El regalo de un corazón tierno hacia los demás

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Efesios capítulo 4, versículo 3: “Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo que nos ha bendecido en lugares celestiales con toda bendición en Cristo.” Comienza diciendo que somos un pueblo bendecido en el ambiente espiritual, celestial, invisible, sobrenatural, y el Libro de Efesios termina en el capítulo 6 diciendo que: “Nuestra lucha no es contra sangre ni carne, sino contra principados y potestades” y líderes de fuerzas de maldad “en las regiones celestes.”

Así que la carta comienza diciendo que estamos bendecidos en el ambiente invisible espiritual pero también termina diciendo que tenemos lucha en el ambiente espiritual, que tenemos un llamado a ser un pueblo sobrenatural, que tenemos un llamado no para ser como siempre, sino ser usados como un instrumento espiritual en la Tierra para que el poder de lo alto corra en este mundo. Somos llamados a ser como Iglesia un diamante de la gracia de Dios para demostrar la sabiduría multiforme, multifaceta de Dios en el mundo, y para esto el Señor nos llama a levantar nuestra forma de vivir, a andar dignos del llamado con el que fuimos llamados, que ya no es tiempo de jugar al cristianismo como siempre. Es tiempo de decir: Señor, soy parte de algo especial y no voy a minimizar mi parte, no voy a dejar que otro lo haga.

Me tocó mucho ver cómo todos se levantaron ahora para interceder sabiendo que no puedo contar con los demás. Yo voy a ser una voz delante de Dios, yo tengo una parte que jugar en el pueblo de Dios, no hay nadie que va a calentar banca aquí. Si tú estás aquí estás aquí con un propósito especial ¿amén? así que es tiempo de andar dignos del llamado con el que fuimos llamados.

Efesios 4:17: “Esto pues digo y requiero en el Señor, que ya no andéis como los otros gentiles que andan en la vanidad de su mente, teniendo el entendimiento entenebrecido, ajenos de la vida de Dios por la ignorancia que en ellos hay, por la dureza de su corazón, los cuales, después que perdieron toda sensibilidad, se entregaron a la lascivia para cometer con avidez toda clase de impurezas.”

Versículo 20: “Mas vosotros no habéis aprendido así a Cristo. Si en verdad le habéis oido, y habéis sido por Él enseñados conforme a la verdad que está en Jesús, en cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos, y renovaos en el espíritu de vuestra mente, y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad.”

Versículo 25: “Por lo cual, deshechando la mentira, hablad verdad cada uno con su prójimo; porque somos miembros los unos de los otros. Airáos, pero no pequéis, no se ponga el sol sobre vuestro enojo, ni deis lugar al diablo. El que hurtaba no hurte más sino trabaje, haciendo con sus manos lo que es bueno, para que tenga qué compartir con el que padece necesidad.”

Versículo 29: “Ninguna palabra corrompida salga de vuestra boca sino la que sea buena para la necesaria edificación a fin de dar gracia a los oyentes, y no contristéis al Espíritu Santo, con el cual fuisteis sellados para el día de la redención. Quítense de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritería y maledicencia, y toda malicia. Antes, sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo.” ¿Amén?

Padre: te doy gracias, que el tiempo de Navidad celebramos el regalo de la nueva vida, Señor que ya no tenemos que ser igual como antes Señor, que de verdad el Evangelio funciona. No me avergüenzo del Evangelio porque es el Poder de Dios para salvación de todo aquél que en Él cree, y Señor, Tú todavía estás en el negocio de cambiar vidas, y Señor queremos ser cambiados por Ti Señor, así que háblanos, te pedimos en este tiempo breve en el Nombre de Jesús, amén y amén.

El Señor está hablando y no solamente diciendo a través del apóstol Pablo: “A esto pues digo y requiero en el Señor.” El cambio en la vida cristiana no es opcional, sí o sí vamos a cambiar, no vamos a seguir en lo mismo, esto digo y requiero en el Señor, testifico es en el griego original, que antes pensábamos mal y vivíamos mal ¿no? el problema comienza aquí y también la transformación comienza aquí en la mente, la forma de pensar de la vida. Muchas veces nosotros vivimos perdidamente porque estamos perdidos en nuestros pensamientos. El Señor dice: Ya es tiempo de ser transformados por la renovación de la mente.

Tener un nuevo espíritu en la mente, ¿te fijas que dice? en el versículo 23: “En el espíritu en nuestra mente”, que no es solamente aprender nuevas actitudes sino es dejar que el espíritu vaya desde mi corazón hasta la cabeza, que comience a pensar como un cristiano, que comience a ver la vida de otra forma y muchos de nosotros todavía estamos muchas veces aquí de acuerdo más con el diablo que con la Palabra de Dios, nos decimos mentiras. Nos decimos: ya, soy así, no puedo cambiar, ya, soy así, esto es un problema para siempre y nos convencemos de las mentiras del enemigo.

A veces vivimos una vida: bueno, tengo mi carácter y esto ya no lo cambia nada. No, esto no es según la Palabra de Dios, ¿no? ya soy así, ya estoy triste, las cosas van mal para mí. Uno piensa que la mala suerte le sigue en lugar de creer en la Palabra que dice: “Ciertamente la misericordia me seguirá todos los días de mi vida, en la casa de Jehová viviré por largos días” ¿no? ¿qué estás pensando?

Yo le invito a escuchar la conversación interna que tenemos cuando hablamos en discipulado, nos hablamos todo el día: ¿qué estás diciendo, verdades o mentiras? Ya el Señor quiere que nosotros nos decidamos, ya es un año nuevo, fuera con el viejo, adentro con el nuevo ¿no? ya no soy lo mismo, ya Dios me cambió. Voy a quitar de mí ese viejo hombre y voy a quitarlo como si fuera un abrigo feo que ya no cabe más porque esto ya no es para mí y voy a ponerme el nuevo hombre porque soy una nueva persona ¿no?

Vamos a hablar del Bautismo en el mes que viene. En el Libro de Romanos dice que cuando somos bautizados somos enterrados en la muerte de Cristo, por eso lo hacemos por sumersión. Nosotros respetamos otras expresiones, pero la sumersión simboliza muy bien que el bautizo es un entierro y tú puedes nacer de nuevo, pero es un entierro. El viejo Gregory ya quedó en un lago en Massachussets ¿no? (risas).

Yo siempre cuento la historia del hombre que se bautiza y después toma una roca grande y lo tira al lago, y le preguntan: ¿por qué hiciste eso? y él dice: bueno esta es la lápida mía, el viejo Gregory queda ahí muerto ¿no? Yo conté esto a unos niños unas veces y me preguntaban si habían muchos cuerpos muertos ahí en el lago de Hopkinton ahí abajo, se asustaron, las cosas que los niños piensan ¿no? hay que tener cuidado.

Ya el viejo yo. Cuando hablamos de despojarnos del viejo y ponernos el nuevo no es que hablamos de algo que no es verdad, estamos quitando lo que ya está muerto, se repite en este texto la palabra corrupción. La vieja manera de vivir era una manera corrupta, quitaba la vida.

La mentira del diablo es que si yo vivo en el pecado voy a estar feliz, voy a vivir la vida, tal vez es la vida loca porque no es la vida de Dios y quita de ti tu personalidad verdadera. A mí me encanta ver personas ya quitar su pecado, comenzar a buscar de Dios, vivir su pecado y su personalidad florece de ellos ¿no? brota de ellos, personalidad, humor, chistes, gozo, cánticos, danza, ya el verdadero tú está viviendo.

El pecado es como el óxido, es como algo que quita la vida, que afea la personalidad de la persona, pero la santidad es bella, la santidad es gloriosa, te hace la persona gloriosa que Dios quiere que seas ¿amén? Así que quitamos el viejo hombre, vamos a ponernos el nuevo y tu nuevo hombre, la persona que tú eres, mira lo que dice en el versículo 24: “Vestíos del nuevo hombre creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad.” El nuevo tú, el verdadero tú es santo y bello, y glorioso, y gozoso, y humilde, y verdadero, y fiel, y justo delante de los ojos de Dios, ese es el verdadero usted.

Pero ahí entra el problema. Muchas veces no me siento santo y humilde, y gozoso, y todas estas buenas cosas. A mí me gusta la gente honesta en los discipulados que a veces me dicen la verdad de cómo se sienten, especialmente en nivel 1 ¿no? es que Gregory, yo soy malo. Hay un hermano que yo conozco aquí en la calle por muchos años, me dice: Gregory el problema mío es que me gusta beber, si estoy feliz yo bebo para celebrar, si estoy triste bebo para sentirme mejor, si estoy aburrido bebo para llenar el tiempo, es que me gusta beber. Yo sé que este hombre va a estar aquí en el altar glorificando a Dios porque es honesto ¿no? completamente honesto y ahí podemos trabajar.

Muchas veces nos sentimos feos, nos sentimos mal, y yo tengo buenas noticias para ti hoy: tus sentimientos son reales pero no son tu realidad. Mi sentimiento es real, es mío pero no es tu realidad. Tu realidad cambió el momento en que tú recibiste a Cristo como Señor y Salvador, si alguno está en Cristo nueva criatura es, las cosas viejas pasaron, he aquí todas son hechas nuevas. Tú eres el templo del Espíritu Santo, tú eres, tus miembros son miembros del Cuerpo de Cristo mismo en la Tierra. Tú eres un hijo, una hija de Dios. Tal vez puedes decir: me siento mal pero soy bendecido en lugares celestiales por mi Jesucristo porque esta es tu realidad.

Podemos ser honestos, pero cuando tú preguntas a algunos hermanos o hermanas aquí ¿cómo estás hermana? bendecido, bendecida, y yo sé que lo dicen por fe, no están tratando de engañar, saben que la vida es dura ¿no? hay situaciones duras, pero están diciendo: en Cristo soy bendecido. No voy a escuchar mis sentimientos o la mentira del diablo, yo escucho la Palabra de Dios que ya no soy pecador, soy un santo en Cristo. Me siento rechazado pero la realidad es que Él me escogió en Cristo para que yo sea sin mancha y santo delante de Él ¿no?

Tú eres un hijo de Dios, una hija de Dios, ya el pecado no es para ti, no es para ti. Tú puedes decir com en la Iglesia: it’s just not me anymore, ya no es para mí ciertas cosas, hay una nueva manera de vivir pero hay que acostumbrarse ¿no? hay que aprender. A veces hacer lo correcto no se siente natural, se siente difícil, se siente algo forzado, algo que no es genuino pero eso no significa que no es correcto.

En el mundo de la recuperación, los doce pasos, ellos tienen un dicho para personas que se sienten como alcohólicos, como borrachos, todos los años ellos se han dicho: soy drogadicto y así soy, este es mi estado normal, y ellos dicen: no, no, no, vamos a disimular que eres una persona sobria. Si tú fueras una persona sobria ¿qué harías? ¿qué manera de vivir tendrías? Y vas a disimular que eres sobrio hasta que llegue a ser algo real para ti. Pero yo le doy gracias a Dios que Él no me llama a disimular o inventar, o fingir nada, yo soy una nueva criatura en Cristo, y afuera con el viejo, adentro no con lo nuevo sino adentro con la verdad de quien en realidad soy porque ya esta vieja vida no es para mí.

Así que vamos a hablar de cuatro cosas específicamente. Comenzamos con la verdad como dijimos, así que en el versículo 25 dice: “Deshechando la mentira, hablad verdad cada uno con su prójimo porque somos miembros los unos de los otros.” Ya la mentira no es para mí, ya jugar con los demás no es para mí tú puedes decir. Algunos están acostumbrados a la mentirita constante, el disimulo, el invento, el parecer algo que no somos, gracias a Dios tú puedes quitar la máscara en Cristo, ya no tienes nada que probar, tú puedes ser honesto.

Yo vuelvo a los discipulados. La persona en la clase que dice: mire, ¿sabe qué? a veces me dan ganas de pecar, y son honestos con eso, ya todos los demás saben que podemos ser honestos, podemos ser honestos aquí porque Dios nos puede cambiar de verdad. Así que deshechando la mentira vamos a quitar la máscara y decir: yo soy un hombre de verdad y ya la mentira no es para mí.

A veces la verdad te puede causar problemas pero más problemas las mentiras, porque una mentira te lleva a otra mentira para cubrir la mentira que dijiste antes ¿no? y después tienes que decir otra mentira para cubrir la segunda mentira, y ya no te acuerdas ¿qué fue mi mentira? y piensas: hay que escribir la mentira para no olvidar lo que inventaste, ¿qué fue el cuento que le dijimos? ah ni me acuerdo. La verdad es más fácil de recordar así que deshechando la mentira seamos un pueblo transparente, honesto, podemos mirar a la gente a los ojos.

Ya no soy una persona rencorosa tampoco. Versículo 26: “Airaos pero no pequéis, no se ponga el sol sobre vuestro enojo, ni des lugar al diablo.” La ira, el enojo no es pecado en sí. Dice: airáos, todo ser humano se va a enojar ¿no? algunos sabemos esto mucho ¿no? algunos tenemos la mecha un poquito más corta que otros. Es normal, es natural.

Alguno que pisa el callo y dices: ¡auch! te enojas, es normal. El pecado es guardar la ira de una noche al próximo día y después al otro día, al otro día, y otro mes, y otro año, generaciones en generaciones de ira que comienza a crecer así, raíces, llega a ser una raíz de amargura, una mala hierba que mata la vida, que corrompe mi ser, mi personalidad, que afea mi personalidad.

La ira guardada también contamina mi personalidad porque yo no confío en ti, porque todavía estoy enojado con aquél, a veces se pasa de generación en generación. Niños que crecen amargados y ni saben por qué, es porque la abuela pasó la ira a su hijo y la cosa va de generación en generación.

Hermanos, yo tengo buenas noticias de Navidad: podemos ser libres de eso. La ira hasta da lugar al diablo mismo entre nosotros. Yo he visto personas que cuando llegan a perdonar demonios salen de su cuerpo porque ya no van a cargar el pecado que se les ha hecho, ya son libres de la ira que han guardado de año en año.

Hermanos, aún los psicólogos seculares saben que el perdonar a otra persona es la cosa más saludable que podemos hacer para ser saludables y libres. Perdonar no es excusar, no es minimizar, no es decir que lo que me hicieron no era malo, tal vez sí era malo, tampoco es proteger a la persona de consecuencias y permitir que alguien me siga haciendo daño, esto no es el perdón, esto es facilitar el pecado ¿no? La cosa es que cuando alguien peca contra uno hay una deuda que está con Dios y está entre Dios y ellos, y Dios te dice: ¿Sabes qué? Yo soy el Dios de la justicia, deja que yo arregle las cuentas. La venganza es Mía dice Dios, no tienes que tomar las cosas en tu propia mano.

A veces el pecado causa crímenes y la persona tiene que pagar su deuda a la sociedad, bueno esto es entre ellos y el juez, pero en mi corazón cancelo la cosa que me debes, decido no guardar la ira nada más y lo suelto en el Nombre de Jesús, y digo: aunque me has herido yo no voy a cargar lo feo sobre mí, te perdono en el Nombro de Jesús, te suelto de toda carga y toda maldición y declaro sobre tu vida bendición.

Ahora quiero hacer algo muy claro: hay una diferencia entre el perdón y la reconciliación. Alguien me preguntó: pero ¿cómo le voy a perdonar si la persona no quiere ser perdonada? la reconciliación solamente es posible cuando los dos buscan restaurar la relación. El perdón es algo que yo hago por fe en mi corazón. Puede ser que yo estoy perdonando a alguien que ni está vivo, que murió hace diez años atrás pero yo sigo enojado, y digo: ¿para qué estoy cargándolo? lo suelto en el Nombre de Jesús.

El perdón no requiere la reconciliación tampoco. De hecho hay algunas personas y relaciones que es mejor dejar en el pasado hermano. Hay algunos perdones que tú tienes que dar, perdonar, sin buscar a la persona que te ofendió ¿no? porque a veces hay que dejar la cosa en manos de Dios y ya no, no friend on facebook, especialmente si estás perdonando un ex-novio, una ex-novia y ya estás casado, okay, ya deja al ex-novio ahí en las manos del Señor, tú estás en una nueva vida ¿okay? perdónalo en el Señor para que no siga castigando a tu esposo, pero no hay que buscarlo, no hay que hacerle amigo en Facebook, no, no, no, ya esto pasó ¿no?

Y a veces el perdón va a ser un proceso largo emocional, la Pastora habla de eso. Hay perdón que es una decisión por fe pero también hay perdón emocional. A veces perdonamos pero todavía hay sentimientos feos, vuelvo a decir: tus sentimientos son reales pero no son tu realidad, perdonamos por fe y repetimos el perdón hasta que los sentimientos cambien. Puede tomar tiempo pero va a llegar el punto en que tú ya no vas a tener ese mismo odio para la persona, vas a sentir tal vez lástima de que la persona fuera así pero tú lo has perdonado y estás libre en tu corazón.

La clave es que ¿sabes qué? ciertas cosas, después en este texto, contristan al Espíritu Santo. La amargura es algo que impide el fluir de la unción de Dios entre nosotros. El perdón es quitar un obstáculo para que la unción fluya dentro de nosotros.

Y después hay dos otras cosas, y les pido su paciencia conmigo, voy a hablar las otras cosas. También dice en el versículo 28: “El que robaba o hurte” yo no sé qué es hurtar así que perdóneme, “el que robaba, no robe más, sino trabaje, y sí haciendo con sus manos lo que es bueno para que tenga qué compartir con el que padece necesidad.” Sabe que yo no quiero acusar a nadie de ladrón, esa no es la idea, pero sí quiero decir algo: el nuevo hombre trabaja en el Nombre de Jesús ¿amén?

El nuevo cristiano, la unción de Dios no es solamente para la Iglesia sino también para el lunes en la mañana cuando tienes que trabajar, porque para trabajar tienes que bregar con el jefe difícil, los de tu oficina que te molestan, pero el trabajo sana, el trabajo es bendición. Hay un sudor que la neurosis y el pecado se van con ese sudor del día del trabajo y así tenemos para compartir con los demás. En Cristo yo puedo decir que ahora no soy alguien para robar sino yo soy para dar a los demás. Gracias a Dios ¿amén? eso es parte de la unción.

Uno más, versículo 29: “Ninguna palabra corrompida salga de vuestra boca sino la que sea buena para la necesaria edificación, a fin de dar gracia a los oyentes.” La palabra clave acá es la palabra: corrompida, viene de una palabra muy clara que hace referencia a algo podrido, como una fruta que ya está podrida. ¿Qué pasa cuando tú pones una manzana que ya está podrida con las demás manzanas, qué va a pasar, no? así son las palabras. Damos una palabra negativa y va trayendo muerte en el aire y a los corazones de los demás, pero palabras de vida van promoviendo la vida en las personas alrededor.

Dice que hay hombres cuyas palabras son golpes de espada pero la lengua de los sabios es medicina ¿amén? Hermano, usted tiene medicina para un mundo enfermo, tiene medicina. Si tú le pides: Señor dame palabras para esta persona habrá un fluir de unción a través de ti de palabras de vida, palabras de ánimo, expresiones de gratitud, saludos de cariño, palabras de instrucción predicando el Evangelio, palabras de vida en la casa.

Hermanos, yo sentí que el Señor me redarguyó muy fuerte acerca de mis palabras hacia mi perro, que yo no era el que quería el perrito ¿no? yo me dejé llevar ¿no? por toda la you know, presión encima, ¡perrito, perrito, ya tenemos perrito! y él hace sus necesidades en todas partes, él bautiza la alfombra, y bueno, algunas de mis palabras hacia él no eran muy buenas palabras cristianas, y yo sentí al Señor decirme: Es perro, pero todavía estás llenando el aire de palabras negativas ¿no? el aire se oscurece cuando hay palabras feas hermano.

Ya no más queja, no más críticas, no más chisme. Sabe que, yo predico esto y después siempre yo llego a la Iglesia la próxima semana y hay lluvia, hay frío y yo veo una hermanita que viene hacia mí toda abrigada y yo le digo: ay hermana qué feo ese día y ella me dice: ay, yo no soy de palabras feas, de muerte, yo le doy gracias a Dios que por lo menos me ha dado un abrigo y yo le digo: oops, perdone. Cada vez que yo predico eso el Señor me da duro ¿no? porque dentro de una hora ¡oops! se me salió otra palabra de muerte otra vez.

Todo esto tiene que ver con el Espíritu Santo, dice, muy importante: “No entristescáis al Espíritu Santo de Dios, con el cual fuisteis sellados para el día de la redención.” El Espíritu Santo te selló, ya no se va, tú eres un cristiano, pero sí el Espíritu Santo se pone triste. Por esto no hay sentimiento más feo que orar y sentir que Dios está lejos y triste conmigo por mis palabras, por mi amargura.

El Señor dice: Ya no. Lo que tú haces me afecta a Mí, cuando lo has hecho al más pequeño todo eso me lo has hecho a Mí, así que tus palabras, tu vida de dar, todo esto, tú puedes hacer al Espíritu Santo sentirse bienvenido.

Y todo termina con pedir de Dios para esta Navidad el regalo de un corazón tierno hacia los demás. “Antes sed bondadosos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo.” La palabra muy linda aquí “para misericordia” es una palabra del griego que dice, es parecido a la palabra que Jesús sentía a la multitud. En griego la palabra es: splanknas porque significa: entrañas, que es amor, compasión que viene de tus entrañas. Esta palabra es aún más fuerte, es éosplanknas, doble compasión, doble amor, doble cariño, doble ternura.

Muchas veces en el discipulado enfatizamos que el amor es una decisión, que aún cuando no hay sentimientos tú puedes amar a tus hijos y tu esposa, y tus hermanos ¿amén? el amor es un compromiso, de aquí no me muevo ¿no? hasta que la muerte nos separa aún cuando pasamos por las cosas ¿no?

Pero ¿sabes que el amor también puede ser de corazón? y puede ser un sentimiento también. Puede ser un sentimiento, un cariño como el papá le hacía al niño pequeño, y tú ves a los demás y piensas: wow, yo a esta persona la veo con ojos diferentes. El Señor es experto en sacar el corazón de pierda y darnos un corazón de carne ¿amén?

Hermanos: todo esto es el Evangelio, Dios nos perdonó a nosotros, nosotros celebramos en la Navidad que no hicimos nada para merecer la salvación, no lo buscamos, el cristianismo se basa en el hecho de que Dios me buscó a mí cuando yo no lo buscaba a Él. Dios demuestra Su amor para con nosotros que aún siendo pecadores Cristo murió por nosotros.

Yo no pedí que Dios naciera en Belén, Dios envió Su Hijo para salvarnos. Él pudo haber dejado a Adán cuando Él pecó ahí en los árboles, escondido, miserable, desnudo, pero en lugar de eso Dios lo buscó, lo vistió, tapó su vergüenza y le dió esperanza, y la Navidad es la celebración de la gracia de Dios. Dios envió Su Hijo a mí, me ha cambiado, me ha hecho nuevo, así que ¿cómo no voy a perdonar a los demás?

Tú puedes vestirte del nuevo hombre. Si Dios ha sido generoso con nosotros, si Dios es por nosotros ¿quién contra nosotros? Si Él no escatimó ni a Su propio Hijo sino que lo entregó por todos nosotros. Por gracia has recibido, por gracia da.

En esta Navidad yo te invito a poner el nuevo hombre, la nueva mujer y dar, dar palabras de vida, dar dinero que tú has trabajado y ganado, dar una segunda oportunidad a los seres queridos que te han ofendido, perdonar y vivir en la Gracia de Dios, y esto es clave para llegar a las alturas que Dios nos está llamando a ser. Hay avivamiento que viene y ya no es tiempo de jugar con Dios. El Señor quiere estar en casa con nosotros, así que preparamos la casa ¿amén?