Para restaurar un matrimonio, uno es suficiente

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Tengo un versículo bíblico, que es uno de mis versos favoritos, ese versículo bíblico lo aprendí desde que era recién convertido, si alguno está en Cristo, nueva criatura es, las cosas viejas pasaron y he aquí todas son hechas nuevas, muy bien, muy bien, están bien discipulados ustedes. Fue mi versículo bíblico favorito desde que me convertí, pero no sabía cuánto ese versículo bíblico me iba a hacer sufrir. Porque ese verso bíblico dice que todo, todo pasó, todo tiene que ser nuevo. Porque si alguno está en Cristo, es nueva criatura, es nacer de nuevo, no se supone que yo sea lo que fuí, sino que todo sea hecho nuevo.

Qué se hace nuevo, mi vida moral, cambia, mi vida moral se hace totalmente nueva, de manera que si yo era un lujurioso lascivo, si yo era un fornicario adúltero, ahora en Cristo las cosas son diferentes, Él trae a nuestro corazón una pureza que no conocíamos, que no sabíamos que era posible siquiera vivir así. Si éramos de ese tipo de personas que habíamos abrazado las falsas religiones, habíamos abrazado la falsa fé, y habíamos creído en falsos profetas y en ídolos, nosotros en Cristo cuando la luz de la verdad nos alumbró renunciamos a nuestros ídolos, renunciamos a la falsas religiones y decidimos abrazarnos a una sola verdad, a un solo Mesías, a un solo salvador, que es el camino, la única verdad y la vida. Alguien que sin Él nadie verá el rostro de Dios.

Entonces eso lo abrazamos, y muchos de nosotros cuando testificamos de las obras de Dios en nuestras vidas hablamos de estas cosas, y decimos cómo Dios ha cambiado nuestra vida, y testificamos de cómo Dios transformó todas esas cosas, pero son pocos los que se levantan a, en un altar a testificar de que, yo era una persona que me enojaba mucho, yo era una persona que era un murmurador, yo era una persona que endurecí mi corazón contra los que me abusaron, pero Dios me libertó de eso. Son pocas las personas que hablan de las transformaciónes de carácter. Son pocas las personas que se levantan a testificar como una muestra del poder de Dios diciendo, yo era una esposa irrespetuosa, yo era un marido irritante con mi esposa, era un marido abusador. Son pocos los que se levantan a testificar de eso.

Porque por lo general estamos tan concientes de las primeras dos clases de pecados, que es el tipo de pecado de inmoralidad y el tipo de pecado de falsa fé, de idolatría, de eso estamos muy concientes. Pero no necesariamente estamos así concientes, de la misma manera así concientes de todos los pecados de carácter. Que son precisamente la lista de pecados más grande que existe cuando Dios hace un listado de pecados, la lista más larga es precisamente los pecados de carácter.

Entonces me parece que nosotros tenemos que al ver que los días del Señor se acercan, al ver que la venida de Cristo está cerca, nosotros necesitamos detenernos, y preguntar por las sendas antiguas, y preguntarnos cuáles son los fundamentos del evangelio? Qué es la esencia de la verdad, predicada por Jesús?. Tenemos que preguntárnoslo por qué, porque en el camino hemos podido perder la esencia de lo que verdaderamente representa el evangelio o debería representar. Y el primer análisis que tenemos que hacer si vamos por ejemplo al discurso de Jesús es tan pronto Jesús comenzó a predicar de qué hablo?. Bienaventurados los que ya no fornican, eso fue lo que Él dijo?. Bienaventurados los que abandonaron a los falsos dioses, eso fue lo que Él dijo?. No.

El comenzó a predicar su mensaje diciendo "Bienaventurados los contritos de espíritu, Bienaventurados los pobres en espíritu". Y qué significa pobres en espíritu. La palabra, la definición o la palabra que define pobres en espíritu es la palabra humildad. Y Él lo que dijo fué bienaventurados los humildes. Y Él continuó diciendo bienaventurados los mansos. El continuó diciendo bienaventurados los pacificadores. Y su mensaje prácticamente obvió los otros pecados. Por qué. Porque si venimos a ver, los pecados más fáciles de abandonar son los pecados de inmoralidad. Los pecados más fáciles de abandonar son los pecados que tienen que ver con ocultismo y falsas religiones, falsa fé. Pero los pecados que no son tan fáciles de abandonar son los pecados que tienen que ver con nuestro temperamento caído, nuestro carácter. Porque muchas veces filtramos el evangelio, filtramos las verdades poderosas del evangelio, las filtramos, y lamentablemente tenemos el filtro equivocado, y perdemos, perdemos el poder de la verdad, porque tenemos un filtro que no nos deja entender la cabalidad, la grandeza de sus verdades.

Y cuál es el filtro que nosotros tenemos, el filtro de nuestra justicia. El filtro de lo que nosotros entendemos que son mis derechos. Y cuando nosotros recibimos la palabra con un corazón terrenal, el corazón terrenal reclama derechos, y el corazón terrenal reclama justicia conforme al hombre. Y por eso la biblia lo dice clarito. Yo he venido a abrogar la ley donde ustedes vivían. Donde era aceptable vivir ojo por ojo y diente por diente, pero ahora no sera así. Sino que si te hieren en una mejilla, ahora en mi nombre, pon la otra mejilla. Si te obligan a caminar una milla, en mi nombre ahora vé con él dos. Si te arrebatan la túnica en mi nombre, ahora cédele la capa también.

Eso no es justo. Y quien dijo que el evangelio era justo. El evangelio es un evangelio de misericordia, porque si fuera por justicia, muchos de nosotros no estaríamos aquí. Muchos de nosotros no estaríamos ni casados, porque cada uno ha hecho lo suficiente como para merecer ser repudiados. Pero para Dios vale mucho más la relación que tener la razón. Yo estoy acostumbrado a predicar de esto, y no escuchar ni aplausos ni amén ni aleluya, estoy acostumbrado no se preocupen, lo que necesito es oídos para oir y nada más (aplausos).

Y dicho sea de paso yo tengo que aclarar, que si hablo así es porque yo vengo de ahí. Vengo de haber sido criado por un padre militar, de haber sido por un padre machista, de haber sido criado en un hogar hostil, donde no habían abrazos ni te amos, ni mucho menos perdóname. Vengo de un hogar donde la primera y la segunda y la tercera palabra la tenía mi padre, vengo de una familia así. Y cuando yo me casé con esta mujer, me casé siendo pastor. Y nuestra primera congregación que fundamos, nosotros solos porque ya éramos pastores asociados en otra iglesia pero cuando nos casamos fundamos nuestra propia iglesia, en otra ciudad, y a los tres meses de casados ya habíamos levantado nuestra iglesia.

Nuestro matrimonio practicamente se levantó prácticamente en nuestro ministerio. Y el ministerio se desarrolló en nuestro matrimonio. Y cuando yo me casé con ella profetas, pastores, y obispos nos bendijeron y declararon palabra profética sobre nosotros de que seríamos un matrimonio de impacto, de bendición, que seríamos un ejemplo, que seríamos un montón de cosas hermosas, y que viajaríamos el mundo llevando este mensaje, y para mí yo decía wow que mucho nos aman. Pero para mí era exagerado. Porque nunca me imaginé que se iba a cumplir una palabra así. Y yo me acuerdo que le dije a mi novia para el momento en que nos casamos, le dije Mimbre, yo te prometo que nunca imitaré a mi padre, nunca reproduciré sus actitudes para contigo, nunca seré un esposo como mi papá, y mucho menos un padre como él. Te prometo que te voy a hacer feliz, y voy a ser muy diferente.

Pero yo descubrí una verdad, que me da verguenza confesarlo pero que te la tengo que confesar, porque he descubierto que son muchos los hijos del muerto. En medio de nuestro ministerio y de mi vida en Dios, arropado por un avivamiento del Espíritu Santo, yo supe vivir una doble vida. En que consistía esa doble vida. Un hombre que en medio de los cultos estaba tan lleno de Dios, hablaba en lenguas constantemente por la unción tan fuerte que sentía de Dios, pero así mismo podía salir del culto y llegar a mi casa, y con la misma lengua que había hablado lenguas angelicales para adorar a Dios, con esa misma lengua castigaba a mi esposa, reprochándole constantemente, regañándola todo el tiempo, hiriéndola, y faltándole al respeto. Yo no me di cuenta cuando poco a poco eso comenzó a darse, yo sabía que había mucho estrés porque yo trabajaba como gerencial en una compañía farmacéutica y en la visión, pastoreando una iglesia prácticamente en actividades diarias, de formación, de discipulado, de cultos, y era muy difícil.

Pero nada puede ser una excusa, nada me otorga una licencia para yo maltratar a mi esposa. Pero yo lo justificaba. Yo me sentía cómodo porque siempre que actuaba así sentía que yo tenía la razón. Era horrible porque era como verla, como si yo fuera superior a ella. Dios comenzó a confrontarme, pero yo no lo podía percibir, no lo podía entender. Hasta el día que nació nuestra primogénita, ese día fueron tantas las emociones, yo estaba tan contento de que nuestra hija nacía, el médico que veía en mí tanto gozo y tanto entusiasmo tan pronto salió la bebé el doctor me la puso en las manos. Y tan pronto la toqué y ví la preciosa niña que Dios nos regalaba, oré en mi corazón y dije: "Dios, solo anhelo, eso es todo lo que te pido que mi hija te ame".

Y el Espíritu de Dios hablo inmediatamente a mi corazón y me dijo: "Rey, a medida que te comportes como Cristo en tu casa, y a la medida en que tu hija vea la personalidad de Jesús en tí en tu hogar, a esa medida ella va a prender a amarme".

Ahí fue donde yo vine a comprender que el futuro eterno de mi hija iba a depender no de los estudios bíblicos ni de los cultos, ni de las escuelas bíblicas ni del campamento de verano. Y ahí pude comprender que el futuro eterno de mi hija iba a depender del testimonio que yo le diera, dentro de mi casa. Porque los hijos no son felices porque seamos buenos padres, los hijos son felices cuando somos buenos esposos. Recuerdo un día que estaba recibiendo en mi oficina a un adolescente, que venía a consejería, y cuando yo recibo un adolescente en mi oficina yo me pongo tan contento, porque son pocas las veces que un adolescente se acerca a pedir consejos a los pastores, y yo me sentí tan contento y comenzé a conversar tan jovialmente con él y le digo, oye cuéntame como es tu papá.

Y él con esa alegría me dijo mi papá es un éxito. Y yo me puse contento porque es raro verdad?, y yo le digo y dime por qué?. Y él me dice es que mi papá me ama tanto, él me lo dice todo el tiempo, el llega a mi casa y a la primera persona que él busca es a mí. Él juega conmigo, él siempre tiene un consejo para compartir conmigo, mi papá me ama tanto porque él ora por mí siempre. Le dije wow, la verdad que tu papá es admirable, y tu mamá dime cuéntame. Y él me dice wow, mi mamá es otro éxito. Es que mamá se desvive por mí. Me ama tanto y tú ves que ella siempre está buscando mi bienestar, y me aconseja, pero siempre me sirve, está todo el tiempo sirviéndome, está tratando de complacerme, aunque ella es también bien disciplinada conmigo.

Y yo le pregunto, y que tú haces aquí. Y comienza a llorar. Y lloraba profusamente. Mientras él lloraba yo lo observaba, lo dejé llorar un rato y le dije, no entiendo, por qué estás así. Y me dijo de la siguiente manera: pastor, yo daría cualquier cosa porque mi papá me deje de amar tanto como me ama, con tal de verlo que ame a mi mamá tanto como me ama a mí. Yo daría cualquier cosa por dejar, es más, yo renuncio al tiempo en que jugamos juntos, con tal de verlo a él disfrutar a mi mamá compartiendo, jugando entre ellos. Que no ore por mí, pero que ore junto a mami. Pastor tengo miedo, mis padres son cristianos, pero yo siento que ellos no se aman como me aman a mí, y el que amen a mí no me hace feliz, yo quiero que ellos se amen entre ellos, porque eso sí me llena. Eso sí me satisface.

Cuando yo no los veo bien cercanos, cuando yo no los veo bien sensibles entre ellos, yo pierdo las ganas de vivir, y eso es lo que anhelo, pastor ayúdeme padre. Y eso es lo que anhelo. Cada vez que cuento esta historia se me quebranta el alma, porque solo pienso, si algún día mis hijos hubiesen tenido que ir a la oficina de otro pastor a desahogar su alma, porque no ven unidad entre sus padres, no me lo hubiese perdonado. Yo decidí convertirme a Cristo de nuevo, siendo pastor yo decidí darle mi vida a Cristo de nuevo, por qué, porque yo descubrí lo que Pablo una vez confesó, el bien que no quiero hacer es el que hago, y el mal que no quiero hacer ese es precisamente el que hago. Quien me librará de este cuerpo de muerte.

Y ahí Pablo trajo la buena noticia, y es que lo que es imposible para el hombre para Dios es posible. Y todo aquél que reconoce su debilidad y todo aquél que reconoce lo que le ha sido imposible transformar, conviértase a Cristo, porque lo que para ti es imposible es posible para Dios, Él sí te puede cambiar. Nunca me habían traído servilletas al altar. Esta iglesia ha hecho cosas que nadie ha hecho en otros lugares. Esa fue la razón por la cual escribí ese libro, Señor que mis hijos te amen y en él abro las puertas de mi casa y confieso todo lo bueno y lo malo, lo confesamos con la intención de que aquellos que están en la iglesia disimulando que todo está bien, sepan que hay muchas gentes incluyendo ministros del altar, que pasamos los mismos problemas que tú, que pasamos las mismas frustraciones que tú, y que tenemos que luchar con nuestra naturaleza carnal para entrar en una harmonía con nuestros cónyugues, y entrar en una harmonía con nuestros padres, y entrar en una harmonía con nuestros hijos, una harmonía que sólo Dios la puede provocar.

Entonces, entré en esa campaña, de querer cambiar, de ser diferente, me dió verguenza, sabes por qué?. Porque cada vez que yo iba a darle un trato especial a mi esposa, me sentía ridículo. Es que tenía metidas en mi cerebro las palabras de mi papá, cuando él veía otros hombres ser cariñosos y honrar a sus esposas públicamente y escuchaba las palabras de mi papá diciendo que ridículo, esos hombres son hombres fresitas. Entonces aunque yo no estaba de acuerdo con él, y a mí me parecía en mi juicio de infante, de niño verdad?, a mí me parecía correcto ese trato, pero tanto estuve escuchando esas cosas, que cuando yo traté de ser así con mi esposa, me sentía fresita, pinky (risas).

Entonces se me hacía duro, se me hacía difícil. Recuerdo una vez que estaba orando en mi habitación, y oraba y sentía a Dios tan tremendamente, y el Espíritu Santo me dijo deja de orar, busca a tu esposa donde quiera que esté en la casa y dale un cariñito. Y yo miré el reloj y le dije Señor son las nueve de la mañana, no estamos en horas laborables (risas). Yo soy muy sincero con Dios, muy honesto. Dije Señor estas no son horas para esas cosas, porque todo lo que se empieza hay que terminarlo. Entonces traté de seguir orando pero el Espíritu Santo no me dejaba. Rey, a mí, para mí esto no suena teológico, pero es más teológico de lo que nos creemos, Él me dijo a mí me importa más que aprendas a amar a tu esposa que me ames a mí.

Yo sé que no suena muy teológico, pero hay una palabra que a mí me dice, como puedo decir yo que amo a Dios, y no soy capaz de amar a mi prójimo. Así es que, fuí a buscar a mi esposa, y la encontré en la cocina, frente a la estufa, o sea no era un escenario muy romántico. Entonces pensé, Dios mío, es que, yo solo me imagino como va a reaccionar. Me imagino que tan pronto haga eso me va a mirar y me va a decir que quieres?. Sí porque ya una vez había escuchado, mejor dicho varias veces, mejor dicho, muchas veces, había escuchado el comentario "tú solo eres cariñoso y especial, cuando quieres algo". Entonces que sucede, cuando voy en obediencia a Dios, yo decía, pero yo sé como va a reaccionar, sé lo que me va a decir. Así es que, ah, ya sé. Voy así de sorpresa, la agarro por la espalda y le digo Mimbre, te amo, y me fuí corriendo.

Entonces cuando iba de vuelta corriendo a mi habitación no me sentía fresita pero sentía como un plegoste, como una cosa no?. Entonces Señor, no me siento cómodo porque es que, no me fluye, no me nace, y yo no puedo ser hipócrita Padre. Y el Espíritu Santo me habló al corazón y me dijo no vuelvas a llamar hipocresía lo que yo he llamado obediencia. Así es que like it or not, do it, period, te guste o no, hazlo y punto, el maestro lo ordena, se acabó. Ahh, pero cuando llegué a la habitación y volví a tirarme de rodillas, ríos de agua viva comenzaron a fluir por mi interior. Ríos de agua viva de gozo, de alegría, de bendición, yo decía wow, que rico que siente, que linda es la recompensa de Dios. El primer paso para mejorar las cosas es a capella, no hay violines ni música, y lo vas a sentir así medio, pero tan pronto obedezcas viene la recompensa de Dios.

Ese tipo de cambios comenzaron a operarse, recuerdo una vez que mi esposa y yo nos cruzabamos por el pasillo de la casa y cuando ya yo estaba al lado de ella, ella en una dirección y yo en la otra, me agarró por el brazo, y me haló hacia ella, y lo primero que pensé fue, vé, mi papá me lo dijo, que cuando uno se pone con mucho cuchi cuchi, y se pone con mucho amor y con mucha cosa, las mujeres se te montan encima (risas). Pero eso no es cierto. Eso no es cierto. Las mujeres se le montan encima a quien se lo permita. Y podemos ser hombres amorosos, misericordiosos, gentiles, delicados, sensibles, pero firmes. Entonces ella viene y me dijo, sabes algo?. No. Me estoy enamorando de ti otra vez (aplausos).

Oh gloria. Las mujeres saben recompensar, no te puedo contar, pero fue espectacular. Y en medio de ese anhelo de querer cambiar y de alimentar a mi esposa y de empezar a experimentar un estilo de vida matrimonial que yo no sabía que existía, intenso, agradable, lleno de alegría y de gozo, con mucha tolerancia y paciencia, y todo ese tipo de cosas, pues en medio de ese camino, me frustré, me frustre pero bien frustrado. Quizás a muchos hombres no les ha pasado pero a mí me pasó. Ya se me acabó el tiempo? Sí se me acabo el tiempo, cuando él se sienta ahí es porque se acabó el tiempo (risas). Pero si no he leído la biblia, cuando lea la biblia entonces es que voy a empezar a predicar. Donde yo estaba. Donde?
Frustrado. Porque yo descubrí que las mujeres, cuanto más las amas, más quieren, más y más y más. Y uno que está a duras penas tratando de darles todo el amor que tanto necesitan, cuando ellas empiezan a recibirlo es como si se aumentara su sed de ser amada, y quieren más y más. Dios mío, es frustrante. Un día le dije a Dios en un retiro que hice, me metí en ayuno y oración. Porque yo tengo muchos defectos pero tengo par de virtudes, y una de mis virtudes es que cuando yo entro en crisis, cuando yo no entiendo algo, cuando a mí me pasa que me siento que estoy, yo me encierro con Dios y me retiro, dejo de comer y me meto con la biblia en ese retiro, y tan pronto entré le dije a Dios, por favor muéstrame en que pensabas Tú cuando hiciste a la mujer como la hiciste.

Muéstrame porque tiene que haber una sabiduría tan escondida que solo tu Espíritu puede revelarla. Y yo no sabía la gran verdad que yo decía, porque el Espíritu comenzó a hablarme, biblia abierta, y comenzó a salir de la palabra de una manera impresionante toda la revelación o por lo menos una parte de la revelación que hay en las escrituras con respecto a la mujer, por qué la creó en el momento en que la creó, como creó a la mujer, qué puso en ella, en su naturaleza, con qué propósito, cuanta autoridad espiritual tiene la mujer, cual es la guerra cósmica que hay contra ella, y cual es el papel que nosotros los hombres tenemos que jugar en medio de esa guerra, cual va a ser el fin de la relación hombre-mujer. Una cosa impresionante, supe que yo tenía que escribir un libro sobre el tema, y ahí es que surge La mujer El Sello de la Creación.

Y en todo este proceso yo descubro amados, que para poder vivir la vida matrimonial, viviendo el evangelio dentro de nuestra relación, nosotros necesitamos en gran medida una sabiduría que no proviene de este mundo, necesitamos que nuevas estructuras mentales ocupen nuestro pensamiento. Necesitamos que otros fundamentos de verdad, no pasajeros sino eternos, se establezcan en nuestra mente. Para que ya nosotros no seamos esclavos de nuestras emociones, para que ya no seamos esclavos de nuestros sentimientos heridos, y ahora seamos gente que caminemos conforme a la verdad independientemente de como me sienta, porque la palabra de Dios tiene el poder para separar el alma del espíritu. En otras palabras me puede ayudar a tomar decisiones sabias aunque mi alma no lo quiera hacer.

Separa una cosa de la otra para darnos una sabiduría y nos convierte en un pueblo diferente, nos convierte en un pueblo distinto. Yo me voy a atrever a decir esto. Una de las razones por la cual el movimiento homosexual está como está es porque el mundo le ha perdido la fé al matrimonio. Y tú sabes por qué el mundo le ha perdido fé al matrimonio, porque el mundo mira hacia iglesias para ver si la iglesia tienen respuestas para la crisis matrimonialy el quebrantamiento de familias, y vé que dentro de la iglesia las familias se divorcian como se divorcian en la calle, y como la familia dejó de ser ya un elemento unificador, un lugar que santifica, un lugar que produce gente madura, vamos a inventar otro modelo de familia. Pero a mí me está que si nosotros tomamos la palabra de Dios más en serio, y nos atrevemos a vivir la palabra aunque nos muramos en el intento, en la iglesia van a desaparecer los divorcios.

Y si existen, sería tan raro, que eso provocaría que el mundo, el gobierno y las instituciones sociales tengan que mirar dentro de la iglesia y preguntar, qué ustedes hacen para tener familias tan sólidas, hijos tan felices, tan productivos, y ver tanta salud como lo hay en ustedes. Y yo estoy convencido, razón por la cual mi esposa y yo lo estamos sacrificando todo para ir por el mundo entero, anunciandole a la gente que antes de que Cristo venga va a haber un avivamiento, pero ese templo no va a explotar en el templo, ese avivamiento va a empezar en la casa, en nuestro hogar, en la verdadera iglesia que es nuestro hogar, nuestra casa. Pero para que ese avivamiento ocurra, tienen que haber muchos creyentes dispuestos a convertirse a Cristo de nuevo y asumir toda la responsabilidad.

Cristo se echó sobre sí el pecado de todo el mundo, y si alguien aquí quiere ser un agente de cambio, y un agente de avivamiento para su hogar, deje de estar buscando quien es el culpable, porque probablemente el culpable no es usted. Cristo no era culpable, pero Él sin embargo, se echó toda la culpa, para modelarnos a nosotros, un evangelio, que Él pretende que nosotros vivamos en la fuerza y en el poder del Espíritu Santo. Si hay gente aquí que serán protagonistas de ese escenario de avivamiento, que ocurrirá en los últimos tiempos, serán personas, hombres, que independientemente de los defectos de su esposa, hoy van a estar dispuestos a arrepentirse de sus malas actitudes, hoy van a estar dispuestos a llegar a su casa y pedirle perdón a todos los miembros de su familia y decirles a partir de hoy, quiero modelar a Cristo en esta casa.

Mujeres, que van a tener que creer que sólo Dios defiende a los que no se defienden, y van a tener que creer que modelando a Cristo como Sara lo hizo, del cual todas ustedes vienen a ser hijas, es como único sus familias y sus esposos van a venir a Cristo. Bien lo dijo cuando le anunció a las mujeres que por medio de tus actitudes, por medio de tu comportamiento, será que tu marido, inconverso, o carnal, vendrá a los pies de Cristo. Cuando yo hice este compromiso, y cuando me convertí a Cristo de nuevo, no volví a fallar, no volví a meter la pata?. Señores, volví a fallar. Pero saben que señores, aún después de tener esta conciencia, yo mismo no me podía perdonar, en el sentido, yo no me podía tolerar, el actuar mal y seguir caminando y decir, como que aquí no ha pasado nada.

Ahora tengo que pedir perdón. Cuántas veces tuve que llamar a mis hijos, y con lágrimas en mis ojos que decirles, papá actuó mal, me comporté equivocadamente, Cristo no es como yo acabo de ser. Y yo te ruego hija, te ruego hijo, por favor perdóname, yo quiero ser un mejor esposo, quiero ser un mejor papá. Yo amo a Cristo, y yo quiero modelarle a Cristo, pero te volví a fallar perdóname. Y les pedí a mis hijos por favor oren por mí. Y sabes lo que es estar delante de tus hijos y ver como ellos ponen sus manitas en mi cabeza ponían sus manitas así como medios asustados, y entonces ellos orar a Dios y decirle: Papá Dios, ayuda a papi, el quiere ser bueno, ayúdalo, bendícelo Señor. La vez que yo escuché esa oración se me conmovió el alma, y cada vez que yo tenía que pedirles perdón eso era como una fuerza mayor, tengo en Cristo, tengo que lograrlo.

No tienes idea lo que sentimos como padres, el ir a la estación de televisión donde mi hija predica todos los días. Sentarnos allí y verla cuando le ponen el micrófono y cuando la alumbran, y cuando empiezan a hacer el conteo, y esa mujer, esa niña comienza a abrir su boca, a hablar del evangelio, a hablar de la palabra, con tanta pasión, no tienen idea lo que es tener, como nosotros nos sentimos el tener un hijo que abandonó su carrera profesional para dedicarse al evangelio tiempo completo, y es pastor y un predicador poderoso, sabio, y el día que los casamos, no tienen idea como se quedaron grabadas las palabras en mi corazón, cuando fueron a donde su madre y fueron a donde mí y me dijeron el día de su boda, papi, yo quiero ser como tú, yo quiero luchar como tú, y si fallo, quiero aprender a humillarme como tú, y a pedirle ayuda a Dios como tú me enseñaste a buscarla. Papi eres mi héroe.

Para que los teólogos sean satisfechos y para no herir sus sensibilidades, voy a leer una porción bíblica y con esto me voy. Aparece en Mateo 11 verso 28 y 29 que dice, "Veníd a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí que soy manso y humilde de corazón, y hallaréis descanso para vuestras almas, porque mi yugo es fácil y ligera mi carga". Yo quiero orar por aquéllos que hoy están dispuestos a asumir toda la responsabilidad de sus familias, gente que esté dispuesta a creer que para deteriorar un matrimonio, para dañar una familia, hacen falta dos o más, pero para restaurar un matrimonio, y restaurar una familia, con uno es suficiente.

Si tú eres esa persona que está dispuesto, que tienes el valor de decir, no sé como lo voy a hacer pero yo confío que Dios me va a ayudar, yo quiero modelar a Cristo en mi casa, y para empezar yo voy a reunir a mi familia y le voy a pedir perdón. Nadie, nadie, que no esté dispuesto a reunir a su familia hoy, antes de que pasen, para que no tengan que virar. Nadie que no esté dispuesto a reunir a su familia hoy, a pedir perdón y a comprometerse, por favor no pase aquí. A mí no me interesa que este altar se llene, a mí lo único que me interesa es que el que venga aquí sepa, que recibir oración aquí es fácil, eso cualquiera lo puede hacer. Ahora salir de aquí, y hacer lo que a mí me corresponde hacer, eso no es tan fácil. Pero si tú estás dispuesto a hacerlo, si tú estás dispuesta a hacerlo, pasa porque yo quiero orar por ti.

Padre del cielo, yo bendigo cada hombre, cada mujer, cada joven, que hoy decide humillarse delante de ti. Espíritu de Dios, Espíritu de Dios, cúbrelo, Tu palabra nos enseña que el amor de Dios cubre multitud de faltas. Cúbrelos Señor. Que todos los hombres Señor mío que están representados en este altar hoy, sean investidos de la unción de la verdad, del poder de la verdad. Que no me va a dejar caminar en mis propias fuerzas, que me va a confrontar cuando yo haga las cosas con presunción propia. En el nombre de Jesús invoco el espíritu de mansedumbre sobre cada hombre, e invoco el espíritu de humildad sobre todas las mujeres que están sobre este altar. Padre yo declaro bendición sobre sus bocas y yo declaro bendición para sus lenguas Señor.

Y declaro que sus bocas serán fuentes de una sola agua, si fueron bocas que tuvieron aguas dulces y amargas a la vez, hoy Tú quitas lo vil y dejas Señor lo que es puro, lo que es agradable a ti. Declaro Señor que sus bocas se convierten Padre en instrumentos de sanidad, en instrumentos restauración, en instrumentos de perdón, en instrumentos de gracia y de misericordia. Señor cuando reúnan a su familia, cuando reúnan a su familia hoy, yo te ruego Señor que Tú pongas las palabras precisas, pon las palabras precisas. Dales un corazón muy humilde para hablar, pedir perdón y asumir responsabilidad. Padre en el nombre de Cristo no les permitas caer en la tentación de compartir la culpa. No les permitas caer en esa tentación. Que puedan asumir toda esa responsabilidad. Los espíritus de disención, los espíritus de contienda que lograron contaminar tu casa, y pudieron colarse dentro de tu hogar en el nombre de Jesús les ordeno que salgan de sus casas.

Para que cuando entren a sus hogares hoy, haya una luz especial de Dios, haya una libertad especial, un despeje de la atmósfera de ese hogar. Y yo te ruego en el nombre de Jesús que Tú les des espíritu de sabiduría para mantener la obra que tu espíritu ha hecho. Esta bendición declaro sobre sus vidas en el nombre del Padre, en el nombre del Hijo, y en el nombre del Espíritu Santo. Sí, amén. Aleluya.

Tengo que informarles que, lamentablemente los primeros dos títulos de mis libros se agotaron, pero quedan unos cuantos del último libro que escribí que trata sobre, prácticamente el gran contenido del libro trata sobre la transformación del carácter. Quiere decir que aquéllos que reconocen que necesitan ayuda, y que necesitan seguimiento para la transformación de su carácter, corra que quedan unos pocos para que puedas adquirirlos. Los bendigo, han logrado cautivar nuestros corazones, los amamos, y nunca nos vamos a olvidar esta visita a esta hermosa ciudad de Boston. Dios les bendiga.