Soto - El reino de los cielos

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Este domingo pasado que tuvimos la convocatoria de oración aquí en la noche, hermanos, yo les digo que fue un momento de oración como nunca antes. Para decirlo en las palabras de mi hermano Gonzalo, fue un momento de total intimidad delante de Dios.

Y sabe qué cuando usted está en intimidad delante de Dios usted se siente totalmente libre para hacer lo que usted quiera delante de El. Y fue tan bello y tan hermoso el yo poder ver a mis hermanos y hermanas que juntos nos quitamos los zapatos, y nos sentamos en el piso, orando, llorando, riéndonos delante de la presencia del Señor, escuchando su palabra, pasando momentos de silencio, fue un tiempo genial. No teníamos ningún plan. A mi me daba gracia porque el pastor Samuel dice, que Greg, Samuel, y yo nos encontramos aquí a las 7 y nos miramos las caras como que qué vamos a hacer, qué va a pasar. Y la respuesta fue: ‘bueno, ¿a qué vinimos? A orar, pues, órale. Eso es lo más que podemos hacer nada más. Pues, vamos a orar. Y por ahí lo seguimos, hermanos, si Dios tomó el control de todas las cosas.

Cuando digo que nos quitamos los zapatos, yo creo que había un doble sentido en esto, porque había un sentido de comodidad de estar en la casa de Dios y aunque había sus olores por ahí a zapatos, pero ¿saben qué? esos olores se convirtieron en un aroma agradable delante de Dios. Es un misterio, yo no lo puedo entender pero es un misterio. Y yo creo que a la misma vez, hermanos, fue el hecho de que nosotros estábamos delante de la presencia de Dios y este lugar se convirtió en un lugar santo. Y no es que tengamos fiero de ser Moisés o ser Josué y quitarnos los zapatos, pero yo creo que todo lugar que es santo, todo lugar donde la presencia de Dios se hace real, si el Señor me dice que me quite los zapatos, yo me los quito los zapatos.

Pero todo esto lo digo, mis hermanos, porque yo veo que está ocurriendo un cambio en el pueblo. Sabemos que estamos en un tiempo de ayuno y ¿saben qué?, el ayuno, mis hermanos, no cambia la mentalidad de Dios. El ayuno lo que cambia es a nosotros. El ayuno nos cambia a nosotros. Yo estuve leyendo un artículo en el Internet que decía que el ayuno más bien es una disciplina que nos somete a nosotros a un compromiso que nosotros hemos hecho con Dios, es un tipo de disciplina que nos ayuda a someternos a algo que tal vez antes no habíamos experimentado y ese tipo de sometimiento comienza a ocasionar unos cambios en medio de nuestras vidas.

Hay cosas que dependen mucho de ese tipo de sometimiento que nosotros tenemos, por lo tanto el que cambia somos nosotros. Dios no cambia porque el deseo de Dios es de bendecirnos. Dios no va a cambiar de mentalidad. Su deseo es de dar su bendición, de cumplir su propósito en cada uno de ustedes para este tiempo en el cual estamos viviendo, pero Dios lo que necesita es que nosotros cambiemos. Dios necesita que nuestras vidas sean transformadas, sean renovadas, para entonces así nosotros poder recibir lo que El tiene para cada uno de nosotros y nosotros entonces poder ser buenos testigos de El aquí en la tierra donde vivimos.

Y por eso, entonces, yo quiero compartir algo con ustedes. Yo quiero que vayan conmigo al libro de Filipenses, está en el Nuevo Testamento, Filipenses, Capítulo 1, verso 27. Dice así: “solamente que os comportéis como es digno del Evangelio de Cristo”. Esa primera palabra “solamente”, hay algo bien interesante con esa palabra. En otra traducción, la nueva versión internacional la palabra que usa es “pase lo que pase”, bueno no es una palabra, es una frase. Dice “pase lo que pase compórtense como es digno del Evangelio de Cristo para que sea que vaya a verlos o que esté ausente, oiga de ustedes que están firmes en un mismo espíritu combatiendo unánimes por la fe del Evangelio y en nada intimidados por los que se oponen; para ellos ciertamente es indicio de perdición, más para ustedes salvación y esto de Dios.”

Esta carta de Pablo a los Filipenses, es una carta bien especial. Está bien dominada por un sentido, por un espíritu de motivación, de amor, de gozo, de esfuerzo. Pablo estaba entusiasmando a los Filipenses a que no importando cuál fuera su situación, que ellos pudieran perseverar unánimes en esa fe que los unía a ellos.

Filipenses, si alguno de ustedes no lo sabe, Filipenses, aunque estaba más o menos la ciudad de Filipos, aunque estaba en el área de Grecia, más o menos por ahí por esa área de Macedonia, Filipos era una colonia romana. Y al ser una colonia romana, eso significa que todas las personas que vivían ahí eran ciudadanos romanos. Es como nosotros que vivimos aquí en EEUU y somos, al menos los que tienen su residencia, son ciudadanos de EEUU. Si usted vive en Guatemala, usted es un ciudadano guatemalteco. O si es en el caso de los puertorriqueños, aunque somos considerados puertorriqueños, pero Puerto Rico como es un estado libre asociado, o en palabra más clásicas, una colonia de EEUU también, pues está ese aspecto de ser ciudadanos americanos también.

Y este es el caso, entonces de esta ciudad de Filipos, en Roma, era una colonia romana por lo tanto todas las personas que allí vivían, incluyendo a los cristianos, eran los ciudadanos romanos, con todos los beneficios de aquellos que vivían en Roma también. Ahora, pero con esos beneficios también venían sus exigencias, porque eso significa que ellos tenían que seguir todas las órdenes del emperador de Roma y tenían que seguir todas las leyes que el sistema romana estableciera sobre ellos. En otras palabras, se repiten las palabras de Jesús, dale al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios.

Es como en el caso de nosotros que estamos aquí, denle al gobierno federal lo que es del gobierno federal, denle al gobierno estatal lo que es del gobierno estatal, denle al municipio donde ustedes viven lo que también le pertenece al municipio, y como dijo el pastor Samuel esta mañana, bienvenidos a Massachussets. O en otras palabras a Taxachussets, otra palabra también de describir también a Massachussets. Y por último entonces está ese aspecto y denle a Dios lo que es de Dios.

Y en esta situación entonces es donde Pablo comienza a exhortar a los filipenses, a esos creyentes que estaban allí en esa ciudad para perseverar unidos y gozosos en la fe que había recibido de Cristo Jesús. Yo creo que este pueblo estaba encontrándose con la realidad de que había cierto tipo de confrontación con la ciudad en la cual ellos estaban, no tan solamente estaban viendo oposición de que sus valores como cristianos estaban chocando con la sociedad dominante de esa área, por ser colonia de Roma, pero que también dentro de la misma iglesia había gente que se estaban peleando unos con otros también.

O sea que, el tipo de dinámica que tenían era una, parece, bien difícil. Así que una carta de exhortación y de ánimo venía bien al grano en ese momento. Ahora, pero ¿cuáles fueron entonces esas palabras que Pablo les da a esta iglesia en medio de esa controversia que estaban viviendo?, ya que se les estaba haciendo tal vez parece que un poco difícil aunque no tan difícil porque también Pablo habla de que su fe se mantenía firme en el Señor, de que ellos continuaban creciendo. Pero aún así Pablo les dice estas palabra, y ahí fue donde leímos en el verso 27. “Pase lo que pase compórtense como es digno del Evangelio de Cristo”.

Yo creo que esa frase, mis hermanos, tiene mucho que enseñarnos a nosotros también con respecto al tiempo en el cual nosotros estamos viviendo. Muchos de nosotros podemos decir que, por lo menos aquellos que ustedes han entendido, esta época en la cual vivimos se está definiendo mucho por un término que se dice “posmodernidad”, que la sociedad en la cual vivimos es una sociedad posmoderna. Everything is post modern these days. Todo tiene que ser con un toque así bien contemporáneo.

Pero ¿saben qué?, lo que define ese aspecto de posmodernidad es una filosofía que no puede recibir ningún tipo de autoridad, está en total confrontación con todo aquello que se llama tener una autoridad. No recibe una verdad como algo absoluto, y entonces por eso es que el cristianismo hoy día se dice que tiene esta confrontación porque nosotros sabemos que tenemos la verdad en Cristo Jesús, y así lo proclamamos y también creemos que a través de esa confesión hay una autoridad que se nos es dada a nosotros para poder movernos adelante aquí en este mundo, en esta sociedad en la cual estamos.

Y es precisamente en contra de ese tipo de creencias que la sociedad de hoy en día se revela día tras día, momento tras momento, pero ¿saben qué?, una persona que no tenga la visión de Dios va a decir ‘pues entonces va a ser imposible el yo poder evangelizar, el yo poder hablar de Cristo, el yo poder dar testimonio de él. ¿Saben qué? Todo lo contrario, las oportunidades se abren aún más. Así fue como pasó con esta iglesia. Miren por qué.

Cuando Pablo les dice a los hermanos esa frase “solamente o pase lo que pase”, en otras palabras él estaba diciendo no importando ¿qué? no importando las cosas a las cuales ustedes se estén enfrentando hay algo que ustedes tienen que hacer. Miren qué interesante: Pablo en ese momento que está escribiendo, estaba escribiendo desde la cárcel. Pablo estaba al borde de ser ejecutado por su profesión en Cristo Jesús, así que imagínense algunos de nosotros tal vez en la cárcel, y si estamos siendo enfrentados con la muerte, va a ser bien difícil también para alguno de nosotros poder escribir una carta de gozo, ‘hey, hermanos, regocíjense en el Señor. Aquí les envío desde la cárcel, estoy a punto de morirme, pero regocíjense como quieran.’ A muchos de nosotros se nos haría difícil poder tener ese tipo de perspectiva, pero Pablo estaba seguro.

La diferencia con él es que él estaba seguro en quién él había creído. Y él estaba seguro de que la fe los filipenses estaba bien afirmada en Cristo Jesús, por eso es que él estaba diciendo, ‘mire, aunque mi vida tal vez esté al punto de la muerte, yo les digo a ustedes gócense, gócense en la fe que han recibido, porque eso tiene un propósito ese gozo. Así que por un lado está Pablo enfrentándose a sus situaciones, enfrentándose a sus tumultos, a sus oposiciones, pero con todo y eso, él mantenía su mente bien enfocada. Su corazón, su espíritu estaban bien enfocados y ahí le envía esa carta a los filipenses.

Los filipenses entonces, por otra parte, se estaban encontrando con toda esa oposición también que tal vez muchos de ellos nos sabían cómo proceder, como seguir adelante, cómo enfrentar a todas esas filosofías de la vida que se estaban yendo en contra de las creencias y los ideales del Evangelio de Cristo Jesús. Pablo también les estaba diciendo a ellos ‘miren, no importa lo que pase, compórtense de una manera digna del Evangelio de Cristo Jesús’.

Compórtense, hermanos. Compórtense. No hay tan solamente, yo quise analizar un poco más esa palabra, y esa palabra comportarse no tiene que ver tanto con una conducta. Esta palabra tiene un significado aún mayor todavía. Cuando yo estudié esa palabra, su griego original, esa palabra tiene dos implicaciones, por un lado Pablo les estaba diciendo ‘miren, hermanos que su comportamiento o la definición que da este idioma es que su conversación sea en una forma civil. Ese es uno de los significados. Que su conversación sea en una forma civil.

Y el segundo significado que le da es que entonces su comportamiento sea como de un buen ciudadano. En otras palabras, Pablo les estaba diciendo que tanto su conversación como su conducta debe apuntar a que ellos eran buenos ciudadanos. Ciudadanos obviamente no tan solo del área en la cual estaban viviendo. Yo entiendo que tal vez Pablo les estaba diciendo ‘miren, si, ustedes son.... allí en la ciudad de Filipos ustedes tienen unas leyes con las cuales que cumplir. Fantástico. Compórtense como buenos ciudadanos. Obedezcan las leyes, si ven un sign que dice STOP, no se lo coman, no dice Coca Cola, paren. Si ven que la luz se está poniendo amarilla, eso no significa, limón para seguir pasando, significa reduce la velocidad porque después viene la roja. Hay unas leyes que hay que seguir.

Si dice que el límite de velocidad es 45 millas o 35 millas, mejor dicho, esto yo lo por hace poco en un letrero, no significa que cojas con un pote de spray y termines el tres diciendo un ocho para no se diga 85 millas el límite de la velocidad. No, no, no. Hay unas leyes que seguir. Hay unos patrones de vida que hay que seguir para ustedes como ciudadanos.

Pero Pablo también les estaba diciendo a ellos aquí que hay otro tipo de ciudadanía a la cual ellos también le tienen que prestar atención. Y esa es la ciudadanía del Reino de los Cielos. Miren esto, hermanos, yo quiero que vean esto conmigo. ¿Como yo puedo determinar eso? Cuando Pablo les dice ‘compórtense como es digno del Evangelio de Cristo’, yo me significo ¿qué significa eso? ¿a qué se refiere comportarse como es digno del Evangelio? ¿Cuáles son las cosas que distinguen esto? Y ¿saben qué? mis hermanos, el Evangelio de Cristo Jesús por un lado, y un lado bien importante, está altamente definido y caracterizado por el Reino de Dios o Reino de los Cielos.

Si ustedes ven a Jesús, cuando Jesús llevó aquí a la tierra su predicación el punto central de su predicación era ¿qué? el Reino de los Cielos. Eso era lo que él estaba predicando. Si ustedes se fijan hay varios ejemplos, en Mateo, Capítulo 4, después que él sale de su tentación en el desierto con Satanás, que el comienza su ministerio, Jesús comienza predicando “arrepentios ¿por qué? porque el Reino de los Cielos ha llegado, se ha hecho real aquí en medio de ustedes.”

Después de eso en el sermón del monte él empieza predicando y se dirige a quién primero, bienaventurados los pobres porque de ellos es ¿qué? el Reino de los Cielos. Si ustedes ven la oración del Padre Nuestro que dice: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre y venga ¿qué?, ¿que venga a mi casa? No, dice venga tu Reino. Si ustedes se dan cuenta el Reino de los Cielos, el Reino de Dios era crucial en la predicación de Jesús.

Y hay veces que está bien interesante porque después que Jesús asciende a los cielos y los Apóstoles se quedan predicando, la predicación se vira más a la persona de Jesús y no es que ellos ignorar el Reino de los Cielos, pero ese aspecto está totalmente involucrado a la persona misma de Jesús.

Es por eso entonces, que yo les puedo decir mis hermanos, que el Reino de los Cielos se ve claramente en lo que Jesús hizo y en lo que Jesús decía. El Reino de los cielos, miren, no implica de que va a venir una ciudad entera transformada en oro y que se va a establecer y que va a aplastar todos los edificios existentes de aquí de la tierra, eso no significa el Reino de Dios. Puede ser que en futuro cuando Jesús vuelva por segunda vez, que ese sea el caso, que las cosas de este mundo sean anuladas y destruidas para que entonces se pueda establecer la nueva Jerusalén, la nueva ciudad del Reino de Dios que representa la totalidad del Reino de Dios, pero aquí en el tiempo en el cual nosotros estamos, el Reino de los Cielos tiene un significado aún mayor. No es un significado tan tangible como un edificio concreto, sino que es algo que va más al fondo del corazón de la gente.

El Reino de los Cielos tiene que ver más con un nuevo sistema de gobierno, hermanos. Definido directamente por Dios, no por los hombres, sobre cada uno de los seres humanos que están aquí en la tierra, sobre toda la humanidad. Un nuevo sistema que está lleno de justicia, una justicia que no ha sido corrompida por el pecado sino que lleva consigo nuevos valores y un nuevo patrón de conducta, nueva moralidad, nuevos principios para los ciudadanos de este Reino de los Cielos.

¿Saben qué?, miren hermanos, déjenme decirle algo. Si les dije ahorita que el Reino de los Cielos está claro en la persona de Jesús, ¿cómo podemos identificar esto? Miren lo siguiente, yo creo que el Reino de los Cielos se muestra a través de sanidades y milagros. Si ustedes ven el ministerio de Jesús, ¿cuáles fueron las cosas que Jesús hizo? A los ciegos les dejaba ver, a los mudos, podían hablar; los sordos, podían escuchar; los cojos y paralíticos podían terminar saltando y brincando por toda la ciudad; a los muertos les daba vida.

¿Cómo yo veo el Reino de los Cielos ahí? Saben lo que Jesús les estaba diciendo a la gente cuando él hacía esos milagros, él les decía ‘esto es el Reino de los Cielos’. El Reino de los Cielos significa que allí no va a haber ningún tipo de enfermedad, no va ha haber ningún tipo de dolor, allí todo el mundo va a ser un ser completo, va a ser un ser total. Esas son las implicaciones del Reino.

¿Me siguen hermanos? ¿Están entendiendo lo que les estoy diciendo? El Reino de los Cielos significaba que cada uno iba a ser formado a la perfecta imagen de Dios, la imagen con la cual Dios los intencionó a cada uno de ellos. Allí no hay espacio para enfermos, no hay espacio para cojos, para mancos sino que todo el mundo va a estar hecho y derecho y total en la presencia de Dios.

El Reino de los Cielos también implica perdón de pecados. Jesús muchas veces fue confrontado cuando le decían los fariseos ‘¿y quién eres tu para perdonar pecados? Déjame decirte quién soy ‘Yo soy el hijo de Dios y no tan solamente puedo perdonar pecados sino que puedo hacer muchas cosas más’. Jesús sabía donde él estaba parado. Jesús sabía la autoridad que él tenía y ese perdón de pecados no significa que en esa segunda venida, pues entonces todo el mundo va a ser transformado y blanco como la nieve, sino que esa experiencia de perdón de pecado se pueda experimentar ahora, porque el Reino de los Cielos está en medio de nosotros, en la persona de Jesús. El Reino de los Cielos está ahí para cada uno de nosotros y el perdón de pecado lo necesitamos todos y cada uno de nosotros. Cada uno de nosotros necesitamos esa reconciliación de Dios, con Dios.

Yo los miro a todos ustedes y me miro a mi mismo y ¿saben lo que yo digo? Que chorro de pecadores somos. No les estoy ofendiendo, consta, estoy hablando la verdad. Todos nosotros tenemos nuestras faltas, todos nosotros tenemos nuestros esqueletos guindando dentro del closet y cada uno de nosotros necesita esa restauración que solamente Dios puede dar. La persona que diga ‘no, yo soy bueno. Yo soy una buena persona’. ¿Cuántos me pueden decir yo soy una buena persona? Deja ver sus manos. ¿Son una buena persona? Nadie se atreve a levantar la mano.

Ay, Señor, no tenemos buenas personas aquí. Una, ok, tengo una. Hermanos, ¿cuántos se consideran personas? Deja ver. Yo me considero una buena persona. Ok. Vamos a hacer una prueba. ¿Cuántos de ustedes han dicho alguna mentira alguna vez? Deja ver sus manos. Ok. Y si han dicho una mentira, eso te hace ¿qué? Un mentiroso, ¿verdad? Una mentirosa. Oh, pastor pero son mentiritas blancas. Una mentira es una mentira, eso no importa.

Cuando eran chiquitos ¿cuántos de ustedes robaron algo? Dije, cuando eran chiquitos, no estoy diciendo ahora, cuando eran chiquitos, cuando eran más niños. ¿Cuántos de ustedes se copiaron en un examen, por decirlo así? Ay, ay, ay, ay...... confesiones, Señor. Hey, yo me copio de un examen, saben lo que estoy haciendo, yo le estoy robando a la otra persona la inteligencia y la sabiduría que él o ella tiene. Así que eso me hace a mi un ¿qué? Ladrón. Así que soy un mentiroso y un ladrón. Con esas dos nada más, no voy a decir ninguna otra, créanme, con esas dos nada más ustedes creen que yo soy una buena persona. Ay, me quedo corto... si la misericordia de Dios.

Pero ¿saben qué? mis hermanos, Dios es tan bueno que El nos ofrece su perdón. El nos ofrece su restauración. El nos ofrece reconciliarnos una vez más con El y reconciliarnos con aquellos a nuestro alrededor también. Y esto es parte, mis hermanos, del Reino de Dios.

El Reino de Dios también se caracteriza por los frutos del espíritu viviendo en medio de nosotros, los frutos del espíritu cuando son palpables, tangibles, visibles en medio de nosotros, yo puedo decir que el Reino de los Cielos está en medio de nosotros. Cuando la gente sabe cómo amarse, cómo respetarse, cómo recibir, cómo ser hospitalario, cómo expresar ternura, cómo expresar mansedumbre. No, ah.... me hiciste algo y te arranco la cabeza; sino que ah, me hiciste algo, me duele pero vamos a trabajar esto. Cuando los frutos del espíritu están ahí tangibles en medio de nosotros, miren hermanos, yo puedo decir que el Reino de los Cielos está en medio nuestro. Y no es tan solamente para bene3ficio de nosotros, es para beneficio de aquellos que también lo necesitan.

Y un último punto que yo quiero mencionar acerca de cómo se caracteriza el Reino de los Cielos y este sí que quiero que lo apunten. Cojan ese papel verde y en la parte de atrás donde dice las notas de la predicación, escriban esto: el Reino de los Cielos en la persona de Jesús interrumpe y derrota las obras del dominio de las tinieblas. Lo digo de nuevo: el Reino de los Cielos en la persona de Jesús interrumpe y derrota las obras del reino de las tinieblas. Una vez más: El Reino de los Cielos en la persona de Jesús interrumpe y derrota las obras del reino de las tinieblas.

¿Por qué yo digo esto mis hermanos? Miren a Jesús. Cuando Jesús se encontraba en el camino con una persona que estaba poseída, ¿qué era lo que Jesús decía? Déjalo que se siga quemando ahí en el fuego. Déjalo que se siga dando golpes en el piso. Hombre, no. Jesús cuando veía eso, él iba y ministraba libertad, ministraba sanidad, ministraba una liberación total de esa persona. El decía a esos demonios que podían estar atormentando a esa persona: pa’ fuera, zapatéate, echa pa’ fuera porque tu no tienes espacio aquí. Jesús estaba siendo bien intencionado porque El estaba queriendo dejar a la gente que en el Reino de los Cielos, no tan solamente la gente iba a experimentar sanidad, no tan solamente la gente iba a experimentar el perdón de pecados, no tan solamente la gente iba a experimentar el fruto del espíritu santo en ellos, sino que también la presencia del enemigo, tenía que salir. No había espacio para Satanás en medio de ese nuevo reino que Jesús estaba estableciendo en ese momento y que está aún tangible en medio nuestro.

Yo lo creo, mis hermanos, que Dios todavía está en los negocios de traer una libertad total a aquel que está oprimido por el mal. Toda persona que está oprimida sea por lo que sea, you name it, droga, alcohol, vicio de cualquier forma, gambling, o de abuso de su esposa o de sus hijos, o de hablar malo, o de estar brincando de fiesta en fiesta, o sea lo que sea, Dios trae libertad para esa persona. Porque en el Reino de Dios eso no cabe. En el Reino de los Cielos eso no está presente, ese tipo de opresión no existe. ¿Saben qué, mis hermanos? Es como si.... déjenme coger la varita que usé esta mañana, mi espada de Samurai, la voy a sacar aquí, es como si Jesús mismo en ese tiempo, ¿saben lo que Jesús hacía? No si ustedes han visto esto en las películas, pero es como si Jesús hubiera trazado una línea en la tierra de lado a lado y decía ‘no más, no más. Tu no pasas de esa línea. Hasta aquí llegó tu opresión. Hasta aquí llegó tu abuso. Tu no tienes más espacio en el Reino mío. Hasta aquí llegaste, tus días están contados, tu cabeza está debajo de mis pies. No more. That’s it.’

 

 

Y hermanos, ese es el tipo de mentalidad que Dios quiere que nosotros también tengamos, que en medio de nuestras vidas que nosotros tracemos esa línea y le digamos al enemigo ‘no más, tu no pasas más de aquí’. ¿Saben qué? Eso es una acción bien fuerte, mis hermanos. No todo el mundo puede hacer eso. En una guerra, cuando un bando le hacía eso a otro, ¿saben lo que eso significaba? Eso significaba un reto. Un bando le estaba diciendo al otro ‘I dare you’ ‘Atrévete a pasar por esa línea’. Lo que venía después era una pelea total.

Ustedes han leído este pasaje. ¿Hermanos están conmigo porque los veo tan serios? A ver si me pasé del tiempo o algo. Miren este pasaje, Mateo, Capítulo 11, verso 12. Jesús está hablando que de los tiempos de Juan el Bautista el Reino de los Cielos se hace fuerte y ¿qué? y solo los valientes lo arrebatan.

Alguien que me explique eso como si yo fuera un nene de cinco años. Dr. Villafañe, usted no cuenta en esta, alguien que me explique eso como si yo fuera un nene de cinco años. ¿Qué significa que el Reino de los Cielos se mueve con violencia y que solamente los fuertes lo arrebatan? ¿Saben qué, mis hermanos?

Yo quise indagar más acerca de este pasaje y para yo poderlo entender, yo me tuve que hacer una imagen mental. Yo me tuve que imaginar como si aquí en esta esquina está el bando del diablo, el reino de las tinieblas, pesando solamente 55 libras en hueso nada más, y en este otro lado está Dios y su Reino. No tiene peso, ¿saben por qué? porque es incalculable. Incalculable, mis hermanos, es demasiado alto, es demasiado ancho, es demasiado profundo, es demasiado largo para poder medir así que número no lo puedo encajonar ahí, así que peso ilimitado.

Y de repente cuando Dios coge esa varita y le traza la línea al diablo, le dice ‘no más, hasta aquí llegaste’. Se trazó la línea de la batalla, y ahí es donde se fue a formar el revolú. Ahí es donde se va a formar el bembé como quien dice..... puertorriqueño más claro. Déjame hablar en un vocabulario más concreto para todos. Y ahí van estas dos fuerzas, estos dos bandos charging, encontrarse uno con el otro, corriendo el uno al otro, y de repente se encuentran en el mismo medio....... se oye este ruido y de repente como que uno de los bandos como que comienza a dominar por encima de otros, más sin embargo el otros como que de repente se hace más fuerte y comienza a dominar por encima del otro y comienza a conquistar todo ese terreno y comienza a empujar el reino de las tinieblas para el otro lado y comienza a decir ‘no, no, no este terreno es mío. El terreno de su corazón es mío no es tuyo. El terreno de la ciudad de Boston le pertenece al Reino de los Cielos y no pertenece al reino de las tinieblas. El terreno de la nación de los EEUU pertenece a Dios y no pertenece al reino de las tinieblas. El terreno del globo entero, mis hermanos, le pertenece a Dios y no pertenece al reino de las tinieblas.

Es por eso que cuando yo leo en la Escritura que el Reino de los Cielos se hace fuerte, no es que se hace fuerte, es que se mueve con violencia. Hay una violencia que se da y hay un choque constante que está ocurriendo y cuando Jesús entonces dice, solamente los valientes, solamente los guerreros, solamente los vigorosos, solamente los que se atreven a echarle mano a las cosas, solamente esos son los que van a ser parte de ese reino.

Cosas grandes, hermanos. El que quiere cosas grandes, grandes responsabilidades le esperan. Y eso es lo que yo veo que Pablo le estaba diciendo a esta iglesia. El los estimula a vivir en unidad. No tan solamente porque eran ciudadanos romanos, sino porque ellos eran ciudadanos del Reino de los Cielos. En otras palabras, su conducta tenía que dar testimonio de que ellos sabían vivir como ciudadanos pero que también daban testimonio a un llamado mayor que se iba por encima de ser una colonia romana. Era un llamado dirigido por los valores del Reino de Dios.

Y ese llamado final, hermanos, que Pablo los insta a luchar, a mantenerse unidos en la fe del Evangelio de Cristo, ¿saben por qué? Primero Pablo reconoce, mis hermanos, que la lucha entre el Reino de Dios y el reino de las tinieblas es una lucha constante. Siempre hay un choque entre estos dos bandos, siempre.

Segundo, también se reconoce que esa lucha incesante es porque todo sistema terrenal que está dominado por una mente corrupta que no ha sido transformada por el poder de Dios, siempre se va a parar en contra de los valores del Reino de Jesús. ¿Qué implicación tiene eso para nosotros ahora? Si estoy hablando tanto de los filipenses, cómo los filipenses me pueden hablar a mi, en mi diario vivir, con mis hijos en mi casa, con mis vecinos, con mis compañeros de trabajo, con mis compañeros de estudios, ¿ que implicación tiene eso para mi ahora?

¿Saben qué, hermanos? Mucha. Si ustedes ven el verso 29 de Filipenses, miren como Pablo les dice aquí a ellos. Pablo les dice “porque a ustedes les es concedido a causa de Cristo, no solo que crean en él, no tan solamente ellos tienen el beneficio de poder creer en Jesús, de poder vivir con la compañía de Jesús, poder vivir con la dirección de Jesús, sino que también se les es concedido que padezcan por él”.

A cada uno de ustedes que creen en Jesús, a cada uno de ustedes que dicen llamarse, de acuerdo al nombre de Jesús, en medio de sus vidas, a cada uno de ustedes también se les concede el sufrir por él. ¿Cuántos queremos ser un seguidor genuino de él? ¿Cuántos literalmente quieren andar en los pasos del maestro? ¿Cuántos literalmente quieren que el polvo del calzado del maestro los cubra a cada uno de ustedes? ¿Cuántos dicen amen a eso? ¿Estamos dispuestos a sufrir? ¿Estamos dispuestos a pagar las consecuencias?

Hermanos, ¿saben qué? no hay por qué tener miedo. Yo uso esas palabras de Pablo: no hay por qué tener miedo del sufrimiento o de la oposición que ustedes vayan a experimentar. Cualquiera sea la oposición que uno se puede encontrar. Me encuentre que me veo amenazado en que me boten del trabajo. Me encuentro de que me vean amenazado que tenga todos mis vecinos alrededor de mi casa velándome en contra mía todo el tiempo. Me encuentre con la oposición de que tal vez me deporten del país. Sea lo que sea, pase lo que pase, condúzcanse de una manera digna del Evangelio de Cristo Jesús.

Saben mis hermanos, yo quiero terminar con esto. Yo estaba diciendo esta mañana, tiempo de ayuno cambia muchas cosas en nosotros. Yo mismo ayer, ayer yo salí con mi esposa a hacer compras, fui a BJ’s. ¿Algunos de ustedes compran en BJ’s? Si. Obviamente, muy buenos especiales ahí. Pero de repente pasábamos por el área donde iban a hacer los pollos asados.... ¡ay! Esos pollos se veían ricos y yo me había comido una ensaladita de lechuga, tomate y pepinillo antes nada más porque ese es mi compromiso que yo hice con Dios para este tiempo.

Y ¿saben qué? yo les soy bien honesto. En mi mente de repente empezó como que ... caramba, pero ¿por qué no hacemos un ajuste en tu ayuno? ........ ¿Por qué no añades al menos una cena en tu ayuno? Puedes comerte tu avena por la mañana, tu lechuga, tomate y pepinillo a mediodía y por la noche después zumbar un buen plato de arroz, habichuelas y tu pollo. Y pasé como dos veces por esa sección de pollos. Y yo me decía, ‘Señor, tu entiendes, tu entiendes ¿verdad? Yo creo que no estaría mal si yo hago este ajuste ¿verdad? ahora en este tiempo de mi ayuno. Y me fui de BJ’s pensando en eso. Y seguí orando, Señor.

Llegué aquí a la iglesia al servicio por la noche y el pastor Samuel estaba predicando acerca de eso mismo, del compromiso que conlleva el uno ser un discípulo comprometido con el Señor. Y yo llegué aquí pensando ‘Señor, yo voy a orar esta noche para que tu confirmes en mi corazón de que tal vez puedo añadir una cena más en mi ayuno’. Yo venía determinado a eso, a recibir ese tipo de confirmación. Pero ¿saben qué? me sacaron la alfombra de debajo de los pies.

Y ¿saben por qué, mis hermanos? Una vez que usted se compromete con el Señor, al menos en un tiempo como este, God is going to take you to your word. Dios te va a tomar en serio tu palabra. Yo escribí en mi diario, yo lo dije, Señor, este es el tipo de ayuno que yo quiero hacer, y con tu ayuda lo voy a hacer. Cuando yo salí de aquí anoche, yo me dije ‘el pollo asado va a tener que esperar por mi’, porque yo hice un compromiso delante de aquel que sufrió mucho más que hambre por mi y eso, mis hermanos, para mi es una forma que yo doy testimonio de lo que es el Evangelio de Cristo en mi vida. Lo comparto como testimonio a ustedes. Yo no me estoy gloriando en esto, mis hermanos, créanme, se me hace difícil en ensaladas nada más, pero yo lo creo, yo lo creo, que ese tipo de sacrificio, que ese tipo de compromiso que uno hace delante de Dios, la paga que eso va a traer va a ser una grande.

Y no estoy ayunando solamente por una paga, porque quiero algo después. Miren, no, mis hermanos, ustedes no saben cómo mi vida ha sido rota, literalmente. Yo me visualizo así, como una vasija rota. Este tiempo de ayuno, mis hermanos, yo me he dado cuenta de tantas cosas en mi vida que necesitan la restauración de Dios, tantas áreas en mi vida que necesitan que Dios verdaderamente me rompa y me haga de nuevo. Pero a la misma vez yo he logrado experimentar la gracia de Dios para restaurar a aquel que viene con un corazón contrito y humillado. Yo he experimentado la gracia de Dios que está dispuesta a equipar a todo aquel que dice ‘Señor, yo quiero ser un discípulo tuyo genuino y real. Yo quiero que tu me uses’. Y yo puedo ver cómo la gracia de Dios comienza a mover, a formar, a nutrir en la vida de esa persona para que esa persona se pueda convertir en un buen testigo del Evangelio de Cristo Jesús.

Hermanos, yo les aliento en esta tarde a que ustedes se comporten como es digno del Evangelio de Cristo Jesús. Termino así, hermanos. La sociedad hoy día no quieren una persona como yo que me pare con corbata aquí a predicarles y apuntarles con la Biblia. La gente no quiere eso. La gente quiere que mis acciones hablen más que mis propias palabras. La gente quiere que sus acciones, que se llaman ser del pueblo de Cristo, que sus acciones hablen más que sus palabras.

Un Evangelio de acción. Yo estaba leyendo un libro por el Dr Villafañe que me llevó hace poco y él hacía una nota a San Francisco de Asís, yo no se cuántos de ustedes conocen de él: San Francisco de Asís. Hace muchos años atrás él dijo las siguientes palabras, él dijo “predica el Evangelio en todo tiempo, de ser necesario usa las palabras”. “Preach the gospel at all times, if necessary use words”.

¿Saben qué, hermanos? Yo creo que esas palabras cobran vida para mi y para cada uno de nosotros hoy. Hermanos, vivimos en un tiempo donde cada uno de ustedes va a tener que llegar un momento donde van a tener que dar una defensa de su fe. Las oposiciones al mundo cristiano, a la vida cristiana son tantas que llegará el momento donde ustedes van a tener que hacer una defensa de su fe. Yo pido, como dice el mismo Jesús, en Lucas 21, yo los dejo con esto y los invito a que se pongan de pie y cojan su Biblia en su mano y lean esto conmigo.

Lucas 21, verso 14. Yo los dejo con estas palabras del mismo Jesús. Dice “propongan en sus corazones no pensar antes cómo van a responder en vuestra defensa porque yo –miren eso, hermanos- porque yo, Jesús, les daré palabra y sabiduría la cual no podrán resistir ni contradecir todos los que se opongan”

Jóvenes que están aquí, lean esto conmigo, jóvenes, jóvenes, universitarios, déjame decirlo de esa forma para no tener problemas con nadie, universitarios que están aquí, jóvenes profesionales en sus veinte y en sus treinta, lo dejo hasta ahí, por favor, lean esto conmigo “propón en tu corazón no pensar antes cómo habrás de responder en vuestra defensa porque yo te daré palabra y sabiduría la cual no podrán resistir ni contradecir todos los que se opongan”.

Ahora todas las personas que pasan de 30, lean conmigo porque esto es para todos. Es más, vamos a leerlo al unísono todos “proponed en vuestro corazón no pensar antes cómo habéis de responder en vuestra defensa porque yo os daré palabra y sabiduría la cual no podrán resistir ni contradecir todos los que se opongan”.

Hermanos, dígale amen a esa palabra. Esto es una palabra que viene directamente de Jesús, no viene de mi. Es una palabra que viene directamente de Jesús. Dios le va a dar sabiduría a la gente del vulgo. Dios le va a dar una sabiduría a la gente que otros consideran que son nada. Dios le va a dar una sabiduría a la gente que parece ser débil pero que es bien fuerte. Palabra y sabiduría que no van a poder contradecir. Para que de esa forma entonces puedan conducirse en una forma digna del Evangelio de Cristo.

Señor Jesús, gracias por tu palabra. Dios tu palabra que nos inspira, tu palabra que nos redarguye, tu palabra que es vida, tu palabra que es real, que penetra hasta lo más profunda de nuestro ser, quebranta Señor Jesús, nuestro pensamiento, las intenciones de nuestro corazón y revela lo que hay en nosotros delante de ti.

Padre, yo creo que esta palabra que hemos leído se va a hacer vida en cada uno de mis hermanos y hermanas que están aquí, Señor Jesús, aún en la boca de niños tu pondrás sabiduría que nadie va a poder contradecir, Jesús. En la boca de jóvenes tu pondrás una sabiduría que ninguna otra persona, ningún profesor de la universidad va a poder contradecir. En las bocas de mis hermanos y hermanas, en sus áreas de trabajo, en sus casas, en su vecindarios, Padre, yo se que tu vas a poner una palabra de sabiduría que no van a poder contradecir, porque es una palabra que viene directamente de ti para este tiempo, Señor.

Padre, las señales de los tiempos apuntan de que tu estás pronto a volver por tu iglesia y tu quieres una iglesia limpia, pura, santificada, consagrada, dedicada a ti, Señor Jesús, una iglesia que sabe recordar ese primer amor y una iglesia que sabe moverse en acción y en una acción dirigida por ti Señor.

Padre, a medida que esperamos ese tiempo, ayúdanos a comportarnos de una manera digna de tu Evangelio, ayúdanos a ser buenos ciudadanos de tu Reino Señor Jesús y saber como representar eso en la gente que tenemos a nuestro alrededor. Padre, yo te pido que esta palabra cause convicción en medio de mis hermanos y hermanas. Señor Jesús, que esta palabra provoque una transformación en medio de sus corazones, Señor, que ellos estén dispuestos a predicar el Evangelio en todo tiempo, Señor Jesús, y de cuando sean necesario que ellos puedan acudir a las palabras, pero que sus acciones hablen por sí mismas, Señor Jesús.

Haznos un pueblo de acciones, haznos un pueblo, Señor, donde los frutos de tu espíritu se dejen ver. Haznos un pueblo, Señor, donde los milagros y sanidades, Señor, sean hechas claras y evidentes a aquellos que no creen en ti. Haznos un pueblo Señor donde la opresión y el yugo del enemigo sea quebrantado en su totalidad Señor Jesús, que todo gigante que viene en contra de nosotros, Señor, que no nos conformemos con tirarle una pedrada en el medio de la frente y verlos caer, sino que nos movamos también a usar esas armas que fueron forjadas en contra de nosotros y que esas mismas armas las usemos para cortarles la cabeza por completo a esos gigantes, mi Dios que se levantan en contra de tu iglesia.

Señor, que no tan solamente apreciemos a esos gigantes caer al suelo, sino que los destrocemos por completo de raíz . Tu reino se mueve firmemente Señor y nosotros nos queremos mover con la misma firmeza Jesús, en favor tuyo. Queremos movernos a tu paso, Señor. Pon esa firmeza en nuestra cerviz, Señor, en nuestro ser entero, Jesús, que esa firmeza esté en nosotros. Papá y que nosotros seamos un pueblo más de acción y no tan solamente de palabras. Que las palabras no falten pero que nuestras acciones abunden. Cada esfuerzo, Señor, cada sacrificio que hagamos, que tu lo tomes, Señor, y lo multipliques, lo tripliques en bendiciones no tan solamente para nuestras vidas, sino para aquellos a nuestro alrededor que también lo necesitan.

Señor yo oro por tu pueblo aquí en León de Judá, yo oro por mis hermanos y hermanas, yo oro aún por aquellos que están de visita hoy por primera vez. Señor yo te pido que tu espíritu santo traiga convicción en medio de sus vidas y que ellos puedan salir de aquí, Señor, convencidos, convencidos, Señor Jesús, que vivir para ti es un privilegio Señor. Vivir para ti es una bendición, representarte a ti en la tierra, Señor, es lo mejor que podemos hacer Padre.

Bendice a tu pueblo, Señor. A medida que nos preparamos a salir de este lugar, bendice a tu pueblo. Que estas palabras sigan rebotando en medio de sus corazones y que no nos conformemos con tan solamente acariciar estas palabras en nuestras mentes, sino que de nuestras mentes se transmitan en acciones verdaderas, Señor, día tras día, hora tras hora, minuto a minuto, segundo a segundo, Jesús.

Fortalece a mis hermanos que están ayunando, Señor. yo los levanto a ellos ahora mismo delante de ti. Cualquiera sea el compromiso que ellos hayan establecido contigo, Señor, ayúdalos a completar ese compromiso, Jesús. Que no nos dejemos llevar, mi Dios por los sentires de nuestro cuerpo, sino que podamos permanecer firmes en ese compromiso que hicimos delante de tu presencia. Padre a ti sea la gloria y la honra por siempre Jesús. Te amamos. Te amamos, Señor, y a ti sea la gloria y el honor por siempre y siempre Señor. amen. Amen, Dios. Gracias. Hermanos, que el Señor les bendiga, que el Señor les guarde.