Primero Dios - Riquezas y todo lo demás segundo (Lucas 12:13)

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Evangelio según San Lucas – Capítulo XII, comenzando con el versículo 13: “Le dijo uno de la multitud: “Maestro, di a mi hermano que parta conmigo la herencia.” Mas el le dijo: “Hombre, quien me ha puesto sobre vosotros como hueso partidor y les dijo, mirad y guardaos de toda avaricia porque la vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que posee.”

También les refirió una parábola diciendo: “La heredad de un hombre rico había producido mucho y el pensaba dentro de sí, qué haré porque no tengo dónde guardar mis frutos y dijo: Esto haré; derribaré mis graneros y los edificaré mayores y allí guardaré todos mis frutos y mis bienes. Y diré a alma: Alma muchos bienes tienes guardados para muchos años. Repósate, come, bebe, regocíjate. Pero Dios le dijo: “Necio, esta noche vienen a pedirte tu alma y lo que has provisto de quién será?” Así es el que hace para sí tesoro y no es rico para con Dios.”

Hermanos, este pasaje nos habla acerca de cual debe ser nuestra actitud hacia las posesiones materiales. El Señor en muchas ocasiones se refirió a este elemento del dinero y las posesiones y siempre lo hizo haciendo un llamado radical a los hijos de Dios a despojarse del amor y el apego excesivo al dinero y a las cosas de la materia.

Una de las cosas acerca de las que más habló el Señor Jesucristo fue acerca del dinero. Yo recuerdo cuando yo comenzaba en el ministerio a mi me desagradaba grandemente tener que hablar de dinero. Y si yo tenía que pedir dinero para, por ejemplo, la construcción de este edificio sudaba mucho antes de pararme ante la gente para hacer un llamado. Y a veces daba tantas excusas que cuando terminaba ni yo mismo me acordaba lo que yo estaba pidiendo.

Pero con el tiempo me fui dando cuenta de que el Señor Jesucristo no tenía vergüenza en hablar acerca del dinero y la necesidad de que nosotros usemos nuestro dinero y nuestras posesiones radicalmente a favor del Reino de Dios. Es más, el Señor consideraba que la actitud hacia el dinero y hacia las posesiones materiales en un sentido determinaba el nivel de bendición que nosotros podíamos recibir de parte de Dios, tanto aquí en la tierra como en la vida futura.

Para nosotros resulta fácil entender que en este vida Dios puede que nos de mas o menos bendición según nuestro comportamiento aquí en esta tierra. Pero también la Biblia nos sugiere que hay diferentes grados de recompensa y de gloria que nosotros vamos a disfrutar en la vida venidera según nuestro nivel de inversión en el Reino de Dios aquí en la tierra. Ahora yo no se cómo se va a dar esa diferenciación en la vida venidera. Yo no se si a algunos Dios le dará una mansión con muchos cuartos, si a otros les dará un condominio de dos dormitorios? No se, no estoy seguro. O si es que vamos a reflejar más luz o menos luz según nuestro comportamiento.

No estoy seguro, pero lo que si me sugiere la palabra es que según lo que nosotros invirtamos aquí para el Reino de Dios, disfrutaremos en alguna medida mayor o menor en el Reino de los Cielos. El Señor siempre aprovechó oportunidades circunstanciales para hablar de principios eternos. Y aquí lo vemos haciendo esto. El está en el camino y se le acerca un hombre bien molesto porque su hermano no quiere compartir la herencia que legítimamente al el también le pertenece. Y el le pide a Jesús que como rabino y maestro le obligue a su hermano a darle su parte del dinero. Y el Señor en vez de hacer lo que este hombre le pide, reacciona con molestia y un poco ofendido por lo que se le está pidiendo.

Y mas bien El usa esta oportunidad para referir a sus oyentes y a todos nosotros también hacia principios universales que debemos emplear en toda situación material. Lo que el Señor hizo fue ir a la raíz del problema. El no se quedó en la situación superficial sintomática sino que El fue a la actitud que producen situaciones como esa que estaba frente a El.

Sabemos que la avaricia es, muchas veces, el apego excesivo al dinero; es lo que produce conflictos entre los seres humanos. Cuántos de nosotros conocemos situaciones, quizás dentro de nuestra propia familia, que todavía no está frío el cuerpo del padre o la madre y ya los hijos se están peleando por el dinero. Y cuántas familias han sido divididas por estas cosas? Cuántos matrimonios tienen problemas con respecto al asunto del dinero?

Yo creo que en la raíz de todas estas situaciones está el elemento del egoísmo y del apego excesivo a las cosas materiales. Por eso el Señor en vez de perderse e invertir su gloria en resolver una disputa menor lo que hizo fue que usó ese momento para dar principios que pudieran resolver cualquier disputa en las cuales podemos caer nosotros con respecto a lo material.

Por eso en el versículo 15 nosotros vemos que les dice: “Mirad y guardaos de toda avaricia”. Piensen lo serio de la advertencia del Señor, dice: “Mirad” quiere decir, tengan cuidado, pongan atención. Y también dice “Guardaos”, es decir, protéjanse de... Y dice “de toda avaricia”. En otras palabras, no es solamente una cosita por aquí y otra por allí sino de la actitud básica del corazón, de avaricia.

En el griego original la palabra que se traduce al español como avaricia es “pleonexia”. Digan todos, pleonexia. Guardaos de pleonexia mis hermanos de la congregación de León de Juda.

Qué es avaricia? Qué es pleonexia? Yo definiría avaricia como un apego excesivo a las cosas materiales, un amor exagerado al dinero y a la materia. Ahora yo podría decir también que avaricia es también un apego excesivo a cualquier cosa de este mundo. Yo creo que pueden tener avaricia de un reconocimiento de los demás. Hay personas que pueden tener avaricia de dormir, yo creo. Es más hay personas que pueden sentir avaricia de tener un cuerpo bien construido y musculoso. De hecho yo creo que en esta cultura del Siglo XXI hay una glorificación excesiva del cuerpo humano. Y se invierten billones de dólares en mantenerse bien musculoso y bofeado, yo no se si esa palabra existe pero ustedes saben. Y todo esto habla del apego excesivo a lo creado y el quitar la mirada del creador.

Porque yo creo hermanos, que en la raíz de la avaricia hay también idolatría. La avaricia y la idolatría son hermanos y tienen las mismas raíces. La avaricia nace de una conciencia exagerada del ahora y del aquí del tiempo y del espacio. Cuando la persona ama demasiado la vida actual, el mundo en que vive, sus valores y sus inversiones están determinados por un enfoque de lo que sucede aquí en la tierra, en esta vida. Y cuando quita la mirada del creador y de la eternidad la pone solamente en el tiempo y el espacio y entonces se convierte en un adorador de lo temporal y lo limitado en vez de adorar a lo que ha hecho a todo eso posible. Y dentro de un momento vamos a ver como este hombre rico ejemplifica este tipo de actitud.

Pero miren un momentito en el Capítulo 31 de Job como es la actitud de una persona que ama excesivamente el dinero cómo está ahí vinculado su amor al dinero con la idolatría. Dice Job 31:24 “Si puse en el oro mi esperanza y dije al oro, ‘mi confianza eres tu’. Si me alegré de que mis riquezas se multiplicasen y de que mi mano hallase mucho.”

Hasta aquí es fácil entender como esto ejemplifica a la avaricia. Pero miren la asociación que hace la mente de Job ahora. Dice: “Siempre he mirado al sol cuando resplancecía o a la luna cuando iba hermosa”.

Qué estamos comenzando a ver aquí? Yo creo que hay una conexión entre la adoración de la creación y también el amor por el oro y las cosas materiales. La mente de Job está haciendo esa asociación espiritual, o la mente del Espíritu Santo en realidad.

“Y si mi corazón se engañó en secreto y mi boca besó mi mano. Esto también sería maldad juzgada porque habría negado al Dios soberano”. Ven ustedes, la avaricia está mezclada tanto a la adoración de la naturaleza y la creación como también a la adoración de uno mismo y la negación de Dios. Todas estas cosas están mezcladas unas con las otras.

Ahora, quizás usted dice: Bueno, yo definitivamente no soy una persona avara así que gracias a Dios puedo ponerme a dormir allí mientras el pastor termina el sermón porque eso no me toca a mi. Pero hermanos, yo les sugiero que no es tan facil escaparnos a las enseñanzas de Jesús y las implicaciones morales.

El Señor habla aquí y usa al señor rico, avaro como un caso extremo de avaricia pero yo creo que podemos reconocer los elementos que lo mueven a el en cada uno de nosotros. Miren algunos de los errores que este hombre necio comete: primeramente no reconoce a Dios en ningún momento, en todo momento el está pensando solamente en su dinero y en su persona y en cómo hacer que su dinero crezca. En todo el pasaje hay un uso excesivo del yo o el posesivo mío. Dice: “derribaré mis graneros”, dice: “allí guardaré todos mis frutos y mis bienes y diré a mi alma”. Siempre es yo, yo, yo.

No está consultando con Dios en ningún momento antes de hacer decisiones importantes con respecto a sus posesiones. Cuantas veces hacemos nosotros decisiones materiales acerca de un trabajo o una relación o cualquier otra decisión amorosa y no nos preguntamos: “Señor, cuál es tu voluntad específicamente con respecto a este asunto en mi vida?”

En toda decisión que nosotros hacemos en nuestra vida, siempre debe haber, sea esa decisión grande o pequeña, como en un trasfondo en nuestra mente, que Dios sea lo que penetre todo aspecto de esa decisión. La búsqueda de la sabiduría de Dios en todas nuestras decisiones debe ser algo tan importante que a veces ni siquiera necesite ser mencionado concientemente. Nuestra sensibilidad debe ser tan penetrada por la conciencia del Señorío de Dios en nuestras vidas que todo lo que nosotros hagamos debe obedecer a la consideración: Qué quiere Dios que yo haga? Y para mi esta es una de las señales de un creyente maduro que está conciente del señorío de Cristo en su vida. Otra cosa es que en este hombre no hay ningún sentido de mayordomía. Todo es suyo. El no maneja nada, el es dueño de todo.

Y la idea de mayordomía en la escritura nos dice algo muy importante. Es una de las verdades más importantes de la escritura. Y es este: “todo lo que yo tengo y todo lo que yo soy pertenece a Dios”. Repitan conmigo: “todo lo que tengo, todo lo que soy, pertenece al Señor”.

Y si eso es una parte de nuestra vida eso quiere decir que nosotros, todo lo que decidimos y manejamos tiene siempre que ser con esa conciencia de que esto no es mio. Cuando yo le doy al Señor mi diezmo, por ejemplo, yo no le estoy dando de mi dinero. Yo simplemente le estoy apartando al Señor un 10% del ciento por ciento que a El le merece. No oí muchos amen cuando dije eso.

Les voy a ser sincero, cuando yo doy mi diezmo yo no me detengo demasiado a pensar en lo que estoy haciendo. Primeramente porque si pienso demasiado, no lo voy a dar. Pero en segundo lugar es porque yo he entendido que yo no tengo discreción o poder de decidir con respecto a ese 10%. Todo lo que yo tengo es del Señor y el Señor ha dicho: “apartame el 10% de lo que yo te he dado”. Y yo simplemente obedezco.

Y cuando nosotros servimos al Señor, por ejemplo en el ministerio, y damos nuestras vidas al Señor al tiempo completo. En realidad no estamos haciendo nada extraordinario ni heroico, simplemente estamos haciendo un reconocimiento personal de lo que es un hecho y es que mi vida, mis talentos, mi tiempo, mis energías le pertenecen a Dios.

Cuando tu ves esto, esto revoluciona la manera en que tu decides las cosas de tu vida. Ya tu mente no piensa tanto en la materia sino piensa en el Dios de la materia. Tus prioridades vienen a ser espirituales y no materiales. Tu estas mas preocupado por como tu vida puede ser útil para el Señor. Como tu dinero puede avanzar los intereses del Reino de Dios. Como las energías de tu cuerpo pueden ser usadas para gloria de Dios. Porque tu sabes que Dios es el dueño de tu vida, y que todo lo que tu tienes ha venido de su generosidad y de su mano. Y tu vida está consumida por un sentido de gratitud hacia el Señor que te lo ha dado todo. Entonces tu sabe que cualquier cosita que tu das al Señor es algo mínimo comparado con la totalidad que El te ha dado. El nos ha dado su todo cuando nos dio a Cristo Jesús en la cruz del calvario.

Cómo podemos nosotros ser mezquinos y escasos cuando nosotros le damos a El que dio todo por nosotros. Les digo hermanos, muchas veces no experimentamos la gloria de Dios en nuestras vidas y el gozo de ser creyentes porque estamos engañándonos a nosotros mismos en términos de quién es el Señor de nuestra vida. Para experimentar el gozo del Señor hay primero que entregarse totalmente al Señor.

Y esto no es una imagen poética, es una imagen que tiene resonancia en cada momento y en cada situación de la vida. Cuando yo escojo dormir una hora menos para atender en el teléfono a una persona que está necesitando de una palabra de afirmación y de consejo eso es vivir nuestra vida a la luz del señorío de Cristo. Cuando tu decides compartir tu privacidad con alguien que necesita alojamiento por un día o por una noche, eso es reconocer que Cristo es el Señor de tu vida. Cuando una mujer o un hombre decide sacrificar el gozo de estar en el servicio para bendecir a niños en el Servicio de niños allí arriba o abajo a las 12, eso es reconocer la mayordomía y el señorío de Cristo en nuestra vida.

En otras palabras hermanos, estos principios sublimes, tienen consecuencias bien concretas y a veces dolorosas.

Romanos 8:5 dice: “Porque los que son de la carne piensan en las cosas de la carne, pero los que son del espíritu en las cosas del espíritu”. La persona que reconoce el señorío de Cristo, su mente y sus prioridades y las inversiones de su tiempo y energía siempre están, sus afectos sobre todo, están en cómo avanza eso al Reino de Dios.

Una tercera cosa acerca de este hombre es que tiene una visión, lo que yo llamo, lateral. Usted ve que lo único que el quiere hacer es distribuir y recombinar las cosas. El está como encerrado en una gran burbuja y no se puede salir de ella, entonces lo que hace es que simplemente redistribuye las posesiones que tiene. Y dice: “qué haré porque ya no tengo dónde poner mis bienes. Ah! Lo que voy a hacer es que voy a construir algo más grande y entonces lo voy a poner allí.”

Usted ve es todo una visión puramente horizontal. Todo lo que el hace lo tiene que hacer a ese nivel a ras del suelo solamente. La imagen que me viene a la mente es las personas que juegan domino, cuando cogen los domino y los mueven con las dos manos encima del tablero y simplemente los recombinan, pero no los levantan ni los sacan ni nada, sino simplemente redistribuyéndolos. La persona que no vive para Dios, su vida está reducida simplemente a eso solamente. Su vida está reducida a hacer decisiones que no tienen resonancias verticales hacia Dios. Es una vida pobre y mezquina. Es una vida de avances simbólicos pero no reales. Es simplemente como un juego de pelota o cualquier juego deportivo, que por un rato los jugadores toman en serio lo que están haciendo e invierten todas sus energías pero cuando terminó el juego, en realidad qué cambió en el universo. Todo quedó igual. Es un juego serio pero eso es todo. Es simplemente un juego.

Y cuantos seres humanos pasan su vida, precisamente se meten en el juego que otros le han definido. Ese juego incluye, por ejemplo, ir a la universidad y hacer una carrera. O como Donald Trump, adquirir mucho dinero y casarse muchas veces y tener la envidia de muchos hombres, y salir en las noticias y en la televisión, pero al final de cuentas qué está cambiando en el universo? Qué implicaciones eternas o morales está teniendo ese juego en el que está metida la gente? Cuando nos morimos, y se acabó la música, qué significado y qué efecto tuvo nuestra vida misma, hermanos.

Cuando le metieron los clavos a tu ataúd, y te metieron 6 pies bajo tierra qué impacto hizo tu vida en el mundo? Y que implicaciones tuvo para la eternidad tuvo el jueguito en el que tu estuviste metido en ese tiempo? Nosotros tenemos que estar pensando en cómo mi vida puede afectar la eternidad. Cómo mi vida puede ayudar a salvar a alguien del infierno eterno? Cómo mi vida puede edificar el alma de alguien que está torpe y bruto en términos morales y espirituales? Cómo puedo yo crecer y desarrollarme moral y espiritualmente de manera que en mi tiempo aquí en la tierra yo me pueda parecer más y más como Cristo Jesús. Cómo puedo yo usar mis pertenencias y mis bienes e invertirlos para vida eterna y para el Reino de Dios?

Ve usted la diferencia entre una perspectiva horizontal y una perspectiva vertical? Ve usted la diferencia entre una mentalidad animal y terrenal y una mentalidad espiritual y eterna? Hermanos, desgraciadamente las iglesias, incluyendo la nuestra, está llena de personas que se están engañando a si mismas. Venimos a la iglesia pero nuestro corazón todavía está apegado a esa mentalidad horizontal. No hemos cortado el cordón umbilical que nos une a esta tierra y a sus afanes y a sus vanidades.

Me recuerdo de momento la palabra del Apóstol Juan en Primera de Juan donde habla acerca del amor al mundo y a las cosas del mundo. Y creo que es en Primera de Juan pero sino es en uno de los libros de Juan y vamos a encontrarlo. Dice allí: “Hermanos míos, no amemos el mundo ni las cosas que están en el mundo” 2:15 – “No améis el mundo ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama el mundo el amor del Padre no está en el. Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos y la vanagloria de la vida no proviene del Padre sino del mundo.”

Solamente hay dos actitudes que Dios reconoce, una que está apegada al mundo y una que pone su afecto en Dios, eso es todo. Yo te quiero preguntar a ti, a ti y a mi también, a cada uno de los que estamos aquí: Cuál de esas dos actitudes, en un momento de suprema honestidad, cuál de esas dos actitudes define mi comportamiento en este momento de mi vida? Puedo yo decir verdaderamente que mi afecto reside en el Reino de Dios y los intereses del Reino de Dios? Yo se que nunca vamos a poder responder ciento por ciento de una manera u otra pero yo creo que nosotros podemos discernir cuando por lo menos nos estamos acercando a esa postura que Dios quiere. Yo les suplico que le dediquen un poco de tiempo hoy a meditar en esa pregunta, sobre todo quiero referirme a los jóvenes que están aquí en la congregación esta mañana.

Ustedes tienen toda su vida que vivir y dependiendo de la actitud que usted adopte puede evitarse o no evitar muchos errores y muchos sinsabores que caemos en ellos por no entender esta palabra. Decídete de una vez por todas en poner todo tu afecto, tu amor, tu pasión y tu lealtad en el Señor y no en ninguna otra cosa.

Otro error que comete este hombre es que el cree que su alma se va a satisfacer con cosas materiales. En el versículo 19 el dice: “y diré a mi alma: Alma, muchos bienes tienes guardados para muchos años, repósate, come, bebe, regocíjate”. La imagen que me viene a la mente es Casper ese “friendly ghost” bebiendo agua y el agua cayendo a la tierra porque no puede tomarla. Hermanos, eso es lo que pasa con una persona que trata de llenar una necesidad esencial que hay en todo hombre con cosas materiales.

Los seres humanos han sido programados por Dios para encontrar satisfacción solamente en Dios. Nosotros los seres humanos gozamos de gran libertad porque Dios nos ha hecho libres, pero nuestra propia configuración mental, emocional, física y espiritual impone ciertas necesidades y ciertas condiciones para nuestro disfrute de la vida.

Un gran sabio cristiano dijo: “Nuestros corazones, nuestra alma busca descanso y solamente encontrarás su descanso en ti.”

Dios ha formado un hueco en nuestro corazón, en el centro de nuestro ser y ese hueco tiene la forma de Dios y solo podrá ser llenado cuando la forma de Dios se mete en ese hueco y encaja perfectamente.

La imagen que viene a mi mente es cuando una persona que tiene sed, esa sed esencial que hay en todo hombre, y abre su corazón y la forma de Dios entra en ese hueco y uno como que ve, como en la película de “Star Trek” esta forma gigante como entrando allí en ese hueco y llenando toda la pantalla y sonando con un sonido metálico, como una compuerta que se cierra. Llegó, encajó perfectamente donde tenía que llegar.

Y hermanos, los hombres viven buscando satisfacción en el dinero, en el prestigio, en los placeres sensuales, en la fama, pero ninguna de esas cosas puede llenar el programa que Dios ha establecido en nosotros. Es porque nuestra programación no permite que así sea, es decir aunque queramos no vamos a poder porque estamos hechos de una manera que Dios nos hizo. Y lo más sabio es que dejemos de luchar contra esa realidad de nuestro ser y que nos sometamos y busquemos lo primero, primero.

Si tu quieres ser feliz lo primero que tu tienes que hacer es llenar ese boquete que tiene el escrito en huecos ‘Dios’. Satisface eso primero y entonces busca las demás cosas. Porque Dios no tiene nada contra la riqueza o la prosperidad o contra el amor romántico o contra el goce de la vida. Lo que ofende a Dios y hace daño es cuando nosotros ponemos esas cosas primero y nos olvidamos de que esas cosas deben venir simplemente como segunda o tercera prioridad. Porque reconocemos que la matriz de todo lo que nosotros experimentamos y hacemos tiene que ser primero una de estabilidad y suficiencia en Dios. Y que si esa precondición no está llenada, todo lo demás que nosotros experimentemos se dará en el contexto de una gran insatisfacción que no nos permitirá disfrutar de lo que venga a nosotros.

Ha tratado usted de comerse una buena comida con un dolor de muelas alguna vez? No importa cuan suculenta pueda ser esa comida, ese dolor le permea todo su ser y va impedir que usted pueda disfrutar de esa rica comida. Ha estado usted deprimido y le proponen que vaya usted a un parque de diversiones. Puede usted disfrutar verdaderamente de todo eso si todo su ser está permeado por una actitud negativa?

Y así son los seres humanos, tratan de conseguir satisfacción en eventos y en objetos mientras que la esencia de su ser, el contexto dentro del cual se dan todos esos eventos u objetos está contaminado por el vacío y el sentido de inminente castigo que llegará algun día. Asi que entendamos claramente, primero, dice la palabra, “buscad primeramente el Reino de Dios y su justicia y todas estas cosas os serán añadidas.” Si tu quieres ser verdaderamente feliz, disciplina tu carne, resiste el impulso de ir hacia lo urgente y lo intenso, decide conforme a principios eternos, consulta el manual antes que tus sentimientos, opta por seguir las instrucciones de Dios y no las de tu cuerpo, o de tu sistema nervioso, o tus emociones, tus heridas, o tus apetitos físicos, y decide conforme a las instrucciones del manual que es Dios. Y encontrarás descanso para tu alma. Resiste los engaños de tu mente, porque la mente es la cosa mas engañosa del mundo. El corazón es terriblemente engañoso, y tenemos que aprender a controlarlo, y decidir y priorizar conforme a los valores establecidos por la palabra.

Otra cosa que hace este hombre es no reconocer la fragilidad de la vida. No reconoce la fragilidad inherente de la vida. Este hombre dice: Alma muchos bienes tienes ganados, guárdalos para muchos años. El cree que le quedan muchos años por delante. Quizas es un hombre de 40 ó 45 años y está pensando que le quedan por lo menos 40 ò 45 años de disfrutar de toda sus riquezas y sus logros profesionales y financieros. Está lleno de salud física, la gente lo respeta y lo teme por todo el poder y el dinero que tiene. Su éxito financiero le ha dado un sentido de suficiencia y de permanencia, pero el no entiendo que en el mundo de lo eterno y de lo espiritual han hecho una decisión por el.

El no entiende que no tiene en última instancia derecho a decidir la trayectoria de su vida. En el mundo espiritual se ha dado una declaración de que esa misma noche su vida llega a su término. Hermanos, cuántos de nosotros, particularmente los jóvenes de nuevo, las personas llenas de salud y de vida y de vigor, tienen un futuro grande delante de ellos, quizás algunos están aquí y se acaban de graduar de la universidad, por ejemplo, o de la escuela superior y tienen un futuro brillante delante de ellos, y se sienten como que voy a vivir como por muchas décadas que tengo por delante, y la idea es - hay tiempo para en un futuro decidir vivir para Dios. En lo que yo pueda le daré un poquito a Dios, iré a la iglesia de vez en cuando. Me abstendré de los pecados mayores, pero de vez en cuando le guiñaré el ojo a Dios y el entiende, y voy a disfrutar de los muchos años que tengo y cuando ya esté mas arrugado y mi piel esté un poco mas caída entonces comenzaré a cultivar la vida religiosa. –

Hermanos si algo hay en la escritura es que la vida del hombre es frágil, es impredecible. La palabra dice que la vida del hombre es como la flor del campo que floreció por un momento pero que luego pereció porque vino el viento y se la llevó. Y después la gente mira y no sabe dónde estuvo. Y no hay que pensar solo en la muerte para ver la fragilidad de la vida, las riquezas son frágiles, un día la podemos tener y al otro día la podemos perder. La salud es frágil, un día la podemos tener y al otro día se pierde. La juventud y su belleza es frágil, un día nuestra piel está tersa y vigorosa y brillante y otro día tenemos que apelar a las cremas para mantener ese mismo brillo. Y así mismo son las emociones, un día podemos estar llenos de gozo y optimistas, y otro día sentirnos deprimidos y decaídos.

Hermanos nosotros vivimos en un mundo minado y lleno de peligros. El Señor Jesucristo dijo: “En el mundo hallareis una sola cosa, aflicción”. Ay de aquel que no considera su fragilidad. Es más yo creo que la raiz de nuestra sabiduría es la conciencia de nuestra mortalidad. Dice la Biblia: “Enséñanos de tal manera a contar nuestros días que traigamos al corazón sabiduría”. Paradójicamente la conciencia de nuestra fragilidad no es una fuente de debilidad sino todo lo contrario, es una fuente de fortaleza.

Al estar concientes de que somos débiles y de que cada día necesitamos de Dios, eso nos hace frágiles y nos mueve a buscar la protección que solo podemos encontrar en Dios. Entonces entendemos que yo no puedo administrar y defender mi vida. Mi única defensa y mi única esperanza es tomar mi frágil vida y ponerla en los poderosos brazos y manos del Señor. Encomendar mi vida al Señor. Decirle: Padre, yo quiere que tu administres y manejes mis horas, mis días, mi talento. Dame lo que tu quieras y quítame lo que tu quieras. Yo entrego el manejo y los intereses de mi vida y los pongo en tus manos. Pongo mi debilidad en tu fortaleza infinita. Guíame por donde tu quieras. Hermanos, allí está la raíz del gozo y la felicidad.

Dios quiere que nosotros disfrutemos de ese descanso. Dios quiere que dejemos de estar ansiosos por los problemas y las incertidumbres de la vida, y que encontremos nuestro reposo solamente en El. Y todo comienza entregando nuestra vida al Señor, entregando nuestro corazón al Señor, entregando nuestro futuro, nuestro pasado y nuestro presente al Señor.

Diciéndole, Padre toda mi riquezas cualesquiera que sean yo las pongo en tus manos, administralas tu hoy.

Yo quiero que bajemos nuestras cabezas un momento ahora, y meditemos en la palabra que Dios ha puesto en nuestros corazones. Deja que el peso del mensaje del Señor se deposite en lo profundo de tu corazon. Y vamos a hacer un examen de conciencia. Cuan importante son las cosas de este mundo incluyendo las cosas de la materia para mi. Hasta qué nivel influyen en las decisiones eternas que yo hago? Donde están mis prioridades? Yo quiero que en esta mañana todos aquí podamos decidir: Yo voy a poner mi vida en las manos del Señor. Yo voy a vivir para Dios. Yo voy a vivir para el Reino de Dios. Yo voy a ser un discípulo radical de Jesús, completamente rendido al Señor. Entrego tu vida a ti, Jesús.

Yo quiero preguntar si hay alguien aquí hoy que no solamente entienda este aspecto de si ya siendo cristiano entregar nuestro corazón al Señor, pero yo quiero preguntar si hay alguien en este lugar que todavía no ha dado su vida a Jesús y no ha hecho un pacto personal con Cristo y quiera hacerlo en esta mañana y quiera decirle al Señor Jesús: Señor, yo me entrego a ti hoy. Yo me entrego a ti hoy, y te pido que tomes control de mi vida y que me guíes por el resto de mis días y si hay alguien que quiera dar su vida al Señor Jesucristo, yo quisiera orar por ti en esta mañana. Te voy a pedir que desde allí donde estás tu le digas al Señor Jesús: Señor, entra a mi corazón ahora mismo. Yo reconozco que no tengo todavía una buena relación personal contigo y quiero hacerlo en esta mañana y quiero que tu tomes señorío y control de mi vida y haz eso ahí en tu espíritu, en tu corazón.

Yo te animaría a dar un paso más y a levantar tu mano para confesar a Jesús públicamente como tu Señor y Salvador porque el dice que se confiesa El ante los hombres, El también le confesará ante su Padre que está en los cielos. Yo quiero preguntar si hay alguien en esta mañana que quiera dar su vida a Jesús y que quiera invitarlo a entrar a su corazón y hacerse señor de su vida. Me gustaría que tu levantaras tu mano para orar por ti esta mañana. Habrá alguien que quiera entregar su vida a Jesucristo antes de salir de este lugar? Puede ser un joven, un niño, un adulto, un anciano. Tu sabes que no estás viviendo para Cristo y quieres dar ese paso de fe en esta mañana. Yo quisiera ponerte ante el altar de Jesús y orar por ti para que el Señor cubra y llene tu vida. Habrá alguien, que levante su mano esta mañana. Puede ser por arriba, puede ser por abajo, alguien que no lo ha hecho antes. Habrá alguien que quiera dar su vida al Señor. Dios te bendiga, toma mi mano, amen. Habrá alguien màs que quiera entregar su vida al Señor Jesucristo.

No te vayas de aquí. No seas como este rico que pensaba, bueno hay tiempo para hacerlo. Ya lo haré en otro momento y fue precisamente esa actitud la que le atrajo el juicio del Señor y no hubo otra oportunidad para el o para ella. El momento es ahora dice la Biblia, es hoy y es aquí, donde el Señor te está hablando. Los invitamos a dar ese paso de fe y a no resistir el toque del Espíritu Santo. Alguien más que quiera dar este paso de fe esta mañana? Levanta tu mano, quisiera orar por ti antes de irnos. Ponte de pie, hermano alli y acompáñenlo allí en señal de apoyo espiritual, allí donde el está. Vamos a orar por el. Vamos a bendecir su vida y vamos a encomendarlo al Señor en esta mañana y si todavía tu sientes ese deseo de dar ese paso, puedes hacerlo levantándote, poniéndote de pie y te reconocemos y oramos por ti también.

Gracias, Señor Padre, yo bendigo este hermano y pongo su vida en las manos tuyas, tu conoces su corazón, tu sabes sus necesidades, el da ese paso de fe en esta mañana. Cúbrelo con tu gracia y fortalécelo Señor. Yo pido que su corazón sea revolucionado en este día y como tu prometes Señor Jesús entra a el, cena con el, ten intimidad con el, habla a su vida y Padre declaramos que el hoy pasa a ser propiedad de tu reino y que tu estableces tu señorío en el centro de su corazón. Yo lo bendigo, Padre a el y a todos los suyos y cada uno de nosotros en esta mañana, reconoce que en una medida u otra esta palabra nos toca.

Bendecimos tu nombre en esta mañana Señor Jesús. Gracias por tu palabra. Gracias, Señor. Aleluya. Gracias, Jesús. Amen. Amen. Gloria en el nombre de Jesús. Amen