Dios nos llama a prosperar en medio de tiempos difíciles

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Vamos a la palabra del Señor en el libro de Isaías, quiero compartir con ustedes un reto de año nuevo y lo que siento que es el llamado de Dios para nosotros, como iglesia, como congregación, muy a la luz, muy a tono con lo que Dios nos dio a través del tiempo de alabanza, adoración, ese llamado a ser una iglesia que rompa cadenas, que fortalezca las estructuras del Reino de Dios, que avance los intereses del Reino del Señor aquí en la ciudad donde Dios nos ha puesto, un pueblo saludable, un pueblo robusto en el Señor, con una mentalidad guerrera y agresiva para el Reino de Dios, un pueblo prosperado, un pueblo bendecido y capacitado para ir y traer a muchos al conocimiento de Jesucristo.

Isaías 60, vamos a leer unos cuantos versículos, sobre todo los versículos 1 al 3, establecen una buena base para nuestra meditación, un llamado y también una promesa. Dice:

“…Levántate, resplandece porque ha venido tu luz y la gloria de Jehová ha nacido sobre ti…”

Guau, qué lindo mensaje. Qué hermosa promesa de Dios para nosotros.

“… porque he aquí que tinieblas cubrirán la tierra y oscuridad las naciones más sobre ti amanecerá Jehová y sobre ti será vista su gloria y andarán las naciones a tu luz y los reyes al resplandor de tu nacimiento…”

Recibe esa promesa de parte del Señor sobre tu vida y señalaría quizás algunas expresiones de aquí. Ese ‘levántate, resplandece, ha venido tu luz,’ pero también está ese ‘porque he aquí que tinieblas…’ Hay un contraste entre tinieblas y luz. Hay una promesa de luz pero también hay una advertencia de tinieblas que cubrirán la tierra. Pero en medio de eso hay una promesa sobre todo que enmarca todo, que las naciones andarán a nuestra luz y los reyes al resplandor de nuestro nacimiento.

Y hacia el final del capítulo 60 hay una bendición también en el versículo 22 dice: “… el pueblo pequeño vendrá a ser como mil y el menor entre nosotros, un pueblo fuerte, y dice el Señor, yo, Jehová, a su tiempo haré que esto sea cumplido pronto.” Amén.

Y lo que yo quiero es en esta tarde traer a su espíritu una serie de pensamientos, retos para ustedes que yo veo que ahora como nunca después de haber predicado este sermón en el servicio de la mañana, veo que claramente Dios lo ha ensamblado como una totalidad, como algo coherente. Porque cuando yo lo escribí, lo escribí sabiendo que estas eran piezas que tenía que poner, pero no claro en cómo unificarlo y cómo presentarlo en una manera unificada delante de ustedes. Pero según lo predicaba el Señor iba armándolo a mi espíritu porque en realidad es uno de esos sermones proféticos que Dios nos da a veces y que simplemente lo proclamamos como palabra de Dios que insemine y que fertilice el espíritu de nuestros hermanos.

Y yo diría que pensamiento principal de todo este mensaje acerca del año nuevo que viene, acerca de lo que Dios espera de nosotros, acerca de las promesas que podemos esperar que se van a realizar en nuestras vidas, el mensaje principal es que Dios nos llama a prosperar en medio de tiempos difíciles. Esa es la palabra, Dios nos llama a prosperar en medio de tiempos difíciles. Piense por una parte prosperar, por otra parte tiempos difíciles.

Y la imagen gobernante de toda esta idea yo la encuentro en el libro del Éxodo, en el capítulo 11, sobre todo los versículos del 1 al 7 y ese capítulo 11 y 12 también, donde en medio del contexto del forcejeo que se dio entre Dios, faraón, Moisés, el pueblo hebreo, los egipcios, donde Dios estaba llamando a faraón y ordenándole que dejara salir a su pueblo y había una resistencia y hubo juicios que Dios entonces envió sobre Egipto para obligar a faraón a dejar a su pueblo salir.

Y Dios montó todo un escenario para exhibir su gloria. Faraón y Egipto siempre han sido símbolos a través de toda la escritura del hombre que resiste a Dios, el mundo pagano, el espíritu opresor en la historia, el hombre en su arrogancia, resistente a Dios. Y ciertamente este faraón que vivió en los tiempos de Moisés cuando Dios estaba llamando a su pueblo a entrar finalmente en la identidad que él tenía para ese pueblo y que lo había ido construyendo poco a poco a través de siglos, ese faraón representa ese espíritu soberbio, ese espíritu que quiere mantener al pueblo de Dios encadenado, que lo quiere mantener oprimido, que lo llama para impedir que entre en su plenitud, lo que Dios quiere que ese pueblo llegue a ser, impedir que los propósitos de Dios se cumplan en medio de su pueblo.

Y yo creo que esto es una cosa muy importante para nosotros como iglesia, y es un mensaje que se ha ido desarrollando más y más en mi corazón y mi sensibilidad como pastor y como siervo del Señor en estos últimos tiempos. Aunque yo siempre he tenido ese mensaje latente dentro de mi espíritu, de que nosotros estamos viviendo y Dios nos ha llamado a servir como iglesia en un tiempo estratégico de la humanidad, que nosotros estamos viviendo un tiempo de la historia extremadamente significativo, un tiempo de consumación de muchas cosas y que estos días que nos ha tocado vivir son tiempos extraordinarios y que tenemos que vivirlos como un pueblo extraordinario en una forma extraordinaria también en la cual Dios quiere hacer cosas inusitadas, cosas que nunca se han visto, y que la humanidad y la iglesia de Jesucristo a la misma vez, están llegando a un punto de consumación y de maduración.

Algo interesante que yo señalé hace unas semanas atrás, que dice que Cristo vino en el cumplimiento de los tiempos. Jesús vino en el momento preciso en que la humanidad había llegado a cierto nivel de desarrollo. El Imperio Romano servía como un elemento unificador en las naciones. Había un gobierno, había una filosofía, y también la cultura griega anteriormente había llevado a la humanidad a un nivel de sofisticación y de madurez muy grande y ese gobierno romano con sus grandes carreteras, con su lenguaje universal, con su poderío militar, que había unido muchas naciones, esa humanidad que había llegado a un nivel de desarrollo en términos de su filosofía, su ética, sus conocimientos filosóficos, estaba como preparada para recibir el anunciamiento de un mensaje diferente, el mensaje excelso, glorioso, sublime y sofisticado del Evangelio.

Incluyendo el mismo Apóstol Juan y el libro de Juan, se sirve de muchas de las imágenes y del lenguaje filosófico y teológico que Platón y Sócrates y los griegos habían desarrollado para hablar acerca de logos, de Cristo Jesús y muchas otras cosas. Es decir, que el Señor vino en el momento preciso en que la humanidad había sido llevada a un punto de maduración y su venida inicia todo un período de la humanidad que todavía está cumpliéndose.

Y en estos 2000 años de historia dentro de esa nueva dispensación que Cristo abre y que el Evangelio abre, hay muchas cosas que Dios ha estado también trabajando y llevando, porque Dios es un pensador estratégico. Dios se toma tiempo. Para él, dice la Biblia, que dos mil años es como un día y un día como mil años. Dios monta una pieza a la vez.

Yo creo que Dios ha estado esperando a que ciertos procesos se cumplan en esta creación, en esta criatura que eres tu y yo. Nosotros somos los hijos de Dios, somos criaturas de Dios y Dios se complace en tratar con nosotros como un padre trata con sus hijos, tanto los que creen en él como no, los rebeldes y los sumisos. Y Dios está cumpliendo un plan y por eso ahora, 2000 años después, 2016 años después la humanidad yo creo que llega a otro punto de su desarrollo como creación.

Hoy en día la humanidad que camina sobre la tierra, la cultura que camina sobre la tierra, es una cultura mucho más sofisticada que la que el Señor encontró cuando vino al mundo, cuando encarnó. Tenemos 2000 años de proceso donde la ciencia ha aumentado, la tecnología ha aumentado, las sutilezas en las cuales el hombre se puede involucrar en términos de dividir los matices del conocimiento, de la filosofía, de la ética, de la teología, son mayores que nunca a través de toda la historia.

La humanidad ha llegado a un punto de desarrollo en que ya es una criatura bastante adulta. Y yo veo algo que es que Dios adecúa sus tratos con la humanidad según esa humanidad va progresando y se va desarrollando. Y vemos por eso que alguna gente se pregunta, ¿bueno, por qué Dios permitió la poligamia, es decir, el matrimonio con más de una mujer en los tiempos antiguos? ¿Por qué Dios trató con los hombres en forma tan severa como mandando aniquilar toda una población y tribus enteras? ¿Por qué Dios trabajaba así con tanta aspereza en esos tiempos? Y después que Cristo viene como que trata con la humanidad en una manera diferente.

Bueno, porque Dios le da mucho crédito a su criatura, y Dios trabaja con el hombre conforme a su aspereza o su sutileza o su desarrollo o su madurez filosófica, ética y espiritual. Y yo creo que Dios en un tiempo de gran aspereza, violencia, ojo por ojo, diente por diente, guerra, exterminio, trabajaba con la humanidad en esa misma manera de fuerza porque Dios respetaba ciertas cosas que había, pero según la humanidad fue desarrollándose y siendo capaz de procesar cosas más profundas, más complejas, Dios fue también desarrollando su revelación más y más. Y Cristo fue la consumación de esa revelación, para una humanidad que había llegado a cierto punto de desarrollo.

Y ahora, en el tiempo que nosotros vivimos, en el siglo XXI, yo creo que la humanidad ha llegado a un tiempo todavía de mayor desarrollo, donde Dios también está tratando… yo creo que podemos decir que estamos en la consumación de los tiempos o por lo menos de un tiempo, pero es una consumación muy grandiosa, es una consumación muy poderosa. Por eso es que yo veo que ese versículo 22 dice, “yo, Jehová, a su tiempo haré que esto sea cumplido pronto.”

Y hay otros pasajes en los libros proféticos donde Dios habla de eso de que las cosas se harán como en un momento. Hay cosas que Dios va a hacer en la humanidad que uno pensaría que se va tomar todavía mucho tiempo, pero yo creo que va a haber, por ejemplo, una cosecha de almas y unos cambios en la cultura humana y en el escenario humano tan dramático que uno pensaría que iban a tomar siglos, pero Dios los va a hacer en un momento. Una cosecha de almas muy grande, una transformación, una humillación del hombre muy poderosa, pero es en el momento de Dios.

Y Dios está trabajando en este tiempo y Dios está llevando a esta humanidad a un punto de postración donde esta criatura del siglo XXI que se cree tan fuerte, tan poderosa, tan independiente… recuerdan que yo prediqué hace poco en el salmo 2 acerca de ese pasaje que dice, “¿por qué se amotinan las gente y los pueblos piensan cosas vanas y hablan de echar de nosotros los yugos de Dios y conspiran contra Dios y contra su Hijo?” y dice que Dios se reirá de ellos y luego los confundirá en su ira.

Y estamos en ese tiempo precisamente en que vemos el escenario humano donde la humanidad – y también he aludido a esto, porque es como una insistencia, una voz de Dios que está hablándonos – donde la humanidad está llegando a un punto de tranque, aún mientras se desarrolla tecnológicamente, científicamente en maneras extraordinarias, pero también cuando uno observa los sistemas del mundo, uno se da cuenta que también Dios está llevando a la humanidad a un punto de humillación. Porque Dios siempre humilla al hombre cuando se pone demasiado engreído, lo hizo con Babel, ese espíritu explorador, ese espíritu que examina el cosmos, ese espíritu que siempre trata de indagar los misterios, ese espíritu que trata de construir homenaje y monumentos a la gloria del hombre, esa rebeldía, esa arrogancia que está en el corazón mismo del ser humano.

Y Dios siempre ha tenido controversia contra ese espíritu. Y siempre que ese espíritu llega a cierto punto de desarrollo, Dios lo humilla y lo que vemos en nuestro tiempo es que lo que está pasando – y por eso hablo dee tiempos difíciles – es que es un tiempo donde la humanidad y todo sus sistemas están llegando a un punto de atolladero y de tranque, como una máquina que a fuerza de trabajar y trabajar sin buena lubricación las piezas se trancan.

Si tuviéramos tiempo yo hice una análisis hace algún tiempo atrás, pero así rapidamente en otra manera lo desarrollo, donde vemos que la humanidad ahora mismo en todas las dimensiones, el mundo económico está en una situación muy precaria donde es interesante que hoy en día más que nunca los sistemas económicos están todos unificados. Lo que pasa en China, lo que pasa en Alemania, lo que pasa aquí en Estados Unidos, lo que pasa en el Japón, lo que pasa en la India, económicamente tiene efectos, porque el mundo es una gran aldea global. Los sistemas económicos están entrelazados unos con los otros.

Y si hay algún desastre de cierta magnitud lo van a sentir y lo sienten todas las naciones, lo que pasa en Europa definitivamente afecta a Estados Unidos y viceversa. Y vemos que este es un mundo muy precario donde las economías están muy, muy precarias y muy frágiles. Vemos un mundo donde militarmente cada día – la gente pensaba cuando cayó el imperio ruso que ya cuando terminara la Guerra Fría y la amenaza de la guerra nuclear entre los dos grandes poderes del mundo, Estados Unidos y Rusia, como que ya iba a venir un tiempo de prosperidad, porque todo ese dinero que se estaba destinando a armas nucleares y a todo eso, se iba a poder usar para grandes trabajos sociales y económicos, y no fue así.

Cuando el enemigo mortal de la guerra nuclear parecía que ya se había vencido, surgió el terrorismo. Y yo recuerdo décadas atrás cuando comenzaban a decir eso, el próximo gran enemigo de la humanidad, el próximo gran gigante que se va a levantar va a ser el terrorismo. Y eso parecía como una voz muy sutil y ciertamente ha sido así, se fue a un lado la amenaza más o menos de la guerra nuclear y surgió el gigante del terrorismo. El terrorismo hoy en día está estableciendo una gran inestabilidad en el mundo.

Es interesante también que cuando las naciones occidentales en su arrogancia secular, racional, decían ya Dios murió, ya el mundo está llegando a otra etapa donde ya eso de Dios y de lo sagrado y lo espiritual, eso está ya pasando de moda, esta es la gran liberación del hombre donde vamos a pensar solamente conforme a principios racionales, seculares. ¿Qué pasa? Todo lo contrario. Hoy en día, la humanidad está siendo en muchos sentidos afectada en manera poderosa por religiones para las cuales importa mucho lo sagrado. Islam es una religión poderosa y es interesante que lo ha dado soltura al terrorismo en este mundo es una religión que toma muy en serio sus escrituras y que cree en un Dios que determina su forma de vivir y ese azote que siempre ha sido islam para occidente ahora sale con venganza y está afectando la paz y la estabilidad del mundo.

Y es como que Dios están riéndose, en un sentido, de este hombre secular que siempre trata de poner a un lado las cosas del espíritu y le está diciendo, no, el espíritu está siempre allí presente, hay hambre en el hombre de las cosas divinas.

Entonces, tenemos un mundo económicamente frágil, un mundo también donde hay una religión que está haciendo grandes estragos en el mundo. Israel es una fuente de contaminación para las naciones también, porque hay una pugna bien grande entre el mundo musulmán e Isarel que odia, detesta a Israel. Israel, otro país tremendamente arrogante y severamente rebelde contra su Dios, también está siendo llevado a un punto de tranque, porque Israel ahora mismo tiene no sé cuántos millones de palestinos dentro de su propia tierra. Tiene una población enemiga, un ejército enemigo dentro de un pedacito de tierra del tamaño de Rhode Island, y hay allí una población que se consideran dueños de esa tierra e Israel no se puede deshacer de ellos evidentemente porque están allí y ellos creen que esa es su tierra y tiene un mundo que lo mira con gran crítica y con gran hostilidad y ese enemigo dentro de ellos, con el cual no pueden negociar ni tampoco pueden deshacerse de él, ni tampoco pueden destruirlo militarmente, Israel también está atrancada.

El mundo árabe, el mundo islámico, musulmán, dondequiera que usted mira, en cualquier país donde reina el islam es destrucción, muerte violencia, economías destruidas, gente que quiere salirse a como dé lugar, sea en Afganistán, sea Pakistán, sea Siria, sea Iraq, destrucción por dondequiera, celos étnicos, celos religiosos, trancado.

Estados Unidos ahora mismo está trancado también, dividido entre la gente conservadora y la gente secular. Hay pugna. Obama vino a ser como el gran elemento unificador, finalmente tenemos un afroamericano que sane las heridas de la esclavitud de esta nación, y ha sido todo lo contrario. Hay más división en esta nación ahora que nunca. El senado y la casa de representantes, los republicanos no le hablan a los demócratas y viceversa. Los candidatos que hay para la presidencia son tan divididos y tan diferentes como la luz y las tinieblas, el agua y el aceite. Hay una división total en esta nación, está trancada también en muchas diferentes maneras.

Europa, que con todo su racionalismo, todo su liberalismo, se ve ahora mismo también metida en una camisa de fuerza porque islam y la amenaza del terrorismo los obliga a violar y a violentar muchos de los valores liberales que ellos predican, de libertad, de expresión, de un gobierno bien limitado, todas estas cosas el terrorismo los está obligando… y el crecimiento del islam dentro de ellos mismos, también está trancado.

Lo que quiero decir, hermanos, es que yo creo que Dios está llevando y podríamos continuar con eso, Rusia, el oso ruso que pensábamos que ya se había ido de la historia, vuelva a alzar sus garras a través de Putin y su deseo de gloria en el mundo.

Yo le estoy dando un análisis al nivel geopolítico de lo que es una realidad más profunda bíblica, teológica, espiritual. Yo creo que a través de todas estas cosas Dios está avergonzando a la humanidad. Dios está llevando a la humanidad, la está dejando que proceda conforme a sus propios valores y patrones quitando sus manos de ella y diciendo, yo voy a ver lo que tu haces. Ahora que tu quieres vivir por tu propia cuenta, como hacen los padres, oh, sí, ¿tu crees que tu estás independiente? Okay, pues vete a vivir solo, a ver qué pasa. Y cuando se ve allá afuera comiéndose un cable sin dinero y sin trabajo y sin nada, tiene que volver a donde mamá.

Yo creo que Dios está haciendo eso con la humanidad. Estamos viendo que todos los sistemas del mundo como que se están trancando. Son tiempos difíciles. Son tiempos de juicios de Dios.

Y cuando yo miro este capítulo del Éxodo, que para mí es como una imagen gobernante de lo que Dios quiere hacer en nuestro tiempo con nosotros. Cuando usted mira el relato del éxodo y de la pascua, usted ve un pueblo hebreo que Dios quiere que salga ya de la tierra egipcia. Dios los ha tenido 450 años desde que José llama a su familia a venir a Egipto, 450 años dice la Biblia, que estuvieron los hebreos creciendo como nación, hasta llegar a ser un pueblo de 600 mil hombres más sus mujeres y sus niños, un millón y pico de personas.

Y Dios se tomó 450 años, porque Dios es un Dios de siglos. Dios no está deprisa. Él vive en la eternidad, nosotros estamos deprisa. Nosotros en 70, 80 años ya terminamos y por eso el tiempo cuenta tanto. Dios existe en la eternidad y él espera que las cosas maduren. Él trabaja en cooperación con el hombre. 450 años no son nada para Dios. Y cuando llegó el momento de que el pueblo hebreo saliera de Egipto, Dios dijo, este es el momento.

Y recuerden que antes de eso había 300 y pico de años, desde Abrahán hasta los patriarcas de Jacob, es decir, que 750, 800 años Dios se tomó para a desarrollar todo el drama desde Abrahán hasta la salida de Egipto.

Y en un sentido nosotros somos como ese pueblo hebreo. La iglesia de Jesucristo, Dios nos ha estado cociendo a fuego lento, preparándonos, y en un sentido yo creo que nosotros, en el siglo XXI, somos como el pueblo hebreo que Dios nos ha tenido desarrollándonos, creciendo, madurando, peleando diferentes batallas, pero está llegando un momento, yo creo, en que la iglesia de Jesucristo tiene que asumir la identidad para la cual Dios la ha creado en estos últimos tiempos. Dios está llamándonos ahora a un nivel de mayor madurez, a un nivel de consumación, a un nivel de entrar en esa plenitud de identidad que Dios tiene para nosotros.

Y como vemos en el pueblo de Egipto, que cuando llegó el momento de que faraón soltara al pueblo hebreo, había muchas cadenas que los ataban. Faraón tenía intereses económicos con el pueblo hebreo. No quería soltarlos. Eran fuente de su economía hasta cierto punto y Dios tenía que obligar a faraón a soltar a su pueblo. Y por eso Dios envía plagas, Dios envía juicios sobre faraón, que de nuevo, como digo, simboliza esa humanidad rebelde contra Dios.

Y yo creo que en este tiempo de la historia Dios también está enviando y continuará más y más, a enviar juicios contra la humanidad. Vivimos en un tiempo donde yo creo que vamos a ver cosas aún mayores y más difíciles que van a venir en este tiempo de la historia. Vamos a ver más ataques terroristas, vamos a ver más dificultades económicas, vamos a ver más violencia, vamos a ver hasta yo creo que cosas en el aire y en el clima, cambios climatológicos, grandes situaciones que van a suceder. Ese es el tiempo que estamos viviendo.

Y, hermanos, ustedes nunca me han escuchado hablar de estas cosas, de hecho, muchos de ustedes me han criticado a veces porque no hablo lo suficiente de los últimos tiempos, porque no he sentido en realidad la urgencia de hacer eso. Pero en este tiempo Dios sí está comenzando a hablarme de las cosas que han de venir y que tenemos que sonar la alarma y que tenemos que comenzar a vivir a la luz de lo que Dios quiere hacer en este tiempo de la historia. Yo siento que sí, que este es el momento de comenzar a tocar la trompeta y de comenzar a vivir como ese pueblo maduro que Dios quiere que seamos.

Hace 3, 4 días la hermana Kesia Sosa, una hermana brasilera que estuvo con nosotros varios años, me llamó. Una mujer que tiene un espíritu muy lindo, profético y de adoración muy especial, y Kesia me dejó un mensaje en mi teléfono diciendo, “Pastor, tuve un sueño. Yo no soy persona de sueños, pero tuve un sueño que me dejó verdaderamente afectada y que siento que es una palabra de Dios.” La historia es que ella veía en ese sueño que estábamos aquí en este santuario y de momento vio un tsunami, una ola inmensa. Y esta no es la primera vez que yo… yo creo que Vanesa ha tenido sueños similares y quizás algunos de ustedes también, a veces yo me he encontrado pasando por el puente de Boston y mirando hacia la izquierda viniendo hacia el sur, y sabiendo que el mar está allí cerca y me ha sobrecogido como una imagen de algo que puede… no sé, no quiero alarmarles ni nada por el estilo.

El caso es que Kesia me decía que vio esa ola, ese tsunami que venía y no voy a relatar todo el suñeo, pero gracias al Señor, veía que aunque esa ola estaba arrasando con muchas cosas se detuvo aquí al lado de este edificio donde estaba un elemento del pueblo de Dios, y que se neutralizó ese ataque.

Y va muy bien, ahora mientras lo pienso, con lo que quiero decir. pero yo creo que va a haber tiempos de grandes juicios. El Señor va a estar atacando a faraón, humillando a faraón y nosotros estamos dentro de ese Egipto. Pero Dios también nos dice que él nos va a proteger, nos va a guardar y nos va a prosperar en medio de esos juicios también. Quizás muchos de nosotros sí vamos a ser incomodados y quizás muchos de nosotros hasta vamos a ser afectados en maneras muy fuertes. Quizás vamos a perder nuestra vida en algunos casos, por eso es tan importante que tu vida esté claramente puesta en los brazos del Señor y que si te tienes que ir hoy mismo tu sabes que te vas con Cristo. Si mueres para él mueres, si vives para él mueras. Sea que vivas o que mueras para el Señor, del Señor tu eres.

Tenemos que despreciar nuestra vida hasta la muerte, como dice la palabra del Señor. Muchos de nosotros quizás, esos mártires que fueron martirizados por Isis frente al mar hace unos meses atrás, los ataques contra el pueblo de Dios. Israel, cuando estaba en medio de esos juicios y de esas plagas experimentó cierto grado de ataque también como consecuencia del contexto en el que se encontraban, pero también ese relato de la pascua y ese relato del éxodo nos dice que Dios también protegió al pueblo y que hubo también unos aspectos de bendición inclusive en medio de los juicios que Dios estaba llevando a cabo. Y por eso es que este mensaje es un mensaje mixto por eso es que yo hablaba de las tinieblas que cubrirán la tierra, pero también de la luz nuestra que ha de resplandecer, porque las dos cosas se van a dar más y más.

Y en este mundo donde Dios está juzgando a faraón, nosotros tenemos que estar preparados para las dos cosas. Por una parte, sí va a haber cierta incomodidad, va a haber problemas financieros, va a haber quizás problemas climatológicos, geopolíticos, etc. pero el patrón que Dios nos ha dado es ese patrón del éxodo donde el pueblo de Dios en medio de los juicios que estaba experimentando Egipto también dice, por ejemplo, la plaga de tinieblas donde Egipto experimentó una densa tinieblas donde nadie se podía mover porque era tan densa la oscuridad. Pero dice en el versículo 23 del capítulo 10 que “…ninguno vio a su prójimo ni nadie se levantó de su lugar en tres días más todos los hijos de Israel tenían luz en sus habitaciones…”

Hay una promesa de protección que nosotros vamos a experimentar si nos movemos en la obediencia que Dios pide de nosotros, si nos movemos en la actitud y en la postura de vigilancia, de alerta, de sujeción a la voluntad de Dios que Dios quiere para nosotros en medio de su mover en la humanidad.

¿Recuerdas ustedes también la plaga terrible de los primogénitos? Cuando Dios iba a destruir a todos los primogénitos de Egipto, todos los varones primogénitos del país. Sin embargo, Dios le proveyó a Israel una forma de cubrirse y de guardarse. ¿Cuál fue esa forma? Pintando la sangre de un cordero en el dintel de sus puertas. Y sabemos que esa sangre que estaba pintada, ¿qué simboliza? La sangre del cordero, Cristo Jesús. El Señor estableció todo un simbolismo y les dijo, ustedes a través de toda la historia guarden ese simbolismo de lo que yo he hecho hoy.

Es decir, Dios iba a destruir vida pero también a través del carácter expiatorio de la sangre del cordero estaba protegiendo al pueblo suyo del exterminio que habría de venir. Y yo creo que ese es un buen simbolismo para nosotros en este tiempo, hermanos. Y cuando yo hablo de evangelismo, que he dicho tantas veces que Dios quiere que este año nosotros comencemos a trabajar duramente, entonces estoy maquinando y madurando ese plan y en algún momento vamos a estar dialogando con los líderes de la congregación para cómo hacer esto.

Por eso les digo, otra parte de este sermón es que se necesita un pueblo generoso con su tiempo, sus energías, sus talentos, su dinero, porque para montar estrategias como esta se requieren todas esas cosas. Y se requiere un pueblo también entregado al Señor, se requiere un pueblo dinámico, se requiere un pueblo generoso, se requiere un pueblo consagrado, se requiere un pueblo que marche según la trompeta toca y que vaya conforme a los lineamientos que sus líderes espirituales establecen. Se requiere un pueblo aguerrido, hermanos, se requiere un pueblo que escuche la voz de Dios en estos tiempos. Nosotros no podemos ser una congregación normal, tenemos que ser una congregación extraordinaria, tenemos que ser una congregación entregada al Señor y cualquier persona que esté a medias, tibia, indecisa, no comprometida, es como un ejército en la guerra que cualquier cobarde, o cualquier persona que no esté clara va a arrastrar al resto del ejército y va a hacer daño y va a ser lento el progreso de ese ejército.

Tu quieres ser parte de esa fuerza que va hacia adelante. Tu quieres ser entregado, darle al Señor todo para que entonces esa salvación de almas, esa cosecha de almas en tiempos extraordinarios, en tiempos difíciles, se pueda dar. Porque lo único que puede salvar a la humanidad del juicio que viene es la sangre del cordero, el sacrificio de Cristo, la persona de Jesús y por eso es que también en mi mente ha habido esta idea de que nosotros no podemos presentar un evangelismo neutral.

El evangelismo que nosotros queremos presentar es un evangelismo que presenta a Cristo como un refugio, que presenta a Cristo como una cobertura, que presenta a Cristo como una defensa, que presenta a Cristo como una puerta de escape, que presenta a Cristo como un defensor que se para a tu lado y te defiende de los ataques del enemigo. Un evangelismo que es proclamado en el contexto de guerra espiritual y de fin de los tiempos, es un evangelismo que llama a la gente a escapar por su vida y tomar refugio en la sangre y en el en el nombre de Jesús y en su iglesia, que puede enseñarle a la gente cómo vivir en una forma que los ayude a escapar de la ira venidera. Y ese es el evangelismo que nosotros tenemos que hacer.

Y por eso es que en el contexto de ese Egipto que está siendo sometido a los juicios de Dios y de un pueblo que ya ha dicho, ahora yo quiero que tu entres en tu madurez, que entres en tu identidad, que salgas de Egipto, que te lances a ser un pueblo peregrino, que entres en la tierra prometida donde yo te he llamado. Ese pueblo tenemos que ser nosotros también ahora, que se prepare para hacer lo que Dios quiere que hagamos y que llamemos a muchos al conocimiento de Jesús pero que le prediquemos un Evangelio, de nuevo, de refugio, un Evangelio de refugiarse.

Visualice una persona que está escapando de alguien que lo está persiguiendo, un ejército que lo está persiguiendo y se mete en una cueva, en un refugio para tomar protección yu para descansar su cuerpo y para defenderse. Y esa es la idea, porque estamos en un tiempo donde a Satanás y a los espíritus malignos y a las fuerzas del mal se les ha dado más libertad que nunca.

Yo creo que estamos en tiempos en que el sucio será más sucio, el limpio se hará más limpio. Espíritus mentirosos han sido soltados sobre la humanidad. Dios le ha dado libertad a Satanás para que espíritus engañadores susurren más y más su doctrina demoníaca en el oído de los que no se refugien bajo la protección divina. Este mundo estará más y más definido por naciones e individuos que aceptarán el señorío de Cristo y su gobierno y naciones e individuos que rechazarán al Señor. Y a los que rechacen al Señor y no tengan ningún tipo de protección divina estarán a merced de cualquier poder demoníaco que quiera atacarlos, que quiera engañarlos, que quiera corromperlos. Los que se refugien bajo la sangre del cordero y la protección divina del Señor podrán gozar de cierto grado de descanso y de protección divina para sus vidas.

Y nosotros tenemos que presentarle a esta ciudad y a esta nación inclusive, si acaso Dios nos llamara, un Evangelio donde hay que decirle a la gente, mira, la única protección que resta para tu vida y para tu familia es Cristo Jesús, refúgiate bajo su nombre, refúgiate bajo su gobierno, refúgiate bajo su protección, toma sombra debajo de la sombra del Altísimo y entrega tu vida al Señor, tu familia, tus finanzas, tu cuerpo, tu matrimonio, tu trabajo, todo, entrégaselo al Señor y vive sabiendo que el único que puede hacerle frente a los poderes del mal es Cristo Jesús.

Faraón quiere destruir, faraón quiere mantener a la humanidad bajo su dominio, no quiere soltarla y se requieren un Dios todopoderoso con sus juicios, con sus acciones transformadores y un pueblo que obedezca al Señor y que haga lo que Dios quiere que haga para que se dé lo que Dios quiere hacer en este tiempo.

Así que cuando yo hablo en este tiempo de proclamar el Evangelio, esa sangre de Cristo que sana y que libera, tenemos que presentarlo de esa manera. Por eso es que yo creo que cuando hace años atrás yo tuve ese sueño de esas arañas venenosas que eran símbolos de poderes demoníacos que estaban sobre la ciudad de Boston y vi encima de ellas la cara, el rostro del león de Judá, eso me marcó y marcó la identidad de nuestra iglesia y por eso se llama congregación León de Judá. Esta no es una iglesia llamada a ser una iglesia simpática y bonita y agradable y mansa, esta tiene que ser una iglesia guerrera, una iglesia que ame, sí, una iglesia que ame y una iglesia que presente la gracia de Jesucristo, una iglesia humilde, sí, una iglesia que reconozca que somos como cualquier ser humano excepto por la gracia y la misericordia de Dios, no una iglesia arrogante ni que se crea la gran cosa en la ciudad, pero sí una iglesia también que no tenga temor de presentar a Cristo como lo que él es y de presentar los reclamos del Reino de Dios, no aguar el Evangelio, no usar de técnicas de mercadeo para traer a la gente.

Hay que presentarle a la gente un Evangelio claro, sencillo, limpio, como es y entonces decir, acéptalo y entra en ese Evangelio, esa revelación que Dios le ha dado a la humanidad. No una iglesia que trate como de engatusar a la gente para que vengan y nos hagan el favor de entrar en el Evangelio. El favor lo están haciendo ellos a sí mismos en entrar en el Evangelio. Tenemos a presentar un Evangelio claro y bien definido y esa iglesia que también tenga el poder, como cantábamos en este momento de gran adoración, rompiendo cadenas, Aleluya! Destruyendo principados y potestades, ahuyentando las obras del diablo, porque Satanás, como faraón, no va a dejar una sola alma entrar en el Reino de Dios sin un forcejeo.

Y yo creo que solo iglesias que tengan la unción y el poder del Espíritu Santo podrán resistir el mal que viene, podrán cosechar en medio de tiempos difíciles, podrán traer almas al conocimiento de Jesús. Y tenemos que ser esa iglesia que entienda, estamos en guerra contra faraón y faraón está en guerra contra nosotros y por eso yo predico estos mensajes con gran temor y temblor porque entiendo la gran responsabilidad que eso implica sobre mí y sobre cada uno de nosotros.

El enemigo se aíra cuando escucha el mensaje de la palabra predicado de esa manera y los ataques no se hacen esperar. Por eso tenemos que ponernos las pilas y tenemos que ponernos alerta y vivir como Dios quiere que nosotros vivamos. Pero recuerden otra cosa también, porque esto no es un mensaje solamente de fuego y azufre, este no es un mensaje solamente de terror y de destrucción, este mensaje también es que el pueblo de Dios tiene derecho a ser bendecido, a prosperar, a crecer, a brillar como la luz de la aurora en medio de tiempos de tinieblas también y que la gente vea en este pueblo que resplandece como un faro en medio de las tinieblas al cual acudir y orientarse por medio de la luz que emana de ese pueblo.

Es interesante que en el relato del éxodo también – léanse ese relato porque Dios me lo dio esta mañana así como una forma armada en los capítulos 11 y 12, sobre todo y todo ese forcejeo que se da gradual entre faraón, Moisés, Dios y Dios va construyendo todo un escenario y endurece su corazón para que su gloria resplandezca más y finalmente lo lleve a una consumación final.

Pero hay una cosa también y es que no solamente Dios preserva la vida de los hebreos que pintan la sangre del cordero sobre el dintel de la puerta de manera que el ángel pasa, y de ahí viene la palabra passover en inglés, el ángel pasa de largo, cuando ve una sangre pintada en el dintel, dice, aquí vive un hijo de Dios, no puedo tocar esa casa y pasa de largo, donde no ve la sangre es presa libre para el ángel de la muerte.

Pero la otra cosa interesante es que dice en el relato de la pascua, que Dios le dice a los hebreos que vayan a donde los egipcios y les pidan joyas. Y yo veo aquí una imagen de prosperidad en medio de la destrucción. Y miren qué interesante, muchos de usted quizás no saben este aspecto del relato de la salida del pueblo. Dios le dijo a Moisés en el versículo 11 capítulo 2:

“…Habla ahora al pueblo y que cada uno pida a su vecino – es decir, egipcio – y cada una a su vecina alhajas – es decir, joyas – de plata y de oro, y Jehová dio gracias al pueblo en los ojos de los egipcios. Dice que también a Moisés, dice que era tenido por gran varón en la tierra de Egipto, a los ojos de los siervos de faraón y a los ojos del pueblo…”

Dios le da prestigio a su iglesia. Dios le da realce a su iglesia. Porque la gracia no viene del hombre, yo creo que muchas iglesias están perdiendo su tiempo tratando de ser graciosos ante la gente, y eso es lo que son, graciosos, pero gracia solamente la da Dios, respeto, favor, admiración, autoridad, que cuando la iglesia proclama una palabra la gente escucha y tiene temor y hay algo, una gracia especial, que Dios pone, eso solo Dios lo puede hacer.

Y puede que el mundo te deteste o el mundo te vea como algo raro, pero te tienen que respetar porque ven también la bendición de Dios sobre tu vida. Y eso es lo que te da autoridad para tu proclamar la palabra de Dios. Cuando tu le hablas a la gente hablas con un peso, una autoridad y la gente dice, guau, ¿qué tiene esta persona? ¿Qué es lo que hay en su vida? ¿Por qué esta persona me habla de esta manera y yo siento algo que me mueve adentro? Porque es que hay un espíritu y nosotros tenemos que hablarle a la gente, cuando prediquemos el Evangelio, háblale a su espíritu, no le hables a su mente, no le hable a sus valores éticos, no le hable a su filosofía, no le hable a su cerebro, no le hable a su cultura, háblale de espíritu a espíritu.

Declara la palabra del Señor con humildad, con tacto, con mansedumbre, pero háblale de espíritu a espíritu, como una reacción química. Esta es una cosa química, es una ecuación química, háblale directamente y olvídate del aparato externo y habla en el poder del Espíritu Santo, habla con autoridad, porque Dios te va a dar gracia para declarar la palabra y para traer gente al conocimiento de Dios.

Dios va a dar una palabra de gracia sobre este pueblo. Y fíjese lo interesante cuando Dios le dice, “… ahora vayan cada uno a lo de su vecino egipcio y pídanle joyas…” Es como ir ante un enemigo tuyo, ir al presidente del Bank of America, por ejemplo, y decirle, “Yo vine aquí para buscar $15.000 dólares, por favor entréguenmelo.” O ir a Newton con los cuales tu trabajas cuidándole a sus niños y le dices, “Dios me dijo que le pidiera $5.000 dólares de bono para este año.” Y Dios le dijo, vayan a donde sus vecinos y pídanle joyas que yo voy a poner una gracia especial sobre ellos.

Y fue como que Dios hipnotizó al pueblo egipcio, los puso y los hebreos le pidieron, ‘dame dinero’, ‘sí, está bien, aquí está el dinero.’ Y miren lo que dice al final, cuando ellos salen dice que – y aquí está la importancia de ser obedientes, porque si Dios te dice ‘pinta el dintel’, pinta el dintel, si Dios te dice ‘pídele dinero a los egipcios’, pídeselo. Es interesante, hermanos, yo creo que por eso es que digo los creyentes, Dios tiene para nosotros un espíritu de conocimiento, ciencia y sabiduría para hacer cosas extraordinarias.

Pídele a Dios que te de conocimiento, pídele a que Dios que te sabiduría estratégica, pídele a Dios que te de conocimiento científico para tu negocio, para tu matrimonio, para tus emociones, para la manera de educar a tus hijos, para tu trabajo, para encontrar cosas baratas y buenas y para prosperar en tu vida, porque Dios va a poner esa palabra mágica sobre tu vida para que tu prosperes y seas bendecido para que tu dinero rinda, para que haya bendición en tu casa, para que tu compres pan y te dure el doble de lo que le dura a los impíos. Y sino para milagrosamente que no se llene de molde sino que dure mucho más tiempo. Que tu ropa te dure más tiempo, que encuentres esos especiales en Marshalls que nadie más lo vea, que esté allí, y pasen 10 mujeres por encima de ese vestido y no lo vean y seas tu quien lo vea y lo cojas y te lo lleves a la casa, por una tercera parte del costo.

Que cuando vayas a comprar un carro te lo den por la mitad del precio, que tu sepas a dónde están los mejores especiales, las mejores comidas, porque esa es la prosperidad y la bendición que Dios quiere milagrosamente poner sobre su pueblo, que lo obedezca y que camine en obediencia al Señor. En tiempos difíciles, en tiempos de escasez, en tiempos de juicio sobra la humanidad nosotros vamos a ser como Gosen. Gosen era el lugar donde vivían los hebreos, era el vecindario judío, donde estaba la prosperidad. A todo el mundo se le fue la luz pero allí en Gosen había luz. Todo el mundo estaba en luto pero en Gosen todos los hijos estaban a salvo, protegidos, cubiertos por la sangre del cordero.

Y dice la Biblia en el capítulo 12, versículo 35, dice: “… e hicieron los hijos de Israel conforme al mandamiento de Moisés…”

Aquí está la cosa, muchas veces cuando la iglesia te dice, se obediente, dale al Señor, da tu tiempo, invierte, se sacrificial, se generoso, ah, esos son cuentos de viejas, ese es el pastor porque quiere darse unas vacaciones en Europa con el dinero mío, yo no se lo voy a dar a él, mejor me lo voy a comer yo. Y hay cantidad de gente que está continuamente desbebiendo al Señor. Lee la Biblia, busca la unción del Espíritu Santo, sirve al Señor. Ay, esos son cuentos de viejas, yo voy a la iglesia, voy a ponchar la tarjeta el domingo y me voy para mi casa y sigo igual que siempre.

Y desobedecen los principios. La gente sencilla, la gente humilde, la gente obediente, la gente entregada, la gente que sea como una masa blanda sobre la cual Dios pueda poner sus impresiones como él quiere, esa es la gente que va a ser bendecida, esa es la gente que va a ser prosperada, esa es la gente que va a ver a sus hijos crecer y prosperar y amar al Señor y ser protegidos de la ira venidera. Esa es la gente que va a ser bendecida y prosperada.

Dice que “…los hijos de Israel hicieron conforme al mandamiento de Moisés, pidiendo de los egipcios joyas de plata y de oro y vestidos – y mire el versículo 36 – y Jehová dio gracia al pueblo delante de los egipcios y les dieron cuanto pedían…”

Diga, ‘cuanto pedían,’ pida por su boca. Y así dice, “despojaron a los egipcios.” Fue un despojo. Usted sabe que son los ejércitos que despojan a las naciones que vencen, sin embargo aquí los hebreos despojaron a los egipcios sin tirar un solo tiro, sin disparar nada, sin matar a nadie, sino que simplemente Dios les dijo, yo pongo gracia en ustedes, sean prosperados. Y les quitaron todo. Ese trabajo en balde de esclavitud que habían hecho durante tantos años, Dios se lo hizo regresar, se fueron llenos de riquezas y los pobres egipcios se quedaron en blanco, porque el Señor puso gracia sobre ellos.

Prosperidad en tiempos difíciles. Son tiempos duros, son tiempos extraordinarios lo que estamos viviendo. Esperen cosas que van a suceder, son tiempos de maduración, el cumplimiento de algo que Dios ha estado preparando, hay cosas que vamos a ver en diferentes dimensiones de la vida humana, en la escala económica, social, política, geopolítica, militar, natural, van a estar pasando cosas.

En todo lo que pueda ser conmovido será conmovido, dice la Biblia. Todo lo que requiera ser cuestionado del orgullo de la humanidad, va a ser cuestionado y Dios va a llevar a esta humanidad a un punto de gran tranca y de un callejón sin salida. Pero el pueblo de Dios puede aspirar a cosas buenas, no es desastre, no todo es desastre, pero se requiere santificación, se requiere consagración, se requiere una actitud de urgencia. No vivas tu vida simplemente como si todo va a seguir igual. No pases tu vida ahorrando dinero que quizás no vas a tener oportunidad de gastar. No pases tu vida construyendo tu propia gloria y trabajando solamente para esto y para lo otro, afanado, Dios quiere que tu vivas tu vida con un ojo puesto sobre la tierra pero otro ojo puesto sobre la eternidad, sobre los propósitos de Dios.

Una de las cosas que yo decía esta mañana es que Dios le dijo al pueblo que comiera su pan de pie, dice, no hay tiempo para hacer pan. Sabe que para usted hacer el pan se toma tiempo para levarse. La levadura que se le echa al pan se toma tiempo para esas burbujas hacerse grande y levantar la masa y después uno hace así y la aplasta y vuelve otra vez y se levanta, y entonces uno lo hornea. Y eso se toma hora. Dios les dijo, no hay tiempo para eso. Cuando faraón diga se me van, ustedes van a tener que correr de una vez, van a tener que irse. Estén preparados, cojan todos sus motetes y pónganlo en el camión [Inaudible] porque cuando faraón diga, se van, se tienen que ir.

Así que ellos tuvieron que comer su pan sin levadura, de ahí la tradición de las pascua de comer pan sin levadura, porque no tenían tiempo y tenían que comer su comida de prisa, rápido. Saben que el Señor siempre ha honrado a la gente que no se enamora de la comodidad, por eso en el relato de Gedeón él escoge a los que tomaban el agua rápido porque tenían un ojo puesto sobre el enemigo que podía venir. No se metían totalmente dentro del agua, estaban alertas. Y Dios dijo, esos 300 son los que van a ganar la victoria.

Dios siempre está midiendo el corazón de nosotros. Los que estén enamorados del mundo, los que estén apegados al mundo, los que piensen que esto va a durar para toda la eternidad, el cristiano tibio, no va a poder resistir la prueba que viene. Solamente la gente entregada completamente al Señor, el pueblo de la palabra, el pueblo que se está santificando, el pueblo que está trayendo el orden del Reino de Dios a su vida, a su matrimonio, su sexualidad, sus pensamientos, sus emociones, sus relaciones humanas, su trabajo, su comportamiento en el mundo, el pueblo que se está santificando y que está viviendo su vida como si ya la hubiera perdido, el que desprecia su vida hasta la muerte, ese es el que va a prosperar en este tiempo. Ese es el que va a experimentar la gloria de Dios. Y yo quiero que nuestra congregación sea ese pueblo y que en este año se sumen muchos de ustedes al ejército que Dios quiere preparar.

Vamos a orar para que Dios nos entre en nuestra verdadera identidad. Nosotros hemos sido un pueblo que Dios ha estado cociéndolo a fuego lento, poco a poco, haciendo cosas, montando piezas aisladas por aquí. Nosotros tenemos una buena maquinaria pero está suelta, necesita apretarse. Muchos de los sistemas que tenemos de discipulado, de evangelismo, otra cosas, hemos hecho ensayos pero ahora se necesita el poder de Dios para que lo ensamble, el poder de Dios que le de urgencia, el poder de Dios que le de filo, el poder de Dios que le de coherencia e intencionalidad. Este es el tiempo que estamos viviendo, purificarnos, santificarnos, prepararnos, circuncidar nuestra alma para que el Señor pueda hacer las grandezas que él quiere hacer en medio de nosotros.

Él no lo va a hacer con menos, hermanos, ese es el llamado de Dios para este año 2016 y para los años venideros. Pídanle al Señor que nos de a nosotros, a mí y a nuestros líderes, sabiduría para montar esa estrategia y para llevar a cabo… porque están son visiones grandes y que tenemos que después de anunciarlas de esta manera, será mejor que las realicemos. Así que vamos a orar para que el Señor cumpla su obra, cumpla su propósito en nuestras vidas.

Vamos a tener un momento de meditación antes de irnos. Yo quiero invitar a cualquier persona que está aquí en esta tarde si no ha recibido a Cristo todavía como Señor y salvador, si tu no has puesto la sangre en el dintel de tu puerta, si tu no has tomado la sangre del cordero que es Cristo Jesús y has pintado el marco de tu puerta, por donde entran las influencias y salen las energías de tu casa, de tu vida. El dintel de la puerta es lo que entra y lo que sale, es el lugar de acceso a ti, a tu vida, a tu negocio, a tu familia, a tu alma, y yo te suplico en el en el nombre de Jesús que no dejes tu puerta sin pintar con la sangre del cordero pascual.

Y si tu no lo has hecho todavía te suplico que no te vayas de este lugar sin decirle al Señor, “Señor, hoy yo pinto mi puerta, pinto mi dintel con la sangre de tu Hijo, Jesucristo y cúbreme del juicio venidero, cúbreme con tu bendición, permíteme gozar de acceso a tu protección y a tu prosperidad, a tu provisión en medio de tiempos difíciles.

Habrá alguien que quiera en esta tarde invitar al Señor a su vida y pintar el dintel de su puerta con la sangre de Cristo Jesús? Dondequiera que tu estés, te invito a levantar tu mano si tu has recibido ese llamado del Señor y quieres que oremos por ti en esta tarde. Te invito a levantar tu mano, ponerte de pie, venir al frente, como tu quieras. Dios te bendiga, hermano.

Habrá alguien más? Yo sospecho que aquí debe de haber otros, familias enteras quizás que necesitan invitar al Señor Jesús a entrar a su casa y que tomen en serio este llamado, salvación en tiempos difíciles. Ya esto está llegando a un punto muy serio y se requiere gente que entienda el llamado. La trompeta está tocando, estos no son cuentos de hadas, estos son tiempos de seriedad y de madurez y se necesita gente comprometida, gente que diga, ¿sabes qué? Si yo me voy a olvidar del bochorno y de los que me están mirando y voy a creer que esto es para mí vida. Habrá alguien más? Venga, levante su mano, lo que sea, pero pinte el dintel de su puerta con la sangre del cordero. Invoque la bendición de Dios sobre su vida.

Pase aquí adelante. Queremos orar por ti. Establece un pacto directo, personal con ese Cristo poderoso, ese cordero de Dios, ese León de Judá que quire protegerte, que quiere guardarte, que quiere prosperarte y que quiere salvarte de la ira, que quiere salvarte de los juicios, que quiere darte una razón para vivir. Habrá alguien más? Te vamos a esperar si quieres venir.

Hazlo en serio y prométete que vas a vivir una vida seria, vas a vivir un Evangelio de compromiso. No vengas a vivir un Evangelio a medias, entrégale al Señor su alma, entrégale al Señor tu vida. No es a la iglesia, tu no estás haciendo nada con la iglesia, excepto quizás un lugar donde puedes crecer y puedes ser instruido, pero tu pacto debe ser con el Señor Jesucristo.

Es el Señor Jesucristo estableciendo sus planes sobre tu vida. Si alguien más quiere recibir ese llamado solemne y yo le voy a pedir al Señor que haga posible cientos de almas que vengan a sus pies este año. Les doy una encomienda a ustedes, y es que busquen esas almas y que las traigan a la iglesia y que Dios nos prepare para tener grandes reuniones de invitación y de evangelización donde vamos a invitar a esta comunidad latina y norteamericana, afroamericana, asiática, lo que sea, a venir a los pies de Jesucristo en diferentes maneras.

Evangelismo es la consigna, salvación de almas, declaración del señorío de Cristo, invitar a la gente a tomar refugio bajo las alas del Altísimo. Eso es, de eso se trata, almas que sean salvadas para Cristo, almas que sean tocadas por el Señor. Ahora mismo yo declaro la sangre del cordero sobre tu vida. Dios pinta la sangre de Cristo sobre el dintel de tu puerta.

Cuando tu camines con la bandera del Cristo resucitado, crucificado, poderoso que ha de venir, cuando tu camines tu vida con la bandera de Cristo en tus manos eso te va a dar poder, eso te va a dar protección, eso te va a dar defensa de los ataques del enemigo y tu vas a ser prosperado y vas a ser bendecido.

Los que caminen bajo la bandera del Cristo resucitado tendrán gran poder en estos tiempos. Muchos van a sufrir cosas terribles porque no van a querer aceptar el señorío del Reino de Dios, otros lo aceptarán y serán prosperados, bendecidos, levantados, exaltados. Yo te insto ahora mismo a caminar tu vida con la bandera del Reino de Dios, la bandera de Jesucristo en tu brazo, en tu mano. Entra esa bandera en la escuela, entra esa bandera en la fábrica donde trabajas, entra esa bandera en el taxi que manejas, entra esa bandera en la oficina de banco, entra esa bandera en la universidad, entra esa bandera en la escuela superior, entra esa bandera en la cocina de tu casa, ponla a puerta de tu apartamento, la bandera de Cristo, cuando el diablo quiera entrar a hacerte daño y estrago en tu vida, que vea esa sangre pintada en el dintel de tu puerta y diga, ahí no puedo entrar.

Cuando el ángel de la destrucción quiera hacer sus daños que sepa que tiene que contender con el poder de Jesucristo. Recíbelo ahora. Invita al Dios todopoderoso a entrar a tu vida en la forma de Jesús. Te bendigo. Recibe a Cristo. Dile, Señor, entra a mi corazón, toma control de mi vida, voy a vivir en tu nombre, voy a vivir en tu poder, tu perdona mis pecados, tu salvas mi vida, tu me das vida eterna y me das bendición y prosperidad aquí en la tierra. Señor Jesús te recibo como mi salvador. Deja.

Gracias Señor, gracias Padre, te adoramos, te bendecimos. Bendigo tu vida en el nombre del Señor. Vive en el poder del Espíritu Santo. Te bendigo en el nombre del Señor. La gracia del Señor está contigo. Amén. Dios les bendiga mis hermanos.

Vamos a ponernos de pie, vamos a vivir esa vida poderosa que Dios nos llama a vivir. Vamos a vivir como el pueblo hebreo listo para su liberación, comiendo nuestro pan de pie, preparado para cuando Dios nos diga, salgan y hagan lo que tienen que hacer, listos para obedecer el llamado del Señor. Te bendigo en el en el nombre de Jesús. Amén.