Perfíl de un hombre recto

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Job, capítulo 1, versículos del 1 al 5: “.... Hubo en tierra de Us un varón llamado Job y era éste hombre perfecto y recto, temeroso de Dios y apartado del mal y le nacieron 7 hijos y 3 hijas, era fértil el hombre, su hacienda era 7000 ovejas, 3000 camellos, 500 yuntas de bueyes, 500 asnas y muchísimos criados y era aquel varón más grande que todos los orientales e iban sus hijos y hacían banquetes en sus casas cada uno en su día y enviaban a llamar a sus tres hermanas para que comiesen y bebiesen con ellos y acontecía que habiendo pasado en turno los días del convite, Job enviaba y los santificaba y se levantaba de mañana y ofrecía holocaustos conforme al número de todos ellos, porque decía Job: quizá habrán pecado mis hijos y habrán blasfemado contra Dios en sus corazones. De esta manera hacía todos los días”. Bendiga el Señor su santa palabra.

A veces cuando pensamos en Job solamente pensamos en su sufrimiento y su agonía extendida, pero no pensamos en este hombre que pudo rebasar y superar todas sus crisis terribles, y su tragedia porque era un hombre de corazón recto y eso fue lo que le acarreó, irónicamente su prueba. Pero Job era además de un hombre recto era un padre ejemplar. Esta mañana yo le pedí al Señor un texto base para mi meditación y me vino a la imagen lo que Job hacía y que en algún momento del sermón voy a tener tiempo para tocar un poquito sobre lo que dice este texto.

Pero, yo quiero dirigirme a los hombre, porque hoy es un día que se presta para esto, y además Meche me mandó que lo hiciera. Quiero compartir con nuestros hermanos y conmigo mismo, predicarme a mi mismo estos sermones que siempre hago, acerca del hombre que Dios quiere, el hombre que Dios quiere. Mientras estaba allí mirando a nuestros hermanos cantando y viendo esa hombría sana, bella, adorando a Dios con gusto y con pasión, me vino a la mente también una imagen que yo vi desde mi ventana de oficina, creo que fue el jueves o el viernes o el miércoles, fue esta semana. Están haciendo un trabajo ahí como ustedes saben, en la calle, y por un grupo de hombres de los que estaban trabajando en la calle, con sus sombreros duros y sus ropas de trabajo y había dos hombres riéndose a carcajadas y hablando y en una se abrazaron y después se empujaron como hacen los hombres cuando detectan que ha habido un momento de ternura entre ellos para asegurarse que su masculinidad está intacta, ¿no? Y yo los veía de mi ventana y decía: ¡qué misteriosa criatura es un hombre! Y mientras estaba aquí esperando a que terminara, y los hombres me van a perdonar, porque me puse a escribir algo en vez de poner atención a lo que estaban haciendo y dejar de escribir por ello, pero escribí un semi poema que quiero leer para ustedes.

Dice: ¡Qué hermoso espectáculo un hombre cuando camina bien! Criatura misteriosa, animada con extraña energía, un poquito menor que un ángel, mezcla de tierra y espíritu se pasea por la tierra como una adivinanza. Misterio que Dios mismo está en proceso de resolver. ¡Qué hermosa criatura un hombre! Alabanza andante, tesoro en tensión, luz debajo de un almud, tributo al artista supremo. Un día expresará todo aquello para lo cual fue hecho, mientras tanto todo su ser grita: Redímeme, sáname, reconcíliame. Junto con toda la creación espera impaciente, agónico, erguido, el día de su liberación.

Hermanos, a mi no deja de asombrarme cuando miro a un hombre así como cuando miro a una mujer, el misterio que encarna, la belleza que es un hombre. Esa criatura misteriosamente dotada de vida como ninguna otra criatura que camina sobre la tierra, con todas sus tensiones, sus luchas, sus contradicciones, su agonía interna. Yo creo que Dios hizo al hombre simplemente para divertirse, como las niñas tienen una muñeca, Dios tiene la virtud de crear un juguete viviente que es el hombres, y lleva miles y miles de años tratando de domarlo y de enamorarlo y atraerlo hacia sí, porque Dios se tenía que plantear en el hombre una tarea digna de su divinidad. Por eso creó una criatura tan misteriosa, tan elusiva, tan resbalosa como es el hombre, y se planteó la tarea cósmica de coger esa criatura y enlazarla y atraerla hacia sí conforme a leyes que El mismo se planteó y a límites que El mismo se estableció. E hizo al hombre casi igual a El en un sentido, en capacidad creativa, en capacidad para inventar y resbalarse y apartarse y ser autosuficiente para que esa tarea fuera todavía más entretenida para El.

Y yo creo que este mundo es simplemente el juego de Dios. Dios allí se planteó una tarea y la está tratando de resolver, y con eso pasa el tiempo El. Y nosotros somos eso, somos un proyecto en acción, somos algo que está en juego todavía no sabemos que va a resultar, por eso yo lo llamo así, una adivinanza que Dios mismo está tratando de resolver. Esa belleza del hombre, sin embargo cuando yo me miro a mi mismo y miro a los hombre, veo también tanta distancia del modelo que Dios creó. Pero cada vez mientras nos acercamos un poquito más al diseño original, más bellos somos, más misteriosos, más atractivos somos. Por eso digo ¡qué hermoso espectáculo un hombre cuando camina bien! Es algo digno de verse, una persona bien trabajada, un hombre, una mujer bien trabajados es algo bello, perfecto, es hermoso mirarlo. Sin embargo, cuando yo miro el funcionamiento del hombre, y me incluyo a mi mismo evidentemente como digo, veo tantos defectos, tantos errores, tanta cosa todavía, es una luz debajo del almud, todavía la grandeza de Dios está escondida en nosotros, es un tesoro en tensión. Hay belleza, hay dones, hay virtudes, pero también está el otro lado, la caída en nosotros que nos jala hacia abajo.

Entonces, hay allí esa contradicción. Cuando yo veo el funcionamiento del hombre, en la iglesia veo mucho de eso, veo que muchas veces..... yo le doy gracias al Señor porque aquí tenemos un grupo sano de hombres. Ahora mismo yo miro alrededor y veo muchos hombres y este ha sido un proyecto a largo a plazo, que nosotros nos hemos planteado, que León de Judá no sea una iglesia de mujeres, sino que sea una iglesia de hombres y de hombres sanos, hombres y mujeres sanos, para en balance unos con los otros. Esta semana tuve oportunidad de observar un grupo de personas que se estaba entrenando en un lugar, era un entrenamiento para líderes de una iglesia y ¡qué bello! Y no estoy empobreciendo lo que esa iglesia estaba haciendo, pero me dio un poquito de tristeza notar que casi todas las que estaban allí eran mujeres solamente. Había un solo hombre que yo creo que inclusive era pastor, pero las demás eran mujeres. Y eso pasa, nosotros nos reíamos el día de la presentación en la casa estatal, que al principio solo llegaron cantidad de mujeres, gracias a Dios que después vinieron esos hombres que habían estado en la calle trabajando, dirigiendo personas, y eso, y había un balance pero definitivamente la inmensa mayoría eran mujeres. Gloria a Dios por ellas, amen. No estoy empobreciendo la importancia de la mujer, entiéndanme bien, pero a mi me gusta el balance, a mi me gusta..... Yo creo que Dios nos hizo para balancearnos, y Dios quiere una iglesia balanceada. Dios quiere una iglesia complementaria. Eso es nada nuevo.

Una mira en las página de las Escrituras y uno ve que las mujeres estaban allí cuando Cristo estaba siendo crucificado, estaban allí cuando Cristo resucitó, y a través de la historia las mujeres han jugado un papel desproporcionado al nivel de influencia que se les ha reconocido en la iglesia. Y muchas veces nosotros los hombres brillamos por nuestra ausencia en los eventos espirituales y en los procesos de la iglesia y generalmente el ministerio de hombres en todas las iglesias es la parte más débil de una congregación. Gracias a Dios porque aquí estamos en alas de mejorar eso cada día más, y yo les animo a mis hermanos varones, les bendigo en el nombre del Señor, declaro el espíritu de Jesucristo sobre cada uno de ustedes, y llamamos a esos que están durmiendo ahora mismo, que se despierten de sus camas, y se pongan su ropa y vengan a adorar al Señor junto con nosotros, y que sirvan a Dios en espíritu y en verdad.

Entonces, ese dominio femenino de la iglesia en realidad, sin embargo vemos que en la Biblia hay un modelo contrario. La Biblia nos enseña algo muy diferente a lo que es la realidad humana de hombres deformados y cojos. En la Biblia yo veo más bien que una de las cosas que Dios ha hecho al hombre cabeza y sacerdote y líder. Perdóneme las hermanas que no compartan eso conmigo, pero yo amo demasiado la Biblia para decir lo contrario por miedo o por lo que sea. La Biblia establece al hombre como líder de su hogar, como cabeza de su hogar y de su iglesia. Yo no creo que por calificación, porque muchos de nosotros, es simplemente porque Dios le flujo que así fuera. Y si hiciéramos lo que tenemos que hacer, veríamos la virtud de esa determinación divina. Pero yo veo que Dios quiere que el hombre encabece, que sea el líder, que sea sacerdote espiritual en su casa, en su matrimonio, en la sociedad, en la iglesia. Eso es bíblico.

Veo también el hombre ocupa un lugar especial en el corazón de Dios, voy a matizar esas ideas, no me tiren piedras todavía, mis hermanas. Pero, hay algo especial que el hombre tiene en el corazón de Dios, así como hay la mujer tiene otras cosas especiales. Pero yo veo a través de las páginas de la Escrituras, aunque fuera estadísticamente solamente, veo la prominencia del hombre, veo allí algo especial que Dios tiene con los hombres. Y veo también que Dios mismo es enfocado en toda la Escritura desde una perspectiva decididamente masculina, aunque yo creo que Dios no es hombre, en el sentido sexual de la palabra evidentemente, y Dios tiene aspectos que generalmente identificamos con la mujer, pero yo detecto en el carácter de Dios y en su personalidad una energía decididamente que yo, como hombre, me puedo identificar con ella. Es una energía masculina y por eso Dios es Padre en la Escritura. Hoy en día yo se que la teología ha tenido el atrevimiento de llamarlo madre, pero yo creo que eso es ir demasiado lejos, personalmente. Yo creo que eso es demasiado osado para mi, quizás cuando vaya al seminario, por unos diez años quizás me suavice un poquito en cuanto a eso. Yo entiendo lo que se quiere decir, pero yo creo que eso no encaja dentro del marco de referencia que yo tengo del Dios que yo veo reflejado en la Escritura. Hay un misterio, hay una misteriosa comunicación y afinidad entre Dios, el Padre, y la energía masculina. Sin embargo hay una diferencia muy grande en lo que vemos en la realidad.

Ahora, yo hago dos aclaraciones cada vez que digo eso, hago dos aclaraciones por consideración a mis hermanas, y por eso de ser matizado: Número uno: el hombre no es superior a la mujer ontológicamente. Es decir en su ser el hombres y la mujer somos absolutamente iguales ante los ojos de Dios. Digan amen. No hay tal cosa como que el hombre es mejor que la mujer. La mujer es co-heredera del Reino de Dios, así lo dice la palabra. Entiéndanme eso bien claro. En ningún momento un hombre puede sentirse superior a una mujer, y por eso es que tenemos que respetar a la mujer porque es la imagen de Dios también, y una mujer es tan bella, tan misteriosa, tan profunda como un hombre. Hay que darle el mismo valor: la mujer en los ojos de Dios es igualita, es una co-heredera.

Y también digo otra cosa, la mujer es tan importante como el hombre en la economía de la creación, yo diría en la ecología de la creación. Dios hizo al hombre con una energía, e hizo a la mujer con otro tipo de energía, los dos son complementarios. Un mundo de hombres es inconcebible y por eso Dios tuvo que crear a una mujer, porque la mujer tiene algo que complementa. Las virtudes y fuerzas del hombre, también constituyen sus debilidades y las virtudes y fuerzas de las mujeres constituyen sus debilidades. Juntos en la economía total de la creación se aseguran que el mundo proceda balanceadamente. Y también yo creo que el hombre y la mujer fueron hechos para hacer dos poemas, que continuamente al moverse sobre la tierra están declarando la complejidad absoluta del Dios que los creó. Cuando la mujer abre la boca en su tono femenino, está declarando algo que hay en Dios. Cuando el hombre abre la boca en su tono masculino, está declarando otra parte de Dios. Cuando un hombre y una mujer buscan unirse y meterse el uno dentro del otro, están tratando de ejemplificar esa unidad de lo masculino y lo femenino que hay en Dios.

Y por eso es que ambos son absolutamente necesarios y no podemos prescindir el uno del otro. El hombre y la mujer son complementarios, complementarios en su totalidad. Usted mira las líneas suaves y ondulantes de una mujer y la angularidad de un hombre y usted ve en eso aún la complementariedad y lo ve en la sensibilidades y la cablería del hombre y de la mujer, todas esas cosas hablan de que Dios los hizo para estar unidos y para trabajar juntos sobre la tierra. Por eso es que no puede haber un sentido de superioridad. Dependemos ambos el uno del otro para ser perfectos y para estar bien combinados.

Por eso, entre muchas otras cosas, yo me rebelo contra la idea de la homosexualidad o el lesbianismo como algo natural o el matrimonio homosexual como algo capaz de ser contemplado, excepto por una sociedad tan alejada de lo que es humano como esta sociedad del siglo XXI, aquí en EEUU o en Europa Occidental. Solamente una sociedad desorientada como esta puede contemplar la posibilidad de que tal cosa sea normal. Y siempre digo, amo, amo, amo, amo a los homosexuales y las lesbianas y deseo ardientemente que el Señor nos conceda una forma de ministrarles más allá de simplemente confrontarlos. Y si usted está luchando con esa lucha, esas tensiones, y está en nuestra iglesia y reconoce que necesita el toque de Dios en esas áreas, bienvenido peregrino a hermano en el camino de la fe. Porque somos todos, estamos en ese proceso, de dominar nuestros impulsos y nuestras deformaciones. Les amamos y yo les suplico que nunca se sientan atacados cuando yo hablo en esta manera. Estamos hablando de aquellos que practican esto sin sentir remordimiento, sin sentir arrepentimiento, sin reconocer que es algo que necesita sanidad. Contra eso yo me rebelo, y eso yo lo voy a resistir hasta el último día de mi vida porque creo que es dañino para la sociedad y para el hombre a quien yo amo y quiero su bien.

Entonces, yo creo que Dios creó al hombre y a la mujer para que se complementaran el uno al otro. No hay superioridad del uno o del otro.

Ahora, los modelos del hombre en el mundo, y como yo decía y aún en la iglesia no son muy buenos. En el Medio Oriente vemos al hombre oprimiendo a la mujer, abusando a la mujer ocultándola detrás de velos, quemándola, enterrándola viva, apedreándola, impidiéndole educarse y ascender a su plena humanidad. Eso yo lo encuentro, yo no creo que hay una palabra que yo conozca, suficientemente fuerte para yo expresar mi repulsión, mi asco a ese tipo de opresión de nuestras hermanas, pero lo vemos en muchas partes del mundo. En el resto del Tercer Mundo vemos también mucho abuso de la mujer, los hombres golpean a las mujeres, abusan de su fuerza, mantienen a las mujeres ignorantes y aisladas para poder abusar de ellas mejor, y eso es totalmente contrario al corazón de Dios.

 

En las iglesias desgraciadamente para ser justos, no todo está bien en las relaciones entre los hombres y las mujeres. Hay mucho egoísmo entre nosotros los hombres que practicamos en las iglesia. Hay muchas mujeres descontentas, muchas de nuestras hermanas están descontentas. Y yo le tengo que dar la razón si soy justo, en muchas áreas, y hay mucha injusticia, muchos hombres que.... no hay balance adecuado en la distribución de deberes y tareas en el hogar y que hay que buscar una distribución más adecuada y tenemos que ser humildes para reconocer esto y tratar de hacer cambios en la forma en que tratamos nuestras esposas, que nos distribuimos las cargas y las responsabilidades. Hay mucho maltrato verbal, emocional y aún físico de nuestras esposas y de nuestras hijas y eso es totalmente ilegal en el contexto de la iglesia. Y lo repudiamos totalmente. No hay excusa para que un hombre le ponga la mano a una mujer sobretodo a una hija de Dios. Esta iglesia repudia eso completamente y cualquiera que lo practique sepa que está fuera de ley y que se acarrea el juicio de Dios. No es posible practicar eso y llamarse cristiano. Hay negligencia, nuestras mujeres se sienten descuidadas, a veces sexualmente, a veces emocionalmente, a veces en términos de atención y cuidado, y eso no es bueno. Hay descuido en muchas maneras. Es decir, hay mucho que hacer, mucho trabajo, hermanos en esa área.

Pero, de nuevo yo no he venido aquí a azotar a mis hermanos. Pueden respirar porque ya lo peor pasó. Respiren hondo, ya pasó lo peor. Hay que ser justos, hermanos, así como digo una cosa, digo la otra. La palabra de Dios es la palabra de Dios y el primero que se lleva su aguacero soy yo cuando estoy predicando aquí arriba, pero es la palabra de Dios y hay que predicarla tal y como es. Y cuando la violamos, ese es el problema, entre los hombres y las mujeres, que cogemos lo que nos gusta solamente. O a veces reaccionamos y entonces deformamos la palabra por la ira que tenemos y la cambiamos para vengarnos y eso tampoco es bueno. Hay que ir a la verdad en toda su complejidad y aplicársela y bebérsela, sepa dulce o amarga. A veces la verdad va a saber amarga, a veces va a saber más dulce que la miel, pero hay que aplicársela en toda su complejidad, y no sentirnos atacados ni nada, sino decir gracias Señor, qué medicina más amarga pero me está mejorando mi vida.

Ahora bien, ¿cuál es el modelo bíblico de un hombre, de un buen hombre, cuál es el modelo bíblico? La dificultad que yo tuve fue en meter este animal y domarlo porque hay tantas cosas que yo podría decir acerca de esa pregunta. ¿Cuál es el modelo bíblico de un buen hombre? Déjenme simplemente apuntar rápidamente una o dos cositas aquí.

Número uno: un buen hombre recibe sus instrucciones de la palabra de Dios, recibe sus instrucciones, sus modelos, sus normas de la palabra de Dios. Ese es su punto de referencia. En el salmo 1 dice: “bienaventurado el varón que no anduvo en consejos de malos ni estuvo en caminos de pecadores, ni en silla de escarnecedores se ha sentado, sino que en la ley de Jehová está su delicia y en su ley medita de día y de noche”. En la ley de Jehová está su delicia.

Yo cuando pienso en un hombre sano, pienso en un hombre que ama la palabra, la lee, la conoce, se fundamenta en ella, busca en ella los modelos que necesita para vivir, es aquí donde están los consejos que usted y yo debemos usar para aprender lo que es una sana masculinidad, hombre. Por eso yo les suplico, conozca la Biblia. Si usted es un nuevo creyente y estás apenas entrando en los caminos del Señor, yo espero que tu tengas una buena Biblia, y que cultives el hábito de leerla, estudiarla, porque no es posible tener una sana masculinidad sin ir a los modelos que establece la Escritura, de lo que es una paternidad balanceada, una masculinidad balanceada. Para mi, cuando yo estudio la persona de Jesucristo, yo veo allí lo que es un modelo de un hombre balanceado, tierno, y feroz, apasionado y paciente, habla claro pero también sabe cuándo callar, dirige y sirve, sufre y ataca, todas esas cosas están dentro de una sola personalidad. Yo digo, eso es lo que a mi me gustaría encarnar en mi vida. El Señor Jesús es un modelo fabuloso de masculinidad y por eso hacemos bien en imitarlo a El.

Por ejemplo yo lo veo cuando los discípulos están ahí en su masculinidad distorsionada, queriendo que el Señor los ponga uno a su derecha y uno a su izquierda cuando esté en el cielo, el Señor les dice: miren, en el mundo los que gobiernan se enseñorean de la gente que gobiernan, los dominan, los oprimen, los explotan, pero no será así entre ustedes, sino que el mayor será como el menor, y el más fuerte servirá al más débil. Ahí yo veo masculinidad balanceada, un hombre que confronta, dirige, habla claro, pero también dice: hay que ser un líder pero también hay que ser un siervo. Y así es que tenemos que ser en el hogar, también. Ser líderes, pero ser líderes que sirvamos a nuestras esposas y a nuestros hijos y que nos desvivamos por ellas. Antes de meterse esa cuchara en la boca asegúrese de que los pichones y la pichona mayor tienen también comida. Antes de comprarse el carro lujoso asegúrese de que hay una lavadora que funciona.

Hermanos, tiene que haber ese balance en nuestras vidas. Yo veo que eso es un líder siervo, una persona que usa su capacidad que Dios le ha dado, y sus dones para servir a los demás que están bajo su dirección y su liderazgo. Un líder siervo, y Jesús modela eso. ¿Y cómo podemos encontrar eso si no es en las páginas de la Escritura? Cuando yo veo a Job, por ejemplo, yo veo aquí a este hombre que cuando sus hijos tenían sus celebraciones y sus cosas, él cuando había terminado todo, oraba por ellos. Padre, si te ofendieron en algo en su celebración algo de lo que hicieron, perdónalos, sánalos. Estaba atento al destino y al estado espiritual de sus hijos. Y dice que esto lo hacía todos los días, imagínense. Este hombre era un modelo en su comportamiento y era un modelo en la cámara de la oración. Era un sacerdote que se paraba frente al Padre para interceder por sus hijos.

Padres, ¿oramos por nuestros hijos? Vamos a orar por nuestros hijos. ¿Cómo aprendemos estas cosas si no es leyendo las páginas de la Escritura? Aislando esos modelos, aislando esos consejos. Padre, ama la palabra de Dios, léela continuamente y no busques tus modelos de tus amigos en la fábrica o en la calle, búscalo en estos modelos de la Escritura. Hay modelos positivos y modelos negativos. Los modelos positivos imítalos, los negativos aprende de ellos para evitarlos. Pero la Biblia encierra esto. Se un hombre de la palabra. Los árabes, el Corán, ya ustedes saben, el escándalo tan grande que hubo hace poco aquí en EEUU acerca del Corán, el abuso del Corán. Los árabes, para ellos el Corán es la cosa más increíble. Es un libro literalmente sagrado en las páginas, en su materialidad es sagrado. Es un pueblo del libro. El Corán. Desgraciadamente nuestros hombres cristianos tienen una revelación infinitamente superior al Corán, y sin embargo la descuidamos y no es posible. Si fuéramos hombres de la palabra habría gran bendición en nuestra vida. Es decir que recibe sus instrucciones y modelaje de la palabra de Dios.

Número dos: un hombre modelo dirige por ejemplo y por decreto. Dirige por ejemplo y no por decreto. ¿qué quiero decir con eso? Ser cabeza no quiere decir dar ordenes o mandar o tener una insignia de general en el hombro, y por eso me tienes que atender y obedecer porque yo soy el que manda aquí en la casa. Yo soy la cabeza. Eso no es, nosotros no mandamos porque tenemos posición, sino se supone que es porque tenemos autoridad espiritual, moral, calidad y capital que nos hemos ganado con nuestro comportamiento, no es por decreto. Tienes que hacer esto, tienes que hacer lo otro, yo mando, y se hacen las cosas cuando yo digo, cómo yo digo, y etc. No, sino que tiene que haber un modelaje. Yo creo que para mi que el hombre sea cabeza quiere decir que encabeza, quiere decir que está al frente, modelando, ejemplificando algo, ¿no? Entonces me doy cuenta que tengo que ir mucho más rápido. Muchos hombres demandan un respeto que no se han ganado, por no andar correctamente y por eso estamos siempre peleando: respétame, venérame, atiéndeme, ámame, escúchame, pero es algo que se gana, no algo que se obliga. Nuestras esposas tienen que querer estar con nosotros, no podemos obligarlas, tiene que haber algo que las atraiga. Nuestros hijos por igual. Somos cabeza, somos líder pero para encabezar y ejemplificar. Un hombre modelo, dirige por su ejemplo y no por sus decretos.

Número tres: es un jugador de equipo, no un llanero solitario. Un hombre bíblico es un jugador en equipo, no un llanero solitario. Son muchos hombres son solitarios, encerrados y aislados en sí mismos, aún en su propio hogar. Y están como encarcelados en su propia casa, llegan y no se sienten que son parte del equipo. Papá es una sustancia que no ha sido digerida por el resto del sistema. Veo eso a veces en los hombres ¿por qué? Porque a veces una conciencia culpable y a veces el sistema los rechaza porque no ha habido una integración de todas las piezas. Y parte de eso se lo debemos a nuestros padres y nuestros modelos anteriores en nuestros países y la cultura que tenemos donde el hombre es un ser huraño y un poco amenazante y peligroso. Hay que mantenerlo contento y tranquilo porque en cualquier momento se le zafa algo y rompe algo y daña la fiesta. Entonces hay que andar despacito, bien de puntillitas para que papá no se moleste. Entonces, claro se crea una separación del hombre y entonces en vez de ser un equipo. Yo digo, hermanos, nosotros los cristianos hombres somos una nueva generación en Cristo. No podemos dejarnos dominar por los modelos anteriores, de gente que no conocía muchas veces al Señor. Ustedes ahora está en la palabra, en la revelación de Dios, es una criatura nueva, con nuevos modelos, es una generación que Dios está creando nueva. Debemos reconocer los talentos de nuestros hijos, de nuestras esposas, y jugar en equipo, distribuir responsabilidades, delegar cosas, preparar el liderazgo de nuestras esposas, permitir que se eduquen, que hagan cosas para que puedan desarrollarse en su liderazgo, depender de ellas también, ser parte de la economía, quitarnos el sombrero de general y quitarnos los zapatos y jugar y tirarnos al piso con nuestros hijos y nuestras esposas. Tiene que haber ese elemento de juego y de compartir en el hogar para que pueda haber sanidad. Hay que ser jugadores de equipo. Quisiera tener más tiempo para desarrollar esto, pero ustedes tienen la idea.

Tenemos que valorar a nuestros hijos, sus opiniones, tratarlos como entidades dignas y no como subestimando su importancia. Nuestros hijos son importantes, por eso la Biblia dice: “padres, no llevéis a ira a vuestros hijos”. No podemos acosar y descuidar a nuestros hijos hasta el punto de que se airan contra nosotros. Tenemos que tomarlos muy en cuenta también. Eso es lo que yo entiendo por esto de ser un jugador en equipo.

Dos cosas más: un hombre modelo sabe ser frágil y transparente, sabe ser frágil y transparente. Todo lo que tiene que ver con el área de la debilidad es lo que yo quiero abrazar en esa idea. Yo pienso en Jesucristo que cuando estaba pronto para ir a la cruz sentía temor y sentido de soledad y tristeza y angustia por lo que le esperaba, y les dijo a sus discípulos: hermanos, amigos, estoy angustiado hasta la muerte, y los necesito a ustedes. Y por eso se los llevó para que oraran por El y se hirió cuando se le durmieron allí, porque El necesitaba el apoyo de sus compañeros y le fallaron. El no tuvo temor, el Hijo de Dios, imagínese, mostrando debilidad, pero hermanos yo he aprendido algo, y es que cuando nosotros mostramos debilidad en vez de la gente patearnos, nos ama más, y en nuestros hogares, en nuestra familia es así. Cuando nosotros abandonamos esa coraza falsa de inviolabilidad y somos más frágiles y compartimos temor o cuando erramos y pedimos perdón, eso enternece y en vez de acarrearnos el desrespeto y el descuido nos hace más accesibles y nos aman más. Entonces la debilidad combinada con la fortaleza moral del buen comportamiento varonil, del líder, esas dos cosas hacen una mezcla increíblemente bella y atractiva. Debilidad y fuerza es la cosa más linda que hay en el universo. Y eso es lo que nosotros debemos encarnar. Nunca temas, hombre, de bajar la guardia y revelar miedo o admitir error o pedir consejo porque eso es bueno y eso permite que otros sean bendecidos con ese aspecto de tu vida en tu hogar. Así que comparte tu debilidad. Se transparente. Siéntate, habla, ríete, se niño de vez en cuando. Hay muchos hombres que hemos matado al niño en nosotros y no sabemos cómo hacer el ridículo en un momento dado, y eso afecta todo lo demás. Hay que soltarse, hay que relajarse. Hay que dejar a la gente ver nuestra humanidad. Eso es bien importante y eso bendice a nuestros hijos y bendice a nuestras esposas.

Y finalmente, un hombre modelo es un sacerdote en su casa. Ya lo que vimos allí de Job que intercedía por sus hijos continuamente. Los traía ante el Señor. Para mi esa es una de las funciones más bellas y más esenciales de un padre. Hay una responsabilidad sagrada de orar por su esposa y por sus hijos y por la economía de su casa. Cuando tu estés ahí con tu tacita de café por la mañana, ante el Padre, bendice tu hogar, bendice las columnas del basement de la casa donde vives. Bendice a tus hijas y a tus hijos, pídele al Señor su protección. Bendice la economía de tu casa y el fruto de tu trabajo, el destino de tus hijos, su futuro, tu esposa, derrama gracia del Señor sobre ella. Y pide sabiduría para ti mismo también. Intercede por tu hogar. Ama a tu iglesia. Sirve a tu iglesia, varón. No seas escaso y no seas tacaño con tu dinero, con tu tiempo, con tu fuerza varonil en tu iglesia. Dale a tu iglesia generosamente de tu tiempo y de tus energías. Se un sacerdote. Ama al Señor. Bendice a tus hijos con el recuerdo de un padre que amó los atrios de Dios.

Mi papá era un hombre muy imperfecto en muchas cosas pero 27 años después de su muerte, todavía su imagen es un ancla en mi conciencia. ¿Cómo bendice un padre a un hijo o una hija? La imagen de ese padre aunque muera lo sigue a esa persona hasta su tumba también. El recuerdo de un padre amante, sólido, justo, frágil, trabajador, es un ancla en la psiquis de un hombre o de una mujer. Es una herencia para toda la vida. Tu le puedes dejar a tus hijos millones de dólares pero si no les dejas una imagen atesorable, no les dejaste nada. Déjale a tus hijos quizás, poco pero déjales un tesoro de recuerdos y le habrás dejado un destino maravilloso. Un padre puede bendecir una hija en maneras que usted ni siquiera se imagina, en su sexualidad, en su capacidad para ser una buena esposa, para darse a un hombre, para apreciar la masculinidad en otros, para ser una mujer balanceada y sobria y segura de sí misma, todo eso se lo da un hombre, no solamente una madre a una hija. El olor masculino de un hombre que ella identifica con algo positivo, bendice a esa mujer. Padre, no subestimes lo que tu tienes en tus manos. El privilegio de bendecir a tus hijos hasta el último día de sus vidas.

Quiera el Señor bendecirnos. Si tu has fallado, si hemos fallado en alguna área no es para que salgamos de aquí hoy, diciendo: guau, cómo he fracasado. No, es simplemente para que tu sepas que a eso tenemos que apuntar y que todavía hay mucho camino que andar. Si hemos errado en algo, Dios es poderoso para rectificar todo y para bendecir tu vida y arreglar lo que ha sido dañado. Todavía hay mucho tiempo, ponte a trabajar y pídele al espíritu santo que te ayude en esa tarea, él está más que dispuesto.

Vamos a ponernos de pie. Vamos a darles gracias al Señor. ¿saben qué? Antes de terminar tenemos algo muy importante. Yo voy a pedir a los hermanos hujieres que se encarguen, pasen por aquí, traigan la santa cena pero quiero tener un momento de recibir lo que hemos escuchado y enterrarlo en nuestro corazón ahora mismo.

Toma un segundo para atesorar el consejo de Dios y prométete que no vas a subestimar esto que has oído. Vas a meditar en ello y vas a ponerlo en práctica en todo lo posible. Padre, gracias por tu palabra, gracias por tu consejo, lo recibimos, no rehuimos de ello. Gracias porque tu confías a nosotros estos tesoros de tu sabiduría,. Yo bendigo a mis hermanos, me bendigo a mi mismo. Juntos tomados de la mano esta comunidad va a ir cada día más y más, hacia una masculinidad, una feminidad bendecida y bíblica y gracias porque en ese proyecto tu nos acompañas Señor. Bendice nuestros hijos, que sean nuestros hijos como árboles plantados junto a aguas corrientes, nuestras mujeres como palmeras que crecen erguidas y bendecidas, nuestro ganado, nuestras herencias que no falten nunca porque tenemos un Dios que prospera a su pueblo. Gracias Señor, te bendecimos en el nombre de Jesús. Amen y amen.