Una Vida Sencilla (Romanos 12:1) - Parte 2

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Pablo está diciendo, hermanos yo les suplico, este es el llamado general que luego el va a explicar con llamados más específicos acerca de diferentes aspectos de la vida que son los versículos que siguen. Qué es esto de presentar los cuerpos, el sacrifico vivo al Señor. Evidentemente eso no quiere decir que usted haga una pira, que coja leña y le prenda leña y se tire en el fuego. Eso no es lo que quiere decir el Apóstol Pablo, el está hablando de algo simbólico, algo más bien de tipo espiritual, claro haciendo referencia a los sacrificios que los hebreos traían al altar para ser quemados en holocausto y en ofrenda y consagrados al Señor. Esa vida que había sido sacrificada ascendía a Dios simbólicamente en el fuego, porque ascendía hacia el cielo. Ese animal había sido completamente rendido, consagrado, apartado para un solo propósito, era traer honra al Dios que los recibía en ese momento.

Entonces Pablo está haciendo recordatorio de eso al decir ahora hermanos yo les pido que no necesariamente ustedes traigan un cordero al altar cuando vayan al templo sino, vayan ustedes mismos. Preséntense ustedes, en vez del cordero, póngase usted en la mesa del altar y preséntese ante Dios.

Yo busqué la palabra que Pablo usa en el griego original, esta palabra que se traduce “presentar” – parastesai- y se refiere a la idea de presentar, entregar, rendir algo a alguien como su propiedad para su uso exclusivo, convertir algo en objeto, entrar algo bajo el control o dominio de alguien o poner algo a la disposición de alguien. Esa es la idea de presentar. En otras palabras Pablo dice: tomen sus cuerpos y todo lo que ustedes son y preséntenselo al Señor, entréguenselo a El para su control, para su disposición, para su gobierno, para su uso exclusivo. Conságrense a Dios y eso es lo que Dios pide de cada creyente que nuestra vida esté completamente presentada al Señor como una ofrenda exclusivamente dedicada a El y a nadie más.

Cómo estamos nosotros en ese sentido? Hemos hecho nosotros eso? Hemos llegado nosotros a ese punto en nuestra vida en que ya yo se que yo no pertenezco al mundo, yo no pertenezco ni siquiera a mi esposa o mi esposo, yo ni siquiera pertenezco a una nación o a mi posición social. No, yo pertenezco a Dios, mi vida ha sido presentada al Señor para su disposición. Eso quiere decir que Dios me usa, Dios tiene derecho sobre cualquier aspecto de mi vida. ...que presentéis vuestro cuerpo.

Otra cosa interesante en ese llamado de Pablo es la idea de cuerpos, somata en griego, esta carne. Es lo que el dice: presenten su cuerpos. Por qué los cuerpos? Por qué no dice Pablo por ejemplo, presenten sus espíritus o presenten su mente, o presenten su persona al Señor. Por qué los cuerpos? Bueno, primeramente porque eso es lo que se presentaba ante el sacrificio era el cuerpo de un animal, pero hay algo interesante también aquí y es lo siguiente: el cuerpo es como lo que más está en contacto con el mundo y muchas veces también la palabra carne, sarcos, es la parte que muchas veces nosotros no le rendimos al Señor. A nosotros nos resulta fácil decir: mi espíritu se lo ofrendo al Señor, mi mente se la ofrendo al Señor, pero esta carne tan rebelde y que normalmente como que no queremos dársela al Señor porque esta carne con sus apetitos intensos es lo que más se rebela contra Dios, es lo que más resiste la obra del espíritu santo. Y Pablo dice: Miren, presenten sus cuerpos a Dios para bien. Dejen que el Señor trate con su emociones, dejen que el Señor trate con los impulsos de su carne, dejen que Dios vaya poco a poco santificando y sanando este aspecto.

Lo otro que me llama la atención acerca de que Pablo dice “el cuerpo”, leía un comentario de un famoso comentarista cristiano que conoce muy bien la cultura griega, y él dice que para los griegos el cuerpo era algo impuro, el cuerpo era una cárcel que agarraba lo que verdaderamente era bueno del hombre, del ser humano, que es el espíritu y para un griego decir que se le presentara el cuerpo a la deidad, al Dios era como un insulto en un sentido para ese Dios. Pues a Dios supuestamente para la cultura griega no le interesaría el cuerpo, porque el cuerpo se tenía que dejar aquí en la tierra como algo impuro que cuando se quedara, lo que verdaderamente importaba, el alma, podía ascender a Dios. Y Pablo cambia ese sentido y dice: No, los cuerpos de ustedes son importantes también, los cuerpos de ustedes tienen valor para Dios, presenten también. En realidad nosotros tenemos que presentarle al Señor todo lo que somos, mente, cuerpo, alma, espíritu. Todo pertenece al Señor, no podemos dejar una parte. Para Dios nuestros cuerpos son valiosos, la materia es importante para Dios también. Dios nos creó, Dios creó nuestros cuerpos también y por lo tanto todo lo que nosotros somos tenemos que entregárselo al Señor.

Esta idea de presentar parece que trabajaba en la mente de Pablo porque si ustedes buscan el Capítulo 6 de Romanos, en esa misma epístola que estamos leyendo miren el versículo 12 del Capítulo 6 de Romanos. Dice: “... no reine pues el pecado en en vuestro cuerpo mortal, de modo que lo obedezcáis en sus concupiscencias”.

En otras palabras le dice Pablo a los cristianos que el pecado no gobierne las acciones de su cuerpo, sino que sus cuerpos estén gobernados por otra facultad más poderosa. No obedezcan tanto los apetitos y el dominio del cuerpo de manera que ustedes estén como esclavizados a los dictados y a los apetitos del cuerpo, ni tampoco presenten –ahí está esa misma palabra el original paristemi de presentar, entregar, consagrar- ni tampoco presenten sus miembros, es decir sus brazos, sus piernas, las diferentes partes del cuerpo, ni tampoco presenten o consagren sus miembros al pecado como instrumentos de inequidad, sino preséntense ustedes mismos.

Esa idea de presentar la totalidad de lo que somos. Preséntense ustedes mismos a Dios como vivos de entre los muertos, y vuestros miembros, es decir las partes de su cuerpo como instrumentos de justicia. Ven la diferencia en vez de presentarnos como instrumentos de inequidad, presentémonos como instrumentos de qué?, de justicia. La idea es que nosotros vengamos a estar bajo en control del espíritu santo, que nosotros vengamos a ser como un instrumento que Dios pueda usar para bendición de la humanidad y para fortalecimiento de la sociedad, ...porque el pecado no se enseñoreará de vosotros, pues no estáis bajo la ley sino bajo la gracia.

En otras palabra ningún cristiano está llamado a vivir bajo el dominio de la carne, bajo el control, bajo la esclavitud de la carne. A lo máximo nosotros vamos a estar en lucha con, como habla Pablo en otro pasaje famoso de Romanos, de estar en lucha con el cuerpo y carne pero la idea de que la carne ya haya dominado y que estemos completamente sujetos y abandonados a ella eso es una aberración para el cristiano. Se supone que nosotros estemos en control por medio del espíritu santo en nosotros.

Entonces toda la idea que está ahí circulando en la mente de Pablo cuando dice en el Capítulo 12 que vamos a leer: “... que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios”, y entonces me interesa lo que dice más adelante. Dice “... que es vuestro culto racional”.

A mi por años, esa expresión me ha intrigado, pienso que es vuestro culto racional. No les causa a ustedes como un poquito de curiosidad, qué quiere decir eso. Qué es vuestro culto racional? Porque racional, fíjense aquí yo creo que a los traductores al español les falló la traducción, porque sí, literalmente la palabra que usa en el griego original eslogikh tecnh de donde viene la palabra lógica o lógico, y ellos tradujeron racional en un sentido. Ese entendimiento de la palabra sí existe en el vocablo griego, pero había otro sentido que ellos habrían podido escoger para dar una idea más clara de lo que Pablo quiere decir. La palabra logikh tecnh en el griego original también quiere decir “espiritual”. Para los griegos la razón era tanto espiritual como puramente racional, mental.

Entonces yo creo que una mejor manera y en el griego original no dice que es, sino más bien es como una relación de equivalencia total, que es vuestra adoración, la palabra culto aquí traducida al español, es a treia en griego que quiere decir “adoración”, de donde viene la palabra idolatría en español, adorar ídolos. A treia quiere decir “adoración o culto”. Entonces la idea es “que es vuestra adoración espiritual o también puede ser vuestra verdadera adoración”. Qué diferencia hace eso?

Si usted lee el pasaje de nuevo. “... presenten sus cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable lo cual constituye vuestra verdadera adoración”, lo cual es vuestra verdadera adoración. En otras palabras cuando tu presentas tu cuerpo a Dios como un sacrificio vivo, cuando tu le has entregado al Señor tu vida, los miembros de tu cuerpo, de tu ser, para servir al Señor, para obedecer al Señor, para ser usado como un instrumento de Dios, eso es tu verdadera adoración. Entienden? Esa es la adoración espiritual, la adoración que a Dios le agrada verdaderamente.

Y eso hermanos no es simplemente estar jugando con palabras. Yo me tomo el tiempo porque quiero que entiendan la importancia de lo que estoy diciendo. En otras palabras, qué es lo que verdaderamente agrada a Dios hermanos? Es que nosotros vengamos a la iglesia y nos doblemos de rodillas, y levantemos las manos y hablemos muchas lenguas y dancemos y después nos vayamos al mundo a vivir como nos de la gana, contradiciendo todo lo que nosotros hemos hecho aquí en el culto? Hay mucha gente que así hace, no? Viene a la iglesia, y hay una compartamentalización del ser, en la iglesia todo es dedicado a la deidad, a Dios y todo es muy bonito, muy perfecto, mucha reverencia. Son ángeles en la iglesia pero cuando salen diablitos otra vez. Ya se quitaron el sombrero de cristianos ahora otra vez como los niñitos cuando los sueltan en la playa, vamos a vivir, vamos a gozar, vamos a disfrutar de la vida y ya nos olvidamos de nuestra identidad cristiana. Es esa una forma de agradar al Señor? Es esa una adoración que a Dios le agrada? No, Pablo dice: “... presenten sus cuerpos, consagren su vida al Señor” entréguenle a Dios todos los aspectos de su ser porque eso es la adoración que le agrada al Señor. Es una vida consagrada a Dios, una vida entregada al Señor, una vida donde hemos sido entregados al control del espíritu santo. Una vida santa.

Esa es la verdadera adoración, la adoración razonable –otra palabra que hubiera sido mejor- la adoración que agrada al Señor. A Dios no le agrada tanto los gestos y las cosas que nosotros hacemos para rendirle culto, tanto como que lo obedezcamos. El Señor Jesucristo dijo una vez: “por qué me llaman ustedes, Señor, Señor y no hacen lo que yo les digo que hagan, no me obedecen”. No es que no adoremos al Señor, no es que no vengamos a la iglesia, siempre aclaro no es que no dancemos ni levantemos nuestras manos, sino que además de eso nosotros vivamos una vida que sea consistente con lo que Dios pide, que haya consistencia entre una cosa y la otra, es la totalidad.

De nada nos sirve que adoremos al Señor y esquizofrénicamente vivamos como si fuéramos idolatras o paganos que no conocemos al Señor. La verdadera adoración que agrada a Dios es la adoración que está integrada en todas sus partes. Por eso yo creo que el Señor Jesucristo cuando habló con la mujer samaritana le dijo que llegará el día en que los verdaderos adoradores adorarán a Dios en espíritu y en verdad porque a tales adoradores Dios busca que le adoren. Qué quiso decir el Señor Jesucristo con en espíritu y en verdad, precisamente eso, porque la mujer samaritana le estaba hablando de que había que adorar al Señor. Era en Jerusalén o ahí en Samaria? y ella quería meter a Jesús en una disputa religiosa de quienes tenían las cosas más claras, los samaritanos o los judíos y el Señor dijo: “Mujer, va a llegar el día en que a Dios no lo van a adorar n en Samaria, ni en Judea, ni en Jerusalén sino que va a ser en el interior del espíritu, del alma. Y esa es la adoración que el padre va a buscar y va a querer.

Hermanos, ninguna denominación salva, ninguna religión salva excepto, claro tiene que ser cristiana. Lo que salva es conocer a Jesucristo y tener una vida consistente con Jesús. No es la denominación a la cual tu perteneces, no es que tu vengas a León de Juda o vayas a cosecha o a la iglesia metodista, eso no es lo que agrada a Dios sino que donde quiera que tu te muevas, vaya un corazón que ha sido rendido y entregado al Señor. Tu puedes adorar al Señor en el baño de tu casa y ese viene a ser un templo si tu espíritu está rendido a Dios.

Una cosa mis hermanos que yo me doy cuenta más y más es que Dios es bien sencillo y nosotros lo hemos hecho bien complicado. Hay mucha gente que vive con una paranoia tremenda de que no están agradando a Dios, de que Dios está molesto con ellos, y toda su vida están tratando de hacer a Dios como que es una cosa complicadísima agradar al Señor, y saben que hermanos, creo que agradar a Dios es la cosa más sencilla, no requiere grandes rituales de cultos aparatosos y todo eso, sino que Dios dice una y otra vez: Miren señores yo lo que quiero es que ustedes sean sencillos de corazón y justos y que hagan las cosas bien. Miren como dice Miqueas.

Miqueas es uno de los pasajes más bellos, Miqueas Capítulo 6 sobre lo que pide el Señor. Dice, a mi me encanta este pasaje, Capítulo 6, versículo 6. Dice: “...con qué me presentaré ante Jehová y adoraré al Dios altísimo?” Esta es una pregunta retórica, tiene su propia respuesta. “Me presentaré ante El con holocaustos, con becerros de un año, se agradará Jehová de millares de carneros o de diez mil arroyos de aceite, daré mi primogénito por mi rebelión, es decir por mi pecado, el fruto de mis entrañas por el pecado de mi alma.”

El está preguntando con qué puedo yo agradar al Señor? Tendré yo que ir al ATM y sacar todo el dinero que tengo y robar un banco, para darle al Señor dinero? Tendré que coger a mi hija y degollarla para que Dios se agrade de mi, para que perdone mis pecados? Así piensa mucha gente. Cualquier pecadito que cometieron ya creen que cometieron el pecado imperdonable, que ya Dios no quiere saber de ellos, y estamos continuamente con ese temor. Creemos que tenemos que dar todo y estar continuamente, mire el mismo que les ha dicho que hay que entregarle todo al Señor, dice también relájate ante Dios. Tu no puedes hacer nada para que Dios te ame más de lo que ya te ame. Ya Dios te ama. Ahora lo que tu hagas, hazlo dentro del amor de Dios porque por más que tu te estrujes, Dios no te va a aceptar más porque, por más que tu hagas nunca te vas a ganar el amor de Dios porque siempre vas a ser inmundo. Es por la gracia de Dios que tu eres aceptable delante de Dios, ahora ya una vez que tu sabes eso, vive una vida santa, pero no vivas una vida santa para sobornar a Dios, sino que la santidad es producto de una relación establecida con Dios por medio de Jesucristo.

Ahora miren como contesta el escritor su misma pregunta: “Oh, hombre, mujer, El te ha declarado lo que es bueno y que pide Jehová de ti, solamente hacer justicia y amar misericordia y humillarte ante tu Dios”. Qué sencillo es el Señor. El no pide tantas cosas, y tanto torcerse uno sino un corazón entregado al Señor. Eso es lo que agrada al Señor.

Mire otro pasaje que me impactó con respecto al pensamiento del verdadero culto, la verdadera adoración. Está en Deuteronomio Capítulo 10, ahí en las entrañas mismas del Antiguo Testamento. Deuteronomio es un libro que tiene que ver con las ofrendas y los sacrificios y los días de fiesta que debía guardar el pueblo judío, y miren como dice en el Capítulo 10 del Deuteronomio, en el versículo 12:

“...ahora pues Israel, qué pide Jehová, tu Dios de ti?” No les recuerda a lo que dice Miqueas, qué pide el Señor de ti? Qué pide Jehová, tu Dios de ti, sino que temas a Jehová tu Dios, que andes en todos sus caminos y que lo ames y sirvas a Jehová tu Dios con todo tu corazón y toda tu alma, que guardes los mandamientos de Jehová y sus estatutos, que yo te prescribo hoy para que tengas prosperidad”.

 

En otras palabra no tenemos que estarnos retorciendo tanto. Dios es un Dios sencillo. A El le agradan cosas bastante sencillas, no tiene que andar buscando 5 patas al gato para agradar al Señor. Dios simplemente está buscando un corazón entregado a El, una mente entregada a El, un cuerpo que viva para El y que quiera agradarlo. Si en el curso de esa entrega tu fallas, Dios dice: Ven, estamos a cuenta, arregla conmigo y estaremos bien y sigamos adelante. Porque a Dios no hay que buscarle demasiadas cosas para agradarlo así que si tu estás pensando que solamente lo que tu haces eternamente agradas al Señor, eso no es lo que Dios busca.

Dios les dijo a los hebreos en el libro de Isaías por ejemplo, otro pasaje importante, dice: “no me traigáis mas vana ofrenda, el incienso me es abominación, luna nueva y día de reposo, el convocar asambleas, no lo puedo sufrir, son iniquidad vuestras fiestas solemnes”. El le decía esto a un pueblo judío que creía que dándole fiestas y guardando días de santos y todo este tipo de cosas y rituales, iban a agradar al Señor y sin embargo estaban viviendo vidas que eran aborrecibles ante los ojos de Dios. Y en el versículo 16 El les dice: “lavaos y limpiaos, quitad la iniquidad de vuestras obras de delante de mis ojos, dejad de hacer lo malo, aprended a hacer el bien, buscad el juicio, restituid al agraviado, haced justicia al huérfano, amparad a la viuda”.

En otras palabra no son las fiestas solemnes y los sacrificios lo que agradan al Señor. La verdadera adoración, el culto racional del cual está hablando Pablo, la adoración que agrada al Señor, es adoración consistente, es la adoración que une el rito con la vivencia, el cuerpo con el espíritu, la boca con la mente, todas las partes del ser integradas y rendidas al Señor en sacrificio. Eso es lo que agrada a Dios. Entienden entonces ustedes lo que dice? Presentad vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios porque esto es el culto, esta es la alabanza, esta es la adoración verdadera la que agrada al Señor, vuestro culto racional.

Dice: “No se conformen a este siglo”. Qué quiere decir la palabra siglo – aion en el griego original – es edad o tiempo, o época, era. No se ajusten de la cultura, puede ser también, en la cual ustedes se encuentran. No se ajusten al sistema de cosas, a esta administración de la cultura en la cual ustedes viven actualmente, no se ajusten a ella, no se entreguen a ella, no se presenten ante ella para que ella controle su vida, sino transfórmense por medio de la renovación de su mente, del entendimiento. Qué quiere decir eso? Hermanos, si tu quieres cambiar por dentro tu tienes que comenzar transformando tu mente. Cada día que tu mente vaya siendo expuesta a la palabra de Dios, que tu continuamente estés meditando en las cosas nobles.

Como dice Pablo: “... todo lo bueno, todo lo noble, todo lo justo, todo lo perfecto, todo lo que es de buen nombre, si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad”. Por medio de cada día nosotros, debemos someter nuestras mentes a pensamientos bíblicos, a ideas. Yo creo hermanos, que cada vez que usted prende el radio, o usted abre una revista o ve la televisión o tiene una conversación, algo está pasando en su mente. Usted está sometiendo su mente a un estímulo. Cada vez que usted lee una novela o hace una decisión de pasar su tiempo en algo, usted está en algún sentido renovando su mente. A veces la está renovando para mal, a veces para bien. A veces los estímulos que está recibiendo su cerebro, lo que está haciendo es reforzando la carne, reforzando la animalidad que hay en nosotros entonces por eso es que nosotros cada día tenemos que ser buenos administradores de lo que está recibiendo nuestra mente porque cada día nosotros tenemos la oportunidad de renovarnos un poquito más para Dios. Lo que pasa es que acumulativamente con el paso de los años, si tu eres cuidadoso con lo que tu permites que entre a tu mente y que forme tu mente, tu vas a tener una mente reprobada o una mente aprobada por Dios. Con el paso de los años el cúmulo de los estímulos a los cuales tu sometes tu mente van a producir una persona transformada o una persona que está en carne viva y que está igualita que cuando comenzó los caminos del Evangelio.

Hay que tener cuidado. Hoy en día se habla mucho de tener cuidado de lo que comemos físicamente, guardar el cuerpo, etc. Lo más importante es que tu guardes tu mente también. Renueva tu mente cada día, somete tu mente al trato del espíritu santo. Somete tu mente a estímulos positivos. Piensa que cada cosita que tu permites que entre a tu mente va a colorear aunque sea un poquitito la manera en que tu ves el mundo y que tu sientes y eres. La idea es también, en la expresión original del Apóstol Pablo, en el griego, la idea de renovar es de continuidad, es decir, renovándoos en la mente continuamente. En otras palabras eso es algo que tiene que darse 24 horas al día, muchas veces al día, 365 días al año, tu tienes que estar renovando tu mente. Esto es una cuestión que dura para toda la vida. Transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento para que comprobéis cual sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta. Qué quiere decir eso? Que si tu renuevas tu mente y transformas tu ser por medio de esa renovación, qué va a pasar, que tu vas a poder comprobar la buena voluntad de Dios, es decir, hablamos al comenzar esta predicación de que Dios quiere que la voluntad de Dios es que nosotros tengamos una vida feliz y todo lo que Dios hace para sus hijos es para bendecir sus vidas y llevarlos a mejorar su existencia, entonces la persona que coopera con Dios al someter su cuerpo y su vida al Señor y dejar que Dios vaya transformando su espíritu, esa persona va a poder experimentar en carne propia la buena voluntad de Dios.

Hay creyentes sin embargo, que no pueden experimentar la buena voluntad de Dios porque no están siguiendo las instrucciones. El miércoles pasado en el servicio de oración Dios me llevó a hablar de Primera de Corintios, 6 ó 7, donde el Apóstol Pablo habla de que en el desierto todos vieron la gloria de Dios, todos experimentaron las bendiciones de la nube y de la columna de fuego, y el maná y la piedra que hizo brotar agua y todas estas cosas, pero dice que de la mayoría de ellos Dios no se agradó, sino que sus cuerpos quedaron en el desierto muertos. Ninguno de ellos excepto Josué y Caleb entraron a la tierra prometida de esa nación original. Por qué? Porque no agradaron a Dios a pesar de que experimentaron todas estas cosas, lo que Dios quería era que esa primera generación que salió de Egipto entrara a la Tierra Prometida y disfrutara de la tierra que fluye leche y miel y que disfrutaran de buenas casas y de una vida próspera que Dios les quería dar, pero casi todos murieron en el desierto. Casi ninguno de ellos entró a la Tierra Prometida, por qué? Porque sus vidas no eran lo que Dios quería, sus actitudes no eran correctas. Tenían la vida de los paganos que habían salido de Egipto y no permitieron que Dios los cambiara y por lo tanto no pudieron entrar en el disfrute de las bendiciones que Dios tenía para ellos. Esas bendiciones las disfrutaron una segunda generación que nació en el desierto y que pudo entrar 40 años después. Los demás se quedaron muertos en el desierto sin poder comprobar la buena voluntad de Dios que era que ellos disfrutaran de la Tierra Prometida. Y por eso yo creo que Pablo dice aquí: Miren hermanos, vivan de esta manera para que entonces ustedes puedan comprobar la buena voluntad de Dios.

Si en tu vida ahora mismo tu no estas experimentando esa prosperidad, esa bendición, ese gozo, ese sentido de pertenecer a Dios, ese compañerismo con el Señor, algo anda allí que tiene que ser ajustado. No se exactamente dónde está porque cada uno de nosotros tiene su propia condición pero en la medida en que tu y yo vayamos ajustando nuestra vida, en esa medida vamos a sentir el gozo del Señor en nosotros, vamos a sentir la paz, vamos a disfrutar de la aprobación y la prosperidad que Dios quiere para sus hijos.

Digo pues por la gracia que me es dada, a cada cual que está entre vosotros que no tenga más alto concepto de sí que el que debe tener, sino que piense de sí con cordura conforme a la medida de fe que Dios repartió a cada uno.

Aquí comenzando con el versículo 3, recuerdan que yo les dije al principio que la primera parte es simplemente una expresión general, un principio general que Pablo quería mencionar, ahora en el versículo 3 en adelante el va a comenzar y vamos a discutirlo más a delante, el comenzará a exponer consejos específicos que tienen que ver con esa vida rendida completamente al Señor. Pablo va a estar elaborando diferentes formas de presentar nuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable al Señor, y una de las cosas que Pablo dice aquí es que hay una actitud bien importante que debe tener el cristiano, es la actitud de humildad con respecto a si mismo. Una de las cosas que más impide, hermanos, que la gente entre en el disfrute de Dios es el orgullo espiritual, la arrogancia, la rebeldía, el creerse que uno es único en un sentido como que nadie se me acerca y gloria! Ese sentido de ser algo mejor que los demás y eso trae juicio a la vida de uno.

Hermanos, déjenme decirles que muchos de nosotros pecamos de eso sin darnos cuenta. Tenemos esa arrogancia y esa idea de que no hay nadie como nosotros, y siempre estamos tratando de expresar nuestro yo, hacer sentir nuestro yo y tenemos un sentido exagerado de nuestro propio valer y entonces eso trae problemas a nuestra vida, trae problemas a nuestro matrimonio, trae problemas con nuestros hijos, trae problema en nuestras relaciones sociales con los demás, trae problema con nuestro trabajo porque es como que esa persona no está conciente de que es parte de un equipo, es parte de una comunidad y el es simplemente uno entre muchos.

Por eso es que Pablo aquí en este pasaje entra en una meditación en lo que sigue, donde dice: “... porque de la manera que en un cuerpo somos muchos miembros pero no todos los miembros tienen la misma función, así nosotros siendo muchos somos un cuerpo en Cristo y todos miembros los unos de los otros”.

Eso está vinculado a esa idea de que nadie piense de sí más alto de lo que debe pensar. Porque, hermanos, es importantísimo que nosotros pensemos de nosotros mismos con cordura. Yo busqué la palabra esa “cordura” en el griego original y la idea es que no pensemos de nosotros con más estima de lo necesario, de lo justificado, sino con modestia, con balance, con sobriedad, con mesura, con exactitud. Qué importante es hermanos, que cada uno de nosotros, de hecho están ahí, están vivos. Levanten la mano si ustedes están vivos, amén.

Es importante hermanos que nosotros le pidamos al Señor: “Señor ayúdame a verme a mi mismo en una forma cuerda, no en una forma exagerada como medio alocada.” Yo he descubierto que los seres humanos a veces no sabemos como medirnos a nosotros mismos, ni verdaderamente quiénes somos. Es como que uno se mira en el espejo, a veces uno se mira en el espejo y yo creo que uno en realidad no se está viendo como uno es.

Saben que la persona anoréxica puede estar en el hueso y se mira en un espejo y se ve gorda. Porque su mente está distorsionada y por eso es que la persona anoréxica compulsivamente se está matando de hambre porque cree que tiene que desaparecer. Es una enfermedad de la mente, ellos se ven en el espejo y dicen; “Estoy gordo, o estoy gorda” y entonces dejan de comer porque sus ojos no le están enviando el mensaje correcto, o su mente no está interpretando correctamente lo que están viendo sus ojos. Y nosotros somos así también. Muchas veces nosotros no tenemos una idea clara de cuáles son nuestros defectos y cuáles son nuestras virtudes, cuáles son las cosas que tenemos que cambiar en nuestro carácter. Yo veo eso continuamente. Veo personas que están sufriendo en esta vida continuos problemas y continuos conflictos y sinsabores y fracasos y yo quisiera metermeles dentro para que ellos se vieran así mismos como yo los puedo ver. Pero no tienen la capacidad para verse objetivamente.

Nosotros tenemos que pedirle al Señor: Señor ayúdame a conocerme como tu me conoces. Ayúdame a verme a mi mismo con mis virtudes y también con mis defectos. Ayúdame a interpretarme a mi mismo objetivamente, que yo no soy un criminal pero que tampoco soy Mahatma Ghandi o la Madre Teresa, que yo pueda verme exactamente y entonces que de ahí yo te permita obrar en mi vida para ir mejorando cada día más y más.

Una cosa que necesitamos nosotros, hermanos, es admitir nuestros errores, admitir nuestras fallas, admitir las cosas en que tenemos que mejorar y comenzar de allí. Que dice el escritor de Primera o Segunda de Crónica, dice: “Si mi pueblo se humillare, llorare, buscare mi rostro, yo sanaré su tierra” y muchos de nosotros tenemos que humillarnos delante de Dios, reconocer nuestros pecados, reconocer nuestras faltas, reconocer nuestros defectos y entonces de ahí permitir que Dios vaya obrando en nuestra vida. Y eso va a sanar nuestro matrimonio.

Muchas veces tenemos dejar de echarle la culpa al esposo o a la esposa y decir: No, el problema soy yo, y yo soy el que tiene que cambiar esto. Padre ten misericordia de mi. Ayúdame y perdóname y ahí uno comenzar. Eso es pensar de sí mismo con cordura, en vez de pensar que tu eres un titán espiritual cuando en realidad tu todavía eres un renacuajo que necesita que Dios te sane y te levante y porque dos y dos son cuatro, tu piensas que estás en física nuclear, pero todavía estas en aritmética básica.

Y tenemos que pedirle al Señor: “Señor sácame de esta locura anoréxica en que yo vivo y déjame verme a mi mismo tal y como yo soy”. Como dice el salmista “...examíname, Oh Dios y conoce mi corazón y ve si hay en mi camino de perversidad y guíame por el camino eterno”.

Hermanos, vamos a pedirle al Señor: “Padre, ayúdame a pensar de mí mismo con cordura, con modestia, con balance, ni exagerando más de la cuenta ni tampoco viéndome como que soy un don nadie.” Porque tampoco Dios quiere que tu pienses que tu eres una lombriz. Dios quiere que te veas con cordura, es decir que tu veas las cosas buenas que tienes y las cosas malas, que tu tampoco eres un criminal de serie que necesita ser encerrado en una cárcel. No, tu eres una persona que vale también, tienes cosas buenas. Dios te ha dado quizás la posibilidad de estudiar, y tienes atributos buenos. Dale gracias al Señor por eso, pero también ve lo otro para que puedas pensar de ti mismo en una forma cuerda y balanceada.

Otra cosa que está involucrado en esta manera en que el Apóstol Pablo está pensando aquí, cuando dice “...porque somos un cuerpo”. Pablo le está hablando en este pasaje a la comunidad cristiana con respecto a la vida de la iglesia, a la vida de la comunidad de fe, y es muy importante, hermanos, yo creo que una de las cosas que preserva la armonía en una iglesia es que las personas que componen esa iglesia, comenzando con los lideres principales hacia abajo, todos entiendan y entendamos que todos somos parte de un cuerpo donde cada uno tiene una función, tiene una importancia y tiene una dignidad y cada uno tiene algo que contribuir que es precioso. Yo no puede hacerlo todo ni tengo todo los atributos que esta iglesia para ser una iglesia bendecida. Dios me ha dado algunos dones pero aquí entre ustedes hay otros dones que son necesarios para que nuestra iglesia pueda echar hacia delante. Ahora si yo me creo que yo soy, como dicen por ahí, la última Coca Cola en el desierto, que yo tengo todos los dones, entonces yo trato de hacerlo todo, agarrarlo todo, controlarlo todo pero cuando los lideres de una congregación sabe que cada uno de nosotros tiene algo precioso que Dios le ha dado al otro. Entonces uno se ve a sí mismo con sus dones pero también con sus limitaciones y uno busca a otros para que complementen a uno, y uno aprecia a otros por lo que tiene cada uno, entonces qué lindo es, porque eso requiere humildad de parte de nosotros.

Yo creo que lo que mata muchas veces a muchas congregación y lo que hace daño en la vida de una iglesia y trae división es esa idea de personas que tienen un ego tan grande que piensan que ellos no necesitan a más nadie. Todo el mundo tiene que rendirle pleitesía a ellos pero que lindo es cuando cada uno de nosotros tiene como ese sentido de ser parte de un solo cuerpo, ser parte de un equipo. Cada uno de mis hermanos tiene algo valioso, algo bello que aportar al Reino de Dios y entonces cada uno se trata con preferencia.

Ahí en el versículo 10 el dice: “... amaos los unos a los otros con amor fraternal en cuanto a honra prefiriéndoos los unos a los otros”. En otras palabras dándose preferencia uno al otro: No, hermano pase usted – No, por favor pase usted. Ojalá nos peleáramos por quien va a pasar primero al púlpito, a la oración. No, al contrario lo que hacemos es nos damos empellones para nosotros meternos al frente. Porque no tenemos ese sentido de cuerpo. Cuando usted sabe que otros tienen bendiciones y dones de Dios en su vida, usted los admira y los respeta por lo que Dios ha puesto en ellos, y usted está conciente de que usted tiene dones pero que también tiene sus fallas y tiene sus ausencias y que esas personas complementan a uno.

El rico dice, no se gloríe solamente de su riqueza, sino que recuerde que el pobre tiene mucho que enseñarle también. Y el pobre no desprecie al rico porque el rico tiene cosas que enseñarle a él, como pobre, pero véanse ambos complementarios.

El pastor no denigre al que tiene el don de evangelismo, o de canto o de adoración. Y el que dirige la alabanza o la persona que toca un instrumento no denigre a los que no tienen oído y cantan desafinado porque esa persona que canta desafinado, quizás es buen administrador y puede ayudar al músico que quizás no sea buen administrador y entonces se complementan. Y cada uno ve en el otro lo que el otro tiene. Así es en el hogar. La esposa puede que tenga dones que el marido no tiene, y entonces el marido debe respetar a su esposa y amarla y valorarla porque ella trae a la relación matrimonial y a la familia unas cosas que son muy valiosas. Quizás ella es muy buena en llevar las cuentas y el no sabe ni sumar dos y dos, así que el debe valorarla a ella y debe darle su lugar en la vida de la iglesia. Ahora quizás el es muy bueno, por ejemplo en carpintería, o en arreglar la casa o en otras cosas, o es más prudente que ella en la administración del dinero, pues ella lleva las cuentas y el hace ciertas decisiones de cómo se va a administrar el salario de la semana, y entonces los dos se complementan y son de bendición. Y eso es lo que es trabajar en cuerpo, con sentido de cuerpo. Si nosotros aprendemos eso, hermanos, si pensamos de nosotros mismos con cordura, yo creo que en nuestra vida como iglesia y como familia van a funcionar mucho, mucho mejor.

Quiera Dios que nosotros podamos pensar de nosotros así, en esa manera modesta, cuerda. Y eso nos va a ayudar a vivir vidas más bendecidas. Hermanos, recuerden Dios está llamándonos y en los próximos domingos vamos a estar discutiendo estos pasajes, así. Dios nos está llamando a una vida entregada a El, una vida donde todos los hábitos, el comportamiento, las relaciones que tenemos los unos con los otros, todo esto esté dirigido por la palabra de Dios. Yo les suplico en estos domingos que vamos a estar hablando de estas cosas sencillas que abramos nuestro corazón y veamos en qué medida Dios quiere bendecirnos, Dios quiere hablarnos y estemos bien dispuestos a admitir cuando fallamos, vamos a admitir nuestros errores. Vamos a pedirle al Señor: “Señor en qué área tu quieres que yo siga mejorando? En que área tu quieres que yo cambie? Y esto nos va a ayudar a ser mejores cristianos cada día.

Vamos a ponernos de pie, vamos a orar y darle gracias al Señor por su presencia en medio nuestro. Señor te bendecimos y te damos gracias Padre por la vida que nos has dado, por ese llamado que tu haces en esta mañana a entregar nuestros cuerpos en sacrificio vivo a ti. Derrama Señor sobre nosotros esa cordura de la cual habla el Apóstol Pablo, esta primera cualidad de vernos con humildad, vernos con sana modestia, no ceder al orgullo, a la arrogancia, estar siempre concientes de nuestras fallas y de nuestras debilidades para que tu puedas tratar con nosotros. Bendice este pueblo, Padre. Que esta enseñanza se quede grabada en nuestros corazones. Gracias por tu vida en nosotros. Llévanos a nuestros hogares con tu santa bendición en este día, en el nombre de Jesús. Amen.-