Por cuál camino estás andando?

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Hechos, capítulo 9. Hace tantos meses atrás que por diferentes razones, pospusimos el estudio del libro de los Hechos, pero yo les dije que no lo íbamos a cerrar, sino que Dios ha estado haciendo muchas diferentes cosas, temas que han surgido en el ínterin, semanas de oración y ayuno, y predicadores invitados, muchas cosas, pero queremos continuar, siempre hemos tenido en mente continuar con este examen a fondo del libro de los Hechos.

Por qué? Porque es un libro tremendamente fundacional. Es el libro que nos enseña los hechos del Espíritu Santo en ese tiempo clave de la vida de la iglesia de Jesucristo. Es el libro que nos inspira, creer que lo que Dios hizo en aquel tiempo lo puede hacer en nuestro tiempo también, porque tenemos el mismo Jesucristo que es el mismo ayer, hoy y por los siglos. Es el libro que nos ayuda a formar una mentalidad sobrenatural, como hemos dicho. Esa mentalidad que queremos infundir en nuestra congregación. Una mentalidad que vea la vida en una forma eterna, espiritual, sobrenatural, que crea que Dios todavía hace milagros.

Como nosotros declarábamos a través de ese coro y esos coros que cantamos. Cuando estábamos allí diciendo el Espíritu Santo ven y visítanos y bendíceme y derrámate sobre mi vida, yo decía, bueno, tenemos que creer eso. No podemos simplemente dejarlo como una experiencia estética, un cántico muy bonito, aplaudimos y entonces vamos al próximo coro. Yo creo que Dios quiere que si le pedimos algo así, que le digamos, okay, Señor, te lo estamos pidiendo, hazlo real en nuestras vidas, hazlo real en mi vida, hazlo real en este servicio y que nos atrevamos a poner al Señor en aprietos por así decirlo, porque él nunca está en aprietos, pero le gusta a veces que lo presionemos para él entonces responder y hacer lo que él quiere que es bendecirnos.

Y entonces vemos que Dios nos toca, Dios nos bendice cuando accionamos y nos ponemos frágiles y creemos lo que estamos declarando, y le ponemos pies y manos y acción a nuestras declaraciones. De eso se trata, de que nuestra vida responda a eso, de que nosotros tomemos acciones sobrenaturales, que no esperemos allí en la carne simplemente a ver si Dios hace algo, sino que nos adelantemos y como Ester digamos, yo quiero entrar al cuarto del rey y yo sé que él me va a extender su cetro y si no me va bien, amén, pero yo sé que él lo va a hacer.

Y entonces lo hacemos y Dios está allí dispuesto y esperando. Entonces queremos infundir en nuestra iglesia y en nuestras vidas esa actitud de expectativa, esa actitud sobrenatural, esa actitud que crea que Dios está siempre hablándonos, que Dios siempre está invitándonos en maneras diferentes, que él quiere responder y que él quiere hacer lo que dice su palabra, que él está dispuesto a hacer.

Y el libro de los Hechos es ese libro que nos muestra al Espíritu Santo obrando en maneras milagrosas, en maneras extraordinarias, en formas totalmente sorprendentes. Y vamos a ver eso ahora aquí en el capítulo 9. Lo hemos visto ya obrando en los capítulos anteriores: el bautismo del Espíritu Santo. Hemos visto los milagros que Dios hace de abrir la puerta de la cárcel para Pedro y para Juan, un cojo que es sanado, el discurso de Pedro que provoca una decisión de fe en el corazón de miles de personas, Ananías y Zafira que son juzgados por Dios por decir una mentira delante del Espíritu Santo y desgraciadamente pierden la vida.

Hemos visto al Dios que responde cuando los creyentes piden valor y bendición, que el Espíritu Santo desciende y el lugar tiembla y ellos son llenos de nuevo del Espíritu Santo. Vemos el mover del espíritu continuamente dirigiendo y guiando a sus hijos. Hemos visto la institucionalización creciente de esta iglesia que está en formación. Los 7 diáconos que son elegidos en respuesta a una necesidad organizativa de la iglesia en la distribución de la comida a las viudas de los griegos y de los hebreos.

Pero no todo es triunfo, no todo es bonanza, también hay amenaza. Los judíos están molestos porque sienten que su fe está siendo amenazada por esta supuesta secta falsa que amenaza con desestabilizar el control que tienen los fariseos y los saduceos de la industria religiosa, por así decirlo, de Israel. Y entonces vemos que hay amenazas, hay persecución continua. Esteban es martirizado y apedreado y sin embargo, en medio de eso, Dios está haciendo cosas, porque vemos que los discípulos que son esparcidos por todas partes de la región continúan predicando el Evangelio, continúan compartiendo la palabra de Dios.

En Samaria hay un gran avivamiento y ciento y cientos de samaritanos, un grupo totalmente descastado y rechazado por los judíos, recibe la palabra de Jesucristo y hay gran avivamiento allí. Vemos el ministerio evangelístico de Felipe, un hombre grandemente ungido por Dios. Dios hace grandes milagros a través de la vida de Felipe. Y en un momento vemos que el Espíritu Santo que da estrategia, que dirige a su pueblo, le habla a Felipe y lo lleva a un lugar sobrenaturalmente lo transporta donde hay un eunuco, oficial de una corte lejana, foránea, un alto oficial público, y este hombre ya está siendo preparado por el Espíritu Santo, él teme a Dios pero no sabe, no tiene respuesta. Tanta gente que hay de esa manera, no?

Y está leyendo el libro de Isaías que habla acerca de un personaje raro que él no puede descifrar quién es. Felipe se le acerca y le pregunta, sabes lo que lees? Y él le dice, cómo voy a saber si no tengo a nadie que me enseñe. Felipe le abre el Evangelio, le predica a Jesucristo, este hombre cree en Jesús, es bautizado y se va feliz a su destino.

Y entonces vemos todas estas cosas, Dios moviéndose en medio de la persecución, de la predicación, milagros, aún en medio de las luchas y necesidades de esta iglesia naciente, el espíritu está proveyendo en todas las cosas. Así yo creo que Dios también está proveyendo en esta congregación, Dios se está moviendo en medio de nosotros, Dios está trabajando en todas las cosas que están pasando en nuestra iglesia, en todos los esfuerzos que estamos emprendiendo, en tus luchas y necesidades, en tus tribulaciones y dificultades, Dios se está moviendo también.

El Espíritu Santo está haciendo su obra y es necesario que tu creas eso y que tu confíes que el mismo Jesús que se movió en esa manera, también se está moviendo en tu vida. Porque ¿saben qué? Yo me imagino que si los primeros cristianos leyeran en este libro de los hechos lo que experimentaron todas esas cosas y leyeran el libro de los Hechos, dirían, guau, y fue así verdaderamente? Yo no recuerdo que fuera tan dramático. Porque lo que tenemos en el libro de los Hechos es un resumen, un resumen apretado y una condensación de cosas que se tomaron meses y quizás años en darse y quizás no era tan obvio el mover milagroso de Dios excepto por algo que pasaba por allá, otra cosa por allá, pero al menos la gente no se enteraba de que un cojo fue sanado en Jerusalén. No había periódicos, no había Internet, no había televisión, CNN que publicara la curación de este paralítico.

Pero el Señor se estaba moviendo en todas esas cosas. La gente de momento escucha que los discípulos están siendo esparcidos y perseguidos y martirizados y dicen, oh, Dios mío, el Evangelio está siendo neutralizado. Pero no saben que por allá hay un Felipe que está predicando en un pueblo de Samaria y la gente se está convirtiendo. Y que solamente el eunuco y Felipe en ese momento saben que Dios se ha movido increíblemente para llevar a este hombre a la salvación. Y mucha gente murió sin saber que todos estos milagros se hicieron. Pero Dios se estaba moviendo de todas maneras.

Nosotros tenemos la gran bendición de que Lucas condensó todas esas cosas, esparcidas a través de meses y meses, y las puso aquí en este libro apretado para que nosotros supiéramos de ellas. Y el Señor me dice ahora mismo que quizás en tu vida, en nuestra vida, en nuestra iglesia Dios se está moviendo de maneras increíbles y preparando algo extraordinario, y está tocando vidas ya y está preparando algo especial en tu vida y está trayéndote exactamente a donde él te quiere traer. Pero tu quizás no lo ves, no lo sientes, no estás percatado de ello, porque lo estás viviendo en este momento. Pero quizás cuando tu mires hacia atrás dentro de 5 ó 10 años y tu examines esta circunstancia que estás viviendo ahora mismo, tu quizás te darás cuenta que fue el momento más glorioso de toda tu vida, que fue el momento de prepración de Dios para ti, que Dios estaba sembrando cosas maravillosas para hacerte un mejor hombre, una mejor mujer de Dios.

Cuántos pueden decir amén a lo que estoy diciendo? Tenemos que creer aunque no veamos a Dios en una manera totalmente obvia, tenemos que creer que Dios sí está obrando en mi vida. Y Dios está usando todas las circunstancias, aún las adversas y difíciles para traer mi vida exactamente a donde él necesita traerla.

Entonces uno de los personajes que hace tiempo vimos muy brevemente fue Saulo. Y me perdonan porque estoy un poquito ronco, porque estuve compartiendo con los hermanos, con un grupo de pastores y líderes laicos en el retiro del IEP, Instituto para la Excelencia Pastoral, que se dio este fin de semana en …… y estuve interviniendo bastantes veces, por eso estoy un poquito afónico. Además de la adoración tan buena que tuvimos no me ayudó demasiado tampoco.

Pero entonces en el capítulo 7 vimos que había un hombre, de treinta y pico de años, fariseo, miembro del Sanedrín posiblemente que cuando Esteban estaba siendo martirizado y apedreado y asesinado por una turba judía, había un joven allí agarrándole la ropa a los tirapiedras para que pudieran tirarla con más fuerza y más comodidad y consintiendo y celebrando lo que estaba pasando, y ese joven fariseo, un zelote, celoso de su religión judía y totalmente hostil a el mover del Evangelio, se llamaba Saulo y estaba allí contemplando con complacencia ese escenario tétrico del asesinato de Esteban.

Y se queda allí esa nota, como que es simplemente la cámara pasa un momento y nos enseña quizás la espalda de este hombre, agarrándole la ropa y sigue para otras cosas. Pero ahora, en el capítulo 9 se nos da un close up y se nos introduce este personaje para que conozcamos quién él es. Este personaje, este hombre va a jugar un papel determinante en la historia de la iglesia. Este hombre va a escribir dos terceras partes del Nuevo Testamento. Este hombre, nos dice la historia, va a dar su vida por ese mismo Jesús que él está tratando de suprimir y cuyos creyentes, él está tratando de apedrear, y de matar, y de meter en la cárcel. Ese hombre va a mostrar un celo, el mismo celo que mostró para perseguir a los creyentes, ahora lo va a mostrar, para ser parte de ellos y para favorecer el Evangelio y esparcir la predicación del Evangelio a los cuatro vientos. Este hombre va a cambiar la historia de la humanidad. Este hombre va a cambiar el curso, inclusive, de la misma iglesia, hasta ese punto. Ese hombre se llama Saulo.

Y entonces, en el capítulo 9 tenemos aquí esta escena en que Saula respirando aún amenazas y muertes contra los discípulos del Señor, llega al sumo sacerdote y le pide cartas de autoridad, le pide una certificación, un permiso legal para que dondequiera que él encuentre gente predicando el Evangelio tenga el poder para llevarlos a la cárcel y quizás, inclusive, para matarlos. Saulo está totalmente convencido de lo que él está haciendo es bueno y es legítimo. Su corazón es sincero.

Cuánta gente hay que resiste el Evangelio y que critica a los cristianos porque, en realidad, tienen un corazón sincero y el diablo los ha cegado. Y esa palabra cegado tiene mucha importancia, porque después vamos a ver que a Pablo se le caen escamas de los ojos milagrosamente cuando el Señor lo visita por segunda vez en la calle derecha.

Entonces, aquí lo que tenemos es la conversión milagrosa. Pablo lo vemos en la cámara, de momento, nos enfoca a Pablo en un caballo que está corriendo a todo lo que da con varios acompañantes, por un camino hacia Damasco y está buscando gente para agarrar y llevarlos presos y encarcelarlos. Entonces dice el versículo 3 que:

“…Más yendo por el camino aconteció que al llegar cerca de Damasco repentinamente le rodeó un resplandor de luz del cielo y cayendo en tierra oyó una voz que le decía, “Saulo, Saulo, por qué me persigues?”

el Señor evidentemente tenía un propósito con este hombre, sincero, pero mal encaminado. El Señor tenía propósitos con Saulo desde antes de la fundación del mundo y el Señor trajo Saulo a la vida porque tenía algo que hacer en la vida de él. El Señor sabía que Saulo era simplemente un hombre muy sincero, pero estaba confundido.

Yo a veces me he preguntado, pero qué fue lo que motivó al Señor a escoger a Saulo de todas las personas que él podría haber escogido? Había otros discípulos que seguramente ya estaban convencidos del señorío de Cristo. Había gente probablemente muy capacitada que Dios podría usar, que no habían perseguido a Jesús, no habían consentido en la muerte de un hombre.

Óigame, hay veces que en nuestras vidas nosotros somos perseguidos por culpabilidad, aún estando en los caminos de Dios y a veces habiendo estado en los caminos de Dios hemos pecado contra el Señor, hemos hecho algo que creemos ha ofendido, y sabemos que ha ofendido al Señor en una manera tremenda y el diablo nos ha metido esta mentira en nuestra mente de que ya Dios, como quizás nos ha perdonado para que entremos a la vida eterna, quizás Dios en su misericordia no nos ha consignado al fuego del infierno, pero no nos puede usar, como que nos va a usar, pero quizás para cosas menores, pero para las cosas mayores, no nos puede usar porque ya agotamos la única carta que teníamos.

¿Saben qué? La vida de Saulo nos recuerda que tenemos un Dios muy, muy misericordioso. Un Dios compasivo, un Dios que aún cuando le hemos fallado en formas extraordinarias él no es tan melindrosos como nosotros creemos que él es, sabe? Él está dispuesto a perdonarnos, a lavarnos la ropa y a limpiarnos las rodillas sucias y decirnos, ponte de pie porque yo tengo un propósito para tu vida. No dejes que el diablo te abrume con culpabilidad. No dejes que el diablo te robe la bendición que Dios tiene para tu vida.

Saulo, Pablo, siempre decía, yo soy el mayor de los pecadores, yo no debiera ser el Apóstol que Dios está usando para tan grandes cosas, porque yo perseguí a Cristo. Y sin embargo el Señor tenía un propósito con Pablo, Saulo, y lo quería usar. Porque Saulo a pesar de todo eso, yo creo que Dios vio su corazón sincero, Dios vio un hombre que cuando se dedicaba a una causa era íntegro y la defendía hasta la muerte. Dios vio a un hombre también, que esa son la gente que Dios puede usar, diligente. En este caso era diligente para el mal, pero lo hacía por sinceridad. Pero era un hombre diligente, ahí está.

Yo tengo que hacer algo, yo no puedo permitir que esta secta falsa dañe mi religión así que va y quiere buscar cartas, y está haciendo todo lo posible para defender su fe. Y Dios sabía que ese mismo motor cambiado un poco y realineado, Dios lo podía usar poderosamente para lo que él tenía por delante para el esparcimiento de su Evangelio. Dios sabía que él necesitaba un hombre de mucho valor físico porque este hombre iba a padecer gran persecución, porque la manera que Dios lo iba a usar iba a suscitar grande persecución de parte de sus enemigos, y necesitaba un hombre que no se echara para atrás fácilmente. Y vemos que Saulo, Pablo era ese tipo de hombre.

Dios está buscando gente esforzada y valiente. Dios busca gente que tenga un corazón que él pueda usar. Las demás cosas Dios puede arreglarlas, hermanos, pero Dios quiere tu corazón, Dios quiere un corazón dispuesto, un corazón listo para que si Dios me llama, yo voy a darle todo a él.

Entonces, yo creo que Saulo tenía esas cualidades, además era un hombre que estaba ya entrenado teológicamente, tenía una mente que podía pensar en términos teológicos. Había sido educado a los pies de uno de los más grandes maestros de su tiempo, Gamaliel, un fariseo muy especial, lo vemos por un momento en la página en el libro de los Hechos, y su intervención nos habla de un hombre que tenía un corazón muy entendido y una cierta sabiduría.

Y entonces Saulo había sido preparado ya intelectualmente e iba a necesitar una mente que pudiera argumentar, que pudiera escribir para preparar la iglesia que había de venir en el futuro y por eso Pablo escribe dos terceras partes, la carta a los Romanos, por ejemplo, las cartas pastorales, y todo este tipo de cosas, Pablo estaba preparado para eso.

Entonces, el Señor sabía, aquí tengo un hombre, es como cuando uno ve un carro que está un poquito abollado por aquí y por allí, y tiene una puerta que es de una pintura diferente a lo demás del carro pero dice, pero ¿saben qué? Usted levanta el capote y guau, este motor está limpio, está bueno, la transmisión suena perfecta. Los asientos, sí, están un poquito rotos aquí y allí, pero yo busco una señora de la iglesia que me los arregle y me los cosa y puede trabajar bien, y este carro me puede durar mucho tiempo. Y se lo están vendiendo por un buen precio, imagínese. Y usted con las manos temblorosas le ofrece a la persona el dinero antes que se arrepienta y se va contento de que ha hecho una gran compra.

Yo creo que Saulo representaba eso, una persona que tenía un buen motor, tenía un buen corazón, tenía cosas interesantes, pero tenía un poco de abolladuras por allí, había que trabajar con algunas asperezas. Y el Señor busca el corazón siempre.

Y entonces Dios llama a Saulo por eso, porque era la persona que él necesitaba. A mí me impactó algo muy interesante aquí que nunca lo había visto. En el versículo 2 y 3 hay un juego allí de palabras que yo no lo había visto antes. Saulo está en una dirección, que interesante, dice el versículo 2:

“… Le pidió cartas al sumo sacerdote para que si hallase algunos hombres o mujeres de este Camino…” - queriendo decir, porque es una palabra rara, gente de este Camino, no dijo de esta religión, no, de este Camino.

Primero porque la vida cristiana es un camino, la vida cristiana es un estilo de vida, la vida cristiana es una jornada, es un destino, es un proceso que tu vives. La vida cristiana no es una religión, es algo que tu abrazas y que te llena y que es algo que va a dirigir todo tu camino en la tierra, pero dice también aquí en el versículo 3:

“… que yendo por el camino (con ‘c’ minúscula), aconteció que al llegar cerca de Damasco repentinamente le rodeó un resplandor de luz…”

No le parece eso un poquito con intrigante? De que hay gente que conoce a Jesús y van por el camino, pertenecen a un Camino. Saulo va persiguiendo a Jesús, no conoce a Jesús, y va por un camino que él cree que es el camino correcto, pero es un camino de perdición, es un camino de muerte en última instancia.

Entonces, a mí me impactó eso. Yo digo aquí, en los versículo 2 y 3 nos muestran dos caminos, el Camino de Jesús y el camino por donde va Saulo. Y eso me llevó a recordar un versículo que está en Proverbios capítulo 14, versículo 12. dice aquÍ.

“… Hay camino que al hombre le parece derecho, pero su fin es camino de muerte…”

Hay camino que al hombre, a la mujer, le parece derecho pero su fin es camino de muerte.

“…Aún en la risa tendrá dolor el corazón y el término de la alegría será congoja. De sus caminos será hastiado el necio de corazón pero el hombre de bien, la mujer de bien, estará contento con el suyo…”

Que lindo ese pasaje, no? Cuánta gente hay en este mundo, y en realidad la pregunta que yo te quería hacer a ti y a mí es, por cuál camino estás andando tu? Si tu examinas ahora mismo tu vida, por cuál de esos dos caminos estás andando tu? Por el Camino, que es el camino de Jesucristo, el camino de la verdad, el camino de la vida, el camino de la salvación, el camino de la paz interior, de saber que estás donde Dios te quiere y te necesita? O estás caminando por un camino que te parece derecho? Tu estás convencido de que tu estás en lo correcto, y quizás tu has venido aquí esta mañana y estás aquí como para examinar quizás, para ver si algo de luz tu vislumbras en esto que está dándose aquí en este lugar, pero no estás convencido todavía. Y quizás Dios está hablando a tu vida.

Porque cuando yo me puse a elaborar esto no pensaba encontrarme con ese pedacito de verdad allí, tantas veces que he leído este pasaje, no? Por cuál camino andamos nosotros en este momento? Estás tu contento, cómodo, con tu estilo de vida? Porque eso es lo que yo creo, yo creo que Dios está hablando a alguien o a algunos posiblemente en esta mañana, en este lugar, no conozco a todo el mundo que está aquí francamente. Pero como que Dios quiere que tu escuches esto, este reto y esa pregunta. Por cuál camino estás andando tu? Estás tu en el Camino donde está Jesucristo, donde tu sabes que si tu te muertes en este momento tu vas a irte con Dios? Es el Camino de la vida eterna. Y ese Camino tu no lo entiendes ahora mismo y te causa perplejidad y hasta quizás sientas hasta un poquito de hostilidad por él. Quizás tu vienes de una formación intelectual, académica, o quizás vienes de un pasado de placer o de mundanalidad, y tu no entiendes bien este camino, pero es el camino correcto, es el camino derecho. Y quizás piensas que tu camino está muy bien, pero es el camino incorrecto y conduce a la muerte, conduce a la perdición.

Y como Saulo tu piensas que tu estás muy bien, pero Dios tiene otros propósito para tu vida. Dios tiene otro llamado para ti. Y tu tienes que ejercer fe y tienes que despertarte de tu sopor y de tu sueño y tienes que escuchar la voz de Cristo que te dice, “Despiértate tu que duermes y te alumbrará Cristo.” Despiértate en tu mente y reconoce que vas por el camino equivocado y entrega tu vida al Señor Jesús.

Porque yo veo, como nunca, que este es un pasaje acerca de lo que es el proceso de la conversión. Convertirse, arrepentirse quiere decir cambiar de camino, cambiar de ruta, de giro. Si ibas en una dirección, si ibas por un camino ahora te cambiasd a otro camino o te cambias 180º de dirección y vas en una dirección diferente, en un camino diferente, en un sentido, porque vas en la dirección opuesta.

Y la conversión es eso. Aquí, como que Saulo, yo veo como nunca una conversión totalmente gráfica, dramática, ejemplar, donde Saulo es el hombre seguro de sí mismo, convencido de lo correcto de su sendero en la vida, pero está eminentemente equivocado, pero Dios tiene un propósito con él, Dios lo ama, Dios está dispuesto a cancelar todas sus deudas y perdonarlo y usarlo para su gloria y darle un destino increíblemente maravilloso y sublime, pero tiene que pasar algo.

Y lo que le pasa a Saulo es que cuando va en ese camino ve una luz, un resplandor cegador y como un trueno que estalla y lo tumba del caballo. Que linda imagen de lo que Dios tiene que hacer en tu vida y en la mía para nosotros verdaderamente ser salvos y entrar en el camino verdadero.

¿Saben qué? Lo primero que tiene que hacer es que Dios te tiene que tumbar del caballo. O te dejas caer del caballo o te tiras del caballo, o te apeas del caballo, pero tienes que bajarte del caballo. Bajarse del caballo, para mí quiere decir, humillarse, es coger esa hombría tan grande que tenía Pablo, Saulo y ponerla a los pies de Cristo.

Sabe que Dios nos tiene que tumbar del caballo para que podamos verdaderamente tener vida eterna. Hasta que un hombre o una mujer, no se humilla, no humilla su hombría, su intelecto, su seguridad, su confianza en sí mismo, no puede conocer al Dios verdadero.

Dice la palabra que si nos os hiciereis como niños, no heredaréis el reino de los cielos. Y es lo difícil para muchos de nosotros, humillarnos, creer por fe que Cristo es lo que él dice que él es, y cambiar de camino. Bajarnos del caballo, bajar la guardia y dejarnos tomar de la mano por Cristo Jesús.

Dice aquí la palabra que el Señor le dice, lo tumba del caballo, lo humilla, lo paran en seco, pero que linda es la voz del Señor y que tierna. “Saulo, Saulo, por qué me persigues?”

Guau, si hubiera sido yo, me hubiera metido 20 pies dentro de la tierra, lo hubiera sembrado bien adentro. Pero no, Saulo, Saulo, por qué me persigues? Fíjese el contraste, para mí lo que me encanta el poder de Cristo y su ternura también, porque sabe que Cristo es el Señor de señores y el rey de reyes. Él es tierno, es amoroso, es paciente, pero es el Señor de señores, será mejor que tu te humilles delante de él porque él te puede tumbar del caballo si él quiere y a veces hay gente que tiene que ser tumbadas violentamente del caballo. Hay gente que tiene que pasar por terribles sufrimientos y Dios le está diciendo, cambia de camino.

Yo creo que eso es lo que está pasando en la humanidad en este tiempo. Yo no voy a entrar en cuestiones de que los japoneses son pecadores y por eso les pasó lo que pasó, o que Estados Unidos es pecador y por eso tuvimos el 9/11. No.

Yo sí creo, sin embargo hermanos, que estamos en un tiempo de la historia de la humanidad en que la palabra de Dios que Dios dio, desde tiempos eternos, se está cumpliendo. Y cuando el hombre se aleja de Dios, cuando la humanidad, cuando una sociedad, cualquiera que sea se aleja del camino de Dios, hay consecuencias que vienen, sin que Dios tenga que mover un dedo.

Hay un pasaje que dice que no es Dios quien nos va a juzgar sino la palabra de Dios, ahí mismo está en el libro de los Hechos. Yo no creo que Dios está allá por cada cosa que pasa moviendo el dedo para que caiga un rayo sobre una ciudad, sobre una persona, un animal, lo que sea. No, es mucho más económico que eso, él dio su palabra eternamente y cuando el hombre se aleja de Dios lo que pasa es que entonces hay un enemigo, un diablo, un ejército infernal que tiene más poder para hacer lo que él verdaderamente quiere. Lo único que frena el poder maléfico del enemigo de la humanidad, es la presencia de Dios activa en una sociedad, en una cultura, en la naturaleza.

Cuando nos alejamos de esa protección divina entonces ese vacío lo llena el poder del mal que solo sabe matar, robar y destruir. Y por eso vienen tsunamis, por eso vienen terremotos, por eso vienen actos terroristas, por eso vienen guerras, por eso vienen hambrunas, por eso vienen enfermedades y plagas. Porque Dios no está allí para proteger y guardar y decir a Satanás, detente!

El Señor Jesucristo dijo, Jerusalén, Jerusalén, cómo quise cubrirte como la gallina cubre sus polluelos y no quisiste, por lo tanto tu ciudad hoy es dejada a la destrucción.

Dios quiere proteger, Dios no quiere tsunamis, Dios no quiere actos terroristas, Dios no quiere plaga, Dios no quiere hambre, pero cuando el hombre escoge un camino, entonces ahí es el camino de la muerte. Hay gente que cree que el camino de la tecnología, de la filosofía, del pluralismo, del multiculturalismo mal dirigido, porque hay un buen multiculturalismo, pero hay uno mal dirigido, que ese es el buen camino, y están seguros de eso. Y cuando oyen a gente predicando que Jesucristo es el Camino, la verdad y la vida, se ofenden. Pero él es único que puede detener los ataques del diablo sobre la humanidad. Y nosotros no podemos pedir disculpas por anunciar a la gente, ese es el Camino de la salvación, ese el Camino de la verdad. sigue ese Camino y vive. Sigue ese Camino y el Señor te puede arropar con su protección y su gracias. Porque él ha venido para que tengas vida y vida en abundancia.

Pero para llegar a ese momento de gracia nosotros tenemos que reconocer que vamos por el camino incorrecto. Y no esperar, porque lo que yo creo que está sucediendo, esto no son los terrores y los cataclismos que van a suceder, estos son anuncios de cataclismos, estos son anuncios de desastres. Estos desastres tienen solución y parece que esta última crisis atómica, probablemente va a tener una solución que no sea tan terrible como podría ser. Pero yo creo que Dios está diciendo, pueblo mío, hijo mío, creación mía, yo no quiero que vengan cosas peores, yo no quiero tumbarte del caballo. No quiero que te rompas la cabeza cuando te caigas del caballo.

Porque yo creo que van a venir cosas mucho peores. Lo que tenemos son principios de dolores. Lo que tenemos son principios de juicios y Dios le está diciendo a este Saulo del siglo XXI, por qué me persigues? Qué tu tienes contra mí? Por qué tu estás instituyendo leyes que son contrarias a lo que yo he declarado? Por qué tu me rechazas? Por qué tu crees que tu intelecto es más poderoso que la revelación que yo he dejado en mi palabra? Por qué tu persigues a mi hijo? Por qué tu persigues a aquellos que anuncian la verdad y te dicen, ven al Camino verdadero que es Cristo Jesús? Por qué me persigues? Yo tengo propósitos para ti, quiero hacer cosas buenas en tu vida.

Y entonces se requiere que tu decidas, cuando estés ahí en el suelo, y ojalá que no llegues al suelo, ojalá que esta humanidad se arrepienta a tiempo, ojalá que tu no dejes que llegues a un momento de tragedia en tu vida donde te encuentres en una cama de hospital, o con una sobredosis, o con un virus, una enfermedad que contrajiste por un mal comportamiento o una bala ciega que te encontró en una discoteca, o lo que sea, para que entonces tu clames a Dios, cuando ya vas a tener unas consecuencias con las cuales confrontar.

Y el Señor está diciendo a esa persona o a esas personas, hey, por qué no escuchan mi voz? Por qué no cambias de camino? Saulo tuvo la virtud, porque era un corazón bueno, cuando el Señor lo tumba del caballo y le dice, por qué me persigues? La respuesta de Saulo es la respuesta que debe, cada uno de nosotros dar cuando Dios nos confronta. Señor, quién eres? Quién eres?

Yo digo, esa es la pregunta que nosotros debemos hacerle al Señor que nos está llamando. Yo quiero conocerte, quién eres tu? Háblame. Yo estoy dispuesto. Si tu me dices quién tu eres, yo voy a ir por donde tu me digas. Yo creí que te conocía pero ahora entiendo quién tu eres. Solo de oídas te había oído, más ahora mis ojos te ven, dijo Job.

Muchas veces creemos que conocemos a Dios pero conocemos solamente una parte de Dios, muy infinitesimalmente pequeña. Yo le dije al Señor, Señor, yo quiero conocerte, cada día quiero conocerte más, muéstrame tu rostro.

Yo creo que cada persona ante la llamativa de Cristo, tiene que decir, Señor, quién eres? Porque si tu me dices quién tu eres, yo te voy a aceptar. Hay gente, yo creo, que en su corazón aún si Cristo le dice quién él es, están endurecidos y no lo van a aceptar. Por qué? Porque representa un abismo demasiado profundo para ellos tirarse por él, representa un cambio radical para su vida, un cambio para su destino, un cambio para sus hábitos, un cambio para su estilo de vida, un cambio para las cosas que ellos piensan que son las buenas y las verdaderas y tienen que morir y volver a nacer. Y tirar a la basura el 90% de lo que ellos pensaban que era verdad, y eso es doloroso. Hay que morir para vivir.

Y entonces Saulo es sincero, le dice, Señor, quién eres? Y él le dijo, yo soy Jesús, a quien tu persigues. Dura cosa te es dar coses contra el aguijón. Ahí cambia el tono, ve?

Todavía mantiene cierto grado de ternura. El Señor se identifica. Guau, yo me imagino que la sangre de Saulo se heló. El que yo estoy persiguiendo, ese farsante, ese cuyos seguidores yo debo matar. Y el Señor dice, sí, yo soy ese Jesús, el que tu ahora mismo estás montado en ese caballo para perseguir, ese soy yo. Y ¿sabes qué, Saulo? Dura cosa es tu dar patadas contra una pua grande de acero, porque lo vas a hacer es que te vas a meter el pie dentro de la punta.

Esa es la idea, un aguijón. Era como un clavo gigante de hierro. Imagínese usted, que imagen, dar una patada a ese clavo con la punta del clavo. Quién se hace daño el clavo o la carne que se entra en el clavo? Es una imagen muy poderosa. El hombre no le puede hacer nada Jesucristo. El Señor no está preocupado por nada en este momento, nosotros los evangélicos somos los que nos preocupamos por el estado de la sociedad. Oh, el mundo se está yendo por acá, por allá y nos maquillamos y nos cambiamos de peinado y quitamos la cruz de frente y cambiamos el nombre de la iglesia para ver si la gente viene y nos bendice con su presencia.

El mundo es quien necesita al mundo, no Cristo al mundo. Él es un aguijón, está allí, él es una piedra, que puede ser una piedra angular que sostiene un edificio o pueden hacer una piedra que te hace tropezar si tu no la aceptas y la recibe. Pero él no está preocupado por nada. La humanidad necesita a Cristo en este tiempo para que Cristo la salve, la sane y la libre de todo lo que el diablo quiere arrojar sobre ella para hacerle daño al corazón de Dios que la ama.

El Señor dice, mira, Saulo, la verdad es que dura cosa es hacer lo que tu estás haciendo, dura cosa te es resistir al Cristo que te está llamando. Dura cosa te es vivir contrario a la voluntad de Dios. Dura cosa te es pretender que tu puedes continuar en el camino que vas rechazando a Cristo, y que no te va a pasar algo terrible y que no tienes un destino horrible al final del día. Dura cosa le es a la humanidad rechazar y renunciar y negar la verdad de Dios, porque la única que se hace daño es ella, al Dios vivo, poderoso, inmutable, inaccesible, eterno, él está totalmente inmaculado. Él mira desde arriba con dolor a esta humanidad dice, hijos míos, por qué no me dejan cubrirlos? Qué duro es para el hombre perseguir sus caminos en vez de perseguir el Camino que lo puede llevar a la salvación.

El corazón de Saulo era un corazón noble dentro de todo. Mire la frase, “temblando y temeroso”. Él entiende. En ese momento, yo creo que él tuvo una crisis psicológica terrible. Estaba en choque, usted tiembla cuando está en shock. Está aterrorizado, está conmovido, se siente humillado, está teniendo lo que llaman los psicólogos, disonancia cognoscitiva, todo lo que él creía, todo lo que él pensaba que era verdadero, las direcciones que él pensaba, esto es norte, esto es sur, ahora norte es sur y sur es norte, este es oeste y oeste es este. Lo bueno es malo y lo malo es bueno, y este hombre está completamente en choque.

Y yo creo que tiene que haber una crisis en la vida de las personas antes de que vengan a Cristo Jesús. Yo creo que el problema con tanto evangélico y tanta iglesia, lo que está pasando en Estados Unidos y en otros países del mundo, es que en muchos casos nosotros hemos querido mover los postes para que a la gente se le haga más fácil entrar al Evangelio. Hemos querido quitar todo lo que le causa escándalo, confrontación y confusión a la gente, hemos querido quitar todo lo que cuestiona en el Evangelio para que la gente finalmente acepte a Cristo. Y ¿saben qué? Lo que estamos haciendo es matandolos y huyendo de lo que verdaderamente nos hace a nosotros distintivos, que es Cristo, la piedra de escándalo.

Y lo que a la gente hay que hacer es confrontarlos con los reclamos de Cristo y meterlos en una crisis, decirles, mira, lo que tu crees no es lo verdadero. Esto es lo verdadero y si tu quieres acéptalo y sino dura cosa es dar coses contra el aguijón. Pero no podemos mover los postes.

Yo soy radical. En eso me pongo cada día más radical, yo no voy a mover ningún poste. Yo no voy a tratar de hacerle más cómodo el Evangelio a la gente porque yo necesito hacérselo más incómodo para que entren y sean salvos. Esa es la paradoja del Evangelio. No es que tampoco lo llenemos con reglas y legalidades y todo este tipo de cosas. No. Pero lo genuino, lo verdadero del Evangelio no se puede mover y lo genuino y lo verdadero siempre confrontará al hombre, a la mujer carnal.

Entonces, hermanos, yo creo que este pasaje es tremendamente gráfico y yo creo que Dios me está hablando y nos está hablando a través de él. Pero cuando yo comencé esta mañana a meditarlo, no era lo que yo tenía en mente, pero el Señor le está hablando a alguien aquí, le está hablando a la humanidad, está haciendo algo y es esa idea de que hay confrontaciones que hay que hacer, hay cambios definitivamente que hay que hacer. Y Dios está haciendo unas cosas que requieren una transformación. Hay un costo.

Entonces Pablo le dice, Señor, qué quieres que yo haga? De nuevo, esta es la segunda pregunta que uno tiene que hacer cuando Dios nos habla, cuando Dios nos llama y cuando nos confronta. La primera es quién eres? Quiero conocerte, tus atributos, tus reclamos, tu naturaleza, y la segunda es, a la luz de eso, Señor, qué debo hacer? Cómo debo caminar? Cómo debo comportarme?

Y gracias a Dios que Saulo tuvo el entendimiento para decir, Señor, qué tu quieres que yo haga? Él era un hombre de acción. Saulo sabía que lo que él acababa de oír tenía consecuencias. Se humilló, bajó la guardia. En vez de decir, okay, Señor, yo voy a ir a estudiar y consultar los últimos estudios que se han hecho en el judaísmo acerca de el Mesías o lo que sea. No, él dice, okay, bien, bajo la guardia, dime lo que tengo que hacer, por dónde debo ir?

Estás tu dispuesto a seguir el destino que Dios tiene para ti? Estás tu dispuesto a darle al Señor una carta blanca y decir, Señor, yo no sé lo que me espera por delante ahora que te he recibido, pero lo que tu me digas, yo lo voy a hacer. Y yo voy a vivir la vida que tu quieres que yo viva. Y no te voy a estar cuestionando ni buscándole cinco patas al gato. Donde tu me lleves, por ahí yo voy a ir.

Y el Señor, entonces, le dice, levántate, entra en la ciudad y se te dirá lo que debes hacer. Esa es la vida cristiana. Levantarnos de la caída, levantarnos del bajón donde estamos verdaderamente sin Cristo, y entonces entrar en la ciudad, entrar en la vida de nuevo, unirnos, continuar en un sentido con lo que estábamos haciendo antes, solo que ahora, fíjese, él va a entrar a la ciudad, él va a entrar a la misma ciudad donde él iba, pero es un hombre cambiado. Es una persona muy diferente con un propósito diferente, en un Camino diferente.

Y eso pasa, no? Cuando Cristo te llama y Cristo te confronta, él te dice, sabes qué? Ahora únete de nuevo a la vida, si eras un profesional, continúa siendo un profesional, si eras una ama de casa, esposa, continúa siendo una esposa y un ama de casa, si eras un estudiante, continúa persiguiendo tus estudios, pero ahora hay algo nuevo dentro de ti. Estás en un Camino diferente. Tienes un corazón diferente. Tienes un destino diferente, tienes un llamado diferente, y te esperan cosas diferentes.

Por él le dice, y se te dirá lo que debes hacer. Cuando uno está en los Caminos del Señor ya uno no se gobierna a sí mismo. El Señor Jesucristo le dijo a Pedro, Pedro, cuando tu eras joven te levantabas, te vestías, te ponías un cinturón e ibas a donde te daba la ganas, pero cuando tu seas mayor, te levantarás, te ceñirá otro y te llevará por donde tu no quieres ir. La vida cristiana es así. Muchas veces Dios nos pone en sitios donde nosotros no queremos estar.

Pero el hijo de Dios, la hija de Dios tiene que decirle al Señor, Señor, tu dime dónde tengo que ir y yo voy a ir por ahí. Sabes, cuando tu entras en los Caminos del Señor, tu tienes que decir, borrón y cuenta nueva. Antes yo me gobernaba a mí mismo, ahora yo le voy a preguntar al Señor, dónde tu quieres que yo vaya? Qué tu quieres que yo haga? Qué tu quieres que yo sea? Dónde tu quieres que yo me mude? Cuáles son las prioridades y las prerrogativas de mi vida. Cuáles son mis privilegios y cuáles son mis responsabilidades?

Tu sabes dónde se te dice a ti lo que debes decir? Primero, la palabra de Dios, segundo el Espíritu Santo que está dentro de ti. Esas dos cosas te van a guiar a través de la vida. Conoce la palabra de Dios, estudia la palabra de Dios. Conoce los principios del Evangelio. Se un conocedor de la Escritura, porque esta es tu constitución. Aquí están tus derechos y aquí están tus responsabilidades. Este es tu manual de vida. Esa es la palabra genérica, ese el código legal por el cual tu debes vivir, y que también te asigna a ti terribles y grandes privilegios y prerrogativas y derechos, y también Dios te da sus espíritu que mora dentro de ti para que actualice y ponga al día esa palabra, para que la ponga a vivir a la luz de tu diaria existencia.

El Espíritu Santo te hablará, te confrontará, te instruirá, te enseñará por dónde debes andar. Dios traerá en algunos momentos palabras a tu vida, de revelación, cambiarán tu destino, te llevarán por un camino diferente al que tu pensabas que debías ir. Pero el Señor te dice, ahora, cuando tu te levantes de allí, tu tienes que caminar con una manera diferente. Se te dirá lo que debes hacer.

Nosotros tenemos que vivir cada día diciéndole al Señor, Señor, qué tu quieres que yo haga hoy? Por dónde tu quieres que yo camine? Qué es lo que tu quieres que yo predique? Qué tu quieres que hagamos?

Llegamos aquí, nos sentamos ahí en esos asientos, los músicos están preparados, el programa está preparado, los adoradores están preparados, pero Señor, qué quieres tu que hagamos? Dinos tu, porque queremos hacer lo que tu quieres, no lo que nosotros queremos hacer. Levántate y se te dirá lo que debes hacer.

Los hombres que iban con Saulo se pararon atónitos oyendo la voz más sin ver a nadie. Por qué? Porque hay algo que Dios tiene solamente contigo y otras personas no lo pueden entender completamente. Pueden escuchar alguna cosa pero no entienden todo lo que está pasando. Y tu no debes dejar que las voces de los demás y las experiencias de los demás arruinen el propósito que Dios tiene para tu vida específicamente.

Tus familiares quizás no van a entender, porque quizás Dios todavía no los ha alcanzado a ellos. Tu vas a ser usado para alcanzarlos. Pero en ese momento Dios te está hablando a ti. Tu tienes que tener el valor de escucharlo a él y de hacer lo que él te dice.

Y finalmente, Saulo es llevado por los demás. Dice, “…estuvo tres días sin ver y no comió ni bebió…”

Es un niño, es un bebé. Está completamente inerme y necesita que lo lleven de la mano, porque así es que tenemos que ser. Saulo estaba completamente inútil. Y yo veo ahí una imagen también, hermanos, de lo que es la vida en Cristo Jesús. Tenemos que hacernos como niños, tenemos que hacernos frágiles.

Cuando nosotros comenzamos la nueva vida en Cristo, tenemos que entender que estamos reaprendiendo todo lo que conocíamos antes. Y tenemos que dejar que el Señor comience a dirigirnos y a hablarnos. Y tenemos que poner a un lado todo lo que nosotros antes creíamos, nuestra auto suficiencia, nuestra madurez, todo, y comenzar de nuevo desde cero.

Yo me imagino ese orgulloso fariseo siendo tomado de la mano, ciego, su mundo se le ha venido abajo. Ahora tiene que reconstruirse el mundo, su fe, sus creencias intelectuales, su profesión, sus familiares, él sabe que lo van a rechazar cuando él abrace lo que es anatema ellos. Todo su mundo se ha venido abajo y está ciego, no ve, tiene escamas en los ojos. Ahora necesita ser reestablecido por Dios. Delante de la mujer o el hombre que recibe a Cristo se abre un vasto territorio inexplorado, maravilloso y también aterrador en un sentido. Pero la pregunta es, estás tu dispuesto a lanzarte a ese Camino? Estás tu dispuesto a escuchar al que te dice, por qué me persigues? Yo tengo bendición para tu vida. Levántate y escucha y camino por donde yo te he de mandar.

Vamos a bajar nuestras cabezas un momento, y yo quisiera preguntarte si Dios te está hablando a ti en esta mañana, y tu eres parecida o parecido a Saulo, y tu sientes que Dios te está llamando a ir por un nuevo Camino, quiero que tu sepas que este mensaje es para ti, Dios lo ha fabricado, lo ha elaborado para tu vida y Dios se invita a tu vida. El Dios todopoderoso te dice, yo tengo un propósito para tu vida, por qué no te unes a ese propósito, por qué no cambias de camino, de dirección y me dejas guiarte, me dejas llevarte por el Camino derecho?

Interesantemente Saulo va a una calle que se llama la Calle Derecha. Él andaba por un camino torcido y ahora va a la Calle Derecha donde lo van a iniciar a una nueva vida.

Yo quiero preguntar si hay alguien en esta mañana que quiera recibir a Jesús como el Señor y salvador y decirle, Señor, yo quiero ir por el Camino correcto. Si tu has escuchado la voz de Cristo en esta mañana quiero pedirte que levantes tu mano allí donde tu estás, y me gustaría orar por ti y ponerte en el camino correcto y bendecir tu vida y guiarte por el camino correcto.

Habrá alguien que le diga al Señor Jesús, Señor, quiero caminar por el Camino correcto, quiero caminar por el Camino derecho donde tu me quieres. Me humillo y te recibo como mi Señor y salvador. Si esa persona está aquí, quiere levantar su mano. Yo te invito a levantar tu mano, quiero orar por ti. Habrá alguien?

Vamos a quedarnos así un momentito esperando si Dios te habla, te está hablando no resistas la voz de Dios y camino por el Camino del Señor. Gracias Señor Jesús. Te adoramos y te bendecimos. Te exaltamos, Señor. Te bendecimos.