¿Le diste nombre a tu petición?

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Cuando el Espíritu Santo se mueve, inevitablemente el espíritu del hombre empieza a percibirlo. Él está trayendo una fuente de alegría, una frescura, un bálsamo sanador, restaurador, al corazón herido. Está devolviendo la Fe, al que había perdido la Fe se la está devolviendo. Está diciendo “aquí estoy yo, no me he olvidado de ti, nunca me he ido de tu lado”.

El evangelio según San Lucas, en el capítulo 1, en el versículo 12 al 17, es una referencia que tengo con respecto a este pensamiento. Dice: “Y se turbó Zacarías al verle y le sobrecogió temor, pero el ángel le dijo ‘Zacarías no temas, porque tu oración ha sido oída’, así que ponga su nombre ahí. Y el ángel le dijo, Pedro, Juan, María, Leonor, Roberto, no temas, porque tu oración ha sido oída. Póngale su nombre ahí, saque el nombre de Zacarías y póngale su nombre.

Y tu mujer Elizabeth te dará a luz un hijo y llamará su nombre Juan, y tendrás gozo y alegría. Y muchos se regocijarán de su nacimiento, porque será grande delante de Dios, no beberá vino ni sidra y será lleno del Espíritu Santo aun desde el vientre de su madre. Y hará que muchos de los hijos de Israel se conviertan al Señor Dios de ellos e irá delante de él con el espíritu y el poder de Elías para hacer volver los corazones de los padres a los hijos y de los rebeldes a la prudencia de los justos para prosperar, para preparar al Señor un pueblo bien dispuesto. ¿Cuántos están dispuestos a ser bien dispuestos? ¿Está seguro? ¿Sabe? Estaba leyendo este pasaje ya hace algunas semanas. Y me llamó mucho la atención porque Zacarías y Elizabeth representan a hombres y mujeres en estos tiempos que buscan al señor con todo su corazón.

Zacarías era un sacerdote, en los primeros versículos habla de que Zacarías era un sacerdote y esto era un matrimonio irreprensible, era un matrimonio ejemplar, era una familia ejemplar. Pero había un problema, una tristeza en esta familia ejemplar. Elizabeth no podía tener hijos. Además, estos dos personajes eran de avanzada edad. Ya naturalmente no podían gestar un hijo. Me llamó la atención cómo se va desarrollando esto, y esto tiene unas partes interesantes que yo quiero que ustedes puedan abrir su corazón y pueda decir: “Señor, yo creo que por ahí va lo mío”. Hoy día podemos tener la oportunidad de entender un poco mejor acerca de lo que es la oración.

La palabra del Señor dice que la oración del justo puede mucho. La oración del justo puede mucho.

El apóstol Pablo dice “Orad sin cesar”. El Salmo 40 dice: “Pacientemente esperé a Jehová y él oyó mi clamor.” Jeremías, Capítulo 33, versículo 3 dice: “Clama a mí y yo… ¿qué dice? Clama a mí y yo te responderé”. Yo estoy hablando de ese Dios. Del Dios que responde. Del Dios que escucha nuestras oraciones y que en su presencia tiene nuestras peticiones. Yo no estoy hablando de ese Dios mitológico que supuestamente tiene interés por los terrenales. Yo estoy hablando de un Dios que cuando él desciende con su presencia, la tierra tiembla. Estoy hablando de ese Dios que cuando acerca lo que se hace en el cielo, lo acerca a la tierra, cosas grandes suceden. De ese Dios hablo yo.

¿Cuál es el Dios que usted habla? ¿El Dios que hace cosas grandes? ¿Lo convence a usted ese Dios? Dice la palabra del Señor que Zacarías se turbó cuando vio al ángel. El ángel venía con la respuesta para Zacarías. Un hombre que había orado quien sabe cuántos años, un hombre que había orado por tener una generación por muchos años, y en la medida que van pasando los años a veces la intensidad de nuestra oración no contestada, comienza a disminuir. Pero al parecer no fue el caso de Zacarías. Zacarías seguía orando y tenía a su esposa ya anciana y aún seguía orando por tener ese premio generacional, tener un hijo.

Cuántos de nosotros pensamos que ya nuestro tiempo de tener la petición contestada ya pasó. A veces pensamos: “no, a lo mejor ya no es el tiempo, a lo mejor ya estoy muy viejito o muy viejita. A lo mejor no alcanzo a tenerlo porque ya no alcanzo a pagarlo”. Le dice el ángel a Zacarías “no tengas miedo”. Zacarías y Elizabeth ya estaban avanzados en edad y le dice “no tengas miedo, tu oración ha sido oída y el Señor te dará un hijo.” Te dará un hijo. ¿Saben lo que representa una oración contestada, no en el tiempo nuestro sino en el tiempo de Dios?

Debemos aprender a discernir en nuestro espíritu el tiempo que Dios tiene y el por qué él usa esos tiempos para poder contestar nuestras oraciones, nuestras peticiones. Dice que tendrá un hijo. Y llamará su nombre, Juan. Juan es gozo, alegría, regocijo. Traerá gozo y regocijo. El Señor se va a acercar a nuestras vidas cuando Él tenga su tiempo para nuestra respuesta y te va a decir: “no tengas miedo, aquí está tu oración contestada”. Es más, le vas a tener que poner un nombre antes que nazca. Aquí le dijo “ponle Juan”. Le podría haber dicho cualquier otro nombre. Ponle Juan. Juan es el nombre de la petición que el Señor va a contestar, ya, en tu vida.

¿Le diste nombre? ¿Sabes lo que significa darle un nombre a algo? Recordarse. Cuántos se recuerdan del nombre de aquél que les dio el primer puño en la cara, o aquél que quiso burlarse de usted. Hasta el nombre, el apellido y hasta las marcas en la cara le tenemos. El nombre de alguien representa un tipo de identidad, donde tú en ese nombre, encierras toda una personalidad, una condición física, una condición emocional, ese nombre representa algo para ti. ¿Sabes lo que Dios está diciendo con esto? Es que cuando Dios, tú tienes una petición delante de Dios, no te olvides de decirle al Señor: “Señor, aquí está mi petición, quiero ponerle un nombre para cuando tú me la contestes, yo me acuerde todos los días de mi vida que tú eres un Dios poderoso”.

Aquí le puso Juan. Juan dice que traerá gozo y regocijo, pero no sólo para la familia, una oración contestada de parte de Dios, una oración contestada, identificada de parte de Dios, va a traer gozo y regocijo no sólo para nuestra vida sino para todos aquellos que sean testigos de esa oración y esa respuesta. Por eso oramos juntos, por eso yo le pedí a usted que hablara con su hermano que está a su lado y le diga cuál es su petición, cuál es su necesidad, porque cuando a usted Dios le conteste, su hermano se va a alegrar, va a traer gozo y regocijo, porque el nombre que Dios le va a dar a esa respuesta a la oración, va a traer alegría al pueblo y a la familia.

No te olvides de identificar la respuesta del Señor. Inevitablemente la respuesta del Señor trae alegría. Inevitablemente la respuesta del Señor a nuestra oración trae alegría. Inevitablemente a la respuesta a la oración, la gente se comienza a alegrar, los que entienden el poder de Dios comienzan a decir: “Dios es grande, para él no hay nada imposible y para el que cree, todo es posible”.

Cuando el Señor responde a esa petición, dice que Juan, la condición para que Juan siguiera en este proceso de respuesta es que no beberá vino ni sidra y será lleno del Espíritu Santo desde el vientre. Tóquese su vientre espiritual, suponiendo que este sea el espiritual. La respuesta del Señor va a venir llena del poder del Espíritu Santo de Dios. ¿Sabe para qué? Porque esa respuesta tiene que ser dedicada en honra y gloria a quien le pertenece, al que hizo los cielos y la tierra, al que contestó la petición, al que contestó a eso que era imposible para el hombre, por eso será lleno de la gloria del espíritu Santo del Señor.

Así que comience a tocarse su vientre espiritual, si quiere cierre sus ojos para que no se toque el vientre así para que nadie lo note. Y comience a dejar que el Espíritu Santo comience a llenar, y dígale: “Señor, esta respuesta va a ser la alegría a mi vida y a mi familia pero será llena del Espíritu porque traerá bendición a quienes hoy día vean esa respuesta”. Debemos honrar al Señor con la petición, con la oración contestada, dedicarnos a Él, ser agradecidos con Él, reconocer que en Él sus obras son grandes. Reconocer que para Él el tiempo era necesario para la respuesta en nosotros. Será lleno del Espíritu Santo porque traerá gran convicción a la vida de las personas. Sabe una oración contestada de esas oraciones de largo tiempo.

Va a traer convicción a la Iglesia, que aún el pueblo dice aquí que será alegría para el pueblo de Israel, de donde es su Dios, ¿Saben? Muchos de nosotros no creemos en los milagros. Muchos de nosotros conocemos de milagros pero no creemos en los milagros. Muchos de nosotros nos hemos transformados en incrédulos al poder del Señor. Y hoy día en estos tiempos se está levantando una generación que quiere ver cosas maravillosas, y la iglesia que no cree está siendo atraída a ver lo que el poder de Dios está haciendo en las personas. Somos nosotros, la iglesia del Señor, los que vamos a ser impactados por la respuesta que el Señor está trayendo a tu vida.

Cuando la iglesia del Señor es impactada, entonces el mundo se comienza a dar cuenta que la iglesia del Señor tiene poder. Nosotros debemos ser los primeros en disfrutar de este tiempo de alegría, de regocijo, de llenura del espíritu, cuando el Señor responde. ¿Sabe qué traerá la respuesta del Señor? Trae restauración a las familias. Trae restauración a la comunidad. Trae restauración en medio de sistemas tan complejos como los que estamos viviendo. Cuando Dios actúa, actúa con un propósito, y es que su nombre sea glorificado en todos los espacios de la vida del ser humano.

Zacarías y Elizabeth representan a aquellos hombres y mujeres que ya no tienen esperanza de una respuesta pero han creído en un dios que tiene respuesta para todos. No hay edad, sino pregúntenle a Sara qué edad tenía cuando vino Isaac. Dios no tiene un tiempo, no te pongas tú el tiempo. Deja que Dios ponga su tiempo para responder la oración que estás llevando delante de su trono.

No limitemos a Dios. No lo limitemos por nuestra naturaleza humana, por nuestra capacidad intelectual, por nuestra capacidad física. Dios es grande. Dios es grande, y cuando Él responde tu petición, lo hará para que sea una respuesta grande. Porque Dios no hace cosas pequeñas, el poder de Dios es para que sea visto por toda la gente.

Así que vas a salir de aquí con una convicción clara. No te preocupes si es el tiempo o no es el tiempo tuyo de la respuesta. Dios tiene su tiempo para responderte y lo va a hacer. Díganle a su hermano “Dios te va a responder lo que tienes ahí”. ¿Sabe? El nacimiento de Juan representa algo grande por el poder de Dios, porque el mundo debe entender de que Dios hace cosas grandes y maravillosas que aún el mundo no puede entender pero no dejes de glorificar al Señor en esa respuesta. Ya hoy día Él te la dio. Ya ahora él te la dio. Ponle un nombre. El Señor te dice: “ponle un nombre” y nunca más te vas a olvidar de la respuesta del Señor porque él traerá regocijo, alegría, y la gente se alegrará, y la iglesia se alegrará, y el mundo se alegrará y verán que Dios es poderoso.

Salmo, capítulo 40, para terminar. “Pacientemente esperé a Jehová y se inclinó a mí y oyó mi clamor.” Constantemente está escuchándonos. No te canses. No te canses de clamar, no te canses. No pienses que vas a ser molestoso con el Señor. Al Señor le encantan las pulgas en las orejas, quiere escucharte todos los días. Y me hizo sacar del pozo, de la desesperación, del lodo cenagoso, puso mis pies sobre peña y enderezó mis pasos. Este es el Dios que responde. Puso luego en mi boca “No te olvides de alabar y glorificar al Señor cuando Él tenga su respuesta y cuando tú la veas. Es más, si quieres comienza ahora a alabarlo”. Puso luego en mi boca cánticos nuevos. Alabanza a nuestro Dios. Miren esta similitud con lo que leímos en Lucas: “Verán esto muchos y temerán y confiarán en Jehová”.

Eso es lo que trae la respuesta del Señor, que cuando la gente ve, cuando la iglesia ve, los que son incrédulos dentro de la iglesia que creen en ese dios que le gusta que cantemos, nomás, comenzarán a confiar, comenzarán a creer. Y si su iglesia cree, el mundo va a creer. Y si el mundo cree, no hay quien pare la obra gloriosa que el Señor tiene para estos últimos tiempos y derramaré de mi espíritu sobre toda carne. Y cuando Dios derrama de su espíritu sobre toda carne, van a ver sanidades, restauración, perdón de pecado, salvación, amor, misericordia, compasión. El poder de Dios estará activo en nosotros.

Bienaventurado el hombre que puso en Jehová su confianza y no mira a los soberbios ni a los que se desvían tras la mentira. Has aumentado, este es el tiempo que Dios está aumentando. Has aumentado, oh, Dios mío, tus maravillas y tus pensamientos para con nosotros, no es posible contarlos ante ti. Si yo anunciare y hablare de ellos, no pueden ser enumerados. Ese es el Dios que quiere hacer cosas en medio de un pueblo que le cree. ¿Se imaginan? ¿Un milagro? ¿Dos milagros? ¿Tres milagros? ¿Mil milagros? ¿Tres respuestas? ¿Dos mil respuestas? Ya. Vamos a perder hasta la cuenta. Eso es lo que él quiere. Dios tiene poder para eso. Queremos volver a esa iglesia del libro de los hechos donde el Espíritu Santo se manifestaba con señales y prodigios. Dios en medio del pueblo y la iglesia crecía llena del gozo y la alegría del Señor porque tu respuesta ya está aquí “no tengas miedo, Él ya lo hizo”.

Cierre sus ojos, póngase en pie, cierre sus ojos. No tenga miedo de su tiempo, confíe en el tiempo que Dios tiene para usted. Ese tiempo de Dios es perfecto. No está de más, está preciso. Usted se alegrará, usted se regocijará. Usted verá la mano de Dios. Hoy día el Señor ha preparado el camino para que veas su mano, su mano poderosa. Aleluya, gracias Señor, Jesús. Te adoramos, Señor, te adoramos, Señor. Te adoramos, Jesús. Para ti no hay nada imposible, Señor. Señor, yo voy por aquellos que han tenido peticiones por años y que alguna vez han querido dejar esto de lado porque a lo mejor no es tu voluntad.

Señor, yo oro para que mis hermanos puedan entender que tú tienes un tiempo para ellos y que tus oídos siempre están atentos a su clamor. Señor, que tengan confianza, que sean pacientes, que perseveren, se cumplirá tu palabra, pedid y se os dará. Buscad y hallaréis. Llamad y se os abrirá. Señor, tú conoces la necesidad de tu iglesia. Tú conoces, Señor, cuánto de ellos, Señor, han pasado años poniendo una petición delante de ti. Hoy día, tu palabra les dice “no tengan miedo, su oración ha sido oída y contestada. Y habrá alegría y regocijo en el pueblo y será llena del Espíritu Santo esa respuesta y traerá alegría al mundo y a los que conozcan de esta respuesta.

Dios es fiel. Dios es fiel. Gracias Señor. Gracias Señor, padre amado, guárdanos al regreso de nuestro hogar. Y que la bendición de tu Espíritu, la bendición del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo nos acompañen. En tu nombre, Jesús, que tu paz vaya con cada uno de nosotros. Amén. Y amén. Que el Señor les bendiga, dénle un buen abrazo a su hermano, que la paz del Señor esté con cada uno de ustedes.