Oh, si tu me dieras bendición y tu mano fuera conmigo, y me libraras del mal para que no me dañe, y ensancharas mi territorio. Esa oración era una oración completa, pero ese Oh fue una expresión que salió de los profundo de su corazón. Dios ama a la gente apasionada, a la gente que dice, si tu no me das esto, Señor, yo me muero. Atrévase a pedirle al Señor de esa manera. Eso es lo que pasa, en la vida cristiana hay mucha gente, como dijera yo, tibia, indiferente, gente que quiere que Dios los bendiga, pero están dispuestos a pagar el precio, gente que quiere hacer grandes cosas para ellos.

Tienen grandes sueños pero no están dispuestos a sacrificar algo por Dios. No están dispuestos a entregar más allá de lo básico. Le dan al Señor lo mínimo. Si el culto se tarda más de una hora y si el pastor predicó más de 20 minutos, ya están mirando su reloj de manera que él lo vea desde el púlpito. Pero no les importa que el juego de fútbol o de baseball vaya hasta las 3 de la mañana. Oh, no qué juegaso nos tiramos anoche, hasta las 3 de la mañana estuvieron peleando ahí. Y están hasta el último segundo disfrutando del juego, pero dígale que le den al Señor una hora de oración y usted verá como enseguida comienzan a dar excusas.

Ezequías era un hombre de pasiones grandes y no tuvo temor cuando vino la sentencia de muerte, hermanos, se rajó a llorar ahí. No le importó que estuviera la mujer, no le importó que estuvieran los hijos, los mocos se le salieron por la nariz y él dijo, no, yo voy a clamar a Dios. Yo voy a pedirle al Señor que tenga misericordia. Dice que lloró con gran lloro. La gente lo escuchó. No le dio temor de que sus siervos lo vieran llorar al gran rey Ezequías, él dijo, “Señor, ten misericordia de mí.”

Bartimeo dijo, “Señor, hijo de David, ten misericordia de mí, ten misericordia de mí” y el Señor escuchó a Bartimeo. Tenemos que pedirle al Señor, Señor, dame pasión para ser un hombre, una mujer apasionada delante de ti, una persona de grandes emociones, grandes convicciones, grandes inclusive odios al pecado, por ejemplo.

Hoy en día, se celebra esta moderación en el mundo evangélico. Hay que ser moderado para todo. No pongas a la gente incómoda en el trabajo hablándole de Jesucristo. No ores en el nombre de Jesús en un lugar público para que la gente no se ofenda. Quita la cruz de enfrente de la iglesia para que la gente no crea que ustedes son un culto falso, mágico. No adoren al Señor en voz en cuello en el culto sino que bien tranquilito, bien ordenado, los hujieres moviéndose con mucho cuidado para no hacer ruido. Todo elegante. Todo mesurado. Todo con mucho balance, mucha armonía, mucha proporción.

Hermanos, lo que mueve el corazón de Dios es cuando nos salimos de lo común. Cuando estamos dispuestos a cuestionar, okay, hay cámaras aquí de televisión, que importa, vamos a orar al Señor con más fuerza todavía. Está el gobernador de Massachussets en la iglesia, vamos a gritar en voz en cuello que Jesucristo es el Señor. Si quieren venir eso es asunto de ellos, pero están entrando en un lugar santo y nosotros no podemos reprimir nuestra pasión por Dios simplemente para que la gente diga, oh, que gente tan decentes, que elegantes, que bien comportados.

Yo veo en la Escritura una invitación a la pasión. Apunte eso por allí, invitación a la pasión. Está bueno eso, ¿verdad que sí? El próximo libro dice Diana, Invitación a la pasión. El pueblo judío es un pueblo apasionado, sabe. Y nosotros tenemos que ser comprometidos, apasionados, entregados. Si hay algo, una necesidad que tenemos delante de Dios, un hijo que necesita una intervención especial de Dios, un matrimonio que se está desmoronando, una situación financiera que está… clame al Señor y déjele saber a Dios su necesidad.

Tírese uno o dos ayunos, escoja una vigilia, busque del Señor de alguna manera, preséntele al Señor su causa en una forma insistente y Dios frecuentemente va a escuchar.

En el caso de Ezequías dice que ni siquiera había llegado al final del patio cuando Dios le habló, devuélvete, tengo noticias diferentes, cambio de planes. El plan B Isaías. Hay otra cosa interesante aquí, nos dice que Ezequías volteó el rostro hacia la pared. Por qué pone ese detalle cinematográfico el escritor de Reyes allí? Porque eso no es necesario. Es superfluo.
Yo creo que cuando Dios pone esos detalles en la Biblia es por alguna razón. Imagínese en su mente. Visualice a este hombre acostado en su lecho de muerte. Le acaban de dar una sentencia. El profeta se voltea, se va. Se llena de dolor y de temor y lo que hace es que se voltea. Yo puedo casi ver las sábanas que están encima de él volteándose con él y él pone su rostro hacia la pared.

Sabe lo que eso me dice a mí? Mire cuando usted tiene un clamor, una necesidad ante Dios, busque el mejor ambiente posible, la mejor posición posible, el mejor momento posible para clamar a Dios. Cierre la puerta de su casa. Reserve una mañana. Si usted es una persona que sus energías son más fuertes en la mañana, no ore a las 12 de la noche cuando usted está cansado y lo que quiere es dormir. Entonces ahí lo que tiene es una oración, Señor, ten misericordia de mí. Se acuesta y ya se olvidó ni siquiera de orar más. No terminó la frase y ya está durmiendo.
No, use el mejor tiempo. Yo soy una persona diurna. Mi esposa es nocturna, ella a las 3 de la mañana está feliz haciendo un trabajo, preparando una meditación o lo que sea. Yo, a esa hora, olvídese, que se puede caer el mundo encima y yo estoy fuera de condición. Pero yo por eso, mi tiempo favorito para orar es tempranísimo por la mañana, antes que salga el sol, mi tiempo favorito, como yo les he dicho, una taza de café, en una silla bien cómoda, en una esquinita de la casa, con el mundo totalmente desaparecido de mi vista y mi oído, orando al Señor. Ese momento es para mí insustituible, es el mejor tiempo de toda mi vida, la mañana.

Otros quizás, es de noche. Pero cuál es el mejor tiempo de tu vida? Cuando tu estás concentrado o cuando hay energía en tu mente y tu le puedes dar al Señor el mejor tiempo posible, antes que los muchachos se levanten y estén correteando, antes de que escuches las noticias y ya tu mente se vuelva un problema también, antes que escuches el tiempo o lo que sea. No, saca el mejor tiempo de tu vida.

El Señor Jesucristo muchas veces apartó a toda la gente. Cuando fue a orar por la hija de Jairo dejó afuera a todo el mundo y metió solamente a dos de sus discípulos, porque no quería que lo interrumpieran, no quería que la fe de otros o la falta de fe de otros, complicara su oración.

La oración tiene que ser concentrada, hay que visualizar las cosas, hay que desarrollar las peticiones. Hay, como decía yo antes, darle nombre y apellido. Hay que explayar tu necesidad delante de Dios como hablarías con psiquiatra o un psicólogo. Dale lujos de detalles, desarrolla el territorio que tu quieres que Dios bendiga. Visualiza lo que tu quieres recibir de Dios. Pelea contra la duda dentro de ti y trae tu oración concentrada, clara. Tu y Dios.

Yo amo la oración en público, hermanos, por eso hemos orado. Pero ¿saben qué? Yo no amo tanto la oración en público porque amo tanto la oración en privado, personalmente, ese soy yo. A mí me gusta orar con mis hermanos, y he dicho que es importante la oración pero para mí, la oración más importante de todas es cuando yo estoy solo con Dios. Él y yo, mano a mano, luchando con el ángel. Mi mente concentrada en él y silencio alrededor de mí que ni me escuche mi esposa, nadie. Él y yo.

Y por eso yo creo que Ezequías volteó el rostro hacia la pared y el Señor nos deja allí algo, de que cuando oremos, es importante, los gestos físicos, el cuerpo ayuda el espíritu. Hay vínculos entre las emociones, el cuerpo, el espíritu, la mente, todo eso es una sola cosa. Yo encuentro, cuando usted se arrodilla y mete la cabeza en una silla o algo, eso ayuda a la oración inclusive. Le ayuda a concentrarse, es un acto simbólico que le da un mensaje a su cerebro y le dice, concéntrate.

Cuando levantamos nuestras manos, cuando nos ponemos de pie, cuando pasamos al frente, todo eso, es un mensaje que le estamos dando al espíritu. Yo quiero hacer algo extraordinario y quiero recibir la contestación.

Hermanos, el mundo del espíritu es muy misterioso. Hay aspectos mecánicos en las cosas espirituales y mientras uno más entiende la palabra de Dios, uno se da más cuenta que sí, que hay dimensiones mecánicas, físicas, simbólicas que tienen que ver mucho con la efectividad en nuestra vida de oración, nuestra efectividad delante de Dios.

Entonces, Ezequías volteó su rostro hacia la pared y clamó a Dios. Y le dijo, Señor, ten misericordia de mí. Inmediatamente bajó la gracia de Dios, la respuesta de Dios, regresó Isaías, y vino… parece que la oración de Ezequías fue tan poderosa que desató gracia abundante de parte de Dios. Le dijo, sabes qué, Ezequías? Cancela la última noticia y aquí está la nueva: 15 años de vida para ti, 15 años. No le parece eso raro? Por qué no 10, por qué no 20? 15 años. Dios es un Dios específico. Así como nosotros tenemos que ser específicos porque Dios es específico, Dios es concreto.

Eso me acuerda a mí acerca de que la oración es algo, sí tiene un aspecto misterioso, pero también tiene un aspecto cotidiano. Dios es un Dios así, claro. Dijo te voy a dar 15 años más, te voy a extender 15 años. Yo hubiera dicho, Ezequías no te preocupes, vas a tener una vida más larga todavía. Pero no, le dijo 15 años y ahí los tienes.

Eso me convence a mí de lo verdadero de ese relato. Además de eso te voy a dar victoria a tu pueblo, te voy a dar bendición, te voy a bendecir tanto en tu propia vida, tu salud, pero también en tu reinado. Dios es un Dios expansivo. Da abundantemente y sin reproche. Y Ezequías se gozó y tuvo victoria y pudo ir al templo y darle gracias a Dios.

Su fe no era perfecta. Fíjese lo que pasó ahí, le dijo, Señor, dame una señal. Esto es tan grande que quisiera estar seguro, como buen judío, le pidió a Dios que le firmara un contrato claro.

Fíjese, era un hombre con pies de barro. Gedeón cuando Dios le dijo, ve y ataca al enemigo con 300 hombres, 30000 que tenía originalmente, se quedó con 300 solamente, Señor, qué señal tendré yo de que tu me vas a usar de esa manera? Dame algo y le dijo, si el vellón este de lana en la noche, si el rocío cae solamente sobre el vellón de lana pero no sobre el resto, entonces yo voy a creer. Pero después le dijo, pero sabes qué? Una señalita más, por favor, esta vez que caiga sobre la grama y no caiga sobre el vellón. Que misericordioso es Dios. Dios se digna de complacer a su siervo. Y le dijo, mira, está bien, te voy a dar una señal, el reloj va ir hacia atrás en vez de hacia adelante.

Dios es un Dios misericordioso. Dios se compadece de tu necesidad. Dios conoce, tu fe no tiene que ser perfecta. Haz todo lo que tu puedas pero al final del día, acércate ante el Señor, con lo que tu tienes. Señor, lo que tengo aquí es una tortolita para mi sacrificio, no tengo un carnero, pero lo que tengo te doy, Señor. Mi oración delante de ti, estoy débil, estoy deprimido, estoy triste, tengo dudas en mi corazón, pero ten misericordia de mí y recibe lo que te ofrezco Señor. Clamo a ti.

Hermanos, Dios nos invita a ser una iglesia de oración. Creámosle a Dios. Como el siervo se compadece de los hijos, se compadece Jehová de los que le temen, porque él conoce nuestra condición. Se acuerda de que somos polvo. Cada día tenemos que creerle más y más a Dios y traer nuestras peticiones delante de él.

Pidámosle al Señor que nos ayude cada día más y más a ser un pueblo que ore, un pueblo que clame. Clama a mí y yo te responderé y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tu no conoces. Ponte de pie. Gracias, Señor Jesús. Gracias Señor.

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Víctima de bigamia, con un padre alcohólico

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Quiero darle las gracias a la pastora por invitarme. Cuando ella me invitó y me mencionó el tema, mujeres de impacto, me llamó mucho la atención porque he estado rodeada de mujeres de impacto. Hemos visto a las mujeres de impacto de la Biblia pero también esas con las que uno crece.

Y yo creo que a eso estamos llamadas, a impactar, no a dejar que los problemas y las circunstancias nos impacten a nosotras, nosotras impactar las circunstancias. Bendito sea el Señor.

Antes de continuar quiero leer en Primera de Pedro 4 buenos administradores de la gracia de Dios, y vamos a leer en el Capítulo 11. Leemos:

“… Si alguno habla, hable conforme a las palabras de Dios. Si alguno ministra, ministre conforme al poder que Dios da para que en todo sea Dios glorificado por Jesucristo, a quien pertenecen la gloria y el imperio por los siglos de los siglos. Amén…”

Oremos, amadas. Gracias, Señor, por este día, gracias por tu presencia. Gracias porque sabemos que tu estás aquí, Señor. Gracias por permitirnos llegar hasta aquí, por la disposición, Señor, gracias por tu unidad. Te pedimos que tu hables a nuestras vidas conforme a nuestra necesidad. Guíanos, Señor, y que podamos aprender y crecer en ti en el nombre de Jesús. Amén.

Pues, les decía que he estado rodeada de mujeres de impacto y dentro de esas mujeres puedo citar mi madre, una mujer entregada al Señor con un ministerio amplio, entregada a su familia, una mujer que muchos la llaman mamá. Ha dado un ejemplo maravilloso de servicio, de entrega al Señor, de esposa, de hija, de cuñada, de tía, de prima.

La otra madre que tengo, porque tengo varias, mi pastora de Santo Domingo, la hermana América, ha impactado mi vida también. Una amiga tiene 75 años y salimos cuando estamos en Santo Domingo y compartimos como si tuviéramos la misma edad. Ella ha impactado a mi vida. Mayra Rodríguez, ustedes la conocen. Mayra tiene un don de intercesión que me ha impactado.

La conozco desde jovencita. Crecimos en la misma iglesia en Santo Domingo y ella tiene ese don de intercesión, pero al mismo tiempo tiene sentido del humor y eso es algo que nosotras necesitamos, ese gozo que se mantenga en nosotras.

Cuando vine aquí a León de Judá alguien que me impactó, la pastora Meche. Cómo el Señor a ella la usa en esa dulzura especial que viene de él. Eso a mí me ha impactado.

Vanesa Santos Mirabal, que adoradora, tremenda. Mi hermana Katia, con cuatro hijos dedicada al Señor, trabaja, estudia. Sus hijos van de 17 a 3 años y va dos veces a la iglesia, no sé cómo ella lo hace.

Y mi madre Ada, que me ha dado consejos de vida, que a los cuales le doy tantas gracias al Señor por ella, y gracias al Señor porque me ha ayudado a poner esos consejos en práctica. De nada vale que nos den el consejo si no lo ponemos en práctica. Ella es mi familia aquí y le doy gracias al Señor por eso.

De todas esas personas quiero hablarles de mi madre. Ella me instruyó en el camino a mí y a mis hermanos. Una madre entregada al Señor, como les dije, como dice la palabra, instruye al niño en su camino y aún aunque fuere viejo no se apartará de él. Instruid al niño no es traerlo a la iglesia, es enseñarle a orar, enseñarle a interceder, enseñarle desde pequeñito a ser un guerrero. Eso aprendí de mi mamá.

También ella me enseñó ese mandamiento con promesa: Honra a tu padre y a tu madre para que te vaya bien en los días que Jehová, tu Dios, te da. Bendito sea el nombre de Dios.

Y ustedes dirán honrar a nuestros padres. En una ocasión alguien me dijo, bueno, pero mi papá ha sido tan malo que honrarlo eso no aplica. Resulta que nuestros padres tienen que darle cuenta a Dios, eso es algo entre ellos. Nosotros tenemos que cumplir con lo que eso dice. Honrar y cómo lo dice, honrar a nuestro padre y a nuestra madre. No dice nuestros padres, los separa.

Y quizás ustedes dirán, pero tu creciste en un hogar cristiano, para ti fue fácil. Mi madre, una sierva de Dios, mi papá un alcohólico. Alcohólico de tomar lunes, martes, miércoles, jueves, viernes, sábado, domingo. Si llovía tomaba, si salía el sol tomaba. Si estaba triste tomaba. Si estaba contento tomaba. Era tomar. Ustedes no sé si saben que hay personas que toman, como dicen se emborrachan, se duermen, hay otras que se ponen contentas, hay otras que se ponen agresivas. En mi casa los platos volaban. Fue un tiempo bien difícil que no duró 5, ni 10, ni 20 años. Duró mucho más que eso.

Y debo decirles que en todo ese proceso mi mamá siempre estuvo ahí diciéndonos, deben honrar a su papá. Deben honrar a su papá. Y también nos decía, recuérdense que ustedes tienen un Padre celestial, piensen en ese Padre celestial que suple todas las necesidades, que él no los va a dejar a ustedes, cuatro niños pequeños. Y eran situaciones tan difíciles que a medianoche, mami tenía que salir con nosotros a medianoche. Teníamos que dejar la casa. Y yo no entendía eso.

Hermanos, los niños asimilan todo, hasta una mala mirada entre los padres, y la van guardando, la van guardando. Y a veces pensamos, no, pero está muy pequeño, no entiende. Claro que sí. Y eso va afectando y afectando, y aunque mi mamá nos protegió, en mí fue creando cierto resentimiento contra mi papá. Yo lo amaba, lo quería, pero yo no entendía por qué teniendo una esposa admirable, entregada al Señor, una madre buena, nosotros hijos buenos, porque a pesar de todo, éramos los niños modelo de todo el vecindario. Teníamos la vergüenza de que el vecindario entero sabía la situación de mi casa, porque cuando papi llegaba a medianoche tomado, todo el vecindario se despertaba porque era una cosa tremenda. Eso no se podía esconder. Era la música, estallando. Tenían que venir los vecinos a socorrernos. Bendito sea el nombre de Dios.

Y cuando ya alcanzamos cierto conocimiento, mami nos sentó y nos dijo, “Su papá actúa así porque en su niñez él fue rechazado.” Hermanos, detrás de toda visión hay un por qué. Y no es que vamos a pasar paño tibio, pero hay que entender y todo viene de la niñez. Y esta mañana cuando llegué les estaba orando, y se estaba orando por los niños, el Señor ha puesto una carga por los niños.

En el primer día de matutino de la iglesia el pastor de los niños, Jonathan, dijo que así como en la iglesia se pasó papelitos para anotar las peticiones, a los niños se le pasaron papelitos también y él se sorprendió cuando vio tantos papelitos que decían “Oren para que mis padres no peleen.”

No oren para tener un juguete, ni para que me vaya bien en la escuela, para que mis padres no peleen. Y a veces vemos que nuestros niños nacen sanos y de repente se le desarrollan enfermedades. Vamos a chequear qué pasa en el hogar. Yo fui víctima de eso.

Mis nervios se deterioraron, en la escuela me tenían que llamar a mi mamá que me buscara, se empezaron a deteriorar. Un día me despierto y noto que no puedo caminar bien, tenían un dolor tremendo y no podía. Fui al baño, agarrándome, regresé, me senté y entonces llamé a mami. “Mami, no puedo caminar bien.” Me dice, “¿Te caíste?” Le dije, “No,” “Pero quizás te caíste y se te olvidó”, “No,” “Te diste un golpe.” “No.” Me chequeó, no había nada. Eso fue el sábado en la mañana. Domingo íbamos a la iglesia caminando. Para ir a la iglesia tuvimos que detenernos como cuatro o cinco veces, yo no podía caminar. El lunes me llevaron al médico. El médico a mami, “La voy a transferir a un especialista porque ella presenta principio de parálisis.”

Y me llevaron a un especialista, hicieron el chequeo. Empecé a tener problemas también en mis manos y el diagnóstico sí fue un principio de polineuritis, parálisis progresiva. El doctor le dijo, “La vamos a poner en terapia, pero no hay mucho qué hacer. Ella va a quedar paralítica.”

Imagínese en medio de un hogar con tantos problemas, esta noticia. Esto fue tremendo. Y llegamos a la casa, yo me fui a la habitación. Mi mamá buscó una enciclopedia médica y se puso a leer y allí mismo en la cocina se hincó, abrió los brazos, y dijo, “Señor, yo no quiero que mi hija quede paralítica. Yo no quiero mi hija paralítica. Yo la declaro sana.”

Cuando yo salgo, que veo eso, a mi mamá llorando como una niña, me fui a mi habitación y me senté y empecé a orar. Y todo lo que mi mamá me enseñó me vino a mi mente. Todo lo que ella me enseñó vino a mi mente. Cuando nací fue un miércoles soleado y ella me puso por nombre Betsaida Noemí. Betsaida es casa de pesca, Noemí, dulzura. Mi abuelo quería que me pusieran Carolina, pero ella dijo, ese es el nombre de ella.

Y mi mamá me explicó por qué me puso ese nombre. Ella me dijo “En Betsaida fue que el Señor multiplicó los peces. En Betsaida fue que el Señor sanó al ciego. Felipe era de Betsaida.” Buscó la Biblia y me enseñó, “Mira, ahí está Betsaida. Es una ciudad de Israel.” Y todo eso ella me decía y a mis hermanos también. Ella trataba de llenar ese vacío, esa herida, porque mis hermanos fueron afectados también.

Y en ese momento empecé a orar y a decirle, “Señor, tu hiciste todos esos milagros en Betsaida, has ese milagro en mí también.” Yo tenía solo 12 años. y le dije, “Señor, no lo hagas por mí, hazlo por mami. Yo no quiero que mami sufra. Ella tiene demasiado por qué sufrir. Hazlo también por papi, porque si yo quedo paralítica, él va a beber más. Hazlo por mis hermanos, yo no quiero que ellos sigan sufriendo.”

Y allí, hermanos, empecé a orar, a creerle a Dios. Para creerle a Dios no hay que saberse la Biblia del Génesis al Apocalipsis. Para creerle a Dios solo hay que creer en Dios y tener fe. Bendito sea Jesús. Creerle a él no importa en qué circunstancia estamos. Creerle que él nos va a sacar de donde estamos. Bendición sea Jesús.

Y el Señor desde niña había hablado a mi vida de que yo iría a diferentes países, y que mis pies pisarían otras tierras. Y ahí sentada yo dije, “Yo quiero ir a esos países y pisarla. Yo no quiero ir en silla de ruedas.” Y empecé a orar. Pues, estuve semi interna, recibiendo terapia tres veces a la semana, más terapia en la casa y un domingo, en la escuela dominical, se sentía una presencia del Señor tremenda.

Hermanos, cuando el pastor diga, vamos a interceder. Cuando el pastor diga, el Señor va a traer sanidad, va a haber liberación, hermanos, miren, vamos a olvidarnos de la hermana que nos queda al lado, al frente, al derecho, vamos a concentrarnos y a estar en el mismo tono. Porque, hermanos, el Señor se mueve de manera especial en el momento que menos esperamos.

Pues, ese día en la escuela dominical, la pastora dijo, “El Señor va a sanar a Betsaidita hoy, que ella pase, porque el Señor la va a sanar.” Hermanos, el Señor me sanó. Miren. Nunca me he sentado en una silla de rueda. Bendito sea el nombre de Dios. ¡Aleluya!. Yo alabo al Señor por eso. No perdí mi año escolar. Tuve que hacer mucha caligrafía porque no podía escribir. Fui totalmente afectada, pero el Señor me sanó y el Señor es real y el Señor es bueno.

Y esto es un testimonio vivo de lo que es sembrar en un niño. Bendito sea el Señor. De lo que es sembrar en un niño. Pues las dificultades siguieron en el hogar y llegó el momento entonces al año de eso empecé las misiones con Mayra y un grupo de jóvenes. Nos íbamos a los campos remotos, a los 15 años hice mi primer viaje misionero fuera del país. Caminé por tres países. Regué tratados. Prediqué a los 15 años y dije, “Señor, se está cumpliendo, se ha cumplido tu promesa.” Bendito sea el nombre de Dios.

De como 15 países que he ido, solo 5 han sido de vacaciones, los demás han sido misiones y le doy la gloria al Señor por eso. Uno de esos viajes fue a Cuba. Cuba ha sido una de mis misiones que más ha impactado mi vida. Yo estaba ahorrando para un carro y llegó eso de ir a Cuba y el Señor puso en mi corazón ir a Cuba, y dije, “Voy a ir a Cuba. Fui, saqué todos mis ahorros, fui a un sitio de mi país que le llaman La Sirena, hablé con un gerente… La Sirena, la tienda siempre llena. Hablé con un gerente que me dieran precio de venta porque yo iba a una misión a Cuba.

Compré cajones de papel de baño, desodorante, pasta dental, jabón y fue por medio de un tour que fui. Mi mamá se puso en la mano la cabeza y me dijo, “Yo sé que de allá me van a llamar, que Fidel te devolvió, pero amén. Gloria a Jesús. Si tu sientes ir, vete.” Y bueno, fue una pruebita, porque al principio yo estaba un poco… porque fue en esos tiempos de que Cuba no se permitía mucho ir.

Mi pastora me dijo, “Sí, vete” y mi papá me dijo, “Déjala ir que ella va a venir bien.” Pues, en el tour todas estas personas con sus maletas, yo no conocía a nadie del tour, con sus maletas bien bonitas, y yo llena de cajas. Por dondequiera cajas, y ellos tenían que ayudarme a empujar mis cajas. Cuando llegué a Cuba al hotel 5 estrellas, pero afuera, otra realidad.

Pensé que la iglesia que iba a ir, iba a quedar lejos. Sorpresa. En el counter pregunté del hotel, “Una iglesia cerca.” Cinco iglesias me mencionaron. Elegí una y fui y llevé. Eso me gocé en el servicio y debo decirle que fue una misión maravillosa. Cuando regresé mi cuenta estaba en cero. Yo le había prometido a mi hermano que iba a tener dinero, que iba a comprarme carro ese año. Ya íbamos a mitad de año. Empecé a ahorrar. El Señor me multiplicó todos mis ahorros. Llegó diciembre, no tenía el carro, yo le había pedido al Señor que para testimonio de él, y ante mis hermanos, yo quería el carro ese año.

15 de diciembre, no carro. 30 de diciembre, no carro. Bendito sea el nombre de Dios. Y yo orando. El 31 de diciembre me deslicé de la cama y caí de rodillas. “Señor, yo quiero el carro este año.” Y faltaban horas. Entonces, mis hermanos ya habían buscado, y nada, todo era mucho más caro o no realmente lo que queríamos. Llegamos a un sitio, nos acercamos, miramos un carro y yo dije “Ese es.” No les dije nada a ellos, me fui a una sombrita, empecé a orar. Ellos están chequeando motores. Vienen donde mí, “Qué pasó? No te gusta?” “Sí, me gusta. Estoy orando, vayan y negocien.”

Pues así hicieron, fueron rápidamente, empezaron a negociar. El dueño no estaba ahí, estaba en su casa. Para hacerle este testimonio corto, porque es bien largo el testimonio, el dueño del dealer nos mandó a que fuéramos a su casa. Nos recibió como familia, me entregó la llave del carro, me dijo, “Hablamos después, llévate el carro.” El 31 de diciembre a las 6:30 de la tarde el carro estaba parqueado en mi casa.

¡Aleluya! Hermanas, hay que dar. Cuando damos el Señor obra. Hay que dar. Si no tenemos el dinerito, vamos a dar con servicio. Vamos a dar con el tiempo. Una hermana que tenga niños que necesite un respiro de dos o tres horas, vamos a ofrecerle nuestro servicio de cuidarle a esos niños. Vamos a llevarle una sopa a otra hermana que lo necesite. Vamos a contribuir, vamos a servir, hermanos, el servicio. Y déjeme decirles, servir sin esperar nada. Porque la bendición viene por donde menos esperamos. Así es como el Señor obra, para que nadie se lleve gloria, solo él. Bendito sea el nombre de Dios. ¡Aleluya!. Gloria a Jesús.

Santo Jesús. De mis misiones hay muchos más testimonios, pero seguimos. A los 31 años me casé y fue un matrimonio orado por el Señor con una persona de Dios y estaba muy contenta, esa fue la razón por la que vine aquí a Estados Unidos, nueva vida. Fue un comienzo casarse, es un nuevo comienzo, imagínense para mí, venir a otro país. Voy a hablar un poquito rápido. Venir a otro país, nuevo idioma, nueva familia, nueva costumbre, nueva temperatura, todo nuevo.

Tenía casi 31 años y en mi casa mis hermanos ya grandes, hombres, lloramos. La separación, crecimos bien unidos. Mis dos hermanos son ya hombres y son los mejores amigos. Se cuidan, se protegen, se aman, se respetan, se aconsejan. Mi hermana y yo igual.

Y déjeme decirles que ese, aún a los 31 años, ese día, mi papá estaba borracho. Que tremenda despedida. Me fui con tremendo dolor, con ese escenario. Lo que marcó mi vida seguía ahí y aunque ya él había hecho su decisión, había sido bautizado, hermanos, pero el vicio es algo tremendo. El vicio acaba y él de niño fue rechazado y eso fue lo único que él sabía, tomar. Tomar.

Cuando no tomaba, el mejor padre. Pero cuando tomaba, oh Dios! No había hijos, no había esposa, nada. El enemigo siempre trató de traer desgracia en la casa pero no pudo. Y me fui triste dejando mi mamá, mi papá, mis hermanos, más dejando a mi papá así, entonces pensando, ahora mami va a tener que enfrentarse a eso, porque yo siempre estaba en la casa intermediando.

Y llegué a mi nueva vida de casada, el primer año, un año maravilloso, hermanos, hermanas, respeto, amor, una bendición. Yo estaba contenta, aunque era un cambio y al principio me deprimí por la distancia y todo. Yo empecé a trabajar tempranito, desde niña, trabajaba en un banco en Santo Domingo por 8 años, mi iglesia, mi vida social, para mí era un cambio rotundo el venir a este país. 6 meses sin trabajar, al principio él no quería que yo trabajara, más otra cosa, viajaba mucho por su trabajo. Yo me quedaba mucho tiempo sola, pero eso yo lo sabía de inicio.

Pero ya al segundo año, los viajes no eran de dos semanas, sino de tres, de cuatro semanas, hasta de 8 semanas, dos meses. El segundo año todo cambió. Cambió drásticamente. Un abuso emocional tremendo. Con esta size que tengo, me llamaba gorda. Y fue tanto el abuso que yo me lo creí. Yo iba a la tienda y compraba size 10, size 12, y así me vestía, porque estaba gorda.

Pero es una mentira del diablo. Y aquí nosotras todas vamos a declarar que somos lindas para él. No permitan, no lo permitan que el enemigo le traiga mensajes a su mente de si soy gorda o flaquita, o chiquita, o como sea. Somos bellas para el Señor. En ese momento yo lo creí todo. Me llamaba fea, e burla, desprecio.

Sabían que una de las cosas que más marcan a una persona y a una mujer es el desprecio? Por eso la inmigración es tan dolorosa, porque hay mucho desprecio. La discriminación al inmigrante. Yo me sentía despreciada totalmente por aquel hombre que confesó que me amaba, que nos casamos en una boda preciosa, que cantó para mí en la iglesia una canción preciosa. Todo se cambió.

Hermanos, cuando nos alejamos del propósito del Señor le abrimos la puerta a nuestra vida y la damos la autoridad al diablo, al enemigo. El Señor lo reprenda, para que posesione de nosotros. Entonces, nos convertimos en monstruos. Esa persona se convirtió en un monstruo. Era un hijo de Dios pero se había dejado llevar y por lo primero que se dejó llevar fue por la prosperidad. Le estaba yendo bien en el negocio y teníamos que tener cuidado con eso también. El Señor bendice, pero si la bendición se convierte en otra cosa nunca va a llegar, no nos la da. El Señor conoce el corazón. Él conoce el corazón.

Y ahí empezó todo. Entonces, al segundo año dije, bueno, vamos a buscar ayuda. No, no necesitamos ayuda. Le dije, vamos a sentarnos a dialogar, a buscar una solución. No, todo está bien. Le dije, pues entonces honestamente tres años, si no hay un cambio, hablé con la de él, a todo esto mi familia no sabía nada. Hice un viaje a Canadá a hablar con unos tíos consejeros de él, hicieron ellos un viaje a Nueva York, nos sentamos. Al principio todo bien. Lo mismo, reconciliación, lo mismo. Hubieron como 25 reconciliaciones. Imagínense ustedes.

Y entonces desde niña yo quería ser madre. Entonces, quedamos de acuerdo en esperar un año y después de ese año empezar a buscar. Como viajaba tanto, casi nunca coincidía, más dentro de él no había ese deseo, se le quitó el deseo. Él tenía un hijo que yo lo quiero muchísimo, pero se le quitó el deseo y no. yo tengo uno, para qué otro más?

Y me aferré a eso, a que yo quería tener un hijo, porque así íbamos a estar juntos, mi hijo y yo. Bueno, fue algo que oraba y le pedía tanto al Señor y siempre iba, desde que tenía una falta o dos iba al hospital. Ya en el hospital me conocían. Y negativo. La cuarta vez que fui me dijeron, cuando tengas 30 días tu vienes, ni la prueba me hicieron porque era tanto lo que yo iba que ya no vas a venir.

Pues, quedé embarazada. Oh, que gozo! Y fui, me hicieron la prueba y sí, me hice una casera, también, pero quise ir a otro centro. Y fui a ese otro centro y positivo, y ahí empecé a llorar. Me dijeron que el día de nacer era el mismo día del cumpleaños de él. Que felicidad! Yo estaba contenta. Y ahí llorando y llorando de la emoción, las enfermeras me abrazaron, sentí que una salió y entró con un papel, y me abraza. No te preocupes, hay solución solo tienes que firmar aquí y te hacemos el aborto.

Asimismo. Yo le di una ministrada a esas enfermeras en ese momento en contra del aborto, que ellas pensaron que yo estaba medio coco. Y llegué a la casa y ya yo quería tener la confirmación de todas esas pruebas para entonces decírselo a él. Se lo digo. Y me señala, “mañana te levantas y te haces un aborto”. Me lo repitió que yo me iba retrocediendo así, porque yo no podía creer lo que yo estaba escuchando. Me dijo, “no quiero ese hijo. Así que tienes que hacértelo”. Le dije, “pero, yo lo puedo tener, es mi hijo y yo lo puedo atender. Déjame tenerlo.” Me dijo, no. y yo le dije, “pues sabes qué? Eso está en contra de lo que el Señor manda. Yo lo voy a tener.” Y rehusé eso y empecé mis citas médicas. Pero ese dolor dentro de mí tan grande, yo no podía creer aquello que había escuchado. El rechazo continuaba. La burla continuaba.

Y debo decirles que es un hijo de Dios dejado usar por el enemigo. Muchas veces un tiempo difícil porque se iba por tiempo y yo tuve que pagar todo en la casa y me quedé sin dinero, sin comida, y me quedó un pan. Yo tenía que esperar una semana para cobrar. Hermanas, yo duré una semana comiendo pan y tomando agua. El pan lo dividí en secciones, en porciones. Yo solo pensaba, si mis padres supieran esto. Pero el Señor permitió todo eso para que mi amor se fuera. Porque él sabía que si me quedaba en esa relación yo iba a quedar destruida totalmente. Empecé a manchar y resultó que él estaba en la casa. Y le digo, estoy manchando, en el hospital me dieron varias pautas: si de repente notas que manchas, debes venir a emergencia.

Le dije, “llévame a emergencia.” Se negó. Me fui solita, de noche. Pero, hermanos, aunque estemos en necesidad, en cualquier situación que estemos, el Señor está ahí con nosotros. Y una cosa que nosotras debemos entender es que aunque tengamos hijos, aunque tengamos esposo, aunque tengamos padres, nosotras debemos depender directamente de Dios, tener nuestra confianza en Dios, depender en él totalmente. Porque el Señor lo llena todo en todo, y él cubre todas las necesidades.

Y el Señor me mandó un ángel ese día. Paré un taxi, no le dije nada, ni para dónde iba, él me miró y arrancó y se fue. Pero el Señor me tenía un ángel. Llegó otro taxista, cuando me acerco, era una mujer, entonces me monté, le dije a dónde iba, ella me mira por el retrovisor, le dije, voy a tal hospital, a emergencia. Y ella entonces me dice, “estás enferma?” Le dije, “estoy manchando” por el retrovisor ella me habla y me dice, “yo también tuve una pérdida.” Yo no le dije a ella que estaba perdiendo el embarazo, pero ella esa fue la palabra que usó. Yo también tuve una pérdida.

Fue un ángel lo que el Señor me mandó para irme preparando. El Señor sabía que yo no iba a conservar a la criatura, y eran dos. Llegué a emergencias sola y ella me dijo, yo también tuve una pérdida y me explicó como casi todo lo que yo estaba pasando. Y allí solita, sin familia, en el hospital enfrenté mi pérdida con la que se me fue el alma. Sentí que caí de un quinto piso sin paracaídas.

Eso marcó mi vida. Yo no quería saber de nada, de nadie. Yo era una hija de Dios, que le había servido a Dios, por qué eso me pasaba? No lo aceptaba. Y mi madre me dijo, hay que orar. Mami, yo no tengo ni ánimo de orar. No quiero, no siento, no tengo palabras. Orar. Me fui aniquilando. Me sequé. Sequecita. Llegaba a la casa, cerraba la puerta y me arrastraba ahí mismo en el suelo. No comía, me alimentaba de pop corn y agua. No podía ver ni siquiera un letrero de cosas de niños, porque ahí mismo dondequiera delante de todo el mundo, a llorar.

Hermanas, está bien que lloremos, pero no nacimos para ser mártires. Pasamos por pruebas, pero tenemos que sacudirnos y seguir adelante, porque como dijimos al principio, tenemos que impactar las circunstancias, no que las circunstancias, las pruebas y las experiencias nos impacten a nosotros. Cada proceso es el Señor haciendo nuestro carácter, es el Señor obrando en nuestras vidas. Y yo no entendía, no lo aceptaba, no lo aceptaba.

Entonces, empezaron personas a llamarme, que habían tenido pérdidas y ahí empecé yo a ministrarles en mí dolor a esas otras personas, a esas otras mujeres. Y eso fue curando, fue curando. Pero yo no había sacado el momento de decirle al Señor gracias. Hay que dar gracias por todo, por todo. La Biblia dice dar gracias por las cosas buenas, ni la por la no muy buenas, no, por todo.

Y un día ya no podía más con el dolor y me rendí y le dije, Señor, gracias, gracias por esta pérdida, gracias porque él lo llena todo y en todo. Hermanas, y ustedes, las que tienen hijos dirán, pero el espacio de un hijo no lo llena nada. Sí. Dios lo llena. El espacio de un esposo Dios lo llena. El espacio de cualquier necesidad Dios la llena. Hay que estar ahí, hay que conocer a Dios para entender eso, por eso Job y fue un libro que el Señor me puso a leer, y yo, por qué no leo salmos, proverbios, algo que me anime. No, Job. Era Job lo que tenía que leer. Oh Dios mío, como una llaga encima de la otra.

Ah, pero así es como el Señor funciona. Así es como él funciona. Tuve que leer el libro de Job. No solo leerlo, aplicármelo y a lo último dijo, de oídas te había oído más ahora mis ojos te ven. Bendito sea el nombre de Dios. El Señor es real. El Señor es maravilloso.

Hoy no hay una voz que me diga mamá, pero hay un Dios que me dice, eres mi hija y sé lo que te conviene. Bendito sea el nombre de Dios. Él ve mucho más allá. Él ve lo que nos conviene. Bendito sea el nombre de Dios. Y ustedes dirán, pero bueno, Betsy, lo mejor que a una mujer le puede pasar es un hijo. Miren, el Señor es que nos completa. El que cree que cuando me case estaré completa, ah, ah, no. el que cree que cuando tenga el hijo va a estar completa, no. el Señor es quien nos completa y cuando entendemos eso es que podemos decir, servimos a un Dios real, a un Dios bueno, a un Dios que desea lo mejor para nosotras. Bendito sea el nombre de Dios.

Pues, en todo este proceso el Señor me hablaba de Boston y yo no quería ir para Boston, yo quería ir para Florida. Y vino September 11, la compañía en que yo trabajaba se mudaba para Florida. Me ofrecieron mudarme con ellos. Un paquete buenísimo, hasta mejor posición, el mismo sueldo, mejor sueldo, inicial para una casa, pagarme la mudanza, todo. Imagínense. Y yo me iba para Florida. Pero no era para allá. El Señor había usado a mi pastora y a mami para que viniera aquí a Boston a León de Judá. Hi!

Y yo, mami, León de Judá ya sabía de León de Judá, yo no sabía de León de Judá. Señor, el León de Judá es León de Judá. Tenemos que darle valor a nuestra Congregación. Eso de decir, no, no, tenemos que vivir como tal. León de Judá es conocida en muchos sitios como una iglesia de Dios, una Congregación de Dios, y nosotros tenemos que alinearnos porque el nombre de Dios no va a quedar en vano ni en vergüenza. Tenemos que alinearnos.

Pues, ahí estaba mami, ahí está Mayra, ahí está Zenia, ahí está Tati, en León de Judá. Y yo, mami, que no voy para Boston, no quiero ir más lejos de Santo Domingo. Yo quiero ir a Florida, dos horas de vuelo y ya y estoy con ustedes. Me voy para allá. No, no, no, mami, me gusta Nueva York. Y el Señor hablándome con eso. Pero yo nada de entender. Pues, pasó September 11, con mi maleta lista para irme para Florida, lugar donde vivir y el Señor me dijo, no vas.

Hermanos, miren, uno tiene que estar bien sintonizado con el Señor, para uno entender cuando él le habla a uno. Y uno no dar el paso y caernos en el hoyo. Yo tenía mi maleta lista. Y cuando el Señor dijo, no vas, a mí se me importó el jefe, la compañía, el lugar donde iba a vivir. Dije, no, me tengo que quedar, no puedo irme en desobediencia. Me quedo aquí en Nueva York, pero para Boston no voy.

Y me quedé en Nueva York sin trabajo, la situación de mi matrimonio estaban tremenda. Dije, ya es tiempo de dar el paso. Habían pasado ya 5 años. Dije, ahora que estoy sin trabajo voy a aprovechar, voy a ir a Santo Domingo, le voy a hablar a mis padres. Mi hermano mayor sabía porque él vino a visitarme cuando tuve la pérdida y él mismo me dijo, “tienes que salir de esta relación.” Que consejo. Él mismo vio la situación, me dijo, tienes que salir. Hubo una noche que él salió de la casa, sin saber nada de Nueva York a caminar. No aguantaba. Me dijo, “no, es que tienes que salir de esta situación”. Yo le dije, “por favor, no le digas nada a mis padres. No le digas nada a papi y a mami. Yo voy a ir, yo voy a hablar con ellos y así va a ser.”

Pues, como estaba sin trabajo aproveché y compré mi ticket. Pues, resulta que un día antes de irme, estoy fregando y miro así y veo un sobre que sale del maletín de mi esposo. En la casa siempre habían sobres de su maletín, pero yo nunca había tenido la necesidad de ir a chequear nada, para qué? A todo esto había muchas infidelidades, con todos esos viajes. Un día, esperaba que yo me acostara, para entonces hacer sus llamadas. Un día yo sentí que el Señor me levantó de la cama, literalmente me levantó. La oficina estaba en la casa, cuando me acerco oigo la conversación de dos enamorados. Yo dije, guau, pero no dije nada. Al otro día le dije, me dijo que yo estaba imaginando cosas. Le dijo a su familia que la pérdida del embarazo me había puesto demente, que yo oía cosas. Y bueno, yo oía cosas, pero yo no estaba oyendo cosas, yo estaba viendo, separados totalmente. Rechazo físico. “Por favor, dame un abrazo.” “No, no, no, tu estás gorda, fea.” Tremendo.

Pues, ese día el Señor vuelve y me pone la mirada en ese sobre. Voy y digo, ok, termino de fregar, me seco las manos y voy y cojo el sobre. Estaba abierto, no tuve que violarlo. Saco unas fotos, había una carta dirigida a mi esposo de su esposa, que no era yo. Yo me quedé, pero si será lo que estoy leyendo o qué es lo que estoy leyendo? Y la leí, y la leí y dije, no alguien tiene que leerla y entender porque no entiende. La cogí nerviosa, temblando, me voy donde sus hermanas, que fueron una familia maravillosa para mí, y le enseñé todo. Y ellas, sí, eso mismo es. Me dijeron, hay que sacarle copia.

Hermanos, hay que sacarle copia, yo no pensé en eso, pero ellas sí y adoran a su hermano. Su hermano ha sido como un padre para ellas. Miren, y nada, tuve que sacarle la copia. Ya el otro día, el Señor quiso que yo viera eso ya para que… hermanos, yo no lloré, yo solamente no lo podía creer. Fui víctima de bigamia y en el avión lágrimas porque en la casa no lloré.

Y cuando llegué donde mis padres, me derretí. Me desplomé. Yo no tenía fuerzas ni física ni emocional, era como todo junto, estaba deshecha, en pedazos. No tenían ni manera como de razonar, ni de entender, no tenía deseos de comer ni fuerza de masticar. Mi mamá tenía que darme la comida así. Pero, hicimos un team de oración, un team fuerte de oración.

Y ahí otra vez, hija, tienes que mudarte a Boston. Y yo, mami, no me hables de Boston. Cuando me mencionaban eso, yo no quería, rechazaba eso. Pues, llegué a Nueva York, estábamos ya separados, pero yo no tenía dónde ir, estaba sin trabajo, tenía que quedarme viviendo bajo el mismo techo. Pues, entonces conseguí un trabajo, tenía que tener un año trabajando para poder aplicar a un apartamento, con una semana solo de trabajo fui y apliqué. Me rechazaron y le dije, por favor, escúchenme. Y le dejé otra ministración, hermanos, estamos llamadas a ser guerreras. Ese gerente no era ni cristiano ni nada, y yo lo ministré ahí mismo y me fui. A los dos días me llamó. Me dieron un apartamento, con una semana de trabajo. Sin prueba de que me iban a dejar en ese trabajo, alabado sea el Señor.

Pues, entonces de ahí ya me mudé, estaba feliz, viviendo en un sitio muy bueno, un trabajo en el área de Rockefeller en una compañía financiera, y asistiendo a la iglesia Time Square Church, una iglesia maravillosa. Estaba contenta. Y gracias, Señor, pero en pedazos.

Sabe que a veces uno se ve muy bien pero por dentro están las heridas. Y por eso es que el Señor quería sacarme de Nueva York, desconectarme de todo, porque el me quería aquí en Boston. Y yo no lo entendía. Pues, el Señor empezó a cerrar puertas, porque si no vas a la buena, a la mala. Y del trabajo buenísimo, tuve que dejarlo porque el jefe se aprovechó de que si la solterita, y que la que se yo qué, y… un hombre casado, con su esposa trabajando ahí mismo. Tremenda prueba. Empecé a orar, lo quitaron de la posición, pero el Señor quería que yo saliera de ahí. Aún así.

Y nada, sin trabajo de nuevo, dispuesta a buscar otro trabajo. Entonces decido ir a un retiro de Joyce Mayor, en Saint Louis, tres días. Me fui para allá y para no cansarle el invitado era T.D. Jakes. Entre todo lo que dijo, que fue mucho, todo para mí. Fui con un grupo de amigas que viajaron de diferentes estados, él predicaba y yo sentada allí y ellas todas hacían así. Mirándome, todo es para ti, Betsy. Una de las cosas que él dijo fue, el Señor está hablando, él dice que empaques la maleta, que salgas de donde estás y que te mudes a donde él te está diciendo.

Eso era, hermanos, era que tenía que entender de alguna manera. Hermanos, el Señor no dice, no vayas por ahí, ven por aquí, y no entendemos. Que terquedad! Y nos habla de mil maneras, pero seguimos ahí con esa terquedad, porque no es esto lo que quiero. El Señor sabe lo mejor y lo que nos conviene. Bendito sea el Señor.

Pues, no tuve otro más remedio, llegué de vuelta a Nueva York. Llamé a mami, “mami, tengo que irme para Boston.” Aja! Ella compró un vuelo, vino y me trajo a Boston. Me hizo la introducción para que yo me fuera familiarizando. Era un viaje de vacaciones. Vinimos a León de Judá. Oh, la famosa iglesia. Hermana, perdóneme, cuando llegué no me gustó. No me gustó, no me sentía y fue el enemigo que no me gustara, pero aquí era que el Señor me quería.

Y bueno, empecé el proceso de buscar donde vivir. Una amiga del alma me ofreció trabajo aquí. me ofreció quedarme en su casa, por 2 semanas porque tuve trabajo pero no tenía donde vivir. Entonces, nada, me quedé ahí. Ellos mismos me ayudaron a buscar dónde vivir y empecé de cero. No me gustaba. Estaba en contra de mi voluntad, pero estaba en obediencia. Y el Señor había dicho que aquí me iba a bendecir, que me iba a ayudar, que me iba a prosperar, y eso me animaba.

El primer domingo que vine el pastor me saluda y le dije, yo soy nueva aquí. Sin él saber nada de mí me profetizó tremendamente, el Señor te trajo aquí para hacerte, para ayudarte, para renovarte. Te va a bendecir, todo lo que perdiste él te lo va a dar multiplicado. Te va a poner en lugares que tu nunca has imaginado. Y yo ese día llegué a mi casa contenta y llamé a mami por teléfono a Santo Domingo, “mami, el Señor me habló por medio del mismo pastor.” Y ella me dijo, “te lo dije. Ahí se predica la palabra como es. Y el pastor Roberto Miranda es un profeta. Todo lo que él te dijo así mismo va a ser.”

Y yo esperando que todo fuera así mismo. Pues, yo vine en pedazos, y yo esperaba que el Señor me iba a poner como verdad, pues él le hizo así y me molió. Molidita y duele. Duele. Todo empezó a salir todo lo contrario a lo que yo esperaba. Todo diferente. Y el enemigo susurrándome, “te lo dije, que no vinieras”. Todo fue diferente. El primer día que salí para conocer la ciudad, vivo todavía cerquita del Prudential y salgo para ir al Mall por mi primera vez, y voy contenta. Oh, que bonito esto por aquí! y entrando así, dos jóvenes, bellas preciosas, besándose como novios. Plena luz del día. Yo así mismo me devolví, volví a mi casa, llamé a mami.

Mami, aquí fue lo que el Señor me trajo. Y yo creo que esto es Sodoma y Gomorra. Yo no pude entender, aquí todo me sale peor. Hasta me enfermé. No entendía nada. Y dije, Señor, tu no me trajiste aquí para yo estar en vergüenza. Empezaron a hacerme ofertas de trabajo buenísimas en Nueva York. Me llamaron de un edificio que yo había aplicado, donde la persona que abría la puerta usaba guantes, un edificio de esos rascacielos con área de golf en el mismo edificio, piscinas, gimnasio, de todo, de lujo, y muchísimas ofertas. Y el Señor aquí era que me quería.

Pues, ya después de mucho batallar con que le decía a mi hermana, no, yo regreso para Nueva York. Esto aquí no funciona. El dinero no me alcanza. Y era que el Señor me quería en el crisol, y yo no lo quería entender. Él me quería entrar al horno para hacerme de nuevo y yo me estaba rehusando.

Pues, le dije a mi hermana, “vamos a entrar en un ayuno de tres días.” Hermanos, el ayuno es algo que debemos adoptar y es una de las herramientas del cristiano, no para una vez al año. El ayuno es algo cotidiano del cristiano. Pues, me uní con mi hermana en tres días de ayuno. El segundo día, sábado, me desplomé ante el Señor y le dije, “Señor, perdóname, si soy tan terca, pero dame tan solo una muestra de que aquí es que tu me quieres, y aquí fue que me trajiste”. El domingo temprano vine a la iglesia, un mensaje maravilloso y el pastor dijo, pastor Roberto, “No dejes que enemigo te confunda, aunque veas que el cielo está negro, aunque todo te salga al contrario, el Señor tiene cosas grandes para ti. Pero ahí es donde te tienes que quedar. No permitas que el enemigo te confunda.” Hermanos, ya eso fue lo último, y dije, Señor aquí me quedo.

Entonces inicié a trabajar en el ministerio de los niños, en la sala cuna, a empezar de cero, así era que el Señor me quería. Trabajando con los niños. Y el Señor me decía cada domingo que me tocaba servir como maestra, cuando ellos gateando se caían, se desplomaban o caminaban se caían, así era que el Señor me quería: empezar de cero.

Empezó ese proceso. El Señor empezó a hablar a mi vida. El Señor empezó a armarme. El Señor empezó a hablarme. Empecé a buscar al Señor, empecé a creerle al Señor, empecé a confiar en el Señor, y ahí calladita, porque nunca me ha gustado ser muy vista. Por eso mucha gente ni me conoce, yo creo todavía. Y después de cinco y medio sirviendo en el ministerio de los niños, muchas personas no me conocían. Ya tengo seis años y pico en la iglesia.

Y en medio de todo este proceso, un día me despierto deprimida y me vestí asimismo deprimida. Hermanos, ustedes saben que tenemos que darle lo mejor al Señor. Y eso va desde la alabanza hasta el ganchito. A mí hace dos domingos una hermana que está aquí, me dijo, “Betsy, tu siempre estás como bien arregladita, y bien vestida.” Y yo le dije, “he aprendido a darle lo mejor al Señor, la mejor alabanza. No espero una salida importante para ponerme lo mejor”. Cuando tengo una salida importante hermana, no encuentro qué ponerme porque todo me lo pongo para venir a la iglesia, porque es mi salida más importante.

Vamos a darle lo mejor al Señor por dentro y por fuera. Porque sabían que una de las cosas que usa el deprimido es, eso mismo, tirarse al abandono. Entonces, no, nosotras no somos deprimidas. Estamos llamadas para darle lo mejor al Señor. Pues, ese día me levanté y me vestí de luto, me hice un moñito feíto aquí atrás, porque así era que me sentía, y fui a mi cita médica. La doctora me refirió, “sí hay que hacerte unas radiografías”, y sentada en el salón para recibir la radiografía saco un espejito y me miro, y me asusté cuando me vi. Guau! Y dije, pero Señor, si aquí es que voy a conocer a alguien, pero qué rara estoy. Y empecé a buscar y a arreglarme y justo cuando cierro la cartera, viene este joven con la sonrisa más bella de mi vida, algo que yo decía que la gente aquí en Boston no sonreía. Pues, viene él con un file, todo vestido con su uniforme y me llama. Ese hombre hoy es mi esposo. ¡Aleluya!

Amén. Hasta el micrófono… oh, santo, me entró un calor ahora, hermanos. Ay, santo. Discúlpenme, hermanas. Este joven con esta sonrisa tan bella, se convirtió en mi mejor amigo, hermanos, y él es hoy mi esposo. El Señor me ha ido dando todas esas cosas que yo perdí. Al contrario del otro que lo bendigo y lo perdoné, lo perdoné de corazón, realmente lo perdoné y lo bendigo.

Hermanos, es todo lo contrario. Me ama, me protege, me cuida, cariñoso. El Señor hace cosas perfectas. Y el Señor nos bendice perfectamente. Pues, nos casamos y al poco tiempo de casarnos recibí una llamada de Santo Domingo que mi papá había sufrido un derrame cerebral. Ahí empezó un proceso diferente.

Cuando yo vine a Nueva York yo perdoné a mi papá y cuando hablamos él solo hizo llorar. Eso le quitó a él una carga, y me quitó una a mí. Y aquí estaba un proceso diferente. El derrame que mi papá sufrió fue masivo, duró 40 días interno, 30 de los cuales en cuidados intensivos. Como mis hermanos tenían que trabajar y yo viajé de aquí para allá, yo me interné en el hospital. Nos permitían verlo solamente dos veces al día, un minuto cada uno, y me quedaba todo el día en el hospital. Pero ahí en el hospital el Señor me ponía a ministrarle a otras personas. Y había una joven desplomada llorando, y yo le estoy consolando y ella me dice, “tu no entiendes, es mi papá que se está muriendo”. Y yo le digo, “el mío también se está muriendo y está al lado del tuyo”. Y ella mi miró, “pero y no te duele?” “Claro, que me duele, pero yo en confiado en un Dios vivo y ya sea que él se salve o que parta con el Señor, el Señor sabe cuál es su perfecta voluntad.”

Hermanos, luego lo pasaron a una sala por diez días donde mi papá casi todas las madrugadas hacía, y a la medianoche gravedades. En una de esas gravedades, yo no pude conciliar más el sueño y ahí el Señor me dijo que escribiera un devocional. De esa gravedad, de esa prueba de mi papá nació el ministerio entre nosotros, de ese ministerio entre nosotros, nació el programa de televisión a lo cual yo me negué, porque yo peleo con un gigante todos los días que se llama English, al que todos los días me enfrento a él y el Señor me está ayudando, y cuando cogí las clases de producción, yo no quería por eso, porque como voy a traer un programa con este broken English que tengo y este terrible accent que tengo. Y nada, cogí mi clase y todo bien, y me olvidé de eso. Pues, la directora del canal me llamó, me dijo, “Betsy, te queremos aquí.” Y yo le expliqué, “pero es que yo tengo como este acento.” Y ella me dijo, “tu tienes una gracia especial y es lo que queremos aquí en este canal.”

De una vez me dieron espacios y ya el programa ha sido una bendición y lo principal es abrir este programa para León de Judá y desde un principio ha sido así, para glorificar al Señor, para seguir trabajando en su obra, para seguirle siendo fiel, y para hablar de lo que es la maravilla del Señor.

Yo estaba en pedazos como una pérdida, víctima de bigamia, con un padre alcohólico, pero el Señor es real. El Señor es bueno. El Señor es maravilloso y aquí estoy para darle la gloria a él, para testificar de que el Señor sí obra en nuestras vidas.

Hermanas, vamos a confiar en el Señor. Y quiero mostrarle algo rápidamente. Aquí dice, reconocer. Si ustedes leen, esta palabra se lee de la misma manera al derecho y al revés. Eso es lo que el Señor quiere, que nosotras reconozcamos que somos hijas de él, reconozcamos que no estamos aquí solo para ser madres o esposas o hijas, o tías, o sobrinas. Estamos aquí para servirle a Dios, para reconocer que somos hechas para servirle a él, para agradarlo a él, que somos guerreras. Claro que hay que llorar, y cuando lloremos, lloremos, pero luego limpiémonos las lágrimas y pongámonos la armadura y digamos, yo no nací para ser una deprimida. Yo no nací para ser una mártir, yo no nací para ser una sufrida. Yo nací para ser una mujer de impacto, una mujer que impacte dondequiera que llegue, una mujer que impacte con su vida, con su testimonio, con su vivir, con su recitar. ¡Aleluya! Con su alabanza.

El Señor nos ha hecho para brillar, hermanas, y yo traje algo aquí que quiero enseñarles y es que somos perlas. El Señor nos ha hecho perlas, pero mire una gran diferencia. Y es lo que el Señor quiere con las mujeres de León de Judá. Aquí tenemos, y con esto termino, se enredó.

Hermanas, un aplauso al Señor. ¡Aleluya! Un aplauso para ustedes ahora. Ya. así como es el Señor, él se enreda. Miren, una perla no deja de ser una perla. Es linda pero está solita y el Señor nos ha llamado a estar unidas. Aquí tenemos una pulsita, varias perlas, bonitas, como un broche, pero es solo una pulsita. Aquí tenemos un collar, más perlas juntas, muy lindo, más lindo que la pulsita, pero es solo una vuelta.

El Señor nos quiere así. Unidas. Despojémonos de la ñoñería espiritual, de la murmuración, del chisme, de la envidia, de por qué a ella sí y a mí no. ¡Aleluya! Todas somos especiales para el Señor. Todas somos especiales para el Señor. Y fíjense este collar, el Señor así unidas lo usa de diferentes maneras, de esta manera, de dos vueltas, de tres vueltas. Y cuando nos unimos más el Señor nos usa de muchas maneras diferentes.

El Señor así es que nos quiere, hermanas, unidas. Vamos a unirnos, porque solas no podemos. Solas no podemos, debemos brillar juntas. Debemos venir y presentarnos unidas al Señor, porque es mejor dos, es mejor dos que uno y eso se aplica a todo. Tengamos confianza. Una de las perlas, una de las joyas que debemos siempre lucir es la discreción. Vamos a ser discretas.

Si una hermana nos confiesa algo, si ella no nos da la autoridad de decirlo más adelante vamos a quedarnos con eso, porque eso va a impedir que vayamos a buscar consejo afuera, donde no vamos a encontrar el consejo correcto. Vamos a ayudarnos, vamos a querernos.

No importa si es inglés, español, italiano, francés, si somos de Guatemala, de Honduras, de Santo Domingo, Puerto Rico, de dónde sea, vamos a unirnos. Las amo en el Señor. Mi nombre es Betsy. Me pusieron Betsaida Noemí, pero me llaman Betsy. Y algo que quiero cerrar es, voy a cumplir 45 años en agosto y digo mi edad, no para que se la digan ustedes ni se las voy a preguntar, es que eso es algo entre nosotros que debemos entender. La edad es una dignidad. Cada día es un regalo de Dios, cada nuevo año es un regalo de Dios, una bendición. Vamos a llevar nuestra edad con orgullo. Amén. Y a brillar unidas para el Señor. Las quiero. El Señor les bendiga.

Amén. Vamos a hacer una oración y si hay alguna necesidad que necesite la oración, las hermanas también van a estar aquí orando, vamos a orar por cualquier necesidad que ustedes tengan. Sabemos que ha sido un mensaje en el silbido apacible que el Señor nos ha hablado, pero no nos vayamos sin tener una bendición especial. Alabado sea el Señor.

Gloria a Jesús. Señor Jesús te damos gracias por tu palabra, gracias Señor, porque tu hablas de diferentes maneras, gracias Señor, porque tu eres digno de toda alabanza, porque tu eres poderoso, porque tu haces, Señor, de una piedrecita sin valor, una perla especial para ti. Gracias Señor, porque tu conoces cada herida, tu conoces cada proceso, tu conoces, Señor, cada vituperio, pero a través de todo eso, tu recibirás la gloria, la honra y la alabanza, porque tu lo llenas todo en todo, Señor. Te representamos, Señor, a las madres, que ellas puedan instruir a sus hijos, guerreros desde niños, que no sea solo la provisión del pan o la ropa, sino enseñarles, Señor, la oración en la casa. Representamos las casadas, que tu nos des entendimiento de mantener nuestros matrimonios, Señor, de ser vencedoras en ti.

Señor Jesús, callad nuestra lengua, cerrad nuestra boca cuando debamos hacerlo. De no aniquilar a nuestros esposos con la lengua, Señor. Ayúdanos a controlarnos también, Señor. Te presentamos las solteras, Señor, tu conoces su corazón, su necesidades, sus deseos. Señor, prepáralas para cuando esa bendición llegue, sepan aprovecharla, Señor. Las divorciadas, Señor, ese espacio vacío tu lo llenarás porque estamos casadas contigo, Señor, tu eres nuestro Señor, nuestro Padre, nuestro esposo, nuestro abogado, nuestro Dios que lo llena todo en todo. Y no nos cansamos de repetirlo, Señor.

Te presentamos las viudas también, Señor, bendícelas, ayúdalas que sean de instrucción para nosotras, Señor, y para los demás. Te presentamos las pastoras, las mujeres con ministerio, las mujeres, Señor Jesús, de diferentes ministerios porque todas tenemos un ministerio en ti, Señor. Las adoradoras, Señor, te presentamos cada una de las vidas aquí representadas. Nacimos para servirte, para ser luchadoras, vencedoras.

Señor Jesús, nos despojamos, Padre, de la gloria en este día y para siempre de todo espíritu de mártires. No somos mártires ni deprimidas, en el nombre de Jesús, dejamos el pasado atrás y seguimos ante ti, Señor, para alcanzar el futuro, para seguir en el presente en victoria y desechamos todo lo pasado. Sabemos que el pasado es para hacer nuestro carácter, para bendecir a otras vidas, para darte la gloria y la honra a ti, Señor. Gracias, Señor, en este día por este culto. Acompáñanos hacia donde vamos y ayúdanos a poner esto en práctica. Que el gozo siempre esté en nosotras. Gracias, Señor. Amén.

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Víctima de bigamia, con un padre alcohólico

Transcripción

Quiero darle las gracias a la pastora por invitarme. Cuando ella me invitó y me mencionó el tema, mujeres de impacto, me llamó mucho la atención porque he estado rodeada de mujeres de impacto. Hemos visto a las mujeres de impacto de la Biblia pero también esas con las que uno crece.

Y yo creo que a eso estamos llamadas, a impactar, no a dejar que los problemas y las circunstancias nos impacten a nosotras, nosotras impactar las circunstancias. Bendito sea el Señor.

Antes de continuar quiero leer en Primera de Pedro 4 buenos administradores de la gracia de Dios, y vamos a leer en el Capítulo 11. Leemos:

“… Si alguno habla, hable conforme a las palabras de Dios. Si alguno ministra, ministre conforme al poder que Dios da para que en todo sea Dios glorificado por Jesucristo, a quien pertenecen la gloria y el imperio por los siglos de los siglos. Amén…”

Oremos, amadas. Gracias, Señor, por este día, gracias por tu presencia. Gracias porque sabemos que tu estás aquí, Señor. Gracias por permitirnos llegar hasta aquí, por la disposición, Señor, gracias por tu unidad. Te pedimos que tu hables a nuestras vidas conforme a nuestra necesidad. Guíanos, Señor, y que podamos aprender y crecer en ti en el nombre de Jesús. Amén.

Pues, les decía que he estado rodeada de mujeres de impacto y dentro de esas mujeres puedo citar mi madre, una mujer entregada al Señor con un ministerio amplio, entregada a su familia, una mujer que muchos la llaman mamá. Ha dado un ejemplo maravilloso de servicio, de entrega al Señor, de esposa, de hija, de cuñada, de tía, de prima.

La otra madre que tengo, porque tengo varias, mi pastora de Santo Domingo, la hermana América, ha impactado mi vida también. Una amiga tiene 75 años y salimos cuando estamos en Santo Domingo y compartimos como si tuviéramos la misma edad. Ella ha impactado a mi vida. Mayra Rodríguez, ustedes la conocen. Mayra tiene un don de intercesión que me ha impactado.

La conozco desde jovencita. Crecimos en la misma iglesia en Santo Domingo y ella tiene ese don de intercesión, pero al mismo tiempo tiene sentido del humor y eso es algo que nosotras necesitamos, ese gozo que se mantenga en nosotras.

Cuando vine aquí a León de Judá alguien que me impactó, la pastora Meche. Cómo el Señor a ella la usa en esa dulzura especial que viene de él. Eso a mí me ha impactado.

Vanesa Santos Mirabal, que adoradora, tremenda. Mi hermana Katia, con cuatro hijos dedicada al Señor, trabaja, estudia. Sus hijos van de 17 a 3 años y va dos veces a la iglesia, no sé cómo ella lo hace.

Y mi madre Ada, que me ha dado consejos de vida, que a los cuales le doy tantas gracias al Señor por ella, y gracias al Señor porque me ha ayudado a poner esos consejos en práctica. De nada vale que nos den el consejo si no lo ponemos en práctica. Ella es mi familia aquí y le doy gracias al Señor por eso.

De todas esas personas quiero hablarles de mi madre. Ella me instruyó en el camino a mí y a mis hermanos. Una madre entregada al Señor, como les dije, como dice la palabra, instruye al niño en su camino y aún aunque fuere viejo no se apartará de él. Instruid al niño no es traerlo a la iglesia, es enseñarle a orar, enseñarle a interceder, enseñarle desde pequeñito a ser un guerrero. Eso aprendí de mi mamá.

También ella me enseñó ese mandamiento con promesa: Honra a tu padre y a tu madre para que te vaya bien en los días que Jehová, tu Dios, te da. Bendito sea el nombre de Dios.

Y ustedes dirán honrar a nuestros padres. En una ocasión alguien me dijo, bueno, pero mi papá ha sido tan malo que honrarlo eso no aplica. Resulta que nuestros padres tienen que darle cuenta a Dios, eso es algo entre ellos. Nosotros tenemos que cumplir con lo que eso dice. Honrar y cómo lo dice, honrar a nuestro padre y a nuestra madre. No dice nuestros padres, los separa.

Y quizás ustedes dirán, pero tu creciste en un hogar cristiano, para ti fue fácil. Mi madre, una sierva de Dios, mi papá un alcohólico. Alcohólico de tomar lunes, martes, miércoles, jueves, viernes, sábado, domingo. Si llovía tomaba, si salía el sol tomaba. Si estaba triste tomaba. Si estaba contento tomaba. Era tomar. Ustedes no sé si saben que hay personas que toman, como dicen se emborrachan, se duermen, hay otras que se ponen contentas, hay otras que se ponen agresivas. En mi casa los platos volaban. Fue un tiempo bien difícil que no duró 5, ni 10, ni 20 años. Duró mucho más que eso.

Y debo decirles que en todo ese proceso mi mamá siempre estuvo ahí diciéndonos, deben honrar a su papá. Deben honrar a su papá. Y también nos decía, recuérdense que ustedes tienen un Padre celestial, piensen en ese Padre celestial que suple todas las necesidades, que él no los va a dejar a ustedes, cuatro niños pequeños. Y eran situaciones tan difíciles que a medianoche, mami tenía que salir con nosotros a medianoche. Teníamos que dejar la casa. Y yo no entendía eso.

Hermanos, los niños asimilan todo, hasta una mala mirada entre los padres, y la van guardando, la van guardando. Y a veces pensamos, no, pero está muy pequeño, no entiende. Claro que sí. Y eso va afectando y afectando, y aunque mi mamá nos protegió, en mí fue creando cierto resentimiento contra mi papá. Yo lo amaba, lo quería, pero yo no entendía por qué teniendo una esposa admirable, entregada al Señor, una madre buena, nosotros hijos buenos, porque a pesar de todo, éramos los niños modelo de todo el vecindario. Teníamos la vergüenza de que el vecindario entero sabía la situación de mi casa, porque cuando papi llegaba a medianoche tomado, todo el vecindario se despertaba porque era una cosa tremenda. Eso no se podía esconder. Era la música, estallando. Tenían que venir los vecinos a socorrernos. Bendito sea el nombre de Dios.

Y cuando ya alcanzamos cierto conocimiento, mami nos sentó y nos dijo, “Su papá actúa así porque en su niñez él fue rechazado.” Hermanos, detrás de toda visión hay un por qué. Y no es que vamos a pasar paño tibio, pero hay que entender y todo viene de la niñez. Y esta mañana cuando llegué les estaba orando, y se estaba orando por los niños, el Señor ha puesto una carga por los niños.

En el primer día de matutino de la iglesia el pastor de los niños, Jonathan, dijo que así como en la iglesia se pasó papelitos para anotar las peticiones, a los niños se le pasaron papelitos también y él se sorprendió cuando vio tantos papelitos que decían “Oren para que mis padres no peleen.”

No oren para tener un juguete, ni para que me vaya bien en la escuela, para que mis padres no peleen. Y a veces vemos que nuestros niños nacen sanos y de repente se le desarrollan enfermedades. Vamos a chequear qué pasa en el hogar. Yo fui víctima de eso.

Mis nervios se deterioraron, en la escuela me tenían que llamar a mi mamá que me buscara, se empezaron a deteriorar. Un día me despierto y noto que no puedo caminar bien, tenían un dolor tremendo y no podía. Fui al baño, agarrándome, regresé, me senté y entonces llamé a mami. “Mami, no puedo caminar bien.” Me dice, “¿Te caíste?” Le dije, “No,” “Pero quizás te caíste y se te olvidó”, “No,” “Te diste un golpe.” “No.” Me chequeó, no había nada. Eso fue el sábado en la mañana. Domingo íbamos a la iglesia caminando. Para ir a la iglesia tuvimos que detenernos como cuatro o cinco veces, yo no podía caminar. El lunes me llevaron al médico. El médico a mami, “La voy a transferir a un especialista porque ella presenta principio de parálisis.”

Y me llevaron a un especialista, hicieron el chequeo. Empecé a tener problemas también en mis manos y el diagnóstico sí fue un principio de polineuritis, parálisis progresiva. El doctor le dijo, “La vamos a poner en terapia, pero no hay mucho qué hacer. Ella va a quedar paralítica.”

Imagínese en medio de un hogar con tantos problemas, esta noticia. Esto fue tremendo. Y llegamos a la casa, yo me fui a la habitación. Mi mamá buscó una enciclopedia médica y se puso a leer y allí mismo en la cocina se hincó, abrió los brazos, y dijo, “Señor, yo no quiero que mi hija quede paralítica. Yo no quiero mi hija paralítica. Yo la declaro sana.”

Cuando yo salgo, que veo eso, a mi mamá llorando como una niña, me fui a mi habitación y me senté y empecé a orar. Y todo lo que mi mamá me enseñó me vino a mi mente. Todo lo que ella me enseñó vino a mi mente. Cuando nací fue un miércoles soleado y ella me puso por nombre Betsaida Noemí. Betsaida es casa de pesca, Noemí, dulzura. Mi abuelo quería que me pusieran Carolina, pero ella dijo, ese es el nombre de ella.

Y mi mamá me explicó por qué me puso ese nombre. Ella me dijo “En Betsaida fue que el Señor multiplicó los peces. En Betsaida fue que el Señor sanó al ciego. Felipe era de Betsaida.” Buscó la Biblia y me enseñó, “Mira, ahí está Betsaida. Es una ciudad de Israel.” Y todo eso ella me decía y a mis hermanos también. Ella trataba de llenar ese vacío, esa herida, porque mis hermanos fueron afectados también.

Y en ese momento empecé a orar y a decirle, “Señor, tu hiciste todos esos milagros en Betsaida, has ese milagro en mí también.” Yo tenía solo 12 años. y le dije, “Señor, no lo hagas por mí, hazlo por mami. Yo no quiero que mami sufra. Ella tiene demasiado por qué sufrir. Hazlo también por papi, porque si yo quedo paralítica, él va a beber más. Hazlo por mis hermanos, yo no quiero que ellos sigan sufriendo.”

Y allí, hermanos, empecé a orar, a creerle a Dios. Para creerle a Dios no hay que saberse la Biblia del Génesis al Apocalipsis. Para creerle a Dios solo hay que creer en Dios y tener fe. Bendito sea Jesús. Creerle a él no importa en qué circunstancia estamos. Creerle que él nos va a sacar de donde estamos. Bendición sea Jesús.

Y el Señor desde niña había hablado a mi vida de que yo iría a diferentes países, y que mis pies pisarían otras tierras. Y ahí sentada yo dije, “Yo quiero ir a esos países y pisarla. Yo no quiero ir en silla de ruedas.” Y empecé a orar. Pues, estuve semi interna, recibiendo terapia tres veces a la semana, más terapia en la casa y un domingo, en la escuela dominical, se sentía una presencia del Señor tremenda.

Hermanos, cuando el pastor diga, vamos a interceder. Cuando el pastor diga, el Señor va a traer sanidad, va a haber liberación, hermanos, miren, vamos a olvidarnos de la hermana que nos queda al lado, al frente, al derecho, vamos a concentrarnos y a estar en el mismo tono. Porque, hermanos, el Señor se mueve de manera especial en el momento que menos esperamos.

Pues, ese día en la escuela dominical, la pastora dijo, “El Señor va a sanar a Betsaidita hoy, que ella pase, porque el Señor la va a sanar.” Hermanos, el Señor me sanó. Miren. Nunca me he sentado en una silla de rueda. Bendito sea el nombre de Dios. ¡Aleluya!. Yo alabo al Señor por eso. No perdí mi año escolar. Tuve que hacer mucha caligrafía porque no podía escribir. Fui totalmente afectada, pero el Señor me sanó y el Señor es real y el Señor es bueno.

Y esto es un testimonio vivo de lo que es sembrar en un niño. Bendito sea el Señor. De lo que es sembrar en un niño. Pues las dificultades siguieron en el hogar y llegó el momento entonces al año de eso empecé las misiones con Mayra y un grupo de jóvenes. Nos íbamos a los campos remotos, a los 15 años hice mi primer viaje misionero fuera del país. Caminé por tres países. Regué tratados. Prediqué a los 15 años y dije, “Señor, se está cumpliendo, se ha cumplido tu promesa.” Bendito sea el nombre de Dios.

De como 15 países que he ido, solo 5 han sido de vacaciones, los demás han sido misiones y le doy la gloria al Señor por eso. Uno de esos viajes fue a Cuba. Cuba ha sido una de mis misiones que más ha impactado mi vida. Yo estaba ahorrando para un carro y llegó eso de ir a Cuba y el Señor puso en mi corazón ir a Cuba, y dije, “Voy a ir a Cuba. Fui, saqué todos mis ahorros, fui a un sitio de mi país que le llaman La Sirena, hablé con un gerente… La Sirena, la tienda siempre llena. Hablé con un gerente que me dieran precio de venta porque yo iba a una misión a Cuba.

Compré cajones de papel de baño, desodorante, pasta dental, jabón y fue por medio de un tour que fui. Mi mamá se puso en la mano la cabeza y me dijo, “Yo sé que de allá me van a llamar, que Fidel te devolvió, pero amén. Gloria a Jesús. Si tu sientes ir, vete.” Y bueno, fue una pruebita, porque al principio yo estaba un poco… porque fue en esos tiempos de que Cuba no se permitía mucho ir.

Mi pastora me dijo, “Sí, vete” y mi papá me dijo, “Déjala ir que ella va a venir bien.” Pues, en el tour todas estas personas con sus maletas, yo no conocía a nadie del tour, con sus maletas bien bonitas, y yo llena de cajas. Por dondequiera cajas, y ellos tenían que ayudarme a empujar mis cajas. Cuando llegué a Cuba al hotel 5 estrellas, pero afuera, otra realidad.

Pensé que la iglesia que iba a ir, iba a quedar lejos. Sorpresa. En el counter pregunté del hotel, “Una iglesia cerca.” Cinco iglesias me mencionaron. Elegí una y fui y llevé. Eso me gocé en el servicio y debo decirle que fue una misión maravillosa. Cuando regresé mi cuenta estaba en cero. Yo le había prometido a mi hermano que iba a tener dinero, que iba a comprarme carro ese año. Ya íbamos a mitad de año. Empecé a ahorrar. El Señor me multiplicó todos mis ahorros. Llegó diciembre, no tenía el carro, yo le había pedido al Señor que para testimonio de él, y ante mis hermanos, yo quería el carro ese año.

15 de diciembre, no carro. 30 de diciembre, no carro. Bendito sea el nombre de Dios. Y yo orando. El 31 de diciembre me deslicé de la cama y caí de rodillas. “Señor, yo quiero el carro este año.” Y faltaban horas. Entonces, mis hermanos ya habían buscado, y nada, todo era mucho más caro o no realmente lo que queríamos. Llegamos a un sitio, nos acercamos, miramos un carro y yo dije “Ese es.” No les dije nada a ellos, me fui a una sombrita, empecé a orar. Ellos están chequeando motores. Vienen donde mí, “Qué pasó? No te gusta?” “Sí, me gusta. Estoy orando, vayan y negocien.”

Pues así hicieron, fueron rápidamente, empezaron a negociar. El dueño no estaba ahí, estaba en su casa. Para hacerle este testimonio corto, porque es bien largo el testimonio, el dueño del dealer nos mandó a que fuéramos a su casa. Nos recibió como familia, me entregó la llave del carro, me dijo, “Hablamos después, llévate el carro.” El 31 de diciembre a las 6:30 de la tarde el carro estaba parqueado en mi casa.

¡Aleluya! Hermanas, hay que dar. Cuando damos el Señor obra. Hay que dar. Si no tenemos el dinerito, vamos a dar con servicio. Vamos a dar con el tiempo. Una hermana que tenga niños que necesite un respiro de dos o tres horas, vamos a ofrecerle nuestro servicio de cuidarle a esos niños. Vamos a llevarle una sopa a otra hermana que lo necesite. Vamos a contribuir, vamos a servir, hermanos, el servicio. Y déjeme decirles, servir sin esperar nada. Porque la bendición viene por donde menos esperamos. Así es como el Señor obra, para que nadie se lleve gloria, solo él. Bendito sea el nombre de Dios. ¡Aleluya!. Gloria a Jesús.

Santo Jesús. De mis misiones hay muchos más testimonios, pero seguimos. A los 31 años me casé y fue un matrimonio orado por el Señor con una persona de Dios y estaba muy contenta, esa fue la razón por la que vine aquí a Estados Unidos, nueva vida. Fue un comienzo casarse, es un nuevo comienzo, imagínense para mí, venir a otro país. Voy a hablar un poquito rápido. Venir a otro país, nuevo idioma, nueva familia, nueva costumbre, nueva temperatura, todo nuevo.

Tenía casi 31 años y en mi casa mis hermanos ya grandes, hombres, lloramos. La separación, crecimos bien unidos. Mis dos hermanos son ya hombres y son los mejores amigos. Se cuidan, se protegen, se aman, se respetan, se aconsejan. Mi hermana y yo igual.

Y déjeme decirles que ese, aún a los 31 años, ese día, mi papá estaba borracho. Que tremenda despedida. Me fui con tremendo dolor, con ese escenario. Lo que marcó mi vida seguía ahí y aunque ya él había hecho su decisión, había sido bautizado, hermanos, pero el vicio es algo tremendo. El vicio acaba y él de niño fue rechazado y eso fue lo único que él sabía, tomar. Tomar.

Cuando no tomaba, el mejor padre. Pero cuando tomaba, oh Dios! No había hijos, no había esposa, nada. El enemigo siempre trató de traer desgracia en la casa pero no pudo. Y me fui triste dejando mi mamá, mi papá, mis hermanos, más dejando a mi papá así, entonces pensando, ahora mami va a tener que enfrentarse a eso, porque yo siempre estaba en la casa intermediando.

Y llegué a mi nueva vida de casada, el primer año, un año maravilloso, hermanos, hermanas, respeto, amor, una bendición. Yo estaba contenta, aunque era un cambio y al principio me deprimí por la distancia y todo. Yo empecé a trabajar tempranito, desde niña, trabajaba en un banco en Santo Domingo por 8 años, mi iglesia, mi vida social, para mí era un cambio rotundo el venir a este país. 6 meses sin trabajar, al principio él no quería que yo trabajara, más otra cosa, viajaba mucho por su trabajo. Yo me quedaba mucho tiempo sola, pero eso yo lo sabía de inicio.

Pero ya al segundo año, los viajes no eran de dos semanas, sino de tres, de cuatro semanas, hasta de 8 semanas, dos meses. El segundo año todo cambió. Cambió drásticamente. Un abuso emocional tremendo. Con esta size que tengo, me llamaba gorda. Y fue tanto el abuso que yo me lo creí. Yo iba a la tienda y compraba size 10, size 12, y así me vestía, porque estaba gorda.

Pero es una mentira del diablo. Y aquí nosotras todas vamos a declarar que somos lindas para él. No permitan, no lo permitan que el enemigo le traiga mensajes a su mente de si soy gorda o flaquita, o chiquita, o como sea. Somos bellas para el Señor. En ese momento yo lo creí todo. Me llamaba fea, e burla, desprecio.

Sabían que una de las cosas que más marcan a una persona y a una mujer es el desprecio? Por eso la inmigración es tan dolorosa, porque hay mucho desprecio. La discriminación al inmigrante. Yo me sentía despreciada totalmente por aquel hombre que confesó que me amaba, que nos casamos en una boda preciosa, que cantó para mí en la iglesia una canción preciosa. Todo se cambió.

Hermanos, cuando nos alejamos del propósito del Señor le abrimos la puerta a nuestra vida y la damos la autoridad al diablo, al enemigo. El Señor lo reprenda, para que posesione de nosotros. Entonces, nos convertimos en monstruos. Esa persona se convirtió en un monstruo. Era un hijo de Dios pero se había dejado llevar y por lo primero que se dejó llevar fue por la prosperidad. Le estaba yendo bien en el negocio y teníamos que tener cuidado con eso también. El Señor bendice, pero si la bendición se convierte en otra cosa nunca va a llegar, no nos la da. El Señor conoce el corazón. Él conoce el corazón.

Y ahí empezó todo. Entonces, al segundo año dije, bueno, vamos a buscar ayuda. No, no necesitamos ayuda. Le dije, vamos a sentarnos a dialogar, a buscar una solución. No, todo está bien. Le dije, pues entonces honestamente tres años, si no hay un cambio, hablé con la de él, a todo esto mi familia no sabía nada. Hice un viaje a Canadá a hablar con unos tíos consejeros de él, hicieron ellos un viaje a Nueva York, nos sentamos. Al principio todo bien. Lo mismo, reconciliación, lo mismo. Hubieron como 25 reconciliaciones. Imagínense ustedes.

Y entonces desde niña yo quería ser madre. Entonces, quedamos de acuerdo en esperar un año y después de ese año empezar a buscar. Como viajaba tanto, casi nunca coincidía, más dentro de él no había ese deseo, se le quitó el deseo. Él tenía un hijo que yo lo quiero muchísimo, pero se le quitó el deseo y no. yo tengo uno, para qué otro más?

Y me aferré a eso, a que yo quería tener un hijo, porque así íbamos a estar juntos, mi hijo y yo. Bueno, fue algo que oraba y le pedía tanto al Señor y siempre iba, desde que tenía una falta o dos iba al hospital. Ya en el hospital me conocían. Y negativo. La cuarta vez que fui me dijeron, cuando tengas 30 días tu vienes, ni la prueba me hicieron porque era tanto lo que yo iba que ya no vas a venir.

Pues, quedé embarazada. Oh, que gozo! Y fui, me hicieron la prueba y sí, me hice una casera, también, pero quise ir a otro centro. Y fui a ese otro centro y positivo, y ahí empecé a llorar. Me dijeron que el día de nacer era el mismo día del cumpleaños de él. Que felicidad! Yo estaba contenta. Y ahí llorando y llorando de la emoción, las enfermeras me abrazaron, sentí que una salió y entró con un papel, y me abraza. No te preocupes, hay solución solo tienes que firmar aquí y te hacemos el aborto.

Asimismo. Yo le di una ministrada a esas enfermeras en ese momento en contra del aborto, que ellas pensaron que yo estaba medio coco. Y llegué a la casa y ya yo quería tener la confirmación de todas esas pruebas para entonces decírselo a él. Se lo digo. Y me señala, “mañana te levantas y te haces un aborto”. Me lo repitió que yo me iba retrocediendo así, porque yo no podía creer lo que yo estaba escuchando. Me dijo, “no quiero ese hijo. Así que tienes que hacértelo”. Le dije, “pero, yo lo puedo tener, es mi hijo y yo lo puedo atender. Déjame tenerlo.” Me dijo, no. y yo le dije, “pues sabes qué? Eso está en contra de lo que el Señor manda. Yo lo voy a tener.” Y rehusé eso y empecé mis citas médicas. Pero ese dolor dentro de mí tan grande, yo no podía creer aquello que había escuchado. El rechazo continuaba. La burla continuaba.

Y debo decirles que es un hijo de Dios dejado usar por el enemigo. Muchas veces un tiempo difícil porque se iba por tiempo y yo tuve que pagar todo en la casa y me quedé sin dinero, sin comida, y me quedó un pan. Yo tenía que esperar una semana para cobrar. Hermanas, yo duré una semana comiendo pan y tomando agua. El pan lo dividí en secciones, en porciones. Yo solo pensaba, si mis padres supieran esto. Pero el Señor permitió todo eso para que mi amor se fuera. Porque él sabía que si me quedaba en esa relación yo iba a quedar destruida totalmente. Empecé a manchar y resultó que él estaba en la casa. Y le digo, estoy manchando, en el hospital me dieron varias pautas: si de repente notas que manchas, debes venir a emergencia.

Le dije, “llévame a emergencia.” Se negó. Me fui solita, de noche. Pero, hermanos, aunque estemos en necesidad, en cualquier situación que estemos, el Señor está ahí con nosotros. Y una cosa que nosotras debemos entender es que aunque tengamos hijos, aunque tengamos esposo, aunque tengamos padres, nosotras debemos depender directamente de Dios, tener nuestra confianza en Dios, depender en él totalmente. Porque el Señor lo llena todo en todo, y él cubre todas las necesidades.

Y el Señor me mandó un ángel ese día. Paré un taxi, no le dije nada, ni para dónde iba, él me miró y arrancó y se fue. Pero el Señor me tenía un ángel. Llegó otro taxista, cuando me acerco, era una mujer, entonces me monté, le dije a dónde iba, ella me mira por el retrovisor, le dije, voy a tal hospital, a emergencia. Y ella entonces me dice, “estás enferma?” Le dije, “estoy manchando” por el retrovisor ella me habla y me dice, “yo también tuve una pérdida.” Yo no le dije a ella que estaba perdiendo el embarazo, pero ella esa fue la palabra que usó. Yo también tuve una pérdida.

Fue un ángel lo que el Señor me mandó para irme preparando. El Señor sabía que yo no iba a conservar a la criatura, y eran dos. Llegué a emergencias sola y ella me dijo, yo también tuve una pérdida y me explicó como casi todo lo que yo estaba pasando. Y allí solita, sin familia, en el hospital enfrenté mi pérdida con la que se me fue el alma. Sentí que caí de un quinto piso sin paracaídas.

Eso marcó mi vida. Yo no quería saber de nada, de nadie. Yo era una hija de Dios, que le había servido a Dios, por qué eso me pasaba? No lo aceptaba. Y mi madre me dijo, hay que orar. Mami, yo no tengo ni ánimo de orar. No quiero, no siento, no tengo palabras. Orar. Me fui aniquilando. Me sequé. Sequecita. Llegaba a la casa, cerraba la puerta y me arrastraba ahí mismo en el suelo. No comía, me alimentaba de pop corn y agua. No podía ver ni siquiera un letrero de cosas de niños, porque ahí mismo dondequiera delante de todo el mundo, a llorar.

Hermanas, está bien que lloremos, pero no nacimos para ser mártires. Pasamos por pruebas, pero tenemos que sacudirnos y seguir adelante, porque como dijimos al principio, tenemos que impactar las circunstancias, no que las circunstancias, las pruebas y las experiencias nos impacten a nosotros. Cada proceso es el Señor haciendo nuestro carácter, es el Señor obrando en nuestras vidas. Y yo no entendía, no lo aceptaba, no lo aceptaba.

Entonces, empezaron personas a llamarme, que habían tenido pérdidas y ahí empecé yo a ministrarles en mí dolor a esas otras personas, a esas otras mujeres. Y eso fue curando, fue curando. Pero yo no había sacado el momento de decirle al Señor gracias. Hay que dar gracias por todo, por todo. La Biblia dice dar gracias por las cosas buenas, ni la por la no muy buenas, no, por todo.

Y un día ya no podía más con el dolor y me rendí y le dije, Señor, gracias, gracias por esta pérdida, gracias porque él lo llena todo y en todo. Hermanas, y ustedes, las que tienen hijos dirán, pero el espacio de un hijo no lo llena nada. Sí. Dios lo llena. El espacio de un esposo Dios lo llena. El espacio de cualquier necesidad Dios la llena. Hay que estar ahí, hay que conocer a Dios para entender eso, por eso Job y fue un libro que el Señor me puso a leer, y yo, por qué no leo salmos, proverbios, algo que me anime. No, Job. Era Job lo que tenía que leer. Oh Dios mío, como una llaga encima de la otra.

Ah, pero así es como el Señor funciona. Así es como él funciona. Tuve que leer el libro de Job. No solo leerlo, aplicármelo y a lo último dijo, de oídas te había oído más ahora mis ojos te ven. Bendito sea el nombre de Dios. El Señor es real. El Señor es maravilloso.

Hoy no hay una voz que me diga mamá, pero hay un Dios que me dice, eres mi hija y sé lo que te conviene. Bendito sea el nombre de Dios. Él ve mucho más allá. Él ve lo que nos conviene. Bendito sea el nombre de Dios. Y ustedes dirán, pero bueno, Betsy, lo mejor que a una mujer le puede pasar es un hijo. Miren, el Señor es que nos completa. El que cree que cuando me case estaré completa, ah, ah, no. el que cree que cuando tenga el hijo va a estar completa, no. el Señor es quien nos completa y cuando entendemos eso es que podemos decir, servimos a un Dios real, a un Dios bueno, a un Dios que desea lo mejor para nosotras. Bendito sea el nombre de Dios.

Pues, en todo este proceso el Señor me hablaba de Boston y yo no quería ir para Boston, yo quería ir para Florida. Y vino September 11, la compañía en que yo trabajaba se mudaba para Florida. Me ofrecieron mudarme con ellos. Un paquete buenísimo, hasta mejor posición, el mismo sueldo, mejor sueldo, inicial para una casa, pagarme la mudanza, todo. Imagínense. Y yo me iba para Florida. Pero no era para allá. El Señor había usado a mi pastora y a mami para que viniera aquí a Boston a León de Judá. Hi!

Y yo, mami, León de Judá ya sabía de León de Judá, yo no sabía de León de Judá. Señor, el León de Judá es León de Judá. Tenemos que darle valor a nuestra Congregación. Eso de decir, no, no, tenemos que vivir como tal. León de Judá es conocida en muchos sitios como una iglesia de Dios, una Congregación de Dios, y nosotros tenemos que alinearnos porque el nombre de Dios no va a quedar en vano ni en vergüenza. Tenemos que alinearnos.

Pues, ahí estaba mami, ahí está Mayra, ahí está Zenia, ahí está Tati, en León de Judá. Y yo, mami, que no voy para Boston, no quiero ir más lejos de Santo Domingo. Yo quiero ir a Florida, dos horas de vuelo y ya y estoy con ustedes. Me voy para allá. No, no, no, mami, me gusta Nueva York. Y el Señor hablándome con eso. Pero yo nada de entender. Pues, pasó September 11, con mi maleta lista para irme para Florida, lugar donde vivir y el Señor me dijo, no vas.

Hermanos, miren, uno tiene que estar bien sintonizado con el Señor, para uno entender cuando él le habla a uno. Y uno no dar el paso y caernos en el hoyo. Yo tenía mi maleta lista. Y cuando el Señor dijo, no vas, a mí se me importó el jefe, la compañía, el lugar donde iba a vivir. Dije, no, me tengo que quedar, no puedo irme en desobediencia. Me quedo aquí en Nueva York, pero para Boston no voy.

Y me quedé en Nueva York sin trabajo, la situación de mi matrimonio estaban tremenda. Dije, ya es tiempo de dar el paso. Habían pasado ya 5 años. Dije, ahora que estoy sin trabajo voy a aprovechar, voy a ir a Santo Domingo, le voy a hablar a mis padres. Mi hermano mayor sabía porque él vino a visitarme cuando tuve la pérdida y él mismo me dijo, “tienes que salir de esta relación.” Que consejo. Él mismo vio la situación, me dijo, tienes que salir. Hubo una noche que él salió de la casa, sin saber nada de Nueva York a caminar. No aguantaba. Me dijo, “no, es que tienes que salir de esta situación”. Yo le dije, “por favor, no le digas nada a mis padres. No le digas nada a papi y a mami. Yo voy a ir, yo voy a hablar con ellos y así va a ser.”

Pues, como estaba sin trabajo aproveché y compré mi ticket. Pues, resulta que un día antes de irme, estoy fregando y miro así y veo un sobre que sale del maletín de mi esposo. En la casa siempre habían sobres de su maletín, pero yo nunca había tenido la necesidad de ir a chequear nada, para qué? A todo esto había muchas infidelidades, con todos esos viajes. Un día, esperaba que yo me acostara, para entonces hacer sus llamadas. Un día yo sentí que el Señor me levantó de la cama, literalmente me levantó. La oficina estaba en la casa, cuando me acerco oigo la conversación de dos enamorados. Yo dije, guau, pero no dije nada. Al otro día le dije, me dijo que yo estaba imaginando cosas. Le dijo a su familia que la pérdida del embarazo me había puesto demente, que yo oía cosas. Y bueno, yo oía cosas, pero yo no estaba oyendo cosas, yo estaba viendo, separados totalmente. Rechazo físico. “Por favor, dame un abrazo.” “No, no, no, tu estás gorda, fea.” Tremendo.

Pues, ese día el Señor vuelve y me pone la mirada en ese sobre. Voy y digo, ok, termino de fregar, me seco las manos y voy y cojo el sobre. Estaba abierto, no tuve que violarlo. Saco unas fotos, había una carta dirigida a mi esposo de su esposa, que no era yo. Yo me quedé, pero si será lo que estoy leyendo o qué es lo que estoy leyendo? Y la leí, y la leí y dije, no alguien tiene que leerla y entender porque no entiende. La cogí nerviosa, temblando, me voy donde sus hermanas, que fueron una familia maravillosa para mí, y le enseñé todo. Y ellas, sí, eso mismo es. Me dijeron, hay que sacarle copia.

Hermanos, hay que sacarle copia, yo no pensé en eso, pero ellas sí y adoran a su hermano. Su hermano ha sido como un padre para ellas. Miren, y nada, tuve que sacarle la copia. Ya el otro día, el Señor quiso que yo viera eso ya para que… hermanos, yo no lloré, yo solamente no lo podía creer. Fui víctima de bigamia y en el avión lágrimas porque en la casa no lloré.

Y cuando llegué donde mis padres, me derretí. Me desplomé. Yo no tenía fuerzas ni física ni emocional, era como todo junto, estaba deshecha, en pedazos. No tenían ni manera como de razonar, ni de entender, no tenía deseos de comer ni fuerza de masticar. Mi mamá tenía que darme la comida así. Pero, hicimos un team de oración, un team fuerte de oración.

Y ahí otra vez, hija, tienes que mudarte a Boston. Y yo, mami, no me hables de Boston. Cuando me mencionaban eso, yo no quería, rechazaba eso. Pues, llegué a Nueva York, estábamos ya separados, pero yo no tenía dónde ir, estaba sin trabajo, tenía que quedarme viviendo bajo el mismo techo. Pues, entonces conseguí un trabajo, tenía que tener un año trabajando para poder aplicar a un apartamento, con una semana solo de trabajo fui y apliqué. Me rechazaron y le dije, por favor, escúchenme. Y le dejé otra ministración, hermanos, estamos llamadas a ser guerreras. Ese gerente no era ni cristiano ni nada, y yo lo ministré ahí mismo y me fui. A los dos días me llamó. Me dieron un apartamento, con una semana de trabajo. Sin prueba de que me iban a dejar en ese trabajo, alabado sea el Señor.

Pues, entonces de ahí ya me mudé, estaba feliz, viviendo en un sitio muy bueno, un trabajo en el área de Rockefeller en una compañía financiera, y asistiendo a la iglesia Time Square Church, una iglesia maravillosa. Estaba contenta. Y gracias, Señor, pero en pedazos.

Sabe que a veces uno se ve muy bien pero por dentro están las heridas. Y por eso es que el Señor quería sacarme de Nueva York, desconectarme de todo, porque el me quería aquí en Boston. Y yo no lo entendía. Pues, el Señor empezó a cerrar puertas, porque si no vas a la buena, a la mala. Y del trabajo buenísimo, tuve que dejarlo porque el jefe se aprovechó de que si la solterita, y que la que se yo qué, y… un hombre casado, con su esposa trabajando ahí mismo. Tremenda prueba. Empecé a orar, lo quitaron de la posición, pero el Señor quería que yo saliera de ahí. Aún así.

Y nada, sin trabajo de nuevo, dispuesta a buscar otro trabajo. Entonces decido ir a un retiro de Joyce Mayor, en Saint Louis, tres días. Me fui para allá y para no cansarle el invitado era T.D. Jakes. Entre todo lo que dijo, que fue mucho, todo para mí. Fui con un grupo de amigas que viajaron de diferentes estados, él predicaba y yo sentada allí y ellas todas hacían así. Mirándome, todo es para ti, Betsy. Una de las cosas que él dijo fue, el Señor está hablando, él dice que empaques la maleta, que salgas de donde estás y que te mudes a donde él te está diciendo.

Eso era, hermanos, era que tenía que entender de alguna manera. Hermanos, el Señor no dice, no vayas por ahí, ven por aquí, y no entendemos. Que terquedad! Y nos habla de mil maneras, pero seguimos ahí con esa terquedad, porque no es esto lo que quiero. El Señor sabe lo mejor y lo que nos conviene. Bendito sea el Señor.

Pues, no tuve otro más remedio, llegué de vuelta a Nueva York. Llamé a mami, “mami, tengo que irme para Boston.” Aja! Ella compró un vuelo, vino y me trajo a Boston. Me hizo la introducción para que yo me fuera familiarizando. Era un viaje de vacaciones. Vinimos a León de Judá. Oh, la famosa iglesia. Hermana, perdóneme, cuando llegué no me gustó. No me gustó, no me sentía y fue el enemigo que no me gustara, pero aquí era que el Señor me quería.

Y bueno, empecé el proceso de buscar donde vivir. Una amiga del alma me ofreció trabajo aquí. me ofreció quedarme en su casa, por 2 semanas porque tuve trabajo pero no tenía donde vivir. Entonces, nada, me quedé ahí. Ellos mismos me ayudaron a buscar dónde vivir y empecé de cero. No me gustaba. Estaba en contra de mi voluntad, pero estaba en obediencia. Y el Señor había dicho que aquí me iba a bendecir, que me iba a ayudar, que me iba a prosperar, y eso me animaba.

El primer domingo que vine el pastor me saluda y le dije, yo soy nueva aquí. Sin él saber nada de mí me profetizó tremendamente, el Señor te trajo aquí para hacerte, para ayudarte, para renovarte. Te va a bendecir, todo lo que perdiste él te lo va a dar multiplicado. Te va a poner en lugares que tu nunca has imaginado. Y yo ese día llegué a mi casa contenta y llamé a mami por teléfono a Santo Domingo, “mami, el Señor me habló por medio del mismo pastor.” Y ella me dijo, “te lo dije. Ahí se predica la palabra como es. Y el pastor Roberto Miranda es un profeta. Todo lo que él te dijo así mismo va a ser.”

Y yo esperando que todo fuera así mismo. Pues, yo vine en pedazos, y yo esperaba que el Señor me iba a poner como verdad, pues él le hizo así y me molió. Molidita y duele. Duele. Todo empezó a salir todo lo contrario a lo que yo esperaba. Todo diferente. Y el enemigo susurrándome, “te lo dije, que no vinieras”. Todo fue diferente. El primer día que salí para conocer la ciudad, vivo todavía cerquita del Prudential y salgo para ir al Mall por mi primera vez, y voy contenta. Oh, que bonito esto por aquí! y entrando así, dos jóvenes, bellas preciosas, besándose como novios. Plena luz del día. Yo así mismo me devolví, volví a mi casa, llamé a mami.

Mami, aquí fue lo que el Señor me trajo. Y yo creo que esto es Sodoma y Gomorra. Yo no pude entender, aquí todo me sale peor. Hasta me enfermé. No entendía nada. Y dije, Señor, tu no me trajiste aquí para yo estar en vergüenza. Empezaron a hacerme ofertas de trabajo buenísimas en Nueva York. Me llamaron de un edificio que yo había aplicado, donde la persona que abría la puerta usaba guantes, un edificio de esos rascacielos con área de golf en el mismo edificio, piscinas, gimnasio, de todo, de lujo, y muchísimas ofertas. Y el Señor aquí era que me quería.

Pues, ya después de mucho batallar con que le decía a mi hermana, no, yo regreso para Nueva York. Esto aquí no funciona. El dinero no me alcanza. Y era que el Señor me quería en el crisol, y yo no lo quería entender. Él me quería entrar al horno para hacerme de nuevo y yo me estaba rehusando.

Pues, le dije a mi hermana, “vamos a entrar en un ayuno de tres días.” Hermanos, el ayuno es algo que debemos adoptar y es una de las herramientas del cristiano, no para una vez al año. El ayuno es algo cotidiano del cristiano. Pues, me uní con mi hermana en tres días de ayuno. El segundo día, sábado, me desplomé ante el Señor y le dije, “Señor, perdóname, si soy tan terca, pero dame tan solo una muestra de que aquí es que tu me quieres, y aquí fue que me trajiste”. El domingo temprano vine a la iglesia, un mensaje maravilloso y el pastor dijo, pastor Roberto, “No dejes que enemigo te confunda, aunque veas que el cielo está negro, aunque todo te salga al contrario, el Señor tiene cosas grandes para ti. Pero ahí es donde te tienes que quedar. No permitas que el enemigo te confunda.” Hermanos, ya eso fue lo último, y dije, Señor aquí me quedo.

Entonces inicié a trabajar en el ministerio de los niños, en la sala cuna, a empezar de cero, así era que el Señor me quería. Trabajando con los niños. Y el Señor me decía cada domingo que me tocaba servir como maestra, cuando ellos gateando se caían, se desplomaban o caminaban se caían, así era que el Señor me quería: empezar de cero.

Empezó ese proceso. El Señor empezó a hablar a mi vida. El Señor empezó a armarme. El Señor empezó a hablarme. Empecé a buscar al Señor, empecé a creerle al Señor, empecé a confiar en el Señor, y ahí calladita, porque nunca me ha gustado ser muy vista. Por eso mucha gente ni me conoce, yo creo todavía. Y después de cinco y medio sirviendo en el ministerio de los niños, muchas personas no me conocían. Ya tengo seis años y pico en la iglesia.

Y en medio de todo este proceso, un día me despierto deprimida y me vestí asimismo deprimida. Hermanos, ustedes saben que tenemos que darle lo mejor al Señor. Y eso va desde la alabanza hasta el ganchito. A mí hace dos domingos una hermana que está aquí, me dijo, “Betsy, tu siempre estás como bien arregladita, y bien vestida.” Y yo le dije, “he aprendido a darle lo mejor al Señor, la mejor alabanza. No espero una salida importante para ponerme lo mejor”. Cuando tengo una salida importante hermana, no encuentro qué ponerme porque todo me lo pongo para venir a la iglesia, porque es mi salida más importante.

Vamos a darle lo mejor al Señor por dentro y por fuera. Porque sabían que una de las cosas que usa el deprimido es, eso mismo, tirarse al abandono. Entonces, no, nosotras no somos deprimidas. Estamos llamadas para darle lo mejor al Señor. Pues, ese día me levanté y me vestí de luto, me hice un moñito feíto aquí atrás, porque así era que me sentía, y fui a mi cita médica. La doctora me refirió, “sí hay que hacerte unas radiografías”, y sentada en el salón para recibir la radiografía saco un espejito y me miro, y me asusté cuando me vi. Guau! Y dije, pero Señor, si aquí es que voy a conocer a alguien, pero qué rara estoy. Y empecé a buscar y a arreglarme y justo cuando cierro la cartera, viene este joven con la sonrisa más bella de mi vida, algo que yo decía que la gente aquí en Boston no sonreía. Pues, viene él con un file, todo vestido con su uniforme y me llama. Ese hombre hoy es mi esposo. ¡Aleluya!

Amén. Hasta el micrófono… oh, santo, me entró un calor ahora, hermanos. Ay, santo. Discúlpenme, hermanas. Este joven con esta sonrisa tan bella, se convirtió en mi mejor amigo, hermanos, y él es hoy mi esposo. El Señor me ha ido dando todas esas cosas que yo perdí. Al contrario del otro que lo bendigo y lo perdoné, lo perdoné de corazón, realmente lo perdoné y lo bendigo.

Hermanos, es todo lo contrario. Me ama, me protege, me cuida, cariñoso. El Señor hace cosas perfectas. Y el Señor nos bendice perfectamente. Pues, nos casamos y al poco tiempo de casarnos recibí una llamada de Santo Domingo que mi papá había sufrido un derrame cerebral. Ahí empezó un proceso diferente.

Cuando yo vine a Nueva York yo perdoné a mi papá y cuando hablamos él solo hizo llorar. Eso le quitó a él una carga, y me quitó una a mí. Y aquí estaba un proceso diferente. El derrame que mi papá sufrió fue masivo, duró 40 días interno, 30 de los cuales en cuidados intensivos. Como mis hermanos tenían que trabajar y yo viajé de aquí para allá, yo me interné en el hospital. Nos permitían verlo solamente dos veces al día, un minuto cada uno, y me quedaba todo el día en el hospital. Pero ahí en el hospital el Señor me ponía a ministrarle a otras personas. Y había una joven desplomada llorando, y yo le estoy consolando y ella me dice, “tu no entiendes, es mi papá que se está muriendo”. Y yo le digo, “el mío también se está muriendo y está al lado del tuyo”. Y ella mi miró, “pero y no te duele?” “Claro, que me duele, pero yo en confiado en un Dios vivo y ya sea que él se salve o que parta con el Señor, el Señor sabe cuál es su perfecta voluntad.”

Hermanos, luego lo pasaron a una sala por diez días donde mi papá casi todas las madrugadas hacía, y a la medianoche gravedades. En una de esas gravedades, yo no pude conciliar más el sueño y ahí el Señor me dijo que escribiera un devocional. De esa gravedad, de esa prueba de mi papá nació el ministerio entre nosotros, de ese ministerio entre nosotros, nació el programa de televisión a lo cual yo me negué, porque yo peleo con un gigante todos los días que se llama English, al que todos los días me enfrento a él y el Señor me está ayudando, y cuando cogí las clases de producción, yo no quería por eso, porque como voy a traer un programa con este broken English que tengo y este terrible accent que tengo. Y nada, cogí mi clase y todo bien, y me olvidé de eso. Pues, la directora del canal me llamó, me dijo, “Betsy, te queremos aquí.” Y yo le expliqué, “pero es que yo tengo como este acento.” Y ella me dijo, “tu tienes una gracia especial y es lo que queremos aquí en este canal.”

De una vez me dieron espacios y ya el programa ha sido una bendición y lo principal es abrir este programa para León de Judá y desde un principio ha sido así, para glorificar al Señor, para seguir trabajando en su obra, para seguirle siendo fiel, y para hablar de lo que es la maravilla del Señor.

Yo estaba en pedazos como una pérdida, víctima de bigamia, con un padre alcohólico, pero el Señor es real. El Señor es bueno. El Señor es maravilloso y aquí estoy para darle la gloria a él, para testificar de que el Señor sí obra en nuestras vidas.

Hermanas, vamos a confiar en el Señor. Y quiero mostrarle algo rápidamente. Aquí dice, reconocer. Si ustedes leen, esta palabra se lee de la misma manera al derecho y al revés. Eso es lo que el Señor quiere, que nosotras reconozcamos que somos hijas de él, reconozcamos que no estamos aquí solo para ser madres o esposas o hijas, o tías, o sobrinas. Estamos aquí para servirle a Dios, para reconocer que somos hechas para servirle a él, para agradarlo a él, que somos guerreras. Claro que hay que llorar, y cuando lloremos, lloremos, pero luego limpiémonos las lágrimas y pongámonos la armadura y digamos, yo no nací para ser una deprimida. Yo no nací para ser una mártir, yo no nací para ser una sufrida. Yo nací para ser una mujer de impacto, una mujer que impacte dondequiera que llegue, una mujer que impacte con su vida, con su testimonio, con su vivir, con su recitar. ¡Aleluya! Con su alabanza.

El Señor nos ha hecho para brillar, hermanas, y yo traje algo aquí que quiero enseñarles y es que somos perlas. El Señor nos ha hecho perlas, pero mire una gran diferencia. Y es lo que el Señor quiere con las mujeres de León de Judá. Aquí tenemos, y con esto termino, se enredó.

Hermanas, un aplauso al Señor. ¡Aleluya! Un aplauso para ustedes ahora. Ya. así como es el Señor, él se enreda. Miren, una perla no deja de ser una perla. Es linda pero está solita y el Señor nos ha llamado a estar unidas. Aquí tenemos una pulsita, varias perlas, bonitas, como un broche, pero es solo una pulsita. Aquí tenemos un collar, más perlas juntas, muy lindo, más lindo que la pulsita, pero es solo una vuelta.

El Señor nos quiere así. Unidas. Despojémonos de la ñoñería espiritual, de la murmuración, del chisme, de la envidia, de por qué a ella sí y a mí no. ¡Aleluya! Todas somos especiales para el Señor. Todas somos especiales para el Señor. Y fíjense este collar, el Señor así unidas lo usa de diferentes maneras, de esta manera, de dos vueltas, de tres vueltas. Y cuando nos unimos más el Señor nos usa de muchas maneras diferentes.

El Señor así es que nos quiere, hermanas, unidas. Vamos a unirnos, porque solas no podemos. Solas no podemos, debemos brillar juntas. Debemos venir y presentarnos unidas al Señor, porque es mejor dos, es mejor dos que uno y eso se aplica a todo. Tengamos confianza. Una de las perlas, una de las joyas que debemos siempre lucir es la discreción. Vamos a ser discretas.

Si una hermana nos confiesa algo, si ella no nos da la autoridad de decirlo más adelante vamos a quedarnos con eso, porque eso va a impedir que vayamos a buscar consejo afuera, donde no vamos a encontrar el consejo correcto. Vamos a ayudarnos, vamos a querernos.

No importa si es inglés, español, italiano, francés, si somos de Guatemala, de Honduras, de Santo Domingo, Puerto Rico, de dónde sea, vamos a unirnos. Las amo en el Señor. Mi nombre es Betsy. Me pusieron Betsaida Noemí, pero me llaman Betsy. Y algo que quiero cerrar es, voy a cumplir 45 años en agosto y digo mi edad, no para que se la digan ustedes ni se las voy a preguntar, es que eso es algo entre nosotros que debemos entender. La edad es una dignidad. Cada día es un regalo de Dios, cada nuevo año es un regalo de Dios, una bendición. Vamos a llevar nuestra edad con orgullo. Amén. Y a brillar unidas para el Señor. Las quiero. El Señor les bendiga.

Amén. Vamos a hacer una oración y si hay alguna necesidad que necesite la oración, las hermanas también van a estar aquí orando, vamos a orar por cualquier necesidad que ustedes tengan. Sabemos que ha sido un mensaje en el silbido apacible que el Señor nos ha hablado, pero no nos vayamos sin tener una bendición especial. Alabado sea el Señor.

Gloria a Jesús. Señor Jesús te damos gracias por tu palabra, gracias Señor, porque tu hablas de diferentes maneras, gracias Señor, porque tu eres digno de toda alabanza, porque tu eres poderoso, porque tu haces, Señor, de una piedrecita sin valor, una perla especial para ti. Gracias Señor, porque tu conoces cada herida, tu conoces cada proceso, tu conoces, Señor, cada vituperio, pero a través de todo eso, tu recibirás la gloria, la honra y la alabanza, porque tu lo llenas todo en todo, Señor. Te representamos, Señor, a las madres, que ellas puedan instruir a sus hijos, guerreros desde niños, que no sea solo la provisión del pan o la ropa, sino enseñarles, Señor, la oración en la casa. Representamos las casadas, que tu nos des entendimiento de mantener nuestros matrimonios, Señor, de ser vencedoras en ti.

Señor Jesús, callad nuestra lengua, cerrad nuestra boca cuando debamos hacerlo. De no aniquilar a nuestros esposos con la lengua, Señor. Ayúdanos a controlarnos también, Señor. Te presentamos las solteras, Señor, tu conoces su corazón, su necesidades, sus deseos. Señor, prepáralas para cuando esa bendición llegue, sepan aprovecharla, Señor. Las divorciadas, Señor, ese espacio vacío tu lo llenarás porque estamos casadas contigo, Señor, tu eres nuestro Señor, nuestro Padre, nuestro esposo, nuestro abogado, nuestro Dios que lo llena todo en todo. Y no nos cansamos de repetirlo, Señor.

Te presentamos las viudas también, Señor, bendícelas, ayúdalas que sean de instrucción para nosotras, Señor, y para los demás. Te presentamos las pastoras, las mujeres con ministerio, las mujeres, Señor Jesús, de diferentes ministerios porque todas tenemos un ministerio en ti, Señor. Las adoradoras, Señor, te presentamos cada una de las vidas aquí representadas. Nacimos para servirte, para ser luchadoras, vencedoras.

Señor Jesús, nos despojamos, Padre, de la gloria en este día y para siempre de todo espíritu de mártires. No somos mártires ni deprimidas, en el nombre de Jesús, dejamos el pasado atrás y seguimos ante ti, Señor, para alcanzar el futuro, para seguir en el presente en victoria y desechamos todo lo pasado. Sabemos que el pasado es para hacer nuestro carácter, para bendecir a otras vidas, para darte la gloria y la honra a ti, Señor. Gracias, Señor, en este día por este culto. Acompáñanos hacia donde vamos y ayúdanos a poner esto en práctica. Que el gozo siempre esté en nosotras. Gracias, Señor. Amén.

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Enfrentemos las pruebas con valentía

28 de febrero del 2011 - Por Miriam Carrasquillo

"... No temas... porque Jehová tu Dios estará contigo. Josué 1:9

Hace poco tenía una petición urgente e importante delante del Señor. Estaba pasando por una situación difícil y necesitaba la intervención de Dios. No sabía qué hacer para enfrentar este ataque del enemigo. Me sentía angustiada y temerosa porque no quería hacer nada fuera de la voluntad de Dios. Pero como nuestro Padre conoce las intenciones del corazón, y nos ama tanto no tardó en responderme.

Yo soy amante a la lectura, y como cosa de Dios, en un retiro de líderes, mi Pastor Roberto Miranda nos presento su segundo libro "Pies de barro" que recientemente había publicado. Al instante que lo tome en mis manos se desato en mí una urgencia por leerlo. Tal fue la urgencia que discerní que era de parte del Señor, y tan pronto llegué a mi casa comencé a leerlo.
Este libro vino a ser mi oración contestada. En él estaba la respuesta a mi petición. El Señor me dio en él la estrategia a usar en mi situación. Tan tangible fue el hablar de Dios a mi vida que no podía contenerme, y por dos ocasiones tuve que parar de leer, y respirar profundo para tratar de detener las lágrimas. Me di cuenta que Dios había contestado mi oración. Este libro había llegado en el momento preciso, y como respuesta a mi necesidad.

En el capítulo 13 (de "Pies de barro") el Pastor habla que debemos ponerles nombre y apellido a nuestros problemas. Identificarlos para saber a que nos estamos enfrentando, y saber cómo enfrentarlo. "Cuando el enemigo viene contra nosotros es importante que sepamos en qué consisten sus armas, Y EN QUE CONSISTEN LAS NUESTRAS". Como David le dijo a Goliat: Tu vienes a mí con espada, lanza, y jabalina (David estaba tan convencido en quien había creído, que le dijo), pero yo vengo a ti en EL NOMBRE DE JEHOVÁ DE LOS EJÉRCITOS. Goliat estaba solo con sus armaduras, David estaba con JEHOVÁ DE LOS EJÉRCITOS - Jehová, y sus ejércitos a favor de él. El pudo derrotar su gigante porque creyó firmemente que Dios estaba con él.

Una de las tácticas del enemigo es hacernos creer que estamos solos, que nuestros problemas son inmensamente grandes, y que no podemos enfrentarlos. Pero para Dios ningún problemas es grande, y él es quien pelea por nosotros. Cuando vienen las pruebas debemos enfrentarlas con valentía, y confiados en quien hemos creído, en aquel que nunca ha perdido una batalla, en Jehová de los ejércitos - De Dios es la victoria. No estamos solos, Jehová y sus ejércitos están contigo y conmigo. Enfrentemos nuestros gigantes con valentía.

Oración:

Señor, gracias por la sabiduría y revelación que tú le impartes a tus siervos, y que ellos comparten con nosotros.

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La oración cambia destinos

TRANSCRIPT

Quiero invitarles a ir a la palabra de Dios en Primero de Crónicas, Capítulo 4. Un pasaje maravilloso, en este tiempo de ayuno y oración quiero hablar sobre una de las oraciones más hermosas que registra la Escritura, que es la oración de Jabes. Si usted no ha escuchado acerca de esta oración, yo sé que va a tocar su vida en una manera muy especial y vamos a comenzar de lleno, de una vez, Primero Crónicas 4, versículos 9 y 10.

Esa oración está como insertada allí como un tesoro secreto. Durante muchos siglos se habló muy poco de esa oración y Dios levantó un hombre, en este siglo XX, más bien a finales del siglo XX, de los ’90 por ahí más o menos, Bruce Wilkings, creo que es, no recuerdo su apellido. El caso es que este hombre de Dios entendió algo más acerca de esta oración y escribió un libro The prayer of Jabes, La oración de Jabes, y ese libro ha vendido como 11 millones de ejemplares. Un libro muy, muy poderoso donde él registró el impacto que había tenido esa oración en su vida. Y como que eso causó un gran conmoción en las naciones acerca de esa oración.

Y que lindo es cuando Dios despierta una generación a ciertos tesoros de su palabra. Y esa oración, la verdad es que encierra muchas cosas lindas y en esta semana de ayuno, de oración, yo quiero animar su corazón a orar y buscar el rostro de Dios con el contenido que se desprende de esta oración. Dice ahí en el versículo 9 del Capítulo 4:

“… Y Jabes fue más ilustre…”

Diga conmigo ilustre. Vamos a ver qué quiere decir esa palabra, en inglés hablan de honorable, he was more honorable, fue más honorable que sus hermanos.

“… fue más honorable que sus hermanos, al cual su madre llamó Jabes, diciendo, por cuánto lo di a luz en dolor…”

El nombre que ella le puso en hebreo aludía al dolor que ella había experimentado cuando dio a luz a Jabes.

“… por cuanto lo di a luz en dolor…”

Ahora, miren la segunda parte aquí:

“… E invocó Jabes al Dios de Israel… ─ saben que yo en vez de e, quiere decir es una conjunción, quiere decir y, yo pondría pero, porque en realidad eso es lo que hay ahí.

“… Pero invocó Jabes al Dios de Israel diciendo, “Oh, si me dieras bendición y ensancharas mi territorio, y si tu mano estuviera conmigo y me libraras del mal para que no me dañe…”

Y saben lo que pasó? Le otorgó Dios lo que pidió. Nos está invitando la palabra, hermanos, a orar y clamar a Dios, a creerle a Dios por un milagro en nuestras vidas. Como decía, esa oración, esa perla está insertada en un desierto, en un sentido, porque está insertada en una esas genealogías que tanto nos aburren en el Antiguo Testamento.

Usted sabe esto de que fulanito engendró a fulanito, y fulanito engendró a zutano, y zutano engendró a mengano, y de ahí salieron cuatro más zutanos y de allí, etc. Y pasamos eso a las mil millas, ¿no? porque queremos ir a la carne.

Pero metido ahí en esas genealogías está esa oración hermosa, ese tesoro espiritual. Por eso yo le digo, no subestimemos nada de la Biblia, porque Dios deja todas las cosas allí por un propósito. Algo tiene Dios cuando pone un nombre allí, él quería registrar algo. Y cuando nosotros simplemente mencionamos ese nombre, estamos honrando a alguien que Dios quería honrar, registrándolo en la Escritura.

Así que toda la Escritura tiene algo bello, y muchas veces yo he encontrado que cuando me propongo leer cosas así, que parecen aburridas al inicio, guau, de momento me tropiezo con una joya que abre algo, un panorama diferente a mi vida y Dios me bendice y dice, ves, como descuidaste mi palabra, ahí tenía eso para ti, una propina. Eso es bueno. Así que siempre hay que leer la palabra de Dios con gran reverencia y esperando algo.

Entonces, esta historia es una historia fascinante. Nos habla de un niño que nació por medio de un parto crítico, peligroso y doloroso para su madre. Tan crítico, tan doloroso que impresionó el corazón de su mamá, que ella inocentemente, y uno diría casi como imprudentemente decidió marcar ese momento en su vida metiéndole una carga encima al pobre hijo llamándolo Dolor, porque lo concibió en dolor.

Usted sabe que la mentalidad hebrea, en la Biblia usted ve eso mucho, para los hebreos el nombre que le ponían a sus hijos encarnaba algo especial para ellos. Muchas veces era, por ejemplo, un destino que el padre quería declarar sobre su hijo o la madre, señalar un momento en el nacimiento del niño, podía ser la función que el niño llenaba en la familia, o el orden que el niño nacía en la familia. Para los hebreos darle un nombre a un niño era como adscribirle o imputarle una identidad también, una función en la vida. El nombre encarna la autoridad, encarna la persona. El nombre es la vasija que contiene la vida de un ser humano, por eso es que a Cristo Dios le dio un nombre que sobretodo nombre, para que el nombre de Jesús se doble toda rodilla de lo que está en el cielo, en la tierra y debajo de la tierra. El nombre tiene poder.

Por eso es que cuando usted va ante los principados, las potestades, las enfermedades, la falta de finanzas en el nombre de Jesús, usted está usando una llave mágica que abre puertas, porque el nombre de Jesús tiene ese poder. Usted se está escondiendo detrás de la autoridad. Los nombres contienen poder. La boca del Hijo de Dios pronuncia las cosas y le da vida.

Nosotros hablamos, abrimos, cerramos, bendecimos, maldecimos, con nuestra boca. Por eso es que los nombres que le damos a nuestros hijos son importantes. Y no solamente el nombre que le damos al hijo cuando nace, o la hija, sino también los nombres que le ponemos, estúpido, tu no sabes hacer nada. Si Dios no tiene misericordia vas a terminar en la cárcel. Nunca he conocido a alguien tan desobediente y tan malo como tu. Este muchacho no escucha y muchas veces decimos cantidad de…

Yo he oído padres hablando de sus niños ahí, y hablando de ellos en formas bien despectivas y críticas, mientras el niño recibe todo eso. Cuántas veces hemos visto madres frustradas en las malls de la ciudad, arrastrando a sus hijos, gritándoles, maldiciéndoles, imputándoles negatividad. Tengamos cuidado, hermanos, con los nombres que le damos a nuestros hijos. Hablemos bien, hablemos bendición, seamos gente de buenas palabras.

Esta mujer no entendía. Esta mañana presentamos a una niñita que se llama Trinity Grace, Trinidad Gracia y sus padres le pusieron ese nombre con toda intencionalidad. Que lindo es cuando escogemos nombres y decimos en el nombre del Señor, yo creo que eso es lo que Dios va a hacer sobre la vida de mi hijo.

Dios quiere gente profética, gente que piense conforme a los patrones de la palabra. Esta mujer no entendía eso. Estaba impartiéndole a su hijo, bien intencionadamente, ella no quería hacerle daño, pero quería así como hacer una estatua que recordara ese momento de sufrimiento en su vida y le puso al pobre Jabes, Jabes, Dolor, y ese niño tuvo que caminar con esa carga, ese fardo negativo sobre su vida.

La diferencia está en que Jabes hizo algo que era importante. Hay otra historia parecida donde Raquel, una de las esposas de los hijos de Abraham, cuando ella da a luz en este parto, fue tan terrible el parto que murió. Pero antes de morir, mientras nacía su hijo, mientras ella daba a luz, le puso un nombre, lo llamó Benoni, que quiere decir, hijo de mi tristeza. Imagínese. Lo último que dijo, pónganle Hijo de mi tristeza, antes de morirse.

Pero miren lo que pasó aquí, dice que:

“…Aconteció que al salirse del alma, pues murió, llamó su nombre Benoni, pero qué pasó, que su papá entendía de las cosas espirituales y enseguida él dijo, bueno, Raquel, te amo mucho, pero cuando ya se murió, te amo muchísimo, pero no voy a permitir que ese nombre esté sobre un hijo. Así que dice que lo llamó Benjamín, que quiere decir, Hijo de la mano derecha.

Que lindo cuando en la familia hay gente que sabe computar la vida en términos espirituales, conoce los patrones espirituales. Es tan importante, hermanos, yo les decía a los jóvenes adultos los otros días, estudien la palabra de Dios porque ahí es donde ustedes van a entender cómo funciona el mundo espiritual. Cuando su mente, mientras ustedes leen la Biblia, los patrones de pensamiento, de razonamiento de la Escritura, se meten en su cerebro y ustedes comienzan a pensar como piensa la Escritura.

Entonces ustedes entienden cómo bregar con las dimensiones espirituales que son las que gobiernan el mundo. Este papá entendía que no debía llamar a su hijo Benoni, hijo de mi tristeza, porque esa maldición iba a estar sobre su hijo, sino que dijo, no, sabes qué? Yo te veo a ti como mi mano derecha, yo te veo a ti bendiciendo a tu familia, yo te veo a ti como el escogido de la familia y entonces eso puso bendición sobre la vida de él.

Les comparto un secreto personal. Mi nieto, Caleb, Meche y yo andábamos por Maine, recién nacido Caleb y yo encontré una pequeña estatuita hecha por un escultor norteamericano, de un jovencito que tiene como 14 años, más o menos, atractivo, atlético, varonil, sentado sobre una pila de libros, de este tamaño, sentado sobre esa pila de libros leyendo un libro muy metido en lo que está leyendo. Y cuando yo vi eso, yo dije, sabes qué? Ese es el destino que a mí me gustaría, aunque sus padres son los que tienen última autoridad sobre su hijo evidentemente, pero yo dije, como su abuelo, yo quiero bendecir y yo voy a declarar que así va a ser Caleb, un niño que le guste los estudios, sabio, con curiosidad por el mundo, con un deseo de conocer los misterios de la vida. Él está sentado sobre esa pila de libros metido, pero también es varonil, es atractivo, no es un enclenque cualquiera simplemente, un ratón de biblioteca. No, no, es un hombre, aunque no está desnudo, pero yo espero que tenga pelo en el pecho. No, porque esa combinación de masculinidad y de sabiduría, quién dijo que esas dos cosas tienen que estar aparte? Un hombre es espiritual o varonil y no las dos cosas unidas. Podemos ser las dos cosas.

La mujer puede ser femenina en extremo, pero también una guerrera en el espíritu. Las dos cosas. Dios es masculino y femenino. Nosotros somos femenino y masculino, digo con balance adecuado, hermanos, no es tampoco… entiéndame bien lo que quiero decir.

Lo que quiero decir es que cada vez que yo miro, y esto no es brujería, pero cada vez que yo miro esa estatuita de Caleb, yo digo, Señor, que se cumpla esa visión de un hombre entendido, sabio, curioso del mundo, y también fuerte físicamente.

Entonces, yo creo que nosotros tenemos que aprender a pronunciar palabras, a ser un pueblo profético, un pueblo que se mueva creyéndole a Dios, que declare bendición, que use su voz para decir cosas poderosas, que abra brecha en el mundo, que declare, que abra puertas, que cierre puertas, que derribe muros, que levante muros con su voz, que vaya por el mundo sanando y declarando sanidad y bendición sobre las naciones, sobre su vecindario, sobre su casa, sobre los lugares donde trabajan, un pueblo que sepa que las palabras tienen mucho poder.

Seamos gente de palabra sana. Que en nuestros hogares resuenen palabras sanas. Que la música que se toque en nuestros hogares sea de bendición. Que desde que nos levantemos la palabra de Dios esté en nuestra boca. Nuestra mente esté pronunciando la palabra y nuestros hijos sean bendecidos continuamente con palabra fresca, nombres proféticos.

Esta mujer no entendía eso, le pone a su hijo Jabes, y ¿Saben qué? Yo creo que la vida de Jabes, por el texto mismo, me sugiere a mí que la niñez de Jabes fue una niñez tristona y negativa. Porque primero, el escritor nos aclara que su mamá lo llamó Jabes porque tuvo dolor en su parto y él considera eso importante para que entendamos. Y en segundo lugar, la oración que hace Jabes, cuando Jabes termina la oración que dice:

“… me libraras de mal para que no me dañe…”

La palabra hebrea que se traduce al español ‘dañe’ es en realidad la palabra dolor. Es la misma palabra que su nombre representa. Por eso yo titulé este sermón Una contradicción de su nombre, porque la vida de Jabes se convirtió en una contradicción de su nombre. Su nombre era dolor, su destino era dolor pero Jabes, por medio de su oración, cambió su situación, cambió su destino.

Y entonces cuando Jabes dice: “… Señor, que tu me libres del mal para que no me cause dolor…” él estaba rebelándose contra esa identidad que su madre le había declarado sobre su vida. Y por eso yo creo que esta palabra comienza con dolor, dándole un nombre de dolor a su hijo y termina con la palabra dolor, donde Jabes, por medio de la oración se enfrenta a esa maldición no intencional que su madre le puso sobre él.

Hermanos, la oración cambia destinos. La oración cambia nuestras situaciones. Pero no es esa oración religiosa a la cual yo me refiero, que muchas veces hacemos nosotros los evangélicos, es una oración que nace del alma, es una oración sentida, es una oración que responde a un reconocimiento de los gigantes que estamos confrontando, de la situación que estamos viviendo. Como yo decía, tenemos que conocer nuestra situación, tenemos que definir nuestros gigantes, tenemos que saber cuál es la batalla que estamos peleando. Tenemos que hacer un recuento de dónde están los dolores de nuestra vida, y tenemos que acumular esa presión dentro de nosotros para que cuando nuestra oración salga de nuestra boca, sea como un bólido que llegue directamente al corazón de Dios.

Y por eso Dios muchas veces no contesta nuestras oraciones inmediatamente, porque él está esperando que nuestra oración adquiera la presión necesaria para que pueda llegar delante de él. Muchas veces Dios espera que nuestra vida llegue al nivel de la desesperación antes de él responder.

La Biblia está llena de gente desesperada como Jabes, cansados de su situación, hartos de su situación. Y ya no pueden aguantarse más y cuando Cristo pasa al lado de ellos, sale un grito de ellos, Señor, hijo de David, ten misericordia de mí. Y el Señor se detiene y hace lo que tiene que hacer.

Así era la mujer con el flujo de sangre. Años desangrándose gota a gota, apartada de su comunidad, impura, incapaz de entrar en la comunidad espiritual de Israel, sintiéndose solitaria, avergonzada, alejada de Dios. Y ella dijo, sabes qué? Ya estoy cansada de eso. Y violando todas las leyes de la pureza religiosa se metió entre la multitud, abrió paso y se acercó a Jesús.

Yo me imagino su mano extendiéndose entre las piernas de los hombres que estaban alrededor de Jesús protegiéndolo, y ella metió su mano y tocó el borde del manto de Jesús. Y le arrancó bendición al Señor. El Señor no tenía la intención de sanarla a ella en ese momento, pero su fe se conectó como un cable eléctrico, poderoso y la corriente de Cristo le pasó a ella y dice que la fuente de su desangramiento quedó sellada en ese momento.

Y el Señor sintió la descarga que salió de él y dijo, Quién me tocó? Señor, cómo que quién te tocó? Si todo el mundo te está tocando, estás alrededor de una multitud. No, alguien me tocó, pero me tocó con desesperación, me tocó con fe, se distinguió entre la multitud. Porque sabe lo que distingue tu vida de la multitud? Tu fe. Por eso es que ese coro tan bello: Con mi fe te tocaré, con mi fe te alcanzaré, mi milagro recibiré, etc. Etc. Por qué? Es mi fe, es mí milagro, es mí confianza en ti.

Cuando tu tocas al Señor en esa forma distintiva es cuando Dios responde a tu necesidad. Por eso es que aquí dice que Jabes era más honorable que todos sus hermanos. Por qué pone el escritor Jabes era más honorable que sus hermanos al comienzo del relato? Había algo en el corazón de Jabes que lo preparó para hacer esa oración distintiva.

Jabes era uno de varios hermanos, pero había algo en su corazón que lo distinguía y lo separaba de todos los demás. Sabe usted qué es lo que yo creo que lo distinguía y lo hacía más honorable? Su sufrimiento. Paradójicamente esa niñez tristona, esos años de sentirse alejado, esos años que quizás los niños se rieran, ay, míralo cómo se llama. Dolor. Se reían de él. Acomplejado.

Yo creo que ese dolor empujó a Jabes a buscar de Dios, la soledad. Hermanos, muchas veces los tiempos de desierto en nuestra vida, son los tiempos que más bendición traen a nuestra vida, son los tiempos de estar en el desierto, son los 40 años del Moisés en el desierto, son los 40 días de Elías caminando día y noche para llegar al monte de la revelación de Dios, son los años que pasó Saulo, que no sabemos dónde estaba en ese tiempo hasta que lo llamaron, después de su conversión y su bautismo en el Espíritu Santo, lo llamaron para que entrara en la comunidad de los creyentes y ahí comenzó su ministerio.

Son los años que pasó David corriendo de David, habiendo ya sido ungido rey, pero con un rey maligno que quería matarlo porque no quería que le quitaran su reina que ya había perdido legitimidad. Y David tuvo unos años huyendo y aprendiendo a ser guerrero, aprendiendo a ser líder, aprendiendo a mandar hombres tan desesperados como él. Y se formó el carácter de David en ese tiempo.

Moisés, en esos 40 años solo cuidando cabras, mientras escuchaba el viento en la noche, del desierto, mientras caminaba por esos parajes y no tenía mucho que ver y por lo tanto, su alma tenía que ir hacia adentro y mirar adentro de él, aprendió, cultivó profundidad, introspección, capacidad para entender los misterios de Dios.

Hermanos, en los tiempos de sufrimiento y de padecimiento, no maldigas a Dios. Pídele al Señor que te de sabiduría para discernir qué te está diciendo Dios en esos tiempos. Bendice la mano de Dios. Pide que Dios te libre y te saque, pero mientras él te tenga allí di, Señor, sabes qué? Me voy a acostumbrar, después de todo un poquito de lodo no es tan malo, un poquito de oscuridad, no es tan malo después de todo. Enséñame a discernir qué tu quieres de este tiempo, qué tu me estás enseñando? Me voy a pegar más a ti, voy a aprender a orar más, voy a aprender más.

Hay veces, hermanos, que usted ora en medio de la noche y cuando está pasando por tribulación y dificultades, usted tiene que encomendarse al Señor y decir, Padre, ten misericordia de mí. Cuántas veces te ha pasado a ti que te levantas de madrugada, tienes que irte al trabajo, tienes problemas en tu matrimonio, hay una situación financiera terrible, estás lleno de ansiedad, pasaste una noche malísima y cuando te vas a levantar no tienes la fuerza y tienes que decir solamente, Señor, en tus mandos me encomiendo.

Pero ¿Saben qué? En esos tiempos de tristeza y de sufrimiento se forja un hombre o una mujer de Dios. En esos tiempos se templa el alma y uno aprende a no huirle al enemigo, y uno aprende fe, y uno aprende dependencia de Dios, uno aprende humildad. Dios te quebranta, Dios te desangra, Dios te imparte y te sella con fuego tu identidad. Y si es necesario que seamos probados por un tiempo para que nuestra fe, probada como el oro, que cuando es quemado es purificado, así nosotros podamos resultar en alabanza y gloria para Cristo Jesús.

¿Saben qué? La gloria a Dios no solamente se da en las alabanzas de gozo sino también en la tristeza. Ahí es donde muchas veces Dios forma a un hombre o una mujer. Los evangélicos pentecostales huimos del dolor, huimos de la enfermedad y así tendríamos que ser en un sentido, pero ¿Saben qué? No maldiga la enfermedad, no la niegues, si eso es lo que Dios pone en tu vida, sufrimiento por un tiempo, pídele que te saque. Ora, clama, pero mientras estés allí disfruta de lo poco que puedas y come esa gotitas de agua que hay en el cactus en el desierto, tómatela y recibe bendición de ello. Aprende a beber de las cosas pequeñas también.

Porque muchas veces nosotros necesitamos mucha abundancia para disfrutar y a veces tenemos que aprender a comernos un pan con un poquitito de aceite verde y un poquitito de sal y disfrutarlo como si fuera el mayor manjar. Los muchachos hoy en día tienen decenas de juguetes en sus casas, juegos electrónicos, computadoras, televisor, música, cantidad de cosas y no saben disfrutar. Los juguetes tirados por allá, no saben usar su imaginación, no saben disfrutar de un libro, no saben coger un juguetito de rueditas sin motor. Hoy en día, todo tiene que ser motorizado y los niños no desarrollan una capacidad imaginativa, intuitiva.

En África, en Latinoamérica, en Asia, los muchachos cogen un pedazo de piedra, le meten tela, cogen esparadrapo y lo amarran y con eso juegan al baseball de lo más bien. Cogen una ruedita de bicicleta, el aro simplemente y un pedacito de alambre y son unos reyes en el vecindario. Porque han aprendido a desarrollar su imaginación. Pueden conversar con los adultos, tienen sentido del humor, tienen capacidad imaginativa. Por qué? Porque donde hay desierto la capacidad interior se desarrolla.

Los ciegos desarrollan un sentido de tacto y de oído increíble. Los sordos aprenden a leer los labios de la gente. Por qué? Porque su cerebro se ajusta a la carencia y desarrolla otras…

Entonces, lo que estoy diciendo, hermanos, es que muchas veces Dios te pone en tiempo de sequía y esa es la preparación para la bendición que viene a tu vida. No hay gran bendición sin gran espera, recuerda eso siempre.

Jabes pasó su niñez ahí en ese crisol de su nombre y yo creo que tuvo una vida inicialmente dolorosa. Pero llegó un momento en su vida en que Jabes se hartó de la tristeza y vino delante del Señor. Y sabe, de nuevo, esa tristeza lo había preparado. Y dice que Jabes era más honorable que sus hermanos. Por qué? Porque había sufrido más y estaba listo ya para recibir.

Ese sufrimiento le imputó una identidad, Jabes tenía un peso. Yo le decía a los hermanos esta mañana, la palabra honorable en el hebreo original se refiere también a peso, ser pesado. Jabes era más pesado que sus hermanos, no en el sentido de que era más gordo, sino que tenía más peso, más gravitas, más carácter y eso llegó un momento en que Jabes dijo delante de Dios:

“… Oh si tu me dieras bendición…”

Todo el dolor de Jabes se apretó en una bola de pasión y de frustración y de esperanza. Yo le decía a los hermanos esta mañana, mi parte favorita de todo ese relato es la palabra ‘Oh’ si me dieras bendición… en ese ‘Oh’ estaba toda la personalidad de Jabes.

Yo no sé si estoy leyendo demasiado en el texto, pero no creo. Por eso uno tiene que leer literariamente. Ese ‘Oh’ estaba preñado de esperanza. En ese ‘oh’ había visualización de algo diferente. En ese ‘oh’ había deseo de una vida diferente. En ese ‘oh’ había esperanza de que Dios lo iba a escuchar. En ese ‘oh’ había deleite de lo que podía suceder en su vida. En ese ‘oh’ había también frustración y rebelión contra su pasado.

Todo eso estaba metido en ese ‘oh’. Era un clamor que le salió de las entrañas. Y eso fue lo que conmovió el corazón de Dios. Hermanos, yo digo que nosotros tenemos que llegar al punto del ‘oh’ en nuestras oraciones. Llega un momento en que tu tienes que mirar tu situación, mirar esa adicción que te ha atormentado toda tu vida, mirar esa depresión con la cual tu has bregado durante años de estar en la iglesia, mirar ese rasgo de carácter que te crea problemas en tu familia y en tus relaciones sociales, mirar tu vida de carencia financiera y de sequedad material, mirar tu falta de producto en las cosas de Dios. Mirar tu situación destartalada familiarmente, mirar tu falta de progreso y de conocimiento de las cosas de Dios.

Mirar tu dejadez en las cosas del espíritu y decir, ‘oh’ si Dios cambiara mi situación. Si Dios cambiara mi carácter, si Dios cambiara mi actitud y mi condición y tu te atreves a visualizar algo diferente. En tu espíritu tu recibes y saludas una situación… y tu puedes verla en tres dimensiones y en tecnicolor, un cambio en tu vida. Tu puedes ver y tocar tus finanzas siendo bendecidas, tu salud regresando a ti, tu matrimonio siendo fertilizado con semillas de pasión y de afecto y de buenas palabras y de bendición.

Tu puedes contemplar tus hijos. ‘Oh’ Señor si mis hijos te amaran, si mis hijos desarrollaran apetito por el conocimiento. ‘Oh’ Señor si mi hogar fuera un lugar donde la alabanza brotara fácilmente, donde hubiera paz y gozo. ‘Oh’ Señor si mi mente fuera inundada con tu sabiduría y tu conocimiento y yo pudiera conocer los misterios. ‘Oh’ Señor si tu gracia corriera a través de mis manos de manera que yo pudiera imponer manos sobre un enfermo y sanara. Oh Señor, si tu cambiaras mi rebeldía, mi resentimiento, esta actitud de rechazo, este ofenderme fácilmente, estos temores que me frenan y tu me hicieras un guerrero de Dios, una persona con el carácter de Jesucristo. ‘Oh’

Usted entiende? Ese ‘Oh’ significa que tu puedes ver algo diferente en tu vida. Y muchas veces nosotros no somos cambiados porque no llegamos a ese punto del ‘Oh’ donde ya nosotros decimos, ¿Saben qué? Estoy harto, the same old thing, always. I want something new. Y hoy, yo declaro, un giro, un cambio en mi destino. Hoy yo declaro que el diablo ya no se va a salir más con la suya en mi vida. Hoy yo declaro que Dios hace algo nuevo en mi vida y yo me rebelo contra las cadenas del enemigo y declaro mi emancipación en el nombre de Jesús. Hoy yo voy a comenzar a servir a Cristo. Hoy yo voy a decir, Padre, si perezco, que perezca pero yo voy a entrar en lugar santísimo. Eso es lo que tenemos que hacer, hermanos.

Esta segunda semana de oración, de ayuno, es un ‘Oh’ que ponemos delante de Dios, porque a veces decimos, una semana, guau, tremendo. Mire, una semana no es nada para ofrecerle a Dios, para pedir la visitación del Espíritu Santo.

Cuando yo declaré eso fue como, ¿Saben qué? Mire, estamos cansados ya de la rutina. Una semana allí y nos vamos para nuestra casa igual. No, no, vamos a entrar más hondo, vamos a abrir brecha. Dios quiere que tu seas apasionado, Dios quiere pasión, hermanos, Dios quiere compromiso, Dios quiere entrega, Dios quiere un decir, ya bastante del pasado, ahora miro hacia lo que Dios tiene por delante para mi vida.

Jabes dijo, ‘Oh, si tu me dieras bendición…

Cuatro cosas, rápidamente. Si tu me dieras bendición, y si tu mano estuviera conmigo, antes de eso digo, si tu ensancharas mi territorio, si tu mano fuera conmigo y me libraras del mal para que no me dañe.

Cuatro cosas específicas. Cada una yo creo, que es más específica que la otra. Si me dieras bendición, si ensancharas mi territorio, si tu mano fuera conmigo y si me libraras del mal. Yo creo que en código había ahí cuatro elementos que deben forjar nuestras oraciones y nuestra vida de oración.

Primero, oh Señor, si tu me dieras bendición. Qué quiere decir bendición? Eso quiere decir que la gracia de Dios esté sobre tu vida, que el signo positivo de Dios esté sobre tu vida. Si a ti te preguntan, bueno, qué signo tu eres? Diles, yo, el signo de Cristo Jesús, el signo de la sangre de Cristo. Yo no soy leo, no soy virgo, no soy Júpiter o lo que sea, no, el sello mío, el signo mío es la cruz, la sangre de Jesús.

Yo quiero vivir mi vida bajo el signo de la buena voluntad de Dios. Bendición quiere decir que, mira, te sigue el bien de Dios. Como dice el salmista, el bien y la misericordia de Jehová me seguirán todos los días de mi vida.

Cuando un hombre o una mujer tiene el signo de la bendición de Dios quiere decir que Dios sopló bendición sobre tu vida, te bendijo. Tu eres mi hijo, tu eres mi hija, tu caminas con mi sello delante de ti. Tu vas y la bendición te perseguirá.

Otro texto, el salmo 128, lea el salmo 128 después para que usted vea lo que viene a la vida de un hombre o una mujer cuando sigue a Dios. Pero me gustó esa expresión porque la recordé en mi mente “…y te irá bien.” te irá bien. Me gustó eso. Y dije, dónde está eso? Lo busqué en la concordancia, salmo 128, bienaventurado el hombre, la mujer que sirve al Señor, será bendecido en su casa y le irá bien.

Tener la bendición de Dios quiere decir, hermano, que tu eres el escogido de Dios. Tu eres el hijo de la derecha de Dios. No eres el hijo de la tristeza de Dios, eres el hijo de la derecha de Dios. Estamos sentados, dice, en los lugares celestiales con Cristo Jesús. Y dónde está sentado Cristo? A la diestra del Padre.

Eso quiere decir que usted es un hijo de la derecha, no de la izquierda, no eres siniestro. La siniestra quiere decir la de la izquierda, ¿no? no, tu eres de la derecha y por eso la bendición de Dios te sigue todos los días de tu vida. Pídele al Señor, Padre, que mi vida, que si pudieran hacerme una radiografía espiritual de mí, cuando yo camino por las calles de Boston, vieran una nube de gloria que cubre mi vida, y dondequiera que yo voy la nube va conmigo. Si yo me paro la nube se para, si yo voy al otro lado, la nube me acompaña. Si me acuesto, la nube se acuesta sobre mi cama. Estoy cubierto con la nube con la bendición de Dios.

Oh si tu me dieras bendición. Yo le pido al Señor cada día, Padre, no me dejes salirme de tu bendición, presérvame, Señor, porque no hay nada como caminar con el Señor cada tres horas, dándote una vitaminita de bendición. Te abre la boca y te da tu bendición. Y tres horas después otra bendición, y tu caminas tu vida con la bendición de Dios. Nuestras familias caminan bajo la bendición de Dios, nuestros hijos crecen con la bendición de Dios. Nuestra iglesia es prosperada porque la bendición de Dios está sobre nosotros. Nuestras finanzas son bendecidas porque la bendición de Dios está sobre nosotros. Nuestra salud es fortalecida y el vigor de Dios está con nosotros porque la bendición de Dios…

Dile al Señor, Señor, yo quiero tu buena dicción. Eso es lo que quiere decir bendición. Tu buena palabra, proferida sobre mi boca, tu buena pronunciación sobre mi vida, que me siga todos los días de mi vida. El hombre, la mujer que sirve a Dios, que ama a Dios, que se distingue por ser una persona que ama las cosas de Dios bien decida, bien pronunciada por Dios. Dame bendición.

Segundo, que tu mano sea sobre mí. Qué quiere decir mano para mí? Yo entiendo que cuando Jabes es inspirado por el Espíritu Santo en una oración que iba a ser registrada para todos los siglos, dijo, que tu mano sea conmigo sobre mi vida. Para mí la mano de Dios en la Biblia quiere decir el poder de Dios.

Dice la Biblia que Dios sacó a Israel de Egipto con mano fuerte y con brazo extendido. La mano de Dios es su fuerza, su fortaleza. Yo me puse a pensar, Señor, qué quiso decir con tu mano? Que tu mano sea sobre mí. Por qué tu pusiste eso allí? Bueno, porque Jabes entendió, Padre, yo quiero que tu poder vaya conmigo. Yo quiero que tu fuerza vaya conmigo. Yo quiero que cuando yo emprenda algo, yo lo emprenda con tu mano poderosa abriéndome campo.

La palabra dice, no es con espada, no es con ejército, es con mi espíritu que se hace las obras. Dice la Biblia que nuestras armas no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortaleza. Nosotros guerreamos con armas que el mundo no conoce. Y nosotros como hijos de Dios, tenemos que pedirle al Señor cada día, Padre, hoy yo voy a entrar en una situación difícil en mi trabajo, que tu mano sea conmigo. Hoy yo voy a meterme a unas calles llenas de nieve, peligrosas, resbalosas, que tu mano sea conmigo, Señor. Hoy yo voy a tener que presentarme ante ese jefe que no me quiere bien porque hay algo en su espíritu que me rechaza a mí que soy un hijo tuyo, y yo quiero que tu mano lo dome y le amordace la boca. Tengo que comparecer ante un juez, oh, Señor, que se me haga justicia, que yo reciba lo que necesito, que tu mano sea conmigo.

El hombre o la mujer de Dios están tan conscientes de que necesitan la mano de Dios para todas las cosas que emprende. Nosotros sabemos que somos eminentemente débiles y que necesitamos la mano de Dios. Cada día que tu emprendas algo, di, Señor, que tu mano sea conmigo. No trates de hacer las cosas en el mundo solamente con tu propia fuerza. Dile, Señor, que tu mano se extienda sobre mi vida. No emprendas nada sin solicitar la mano de Dios sobre tu vida. Baña todas tus necesidades, todos los aspectos de tu vida con una petición de que la mano de Dios sea sobre ti.

Jabes pide una tercera cosa, dice, Señor, que mi territorio sea ensanchado. Ensancha mi territorio. Piense usted qué quiso decir un hombre de tres milenios atrás, ensancha mi territorio. La clave está en la palabra territorio. Jabes vivía en una cultura agrícola. La tierra es esencial, importantísima. Los campesinos, adquirir tierra eso es adquirir un tesoro. Miden su poder en términos de la tierra y las vacas que tienen.

Un hombre que dice ensancha mi territorio, quiere decir, Señor, amplía mi poder. Isaías 54 dice:

“… Ensancha el sitio de tu tienda y alarga tus cortinas, extiende tus cuerdas y afirma tus estacas porque te extenderás a la derecha y a la izquierda, al norte y hacia el sur…”

Ensancha mi territorio, hermano, no hay nada de malo de pedirle al Señor, Padre, prospérame, dame un carrito mejor que este carrito que hace tanto ruido, Señor, ya estoy cansado de sentir los esprines cada vez que me siento en el asiento del carro. Estoy cansado de ver ese humo que anuncia mi presencia a cuadras de distancia, Señor. Estoy cansado de ver esos mismos muebles con el mismo plástico que les puse hace diez años y ya yo quiero un poquito más sutil, más siglo XXI. Estoy cansado de mirar la misma ropa que usé hace diez años, me gustaría un trajecito mejor, Señor, con unas solapas un poquito más finas y que alargue un poquito más mi cuerpo, unos zapatos más cómodos en vez de estos que la suela pesan tres libras cada uno. Bendíceme.

Hermanos, no hay nada con pedirle al Señor prosperidad financiera, bendición, poder, influencia. No hay nada de malo con eso. Dios quiere bendecir a su pueblo. Dios quiere prosperar a su pueblo. Dios quiere bendecirte. Dios quiere darte influencia. Dios quiere sacarte del anonimato. Dios quiere levantar tu cabeza por encima de tus semejantes.

Yo sé que Dios quiere bendecir, ha bendecido, está bendiciendo y seguirá bendiciendo a esta Congregación porque bendijo a sus hijos bajo un pacto imperfecto en Israel y ahora en el nuevo pacto en Cristo Jesús la bendición es mayor. Lo que pasa es que nosotros somos mensos y no sabemos cómo arrancar la bendición de Dios. Aprendamos los principios del espíritu y seremos bendecidos: finanzas, mayordomía, darle al Señor lo primero, adorar al Señor, escoger al Señor por sobre todas las cosas, amarlo desesperadamente, honrarlo, hacer guerra espiritual. Esas son las cosas que bendicen nuestra vida y nos llenan de poder y de autoridad.

Pídele al Señor bendición, yo me revelo contra esos Evangelios que dicen, no, pídele al Señor simplemente que se haga su voluntad en tu vida. No le pidas nada porque eso son de la prosperidad. Yo tuve una gran discusión hace poco con un joven, no gran discusión porque me controlé un poco porque era más joven que yo. Samuel estaba ahí, se estaba acalorando la discusión.

Ese joven ama al Señor, un norteamericano piadoso, pero él me decía que a Dios no hay que pedirle cosas materiales. Yo le digo, sí bueno, eso dices tu porque eres de clase media, media alta y tus padres tienen dinero. Por qué será que la gente que tiene dinero le dice a los pobres, no ores para que te venga bendición? Pero ellos sí se van a sus grandes hoteles, tienen sus grandes conferencias, tienen iglesias con aire acondicionado, carros Mercedes parqueados en los estacionamientos, pero los pobres que están pidiendo, Señor, bendíceme. No, esos son de la prosperidad y están... el Señor reprenda al diablo.

Nosotros somos hijos de la bendición. Pídele al Señor bendición. Dile, Señor, ensancha mi territorio. Ensancha mi territorio. Dame influencia, Señor. Y entonces dale al Señor y usa tu dinero para bendecir a otros. Se generoso con tu dinero, porque la generosidad atrae más bendición. Yo he descubierto eso. Pon a correr tu dinero en el Reino de Dios, dale a otros generosamente y la bendición vendrá, vendrá, vendrá, vendrá. Mientras tu más das en el Señor, más recibirás, esa es la clave a la prosperidad.

Pero dile al Señor, Señor, ensancha mi territorio. No te conformes con un pedacito de tierra. Dile, Señor, yo quiero mucha tierra para usarla entonces para gloria tuya. Finalmente dice, Señor, y que tu mano sea conmigo y refrena el mal en mi vida para que no me cause dolor.

El mal, el diablo. El elemento de maldad en una creación caída. Él se cubrió por todas las partes. Este hombre jugar baseball, primera, segunda, tercera, cuarta, home. Y Señor, por si acaso, agarra ese diablo ahí y mantenlo en jaque mate, que no me toque. Que este dolor que está sobre mi vida, que esta tristeza, esa lluvia fina, esa neblina que me ha seguido toda mi vida, sea despejada y que venga tu sol brillando sobre mi vida. Frena al diablo, mantenlo a raya. Envía tu bendición.

Tenemos que orar porque hay un devorador que quiere destruir nuestra familia, nuestra salud, nuestra mente, nuestras emociones, nuestros ministerios. Y él quiere sembrar maldición en nuestras vidas. El diablo es el origen de toda maldad en el mundo. Él es el mafioso por excelencia y todos sus secuaces, que son los demonios que rigen este mundo caído, nosotros necesitamos protección de él.

Muchos evangélicos nos permitimos muchas libertades porque no entendemos que caminamos en un campo de guerra. Hay demonios por dondequiera, principados y potestades están alrededor de nosotros, quieren matarnos, quieren robarnos la bendición de Dios. Tenemos que hacer guerra espiritual. Tenemos que aprender las leyes de la guerra espiritual. Santidad, adoración, entrega a Dios, renuncia de las maldiciones generacionales, la declaración positiva de la bendición de Dios sobre nuestra vida, hablar positividad en fe, vivir en santidad, adherirnos a la palabra de Dios.

Estas son las armas de la guerra espiritual que garantizan que Dios va a protegerte. Y aún si Dios permite que el diablo te toque no podrá ir más allá de donde Dios le de posibilidad y permiso. Porque muchas veces Dios permitirá que venga a tu vida aflicción y que el diablo te toque, pero le dirá, ¿Sabes qué? Lo vas a tocar, número 1, no me lo vas a tocar más allá de donde yo te he dado permiso, y segundo, quiero decirte que ese toque va a terminar en bendición para mi hijo o mi hija, no para maldición.

Yo les decía a los hermanos, esta situación de salud que yo tuve, sabe que yo estoy seguro, ya Dios me había advertido acerca de ello. Meses atrás Dios me puso a orar, líbrame del mal, Señor. Me hizo muy consciente de la fragilidad del ser humano y de fuerzas oscuras, inconscientes.

El diablo, hermanos, usted sabe que el diablo no te odia. El diablo no siente odio. El diablo lo que siente es una patología. Él es como un psicópata que mata sin odio. Un psicópata mata fríamente. Satanás es una fuerza ciega que solo sabe matar, robar y destruir. Los demonios son seres que ellos no odian a la humanidad pero se deleitan en el mal, se deleitan en tomar una criatura de Dios, hermosa, bella, con el espíritu de Dios dentro de ella. Nace precioso.

Meche me decía acerca de eso, que por eso ella siempre cuando pasamos por las calles de Boston y viene uno de esos andrajosos, pobres, malolientes que abundan en la Ciudad de Boston y nos toca el vidrio, ella me decía algo que es muy revelador, dice que ella se siente siempre inclinada a darles algo porque recuerda al bebé que esa criatura fue antes de llegar a ser ese hombre en trapos. Un niño que su madre quizás lo recibió con gozo, gran promesa, quizás mucha bendición, mucha celebración y el diablo poco a poco fue sorbiéndole la imagen de Dios hasta tornarlo en una criatura desfigurada y disfuncional, sin dientes, maloliente, una mueca en su rostro en vez de bendición.

Porque los elementos del mal se gozan en distorsionar la imagen de Dios en los seres humanos y tornarlos en caricaturas de la deidad angelical de Dios en ellos. Porque son seres malignos, que eso es lo que saben hacer. Su identidad es maldad. No tienen gracia, no tienen nada de bueno, y por lo tanto todo lo que ellos tocan lo contaminan aún sin querer, porque eso es lo que son, esa es su naturaleza.

Entonces, tenemos que ser conscientes de esas fuerzas ciegas. Uno de los sueños que yo tuve durante ese tiempo en el verano fue, yo me encontré metido en un bosque, era de noche, y por alguna razón me confundí y me metí en ese bosque y el bosque estaba lleno de malezas, cerrada, raíces, árboles. Era como una selva amazónica bien, bien cerrada. Y de los espacios entre las raíces y las ramas de esos árboles y de esa maleza salían gusanos, pude ver un animal que era como un gusano, pero con una uña bien grande en el frente, y salía así. Me querían tocar pero no podían completamente. Pero yo sabían que estaba en una zona bien peligrosa. Y había diferentes seres así como ciegos. Yo no veía ojos, no veía consciencia, pero simplemente estas serpientes, reptiles, animales de diferentes tipos salían de entre las… y se acercaban a mí pero no me podían tocar, pero yo estaba en un sitio de gran inminente peligro.

Y hay otras cosas allí que yo pude entender a través de esa revelación y otras dos que Dios me dio también. Yo oraba, Señor, líbrame del mal, líbrame del mal. Entendí esa parte de la oración de Jesús, no nos metas en tentación más líbranos del mal. Porque tuyo es el poder y la gloria.

Él tiene poder para protegernos. Lo único que puede proteger un hombre o una mujer en este mundo lleno de la maldad del enemigo es el poder de Cristo Jesús, el nombre que es sobre todo nombre. Tu tienes que pronunciar ese nombre sobre tu vida, tu tienes que caminar en el nombre de Jesús. Tu tienes que afiliarte con el Reino de Dios, tienes que hacerte un ciudadano del Reino de Dios. Porque es el único reino que le puede hacer oposición al reino de las tinieblas, el único. Tienes que decir, Señor, líbrame del mal.

¿Saben qué? Por alguna razón Dios permitió que me tocara el enemigo, pero saben, yo les digo delante de Dios. Yo siento que lo que Dios hizo fue hacer una operación quirúrgica en mi espíritu y en mi sistema neurológico. Yo creo que Dios puso componentes nuevos en mi vida. Dios me bendijo en una manera extraña.

Porque es que cuando uno camina bajo la gracia de Dios, aún los dardos del diablo son tornados inyecciones de vida y de poder, y de gracia sobre los hijos de Dios. Aún si Dios permite que penetre una energía demoníaca sobre tu vida, Dios la va a tornar en bendición, y ese crisol de prueba te va a regresar fortalecido, purificado, más preparado para servir al Señor.

En tu debilidad Dios se glorificará. Tu aprenderás cosas y podrás entonces decir, yo tengo mis marcas. He estado en la guerra. Qué soldado que ha estado en la guerra no tiene por ahí una marca de un cuchillo, de una bala, que aunque sea lo sesgó un poquito?

No mereces ser soldado, es importante, hermanos, que peleemos nuestras batallas, pero cuando Dios permita que entremos en el crisol de la prueba, en la zona de la aflicción, que su mano vaya con nosotros y que nos libre del mal para que no nos cause dolor. Dios quiere cambiar tu destino. Tu no tienes que vivir la vida peleando con tus propias fuerzas.

Tu oración cambia la situación. Tu oración cambia tu destino. Tu clamor a Dios, tu decir, ¿Sabes qué? Yo estoy harto ya de estar bajo el dominio del enemigo o de las circunstancias, del tiempo y el espacio, de la historia, de la humanidad, de la sociedad, de la cultura, yo me vindico y reclamo la dirección de Dios sobre mi vida.

Oh, Señor, si tu me bendijeras. Oh Señor, si tu ensancharas mi territorio. Oh, Señor, si tu mano de poder fuera conmigo. Oh, Señor, si tu protección divina caminara conmigo día a día y ¿Sabes qué? Si tu clamas así, Dios te otorgará lo que tu le pides. Acérquense confiadamente al trono de la gracia, dice la palabra y reciban oportuno socorro.

Dios le otorgó lo que pidió. Que bueno que no se quedó simplemente oh, si tu me dieras, oh si tu me hicieras, dice, y Dios le otorgó lo que pidió.

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Sandra Barbieri: Es curioso como Dios trabaja

Es curioso como Dios trabaja, y se mueve. Esto es algo acerca de mi Dios que nunca deja de sorprenderme.

Trabajo en la sala de emergencia de un hospital. Como es de esperarse ahí se ven muchas cosas. Cada paciente que llega trae su drama. Y cada uno de los que trabajamos allí vivimos el nuestro. Muy inteligentes fueron los que inventaron los “reality shows.” Pues pueden llevar al público por medio de la televisión el drama real, palpable que viven los seres humanos en diferentes áreas de la vida. El viernes pasado vino a la sala de Emergencia una joven que lloraba inconsolablemente. Tuve que entrar en contacto con ella, para extraerle sangre. Pero antes de hacer esto tenía que calmarla y hacerle sentirse cómoda. Sabía que para lograr esto tendría, primero que nada escuchar su drama. La joven mujer venía con riesgo de suicidio. Empezó a contarme entre sollozos que hacía poco había estado embarazada y que su novio le había pedido que se hiciera un aborto. Según el, esto les permitiría tener más tiempo para preparar la boda con más calma. Me contó que después de pensarlo una y otra vez ella accedió y se hizo el aborto. Después de hacerlo, el novio se desapareció. Desde ese momento, me siguió diciendo, se ha sentido usada y rebajada. En su interior sólo hay un inmenso vacío. Está llena de dolor, frustración y remordimiento y se siente incapaz de controlar ese mar de emociones. Fue en este estado que esta joven llegó a la sección de siquiatría buscando alivio para su tormento. Después de escucharla y de repetirle varias veces, “Te entiendo…Te comprendo…” le dije: “Te voy a contar mi historia. Creo que fue mucho más dramática y aún más cruel que la tuya.” Ella abrió los ojos y se preparó para escucharme.

“Hace aproximadamente 18 años estaba yo casada con un apuesto joven italiano. Parecía extraído de una película de Hollywood. Tenía yo mis dos niñas bien pequeñas y como es de esperarse me embaracé. Me sentía lograda como mujer, madre y esposa. Pensaba:”esta criatura va a conectarnos como matrimonio y como familia“.
Cuando le dí la noticia a mi esposo, muy contenta, a él le pareció como si le hubiera caído un balde de agua fría. “¡No! ¡No! ¡No!” exclamó. “¡Si mi abuelo se entera (quien era un señor muy rico y dueño de varios edificios en la ciudad de Nueva York) me va a desheredar!" Nos habíamos casado a ocultas de su familia. Yo por mi parte le insistía: “¡Pero amor, mira cómo va hacer de especial este bebé! Nos va a conectar. Las niñas van a estar contentas. ¡Seremos una familia!” Sólo recibí de el un “no” rotundo, Y me dijo que eso tenía que desaparecer de mi vientre. Seguimos argumentando por un par de semanas, hasta que un sábado me dijo, “Vamos a Queens que hay una clínica allí.” Me subió en su Lincoln Continental y me llevó como oveja al matadero. Recuerdo las personas afuera con letreros anti-aborto. Recuerdo que era en un segundo piso. Recuerdo que yo bajaba las escaleras huyendo y él venia y me atrapaba y me subía de vuelta casi a empujones. Me llevó a deshacerme de esa preciosa compañía que llevaba dentro.

Quedé desecha y presa de todo tipo de sentimientos que embargaron mi alma. De la misma forma como fue despegado y desgarrado ese ser dentro de mí, así se desgarró todo el apego y aprecio por ese hombre que se hacia llamar “esposo”. Desde ese momento lo aborrecí con todas las fuerzas de mí ser. Y fue así con esa destrucción de una vida como también se destruyó nuestro matrimonio".

La joven se quedó perpleja con mi historia. Sus lágrimas cesaron. Y me abrazó. Le dije: “Aquí nadie te puede ayudar. Tienes que pedir ayuda a Dios. El se encargará de recoger tus pedazos y de restaurar tu alma” Ella sonrió. Me miró y le dije “Mírame a mí. ¡Aún estoy aquí!” En ese momento pensé: Señor por eso es que tengo tanta pasión por ti. Porque cuando esto pasó en mi vida yo aún no te conocía y sin embargo tu tuviste cuidado de mí. En ese momento me di cuenta que era yo sana de esto. Y tuve la confirmación en la predicación del domingo en mi iglesia sobre el tema del aborto. Al escuchar al pastor invitado hablar de este tema tan difícil recordé la conversación en la sala de Emergencia. Corroboré mi sanidad porque pude hablarle a una joven necesitada con libertad y con un sentido de propósito. Me di cuenta de que estaba dando por gracia lo que por gracia había recibido, aun sin saberlo.

¡Qué privilegio el haber podido ministrarle a un alma desolada y dejar en ella una marca positiva aún dentro de unas circunstancias totalmente negativas!

He vivido una vida llena de dramas, intensidad e imperfecciones. Pero ahora que vivo en Cristo vivo sin vergüenza y sin auto condenación. Dios en su misericordia usa mi vida hoy día para brillar Su luz sobre otros seres humanos que están como yo estaba. Y mientras tanto yo prosigo a la meta que El tiene para mí. Por la gracia de Dios soy lo que soy hoy y su gracia no ha sido en vano.

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¡Su Palabra es vida...activa!

21 de febrero del 2011 - Por Betsy Behan

"…no sólo de pan vivirá el hombre, mas de todo lo que sale de la boca de Jehová vivirá el hombre" Deuteronomio 8:3b

Después de más de dos años de espera, debido al quebrantamiento de mi padre, finalmente el pasado mes de julio mi amada madre nos visitó. En alguna oportunidad
les mencioné que yo admiro mucho a mi mamá por sus valores, entrega a su familia, amor al Señor, amor a las almas, fidelidad a sus amistades, su servicio, y ayuda; ella es
recta, y al mismo tiempo chistosa. El estar cerca de ella lo defino como gozo,
amor, ternura, enseñanza, ¡alegría!

Una mañana decidimos ir al parque de picnic, éste estaría acompañado de lo que
nunca falta cuando estamos juntas "Una enseñanza Bíblica" Después de dar un
paseo en el lago del parque, caminamos un poco hasta encontrar un lugar apropiado
para sentarnos a nuestro picnic... ya era medio día...la noté un poco cansada,
de hecho lo estaba, por lo que le propuse comer, y regresar a la casa para que descansara
ella se negó abriendo su Biblia e iniciando la enseñanza; a medida que leía, su voz se
animaba, y mientras explicaba lo leído su cansancio amenguaba.

Ya de regreso a la casa, le comenté: Mami, en el corto tiempo que compartimos de "La Palabra" usted sufrió una transformación bien notable, el cansancio se esfumó, y su voz apagada pasó a ser una voz animada; a lo que ella respondió: "Eso es lo que me mantiene activa"
Amigos, esta es una expresión corta, que dice mucho, y es que compartir del Señor, Su Palabra, Sus obras, y todo lo que tiene que ver con El...nos lleva de un vivir pasivo, y sin sentido, a un vivir activo lleno de motivación, y experiencias que nos mantienen firmes en El. Proclamemos nuestros días, no solo activos en las tareas diarias, sino "ACTIVOS EN EL SEÑOR, EN SU PALABRA, EN SU BUSQUEDA, EN LA FE". MANTENERNOS ACTIVOS EN CRISTO, NOS DA FORTALEZA PARA ENFRENTAR LO QUE CADA DIA TRAE CON EL.

Señor Jesús: Nos declaramos activos, animados, gozosos. Proclamamos una fe activa, una vida activa en Dios. En el nombre de Jesús, ¡Amén!!

Aunque con el pasar de los años nuestros pasos sean lentos,
no podrán tocar el fervor interior por ti Señor.
Nuestras almas seguirán entregadas a ti.
Te daremos la honra en nuestro último aliento,
nuestros corazones entonarán alabanza genuina
aunque disminuyan nuestras fuerzas físicas
-B.B-

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Cómo orar al Señor

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Libro Segundo de Crónicas, lo que queremos hacer en esta tarde es apuntalar este tiempo de clamor que hemos comenzado esta semana. Yo voy a estar leyendo unos Capítulos del libro Pies de Barro, que trata precisamente acerca de la oración y de algunos principios que deben gobernar nuestra vida de oración. Cómo le oramos al Señor.

Este libro parte de la vida del rey Josafat, y uno de los grandes momentos de la vida del rey Josafat fue cuando llegó este gran ejército del cual hablamos el domingo pasado, para destruir a Judá y expulsar al pueblo de Dios de su tierra. Y el rey Josafat clamó al Señor, era un hombre que amaba a Dios y en vez de ponerse a huir, deprimirse, entregar las armas, Josafat decidió clamar al Señor y levantar su mirada hacia Dios.

Y al hacer esto nos dejó una serie de principios que yo exploro en este libro entre otras cosas. Yo hablo también acerca de la adoración de guerra. Lo que nosotros estamos llevando a cabo esta tarde es adoración de guerra. Es cuando proclamamos la voluntad del Señor, cuando rompemos muros espirituales con nuestra adoración y hacemos uso de las armas. Como decía ese coro, “golpe de espada es la alabanza, golpes de guerra que salen de Dios.” Y hay muchas otras cosas que usó el pueblo de Judá en esa historia para derribar al enemigo y obtener una gran victoria de lo que parecía una situación sin esperanza. Y nosotros vamos a ver algunos de estos principios.

Todo este libro está basado en la vida de Josafat pero es simplemente como un punto de partida para nuestra propia vida. Como ustedes van a ver estos son principios que debemos poner en práctica y debemos estudiar estos principios y usarlos en nuestra propia vida personal.

Entonces Josafat en vez de darse por vencido, ora y dice que, cuando Josafat escucha que viene este gran ejército en contra de Judá y que se están acercando ya, dice que:

“… Él tuvo temor y Josafat humilló su rostro para consultar a Jehová e hizo pregonar ayuno a todo Judá…”

Proclamar ayuno así como Congregación, como pueblo, no es nada nuevo. Es la esencia de la historia de la iglesia a través de los siglos.

“… Y se reunieron los de Judá para pedir socorro a Jehová, y también de todas las ciudades de Judá vinieron a pedir ayuda a Jehová…”

Que bueno es cuando el pueblo de Dios convoca a una gran reunión, nos damos cita, clamamos al Señor. Oh, si esta nación hiciera esto, hermanos, qué pasaría. Si el presidente Obama, que Dios lo bendiga y lo ilumine, declarara un ayuno y una santa convocación en Estados Unidos. Óigame, temblaría la tierra. Pero muchas veces los hombres somos demasiado sofisticados y establecemos principios humanos en vez de los principios del espíritu.

“… Y entonces Josafat se puso en pie… ─ después de convocar esta gran asamblea ─ … de la asamblea de Judá y de Jerusalén, en la casa de Jehová, delante del atrio nuevo y dijo, Jehová, Dios de nuestros padres, ¿no eres tu Dios en los cielos y tienes dominio sobre todos los reinos de las naciones? ¿No está en tu mano tal fuerza y poder que no hay quien te resista?...”

Qué está haciendo Josafat allí? Está adorando al Señor. Él está diciendo, tu tienes poder, Padre, no hay nadie que te pueda resistir. Tu tienes dominio sobre todos los reinos de las naciones.

“…Dios nuestro, no echaste tu los oradores de esta tierra delante de tu pueblo Israel? Y la diste a los descendientes de Abraham, tu amigo, para siempre? Y ellos han habitado en ella y te han edificado en ella, santuario a tu nombre diciendo, “si mal viniera sobre nosotros, tu espada de castigo o pestilencia o hambre, nos presentaremos delante de esta casa y delante de ti, porque tu nombre está en esta casa. Y a causa de nuestras tribulaciones clamaremos a ti y tu nos oirás y salvarás…”

Josafat le está recordando a Dios la historia de Israel, su relación con su pueblo. Nosotros tenemos que recordarle a Dios, ha habido avivamientos antes a través de la historia, ha habido tiempos de sequía como este en que estamos viviendo, y el pueblo de Dios ha clamado, se ha humillado, ha pedido perdón y Dios ha enviado bendición.

La palabra dice, “…si mi pueblo se humillare y clamare y se limpiare sus pecados, dice, yo escucharé desde mi trono y sanaré su tierra y acudiré a ellos….” Entonces nosotros tenemos que recordarle al Señor, Señor tu has dicho esto, tu has dicho lo otro. Recuerdan lo que decía acerca de pararse sobre una palabra que Dios ha dado? Y eso es lo que él hace aquí.

“…Ahora, pues he aquí los hijos de Amón y de Moab y los del monte de Seir, a cuya tierra no quisiste que pasase Israel cuando venía de la tierra de Egipto, sino que se apartase de ellos y no les destruyese. He aquí ellos nos dan el pago viniendo a arrojarnos de heredad que tu nos diste en posesión…”

Yo no puedo reprimir, hermanos, una cosita aquí y es que hoy en día, se habla mucho de que Israel parta la tierra con los palestinos para que haya paz. Y lo que yo a través de toda la Biblia es que esa tierra se la dio Dios a los hebreos. Hermanos, no porque sean la mejor gente del mundo, porque los hebreos son rebeldes y son orgullosos, han pecado contra el Señor, pero Dios les dio esa tierra. Dice, “… por toda la perpetuidad…”

Hizo un pacto irrevocable con Abraham. Ni el gobierno judío tiene derecho a dar esa tierra a nadie. Porque esa tierra es una heredad que Dios le dio y yo no puedo ser más justo que Dios, yo no puedo ser más justo que la palabra. Yo me escandalizo cuando oigo cristianos diciendo que Israel debe compartir su tierra. Porque lo que hay en toda la Escritura es eso, esta tierra tu nos la diste, nadie tiene derecho a quitárnosla. A mi no me importan las complejidades históricas, sociológicas que hayan intervenido en los años en que el pueblo de Dios estuvo fuera de la tierra, la promesa de Dios estuvo con Israel. Y esa tierra pertenece al pueblo de Dios. Y nosotros tenemos que estar orando para que ese pueblo no tenga que partir ni una pulgada de esa tierra, hermanos.

Estudie la Biblia, estudie las profecías, estudie la palabra y usted entenderá entonces por qué no se puede negociar esa tierra. Y entonces eso es un anuncio no pagado, eso está ahí extra.

“… He aquí ellos nos dan el pago viniendo a arrojarnos de la heredad que tu nos diste en posesión. Oh Dios nuestro, no los juzgarás tu? ─ y aquí está una palabra clave, dice, ─ …porque en nosotros no hay fuerza contra tan grande multitud que viene contra nosotros. No sabemos qué hacer y a ti volvemos nuestros ojos…”

Esa es la oración de Josafat. La oración que fue contestada con una tremenda profecía que le dio instrucción al pueblo de cómo ellos iban a derrotar a esa nación enemiga. Yo digo aquí, al escuchar del ejército invasor que se acercaba, lo primero que hizo Josafat fue reconocer con exactitud la situación que confrontaba.

Lo primero que hizo fue ser preciso, reconocer cuál era la situación que él estaba confrontando. Él reconoció el gran peligro en que se encontraba. Vio claramente lo que se avecinaba contra él, fue específico. Aquí está la clave. Cuando uno ora uno tiene que ser específico. Ese es el punto central en que me estoy concentrando. Él fue específico en definir y reconocer su situación. Es importante que nosotros sepamos lo que estamos viviendo, que no vivamos pensando en pajaritos en el aire como el avestruz, con la cabeza metida en la arena, pensando que si hace caso omiso del problema no tendrá que confrontarlo.

En lo personal prefiero reconocer mis gigantes. Me resulta más provechoso a la larga hacerme dolorosamente consciente de mis limitaciones, mis luchas personales, las circunstancias conflictivas de mi vida. Tengo que nombras mis gigantes, darles nombre y apellido. Dios quiere un pueblo realista, no para obsesionarse con los problemas, pero sí para saber específicamente cómo acometerlos.

Tu tienes que definir tu situación. Tienes que darle al Señor con lujo de detalles qué es lo que estás confrontando, dónde viene esa adicción, por qué tu hijo se está comportando y cómo se comportando de esa manera. Cuál es la situación financiera que estás pasando, cuál es el problema matrimonial que te está aquejando. Dónde está el problema con tus finanzas o con ese callejón sin salida en que te encuentras, el atolladero de tu vida. Tienes que explayarlo, tienes que ser honesto contigo mismo y ser específico delante de Dios.

Mucha gente está viviendo una vida artificial sin mucha relación con la realidad que verdaderamente habitan. Disfrazan sus defectos, le echan la culpa a los demás, ignoran los problemas financieros hasta que le dan con un bate en la cabeza. Ahí está la pobre mujer diciéndole al esposo, mira, paga la cuenta de la luz que ya nos hemos atrasado dos meses. Y él contesta, totalmente despreocupado, no te apures que todavía tenemos mucho tiempo. Y llega un día que trata de prender la luz y nada sucede.

No, miren lúcidamente su situación. Sea específico en definir sus problemas. La especificidad es clave en la vida cristiana. El ser específico al abordar las situaciones de la vida es uno de los principios más poderosos para el éxito. Hay que hacer listas. Hay que escribir las cosas.

Si Dios te pone un pensamiento preñado, escríbelo antes de que se te vaya. Escribe, dice, la visión, en Habacuc Capítulo 2, anota las cosas que Dios ha puesto en tu corazón, presenta a Dios específicamente lo que tu necesitas de parte de él y dónde está tu problema. Mira dentro de ti, reconoce tus defectos. Mira lúcidamente tu situación. Se específico en definir tus problemas. La especificidad es clave en la vida cristiano.

En el versículo 2 Josafat ve que viene contra él una gran multitud, vienen desde el otro lado del mar y se Siria, actualmente se encuentran en una región vecina a Judá y vienen decididamente contra él. Él está claro en lo que está sucediendo. Él no disimula lo que está sucediendo. Él sabe que se trata de un ejército mucho más poderoso que ellos, que no queda mucho tiempo, que viene con intención de poseer la tierra violentamente, y desalojar al pueblo hebreo de su posesión.

Él se informa bien sobre lo que está pasando y experimenta temor en su corazón y reconoce que tiene temor. Cuando el enemigo viene contra nosotros, hermanos, es importante que sepamos en qué consisten sus armas y en qué consisten las nuestras.

Cuando David se prepara para confrontar a Goliat le dice, tu vienes contra mí con espada y lanza y jabalina más yo vengo a ti en el nombre de Jehová de los ejércitos, el Dios de los escuadrones de Israel.

David sabe lo que tiene el gigante y lo que él tiene. David estaba claramente consciente de cada arma que poseía su contrincante, a la misma vez, sabía específicamente con qué él contaba y cuál era la verdadera naturaleza de su propia armadura.

Mientras escribo estas líneas, esto yo lo escribí hace varios meses, estoy profundamente involucrado en el proceso de planificación para la construcción del nuevo templo. Esta es una de las grandes tareas que actualmente tengo por delante como pastor. Quizás el mayor reto que yo haya acometido en toda mi carrera ministerial. Se trata del proyecto más ambicioso y arriesgado que haya emprendido nuestra Congregación en toda su historia.

Estoy muy consciente de que construimos en uno de los tiempos de mayor crisis económico que se haya visto en muchas décadas. Como pastor líder y administrador tengo que medir exactamente lo que conlleva esta tarea. No puedo permitirme demasiadas inexactitudes porque sé que el terreno financiero en que me muevo es terriblemente traicionero y peligroso y que no perdonará aún pequeños errores.

En el curso de planificar he tenido los servicios de consultores financieros cristianos que me han dado asesoramiento sobrio y preciso. Hemos elaborado una detallada estrategia para negociar con los bancos y poder presentarles clara y ventajosamente nuestras finanzas. Gloria a Dios que nos escucharon y nos dieron el préstamo que necesitábamos.

He tenido que identificar los diferentes aspectos de este proceso. Está por una parte, el financiamiento multimillonario que necesitamos recibir de parte de un banco. Está la campaña financiera que necesita recaudar una suma millonaria de parte de la Congregación, la cual hemos estado planificando durante meses y ya estamos metidos en ella y estamos confiando en que ustedes van a ser fieles. Amén. Tenemos que lidiar con la contratación de una compañía de construcción adecuada para nuestras necesidades, que sea capaz de operar dentro de la metodología que queremos emplear. Tenemos esa compañía, lleva meses ya trabajando con nosotros.

Y dada la grave situación financiera que atraviesa la nación y aún el mundo entero, estoy muy consciente del estado emocional de mi Congregación y sé que debo dirigirme a sus preocupaciones muy legítimas en una forma que dirija su mirada hacia el Dios todopoderoso que no conoce de escases o recesiones económicas y que les inspire suficiente confianza como para dar en una forma atrevida y generosa. Diga amén.

En resumen, tengo que ser extremadamente lúcido, aquí es mi punto, específico y detallista. A la misma vez que opero desde una postura de fe, tengo que poner suma atención a los detalles, no puedo permitirme el lujo de ser descuidado o superficial en mi proceso de planificación.

Es decir, hermanos, en la jornada espiritual del creyente, el elemento de la fe no impide que permanezcamos conscientes de los obstáculos y detalles o que empleemos sanas destrezas de planificación y estrategia. No impide, en otras palabras, que como Moisés expiemos la tierra antes de poseerla, aún sabiendo que Dios ha prometido entregárnosla.

De paso, la actitud detallista que refleja Moisés en sus instrucciones a los dos espías es tremendamente instructiva. Antes de enviarlo a su misión él les instruye de esta manera, dice:

“…Subid de aquí al Neguev y subid al monte y observad la tierra cómo es y el pueblo que la habita, si es fuerte o débil, si poco numeroso, cómo es la tierra habitada, si es buena o mala, y cómo son las ciudades habitadas, si son campamentos o plazas fortificadas, y cómo es el terreno, si es fértil, estéril, si en él hay árboles o no…”

Usted ve, la mirada específica. Él tiene una batalla. Él cree en Dios. Él ha hecho cosas increíbles para llegar a ese momento pero todavía envía para informarse. Nosotros tenemos que asimismo en nuestra vida informarnos. Hay que leer, hay que estudiar, hay que indagar adentro, hay que pedirle al Señor sabiduría, hay que traer las peticiones. Uno tiene que ser lúcido, hermanos, no todo es simplemente oración, oración, unción, unción. No, hay que poner leña sobre el altar para que Dios lo prenda. Y esa es la parte que nosotros hacemos.

Nótese las instrucciones específicas y detalladas, la mirada minuciosa del estadista y líder militar competente buscando inteligencia precisa sobre los elementos que han de determinar la estrategia a seguir. La fe no niega la lucidez. Las dos cosas tienen que ir juntas. Tenemos que pedirle al Señor sabiduría e inteligencia. La Biblia habla de ciencia también.

Pídele al Señor que te de inteligencia, conocimiento, estrategia. En tiempos de carencia y esterilidad financiera se requiere gente dotada con inteligencia especial para encontrar recursos donde otros no los ven. Por eso tenemos que pedirle al Señor, dame conocimiento, Padre, dame estrategia para escarbar y encontrar donde otros no encuentran nada. Se necesita una mirada lúcida, una consciencia detallista que nos permita ir ante el Dios proveedor, con una petición específica que nos permita recibir estrategia y recursos para la batalla que tenemos por delante. Define tu situación, cuenta el costo, nombra a tus gigantes.

Un pasaje ilustrativo, Bartimeo, el ciego, clama a Jesús, “… Señor, hijo de David, ten misericordia de mí. Finalmente el Señor dice, tráiganmelo. El caso es que cuando Bartimeo viene ante el Señor, el Señor Jesucristo le dice, bueno, qué quieres que te haga. Yo siempre he dicho, este hombre llega allí tanteando como un ciego, y el Señor sabe que está ciego, él sabe lo que quiere Bartimeo, pero le dice, qué quieres que te haga?

En otras palabras, el Señor quiere escuchar de ti tu petición. Y muchas veces yo digo el Señor no contesta nuestras peticiones inmediatamente porque muchas veces no están bien definidas, no hemos contado el costo de la contestación que esperamos, no estamos lo suficientemente conscientes de qué es lo que eso conlleva, no hay suficiente arrastre en el clamor que estamos pidiéndole al Señor. Estamos simplemente allí haciéndolo en una forma barata y superficial, y Dios quiere que escarbemos, que vayamos hondo, que ganemos consciencia, que maduremos, que trabajemos la petición. Y por eso él se hace el que no escucha, pero él está escuchando.

Jesús escuchó a Bartimeo, el primer momento que clamó, pero Bartimeo necesitaba ganar más consciencia. Entonces cuando el Señor le dice, qué quieres que te haga? Señor, que recobre la visa. Bueno, hágase conforme a tu fe. Recibe la vista. Hay que ser específico, usted ve. Por eso es que a veces tenernos que trabajar las oraciones. Eso no es simplemente un clamor superficial. Hay trabajar las oraciones y hay que detallar las cosas. Hay que hablar con Dios como se habla con un psiquiatra. Tómese tiempo, lujo de detalles, defina el problema, paséese sobre el problema y alrededor, mire los contornos del problema, mire sus diferentes facetas, expláyesele al Señor. Usted mismo irá ganando consciencia de su propia situación, se enriquecerá como resultado de eso.

Y cuando usted le lance esa bola de cañón al corazón de Dios va a dar exactamente en el centro mismo y Dios va a responder a sus necesidades. Pero hay que ser específico. Hay que pedirle al Señor específicamente, con lujo de detalles lo que queremos. Eso es bien importante.

Entonces, en segundo lugar, hablando de especificidad, en segundo lugar algo muy importante que hizo Josafat. Y recuerde que estamos hablando de esto en el contexto de esta semana que estamos orando al Señor, estamos buscando dirección del Señor. Josafat se humilló y buscó el rostro del Señor. La palabra clave es se humilló.

Mucha gente sufre porque prefieren hacer las cosas por su propia cuenta. Buscan a Dios como último recurso. No se llevan de consejo y no buscan sabiduría de parte de él. Se empecinan en hacer las cosas a su manera empleando sus propios recursos inadecuados. Como hemos visto, el mismo Josafat, en ocasiones cometió el error de depender demasiado de su propio razonamiento con consecuencias funestas.

En este caso el mismo carácter desesperado de la situación lo obligó a ir directamente al trono de Dios para pedir ayuda y recibir sabiduría. El versículo 3 nos informa lo siguiente, dice:

“… Entonces él tuvo temor y Josafat humilló su rostro para consultar a Jehová…”

No tengas temor de reconocer que tienes temor. En nuestro país tenemos un dicho, mejor que digas aquí corrió que aquí murió. El sabio Salomón lo dice de una manera aún más gráfica, dice, porque mejor es perro vivo que león muerto. Muchas veces resulta mucho mejor reconocer que tienes miedo que no sabes qué hacer. Mejor es buscar ayuda de parte de Dios o de otros que insistir en sacar agua de tu propio pozo seco con recursos que en realidad no posees.

Hay que pedirle al Señor sabiduría y dirección. El Apóstol Santiago dice en Santiago, Capítulo 1, “Si alguno tiene falta de sabiduría, qué debe hacer, pídala a Dios el cual da abundantemente y sin reproche, y le será dada…”

Lo primero que yo busco cuando tengo necesidad o una tarea en mi vida, es pedir ayuda. Señor, dame sabiduría, dame la estrategia. Yo creo en Dios que habla, un Dios que ilumina, que nos dice por dónde tenemos que caminar. Dios promete en salmos 8:32, te haré entender, dice el Señor, y te enseñaré el camino que debes andar. Es una promesa.

Usted puede ir ante Dios y decirle, Padre, yo tengo aquí una promesa que dice que tu me enseñarás el camino en que debo andar. Yo necesito sabiduría, dame sabiduría. Y Dios tendrá que ser fiel, él es fiel. El Espíritu Santo es el instructor por excelencia.

Dice la Biblia que él nos llevará hacia toda la verdad. Cree, pídele al Señor sabiduría y humíllate, pídele con fe creyendo esa promesa de que él te dará abundantemente lo que le pides. Dile, Señor, la verdad es que yo no tengo lo que necesito. Mis manos están vacías. Tengo que dar a luz y me he quedado sin fuerzas.

Dios no permitirá que quedes en vergüenza. Él mismo nos llama a confiar en él. Encomienda a Jehová tu camino y confía en él, dice la palabra, y él hará. Ese, ‘él hará’, hermanos, cubre todo. Él hará. Qué hará? Lo que tu necesitas. El obrará como él sabe obrar. Exhibirá tu justicia, dice la palabra, como la luz y tu derecho como un medio día. En la debilidad hay gran poder. El reconocer nuestra debilidad, en cultivar deliberadamente un sentido de insuficiencia, hay poder. Por qué? Para el hombre sin Dios, la mujer sin Dios, el cultivar debilidad lleva a la depresión y al fracaso, lleva a inacción.

Ahora, para el hijo de Dios, la mujer de Dios cuando cultiva debilidad en el espíritu lo que hace es reconocer, yo no tengo la victoria pero Dios sí la tiene. Yo no tengo la respuesta, pero Dios es más que capaz para darme toda la sabiduría que necesito. Yo no tengo el poder, pero Dios es todopoderoso. Yo no tengo las armas, pero Dios me ha prometido toda su armadura.

Y cuando quitamos la mirada de nosotros mismos reconocemos nuestras limitaciones y ponemos nuestra esperanza exclusivamente en Dios, nuestra debilidad se convierte en la plataforma perfecta para que pueda desplegarse todo el poder del cielo a nuestro favor.

El Apóstol Pablo declara que cuando soy débil, qué pasa?, entonces soy fuerte, por tanto, dice, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades para que repose sobre mí el poder de Dios. Un hombre, una mujer, tiene que despojarse primero de su autosuficiencia y su falso sentido de independencia y decir, ¿Saben qué, Señor? Me vacío de todo eso. Lléname ahora con tu espíritu y enséñame el camino por donde debo andar.

Josafat se humilla, reconoce su profunda limitación, piensa, esto es demasiado grande para mí, no podemos, no tenemos las armas, no tenemos posibilidad de victoria, excepto por la misericordia de Dios. Ahí comienza, queridos hermanos, el poder de un hombre, o una mujer de Dios, en reconocer, yo no puedo hacerlo, necesito la gracia de Dios.

Hermanos, eso es lo que nosotros estamos haciendo. Yo le estoy diciendo, Señor, hay algo que tiene que hacerse en esta nación, hay algo, esta iglesia tiene que entrar a otro nivel, pero yo no lo puedo hacer. Esto no es cuestión de que un pastor fabrique una actitud, una atmósfera, tiene que ser Dios.

Si nosotros vamos a hacer lo que yo siento que tiene que hacerse, no puede ser el hombre, nuestra parte tenemos que clamar al Señor, Señor, estamos aquí, sabemos que hay una gran tarea que conquistar, pero necesitamos tu visitación, porque nosotros no lo podemos hacer por nosotros mismos.

Hay que estar conscientes uno de su debilidad. Esa unción ilimitada del cielo que vendrá en respuesta a nuestra admisión de insuficiencia, metida en la vasija vacía que le hemos provisto al poder divino, por medio de nuestro humilde reconocimiento, será más que suficiente para sacarnos del hoyo y establecernos sobre terreno seguro.

La decisión de Josafat de humillarse y buscar sabiduría de parte de Dios es inspiradora y ejemplar. Pero su búsqueda de la ayuda divina no queda ahí, se nos dice que adicionalmente Josafat hizo pregonar ayuno a todo Judá. Primeramente fue específico en reconocer su situación. En segundo lugar clamó a Dios, se humilló, reconoció su insuficiencia. Y en tercer lugar llamó a compañeros que lo ayudaran en su necesidad y en su clamor. Convocó que todo Judá.

En una cultura teocrática como Judá, el reino no solamente funcionaba como un líder político, sino también como cabeza espiritual. Poseía la autoridad para convocar a todo el pueblo y clamar y ayunar y no titubeó en usarla, involucró a toda la nación en apelar a Jehová para una intervención milagrosa.

El escritor provee más detalle añadiendo:

“… Y se reunieron los de Judá para pedir socorro a Jehová y también de todas las ciudades de Judá vinieron a pedir ayuda a Jehová…”

Qué principio vemos aquí? oración, sí, pero quizás más importante aún, vemos un tercer principio muy significativo, oración en comunidad. Eso es lo que vamos a hacer esta semana. En la oración mientras más gente comprometida tenemos en la trinchera con nosotros, más poderosos y efectivos podemos ser. El Señor Jesucristo declaró, donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí yo estoy en medio de ellos. Y también dijo, si dos de vosotros se pusieren de acuerdo en la tierra, acerca de cualquier cosa que pidieren, les será hecho por mi Padre que está en los cielos.

Por medio de estas imágenes de pluralidad el Señor quiso subrayar el poder que hay en la unidad, en el acuerdo espiritual entre los creyentes. Yo creo en la oración individual, y siempre he aclarado que la oración colectiva no es sustito para la oración privada.

Pero, amados hermanos, hay situaciones en que tu tienes que buscarte un amigo, un compañero de trinchera y decirle, mira, ayúdame a orar porque lo que tengo por delante es tan difícil y tan grande que orando solo lo único que voy a lograr es decaer en mi ánimo.

Cuando nos amarramos a dos o tres compañeros de oración eso nos da ánimo para seguir adelante. Así que, ora con otros hermanos, búscate gente de fe para lidiar juntos las batallas de la vida. Vive la vida en comunidad con creyentes de igual convicción. No trates de pelear la batalla solo. No seas como Elías que cuando vino el ataque diabólico se fue solo al desierto, cayó en una profunda depresión y terminó deseando la muerte.

Porque cuando nos aislamos y abandonamos la comunidad de fe alrededor de nosotros, el diablo nos puede asestar el golpe de gracia mucho más fácilmente. Sabes, cuando te estás deprimiendo, cuando estás bajando tu temperatura espíritu, sabes lo que tienes que hacer? En vez de quedarte en tu casa, huye por tu vida y ven a la casa de Dios y refúgiate y busca ayuda de parte de tus hermanos, ora junto con alguien. Amárrate con alguien y dile, hermano, necesito ayuda. Ora por mí. Tengo una tentación, tengo una lucha, agárrate conmigo y vamos a ir delante de Dios para buscar gracia de parte de Dios.

Es importante… Dios nos ha hecho un cuerpo, debemos apoyarnos unos a otros. Tenemos que buscar ese fuego de nuestros hermanos para que nuestra braza se apague. Ahora, cuando decimos, yo no puedo hacerlo solo, necesito la gracia de Dios, ahí es donde comienza el poder de un hombre, una mujer de Dios. Reconocer esto.

Basado en ese profundo reconocimiento vas y buscas sabiduría. Reconoces el peligro. Admites tu total incapacidad y te refugias como un niño en el poder de tu Dios. Esa unción ilimitada del cielo, metida en la vasija vacía que le has provisto al poder divino, por medio de tu humilde reconocimiento será más que suficiente para sacarte del hoyo y establecerte sobre terreno seguro.

Casi voy terminando. Dice aquí, de paso las batallas de la vida hay que pelearlas por medio de la oración insistente como hizo Josafat. De nada sirve la fe si no se manifiesta a través de peticiones concretas y persistentes. El gran reformador Martín Lutero, oró, amado Señor, aunque estoy seguro de mi posición no puedo retenerla sin ti, ayúdame o estoy perdido.

La oración efectiva requiere ese tipo de pasión y convicción. C. Spurgeon, el gran predicador inglés del siglo XIX escribió: “La oración jala la soga abajo en el mundo y la gran campana suena arriba en el oído de Dios. Algunos apenas mueven la campana, dice Spurgeon, de lo lánguidas que son sus oraciones, otros solo le dan un tirón ocasional a la soga, pero el que se comunica con el cielo, es el hombre que agarra la soga con denuedo y tira de ella continuamente con todas sus fuerzas. El Apóstol Pablo aconseja, por nada estéis afanosos sino sean conocidas vuestras peticiones en toda oración y ruego.

En otras palabras, en vez de llorar, ora. En vez de que te tiemblen las rodillas, dóblalas. Si están dobladas no van a poder temblar. Esto me recuerda el chiste acerca del joven ministro que fue invitado a predicar al seminario del cual se había graduado. Cuando llegó el momento de pararse a predicar, se puso de pie y dijo, Lo que tengo que decir debe ser bastante bueno porque ya mis rodillas están aplaudiendo. Ya hemos señalado, hermanos, que la oración, como la fe, no es solo para sacarnos de los aprietos y de las crisis, la oración debe bañar y saturar todo lo que hacemos. Es la bandera que va delante encabezando todos nuestros esfuerzos. Debe ser el antes y el después de toda nuestras visiones y proyectos. Es el elemento que debe fundamentar y puntualizar todos los eventos y actividades de nuestro día.

Martín Lutero declaró, tengo tanto que hacer que debo pasar las primeras tres horas de cada día en oración. Yo creo mucho en la oración preventiva. No esperes a que el diablo esté a la puerta para destruirte, para entonces comenzar a orar. Ora continuamente para mantenerlo neutralizado, para forrar tu vida preventivamente contra sus ataques.

El mejor tiempo para orar es cuando todo está bien, cuando no hay nubes en el cielo y el corazón está tranquilo y en paz. En esos tiempos de quietud y aún de prosperidad, como José en Egipto, atesora oraciones en el cielo para cuando venga el día malo de la sequía y la carencia. Llénate de tal vitalidad y poder, cubre todas las ventanas y puertas de tu vida de tal manera que el enemigo, cuando emprenda el ataque y pretenda lanzar sus dardos de fuego hacia el interior de tu morada, encuentre tu casa blindada y protegida por los muros del cielo, erigidos ladrillo a ladrillo por tu oración persistente. Amén.

Lo vamos a dejar ahí, hermanos, pero hay muchos principios importantes que apuntamos en este libro acerca de la vida de oración, la vida de alabanza. Estos son solamente algunos principios específicos. La vida de Josafat es una vida tremendamente elocuente a nivel del espíritu. Y usted puede aprender mucho.

Yo le suplico, de nuevo, porque este es el programa que Dios nos está dando como iglesia. Y por alguna razón Dios me puso a escribir sobre este hombre que su vida es elocuentísima y nos habla y nos instruye así que yo les animo, hermanos, en el nombre del Señor, a mí no me interesa hacer un solo centavo de ese libro, no tengo que ni siquiera aclarar eso, pero yo quiero que mi pueblo camine parejo.

Búsquese el libro, hágalo un apoyo para su vida de oración y de meditación y vamos a hacerlo como un manual de instrucción espiritual para todos nosotros y yo sé que Dios va a hacer esa obra.

Esta tarde, al final del servicio si usted no compró su libro, lléveselo, ahí va a estar disponible al final. Yo espero que esté disponible a ambos lados de la salida y si no es así los hujieres por favor ayúdenme en esto para que usted se lo pueda llevar y estudie y sobre todo esta semana, hermanos, vamos a levantar un clamor delante de Dios. Vamos a unirnos como Josafat, vamos a decir, Señor, tenemos que dar a luz pero necesitamos fuerza de parte de ti.

Pónganse de pie ahora. Vamos a darle gracias a Dios por todo lo que él ha hecho y terminemos como comenzamos, hermanos. Bruno, dale a ese piano hasta que se rompa en pedazos. No vamos a terminar con un gemido si comenzamos con una explosión de fe, vamos a darle gloria y honra al Señor.

Estos guerreros no se me rindan ahora. Vengan acá. Suban acá y vamos a terminar con un espíritu firme, hermanos. Tenemos que aprender lo que es el espíritu de la guerra, hermanos. Dios quiere bendecirnos pero tenemos que quitarnos la grasa de bebé. Vengan por acá y ponernos la armadura del guerrero que no se baja fácilmente.

Iris, ven por aquí mi hermana, deja eso tranquilo y ven por acá. Ven. Tenemos que aprender lo que es comportarnos como guerrero hasta el último momento, hermanos.

Gracias Señor, gracias. Cambia nuestro corazón, danos más, Señor, de tu fuerza. Danos más de tu fuego, Padre. Danos más de tu actitud aguerrida, Padre. Señor, transforma nuestro pueblo, transforma nuestros corazones. Levanta, Señor las tiendas de tu pueblo, Padre. Enséñanos, Señor, cómo caminar. Enséñame a mí primero. Cambia mi corazón, Señor. Cambia nuestros corazones, cambia nuestra mente, cambia a este pueblo, Padre. Cambia sus corazones, Señor, créate un ejército verdadero que traiga honra y gloria a tu nombre, Señor.

Envía tu espíritu. Hermanos, clama conmigo antes de irte, clama conmigo. Pídele al Señor, sal de aquí blindado. Sal de aquí con la unción de Dios sobre tu vida. No permitas que el diablo te arranque lo que tu has experimentado esta tarde.

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La importancia de un amigo (parte 2)

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Cuántos de ustedes se acuerdan yo diría, hace ya como unas tres semanas, casi un mes, que yo había comenzado a hablarles acerca de la amistad, la importancia de tener buenos amigos. Cuántos se recuerdan de eso? Deja ver. Se recuerdan? Ok. Los que no, pues, breve resumen.

Hablé de la amistad. Y la forma en que hablé de la amistad fue Dios puso una inquietud en mi corazón, de poder hablar acerca de ese tema porque yo diría, que tal vez, en los últimos 3, 4 meses he estado como en conversaciones con distintas personas de aquí de la iglesia, que por alguna razón u otra, ha surgido ese aspecto de la necesidad que tenemos de poder tener amistades genuinas. O sea, personas con las cuales uno pueda contar, personas con las cuales uno puede reír, personas con las cuales uno puede desahogarse, personas con las cuales uno puede salir y pasear y disfrutar una tarde de juegos, o personas que puedan confrontarnos en toda confianza, sabiendo que no es que nos están criticando sino que lo están haciendo para edificar nuestras vidas.

Son cosas que están en nosotros. Yo recuerda que esa primera vez que yo hablé, yo estaba diciendo que esto es parte de la naturaleza de Dios en nosotros, es parte de esa imagen de Dios que está en nosotros, que está en ti. Es esa necesidad de poder tener contacto, relación, conexión con otras personas a tu alrededor. y muchos de nosotros tenemos esos contactos a través de nuestras familias, sea ya que lo tengas a través de tu esposo, tu esposa, tu papá, tu mamá, tu hijo, tu hija, tu tío, tu abuela, sea quien sea. Tenemos esas relaciones pero también está esa necesidad con conectar con otras personas.

Ya cuando hablamos del círculo de hermanos y hermanas en la iglesia, pero aún dentro de este círculo están esos otros círculos de intimidad que … ya tienes tu amigo o tu amiga, el que tu te atreves llamar a la medianoche y tu sabes que te va a responder el teléfono y van a poder hablar. Tal vez después que te diga dos o tres, qué estás llamando a esta hora? Pero ¿Saben qué? Después de un ratito se despierta y habla contigo o sino hace una cita para el próximo día y a primera hora se sienta contigo a tomarse un café.

Esos son los tipos de amistades de los cuales estábamos hablando. Otra cosa que también dije es que no todo, o sea, no todo el mundo puede esperar ser un billete de 100 para todo el mundo, no todas las amistades son iguales. Hay distintos niveles de amistad. Yo no puedo esperar ser amigo de todos aquí y a un nivel de intimidad que yo pueda, como quien dice, contar toda mi historia. Yo sé que voy a tener esos espacios, esa dinámica con distintas personas y yo hablaba que eso pasa con Jesús.

O sea, el mismo Jesús tenías sus distintos círculos de amistades con sus discípulos. Tenía sus 12 discípulos, pero dentro de esos 12 tenía 3 que la Biblia especifica con los cuales él se iba a parte a orar con ellos. Y tenía una mayor intimidad con esas tres personas. Y dentro de esas tres personas, solamente había uno que Jesús le permitía recostar su cabeza en su pecho. A ese nivel de intimidad vivían.

Así que están esas dinámicas ahí en esas relaciones de amistad. Otra cosa que yo también dije que yo como que voy a ver si puedo recapitular en este punto, que es cuando estaba hablando acerca del amor que hay entre una relación de amistad de que muchas veces esas amistades tienen sus condiciones. Yo no sé cuántos de ustedes se acuerdan que también el domingo, después que yo hablé de eso, yo prediqué en una parte de mi sermón de que el amor muchas veces lo romantizamos mucho, diciendo que todo tipo de amor es incondicional. Pero que entonces, yo salgo y digo de que también tiene esa dinámica de que es condicional.

Y yo como que, después que yo revisé el mensaje, yo me dije, guau, yo tuve que haber aclarado esto un poco más, porque sonó como si yo estuviese diciendo que es uno o el otro. Pero no es eso, es una combinación de ambos. Es tanto uno como el otro. It’s not either or but it’s both and.

O sea, el amor que nosotros experimentamos tanto de parte de Dios, como el amor que podemos tener con otras personas, es tanto incondicional como condicional. Decía acerca del amor incondicional de Dios porque el amor de Dios es incondicional y hay pruebas en las Escritura de que es así.

Como dice la Escritura, que aún cuando nosotros éramos pecadores, Cristo murió por nosotros. O sea, ahí se ve ese amor incondicional de Dios. Dios nos recibe tal y como somos. Ahí se ve ese amor incondicional de Dios. Pero entonces, una vez si nosotros aceptamos ese amor, y es bien cómico, bueno no cómico, pero es interesante porque yo hasta en un momento me puse a pensar acerca de la salvación y nosotros también podemos decir que la salvación es incondicional en el sentido que la salvación es por gracia, no es por obras.

Pero aún para tu poder tener la salvación tu tienes la condición de que si no lo confiesas, si no la recibes pues no la vas a tener. Así que una y la otra, no es una o la otra, pero son las dos funcionando juntas. Y a la luz de eso, pues yo seguí elaborando este tema de la amistad, de cómo está esa dinámica en la cual todos nosotros tenemos como que bailar este juego de cuánto doy, cuánto no doy, cuánto recibo, cuánto no recibo.

Y hoy, pues, a medida que me preparaba para la segunda parte, pues, me estoy tirando ahora por este lado de cómo es esa dinámica de relaciones interpersonales. Y yo me crucé con un libro que había leído hace mucho tiempo, pero que me volví a cruzar con él hace poco y lo volví a retomar y el título del libro fue el que resaltó. El título es de una autor que se llama John Orburn, es un señor americano, él es pastor en California y él escribió un libro que en inglés se titula “Everybody is normal till you get to know them”. En español se diría “Todos somos normales hasta que nos conocen”.

Se lo puedo decir otra vez? A ver si les hace sentido? Todos somos normales hasta que nos conocen. Se pueden reír, porque está intencionado a que se pueda reír. Napoleón, tu eres normal hasta que yo te conozca de verdad. Orlando, tu eres normal hasta que yo te conozca de verdad. Yo voy a ser normal para ustedes hasta que ustedes me conozcan de verdad.

Y aquí es donde viene la dinámica. Este autor hace mención de dos puntos en particular que vienen con ese tema. Y el primero, él está haciendo una ilustración, de por ejemplo, en las tiendas cuando usted va a la sección de Clearance, por ejemplo, sea ya una tienda de muebles o de ropa o cosas así, usted sabe que la mayoría de las veces esa ropa, o mercancía, vamos a hablar de mercancía de muebles, cuando usted va a la sección de Clearance, que se los tienen así, que tiene el precio también tiene un tag, un ticket que dice tal y como es, o as it. O sea que el instrumento o lo que sea, se lo venden tal y como está. O sea, usted no puede ir y reclamar después que lo compró, ah, mira que tenía el lado rayado o algo. Ah, eso se vendió tal y como es. Usted va a lo comprar tal y como es. O mira que tenía un tornillo suelto y a ver si lo puedo devolver. Sorry, usted lo compró as is, tal y como es. Mira que le abrí la gaveta y se me cayó… sorry, lo compró tal y como es. Exacto, no hay return en eso.

Y el asunto es que este autor está comparando que nosotros como seres humanos, venimos con ese tag que dice, as is, tal y como es. Me da gracia porque Orlando, ahorita, perdona que te coja de punto, Orlando, él cumplió años ayer así que por eso es que lo estoy cogiendo de punto. Como fue su cumpleaños ayer, hoy llegó con este sweater nuevo que tenía el tag todavía. So para mí eso fue algo de confirmación, de que lo que tenía que hablar era lo correcto. Y estaba en clearance.

Eso para mí fue confirmación de que tenía que hablar esto. O sea, que nosotros como seres humanos venimos con esa etiqueta que dice, tal y como es. Usted, si se verifica bien, así en la espalda, le va a tener que decir a alguien, mira a ver si tengo una etiqueta por ahí. Y esa persona le va a decir, mira sí, la tienes y es bien grande la etiqueta. Algunos la etiqueta es más chiquita para otros la etiqueta es más grande.

Pero todos tenemos ese tag que es tal y como es. Y eso lo conecta a otro punto que es mucho más profundo todavía. Y esto para mí es algo tan revelador. Yo estoy seguro de que si yo lo digo y usted se pone a pensar, usted va a decir, “Oye, es verdad.”

Pero este autor conectando ese punto también decía que cuando nosotros procedemos a conocer a una persona por primera vez, subconscientemente en nuestra mente hay una pregunta que surge sin nosotros poderla controlar. Y es la pregunta que dice, “Yo le caigo bien a esa persona o no?”

Pregúntese usted si cuando usted va a conocer a una persona por primera vez, si tal vez usted no se recuerde, pero si usted se pone a pensar, cuando usted conoce a alguien por primera vez, le sale esa pregunta ahí en su cabeza: yo le caeré bien a esa persona? Le gustaré a esta persona? Esta persona querrá establecer algún tipo de contacto conmigo? Qué debo hacer, como quien dice, para caerle bien a esta persona?

Para mí eso fue bien revelador y mucho más cuando estoy pensando acerca de este tema de la amistad, porque es lo mismo. Cuando usted se hace esa pregunta, esa pregunta va a determinar la forma en que usted va a proceder en poder conocer e interactuar con esa persona o no. hay algunos que cuando escuchan esa pregunta en su cabeza, son tan y tan intimidados que deciden no proceder en conectar. Porque tal vez la persona muy ocupada, o lo ven muy distanciado, o como que parece que la persona no está prestando interés, pues, fine, no me voy a conectar con esa persona. Y sigo por acá buscando alguna amistad en algún otro lugar.

Pero hay otras personas cuyo carácter aunque tienen esa pregunta le dice, le caeré bien a esa persona o no? se tiran a la aventura y dicen, “Bueno, there’s only one way to find out” Vamos a ir y empezar a conocer a esta persona a ver si funciona o no.

Y ahí es donde entonces empieza lo que yo estaba diciendo, esa dinámica, ese baile, como que cuánto doy, cuánto recibo, cuánto me dan, para yo poder dar otra vez. Miren, yo me crucé con varios versos bíblicos que de alguna forma u otra le dan luz a lo que estoy diciendo. Y lo pueden apuntar por ahí para que ustedes lo lean después.

Pero uno fue el que yo leí la primera vez que es Proverbios, Capítulo 17, verso 17 que dice:

“… En todo tiempo ama el amigo y es como un hermano en tiempo de la angustia, en todo tiempo ama el amigo y es como un hermano en tiempo de la angustia…”

Y está obviamente hablando de lo que describe un amigo, o sea, ese nivel de intimidad, ese nivel de profundidad que no importa las circunstancias siempre está ahí dispuesto para.

Otro verso, en Proverbios Capítulo 18, verso 24, dice:

“… Hay amigos que llevan a la ruina ─ y estoy leyendo de la nueva versión internacional, porque la Reina Valera como que la forma en que leía como que no me gustó y lo busqué en otra versión y dice así: ─ … Hay amigos que llevan a la ruina y hay amigos más fieles que un hermano…”

Miren esto que interesante. Podemos tener amigos que los consideramos amigos, pero su fin es como que, nos hacen la vida imposible, pero también están esos amigos que pueden tener un nivel de intimidad que es como si fuera, como dice un refrán por ahí en inglés que dice: my brother from another mother; mi hermano de otra madre, por así decirlo, porque está esa afinidad.

Otro proverbio, Proverbios, Capítulo 27, versículo 10, mira a mí me gustó este, dice:

“… No abandones a tu amigo ni al amigo de tu padre… ─ mira esto que interesante, porque ya está hablando de una amistad que trasciende generaciones y sigue diciendo ─ … No vayas a la casa de tu hermano cuando tengas un problema porque más vale un vecino cercano que un hermano distante…”

Eso a mí me habló mucho porque obviamente yo tengo toda mi familia de sangre está por allá, por Puerto Rico, so si yo tengo un problema o algo qué me va a salir más económico, pagar un ticket para ir a Puerto Rico y desahogarme con mami allá, o tener a un amigo aquí cerca de mí que yo puedo, tal vez, gastar 50 centavos de gasolina en ir de una esquina a otra y sentarme a hablar con él. Obviamente la segunda es la respuesta.

Pero lo que está diciendo es que está hablando de esta dinámica de lo que un amigo puede hacer por uno, cómo inspira la vida de uno y aún cuando yo veo esa primera frase que dice, no abandones a tu amigo ni al amigo de tu padre, o sea, cuando lo pone ya a ese nivel.

Mire, si yo pienso en los amigos de mi padre, que yo no conocí muchos de ellos, pero al menos algunas de las personas con las que él se relacionaba, lo que esto quiere decir es que sí, yo tengo un amigo que puede ser contemporáneo mío, pero también están esas personas que van un poquito más allá que yo, que yo sé que puedo agarrarme de ellos, contar con ellos, recibir un sentido de sabiduría y de dirección de parte de ellos también.

O sea, que la amistad no es algo que es solamente aquí a nivel mío, sino que también va un poquito más allá. El último verso que les voy a leer, Eclesiastés y este yo sé que ustedes lo conocen, Capítulo 4, versículos 9 y 10, dice:

“…Mejor son dos que uno porque tienen mejor paga de su trabajo porque si cayeren el uno levantará a su compañero, pero ay del solo, que cuando cayere no habrá un segundo que lo pueda levantar…”

Necesitan una ilustración con esto? Miren el verso 11 dice:

“… También si dos durmieren juntos se calentarán mutuamente…”

Esto obviamente lo usan mucho para las parejas pero, hace poco estaba viendo en la televisión este programa, yo no sé si lo han visto, un programa que se llama I shouldn’t be alive, Yo no debería estar vivo? En el canal de Animal Planet, estaba viendo un episodio de dos muchachos que se perdieron en un hike que estaban haciendo en una montaña y cayeron en una tormenta de nieve y cosas así y ellos estaban hablando que una de las cosas que les permitió a ellos sobrevivir, fue que los dos se metieron en un sleeping bag para calentarse el uno al otro.

Y yo recuerdo que yo vi eso en una película y se vio como que medio, why, dos hombres metidos en un sleeping bag, pero cuando lo vi en vidas reales de cómo… esto es bien interesante, mis hermanos, porque esto es comprobado científicamente. Hay una diferencia bien grande tratar de calentarse, como quien dice, con la ropa puesta, pero es bien diferente calentarse cuando es contacto piel con piel. y obviamente no quiero que se vayan a poner una imagen demasiado más allá de lo que deberían pensar. Pero se ha probado científicamente que en una situación así de emergencia, que si dos personas se quedan perdidas en el desierto de la nieve, la mejor forma para que esas personas puedan sobrevivir es que se puedan calentar piel con piel, porque la ropa, al mojarse, o al ponerse demasiado fría lo que hace es que le drena el calor del cuerpo aún más rápido todavía.

Así que la única forma para ellos poderse mantener calientes es piel con piel. Okay, no se imaginen cómo es pero…

“… También si dos durmieren juntos se calentarán mutuamente más cómo se calentará uno solo… ─ y aquí es donde está la otra parte ─ … y si alguno prevaleciere contra otro, dos le resistirán y el cordón de tres dobleces no se rompe fácilmente…”

Así que vieron, mis hermanos, esta idea de poder trabajar las amistades, mis hermanos, es de suma importancia. Así que cuando ustedes estén en ese proceso de, sea ya de establecer nuevas amistades, sea ya con gente de dentro de la iglesia o fuera de la iglesia, como usted decida hacer, usted tiene que saber que están estas preguntas en su cabeza.

Primero que nada usted tiene un tag que dice, tal y como es, usted viene con ese tag y la otra persona viene con ese tag. Y a la misma vez, usted va a estar pensando, ¿Le caeré bien a esta persona? Esa otra persona va a estar pensando de usted, le caeré yo bien a esa persona? Algunos dirán, ni me importa, pero esos son los que menos amigos tienen, por así decirlo.

Pero cuando usted esté en ese proceso y yo animo que usted entre en ese proceso, más cuando estamos hablando de la familia de fe, miren lo que les voy a decir, para que tenga esto en cuenta. Toda amistad que uno establezca siempre va a llevar consigo un nivel de riesgo. Toda amistad que uno establezca siempre va a llevar consigo un nivel de riesgo. Me explico.

Riesgo de que tal vez un amigo nos pueda herir o nos pueda malinterpretar. Y eso yo me imagino que la mayoría de todos nosotros lo hemos vivido en algún momento u otro en nuestras vidas, que tal vez usted procede con una amistad con las mejores de la intenciones, pero la otra persona tal vez no tenía su mente clara o en el lugar correcto, en el lugar perfecto, y lo que usted hacía o lo que usted decía era malinterpretado y lo ponían a funcionar en contra de usted.

O tal vez usted tenía una amistad que ya llevaba años y de repente cuando menos usted se lo esperaba esa persona, le entierra un cuchillo en la espalda, por así decirlo, y eso puede dañar y destruir a uno que a veces uno hasta termina diciendo, para qué tener amigos?

Pero son riesgos que uno se tiene que tomar. Pero asimismo como digo eso, también está esta dinámica de los riesgos de que ese amigo nos pueda confrontar a nosotros a vivir más allá de nuestras comodidades, o de acuerdo a los valores que nosotros decidimos vivir. Me expliqué ahí? Está ese riesgo de que una persona, o ese amigo o esa amiga te confronte a ti más allá de tu nivel de comodidad, dentro de esa relación de amistad, o que te confronte que tu poder vivir de acuerdo a los valores que tu dices que vives, que te riges por ellos.

Miren un ejemplo, bien bíblico, pueden ir conmigo al libro de Job. Job tenía tres amigos, y no son los tres amigos de la película. Job tenía tres amigos, se recuerdan la historia, ¿verdad? Cuando Satanás, el verso 7 en el Capítulo 2, dice:

“… Entonces salió Satanás de la presencia de Jehová e hirió a Job con una sarna maligna desde la planta del pie hasta la coronilla de la cabeza…”

Ahí es donde empieza el desenvolvimiento de esta historia. Pero miren el verso 11, ahí en el Capítulo 2, dice:

“… Y tres amigos de Job, Elifaz, Bildad y Zofar, luego que oyeron todo este mal que le había sobrevenido, vinieron cada uno de su lugar, porque habían convenido en venir juntos para condolerse y para consolarle…”

Miren que interesante, estos tres hombres de los lugares donde vivían, cuando se enteraron de todo lo que estaba pasando con Job y su familia, ellos se llamaron, mira, vamos allá a casa de Job a darle ánimo. Fueron y miren cómo hicieron:

“… Los cuales, alzando los ojos desde lejos no le conocieron y lloraron a gritos y cada uno de ellos rasgo su manto y los tres esparcieron polvo sobre sus cabezas hacia el cielo y así se sentaron con él en tierra por siete días y siete noches, y ninguno le hablaba porque veían que su dolor era muy grande…”

Miren esto que interesante, mis hermanos. A mí eso me pareció tan interesante porque nosotros somos bien rápidos en quererle resolver los problemas a nuestros amigos, ¿verdad? Somos bien rápidos, como que vienen y nos empiezan a hablar y tal vez lo que quieren es desahogarse y nosotros ni los dejamos terminar de hablar y rápido empezamos a sí, sí, sí, yo he pasado por eso y esto fue lo que yo hice y empezamos a contarle nuestra historia y no dejamos que él o ella termine de decir su historia.

Y a mí me pareció tan particular que estos tres hombres cuando se acercaron a Job, se hubiésemos uno de nosotros hispanos, rápido hubiésemos ido, mira, te traigo este remedio de mi mamá, de aceite con vinagre y sal para que te limpies todas las llagas y te cures. O sino, mira, vete y métete en la playa siete veces de espalda y se te va a curar la sarna. O quien sabe se hubiésemos empezado a decir un montón de barbaridades.

Pero la cosa es que estos tres hombres cuando vieron a su amigo así, tan acongojado, ellos se identificaron con él, hicieron duelo y se quedaron ahí. Usted se imagina lo que es siete días y siete noches delante de tu amigo sin decir una palabra. O yo sé lo que se siente. Qué tu sabes, tu tienes sarna, tu has tenido sarna en tu vida, ¿verdad que no?

Miren, que interesante el verso 8 dice:

“… Y tomaba Job un tiesto para rascarse con él…”

Pueden visualizar eso? Yo me imagino que ese tiesto era bien grande y como que si puedo ser un poquito visual, yo no sé si las cámaras llegan así, para que no se vea en el internet, pero es como que… rascarse así con la pared. Así está desesperado, no Job, yo te entiendo. Qué? Vete, ráscate en la pared para ver si me entiendes o no.

Se quedaron ahí, estáticos, solamente se empezaron a identificar con la necesidad de su amigo, antes de decir alguna palabra. Pero obviamente como eran amigos, eran eruditos, tenían que decir algo. En el Capítulo 4 empieza Elifaz a hablarle y miren cómo empieza a decirle, miren que interesante, y aquí es donde yo veo la dinámica de la naturaleza humana, porque nosotros sabemos como conocemos la historia, nosotros sabemos que este relato de Job fue una conspiración divina que sucedió. Esto fue un trueque entre Dios y el diablo que decidieron, como quien dice, ok, quieres probar a uno de mis hijos? Pues, ahí tienen a Job. Es como que, guau, pero Dios lo vendiste ahí, como quien dice, lo tiraste al matadero al pobre Job. Y Dios, yo sé lo que estoy diciendo.

Tu quieres hacer algo? Go ahead. Y allá de ese caos divino, pues vino toda esta dinámica acá. Y entonces yo lo que veo es a Elifaz, a Bildad y a Zofar como que tratando de interpretar lo que le estaba sucediendo a Job y tratando de darle ánimo dentro de sus capacidades. Miren lo que Elifaz le dice en el Capítulo 4:

“…Si probaremos hablarte te será molesto…”

En otras palabras, si tratáramos de decirte algo te vas a molestar.

“… pero quién podrá detener las palabras? He aquí tu enseñabas a muchos ─ le están diciendo a Job ─ tu enseñabas a muchos y fortalecías las manos de los débiles, al que tropezaba, enderezaban tus palabras, y esforzaba las rodillas del que decaía, más ahora que el mal ha venido sobre ti te desalientas y cuando ha llegado hasta ti, te turbas. Hey, acaso no es tu temor a Dios tu confianza? No es tu esperanza la integridad de tus caminos. Hey, recapacita ahora…”

Miren como Elifaz empezó a animar, tratando de animar a Job y uno lee esas palabras y es como que un poquito rough, es como que men, prefiero seguir rascándome con la pared que tu me digas estas palabras. Pero era la forma de Elifaz, como que tratando de animar a su amigo.

Miren más adelante, Bildad, en el Capítulo 8 también empieza a darle toda esta retraída de palabras, y después en el Capítulo 9, Job responde una vez más. Después de él, en el Capítulo 11, viene Zofar también con toda otra retraída de palabras hasta acusándolo de que lo que le estaba sucediendo era por culpa del, porque él estaba en pecado. Y cuántas veces hemos tenido amigos que nos han dicho eso. Ah, lo que te está pasando es porque tu estás en pecado, o bueno, tal vez no son tan rough, pero sabes, vienen a decirlo en una forma más santica, más espiritual. Y dice, oye, tu no has considerado que tal vez lo que te está pasando es porque estás en un pecado escondido que nadie sabe? Me puedes contar, si tienes un chisme que decir, yo soy tu amigo, me lo puedes decir a mí.

Pero el asunto es que al yo ver esta historia, yo veo estas tres personas que tenían una conexión con este hombre de Dios, los tres, los cuatros eran hombres de Dios y en su forma estaban buscando cómo interpretar lo que estaba sucediendo. Pero decidieron dar ese ánimo.

Miren, se tomaron el riesgo de hablarse fuera de su zona de comodidad, pero lo que eso causó fue una relación fortalecida al final. Y eso son los amigos que uno verdaderamente tiene que aprender a valorar y buscar, las personas que se atreven a decirte la verdades en la cara, con mucho amor, con mucho cariño, con mucho respeto, pero si estás haciendo algo te lo dicen, y viceversa, si él también está haciendo algo uno también se lo dice a él o a ella.

Y eso, si es una amistad saludable, genuina puede sobrepasar esas dificultades, y al final termina siendo una amistad mucho más sólida todavía. No le gusta a nadie, porque uno no quiere tener ese tipo de disgusto con una persona que uno aprecia tanto, pero a la misma vez son necesarios esos momentos también.

Miren, si yo les digo que Jesús mismo tuvo sus riesgos cuando decidió relacionarse con los discípulos, acaso uno no lo negó? Y el otro lo vendió? Óigame y con todo, piensen en esto, con todo lo que Jesús sabía que lo iba a vender lo cogió como uno de sus discípulos. Obviamente ahí está este misterio divino que es para que se cumpla lo que dicen las Escrituras, pero lo hizo como quieras. Decidió meterlo a la intimidad de su vida y ya sabemos cómo se desenvolvió la historia. No me había dado cuenta del tiempo.

To be continued. Miren, basados en esta pregunta yo voy a terminar con esto, se los prometo, tres minutos. Regálenme tres minutos. Después de haber dicho esto, yo hago esta pregunta: De quién debo ser amigo entonces? O quién debería ser mi amigo?

Hemos todos escuchado ese refrán que dice, dime con quién andas y te diré quién eres. ¿Verdad? Lo hemos escuchado. Ese es un refrán bíblico, ¿verdad? O no? o eso es del barrio. Eso es del libro de Omar, Capítulo 6, verso 32, Omar mi tatarabuelo, dondequiera que esté. Pero miren ese refrán, dice miren con quién andas y te diré quién eres.

Sabes que a Jesús le pasó esto. Mateo, Capítulo 11, miren esta historia. Mateo, Capítulo 11 en el verso 16 dice, Jesús le está hablando a los fariseos, dice:

“… Con qué puedo comparar esta generación…”

Ustedes se parecen a los niños sentados en la plaza que le gritan a los demás, oye, mira, te toqué la flauta pero no bailaste, entonces le cantamos por los muertos, pero ustedes no lloraron. Y Jesús le dice,

“…Pero mira, porque vino Juan, que no comía y no bebía y ustedes le dice, ah, este hombre tiene un demonio más ahora el hijo del hombre, porque come y bebe, ustedes dicen que él es un glotón, un borracho y un amigo de publicanos y de recaudadores de impuestos. Es un amigo de pecadores…”

Aquí se ve literalmente que Jesús está diciendo, como que, ok, o te peinas o te haces rolos. O soy o no soy? Me estás diciendo que porque me siento a comer con un saqueo, o porque visito a un levi a su casa y comparto con ellos una cena porque dejo que una supuesta ramera me bañe los pies con perfume, entonces me estás diciendo que soy amigo de pecadores.

Acaso eso no es el refrán que dice, dime con quién andas y te diré quién eres. De ahí salió ese refrán. No es de los campos de allá, de Puerto Rico o de Santo Domingo, salió de ahí. Pero es la visión de los fariseos y eso es lo que está diciendo, ah, ah, not so. Yo sé de quién yo soy amigo. Yo sé quién yo soy.

Y yo creo, mis hermanos, que nosotros también al yo ver este ejemplo de Jesús, yo me pongo a pensar, mira uno tiene que evaluar. Sí hay una verdad en ese refrán, porque yo lo comprobé, yo sé que muchos de nosotros lo hemos comprobado, cuántos de nosotros no teníamos una juntilla que después al fin y al cabo nos dimos cuenta como que ok, esta juntilla no conviene. y uno tiene que hacer ajustes.

Pero a la misma vez, al yo ver esta dinámica de Jesús, obviamente no voy a tener el tiempo para darle justicia a esto que acabo de leer. Pero yo quiero que piensen en esto, mis hermanos. Yo sé que Dios nos llama a nosotros a ser luz en medio de las tinieblas y sí nosotros tenemos que tener esos círculos concéntricos de amistades, que Dios quiere que nosotros podamos tener, amistades íntimas con las cuales uno se pueda desahogar, pero también el Señor nos llama a ser amigos, y digo esto con mucha cautela, porque yo sé que también está ese verso que no podemos ser amigos del mundo y amigos de Dios a la misma vez. Pero cuando uno le ve desde la perspectiva de poder alcanzar a otros como esta historia de Jesús, ahí es donde nosotros tenemos que poder aprender a ponernos en el pensar y en el sentir apropiado.

Ahora sí puede decir to be continued. Los dejo ahí para la próxima. Así que vamos a ponernos de pie. Yo solamente le estoy tirando estos mensajes para que ustedes puedan pensar y meditar. Usted necesita amigos, amigas, pero a la misma vez, usted es amigo de alguien, usted es amiga de alguien. Y a lo largo de esa relación usted tiene que saber cómo distinguir que usted se va a relacionar y a conectar con esa persona.

No esperen como estaba diciendo que usted le va a caer como un billete de 100 a todo el mundo, mis hermanos, porque tal vez no suceda. Para algunos usted va a ser un billete de cien, para otros va a ser un billete de uno. Pero que Dios le de sabiduría de acuerdo a lo que acabo de leer ahora, que Dios le de sabiduría, con quién se va a peinar y con quién se va a hacer rolos.

La última parte que voy a tocar de esto solamente para darle un Premium, es lo que significa ser un amigo de Dios, porque todo esto que estoy hablando, lo estoy hablando al nivel horizontal, pero todo esto va conectado a ese nivel vertical, de nosotros poder desarrollar esa amistad con Dios. El mero hecho que Jesús nos idéntica como amigos y no como siervos, se acuerdan ese pasaje de Juan Capítulo 15, ahí es donde voy a volver a resumir todas estas cosas.

Yo quiero que piensen en eso, mis hermanos, hay una relación de amistad que nos define con Dios. Hay esa conexión de familia y eso es lo nos nutre a nosotros y nos informa a nosotros para saber cómo llevar a cabo nuestras vidas aquí y en el mundo en el cual nosotros estamos, sobretodo ama a Dios sobre todas las cosas y después a tu prójimo como a ti mismo.

So, he hablado en parte de esa dimensión horizontal, después vamos a hablar de esa dimensión vertical, que ahí es donde todas las cosas se engranan. Así que vámonos a nuestras casas con eso.

Señor, te doy las gracias por la oportunidad de reflexionar aquí en tu palabra, Señor, y ver la vida que emana de la misma, cómo eso nos ilumina a nosotros para saber cómo llevar a cabo nuestras vidas.

Señor, yo te pido que tu nos dirijas en esa dinámica de cómo desarrollar amistades genuinas, sinceras, saludables, y que a la misma vez esto nos haga a nosotros una iglesia amigable, Señor, una iglesia donde el extranjero, donde aquel que no te conoce, Señor, pueda llegar aquí y sentir ese atmósfera de amistad, de hermandad, Señor, como tu deseas que nosotros podamos transmitir eso a otros.

Señor, yo te pido por cada uno de mis hermanos y hermanas que a medida que nos preparamos para salir de aquí hoy, que tu seas con nosotros, que tu nos lleves con bien hasta nuestras casas, Señor, y que a lo largo de la noche, tu espíritu siga inquietando el nuestro, Señor, para buscarte, para acercarnos más a ti.

Yo te pido que tu nos des un sueño tranquilo, reparador, que repare las fuerzas y la energía de nuestro cuerpo para que mañana si así tu lo permites, podamos levantarnos y echarle mano a un nuevo día, Señor. Danos tu bendición a todos, Señor, llévanos con bien hasta nuestros hogares, te lo pedimos en el nombre de Jesús. Amén. Amén.

Gracias Dios. Hermanos, que el Señor.

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Empacando las maletas

14 de febrero del 2011 - Por Raquel De Jesús

No hay nada más precioso que un bebé; lo observas y si pudieras tomar una foto de cada día y al cabo de un año comparar los cambios que ha sufrido ese bebe en tan solo un año es asombroso. Te maravillas de cuanto cambiamos. Así como pasa en un bebé pasa en todas nuestras vidas, cambiamos para mejorar, muchas veces estos cambios traen con ellos dolor. Como niños muchas veces nos vamos a caer en nuestro aprender a caminar. Otras veces vamos a sentir como si todos nuestros esfuerzos van en retroceso (el otro día estuve observando un niño comenzando a gatear pero en su proceso en lugar de empujarse hacia el frente él lo hacía en retroceso) ¿cuántas veces no nos hemos sentido como este niño? ¿Cómo si todos nuestros esfuerzos en lugar de adelantarnos o llevarnos a algún lugar lo que hiciesen es atrasarnos?

Entonces llega un momento en donde tenemos que cambiar las estrategias, tendremos que soltar lo conocido, tendremos que arriesgarnos a lo desconocido. Y muchísimas otras veces tendremos que lanzarnos a lo que parecería ser un precipicio donde no sabemos lo que nos espera.
Pero nos lanzamos en un paso de fe creyendo que si hemos llegado hasta donde estamos es por la misericordia del Dios todopoderoso. Como Abraham que decidió dejarlo todo en un momento y creer que Dios le había dicho que era tiempo dejar su casa y su parentela a una tierra que él no conocía y Abraham salió sin saber hacia dónde iba solo sabía que iba obedeciendo la voz de su Dios.
Habitó como extranjero en la tierra que le había sido dada como promesa, ¿cuántas veces nos hemos sentido como si estuviésemos caminando en la tierra que se nos fue prometida como extranjeros?
Pero aún cuando es un camino arriesgado y lleno de incertidumbre vale la pena.

En Hebreos 11:8-10

Por la fe Abraham, cuando fue llamado para ir a un lugar que más tarde recibiría como herencia, obedeció y salió sin saber a dónde iba. Por la fe se radicó como extranjero en la tierra prometida, y habitó en tiendas de campaña con Isaac y Jacob, herederos también de la misma promesa, porque esperaba la ciudad de cimientos sólidos, de la cual Dios es arquitecto y constructor.

En conclusión dejamos atrás lo viejo y tomamos nuestras maletas hacia nuestro destino en Dios. Nos movemos hacia lo eterno hacia nuestra promesa en Dios.

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Pies de barro

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Quiero decirles algo acerca de por qué yo escribí este libro.

Primero, yo sentí del Señor un llamado de continuar escribiendo desde muchos años atrás, cuando yo decidí entrar el ministerio, al pastorado, que tu tuve que abandonar los sueños de logros académicos y todo eso que yo tenía. Yo dije, Señor, mi deseo siempre ha sido escribir, voy a servirte, y si tu algún día quieres revivir ese sueño de escribir, tu lo harás posible. Y décadas han pasado y yo he tenido ahí eso delante de Dios esperando el momento adecuado, y como que algo brotó en mí hace un par de años atrás y comencé a escribir. Y quiero continuar escribiendo y para mí estos primeros libros son ejercicios donde yo quiero aprender a escribir mejor y a encontrar la voz precisa que Dios me ha dado para estos libros. Y yo siento que Dios los va a bendecir y los va a llevar bien lejos para gloria de él, porque eso es para él y me ha dado una facilidad para escribir y yo disfruto verdaderamente de la escritura.

No he querido comenzar escribiendo cosas comunes y corrientes, digamos trilladas, muy fácil, yo creo, para los escritores preguntarse, bueno, qué es lo que vende y qué es lo que quiere la gente escuchar y hay tantos libros que yo veo que repiten la misma cosa. Hoy en día hay tantas voces allá afuera, el internet ha multiplicado y es como un ruido que es muy difícil uno despegar y sobresalir por tantas voces que hay, tantas cosas que se escriben.

Yo le pido al Señor que me ayude a desarrollar un mensaje diferente, un mensaje original, un mensaje que vaya a las necesidades de la gente y una voz que hable con el tono del Señor, no con el tono del mercado allá afuera. Así que estos libros caminan por terreno diferente, yo creo, y a veces yo creo que la gente cuando escucha Josafat, por qué Josafat, por qué no escribir sobre otro personaje más conocido que se vendería más. Yo no estoy siguiendo esto con el mercado, yo quiero que Dios sea quien hable a través de estas cosas.

Y tenemos que ser originales. Yo creo que en el mundo académico se busca la originalidad, se buscan temas nuevos, cosas que iluminen, que abran brechas, que abran camino, que digan algo nuevo y diferente, y eso es lo que yo quiero. Hacer el algo diferente, y yo les pido, mis hermanos, que tomen en serio este libro, no porque yo lo haya escrito solamente sino porque creo sinceramente y humildemente que va a bendecir su vida. Invierta tiempo en él y léalo como usted lee otras cosas serias, como lee la palabra, con intencionalidad, pidiéndole al Señor que le de sabiduría y yo creo que sus vidas sinceramente van a ser bendecidas.

Mi deseo ha sido tomar la vida de este hombre, el rey Josafat, hay unos cuántos Capítulos acerca de él en la Biblia y extraer de su vida enseñanzas para tu vida y para la mía. Josafat nos habla como si fuera un hombre del siglo XXI, un político, un líder y este escrito es para toda persona que quiere crecer en su vida espiritual. Si usted ya sirve al Señor en alguna capacidad, este libro es para usted. Si quiere servir al Señor más de lo que usted ya lo hace, este libro creo que es para usted también. Hay algo aquí para todo el mundo. Verdades de muchos diferentes tipos que se desprenden de la Biblia, de la vivencia también de este gran hombre de Dios. Así que yo les encomiendo este libro y siempre he dependido de mi iglesia como mi primera audiencia. Ustedes son mis primeros lectores, siempre pienso en eso. Ya comenzamos, porque ha habido un par de situaciones en la iglesia en que he sentido del Señor comenzar a informalmente a distribuir el libro. Y he escuchado de muchos de ustedes de cuánta bendición ha sido para su vida, y eso me da ánimo para continuar. Y pido su apoyo, compren este libro, lo digo sin ningún tipo de apologética ni nada, cómprenlo, llévenselo a la casa, inviertan en él, como decíamos, compártalo con alguien, o dígale a alguien, mira este libro lo escribió mi pastor y creo que te va a ser de bendición y véndaselo a alguien también, por qué no. Usted puede llevarse…

La gente me dice, usted es loco pastor en dar esos libros así de esa manera para que la gente… hermanos, yo persisto en creer que este pueblo es un pueblo de palabra y de honor. Me interesa, llévelo y comprométase a venderlo a alguien para que también sean bendecidos, o regáleselo a alguien. Lo hemos en precio bien cómodo, $ 10 el libro, para que ustedes tengan acceso a él. Mi interés no es hacer dinero, mi interés es bendecir las vidas. Así que en fe invierta en esto, invierta en algo que yo creo que a la larga va a ser de bendición. Dios va a usar estos libros. Yo sé que Dios le va a dar alas a estos libros para llevarlos bien lejos.

Quiero que ustedes sean mis Apóstoles en un sentido, compartiendo esta palabra que Dios me ha dado. Así que se los encomiendo a ustedes y quiero leer un segmento del libro para que ustedes vean más o menos cómo es la dinámica de este libro. Por qué “Pies de Barro”? Cuántos saben lo que quiere decir la expresión pies de barro? Ese hombre tiene pies de barro, esa persona tiene pies de barro. Pies de barro, ustedes recuerdan una visión que tuvo el rey Nabucodonosor, una estatua y era una estatua de metal, de bronce, de hierro pero tenía los pies de barro, en señal de una debilidad esencial que había en ese reino de Nabucodonosor y sus descendientes. Y por extensión, pies de barro, a través de la historia ha venido a querer decir cuando una persona es muy fuerte y tiene muchas cosas tremendas y poderosas en su personalidad, pero tiene una debilidad, un defecto en su carácter, una falla esencial, dice tiene pies de barro, es decir, es imperfecto, tiene alguna debilidad, es como un talón de Aquiles también que se usa esa expresión y yo discuto eso en el libro.

Es decir, cuántos sabemos que todos tenemos pies de barro? Todo ser humano tiene algo con lo cual luchamos. Pablo tenía un aguijón con lo cual luchó hasta el último día de su vida, y le pidió a Dios, Señor, líbrame de ese aguijón, esa lucha interna que yo tengo. Y Dios le dijo, bástate mi gracia porque mi poder se perfecciona en esa lucha, en la debilidad.

Muchas veces Dios permite que luchemos con un contrincante por dentro para él glorificarse. Porque siempre la gloria tiene que ser para él. Aún los grandes hombres y mujeres de Dios han tenido algo, un defecto, una lucha interior. La madre Teresa, que es una heroína del siglo XX, una mujer que uno diría, guau, esa mujer iba y venía del trono de Dios totalmente con toda libertad, después de su muerte, la iglesia católica dio a la luz sus diarios, su diario personal y se descubrió que esta gran mujer de Dios, una gigante del siglo XX y del mundo espiritual, luchó toda su vida con una depresión terrible y con un sentido de que Dios no la amaba y que la había abandonado. Y a pesar de esa lucha esencial que ella tenía, que ella no sabía por qué luchaba con esto, era como un vía crucis, un aguijón que Dios le dio a esta mujer tan poderosa de Dios, pero ella luchaba con dudas, toda su vida hasta su muerte. Ella no quería que su diario saliera a la luz, pero la iglesia católica decidió que para bendición del mundo, era necesario que la gente supiera la lucha de esta mujer de Dios, para que cuando nosotros también estuviéramos luchando, que sepamos que no estamos solos.

Y yo aplaudo eso. Yo aplaudo ese sentido de que la vida cristiana es una vida dinámica, es una vida de lucha. Luchamos con el deseo de agradar a Dios pero también en nosotros hay algo, como dice Pablo, que nos arrastra a hacer lo que no queremos hacer. Y a veces lo que queremos hacer no lo hacemos.

Y yo creo que se necesitan iglesias que reconozcan esa lucha del creyente para poder bendecirlo y pastorearlos. Porque en el siglo XXI va a llegar a nuestra iglesia mucha gente con medidas de esa cultura tan deformante que hay allá afuera. Y a menos que no haya iglesias que entiendan el proceso de la santificación, que es un proceso a largo plazo, y que le digan al peregrino cansado que entra a través de sus puertas, bienvenidos, estamos aquí para caminar contigo la jornada de la fe.

Sabe, que la gente se va a quedar allá afuera y necesitamos iglesias de misericordia, iglesias que comprendan que todos tenemos pies de barro y que estamos juntos en esta lucha, y que nos animemos unos a otros.

Es decir, que esa es la idea del libro. Porque Josafat fue un hombre que amó a Dios terriblemente, hizo grandes reformas a través de su poder como rey, pero también cometió gravísimos errores que llevaron a casi el exterminio total de su familia, momentos de gran vergüenza que pasó por errores que cometió. A veces escuchó la voz de Dios y no obedeció, pero amaba a Dios terriblemente.

Y a mí me conmovió mucho ese drama de este hombre que está ahí registrado, para el que tiene ojos para ver. Porque mucha gente no ve y por eso no se ha escrito acerca de Josafat. Yo no sé de ningún libro en español y aún en inglés, que sea una biografía específicamente de Josafat. Por eso, porque le dedicamos a otra gente, a David, a Salomón, pero no pensamos en gente escondida como Josafat, que es un tesoro increíble. Y este libro fue una meditación y yo me vi retratado en la vida de Josafat. Es un secreto, no se lo diga a nadie. En su imperfección yo entendí muchas cosas acerca de mí y quise explorarlo a él y explorarme a mí mismo a través de la vida de este hombre de Dios.

Así que, yo les encomiendo este fruto de mis meditaciones y oraciones a usted y a sus amigos y familia. Invierta en esto como una jornada de fe. Y quiero leer una parte del libro para que usted tenga un sabor de cómo yo manejo el material del libro.

Y quiero invitarle a ir rápidamente a Segundo de Crónicas, Capítulo 20. Ustedes recordarán, yo he predicado acerca de Josafat en el pasado, quiero ir específicamente al versículo 13, 20:13, Segundo Crónicas. Yo he predicado acerca de Josafat. Ustedes recuerdan que ya hacia el final de su vida cuando Josafat ya había cometido muchos errores, Dios lo había restaurado, su vida estaba caminando bien, había hecho unas tremendas reformas a favor de Dios en medio de su pueblo, haciendo tantas cosas buenas, le viene una crisis terrible a su vida. Se le informa que viene un gran ejército a invadir a Jerusalén y a destruir al pueblo hebreo y sacarlo de su tierra.

Ese ejército es tremendamente poderoso, mucho más poderoso que todas las fuerzas del pueblo judío. Y Josafat clama a Dios y yo hablo acerca de su oración y cómo la oración detallada de él nos debe instruir a nosotros sobre cómo orar y cómo clamar a Dios en tiempos de gran necesidad. Y Josafat hace una oración ejemplar y yo discuto parte por parte, desmonto la oración de Josafat y los principios que se desprenden de esa oración. Y con eso pretendo, pues, bendecirles a ustedes sobre cómo crecer en su vida de oración. Pero cuando Josafat ora y llama a todo el pueblo y convoca a una gran reunión nacional en la plaza nacional, y ora delante de Dios públicamente.

Es lo que decía acerca de comprometernos como hicimos con Isaías, oramos por él aquí, públicamente, porque así uno se amarra a las cosas. A veces uno tiene miedo, dice, voy a pasar aquí arriba a esta persona que está enferma o lo que sea, porque guau, estamos poniéndolo en un aprieto. No, hay que amarrarse a veces, sabe, y hay que declarar las cosas públicamente. Y Josafat oró públicamente ante toda esa gran Congregación de sus ciudadanos e hizo una oración poderosa. Y entonces, después que terminó de orar, dice que se hizo un gran silencio y del silencio de esa multitud, se levantó la voz de un profeta, el profeta Jaasiel, y aquí comienza este texto y dice:

“… Y todo Judá, versículo 13, estaba en pie delante de Jehová, con sus niños y sus mujeres y sus hijos. Y estaba allí Jaasiel, hijo de Zacarías, hijo de Benaías, hijo de Ieiel, hijo de Matanías, levita de los hijos de Asaf, sobre el cual vino el espíritu de Jehová en medio de la reunión y dijo, oíd Judá todo y vosotros moradores de Jerusalén, ─ y esta es la profecía de Jaasiel ─ y tu, rey Josafat, Jehová dice así, “No temáis ni os amedrentéis delante de esta multitud tan grande porque no es vuestra la guerra… ─ y eso te lo dice a ti el Señor, no es vuestra la guerra ─ … sino de Dios. Mañana descenderéis contra ellos. He aquí que ellos subirán por la cuesta de Sis y los hallaréis junto al arroyo, antes del desierto de Ieruel,… ─ y aquí está lo que yo ahora voy a enmarcar en el libro, dice ─ … No habrá para que peleéis vosotros en este caso, dice, paraos… ─ yo quiero meditar en esa palabra, paraos, dice ─ … estad quietos y ved la salvación de Jehová con vosotros. Oh, Judá y Jerusalén no temáis ni desmayéis. Salid mañana contra ellos porque Jehová estará con vosotros…”

Y ahí, hermanos, hay una cantidad de principios para la vida espiritual. Yo trato de desmontar esas palabras del profeta Jaasiel, esa profecía, y sacarle todas sus enseñanzas para nuestra propia vida. Entonces yo digo aquí, Josafat fue un hombre que cuando vino la prueba a su vida, no se metió en una esquina a deprimirse, sino que dijo, “convoquemos una gran reunión. Vamos a reunir a toda la comunidad y vamos a orar juntos. Clamemos a Dios porque él es la única esperanza que tenemos.”

Y en ese contexto de fe y clamor apasionado, descendió el programa de Dios que había de transformar la terrible situación en que se encontraban los judíos. Dios usó a Jaasiel, este profeta, para dar una palabra certera a ese pueblo confundido. En Segunda Crónicas 20:17 tenemos lo que yo llamo un versículo preñado, un texto saturado de enseñanza práctica y profunda. La palabra profética de Dios fue esta:

“… No habrá para que peleéis vosotros en este caso. Paraos, estad quietos, y ved la salvación de Jehová con vosotros. Oh, Judá y Jerusalén, no temáis ni desmayéis, salid mañana contra ellos porque Jehová estará con vosotros…”

Gloria al Señor. Ese versículo merece copiarse y ser pegado en la puerta de su refrigerador con un imán. Cada vez que usted se acerque a la nevera lea ese versículo en voz alta y permita que su profundo contenido llene su alma y lo sature de fe y esperanza.

Lo primero que dice Jaasiel me resulta muy revelador. No habrá para que peleéis vosotros en este caso. Por qué dijo el profeta ‘en este caso’? porque en este caso Dios iba a hacer un milagro rotundo, claro y tajante. Los hebreos no iban a tener que disparar un solo tiro, Dios lo iba a hacer todo. Lo único que ellos tenían que hacer era adorar al Señor, y presentarse al campo de batalla, y todo lo demás, él prometió lo iba a hacer él.

Hay ocasiones en la jornada de fe en que Dios va a actuar así, en una forma abrumadora, cristalinamente clara. En esos casos lo único que uno tiene que hacer es adorar al Señor, reclamar la palabra de Dios, declarar con su boca que él es fiel y esperar confiadamente hasta ver la salvación de Jehová.

Pero en otras ocasiones, yo diría en realidad, en la mayoría de los casos, Dios va a requerir que te ciñas los lomos, te remangues la camisa y te lances a trabajar duro. Cuantos pueden decir amén? Y él promete obrar milagrosamente a través de tus esfuerzos. Su gracia estará contigo mientras te mueves de un lugar a otro. Su favor será sobre ti cuando comparezcas ante la gente que tiene los recursos que tu necesitas. Y como consecuencia surgirán inesperadamente oportunidades que en otras ocasiones, parecían inaccesibles.

La suave brisa del cielo irá detrás de tu barca mientras tu remas, y la guías esforzadamente hacia el lugar que te has propuesto. Dios premiará tus esfuerzos y respaldará tu iniciativa con éxito. A diferencia, digamos, de una persona que necesita un trabajo y permanece en su cama con la colcha hasta el cuello toda la mañana, oh, Señor envíame un trabajo, necesito un milagro, Dios. Tu eres fiel. Y Dios dice, mira, levántate, busca un periódico e indaga. Haz unas cuantas llamadas por teléfono, toca unas cuantas puertas y yo voy a bendecirte por medio de ese esfuerzo. Y entonces vas a conseguir lo que necesitas.

Hay casos en que Dios dice, solamente créeme y declara mi bendición y muévete por fe. En otros casos, Dios va a demandar que te lances a trabajar arduamente y que creas que en esa inversión de energía que estás llevando a cabo, el poder de Dios va a estar contigo. Me explico?

Es una modalidad, a veces podemos recostar la cabeza sobre el pecho del Señor, como lo hizo el Apóstol Juan, pero a veces Dios dice, no, levántate, mira que te mando que te esfuerces y seas valiente. Aviva el fuego del don de Dios que está en ti porque Dios no te ha dado espíritu de cobardía sino de poder, amor y dominio propio.

Las dos modalidades pueden ser útiles y yo creo que en la mayoría de los casos esa es la que Dios espera, ese esfuerzo en el Señor, en la oración y entonces Dios bendice tus esfuerzos, aunque en este caso, en el caso de Josafat, Dios le estaba diciendo, tranquilos, confíen en mí, párense sobre mi promesa y yo voy a hacer lo que tengo que hacer.

Y vamos a ver, inclusive en el libro que yo discuto que no era tan fácil, ellos tuvieron que adelantarse al enemigo y esperarlo y adorar al Señor. Había algo que ellos tenían que hacer aún ahí en ese esfuerzo, ¿no?

A veces va a funcionar una cosa y a veces va a operar la otra. La mayoría de las veces Dios ha trabajado en mí vida a través de mis esfuerzos. Sin embargo, yo siempre termino dándole la gloria a él porque sé que mis esfuerzos fueron simplemente el vehículo que Dios usó para hacer encarnar su poder a través de mí. Porque él quiere formar en mí un varón esforzado y valiente y desea entrenarme en la guerra por medio del ejercicio de mi fe.

Pablo le dice a Timoteo, “Te aconsejo que avives el fuego del don de Dios que está en ti porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio.”

Dios imparte el don, pero espera que nosotros lo desarrollemos y llevemos ese don a su plena manifestación usando ese espíritu guerrero que él ha infundido en nosotros. Es más, yo declararía, que en la inmensa mayoría de los casos, Dios quiere que operemos en esa modalidad de esfuerzo e iniciativa y él promete, yo te voy a bendecir en lo que tu emprendas. Si lo que necesitas es educarte, yo te voy a respaldar, pero vas a tener que pelar pestañas y vas a tener que estudiar duramente y vas a tener que hacer tu parte porque yo no te voy a dar esa A así por así, simplemente, tienes que poner de tu parte y yo te voy a bendecir y te voy a dar esa profesión que tanto anhelas. Yo te daré el triunfo, pero antes tienes que escarbar, buscar, tocar y pedir.

En otras ocasiones, sin embargo, Dios escoge obrar en una manera casi unilateral, por encima de tus esfuerzos. Habrá ocasiones en que antes que abras tu boca para pedir, ya Dios te habrá bendecido. En este caso que venimos discutiendo, Dios le iba a dar a Judá una bendición casi gratis, con una mínima participación de su parte.

Podríamos decir, sin embargo, que la forma normativa de Dios obrar en la vida de sus hijos es canalizando su poder a través de sus esfuerzos mientras ellos aplican obedientemente las verdades y principios espirituales de las Escrituras.

Y aquí entro, por último, en esta idea de ‘paraos’. Jaasiel le dice al pueblo, ‘paraos, estad quietos y ved la salvación de Jehová entre vosotros’.

Y entonces me detengo a meditar un poquito sobre la palabra ‘paraos’. Dice en la segunda parte del versículo 17 el profeta le declara al pueblo de Judá, ‘paraos, estad quietos y ved la salvación de Jehová con vosotros’. Se trata de una invitación casi escandalosa a hacer todo lo contrario de lo que dictaba la razón en ese momento. Todo demandaba más bien una acción decisiva y dramática, por eso decimos una y otra vez, cuando se entra en la dimensión de la fe y del espíritu frecuentemente hay que colgar la razón, la prudencia y la lógica a la entrada y proceder conforme a principios que podrían parecer locura.

Dios le estaba instruyendo al pueblo a no angustiarse, a concentrarse en su poder y su fidelidad, a usar las energías y los principios espirituales en vez de afanarse por lograr algo que de todas maneras, hubiera resultado imposible. El ejército era demasiado poderoso, que se venía contra ellos.

Me recuerdan las palabras del Apóstol Pablo en Filipenses 4:6, “… por nada estéis afanosos sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego con acción de gracias y la paz de Dios que sobrepasa todo entendimiento guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús…”

Pablo dice, en efecto, no dejen que nada en este mundo les quite la paz. Antes bien, enfoquen sus energías en dejarle saber a Dios lo que ustedes necesitan. Y al mantener la mirada puesta en Jesucristo, por medio de la oración, experimentarán la paz inexplicable de Dios. Hermosa receta para la salud emocional esta.

Si en vez de correr para aquí y para allá frenéticamente cuando vienen los problemas a nuestra vida, pasáramos más tiempo en el cuarto de oración y meditáramos más en Dios, seríamos más saludables, nos desgarraríamos menos físicamente y lograríamos mucho más en la vida.

Por medio de la palabra profética Jaasiel le estaba diciendo al pueblo, esta batalla no se ganará con armas humanas, sino con armas espirituales. Jaasiel le dice al pueblo, “paraos”. Pararse en qué? No se refería aquí solamente a detenerse y no hacer nada. El pararse al cual se refiere el profeta aquí es una poderosa acción de recogimiento espiritual, de plantar los pies espirituales firmemente sobre la fidelidad y el poder de Dios y de usar ese punto de apoyo como una plataforma para resistir y vencer al enemigo.

Es parecido al concepto que emplea Pablo en Efesios 6:10 al 19 con respecto a la guerra espiritual. Allí se nos llama a vestirnos de toda la armadura de Dios para que podamos estar firmes contra los ataques del diablo. Tres veces en este pasaje se alude a la idea de estar firmes. No se habla tanto de atacar como de mantenerse en posición.

Esta expresión en el griego original istemi, se refiere primordialmente a la idea de pararse o mantenerse firme como un soldado manteniendo su posición en la línea de batalla. A veces todo lo que tiene que hacer el cristiano es pararse firme y resistir al diablo. Y dice la palabra que él tendrá que huir de nosotros.

No tenemos ni siquiera que atacarlo activamente. Yo no sugiero que comience a atacar al diablo y los infiernos y los demonios. No, resistir firmemente y pararse sobre lo que Dios ha declarado será suficiente para que en algún momento el enemigo tenga que meter la cola entre las piernas y abandonar el campo de batalla, derrotado y avergonzado.

Pablo dice en Efesios 6:13, “… por tanto tomad toda la armadura de Dios para que podáis resistir en el día malo y habiendo acabado todo estar firmes…”

Éxodo 14 es uno de los pasajes más memorables en toda la Escritura. Allí se nos relata la ocasión en que el pueblo de Israel se encontraba literalmente entre la espada y la pared, detrás de ellos tenías la espada del ejército del faraón. Dios le había endurecido el corazón al monarca egipcio para que renegara de su promesa de dejar ir al pueblo hebreo. Ahora venía lleno de ira para destruir al pueblo de Dios con su poderoso ejército. Delante de ellos los hebreos tenían una pared de agua, el infranqueable Mar Rojo, la cual les impedía el paso. Todo parecía perdido. Los judíos, como tantas otras veces en el futuro harían, comenzaron a renegar de Dios y a quejarse. En ese mismo momento Moisés comenzó a infundirles ánimo llamándolos a mantenerse firmes, a poner la mirada en la fidelidad de Dios.

Dice aquí, “… Y Moisés dijo al pueblo, ─ escuchen la similitud entre lo que dijo Jaasiel y lo que dijo Moisés, cientos de años antes al pueblo hebreo en esa condición de crisis, dijo ─ “….Moisés dijo al pueblo, No temáis, estad firmes y ved la salvación que Jehová hará hoy con vosotros…”

Ve? Es muy similar. Manténganse firmes, no teman y vean la salvación que Dios… la misma palabra que dijo Jaasiel, porque se trata de un principio espiritual eterno. Cuando viene la crisis a nuestra vida tenemos que pararnos sobre lo que Dios ha dicho. El diablo quiere que tu quites la mirada de Dios y la pongas en él, que tu quites la mirada de las promesas de Dios y las pongas en las circunstancias, que tu veas lo difícil que parece el futuro y dejes de confiar en ese Dios que dice, “Yo no conozco de imposibles. Para mí todo es sí y amén. Yo llamo las cosas que no son como que son.”

No podemos hacer como Pedro que cuando vio el mar rugiendo y la tormenta, estaba muy caminando sobre las aguas, pero cuando vio, pensó, caramba, esto nadie lo debiera poder hacer, pararse sobre las aguas. Qué pasó? Comenzó a hundirse porque quitó la mirada de Jesús y la puso sobre las circunstancias.

Dios dice, no, párense, estense quietos, manténganse firmes en lo que Dios ha dicho. Ved la salvación que Dios hará hoy con vosotros, porque los egipcios que hoy habéis visto nunca más para siempre los veréis. Jehová peleará por vosotros y vosotros estaréis tranquilos.

Voy a terminar con un último comentario acerca de esto de pararse. Me gusta es tomar una palabra y trabajarla para sacarle todo su jugo. Dice aquí, hay otra forma de interpretar ese llamado de Dios a pararse. En la jornada de fe hay ocasiones en que el creyente tiene que buscar lo que yo llamo el eje espiritual, el punto de apoyo bíblico, desde donde será posible afincarse para desde allí, emprender la batalla que está por delante.

Puede ser un texto de la palabra de Dios, puede ser una promesa que Dios haya susurrado a nuestro corazón, puede ser una palabra profética que hayamos recibido. De todas maneras, como hemos dicho antes, con respecto a la oración es importante que el creyente busque y descubra la declaración específica de Dios para cualquier batalla que haya de librar y que aprenda a pararse sobre lo que Dios ha dicho concerniente a su situación particular.

Por eso es tan importante que aprenda bien la palabra de Dios y que cuando sea confrontado con un reto en tu vida, o asumas una lucha, una jornada, una aventura espiritual, puedas encontrar esa palabra específica en la Biblia que tiene que ver con el drama personal que estás viviendo. Y cuando Dios de esa palabra rema a tu espíritu, recíbela y haz de ella tu bandera. Conviértela en el lema de tu batalla, medita en ella constantemente, presenta tus peticiones en términos de su contenido, satura tu espíritu con las imágenes que de ella emanan. Repítela una y otra vez hasta que tu espíritu se haya empapado de su mensaje y haya extraído de ella todos los nutrientes espirituales que ella encierra.

En ocasiones Dios me ha hablado así, mientras he estado leyendo la Biblia, un texto particular como que ha cobrado relieve en mi ser interior y ha adquirido tres dimensiones dentro de mi espíritu y Dios me ha dicho, ese es el texto que quiero que uses para desatar y canalizar el poder de mi espíritu en esta jornada específica que has emprendido.

Lo voy a dejar aquí, hermanos, solo quiero que… yo continuo desarrollando estas ideas, pero como usted ve, hemos querido ser prácticos y bíblicos a la vez porque yo creo que no podemos ser prácticos si no somos bíblicos. Tenemos que entender los misterios de la palabra de Dios, tenemos que aprender.

Muchas veces así en situaciones de crisis y de gran prueba, Dios me ha dicho, mira, este es el texto, yo quiero que tu vayas a esta batalla con este texto. Yo hablo ahí acerca de cómo Dios me dio un salmo cuando íbamos a comenzar esta batalla del nuevo santuario y ese salmo yo lo he marcado en mi Biblia. He dicho, ese es el salmo de mi batalla para la construcción del santuario.

Dios me lo dio hace años atrás, y yo he dicho, Señor, ese es el documento que tu me has dado, legal, ese es mi título para ese nuevo santuario. Y yo le recuerdo al Señor su promesa.

Cuántos han experimentado que Dios te da como algo, una expresión, un versículo, un texto y dices como que aquí, en esto me voy a parar, esta es mi promesa, ese es mi eje y yo no me voy a mover de esa promesa. Venga lo que venga yo me voy a estar quieto y pararme sobre esa palabra de Dios. Por eso es que tenemos que leer la palabra, por eso es que tenemos que escuchar la voz de Dios, hermanos, por eso es que tenemos que entender los misterios del espíritu, para poder lograr nuestras batallas.

Que Dios los bendiga. Yo espero que, de nuevo, ustedes nos respalden en este esfuerzo y continuemos orando al Señor para que Dios le de alas a estos libros. Ustedes son las primeras alas de este libro y yo espero que ustedes nos respalden en este deseo de dar a conocer estos principios de la Biblia y que Dios nos permita llevar este ministerio lejos y compartir la palabra del Señor.

El libro es práctico y si usted quiere, comience con la segunda parte del libro y entonces vaya hacia atrás. Ahora, si usted quiere leerlo desde el principio, amén, pero la segunda parte es más típica de lo que a nosotros nos gusta leer así que con eso, por allí, y entonces siga adelante. Yo sé que Dios va a bendecir mucho su vida y les bendigo en el nombre del Señor y damos la gloria y la honra.

Elevamos una oración para bendecir este esfuerzo y pedir que la mano de Dios se mueva poderosamente como leemos en Josafat. Pastor, Señor Jesús, te damos gracias, Padre, porque para siempre tu misericordia, Señor. Padre, venimos aquí humildemente a pedirte por la vida de nuestro pastor, Señor. Padre, gracias porque tu sigues avivando el don que tu has puesto en él, Señor. Padre, gracias por tu fidelidad, Señor y porque sabemos que tu palabra rema, debe de salir en este tiempo, Señor, en que vivimos, Señor.

Padre, te pido que este libro circule, Señor, a través de tu pueblo, Señor, no solamente aquí, Señor, sino donde tu quieras, en todas partes del mundo, Señor. Padre, te pedimos por esta comunidad, no solamente aquí en Boston, Señor, sino la comunidad que nos ve por internet, Padre. Pedimos, Señor que esta palabra rema, toque sus vidas, Señor, y que, Padre, que circule, Señor, sanando, Padre, y preparando a tu pueblo para el avivamiento que tu nos has prometido en esta temporada, Señor, en este tiempo, Señor.

Así es que bendecimos a nuestro pastor, Padre, y declaramos, Señor, la paz y la misericordia tuya sobre su vida y su familia, Señor, en el nombre de Jesús oramos, Padre. Amén.

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Te paras por los cojos cuando vas a la iglesia?

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Diga cada uno de ustedes, “Que bueno es estar en la casa del Señor. Aquí en la casa del Señor suceden cosas maravillosas”. Hay algunos que todavía nos cuesta a veces entender que el Señor quiere hacer cosas grandes en medio nuestro. Así que, qué le parece si hoy día podemos decirle a nuestro hermano que está a nuestro lado, “el Señor quiere revolucionar nuestro corazón”.

Es interesante porque por mucho tiempo hemos tratado de motivar a la iglesia en diferentes lugares a que podamos estar disponibles para el uso que el Señor quiere hacer de nosotros a través del Espíritu Santo. Cada uno de nosotros puede ser un instrumento tan útil, tan grande, de tanta bendición cuando nos podemos poner en una línea con el Señor y dejar que el Espíritu Santo obre en el tiempo preciso, a la hora acordada, a la persona indicada.

¿Saben qué? Yo creo que el Señor hoy día quiere volver a que nosotros recordemos, según el Génesis, Capítulo 1, que todo lo que él había hecho había sido bueno. Han sido buenas las cosas que el Señor ha hecho con usted? Alguien tiene alguna queja con el Señor? Si levanta su mano, le pido que pase al frente y oramos por usted por ingrato.

Creo que el Señor ha hecho todas las cosas bien para nosotros. Él ha sido fiel, él ha sido leal, él ha sido nuestra provisión, nuestro sustento. Y quiero invitarle a abrir su Biblia en el libro de Hechos, Capítulo 3. Hay un acontecimiento interesante desde el punto de vista de la obra del Espíritu Santo en nuestra vida. Hay un acontecimiento interesante porque creo que esta es la actitud que el Señor está buscando en su pueblo cuando nos reunimos. Dice el salmo 133:

“… Mirad cuán bueno y cuán delicioso es habitar los hermanos juntos en armonía…”

Y hay una serie de detalles en ese Capítulo y al final del Capítulo dice:

“… porque allí envía Jehová bendición y vida eterna…”

Sabe, esa expresión de bendición y vida eterna, no es solo llenarnos los bolsillos de dinero, no es solo llenarnos de casa, llenarnos de carro, llenarnos de zapatos, llenarnos de ropa, bendición y vida eterna está también diciendo, yo traigo milagros. Yo traigo transformaciones. Yo traigo restauración. Yo traigo una nueva vida hoy día para ti y para el mundo. Eso está diciendo el Señor ahí. No solo está diciendo cosas que nos convengan, está diciendo cosas que lo glorifiquen a él también. El mundo necesita ver que nuestro Dios es un Dios poderoso y que hoy día sigue siendo el mismo de ayer, como dice el libro de San Juan, que Jesucristo es el mismo ayer, hoy y para siempre, y las obras que él hacía ayer, las puede hacer hoy día.

Cuántos creen eso? Estaba preocupado, pensé que no había nadie. Miren, quiero invitarlos a Hechos, Capítulo 3. Una palabra que me impactó mucho y vamos a tomar un poquito también algo del Capítulo 2, pero solo quiero dejar esto en su corazón, versículo 1 en adelante.

“…Pedro y Juan subían juntos al templo a la hora novena, la de la comida, la de la oración…”

La primera observación que nosotros tenemos es que debe haber en el hombre y en la mujer de Dios un tiempo específico para el obrar específico del Señor en nuestra vida. Y había un propósito en tiempo específico para Pedro y Juan, subir a una hora, a la hora de la oración. Después vamos a ir viendo por qué es tan importante el detalle, la especificación de esto.

“… Y era traído un hombre cojo de nacimiento a quien ponían cada día a la puerta del templo que se llama La Hermosa, para que pidiese limosna de los que entraban en el templo. Éste, cuando vio a Pedro y a Juan que iban a entrar en el templo, les rogaba que le diesen limosna. Pedro con Juan fijando en él los ojos, le dijo, “Míranos”. Entonces, él les estuvo atento esperando recibir de ellos algo…” ─Aquí viene la gran frase de Pedro, esta es la que muchos decimos cuando estamos afuera─ “… Más Pedro dijo, “No tengo plata, ni oro, pero lo que tengo te doy en el nombre de Jesucristo de Nazaret, Levántate y anda.” En el nombre de Jesucristo de Nazaret, levántate y anda.”

Cierre sus ojos un momento. Hoy día el Señor no nos trajo hasta este lugar solo para ser expectantes de lo que podía pasar en el servicio. Hoy día el Señor te trajo hasta aquí porque tu eres una persona portadora del poder del Espíritu Santo y todas las bendiciones que trae consigo a través de ti.

Señor Jesús, gracias por tu palabra. Gracias Señor, porque creo que tu hoy día estás hablando a una iglesia que está siendo renovada, transformada, que está siendo, Señor, tocada por ti de una manera tan poderosa. Creo que el poder sobrenatural de Dios en estos tiempos se está manifestando de una manera tan grande que aún los que se paran en las puertas puedan recibir una gloria, un impacto tuyo tan grande. Gracias, Señor, porque así como Pedro y Juan, así estamos nosotros, entrando cada día al templo. Señor, que fluya y que brote poder de nosotros en el nombre de Jesús. Amén. Amén.

Me impactó esto, muchos años nos han hablado de esto y hay un montón de maneras de enfocar esto. Solo que yo siento que este es un tiempo interesante. Los grandes estudiosos de la Biblia, y algunos no tanto, siempre coinciden de que el libro de los Hechos, aún no se ha terminado de escribir. Eso es como la parte poética de toda esta parte de las Escrituras. Que el libro de los Hechos aún no se termina de escribir, que han pasado más de dos mil años y todavía se está escribiendo lo que el Espíritu Santo está haciendo en medio de la iglesia.

Pero hay algo interesante que el Espíritu Santo está tratando de que nosotros no solo continuemos en el proceso poético de seguir escribiendo el libro de los Hechos, a través de los años, sino que de vez en cuando miremos cuando se inició todo esto. Sino que de vez en cuando refresquemos nuestra mente y veamos cuál era el poder que el Espíritu Santo estaba trayendo a la iglesia en esos momentos.

Era interesante cómo dos hombres se iban a hacer algo que estaba dentro de su agenda, iban a orar a la iglesia, a una hora determinada. Quién sabe cuántas veces habían ido, era algo tradicional, era algo normal en ellos ir a la iglesia, pero algo pasó un día específico en el caminar de ellos en esta rutina. Había un hombre que estaba todos los días ahí, algo pasó que no lo vieron antes, pero algo pasó ese día que ese día, el Señor tenía una respuesta para ese hombre.

Sabe, nosotros venimos muchas veces a la iglesia esperando que nos solucione el Señor nuestros problemas, esperando del Señor la respuesta a nuestras necesidades, pero caminamos por la calle y estamos seguros de que pasamos al frente de muchos cojos, de muchos ciegos, de muchos sordos, de muchos menesterosos que están esperando algo de la iglesia del Señor.

Pero primero nosotros, después ellos. Primero que el Señor haga algo por mí para que yo pueda predicarle a otros con autoridad. El Señor está llamando a una iglesia que se deje revolucionar por el poder del Espíritu Santo.

Aún mayores cosas haréis, dijo el Señor Jesús al final de los Evangelios. Aún mayores cosas haréis. Saben lo que me atrae de este pasaje es este hombre que representa la necesidad del mundo mirando a la iglesia del Señor. Sabe lo que estaba esperando este hombre? Algo. Algo. Algo que pudiera satisfacer su alma. Algo que pudiera hacer descansar su dolor. Algo que pudiera hacerlo mirar hacia el futuro de una manera distinta. Algo. Unas moneditas, una mirada, una sonrisa.

El mundo, hoy día, está mirando a la iglesia para recibir algo. Y aunque muchos de nosotros podamos decir, el mundo está lejos de Dios, la gente afuera está viendo a la iglesia para recibir algo. Muchas veces no le damos nada, ni el saludo, ni siquiera los miramos, ni siquiera sentimos el dolor de ellos, ni siquiera estamos sintiendo su frustración, su tiempo de desánimo, su muerte espiritual, no la estamos sintiendo.

El Señor está llamando a una iglesia más perceptiva, una iglesia que pueda estar atenta a las necesidades de la gente, pero no a esas necesidades de limosna, no a esas necesidades de sonrisitas, no a esas necesidades de unas monedas, a esa necesidad que diga, “Mira, yo no tengo lo que tu quieres probablemente pero sí tengo algo más poderoso. Tengo al Señor Jesucristo que puede sanarte. Tengo al Señor Jesucristo que puede transformarte. Tengo el poder del Dios Espíritu Santo que puede trastornar tu vida de una manera grande.”

Esa es la iglesia que hoy día debe estar pisando la tierra. Yo no sé si usted está de acuerdo conmigo, pero creo que hoy día es el tiempo oportuno, apropiado para que la iglesia muestre el poder de Dios en donde vivimos, en donde trabajamos, en donde nos juntamos.

Pedro y Juan iban al templo a orar. No se iban a reunir con el hermano porque iban a tratar de negocios. No, no iban ahí porque tengo que hablar con la hermana para la cocina del arrocito con el pollo que vamos a hacer para el domingo. Pedro y Juan iban al templo a la hora de la oración, a la hora donde mayormente la comunicación con Dios debe estar libre de cualquier vicio. No iban a la iglesia solamente a agarrar un micrófono y cantar o tocar un instrumento. Iban a un momento donde realmente la presencia del Señor podía hacer cosas grandes.

Y este milagro en el cojo revela que muchos de nosotros debemos caminar por las calles, cuando venimos al templo y estar atentos cuando el Espíritu Santo pueda hacer algo en ti y te diga, “Háblale”, y te diga, “Ora por él”, y te diga “No es acerca de ti, es acerca de mi amor para el mundo.” Esto no se trata de venir a la reunión de oración y dejar solo mis cargas, ya porque a mí me interesan que mis cargas sean solucionadas.

Esto es acerca de lo que el Señor quiere hacer con el mundo a través de nosotros. Este cojo representa a la gente triste de la calle, a la gente hambrienta de la calle, a la gente que no tiene justicia en la calle. Este cojo representa a aquellos que sufren de violencia, que sufren de abuso. Este cojo representa una condición de la humanidad que no puede valerse por sí misma porque muchas veces el precio del pecado los ha llevado a estar postrados espiritualmente, sin salida y es ahí donde los hijos del Señor debemos mostrar a la iglesia de Cristo obrando como el Señor obraría en la tierra.

A usted le causa algo interesante el poder saber de que en sus manos está la autoridad del Señor para ser desatada en la vida de las personas? No le parece interesante esto que en gente tan normal, tan imperfecta, tan llena de faltas, el Señor está depositando en nuestras manos esta oportunidad de hacer que el mundo no solo nos pida algo, sino que le entreguemos todo lo que Dios ha preparado para ellos. No necesitan bajar ángeles. No se necesitan abrir los cielos y hacer una serie de cosas. Se necesitan hombres y mujeres que caminen en la hora oportuna al tiempo de comunión con el Señor. Que caminen hombres y mujeres en el momento preciso cuando el Señor quiere usar tus palabras para poder traer poder a través de tu boca, a través de lo que digas, a través de lo que mires.

Hoy ya llegaste con necesidad? Yo creo que sí. Y yo creo que el Señor ya miró tu necesidad, pero creo que cuando caminaste hacia acá tu te diste cuenta de muchos cojos que estaban en tu casa, de muchos cojos que estaban en tu trabajo, de muchos cojos que estaban en la calle y que venían en el bus que pasaron cruzando la calle. Tu te diste cuenta de muchos de ellos, y que muchas veces no tenemos el discernimiento para hacer que el Señor poderoso nos use para entregar su gran premio.

El cojo entró corriendo al templo. Mire el efecto de un hombre o una mujer haciendo la voluntad del Señor en su vida. El mundo comienza a reconocer que adentro de la iglesia del Señor hay vida. Él entró contento, él entró saltando, él entró alabando, él entró gritando, reconociendo que en la iglesia del Señor hay poder y que no es un mito, y que no es falsedad y que no es solo una idea religiosa, la iglesia del Señor es una iglesia donde hay vida, donde hay poder, donde hay transformación. Y yo agregué una palabra estos días en la iglesia mía, debemos ser trastornados.

Saben lo que es un trastornado? No me lo diga. Los locos son capaces de hacer cosas irracionales, no naturales. Nosotros usamos la palabra transformado porque suena más cuerda, más racional, más lógica. Claro, nosotros somos transformados, vamos a orar por este cojo, por este paralítico, por este ciego, por este sordo. Transformados, pero el Señor nos quiere trastornados por el poder del Espíritu Santo en nuestra vida. Es la única manera como Pedro trastornado, se le ocurrió caminar por el agua. Porque estaba siendo trastornado por este poder de fe, del Espíritu Santo en la vida de él, que lo hizo creerle al Señor.

La única manera de creerle al Señor es sacando nuestra lógica, es sacando nuestra racionalidad, es sacando nuestro orgullo, es sacando nuestra soberbia, es sacando todos nuestros cuestionamientos, y decir, “Señor, esta cuestión es por fe.”

Ya el hecho de hablar de fe ya es una cuestión de locos. Así que de loco a trastornado, no nos queda mucho. La gente afuera, Pablo dice, yo prefiero estar cuerdo para Dios y loco para el mundo. No le hace sentido? Y Pablo llegaba a Roma y Roma se desarmaba. Solo Pablo pisaba Roma y la gloria del Señor descendía en esa ciudad.

No hay que ser transformado para eso. Hay que ser un trastornado por el poder del Señor. Una iglesia trastornada es la que le dice, “Mira, no tengo plata ni oro, pero lo que tengo te doy en el nombre de Jesús de Nazaret, levántate y anda.”

Un racional no hace eso. Hay evangélicos racionales, por si acaso? Hay cristianos racionales, pensadores, y no digo que le hacen mal a la iglesia, provocan un balance. Pero ya cuando se meten en las cosas de la fe, donde hay solamente hay que estar loco para decirle que sí al Señor, ya ahí comienzan a hacer daño.

Hasta donde tengamos que ser racionales seamos, pero cuando el Señor quiera usarte, no le preguntes a él, en qué libro de filosofía sale eso; en qué parte de la Biblia sale eso; o en qué libro de educación cristiana sale eso. El Señor cuando te quiere usar, no usa ni un manual, lo hace y no importa cómo y no importa cómo quedes, la gloria de él es la que va a ser mostrado a quien él te ha mandado a hacer algo.

Así es. Tu no viniste aquí hoy día por un asunto tuyo, viniste aquí hoy día porque el Señor quiere derramar un poder especial sobre tu vida. No viniste aquí hoy día solo porque estás enfermo, porque tienes necesidad de esto, porque tienes necesidad de lo otro, porque tienes estos sueños, el Señor hoy día quiere transformar tu vida y quiere ponerla en un proceso de trastorno que puedas hacer las cosas que él te está pidiendo que hagas. Un trastorno santo, un trastorno espiritual, un trastorno que te lleva a ver la misma gloria del Señor obrando a través de ti.

Esa es la iglesia que hoy día debemos comenzar a cultivar en esta ciudad, en este estado, en este país, y en el mundo. Esta es la iglesia que el Señor comenzó a hacer en los primeros años, cuando tu vuelves a los versículos en el Capítulo 2, versículos 43 en adelante, dice que los primeros cristianos, esos primeros que estaban como recién fresquitos por el poder del Espíritu Santo dice que estaban llenos de temor, y se llenaron de temor, versículo 43 del Capítulo 2:

“… y sobrevino temor a toda persona…”

Saben lo que estaba haciendo el Señor? Estaba llenando de milagros esa zona. Estaba llenando de su gloria esa zona. La gente no había visto nunca la gloria del Señor activa de esa manera. Hoy día, sabe qué? Si vemos un milagro tienen que orar por nosotros para resucitarnos, nos caeríamos de espanto.

Cuándo fue la última vez que vio un milagro, un cojo que se le alargó la pierna? Ya. Pastor Andrés, esas cosas ya no existen. Pastor, ya los ciegos ya no, si ya hoy día hasta lo operan.

Hay algunos, miren, yo les voy a contar un caso, no voy a decir el nombre para no ofender. Estábamos orando por una persona hace algunos años y oramos, Señor, sana. Y yo veía que la persona estaba muy indiferente. Señor, sana de esta parálisis que tenía en la pierna. Señor, sánalo. Señor, sánalo. Al final no lo sanó. Ya, para hacer el cuento corto.

Hablando con esta persona le digo yo estábamos orando, “Mira, cómo te sentiste?” “Bueno, sí, bien, pastor, recibí una bendición del Señor.” Ah, que bueno! Pero sabe, pastor, yo no quiero que el Señor me sane. Y por qué? Le digo yo. Porque pierdo el dishability, porque voy a tener que comenzar a trabajar, voy a tener que contar mi dinero para la renta. Pastor, no quiero que el Señor me sane. No me conviene la sanidad del Señor.

Saben, esto parece chistoso. Bueno, no era chistoso, pero bueno, si se rieron hay que reírse. Pero la iglesia hay muchos que no quieren ser tocados por el poder del Señor para no perder los beneficios del estado.

Estos días mi hermano hizo lo que se llama un espíritu inmundo de welfare. Hay gente que no quiere ser tocada por el Señor para no perder sus beneficios. Y eso es verdad. Si usted mira a su alrededor y hace la pregunta esa a sus amistades que tiene por ahí, que viven de esto. No, a mí no me conviene pagar más renta. Está bien con los $ 80 que pago. Pero están sujetos a una maldición eterna.

Y el Señor los quiere sacar de ahí. Hablamos de prosperidad. Hablamos de abundancia. El Señor también hace todas esas cosas, nos saca de los proyectos. Sabe para qué? Para que otros con necesidad puedan realmente estar ahí. Y hay algunos que el Señor los tiene ahí también, también creo en eso. Pero llegar a decir, no, yo no quiero que el Señor me sane porque me quitan los beneficios. Yo no sabía si reírme, si llorar, si golpearlo. Por último, dale la otra pierna ya para que lo cobre doble.

Deje que el Señor saque todas esas barreras, todas esas frustraciones. Siguiendo el Capítulo 2, versículo 43:

Había un asombro enorme por lo que el Señor estaba haciendo milagros. Dice que los Apóstoles eran usados en señales y maravillas. Dice que la iglesia estaba junta, que la iglesia era persistente, que la iglesia continuaba siempre en comunión, tenían en común todas las cosas, la iglesia seguía alabando y la iglesia se juntaba en las casas alegremente.

Hay una parte bien interesante en este Capítulo, en el versículo 46, dice:

“… Y contaban con el favor del pueblo…”

Saben lo que está diciendo ahí? Que el pueblo sabía dónde llevar a sus enfermos. Que la ciudad sabía dónde llevar a sus hambrientos. Que la ciudad sabía, el pueblo sabía dónde llevar al que estaba triste, dónde llevar al que estaba solo. ¿Saben qué? Hoy día la gente ya no trae su gente a la iglesia, porque dice que salen peor. Para qué los vamos a llevar si salen peor?

La primera iglesia es esto, el reflejo del carácter, de la imagen de Dios que debe estar reflejada en nosotros, con su poder, con lo que realmente podamos proyectar: amor, poder, autoridad, sanidad, transformación, libertad, libertad de endemoniados.

Creo que el Señor hoy día es el mejor tiempo que nos está dando para poder ver lo sobrenatural del poder de Dios en estos tiempos a través de su iglesia. No esperemos que venga alguien famoso a hacerlo. Tu te puedes parar, estás bien orando al Señor, tienes un tiempo de comunión grata con el Señor, yo estoy seguro que donde pongas tus manos, el Señor va a volar una sanidad. Donde pongas tus manos el Señor va a llevar una bendición, donde pongas tus manos, donde pongas tus pies, ahí el Señor se glorificará, porque hay un hijo, hay una hija de Dios dispuesto a declarar la gloria del Señor por sobre todas las cosas. Esa es la iglesia, esa es la iglesia que se supone debemos seguir escribiendo después del libro de los Hechos.

Ahora es tiempo. No hay un problema de edad, no es porque sea joven o porque seamos viejos. El Señor te va usar igual, solo ven a hacer lo que tienes que hacer. Deja que el Señor poderoso se acuerde de tu comunión con él y te entregue esta unción, esta gracia del Espíritu Santo.

¿Saben qué? Esto no es acerca de nosotros, es acerca de lo que él es y que él quiere hacer en el mundo. Hay muchos cojos, hay muchos ciegos, hay muchos sordos. Hay muchos hambrientos, muchos necesitados. Cuando vengas acá tu puedes orar por todos ellos y decirles “no tengo plata, no tengo oro, pero te doy lo que el Señor me ha dado, poder, el poder del Espíritu Santo”.

Cierre sus ojos. Cierre sus ojos y dígale al Señor que usted quiere ser un vaso útil para que el poder del Espíritu Santo pueda fluir a través de usted, porque el Señor es el espíritu y donde está el espíritu del Señor hay libertad.

Hay algunos cojos, hay algunos enfermos que te rodean cada vez que tu caminas a la iglesia, cada vez que tu caminas hacia la célula? O te juntas en algún grupo específico? Hay alguien que tu sabes que pasas por al lado de él o de ella, y necesitas que te detengas y lo mires atentamente, dice atentamente, dice atentos a los ojos esperando recibir algo. Lo que tu tienes para darle es tan maravilloso, es tan precioso que solo un hombre y una mujer de Dios tiene autoridad y autorización para dárselo.

Señor Jesús, muchas veces Señor, tenemos las motivaciones equivocadas, cuando nos acercamos a compartir con nuestros hermanos en la iglesia, en la célula o en algún grupo específico. Señor, enséñanos a entender que cada vez que caminamos por las calles, que estamos frente a nuestras familias, a nuestras amistades, a nuestro compañeros de trabajo, incluso al frente de nuestros hermanos en la iglesia, somos potencialmente proveedores del poder tuyo, Señor, para la sanidad de otros.

Enséñanos, Señor, a ser sensibles a tu gloria en nuestra vida. Y así como te le preguntaste al profeta, en Ezequiel, Capítulo 37, profeta, estos huesos vivirán? Señor, tu sabes que vivirán. Señor, este cojo sanará? Señor, tu sabes que el cojo puede sanar, porque para ti no hay nada imposible, y para el que cree todo, todo, todo es posible. Gracias, Señor. Gracias, Jesús.

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Las sandalias de Jesús

7 de febrero del 2011 - Por Sandra Pérez

Antes bien, creced en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. 2 Pedro 3:18

Hace ya muchos años mi esposo y yo regresábamos de visitar a unos amigos. Nuestra hija, que en ese entonces tenía 6 añitos, estaba sentada en el asiento trasero del carro, aparentemente dormida. Mi esposo y yo veníamos conversando de los acontecimientos del día cuando repentinamente nuestra hija grito: “¡Yo vi a Jesús!” Nosotros sorprendidos nos volteamos a mirarla, ella repitió: “Jesús estuvo aquí, sentado en el carro”. Mi esposo y yo nos pusimos a conversar con ella y le pedimos que nos contara los detalles del sueño que había tenido. A lo que ella nos contestó: “No, yo no me soñé. Yo lo vi. El estuvo aquí en el carro” “¿Y cómo tú sabes que era Jesús?”, le pregunté. “Porque yo vi sus pies. El tenía sandalias puestas”, contestó ella con total seguridad.

¿Podemos nosotros reconocer al Señor así con la certeza y convicción que mi hija lo reconoció a pesar de su corta edad?

Muchas veces nos pasamos tan ocupadas que se nos pasan los días y no apartamos tiempo para acercarnos a los pies del Señor, no solo para dejar nuestras cargas a sus pies, sino también para oír su voz. Cuando creemos que todo anda bien cometemos el error de descuidar la comunión con El que nos mantiene espiritualmente saludables. Y no es hasta que nos confrontamos con la prueba que caemos rendidas ante Jesús. Entonces sí deseamos ver las sandalias en sus pies.

Propongámonos de hoy en adelante conocerle mejor. Quizás al principio nos cueste forjarnos el hábito de buscarle diariamente en oración y lectura de Su Palabra, pero al hacerlo vamos a recibir una gran recompensa. Los beneficios van a ser magníficos. Imagínense hablar todos los días con el Rey de Reyes y Señor de Señores. Imagínense conocerle más cada día a través de su Palabra. ¡Qué privilegio!

En la Epístola de Santiago 4:8 dice: “Acercaos a Dios, y El se acercará a vosotros”
Amadas, acerquémonos a Dios para que le conozcamos mejor. El nos anhela celosamente (Santiago 4:5). Si sinceramente deseamos reconocerle y poder decir con certeza “Este es mi Señor Jesús que me está hablando, que me está guiando, que me está corrigiendo, que está sentado junto a mí, que camina conmigo” tenemos que rendirnos a Sus pies. Será entonces que cada una podrá anunciar con la misma convicción y deleite de mi hija: “Yo ví a Jesús”.

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Santidad es obediencia

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Comenzamos este año, la noche de Año Nuevo, meditando sobre santidad y el llamado de Dios en este año, no solamente en este año, sino para nuestra iglesia en todo su futuro hacia santificarnos y prepararnos para lo que Dios tiene para nosotros.

Una de las imágenes que recuerdo que usamos en ese llamado a la santidad de nuestra iglesia y de nuestras vidas, fue la imagen de Josué esperando guiar a su pueblo, el pueblo de Israel a la tierra prometida. Y Dios llama a Josué, la noche antes de iniciar ese mover suyo para finalmente entrar a ese pueblo, que ha esperado tanto, hacia su destino, lo llama a santificarse. Y Dios le dice a Josué, “Santifica al pueblo, circuncida al pueblo, porque mañana yo comenzaré a hacer entre ustedes maravillas.”

Ese pueblo necesitaba consagrarse porque Dios nunca se mueve a través de vasos impuros, vasos que están contaminados por el pecado. No es que necesitemos ser perfectos, me apresuro a aclarar, pero sí nuestro corazón tiene que estar entregado al Señor. Nuestra voluntad tiene que estar rendida al Señor. Tenemos que purificarnos.

Dios no obra a menos que no sea a través de un pueblo consagrado a él, un pueblo frágil, un pueblo que está deseoso de hacer su voluntad, un pueblo que lo prefiere a él por encima de todas las demás cosas, un pueblo que está dispuesto a confrontar las huestes mismas del infierno para honrar a Dios, como David, por ejemplo, cuando confrontó al gigante Goliat. Un pueblo que está dispuesto a andar solo en medio de una humanidad que no lo entiende ni lo acepta porque prefiere la aprobación antes que la aprobación de los hombres. Cuántos entienden a lo que me estoy refiriendo?

Un pueblo que se goza en la mirada aprobadora de Dios antes que la mirada aprobadora de los que gobiernan el mundo y supuestamente tienen derecho para asignarnos valor o aprobación. Y eso para mí es la santificación.

Santificación es preferir a Dios antes que todo lo demás. Santificación es amar a Dios por encima de todas las cosas. Santidad es estar uno dispuesto a poner a un lado sus aspiraciones, sus preferencias, sus placeres para que Dios sea entronizado y que se agrade de nuestras vidas.

Y eso es lo que Dios busca, un corazón que sea entregado a él, un corazón que lo ama con pasión. Quizás no somos perfectos como en el libro de Josafat, por eso yo me puse a escribir este libro, porque hay lucha, en la vida cristiana es lucha, la vida cristiana es conflicto, la vida cristiana es agonía, es tensión entre nuestras aspiraciones de agradar a ese Dios y nuestra realidad humana.

Pero Dios se apiada del corazón que está al rojo vivo buscando su gloria y buscando su aprobación. El hombre, la mujer que ha dicho, Padre, ya yo muero al mundo, yo muero a mis placeres, yo muero a mis aspiraciones, yo muero a mi deseo de tener mucho dinero, de tener una casa grande, de tener un carro de primer año, de tener la aprobación de la gente, de que la gente piense que yo soy la gran cosa.

Yo pongo a un lado mi deseo de crear un nombre para mí mismo, para mi descendencia, y quiero que tu nombre sea glorificado. Y yo pongo a un lado todo. Dame lo que tu quieras, yo te entrego todo y dame entonces lo que tu quieras. Eso es santificación, es apartarse para Dios.

Y es apartarse y ser entonces como uno de esos vasos del templo que ya tenía el nombre de Jehová escrito en él y no podía ser usado para ninguna cosa profana. Eso es lo que Dios quiere de nosotros. Esa obediencia radical de nuestras vidas.

Ustedes recordarán que la última vez estuvimos hablando acerca de algunos aspectos de la santidad y la teoría de la santidad. Y desgraciadamente aún en ese sermón yo no pude entrar en todo el detalle y la amplitud en que entramos en el primer servicio de las 9. Y esta mañana en el servicio de las 9 lo que yo hice fue basarme en un texto de la Biblia, un relato, una narrativa de la Escritura, para ilustrar aquellos principios a los cuales yo me referí en el servicio anterior.

Desgraciadamente en el servicio de las 12 no pude, como digo, entrar con toda la amplitud en esos aspectos teológicos, digamos, y teóricos de lo que es la santidad que Dios quiere de nuestras vidas. Y entonces me estaba debatiendo allí, Señor, predico sobre el primer sermón que no llegué a predicar en el servicio de las 12, o predico el segundo sermón que es una ilustración de lo que es la santidad?

Y siento del Señor, más bien entrar directamente y después quizás voy a voltear el orden con ustedes y quiero que ustedes vean en carne propia, es decir, en vida a través de una narración, porque por eso es que Dios diseñó estas narraciones y estos textos narrativos y estas historias, porque las historias son capaces de apretar y contener mucha, mucha enseñanza que a veces las declaraciones abiertas no pueden contener. Entienden lo que le estoy diciendo?

A veces un poema, o una historia puede apretar mucha más enseñanza que una declaración teórica punto por punto en una forma racional, lineal de algo tan complejo como es la santidad. Y por eso estas historias son tan multifacéticas, multidimensionales, tienen múltiples significados y podemos ir a ellas una y otra vez como la humanidad ha hecho a través de siglos y siglos y recibir nueva enseñanza, nuevo contenido, nueva inspiración para nuestro caminar de fe.

Y esta historia se encuentra en el libro de Josué en el Capítulo 7. Y aquí vemos nosotros algunas ideas, algunos apuntes de lo que es la santidad, porque en última instancia, hermanos, Dios me ha hablado que santidad, cuando le quitamos toda su complejidad a un tema tan complejo que los teólogos se han roto la cabeza a través de los siglos dando diferentes definiciones y escribiendo libros, y libros, y libros acerca de lo que es la santidad, al fin de cuentas la santidad es esta palabra, obediencia.

Obedecer al Señor. Ponernos a tono con su corazón, con sus intenciones, con su voluntad. No importa cuáles sean nuestras preferencias, o que nos diga nuestra mente, nuestro cerebro, sino qué dice el Señor.

Y en última instancia la respuesta a esa compleja pregunta se encuentra en las sagradas Escrituras. Si estamos nosotros dispuestos a sujetarnos a la palabra de Dios. Si nosotros creemos que esta es la palabra de Dios. Cuántos creen que esta es la palabra de Dios? Yo espero que si usted está aquí que usted crea que este libro es la palabra de Dios dada una vez para siempre a los santos, como dice la Escritura. Y que esta es nuestra consigna.

Aquí nosotros encontramos cómo vivir y cómo ponernos a tono con el corazón de Dios. Porque santidad es eso. Santidad es tu vivir, fluir, actuar, desarrollar tu carrera aquí en la tierra en afinidad con el deseo y la preferencia y la voluntad de Dios. Si yo puedo adecuar mi vida al carácter de Dios eso es santidad porque Dios es santo, santo, santo, dice la Biblia.

En varios pasajes hemos visto que la Biblia dice santidad a Jehová, porque Dios es santo, nosotros tenemos que ser santo, porque Dios es santo y nosotros somos creación y expresión de él, nosotros tenemos que expresar su santidad. Y esa es la agonía del hombre o la mujer que decide vivir conforme a la palabra de Dios. Porque la palabra de Dios me revela quién es Dios, cuáles son sus preferencias, cuáles son sus deseos, qué le agrada, qué le molesta, qué quiere de mí activamente. Y entonces yo tengo que adecuar mi vida, mi personalidad, mi sentimiento, mis emociones, mis preferencias, mis definiciones, mi moralidad, mi ética, mis relaciones humanas, mis aspiraciones para la vida, no importa lo que yo desee o prefiera, lo que Dios dice, eso es lo que yo tengo que hacer.

Y si yo tengo que cortar partes de mi ser y mis preferencias y mis anhelos para que yo pueda ser agradable a Dios, yo tengo que hacerlo. No importa. Sabe, una de las cosas difíciles de la vida cristiana, cuando muchos de nosotros entramos a la vida cristiana, ya estamos tan distorsionados por la vida del mundo, que entonces entrar a la vida cristiana y poder participar plenamente de la esencia de Dios, requiere un proceso de morir a tantas cosas que ya se han posesionado de nosotros.

Por eso es que la vida cristiana es una vida agónica. Porque cuando usted entra a los caminos de Dios, sepa que usted viene a morir, usted viene a ser crucificado, usted viene a sangrar. Ahora, también viene a gozarse y a celebrar. Eso es lo lindo. Porque en la medida en que usted le entrega a Dios cosas, usted se va despojando de pesos. El diablo quiere que tu pienses que la santidad es para aguarte la fiesta. Todo lo contrario. La santidad es para que tu puedas disfrutar de la fiesta. La santidad es para que tu puedas saltar y celebrar y danzar delante del Señor.

Pablo dice que nos despojemos de todo peso que tenemos sobre nosotros para que podamos correr con ligereza la carrera de la fe. Es más, yo diría, no solamente la carrera de la fe, porque eso suena muy espiritual, la carrera de la vida. Para que nuestros matrimonios puedan ser bendecidos, nuestros hijos puedan entender lo que es servir al Señor como sus padres, nuestros hogares sean un templo donde Dios pueda habitar, nuestras vidas, nuestros cuerpos sean instrumentos para que el Señor manifieste su gloria, que nuestras emociones puedan ser sanadas de todas las neurosis y todas las distorsiones, y todas las deformaciones que el mundo ha creado sobre nosotros para que podamos dormir bien, para que podamos tener salud en nuestros cuerpos, para que podamos reírnos despejadamente, para que podamos comer bien y gozarnos de lo que estamos comiendo sin tener la ansiedad que mata tantas veces, la incertidumbre acerca de la vida, para que podamos ser buenos amigos, buenos esposos, buenos padres, buenos adoradores.

Eso es lo que Dios, por eso la santidad no está diseñada para crearte una cantidad de cargas encima, como les pasó a los fariseos, sino es para que tu la persigas con gozo y deseo porque tu sabes que mientras tu más agradas a tu Dios y más te conformas a él, más fluye la bendición a través de ti y se queda en ti, y pasa hacia otro también. La santidad no es un llamado a una vida neurótica, triste, deprimida, ansiosa, incierta, arrojando carga, carga, carga sobre nuestros hombros cada día. No, la santidad es para que tu puedas tener comunión con tu Padre celestial, para que cuando Dios desciendo a Edén, como dice en el libro de Génesis.

Ustedes recuerdan la historia? Dios le dijo a Adán y Eva, no coman de este árbol. Pueden comer de todo lo demás, pero de ese árbol no coman. Cuántos saben que Dios nos ha dicho, mira, disfruta de todo esto, yo te pongo un jardín, este mundo es un jardín, hermanos, este mundo usted puede disfrutar de tantas cosas bellas. Yo le doy gracias a Dios por estar en este tiempo de la historia porque puedo disfrutar de la tecnología que tiene este tiempo, puedo disfrutar del cuidado médico que tiene este tiempo, puedo disfrutar de los microwaves, y la nevera y los hornos y los carros y los aviones, y todas las cosas bellas que hay en este tiempo. Dios me ha dicho, disfruta todo, disfruta el cine, disfruta la música, disfruta la literatura, disfruta la filosofía, disfruta el arte, pero que todo sea dentro del marco que yo he establecido. Usted entiende la diferencia?

Dios ha puesto este mundo para que lo disfrutemos, pero tenemos que obedecerlo. Que el diablo que tu pienses que no, que es que Dios como que, es simplemente un sangrigordo que quiere aguarte la fiesta, que quiere que tu no disfrutes. No, Dios hizo el mundo para que tu lo disfrutes. Dios hizo todas las cosas, la comida, el sexo, el sueño, la tecnología, el arte para que tu lo disfrutes. Pero él te dice, mira, pero de eso no. aquello yo lo he reservado para mí. Y Dios pone señales para ver si nosotros queremos obedecerlo o no.

Yo creo que el árbol en Edén era simplemente una señal. Algo que Dios le dijo, mira, yo no te exijo mucho, pero no me comas de eso. Yo creo que un día, ¿Saben qué? Yo sospecho, cuando yo llegue al Reino de Dios, ahí arriba, al cielo, yo le voy a preguntar al Señor, Dios, si Adán y Eva no hubieran comido de ese árbol cuando pasara un tiempo, tu se lo hubieras permitido que lo comieran? Yo creo que Dios iba a decir, sí, es cierto, la pegaste, Roberto. Yo creo que, mi sospecha es que Dios en algún momento, cuando él viera que Adán y Eva respetaban su mandamiento, se ceñían a él, un día Dios los iba a invitar una comidita por ahí, con un cafecito bueno y les iba a decir, ¿Saben qué, Adán y Eva? Hoy decidí que ya ustedes pueden comer también de ese árbol.

Pero no, vino el diablo y dijo, ¿Saben qué? No, es que Dios no quiere que ustedes conozcan, Dios no quiere que ustedes usen su propio pensamiento, él quiere esclavizarlos. Y así nos dice el mundo muchas veces, si tu obedeces a Dios, si tu te ciñes a esto tu estás entregándole tu racional, tu estás entregándole tu conocimiento, estás estregándole, te estás esclavizando a él, te estás esclavizando a esta Biblia. Y el diablo te dice, no, juega con estas palabras, has lo que tu quieras de ella, cambia su significado, métela dentro del conocimiento arqueológico, racional, teológico y mete tu material dentro de ella y hazla decir lo que tu quieres que ella diga, porque después de todo tu tienes derecho, es tu cultura, es tu ciencia, es tu tecnología. Estas cosas cambian eso.

Y esa es la gran cosa acerca de la santidad. El diablo siempre está diciendo, no, pon tus preferencias, tus definiciones, tus apetitos antes que lo que Dios te ha dicho. Y si tu lo haces así entonces tu vas a poder comer de todo. Es el problema de la cultura moderna que quiere conocimiento.

Yo sé que en esa idea de que no comas del árbol, de la ciencia, del bien y del mal, hay un misterio allí porque ese es el problema de la cultura a través de todos los siglos. Es el hombre queriendo comer, tener ese conocimiento, esa dimensión de libertad en sus razonamientos que Dios ha dicho, no, es cuando yo lo diga y como yo quiero. Pero el diablo dice, no, no, ejerce tu intelecto, ejerce tu prerrogativas humanas, piensa como tu quieres pensar, no como Dios dice.

Y entonces, ¿Saben qué? Muchos de nosotros comemos de ese árbol, nos olvidamos del llamado de obedecer a Dios, de consagrarnos a él, de caminar como él dice, y entonces mordemos el fruto. Y entonces, en vez de bendición viene maldición, en vez de vida, viene muerte, en vez de felicidad viene infelicidad, en vez de armonía en las relaciones humanas, viene conflicto, como sucedió con Adán, con Eva, con la naturaleza, con la tecnología, todo se convierte entonces en una fuente de maldición.

Porque aún todo lo bueno que es la tecnología, la cultura, el arte, la ciencia, los placeres que Dios nos ha dado que disfrutemos, todo eso se convierte en maldición. Y entonces la comida se convierte en una fuente de adicción, el sexo se convierte en una fuente de maldición, de debilidad, la tecnología se convierte en armas para matar a la gente y para oprimirla y para controlar su forma de pensar. El internet, en vez de ser una bendición para la humanidad, se convierte en un canal para pornografía, para enajenamiento de los jóvenes con sus padres y sus superiores. Se convierte en el proveedor de pornografía, de tantas otras cosas que dañan el mundo. Y el gobierno en vez de hacer algo que es bueno para el hombre, se convierte en una fuente de maldición, de opresión, de robarle al pobre, de un grupo establecer su control sobre los demás. Todas las cosas que Dios dijo son buenas, se convierten en fuentes de maldición.

Cómo vamos a regresar a Edén? Tenemos que regresar reconociendo que hemos pecado y Padre, queremos que tu nos enseñes de nuevo, porque Dios quiere tener comunión con nosotros y Dios quiere tener conversación, él vino a Edén pero ya el pecado había puesto distancia entre los hombres y Dios, entre Adán y Eva, y Dios. Y entonces ya no podían tener compañerismo.

Así que, es obediencia lo que Dios quiere. Es ceñirnos a su voluntad. Es caminar como niños. Cristo dice, si no os hacéis como niños no podéis entrar al reino de los cielos. Tu y yo tenemos que pedirle al Señor, Padre, hazme como un niño, enséñame tu lo que debo creer, enséñame tu cuáles son los placeres que yo tengo que disfrutar y cómo debo disfrutarlos, enséñame tu qué tu quieres de mi vida, enséñame tu cuáles son las prioridades que tu quieres, enséñame como conocer tu voluntad a través de tu palabra y acercarme a tu palabra humilde, sencillamente y si tu me dices, no hagas esto, yo no lo voy a hacer. Si me dices, haz esto, yo lo voy a hacer. Si me dices, camina por aquí, yo voy a caminar por allí. Si me dices, no camines por allí, yo me voy a apartar de ese sendero porque yo quiero tu gloria, yo quiero tener comunión contigo.

Eso es santidad. Y quiere decir que tu tienes que quitar de tu vida todo lo que tu amas, todo lo que tu prefieres. Mucha gente se pregunta, no, y por qué tengo yo que dejar esto, por qué tengo yo que dejar lo otro. Yo me defino de esta manera, yo soy así, qué de malo hay en eso? No agrada a Dios. Dios sabe que ese es un camino de mentira y de maldición. El diablo te dice, no, puedes disfrutarlo, pero tu tienes que decir, no, Dios dice que no, entonces voy a hacer lo que Dios dice.

En este pasaje aquí, denme un poquito de tiempo para desarrollar estos puntos, en el Capítulo 7 de Josué vemos ilustrados todos estos principios que yo ya he anunciado prematuramente, pero de todas maneras vamos a mezclar todo esto, a hacer un zancocho excelente esta mañana. Dice:

“…. Pero los hijos de Israel cometieron una prevaricación ─ un pecado, una desobediencia, ─ en cuanto al anatema…”

Usted ve esa palabra pero los hijos de Israel… eso quiere decir que hay algo antes de esta narrativa. Y lo que sucedió fue que el pueblo de Israel acababa de venir de una gran victoria. Los muros de Jericó, esa ciudad inexpugnable, impenetrable habían sido destruidos y derribados por el poder de Dios, interviniendo a favor de su pueblo. La primera gran victoria que Israel experimentaba en su entrada a la tierra prometida. Y el pueblo de Dios estaba gozoso, Dios les había dado una ciudad que parecía imposible de penetrar, estaban en guerra y estaban viendo la gloria de Dios. Era un momento de gran celebración porque cuando hay obediencia, hay victoria, hay celebración.

El problema con la iglesia en el siglo XXI nos quejamos, oh, el mundo no nos escucha. La gente descuida la iglesia y no le pone atención a la palabra de Dios. La cultura se ha lanzado a buscar sus propias prioridades y las declaraciones de la palabra de Dios ya no hacen mella en el mundo. La iglesia está caída. La iglesia está pobre. La iglesia no tiene influencia sobre la cultura. Quizás es porque nosotros hemos abandonado la búsqueda de la gloria de Dios. Quizás es porque hay cosas que impiden.

Cuando la iglesia fluye, conforme a los dictados contra intuitivos de Dios, la bendición viene, la efectividad viene y el pueblo de Dios acababa de tener una gran victoria porque habían seguido las directrices de Dios. Dios les dijo, ¿Saben qué? Cómo van a destruir esos muros? No lo van a hacer cogiendo martillos y dándole duro. Esos muros son impenetrables. No, les voy a dar una receta totalmente loca. Den 6 vueltas, una cada día alrededor de los muros, y en el séptimo día den 7 vueltas y cuando le den la séptima vuelta, griten y los muros se caerán.

Ve? Cuando Dios dice algo, muchas veces no hace sentido, pero si usted lo obedece, usted ve el resultado. El pueblo siguió lo que Dios le dijo y a la vuelta número 13 gritaron. Yo me imagino esos pobres judíos diciendo, oh, vamos a gritar. Esta gente ya piensa que estamos locos de todas maneras. Y gritemos y si gritamos y nada pasa? Usted se imagina, ¿verdad? Sin embargo, gritaron y los muros se cayeron.

Entonces, hay una gran victoria, hay una gran victoria pero dice que pecaron, un pecado. Mire que interesante también otra cosa que dice:

“… Los hijos de Israel cometieron un pecado en cuanto a la anatema…”

Dios les había dicho a los hijos de Israel, al pueblo de Israel, cuando ustedes entren a Jericó, cuando esos muros se caigan, yo no quiero que ustedes toquen una sola cosa de ese lugar que yo maldigo. Se han dado a la inmundicia, se han dado a adorar a otros dioses, lo que esa gente representa, lo que tienen, sus posesiones, están maldecidas.

La palabra anatema quiere decir maldición. La palabra anatema quiere decir algo que está dedicado para la destrucción. Eso es anatema, geren es la palabra en hebreo, y quiere decir dedicado para destruir. Dios había dicho, yo quiero que ustedes me consagren todo eso, excepto el oro y la plata porque eso es mío y úsenlo para mí adoración. Pero nadie se quede con nada de lo que está en esa ciudad.

Hermanos, nosotros tenemos que ser un pueblo santo y hay muchas cosas en este mundo que Dios dice, no participen de ellas, por más atractivas que sean, porque yo lo maldigo, yo no apruebo y nosotros tenemos que bajar la cabeza y decir, Señor, tu eres Señor. Amén, si tu lo dices, eso es lo que vamos a hacer.

Pero qué pasó? Hubo un problema. Y se violó, un hombre violó el mandamiento de Dios. Y que interesante, que aquí dice que los hijos de Israel prevaricaron. Sin embargo, un hombre cometió el pecado, Acán. Si usted lee el resto de la narrativa, usted verá que Acán cuando entró cogió de lo que Dios había dicho no lo toquen. Pero aquí dice que los hijos de Israel prevaricaron. Todo el pueblo, dice aquí, por qué? Porque Dios es un Dios sumamente delicado.

Sabe una cosa? Eso es lo que la sociedad a veces no entiende y las iglesias no entendemos y los cristianos no entendemos. Muchas veces un padre que esté practicando cosas que no son agradables a Dios puede maldecir su familia. Muchas veces una práctica que se da a las 3 de la mañana, cuando la esposa está en la cama y los hijos están durmiendo, que no agrada a Dios, puede sembrar una semilla de maldición en un hogar. Muchas veces una práctica que se da solamente en un sector de la nación y que la nación aprueba y permite, puede maldecir a toda una nación.

Eso es lo que pasa en este caso. Los judíos estaban en guerra y necesitaban pureza sobretodo cuando usted está en guerra y la iglesia está en guerra contra un enemigo poderoso, se llama Satanás, ese diablo está en poder de la cultura y de muchas otras cosas. Él es príncipe de este mundo, nosotros estamos en guerra, este un tiempo donde Dios quiere bendecir a la iglesia y darle autoridad a la iglesia como nunca antes en la historia, pero la iglesia tiene que prepararse y tiene que ser un vaso agradable delante de Dios. Estamos en guerra y necesitamos el poder sobrenatural de Dios porque esos muros de Jericó que constituyen la cultura allá afuera, no se van a caer, a menos que no sea con poder y fuego de Dios, a través de un pueblo que clama y adora y vive conforme a los principios de la palabra de Dios.

Sabe lo que va a hacer que el poder de Dios descienda sobre la tierra? Sabe lo que va a hacer que sea desatado el poder de Dios? La crucifixión de los hijos de los hombres. La crucifixión es lo que hace que la vida de Dios se manifieste, el sajarnos, no en el sentido físico de la palabra, pero quebrantarnos y someternos al trato de Dios, presentar nuestros cuerpos como sacrificio vivo, dice Romanos, Capítulo 12, para que podamos comprobar la buena voluntad de Dios.

Si queremos que el poder de Dios se manifieste, tiene que haber eso. Y muchas veces hay situaciones en nuestras vidas y nos preguntamos por qué nuestros hijos no están aprendiendo, por qué nuestros hijos no están sirviendo a Dios, por qué nuestros hijos no están cobrando ese amor por las cosas de Dios. Por qué nuestra cultura, por qué nuestros jóvenes afroamericanos latinos no están aprendiendo. Por qué están funcionando, por qué no están yendo a la universidad, por qué no se están graduando de la escuela superior, por qué están sumidos en la promiscuidad y el embotamiento mental e intelectual.

El viernes, yo hablaba con una joven de esta iglesia que es maestra, una muchacha excelente, ha crecido en los caminos del Señor y ama a Dios y quiere dar de su conocimiento y su espiritualidad en el desempeño de su función de maestra. Y ella me decía, Pastor, estoy ya agotada. Voy a salirme del magisterio, de la enseñanza, porque es frustrante. Yo trato y trato y trato y no puedo comunicar. Creo que enseña historia del arte o arte, y estos jóvenes no les interesa para nada. Están embotados. Es como tirar semillas sobre una piedra.

Nuestros jóvenes están penetrados por un veneno que el diablo les ha metido en tantas diferentes maneras. Y la cultura tiene sus paradigmas y sus principios de cómo la educación no se hable de Dios, no se le enseñe cosas morales porque vamos a ofender a un grupo o a otro, no se hable de respeto a las autoridades, no se hable de disciplina. Y mínimamente se hace. Entonces, hemos creado una sociedad artificial, conforme a valores de hombres y nuestros hijos están pagando el precio de eso.

Y cuando la iglesia trata de hacer lo que puede nos atan las manos, y nos dicen, no, no hable de Dios, no hable de Cristo, no hable del Espíritu Santo, no hable de moralidad porque vivimos en una sociedad pluralista, supuestamente. Sin embargo, quién está pagando eso? Nuestros hijos.

Ahora, pregúntele a los afroamericanos y a los latinos, los padres allá afuera en la calle, si ellos quieren que se hable de Dios y yo creo que el 90% va a decir, claro que sí, queremos que se hable de Dios. Pero hay una élite intelectual que gobierna nuestros países, nuestras ciudades, nuestros estados, que dice, no queremos que se hable de Dios.

Dónde está la dictadura entonces? Dónde está la democracia? Usted entiende lo que le estoy diciendo? El hombre pone sus preferencias. Hay maldición en la tierra. Hay maldición en los hogares, y sabe que hay maldición en las iglesias porque las iglesias no estamos viviendo a la altura de lo que dice la palabra de Dios. Nosotros mismos, nos hemos corrompido, hermanos.

Hay prácticas en nuestras iglesias, hay actitudes. Yo no me refiero solamente a las formas fáciles de ver la moralidad. No me estoy refiriendo solamente a adulterio, pornografía, homosexualidad, abuso sexual, pedofilia. No, me estoy refiriendo a una cantidad de otras cosas, valores en nuestros hogares, nuestras vidas, resentimiento, murmuración, abuso físico, abuso emocional, no hay suficiente alabanza en nuestros hogares, no hay consagración al Señor, no hay búsqueda de la voluntad de Dios, no hay gente ardiendo al rojo vivo porque la gloria de Dios sea manifestada.

Hay mucha comodidad, mucha privacidad, mucho ser conservadores con nuestros dones, talentos, energías. Nuestro dinero es nuestro y al Señor le damos una limosna, un pedacito para que no diga que no se hizo algo. Dios dice, no, dame el diezmo, dame a mí primero.

Entonces, estamos en desobediencia. Le pedimos al Señor, Señor, bendice mis finanzas. Señor, bendice mi cuerpo. Señor, bendice mi casa, bendice mi vecindario. Tanto el mundo allá afuera como la iglesia hemos perdido la visión de lo que Dios quiere. Hemos ofendido a Dios.

Yo quiero ver la gloria de Dios en mi vida. Y yo siento que una de las cosas que tenemos que hacer para que Dios manifieste su gloria y saque el velo que cubre nuestras oraciones, nuestra fe, nuestro servicio de adoración, para que se descorra el velo, nosotros tenemos que enamorar al Padre de nuevo. El Padre ha sido ofendido por su iglesia. Siglos y décadas de convivir con el mundo y de acostumbrarnos a nuestros pecados, y de ofrecer un Evangelio reducido a lo básico, al average, al promedio, han herido el corazón de Dios.

Y Dios está allá… él quiere bendecir, pero tenemos que enamorarlo de nuevo, tenemos que decirle, Padre, te hemos ofendido. Padre, hemos pecado contra ti. Padre, no hemos tomado en consideración lo suficiente tu gloria. No hemos entendido lo que es decir tu eres santo y nosotros somos llamados a ser santos. Nos hemos permitido todo tipo de lujos y libertades por no nos competían y ahora te decimos, perdónanos, nos afligimos, nos arrepentimos, visítanos si tu quieres, y vuelve a estar en nuestro medio, y haz descender tu gloria. No lo merecemos pero si tu quieres, Señor, haz descender tu gloria.

Por eso es que tenemos que darle gloria a Dios. Cuando nos reunimos en nuestro servicio, hermanos, y decimos, pasen aquí adelante, vamos a adorar al Señor, y a veces nos extendemos más tiempo de lo que dice el programa para adorar a Dios, es que esas son crucifixiones que tenemos que hacer para que Dios sea glorificado. Hay que darle gloria a Dios, hay que sacar tiempo para exaltar su nombre.

Ahora, no solamente es labios que adoran su nombre, sino corazones también que hacen obras de justicia y de amor y de rectitud, vidas entregadas a Dios que entonces con labios santos adoran al Señor, y la gloria de Dios desciende sobre las Congregaciones, sobre las comunidades, sobre los hogares, sobre las escuelas y Dios hace lo que él tiene que hacer y hace que se caigan los muros de Jericó.

Pero Señor, enséñanos el camino, enséñanos cómo morir, enséñanos cómo hacer descender tu gloria porque solo tu gloria puede hacer caer los muros. Hay mucho camino que andar y otros caminos que desandar. Pero es la única manera que vamos a ver la gloria de Dios. El corazón de Dios está herido y está ofendido. Tenemos que re enamorarlo, como un esposo que ha sido… pongámoslo en imágenes bíblicas, como una esposa que ha sido infiel a su esposo y ha herido su corazón y lo ha enajenado. El esposo está ofendido y ahora esa mujer arrepentida viene y le dice, yo sé que te he ofendido más allá de lo aceptable, si tu me quieres rechazar y no me quieres ver la cara una vez más, yo entiendo perfectamente, pero dame una segunda oportunidad y recíbeme y acéptame de nuevo como tu esposa.

Eso es lo que la iglesia tiene que decirle a Dios en este tiempo. Eso es lo que la cultura tiene que decirle, eso es lo que la creación tiene que decirle a Dios. Eso es lo que la humanidad tiene que decirle a Dios. El hombre tiene que humillarse ante los principios que Dios ha establecido y decirle, Señor, te hemos ofendido, y hemos permitido que la anatema entre a nuestros hogares, entre a nuestras iglesias, entre a nuestras comunidades, entre a nuestra nación, y te pedimos, Señor, ven y visítanos una vez más.

Si usted se lee, no lo voy a hacer ahora, pero léase Joel, creo que es el Capítulo 2, donde vemos allí que el vino ha faltado, el aceite ha faltado, la harina ha faltado, el pan ha faltado, los enemigos están poseyéndose del pueblo de Dios y Dios dice,

“…Declaren ayuno, declaren una Congregación santa, una convocación santa y quién sabe si Dios se arrepienta y visite con bendición y provisión y sanidad a la tierra. Los sacerdotes humíllense y conságrense al Señor. Los esposos y las esposas vivan el duelo delante de Dios, clamen al Señor para que Dios visite de nuevo su tierra. Y dice, y Dios misericordioso y bondadoso, enviará lluvia temprana y tardía, y hará florecer la tierra de nuevo, y derramará….”

Y entonces ahí es que dice la palabra “….Y los postreros derramaré de mi espíritu sobre toda carne y los ancianos soñarán sueños, los jóvenes verán visiones, las siervas y los siervos profetizarán, derramaré mi espíritu…”

Ese es el tiempo que nosotros estamos. La iglesia tiene que estar, Señor, perdónanos, sánanos, conságranos, santifícanos, y por favor visítanos porque esto es una locura. No tenemos nosotros la solución. Y Dios dice, yo haré descender mi espíritu sobre toda carne.

Yo creo que Dios tiene algo poderoso para este tiempo de la historia, una visitación como nunca antes en la historia. Pero primero el pueblo de Dios tiene que enamorar a Dios, decirle, Padre, nos arrepentimos. Vamos a poner a un lado nuestros placeres, la fiesta, las celebraciones, vamos a vivir para ti y desciendo, por favor, e irradia la tierra con tu espíritu.

La creación está como una batería que está perdiendo ya toda su fuerza. Es como nuestros celulares, que llega un momento en que ya no es verde parcialmente sino es rojo, por la falta de la batería, se está agotando. Y te dice, te queda 10%, te queda 9%, te queda 8%, y al final usted oye un ruido bien feo, algo así, que dice, oh, en cualquier momento viene el desastre.

Así está la creación. El hombre con su entrega a sí mismo y su apartamiento del amor y la voluntad y el aprecio y el agrado de Dios, está como una batería. Esta creación se le está acabando ya la energía. El hombre, esta cultura, Estados Unidos, los grandes países del gran mundo occidental están perdiendo ya la vida, y si Dios no entra esto va a ser un desastre, más de lo que es. Y nosotros tenemos que clamar a Dios y decir, Señor, recarga la batería de esta creación. Visita la tierra.

Dios quiere reconciliación con su creación pero él dice, acérquense ustedes a mí y no yo a ustedes, ya yo me acerqué a través de mi Hijo, ahora ustedes vengan y acérquense. Conviértanse ustedes a mí y no yo a ustedes. Yo quiero reconciliación pero no en sus términos sino en los míos.

Dios quiere visitar la tierra. Hermanos, yo creo que Dios no quiere destruir la tierra. Yo creo que Dios está allá en su trono diciendo, oh, creación mía, hijos míos, si ustedes entendieran el amor que yo tengo para ustedes, yo no quiero destrucción, yo quiero bendición, pero yo no puedo hacerlo a una creación rebelde y desobediente. Clamen a mí y yo les responderé. Arrepiéntanse, y eso tiene que comenzar con la iglesia, con nosotros, conmigo, contigo y tenemos que clamar delante de Dios.

Decirle, Señor, necesitamos tu visitación. Yo creo que esa visitación quiere venir. Dios quiere darle al mundo una oportunidad. Después vendrán otras cosas, vendrá juicio, vendrá el final de los tiempos, vendrá todas las cosas que vemos en Apocalipsis, en los documentos proféticos, pero hay un tiempo que yo creo que se acerca y eso requiere la santificación del pueblo de Dios.

Y que nosotros entendamos los misterios de cómo Dios se mueve, los misterios de la guerra espiritual, los misterios de un reino que se llama el reino de las tinieblas, que quiere destruir, matar, robar, que quiere sembrar discordia, desobediencia, neurosis, matar todo lo bello, todo lo que recuerde a Dios en esta creación. Ese reino es poderosísimo que llena los aires, es el príncipe de este mundo, es la potestad más poderosa. Está detrás de gobiernos, está detrás de movimientos intelectuales, está detrás de grandes avances tecnológicos, está detrás del mundo de las finanzas y del mundo de la política y todas estas cosas, está como un marionetero gobernando y controlando a todos aquellos que no se refugian bajo la iluminación y la seguridad de la palabra de Dios.

Él está haciendo lo que le da la gana sobre la historia, sobre todos los elementos de esta creación. Él controla la mente, controla los aires, controla las comunicaciones, controla las cosas que forman la sensibilidad de la cultura. Y Dios quiere cortarle los hilos al marionetero y darle a la creación una última oportunidad para que experimente.

Yo creo que Dios no va a terminar la historia hasta que el mundo no funcione como Dios lo diseñó en Edén, aunque sea por un momento. Y ese momento se acerca, pero nosotros tenemos que prepararnos para que entonces Dios visite la tierra. Y después continuarán otras cosas. Pero yo creo que el tiempo en que Dios dice santifíquense y no permitan… porque, de nuevo la ignorancia de estas cosas hace que nosotros…hay tanta gente bien intencionada en la iglesia y fuera de la iglesia que creen que con sus definiciones de lo que es la verdad, y de lo que es bueno, y lo que es justo, y lo que es agradable van de alguna manera a sobornar a Dios para que Dios se olvide lo que él ha declarado en su palabra. Y entonces por eso Dios no puede hacer nada.

No entendemos cómo es el corazón de Dios. Dios dijo, no hagan esto y Acán se dejó deslumbrar, dice la Biblia, que Acán cuando entraron a Jericó vio un pedazo de oro, un lingote de oro, bien formadito, brilloso, bello, vio un manto precioso hecho por el mejor artista, vio un par de otras cosas que deslumbraron, dicen que lo codició. Su corazón se apegó a eso. Eran cosas bellas y yo me imagino que Acán habrá dicho, Caramba, que desperdicio más grande! Yo estoy seguro que Dios no quiere que ese lingote de oro se meta y se derrita con el fuego de la ciudad y que se pierda. Ese manto, que bello! Yo estoy seguro que se lo regalo a mi esposa me va a perdonar todas las cosas que le he hecho en los últimos 3, 4 meses. Y Acán se dejó deslumbrar.

¿Saben qué? Las cosas que nos matan son las cosas que nos deleitan muchas veces. Hay cosas que nosotros decimos, pero por qué quiere Dios que yo le sacrifique eso, tan lindo que es, tan bello que es. No veo por qué, dónde está el problema, dónde está el error. Yo me digo eso muchísimas veces, Señor, por qué tu me dices que no disfrute de eso tan bueno y tan sabroso que es? Pero Dios me dice, no, es que tu no entiendes, yo he diseñado el universo de esta manera y si tu te metes en ese funcionamiento vas a destruir el mecanismo, vas a estar viviendo forzada, contradictoriamente a lo que yo he diseñado. Tus acciones van a contaminar a tu familia. Tu familia va a contaminar la cuadra donde tu vives. Tu cuadra va a contaminar tu ciudad. Tu ciudad va a contaminar la región. La región va a contaminar la nación. La nación va a contaminar la tierra.

Estados Unidos es el gran Satán para una gran porción de la tierra. Por qué? Porque exporta pornografía a través del internet, exporta rebeldía, exporta entretenimientos dañinos. Yo entiendo el mundo islámico, musulmán, por qué odian tantos aspectos de nuestra cultura porque son más santos muchas veces que nosotros. Mal dirigidos, mal encaminados, completamente errados, pero viven con cierto grado de integridad. Y de aquí se exporta tanta porquería a través de Hollywood y a través del internet, y tantas otras cosas, supuestamente porque son bellos, son lingotes de oro que maldicen las comunidades. Y nuestra nación, en vez de bendición, como Dios la destinó a ser, está siendo de maldición para la humanidad, y por eso tenemos que santificarnos.

Tiene que comenzar conmigo, yo que predico de aquí arriba. Cuando yo predico estos sermones, yo digo, Señor, ten misericordia de mí porque es un Evangelio muy alto que estoy predicando. Cúbreme y resguárdame con tu gracia y ayúdame a vivir lo que estoy predicando porque es terrible. Porque yo sé que si mi vida no responde a lo que Dios quiere, yo contamino mi Congregación, contamino mis pastores. Mis pastores contaminan a la iglesia. La iglesia contamina a sus familias. Y la maldición de Dios comienza así a correr. Tenemos que comenzar con nosotros. Tenemos que santificarnos delante de Dios. No importa cuál sea el gusto.

Entonces Acán pecó, nadie lo vio, nadie se dio cuenta. Yo creo que ni su esposa supo, él fue y metió todas esas cosas debajo de su tienda, cavó un hoyo bien grande, lo metió en papel de aluminio y lo puso ahí adentro y cerró el hoyo. Y dijo, voy a esperar que pasen 6, 8 meses o un año y entonces lo voy a sacar cuando se hayan olvidado de todo. Pero Dios lo vio.

Tu sabes que un tumor en tu organismo, aunque tu sepas que está ahí o no te va a afectar? Sabes tu que un pequeño problema en tu cuerpo, aunque tu no sepas que está allí va a tener su impacto sobre tu vida? Sabes tu que un pecado no reconocido definido y re empacado en una manera que te agrade a ti pero que no cambia el pensar de Dios va a afectar tu vida? Y que ese pecado, esa práctica, esa actitud que tu no le has traído al Señor…, porque hermanos, yo entiendo una cosa. La santidad es una lucha, recuerdan lo que yo les dije antes? Santidad no es un estado es un proceso.

Yo sé que hay luchas entre nosotros y el que me diga que no, está en la iglesia equivocada porque esta iglesia predica procesos y dice ahí este libro Pies de barro, lo que me llamó a escribir este libro es eso que yo sé que la vida cristiana es una vida de lucha y agonía. Y Dios nos ama, pero lo que Dios quiere es que queramos desesperadamente agradarlo a él. Él sabe que tu estás hecho de barro, él sabe que tu vas a pecar y vas a ofenderlo, y en esta iglesia no hay lugar, les debo decir, para gente santurrona, farisaica, legalista, no lo hay. Entiéndame eso. Esto es una iglesia para gente que sabe que somos pecadores y estamos buscando la sanidad de Dios. Pero deseamos la gloria de Dios.

Sabemos que tenemos que clamar y cuando pecamos no le ponemos otro nombre, sino que clamamos y nos arrepentimos y lloramos lágrimas delante de Dios. Y nos encomendamos a la gracia de Cristo, porque yo creo en la gracia de Dios. Yo creo que en un Dios perdonador, un Dios que se compadece, que como el Padre se compadece, los hijos de compadecen de los que lo buscan o lo que sea.

Dice, porque él conoce nuestra condición, se acuerda de que somos polvo. Yo no estoy predicando un Evangelio santurrón, farisaico, legalista. Estoy predicando un Evangelio de lucha, como Pablo, en el Capítulo 6 de Romanos, agonizando, y en el Capítulo 7, miserable de mí, quién me librará de este cuerpo de muerte. Porque queriendo agradar a Dios descubro que hay otra ley en mí, que me arrastra al pecado y cuando quiero hacer algo no lo hago, y cuando quiero no hacer algo lo hago. Esa es la lucha. Pero él estaba en lucha, el problema es cuando abandonamos la lucha, cuando nos gozamos en lo que hacemos, cuando abandonamos ya la pelea y nos entregamos y le ponemos una definición diferente a nuestras actitudes, a nuestro comportamiento.

Lo que Dios quiere es un pueblo que sepa que Dios es santo, y que diga, Señor, yo me ajusto a tus definiciones y aunque no las cumplo completamente hasta el último día de mi vida, yo trataré de ajustarme a ellas, darte a ti la gloria y cuando caiga, me tomaré una pastilla de gracia y me encomendaré a tu misericordia y diré, ok, y Dios te dirá, comienza de nuevo, no te preocupes, yo estoy contigo. Yo te amo, sigue adelante, estoy orgulloso de ti, te ensuciaste la rodilla, pero te voy a comprar pantalones nuevos, no te preocupes. Y esos te los voy a mandar al dry clean para que te los pongas de nuevo.

Dios es un Dios misericordioso, pero también requiere sanidad y santidad de nuestra parte, hermanos, las dos cosas, juntas, unidas. Acán se enamoró de su definición y dijo, no, no es posible que Dios quiera que ese lingote se pierda. No es posible que Dios que dio inspiración a ese hacedor de ese manto tan bello, quiera que ese manto termine en el fuego. Lo escondió y, hermanos, Dios no ha cambiado su manera. Energías.

Cuando hay una energía maligna en una Congregación, en una familia, en un hombre, y está metida en lo hondo, y lo hemos escondido, lo hemos redefinido, lo hemos re empacado, le hemos puesta otra etiqueta, lo hemos envuelto en papel de colores, y entonces hemos venido a la iglesia a adorar al Señor, a danzar, saltar, hablar en lengua, le hemos dado el diezmo al Señor, hemos servido en el cuerpo de diáconos, Dios dice, me obedeciste, me obedeciste? No, Señor, pero te estoy sirviendo, estoy dando. Pero, me obedeciste? Ajustaste tu mente a lo que yo te dije? Oh, no, Señor, pero sabes qué? Acabo de traer alguien a la iglesia para que se convierta. Pero, me obedeciste? Y usted mira adentro y ve el lingote de oro y el manto babilónico metido en su tienda, ah, como le pasó a Saúl. Dios dijo, destruyan a toda esa multitud de gente porque no los quiero, están malditos. Y déjeme decirles, esas cosas a mí me causan terrible confusión. Por qué Dios llama a la destrucción. Yo no sé. Pero sin embargo no le voy a poner otro nombre, yo prefiero vivir en la tensión de las cosas que me son raras, que salirme de ella y darle otro nombre.

El caso fue que Saúl, Dios le preguntó a Saúl, porque sabía, hiciste lo que yo te dije de destruir todas esas naciones, todos los animales y todo? Y Saúl le dice, sí, claro que sí, Señor, lo hice. Y Dios dice, ja, y esos balidos de vacas y de bueyes que yo oigo por ahí? Esos son unos muñequitos que tu tienes en el televisor o qué? De dónde vienen? Oh, Señor, es que preservamos algunas de esas vacas porque eran lindas y estaban tan gordas y dan tan buena leche, que no tuvimos el corazón de matarlas.

Yo le dije que destruyeran a su rey, y dónde está el rey? Oh, Señor, sabemos que tu eres un Dios de misericordia y de perdón así que le perdonamos la vida. Yo dije, me agrado yo de vacas y de sacrificios, no me agrado yo de que me obedezcan. Y le dijo, por eso tu reinado te es quitado. Y quitó a Saúl, porque fue desobediente. Un detalle, hermanos, algo, una anatema que estaba en su comportamiento en la vida de ese hombre y de esa nación.

Dios quiere obediencia. Acán dijo, no, esto es demasiado lindo para yo sacrificarlo. Hay cosas, hermanos, con esto ya termino, como pastor, hay cosas que yo quisiera quitar de mi predicación y no tener que hablar de ellas. Y gran parte de mi agonía y mi martirio, y de muchos otros que predicamos, que estamos comprometidos con la palabra de Dios es que sabemos que al hacerlo, estamos excluyendo un sector de la cultura que ellos quieren entrar en las cosas de Dios, pero su lingote de oro y su manto babilónico no lo quieren soltar.

Y muchas veces mi dolor es, yo creo que nosotros podemos tener una Congregación más grande, más distinguida, muchos otros sectores de la comunidad tuvieran que estar, pero, hermanos, yo no voy a sacrificar la voluntad de Dios. Yo tengo una apuesta con Dios y es que si nosotros somos fieles al Señor, él nos dará la tierra, pero hay que pagar un precio al principio.

Hay que decirle que no al manto babilónico. Yo quiero el corazón de esa juventud afroamericana y latinoamericana. Yo quiero el corazón de mi comunidad. Yo quiero esta ciudad, pero Dios me dice, pero no te la voy a dar usando las estrategias del diablo. Tu tienes que crucificarte y perder primero y morir primero, y entonces yo te doy lo que yo te he prometido. Eso es lo que yo creo.

He apostado mi vida y mi ministerio a eso. Cuando Cristo está dispuesto a entrar en su ministerio, ya ha sido bautizado por Juan, el Espíritu Santo ha descendido sobre él, se mete al desierto y el diablo se para delante de él y le dice, sabes qué? Todos estos reinos de la tierra me pertenecen a mí y yo se lo puedo dar a quien a mi me de la gana. El Señor no lo contradijo. El diablo es el rey de esta tierra por un tiempo, aunque Dios tiene soberanía al final. Pero si tu solamente me adoras yo te lo voy a dar todo, te puedes evitar la cruz, te puedes evitar 3 años de ministerio doloroso, te puedes evitar los dos mil años que vienen también de desobediencia de tu iglesia. Todo lo puedo hacer bien fácil, yo te lo entrego todo, pero solamente usa mi metodología, adórame.

Usted ve? Y yo me imagino que el Señor, no que él pensara eso, porque él sabía bien la respuesta, pero imagínese si usted puede coger un atajadero y evitarse años y años de trabajo y esfuerzo para llegar a lo que usted sabe que Dios quiere. Y usted dice, ah, si yo hago esto, si yo digo esto, si no prediqué esto, si hago las cosas de esta manera, parece muy fácil. Hay 20 mil metodologías que me parecen más fáciles que la que Dios me ha designado para ganar la tierra, pero no puedo. Si perezco que perezca, hermanos. Si nos quedamos así como somos, gloria a Dios.

Cuando llegue allá al cielo le preguntaré al Señor, por qué no pasó lo que yo pensaba que iba a pasar. Pero yo no voy a cambiar la metodología, no me voy a quedar con el manto babilónico. Dios me dijo, sacrifícamelo y yo tengo que sacrificarlo. Así tu tienes que hacer en tu vida con cualquier cosa que tu amas. Lo que tu aprecias, los rasgos de tu carácter, tu personalidad, hábitos, cosas que tu amas. No te explica por qué tienes que entregárselos a Dios, te parecen buenos, son placenteros, sacrifícaselos al Señor porque Dios dice, es anatema, y no lo quiero.

Ese es el llamado de Dios a su iglesia. Quiero que los músicos pasen por acá rápidamente, por favor. Un llamado, hermano, radical, terrible. Acán no entendía la dinámica espiritual. Esta cultura, muchos evangélicos y en el mundo occidental y en todas las naciones de la tierra, en realidad, esto es un problema de toda la iglesia carismáticos, pentecostales y liberales, todos estamos en el mismo problema. Y es que queremos poner nuestros métodos antes que los métodos de Dios porque no entendemos los principios del mundo del espíritu, que hay fuerzas demoníacas con las cuales estamos en guerra y esas fuerzas solo serán neutralizadas por el poder de Dios que solo va a ser canalizado por medio de un pueblo que tenga las destrezas y las cualidades y las características que puedan hacer posible la canalización del poder de Dios.

Si usted no entendió todo lo que dije, busque la grabación la semana que viene, por ahí está el resumen de esto. Es poder, es poder. Si el hombre fuerte no es atado, la casa no será saqueada. Y el único que puede atar al hombre fuerte es el espíritu de Dios. Y solamente el espíritu de Dios habitando en un pueblo que se entrega a los valores del Reino de Dios y que ejemplifica el carácter de Cristo.

Y hermanos, no es solamente, de nuevo lo digo, lo que pasa de la cintura pa bajo, como decía una misionera amiga mía, sino también lo que pasa en el corazón y en la mente, la forma en que hablamos, nos tratamos, sentimos, sacrificar todas esas características, esas cualidades del carácter también que ofenden a Dios, que hacen daño a nuestros hogares, nuestras relaciones, y ser como Cristo.

Quieres tu pedirle al Señor, Padre, santifícame, hazme como Cristo. Yo quiero ser lo que tu quieras que yo sea. No voy a definir la vida religiosa como yo quiero definirla, sino que la voy a definir como tu me dices que la defina. Yo quiero fluir en perfecta afinidad contigo, Señor, yo quiero que mi vida te agrade, yo quiero que mi pensamiento te agrade, yo quiero que mis sueños te agraden, yo quiero que mis palabras te agraden. Y yo te voy a dar todo lo que tu me pidas, y lo voy a perder todo, y lo voy a sacrificar todo, y lo voy a poner a un lado todo, para que tu entonces me des lo que a ti te de la gana, lo que tu quieras, Señor. Sacrifico mis sueños, mis aspiraciones, todo y quiero pelear legítimamente la batalla de la fe, no usando otros métodos, sino el método que tu has definido. Y si muero, que muera. Si no llego a todo lo que yo quería hacer, no importa. Pero mi único deseo es que tu te agrades de mí y de mi vida, Señor.

Ponte de pie en esta tarde y pídele al Señor que cumpla su propósito en mi vida, tu vida, tu iglesia, tu familia, Congregación León de Judá, Dios te llama a algo extraordinario. Tu que te convertiste ayer, la semana pasada, Dios te llama a algo extraordinario, no te conformes con una vida mediocre religiosa.

Vamos a pedirle al Señor que envíe su lluvia. Pero comienza contigo. Dios quiere enviar lluvia temprana y tardía, Dios quiere hacer cosas en su pueblo. Dios quiere hacer cosas grandes que hagan reteñir los oídos de la gente, pero él no va a dar un tesoro tan grande a un pueblo que no esté consagrado y entregado a él. Eso comienza conmigo, es el peso que yo llevo sobre mi cabeza en este tiempo, Señor. Necesito prepararme, necesito encabezar a tu pueblo, necesito que tu saques la última espina para poder servirte y hacer lo que tu quieres.

León de Judá, Dios te llama. Conságrate. Vive a la altura de tu nombre. Dios te llama para hacer proezas, conquistar naciones, canalizar el poder de Dios en este tiempo, pero él dice, paga el precio, usa mi método, no uses el arma de Saúl, usa la honda y la piedra que yo te he dado, con eso tu vas a derribar al gigante. Yo no necesito grandes aparatos, yo no necesito grandes tecnologías, yo no necesito grandes procedimientos de mercadeo. Yo lo que necesito es un pueblo que me ame y que reciba mi estrategia y con esa estrategia vaya a la guerra y destruya a pueblos y naciones, y principados y potestades que quieren gobernar esta tierra que yo he dicho, es mía.

Pero tenemos que santificarnos. Yo les suplico que no salgas de aquí sin un compromiso de seguir meditando en el llamado de Dios para tu vida y comprometerte, que tu no vas a vivir conforme a nada común y corriente.

Pídele al Señor, manda la lluvia. Este himno me encanta, porque dice no nos vamos a conformar con nada ordinario. Estos no son tiempos ordinarios, son tiempos de pedirle al Señor que envíe su bendición.

Vamos a cantar esa versión, después en otro momento cantaremos la otra. Está bien. Esa es la idea. Manda la lluvia, Señor. Manda la lluvia. Y una cosa, antes de que comencemos, si tu no has entregado tu vida a Jesucristo, yo no me voy a detener mucho en ese llamamiento.

Pero si tu sientes que Dios te está llamando, todavía quizás no has entregado tu vida a Jesús y todo comienza allí, rendir nuestra vida a Jesucristo y decirle, entra a mi vida. Yo quiero invitarte donde tu estás, levanta tu mano y dile al Señor Jesús, entra a mi vida, primero. Yo te entrego mi vida, Señor. Levanta tu mano bien en alto, que se pueda ver y muévela un poquito. Si tu no lo has hecho todavía, si no lo has hecho yo te invito en esta tarde, dile Señor, yo entrego mi vida a ti. Entra a mi corazón. Posee mi vida. Yo me consagro a ti, Señor, yo recibo a Cristo como mi Señor y mi salvador. Yo reconozco que él es el Hijo de Dios, él es el único mediador entre Dios y los hombres, él murió en la cruz, a través de su muerte mis pecados fueron perdonados. Yo lo declaro mi Señor. Dilo ahí en tu corazón ahora mismo, confiésalo con tu boca. Si quieres pasar al frente, pasa al frente. Sino quédate allí, pero recuerda que hiciste un voto de entrega al Señor en esta tarde. Y entonces vive.

Si tu quieres consagrarte a Dios pasa al frente también entonces, seas cristiano o no, pasa aquí y dile, Señor, yo entrego mi vida a ti. Me comprometo a morir, me comprometo a hacer un sacrificio vivo delante de ti, Señor. Te entrego mi vida a ti, Señor. Te adoramos, Señor. Recibe el ofrecimiento, el sacrificio, la ofrenda de tus hijos, Padre. Dedicamos esta iglesia a ti, consagramos esta iglesia a ti, Señor. Yo consagro a este pueblo, me consagro a ti, Padre, envía tu espíritu, envía tu espíritu, Señor, envía tu espíritu, Padre. Entregamos nuestros recursos a ti, oh Dios. Entregamos nuestras vidas a ti, Señor.

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Receta para la felicidad

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En el Capítulo 4 de Filipenses, en el versículo 4, dice:

“… Regocijaos en el Señor siempre, otra vez dijo, regocijaos. Vuestra gentileza sea conocida de todos los hombres. El Señor está cerca, por nada estéis afanosos sino sed conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús…”

Aquí está [inaudible] poner Receta para la felicidad. Qué le parece, bonito título ¿verdad? Receta para la felicidad. ¿Verdad que sí? Si yo pongo eso en internet yo estoy seguro que lo va a buscar muchísima gente [inaudible] Receta para la felicidad o Receta para ser feliz, también.

Para mí es uno de los pasajes más densos de la palabra de Dios, acerca de cómo mantener la paz del corazón y cómo mantenernos felices y gozosos aún en medio de las pruebas. Esta epístola que es la epístola a los filipenses, fue escrita a gente que vivía en la ciudad de Filipos, por eso a los filipenses. Se llamaba así a los ciudadanos de esta ciudad de Filipos donde el Apóstol Pablo entró. Él le escribió esta epístola a esa gente mientras él estaba en la cárcel. Él estaba en la cárcel cuando escribió esta epístola.

Como ustedes saben las cárceles romanas no eran como las cárceles de Estados Unidos, que uno tiene aire acondicionado y televisión en colores y se queja porque lo que sirvieron fue arroz con pollo guisado y no otra cosa más exquisita. Las cárceles romanas eran cárceles bien, bien difíciles y muy oscuras y frías y terribles. Era una tortura en sí. La gente no era muy bien tratada.

El Apóstol Pablo en este caso ni siquiera estaba seguro de si iba a salir vivo o no de esa prisión. Así que imagínese, hubiera sido comprensible que él escribiera esta carta y que sonara un poco deprimido y triste, no? Después de todo estaba en una condición muy difícil en su vida. Sin embargo, esta carta se ha llamado la carta del gozo, la epístola del gozo. Porque tiene una cantidad de versiones de la palabra gozo, regocijaos, expresiones como mi gozo, gozad. Es una epístola que rebosa alegría, rebosa tranquilidad.

Y uno se pregunta, bueno, cómo pudo este hombre en circunstancias tan adversas no deprimirse y escribir una epístola que más bien llama a los que lo escuchen los que están afuera a regocijarse y a gozarse si él mismo habla.

[Inaudible] si usted ve al comienzo mismo de ella, ya está mencionándolo, la palabra gozo. Dice en el primer Capítulo, versículo 4:

“… Siempre en todas mis oraciones rogando con gozo por todos vosotros…”

Y más adelante él habla acerca de que él se goza porque sus prisiones han resultado más bien para provecho del Evangelio. Y en muchos pasajes donde se mencionan esta palabra de gozo y de la seguridad que tiene [inaudible]

Ahora, cuál era el secreto de Pablo? Por qué él estaba tan gozoso? No es [inaudible] Pablo sabía que él estaba en las manos de Dios y que ya si él moría o si vivía, su vida, su muerta estaba bajo la protección, la supervisión divina. Y que todo lo que pasaba en su vida tenía un propósito, tenía algo bueno por lo cual sucedía.

Ahora, dice, aún estando en la prisión me he dado cuenta que al estar aquí yo puedo testificar a los guardas que me rodean y el Evangelio yo veo que [inaudible] palacio del mismo César. Así que, que bueno que está sucediendo eso. Dice que él sabe que para él morir en [inaudible] presencia de Cristo. Es decir, ya la muerte a él no lo amenazaba porque él sabía que la muerte era simplemente una puerta [inaudible] y por eso es que decía, para mí yo creo [inaudible] porque estar con Cristo, porque él sabía que morirse era equivalente a estar con Cristo. Y por eso mucha gente a veces le tiene miedo a la muerte, porque no saben lo que les espera. Y aún muchos cristianos tienen miedo a la muerte. Pero cuando uno piensa que yo voy a estar con Cristo.

Y él decía, para mí estar con Cristo es mucho mejor. Entonces decía, si el quedarme en el mundo redunda en avances para el Evangelio, pues está bien, entonces me quedaré. Es decir, él se resignaba a vivir más que [inaudible] porque para él [inaudible] vivir es Cristo y morir es qué? Ganancia.

Así que es como el cristiano debe verlo. La vida y la muerte. Entonces, Pablo ya había entregado todo esos apegamientos que a nosotros nos mantienen aferrados a [inaudible]. Otra cosa que decía también, yo sé vivir en pobreza y en riqueza, en abundancia y en pobreza, carencia. Yo me conformo con cualquier cosa. Es lo que pasa es eso, que yo creo que mientras más [inaudible] eternidad, menos pesa este mundo y sus vaivenes.

Mientras más la eternidad sea [inaudible] para nosotros, menos debe importarnos el mundo. Hay gente que si la gente le da aplausos y lo aprueba y están contentos con ellos, están felices. Y si la gente los critica entonces no están contentos con ellos, quieren pegarse un tiro, porque su felicidad y su tristeza dependen de lo que pase en el mundo. Si todos los [inaudible] Dios existe, es bueno, pero si no se sabe de dónde va a venir el próximo cheque pues entonces Dios no me ama, Dios no existe, [inaudible].

El cristiano está convencido, sabe que este mundo es pasajero, este mundo es ilusorio. Si estamos bien, gloria a Dios, no hay nada de malo en [inaudible] televisor de 42” y hasta [inaudible]. Si usted tiene [inaudible] yo lo recibo muy bien. pero eso no es lo que nos da felicidad. Nosotros sabemos que la felicidad depende de otras cosas espirituales. Yo creo que mientras más lo eterno se hace poderoso en nuestras vidas, menos debe pesar [inaudible].

[inaudible] casi al terminar la epístola Pablo dice, “regocijaos en el Señor siempre”.

Sabe que ese es un llamado a los creyentes? Sabe que Dios te llama a regocijarte? El llamado gozo es algo emocional, es casi [inaudible] mandamiento que sería casi como una contradicción. Tienes que regocijarte. Pero es un llamado que él nos hace a regocijarnos.

Sabe yo creo que uno de los distintivos del creyente, sano, saludable y [inaudible] compenetrado para [inaudible] es el motivo de regocijarse. Poder reírse, poder celebrar, poder [inaudible] una buena música, una buena conversación, una taza de café con leche fría, azúcar parda, un poquito de canela [inaudible] disfrutar de cosas sencillas en la vida, eso es bueno.

La vida cristiano es una vida de gozo. Yo no creo que [inaudible] allí cabizbajos y deprimidos con la cara seria, [inaudible]. No, no, tenemos que regocijarnos. Tenemos que cultivar el regocijo. Sabe que regocijarse es una decisión yo le diría. Le cuesta tanto regocijarse como deprimirse. Es más, es una decisión, llegar al punto de estar deprimido requiere tanto esfuerzo como cultivar el gozo. Tenemos que cultivar el gozo y entender que la posición natural del creyente debe ser el regocijo y de vez en cuando si tenemos que deprimirnos un poquito, pues, amén, que vamos a hacer.

Pero la depresión debe ser como algo [inaudible] que viene como un perro sarnoso, váyase para allá enseguida. Usted no lo deja acercarse durante mucho tiempo. Esa ave de mal agüero [inaudible] quiere aceptar a uno [inaudible].

Pero qué pasa? Si usted las deja viene la depresión y se acerca y le pone el brazo alrededor. Y usted como que va [inaudible] depresivo. Y cuando viene a ver la depresión lo abraza y ya usted ve como ha [inaudible]. No, el momento rápido para cortar la depresión es cuando comienza a llegar a su vida, enseguida [inaudible] y remuévase, échela afuera, lejos de su vida. Ore, clame, adore, llame por teléfono a un buen amigo que le diga un chiste, o ponga un CD de adoración o vístase bien o póngase su [inaudible] y salga a la calle [inaudible] que sea alegre.

Regocijarse es una decisión, es un esfuerzo que uno tiene que hacer en la vida. Y es algo que a veces usted no va a querer regocijarse, pero entonces cuando usted hace un esfuerzo, usted descubre que tiene gozo, pero usted tiene que poner de su parte. Eso es muy importante, por eso es que Pablo dice, regocijaos en el Señor siempre, porque es un llamado, es una decisión.

Usted puede hacerlo. No me diga que no puede hacerlo. Usted puede regocijarse. [Inaudible] no lo pude hacer en la mañana, pero ahora lo estoy haciendo aquí, excelente, excelente, que bueno. Gracias a Dios que tengo fuerza para palear en la nieve. Padre, envía más, para hacer más ejercicios.

Uno debe, porque eso es lo que yo decía a Meche ahora cuando veníamos para acá, y le dije, ¿Sabe qué? Ya no me voy a quejar más de la nieve. A veces cuando salen los vecinos nos encontramos como refugiados de una guerra, paleando tres o cuatro, cada uno en su casa y nos miramos como sobrevivientes de una [inaudible].

Con la pala en la mano nos miramos y [inaudible] Y entonces decimos, oh, this is really bad! [Inaudible] saben que yo [inaudible] hacer una tontería, [inaudible] seguimos paleando y [inaudible] en algún momento se cansa, ya viene la primavera. En julio yo dudo que [inaudible] así que yo [inaudible] abril o mayo, por ahí, ya sé que se cansa de [inaudible] así que mientras tanto voy a gozarme, qué voy a hacer?

Si me quejo mucho, [inaudible] dentro de mí. Así que uno tiene que aprender a cultivar, hay formas de uno cultivar el [inaudible].

Aquí dice, regocijaos en el Señor. Sabe que eso es lo que hace la diferencia. Es cuando uno está tan lleno del Señor, yo creo que uno tiene que siempre estar cargando su batería en el Señor. Cuando usted está consciente del Señor eso es cuando usted puede aprender a regocijarse. Porque el diablo querer esquivarle el gozo y la consciencia de Cristo. Él va a querer que usted se enfoque en la nieve, se enfoque en los biles que tiene que pagar, en lo difícil del trabajo en ese [inaudible] que usted detesta, y todas estas cosas [inaudible] en eso, se concentre en eso y le quite la [inaudible] del Señor.

Entonces, regocijaos en el Señor. Yo creo que el creyente tiene que estar bien consciente de la presencia de Cristo siempre. Y tenemos que cultivar, por eso es que uno tiene en todo lo posible, en qué tu pasas el tiempo y en qué cosas tu dedicas tu mente, a qué cosas tu dedicas tu mente, tus pensamientos. Yo creo que tienes que tratar en todo lo posible de hacerte consciente siempre de la persona de Cristo [inaudible].

Si estás en la calle, si está manejando, estás en lugar… yo a veces me pregunto si yo tuviera que predicar ahora mismo en este momento me sentiría preparado? La verdad es que muchas veces no, me siento alejado, me siento como que este mundo pesa demasiado sobre mí y yo tendría que conseguirme [inaudible], cantar unos buenos [inaudible] para entonces poder estar en el humor de predicar. Yo creo que un hombre debe estar listo en cualquier momento para predicar la palabra, o para orar, lo que sea, porque uno siempre está cultivando la presencia de Cristo, la consciencia del Señor, la consciencia de que Jesús es eterno.

A veces un coro cantar, o un versículo recitar para mantener viva esa presencia del Señor en nuestras vidas. Regocíjese en el Señor. Hay veces también que yo no voy a querer regocijarme en la carne, y emociones, y voy a tener que regocijarme en el espíritu. Eso quiere decir que muchas veces, quizás las emociones, a flor de piel yo no me voy a sentir como que me quiero reír, pero muchas veces un regocijo del espíritu interior, uno sí puede sentir y cultivar. Y eso es importante.

O sea, regocijaos en el Señor siempre. Otra vez, digo, regocijaos. Hay que recordarle eso. Entonces, vuestra gentileza será conocida de todos los hombres…”

Por qué cree usted que Pablo dijo eso? Vuestra gentileza será conocida de todos los hombres, inmediatamente después de decir regocijaos. Yo creo que sí, yo creo que es algo… fíjate, una persona [inaudible] y deprimida no va a ser [inaudible], no va a parecer muy gentil. Ahora, usted sabe que una persona que tiene una sonrisa que es agradable, que está contenta, que es positiva en su actitud, verdad que la gente va a pensar, guau! Que simpática esa persona. Uno puede decir, vuestra simpatía sea conocida a todos los hombres.

Sabe lo que aleja mucha gente? Así el cristiano [inaudible], santurrón, [inaudible], siempre con una palabra espiritual en la boca, no se ríe con nadie, no se ríe de un chiste, todo es malo, todo es pecado. Esa persona no es atractiva. Ahora, cuando uno tiene gozo en su corazón y uno se alegra la gente ve eso y dice, guau! Qué simpática esa persona. Qué agradable. Para mí una de las cosas más atractivas de un cristiano es eso, y una de las cosas que más atrae a la gente hacia el Evangelio es la alegría del pueblo de Dios.

A mí me gusta cuando la gente, [inaudible] y sonriente [inaudible] y siempre dicen, guau, tu iglesia el domingo vino este hermano judío [inaudible] y [inaudible] una ciudad de Inglaterra. Y yo entré a saludarlo, darle las gracias por haber venido y todo eso, y me dijo, mira, que linda es tu iglesia, que alegre, que simpáticos, nos trataron tan bien. Tiene una iglesia preciosa. La alabanza tan linda, y nos sentimos como en nuestra casa.

Yo creo que [inaudible] eso, ¿verdad? Claro. Y ¿Saben qué? La gente viene, tenemos muchos defectos pero una de las cosas que la gente siempre dice es que somos una iglesia simpática, una iglesia hospitalaria, la gente y por favor tenemos que cultivar eso. Ojalá hubiera aquí 500 personas para poder decírselo, que nosotros como iglesia tenemos que cultivar eso, tenemos que cultivar la armonía, el gozo, la alegría, la risa. A mí me gusta cuando la gente se ríe en el servicio, en vez de esa actitud de oh, santo glorioso y [inaudible] te alabamos, oh, Jehová.

En vez de decirle, Padre, te amamos. Que bueno tu eres. Dios no necesita fórmula. Dios no necesita tanto [inaudible]. Dios es un Dios sencillo. Y nosotros tenemos que ser así. La risa agrada al Señor. Venid a su santuario con alegría, con gozo y regocijo. Al Señor le gusta la risa.

Entonces dice, vuestra gentileza, esa es una palabra bien profunda, [inaudible] esa palabra es una palabra tan maravillosa que quiere decir también, vuestra gracia, vuestro cariño. Es una palabra que quiere decir, cuando tu te das para la gente asumiendo que son buenos y te tienen que probar que son malos, entonces para tu creer, pero tu primero crees eso [inaudible] que se encuentra que son malos.

Es una actitud también, como la actitud de un abuelo, que tolera mucho, perdona mucho, asume lo mejor de la gente. Eso quiere decir la palabra gentileza, trata la gente con gracia, misericordia, amor, perdónalos, bendice, tolera. Es una cualidad preciosa que nosotros los cristianos tenemos que cultivar, hermanos, la gracia.

Para mí, yo creo [inaudible] vale más que óigame, esa actitud de gracia y de simpatía debe ser la cosa más preciosa para un hijo de Dios. Yo quiero con el paso de los años ser más agradable a la gente, más atractivo a la gente, más cordial, porque eso es lo que refleja el carácter de Cristo Jesús, [inaudible] endúlzame, endúlzame porque es necesario.

Muchos de nosotros parece que hemos sido saturados con una porción de limón agrio. [inaudible] y nos cultivaron por días y días y días. Señor, endúlzanos. Porque [inaudible] Señor, endúlzanos.

[Inaudible] la gentileza sea conocida de todos los hombres y sabe qué, hermano? Mire, cuando usted tiene que darse para los demás ese es uno de los antídotos más grandes para la depresión. Mucha gente vive deprimida porque juzgan a los demás, siempre están criticando a los demás, siempre están asumiendo lo peor de los demás. Se creen que todo el mundo está en contra de ellos, hay tanto rencor en su corazón.

Pero cuando usted perdona, cuando usted tolera, cuando usted tiene gracia para con los demás, usted va a ser una persona más saludable funcionalmente. Y usted va a sentir gozo sobre la [inaudible] y paz en su corazón. Va a dormir más tranquilo.

La persona que critica, la persona que siempre está viendo lo malo de los demás no puede hacer [inaudible] amor y su afecto hacia los demás. Esa persona, esa actitud crítica se [inaudible] hacia adentro y le causa depresión, contamina su paisaje interno. Entonces, uno de los antídotos contra la depresión, la tristeza, es eso. Y una de las cosas que hace que uno más se sienta gozoso es eso, el tener gracia para con los demás.

Ya voy terminando. Dice aquí, el Señor está cerca. Por qué dice él? Después de ese regocijaos, dice, vuestra gentileza sea conocida, y entonces añade, el Señor está cerca. [Inaudible] el Señor está cerca. Saben por qué? El Señor está cerca, por qué? Por qué es importante? Una persona cuando sabe que Cristo está cerca [inaudible].

Ahora, qué quiere decir el Señor está cerca. Eso se puede interpretar en dos maneras diferentes. El Señor está cerca puede querer decir, el Señor viene pronto, la venida del Señor. No sabemos exactamente qué Pablo quiso decir con esta expresión: el Señor está cerca. Pudo querer decir que el Señor viene pronto.

Pero a mí me parece como que yo podría entender eso, pero y si es así, eso [inaudible] cómo puedo el sentir que la venida de Cristo está cerca ayudarnos a tener una vida más feliz? Alguien me puede decir? Cómo puedo eso impactar mi gozo? Cuando [inaudible] está cerca que la palabra del Señor [inaudible] porque yo estoy más cerca [inaudible] O sea, el Señor se puede decir que está a flor de piel, por eso es que dice, yo estoy en la puerta [inaudible] con él y él conmigo. [Inaudible]

Apenas uno lo busque lo encuentra. Exactamente. Yo creo que cuando dice regocijaos en el Señor siempre [inaudible] estar cerca [inaudible] mañana [inaudible]

Es una manera, es cierta. Las dos interpretaciones están cerca. Por acá.

Yo creo que Pablo es un evangelista, yo creo que [inaudible] la gentileza es una actitud, es una orden. Lo vemos como gentileza, como una [inaudible] es un fruto [Inaudible]

Yo creo que todas estas interpretaciones son apropiadas. [Inaudible]

Cuando dice el Señor está cerca, yo lo puedo sentir como que está [inaudible]

La cercanía del Señor. [Inaudible] tener tan cerca, debe ser de [inaudible] tantas cosas [inaudible] de complicarse la existencia [inaudible] su vida porque el Señor está cerca. No sabemos cuándo [inaudible]

Entonces, yo creo que lo importante es eso, hay muchas maneras. Esto es una expresión que es muy rica en sus explicaciones. [Inaudible] Cristo viene pronto y si Cristo viene pronto, para qué me preocupo? Ya pronto va a ponerle fin a este mundo cruel. No más [inaudible], no más peligro, no más caída en el hielo, el Señor está cerca. Ya toda esta tragedia en la vida [inaudible] es una manera.

La otra manera es el Señor está cerca de mí. El Señor está ahí pegado a mí. Él te escucha. Él está tan cerca como tu corazón y entonces [inaudible] cualquier momento. [Inaudible] tu ayuda, él tiene una respuesta para toda la necesidad. Entonces la cercanía del Señor, él no está tan lejos.

Hay un pasaje, no me acuerdo exactamente, [inaudible] tan lejos que [inaudible]. Es decir, que cuando tu sabes que Cristo está tan cerca de ti, he aquí, yo estoy con vosotros, todos los días hasta el fin del mundo. [Inaudible] por que tu estarás conmigo. Yo estoy a la puerta y llamo, si tu me abres la puerta, yo entraré y cenaré con él y él conmigo. Hay una relación continua.

Y entonces, si Cristo está tan cerca de ti tu puedes hablar a él en cualquier momento. Él es tu fortaleza, él es tu seguridad. Entonces, tu no tienes que sentirte desamparado, el Señor está accesible, en otras palabras, y está tan cerca como tu próxima oración. [Inaudible]

El Señor está cerca. Entonces dice, “… por nada estéis afanosos, sino sean reconocidas delante de Dios en toda oración y ruego por acción de gracia…”

No estén afanosos por nada, hermanos, sino más bien [Inaudible] que la oración es una válvula de escape para mí. Cuando yo estoy ansioso [inaudible] yo clamo al Señor y yo después [inaudible] Señor, necesito [inaudible]

Para mí orar no es tanto dar una receta al Señor, una lista de compra, como dejar salir mi ansiedad, mi temor, mi angustia, conversar con mi gran amigo, mi Padre, mi Dios. Y eso me da a mi paz. Sabe que [inaudible] como un buen psiquiatra por una hora [inaudible] claro que sí. Para mí la oración es más eso que otra cosa, es estar consciente de la eternidad, estar consciente de la cercanía de mi Dios, un lavado de cerebro literalmente donde yo me sumerjo en las aguas de lo eterno.

Miren, deje de estar ansioso, ore, pásese 15 ó 20 minutos orando. Si quiere llorar, llore delante de Dios. Tiene que quedarse [inaudible] con Dios. Si usted está contento con Dios, háblale con respeto, [inaudible] pero comparta con el Señor su molestia. A Dios no le molesta que usted se queje. Muchos de los salmos son quejas delante de Dios: por qué me has salvado? Por qué me has dejado?

Entonces, use ese recurso de la oración. Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas por [inaudible]. [Inaudible] por qué no recibí? Porque no pedís. Preséntele al Señor una y otra vez sus peticiones, clame al Señor y eso también es un antídoto contra la depresión, la ansiedad, [inaudible], la tristeza.

Clame a Dios. De una buena llorada delante del Señor. Déjele saber sus peticiones, sus necesidades, cuitas, temores, y eso va a poner paz a su espíritu. El Señor lo va a escuchar.

Entonces, fíjense hay muchas cosas, gentileza y gracia para con los demás. El cultivar el regocijo como algo valorativo en la vida. El estar conscientes de la presencia de Dios y cultivar la presencia [inaudible] en su vida y en lograr continuamente.

Yo les digo una cosa, hermanos, cuando yo tengo que orar, si paso mucho tiempo sin orar el verdadero Roberto sale a la luz enseguida, un tipo neurótico, ansioso, y en algún punto depresivo, un monstruo. Es como Frankestein, me va saliendo por todos los lados [inaudible] Mi verdadera naturaleza se manifiesta. Yo tengo que tomarme pastillas de oración cada dos horas para poder mantener a raya la verdadera naturaleza mía. Si yo no oro, el monstruo sale. Así que yo [inaudible] a orar continuamente y cómo poder vivir, [inaudible], sentir, delegar todas las presiones de la vida y del ministerio si no es estando siempre cerca de su mundo [inaudible]

Les digo hermanos que eso funciona. Yo soy un adicto a la oración, porque si no la tengo comienzo a temblar [inaudible], ponerme neurótico.

Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y cuál era el resultado de eso? La paz de Dios que sobrepasa todo entendimiento mantendrá vuestros corazones en Cristo Jesús.

El resultado de todo eso es paz, gozo, regocijo, descanso. La paz de Dios mantendrá vuestro corazón y mente en Cristo Jesús [inaudible].

Usted quiere gozar de la vida, mantenerse contento en medio de las pruebas? Cultive recursos. Recursos. [inaudible] de la vida cristiana, ser una persona gentil, simpática, perdonadora, llena de gracia, cultivar el sentido de la presencia de Cristo en su vida, y de su segunda venida y orar siempre como una práctica higiénica, [inaudible] la válvula [inaudible] hará que venga la paz a su espíritu y entonces mantendrá su corazón, su mente, dónde reside la ansiedad, el temor, la angustia, la depresión? En la mente.

Entonces, si esas cosas son mantenidas en Cristo Jesús usted va a ser una persona saludable, va a ser una persona gozosa y podrá vivir en paz. Así que ahí usted tiene la receta de un maestro. Receta para ser feliz.

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31 de enero del 2011 - Por Betsy Behan

"La harina de la tinaja no escaseará,
Ni el aceite de la vasija disminuirá"
1 Reyes 17:14

"y la harina de la vasija no escaseó,
Ni el aceite de la vasija menguó"
1 Reyes 17:16

El 2010 inicio con el gran terremoto de Haití, al que se le sumaron otros en diferentes partes del mundo, también están los cambios climáticos, las epidemias, falta de trabajos, pérdidas de propiedades, en fin la realidad de los últimos días.... En medio de todo esto la gracia de Dios se mantiene viva para los que en El confían. Su Palabra dice: No he visto justo desamparado, ni su descendencia que mendigue pan. Salmo 37:25

En primera de Reyes capitulo 17 leemos sobre la gran sequia que predijo Elías. El Señor lo envió al arroyo de Querit de donde tomaba agua, y El Señor enviaba cuervos que le daban de comer. La sequia eran tanta que el arroyo se seco, y el por mandato del Señor se fue hasta Sarepta de Sidón. Cuando Elías llego a la puerta de la ciudad se encontró con una viuda, a la cual le pidió un poco de agua....después de ella traerle el agua, él le rogo le trajera un bocado de pan.....a lo que ella le respondió: “Solo tengo un puñado de harina en la tinaja, y un poco de aceite en la vasija...para comerlo con mi hijo y nos dejemos morir”.

Elías le dijo: No tengas temor ve hazme a mi primero una torta, porque Jehová Dios de Israel ha dicho así: "La Harina de la tinaja no escaseará, ni el aceite de la vasija disminuirá" La viuda confió en la promesa de Dios, fue preparo la torta para Elías; y comió el, y ella, y su casa, muchos días. "La harina no escaseó, ni el aceite menguó, como dijo Jehová Dios". Elías no tenía nada, solo mucha hambre, y la viuda solo tenía un poquito de harina, y de aceite, pero mucha compasión....ella confió en la promesa de Dios y actuó en fe compartiendo lo que tenía con Elías.

En el presente estamos enfrentando mucha necesidad, por lo que hay muchos necesitados. Hay quienes tienen un poquito más que otros, y hay quienes no tienen nada. No sé cual sea tu situación, pero si tienes la facilidad de ayudar a una persona o familia en necesidad, no dudes en hacerlo, te aseguro que la harina de tu tinaja no escaseará, ni el aceite de tu vasija disminuirá...porque Jehová Dios de Israel así ha dicho.

En todo os he enseñado que, trabajando así,
se debe ayudar a los necesitados, y recordar
las palabras del señor Jesús, que dijo:
Más bienaventurado es dar que recibir.
Hechos 20:35

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Renacer

24 de enero del 2011 - Por Myrza Marilys Lassús

Theodore Roosevelt dijo: “Es difícil fracasar, pero es peor nunca tratar para tener éxito”.

1 Pedro 1:3 “Bendito el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que según su grande misericordia nos hizo renacer para una esperanza viva…..”

Nacemos y morimos. Esa es la vida. Esto es parte de la verdad. Pero, nos olvidamos del intermedio: “vivimos”. Y en ese intermedio suceden muchas cosas: crecemos, aprendemos, estudiamos, amamos - y - nos equivocamos. Pero aún en nuestras equivocaciones tenemos la oportunidad de renacer.

Ahora que comienza un nuevo año, pienso en el año anterior y todas las cosas buenas y las no muy buenas que me sucedieron. Y reflexiono en lo maravilloso que es nuestro Señor con nosotros. Escuché una predicación hace poco que hablaba del fenómeno de el final de año. Se termina una época, unos sueños, relaciones, ilusiones y muchas cosas más…. Pero lo más interesante es que cuando termina o muere algo, algo comienza…. RENACE.

Para que un árbol nazca, la semilla tiene que morir. Para que venga la primavera, el invierno tiene que terminar. Para que el amor nazca, el egoísmo tiene que morir. Para que vivamos eternamente, tenemos que morir. Y mientras vemos el principio y el final, el vivir pasa. Durante este período nos damos cuenta que todo tiene un proceso. El año que paso me enseñó que yo no soy la mujer maravilla, que yo no lo sé todo, que yo cometo errores, que yo fallo muchas veces, que yo no sé nada. Pero, también me enseñó que soy una mujer digna delante de Dios, que tengo la sabiduría dada por El, que yo soy redimida por la sangre de Jesucristo, que Dios es misericordioso conmigo, que en El tengo todo el conocimiento que necesito.

Que este comienzo del 2011 sea el Renacer de nuestras vidas. Entendiendo que cada momento de nuestras vidas es una oportunidad para crecer y aprender. Que Dios no permite nada en tu vida a menos que no sea para tu crecimiento. Que nuestra oración para este nuevo año o sea buscar más de Él y perseverar en Su presencia. Que nuestro renacer sea para su gloria y su verdad.

Gracias Señor nuestro por habernos dado un año más para servirte y para adorarte. Así como tu palabra nos dice que hay tiempo para todo, que este nuevo año o sea el tiempo de nuestro renacer espiritual. Que nuestra vida del año pasado muera para que tu verdad nazca en nosotros. Que seas tú y solamente tú el que viva en nosotros. Pido esto en el nombre dulce de nuestro Señor Jesucristo. Amén.

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El privilegio de ser discípulo

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Es un privilegio poder ser un discípulo del Señor. Yo no sé cuántos de ustedes pensarán igual, pero yo creo que es un privilegio el poder ser eso, poder ser un discípulo de Cristo. Y obviamente, cuando digo un discípulo de Cristo no me refiero a la denominación, al grupo denominacional, pero estoy hablando del concepto de discipulado genuina, que se encuentra aquí en las Escrituras y que nosotros aprendemos.

Y yo no sé cuántos de ustedes en algún momento, el algún momento en su historia, la historia de su vida, usted ha tenido un maestro, o una maestra que de alguna forma u otra transformó su vida. Y no me estoy refiriendo necesariamente a los tipos de maestros o maestras que tal vez le rompían una regla encima. No me refiero a ese tipo de maestros. Sino que más bien me refiero a un maestro, una maestra que verdaderamente hizo la diferencia, marcó su vida, sea ya por su ejemplo, sea ya por su estilo de enseñanza, o sea por el mero hecho de que tomó en algún momento un tiempecito para sentarse con usted y llevó la milla extra.

Pero yo puedo pensar o puedo entender que la mayoría de nosotros sí hemos tenido personas así, que los recordamos y podemos traer a memoria esos momentos que uno dice, como que guau, si no hubiese sido por este maestro, o esta maestra que me dijo aquello, me dijo lo otro, quién sabe dónde yo hubiese estado ahora.

Yo por mi parte, yo puedo decir que sí, yo he tenido maestros, he tenido pastores, he tenido mentores. Y yo recuerdo a uno de mis pastores, que yo puedo decir que tengo tres pastores que han hecho la diferencia en mi vida. Obviamente uno de ellos es el pastor Roberto y él lo sabe, yo se lo digo, y no es por lamberle el ojo consta, pero yo se lo digo porque es la verdad. otro de los pastores que yo he tenido es el pastor Rafael Osorio, que él está en una iglesia bautista aquí en la ciudad de Springfield, en Massachusetts.

Pero uno de los pastores que más yo recuerdo en mi vida, es el pastor Samuel Caravallo, él fue el primer pastor que yo tuve en Puerto Rico. Y la razón por la cual yo recuerdo a este hombre, no era tan solamente por su dinamismo en su estilo pastoral, sino más bien es por lo que él hacía después de ese rol pastoral. Este pastor era mi entrenador de atletismo cuando yo estuve en mis años de escuela superior. Y yo recuerdo que siempre, de lunes a viernes, después que se acaba la escuela, él nos montaba en la guagua, en el bus, y nos llevaba al parque del morro, allá en la punta de San Juan, en Puerto Rico.

Y era allí en el morro donde él nos mandaba a correr, a darle vueltas al morro, subiendo y bajando colinas y respirando todo el salitre que salía del mar. Y una de las cosas que más yo recuerdo de él, mis hermanos, que más memorable era para mí, era que cuando nosotros nos cansábamos, que ya no podíamos correr, él había veces que venía y se paraba al lado de nosotros y empezaba a correr a lado de nosotros y nos decía: “tranquilo, respira, concéntrate y sigue corriendo”. Y tenía que seguir corriendo. Y después al final, cuando resumíamos la práctica, él se sentaba con nosotros, mientras nosotros hacíamos nuestra estiramiento de flexibilidad y cool down, él nos hablaba, él encarnaba lo que era la Biblia en nosotros. Usaba precisamente esas experiencias de entrenamiento, el sufrimiento que uno pasaba, los dolores de cabeza que uno pasaba, utilizaba eso y traía a la luz verdades bíblicas para enseñarnos a nosotros en esos momentos.

Yo creo que eso es una de las razones por las cuales yo recuerdo tanto esta persona. Y lo estimo aún hasta el día de hoy. Y si él me estuviese viendo por el Internet también se lo dejo saber que, pastor Caravallo, usted sigue siendo un ejemplo en mi vida aún hasta el día de hoy. Y si estoy aquí es por usted también, y por eso le doy gloria a Dios también.

Pero la razón por la cual menciono esto, mis hermanos, es porque de eso uno aprende lo que es un discipulado genuino. Mire, hay una diferencia bien grande entre ser un estudiante y ser un discípulo. Un estudiante es la persona que llega a la clase, se sienta, hace su tarea, lee los libros, hace uno que otro comentario en la clase y ya. Pero el discípulo es el que además de hacer eso, busca aprender mucho más allá de lo que un libro puede enseñar, busca estar en contacto con el maestro, la maestra. Si tiene una pregunta o una duda, va directamente donde el maestro y quiere sacarle información directamente de él o de ella, porque no se conforma con lo que recibe sentado en un pupitre, sino que necesita tener esa conexión directamente con el recurso de información que está impartiendo esa clase. Eso es lo que define un verdadero discípulo.

Es más, yo podría decir que un verdadero discípulo es esa persona que hasta está tan y tan afinado con su maestro, su maestra, que le conoce tan y tan bien, que es capaz de terminar sus oraciones antes de que las termine. Y saben, en la Biblia hay un ejemplo acerca de este tipo de discipulado, que es muy importante, y es muy para cada uno de nosotros. Es importante para aquellos que se han graduado de sus discipulados como también para el resto de todos nosotros en nuestra vida cristiana. Porque sea que usted esté tomando una clase de discipulado o no, el mero hecho de que usted esté aquí, usted se convierte en un seguidor de Cristo, en un discípulo de Cristo. Usted es un alumno del Señor Jesús.

Y cuando yo miro la Biblia, la Escritura, uno de los mejores ejemplos de discipulado que yo tengo se encuentra en el libro de Juan, y quisiera que vayan ahí conmigo, al Libro de Juan, capítulo 15. yo diría que esto es una de mis partes favoritas de toda la Biblia, los capítulos del 13 al 16 del libro de Juan, del Evangelio de Juan, es una de mis partes favoritas. Y la razón por la cual digo esto, es porque aquí es uno de los pocos momentos donde nosotros vemos que Jesús se abre como un libro y comienza a compartir con sus discípulos los secretos más íntimos del Reino de Dios.

Es aquí, en estos capítulos donde Jesús se atreve a quitarse su bata y amarrarse una toga y lavarle los pies a sus discípulos, algo que no lo hubiese hecho en algún otro contexto. Pero en ese nivel de intimidad con sus discípulos, lo hizo. Fue en ese nivel de intimidad donde Jesús logró identificar la persona quien lo iba a traicionar, y fue en ese nivel de intimidad donde Jesús vertió todas las verdades del Reino de Dios para que sus discípulos lo pudiesen entender, lo pudiesen conocer, lo pudiesen saber y supiesen cómo vivir a la luz de esto. Juan, capítulo 15, vamos a comenzar a leer desde el verso 4, dice así:

“…Permaneced en mí y yo en ustedes. Así como el pámpano no puede llevar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco ustedes si no permanecen en mí. Yo soy la vid y ustedes son los pámpanos. El que permanece en mí y yo en él, este lleva muchos frutos, porque separados de mí nada pueden hacer. El que en mí no permanece será echado fuera como pámpano y se secará y lo recogen y los echan en el fuego y arden. Pero, si permanecen en mí y mis palabras permanecen en ustedes, pidan lo que quieran y les será hecho...”

Cuántos de ustedes pueden decirle amén a esa parte de la Biblia? Cuántos de ustedes le pueden amén a la parte que dice, si permanecen en mí y mis palabras en ustedes? Ah, okay, los voy a coger ya mismo.

Miren, mis hermanos, cada vez que nosotros leemos esto, para mí estos versos me son bien reveladores. Porque cuando yo oigo a Jesús decir, “pidan todo lo que quieran y le será hecho”, eso es una oferta bastante generosa, ¿verdad? Eso es una oferta muy grata, muy digna. Le da a cualquier persona como que un sentido de estímulo. Pues, espérate, vamos a pensar entonces qué puedo pedir aquí?

Cuando uno ve la dinámica que Jesús tenía con sus discípulos en estos momentos, que Jesús les estaba dando a conocer estos secretos. Eso que Jesús dijo ahí es un secreto y se lo estaba dando a conocer a sus discípulos.

Y miren, yo les puedo decir, uno de los beneficios más grandes de uno ser un discípulo, es el mero hecho de que usted pueda conocer, que usted pueda saber algo. Yo no sé usted, pero el que usted sepa algo le da a uno como que un sentido de valor, le da a uno un sentido de importancia. Es bien diferente ser una persona ignorante, que no sabe nada de la vida, y usted lo ve que anda por ahí, como que espaciado en el aire, a ser una persona que conoce cosas de la vida.

Una persona que tiene conocimiento de distintas etapas de la vida, es una persona que vive con un sentido de estima fuerte, alto y seguro y segura de sí mismo y de sí misma. Solamente porque conoce algo. Miren, yo les cuento una historia. Aquí en la iglesia hay un hermano que se llama Tonio Díaz, tal vez alguno de ustedes no lo conocen, pero el hermano Tonio Díaz, cuando yo compré mi primera casa en Randolph, la cocina se tenía que renovar por completo. Era un desastre esa cocina, yo sabía que estaba comprando una casa que iba a necesitar remodelación. Pero obviamente yo no sé remodelar y no teníamos el presupuesto para pagarle a alguien. Así que el hermano Tonio me dijo, “Mira, yo te voy a ayudar.” Y yo, “Pero, Tonio, si yo no sé ni cómo trabajar con una caladora y tu me vas a ayudar a mí? No te apures”

Él se tomó dos semanas de vacaciones. Obviamente él es dueño propio de su trabajo, so él se tomó dos semanas de vacaciones, y en esas dos semanas el hermano Tonio llegaba a mi casa, y él no hacía el trabajo, él me decía, “Mira, Omar, así es como se hace esto. Así es como tu tienes que medir.” Este hombre me enseñó a trabajar con una caladora, con una sierra, con una sierra de mesa. Me enseñó cómo agarrar la madera y hacerle un corte bien fino. Él me enseñó a cómo poner gabinetes, cómo poner los countertops. Él me enseñó a cómo hacer plomería de fregadero. Él me enseñó a cómo tirar cables de electricidad para el counter. Él me enseñó a cómo hacer la mezcla para las losetas y cómo poner las losetas o la losa. Él me enseñó a hacer todo esto, mis hermanos, y ¿saben qué? A este hombre yo lo voy a recordar por el resto de mi vida porque sacó de su tiempo para enseñarme algo, y el mero hecho que me enseñó a mí, cuando la gente llega a mi casa, y me dicen, “Guau, Omar, que cocina tan bonita” es como que… quién te hizo ese trabajo? Yo, con un poquito de ayuda. Dios me libre, Tonio sabe que le debo mucho a él.

Pero en ese sentido, mis hermanos, cuando usted sabe hacer algo, cuando usted conoce algo, le da a usted un sentido de honorship, es como guau, yo sé hacer esto. Yo sé lo que significa esto.

Sabe otro contexto donde esto pasa mucho? En las parejas. Cuántas parejas tenemos aquí? Y las parejas que se están formando también por ahí. Miren, no hay nada más preciado para un cónyuge, sea hombre o sea mujer, que cuando está hablando con su pareja y de repente surge un tema y la otra parte, como que no está muy al tanto del tema, y uno sí sabe lo que uno está hablando, porque a mí me ha pasado con Heidi, que estamos hablando y de repente traemos un tema y ella dice, y de qué tu me estás hablando? Y yo, oh, espérate, tu no sabes este tema? Y cuando ella me dice que no, yo tengo que freezar, tengo que congelar ese momento y absorberlo. Estoy explicándole algo a mi esposa que ella no sabe, pero pasa viceversa, porque hay veces que ella me tiene que hablar de algo que yo no estoy muy al tanto, y ella también desearía freezar ese momento por horas, solamente para absorber el hecho de que yo no sé y ella me está explicando algo.

Pero, eso mis hermanos, trae un sentido de llenura, de satisfacción, el uno poder conocer y darle una información a otra persona que puede edificar la vida de esa otra persona y elevarla a un nuevo nivel. Ese conocer, mis hermanos, nos ayuda a impartirle una bendición a otras personas a nuestro alrededor.
Otro contexto que yo puedo mencionar. Cuántos de ustedes tienen buenos amigos? ¿Verdad? Cuando ese amigo le comparte un secreto, algo bien íntimo de su vida, cómo usted se siente? Verdad que usted se siente importante? Usted se siente como que guau, esta persona me está compartiendo algo muy personal. Y no es que usted va a ir ahora, como un vocero por ahí, a decirle todo lo que esta persona le compartió. No, no, pero cuando yo estoy hablando dentro del contexto de una amistad genuina, que uno valora esa confidencialidad, esa confianza que le dan a uno, el yo conocer esas cosas íntimas de esa persona, me hacen sentir importante a mí, porque estoy compartiendo la jornada de vida que lleva esa persona, y esa persona me ha compartido eso a mí para yo ayudarle, sostenerle, motivarle a lo largo de cualquiera sea la situación que compartió conmigo.

Y ese conocimiento, mis hermanos, nos da un sentido de guau, espérate, esto es importante. En la misma forma pasa con este contexto de discipulado de Jesús, en el cual Jesús está dando a conocer los secretos del Reino de Dios a sus discípulos y los discípulos entonces se quedan como que, guau, espérate, esto es bien importante. Esto me está dando a mí un nivel de privilegio que otros no tienen, porque Dios a través de Jesús está dándome a demostrar lo que él quiere hacer conmigo.

Pero, aquí viene el pero, porque mis hermanos, no todo en la vida es gratis, ¿verdad? a menos que usted vaya a Stop and Shop y se encuentre un producto que diga, compra uno y el segundo le sale gratis, ¿verdad? pero ¿saben qué?, eso no es verdad, porque lo que están haciendo es reduciendo el precio y más o menos lo están haciendo mitad y mitad. Se supone que se rieran ahí.

El asunto es este. Miren cómo dice esto. “Si ustedes permanecen en mí y mis palabras permanecen en ustedes, pidan todo lo que quieran y les será hecho.” Verdad, que suena bien bonito, mis hermanos? Pero ese pedir viene con una condición, viene con un precio. Para tu poder pedir y recibir lo que anhelas y deseas en tu vida, tienes que permanecer en el Señor, tienes que permanecer, ser obedientes a sus mandamientos, a las cosas que él pide de ti.

Miren, yo les hago una pregunta. Cuántos de ustedes creen en el amor incondicional? Déjenme ver, por mano, una muestra de manos. Cuántos de ustedes creen en el amor incondicional? Okay. Cuántos de ustedes creen que el amor es condicional? Hay algunas manos que están como que no sé. Okay, déjame explicarme.
El único amor que yo conozco en el mundo entero que sea incondicional es el amor de Dios. Amén, gloria a Dios. Al menos eso lo podemos responder bien. Es incondicional en el sentido de que aún cuando nosotros éramos pecadores, qué pasó? Cristo murió por nosotros. Es incondicional en el sentido de que la salvación es por gracia y no por obras. Suena bien lindo hasta ahí, ¿verdad? pero, cuando usted decide aceptar ese amor, cuando usted decide vivir a la luz de ese amor, sigue siendo incondicional? O es una combinación de ambos? Es una combinación de ambos, mis hermanos.

Qué pasó con los diez mandamientos? Qué eran los diez mandamientos? Eran una muestra del amor incondicional de Dios? Es más, el mero hecho de que Dios diga, si tu quieres experimentar mi bendición no puedes tener ningún otro Dios sino yo, todo tu amor es para mí. Eso suena incondicional? Eso es un amor bien condicionado. Y con unas expectativas bien claras y bien marcadas.

Saben que de los diez mandamientos a lo largo de toda la Escritura hebrea del Antiguo Testamento surgieron alrededor de 600 y pico de leyes que salen a la luz de los diez mandamientos y el pueblo de Israel se regía por esos 600 y pico de leyes. Pero en la persona de Jesús, claro está, esas leyes fueron, como quien dice, consumadas en la persona de Jesús y ahora Jesús se convierte en nuestra ley. Nosotros vivimos de acuerdo a lo que Jesús pide de nosotros.

Pero como quiera, sigue siendo un amor condicional. Es más si sigo leyendo un poquito más adelante. Miren el verso 12, cómo dice?

“… Este es mi mandamiento que ustedes se amen unos a otros como yo les he amado. Nadie tiene mayor amor que este que uno ponga su vida por sus amigos. Ustedes son mis amigos si hacen lo que yo os mando…”

Miren, les voy a contar un chiste. Hoy estoy medio jocoso con chistes yo. Mi hijo Lucas está en esa etapa de la vida donde a todo le pregunta, are you my friend? Eres mi amigo? Lucas y yo estábamos jugando con uno de sus trencitos hace poco en la sala de la casa, y obviamente tenemos dos trenes. So él, bien contento, cada vez que yo le digo, vamos a hacer el trencito? Uf, él se luce y “Okay, papi, this is your train, this is my train.” Y él a mí me da el tren que corre más lento. Así que montamos la pista de Thomas Train, la montamos y él cada vez que él me dice, “Papi, hazlo así” es porque él quiere que el trencito pase por debajo, como si fuera un puente. So, yo tengo que hacerme el ingeniero y el arquitecto y hacer el tren de tal forma. El asunto es que cuando estamos corriendo los trenes, como el tren de él se mueve más rápido, pues, alcanza al mío y entra a chocar. Entonces él me dice, “No papi, no puedes chocar”, y él quiere coger el trencito y sacarlo. Y yo le digo, “No, pero Lucas, we’re sharing, we’re sharing.” Y es como que se empieza a molestar. Okay, él lo coge y lo pone al frente y cuando vuelve y da la vuelta pues choca con él. “No papi, estás chocando.” La cosa es que mi chico se molestó. Y va allá a donde su mamá y le dice, yo lo oigo desde acá de la sala, y le dice, “Mami, papi is not sharing.” Digo, “mami, no te apures, todo está bajo control.”

El asunto es, miren qué estratega es mi hijo. Él molesto, con chu, se sienta en el piso, justamente al lado de la pista del tren. Y cuando ve que mi tren va pasando, lo coge y lo saca, y dice, “You’re not my friend any more.” Pero ven acá. O sea, primero que nada yo no le enseñé eso, consta, y lo segundo que yo me digo, miren que interesante que hasta la niñez en esa etapa pueden desarrollar un amor condicional. En el sentido de que si jugamos, tienes que jugar de acuerdo a mis términos. Y yo estoy seguro que muchos de ustedes aquí cuando estaban en la escuela elemental, si alguno de sus amigos no jugaba de acuerdo a sus términos, usted le decía, “ah, no te voy a hacer caso, tu no eres mi amigo más.” O me equivoco? No, todos ustedes son unos santitos, claro.

Pero el asunto es, mis hermanos, esto de lo cual yo les estoy hablando, se basa en un amor, mis hermanos, que tiene sus condiciones. Una pareja, mire, si alguien aquí, si una de las parejas aquí viene y me dice, “Ay, pastor, yo amo a mi esposo o a mi esposa incondicionalmente”, mmm… y digo esto con mucho respeto, mis hermanos, consta. Pero de todo lo que yo he visto, si usted coge un vaso lleno de agua y lo empieza a verter en otro vaso, y no hay nada que llene este vaso de agua. Qué va a pasar con ese vaso? Se va a vaciar en algún momento.

So, ese amor tiene una condición, yo te amo, pero espero recibir tu amor para atrás también. No esperes que yo te esté lavando los calzones, planchándote la ropa, haciéndote comida todo el tiempo si tu no vas a hacer algo por mí en algún momento. Amen.

Ahí se movió el Espíritu Santo, yo lo sentí. Jesús está haciendo lo mismo en este contexto, mis hermanos, de lo que es el discipulado, y un discipulado genuino, es un discipulado que está basado en amor, que está basado en una intimidad, en una afinidad que Jesús tenía con sus discípulos y que él quería que sus discípulos lo tuvieran con él.

Cuando Jesús le estaba diciendo a sus discípulos, miren, ya yo no los voy a llamar más siervos, los voy a llamar amigos, porque el siervo no sabe lo que está haciendo el dueño o el padre, pero el amigo sí lo sabe. Miren, yo sé que muchos de nosotros, hay veces que nuestro vocablo religioso, decimos, ah, no, si yo soy un mero siervo humilde del Señor. Miran, amén, somos todos siervos del Señor, pero si usted me dice, yo prefiero decir, yo me considero un amigo de Dios y antes que eso me considero un hijo de Dios. Prefiero ser un hijo, y después un amigo y después un siervo. Si usted me pregunta mis prioridades yo las pondría así: prefiero ser un hijo primero, después un amigo y después un siervo. Por qué? Por el mero hecho de intimidad, de cercanía que uno puede disfrutar con Dios.

Y es una cercanía que el Señor no las quiere dar a todos nosotros, pero hay veces que nosotros somos un poco medio testarudos y queremos que dar frutos fuera de la vid. Nos creemos que por nuestra propia cuenta podemos hacer todas las cosas y miren, sí, si usted ve la vida por ahí, hay cosas que la gente logra alcanzar por su propia fuerza. Pero lo hace como quien dice, hasta cierto nivel. Pero cuando uno tiene a Dios por el lado, yo te digo, las posibilidades son mayores entonces, son ilimitadas.

Y miren, yo les digo, mis hermanos, esto que Jesús le estaba diciendo a sus discípulos de permanecer en él, no se los estaba diciendo por decirlo, se los estaba diciendo en un momento bien importante. Jesús está hablando de esta intimidad con sus discípulos momentos antes de ser arrestado. Y él le estaba diciendo, ustedes tienen que permanecer en mí, en mis enseñanzas porque Jesús sabía que al momento que él fuera arrestado, sus muchachos se iban a escandalizar. Y ahora qué hacemos? Nuestro maestro, nuestro líder, nos lo han quitado, lo quieren matar. El líder que nosotros pensábamos que iba a restaurar todo Israel, ahora de repente no se encuentra.

Él sabía que sus muchachos iban a salir corriendo cada cual por su lado. Y por esa misma razón, el Señor les estaba diciendo, mira, ustedes tienen que permanecer en mis enseñanzas, en mi palabra. Si ustedes verdaderamente quieren demostrar que me aman, tienen que permanecer ahí.

Miren, yo les digo algo muy revelador, mis hermanos, yo ahora estoy trabajando con un libro, estoy leyendo un libro, que habla acerca de lo que es la generación, la filosofía, el idealismo desde una generación postmoderna. Y eso es algo bien difícil de explicar pero en la noche y en una forma bien resumida. La generación postmoderna se describe por el mero hecho de que no creen en una verdad absoluta. Y con eso me refiero, una persona que si usted le dice, Cristo es el camino de la verdad y la vida, esa persona te va a decir, “Hm, eso es lo que tu te crees, pero no es lo que yo necesariamente creo.”
Nosotros decimos que Jesús es el único camino, la mente postmoderna dice, hay muchos caminos para llegar a Dios. Esa es la generación en la cual nosotros estamos viviendo ahora. Gente, miren cómo va la cadena, que al no creer en una verdad porque no tienen esa verdad entonces su identidad personal está abierta a cualquier otra verdad que venga por ahí y si esa identidad está abierta a cualquier tipo de influencia, mire, eso significa que la identidad de esa persona va a estar insegura en todo tiempo, porque un día va a creer una cosa y otro día cuando salga la nueva Pompeya, ah, pues vamos a creer esto ahora. Y cuando salga la nueva moda de ropa, pues, ah, pues ya no me gusta el pantalón hasta los tobillos, ahora me quiero poner el pantaloncito pegado de cuero para que se me vea lo poquito que tengo.

Así es como piensa la gente en esta generación. Así que, lo tanto cuando uno está diciendo estas palabras, guau, mira, sí, yo quiero pedir lo que yo quiero, pero me están dando una condición, la generación postmoderna va a decir, por qué yo voy a vivir de condiciones? No. Yo pongo mis propias condiciones y se empeñan en eso, en poner sus propias condiciones.

Por qué estoy diciendo eso, mis hermanos? Porque hoy día, más que nunca, esto que Jesús nos está diciendo presenta un reto bien grande para nuestras vidas. Que para uno poder ser un discípulo, una discípula bien genuino, bien claro, bien real, al tuétano, uno tiene que saber cómo enfrentar estas cosas que van a tratar de contradecir lo que nosotros creemos. Una generación postmoderna tal vez le hubiesen dicho a Jesús como que, y por qué yo tengo que permanecer en lo que tu estás diciendo, lo que tu me estás pidiendo? Por qué no puedo creer en lo que este otro mengano por acá me está diciendo, que suena más fácil que lo que tu me estás proponiendo?

Pero no, mis hermanos, nosotros somos esa generación que permanece fiel a lo que el Señor Jesús manda de nosotros. Porque hemos visto que él es esa verdad sólida, es ese eje donde todas las demás cosas se agarran y si uno se sale de ahí, como está bien diciendo el texto, “… si tu eres un pámpano que quiere vivir fuera de la vid, qué te va a pasar? Mira vas a terminar como una pasita de arrugada, sin fruto, sin sabor y sin nada. Pero si permanecemos conectados a lo que él es, lo que él significa, tu vida va a llevar un fruto bien grande, mis hermanos.

Y es por eso que yo comparto esto con ustedes, de ese privilegio que nosotros tenemos, mis hermanos, de poder ser llamados discípulos del Señor Jesús. Primero que nada tenemos un acceso directo al Padre. Miren, cómo Jesús dice en el capítulo 14. Déjenme leerles esto rapidito. En el capítulo 14, verso 12 dice:

“…De cierto les digo, el que cree en mí, las obras que yo hago, él también las va hacer y aún mayores porque yo voy al Padre y todo lo que le pidan al Padre en mi nombre, yo lo haré para que sea glorificado a través del Hijo…”

Y otra vez enfatiza, todo lo que pidan en mi nombre subráyelo, él dice, lo haré. Pero para nosotros poder vivir a la altura de ese secreto, tenemos que ajustarnos a lo que él está pidiendo. Y lo bello de todo esto, mis hermanos, es que eso no es un proceso que lo vamos a hacer nosotros solos por nuestra propia cuenta o por nuestra propia fuerza o por nuestra propia intuición, por decir algo más místico, sino que es algo que viene de la obra de Dios a través del espíritu en nosotros.

Miren cómo dice también, más adelante en el verso 14:

“… El que me ama, mi palabra guarda y mi Padre le va a guardar a él y vendremos y haremos morada con él. El que no me ama, no guarda mis palabras y la palabra que ustedes han oído no es mía sino que es directamente de Dios y yo les he dicho estas cosas estando con ustedes, pero el consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él les enseñará todas las cosas y los recordaran todo lo que yo les he dicho…”

Miren la obra del Espíritu Santo que nos ayuda en todo este proceso, mis hermanos. No nos deja solos cuando él vaya a ser quitado, sino que él está ahí a través del Espíritu Santo como una presencia viva, tangente en nuestro ser que nos ayuda a nosotros poder conocer qué es lo que Dios tiene para nuestras vidas.

Cada vez que cantamos esa canción Rey de gloria, que decimos quién es ese Rey de gloria. Que me persigue con su amor. Me asombran sus palabras, susurrando en mi interior. Y miren, cómo dice: mi conciencia me recuerda que necesito su perdón. Él es el Rey de gloria que me lo ofrece hoy. O sea, estas palabras son tan profundas, mis hermanos, porque reflejan precisamente este dinámica de cómo el Espíritu Santo a través de distintos eventos, momentos en nuestra vida, está como manteniéndonos on check, manteniéndonos on check de qué es lo que Dios quiere, pide y demanda de nosotros. Recordándonos cuáles son sus propósitos para nuestras vidas.

Qué mejor privilegio podemos tener que ese? Un acceso directo al Padre, los misterios que él tiene en su corazón para cada una de nuestras vidas y que no son misterios que se quedan en uno nada más, sino que nos mueven a compartirlos con otros también. Y que es una obra que en una forma misteriosa se opera a través del Espíritu Santo morando en nosotros.

Y por último, mis hermanos, el mero hecho de que Jesús nos llame amigos. Óigame, yo le doy gracias a Dios por los amigos íntimos que yo tengo, de verdad. la vida pastoral puede ser un poquito medio solitaria, en el sentido de que uno siempre tiene como esa tendencia de guardar su vida personal, su privacidad. Pero yo le doy gracias a Dios por amigos íntimos con los cuales uno puede decir, Mira, podemos ir a tomarnos un café? Vamos, como no. Y nos sentamos, hablamos, hacemos chistes y soltamos las cosas que tiene uno por dentro. Por qué? Porque yo sé que ese amigo no va a, como quien dice, a, “tu, que eres pastor, cómo va a ser”.

Mire, si yo empezara a compartir algunas de mis intimidades que yo tengo, la mitad de ustedes saldría corriendo de aquí. Pero no voy a pensar, yo no soy tan malo por favor, yo soy un hombre en proceso, igual que todos ustedes. Pero ahí es donde yo veo, mis hermanos, la validez de poder tener un amigo, una amiga, una persona en quien uno pueda confiar. Y eso lo digo con mucho cuidado porque tal vez algunos de nosotros hemos sido traicionados por alguien que nosotros considerábamos que era un buen amigo, una buena amiga, y son cosas que pasan. Pero no es la última Coca Cola en el desierto tampoco.

Dios tiene personas a nuestro alrededor. Y mire, al decir esto, yo no me estoy refiriendo que todos nosotros vayamos a ser un billete de cien para todo el mundo. Yo no puedo ser amigo íntimo de todos ustedes ni ustedes lo pueden ser de mí. Pero sí, como Jesús, que Jesús tenía sus círculos concéntricos de amistades, aún dentro de los mismos discípulos. Él tenía sus 12 discípulos pero solamente con 3 de ellos se iba aparte a orar, y solamente uno de ellos podía recostar su cabeza en el pecho de Jesús.
So, yo aprendo. Eso para mí es bien revelador del mismo Jesús, de que uno tiene que tener sus niveles de amigos. Y no es que uno no quiera más a unos que al otro, pero es que es así. Es así. Todo esto lo estoy compartiendo con ustedes, mis hermanos, para que podamos sacarle verdadero valor a esa dinámica de discipulado en la cual nosotros estamos. Sí, discipulado a través de las clases que se dan, pero discipulado al nivel de que Jesús es nuestro maestro, de que Jesús es ese amigo que quiere compartir los secretos que él tiene en su corazón para con cada uno de nosotros. Que son secretos que pueden transformar nuestra vida, son secretos que pueden movernos a nuevos niveles, son secretos, mira que sí nos van a confrontar en algún momento y nos va a jalar las orejas, y como que no.

Yo tengo aquí en la iglesia un amigo personal que en varias conversaciones me ha hecho eso. Me ha jalado las orejas, y me lo ha hecho con toda confianza y yo lo respeto por eso. Pero en la misma forma yo lo hago con él también. Y así mismo Jesús lo hace con cada uno de nosotros, mis hermanos. Él quiere sacar lo mejor de usted. El Señor quiere sacar lo mejor que está en ti porque él sabe lo que ha puesto en ti. Él sabe lo que él ha hecho en tu vida. Y es por eso que él quiere que tu veas el privilegio de lo que es ser un discípulo de él.

Así que yo los invito, mis hermanos, vamos a ponernos de pie y vamos a terminar, reflexionando en esto. La única manera de nosotros poder disfrutar de todas las cosas que yo les he dicho, es teniendo una relación estrecha con el Señor Jesús, es la única forma en la cual lo podemos disfrutar, mis hermanos. Si usted no permanece unido a esa vid, el disfrute va a ser a medias, va a ser como el disfrute de las multitudes, porque las multitudes le sacaban beneficio a Jesús sea como sea. Había milagros que se hacían aquí y allá, pero eran cosas bien esporádicas. Pero si usted quiere el beneficio total, no tan solamente de esas bendiciónes que puedan ser esporádicas y superficiales sino también de tener esa conexión íntima, esa conexión directa con el Padre, la clave está en permanecer en Jesús.

Tu quieres pedir todo lo que tu tienes en tu corazón? Pídelo. Dios te lo va a dar, pero para poder llegar ahí, you need that connection, my brother and my sister, if you don’t have that, you’re not going anywhere. Guau!

Sí, vas a llegar a algún lugar pero te vas a quedar a medias. Lo tengo que decir así. Dios anhela tener esa conexión con nosotros. Así que ahí donde tu estás, yo te quiero invitar a que tu cierres tus ojos y piensa en la etapa en la vida en la cual tu estás ahora mismo, piensa lo que Dios ha hecho por ti, los años pasados, lo que él está haciendo ahora, lo que él puede hacer, lo que él va a hacer.

Y Señor, ahora mismo, nosotros dirigimos nuestros pensamientos a ti, Señor, dirigimos nuestro corazón a ti. Gracias por esta palabra a la cual hemos sido expuestos, porque es una palabra de vida, Señor, que transforma nuestro ser. Gracias porque a través de ti, Jesús, tenemos un acceso directo a Dios, a los secretos, los misterios, los deseos que están su corazón. Y porque a través de tu Espíritu Santo nosotros podemos recibir ese tipo de llenura que proviene tan solamente de ti. Y gracias por el mero hecho, Señor, de que tu nos llamas amigos, tu nos llamas amigos, Señor Jesús. Al abrir tu corazón y compartir las cosas que están en ti y con nosotros, tus nos llamas amigos, y te mueves, mi Dios, a ese nivel de intimidad con nosotros.

Padre, yo quiero orar por mis hermanos y hermanas, Señor, si tal vez alguno de ellos se siente que tal vez se ha alejado un poco de la vid, que tal vez ha querido tratar de dar fruto por su propia cuenta, y estas palabras están trayendo esa conciencia, activándola y trayendo un sentido de convicción, Señor. Yo te pido que a cada uno de esas personas, dondequiera que se encuentren, que puedan ahora mismo, en este momento, Señor, restaurar esa conexión contigo, Señor.

Tu eres un experto en hacer injertos así que si tienes que hacer un injerto una vez más en la vid para que esa persona pueda dar el fruto que tiene que dar, Padre, tu tienes el poder para hacerlo. Padre, y si hay alguien que no ha conocido ese amor, si hay alguien que no sabe lo que es estar, aunque sea conectado a la vid, yo te pido que esta tarde sea un momento donde se pueda dar esa conexión, Señor, que hoy tu abras los cielos, mi Dios, y deposites sobre ese hombre, sobre esa mujer, sobre ese joven, esa convicción de lo que tu amor puede hacer en medio de su vida, Señor.

Yo les entrego en tus manos, a cada uno de mis hermanos y hermanas, Señor, a nosotros como iglesia, Señor, queremos permanecer en la vid, queremos permanecer contigo, Señor, en tus mandatos, en tus enseñanzas para poder dar el fruto que tu quieres que nosotros demos.

Ayúdanos, mi Dios, somos seres imperfectos. Ayúdanos y que nosotros podamos salir de aquí con esa convicción, con esa certeza, Señor, de que tu estás con nosotros, de que tu caminas con nosotros, que tu eres quien nos anima a lo largo del camino, que tu eres quien nos consuela, quien nos levanta, quien nos corrige, quien nos sana, quien nos restaura y que nos enseñas el camino en el cual debemos andar.

Yo bendición a cada uno de mis hermanos y hermanas aquí en esta tarde y sobre todos y cada uno de nosotros, Señor, derrama tu bendición. La anhelamos y la deseamos y te damos las gracias por ese privilegio de poder ser tus amigos, de poder ser tus discípulos, Señor, en este mundo en el cual vivimos. Te amamos, Señor, y te bendecimos por tu Hijo Jesús, amén y amén.
Gracias Señor.

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La importancia de un amigo (parte 1)

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Quisiera hablarle acerca de la importancia de un amigo. La importancia de un amigo. Y si yo fuera a hacer una pregunta, la voy a decir para que vayan pensando porque les voy a hacer una entrevista. Si yo les preguntara, qué significa para usted un amigo? Qué usted me respondería? Qué significa para usted un amigo, una amiga, sea lo que sea? Qué es un amigo para usted? Un hermano.

Qué es un amigo para ti? Alguien que se puede confiar. Qué es un amigo para vos? Eso mismo. Qué es un amigo para ti? Estamos iguales. Un amigo, qué es un amigo? Qué es un amigo? Una persona que se abre, que comparte. Qué es un amigo? Alguien a quien amamos y que nos ama. Voy terminando. Qué es un amigo? Un amigo es alguien que nosotros amamos y que nos ame y que nos entienda nuestras situaciones. Qué lindo se oye eso, yo no lo podría haber dicho mejor.

Hay una canción que dice, amigo es aquel que te extiende la mano, te cuida y vela por ti. Yo he sido el único que he escuchado esa canción o no? miren, vayan conmigo a Juan, Capítulo 15, porque este tema no me lo estoy sacando de la manga, consta. Juan Capítulo 15, verso 14. Enrique, en México qué significa un amigo? Oh, una responsabilidad, eso está bueno porque es bien cierto. Eso está bien cierto. Eso me gustó. Una responsabilidad, buena o mala? Buena.

Juan, Capítulo 15, verso 14, deja ver si este verso los hinca igual como me hincó a mí.

“… Jesús dice, vosotros sois mis amigos si hacen lo que yo les mando…”

Díganme acerca de una amistad con condiciones, eh? porque nosotros decimos, sí, yo te doy una amistad incondicionalmente. Pero hay amistades que tienen condiciones. Ustedes son mis amigos si hacen lo que yo les mando, y el verso 15 dice:

“…Ya no los llamaré siervos porque el siervo no sabe lo que hace su señor, pero los he llamado amigos porque todas las cosas que oí de mi Padre, yo les he dado a conocer…”

Este es el texto que yo voy a usar como base para lo que yo entiendo que van a ser dos o tres mensajes. Ahí hay dos amigos que están hablando. Esto lo voy a tener que dividir como en tres partes, porque no me va a dar el tiempo para poder correr todo lo que tengo aquí.

Pero miren, basado en las respuestas que ustedes dieron y otras cosas que tengo aquí en mi cabeza, y si yo uso, por ejemplo, Proverbios 17, miren cómo dice Proverbios 17:17, dice:

“…En todo tiempo ama el amigo y es como un hermano en tiempo de angustia. En todo tiempo ama el amigo y es como un hermano en tiempo de angustia…”

Miren, hoy día hay muchas personas que buscan, que viven y anhelan, y desean tener amistades genuinas. Yo soy uno de ellos. Yo no creo que haya nada malo con poder decir eso. Y la razón por la cual están buscando eso es porque de alguna forma u otra hay un sentido de soledad en su interior. Y puede ser, nosotros habremos visto en algún momento, personas que tienden a aislarse, que ustedes los ven que están solos o solas por su cuenta y como que nadie me mire. Como también puede ser una persona que tiene a muchos otros a su alrededor y usted lo ve que es una persona bien social y qué sé yo, pero a pesar de eso, hay un sentido de soledad. No se siente genuinamente conectado con otra persona.

Y la gente está buscando ese sentido de amistad. Hay muchos que lo desean con ansias, con ganas. Hay otros que han sido traicionados por lo que pensaban que era una amistad genuina. O sea, esto es algo que abarca una multitud de cosas y yo espero en estos próximos miércoles que tenga la oportunidad de poder abarcar en este tema y tocar alguno de esos puntos.

Pero miren, ese sentido de amistad yo puedo decir que está engranado en la misma naturaleza de Dios. O mejor dicho, en la imagen de Dios en nosotros. Si nosotros somos creados a la imagen de Dios, y nosotros sabemos que Dios es un Dios trino, Padre, Hijo y Espíritu Santo, tres seres habitando en uno, que hay una relación, una dinámica entre estos tres individuos que constantemente se hablan y se nutren y se informan el uno al otro, y toman acción el uno al otro. Esa misma imagen que está en Dios, esa misma imagen está en nosotros.

Por ende, en nosotros hay una necesidad de poder estar en conexión con otra persona. Muchos de nosotros encontramos esa conexión íntima en un cónyuge, un esposo, una esposa. Muchos de nosotros encontramos esa conexión en nuestros padres, o madres, o un hermano, o una hermana, un abuelo, una abuela, un tío, una tía, o en un pastor, o lo encontramos en un amigo, en una amiga que tenemos a nuestro alrededor. hay algunos que lo encuentran en el perro, en el gato o en la cotorra.

Válgame! Pero el asunto es que esa necesidad de conexión, de estar en relación, de interdependencia es algo innato en nosotros porque es parte de la naturaleza de Dios en nosotros. Así que el querer tener un amigo, una amiga es algo que se nos va a salir de los poros en alguna forma u otra.

Pero bueno, si yo les fuera a decir, cómo podemos definir la amistad? Ustedes me pueden creer que yo fui al diccionario de la Real Academia Española y no encontré una definición que me hiciera, hmm, que bueno se oye eso! No la encontré. La tuve que hacer yo.

So, les voy a dar una definición de acuerdo al diccionario de la Real Academia de Omar Soto. Miren lo que yo pienso que es una amistad, a ver si les convence, a ver si les puedo vender mi diccionario. Esto es lo que yo digo:

“La amistad, o un amigo, es una persona que profesa y vive una afinidad íntima con otro o con otra, de acuerdo a valores similares compartidos, sin exceder los límites de lo que pueda ser justo u honesto en esa relación.”

Es miércoles, Omar, no es domingo, por favor. Deja ver cómo puedo… déjenme darle para atrás un momento. Lo digo otra vez.

La amistad, o un amigo, es una persona que profesa y vive una afinidad íntima con otro o con otra, de acuerdo a valores similares compartidos, sin exceder los límites de lo que pueda ser justo u honesto en esa relación

Primero yo digo que es algo que se profesa y se vive. En otras palabras, no tan solamente María te estoy diciendo que soy tu amigo, sino que también en mi vida yo te muestro que soy tu amigo. Me siguen por dónde voy?

So, yo digo que soy amigo de una persona y mis acciones valorizan o le dan valor a lo que yo digo que soy. Así que se profesa, se vive. Cuando hablo acerca de una afinidad, estoy hablando de una afinidad basada en valores o intereses compartidos que puedan tener esas personas.

Y aquí esto puede ser un poquito tricky, porque puede ser que a una persona le gusta el futbol y al otro le guste el baseball, pero lo que pueden tener en común es que les gustan los deportes, ¿verdad? So, tal vez no hay algo genuino que comparten pero en esencia sí lo hay.

Por último, son personas que conocen sus límites y los respetan. En otras palabras, no están metiéndose todo el tiempo en sus cosas personales sino que le dan a la otra persona su espacio también.

So, qué tal ese definición, les convence sí o no? okay. Cómo surgen las amistades? Cómo surge una amistad? Aquí yo puedo decir que también esto depende, depende de cómo pueda surgir una amistad. Porque puede ser que una amistad se coja mucho tiempo, como puede ser que una amistad también empiece ahí del primer encuentro.

Miren un ejemplo bíblico. Vayan conmigo a Primera de Samuel, Capítulo 18, miren lo que pasó aquí, en el primer verso. Si les relato la historia que está antes, la historia que está antes es obviamente cuando David derrotó a Goliat, le cortó la cabeza y obviamente a él lo reportan y lo traen delante del rey Saúl y en una conversación entonces con el rey Saúl. Yo quiero que ustedes imaginen esto, en el palacio, David llega del campo ahí todo sucio, y tal vez con sangre salpicada en su cuerpo, y llega con la cabeza de Goliat, ahí en la mano. Y entonces está el rey Saúl sentado en su trono de frente, sus advisors están al lado de él, y por ahí, por una esquinita está su hijo Jonatán, viendo todo lo que está pasando. Entonces en Primera de Samuel, Capítulo 18, verso 1 dice:

“… Aconteció que cuando él hubo acabado de hablar con Saúl… ─él, siendo David ─ … el alma de Jonatán quedó ligada con la de David y lo amó Jonatán como a sí mismo. Y Saúl le tomó aquel día y no le dejó volver a la casa de su padre e hicieron pacto Jonatán y David porque él le amaba como a sí mismo y Jonatán se quitó el manto que llevaba y se lo dio a David y otras ropas suyas, hasta su espada, su arco y su talabarte…”

Miren esto. Esto fue una amistad que salió corriendo del primer cantazo. Es como que Jonatán se dio por completo, se identificó con David. Hubo algo que cuando se miraron cara a cara, fue como una conexión directa el uno con el otro. Hijo, tu eres mi panita fuerte, se escupieron, pon la mano ahí, por no decir que cogieron cuchillos y se cortaron la mano y un pacto de sangre ahí por siempre.

Pero eso fue una amistad que surgió rápido. Sabe una amistad que se tomó mucho tiempo en surgir? A qué no saben cuál es? La de Jesús con sus discípulos. Por qué, pastor Omar? Se recuerdan el verso que acabamos de leer, Juan, Capítulo 15? Saben que a los discípulos les costó 3 años para escuchar de Jesús que saliera de su boca, que él pudiese decirle a ellos, ustedes son mis amigos. Porque estas palabras que Jesús les estaba diciendo a sus discípulos, se las estaba diciendo momentos antes de él ser arrestado. Así que si ustedes cuentan el tiempo en que Jesús comenzó su ministerio antes de haber escogido a sus discípulos, hasta que los escogió y siguió desarrollando con ellos una conexión de maestro, aprendices, y llegó a ese punto, horas antes de ser arrestado y ahí fue donde les dijo, ustedes son mis amigos.

Esa relación de amistad se tardó 3 años en desarrollarse. Muchas historias, muchas jornadas, mucho tira y jala, mucho cuestionamiento, mucho aprendizaje, hasta uno le dijeron “apártate de mí, Satanás. No te conozco.”

Se tardan algunas relaciones en crecer. Así que todo depende. Pero la clave que yo puedo decir para toda amistad es tiempo. Es el tiempo, el tiempo, miren cómo yo digo, el tiempo intencional que uno le dedique a conocer y darse a conocer. Hay dos partes aquí. el tiempo que tiempo que uno dedique intencionalmente en poder conocer a alguien y darse a conocer también.

Ok, me explico. Si yo fuera hablar de acerca de alguna de estas características. Voy a dejar eso un momento. Vuelvo ahí a esa parte de ser intencional. Miren algunas características de la amistad. Yo no sé cuántos de ustedes han visto un email que se titula “La amistad es un arte”, a mí una vez me enviaron un email que decía así. No lo han leído ese email?

Es un email que básicamente lo que dice es que la amistad es un arte, porque un amigo lo que quiere hacer es saludarte, hablarte, escucharte, abrazarte, molestarte, aconsejarte y puedo seguir diciendo otras cosas que tienen que ver con arte pero no las voy a decir, me voy a enfocar en esas nada más.

Por lo tanto la amistad es un arte y el arte es algo difícil, es algo que coge tiempo. Una cosa es tirar colores en un canvas y otra cosa es ir detalladamente dándole forma a ese arte. Pero a la misma vez que es un arte, yo puedo decir que la amistad tiene distintas variantes. Están las personas que son los conocidos, están las personas que son los amigos, y está el o la amigo o amiga. Tu manita fuerte, como quien dice. Tu uña o tu carne como le quieras decir.

Ahora, pero asimismo yo digo que uno no puede ser un billete de 20 para todo el mundo. So, para darle paz en su corazón, es más, hasta el mismo Jesús, yo me atrevo a decir que hasta el mismo Jesús tenía sus círculos concéntricos, sus círculos de amistades, el mismo Jesús tenía esos círculos de amistades, aún dentro de sus propios discípulos. Saben por qué? Cuántos discípulos eran? 12, ¿verdad? Uno de ellos hay que descontarlo, so, vamos a pensar que eran 11. So, imagínense eso, uno de esos amigos ya estaba designado a que lo fuera a traicionar.

Pero dentro de esos 12, ok, Jesús compartía con cada uno de ellos, pero dentro de esos 12 habían 3 en particular con los cuales Jesús se apartaba a orar con ellos 3. Quiénes eran esos 3? Juan, Pedro y Jacobo. Estaban esos tres. Pero de esos 3 había solamente uno que Jesús le permitía que se recostara sobre su pecho. No, no fue Pedro. Juan.

Así que si ustedes ven, o sea, si yo veo este ejemplo de Jesús, que Jesús como quien dice, tenía su grupillo, por así decir, tenía sus niveles con quién entraba en intimidad de alguna forma u otra, y es bien interesante si usted ve los cuatro Evangelios, usted va a ver esa dinámica que se repite en distintas formas. Pero el asunto por el cual digo esto, mis hermanos, es que para que usted tenga paz. O sea, hay otro proverbio que un hombre puede tener muchos amigos, pero amigo que sea como hermano, solamente hay uno. Y hay veces que uno en ese deseo de poder tener amistades, uno se quiere vender como si fuera el mejor amigo de todo el mundo, pero a la misma vez no está logrando alcanzar nada. Porque queremos abarcar mucho y apretamos poco.

Así que, de nuevo, usted puede que quiera ser un amigo, pero no a todo el mundo usted le va a caer como un billete de 20. Algunos usted va a ser un billete de 1, para otros tal vez un billete de 10, para otros tal vez un billete de 50 o uno de 100. Así que, no voy a decir que para nadie usted va a ser un centavo, por favor, no lo voy a bajar a ese nivel.

Ahora, voy terminando con esto. De nuevo, voy a tener que darle un ‘to be continued’ a esto. Obviamente las amistades no son fáciles para desarrollar. Qué es lo que dice Proverbios 27, verso 17? Esto es algo que hemos oído mucho. Dice:

“…El hierro afila el hierro y así mismo el hombre afila a su amigo…”

Suena bien bonito esto, en inglés suena mejor: “Iron sharpens iron”. Suena nítido así. Pero ¿Saben qué? Ese proceso de que un hierro afile otro no es nada fácil. El proceso de que el hierro afile otro pedazo de hierro es un proceso que es bien duro. Y es más, hasta algunas personas puede ser que le de dentera, por así decirlo. Es más, yo me atrevo que, usted se recuerda ese sonido que hace cuando alguien arranca las uñas en una ventana de metal? Puede ser que nada más de yo mencionar eso y usted recordarse de ese ruido, ya usted esté como apretando los dientes. Yo solía hacer eso de maldad cuando estaba en la escuela.

Me estoy dando a conocer. Pero miren esto, yo recuerdo que en mi casa, mi papá tenía una piedra de afilar machetes. Nosotros teníamos un árbol al frente de la casa que lo podábamos obviamente con un machete. En aquel entonces no había de esos trimmers que se usan ahora para podar árboles, así que nosotros usábamos un machete. Y cuando yo aprendí a usar esa máquina, obviamente la piedra viene en esta dirección, dando vueltas, y uno tiene que agarrar el machete en la dirección contraria, para que pueda coger filo.

So, yo recuerdo que como mis manos no eran tan fuertes, cada vez que yo pegaba el machete a la piedra, se me iba con la piedra, porque no lo podía aguantar. Y yo, al ver esa imagen, en yo pensar en esa imagen, yo me digo, guau, que interesante porque cuando un hierro está afilando otro, son dos metales súper duros que están yendo en direcciones opuestas, más sin embargo el mero hecho de que van en direcciones opuestas, ahí es donde se le saca su mayor provecho. O sea, ahí es donde se afilan. Y ahí es donde yo veo, mis hermanos, donde está la belleza de uno poder tener un amigo.

Y aquí es donde yo voy a resumir, al menos esta parte para terminar. Ahí es donde yo veo la belleza de tener un amigo. Porque un amigo no necesariamente es la persona que te va a estar haciendo reír en todo momento. Un amigo es la persona que también se va a atrever a confrontarte y decirte lo que estás haciendo mal. Sí, un amigo es la persona que te va a tirar el brazo y va a llorar contigo, y te va a aconsejar, pero un amigo real es el que si te ve que estás, como con quien dice, te cogió con las manos en la masa, te lo va decir, papito, mamita, hay que revisar algo aquí. es la persona que se atreve a verdaderamente apuntar a quien tu realmente eres. Eso es un amigo de verdad. Porque es el amigo el que sí se va a sentar contigo tomándose un café, te va a escuchar, va a buscar entenderte. Si no entiende algo de lo que tu dices va a hacer un esfuerzo adicional por, dime más de esto, porque quiero verdaderamente entender qué es lo que tu estás procesando, qué es lo que tu estás viviendo, qué es lo que tu estás sintiendo. Está ese sentido de empatía que me voy a quitar mis zapatos para meterme en los tuyo y aunque sean incómodos, pero quiero entender a dónde tu estás.

Y eso, obviamente, mis hermanos, yo tengo que entender que no todo el mundo lo puede hacer. No todo el mundo lo puede hacer. Es más, usted no lo puede hacer con todo el mundo. Usted no está diseñado a abrirse como un libro a tutti li mundi. No. solamente con aquellas personas que usted haya encontrado una afinidad, que usted pueda hacer como Jonatán, que usted se quita su manto y se lo da a esa persona, se quita su espada y se la da a esa persona. Es como quien dice, usted se está desarmando por completo, y vertiendo en esa persona lo que usted es, lo que usted tiene.

Ahí es donde verdaderamente se mide un verdadero amigo. Donde no tan solamente apuntamos a las cosas bonitas, sino que también vemos esas asperezas y buscamos cómo afilarnos. Es el amigo que te va a decir, mira, esto hay que arreglarlo. Y si en algún día tu ves algo en mí que yo tengo que arreglar, por favor, no te lo calles, dímelo. Digo, lo estoy diciendo en el contexto de la predicación, no es que me vayan a dar a donde mí, pastor Omar, estoy viendo esto en usted. Bueno. Si viene inspirado de Dios se lo recibo.

Pero, me siguen por dónde voy, mis hermanos? Miren, hay un punto al cual yo quiero llegar con todo esto. Obviamente no lo voy a hacer hoy. Pero yo quiero que usted vaya pensando en estas palabras que yo estoy compartiendo con usted. Usted necesita un buen amigo, una buena amiga, y yo sé que en Jesús tenemos el mejor de todos los amigos, pero hace falta tener ese amigo o amiga que nos podemos pulsear, bueno, no pulsear, pero que podemos ir ahí de tu a tu. Ese amigo hace falta. Es el amigo que si tu dices a las de siete de la tarde, mira, necesito ir a comerme a pizza, quieres ir conmigo? Pues, vamos a comernos la pizza. O si tienes que tomarte un café a las 9 de la mañana porque necesitas procesar algo antes de ir a tu trabajo y necesitas procesar algo con alguien y ahí está tu amigo, y tu sabes que él puede sacar su tiempo para sentarse contigo, lo hace. O que si estás en un momento de necesidad y necesitas saber de alguien que verdaderamente va a orar por ti, no que necesariamente tu le dices, mira, fulano, ora por mí. Y te dice, sí, sí, sí, no te apures que yo te voy a mantener en oración, pero que va a ser una persona que cuando tu lo llames, ahí mismo en el teléfono te va a decir, vamos a orar ahora mismo.

Hace falta tener esos amigos. Estamos viviendo en un mundo donde ese sentido de amistad, mire que interesante, las ironías de la sociedad en la cual vivimos. Vivimos en un mundo donde ese sentido de amistad se busca por todos lados, más sin embargo se tergiversa en el sentido de que nadie confía en nadie. Y obviamente todo eso viene por un bagaje de otras cosas que las diré después.

Pero mire, hay alguien que está buscando en usted un amigo o una amiga. Usted está buscando en alguien un amigo o una amiga. El propósito de Dios no es que nadie esté solo, y eso que se habla en Génesis, no tan solamente se aplica a un contexto de pareja de hombre y mujer. También se aplica a nuestro diario vivir de que nadie esté solo, sino que nosotros podamos saber, como que guau, tengo una persona en quien puedo contar, que si necesito hablar con alguien, mira, sí, lo podemos hacer. Los pastores, mira, puede ser que nosotros los pastores seamos un billete de 20 para algunos, pero puede ser que alguien, mejor que nosotros, sea un billete de 50 o sea un billete de 100 para su vida. Pero todos juntos formamos un conglomerado que nos permiten ser parte de una familia.

Y mire, no se sienta mal. Si usted quiere tener una amistad bien íntima con una persona, pero esa persona no le responde. Fine. Busque otra persona. No hay nada malo en eso. Lo peor que puede pasar es que usted se frustre como que fulano no me quiere. Si fulano o fulana no te quiere, búscate a zungana que lo más seguro ella sí te quiere, búscate a melano que lo más seguro es que sí te quiere. Eso es lo mejor que hizo Dios, creó a toda una humanidad.

Pero, miren, lo voy a dejar aquí. solamente los quiero poner a pensar, a reflexionar en esa idea. Jesús nos llama a nosotros amigos, esa es la otra parte que voy a leer, y qué de Dios, qué de Dios. Cómo él es nuestro amigo y cómo nosotros somos amigos de él? Así que continuará.

Padre, te doy las gracias por esta noche que hemos podido compartir con mis hermanos y hermanas. Señor, en esta noche yo te pido que a medida que ellos se preparan para salir de aquí hoy, que tu los lleves con bien, que tu los lleves con tu dirección y que en su descanso de la noche, que tu te encuentres con ellos, que tu hables en sus sueños, Señor, y que su espíritu, su alma podrá estar receptible a lo que tu tengas que decir, y que mañana si así tu lo permites, nos concedas la fuerza, la sabiduría y la energía para poder lograr hacer lo que el día de mañana y lo que tal vez no logramos terminar hoy.

Así que, Señor, todo está en tus manos. Yo bendigo a tus hijos e hijas. Llévanos con bien a nuestros hogares, te lo pedimos en el nombre de Jesús. Amén y amén. Gracias, Señor. Bendiciones hermanos.

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En el principio

17 de enero del 2011 - Por Raquel De Jesús

En el principio creó Dios los cielos y la tierra. La tierra estaba desordenada y vacía, las tinieblas estaban sobre la faz del abismo y el espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas. Génesis 1:1-2

¿Cuántas veces hemos leído este pasaje de la biblia y nos hemos concentrado en la belleza de que en el principio Dios creó lo cielos y la tierra? ¿Pero cuantas otras veces hemos pasado por alto el hecho de que después que Dios lo hizo todo quedo desordenado y vacio?
Muchas veces en nuestro caminar con el Señor pasamos por diferentes etapas, pero nadie nos ha advertido que muchas veces antes de que el Señor de su palabra de que se haga la luz hay un momento de desorden, donde todo es oscuridad, donde hay un vacío que no podemos explicar.
Y muchas veces como consecuencia nos sentimos culpables, porque ¿cómo se explica que si yo sirvo a Dios y sé que El está conmigo aun siento este vacío? Sin embargo en el versículo dos dice que en medio del desorden y el vacio el espíritu de Dios se movía sobre la fax de las aguas. No encontramos explicación a nuestro sentido de soledad en este mundo, nos sentimos como que nada tiene sentido, y aun cuando muchas veces estamos sirviendo a Dios de la manera que se supone que lo hagamos sentimos que nada es suficiente.

Es cierto que en esos momentos, cualquier palabra que alguien nos pueda decir nos suena como simple discurso, nada nos puede llenar, ¿qué explicación damos a todo esto? Yo todavía estoy buscando respuestas a mis preguntas. Solo hay una verdad que me ha dado la confianza y la fortaleza para seguir adelante; no tengo de que preocuparme porque, siempre llegar a Gen 1:3 donde la palabra dice “Y dijo Dios sea la luz; y fue la luz” yo no sé cuánto tiempo el desorden, la oscuridad y el vacio puedan durar pero yo confió en que ese momento donde Dios dice ¡SEA LA LUZ!! Llegará mucho antes de lo que yo misma me puedo imaginar.

Yo no le puedo decir cuánto tiempo esto puede ser pero confié que el Señor está trabajando en nuestras vidas porque él nos ama y el ha de completar su obra en nuestras vidas.

Padre yo oro por mi hermana que pueda estar leyendo este pensamiento en este momento. Te pido que tú la fortalezcas y la llenes de tu paz aun en medio de este desorden que ella pueda estar viviendo. Padre y que ella pueda confiar que tu estas trabajando y que tú has de decir una palabra creativa para su vida antes de lo que ella misma se puede esperar.

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