Sansón - la importancia de no desperdiciar el llamado ni el don de Dios

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Hay dos personajes que han estado flotando en mi mente e inquietándome muchísimo que son como ilustraciones gráficas de este concepto de la santidad y de la consagración que hemos estado hablando. No hay nada como una buena ilustración muchas veces para apretar bien algo que se nos ha dicho en una forma teórica, abstracta, una buena ilustración como que afinca bien en el corazón y en la mente algo que hemos aprendido. Y a veces la gente ni se recuerda de lo que predicamos pero se acuerda de una buena ilustración, una buena imagen.

Y hay dos personajes que Dios ha traído a mi mente y que yo lo he estado meditando sobre ellos. Y he estado edificándome con ellos también y me han estado advirtiendo, por usar esa palabra también, acerca de la importancia de cuidar nuestro don, cuidar nuestro llamado, no desperdiciar el llamado ni el don de Dios.

Estos dos personajes yo voy a hablar de ellos en las próximas dos meditaciones, y hay otros también, quien sabe si continúe más adelante, porque yo creo que esto es un tema que es lindo verlo de diferentes perspectivas como lo hemos hecho para que se nos grabe bien la importancia de la santidad y una vida consagrada al Señor. Esto tiene que grabarse en nuestra mente comenzando conmigo primeramente.

Estos dos personajes son Esaú, el hermano de Jacob, y Sansón. Son dos ilustraciones negativas, son dos personajes negativos. Por qué? Porque los dos personajes desperdiciaron su don, desperdiciaron un llamado sublime que Dios tenía para ellos desde antes de la fundación del mundo y desde el vientre de su madre y antes inclusive.

Y en ambos personajes vemos algo, y es que cuando Dios te dota y Dios te llama y Dios te unge, y Dios tiene un propósito para tu vida, hay un precio que pagar. Y tu tienes que apreciar y valorar y atesorar el llamado y la unción que Dios ha puesto en tu vida. Si tu no le asignas el precio que eso merece, hay consecuencias negativas y hay desperdicio.

Cuando Dios te da un don y déjenme decirle algo, cada cristiano tiene un don, cada cristiano tiene un llamamiento, cada cristiana tiene una dotación. Lo que yo voy a decir no es solamente para los personajes especiales y extraordinarios como Sansón. Usted puede decir, ah, bueno, eso es para la gente que Dios tiene algo muy grande para ellos, asi que yo no tengo que ceñirme a esos principios. No. todos, todos, cada uno de nosotros Dios tiene un propósito extraordinario con cada uno de nosotros. Dios tiene un llamado y una dotación y cada uno de nosotros tiene que vivir apreciando y atesorando lo que Dios ha puesto en nosotros, dentro de ti hay un tesoro, hay una joya, hay un horno que produce poder y calor y luz, y tu tienes que proteger eso, tu tienes que guardarlo, tienes que pagar el precio.

Esaú y Sansón son dos personajes que no supieron pagar el precio, no supieron apreciar su don, lo subestimaron, vivieron como que no tenían el llamado sublime que en realidad tenían. Y como desperdiciaron su don, y lo subestimaron, terminaron en el fracaso, en la derrota, y en la tragedia. Aunque interesantemente en ambos casos Dios les dio una segunda oportunidad, eso es lo interesante también. No pierda de vista eso también. Dios es el Dios de la segunda oportunidad pero no se juegue con él. Porque Dios le dio a Sansón varias oportunidades, y Sansón las desperdició una y otra vez, y finalmente vino a una gran tragedia en su vida y a una derrota humillante y total.

Entonces, lo que yo quiero es que se nos grabe eso en la mente este día y que seamos advertidos. Yo creo que Dios quiere hablarnos a través de estos dos personajes. Así que piense en ello y escuche con gran sobriedad lo que el Señor le quiere decir a su pueblo.

Vamos a Sansón, hay 4 capítulos que evidentemente no los vamos a leer todos. Yo les aconsejo que lo lean en su casa, haga de esto su meditación esta semana y lea estos pasajes. La vida de Sansón. Yo nunca he predicado sobre Sansón en toda mi vida aunque estoy íntimamente familiarizado con su drama y su narrativa. Pero me bendijo refrescar mi memoria y recordar las secuencias de su biografía, los momentos claves en su vida y en su ministerio.

Ahora lo comprendo mucho más íntimamente. Así que haga eso, medite y sáquele su propio provecho a la vida de Sansón. Y como les digo, después vamos a ver brevemente la vida de Esaú también. De paso, si me oyen que me equivoco y digo Gedeón en vez de Sansón, es que yo tengo una neurosis con los dos nombres, Gedeón, Sansón, usted haga la corrección adecuada en su mente.

Capítulo 13 de Jueces, voy a leer solamente unos versículos al comienzo mismo para que usted vea el contexto de su vida. Y después yo espero que en el curso de la meditación podamos sacar lo demás. Dice en el versículo 1 capítulo 13:

“…Los hijos de Israel volvieron a hacer lo malo ante los ojos de Jehová y Jehová los entregó en mano de los filisteos por 40 años. Y había un hombre de Sora, de la tribu de Dan, el cual se llamaba Manoa, y su mujer era estéril…”

Cuando usted ve una mujer estéril en la Biblia, diga hm, vienen buenas cosas, porque a Dios le encanta fecundar las cosas estériles y hacer cosas extraordinarias de matrices estériles. Es una de las cosas importantes porque todo viene de él y él es quien tiene el poder y eso es muy importante que lo recordemos para lo que viene.

“…y su mujer era estéril y nunca había tenido hijos. A esta mujer apareció el ángel del Jehová ─ es un personaje que aparece varias veces en la Biblia, algunos piensas que es un tipo de Jesucristo mismo, o una emanación de la gloria de Jehová misma ─ … y le dijo, “He aquí que tu eres estéril y nunca has tenido hijos, pero concebirás y darás a luz un hijo. Ahora pues, no bebas vino ni sidra, ni comas cosas inmunda pues he aquí con concebirás y darás a luz un hijo y navaja no pasará sobre su cabeza porque el niño será nazareo… ─ esa es una palabra técnica ─… a Dios desde su nacimiento y él comenzará a salvar a Israel de mano de los filisteos…”

Dejémoslo ahí y entonces vamos a entrar en la historia misma. Cuántos están bien familiarizados con la historia de Sansón? Levante su mano. Si no lo está, no se preocupe. Mucha gente ha oído de Sansón, un hombre que tenía una fuerza extraordinaria, tipo Hércules, con una dotación extraordinaria, sobrenatural de parte de Dios. Pero no conocen todo. Cuántos han oído de Dalila, Sansón y Dalila, estos personajes de película.

Sansón nace en el contexto de una historia de opresión y de guerra en Israel. Como dice aquí, el pueblo de Dios ha pecado, se ha alejado de Dios, esta era una historia continua. Los israelitas se iban detrás de otros dioses, se corrompían. Dios los castigaba y enviaba enemigos para que los oprimieran. Ellos se arrepentían, porque se daban cuenta de que eso venía de su mala conducta. Clamaban a Dios, Dios los perdonaba, les enviaba alguien que los libertara, venía la liberación y la paz, venía entonces la prosperidad y volvía otra vez el ciclo a repetirse. El mismo olvido, la misma traición de Dios y la misma cosa otra vez.

Este es un tiempo así. Dios llama a estos jueces en el libro de los Jueces, eran hombres y una mujer, Débora, para que libertara a su pueblo. Eran como personajes políticos militares, y Dios crea este hombre desde el vientre de su madre, Dios concibe un libertador para su pueblo en este tiempo de opresión. Los filisteos oprimen a Israel. Y se le aparece un ángel, un emisario, no cualquiera, porque esto es importante, note cuán grande era el llamado de Dios para Sansón y se le aparece este ángel a su mamá, después a su padre y les dice exactamente lo que tienen que hacer para que su hijo crezca como Dios lo quiere.

Cuántos han oído hablar de un nazareo? Qué es una persona nazarea? Si usted va al libro de Números, en el capítulo 6, el voto de nazareato era cuando un hombre decidía dedicar un tiempo, podía ser un año, dos años, a una consagración especial al Señor. Era como un ayuno pero extraordinario. Esta persona entraba en un régimen tremendamente fuerte de consagración a Dios. Durante ese tiempo no se cortaba el pelo, no bebía vino en una cultura donde el vino era como tomar agua, y tampoco podía tocar ningún cuerpo muerto, fuera humano o animal, nada muerto porque cualquiera de esas cosas neutralizaban su tiempo de consagración. Lo hacían totalmente sin valor.

Porque cualquier contaminación… estas personas se suponía que se consagrara a Jehová, se mantuviera pura delante del Señor, era como una ofrenda, un holocausto que esa persona daba de su vida al Señor, era una consagración muy fuerte para Dios. A Dios le gusta esos momentos, hermanos, por eso cuando nosotros ayunamos, cuando decidimos sacar un tiempo de retiro para buscar de Dios, cuando estamos cansados y no queremos orar pero le damos al Señor ese tiempo, esos momentos muy bellos, muy preciosos, son un holocausto, es una ofrenda. Todavía eso vale, hermanos, sabe que eso no pasó con el Antiguo Testamento, todavía Dios le gusta cuando tu haces una ofrenda especial a su corazón y cuando tu le dedicas algo especial a Dios.

Nunca pierda ese concepto de que a Dios le gusta las ofrendas extraordinarias y eso genera poder. No es que tu trates de manipular a Dios. No, es que Dios te ha dicho, a mí me gusta eso, a mí me gusta de vez en cuando que tu agonices un poco y recuerdes quién yo soy, que recuerdes que tu vida me pertenece a mí y que tu le dediques a Dios algo que tu amas mucho. No lo conviertas en una rutina tampoco o en algo manipulador. no, pero hazlo a veces cuando eso viene a tu corazón, un deseo de sacar una mañana de ayuno o un día, o irte de retiro un fin de semana, o darle al Señor algo extra, hazlo en el nombre del Señor y ofréndaselo a Dios.

Entonces, los nazareos eran personas así. En el caso de Sansón, Dios le dice a la madre y al padre, “él tendrá que vivir toda su vida así, será un nazareo toda su vida, y en esa acción yo voy a obrar y mi poder se va a mover en una forma extraordinaria y excepcional a través de él. Pero tiene que mantenerse puro y limpio toda su vida.” No se debe cortar el pelo, todo lo que hacía un nazareo, como ustedes puede ver en ese pasaje de Números, eso es lo que tenía que hacer Sansón toda su vida. Por qué? Porque el llamado que Dios tenía para él era un llamado extraordinario, y uno ve la fuerza que tenía Sansón, era un Hércules, era un fuerza totalmente excepcional para un hombre que tenía que ser un guerrero para poder lidiar con estos filisteos que estaban oprimiendo al pueblo de Dios.

Pero Sansón no hizo así. Cuando llegó a ser un joven adulto Sansón, aunque sabía que Dios tenía un llamado para su vida, y servía a Dios, porque dice que él juzgó a Israel durante 20 años, él fue como el presidente de Israel, el fue el paladín, el militar que libertó y que evidentemente también era un gobernante y trajo paz, cierta medida de paz a Israel, y comenzó a echar fuera el yugo de los filisteos sobre Israel.

Es decir, que él se movió en su ministerio, pero lo hizo en una forma mediocre y parcial y ahí está la cosa. Él gozaba de cierto nivel de unción en su vida pero no estaba viviendo a la altura de lo que Dios quería. Yo creo que si Sansón hubiera vivido a la altura, quizás hubiera hecho cosas todavía más poderosas y más extraordinarias, pero durante 20 años él fue el líder de Israel.

Pero vemos que él no se comportó. En tres ocasiones, por lo menos, vemos que este hombre no se disciplinó en el área sexual sobretodo, pero puede ser cualquier otra área de la vida de una persona. Pero a Sansón le gustaban las mujeres, hay que decirlo así, era mujeriego. Y es interesante ese proceso, porque es que Sansón tenía tanta fuerza vital, era un hombre físico, y es una de las cosas que pasan. Hermanos, cuando Dios te da un don sabe que, yo digo siempre, que todo don tiene un lado oscuro. Tu don muchas veces es también tu peligro.

Entonces Sansón tenía una fuerza vital increíble, era un guerrero, era fuerte físicamente. Pero yo me imagino que así eran las comidas que este tipo se comía. Ocho chuletas y una batea de arroz con frijoles encima, y diez tortillas. Era un tipo físico porque Dios le había dado fuerza vital, le había dado vitalidad física. Dios le dio fuerza pero también esa fuerza tenía su precio y tenía su peligro. Es una cosa que usted tiene siempre que saber.

Mire, todos nosotros tenemos nuestro lado flaco, déjenme decirle ahora mismo. Cada uno y el diablo sabe por dónde… yo lo he dicho antes, que el diablo… recuerdan la punta que él siempre está tanteando a ver dónde está. La Biblia dice que nunca acusemos a Dios de que él nos tienta, porque él no tienta a nadie, sino que nosotros cuando somos tentados de nuestra propia concupiscencia, entonces cada uno, tu y yo, tenemos un lado débil y el diablo se las pasa tanteando para encontrar y descubrir dónde está tu lado débil. Identifica tu lado débil, o lados débiles porque por ahí el enemigo va a tratar. Y una de las cosas que uno ve a través de todo este pasaje es los filisteos buscando a ver por dónde agarrar a Sansón, dónde está el secreto de su fuerza. Cuídate.

Y Sansón era un hombre que amaba a las mujeres y amaba la comida. Uno ve, por ejemplo, cuando él mata ese león, él coge el panal de miel del cuerpo descompuesto del león y se come la miel. Ya ahí estaba pecando, estaban entrando intimidad con un cuerpo muerto, no solamente lo estaba tocando sino que estaba comiendo íntimamente de él. Era un hombre de unos grandes apetitos. Y en tres ocasiones lo vemos, su debilidad, las mujeres. Y por ahí el diablo le asestó el golpe mortal. Puede ser otras cosas, algunos el diablo le da por la comida, a otros por las mujeres, o los hombres, a otros por el dinero, a otros por el orgullo y la vanidad, a otros por alguna herida del pasado que lo atormenta y lo debilita y lo hace frágil a las atenciones de la gente, o a la manipulación de la gente, o una inseguridad que esa persona siempre está buscando la aprobación o quiere probarse ante los demás, o sanar esa duda que él tiene por dentro. A otros puede ser la obstinación de creer que esto es mío y yo lo voy a conseguir y es así y no se lleva de consejos de nadie. Hay muchas cosas hermanos que matan a la gente.

Cuál es tu debilidad? Recuerda eso. Tu tienes que tratar en tu vida y yo, tenemos que tratar en nuestra vida siempre de ser honestos con nosotros mismos, dónde está la falla en mí, cuáles son esas grietas que hay en mi vida por dónde el enemigo me puede asestar un golpe mortal y destruirme, porque él va a estar buscando.

Entonces, Sansón no vivió a la altura y terminó en fracaso, terminó en destrucción. Al final la fuente de su poder la descubrieron los filisteos, que no era su pelo, pero el pelo de Sansón que nunca se había cortado, era como una mujer, su pelo nunca fue cortado y eso era como una señal de al autoridad de Dios sobre él. Yo creo que eso era. Por qué el pelo de Sansón era tan importante? Porque era la autoridad.

En la Biblia yo creo que eso del pelo, la mujer, por ejemplo, se viste con una mantilla cuando va a la iglesia, tiene autoridad sobre ella, dice la Biblia. El pelo largo. Hay una señal de autoridad de Dios y yo creo que eso era como una señal de que, mira, yo estoy dispuesto a ser raro ante la gente, un hombre con un pelo hasta la cintura, causa rareza y quizás Sansón se sentía incómodo, quizás ni sus amiguitos cuando era chiquito le preguntaban, ah, míralo, una mujercita, por ahí. Se reían. Y por qué tu tienes el pelo así? No te lo has cortado?

Sansón tuvo que vivir con esa cuestión. Yo me imagino que los golpes que deben haber llevado esos muchachos. Yo creo que quizás no lo acusaron tanto, dos o tres buenos manotazos y se quedaron tranquilos para siempre. Pero el caso es, que era como una señal de autoridad y de control de Dios sobre su vida. Él tenía que humillarse y tenía que estar dispuesto a sacrificar su auto imagen para Dios. Eso era. No era el pelo, era más bien la señal que esta detrás de eso.

Pero cuando él se dejó cortar, porque Dios le dijo, no te vas a cortar jamás el pelo, eso fue una transacción espiritual que él hizo que lo debilitó y la unción de Dios lo dejó. Y entonces vino a ser como un hombre totalmente ordinario. Y vamos a hablar un poquito más acerca de eso. Pero estoy dando el relato para que usted pueda ver la trayectoria. Y al final lo cogieron al pobre Sansón, lo destruyeron porque no supo guardar su unción.

Esta historia nos habla de una persona que no supo apreciar ni proteger el poderoso llamado que había recibido. No supo valorarlo ni cuidarlo. Lo desperdició y despreció. Tu y yo tenemos que cuidar la unción de Dios en nuestras vidas, el llamado de Dios, la palabra, el tesoro que Dios ha puesto en nosotros como hijos de Dios, la herencia grande que tenemos como hijos de Dios.

Note lo grandioso del llamado de Sansón, lo excepcional de su dotación, lo solemne del propósito divino. Eso es importante. Dios tenía un propósito. No es que Dios estaba, voy a ver si lo uso o no. no, Dios había determinado, yo quiero usar a este hombre. Pero fíjese que nosotros podemos hacer cosas que pueden hasta desviar el propósito de Dios en nuestra vida. No importa cuán decidido Dios esté a bendecirnos, si usted no hace su parte, Dios no va a completar el propósito que Dios tiene en su vida.

Cuánta gente puede haber aquí ahora mismo que Dios tiene cosas increíbles para ellos, pero no están viviendo a la altura del llamado y sin embargo, el llamado está latente, no se ha manifestado. Otros, Dios los ha usado en grandes cosas, desperdiciaron su don, cayeron y entonces el propósito que Dios tenía para su vida no se cumplió.

Sansón fue concebido para cosas grandiosas. Dios tenía un gran propósito para él. No había titubeo en Dios concerniente a su destino y llamado. Sansón había sido destinado para traer salvación y liberación a Israel. Y ahí está lo trágico de su historia. Porque Sansón crece en una sociedad corrupta, como nosotros, esa sociedad te va a tratar de socavar tu llamado. Israel era un pueblo corrupto y los filisteos más corruptos todavía, la cultura que los rodeaba no favorecía a Sansón ni su llamado extremo de consagración y abstinencia. Tu eres una persona que vives en una cultura podrida, desgraciadamente y el diablo se va a encargar en todo lo posible de contaminarte y que tu vivas como la cultura.

Sansón quiso vivir como los otros jóvenes de su cultura. Y por eso fue que cayó en lo que cayó. Sansón había recibido un llamado de vivir toda su vida como un nazareo, pero no lo cumplió.

Lo que quiero que usted entienda es esto, que todo don tiene un costo y en la medida en que nosotros protegemos el don y nos abstenemos de todo lo que pueda contaminarlo en esa medida el don continuará funcionando y mejorando, pero si no el don decae y desaparece de tu vida. Todo, el llamado de Dios, la unción, el espíritu, la presencia, el mover de Dios, los propósitos de Dios en tu vida, todo depende de tu vasija, cómo está. Eso es lo importante.

Ahora le quiero hablar de 4 cositas rápido. Quiero hablarles del origen del don. El relato me lleva a esto. El origen del don, de dónde viene el don. En segundo lugar, quiero hablarles acerca del costo del don. Tercero, el poder del don, y cuarto, el peligro del don. Esas son las 4 cosas que yo quiero tratar con ustedes rápidamente en el tiempo que me queda.

Veamos el origen del don primeramente. Evidentemente el origen del don viene de Dios. Por qué es importante esto que sepamos? Porque Dios es quien tiene ese don en sus manos. Él hace lo que quiere con ese don. Es prestado ti. Dios lo da soberanamente a quien él quiere. Nuestro poder viene de Dios. Nuestra capacidad para hacer grandes cosas viene de él. Sansón era perfectamente ordinario sin el Espíritu Santo obrando en su vida.

Usted ve que cada vez que Sansón entra en una crisis, que lo vienen a matar o a destruir, dice que el Espíritu Santo vino sobre él y entonces recibía una fuerza extraordinaria y podía hacer lo que él tenía que hacer para protegerse. Nuestra capacidad para hacer grandes cosas viene de Dios y de su espíritu dentro de nosotros.

Cuando entramos a los caminos del Señor el poder de Dios viene sobre nosotros con todos sus dones y recursos. Cuando tu aceptas a Cristo como tu Señor y salvador, el poder de Dios entra a tu vida. Está ahí latente. Podemos vivir vidas poderosas como resultado de esos dones que Dios ha puesto en nosotros. Dios nos ha llamado a hacer proezas como llamó a Sansón.

La persona más ordinaria y común puede hacer cosas extraordinarias como Sansón, si el espíritu de Dios está con él o ella. Sansón era un hombre de una mente limitada. Era un hombre bien ordinario, no tenía grandes dotes intelectuales ni culturales ni nada más el estilo. Simplemente era algo que tenía un llamado uy una unción que Dios le había dado a él, porque a Dios le dio la gana.

Este fin de semana conocí en esta conferencia, nos habló un pastor hispano, un hombre completamente ordinario, en realidad una persona muy imperfecta también, por lo que uno pudo ver ahí en su presentación, muchas cosas. Sin embargo, este hombre ha hecho unas cosas extraordinarias en su vida, muy fuertes. Este hombre yo lo podría ver en la calle, en Albany Street pidiendo pesetas. Era un criminal de hecho cuando joven, y Dios en la cárcel se le rebeló. Hoy en día es una persona exitosa en el ministerio, muy exitosa en el ministerio, con mucho prestigio. Pero uno escucha a esa persona y dice, qué hay en esta persona de extraordinario? Es un tipo común y corriente, pero eminentemente común, pero el poder de Dios está en él. Y ese hombre se dedicó al Señor y le entregó a Dios su vida, se arrepintió de sus pecados, cambió su vida, le ha dedicado su vida al Señor y Dios lo ha usado para hacer grandes cosas. Lo puede hacer contigo, con cualquiera.

Mucha de la gente que hace cosas grandes en el ministerio no son gente naturalmente dotada, pero son personas consagradas y esa es la diferencia. El mundo pentecostal nos recuerda de este hecho. Tantos pentecostales que usted ve y son personas, como digo, eminentemente, el mundo pentecostal es un mundo muy imperfecto, sin embargo, esa gente en una manera muy imperfecta también, saben lo que ese la búsqueda de la santidad porque muchas veces no entienden lo que es la santidad perfectamente, pero se consagran y dondequiera que hay consagración y dedicación a algo, hay fuerza.

Mire el mundo musulmán, el mundo musulmán sirve a un Dios que no es el Dios que yo creo que nosotros servimos, está muy relacionados, tienen Escrituras en común y otra cosas, pero ese no es el Dios que registra la Biblia. Ciertamente no es el Dios que registra el Nuevo Testamento. Un mundo cruel, violento y agresivo y sin misericordia prácticamente. Hay mucha gente buena y una cultura… es muy largo de explicar, no quiero perderme. Usted sabe lo que quiero decir. Siempre hay buenos en todas partes y también hay mucho malo, pero predominantemente la tonalidad de la cultura musulmana es una tonalidad feroz y Antiguo Testamento, ojo por ojo, diente por diente, violencia en muchas cosas. Y sin embargo esa gente, por qué tienen el poder que tienen? Váyase en el tiempo del Ramadán, esa semana de ayuno y oración, esa gente no prueba ni agua siquiera desde por la mañana hasta la noche, durante creo que es un mes, el mes de Ramadán.

Ahora eso sí, en la noche dan unas harturas que reponen todo lo que no se comieron durante el día. Pero todo el día están sin probar ni siquiera una gota de agua, y eso lo hacen todos los años un mes. Y esa gente tiene una fuerza, yo diría, en alguna manera es demoníaca, pero tienen poder, porque hay consagración. Los varones, esos hombres yo he estado en Medio Oriente y veo la virilidad de ese mundo musulmán. Es increíble. No son las mujeres la mayor parte… usted ve esos hombres llenando las mezquitas, hombres consagrados a su causa y a su fe y ellos ven solamente a través de los lentes de Islam. Y vive para su causa. Y eso les da un poder tremendo.

Aquí en Estados Unidos, por ejemplo, y en muchas partes del mundo la iglesia es una iglesia floja, es una iglesia tibia. La gente hace cualquier cosita, y ya se siente como que son unos potentados espirituales. Se cansan de cualquier cosita. Fueron a la iglesia una vez a la semana y ya se sienten como que estoy demasiado cansado. Por qué consagrarse tanto? Por qué hacer esto? por qué hacer lo otro? Es un día, yo tengo trabajar, y ya están cansados y ahogados porque dieron una gotita de algo.

La consagración da poder, hermanos. Y esto es algo que nosotros entendemos. El don de Dios requiere esa consagración y esa entrega. Hay que pagar un precio. Hay que concentrarse porque el concentrarse y entregarse y consagrarse es lo que permite que el don que pertenece a Dios venga a tu vida y opere. El don de Dios opera en el contexto de la consagración y la santidad a él.

Por eso es que es importante de dónde viene el don. Porque viene de Dios y Dios te lo da mientras tu lo cuidas. Pero si tu no lo cuidas él lo jala y se queda con él de nuevo. Te lo quita. La consagración es el precio de eso. Cuando una persona se consagra puede hacer cosas verdaderamente extraordinarias. Tenemos que mantenernos profundamente conscientes de ese hecho. El don no es mío, pertenece a Dios, es prestado, tiene condiciones, el don viene sobre mí y regresa al Padre. Dios lo quita si no lo usamos correctamente. Eso se aplica a cualquier cristiano, no solamente a los que están destinados a algo extraordinario.

Algo muy serio e importante es esto, hermanos, que a mí me hace temblar. Dios no se casa con nadie. Le da una bofetada al más bonito. A la persona que él más ama, si no respeta el don, Dios le da una bofetada. A mí me sorprende. Con todo lo que Dios había invertido en ese hombre, cuando él violó el mandamiento, dice que el espíritu de Dios se apartó de él. Todo los propósitos que Dios tenía, todos los años que Dios había invertido en él, los propósitos históricos que él tenía, todo eso, a Dios no le importó. Cuando Sansón violó y le cortaron ese pelo que Dios había dicho, tienes que mantenerse consagrado a mí, instantáneamente Dios dijo, me voy de aquí. Y Sansón se quedó un hombre puramente ordinario.

Su poder extraordinario se fue inmediatamente. Y eso es algo bien importante. Dios puede tener grandes propósitos para tu vida, Dios te ha llamado a hacer cosas grandes y poderosas, Dios te ama, Dios está ferozmente comprometido contigo, pero cuando tu haces algo, muchas veces va a obligar a Dios a quitar su mano de ti, y Dios lo va a hacer con dolor en su alma, no lo va a hacer porque él quiere, sino por que tiene que hacerlo, porque él respeta su ley.

Eso es lo terrible de esto, que aunque Dios me ame ferozmente, terriblemente, si yo no guío mi vida conforme a lo que él pide, él mismo tiene que quitar su mano de mí porque él se respeta a sí mismo y él es santo, y él opera conforme a principios que él mismo no se permite violar. Y eso debe mantenernos con mucho cuidado. Porque muchos de nosotros sentimos, oh, Dios me ama, Dios es bueno, Dios tiene gracia para conmigo, Dios tiene grandes propósitos y bajamos la guardia. No. tiene que saber que Dios está siempre obligado a respetarse, lo que él ha dicho eso lo tiene que cumplir. Y por eso es que tu y yo tenemos que caminar con mucho cuidado. A veces hay cosas, yo les digo, que yo no las hago, no porque no quiera hacerlas, sino porque le tengo terror a Dios. Se los digo, le tengo más miedo a Dios que el apetito que me llevaría a hacer otra cosa. Puramente, porque yo sé que Dios no se casa con nadie y Dios es terriblemente claro en sus cosas.

El don es de Dios y si tu no te mantienes consagrado y limpio, eso es propiedad de Dios y él te lo quita. Se lo quitó a Sansón cuando él se siguió contaminando, siguió con las mujeres, una prostituta, antes de eso se casó con una filistea, y después viene Dalila, tres mujeres impuras que no eran ni siquiera de Israel. Dios se cansó. Es más, dice que cuando le quitó el don, él ni siquiera sabía que no tenía el don ya. Hay muchas veces en tu vida que tu puedes seguir haciendo todas las cosas y tu sigues portándote de cierta manera, y tu dices, bueno, no me ha pasado nada, yo sigo haciendo esto, lo otro, pero ya el don se apartó de ti y llegará un momento que tu te vas a dar cuenta de eso. Entonces tienes que tener cuidado. El origen del don es Dios y por eso tienes que cuidarlo.

En segundo lugar el costo del don, ya lo hemos dicho. Esos beneficios tienen un precio. Todo don de Dios tiene un precio. Dios estableció este principio desde el principio mismo de la creación, el jardín del Edén. Le dijo a Adán y Eva, yo tengo una cantidad de cosas para ustedes, úsenlas todo lo que está en este jardín es de ustedes, pero tengan cuidado, ese árbol no me lo toquen. Porque Dios siempre pone como una señal. Hay algo de lo cual uno siempre tiene que abstenerse para que la gloria de Dios funcione dentro de uno. Hay una señal que Dios siempre pone. Dice, te voy a dar de todo pero eso no lo hagas. No lo toques. No vayas por ahí, porque ese es el símbolo de mi señorío sobre tu vida. Y uno siempre tiene que tener cuidado con eso. Hay un costo, hay una forma que uno tiene que vivir, es terrible.

Eso es la cuestión de la santidad. Cuál es el precio? Y los requisitos de la unción cristiana de los hijos de Dios? Hay muchos. Primero, hay que recibir el Espíritu Santo. Dios dice tienes que buscar, recibiréis poder cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo. Los creyentes tenemos que buscar la unción del Espíritu Santo. Hay que buscar esa bendición extra que Dios dice que tiene para nosotros. Hay que consagrarse, ya lo hemos dicho.

Hay que vivir una vida de abstinencias. Hay que abrazar la santidad con todo el sacrificio y la agonía que esto a veces implica. Hay que abrazar una vida de disciplina y lucha interior y dominio de sí mismo. Hay que seguir los mandamientos de Dios en todo lo posible. Ese es el costo. Ese es el precio, esa es la agonía del don y de la unción de Dios.

Si tu quieres que Dios te use, tienes que saber que hay un precio que hay que pagar. Miren lo que dice en Primero de Corintios 9:24, dice Pablo:

“…No sabéis que los que corren en el estadio todos a la verdad corren, pero uno solo se lleva el premio? Corred de tal manera que lo obtengáis. Todo aquel que lucha de todo se abstiene, ellos, los corredores, a la verdad para recibir una corona corruptible, pero nosotros una incorruptible. Así que yo, Pablo, de esta manera corro, no como a la aventura, de esta manera peleo, no como quien golpea el aire, sino que golpeo mi cuerpo y lo pongo en servidumbre, no sea que habiendo sido heraldo para otros yo mismo venga a ser eliminado…”

Pablo dice, mire, yo mismo sé que si no me cuido, con todo lo que Dios me ha dado y tiene para mi vida, si no mantengo una vida de disciplina, yo también voy… que he servido para bendecir a tanta gente, yo voy a perder lo que ellos han recibido a través de mí ministerio y mi vida. Así que por eso yo vivo de esa manera. Vivo como un atleta. Me abstengo de las cosas que tengo que abstenerme, me disciplino, me entreno, leo, oro, ayuno, busco la gloria de Dios en mi vida, cada día voy limando más y más las asperezas de mi personalidad, sanándome todo lo que puedo. Vivo una vida de atleta olímpico porque yo quiero que la unción de Dios permanezca en mi vida.

Usted ve, ese es el precio de la unción. Es una vida de buscar. Hay que compenetrarse completamente con el estilo y la forma de Jesús. Pregúntate a ti mismo, mi vida, mi carácter, mi temperamento, refleja el carácter de Jesús? Porque Cristo dice, si permanecéis en mí y yo en vosotros llevaréis mucho fruto. Si yo estoy con ustedes pidan todo lo que quieran que yo se los daré, dice, la vida de poder requiere una afinidad con el carácter de Jesús.

Por eso es que la santidad no es solamente, como digo, eso burdo de no ser inmoral. No, es también abrazar el estilo de Jesús y su personalidad en todo sentido, vivir enyugado a Jesús. Que mi vida refleje los valores y al persona de Jesús. Cuando eso está en mí el poder de Dios fluye a través de mí. Ese es el precio de la unción, el costo de la unción.

Sansón no supo hacer esto, no pagó el precio. Su extraordinario llamado dependía de Dios y requería pagar un precio extremado. Quiso vivir como un hombre ordinario, con privilegios ordinarios. No supo abstenerse de las cosas que Dios le había prohibido.

Mire, si usted quiere que Dios le use, hace tiempo que yo entendí algo, que yo no puedo vivir una vida normal, yo no puedo trabajar de 9 a 5 y tener el viernes y el domingo. Sabe dónde me gustaría ahora estar, hermanos? Hablando carnalmente, yo amo estar aquí, pero hay veces, yo les confieso, que a mí me gustaría poder levantarme los domingos a las 9 de la mañana, o las 10, recibir el Nueva York Times en mi casa e irme a un café a comerme un buen brunch y estar hasta la 1 de la tarde leyendo el Nueva York Times, regresar a mi casa y leer otro libro, descansar, hacer lo que sea, y vivir una vida normal. Levantarme el sábado por la mañana y no pensar en nada excepto que voy a disfrutar de un fin de semana largo. Les soy fiel, les soy honesto, no se escandalice. A veces es así.

Y si otros pastores no lo admiten, es porque son mentirosos, porque eso le pasa a todo pastor. Yo he aprendido que yo soy un sacerdote y no puedo vivir una vida normal común y corriente de 9 a 5, retirándome a los 63 o a los 65 años con retiro, un seguro que voy a cobrar o lo que sea. Es una vida de entrega, de sacrificio. Es un sacerdocio. Muchos pastores hoy en día quieren vivir una vida como los ejecutivos de corporaciones y todo este tipo de cosas, y eso lo que está haciendo es que está contaminando la unción. Después quizás hable de otro también que fracasó, fue Giezi. Usted no oye hablar mucho a los predicadores de prosperidad acerca de Giezi, porque Giezi es un problema para mucha gente. El que quiere vivir una vida normal, mientras sirve al Señor, está equivocado.

Hay muchos pastores hoy en día, yo los veo quieren vivir una vida normal y quieres disfrutar de todos los lujos y todos los beneficios de gente normal, y esa no es la cosa. La cosa es que la bendición tuya y el poder tuyo descansan en tus abstinencias, en tu ser una vasija vacía donde Dios pueda hacer caber su aceite. Si tu llenas tu vasija con otras cosas, beneficios personales, dónde está el aceite de Dios?

Mi gozo, mi privilegio y mi poder está en que la unción de Dios corra a través de mí. Ese es mi tesoro. Ese es mi gloria. Ese es mi privilegio. Esa es mi reputación. Yo prefiero eso a mil millones de dólares, hermanos, sinceramente. Yo veo a tanta gente que quiere servir a Dios y quiere servir al mundo secretamente también, mientras hacen creer que están sirviendo a Dios, pero no quieren abstenerse y buscan 20 mil justificaciones teológicas para justificar su corrupción interna. Y esto está maldiciendo la iglesia y le está impidiendo hacerle frente a sus enemigos. Iglesias muy grandes y aparentemente muy ungidas pero la unción ya se fue hace tiempo, lo que hay allí es puramente los músculos del hombre grueso y fuerte, pero no está la unción sobrenatural que es lo que hace que esos músculos puedan hacer cosas verdaderamente extraordinarias. Iglesia grandes, mucha gente pero el diablo está tranquilito porque no hacen nada, no le da donde él verdaderamente lo siente.

Porque la unción hay que pagar el precio, una abstinencia, hay que sufrir por ella. Tu tienes que sufrir. Yo tengo que sufrir, por eso es que a mí me habla tanto Sansón, déjenme decirle. Yo he peleado con Sansón todas estas semanas porque yo sé lo que eso implica para mí vida, y me habla duro y este es un sermón muy serio para mí predicarlo.

Pero, qué pasa? Cuando ese don de Dios está en ti y tu pagas el precio, entonces el poder de ese don es maravilloso. Con el don de Dios tu puedes mover montañas, dice la Biblia. Si tu crees, dice, que tu le dirás a este monte ‘transfiérete de aquí y échate al corazón del mar y lo va a hacer’. El Señor usó una hipérbole pero a ese nivel es que el don de Dios, el poder, y si tu tienes apetito de que el Dios se mueva en tu vida, paga el precio, conságrate y entrégate y busca de Dios. No vivas entre dos aguas. Eso es lo que mucha gente está haciendo hoy en día y nosotros no podemos hacer eso. Yo no lo puedo hacer. Tu no lo puedes hacer.

Dios nos está diciendo, iglesia, yo quiero darte gran poder, pero tienes que pagar el precio, porque eso es mío y yo se lo doy a quien paga el precio. Yo quiero que esas palabras de Pablo se hagan reales en mí vida, ‘todo lo puedo en Cristo que me fortalece’. Yo quiero que esa palabra de Jesús, si ustedes creen en mí, cosas mayores que yo he hecho, yo las voy a hacer.

Yo creo que todavía sinceramente esa palabra no se ha cumplido. Hay mucha gente que dice por ahí, ya se cumplió. No, yo creo que no, sinceramente. Yo creo que no. Yo creo que lo que Cristo decir con que cosas mayores harán que las que yo he hecho, todavía está por delante. A mí me gustaría aunque sea ver a alguien hacerlo. Yo por lo menos quiero ser testigo de eso que Cristo ha dicho.

Ese es el poder. Ese es el nivel de poder. Todo lo que pidamos a Dios en el nombre de Jesús si creemos, nos será hecho. Dios le ha dicho a su iglesia que las puertas del infierno no prevalecerán contra ella.

Todas esas promesas son para ti. Tu puedes vivir en el poder de Dios. La prosperidad, sí, la prosperidad sana de Dios. Tu puedes vivir en la bendición de Dios. Tu puedes vivir de manera que el diablo no tenga poder sobre ti, no te haga daño, que Dios te de sabiduría para resolver tus problemas, para vivir una vida próspera, constructiva, sana, construyendo, yendo hacia adelante, pero todo eso requiere un precio que pagar, porque el poder es grande y el costo es grande, porque el Dios es grande.

Cuando tu buscas el poder de Dios y lo atesoras, Dios te bendice y te usa. Te dota con fuerza extraordinaria, la fuente del poder del cristiano está en la unción de Dios. Este es el tesoro más grande que posee el creyente.

Hermanos, nosotros somos gente de poder. El poder de Dios es nuestra moneda nacional. Con el poder el cristiano compra y vende, invierte y canjea. Eso es lo que nosotros nos movemos. Tenemos que ser gente que tenga una mentalidad de poder. Todo lo que tu hagas tiene que estar en términos de energía, poder, dunamis, autoridad. Tu tienes que vivir como que… una persona que tu ladrillo para construir es poder y con eso tu manejas las situaciones ordinarias de la vida. Tu haces cosas grandes que Dios te ha llamado hacer con el poder de Dios. Tu vences al enemigo. Tu tienes sabiduría y revelación para navegar la vida con el poder de Dios.

Todo lo que tu haces tiene que ser el poder de Dios. Tu eres una criatura frágil y requieres poder para tener un buen matrimonio, una carrera poderosa y próspera, un ministerio que Dios te use para que el diablo no tenga poder para hacerte daño, para que Dios te prospere y tengas una vejez feliz, para que tus hijos puedan crecer en los caminos del Señor, para que Dios te libre de aprietos y de lucha. Todo eso, requiere el poder de Dios habitando en tu vida y pagar el precio para que ese poder se quede dentro de ti.

Cada vez que tu quieras irte detrás de tus apetitos di, por el poder, el poder, la unción, la compañía, la aprobación de Dios y muérdete la lengua y échate para atrás. Y haz lo que Dios te dijo, porque el poder no se puede ir de tu vida.

Y lo último, es el peligro. Por qué todas estas cosas? Por qué la seriedad? Recuerde esto, el origen, el costo, la magnitud del don, pero también el peligro del don. Tenemos enemigos. Mucha gente se permite muchas libertades porque no entiende eso. Todo hombre, toda mujer de Dios con un llamado tiene enemigos. Los filisteos eran enemigos acérrimos de Sansón porque él representaba una amenaza para sus vidas. Y esos enemigos estaban como insectos subterráneos buscando dónde está la falla de este hombre, dónde está el punto flaco, dónde está su tendón de Aquiles, dónde está, por qué este hombre tiene la fuerza que tiene y cómo podemos derribarlo?

Entonces, qué hicieron? Buscaron su debilidad: las mujeres. Y usaron las mujeres para tener acceso a él y por allí, esa fue la pata de cabra que rompió todo. Porque finalmente después de mucho tiempo Dalila perseveró. Le preguntó varias veces, óigame qué estúpido este hombre. Tres veces esta mujer, evidentemente quiere destruirlo y él le da finalmente la razón. Porque es que cuando uno está en pecado le ciega a uno finalmente.

Tu estás en los caminos del Señor, Dios te está usando, Dios te bendice, Dios te usa para cosas buenas y grandes, tu eres una luz en el mundo, tu le das buenos consejos a la gente, tu oras por ellos, tus hijos están creciendo en los caminos del Señor y un día podrán ser algo grande, el diablo va a tratar de destruirte por eso. Y ese es el peligro.

Cuando tu aceptas vivir siendo una fuente de bendición en el mundo, el diablo enseguida te declara la guerra. Y hay gente que quiere hacer las dos cosas. Quieren ser presencias positivas y estar con Dios pero no se dan cuenta que eso mismo también los pone en la mira del diablo y que por lo tanto tienen que cubrirse la espalda y tienen que caminar entonces, porque sino el fracaso va a estar en tu vida, te va a perseguir continuamente, es el costo, es el peligro. Con la unción vienen enemigos que quieren destruirte también. Entonces tienes que caminar y tienes que limpiarte la nariz siempre porque sino el diablo te va a asestar el golpe tarde o temprano. No descansará hasta descubrir la fuente de tu poder y separarte de él.

Así que esa es la parte. Recuerda, tu siempre estás bajo la mira del enemigo. Y vive tu vida, yo debo vivir mi vida, debemos vivir nuestras vidas siempre con una sobriedad increíble.

Me gusta siempre terminar en una palabra positiva. Sansón fracasó, le sacaron los ojos, lo metieron en la cárcel, lo ridiculizaron, un día ya después del ser simplemente una palabra lejana, una leyenda, ah, Sansón el que hacía esto. Lo sacan para divertirse con él. Ya el pelo le había crecido para ese entonces. Y lo ponen entre dos columnas que agarraba un auditorio inmenso, había como 3000 filisteos allí, y todo el gobierno filisteo estaba en esa reunión. Ah, vamos a reírnos de Sansón. Y vino la gracia del Señor.

Porque cuando uno se arrepiente hay bendición. Cuando uno busca la presencia de Dios, cuando uno se humilla… humíllate ante el Señor. David pecó, se humilló, Dios lo restauró y lo bendijo. Si tu has pecado, si tu reconoces que tu vida no está bien con Dios, arrepiéntete, no seas tonto y pídele al Señor que te restaure. Camina con Dios.

Dios le dio una oportunidad, Sansón, dijo, pónganme entre las dos columnas de esta casa y le pidió al Señor, ‘Señor, una última vez que tu poder corra a través de mí.’ Y Dios en su bondad y su misericordia, mandó la unción de nuevo. Y Sansón cogió esas dos columnas que agarraban, y qué fue lo que pasó con las torres gemelas? Cuando hay una alteración del balance perfecto de una estructura grande, todo lo demás se viene abajo, porque hay una fuerza que está sobre ese espacio que no estaba antes, y entonces pone fuerza sobre las otras y eso desestabiliza y… se vino abajo toda la casa.

Dice la Biblia que Sansón en su muerte mató más filisteos que en toda su vida, porque se humilló y Dios es un Dios de muchas oportunidades. Y al final él pudo redimir su necedad y murió con honra y destruyó.

Yo creo que todavía Dios tiene algo reservado. Yo sé que en esta sociedad asimismo. Yo les digo, Dios puede en unos pocos días echar fuera toda esta maldad del diablo que ha escogido esta sociedad. Yo lo sé, yo lo siento en mi espíritu. Hay dos columnas que son el centro donde descansa todo este armazón diabólico que se ha puesto sobre esta cultura. Todos estos valores podridos que lo hemos visto, en mi propia vida yo he visto cómo eso ha ido avanzando. Ayer mismo vi un espectáculo, andaba con Miguel y Caleb en un parquecito y vimos unas jovencitas, unos muchachitos corruptos a los 14, 15 años.

Yo creo que Dios los puso allí para torturarme. No se me ha quitado la imagen de esas muchachitas. Corruptas sexualmente a los 14, 15 años. Qué cosa más horrible! Son hijas de alguien y dos o tres muchachitos también. Pero es una cosa que da asco, esas jovencitas ya manipulando. Una escena de una jovencita, la mayorcita, con otro y vi cómo el nivel de sexualidad fue subiendo entre ellos dos, como en 25 minutos. Meche me dice que soy pendenciero, pero a mí los dramas humanos me fascinan. Y yo vi cómo esta parejita se fue pervirtiendo uno al otro en un momentito sentados allí. Y cómo el nivel de sexualidad fue subiendo.

Esa es la perversión de esta cultura en que vivimos, y tantas otras cosas también, muchas. Pero déjenme decirle, en ese armazón, en ese edificio hay dos columnas que si nosotros nos consagramos verdaderamente, si nos consagramos, nos arrepentimos, pagamos el precio, si la iglesia de Cristo se une y paga el precio, la iglesia va a poner sus manos una al lado de la otra, y esa columna se va a venir abajo. Y la gloria de Dios va a caer sobre la tierra.

Pero tenemos que pagar el precio. Hay que pagar el precio, hay que consagrarse. Yo les digo, Sansón me ha estado hablando todos estos días. Yo no le tengo miedo al diablo, yo sé que lo que él ha hecho es puramente… el lugar que nosotros le hemos dejado ocupar. El día que la iglesia se arregle y pague el precio, mire, esas dos columnas se vienen abajo en un instante.

Dios te está diciendo a ti, y me está diciendo a mí, paga el precio de la unción. Conságrate y entiende lo serio de lo que tu estás caminando. Quiera el Señor hablarnos en este día a ti y a mí. A mí me ha hablado. Yo este sermón lo prediqué, Señor, este sermón yo quiero predicármelo a mí mismo, quiero que sea un poema para ti, quiero que sea una declaración. Si no hubiera nadie aquí, yo lo predicaría de todas maneras porque eso es para Dios y para el diablo y para mí y para simplemente que los aires los reciban estos principios, bien importantes.

Quiera el Señor que vayamos de aquí con un sentido de llamado en nuestra vida. La unción es preciosa, puede hacer cosas increíbles, pero hay un precio, un peligro y hay un origen y hay un poder tremendo que tiene. Vale la pena, hermanos, santifiquémonos, limpiémonos, vale la pena. Y Dios lo quiere.

Vamos a ponernos de pie. Consagra tu vida al Señor. Yo lo hago ahora mismo. Señor, vamos a caminar contigo. Vamos a acercarnos cada día más a ti, vamos a buscar tu rostro. Vamos a buscar, queremos tu gloria, Señor. Queremos tu unción más que nada. Queremos que tu poder corra a través de nosotros, Padre. No nos dejes desperdiciar la unción tuya. Y permite que esta palabra selle nuestros corazones y nuestras mentes, Señor, y cada uno de nosotros se vaya de aquí con una convicción muy grande de que tu nos has hablado y que tenemos que pagar el precio. Yo quiero pagar el precio. Cada uno de nosotros quiere pagar el precio. Esa iglesia paga el precio. Deseamos pagar el precio, Señor, enséñanos cuál sea ese precio.

Vamos a cantar ese coro ese coro que cantamos al inicio, al principio, “No queremos nada, solo a ti.”