Cuando el Señor se acerca a tu mata de higos

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Me gustaría compartir algo con ustedes hoy que de alguna forma u otra mi inspiró el mensaje que el pastor compartió el domingo pasado, no sé cuántos de ustedes estuvieron aquí el domingo, pero el pastor estuvo hablando acerca de este pasaje de Marcos, Capítulo 11 que hablar acerca de este momento en el cual Jesús se encontró con la higuera y que maldijo la higuera porque no encontró fruto en ella.

Mientras él predicaba como que vino una impresión a mi mente que yo no había considerado antes y quisiera compartir algunas de esas cosas con ustedes porque yo creo que hay unos secretos ahí que podemos aprender de ellos.

Si pueden buscar ese libro, ese pasaje de Marcos, Capítulo 11, vamos a leer del verso 12 al 14 y yo les puedo decir algo, mis hermanos, tal vez esta idea, esta impresión que yo les voy a compartir puede ser que exegéticamente o en una forma teológica me esté yendo yo de las líneas de los parámetros que muchos comentaristas bíblicos podrán decir, pero ¿Saben qué? Hay veces que yo creo que eso es una de las bellezas de la Biblia también.

Digo esto porque yo he estudiado, o sea, yo he gastado tiempo, energía, dinero en estudios y yo sé cómo muchas veces los estudios bíblicos pueden enfocar a uno demasiado en uno ver la Biblia desde un marco específico, pero yo creo que también la Biblia tiene esa vida, esa vitalidad del espíritu que, sin necesariamente salirnos de los principios que están ahí encerrados, podemos como quiera recibir y aprender unas cosas que Dios mismo nos quiere dejar saber a nosotros.

Mientras meditaba en esto yo pensaba, todos de nosotros de alguna forma u otra, todos nosotros, voy a decir algo muy importante, todos nosotros de alguna forma u otra estamos bien acostumbrados a que Dios siempre esté disponible para satisfacer nuestras necesidades. Cuántos pueden decirle sí a eso? Obviamente muchas veces, o la mayor parte de las veces aprendemos esto de las Escritura, o sea, el que se acerca a Dios tiene que acercarse creyendo que le hay, y que él es galardonador de los que le buscan. Creemos eso, que Dios siempre está ahí dispuesto para satisfacer nuestras necesidades, cantamos muchas veces, “Ah, tengo hambre de ti, de tu presencia, de tu fragancia, de tu poder, hambre que duele…”

Han escuchado esa canción, ¿verdad? Hambre que duele… a veces en las canciones nos ponemos bien trágicos. Cuántos han tenido hambre que duele de verdad? y en algún momento le hemos dicho a Dios, Señor, tengo hambre que duele de ti y de tu presencia por estar contigo. Y lo hemos dicho en oración y hay veces que nos acercamos a esa oración como que, no, Señor, tu tienes que satisfacer esta hambre ahora, sino lo haces ahora me muero. Nos ponemos bien noveleros con Dios, bien trágicos, bien dramáticos a veces.

Pero qué tal si en alguna canción nos hemos puesto a pensar o considerado lo siguiente: que si Dios tuviese hambre de nosotros, nosotros estuviésemos disponibles para satisfacerlo a él? Se ha puesto usted a pensar en eso? Si Dios tiene hambre de ti, tu estarías dispuesto, disponible para satisfacer esa hambre? Estaríamos disponibles para satisfacer esa hambre que tiene Dios?

Vaya conmigo a Marcos, Capítulo 11, verso del 12 al 14, dice:

“…Al día siguiente cuando salían de Betania Jesús sintió hambre…”

Este ser divino, este Hijo de Dios que estaba hecho hombre sintió algo que nosotros sentimos todos los día y que hay veces hasta tres veces al día, algunos lo sienten 4 ó 5 veces al día, pero la gente normal lo sienten 3 veces al día, y 3 veces a la noche. Así que:

“…Jesús sintió hambre y de lejos vio una higuera que tenía hojas y se acercó para ver si también tendría frutos, si tal vez tendría fruto. Pero cuando llegó a ella no halló nada sino hojas porque no era tiempo de higos. Entonces Jesús le dijo a la higuera que nunca más vuelva nadie a comer de tu fruto y sus discípulos lo oyeron cuando él dijo eso…”

Saben que yo no podía evitar el reírme cuando el pastor dijo el domingo como que si él fuera esa mata de higos, dijera, pero qué culpa tengo yo si no tiempo de higos? Por qué me vas a maldecir? Y se me hizo más interesante porque uno de esos comentaristas bíblicos que yo estaba leyendo, se atrevió a escribir como que criticando esa acción de Jesús diciendo, por qué Jesús gastó su poder divino en maldecir esa mata o ese árbol cuando muy fácilmente pudo haber usado su poder divino y sacarle fruto en el momento.

Eso pone a uno a pensar. Por qué va a usar el poder divino para maldecir en vez de usar su poder divino para bendecir este árbol de higos y que de fruto aún cuando no era tiempo de dar frutos? Interesante, ¿verdad? hay veces que uno lee esas cosas y es como que… hace a uno pensar.

Pero miren lo que me hizo pensar a mí. Yo recuerdo que el pastor mencionó, y yo estoy muy de acuerdo con esto, y muchos comentaristas también están de acuerdo y si hago exégesis con ustedes, el lugar donde ese pasaje Marcos ubicó esta ilustración con la higuera, sucedió en un momento bien crítico en ese parlamento ahí, porque por un lado se puede interpretar como que ese gesto que hizo Jesús simboliza un tiempo de juicio que iba a venir sobre el pueblo de Israel, sobre los judíos. Y cómo sabemos esto? Porque en los versos anteriores se ve que Jesús cuando llegó a Jerusalén una de las primeras cosas que él hizo fue ir al templo. Y cuando entró al templo, qué fue lo que él hizo? Si usted miran el texto pueden enseñar el verso 10? El verso 10 dice que Jesús entró al templo y lo que hizo fue que se puso a mirar.

“…Y entró Jesús en Jerusalén y en el templo y habiendo mirado alrededor todas las cosas como ya anochecía se fue a Betania con los 12…”

So, es como que Jesús se metió a investigar y vio todo lo que estaba sucediendo en el templo. Si nosotros vemos el verso 15, por favor, podemos ver el verso 15? Mira lo que dice el verso 15:

“…Vinieron pues a Jerusalén y entrando Jesús en el templo, ¿qué fue lo que pasó? comenzó a echar fuera los que vendían y compraban en el templo y volcó las mesas de los cambistas y las sillas de los que vendían palomas…”

Y por ahí sigue el relato. Es uno de esos momentos donde decimos como que se le soltaron los tornillos a Jesús y se volvió loco. Y empezó a sacar a todo el mundo de allí a fuete, a palo. Por eso es que ese relato de la higuera, cuando se ve ahí en el medio de estas dos cosas, lo que estaba ejemplificando o simbolizando es que esa acción de Jesús de tratar de limpiar el templo lo que estaba manifestando era que venía un tiempo duro para el pueblo de Israel porque no estaban haciendo las cosas como Dios mandaba.

Así que exegéticamente ese relato de la higuera se lee así. Una segunda forma que también se lee es que Jesús le quiso dar una lección de lo que es la oración de fe a sus discípulos, porque después de ese relato, si vas al verso 20, miren cómo dice:

“… Y pasando por la mañana vieron que la higuera se había secado desde las raíces, entonces Pedro acordándose le dijo, ─ “Maestro, mira, la higuera que maldijiste se ha secado.” Y qué fue lo que le dijo Jesús? Le dijo, “Tened fe en Dios porque de cierto les digo que cualquiera que dijera este monte, quítate y échate en el mar, y no dudare en su corazón sino que creyere que será hecho lo que dice, lo que diga le será hecho…”

So, también se puede ejemplificar que eso que sucedió con la higuera era una forma de Jesús enseñarle a sus discípulos, mira, si tu haces algo, si dices algo, si pides algo con fe, va a suceder. Ahora, después que le hago ese análisis exegético que ya veo que se me están durmiendo, déjeme tirarles el meollo ahora. Esto fue lo que yo entiendo que el Señor me impresionó.

Yo quiero que ustedes visualicen esa escena. Jesús caminando por esas calles con hambre, tal vez hasta los discípulos le oían el estómago haciendo ruido. Y es como que, muchachos, tengo hambre, esto está grave, vamos a tener que parar a comernos un hot dog o algo en algún sitio porque tengo hambre. Y ve este árbol de higos y se acerca y va a buscar. Miren lo que dice el relato:

“…Cuando llegó no encontró fruto…”

Y miren lo que Dios me puso a pensar a mí. Dios me puso a pensar lo siguiente: hay veces que Dios tiene hambre de nosotros y nos ve a lo lejos, nos ve y muchas veces se nos acerca en nuestra rutina de vida, en las cosas que estamos haciendo, se nos acerca y ve nuestro follaje, nos ve que por encima parece que estamos bien, pero Dios sabe lo que verdaderamente hay, y se acerca a nosotros y empieza a buscar entre las hojas y dónde está el fruto? Dónde está la esencia de lo que es este árbol? Me dices que eres un árbol de manzanas pero no veo manzanas. Me dices que eres un árbol de peras pero no veo peras. Me dices que eres un árbol de naranjas pero no veo naranjas. Me dices que eres un árbol de higos pero no veo higos. Qué pasó?

Saben? La tendencia humana a este asunto, cuando se está esperando algo de nosotros y nosotros no lo podemos dar, nuestra tendencia es responder con estas justificaciones por no decir excusas, ay, yo no sabía que tenía que hacer eso. O sino también decimos, ah, no, yo no estoy preparado para eso. O simplemente decimos, no es mi tiempo para responder a tal demanda. Como dice el texto, no era el tiempo de los higos. Ven por dónde voy? No era el tiempo.

Como verán nosotros somos muy rápidos para justificarnos y más cuando tiene que ver con el hecho de nosotros dar de nuestro tiempo en la vida, tiempo de distintas formas. Cuando habla del tiempo de familia, cuando habla de tu tiempo de trabajo, cuando habla de tu tiempo de descanso que algunos son bien celosos con su tiempo de descanso, o cuando es el tiempo de ir a la iglesia, como lo estamos haciendo hoy, o cuando es el tiempo de relajarnos, o cuando es el tiempo de jugar y divertirnos. Pero qué tal el tiempo que le damos a Dios?

Qué tal el tiempo que nosotros le damos a Dios? saben la Biblia nos enseña que todo tiene su tiempo. Qué dice Eclesiastés, Capítulo 3? Alguien me puede decir lo que dice Eclesiastés, Capítulo 3? Dice:

“…Todo tiene su tiempo y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora. Hay tiempo para nacer y tiempo para morir, tiempo para plantar y tiempo de arrancar lo plantado, tiempo para matar y tiempo de curar, tiempo de destruir y tiempo de edificar, tiempo de llorar y tiempo de reír, tiempo de echar y tiempo de bailar…”

Me gustó eso, ¿verdad? so, por si acaso, si alguien dice que no es bíblico bailar, ahí le pueden hace un quote de ese pasaje. Okay?

“…Hay tiempo de esparcir piedras y hay tiempo de juntar las piedras, hay tiempo para abrazar y hay tiempo para abstenerse de abrazar, hay tiempo de buscar algo y hay tiempo de perder algo, hay tiempo de guardar y hay tiempo de desechar, tiempo de romper y tiempo de coser, tiempo de callar… ─y muchas veces ese tiempo es uno que muchos de nosotros lo tenemos que poner más en práctica,─ tiempo de callar y el tiempo de hablar… ─también tenemos que monitorearlo mucho─, hay tiempo de amar, tiempo de aborrecer, tiempo de guerra y tiempo de paz…”

Miren lo que dice el verso 11, me gustó este verso:

“…Todo lo hizo Dios hermoso en su tiempo y ha puesto eternidad en el corazón de ellos… ─esto es de nosotros, los seres humanos─ sin que alcance el hombre a entender la obra que ha hecho Dios desde el principio hasta el fin. Yo he conocido que no hay cosas mejor para ellos que alegrarse y hacer el bien en su vida y también que es donde Dios que todo hombre o mujer coma y beba y goce del bien de toda su labor…”

Todo tiene su tiempo. Cómo estamos monitoreando nuestro tiempo? Es una pregunta que yo puedo hacer. Cómo estamos manejando nuestro tiempo? Pero sobre todas las cosas cómo estamos respondiendo al hecho del tiempo que Dios quiere obrar en medio de nuestras vidas.

Hay otro texto, Romanos Capítulo 13 que también les quiero leer. Romanos Capítulo 13, verso 11, miren cómo dice:

“…Y esto conociendo el tiempo que es ya hora de levantarnos del sueño porque ahora está más cerca de nosotros su salvación que cuando creímos. La noche está avanzada y se acerca el día, desechemos pues las obras de las tinieblas y vistámonos de las armas de la luz. Andemos todos como de día, honestamente, no en glotonerías y borracheras, no en lujuria y lascivia, no en contienda y envidia, sino vestidos del Señor Jesucristo y no proveamos para los deseos de la carne…”

Hay mucha gente que cuando el Señor se acerca a su mata de higos, por así decirlo, justificamos diciendo como que no, no es mi tiempo, yo quiero seguir gozando de la buena vida, quiero seguir gozando de mis amistades, quiero seguir gozando de la parte de Corona que me puedo dar los fines de semana con mis amigos. Quiero seguir gozando del hecho de poder usar mis ojos para contemplar la hermosura de la creación de Dios en la mujer, no estoy dispuesto a dejar eso todavía. O en el hombre, en el caso de una mujer. Quiero seguir usando mi tiempo para hablarle malo a todo el que yo quiera y así intimidar a la gente, para poder esconder mis propias inseguridades. Quiero seguir usando mi tiempo para aprovechar el dinero que yo me gano y gastarlo en mis propios placeres. Todavía tengo un BMW que me quiero comprar y hasta que yo no tenga el BMW no voy a darle mi tiempo a Dios. Hasta que yo no consiga la casa que yo estoy buscando, no le voy a dar mi tiempo a Dios. Yo soy muy joven todavía y eso es para viejos. Así que hasta que yo no tenga 65 años de edad no le voy a dar mi tiempo a Dios, perdónenme los que tienen 65 años de edad aquí.

Nos justificamos y decimos, no, no es tiempo, no es tiempo de higos, no es tiempo de ese fruto que tu estás buscando. Dios, tu tienes hambre, tienes hambre de mí pero no es tiempo todavía de que yo te de lo que tu estás deseando de mí.

Hay otro texto en Segunda de Corintios, Capítulo 6, verso 2 que también nosotros conocemos que dice así:

“…En tiempo aceptable te he oído y en día de salvación te he socorrido, he aquí ahora el tiempo aceptable, he aquí ahora el día de salvación…”

Palabra de Dios, mis hermanos. Palabras de Dios. Esa primera parte que dice, “en tiempo aceptable te he oído y en día de salvación te he socorrido”, sabe lo que eso significa? Cuando tu tuviste hambre, yo estuve ahí. Cuando te caíste y te raspaste la rodilla, yo estuve ahí. Cuando estabas llorando porque te dejó el novio o la novia, yo estaba ahí queriendo ser tu novio o tu novia. Cuando te dieron layoff del trabajo, que te fuiste a la barra a beber tus penas y desahogarte, yo estaba ahí bebiéndome un vaso de agua contigo.

En tiempo aceptable yo te oí y en día de salvación, esta parte, en día de salvación, significa como en el día de que algo nuevo iba a comenzar, yo fui el que te socorrí, he aquí ahora el tiempo que te toca a ti, he aquí ahora el día de tu salvación. He aquí ahora el momento que Dios tiene un hambre tan grande por su pueblo, por sus hijos e hijas como nunca antes. Dios tiene un hambre por la humanidad, Dios tiene un hambre por ti y por mí, Dios tiene un hambre porque su creación no se pierda sino que puedan adquirir la vida que él tiene para cada uno de nosotros.

Dios tiene un hambre para ver a sus hijos e hijas viviendo una vida fructífera, abundante y no de mediocridad. Dios tiene un hambre para dejarnos saber los secretos que él tiene en su corazón a cada uno de nosotros. Dios tiene un hambre por escucharnos a nosotros decir, Papá, gracias por todo lo que tu me das, en vez de, oooh, no me quieren!! No vengas con la misma cantareta otra vez, ay, Señor, me dieron por la espalda! Si te sigues portando así te van a seguir dando por la espalda.

Dios tiene hambre. Y no tiene hambre de arroz y habichuelas, chuletas y buenos amarillos o buenos maduros. Ese no es el hambre que tiene Dios. tiene hambre de ti, de ti, de pasar tiempo contigo. No tan solamente de escuchar tu llanto pero de escucharte a ti solamente decirle gracias, Señor, gracias, Papá, por lo que tu eres, por lo que tu significas, lo que tu haces en mi vida. Gracias por lo que estás haciendo en el mundo. Gracias porque tu te mantienes fiel a tus promesas, porque aún cuando nosotros nos tornamos de ti, tu te mantienes ahí firme.

Miren que interesante anoche estaba aquí este judío ortodoxo que el pastor había anunciado, Aria Abramowicz, y él estuvo hablando acerca del pueblo de Israel y qué mejor escuchar acerca del pueblo de Israel de un israelita ortodoxo en sí como tal. Y él mismo dice que una de las cosas que Israel tiene a su favor es que no importando las muchas veces que el pueblo de Israel sea tan obstinado que le de la espalda a Dios, con todo Dios se va a mantener fiel a sus promesas, como todo Dios se va a mantener fiel a los pactos que él ha hecho con este pueblo desde los años de la guácara, de Abraham. Dios con todo se mantiene fiel.

Lo mismo pasa con nosotros. Nosotros podemos seguir diciendo, no, Señor, no es tiempo. No es mi tiempo de dar higos, no es mi tiempo de yo tomarte en serio. No es mi tiempo de yo abandonar mi conducta por aceptar la conducta que tu quieres que yo haga, no es mi tiempo de dejar de pensar de la forma que yo he aprendido por los 30, 40, 50 años de mi vida, por adoptar una forma nueva de pensar. No es mi tiempo todavía de estar hablando mal a la espalda de otro en vez de estar hablando bien delante de la gente y al frente y atrás, delante y por todos lugares hablar bien como tu quieres que yo haga. No es mi tiempo de hacer esas cosas porque esas cosas son aburridas, prefiero vivir la vida interesante mía de estar chismeando de otros a cada momento.

Le damos esas trabas a Dios. y miren, tal vez, yo me pregunté, Señor, qué significa esto? Vamos a terminar entonces nosotros como la higuera? Vamos a terminar todos secos desde la raíz? No necesariamente. Obviamente si nosotros insistimos en seguir viviendo nuestro tiempo y no en el tiempo Dios estamos corriendo el riesgo de que nos sequemos desde la raíz. Y lamentablemente yo sé que hay gente que se están secando de raíz. Hay gente que sus raíces están medio ─ qué palabra puedo decir que se oiga fino? ─ raíces deshidratadas, gracias. Raíces deshidratadas, eso me gustó. Hay que gente que está así, mis hermanos, y lo malo es que muchas veces no lo queremos reconocer. Ah, pero si yo tengo hojas, mírame que bien me veo con mis hojas. Hojas para qué? Lo más importante es el fruto que tu puedes dar, no necesariamente las hojas.

Y eso es lo que Dios tiene hambre de nosotros. Dios tiene hambre de vernos a nosotros vivir vidas que sean fructíferas, que demuestren el fruto del espíritu, que demuestren ese amor, que demuestren esa paz, que demuestren vidas de fidelidad, de integridad, que demuestren un carácter manso, un carácter temple.

Esas son las cosas que Dios está buscando, esas son las cosas de las cuales Dios está hambrientos, de que no seamos un pueblo que con nuestros labios lo alabemos pero que nuestro corazón esté lejos de él. Dios no quiere eso. Dios quiere un pueblo, Dios está hambriento por un pueblo que se enfoque más de corazón a Dios que meramente de labios.

Miren, mis hermanos, yo les digo, mientras yo hacía este mensaje a mí me temblaba algo por dentro. Cuando yo escuché el mensaje del pastor el domingo, miren, la convicción del espíritu me caló bien profundo en mi corazón. Piense en esa pregunta, cómo está el basement de tu casa? Cómo está el ático de tu casa, los lugares que no se ven? Yo pienso en mi basement de mi casa, y yo digo, mi basement está bien, pero hay veces que huele a húmedo y cuando huele a húmedo hay que prender el humidificador para que se vayan esos malos olores, de nuevo, las hojas se ven bien pero hay cosas más adentro, más abajo que uno no ve, que no están bien.

Y miren, yo digo esto con intencioinalidad, mis hermanos, lo primero que mi esposa y yo hicimos cuando nos mudamos a nuestra casa en Randolph, fue que nosotros, como se dice, we ripped out, arracamos todo el basement completo. Y tanto fue que descubrimos un nido de termitas en el basement. Imagínense eso, cuando vimos eso como que…. Yo he visto esas cositas moviéndose en la pared, en el piso, y yo nooooo! Compré una casa con termitas, por qué eso no salió en la inspección?

Y eso fue un proyecto de meses, de rehacer el basement, y el basement ahora está habitable. Mis suegros se quedan ahí, gracias a Dios ellos en el basement y yo arriba en mi cuarto, amén. Tenemos un piso que nos divide. Tranquilos, yo amo a mis suegros, créanme, yo amo a mis suegros. Gracias a mis suegros que mi basement está como está, porque él fue el que sacó vacaciones sin poder y nos ayudó a trabajar con el basement.

El que tenga oídos para oír que oiga, eso es lo único que voy a decir. Pero miren por qué digo esto. Porque a mis ojos mi basement parece que está bien, pero yo sé que hay cosas que todavía están medio podridas, que hay que tratarlas todavía. Hay mucha gente que de acuerdo a sus tiempos ellos creen que sus vidas están bien. Ah, está todo ordenado, las cortinas están bien, en su lugar, pasamos el vacum, cosas así, so todo se ve aparentemente limpio. Pero verdaderamente no está.

Dios tiene hambre de nosotros y él no está buscando hojas bajo las cuales cubrirse. Él está buscando fruto del cual él pueda alimentarse y alimentar esa relación que nos une a nosotros con él. Este es el tiempo, mis hermanos, estamos viviendo en un tiempo donde Dios está buscando conectar aún más con nosotros.

Así que yo te digo, el Señor Jesús está caminando cerca de ti y tiene hambre y te ve de lejos. Dice, ah, mira ese arbolito qué lindo, mira que linda. Déjeme acercarme a ver si tiene algo que yo pueda comer. Tienes algo tu que ofrecerle al Señor? Tengo yo algo que ofrecerle al Señor? Pensemos en esto, mis hermanos.

Y es más, yo me atrevo a orar de esta forma. Como bien decía ese pasaje de Segunda de Corintios, este es el día de salvación. Este puede ser el día donde hoy tu puedas decirle al Señor Jesús, “Señor Jesús, mira tal vez mi árbol no tiene fruto, pero yo quiero que de fruto y tu eres el único que puedes permitir que ese fruto se de. Yo no quiero ya más. El que mi vida sea tan solamente un árbol por el cual tu pasas y que no puedas sacar nada de él. Yo quiero poder dar fruto.”

Pregúntate tu en esta noche si él se acerca a ti buscando fruto, puedes darlo? Y si no, sabes qué? Él quiere que tu puedas conocerlo a él. Él no va a maldecir tu higuera. No. él quiere bendecirte. Él quiere que tu higuera de fruto a tiempo y fuera de tiempo. Eso es otro pasaje. En Timoteo que dice eso, y uno siempre tiene que estar listo a tiempo y fuera de tiempo porque uno nunca sabe cuándo va a llegar Jesús con hambre, queriendo buscar uno en nosotros para que no se vaya a sorprender con lo que... espérate, esto no está listo, qué pasó? Estamos listos? Estamos dispuestos a tener el tiempo para decir, Señor, mira, mete tu mano en este arbusto que hay algo que tu puedes coger para satisfacerte.

La persona que puede decir eso es la persona que está en una relación directa con el Señor Jesús. Si yo soy una persona que he vivido sin darle tiempo a Dios, al menos el tiempo que él merece, yo no voy a poder dar ese tipo de fruto. Mi fruto va a ser otro, va a ser un fruto amargo, agrio, que persona que le mete el diente se le va enrollar la lengua.

Pero Dios quiere que nosotros demos un fruto dulce, y para que ese fruto se de, nuestras vidas tienen que estar totalmente conectadas con él. Así que yo quiero tomar un momento en esta noche para orar por eso. Si alguno de nosotros, mis hermanos, necesitamos reconectar otra vez con Dios para que él pueda nutrir nuestras vidas de tal forma que podamos dar un fruto, cosa de que cuando él tenga hambre de nosotros, que nosotros podamos decir, “Señor, come, aquí hay. Puedes contar conmigo.”

Yo quiero orar por ti. así que en toda confianza, donde tu estás, si estas palabras han hecho eco en tu corazón, ponte de pie y vamos a orar por ti.

Amado Dios, yo te doy las gracias por tu palabra. Gracias Señor, porque tu eres el que permite que nuestras vidas puedan dar buen fruto, Señor. Pero Padre, mira yo también reconozco que muchas veces nosotros o no estamos listos o pensamos no estar listos o no queremos estar listos, que tenemos tantas otras cosas en mente, pero tu te acercas a nosotros con anhelo, con deseo de ver algo en nuestras vidas, de probar algo, de tomar algo de nuestras vidas.

Y qué satisfacción más grande que el que nosotros te podamos satisfacer a ti, Señor. Así que Señor, mira en esta noche yo me presento en conjunto con mis hermanos y hermanas y si en algún momento hemos dicho que no es nuestro tiempo, Señor, pero tu nos estás diciendo que sí lo es, Padre, mira, trae convicción a nuestro corazón para que entonces nosotros podamos tornarnos a ti por completo, y dejar que seas tu el que produzca fruto en medio de nuestras vidas.

Padre, ahora mismo, Señor, yo te pido que tu nos des ese peso en nuestros corazones, mi Dios, de las cosas a las cuales le estamos dando más tiempo que otras, Señor, sí, si le estamos dando más tiempo que nuestros intereses que los tuyos, Señor, mira, corrígenos y ponnos en el camino que debemos estar. Ayúdanos, Señor, a alinear nuestros pasos contigo, ayúdanos a poder sacar tiempo contigo, Señor, en medio de nuestras ocupadas agendas, como sea que se puedan ver nuestras agendas, pero que siempre, Señor, en alguna forma en nuestra mente, en nuestro corazón, en nuestro espíritu, Señor, podamos tener esa conexión contigo que nutra nuestras vidas y que así nosotros podamos dar fruto, no tan solamente para ti sino también para otros a nuestro alrededor.

Señor Jesús, te pedimos que nos perdones, mi Dios, yo pido que también nos perdones por las muchas veces que te hemos dado excusas, excusas que no tienen razón, perdónanos y permite que nuestros ojos y nuestro corazón se abran en este tiempo, Señor, que se abran en este tiempo de salvación, en este tiempo de nuevos inicios, a en este tiempo de comienzos que nos van a lanzar a nuevas dimensiones contigo, Señor.

Tu vas por el camino de nuestras vidas y tienes hambre, tienes deseo de que nosotros podamos responderte a ti. Pon en nosotros tanto el querer como el hacer, que no seamos cristianos endebles, que no seamos cristianos aburridos, sino que seamos cristianos apasionados, radicales, Señor, encendidos por ti y para ti, Señor.

Yo pido tu bendición sobre cada uno de mis hermanos y hermanas, Señor, pido que tu les guardes y que estas palabras sobre las cuales hemos meditado y reflexionado, Señor, que estas palabras sigan haciendo eco en cada uno de sus corazones Señor Jesús, tu palabra es vida, tu palabra es real, Señor. A algunos esta palabra les puede decir una cosa y a otros le puede decir otra, pero Señor, que sea un mensaje que venga de ti y que nosotros podamos responder a ese mensaje.

Bendice a tus hijos e hijas en esta noche, te lo pido por favor, Jesús, derrama sobre nosotros tu bendición, Señor. Padre, y que así como nosotros tenemos hambre y sed de ti, en cada momento, Señor, que tu te acerques que nosotros, que nosotros también podamos tener la capacidad de satisfacer tu anhelo y tu deseo de nosotros también, Jesús.

Gracias te damos. Bendícenos Señor, a medida que salimos de aquí, de este lugar llévanos con bien hasta nuestros hogares, Jesús, y que tu palabra pueda seguir haciendo eco en medio de nuestras vidas y de nuestros corazones, Señor, y que nos mueva a acción, que no nos quedemos solamente con el conocimiento sino que esas palabras nos muevan a acción, a una vida más entregada y dedicada a ti, te lo pedimos en el nombre de tu Hijo Jesús a quien amamos y le damos toda la gloria y la honra. Amén.