Si tú quieres que tus hijos vivan una vida santa, tu debes vivir una vida santa

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Quiero comenzar con un versículo bíblico. Salmos 78:5-8 dice: "Él estableció testimonio en Jacob y puso ley en Israel la cual mandó a nuestros padres que la notificasen a sus hijos" que la notificasen a sus hijos esa ley "para que lo sepa la generación venidera y los hijos que nacerán, y los que se levantarán lo cuenten a sus hijos a fin de que pongan en Dios su confianza y no se olviden de las obras de Dios, que guarden Sus mandamientos y que no sean como sus padres, generación contumaz, dura y rebelde, generación que no dispuso su corazón ni fue fiel para con Dios su espíritu."

Es un versículo muy poderoso ¿no les parece? Él le ordenó a nuestros antepasados que les ordenaran estas cosas a sus hijos dice el Salmo 78 para que la próxima generación sepa, esos hijos que todavía no han nacido, es un mandamiento de Dios que nosotros nos anticipemos y que traigamos el Evangelio, la Palabra de Dios a nuestros hijos y la llevemos también a los hijos de nuestros hijos. Dios plantó esa idea en nuestros corazones para que podamos creaer cultura.

Por eso es que traemos a los niños, a los bebés a la Iglesia, proveemos escuela dominical para ellos, les hablamos acerca del Señor. La gente me pregunta muchas veces: ¿cómo podemos mantener a nuestros hijos prendidos en fuego, apasionados por el Señor? Ya ustedes conocen el secreto. Ustedes tienen que traerlos a la Iglesia, entrar esos niños en la familia, hay que compartir esa pasión que tenemos.

En Deuteronomio dice lo siguiente: "Amarás a Dios con todo tu corazón, con toda tu mente, con todas tus fuerzas" comprométete de todo corazón a cumplir estos mandamientos y aquí está el secreto: repite estas enseñanzas y mandamientos una y otra y otra vez a tus hijos. Habla de estos mandamientos cuando estás en casa, cuando estás de viaje, cuando estás acostado y cuando te levantas amárrate esos mandamientos a tus manos como un recordatorio aún en tu propia mente.

¿Cómo mantenemos a nuestros hijos? tenemos que vivir el estilo de vida que nosotros queremos que ellos vivan y cultiven. Si hay un gran abismo entre esas dos cosas, es decir si tú vives de una manera y hablas de otra hay un problema. Si tú quieres que tus hijos sean apasionados por Dios tú debes ser apasionado por Dios. Si tú quieres que tus hijos deseen tener intimidad con Dios cuando tú ores permite que ellos escuchen esa vibración en tu voz.

Si tú quieres que tus hijos vivan una vida santa deja de engañar con tus impuestos, deja de criticar a tu vecino, deja de estar peleando con tu cónyugue, deja de ser egoísta. Si tú quieres transmitirle a la siguiente generación esa pasión por Dios entonces el Evangelio tiene que transformarte a ti primero en todas las formas.

Si estás preocupado por tus hijos el primero que tiene que arrepentirse debes ser tú. Sé el tipo de persona que tú quieres que ellos sean. Y es difícil porque muchas veces nosotros queremos algo para nuestros hijos que nosotros no tenemos todavía. Mi padre me enseñó eso muchas veces, él decía: yo quiero que tú seas mejor que yo y yo decía: bueno si no es bueno para ti ¿por qué va a ser bueno para mí?

Así que cuando tuve mis propios hijos me dije a mí misma: yo quiero ser ejemplo. Quiero mi vida pasarla totalmente consumida e invertida en el Evangelio. Quiero vivir una vida santa me decía. Quiero ser una sierva, quiero tomar riesgos a favor del Reino de Dios, quiero abrazar y adoptar mi destino, no quiero retener nada absolutamente entregárselo todo al Señor.

Así que el año pasado cuando terminamos nuestro último programa de Generación Josué, ese año pasado tuvimos tres semanas en vez de dos y la verdad me sentía totalmente agotada y fatigada. Tengo 61 años y yo me dije a mí misma: bueno es una buena excusa, tengo 61 años así que lo voy a coger suave. Tengo 13 nietos y pensé para mí misma: no, ellos me van a estar observando, me van a estar mirando y si yo lo cojo suave quizás ellos pierdan la oportunidad de ver la verdad. Si yo comienzo a producir excusas y aguantarme quizás entonces ellos comenzarán a hacer lo mismo.

Así que tomé nuevas fuerzas me levanté de nuevo y dije: lo voy a hacer otra vez. Yo quiero ser el tipo de persona que yo quiero que mis hijos y mis nietos sean. Mi nieta Emily está aquí así que la primera noche de esta Generación Josué observé a mi nieta expresándole su amor a Jesús diciéndole: Señor te amo y me dije a mí misma: esa es la forma de producir jóvenes que estén prendidos fuego por el Señor. No tenemos que mandarlos a hacer cosas sino simplemente que se paren al lado nuestro. Amén.