Bendiciones y responsabilidades

23 de enero del 2012 - Por Carmen Ray-Calvo

En su carta a los Efesios el Apóstol Pablo nos recuerda que como creyentes gozamos de bendiciones en el Señor pero que también tenemos responsabilidades.

Entre esas bendiciones podemos señalar las siguientes:

Hemos sido escogidosEfesios 1:4

Adoptados a la familia de DiosEfesios 1:5; 2:19

Conocimiento de la voluntad de DiosEfesios 1:9

Una herencia eternalEfesios 1:11

Sabiduría y conocimientoEfesios 1:17

Poder divinoEfesios 1:19-20

Vida espiritual vida?Efesios 2:1-5

Ciudadanía celestialEfesios 2:19

Acceso a Dios a través de CristoEfesios 3:12

Este listado puede hacerse mucho más extenso, porque podemos disfrutar de muchísimas más bendiciones en el Señor; pero hay una parte que nos corresponde a nosotros como hijos de Dios, ya que tenemos la oportunidad como hijos de ser participes del plan de Dios para nuestra vida.

Algunas de nuestras responsabilidades son:

Guardar la unidad del EspírituEfesios 4:3-6

Usar nuestras habilidades para el beneficio de la iglesiaEfesios 4:7-13

Seguir creciendo y madurandoEfesios 4:14-15

Despojarnos de nuestras prácticas pecaminosasEfesios 4:17-24; 5:2-14

Hablar con honestidad y purezaEfesios 4:25-29

Seguir la dirección del EspírituEfesios 4:30

Andar en amorEfesios 5:2

Honrar a Dios en el matrimonioEfesios 5:22-33

Resistir las fuerzas de maldadEfesios 6:10-18

Como creyentes en Jesucristo tenemos que estar dispuestos a vivir una vida sometidos a El. El Señor nos llama a vivir en completa entrega a El; no podemos vivir para Dios y el mundo, tenemos que establecer una diferencia bien marcada y decidirnos a vivir una vida a plenitud para nuestro Dios; recordándonos a nosotros mismo que si queremos morar bajo la sombra del Omnipotente tenemos que habitar bajo su abrigo. Y esto solo lo lograremos cuando pasemos tiempo de intimidad con El, concentrándonos en El y renovando nuestro compromiso de buscar y seguir su voluntad.

Oración:

Señor vengo a ti reconociendo que te necesito más que el aire que respiro que sin ti soy menos que nada; quiero vivir totalmente para ti, para tú servicio, por esa razón rindo a tus pies la totalidad de mi ser. Hazme un vaso de honra para ti, para que otros puedan venir a ti a través de mi testimonio. En el santo nombre de Jesús, amén.