La actitud del triunfo (Parte 8)

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Deuteronomio, Capítulo 8.... Yo quiero continuar, ya casi estamos terminando, este tema de la vida por diseño, la vida de éxito, cómo sostener prácticas que nos lleven a una vida exitosa, a una vida de propósito, una vida donde no seamos simplemente víctimas de las circunstancias sino que estemos en la autoridad en la cual Dios nos ha puesto, que podamos alcanzar metas, que podamos llegar a cumplir nuestras visiones, que podamos ser gente en perpetuo proceso y en perpetuo progreso, que podamos cada día ser transformados más y más y reponernos y rebasar las dificultades de la vida y vivir vidas productivas, vidas victoriosas. De eso estamos hablando, ¿no? Y ya llevamos muchas semanas.

Ustedes recordarán que estuvimos discutiendo ese pasaje de Hebreos, Capítulo 12, versículos 1 y 2, que nos ha dado una serie de, digamos, puntos para seguir sobre cómo vivir una vida por diseño, una vida éxito.

Allí habla de que mantengamos los ojos puestos en la meta, de que nos despojemos de todas las actitudes y pensamientos que nos hacen caminar pesadamente, de que no sigamos los patrones del mundo, sino las fórmulas para el éxito que da la palabra del Señor, de que no nos dejemos intimidar por el costo y por los esfuerzos que eso conlleva, y las dificultades.

Dice la Biblia que Cristo despreció la cruz, despreció el sufrimiento y la burla de los demás por el gozo que estaba puesto delante de él. Y así nosotros también tenemos que hacer que la idea, la imagen del éxito que nos espera, cuando nosotros nos proponemos algo en el nombre del Señor, nos mantenga a través de la lucha, a través de la prueba hasta alcanzar la meta que nos hemos propuesto.

Hablamos de ser gente de visión. La Biblia habla de que tengamos los ojos puestos en Jesús, en el caso de Hebreos. Pero nosotros podemos decir que también tenemos que tener nuestros ojos puestos en la meta que Dios nos ha dado, en cualquier área de nuestra vida, sea para tener un matrimonio que funcione bien, para producir hijos que amen al Señor y que funcionen bien en la vida, para tener unas finanzas bien ordenadas, para tener una vida de trabajo o de profesión adecuada, para que nuestra vida emocional sea saludable para metas específicas, como comprar una casa, o aprender inglés, o alcanzar nuestra documentación legal, lo que sea, hay metas que tenemos que proponernos y visiones específicas que tenemos que concebir en nuestra mente y mantener fijas allí, orar por ellas y llenarlas de bendición a través de la oración y regarlas con el agua del espíritu hasta que las veamos florecer.

Y hay muchos hábitos adicionales que hemos discutido para poder vivir una vida victoriosa. Ahora quiero señalar un par de cositas más, de prácticas y actitudes que son bien importantes. Y les quiero leer aquí en Deuteronomio Capítulo 8, un pasaje profundo y que me ha dado ánimo a mi en tiempos de prueba y de dificultad en que parece como que no voy a llegar a mi meta que me he propuesto, y parece como que el trabajo se hace más arduo y más largo y más difícil de lo que yo pensaba y me cuestiono a veces, ‘bueno, ¿estará Dios en esto o es simplemente mi imaginación y debo yo simplemente abandonar la lucha?’

Y aquí vemos, en el Capítulo 8 de Deuteronomio, versículo 2 donde el Señor les dice a los Hebreos, a los judíos, antes de que ellos entren en su tierra prometida, donde él les ha dicho que van a disfrutar de cosas muy buenas y muy especiales. Y han estado 40 años, ustedes recuerdan, en el desierto dando vueltas. El viaje desde Egipto se hizo mucho más largo de lo que nadie se imaginaba, encontraron situaciones que nunca se plantearon antes de salir de Egipto, dificultades y luchas y retrasos y ahora el Señor, antes de entrarlo ya finalmente en su tierra que él les ha prometido, él les dice lo siguiente:

Dice: “...y te acordarás de todo el camino por donde te ha traído Jehová, tu Dios, estos 40 años en el desierto para afligirte, para probarte, para saber lo que había en tu corazón, si habías de guardar o no sus mandamientos. Y te afligió, y te hizo tener hambre, y te sustentó con maná, comida que no conocías tu ni tus padres la habían conocido, para hacerte saber que no solo de pan vivirá el hombre, más de todo lo que sale de la boca de Jehová vivirá el hombre. Tu vestido nunca se envejeció sobre ti, ni el pie se te ha hinchado en estos 40 años. Reconoce asimismo en tu corazón que como castiga el hombre a su hijo, así Jehová, tu Dios, te castiga. Guardarás pues, los mandamientos de Jehová, tu Dios, andando en sus caminos y temiéndole porque Jehová, tu Dios, te introduce en la buena tierra; tierra de arroyos, de aguas, de fuentes y de manantiales que brotan en vegas y montes.”

Saltamos al versículo 10, let’s go to verse 10 “.....y comerás y te saciarás y bendecirás a Jehová, tu Dios, por la buena tierra que te habrá dado.”

Fíjense los israelitas han estado 40 años en el desierto, como les digo, ellos tenían una meta. Salieron de Egipto con una visión, un propósito de tener éxito, de que Dios los iba a entrar a una tierra de abundancia. No iban a padecer ya de los sufrimientos y las carencias de Egipto. Sin embargo, cuando entraron en el proceso de realizar esa visión que Dios les había dado, descubrieron cantidad de cosas que había en su corazón, Comenzaron a surgir las quejas, comenzó a surgir el mal agradecimiento que había en esa nación, la falta de nobleza espiritual.

Cuando surgió un poquito de prueba, inmediatamente, cuando faraón comenzó a perseguirlos, enseguida comenzaron a quejarse con Dios. Cuando faltó la comida un poquito de tiempo, enseguida, ‘ah, ¿por qué no nos vamos otra vez a Egipto? Hubiéramos quedado allá mejor. ¡Dios nos trajo para matarnos y para hacernos sufrir!’

Se descubrió que había una obra en el corazón colectivo de esa nación que tenía que hacerse antes de que ellos pudieran llegar a disfrutar verdaderamente de lo que Dios les había prometido. Y aún así, sin embargo, sabemos la historia destructiva del pueblo de Israel, que finalmente los llevó al exilio y a tanto sufrimiento.

Y Dios se planteó una tarea de trabajar en ellos y de probarlos y de tratarlos, tratar con ellos pasándolos a través de diferentes ejercicios y pruebas y dificultades para quebrantar su espíritu orgulloso.

¿Sabe usted, muchas veces el sufrimiento es una de las cosas que a veces `más necesitamos para ennoblecernos? ¿Sabe usted que el quebrantamiento del orgullo es a veces una de las cosas más saludables que le puede pasar a un hombre, a una mujer?

¿Sabe usted que muchas veces el éxito de una persona ha comenzado el día de su humillación? Hace poco estaba viendo una película, de hecho se me ocurre ahora, se llama “The fisher king” con Robin Williams. Se las recomiendo, véala, “The fisher king” se llama. La historia, así brevemente de un disk jockey, como se llama esto de radio, un disk jockey, se me pasó un locutor de radio, de estos de un show de estos de conversar y de la gente llama, y este hombre arrogante, cruel, lleno de sí mismo, sin ningún tipo de piedad por la gente que lo llama, se burla de ellos.

Y usted sabe que a la gente le gusta muchas veces que se burlen de ellos? Y mientras más insultante, más popular se hizo este hombre, lleno de su propia importancia. Y un día llama a su show un hombre neurótico, sicótico lleno de violencia y de heridas por dentro y él lo trata en una forma despectiva y lo rechaza y lo hiere en una manera terrible, y termina añadiéndole más gasolina al fuego que tiene este hombre. Y este hombre, lleno de todas esas heridas, que no encontró en este hombre que admiraba en la radio, descanso, va a un restauran y mata a 7 personas, los acribilla y después de suicida a si mismo.

Y este locutor de radio escucha por televisión lo que ha pasado y reconoce que él ha sido la causa directa de esas muertes. Y entonces la película salta inmediatamente a 3 años después: este hombre humillado, no sirve para nada, su dolor y su fracaso terrible lo han quebrantado. Y ahí comienza la historia de su regeneración y su levantamiento, y todas las humillaciones, los sufrimientos que pasa y cómo su ego es pisoteado completamente, hasta que encuentra precisamente al esposo de una de las personas que fue asesinada por ese hombre y este hombre estaba también en la calle. Es un indigente, no tiene casa, ha perdido la mente, está completamente neurótico. Y la historia es cómo estos dos seres, los dos quebrantados en diferentes maneras por la misma tragedia, comienzan a regenerarse y a sanarse el uno al otro. Pero todo comienza con el quebrantamiento. Todo comienza con el fracaso terrible. Todo comienza con una tragedia que no parece que nada bueno va a salir de ella.

Y muchas veces, Dios, hermanos, para llevarnos al éxito que deseamos, para llevarnos a la solidez y a la estabilidad que tanto deseamos, para llevarnos a realización de los sueños que tanto tenemos, inclusive para darnos las promesas que él nos ha dado, nos tiene que atravesar por desiertos en la vida y a veces el viaje hacia el éxito se hace más zigzagueante, más complejo de lo que nosotros pensábamos cuando lo iniciamos.

A veces decimos ‘bueno, yo quiero que mi matrimonio cambie. Yo quiero tener un buen matrimonio. Yo quiero que haya buena comunicación entre mi esposa y yo y entre mis hijos y yo’. Y pensamos, bueno, como que eso va a pasar de la noche a la mañana. Pasamos al frente, ‘pastor, ore por mi, reprenda los demonios de división que hay en mi casa porque yo quiero un buen matrimonio y quiero una buena familia’.

Y ¿saben qué?, el Señor puede que te oiga y diga, ‘esa visión me gusta, hijo, y la voy a honrar y la voy a bendecir.’ Y ¿saben qué? quizás el lunes mismo por la mañana te sientas un dolorcito aquí, vayas al hospital y te dicen quizás que tienes una enfermedad que hay que operarte y que te va a reducir un poco tu fuerza, tu movilidad, tu hombría. Y esa es la forma en que Dios está contestando quizás tu visión. Porque al desangrarte y debilitarte y humillarte, puede que entonces comience tu proceso de humildad, la humildad que necesitas, el poder escuchar.

Puede que ahí comience entonces tu necesidad de ser más tierno, más atento a los demás, de que tu orgullo baje y entonces increíblemente, muchas veces el tiempo de nuestro quebrantamiento es el tiempo en que Dios comienza a cumplir nuestras visiones. Amen.

¿Usted entiende lo que le estoy diciendo? Ten cuidado con lo que le pidas al Señor, sabes. Ten cuidado con el éxito porque muchas veces Dios te va a dar lo que tu pides, pero Dios es un ser que trabaja en lo hondo. El trabaja en las raíces, él trabaja a través de proceso complejos para llegarte. Dios no es un Dios que tu le dices ‘quiero esto’, y como Mc Donalds, enseguida te da lo que tu necesitas, y sigues siendo el mismo muchachito necio y tonto y duro y rebelde que siempre has sido.

No, Dios dice ‘te lo voy a dar, pero va a hacer con un precio. Te voy a crucificar un poco, te voy a desangrar un poco, te voy a trabajar un poco, te voy a hacer sufrir un poco, y al final cuando lo recibas vas a poder disfrutar de ello’.

Porque muchas veces Dios nos da cosas que queremos, pero ¿saben qué? nos destruyen porque no estamos preparados para recibirlo. Porque el carácter no estaba adecuado.

¿Cuántas veces hemos escuchado de gente que se ha ganado la lotería, se han pegado con millones de dólares? Y a los dos años su matrimonio desapareció, todo el dinero lo despilfarraron, están neuróticos y peor, ........en deuda, que cuando comenzaron porque su alma no está sanada.

Está la historia de una señora, esposa de una de las personas víctimas en el 9/11, en las torres gemelas. Ella recibió creo que fue como unos 5 millones de dólares en recompensa que se le dio a la gente y otro dinero también de seguro, y todo esto, pero como su corazón estaba tan deformado por el dolor de la pérdida de su esposo, y estaba tan neurótica y tan terriblemente herida por todo, comenzó a despilfarrar el dinero, a regalarlo, a meterse en deudas, a comprar propiedades que no rendían, y en poco tiempo todo ese dinero lo perdió, porque su alma estaba destruida. Su mente estaba confundida. No tenía los recursos para disfrutar del éxito.

Y así nos pasa a muchos de nosotros, a veces Dios en su misericordia no nos va a dar el éxito que tanto deseamos, la meta que tanto estamos buscando, porque primero él va a hacer una obra de saneamiento en nosotros. Él va a establecer un fundamento nuevo y diferente para que entonces podamos entrar en la meta que tanto deseamos.

Dios es como uno de esos contratistas, y yo les puedo hablar de contratistas, y de construcción, de todos los años que llevamos trabajando en construcción, que usted los trae a la casa y les dice, ‘mira, necesito que tu me arregles esta pared aquí, porque hay un par de hoyos allí que no me gustan, quiero.....’, y él entonces comienza a escarbar y descubre que detrás, que las vigas que están sosteniendo la pared están podridas, ya hace demasiados años por eso se está rompiendo la pared, y que hay que tumbar el shiprock, hay que quitar las vigas, hay que poner vigas nuevas, y entonces hay que pintar. Y lo que tu pensabas que te iba a costar 100 dólares te sale por 2 mil y tu te quejas, y echas pestes del contratista porque crees que él te está robando el dinero, y él dice ‘Señor, yo lo que estoy haciendo, yo simplemente quiero hacer un buen trabajo. ¿De qué le sirve que le pegue un poquito de plaster a ese hoyo si se va a caer la pared en dos meses? Y después entonces usted va estar quejándose de mi, de que no le dije lo que tenía que hacer.

Un trabajador concienzudo y honesto va a ir a las raíces de las cosas, y quizás se va a tomar más tiempo, pero el trabajo va a quedar bien. Y así es que Dios hace, hermanos, muchas veces en nuestra vida.

Y si tu quieres lograr una meta en tu vida, si tu quieres alcanzar algo, una meta financiera, una meta personal, una meta familiar, lo que sea, probablemente te va a tomar más tiempo de lo que tu pensabas, como les tomó a los israelitas, porque Dios quiere más para ti.

A veces nosotros queremos algo ahí rápido y pequeño, una cosita nada más y Dios tiene visiones mucho más amplias para nosotros. Dios quiere bendecirnos. Cuánta gente, por ejemplo,.... yo quiero ser pastor, yo quiero ser un siervo, un gran siervo de Dios, pero, hermanos, muchas veces hay cosas de raíz que hay que trabajar.

Yo les puedo decir por experiencia personal: Dios me ha quebrantado, me ha humillado, me ha triturado muchas veces por el deseo que yo tengo de servirlo a él, y muchas veces la mejor forma de él contestarme ha sido pasándome por el trapiche, como dicen por ahí. Porque si uno va a servir al Señor, hay que estar quebrantados, ¿sabe? La persona que no ha sido quebrantada no puede servir a Dios. Como un potro salvaje, lleno de fuerza y de vigor y de rebeldía y de orgullo, no sirve para nada, más que para dar vueltas en la sabana y exhibir su belleza, pero no puede ser montado, no puede ser usado para carga, no puede dirigir una carreta, nada. Porque lo único que tiene es fuerza bruta. Tiene que venir el jinete, montarse encima, quebrantar su orgullo y que él baje la cabeza y entonces puede ser usado para algo constructivo.

Y muchas veces Dios para usar nuestra vida, primero va a tener que trabajar en áreas preliminares para entonces, llevarnos a la meta. Y por eso es importante, hermanos, lo que estoy diciendo es, para lograr metas en la vida siempre es importante adoptar una visión a largo plazo.

Digan conmigo: largo plazo, largo plazo. Eso es bien importante, porque yo veo mucha gente que son como esos records de antes. No es que yo los haya visto porque eso era mucho antes de mi tiempo, pero esos records de 68, esos chiquitos...... no..... ¿Hay alguien honesto aquí que sabe esos records chiquitos, de corta duración? 45, eso es. Tu ves, ni siquiera recuerdo yo, nunca usé eso.

Chavo dice que para lo de él era 78, imagínense. Eran una galletitas, unos cookies pequeñitos de corta duración, daban para un disco solamente de cada lado. Había otros records que los llamaban LP, long playing, young people for your..... Esos tenían como 6 ó 4 u 8 discos, unas cosas grandísimas así.

La mayoría de la gente que yo veo en la vida son de corta duración, son discos de 45. Sirven para un ratito solamente, pero usted ve que ya cuando la cosa se pone difícil, enseguida ahí se quedó todo. Y todos sabemos de eso, hermanos. Todos entendemos eso.

¿Cuántos de nosotros tenemos ahora mismo......., no tiene que levantar la mano, les voy a salvar esa....., pero ¿cuántos tenemos ahora mismo esas máquinas de correr en nuestras casas que están sirviendo como colgadores de ropa excelente? ¿Vamos a ver? ¿Por qué? Porque un día vimos un programa, vimos a Jane Fonda ahí con su..... tu lo dijiste, no yo... y dijimos ‘guau, yo quiero uno de esos’; y fuimos a la tienda y nos compramos una máquina de una vez, y vinimos llenos de .....

Pero, claro, después del primer día, muy bien...., pero ya cuando comenzamos a sentir los dolores y los músculos y eso.... cuando viene a ver en una semanas, ya lo estamos poniendo en los Want Ads para venderlo. ¿Por qué? Porque se toma tiempo. Uno crear una vida, digamos, de sano ejercicio, no es algo de la noche a la mañana, lo primero usted tiene que educar es su mente. Es la mente, no es el cuerpo, es la mente. Todo comienza aquí.

Si usted educa su mente y recalibra su cerebro y pone una nueva forma de pensar, entonces usted puede vivir una vida de ejercicio, y es a largo plazo. Pero muchos de nosotros creemos que de la noche a la mañana vamos a convertirnos en jugadores olímpicos o atletas de largo metraje, de maratones. No, se va a tomar quizás un año, o dos antes de que tu puedas entrar en una forma que tus músculos se acostumbren. Debes comenzar caminando primeramente, bien al paso. Vete a un parque, disfruta de la vista, vete con tu esposa, conversa. Después un poquito más rápido, caminando más rápido. Después, trotas un poquito y caminas el resto, y poco a poco vas aumentando el nivel hasta que entonces tu cerebro se va calibrando y va cambiando tu actitud y entonces te acostumbras al dolor. Tus músculos internamente se van fortaleciendo, tus tendones, las articulaciones se van fortaleciendo.

Entonces tu tienes que tener una mentalidad a largo plazo. Así pasa con cualquier cosa en la vida. Eso va a incluir, por ejemplo, dieta. No es solamente, ‘bueno, voy a correr’. Entonces también necesitas ponerte una mordaza en la boca y con un candado bien grande la parte de atrás, y comenzar entonces, a cambiar tu forma de......

Es una combinación de elementos, quizás vas a tener que descansar un poquito más, dormir más. Lo que quiero enseñarte es que todas las metas en la vida son complejas, y están compuestas de diferentes partes, diferentes piezas. Y nosotros tenemos que aprender a ver la complejidad total.

Son sistemas y se va a tomar tiempo. Mucha gente en el servicio cristiano comienzan con gran ánimo pero al rato usted ve ya la gente por el lado. Ya no tienen el mismo entusiasmo por la tarea. ¿por qué? Porque, hermanos, miren, mucha de la grandeza en la vida está compuesta de cosas cotidianas, poco románticas, aburridas, que usted no las quiere hacer pero las hace porque sí.

La grandeza está hecha de detalles pequeños, de hábitos no muy espectaculares, que usted se va formando con el tiempo, de prácticas que usted repite una y otra, y otra, y otra vez, y usted se mantiene en la tarea y usted es persistente y cuando nadie lo está viendo usted lo hace y cuando está lloviendo usted se aparece y cuando hace nieve y frío y usted está cansado, usted llega a la cita. Y cuando esa persona te tiene aburrido con la conversación, usted sigue allí para ver si esa persona llega a conocimiento de Jesús. Usted paga el precio. Usted persiste.

La mayoría de las cosas grandes en la vida son así, están hechas..... Usted ven los abogados, todo el mundo dice ‘ah, yo quisiera ser uno de esos’, con su maletín en el subway y su corbata de 50 dólares, su traje elegante. Mire, hermanos, ser abogado es aburridísimo. Yo no se si estoy ofendiendo a algún abogado aquí, pero.... es como ser médico, abrir gente y sacarle las cosas malas que tiene y oler los malos olores del seres humano. Todo en la vida tiene su elemento de aburrimiento, de tedio, de cansancio, de repetición, todo, sea abogado, sea político, sea lo que sea, hombre de negocios, es así. Y a menos que nosotros nos acostumbremos o no nos acostumbremos a esa.....

Yo le digo a la gente, ‘si tu quieres cambiar tu vida acostúmbrate al aburrimiento y supéralo’. La gente que tiene éxito en la vida es la persona disciplinada, es la persona que llega a tiempo y que llega, es la persona que escribe las cosas y las lee.

Por eso les digo, lean los anuncios, discipline su mente a leer. La lectura nos es algo que nos viene naturalmente, es un hábito que vamos poco a poco.... Lea tres minutos el primer día, después lea cinco minutos, después lea 7 minutos, y un día va a leerse un libro completo en una sentada. Todo es a largo plazo.

Y en ese proceso Dios va a estar poniendo otras cosas en usted. Cuando usted llegue a la meta final, habrá alcanzado una cantidad de otras cosas en el camino que lo van a enriquecer grandemente.

Por ejemplo, usted llega a la meta, ok: yo quería hacer ejercicio. Bueno, ¿saben qué? en ese proceso también aprendió a disciplinarse, disciplinar su tiempo, disciplinar su cuerpo, su mente, mejoró su salud, quizás hasta mejoró su relación con su esposa, porque los dos se pusieron a caminar y ahí descubrieron que podían conversar y se enamoraron de nuevo, etc.

Hay muchas cosas que usted puede lograr, pero no piense solamente, no se enfoque solamente en la meta chiquita, sino piensa en la meta sistémica a largo plazo, y entonces propóngase ser una persona de larga duración, una persona de largo metraje, un maratonista que vaya allí a un paso sencillo y seguro y disciplinado hasta que llegue a lo que usted quería.

Eso fue lo que Dios hizo con esta gente. Ellos querían, bueno, ¿dónde está la tierra prometida? Bueno, métanos allí y denos la casa y ..... Y Dios les dijo, ‘No, pero si yo les doy esas cosas ustedes van a hacer un disparate, los voy a trabajar primero, los voy a quebrantar, los voy a humillar, voy a trabajar con ustedes para que ustedes sepan quién yo soy, para que se acuerden de que yo soy su proveedor. Cuando tengan la casa grande y la comida y todo esto, ustedes que recuerden cuando estaban muriéndose de hambre en el desierto, yo fui quien les proveí, sus zapatos no se deshicieron; sus pies no se les hincharon; su ropa no les faltó en ningún momento; la comida tampoco. Así que recuerda cuando usted está allá en tu casa disfrutando de la abundancia, recuerda que yo soy el que te provee todas esas cosas.

Para Dios era más importante que ellos retuvieran esa lección que las demás cosas. Eso es lo que digo, por ejemplo, el diezmo en realidad, qué le importa a Dios que usted le de unos pesitos allí, si él es el dueño de el universo. El podría hacer llover pepitas de oro 24 horas al día hasta que se atragantara la gente. Dios no necesita el dinero, pero a través de eso él está creando en nosotros otras destrezas, otras actitudes. Está enseñando. Cada vez que usted pone su diezmo en el plato de la ofrenda, usted está aprendiendo: Dios es mi proveedor. Cada vez que usted hace así con dolor en el alma, muchos de nosotros ponemos ese dinero y miramos hacia allá para no verlo cuando se nos escapa; usted está haciendo un ejercicio espiritual: Jehová es mi pastor, nada me faltará. El me proveyó antes y no me va a faltar ahora.

El dice que él multiplicará el fruto de mis esfuerzos y cuando usted descubre que su vida sigue igual, que el mundo no se le vino abajo, que los cobradores no vinieron a llevárselo a la cárcel por deuda, usted dice: ‘guau, entonces esto funciona, entonces puedo confiar en Dios para mi cáncer. Yo puedo pensar en Dios también para mi hijo que está adicto, puedo pensar en Dios también para mi problema financiero mayor’. Y usted entonces su fe aumenta, no es el dinero, es el ejercicio espiritual a través del cual Dios le está poniendo, para que usted vea que Dios es su proveedor, porque muchas veces la mayoría de nosotros como dice esa canción cubana, ‘somos cuchipluma nada más’. ¿Usted lo ha oído? Cuchipluma nada más eres tu..... cuchipluma nada más. Eso es todo.

Y muchos de nosotros, si, gloria de Dios. ¡Aleluya! saltamos, brincamos, danzamos, hablamos en lengua, pero tóquele el bolsillo para que usted vea como relincha como un caballo. Porque verdaderamente Dios no ha hecho esa obra en nuestro corazón, usted entiende? Y entonces Dios tiene que comenzar a quebrantarnos.

Muchas veces ese dinero tan importante que hemos retenido, se nos va en una operación, se nos va en un carro que no funcionó, se nos va en un divorcio, se nos va en un hijo que tenemos que despilfarrar el dinero. ¿Y de qué te sirvió tu retenerlo? ¿Por qué no darlo en una forma noble y bíblica y ver a Dios en la forma legítima bendiciéndote, multiplicándolo, guardando al devorador quien quiere destruir tu vida, cosiendo tu bolsillo roto, para que no se te vaya el dinero en otras cosas?

Cuando aprendemos a regular la vida.... Dios quiere entonces, hermanos, que tengamos éxito pero que tengamos éxito legítimamente. El Apóstol Pablo habla de correr la carrera legítima, pelear legítimamente. Y eso quiere decir que Dios nos va a tener que poner a través de situaciones, experiencias, dificultades, procesos que no queremos. Pero dice, ‘No, yo quiero hacer de ti un guerrero. Yo quiero hacer de ti un atleta. Yo quiero hacer de ti un corredor de larga duración y de maratones espirituales en la vida, pero te va a tomar tiempo. No te rajes, como dicen los mexicanos, sino mantente sobre la meta.

Adopta una perspectiva ¿a qué? A largo plazo. Cristo ha dicho que el reino de los cielos es como un grano de mostaza, que es uno de los granos más pequeñitos, una de las semillas más pequeñitas.... ¿Usted ha visto un grano de mostaza? Casi no lo puede ver de lo chiquito que es, pero dice que cuando se siembra y crece llega a ser un arbusto inmenso, que sirve de cobertura para muchos pájaros y aún para la gente, para coger sombra debajo de ellos. Y el reino de los cielos es así, comienza como algo pequeño, y dice que es como la mujer que cogió un poquito de levadura y la echó sobre la maza y esa levadura leudó, toda esa inmensa masa. Entonces usted hace un pastel, un bizcocho como dicen los caribeños, usted no coge levadura y le echa una cantidad ahí, a una libra de harina..... una cucharadita, menos de una cucharadita y eso se penetra y va por toda la masa y la expande.

Y el Señor hizo esas comparaciones para indicarnos algo, hermanos, y es que muchas veces las cosas grandes en la vida van a comenzar como algo muy pequeñito y se va a tomar tiempo, pero si tu eres fiel al proceso, y tu no subestima el día de los pequeños comienzos como dice la Biblia, y tu ejerces fe y te mantienes sobre el trabajo, al tiempo eso te va a rendir grandes, grandes provechos, grandes ganancias. Pero tienes que mantenerte a largo plazo.

¿Cuántos les gustaría ser gente que logre sus metas en la vida, eh? Amen. Bueno, vamos a ponernos a trabajar desde ahora y digamos el tiempo que se tome, no importa, porque el que comenzó la buena obra será fiel para terminarla, dice el Señor.

El que dijo vas a llegar a la otra orilla, tu vas a llegar, pero te va a tomar tiempo, vas a pasar unos cuantos sustos. Vas a sufrir. Vas a sudar, pero el Señor te dice: ‘Yo estoy contigo, tu vas a llegar a la meta.’ Quizás no vas a llegar igual que como tu pensabas, quizás vas a tener que sudar un poco y vas a tener que aprender algunas destrezas humildes y pequeñitas, pero yo voy a estar contigo y al final vas a ser un gigante espiritual. Vas a tener lo que te prometí y vas a tener inclusive otras destrezas y otras cosas que tu no pensabas que ibas a adquirir en el camino, porque yo trabajo y trabajo desde lo hondo, yo trabajo desde el fundamento.

Así que, mi hermano, mi hermana, cuando tu te establezcas una meta en tu vida; mis hermanos que están allí luchando en término de estabilizar su vida financiera y quieren conseguir su casa. No se preocupen, con el tiempo Dios se la va a conseguir.

Todo es tiempo, todo es proceso. Y Dios quiere formarle, Dios quiere enseñarle y Dios dice ‘Yo estaré contigo. No te va a faltar nada en el camino. Cree en mi, trabaja conmigo, agárrate de mi mano y yo te voy a llevar a la meta, porque yo cumplo lo que yo prometo’, dice el Señor. Amen.

Vamos a ponernos de pie, hermanos. Vamos a darle gracias al Señor por su fidelidad y vamos a no cansarnos en el camino, no echar los guantes cuando las cosas se pongan difíciles. Seamos gente de disciplina, gente persistente, gente a largo plazo. El Señor cumple sus promesas, pero muchas veces se toma tiempo y nos lleva a través de procesos que no son los que esperábamos, pero son ciertamente lo que necesitábamos. Amen.

Dios quiere crear en ti un hombre, una mujer poderosa, lleno de fe, fuerte en el espíritu, capaz de aconsejar a otros, capaz de bendecir a otros con tus historias de guerra y la victoria que Dios te ha dado. Así que echemos mano a la obra, tomemos la mano del Señor y dejémonos por él. El sabe lo que hace y él nos llevará a lugar y puerto seguro. En el nombre de Jesús. Amen.

Padre, gracias. Creemos. Creemos que si nos mantenemos con la mano puesta sobre el arado llegaremos a la meta. Quizás nos tomará más tiempo de lo que pensábamos. Quizás habrá procesos inesperados, Señor, pero creemos hoy en tu fidelidad y te daremos gracias cuando hayamos visto Señor, que tu no te olvidaste de nuestra petición, que todo el tiempo tu estuviste allí, y aunque pasamos por el valle de sombra de muerte tu estuviste con nosotros, aún en el horno, estuviste allí trabajándonos y haciendo de nosotros gigantes espirituales. Gracias, Padre. Amen. Amen.