Vivir en tiempos de normalidad

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Quiero en esta mañana que posemos la mirada por unos minutos, precisamente, en una mujer que se distinguió por ser una dadora alegre, una servidora de Dios; que le dio al Señor su mejor ofrenda y que fue grandemente bendecida. Ustedes saben que estamos estudiando los milagros del profeta Eliseo, estamos estudiando la vida del profeta Eliseo en este tiempo que estamos hablando de la vida de fe.

Vamos a ir al Capítulo 4 de Segundo de Reyes. Es el tercer milagro que vamos a discutir en la vida del profeta Eliseo.

El primer milagro que discutimos fue el de la viuda que Eliseo bendijo invitándola a buscar muchas vasijas vacías y pedir vasijas de todos sus vecinos, su esposo había muerto, estaba ella desamparada y no tenía como pagarle a sus acreedores y Eliseo la invitó a buscar vasijas vacías en todo el vecindario. Lo único que ella tenía era… ¿qué? Un poquito aceite y Eliseo le dijo, “Toma esas vasijas vacías, derrama el aceite que tienes sobre cada vasija y según esa se llene ponla aparte y toma otra más". Y cuando se acabaron todas las vasijas que ella tenía, cesó el aceite y de ese dinero que ellos obtuvieron de la venta del aceite pudieron vivir ella y sus hijos y pagarle a los acreedores. Un milagro precioso con gran simbolismo y muchas enseñanzas prácticas y espirituales.

El domingo pasado hablamos de ese otro milagro cuando el Rey Josafat se encontraba en un gran apuro en medio del desierto, sin agua para él y los otros dos reyes que lo acompañaban y todo el ejercito y los animales: caballos y vacas que estaban con ellos. Iban camino a una guerra y se encontraron en el medio del desierto, se les acabó la provisión, el agua y estaba cerca el profeta Eliseo, ministró en el poder del Espíritu Santo, dio la palabra profética y el agua milagrosamente surgió del interior de la tierra y bebieron todos ellos. Y no solamente esto, no solamente Dios hizo el milagro de proveerles en su necesidad sino que también confundió al enemigo porque al enemigo desde lejos ver en el desierto esos charcos de agua que habían surgido parecían que eran sangre porque eran una hora del día en que el sol rojizo -ya quizás hacia la tarde- hacía brillar el agua y ellos pensaron: 'Esto es sangre. Se han matado - porque, ¿de dónde va a salir agua en el desierto?- todos unos a otros, vamos a recoger el botín y cuando llegaron estaban los israelitas bien fresquecitos ahí esperándolos. Y hubo una gran derrota para el ejército enemigo, así que Dios no solamente les salvó la vida sino que también les dio la victoria a pesar de que no estaban haciendo las cosas correctamente como vimos.

Ese sermón nos enseñó acerca de la importancia de nosotros tener cuidado como nos relacionamos con gente que no camina con Dios, el cuidado que tenemos que tener en el mundo. El hecho de que somos un pueblo santo, somos un pueblo apartado; no quiere decir que caminemos con orgullo por ese hecho, pero sí tenemos que tener mucho cuidado porque no podemos compartir con las sobras del mundo, no podemos compartir con las sobras de los que no conocen al Señor. Como hizo Josafat al mezclar su vida con este rey Joram que era un hombre impío y que no quería saber nada de Dios, un pagano, un apóstata. Entonces hay que tener cuidado porque cuando uno camina con Dios, porque muchas veces cuando se hermana con los incrédulos en una manera demasiado intima uno termina a veces padeciendo de las mismas aflicciones y retrasos que ellos padecen y tenemos que tener mucho cuidado con eso.

Siempre con humildad y sencillez pero sí con mucha cautela de que dos no pueden andar juntos, dice, si no están de acuerdo.

Bien, hoy quiero hablar de la mujer, la sunamita, una figura muy querida de mi parte y yo he predicado de ella a través de los años y siempre es de gran, gran bendición meditar sobre la vida de esta mujer ejemplar.

Segundo de Reyes Capítulo 4 comenzando con el versículo 8 dice: 'Aconteció también que un día pasaba Eliseo por Sunem -de ahí el nombre de sunamita, ella vivía en el pueblo de Sunem, era del pueblo de Sunem- y había allí una mujer importante -en otras palabras era una mujer de cierta sustancia económicas, cierta importancia social. Era una mujer, quizás adinerada, su esposo tenía negocios. Eras una mujer conocida en la comunidad, influyente, era una figura de renombre y resaltante en su ciudad.

'... había allí una mujer importante que le invitaba insistentemente a que comiese...'

Yo le invito a poner su mirada sobre ese adverbio: insistentemente. Ella le invitaba y no de cualquier manera, sino que le invitaba insistentemente a que comiese.

'... y cuando él pasaba por allí venía a la casa de ella a comer. Y ella dijo a su marido, “¿Sabes qué? He aquí ahora yo entiendo que este que siempre pasa por nuestra casa es varón de Dios, varón Santo de Dios. Yo te ruego que hagamos un pequeño aposento de paredes y pongamos allí cama, mesa, silla y candelero para que cuando él viniere a nosotros se quede en el. Y aconteció que un día vino él por allí y se quedó en aquel aposento y allí durmió. Entonces dijo a Giesi su criado, “Llama a esta sunamita", y cuando la llamó vino ella delante de él. Dijo él entonces a Giesi dile, “He aquí, tú has estado solicita por nosotros con todo este esmero., ¿Qué quieres que haga por ti?, ¿Necesitas que hable por ti al rey o al general del ejército? Y ella respondió, “Yo habito en medio de mi pueblo"; y él dijo, “¿Qué pues haremos por ella?" y Giesi respondió, “He aquí que ella no tiene hijo y su marido es viejo". Dijo entonces, “Llámala" y él la llamó y ella se paró a la puerta y él le dijo, “El año que viene por este tiempo abrazarás un hijo". Y ella dijo, “No, señor mío, varón de Dios. No hagas burla de tu sierva. Mas la mujer concibió y dio a luz un hijo el año siguiente en el tiempo que Eliseo le había dicho".

Lo voy a dejar hasta allí. Y bendecimos la palabra de Dios en esta mañana.

La próxima parte del relato lo vamos a tratar posiblemente la próxima vez, aunque estén muy juntos pero por ahora vamos a dejarlo allí. Vamos a meditar en esa parte porque la próxima parte denota una crisis que surgió como consecuencia del milagro que ella recibió y habla acerca de las crisis y como comportarnos en las crisis.

Esta primera parte del relato nos enseña como comportarnos en los tiempos de normalidad. Porque muchas veces los cristianos somos orientados hacia las crisis.

¿Cuando buscamos a Dios? Cuando las cosas se ponen color de hormiga, cuando el agua nos está llegando al cuello y cuando el diablo está dando vueltas alrededor de nuestra casa y está listo para darnos el jaque-mate. Entonces nosotros clamamos a Dios y pensamos en Dios y nos convertimos en gente muy piadosa. Pero mientras tanto somos a veces indiferentes, somos casuales y no nos preocupamos tanto por las cosas de Dios, no le damos a Dios la preferencia que Él requiere.

Esta mujer tanto en la normalidad como en la crisis dio muestras de ser una persona amorosa para con Dios, una mujer consagrada y entregada al Señor. Fue una mujer que mostró dedicación, consagración, entrega, preferencia para con Dios y por eso para mí es una mujer tan especial.

Tantas mujeres bellas que hay en el Antiguo Testamento, mujeres ejemplares, mujeres que nos muestran... Algunos dicen, bueno, que el Antiguo Testamento es machista y que la mujer es como denigrada. Pero lo que yo veo en la escritura es, mujeres como Débora, como Ruth, como Noemí, como esta mujer Sunamita, como esa viuda que vimos como la viuda de Zarepta, Esther, óigame, está llena la Biblia de mujeres ejemplares, de mujeres poderosas. La mujer de Proverbios, la mujer idónea, la mujer ideal que describe Proverbios.

Donde quiera uno ve estas bellas, ejemplares mujeres que son un paradigma de lo que es la vida en Dios.

Y esta mujer Sunamita no es menos que eso y yo amo el ejemplo de ella, porque desde el principio mismo uno ve que hay tantas cosas que uno puede imitar. Aquí dice que era una mujer importante. Esta mujer tenía medios, tenía dinero, tenía influencia pero no se quedó allí solamente, no se contentó simplemente con tener estas cosas sino que había en su corazón amor para con Dios.

Lo primero que yo aprendo es eso que el dinero, los bienes que nosotros tenemos no son un fin en si mismo, son dados por Dios para que los disfrutemos, sí, pero sobre todo también para que hagamos bien a los demás y para que hagamos con respecto a las cosas de Dios; que seamos solícitos con los asuntos del Señor; que seamos solícitos cuando hay una necesidad, cuando alguien tiene una necesidad que nosotros extendamos misericordia, generosidad.

Y, ¿sabe qué? que el Señor siempre se encarga de dar más y más y más a la persona que es generosa con lo que recibe. No nos enamoremos del dinero, hermanos, no nos apeguemos, ni nos aferremos al dinero. Cuando Dios da el dinero, recibámoslo con alegría, disfrutemos de él, de las bendiciones que depara pero siempre agarremos el dinero con mano suave porque eso en última instancia, Dios lo da, Dios lo puede quitar y nuestro valor y nuestra importancia y nuestra felicidad no dependen en última instancia del dinero.

¿Saben? Lo que hace del dinero algo bello es cuando nosotros lo invertimos para bendecir a otros, cuando hacemos bien alrededor de nosotros. Cuando bendecimos a nuestros hijos, bendecimos a nuestros amigos, cuando somos hospitalarios, cuando usamos las bendiciones que hemos recibido para ser agentes de la gracia de Dios sobre todo cuando bendecimos el reino de Dios, las cosas que son importantes para Dios.

Esta mujer su posición no la absorbió sino que ella vio su posición como una manera de bendecir y de avanzar el reino de Dios, entonces vemos que ella era solícita para con las cosas de Dios. Dice que, “cuando Eliseo pasaba por Sunem", ahora, ¿qué hacía Eliseo pasan por Suném?

Bueno yo imagino que Eliseo era como un predicador itinerante, era un profeta de Dios. Dios lo enviaba a diferentes pueblos, a diferentes ciudades a comunicar su palabra, Eliseo dirigía una escuela de profetas que era como un seminario ambulante.

Dios lo mandaba a diferentes lugares a ministrar y había que caminar por caminos difíciles. Me imagino que la noche alcanzaba a uno donde fuera y él tenía que quedarse allí para continuar su camino al otro día y esta mujer, evidentemente su casa estaba en un camino probablemente importante y ella se dio cuenta que por ahí pasaba ese hombre de Dios. Ella entendió que este era un hombre de Dios y esto era importante.

Ella discernió que este hombre era genuinamente un siervo de Dios. Dios le comunicaba su palabra, él se movía en integridad y se movía en servicio al Señor y eso fue lo que movió el corazón de ella.

No era tanto, simplemente Eliseo en si y su posición o lo que fuera sino que ella vio en Eliseo una extensión del reino de Dios. Eliseo ejecutaba la voluntad de Dios y entonces ella quiso bendecir al siervo de Dios, quiso bendecir a lo que ella veía como la extensión del ministerio de la Iglesia. Entonces es por eso que ella, insistentemente, invitaba... yo me pregunto, ¿por qué puso el Espíritu Santo esa palabra allí? ¿Que ella lo invitaba, “insistentemente" a que se quedara? Porque Eliseo, quizás, tenía otras opciones, quizás se podía quedar en algún otro lugar, en un pequeño hotel o la versión de hotel en el Antiguo Testamento, quizás había otras personas en el pueblo que estaban deseosos de que él se quedara con ellos.

Fíjese, Eliseo era un hombre influyente también, Eliseo tenía ciertos recursos, se ve que era un hombre... Porque cuando él le pregunta a ella más adelante, "¿Qué podemos hacer por tú?" y él le dice, “¿qué es que tú necesitas que hagamos por ti?, ¿Tu quieres que te de una recomendación al rey o quieres que hable con el general del ejercito para que haga algo por ti, por tu familia o tus negocios?" Eliseo tenía acceso a todas esas cosas.

¿Recuerdan lo que yo decía el domingo pasado?

No sé si fue en el primer o segundo servicio: que cuando la iglesia de Jesucristo tiene el poder de Dios con ella, cuando la unción del Espíritu Santo está sobre la Iglesia, cuando los milagros de Dios se están haciendo, la Iglesia quiere influencia. La iglesia quiere impacto sobre la sociedad y la iglesia entonces no tiene que estar mendigando para que le pongan atención.

Eliseo era un hombre que comandaba la atención y a veces el temor de los reyes y de la gente importante, tenía acceso y esta mujer tenía que competir que querían también la bendición de que el hombre, el siervo de Dios posara en sus casas. Ella insistió.

De nuevo ahí hay una aplicación bien bonita porque…yo creo que todos nosotros debemos querer bendición, debemos querer intimidad con Dios, debemos querer el toque de Dios en nuestras vidas, debemos querer que Dios bendiga nuestras casas, nuestros hogares con su presencia.

Ella sabía que en la visita de este hombre de Dios iba a haber bendición para ella en su casa, que en ella servir al Señor por medio del servicio al siervo de Dios, su casa iba a ser bendecida.

Ella quería el privilegio, ella de bendecir al siervo de Dios y por eso le insistía.

Yo entiendo allí, hermanos, que cuando nosotros queremos a la bendición de Dios en nuestras vidas tenemos que insistir, tenemos que orar insistentemente para que Dios visite nuestro hogar, para que Dios llene nuestra casa, para que Dios llene nuestra vida, para que Dios ilumine nuestro entendimiento.

¿Saben? Los que prevalecen, los que se mantienen insistentemente delante de Dios son los que reciben las bendiciones de Dios, los que verdaderamente la desean y la anhelan en su corazón. No es la persona que dice, 'Bueno, Señor, yo estoy, si Tú quieres tocarme, pues, Amén, haz lo que Tú quieras en mi vida".

¡No! es esa persona a ese punto de hervor y de tener hambre y sed de Dios y que dice, “Señor, visítame", “Señor toca mi vida", “Señor, pósate en mi casa", “Señor bendice mi matrimonio", “Señor, bendice mis hijos" y está continuamente clamando ante el trono de Dios por una visitación de Dios. Esa es la gente que verdaderamente recibe de Dios, es la persona solícita.

Eliseo dice, “He aquí. Tú has estado solícita por nosotros. Has mostrado todo este cuidado por nosotros".

Hermanos, ¿quién es la gente que toca el corazón de Dios? Es la persona apasionada para con Dios. Tenemos que, por favor, abandonar esa impresión casual del Evangelio.

Mire, yo siempre aclaro estas cosas: yo respeto el catolicismo, yo respeto a los hermanos católicos, yo creo que la Iglesia Católica es una iglesia cristiana. Usted nunca me va a oír a mí tirándole piedras a la Iglesia Católica pero le voy a decir algo también. Yo creo que a veces el catolicismo ha hecho mucho daño, como también hay muchas iglesias evangélicas que hacen lo mismo. Mostrando un Evangelio que es cuestión de ir a la Iglesia media hora, veinticinco minutos, tirar ahí una limosna: 10 centavos o 25 centavos en el plato e irse a la casa como si nada hubiera pasado y creer que eso es ser un cristiano.

Y desgraciadamente tanta gente, antes de entrar en los caminos de Dios más profundamente, esa es la idea que se le forjó en la mente, ¿no? Un evangelio, así, casual.

Yo soy cristiano, si, pero... Ser cristiano es simplemente como un mueble más entre todos los muebles de mi casa, psicológica, emocional y es una partecita más de todas las demás cosas que comandan mi atención.

Entonces mucha gente creció con esa mentalidad, ¿no? el 95 por ciento de su vida es otra cosa o el 99, y un ratito como para, no sé, poner allí un detallito de espiritualidad van a la misa por un ratito y a veces lo que están es mirando alrededor mientras el cura está haciendo su cosa allá arriba y se van y ya salieron y como poncharon la tarjeta como que ya sienten que agradaron a Dios e hicieron lo que tenían que hacer, ¿sí o no?

Ahora hay muchos hermanos católicos que son consagrados, eso hay que aclararlo, ¿no? Pero desgraciadamente ese es el tipo de mentalidad que se nos enseñó a muchos de nosotros y, ¿qué pasa? cuando entramos en el Evangelio desgraciadamente no apagamos la grabación esa.

Y entonces lo que hacemos es cambiamos de carnet: ahora somos evangélicos; pero no hemos cambiado de mentalidad y entonces tenemos esta idea de que ser cristiano es lo mismo solo que ahora, pues, nos quedamos un ratito más en la iglesia y somos un poquito más pacientes con el Pastor que habla demasiado cuando predica.

Y ahí a regañadientes en vez de 25 centavos echamos 1 peso en el plato pero no hemos cambiado de corazón, mi hemos cambiado de mente. Y de veras, es decir, es triste pero esa es la realidad.

Y yo les suplico, mis hermanos, apaguen la grabadora. Si fuera Pentecostal le diría, “dile a tu hermano: apaga la grabadora", ¿no? Apague ese disco que le dice que esa es la forma de vivir la vida cristiana.

Yo anhelo, hermanos, yo le pido al Señor, “Padre, que nuestra iglesia, que nuestra Congregación se pueble de gente hirviendo por Ti, gente al rojo vivo por Ti".

Cuando se convoque a una reunión de oración, mire, se llene la iglesia; cuando se convoque una sesión extraordinaria que la gente diga, “bueno, no, yo ya ponché la tarjeta el domingo. Ya no tengo que ir hasta el próximo domingo". ¡No! Que la gente sienta el deseo de venir a la casa de Dios, gente que no diga, “¡Ay! Estoy demasiado cansado, me duele la espalda, me duele esto".

Mire si la ejercitara más viniendo más veces le dolería menos, yo le aseguro. El problema está en que somos tan conservadores con nuestras energías. Yo he descubierto eso, que mientras yo más trato de conservar mis energías menos me duran, mientras yo más las invierto en el Señor, más tengo. ¡Es increíble, hermanos! Pero es el secreto de la multiplicación.

Mientras más le damos al Señor, más recibimos. A veces, usted va a estar pensando, “No, es viernes en la noche, ya trabajé toda la semana... ir a la noche a la iglesia para un culto, ¿qué va a ser? No. Y yo necesito descansar, necesito reponerme".

Mire a la larga va a estar con las ojeras el lunes por la mañana cuando vaya al trabajo. Si va a la iglesia y busca al Señor y se llena del Señor, su espíritu es bendecido, su mente se aclara, sus emociones son enriquecidas, se le van todos los achaques y usted siente la bendición de Dios al otro día.

Yo he dejado de pensar eso de que mientras más yo conservo mi energía, más voy a tener. Es todo lo contrario, mas escapes hay de energía. Mire consagre su vida al Señor, insístale a Dios, busque de Dios. Como dice el salmista: 'Como el siervo brama por las corrientes de las aguas. Así clama, por Ti, ¡oh Dios! el alma mía".

Dice: 'Mi alma tiene sed de Dios, del Dios vivo., ¿Cuando vendré y me presentaré delante de la casa de Dios?' dice el salmista.

¿Cuántos de nosotros pueden decir que deseamos así la presencia de Dios? ¿Cuántos somos insistentes como esta mujer que cuando vemos la presencia de Dios, en este caso en el siervo de Dios, que vio esta mujer? Porque Eliseo era la encarnación de la presencia de Dios en Israel. Cuando vemos esa presencia de Dios, decimos, “Yo quiero eso, yo quiero que esa presencia esté en mi casa. Yo quiero que esa presencia esté en mi casa y yo estoy dispuesto a pagar el precio para que la bendición de Dios repose en mi vida. Y yo quiero invertir en las cosas de Dios."

Y eso es lo que hace la diferencia. Esta mujer insistió.

Hermanos, yo les animo a darle... mire sáquele los frenos al carro de su espíritu, simplemente tenga un acelerador eso es todo y eche adelante, no se preocupe que un choque con la presencia de Dios es la cosa más bella, yo creo.

Busque a Dios, insístale a Dios, insístale a Dios.

Dice: 'El que busca hallará, al que toca se le abrirá, al que pida se le dará'. Dice el Señor que 'Si vosotros siendo malos sabéis dar buenas dadivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre Celestial dará El Espíritu Santo a los que lo pidan?'

¿Cuál es tu necesidad? Paga el precio, insístele a Dios hasta que el Señor abra su mano y bendiga. Al Señor le gusta muchas veces aguantar sus bendiciones para vernos anhelarnos y pedirle hasta que Él suelte su bendición que tiene para nuestras vidas.

Sea como esta mujer, insistente. Ella le invitaba insistentemente a que se sentara en su casa y comiera con ella. Y cuando él pasaba por allí venía a la casa de ella a comer.

Hay otro pasaje así bello que nos recuerda de Dios a través de Eliseo sentándose a comer. El Señor Jesucristo iba muchas veces a la casa de Lázaro, Marta y María y se sentaba a comer con ellos.

El Señor dice en su palabra: 'Yo estoy a la puerta y llamo y si alguno escucha mi voz y abre la puerta, yo entraré y cenaré con él o con ella y él conmigo'. Señales de intimidad, ¿no?

Cuando Eliseo se sentaba en la casa de esta mujer, había conversación, había intimidad. Ella aprendía. Me imagino a esa mujer preguntándole a Eliseo, “Y bueno, ¿cómo fue el milagro de esa viuda? Dice el periódico que usted la invitó a que trajera ollas vacía y se llenaron de aceite., ¿Cómo fue eso?, ¿Fue que el aceite no dejaba de correr o fue simplemente que ella echaba una gotita y se multiplicaba en la olla? Explíqueme eso, señor Eliseo."

Eliseo le decía a ella como se dio el milagro, ella crecía, conocía más, se desarrollaba en su fe y su conocimiento de los misterios de Dios y era bendecida. Porque cuando tenemos intimidad con Dios ahí viene el entendimiento, el discernimiento, la experiencia, las cosas que nos permiten entonces recibir más bendición de Dios.

Él se sentaba a comer con ella. Pero, fíjese lo siguiente: ella hubiera podido quedarse allí y ya hubiera sido una mujer ejemplar, insistió, usó sus bienes para bendecir al Profeta, le daba de comer continuamente.

Pero ella quería más que eso. Hay que ser ambiciosos, hermanos, en las cosas de Dios. Hay que estar hambriento. En dominicano decimos hay que ser, “agayú", hay que decir… ¿esa palabra existe en otros países también? ¿Verdad que sí? Es una cosa que es... si... viene que agalla, hay que pedirle, hay que atreverse a pedir cosas grandes a Dios, ¿no?

Entonces, “ella, dice que, le dijo a su marido: 'He aquí ahora, yo entiendo que este que pasa siempre por nuestra casa es varón santo de Dios'.

Déjeme decir algo allí. Dice, “He aquí, yo entiendo, que este que siempre que pasa por nuestra casa es varón santo de Dios". Ahí está implicando algo y es que había otra gente, quizás por ahí que eran falsos profetas. Había gente por ahí que eran mercaderes. En estos tiempos de Eliseo y Elías había falsos profetas; donde quiera que hay profecías genuinas y el mover de Dios está en el ambiente, hay también gente que está predicando lo que no es debido y gente que está detrás del dinero o detrás de la fama o la influencia u otras cosas peores.

Esta mujer discernió que Eliseo era un hombre sincero, que estaba sirviendo a Dios verdaderamente, que los bienes que él manejaba eran para el reino de Dios y esta mujer dijo, “¿Sabes qué? Yo me he dado cuenta que este es un hombre integro, este es un hombre que verdaderamente camina con Dios. Hay que bendecirlo".

Hermanos, lo que yo quiero decir con esto es lo siguiente, como yo decía el domingo pasado, puede haber muchas diferentes iglesias, muchos diferentes ministerios, muchos diferentes personas sirviendo al Señor. Cuando usted distinga y discierna y descubra una buena iglesia, una buena comunidad, un buen ministerio, bendígalo.

Bendígalo y péguese a él y no ande por ahí como una mariposita saltando de sitio en sitio.

Agárrese bien. Hoy en día yo veo mucha gente saltando de lugar en lugar y se cansan de un sitio y van a otro para ver que de nuevo hay en esa iglesia. Y óigame, siempre la grana se ve mucho más verde del otro lado. Cuando llegan allá descubren que también hay arrugas y hay defectos y todo y después cuando se cansan de esa tierra van a otra más y nunca crecen y tampoco sirven, ni bendicen.

Si usted tiene una buena congregación, sirva a su congregación, déle a su congregación, manténgase en su congregación porque hay mucha mala enseñanza allá afuera. Si usted cree que, digamos, en esta iglesia se predica la palabra de Dios, hay cierto grado de integridad aunque lejos de ser perfectos. Pero si usted está comiendo bien, si está recibiendo de la palabra, bendiga su congregación.

El Apóstol Pablo dice que, “los que reciben los bienes espirituales, bendigan los bienes materiales a los que los bendicen espiritualmente".

Esta iglesia es su congregación, usted come aquí, esta iglesia sirve a esta ciudad, tantos diferentes ministerios. Déle generosamente a su congregación, bendiga a su iglesia y respalde a su congregación, si usted cree que aquí se está usando su dinero en una manera adecuada.

Y yo creo que nosotros damos la mayor muestra posible de que lo que se hace aquí es para servir al Señor y no para enriquecer a nadie. Entonces, no hay razón. Así que ella discernió que este hombre era un hombre verdaderamente santo y que servía al Señor de corazón y eso la lleva a ella a concluir dice, “Yo te ruego que hagamos un pequeño aposento de paredes y pongamos allí, cama, mesa, silla y candelero para que cuando el viniere a nosotros se quede en él".

Déjeme parar un momentito y déjeme ir atrás porque hay una enseñanza aquí bien importante.

Los hermanos, los varones, piensan que yo siempre les estoy dando en la cabeza; pero fíjese que esta mujer es como que ella es la que... es la líder espiritual de la casa. Usted va a ver más adelante que cuando ella dice 'Mira, tengo que ir a ver al profeta porque su hijo ha muerto y quiero ir a ver al profeta. Ir a visitarlo donde vive el profeta", y el esposo dice, “¿Pero, que estás diciendo si no es domingo, no hay actividad especial en la iglesia, hoy no es miércoles de oración? ¿Por qué tú quieres ir a la iglesia?". ¿Cuánta gente piensa así? Si no es domingo y miércoles en la noche, en el mejor de los casos, ¿para qué ir a la iglesia? Hay tantas otras cosas que hace a una iglesia.

Pero esta mujer, ella es la que está como que siempre es la protagonista, el esposo de ella es como que está preocupado con el negocio, con el trabajo y ella es la que siempre está atenta por la bendición espiritual del hogar.

Ya usted sabe por donde voy, ¿verdad? Hermanos, varones, sean líderes en sus hogares, sean sacerdotes en sus hogares, encabecen en su casa en la manera cristocentrica que Dios quiere. Una casa es bendecida cuando el esposo es un hombre que ejemplifica los mejores valores del reino de Dios.

Yo me gozo porque estoy viendo señales, más y más cada día de todo un ejercito varonil que se está levantando en León de Judá cada vez más y más; y que vienen a orar a las 5 de la mañana el sábado por la mañana y se reúnen los martes.

Le doy gracias por el ministerio de nuestro hermano Gilberto Sámano que está bendiciendo esos varones, encabezándolos y animándolos y estimulándolos para que sean verdaderos varones, hombres de Dios. Qué no sean las hermanas, solamente.

Las iglesias evangélicas y las católicas... ya hay demasiadas mujeres en ellas. No es que haya, como hemos dicho, hay demasiados pocos hombres en ellas, ese es el problema y necesitamos varones consagrados a Dios. Ya tiene que acabarse la época de que las mujeres nos lleven la delantera, hermanos. Sinceramente.

Necesitamos hombres que amen al Señor, igualito que sus mujeres. Necesitamos hombres que asuman su liderazgo espiritual, que no sea la mujer siempre jalando al varón para, “vamos a la iglesia, vamos a coger el discipulado, vamos al servicio especial, vamos a la campaña".

¡No! Varones ustedes tienen un don especial de Dios, la mujer es bendecida, es y será de gran bendición. Es coheredera del reino igualita que nosotros espiritualmente, pero Dios ha hecho al hombre cabeza para bendición, no es para que señoree sobre su mujer sino para que la cubra y encabece espiritualmente. Así que, hermanos, no subestimen la importancia.

Yo amo a esta mujer porque desde que yo posé mis ojos sobre este pasaje yo he visto que esta mujer ejemplifica tantas cosas bellas.

¿Saben que la primera vez que yo prediqué este pasaje...? Este fue el primer sermón que yo prediqué en la iglesia hace 24 años sobre la sunamita. Y tengo, mire lo bueno que es uno guardar las cosas, estas notas son del año 85 y ese es el primer sermón que yo prediqué en la iglesia como Pastor, ya. Porque el hermano Polishuck se había ido, que era el hermano predicador, después de que el hermano Juan Vergara tuvo que regresar a Puerto Rico con su esposa Elsie por un tiempo.

Y eso indica algo de lo importante que ha sido esta mujer, esta figura, en la Biblia para mí, ha sido de gran inspiración ella, porque representa tantas cosas. Ese espíritu de la mujer que a través de los siglos, contra viento y marea, muchas veces oprimida, muchas veces denigrada, ignorada pero que secretamente han mantenido muchas veces la vida, la lámpara de Dios en la tierra, prendida. Pero no tiene que ser así.

Yo creo, que Dios quiere, que los varones, los hombres, su espiritualidad es muy especial. No es que seamos mejores que las mujeres, pero hay algo cuando una iglesia es encabezada en una manera Cristo-reflexiva por hombres con sus mujeres a su lado, como guerreras, amazonas espirituales mostrando la vitalidad de Dios.

¿Por qué el mundo musulmán es tan fuerte aunque no tienen el Espíritu Santo y encabezan un espíritu contrario inclusive al espíritu divino? Una de las cosas, yo creo es porque el hombre en el mundo musulmán, la religión islámica está llena, llena de hombres que darían su vida mil veces. Desgraciadamente por una causa totalmente falsa, por su Dios. Y en el mundo musulmán en una manera opresiva y destructiva de la mujer y su dignidad, los hombres son los que absolutamente tienen la delantera en esa religión. Y es que cuando los hombres se ponen de pie, mis hermanos, en una forma que refleje el fruto del espíritu santo, la mansedumbre y el amor de Dios eso es, mire, eso es atómico, yo les digo.

Y por eso yo les suplico varones de Dios, “pónganse las pilas" para decirlo en forma bien llana y estén allí al rojo vivo, dirigiendo, encabezando el pueblo de Dios y siendo sacerdotes en sus hogares, siendo ejemplo para sus hijos, encabezando la vitalidad del reino de Dios. Yo les llamo en el nombre de Jesús.

Esta mujer era sin embargo la que se le ocurrían las cosas, 'Mira, ¿por qué- este siervo de Dios viene continuamente por aquí, pasa- no le construimos un dormitorio?, ¿Por qué no le hacemos un lugar donde él pueda venir y quedarse?'.

Usted ve como ella estaba solícita, no era suficiente ya darle comida al siervo de Dios; 'vamos a hacerle un cuarto y vamos a ponerle allí una conexión de Internet wi-fi y vamos a poner una estufita pequeña para que él haga su cafecito allí por la mañana y vamos a ponerle un escritorio, una cama'.

Mire como ella pensó, esta mujer es solícita. Ella pensó en todo, yo imagino que lo que dice allí es solamente algunas de las cositas que ella pensó. Ella pensó 'este cuadrito que estoy segura que le va a gustar, y una colcha para que cuando él llegue se sienta contento y una buena almohada y su escritorio para que él escriba allí y una lámpara en la noche...' Ella pensó en todo para la presencia de Dios, olvídese del siervo, lo que ella veía era la encarnación del espíritu de Dios entrando a su casa.

Ella quería bendecir al hombre que representaba la obra de Dios en esa tierra espiritualmente estéril que era Israel en ese tiempo. Entonces ella va donde su esposo y le dice, '¿por qué no le preparamos su buen aposento a este hombre? Vamos a construírselo'.

¿Ve la cosa? Ella quiso invertir el dinero de su familia en prepararle un lugar al siervo de Dios. Y me imagino que el esposo también... 'bueno si eso es lo que tú quieres, bueno adelante, hazlo'. Le hicieron su buen aposento al siervo de Dios. Ella fue más allá, un plato de comida es una cosa, pero otra cosa es cuando usted añade a su casa una estructura y contagia su casa de la intimidad del hogar -ahora con la presencia de una persona y usted permite que esa persona viva con usted.

Eso es entrar ya a otro nivel, yo siempre he dicho que, hermanos, siempre hay otros niveles de madurez y de crecimiento espiritual en los caminos del Señor. No se contente con el fuego de ayer, no se contente con experiencia de ayer, no se contente con la cima que escaló espiritualmente hace una semana, hace un año. Busque la próxima cima.

En el Señor no hay límites ni de profundidad, ni de altura, ni de extensión. En el Señor uno siempre puede ir a otro nivel. Cuando usted alcance la próxima cima, mira para ver donde está la próxima montaña y vaya en esa dirección.

Ella tuvo esa experiencia con el siervo de Dios que comió en su casa y ahora dijo, “¿Sabes qué? Ahora vamos a hacerle un dormitorio donde él more, donde él pueda estar cómodo"

¿Qué lugares hay en nuestras vidas, hermanos? A veces le damos al Señor una partecita solamente de nuestra vida. Pero decimos, ¿sabes qué? eso de que Él venga y entre a mi recamara, ahí no. Qué Él entre a mi intimidad, a mi subconsciente, a mis pensamientos, ahí no; que Él entre a mi dinero, ahí no; que Él entre a mi profesión: ¡no!

Y Dios dice: 'Yo quiero entrar en los lugares más íntimos de tu vida'.

Ya voy cerrando esto, pero a esa imagen se le puede sacar mucho, mucho provecho. Porque primero eso, ella fue a otro nivel; segundo contagió su vida con la del profeta de Dios.

En tercer lugar -hay algo aquí muy importante- y dice que, “un día pasó Eliseo por allí y se quedó allí". ¿Qué quiere decir eso? Que por muchas semanas y meses ese dormitorio quedó vacio y yo imagino que ella mandaba siempre a la muchacha -por así decirlo- para que limpiara, mantuviera el escritorio limpiecito, la cama que estuviera bien tendida. Esa lámpara estaba ahí apagada esperando que un día el hombre de Dios llegara y usara ese dormitorio.

Dice que, “un día pasó por allí y se quedó en su casa". Hermanos, eso quiere decir para mí que muchas veces nosotros estamos pidiéndole al Señor que haga cosas en nuestra vida. Le hemos dicho, “Padre yo quiero servirte, yo quiero que Tú transformes mi vida".

Quizás le hemos dicho al Señor, “Padre hay algo en mi vida que yo quiero que Tú rompas -un mal habito, una relación que yo sé que no es conducida a lo que Tú quieres de mi vida, yo quiero cambiar de ese trabajo que yo se no me permite ir a la Iglesia como yo quisiera". Y uno está rogándole al Señor, uno está clamando a Dios, orando.

Para mí ese dormitorio es símbolo de esos espacios que hay dentro de nosotros que nosotros que Dios los llene y los bendiga de alguna manera y que permanecen vacíos y nosotros creemos como que ya Dios se olvidó y que nunca va a llegar.

Pero, hermanos, déjenme decirles que un día Dios va a tocar tu vida y Él va a responder a ese clamor que está dentro de ti y yo te animo a dejar esa lámpara allí, no la quites de allí; deja esa cama allí donde Dios pueda reposar en tu casa; deja esa oración continuamente delante de Dios.

No dejes de pedirle al Señor que pose sobre tu casa y que entre a un nuevo nivel de profundidad en tu vida. Porque un día el Señor va a hacerlo, el Señor no pasa por alto el clamor de sus hijos. El Señor no pasa por alto para siempre los deseos que tenemos de llegar a otros niveles de relación con Él.

"Un día, dice la palabra, que llegó Eliseo y se quedó allí y posó sobre esa casa" y vino la bendición porque dice que parece que descansó bien el hombre y ya antes de irse dijo a su criado 'Óyeme, esta mujer ha sido tan cortes con nosotros. Se ha portado tan bien durante tanto tiempo con nosotros. Mira lo que ha hecho, tenemos que hacer algo para bendecirla".

Hermanos, ¡qué aplicación más bella!, ¿no?

Cuando tú le das al Señor, Dios no se va a cansar de bendecir tu vida. El Espíritu Santo va a estar solícito por ti, si tú estas solícito por Él. Dios es galardonador de los que le buscan. Nadie jamás le dio al Señor sin que recibiera bendición de parte de Dios. El corazón de Dios es motivado y movilizado cuando hay una persona que lo ama en una forma escogida, en una forma preferencial.

Y me encanta eso, porque yo veo ahí, lo que hace el Espíritu Santo cuando nosotros le damos a Dios, cuando nosotros somos motivados por el Señor. El Señor va a estar diciendo, “¿Qué puedo yo hacer para bendecir a mi hijo?, ¿Qué puedo yo hacer para bendecir a mi sierva?"

Yo tengo una espinita, y la voy a sacar ahora. Déme treinta segundos más.

Yo veo por ahí gente que se molesta y de vez en cuando veo que, “Pastor no hable mucho de dinero en la iglesia". Yo no creo que hablemos mucho de dinero, aunque nuestra iglesia tiene necesidades. Yo creo, ¿saben que, hermanos? el que se molesta porque se hable de dinero en la iglesia si se hace de una manera correcta, es la persona que su corazón no está todavía totalmente, verdaderamente entregado al Señor en ese aspecto.

Yo se que en muchas iglesias se habla excesivamente y nosotros tratamos cuando viene al caso, cuando está en la Palabra y cuando hay una situación de movilizar al pueblo de Dios; yo deseo una Iglesia que no tenga que pedir disculpas por hablar de dinero cuando es apropiado.

Déjeme hacer una pregunta, ¿cuantas veces habla usted de dinero en su casa con su esposa o en su familia?, ¿Cuántas veces menciona usted dinero para pagar los, “billes" de la casa o para si van a comprar un carro o no o para pagar la renta o para el próximo arreglo que hay que hacerle al carro o para cuanto van a apartar en la cuenta?

La familia habla de dinero porque eso es parte de la economía del hogar. Esta familia espiritual no se nutre de aceite de maíz o lo que sea, hay dinero, hay gastos y hay proyectos y hay misiones.

Entonces hay que informar al pueblo de Dios acerca de eso, en una forma natural, coherente, orgánica y no se moleste por eso.

Yo creo que la persona que ama a Dios y si está en una iglesia que hay integridad en el uso del dinero, no debe sentirse tensa. Yo creo que el que se siente tenso es el que se siente amenazado y no le gusta que le den por donde le pica.

Pero yo creo que cuando uno ha resuelto el asunto del dinero, uno está tranquilo, uno no se molesta, uno simplemente lo recibe naturalmente. Si su conciencia está tranquila, ¿por qué se molesta? Déjelo en paz y siga adelante. Usted sabe que no se alude a usted. Usted dice 'No, claro que sí, vamos a darle al Señor. Vamos a servir al Señor'.

Bueno lo que quiero decir, hermanos, es que cuando uno le da a Dios, Dios no se cansa de bendecir. Eso es lo que yo le quiero decir a la larga. No nos robemos el privilegio de ver a Dios bendecir.

Eliseo dijo, “Mira tenemos que hacer algo por esta mujer, llámala. Y le dijo, ¿qué puedo hacer yo por ti?, ¿Tú quieres que yo haga esto, que yo haga lo otro?", “No, yo no necesito nada".

Cuando le demos al Señor, démosle a Él porque Él es bueno, simplemente. Déle a Dios porque Dios es quien es.

Mire yo escribí esto hace 24 años y es solamente una frasecita acerca de eso, porque uno nunca cambia la forma de pensar sobre las cosas verdaderas. Aquí dice: el mejor acto de dar a Dios no mira hacia el futuro sino hacia el pasado. No lo que Dios pueda hacer por mi en el mañana sino lo que ya hizo por mi en la cruz. Eso es todo, ¿no?

En otras palabras no le de a Dios, pensando en lo que usted va a recibir. Una de las cosas que yo objeto y yo me opongo a veces a tanto predicador que le pide a la gente dinero es que lo que hacen muchas veces es atizarle y levantarle la avaricia: “Dale a Dios y él te va a dar ese Mercedes Benz." “Dale a Dios 100 dólares y Él te va a dar mil dólares", y lo que sea.

Pedimos para que Dios haga esto y haga lo otro. No.

Mire, en última instancia yo quisiera que todos fuéramos como esta mujer: “No, yo doy porque amo a Dios. Yo no necesito que tú hagas nada por mi".

Esa es una de las respuestas más bellas que hay en toda la escritura. “Yo habito entre mi pueblo".

Yo me imagino la dignidad con que esa mujer dijo esas palabras. Le dijo: “No profeta de Dios, yo no necesito nada. Yo estoy entre mi gente". Y es el corazón de una persona verdaderamente dadora.

Pero no contento Eliseo le volvió a preguntar a Giesi. “Mira algo hay que esta mujer necesita. Tenemos que hacer algo por ella," y Giesi le dijo, “Bueno, mira hay algo. Ella nunca ha tenido un hijo. Es estéril o su marido parece que..."

No, ella no era estéril, su marido era viejo, en otras palabras. No podía concebir, ya la fabrica estaba cerrada y Dios dijo, “vamos a abrir esa fabrica por una vez" y Eliseo movido por el Espíritu Santo le dijo: “De cierto te digo que de aquí a un año, para este mismo día tú vas a tener un hijo en tus manos". Y ella no lo podía creer y dijo, “Usted se está burlando de mí. No, no se burle de mi". Parecía imposible.

Hermanos, es que Dios es así. Cuando tú amas a Dios por sobre todas las cosas, Dios te va a poner a ti como la niña de sus ojos. Dios va a preocuparse por ti y por tus necesidades. Dios te va a tener en la mente.

Sirve a Dios, dale a Dios generosamente, busca de Dios y prefiérelo por sobre todas las cosas. Yo te aseguro que Dios no se cansará, Dios te dará los anhelos de tu corazón. Dios te dará las peticiones secretas de tu alma. Dios te bendecirá en muchas diferentes maneras.

En este caso la bendición le vino no con más dinero sino con algo que el dinero no podía comprar.

A veces Dios nos bendice con paz en el corazón, un sueño tranquilo, salud, una familia armoniosa y en paz, sanidad emocional, amigos queridos, tiempos de refrigerio en nuestra vida. Hay muchas maneras en que Dios bendice a sus hijos que lo prefieren a Él y que lo aman por sobre todas las cosas.

Esta mujer es un llamado a esta iglesia: amar a Dios por sobre todas las cosas y a entregarse de lleno a Dios.

Hoy, mis hermanos, Dios nos llama. Consagrémonos más y más. Démosle al Señor todo. Let´s pull all the stops, como dicen en inglés. Vamos a quitar todo freno y vamos a ser generosos en todas las áreas con el Señor. ¡Quiera Dios tener un pueblo con un corazón como el de esta mujer! Entregado completamente a Él. Gloria al nombre del Señor.

Vamos a bajar nuestras cabezas un momento y a re consagrarnos a Dios en esta mañana y si alguien no ha entregado su vida todavía a Jesucristo y quiere hacerlo yo le invitaría a levantar su mano en esta mañana y me gustaría orar por usted para encomendarlo a Dios.

Si no lo ha hecho antes y quiere hacerlo ahora, levante su mano y yo oraré por usted y le presentaremos delante del Señor. Si no lo ha hecho antes, este momento lo dejamos abierto... Gracias, Señor. Te adoramos, Te bendecimos.

Si no hay nadie vamos a orar para que nuestros corazones sean consagrados a Dios. Padre te bendecimos. Gracias, Señor. Gracias porque tenemos en Ti todo lo que necesitamos y queremos aún así darte más.

Queremos que Tú tengas lo que Tú mereces de nosotros. Hoy Te entregamos la totalidad de nuestra vida. Levántate una iglesia, Señor, de la cual Tú puedas estar orgulloso y que verdaderamente agrade tu corazón. Una iglesia consagrada a Ti y que se goce en darte lo mejor de si misma.

Gracias Señor, gracias por tu presencia. Gracias por el ejemplo bello de esta mujer y ahora nos confiamos a Ti y bendecimos a Tu pueblo, Padre. En el nombre de Jesús. Amén y amén.