Fruto para muerte

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Así a vuelo de pájaro en un sentido a través de la epístola a los Romanos, una epístola tan compleja que en realidad se tomaría años para extraerle todo su contenido y toda su enseñanza.

Pero estamos así, tocando los temas primordiales de esta maravillosa epístola que el Señor inspiró al Apóstol Pablo para dejarnos y estamos en el Capítulo 7.

Capítulo 7, epístola a los Romanos. El domingo pasado.... bueno, déjenme antes de entrar en mucho resumen, déjenme tomar simplemente dos o tres versículos que resumen el contenido de este Capítulo.

Vamos al versículo 7, Capítulo 7, Romanos. Es más o menos es representativo del contenido de todo el pasaje. Dice el versículo 7, Romanos 7, “....¿qué diremos, pues?”

Qué hemos dicho, cuando usted ve la palabra ‘pues’, remítase a lo que antecede y usted verá que hay una relación entre una cosa y la otra y vamos a ver eso dentro de un momentito.

“...¿qué diremos, pues, la ley es pecado? En ninguna manera. Pero yo no conocí el pecado .....”

Y aquí comienza algo muy interesante, déjenme decirles. Ese ‘yo’ que emplea el Apóstol Pablo, yo lo llamaría un ‘yo retórico’, aunque también es un ‘yo personal’. Se refiere tanto al Apóstol Pablo, pero refiere también a la raza humana en general: a los hebreos, por ejemplo que fueron destinatarios de la ley; a nosotros por extensión que somos herederos de la tradición Abrahámica. Pero el Apóstol Pablo está usando ese ‘yo’ y lo va a usar varias veces en este Capítulo 7 como un yo representativo de la raza humana. Es como decir ‘uno’, uno no conoció la ley, pero en realidad él también se está identificando con ese ‘yo’, porque el Apóstol Pablo hizo eso muchas veces. Se usó a sí mismo como ilustración y no en una manera, muchas veces halagadora, sino en una forma negativa relacionada con el pecado y con otras cosas, como lo hace aquí. Así que esté atento a ese ‘yo retórico’, que él usa varias veces en este pasaje.

Dice: “.... pero yo no conocí el pecado sino por la ley, porque tampoco conociera la codicia si la ley no dijera ‘No codiciarás’ –uno de los grandes mandamientos de la Escritura- ... más el pecado....

Es casi como ahora, él personaliza el pecado, lo convierte en una fuerza casi como conciente, una personalidad por lo poderoso que es el pecado.

Dice “..... más el pecado tomando ocasión por el mandamiento –es decir, aprovechándose del mandamiento. Alguien ha dicho que la palabra que se emplea aquí, traducida tomando ocasión, en el griego original, es alusiva de como el territorio que usa un ejército como punto de lanzamiento de un ataque, es como una plataforma para atacar y para emprender una operación ofensiva.

“.... más el pecado aprovechándose, usando como punto de partida o provecho, el mandamiento produjo en mi toda codicia..... –en el caso del mandamiento. El mandamiento como que suscita irónicamente la codicia- ......porque sin la ley el pecado está muerto. Y yo.... -de nuevo ese yo genérico-, sin la ley vivía en un tiempo pero venido el mandamiento el pecado revivió y yo morí. Y hallé entonces que el mismo mandamiento que era para vida en su origen, en la mente de Dios, a mí me resultó para muerte, porque el pecado tomando ocasión –de nuevo, aprovechándose, usando el mandamiento como razón de vivir y de levantarse- ..... tomando ocasión por el mandamiento me engañó y por él me mató, de manera que la ley a la verdad es santa, y el mandamiento santo, justo y bueno.”

Si eso les suena como garabato y matemática teológica, es complejo, pero vamos a tratar de desenrollarlo un poquito porque tiene mucho, mucho que enseñarnos acerca.... un tema clave en toda la Escritura al cual yo ya me referí un tiempo atrás.

Pero vamos al comienzo del Capítulo 7, y en realidad tenemos que remontarnos un poquito al Capítulo 6. Hemos tomado, creo que tomamos dos o tres sermones para hablar acerca del Capítulo 6, de esta misteriosa concatenación, esa relación que hay en la mente del Apóstol Pablo dirigida por el Espíritu Santo entre estos conceptos de bautismo, muerte, resurrección, libertad del pecado, atadura al pecado, entrega al pecado o rebelarse contra el pecado, lo cual quiere decir santificación.

Estos conceptos están jugando mucho en el Capítulo 6 y recuerden lo que dice el Apóstol Pablo que nosotros nos identificamos con la muerte de Jesús por medio del bautismo y con su resurrección al salir de las aguas bautismales, y que en realidad nosotros tenemos que considerarnos muertos al pecado. Tenemos que morir al pecado para en realidad poder ser libertados de su influencia, de su poder controlador.

Y hemos dicho acerca de eso, la única manera que uno puede luchar en realidad, contra el pecado, y estamos hablando implícitamente del proceso de santificación, ¿no? cuando venimos a Cristo, no se supone que nos quedemos en las antiguas prácticas, en los hábitos, en las ataduras emocionales, todo lo que es pecado, no tiene que verso solamente, de hecho, con inmoralidad, pecado es todo lo negativo que queda como residuo de la caída en el huerto del Edén. Pecado es todo lo negativo, todo lo que huele a muerte, todo lo que es tenebroso. Eso es pecado. Y el creyente cuando entra en la administración del Evangelio de Cristo, se supone que es libertado de todas esas cosas, en el sentido yo diría ontológico de la palabra, en el sentido espiritual de la palabra. Hay una lucha que se da en el nivel de nuestra existencia diaria pero como que el nivel judicial, espiritual, legal, el control, el dominio del pecado ha sido quebrantado. ¿Usted entiende?

Entonces nuestra vida en Cristo, de ahí en adelante es un poner en práctica y realizar en el mundo del tiempo y del espacio esa santificación que ya en la mente de Dios se ha dado. Dios nos ha declarado ya, ¿qué? una nueva criatura en Cristo Jesús. Las cosas viejas pasaron, no dice van a pasar o estarán pasando, dice pasaron, todas son hechas nuevas. En la mente de Dios, en el mundo cósmico eso es una realidad. Nosotros aquí en nuestra vida diaria estamos en proceso de realizar esa santificación que Dios quiere para nosotros pero ya el dominio, el control del pecado, ha sido quebrantado, ha sido roto.

Ahora nosotros estamos emancipados para luchar contra el pecado y tenemos el poder de Cristo que nos ayuda, ¿no? Y la clave a esa emancipación, a esa liberación está en morir o por lo menos como Pablo aclara más adelante considerarnos muertos al pecado. Y hemos dicho que por eso mucha gente no entra en esa plenitud de vida, no entramos en esa plenitud de vida, porque yo creo, que es como que la mente se rehúsa a morir.

Uno de los instintos más poderosos en el ser humano es el instinto de supervivencia, ¿si o no? Los psicólogos les van a decir eso: el instinto de supervivencia. Si usted está ahí, por ejemplo, y yo lo estoy mirando y yo le hago así nada más, usted enseguida se pone tenso y parpadea y todo su ser.... aunque usted sabe que yo, espero que sepa, que no le voy a hacer daño. Pero hay un instinto que ya está en su código genético que usted reacciona inmediatamente protectivamente. Eso está inscripto en nuestra biología y por eso nosotros nos resulta tan difícil hacer lo que Dios pide de nosotros que es morir, en un sentido, suicidarnos, usando esa palabra muy livianamente, cuando entramos al Evangelio. El viejo hombre tiene que desaparecer, los antiguos hábitos, las actitudes, las heridas deformantes del pasado, todo eso tiene que ser destruido. Dios tiene una enemistad a muerte con la vieja naturaleza en nosotros.

Y, hermanos, lo que les quiero decir es que para el creyente no hay reforma, para el creyente hay simplemente la opción de transformación. Dios no quiere que seamos reformados, Dios quiere que seamos transformados. A Dios no le interesa una carne un poquito más bien vestida, más bien adornada. No, a Dios no le interesa un cadáver con mucho cosmético, porque siempre va a seguir siendo un cadáver. Hay un dicho entre nosotros que dice, ‘el mono aunque se vista de seda, mono se queda’. Y la carne, por más que usted quiera reformarla y.... por eso es que para el hombre carnal, por más mandamientos éticos y más educación ética que se de en las universidades, y todo eso, hoy en día, se está dando mucha educación ética en las universidades, mucho de moral, y aclaración de valores y todo este tipo de cosas. Las universidades se han dado cuenta de que el hombre moderno necesita eso, pero no queriendo ir a Cristo han querido hacer su propio sistema.

¿Y sabe lo que pasa? Que hay todavía más pecado, más corrupción, más problemas en el mundo porque la carne nunca va a ser reformada. La carne tiene que ser transformada y tiene que morir. Nosotros tenemos que rendir nuestro cuerpo a Cristo Jesús. Tenemos que pasar por un proceso de auto adoctrinamiento, en un sentido, en el espíritu, de decir ‘yo estoy muriendo, estoy muerto’.Y el bautismo es una manera muy gráfica de promover ese tipo de identificación con la muerte.

Sabe que de hecho se dice que los terroristas suicidas, estos que se suicidan con bombas, etc, una de las formas de entrenarlos, ¿saben cuál es? Muy curiosamente se me ocurrió esto hace un momento. Una de las formas en que entrenan a un terrorista suicida como requiere algo tan terrible, que es el suicidarse uno en frío, los entierran, les permiten que puedan respirar, pero los meten en una caja y los entierran por un tiempo para que puedan ajustar su mente a la idea de morir. Ya están muertos. Facilitarles la transición a la idea de matarse. Ellos están, en un sentido, practicando diabólicamente, lo que Dios nos dio a través del bautismo.

Cuando nosotros somos sumergidos en el agua, morimos al mundo. Y cuando salimos del agua, resucitamos a una nueva vida. ayudándonos a ensayar la muerte. Y a través de este estudio de Romanos se me ha hecho claro como nunca antes en mi vida cristiana, lo poderoso que es el símbolo bautismal de ese proceso de muerte y también la importancia del concepto de muerte que está en toda la Escritura, y de resurrección en Cristo Jesús.

Estas no son cosas simplemente metafóricas, así poéticas, sino que son conceptos absolutamente clave en toda el edificio teológica cristiano. Morir, tenemos que morir, es la única cosa que nos queda para poder verdaderamente ser libres del pecado que hay en nosotros. Nosotros tenemos que entender que ya la antigua vida no es para mi, yo ya no puedo ir a visitar los lugares que yo antes visitaba, hacer las cosas y hablo metafóricamente de ‘visitar’. Visitar es frecuentar cualquier área, cualquier práctica, lo que sea, el Señor me pide, ‘No, tienes que dejar eso.’

Entonces hay un proceso de muerte que tiene que darse. Tenemos que morir y eso es tan importante inclusive no solamente para la parte defensiva de la vida cristiana sino también para la parte ofensiva. Mucha gente no son útiles en el Reino de Dios, no son más usados por Dios, no se dan más al Señor, no entregan más de sí mismos porque todavía se están aferrando a la vida carnal, humana, superficialmente. ‘Mi tiempo es mío, mi dinero es mío, mi ropa es mía, mi mujer y mis hijos es mío, mi casa es mía, mi carro es mío, mi cuenta de banco es mía.’ Ese yo que persiste en seguir vivo. Ahora cuando el hombre, la mujer dice ‘ya yo morí a este mundo’, como dice el Apóstol Pablo, ¿no?

Nuestra vida está escondida con Cristo Jesús, ya morimos. Tenemos que acostumbrarnos a esa idea. Ahora lo que yo vivo, dice el Apóstol Pablo, lo vivo en la fe del hijo de Dios. eso quiere decir que ya todo lo que yo tengo es prescindible, lo puedo dar, lo puedo entregar al Reino de Dios, porque ya este hombre, ya entiende que perdió su vigencia para este mundo. Esta mujer ya lo que tenemos aquí es simplemente una sala de espera para la eternidad.

Y cuando podemos vivir la vida así, como gente que ha muerto al mundo entonces se nos hace muy fácil desprendernos de las cosas, porque ya lo dimos todo al Señor. Así que ese concepto de muerte es bien importante.

Ahora, cómo interviene ese en el Capítulo 7. En realidad el Capítulo 7 es un desarrollo adicional de este concepto de muerte y de resurrección, y de muerte que da vida y muerte que da liberación de las cosas negativas de la vida.

En el Capítulo 7, que en realidad Pablo, recuerden, no escribió con Capítulos o versículos, él escribió simplemente un tratado lógicamente unificado, concatenado. Él está simplemente continuando desarrollando ese tema. Pero mire cómo lo hace: de nuevo, en el Capítulo 6 habló de todo eso: estamos muertos, estamos como....

Miren el versículo 22, Capítulo 6, “.... más ahora que habéis sido libertados del pecado y hechos siervos de Dios, etc....” entonces aquí en el Capítulo 7 en estos primeros 6 versículos, él desarrolla un principio bien importante y veo que ya el tiempo me está traicionando. El Señor reprenda esos relojes. Yo no se quién los habrá inventado, pero, óyeme, cualquiera si tuviera una piedra ahora se la tiraría en el nombre del Señor.

Pero, aquí en estos primeros 6 versículos, él ahora mira el concepto de muerte en una forma diferente. En el Capítulo anterior está mirando la muerte del creyente en términos de su liberación del yugo del pecado, la esclavitud del pecado, lo negativo, lo terrible del pecado. Ahora lo mira como fariseo redimido y como fariseo que está conciente de que le está escribiendo a muchos que eran judíos antes o a gentiles que están concientes de todo el aparato judaico y en varias ocasiones el Apóstol Pablo, como que se refiere a la ley para explicar exactamente cómo este nuevo sistema cristiano encaja con todo el sistema que Dios había establecido hasta entonces, que era el sistema judaico.

Recuerde que estas son cosas totalmente nuevas, cuando Pablo las está escribiendo. Para nosotros tienen dos mil años de viejas pero cuando él la escribió eran conceptos revolucionarios, completamente nuevos, escandalosos en un sentido y terriblemente provocadores y provocativos para muchos judíos. Él estaba erigiendo un sistema completamente nuevo en un sentido. Entonces tenía como que explicar las cosas y anticiparse a argumentos que podían venir de parte de su audiencia imaginaria, con la cual él está trabando su espada intelectual, al escribir esto.

Entonces él, preventivamente aquí responde a una pregunta bien importante, es ¿bueno, cuál es la relación entonces del cristiano con la ley y con todo este concepto de ley, de justicia, por medio de la ley y todo esto? Entonces, miren lo que él dice aquí.

Cuando uno muere en Cristo y se identifica con la muerte de Jesús, y uno experimenta a nivel espiritual muerte, no solamente es uno libertado del poder y de la agarre y la esclavitud del pecado, sino que uno también es libertado del poder de la ley y de la condenación que viene por medio de la ley, y de una vida mecánica, rígida, ritualista que tiene que agradar a Dios solamente por el mecanismo robótico que Dios estableció a través de la ley. Y el cristiano ahora salta a otra dimensión muy diferente de relacionarse con Dios.

Es decir, la muerte del creyente lo liberta del pecado, pero también o liberta de la condenación y de la esclavitud a principios de ‘no comas, no toque’ o guarda esto, guarda lo otro, lávate las manos; si comiste en una olla donde se coció leche no puede allí también hacer carne, cantidad de cosas. los judíos estaban esclavizados, atados como Gulliver, como el ser este de la literatura europea, atado por unos enanitos por cien mil hilos que le impedían moverse. Y así está atado el hombre, la mujer de Dios si no se emancipa de la ley y la religión. La religión es una madre terriblemente dominante, peor que cualquier mamá dominante. No voy a decir más para no meterme en problemas, pero... el caso es que una de las cosas que hace la muerte en Cristo es que nos liberta de la rigidez de la ley.

Y Pablo usa una ilustración bien interesante, la ilustración que es una ilustración que es un poquito complicada porque no es totalmente aplicable, pero él dice: miren, una de las cosas que liberta a una persona de la ley humana, legal, es cuando se muere. ¿Si o no?

Hermanos, déjenme decir algo que ustedes van a celebrar mucho. Cuando usted se muera, no importa cuanto usted deba de su tarjeta, no lo pueden agarrar, usted está libre. Diga, gloria a Dios. Amen. ¡Aleluya! Esa es nuestro esperanza en alguno de nosotros. Porque yo les aseguro que las compañías de tarjetas de crédito no lo van a dejar libre a usted mientras usted está aquí en la tierra, van a querer esclavizarlo bien. Pero cuando usted se muere tienen que irlo a buscar a otro lugar que ya no hay naves, gracias a Dios, para allá. El departamento de rentas internas tampoco lo puede alcanzar. Gloria al Señor. ¡Aleluya!

Voy a entrar en bendición en cualquier momento, a hablar en lenguas aquí ahora mismo. Cuando hay muerte, hay disolución de la ley y Pablo usa el ejemplo del matrimonio. Cuando una mujer, él dice, enviuda, ya queda libre de su matrimonio. Hermanas, gloria a Dios, por favor no digan, no, no..... cuando hay muerte hay liberación en sentido de la ley.

Lo que Pablo dice es que la experiencia de la muerte libera, rompe los vínculos legales, judiciales de cualquier manera que sea. Entonces él está usando eso como una ilustración farisaica, de decir en el sentido de argumento intelectual, teológico, y dice: la muerte liberta al hombre de la esclavitud de la ley.

Es decir, que si morimos en Cristo, si nos identificamos con la muerte en Cristo, morimos, no solamente a la esclavitud de la carne de pecado, sino también la esclavitud de la ley. Ya estamos libre de toda esa maraña judicial y por eso es que él dice aquí entonces, “....¿acaso ignoráis, hermanos, pues hablo con los que conocen la ley?”

Ve, él está refiriéndose a los judíos que van a leer este tratado que él está escribiendo. “....que la ley se enseñorea del hombre entre tanto que este vive....”, porque la mujer casada está sujeta por la ley al marido, mientras éste vive. Pero si el marido muere ya queda libre de la ley del marido.

Versículo 4, “.... así también vosotros hermanos habéis muerto a la ley....”. ¿Ve ese ‘habéis muerto’? “......mediante el cuerpo de Cristo....”

¿Cuál es el instrumento que se usa? El cuerpo de Cristo, la sangre de Cristo, la muerte de Jesús, su crucifixión. Al nosotros identificarnos con Cristo, nos identificamos y como que Cristo viene ser yo y yo vengo a ser Cristo, y los beneficios de Cristo vienen a ser mis beneficios, y su santidad también viene a ser mi santidad. Diga gloria a Dios, también.

“.... mediante el cuerpo de Cristo para que seáis de otro, del que resucitó de los muertos....”

¿Qué pasa? Yo quedo viudo en un sentido, sí de la ley que me dictaba, pero no es que yo ahora quedo como un chivo sin ley, como dicen por ahí, saltando por el monte todo contento y haciendo lo que me da la gana. No, inmediatamente hay otro esposo ahora que viene, y ese esposo no me abusa, no me habla mal, no me... ese esposo es Cristo Jesús. Ahora, él espera que yo le sea fiel, ¿sabe?

Es decir, lo que hacemos es transferir de un ser autoritario a un ser benévolos, pero somos todavía, estamos casados ahora, pero en una manera diferente. Cristo ha hecho posible la liberación de la atadura de la ley y entonces ahora.... y es bien importante esa idea de transferencia de una cosa negativa a una cosa positiva. Muchos cristianos se quedan simplemente en lo que dejaron atrás y no se visten de Cristo. Se deshacen del viejo hombre pero no se visten del nuevo hombre que es Cristo Jesús. Y hay que desvestirse pero hay que vestirse también, ¿no? Tenemos que no entregar nuestros cuerpos ya al pecado, pero entregarlos a Cristo Jesús, a Dios.

“.... presentéis vuestros cuerpos como sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, por lo cual es vuestro culto racional”.

Entonces, recuerda eso, mi hermano, mi hermana, que Dios te ha libertado, sí, del yugo de la ley, de esa vida mecánica, ritualista, religiosa, estéril, mecánica, pero ahora Dios espera que tu vivas en la libertad de Cristo Jesús para ser buenas obras también, para vivir en santidad. Pero ya no lo haces como un robot, como un ser creativo, lubricado por la gracia, el amor, la misericordia, la sabiduría de Dios.

¡Qué linda es la vida en Cristo Jesús! Lo que yo decía antes, ¿no? La santidad del hijo de Dios no es una santidad estéril, seca, todo seria, allí monástica, estéril en el sentido muerto de la palabra. La santidad del hijo de Dios es una santidad de alegría, de gozo, de paz, de bendición. Gloria al Señor. Amen. De disfrute de la vida, de saber que ok, si quedé corto al final del día, mi Papá paga la deuda y yo puedo dormir tranquilo porque estoy en la gracia del Señor. Hice lo que pude, me entregué al Señor, trabajé, pero quedé corto, pero el Señor paga el déficit porque Cristo lo pagó. Así que yo no tengo que vivir en culpabilidad.

Vamos a ver en el Capítulo 8 que dice, “....ahora pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne sino conforme al espíritu”.

Esa es nuestra gran carta que nos jugamos al final de todo el asunto. Por eso es que podemos ser libres. La vida cristiana es una vida.....

Dios me ha libertado para vivir en santidad. Yo no vivo en santidad para ser libre, sino que al ser libre entonces puedo vivir en santidad. Gloria al Señor. Yo no soy santo para agradar a Dios, sino porque Dios me ama, yo soy santo. ¿Ve la diferencia? Hay una gran diferencia y mucha gente que está tratando de agradar a Dios y de hacer esto, no hacer lo otro, ir por aquí, no ir por allí y todo es mecánico, compulsivo, psicológico, carnal. Y eso no es la vida cristiana.

La vida cristiana es una persona que ha recibido emancipación, ha recibido su carta de libertad. Es libre, está destinado para la vida eterna, y entonces mientras viene la vida eterna vive en santidad para el Señor y obedece al Señor y se goza en el Señor porque ha sido libertado. Ya la deuda fue pagada. Eso es bien importante, la diferencia. Hay mucha gente, mucha iglesia que le está predicando a la gente como que tienen que vivir en santidad para que Dios los acepte y se complazca de él, en vez de decirle ‘No, ya tu eres aceptable. Ahora como consecuencia de eso, vive en la santidad de Dios’. Entonces es una santidad muy diferente, muy hermosa, muy bella y tiene que intervenir muerte para que eso se de.

En realidad ese versículo 4 es un versículo tremendamente revelador “...así también vosotros hermanos míos, habéis muerto a la ley como moristeis al pecado, mediante el cuerpo de Cristo para que seas de otro, del que resucitó de los muertos.... -¿para qué?- ... a fin de que llevemos fruto...”

Digan ‘fruto’. La Biblia habla mucho de frutos de justicia, ¿no¿ frutos de santidad, fruto para Dios. Y aquí entonces él entra en una ilustración:

“... porque mientras estábamos –miren lo que dice, mientras estábamos- en la carne....”

Oh, hay mucha gente que está todavía vivita y coleando en la carne, pero la Biblia siempre habla en términos de pasado con respecto al cristiano y su experiencia de la carne, aunque es una realidad que se está desarrollando en nosotros, pero Dios llama a las cosas que no son como que son. En el mundo del espíritu ya esas cosas son una realidad. Dios te ve ya a ti santificado. Dios te ve limpio. Dios te ve fructífero. Dios te ve libre. Dios te ve poderoso. Lo único que tenemos que hacer es crecer a esa imagen y llenarla en la mente de Dios porque ya es una realidad en la mente de Dios.

Dice aquí, de nuevo, me entusiasmé tanto que hasta se me perdió donde estaba: “.... porque mientras estábamos en la carne –versículo 5- las pasiones pecaminosas que eran por la ley.... –aquí entra un tema bien interesante- .... que eran por la ley obraban en nuestros miembros.... –es una palabra clave también ‘miembros’- .... llevando fruto para muerte...”

Vea el juego de fruto, ‘fruto para vida’, ‘fruto para muerte’, ‘fruto para Dios’ y ‘fruto para el diablo y para la carne’.

“.... pero ahora estamos libres de ley por haber muerto para aquella en que estábamos sujetos de modo que sirvamos bajo el régimen nuevo del espíritu y no bajo el régimen viejo de la letra.”

No vamos a tener tiempo en realidad para desarrollar más y es una terrible lástima, pero lo que está diciendo aquí es, de nuevo, bien importante. Hemos sido libertados de la ley para llevar fruto para Dios porque mientras estábamos en la carne las pasiones pecaminosas.... Aquí lo que está sugiriendo es lo siguiente y esto lo vamos a tener que desarrollar más adelante: la ley, extrañamente, irónicamente, fue un instrumento que Dios usó para como judicialmente crear el concepto de pecado en la economía humana.

¿Recuerdan lo que yo les decía acerca del famoso signo de STOP, de PARE? ¿Cuántos recuerdan eso o estaban dormidos? Recuerdan que si usted cruza una calle y no hay un signo de PARE usted la puede cruzar sin problemas, pero desde que pusieron un signo de PARE, si usted cruza esa calle sin pararse, está violando la ley, ¿si o no? El signo de PARE crea, en un sentido una violación potencial.

Es decir, no puede haber inmoralidad, si no hay mandamientos. ¿Si o no? Es interesante. No puede haber condenación si no hay ley. Es decir, cuando el hombre vivía simplemente sin ningún tipo de sistema moral de parte de Dios, vivía libre para hacer lo que.... por eso es que la humanidad vivía en esa manera, ‘ojo por ojo, diente por diente’, muerte, salvajes matándose unos a otros por donde quieran, las cuevas huyendo unos de los otros. El mundo era un decaimiento total. Dios mandó la ley y esto es un tema que vamos a haber desarrollado mucho más en ese Capítulo 7 y es un tema que ustedes deben aprenderse porque revive varias veces a través de la Escrituras. Hemos dicho que Romanos sirve como punto de partida para muchas enseñanzas poderosas en toda la Escritura y por eso nos estamos tomando el tiempo.

Yo voy a suplicar a los músicos que pasen por acá para que ustedes puedan sentir esperanza de que esto va a terminar pronto.

Hermanos, Dios usó la ley judaica para establecer un precedente legal ante la humanidad y para.... Él estaba mirando hacia el futuro en que Cristo iba a venir y estaba preparando el terreno. Dios es un Dios sistémico. Dios es un Dios estratégico pero él piensa en la escala de miles de años y cientos de años.

Por eso Pablo dice, para el Señor un día es como mil años y mil años es como un día. El Señor estaba pensando ya lo que iba a hacer, porque el plan salvífico es un plan de 360 grados y Dios ha estado elaborando ese plan desde el huerto del Edén, es más desde antes de la creación del mundo.

Y entonces en ese plan, Dios antes de que viniera Cristo para poder salvar a la humanidad por la gracia, él tenía primero que llevar a la humanidad al callejón sin salida de la condenación por medio de la ley. El hombre tenía que reconocer que no se podía salvar por sí mismo y por eso Dios estableció estas señales: no hagas esto, no hagas lo otro, no vayas por allí, come esto, no comas lo otro. Y metió una cantidad de signos de STOP y de PARE por todas partes de la humanidad y atrapó a la humanidad.

Y entonces le dijo al pueblo judío que era como hemos dicho, como un microcosmo de la humanidad, como un símbolo de toda la humanidad estableció su experimento, su laboratorio con el pueblo judío representando a toda la humanidad y soltó a estos pobres diablos judíos para ver si podían vivir por la ley.

Y el pueblo judío se mostró miserablemente incapaz de vivir por la ley. Y entonces Dios usó la ley como espejo, Dios usó la ley como instrumento para mostrarle al hombre su pecado, para definir lo que es pecado, para que el hombre tropezara con la ley. Dondequiera que iba estaba tropezando con la ley y entendiendo que no podía por la ley, no podía vivir por sí mismo. No se podía salvar por sus acciones porque dondequiera tropezaba y caía.

Entonces, eso es un concepto muy importante y Pablo en el Capítulo 7 está preparando ese concepto, y desarrollándolo, y por eso es que él dice aquí, entienda el significado “...porque mientras estamos en la carne, las pasiones pecaminosas que eran por la ley... –en otras palabras, que se manifestaban y tenían vigencia porque la ley existía- .... obraban en nuestros miembros llevando fruto para muerte.”

El hombre cuando está en la carne la ley y la moral lo único que sirve es para frustrarlo y enredarlo y mostrarle que es un misericordia y que no vale para nada, no sirve para nada. Por eso es que nosotros no podemos, si como dice, si Cristo no hubiera venido, seríamos los más miserables, si él hubiera muerto seríamos atrapados, seríamos cerdos en una pocilga revolcándonos en nuestro propio lodo, y de ahí no saldríamos nunca. Esa es la ley, cada vez que levantábamos el hocico, mirábamos el espejo de la ley y veíamos todo el lodo. Perdonen los gráficos, la ilustración, y entonces Cristo vino con su paño precioso y nos limpió el hocico y todo lo demás y nos dijo, ‘ahora eres limpio. Es más, no eres cerdo más, eres un águila, vas a volar.’, para que sea buena la metáfora completamente.

Pero la ley fue usada como un instrumento y Pablo va a desarrollar en el Capítulo 7, va a callarle la boca a aquellos que digan ‘ah, pues entonces la ley entonces era mala, porque si creó pecado, pues entonces la ley no sirve. ¿Para qué Dios le dio al hombre algo tan malo como la ley? Pablo dice, ‘No, no, no, es algo bueno, porque llevó al hombre a entender quién él es y preparó el camino para nuestro gran y máxime libertador que es Cristo Jesús. Gloria al Señor.

Muy profundo, hermanos. Grandes enseñanzas. ¡Qué lindo es Dios! Y qué profundo es el Señor. ¡Qué maravilloso es Dios!

Por eso Pablo en el Capítulo 11 de esta epístola suelta un himno de alabanza al Señor, antes de entrar al Capítulo 12:

“Oh, la profundidad, dice, de los misterios de Dios y su salvación”. ¡Qué maravillosamente complejo es el Señor! Y él se ha gastado toda esa energía para preparar eso para nosotros, ese manjar precioso, que es la salvación por medio de Jesucristo. Gloria al Señor.

Yo espero que ustedes salgan de aquí entusiasmados en esta mañana con ese Dios tan bello que nosotros tenemos. Amen.

Pónganse de pie. Gloria al Señor. Alabamos el hombre del Señor y damos gracias porque él es bueno y para siempre es su misericordia. Gloria al nombre de Jesús.

Ahí tome un momentito para sentirse libre. Gloria a Jesús. Libre de condenación, libre de las cadenas del pecado. Libres de la religión muerta de los mandamiento estériles. Libre de la compulsividad religiosa. Libre de sentirse como que oh, otra vez me aumentaron los intereses y ahora no tengo para pagar.

Saben, sin Cristo, eso sería, la deuda se pone cada vez mayor, no menor. Al final del día aumentó la deuda y aumentaron los intereses y usted nunca sale de la deuda. Qué bendición es cuando usted termina el día y Dios le dice, borrón y cuenta nueva, vamos a comenzar otra vez mañana fresquecito. Es más durante vas a pecar, aún en la noche te voy a bendecir también.

Gloria al nombre del Señor. ¡Qué maravilloso es el seguro que Dios tiene para nosotros! Completo. Full cover. Diga ‘Full cover’. Los que manejan saben a qué me estoy refiriendo. Gloria al Señor. ¡Qué bueno, verdad que si!

Eso es lo que Cristo ha hecho posible. Nos ha libertado del pecado, de la muerte, de la ley, de la religión de obras muertas, y podemos celebrar. Gloria al nombre del Señor. ¡Aleluya! ¡Aleluya! ¡Aleluya! Gracias Señor. Te alabamos, te bendecimos.

Celebra y dile, ‘Padre, porque tu has sido tan bueno conmigo, yo voy a agradarte, voy a vivir la vida que tu quieres que yo viva. Yo te voy a honrar. Yo voy a vivir de manera que yo honre los valores de tu reino.’

Te amo, Señor. Te amamos, Padre, gracias por invertir tu energía cósmica a favor nuestro, Padre. Gracias, Señor. Gracias por darte la molestia de mirar hacia nosotros con misericordia, a este planeta rebelde, Padre y enviar tu gracia en la forma de Cristo Jesús.

Hoy nos identificamos con su muerte pero también con su resurrección. ¡Aleluya! Y su poder sobre la carne, sobre el pecado. Comienza conmigo, Padre, y has real la vida y la victoria de Jesús en mi y en mis hermanos en este día. Te amamos y nos gozamos en ti Dios. Gracias Jesús.