Nadie viene a Cristo si no es por el Padre

TRANSCRIPT

Quiero dedicarle mis meditaciones y basarlas en el libro de Santiago, continuando de donde dejamos el miércoles pasado. Ustedes recordarán en el versículo 17 del capítulo 1 dice que toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre de las Luces en el cual no hay mudanza ni sombra de variación.

Dijimos que Santiago estaba defendiendo el carácter de Dios, que Dios no tienta a nadie, Dios no le mete zancadillas a la gente para que tropiecen como en los versículos anteriores se sugería, sino que todo lo contrario, lo que Dios hace es darnos buenas cosas, buenos dones.

Está diciendo, no hay mal, no hay maldad en Dios, Dios es solamente bueno, Dios es el Padre de las Luces, de la claridad, de la verdad, de la transparencia. De la misma forma en que él expresa la persona de Dios, el Padre de las Luces, está diciendo nunca acusen a Dios de nada malo, Dios no sabe hacer mal, solo a ser bueno, hace buenas cosas.

Hay cosas que parecen que son malas pero son buenas si vienen de Dios, a la larga, si nos mantenemos fieles al Señor, aún en las pruebas, en las dificultades.

Él continúa de ahí y continúa como desarrollando esa idea de la bondad de Dios y de su carácter bondadoso y dice:

“…Él – Dios – de su voluntad nos hizo nacer por la palabra de verdad, para que seamos primicias de sus criaturas…”

En otras palabras, otro aspecto de la bondad de Dios. No es solamente que él da buenas cosas, sino que él hizo algo también muy bello, nosotros, y es que nos hizo nacer de su buena voluntad.

En otras palabras, esa idea de que él nos hizo nacer de la palabra, a qué se está refiriendo? No es el nacimiento biológico. Él está hablando acerca del nacimiento espiritual de cada uno de nosotros. Lo que está harbando aquí Santiago es la idea del nuevo nacimiento.

Recuerde que cuando uno acepta a Cristo como salvador, qué pasa? Que dice que uno es una nueva criatura, si alguno está en Cristo, nueva criatura es. De ahí es que viene esta idea del nuevo nacimiento.

El Señor Jesucristo le dijo a Nicodemo, si tu no naces de nuevo no puedes entrar en el Reino de Dios. Esta idea del nuevo nacimiento es una gran verdad en la Escritura y es que cuando tu entras en el Reino de Dios se te da una nueva identidad, tu naces de nuevo, tu eres un nuevo hombre, una nueva criatura. Por qué? Porque las cosas de este mundo no pueden entrar en el Reino de Dios, tiene que haber como una transformación y esa es una cosa que mucha gente no entiende y es que, cuando entramos al Evangelio no es como que simplemente cambiamos de tarjeta, y ahora ponchamos la tarjeta y somos evangélicos en vez de católicos. No. es un cambio de identidad. Uno pertenece ahora al Reino de Dios. Uno tiene un nuevo propósito de ser, es un nuevo nacimiento.

Él está hablando acerca de ese nuevo nacimiento que se da en cada uno de nosotros. Ahora, de quién viene ese nuevo nacimiento? No viene de nosotros, viene de Dios, él lo hace en nosotros.

La otra idea que yo creo que está aquí implicada es que ninguno de nosotros puede decir, oh, yo un día decidí que quería seguir a Cristo e hice una decisión de mi propia cuenta y seguir a Cristo. Sabe que no es así. La Biblia dice que el Señor mismo es quien nos llama, ningún hombre, ninguna mujer puede de su propia voluntad, o de su propia iniciativa, aceptar a Jesús, aún eso tiene que venir de Dios.

La Biblia dice que nadie viene a Cristo si no es por el Padre. El príncipe de este mundo los ha cegado para que no resplandezca la luz del Evangelio. Se toma la iniciativa de parte de Dios para que nosotros queramos buscar, porque es que hay tantas cosas que nos aguantan en la maldad: el mundo, la carne, el diablo, todas estas cosas. Hay tanta oposición que se requiere como que Dios meta su mano en el tiempo y el espacio y nos saque y nos haga sus hijos. Tantos pasajes.

Dice, él escogió hacernos nacer por la palabra de la verdad, así dice en inglés, traduciéndolo literalmente. Es una idea muy importante. Tenemos que darle gracias a Dios aún por haberlo recibido y haberlo aceptado.

Pero Dios cuando estábamos sumidos en pecado, cómo es que dice? Ojalá yo lo pudiera encontrar. Esta no es mi Biblia así que no – yo la tengo a la mía marcada. Vamos inclusive al versículo 8 de Efesios, 2:8 al 10, dice aquí:

“…Porque por gracia sois salvos…” Estamos tan metidos en el pecado, este mundo es tan traicionero que solo por un acto de la misericordia de Dios nosotros podemos… por gracia sois salvos, por medio de la fe y esto no de vosotros, pues es don de Dios.

En versículo 10 dice, “porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, creados en Cristo Jesús.

Todos digan juntos polema. Guau! Qué expertos en griego. Dice que esa palabra viene del verbo poleo, hacer, dice la palabra designa un producto manufacturado, un diseño producido por un artesano. Polema hace énfasis en Dios como diseñador maestro en el universo, como su creación y en el creyente redimido como su nueva creación.

Dice antes de nuestra conversión, nuestras vidas no tenían ni rima ni razón, la conversión nos trajo equilibrio, simetría y orden. Nosotros somos el poema de Dios, su obra de arte. Caramba me hubiera gustado decir yo eso. Lo que estamos haciendo en esta noche a través de ese versículo es enfatizando la extremada presencia y actividad de Dios en todo el proceso de la salvación.

A veces no entendemos esto. Cuántos han tenido un poquitito de mayor iluminación acerca en esta noche? Díganme que sí aunque sea para hacerme sentir bien. Sabe que nadie tiene derecho a ser salvo? Hoy en día se habla de los derechos humanos y todo eso. No. es un privilegio, es un don de Dios.

Usted entiende que Dios inclusive puede escoger a quién él le da la gana para ser salvo. Sabe eso? Dice la Biblia que si él escogió algunos vasos para ser vasos de vergüenza y de sombra, y a otros vasos de honra, eso es problema de él, no te metas en eso. Es la idea de la soberanía de Dios, el señorío de Dios.

Ahí en eso yo no me meto, sabe? Eso es su provincia. Hasta que nosotros no llegamos al punto de decir, Señor, aunque hay cosas que yo no entiendo y que para mí son escandalosas, pero viene de ti por lo tanto son buenas por definición. Porque Dios es todo en todos. El Señor está al principio y está al final. Al principio está para tocarnos con la chispa de su vida y darnos vida espiritual, y al final está allí para recibirnos, decir, ven, buen siervo fiel. En lo poco has sido fiel en lo mucho te pondré. Entra en el gozo de tu Señor.

Tenemos que estar en absoluto asombro ante su señorío y su soberanía, la totalidad de su poder. Esa es la gloria, eso es lo bello de Dios. A mí me bendice, yo no sé a usted, pero yo me voy a mi casa bendecido con la palabra.

Pastor Roberto Miranda.png

La palabra del Señor no tiene fin. Lo bello es que la palabra del Señor está codificada, adentro tiene una cantidad de llaves y lugares y tu abres una puerta y después te lleva a otra puerta, otra puerta, y uno mismo cuando la abre comienza a explorar y es bendecido.

En esta noche hermanos llévese esa idea. El Señor nos está diciendo, hijo, dame gracias porque yo soy el origen de tu salvación. Dios te está diciendo, tu podrías estar allá afuera desperdiciando tu tiempo y viviendo cómo un perdido. Hay mucha gente que Dios no los llama, sabe? Por qué razón? No me pregunte a mí, pero a ti y a mí, nos llamó, de alguna manera él inició y nos abrió el entendimiento para que lo conociéramos, y dijéramos, sí, Señor, yo te quiero, yo te deseo. Amén.

Bajemos nuestras cabezas un momentito, piensa por eso un momentito en esta noche. El Señor te dice, hijo, tu no estás aquí por coincidencia, no estás aquí porque tu eres tan bueno que decidiste un día arrepentirte de tus pecados. No. tu estás aquí porque yo toqué con mi dedo tu mente, tu corazón y abrí tu entendimiento y corté las cadenas que te ataban para que tu pudieras decirme, sí, cuando yo me invité a tu corazón.

Y si tu no has hecho eso en esta noche yo te invito a que ahí en tu espíritu, en tu mente, tu lo hagas. Trabaja en mi vida, dile al Señor. Trabaja en mi vida, Señor. Yo recibo tu llamado y yo creo en ti. Gracias por hacerme tu hija, gracias por hacerme tu hijo. Recibo a Cristo y lo confieso como mi Señor y mi salvador. Gracias Señor, gracias.

Si tu has hecho eso, te puedes ir de aquí esta noche seguro que Cristo te ha hablado a ti y ha hecho esa obra. Al tu recibir a Cristo, al recibir la vida de Cristo en tu corazón y en tu mente, ahora se inicia un nuevo caminar, una nueva vida, una nueva identidad, un nuevo nacimiento en ti. Y ahora una vida en la cual tu vas a ir creciendo como ese bebé en el primer momento cuando la vida se da en la matriz, entonces comienza a desarrollarse poco a poco hasta llegar a ser una criatura completa y después un hombre, una mujer completo, con los dones que el Señor pone en ti, la identidad, la madurez, la personalidad, todo eso Dios lo hace en esta noche.

Gracias. Gracias, Padre, gracias. En esta noche te adoramos y te bendecimos, Señor. Gracias, Señor, en el nombre de Jesús. Gloria a Dios. Mis hermanos, que el Señor les bendiga. Salúdense unos a otros, que la gracia del Señor sea con ustedes.