Pelea, iglesia, pelea!

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Cuántos vinieron a escuchar palabra de Dios? Creo que su palabra es necesaria en nuestras vidas y yo le doy gracias a Dios y al cuerpo pastoral, al pastor Roberto por esta oportunidad. Y quiero, hermanos, aprovechar el tiempo de entrar a la palabra, y el Señor me ha dado mensaje. Quiero saludar a los hermanos que nos van a seguir por internet, en Alemania, el pastor Ernst, ya lo estoy declarando pastor allá en Alemania; a los hermanos en Italia, en España, en Sudamérica, en Centroamérica, que nos han llamado, han orado, han ayunado.

Hermanos, vamos a dejar que Dios nos hable. Cuántos quieren escuchar la voz de Dios en esta mañana? Levante su mano y muévala así, diciéndole, aquí estoy Señor, háblame. Yo en esta mañana le he pedido al ministerio de hombres y al grupo WPD que nos ayude durante la predicación y vamos, hermanos, a dejar que su palabra corra libremente.

Yo quisiera que ustedes abran su corazón, dejen que la palabra llegue a su corazón. En estos días Dios ha estado moviendo la iglesia en general, incluyendo el pastor Roberto ha estado hablando de la iglesia, el libro de los Hechos, y hermanos, creo que todos sabemos que al nacer la iglesia, pasaron muchas cosas y una de las cosas más sobresalientes que cuando la iglesia nació, allí en el libro, el Capítulo 2 del libro de los Hechos que ya se habló, dice que nació con el bautismo del Espíritu Santo, con un viento recio, con un estruendo.

Y la iglesia siempre ha tomado la posición de una iglesia militante. Todos digan militante. Una iglesia que pelea, una iglesia que debe pelear. Y naturalmente todo el que ha aceptado a Cristo, cuántos saben de lo que estoy hablando de esa pelea que tenemos en la vida? Creo que todos.

Y después de varios años el Señor ha tratado con mi vida y en estos días me dio un mensaje fresco. Es la primera vez que lo predico, me lo dio el Señor, y me dijo, hijo, tu has estado peleando y has ganado algunas batallas, pero yo te quiero enseñar a pelear la manera que yo quiero que mi iglesia pelee.

Quiénes son la iglesia, hermanos? Levante la mano si usted es parte de esta iglesia. Las 4 paredes no son la iglesia. Usted y yo somos el templo del Espíritu Santo. Y hermanos, pidamos las oraciones para que Dios nos de la unción fresca para poder vocear esta palabra que el Señor nos ha dado, es panecito fresco.

Voltee a su hermano y dígalo, abróchate el cinturón para volar. Dígale a alguien. Volar. Cuántos saben que la palabra de Dios los hace volar al cielo? Y hermanos, aquí a mi lado traje mi escudero, porque cada guerrero tiene que tener un escudero, y Dios bendiga a mi escudero, el hermano Renzo Rojas, uno de mis sargentos del ministerio de hombres, de buen tamaño.

Hay templos del Espíritu Santo, pero hay catedrales también del Espíritu Santo y yo y el hermano Renzo somos esas catedrales. Hermanos, voy a pedirles vamos a entrar a la palabra de Dios y vamos a leer unas Escrituras para poder, hermanos, entrar y dar la base del mensaje que yo traigo.

En Judas Capítulo 1, la palabra de Dios nos da una Escritura y estableciendo que la iglesia es una iglesia militante, Judas escribe:

“… Amados por el gran deseo que tenía de escribirles acerca de común salvación… ─todos digan, común salvación─ … me ha sido necesario escribirles para exhortarlos a que contendáis ─todos digan contendáis─ ardientemente por la fe… ─todos digan ardientemente por la fe─… que ha sido una vez dada a los santos…”

Otra Escritura muy conocida en Mateo, Capítulo 16, versículo 18 y 19 que creo que se ha oído muchas veces donde dice:

“…Yo también te digo que tu eres Pedro y sobre esta roca edificaré mi iglesia y las puertas del hades no la dominarán, dice una versión, o la vencerán, dice otra… y te daré las llaves del reino de los cielos y todo lo que ates era tierra será desatado en los cielos y todo lo que desatares en la tierra será atado en los cielos…”

Y la última Escritura en Efesios, Capítulo 6, versículo 12 donde el Apóstol San Pablo dice, quisiéramos que lo leyéramos conmigo a voz alta unánime, todos juntos:

Ya usted hizo algo también en esta mañana para predicar. Lucha, lucha, guerra, pelea. Vivimos en unos tiempos donde la iglesia del Señor sobre la tierra tiene grandes conquistas, grandes cosas están pasando en todo el mundo. Se predica el Evangelio por la radio, por la televisión, por los medios de internet, ya, hermanos, hay palabra difundida por todas partes del mundo. Y gloria sea al Señor por ello, porque la palabra de Dios tiene poder.

Cuántos dicen amén a esto? La iglesia nace, están pasando cosas en el libro de los Hechos que estamos escuchando, pero una de las características de la iglesia que nace en el día de Pentecostés con una actitud militante, de militar, de guerrillar, de pelear. Inmediatamente el primer mensaje de Pedro convierte a 3000 personas; el segundo 5000, hay avivamiento, hay crecimiento, hay guerra, hay persecución también.

Para haber guerra tiene que haber un enemigo. Cuántos dicen amén? Ahora, hay gente que se pelea hasta con ellos mismos, eso ya es otro tipo de guerra. Y yo no sé si aquí hay alguien que se pelea consigo mismo, pero para haber guerra se necesita un enemigo, se necesita, alguien que nos esté tratando de estorbar para conquistar la meta que nosotros queremos conquistar.

Y, hermanos, hay gente que pelea y estudiando las estrategias de guerra, me encontré un libro que la mayoría de los generales en todos las repúblicas, en todos los gobiernos donde existen ejércitos, se habla de este libro muy famoso, las 33 estrategias de batalla o de guerra. Y en este libro me di cuenta que hay maneras, muchas estrategias para pelear, para guerrear, y todas estas 33 están basadas en dos estrategias principales.

La primera es una estrategia que se llama la guerra a la defensiva. Y esta estrategia se usó mucho en la Primera guerra mundial, en la Segunda y hasta en el conflicto de Vietnam donde los soldados hacían hoyos y se metían adentro y allí tiraban balas a los enemigos. Ese tipo de guerra es una guerra muy protectiva, es una guerra, dice es pelear retrocediendo, sin moverse adelante en un hoyo escondiéndose del enemigo.

Pregúntele a su hermano si está escondido del enemigo. Pero sin poder estar seguro de sus estrategias y estar seguro que están las balas llegando y pegándole al enemigo. La guerra defensiva fue una estrategia que se trató, se perdieron muchas vidas porque muchos soldados allí en el hoyo, en el Marine Corps usaban una frase de tres letras, defence fighting position or strategy. Y mucha gente, muchos soldados les enseñaban que allí en el hoyo, si hacían un hoyo y sacaban la cabeza y tiraban balas y las balas llegaban y tumbaban al enemigo. Pero se dieron cuenta que los soldados se sentían muy protegidos en su propio hoyo. Por qué? Porque sí escuchaban las balas, sí escuchaban la guerra, sabían que estaban en guerra, tenían el uniforme, tenían las armas, tenían sus raciones para sobrevivir, pero no avanzaban, se quedaban peleando en un hoyo.

Y ese tipo de guerra defensiva, iglesia, por muchos años muchas iglesias han peleado con esta estrategia de quedarse y no avanzar. Estamos bien, para qué tanto movimiento? Estamos bien cómodos. El soldado en el hoyo se sentía en el hoyo muy cómodo, protegido. Algunos hasta hacían sus cocinitas, sus hoyitos, it was my home, decían algunos soldados. Por qué? Porque allí en el hoyo se sentían protegidos del enemigo.

Y muchas personas en la vida espiritual también pelean así. Y la guerra defensiva causa que el soldado, el creyente se viva en una zona de confort. Estoy sirviendo, pero la pregunta en esta mañana, estás avanzando? Estás conquistando? Estás teniendo victoria? El soldado cuando tiraba balas algunos tiraban, tiraban, no sabían si pegaban o no pegaban. Por allá caía un soldado, oían un grito y se gozaban y decían, all right, estamos ganando! Pero no sabían si en verdad estaban ganando. Porque ellos estaban escondidos, estaban escondidos. No había la visión para ver porque ahí en su hoyo estaban peleando.

Ahora, esta estrategia causó muchas pérdidas de vida, mucha gente murió. Y les voy a decir que hay miles y miles de soldados que murieron en estos hoyos. Y en esta mañana mi pregunta es, cuántos estamos en esos hoyos peleando? Hoyos de auto conmiseración, hoyos a veces de depresión, de luchas personales, a veces un hoyo que parece que no vamos a salir.

Llega a mi mente cuando el salmista dijo allá en el salmo 103, “rescátame vida del hoyo”. Y yo quisiera en esta mañana iglesia, que vayamos a la palabra de Dios porque la guerra defensiva no ha sido la voluntad de Dios sino que el hombre se siente más cómodo peleando en este tipo de pelea. Por qué? Porque ahí no hay mucho riesgo. Sí hay riesgo, pero quiero decirles algo, pasó algo que los enemigos se dieran cuenta que todo lo que tenían que hacer ellos, es comenzar a tirar bombas y bala a los hoyos y los soldados se enterraban solos.

Hermano, hermanas, el diablo quiere que tu te entierres solo. Haces el hoyo para defenderte, no sabiendo que en ese mismo hoyo el diablo quiere destruir tu vida. Pero el Señor lo reprenda. Cuántos saben que hay poder en Jesús? Cuántos saben que hay victoria en Jesús? Ahora, una de las cosas en la guerra defensiva que en la guerra de Vietnam muchos comenzaron a usar droga, opio, la heroína, para estar despiertos toda la noche, porque tenían miedo que durmiendo llegara el enemigo y los destruyera.

Y, hermanos, si ustedes salen a las calles se van a dar cuenta que la mayoría de las personas homeless, la mayoría son soldados, veteranos de Vietnam o de la primera o segunda guerra, porque el enemigo los engañó a usar estas drogas durante la guerra, unos por temor, nos por sentirse, se dormían en los hoyos y el enemigo todo lo que tenía que hacer el enemigo, pasaba y barría con balas o tiraban granadas y los mismos soldaditos salían y caían enterrados.

Dijo un soldado, no supimos de dónde salió el enemigo porque los vietnamitas hicieron una estrategia, hacían hoyos y escarbaban y luego no tenían que hacer nada, o tirar una granada nomás así despacito y mataban a los soldados. Muchas vidas se perdieron.

Otra estrategia defensiva es la guerra ofensiva. Esta guerra no se pelea en un hoyo, se pelea avanzando, se pelea, hermanos, dice, es un sistema que fue empleado desde el…. De conquista y atacaba. Los grandes generales siempre aprovechan la ofensiva, porque agarran al enemigo descuidado, lo atacan, lo tumban, salen, no están enterrados sino que están marchando, están avanzando.

Cuántos saben que Dios quiere que la iglesia avance, hermanos? Entonces, esta estrategia ofensiva es, no enterrarse, sino que tomar las armas, levantarse y marchar y conquistar el terreno que Dios quiere que conquistemos. Vamos a la Biblia, yo estudiando esto el viejo Testamento, en Josué uno de los grandes guerreros, en Josué 11:16 donde dice:

“… Conquistó pues Josué toda aquella tierra…”

Todos digan conquistó. Eso implica una estrategia de ofensiva, de ataque, de no retroceder sino avanzar, marchar. Fui a Hebreos, Capítulo 11 y también allí en el libro de los héroes de la fe, en el Capítulo 11 en el versículo 33 dice una frase que me llama mucho la atención, dice:

“… todos ellos por fe conquistaron reinos…”

Todos digan, conquistaron reinos. Dice, “… hicieron justicia, alcanzaron promesas y taparon la boca de leones…”

Una estrategia de conquista, una actitud de conquistar, no voy a estar retrocediendo sino voy a ir caminando, aunque sea un paso pequeño, pero es para adelante, no es para atrás. Venga lo que venga yo voy a alabar a Dios. Pase lo que pase yo voy a darle gloria a Dios. En las buena y en las malas voy a levantar mis manos, voy a reconocer que él es Dios, que él es digno de ser alabado, voy a reconocer, voy a conquistar, voy a pelar, voy a cancelar, voy a darle gloria al rey de reyes, voy a decir que él está conmigo. Pero con acción.

Y quiero terminar, hermanos, rápidamente porque tengo unas ilustraciones. Me llamó la atención un acróstico para explicar un poco esa guerra ofensiva. El acróstico de favor de Dios. Este acróstico es muy importante porque Dios me reveló que para que nosotros podamos tener victoria necesitamos el favor de Dios.

Cuántos dicen amén a esto. En una frase muy clave el Señor Jesucristo lo dijo claro a sus discípulos, “sin mí….” Entonces hermanos, si Jehová no edifica la casa, entonces el favor de Dios es muy necesario.

Vamos a rápidamente explicar un poco este acróstico. La palabra favor, la primer letra, f, esa palabra fe. Todos digan fe. Es una de las primeras armas para pelear ofensivamente porque sin fe. En ese mismo Capítulo 11 dice, “es pues la fe la certeza de lo que se espera y la convicción de lo que no se ve”.

Para tener el favor de Dios necesitamos fe. Alguien diga dame más fe, Señor. Voltee a su hermano y dile, que nos de más fe. Porque la fe es una de las primeras cosas que trae el favor de Dios a tu vida.

Saben que Dios se deleita cuando sus hijos dependen de él. Dije que Dios se deleita cuando su iglesia por fe depende de él. Pero la fe sin obras, letra a para acción. Esa palabra acción la busqué en el diccionario y me di cuenta, hermanos, que esta palabra significa la actitud de actuar en algo, desarrollar algo. Entonces, la fe no sirve para nada si no la usamos. Entonces, la fe necesita acción y la iglesia pelea por fe pero también con acción. Todo lo que nosotros hacemos lo hacemos basado en la palabra y tenemos fe que su palabra es verdad.

Cuántos dicen amén a esto? La f para favor, es visión. Un soldado que no tiene visión va a ser derrotado porque va a morir en su propia miseria o auto conmiseración. Él mismo se va a enterrar y va a decir, no puedo, es imposible. Esta palabra visión en Segunda de Reyes, Eliseo, el profeta Eliseo en una ocasión había guerra y su escudero, ya se fue el mío, pero tenía su escudero a un lado y comenzó a temblar, comenzó a preocuparse, y el profeta la dice, Segunda de Reyes, Capítulo 6, versículo 16 y 17, Eliseo respondiendo le dijo:

“…no tengas miedo…”

Voltee a su hermano y diga, no tengas miedo. Le dijo “… no tengas miedo porque más son los que están con nosotros que los que están con ellos. Lloró Eliseo diciendo, te ruego, Jehová que abras sus ojos…”

Muchas veces tenemos que pedirle a Dios que nos abra los ojos. Cuántos dicen amén a esto? Aprender a usar los ojos de la fe y del corazón. No lo que yo veo, lo que tu ves a lo mejor no es lo que Dios está viendo. Se necesita visión para tener el favor de Dios. Dios se deleita cuando su iglesia usa fe, usa acción, pero tiene visión. Sin visión no hay hermanos, sin la visión el pueblo perece. Se necesita visión para poder sentir el favor de Dios.

La o para favor, esa palabra famosa, oración. Todos digan oración. En otras palabras Jesús una vez lo dijo en otra forma: “… velar y orar…” esa palabra oración, esta carne no le gusta orar. Cada sábado a las 5 de la mañana algunos llegan a tomar con la cabeza, con el Dunkin Donuts, Starbucks y algunos hasta enojados no saludan. Pero hermanos, cuando comienzan a platicar con Dios, comienzan a sentir las caricias de Dios, esa tristeza se cambia en gozo, ese lamento, ese dolor, porque la oración tiene resultado. Dije que la oración tiene resultado. Dios escucha tu oración.

La oración es esa comunicación que Dios quiere tener contigo con esa relación iglesia. La r para favor, es la famosa palabra resistir. Todos digan resistir. Dígalo más fuerte, resistir. Es fácil decirlo pero qué duro es hacerlo.

Someteos pues a Dios, dijo Santiago, resistid al diablo, resistid a quién? Al enemigo. A mi ni me gusta ni decir su nombre. Le damos más gloria al diablo. Cuando yo estaba allá y a veces él se gozo de eso, me gusta. Pero hermanos, una cosa que el enemigo lo tenemos que conocer, pero la Biblia dice, resistirlo.

F para fe, acción, visión, oración y resistir. En este acróstico vemos que la palabra favor nos da a nosotros armas, si las usamos va a haber victoria en nuestras vidas. Ahora, una de las palabras más poderosas es la palabra Dios. Y vamos a rápidamente la D, todos digan dedicación. Esa palabra cuando uno se dedica a algo, se entra alma, cuerpo y espíritu. Cuántos quieren dedicarse más a Dios?

Me dijo un hermano ayer temprano a las 5 iba subiendo yo por los escalones, me dijo, pastor, ore por mí porque estoy orando a que Dios me de la fe para amarlo más que mi propia vida. Guau, ese hermano nunca me lo esperaba.

Y, hermanos, cuando me dijo eso me di cuenta que a veces dedicación implica también consagración. La iglesia pelea defensivamente con el favor de Dios porque estamos dedicados a lo que hacemos día tras día, culto tras culto, actividad tras actividad. Hermanos, día, minuto tras minuto, segundo tras segundo, nosotros estamos seguros que la palabra de Dios es la verdad, creemos en su palabra, la hemos experimentado, la vivimos y peleamos creyendo que esta palabra tiene poder.

Dedicación, dedícate, hermano. Muchos hermanos, llega el buen tiempo, me dijo un hermano, pastor, no cuente conmigo, yo me voy de vacaciones. Después que llegue el invierno nos vemos en la oración, porque yo necesito una vacación. Vacación de Dios me dijo. Guau, dije yo, hermano, ten cuidado que Dios no vaya a tener una vacación de ti.

Dios, dedicación. La siguiente letra, la i, integridad. Todos digan integridad. Esto es honestidad, ser sinceros con Dios. Para recibir el favor de Dios yo creo, hermanos, que una de las armas más poderosas es ser íntegros, ser transparentes con Dios, reconocer que sin él nada somos, sin él nada podemos hacer. Por qué? Porque él nos da la capacidad y la bendición de poder ser íntegros con él.

La o, otra vez, llega a mí que va conectada con visión, que es observación. Si alguno piensa estar firme mire, dice, mire dijo el Apóstol, mire…. Dígale a su hermano, observa. No todo lo que brilla es oro. A cuántos les han engañado oro falso? Sean sinceros, cuántos han sido engañados? Nadie quiere levantar la mano? Cuántos le dijeron que eran 14 quilates o 18 quilates y fue y las llevó y le dijeron. Allá en Nápoles, Italia, para los hermanos italianos de Nápoles, hay un lugar que venden oro de todos tipos de … venden ropa, venden Nike, venden Louis Vouitton, venden muchas cosas, y me compraron los hermanos un reloj bien hermoso, y el pastor dijo, esto sí es oro, me lo puse y se puso verde la mano inmediatamente. Y dijo, pastor, nos engañaron. Nosotros no sabemos de oro. Cuidado, observa, observa, observa.

Voltee a su hermano y diga, es tiempo de observar. Es tiempo de observar. Se levantarán falsos maestros, falsos profetas, habrá engaño, pero gracias a Dios que la iglesia tiene con quién pelear y para qué? Lo que nosotros hacemos lo hacemos confiando que Dios va a dirigiendo nuestros pasos. Observa. Observa.

La s de Dios, es palabra tan poderosa, santidad. Todos digan santidad. Yo creo que la palabra no se equivoca allá donde dice que si la paz y la santidad. Esa palabra para algunos es una palabra muy fuerte, muy difícil, pero simplemente quiere decir separación de practicar el pecado. Cuántos saben que la sangre de Cristo nos perdona todos los días? Cuántos ya le pidieron perdón hoy? Levante su mano si le pidió perdón al Señor. Si no le ha pedido, pídale perdón porque esa es una de las cosas más importante. Para ser santos hay que aplicar la sangre de Cristo a nuestras vidas.

Hermanos, iglesia, es tiempo de pelear en la ofensiva. Salgamos de nuestros hoyos y vamos al ataque, vamos a pelear la buena batalla. Pablo lo dijo en esa frase, “he peleado la buena batalla, he acabado la carrera”.

Pero esa palabra buena la investigué en el griego, en el español, en el italiano, inglés, francés, y en todas las lenguas significa la misma cosa: guerrearon pelear con éxito. Dios no nos ha llamado a derrota. Cuántos dicen amén a esto?

Cuando Pablo escribió “somos más que vencedores”, digo en todas estas cosas somos más que vencedores. Él estaba declarando que él se había dado cuenta que aunque estuviera en la cárcel, en la prisión, estuviera en la catacumba más profunda, Dios estaba con él. Hermanos, Dios está contigo, hermana, Dios está contigo. Hay poder en Jesús.

Y yo quiero, hermanos, terminar y quiero que como dije al grupo de los hombres y también a los jóvenes de WPG ayudarme a hacer unas ilustraciones para explicar un poco todo lo que nosotros tratamos de dejar a toda la iglesia. Todos digan pelea, pelea iglesia. Dígalo más fuerte: pelea… digan favor de Dios. Yo quiero más el favor de Dios. Yo siento que Dios ya está aquí viéndonos con una sonrisa y diciendo, mis hijos quieren pelear como yo quiero que ellos peleen. Somos más que victoriosos, somos más que vencedores. Y hay que tomar una actitud de soldados victoriosos.

Hermanos, voy a pedir que a los hermanos que van a prepararse para hacer esta ilustración, yo quisiera que ustedes nos escucharan, tuvieran un poco de paciencia, voy a tratar de ser rápido. Quiero explicar una cosa; que en estas ilustraciones voy a hacer el llamamiento al altar después de cada escena, porque representa una cosa muy importante. Si ustedes me escuchan yo quisiera que todos entráramos como que si estuviéramos en la base militar y que Dios nos está diciendo, ejército, iglesia, yo quiero llevarlos a conquistar una gran batalla.

Cuántos están en una batalla en esta tarde? Levanten su mano. Cuántos tienes muchas? Si tienen más de 2 batalla, levante dos manos. Si tienen más de 3 levanten los pies también. Yo, hermanos, creo…

Bueno, vamos hermanos, a establecer algo primero, que la iglesia es un ejército militante. En el estudio de la iglesia en la teología nos damos cuenta que la iglesia es un ejército, el cuerpo de Cristo, la iglesia universal, la iglesia católica, de todo el mundo, universal, es una iglesia militante. Dígale a su hermano, somos militares. Amén.

Hermano Bruce. Cuántos pueden darle un aplauso a Cristo, hermanos? Estos soldados te representan a ti y a mí. Pero hay que pelear como Dios quiere que peleemos. Hay muchas cosas por qué pelear. Yo quisiera, hermanos, que así como estos hombres representan soldados guerreros de Cristo, todos nos demos cuenta que Dios nos ha llamado a pelear la buena batalla.

Y si algo te llevas en tu corazón es que todo soldado tiene un enemigo, pero tiene una victoria. Ahora, yo quisiera que el Espíritu Santo te prepare a ti, hermano amigo, que estás aquí en esta mañana o viéndonos por el internet. Es tiempo de pelear, iglesia, la batalla no la hemos ganado todavía, pero Cristo ya la ganó por nosotros. Dije que Cristo ya la ganó por nosotros.

¡Aleluya! Dale gloria a Dios. Aprende a marchar, y estamos aprendiendo a marchar. Ahora, viene lo bueno. Demostramos que somos un ejército, pero ahora quiero demostrar algunas batallas que tu y yo pasamos en la vida. Todo cristiano tiene batallas y a lo mejor la primera no te va a identificar, pero casi estoy seguro que sí te vas a identificar, porque una de las cosas más grandes que el diablo quiere hacer es robarte tu salvación. No descuidemos una salvación tan grande que Dios nos ha dado.

Y la primera escena estamos viendo que el enemigo, la primer cosa que quiere hacer es robarte la salvación. Entre más te dedicas, más buscas el favor de Dios comienzan a pasar cosas extrañas, comienzas buscar, a leer y llega el enemigo. Oh, pero gracias a Dios que cuando llega el enemigo también nosotros podemos pelear, podemos pelear, podemos pelear y podemos ganar la batalla de nuestra salvación.

Hermanos, sí se puede ser salvo, sí se puede. ¡Aleluya! Ahora, yo quiero hacer el llamamiento, hay alguien que está necesitando pelear por su salvación. Esto es para los que ya son salvos, no para los que no son salvos. Alguien que llegó un poco desanimado que quisiera pasar. Te queremos ayudar a pelear por tu salvación. Habrá alguien que quiera pasar? Pase hermano, pase hermana aquí, ya el sermón se acabó, ahora el Espíritu Santo quiere tratar con tu vida.

Toda esa primera persona que quiere ser íntegro con Dios y decir, he estado pasando por unos momentos que a veces hasta dudamos que Dios está con nosotros. Donde está esa primera personas que dice, yo soy esa alma? Dios te bendiga hermano. Dios te bendiga hermana. Dios honra tu sinceridad.

Los hombres van a ministrar a ellos. Habrá alguien acá? Dios te bendiga hermana. Hay alguien más aquí que le diga a Dios, yo estoy necesitando pelear por mi salvación? Sí, puedes ser vencedor. Necesitas ayuda. Cristo te quiere ayudar a pelear en esta mañana. Pasa, no tengas temor. Pasa creyendo que Dios te va a dar la victoria. No tengas temor. A veces nos avergonzamos, qué van a decir? Qué importa que digan lo que digan. Lo importante es que tu seas victorioso. Dios te bendiga hermano. Dios te bendiga hermana.

Levanta tus manos en señal de victoria ya. La siguiente cosa, voy a decir algo, el que vence la salvación casi es vencedor en todas las cosas, pero a veces el enemigo nos ataca, a veces donde nos duele más. La siguiente escena es el matrimonio para todos los casados y cansados. Miren que hermosa pareja. El matrimonio lo que Dios unió el hombre no lo separe. Pero el diablo quiere destruir el matrimonio en esta última hora. No importa cuántos años tienes casado, el diablo quiere destruir. Pero sí se puede también pelear por nuestro matrimonio. Sí se puede buscar la solución y reparar lo que está quebrado. Sí se puede pelear por el matrimonio porque Dios unió el matrimonio.

Habrá una pareja en esta mañana que diga, yo necesito ayuda. Pasa, si tu esposo no está aquí tu pasa en lugar de él. Pero muchos dicen, no, se van a dar cuenta todos. Ya todos lo saben, hermanos. No más que somos diplomáticos. Oh, cómo está la esposa? Ya tiene un año que no la ve, oh, está bien, todo bien. Pasa, pelea por tu matrimonio, pelea por tu matrimonio. Sí se puede mantenerse unido. Dios te bendiga hermano, Dios te bendiga hermana.

El diablo siempre nos pega donde está más cerca. La siguiente cosa que nos ataca mucho el diablo es por aquellos, dicen por allá en México, los hijos, las hijas. Dios te bendiga hermano. Alguien a ministrar, aquí hay unas hermanas, ya estamos terminando. Los hijos, todos digan hijos. Hermanos, los hijos son tan importantes que el enemigo muchas veces nos ataca cuando comienza a plantar rebelión, cuando comienza a querer destruir a nuestros hijos, a llevarlos por caminos que no son de él. Pero sí se puede pelear por los hijos, sí se puede pelear por los hijos.

Si tu tienes hijos que quieras pelear, ven, ven en representación a este altar. Hermanos, los hijos son preciosos. Que bonito cuando están chiquitos y hacen todo lo que tu les digas que hagan. Pero a veces el diablo nos comienza a robar y a veces perdemos la fe que nuestros hijos van a ser salvos. Cuántos saben de lo que estoy hablando, hermanos, que a veces son una decepción, nuestros hijos, pero hoy se puede pelear por ellos, sí se puede ganar nuestros hijos para el Reino de Dios.

Oh this is beautiful! Iglesia, pelea, pelea por tus hijos. Pelea por tu salvación. Pelea por tu matrimonio. En la vida tenemos muchas batallas, algunas pequeñas, algunas grandes. A veces son batallas que no las vemos llegar pero llegan. Hay batallas que necesitamos conquistar en la victoria. Muchas veces, hermanos, no hay victoria porque no peleamos por nuestra victoria. Estamos aquí representando, Dios te bendiga.

La victoria en nuestras vidas a veces las necesitamos. Saben por qué? Porque estamos en el hoyo y de repente el diablo manda una granada y no tenemos victoria. De repente llega un problema a nuestras vidas y comenzamos a perder la fuerza. Pero Dios quiere darte la victoria. Sí se puede ganar la victoria. Sí se puede ganar la victoria.

Sí se puede ganar esa victoria. Hay victoria en el nombre de Jesús. Hay victoria en nombre de Jesús. Habrá alguien que quiere pelear por su victoria? Pasa. Yo sé que el altar está pequeño, pero busca un lugarcito o ahí donde estás ponte de pie, no tienes que pasar, ahí donde estás ponte de pie. Dios te bendiga, hermano, Dios te bendiga, Dios te bendiga, hermano.

La victoria es tuya. Dije que la victoria es tuya. La victoria es tuya, hermana. La victoria es tuya, hermano. Alguien dele gloria a Dios por la victoria. Favor de Dios para tu vida, nadie se mueva hermanos, ya voy a terminar. Hay victoria en esta mañana.

La última escena que es una de las escenas más importantes, uno de los mandamientos fue ir por todo el mundo y predicar el Evangelio. Hay almas perdidas que mueren en los hoyos porque no saben pelear pero Dios quiere que nosotros podamos ir por todo el mundo y ganar almas.

Miren, hermanos, las almas necesitan que alguien pelee por ellas. El diablo las quiere destruir pero tu tienes la salvación, tu tienes a Cristo en tu vida. Sí puedes salvar almas para el Reino de Dios. Sí puedes ganar almas que necesitan a Cristo. Las almas son de Cristo. Pasa, pasa, pasa.

Almas ir por todo el mundo y predicar el Evangelio. Alguien dele un aplauso a Cristo por la sangre de Cristo. Hermanos, por favor, denme un minuto, voy a dejar este lugar al pastor Omar. Yo creo que ahora llega lo más importante de nosotros como iglesia peleamos, pero ahora hay que arrebatarle las almas al reino de las tinieblas.

Habrá un alma en esta mañana que quiera aceptar a Cristo? Levanta tu mano ahí donde estás, yo sé que no hay mucho campo aquí. Habrá alguien que diga, yo quiero confesar con mi boca que necesito a Cristo en mi vida? Dónde está esa persona o personas que quieran aceptar a Cristo? Levanta tu mano. Cristo por medio de su palabra, que es representada por la espada de Dios, cuántos saben que la palabra es la verdad, hermanos?

Amigo, amiga que me estás escuchando, hoy es el día de salvación. Aquí está un joven que quiere aceptar a Cristo? Alguien dele un aplauso a Cristo por esta alma. Otro señor, Dios te bendiga. Otra persona. Dónde están las mujeres, las jóvenes? Dos hombres. Habrá una hermana? Dios te bendiga. Dios te bendiga, joven.

Ahora, iglesia, digan conmigo 3 veces, pelea iglesia. Dígalo otra vez. Dígalo otra vez. Pastor Omar con nosotros. ¡Aleluya! ¡Aleluya! Vamos solamente a orar bien rápido, ahí donde las personas que han pasado al frente, vamos a orar. Vamos a declarar esa bendición de Dios sobre esa guerra que estamos haciendo. Yo sé que esto es algo que es bien dramático pero ilustra mucho de lo que nosotros vivimos en nuestro diario vivir y cómo Dios envía a sus ángeles a que peleen en favor de nosotros a nivel espiritual.

Y también envía personas alrededor nuestro que nos cubren con sus oraciones. Son distintos frentes de los cuales siempre tenemos que guardar, esa relación con Dios, nuestra salvación, nuestra familia, nuestros hijos, y aquellas personas que aún no le conocen.

Señor, como iglesia, venimos delante de ti a orar y pedimos que seas tu, Señor, celebrando esta palabra en medio de cada uno de nuestros corazones, Señor.

Padre, por todas estas personas que han pasado aquí al frente, cualquiera de estas escenas con las cuales se identifican, Señor, nosotros declaramos que es tu favor, es tu misericordia, Señor, quien les cubre, que les fortalece y que les anima a seguir adelante, Señor, es solamente por ti, mi Dios, que nosotros podemos lograr hacer esto.

Padre, pedimos que cada familia, cada persona, Señor, que está luchando de alguna forma u otra, que hoy a través de este tiempo, de esta palabra que ha sido predicada, Señor, que puedan recibir la fuerza y las energías, la estámina, las estrategias que necesitan para seguir batallando en favor de los suyos, Señor, peleando por aquellas cosas que tu nos has dado como un regalo en la vida, Señor. Te adoramos, mi Dios, te adoramos, Señor Jesús. Y declaramos que tu eres el Señor de nuestras vidas, que solamente por tu misericordia, Señor Jesús, que nosotros podemos permanecer firmes, es solamente por ti, Señor, que nosotros permanecemos firmes. Que somos nosotros, Señor Jesús para que tu nos visites?