No menosprecies la disciplina del Señor

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Vamos a la palabra del Señor. Recuerdan que estamos hablando acerca de las pruebas, las tribulaciones, las luchas en la vida, y cómo el Señor usa estas cosas muchas veces en una forma positiva. El Señor Jesucristo dijo que en el mundo habría aflicción. El mundo está torcido por naturaleza, el mundo en que habitamos es un mundo caído, distorsionado y cuando caminamos en este mundo va a haber dificultades. Eso no es extraño a la vida de los hijos de Dios. Tenemos que estar preparados cuando vengan las pruebas, las tribulaciones, y tenemos que saber qué hacer cuando llegue ese momento. Y por eso la Biblia tiene muchos pasajes que nos hablan acerca de las tribulaciones, las pruebas.

Mire, por ejemplo, Efesios, capítulo 6, versículo 10. Lo que pasa es que muchas veces en las iglesias evangélicas, las iglesias pentecostales, nosotros hablamos mucho del poder de Dios, la victoria, el Dios todopoderoso, las pruebas, la guerra espiritual pero no preparamos a la gente para los tiempos también cuando vienen tribulaciones, vienen pruebas, vienen luchas en la vida. Y muchas veces la gente no está preparada para eso, cuando viene una enfermedad, viene un diagnóstico malo, de parte de un médico o algo así, y entonces sentimos que Dios nos abandonó.

Cuando oramos por una sanidad de una enfermedad y no llega la sanidad, entonces decimos, oh, Dios no me ama, Dios no es fiel, o se murió alguien por quien estuvimos orando dos años, y decimos, oh, qué pasó? No. yo creo que las pruebas hay que señalarlas, hay que reconocerlas, hay que saber que eso es parte de la vida pero que Dios puede tomar esas situaciones para bien nuestro. Las pruebas son parte de la obra que Dios usa para pulirnos y prepararnos para ser más fuertes, mejores, para reflejar el carácter de Jesucristo.

El miércoles antepasado, creo que fue, hablamos acerca de esa parábola del viñador donde este dueño de una viña viene varias veces y la viña no está produciéndole fruto, y él le dice al viñador, que es como su trabajador, le dice, “Córtala, para qué está inutilizando la tierra? Podemos plantar otra cosa.” Y el viñador le dice, “No, déjala por un tiempecito más, yo la voy a cavar alrededor de ella y la voy a trabajar y cuando tu vuelvas otra vez si da fruto, pues bien, y sino la cortamos.”

Yo decía que esto era como un símbolo del Espíritu Santo que el Padre espera frutos de nosotros y cuando no damos fruto el Señor se molesta y el Espíritu Santo está allí diciéndole al Padre, podemos verlo de esa manera, “Aguántate un tiempecito, vamos a ver… déjame trabajar en la vida de esta persona, déjame…”

Y eso de cavar alrededor de ella, hay un sentido de hacerle violencia a la tierra, hay que meter el azadón y sacar tierra alrededor, hay que podar a veces las matas para que den fruto. Y así pasa en nuestra vida, a veces tienen que venir cortes, a veces tienen que venir pruebas, a veces tiene que venir como violencia en ciertas maneras a nuestra vida, para que uno recapacite, para que uno cambie de manera de pensar porque si Dios nos dejara a lo nosotros queramos, nos iríamos por un camino de destrucción. Y cuando Dios nos ama Dios nos aprieta un poquito la mano para enseñarnos.

Antes de ir a ese pasaje, porque me parece apropiada, acerca de eso, que muchas veces Dios sabe que vamos en un camino equivocado, por muchas diferentes razones. A veces cuando, por ejemplo, tenemos buen trabajo y estamos haciendo dinero y todo nos va bien, a veces tendemos a olvidarnos de Dios, entonces comenzamos con los amigos, y nos creemos que somos la gran cosa y ya entonces viene la gente que nos busca y entonces comenzamos nosotros a apartarnos del camino del Señor. Y qué pasa? Que si Dios nos ama, nos disciplina. Entonces muchas veces Dios en su misericordia nos regresa al camino, a veces uno puede estar con malas juntas o comienza uno a tomar y a beber o a tomar droga o lo que sea, y entonces dice, no, yo tengo un propósito con esta persona, le voy a dar su toquecito para volver a meterla en el camino correcto.

Ahora, muchas veces si Dios no tiene un propósito con una persona, lo deja que se desboque. Cuando Dios no tiene, porque hay personas con las cuales Dios no tiene llamado, esa es la soberanía de Dios. Sinceramente, yo no sé por qué razón, pero la Biblia dice que hay personas con quien Dios no tiene propósitos. Dios no está trabajando directamente en ese individuo. Y entonces Dios los deja muchas veces que prosperen en el mal y se hacen grandes vendedores de drogas o lo que sea, y un día le pegan un tiro, se mueren y se van al infierno.

Pero cuando Dios tiene un propósito con una vida él está continuamente tratando con esa vida y muchas veces la disciplina para traerla a los caminos del Señor, yo les digo, en mi vida yo he visto la mano del Señor… hace años, cuando yo estaba en la escuela graduada en Harvard, yo…

Bueno, siempre amé al Señor, este es un testimonio personal, siempre amé al Señor desde jovencito, pero por un tiempo, cuando yo estaba en la Universidad en Princeton y después cuando vine a Harvard, vivía mi vida… no era como un cristiano, amaba al Señor pero no daba un testimonio correcto, no estaba viviendo como Dios quería. Y yo recuerdo que en una ocasión yo sentí claramente y que el Señor me habló y fue una voz interior. Yo tenía como 27, 28 años, hace como 8 ó 10 años, más o menos… de qué se ríen?

Esta gente no tiene misericordia. Disimulen. El caso es que yo llevaba muchos años viviendo mi vida como yo quería, en la vanidad del mundo y muchas cosas. Pero el Señor me agarró, Dios me habla así a veces, de vez en cuando, una voz interna, y lo que yo sentí que el Señor me dijo es, mira, hasta aquí yo te he librado de las consecuencias de tu caminar porque te amo, pero si tu continuas te voy a abandonar a las consecuencias de tus acciones. Eso fue algo que yo lo sentí en lo profundo de mi espíritu. Y entonces yo dije, bueno, me voy a reformar. Así que cambié mi forma y me entregué al Señor de lleno. Y eso cambió mi vida, y ahí comenzó un cambio radical en mi vida hasta el día de hoy. Fue como que el Señor me dijo, yo te he guardado de cosas de una perversión y de un… era más bien como una degeneración de mi persona y de consecuencias de lo que yo estaba involucrado, y es como él tenía un propósito, estaba tratando conmigo, y me dijo, de aquí en adelante, ya voy a quitar mi cobertura de ti.

Y es lo que pasa muchas veces que cuando Dios no tiene un propósito con una persona, la persona puede continuar haciendo una cantidad de cosas y Dios los deja, se desbocan por el mal. Antes de ir a la palabra de Efesios, miren lo que dice Hebreos, dice en el capítulo 12, versículo 5, dice:

“…Y habéis ya olvidado la exhortación que como a hijos se os dirige diciendo, ‘Hijo mío, no menosprecies la disciplina del Señor, ni desmayes cuando eres reprendido por él, porque el Señor al que ama disciplina y azota a todo el que recibe por hijo.’

Hay veces, no siempre, que las pruebas son una expresión de la disciplina del Señor. Hay una diferencia entre castigo y disciplina. Castigo es cuando te azotan o te hacen sufrir para pagar algo que tu hiciste ya. Pero disciplina es más bien como un método a través del cual Dios te pasa para formarte en una manera. Y también a veces para corregirte en una forma que te puede causar cierto dolor, pero está hecho más bien con un propósito benévolo de rectificar algo que hay en ti. Es muy diferente, la disciplina puede doler pero su propósito es más bien correctivo, mirando hacia el futuro, la formación de un carácter.

Yo lo podría comparar a los braces que le ponen a la gente en los dientes para enderezárselos. Duelen, ¿verdad? eso dicen. Alguien aquí que se atreva a decir, sí, yo tuve braces y me… Verdad que duele cuando uno los tiene? Tu estás comiendo y te sientes seguramente… te duele o te es incómodo. Lo que está pasando es que esos alambres están poco a poco ejerciendo fuerza sobre la dentadura para meterla en una manera que sea más adecuada, como uno la necesita. Y duele, causa incomodidad, no es la cosa más bonita del mundo, pero después que tu tienes tus dientecitos bien arregladitos, guau, tu sonrisa, entonces estás sonriéndote para que te vea todo el mundo. Que bendición! Eso es disciplina. Tu dentadura está siendo sometida a una disciplina correctiva.

Entonces, muchas veces hay ocasiones en que las pruebas son la disciplina, es el entrenamiento del soldado. Al soldado se le somete a una cantidad de pruebas, dificultades, esfuerzos, ejercicios para que se le forme el carácter de un guerrero. Un oficial tiene que tener cierta forma de conducirse, de hablar, de proyectarse, de tratar a los subalternos y para producir eso en un civil cualquiera, hay que meterlo a través de un proceso que lo haga hombre y que le de ese temple de soldado y de oficial.

Bueno, Dios quiere producir en nosotros un temple, un carácter, un actitud de hijo de Dios, siervo de Dios, una persona que refleje el carácter de Jesucristo, las actitudes, la forma de ver, de hablar, de pensar. Entonces, Dios nos somete a un proceso formativo para ir quitando y enderezando y allanando y levantando todo lo que no está conforme. Y ese proceso es incómodo y se puede manifestar a través de situaciones financieras, situaciones de salud, situaciones de las relaciones humanas, situaciones en el trabajo, sequía por dentro, hay muchas maneras que Dios usa para provocarnos a buscar algo en la palabra, ponerle más atención a las cosas espirituales, venir más tiempo a la iglesia, estar más atento a las cosas del espíritu.

A veces Dios tiene que ponernos en ayuno de cosas que nosotros amamos para que estemos entonces más atentos a la voz de él. Nos quita una cantidad de distracciones alrededor de nosotros que nos son muy agradables, pero que nos distraen de la mirada que tenemos que tener a las cosas espirituales. Entonces por un rato el Señor quita esto, quita la otro, y nosotros decimos, pero, qué está pasando? Es Dios que te está pasando por la disciplina, la formación. O a veces, él está descubriendo que te estás alejando. Ese trabajo que te estaba quitando el tiempo de venir a la iglesia porque estabas metiéndole 60, 80 horas, dice, ¿Sabes qué? Te lo voy a quitar por tu propio bien. Uno lo ve, oh, perdí mi trabajo. No, míralo como que Dios quizás te está diciendo algo.

Entonces, hay muchas razones, hermanos, por las cuales vienen las incomodidades a la vida. No es como que oh, el diablo me está dando palos. No. Muchas veces le damos creído al diablo por lo que más bien es de Dios.

Ahora, hay ocasiones que claro que sí, tenemos que también guerrear. Pero tenemos que tener una manera más compleja de ver las experiencias dolorosas de la vida humana. Entonces el escritor de hebreos dice:

“No menosprecies la disciplina del Señor,” no la desprecies, no hables contra ella, no hables mal de ella. A veces Dios está tratando con tu vida. Cuando vienen las situaciones difíciles a tu vida, pregúntale al Señor, “Señor, estás tu tratando de decirme algo con esto? Qué puedo yo aprender de este tiempo por el cual yo estoy pasando. Hay algo en mi vida, Señor?

Por eso el salmista dice, examíname, oh Dios, y conoce mi corazón, pruébame y conoce mis pensamientos y ve si hay en mí camino de perversidad. Ese camino de perversidad es cualquier cosa que no esté agradando al Señor dentro de ti, caminos de perversidad, es decir, una dirección indebida. Ve si hay en mí camino de perversidad y guíame por el camino eterno.

Ve, Dios tiene a veces que discernir. Nosotros a veces no entendemos. Hay cosas en nuestra vida, hay rasgos de carácter, hay comportamientos, hay actitudes, hay patrones mentales que no son para nuestro bien, no son agradables a Dios, no conducen a un buen matrimonio, a una buena paternidad, a una buena administración del dinero, a una vida santa, y Dios dice, sabes qué? Tengo que cavar alrededor de esa viña, tengo que sacarle unas cuantas cositas, tengo podarla un poquito para que pueda salir más frondosa. Esa es la disciplina.

Entonces, el Señor al que ama disciplina y azota al que recibe por hijo. Al quien Dios no disciplina es a la persona que él no le interesa y al que no recibe por hijo, pero sepa usted que si Dios le recibió por hijo, él va a estar tratando con su vida. No todo es dulce y mermelada en los tratos de Dios, a veces el trato de Dios es el trato de un Padre que disciplina a su hijo para que pueda llegar a ser todo lo que él quiere que sea.

Entonces, mire lo que dice el versículo siguiente:

“… si soportáis la disciplina entonces Dios os trata como hijos…”

Cuando venga la disciplina a tu vida, mi hermano, mi hermana, sopórtala. Soportar quiere decir aguántala, sométete a ella en vez de revelarte contra ella y renegar de ella.

“…Porque qué hijo es aquel a quién el Padre no disciplina? Pero si os deja sin disciplina de la cual todos han sido participantes, entonces sois bastardos – una palabra fuerte – y no hijos. Por otra parte, tuvimos a nuestros padres terrenales que nos disciplinaban y los venerábamos, por qué no obedeceremos mucho mejor al Padre de los espíritus y viviéremos. Aquellos ciertamente por pocos días nos disciplinaban como a ellos les daba la gana, como les parecía, pero éste para lo que no es provechoso nos disciplina, para que participemos de su santidad…”

Ve, para que participemos de su santidad. Qué quiere decir para que participemos de su santidad? Precisamente, para que seamos como él, para que podamos reflejar los rasgos de su carácter. Y cómo podemos nosotros llegar a reflejar los rasgos de su carácter? Si él nos trata, nos poda, nos mete en una camisa de fuerza, nos pone los braces espirituales, nos agarra y nos incomoda y nos forma y nos va cortando y nos va dirigiendo en el camino que él quiere, para que lleguemos a ser como Cristo.

Recuerdan que yo les dije hace tiempo, cuando comencé esta serie de meditaciones, que lo que a Dios más le interesa es formarnos para que lleguemos a ser como Cristo. Lo que a Dios más le interesa es que tu y yo reflejamos el carácter de Cristo. Y eso es algo que yo no veo que se predica tanto en las iglesias. A la gente como que no se le alerta acerca de cuál es el verdadero propósito de la vida cristiana, que lo que Dios más le interesa, no es que tu tengas mucho dinero. Hoy en día hay tanta predicación, Dios te va a dar esto, te va a dar un cadillac, pídele dos carros, pídele una casa y una extra en la playa. Pídele sanidad, esto y lo otro, pero es como que hoy en día hay predicadores que la gente lo que viene es para que les digan que Dios le va a dar dinero, que Dios le va a hacer esto, y no les hablan a la gente de… No, lo que Dios más le interesa es forjarse hombres y mujeres que expresen el carácter de Jesús en su forma de actuar.

A él no le interesa tu comodidad, a él le interesa tu santidad. Escriba eso antes que se olvide. No tu comodidad sino tu santidad. Ahora, en el proceso Dios también te puede dar bendición. Yo creo que Dios da dinero, Dios da salud, Dios da provisión y bendición, pero esa no es la prioridad de un hijo de Dios. La prioridad es reflejar el carácter de Cristo.

Entonces por eso es que Dios te disciplina, dice, para que participemos de su santidad, para que también seamos como él, para que tengamos parte en esa santidad. Dice entonces:

“… Es verdad que ninguna disciplina al presente parece ser causa de gozo, sino más bien de tristeza… “

Mire qué bello ese pasaje, márquelo y guárdelo en su Biblia.

“…Pero después da fruto apacible de justicia a los que en ella han sido ejercitados…”

Apréndase si es posible, ese versículo porque esa es la clave a una vida bendecida. Al principio, cuando usted está pasando por el trato de Dios en su vida, parece la cosa más incómoda, más desagradable, más aterradora muchas veces, pero cuando ha completado su propósito, cuando ha cumplido, cuando usted la ha absorbido y ha aguantado esa medicina quemante ahí adentro, y el médico le dice, “No, no la suelte, aguanta, un poquito más hasta que…” y entonces cuando termina su propósito, produce un fruto apacible.

Lo que pasa muchas veces, mire, en la familia es donde el Espíritu Santo no trabaja. Yo conozco familias cristianas, ahora mismo podría señalar familias que vienen a la iglesia y llevan años en el Evangelio, sirven al Señor, gente seria, no están metido en poca vergüenza, pero hay cantidad de problemas en esa familia, hay conflictos, discusiones, malos sentimientos, malos tratos, injusticia, opresiones, discusiones continuas unos con los otros, falta de armonía en esa familia. Por qué? Porque el carácter de Cristo no se ha formado en ellos.

Dondequiera que usted ve gente no tratada por el Espíritu Santo hay rencillas, las obras de la carne… búsquese en Gálatas en capítulo 5, cuáles son las obras de la carne? Dice, rencillas, discusiones, violencia, malas palabras, resentimiento, celos, todas las cosas que pasan muchas veces en las familias. Porque el trato de Dios no ha entrado para pulir y sanar y romper. Esas familias, la única manera que van a ser sanadas es a través del trato de Dios.

Yo lo comparo a una piedra áspera, a diferencia de una piedra al fondo de un lago que cuando el agua… por qué las piedrecitas son lisas en el fondo de un río? El agua está continuamente corriendo y les va limando las asperezas. Mire esa piedrecita chata, usted la coge suavecita. Ahora, coja una piedra de las que están en el camino, dura, áspera, puntiaguda, a diferencia el trato de esa agua que está siempre corriendo, limándola.

Los hijos de Dios tenemos que ser como esas piedras lisas, a lo largo de nuestra vida debemos dejar que el Espíritu Santo trate con nosotros, nos vaya cortando y limando las asperezas. Dondequiera que usted ve una familia o un matrimonio o una comunidad donde hay rencillas, problemas, peleas, celos, contiendas, es la carne que no ha sido tratada por el Espíritu Santo.

Nosotros, a fuerza de someternos a la disciplina de Dios y los tratos de Dios vamos a llegar a ser como Cristo. Entonces, esas familias, esos matrimonios, esos hogares, esas iglesias donde al Espíritu Santo se le ha permitido trabajar en ellos, qué diferencia tan grande! Yo les digo, eso es lo que deseo para mi iglesia, para mí propia vida también, es que yo pueda reflejar y ustedes y nosotros, como comunidad, el carácter de Jesucristo. A mí no me interesa una iglesia famosa ni con mucho dinero, ni con mucho aparato. No, lo que más desea el Espíritu Santo es una iglesia que cuando la gente venga diga, guau, que olor fragante de la gracia de Dios hay entre esta gente! Se aman, se tratan bien, se perdonan, se toleran, no hablan unos de los otros mal, no se están tratando siempre de criticar sino que se apoyan. Y eso viene a través del trato del Espíritu Santo en un ambiente.

El trato del Espíritu Santo a veces puede ser un poco áspero, puede ser, como le digo, nos tiene que domar, nos tiene que quebrantar, desangrar, así que si usted quiere que Dios haga de usted un hombre, una mujer excepcional y bendecido, deje que el Señor le someta a su trato.

Qué dice la palabra? Cuando dice, tome su cruz cada día y sígame. Dice que también tome mi yugo porque mi carga… porque mi carga es ligera y mi yugo es fácil. Por qué el Señor habla de yugo y de carga y de tome su cruz? A qué se están refiriendo estas expresiones? Usted cree que eso es simplemente poesía, metáfora, expresiones bonitas, poéticas? No. se está refiriendo a ese elemento de la vida cristiana que es el trato. Cuando usted entra en una relación con Cristo él le pone su yugo.

Qué es el yugo? El yugo es lo que se le pone al buey para que trille y haga su trabajo. Desde que usted entra a los caminos del Señor, si usted es un hijo legítimo tiene que ponerse un yugo encima. Se lo digo, y ese yugo lo va a llevar por donde usted no quiere ir, pero ese yugo lo va a formar en un hombre, una mujer útil para el Evangelio y también bendecido en su vida.

Sabe cuál es la gente feliz verdaderamente en la vida cristiana? Es la gente que ha sido tratada y que se ha dejado pulir por el Señor, que se ha puesto el yugo y que se somete al trato de Dios. Ese trato incluirá tiempo de increíble bendición, paz, prosperidad, gozo, tranquilidad, alegría, y también tiempos en que el Señor le va decir, ven, ven un tiempecito que te tengo que tratar un poco. Y entonces pasará un tiempo de lucho, de sudor, de sufrimiento, de padecimiento, de lo que sea, algo desagradable y usted, cuando el Señor dice, okay, Señor, me voy a meter contigo. Y ese tiempo usted lo pasa en oración, ayuno, búsqueda del Señor, clamor, Padre, qué me estás diciendo? Cómo puedo ser mejor? Háblame. Qué está pasando? Por qué? Qué tu quieres de mí, Señor? Qué te tengo que entregar? Pase ese tiempo así, recíbalo como un tiempo de trato, enciérrese con el Señor en ese tiempo de la prueba y sude lo que sea, sude el pecado cualquiera que sea, o la actitud que no agrada al Señor, sude lo que Dios le está metiendo en ese sauna a sudar, y cuando el sauna ya termine y la temperatura baje, y entonces, ahora sal. Todas esas sales, toda esa porquería se quedó ahí, se da un buen baño y está fresquecito, liviano y ahora viene el tiempo de frescura, tiempo de bendición, tiempo de refrigerio, tiempo de celebración. Ya pasó el tiempo de la disciplina.

Y entonces pasarán quizás unos cuantos añitos más, o meses más, bendición, prosperidad, gozo, y ahora otra vez, un poquito más, ven, te voy a poner otra vez un poquito más de entrenamiento y vuelve otra vez. Y así se pasa la vida y ese ser tratado por el Señor, cada día se va poniendo más y más como un ángel. Esas son las personas que cuando usted las a los 40, 50, 60 años usted quiere pegarse a ellos, usted quiere escucharlos, a usted le encanta visitarlos y dondequiera que van bendicen a una comunidad. Son las personas que son consejeros, son los intercesores, son la gente que ejemplifica la grandeza y la belleza del Evangelio, son la gente que pasan los años y se ponen más bellos porque, como dice la Biblia, porque esta leve tribulación momentánea produce en nosotros un cada vez más excelente y eterno peso de gloria.

Las personas más bellas en su vejez son las personas que se han dejado tratar por el Señor, por eso lo que dice aquí, que produce ese fruto apacible que es precisamente la paz que viene al hogar, a la vida de aquellas personas.

Es verdad que ninguna disciplina parece ser causa de gozo sino de tristeza, pero después da fruto apacible de justicia a los que en ella han sido ejercitados.

Hermanos, ese es un aspecto de la prueba. Vaya a Efesios y con eso terminamos, de nuevo, mire lo que dice aquí en el capítulo 6, versículo 10, dice:

“… Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor y en el poder de su fuerza, vestíos de toda armadura de Dios para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo…”

Este es otro aspecto de las pruebas y de los sufrimientos y las dificultades. Aquí sí habla de tiempos también… a veces los tiempos difíciles vienen de Dios, disciplinándonos y tratándonos, a veces sí puede ser un ataque, a veces pasamos por un tiempo o una racha y el enemigo puede también estar atacando nuestra vida. Pero cuál es lo que tenemos que hacer? Dice, versículo 13:

“… Por tanto tomad toda la armadura de Dios para que podáis resistir en el día malo, que habiendo acabado todo estar firmes….”

Hay veces que puede venir en la vida un día malo, no es un día de 24 horas, es una época, es una racha de dificultad en la vida del creyente. Qué hace uno en ese caso? Se echa un pie, deja de venir a la iglesia, deja de servir, deja de orar, dejar de clamar, de adorar. No! usted dice, me voy a plantar firme, me voy a agarrar de todo lo que yo conozco de la palabra. Voy a hacer guerra espiritual, voy a adorar, voy a buscar apoyo de mis hermanos, voy a clamar al Señor, voy a resistir.

Es la resistencia del soldado cuando está siendo atacado que dice, “Yo no me muevo de mi puesto. Yo me voy a quedar aquí firme, aguantando. Pero no un aguantar de apretar los dientes. No, es proteger tu posición, estar firme y batallar y no moverte de tu posición. Nunca le des la espalda al diablo, hermano, nunca huyas de Satanás, nunca dejes de caer sus manos o deje de doblar su rodillas. Cuando vienen las pruebas, es tiempo de coger toda la armadura de Dios, todos los recursos que usted conoce de la palabra: ayuno, oración, alabanza, servicio, confesión positiva, comunión con los santos. Todas esas son las armas, la fe, la palabra de Dios, todo lo que dice aquí, la armadura, muchas diferentes cosas, todo eso usted lo use y resiste, y se para firme y espera en el Señor, y confía en el Señor. No se mueve de su posición, no le da la espalda al diablo.

Después dice, “…en el día malo, y habiendo acabado todo estar firmes…” Dice, estad firmes, ceñidos vuestros lomos con la verdad, vestidos con la coraza de justicia, calzado los pies con apresto del Evangelio, etc.

Dice entonces, “… orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el espíritu…” orando en lenguas, orando profundamente en el Señor, velando por ello por toda perseverancia y súplica por todos los santos.

Usted tiene que estar usando todos esos recursos y después cuando pasa la prueba a usted lo encuentran exactamente donde usted estaba al principio de la prueba. Porque la vida va a ser así, hermanos, van a venir situaciones difíciles también. Y usted lo que tiene que hacer es mantener su posición. A veces el sufrimiento vendrá de parte de Dios para bendecirlo, tratarlo, formarlo, a veces vendrá de parte del enemigo, pero no importa de dónde venga, usted mantenga su posición y sepa que todo a la larga, a los que a Dios aman, todas las cosas obran para bien.

El diablo va a terminar haciendo el trabajo de Dios finalmente. Si él trata de tirarle una zancadilla, olvídese, usted lo va a usar para gloria de Dios y para mejorar usted en su caminar. No le temamos a las pruebas. Amén.

Gloria al Señor. Vamos a ponernos de pie. Vamos a orar, darle gracias a Dios y nos vamos para nuestra casita tranquilo, duerma bien esta noche, dele gracias a Dios. El Señor está en su trono todo está bien, no importa lo que usted esté pasando, crea que Dios tiene un bello propósito en su vida y siga viviendo esta vida cristiana que es tan maravillosa.-

Padre, gracias por tu bondad, tu amor, tu misericordia, gracias por este pueblo, lo bendecimos en el nombre del Señor. Padre, esperamos grandes cosas de ti en los próximos días, semanas y meses. Creemos que lo mejor está por delante, Señor, creemos que tu tienes buenas cosas para tus hijos. Bendecimos este pueblo.

Padre, aspiramos toda la bendición que tu tienes para nosotros. Creemos que Satanás no tiene nada que hacer con nosotros. No tiene ninguna influencia en la vida de tus hijos. Yo declaro sanidad sobre tu pueblo en esta noche, Padre, declaro milagros en tus hijos. Gracias porque la vida en Cristo es de bendición en bendición, de provisión en provisión, de gozo en gozo, de victoria en victoria. Nos apoderamos de todo lo bueno, Señor, que tu tienes para nosotros. Creemos que lo mejor está por delante y te damos gracias por eso, Padre. Bendice este pueblo y llévalo con tu bendición, Padre, a sus hogares en esta noche y danos una semana de descanso hasta que volvamos aquí a tu casa el domingo, para declarar tus bendiciones en el nombre de Jesús. Amén y amén. Les bendigo mis hermanos, les veo el domingo aquí. Venga en trineo, venga como sea, pero les esperamos acá. Que Dios les bendiga. Amén.