Obedecer es mejor que los sacrificios

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Les invito a buscar en el primer libro del profeta Samuel, Capítulo 15. gracias los músicos, tremendo trabajo, una bendición. Capítulo 15 del libro primero de Samuel.

Hermanos yo quiero compartir con ustedes una palabra que ha estado ardiendo en mi espíritu toda la semana y en realidad es un tema que ha ido percollando, bullendo en mi vida a través de los últimos meses, y es un tema que parece tan básico que casi como que es redundante en un sentido, pero que es tan importante y que nunca podremos predicar lo suficiente acerca de él. Se trata del tema de la obediencia, la obediencia, obedecer al Señor. y si me pidieran un título para este sermón siempre ponemos los títulos de los sermones en el Internet y yo quisiera acordarme siempre, ayudar a nuestro hermano Ernst Diehl y a Esmeralda dándole los títulos de los sermones, pero esta vez me acuerdo y quiero ponerlo allí y está relacionado con el relato mismo el cual les quiero hablar, primera de Samuel 15, y el título que yo le pondría es ‘Obedecer es mejor que los sacrificios’, palabras del profeta Samuel mismo.

Quiero leer con ustedes este pasaje, primera de Samuel 15. nosotros hablamos de profecía y yo digo que cuando el Señor pone una palabra candente en nuestros corazones y predicamos esa palabra, es palabra profética de Dios. Reciba esta palabra como una profecía, reciba esta palabra como palabra directa del corazón de Dios para ti y para mí, porque ya yo he tenido que filtrarla a través de mi propia vida, mi propio ser, mis propias necesidades y deficiencias y ya Dios me ha hablado a mí, transmito a ustedes el fruto de esa lucha cuerpo a cuerpo con el ángel de Dios también a través de su palabra.

Primera de Samuel, Capítulo 15, voy a leer de los versículos 1 al 3 y entonces voy a saltar al versículo 7 por ahí más o menos y leeré hasta el 23. dice la palabra del Señor

“... Después Samuel dijo a Saúl – Saúl el gran rey hebreo antes del rey David- Jehová me envió a que te ungiese por rey sobre su pueblo Israel. Ahora pues está atento a las palabras de Jehová...”

Sabe uno podría pararse allí solamente y hacer un sermón de esto. Dios nos da una encomiendo, como se la dio a Saúl de llevar a cabo una tarea, una misión, una carrera en la vida y nuestro llamado de parte de Dios es estar atentos a la palabra de Dios, a los mandamientos del Señor. Sabe que la obediencia comienza con una actitud, una postura, una conducta y esa conducta, esa postura es de estar atentos, de estar alertas, de estar vigilantes a la palabra que sale de la boca de Dios. Si nosotros estamos atentos a la palabra de Dios y la tomamos en serio, entonces podremos obedecer, podremos estar alineados con la palabra del Señor.

Dios llamó a Saúl a una encomienda a dirigir a su pueblo y para hacerlo bien él tenía que estar atento a la palabra del Señor. Ahora específicamente, Dios tenía una palabra para él, un mandamiento específico para él, una misión que él tenía que cumplir, y ahí vamos a ver cómo se desgrana todo esto de la obediencia.

Dice en el versículo 2: “... Así ha dicho Jehová de los ejércitos, yo castigaré lo que hizo Amalek a Israel al oponérsele en el camino cuando subía de Egipto...”

Sabe, Dios tiene una memora muy larga, pero para que ustedes entiendan los que no conocen tanto así de la Biblia o de la historia de Israel, cuando Israel estaba en el desierto, habían salido de Egipto y estaban deambulando en el desierto durante 40 años de peregrinaje, Amalek, una tribu más numerosa, más fuerte que Israel le tendió una emboscada al pueblo judío y tramposamente comenzaron a atacar a Israel desde el lado de atrás, a los débiles, a los ancianos y a los niños. Mostraron una gran saña, mostraron un gran odio contra el pueblo hebreo y a través de los siglos Amalek, aún hoy en día en la teología hebrea judaica, Amalek todavía es visto como un símbolo de Satanás y su odio contra el pueblo de Dios, esa oposición que muchas veces se lanza contra el pueblo de Dios. Dios nunca se olvidó de ese ataque tan traicionero, tan terrible de parte de la tribu de Amalek contra los israelitas cuando estaban en el desierto, y Dios juró enemistad eterna con Amalek y Amalek siempre mostró guerra contra Israel. Y entonces por eso Dios le dice, para que entiendan el contexto, le dice a Saúl, tienes que destruirlos. Entonces dice, voy a castigar lo que él hizo. Y mire cuál es la directiva terrible, yo he escogido este pasaje porque es muy escandaloso, precisamente le voy a enseñar por qué, porque es dramático lo que encarne, lo que contiene este pasaje y mi punto se hace efectivo, yo creo, por medio de él.

Dios le dice a Saúl, “... ve pues y hiere a Amalek, hablando de toda la tribu, toda la nación, los Amalequitas, y destruye todo lo que tiene, y no te apiades de él, mata. Esa es una palabra terrible. Mata a hombres, mujeres, niños y aún los de pecho, vacas, ovejas, camellos y asnos....”

Le dio una misión terrible a Saúl pero había un trasfondo en eso. Dios conocía el corazón de esta gente, sabía que era una tribu empedernida. Dios le había dado mucho tiempo a esa gente para que se arrepintiera y como hizo con todas las demás tribus de Canaán, Dios esperó siglos antes de entregarle la tierra de Canaán a los hebreos y quitársela a estas tribus que estaban allí porque estaba esperando que le colmaran la copa de su pecado y cuando llegó el tiempo en que ya no había vuelta atrás espiritualmente para esta gente, Dios mandó entonces que los hebreos saliera de Egipto y que poseyeran la tierra de Canaán porque Dios siempre primero prefiere la misericordia antes que el juicio, pero llega un momento en que la copa de ira de Dios se llena y entonces viene el juicio.

Esa fue la orden terrible que Dios le dio a Saúl. Ahora en el versículo 7 dice: “... Y Saúl derrotó a los Amalequitas desde Avila hasta llegar a Shur, que está al oriente de Egipto y tomó vivo a Agag, rey de Amalek...”

Fíjate esto, aquí comienza el problema, Dios le dice, destrúyelo todo pues él toma vivo a Agag el rey de Amalek, “... pero a todo el pueblo mató a filo de espada. Y Saúl y el pueblo perdonaron a Agag y a lo mejor de las ovejas y del ganado mayor, de los animales engordados, de los carneros y de todo lo bueno y no lo quisieron destruir. Más todo lo que era vil y despreciable, eso destruyeron.... –y aquí viene ahora la reacción de parte de Dios a esta acción mixta de parte del pueblo hebreo- ..... Y vino palabra de Jehová a Samuel diciendo, me pesa – es una expresión más bien como antropomórfica, Dios es como si Dios le pesara, bueno Dios sabía que esto iba a pesar, pero su ira, su molestia estaba en el corazón divino, - .... me pesa haber puesto por rey a Saúl porque se ha vuelto en pos de mí y no ha cumplido mis palabras....”

Hermanos, Dios toma muy enserio cuando nosotros no cumplimos su palabra, porque Dios se toma enserio a sí mismo.

“... Y se apesadumbró Samuel y clamó a Jehová toda aquella noche...”

Yo me pregunto qué le habrá pedido Samuel. Estuvo toda la noche clamando por Saúl. Samuel amaba a Saúl. Saúl era como un hijo espiritual de Samuel. Él lo había introducido al reinado y yo me pregunto cuántas veces, hermanos, nosotros, gente que nosotros amamos, que están en desobediencia, puede ser un hermano nuestro, puede ser un familiar, un amigo íntimo, una persona a quien respetamos mucho y queremos, pero están en desobediencia, están en contrariedad a la palabra de Dios y sin embargo Samuel tuvo que ejecutar la palabra del Señor, tuvo que ir donde Saúl y darle el veredicto terrible. Y eso ya nos entra en el sermón de que muchas veces hoy en día yo veo en la sociedad tanta gente que inclusive en la iglesia misma de Jesucristo, estamos permitiendo que el afecto y el cariño nos haga deslizar de ejecutar y respaldar la palabra del Señor. Yo veo cada día más y más gente diciendo, bueno, pero yo amo a esas personas y qué de malo tiene, y que son gente tan decente y tan buena, y esto y lo otro, y como si nosotros pudiéramos cambiar el veredicto de Dios simplemente porque nuestros afectos están comprometidos con la gente.

Nosotros sabemos que no es así. El amor y el afecto y el cariño nada tienen que ver, hermanos, con la justicia de Dios cuando tiene que ser ejecutada. La justicia de Dios está por encima de nuestros afectos, ¿sí o no? Está por encima de nuestra amistad, está por encima de nuestros lazos familiares, está por encima de nuestras lealtades y nuestras alianzas. La palabra de Dios es la palabra de Dios y tenemos que obedecerla.

Samuel amaba a Saúl, Dios amaba a Saúl, pero había un principio espiritual involucrado en este drama y ese principio tenía que ser respetado, tenía que hacerse valer. Pero me impacta el drama de Samuel, toda la noche clamando. Qué le habrá dicho Samuel, Padre, ten misericordia de él, dale un tiempecito más, es desobediente pero no es una mala persona, él ha tratado pero todavía no, pero.... Dios fue claro con Samuel, no, ve y dale mi palabra, no ha cumplido con mis palabras.

Entonces madrugó luego Samuel, cuando Dios te dice que hagas algo, aunque tu no quieras hacerlo y aunque involucre a una persona que tu amas, hazlo rápido. No lo hagas a medias. Samuel madrugó.

Recuerdo a Abraham cuando Dios le dijo, sacrifica a tu hijo y dice que Abraham se levantó de mañana y se preparó y preparó la leña y se fue a camino a ejecutar lo que Dios le había dicho que sacrificara a su hijo también. Actos de obediencia que son dolorosos pero que tienen que ejecutarse porque la palabra del Señor es mucho más poderosa que cualquier afecto que haya en nuestro corazón. Quiera el Señor darnos esa integridad que muestra Samuel aquí.

Pero eso no es mi sermón, en realidad, pero estoy señalando algunas cositas en el camino. Samuel madruga para ir a encontrar a Saúl por la mañana “....y fue dado aviso a Samuel, diciendo, Saúl ha venido a Carmel y he aquí se levantó un monumento y dio la vuelta y pasó adelante y descendió a Gilgal....”

Antes de continuar, fíjese eso, qué está haciendo. Saúl se hizo un monumento a sí mismo. Usted puede ver allí algo del corazón de este hombre, cómo está vinculado a su record de desobediencia. En el corazón de Saúl al final de cuentas había orgullo espiritual, había soberbia, había un engrandecimiento de sí mismo antes que de Dios. y lo muestra en varias ocasiones más adelante. Pero yo siempre he dicho que en el fondo de la desobediencia está el orgullo, está la rebeldía, está en nosotros creer que nosotros sabemos más que Dios, y de anteponer nuestras necesidades y nuestros apetitos antes que la palabra del Señor.

En esta cultura en la cual nosotros vivimos, que se ha alejado tanto de los mandamientos de Dios, al final de cuentas hay eso mismo, una cultura que quiere hacerse un monumento a sí misma antes que a Dios.

El Apóstol Pablo dice que honraron a la criatura antes que al creador y por eso Dios los entregó a una mente reprobada, a una mente fallida. Cuántas veces los hombres quieren hacerse un monumento a sí mismos y decir, nosotros sabemos más que Dios. Esta palabra ya está out of fashion. Hoy en día ya nuestros conocimientos psicológicos y sociológicos, históricos y científicos ya nos han mostrado que esto está fuera de fecha, y quieren erigirse un monumento a raíz de todo hay eso. y por eso yo creo que es tan importante para Dios la obediencia, porque la raíz de la desobediencia está siempre la duda del carácter de Dios, es cuestionar, oh, si Dios lo dijo, pero quizás, esas son cositas de viejos, ya está demasiado viejo, demasiados siglos tiene viviendo así que vamos a ponerlo al día, vamos a poner la palabra de Dios al día.

Hay un descuido de la persona de Dios, es como la raíz del mal de la humanidad es eso, es la rebeldía, es la desobediencia. Adán y Eva en el Edén qué fue, una desobediencia y por eso este mundo ha sufrido tanto a través de la historia. Y antes de Adán y Eva, quién, Lucifer, el ángel más exaltado que Dios había creado, que también quiso ponerse en el lugar del creador. Desobedeció al Señor, se rebeló contra él y por eso es que Dios detesta, hermanos, la desobediencia. Es más, mire cómo lo pone aquí, me voy a detener allí pero vamos a ver más adelante, yo no quiero adelantarme demasiado. Mire,

“... vino Samuel, versículo 13, a Saúl le dijo, bendito seas tu de Jehová, yo he cumplido la palabra de Jehová...”

¿Están ustedes de acuerdo? Yo he cumplido.... Él no había cumplido la palabra del Señor, pero Saúl era un hombre superficial, o quizás quería curarse en salud como decimos, había allí una cosita que le decía, tu no has cumplido, tu no has hecho todo y quiso ponerse como antes de que le dijeran nada.

“... Yo he cumplido la palabra de Jehová. Samuel entonces dijo, aja, pues – ese aja, lo estoy añadiendo yo, un comentario- pues qué balido de ovejas y bramido de vacas es este que yo oigo con mis oídos...”

Estaba ahí el ganado bramando y haciendo todo tipo de ruidos y de sonidos contradiciendo con su presencia esa aseveración de Saúl de que él había cumplido la palabra del Señor.

¿Y eso que yo oigo, qué es? Es un DVD o un CD o lo que sea, una grabación de animales. Son los animales que tu rehusaste matar según Dios te dijo.

“...Y Saúl respondió, bueno, de Amalek los ha traído porque el pueblo perdonó lo mejor de las ovejas y de las vacas para sacrificarlas a Jehová, tu Dios. pero lo demás, sí lo destruimos....”

Explicaciones, explicaciones, justificaciones. Me interesa eso también que dice, a Jehová, tu Dios. Saúl no conocía bien a Dios, él no conocía al Dios de Samuel. Saúl no tenía verdadera intimidad con Dios. Sabe que muchas veces la desobediencia nace de una falta de compenetración con el carácter de Dios.

Cuantos de nosotros nos tomamos todo tipo de libertades con Dios, incluyendo el que les habla, porque no entendemos a veces todo lo que conlleva la presencia, la santidad de Dios. Hay superficialidad, yo creo que mucha gente peca por ignorancia de quién es Dios. Subestimamos la seriedad de Dios, subestimamos lo en serio que Dios se toma a sí mismo, subestimamos lo pesada que es los decretos de Dios. Cuando Dios dice algo, él no quiere decir, menos o más, no, él dice lo que él dice y él dice lo que quiere decir. Y lo que él quiere decir es lo que él dice, ni más ni menos. La palabra del Señor, las expresiones de Dios son como, dice la Biblia que son como, dice, refinadas 7 veces, son pasadas por el cedazo y cuando salen, salen con precisión.

Hermanos, lo que Dios pone en su palabra eso es lo que Dios quiso decir. No podemos añadirle, no podemos quitarle, no podemos estirarle para que quepa más, no podemos hacerlo más estrecho para que quepa menos, es lo que Dios dice, y lo que nosotros tenemos que aceptar, y a lo que nosotros tenemos que sujetarnos. Pero muchas veces como Saúl, estamos jugando, no conocemos de Dios, no conocemos lo serio, no conocemos lo preciso, lo exacto que es Dios en sus mandamientos, en sus principios, en lo que él ha dejado establecido, y si el pueblo de Dios se compenetrara más con la santidad de Dios, si entendiéramos más.

Pero Saúl habla de Jehová, tu Dios. Saúl era un cristiano a medias, y estoy usando esa expresión. Era un creyente de esos creyentes tibios como tantos políticos que dicen que son cristianos pero no tienen una experiencia verdadera con Dios. Se toman libertades a diestra y a siniestra y entonces usted los ve jugando con la palabra de Dios, tratando de hacer decir la palabra de Dios lo que no ha dicho. Y eso vemos aquí en este diálogo.

“.....A sí, nosotros, el pueblo mejor de las ovejas pero para sacrificarlas, pero lo demás sí lo destruimos. Entonces dijo Samuel a Saúl, déjame declararte Saúl lo que Jehová me ha dicho esta noche. Y él le respondió, bueno, di, .... – ahí como que se enfriaron las cosas un poquito, el entusiasmo de Saúl yo creo que decayó un poco y entendió que la cosa iba en serio y dijo Samuel-.... Saúl, aunque tu eras pequeño en tu propios ojos, no has sido hecho jefe de la tribu de Israel... – Dios lo está llevando a través de un recorrido- ... y Jehová te ha ungido por rey sobre Israel y Jehová te envió en misión y dijo, ve, destruye a los pecadores de Amalek y hazles guerra hasta que los acabes. ¿Por qué, pues, no has oído la voz de Jehová sino que vuelto al botín has hecho lo malo ante los ojos de Jehová? Y Saúl respondió a Samuel, bueno antes bien, yo he obedecido la voz de Jehová...

Hermano, cuando Dios te dice algo no lo trates de rebatir, no entres en disputa con Dios, no entres en lucha y en conflicto con el Señor, sujétate, sométete. Pero Saúl comienza justificarse, “... antes bien, yo he obedecido la voz de Jehová, y fui a la misión que Jehová me envió, y he traído a Agag rey de Amalek y he destruido a los amalecitas. Bueno, y el pueblo tomó del botín ovejas y vacas y las primicias de la anatema para ofrecer sacrificios a Jehová, tu Dios en Gilgal....”

Mire, ya como que ahora es el pueblo el problema. A veces tratamos de tirarle las cosas a los demás, echarle la culpa a la gente, mi papá y mi mamá que hizo esto y no hizo aquello y me trató de esta manera, y la sociedad que me ha tergiversado la cosa, y esto y lo otro. Estamos siempre echándole la culpa a los demás. Y mire estos próximos dos versículos que yo le decía a la iglesia, esta es mi Biblia de trabajo. Si usted mira estos dos versículos, yo primero los tengo bold, con un lápiz de sombra, highlighted, amarillo, lo tengo en amarillo, pero no contento con eso, después lo subrayé en alguna otra lectura y después de eso le metí una línea vertical al lado, y después le puse un asterisco bien grande, para que no se me escape lo que dice aquí, porque es un principio espiritual bien importante, dice:

“... Y Samuel dijo, se complace Jehová tanto en los holocaustos y víctimas como en que se obedezca a las palabras de Jehová. Ciertamente el obedecer es mejor que los sacrificios y el prestar atención que la grosura de los carneros porque como pecado de adivinación es la rebelión, y como ídolos e idolatría la obstinación, por cuanto tu desechaste la palabra de Jehová, él también de ha desechado para que no seas rey....”

Terrible imagen. Pero es un pasaje muy, muy gráfico que si nosotros le ponemos atención nos podemos evitar muchos dolores de cabeza, mis hermanos, muchos momentos trágicos y difíciles en nuestra vida.

Déjenme a vuelo de pájaro compartir con ustedes unos principios específicos que se desprenden de este pasaje.

1. Dios es específico en lo que pide y manda. En el versículo 3 vemos aquí que Dios le dio una orden a Saúl y fue absolutamente meridianamente claro en lo que él esperaba de Saúl, y que terrible es esa orden, pero Dios se la dijo con lujo de detalles. Dijo, “ve pues, hiere Amalek, destruye todo lo que tiene y no te apiades de él...” Es a toda la nación, incluyendo su rey, “... mata a hombres, mujeres, niños y por si acaso, aún a los de pecho....” Yo sé que las madres en este momento como que uno se estremece ante lo terrible de esa orden, pero fue bien claro y por eso es que mucha gente hoy trata de escabullirse de ciertos versículos de la palabra del Señor, porque es que ofende al sentido de justicia y de misericordia y todo lo que uno como cristiano ha aprendido del corazón de Cristo y de los valores del Evangelio. Uno escucha una cosa así y uno dice, pero eso lo escribió un psicópata enfermizo, un genocida de estos. Eso no puede haber salido del corazón de Dios, esa es la reacción humana a una palabra así, pero Dios fue bien claro, bien específico, “.....aún a los de pecho, vacas, ovejas, camello y asno...” y puede haber dicho, mira, si ves una lombriz por allí, también le cortas la mitad. Y si hay un pajarito volando por ahí, tírale una flecha también para que no se escape. La idea era totalmente contundente, clara, detallada, precisa, maciza, concisa.

Hermanos, cuando Dios dice algo, Dios... es lo que yo digo, que las palabras del Señor son refinadas 7 veces. Yo he aprendido a respetar lo más que yo pueda la palabra del Señor, con el paso del tiempo porque la experiencia me enseña que cuando Dios dice algo y lo violamos aunque sea mínimamente las consecuencias no se dejan faltar. Dios es detallado y muchas veces nosotros creemos, bueno, no, Dios dijo eso pero no exactamente lo que él quiso decir, estoy seguro, y entonces comenzamos a jugar con la palabra. Y cuántos de nosotros nos permitimos todo tipo de libertades. La palabra del Señor tiene tantos mandamientos y principios y nosotros por eso es que tenemos que conocer la palabra para poder nadar conforme a sus corrientes en vez de contra la corriente de la palabra de Dios. Nosotros tenemos que ser precisos.

Yo he aprendido, hermanos, a esta palabra respetarla, amarla, estudiarla, escudriñarla. Dice si al escudriñaras como el oro y la plata entonces entenderás sabiduría. Yo te quiero decir hermano, mira yo he visto cómo esta palabra, en todo es precisa, es confiable. Tu puedes ir al banco con ella. Cuando Dios te mando a algún mandamiento en algún área de la vida, sea en el área de las relaciones humanas, sea en área de tu vida íntima, pensante, sea en el área de tus finanzas, sea en el área de tu trabajo, sea en el área de tu matrimonio, sea en el área de tus hijos, sea en el área moral, en el área ética, en el área financiera o lo que sea, en cualquier área, Dios tiene directrices específicas que te da a tu vida y nos conviene muy bien respetar la especificidad de Dios y caminar dentro de los mandamientos del Señor escrupulosamente, específicamente. Escudriña la palabra del Señor y entonces cíñete a ella con especificidad.

Dios le dijo a Saúl exactamente lo que él quería entonces Dios es específico. Aprendamos a respetar lo que Dios manda.

2. Eso tiene una corolaria, algo que está añadido, que está pegado a ella. Dice, tenemos que obedecer, este es el segundo principio, tenemos que obedecer a Dios al pie de la letra. Yo escribí aquí en paréntesis, parcial no es suficiente. Obedecer a Dios en parte no llega al blanco, no cumple con el requisito.

En primera de Samuel 15, versículo 9 usted ve aquí dice que “... Saúl y el pueblo perdonaron al rey Agag y a lo mejor de las ovejas y del ganado mayor...” ¿qué le dijo el Señor a ellos? Mátenlo todo aunque sea la vaca más bella que hay en el mundo, tienes que matarla. Aunque tu veas dentro de ella el bistec más precioso y más grueso, tienes que matarla. No la puedes perdonar. Y tienes que matar a todo el mundo. Ellos se dejaron impresionar por el rey, quizás el rey les pidió perdón, o les ofreció esto o lo otro, y Saúl en vez de ejecutar la orden, perdonó en un momento de falsa misericordia quizás. Acab otro rey maligno perdonó a Benadad, el rey de Siria, y Dios también lo ajustició terriblemente. Porque hay momentos en que no es tiempo para misericordia y para gracias. Hay momentos en que gracia y misericordia a un Dios que te ha dicho que no es el tiempo para ello, eso es desobediencia y pecado. Es una palabra difícil, hermanos, porque uno pensaría, bueno, la misericordia y la gracia son para todo el tiempo. No, hay tiempos en que el juicio es lo conviene. Hay tiempos en que lo que tu tienes que hacer si tu amas a una persona es, con amor, con temblor y temor, darle la palabra de Dios y entonces allá ellos y que sean responsables ellos. Pero ay de ti, si cuando Dios te dice, mira, adviértele a esa persona que está en caminos de destrucción y de pecado y tu vas y le dices, no te preocupes que todo está bien, Dios es un Dios de misericordia. Dios comprende, Dios entiende, no te apures. Eso es terrible y Dios ajusticia y enjuicia a la persona que da palabra de paz cuando Dios está en guerra con un individuo. Y en nuestra propia vida es igual, nosotros tenemos que satisfacer al pie de la letra.

Saúl para su crédito ejecutó la misión, fue al sitio, mató a toda la gente, pero una sola persona perdonó y eso era ya suficiente para que desobedeciera. No mató todo el ganado que Dios le había dicho, todos los animales, y eso acarreó el juicio de Dios. Cuántos de nosotros muchas veces estamos obedeciendo a Dios en muchas áreas significativas en nuestra vida, pero hay áreas que sabemos que están débiles, hay unas cuantas tuercas y tornillos de la maquinaria que están flojas. Y nosotros decimos, bueno es que no tengo tiempo ahora, o no, después otro día cuando yo tenga más fuerza y me sienta más consagrado, entonces yo haré esto y lo otro. Y vivimos vidas esquizofrénicas. Hay áreas de nuestra vida que están apartadas de Dios, están cerradas a la penetración de la palabra de Dios y en otras áreas estamos bien. Pero ¿saben qué? Nosotros tenemos un enemigo de nuestras almas que no perdona las áreas de inconsistencia y que él nos, viene ante Dios y nos acusa por esas áreas y son brechas que abrimos al ataque del enemigo.

Hay en la Biblia la historia de un rey que fue a la guerra contra la voluntad del Señor y dice la Biblia que cuando él se metió a la guerra, se disfrazó para que no supieran que él era el rey, y dice la Escritura que un soldado, cualquiera tiró una flecha al aire y esa flecha vino ciegamente y penetró al rey entre las dos costuras de su armadura, entre una apertura de su armadura, por ahí penetró la flecha. Y ese rey terminó muriendo ese mismo día, ¿por qué? Porque estaba en desobediencia.

Y muchas veces es así hermanos, a veces en nuestra vida hay áreas, tenemos un 80%, un 70%, un 90% que está todo bien, pero hay un 10% y por ahí el diablo mete su flecha. La Biblia dice, no deis lugar al diablo. Y lugar quiere decir, en el griego original, quiere decir, no le den asidero, no le den una uñita a Satanás, no le den ningún espacio porque él sabe, él es un observador de la humanidad y sabe por dónde nos agarra. Y muchas veces en nuestra vida hay muchas áreas, hay personas, bueno, usted no lo va a agarrar por el área de las finanzas, o de las mujeres, pero lo va a agarrar por el área de la ira y del rencor. Otra persona usted nunca la va a agarrar en el área sexual pero lo va a agarrar por las finanzas o por las relaciones humanas o cualquier otra cosa. Hay otros que el diablo no lo va a agarrar por ningún problema financiero, pero sí por el juego o por la ira o por cualquier otra cosa. Y es por allí donde nosotros tenemos que tener cuidado, dónde están los huecos en nuestra armadura, cuáles son las áreas en las cuales nosotros no le hemos cedido al Señor y que necesitamos... y nosotros tenemos que examinarnos para traer esas áreas al Señor, para que el Señor las cierre, las selle, porque un área de descuido es suficiente para traer destrucción a nuestras vidas porque tenemos un enemigo. Dios es misericordioso pero hay un enemigo, un fiscal que nos acusa y no perdona ninguna deuda y demanda que se haga juicio contra la persona está en desobediencia. Y tenemos que buscar esas áreas y pedirle al Señor, Señor, endereza esa área de mi vida.

Como dice el salmista, examíname, oh Dios y conoce mi corazón, pruébame y conoce mis pensamientos, y ve si hay en mí camino de perversidad y guíame por el camino eterno. Puede usted decir amen a eso.

3. otro principio que se desprende de este pasaje. La alabanza y los rituales no son sustituto para la obediencia. Mire lo que pasa aquí, Saúl dice, oh, pero esas vacas y esas ovejas, fue que las guardamos para adorar al Señor. El departamento de finanzas del templo me dijo que si nosotros economizábamos 400 de las mejores vacas a 400 dólares cada una nos economizábamos 160.000 dólares que podíamos usar entonces para pagar el templo y para pagar la adoración, y esto y lo otro. y Dios dijo, yo no les dije a ustedes que pusieran a calcular, no, yo les dije, mátenlo todo. Yo prefiero, antes de que me des sacrificio, que me den obediencia. Eso fue lo que le dijo Samuel a Saúl.

Dios no se complace tanto en sacrificios como en que lo obedezcan. Muchas veces, hermanos, cuántos de nosotros queremos sobornar a Dios, vamos a ver. Cuántas veces nosotros creemos, bueno, yendo a la iglesia y ofrendando y diezmando, eso va a hacer que Dios me vea con un poquito más de misericordia y que no le ponga atención a todas las áreas de mi vida que están en manga por hombro.

O si yo sirvo en el cuerpo de diáconos, si yo estoy en la iglesia todos los días haciendo esto, y yo soy director de una célula, que yo danzo y alabo al Señor con gozo y esto y lo otro, pero estás en desobediencia en áreas de tu vida. Hay áreas de tu vida que no le estás cediendo al Señor. Estás, quizás en tu matrimonio, no estás honrando a tu esposa y estás abusando de tu dirección como líder espiritual, estás quizás oprimiendo en tu casa. Quizás estás hablando mal de tu prójimo, quizás hay otras áreas en tu vida que no están bien con el Señor y tu crees que solamente porque tu le das al Señor o que sirves al Señor, que eso es suficiente.

Yo he aprendido que a Dios no se le puede sobornar, que nosotros tenemos que ser consistentes en todo lo posible delante de Dios. Saúl pensó, y yo creo que era una mera justificación, que si apartaba estas cosas, Samuel, le dijo, no, no es así Saúl, esto es cuestión de obedecer al Señor.

El Señor Jesucristo, en otro pasaje que yo debatí cuál de los dos usaba para la base de mi sermón, es donde el Señor le dice a los discípulos y a la gente, ¿por qué me decís Señor, Señor y no hacéis lo que yo mando? Así dice el Señor muchas veces a las congregaciones y a nosotros. Tu me estás alabando, me estás glorificando, estás viniendo a la iglesia, estás dando tu diezmo, eres entregado en muchas cosas, pero no haces lo que yo te digo en tu vida espiritual, en tu vida moral, en tu vida ética, en tu carácter, en tus relaciones humanas. Hermanos, la adoración no es sustituto para la obediencia.

4. escuche esto, nuestro sentido de justicia y misericordia no son mejores que la justicia y la misericordia de Dios. Lo voy a decir otra vez, porque puede confundir, nuestro sentido de justicia y misericordia no son mejores que la justicia y la misericordia de Dios. ¿Por qué yo digo esto? Porque Saúl antepuso su propio sentido de misericordia, perdonando a Agag antes de la ley de Dios, que dijo tienen que destruir a todos.

Yo veo en esta sociedad un problema y lo veo también en la iglesia evangélica, más y más en Estados Unidos, y esta idea de que nosotros creemos como que con el tiempo que nosotros podemos mejorar y calibrar un poquito más el amor y la misericordia de Dios, y creemos que buscando subterfugios y cositas por aquí, por allí, podemos ser más misericordiosos y más amorosos que Dios.

Hoy en día, por ejemplo, con el matrimonio homosexual, cuánta gente dice pero qué de malo tiene eso, si se aman, si son gente que también tienen derecho a amar, ¿usted ha escuchado eso alguna vez? Y quién soy yo para decir, no eres tu, es lo que dice la palabra del Señor. Mi amor, mi misericordia, hermanos, o que es mi amigo y es tan buena gente y yo lo amo tanto. Y ¿sabe qué? Estamos anteponiendo. O que yo hablé con esa persona y hay tanta angustia y tanta lucha en él que yo tengo que creer que eso es de Dios.

Mire, la palabra de Dios es la palabra de Dios. Tu sentido de justicia y de misericordia, tu no puedes ser más misericordioso que Dios, escúchalo bien. Tu nunca vas a poder mejorar la misericordia, la bondad y la gracia del Señor Jesucristo, nunca. Y yo he dicho siempre que si Dios dice algo, eso por de por sí lo hace bueno ya, lo hace noble, lo hace justo, lo hace perfecto. Yo no soy nadie para cuestionar lo que Dios dice. Mi rol, mi papel, es sujetarme a un a regañadientes a lo que Dios ha dicho y obedecer y decir, un día cuando yo llegue al cielo yo no voy a preguntar a papá Dios por qué él me mandó a hacer eso y a creer eso. Y yo te aseguro que Dios se va a sentar contigo y te va decir, mira, esta y esta era la razón, y tu vas a decir, ah, ahora entiendo. Y tu vas a darte cuenta de que era exactamente lo que se requería a la luz de la economía total de la humanidad.

Cuántas veces en nuestra vida nosotros hemos pasado cosas que no parecen tener sentido en absoluto y después, años después o meses después vemos, caramba, la verdad es que Dios se las trae. Que sentido hace y cómo le damos gracias al Señor porque se impuso sobre nosotros. ¿Sí o no? Porque hermanos es así, muchas veces Dios humilla la razón humana para ver si lo vamos a honrar y aceptar o no. Y si usted baja la cabeza y hace las cosas conforme como Dios lo dijo, aunque ofende a su razón, usted va a ser bendecido, aunque ofenda su sentido de justicia, aunque ofenda su sentido de misericordia.

Cuando el Señor Jesucristo le dice a Pedro, Pedro, echa las redes al mar para pescar y Pedro le dice, pero Señor, si toda la noche estuvimos pescando, en situaciones óptimas y no sacamos ni un solo pez, pero Pedro añade, pero Señor, en tu palabra yo echaré la red. En otras palabras, tu sabes lo que estás haciendo. ¿Y qué pasó? Pedro recogió multitud de peses, tanto que se hundía la barca y tuvo que llamar a otros para que vinieran y lo ayudaran a recoger peses. ¿Por qué? Porque cuando Dios dice las cosas, aunque parezca loco, aunque parezca escandaloso, aunque parezca injusto, eso es lo que va y ay de aquel que se rebela contra ello y el que recibe la palabra del Señor es bendecido y es prosperado. No pensemos jamás que vamos a mejorar sobre lo que Dios ha declarado.

Ay de aquella nación que quiere poner su propio sentido y definición de justicia antes de lo que Dios ha determinado.

5. Tenemos que obedecer y ser fieles, no solo en lo aceptable y razonable, sino en lo escandaloso y ofensivo a la razón. Ya lo dije, esa es la corolaria de lo que he dicho antes. Por eso es que tenemos que obedecer y ser fieles, no solo en lo aceptable y razonable sino en lo escandaloso y ofensivo a la razón.

Mi hermano, mi hermana, hay gente aquí en esta congregación ahora mismo, lo digo proféticamente, Señor que hay áreas en tu vida que para tu alinearte con lo que Dios quiere de tu vida, tu vas a tener que hacer algo que te va a desgarrar el corazón, tu vas a tener que romper con alguien a quien tu amas mucho, y te va a sangrar el alma, pero vas a tener que hacerlo, y si lo haces vas a ser bendecido. Si eres obstinado u obstinada y persistes va a venir el juicio a tu vida.

Hay áreas de tu vida que te dan mucho placer, mucho gusto, mucha satisfacción, te halagan pero si tu no se las entregas al Señor van a ser la fuente de tu destrucción, te va a doler, te vas a preguntar, pero por qué, qué de malo tiene eso. Porque el Señor lo dice.

Otro pasaje que me vino a la mente esta mañana acerca de eso es cuando el Señor Jesucristo envía a los discípulos y le dice a los discípulos, díganle a una gente que ellos no conocían, que ese asno se lo entreguen al Señor, era cuando el Señor iba a entrar a Jerusalén en su entrada triunfal, montado en un asno. Y fíjense lo que dice, dice Jesucristo y si le preguntan a ustedes que por qué tienen ustedes que entregar ese asno, díganle lo siguiente, porque el Señor lo necesita. Guau eso me impacto, es un versículo precioso.

Hermano, cuando el Señor te dice que le entregues algo, entrégaselo, porque eso es lo que él dice, eso es lo que él quiere y eso es lo que tu tienes que hacer. Y si tu lo haces vas a ser bendecido, aunque te duela en el corazón, aunque se te parta el alma, aunque te sangren las entrañas, hazlo porque en eso hay gran bendición. Y cuando tu corrijas esa área y te aliñes con la voluntad de Dios aunque sea doloroso el camino, vendrá la bendición a tu vida, vendrá la cobertura de Dios, vendrá el sueño tranquilo, vendrá la esperanza.

Cuantas cosas en nuestras vidas están ahí escondidas e impiden que Dios pueda hacer todo lo que él quiere en nuestra vida. Mira, hay gente aquí en esta iglesia ahora mismo que Dios tiene una cuenta de banco increíble que Dios quiere derramar sobre ti, pero está esperando que tu aliñes tu vida con su voluntad, hay cosas que Dios quiere hacer en tu vida, escúchame, y tu te preguntas pero por qué no viene la bendición a mi vida, por qué es que yo voy a la iglesia, por qué yo diezmo, por qué es que yo hago lo otro, y no he visto la bendición de Dios. Mira, esa área en tu vida que necesitas alinear la palabra de Dios, entrégasela al Señor, vas a sangrar, te va a doler, vas a patalear, te vas a ver amargo, pero cuando tu lo hagas inmediatamente se va aquello y entra la bendición de Dios en tu vida. El que tenga oídos para oír oiga lo que dice la palabra del Señor.

Estoy cerrando ya esto aquí. Otro punto importante.

6. tarde o temprano la desobediencia trae consecuencias funestas. Aquí el énfasis está en tarde o temprano, tarde o temprano la desobediencia trae consecuencias funestas. Saúl fue un hombre que desde el comienzo mismo de su reinado estuvo desobedeciendo el Señor y los hebreos si hubieran tenido ojos entendidos se hubieran dado cuenta que algo estaba mal en el corazón de este hombre porque cuando Dios lo bendijo a Saúl y lo señaló como el primer rey de Israel y le puso su sello a Saúl, dice que cuando fueron a presentar a Saúl, cuando Samuel fue a presentar a Saúl ante la congregación, ante el pueblo de Israel, Saúl no aparecía por ninguna parte. Y la gente estaba preguntando, dónde está Saúl y no lo encontraban. ¿Saben dónde lo encontraron? Escondido por allá en un sitio porque tenía miedo de presentarse, era tímido y tenía miedo de presentarse ante la congregación. Algo ya había en el corazón de este hombre que él mismo entendía que él no estaba a la altura de su llamado. Había una falta de integridad en él. Había un sentido de separación, como cuando Eva y Adán se escondieron de la presencia de Dios, porque sabían que estaban mal.

Y Saúl una y otra vez se rebeló contra Dios, fue inconsistente en su caminar. Y Dios tuvo misericordia de él pero un día Dios dijo, ya se colmó la copa. Hoy es el día y se la cobró todas con intereses.

Hermano, hermana, no permitas, no te juegues, no nos juguemos con Dios porque muchas veces la misericordia de Dios es larga y Dios nos da una soga bien larga y hacemos y deshacemos, y correteamos por aquí y por allí, y hay inconsistencias en nuestra vida y decimos, bueno Dios sabe, Dios es misericordiosos, esto y lo otro, y lo otro. y un día Dios nos jala la soga y nos rompe el cuello. O un día el enemigo nos cobra, porque ese sí que no perdona nada, ¿sabe? Ese no perdona y yo le tengo a veces más miedo a....., a Dios no le tengo miedo, a Dios le tengo respeto, pero a Satanás le tengo miedo porque ese es un acusador. Él no perdona ninguna deuda, no tiene misericordia, siempre está listo para cobrar cualquier cosa. Y entonces por eso es que tenemos que caminar rectamente.

Hermanos, si yo pudiera enfatizar de alguna manera que la palabra que yo estoy dando, no es para atemorizarle, es para bendecirle. Si usted la toman enserio, congregación León de Judá, Dios quiere hacer cosas bellas en ti, Dios quiere este pueblo honrarlo, levantarlo bendecirlo, usarlo, prosperarlo pero Dios dice, antes que venga mi bendición sobre ustedes, vamos a arreglar cuentas, póngase bien conmigo, alíñense a mi palabra, pueblo León de Judá Dios te dice, yo quiero bendecirte, yo quiero derramar mi gracia sobre ti, yo quiero usarte grandemente, yo quiero mostrar la veracidad de mi palabra para contigo y yo quiero darte todo lo que he concebido en mi corazón desde antes de la fundación del mundo, lo tengo destinado y preparado para ti, los regalos que yo hice para ti están preparados y mi corazón está deseoso de entregártelos.

Ahora, ponte a buenas conmigo, arregla tu camina, endereza los caminos torcidos, lo que está demasiado alto, bájalo, lo que está demasiado bajo, levántalo, lo excesivo, hazlo preciso y lo poco ensánchalo, y cuando te alinees mi bendición descenderá sobre ti, cuando la obediencia sea la regla de tu vida, mi bendición correrá como fuentes abundantes a tu vida. Esa es mi palabra para el pueblo de León de Judá en este día, es la palabra del Señor.

Pueblo de Dios este mensaje es para ti, obediencia antes que sacrificio, pulcritud antes que alardes, integridad en lo pequeño y en lo grande, santidad en lo público y en lo privado, obediencia al Señor, integridad delante de Dios.

Lo último, porque quiero terminar en un punto positivo es, que cuando obedecemos somos bendecidos y prosperados. Quiero que los músicos pasen, por favor, gracias, cuando obedecemos somos bendecidos y prosperados. Tengo aquí algo que dice, la obediencia es el mejor conducto.

En el mundo de la ciencia hay diferente conductores de la energía, algunos son mejores que otros. Por ejemplo, la electricidad, el cobre es uno de los conductores mejores y por eso se hacen las cuerdas eléctricas de cobre, los alambres, se usa cobre y hay todavía conductores aún mejores que el cobre. Pero lo importante es que yo diría el conductor mejor de las bendiciones de Dios es la obediencia.

Hay muchos otros conductores de la bendición de Dios, la alabanza es uno, el servicio es otro, el diezmar y darle al Señor de tus bienes preferencialmente es otro conductor de la bendición de Dios, pero de todos los que yo conozco el mejor es obedecer al Señor, tener un corazón sujeto, sumiso al Señor, un corazón tierno para con el Señor, un corazón como la blanda cera que cuando Dios solamente oprime un poquitito enseguida se conforma a la imagen que Dios imparte, que nuestros corazones sean así, que nuestra sensibilidad para con el Señor.

Hermanos, yo estoy convencido de lo preciso de esta palabra que estoy compartiendo con ustedes esta tarde y de lo del momento que es. Por eso es que yo digo que esta es una palabra profética para ustedes y para mí que he estado peleando con ella y bregando con ella todos estos días, estos meses. Hoy el Señor me da libertad para que la comparta con ustedes.

Dios quiere usarnos, bendecirnos, prosperarnos, pero recordemos esto, iglesia, iglesia congregación que me escuchas, Dios quiere que cada uno de nosotros seamos pulcros delante de él. Ustedes no se dan cuenta de todo el deseo que tiene su Padre de bendecirles y de prosperarles. Si ustedes entendieran cuán grande es la pasión de Dios en este tiempo por bendecir a su criatura, el hombre, la humanidad, y a su iglesia usarla, pero eso no puede venir hasta que no pongamos las cosas rectamente delante de Dios.

Lo que decía la palabra profética de esta mañana, hay que arreglar el altar primeramente antes que venga la bendición. Cuando Gedeón fue llamado por Dios para libertar a Israel de los madianitas, le dijo, lo primero que tienen que hacer es túmbenme la estatua esta que le tienen a la diosa Asherah, quiten eso de allí, córtala y hazme un sacrificio con ello. Antes de venga la bendición.

Usted ve, qué ídolo hay en nuestras vidas, qué cosas hay en tu vida, en mi vida que hemos puesto antes que a Dios y la obediencia. y Dios dice, pueblo mío, pueblo mío, yo quiero usarles. El clamor, el llamado de ustedes, la petición de ustedes de ver mi gloria descender sobre Nueva Inglaterra y sobre esta nación, yo la he escuchado y deseo darlo pero enderecen sus caminos, corrijan sus senderos, preparen camino para mi venida y yo llegaré, prepárense vasijas limpias y sobre esas vasijas yo haré descender mi aceite, mi unción, porque mi unción no tiene precio y no puede ser contaminada. Mi unción no descenderá sobre vasijas impuras. Examinemos nuestros caminos, busquemos al Señor, obedezcamos su palabra. Prepárate un hogar, prepárate una vasija limpia en tu vida, destapa los oídos de incredulidad, mi hermano, mi hermana en esta tarde y sal de aquí comprometida con el Señor, comprometido con el Señor de caminar rectamente. No juguemos más con el Señor, me lo digo a mí mismo primero, no más juegos con el Señor para que Dios pueda tener un pueblo, un pueblo, un pueblo, un pueblo, un pueblo capaz de contener su gloria.

Lo que más Dios quiere es su pueblo, un pueblo. Vamos a darle al Señor un pueblo conforme a su gloria. Póngase de pie.

Vamos a entregarle al Señor nuestra vida, vamos a consagrar al Señor de nuevo nuestras vidas, vamos a entregarle al Señor lo que él quiere de nosotros, lo que él más quiere es tu corazón. Eso es lo que más él desea en este día, más que sacrificio, diezmo, tiempo, esfuerzo, trabajo, tu corazón. Dame hijo mío, tu corazón, dice el Señor y miren tus ojos a través de mis ojos. Entrégale al Señor tu vida, conságrala al Señor ahora mismo, tu camino.