Dios te sacará siempre del Seol

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Quiero en el espíritu del Domingo de Resurrección, compartir con ustedes este pensamiento: el Dios que no deja que nosotros nos quedemos en el Seol, el Dios que no permite que Sus santos vean corrupción, como dice el Salmista, en el Salmo 16 hay unos versículos que quiero compartir con ustedes. El Salmista dice en el versículo 7: "Bendeciré a Jehová que me aconseja, aún en las noches me enseña mi consciencia. A Jehová he puesto siempre delante de mí, y porque Él está a mi diestra no seré conmovido" y quiero ahora dirigir su mente a estos versículos próximos, los dos versículos.

"Se alegró por tanto mi corazón y se gozó mi alma, y mi carne también reposará confiadamente, porque no dejarás mi alma en el Seol, ni permitirás que Tu santo vea corrupción." Esa es la promesa del Señor para ti y para mí, el Señor no dejará que mi alma se quede en el Seol, ni tampoco permitirá que Su santo, pon ahí tu nombre, vea corrupción.

Ustedes saben y lo hemos visto en el drama hermoso que presenciamos acá, musical de la crucifixión de Jesucristo, habían muchas promesas y profecías, y también lo dijimos el domingo pasado, que se estaban cumpliendo en formas muy específicas y minuciosas, en la muerte y resurrección de nuestro Señor Jesucristo. Dios pobló las profecías y los Salmos, y los escritos de Moisés con todo tipo de promesas que habrían de cumplirse y realizarse plenamente en la vida de Su Hijo Jesucristo. Y hay Escrituras que si nosotros no tuviéramos el beneficio de cómo Dios las interpreta y las aclara a la luz de Su Hijo Jesucristo, nunca sabríamos que fueron escritas en referencia a lo que iba a suceder.

El viernes pasado leímos una Escritura donde el Salmista, en el Salmo 24, dice que: "Clama el justo y Jehová responde, y lo libra de todas sus angustias" dice que "Él guarda todos sus huesos; ni uno de ellos será quebrantado." Y el escritor, en uno de los evangelios, cuando el Señor Jesucristo muere rápidamente, porque lo único que se necesitaba era simplemente cumplir la Escritura y que Él muriera, eso era todo, no tenía que estar demasiado tiempo muriéndose, el Señor murió rápidamente y por lo tanto los soldados, cuando descubrieron que Él había muerto, no tuvieron tiempo para llevar a cabo un rito que siempre se llevaba para acelerar la muerte de los que eran crucificados y era romperle las piernas, quebrarle las piernas para que saliera líquido, y aparentemente eso aceleraba el proceso ya de muerte de la persona que agonizaba.

El Señor murió antes de que los soldados pudieran hacer eso, porque Dios no quería que Su Hijo pasara por esa indignidad de que Sus piernas fueran quebrantadas de esa manera tan humillante. Pero ya Dios había puesto una ley, un orden, una orden en la Escritura en el Salmo 34, diciendo a sí Mismo: "Que Él guarda todos Sus huesos, ninguno de ellos será quebrantado."

Y aquí tenemos otra, que parecería como que está escrita en general para beneficio del propio salmista que la escribe o para nosotros que la leemos, donde el salmista dice también de esa misma manera que: "Dios no dejará mi alma en el Seol, ni permitirá que Su santo vea corrupción." La primera manera de interpretar eso es: bueno, el Señor nos saca a nosotros del Seol y no permite que nuestro cuerpo se deteriore y que se descomponga cuando morimos; es una bella promesa de resurrección.

Y dice la Palabra en el Libro de los Hechos, el apóstol Pedro en su primer sermón hablando acerca del Mesías que ha resucitado, aplica esa promesa que está ahí como en código, invisiblemente casi, y dice: esa Palabra la puso Dios allí hablando de Su Hijo Jesucristo, que Dios no dejó Su alma en el Seol, Dios no dejó que Su Cuerpo se pudriera en la tumba, sino que lo liberó, lo sacó a la vida otra vez. Y entonces nos aclara que esa Escritura fue escrita para profetizar lo que Cristo habría de experimentar de Su resurrección. Pero lo que yo quiero que meditemos un momento es, ¿cómo esto nos aplica a nosotros y a nuestra vida?

Los Domingos de Resurrección son un tiempo precioso para uno recordar lo que Dios hizo en la vida de Jesucristo, pero una de las cosas que más me gusta es que también nosotros podemos aplicarlo a nuestra propia vida. Sabemos ya lo principal y es que, la Resurrección de Jesús es un anuncio, un preludio a la resurrección definitiva de nuestras almas, nuestras vidas que nosotros hemos de experimentar en el día final. La Biblia dice que cuando la trompeta suene los muertos resucitarán también, se levantarán de su tumba, y que Cristo es el Primero, el Primogénito de entre los muertos.

Nosotros también podemos aspirar a nuestro día de resurrección. La muerte de Cristo y la Resurrección de Jesús nos recuerda que la muerte ha sido vencida, el sepulcro ya perdió su victoria y nosotros podemos aspirar a nuestra resurrección.

Pero miren hermanos, aquí está lo más importante y lo que yo quiero dejar en su corazón en esta mañana, y es que muchos de nosotros también experimentamos períodos de muerte en nuestras vidas. Muchos de nosotros pasamos por tiempos en que nuestra alma, es como que se encuentra en el Seol.

Para los antiguos, el Seol era como una región intermedia, era un lugar gris, como una especie de limbo donde la persona no estaba ni muerta, ni viva. No podemos entrar en todos los misterios de esto y de qué era exactamente lo que sucedía antes que viniera Jesucristo, y qué pasaba con las almas cuando morían, pero el caso es que la Biblia habla ciertamente de que cuando la persona muere, su alma simplemente no desaparece, o se queda ahí dormida simplemente inconsciente, hay otra cosa. Y el salmista está diciendo aquí en el Salmo 16: Dios no dejará permanentemente el alma, ni de Su Hijo ni de nosotros, porque el salmista está hablando de sí mismo allí, pero también esta hablando de todos los santos.

De paso, hay algunas versiones del Antiguo Testamento del hebreo original que no dicen: Él no permitirá que Su santo experimente corrupción sino que Sus santos experimenten corrupción, queriendo decir que nosotros también tenemos esa promesa. Pero lo que yo quiero señalar en esta tarde es que esa Palabra: Dios no permitirá que Sus santos vean corrupción, no la limite solamente a la idea de que su cuerpo no se va a destruir completamente, o que su vida no va a estar permanentemente en el Seol, no la interprete solamente como un anuncio de resurrección final. Yo prefiero también ver algo aquí bien, bien hermoso.

Esa palabra corrupción nos habla acerca del mundo en el cual todo se deteriora. Nosotros pasamos por tiempos en que nuestras emociones experimentan daño, pasamos por tiempos de sequía y de gris, donde parece que estamos en un valle de sombra de muerte. ¿Cuántos de nosotros no hemos pasado por crisis familiares, dificultades en nuestra vida, fracasos, tiempos de sequía financiera, tiempos en que hemos experimentado algún tipo de decepción, desánimo, algún tipo de traición? ¿Cuántos de nosotros no tenemos algún sueño quebrantado que hemos tenido que dejar detrás de nosotros?

Todos tenemos períodos de estar en limbo, todos tenemos períodos de estar como en la tumba, en un lugar gris como de indefinición. Por eso es que yo he querido atar este tiempo de celebración a la resurrección nuestra, como decía hace un ratito: nosotros hemos pasado también. Yo ciertamente he tenido tiempos, como lo he dicho ya con ustedes. Sabíamos que cuando entráramos en este tiempo de construcción íbamos a entrar en el Seol. Íbamos a entrar en un tiempo de dificultad y de oscuridad, y de prueba. Nuestro sistema iba a ser probado. Íbamos a experimentar quebrantamientos y peligros, íbamos a atravesar un desierto.

Y cuando yo terminé este tiempo, y yo sé que muchos de nosotros nos sentíamos así cuando primero llegamos a este lugar, estábamos como peregrinos cansados y llenos de polvo, hambrientos después del largo viaje, y tuvimos dificultad de entrar en el gozo de este lugar. Hubo un tiempo como de sequía, estábamos agotados y este lugar nos parecía extraño, porque habíamos estado en el Seol y todavía no podíamos disfrutar de este sitio, porque nuestras emociones estaban extrañas y difíciles.

Pero ahora que estamos aquí y en un día como hoy hermoso en que vemos este lugar lleno, y esta mañana fue igual, al celebrar nuestra propia resurrección nosotros podemos decir: Gracias Señor porque no dejaste nuestra alma en el Seol, no nos dejaste en la oscuridad, no nos dejaste en las tinieblas, no permitiste que nosotros experimentáramos corrupción. Y ciertamente yo veo que al contrario, Dios nos ha bendecido, Dios nos ha prosperado.

Y yo quiero animarte a ti en tu propia vida mi hermano, mi hermana, esto es lo que quiero enfatizar en tu corazón, que te acostumbres y te entrenes a ti mismo a vivir conforme a ese principio, conforme a esa promesa de que Dios nunca te dejará en el lugar de la tristeza. Nunca te dejará en el lugar de la pérdida, nunca te dejará en el lugar de la derrota, nunca te dejará en el lugar de los sueños perdidos, nunca te acomodes en ese Seol.

El propósito de Dios en tu vida mi hermano, mi hermana es que no importa lo que tú experimentes, no importa por donde tú pases, no importan los desiertos por los que tú pases, Dios quiere que te renueves cada día, que tú levantes alas como las águilas. No importa lo que tú has pasado en tu niñez, no importa qué dolores has experimentado, no importa que ahora tú estés luchando con algo fuerte en tu vida, no importa que tú estés en tu propio Seol en este momento; recuerda que Dios se compromete contigo a sacarte de donde quiera que tú estés.

La Palabra del Señor dice: "El que rescata del hoyo tu vida, el que sana todas tus dolencias, el que perdona todas tus iniquidades, el que sacia de bien tu boca, de modo que te rejuvenezcas como el águila." Hermano la ley, el principio por el cual tú vives una vez que estás en los caminos de Jesucristo es un principio de perpetua resurrección, de perpetua renovación.

Los hijos de Dios tomamos todas las experiencias de la vida y las tornamos en material para mayor gloria, mayor crecimiento, mayor bendición. Si nosotros cedemos y bajamos la guardia, y declaramos derrota innecesariamente entonces las pruebas se convierten en una maldición para nosotros. Pero si nosotros entendemos que el Señor está comprometido a sacarnos brillando como el oro de cualquier prueba, cualquier dificultad por la cual nosotros pasemos, veremos nuestra vida ir de ascenso en ascenso. Veremos como dice el salmista: "Porque la senda del justo es como la luz de la aurora, que va en aumento hasta que el día es perfecto."

Y para que nuestra vida pueda brillar de esa manera tiene que haber prueba, tiene que haber dificultad. Pero recuerda que esas pruebas vienen porque tu Padre te está disciplinando, te está discipulando, está tratando contigo para a la postre hacerte bien como dice la Palabra.

Dios a veces nos lleva por desiertos, Dios a veces permite que vengan circunstancias duras en nuestra vida, pero si nosotros tenemos ojos para ver y tenemos corazón para interpretar, veremos que todo eso es para levantarnos y fortalecernos. La Palabra del Señor dice: "Porque esta leve tribulación momentánea engendra en nosotros un cada vez más excelente y eterno peso de gloria." Aleluya.

El Señor te dice en esta mañana: Yo no quiero que tú permanezcas jamás en el Seol. Habrán Seoles en tu vida, habrán tiempos de dificultad pero recuerda que Yo estoy comprometido contigo, Yo te sacaré siempre del Seol. Mantén tu mirada puesta en Mí, no cedas jamás, no admitas derrota jamás. Yo no voy a permitir que tú experimentes corrupción.

De nuevo, si nos limitamos a pensar "corrupción" en el sentido de generamiento físico del cuerpo muerto estamos perdiendo toda la resonancia de esa maravillosa Palabra. Yo creo que el salmista escogió la palabra: corrupción, porque es una palabra que habla de decaimiento, deterioro, degeneración de cosas saludables y vivas como lo experimenta el cuerpo. Y a través de la vida nosotros vamos a experimentar corrupción, porque la vida muchas veces nos da golpes. Este es un mundo caído, estamos en un desierto, estamos peleando contra circunstancias, contra el pecado en nosotros y en nuestros semejantes, estamos peleando contra el principio del mal, estamos viviendo en una creación dice, que gime por el día de su liberación, está encadenada, y todos los que vivimos dentro de ella vamos a experimentar decaimiento y corrupción.

La ley de este mundo es: corrupción, todo se corrompe. Nuestros cuerpos se están corrompiendo continuamente, la belleza de la juventud, la frescura de la mirada, de la piel, todo eso se degenera. Como yo decía antes: los carros, usted los compra y desde que tocan la calle comienzan a degenerarse también. Nuestras células están continuamente decayendo.

Pero ¿sabes qué? junto con esa corrupción hay otro proceso que es un proceso de renovación continua, un proceso de resurrecciones continuas. Aún esas células que se degeneran son reemplazadas con otras células. El invierno que hemos pasado, un invierno crudo, cruel, difícil ¿verdad que sí? pero mire, ya el tiempo comienza a calentarse. Ya es el tiempo de otra vez, de las flores, de los árboles poblarse con sus hojas, de salir otra vez a la calle sin esos abrigos pesados que estamos ya locos por meterlos al clóset y olvidarnos de ellos; queremos volver al campo, queremos ir a la playa, queremos caminar por los lagos y sus alrededores. Y Dios siempre está renovando la naturaleza, y ese proceso de renovación Dios quiere que se dé dentro de tu vida continuamente.

Yo quiero comprometerme cada vez hermanos, a vivir una vida de perpetua renovación. Jamás cederé ni tú jamás cederás a esa idea de que con el paso del tiempo, nosotros tenemos como que ponernos más aburridos, más débiles, más tristes, más sobrios, tomar menos riesgos. ¿Sabe que eso es lo que pasa con la gente? con el paso de los años, después de que la vida nos ha dado unos cuantos azotes dejamos de soñar, mantenemos la cabeza bajita para que no nos den, no se den cuenta de que estamos caminando. Somos más cautelosos en las cosas que emprendemos. Dejamos de añorar y anhelar cosas grandes. Las tristezas y los dolores, y las pérdidas de la vida nos van quitando un poco del brillo y experimentamos corrupción. Nuestra mente se corrompe un poco y se degenera.

Pero Dios dice: Yo quiero renovarte, Yo quiero darte vida y resurrección cada día. Yo quiero hermano en esta tarde, comprometerte y comprometer esta Iglesia a avivamiento continuo, a renovación continua, ser mejores cada día, ser más grandes, más poderosos cada día, usar todo lo que el diablo nos tira y sacarlo de home run del campo, reciclar todo lo que experimentamos. Ser cada día mejores, más humildes, más amantes de Dios. Usar todo lo que nos venga, todo lo que suceda para aprender y ser más como Cristo. Ser una Iglesia que se renueve día a día.

Nunca vamos a ceder a los tiempos de sequía, de tristeza, de padecimientos o de pruebas, o de pérdidas, lo usaremos todo para ser mejores y más como nuestro Señor Jesucristo. Porque el Señor dice: Iglesia, Congregación León de Judá, Yo los he pasado por desiertos, ustedes han estado en ocasiones en tiempos de Seol, pero Yo estoy comprometido de no dejar su alma allí. Estoy comprometido a no dejarlos que se corrompan sino que voy a levantarlos cada día más y más.

Y les dejo con las palabras de promesa del salmista. En el Salmo 92, esto es para ti. Dios no quiere que te corrompas, Dios no quiere que te debilites, Dios no quiere que decaigas, Dios quiere que te comprometas cada día, no importa lo que estés pasando, no importa cuántas veces te hagas caído del caballo, vuelve a subir, porque la Palabra del Señor, la Promesa del Señor es: "El justo florecerá como la palmera" escuche esto "crecerá como cedro en el Líbano. Plantados en la Casa de Jehová, en los atrios de nuestro Dios florecerán, aún en la vejez fructificarán. Estarán vigorosos y verdes para anunciar que Jehová, mi fortaleza es recto y que en Él no hay injusticia."

El principio de la resurrección perpetua, el principio de la anti-corrupción. Dios tiene un anti-corrosivo que ha instalado en tu vida que se llama Cristo Jesús, Su Espíritu Santo, Su Palabra, y eso siempre te limpiará, siempre te sanará, siempre te restaurará, siempre te pondrá mejor, siempre levantará tu cabeza para que seas más y más útil al Señor.

La Palabra del Señor promete que la vida de los justos, los que aman al Señor, los que se comprometen con Él, la vida del hombre, de la mujer que ama al Señor dice: "Será como un árbol plantado junto a corrientes de agua" aleluya "que da su fruto a su tiempo, y su hoja no cae" gloria al Señor, porque siempre está bebiendo de las corrientes subterráneas del agua del Espíritu y de la Palabra de Dios, dice: "y todo lo que hace prosperará." Gloria al Nombre de nuestro Dios, amén.

Y te dejo con una última promesa de resurrección después de la muerte, te dejo con una última promesa de rescate del Seol cuando estés pasando y hayas pasado por tiempos de prueba, de dificultad. El Señor dice en Isaías 40 que: "Dios da esfuerzo al cansado, multiplica las fuerzas al que ya no tiene ningunas. Los muchachos se fatigan y se cansan, los jóvenes flaquean y caen, pero los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas, levantarán alas como las águilas. Correrán y no se cansarán, caminarán y no se fatigarán." Gloria al Nombre del Señor.

Esto es tiempo de Resurrección, aleluya, tiempo de rescate. Tiempo de celebrar la misericordia y la bondad del Señor, tiempo de esperanza, tiempo de esperar grandes cosas. Llena tu corazón de expectativa porque el Señor te dice: Yo sé los pensamientos que tengo acerca de ti, pensamientos de bien y no de mal para darte el fin que tú anhelas y deseas.

"Renúevate hijo de Dios, ponte de pie, hija de Dios, levanta tu mirada. Alzaré mis ojos a los montes. ¿De dónde vendrá mi socorro? "Mi socorro viene de Jehová" aleluya, "que hizo los cielos y la tierra. No dará tu pie al resbaladero ni se dormirá el que te guarda. He aquí no se adormecerá ni dormirá el que guarda a Israel. Jehová es tu guardador, Jehová es tu sombra, tu mano derecha. El sol no te fatigará de día, ni la luna de noche. Jehová te guardará de todo mal, Él guardará tu alma, Jehová guardará tu salida y tu entrada, desde ahora y para siempre." Aleluya, gloria al Nombre del Señor. Dios nos saca del túnel, Dios nos saca del Seol, Dios nos saca de la tumba, Dios nos saca del lugar del luto. Dios nos saca de los precipicios en que a veces entramos para servirlo a Él y pone nuestros pies sobre peña.

"Esperamos a Jehová pacientemente y Él escucha nuestro clamor, y nos saca del hoyo de la desesperación, del lodo cenagoso. Puso nuestros pies sobre peña, enderezó nuestros pasos. Puso luego en nuestra boca cántico nuevo, alabanza a nuestro Dios. Verán esto muchos y temerán, y confiarán en Jehová." Dios te bendiga, celebramos a nuestro Señor Jesucristo. Gloria al Nombre del Señor, aleluya, amén y amén.