El orgullo y la ambición son dos cosas distintas

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Segundo de Crónicas 26. No vamos a leer este capítulo entero pero sí ciertas secciones en particular, comenzando con el primer versículo: “Entonces todo el pueblo de Judá tomó a Uzías, el cual tenía diesiéis años de edad, y lo pusieron por rey en lugar de Amasías, su padre. Uzías edificó el Elot y restituyó a Judá después que el Rey Amasías durmió con sus padres. De dieciséis años era Uzías cuando comenzó a reinar y cincuenta y dos años reinó en Jerusalén. El nombre de su madre fue Jecolías de Jerusalén e hizo lo recto ante los ojos de Jehová conforme a todas las cosas que había hecho Amasías sus padre. Y persistió en buscar a Dios en los días de Zacarías, entendido en visiones de Dios y en estos días que buscó a Jehová, Él lo prosperó”.

Versículo 8: “Y dieron los amonitas –todo este relato es consistente y estos versículos están respaldando este relato- presentes a Uzías y se divulgó su fama hasta a frontera de Egipto porque se había hecho altamente poderoso.” Sigue el relato: “E hizo en Jerusalén máquinas inventadas por ingenieros para que tuviesen en las torres y en los baluartes para robar saetas y grandes piedras. Y su fama se extendió lejos porque fue ayudada maravillosamente hasta hacerse poderoso”

Pero ahora el relato toma otro giro. Y esa es la Palabra del Señor para nosotros hoy. “Más cuando ya era fuerte, su corazón se enalteció para su reino, porque se reveló contra Jehová su Dios. Entrando en el templo de Jehová para quemar incienso en el altar del incienso y entró tras él el sacerdote Asarías y con él 80 sacerdotes de Jehová, varones valientes –y me imagino con las rodillas temblando- se pusieron contra el rey Uzías y le dijeron: «No te corresponde a ti ¡Oh, Uzías! el quemar incienso a Jehová sino a los sacerdotes hijos de Aarón que son consagrados para quemarlo. Sal del Santuario, porque has prevaricado, y no te será para gloria delante de Jehová Dios».”

Y pueden tomar asiento, mis hermanos. Sentados les termino el relato. “Entonces, Uzías teniendo en la mano un incensario para ofrecerle el incienso se llenó de ira y en su ira contra los sacerdotes la lepra brotó en la frente. Delante de los sacerdotes en la casa de Jehová, junto al altar del incienso y le miró el sumo sacerdote Asarías y todos los sacerdotes. Y he aquí la lepra que estaba en su frente y le hicieron salir de ese lugar y él también se dio prisa en salir porque Jehová lo había herido.”

“Así el rey Uzías fue leproso hasta el día de su muerte. Y habitó leproso en una casa apartada por lo cual fue excluido de la casa de Jehová. Y Jotam su hijo tuvo cargo de la casa real, gobernando al pueblo de la tierra. Los demás hechos de Uzías primeros y postreros fueron escritos por el profeta Isaías –hijo de Amós- y durmió Uzías con sus padres y lo sepultaron en el campo de los sepulcros reales porque dijeron: «Leproso es» y reinó Jotam su hijo en su lugar.”

¡Qué bache de agua sobre nuestra fiesta, esta noche! ¿Qué querrá decir el Señor con esta palabra? Y hermanos, me siento un poco como Asarías en esta noche y me siento que también mi rodillas están temblando. Pero ¿sabes qué? Primeramente, reciban esta promesa. Hermanos, vienen días gloriosos para el reino de Dios y esta iglesia. No siente usted, hermanos, que lo que hemos esperado, muchos de nosotros 25 años, 20 años, 15 años ya el Señor está comenzando a dar revelaciones. Algunos testimonios que brotaron están noche así como el Pastor declaró el domingo esto es un principio nada más. Dios es grande.

Estamos experimentando solamente la frontera del poder de Dios, el Dios de la biblia no se ha anulado. Nuestra palabra declara un Dios, un Dios que levanta a los muertos de sus sepulcros. Y en el nuevo Testamento en Romanos capítulo 8 el Señor promete que el mismo espíritu que levantó a Jesucristo dentro de los muertos mora en usted.

O sea, no es la intención de Jehová, no es la intención del Señor que su mano sea cortada en estos momentos si no el deseo, el anhelo del corazón del Señor es revelarse con más poder todavía. Es que a través del poder del Señor, el nombre del Señor sea como un relámpago y aún los cimientos de nuestra sociedad tiemblen delante de la presencia del Señor y que los hombres no tendrán otra sino que de rodillas y declarar que Jehová, tu Dios, es Dios y a Él servir.

El Señor desea hacer eso y hacerlo en su familia, hacerlo con su cuerpo, hacerlo con sus hijos, hacerlo con su mente, hacerlo contigo, hacerlo conmigo. Y a la vez que el Pastor compartía esta visión también el Pastor compartió algo que nos debe hacer estremecer. Él dijo que este es el deseo, el anhelo del Señor. Hay cosas que Dios quiere que experimentemos como Iglesia y como iglesia de Jesucristo con “I” mayúscula. Pero hay ciertos patrones, hay ciertos códigos que el Señor espera que nosotros toquemos para que esa puerta se abra. Hay llaves espirituales que sólo a través del uso de ellas se permite que el fluir de Dios se pueda ver con todo su poder y toda su autoridad.

Hermanos, eso en estos días, hermanos, nosotros que estamos pidiendo que el avivamiento del Señor llegue de una vez, esa es la manera que deberíamos orar. Maestro, cualquier cosa que pueda impedir –sea en la Iglesia de Jesucristo o sea en mí como parte del cuerpo de Cristo- Señor que sea removido en el nombre de Jesús y cualquier obstáculo a tu poder, cualquier obstáculo a tu gracia, cualquier cosa que se atreva limitar o embotar que la voz del Señor se oiga. Señor, que sea removida y echada. Decimos Amén.

Cualquier cosa que pueda resistir el fluir del Señor; Señor aléjalo de aquí. Y no solamente aléjalo de aquí, aléjalo de mí. Y mis hermanos, hay un obstáculo gigantesco que puede resistir el trato de Dios en nuestra iglesia, pero no solamente en nuestra iglesia, en su vida y hacer inefectivo su ministerio y aún destruir su efectividad como un siervo de Dios. Y es hermanos, este germen, este obstáculo, este pecado –en verdad ha existido aún antes del planeta Tierra- el orgullo.

Mis hermanos, la receta de Satanás no ha cambiado desde el momento que él aprendió a usar esto para –no solamente que él cayera delante de la presencia del Señor- pero logró convencer una tercera parte de los ángeles del Cielo. Y desde ese momento su receta no ha cambiado y aquí lo vemos desglosado.

Solamente, hermanos, vamos a hablar de las manifestaciones que están aquí claro. Vamos a aprender de Uzías, vamos a aprender de él. Hay un par de cosas que podemos recibir, precisamente ahora en este tiempo de Jerusalén, Israel estaba en un tiempo de avivamiento y por esto es que nosotros tenemos que prestar atención. Esto no ocurrió a Uzías en un tiempo de vergüenza en la vida de Judá, sino de Gloria. Lo que le aconteció a Uzías aconteció en la cúspide de un avivamiento que se había desatado en Judá. Y sobre su propia vida y su propio ministerio.

En otras palabras, hermanos, una de las cosas sobre las que tenemos que velar, a pedirle al Señor, ‘sí que vengan estos milagros. Sí manifiesta Tu poder’, es velar por esto. Y una de las aplicaciones más sencillas es ésta.’ Bueno, Pastor Samuel, claramente esto habla de orgullo de puesto’ y hermanos, esa es una de las aplicaciones más obvias. What was he thinking? ¿En qué estaba pensando Uzías? Más claro no pudo ser la palabra. Era un hombre instruido en la palabra del Señor toda su vida, acostumbrado -52 años él visitando el templo- él no era un novato aquí. Él sabía que eso no era su puesto. ¿Qué le entró? Le entró la idea que alguien le prohibió algo. Había algo inalcanzable, prohibido a él.

Hermanos, lo prohibido es atractivo. Hermanos, diga usted, ‘pero Pastor Samuel, ¿qué hay de malo un poco de ambición? ¿Qué hay de malo? ¿No dice la palabra que ‘el que desea obispado buena cosa desea’? ¿No puedo yo desear hacer algo más en el Reino de Dios? ¿No puedo yo anhelar subir de puestos? Hermanos, el deseo de obispado es cuando habla la palabra del Señor y a la vez cuando el Señor habla de eso dice: “No todo el mundo puede llenar esos lugares. Hay gente a quienes le corresponde”.

Pero habla más de esto y vamos a ir al meollo. No es el deseo, es el orgullo y la ambición que son dos cosas distintas. Yo les invito, hermanos, a pensar en esto y esto es la red que echa Satanás porque no hay un fin a esto. Es un espiral vicioso. No hay manera. Si tú te montas en ese carrusel no hay lugar a donde usted se pueda despegar. No hay un nivel que le va a satisfacer. El que le abría la puerta al Rey le envidiaba al teniente a Rey, el teniente a Rey anhelaba ser el rey. El rey no estaba satisfecho con ser un rey cualquiera, quería ser un rey poderoso y el rey poderoso no se sintió satisfecho en ser un rey poderoso si no a la vez sacerdote.

Y usted que es por la Gracia de Jesucristo Rey y sacerdote -porque eso es lo que dice el Señor- aún así encontramos maneras de montarnos sobre la ambición. Y sabes lo que te invito en nombre de Jesús: piensa bien. ¿De dónde sale eso? Porque en esto hay, escucha la voz del amor del Señor. Muchas veces eso sale de un vacío dentro de usted. Eso nace, hermanos, de nuestro carácter –tal vez que puede llenar tal vacío con un título más o un puesto más- y el vacío está ahí todavía.

Lo que te dice el Señor esta noche es: examinemos nuestros corazones. Yo estoy predicando esta palabra, estoy bajo esta palabra y estoy bajo el dedo de Dios también. ¡Estoy predicando también!

Y mis hermanos, sepan esto, si usted se ha sentido por esto es el Señor, yo, tú conoces mi corazón, eso es precisamente por esto. Preocúpate por la manera que te quiero amar y no tanto en como te quiero usar. Preocúpate por mi amor, déjame amarte. Déjame llenar todo hueco, todo vacío. Déjame yo ser tu personalidad, que tú te informes por el hecho de que tú eres mi hijo, tú eres mi hija y no hay nada en la casa que no es tuyo.

Todo está a tu alcance y te amo. Y deja que el Señor llene ese vacío. Pídaselo al Señor.

Hermanos, yo creo que hay una aplicación más básica todavía. El Rey Uzías fue confrontado con su error. Y yo le voy a preguntar a usted: ¿usted se ha encontrado como el rey Uzías de vez en cuando? Cuando estamos fuera de orden y si tú eres hijo de Adán, hija de Adán, de vez en cuando estaremos fuera de orden.

Cuando estamos fuera de orden y el Señor nos llama la atención y el 99% de las veces no será a través de un ángel que Él envía sino uno de sus Ministros. Un profeta del Señor. Puede uno de los Pastores de staff, puede ser alguien en su célula, puede ser una amiga en su círculo de oración. Pero eres confrontado y de momento el profeta de Jehová –quien el Señor escoja- te dice: “No te corresponde eso. Estas actuando de una manera pecaminosa. No estás honrando al Señor de esta manera.”

¿Cómo reaccionas? Estos pobres sacerdotes, dice: ‘Ochenta hombres valientes’ y si vas a confrontar a un hombre con un ejército aún sumando de 300 mil hombres. You’d better be courageous to do that, –valiente. Ellos lo confrontan y en vez de él reconocer lo que había hecho. ¿Qué tenía en la mano? Un incensario, ¿no? La palabra te deja llenar los blancos. Pero hermanos, vean esta película: el hombre está al punto de -esto es un aparato grandísimo- y está a punto de quemar incienso y se llena de ¿qué? De ira

Y, ¿eso no te ha pasado? Pero ¿qué tan malo es lo que estoy haciendo? Solo estoy adorando al Señor. Sólo a mi manera. ¡Estoy quemando incienso! Hermanos, ¡qué difícil es esto! Muchas veces nosotros aún quemando incienso delante de la presencia del Señor y el Señor indicando lo que desea el Señor es que lo obedezca.

De esa manera eres un adorador. ¿Quieres adorar al Señor? Hónralo. Porque lo que estas haciendo Fulano, lo que estas haciendo Rey no te corresponde hacerlo. El Señor te quiere bendecir, te ama, te honra, pero no lo puede hacer porque no estás haciendo lo que te corresponde.

El hombre se llena de ira. Okay. Dos cosas acontecen y dos tienen un símbolo gigantesco. Primeramente, le brotó inmediatamente en su frente… ¿qué? Lepra. Y si eso es lepra, por lo que yo entiendo por letra –hay un libro excelente por el Dr. Philip Jansie: “Where is God? Where it hurts?,” que describe muy bien lo que esto. La lepra en sí no es fatal. Mata de una forma extraña porque la lepra es a la vez una enfermedad no sólo de la piel sino de su sistema nervioso y esto es lo único que hace.

Es una insensatez, pierdes el sentir. Los leprosos pierden su vista porque el Señor ha llenado su cuerpo de alarmas. Y hay una alarma en sus ojos que te avisa, que tienen que cerrar sus ojos y abrirlos porque si no se te secan.

Si usted pierde esa alarma, si usted pierde, si usted se hace insensible a eso, a la larga va a perder su vista. Si usted es insensible al tacto, los leprosos pierden sus manos muchas veces sobre un fuego encendido. Ellos pueden hablar contigo lo más bien y sus manos se están achicharrando porque ellos ya no sienten, ¿saben lo qué pasa?

Dicen los sacerdotes: usted ha revelado contra su Dios. ¿Sabe lo que pasa cuando usted decide rechazar esa palabra? Te brota lepra. Porque ya eso es un área de su existencia sobre el cual el Señor ya no te puede sanar. Ya es algo que el Señor no puede… es un área que usted va a perder, su sensibilidad al espíritu. Es lo primero que uno pierde, es la sensibilidad al espíritu. Y sin la sensibilidad al espíritu viene lo próximo: no hay manera que el Señor te pueda usar.

Este pobre rey vivió todo el resto de su vida en una casa aparte, fuera del palacio, fuera del templo, lejos de todo eso. Ya nadie buscó su consejo. Ese ejército ni siquiera se podía acercar a él. Un hombre inútil. Y su hijo tuvo que gobernar por el resto de su reino.

¿Saben? Yo leo eso, hermanos, yo he leído eso y me he afligido. Les voy a ser sincero: yo me he afligido por Uzías. Yo le he dicho al Señor:’ Señor, that’s just not fair’, ‘Señor se te fue la mano, eso es fuertísimo. Un hombre que te sirvió toda su vida, un hombre ungido, un hombre que tú honraste, un hombre que desató reformas en toda Judá, ¿cómo va a ser que él sea leproso toda su vida? Miriam, Señor que hizo algo más feo todavía, y le sanaste su lepra. Akab que era un sinvergüenza, Señor, y tú tuviste misericordia de él y lo perdonaste’.

Por años yo he tenido esa lucha con el Señor. Es más me molesta leer el Segundo de Crónicas 26. Es una lucha con Él. Aún preparándome para hoy esta noche, luchando yo con el pobre Señor. Hasta que ¿saben qué? El Señor esta tarde me dice: “Breakthrough”. Esta tarde el Señor me dice: “Samuel, Okay. Akab, Miriam, Samuel… ¿dónde ves tú que él me pidió que lo limpiara? Samuel, ¿dónde ves tú que él se humilló?”

Yo sentí que esto fue la voz del Señor. “Si él hubiese, me lo hubiese pedido, Samuel. If he’d only asked. Si me lo hubiese pedido, yo lo pude haber limpiado en cualquier momento.” Y me vino a la mente esta imagen de este hombre, no solamente leproso pero orgulloso y lleno de amargura, toda su vida, de tal manera que ni siquiera se atrevía pedirle que el Señor lo limpiara. Y eso es buenas noticias porque el Señor exalta a los humildes. El Señor exalta a los humildes and that is good news.

No hay una lepra que el Señor no pueda limpiar. No hay nada que usted tenga, arrastre a este lugar, delante de su altar que pidiéndole al Señor, humillado delante de Él, recibiendo lo que tenemos que recibir del Señor. Porque de esa manera Él nos santifica. Y de la manera que Él nos santifica más nos acercamos a Él y tenemos acceso a su poder. Y por más acceso que tenemos a su poder, más milagros hace Él y más te puede usar.

Pongámonos de pie.