Practica con tu armadura

16 de enero del 2012 - Por Myriam Díaz

Y dijo David a Saúl: “No puedo andar con esto, pues nunca lo practiqué. Entonces David se quitó aquellas cosas..." I Samuel 17:39

“Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo, porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este mundo, contra huestes espirituales de maldad en
las regiones celestes." Efesios 6:11-12

En estas navidades mi esposo quería regalarme un "Kindle" para que yo leyera mis libros. El insistía que era un regalo que yo usaría, que yo necesitaba y que me facilitaría el acceso a toda una librería. El insistía que yo podía tener todos mis libros al alcance de mis manos, él no entendía como yo no quería un "kindle".

El "Kindle" es un instrumento computarizado por medio del cual puedes comprar libros a través de Amazon.com, los precio son más bajo que en las librerías y una vez los compras los tienes todos a tu disposición sin necesidad de Internet o Wi-FI.

Yo tenía ya una costumbre y no quería cambiarla. No había experimentado la conveniencia del "Kindle", aunque sí había visto a otros usarlo y había escuchado a otros hacer comentarios de lo conveniente que era éste aparato. Mi esposo me llevó a la tienda y me lo enseñó, lo tomé en mis manos, pasé mi dedo sobre el “Kindle” y lo desprecié. Lo puse en su lugar y le aseguré a mi esposo que no lo necesitaba.

Llegó el día de la navidad y entre el sonido de papeles rasgados al abrir regalos descubrí el "Kindle". Como todas nosotras haríamos para no hacer sentir mal a la persona que nos regala, lo miré y procedí a abrirlo segura de que nada funcionaría tan perfecto como me lo habían pintado. Luego traté de buscar una palabra en el diccionario con el que llega equipado y se tardó un montón de tiempo y dije: “¿Vez? Te lo dije, es terrible". La terrible era yo. No solo por continuar despreciando un beneficio que no entendía, sino también por expresárselo a quien con tanto amor me lo regalaba. Unos minutos después mi esposo me dijo que podía comprar la Biblia y tenerla en el Kindle y que solo con un toque de mi dedo podía ver el significado de palabras que no entendía. Comencé a tocar el objeto y a familiarizarme con él, a entenderlo y a ver los beneficios. Con otro toque podía revisar las referencias de la Biblia y volver donde estaba antes. Ahora, delicioso es para mis ojos el "Kindle". El día siguiente al entrar a mi casa voceaba: "Kindle ¿dónde estas?" Ahora el Kindle se ha convertido en un "amigo" en algo placentero, en algo bueno, algo útil y la verdad es que no entiendo por que no lo quería, no entiendo por que lo rechazaba.

David rechazó en una época la armadura de Saúl, 1 Samuel 17: 39... Y dijo David a Saúl: “No puedo andar con esto, pues nunca lo practiqué. Entonces David se quitó aquellas cosas..." No las rechazó por que no eran útiles, las rechazó por que no estaba impuesto a usarlas, no podía usarlas, no había practicado, se sentía incomodo. Llego el día en la vida de éste rey en que poco a poco aprendió a usar su propia armadura, la armadura completa de un rey, la usó, la recogió poco a poco mientras batallaba, practicó y la pudo usar con confianza. Ganó batallas contra ejércitos que no hubiese ganado con una honda y cinco piedrecitas. Su fe y su fidelidad a Dios y su ejército compusieron la formula completa para ganar todas las batallas.

Dios nos da la armadura del Espíritu, nos enseña cosas nuevas tales como el mundo espiritual y nosotros despreciamos la armadura por que no sabemos como usarla, hemos visto a otros usarla pero no hemos practicado. Creemos que es para nosotros pero la despreciamos, como yo al "Kindle", como algo terrible que no funciona. Todo por que no sabemos usarla. Efesios 6:11-12 dice: “Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo, porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este mundo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes."

Mi esposo sonreía al verme usar el "Kindle" una y otra vez, sonreía y bromeaba respecto a mi primera reacción. Así Dios, en su paciencia nos mira, nos compra la armadura y nos la da y cuando la comenzamos a usar se deleita en nuestras conquistas olvidándose del primer desprecio. Por eso y por tanto más amo a mi Dios con todo mi corazón, mi alma y mi mente y viviré enamorada de El por siempre y hasta la eternidad. Gracias mi Dios por mi esposo. Amén.

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