Pies de barro

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Quiero decirles algo acerca de por qué yo escribí este libro.

Primero, yo sentí del Señor un llamado de continuar escribiendo desde muchos años atrás, cuando yo decidí entrar el ministerio, al pastorado, que tu tuve que abandonar los sueños de logros académicos y todo eso que yo tenía. Yo dije, Señor, mi deseo siempre ha sido escribir, voy a servirte, y si tu algún día quieres revivir ese sueño de escribir, tu lo harás posible. Y décadas han pasado y yo he tenido ahí eso delante de Dios esperando el momento adecuado, y como que algo brotó en mí hace un par de años atrás y comencé a escribir. Y quiero continuar escribiendo y para mí estos primeros libros son ejercicios donde yo quiero aprender a escribir mejor y a encontrar la voz precisa que Dios me ha dado para estos libros. Y yo siento que Dios los va a bendecir y los va a llevar bien lejos para gloria de él, porque eso es para él y me ha dado una facilidad para escribir y yo disfruto verdaderamente de la escritura.

No he querido comenzar escribiendo cosas comunes y corrientes, digamos trilladas, muy fácil, yo creo, para los escritores preguntarse, bueno, qué es lo que vende y qué es lo que quiere la gente escuchar y hay tantos libros que yo veo que repiten la misma cosa. Hoy en día hay tantas voces allá afuera, el internet ha multiplicado y es como un ruido que es muy difícil uno despegar y sobresalir por tantas voces que hay, tantas cosas que se escriben.

Yo le pido al Señor que me ayude a desarrollar un mensaje diferente, un mensaje original, un mensaje que vaya a las necesidades de la gente y una voz que hable con el tono del Señor, no con el tono del mercado allá afuera. Así que estos libros caminan por terreno diferente, yo creo, y a veces yo creo que la gente cuando escucha Josafat, por qué Josafat, por qué no escribir sobre otro personaje más conocido que se vendería más. Yo no estoy siguiendo esto con el mercado, yo quiero que Dios sea quien hable a través de estas cosas.

Y tenemos que ser originales. Yo creo que en el mundo académico se busca la originalidad, se buscan temas nuevos, cosas que iluminen, que abran brechas, que abran camino, que digan algo nuevo y diferente, y eso es lo que yo quiero. Hacer el algo diferente, y yo les pido, mis hermanos, que tomen en serio este libro, no porque yo lo haya escrito solamente sino porque creo sinceramente y humildemente que va a bendecir su vida. Invierta tiempo en él y léalo como usted lee otras cosas serias, como lee la palabra, con intencionalidad, pidiéndole al Señor que le de sabiduría y yo creo que sus vidas sinceramente van a ser bendecidas.

Mi deseo ha sido tomar la vida de este hombre, el rey Josafat, hay unos cuántos Capítulos acerca de él en la Biblia y extraer de su vida enseñanzas para tu vida y para la mía. Josafat nos habla como si fuera un hombre del siglo XXI, un político, un líder y este escrito es para toda persona que quiere crecer en su vida espiritual. Si usted ya sirve al Señor en alguna capacidad, este libro es para usted. Si quiere servir al Señor más de lo que usted ya lo hace, este libro creo que es para usted también. Hay algo aquí para todo el mundo. Verdades de muchos diferentes tipos que se desprenden de la Biblia, de la vivencia también de este gran hombre de Dios. Así que yo les encomiendo este libro y siempre he dependido de mi iglesia como mi primera audiencia. Ustedes son mis primeros lectores, siempre pienso en eso. Ya comenzamos, porque ha habido un par de situaciones en la iglesia en que he sentido del Señor comenzar a informalmente a distribuir el libro. Y he escuchado de muchos de ustedes de cuánta bendición ha sido para su vida, y eso me da ánimo para continuar. Y pido su apoyo, compren este libro, lo digo sin ningún tipo de apologética ni nada, cómprenlo, llévenselo a la casa, inviertan en él, como decíamos, compártalo con alguien, o dígale a alguien, mira este libro lo escribió mi pastor y creo que te va a ser de bendición y véndaselo a alguien también, por qué no. Usted puede llevarse…

La gente me dice, usted es loco pastor en dar esos libros así de esa manera para que la gente… hermanos, yo persisto en creer que este pueblo es un pueblo de palabra y de honor. Me interesa, llévelo y comprométase a venderlo a alguien para que también sean bendecidos, o regáleselo a alguien. Lo hemos en precio bien cómodo, $ 10 el libro, para que ustedes tengan acceso a él. Mi interés no es hacer dinero, mi interés es bendecir las vidas. Así que en fe invierta en esto, invierta en algo que yo creo que a la larga va a ser de bendición. Dios va a usar estos libros. Yo sé que Dios le va a dar alas a estos libros para llevarlos bien lejos.

Quiero que ustedes sean mis Apóstoles en un sentido, compartiendo esta palabra que Dios me ha dado. Así que se los encomiendo a ustedes y quiero leer un segmento del libro para que ustedes vean más o menos cómo es la dinámica de este libro. Por qué “Pies de Barro”? Cuántos saben lo que quiere decir la expresión pies de barro? Ese hombre tiene pies de barro, esa persona tiene pies de barro. Pies de barro, ustedes recuerdan una visión que tuvo el rey Nabucodonosor, una estatua y era una estatua de metal, de bronce, de hierro pero tenía los pies de barro, en señal de una debilidad esencial que había en ese reino de Nabucodonosor y sus descendientes. Y por extensión, pies de barro, a través de la historia ha venido a querer decir cuando una persona es muy fuerte y tiene muchas cosas tremendas y poderosas en su personalidad, pero tiene una debilidad, un defecto en su carácter, una falla esencial, dice tiene pies de barro, es decir, es imperfecto, tiene alguna debilidad, es como un talón de Aquiles también que se usa esa expresión y yo discuto eso en el libro.

Es decir, cuántos sabemos que todos tenemos pies de barro? Todo ser humano tiene algo con lo cual luchamos. Pablo tenía un aguijón con lo cual luchó hasta el último día de su vida, y le pidió a Dios, Señor, líbrame de ese aguijón, esa lucha interna que yo tengo. Y Dios le dijo, bástate mi gracia porque mi poder se perfecciona en esa lucha, en la debilidad.

Muchas veces Dios permite que luchemos con un contrincante por dentro para él glorificarse. Porque siempre la gloria tiene que ser para él. Aún los grandes hombres y mujeres de Dios han tenido algo, un defecto, una lucha interior. La madre Teresa, que es una heroína del siglo XX, una mujer que uno diría, guau, esa mujer iba y venía del trono de Dios totalmente con toda libertad, después de su muerte, la iglesia católica dio a la luz sus diarios, su diario personal y se descubrió que esta gran mujer de Dios, una gigante del siglo XX y del mundo espiritual, luchó toda su vida con una depresión terrible y con un sentido de que Dios no la amaba y que la había abandonado. Y a pesar de esa lucha esencial que ella tenía, que ella no sabía por qué luchaba con esto, era como un vía crucis, un aguijón que Dios le dio a esta mujer tan poderosa de Dios, pero ella luchaba con dudas, toda su vida hasta su muerte. Ella no quería que su diario saliera a la luz, pero la iglesia católica decidió que para bendición del mundo, era necesario que la gente supiera la lucha de esta mujer de Dios, para que cuando nosotros también estuviéramos luchando, que sepamos que no estamos solos.

Y yo aplaudo eso. Yo aplaudo ese sentido de que la vida cristiana es una vida dinámica, es una vida de lucha. Luchamos con el deseo de agradar a Dios pero también en nosotros hay algo, como dice Pablo, que nos arrastra a hacer lo que no queremos hacer. Y a veces lo que queremos hacer no lo hacemos.

Y yo creo que se necesitan iglesias que reconozcan esa lucha del creyente para poder bendecirlo y pastorearlos. Porque en el siglo XXI va a llegar a nuestra iglesia mucha gente con medidas de esa cultura tan deformante que hay allá afuera. Y a menos que no haya iglesias que entiendan el proceso de la santificación, que es un proceso a largo plazo, y que le digan al peregrino cansado que entra a través de sus puertas, bienvenidos, estamos aquí para caminar contigo la jornada de la fe.

Sabe, que la gente se va a quedar allá afuera y necesitamos iglesias de misericordia, iglesias que comprendan que todos tenemos pies de barro y que estamos juntos en esta lucha, y que nos animemos unos a otros.

Es decir, que esa es la idea del libro. Porque Josafat fue un hombre que amó a Dios terriblemente, hizo grandes reformas a través de su poder como rey, pero también cometió gravísimos errores que llevaron a casi el exterminio total de su familia, momentos de gran vergüenza que pasó por errores que cometió. A veces escuchó la voz de Dios y no obedeció, pero amaba a Dios terriblemente.

Y a mí me conmovió mucho ese drama de este hombre que está ahí registrado, para el que tiene ojos para ver. Porque mucha gente no ve y por eso no se ha escrito acerca de Josafat. Yo no sé de ningún libro en español y aún en inglés, que sea una biografía específicamente de Josafat. Por eso, porque le dedicamos a otra gente, a David, a Salomón, pero no pensamos en gente escondida como Josafat, que es un tesoro increíble. Y este libro fue una meditación y yo me vi retratado en la vida de Josafat. Es un secreto, no se lo diga a nadie. En su imperfección yo entendí muchas cosas acerca de mí y quise explorarlo a él y explorarme a mí mismo a través de la vida de este hombre de Dios.

Así que, yo les encomiendo este fruto de mis meditaciones y oraciones a usted y a sus amigos y familia. Invierta en esto como una jornada de fe. Y quiero leer una parte del libro para que usted tenga un sabor de cómo yo manejo el material del libro.

Y quiero invitarle a ir rápidamente a Segundo de Crónicas, Capítulo 20. Ustedes recordarán, yo he predicado acerca de Josafat en el pasado, quiero ir específicamente al versículo 13, 20:13, Segundo Crónicas. Yo he predicado acerca de Josafat. Ustedes recuerdan que ya hacia el final de su vida cuando Josafat ya había cometido muchos errores, Dios lo había restaurado, su vida estaba caminando bien, había hecho unas tremendas reformas a favor de Dios en medio de su pueblo, haciendo tantas cosas buenas, le viene una crisis terrible a su vida. Se le informa que viene un gran ejército a invadir a Jerusalén y a destruir al pueblo hebreo y sacarlo de su tierra.

Ese ejército es tremendamente poderoso, mucho más poderoso que todas las fuerzas del pueblo judío. Y Josafat clama a Dios y yo hablo acerca de su oración y cómo la oración detallada de él nos debe instruir a nosotros sobre cómo orar y cómo clamar a Dios en tiempos de gran necesidad. Y Josafat hace una oración ejemplar y yo discuto parte por parte, desmonto la oración de Josafat y los principios que se desprenden de esa oración. Y con eso pretendo, pues, bendecirles a ustedes sobre cómo crecer en su vida de oración. Pero cuando Josafat ora y llama a todo el pueblo y convoca a una gran reunión nacional en la plaza nacional, y ora delante de Dios públicamente.

Es lo que decía acerca de comprometernos como hicimos con Isaías, oramos por él aquí, públicamente, porque así uno se amarra a las cosas. A veces uno tiene miedo, dice, voy a pasar aquí arriba a esta persona que está enferma o lo que sea, porque guau, estamos poniéndolo en un aprieto. No, hay que amarrarse a veces, sabe, y hay que declarar las cosas públicamente. Y Josafat oró públicamente ante toda esa gran Congregación de sus ciudadanos e hizo una oración poderosa. Y entonces, después que terminó de orar, dice que se hizo un gran silencio y del silencio de esa multitud, se levantó la voz de un profeta, el profeta Jaasiel, y aquí comienza este texto y dice:

“… Y todo Judá, versículo 13, estaba en pie delante de Jehová, con sus niños y sus mujeres y sus hijos. Y estaba allí Jaasiel, hijo de Zacarías, hijo de Benaías, hijo de Ieiel, hijo de Matanías, levita de los hijos de Asaf, sobre el cual vino el espíritu de Jehová en medio de la reunión y dijo, oíd Judá todo y vosotros moradores de Jerusalén, ─ y esta es la profecía de Jaasiel ─ y tu, rey Josafat, Jehová dice así, “No temáis ni os amedrentéis delante de esta multitud tan grande porque no es vuestra la guerra… ─ y eso te lo dice a ti el Señor, no es vuestra la guerra ─ … sino de Dios. Mañana descenderéis contra ellos. He aquí que ellos subirán por la cuesta de Sis y los hallaréis junto al arroyo, antes del desierto de Ieruel,… ─ y aquí está lo que yo ahora voy a enmarcar en el libro, dice ─ … No habrá para que peleéis vosotros en este caso, dice, paraos… ─ yo quiero meditar en esa palabra, paraos, dice ─ … estad quietos y ved la salvación de Jehová con vosotros. Oh, Judá y Jerusalén no temáis ni desmayéis. Salid mañana contra ellos porque Jehová estará con vosotros…”

Y ahí, hermanos, hay una cantidad de principios para la vida espiritual. Yo trato de desmontar esas palabras del profeta Jaasiel, esa profecía, y sacarle todas sus enseñanzas para nuestra propia vida. Entonces yo digo aquí, Josafat fue un hombre que cuando vino la prueba a su vida, no se metió en una esquina a deprimirse, sino que dijo, “convoquemos una gran reunión. Vamos a reunir a toda la comunidad y vamos a orar juntos. Clamemos a Dios porque él es la única esperanza que tenemos.”

Y en ese contexto de fe y clamor apasionado, descendió el programa de Dios que había de transformar la terrible situación en que se encontraban los judíos. Dios usó a Jaasiel, este profeta, para dar una palabra certera a ese pueblo confundido. En Segunda Crónicas 20:17 tenemos lo que yo llamo un versículo preñado, un texto saturado de enseñanza práctica y profunda. La palabra profética de Dios fue esta:

“… No habrá para que peleéis vosotros en este caso. Paraos, estad quietos, y ved la salvación de Jehová con vosotros. Oh, Judá y Jerusalén, no temáis ni desmayéis, salid mañana contra ellos porque Jehová estará con vosotros…”

Gloria al Señor. Ese versículo merece copiarse y ser pegado en la puerta de su refrigerador con un imán. Cada vez que usted se acerque a la nevera lea ese versículo en voz alta y permita que su profundo contenido llene su alma y lo sature de fe y esperanza.

Lo primero que dice Jaasiel me resulta muy revelador. No habrá para que peleéis vosotros en este caso. Por qué dijo el profeta ‘en este caso’? porque en este caso Dios iba a hacer un milagro rotundo, claro y tajante. Los hebreos no iban a tener que disparar un solo tiro, Dios lo iba a hacer todo. Lo único que ellos tenían que hacer era adorar al Señor, y presentarse al campo de batalla, y todo lo demás, él prometió lo iba a hacer él.

Hay ocasiones en la jornada de fe en que Dios va a actuar así, en una forma abrumadora, cristalinamente clara. En esos casos lo único que uno tiene que hacer es adorar al Señor, reclamar la palabra de Dios, declarar con su boca que él es fiel y esperar confiadamente hasta ver la salvación de Jehová.

Pero en otras ocasiones, yo diría en realidad, en la mayoría de los casos, Dios va a requerir que te ciñas los lomos, te remangues la camisa y te lances a trabajar duro. Cuantos pueden decir amén? Y él promete obrar milagrosamente a través de tus esfuerzos. Su gracia estará contigo mientras te mueves de un lugar a otro. Su favor será sobre ti cuando comparezcas ante la gente que tiene los recursos que tu necesitas. Y como consecuencia surgirán inesperadamente oportunidades que en otras ocasiones, parecían inaccesibles.

La suave brisa del cielo irá detrás de tu barca mientras tu remas, y la guías esforzadamente hacia el lugar que te has propuesto. Dios premiará tus esfuerzos y respaldará tu iniciativa con éxito. A diferencia, digamos, de una persona que necesita un trabajo y permanece en su cama con la colcha hasta el cuello toda la mañana, oh, Señor envíame un trabajo, necesito un milagro, Dios. Tu eres fiel. Y Dios dice, mira, levántate, busca un periódico e indaga. Haz unas cuantas llamadas por teléfono, toca unas cuantas puertas y yo voy a bendecirte por medio de ese esfuerzo. Y entonces vas a conseguir lo que necesitas.

Hay casos en que Dios dice, solamente créeme y declara mi bendición y muévete por fe. En otros casos, Dios va a demandar que te lances a trabajar arduamente y que creas que en esa inversión de energía que estás llevando a cabo, el poder de Dios va a estar contigo. Me explico?

Es una modalidad, a veces podemos recostar la cabeza sobre el pecho del Señor, como lo hizo el Apóstol Juan, pero a veces Dios dice, no, levántate, mira que te mando que te esfuerces y seas valiente. Aviva el fuego del don de Dios que está en ti porque Dios no te ha dado espíritu de cobardía sino de poder, amor y dominio propio.

Las dos modalidades pueden ser útiles y yo creo que en la mayoría de los casos esa es la que Dios espera, ese esfuerzo en el Señor, en la oración y entonces Dios bendice tus esfuerzos, aunque en este caso, en el caso de Josafat, Dios le estaba diciendo, tranquilos, confíen en mí, párense sobre mi promesa y yo voy a hacer lo que tengo que hacer.

Y vamos a ver, inclusive en el libro que yo discuto que no era tan fácil, ellos tuvieron que adelantarse al enemigo y esperarlo y adorar al Señor. Había algo que ellos tenían que hacer aún ahí en ese esfuerzo, ¿no?

A veces va a funcionar una cosa y a veces va a operar la otra. La mayoría de las veces Dios ha trabajado en mí vida a través de mis esfuerzos. Sin embargo, yo siempre termino dándole la gloria a él porque sé que mis esfuerzos fueron simplemente el vehículo que Dios usó para hacer encarnar su poder a través de mí. Porque él quiere formar en mí un varón esforzado y valiente y desea entrenarme en la guerra por medio del ejercicio de mi fe.

Pablo le dice a Timoteo, “Te aconsejo que avives el fuego del don de Dios que está en ti porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio.”

Dios imparte el don, pero espera que nosotros lo desarrollemos y llevemos ese don a su plena manifestación usando ese espíritu guerrero que él ha infundido en nosotros. Es más, yo declararía, que en la inmensa mayoría de los casos, Dios quiere que operemos en esa modalidad de esfuerzo e iniciativa y él promete, yo te voy a bendecir en lo que tu emprendas. Si lo que necesitas es educarte, yo te voy a respaldar, pero vas a tener que pelar pestañas y vas a tener que estudiar duramente y vas a tener que hacer tu parte porque yo no te voy a dar esa A así por así, simplemente, tienes que poner de tu parte y yo te voy a bendecir y te voy a dar esa profesión que tanto anhelas. Yo te daré el triunfo, pero antes tienes que escarbar, buscar, tocar y pedir.

En otras ocasiones, sin embargo, Dios escoge obrar en una manera casi unilateral, por encima de tus esfuerzos. Habrá ocasiones en que antes que abras tu boca para pedir, ya Dios te habrá bendecido. En este caso que venimos discutiendo, Dios le iba a dar a Judá una bendición casi gratis, con una mínima participación de su parte.

Podríamos decir, sin embargo, que la forma normativa de Dios obrar en la vida de sus hijos es canalizando su poder a través de sus esfuerzos mientras ellos aplican obedientemente las verdades y principios espirituales de las Escrituras.

Y aquí entro, por último, en esta idea de ‘paraos’. Jaasiel le dice al pueblo, ‘paraos, estad quietos y ved la salvación de Jehová entre vosotros’.

Y entonces me detengo a meditar un poquito sobre la palabra ‘paraos’. Dice en la segunda parte del versículo 17 el profeta le declara al pueblo de Judá, ‘paraos, estad quietos y ved la salvación de Jehová con vosotros’. Se trata de una invitación casi escandalosa a hacer todo lo contrario de lo que dictaba la razón en ese momento. Todo demandaba más bien una acción decisiva y dramática, por eso decimos una y otra vez, cuando se entra en la dimensión de la fe y del espíritu frecuentemente hay que colgar la razón, la prudencia y la lógica a la entrada y proceder conforme a principios que podrían parecer locura.

Dios le estaba instruyendo al pueblo a no angustiarse, a concentrarse en su poder y su fidelidad, a usar las energías y los principios espirituales en vez de afanarse por lograr algo que de todas maneras, hubiera resultado imposible. El ejército era demasiado poderoso, que se venía contra ellos.

Me recuerdan las palabras del Apóstol Pablo en Filipenses 4:6, “… por nada estéis afanosos sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego con acción de gracias y la paz de Dios que sobrepasa todo entendimiento guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús…”

Pablo dice, en efecto, no dejen que nada en este mundo les quite la paz. Antes bien, enfoquen sus energías en dejarle saber a Dios lo que ustedes necesitan. Y al mantener la mirada puesta en Jesucristo, por medio de la oración, experimentarán la paz inexplicable de Dios. Hermosa receta para la salud emocional esta.

Si en vez de correr para aquí y para allá frenéticamente cuando vienen los problemas a nuestra vida, pasáramos más tiempo en el cuarto de oración y meditáramos más en Dios, seríamos más saludables, nos desgarraríamos menos físicamente y lograríamos mucho más en la vida.

Por medio de la palabra profética Jaasiel le estaba diciendo al pueblo, esta batalla no se ganará con armas humanas, sino con armas espirituales. Jaasiel le dice al pueblo, “paraos”. Pararse en qué? No se refería aquí solamente a detenerse y no hacer nada. El pararse al cual se refiere el profeta aquí es una poderosa acción de recogimiento espiritual, de plantar los pies espirituales firmemente sobre la fidelidad y el poder de Dios y de usar ese punto de apoyo como una plataforma para resistir y vencer al enemigo.

Es parecido al concepto que emplea Pablo en Efesios 6:10 al 19 con respecto a la guerra espiritual. Allí se nos llama a vestirnos de toda la armadura de Dios para que podamos estar firmes contra los ataques del diablo. Tres veces en este pasaje se alude a la idea de estar firmes. No se habla tanto de atacar como de mantenerse en posición.

Esta expresión en el griego original istemi, se refiere primordialmente a la idea de pararse o mantenerse firme como un soldado manteniendo su posición en la línea de batalla. A veces todo lo que tiene que hacer el cristiano es pararse firme y resistir al diablo. Y dice la palabra que él tendrá que huir de nosotros.

No tenemos ni siquiera que atacarlo activamente. Yo no sugiero que comience a atacar al diablo y los infiernos y los demonios. No, resistir firmemente y pararse sobre lo que Dios ha declarado será suficiente para que en algún momento el enemigo tenga que meter la cola entre las piernas y abandonar el campo de batalla, derrotado y avergonzado.

Pablo dice en Efesios 6:13, “… por tanto tomad toda la armadura de Dios para que podáis resistir en el día malo y habiendo acabado todo estar firmes…”

Éxodo 14 es uno de los pasajes más memorables en toda la Escritura. Allí se nos relata la ocasión en que el pueblo de Israel se encontraba literalmente entre la espada y la pared, detrás de ellos tenías la espada del ejército del faraón. Dios le había endurecido el corazón al monarca egipcio para que renegara de su promesa de dejar ir al pueblo hebreo. Ahora venía lleno de ira para destruir al pueblo de Dios con su poderoso ejército. Delante de ellos los hebreos tenían una pared de agua, el infranqueable Mar Rojo, la cual les impedía el paso. Todo parecía perdido. Los judíos, como tantas otras veces en el futuro harían, comenzaron a renegar de Dios y a quejarse. En ese mismo momento Moisés comenzó a infundirles ánimo llamándolos a mantenerse firmes, a poner la mirada en la fidelidad de Dios.

Dice aquí, “… Y Moisés dijo al pueblo, ─ escuchen la similitud entre lo que dijo Jaasiel y lo que dijo Moisés, cientos de años antes al pueblo hebreo en esa condición de crisis, dijo ─ “….Moisés dijo al pueblo, No temáis, estad firmes y ved la salvación que Jehová hará hoy con vosotros…”

Ve? Es muy similar. Manténganse firmes, no teman y vean la salvación que Dios… la misma palabra que dijo Jaasiel, porque se trata de un principio espiritual eterno. Cuando viene la crisis a nuestra vida tenemos que pararnos sobre lo que Dios ha dicho. El diablo quiere que tu quites la mirada de Dios y la pongas en él, que tu quites la mirada de las promesas de Dios y las pongas en las circunstancias, que tu veas lo difícil que parece el futuro y dejes de confiar en ese Dios que dice, “Yo no conozco de imposibles. Para mí todo es sí y amén. Yo llamo las cosas que no son como que son.”

No podemos hacer como Pedro que cuando vio el mar rugiendo y la tormenta, estaba muy caminando sobre las aguas, pero cuando vio, pensó, caramba, esto nadie lo debiera poder hacer, pararse sobre las aguas. Qué pasó? Comenzó a hundirse porque quitó la mirada de Jesús y la puso sobre las circunstancias.

Dios dice, no, párense, estense quietos, manténganse firmes en lo que Dios ha dicho. Ved la salvación que Dios hará hoy con vosotros, porque los egipcios que hoy habéis visto nunca más para siempre los veréis. Jehová peleará por vosotros y vosotros estaréis tranquilos.

Voy a terminar con un último comentario acerca de esto de pararse. Me gusta es tomar una palabra y trabajarla para sacarle todo su jugo. Dice aquí, hay otra forma de interpretar ese llamado de Dios a pararse. En la jornada de fe hay ocasiones en que el creyente tiene que buscar lo que yo llamo el eje espiritual, el punto de apoyo bíblico, desde donde será posible afincarse para desde allí, emprender la batalla que está por delante.

Puede ser un texto de la palabra de Dios, puede ser una promesa que Dios haya susurrado a nuestro corazón, puede ser una palabra profética que hayamos recibido. De todas maneras, como hemos dicho antes, con respecto a la oración es importante que el creyente busque y descubra la declaración específica de Dios para cualquier batalla que haya de librar y que aprenda a pararse sobre lo que Dios ha dicho concerniente a su situación particular.

Por eso es tan importante que aprenda bien la palabra de Dios y que cuando sea confrontado con un reto en tu vida, o asumas una lucha, una jornada, una aventura espiritual, puedas encontrar esa palabra específica en la Biblia que tiene que ver con el drama personal que estás viviendo. Y cuando Dios de esa palabra rema a tu espíritu, recíbela y haz de ella tu bandera. Conviértela en el lema de tu batalla, medita en ella constantemente, presenta tus peticiones en términos de su contenido, satura tu espíritu con las imágenes que de ella emanan. Repítela una y otra vez hasta que tu espíritu se haya empapado de su mensaje y haya extraído de ella todos los nutrientes espirituales que ella encierra.

En ocasiones Dios me ha hablado así, mientras he estado leyendo la Biblia, un texto particular como que ha cobrado relieve en mi ser interior y ha adquirido tres dimensiones dentro de mi espíritu y Dios me ha dicho, ese es el texto que quiero que uses para desatar y canalizar el poder de mi espíritu en esta jornada específica que has emprendido.

Lo voy a dejar aquí, hermanos, solo quiero que… yo continuo desarrollando estas ideas, pero como usted ve, hemos querido ser prácticos y bíblicos a la vez porque yo creo que no podemos ser prácticos si no somos bíblicos. Tenemos que entender los misterios de la palabra de Dios, tenemos que aprender.

Muchas veces así en situaciones de crisis y de gran prueba, Dios me ha dicho, mira, este es el texto, yo quiero que tu vayas a esta batalla con este texto. Yo hablo ahí acerca de cómo Dios me dio un salmo cuando íbamos a comenzar esta batalla del nuevo santuario y ese salmo yo lo he marcado en mi Biblia. He dicho, ese es el salmo de mi batalla para la construcción del santuario.

Dios me lo dio hace años atrás, y yo he dicho, Señor, ese es el documento que tu me has dado, legal, ese es mi título para ese nuevo santuario. Y yo le recuerdo al Señor su promesa.

Cuántos han experimentado que Dios te da como algo, una expresión, un versículo, un texto y dices como que aquí, en esto me voy a parar, esta es mi promesa, ese es mi eje y yo no me voy a mover de esa promesa. Venga lo que venga yo me voy a estar quieto y pararme sobre esa palabra de Dios. Por eso es que tenemos que leer la palabra, por eso es que tenemos que escuchar la voz de Dios, hermanos, por eso es que tenemos que entender los misterios del espíritu, para poder lograr nuestras batallas.

Que Dios los bendiga. Yo espero que, de nuevo, ustedes nos respalden en este esfuerzo y continuemos orando al Señor para que Dios le de alas a estos libros. Ustedes son las primeras alas de este libro y yo espero que ustedes nos respalden en este deseo de dar a conocer estos principios de la Biblia y que Dios nos permita llevar este ministerio lejos y compartir la palabra del Señor.

El libro es práctico y si usted quiere, comience con la segunda parte del libro y entonces vaya hacia atrás. Ahora, si usted quiere leerlo desde el principio, amén, pero la segunda parte es más típica de lo que a nosotros nos gusta leer así que con eso, por allí, y entonces siga adelante. Yo sé que Dios va a bendecir mucho su vida y les bendigo en el nombre del Señor y damos la gloria y la honra.

Elevamos una oración para bendecir este esfuerzo y pedir que la mano de Dios se mueva poderosamente como leemos en Josafat. Pastor, Señor Jesús, te damos gracias, Padre, porque para siempre tu misericordia, Señor. Padre, venimos aquí humildemente a pedirte por la vida de nuestro pastor, Señor. Padre, gracias porque tu sigues avivando el don que tu has puesto en él, Señor. Padre, gracias por tu fidelidad, Señor y porque sabemos que tu palabra rema, debe de salir en este tiempo, Señor, en que vivimos, Señor.

Padre, te pido que este libro circule, Señor, a través de tu pueblo, Señor, no solamente aquí, Señor, sino donde tu quieras, en todas partes del mundo, Señor. Padre, te pedimos por esta comunidad, no solamente aquí en Boston, Señor, sino la comunidad que nos ve por internet, Padre. Pedimos, Señor que esta palabra rema, toque sus vidas, Señor, y que, Padre, que circule, Señor, sanando, Padre, y preparando a tu pueblo para el avivamiento que tu nos has prometido en esta temporada, Señor, en este tiempo, Señor.

Así es que bendecimos a nuestro pastor, Padre, y declaramos, Señor, la paz y la misericordia tuya sobre su vida y su familia, Señor, en el nombre de Jesús oramos, Padre. Amén.