Romanos 12 (Parte 6)

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Vamos a continuar, hace ya varios domingos que hemos dejado este pasaje a un lado por diferentes cosas que han intervenido, ausencias, vacaciones, viajes, etc., predicadores invitados, todo lo demás pero queremos retomar este maravilloso pasaje y continuar su estudio hasta que podamos sacarle toda su enseñanza. Usted quizás no lo recuerde pero yo creo que se donde lo soltamos la última vez aquí en el servicio de las 9. Yo he tenido que mantener mucha buena vigilancia porque como tenemos el servicio de las 12 también, a veces no se muy bien donde terminé con uno y donde comencé con el otro. Vamos a ir allí un momentito, al Capítulo 12 de Romanos, en el versículo 9. La última vez con este servicio hablamos acerca de el amor que sea sin fingimiento, sin hipocresía, sin hipocresía decíamos que es una mejor traducción.

12:9 Romanos. Dice: “.... el amor sea sin fingimiento, aborreced lo malo, seguid lo bueno; amaos los unos a los otros con amor fraternal; en cuanto a honra, prefiriéndoos los unos a los otros”. Vamos a dejarlo allí y continuaremos si es necesario con otro versículo.

Pero ustedes recuerdan que yo les dije que hice una traducción, consultando con recursos en el griego original en que está escrito y esta es mi propia traducción que yo haría de esto, aunque no soy un experto en el griego. Pero dice: el amor, sin hipocresía; aborreciendo lo malo, aferrándose a lo bueno, en el amor fraternal, siendo afectuosos, cariñosos; en cuanto a honra poniéndose delante unos a otros. Hay aquí unos 3, 4 principios que podemos sacar un momentito para estudiar lo que quiere decir estas cosas.

Déjenme ir un poquito hacia atrás para que usted vean el fluir de este texto, desde el comienzo del Capítulo 12. Hemos hablado, recuerdan que comenzamos con esta idea del Apóstol Pablo que no tengamos más alto concepto de nosotros que el que debemos tener. Es decir, es el corazón del mensaje y lo que el hace en los versículos siguientes es desarrollar esa idea central. Es decir, la actitud con que nosotros nos vemos a nosotros mismos y que vemos a los demás. Eso determina la conducta del creyente, su conducta ética, su forma de relacionarse con los demás, la forma en que se comporta en la iglesia, la forma en que desarrolla su vida de sacrificio al Señor. Hay tantos conflictos y tantas luchas en la familia, en los sitios de trabajo, en las iglesias, porque las personas que son parte de esas instituciones a veces hay individuos que no piensan de si mismos en la forma humilde, sabia, prudente y exacta, verdadera con que debe pensar. O piensan demasiado alto de si mismo o piensan demasiado bajo. O tienen un ego demasiado grande y un sentido de importancia demasiado grande, o tienen una autoestima muy baja y se echan al suelo. Entonces el Apóstol Pablo dice: Mire, véanse a si mismos como ustedes son, mídanse a si mismos, no se crean más importantes, más sabios, más dotados de lo que son, véanse con sencillez, miren a sus hermanos y vean las cosas que ellos tienen y las cosas que ustedes no tienen y traten de complementarse unos a otros. Esa es la primera parte, entonces hay dos segmentos que siguen donde el Apóstol Pablo desarrolla esa idea con caos específicos.

En los siguientes versículos comenzando en el versículo 4 hasta el versículo 8, el da diferentes cosas. Dice que pensemos en nosotros mismo como un cuerpo, que hagamos las cosas todos con un sentido de equipo, de unidad, y entonces da diferentes ejemplos en el servicio, en la profecía, en la enseñanza, en el compartir unos con los otros cuando tenemos una posición de liderazgo. Fíjense que toda esa parte del 5 al 8 tiene que ver con el servicio, el servir a los demás en la iglesia, o aun también afuera en la comunidad, pero es un llamado a ser prácticos, a ser humildes, a mantener un sentido de equipo, no estar solamente pensando en lo que a mi me interesa, lo que yo quiero hacer o lo que Dios me llamó a hacer, sino pensar en el cuerpo, pensar en la totalidad como lo que yo quiero hacer, o lo que creo que Dios me ha llamado a hacer afecta a los demás, porque mucha gente quiere hacer el bien pero son como bueyes metidos en una tienda de loza fina, dondequiera que se mueven tumban las cosas y rompen a diestra y siniestra. Y eso pasa en el matrimonio, pasa en diferente sitios, un hombre o una mujer no suficientemente consciente de cómo su personalidad afecta a su esposa o a sus hijos, o a su esposo y entonces están tan metidos en si mismos que rompen y destruyen y hacen daño porque son demasiado ensimismado. ¿Saben lo que quiere decir ensimismado? Quiere decir estar metido en si mismo demasiado. Yo creo que uno debe tener conciencia siempre de cómo mi vida afecta a los demás a mi alrededor, como mi comportamiento y mis buenas intenciones, en realidad afecta al cuerpo en su totalidad. Si no tenemos conciencia de eso vamos a hacer daño, y nos vamos a hacer daño a nosotros mismos.

Entonces esa sección del 5 al 8 tiene que ver con el servir y en el actuar en el contexto de una comunidad, sea cual sea. Ahora en el versículo 9 en adelante, yo creo que se refiere más que nada al aspecto de los sentimientos. Tiene mucho que ver con el amor, en todos esos versículos que siguen, y de las actitudes del interior, los sentimientos con que nosotros movemos. Entonces por eso habla de que el amor sea sin pretensiones, el amor debe ser sin hipocresía. Y yo señalé hace semanas, el amor debe ser puro, sin motivos ulteriores, sin agendas escondidas. La palabra aquí en el griego original es ágape, es el amor con que Dios ama, es ese amor sincero, ese amor puro, ese amor que no espera nada, ese amor que se da al que no merece ser amado. Es el amor que perdona, como dice en el Capítulo 13 de Primera de Corintios ese maravilloso pasaje, el amor todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta, es un amor puro. Está relacionado, de hecho, con ese versículo de que el que reparte hágalo con sencillez, en el versículo 8. Es decir que no haya capas allí ni agendas escondidas. El amor debe ser puro, inocente en el sentido de que el amor está sobre la palma de la mano y el que lo ve, sabe lo que está viendo. Cuando nosotros amamos siempre tenemos una agenda escondida, siempre estamos buscando algo para sacar de ventaja, eso no es amor. Eso es más bien, interés, que es muy diferente. Entonces dice, el amor sea sin pretensiones. El amor es así, dijo aquí, generalmente manchado por el egoísmo en muchos de nosotros, pero el amor Dios lo quiere como un diamante puro que brille por su pureza. Dios quiere purificar nuestro amor hasta hacerlo completamente desinteresado, como el suyo. Cristo vino, yo digo, cuando estábamos sumidos en pecados, cuando menos El tenía que venir, vino. Cuando menos nosotros merecíamos ser amados, el Señor se dio por nosotros.

Otra cosa, el amor involucra algo bien importante que es la honestidad. La honestidad debe ser un distintivo del cristiano. En la iglesia no debemos hablar unos de los otros, detrás de las espaldas. Debe haber transparencia, por eso dice el amor sea sin hipocresía. Muchas veces cuando llega el hermano, Oh Dios te bendiga, y le hablamos y luego,... es un sinvergüenza, no sabes lo que hizo, esto y lo otro. Hay que orar por el hermanito porque está haciendo esto, y le serruchamos el palo, le matamos la reputación, le sacamos todos los trapitos al sol y eso es hipocresía. Debemos tratarnos con respeto unos a los otros, hermanos. Debemos hablar la verdad siempre, unos delante de los tros. No debemos murmurar ni criticarnos en una manera destructiva, unos a los otros. Si yo tengo algo que decirle a alguien voy a tratar de hacerlo directamente en todo lo posible.

La Biblia dice: si tu tienes algo con un hermano, llámalo a parte primero para que no le hagas mucho daño a su reputación. La idea es yo creo, protege a esa persona lo más posible, protege su imagen publica, protege su nombre. No le hagas daño primero, anunciando sus defectos a todo el mundo y entonces si acaso queda algo después tu.... no primero llámalo y trata de contener lo más posible el daño al nivel personal. Ahora, si esa persona persiste en continuar en su comportamiento dañoso, dice: entonces llama a dos o tres más, testigos, y yo creo que debe ser gente madura y gente sabia, o una o dos, no tiene que ser mucha gente, gente que tenga capacidad espiritual para ser discretos y para ser maduros, y entonces vuelve a decirle: mira hermano, yo quiero resolver esto. Me está haciendo daño, te está haciendo daño a ti y traje aquí a este hermano para que el sea testigo y que el testimonie entre nosotros cual de los dos está mal. La idea es ya darle un poquito más de seriedad a esto. Ahora, si esa persona persiste en continuar haciéndote daño, o comportándose de una manera no debida, entonces si tienes derecho a hacerlo publico. Dice la Biblia que si una persona persiste así, entonces ya hay que darlo por perdido y hay momentos en que uno tiene que ser claro. El Apóstol dice: vivamos en paz con todos en todo lo posible. Si es posible. Hay momento quizás en que va a tener que haber un rompimiento, pero nosotros tenemos que hacer todo lo posible por resolver las cosas con amor.

La Biblia dice también: si alguien es sorprendido en alguna falta, ustedes que son espirituales, trátenlo con mansedumbre, corríjanlo con mansedumbre, mirándote a ti mismo, no seas que tu también seas tentado en la misma manera. Siempre tenemos que hacer las cosas con amor, con discreción, con gracia, con misericordia. Ese es el distintivo, por eso dice el amor sea sin hipocresías, sin fingimiento, sin cosas. Yo creo que la iglesia digo aquí, debe ser un refugio diferente de cómo el mundo allá afuera maneja las relaciones. Los cristianos tenemos un deber, hermanos, de hacer las cosas como Cristo nos manda, resolver los conflictos como Cristo nos manda. Tratarnos en el amor y en la sinceridad de Jesús. La iglesia no deber un lugar para cabildeos y jueguitos de corte real donde todo el mundo está cuidándose las espaldas porque no sabe quien le va a meter el puñal. Debe ser un lugar donde todos nos tratemos con sencillez y con honestidad y con amor y con ternura unos a los otros.

Finalmente si tienes un conflicto con alguien, apresúrate a resolverlo para que no haya ocasión para hipocresía o murmuraciones. La iglesia no deber ser un sitio donde los conflictos duren demasiado tiempo. Eso es algo que si alguien te ofendió haz todo lo posible por pronto resolver el problema para que el amor no sufra eso. Porque ¿qué pasa? Si tu tienes algo contra tu hermano, y están peleados y no se están hablando, y no se están mirando, ¿qué pasa? Eso hace daño primeramente al cuerpo, porque esa pugna, esa enemistad es como una herida que tiene el cuerpo, es como una cosita y una irritación que hace daño a todo el cuerpo. Quizás tu crees que no porque es solamente el y yo, pero no, eso está afectando porque somos una totalidad. Entonces además te afecta a ti y es importante que los cristianos... a veces tu no vas a querer resolver una pugna con alguien, pero tienes que hacerlo porque eres un cristianos y tu posición cristiana te obliga a buscar reconciliación. No quiere decir que tu tienes que volver a tener la misma amistad que tenías antes con una persona, pero si por lo menos aclarar, que haya un cese de fuego. Usted cogen sus pistolas, le sacan todas la balas y la esconden otra vez en la gaveta. Decimos que vamos a tratarnos civilmente, vamos a tratarnos como hermanos, somos hermanos. Y eso es importante que.... por eso es que el amor es algo bien, bien complejo, pero es algo muy, muy bello, cuando es el amor de Dios. Entonces por eso el Apóstol Pablo dice: el amor sea sin hipocresía, sin pretensiones, sin fingimiento. ¡Que hermosa enseñanza!

Entonces la segunda cosa que dice aquí: aborreced lo malo y seguid lo bueno. Aborreciendo lo malo, siguiendo lo bueno. La palabra que se traduce seguid es coltomenoi y en realidad al español la traducción no dice todo lo que verdaderamente debiera decir. Coltomenoi es una palabra que quiere decir aferrándose. En inglés de hecho la traducción dice cleave to what is good. “Cleave” quiere decir aferrarse. Es pégate con uñas y dientes, esa es la idea. No es lo mismo que decir seguid lo bueno. En el griego original cuando Pablo escribió mas bien es aférrate, agárrate como si tu estuvieras con esos muñequitos está agarrado del ala de un avión y el avión está doblando para poder aguantarte a todo lo que da. Esa es la idea. Aférrate a lo bueno, aborrece lo malo y aférrate a lo bueno.

La idea es dos emociones y dos actitudes fuertes, intensas. Aborrece la maldad y el pecado y agárrate por tu vida al bien. Amárrate todo lo posible. Usted ve que es mejor la idea aquí, y esto tiene implicaciones muy profundas. Se necesitan emociones fuertes, hermanos, para agradar a Dios. La persona tibia no agrada al Señor. Usted recuerda lo que dice una de las cartas a la Odisea en el Libro de Apocalipsis, Capítulo 3 en la Carta a las Iglesias, dice “por cuanto si fuera frío o caliente, dice el ángel a la iglesia de la Odisea, yo te toleraría, pero cuanto no eres frío ni caliente, sino que eres tibio te voy a vomitar de mi boca. Es como el agua tibia. ¿usted ha tratado de tomar agua tibia, qué pasa? No me tienen que contestar. Da nausea el agua tibia, y eso pasa a los cristianos tibios que son indiferentes al pecado o a la virtud, el Señor los mira con distancia. Nosotros tenemos que ser fervorosos en lo bueno. Tenemos que amar lo bueno y tenemos que aborrecer lo malo.

La iglesia se ha acostumbrado al pecado y estamos tan familiarizados ya con el pecado que nos hemos hecho insensibles. Vivimos en una cultura donde hay tanta maldad y tanta corrupción, aún dentro del pueblo de Dios que ya como que decimos: Hey, si yo no caigo en esos pecados peores y más reprensibles, pues, está bien. Y ya vivimos en un mundo que se ha acostumbrado. Y hay tantas cosas que antes la cultura cristiana consideraba totalmente intolerable, que hoy en día, pues nos hemos acostumbrado y las practicamos.

Yo mismo tuve una lucha esta semana porque se me invitó a ser parte de un panel en el Boston Children’s Hospital, el Hospital de Niños de Boston, hace tiempo me invitaron a ese panel, era para esto del mes de la hispanidad. Era un panel sobre medicina alternativa, cómo la comunidad latina usa diferentes medios alternativos de sanarse, aparte de la medicina tradicional. Me invitaron a mi como pastor evangélico para que yo hablara de cómo nosotros los hispanos en el mundo evangélico vemos la sanidad. Creemos en la sanidad sobrenatural, la sanidad de Dios, la sanidad de las emociones, la liberación espiritual, todo esto. Yo creo hermanos que nosotros tenemos que aprovechar todas las oportunidades posibles de testificar. En ese lugar había médicos, había trabajadores sociales, psicólogos, psiquiatras del Hospital Children’s Hospital y yo veo eso siempre como una gran oportunidad para hablar del Evangelio, presentar las cosas, lo único era que los otros del panel, uno era un santero que iba a hablar acerca de cómo la comunidad latina usa la santería para sanidad. Ese era mi colega en la presentación. El fue quien me siguió y el tenía sobre la mesa todas sus cosas que hace, yerbas y todas estas cosas, hasta tenía un pote de “bronquiplos” y toda una cantidad de cosas.

El caso es que yo pensaba después, yo mismo me dije: Señor, verdaderamente habré hecho yo bien. Después me examinaba delante del Señor. Yo creo que me siento tranquilo porque Dios sabe yo estoy allí para testificar, lo que quiera hacer otra persona, eso es asunto de ellos, pero de todas maneras yo pienso esto; lo uso como una ilustración. Hoy en día gente de ciencia y todas estas cosas, y que una persona que representa a la iglesia de Jesucristo y una persona que practica la brujería y el espiritismo, como el habló acerca de su santos y sus espíritus, así mismo fue todo vestido de blanco como usan los santeros, y todo este tipo de cosas. ¿Qué pasa? En la mente de la gente que está ahí sentada, me preocupé porque digo: la gente podría pensar como que, si hay un pastor evangélico allí y está hablando al lado de el, pues eso es una medicina alternativa también. Es legitimo ir a donde el santero, y no saben que lo que están haciendo es endemoniándose. Cuando usted busca a los diablos, a los espíritus para sanarse, usted esta dando una licencia para entrar en su vida. Usted los está reconociendo que ellos pueden hacer algo por usted y el demonio nunca hace nada, ni a su madre misma, por bien, siempre le saca provecho. Y el puede, porque tiene poder, quizás neutralizarle su enfermedad pero después le va a venir algo diez veces peor. Nunca deje que el enemigo jamás le lleve a esa trampa de usar o consultar nada que sea prohibido por Dios.

Pero mi punto este: hoy en día no es nada fuera de lo común ver a un santero y un pastor evangélico hablando en un mismo foro y la gente antes quizás, vería; no, como una brujería, santería, no. Pero hoy en día convivimos y muchas gente nos ve como que somos de la misma calaña, de la misma profesión, solo que uno sana con espíritus y yerbas, y otro sana con religión. Entonces que pasa, que la gente se endurece y la gente se va adormeciendo, se acostumbran al mal. Ven la idea. Porque ya lo ven como algo respetable, ya el mal se mueve en círculos respetables, y la gente va perdiendo ese temor sano del mal y de lo oscuro, de lo demoníaco, de lo tenebroso. Y ya como que se convierte en algo. Y vivimos en mundo así, donde ya se practican tantos pecados como vemos con el matrimonio homosexual y todas estas cosas, y vemos tantas otras cosas también, la promiscuidad, el adulterio, la injusticia, tantas cosas que son dañinas y los practicamos como si no tuviera ninguna consecuencia. Y no nos hinca la conciencia, no vemos nada de malo con estas cosas y entonces, la gente está en la iglesia y poco a poco el mal... vamos siendo anestesiados y vamos perdiendo ese temor y ese odio a la maldad y al pecado. Y entonces, la palabra dice: aborrezcan lo malo. No es que simplemente lo miremos así con un poquito de sospecha, no, dice: aborrézcanlo.

Pidámosle al Señor, hermanos, que nos haga bien sensitivos al pecado. Que si pecamos enseguida sintamos el hincamiento de una conciencia tierna delante del Señor, y que busquemos rápido el perdón de Dios y arreglar las cosas delante del Señor, pero no practicarlo. La ley dice que el que practica el pecado no es de Dios. Tengamos cuidado, hermanos, porque somos cristianos, somos hijos de Dios, somos hijos de la luz. Entonces tenemos que aborrecer. A veces leía a un comentarista de este pasaje, dice que a veces no aborrecemos el mal tanto como las consecuencias del mal. Diferente, aborrecemos lo que nos puede causar cuando hacemos el mal, pero hay un nivel mucho más alto todavía que es cuando el mal en sí independiente de sus consecuencias nos provoca una reacción negativa porque el amor de Dios y la presencia de Dios habita en nosotros. Como Dios aborrece el pecado, así también nosotros tenemos que aborrecer el pecado. Pidámosle al Señor que haga nuestra conciencia tierna. Amen. Y que nos haga gente que aborrezcamos el mal, que no podamos tener comunión ni convivencia con el mal porque simplemente no es para nosotros. Ahora, no seamos negativos, solamente también hay que aferrarse a lo bueno. Porque en nuestra naturaleza humana no es dada a lo bueno. Esa es la verdad. Tenemos una naturaleza caída, solo por la misericordia del Señor podemos amar lo bueno. Y a veces, hermanos, para usted hacer el bien va a tener que apegarse con uñas y dientes, porque su naturaleza no va a querer hacerlo, su carácter, su personalidad, sus defectos, nuestros defectos no nos van a mover hacia el bien. Nadie, ninguno de nosotros, yo creo que por naturaleza personal gravita hacia el bien. Si queremos hacer el bien, tenemos que coger 17 sogas y tirárselas al bien y amarrarnos a ella con todo lo posible para permanecer dentro del bien, porque es fácil uno salirse del marco del bien y por eso es que uno tiene como que hacer un voto a muerte con el bien.

 

Hay muchos pasajes en la escritura que habla de gente así, decidida. Uno de ellos es Daniel. Ustedes recuerdan el pasaje en Daniel, Capítulo 1, creo que es el versículo 8 donde dice que Daniel, cuando estaba en la corte babilónica como un judío joven que había sido llevado a Babilonia, esa corte donde se practicaban todo tipo de cosas, y la comida era ofrecida a los dioses, antes de ser comida por la nobleza, Daniel no quiso corromperse. Daniel aborrecía el mal, aborrecía esa idea de el contaminar su cuerpo con una comida sacrificada a dioses inmundos. Y saben lo que hizo Daniel, dice que propuso en su corazón no contaminarse con la comida del rey. El propuso en su corazón, a mi siempre me ha impactado eso. La idea es que el hizo una decisión firme. El tomó una determinación tajante. El hizo un pacto a muerte con Dios, yo no me voy contaminar espiritualmente. Otros jóvenes judíos no tuvieron ningún problema y comieron de la comida, pero el quiso estar en un nivel mucho más alto, y propuso en su corazón. Y es difícil porque la presión fue grande para que el comiera de la comida. Había presión social, había presión profesional, su futuro como líder de una corte estaba involucrado porque estaba siendo entrenado para entrar en la corte del rey, todas estas cosas, pero Daniel midió el costo, y midió una cosa y la otra y entonces dijo no: no, en el nombre del Señor aunque me digan lo que me digan, aunque me propongan lo que me propongan yo me voy a contaminar. Se aferró al bien. Usted ve la idea.

A veces, hermanos, la única manera en que nosotros vamos a poder sobrevivir en este mundo es haciendo una decisión firme y clara a favor del bien, del bien y agarrándonos a eso con uñas y dientes. Este es un tiempo, en el que estamos viviendo, que es así. La única forma que usted y yo vamos a sobrevivir en esta cultura corrupta en que vivimos es aferrándonos al bien y diciendo no importa que yo voy a mantener mis valores firmes y claros, y si mi botan del trabajo, que así sea. Si tengo que abrir un ventorrillo para vender plátanos y yuca, y pierdo mi profesión, amen. Lo voy a hacer, porque yo prefiero mantenerme pegado a los valores del Reino de Dios. Hay mucha gente que se está deslizando por la pendiente y solamente aferrándonos al bien, podremos mantener nuestra postura.

Dice también aquí: “amaos los unos a los otros con amor fraternal”, y de nuevo la idea original es que el amor.... ámense con cariño, muéstrense afecto, muéstrense afecto familiar como si fueran familias. En el amor fraternal, sean cariñosos. La palabra es filostorgos. Filos es la palabra amor, y storge es la palabra que se refiere al cariño de la familia, de la amistad, el afecto, la expresión externa de amor. Ya el habló del amor sin fingimiento. Ágape, allí la palabra que se usa es ágape. Pero aquí la idea es que también tenemos que ser cariñosos, y esto es algo que varias veces en la escritura surge esta distinción entre amor sublime, amor como el de Dios, un amor puro y perfecto y el cariño y el afecto fraternal. En el español lo traducen afecto fraternal.

Hace tiempo estudiamos un pasaje en Segunda de Pedro, donde había una serie al amor, añadid, la fe, y el conocimiento, al conocimiento, añadid esto y lo otro... bueno, y ahí también habla de eso. Comienza con el amor y en una parte dice también el afecto fraternal. Después de dominio propio y otras cosas.... afecto fraternal. Porque no es lo mismo, y ustedes recordarán que yo decía que una persona a veces puede decir: Oh, yo estoy dispuesto a dar mi cuerpo por la humanidad. Hay tanta gente por ahí que ama en teoría. Mucha gente, muy amorosa por la raza humana, pero que le pisen los cayos para que usted vea como cogen un bate de una vez y le vuelan la cabeza a cualquiera. Que le propongan construirle una iglesia al lado de su propiedad y que le quite un poquito de luz, para que usted vean que no les importa que se vaya medio mundo al infierno porque le están quitando su ventana. Ustedes saben a que me refiero. Hay mucha gente que es tremendamente liberal y usted los ve que hablan de justicia social y de injusticia y todo esto, pero que le pongan al lado un centro de rehabilitación de drogadictos o de mujeres con crisis de embarazo, y no lo quieren porque le va a bajar el precio de su propiedad y eso está más alto que la salvación de la humanidad. Es como que de momento toda su amor teórico se disipa y se vuelve nada. Porque no tienen un amor a ras del suelo, amor práctico. Y hay muchos cristianos que somos así, amamos y estamos dispuestos.... por eso es que Pablo dice “si yo diese mi cuerpo para ser quemado y esto y lo otro” Amamos en teoría, amamos a todo el mundo, amamos a la humanidad pero cuando da el momento de compartir con un hermano en su necesidad o simplemente saludar a alguien que se ve solito al final del servicio, no, porque tengo que irme a cocinar o porque tengo otros hermanos que quiero saludar, en vez de ir hacia esa persona, porque el amor de Cristo, el afecto fraternal le compele. Usted ve hay una diferencia entre amor sublime y afecto práctico. Y nosotros tenemos que pedirle al Señor, Señor hazme una persona que tenga ese afecto.

Sabe de que aquí somos todos hermanos, usamos esa palabra hermanos, hermano para acá, hermano para allá que ya no quiere decir nada. Es como una moneda que ya se desgastó de tanto manosearla, pero tenemos que volver a esa idea de que en esta iglesia nosotros somos parte de una familia. Si Señor, el colombiano, mire al dominicano con afecto, aunque no hable con todas las ies y las eles donde tienen que ir. El guatemalteco ame al panameño, aunque haya habido una guerra hace cien años entre los dos países. Yo no se si la hubo, pero ya ahora en Cristo somos hermanos, somos familia. ¿Usted entiende a lo que me refiero? Somos miembros de un cuerpo y tenemos que el rico, la persona que tiene su dinero y su cuenta de banco debe amar al hermanito que no tiene nada. Debemos expresarnos amor, cariño, afecto unos a otros, y soportarnos, y apoyarnos y saludarnos y mostrarnos afecto, porque somos una familia. Y si hay alguna diferencia la tenemos que resolver como familia. Cuántas veces usted peleó con su hermano, verdad que sí y sin embargo usted no se cambió el nombre, algunos quizás lo han hecho, pero no todos. La mayoría no lo hace, se pelean, se jalan los moños, pero a los tres días están comiendo otra vez en la casa juntos, porque son hermanos y tienen la misma sangre corriendo por sus venas y saben que están endeudados el uno con el otro, por ese pacto de familiaridad y nosotros somos así. Somos una familia, debemos mostrarnos cariño, debemos mostrarnos amor unos a los otros. Debemos cultivar compañerismo y amistad cristiana activamente. No podemos solamente venir los domingos y luego desaparecernos. Una de las cosas buenas y malas de la iglesia Evangélica es que no es como..... yo amo.... no estoy criticando a los católicos, pero usted va a misa y ¿qué pasa? La gente va allí, se persigna y todo el mundo para sus casas, no hay compañerismo, eso quizás está cambiando un poquito, pero a veces venimos al Evangelio y creemos que es la misma cosa. Cada cual viene, nos sentamos aquí, cada uno hace sus cosas, nos enchufamos a la adoración o lo que sea, y después cuando terminó el servicio nos desenchufamos, nos enrollamos nuestra cuerda y nos vamos todo el mundo para la casa. Hasta que vengamos el próximo domingo. Yo creo que la relación de adoración es como más bien como cuerdas que se cruzan, hacemos una red de adoración y de alabanza y estamos intercalados unos con los otros y tenemos que.... yo no creo en esto de venir a la iglesia simplemente y después se va uno y no tener comunidad, para bien o para mal, aunque se pongan desodorante o no, tienes que amarlos. Tienes que saludarlos, tienes que invitarlos a tu casa, tienes que comer con ellos, hermanos, eso es así. Eso es parte del amor cristiano, y eso es uno de los privilegios grandes, en las iglesias a veces, sí hay pugnas y hay murmuraciones y cosas pero yo prefiero eso, a una iglesia donde nadie se habla y nadie se conoce, y entonces no hay oportunidad ni siquiera para pelearnos. Gloria a Dios, hoy nos peleamos entonces quiere decir que estamos teniendo relación por lo menos. Pero lo ideal es que tengamos relación y sea sincera, afectuosa, cariñosa, que cultivemos cariño, unos con los otros.

Finalmente, termino con esto: “poniéndose delante unos a otros”. Aquí dice: “prefiriéndoos los unos a los otros”. Esa palabra prefiriéndoos es muy fino pero en realidad la idea es anteponiéndonos unos a otros. Peleándonos para que el otro esté delante. No es como cuando se dan las comidas aquí en la iglesia, que están peleándose por ir primero al sitio donde se está sirviendo la comida. ¿Usted ha visto eso? De momento a un lado el amor, el cariño, el amarnos unos a otros... uno va como una bala directo a donde está la comida para ser el primero en comer. Y olvídese de los demás y si hay 7 camarones, 6 son para mí, los otros que se la bandeen como puedan. Eso no es, la idea es.... yo le voy a rogar al Señor de que como un milagro inmenso, de que un día los hermanos estén peleándose: no, vaya usted primero hermano, sírvase usted primero. No, no, no, por favor, usted, usted. No, le suplico, usted primero. ¡Qué bueno sería si yo viera eso! Si yo viera eso, hermanos yo diría, Cristo ya viene mañana.

El Señor dice: anteponiéndose unos a otros. Muchas veces en la iglesia esto es todo lo contrario, buscamos más bien la preferencia, lo que me deben a mi, lo que me tienen que hacer a mi, yo soy primero porque yo hice más, etc. Yo estoy aquí desde que la iglesia que se fundó y he dado más diezmo, por lo tanto tengo más derechos a hacer esto o hacer lo otro. Dice pónganse adelante unos a otros. Ustedes recuerdan el caso de los dos discípulos que se acercaron a Jesús, con su mamá de hecho, para que cuando el Señor estuviera en su Reino, ¿qué pasara? Que lo pusiera uno a su izquierda y el otro a su derecha, dos vicepresidentes. Ni siquiera le pedieron “hazme un representante, un senador”. No, ponme a tu derecha y a tu izquierda, y entonces los demás discípulos cuando se dieron cuenta de lo que estaban haciendo, se molestaron, no porque estuvieran haciendo algo malo sino porque ellos también querían lo mismo. Entonces el Señor Jesús viendo sus corazones dijo: miren, vale la pena leer ese pasaje que está en Mateo Capítulo 20. Les dijo, ustedes saben que los gobernantes de las naciones, 20, 25 se enseñorean de ellas y los que son grandes ejercen sobre ellos potestad, más entre ustedes no debe ser así, sino que el que quiera hacer grande entre ustedes tendrá primero que servir a los demás y el que quiera ser el primero entre ustedes tendrá que ser su siervo. Así como yo no vine para ser servido sino para servir y para dar mi vida en rescate por muchos. Hermanos ese es el espíritu que debe gobernar nuestras vidas, es un espíritu de poner a los demás enfrente. No piense tanto en usted mismo como piense en los demás.

Hermanos la mejor manera de usted ser feliz en la vida es pensando en los demás. Piense en los demás y usted verá que será bendecido. Cuando usted solamente piensa en sus derechos y en lo que se le debe y en lo que usted tiene derecho de hacer, ¿sabe qué? usted termina infeliz. Déjenme decírselo inmediatamente, usted puede que gane algo a corto plazo, pero a la larga usted va a perder porque lo obtuvo conforme a practicas ilegítimas delante de Dios y usted lo que está haciendo es engañándose. Eso que usted obtiene violando los principios de Cristo se le va a hacer agua y arena en los dedos. Mejor sufra pérdida y haga las cosas en el amor y la integridad de Jesús que haciendo cosas contrario al espíritu de Jesús, porque eso es una ganancia falsa, ilusoria, no le va a rendir al final. Pero cuando usted pone a los demás frente y usted piensa en el bien de los demás, aunque usted sufra pérdida el Señor le dirá: no te preocupes, yo te lo voy a reponer, tranquilo. Hay más de donde vino eso. ¡Qué bueno es! Vamos a ser felices, vamos a ser saludables.

Hermanos quiera el Señor que nosotros podamos vivir en esa manera. Amando sin hipocresía, siendo afectuosos y cariñosos unos con los otros, poniéndose por delante unos a los otros y perdonándonos unos a los otros si tenemos algo unos contra otros.

Bajemos nuestras cabezas un momento. Al prepararnos para celebrar la santa cena, quiera el Señor que lo podamos hacer en esa actitud, en esa transparencia, en esa humildad. Si tu tienes algo contra tu hermano, ahora mismo te pido perdonalo, ahora mismo, ahí en tu espíritu. No albergues el resentimiento. Si tu amor no ha sido todo lo puro que debiera ser, pídele al Señor que purifique tu amor. Si tu afecto hacia los demás no ha sido todo lo practico que pudiera ser, pídale al Señor que te haga ahora mismo una persona que practique afecto fraternal.

Señor, todos nosotros aquí necesitamos tu trato en esta mañana, necesitamos que tu purifiques nuestra vida, que nos ayudes a amar el bien con pasión y a aborrecer el mal con igual intensidad, que purifiques nuestro amor y lo hagas limpio y sencillo, que nos quites esa excesiva conciencia de nuestro yo y nos hagas tan concientes del valor que hay en los demás de manera que los veamos a ellos quizás hasta mejores que nosotros en un sentido. Perdónanos Padre, queremos ser mejores, sabemos a donde tu nos has llamado, a qué meta y la abrazamos en esta mañana. Y te decimos espíritu santo haznos más como nuestro Señor. Límpianos, purifícanos y haznos más como Cristo. Perdónanos por imponer nuestras agendas sobre los demás. Límpianos. Gracias, Jesús, en tu nombre. Amen. Amen.