Aunque la higuera no florezca...

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Vamos al libro de Habacuc, Capítulo 3. Hermanos, tal vez para alguno de ustedes es la primera vez que han, tal vez si son muy nuevos, es la primera vez que han oído de un tal libro de Habacuc. Y la primera vez que ven este texto. Para otros, tal vez, está muy familiarizado con este texto, es más, tal vez es su salvavidas. Si usted es nuevo este texto, este sea su texto lema, pido en el Señor que esto le bendiga en esta noche. Habacuc, Capítulo 3, versículo 17.

Señor te damos gracias por la manera en que tu nos has hablado. Espíritu de Dios yo me regocijo en la manera en que tu has ablandado nuestros corazones. Señor, un soplo de tu espíritu sobre esta palabra y sobre nuestras almas. Maestro, eso es suficiente para que nos vivifique y para que tu nombre sea exaltado en nuestras vidas, Jesús. Te pedimos en el nombre de Jesús.

Habacuc, Capítulo 3, versículos 17, 18 y 19. Amén.

“… Aunque la higuera no florezca, ni en las vides haya frutos, aunque falte el producto del olivo y los labrados no den mantenimiento, y las ovejas sean quitadas de la majada, y no haya vacas en los corrales, con todo yo me alegraré en Jehová, y me gozaré en el Dios de mi salvación. Jehová, el Señor, es mi fortaleza el cual hace mis pies como de siervas y en mis alturas me hace andar…”

Amén. Cuántos el Señor le ha llevado a este versículo en un momento u otro en su jornada en el Señor? Si no se lo encomiendo, es precioso este versículo. Precioso! El pastor, citó este versículo dos domingos atrás en su primer mensaje después de su ausencia de un mes. Para él es un texto lema.

Pero ahora yo me dirijo al algunos de ustedes, tal vez usted está sentado oyendo el anuncio del pastor Omar, que el domingo que viene, es nuestro servicio de día de acción de gracias, el miércoles, perdón. Veo que ustedes oyeron mucho mejor que yo. El miércoles que viene es el día en que estaremos celebrando el día de acción de gracias, y tal vez usted está diciendo, ojalá que el micrófono no me toque porque ni siquiera sé de qué le voy a dar gracias al Señor. Cómo y de qué, de dónde va a salir mi cántico de acción de gracias.

Si usted está leyendo esto tan precioso como se oiga, piensen bien cómo es que nosotros nos regocijamos aún si no hay cosecha. Y aún si no vemos frutos sobre la siega. Déjeme traducir eso:

Usted está pasando tal vez, por un tiempo retante en su vida. Está aquí este miércoles y ha estado aquí miércoles tras miércoles porque no hay higuera sobre su planta, no hay fruto sobre su vid, no ha habido por buen tiempo vacas en sus corrales. Ha estado usted pasando por un momento u otro de sequía y por eso estás aquí. Y estás pidiendo al Señor, “Señor, yo quiero creer así, y Maestro, yo quiero, anhelo que esto sea mí cántico. Yo anhelo poder con todo mi corazón, poder adorar al Señor con libertad, quiero ver fin a este desierto”.

Puede ser un desierto económico, puede ser un desierto de salud, puede ser un ser querido que está sufriendo, pasando por un tiempo difícil en su familia, aquí o lejano y usted sufre con él o ella. Sea lo que sea, este es tu temporada de acción de gracias este año, cómo lo vas a hacer?

Primeramente, mis hermanos, sepan algo, que eso es precisamente lo que pasó el primer día de acción gracias en el año 1621, unas 37 millas de aquí, 52 km de aquí, la gente que estaba celebrando ese primer día de acción de gracias, el invierno anterior, habían enterrado mitad de los que llegaron con ellos en el barco. Eran muy semejantes a nosotros, peregrinos. Salieron de su país, de su pueblo, lo que conocían. El Señor les había dado una visión de llegar aquí y comenzar una nueva vida. Le oye familiar a algunos de ustedes? Llegaron a un lugar hostil, todo le fue mal y… amén, hay un peregrino en la casa.

Pero en qué cabeza cabe que a la vista de los sepulcros de sus esposos, esposas, hijos, padres, salgan de esta gente acción de gracias. Esta gente estaba celebrando delante del Señor. Hermanos, primeramente el enfoque de esta declaración, el versículo 17 es necesario, pero sepa algo, qué es lo que nos dice este versículo:

“… Aunque la higuera no florezca, ni en las vides haya frutos, aunque falta el producto del olivo, aunque , aunque….”

Le garantizo, primeramente, aunque usted esté cierto de su salvación, aunque usted esté como el pastor ha estado predicando en estos días, bajo la bendición del Señor, haciendo la voluntad, precisamente en el propósito de Dios, habrán en sus vidas cosas sobre las cuales usted no tiene control. Habrá, en sus vidas, acontecimientos que usted no tiene control, jamás tendrá control. Usted no tiene control sobre la siega. Usted puede plantar, ahí está la semilla. Usted hace de su parte, pero usted no controla el tiempo, usted no controla la lluvia, usted no controla lo que hace esa tierra después de que se chupe esa semilla. Qué control tiene usted sobre eso? Usted no tiene control sobre la economía. Usted no tiene control sobre muchos aspectos de su salud. Usted no tiene control sobre la vida, la muerte suya o de sus seres queridos. Y por más que ame usted al Señor, usted no tiene control de estas cosas.

Cómo le hace eso sentir? En la mayoría de los casos nos hace sentir temor, no? solemos atemorizarnos delante de las cosas que no podemos controlar. Hermanos, ese es el punto de este versículo. Usted no está celebrando el hecho de que su casa está perdiendo la hipoteca. Usted tal vez no esté celebrando el hecho de que perdió un ser querido este año. Pero sabe lo que usted sí está celebrando? El enfoque está en el versículo 18, dice:

“… Con todo yo me alegraré…” ─ pastor Samuel, cómo me voy a alegrar en estas cosas? Léelo bien.

“… yo me alegraré en Jehová…” Amén, Jehová. “… y me gozaré en el Dios de mi salvación…”

Hermanos, no estamos celebrando la circunstancias que no podemos controlar. Nos gozamos en el Señor, nos gozamos en Dios nuestra salvación. En otras palabras, ustedes quieren sobrevivir este invierno. Todo se trata de la presencia del Señor. Así es como estoy leyendo este texto. Eso es lo que veo en este texto. Todo gira hacia él.

Usted no puede controlar estas cosas pero esto sí puede hacer. Usted tiene acceso al trono de aquel que sí tiene control sobre todas las cosas. Se trata de acceso a su presencia. Hermanos, yo creo que todo lo que Dios hizo hoy fue del Señor, aún ese último canto. No estuvo de más.

Es más, y ese es el punto, mis hermanos, por qué ustedes creen que nosotros invertimos tanto tiempo, tanta energía, tanta oración en invitar la presencia del Señor que se manifieste? Por qué? Por qué tanto énfasis en establecer ministerios que sean sensibles al espíritu de Dios? Preparar un ambiente que sean invitador a la presencia del Señor. Garantizar que nuestros corazones estén listos para entrar en la presencia del Señor. Porque todo se trata de la presencia del Señor.

Sabe, una de mis favoritas maneras de orar es salir y caminar. Y así puedo hablar solo. En Nueva York es mucho más fácil, porque mucha más gente habla sola caminando por la calle que aquí. Pero aquí, si me pongo los audífonos van a creer que estoy cantando o hablando solo, rapping o lo que sea. Orando mientras estoy caminando y anoche mismo estaba compartiendo esto ahí en una de esas calles de Summerville, mi lista, al Señor.

Y como hace el Señor muchas veces, el espíritu de Dios me interrumpió y me dio como si fuera… era como si el espíritu de Dios me dijo, “Samuel, dime esto. Declárame esto. Cántame esto.” Y en medio de eso el Señor me dice, “My presence fills every desire. My presence vanishes every fear”. “Mi presencia satisface cada necesidad. Mi presencia conquista cada temor. Lo entiendes, Samuel?” Sí, ahora dímelo.

Señor, tu presencia satisface cada necesidad. Señor, tu presencia conquista cada temor. Amén. Sí, Samuel, dímelo de nuevo. Amén. Tu presencia satisface cada necesidad. Tu presencia conquista cada temor. Samuel, síguelo diciendo hasta que yo me canse de oírlo, sigue. Va bien.

Hermanos, yo no sé cuántas veces yo le declaré eso al Señor. Pero yo sí sé que en el momento que llegué a la casa el shalom, la paz del Señor, aún me hizo olvidar de la razón por qué le estaba hablando y orando. Porque solo podía ver su presencia.

Hermanos, en la presencia del Señor como declara el versículo 19 está su fortaleza, el control. Los deseos que te están quemando por dentro el hambre que tal vez usted siente o ha sentido por años, el Señor o lo satisface en el momento que usted entra en su presencia, o lo seca y lo desecha y lo quema. Por qué hojarasca que no importa, porque la cosa más bella del mundo lo tienes tu delante de ti. Y los temores que te agobian no pueden sobrevivir la autoridad de la presencia del Señor.

Pongámonos de pie. Mi hermano, tal vez los miércoles hemos estado pegándole un truco a ustedes. Les voy a ser sincero. Ustedes llegan y el anzuelo de por qué muchos de nosotros llegamos, es porque tenemos unas necesidades que solo Dios sabe cómo usted lo carga día tras día, el Señor lo sabe. Pero la idea es que al momento que usted entre por las puertas de este lugar, y logre, esa es la idea, usted llega y usted le dice, “Señor, tengo esta necesidad”, y los que están dirigiendo la alabanza, y los pastores, y todos los que estamos aquí, le están diciendo, amén. Busque su presencia. Amén, entremos en su presencia.

Pero acabo de decir, tengo esta necesidad, tengo esta cosa que arde dentro de mí. Y nosotros respondemos igual, y responderemos igual, miércoles tras miércoles, domingo tras domingo, amén, busquemos su presencia.

Señor, manifiesta tu presencia. Señor, derrama tu presencia. Es tan simple, pero en el momento que usted logre su presencia todo lo demás pierde su prioridad y somos transformados.

Señor, te amamos porque siempre fiel eres. Señor, tu sabes que no tenemos ningún control sobre la higuera. Hay tantas cosas, gracias, Señor, porque nadie te tiene que explicar a ti que somos siervos inútiles, totalmente inútiles. Jesus we admit it, we are helpless, utterly helpless. We are children. Somos niños incapaces aún de añadir un codo a nuestra altura, incapaces aún de cambiar el color de nuestra piel. Pero sí a través del poder de tu espíritu tu nos das acceso a tu presencia. Hazlo, Señor.

Señor, si acaso alguien está aquí que no entiende eso, que no aún en estos momentos que estamos por cerrar, no ha logrado un momento en tu presencia, espíritu de Dios manifiéstate, manifiéstate y minístrale su alma, ministra nuestras almas en el nombre de Jesús.

Cúbreme, con tu amor rodéame

Tómame, cerca quiero estar

Y al esperar nuevas fuerzas yo tendré

Y me levantaré como las águilas por el poder de tu amor.

Cúbreme, con tu amor rodéame

Tómame, cerca quiero estar

Y al esperar nuevas fuerzas yo tendré

Y me levantaré como las águilas por el poder de tu amor.

Y me levantaré como las águilas por el poder de tu amor.

Gloria en tu nombre Jesús. Tu eres vencedor. Señor, tu nos conoces, tu nos llamas, tu eres poderoso, tu eres bondadoso, tu eres el que nos sana, tu eres el que levanta nuestra cabeza, tu eres el que abre las puertas de la prisión, Señor, tu eres el que sana el corazón quebrantado, tu eres el que consuela, Señor, al huérfano y a la viuda. Tu eres bello. Tu eres bello. Y nunca jamás tendremos demasiado de ti, nunca jamás nuestra copa tendrá demasiado de tu belleza, demasiado de tu presencia, es una fuente que reboza por toda una vida y por toda una eternidad. En otras palabras, Señor, tu eres todo lo que se necesita.

You are all that we need, Jesus.