Romanos 8:28-35

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Romanos 8. Vamos a ir a la última sección. Hemos dividido este Capítulo 8 de Romanos en cuatro grandes secciones, cada una de ellas muy, muy densas, muy compleja y con muchas, muchas verdades muy profundas que completan nuestro entendimiento del plan de salvación para la iglesia.

Romanos Capítulo 8: 28. Hoy concluimos con esta idea de que somos más que vencedores en todas las cosas que experimentamos en nuestra vida. Capítulo 8:28, Romanos, dice:

“.... Y sabemos que a los que aman a Dios todas las cosas les ayudan a bien. Esto es, a los que conforme a su propósito son llamados, porque a los que antes conoció también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos. Y a los que predestinó, a éstos también llamó, y a los que llamó a éstos también justificó. Y a los justificó, a éstos también glorificó.”

Es una parte de ese segmento inclusive. Ahora él entra, qué pasa con eso de que Dios ha hecho todas estas cosas. Dice, bueno,

“....qué pues diremos a éstos. ¿Cómo vamos a reaccionar ante esta gran verdad? si Dios es por nosotros, quién contra nosotros. El que no escatimó ni a su propio hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, cómo nos dará también con él todas las cosas. ¿Quién acusará a los escogidos de Dios? Dios es el que justifica, ¿quién es el que condenará? Cristo es el que murió, más aún el que también resucitó, el que además está a la diestra de Dios. El que también intercede por nosotros. ¿quién nos separará del amor de Cristo? Tribulación, angustia, o persecución o hambre, o desnudez, o peligro, o espada.

Como está escrito, por causa de ti somos muertos todo el tiempo, somos contados como ovejas de matadero. Antes en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó, por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios que es en Cristo Jesús, Señor nuestro.” Gloria al Señor. Amen.

Que bella expresión de confianza total para los hijos de Dios. Ese pasaje es la culminación, es la joya encima de la corona de estos hermosos versículo del Capítulo 8 que fueron concebidos por el espíritu santo para generar en nosotros una seguridad a prueba de bala sobre nuestra relación con el Señor, nuestra salvación y nuestro caminar aquí en la tierra.

Ese Capítulo 8, yo diría que si una palabra lo resume es seguridad. Seguridad. Desde el principio mismo del Capítulo 8 lo hemos estado viendo cuando el Apóstol Pablo dice, “ahora pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús”

¿Ve? Es el mismo tema. Es el mismo tema desarrollado desde diferentes perspectivas. Comienza diciendo que no hay condenación, que el cristiano no tiene que vivir bajo esa inseguridad, ese sentido de que estamos bajo la mira, hosca y seria de un Dios que nos quiere castigar y a cualquier provocación nos va a azotar, sino que en Cristo Jesús estamos seguros.

Ahora, dice si vivimos según el espíritu, ¿verdad? según los valores del Reino de Dios. Y entonces, el domingo pasado vimos esa maravillosa promesa de que un día cuando todo haya acabado, los sinsabores y las limitaciones de esta existencia van a ser sorbidos y reemplazados con una gloriosa resurrección, donde aún la creación misma, el universo mismo, el cosmos, va a estar incluido en esa renovación total de todo lo que existe.

Y esto también es un llamado a la confianza porque nos dice, pongan la mira en eso, vivan de esa esperanza, sabiendo que aquí en la tierra, como dijo el Señor Jesucristo, van ustedes a hallar aflicción, y problemas pero un día todo eso terminará en una gloriosa visión de renovación total, transformación de todo lo existente. Vivan para eso, vivan en eso. Tomen ánimo, tomen aliento de esa promesa de que aunque pasen aquí lo que pasen, la última carta que se juega el cristiano es esa, de que no pueden tocar su alma porque su alma está reservada para una gloriosa resurrección.

Antes pensé también en las palabras de Jesucristo cuando dijo, no teman a los que le pueden hacer daño al cuerpo, pero no le pueden hacer daño al alma. En otras palabras, nosotros nos pueden destazar, nos pueden hacer lo que quieran, pueden cortarnos en pedacitos chiquititos, pero nunca van a poder encontrar nuestra alma para destruirla, ¿no? Porque eso está reservado por el padre celestial para cada creyente.

Entonces, el creyente vive con ese pasaporte ahí ya estampado, lo tiene guardado en su caja de seguridad, sabiendo que ese es su último viaje que va a dar. Cuando llegue ese momento sabemos que vamos a ser glorificados, ser llevados con Cristo Jesús y toda la creación gime esperando ese día.

Inclusive el Apóstol Pablo va más allá en un punto que no tocamos, creo, con este grupo, el domingo pasado. El dice que mire, mientras estamos aquí en la tierra estamos gimiendo y padeciendo y deseando eso, y a veces oramos para que el Señor haga lo que tiene que hacer y le pedimos al Señor que nos libre de esto, y que nos libre de lo otro, y a veces nosotros mismos ni siquiera sabemos, ni siquiera entendemos qué es lo que debemos de verdad pedir al Señor, porque muchas veces cuando usted está ahí que lo están persiguiendo los indios, usted está pidiendo que se lo lleven enseguida para otro planeta. Y Dios dice, no, yo quiero que tu estés ahí un tiempo para que seas quebrantado y formado y preparado.

Y el espíritu santo sabiendo lo que yo en realidad necesito, da la oración correcta al padre. Entonces, él dice aún en la oración, en los tiempos de crisis cuando tu no sabes ni siquiera qué es lo que más te conviene en tu vida, Dios ha puesto el espíritu santo para que corrija tus oraciones y las lleve al padre en la manera correcta; que presente el argumento judicial ante el trono de la gracia en la forma en que el juez lo pueda recibir y darte un fallo positivo a tu oración.

Que belleza. Es decir, es un seguro como dicen por allí ‘full cover’, como dicen los hispanos, tiene todas las cosas: contra choque, contra robo, accidentes, actos de la naturaleza, está ciento por ciento cubierta tu vida en todas las dimensiones.

Y aquí entonces el Apóstol Pablo termina con esta gran expresión de confianza final. El quiere ya como remachar el trabajo, darle el último martillazo para que quede bien en nuestros corazones, que quede bien cimentada esa idea de que nosotros hemos entrado en un plan salvífico que cubre todas las bases, todas las posibles circunstancias que un hijo de Dios pueda atravesar.

Y yo quiero que tu te grabes eso ahí en tu espíritu, hermanos, y que tu re visites este pasaje. Entonces, el Apóstol Pablo dice en el versículo 28 “... y sabemos...”, me gusta eso de,.... esa seguridad que el Apóstol Pablo muestra muchas veces de estamos seguros, o sabemos, en varias ocasiones él dice lo mismo.

Por ejemplo en Segunda de Corintios, Capítulo 5, él dice también eso acerca de que sabemos, dice “porque sabemos..... que si nuestra morada terrestre, este tabernáculo se deshiciere, tenemos de Dios un edificio, una casa no hecha de manos, eterna, en los cielos.”

El estaba seguro. Pablo hablaba con esa seguridad siempre, que nosotros también tenemos que cultivar. Yo te animo a no dudar de las promesas del Señor. Yo se que vamos a dudar aquí en la tierra, pero no le des albergue a la duda, sino recupérate inmediatamente que tu sientas que la duda te viene a tu corazón, de si eres salvo o no, de si verdaderamente habrá una vida después de la muerte o no, de si verdaderamente Dios es fiel para sacarte adelante en cualquier situación. Tu tienes que decir, no, yo se que sí, yo se que soy salvo. Yo se que el comenzó la buena obra será fiel para terminarla.

Tenemos que usar ese vocabulario de autoridad aunque a veces no lo sintamos, eh. En la vida del creyente no hay lugar para un vocabulario pusilánime y tímido y dudoso de que bueno, si Dios quiere o si quizás o si se levantó del buen lado de la cama, el Señor quizás me bendiga esta semana. No, Dios me va a bendecir, Dios me ha bendecido inclusive con toda bendición espíritu en los lugares celestiales.

Uno tiene que usar el lenguaje para darse ánimo inclusive. No le des lugar al lenguaje destructivo, lenguaje que permite que haya la duda porque eso refuerza tu cerebro hacia la duda y el temor. El creyente tiene que cultivar un lenguaje de soldado, entiende, como David cuando iba contra Goliat, le dijo ‘yo te voy a matar hoy y te voy a cortar la cabeza y voy a dar tu cuerpo a las aves del los cielos.’ Quizás iba ahí temblando este muchachito chiquitito ante ese gigante, pero lo dijo así porque estaba profetizando lo que iba a suceder y Dios honró su fe, no. Nosotros tenemos que hacer así, aunque a veces sintamos como que todo está en contra de nosotros pero tenemos que tomar valor y hablar un lenguaje profético, un lenguaje de positividad y de expectativa de que Dios es fiel para hacer lo que él ha prometido en nuestra vida.

Luego Pablo dice, “.... y sabemos que a los que aman a Dios todas las cosas les ayudan a bien”.

Y fíjese qué interesante, que él hace lo mismo que hizo en el versículo 1 que añade algo que matiza lo que quiere decir amar a Dios, ¿no? Porque en el Capítulo 8 dice “... ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, en el versículo 1, los que no andan conforme a la carne sino conforme al espíritu....”

Aquí dice, los que aman a Dios, éstos es, los que conforme a su propósito son llamados. Es decir, esa categoría de individuo que ama a Dios tiene una ventaja que no tiene ningún otro seres humanos y es que todo, para esa persona.....

Di, “yo soy una de esas personas”, porque tu estás en Cristo Jesús.

Entonces, dice a los que aman a Dios todas las cosas les ayudan a bien. ¿Qué quiere decir eso? eso quiere decir que para ti que estás en Cristo Jesús todo lo que pasa en tu vida, guau y eso sí que es difícil creerlo, hermanos, uuufff.... Cuando tu estás en la 93 a las 5 de la tarde y hay un tráfico de esos que... ya tu sabes qué... y tu dices, ¿cómo puedes tu ayudarme a bien?

Cuando hay un enfermedad en tu vida, cuando un amigo te traiciona, cuando tu matrimonio está pasando por pruebas, cuando no va todo bien con tus hijos y hay tensión en la familia, cuando te dicen, lo lamentamos mucho pero ya se acabó el presupuesto y no podemos tener tu posición más y vamos a tener que darte de baja. Cuando en la mitad de la noche te asalta la duda y el temor y la depresión, cuando tienes dudas acerca de tus familiares allá en Centro América o en Sudamérica, ¿qué le estará pasando a mi madrecita o a mis hermanos, o mis hijos inclusive allá? Y ¿por qué tengo yo que estar aquí en este país pasando frío?, cuando estas caminando por la nieve en un febrero de esos crudos, y podemos nosotros decir a los que aman a Dios todas las cosas ayudan a bien.

¿Puedo yo reconocer la obra redentora de Dios en medio de los momentos duros y difíciles de la vida? Eso requiere una concientización muy grande de parte del creyente porque tu cuerpo no lo va a reconocer, tus emociones no lo van a reconocer, tu intelecto no lo va a querer reconocer, eso tiene que ser un reconocimiento que sale del espíritu del creyente. Es una aseveración de fe solamente. Una expresión de fe que puede decir, no, la palabra dice y yo lo creo, yo lo creo por fe aunque todo dentro de mi grite lo contrario, que de alguna manera, Dios puede tomar esto que está sucediéndome y llevarlo hacia una conclusión positiva, que de alguna manera esto puede redundar en bendición para mi vida. En la economía total de mi vida esto va a tener un propósito redentor y positivo. Eso es lo que quiere decir, ¿no?

De hecho en el griego original, parece que gramaticalmente puede interpretarse no solamente que a los que a Dios aman todas las cosas ayudan a bien, sino también puede interpretarse como que dice que a los que Dios aman, Dios lleva todas las cosas a bien.

Es como que Dios está inmiscuido, inmerso en el proceso y las cosas que te pasan quieren ir en esa dirección para destruirte y sorberte la vida y el ánimo, y la nobleza, pero Dios coge ese carro que sin chofer y toma control del volante y lo mete otra vez en la carretera y lo dirige hacia la bendición.

Esa es la idea que está en este pasaje, porque el Señor Jesucristo dijo que Satanás solo sabe matar, robar y destruir, pero dice, pero yo he venido para que tengan vida y para que la tengan en abundancia.

Entonces, el Señor Dios toma las maldiciones del diablo, su deseo de matar, de destruir en tu vida, de causar caos en tu vida, y coge todas esas cosas que el diablo las quiere usar como espadas para meterte una puñalada en el alma y las torna en bendición para tu vida.

Yo quiero animarte, mi hermano, mi hermana, en esta mañana inclusive a mirar eso retroactivamente, retroactivamente, porque ahora que tu estás en Cristo eso va hacia atrás también, ¿sabes?, va hacia atrás.

Así que hermana, yo te animo, si tu fuiste por ejemplo, y el Señor pone en mi mente ahora mismo, si tu fuiste abusada sexualmente por ejemplo, cuando niña, Dios puede tornar eso en bendición. No vivas bajo condenación. No vivas deprimida, no vivas con una baja autoestima.

Estaba leyendo acerca de todas las distorsiones emocionales que vienen como resultado del abuso sexual: la bulimia, la anorexia, todas estas enfermedades de la comida que viene como resultado de muchas veces abuso sexual, no siempre, pero a veces con mucha frecuencia y otras distorsiones que vienen del abuso.

Si tu has sido abusada por tu esposo en alguna manera, o has sido tratada en una forma menos que justa y digna, no vivas tu vida oprimida y deprimida y con una baja autoestima y con resentimiento. Di, yo no se cómo, pero todo esto Dios lo va a usar para bien en mi vida. No voy a vivir como una victima. No voy a vivir lamentándome y oh, por qué me..... No, no, ya eso pasó y Dios lo va a redimir en alguna.... ya lo ha redimido si yo solo puede creerlo y vivir en esa seguridad.

Y así cualquier otra cosa: un fracaso financiero, que en el pasado el abuso de tus padres, su falta de amor para contigo, una tragedia en tu familia, un arresto, un record criminal, pobreza en tu pasado y sufrimiento, la bendición de Dios es retroactiva. Dios sabía que tu ibas a entrar en su reino y todas esas cosas él las puede redimir y convertirlas en una ventaja para tu vida.

Porque muchas veces a través del sufrimiento se gana humildad y amor por los demás, y empatía para sentir el dolor de otros y también capacidad para aconsejar a otros, más dependencia del Señor, una actitud más suave y más humilde.

Ahora, si nos envenenamos y nos amargamos con los eventos del pasado y siempre vamos allí a escarbar y a buscar ese álbum tétrico de fotografías en blanco y negro del pasado, y los visitamos de vez en cuando, y volvemos a renovar ese sentido de víctima, entonces es una maldición.

Pero, si tu vas a ese álbum con unos lentes nuevos de salvación, lo que dice Pablo, “a los que a Dios aman, todas las cosas ayudan a bien”, y tu visitas ese álbum, lo vas a ver a colores y vas a ver una florecita donde había solamente un pozo tétrico, porque el Señor lo va a redimir.

Dios puede tornar las tragedias de la vida en cosas muy positiva. Todo depende de cómo las leemos y qué narrativa sacamos de ellas. Muchos de nosotros sustituimos una narrativa terrible como consecuencia de los dolores del pasado, en vez de tomar una narrativa positiva que nos llama la palabra a hacerlo.

Así que el hijo de Dios es llamado a interpretar todos los eventos de la vida a una luz positiva, aunque en el momento no tenga la respuesta y no sepa en qué forma, porque solamente Dios en su mirada macro y micro cósmica puede entender cómo es eso, a la luz de la eternidad y de otras cosas, puede llevar a algo bueno, a algo positivo. Porque la naturaleza humana y la vida humana es algo extremadamente complejo y nosotros no tenemos todas las piezas para saber cómo algo que ahora nos parece una tragedia, en diez años vamos a decir gracias Señor porque se dio en mi vida, porque fue para bien.

¿Cuántas personas han entrado al Evangelio por una tragedia que hubo en sus vidas? Y dice la palabra que mejor que tu entres al Reino de Dios manco o ciego o cojo que vayas al infierno con todos los miembros de tu cuerpo muy bien. Así que si esa tragedia fue lo que te llevó a Cristo Jesús y a la vida eterna, dale gloria al Señor por ella.

Y me vino a la imagen esta mañana mientras yo meditaba en este mensaje, de cuando llueve en las montañas de los campos. Yo estaba caminando, de hecho este verano haciendo un hike en una de las montañas de Maine y pasamos por un área, mi sobrino Omar y yo, donde estábamos bien alto e íbamos descendiendo hacia Jordan Pond, un estanque bien grande que hay así como un descenso, un valle. Está rodeado de montañas y mientras íbamos bajando por ese monte, dentro de la montaña veíamos cómo diferentes riachuelitos, había llovido en esos días bastante, y entonces había por dondequiera riachuelitos que iban bajando, mientras nosotros íbamos caminando, veíamos por dondequiera esos cañitos de agua, algunos más grandes que otros, algunos hacían unas pequeñas cascadas, otros eran simplemente como hilos que iban corriendo por la tierra. ¿Hacia a dónde iban todos esos hilos? En toda esa gran montaña, iban hacia abajo a llenar ese estanque.

Así pasa con los ríos también, los ríos se alimentan de todas las aguas que van bajando de diferentes partes de los montes, por gravedad, y van metidos en las corrientes de la tierra ciegamente, aunque que ustedes no los vea o no, la gravedad los va llevando hacia el lugar bajo donde están los ríos. Entonces, se unen un crean un río, crean un lago, crean un estanque, ¿no?

 

 

Y así pasa con los temas de nuestra vida. Yo creo que lo que el Apóstol Pablo está diciendo, los que están en Cristo, los que han sido llamados conforme a los propósitos de Dios, todos los pequeños riachuelitos de la vida, todos los eventos de la vida sean algunos buenos, algunos malos, comiencen unos en el norte, otros en el sur, otros en el este, todos se van uniendo por un llamado de Dios, se van uniendo de diferentes partes, todos fluyendo a una reserva, a un depósito de bendición para la vida de los hijos de Dios.

Todas las cosas, las buenas, las malas, las agradables, las desagradables, los tétricos, los celebratorios, todo, se une para conspirar para la bendición del hijo de Dios. Todo los diferentes temas de tu vida, fracasos y triunfos, tragedias y bendición, todo ha sido hecho por Dios y permitido, y canalizado por Dios para conducir a esa palabra que dice en Jeremías 29 “... porque yo se los propósitos que tengo para vosotros de bendeciros y no de haceros mal”.

Los propósitos de Dios son para bendición de tu vida, no para maldición. Entonces, todos los eventos y los temas de tu vida, todos van fluyendo hacia la bendición.

Entonces, lo que está diciendo el Apóstol Pablo es a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan. Es decir, terminan para bien, porque hay muchas cosas que son en sí mismas terribles, en su naturaleza misma, en el momento aislado en que te suceden, son malísimas, pero en el contexto mayor de tu vida y del propósito de Dios, eso ayuda, es decir contribuye hacia el bien.

Como hay diferentes cosas en el cuerpo humano, en el organismo humano hay sustancias hasta venenosas, ¿Sabe usted? Hay cosas en tu cuerpo, metales y minerales y cosas que si tu los tuvieras en grandes cantidades te matarían. De ahí vienen de hecho muchas deformaciones y muchos problemas en los seres humanos cuando cosas dañinas que se supone que tenga en mínimas cantidades, para balancear el organismo, están en cantidades exageradas entonces eso contribuye al mal del organismo, pero en pequeñas cantidades hay cosas dañinas en tu ser que balancean tu cuerpo. Tu cuerpo los necesita. Y hay cosas muy buenas y muy positivas en sí y juntos producen un organismo saludable.

Y así pasa en la vida humana. El ser humano necesita muchas veces dolores, padecimientos, sufrimientos, cosas difíciles que juntas con cosas buenas y positivas, todo se une para crear un sabor de bendición en la vida del creyente, del hijo de Dios.

No te creas que todo lo .... yo no le pido al Señor, no me atrevo a pedirle al Señor una vida sin problema porque yo creo que sería dañino para mi bienestar. Así que yo le pido al Señor simplemente, Padre, toma control de mi vida y guíala como tu quieras y se tu quien una todos los diferentes temas de mi vida y que sea un tejido precioso de diferente colores, diferentes sabores, diferentes tonos: dolor y alegría, tristeza y triunfo, y tragedia, todo junto para crear un hombre, un ser humano que refleje la complejidad de un hijos de Dios. Eso es lo que yo le pido al Señor para mis hijas, mi matrimonio, para mi iglesia, para todos ustedes que el Señor esté en control de sus vidas y que una todos los temas de su vida para que lleven a la bendición.

Pero mientras tu estás pasando por un tiempo difícil, no lo aísles, mételo en el contexto de la totalidad del propósito de Dios en tu vida. Piensa en 10 años, 5 años. Yo hablaba con una hermana precisamente que hacía años que no la veía, está en otro lugar, no está aquí ahora. Ama nuestra iglesia, es más, se mantiene en contacto con ella, un poco desalentada por algunas cosas que ella ha visto en otros creyentes últimamente.

Yo le decía, hermana, recuerda que esas personas quizás en 5, 10 años ya quizás, todas esas luchas y esos problemas que han tenido, ya los habrán superado y ahora estarán firmes en el Señor, no te lleves por lo que tu estás viendo en el momento porque Dios tiene otro propósito con ellos. Esas personas quizás van a tomar 10 años para entrar ya y estabilizarse completamente. Mientras tanto, no tires la toalla porque ahora están pasando por tribulaciones o se han descarriado, o lo que sea, míralo a largo plazo.

Como pastor yo he tenido que aprender eso que tengo mirar la carrera de mis hermanos a largo plazo, de mi iglesia y mi ministerio a largo plazo. No en el momento porque en el momento uno se descorazona, pero uno tiene que mirarlo a largo plazo.

¿Qué va Dios a hacer? ¿Qué va Dios a sacar de estas tribulaciones, esta lucha, estos zigzagueos? ¿Cuál es el propósito final de Dios en todo esto? Porque nosotros estamos unidos a otras iglesia, y a otros ministerios, y estamos unidos con los creyentes a través de toda la historia.

Dios es el que tiene el control de todo y él sabe cómo todo eso va adquirir su coherencia. Yo no puedo ver la totalidad de las relaciones humanas y todo esto, a nivel de la historia o de la eternidad. Solamente Dios puede hacer eso, así que yo tengo que tener un depósito de fe que diga: Señor, aunque yo no entienda lo que está pasando en mi vida, por qué ha pasado esto, yo creo que lo que dice tu palabra es cierto, que si yo te amo, si yo he sido llamado por ti todo lo que sucede en mi vida va a ser usado para bendición y para bien en alguna manera.

Quizás lo que estoy sufriendo ahora va a ser de bendición para mis hijos o para mi iglesia que está viendo mi drama o para alguien que yo no conozco, pero va a ser usado para bien y tu te vas a asegurar de que yo reciba lo que yo necesito. Esa es la confianza y tenemos que confesar eso con fe, todos los días de nuestra vida, en esperanza contra esperanza como dice la palabra del Señor.

Entonces, cuando el Apóstol dice “los que conforme a sus propósitos son llamados”, esto lo lanza en una elaboración como él siempre hace, como erudito que es, de ¿qué quiere decir eso de que conforme a sus propósito son llamados? Entonces, él aquí habla de que Dios conoció o preconoció a algunos que iban a ser salvos, ¿no? y también después de preconocerlos los predestinó para que fuesen salvos.

Y cuando los predestinó, entonces, los llamó, tomó acción para llamarlos, para que entraran en su reino. Y a los que llamó, después que los llamó y entraron en su reino, también los justificó y les dijo: ¿sabes qué? tu eres salvo y le puso la espada así sobre el hombro. Tu eres salvo, tu eres salvo, tu eres salvo, los justificó.

Y a los que justificó, dice también los glorificó, queriendo decir, esa glorificación en el futuro de la cual habla Pablo de que la creación será glorificada, entraremos en la gloria, el espíritu santo lo está viendo en el futuro y es lo que se llama un pasado profético. Están seguros de que van a ser glorificados, que es como si ya fuera un hecho, ya también los glorificó. Aunque sabemos que nuestros cuerpos serán glorificados en el futuro. Pero como los llamó y los justificó y todo esto, también dijo, van a ser glorificados. Y en efecto, es como si ya fuéramos glorificados porque ya vivimos en esa seguridad de que va a ser así.

Entonces, lo que Pablo está haciendo aquí es más bien como rompiendo en pedacitos lo que es el plan de salvación de Dios que Dios tenía en su mente un pueblo, y lo concibió en su mente, lo vio, lo conoció a cada uno de nosotros....

¿Tu crees que Dios un día estaba allá en su trono, jugando bolitas en el piso del reino, y vio allá en el Salvador a fulanito.... oh, mira, mira, no conocía a esta persona, me gustaría salvarla, que entre en los caminos del Señor, le voy a enviar a alguien que le predique la palabra? No, él sabía desde la fundación de los tiempos que tu ibas a ser salvo en el Señor. El lo conocía eso, porque Dios conoce los detalles más ínfimos del universo, nada le es escondido al Señor. El sabía que tu ibas a entrar al Reino de Dios y como sabía que iba a haber una creación nueva él proveyó todo un plan de preconocerlos, entonces los predestinó también declaró cosas que iban a suceder y todo esto.

Ahora, déjenme decirles algo, este tipo de pasaje ha sido usado en mi opinión, en una forma injustificada por teólogos que han querido construir todo un sistema teológico de declaraciones que yo no creo que tenemos tanto derecho ni autoridad para ponernos a escarbar y a elaborar todo un sistema, un aparato teológico con conclusiones lógicas A, B, C, postulados aquí y por allá. Yo no creo que el Apóstol Pablo esa fue su intención, dirigido por el espíritu santo. Yo no creo que él quiso elaborar un plan de ingeniería teológica.

Algunos han dicho, bueno si Dios nos predestinó eso quiere decir entonces que si nos predestinó que nadie se puede salir. Una vez que Dios dice tu vas a ser salvo, aunque tu quieras no te puedes salir. Vas a tener que ser salvo. Y yo no creo eso, porque yo veo siempre a Dios obrando junto con el hombre, reconociendo la libertad del ser humano. Dios no te mete una cadena y te la amarra al cuello y dice, tu vas a tener que ser salvo quieras o no, y te arrastra después al Reino de Dios.

E inclusive esa teología que se llama, teología calvinista ha llegado al punto de decir, bueno, si es así, entonces quiere decir que a los que él no escogió, porque hay otro pasaje, eso quiere decir que a otros él cuando estaba de mal humor, decidió que iba a predestinarlo a que se achicharraran en el infierno y también los escogió y esos por más que quieran también se van a ir al infierno y Dios va a ser glorificado en eso.

Qué teología más siniestra, yo diría. Dios no obra así. Yo se que hay pasajes que sugieren eso, pero hay momentos en que lo que nosotros tenemos que hacer es mirar estas cosas, dejarlas en tensión, no tratar de concluir más de lo que uno tiene derecho a hacer y no sacar de allí conclusiones que después llevan a la gente a confusión, como esto de que una vez salvos, siempre salvo, todo esto, yo no creo.

Mire, a Israel, Dios escogió al pueblo hebreo. De hecho que Pablo está usando el lenguaje ese de Dios escoger a los israelitas como pueblo y todo el que nacía dentro de ese pueblo, pues pasaba a disfrutar de los beneficios de ese pueblo en conjunto. Dios escogió a Israel para que fuera luz a las naciones, que fuera su representante aquí en la tierra. ¿Qué pasó? Aunque él los escogió y los predestinó para eso, y determinó que así fuera, esa gente se portó mal con Dios, rebeldes, idolatraron y se separaron del Señor. ¿Y qué pasó? Dios los desechó. Ahora, todavía en su misericordia él está trabajando con ellos como pueblo, como nación y está ahí bregando con ellos. Pero ese pueblo ha hecho y desecho a través de tantas generaciones y todavía es un pueblo rebelde contra Dios.

Dios no los ha obligado a ser el pueblo que lo obedezca y todo esto, ¿no? Y así pasa con los planes de Dios. Dios quiere que nosotros seamos salvos. Dice que Dios no quiere que ninguno se pierda, sino que todos procedan a la salvación. ¿Qué hace uno con ese hecho? Porque no todos proceden a la salvación, pero la intención de Dios es que todos sean salvos. Pero si tu, por tu mala cabeza, resistes a Dios entonces no hay perdón para ti. Es más, si una vez que tu conoces al Señor, como dice el escritor de hebreos, tu te apartas habiendo disfrutado de todos los bienes de Cristo Jesús y del Evangelio, tu eres peor que los que no conocieron al Señor. Para ti te espera doble.... el horno que te espera a ti va a ser tres veces dado vuelta. Va a ser más caliente porque tu lo conociste y lo dejaste, dice la palabra del Señor, no en eso términos pero más o menos algo así parecido.

Entonces, digo esto porque hay esa lucha en la iglesia entre muchos que hablan de que una vez que tu eres salvo, ya eres siempre salvo. De hecho, la persona que enseñaba esa doctrina, hoy, aquí por ejemplo, en el mundo hispano, es muy conocido, apellido Miranda, que el Señor lo reprenda dondequiera que esté, este hermano hoy está diciendo que él está diciendo que él es Jesucristo, que él es Dios, que él es Dios anda por ahí predicando.

Yo creo que hay muchos hermanos que creen esa doctrina de salvación eterna, calvinista. No es que son de esa índole pero hay que tener mucho cuidado con esas ideas porque te pueden llevar a unas enseñanzas muy terribles. Dios no obra de esa manera.

Esto lo que está diciendo es, mira, simplemente hermano, ten confianza. Dios ha invertido en tu vida, te ha predestinado, te ha preconocido, te ha justificado, te ha llamado, te ha glorificado ya en avance, así que vive confiado. Ya tu pasaporte está sellado, cuando tu llegues ante el oficial de inmigraciones él va a mirar así, y va a decir, sí, eres tu, pasa adelante. Ven buen siervo y fiel. Gózate del gozo de tu Señor, disfruta. No te tienes que estar escarbando por allí, me van a dejar entrar o no. Ya tu estás, porque Dios ha invertido en ti. Dios ha hecho todo lo necesario para que tu entres.

Entonces, dice Pablo, qué podemos decir a esto. Si Dios es con nosotros, quién contra nosotros. Si Dios está contigo, qué diablo va a poder hacer estragos en tu vida, dice la palabra de Dios. Nadie te puede acusar a ti, hoy en día, la sociedad critica a los cristianos de que son hipócritas, de que están por ahí predicando la moral en calzoncillos, de que están diciendo y después hacen aquello.

Mira, ya Dios nos ha justificado. Gloria al Señor. No vamos a abusar de eso, sabemos que no somos perfectos, pero tenemos la sangre de Cristo que nos limpia y nos lava de todo pecado. Aunque el mundo te acuse, tu mantente firme en lo que Dios ha hecho en tu vida. Satanás no puede venir ante el trono de Dios y decir, tienes que dejar a este allá en la tierra porque es un pecador. No, él dice, mi hijo murió por él así que está sellado, que entre.

No abusemos de eso pero esa es la seguridad del hijo de Dios. Hay un pasaje en Zacarías, Capítulo 3 donde Josué, el sumo sacerdote Josué, es llamado por Dios ante su trono y dice que Satanás llega para acusarlo. Y Dios mismo dice que el Señor te reprenda, Satanás; que el Señor te reprenda, no es este, dice hablando de Josué, un tizón sacado del fuego. Entonces dice, pónganle vestiduras blancas y póngale una mitra sobre su cabeza, le dijo el Señor, porque así el diablo quiere acusarnos muchas veces, pero dice, no éste está redimido por la sangre de mi hijo. Déjalo entrar, puede gozar de las bendiciones de mi reino.

¿Quién puede acusar a un hijo de Dios? Dios es el que justifica. Dice ¿quién es el que condenará si ya Cristo pagó el precio? Tu no puedes justificarte a ti mismo, ni puedes pagar el precio, pero Cristo lo pagó, de tu salvación. Cristo es el que murió, dice, más aún el que también resucitó. No solamente murió y se quedó muerto sino que resucitó, lo cual hace su muerte todavía más valedera, porque ahora está resucitado.

Dice y su resurrección ha permitido que ahora vaya, se siente a la diestra de Dios y allí interceda por nosotros. Gloria al Señor. Qué perfecto. Nos justifica, paga el precio de nuestros pecados, resucita a su hijo para que entonces se siente a la diestra del padre y continuamente esté orando por ti, intercediendo por ti.

¿Sabes tu eso? Que cuando tu estás aquí en la tierra luchando, batallando y dando espadasos contra el enemigo el Señor Jesús está allá orando para que tu fe no falte. Como en esa hermosa escena del Evangelio donde los discípulos estaban en el medio del mar de Galilea, dice que una tormenta vino y el viento les era contrario y estaban allí remando, toda la noche y no podían salir. Y dice que el Señor estaba en un monte orando y dice que a cierta hora, bajó de allí, caminó sobre las olas, se montó en el barco y dijo: Paz a las aguas y a la tormenta. Y se hizo paz y rescató a sus discípulos. Eso es lo que Cristo hace. El está allí mientras tu estás en la lucha de la vida, está en su altura orando, intercediendo por ti. Recuerda eso siempre. Recuerda eso. El es el que intercede por ti. Su plan es maravilloso, es completo, ¿no?

Entonces, ya finalmente él entra en un momento como de gran celebración poética. Versículo 35, “.... quién nos separará del amor de Cristo”

Muchos de nosotros a veces nos sentimos así, y qué si fallo al último momento; y qué si viene un diablito por ahí y me mete una zancadilla y me hace caer y yo me voy al infierno después de todos estos años de tratar de servir al Señor. Y qué pasa si viene una enfermedad y yo niego al Señor a la última hora. Y qué pasa si viene pobreza a mi vida y yo entonces me frustro con Dios y dejo el camino, si viene una tentación y me aparta de Dios. Uno piensa todas esas cosas, y por eso como que el Apóstol Pablo, le pone ya la última respuesta al último argumento que uno pueda darle a esa seguridad que él quiere meter en nuestros corazones.

Y dice, mira, nada que pase en este mundo puede separarte del amor de Dios mientras tu te agarres de él. Nadie puede venir por allí y hacer un plan malévolo, un complot para de alguna forma llevarte a salirte de la salvación que Dios te ha dado. Porque todo está ya fríamente calculado, como dice el Chapulín Colorado. Todas las piezas están.... ¿no?

¿Qué nos puede separar? Pon allí lo que tu quieras: tribulación, angustia, persecución, hambre, desnudez, peligro, espada. Pon ahí lo que tu quieras. Nada te puede separar de lo que Dios ya ha dictado para tu vida, mi hermano. Mientras tu te aferres al Señor tu tienes una seguridad de tu salvación, de la bendición de Dios en tu vida. Dice, antes en todas estas cosas somos más que vencedores. No vencedores solamente, sino súper vencedores. Jupernicomen es la palabra que él usa en el griego original: más que victoriosos, súper victoriosos, hiper victoriosos en Cristo Jesús.

Sabe, eso es lo que pasa, que todas las luchas, todo lo que pasa en tu vida Dios lo usa para fortalecerte y para hacerte más fuerte. El Apóstol Pablo entendió eso cuando dijo que Dios permitió que un mensajero de Satanás lo abofeteara, lo torturara. Y él le pidió tres veces al Señor, líbrame de esto, sácame de este lío, Señor, de esta aflicción. Y tres veces el Señor le dijo, bástate mi gracia, mi poder se perfecciona en la debilidad. Entonces Pablo dijo, si es así entonces me gloriaré en las debilidades y en las aflicciones.

Dice aquí, “.... por tanto de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades para que repose sobre mi el poder de Cristo, por lo cual por amor a Cristo me gozo en las debilidades, afrentas, necesidades, persecuciones, angustias, porque cuando soy débil, entonces soy fuerte”. ¡Aleluya!

En todas las cosas tu eres más que vencedor. Dios no te va a sacar de la aflicción, del problema, de la lucha, de la dificultad, pero en medio de ella te va a hacer más fuerte y te va a hacer más que vencedor. No le pidas al Señor que te evite los problemas, pídele que te de fortaleza para salir más que victorioso de los problemas. En todas tus luchas Dios tiene un plan para hacerte más fuerte, más poderoso y mejor, más peligroso contra el diablo y el infierno. Cuando tu salgas de esa dificultad saldrás oliendo a humo, pero bendecido y fortalecido y tu fe dice, purificada como el oro, brillando como el oro, si te mantienes allí en esa promesa. Todo lo que me sucede es para mi bendición. Amen.

Vamos a ponernos de pie y vamos a darle gloria al Señor.